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La versión de Perrault añade la famosa caperuza roja, y se dice por ahí que no es más
que un simbolismo de que a la muchacha le acaba de llegar el periodo y por tanto se ha
convertido en mujer. La niña trae en la cesta una torta y un tarrito de mantequilla. El lobo
se come a la abuela y después, disfrazado, pide a la niña que se meta en la cama con él.
Ella obedece, y cuando están los dos acostados ¡Se la come!
Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y quedó muy asombrada al ver la forma
de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo:
-Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!
-Es para abrazarte mejor, hija mía.
…
Observa que el cuento de Perrault mantiene el malvado final del cuento popular, pero
añade un elemento moralizante. Es más, Perrault puede haber sido el primero o de los
primeros en incluir moraleja a ese cuento. Caperucita roja se convierte en una advertencia
sobre los hombres. Podemos verlo bien claro en la moraleja en verso de Perrault.
Aquí las dos moralejas del cuento de Perrault, en el original del frances:
Ce que l’on voit dans cet écrit,
Est moins un conte en l’air que la vérité même;
Tout est beau dans ce que l’on aime,
Tout ce qu’on aime a de l’esprit.
Dans un objet où la Nature,
Aura mis de beaux traits, et la vive peinture
D’un teint où jamais l’Art ne saurait arriver,
Tous ces dons pourront moins pour rendre un cœur sensible,
Qu’un seul agrément invisible
Que l’Amour y fera trouver.
Dos traducciones:
Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son la presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van a la siga de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.
La niña bonita,
la que no lo sea,
que a todas alcanza
esta moraleja,
mucho miedo, mucho,
al lobo le tenga,
que a veces es joven
de buena presencia,
de palabras dulces,
de grandes promesas,
tan pronto olvidadas
como fueron hechas.
Por último vamos a comentar la versión de los Grimm, que es la más parecida a la actual
y que cada vez es más uniforme, menos rica en elementos endémicos, por culpa de su
difusión en el cine y televisión, que tiende a homogeneizarla. Jacobo Grimm era filólogo y
folclorista, su hermano Guillermo era poeta. Por eso sus versiones de los cuentos tienen
una atmósfera poética y un respeto por lo folklórico.
Citando el blog http://algundiaenalgunaparte.com/“La intención de los hermanos Grimm no
era divertir sino ofrecer una fuente académica a todos aquellos interesados en las
tradiciones alemanas y proporcionar un punto de partida para las comparaciones con
cuentos extranjeros, procurando ofrecer una documentación fiel a sus fuentes, aunque en
la segunda edición trataron de mejorar los cuentos y adaptarlos en lo posible a la niñez,
quizá obligados por las circunstancias económicas, pues el público infantil era mucho más
lucrativo que el académico o intelectual.”
Algunos cambios:
La mantequilla de la cesta es cambiada por una botella de vino.
La madre introduce una recomendación a Caperucita antes de partir,
promoviendo valores de enseñanza y disciplina, con una figura maternal más
destacada.
El lobo se pone las ropas de la abuela después de devorarla (la desnudez
desaparece) y se mete en la cama de ésta. Además Caperucita no se acuesta en
la cama con el lobo. La historia deja de ser parábola sexual para
transformarse en fábula familiar.
Se introduce la figura del leñador (en algunas versiones era el padre de
caperucita), que saca a la niña y a la anciana de la barriga del lobo y la rellena de
piedras, escena probablemente robada del cuento popular de los 7 cabritillos, que
termina de la misma manera.
Aquí el final de los Grimm:
...Pero no obtuvo respuesta. Entonces se acercó a la cama, y volvió a abrir las cortinas;
allí yacía la abuela, con la gorra de dormir bien calada en la cabeza, y un aspecto
extraño.
– Oh, abuela, ¡qué orejas tan grandes tienes!
– Para así, poder oírte mejor.
– Oh, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!
– Para así, poder verte mejor.
– Oh, abuela, ¡qué manos tan grandes tienes!
– Para así, poder cogerte mejor.
– Oh, abuela, ¡qué boca tan grandes y tan horrible tienes!
– Para comerte mejor.
No había terminado de decir esto el lobo, cuando saltó fuera de la cama y devoró a la
pobre Caperucita Roja. Cuando el lobo hubo saciado su voraz apetito, se metió de nuevo
en la cama y comenzó a dar sonoros ronquidos. Acertó a pasar el cazador por delante de
la casa, y pensó: “¡Cómo ronca la anciana!; debo entrar a mirar, no vaya a ser que le pase
algo”. Entonces, entró a la alcoba, y al acercarse a la cama, vio tumbado en ella al lobo.
.- Mira dónde vengo a encontrarte, viejo pecador! – dijo -; hace tiempo que te busco.
Entonces le apuntó con su escopeta, pero de pronto se le ocurrió que el lobo podía
haberse comido a la anciana y que tal vez podría salvarla todavía. Así es que no disparó
sino que cogió unas tijeras y comenzó a abrir la barriga del lobo. Al dar un par de cortes,
vio relucir la roja caperuza; dio otros cortes más y saltó la niña diciendo:
– ¡Ay, qué susto he pasado, qué oscuro estaba en el vientre del lobo!
Y después salió la vieja abuela, también viva aunque casi sin respiración. Caperucita Roja
trajo inmediatamente grandes piedras y llenó la barriga del lobo con ellas. Y cuando el
lobo despertó, quiso dar un salto y salir corriendo, pero el peso de las piedras le hizo caer,
se estrelló contra el suelo y se mató.
Los tres estaban contentos. El cazador le arrancó la piel al lobo y se la llevó a casa. La
abuela se comió la torta y se bebió el vino que Caperucita Roja había traído y Caperucita
Roja pensó: “Nunca más me apartaré del camino y adentraré en el bosque cuando mi
madre me lo haya pedido.”
Para terminar, una versión contemporánea del cuento de caperucita escrita por James
Finn Garner.
Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre Caperucita Roja y se la
comió.Moraleja: Aquí vemos que la adolescencia, en especial las señoritas bien hechas,
amables y bonitas, no deben a cualquiera oír con complacencia, y no resulta causa de
extrañeza ver que muchas del lobo son presa. Y digo el lobo, pues bajo su envoltura no
todos son de igual calaña, los hay con no poca maña, silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes con dulzura van a la siga de las damiselas hasta las casas y en
las callejuelas; mas, bien sabemos, que los zalameros, entre todos los lobos, ay, son los
más fieros”.