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Walden
No puedo deciros lo que soy, más allá de un rayo de sol. Lo que soy, lo soy,
y no lo digo. Ser es la mejor forma de explicarse.
He de confesar que no hay nada que me resulte más ajeno que mi propio
cuerpo. Siento más afecto por casi cualquier fragmento de la naturaleza.
No vine a este mundo para convertirlo en un buen lugar donde vivir, sino
para vivir en él, sea bueno o malo.
«Desobediencia civil»
De vez en cuando, contemplo la tierra prometida, pero no siento que esté
viajando hacia ella.
«Desobediencia civil»
Walden
Creo que está en mis manos alzarme a mí mismo en este preciso instante
sobre el nivel más común de mi existencia.
10 de abril de 1853
Aquí estoy, con treinta y cuatro años, y, sin embargo, mi vida apenas ha
comenzado a desarrollarse. ¡Cuánto alberga su germen! Hay una distancia tan
grande entre mi ideal y la realidad, en muchos aspectos, que podría decir que aún
no he nacido.
27 de marzo de 1848
«Caminar»
Confío en que se dé cuenta de lo exagerado que soy, que exagero las cosas
cada vez que tengo oportunidad de hacerlo, que apilo el Pelión sobre el Ossa para
alcanzar así el cielo. No espere de mi parte una verdad trivial, a menos que me
encuentre en el estrado de los testigos. Soy tan incapaz de mentir como usted de
gobernar un coche de cuatro caballos.
10 de abril de 1853
Un joven conocido mío, que ha heredado varios acres, me confesó que
pensaba que él también debería vivir como yo lo hago, y que lo haría si tuviera
medios para ello. No quisiera en forma alguna que nadie adoptara mi modo de
vivir, pues, más allá de que antes de que aquél lo haya aprendido bien yo puedo
haber encontrado ya otro distinto, prefiero que en el mundo existan tantas
personas diferentes como sea posible, y que cada una se ocupe de encontrar y
proseguir su propio camino y no el de su padre, su madre o su vecino.
Walden
Sólo me conozco a mí mismo como entidad humana (el escenario, por así
decirlo, de pensamientos y afectos) y sé que existe una cierta dualidad en virtud de
la cual me mantengo tan alejado de mí mismo como de cualquier otra persona. Por
muy intensa que sea mi experiencia, soy consciente de la presencia y crítica de una
parte de mí como si no fuera parte de mí, sino un espectador que no estuviera
compartiendo la experiencia sino tomando nota de ella, y eso no es más yo de lo
que sois vosotros.
Siento que mi vida es muy sencilla y mis placeres, muy baratos. Alegría y
pena, éxito y fracaso, grandeza y mezquindad y, de hecho, la mayoría de las
palabras de la lengua inglesa no significan para mí lo mismo que para mis vecinos.
Estoy tan unido a mi forma de pasar el día (necesito unos márgenes de ocio
tan amplios y un guardarropa de prendas viejas tan completo), que no estoy bien
preparado para salir afuera. A veces resulta agradable quedarse en casa, sentado
todo el día sobre un único huevo, en tu propio nido, aunque al final pueda resultar
ser un huevo de mentira.
27 de septiembre de 1855
Cómo vivir, ¡cómo obtener el máximo de vida!, como si tuvieras que enseñar
al joven cazador a atrapar a su presa. Cómo extraer la miel de la flor del mundo. A
eso me dedico todos los días. Me afano en ello como una abeja. Deambulo por los
campos con esa misión y nunca me siento tan feliz como cuando me noto cargado
de miel y cera. Soy como una abeja que pasa todo el santo día buscando los
dulzores de la naturaleza.
Walden
Veo a un zorro cruzar el camino bajo la luz del ocaso… Siento un cierto
respeto hacia él, porque, a pesar de ser tan grande, sigue siendo libre y salvaje en
medio de todos nosotros, y también por su originalidad, en lo que respecta a
cualquier parecido con nuestra raza. Tal vez por ese motivo me caiga mejor que su
primo domesticado, el perro.
Los ratones que merodeaban por mi casa no eran de los que llaman
comunes, que parece ser que, en su día, fueron traídos a este país, sino ratones
nativos y salvajes de los que no se encuentran en la ciudad. Envié un ejemplar a un
distinguido naturalista que expresó gran interés. Cuando estaba construyendo mi
casa, descubrí que uno de ellos tenía su nido justo debajo y, antes de que hubiera
fijado la segunda capa del suelo y barrido las virutas, solía salir a la hora del
almuerzo para buscar las migas a mis pies. Es probable que yo fuera el primer
hombre que veía, pero congeniamos pronto, hasta el punto de corretear sobre mis
zapatos y mis ropas. Era capaz de encaramarse a las paredes de la habitación con
pequeños saltos, como una ardilla, a la que se asemejaba en muchos movimientos.
Al poco tiempo, un día que estaba acodado sobre un banco de trabajo, subió por
mi ropa, recorrió una manga, comenzó a dar vueltas en torno al papel que aún
envolvía mi comida y juntos jugamos con él al escondite, hasta que cogí un trozo
de queso con los dedos, se acercó, lo mordisqueó sentado en mi mano, se limpió
después el hocico y las patas, como si fuera una mosca, y se marchó.
Walden
Tanto da que sea fácil o difícil el trabajo de un hombre; tanto da que éste se
sienta feliz o infeliz: siempre habrá un pájaro que le cante mientras está trabajando.
Aunque vivo en el bosque, no observo las aves con tanta atención como en el
pasado; me contento con oírlas de vez en cuando por la noche.
Walden
Me alegra que haya búhos. Que ululen idiota y maniáticamente para los
hombres. Es un sonido que conviene a la perfección a los pantanos y los bosques
oscuros que el día no llega a iluminar, y que sugiere una naturaleza vasta y
primitiva que los hombres no han reconocido. Representa el inhóspito crepúsculo
y los pensamientos sombríos que todos cargamos.
Walden
¡El primer gorrión de la primavera! ¡El año comienza con una esperanza más
joven que nunca! Los tenues trinos plateados del azulejo, del gorrión melódico y
del zorzal alirrojo se escuchan en los campos húmedos y casi desnudos como si
fuera el tintineo de los últimos copos del invierno. En una época como la nuestra,
¿qué son las historias y las cronologías, las tradiciones y todas las revelaciones
escritas?
Walden
¿No estaría bien llevar conmigo un catalejo para observar las aves con mayor
nitidez, ya sean patos o halcones? En algunos aspectos, me parece que sería mejor
que un arma. La segunda te los acerca muertos; el primero, vivos. Es más fácil
identificar las especies matando al ave, porque es un espécimen muerto que se
describe minuciosamente, pero sus hábitos y apariencia se estudian mejor en un
espécimen vivo.
Musketaquid
3
ESCRIBID
Un diario es un libro que contendrá un registro de toda vuestra alegría, de
todos vuestros gozos.
¡Qué vano resulta sentarse a escribir cuando no te has levantado para vivir!
Se me antoja que, en el momento en el que mis piernas empiezan a moverse, mis
pensamientos empiezan a discurrir.
«Caminar»
Observo que utilizo muchas palabras, con el fin de enfatizar, que en realidad
no añaden nada a la fuerza de mis frases y que éstas parecen aliviadas en cuanto
suprimo aquéllas. Palabras con las que expreso mi estado de ánimo, mi convicción,
en lugar de la simple verdad.
Los pensamientos de un hombre no son nunca nuevos, pero el estilo con que
se expresan es la novedad, siempre infalible, que alegra y revitaliza a los hombres.
16 de noviembre de 1857
Musketaquid
¡Cuántas personas te aconsejan que publiques para los demás! ¡Qué pocas te
aconsejan que te ocupes de ti mismo!
En esta parte del mundo resulta intolerable que los escritos de un hombre
admitan más de una interpretación.
Walden
24 de septiembre de 1843
Walden
¿Cuál es el gran atractivo de las ciudades? Es una verdad universal que los
seres humanos degeneran en ellas, indefectiblemente, y que no propagan su
especie. Y, sin embargo, prevalece la tendencia hacia la vida urbana, ya sea
trasladándonos a Boston o permaneciendo en Concord.
No siento más aprecio por la ciudad cuanto más la veo, sino al contrario. Es
mil veces peor de lo que habría imaginado. Los cerdos que hay por la calle son la
parte más respetable de la población. ¿Cuándo aprenderá el mundo que un millón
de hombres carece de importancia en comparación con un solo hombre?
Carta a Ralph Waldo Emerson,
Aunque la ciudad me resulta igual de poco atractiva que siempre, veo menos
diferencias que antes entre una ciudad y algunas de las ciénagas más lúgubres. Es
una ciénaga demasiado lúgubre y sombría, incluso para mí.
Temo que quien camine por estos campos dentro de un siglo no conozca el
placer de coger manzanas silvestres. ¡Pobre hombre, hay muchos placeres que no
conocerá!
«Manzanas silvestres»
Veo que la generación que está creciendo en esta ciudad desconoce lo que es
un roble o un pino, al haber visto únicamente especímenes inferiores.
¿Contratamos a un hombre que dé clases de botánica, por ejemplo, sobre los
robles, nuestras plantas más nobles, mientras permitimos que otros talen los
escasos y mejores especímenes de estos árboles que quedan? Es como enseñar latín
y griego a los niños al tiempo que quemamos los libros escritos en esas lenguas.
Huckleberries [Arándanos]
Salvaría antes a uno de estos halcones que a cien pollos y gallinas. Merece
más la pena verlos planear, sobre todo ahora, que tanto escasean en el paisaje. Es
fácil comprar huevos, pero no halcones hembra. ¡Mis vecinos no dudarían en
disparar al último par de halcones hembra que quedara en la ciudad con tal de
salvar a unos cuantos pollos! Pero una economía así es limitada y rastrera. Supone
sacrificar, innecesariamente, el mayor valor por el menor. Yo preferiría no probar
nunca la carne de pollo ni los huevos de gallina antes que no volver a ver un
halcón surcando las alturas. Esa visión vale muchísimo más que una sopa de pollo
o un huevo cocido.
¡Las hileras mismas de sauces podados cada tres años para obtener
combustible o pólvora, y todo gran pino y roble, u otro árbol del bosque, talado de
la memoria del hombre! Como si se fuera a permitir a los especuladores que
exporten las nubes del cielo, o las estrellas del firmamento, una a una. Nos
veremos reducidos a roer la corteza misma de la Tierra para alimentarnos.
Los hombres y los jóvenes aprenden todo tipo de oficios, pero no cómo
convertirse en hombres. Aprenden a levantar casas, pero no están bien alojados, no
son felices en sus casas, como lo es una marmota en su hoyo. ¿De qué sirve una
casa si no dispones de un planeta decente donde levantarla, si no soportas el
planeta en el que está?
20 de mayo de 1860
¿Cuáles son los elementos naturales que hacen que una comarca sea
hermosa? Un río, con sus cascadas y sus praderas, un lago, una colina, una peña o
rocas sueltas, un bosque y viejos árboles en pie. Esas cosas son bellas; tienen un uso
elevado que los dólares y centavos no representan jamás. Si los habitantes de una
ciudad fueran sabios, tratarían de conservar esas cosas, aunque fuera a un coste
considerable; porque tales cosas enseñan mucho más que cualquier predicador o
profesor que se contrate o que cualquier sistema educativo reconocido en la
actualidad.
Dice el catecismo que el fin principal del hombre es glorificar a Dios y gozar
de él para siempre, lo que, claro está, se aplica sobre todo a Dios tal y como lo
vemos en sus obras. ¡Sin embargo, con todos los bellos insectos (mariposas y otros)
que Dios ha creado y puesto ante nuestros ojos, el Estado únicamente dedica
dinero a escribir sobre los que resultan dañinos para la vegetación! Así es como
glorificamos a Dios y gozamos de él para siempre. Venid hasta aquí y contemplad
mil mariposas de vivos colores y otros hermosos insectos que pueblan el aire, y
luego id a las bibliotecas y ved qué tipo de oración y glorificación a Dios hay allí
guardado. Massachusetts ha publicado un informe sobre «Insectos dañinos para la
vegetación» y nuestro vecino, otro sobre «Insectos nocivos de Nueva York». Hemos
atendido a lo malo y no hemos dicho nada sobre lo bueno.
Walden
Walden
Walden
Ver salir o ponerse el sol cada día debería mantenernos cuerdos para
siempre, al ponernos en relación, por nuestra buena salud mental y física, con un
hecho universal.
Dichoso es el hombre al que cada día se le permite contemplar algo tan puro
y sereno como el cielo de poniente a la puesta de sol, mientras las revoluciones
irritan el mundo.
Walden
Walden
Por eso os diría: tened cuidado con aquellas actividades que os exigen ropa
nueva, y no, antes bien, una nueva persona que pueda usarla.
Walden
No adoramos a las Gracias ni a las Moiras, pero sí a la Moda, que hila, teje y
corta con absoluta autoridad. El rey de los monos se pone en París una gorra y
todos los monos de América hacen lo mismo.
Walden
26 de septiembre de 1855
Hace poco me llegó a casa un abrigo de la sastrería; ay, ¿quién soy yo para
vestir ese abrigo? Estaba hecho a la medida de uno de los ángeles del Demonio con
una talla similar a la mía. ¿De qué sirve esa medida de mi cuerpo, si no se midió mi
carácter? Ésa no es la figura que corto yo, es la figura que corta el sastre.
Huckleberries [Arándanos]
Lo que hacemos mejor o con más perfección es lo que hemos aprendido más
concienzudamente a través de la práctica más prolongada y que al final cae de
nosotros sin que nos demos cuenta, como la hoja de un árbol.
Vimos una escuela durante el paseo y nos quedamos oyendo los sonidos que
procedían de ella, pero parecía un lugar en el que estuviera ocurriendo un proceso
no de iluminación, sino de ofuscación de la mente, y en el que los alumnos
recibieran sólo la luz que pudiera atravesar la sombra de la Iglesia católica.
Un yanqui en Canadá
Musketaquid
Todas las ramas y ninguna de las raíces.
Remembrances of Emerson
Es hora de que junto a las escuelas públicas usuales surjan otras inusuales en
las que continuemos nuestra formación como hombres y mujeres. Es hora de que
las ciudades sean universidades, y de que sus ciudadanos adultos dispongan de
tiempo libre —si su posición lo permite— para continuar durante el resto de sus
vidas los estudios liberales.
Walden
Huckleberries [Arándanos]
21 de mayo de 1856
Un hombre puede desarrollar una dieta tan simple como la de los animales,
conservando, sin embargo, tanta salud como fuerza.
Walden
Suele decirse entre la gente del campo que, si comes muchas gachas fritas, se
te rizará el pelo. Mi experiencia, que ha sido considerable, no ha confirmado tal
afirmación.
¿No es éste un reproche que recibe el hombre como animal carnívoro? Por
supuesto que el hombre puede vivir, y vive en gran medida, depredando a otros
animales, pero éste es un modo de vida miserable —como sabe cualquiera que
haya colocado trampas para conejos o haya degollado a un cordero—, y aquel que
enseñe a los hombres a ceñirse a una dieta más inocente y saludable será
considerado un benefactor de la humanidad.
Walden
Walden
Walden
Musketaquid
No puedo sino creer que las bellotas se crearon como alimento del hombre.
Son tan agradables al paladar como la leche de la madre para el bebé.
Bebed los vinos no sólo de vuestras botellas, sino también de las botellas de
la naturaleza: no los que se guardan en pieles de cabra o de cerdo, sino en las pieles
de una miríada de simples bayas.
Me alegra haber bebido agua tanto tiempo, ya que prefiero el cielo natural al
paraíso de un comedor de opio; prefiero mantenerme siempre sobrio y llevar una
vida sana, sin estar en deuda con los estimulantes. Sea cual sea mi práctica, pienso
que es la única bebida para un hombre sensato y que sólo los ingenuos consumen
habitualmente otra distinta.
Diarios, después del 9 de septiembre de 1850
Walden
Walden
10
LIBERTAD Y ESCLAVITUD
Tal vez sea más celoso de lo normal con respecto a mi libertad.
¿Y a esto lo llamamos la tierra de los libres? ¿Qué significa ser libres del rey
Jorge IV y seguir siendo esclavos del prejuicio? ¿Qué significa nacer libres e iguales
y no vivir? ¿De qué sirve la libertad política, si no es como medio para alcanzar la
libertad moral? Aquello de lo que nos jactamos, ¿es la libertad de ser esclavos o la
libertad de ser libres?
«Desobediencia civil»
«Desobediencia civil»
«Desobediencia civil»
¡Los hombres hablan de libertad! ¿Cuántos de ellos son libres para pensar?
¿Libres del miedo, de la perturbación, del prejuicio?
Pero a mis semejantes les diría y de una vez por todas: en cuanto os sea
posible, vivid libres y sin compromiso. Poco importa que estéis encerrados en una
granja o en la prisión del condado.
Walden
«Caminar»
Hacia el Este sólo voy cuando estoy obligado; pero hacia el Oeste me dirijo
por libre elección. Ningún asunto me reclama en el horizonte oriental, y me cuesta
creer que pueda encontrar allí paisajes bellos, lo suficientemente salvajes y libres.
«Caminar»
Llevo seis años sin pagar el impuesto del sufragio. Por este motivo ya me
encarcelaron una vez durante una noche y, mientras contemplaba las paredes de
piedra maciza de dos o tres pies de grosor, la puerta de madera y hierro y las rejas
por donde se filtraba la luz, no pude evitar que me impresionara la estupidez de
aquella institución que me trataba como si yo fuera mera carne, sangre y huesos
que encerrar. Me sorprendía sobremanera que alguien hubiera concluido que aquél
era el mejor uso que se podía hacer de mí y que no se le hubiera ocurrido nunca
valerse de mis servicios de algún modo. Me di cuenta de que, si había un muro de
piedra entre mis conciudadanos y yo, había otro aún más difícil de escalar o
atravesar antes de que llegaran a alcanzar mi mismo grado de libertad. En ningún
momento me sentí confinado y las paredes me parecieron tan sólo un derroche de
piedra y mortero.
«Desobediencia civil»
Walden
También tengo en mente a aquellos que, en apariencia, son ricos, pero que en
realidad pertenecen a una clase terriblemente empobrecida, que han acumulado
basura, y no saben cómo hacer uso o deshacerse de ella, y que de esta forma han
construido sus propias prisiones de plata u oro.
Walden
Como prefería unas cosas a las otras y valoraba ante todo mi libertad, y
como podría haberme resultado arduo, y aún peor, llegar a tener éxito, no quise
cambiar mi tiempo por ricas alfombras o muebles macizos, o por una cocina bien
surtida, o por una casa de estilo griego o gótico. Para quien no suponga una
interrupción adquirir esas cosas, y sepa cómo usarlas una vez adquiridas, que se
dedique a su persecución.
Walden
Walden
Musketaquid
Aquello que se produce con una pincelada libre nos cautiva, como las
formas de los líquenes y las hojas. En lo accidental hay un cierto grado de
perfección que nunca logramos de manera consciente.
Musketaquid
Ahora anhelo esos viejos caminos secos, desiertos, que nos apartan,
serpenteando, de las ciudades, que nos alejan de la tentación, que conducen al
exterior de la Tierra, sobre su corteza más externa, donde es posible olvidar el país
por el que viajamos, donde ningún granjero puede quejarse de que le estamos
pisando la hierba, donde ningún gentilhombre ha construido hace poco una casa
de campo cuyos límites estemos traspasando, por los que puedes caminar como un
peregrino, sin rumbo fijo. Donde no es frecuente que te cruces con viajeros. Donde
mi espíritu es libre. Ahí es donde tengo libertad de pensamiento y en mi alma soy
libre.
Musketaquid
Detesto que mi motivo para visitar a un amigo sea que busco compañía. Que
se deba a mi pobreza y debilidad, y no a mis riquezas y fuerza, y a las suyas.
Veo dos enormes aves pescadoras (tal vez garzas azuladas) batiendo las alas
lentamente hacia el noreste, contra la tormenta, dando vueltas siempre cerca la una
de la otra, unidas por un curioso vínculo, y en la misma dirección. ¿Dónde está mi
compañero, batiendo las alas contra la tormenta junto a mí?
27 de marzo de 1848
Nada hace la Tierra más espaciosa que tener amigos lejos; son ellos quienes
crean las latitudes y las longitudes.
Conseguir una relación auténtica con una criatura humana es suficiente para
hacer que un año sea memorable.
Walden
Walden
Todas las cosas buenas son baratas; todas las malas, muy caras.
Si alguna vez hice algo bueno por alguien, en el sentido en el que la gente lo
entiende, sin duda fue algo excepcional e insignificante en comparación con el bien
o el mal que constantemente hago por el hecho de ser el que soy.
27 de febrero de 1853
Cuando un ángel viaja, todo el espacio que recorre será el paraíso, pero,
cuando quien viaja es Satán, será marga ardiendo y cenizas.
27 de marzo de 1848
13
CONTRA AQUELLOS
QUE NOS GOBIERNAN
Ése es, sin duda, el mejor gobierno: aquel en el que menos se recuerda a los
ciudadanos que hay un gobierno.
Me complazco imaginando un Estado que por fin sea capaz de ser justo con
todos los hombres y trate al individuo con respeto como vecino; que no considere
incompatible con su propia tranquilidad que unos pocos vivan al margen de él, sin
interferir en sus asuntos, pero tampoco acogiéndose a él, sino limitándose a
cumplir con sus obligaciones como vecinos y compañeros. Un Estado que diera ese
fruto y dejara que cayera tan pronto como estuviera maduro prepararía el camino
para otro Estado aún más perfecto y glorioso, que también imagino, pero que
todavía no he visto por ninguna parte.
«Desobediencia civil»
El otro día fui a la tienda a comprar un cerrojo para nuestra puerta principal,
porque, como le conté al tendero, iba a venir el gobernador. «Sí —dijo—, y también
los legisladores». «En ese caso, me llevaré dos cerrojos», respondí yo.
Lo que hace que el Gobierno de los Estados Unidos sea, en su conjunto, más
tolerable —quiero decir, para nosotros, los afortunados hombres blancos— es el
hecho de que haya muchísimo menos gobierno con nosotros.
Un yanqui en Canadá
«Desobediencia civil»
Acepto de buena gana el lema de que «El mejor gobierno es el que menos
gobierna» y me gustaría verlo aplicado de manera más rápida y sistemática.
Llevado a cabo, al final nos conduciría a este otro, que también secundo: «El mejor
gobierno es el que no gobierna en absoluto» y, cuando los hombres estén
preparados para ello, será el tipo de gobierno que tendrán.
«Desobediencia civil»
«Desobediencia civil»
«Desobediencia civil»
Musketaquid
La ley nunca hará libres a los hombres; son los hombres quienes han de
hacer libre la ley. Los amantes de la ley y el orden son los que observan la ley
cuando el gobierno la infringe.
«La esclavitud en Massachusetts»
«Desobediencia civil»
«Desobediencia civil»
Un paseo invernal
La naturaleza entera hace todo lo posible en cada momento por que estemos
bien; no existe para ningún otro fin. No debemos resistirnos a ella. Con una
mínima inclinación por estar bien, no deberíamos enfermar.
Llevo tanto tiempo enfermo, que casi he olvidado lo que es encontrarse bien,
aunque tengo la sensación de que sólo afecta a mi envoltorio.
Los hombres han descubierto, o creen haber descubierto, los beneficios para
la salud de unas cuantas cosas silvestres, únicamente, y no de toda la naturaleza.
Pero «naturaleza» no es sino otro nombre para la salud y las estaciones no son sino
distintos estados de salud. Algunos hombres creen que no se encuentran bien en
primavera, en verano, en otoño o en invierno, pero ello sólo se debe a que no están
bien acompasados con las estaciones.
8 de agosto de 1854
Anoche estuve navegando por el río del Norte con la flauta y mi música era
un arroyo tintineante que serpenteaba con el río e iba cayendo de nota en nota
como un riachuelo de roca en roca.
Soy incapaz de ver el fondo del cielo, porque soy incapaz de ver el fondo de
mí mismo. Es el símbolo de mi propia infinitud.
«Caminar»
Walden
19 de diciembre de 1854
19 de diciembre de 1854
20 de mayo de 1860
19 de diciembre de 1854
18
EL ANIMAL MÁS FEROZ
La mayoría de los hombres vive vidas de tranquila desesperación. Lo que
llamamos resignación no es más que una confirmación de la desesperanza.
Walden
Qué maravilloso sería tratar a las personas y las cosas según lo que son en
realidad, ¡aunque sólo fuera durante una hora!
3 de abril de 1850
Así, las masas sirven al Estado no como hombres, sino básicamente como
máquinas con sus cuerpos. Estas constituyen el ejército permanente y la milicia, los
carceleros, la policía, los ayudantes de la autoridad. En la mayoría de los casos, no
ejercitan libremente ni el juicio ni el sentido moral, sino que se rebajan al mismo
nivel de la madera, la tierra y la piedra, e incluso podrían fabricarse hombres de
madera que tal vez sirvieran al mismo propósito.
«Desobediencia civil»
Walden
Un hombre corriente trabajará cada día del año cavando la tierra para
sustentar su cuerpo, o una familia de cuerpos, pero aquel que trabaja un día al año
para alimentar su alma es un hombre extraordinario.
27 de febrero de 1853
19 de diciembre de 1853
8 de agosto de 1854
19
LLEGAR A SER EL QUE UNO ES
Haga lo que nadie más puede hacer por usted. No haga otra cosa.
9 de agosto de 1850
Walden
Haced un poco más de esa obra que, en alguna ocasión, habéis confesado
que es buena, aquella que creéis que os exigen la sociedad y vuestro más justo
entendimiento. Haced lo que os reprobáis por no hacer. Sabed que no estáis
satisfechos ni insatisfechos con vosotros mismos sin motivo. Os lo digo, a vosotros
y a mí mismo, en un instante: cultivad el árbol que hayáis visto dar fruto en
vuestro suelo.
Aquí y allá encontraréis aún a un hombre con sangre india en sus venas, un
granjero excéntrico, descendiente de un jefe indio; o veréis a un indio solitario, de
pura sangre, con el aspecto más fiero del mundo entre los pinos, de una de las
últimas tribus de Massachusetts, entrando en un vagón de ferrocarril con su arma
y su bebé.
Aquí y allá sigue habiendo una esposa india que habita alguna casa solitaria,
con su perro como única compañía, insultada por los niños de la escuela, haciendo
cestas y recolectando bayas para ganarse el sustento… Una india sola, sin hijos,
acompañada de su perro, tejiendo el sudario de su pueblo, prestando los últimos
servicios a su raza ya difunta.
Para mí, el encanto del indio reside en que se alza, libre y sin ataduras, en la
naturaleza —es su habitante, no su invitado— y la lleva sobre sí con facilidad y
gracia. Pero el hombre civilizado tiene las costumbres de la casa. Su casa es una
prisión en la que se siente oprimido y confinado, en lugar de cobijado y protegido.
Camina como si estuviera sosteniendo el tejado. Pone los brazos como si los muros
fueran a caérsele encima y aplastarlo y sus pies recuerdan el sótano que tienen
debajo. Sus músculos jamás se relajan.
Musketaquid
Musketaquid
21
EL MEOLLO DE LA EXISTENCIA
Que no viva como si quedara poco tiempo. Seguir el ritmo de las estaciones.
Tener el tiempo libre suficiente para presenciar todos los fenómenos de la
naturaleza y albergar todo pensamiento que acuda a mi mente. Que la vida sea una
marcha pausada por el reino de la naturaleza.
3 de abril de 1850
Walden
Walden
El mundo es una vaca difícil de ordeñar —la vida no llega con tanta
facilidad— y, ay, ¡qué escasa mana la leche hasta que la conseguimos! Pero el joven
ternero lo logrará a fuerza de dar cabezazos. No hay forma más directa.
14 de noviembre de 1847
Walden
Cuando andamos sin prisa y con sensatez, percibimos que sólo las cosas
grandes y dignas tienen una existencia permanente y absoluta, que los pequeños
temores y los placeres despreciables no son sino sombra de la realidad. Esta
constatación es siempre regocijante y sublime. Al cerrar los ojos, adormeciéndose y
consintiendo en ser engañados por las apariencias, los hombres establecen y
confirman su vida diaria de rutina y costumbre en todas partes, la cual se edifica,
además, sobre bases puramente ilusorias. Los niños, que juegan a la vida,
disciernen mejor su verdadera ley y sus relaciones, con más claridad que los
hombres, que no logran vivirla dignamente pero se consideran más sensatos
gracias a su experiencia, es decir, a sus fracasos.
Walden
Nosotros, que caminamos por las calles e intentamos que el tiempo no se nos
escape entre los dedos, no somos más que los desechos de nosotros mismos, y esa
vida es para nuestro esqueleto —el de nuestro cuerpo y el de nuestra mente—,
para nuestra costra, una vida completamente costrosa. Es café hecho de granos
usados por vigésima vez, que sólo podría llamarse café en el primer uso, mientras
el agua de la vida salta y destella a nuestra puerta.
28 de mayo de 1850
Esta vida, nuestra respetable vida diaria, sobre la cual se halla tan bien
plantado el hombre de buen sentido, el inglés de mundo, y sobre la que descansan
nuestras instituciones, es en realidad la más pura ilusión, que se desvanecerá como
el edificio sin cimientos de una visión. Sin embargo, un minúsculo resplandor de
realidad que a veces ilumina la oscuridad de los días de todos los hombres nos
revela algo más consistente y perdurable que el diamante, la piedra angular del
mundo.
27 de marzo de 1848
Siga con su vida, persista en ella, gire a su alrededor, como hace un perro
alrededor del coche de su amo. Haga lo que ame. Conozca bien de qué está hecho,
roa sus propios huesos, entiérrelos y desentiérrelos para roerlos de nuevo.
27 de marzo de 1848
No existe uno solo entre mis lectores que haya vivido ya una vida humana
completa.
Walden
El arte de la vida, de la vida de un poeta, es, sin tener nada que hacer, hacer
algo.
«Caminar»
Abandoné los bosques por una razón tan buena como la que me trajo a ellos.
Me pareció que quizás tenía otras vidas que vivir y que no podía dedicar más
tiempo a ésta.
Walden
22
LA OBSCENA MUERTE
Empezamos a morir no en los sentidos ni las extremidades, sino en nuestras
facultades sagradas. Nuestros miembros pueden ser fuertes, perfecta nuestra vista
y perfecto nuestro oído y, sin embargo, nuestro genio e imaginación pueden
revelar síntomas de descomposición.
Del mismo modo que un año se convierte en otro por el centro del invierno,
nuestra vida se transforma en otra por el centro de la muerte.
Oigo a muchos fingir que se están muriendo o que incluso han muerto, qué
más da. ¡Sandeces! Los desafío a que lo hagan. No hay suficiente vida en ellos. Se
licuarán como los hongos y tendrán a den panegiristas limpiando el sitio donde lo
hicieron. Desde que comenzó el mundo, sólo ha muerto media docena de personas
o pocos más.
Edward Emerson
23
LA SIEMBRA DEL CARÁCTER
Confieso que, en la práctica, tras conocer el verdadero carácter de un
hombre y a tenor del estado presente de las cosas, no espero cambio alguno ni para
mejor ni para peor.
Walden
Supone una importante diferencia entre dos caracteres el que uno se sienta
satisfecho con un logro feliz, aunque elemental, pero que el otro no deje de apuntar
más alto. A pesar de que mi vida transcurre a baja altura, mi ánimo suele mirar
hacia arriba, en un ángulo elevado, y de este modo se redime, por así decirlo.
Cuando el deseo de ser mejores de lo que somos es, de verdad, sincero, nos
elevamos al instante y somos ya muchísimo mejores.
Tendríamos que hacer una muesca cada día en nuestros caracteres, como
Robinson Crusoe en su palo de madera. Debemos ponernos ante el timón al menos
una vez al día, sentir el cabo de la caña en las manos y saber que, si navegamos,
dirigimos.
Walden
Musketaquid
La buena fortuna de contar con gruesas prendas que protejan del frío y la
lluvia es insignificante y, simplemente, negativa —una situación débil y defensiva
de la que no se puede obtener provecho—, en comparación con ser capaz de
obtener un cierto júbilo, un cierto calor incluso, del propio frío y de la propia
lluvia, y vestirlos con nuestra compasión.
Walden
Musketaquid
Libros que no nos ofrecen un pequeño disfrute, sino donde cada reflexión es
de una audacia inaudita; libros que un hombre ocioso no leería, que no
entretendrían al tímido; libros que incluso nos harían peligrosos para las
instituciones existentes: a ésos los llamo yo buenos libros.
Musketaquid
Cuando leo un libro que me deja indiferente, parece ser lo mejor que puedo
hacer con él, pero un volumen que me inspira no me deja apenas tiempo para
terminar sus últimas páginas. Se me escapa de los dedos mientras leo. No crea un
ambiente propicio para que lo lea con detenimiento, sino, más bien, uno en el que
sus enseñanzas pueden ponerse en práctica. Me aporta tal riqueza, que lo suelto
sin el más mínimo remordimiento. Lo que empecé leyendo debo terminarlo
actuando.
Musketaquid
Aquel que recurre a una novela fácil porque se siente lánguido haría mejor
en echar una siesta.
Musketaquid
Musketaquid
Es peor no saber leer que ser sordo y ciego; quien no sabe leer no está aún
más que medio vivo, es un mortinato.
Un libro debería ser tan cierto como para resultarles íntimo y familiar a
todos los hombres, igual que el sol en su rostro. Lo mismo que una palabra que se
pronuncia de cuando en cuando a un acompañante en los bosques.
«Caminar»
«Caminar»
Mi pulso debe latir con la naturaleza. Tras una ardua jornada de trabajo sin
un solo pensamiento, lo que convierte mi cerebro en una simple herramienta, sólo
en la quietud de la noche recobro mis sentidos y soy capaz de oír al grillo, que, en
realidad, lleva cantando todo el día. En mis mejores momentos, soy consciente de
la afluencia de una sabiduría serena e incuestionable que me incapacita en parte y
que, de rendirme a ella de forma más notable, me incapacitaría por completo para
lo que se conoce como los asuntos activos de la vida, pues no aporta nada sobre lo
que pueda posarse la mirada de la razón. ¿Cuál es ese otro tipo de vida por el que
me siento constantemente fascinado, que sólo yo estimo?
No puede haber una melancolía realmente negra para el que vive en medio
de la naturaleza y goza de sus sentidos.
Walden
Debemos salir y volver a aliarnos con la naturaleza todos los días del
invierno. Debemos echar raíces, al menos una pequeña fibra, incluso todos los días
del invierno. Soy consciente de que estoy absorbiendo salud cuando abro la boca al
viento. Permanecer en casa engendra siempre una suerte de enfermedad. Cada
casa, en este sentido, es un hospital. Una noche y una mañana es toda la reclusión
que puedo soportar en esas alas. Sé que, casi al instante en el que salgo, recupero
una cierta salud que había perdido.
Diarios, 29 de diciembre de 1856
La naturaleza siempre adopta los modos más sencillos que la lleven a lograr
su objetivo.
La naturaleza era, en aquel lugar, algo salvaje y terrible, aunque bello. Miré
con asombro el suelo que pisaba, para ver lo que los Poderes habían hecho en él, la
forma, la manera y el material de su obra. Ésta era la Tierra de la que habíamos
oído hablar, hecha a partir del Caos y de la Noche Antigua. No había allí ningún
jardín humano, sólo el globo aún por estrenar. No era pradera, ni dehesa, ni
pastizal, ni bosque, ni campo, ni tierra labrantía ni baldía. Era la superficie, pura y
natural, del planeta Tierra, tal y como fue creada para siempre, para ser la morada
del hombre, decimos; así la creó la naturaleza, y el hombre puede usarla si es capaz
de hacerlo. No había que relacionar al hombre con ella. Era la Materia, vasta,
terrible: no la Madre Tierra de la que hemos oído hablar, no para que el hombre la
huelle ni para que se entierre en ella; no, dejar reposar allí sus huesos sería, incluso,
un exceso de familiaridad, siendo aquél el hogar de la Necesidad y el Destino. Allí
se sentía la presencia de una fuerza que no había de ser amable con el hombre. Era
un lugar para el paganismo y los ritos supersticiosos, para ser habitado por
hombres más emparentados con las rocas y los animales salvajes que nosotros.
Caminamos sobre ella con un cierto asombro, deteniéndonos de cuando en cuando
a coger los arándanos que allí crecían, y que tenían un sabor fuerte y picante. Tal
vez en Concord, donde se alzan nuestros pinos silvestres y donde yacen las hojas,
sobre el suelo del bosque, hubiera alguna vez cosechadores y los campesinos
plantaran cereales, pero allí el hombre ni siquiera había arañado la superficie de la
Tierra, sino que veíamos una muestra de lo que Dios juzgó adecuado crear en este
mundo. ¡Qué diferencia hay entre visitar un museo para ver un millón de cosas
curiosas y contemplar la superficie de un astro, la materia misma en su origen!
Observo con asombro mi cuerpo; esta materia a la que estoy ligado me es ahora
muy ajena. No temo a los espíritus, a los fantasmas, porque soy uno de ellos —mi
cuerpo podría serlo—, sino a los cuerpos, tiemblo al pensar en encontrarme con
ellos. ¿Quién es este Titán que me ha poseído? ¡Ah, qué misterio! ¡Pensemos en
nuestra vida en la naturaleza —presenciar a diario la materia, entrar en contacto
con ella—, las rocas, los árboles, el viento en las mejillas! ¡La tierra sólida! ¡El
mundo real! ¡El sentido común! ¡Contacto! ¡Contacto! ¿Quiénes somos? ¿Dónde
estamos?
Me alegra ver qué poco espacio ocupan el ser humano y sus asuntos, la
Iglesia, el Estado, la escuela, los oficios, el comercio, la industria, la agricultura…
Incluso la política, cuya estrechez general, y el camino aún más estrecho que lleva
hasta ella, resulta inquietante.
«Caminar»
Si bien soy demasiado frío para la amistad humana, confío en que pronto no
lo seré tanto para las influencias de la naturaleza. Parece ser de ley que no se pueda
sentir una profunda empatía por el hombre y por la naturaleza a la vez. Las
cualidades que te acercan al uno te alejan de la otra.
Walden
Walden
El deseo de resultar respetable para los vecinos es más fuerte que el de serlo
para uno mismo.
Hace unos treinta años que vivo en este planeta y todavía estoy esperando la
primera palabra de un consejo valioso o serio de mis mayores. No me han dicho
nada, ni creo que puedan decírmelo. Aquí está la vida, un experimento que aún
debo realizar, y de nada me sirve lo que otros hayan hecho. Si poseo alguna
experiencia que considero de valor, estoy seguro de que mis mentores no dijeron
una palabra acerca de ella.
Walden
Walden
El nivel de moralidad del predicador no es más alto que el de su público. El
predicador estudia para conciliar a sus oyentes y no ofenderlos jamás.
Musketaquid
¿Por qué ir al extranjero, aun cuando sea al otro lado de la calle, para pedir
consejo al vecino? Hay un vecino más cercano dentro de cada uno de nosotros que
constantemente nos dice cómo deberíamos comportarnos.
19 de diciembre de 1854
9 de agosto de 1850
Sobre cómo impedir que se pudran las patatas, mi opinión bien puede
cambiar de año en año, pero sobre cómo impedir que se pudra el alma, no tengo
nada que aprender, sino algo que poner en práctica.
27 de febrero de 1853
27
LAS POSESIONES
Tengo cuantas posesiones puedo dominar y emplear.
Walden
Si entendéis por tiempos difíciles no aquellos en los que no hay pan, sino en
los que no hay pasteles, no siento simpatía alguna por vosotros.
Conozco a una o dos familias en esta ciudad, aunque tal vez sean más, que
durante toda una generación han deseado vender sus casas en las afueras para
mudarse al centro, pero no han podido cumplir su deseo, y sólo la muerte los
liberará.
Walden
«Desobediencia civil»
Walden
3 de abril de 1850
Cómo río cuando pienso en mis vagas y abstractas riquezas. Ningún asalto
en el banco puede arrebatármelas, pues mi riqueza no es posesión, sino dicha.
Cartas a un buscador de sí mismo,
6 de diciembre de 1856
Walden
6 de diciembre de 1856
Una y otra vez me felicito por mi supuesta pobreza. Ayer casi me sentí
decepcionado al encontrar en mi escritorio treinta dólares que no sabía que tenía,
aunque ahora sentiría perderlos.
Como es habitual, una gran parte eran baratijas que había empezado a
acumular en vida de su padre. Entre otras cosas había una tenia seca. Ahora,
después de yacer medio siglo en una buhardilla y en otros agujeros polvorientos,
estas cosas no se queman: en lugar de hacer una hoguera o realizar una destrucción
purificadora, hubo una subasta, o revalorización de las mismas. Los vecinos se
reunieron ávidamente para verlas, lo compraron todo y las transportaron
cuidadosamente a sus buhardillas y sus sótanos, para que yacieran allí hasta que
sus propiedades fueran liquidadas, y entonces empezar de nuevo. Cuando un
hombre muere, da una patada al polvo.
Walden
Para el filósofo, todas las sectas y las naciones son iguales. A mí me gustan
Brahma, Krishna, Buda, el Gran Espíritu, además de Dios.
Musketaquid
Cuando me sitúo sobre el insecto que se arrastra por el suelo del bosque
entre las agujas de pino y trata de esconderse a mi mirada, y me pregunto por qué
acaricia esos humildes pensamientos y oculta su cabeza en mi presencia, cuando
quizás yo podría ser su benefactor y proporcionarle alguna información alentadora
para los suyos, me acuerdo del Gran Benefactor y la Inteligencia que se sitúa a su
vez sobre mí, el insecto humano.
Walden
Musketaquid
Cuando emprenda viaje a la Ciudad Celestial, no porte carta de
recomendación alguna. Cuando llame, pida ver a Dios, y nunca a los sirvientes.
27 de marzo de 1848
3 de abril de 1850
Un paseo invernal
Nunca hay tanta luz en el aire como en una de estas luminosas tardes de
invierno, cuando toda la tierra está cubierta de nieve recién caída y no hay ni una
sola nube en el cielo. El cielo es, con mucho, la parte más oscura, como el
revestimiento azulado de una cáscara de huevo. No parece quedar nada donde
atisbar la noche.
Walden
Walden
No parece que haga falta más que un día de verano para que tengamos aquí
el verano.
Walden
La noche del año se aproxima. ¿Qué hemos hecho con nuestro talento? La
naturaleza entera nos incita y nos reprueba. A qué tempranas alturas del año
empieza a ser tarde.
El sonido de los grillos se impone gradualmente, cada vez más. Oigo cómo
el año se va quedando dormido.
Diarios, 21 de agosto de 1852
Ahora, se me antoja, los tonos otoñales son más brillantes en nuestras calles
y en los bosques en general. De pie junto a media docena de grandes olmos que
penden sobre una casa, me parece estar dentro de la piel de una calabaza madura y
me siento tan blando como si fuera la pulpa.
¿Por qué huye tan temprano, señor, a los teatros, salas de conferencias y
museos de la ciudad? Si se queda aquí un rato, le prometo espectáculos poco
vistos. Caminará sobre las aguas; todos esos arroyos, ríos y estanques serán su
carretera. Verá toda la tierra cubierta por un pie o más de los cristales blancos más
puros, en los que desplomarse o sobre los que deslizarse, y todos los árboles y
rastrojos centelleando con su armadura de hielo.
27 de marzo de 1848
¿Acaso mi vida sencilla tiene una finalidad? ¿Una que yo pudiese enseñar a
los demás, con la que ayudarles a simplificar sus vidas? ¿De manera que todas
nuestras vidas pudiesen ser simplificadas sin más, como una fórmula algebraica?
O por el contrario, ¿acaso esa finalidad consistiría en utilizar el terreno que he
trabajado para vivir yo mismo más digna y provechosamente?
Cartas a un buscador de sí mismo,
26 de septiembre de 1855
Walden
Walden
Lo que llamáis desnudez y pobreza es, para mí, simplicidad. Dios no podría
ser cruel conmigo si lo intentara. La mayor de todas las ventajas es no disfrutar de
ventaja alguna. Me parece indefectiblemente cierto: cuanto más pobre, más rico
soy. Lo que vosotros consideráis una desventaja mía es, para mí, una ventaja.
Mientras a vosotros os satisface adquirir conocimientos y cultura de muchas
maneras, yo estoy encantado de pensar que me voy librando de ellos.
Lo que los hombres llaman virtud social, buena fraternidad, no suele ser
sino la virtud de los cerdos de una camada, que se tumban unos junto a otros para
mantenerse calientes.
8 de agosto de 1854
Hacia el final del primer verano, una tarde en que fui a la ciudad a recoger
un zapato del remendón, fui arrestado y conducido al calabozo porque —como ya
he contado en otra parte— no había pagado un impuesto ni reconocido la
autoridad del Estado para comprar y vender hombres, mujeres y niños, como si
fueran vacas, a las puertas del Senado. Me había ido a los bosques con otros
propósitos. Pero allá donde vayáis los hombres os acosarán a zarpazos con sus
sórdidas instituciones y, si pueden, os obligarán a pertenecer a sus lamentables
sociedades caritativas. Es verdad que podría haberme resistido por la fuerza con
mejor o peor resultado, podría haber lanzado un grito homicida y enloquecido
contra la sociedad; pero preferí que la sociedad enloqueciera contra mí, pues ella es
la parte desesperada.
Walden
Al igual que algunas cabezas no soportan mucho vino, podría decirse que yo
no soporto tanta sociedad como tú. Tengo un apetito inmenso de soledad, como el
que siente un bebé por el sueño, y, si no consigo suficiente este año, me pasaré todo
el siguiente llorando.
Todos los médicos coinciden en que sufro falta de sociabilidad. Nunca hubo
un caso como el mío. Primero, no tenía conciencia de sufrir. Segundo, como diría
un irlandés, pensaba que sufría una indigestión de sociedad.
1 de enero de 1859
Musketaquid
Mejor nos iría si no hubiera más que un habitante por milla cuadrada, como
donde yo vivo.
Walden
A menudo los hombres me dicen: «Me daba por pensar que allí te sentirías
solo y querrías estar cerca de la gente, especialmente en los días y noches de lluvia
y nevadas». Tengo la tentación de contestarles: «Esta inmensa tierra que habitamos
no es más que un punto en el espacio. ¿A qué distancia creéis que viven los dos
habitantes más lejanos de aquella estrella, cuyo disco no puede ser medido por
nuestros instrumentos? ¿Por qué habría de sentirme solo? ¿No está nuestro planeta
en la Vía Láctea?»
Walden
Tengo mucha compañía en mi casa, sobre todo por la mañana, cuando nadie
me visita. Voy a sugerir algunas comparaciones para ofrecer una idea de mi
situación. No me siento más solo que el colimbo en la laguna, con su sonora risa, o
que la propia laguna de Walden. Decidme, ¿qué compañía tiene esa laguna
solitaria? Y, sin embargo, en el azur de sus aguas no hay un solo pensamiento
negro, sino claras imágenes. El sol está solo, salvo cuando la bruma hace aparecer
otro, falso. Dios está solo, pero el diablo, lejos de estarlo, tiene mucha compañía, es
legión. No estoy más solo que un sencillo gordolobo, o un diente de león, o una
hoja de judía, o una acedera, o un tábano, o un abejorro. No estoy más solo que el
Mili Brook, o que una veleta, o la Estrella Polar, o el viento solano, o un aguacero
en abril, o el deshielo de enero, o la primera araña en una casa nueva.
Walden
10 de agosto de 1849
2 de mayo de 1848
20 de mayo de 1860
Preguntáis si no hay una doctrina del sufrimiento en mi filosofía. Del
sufrimiento profundo creo saber comparativamente poco. Mis más tristes y
genuinos sufrimientos no son más que lamentos transitorios. El lugar del
sufrimiento lo ocupa, tal vez, una suerte de dura y proporcionalmente estéril
indiferencia.
2 de mayo de 1848
Un yanqui en Canadá
Y así como el ganso salvaje es más rápido y más bello que el doméstico,
también lo es el pensamiento —ese otro ánade— salvaje que sobrevuela todo tipo
de ciénagas mientras comienza a descender el rocío.
«Caminar»
Los placeres del intelecto son permanentes; los placeres del corazón son
transitorios.
¡Con qué poca frecuencia conozco a un hombre que pueda ser libre, incluso
de pensamiento!
La mente no prueba más que unos pocos sabores en el transcurso del año.
No nos visitan más que unos pocos pensamientos que merezca la pena albergar, y
los masticamos incesantemente. ¡Somos unas almas rumiantes!
Cuando era joven y me veía obligado a quedarme los domingos en casa sin
la ayuda de libros interesantes, acostumbraba a pasar muchas horas, hasta el
ansiado atardecer, mirando a los vencejos planear (desde una ventana del desván)
y me consideraba ciertamente afortunado cuando aparecía un halcón en los cielos,
aun en la lejanía del horizonte, frente a una nube aterciopelada, y buscaba durante
horas hasta encontrar a su compañero. Ellos, al menos, apartaban mis
pensamientos de las cosas mundanas.
Hay que caminar como un camello, del que se dice que es la única bestia que
rumia mientras anda.
9 de agosto de 1850
Lo único que puedo decir es que vivo, respiro y tengo mis pensamientos.
Diarios, después del 29 de julio de 1850
34
EL CORTEJO DEL PRESENTE
Nada puede resultarle más útil a un hombre que la determinación de no ir
apresurado.
Contened el ritmo. Seguid las horas del universo, no las de los trenes.
Por salud tanto física como mental, hay que cortejar al presente.
No recuerdo ninguna página que me diga cómo pasar esta tarde. No deseo
saber tanto la manera de ahorrar tiempo como la manera de gastarlo: de qué
manera hacerme rico.
Un paseo invernal
El aroma tonificante de los pinos recién cortados nos revitaliza, si es que ello
supone reparación alguna por esa devastación. Según mi parecer, la ciudad debería
tener más supervisión y control sobre los árboles de los que tiene. A todos nos
afecta el que ciertos propietarios decidan talar todos los bosques este invierno o no.
¡Estos bosques! ¿Por qué no siento más dolor cuando los talan? ¿Acaso no
me afecta de cerca? El hacha puede privarme de mucho. A Concord le están
podando su orgullo. Sin duda, en consecuencia, me siento menos unido a mi
ciudad natal. Se ha roto un vínculo único y primario. Iré a Walden con menos
frecuencia.
¡La hoja escarlata del roble! ¡Qué contorno tan distinguido y agradable a la
vista! Una combinación de elegantes curvas y ángulos. Si fuera un maestro del
dibujo, pondría a mis alumnos a copiar estas hojas, que podrían aprender a dibujar
con firmeza y elegancia. Es una costa del mar aéreo, sobre la que bate sin descanso
el oleaje.
Todos los árboles, cubiertos esta mañana por una capa de escarcha, tan
bellos, mirando hacia el sol: los fantasmas de los árboles.
Walden
Walden
Es una gran satisfacción ver que sus más antiguas convicciones son
permanentes. Respecto a los hechos esenciales, nunca he tenido razón alguna para
cambiar de idea. El aspecto del mundo cambia de un año a otro, del mismo modo
que el paisaje se viste de otro modo, pero a mí me parece que la verdad es todavía
verdadera, y no reniego de uno solo de los énfasis que pueda haber inspirado.
8 de agosto de 1857
Es increíble durante cuánto tiempo los hombres pueden llegar a creer que un
lago no tiene fondo, en lugar de tomarse el trabajo de sondearlo.
Walden
Creo que si no pasara al menos cuatro horas al día —aunque por lo general
son más— deambulando por los bosques, las colinas y los campos, absolutamente
libre de toda atadura mundana, no podría conservar ni la salud ni el ánimo.
«Caminar»
Me alarma comprobar que a veces soy capaz de caminar una milla por un
bosque sin que mi espíritu llegue a pisarlo. Me gustaría ser capaz de olvidar todas
las ocupaciones de la mañana y mis obligaciones con la sociedad durante mi
caminata de la tarde. Pero a veces no me resulta sencillo sacudirme la ciudad.
Alguna idea de trabajo me da vueltas en la cabeza y de repente dejo de estar donde
está mi cuerpo, me hallo lejos de mis sentidos. En efecto, durante mis caminatas
me gustaría ser capaz de regresar plenamente a mis sentidos. ¿De qué sirve venir a
los bosques si me dedico a pensar en cosas que nada tienen que ver con ellos?
«Caminar»
«Caminar»
En nuestros días todos se quejan del peso de los compromisos y los deberes
triviales que les impiden dedicarse a algún otro asunto más elevado; y, no
obstante, no hay duda de que, si tuvieran madera para ocuparse de esos asuntos
más altos, serían capaces de liberarse de los compromisos, repudiándolos de forma
tan natural como el respirar. Nunca se verían sorprendidos diciendo que no tienen
tiempo para dedicarse a ellos, pues hasta el hombre más obtuso es consciente de
que precisamente para eso es para lo único que hay tiempo. Ningún hombre que
actúe guiado por el sentido del deber sitúa un minúsculo deber por encima de uno
más grande. Ningún hombre puede tener el deseo de trabajar en asuntos elevados
sin disponer de la capacidad para construirse una atalaya a buena altura.
21 de julio de 1852
Walden
Walden
Una vez inventé una regla para medir leña apilada e intenté introducirla en
Boston, pero el tasador de allí me dijo que los vendedores no querían que su leña
se midiera correctamente, que él ya era demasiado preciso para ellos y, por tanto,
hacían que se la midieran en Charlestown antes de cruzar el puente.
El comercio maldice todo lo que toca, y aunque comercies con mensajes del
cielo, su maldición acompaña siempre al negocio.
Walden
Después de hacer negocios con los hombres, a veces siento desazón, pienso
que he hecho algo malo y me resulta difícil olvidar esas feas circunstancias. Me
doy cuenta de que, de prolongarse en el tiempo, tales tratos harían de mí un ser
totalmente prosaico, duro y embrutecido. Por el contrario, el trato más prolongado
con la naturaleza, aun en sus manifestaciones más crudas, no endurece ni
embrutece. Un hombre duro e insensible a quien asemejamos a una roca es, en
realidad, mucho más duro que una roca. Me alejo de los hombres duros,
embrutecidos e insensibles, por quienes no siento simpatía alguna, y voy a
comulgar con las rocas, cuyos corazones son, en comparación, blandos.
Si no fuera porque deseo hacer algo aquí (llevar a cabo una obra), preferiría
sin duda sufrir y morir antes que soportar las penas que implica ganarse la vida
según las maneras que proponen los hombres.
No basta con ser trabajadores: también lo son las hormigas. ¿En qué se
emplea ese trabajo?
16 de noviembre de 1857
Los modos por los que podemos ganar dinero nos envilecen casi sin
excepción. Hacer algo por el mero hecho de ganar dinero es ser un auténtico vago o
algo peor. Si el obrero no recibe más de lo que su patrón le paga, lo engañan y se
engaña a sí mismo.
He estado más de dos años viviendo solo en los bosques, en una buena casa,
enyesada y con tejas, construida enteramente por mí, ganando sólo lo que quería y
sin apartarme de mi trabajo.
Walden
«Caminar»
«Caminar»
«Caminar»
Walden
Que caiga una nieve ligera y cubra la tierra, y que las huellas de los hombres
muestren qué poco se frecuentan los bosques y campos.
Ansío una vida salvaje, una naturaleza por la que no puedan pasar mis pies.
Algunos salen rara vez al aire libre. La mayoría se queda siempre en casa
por la noche. Muy pocos, de hecho, han pasado toda la noche fuera alguna vez en
su vida. Y aún menos han ido por detrás del mundo de la humanidad y visto sus
instituciones como setas venenosas junto al camino.
Walden
«Caminar»
HENRY DAVID THOREAU [Concord (EE. UU.), 1817 - Ibídem, 1862].
Escritor y ensayista estadounidense. Nacido en el seno de una familia modesta, se
graduó en Harvard en 1837 y volvió a Concord, donde inició una profunda
amistad con el escritor Ralph Waldo Emerson y entró en contacto con otros
pensadores trascendentalistas. En 1845 se estableció en una pequeña cabaña que él
mismo construyó cerca del pantano de Walden a fin de simplificar su vida y
dedicar todo el tiempo a la escritura y la observación de la naturaleza. En este
período surgieron Una semana en los ríos Concord y Merrimack (1849), descripción de
una excursión que diez años antes había realizado con su hermano, y, finalmente,
Walden (1854), que tuvo una notable acogida.
[2]
La exuvia es la cutícula o cubierta exterior (también llamado
exoesqueleto), abandonada por los artrópodos (insectos, crustáceos o arácnidos)
tras la muda. <<