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Historia Del Síndrome de Asperger
Historia Del Síndrome de Asperger
Criterios diagnósticos
En la actualidad se mantienen discusiones teóricas que intentan determinar si
el S.A. debe considerarse o no como un trastorno diferente al trastorno autista
.
No existe ningún marcador biológico que nos permita detectar cuadros de S.A.
por ello su diagnóstico continúa siendo clínico, basado en el comportamiento
observado, en la historia del desarrollo y en el aspecto psicológico.
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ciertos contenidos. Rituales, actitudes perfeccionistas extremas que dan lugar a
gran lentitud en la ejecución de tareas. Preocupación por partes de objetos,
acciones, situaciones o tareas, con dificultad para detectar las totalidades
coherentes.
Problemas dela habla y del lenguaje retraso en la adquisición del lenguaje, con
anomalías en la forma de adquirirlo, lenguaje pedante, excesivamente formal,
inexpresivo, con alteraciones prosódicas y tonos extraños, ritmo y modulación.
Dificultad para interpretar enunciados literales o con doble sentido. Problema
de saber que hablar con otras personas.
Alteraciones de expresión emocional y motora limitaciones y anomalías en el
uso de gestos, expresión corporal desmañada, torpeza motora
Capacidad normal de inteligencia impersonal a menudo habilidades especiales
en áreas restringidas.
Hay que seguir definiendo los límites entre S A del autismo de alto
funcionamiento, unas de las claves seria el lenguaje. Si bien estos sujetos no
presentan alteración en los aspectos formales del lenguaje (estructura morfo
sintáctica y léxico adecuado) es común sus errores en el uso del lenguaje en
situaciones sociales.
Otro aspecto diferencial es la consciencia de diferencia que tiene los SA, si nos
basamos en estos puntos vemos que pertenecen también a los cuadros del
espectro autista. Faltan aún investigaciones que especifiquen con mayor
exactitud las características concretas en las áreas de relación social,
comunicación y lenguaje, flexibilidad mental y comportamiento.
No se trata de etiquetar con un diagnostico sino apuntar a la calidad de vida de
estas personas.
La infancia suele ser una etapa relativamente buena del S.A. a diferencia de lo
que sucederá más tarde en la pubertad y adolescencia.
Sus intereses su peculiar modo de comportarse y sus deseos de preservar la
soledad todavía no colisionan con sus pares y la vida en sociedad. Así los
primeros años de la niñez permite que pasen desapercibidos o mirados con
benevolencia determinada actuaciones que con el tiempo pasaran a ser
extrañas e incomprendidas.
El exceso de sinceridad, la incompetencia para dilucidar reglas de
interacciones sociales, los intereses reducidos, la inflexibilidad mental y
comportamental, o la ausencia de recursos para socializar al principio quedan
camuflados y confundidos entre las propias características y el desarrollo
evolutivo de cada niño.
Los padres y profesores empiezan a percibir que determinadas habilidades y
dificultades parecen anómalas o infrecuentes. Es importante lograr el
diagnóstico temprano para la comprensión del individuo, acerca de sí mismo y
lo del entorno.
Aunque algunas familias son conscientes de que a sus hijos les ocurre algo, en
la mayoría son las escuelas las que dan la voz de alarma generando una
situación de incertidumbre. El S.A. es una alteración que se hace más evidente
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sobre los 4 o 5 años, existiendo un desarrollo aparentemente normal durante
los primeros años de vida, por lo que a estas familias le resulta difícil asumir
que su hijo presenta una alteración del desarrollo que le acompañara toda su
vida.
En la mayoría de los casos van acompañados con un buen potencial cognitivo
y con capacidades especiales en algunas áreas.
“es un niño muy independiente al que no le gusta jugar con otros niños, algo
maniático, pero es muy listo”
La familia en esta etapa puede experimentar sentimientos de culpa que
persisten hasta que encuentran profesionales que los ayudan a interpretar las
conductas de sus hijos.
El diagnostico
Bibliografía