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No se trata de saber cómo es la trayectoria de un estudiante, de un profesor, sino quién es él, qué
significa para cada uno su recorrido y en qué relaciones se sitúa con el colectivo. Lo que interesa
es darle la palabra a ese alguien, escucharlos, caminar a su lado, entenderlo como sujeto
protagonista de una narración que tiene que ver con la manera a través de la cual da cuenta del
camino recorrido.
Quien acompaña trayectorias sólo despliega su pensamiento entre él mismo y los otros,
construye un dispositivo para promover pensamiento en común que modifica a todos los que se
hallan allí, dispuestos al trabajo, en torno a una “cosa en común”. Por lo tanto, el pensamiento que
se da entre trayectorias es de todos. Las condiciones del pensamiento demandan construcción,
encuentro, detenerse con otros para “armar” escenas, dispositivos, organizaciones provisorias que
sostengan el trabajo y a cada uno, en él, en medio de incertidumbres y apoyados en puntos de
certeza.
En la formación, la transmisión es una de las ideas que la sostiene, que la define. No solo se
transmiten conocimientos o modos de hacer, también se transmiten culturas, tradiciones,
novelas, historias, etc. Y el mayor desafío como formadores será aceptar que quienes reciben ese
legado, lo “re-tocan”, lo amoldan, lo transforman, en parte para garantizar el pasaje, en parte para
garantizar que pueda ser portado por quien lo recibe.
La inactualidad: Las autoras nos anuncian que el objeto de la formación se simboliza cuando este
estudiante ya es educador y ya no necesariamente tiene a sus formadores cerca, cuando ese alumno
se encuentra en una situación sin que su maestro lo acompañe. La trayectoria de un estudiante lo
lleva a ubicar una posición institucional que se puede pensar en más de un tiempo.
La finitud: Está marcada en una norma cuando ésta enuncia que un estudiante se debe promover
en tantos años, en cada uno de los niveles que atraviesa. También se expresa más allá de lo ideal en
la realidad del tiempo que un estudiante toma para finalizar cada nivel, que en algunos casos, será
más que el tiempo que pauta la norma pero que en algún momento, en este contexto que es el
instituto, la escuela primaria, la secundaria, el jardín, termina y egresa. Desde acá la formación en
su rasgo de finitud se traduce en un trayecto que tiene un tiempo en el marco de una institución,
que se hace cargo allí de algunas cuestiones sin intentar abarcar todo lo que la inactualidad pone
por delante como porvenir, es decir, que este itinerario, está determinado por este aquí y ahora, en
esta historia.
La trayectoria requiere de determinadas condiciones para que el estudiante la construya, según las
vicisitudes que el proceso formativo le pone. Pensar las trayectorias en relación con los dispositivos
nos lleva a advertir que es necesario ofrecer situaciones, en las cuales pueda construir un tipo de
relación con el saber.
El siguiente capítulo trata sobre la idea de las trayectorias como recorrido subjetivo e institucional,
lo que en un mismo movimiento hace a un sujeto y a una institución, la trama con la que ambos se
constituyen.
El trabajo de las trayectorias educativas acontece siempre entre sujetos e instituciones. Cada una
abre un recorrido que es situado, particular, artesanalmente construido y remite al mismo tiempo
a dimensiones organizadas que es donde la trayectoria se despliega.
Para pensar las trayectorias como recorridos subjetivos e institucionales, atravesaremos espacios y
lugares compartidos intergeneracionalmente, intersubjetivamente, en el lazo que arma lo social y
lo individual a la vez, lo colectivo y lo íntimo, en la transmisión de una herencia, de una cultura y de
una posibilidad de constituirse en ella como ser diferenciado.
Construir una identidad se vincula cómo nos pensamos a nosotros mismos enseñando o
aprendiendo en el marco de una cierta organización escolar. Lo que nos hace decir quiénes somos
y quiénes queremos ser, cómo nos proyectamos en alguien que es y va siendo a la vez,
inacabadamente, que no está aquí todavía, que está por ser.
Al decir sujeto tenemos que decir sujeto situado, siendo en una historia, constituido psíquica y
políticamente siempre en relación con otros y con el mundo, enlazado por la palabra y la narración,
la promesa y el sentido del encuentro sensible con esos otros. La subjetivación es, por el contrario,
una des-naturalización, un desplazamiento en relación a un “si mismo” no interrogado, para
encontrarse en el pensamiento y la palabra. Por ello, la subjetividad requiere de la palabra de otro
pero supone el rechazo a la repetición de esta palabra.
Subjetividad se articula así con legalidad. Las legalidades son intrínsecas a los procesos de
subjetivación y nos hacen posibles. Entendemos por legalidad a un ordenamiento simbólico que
habilita los encuentros, el movimiento que deviene de ellos y la búsqueda lo que humaniza los
espacios, establece límites de modo que cada uno pueda delinear su propio espacio, distribuye
responsabilidades y otras posibilidades.
Lo común es algo posible, en ocasiones virtual, necesariamente abierto, que demanda seguir
construyéndose, pero que sin embargo tiene unos límites y formas determinadas que permiten
sostenernos.
Crear un común, tiene que ver con crear un espacio de articulación distinto, complejo, de reunión de
singularidades que no se suman unas a otras ni se toleran simplemente por la obligación de vivir juntas
tampoco de sujetos que sacrifican su espacio subjetivo para entrar en una masa indiferenciada con
otros.
Acerca del ejercicio de la autoridad pedagógica: un encuentro de trayectorias
Sin el reconocimiento de la igualdad entre ambos en tanto seres de palabra, el acto educativo se
transforma en pura imposición de una jerarquía que vuelve “inferior” a quienes aprenden porque
necesita de la reproducción de relaciones jerárquicas para sostener los lugares inamovibles del saber-
poder. Es interesante pensar el lugar de la enseñanza de un maestro con la idea de texto borroso,
cuyas palabras se leen en parte, a medias recordadas y distantes aunque próximas.
Un texto escrito que lleva a otro texto escrito, y así. El maestro deja huellas que el tiempo guarda y
borra, imprimiendo en su lugar una escritura sobre la cual el alumno seguirá escribiendo.
Estas experiencias establecen un juego entre lo común y lo singular, lo que reúne y lo que
separa, lo sabido y lo ignorado. La igualdad actualizada atraviesa continuamente estas escenas. La
experiencia opera una división de lo sensible particular, todo está allí como siempre: la escuela, sus
tiempos, sus espacios, los alumnos y maestros o profesores, las aulas y las bibliotecas, los libros y las
palabras y las relaciones habituales.
La escena permite, según la lectura que se haga, ver capacidades en lugar de incapacidades, escuchar
palabras en lugar de ruido, advertir estrategias de la inteligencia como trabajo o en proceso con otros,
en lugar de déficit individuales. Las escenas muestran que lo sensible es una producción, que el mundo
que vemos y percibimos es una construcción posible entre otras y que variando las posiciones en las
escenas, lo percibido puede ser de otro modo y las capacidades desplegadas, asumidas por cualquiera.
Este capítulo abordó, por diferentes vías, los recorridos de la subjetividad como trayectorias donde las
identidades no están fijadas ni categorizadas de una vez por todas, donde la autoridad se desplaza
hacia la autorización en medio de escenas educativas que recrean permanentemente los lugares. Así,
la transmisión y la creación de lo común no se contradice con la experiencia de cada uno y la
singularidad construida en los "entres" de las organizaciones y los encuentros.
Entendiendo por acompañamiento a la revisión que se reconoce como trayectoria, con el peso propio
de un recorrido.
Un primer rasgo tiene que ver con una sensación, algo que se puede palpar. Se refiere a lo que cada
uno hace, de cómo formar parte es en algunos casos, más una cuestión discursiva que un hecho, que
se asocia al trabajo común con hacer acuerdos, estar de acuerdo, homogeneizar lo diferente. Otro
rasgo, se refiere a la nostalgia por el alumno que llega y la diferencia entre éste y el que se espera.
Si nos acercamos a los significados habituales de acompañar, estos tienen que ver con ayudar,
sostener, escoltar, asesorar, etc. En todos los casos se da por supuesta una actividad en el marco de
una relación. El trabajo del acompañamiento hace un doble movimiento: mirar desde dentro de la
situación y mirar de frente a la situación, como si uno invitara tomando de la mano al otro a salir de su
escena y no enfrentarse a ella en el sentido de enfrentar, sino de ponerse de cara a ella.
Desde aquí, acompañar, se asocia a un punto de partida que se abre. Y en este sentido es un espacio
de producción de determinado saber, con un encuadre que garantízale lugar de la terceridad. Y se trata
de un tipo de vigilancia sobre ese encuadre, sobre las posiciones, sobre los objetos de análisis, sobre
los propósitos, que hacen límite, en el sentido que se requiere de alguna prescripción anticipada que
simultáneamente dará lugar la posibilidad de movimiento.
Esta idea de acompañar a una trayectoria formativa se constituye en un espacio que tiene lugar para
algo no pensado, de una mirada que se recoloca. El acompañamiento tiene que ver en parte con
reconocer que se trata de un espacio en el cual quienes allí se encuentren. Tienen entre manos la
posibilidad de desmitificar los misterios que solo el experto aporta y el especialista conoce, para
adentrarse en la reflexión de lo que hacen. No se trata de modelos a seguir, sino sólo la punta de un
ovillo a seguir desarmando con todo el desconcierto y el acierto que este recorrido implica.
El despliegue del pensamiento es una de las vías del acompañamiento. Y esto puede afirmarse en dos
sentidos:
Ambas se encuentran relacionadas. Pensar con otros, sin el pensamiento de los que estuvieron antes,
de quienes hicieron su recorrido en otro momento, el pensamiento actual no podría tener lugar. Éste
siempre se sostiene en una historia, una herencia, una filiación que va más allá de los sujetos, aunque
los incluye. Ningún pensamiento es posible sin la precedencia de otros sujetos pensantes, sin la
preexistencia de formaciones colectivas del pensamiento sobre las que el sujeto podrá apoyarse.
Los contenidos están constituidos por recuerdos de percepciones pasadas. Dan forma, sentido,
establecen estructuras dinámicas “donde los contenidos de pensamiento pueden aparecer, adquirir
sentido, ser comprendidos y comunicados por el sujeto”, ayudan a ligar, a integrar lo interno y lo
externo de la experiencia, a transformar emociones en pensamiento.
Pensar a otros, es otra modalidad del acompañamiento, porque los reconocemos diferentes e
intentamos comprender sus motivos, sus necesidades, sus particulares, sus certezas.
Reconocer que una instancia de acompañamiento de una trayectoria puede a lo largo del tiempo ir
haciendo distintos recortes, por lo tanto haciendo foco en diferentes objetos o aspectos de la misma,
de manera tal que la interpelación que todo acompañamiento conlleva como intención no produce
por si misma el acto de análisis, de reflexión, de puesta en pensamiento, sino es de la mano de quien
decida poner en análisis ese material, producir otro texto.
No es una visita que se hace a una escuela para ver cómo marcha en su día a día, se trata de un acto
de intervención que permite abrir un espacio de terceridad, en el cual apela a otro y a otros para poner
en cuestión para reflexionar siempre generando condiciones para que esto ocurra.
Pensar entre trayectorias implica una lectura polifónica, construyendo una historia que no es
más que relato de relatos. Una trayectoria no se construye sólo desde una posición porque se
trataría de un simple despliegue de lo instituido sino justamente, haciendo escuchar la
resonancia de la simultaneidad de las voces. Las voces se atraviesan entre sí, hablan y son
habladas unas por otras.
La lectura entre trayectorias nos autoriza a entender esta historia, no como la historia de alguien con
inicio y final, sino como configuraciones que se anudan en diferentes puntos, donde puede darse una
confusión de registros en los mismos testimonios y donde puede haber tanto continuidades como
rupturas que inauguran otra continuidad, en otro registro.
Se habla de trayectoria como una manera de entender la formación que, si bien discursivamente tiene
un gran recorrido, desde la experiencia y las prácticas que se despliegan cotidianamente en las
instituciones educativas, requieren un volver a pensar, porque hay una brecha que no es posible
guardar “debajo de la alfombra”, entre lo que se dice, lo que se hace, se piensa, se espera.
Hablar de trayectorias hoy es poner el acento en ese necesario trabajo, porque en la trayectoria se
articular lo universal de la educación y las múltiples formas de encarnarlo en singularidades. Hay allí
numerosos “entres” por ser explotados.
Conclusión
Las autoras proponen pensar las trayectorias como recorridos subjetivos e
institucionales, lo que en un mismo movimiento hace a un sujeto y a una institución, la trama
con la que ambos se constituyen. Es imposible pensar la trayectoria en singularidad, ya que se
hace en el contacto con otros.
La lectura del libro me hizo dar cuenta que las autoras querían dejar en claro el sentido
de las trayectorias ya que muchas veces se cambian o utilizan conceptos por una simple
renovación o por “moda”. No se trata de saber cómo es la trayectoria de un estudiante, de un
profesor, sino quién es él, qué significa para cada uno su recorrido y en qué relaciones se
sitúa con el colectivo.
Un ejemplo muy claro, y que se refleja lo que postulan las autoras, es hablar de la
propia trayectoria.
Mi trayectoria comenzó el día que ingresé a jardín, desde allí hasta el día de hoy he ido
modificando, creciendo, sumando experiencias, aprendizajes, etc. Pero a pesar que sea
propia, no fue en solitario, sino fue en el contacto con otros en una institución determinada
con sus propias características y cultura. Por ejemplo, el haber formado parte de diversos
grupos, como en deporte, hizo que me relacionara con más personas y sumara experiencias
que eran las mismas para el grupo pero que en cada una repercutió de manera distinta.
Hoy en día mi trayectoria sigue construyéndose, y seguirá a pesar que el rol que pueda
llegar a tener en un futuro sea otro, ya que todos sabemos dónde comienza pero no dónde
termina. Lo que si el día de mañana estaré más relacionada con las trayectorias de los
estudiantes de educación secundaria, donde les dejare un legado que ellos luego lo retocaran,
modificaran para ser su propia trayectoria, así fue como lo hice y como lo continuo haciendo
en el profesorado.