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La borrachera democrática

Livresse démocratique

AURORA PIMENTEL | 13 DICIEMBRE 1995

Autor: ALAIN MINC

L'ivresse démocratique

Temas de Hoy. Madrid (1995). 330 págs. 2.600 ptas. Edición original: Gallimard. París (1994).

Alain Minc, directivo de varias empresas y presidente de la Sociedad de Lectores de Le Monde, ha escrito un sugerente
libro donde plantea la necesidad de repensar la democracia. Pues los pilares tradicionales -democracia representativa,
Estado-Providencia y clase media- vacilan ante la aparición de nuevos fenómenos tales como la fuerza de la opinión
pública, la exclusión social o los diversos populismos.

Minc presta especial atención a la opinión pública. Examina, por una parte, el periodismo de investigación, vigilante y
juez de la vida pública. Por otra, subraya que la opinión pública se ha convertido en un barómetro político y social, a
través de la profusión de encuestas, así como del peso de los editoriales y artículos de opinión. En el segundo aspecto,
la opinión pública se ha convertido en un fenómeno omnipresente: se instaura la convicción de que equivale a la suma
de todas las opiniones individuales, se alza como portavoz del interés general y aprisiona la vida política en el culto a la
instantaneidad. Y esto, para Minc, tiene diversos efectos negativos: oculta el complejo tejido social, imposible de reflejar
en la simplificación que supone el paradigma demoscópico; fomenta la servidumbre de la clase política y de cualquier
actor social ante la presión mediática, y diluye el debate social y político, y ahoga nuevos proyectos e ideas.

Pero, además, según Minc, nuestros actuales sistemas democráticos contemplan impotentes -pese al
Estado-Providencia- la acumulación de graves desigualdades sociales que comienzan a configurarse como
hereditarias. Citando a Touraine, pasamos de una sociedad vertical que pivotaba en torno a la clase media, a una
sociedad horizontal dividida en un centro inmenso y la periferia: la cuestión no es estar arriba o abajo, sino fuera o
dentro. Aparecen nuevas iniciativas de compromiso social cuyo futuro es, según Minc, todavía bastante incierto.

Si a esto añadimos el debilitamiento de los actores sociales tradicionales (partidos, sindicatos, patronales...), no es
sorprendente que la democracia de la opinión pública abra la puerta a la amenaza populista, hoy presente en variados
conglomerados (nacionalismos, fundamentalismos ecologistas, etc.).

Para Minc, repensar la democracia exige reconocer que el Estado no es la única encarnación del interés general, que
puede estar llamado a expresarse fuera de las estructuras de poder público y lejos también del mercado. La soberanía
compartida propuesta por Minc no supone la eliminación inmediata de los agentes tradicionales, sino el fortalecimiento
progresivo de nuevas personas morales que no sean emanaciones del poder público ni meros jugadores de la esfera
privada: fundaciones, universidades, think tanks, fondos de pensiones... Minc plantea también la necesidad de
establecer nuevos circuitos ascendentes y descendentes de información y opinión y, entre otras medidas, ampliar el
campo del referéndum como medio de institucionalizar y no falsear la opinión pública.

Aurora Pimentel

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