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Astelarra, Judith (Coord.) - Género y Cohesión Social PDF
Astelarra, Judith (Coord.) - Género y Cohesión Social PDF
Judith Astelarra
(coord.)
EJES DE ANÁLISIS
V
Índice
VI
PRESENTACIÓN
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Pueden consultarse las ponencias, los foros y los vídeos de presentación en: www.e-cofi.net.
VII
Presentación
VIII
EJES DE ANÁLISIS
GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL: UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
Judith Astelarra
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Judith Astelarra
Nuestra identidad personal, en su nú- Para que el género social, en sus cuatro
cleo básico, ha estado siempre asociada niveles se desarrolle, las sociedades hu-
al género: no somos «personas», somos manas han creado instituciones y meca-
hombres o mujeres, con rasgos psicoló- nismos que, en su conjunto, forman el
gicos, de «feminidad» y «masculini- sistema social de género. Las relaciones
dad». En algunas sociedades los este- de género existen en todas las institu-
reotipos femeninos y masculinos son ciones y organizaciones de la sociedad,
totalmente diferentes; en otras, las mu- pero la base del sistema de género es la
jeres y los hombres pueden compartir familia. La familia, con tipos muy dife-
algunos rasgos y diferenciarse en otros. rentes pero siempre presente, ha regu-
La gran variedad de modelos que exis- lado históricamente las relaciones de
ten o han existido en las sociedades pre- género; lo que sucede allí se proyecta,
sentes y pasadas tiene su origen en las posteriormente, a otros ámbitos de la
definiciones sociales y culturales que ri- vida social, como la economía y la políti-
gen la conducta de mujeres y hombres y ca. Los roles sexuales también aparecen
se transmiten de generación en genera- en estas funciones, cuando las mujeres
ción, a través de la socialización y la se incorporan a sus actividades fuera
educación. del ámbito doméstico.
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Género y cohesión social: una primera aproximación
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Judith Astelarra
reproductivas, los proyectos colectivos tos positivos porque abre las puertas a
de la sociedad, los proyectos sociocul- los cambios. A pesar de estas diferen-
turales y las actividades lúdicas o de cias, no cabe duda que la Sociología
ocio. En esta distribución o posibilidad acepta que el consenso y el conflicto
de asignación de nuestro tiempo de son dos aspectos centrales de las rela-
vida, las personas no somos iguales. ciones sociales. La pregunta, en todo
De modo que podemos establecer un caso, es cómo se vinculan y cuál es la di-
vínculo entre los tiempos (la vida, los námica de su relación.
años y meses y la cotidianeidad), los
recursos materiales (pagado/no paga- En el seminario, este debate apareció
do) y la distribución de actividades con fuerza. Para algunos participantes,
(productivo/reproductivo; ciudadanas; el nuevo énfasis en la cohesión social
socioculturales; lúdicas). que existe a los dos lados del Atlántico
se considera una vuelta a teorías con-
servadoras, que no toman en cuenta la
desigualdad y que son conceptualmen-
COHESIÓN SOCIAL te pobres. La respuesta de quienes es-
tán trabajando desde la perspectiva de
La conceptualización sobre lo que es la la cohesión social, especialmente los
cohesión social puede llevar al viejo de- ponentes de CEPAL, fue que esto no es
bate en la teoría sociológica sobre los así y reivindicaron la definición que se
alcances del consenso y el conflicto so- ha hecho de ella en sus documentos.
cial. Las teorías que ponen el acento en CEPAL en su libro Cohesión Social
la estructura de la desigualdad que ha (mayo 2007), parte de la idea de que el
caracterizado a las sociedades han concepto no resiste una definición uní-
puesto al conflicto en el centro de la voca y señala que no tiene una acepción
vida social y han sostenido que el con- clara. Ana Sojo (véase su artículo en
senso forma parte de las relaciones de este libro), a partir del trabajo de CEPAL
poder y en este sentido es socialmente (que ella coordinó) plantea el concepto
impuesto. Las teorías del consenso, sin de cohesión social vinculado a diversas
embargo, señalan que en todas las so- dimensiones. Lo define como la dialécti-
ciedades existen elementos que las ca entre mecanismos instituidos de in-
mantienen unidas, con un sentido de clusión/exclusión sociales y las respues-
pertenencia de sus miembros dados por tas, percepciones y disposiciones de la
elementos culturales de valores com- ciudadanía frente al modo en que ellos
partidos. Para estas teorías, la existen- operan y que sustentan el sentido de
cia de conflictos se aprecia desde dos pertenencia a la sociedad y moldean las
perspectivas; para algunos es un ele- percepciones y conductas de los indivi-
mento desintegrador de la sociedad duos frente a una sociedad o comuni-
mientras que para otros tiene elemen- dad en particular.
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Género y cohesión social: una primera aproximación
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Judith Astelarra
hacer viables los derechos sociales e, sión social es algo que hasta ahora había
institucionalmente, a la construcción del estado ausente. Todas las aproximacio-
Estado de Bienestar. Esta es la base del nes teóricas y empíricas, aunque fueran
sentido de pertenencia en las socieda- contradictorias entre ellas, sólo han ana-
des europeas. lizado el ámbito público del sistema de
género. La principal fuente de desigual-
¿Es el modelo de la igualdad la única dad analizada ha sido la de la división
forma de construir la cohesión social? social del trabajo; la división sexual del
No lo es. También se puede lograr cohe- trabajo como origen de las desigualda-
sión teniendo a la desigualdad como des de género nunca había sido una di-
parte constitutiva de la vida social. Las mensión que se tomara en cuenta. Mer-
dictaduras generan cohesión social a cado y Estado han sido los dos ámbitos
través del control que pueden ejercer. sociales por los que ha discurrido el aná-
Las sociedades estamentales, en que to- lisis y las propuestas de los teóricos de
dos los estamentos tienen un fuerte la cohesión social. De allí surgieron los
sentido de pertenencia y aceptan las je- análisis sobre las desigualdades de cla-
rarquías y desigualdades tienen tam- se, los procesos económicos que habían
bién una fuerte cohesión social. Las des- contribuido a disminuirlas y el surgi-
igualdades de género son otro ejemplo miento de las políticas sociales y el Esta-
de estas formas de cohesión. La impor- do de Bienestar.
tancia de la identidad de género, es de-
cir, del aspecto subjetivo de la pertenen- En paralelo a estas reflexiones teóricas
cia a un grupo social, en este caso los y políticas discurría el análisis sobre las
géneros, ha hecho que las mujeres y los desigualdades de género, incorporado
hombres hayan aceptado durante mu- al quehacer intelectual desde el movi-
cho tiempo como algo «natural» la exis- miento feminista y muchas veces cir-
tencia de las jerarquías y las desigualda- cunscrito a él, tanto en la academia
des entre ellos. como en la vida política. Desde allí se in-
sistió en señalar que la vida social tiene
también una tercera institución, la fami-
lia, que es donde se producen los bienes
GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL y servicios de cuidado. El cuidado es im-
prescindible para que haya reproduc-
¿Cómo vinculamos estos dos ejes de ción humana; para que las personas
análisis, el sistema de género y la cohe- puedan vivir y para que puedan des-
sión social? El seminario, cuyas ponen- arrollar la subjetividad y la identidad
cias y foros de debates presentamos en personal. Y estos cuidados requieren de
este libro ha estado destinado a reflexio- personas que se hagan cargo de ellos,
nar sobre ello. Darle la dimensión de gé- porque no todo lo podemos hacer en
nero a la conceptualización de la cohe- soledad. Este aporte, que es central para
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Género y cohesión social: una primera aproximación
la cohesión social, lo han hecho las mu- desigualdad no existe en abstracto, sur-
jeres desde la familia. Es cierto que hay ge siempre a partir de una definición so-
diferentes modelos de familia por lo que bre lo que comporta ser desigual en
es mejor hablar de familias, pero tam- comparación con alguien. La desigual-
bién lo es que esta función se cumple en dad de género implica comparar al gru-
todos ellos. po privilegiado, los hombres, con el
desigual, es decir, las mujeres. ¿En tér-
Este fue el objetivo principal del semina- minos de qué? De aquello que la socie-
rio: hacer la triangulación entre Estado- dad valora más: en este caso se trataba
Mercado-Familia mostrando las relacio- de las actividades del ámbito público.
nes que existen entre los tres ámbitos. Hemos descrito el origen de esta des-
Al mismo tiempo se debatió sobre igualdad en la sociedad moderna. Lo
cómo crear un nuevo proyecto político- importante es que produjo un sistema
social que tenga como base un pacto de presencias y ausencias de los dos gé-
entre los géneros. Ello implica hablar de neros: presencia masculina y ausencia
las condiciones sociales que hacen sur- femenina en el ámbito público y a la in-
gir la desigualdad de las mujeres, pero versa en el privado. Las mujeres eran
también mostrar cuánto la sociedad se desiguales porque estaban ausentes de
ha beneficiado del aporte del cuidado las actividades del ámbito público, que
femenino que ha posibilitado la base de era el privilegiado puesto que en él se
su cohesión social. El problema es que distribuían los recursos materiales, sim-
este aporte ha sido socialmente invisibi- bólicos y de poder que la sociedad tie-
lizado por la jerarquía y desigualdad es- ne. La ausencia de los hombres del ám-
tructural entre los ámbitos público y pri- bito privado no producía (ni produce
vado. Sin embargo, ya no es posible hasta el día de hoy) problemas de des-
que este aporte esté determinado por la igualdad porque no tiene valor: es el lu-
marca de género: hombres y mujeres gar de quienes «no trabajan», no produ-
deben hacerse responsables de esta ac- ce recursos materiales ni cuenta con
tividad humana sin la cual la sociedad prestigio social. Eliminar la desigualdad
no existiría. Se trata, por tanto, de anali- de las mujeres por lo tanto significaba
zar cómo proponer un nuevo proyecto corregir su ausencia. A partir de esta de-
de sociedad, que sea compartido, en el finición se han impulsado políticas pú-
que el sistema de género histórico no blicas para la igualdad entre los géneros
sea un condicionante. y se han movilizado gran cantidad de or-
ganizaciones de mujeres, consiguiendo
Hemos de comenzar por el análisis de la importantes cambios en la organización
desigualdad de las mujeres y las pro- de género de la sociedad moderna.
puestas que se han hecho para corregir-
lo, tanto en las organizaciones interna- A pesar de los cambios producidos, po-
cionales como en las nacionales. La demos decir que en la actualidad las
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Judith Astelarra
mujeres tienen unos ámbitos sociales do una paradoja. La igualdad entre los
donde están presentes y otros donde géneros se ha planteado como un tema
están ausentes. Están presentes en el del ámbito público y, en este sentido,
ámbito privado con todas las activida- se ha definido y delimitado de la mis-
des que ello comporta. En el ámbito pú- ma forma que se ha hecho para la cohe-
blico se ha producido una incorpora- sión social. Como la dificultad más im-
ción parcial que la podríamos definir portante para la igualdad de las mujeres
como una presencia condicionada y una en el ámbito público provenía de sus
ausencia relativa. Las mujeres, algunas actividades domésticas en el ámbito pri-
o muchas según la sociedad concreta, vado (la doble jornada) se consideró
participan en el trabajo asalariado, en que el rol femenino en el ámbito priva-
las actividades políticas, en los puestos do era un problema. Además, la familia
de responsabilidad política, en las acti- fue considerada como una institución
vidades culturales y en las sociales. Esto patriarcal porque en ella se producían
es especialmente así en el caso de las las relaciones de poder entre las muje-
mujeres más jóvenes. Pero no podemos res y los hombres. Durante un tiempo,
decir que esta presencia en el mundo plantear políticas familiares se entendió
público esté libre de la dimensión de gé- como una forma conservadora de abor-
nero que se expresa en dos rasgos dar la situación social de las mujeres.
importantes: en primer lugar, esto les Todo esto es cierto y el rol en el ámbito
supone una doble presencia, en el ámbi- privado contribuye a la desigualdad en
to privado y en el público. En segundo el ámbito público. Pero, al hacer esta va-
lugar, la presencia en el ámbito público loración, no se prestó la debida atención
aún no se produce en plena igualdad a lo que la presencia de las mujeres
con los hombres. Por ello la podemos aportaba a la vida social, al mercado y al
describir como una presencia condicio- Estado, es decir, a la cohesión social.
nada. Es importante además recordar Esto ha conducido, entre otras cosas, a
que también pueden existir grandes di- que las políticas de conciliación labo-
ferencias entre las mujeres en términos ral/familiar sólo han contribuido a que
de clase social, raza u otras característi- sean las mujeres las que concilien.
cas. En cuanto a los hombres se puede
decir que tienen una presencia total en Esta evaluación negativa del rol de las
el ámbito público y están ausentes del mujeres en el ámbito privado contribu-
ámbito privado con la excepción de al- yó a que surgiera una corriente dentro
gunos grupos y sin destinarle más que del feminismo, la de la diferencia, que
un porcentaje pequeño de tiempo. se encargó de revalorizar lo que las mu-
jeres eran y hacían. El problema fue que
En la búsqueda de la corrección de la ambas corrientes, la de la igualdad y la
ausencia de las mujeres del ámbito pú- de la diferencia entraron en contradic-
blico podemos decir que se ha produci- ción, sin asumir que lo importante no
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Género y cohesión social: una primera aproximación
era una u otra. Lo que se requiere teóri- tos por los intereses contradictorios de
ca y prácticamente es buscar el equili- los desiguales y la necesidad de elabo-
brio necesario entre la presencia y la rar consensos para cambiar la socie-
ausencia de las mujeres como base dad. Primero ha sido necesario darle
para construir un nuevo tipo de socie- legitimidad política al discurso de la
dad, que corrija las desigualdades de desigualdad de las mujeres para que se
género y garantice el cuidado de las tomen medidas para corregirlas. Pero,
personas. esto ha mostrado en el camino que el
problema no es sólo de las mujeres,
Desde las ciencias sociales se ha contri- que se trata de un problema de estruc-
buido en los últimos años a mostrar en tura social que se debe modificar. Y la
qué consiste la presencia de las mujeres sociedad no se modifica sólo porque
en el ámbito privado. Se trata de la pro- las personas más conscientes de un
ducción de bienes y servicios ligados al grupo discriminado «luchen en contra
cuidado de las personas. En primer lu- de la desigualdad», aunque sea de
gar, de todas ellas, porque todos y todas modo pacífico y con lobbies de intere-
requieren cuidados cotidianos. Pero, ses. Hace falta crear el consenso social
muy en especial de las personas depen- necesario para producir los cambios y
dientes, por el ciclo vital (infancia, vejez) para que se reconozca que no puede
o por incapacidades personales. Esta existir cohesión social en una sociedad
contribución se ha medido desde diver- democrática, si las actividades de cui-
sos campos: 1) en términos del tiempo dado que más contribuyen a ella gene-
que se le destina; 2) en términos del va- ran desigualdades que se consideran
lor económico que tendrían si fueran re- «naturales» o que son invisibles. Este
tribuidas; 3) en términos de su aporte esfuerzo lo deben hacer la mayoría de
cultural y social. Se ha desarrollado una los hombres, pero también, las propias
nueva ética de los cuidados y se analiza feministas, que muchas veces no salen
cómo convertirlos en la base de una del análisis confrontacional, es decir,
nueva generación de derechos ciudada- de la dimensión de conflicto sin plan-
nos. Se propone también quién y cómo tearse cómo se logran los consensos.
debe ser responsable de asumir los cui- Es importante poner la desigualdad en
dados, personal y colectivamente, de el centro del discurso feminista, pero
modo que no sigan recayendo sobre los para construir consensos es necesaria
hombros de las mujeres sin obtener nin- una dinámica de actuación que es dife-
guna compensación por ello. rente. Porque los pactos requieren de
las percepciones de las dos partes. De
Es por estas consideraciones que, para allí que el debate sobre la cohesión so-
corregir la desigualdad de las mujeres, cial, en la medida en que no sólo haga
también es imprescindible mirar las referencia al ámbito público sino que
dos caras de la vida social: los conflic- incluya también al ámbito privado y a
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Judith Astelarra
las relaciones entre ambos, es un enfo- Comenzar un análisis sobre cómo de-
que interesante. Permite, además, que sarrollar esta nueva perspectiva de la co-
se haga un proyecto que incorpore no hesión social que contemple tanto el ám-
sólo las desigualdades de género sino bito privado como el ámbito público del
las otras formas de desigualdad (de sistema de género, triangulando la Fami-
clase, raciales, etc.) que también divi- lia, el Estado y el Mercado es lo que pro-
den a las mujeres. Es decir, hacer un ponen las ponencias que se presentan a
proyecto global de corrección de todas continuación y los resúmenes de los de-
las desigualdades. bates realizados al respecto en los foros.
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RESÚMENES DE LOS FOROS
LAS FAMILIAS Y SU VINCULACIÓN CON LOS MERCADOS
Irma Arriagada*
* Funcionaria de la División de Desarrollo Social de la CEPAL. Las opiniones vertidas son de su exclusiva
responsabilidad y no comprometen a la institución.
1
Para ello nos basaremos en los trabajos presentados en el Foro 1 sobre familia y cohesión social de Ro-
sario Aguirre, Ana Sojo, Joan Subirats y Guillermo Sunkel y en los comentarios realizados por José Ade-
lantado, Carmen Alpin, Rosalía Camacho, Elizabeth Jelin, Gabriel Kessler, Pedro Güell, José Olavaria y Co-
rina Rodríguez a quienes se agradece su aporte (véase www.e-cofi.net).
2
Entre 1990 y 2005 la tasa de participación económica femenina en áreas urbanas de América Latina
aumentó de 45,9% a 58,1%, CEPAL, 2007.
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Irma Arriagada
sustituidos por una visión eminente- que ambas propuestas requieren una
mente técnica que se apoyaba en el con- «sociedad civil activa y propositiva». La
cepto de eficiencia financiera. El nuevo perversión reside en que bajo esas pro-
sistema se basa en una concepción indi- posiciones se apunta a reducir el Estado
vidual del sujeto que aporta a su bienes- y transferir el trabajo de la gestión de la
tar y en el que, sobre la base de sus política social a manos de la «sociedad
ingresos, podrá extender la red de bene- civil». La terminología usada por ambos
ficios a su familia. Se gesta así un régi- proyectos políticos (el democratizador y
men de bienestar que alcanza a los tra- el neoliberal) es la misma: participación,
bajadores del sector formal y a quienes, sociedad civil, ciudadanía, democracia.
dependiendo de sus ingresos, pueden Pero sus sentidos e intencionalidades
acceder a seguros sociales por medio son claramente diferentes.
del mercado. Las mujeres siguen siendo
perjudicadas por las características de En los países de América Latina coexis-
sus trayectorias laborales: menos coti- ten variadas realidades socioeconómi-
zaciones, más lagunas previsionales y el cas y organizaciones del Estado que
cálculo diferencial por su mayor expec- obedecen a trayectorias históricas dife-
tativa de vida, entre otros factores. rentes, a la existencia de Estados más
consolidados y con mayor continuidad
Se sostiene que en el paradigma que junto a otros más nuevos y más frágiles
emerge en la década de los años noven- en su institucionalidad social y política.
ta el Estado pierde protagonismo mien- Al respecto, parece fundamental reto-
tras el mercado se constituye en un pilar mar la distinción entre Estado y regíme-
central. Por su parte, se mantiene la nes de bienestar (Sunkel). El Estado de
orientación familista en tanto el régimen Bienestar fue una construcción social
no absorbe el peso de la protección fa- europea específica que implicó una re-
miliar, puesto que la masiva incorpora- definición de la relación entre el ciuda-
ción de la mujer al mercado del trabajo dano y el Estado. En cambio, los regí-
se ha producido sin que el Estado haya menes de bienestar se distinguen entre
generado las condiciones para el des- sí de acuerdo con las responsabilidades
arrollo de este proceso (Sunkel, 2007). entre el Estado, el mercado y la familia y
las instituciones sin fines de lucro del
En esa fase Jelin plantea una «confluen- “tercer sector” (Esping-Andersen, 2001).
cia perversa» entre los impulsos demo- Por consiguiente, en América Latina no
cratizadores y participativos de la ola de existió un Estado de Bienestar (Kessler)
la transición postdictatorial y los impe- aunque se observan diversos modelos
rativos del Estado mínimo de los man- de regímenes de bienestar definidos
datos neoliberales dominantes, impul- como liberal-informal (Gough y Wood,
sados por las instituciones económicas Barrientos, 2004) y estatal-productivis-
multilaterales. La confluencia está en ta, estatal-proteccionista y familiarista
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Las familias y su vinculación con los mercados
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Irma Arriagada
de poder en el ámbito reproductivo, des- según Güell tiene poca tradición en las
taca la distribución del poder en los ho- ciencias sociales, no agrega mucho más
gares, en el acceso a recursos, los ses- a los temas de bienestar y protección
gos de las responsabilidades de cuidado social y sólo ha servido para demarcar
y fenómenos como la violencia en con- la necesidad de pensar los temas de la
tra de la mujer. protección social y su relación con la
paz social más allá de los términos auto-
La grave polarización social y económica rregulatorios de las economías neoli-
de la región latinoamericana plantea in- berales. También se indicó que es un
terrogantes para la generación de cohe- concepto neutro en la medida que no
sión social en sociedades tan desiguales considera las estructuras de poder exis-
como las latinoamericanas; específica- tentes (Adelantado), no incorpora aún el
mente cómo enfrentar las desigualdades enfoque de género y corre el riesgo de
cruzadas —económicas, de género y et- considerar a las mujeres como grupo de
nia—; cómo se incorporan las demandas riesgo (Camacho) y se opone al paradig-
de los grupos tradicionalmente exclui- ma de conflicto que implica una noción
dos que no se sienten partícipes de esos de ciudadanía y de lucha de poder (Je-
procesos, que no se sienten ciudadanos; lin). Sojo plantea que aunque el concep-
y cómo enfrentar la carencia de recursos to de cohesión social esté en proceso de
para la política social. elaboración, no hay que postergar que
el tema de género y de familia sea con-
Esta última interrogante remite a los te- siderado con esa óptica.
mas distributivos, aun cuando la región
latinoamericana se encuentra en un ni-
vel de ingresos medios, los países lati-
noamericanos tienen sólo un tercio del III. TRANSFORMACIONES DE LAS
PIB per cápita de la Península Ibérica. FAMILIAS Y DE LOS SISTEMAS
América Latina muestra la mayor des- DE GÉNERO
igualdad de ingresos del mundo (medi-
da por el coeficiente de Gini 3) que es la Funciones de la familia y su
manifestación de un conjunto de facto- relevancia para la cohesión social
res (empleo, ingresos, estructura pro-
ductiva y otros) que afectan el bienestar Se destacó que —a diferencia de la per-
de los hogares y de las familias. cepción del sentido común— la familia y
el mundo doméstico no son lugares ce-
En el tema de cohesión social los disen- rrados sino que se constituyen en torno
sos se refirieron al propio concepto, que al mundo público (los servicios, la legis-
3
Se calcula que el índice de Gini para la Unión Europea es de 0,34, para Estados Unidos de América de
0,41 y para América Latina es de 0,54 (CEPAL, SEGIB 2006).
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Las familias y su vinculación con los mercados
lación y los mecanismos de control so- Sin embargo, la baja cobertura de estos
cial) así como aspectos simbólicos tales servicios para el conjunto de la pobla-
como las imágenes sociales prevale- ción, finalmente deja en manos de las
cientes sobre la familia y la normalidad, personas y sus familias la búsqueda y
las ideologías, y las instituciones educa- solución a los problemas de enferme-
tivas (Jelin, 1994). Es dentro de la fami- dad, desempleo, incapacidad física y
lia donde se crean y reproducen las ac- mental y muerte de sus integrantes. En
ciones que dan forma a la cohesión este contexto, el trabajo doméstico y de
social. La formación del sentido de soli- cuidado no remunerado que se realiza
daridad está íntimamente asociada a la en los hogares es un recurso tan esen-
formación del sentido de pertenencia. cial para el bienestar de las sociedades
Al respecto, la familia es la proveedora desarrolladas, como el trabajo aplicado
inicial de ese sentido de pertenencia a para la producción en el mercado (Du-
un grupo, barrio, clase y un estilo de rán, 2006).
vida, un país. La familia se relaciona con
la cohesión social por su papel en la re- Güell argumentó que el arreglo por me-
producción social, biológica y cultural dio del cual las familias se hacen cargo
de la población, por el cuidado de las de la protección social de sus miem-
nuevas generaciones, de las personas bros, en sí mismo anómalo, habría lle-
dependientes por medio de la solidari- gado a la vez a un límite funcional y nor-
dad y es el aceite que hace fácil el rodaje mativo. Funcional, porque la demanda
y la transición generacional (Durán, de tiempo y de cuidado necesarios para
2007). satisfacer estas nuevas exigencias, im-
pediría, por ejemplo, la adecuada incor-
En América Latina los principales cam- poración de la mujer al trabajo, la nece-
bios en las políticas sociales fueron pro- saria provisión de los cuidados básicos
ducto del desplazamiento de la provi- intrafamiliares y la creación de condicio-
sión de los recursos institucionales nes básicas de convivencia, necesarios
desde el Estado hacia el mercado, y para el cumplimiento de las funciones
principalmente hacia las familias y, den- familiares actuales. Normativo, porque
tro de éstas, a las mujeres. Así, la aten- esta situación impediría el cumplimien-
ción de salud, educación y seguridad to pleno de derechos de los miembros
social se ha privatizado, coexistiendo un de la familia, como la igualdad de las
sector público —habitualmente con re- mujeres o el derecho al cuidado de ni-
cursos insuficientes para dar cobertura ños y ancianos. No bastaría entonces
a la población que los demanda, junto con «fortalecer a la familia» para que
con un sector privado de altos costos—. cumpla mejor la anómala función de
En la seguridad social el paso fue desde fundamento de la protección social que
un sistema solidario hacia un sistema desplaza hacia ella una sociedad en vías
de ahorro individual o un sistema mixto. de desregulación.
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Irma Arriagada
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Con la firma y ratificación de la Convención sobre todas las formas de discriminación contra las mujeres
(CEDAW), Convención sobre los Derechos del Niño, Convención sobre los derechos de las personas con
discapacidad, entre otras.
5
En las áreas urbanas de América Latina, las familias nucleares biparentales se redujeron de 46,3% en
1990 a 41,1% en 2005 (Arriagada, 2006).
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Las familias y su vinculación con los mercados
winner model) al modelo de familia de ción social habría conducido a una ma-
doble ingreso; la tendencia creciente a yor participación de las familias en la
la constitución de uniones consensua- producción de las seguridades, con la
les y a las familias con jefatura femenina; consiguiente demanda adicional de
el aumento de los hogares no familia- tiempo, recursos y tensiones. Otras de-
res, en especial, los hogares uniperso- mandas tienen relación con el apoyo
nales. Otra tendencia es la reducción familiar a adultos mayores, a los jóve-
del tamaño promedio de las familias y nes desempleados y a las madres ado-
hogares. lescentes (Sunkel, 2007). Esta sobrecar-
ga recaería especialmente sobre las
Estas transformaciones han modificado mujeres, las que con sus dobles y tri-
el modelo tradicional de hombre prove- ples jornadas serían las verdaderas
edor (male-breadwinner system) con- variables de ajustes de las moderniza-
sistente en una familia nuclear, en la ciones. Hoy, sin embargo, se estaría ex-
que están presentes ambos padres jun- perimentando los límites que tiene la
to con sus hijos, la madre se desempeña familia para servir de «fusible» frente a
como ama de casa a tiempo completo y las consecuencias de la privatización
el padre como único proveedor econó- de la protección social (Güell).
mico. En 2005 este modelo sólo se en-
contraba en uno de cada cinco hogares En relación con las transformaciones
latinoamericanos urbanos (20,9%) pues- del modelo de trabajo y de empleo se
to que una proporción creciente de observa una disociación entre creci-
hogares y familias requieren para so- miento y empleo, que tiene varias con-
brevivir más de un ingreso, son mono- secuencias problemáticas. Subirats
parentales o no tienen hijos. (2007) señala que para el mundo euro-
peo, el trabajo estable garantizado, un
Estas transformaciones en la estructu- Estado protector y regulador y la movili-
ra familiar y en sus funciones plantean dad ascendente en una sociedad abier-
dificultades para el cumplimiento de ta, configuraron la tríada conceptual e
las tareas de trabajo doméstico y cui- ideológica de una gran promesa que,
dado en el hogar. De la misma forma, construida sobre la hipótesis de un cre-
existen dificultades para redistribuir cimiento-desarrollo ilimitado, se convir-
funciones al interior del hogar, aun tió en una profecía incumplida y cada
cuando la masiva incorporación de las vez más difícil de cumplir. Y resalta que
mujeres al mercado laboral es un pro- desde un principio contenía importan-
ceso de cierta data, no hay un reconoci- tes limitaciones y contradicciones, refe-
miento de los impactos que este hecho ridas a las relaciones de dependencia
provoca en el plano de las políticas pú- entre países desarrollados y pobres, y
blicas y en el ámbito familiar. Así, Güell a la carencia de sustentabilidad en el
indica que la privatización de la protec- desarrollo económico.
21
Irma Arriagada
6
En 2005 sólo el 46% de las mujeres y el 51% de los hombres asalariados urbanos contaba con contrato
formal de trabajo. Del total de ocupados sólo el 57% de los hombres y el 56% de las mujeres estaba afilia-
do a la seguridad social (CEPAL, 2007).
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Las familias y su vinculación con los mercados
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En 2005, los hogares con jefatura femenina alcanzaban a más de 30% del total de hogares urbanos en 12
de 18 países de América Latina, en El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Uruguay y Paraguay es
de 34% y más (CEPAL, 2007).
23
Irma Arriagada
Sojo (2007) plantea que las políticas de Aguirre subraya que en América Latina,
conciliación debieran conformar una las enormes desigualdades sociales es-
batería de políticas destinada a subver- tán estrechamente vinculadas con la
tir la forma tradicional de reparto del provisión desigual de cuidado familiar y
trabajo por género, con efectos en am- social conformando un verdadero círcu-
bas esferas. En la del trabajo, al promo- lo vicioso. Quienes tienen más recursos
ver una inserción laboral más exitosa de disponen de un mayor acceso a cuida-
las mujeres; en el hogar, modificando dos de calidad en situación de tener me-
las cargas tradicionales. Sin embargo, nos miembros del hogar que cuidar.
modificaciones más radicales no se po- Aquellos que disponen de menores re-
drán atribuir sólo a estas políticas, sino cursos para acceder a los cuidados mer-
a transformaciones más profundas que cantiles y que tienen más cargas de cui-
tienen relación con las respectivas iden- dado acumulan desventajas por el
tidades sociales de hombres y mujeres mayor peso del trabajo doméstico fami-
y que atañen a otros ámbitos más allá liar, por las dificultades en el acceso a
de las políticas de conciliación. los escasos servicios públicos y la nece-
sidad de recurrir a cuidadoras «informa-
En términos más amplios se indicó que les». Por lo tanto aboga por contribuir a
el diseño de políticas públicas en un la construcción de los cuidados como
marco de derechos plantea ciertos dile- problema público, objeto de políticas
mas y tensiones entre derechos indivi- (que significa producción de conoci-
duales y colectivos; entre igualdad y de- mientos, debate y difusión de argumen-
recho a la diferencia; entre derechos taciones y propuestas). Sostiene que se
universales y pluralismo cultural y entre trata de «desprivatizar» este tema para
responsabilidad pública y defensa de la que la cuestión relativa a quien se hace
privacidad y de la intimidad (Jelin), por cargo de las personas dependientes for-
ejemplo, en el ejercicio de los derechos me parte del análisis académico y políti-
sexuales y reproductivos. El diseño de co sobre la reorganización de los siste-
las políticas hacia las familias es com- mas de protección social, la reforma de
plejo cuando los intereses de los miem- los sistemas de salud y el desarrollo de
bros de la familia son heterogéneos y en los servicios sociales.
algunos casos opuestos. Es posible que
las políticas dirigidas hacia todos los La participación de los actores sociales
miembros de la familia beneficien más a en el diseño de las políticas fue destaca-
algunos que a otros, puesto que existe da por varios expositores y comentaris-
una distribución de poder desigual en el tas. Subirats advierte sobre los posibles
interior de las familias dado por factores déficits de la democracia representativa,
24
Las familias y su vinculación con los mercados
que se relacionan con los cambios en el conciliación y las dificultades que éstas
sistema político y en las formas de vida presentan en la práctica, principalmente
y de trabajo. Propone fórmulas más o para el sector informal donde se basan
menos plurales y compartidas de dise- en la reciprocidad.
ñar, decidir e implementar las políticas
públicas, entendiendo el espacio públi- En síntesis, el diseño de las políticas
co como responsabilidad compartida. públicas en sistemas de bienestar de-
También se destacó la relevancia de los berá considerar el escenario actual ca-
abordajes colectivos para buscar solu- racterizado por una creciente compleji-
ciones, la necesidad del debate público dad y heterogeneidad de los hogares y
y la creación de consensos. No se trata familias y por el cambio en las relacio-
de diseñar políticas públicas desde arri- nes entre sus miembros al interior de
ba, sino de promover la construcción cada familia, debido a procesos de mo-
del sujeto de las políticas de cuidado. La dernización, individuación y democra-
opción por distintas modalidades de tización. Olavaria señaló que el accio-
provisión de cuidados está atravesada nar del Estado y las políticas públicas
por cuestiones económico-financieras y debiera incorporar las transformacio-
también ideológicas (Aguirre). nes recientes en las familias ligadas al
reconocimiento de los derechos huma-
Hubo debate acerca de si el trabajo re- nos de las mujeres y los niños, que
productivo y de cuidado realizado por apuntan a reducir la discrecionalidad y
las mujeres se ha convertido en mercan- el dominio que ejercen los varones en
cía, beneficioso para la acumulación pri- relación a mujeres, niños y adultos ma-
vada, sin reducir las desigualdades de yores y a modificar las condiciones del
género, aunque se indicó que los efec- trabajo doméstico, que fortalezca los
tos sobre las distintas clases sociales no procesos de individualización que re-
son uniformes (Adelantado). Más que conocen autonomía, empoderamiento
disensos en esta área hubo sugerencias y actoría a los distintos miembros del
de profundizar los análisis relativos a las núcleo familiar.
representaciones de género y a poner
atención en dimensión subjetiva y de La transformación de las familias y del
conflicto en torno a las responsabilida- mercado en un mundo globalizado y
des del bienestar (Aguirre, Olavaria) en sus consecuencias en la división sexual
los temas de cultura y educación como del trabajo (remunerado y no remunera-
mecanismos para promover la equidad do) sugiere por tanto la construcción de
de género en el cuidado (Aguirre, Olava- un nuevo pacto social que equilibre de
ria, Sojo, Sunkel). También se indicó la mejor forma las tareas de reproducción
importancia de analizar las medidas de social entre familia, Estado y sociedad.
25
LOS FLUJOS ENTRE LAS FAMILIAS, EL ESTADO Y EL MERCADO
Luis Mora*
* Asesor Regional en Género y Masculinidades. Equipo de Asistencia Técnica para América Latina y Cari-
be. Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA).
27
Luis Mora
28
Los flujos entre las familias, el Estado y el mercado
29
Luis Mora
30
Los flujos entre las familias, el Estado y el mercado
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Luis Mora
32
UN PROYECTO POLÍTICO-SOCIAL: DEBATE Y PRINCIPALES LÍNEAS
DE CONCLUSIONES
Pilar Carrasquer *
33
Pilar Carrasquer
34
Un proyecto político-social: debate y principales líneas de conclusiones
Cada una a su modo, las distintas apor- III. EVALUAR LO APRENDIDO COMO
taciones y el debate desarrollado en el HERRAMIENTA DE FUTURO
foro virtual han incidido en alguno de
los aspectos que mejor permiten identi- La discusión ha sido sumamente intere-
ficar lo negado y proponer aspectos de sante y muestra el saber colectivo acu-
reflexión y de intervención que puedan mulado en torno al género y a las des-
derivar en unas nuevas reglas de juego igualdades de género. También en lo
social. Esto es, en un nuevo contrato se- que se refiere a valorar críticamente el
xual o entre géneros. Se entiende que camino andado hasta ahora, de modo
esa negación se expresa en los límites a que se puedan mejorar las actuaciones
la capacidad de decisión propia, en la in- futuras. A título de ejemplo, vale la pena
visibilidad del trabajo femenino, en la destacar dos cuestiones que han sido
invisibilidad de las mujeres como prota- ampliamente debatidas.
gonistas de lo político. Asimismo se
aprecia cómo las mujeres son capaces La primera de ellas tiene que ver con los
de generar discurso, de crear tejido so- posibles modelos de referencia a seguir
cial y político y de proponer actuaciones en el diseño de políticas. Desde el pun-
inclusivas que van más allá de su propio to de vista de la cooperación y del in-
género. En definitiva, de generar cohe- tercambio de experiencias, nos hemos
sión social. interrogado sobre la viabilidad de pro-
puestas y de políticas que tienen senti-
En ese contexto de debate, el cuerpo se do en determinados entornos sociocul-
ha convertido en una especie de metá- turales o en determinadas estructuras
fora a través de la cual se puede dar sociales pero no en otras, como apunta-
cuenta de esa realidad de aportaciones ba P. Díaz Romero en el foro virtual. Un
no siempre ni a menudo reconocidas, aspecto, el del respeto a la heterogenei-
así como de las necesidades y deman- dad y a la propia historia, si se quiere
das propias y ajenas que ese cuerpo expresar así, que cada vez se reclama
plantea. El derecho al propio cuerpo y el con mayor fuerza a la hora del diseño y
derecho al cuidado se erigen en núcleo la implementación de políticas sociales
en torno al cual se articulan los nuevos y, más específicamente, de políticas de
derechos de ciudadanía, pero también igualdad. En particular porque parece
sobre los que descansan antiguas y re- ineludible comprender los entornos so-
visitadas servidumbres y solidaridades bre los que se opera y las peculiares
entre los géneros y en el interior de cada configuraciones de la relación entre fa-
uno de ellos. milia, Estado y mercado que se dan en
cada país o ámbito de intervención. En
ningún caso se trataba de revivir el de-
bate entre universalismo y particularis-
mo, como puntualizaba M. C. Feijoo,
35
Pilar Carrasquer
36
Un proyecto político-social: debate y principales líneas de conclusiones
Después del conocido lema «lo personal Por otro lado, en relación al cuerpo,
es político» que aireó la necesidad de también se ha reflexionado sobre las
dotar a las mujeres de capacidad de de- bondades y los inconvenientes del des-
cisión sobre su propio cuerpo y, sobre arrollo de políticas o de la promulgación
todo, sobre su sexualidad, el desarrollo de normas que van más allá de lo que la
teórico y las demandas sociales en este sociedad demanda y al revés. Dicho de
campo han abierto el camino hacia pro- otro modo, cuál es o cuáles son, en rea-
puestas y demandas que van más allá lidad, los sujetos que encarnarían esas
de lo que, quizá, conformaría el campo demandas, qué representan y de qué ar-
de los análisis sobre la desigualdad de gumentos se dispone para hacerlas va-
género. La temática de la transexuali- ler. Son cuestiones que quedan abier-
dad, de la identidad sexual, pero tam- tas.
bién el debate en torno a la prostitución
o la apertura de nuevas líneas de inves- La solidaridad entre géneros e interge-
tigación ligadas a la reproducción bioló- neracional: el tema del cuidado. ¿Qué
gica, pivotan sobre el cuerpo. entendemos por cuidado? ¿Cómo abor-
damos el derecho al cuidado en la vida
En relación a todo ello se han planteado cotidiana? ¿Quién y cómo se hace cargo
dos grandes líneas de reflexión. Por un del cuidado?
lado, el cuerpo es, en efecto, algo perso-
nal, sobre lo que cada cual debería tener El concepto de solidaridad subyace en
derecho a decidir; pero, al mismo tiem- la idea de cohesión. Pero solidaridad no
po, el cuerpo es político, esto es, algo significa equidad. En cierto modo, el
sujeto a discusión y regulación. El cuer- cuidado se inscribe en la lógica de la so-
po expresa relaciones de poder. ¿Cómo lidaridad básica que permite la repro-
traducir e incorporar ese conjunto de ducción de la especie y la reproducción
posibles demandas, a veces, deseos, social: cuidamos al mismo tiempo que
bajo el paraguas de la ciudadanía? transmitimos unas maneras de hacer,
¿Cómo hacer de modo que ese recono- unos valores. La división sexual del tra-
cimiento no genere mayores desigual- bajo relega buena parte del cuidado a la
dades o reproduzca las ya existentes? esfera doméstica y define al género fe-
En definitiva, como apuntaba M. Jesús menino como principal protagonista. En
Izquierdo en el seminario presencial, el marco de esa división sexual del tra-
¿cómo conjugar los proyectos propios bajo, se explica la valoración positiva de
sin poner en duda la cohesión social? El todo lo que tiene que ver con la «esfera
concepto de «ciudadanía íntima» de pública» mientras se minusvalora lo
Plummer que recogía R. Osborne, sinte- que tiene que ver con la «esfera priva-
tiza esa inquietud, a pesar de que conti- da». La propia construcción de lo públi-
núa dejando muchas preguntas sin res- co y de lo privado aparece íntimamente
puesta. relacionada con la división sexual del
37
Pilar Carrasquer
38
Un proyecto político-social: debate y principales líneas de conclusiones
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Pilar Carrasquer
40
I. GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL
41
Género y cohesión social
42
1. ALGUNAS REFLEXIONES RELATIVAS AL DERECHO A DECIDIR
SOBRE EL PROPIO CUERPO*
Marta Lamas
1. ¿En qué consiste decidir sobre el plica una integralidad orgánica, men-
propio cuerpo? En principio, en la posi- tal y psíquica.
bilidad de usar la libertad para tomar
decisiones autónomas, algunas con 3. El cuerpo es un signo, y emite men-
apoyo del Estado. Esto abarca una va- sajes. Por eso sigue siendo el factor por
riedad de cuestiones, unas que ya se re- excelencia de las clasificaciones socia-
alizan «por la libre», otras que se acep- les básicas; en él están inscritos sexo,
tan y cuentan con aprobación del edad, etnia, clase social, etc. Además, se
Estado, y otras más que todavía son pueden matizar esas clasificaciones se-
«ilegales». gún la forma, el peso y la condición físi-
ca que tenga el cuerpo observado, e in-
2. Dado que la existencia de los seres troducir valoraciones de acuerdo a las
humanos es corporal, el derecho a to- modificaciones con que cuenta: ciru-
mar decisiones sobre el propio cuerpo gías, tatuajes, etc.
se perfila como un derecho básico. Los
cuerpos son la síntesis de un proceso Pero el cuerpo también es una mercan-
biológico, una estructuración psíquica, cía. Estamos rodeados de propuestas
una producción cultural y un momento publicitarias asociadas al cuerpo, ple-
histórico. Cada sociedad elabora sim- nas de juventud, salud y belleza, con
bólicamente su concepción del cuerpo. una promesa implícita de sexualidad
La de la cultura judeocristiana occiden- glamorosa. Y, al mismo tiempo, existe
tal —ligada al individualismo como es- un siniestro mercado negro de cuer-
tructura social y a la vigencia de un pos: tráfico sexual, esclavitud laboral,
discurso racionalista— olvida que el tráfico de personas indocumentadas,
cuerpo alberga al inconsciente. El etcétera.
cuerpo, que está en el centro de la vida
relacional y política, en el centro del Y pese a que jurídicamente se acepta la
simbolismo social, igualmente está en posibilidad de disponer de partes del
el imaginario de la actividad psíquica cuerpo, siempre y cuando ello se realice
individual. Por eso, al hablar de «cuer- sin obtener un beneficio económico,
po» no sólo hay que considerar a los como donación altruista, la realidad es
procesos orgánicos y mentales cons- que también existe un mercado de órga-
cientes, sino también reconocer los nos, gametos y servicios corporales de
procesos inconscientes. El cuerpo im- variado signo.
* Al agradecimiento por los comentarios críticos que Marta Acevedo, Haydeé Birgin, Pedro Morales
Aché y Hortensia Moreno realizaron a la primera versión de este texto sumo mi reconocimiento agradeci-
do a las y los comentaristas del Foro 3: Pilar Carrasquer, Pamela Díaz-Romero, María del Carmen Feijoo,
Morgan Quero y Raquel Osborne. También me he beneficiado de los ensayos de María Patrocinio de las
Heras, Martín Hopenhayn y María Jesús Izquierdo. Como siempre, los relevo de responsabilidad de lo
aquí escrito.
43
Marta Lamas
4. La ley permite que se disponga del En aceptar o no ese deber, que conlleva
propio cuerpo como una mercancía que el proceso de gestación y parto, es don-
se puede vender abiertamente. Pero lo de se juega una de las batallas principa-
que resulta aceptable cuando se inter- les por el derecho a decidir de las muje-
preta como la venta de la fuerza de tra- res. En América Latina la posibilidad de
bajo de una obrera, empleada o profe- interrumpir un embarazo no deseado
sionista, escandaliza o deprime cuando todavía no es una posibilidad legal.
se interpreta como la venta de sexo.
Cuando las trabajadoras sexuales plan- 6. La reproducción asistida ha cimbra-
tean la «prostitución» como una moda- do los supuestos consagrados de la ide-
lidad de trabajo que escogen volunta- ología occidental respecto de la filiación
riamente, nos reclaman el respeto a su y la descendencia, instaurando el víncu-
derecho a «elegir». lo simbólico por encima del biológico y
elaborando una nueva jurisprudencia
La postura contractualista de algunas en relación a la maternidad y la pater-
trabajadoras sexuales se desmarca de nidad. De la donación de gametos (es-
dos poderosos estereotipos culturales: permatozoides y óvulos) se pasó a su
el de la pecadora y el de la víctima. Para comercialización, supuestamente prohi-
quienes reivindican estar voluntaria- bida. Luego vino el alquiler de úteros.
mente en el comercio sexual la elección Lo interesante es cómo lo simbólico ha
es sustancialmente distinta del tráfico logrado tener un peso mayor que lo bio-
de personas o la esclavitud sexual, don- lógico.
de se pierde totalmente la posibilidad
de decidir. 7. Las técnicas de reproducción asisti-
da abrieron un conjunto de interrogan-
5. El uso sexual del cuerpo tiene con- tes: una persona que vende sus ga-
secuencias reproductivas diferenciadas metos, ¿puede eludir el reclamo de la
en los cuerpos de las mujeres y los criatura procreada que desea conocer
hombres. En la mayoría de los países la- de dónde viene? ¿Existe el derecho de
tinoamericanos existe la figura de débi- un ser humano a saber quiénes son sus
to conyugal, mediante la cual se fuerza progenitores? ¿Hay derecho a conocer
la cópula en contra de la voluntad de la la propia historia genética, a saber que
mujer casada. También las legislaciones se es producto de una donación o venta
imponen el deber de la reproducción de de gametos, o dicha donación o ven-
la especie como el fin último del matri- ta tiene derecho a quedar anónima?
monio. Por eso es común que también ¿Tienen las criaturas adoptadas el dere-
se prohíba a las mujeres los métodos cho a saberlo? ¿Puede el derecho a deci-
permanentes de esterilización y la inte- dir de los padres y las madres soslayar
rrupción del embarazo. el derecho a saber de las criaturas?
44
Algunas reflexiones relativas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo
8. El tema del derecho a decidir tam- se iban a poder casar con alguien de su
bién está vinculado con el tema de la mismo sexo. A medida que la homose-
identidad. Si reconocemos que hay nue- xualidad ha ganado el mismo estatuto
vas identidades, ¿no debería haber nue- jurídico que la heterosexualidad, dicho
vos derechos? argumento dejó de ser utilizado y se
aceleró el proceso de reconocimiento
Ese es, precisamente, el caso de la tran- legal de las personas transexuales.
sexualidad. La persona transexual, sien-
te que nació en un cuerpo equivocado. Pero las acciones antidiscriminatorias
Esta falta de concordancia entre el sexo no impulsan, por sí mismas, una com-
y la identidad social de género es otra prensión de qué es la sexualidad huma-
prueba más de la primacía de lo simbó- na, sino la estricta aplicación del princi-
lico sobre lo biológico. Las personas pio de igualdad. Aceptar legalmente la
transexuales demandan dos nuevos de- homosexualidad no ha eliminado pre-
rechos, aparentemente contradictorios: juicios que subsisten ni ha traído como
a) que el Estado subvencione la opera- consecuencia que todas las personas la
ción quirúrgica que haga compatible su admitan en su fuero interno.
configuración corporal con su identidad
psíquica; b) que el Estado le otorgue la Al nuevo estatuto jurídico de la homose-
identidad a la que siente pertenecer sin xualidad le falta ser aceptado cultural-
necesidad de operarse. mente. Bourdieu indica que al simbolizar
de manera complementaria la condición
9. La cirugía a que se someten las per- sexual humana, se produce un sistema
sonas transexuales es consentida y vo- normativo que propicia que se vean
luntaria, si bien está prohibida en al- como «naturales» disposiciones cons-
gunos países. Otro tipo de mutilación truidas culturalmente y se impone la
genital es la «normalización» quirúrgica heterosexualidad como el modelo
que se aplica a criaturas intersexuadas o (Bourdieu, 2000). Pero las combinacio-
hermafroditas. ¿No habría, tal vez, que nes posibles de atracción erótica y, por
postergar dicha operación irreversible, lo tanto, de pareja sexual, son básica-
preservando su derecho a decidir cuan- mente tres: mujer/hombre, mujer/mu-
do sean mayores? En ese caso, como en jer, hombre/hombre.
la ablación de clítoris que se inflige a la
fuerza sobre las niñas en ciertas comu- 11. Negar la realidad del deseo homo-
nidades islámicas, la decisión la toman sexual para preservar el modelo repro-
los progenitores. ductivo tradicional como paradigma de
familia es flagrantemente ideológico.
10. Hace unos años, la petición de Además, cada día hay más parejas ho-
cambio de sexo era rechazada con el ar- mosexuales que forman familias, ejer-
gumento de que entonces las personas ciendo su derecho a decidir. Estas accio-
45
Marta Lamas
nes ciudadanas han forzado a una defi- nas. Y que muchos hijos e hijas hetero-
nición legal y política, y han convertido sexuales mentalmente enfermos son
la homoparentalidad en un tema crucial producto de familias tradicionales bipa-
en el debate democrático. rentales.
La negativa a que parejas homosexua- 12. Otro tema que pone en cuestión el
les formen familias y adopten criaturas derecho a decidir es el uso de drogas 2.
se funda en la creencia de que eso pro- Drogarse es una práctica universal. Las
vocaría daño psicológico a las criaturas. sociedades han prohibido ciertas dro-
Se piensa que, al ser criadas en hogares gas y permitido otras, pero la ingestión
homoparentales, se harían fantasías de drogas es la regla estadística y no la
equívocas sobre la diferencia de los se- excepción. Las motivaciones del uso de
xos, lo cual afectaría sus posibilidades drogas son varias: desde la exploración
futuras para un encuentro fecundo con de los límites de la conciencia y la alte-
personas del otro sexo. Desde esta ópti- ración de los sentidos y la sensibilidad,
ca, la parentalidad homosexual compro- hasta la evasión de la realidad y el alivio
metería procesos psíquicos fundamen- de la angustia de la existencia. El uso ri-
tales 1. tual de las drogas es una realidad en la
gran mayoría de las sociedades, en al-
Pretender que la biología de quienes gunas es una búsqueda espiritual y en
crían niños sea requisito indispensable otras es un acto de sociabilidad.
para la salud mental de las criaturas es
una grave equivocación. Como lo ha 13. El potencial destructivo que tienen
mostrado el psicoanálisis, no hay una las drogas también lo tienen el alcohol
correspondencia mecánica en la identi- y ciertos deportes que cobran un altísi-
ficación de las niñas con la madre y los mo número de víctimas, y nadie habla
niños con el padre, por lo que ni el sexo de prohibirlos. Se puede ingerir dro-
ni la sexualidad de los padres son ga- ga de manera responsable, sin con-
rantía en las elecciones sexuales de los secuencias a terceros. La amenaza pú-
hijos. Además, no hay que olvidar que blica que representan las drogas, los
las familias heterosexuales biparenta- crímenes que ocasiona, no se debe a
les producen hijos gays e hijas lesbia- los productos en sí, por más tóxicos que
1
Existen variadas conclusiones sobre las consecuencias de la crianza en una familia homoparental. Agra-
dezco a Raquel Osborne su comentario sobre la importancia intelectual y política de aceptar resultados
que hablan de diferencias en la adquisición de la identidad sexual y el género, y su señalamiento de que
diferencias no quiere decir déficit. Remito al ensayo de Stacey y Biblarz que Osborne cita, y que consigno
en la bibliografía.
2
Agradezco a Martín Hopenhayn haberme señalado la omisión del tema del consumo de drogas en la an-
terior versión de este ensayo.
46
Algunas reflexiones relativas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo
éstos resulten, sino a la prohibición que nes médicas relativas a nuestra perso-
pesa sobre ellos. na. En el documento de la «voluntad an-
ticipada» se nombra a una persona
Lo que es fuente de delitos no son los como representante, la misma que será
efectos de la droga, sino su precio. Hay el interlocutor con el equipo médico,
que responsabilizar legal y moralmente que garantizará que se cumpla la volun-
al individuo que realice actos delictivos tad expresada. En el documento se enu-
específicos, pero no el mero hecho de mera la lista de circunstancias en las
drogarse en sí. Es el negocio de la droga que se desea que no se apliquen medi-
lo que representa un peligro para la so- das de «soporte vital», o sea, que pro-
ciedad. La despenalización, que es la longuen la supervivencia. Pero el Tes-
única salida viable a ese creciente y tamento vital, donde se consigna la
cada vez más complejo panorama del voluntad anticipada por escrito, es una
mercado negro y el narcotráfico. medida precautoria que no está sufi-
cientemente generalizada ni reconocida
14. Otra área de conflicto es la relativa en la mayoría de los órdenes jurídicos.
a la decisión de poner fin a la propia
vida. El avance tecnológico ha generado 16. Las leyes de suicidio asistido están
una serie de actitudes paradojales, entre pensadas para personas en pleno uso
ellas, la utilización de cualquier medio de su potestad para reflexionar. Se apli-
para evitar que las personas mueran, can cuando la persona tiene una enfer-
aun al precio de sufrimientos atroces. medad terminal que le causa dolores in-
tensos y ante la cual ya no se puede
Hay muchas maneras de suicidarse, al- hacer nada. ¿Qué ocurre cuando se trata
gunas muy violentas, otras menos. Pero de menores de edad? Los adolescentes
ocurre con frecuencia que cuando una en situación terminal que solicitan ese
enfermedad limita las posibilidades de servicio médico se han topado con que
un cuerpo, una persona puede requerir están excluidos de la ley. Sólo tienen ac-
ayuda para quitarse la vida. Ahí surge la ceso a este servicio si sus progenitores
necesidad del suicidio asistido, que es están de acuerdo. Pero si hay objecio-
una decisión sobre la propia vida —y so- nes (con frecuencia religiosas) por parte
bre el propio cuerpo— en un momento de los padres, el adolescente no puede
en que no existen las condiciones físicas hacer nada.
para ejercerla sin ayuda de terceras per-
sonas. 17. Lo anterior nos remite a otro as-
pecto del derecho a decidir que, en la
15. Se pueden dejar instrucciones pre- práctica, está vedado a personas ado-
cisas sobre cómo se desea que, en una lescentes por las creencias ideológicas
situación en que no podamos expresar o religiosas de sus progenitores: pese a
nuestra voluntad, se tomen las decisio- que pueden consentir tener relaciones
47
Marta Lamas
sexuales, no pueden acceder a los servi- código ético definitivo, los derechos hu-
cios médicos anticonceptivos o aborti- manos se han convertido en la platafor-
vos que requieren. Las y los adolescen- ma primordial desde la cual construir el
tes son titulares plenos de los derechos derecho a decidir.
humanos que corresponden a cualquier
persona, excepción hecha de los dere- 20. Tres derechos humanos son fun-
chos políticos, sin embargo, con fre- damentales: el derecho a la vida, el de-
cuencia el ejercicio de sus derechos se- recho a la igualdad y el derecho a la li-
xuales y reproductivos es limitado por bertad. La interpretación del primero es
los padres a través de la patria potestad la más controvertida de los tres, pues
(Morales Aché, en prensa). La voluntad para muchas personas la vida en abs-
de los adolescentes en cuestiones se- tracto no tiene sentido mientras que
xuales y reproductivas debería tener para muchas otras, la vida es un don di-
preponderancia. vino. Precisamente en las distintas con-
cepciones sobre la vida es donde se li-
18. ¿Cuál es el límite del derecho a de- bra el debate bioético más candente:
cidir sobre el propio cuerpo? En el dis- donde se confronta la postura de la fe
curso político, el derecho a decidir se con la perspectiva de la ciencia.
plantea a partir del eje público o privado.
El punto a debatir radica, como siempre, Una perspectiva científica que plantea
en dónde situemos el límite. ¿Cómo defi- los límites y las potencialidades de las
nir qué se considera asunto público o diferentes etapas del proceso biológico,
privado, cuando no existe una frontera y que toma la actividad cerebral como
natural, sino que se ha ido configurando el indicador por excelencia de la vida
históricamente? Lo que está en juego en humana, formula un nuevo razona-
el debate sobre lo público y lo privado es miento ético sobre la vida al distinguir
definir qué decisiones de los ciudadanos la mera vida vegetativa de la vida real-
atañen a su exclusiva competencia, aun- mente humana. Esta valoración se apli-
que también requieran apoyo del Es- ca, por ejemplo, en las decisiones relati-
tado. vas a los transplantes de órganos y en
casos en que familiares han solicitado
19. No hay un solo criterio universal la eutanasia de un paciente con inactivi-
de ética o de justicia. Ni siquiera la filo- dad cerebral. Dicho indicador también
sofía racionalista, que ha desarrollado se aplica al aborto de un embrión/feto
un esfuerzo sostenido para encontrar que todavía no tenga actividad cere-
estándares universales de justicia con bral.
base en la razón, ha logrado definir un
marco adecuado de ideas sobre el com- 21. En relación a los otros dos dere-
portamiento moral (Miró Quesada, 1991). chos básicos, el derecho a la igualdad se
Ante la imposibilidad de establecer un aplica en cuestiones de justicia social y
48
Algunas reflexiones relativas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo
22. El derecho a decidir requiere fun- 23. El jurista italiano Luigi Ferrajoli
damentarse en una comprensión de la sostiene que para subsanar las discrimi-
condición humana, apuntalada no sólo naciones producidas por la diferencia
por información científica sino también sexual —entre las que destaca la instru-
acompañada por nuevos razonamientos mentación de las mujeres como medio
jurídicos. Pongo un ejemplo. El derecho de reproducción— hay que elaborar y
a decidir sobre el propio cuerpo incluye poner a punto ciertas garantías sexua-
una amplia variedad de cuestiones que das, que justifiquen tratamientos dife-
afectan de manera distinta a los hom- renciados en todas las ocasiones en que
bres que a las mujeres. Como hoy en día un tratamiento igual penalice al sexo
la diferencia sexual se sigue traducien- femenino. «La diferencia sexual debe
do en desigualdad social, hay que poner traducirse en derecho desigual o, si se
atención al hecho de que, si bien muje- quiere, sexuado» (Ferrajoli, 1999: 85).
res y hombres somos iguales como se- Para Ferrajoli la existencia de un dere-
res humanos, en tanto sexos somos di- cho fundamental que corresponde ex-
ferentes. clusivamente a las mujeres —como el
de la maternidad voluntaria que implica
Reconocer la diferencia sexual no signi- el aborto— y la instauración de nuevas y
fica esencializarla, ni otorgarle un senti- específicas garantías sexuadas no son
do más amplio que el que tiene. Aunque suficientes para poner en crisis el valor
los seres humanos venimos al mundo del principio de igualdad, ni para estar
básicamente en cuerpo de hombre o en fuera del paradigma de la igualdad.
49
Marta Lamas
— el miedo al Otro, que suele ser visto 27. Por la hostilidad al otro, inherente a
como un potencial agresor, la condición humana, hay una relación
— el miedo a la exclusión económica y perversa entre el impulso libertario y la
social, individualización insolidaria. Hoy en día
50
Algunas reflexiones relativas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo
51
2. TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA EN AMÉRICA LATINA:
IMPACTO Y DESAFÍOS DESDE EL TRABAJO
Y LA REPRODUCCIÓN
Cristina Gomes
53
Cristina Gomes
54
Transición demográfica en América Latina
55
Cristina Gomes
56
Transición demográfica en América Latina
ternidad también es pagada por la segu- en ALC el mayor reto en esta materia es
ridad social. la inclusión de las trabajadoras informa-
les a este conjunto de derechos, a través
Otro mecanismo de protección de la de esquemas alternativos que les otor-
mujer trabajadora es la legislación que guen las protecciones sociales básicas
prohíbe el examen de embarazo para para promover la conciliación entre los
contratar a las mujeres, que no es regla- trabajos productivo y reproductivo.
mentado explícitamente en la mayoría
de los países. Sólo en Venezuela existe
una prohibición explícita, mientras en
Brasil, Chile y Colombia se han aplicado TRABAJO FEMENINO Y REDUCCIÓN
limitaciones para el uso de las pruebas DE LA POBREZA
de embarazo cuando son usadas con fi-
nes de discriminación. El trabajo femenino es un importante
determinante de la reducción de la po-
También se prohíbe el despido de la breza de los hogares (Gomes, 2006;
mujer durante la maternidad en Chile, Adema, 2006). El cuidado infantil genera
Panamá, Bolivia y Argentina. Asimis- importantes tasas de retorno a través
mo, en Chile, en caso de muerte mater- del aumento de impuestos, de una re-
na, el padre adquiere el derecho a no ducción del gasto en prestaciones socia-
ser cesado por un año. El incumpli- les y de un mayor desarrollo infantil,
miento de estos reglamentos implica el pero dicho retorno sólo es tomado en
pago de compensaciones por parte del cuenta por empresas cuyos empleados
empleador. no son fácilmente sustituibles (Adama,
2006). En los sectores en que se insertan
Al regresar al trabajo, las legislaciones las mujeres pobres y la mano de obra es
deben garantizar también que la mujer abundante dichos retornos no son tan
asuma el mismo puesto que ocupaba visibles, y el costo de la inversión en los
antes del embarazo. En Uruguay toda niños recae exclusivamente en la fami-
discriminación que viole los principios lia, quedando en desventaja las familias
de igualdad y oportunidades para am- pobres. Por ejemplo, en Brasil, de un to-
bos sexos o sectores está prohibida. En tal de 11,5 millones de niños de cero a
Colombia cada madre trabajadora cuen- tres años de edad, sólo 1,5 millones,
ta con el derecho a contar con un cuarto 14% de ellos, tuvieron la oportunidad de
donde cuidar al bebé mientras labora. frecuentar una guardería infantil y me-
nos del 30% de los niños de cuatro a seis
Este conjunto de derechos, aunque es- años no cursaban la educación infantil.
tablecidos en leyes, no siempre se im- Las brechas en oportunidades de educa-
plementan, por lo que deben ser perma- ción infantil se presentan por niveles de
nentemente monitoreados. Asimismo, ingreso o pobreza. En los hogares con
57
Cristina Gomes
58
Transición demográfica en América Latina
ingreso menor a una cuarta parte del sa- cubre a 25 millones de personas, 25%
lario mínimo sólo 8,4% de los niños de de la población total y 100% de los po-
cero a tres años asistían a una guarde- bres extremos.
ría, mientras que el 30,9% de los niños
de familias con ingresos superiores a Estos programas adoptan algunos me-
dos salarios mínimos tienen esta opor- canismos para reducir las inequidades
tunidad (PNAD, 2004). de género. Por ejemplo, el programa
Oportunidades en México entrega una
Por tanto, las políticas para la reducción beca mayor para las niñas. Después de
de la pobreza deben incorporar meca- algunos años de operación del progra-
nismos para aliviar el costo del cuidado ma se logró alcanzar la equidad de gé-
infantil para las mujeres pobres que nero en la educación primaria y secun-
deseen trabajar. En ALC se cuenta con daria.
algunos mecanismos de conciliación
del trabajo productivo y reproductivo Existen cuestionamientos sobre si las
para las mujeres pobres en Argentina, condiciones que establecen las estrate-
Brasil, Chile y Costa Rica, Ecuador, Gua- gias para la reducción de la pobreza
temala, Honduras y Perú, que facilitan la para entregar los apoyos a las mujeres
inserción de las mujeres, particularmen- podrían entrar en conflicto con la conci-
te las pobres, en actividades produc- liación de los roles productivos y repro-
tivas. ductivos de las mujeres. Estudios pre-
vios mostraron que la mujer invierte
más los recursos disponibles en el bien-
estar de los miembros de los hogares
COMPONENTES CONCILIATORIOS (salud, educación, vivienda, etc.), com-
EN LAS ESTRATEGIAS PARA paradas con los hombres, que tienden a
LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA gastar más los recursos fuera del hogar.
Por eso se entregan los apoyos a las
Las principales estrategias para la re- mujeres.
ducción de la pobreza en América Latina
son los programas Oportunidades en Como se trata de mujeres que viven en
México, y el programa Bolsa Familia en pobreza extrema, que por lo general
Brasil, que entregan becas escolares y no han tenido un trabajo remunerado,
servicios nutricionales y de salud a la este ingreso promueve su autonomía y
población que vive en pobreza extrema. empoderamiento. Por otro lado, el ma-
En el año 2005 Bolsa Familia entregaba yor compromiso femenino con el bien-
beneficios a 8,7 millones de personas, estar de la familia se vincula con la
correspondientes al 4,7% de la población construcción histórica de la división se-
y al 20% del total de pobres del país; xual del trabajo y del rol doméstico de
mientras el programa Oportunidades la mujer.
59
Cristina Gomes
Por ello se plantean dos tipos de críticas que son obligatorias, pero puede asistir
a los programas condicionados de re- cualquier miembro del hogar.
ducción de la pobreza. En primer lugar,
se supone que el hecho de entregar el Con relación a la frecuencia escolar de
beneficio a las mujeres también estaría los niños, la mayoría de ellos ya asistía a
generando conflictos con su pareja, e in- la escuela antes de la implementación
clusive violencia doméstica. En México del programa, y no se generan tareas
se ha analizado que los conflictos y vio- domésticas adicionales, excepto los ni-
lencia observados en familias beneficia- ños que no estaban frecuentando la es-
rias del programa Oportunidades no se cuela. En este caso las familias reciben
han generado a raíz de que la mujer re- un incentivo del programa para apoyar
ciba el apoyo económico, sino que la el ejercicio de los derechos de los niños.
violencia ya existía previamente. En estos supuestos, se promueven las
condiciones para que una minoría de
Una segunda crítica se basa en la hipó- mujeres que viven en la pobreza y de-
tesis de que el hecho de que la mujer penden del trabajo infantil de sus hijos,
sea la receptora del beneficio podría puedan liberarlos de este trabajo. El ob-
aumentar la carga de trabajo doméstico jetivo de este mecanismo de correspon-
para las mujeres pobres, reforzándose sabilidad en la política social es eliminar
así su rol doméstico. Por ejemplo, en el trabajo infantil, garantizar que todos
Brasil y México los programas Bolsa Fa- niños y adolescentes ejerzan sus dere-
milia y Oportunidades establecen co- chos y aumenten sus capacidades y
rresponsabilidades para la familia, que romper con la reproducción intergenera-
condicionan la continuidad de la entre- cional de la pobreza.
ga de las becas. Los niños deben fre-
cuentar la escuela, todos los miembros Por otro lado, aunque estos programas
del hogar deben acudir a una consulta no establecen que es función de la mu-
médica anual, y un miembro del hogar jer cumplir con las corresponsabilida-
debe asistir a una plática de salud. El des, se sabe que llevar el niño a la es-
cumplimiento de estas corresponsabili- cuela o los miembros del hogar a las
dades es una precondición para que la consultas y pláticas de salud son tareas
familia siga recibiendo el apoyo econó- básicamente femeninas. Es decir, el cum-
mico. plimiento de estas corresponsabilida-
des depende en gran parte de la mujer,
En el caso de las consultas, éstas son que es la que está involucrada en el pro-
obligatorias para todos los miembros grama y acostumbra ser la responsable
del hogar, y no se establece qué perso- por garantizar la educación y salud de
na del hogar debe llevar los niños a la todos los miembros de la familia. En
consulta. Asimismo, en México tam- este caso, la incorporación de mecanis-
bién hay charlas educativas de salud, mos conciliatorios entre las correspon-
60
Transición demográfica en América Latina
sabilidades podría contribuir a romper e hijos en los horarios libres del campo,
con la división sexual del trabajo y a para que los hombres puedan participar
promover una mayor participación de al llegar a la casa. Asimismo, dichos me-
los hombres tanto en las tareas domés- canismos podrían ser acompañados de
ticas como en el mismo programa. indicadores de los cambios de compor-
tamientos en los padres, por ejemplo, in-
Por ejemplo, en las pláticas sobre salud cluyéndose preguntas sobre la relación
se podría incluir el tema de violencia fa- padre-hijos y hombre-mujer en las en-
miliar y de género, así como mecanis- cuestas de evaluación de los programas.
mos para la incorporación de los hom-
bres, como parte de una política social Las evaluaciones realizadas en México
integral para la reducción de la pobreza. muestran altos niveles de satisfacción
de los beneficiarios con el programa.
Sin embargo, un importante reto para la Por lo general las mujeres están satisfe-
inclusión de los mecanismos conciliato- chas en recibir el beneficio. Las evalua-
rios en las estrategias para la reducción ciones cualitativas indican que los lazos
de la pobreza es la realidad en que viven de solidariedad y conflicto entre hom-
estas familias. Más de la mitad de la bres y mujeres y entre generaciones de-
población asistida por este programa penden mucho del tipo y calidad de las
acostumbran ser residentes en áreas ru- relaciones de confianza que existen en-
rales, los hombres son en su gran ma- tre los miembros de los hogares. Por
yoría trabajadores agrícolas en econo- tanto, la evaluación de la incorporación
mías de autoconsumo, con jornadas de componentes conciliatorios en las
laborales de diez a doce horas diarias, y estrategias para la reducción de la po-
muchas veces las mujeres apoyan tam- breza exige la aplicación de métodos
bién las labores agrícolas. Asimismo, triangulados, que permitan vincular in-
los hombres o las familias completas formación cuantitativa y cualitativa.
acostumbran migrar como jornaleros
para trabajar en cosechas agrícolas du- Para lograr que estas estrategias incor-
rante largos periodos de tres a seis me- poren mecanismos conciliatorios para
ses en el año. generaciones sucesivas se podría gene-
rar un mecanismo de extensión de las
Sería importante discutir la división se- becas de educación preescolar, lo que
xual del trabajo en estos contextos de podría liberar a las madres de las tareas
extrema pobreza para proponer meca- reproductivas, más demandantes cuan-
nismos de equidad de género y parti- do tienen niños de menor edad. Al pro-
cipación del hombre adaptados a esta mover que las mujeres tengan más
realidad. Por ejemplo, la dificultad de tiempo libre para trabajar, estos me-
frecuentar los servicios de salud podría canismos podrían establecer sinergias
ser compensada con pláticas con padres también con otros programas de pro-
61
Cristina Gomes
moción del empleo, como los microcré- Finalmente, las mujeres pobres tienen
ditos y capacitación para el trabajo diri- una fecundidad mucho más alta que las
gidos a mujeres en edad reproductiva. no pobres, por lo que el trabajo de crian-
za de los hijos ocupa muchos más años
Por otro lado, las madres jóvenes y de su vida y una mayor carga de trabajo
adultas presentan un rezago educativo doméstico. Asimismo, en América Lati-
importante. En América Latina alrede- na se registran altos índices de embara-
dor de 40% de las y los adolescentes en zos no deseados y de demanda insatis-
edad de cursar la educación secundaria fecha por métodos anticonceptivos, así
abandonaron la escuela. La mayoría de como de mortalidad materna. Por tanto,
los países no cuenta con leyes que ga- un componente importante para incor-
ranticen la continuidad de los estudios porar y reforzar en las estrategias para
para las adolescentes embarazadas. La la reducción de la pobreza es la garantía
incorporación de apoyos a las madres del acceso a los servicios de salud re-
de niños en edad preescolar y escolar productiva para las mujeres beneficia-
para que regresen a los estudios serían rias. La garantía de este derecho podría
importantes mecanismos para promo- contribuir para eliminar las desigualda-
ver el aumento de las capacidades y em- des frente a la conciliación de los roles
poderamiento de estas mujeres que vi- productivos y reproductivos entre las
ven en pobreza extrema. mujeres de la región.
62
3. COHESIÓN SOCIAL: ENTRE INCLUSIÓN SOCIAL Y SENTIDO
DE PERTENENCIA *
Martín Hopenhayn
* Este texto en sus dos primeras partes se basa principalmente en Hopenhayn (2007) y CEPAL (2007).
1
Véase www.coe.int, «European Strategy for Social Cohesion».
63
Martín Hopenhayn
64
Cohesión social: entre inclusión social y sentido de pertenencia
65
Martín Hopenhayn
2
LB entrevista a la población de 16 y más años de edad. Las muestras correspondientes a 18 países de la
región buscan ser representativas. Comprenden alrededor de 1.200 entrevistados y se basan en diseños
de muestras que permiten la comparación internacional.
66
Cohesión social: entre inclusión social y sentido de pertenencia
mitad de la población de los países con- (el de los satisfechos con la democracia)
sidera que sus compatriotas tienden a disminuyó en 10 puntos porcentuales
ser solidarios, es notorio el mayor por- entre 1996-1997 y 2004-2005 (de 62 a
centaje de personas con percepción ne- 52%) mientras que en la UE (15 países)
gativa en sociedades más afectadas por aumentó en ocho puntos porcentuales
la pobreza y con presencia de pueblos (de 48 a 56%).
originarios. Por otro lado, también los
países donde la población percibe ma-
yor solidaridad social de los demás son
aquellos más fortalecidos en la institu- COHESIÓN SOCIAL, CIUDADANÍA
cionalidad de la política social, con una Y GÉNERO
lucha más activa contra la pobreza y
donde se expresa, en general, más con- La pérdida de cohesión social tiene que
fianza 3. ver con la sensación de ciudadanía vul-
nerada. Desde la perspectiva de la teoría
Un quinto ejemplo de dimensión subje- democrática y del Estado de Bienestar,
tiva de la cohesión se refiere a la valora- puede plantearse que la cohesión social
ción de la democracia. En base a una ba- tiene una alta correlación con la plena ti-
tería de indicadores incorporados en la tularidad de derechos civiles, políticos y
ronda 2002 y datos para 1996 de la en- sociales. No es, pues, sólo cuestión de
cuesta de LB, se observa una disminu- prestaciones que las personas reciben
ción de 61% a 57% en el total de entre- del Estado en su calidad de vulnerables
vistados que manifestaron preferir la o pobres, sino de derechos que se ejer-
democracia respecto de cualquier otro cen en calidad de ciudadanos. Esta dife-
régimen. rencia marca toda una diferencia. Por-
que el sentido de pertenencia a la
Tanto Latinobarómetro como Eurobaró- sociedad se juega sobre todo en esta
metro proveen evidencia de que en condición de ser «un igual» en cuanto a
América Latina, así como en los países derechos, por el hecho de hacer parte
europeos, no mucho más de la mitad de de la misma sociedad.
los ciudadanos manifiestan estar satis-
fechos con la democracia de su país. Según Norberto Bobbio, «la razón de
Pero en América Latina ese porcentaje ser de los derechos sociales como a la
3
Cabe consignar que en 1997 el PNUD-Chile y el CEP realizaron la Encuesta Nacional sobre Seguridad Hu-
mana sobre la base de una muestra representativa de 1.504 personas. De éstas, el 63,8% estuvo de acuer-
do con la afirmación «Es difícil que hagan algo por los demás sin esperar algo en cambio», y 76,1% estuvo
de acuerdo con que «Las personas pasan a llevar con tal de conseguir sus objetivos» (PNUD-Chile, 1998).
Tras esto subyace una percepción del alto grado de orientación instrumental de la conducta de los demás,
contraria a la gratuidad, la solidaridad.
67
Martín Hopenhayn
68
Cohesión social: entre inclusión social y sentido de pertenencia
69
Martín Hopenhayn
70
4. COHESIÓN SOCIAL, GÉNERO Y REGÍMENES DE BIENESTAR
EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: ELEMENTOS PARA
LA DISCUSIÓN
Ana Sojo *
* Funcionaria de la División Desarrollo Social de la CEPAL, Santiago de Chile. Coordinó el libro CEPAL
(2007): Cohesión social, inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe.
71
Ana Sojo
1
Respecto de España véase Durán (2003).
72
Cohesión social, género y regímenes de bienestar en América Latina y el Caribe
2
Respecto de otras latitudes, algunos analistas han advertido incluso que los fundamentalismos religio-
sos emergen, en parte, por la irritación que originan las aspiraciones de las mujeres de tomar su destino
propio en sus manos en el mundo occidental (Amis, 2006).
73
Ana Sojo
viesan fases muy diversas: pareja sin hi- que provean la infraestructura necesaria
jos, familia mono-biparental, unión libre para atender la demanda de cuidado de la
y otras, con lo cual también difieren las sociedad [p. 126].
necesidades de cuidado de los hogares.
Por otra parte, aunque las mujeres tra- Si el cuidado es un factor indispensable para
bajan menos horas remuneradas, in- la sociedad y una responsabilidad social,
hay que promover condiciones laborales
vierten más tiempo en actividades no
equitativas para mujeres y hombres, en el
remuneradas y disponen, por tanto, de
sentido de que las actividades productivas
menos tiempo libre que los hombres deben ser compatibles con el derecho y con
(CEPAL, 2007). la obligación del cuidado. Para ello, son in-
dispensables políticas estatales y de respon-
9. Teniendo en consideración aquellos sabilidad social de las empresas, cambios en
elementos, respecto del vínculo género la regulación de la esfera productiva y la or-
y cohesión social, la CEPAL (2007) ha ganización laboral, políticas públicas que fa-
planteado vorezcan la conciliación entre trabajo y fami-
lia. No considerarlo de esta forma, soslaya
Articular la ciudadanía también desde la las serias implicaciones fiscales y contributi-
igualdad y el reconocimiento de la diferencia vas que tiene el creciente envejecimiento de
de género, supone que la autonomía y liber- la población, causado por el aumento de la
tad de elección en el ámbito de la reproduc- esperanza de vida y la reducción de la fecun-
ción y de las actividades de cuidado consti- didad, y su impacto para el financiamiento y
tuyan una fuente de derechos específicos, en la sustentabilidad de los sistemas de protec-
que se deberían socializar los cuidados do- ción social. Los países europeos que no lle-
mésticos. Dado el vínculo existente entre Es- varon a cabo políticas conciliatorias entre el
tado, mercado, familia y comunidad en el ámbito productivo y reproductivo enfrentan
marco de los distintos tipos de Estado y de descarnadamente ese problema [p. 126, cur-
regímenes de bienestar, la diversificación de sivas añadidas].
las estructuras familiares refuerza la necesi-
dad de un eje de políticas y programas ten- 10. Por ello, en términos de cohesión
dientes a conciliar familia y trabajo, bajo un social cabe analizar cómo la estructura
enfoque de equidad de género en aras de un de producción de riesgos que se asocia
acuerdo más equilibrado respecto de las ba- a las características de las familias y
ses del bienestar [p. 125, cursivas añadidas]. de las comunidades en los países, así
como las características de los sistemas
Si la provisión social de las tareas del ámbito
de protección social están también in-
del cuidado se constituye en una fuente de
mersas en la construcción del sistema
derechos sociales, los sistemas de protec-
ción social deben considerar la economía del
sexo-género.
cuidado y la infraestructura de servicios con-
comitante para los diversos tramos de edad. 11. Desde el punto de vista de la cohe-
Se precisa financiar, articular y regular una sión social, una tensión importante se
red de instancias públicas, privadas y mixtas da en torno al eje que tiene en sus extre-
74
Cohesión social, género y regímenes de bienestar en América Latina y el Caribe
Envejecimiento de la población
75
Ana Sojo
76
Cohesión social, género y regímenes de bienestar en América Latina y el Caribe
77
Ana Sojo
mal y en las señales que entrega respec- afirma que las disposiciones que se en-
to de formas de protección social que cuentran más extendidas son las relati-
permitan conjuntamente elevar la inver- vas al evento de la maternidad: las licen-
sión en capital humano, lograr insercio- cias por maternidad y las prestaciones a
nes más exitosas en el mercado laboral la seguridad social durante dicha licen-
para las mujeres y en países con vasta cia. En segundo término, las regulacio-
población indígena avanzar en el estre- nes que prohíben el despido durante el
chamiento de las brechas socioeconó- embarazo, el tiempo para lactancia y las
micas que marcan su exclusión. licencias por enfermedades o complica-
ciones del embarazo y parto, seguidas
15. Cobra creciente importancia, por por las licencias por paternidad y la pro-
tanto, el análisis de la cantidad de tra- visión de guarderías. Por otra parte, son
bajo no remunerado que producen los más débiles y existen en menos países
hogares, de los cambios en la distri- disposiciones de carácter más perma-
bución —quién lo produce, quién lo nente o para períodos de tiempo más
recibe—, de su contenido —qué tare- extensos y que pueden contribuir a la
as se efectúan—, de la calidad y de la conciliación, como es el caso de las
valoración social del trabajo (Durán, guarderías, las licencias por enferme-
2003: 4). Afortunadamente se cuenta dad de los hijos y de otros dependien-
en varios países con encuestas de uso tes, o la prohibición de la prueba de em-
del tiempo, y ya se han emprendido barazo en las empresas (Martínez y
análisis, como los de Aguirre. Camacho, 2006).
78
Cohesión social, género y regímenes de bienestar en América Latina y el Caribe
PRODUCTIVO REPRODUCTIVO
79
II. FAMILIA, MERCADO Y ESTADO
En esta sección se analizan las caracte- crisis de la familia patriarcal, los cam-
rísticas de las familias, se muestran las bios no sólo en la noción sino también
tendencias del mercado en protección en el modelo de familia y por ende en
social y se analiza el rol del Estado en las estrategias de autoprotección de las
cuanto a provisión de servicios de cui- mismas. Lo que obliga a conocer las de-
dados. Esta perspectiva permite analizar mandas de las familias y reflexionar res-
con mayor profundidad la articulación pecto a la agenda de políticas familia-
entre familia, mercado y Estado en tor- res. Se necesitan nuevas opciones de
no a las políticas de género y cohesión políticas que recojan no sólo las políti-
social. cas de organización del trabajo sino
además aquellas que apunten a la eco-
En el primer artículo Rosario Aguirre nomía del cuidado.
sostiene que los cuidados constituyen
un campo propio de las políticas hacia Continuando en esta línea, el artículo de
las familias, en tanto conforman un ám- Lourdes Benería es un buen aporte al
bito de actuación con sus actores y sus análisis de las políticas de conciliación,
instituciones. La preocupación funda- ya que parte de la distinción teórica en-
mental es contribuir a la construcción tre trabajo productivo/reproductivo y
de los cuidados como problema público realiza una breve revisión histórica de lo
objeto de políticas. Aquí la propuesta es que han sido las conceptualizaciones te-
de «desprivatizar» el tema, para que la óricas y consideraciones prácticas res-
cuestión relativa a quien se hace cargo pecto a este tema. Analiza los impactos
de las personas dependientes forme del trabajo remunerado y no remunera-
parte del análisis académico y político do para el bienestar familiar y social al
sobre la reorganización de los sistemas mismo tiempo que plantea que es indis-
de protección social, la reforma de los pensable abordar las desigualdades y
sistemas de salud y el desarrollo de los pobreza como parte del enfoque de ca-
servicios sociales. pacidades y de las políticas de concilia-
ción en América Latina. Enfatiza que los
Por su parte G. Sunkel desarrolla un de- problemas de distribución (y también
tallado análisis del papel de las familias de redistribución) que afectan las capa-
en la protección social, destacando que cidades de todas las personas y a toda
el tema de familia ha estado tradicional- América Latina, limitan la posibilidad
mente ausente de la discusión sobre po- efectiva de llegar a una verdadera igual-
líticas públicas, incorporándose debido dad de género.
a la crítica feminista y porque la familia
se ha vuelto problemática. Menciona las Por su parte J. Martínez y G. Monge
grandes transformaciones de las fami- plantean elementos para la discusión en
lias (estructura y comportamiento) en torno a tres preguntas: ¿cuáles son las
América Latina, a partir de la llamada políticas públicas con efectos conciliato-
81
Familia, mercado y Estado
rios más relevantes para la región?, ¿en ticas de conciliación refuerzan la divi-
qué escenarios se despliegan esas polí- sión sexual del trabajo en el hogar-fami-
ticas?, y ¿cuáles son algunos de los re- lia, aunque, en principio, ése no sea el
tos a enfrentar para promover el cam- propósito de tales políticas. Esos análi-
bio? El documento realiza una breve sis ponen en evidencia cómo la concilia-
referencia al origen europeo de la preo- ción entre la vida laboral y familiar no
cupación por la conciliación, cómo sur- puede llevarse a cabo, de manera satis-
ge la preocupación por el tema de géne- factoria, porque afecta a la centralidad
ro y en particular aborda la noción de que el tiempo de trabajo, entendido en
«políticas conciliatorias» que se originó clave de jornada laboral, tiene en la or-
en Europa, dentro del ámbito de las po- ganización de las sociedades del bienes-
líticas laborales. Proponen una delimita- tar, de las ciudades y de la vida cotidia-
ción de las políticas con efectos concilia- na de las personas. De aquí surge la
torios en América Latina. incapacidad de las políticas de género
para romper el modelo male breadwin-
Finalmente, el artículo de T. Torns anali- ner en el que se sustenta el Estado del
za las políticas de género y bienestar en Bienestar, lo que obliga a analizar en
Europa y destaca la falta de rigor con profundidad la situación de desigualdad
que habitualmente se aborda al término de partida y a evaluar las políticas de
conciliación. Por ello hace una breve re- tiempo como alternativa a la concilia-
visión histórica del concepto, para luego ción. Todo lo cual lleva inevitablemente
rescatar diversas acepciones como la de a pensar en la renovación del contrato
la OIT, etc. Señala cómo a veces las polí- social entre hombres y mujeres.
82
1. LAS FAMILIAS COMO PROVEEDORAS DE SERVICIOS
DE CUIDADOS
Rosario Aguirre *
83
Rosario Aguirre
84
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados
para estos sectores sea crecientemente En América Latina, las enormes des-
alto. igualdades sociales están estrechamen-
te vinculadas con la provisión desigual
Otra fuente de tensión con relación a la de cuidado familiar y social conforman-
disposición hacia la autonomía y auto- do un verdadero círculo vicioso. Quie-
rrealización de los miembros de las fa- nes tienen más recursos disponen de un
milias es la dependencia familiar de los mayor acceso a cuidados de calidad en
hijos adultos jóvenes que viven con sus situación de tener menos miembros del
padres, con lo cual la inversión parental hogar que cuidar. Aquellos que dispo-
hacia los hijos tiende a mantenerse nen de menores recursos para acceder a
durante más tiempo. En Uruguay se los cuidados mercantiles y que tienen
encontró que en la última década ha más cargas de cuidado acumulan des-
aumentado el número de hogares con ventajas por el mayor peso del trabajo
hijos de 25 a 30 años que continúan vi- doméstico familiar, por las dificultades
viendo con sus padres. Ello puede impli- en el acceso a los escasos servicios pú-
car la necesidad de cuidar simultánea- blicos y la necesidad de recurrir a cuida-
mente de los hijos y de los padres y que doras «informales».
el período de la vida en que hay que cui-
dar de personas dependientes se extien-
da más.
EL APORTE DE LA NOCIÓN DE CUIDADO
En la vida privada, el déficit de cuidado
es más notorio en familias donde las Hasta el presente en nuestra región los
madres trabajadoras —casadas o solte- debates académicos sobre este concep-
ras— no reciben ayuda suficiente de sus to han sido incipientes. En los países an-
parejas o familiares, constituyendo una glosajones fueron impulsados por las
fuente de importantes tensiones, espe- corrientes feministas en el campo de las
cialmente para las mujeres. En el ám- ciencias sociales los cuales se remontan
bito público, el déficit de cuidado se ve a los años setenta. El concepto de cuida-
—entre otros indicadores— en la insu- do se fue construyendo progresivamen-
ficiencia de atención que prestan las te sobre la observación de las prácticas
políticas sociales a la situación de las cotidianas y mostrando la complejidad
madres de niños pequeños, de los an- de los arreglos que permiten cubrir las
cianos, de los enfermos, de los impedi- necesidades de cuidado y bienestar. Ha
dos. Debe destacarse la insuficiencia de significado un avance considerar las ac-
información sobre la cobertura de los tividades de cuidado separadamente
servicios hacia estos sectores 1. del trabajo doméstico porque define un
1
A modo de ejemplo, el indicador sobre cobertura de los servicios de cuidado infantil, sobre todo para los
niños de 0 a 3 años, no es calculado en la mayoría de los países latinoamericanos.
85
Rosario Aguirre
86
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados
2
La Comisión Europea financia un estudio comparativo sobre el estado de la investigación sobre cuidado
social en el que participan Finlandia, Francia, Italia, Portugal y Reino Unido. El proyecto llamado SOCCARE
estudia las posibilidades de que disponen las familias para hacer frente al cuidado combinando de un
modo flexible el cuidado formal e informal (SOCCARE, 2001).
87
Rosario Aguirre
Las encuestas sobre Uso del Tiempo Por otra parte, investigaciones sobre la
permiten operacionalizar la noción de producción doméstica de salud y sus re-
cuidados familiares a través del tiempo laciones con el sistema institucional pú-
que se dedica a las diferentes activida- blico han dado luz a la necesaria consi-
des. En los países donde se han realiza- deración de los cuidados domésticos en
do encuestas de este tipo —todavía no las políticas públicas de salud. Se desta-
comparables entre sí— muestran que can los trabajos de María Ángeles Durán
las mujeres realizan la mayor parte del (1999) y Soledad Murillo (op. cit.) para
trabajo no remunerado familiar. Así por España y de Patricia Provoste (2003)
ejemplo, la encuesta sobre Uso del para Chile.
Tiempo y Trabajo no Remunerado reali-
zada en Montevideo y el área metropoli- Durán (op. cit.) ha desarrollado una lí-
tana en el año 2003 muestra que cuando nea de investigaciones muy innovado-
hay niños en el hogar las mujeres son ras sobre los «costes invisibles» de la
las cuidadoras principales en el 90% de enfermedad, sobre todo aportando esti-
los hogares y que las responsables de maciones del tiempo destinado por la
las tareas no remuneradas en los hoga- población a la atención de la salud en
res son en un 65% a la vez mujeres que los hogares y en las instituciones del
realizan trabajo extradoméstico (Agui- sistema de salud, así como el análisis de
rre y Batthyány, 2005). En este estudio las expectativas de futuro sobre el cui-
se encontró que el tiempo promedio to- dado no remunerado, teniendo en cuen-
tal dedicado en los hogares a las tareas ta los cambios demográficos y las nue-
de cuidado de los menores de 12 años vas tecnologías.
es de 43 horas semanales, equiparable a
una jornada laboral completa. La res- En la región latinoamericana se ha pro-
ponsable de las tareas del hogar cumple ducido un «descubrimiento» más tardío
con el 63% de esas horas (27 horas), de las/ los cuidadores», aunque siempre
mientras que otros miembros del hogar han existido, su rol se ha hecho más
cumplen el 37% restante (16 horas). Si visible en el marco de los debates acer-
bien la existencia de niños pequeños ca de las reformas de la salud y de los
aumenta el número de horas de cuidado cambios en los modelos de atención de
llama la atención la cantidad de horas la salud pública. Provoste (op. cit.) ha
que insume el apoyo a los trabajos do- puesto la atención en el recargo de tra-
miciliarios («los deberes») de los escola- bajo que estos cambios producen sobre
res (5 horas semanales promedio) a car- las mujeres en el espacio doméstico, en
go mayoritariamente de madres que el hospital y en la atención primaria.
tienen jornadas laborales extradomésti-
cas, indicador del sobretrabajo que ge- Otro aspecto del problema es destacado
nera el sistema educativo sobre las ma- por Murillo (op. cit.) quien sostiene que
dres de los escolares. es preciso legislar a favor de quienes se
88
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados
89
Rosario Aguirre
90
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados
3
En esta línea argumental se encuentra el trabajo de Izquierdo (op. cit.).
91
Rosario Aguirre
tar social a través de todos los servi- Discutir la combinación de servicios so-
cios no remunerados, es justo que de- ciales universales y focalizados y el
ban considerarse en los presupuestos «mix» deseable de prestaciones socia-
aquellas partidas que más directamen- les y servicios sociales es uno de los
te afectan a las mujeres, como es el caso puntos que puede provocar intensos de-
del cuidado de las personas dependien- bates. Es posible que en algunos países
tes (niños, mayores, enfermos, minus- haya voluntad política de revisar, am-
valías). pliar y coordinar el paquete de cuidados
sociales y también —en el marco de
La interrogante central a responder es procesos de descentralización— avan-
cuáles pueden ser las configuraciones zar hacia el desarrollo de lo que Chiara
posibles para resolver las necesidades y Saraceno (2004) llama «una ciudadanía
el reparto de los cuidados teniendo en localmente específica».
cuenta los costos económicos y las pau-
tas culturales sobre los cuidados de los La meta de producir cambios en la divi-
distintos sectores sociales. sión sexual del trabajo en la esfera do-
méstica ha conducido en algunos países
Otros núcleos problemáticos a conside- de la región al planteo de iniciativas pro-
rar son las cuestiones que refieren a la activas para aumentar las responsabili-
calidad de los servicios públicos y priva- dades masculinas en el cuidado me-
dos, la devaluación de los trabajos y de diante acciones de sensibilización en los
las trabajadoras asalariadas que a ellos medios de comunicación y la propuesta
se dedican y la necesidad de que se ten- de licencias parentales. Sería importan-
gan en cuenta consideraciones científi- te discutir la experiencia europea y las
cas y profesionales en los mismos, el re- distintas estrategias de los países en la
conocimiento y el rol de los sistemas no materia, para ver cómo actúan las cultu-
convencionales o alternativos. ras y los regímenes de horarios labora-
les que se han intensificado en las eco-
Por lo tanto, las políticas dirigidas a las nomías globalizadas, poniendo barreras
familias con relación al cuidado encie- a los hombres para el ejercicio de sus
rran una serie de asuntos a debatir en el derechos a cuidar.
plano cultural, social y económico y
abre un amplio espacio para la búsque- El debate público debería promover la
da de alternativas en la que deberán es- construcción de nexos entre quienes
tar presentes distintas voces. trabajan en el ámbito académico y
quienes están ubicados en las esferas
En varios países de esta región se están político-decisorias (funcionarios y res-
procesando reformas sociales donde ponsables políticos), evitando la seg-
se plantea una reestructuración de las mentación institucional y sectorial que
prestaciones y de los servicios sociales. dificulta los enfoques integrales y la co-
92
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados
93
2. EL PAPEL DE LA FAMILIA EN LA PROTECCIÓN SOCIAL
EN AMÉRICA LATINA *
Guillermo Sunkel
* Para un mayor desarrollo de los temas que acá se presentan, véase: G. Sunkel (2006): El papel de la fa-
milia en la protección social en América Latina, Serie Políticas Sociales, núm. 120, CEPAL, Santiago.
95
Guillermo Sunkel
96
El papel de la familia en la protección social en América Latina
de bienestar era tan profundamente dis- Los programas que surgieron de esta
tinta entre países relativamente simila- concepción de la seguridad social eran
res. Estas variaciones han sido destaca- de tres tipos: a) Los seguros sociales
das por los influyentes trabajos de —sistemas de pensiones de vejez e in-
Esping-Andersen quien establece una validez, seguros de desempleo, de sa-
distinción entre tres regímenes de bien- lud, accidentes, de maternidad, etc.—
estar: liberal, socialdemócrata y conser- que fueron la piedra angular del sistema
vador 1. Para el autor estos regímenes de bienestar social sustentado en el
«se distinguen entre sí de acuerdo con aporte del trabajador/a, el empleador/a
la distribución de responsabilidades so- y el Estado con una concepción solida-
ciales entre el Estado, el mercado y la fa- ria; b) La asistencia social —servicios
milia (los que constituyen la «tríada del para superar la pobreza de grupos ca-
bienestar») y, como elemento residual, rentes de recursos, preferentemente
las instituciones sin fines de lucro del programas tendientes a promover el
“tercer sector”» (Esping-Andersen, 2001: pleno empleo o empleo temporal, pro-
207-8). Se diferencian también «en las gramas de alimentación-nutrición, sa-
hipótesis fundamentales sobre las insu- lud, etc.— que eran complementarios a
ficiencias del mercado laboral y de la fa- los seguros para la población que no
milia» (Esping-Andersen, 2001: 202). tenía acceso a estos por no tener un em-
pleo formal; y, c) Las subvenciones so-
¿Cómo se distribuyen las responsabili- ciales —subsidios familiares (por car-
dades sociales entre el Estado, el mer- gas), para la vivienda, educación, etc.—
cado y la familia en el régimen de bien- que funcionaban como derechos consa-
estar en América Latina? Los sistemas grados de manera individual.
de seguridad social son impulsados en
América Latina por el estado desarro- De esta manera el Estado se transformó
llista el que, junto con el crecimiento en proveedor de servicios sociales que
económico y la industrialización, se se consideraban estratégicos para el
planteó objetivos de mejoramiento so- desarrollo social de la población. En
cial que redundaran en una mejor cali- este contexto se comienza a desarrollar
dad de vida de la población. Basados un régimen de bienestar que buscaba
en los criterios de universalidad, soli- garantizar al total de la población un mí-
daridad e integralidad los sistemas de nimo nivel de vida que se conciliara con
seguridad social tenían un énfasis re- el proyecto de desarrollo que se preten-
distributivo cumpliendo una función día alcanzar. En este régimen el Estado
compensatoria de las desigualdades debía garantizar el pleno empleo pues,
sociales. en la sociedad salarial, el empleo es el
1
Para una caracterización de estos regimenes véase Go/sta Esping-Andersen (1999): Social Foundations
of Pos-industrial Economies, Oxford University Press, Inglaterra.
97
Guillermo Sunkel
2
El régimen tiene diferencias con el tipo conservador de Esping-Andersen porque el Estado tenía un fuer-
te rol de intervención a través de la política social transformándose en un proveedor de servicios sociales
estratégicos. Sin embargo, entre esos servicios no estaban aquellos que incentivarían la incorporación de
la mujer al mercado laboral.
98
El papel de la familia en la protección social en América Latina
Las reformas estructurales que se im- tado así un régimen de bienestar que
plementaron luego de la crisis de los alcanza a los trabajadores del sector for-
años ochenta significaron un cambio ra- mal y a quienes, dependiendo de sus in-
dical del paradigma que organizó la gresos, pueden acceder a seguros so-
concepción de políticas públicas de se- ciales a través del mercado.
guridad social (Uthoff, 2002; Pautassi,
2004). En efecto, se produce un cambio Por su parte, la política social de los años
desde un modelo de seguridad social noventa tenía como principal objetivo
que disponía de un amplio paquete de «la reducción de la pobreza mediante la
previsiones provistas por el Estado, tan- aceleración del crecimiento económico,
to en términos de servicios, regulación y el que iba a venir automáticamente tras
financiamiento, a una concepción de la adopción de reformas de mercado»;
protección social que implica una ac- «se orientaba a prestar asistencia a los
ción más restringida del Estado. Ello se segmentos más vulnerables de la pobla-
expresa en la vinculación entre aportes ción (pobres, ancianos, niños, minusvá-
y beneficios, en el descenso de los nive- lidos) de acuerdo con el principio de la
les de cobertura, en la exclusión de am- focalización»; y «el sector privado tenía
plios grupos sociales y en la privatiza- un papel importante que desempeñar
ción de la administración del sistema. en la prestación de servicios educativos,
La tendencia que prima no apunta a am- de salud y de pensiones, como corolario
pliar la cobertura sino a transferir más natural del modelo de desarrollo impul-
riesgos a la esfera individual (Pautassi, sado por el mercado en otras áreas de la
2004). Se sigue que se produce un des- economía» (Solimano, 2005: 48). Ade-
plazamiento de las previsiones que anti- más, suponía que las funciones de la
guamente proveía el Estado hacia las política social podían ser separadas y
personas, las familias y las redes socia- llevadas a cabo por otros sectores como
les para satisfacer la necesidad de pro- el mercado o el sector informal. En este
tección social. sentido, las reformas sociales que se lle-
varon a cabo en diversos países de la re-
Los principios sobre los que se constru- gión tendían a transferir al sector priva-
yó el sistema de seguridad social —la do responsabilidades en la ejecución de
universalidad, la solidaridad y la inte- ciertas etapas de la implementación de
gralidad— son ahora sustituidos por las políticas sociales. Así sucede con la
una visión eminentemente técnica que salud previsional donde si bien la legis-
se apoya en el concepto de eficiencia fi- lación puede fijar contribuciones obliga-
nanciera. El nuevo sistema se basa en torias a los asalariados, permite que
una concepción individual del sujeto estos elijan aquellas instituciones —pú-
que aporta a su bienestar y en el que, en blicas o privadas— que administrarán
base a sus ingresos, podrá extender la esos recursos y las que prestarán la
red de beneficios a su familia. Se va ges- atención de salud en caso necesario.
99
Guillermo Sunkel
También ocurre en materia de pensio- les. Sin embargo, las familias también
nes donde un sistema regulatorio públi- han jugado roles claves en la protección
co, que establece el ahorro obligatorio, de sus miembros y en la producción del
permite que sean empresas privadas las bienestar. La teoría de la modernización
que administren los fondos de pensio- sostenía que la familia (y la comunidad)
nes. eran los principales proveedores del
bienestar hasta el surgimiento de la so-
En definitiva, a diferencia del régimen ciedad industrial. Pero, según esta vi-
de bienestar que predominó en América sión, uno de los rasgos claves de las
Latina hasta los años ochenta donde el tendencias sociales del siglo XX fue la
Estado tenía un rol protagónico en la pérdida de funciones de la familia que
provisión de servicios sociales, en el pa- habrían sido transferidas total o parcial-
radigma que emerge en la década de los mente a otras instituciones especializa-
noventa el Estado pierde ese protago- das de la sociedad. Ello se habría mani-
nismo mientras el mercado se constitu- festado, en particular, en la declinación
ye en un pilar central de la tríada. Por su de las actividades productivas de la uni-
parte, se mantiene la orientación fami- dad familiar, en la transferencia de buena
lista en tanto el régimen no absorbe el parte de las funciones de socialización
peso de la protección familiar liberando y educación y en un desplazamiento de
a la mujer de las responsabilidades fa- las responsabilidades en la protección
miliares y promoviendo su participación de sus miembros y en la producción
en el mercado del trabajo. La masiva in- del bienestar. De esta manera, la fami-
corporación de la mujer al mercado del lia «moderna» —esto es, la familia nu-
trabajo se ha producido sin que el Esta- clear— habría quedado limitada a las
do haya generado las condiciones para funciones de integración emocional y
el desarrollo de este proceso. Además, consumo.
se ha producido un desplazamiento ha-
cia las familias de previsiones que an- Pero, ¿es esa descripción adecuada? La
tiguamente proveía el Estado, lo que investigación más reciente sobre familia
constituye a la familia en el otro pilar indica que esa descripción es histórica-
central de la tríada. mente incorrecta, especialmente en
América Latina. La investigación femi-
nista ha mostrado que el modelo clásico
de familia del período de postguerra
ESTRATEGIAS DE AUTOPROTECCIÓN nunca dejó de ser una unidad producto-
DE LAS FAMILIAS POBRES ra y proveedora de servicios sociales
debido en gran medida al trabajo de la
Las familias han sido consideradas mujer en el ámbito doméstico. Por otro
como objeto de las políticas sociales y lado, los estudios sobre redes sociales
en tanto receptoras de beneficios socia- que se vienen realizando desde los años
100
El papel de la familia en la protección social en América Latina
setenta «subrayan el papel de las redes tes: ¿Qué recursos tienen los hogares/
familiares de solidaridad como formas las familias y cómo los movilizan para
alternativas o complementarias de los enfrentar situaciones de vulnerabilidad?
servicios sociales tradicionales. Se trata ¿Qué estrategias despliegan las familias
de un cambio en la tendencia prevale- para enfrentar una crisis de pérdida de
ciente, ya que desde los años cincuenta ingresos del jefe/a de hogar? ¿Qué acti-
se había asistido a un período de eclip- vos movilizan? Se destacan a continua-
samiento del interés por la solidaridad ción tres modalidades de generación de
familiar. Se suponía que gracias a la di- ingresos que se basan en el uso del tra-
fusión de las relaciones salariales y de la bajo en tanto activo.
seguridad social, la familia se iría des-
pojando de sus funciones ligadas a la a) El trabajo de la mujer. Diversos es-
sobrevivencia y sus vínculos se orienta- tudios coinciden en destacar la im-
rían exclusivamente a objetivos de tipo portancia del trabajo como activo,
afectivo» (Kaztman y otros, 1999: 75). In- especialmente en las familias po-
vestigaciones realizadas a partir de los bres. Cuando disminuye el ingreso
años setenta relativizan tal pasaje y de- familiar —específicamente, cuando
tectan una diversificación de las formas el jefe de hogar pierde el empleo—
de solidaridad familiar. En el caso latino- la respuesta más común es que las
americano, «la atención ha estado diri- mujeres ingresen al mercado labo-
gida a las redes de subsistencia de los ral. Esta respuesta de la mujer se da
sectores pobres. Se trata de relaciones en todos los estratos socioeconó-
establecidas entre familiares, vecinos y micos y muy especialmente en los
amigos, que habitan en la misma área más pobres. Pero a diferencia de la
física y comparten la situación de caren- mujer que ingresa al mercado labo-
cia. Si en el caso europeo el recurso a ral cuando el jefe de hogar está ocu-
las redes de autoayuda aparece como pado, lo que es un intento por lo-
una alternativa a los servicios sociales, grar mayores niveles de bienestar y
el déficit de políticas públicas lleva a puede contribuir a que las familias
que en América Latina se la haya consi- salgan de la pobreza, la mujer que
derado como la única opción que les sale a trabajar en respuesta a una
quedaba a los marginales para sobrevi- situación de desocupación del jefe
vir» (Kaztman y otros, 1999: 76). de hogar constituye más bien una
opción por mantener a la familia
Interesa resaltar —aunque sea breve- fuera de la pobreza y reducir su vul-
mente— algunas de estas formas de so- nerabilidad.
lidaridad familiar. Desde el enfoque acti- b) El trabajo de los hijos. Para prote-
vos/vulnerabilidad se ha realizado un gerse frente a la pérdida de ingresos
gran número de investigaciones que del jefe de hogar las familias —ade-
abordan el siguiente tipo de interrogan- más de movilizar el trabajo de la mu-
101
Guillermo Sunkel
3
El estudio se basa en encuestas realizadas entre los años 2000 y 2002 en 12 países de América Latina. En
el estudio se considera como ocupados a las personas menores de 18 años que en la entrevista declararon
haber trabajado mínimo una hora durante la semana anterior a la encuesta en la producción de bienes o
servicios económicos.
102
El papel de la familia en la protección social en América Latina
4
Esta perspectiva ha sido desarrolla en recientes informes del PNUD. Véase PNUD (1998): Desarrollo Hu-
mano en Chile. Las paradojas de la modernización, Santiago.
103
Guillermo Sunkel
104
El papel de la familia en la protección social en América Latina
105
Guillermo Sunkel
106
3. TRABAJO PRODUCTIVO/REPRODUCTIVO, POBREZA,
Y POLÍTICAS DE CONCILIACIÓN EN AMÉRICA LATINA:
CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y PRÁCTICAS *
Lourdes Benería **
* Este trabajo ha sido publicado previamente por UNFPA/GTZ (2006): Cohesión social, políticas conciliato-
rias y presupuesto público: una mirada de género, México DF, pp. 74-86.
** Profesora, Departamento de Planeación Urbana y Regional. Universidad de Cornell, EE UU.
107
Lourdes Benería
108
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina
aumenta, una parte creciente del trabajo un componente que no lo es, como en el
reproductivo se convierte en trabajo re- caso de las familias sin niños donde hay
munerado. Hay una transferencia, de la «mantenimiento» de la fuerza de trabajo
esfera doméstica al mercado, de una pero no «reproducción» a pesar de que
parte de las tareas reproductivas como en ambos casos sea no remunerado. Lo
es el caso de las guarderías infantiles, mismo puede decirse del cuidado de an-
las lavanderías o la venta de comida en cianos dentro del hogar.
la calle o en restaurantes. Aunque sean
las mujeres las que continúan concen- Cuarto, hay «producción» que no es re-
trándose como trabajadoras en muchos munerada como en el caso del volunta-
de estos servicios, su trabajo en este riado que contribuye a actividades liga-
caso es remunerado y estadísticamente das a la economía de mercado. Dada la
visible, por lo menos en cuanto forma gran extensión del voluntariado en mu-
parte del sector formal. Sin embargo, chos países, es importante incluirlo en
no dejan de ser trabajo «reproductivo» el trabajo no remunerado, aunque no
puesto que contribuyen al mantenimien- sea reproductivo, con el mismo objetivo
to de la fuerza de trabajo y a la repro- de analizar el uso del tiempo y de enten-
ducción social. der las diferencias de género.
109
Lourdes Benería
110
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina
Esta definición del bienestar social im- participación de las mujeres en el mer-
plica que un análisis del nivel de vida de cado de trabajo aumenta y el servicio
un país o de una comunidad tiene que doméstico se encarece, la importancia
incluir no sólo los bienes y servicios de estas políticas también se incremen-
producidos a través del mercado sino ta en cualquier país o región. Se trata de
también una clara conceptualización de facilitar la compaginación del trabajo
la contribución aportada por la esfera doméstico y familiar con las distintas
del trabajo no remunerado. También im- actividades remuneradas, y esto implica
plica, tal como Picchio y otra/os auto- diversas avenidas de acción como por
ra/es han argumentado, que el trabajo ejemplo: a) la flexibilización de horarios,
no remunerado tiene que integrarse ple- tanto de las empresas donde se trabaja
namente dentro del contexto macroeco- como de otras instituciones que afectan
nómico y del mercado de trabajo. Este la vida cotidiana (centros de docencia,
es el contexto en el que se han ido reali- comercios, lugares de ocio, institucio-
zando, por ejemplo, los proyectos sobre nes bancarias y financieras, transportes,
presupuestos desde una perspectiva de etc.); b) ayudas a las escuelas y centros
género y también las encuestas sobre el recreativos para que amplíen los pro-
uso del tiempo; es en este marco donde gramas que ayudan a las familias a con-
deben emplazarse la política económica ciliar el uso del tiempo (posibilidad de
y social, incluyendo las políticas públi- almorzar en las escuelas, diseño de acti-
cas y las de conciliación entre los distin- vidades que amplían el día escolar, etc.);
tos tipos de trabajo. c) creación de guarderías donde no exis-
tan y aumento de la oferta de plazas
para poder atender al aumento de la
demanda; y d) programas que faciliten
POLÍTICAS DE CONCILIACIÓN la mayor participación de los hombres
en las responsabilidades domésticas,
Uno de los efectos positivos de una me- como el permiso de paternidad al nacer
jor conceptualización y contabilización los hijos; e) distintos tipos de ayudas a
del trabajo reproductivo y no remunera- las familias para el cuidado de niño/as y
do es que facilita su conciliación con el ancianos; f) otros programas que pue-
uso del tiempo en el mercado laboral. den ser específicos para cada localidad
Actualmente el debate sobre las políti- y región.
cas de conciliación está muy vivo en los
países de la UE porque el objetivo de En América Latina, el diseño de estas
compaginar el trabajo remunerado y el políticas quizás parezca menos urgente
doméstico se ha convertido en un pro- que en los países más ricos porque es
blema urgente para las mujeres pero más fácil recurrir al servicio doméstico.
también para muchas familias. En todo Sin embargo, es muy probable que, a
caso es evidente que, a medida que la medida que se haga menos accesible
111
Lourdes Benería
112
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina
y la visión de una sociedad postindus- a tener en cuenta y que puede variar en-
trial. Entre las catorce capacidades se tre distintas culturas, países y regiones.
encuentra las que se incluyen a conti- De este modo las políticas de concilia-
nuación y pueden proporcionar un con- ción pueden verse como un instrumento
texto conceptual no sólo para analizar importante para facilitar el «funciona-
las desigualdades de género sino tam- miento» de las capacidades y de exten-
bién para pensar las políticas de conci- der el abanico de posibilidades para las
liación: (a) «poder cuidar de los hijos y mujeres, y también para los hombres, al
de otras personas», refiriéndose a la ca- mismo tiempo de llevar a una mayor
pacidad que tradicionalmente ha sido la igualdad de género.
concentración primaria de las mujeres;
(b) «poder trabajar en el mercado labo-
ral [remunerado] o realizar proyectos,
incluso proyectos artísticos»; (c) «poder EL CONTEXTO DE AMÉRICA LATINA:
moverse», por ejemplo entre distintos INFORMALIZACIÓN DEL TRABAJO
espacios y lugares, tanto públicos como REMUNERADO, POBREZA
privados; (d) «poder disfrutar de tiem- Y GLOBALIZACIÓN
pos de ocio»; y (e) «poder ejercer auto-
nomía en el uso del tiempo». Podemos preguntarnos hasta qué punto
la lista de capacidades elaborada por
Mi argumento aquí es que los distintos Robeyns sería distinta para los países
aspectos de estas capacidades pueden latinoamericanos. La tesis de esta po-
ayudar a analizar la diferencia de género nencia es que las mayores diferencias
y ofrecer un marco conceptual para pen- entre América Latina y los países del
sar las políticas públicas, incluidas las Norte en cuanto a las necesidades de
de conciliación. Al análisis de Robeyns conciliación del uso del tiempo se en-
le podemos añadir que la conciliación cuentran en el predominio de la econo-
debe tener lugar en varias direcciones mía informalizada y de la pobreza en la
que se refiere a: a) distintos tipos de tra- región latinoamericana pero también en
bajo remunerado y no remunerado; b) las consecuencias del fenómeno de la
trabajo y ocio; c) trabajo, ocio y movili- emigración en muchos países. El objeti-
dad; d) trabajos que permiten distintos vo es preguntarse cómo pensar las polí-
niveles de autonomía en el uso del tiem- ticas de conciliación dentro de una reali-
po. Las diferencias de género que pue- dad en la que, primero, una gran parte
dan existir en cada caso deben tenerse de la producción escapa del alcance de
en cuenta para elaborar estas políticas las políticas públicas. Segundo, tanto la
para sociedades concretas. Por ejemplo, producción como la reproducción se
el hecho de que las mujeres tengan me- han ido globalizando, transfiriendo par-
nos libertad de moverse cuando quieran te de su control a niveles que transcien-
o a donde quieran es un dato importante den la esfera nacional.
113
Lourdes Benería
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Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina
115
Lourdes Benería
116
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina
Ante estas circunstancias tan inestables lud ayuda a incrementar el bienestar fa-
y de mucha fluidez intersectorial para el miliar pero además ahorra tiempo y dis-
trabajo de los hogares urbanos, las po- minuye la ansiedad creada por las difi-
líticas de conciliación deben adaptarse cultades de conciliar los distintos tipos
a las necesidades de estas situaciones de trabajo. Tercero, los servicios comu-
cambiantes. Las políticas diseñadas nitarios dirigidos a niños y familias —ta-
bajo condiciones laborales formaliza- les como los espacios deportivos y de
das no pueden ser muy útiles cuando el juegos— y las organizaciones de muje-
trabajo es inestable y sumamente hete- res o de barrios —como en el caso de
rogéneo. Lo único permanente es el los comedores populares— pueden ser
trabajo no remunerado en la esfera do- también una ayuda que facilite la con-
méstica. Deben buscarse políticas que ciliación de distintos tipos del uso del
no vayan ligadas a un trabajo fijo y por tiempo. Cuarto, otras intervenciones
lo tanto sean compatibles con la infor- también pueden facilitar el ahorro del
malidad, el trabajo no remunerado y la tiempo por parte de las familias, por
inestabilidad de las relaciones de pro- ejemplo a través de diversas políticas
ducción descrita en el caso de la po- urbanas como la promoción de un
breza urbana. Veamos varias posibili- transporte público o privado eficiente,
dades. mejoras de infraestructura tales como el
aumento del acceso al servicio telefóni-
En primer lugar, el denominador más co y la pavimentación de calles que faci-
común para facilitar la conciliación en- liten el transporte y la limpieza en tiem-
tre los distintos tipos de trabajo podría pos de lluvia. Finalmente, no deberían
ser cualquier política que asuma res- subestimarse las campañas publicitarias
ponsabilidad en el cuidado de los hijos. de todo tipo que promuevan la igualdad
Esto apunta hacia la importancia de la de responsabilidades entre hombres y
creación y promoción de guarderías in- mujeres en la división del trabajo do-
fantiles, el acceso a las escuelas, y el méstico y responsabilidades familiares.
aumento de programas que extienden
la posibilidad de que las familias en ge-
neral y las mujeres en particular puedan
utilizar los centros escolares de primaria
y secundaria durante las horas de traba- LA GLOBALIZACIÓN
jo. Dada la concentración de las mujeres DE LA REPRODUCCIÓN
en el trabajo doméstico, es lógico espe-
rar que estos programas las puedan be- Una gran parte de la literatura y de los
neficiar de un modo especial. Segundo, debates sobre la globalización a partir
lo mismo puede decirse en cuanto al de los años setenta se ha centrado en la
área de salud: cualquier aumento en la fragmentación a nivel internacional de
cantidad y calidad de los servicios de sa- los procesos productivos y en sus múlti-
117
Lourdes Benería
118
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina
estos servicios, es decir, que beneficia a parte, en el Sur estas políticas tienen
un sector específico de la población. Por que tener en cuenta las nuevas presio-
otro lado, la transferencia del trabajo de nes que afectan el uso del tiempo de las
servicios del Sur al Norte no disminuye personas que sustituyen el trabajo de la
las necesidades de las tareas reproduc- emigrante.
tivas en el Sur. Esto implica una intensi-
ficación del trabajo por parte de las per-
sonas que quedan a cargo de estas
tareas lo cual puede significar un dete- CONSIDERACIONES FINALES
rioro del cuidado, sobre todo al pasar de
la madre a otras personas. Por otra par- Este artículo ha delineado algunas dife-
te el debate en torno a los efectos nega- rencias entre los países latinoamerica-
tivos de la emigración de las madres nos y los postindustriales en cuanto a
para los hijos apunta hacia múltiples re- sus implicaciones para el desarrollo hu-
percusiones, a menudo contradictorias mano de las mujeres y las políticas de
y no muy fáciles de evaluar (Parrenas, conciliación entre los distintos usos del
2002). tiempo. Se ha argumentado que el alto
grado de informalización de las econo-
Es evidente que la globalización de la re- mías latinoamericanas así como la per-
producción tiene implicaciones que sistencia de la pobreza y el fenómeno
apenas empezamos a entender, inclui- creciente de la emigración constituyen
das las consecuencias para las políticas los factores básicos de diferenciación
de conciliación. Por ejemplo, la transfe- que estas políticas tienen que tener en
rencia del trabajo reproductivo del Sur cuenta en el caso de América Latina.
al Norte puede cambiar las coordenadas Desde la perspectiva del enfoque de las
en las que esta reconciliación tiene que capacidades, la pobreza y la informaliza-
hacerse. Una mujer del Sur que deja su ción afectan el desarrollo humano pues-
familia para realizar tareas domésticas to que reducen los horizontes de una
en un hogar del Norte no se enfrenta proporción alta de la población. En este
con idénticas presiones de tiempo; por sentido, las políticas de conciliación de-
una parte ha dejado sus propias tareas ben verse como un modo de fomentar
domésticas en manos de otras personas la igualdad de género así como también
mientras que, por otra parte, debe en- el desarrollo humano de las mujeres.
frentarse con las exigencias, normas y Sin embargo sólo he mencionado bre-
condiciones legales/ilegales del país de vemente el trasfondo de estos proble-
llegada. Es probable que las políticas de mas: la alta desigualdad económica y
conciliación en el Norte no beneficien diferenciación social que predominan
directamente a la empleada inmigrante en el continente y en el mundo globali-
puesto que están diseñadas para las ne- zado. Ello es el resultado no sólo de la
cesidades de un hogar medio. Por otra desigualdad histórica en la distribución
119
Lourdes Benería
120
4. POLÍTICAS CON EFECTOS CONCILIATORIOS EN AMÉRICA
LATINA: UNA REGIÓN, DISTINTOS ESCENARIOS *
Juliana Martínez y Guillermo Monge
* Artículo elaborado para el Seminario «Género y Cohesión Social» organizado por la Universidad de
Barcelona con el apoyo de AECI y Fundación Carolina.
1
En adelante, se utiliza el término «conciliación» para referir a la conciliación entre trabajo productivo y
trabajo reproductivo en una sociedad determinada.
121
Juliana Martínez y Guillermo Monge
2
Un análisis de los contrastes entre la concepción de políticas conciliatorias en los países desarrollados y
las necesidades de conciliación en América Latina se encuentra en Monge (2006b).
122
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina
123
Juliana Martínez y Guillermo Monge
3
Esas categorías adicionales son una reelaboración de las que se proponen en Monge, 2006b.
4
Principal mecanismo de conciliación de las mujeres de ingresos medios y altos (Sorj, 2004). Paradójica-
mente, opera a costa del trato laboral discriminatorio para las empleadas domésticas.
124
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina
5
Un análisis de los efectos conciliatorios de las políticas de vivienda se encuentra en Monge, 2006a.
125
Juliana Martínez y Guillermo Monge
género
126
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina
6
En Camacho y Martínez (2006) y Martínez y Camacho (2007) se analizaron 7 países: Argentina, Brasil,
Chile, Costa Rica, El Salvador, México y Uruguay; en Monge (2006b), 5 países: Brasil, Chile, Costa Rica, Mé-
xico y Panamá. Exceptuando El Salvador, los países analizados se encuentran entre los que cuentan con
mayor desarrollo del estado en la región. Son países con modernización temprana que establecieron polí-
tica pública de cara a demandas urbanas, muy temprano en el siglo pasado. Cuando esto no fue así (como
en Costa Rica), dicha modernización fue tardía pero excepcionalmente rápida.
7
En todos los niveles de desarrollo social de la población brasileña, el cuidado de niños(as) pequeños(as)
en guarderías o educación preescolar tiene impactos positivos en la inserción laboral de las mujeres. Los
mayores impactos son en los hogares más pobres (Sorj, 2004).
127
Juliana Martínez y Guillermo Monge
8
Estos regímenes varían según sean sustitutivos de los sistemas de capitalización colectiva previos (Chi-
le, México y El Salvador); paralelos (Perú y Colombia); o mixtos (Argentina, Costa Rica y Uruguay).
128
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina
9
En Uruguay y Costa Rica, el seguro de enfermedad cubre también a trabajadores(as) por cuenta pro-
pia; y en Costa Rica, a las cónyuges y familiares de trabajadores(as) asegurados (Martínez y Camacho,
2005).
10
La flexibilización laboral con sentido conciliatorio facilita la conciliación de los tiempos productivos y
reproductivos de las mujeres, más no la de los hombres (Astelarra, 2005).
11
Uno de los apoyos a las familias beneficiarias del programa Chile Solidario es la inclusión de los(as) ni-
ños(as) en edad temprana en los Jardines Infantiles de la JUNJI (Valdez, 2005 en Monge, 2006b). Este es
un buen ejemplo de vinculación entre políticas de alivio de la pobreza y políticas conciliatorias.
129
Juliana Martínez y Guillermo Monge
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Políticas con efectos conciliatorios en América Latina
131
Juliana Martínez y Guillermo Monge
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Políticas con efectos conciliatorios en América Latina
12
Esta sección está basada en Monge (2006b).
13
Sobre las tendencias a la flexibilización sin conciliación en Brasil, Chile, Panamá y México, véanse Pau-
tassi, Faur y Gherardi (2004); Monge y González (2005) para Costa Rica; Yáñez, Medem y Díaz (2001) para
Chile; Sorj (2004) para Brasil; De León y Atencio (2005) para Panamá; y Matarazzo (2005) para México.
133
Juliana Martínez y Guillermo Monge
14
Por ejemplo, el impulso simultáneo de políticas de ampliación del empleo femenino y de reducciones
en los servicios estatales de cuidado infantil, como ocurrió en Brasil durante la crisis económica de 1998
(Benería y Rosenberg, 1999).
15
En Brasil, la presión política de varios actores sociales (entre ellos, el Sindicato de Empleadas Domésti-
cas, el movimiento feminista y el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer) fue esencial para que en
la Constitución Federal de 1988 se corrigieran algunas de las discriminaciones contra las servidoras do-
mésticas. Sin embargo, importantes discriminaciones con respecto a la legislación laboral general se-
guían vigentes en el año 2004 (Sorj, 2004, citado por Monge, 2006b).
134
5. POLÍTICAS DE GÉNERO Y BIENESTAR: ¿LA CONCILIACIÓN
COMO RESPUESTA?
Teresa Torns *
135
Teresa Torns
2
Los datos de la encuesta española corresponden a 2001, año en que por primera vez el INE promueve
una encuesta de este tipo. Con anterioridad, los estudios de M. A. Durán desde el CSIC han sido pioneros,
siendo los del cuadro 1 una muestra de los más recientes.
136
Políticas de género y bienestar: ¿la conciliación como respuesta?
CUADRO 2. Uso del tiempo entre hombres y mujeres (20-74 años) en algunos países
europeos en horas y minutos por día
sión debe ser tenida en cuenta para com- ser de otro modo, tiene amplias conse-
prender tanto las condiciones materiales cuencias en la aceptación y viabilidad de
de existencias como los imaginarios co- las políticas de conciliación.
lectivos que presiden la vida cotidiana de
hombres y mujeres. Un escenario en el En cualquier caso, España es un excelen-
que el trabajo de cuidado de personas es- te ejemplo de las dificultades que plan-
tablece diferencias y desigualdades de tean las políticas de conciliación de la
género muy significativas. En este punto, vida laboral y familiar. Porque la mayor
debe recordarse, además, que tales ima- participación laboral femenina no ha ido
ginarios sólo suelen apelar al cuidado de acompañada por el aumento de la pre-
los hijos e hijas y eluden el aumento de sencia masculina en el trabajo domésti-
las necesidades de cuidado de las perso- co-familiar. Asimismo, el debate sobre el
nas mayores dependientes, especialmen- declive del modelo familiar male bread-
te notorias en España y en otros países winner que las especialistas británicas
europeos. Un olvido que, como no podía sostienen 3 se traduce de manera clara
3
Véanse las últimas aportaciones de Rose Mary Crompton y Jane Lewis.
137
Teresa Torns
138
Políticas de género y bienestar: ¿la conciliación como respuesta?
4
La ley de autonomía personal y dependencia española (diciembre 2006) permite abrigar algunas espe-
ranzas dado que plantea el desarrollo de servicios universales e individualizados, aunque las expectativas
creadas corren el riesgo de verse frustradas por la insuficiente dotación presupuestaria que parece acom-
pañarla.
5
La reciente ley de igualdad española (marzo 2007), prevé un permiso de paternidad, no obligado por ley,
de 15 días. La actual ley de conciliación, vigente desde noviembre de 1999, sólo permite que el padre tome
ese permiso si la madre renuncia a una parte del permiso de maternidad. Una medida que, además, redu-
ce el permiso de paternidad a los casos en que la madre tiene actividad laboral.
139
Teresa Torns
liación, se corre el riesgo de reforzar las líticas de tiempo que, de manera priori-
desigualdades entre hombres y mujeres taria e ineludible, reclaman la negocia-
y de crear desigualdades de etnia, tal ción colectiva de la actual flexibilización
como sucede en España y en los países y desregulación de la jornada laboral.
con modelos de bienestar mediterráneo. Esas mismas políticas se quieren, asi-
Unos países donde, tal como señalan mismo, orientadas hacia un horizonte
las especialistas (Bettio, Bonazzi y Villa, donde el tiempo de vida y la sostenibili-
2004), los escasos y caros servicios de dad sean el objetivo a alcanzar a largo
atención a las personas dependientes plazo y el bienestar cotidiano la finali-
consagran la existencia de un modelo dad más inmediata.
familista de bienestar al que se le añade
una mujer emigrada, por lo general, en Unos balances efectuados en torno a
situación de economía informal. las políticas de tiempo (Torns, Borràs y
otros, 2006), permiten dibujar los prin-
cipales rasgos que las definen. La hipó-
tesis sobre su aparición fija una doble
LAS POLÍTICAS DE TIEMPO COMO vía. La primera, tiene a Italia como país
ALTERNATIVA A LA CONCILIACIÓN de origen, finales de la década de los
años ochenta del siglo XX como fecha
El debate sobre las políticas de tiempo de inicio y el anteproyecto italiano co-
ha abierto un camino alternativo para nocido como «ley del tiempo» como el
encontrar soluciones a las dificultades esbozo de las primeras propuestas. La
que plantea la conciliación. Asimismo, segunda vía, que sin reconocerlas con-
otras voces reclaman afrontar esas difi- solida las políticas de tiempo, se des-
cultades revisando el actual contrato so- arrolla durante estos últimos veinte años
cial entre hombres y mujeres, en parti- de la mano de los especialistas y políti-
cular las especialistas que analizan el cos que tratan de afrontar la crisis del
Estado del Bienestar desde la perspecti- empleo industrial, en Europa, reorgani-
va de género. En ese contexto, la necesi- zando el tiempo de trabajo, desregulan-
dad de organizar socialmente el cuida- do la jornada laboral y convirtiendo la
do, traducción de lo que los británicos flexibilidad en palabra clave. El núcleo
denominan social care, parece ser una central de las políticas de tiempo que
pieza clave para lograr una mayor equi- existen realmente, en la actualidad, tra-
dad democrática en las sociedades con- tan de girar en torno a los tres ejes que
temporáneas. Solidarias con esa de- conformaron el proyecto italiano que
manda aparecen algunas de las voces nunca fue ley pero que marcó los pun-
partidarias de unas políticas de tiempo tos fundamentales que deben tomarse
centradas en revisar la actual relación en consideración. Como es preciso re-
entre el tiempo y el trabajo (entendido cordar, el primer eje pretendía regular
como carga global de trabajo). Unas po- la jornada laboral reclamando su reduc-
140
Políticas de género y bienestar: ¿la conciliación como respuesta?
ción diaria para todo el mundo; el se- conveniencia de aumentar los permisos
gundo pretendía fijar una serie de pro- laborales permitidos por la conciliación
puestas capaces de regular el tiempo a (de atención y cuidado a las personas
lo largo del ciclo de vida, y, el último dependientes) y luchar (a través de la
ideaba actuaciones para ordenar y re- negociación colectiva) para obtener
gular el tiempo de la ciudad. Este últi- otros permisos (de formación, sabáti-
mo apartado es el único que ha facilita- cos, de libre disposición personal, etc.),
do el desarrollo de actuaciones que son para que todas las personas ocupadas y
reconocidas como políticas de tiempo, no sólo las capas más privilegiadas pue-
siendo numerosas y diversas las ciuda- dan alcanzarlos. Ya que si las políticas
des europeas que, en la actualidad, lle- de tiempo deben tener algún sentido
van a cabo actuaciones de este tipo. como promotoras del bienestar cotidia-
A pesar de esa heterogeneidad, pare- no, es necesario arbitrarse jornadas la-
cen dibujarse dos grandes grupos de borales que tengan como horizonte el
políticas de tiempo de la ciudad. En pri- intercambio de tiempo por tiempo y no
mer lugar, las políticas urbanas de tiem- de tiempo por dinero (salario). Este ob-
po o políticas que consideran la ciudad jetivo que, en la actualidad, sólo los más
como espacio material donde poder privilegiados pueden alcanzar está en la
planificar, regular y ordenar los múlti- base del cambio de una sociedad sala-
ples usos sociales del tiempo en el terri- rial anclada todavía en una época dora-
torio urbano. En segundo lugar, las po- da del empleo industrial que parece difí-
líticas de tiempo que se orientan a cil recuperar. Nadie duda de que ese
facilitar el bienestar de la ciudadanía y objetivo no sólo dependa de las políti-
que toman la vida cotidiana como esce- cas de tiempo pero parece posible que
nario de actuación. Por último, este pri- tales actuaciones pueden contribuir a al-
mer balance sobre las políticas de tiem- canzarlo.
po recoge la idea de que sea el que sea
su enfoque o el contenido concreto de
tales actuaciones, las únicas que resul-
tan prioritarias para configurar alterna- LA RENOVACIÓN DEL CONTRATO SOCIAL
tivas son las políticas en torno al tiem- ENTRE HOMBRES Y MUJERES
po de trabajo (remunerado). Dicho de
otro modo, no pueden planearse políti- En la tesitura, sin lugar a dudas utópica,
cas de tiempo que no contemplen la de pensar que las políticas de tiempo
centralidad del tiempo de trabajo en la pueden plantear alternativas a las políti-
organización social y en la vida cotidia- cas de conciliación es preciso reclamar,
na de las personas. además, la renovación del contrato so-
cial entre hombres y mujeres. Son,
Tal argumentación supone que en un fu- como ya se ha citado, numerosas las vo-
turo inmediato, debe pensarse en la ces que proponen el cambio de las pau-
141
Teresa Torns
tas socioculturales vigentes en torno al dificultades culturales con las que tro-
modelo familiar male breadwinner que pieza la conciliación.
ha hecho posible la existencia del Esta-
do del Bienestar en Europa. Ya que si El desarrollo de unos servicios SAD de
bien es cierto que la mayor presencia de manera universal e individualizada, al
las mujeres en el mercado de trabajo ha igual que se ha logrado en la sanidad o
laminado ese modelo familiar, el peso la enseñanza, pueden y deben ser el
simbólico del mismo cuestiona su decli- instrumento más inmediato para lograr,
ve y convierte en perentorio la revisión a corto plazo, una conciliación viable
del pacto. Otrosí, simples cuestiones para toda la población ocupada. Consti-
demográficas ampliamente probadas tuyen, además, según las estudiosas
permiten abundar en la idea de que las del Estado del Bienestar, uno de los ele-
mujeres europeas difícilmente van a mentos fundamentales para lograr la
continuar al frente de las tareas del cui- equidad entre géneros. Por otra parte,
dado del hogar y de las personas de la no sólo constituyen la diferencia prin-
familia, aun sintiéndose obligadas mo- cipal entre los Estados del Bienestar
ralmente a ello, por la merma de efecti- europeos del norte y el sur sino que
vos en la generación de «mujeres sand- además explican las diferencias en el
wich» 6. En este escenario, no parece volumen de empleo femenino existente
pues tan descabellado demandar que el en cada uno de esos países. Su deman-
Estado del Bienestar organice social- da es la base de la coincidencia de lo sa-
mente el cuidado. Y revisar, de paso, los berse y las prácticas de las mujeres del
consensos y legitimidades sociales en norte y del sur. Y un elemento clave de
torno a los conceptos de autonomía y esa coincidencia son las voces críticas
dependencia, más allá de los criterios ante la conciliación que postulan la ne-
económicos que hasta ahora los han de- cesidad de renovación del contrato so-
finido. España es un ejemplo inmejora- cial entre hombres y mujeres. Llegados
ble de la persistencia del contrato social a este punto, el optimismo aunque mo-
entre hombres y mujeres, aunque sólo derado parece no sólo posible sino obli-
sea a nivel simbólico, si se analizan las gado.
6
Esa denominación alude a las mujeres entre 45 y 65 años que, especialmente en los países del sur de Eu-
ropa, tienen a su cargo el cuidado de los hijos e hijas y además afrontan simultáneamente, el cuidado de
las personas mayores dependientes.
142
III. PROYECTO SOCIOPOLÍTICO DE GÉNERO Y COHESIÓN
SOCIAL
143
Proyecto sociopolítico de género y cohesión social
Por su parte el tercer artículo sobre nismo en América Latina, se pasó a ha-
«Contrato social entre hombres y muje- blar de políticas de género relacionadas
res» de Patrocinio de las Heras plantea más con la reivindicación de derechos
el desafío de cómo debe ser abordado el civiles y políticos y las relaciones de po-
proceso de construcción social de la ciu- der, sobre las que se habían construido
dadanía y de la lucha de las mujeres esos espacios, normas y proyectos. En
frente a la exclusión, destacando la legi- este contexto, examina la experiencia
timidad de las mujeres para promover de América Latina en la construcción de
un nuevo contrato social mujeres-hom- Estados de Bienestar y el diseño e ins-
bres. Finaliza con una breve propuesta trumentación de políticas de género.
de los contenidos que debe abordar ese
nuevo contrato social, entre los que se Por último, el artículo de M. Feijoo sobre
encuentra el compartir responsabilida- «Políticas de género en América Latina»
des familiares, empleo y poder, al igual propone una mirada crítica sobre las di-
que promover condiciones que posibi- versas políticas en la región y realiza un
liten una sociedad compartida y más minucioso análisis de las políticas de
justa. género y los procesos de desarrollo en
América Latina y las posibles relaciones
El cuarto artículo, «las políticas de géne- existentes entre ambos. Este artículo
ro en América Latina y la cohesión so- tiene por objetivo explorar la idea de si
cial» de C. Jusidman, está centrado en es posible formular un modelo de análi-
una revisión de las políticas de género sis que relacione las condiciones de
en América Latina considerando el des- vida concretas de las sociedades latino-
arrollo social, económico y político de la americanas, la acción de los Estados en
región desde los últimos 70 años. Apun- materia de políticas públicas, su impac-
ta a una reflexión sobre: 1) La forma en to sobre la cohesión social y la relación
que las políticas de igualdad de las mu- que estos tres procesos han tenido so-
jeres y el reconocimiento de sus dere- bre la posición de la mujer en la región.
chos económicos, sociales y culturales, Propone un modelo de análisis de cohe-
incidieron en una primera etapa, en su sión sensible a la dimensión de género
integración social a los beneficios del que, en el marco de la experiencia his-
desarrollo, contribuyendo a cerrar las tórica, articula la combinación de dos
brechas entre los sexos. 2) Cómo en una variables (cohesión y dimensión de gé-
segunda etapa, a partir de los años no- nero) formulando una tipología que per-
venta, en la que la teoría del género se mite avanzar en dar respuesta a la pre-
incorporó en las discusiones del femi- gunta inicial.
144
1. PARTICIPACIÓN POLÍTICA Y ESPACIO CIUDADANO
Joan Subirats *
145
Joan Subirats
masas como el instrumento político por nes que representan sus intereses; y
excelencia para conectar a la sociedad que las inversiones internacionales se
con el Estado y acceder al control del produzcan básicamente a través de em-
gobierno. Muy especialmente, estaría- presas multinacionales que producen
mos hablando del gran periodo de la in- bienes o servicios, instalan plantas y
clusión política de la clase obrera a tra- equipos productivos y, de esta manera,
vés del sufragio universal y de los se conectan funcionalmente con las
grandes partidos y sindicatos socialde- economías productivas nacionales.
mócratas y comunistas.
El Estado (o los poderes públicos en ge-
Socialmente, la historia nos remite a un neral) tiene en la época anterior una
periodo caracterizado por una estructu- gran preponderancia y protagonismo.
ra social con un fuerte componente de Ejerciendo el papel de árbitro e impul-
clase, tanto en lo material y laboral sor de grandes acuerdos socioeconó-
como en lo identitario, y no sólo por lo micos de corte neocorporatista entre or-
que se refiere a la clase obrera. Las clase ganizaciones patronales y sindicales.
medias se encontraban en proceso de Dirigiendo con la política económica el
expansión gracias al funcionamiento de devenir de los aparatos productivos.
los mecanismos de movilidad social as- Asegurando la prestación de servicios
cendente y al crecimiento económico; la básicos a la ciudadanía y, en definitiva,
clase obrera, por su parte, gracias al in- siendo el garante de lo que podríamos
dustrialismo fordista de gran empresa y denominar como «la gran promesa»,
a los modelos sociales de consumo de promesa que se fundamenta en cuatro
masas, se caracteriza por una sólida ten- ideas principales: (1) la idea de un creci-
dencia de homogeneización en las con- miento ilimitado de los recursos y la ri-
diciones de trabajo y en los estilos de queza —que se sintetiza en el concepto
vida. de desarrollo—; (2) la idea de que, a tra-
vés del trabajo y la familia, la práctica
En este periodo el conflicto sociopolíti- totalidad de la población podrá acceder
co se gestiona a través de las grandes a una cuota suficiente, y por supuesto
organizaciones sindicales y políticas, creciente, de ese desarrollo ilimitado;
sea en la empresa, en el sector producti- (3) la idea de que el Estado se ocupará
vo o en el territorio, y el Estado ejerce, siempre de que eso sea así y, también,
con legitimidad y recursos, un papel de de tapar agujeros, completar el bienes-
árbitro de la contienda claramente esco- tar con salarios sociales o diferidos, y
rado hacia la salvaguarda de los meca- cubrir a los —pocos— que no pudiesen
nismos básicos de funcionamiento del hacer valer su capacidad de trabajo (o
sistema (capitalista de bienestar). A esto les fallase la familia). Y, finalmente, (4) la
ayuda que el capital sea nacional y esté idea de una sociedad abierta en la que
relativamente basado en organizacio- es posible la movilidad social sobre fun-
146
Participación política y espacio ciudadano
147
Joan Subirats
148
Participación política y espacio ciudadano
149
Joan Subirats
de los ritos formales e institucionales. to,...); o por la vía de los hechos, despre-
Dice Hirschman 1 que un régimen demo- ocupándose de los que pudiendo hacer-
crático consigue legitimidad cuando sus lo, no usan sus derechos políticos, preo-
decisiones emanan de una completa y cupados como están por temas más
abierta deliberación entre sus grupos, urgentes desde el punto de vista vital.
órganos y representantes. Pero eso es Lo que está ocurriendo es que ese sec-
cada vez menos cierto para los ciudada- tor de excluidos políticos crece. Porque
nos y lo es cada vez más para entes, cor- crecen las situaciones de exclusión so-
poraciones y lobbies económicos que cial (que conlleva siempre procesos de
escapan de la lógica Estado-mercado- reducción del ejercicio de ciudadanía), y
soberanía, y aprovechan sus nuevas porque crece la sensación de inutilidad
capacidades de movilidad global. Los del ejercicio democrático-institucional
poderes públicos tienen menos instru- en esa «democracia de baja intensi-
mentos para condicionar la actividad dad», al aumentar la conciencia sobre
económico-empresarial, y en cambio las limitaciones de las capacidades rea-
las corporaciones siguen influyendo y les de gobierno de las instituciones en el
presionando a unas instituciones que nuevo escenario de mundialización eco-
no disponen de los mismos mecanis- nómica, o porque los actores político-
mos para equilibrar ese juego de los institucionales están cada vez más ence-
que disponían antes 2. rrados en su universo autosuficiente. La
reserva de legitimidad de la democracia
La propia evolución de los regímenes li- se va agotando, justo cuando su aparen-
beral-democráticos ha mantenido siem- te hegemonía como «único» sistema
pre fuera del sistema político a sectores viable y aceptable de gobierno parece
sociales que no disponían de las míni- mayor que nunca.
mas capacidades y condiciones vitales
para poder ejercer con plenitud su ciu- Y ello es así porque ese conjunto de
dadanía. Esa exclusión política la reali- transformaciones y cambios a los que
zaba normativamente (asignando los ya hemos ido aludiendo han contribuido a
mencionados umbrales de renta que que la democracia sea hoy una palabra,
convertían el sufragio y la vida política una expresión, un término que «expli-
en cosa de unos cuantos; manipulando ca» menos. El uso y abuso del vocablo,
los distritos electorales; dejando fuera a su aparente inatacabilidad, lo convierte
los jóvenes, a las mujeres o a los que en más redundante, menos política-
vagaban por el país buscando trabajo, mente definitorio. Los grandes orga-
prohibiendo la existencia de ciertos par- nismos internacionales, las grandes po-
tidos o dificultando su funcionamien- tencias mundiales, cualquier estado y
1
A. O. Hirschman (1991): The Rethoric of Reaction, Harvard, Belknap, p. 169.
2
C. Crouch (2004): Posdemocracia, Madrid, Taurus.
150
Participación política y espacio ciudadano
cualquier actor político en cualquier lu- más utilitaria, más de usar y tirar, con
gar, usa el término y lo esgrime para pocas esperanzas de influencia o de
justificar lo que se hace o para criticar lo interacción «auténtica».
que no se hace. Y lo cierto es que si tra-
tamos de recuperar su sentido primige- Pero, ante ese conjunto de problemas y
nio y complejo, la democracia y su ple- constataciones, ¿cómo avanzar? La de-
no ejercicio no es precisamente algo mocracia sigue siendo la respuesta. Lo
que pueda asumirse por ese enorme y que deberíamos recobrar es nuestra ca-
variopinto conjunto de actores e institu- pacidad de replantear la pregunta.
ciones de manera pacífica y sin contra-
dicciones.
151
Joan Subirats
152
Participación política y espacio ciudadano
153
Joan Subirats
Mercados
Mercantilizar
Desmercantilizar
Comunitarizar
Descomunitarizar
Redes Sociales
En ese nuevo contexto, las políticas pú- pueden ser abordadas desde lógicas po-
blicas que fueron concretando la filoso- líticas de nueva ciudadanía y con for-
fía del Estado del Bienestar, se han ido mas de gestión flexibles y desburocrati-
volviendo poco operativas poco capa- zadas (véase cuadro 2).
ces de incorporar las nuevas demandas,
las nuevas sensibilidades, o tienen una Evidentemente, la opción por una u
posición débil ante nuevos problemas. otra provisión de las políticas públicas,
Las políticas de bienestar se construye- entendidas desde esta lógica plural, no
ron desde lógicas de respuesta a de- es en absoluto neutral. No estamos
mandas que se presumían homogéneas pues hablando de «soluciones técni-
y diferenciadas, y se gestionaron de ma- cas» o de mejores respuestas «geren-
nera rígida y burocrática. Mientras hoy ciales». Estamos refiriéndonos a fór-
tenemos un escenario en el que las de- mulas más o menos plurales y
mandas, por las razones apuntadas más compartidas de diseñar, decidir e im-
arriba, son cada vez más heterogéneas, plementar las políticas públicas, enten-
pero al mismo tiempo llenas de multipli- diendo el espacio público como res-
cidad en su forma de presentarse, y sólo ponsabilidad compartida.
154
2. LA SOLIDARIDAD Y LOS INTERESES EN LA BASE
DE LA CIUDADANÍA
María Jesús Izquierdo *
155
María Jesús Izquierdo
156
La solidaridad y los intereses en la base de la ciudadanía
157
María Jesús Izquierdo
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La solidaridad y los intereses en la base de la ciudadanía
1
Tomo la expresión de Drucilla Cornell (2001).
159
María Jesús Izquierdo
2
Selma Sevenhuijsen (2003) se refiere a esa nueva concepción de la ciudadanía con la expresión caring
citizenship, proponiendo un compromiso cívico que incluya el trabajo de cuidado, politizándolo, y defien-
den una nueva ética para la esfera pública.
160
La solidaridad y los intereses en la base de la ciudadanía
proyección. Para Chantal Mouffe, es ne- estar en posición de definir qué se en-
cesario situar la cuestión del poder y tiende como necesario y qué como su-
del antagonismo en el centro mismo de perfluo, cómo se jerarquizan las necesi-
lo político teniendo en cuenta que: «el dades, de qué medios cabe dotarse para
poder no debería ser concebido como su satisfacción. O lo que es lo mismo, se
una relación externa que tiene lugar en- lucha por tener el poder de determinar
tre dos identidades ya construidas, sino en qué actividades se va a consumir la
más bien como el elemento que consti- propia vida, qué es lo que se va a poner
tuye las propias identidades. Dado que en primer término dado que los recur-
cualquier orden político es la expresión sos son limitados, qué formas va a
de una hegemonía, de una pauta espe- adoptar la riqueza. Este modo de abor-
cífica de relaciones de poder, la práctica dar la situación social de la mujer con-
política no puede ser concebida como duce a llevar la definición de lo que es la
algo que simplemente representa los buena vida, al ámbito político, incluyen-
intereses de unas identidades previa- do a las mujeres en ese debate. Pero no
mente constituidas, al contrario, se tie- como sujetos individuales, ni como su-
ne que entender como algo que cons- jeto colectivo resultado de la agregación
tituye las propias identidades y que de entidades definidas a priori, sino
además lo hace en un terreno precario, como sujeto colectivo constituido como
y siempre vulnerable» (2003: 112-113). parte de una estrategia política de trans-
Ahora bien, qué tienen en común los formación social y a su vez dotado de
dialogantes que hace posible estable- estrategia política.
cer el diálogo y buscar soluciones co-
munes. Ese es el mínimo común deno- La democracia no es la Nueva Arcadia,
minador de la ciudadanía que resuelve un país imaginario en que contratar una
la oposición entre mujeres y hombres, póliza de garantía para la felicidad.
y permite una ciudadanía incluyente de Comporta no tener miedo al conflicto,
alcance global. La fragilidad humana, la ni a la resistencia, ni a la oposición de
impredecibilidad del futuro, el hecho de intereses. Implica atreverse a discre-
que son los demás quienes hacen posi- par, soportar el eventual rechazo de los
ble o imposible nuestras vidas, hace del demás, y algo tan complejo y duro de
diálogo y del vínculo comunitario una llevar como establecer prioridades y
necesidad. comprometerse con ellas. Atreverse a
intransigir con el sexismo es lo que per-
En este caso, la oposición política lleva mite la democracia entendida como
parejo un cierto imaginario de organiza- acudir-al-encuentro-del-otro, los hom-
ción de la vida social. No se lucha por te- bres, sin perder de vista el objetivo de
ner espacios en la vida económica, polí- las mujeres como sujeto colectivo, no
tica, científica, en los términos en que otro que la eliminación del sexismo y
tienen acceso los hombres. Se lucha por sus secuelas.
161
María Jesús Izquierdo
3
P. Herd y M. H. Meyer (2002) proponen un compromiso cívico que incluya el trabajo de cuidado, politi-
zándolo, y defienden una nueva ética para la esfera pública.
162
La solidaridad y los intereses en la base de la ciudadanía
163
3. CONTRATO SOCIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES. EL NUEVO
PACTO ENTRE LOS GÉNEROS
Patrocinio de las Heras
165
Patrocinio de las Heras
de las mujeres para participar en condi- cada por la Federación de Mujeres Pro-
ciones de igualdad respecto a los hom- gresistas 1. A partir de la realidad de la
bres. situación de las mujeres españolas. No
obstante, se parte de la verificación lle-
Aunque la mujer ha logrado grandes vada a cabo por expertas en estudios de
conquistas en los países más avanza- género que vienen a esclarecer la reali-
dos, especialmente el derecho al voto, a dad social de la exclusión de las muje-
la formación universitaria, a la propie- res asentada en las estructuras sociales
dad, a la participación en el poder..., la tanto en países desarrollados como en
individualización de derechos no ha lo- países en vías de desarrollo. La situa-
grado todavía su implantación incluso ción de las mujeres en el mundo, ex-
en los países más desarrollados. puesta año tras año en los Informes de
Desarrollo Humano del PNUD demues-
La lucha actual de las mujeres por un tra la exclusión y discriminación de gé-
nuevo modelo económico, social y cul- nero en que se asientan nuestras socie-
tural que modifique las viejas estructu- dades, en las que permanece presente
ras patriarcales en las que se asienta la el clásico o moderno patriarcado, que
condición de la mujer aporta estrategias entraña una concepción radicalmente
de cambio estructural, que conducen a injusta para las mujeres.
un nuevo modelo de organización social
que tuvo su expresión internacional en Construir la ciudadanía desde la igual-
Pekín, en 1995, en donde determinadas dad de derechos y deberes de todas las
organizaciones de mujeres plantearon personas exige remover los obstáculos
la iniciativa de trabajar por un nuevo que impiden la igualdad de oportunida-
contrato social, como expresión de una des entre mujeres y hombres. Este es un
ciudadanía mundial que asiente la igual- gran objetivo político y social que ya
dad de derechos y oportunidades entre muchos países han incorporados a sus
hombres y mujeres. Constituciones, pero que para hacerlo
efectivo requiere reformas estructurales
En palabras de Butros Gali: «La igualdad que han de dar respuestas a los desafíos
de derechos entre el hombre y la mujer y retos de las sociedades actuales in-
es el mayor proyecto político del siglo, mersas en una interdependencia mun-
porque da una nueva universalidad y le- dial que afecta a los diversos modelos
gitimidad a la comunidad mundial». de organización económica y social de
los diferentes países, en todos los cua-
El nuevo contrato social que se expone, les, la discriminación de las mujeres se
aborda la propuesta presentada y publi- mantiene como una constante histórica
1
M.ª P. de las Heras Pinilla (coord.) (1997): Nuevo contrato social mujeres-hombres: para compartir res-
ponsabilidades familiares, trabajo y poder, Madrid, Federación Mujeres Progresistas.
166
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros
167
Patrocinio de las Heras
contra las mujeres, aunque ellas sean dos a las mujeres están vinculados a de-
sus primeras víctimas, sino contra toda terminadas condiciones familiares, cul-
la sociedad en la que arraigan, puesto turales, laborales… que los hacen in-
que conducen a un modelo social sin sa- aplicables a las mujeres, impidiendo su
lida posible. acceso a los mismos. Por ello la idea de
un nuevo contrato social mujeres-hom-
Las mujeres están legitimadas para de- bres, basada en el principio de universa-
mandar y protagonizar el cambio es- lidad, en la individualización, en la igual-
tructural y promover un nuevo contrato dad formal y real, es decisiva para las
social mujeres-hombres, por legitimi- mujeres, y comporta el desarrollo de
dad ético-jurídica, porque configuran un una etapa de luchas legítimas por alcan-
cuerpo electoral, y por su capacidad zar la justicia en todos los ámbitos de la
como agentes del desarrollo humano, vida social, política y económica.
social y económico.
Por otra parte, las mujeres configuran
un cuerpo electoral con intereses defini-
Legitimidad ético-jurídica dos, que atraviesa todas las capas y cla-
ses sociales, que puede movilizarse en
A las mujeres les asiste una legitimidad los procesos electorales y definir sus re-
ético-jurídica que emana de la justicia y sultados, de acuerdo a la identificación
que es la base de la democracia. Ade- del voto de las mujeres con los progra-
más las mujeres constituyen más de la mas electorales en función del reflejo de
mitad de la población mundial, por lo sus propuestas e intereses.
que, el no reconocimiento de los dere-
chos de las mujeres cuestiona la demo-
cracia en sí misma. El principio de igual- Las mujeres como agentes del
dad es uno de los pilares fundamentales desarrollo humano, social y
que sustentan las normas de conviven- económico
cia en las sociedades democráticas. La
lucha feminista por la igualdad desde Una legitimidad reforzada por constituir
sus comienzos como movimiento social un potencial intelectual y económico de
y político, se ha ido extendiendo desde primer orden. La sociedad no puede
el derecho al voto hasta la consagra- prescindir de la aportación económica y
ción, en las Constituciones de los paí- del potencial de inteligencia de la mitad
ses, del principio de la igualdad de los de la población. Los cambios legislativos
sexos, en todos los ámbitos. a favor de la igualdad de los sexos, y es-
pecialmente el acceso de las mujeres, en
La igualdad jurídica, no obstante, no se general, a la educación, han contribuido
acompaña con la igualdad de hecho, ya notablemente a la incorporación de las
que, muchos de los derechos reconoci- mujeres en numerosos espacios públi-
168
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros
cos en los que antiguamente sólo esta- cambio estructural con una mayor partici-
ban presentes los hombres. pación en la economía, el empleo y en la
toma de decisiones. Asimismo, su partici-
Por otra parte, el feminismo ha penetrado pación es un factor de desarrollo econó-
como discurso de transversalidad las di- mico y cohesión social. Ésta no es sola-
versas áreas de los espacios de lo público mente una reivindicación de las mujeres
y ha alcanzado reconocimiento institucio- sino una constatación compartida por los
nal y académico por su capacidad de aná- organismos internacionales, especial-
lisis e investigación desde las universida- mente por Naciones Unidas. Para hacer
des. En muchos países los institutos de efectiva esta participación, es necesario
investigaciones feministas constituyen que el acceso al empleo de las mujeres se
un referencial básico en la identificación realice en términos de igualdad, que el
de los intereses de las mujeres. trabajo que se realice en el ámbito do-
méstico deje de ser invisible, que sea per-
El avance de las mujeres en el ámbito cibido como riqueza nacional en la conta-
del empleo, y especialmente el que sus- bilidad de los países y que del mismo se
tenta los sistemas públicos de bienestar extraigan futuros yacimientos de empleo.
social, así como el autoempleo genera-
do por el trabajo de las mujeres en la El aumento de la militancia de las muje-
producción de bienes y servicios, hace res en los partidos políticos, en los sin-
que las mujeres participen como agen- dicatos y en las asociaciones permite
tes de desarrollo social, intelectual y definir estrategias que identifiquen las
económico de los países. No obstante propuestas políticas de las mujeres y
las estructuras y el poder económico es- orientar el voto hacia sus propios intere-
tán bajo el control de los varones. Las ses. Asimismo, se han creado redes de
mujeres están ausentes de la toma de ONG de ámbito supranacional cuya efi-
decisiones económicas y del diseño de cacia se ha puesto de relieve en los di-
las políticas financieras, monetarias y versos foros internacionales.
comerciales, así como del control de los
sistemas fiscales y de los pactos socia-
les que regulan las relaciones laborales
y el empleo. CONTENIDOS DE LA PROPUESTA DEL
NUEVO CONTRATO SOCIAL MUJERES-
Sin embargo, las transformaciones socia- HOMBRES: COMPARTIR
les necesarias para la continuación del RESPONSABILIDADES FAMILIARES,
crecimiento económico y para el mante- EMPLEO Y PODER
nimiento de la cohesión social, sólo lo-
grarán sus objetivos si las mujeres están Resulta evidente la necesidad de un
en condiciones de desempeñar el papel nuevo contrato social mujeres-hom-
que les corresponde en la dirección del bres que sustituya el principio de la
169
Patrocinio de las Heras
170
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros
171
Patrocinio de las Heras
172
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros
los niveles de empleo. Cuando las mu- — Exigir igual retribución por trabajo
jeres plantean compartir el trabajo no de igual valor, para hombres y muje-
están reivindicando sólo un reparto res, recurriendo en su caso legal-
del trabajo remunerado disponible, mente.
sino que también se asume el reto de — Solicitar acciones positivas para pro-
aumentar los niveles de empleo, orga- mocionar a las mujeres a puestos de
nizar el trabajo realmente existente de dirección.
otra manera y fomentar nuevas activi- — Promocionar a las mujeres en las
dades que pueden desarrollarse a tra- nuevas tecnologías.
vés de nuevos empleos remunerados. — Adecuar la orientación profesional
Por otro lado, debería empezar a tomar- para satisfacer las actuales eleccio-
se en consideración que una buena par- nes profesionales de los jóvenes y
te de las actividades realizadas tradicio- las jóvenes.
nalmente por las mujeres pueden ser — Formular y aplicar métodos para de-
afloradas al mercado laboral constitu- terminar el valor cuantitativo del tra-
yendo importantes yacimientos de nue- bajo no remunerado en el ámbito
vos empleos junto con actividades de doméstico, mediante cuentas satéli-
ocio y ocupación del nuevo tiempo libre tes acordes con las cuentas naciona-
disponible. Su desarrollo, además de les básicas.
conseguir el objetivo de aumentar los — Avanzar en la búsqueda de nuevos
niveles de empleo, contribuiría a liberar yacimientos de empleos y promo-
a las mujeres de responsabilidades y ver iniciativas de empresa y de eco-
ocupaciones en el ámbito familiar y fa- nomía social vinculadas a nuevas
cilitaría a todos una mejora en las con- actividades como el medio ambien-
diciones y calidad de vida de las per- te, la mejora de las condiciones de
sonas. vida en las ciudades, la atención
de las personas (empleos de pro-
ximidad), ampliando las iniciativas
Objetivos y estrategias: tendentes a trasladar al mercado la-
boral actividades realizadas tradicio-
— Defender la igualdad de trato y opor- nalmente en el ámbito familiar y do-
tunidades y erradicar las discrimina- méstico...
ciones en razón de sexo.
— Desarrollar propuestas para aflorar
la riqueza y el trabajo en el ámbito ● Compartir el poder
doméstico y familiar como conside-
ración de nuevos yacimientos de Otro reto igualmente esencial es lograr
empleo. que las mujeres participen en la toma de
— Favorecer las licencias, permisos y decisiones. En la actualidad, las decisio-
reducciones voluntarias de jornada. nes colectivas se toman por autoridades
173
Patrocinio de las Heras
174
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros
175
4. LAS POLÍTICAS DE GÉNERO EN AMÉRICA LATINA
Y LA COHESIÓN SOCIAL 1
Clara Jusidman *
Como marco para analizar las políticas neran violaciones a los derechos de es-
de género en América Latina y su rela- tas últimas y situaciones de subordina-
ción con la cohesión social, partiría de ción y falta de equidad. Bajo estas de-
dos definiciones de cohesión social in- finiciones dos son el tipo de políticas
cluidas en la reciente publicación pro- públicas que intervienen en la relación
ducto de una colaboración entre CEPAL, entre género y cohesión social: por una
la Agencia Española de Cooperación In- parte las políticas sociales y económi-
ternacional y la Secretaría General Ibe- cas, principalmente las dirigidas a ge-
roamericana: nerar integración social e igualdad de
oportunidades y capacidades entre las
La cohesión social se refiere tanto a la efica- personas y por otra, las políticas de gé-
cia de los mecanismos instituidos de la in- nero dirigidas a enfrentar las asimetrías
clusión social como a los comportamientos específicas entre los sexos. Las políticas
y valoraciones de los sujetos que forman culturales y la construcción de Estados
parte de la sociedad. Los mecanismos inclu- de Derecho influyen también de manera
yen, entre otros, el empleo, los sistemas importante en el desarrollo de identida-
educacionales, la titularidad de derechos y des y sentidos de pertenencia a una co-
políticas de fomentos de la equidad, el bien- munidad definida, particularmente en el
estar y la protección social. Los comporta-
mundo de las percepciones.
mientos y valoraciones de los sujetos abar-
can ámbitos tan diversos como la confianza
En este contexto, parece importante
en las instituciones, el capital social, el senti-
do de pertenencia y solidaridad, la acepta-
examinar la experiencia de América La-
ción de normas de convivencia y la disposi- tina en la construcción de estados de
ción a participar en espacios de deliberación bienestar y el diseño e instrumentación
y en proyectos colectivos 1. de políticas de género.
La cohesión social se define como la dialécti- América Latina es una región muy hete-
ca entre mecanismos instituidos de inclu- rogénea por lo que resulta muy difícil
sión y exclusión sociales y las respuestas, hacer generalizaciones en ambos as-
percepciones y disposiciones de la ciudada- pectos. Ello en razón de que en la re-
nía frente al modo en que ellos operan 2. gión se puede encontrar un espectro
amplio de situaciones que van desde
Por políticas de género podríamos en- países donde las estructuras de gobier-
tender las intervenciones que procuran no han sido históricamente débiles,
modificar las relaciones asimétricas de esencialmente controladas por grupos
poder entre hombres y mujeres, que ge- de familias o económicos poderosos y
177
Clara Jusidman
De la misma manera sólo se pueden se- No hay que olvidar sin embargo, que
ñalar grandes tendencias y grandes in- los países del Cono Sur aplicaron una
fluencias en materia de políticas de gé- política de exterminio y exclusión de
nero en América Latina. los grupos indígenas originarios, por
lo que eliminaron violentamente la ne-
Desde finales de la Segunda Guerra cesidad de construir sistemas de bien-
Mundial hasta la imposición del llama- estar que consideraran la diversidad
do Consenso de Washington en la re- étnica.
gión latinoamericana a principios de la
década de los ochenta, es decir, por un Brasil y México, por su parte, se enca-
periodo de alrededor de 35 años Ar- minaron por el desarrollo de sistemas
gentina, Uruguay, Chile, Brasil, México, duales de bienestar donde una propor-
Costa Rica y posiblemente Perú, busca- ción importante de la población fue
ron desarrollar sistemas de protección protegida por los sistemas de segu-
social tendentes a garantizar los dere- ridad social, pero otra igualmente im-
chos sociales y económicos de su po- portante, integrada por población rural
blación, a construir ciudadanía social y primero y posteriormente, por traba-
con ello, sociedades más integradas. Ar- jadores del sector informal, quedó
gentina y Uruguay con experiencias excluida. Este dualismo y posterior
previas de protección colectiva deriva- segmentación de los sistemas de segu-
das de las fuertes migraciones europeas ridad social, que también fue apare-
3
Filgueiras, Fernando; «La nueva arena de las Políticas Sociales: vectores internacionales y mediación
doméstica en la reforma del sector social en América Latina».
178
Las políticas de género en América Latina y la cohesión social
179
Clara Jusidman
Argentina Chile
Brasil México
tuación las familias no tenían que tomar de los hijos e hijas, era inexistente o
decisiones entre enviar a los niños pre- muy bajo.
ferentemente al sistema escolar y rele-
gar el acceso de las niñas, dado que el Igualmente, en materia de acceso al em-
costo directo para ellas en la educación pleo, las tasas de participación de las
4
Los datos disponibles para algunos países de la región de lo ocurrido entre 1990 y el 2005 en materia de
tasas de participación en la actividad económica de las mujeres de 15 años y más muestran todavía
aumentos notables. Por ejemplo en Gran Buenos Aires pasaron del 38% en 1990 a 51% en 2005; para los
mismos años los aumentos observados en Bolivia son de 47% a 59%, en Brasil de 45% a 57%; Costa Rica
de 39% a 48%; México de 33% a 47%. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre
la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos países.
180
Las políticas de género en América Latina y la cohesión social
5
Elaborado con datos de: 1) Jürgen Weller, Los mercados laborales en América Latina: su evolución en el
largo plazo y sus tendencias recientes, CEPAL; 2) Rossana Mostajo, Gasto social y distribución del ingreso:
caracterización e impacto redistributivo en países seleccionados de América Latina y el Caribe, CEPAL,
2000 y 3) CEPAL, Panorama social de América Latina, 2006.
181
Clara Jusidman
182
Las políticas de género en América Latina y la cohesión social
183
Clara Jusidman
Posición menos
Posición más
progresista
progresista
(conservadurismo
(feminismo)
cultural)
pornografía donde son las mujeres las sobre políticas exitosas para modificar
que sufren la mayor explotación. las bases culturales de las asimetrías de
género y dentro de ello, las relaciones
Los derechos de los migrantes, con un entre trabajo productivo, vida domésti-
componente creciente de mujeres, tam- ca y vida personal y trascender las fron-
bién exigen un replanteamiento sobre la teras nacionales, a fin de establecer
liberación del tránsito de personas y/o la compromisos internacionales que pro-
creación de fondos de compensación fundicen y actualicen los alcanzados en
para las regiones y personas que se ven los convenios y pactos internacionales
afectadas por el comercio internacional en materia de derechos humanos y no
en América Latina. discriminación.
184
Las políticas de género en América Latina y la cohesión social
185
5. LAS POLÍTICAS DE GÉNERO EN AMÉRICA LATINA.
¿ES POSIBLE VINCULARLAS A LA COHESIÓN SOCIAL? *
María del Carmen Feijoo **
El título del artículo, entre signos de inte- delo de análisis que relacione las condi-
rrogación, nos plantea preguntas rele- ciones de vida concretas de las socieda-
vantes tanto en relación con las políticas des latinoamericanas, la acción de los es-
de género como en relación con los pro- tados en materia de políticas públicas, su
cesos de desarrollo y las posibles rela- impacto sobre la cohesión social y la re-
ciones existentes entre ambos. Son esos lación que estos tres procesos han tenido
procesos de desarrollo, que han tenido sobre la posición de la mujer en la re-
mayor o menor capacidad de generar gión, las relaciones de género y el marco
procesos de cohesión social, los que han de acción para avanzar hacia un modelo
caracterizado la forma en que se confi- que rearticule estos elementos pensando
guraron las sociedades nacionales y los en un modelo de cohesión sensible a la
procesos de satisfacción de la atención a dimensión de género. Se trata, por lo
las necesidades básicas en América Lati- tanto, de formular un modelo de análisis
na. Sin embargo, se destaca la pertinen- que, en el marco de la experiencia histó-
cia de la pregunta que se formula. Frente rica, articule la combinación de dos va-
a ella, existe una tentación de contestar riables (cohesión y dimensión de género)
rápidamente de manera afirmativa formulando una tipología que nos permi-
sobre la existencia de una relación posi- ta avanzar en dar respuesta a esa pre-
tiva entre ambos componentes. Soste- gunta. Como todo intento de modelizar
nerla requiere, cuando menos, el análi- en el contexto de una realidad tan diver-
sis en una perspectiva histórica. Pues sa como la de América Latina, podemos
conceder la enunciación de formular una anticipar de antemano, que la formula-
relación virtuosa entre ambas es muy ción del modelo será insuficiente para
tentador, aunque para defenderla se re- caracterizar globalmente tanto la región
quiera, cuando menos, de la revisión de como a cada subregión en particular. Sin
la evidencia existente acerca de las polí- poder evitarlo, su anclaje en la experien-
ticas públicas en general y las sociales cia personal de la autora lo marca clara-
—en particular, las de género— en tér- mente como una reflexión centrada en la
minos de su capacidad de generar cohe- realidad conosureña.
sión. Debemos preguntarnos entonces,
qué es la cohesión, de qué se tratan las
políticas de género y cuál es la relación
que existe entre ambas. LOS TEMAS DE LA COHESIÓN SOCIAL
Este artículo tiene por objetivo explorar El tema de la cohesión social ha sido un
la idea de si es posible formular un mo- problema que ha llegado al debate so-
* Agradezco la colaboración de Annika Dalén, asistente de UNFPA, por el apoyo en la tarea de recolección
de información para este trabajo.
** Oficial de Enlace. UNFPA — Fondo de Población de las Naciones Unidas, Argentina.
187
María del Carmen Feijoo
cial a partir de su ausencia. Esto es, nos cias y evite la polarización, a diferencia
hemos preocupado por el tema a partir de Europa, en la región la perspectiva
del momento en que estuvo ausente y parece ser bastante más modesta ya que
registramos esa carencia, vía el recono- en lugar de cohesión la preocupación se
cimiento de formas de vida de distintos centró más bien en el problema de la
sectores que manifiestan la ausencia de inclusión social. Podríamos decir que
integración a la sociedad global. Es, si se donde la Unión Europea se plantea una
quiere, un concepto que surge por de- relación de calidad en el perfil de incor-
fault. Tomado recientemente como tema poración social y ciudadana, América
de diseño de políticas en la Unión Euro- Latina está todavía planteándose la di-
pea, hay consenso acerca de la defini- mensión cuantitativa, la garantía de que
ción establecida por el Consejo de Euro- por lo menos; todos estén dentro de la
pa en términos de considerarla como la estructura social, esto es, como hemos
«capacidad de una sociedad para asegu- señalado, la cuestión de la inclusión.
rar el bienestar de todos sus miembros, Pero además del impacto del neolibera-
minimizar las disparidades y evitar la po- lismo, también ha llevado a una revisión
larización» (Council of Europe: «Strategy de los efectos de los diversos modelos
for Social Cohesion», 2000). A partir de de desarrollo aplicados en la región, así
esta línea de trabajo, establecida a partir como de las políticas públicas diseñadas
de la segunda mitad de los noventa, en cada momento histórico, en términos
pues la Social Cohesion Development de su capacidad efectiva de generar un
Division se formó en 1998, y el primer piso de acceso a derechos que permitie-
Strategy for Social Cohesion se redactó ra que toda la ciudadanía se encontrara
en 2000 (Council of Europe), se ha llama- dentro.
do la atención a la comunidad interna-
cional sobre la relevancia de desarrollar El interés que despiertan los temas de
políticas dirigidas a ese objetivo. En cohesión social se expresa en la recien-
América Latina, en cambio, la preocupa- te proactividad de la CEPAL en relación
ción por la cohesión social surgió como con la investigación sobre el tema así
el resultado acumulado de los cambios como el compromiso de la próxima
producidos por el Consenso de Was- Cumbre Iberoamericana de Naciones
hington, traducidos en desempleo, po- cuya agenda principal es justamente el
breza y desintegración social. Así como de la cohesión social. La iniciativa de
Europa parece estar preocupada por un este Foro Iberoamericano COFI forma
modelo de desarrollo que no sólo garan- parte de la reciente preocupación al res-
tice el bienestar, disminuya las diferen- pecto 1.
1
Véanse por ejemplo las recientes publicaciones de CEPAL: Víctor E. Tokmán (2007): Informalidad, inseguri-
dad y cohesión social en América Latina, Santiago de Chile; Juan Carlos Gómez-Sabaini (2006): Cohesión so-
cial, equidad y tributación. Análisis y pers-
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Las políticas de género en América Latina
pectivas para América Latina, Santiago de Chile; y el libro preparado por CEPAL para la XXVII Cumbre Ibe-
roamericana: Cohesión social. Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe, 2007, Na-
ciones Unidas, Santiago de Chile.
189
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Las políticas de género en América Latina
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insatisfactorios por su mala calidad. Así, desempeño fue desigual desde los años
educación, salud, previsión, seguridad, ochenta hasta la fecha (cuadro 1).
fueron paulatinamente desdibujándose
como derechos y reconociéndose como Y la nueva generación de políticas que
mercancías. El ajuste estructural prime- se dispuso a abordarla se centró en mo-
ro, el Consenso de Washington después, delos de transferencia de ingresos, ge-
abrieron camino para el desmantela- neralmente en cabeza de mujer, que se
miento de la institucionalidad existente, movían del modelo de los derechos y de
achicando el tamaño del Estado y priva- la justicia social al de protección social y
tizando las empresas prestadoras de ser- manejo de riesgos, imponiendo el des-
vicios básicos, sustituyendo los siste- empeño de contraprestaciones consis-
mas previsionales de reparto por fondos tentes justamente en la satisfacción de
de pensión y pasando del universalismo esos derechos que el debilitamiento del
a la focalización, no como complemento Estado hacía cada vez más inalcanza-
concentrado de oferta de políticas para bles. Si en el otro modelo las mujeres
grupos con problemas sino, en muchos eran «beneficiarias», en este habían
casos, «en lugar de». sido titularizadas en base a la confianza
que emanaba de esa tradición del sacri-
Este escenario se complejizó por el cre- ficio y dedicación a la maternidad, lo
cimiento de la pobreza en la región cuyo que las convertía de manera plena en
192
Las políticas de género en América Latina
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María del Carmen Feijoo
SOCIEDAD
SIN COHESIÓN CON COHESIÓN
G SUBORDINACIÓN I: Sociedades desiguales y II: Modelo de cohesión
É patriarcales sistémica con subordinación
N IGUALDAD III: Grados decrecientes de IV: Lo que buscamos:
E cohesión y crecientes sociedades cohesionadas
R de demanda de igualdad respetando la equidad
O de género
194
Las políticas de género en América Latina
femenina del poder patriarcal. Es proba- que reemplazan la insuficiencia del sala-
blemente la literatura la que nos ha brin- rio, cuando esto es necesario. Caroline
dado más ejemplos del modelo. Moser se refirió al tema en sus pioneros
trabajos cuando aludía a los múltiples
roles de las mujeres (Moser, 1993). Des-
Modelo II: Modelo de cohesión de el punto de vista de la articulación y
sistémica con subordinación el género, la característica más impor-
tante de esta fase sería la existencia de
Se trata del modelo que combina socie- una depositación masiva de los intere-
dades cohesionadas con subordinación ses de las mujeres en los del núcleo fa-
de género y que se refiere al modelo del miliar. No habría diferencia entre intere-
Estado social cuyas características ya ses de la mujer e intereses de la familia.
hemos señalado anteriormente. Es un Aunque, por supuesto, este modelo in-
modelo más contemporáneo. Visto des- cuba en resistencias microcotidianas la
de la perspectiva de los países de des- apertura de la fase siguiente, con mayor
arrollo temprano, básicamente los del identificación de intereses de los sujetos
Cono Sur, implica varios subperíodos. frente al colectivo familiar.
En todo caso, se trata de un modelo de
cohesión sistémica y subordinación es-
trechamente ligado con el diseño del Modelo III: Grados decrecientes de
modelo de Estado social al que nos he- cohesión y crecientes de demanda
mos referido anteriormente. de igualdad
Formulamos así la hipótesis de la exis- El Modelo III puede verse también como
tencia de una fase, que denominamos una ruptura del Modelo II: se relaciona
«modelo de cohesión sistémica con con las crisis de los estados de bienes-
subordinación»: se trata de la resultante tar y tiene, por lo tanto, diferente crono-
del funcionamiento en el máximo nivel logía según el grado de madurez subre-
alcanzado del modelo de Estado social, gional de los mismos. En un sentido,
garantizando niveles de vida relativa- éste surge del desdibujamiento de la
mente aceptables para el momento de acción del Estado cuyas insuficiencias
desarrollo en el que se despliega, y un generan un resquebrajamiento de la co-
modelo de cohesión surgido de la arti- hesión social, en tanto ciertos procesos
culación de los mismos. Ese modelo, de bienestar se hacen cada vez más di-
como hemos dicho, relega el rol de la fíciles de alcanzar y, como consecuen-
mujer a la reproducción de las condicio- cia, se pierde cierta direccionalidad que
nes de vida cotidianas en su carácter de el progreso y la movilidad asignaban
ejecutora del recurso salarial contribui- al desarrollo de las familias populares,
do por el marido y de desarrolladora de con sus consecuencias de desestruc-
alternativas de producción doméstica turación subjetiva y social. Es en este
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Las políticas de género en América Latina
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RELACIÓN DE AUTORES
209
Relación de autores
210
Relación de autores
211
Relación de autores
212
Relación de autores
213
Relación de autores
Teresa Torns
214
PRESENTACIÓN
La Fundación Carolina se constituye en octubre del año 2000 como una institución para la
promoción de las relaciones culturales y la cooperación en materia educativa y científica
entre España y los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, así como con
otros países con especiales vínculos históricos, culturales o geográficos.
Por su naturaleza, mandato y funciones la Fundación Carolina es una institución única en
el sistema español de cooperación al desarrollo, así como en el marco de la Comunidad
Iberoamericana de Naciones.
ACTIVIDADES
Programa de Formación
Programa de Investigación
Se realiza a través del Centro de Estudios para América Latina y la Cooperación Interna-
cional (CeALCI) mediante investigaciones directas, una convocatoria anual de Ayudas a la
Investigación y el desarrollo de líneas de investigación concertadas con diferentes cen-
tros europeos y latinoamericanos. El Programa se articula en torno a cuatro grandes te-
mas: estudios sobre América Latina, relaciones económicas internacionales, políticas pú-
blicas y calidad de la ayuda al desarrollo.
Libros
Los libros son compilaciones de trabajos o monografías, tanto aquellas que hayan sido
elaboradas con apoyo de la Fundación como aquellas otras que por su interés y concu-
rrencia con sus objetivos así se decida. Los criterios de calidad científica de los materia-
les y de su coincidencia con las prioridades del Centro son por tanto los que determinan
la aceptación de los proyectos. El primer título de esta colección es “Las Cumbres Ibero-
americanas (1991-2005). Logros y desafíos”. La obra, elaborada por especialistas espa-
ñoles e iberoamericanos bajo la coordinación del profesor Celestino del Arenal, recoge
la historia, los logros y el futuro de las Cumbres, y ha sido editada en coedición con
Siglo XXI de España.
Documentos de Trabajo
Bajo la denominación Documentos de Trabajo se publican los informes finales de los
proyectos de investigación así como otros trabajos científicos y/o académicos que se
propongan y se consideren que tienen la suficiente calidad e interés para los objetivos
del Centro.
Con un formato ligero y con carácter divulgativo, son el instrumento que sirve para di-
fundir las investigaciones realizadas y promovidas por el CeALCI, específicamente las
propias investigaciones y las resultantes de las ayudas a la investigación. Además, pue-
den ser publicados como Documentos de Trabajo todos aquellos estudios que reúnan
unos requisitos de calidad establecidos y un formato determinado, previa aceptación
por el Consejo de Redacción.