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GIARDIASIS

La giardiasis es una infección del intestino delgado, que es causada por el protozoario
flagelado Giardia lamblia.

La giardia intestinalis – también conocida como Giardia Lamblia o Giardia duodenalia –


es un protozoo parásito.
La giardia puede infectar el intestino y provocar la giardiasis, que es una infección
intestinal (gastroenteritis).

Giardia lamblia se encuentra en dos formas:

 Una forma activa llamada trofozoíto,


 Una forma inactiva llamadas quiste.

El trofozoíto activo se adhiere a la pared interior del intestino delgado. El trofozoíto no


puede vivir mucho tiempo fuera del cuerpo.

El quiste inactivo puede resistir durante largos períodos fuera del cuerpo.

Después de la ingestión, la acidez del estómago y la enzima proteasa causan la


apertura del quiste que libera un trofozoíto. Basta con ingerir sólo diez quistes para
causar la infección.

En el intestino delgado la giardia se adhiere a la pared intestinal, se multiplica y


produce las siguientes consecuencias:

 Daña las vellosidades intestinales de la mucosa (pared interior).


 Inhibe la absorción de los nutrientes.
 Reduce la producción de las enzimas digestivas producidas por la mucosa
intestinal, incluido la lactasa que sirve para digerir la lactosa.

Los trofozoítos producen los quistes, estos pasan a las heces y pueden infectar a otras
personas.

Mecanismo de propagación y transmisión

La transmisión se produce principalmente por la ingesta accidental de los quistes


presentes en el agua o los alimentos contaminados.

Una vez que la persona se ha infectado, el parásito vive en el intestino y se excreta en


las heces. También puede transmitirse de persona a persona por vía fecal-oral (manos
u objetos contaminados), principalmente por escasa higiene personal. Además, puede
darse la transmisión entre el hombre y los animales (zoonosis).

Los artrópodos facilitan la dispersión y transmisión de los quistes mediante la


contaminación de alimentos.

Se sospecha que la transmisión por vía aérea, a través de la inhalación de bioaerosoles,


puede ser posible, debido a casos de contagio que se han producido en trabajos de
laboratorio con muestras contaminadas.

El periodo de mayor contagio o transmisión es a finales del verano y principios de


otoño.

Manifestaciones clínicas
Medidas preventivas generales
Control higiénico sanitario del agua, los alimentos y los animales.

LA MALARIA
Historia: La malaria llegó al Perú junto con los españoles, en el siglo XVI, diseminándose por
toda la costa y los valles interandinos. El principal síntoma era la aparición de fiebres
intermitentes que, por aquellos tiempos, se curaba utilizando un polvo hecho a base de la
corteza de un árbol: la quina. A medida que la población migraba hacia la región amazónica en
busca de nuevas oportunidades, el dominio de la malaria se seguía extendiendo.

Agente: Es una enfermedad no contagiosa, provocada por un protozoario (Plasmodium) del


cual existen 4 especies patógenas para el Hombre: P. falciparum, P. vivax, P. malariae y P.
ovale.

Transmisión: Es transmitida por la picada de la hembra de un mosquito (Anopheles), que


necesita de la sangre, que succiona con la picada, para incubar sus huevos, y que pica
principalmente entre la puesta del sol y el amanecer.

P. falciparum es el parásito causante del paludismo más prevalente en el continente africano.


Es responsable de la mayoría de las muertes provocadas por el paludismo en todo el mundo.

P. vivax es el parásito causante del paludismo dominante en la mayoría de los países fuera del
África subsahariana.
Período de latencia

La malaria en humanos se expresa en dos fases: una fase extraeritrocitaria (hepática) y una
fase eritrocitaria. Cuando un mosquito infectado pica a un humano, los esporictos son
inyectados a la piel y de ahí pasan al torrente sanguíneo hasta llegar al hígado. Treinta minutos
después de haberse introducido en el huésped humano, infectan los hepatocitos,
multiplicándose asexualmente y asintomáticamente durante un periodo de entre 6 y 15 días.
Una vez infectado el hígado, estos esporocitos se diferencian a merocitos que rompen los
hepatocitos para ser liberados al torrente sanguíneo, donde infectan a los glóbulos rojos.

Algunos Plasmodium de las especies P.vivax y P.ovale no empiezan directamente con la fase
extraeritrocitaria de los merocitos, si no que producen hipnocitos que entran en una fase de
dormancia que puede durar varios meses (normalmente entre 6 y 12) o incluso años después
“despiertan” y producen merocitos siguiendo el ciclo antes explicado.

Período de expresión

En el momento en que los merocitos pasan a la sangre, comienza la fase eritrocitaria. Una vez
dentro de los glóbulos rojos, los merocitos siguen multiplicándose asexualmente y rompiendo
los eritrocitos para liberarse en oleadas de parásitos que infectan nuevos glóbulos rojos sanos.
Estas oleadas son las que provocan los síntomas de fiebre, anemia y vómitos.

El parásito de la malaria está relativamente protegido del sistema inmunitario humano porque
pasa la mayor parte de su ciclo dentro de las células, ya sean los hepatocitos o los eritrocitos,
de modo que son difíciles de detectar. De todas maneras, las células sanguíneas infectadas
serían detectadas y destruidas en el bazo, pero el Plasmodium ha conseguido evitar este
proceso generando unas proteínas de membrana que se adhieren a las paredes de los
capilares, provocando que el eritrocito infectado se quede allí anclado y no circule por los
vasos sanguíneos, de modo que no pueda llegar hasta el bazo. Esto es lo que produce las
hemorragias más complicadas de la malaria. El bloqueo de los vasos sanguíneos también
puede producir problemas placentarios y cerebrales, siendo estos últimos los que conducen a
los casos de coma.

Algunos merocitos se diferencian en gametocitos masculinos y femeninos pudiéndose dar


recombinaciones genéticas dentro del estómago del mosquito. Los gametos se fusionan dando
lugar al esporocito, que migra del estómago a las glándulas salivales del mosquito y vuelve a
comenzar el ciclo.

Prevención

La lucha antivectorial es el medio principal de reducir la transmisión del paludismo. Si la


cobertura de las intervenciones de esta índole es suficiente en una zona determinada, se
protegerá a toda la comunidad.

La OMS recomienda proteger a todas las personas expuestas a contraer la enfermedad


mediante medidas eficaces de lucha antivectorial. Para el control efectivo del vector,
recomienda proteger a toda la población que se encuentra en riesgo de infectarse. Hay dos
métodos de lucha contra los vectores que son eficaces en circunstancias muy diversas: los
mosquiteros tratados con insecticidas y la fumigación de interiores con insecticidas de acción
residual.

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