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3

Staff
Moderadora:
Melii

Traductoras:
Lalu aa.tesares
CrisCras Aimetz
Nico

Correctoras:
Andreina Karool
Alaska SammyD
Sofí Aimetz
Amy Melii
Meliizza Vanessa VR
Mel Markham

Revisión Final:
Mel Markham

Diseño:
PaulaMayfair
4

Índice
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Sobre el Autor
5

Sinopsis
A veces, Dallas se emborracha y no recuerda lo que hizo anoche. A veces,
pierde a sus amigos. A veces, el novio de su madre la golpea hasta que ya no
puede caminar. A veces, la vida es una mierda, pero a veces es hermoso.
Cuando Dallas baila su mundo es suyo y puede hacer lo que ella quiere que sea,
puede escapar de su horrible vida. Dallas ahora tiene que superar su pasado
para darse un futuro en la Academia de Danza de Allenwood Cabo Haven, CT.
Cuando sus pies están sangrando y su corazón se está rompiendo, Dallas debe
encontrar la fuerza para seguir adelante.
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1 Traducido por Lalu


Corregido por *Andreina F*

Sólo muévete. Se decía mientras huía, corriendo tan rápido como sus
piernas le permitían a través de la oscuridad del bosque. Su respiración se hizo
dificultosa y reconoció que necesitaba encontrar un lugar para esconderse.
Podía oír al ridículo novio de su madre, Mike, tropezando entre los árboles
detrás de ella. Dallas sabía que no pesaba mucho, pero no estaba segura de lo
bien que su resistencia aguantaría en comparación con la de él. Su rabia le
daba más energía, estaba segura de ello. Agarró el paquete de seis que había
robado de su nevera y sonrió para sus adentros. No pudo evitarlo. Le gustaba
pasar un buen rato y la cerveza ayudaba con eso. Recordó la última vez que la
había golpeado, sólo unas semanas antes, cuando le había robado. No sabía
cómo la había descubierto, posiblemente, su propia madre la delataba, no sería
la primera vez. Pero mientras se escapaba, pensó que estaría a salvo.
Levantó los ojos del suelo con la esperanza de ver al viejo edificio en el
horizonte. Miró hacia atrás una vez más, el viento picó en sus ojos al darse
cuenta de que Mike ya no la seguía. Pensó que había superado lo de las
cervezas, la había estado persiguiendo por el bosque por sólo un miserable
paquete de seis. Algo que él podía terminar en apenas una hora. Desaceleró el
ritmo considerablemente, pero continuó corriendo, haciendo su camino hasta la
colina directo a su refugio. Nadie tenía la menor idea de que este edificio se
hallaba escondido entre el follaje, pero era donde disfrutaba de paz y soledad.
Desde que Dallas podía recordar este había sido su lugar, su sitio para
esconderse, su punto de escape.
Caminó hasta la colina con el barro pegado a los zapatos que difícilmente
le quedaban bien. Habían pasado años desde que Dallas consiguió ropa y
zapatos nuevos. Todo provenía de tiendas de segunda mano y aunque no le
importaba no tener ropa de marca como la mayoría de los chicos en la escuela,
por lo menos le hubiera gustado tener ropa que le quedara. No era alta, era de
estatura promedio, pero era delgada, por lo que su madre pensó que la ropa de
niña aún debía servirle, aunque fuera una estudiante de secundaria. Pero eso
no importaba ahora, ella tenía su cerveza, y tenía un lugar para esconderse y
beberla. Podía ignorar a su madre, a Mike y a todos los sentimientos que tenía
acumulados en su interior.
Las cosas no siempre habían sido tan malas para Dallas Tanner, una vez
tuvo una vida no muy diferente al sueño de un niño, dulce y honesta. Entonces,
7 su madre no podía dejar las drogas, comenzó a tener relaciones, y su padre, un
hombre de negocios, no podía encontrar la manera de salir del lío sin dejar a
Dallas atrás. Los adultos cometen errores, ella siempre se dijo eso, pero aun así
no significaba que su corazón no le doliera cada noche cuando pensaba en él.
Soñaba cuando él la cargaba como un bebé y la subía en el columpio. Él la
empujaba y ella creía que volaba. Era su padre, el que una vez la había llevado
a este estudio de baile hace mucho tiempo para su primera lección de ballet.
Era como si el edificio hubiera muerto cuando la relación de Dallas con su
padre murió. Las tablas del suelo crujieron cuando entró. Pasó el dedo a lo
largo de las paredes de espejos que quedaban y lentamente se dirigió a la
oficina donde guardaba todos sus secretos. Pocos años después de que el padre
de Dallas dejara el estudio, había sufrido un incendio terrible y el negocio se
había visto obligado a moverse. La estructura había sido considerada reparable
pero nadie en el pequeño pueblo de Illinois había tenido el corazón para
completar el proyecto. Así que aquí estaba. Una cáscara de lo que fue casi una
bailarina de Las Vegas, tratando de revivir su antigua gloria al recibir a Dallas
y a sus pies llenos de ampollas.
Dallas colocó el paquete de seis en la mesa que quedaba en la oficina con
una silla pequeña. Luego se quitó los zapatos y caminó de nuevo frente a los
pocos espejos que seguían ahí. Se desperezó lentamente sintiendo la tensión de
sus músculos que no había usado en casi un mes. Esta había sido su primera
oportunidad para escapar del malvado Mike. Todavía no podía creer que su
madre había considerado siquiera salir con él y mucho menos que le permitiera
mudarse a la casa. Lo que había sido una vez un adorable hogar, ahora parecía
un lugar donde la basura blanca iba a pasar el rato. La gran cantidad de
drogadictos que entraban y salían de la puerta principal hacía que su estómago
se revolviera mientras se extendía desde los dedos de los pies. ¿Cuándo su vida
se había convertido en una pesadilla?
Levantó los brazos, por encima de su cabeza hasta que la punta de sus
dedos se reunieron y se retorcieron en una pirueta mientras dejaba que sus
manos cayeran lentamente hacia sus costados. Rápidamente transformó su
cuerpo en hermosas figuras antes de volver a la primera posición. Su
instrucción fue mínima y su talento natural era algo digno de contemplar.
Nadie la había visto bailar en años y eso era una vergüenza. Dallas tenía la
capacidad innata que la mayoría de los bailarines morirían por poseer. Ella era
simplemente impresionante y mientras se reproducía la música en su cabeza,
llevaba a cabo una rutina simple y corta. El ritmo inaudito se movió
rápidamente a través de su cuerpo y sacó sus emociones a través de su
respiración mientras se movía. Cerró los ojos para imaginar una gran multitud
frente a ella, animándola, dándole el estímulo que necesitaba
desesperadamente. Cuando hizo una reverencia y el público terminó sus
aplausos, abrió los ojos para verse sólo a sí misma en ropa que no le servía y un
cabello muy sucio.
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Mejor consigo algo de ropa nueva pronto, pensó, o la trabajadora social
empezará a dar problemas. Dallas odiaba a su trabajadora social. La mujer
había sido recomendada después de que la madre de Dallas la había llevado a
terapia cuando su padre se fue. Dallas ni siquiera estaba segura de por qué fue
a terapia para empezar, se negó a hablar con el hombre corpulento que se
sentaba en la silla de la habitación diciendo cosas como "mmm" y "ya veo”. Todo
lo que hizo fue tomar notas, y se negaba a mirarla. Luego sugirió su caso a los
servicios infantiles y ahora tenía un trabajador social mal pagado y
verdaderamente triste, que tampoco la miraba a los ojos. Durante mucho
tiempo, Dallas sentía que la gente pensaba que, si la miraban, sus padres los
abandonarían también, como si fuera contagiosa o algo así. Pero viendo de
cerca a su reflejo en el espejo, se dio cuenta de que la gente últimamente había
estado lejos de ella porque parecía un caso de caridad. Era evidente que el uso
de drogas de su madre fue minando la seguridad de todos sus recursos. Sabía
que su padre pagó algún tipo de apoyo infantil, pero nunca había visto nada de
eso. En el fondo, realmente creía que su madre la guardaba solo para ella.
Como si estuviera ignorando el acuerdo de custodia. Eso explicaría la falta de
dinero.
Dallas lentamente caminó hacia el espejo con su brazo extendido,
llegando a tocar el rostro de la chica flaca en el antiguo cristal frío. El cabello
rubio natural que tuvo una vez, estaba teñido de un color rojo brillante y su
piel se veía realmente pálida. Era difícil imaginar en lo que se había
convertido, en otra chica de aspecto rudo. Sacudió la cabeza y se dirigió
lentamente hacia la oficina. Entreabrió no una, sino dos cervezas de las que se
había robado. Dobló su mano permitiendo que la sustancia espumosa viajara
por su garganta a una velocidad alarmante. Había terminado todo el paquete
de seis en menos de cinco minutos. Cruzó los brazos sobre su pecho y apoyó la
cabeza en la silla dejándose disfrutar del bullicio y cerró los ojos mientras
esperaba desmayarse. Sabía exactamente cómo lograr que su cuerpo haga lo
que quería, había hecho esto muchas veces antes. Respiró hondo y dejó que la
oscuridad tomara su mente, permitiéndole a la esperanza soñar con que esta
noche iba a viajar a un lugar nuevo en sus sueños, aunque no estaba segura de
a dónde iba a ir.
Por desgracia, el sueño de hoy fueron pesadillas. Recordó un altercado
reciente con Mike. Su cuerpo se estremeció, en respuesta a las terribles
imágenes que se cruzaron por su mente y por los recuerdos de cómo cada golpe
se sintió en su piel. Fue hace dos semanas cuando Mike la atrapó bebiendo de
un paquete de veinticuatro que había escondido debajo de la cama en su
habitación. Como de costumbre, él asumió que le había robado, sin causa
alguna. Dallas era una excelente ladrona. Aprendió la técnica hace unos años
cuando su madre dejó de darle dinero, dejándola sin nada. Dallas tuvo que
encontrar una manera de hacerse con las cosas que necesitaba, ropa, dinero
para el almuerzo en la escuela y cosas por el estilo, así que ella comenzó a
9 tomar dinero del monedero de su madre. También había una caja de zapatos
ubicada en el armario que contenía la mayor parte de lo que Dallas podría
considerar como los ahorros que tenía. Sólo tomaba el dinero mínimo para
sobrevivir, pero todavía era una ladrona.
En el sueño, era de noche cuando entró en su habitación y rezó en
silencio para que él pensara que dormía o se había desmallado y no le
molestara. Entonces vio su enorme silueta en el umbral, inundaciones de luz
detrás de él y se dio cuenta de que no importa que estuviera dormida, todavía
iría tras ella. Trató de huir de la cama, pero sin tener a donde ir sabía que su
destino era inminente. Ya estaba sobre ella mientras agarraba sus muñecas y
le golpeaba la espalda sobre la cama. Usó una de sus manos para tomar las dos
muñecas con el fin de liberar su mano derecha, que más tarde utilizaría para
golpearla. Pero primero, como siempre, puso su mano alrededor de su cuello y
la acusó de haberle robado su bebida.
—¿Creías que no te descubriría? Siempre sé cuándo te robas alguna de
mis niñas.
Movió su cabeza frenéticamente hacia atrás y hacia adelante. —¡Yo no
tomé ninguna esta vez! ¡Te lo juro Mike!
Se inclinó hacia ella, el olor a borracho llenando sus fosas nasales. —No
te creo —gruñó en su oído.
Cuando empezó a jadear en busca de aire para que le quitara la mano de
la garganta, ella usó toda su fuerza para tratar de empujarlo lejos, pero él llevó
la rodilla hasta su pecho y la sujetó más fuerte en la cama. Terminó con fuerza
llegando a su mandíbula, mientras se retorcía de dolor. Sabía que si dejaba de
luchar, los golpes pararían, por lo que permitió que su cuerpo se aflojara
mientras el dolor se extendía por su cara y cabeza. Él gruñó, tomando el alcohol
de debajo de la cama y saliendo de la habitación. Ella se aseguró de no escuchar
más sus pasos antes de dejar que sus lágrimas comenzaran.
El dolor de cabeza era intenso, pero el dolor en su corazón era mucho
peor. Se sentía impotente contra el hombre que su madre insistió que llamara
"padre". Pero no era cierto, un verdadero padre no trataría a su hija con tal
falta de respeto. Permitió que la ira fluyera a través de su cuerpo y se levantó
de la cama tambaleándose por el dolor en la parte posterior de su cráneo.
Levantó un vaso de su escritorio, que una vez había sido de su abuela, y lo
arrojó contra la puerta. Después de darse cuenta de que había destruido su
única conexión con su abuela, se dejó caer en el suelo sosteniendo los pedazos
del vidrio roto en sus manos.
Dallas estaba perdiendo el control.
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2 Traducido por CrisCras


Corregido por Alaska Young

A la mañana siguiente, Dallas se encontró a sí misma sentada en la


mesa de la cocina sola. Su madre estaría ausente, en algún puesto de trabajo de
baja categoría ganando el sueldo mínimo, y se imaginó que Mike estaría
desmayado en algún bar o que finalmente había organizado sus cosas y estaba
en la oficina de empleo temporal. Apostaba por la primera. Se quedó mirando
su cereal en silencio esperando a que el autobús llegara al parque de caravanas
donde vivía. Odiaba montar en autobús; era ruidoso y estaba lleno. Pero no
tenía otra elección, era su única forma de llegar a la escuela, considerando que
no tenía un coche que funcionara y se encontraba demasiado lejos como para ir
caminando. Sus cereales flotaban tristemente, pasados por estar en la leche
demasiado tiempo. Golpeó un par de ellos con su cuchara, y al oír llegar el
correo salió corriendo al buzón para ver si hoy era el día. Dos semanas atrás
había solicitado una beca de la que oyó hablar en la escuela para la academia
de danza en Nueva Inglaterra. Era un internado, lo que significaba que podría
alejarse de Mike y de su madre y de todos sus repugnantes hábitos; que podría
tener ella misma. Pero la escuela era sumamente cara y la única forma en que
Dallas podría ir era si conseguía una beca completa, algo que no era muy
probable que sucediera, pero la esperanza era todo lo que Dallas siempre tuvo
para aferrarse. Ella sabía que si no encontraba una forma para salir de este
infierno, no había manera de que pudiera ir a la universidad o tener algún tipo
de escolarización profesional. Su madre no tenía el dinero, y Dallas realmente
creía que tampoco quería que se fuera. Era uno de esos padres que quieren que
te quedes y cuides de ellos, en lugar de hacerlo por tu cuenta. Dallas también
creía que su madre no quería que fuera más inteligente que ella; puede sonar
extraño, pero algunos padres son así. Se supone que quieren lo mejor para ti,
pero Dallas pensaba que si su madre realmente creyera eso, habría
abandonado a Mike y encontrado un trabajo de verdad hace mucho tiempo. En
cambio, su madre se drogaba con heroína cada noche y tenía discusiones con su
novio descerebrado.
Dallas prácticamente bajó corriendo por las escaleras de madera para
llegar al buzón en la ubicación dieciséis. El mismo número de remolques en su
lado del lote. Cuando llegó, la cartera seguía poniendo paquetes en los buzones.
—¿Tiene algo para los Tanner? —preguntó Dallas con expectación.
La mujer asintió. —Sí, creo que tengo un par de cosas aquí para ti.
Espera un segundo. —Buscó en su bolso azul marino y sacó tres sobres.
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Dallas pensó por un momento en el DVD que había enviado como su
audición. Un chico de la escuela secundaria tocaba el piano de fondo mientras
Dallas puso cada una de sus emociones en una rutina lírica que ella misma
coreografió. Era una pieza hermosa, y sólo podía esperar que la junta de
admisión de la escuela estuviera de acuerdo.
Tan pronto como Dallas los cogió, sintió que el de abajo había sido hecho
con material más sustancial. Lo puso arriba y sus ojos se ensancharon cuando
vio que la dirección del remitente era de la Academia de Danza Allenwood, de
Cape Haven, Connecticut. Fue entonces, mientras regresaba lentamente a sus
escalones y se sentaba, que la decepción la inundó. Había oído a todos los de
último año hablar acerca de que lo sobres delgados eran negativas, y que los
sobres más gruesos querían decir que la escuela había dicho que sí. Unas
cuantas pequeñas lágrimas rodaron por su mejilla mientras abría el sobre
lentamente. Sacó una carta de hermosa apariencia con un sello dorado de dos
zapatillas de ballet en la esquina. Pero lo que sus ojos vieron después fue
completamente inesperado.

Srta. Dallas Tanner:


Gracias por su interés en la Academia de Danza Allenwood. Hemos
revisado su solicitud ampliamente y encontrado que es usted una candidata
cualificada para nuestro programa de becas. Estamos muy contentos de iniciar
esta aventura con usted en su próximo paso hacia una carrera de danza, y nos
gustaría que comenzara de inmediato para el semestre de otoño. Puede
responder por teléfono o correo electrónico, que se encuentran en la parte
superior de esta carta. De nuevo nos gustaría darle la bienvenida a Allenwood
para apoyarla en sus esfuerzos de baile.
Atentamente,
Director Fallsworth.
Academia de Danza Allenwood.

Dallas agarró el papel en sus manos con tanta fuerza que tuvo miedo de
rasgarlo. Las lágrimas fluyeron con mayor libertad cuando la felicidad
sobrepasó su decepción y se dio cuenta de que sus sueños finalmente se hacían
realidad. Iba a salir de este lugar y a hacer algo con su vida. Pensó por un
momento en llamar a su madre, pero no estaba segura de que las noticias la
emocionaran tanto como la habían hecho feliz a ella. Decidió que iba a saltarse
el autobús ese día y a comenzar a empacar sus cosas, llamando a un taxi más
tarde para conseguir los papeles en su escuela actual. Si podía estar en un
autobús hacia Connecticut mañana, lo haría.
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3 Traducido por CrisCras


Corregido por Sofí Fullbuster

Dallas se sentó en el autobús con su bolsa de ropa y la pequeña bolsa


que contenía sus zapatillas de ballet recién compradas. El asiento era
ligeramente incómodo y cuando apoyó la cabeza en la ventanilla para mirar por
el cristal, pensó de nuevo en la noche anterior.
Su madre apenas reaccionó cuando le contó la increíble noticia.
Simplemente se quedó allí de pie, rascándose los brazos, esperando una
solución. Dallas intentó ignorarla mientras sus ojos recorrían la habitación en
busca de su aguja.
—¡Mamá! ¿Estás escuchándome siquiera? ¡Me voy a marchar! —Cuando
su madre aún no respondió, Dallas intentó hablar lentamente—. Mamá, me
dieron la beca. Voy a ir a un internado.
Su madre asintió esta vez. —Bien por ti. Debe haber algo de dinero en mi
tocador, puedes cogerlo para un billete de autobús. Sé buena.
Dallas observó la espalda de su madre mientras se alejaba,
preguntándose cómo esta cáscara de una mujer había sido una vez su vibrante
madre. Las drogas estaban matándola; podía verlo, pero no había nada que
pudiera hacer. La tarea de Dallas era cuidar de Dallas, y desde ahora esa sería
su prioridad.
Desafortunadamente, su emoción le permitió acabar con un cuarto de la
botella de whiskey alrededor de la medianoche después de comprar un billete
de autobús. Perdió el conocimiento, como de costumbre, y tuvo la suerte de que
había dos autobuses que se dirigían a Connecticut ese día, ya que se había
quedado dormida y había perdido el suyo. La mujer de la taquilla había sido
agradable y cambió su billete sin coste extra, a pesar de que se suponía que
tenía que pagar un extra de veinte dólares por su asiento sin utilizar. Supuso
que las estropeadas ropas y la ausencia de mucho equipaje permitieron que la
mujer creyera que su situación era bastante desesperada, lo cual era. No había
habido mucho dinero en el tocador, y después de que hubiera pagado por el
billete, a Dallas sólo le quedaban alrededor de diez dólares de su madre. Tenía
cincuenta propios. Esperaba que le suministraran las cosas en la escuela, o
posiblemente podría encontrar un empleo para ayudar a mantener sus
necesidades. Otra escuela solo significaba más gente mirando su aspecto
descuidado. No le importaba comprar ropa de segunda mano, pero sabía que
tendría que encontrar algunas mejores con el fin de encajar.
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Agarró su bolso con fuerza mientras el autobús salía de la estación y
pensó en el largo viaje por delante. Un par de maestros de la escuela le habían
dicho que la echarían de menos, y una chica, que era una especia de amiga de
Dallas, le había dado un abrazo justo antes de que dejara la escuela. Era una
sensación extraña estar marchándose por su cuenta, pero sabía que era la
única forma que tenía para llegar a tener éxito.
Casi dos días más tarde, llegó a la pequeña estación de autobuses en
Cape Haven, Connecticut. El aire era fresco y tiró de la capucha de su sudadera
alrededor de su rostro. Vio a un hombre vestido de negro con un cartel que
tenía su nombre y se acercó lentamente.
Él le sonrió mientras se acercaba. —Dallas Tanner, supongo —dijo sin
perder nunca su sonrisa.
Asintió lentamente y él se ofreció a coger su equipaje. Le dio la bolsa que
contenía todas sus pertenencias, pero mantuvo su equipo de danza sobre su
hombro. Se preguntó si se dio cuenta de lo pesada que era su bolsa de ropa. El
contenedor en el que llevaba sus zapatos de danza de repente se convirtió en un
salvavidas, lo único que la ataba a este nuevo lugar y a esta nueva vida.
Lo siguió hasta el oscuro coche, donde él le abrió la puerta y ella se
deslizó en el interior, cruzando los asientos de cuero. No podía recordar un
momento en su vida en el que hubiera estado en un coche tan agradable, pero
bajó la ventanilla a fin de fijarse en su nueva ubicación en lugar de disfrutar su
exuberancia. Pudo oler el aire salado cuando una brisa entró, proveniente del
océano. Algo acerca de estar aquí era mágico, Dallas podía sentirlo. Este lugar
podía cambiar vidas.
A los diez minutos habían llegado frente a lo que parecía un castillo.
Sabía que la arquitectura en Nueva Inglaterra era diferente que en su casa,
pero esto era algo maravilloso y más allá de lo que jamás había visto antes, a
excepción de, posiblemente, en la televisión. Mirando por la ventana ni siquiera
podía ver la parte superior de la estructura de piedra ante ella, pero se imaginó
que habría picos y balcones que se extendían desde las torretas. Este lugar
parecía el típico escenario de una película, o al menos lo que esperaba de una.
Se preguntó si en realidad filmaron algo aquí. El conductor llegó con su bolsa y
abrió le abrió la puerta otra vez, que casi se cayó, ya que no prestaba atención a
sus movimientos casi silenciosos. Él le ofreció una mano para ponerse en pie,
pero le hizo un gesto para rechazarlo, avergonzada. —Estoy bien, gracias. —Le
cogió la bolsa y subió los hermosos escalones de piedra. Había crisantemos a
ambos lados de las escaleras dándole la bienvenida a la preciosa estructura de
piedra. Llegó a la enorme puerta de madera y no estaba segura de sí llamar o
entrar sin permiso. Podía oír voces al otro lado, muchos chicos hablando,
¿algunas personas cantando? Se encogió de hombros mientras tiraba del pomo
de la puerta y llegaba al hermoso vestíbulo con sillones de felpa y vidrieras.
Nadie pareció notar su llegada, sus temores de ser catalogada como la chica
15 nueva de repente parecían tontos. Se quedó de pie en la entrada y miró a sus
ahora compañeros de clase, gente de todas las edades y razas. La mayoría tenía
colores brillantes y ropa ligera, como si probablemente vinieran o fueran a
clase. Zapatos de claque y ballet colgaban de casi todos los hombros, y los que
no, llevaban zapatos de tacón bajo. Dallas asumió que esos eran los estudiantes
que trataban de llegar al mundo del teatro. Recordaba leer en la página web
que también ofrecían clases de canto para aquellos que buscaran trabajos en
Broadway, pero Dallas lo había omitido, ya que sólo cantaba en la ducha.
Se quedó allí de pie por un momento, insegura de qué esperar mientras
una pequeña chica morena se aproximaba a ella.
—Hola —dijo, extendiendo su mano. Dallas recolocó sus bolsas sobre su
hombro con el fin de estrechársela. Hacer amigos era algo en lo que nunca fue
particularmente buena, pero esta chica se acercó a ella y no quería parecer
maleducada.
—Soy Mila, ¿eres nueva aquí?
—Sí, soy Dallas. Acabo de llegar.
Mila asintió en respuesta. —Pensé que lo eras. Se supone que debo
guiarte hasta la admisión para que te asignen una habitación. Vas a ser mi
nueva compañera de habitación.
—Oh —dijo Dallas mientras seguía a la chica hacia la izquierda y subían
una gran escalera. La madera era tan vistosa que Dallas tuvo miedo de tocarla
por temor a manchar la hermosa veta. Dallas no estaba segura de que le
gustara la forma en que la chica dijo ‘nueva’, quizá había pasado por una gran
cantidad de compañeros anteriores a ella.
—¿Has tenido muchas compañeras de habitación?
Mila sacudió la cabeza. —Sólo una desde que estoy aquí. Pero le
ofrecieron un puesto de trabajo; descubrirás que está muy transitado por aquí.
Eso hizo que Dallas tuviera esperanzas, tal vez un día encontrara un
trabajo bailando de forma profesional. —¿Muchos chicos consiguen trabajo?
Mila se detuvo en lo alto de las escaleras y pensó por un momento. —
Bueno, llevaron a seis este año para una gira, y tuvimos uno para ir a
Broadway, y uno está en París, creo. Así que sí, un número decente. —Se
encogió de hombros y siguió caminando.
Dallas la siguió hasta el final del pasillo que pasaba por grandes puertas
de madera a ambos lados. —Estas son tus aulas —dijo Mila, señalando las
puertas con las manos.
—Eres de primer año, ¿verdad?
—Sí, acababa de empezar mi primer año antes de recibir la carta.
—¿Hicieron tus padres también la cosa de saltar arriba y abajo cuando
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recibiste la carta?
Cuando Dallas no respondió de inmediato, Mila siguió—: Todos los chicos
con beca viven en las mismas habitaciones. Se supone que es para que no nos
sintamos fuera de lugar cuando todos los niños ricos van a hacer cosas. Creo
que es segregación, pero lo que sea… Entonces, ¿qué piensan tus padres?
Dallas pensó que Mila estaba genuinamente interesada en su vida, pero
era difícil para ella revelar algo personal. —Somos sólo mi mamá y yo, y su
novio Mike. —No pudo evitar rodar sus ojos cuando dijo su nombre—. Como
que creo que estaban contentos de librarse de mí, para ser honesta —dijo, no
más alto que un susurro.
Mila alzó la mirada hacia ella y Dallas notó sus ojos marrones
extremadamente oscuros. —Estoy segura de que eso no es verdad —dijo
tranquilamente.
Después de un momento, continuó el tour y atravesaron la última puerta
al final del pasillo. Tenía un gran cartel que decía Admisiones al frente. —
Entraremos aquí para conseguir tu llave, y luego te enseñaré nuestra
habitación. Probablemente estés hambrienta ahora, ¿verdad? La cena es como
en cuarenta y cinco minutos. Puedes sentarte conmigo y mis amigos.
Fue tan amable que hizo que a Dallas le doliera el pecho; nadie era así
en casa.
—Claro, eso suena genial.
Dallas entró por la gran puerta de madera para encontrar a una mujer
corpulenta que se sentaba en un escritorio rotulado. Se presentó como Dallas
Tanner y la mujer rápidamente reunió su archivo.
—Oh, es cierto, ¡eres la nueva transferida! Sí, aquí, todos tus archivos
fueron enviados hoy desde tu antigua escuela. Tienes bastantes
recomendaciones de tus profesores. Ellos comentaron tus excelentes
calificaciones. Espero que no encuentres el plan de estudios de aquí demasiado
difícil para seguirle el ritmo. —Sonrió brillantemente y Dallas vio el sonrojo en
sus mejillas, lo que la hizo relajarse un poco. Esta mujer parecía la versión
femenina de Santa Claus, no había forma de no sonreír cuando te encontrabas
a su alrededor.
—Tu asignación de habitación, cariño. —Le dio a Dallas una llave—.
Mila Kretchneycov es tu nueva compañera de habitación. Una chica muy dulce,
estoy segura de que no tendrás problemas para llevarte bien con ella. —Le
sonrió a la pequeña chica de pie junto a la puerta.
Dallas se tomó un momento para sopesar la llave en sus manos; nunca
consideró cuán fantástico se sentiría tener un lugar propio.
—Ahora veo que eres parte de nuestro programa de becas, lo que
significa que todas tus comidas están incluidas. Igual que todos los libros de
17 texto y todo lo que necesitarás para la escuela. Sólo hazme una lista de todo y
te lo proporcionaremos.
—Gracias —dijo Dallas. No podía creer que no tendría que preocuparse
por la comida o conseguir los útiles escolares—. ¿Sabe dónde puedo comprar
algo de ropa?
La mujer asintió. —Los estudiantes tienen permitido salir del campus
los fines de semana, los sábados. Mila puede mostrarte los alrededores de la
ciudad. Hoy es jueves, por lo que no será mucha espera, ¿verdad?
—Eso es perfecto. —Dallas se levantó para marcharse—. Muchas
gracias.
—Por supuesto, cariño. Oh, ¡y bienvenida a Allenwood!
Dallas sonrió y por primera vez en años, se sintió como en casa.
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4 Traducido por Nico


Corregido por Amy Ivashkov

Dallas aferró sus bolsas mientras ella y Mila caminaban rápidamente a


través de la multitud. Caminó detrás de Mila, ansiosa por ver su nuevo
alojamiento.
—Las clases deben de haber empezado solo para los de segundo año —
comentó Mila sobre su hombro—. Por lo general tienen el último horario. Y las
clases de baile antes. Alégrate de que te lo saltaste, es el peor grado en
Allenwood si me preguntas.
Dallas asintió mientras se abrían paso por el pasillo. Subieron dos
tramos de escaleras y llegaron a otro pasillo con chicas sentadas en sofás de
felpa jugando cartas en una esquina. Muchas tenían sudaderas y parecían
cómodas usando pantalones de chándal.
—¡Aquí está! Éste es el dormitorio de las chicas. No se permiten chicos
después de las 7:00 pm, no bebidas, no drogas y reporta todos los desórdenes
alimenticios.
Dallas estaba confundida. —¿Desórdenes alimenticios?
Mila miró con atención. —La anorexia y bulimia son muy comunes aquí.
—Entendido. —Dallas se mordió el labio inferior.
—No rompas las reglas —le advirtió Mila—. Las cosas se ponen feas si
tienes que ir a ver al director, especialmente para nosotros, los becados. No
tenemos papás que les paguen, o mejor dicho que “compren nuevos libros para
la biblioteca”, como algunas de estas chicas. No me refiero a nadie
particularmente, tratando de hacerte daño… pero sabes cómo es la danza. —
Mila se encogió de hombros mientras pasaba por las puertas decoradas con
nombres de chicas en ellas.
—En realidad, no sé cómo es la danza —admitió Dallas. No había
tomado clases en años, además de teatro en la escuela secundaria. Y sin nadie
que realmente le enseñara, sus habilidades naturales no eran competencia. La
carta enviada a Allenwood de hecho había sido idea de su maestro de teatro, él
sabía que Dallas había tenido dificultades en casa y merecía la oportunidad de
hacerlo por sí misma.
Mila se giró hacia Dallas con los ojos abiertos —¿Qué quieres decir con
que no lo sabes? ¿Son ciertos los rumores? ¿No tomaste lecciones?
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—¿Los rumores? ¿Ya hay rumores sobre mí?
—Vamos adentro y te explico —susurró Mila. Sacó unas llaves y abrió la
puerta que tenía su nombre en púrpura—. Podemos poner tu nombre también,
estoy segura de que hay etiquetas en la oficina de admisión.
Cuando entró en su dormitorio asumió que luciría como los pequeños
dormitorios que los colegios promovían en sus sitios web. No esperaba el
enorme lugar frente a ella. Si, los muebles eran mínimos, pero encajaban bien
con el lugar.
Había un par de camas, dos vestidores, un escritorio para cada chica,
pero luego había un enorme armario empotrado y un mueble con una televisión
de pantalla plana. Dos sillas lujosas que concordaban con los sofás en el
vestíbulo estaban situados frente al televisor. El cuarto de Dallas en casa, no
era ni la mitad de esta habitación así que no le importaba compartir. Colocó sus
cosas sobre la cama que no tenía sabanas ni edredón, y se dio cuenta de que no
tenía nada que ponerle.
Mila notó inmediatamente su angustia. —No te preocupes sobre eso. La
escuela dará todo después de la cena, de todas formas, no nos permiten traer
cosas de casa para las habitaciones. Ellos dicen que lo hacen para crear
continuidad entre los grupos.
Dallas sintió una oleada de alivio. —Gracias. Entonces, ¿qué decías
antes, sobre los rumores? —Dallas se sentó en el borde de su cama desnuda
sintiendo el cómodo colchón debajo de sus dedos.
—No es realmente un gran problema. Pero hay una chica, Trish, ella
parece súper talentosa pero es porque ha tomado clases toda su vida. Creo que
estará en alguna de tus clases o algo así, por lo que te buscó y no te recordó de
ninguna competencia de baile. Le resulto un tanto extraño. Así que supongo
que creyó que no habías tomado clases, o que eran particulares. La mayoría de
nosotras crecimos en el mundo de la danza así que cuando tu nombre no nos
sonó familiar pensamos que tal vez tu talento natural era suficiente para estar
aquí. Y si ese es el caso, Trish acaba de ser desbancada como la mejor bailarina
de aquí.
Dallas se echó a reír. —Bueno, ella no tiene nada de qué preocuparse.
Pero tienes razón, no he tomado ninguna lección desde la primaria, trabajé con
mi maestro de teatro en secundaria, él fue quien me sugirió que aplicara aquí.
Pero no soy un prodigio, voy a trabajar tan duro como todas.
Dallas siempre ha tenido que trabajar duro para conseguir lo que quería,
entendía que nada te era entregado. Todos esos niños ricos que ahora la
rodeaban no tenían mucho sentido para ella. Sus padres les compraban autos y
ropa bonita, que era algo que nunca tuvo, por lo mismo aprendió a no
extrañarlo. Pero al mirarse se dio cuenta de que necesitaba ropa nueva, de
todos modos, encajar era parte de la experiencia de la escuela.
20
—Oye, Mila. La secretaria me dijo que los sábados ustedes van al pueblo.
¿Sabes de alguna tienda a la que pueda ir? Necesito algo de ropa nueva para la
escuela.
Mila sonrió. —¡Por supuesto! Te llevaré de compras, claro si no te
importa que te acompañe. —Los ojos de Mila se movieron hacia abajo, mientras
trataba de evitar la mirada de Dallas. Dallas nunca había tenido a alguien
ofreciéndose a pasar el rato con ella de esa manera, cuando era niña fue
invitada a fiestas de cumpleaños y conoció algunos amigos después de la
escuela, pero desde que su padre salió de su familia, las cosas habían cambiado.
—Me encantaría que vinieras conmigo, Mila. Espero que esté bien, pero
estoy buscando algunas tiendas de segunda mano, o una gran tienda de
segunda mano.
Mila asintió, entendiendo lo que Dallas expresaba. Dallas se preguntó si
estaba escrito en toda su cara que era pobre. Y si no lo decía su expresión,
ciertamente su ropa se había encargado de eso.
—¡No hay problema! De todas formas, mi estilo favorito es vintage, suelo
comprar en tiendas de segunda mano también. ¿Tienes hambre? La comida es
bastante buena.
Dallas sonrió, asintió y siguió a su nueva amiga fuera de su dormitorio y
bajaron a cenar.
Mila le dijo a Dallas que la cafetería era una expansión puesta en el
castillo en los años treinta. Dijo que se había construido después de que los
propietarios entregaron los bienes para la escuela de danza. También comentó
que el estudio más grande de danza estaba sobre la cafetería, pero es donde los
chicos de Broadway practicaban. Era como un teatro.
Dallas asintió mientras admiraba la madera tallada en las paredes y vio
que todas las mesas circulares estaban cubiertas con manteles blancos
drapeados hasta el suelo.
—Todo es tan bonito aquí.
Mila se encogió de hombros. —Las mesas son circulares para que nadie
sea el centro de atención. Al menos eso es lo que nos dicen, los manteles blancos
son algo nuevo este año, sin embargo son sólo para la cena. Durante el
almuerzo este lugar luce como una cafetería ordinaria.
Dallas se preguntó en cuantas cafeterías habría estado Mila, porque
ninguna de las cafeterías de sus escuelas anteriores habían lucido así. Se
acercó a una línea de buffet donde podía elegir cualquier número de platos que
ella quisiera para la cena.
—¿Hay tanta comida cada noche? —preguntó sorprendida por la gran
cantidad de opciones.
21
Mila asintió mientras ponía vegetales y frutas frescas en su plato.
—Síp, y ellos apenas empezaron a poner comida para nosotros los
vegetarianos, como tofu unas cuantas veces a la semana.
Dallas examinó sus opciones de comida y luego la de su compañera —¿Te
molesta si como carne a tu alrededor?
—No, en absoluto. Soy la única de mi familia que es vegetariana, y la
mayoría de los que están aquí no lo son. Para mi es más acerca de ser
ambientalmente responsable. No es gran cosa. No te preocupes por eso.
Dallas podía sentir su honestidad y estaba emocionada por poder comer
verdadera carne, no había comido carne desde que dejó su antigua
preparatoria.
—Esto es delicioso —dijo entre bocado y bocado.
—Lo sé. No es la comida normal de una cafetería. Muchos de los chicos
que se fueron a la universidad están muy decepcionados.
Dallas dejó de masticar un segundo para hacer una pregunta—: ¿Quieres
decir que no siguen bailando?
Eso nunca cruzó la mente de Dallas. Bailar era su boleto para salir de la
vida que tenía, nunca le había ido muy bien en la escuela y no pensó conseguir
una beca por ser inteligente, el baile lo era todo. Se sorprendió al saber que
muchos no seguían ese camino después de ir a una escuela, literalmente, solo
de baile.
—Algunos se lastiman, otros se dan cuenta que no están hechos para
esto. No todo el mundo está destinado a ser bailarín, incluso si piensas que sí.
Otros deciden ir a la universidad para tener una carrera de respaldo y una beca
de baile, que es mi plan.
—Oh. —Dallas no quería admitir que había pensado obtener una carrera
de respaldo, pero ahora si tenía una oportunidad para liberarse de esa idea y
no la iba a dejar ir—. ¿Cuál es tu otro plan?
—Ser médico.
Dallas se rió y casi se ahogó con su hamburguesa.
—¿Qué es tan gracioso?
Dallas tomó un trago de soda, y miró los oscuros ojos de Mila. Ella no
tenía intención de hacerle daño, pero era muy divertido como una chica que
necesitaba un taburete para alcanzar cualquier cama de hospital quería ser
médico. Ella simplemente no se la podía imaginar con una bata blanca leyendo
un expediente.
—Simplemente no pareces el tipo, lo siento, no quise ofenderte.
Esta vez Mila se rió. —Crees que quiero ser médico de hospital, ¿cierto?
22
De ninguna manera, odio totalmente las agujas y todas esas máquinas
ruidosas. Quiero medicina relajante. Ya sabes, como terapia de masaje o algo
así. De ninguna manera renunciaré a mi ropa negra.
Estando arriba preparando sus camas, Dallas se dio cuenta de que el
guardarropa de Mila no era todo negro pero estaba conformado en su mayoría
por colores verdes, morados oscuros, azul marino y negro. No parecía gustarle
mucho el marrón, probablemente porque no combinaba con su cabello.
Dallas se acurrucó con las cobijas que le dieron en la oficina de admisión
y respiró el dulce aroma de detergente para ropa. No podía recordar cuando fue
la última vez que sus cobijas en casa fueron lavadas, y se durmió soñando con
cómo sería mañana.
23

5 Traducido por aa.tesares


Corregido por Meliizza

Dallas se duchó a la mañana siguiente y ató su pelo mojado en un moño


apretado. Se dio cuenta que muchas de las otras chicas a su alrededor lo ponían
en moños o trenzas y bandas para mantener el cabello fuera de su cara o para
satisfacer las necesidades de sus maestros. Fue interesante ver a todas las
bailarinas caminando por el pasillo, una gran diferencia de la noche anterior.
Nadie tardaba o descansaba en el pasillo jugando cartas, eran pequeños grupos
compactos de muchachas que se susurraban las unas a las otras, pero
ninguna molestaba a Dallas así que no le importaba.
Le dieron su horario la noche anterior con sus sábanas, por lo que
lo examinó de cerca tratando de averiguar en qué estudio tendría que
aparecer primero. Por suerte, Mila estaba en su primera clase de baile.
—Así que supongo que lo tuyo es lírica, ¿cierto? Quiero decir que no sé
cómo te metes en una clase intermedia de otra manera —dijo Mila, mientras
agarraba con fuerza el papel, jalándolo más cerca de su cara. Dallas se dio
cuenta de su estrabismo pero no hizo comentarios sobre su vista.
Miró y dijo con honestidad—: Supongo. Quiero decir, no he tenido mucha
práctica en nada de eso, pero si piensan que lírica es lo mío entonces creo que lo
es. Quiero decir, son expertos, ¿no?
—¡Que buena actitud tienes, compañera! Ellos te gustarán mucho. Total
aguante, lo favorito de la Sra. Jessica. Eso es lo que tiene en primer lugar, pero
ten cuidado, no te fijes en su cicatriz.
—¿Su qué? —preguntó Dallas, mientras caminaba a través de la puerta
de un gran estudio.
De pie frente a ella se hallaba una hermosa mujer rubia con un corte
pixie1y brillantes ojos grises. Pero cuando se volvió, para centrarse en los ojos
de Dallas, la hermosa joven bailarina notó que el rostro de su maestra se veía
empañado por una horrible cicatriz que se extendía desde el ojo hasta debajo de
su barbilla. Jadeó en silencio mientras la mujer caminaba con gracia hacia ella.

1 Corte de cabello cortó, hacen referencia a un duende o hada.


Sonrió, pero era marchita y triste. Dallas sintió lástima por esta mujer y ni
siquiera la conocía.
24
—Tú debe ser Dallas —dijo, extendiendo su mano.
Dallas la sacudió ligeramente. —Sí, señora.
—Sra. Jessica si quiere. Encuentre una posición en la parte posterior,
tiene tres semanas de material para ponerse al día. Mírame antes de ver a tus
compañeros.
—Sí, Sra. Jessica.
Dallas hizo todo lo posible para seguir adelante con los complejos
movimientos que su profesora de baile instruyó, pero eran tan mayores a su
ámbito de posibilidades. Dijo términos que más tarde tendría que buscar en el
diccionario.
—¡Bailarinas! —dijo, mientras detenía la música—. Es hora de
emparejarse. Dallas estará con Andre, que tomará el lugar de su pareja.
Dallas hizo una seña a su maestra sin poder hablar mientras trataba de
respirar lentamente.
Un hermoso hombre en mallas y camisa blanca se acercó a ella, su piel
era de color moca. Tenía gruesos brazos con músculos marcándose debajo de su
camisa. Caminaba con tanta confianza que Dallas sabía que iba a ser una
pareja de baile fantástica.
—Debes ser Dallas —susurró, mientras sus compañeros se ponían en la
posición inicial.
—Sí —respiró—. No conozco ninguno de estos movimientos, lo siento,
pero te acaban de dar una terrible pareja. —Ella nunca quiso retrasar a nadie,
no era su lugar.
—No hay problema, voy a hacer esto por mi cuenta esta vez, termina de
observar a las chicas para ver lo que se supone que debes hacer. Estoy seguro
de que vas a aprenderlo bastante rápido, te veía durante el individual, y tienes
talento. Solo tienes que aprender a controlarlo.
Dallas se sonrojó ligeramente. —Gracias. —Al comenzar la música se
paralizó mientras Andre representaba maravillosamente cada movimiento que
el resto de sus compañeros realizaban, pero él hizo todo veinte veces mejor.
Mientras lo miraba, en comparación con el resto, se preguntó cómo no se había
ido ya al profesional. Sus líneas eran perfectas y sus extensiones siempre
completas. Estaba totalmente hipnotizada con sus expresiones faciales que
contaban la historia de amor y pérdida. A medida que la música llegó a su fin
se dio cuenta de que rompía ligeramente la formación, ya que las parejas se
fueron apartando el uno del otro, con sus manos extendiéndose retratando su
separación. Dallas estaba completamente enamorada de la coreografía y rezaba
para que un día fuese la mitad de buena como la mayoría de los bailarines
aquí. La Sra. Jessica no tardó en darse cuenta de que no había actuado y le
levantó una ceja peligrosamente. Al pasar por la segunda y tercera vez, Dallas,
25 trató de seguirle el ritmo a la coreografía, pero sabía que le tomaría toda una
semana aprenderse la rutina. Andre fue muy paciente con ella, apreciaba los
comentarios y susurros en el oído mientras hacían nuevos movimientos.
Al final de la clase la Sra. Jessica criticó duramente a cada bailarín, pero
saltó a Dallas en el último minuto. Esta empacó sus zapatos y sacó una botella
de agua del bolso, de la que bebió en grandes tragos cuando la Sra. Jessica se
acercó.
—Estás muy atrasada. Me dijeron que tenías un montón de habilidad
natural, con la que puede que esté o no de acuerdo, pero tu técnica es terrible.
Sugiero que tomes clases particulares, además de tu carga académica regular.
Con eso la Sra. Jessica giró sobre sus talones y se alejó agarrando una
pequeña botella de agua de un taburete cerca de la puerta antes de salir.
Después de que salió de la clase empezó a charlar y la gente se dispersó poco a
poco yendo a las clases regulares de la escuela secundaria. Dallas oía
cuchichear sobre ella, la Sra. Jessica era lo suficientemente alta para que toda
la clase oyera como expuso las desigualdades que tenía con el resto del grupo.
Mila se acercó lentamente. Asumiendo Dallas que Mila sabía cómo iba a
reaccionar y temía ligeramente por su nueva amiga.
—Estoy bien. Confía en mí, no es la primera vez que me llaman al frente
de la clase. Realmente estoy bien. —Cogió su bolso y trató de entablar una
conversación normal con Mila y de esa manera no tendría que hablar de sus
verdaderos sentimientos. Lo único que deseaba en ese momento era arrastrarse
sobre su cama con una copa, pero sabía que no era una opción.
—Entonces, ¿a dónde vamos ahora?
—Historia, a continuación álgebra y finalmente inglés. Solo tenemos
química, los martes y jueves, ya que toma el lugar de historia.
Terminamos matemáticas para después comer. Obtendrás todos tus libros y
materiales de los profesores a medida que avancen las clases. La mayor parte
de la programación de este semestre es bastante fácil, la Sra. Jessica es
probablemente la más dura. Verás a tu profesora de ballet, ¿no? —Mila se
refirió a la parte superior de la agenda de Dallas para los martes y jueves.
Dallas asintió—. Esa es la Sra. K, ni siquiera puedo decir su nombre y soy
rusa. Nadie puede entender una palabra de lo que dice por lo que nos permite
holgazanear en clase. Y ¿Dallas? No te preocupes por la Sra. Jessica. Se supone
que solía ser una famosa bailarina, pero luego obtuvo esa desagradable cicatriz
y perdió a su agente. Es muy amargada, lo mejor es simplemente mantenerse
alejado de ella y tratar de mantener la cabeza alta en clase.
Dallas pasó lentamente el resto del día, tomándose un momento a la vez.
Se había presentado en cada clase excepto en su clase de lírica, pero vio
muchas de las mismas caras una y otra vez. La mayoría de los profesores la
dejaron sola y cuando ella levantó la mano una vez en inglés, ya que sabía una
de las respuestas, el profesor, un señor mayor, parecía impresionado. Parecía
26 para Dallas que su mayor obstáculo en Allenwood sería la Sra. Jessica y
encontrar un bar local que sirviera a menores de edad.
La noche del viernes Mila y ella se quedaron en su habitación para ver
una película en la televisión. Dallas estaba completamente agotada por bailar
todo el día, su aguante y resistencia no se encontraban donde tenían que estar,
sin embargo, sus compañeros de clase parecían totalmente relajados al salir.
Dallas fue la última en llegar a su habitación mientras se dejaba caer en la
cama, negándose a moverse hasta que Mila amenazó con que la cena estaría
terminada antes de que Dallas decidiera ir comer.
Cuando se sentaron a comer, Dallas notó a una chica apuntándola con el
rabillo del ojo. —¿Quién es? —preguntó a Mila, quien comía su ravioli
vegetariano y tarareando.
—Oh, esa es Trish, ¿recuerdas que te hablé de ella? Mantente lo más
lejos posible, está loca. —Metió el tenedor en otro ravioli mientras Dallas
miraba a Trish inquisitivamente. Salió de su trance cuando se dio cuenta de
que Trish y sus amigos caminaban hacia su mesa.
—Mila, ¿por qué están viniendo hacia acá?
—No tengo idea.
Trish se abrió paso entre la multitud de la cafetería quienes se
separaban como el mar Rojo. Era hermosa, con el pelo rubio decolorado y labios
de rubí, pero todo en ella emanaba a una falsa identidad. Su mirada gritaba a
Dallas que esta chica no se sentía cómoda en su propia piel.
Las personas le dieron miradas sucias al pasar, pero cuando los miraba
sonreían dulcemente, amigos-enemigos hasta el final, pensó Dallas para sí
misma. Cuando Trish llegó a su mesa, junto con su pandilla todas miraban
directamente a Dallas.
Después de un momento de silencio Dallas decidió romper el hielo. —
¿Puedo ayudarte?
Trish sonrió dulcemente, pero Dallas podía sentir el veneno saliendo
mientras decía—: Sí, creo que puedes.
Su pequeño grupo rió, mientras ella continuaba—: Necesito que te
quedes tan lejos de Andre como sea posible. ¿Tiene algún problema con eso?
Dallas nunca fue buena para la confrontación, sin embargo, sabía cuándo
tenía que defenderse. Si dejaba que esta chica caminara sobre ella sería el final
de su carrera aquí. Se levantó de la mesa lentamente así podría estar frente a
frente con este nuevo contrincante. —En realidad, lo tengo. Mira, él y yo somos
compañeros de baile ahora y necesito su enfoque completamente en el salón de
clases, y no en una rubia de mala calidad. —Tan pronto como las palabras
escaparon de sus labios deseó poder regresarlas.
27
La gente a su alrededor jadeó ante su crudo comentario, incluyendo Mila.
—¿A quién crees que estás llamando basura? ¿No es esta tu primera vez
fuera del parque de remolques?
Ahora Dallas estaba enojada. —No acabas de llamarme basura del
remolque. —Hizo una pausa y luego mantuvo su voz baja y agregó—: Voy a
aplastarte.
—Sigue adelante e inténtalo, mi padre se sienta en la mesa directiva y
la beca se revocará tan rápido que ni siquiera tendrás la oportunidad de
desempacar.
—Vete al infierno. —Dallas hervía, la comprensión de que no podría
hacer nada más que daño con sus palabras a esta chica.
—Nos veremos allí —comentó Trish dando vuelta antes de sonreírle de
nuevo—. Malditos casos de caridad —dijo a sus amigas, mientras se alejaban—
. Quiero decir, ves el corte que le hizo a su cabello, repugnante. —Le lanzó una
mirada desagradable a Mila y luego a ella, antes de salir de la cafetería con su
pandilla.
—Bueno, eso no salió bien —dijo Mila mientras rompía la concentración
de Dallas. Luego se sentó y miró a su compañera.
—¿Qué quieres que haga? ¿Dejarla que nos hablara de esa manera?
Mila se limitó a sacudir la cabeza, pero otro chico en la mesa que Dallas
no lo conocía, respondió—: No te metas con Trish. Tiene malas noticias escrito
por todas partes. Escuché que una vez le dio a otra bailarina comida
envenenada solo para que poder tener su puesto en la presentación de
primavera. No tengo ni idea de lo que le va a hacer a alguien que solo se puso
frente a ella en una cafetería llena de gente. Pero, nena, tengo que reconocerlo,
te sabes defender. —Tomó su bandeja y se puso de pie, pero añadió un
comentario más, antes de salir—. Trabájalo, Chica. —Le guiñó un ojo y se fue.
Dallas sonrió para sí misma, no dejaría que Trish obtuviera lo mejor de
ella, al menos no todavía.
Una vez en pijamas y comiendo palomitas de maíz que habían
conseguido de la cocina se instalaron para ver una bonita comedia romántica y
no pensaron más en la danza o Trish, sino que simplemente se convirtieron en
dos amigas de secundaria que disfrutaban de una noche de viernes.
—Entonces, ¿qué piensas de Andre? —preguntó Mila.
Dallas se encogió de hombros. Realmente nunca se había interesado en
los chicos, no románticamente de todos modos, había tenido demasiadas cosas
en que pensar. —Parece bastante agradable, pero estoy seguro de que está
viendo a alguien. Además me parece que lo mejor es no mezclar negocios con
placer, y si él va a ser mi pareja de baile tendremos que confiar totalmente el
28 uno en el otro. Los sentimientos solo se pondrán en nuestro camino.
—¡Vaya, que madurez! A mí me gusta mirarlo, mmmm, ese culo
apretado. —Miró distraídamente en el aire, como si lo imaginara realizando
una pirueta.
Dallas se echó a reír mientras se daba cuenta de que a pesar de que Mila
era pequeña, tenía una personalidad que podría llenar una habitación. —¿Es tu
cabello naturalmente tan oscuro?
—¡Por supuesto que no! Me tiño, igual que tú. Aunque debo decir, me
gusta mucho tu color rojo, te destaca.
Dallas se sonrojó ante el cumplido. —Gracias.
Mila empujó unas palomitas de maíz en su boca mientras decía—: Oye
después de que vayamos de compras mañana, hay una fiesta fuera del campus.
Algunos de los locales estarán allí, y algunos chicos de baile. ¡Deberíamos ir
totalmente! ¿Estás adentro?
Dallas odiaba admitirlo, pero había estado secretamente deseando beber
durante todo el día. Sería capaz de esconder unas cuantas cervezas en la fiesta,
ya que nadie se daría cuenta. —Eso suena muy bien. —Todo se perfilaba muy
bien, además de Trish, todo en Allenwood era simplemente perfecto.
29

6 Traducido por Aimetz14


Corregido por Mel Markham

Al día siguiente Dallas y Mila pasaron su tiempo caminando alrededor


de la pequeña ciudad de Cape Haven. Mila incluso fue a la playa, porque Dallas
nunca antes había visto el vasto océano. Fue hermoso ver las olas en la orilla
arenosa y una sensación de calma se instaló en Dallas.
Mientras regresaban de la playa, Mila comprobó su celular y anunció que
tenía un mensaje sobre la fiesta. ―Totalmente cancelada ―dijo―. Sin embargo
podrían hacerla el próximo fin de semana. Podríamos ir entonces.
Dallas miró sobre su hombro hacia el agua esperando que esto se
prolongara para calmarla, pero permitió que el pánico se arrastrase bajo su
piel. Tenía algunas cervezas escondidas bajo su cama que guardó en una bolsa
antes de salir de la casa de su madre, pero ciertamente no serían suficiente
para una semana entera. Había esperado robar algunas cosas en la fiesta, pero
ahora, tendría que encontrar otra manera de conseguir su dosis.
―No te preocupes, Dallas, habrá un montón de fiestas para ir. No hay
porque enfadarse.
Por supuesto que Mila confundiría la mirada introvertida de Dallas como
tristeza por la pérdida de una reunión con potenciales amigos, cuando la
verdad era mucho peor.
Dallas y Mila encontraron algunas piezas geniales de ropa vintage en
una pequeña tienda de segunda mano junto a la playa. Dallas gastó apenas un
poco de dinero y tendría una semana de ropa sin problema. Encontraron una
oferta así fue capaz de conseguir algunos pantalones de marca que también
podía usar en las noches como las otras chicas. Mila se probó un montón de
pantalones de niño de los cuales compró unos que le encajaban perfectamente.
Pasaron el resto del fin de semana en su habitación y disfrutando de su
mutua compañía. La noche del domingo Mila salió a correr por el campus, le
preguntó a Dallas si quería ir, pero en su lugar Dallas la rechazó y aprovechó
la oportunidad para disfrutar de una bebida solitaria. Había estado temblando
todo el día y tenía miedo que Mila lo notara, pero fue afortunada de que
estuviese tan enrollada hablando de Drew, su pareja de baile de fin de curso,
que no vio las manos de Dallas sacudiéndose incontrolablemente. Dallas se
sentó en el piso y abrió una lata de cerveza tomándola lentamente y
disfrutando su sabor. Casi inmediatamente que la sostuvo, la tranquilizó y
calmó, sin importarle nada el mundo hasta que Mila se dio la vuelta.
30
―¡No puedes beber eso aquí! ―dijo con los ojos muy abiertos, devastados
por su hallazgo―. Pueden echarte de la escuela por eso. ―Como Dallas no
respondió, ella continuó con―: ¿Dallas, me estás escuchando?
Dallas terminó su copa y sonrió perezosamente a su amiga. ―No te
preocupes. Nadie tiene que saber.
―Dallas, ¿tienes un problema? ―La preocupación de Mila era evidente.
―¿Con la bebida? ¡De ninguna manera! Es solo que ha sido un poquito
estresante desde que llegué aquí. Pensé que un buen trago me relajaría un
poco, no te preocupes por esto.
Mila puso la boca en una línea delgada y agarró el pijama para tomar
una ducha. Con su mano en el pomo, añadió―: Dallas, no me gusta esto, ten
cuidado, me agradas y no quiero una nueva compañera de cuarto.
Dallas asintió mientras usaba su pie para ocultar el resto del paquete de
seis debajo de su cama.
31

7 Traducido por Nico


Corregido por Karool Shaw

Dallas apenas pudo manejar su paso a través de la semana, pero


mantenerse en las clases regulares y ahora una nueva estricta rutina de baile,
la mataba. Para el miércoles casi no lograba mover sus pies al ritmo de la
música y la Sra. Jessica lo notaba.
—¿Estás contando? Es uno, dos, tres, cuatro. ¿Dónde está tu cabeza hoy,
Dallas? —gritó por sobre la música. Dallas podía sentir los ojos de Andre en
ella, pero no le susurraba de forma alentadora. Intentó retorcer las manos y
encontrar sus pies, pero su cerebro y cuerpo simplemente no trabajaban juntos
en este momento. Mientras observaba a los demás bailarines, se dio cuenta que
sudaba más que todos y sus ojos se encontraban inyectados de sangre cuando
se miró en el espejo.
Se hallaban tan rojos que casi lucían como su cabello anormalmente rojo.
No había tenido tiempo de estar sola desde el domingo y no había bebido desde
entonces. Sabía que pasaba por los síntomas de la abstinencia, pero no sabía
ocultarlos mejor de lo que ya lo hacía.
Su maquillaje ciertamente no ayudaba. Había estado en el salón de
computación anoche y mientras Mila escribía sobre un reporte, buscaba acerca
del alcoholismo. Al parecer las manos temblorosas y la sudoración eran la
menor de sus preocupaciones. Si no obtenía un trago pronto, comenzaría a
tener alucinaciones o peor, convulsiones.
Se preguntó si eso sucedía ahora, sintió el giro de la habitación y se
volvió en el camino equivocado estrellándose directamente con Andre.
—Oh, Dios mío, lo siento mucho —dijo tratando de levantarse a sí misma
del suelo.
Él se encontraba tumbado debajo viéndose aturdido y confuso.
—¡Oye! ¿Andre, estás bien? —dijo la Sra. Jessica mientras flotaba sobre
el suelo en su dirección.
—Sí, creo que sí —dijo luego de tocarse la parte posterior de su cabeza.
—¡Eso es! Clase retírense. Dallas, tú te quedas —añadió
amenazadoramente.
Dallas asintió mientras uno de los amigos de Andre lo ayudaba a
levantarse. La miro mientras salían de la habitación.
32
La Sra. Jessica frotó su cabeza y tomó un sorbo de agua antes de
afrontar a Dallas.
Podía ver lo estresada que se veía su maestra y no comprendía cómo eso
la afectaría.
—Dallas —suspiró—, tienes que acomodar tus prioridades.
—¿Disculpe? Creo no entender. Quiero decir, estoy en esta escuela de
baile, ¿no es bastante claro lo que pretendo hacer?
La Sra. Jessica se enderezó, lucia especialmente alta en sus mallas hoy.
Su falda negra hasta el suelo se movió un poco al girar.
—¿Sinceramente crees que puedes seguir en esta escuela sin que nadie
sepa que tienes un problema?
Ninguna persona le había dicho eso a Dallas en la cara y no se sentía
segura de cómo responder. Pudo haber mentido y fingido no saber lo que la Sra.
Jessica hablaba, o simplemente decir la verdad y ver si existía alguna manera
de ayudarla.
—No… no sé de qué está hablando. Estoy cerca, pero no consigo
entenderlo.
La Sra. Jessica sacudió la cabeza y se alejó hacia el espejo. Dallas se
encontró a si misma observando la cicatriz que destrozó los hermosos rasgos de
su maestra.
—Dallas, permíteme decirte algo. Sólo hay una oportunidad en el mundo
de la danza y tienes que ser lo suficientemente fuerte para soportarlo. ¿Eres lo
bastante fuerte para admitirte que esto es un problema? —se apoyó en la barra
mientras lo decía, casi como si la cansara tanto como a Dallas.
—Puedo hacerlo —dijo Dallas con convicción.
La Sra. Jessica suspiró y se volvió para mirar a Dallas. —Voy a tener
que informar a alguien de tu problema si no te encargas pronto.
Dallas frunció el ceño. —Como he dicho, no entiendo de que habla. —
Tomó su bolso de danza y salió corriendo de la habitación para no detenerla.
El resto de la semana fue bueno, y Dallas halló momentos para estar
sola. Normalmente había un puesto vacío al final del baño donde le permitían
ir con su bolsa de danza y destapar una lata. La Sra. Jessica no entendía de lo
que hablaba, y claramente se mantenía alejada de los asuntos de Dallas. No
era de su incumbencia, sólo la acababa de conocer y Dallas no comprendía por
qué tanta importancia. Cuando volvió a verla el viernes en la clase, la Sra.
Jessica nunca hizo contacto visual. Apenas la vio bailar y Dallas la miró
tomando agua durante su turno, algo que rara vez hizo durante la instrucción.
Esa fue la primera vez que tuvo oportunidad de bailar frente a sus
compañeros, así que añadió unos de sus mejores pasos, incluyendo un hermoso
33 arabesco y tres giros completos de ocho pasos a la segunda. Al terminar se
sorprendió de que nadie aplaudiera, porque aplaudían a todos al acabar.
Cuando miró a los otros estudiantes vio que no respondían.
Mila permaneció mirándola con total sorpresa y asombro. Mientras
continuaba mirando alrededor, se dio cuenta que muchos tenían la boca abierta
de sorpresa. Por último, la Sra. Jessica aplaudió dos veces y le dijo a los
estudiantes que tomaran sus lugares para la rutina de pareja.
Dallas se acercó a Andre tomando su mano sobre la suya, deseaba hacer
la rutina apropiadamente, así no luciría muy inexperta. Justo cuando la música
estaba a punto de comenzar, Andre susurró una sencilla frase en su oído—: Eso
fue sorprendente.
Dallas sonrió tan ampliamente que escasamente notó a la Sra. Jessica
mirándola con mucha atención, registrando de cada uno de sus movimientos.
Cuando el fin de semana llegó, Dallas se hallaba muy entusiasmada por
el partido de la noche del viernes, y con Mila pasaron toda la semana
planeando su atuendo.
—Tienes que tenerlo. Es totalmente tú, Mila. —Dallas observaba a Drew
desde que Mila dijo que se interesaba en él. Se dio cuenta de que no apartaba
su mirada durante sus rutinas en solitario. Se lo había mencionado a Mila,
pero respondió con—: Tampoco apartó sus ojos en tu rutina. Aunque nadie lo
hizo, ni siquiera Trish.
Solo había una persona que Dallas desearía que comentara su rutina,
pero la Sra. Jessica parecía no tener comentarios. Le dolía que a su maestra no
le importara desde que le ahorró el discurso pero Dallas estaba acostumbrada a
que a la gente no le interesara, ¿Por qué habría de empezar ahora?
34

8 Traducido por Aimetz


Corregido por SammyD

Dallas podía oír el estruendoso ritmo, que sabía era de un bajo, antes de
que abriera la puerta del taxi para salir. La casa era impresionante, grande al
estilo victoriano, que emanaba una sensación de estar ligeramente embrujada,
pero con la luz saliendo de las ventanas y la puerta, lo fantasmagórico era
borrado. Mila tomó su mano, sonriendo, mientras entraron a la casa buscando
a las personas que conocían. Dallas vio a Andre y avanzó hacia él y su grupo
mientras que Mila iba a buscar unos tragos. Se sorprendió por su confianza,
pero sabía que después de tener un par de copas estaría en perfectas
condiciones para hacer cualquier movimiento que quisiera sobre alguno de
estos chicos. Había ido a unas cuantas fiestas en su antigua escuela, pero sobre
todo fue a fiestas de fraternidades en la Universidad. Sólo utilizaba a los chicos
para conseguir lo que quería. Su madre había sido un excelente modelo a
seguir, antes de juntarse con Mike. Se había convertido en la perfecta
provocadora, a veces obtenía regalos o dinero, pero sobre todo sólo prefería la
atención. Andre le sonrió una vez que llegó a su grupo. —Mira quién decidió
aparecer. Luces bien, Texas.
—Me llamo así por la ciudad Dallas, no el estado en sí, idiota. —Sonrió
ante su rápida respuesta.
Mila llegó con dos cervezas en la mano y Dallas la había terminado antes
de que incluso Mila bebiera una cuarta parte de la de ella. —Guau, despacio
amiga.
Dallas sacudió su cabeza, —Es demasiado divertido para ir más
despacio. Voy a conseguir otra ronda, ¿quieres algo? —Mila negó la cabeza y
Dallas hizo su camino a la cocina. Oyó que había un barril allí. Pero primero se
encontró con un grupo de chicos tomando shots de Tequila. Eso sonaba como lo
mejor que había escuchado en mucho tiempo. En menos de una hora había
terminado dos copas más, dos tragos de Tequila e iba en su cuarto vaso de
cerveza cuando Mila vino a buscarla.
—¿Teniendo problemas con el barril?
—Nop, en absoluto. —La visión de Dallas empezaba a ponerse borrosa.
Sentía la perfecta excitación. Esta noche sería excelente.
La música sonaba mientras hizo su camino hacia el comedor lleno de
gente y encontró una silla donde pararse. La mesa la llamaba. Sosteniendo la
35 araña, bailó sobre la mesa mientras los chicos gritaban por ella.
—Oye, sexy, ¿por qué no vienes aquí y bailas para mí? —gritó un chico
mientras su amigo le pegaba en la espalda. Dallas sonrió pero los ignoró, había
visto a un chico de pelo oscuro al otro lado de la habitación y estaba más
interesada en conseguir su atención que en nadie más. Mientras se acercaba a
la mesa se atrevió a hacer contacto visual con él y con su dedo hizo un
movimiento de ven aquí. Ella sabía que podía ser peligroso, pero no le importó.
El peligro era parte de la diversión. Él extendió su mano y la ayudó a bajar de
la mesa y mientras lo hacía se dio cuenta de que no había visto a Mila en un
rato, pero eso realmente no era su problema, porque en ese momento el tipo de
la camisa negra tenía su brazo alrededor de su cintura y se alejaban del resto
de la fiesta. Cuando llegaron al patio trasero él la encamino hacia afuera a lo
que parecía un cobertizo y Dallas tropezó mientras caminaba. Empujó su
espalda contra el revestimiento del cobertizo y murmuró en su oído—: Luces
increíble.
Se rió atractivamente. —Soy increíble.
—¿Lo eres? —respondió—. ¿Por qué no me enseñas cuan increíble?
Elevó sus cejas con coquetería antes de colocar sus labios con los de él.
Sus manos se movieron desde la cintura hasta la parte exterior de sus pechos y
los apretó. Dallas probó el whisky en su aliento y lo lamió mientras le mordía el
labio inferior. Él gimió ligeramente debajo de ella. Se quedaron así por un
tiempo, pero no podía recordar exactamente cuánto tiempo. Cuando pensó que
las cosas iban un poco demasiado lejos, él ya se había quitado su camisa y
desabrochado los pantalones, así que ella intentó separarse.
—Uf, necesito un poco de aire. —Trató de alejarse y arreglarse pero él la
agarró por la muñeca.
—No tan rápido. No he terminado contigo todavía —le gruñó.
Se dio cuenta que no había visto a Mila en horas y empezaba a
preocuparse por ella. Su borrachera disminuyó, había ido demasiado lejos. —Lo
siento cariño, tengo que irme. Quizá en otra ocasión.
Apretó su agarre alrededor de su muñeca. —Dije que todavía no he
terminado. —Intentó jalarla de vuelta a él y luchó debajo de sus fuertes brazos.
—¡Suéltame! ¡Dije que no! —El miedo de Dallas crecía, no podía recordar
la última vez que había bebido tanto, pero pensó que era porque la última vez
se había desmayado. No tenía ningún control sobre su cuerpo mientras él
empujaba su espalda contra el cobertizo golpeando su cabeza contra el
revestimiento metálico. Tuvo recuerdos de cuando Mike le pegaba y la clavaba
en la cama. Mike acostumbraba a parar la violencia, sin embargo, este chico
quería más. Le besaba el cuello con fuerza y cuando liberó una de sus manos
ella intentó apartarlo, pero él agarró su camisa y la rasgó por la mitad. Su
pecho fue expuesto y sintió su propósito, pero era demasiado fuerte. La coloco
36 en el suelo y se puso a horcajadas sobre ella. Dallas continuó su ataque y arañó
su cara.
—Oye, hombre, ¿qué haces? —escuchó una voz varonil que reconoció y
abrió los ojos para ver a Andre quitándole al tipo de encima—. ¿Estás bien? —
le dijo con sus ojos llenos de preocupación.
Dallas asintió tentativamente cuando el tipo apareció por detrás de
Andre, haciéndole una llave. Pero Andre era demasiado fuerte y fácilmente dio
la vuelta al chico sobre su cabeza aterrizando en el duro suelo con su espalda.
Dallas no estaba segura, pero pensó que podía haber quedado inconsciente
cuando Andre extendía una mano hacia ella para ayudarla a levantarse. Se
quitó la chaqueta, poniéndola sobre ella, así su piel ya no era visible.
—Tienes que irte a casa, Dallas. Estoy seguro que Mila te recogerá, ha
estado buscándote por todas partes por más de una hora. Está realmente
preocupada.
— Es posible que me hayas salvado la vida. —Miró a Andre con asombro;
esta persona que difícilmente la conocía levantó a un tipo sobre su cabeza para
salvarla.
—No es gran cosa. Sólo odio a los asquerosos como ese.
—Es una gran cosa. Gracias. —Caminó obedientemente a la edificación
para encontrar a Mila, era hora de irse a casa. No podía creer lo que había
pasado con ese tipo, y que fue, en parte, su propia culpa. Necesitaba
concentrarse en salir de aquí.
Mila encontró a Dallas antes de siquiera tener oportunidad de buscarla.
—¿Dónde diablos has estado? —preguntó exasperada—. Y... ¿Qué estas
usando? No es esa la chaqueta de Andre. Oh mi Dios, ¿él y tú... ya sabes...
conectaron?
Dallas dio la vuelta para mirar a la pequeña chica frente a ella. Se sentía
desenfocada de alguna manera, la excitación del licor desaparecía pero de una
forma incómoda, esto no es algo a lo que estaba acostumbrada. —No. —Negó
con la cabeza—. ¿Podemos sólo irnos a casa?
Mila la miró sorprendida. —Pensé que la estabas pasando genial, quiero
decir, ese baile sobre la mesa fue algo de lo que podrías estar muy orgullosa.
—¿Quién bailaba sobre la mesa?
Mila miró a Dallas confundida. —Tú lo hiciste. ¿No recuerdas?
Dallas negó con la cabeza otra vez, pero estaba acostumbrada a que le
fallara la memoria. Se encogió de hombros mientras caminaba hacia la puerta
principal. Tropezando contra la gente y dando vueltas, le tomó mucho tiempo
encontrar su salida, cuando finalmente hizo su camino fuera, ya Mila no la
seguía. Se sentó en una silla en el porche esperando que viniera a buscarla, no
37 tenía suficiente dinero para conseguir un taxi por su cuenta. ¡Qué pesadilla se
había vuelto esta noche! Dallas no estaba acostumbrada a tener amigos que se
preocuparan por ella. Personas que vinieran a buscarla durante una fiesta o de
tipos imbéciles y asquerosos que trataban de conseguir lo que querían con ella.
Nada de esto fue lo que esperaba para esta noche, pero una vez su adicción fue
tomando control de ella, no había nada que pudiese hacer para detenerla.
Mila salió del patio más tarde viéndose terriblemente molesta. —¡Ahí
estás! ¿Le dijiste a Drew que me gusta? Te dije que era un secreto.
El mundo de Dallas todavía parecía borroso pero no podía recordar ni
siquiera ver a Drew esta noche. —¡No! —Se levantó, elevándose por encima de
su amiga—. ¿Por qué le diría eso?
Mila sólo sacudió su cabeza. —No tienes control. Ahora sé que no puedo
confiar en ti. ¡No puedo creer que le dijeras! Es mi compañero de baile, Dallas,
y tengo que estar con él todo el tiempo y, ¡ahora lo sabe! Es tan vergonzoso.
¿Sabes qué, Dallas? Creo que deberías sólo volver a la escuela. Hemos
terminado aquí.
—Pero Mila, lo juro, yo no... ¡No le dije! No le dije a nadie sobre ti.
Mila le dio una mirada dura y se alejó.
Dallas se desplomó en la silla del patio insegura de qué hacer con ella
misma. ¿Había contado los sentimientos de Mila por Drew? Sabía que estaba
bastante jodida, pero nunca olvidó una conversación entera antes. Y ahora la
única persona que había sido su amiga, no quería volver a hablar con ella.
Sacudió su cabeza, mientras las lágrimas corrían por su rostro, una vez más
estar sola parecía la mejor opción para ella.
Necesitaba salir de allí pero como se encontraba, todo su mundo se mecía
y se encontró con su cabeza en una maceta expulsando la mayoría del tequila
que había bebido. Cuando se levantó por aire podía oler el vómito en su ropa y
la garganta ardía.
Volvió a la fiesta e hizo su camino a la cocina, necesitaba un trago para
lavar el sabor desagradable en la boca. Tratando de encontrar el licor más
fuerte que sabía le haría no sentir ningún dolor, buscó en el gabinete y encontró
una botella de whisky. Lo escondió debajo de la chaqueta de Andre y salió por
la puerta delantera, dejando atrás la fiesta y la gente que pensó eran sus
amigos.
Caminó por lo que se sintió como horas tomando lentamente tragos de la
botella y dando tumbos en la oscuridad. Pensó que caminaba en la dirección de
la escuela, pero no podía estar segura y no le importaba. No sabía si quería
volver a Allenwood. Hasta ahora este lugar sólo le había traído más pena y
dolor a su corazón, algo que estaba más que acostumbrada en casa, no aquí, el
lugar que se suponía seria la tierra de oportunidades para ella.
38
Finalmente tropezó en un restaurante y se dio cuenta de que moría de
hambre. El sol apenas salía sobre el horizonte y supo que había estado
caminando toda la noche incapaz de encontrar su escuela. Se preguntó
brevemente lo que le había sucedido a Mila y Drew, y si Andre extrañaba su
chaqueta. Miró la botella en su mano. ¿Por qué había puesto esto en su cuerpo?
¿Cuál era el punto? ¿Estaba dispuesta a terminar como su madre? Dejó que
estos pensamientos se arremolinaran en su cabeza mientras la botella caía
vacía en la calle. Haciendo un fuerte ruido cuando el vidrio se destrozó. Agarró
la chaqueta más apretada alrededor de sí misma y entró en la muy concurrida
cafetería.
Inmediatamente al entrar una de las camareras intentó ayudarla y le
preguntó—: Cariño, ¿te encuentras bien? Parece que tuviste una noche difícil.
No le gustaba que esta mujer la estuviese tocando y quitó su brazo
chocando contra la caja de postres la cual inmediatamente paró de girar en
torno a sus deliciosos manjares.
Escuchó risas y giró su cabeza para ver a Trish y su pandilla sentadas en
una mesa tomando fotos con sus teléfonos. Se levantó algo atontada y
estupefacta sobre la mesa.
—Veo que tuviste un buen rato en la fiesta. Dios, ¡apestas! Es terrible lo
de Mila, ¿cierto? Pobres Drew y Mila —cacareó y el resto de su club de fans se
metieron en la conversación.
—¡Tú! —Apuntó con un dedo tembloroso a la chica—. ¿Le dijiste a Drew?
—Era obvio que le gustaba. Especialmente cuando la escuché
preguntarle sobre la fiesta durante la clase el otro día. Ya sabes,
conversaciones como esas realmente deberían mantenerse privadas. —Sonrió
diabólicamente y Dallas se levantó para agarrarla con ira.
Por el rabillo del ojo Dallas pudo ver a un hombre con uniforme parado al
final del mostrador. Dejó su café y se acercó lentamente con las manos en alto.
—¿Por qué no damos un paseo?
Dallas sacudió su cabeza con furia, pero la habitación comenzó a girar y
pronto estaba tumbada en el suelo, cerrando sus ojos esperando nunca poderse
despertar.
39

9 Traducido por Lalu♥


Corregido por Aimetz

Dallas se sentó en el catre de cemento en la celda con las rodillas bajo la


barbilla. Dejó que las lágrimas cayeran hasta que sus ojos ardieron con
insomnio. Había aprendido hacía mucho tiempo que perder el conocimiento y
caer dormido eran dos cosas muy diferentes. De hecho, desmayarse la hacía
sentir aún más agotada, casi como si acabara de correr un maratón, o lo que
supone que se sentiría. Respiró profunda y pesadamente tratando de averiguar
dónde su vida se había convertido en un desastre, se encontraba ahora en la
cárcel sólo una semana después de comenzar una nueva escuela. Se sentía
como si hubiera una oscuridad en su corazón al recordar la primera vez que
tomó una copa.
Sólo tenía trece años de edad, parecía que fuera hace tanto tiempo, pero
sólo cuatro años habían pasado desde que había iniciado el largo camino del
alcoholismo. Recordó el día con bastante claridad, lo que era sorprendente
teniendo en cuenta que las horas después de tomar la primera copa fueron
totalmente ausentes. Era raro que ya no pudiera desmayarse a propósito, pero
la primera vez, no sabía cómo manejar la situación. Fue un día de clases al
final del otoño, cuando fue sorprendida haciendo trampa en su examen de
ciencias. La ciencia nunca ha sido algo de Dallas y se había olvidado de
estudiar la noche anterior, o al menos esa era su excusa. En realidad, la noche
antes, su madre olvidó hacer su cena y Dallas tenía tanta hambre que no podía
concentrarse en su texto. Cuando le gritó a su madre por haber olvidado traerle
algo para comer, Mike pensó que era una excelente oportunidad para darle una
lección de respeto. Se sorprendió de que ninguno de sus profesores comentara
sobre su ojo negro al día siguiente, pero tal vez se habían acostumbrado a ver a
la chica joven con el pelo muy rubio ser rechazada en todas partes por el novio
de su madre. Estaba segura de que el trabajador social de la escuela había sido
notificado, pudo haber incluso una investigación, pero Dallas se había quedado
en su casa.
Después de tener una "discusión" con su profesor de ciencias sobre el
engaño con la prueba de Alexis Grandberry, decidió saltarse el resto de la
escuela y se encontró apoyada contra la parte trasera del edificio de ladrillo
oculto en las sombras de las gradas. Observó en silencio mientras los niños
jugaban al fútbol en el campo y contuvo el aliento cuando oyó que alguien se
encontraba detrás de ella. Era un niño, mucho mayor que ella, nunca supo su
nombre. Pensó que estaba en la escuela secundaria y llevaba una bolsa de
40 papel con una botella de whisky en su interior. Así es como el whisky se había
convertido en su veneno favorito.
—Oye, chica, ¿estás bien?
Asintió asustada del chico mayor a pesar de que él no hizo ningún
intento de hacerle daño.
—Parece que te vendría bien un trago —dijo mientras le pasaba la bolsa
arrugada. Lo tomó sin saber qué otra cosa hacer con ella—. Vamos a beberlo —
animó con una sonrisa en la cara. No se dio cuenta entonces de que estaba
completamente borracho, si lo hubiera hecho, tal vez nunca habría tenido su
primera experiencia. Sabía que su madre tenía problemas con la adicción y que
la mayoría de los niños se mantenían alejados de esas cosas, pero en el lugar de
Dallas, parecía que lo más peligroso y el fruto prohibido era siempre lo primero
que agarraba. Tomó un gran trago y sintió el ardor del líquido a su paso por la
garganta y estómago. La mayoría de los niños se hubieran disgustado por el
sabor que tenía, pero para Dallas se sentía como la libertad. Nunca había
pensado en ese chico de secundaria hasta el momento que pensó acerca de cómo
él fue el que realmente comenzó con su adicción a la bebida. Desde luego no le
debía agradecer, mira el lío que era y por su culpa. O tal vez se hallaba en este
lío a causa de ella.
—Dallas Tanner, por favor. —Escuchó a una mujer decir su nombre y
levantó la cabeza para encontrarse con la mirada de la Sra. Jessica.
El oficial de policía que la había llevado asintió y señaló la celda. —Por
allí señora. ¿Tiene su billete de fianza?
—Sí. —Le robó otra mirada a Dallas mientras buscaba en su bolso—. Sí,
aquí está oficial. Lo siento por cualquier molestia que le causó.
Él tomó el billete y se río suavemente. —Ella no era nada comparado con
la mayoría de los borrachos que recibimos aquí. —Bajó un poco la voz—: Pero
es triste, ¿sabes? Odio ver a los niños aquí. En especial chicas como ella. Parece
que podría ser una buena chica, ¿sabes?
La Sra. Jessica mantuvo la boca cerrada, en una delgada línea que se
negaba a dar mucha información sobre si era o no una buena chica. —Lo sé.
El oficial se acercó a la celda y le dijo a Dallas que se pusiera de pie. —
Eres libre de irte. Déjame decirte algo, no quiero verte aquí de nuevo, ¿me
entiendes?
Dallas asintió solemnemente. Si hay algún lugar que ella nunca quería
volver a estar era ahí.
La Sra. Jessica iba delante de Dallas, nunca reconociendo plenamente su
presencia o lo que acababa de hacer por ella. Era la mitad del día, cuando
salieron de la cárcel y el sol golpeó le golpeó en la cara. Se sorprendió por su
brillo, no le había parecido que hubiera estado allí adentro por mucho tiempo.
41 Caminó obedientemente detrás de su maestra a un coche donde la Sra. Jessica
simplemente le dijo—: Entra.
Dallas abrochó el cinturón de seguridad y se cruzó de brazos. Su resaca
causaba que su entorno girara. Estaba avergonzada por la situación en la que
se encontraba y no estaba muy segura de cómo reaccionar. Miró a su maestra y
le dijo—: No tenía que venir por mí. Ya habría descubierto una manera de salir
de allí. Probablemente me hubieran liberado cuando estuviera sobria.
La Sra. Jessica suspiró, sus ojos nunca dejando el camino. —¿Ah? Por
favor, me explicaron cómo funcionaba eso, Dallas. No liberan los menores
intoxicados. ¿En qué pensabas?
Dallas gruñó girando su cuerpo para mirar por la ventana. Rodó los ojos,
consciente de que la Sra. Jessica tenía razón. Murmuró en voz baja—: Tú no
sabes nada de mí.
—Oh, ¿no lo hago? Bueno, entonces dime, Dallas, porque en este
momento estoy un poco confundida. ¿Recibes esta oportunidad increíble en una
escuela de baile para ser profesional y te vas a beber? ¿Sabes cuántos chicos
matarían para estar en tu posición en este momento? ¡Y estás tirando todo a la
basura! —Dallas podía sentir las emociones que salían de la Sra. Jessica y
sabía que no sería capaz de ocultar sus secretos por mucho tiempo.
—¿Y qué? Me gusta beber a veces. ¿Es un crimen?
La Sra. Jessica resopló y miró a ambos lados antes de virar en la
carretera en una zona boscosa donde aparcó su coche. Le dio la vuelta
rápidamente y ladeó su cuerpo para hacer frente a Dallas. —En realidad,
Dallas, es un crimen. ¿Tienes alguna idea de cuánto pagué por sacarte? Oremos
que esto quede borrado y que no quede en tu registro una infracción por bebes
siendo menor de edad. Esto podría arruinar tu carrera como bailarina o como
cualquier otra cosa para el caso. ¿En qué pensabas?
Dallas finalmente tuvo suficiente. Para empezar, no estaba
acostumbrada que los adultos le dijeran qué hacer, y desde que llegó a
Allenwood eso era todo lo que ocurría. Quería gritar. Había mucha presión
aquí, para cumplir con las expectativas que no había tenido que hacer frente
desde que era una niña. Se había acostumbrado tanto a cuidar de sí misma
como a convertirse en una persona endurecida, que no entendía por qué alguien
se preocuparía tanto. Siempre había bailado para ella, tal vez convertirse en
una profesional no era para ella de todos modos. —Siento que tuvieras que
pagar por mí. ¡Te devolveré el dinero, te lo prometo! Sólo por favor, ¡déjame en
paz! —Pensó por un momento en salir del coche, huir parecía el mejor plan en
este momento. Pero por alguna razón, la tristeza escrita por toda la cara de la
Sra. Jessica la mantuvo su arraigada en su asiento. O tal vez fue el dolor
palpitante en la parte posterior de su cabeza.
La Sra. Jessica sacudió su cabeza. —Dallas, ¿tienes alguna idea de por
qué tengo esta cicatriz en mi cara? —Lo había dicho de una manera tan
42 derrotada que Dallas se encontró sacudiendo la cabeza—. Mi ex novio me la
hizo. —Suspiró profundamente distraída, pasando sus manos a lo largo de la
cicatriz que iba desde el ojo hasta la parte inferior de la barbilla. Ahora que se
encontraba cerca de ella pudo ver que había marcas de costura donde un doctor
había tratado de cerrar la herida. Fue malo.
Dallas tenía su propio conjunto de cicatrices, aunque la mayor parte de
ellas no eran visibles. Su corazón había sido maltratado estos últimos años,
pero no podía entender cómo alguien que parecía tan serena y elegante podría
tener un pasado tan horrible. —¿Qué pasó?
La Sra. Jessica trató de sonreír mientras unas lágrimas corrían por sus
mejillas. —Tenía un problema. Le gustaba buscar pelea, y le gustaba beber. —
Sacudió la cabeza y miró hacia otro lado por un momento antes de continuar su
historia—. Una noche hablábamos sobre la posibilidad de casarnos. Había
encontrado una revista que un amigo me había dado de vestidos de novia.
Pensé que iba a estar tan emocionado y que estaba listo para dar el siguiente
paso. —Se encogió de hombros—. Pero me equivoqué. Él no tenía intención de
proponérmelo y había tenido un mal día en el trabajo. —Las lágrimas
empezaron a fluir de manera constante y su voz se mantuvo sólo a un susurro,
pero aún continuaba—: Tenía un montón de días malos en el trabajo. Odiaba su
trabajo y volvió a casa y bebió. Habíamos discutido en el pasado y me puso una
mano encima, pero pensé que habíamos conseguido superarlo. No habíamos
peleado fuertemente esa semana y pensé que era lo mejor que podía hacer. Pero
cuando llegó gritando sobre una boda. —Hizo una pausa—. Nunca vi la hoja.
Me cortó la cara con un cuchillo de cocina. Todo lo que recuerdo es la sangre y
luego me desperté en el hospital. Nunca lo volví a ver.
La desesperación en su voz puso los dientes de Dallas en el borde. Por
alguna razón sólo había pensado que su mundo era horrible, no que también
podía serlo el de los demás. Había juzgado mal por completo a su maestra y le
dolía pensar que casi nadie sabía la verdad sobre la cicatriz de la Sra. Jessica.
—¿Es por eso que está tratando de ayudarme? ¿Por qué no quiere que
acabe como él?
La Sra. Jessica miró a Dallas con los ojos aún inundados de lágrimas. —
Tal vez. O tal vez creo que eres una bailarina extraordinaria y que tu talento
no debe ser desperdiciado en algo ridículo como el alcohol. —Hizo una pausa—.
Sabes Dallas, no sólo es el hacerle daño a otra persona, también es hacérselo
uno mismo. ¿Alguna vez has considerado que beber esa cantidad podría
matarte?
Dallas nunca había pensado en lo que hacían las toxinas en su sistema.
Disfrutaba de la sensación de escape o la confianza que le daba. Sabía que era
el momento de hacer un cambio. —La gente por lo general no ayudan a la gente
como yo, Sra. Jessica. Ellos quieren y tienen buenas intenciones, pero nada sale
bien. No siempre quise ser alguien que está en esta posición, pero mis
43 circunstancias me trajeron aquí. No quiero ser como su ex-novio, y ciertamente
no quiero hacer daño a nadie a causa de mis decisiones. También me encanta
bailar. —Dallas asintió para sí misma, como si tomara una decisión, ya era
hora de seguir adelante. Sobre todo si ella tenía el apoyo de alguien como la
Sra. Jessica, alguien que había visto a otra persona en su posición. Miró a los
ojos grises de su maestra y le dijo—: Quiero ayuda.
44

10 Traducido por aa.tesares


Corregido por Vanessa VR

—Entonces está decidido. Voy a hacer lo que pueda para ayudarte con la
escuela, podemos encontrar un grupo de personas que puedan apoyarte a
través de este proceso. Las lecciones privadas también te ayudan a ponerte al
día.
Dallas miró a la Sra. Jessica asombrada por la fuerza en su maestra. A
medida que la mujer mayor se enjugó los ojos con un pañuelo descartable y
confirmó su decisión, Dallas podía ver el orgullo en su rostro. —¿Ha ayudado a
otros chicos como yo?
Jessica levantó una ceja que debería lucir como Dallas. —Ningún otro
chico ha sido jamás como tú, Dallas. Nadie lo hará. La forma en que te mueves
a través del suelo es puramente mágica. Tienes un don, y no se debe
desperdiciar.
Regresaron a la escuela en silencio, mientras Dallas consideró la decisión
que acababa de hacer. Había estado bebiendo mucho durante cuatro años y
sabía que sería un duro camino poner fin a su adicción, pero eso es lo que era,
una adicción. La Sra. Jessica tenía razón, Dallas sabía que en algún momento
podría lastimar a alguien más allá de la reparación, y no podía soportar la
preocupación al pensar que alguien muy cercano a ella resultara herido. No era
justo que alguien más, especialmente sus nuevos amigos, asuman la
responsabilidad de su decisión de beber constantemente. Pensó en todo el
alcohol que almacenó en su cuarto, le pediría a la Sra. Jessica que se
deshiciera de él por ella, para no ser atrapada. O tal vez sólo para asegurarse
de que en realidad se desharía de él. Dallas no estaba segura de qué tan fuerte
era su adicción, pero sabía que alguien que había empezado a beber a las ocho
de la mañana, como había estado haciéndolo, tenía un problema. Ahora era el
momento de hacer algo al respecto.
Mientras la Sra. Jessica aparcó su coche en el estacionamiento de la
facultad, Dallas se giró y le hizo una pregunta más. —Odio mi familia. Nunca
me he sentido como en casa en ningún otro lugar, solo aquí. Si voy a hacer esto,
no puedo volver a casa. ¿Sabe dónde podría quedarme durante las vacaciones
de invierno?
La Sra. Jessica asintió —Puedes quedarte en los dormitorios. Puesto que
eres una candidata de beca te permiten vivir aquí todo el año. No debería ser
45 difícil que te consiga la aprobación. Y te dará más tiempo para practicar —
terminó con un brillo en los ojos.
—¿No va a preguntarme por qué empecé a beber?
—No, eso no es asunto mío. Y por alguna razón, Dallas, estoy muy
segura de que se sentía como si tuvieras una buena razón para empezar.
Dallas se miró las manos quitándose el esmalte restante color rosa
fuerte de algunas de las uñas de los dedos. Sonrió por un momento al pensar
cuando Mila las había pintado para ella, pero sintió una punzada de tristeza al
recordar que no se hablaban. —Mi vida realmente solía apestar. Pero desde que
llegué aquí las cosas parecen casi normales, es decir, al menos es lo que
esperaría de sentirse como normal.
—¿Qué es sentirse normal?
Dallas pensó en ello. —Se siente bien, siempre sabiendo que vas a comer
la próxima vez, no tener que preocuparte por la ropa. Amigos. Me gusta mucho
tener amigos. Y puedo bailar cada vez que quiero. —Aunque tengo que hacer las
cosas de forma correcta con Mila, pensó para sí misma.
La Sra. Jessica sonrió —¿Cuánto te gusta bailar?
Dallas levantó la vista para mirarla a los ojos —Si no bailo, moriré. Es
mi oxígeno. —En un mundo tóxico, la danza era lo único que la hacía sentir
como si pudiera respirar. Había sufrido con ella y sabía que le ayudaría a
convertirse en magnífica. Dallas podría superar el alcoholismo, pero sólo por la
danza. Era su razón para seguir adelante.
—El aire que respiras ahora lo controlas tú. Disfruta de cada segundo
que tienes, y no permitas que nada interfiera en tu camino.
Dallas asintió. Su corazón puede haberse roto, pero sabía que sus pies
dirigirían el camino.
Cuando salió del coche vio a Mila sentada en los escalones de la entrada
de la escuela envuelta en una sudadera con capucha de color marrón.
—Hola —dijo Dallas silenciosamente mientras se acercaba.
—Hola —respondió Mila.
Las dos se quedaron en silencio por un momento antes de Mila dijera—:
Me alegro de que salieras.
—Sí, gracias. ¿Cómo sabían que estaba allí?
Mila no hizo contacto visual —Trish tomó fotografías de la policía
llevándote en la cena. Ella las envió a todos en Facebook. No me tomó mucho
tiempo darme cuenta de lo que pasó. Cuando me enfrenté a ella bromeó sobre
Drew y supongo que le habló de mí.
46
Dallas sacudió la cabeza con disgusto —Lo siento.
—¿Lo sientes? —Mila preguntó con incredulidad, finalmente
mirándola—. Dallas, acabas de estar en la cárcel y ¿lo sientes?
Dallas sonrió. —No voy allí nunca más, aunque….
—¿Vas a dejar de beber? Te ayudaré si quieres.
Dallas asintió, orgullosa de su elección. —Sí, eso sería genial.
Se detuvieron y Dallas subió las escaleras de dos en dos, lista para
entrar en la habitación y encontrar algo de ropa limpia.
47

11 Traducido por CrisCras


Corregido por Melii

Dallas entró en lo que pensó que parecía ser una habitación vacía y
levantó una silla. La silla plegable de metal chirrió mientras la arrastraba por
el duro suelo de linóleo. La Sra. Jessica levantó una silla ligeramente detrás de
ella, dobló las manos y esperó por el orador para comenzar. Dallas esperó
ansiosamente mientras más gente se presentaba y sacaba sillas para formar un
círculo. Ella era parte del círculo esta vez, no alguien mirando desde el exterior.
Una vez que hubo una veintena de personas en el grupo, Dallas levantó la
cabeza para mirar a su alrededor, y lo que vio la sorprendió. Había gente de
todas las formas y tamaños, de edad y género. Un hombre llevaba un traje de
negocios azul marino y parecía muy relajado, mientras que una mujer con una
camiseta blanca se mecía en su asiento. Una mujer latina se sentaba junto a
Dallas y su ropa de enfermera tenía patitos por todas partes, y al otro lado de
ella había una chica con un bolso de la marca Coach que parecía tal vez solo un
año mayor que Dallas.
Dallas pensó que los alcohólicos eran personas que tenían problemas. Y
suponía que estas personas lo hacían, tenían un problema con el alcohol. Pero
no esperaba tanta diferencia en el grupo. La gente aquí estaba en su nivel
máximo de los altos, y en el más bajo de los mínimos. Imaginó que ella estaba
en algún lugar en el medio. Seguía luchando con los síntomas de la abstinencia,
pero había puesto recientemente toda su energía en las lecciones privadas con
la Sra. Jessica y se centraba más en las ampollas de sus pies que en la oscura
sensación en la boca de su estómago. Había hecho las paces con Mila y su
compañera de habitación le había explicado que uno de los amigos de Trish la
había delatado después de publicar fotos de Dallas en el tablero de mensajes de
la escuela. También fue Mila quien había informado a la Sra. Jessica del
problema de Dallas, y logró su liberación de la cárcel. La relación entre ella y
Mila era más fuerte que nunca, incluso aunque Mila pasaba mucho tiempo con
Drew ahora.
Dallas fue sacada de sus pensamientos cuando un hombre, que se
presentó como Steve, empezó la reunión.
—Buenas tardes a todos.
El grupo respondió—: Buenas tardes, Steve.
Él sonrió y continuó con su discurso. —Estoy contento de ver algunas
caras nuevas aquí esta noche. Esperamos que continúen uniéndose a nosotros a
48 través de su viaje para superar su adicción. Me gustaría darles la bienvenida
personalmente a todos y darles libertad para hablar libremente sobre lo que
esta semana ha supuesto para ustedes. —Gesticuló con sus manos y extendió
su mano mientras se sentaba de nuevo. A Dallas le gustó inmediatamente, le
gustaba la gente que gesticulaba con las manos, le parecían teatrales y
dramáticos. Se dio cuenta de que la gente artística era el tipo de gente con la
que encontraba más afinidad.
Unos pocos miembros del grupo hablaron de su semana, de las pruebas y
tribulaciones para superar el alcoholismo. Cuando el círculo llegó a Dallas, ella
no estaba segura de qué decir. Pensó que, por ahora, una presentación sería
suficiente.
—Hola. —Hizo un gesto nervioso—. Mi nombre es Dallas. —Tomó una
respiración profunda a través de la nariz y exhaló por la boca—. Y soy
alcohólica.

Fin
49

Sobre el autor
Brina Courtney es una joven escritora
obsesionada con el chocolate, los programas
de crimen y las películas de fantasía. Ha
pasado los últimos años como maestra de
primaria y entrenadora de animadoras en
la escuela secundaria. Vive en un pequeño
pueblo de Pennsylvania con su esposo y dos
muy ruidosos perros pequeños.
Traducido, Corregido y
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