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Hora de observación: medio día

En el mercado de magdalena podemos observar que el rango de las edades de las personas que
acuden a este lugar es muy amplio, aproximadamente de 1 – 80 años de edad. Entre los asistentes
pudimos observar desde bebés que eran llevados en coches hasta personas mayores. Por otro
lado, las edades de los vendedores oscilan entre los 15 y 60 años. Tanto los vendedores como los
clientes vestían ropa informal. Los vendedores usaban ropa cómoda y sandalias o zapatillas.
Algunos de los clientes usaban lentes de sol. El mercado estaba dividido en diversas áreas (carnes,
frutas, verduras y abarrotes). El piso se encontraba sucio debido a los productos que ofrecen. En la
sección de carnes, se podía sentir un aroma poco agradable porque las carnes y las vísceras de los
animales se encontraban expuestas sobre mesas y en ganchos sin refrigerar. Asimismo, en esta
área había muchas personas comprando y todos los pasadizos estaban conglomerados. Los
vendedores conversan con sus clientes, bromean y, también, interactúan con las personas que
pasan cerca a sus puestos ofreciéndoles sus productos diciéndoles que son frescos. Por este
motivo, el ambiente era bullicioso y se escuchaban las conversaciones de las personas y
ocasionalmente una que otra risa o llantos de bebés. Además, pudimos notar que los vendedores
de frutas y verduras estaban en constante movimiento para atender a sus clientes; mientras que
los demás se mantenían dentro de sus puestos. Del mismo modo, pudimos notar que los
vendedores que no interactuaban con las personas de su alrededor no tenían muchos clientes.
Igualmente, observamos que había vendedores que no tenían puestos y ofrecían sus productos en
los pasillos, algunos caminaban y otros se mantenían en un solo lugar. También, pudimos notar
que los vendedores eran amables con las personas. En el mercado no solo encontramos frutas,
verduras y carnes; también pudimos encontrar una peluquería, tiendas que venden accesorios
tecnológicos, servicios de sastrería y una tienda para mascotas (comidas, ropa, camas, correas,
etc). También pudimos observar que las costureras eran mujeres en su mayoría. La mayoría de los
pasillos eran muy transitados y había muchas personas, pero en algunos, no había clientes y los
vendedores conversaban entre ellos o leía el periódico. Por otro lado, las personas no solo acudían
al mercado para comprar sino también iban a comer, había puestos que vendían tamales, sopas,
ceviches, etc. De la misma manera, había una tienda que ofrecía hierbas medicinales y en otro
pasillo encontramos una oficina con una computadora.

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