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Posiblemente esta meditación

sería un buen modo para com-


prender el significado profundo
que tiene el Rincón del Encuentro
en medio del océano de naufra-
gios de nuestra sociedad.

1. El proyecto de recoloni-
zar el mundo
Primavera de 1816. París -toda
Francia- yacía derrotada por el
hundimiento de la ambición del
imperio napoleónico, y ahora
estaba en manos de coronas,
aristocracias y voluntades corrup-
tas. El periodo de la Restauración
había comenzado su singla-
MEDITACIÓN DE LA BALSA DE LA MEDUSA dura y las potencias europeas
comenzaban una nueva ola de
colonialismo por todo el planeta
Una contemplación contra la exclusión intentando construir imperios
que una y otra vez chocarían
entre ellos, hasta llegar al horror
de la Segunda Guerra Mundial.
Una meditación sobre la mejor la realidad. En realidad, no
sería tanto una metáfora como Pero ese imperialismo no sólo se
exclusión cebaba contra los pueblos del
una serie de acontecimientos
Proponemos una meditación en mundo sino que también casti-
que revelan una estructura social
torno al célebre cuadro de Théo- gaba a los propios ciudadanos
determinada. Muchas de las
dore Géricault, El naufragio de de cada Estado, que sufrían un
vidas de las personas con las que
la Medusa. Fue pintado en 1819, nuevo periodo de represiones y
convivimos, que sufren exclusión,
tres años después de los trágicos un estado de progresivo empo-
si las conocemos en profundi-
sucesos, como una metáfora que brecimiento. Contra ellas se alzó
dad, proporcionan también una
denunciaba la situación socio- un ciclo de revueltas burguesas
historia que podría convertirse
política francesa, pero también y alzaron su voz en Francia Víctor
en una metáfora de nuestro
fue su intención plasmar la irre- Hugo, Zola o Balzac.
tiempo. Proponemos una medi-
ductible resistencia de la espe- En el conjunto de ese plan para
tación. Leer despacio este relato
ranza y de la dignidad humana restaurar el Antiguo Régimen
e ir explicitando qué significado
incluso en casos de injusticia absolutista y el nuevo colonialis-
puede tener el conjunto y los de-
extrema como el del episodio mo, en Francia, el gobierno de su
talles en nuestro mundo de hoy.
que relató. majestad había planeado recolo-
Decía John Lennon que si cada
Proponemos una meditación que persona meditara cinco minutos nizar Senegal. Para eso nombró
aplique la metáfora de Géricault al día nuestro mundo cambiaría. un nuevo gobernador para
a la situación de la exclusión Hagamos silencio alrededor de Senegal, un capitán de la ciudad
social hoy en día. Vamos a ir este relato y dejemos durante un portuaria de San Luis y se encargó
desgranando los hechos y mu- rato que nos dé una imagen del al Ministro de marina la orga-
chos de sus detalles, que tienen que Oscar Wilde consideraba el nización de una expedición que
una gran carga simbólica. Las mayor misterio de la humanidad: retomara los derechos de Francia
metáforas nos ayudan a entender la exclusión social. sobre dichos territorios. Se orga-
nizó una delegación que tenía colonia en la capital senegalesa responsable material de que la
por misión reivindicar la antigua de San Luis, en la desembocadura nave embarrancara. El Goberna-
colonia del Senegal. El Ministro de del río Senegal. Embarcaron en dor embarcó en La Medusa junto
la Marina Du Bouchage encargó a La Medusa a un contingente de con su esposa y su hija, portados
un amigo personal, el aristócrata soldados de bajo rango y a un por lacayos de librea que les
Chaumareys, capitanear una nave, nutrido grupo de pobladores transportaban sentados en sillas
La Medusa, que, acompañada por formado por agricultores, he- doradas. El pasaje de La Medusa
otras tres naves de apoyo, en- rreros, constructores, maestros, alcanzaba las doscientas cincuen-
cabezaría el convoy. ingenieros, etc., junto con sus ta personas. La distribución in-
La Medusa era una antigua fra- familias. El grueso del pasaje eran terna del buque era tan desigual
gata de guerra a la que habían esos soldados, entre los que había que había una gran cantidad
quitado los cañones para adaptar- italianos, españoles y hombres de pasajeros sin camarote, que
la a funciones de transporte. La descendientes de africanos se veían obligados a dormir en
expedición a Senegal estaba en- subsaharianos reclutados por la cubierta ateridos por el frío.
cabezada por La Medusa, seguida Napoleón. Mientras, los pasajeros de mayor
por otras tres embarcaciones: la El gobernador y un grupo de rango disfrutaban de cómodas
corbeta Écho, el bergantín Argus favoritos iba en la fragata, entre estancias. La fragata en sí, era una
y el transporte Loire. El Ministro ellos un nefasto personaje llamado alegoría de todo un pueblo.
de la marina enviaba en la fragata comandante Richefort, nombrado Conocemos el relato con minu-
todo un pueblo dispuesto para capitán de San Luis y que sería ciosidad gracias sobre todo al
reconstruir la civilización en la por su impericia y arrogancia el testimonio de dos de los excep-
cionales supervivientes de la para la navegación, pero tiene salvamento del gobernador y sus
Balsa, el cirujano Henry Savigny y una serie de riesgos que hay que favoritos. Fue entonces cuando se
el cartógrafo Alexandre Corréard. saber evitar. Entre ellos, unos hicieron conscientes de que había
Savigny había emprendido un bancales que sobresalen en me- tan sólo cuatro botes salvavidas.
diario para dar cuenta de la trave- dio del océano, de blancas arenas
sía, que le sirvió para llevar exacta que forma el viento traídas desde
cuenta de los numerosos detalles el desierto, en los que, si uno ar- 2. Echar un cable o cortar
de la tragedia. El primer signo riesga demasiado acercándose, amarras
que presagió el desastre lo sufrió puede quedar varado. Uno de Enseguida se manifestó el con-
un niño. A la altura de Finisterre la ellos es el banco de Arguin, a flicto: eran doscientos cincuenta
incompetencia del capitán y la in- veinte millas de la costa. Ensimis- pasajeros y en cada bote sólo
moralidad del gobernador habían mados por su orgullo, sin atender cabían unos cincuenta. ¿Qué
provocado, co n una violenta a las voces de los técnicos y el harían con los cincuenta res-
m a n i o b ra , tantes? Los
la caída de un técnicos propu-
niño al océano sieron solu-
y luego no ciones como
supieron ni que los botes
quisieron hacer fueran por
las maniobras turnos hasta la
suficientes para costa volviendo
rescatarlo. Ni a por pasajeros
las naves que hasta salvarlos
acompañaban a todos, pero
a La Medusa no fueron
podían ayudar, escuchadas. El
ya que hacía gobernador,
tiempo que las el capitán y
habían perdido sus favoritos
de vista y no decidieron no
navegaban arriesgarse a que
juntos, sino que se hiciese de
La Medusa fue llevada a la mayor temor de los pasajeros, el gober- noche, sino que se construyera
velocidad posible rompiendo la nador, el capitán y sus amigos una balsa y los cuatro botes la re-
flota. embarrancaron la fragata contra molcaran hasta la costa. Comen-
Los poderosos de La Medusa el arenal atlántico de Arguin, zaron a distribuir al pasaje en los
mostraban una arrogancia tal frente a la desembocadura del botes. Los llenaron con pasajeros
que no atendían a más razón que río Senegal. Aunque el tiempo ordenados de mayor a menor cat-
las propias y estaban dispuestos era magnífico y no había justifi- egoría hasta que ya no hubo más
a hacer una demostración de su cación alguna para haber llevado sitio. Pero no faltaron cincuenta
dominio. Eso condujo al desastre la fragata contra las arenas, era el plazas porque la distribución
a una nave, la Medusa, que ya de peor momento del año para em- fue desigual. Los cuatro botes
por sí tenía todas las condiciones barrancar porque era la estación de salvamento eran de distintas
para que un naufragio provocara de aguas vivas, el equinoccio de calidades; a mayor calidad, me-
una tragedia: despotismo de los primavera. nos pasajeros. En el primero, un
mandos, sin botes salvavidas que Los mandos no sólo se hicieron esquife capaz de travesías oceáni-
garantizaran la vida de todos, un sordos a los reproches, sino cas, aunque había mucho espa-
barco en el que la mayoría iba que intentaron culpar a todos cio, montaron sólo el gobernador
hacinada, etc. El estuario del río menos a ellos. Lo primero que y su familia, junto con sus lujosas
Senegal no es un paraje hostil ordenaron fue organizar el pertenencias y catorce remeros.
agua a los pudieran salvarse en la oscuridad.
muslos. No creían que pudieran salvarse
Tenían todos, sino que tenía que valerse
que cada uno por sus medios, tan
agarrarse distintos si veíamos a unos y otros
unos a pasajeros. Así que presionaron
otros para a las autoridades de cada bote
no caerse, hasta que finalmente se cortaron
“como y soltaron todos los remolques
borrachos que les unían a la balsa, dejándola
en danza”, a la deriva.
escribe
Arabella
Edge. Ni 3. La condición humana sin
siquiera condiciones
En el segundo bote, una pinaza, contaban con la más mínima ba-
Al comienzo los náufragos de
también transoceánica, dispusi- randa. Los maderos de la balsa no
la balsa se quedaron quietos
eron una defensa de veintisiete cesaban de crujir. Hubo un conato
creyendo que las primeras bar-
marineros escogidos encabeza- de rebelión cuando un grupo de
cas habían avistado un buque
dos por el capitán y los suyos, pro- ellos se echó sobre el capitán,
al que avisar para que vinieran
tegiendo la barca del gobernador. pero la barca de marineros escogi-
a salvarles. Nadie soltó el menor
En la tercera embarcación iban dos disparó sobre ellos obligán-
grito cuando se cortaron todos
unos cincuenta pasajeros distin- doles a retroceder.
los cables que se habían echado.
guidos. Finalmente, en la cuarta
Comenzaron a remar para re- La mayoría del pasaje estaba en
otros cuarenta y cinco pasajeros
molcar la gran balsa pero al poco medio del océano abandonado
con la categoría suficiente para
surgieron las dudas. El esquife por aquellos en cuyas manos
lograr esa posición, pilotada por
del gobernador no podía ir a la habían confiado su viaje. Incluso
un sobrecargo de la fragata. En
velocidad que imprimían sus al que había mandado construir la
total, ciento cincuenta personas
veleros, ante la impaciencia del balsa, el carpintero Lavillete, que
–el sesenta por ciento del total-
gobernador, quien indicó que creía que iba a ser recompensado
quedaron sin lugar.
se cortara el amarre con la balsa. aunque fuera con un pequeño
Los mandos ordenaron al En consecuencia de la tensión, puesto en uno de los botes, fue
carpintero de La Medusa al soltarse, “el esquife salió dis- también abandonado a bordo de
– L a v i l l e t t e - hacer una balsa parado hacia delante como saeta su obra.
usando los mástiles, cuerdas y arrojada por una catapulta.” La
Los náufragos, helados de frío,
tablas de la fragata malograda. A pinaza, al ver que el gobernador
no podían sentarse. La proa de la
media tarde comenzaron a mon- se libraba de la balsa, hizo lo
balsa en ningún momento salió
tar a la gente en los botes prim- mismo cortando cabos. Los otros
ero y en la balsa después. En su dos botes comenzaron a tener
relato, el cirujano Savigny denun- miedo. Por una parte no querían
cia el sarcasmo que supuso que perder el rumbo de las dos em-
el gobernador fuera la primera barcaciones principales y, por
persona en abandonar la fragata y otro, comenzaron a tener miedo
fuera arriado con honores sen- de que los náufragos de la balsa
tado en un sillón de terciopelo tiraran de las cuerdas hacia ellos,
rojo. les abordaran trepando por las
La balsa se mantenía a duras cuerdas o simplemente nadaran
penas a flote. El peso de los ciento hasta ellos y tomaran las barcas.
cincuenta naufragados provocaba Era el final de la tarde y la noche
que a todos ellos les llegase el estaba próxima y temieron que no
a superficie. Un trozo de mástil
se quería que sostuviera una
raída vela, pero ni uno ni la
otra pudieron hacer nunca su
función.
A lo largo de la primera noche
lanzaron una suerte de benga-
las y algunos incluso creyeron
ver que se acercaban a la costa
donde los otros tripulantes
habían encendido hogueras para
guiarles, pero la verdad es que la
balsa estaba siendo alejada por
las violentas corrientes del equi-
noccio expulsándola progresiva-
mente mar adentro. Esa primera
noche desaparecieron entre y quisieron autodestruir la balsa todos los irreparables daños
las crecidas olas sin dejar rastro hundiéndola para poner fin al que habían causado, se lamen-
alguno treinta de los pasajeros, sufrimiento colectivo. Otro grupo taron con lágrimas y cayendo
especialmente los más débiles: se opuso y lucharon con mos- de rodillas en medio de la balsa
mayores, mujeres y niños. quetes y hachas hasta aplacarlos. semihundida, justificándose
Durante la segunda jornada de Varios murieron víctimas de esa por haberse dejado llevar por
naufragio, varios se suicidaron pelea causando una gran sangría el pánico, enajenados sin saber
desesperados arrojándose al que atrajo a un abundante grupo qué era lo que hacían. El cirujano
océano. Un grumete llamado de tiburones. Así llegó la segunda Savigny y el cartógrafo Corréard
León, de doce años, perdió por noche, que fue más agitada fueron acercándose a los amoti-
accidente en medio de la mare- que la anterior. Los tablones se nados uno a uno perdonándoles y
jada, la brújula que usaba el iban soltando conforme las olas consolándoles con el argumento
cartógrafo para orientarse. Que- golpeaban la balsa y se formaba de que habían enloquecido por
daron, pues, a la deriva, sin cartas una trampa mortal, ya que algu- un estado febril. Fueron tirando al
de navegación. No les dejaron ni nos pasajeros metían la pierna mar los cuerpos de los que to-
el ancla de la Medusa. Perdidos hasta la ingle entre los maderos davía estaban en la balsa ocultos
sólo a la guía del Sol por el día rompiéndola o con tal presión bajo el nivel del agua. Se pusieron
y por la noche confiados única- que no se les podía sacar. Así, se en pie en el centro de la balsa y
mente ya a la estrella polar. gangrenaba y morían. Algunos rezaron un responso por cada uno
convencieron a otros pasajeros de los que ya había sucumbido al
A bordo de la balsa se habían para que acabaran con su vida naufragio.
trasladado desde la ensenada y su agonía. Amanecieron sólo
de la antigua fragata toneles con Alguna gente ya no se sostenía
sesenta náufragos vivos. El día en pie y se ponían en cuclillas,
agua, comida y vino, pero fueron anterior y la propia noche, la
perdiéndose bajo la violencia llegándoles el agua por encima
lucha entre ellos y el ataque de de la cintura. Por otra parte, al ser
de las olas. La segunda jornada, los tiburones, habían doblado el
un grupo extenso de náufragos tantos menos la balsa lograba
número de víctimas y se habían flotar mejor aliviando algo. No
decidió beberse un tonel de vino. llevado a sesenta almas más que
Borrachos, aturdidos, fueron obstante, el estado del oleaje y la
sumar a las treinta de la primera precariedad de la balsa no per-
cayendo por la borda, atacando noche.
a otros pasajeros y poniendo mitían que la ropa secase.
en peligro a la propia embar- Bajo el Sol de la mañana, el grupo La cuarta noche descargó una in-
cación. Hubo también un grupo de los amotinados fue cobrando tensa tormenta contra la balsa, en
de soldados que se conjuraron la razón poco a poco y al ver medio de la cual parte de la balsa
ellos, mientras no te mueras.”
La séptima jornada y su noche
volvieron, en cambio, a sufrir un
mar violento y murieron treinta
personas más. Ya sólo quedaban
veintisiete náufragos y la actitud
era de desesperada superviven-
cia. Pero todavía había quien
mantenía cierta autoridad como
muestra el siguiente episodio
sucedida durante ese día. Dos
soldados engañaron al resto
ingeniándoselas para beberse a
hurtadillas parte del poco vino
que quedaba y se racionaba
severamente. Tanto habían
tomado que les habían dejado sin
posibilidad de sobrevivir, aunque,
se descoyuntó. Nadie era capaz caído en el canibalismo también también era cierto que lo que
de prestar atención al que tenía al se desplomaron moralmente quedaba les hubiera dado para
lado, poniendo todas sus fuerzas llorando entre lamentos toda apenas cuatro días más. Ahora
en tratar de permanecer agarrado la noche. El grupo estaba total- sólo tenían para dos días. Los dos
a los maderos de la balsa. mente derrotado, adentrado en la soldados fueron ejecutados al
El quinto día trataron de pescar desesperación. momento y arrojados sus cuerpos
elaborando unos ingeniosos an- al mar. Aunque la balsa estaba
zuelos con las insignias de los sol- naufragada más allá de toda ley
dados, pero los sedales se liaron.
4. La amenaza de las medu-
y civilización, todavía un núcleo
También trataron de pescar un sas y el milagro de los peces luchaba por mantener el sentido
tiburón con una bayoneta, pero voladores de justicia hasta el final. El ciruja-
un enorme escualo se la tragó y se El sexto día trajo un regalo a los no Savigny estuvo hasta el último
perdió en las profundidades. Con- náufragos: un banco de peces momento atendiendo a los heri-
taban con una mínima reserva de voladores apareció sobre las olas dos y supervivientes si bien no
vino y habían administrado inclu- y pasaron por encima de la balsa para curar, sí al menos para frenar
so la orina que les permitía man- pudiéndose atrapar a muchos de el empeoramiento o tratar de evi-
tener a raya la sed, pero al quinto ellos, los cuales almacenaron en tar el sufrimiento terminal. Por la
día, la desesperación del hambre un barril. tarde un banco de medusas barrió
provocó que algunos comenzaran la superficie de la balsa hiriendo
a aprovechar la carne de algunos Por la noche el estado del mar insoportablemente a varios de los
de los caídos. Otros se negaron dejó que algunos, saciados con náufragos. Ya cualquier desgracia
a tal práctica y se comieron la los peces -aunque devorados hundía lo poco que quedaba en
ropa y el cuero de sombreros y crudos- pudieron dormir y soñar pie en muchos de los náufragos,
cinturones. Esa noche los ánimos algunos ratos largos. Me recuer- dejándose ir y morir. El carpinte-
estaban derrotados y el ingenio da aquellas palabras que Sam ro Lavillete acunó en su regazo
vencido, y pasó sin incidente al- Savage puso en boca del roedor al grumete León consolándose
guno. El remordimiento de varios protagonista de su novela Firmin: hasta que al final murió y fue
amotinados provocó que lanzaran “El mero hecho de masticar y arrojado al sueño del mar.
sus armas al océano liberándose tragar algo, aunque no alimente
de ellas y quedándose de rodillas el cuerpo, nutre los sueños. Y los El octavo y noveno día la
apesadumbrados sobre la super- sueños de comida son como cual- resistencia de los cuer-
ficie. Algunos de los que habían quier otro sueño: puedes vivir de pos quebró. La gangrena, l a
tia. Pero rieron poco después de la trage-
en esta dia. Cuando les desembarcaron
ocasión en la capital senegalesa, San Luis,
era fueron ingresados en un hospital,
realidad, a donde acudieron enseguida los
avisó oficiales franceses a tomarles tes-
a sus timonios que intentaran exculpar
compa- a las ya instaladas autoridades del
ñeros, gobernador, el capitán de puerto,
que se el capitán de la fragata y el resto
subieron de los tripulantes que les aban-
por los donaron. Reducidos a la mínima
barriles supervivencia tras la salvaje
forman- experiencia vivida, engañados,
do una chantajeados y amenazados, casi
todos firmaron excepto algunos
d e s h i d r a t a c i ó n , la inso- pirámide. Quitaron la lona y la que, incluso en sus extenuadas
lación o el frío que se habían agitaron en lo alto. Era el mástil condiciones, escaparon del hos-
llevado a muchos de sus com- de la nave Argus, que volvió a pital por miedo a aquellos que ya
pañeros, hacían insoportable desaparecer en el horizonte para les habían lanzado a la muerte en
la vida de los más fuertes. desesperación de todos. Pero una ocasión.
La destrozada vela fue arriada desde la torre de la Argus habían Alguno logró embarcar en otras
para hacer una tienda de cam- avistado la destrozada vela. Era el naves de vuelta a París. Alguno
paña que protegiera del Sol a los bergantín Argus, que, muy aleja- como Thomas, el Timonel, esca-
últimos supervivientes. Habían do del resto de la flota, navegaba paron tierra adentro y recorrieron
escrito en un precario papel un rumbo a Senegal. Orzaron hacia los desiertos hasta cruzar por el
breve relato de lo sucedido y lo la balsa y les fueron rescatando Estrecho de Gibraltar de nuevo a
clavaron en el mástil de modo uno a uno, dejando la balsa a Europa.
que si no se cumplía su última merced de las corrientes, dirigi-
esperanza de ser rescatados, lo éndose hacia el centro del océa- Cuando Savigny llegó a París,
sucedido pudiera llegar a manos no, a orillar a no sabemos dónde. publicó en el Journal des Dé-
de alguien que lo diera a cono- Pero seguro que a alguna tierra bats su testimonio del naufragio
cer al mundo. El décimo día sólo llegaría aquella nota clavada en -que luego constituirá parte del
quince personas sobrevivían en la el madero. Thomas, el Timonel, prefacio del libro que publicará
superficie de la Balsa de la Me- que había desempeñado tal ofi- sobre este suceso junto con el
dusa. cio por última vez en la fragata, cartógrafo Corréard-. En dicho
había luchado en los principales texto da cuenta como “No hay en
La mayor parte yacía bajo la lona
campos de guerra de Europa los anales de la Marina ejemplo al-
con que improvisaran una guar-
pero testimonió más tarde que guno de un naufragio tan terrible
ida, pero había algunos que no
en ninguna batalla nunca había como el de la fragata Medusa. En
habían visto vencida sus últimas
visto nada tan extremo, cruel e medio del más cruel de los su-
esperanzas y oteaban el hori-
inhumano como aquella trage- frimientos imaginables, tomamos
zonte. No sabían que nadie les
dia. la solemne resolución de poner
buscaba. De pronto uno de ellos
en conocimiento del mundo
–Thomas, uno al que llamaban
civilizado todos los pormenores
el Timonel- creyó otear en el
5. Sin testigos de nuestra infortunada aventura,
horizonte un mástil. Dudaba si
si es que los cielos tenían a bien
sería un espejismo. En distintas Tras diez días a la deriva, sólo
permitir que volviésemos a nues-
ocasiones había creído distinguir quedaron quince supervivientes
tra nación. Nos convencimos de
barcos en la lejanía pero sólo eran pero ahí no acabó su suplicio
que habríamos faltado a nuestro
engaños del deseo o de la angus- porque la mayoría de ellos mu-
deber, para con nosotros mismos
y para nuestros conciudadanos, que finalizó el famoso cuadro. Su tos, arrastrados a través de las
casi de haber relegado al olvido intención era realizar una serie incesantes mareas de las profun-
hechos que el público tenía que de bocetos y estudios “para un didades. En consecuencia, cabía
conocer.” óleo que revele, de una vez por pensar que también él podía estar
todas, la verdad sobre su terrible implicado en la suerte de cuantos
La reacción de la corte y el go-
experiencia”. Géricault localizó habían perecido a bordo; tal vez
bierno, al haber fracasado en su
incluso al carpintero de la balsa, había sido elegido, de un modo u
intento de acallar todas las voces,
Lavillette, y le hizo reconstruir otro, para ofrecer testimonio de
fue violenta. Atacaron a Savigny
parte de ella en los treinta metros parte de los vivos y de los muer-
difamándole para destruir la
cuadrados que tenía su estudio tos .”
credibilidad de su relato, acusán-
de Montmartre.
dole de difamación. Hicieron que Géricault se plantea varios en-
perdiera su empleo, se arruinara Arabella Edge explora con pro-
foques para plasmar el aconte-
y le hostigaron con la policía fundidad el proceso interno de
cimiento. En una primera idea,
secreta hasta que tuvo Géricault y supone en su mente el
buscaba presentarles
que esconderse ha- como héroes para
ciéndose invisible. poner de manifiesto
la miseria moral de lo
gobernantes. Tam-
6. La vocación de bién pensó en pintar
Géricault la escena de la lucha
Théodore Géricault entre los amotinados
había vuelto el verano alienados que querían
de 1818 de una larga autodestruir colecti-
estancia en Italia. Está vamente la balsa y el
en un momento crítico grupo de defensores.
de su vida. No sabe a Pero pensó que era
quién tiene que servir mostrar a los náufra-
con su pintura. El en- gos como culpables,
cuentro con el desastre criminalizarles de su
de La Medusa cataliza desgracia y no des-
todas sus potencialidades y le velar su verdadera naturaleza
siguiente pensamiento: “si quería
cambia la vida. Desde el primer de víctimas. Trató de hacer una
dar forma a la médula de aquella
momento capta totalmente su metáfora política, pero se dio
experiencia, lo primero que
atención. Tanto, que quiere cono- cuenta que convertirlo en un
debía hacer era comprenderla,
cer a los supervivientes ahora manifiesto ideológico le impediría
y cuando llegase el momento
naufragados en el océano de comprender realmente la historia
de elaborar el cuadro defini-
París. Su entorno le anima a que real de lo que ocurrió, incluyendo
tivo, habría de pintarlo como si
un hombre acomodado como él no sólo el heroísmo sino también
también él hubiera sido testigo,
y con una familia distinguida, se la tragedia de lo más oscuro de la
sobrevivido al naufragio . Necesi-
dedique a pintar a los poderosos condición humana. Otra opción
taba conocer la historia completa,
para lograr fama y prestigio. Pese sobre la que realizó borradores
la verdad desnuda; pero en aquel
a que le desaniman para que fueron los actos de caniba-
momento empezó a considerar
desista de su interés por entrar lismo, pero la descartó porque le
que ésta bien podía hallarse en
en contacto con estos náufragos pareció que, lejos de mostrar la
otro lugar, fuera de su alcance: en
para conocer en primera persona condición humana y el sufrimien-
el murmullo de otras voces que
los acontecimientos, se echó a la to por aquella injusticia, defor-
mudaban, se detenían y volvían
calle a buscarlos, los encontró y maba grotescamente la realidad
a empezar, y encontraban su eco
les ofreció alojarse en su propia desnudándola de la también
en los mansos susurros de la mar;
casa en Montmartre, donde resi- presente experiencia de super-
acaso en los relatos de los muer-
dieron una larga temporada hasta vivencia, solidaridad, heroísmo,
de casi todos los más de la sociedad, tratando de dejar
escondidos ánimos. Otros, en herencia una serie de retratos
en cambio, son pintados que salvan del olvido a los que
incapaces de salir de su casi nadie parece recordar.
dolor. El cuadro fue ter- En cuanto a Savigny y Corréard,
minado en 1819 y recibió vieron restaurado su honor tras
una distinción pública de el juicio, aunque a esas alturas ya
un régimen que, final- se habían convertido en personas
mente, había enjuiciado críticas con el régimen y parti-
al capitán y depurado ciparon en las revueltas liberales
responsabilidades. que iban a sembrar todo el siglo
Ésa fue su opción, pero francés. Publicaron un libro con
hubo otros pintores que su testimonio sobre el naufragio y
optaron por mostrar los fundaron una editorial que, como
otros aspectos que Géri- no podía ser de otra manera, tuvo
cault descartó. Cuando por nombre La Balsa de la Me-
Géricault expone su dusa.
cuadro en Londres, el
éxito no fue suyo sino Fuentes
resistencia y profunda humani- de un espectáculo en un teatro Los últimos cinco años han sido testigos
dad que también estuvo presente de un renovado interés por el naufra-
en el que a través de grandes gio de La Medusa y sus significados.
en medio de tal tragedia. cuadros se mostraba al público La fuente principal ha sido, desde el
comienzo, el testimonio de dos de los
En la novelación de Edge, el los episodios del naufragio en sus supervivientes, promotores, además, de
cirujano Savigny dice a Géri- más escabrosos aspectos. Géri- la editorial francesa La Balsa de la Medu-
sa, Henry Savigny y Alexandre Corréard
cault: “Quien observe el cuadro cault quiso presentar al mundo, quienes, en 1818, publicaron en francés
necesita tomar parte en nuestro en cambio, el mensaje de una Narrative of a voyage to Senegal in 1816.
esperanza capaz de resistir a las Hay versiones accesibles gratuitamente
sufrimiento.” Pero el pintor le dice en distintas plataformas de Internet
al cirujano que lo que ha pensado mayores injusticias; no quería como Gutenberg. En los últimos años
finalmente plasmar es el mo- hacer una metáfora del pueblo hemos asistido a la publicación de varias
obras de historia novelada. En español,
mento en que los supervivientes derrotado, sino de la invencible nos encontramos el libro de Carlos
ven el mástil del Argus, la nave dignidad de lo humano. Calvera (2005) El naufragio de La Medusa
(publicado por Abraxas en Barcelona).
que toma el nombre del anti- Géricault pintó una verdadera Traducido del inglés hallamos la novela
guo Argos que, capitaneado por narración justa sobre la injusticia. de Arabella Edge (2005) El naufragio de
La Medusa (Edhasa, Barcelona, 2008).
Jasón, encontró el Vellocino de No es una obra que cediera a la Acabado de publicarse en España en
oro. En vez de exhibir un cuadro propaganda, sino que interpreta 2008, es un relato novelado del naufra-
gio de La Medusa y de cómo Géricault
trágico de dolor, prefirió retratar en profundidad la condición hu- compuso su célebre lienzo. Todavía en
el anhelo que residía en el fondo mana. No reduce a los sufrientes inglés, están el libro de Jonathan Miles
de cada uno de los supervivien- (2008), The Wreck of the Medusa: The Most
a su miseria, sino que es capaz Famous Sea Disaster of the Nineteenth
tes, en sus actos de lucha por la de ver en ellos la potencialidad Century (publicado por Grove Press
vida, en sus actos de abnegación, en Nueva York) y el libro de Alexander
de sus anhelos que no se rinden McKee (2007) Wreck of the Medusa: Muti-
de resistencia, de mantenimiento hasta el final. Los rostros de los nity, Murder and survival on the High Seas
de la dignidad humana más allá personajes dejan ver también la (editado por Skyhorse Publishing). Pero
la fuente historiográfica más completa
de las más extrema condiciones. desesperación y las tristes modu- existente hasta la época ha sido puesta
Géricault realiza un cuadro en laciones de tan terrible drama. a disposición de los lectores en 2006
el que una pirámide de supervi- por Michel Hanniet, quien con su obra,
El futuro de Géricault cambió Le Naufrage de La Méduse, paroles de
vientes avista en el horizonte un rescapés (publicada en francés por Édi-
mástil de un buque, el mástil de a partir de ese cuadro. Aunque tions Ancre de Marine) ha sacado a la luz
murió apenas cinco años testimonios inéditos de los supervivien-
una esperanza que comienza a tes y ha revisado la versión dominante
asomar y que hace salir del fondo después, dedicó todo su tiempo que Savigny y Corréard transmitieron a
y pasión a retratar a los excluidos la opinión pública.

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