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Of60
Preámbulo
I
NCh386
Dirección de Reclutamiento y Estadística de
las Fuerzas Armadas Sección Control de Armas
y Explosivos Carlos Sepúlveda
Sociedad Extinguidores Limitada Herbert Steinert
Empresa Nacional de Petróleo ENAP Abdón Zomosa
3. En el estudio de la presente norma se han tenido a la vista, entre otros documentos, los
siguientes:
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4. La presente norma contiene referencias a las siguientes normas NCh.
5. Esta norma ha sido revisada y aceptada por el Director del Instituto Nacional de
Investigaciones Tecnológicas y Normalización INDITECNOR, Ing. Carlos Hóerning y
aprobada por el H. Consejo de este Instituto en sesión del 11 de junio de 1959, que contó
con la asistencia de los Consejeros Señores: Sergio Alvarez; Emérico Frank; Alberto Graf;
Pablo Krassa; Arturo Montecinos; Carlos Mori; Manuel Pinochet; Norberto Toledo; Jorge
Von Bennewitz y Albino Zuñiga.
6. Esta norma ha sido declarada Oficial de la República de Chile por Decreto Nº 236 del
Ministerio de Economía, de fecha 5 de abril de 1960.
Observaciones:
“Articulo 5º. Las Comandancias de Guarnición del Ejército y donde éstas no existieran, la
Autoridad Naval o de Aviación más caracterizada, ejercerán la vigilancia directa sobre la
industria y el comercio de que trata el presente reglamento, teniendo por terrirorio
jurisdiccional el departamento de su asiento.
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“Para el cumplimiento de su misión mantendrán relación directa con la Dirección General
de Reclutamiento y Estadística de las Fuerzas Armadas (Sección Control de Armas
y Explosivos)”
IV
NORMA CHILENA OFICIAL NCh386.Of60
Artículo 1º
Esta norma establece las medidas administrativas de seguridad que deben adoptarse para
la inutilización y destrucción de explosivos y de municiones.
B) Campo de aplicación
Artículo 2º
Las prescripciones de esta norma se aplicarán cuando sea necesario destruir o inutilizar
explosivos, municiones u otras materias peligrosas similares.
C) Terminología
Artículo 3º
1. Para los efectos de esta norma se entiende por “autoridad competente” la que indican
los artículos 5º y 52º del Reglamento de fabricación y comercio de armas de fuego,
municiones, explosivos y productos químicos, que se transcriben en Observaciones de
esta norma.
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D) Prescripciones
I Generalidades
Artículo 4º
Artículo 5º
3. El que dirige estos trabajos respoderá de las medidas de seguridad que deben
adoptarse.
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4. El personal que intervenga en la destrucción o inutilización de explosivos o de
municiones, deberá conocer las medidas de seguridad que han de adoptarse en los
trabajos, almacenamiento, transporte y empleo de explosivos y de materias inflamables
(NCh383, NCh384, NCh385, NCh387, NCh388, NCh389, NCh390 y NCh391), además,
las establecidas en la presente norma, como también, las de prevención de accidentes del
trabajo y protecciones de uso personal establecidas en NCh436 y NCh438.
5. El personal que efectúa estas destrucciones debe ser revelado periódicamente para que
no se fatigue o descuide su función.
Artículo 6º
3. En todo caso, los lugares en que se destruya o inutilice por incineración cualquier
explosivo, deberán distar a lo menos 730 m de los caminos públicos, ferrocarriles o
centros poblados (edificios). Cuando se trate de la destrucción de grandes cantidades de
explosivos, se tomarán medidas especiales de seguridad y de protección: se establecerá
un cinturón de centinelas y se destruirán los explosivos en porciones sucesivas, limitadas
a las siguientes cantidades: 20 kg, cuando se trate de pólvora negra o pólvora sin humo;
10 kg cuando se trate de dinamita o de explosivos semejantes; y cuando se trate de
fulminates o de otros detonadores, 10 000 unidades cada vez.
Artículo 7º
Cuando no sea posible lanzar al mar (fondear) los explosivos o municiones que se deseen
destruir o inutilizar, ya sea por falta de tiempo, por encontrarse el lugar muy distante de la
costa, por falta de medios u otras causas, se destruirán o inutilizarán de acuerdo con las
prescripciones de la presente norma y en la siguiente forma, según sea la clase de
explosivo o de munición de que se trate:
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1. Pólvoras negras (pólvoras de minas) y explosivos a base de nitrato de amonio: Se
pueden destruir por sumersión en agua (artículo 6º, inciso 2) o bien, quemándolos. Para
quemarlos, se extienden sobre la tierra, en forma de “regueros” (hileras largas y delgadas
de pólvora) de 5 cm de ancho y 2…3 cm de alto, con una separación de 3 m entre los
distintos regueros y dispuestos éstos en dirección perpendicular al viento, de modo que la
llama que se produce al arder el explosivo, no enflame simultáneamente el resto, sino que
la combustión se vaya extendiendo progresivamente a lo largo de cada reguero. La
inflamación se inicia en uno de los extremos mediante una mecha de combustión lenta,
que se amarra a una orilla, o bien se fija la mecha mediante terrones o piedras. El personal
que efectúa la destrucción debe colocarse a prudente distancia para no sufrir quemaduras.
Cuando se continúa la destrucción de cantidades mayores de pólvora negra en el mismo
lugar, es necesario mojar el suelo, antes de extender sobre el nuevos regueros, a fin de
evitar inflamaciónes prematuras. Preferible es cambiar de terreno. Nunca debe quemarse
la pólvora sobre planchas de metal. Los explosivos de nitrato de amonio que no
contengan grandes proporciones de nitroglicerina pueden quemarse en la misma forma
que la pólvora.
3. Los fulminantes, estopines y detonadores en general el igual que todos los explosivos
cloratados y los perclorados, por ser muy sensibles a los golpes, choques, fricciones y
chispas de cualquier origen, deben recubrirse con arena e inflamarse con mecha y
detonador. El fulminato de mercurio vertido o salido de las cápsulas también se puede
destruir, mojándolo o impregnándolo con ácido clorhídrico. Se recomienda que los
detonadores sean destruidos en su caja o envase original sacándole a éste previamente la
tapa. Para mayor seguridad, se coloca una mecha en un detonador que esté en buen
estado. También se pueden destruir los detonadores colocando porciones de
100 detonadores en pequeñas cajas o sacos. En uno u otro caso, ya sea en estos envases
pequeños, o en los envases originales, se colocan todos en el fondo de hoyos de 60 cm
de profundidad, tapados primero con un papel y encima con tierra o arena secas. La
detonación se provoca con un detonador corriente o mediante detonador eléctrico, desde
una distancia minima de 20 m.
Después de la detonación, debe revisarse el terreno vecino, para comprobar que no han
quedado detonadores intactos o sin destruir. Para inutilizar detonadores eléctricos, se
cortarán previamente los conductores eléctricos dejándolos a unos 2 cm de largo cada
uno.
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4. Pólvoras sin humo. Se destruyen quemándolas, siempre en cantidades parciales
inferiores a 20 kg. Se forman regueros similares a los de la pólvora de minas, teniendo los
regueros 5 cm de ancho y con una separación de 6 m entre ellos. Se inflaman con mecha
de combustión lenta. Debe tenerse presente que los tubos o envases cerrados que
contienen pólvora sin humo, al arder ésta, pueden explotar y saltar por el aire. Por esto en
necesario destapar previamente los envases o romperlos o rajar los tubos, y, en todo
caso, colocarlos en dirección oblicua al viento.
5. Munición de armamento menor (de armas de fuego portátiles). Mediante una tenaza, se
retira cuidadosamente el proyectil de cada cartucho; se inclina la vainila y se vacia
dejando caer la pólvora; después se inflama la pólvora en la forma indicada en los incisos
anteriores. Extraída la pólvora, los fulminantes se hacen detonar uno a uno en sus
vainillas, mediante el percutor de un arma adecuada u otro sistema que garantice
seguridad.
6. Proyectiles de artillería y granadas de mano que han fallado. Se prohibe tomar con las
manos o desenterrar proyectiles que no han estallado. Cuando ocasionalmente se
encuentre alguno, se señalará su ubicación en forma conveniente, por ejemplo, mediante
una banderola roja u otra señal de peligro y se dará el aviso correspondiente, para que la
autoridad competente disponga su destrucción.
Artículo 8º
2. Cuando ha fallado una destrucción, se dejarán pasar por lo menos 15 minutos, después
que se haya despejado o desvanecido todo vestigio de humo, antes de colocar las nuevas
cargas explosivas.
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