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Evaluar para Aprender PDF
Evaluar para Aprender PDF
Introducción
Para que la retroalimentación evidencie sus beneficios, tiene que ser una práctica
cotidiana que involucre activamente a los docentes y a los alumnos. Para involucrar al alumno
es necesario ofrecerle información sobre qué y como está aprendiendo y también mostrarle
ejemplos, criterios y referencias para que puedan autoevaluarse.
Entre las condiciones que pueden considerarse para que una retroalimentación sea efectiva se
pueden mencionar:
Para que los efectos de la retroalimentación sean visibles, es necesario sistematizar estas
prácticas con el objetivo de que se sostengan en el tiempo y se conviertan en un modo de
aprender.
Entre las actividades que pueden utilizarse en el aula para incluir prácticas de
retroalimentación se encuentran:
Las pistas: se ofrecen a los alumnos explicaciones, aclaraciones, pistas que os ayuden a
comprender, justamente qué es lo que deben aprender.
Preguntas sobre las tareas o sobre el proceso de aprendizaje.
Frases para elegir: se le ofrecen al alumno frases con el objetivo de orientarlo hacia
una elección y que a partir de ahí, mejore la comprensión de la consigna de su trabajo.
Mensajes con comentarios: se confecciona un banco de comentarios en el que se
registren las retroalimentaciones más frecuentes, preguntas, sugerencias.
Evaluar las retroalimentaciones utilizando por ejemplo una lista de cotejo,
preguntando “los comentarios que el docente me hizo, me sirvieron” si/no.
Organizar la agenda con el fin organizar el tiempo para poder recoger una cantidad
suficiente de información.
Protocolos: son instrumentos que ayudan a organizar las conversaciones, los
intercambios, los diálogos para ofrecer retroalimentaciones y recibirlas entre pares.
Ofrecer retroalimentación a los alumnos implica generar, ante todo, las condiciones para
que los mensajes sean eficaces y los diálogos, posibles. Para esto, el docente tiene que
construir un vínculo de confianza con los estudiantes, una comunicación fluida y un
intercambio de ideas, preguntas y dudas.
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Algunas herramientas prácticas que se utilizan con ese fin son las siguientes:
Los autores que se han dedicado a estudiar el aprendizaje estratégico. Entendido como
el desarrollo de competencias para aprender a aprender, resolver problemas y convertirse en
aprendiz autónomo, han observado que las creencias sobre la propia inteligencia inciden en la
capacidad de un sujeto para resolver problemas. Los alumnos que creen que la inteligencia es
una entidad fija, se es inteligente o no, experimentan los errores como fracaso y los atribuyen
a su propia capacidad. Los alumnos que creen que la inteligencia es incremental, se desarrolla
y puede aumentar, ante un error, encuentran un desafío que permite probar nuevas
estrategias y superarse.
Si se quiere que los errores sean el punto de partida para profundizar el aprendizaje,
deben convertirse en una oportunidad para dialogar, investigar, reflexionar.
“Quizá lo mas importante que podamos hacer como docentes es identificar los errores.
Identificar quiere decir que no siempre vamos a poder saber cuál es la causa de los errores. Pero en
algunos casos sí, y en la medida en que podamos categorizar los errores posibles, podremos enseñar”.
(Camilloni, 1994)
También ofrece a los alumnos guías y orientaciones para mejorar sus procesos y
avances y pretende desarrollar en ellos la capacidad de autoevaluarse y convertirse en
aprendices reflexivos y autónomos.