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GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL

Judith Astelarra
(coord.)

Irma Arriagada Lourdes Benería


Luis Mora Juliana Martínez
Pilar Carrasquer Guillermo Monge
Marta Lamas Teresa Torns
Cristina Gomes Joan Subirats
Martín Hopenhayn María Jesús Izquierdo
Ana Sojo Patrocinio de las Heras
Rosario Aguirre Clara Jusidman
Guillermo Sunkel María del Carmen Feijoo
Estos materiales están pensados para que tengan la
mayor difusión posible y que, de esa forma, contribuyan
al conocimiento y al intercambio de ideas. Se autoriza,
por tanto, su reproducción, siempre que se cite la fuente
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Primera edición, octubre de 2007


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28850 Torrejón de Ardoz (Madrid)
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ÍNDICE

PRESENTACIÓN ........................................................................................................ VII

EJES DE ANÁLISIS

GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL: UNA PRIMERA APROXIMACIÓN, Judith


Astelarra.............................................................................................................. 3

RESÚMENES DE LOS FOROS

LAS FAMILIAS Y SU VINCULACIÓN CON LOS MERCADOS, Irma Arriagada....... 15


LOS FLUJOS ENTRE LAS FAMILIAS, EL ESTADO Y EL MERCADO, Luis Mora .... 27
UN PROYECTO POLÍTICO-SOCIAL: DEBATE Y PRINCIPALES LÍNEAS DE CON-
CLUSIONES, Pilar Carrasquer ........................................................................... 33

I. GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL

1. ALGUNAS REFLEXIONES RELATIVAS AL DERECHO A DECIDIR SOBRE EL


PROPIO CUERPO, Marta Lamas ........................................................................ 43
2. TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA EN AMÉRICA LATINA: IMPACTO Y DESAFÍ-
OS DESDE EL TRABAJO Y LA REPRODUCCIÓN, Cristina Gomes.................. 53
3. COHESIÓN SOCIAL: ENTRE INCLUSIÓN SOCIAL Y SENTIDO DE PERTE-
NENCIA, Martín Hopenhayn............................................................................. 63
4. COHESIÓN SOCIAL, GÉNERO Y REGÍMENES DE BIENESTAR EN AMÉRICA
LATINA Y EL CARIBE: ELEMENTOS PARA LA DISCUSIÓN, Ana Sojo............ 71

II. FAMILIA, MERCADO Y ESTADO

1 LAS FAMILIAS COMO PROVEEDORAS DE SERVICIOS DE CUIDADOS, Rosario


Aguirre ................................................................................................................... 83
2. EL PAPEL DE LA FAMILIA EN LA PROTECCIÓN SOCIAL EN AMÉRICA LATI-
NA, Guillermo Sunkel ........................................................................................ 95
3. TRABAJO PRODUCTO/REPRODUCTIVO, POBREZA, Y POLÍTICAS DE CON-
CILIACIÓN EN AMÉRICA LATINA: CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y PRÁC-
TICAS, Lourdes Benería ..................................................................................... 107

V
Índice

4. POLÍTICAS CON EFECTOS CONCILIATORIOS EN AMÉRICA LATINA: UNA


REGIÓN, DISTINTOS ESCENARIOS, Juliana Martínez y Guillermo Monge .. 121
5. POLÍTICAS DE GÉNERO Y BIENESTAR: ¿LA CONCILIACIÓN COMO RES-
PUESTA?, Teresa Torns ...................................................................................... 135

III. PROYECTO SOCIOPOLÍTICO DE GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL

1. PARTICIPACIÓN POLÍTICA Y ESPACIO CIUDADANO, Joan Subirats ............. 145


2. LA SOLIDARIDAD Y LOS INTERESES EN LA BASE DE LA CIUDADANÍA,
María Jesús Izquierdo ........................................................................................ 155
3. CONTRATO SOCIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES. EL NUEVO PACTO
ENTRE LOS GÉNEROS, Patrocinio de las Heras .............................................. 165
4. LAS POLÍTICAS DE GÉNERO EN AMÉRICA LATINA Y LA COHESIÓN SO-
CIAL, Clara Jusidman ........................................................................................ 177
5. LAS POLÍTICAS DE GÉNERO EN AMÉRICA LATINA ¿ES POSIBLE VINCU-
LARLAS A LA COHESIÓN SOCIAL? María del Carmen Feijoo ........................ 187

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ............................................................................. 201

RELACIÓN DE AUTORES .......................................................................................... 209

VI
PRESENTACIÓN

El tema de la cohesión social ha estado de comentaristas y se invitó a personali-


presente en estos últimos años en el dades a dejar un mensaje audiovisual.
análisis y las propuestas tanto de Amé- Los participantes fueron:
rica Latina como de España y también
Europa. Por ello, se decidió que fuera el Foro 1
tema central para las deliberaciones de Moderadora: Irma Arriagada (CEPAL).
Ponentes: Rosario Aguirre, Ana Sojo, Gui-
los mandatarios de la XVII Cumbre Ibe-
llermo Sunkel, Joan Subirats.
roamericana de Jefes de Estado. Los de- Invitadas/os de Honor: José Luis Machi-
bates realizados en esta línea han dado nea, María Ángeles Durán y Sonia Montaño.
origen a varios documentos. Por encar- Comentaristas: Gabriel Kessler, Elizabeth
go de la SEGIB, la CEPAL ha publicado Jelin, Rosalía Camacho, Carmen Alpin, Pe-
un documento sobre este tema que re- dro Güell, José Olavaria, José Adelantado y
Corina Rodríguez.
coge datos y tendencias y que apunta
propuestas sobre los diversos aspectos Foro 2
que conforman la cohesión social. Moderador: Luis Mora (UNFPA).
Ponentes: Lourdes Benería, Cristina Go-
Parecía interesante vincular la temática mes, Teresa Torns, Guillermo Monge-Julia-
na Martínez.
de género con la de cohesión social.
Invitadas/os de Honor: Lourdes Benería,
Existía ya un antecedente en el seminario Marcela Suazo y Jeannette Carrillo.
organizado por UNFPA en México en Comentaristas: Eleonor Faur, Javier Pine-
2005: Es a partir de estos antecedentes da, Silvia Vega, Sonia Draibe, Carmen Julia
que se organizó el seminario: «Género y Gómez, Cecilia Menjívar y Lorena Flores.
Cohesión Social», en mayo-junio 2007,
Foro 3
que contó con el patrocinio de la Funda- Moderadora: Pilar Carrasquer (UAB).
ción Carolina y el Instituto de la Mujer de Ponentes: María Jesús Izquierdo, Patrocinio
España y la colaboración de UNIFEM, de las Heras, Martín Hopenhayn, Marta Lamas.
México; UNFPA, Latinoamérica; y CEPAL. Invitadas/os de Honor: Enrique Iglesia, Ve-
rena Stolcke y Anna Cros.
El seminario contó con ponentes exper- Comentaristas: Pamela Díaz-Romero, En-
carna Bodelón, María del Carmen Feijoo,
tos en género y en cohesión social pro-
Morgan Quero y Raquel Osborne.
venientes de América Latina y de Espa-
ña. Se buscó que fuera un intercambio Foro 4
de opiniones entre estos diferentes sec- Moderadoras: Haydee Birgin (Asesora),
tores. El seminario tuvo dos etapas: María del Carmen Feijoó (UNFPA) y Lourdes
Muñoz (Diputada).
Invitadas/os de Honor: José Antonio Vie-
1) Un seminario on line1, organizado ra-Gallo (Ministro), Teresa Rodríguez (UNI-
en cuatro foros, en el que se presenta- FEM) y Rebeca Grynspan (Directora regional
ron ponencias, se debatió con un grupo para América Latina PNUD).

1
Pueden consultarse las ponencias, los foros y los vídeos de presentación en: www.e-cofi.net.

VII
Presentación

2) Un seminario presencial, donde se «Proyecto sociopolítico de género y


agregaron nuevas ponencias, específi- cohesión social» se abordan los debates
camente sobre políticas públicas de gé- relativos a los derechos y el nuevo pacto
nero. social entre hombres y mujeres, sus im-
plicaciones y efectos sobre el diseño e
Este libro incorpora todas las ponencias implementación de las políticas públi-
de los foros on line, un resumen de cada cas. Por razones de espacio las referen-
uno de los foros hecho por los modera- cias bibliográficas fueron reducidas e in-
dores/as y dos ponencias del seminario tegradas en una bibliografía general al
presencial, de Clara Jusidman y María final del texto.
del Carmen Feijoo. Las ponencias se
han agrupado de modo diferente a los En la organización del seminario on line
foros porque, a partir de los debates, pa- se contó con el trabajo de la Comunidad
reció interesante una reorganización. de Foros Iberoamericanos (COFI), dirigi-
do por Judith Astelarra (UAB) y Joseph
En las primeras páginas del libro, se María Monguet (UPC) y compuesto por
presenta un análisis conceptual del Judith Muñoz, Yliana Riveros y la colabo-
tema de género y cohesión social a par- ración de Rosana Pastor (UNIFEM- Méxi-
tir de los debates realizados en los fo- co). Carla Frías colaboró en el seminario
ros. Una introducción general de la di- presencial y la compilación de este libro.
rectora del seminario y un resumen de
los principales temas debatidos en los Finalmente, quiero agradecer el espe-
foros hecho por los moderadores/as. En cial apoyo brindado por Leire Pajín (se-
la primera parte: «Género y cohesión cretaria de Estado de Cooperación), Te-
social» se han agrupado las ponencias resa Rodríguez (directora regional de
que abordan los temas de la corporali- UNIFEM), Rosa Peris (directora del Insti-
dad y el derecho a decidir sobre el pro- tuto de la Mujer), Rosa Conde (directora
pio cuerpo; los aspectos demográficos y de la Fundación Carolina), Lluís Ferrer
la conceptualización de cohesión social. (rector de la UAB) y Cristina Durán (ga-
En la segunda parte: «Familia, Mercado binete rectorado UAB).
y Estado» se incorporan las ponencias
que hacen referencia a estas tres institu- Judith Astelarra
ciones y su relación con la cohesión so- Directora del Seminario
cial. Finalmente en la tercera parte: Barcelona, julio de 2007.

VIII
EJES DE ANÁLISIS
GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL: UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
Judith Astelarra

El objetivo del seminario sobre Género de competencia de los varones y serán


y Cohesión Social fue incorporar la di- consideradas actividades masculinas y
mensión de género al análisis sobre la cuáles corresponden a las mujeres,
cohesión social. En este sentido se trata- convirtiéndose en funciones femeni-
ba de una aplicación del principio de la nas. Los seres humanos son socializa-
transversalidad de género. Sin duda, la dos para que aprendan a desempeñar
conceptualización tanto del género estas tareas y para que acepten este or-
como de la cohesión social tienen una den social como «normal». Existen
larga tradición teórica y empírica en las normas que prescriben los comporta-
ciencias sociales. Pero, de alguna mane- mientos aceptables para unas y otros y
ra, habían discurrido por caminos para- mecanismos de sanción y control, para
lelos. En ambos casos además, como se impedir que se produzcan desviaciones
pudo apreciar tanto en los debates de en las conductas individuales. Esta di-
los foros virtuales como en el seminario visión de roles cambia a lo largo del
presencial, no se trata de conceptos teó- tiempo y coexiste con actividades con-
ricos con planteamientos homogéneos sideradas neutras o que pertenecen a
y compartidos y se prestan no sólo a di- ambos géneros. El equilibrio entre
ferentes interpretaciones sino a cuestio- unas y otras puede ser variable, pero
namientos o conflictos. Esto resultó existen muy pocas sociedades que
más evidente en el caso de la utilización acepten que existen más de dos géne-
del concepto de «cohesión social» que ros. Esta organización es independien-
en el de género. Por eso parece intere- te del sexo biológico, aunque en mu-
sante comenzar por un primer enfoque chos casos ha sido la biología el
de lo que ambos conceptos indican. Co- elemento utilizado como legitimador
menzaré con una definición un poco de- de su existencia, convirtiéndose, en-
tallada del género, sus niveles y su arti- tonces, no sólo en un hecho material,
culación porque aunque es conocido sino en una ideología. Las diferencias
por quienes trabajan en este campo no biológicas pasan a ser la base que justi-
lo es tanto fuera de él. fica la división sexual del trabajo y el
sistema de género.

El género se expresa en cuatro niveles:


EL SISTEMA DE GÉNERO 1) las características biológicas secun-
darias; 2) la identidad personal; 3) los
La división sexual del trabajo es el con- roles sociales; 4) los ámbitos sociales.
cepto utilizado para dar cuenta de la
existencia de una peculiaridad social: En cuanto a la relación entre género y
en todas las sociedades hombres y mu- biología, somos una especie de la na-
jeres realizan funciones diferentes. turaleza. Independientemente de dife-
Cada sociedad decide qué tareas son rencias y desigualdades, todos los seres

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Judith Astelarra

humanos compartimos el hecho de Hasta aquí el género actúa sobre nues-


desarrollar toda nuestra vida, individual tro cuerpo y nuestra identidad personal
y social, desde un cuerpo marcado por y subjetividad. Pero el género también
dos momentos inevitables: el nacimien- delimita los roles y los ámbitos socia-
to y la muerte. Es bueno, por lo tanto, no les. El género no se asigna sólo a las
olvidar en los análisis sociales la exis- personas sino a las actividades mis-
tencia de la biología, que aunque no de- mas. De este modo, en cada sociedad,
termina la organización social, pone los se suelen distinguir entre roles femeni-
límites a nuestra vida individual. Si bien nos y roles masculinos. Puede haber
somos una especie sexuada en térmi- una clara dicotomía o pueden existir ro-
nos de la reproducción, lo que requiere les neutros que pueden desempeñar
de dos individuos claramente diferen- uno u otro género. Y cambian mucho a
ciados, la hembra y el macho, las carac- lo largo del tiempo en una misma socie-
terísticas secundarias de nuestros cuer- dad o entre diferentes sociedades. Fi-
pos no son duales pues presentan una nalmente, las personas con género,
mayor variación. Además modelamos desempeñan roles de género en ámbi-
nuestros cuerpos a través de procesos tos sociales diferenciados que también
sociales y culturales, aunque la organi- pasan a tener género. Así existen ámbi-
zación política pone límites a la capaci- tos predominantemente masculinos y
dad de decisión individual que tenemos ámbitos predominantemente femeni-
en este proceso. nos.

Nuestra identidad personal, en su nú- Para que el género social, en sus cuatro
cleo básico, ha estado siempre asociada niveles se desarrolle, las sociedades hu-
al género: no somos «personas», somos manas han creado instituciones y meca-
hombres o mujeres, con rasgos psicoló- nismos que, en su conjunto, forman el
gicos, de «feminidad» y «masculini- sistema social de género. Las relaciones
dad». En algunas sociedades los este- de género existen en todas las institu-
reotipos femeninos y masculinos son ciones y organizaciones de la sociedad,
totalmente diferentes; en otras, las mu- pero la base del sistema de género es la
jeres y los hombres pueden compartir familia. La familia, con tipos muy dife-
algunos rasgos y diferenciarse en otros. rentes pero siempre presente, ha regu-
La gran variedad de modelos que exis- lado históricamente las relaciones de
ten o han existido en las sociedades pre- género; lo que sucede allí se proyecta,
sentes y pasadas tiene su origen en las posteriormente, a otros ámbitos de la
definiciones sociales y culturales que ri- vida social, como la economía y la políti-
gen la conducta de mujeres y hombres y ca. Los roles sexuales también aparecen
se transmiten de generación en genera- en estas funciones, cuando las mujeres
ción, a través de la socialización y la se incorporan a sus actividades fuera
educación. del ámbito doméstico.

4
Género y cohesión social: una primera aproximación

Ahora bien, la existencia de la división el denominado male breadwinner: la


sexual del trabajo y su expresión en el mujer es ama de casa y el hombre es el
sistema de género no necesariamente proveedor económico. La familia se
implica que las diferencias en los roles convirtió en el espacio social en el que
de mujeres y varones se conviertan en se reproduce a los seres humanos, bio-
desigualdad entre ambos. Pero, en la rea- lógica y socialmente y se les prepara co-
lidad, el sistema no se ha caracterizado tidianamente para las tareas públicas.
por su igualdad. Desde hace varios mi- Desde la perspectiva de las mujeres,
lenios, la situación social de las mujeres esto significó que su participación social
es de desigualdad con los varones. Esta fue restringida al ámbito de la familia
jerarquización no se produce sólo entre nuclear y del hogar. El trabajo do-
las personas, sino también en los roles y méstico y su rol de esposa y madre se
en los ámbitos donde las personas de- convirtió en su principal fuente de iden-
sempeñan estos roles. Se trata de un mo- tidad. En las últimas décadas se han
delo de desigualdad individual y estruc- producido importantes cambios en este
tural que actúa sobre los cuatro niveles modelo familiar. Sin embargo, como las
del sistema de género que hemos des- ponencias de este seminario analizan, el
crito. La desigualdad de género coexiste cuidado sigue siendo casi en exclusiva
con otras formas de desigualdad, en es- un rol femenino.
pecial con las desigualdades producidas
por la división social del trabajo y la La división sexual del trabajo y la divi-
existencia de clases sociales. Aunque sión en ámbitos públicos y privados de
existe una dimensión de género especí- la sociedad moderna comportó un nue-
fica que afecta a todas las mujeres, tam- vo modelo de distribución del tiempo.
bién se producen formas de desigual- Todas las personas tienen un tiempo
dad entre ellas que provienen de estas de vida, entre el nacimiento y la muer-
otras dimensiones. te. Como hemos señalado, es la carac-
terística de nuestra especie que nos
En la sociedad moderna, industrial y hace iguales a todos los seres huma-
urbana, se acentuó la separación del es- nos en todo el mundo. Ahora bien, lo
pacio privado (el hogar) destinado a que no es igual es la utilización que po-
las mujeres, del espacio público, predo- demos hacer con nuestro tiempo entre
minantemente masculino. El ámbito pú- esos dos momentos y cuáles son las
blico adquirió valor económico, social y actividades a que lo vamos a destinar.
de prestigio, mientras que al ámbito pri- El tiempo está parcializado: en el tiem-
vado sólo se le asignó un valor simbóli- po de vida y en unidades como son los
co. La participación en uno u otro se años, los meses y los días. La distribu-
convirtió en la principal fuente de la des- ción de nuestro tiempo viene determi-
igualdad del sistema de género. El mo- nada por la división de las tareas socia-
delo familiar de la sociedad moderna es les. Entre las tareas productivas, las

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Judith Astelarra

reproductivas, los proyectos colectivos tos positivos porque abre las puertas a
de la sociedad, los proyectos sociocul- los cambios. A pesar de estas diferen-
turales y las actividades lúdicas o de cias, no cabe duda que la Sociología
ocio. En esta distribución o posibilidad acepta que el consenso y el conflicto
de asignación de nuestro tiempo de son dos aspectos centrales de las rela-
vida, las personas no somos iguales. ciones sociales. La pregunta, en todo
De modo que podemos establecer un caso, es cómo se vinculan y cuál es la di-
vínculo entre los tiempos (la vida, los námica de su relación.
años y meses y la cotidianeidad), los
recursos materiales (pagado/no paga- En el seminario, este debate apareció
do) y la distribución de actividades con fuerza. Para algunos participantes,
(productivo/reproductivo; ciudadanas; el nuevo énfasis en la cohesión social
socioculturales; lúdicas). que existe a los dos lados del Atlántico
se considera una vuelta a teorías con-
servadoras, que no toman en cuenta la
desigualdad y que son conceptualmen-
COHESIÓN SOCIAL te pobres. La respuesta de quienes es-
tán trabajando desde la perspectiva de
La conceptualización sobre lo que es la la cohesión social, especialmente los
cohesión social puede llevar al viejo de- ponentes de CEPAL, fue que esto no es
bate en la teoría sociológica sobre los así y reivindicaron la definición que se
alcances del consenso y el conflicto so- ha hecho de ella en sus documentos.
cial. Las teorías que ponen el acento en CEPAL en su libro Cohesión Social
la estructura de la desigualdad que ha (mayo 2007), parte de la idea de que el
caracterizado a las sociedades han concepto no resiste una definición uní-
puesto al conflicto en el centro de la voca y señala que no tiene una acepción
vida social y han sostenido que el con- clara. Ana Sojo (véase su artículo en
senso forma parte de las relaciones de este libro), a partir del trabajo de CEPAL
poder y en este sentido es socialmente (que ella coordinó) plantea el concepto
impuesto. Las teorías del consenso, sin de cohesión social vinculado a diversas
embargo, señalan que en todas las so- dimensiones. Lo define como la dialécti-
ciedades existen elementos que las ca entre mecanismos instituidos de in-
mantienen unidas, con un sentido de clusión/exclusión sociales y las respues-
pertenencia de sus miembros dados por tas, percepciones y disposiciones de la
elementos culturales de valores com- ciudadanía frente al modo en que ellos
partidos. Para estas teorías, la existen- operan y que sustentan el sentido de
cia de conflictos se aprecia desde dos pertenencia a la sociedad y moldean las
perspectivas; para algunos es un ele- percepciones y conductas de los indivi-
mento desintegrador de la sociedad duos frente a una sociedad o comuni-
mientras que para otros tiene elemen- dad en particular.

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Género y cohesión social: una primera aproximación

Es interesante notar que el renovado in- la población no tiene ni para la supervi-


terés por la cohesión social ha surgido a vencia. Esta diferencia cualitativa se
partir de la constatación de que las des- asienta justamente en el hecho de que
igualdades en América Latina no han en una sociedad se haya generado el
desaparecido sino que se han incremen- consenso de que la igualdad es un va-
tado, a pesar de existir mejores perspec- lor; de que es importante que exista la
tivas económicas. Es a partir de la revi- inclusión de sus miembros en ella; y de
sión de las teorías neoliberales que que se debe garantizar el bienestar mí-
caracterizaron a los años noventa del si- nimo de la población y limitar las des-
glo pasado que la mirada se ha puesto igualdades. Es sobre esta coincidencia
otra vez en Europa y su Estado de Bien- valorativa que es posible impulsar me-
estar como un mecanismo corrector de didas redistributivas políticas, económi-
desigualdades. A partir de allí y con el cas y sociales aceptadas por todos los
apoyo europeo se han elaborado mu- sectores sociales. Este consenso permi-
chos de los documentos sobre cohesión te también determinar cuáles son las
social. Ahora bien, no se debe olvidar instituciones responsables de conseguir
que el modelo de cohesión social euro- el bienestar de la población y limitar las
peo ligado al Estado de Bienestar tiene desigualdades, y cómo se debe darles
su propia historia y está vinculado al legitimidad para desarrollar su tarea.
desarrollo de sus instituciones. Muestra
por lo demás cómo conflicto y consenso En el caso europeo este consenso fue
son las dos caras de la vida social. construido después de las dos guerras
mundiales del siglo pasado y se decidió
Desde la perspectiva analítica la pregun- que fuera el Estado el responsable de
ta frente a las desigualdades, puesto las políticas de bienestar y de las políti-
que toda estructura social conocida tie- cas fiscales que permiten la redistribu-
ne un componente de desigualdad, es si ción. Esta fue la base de la cohesión so-
hay diferencias cualitativas entre dife- cial que se buscó en Europa y que
rentes modelos de desigualdad o si to- marca hoy no sólo las políticas para las
dos son semejantes y las diferencias personas sino también las políticas en-
son sólo una cuestión de grado. Se trata tre las regiones europeas (de allí los
de una pregunta cuya respuesta tiene programas de los fondos estructurales y
consecuencias políticas. Yo creo que las de cohesión de la Unión Europea que
diferencias son cualitativas. No es lo tanta importancia han tenido en Espa-
mismo la existencia de desigualdades ña). Por lo tanto cuando se habla de co-
que garantizan unos niveles mínimos de hesión social se parte de estos valores
bienestar a su población y que no tienen compartidos que se han construido his-
diferencias extremas, que una sociedad tóricamente. Han estado asociados, po-
en que las diferencias entre los sectores líticamente, al desarrollo de la ciudada-
altos y bajos es abismal y una parte de nía y la ampliación de sus derechos para

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Judith Astelarra

hacer viables los derechos sociales e, sión social es algo que hasta ahora había
institucionalmente, a la construcción del estado ausente. Todas las aproximacio-
Estado de Bienestar. Esta es la base del nes teóricas y empíricas, aunque fueran
sentido de pertenencia en las socieda- contradictorias entre ellas, sólo han ana-
des europeas. lizado el ámbito público del sistema de
género. La principal fuente de desigual-
¿Es el modelo de la igualdad la única dad analizada ha sido la de la división
forma de construir la cohesión social? social del trabajo; la división sexual del
No lo es. También se puede lograr cohe- trabajo como origen de las desigualda-
sión teniendo a la desigualdad como des de género nunca había sido una di-
parte constitutiva de la vida social. Las mensión que se tomara en cuenta. Mer-
dictaduras generan cohesión social a cado y Estado han sido los dos ámbitos
través del control que pueden ejercer. sociales por los que ha discurrido el aná-
Las sociedades estamentales, en que to- lisis y las propuestas de los teóricos de
dos los estamentos tienen un fuerte la cohesión social. De allí surgieron los
sentido de pertenencia y aceptan las je- análisis sobre las desigualdades de cla-
rarquías y desigualdades tienen tam- se, los procesos económicos que habían
bién una fuerte cohesión social. Las des- contribuido a disminuirlas y el surgi-
igualdades de género son otro ejemplo miento de las políticas sociales y el Esta-
de estas formas de cohesión. La impor- do de Bienestar.
tancia de la identidad de género, es de-
cir, del aspecto subjetivo de la pertenen- En paralelo a estas reflexiones teóricas
cia a un grupo social, en este caso los y políticas discurría el análisis sobre las
géneros, ha hecho que las mujeres y los desigualdades de género, incorporado
hombres hayan aceptado durante mu- al quehacer intelectual desde el movi-
cho tiempo como algo «natural» la exis- miento feminista y muchas veces cir-
tencia de las jerarquías y las desigualda- cunscrito a él, tanto en la academia
des entre ellos. como en la vida política. Desde allí se in-
sistió en señalar que la vida social tiene
también una tercera institución, la fami-
lia, que es donde se producen los bienes
GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL y servicios de cuidado. El cuidado es im-
prescindible para que haya reproduc-
¿Cómo vinculamos estos dos ejes de ción humana; para que las personas
análisis, el sistema de género y la cohe- puedan vivir y para que puedan des-
sión social? El seminario, cuyas ponen- arrollar la subjetividad y la identidad
cias y foros de debates presentamos en personal. Y estos cuidados requieren de
este libro ha estado destinado a reflexio- personas que se hagan cargo de ellos,
nar sobre ello. Darle la dimensión de gé- porque no todo lo podemos hacer en
nero a la conceptualización de la cohe- soledad. Este aporte, que es central para

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Género y cohesión social: una primera aproximación

la cohesión social, lo han hecho las mu- desigualdad no existe en abstracto, sur-
jeres desde la familia. Es cierto que hay ge siempre a partir de una definición so-
diferentes modelos de familia por lo que bre lo que comporta ser desigual en
es mejor hablar de familias, pero tam- comparación con alguien. La desigual-
bién lo es que esta función se cumple en dad de género implica comparar al gru-
todos ellos. po privilegiado, los hombres, con el
desigual, es decir, las mujeres. ¿En tér-
Este fue el objetivo principal del semina- minos de qué? De aquello que la socie-
rio: hacer la triangulación entre Estado- dad valora más: en este caso se trataba
Mercado-Familia mostrando las relacio- de las actividades del ámbito público.
nes que existen entre los tres ámbitos. Hemos descrito el origen de esta des-
Al mismo tiempo se debatió sobre igualdad en la sociedad moderna. Lo
cómo crear un nuevo proyecto político- importante es que produjo un sistema
social que tenga como base un pacto de presencias y ausencias de los dos gé-
entre los géneros. Ello implica hablar de neros: presencia masculina y ausencia
las condiciones sociales que hacen sur- femenina en el ámbito público y a la in-
gir la desigualdad de las mujeres, pero versa en el privado. Las mujeres eran
también mostrar cuánto la sociedad se desiguales porque estaban ausentes de
ha beneficiado del aporte del cuidado las actividades del ámbito público, que
femenino que ha posibilitado la base de era el privilegiado puesto que en él se
su cohesión social. El problema es que distribuían los recursos materiales, sim-
este aporte ha sido socialmente invisibi- bólicos y de poder que la sociedad tie-
lizado por la jerarquía y desigualdad es- ne. La ausencia de los hombres del ám-
tructural entre los ámbitos público y pri- bito privado no producía (ni produce
vado. Sin embargo, ya no es posible hasta el día de hoy) problemas de des-
que este aporte esté determinado por la igualdad porque no tiene valor: es el lu-
marca de género: hombres y mujeres gar de quienes «no trabajan», no produ-
deben hacerse responsables de esta ac- ce recursos materiales ni cuenta con
tividad humana sin la cual la sociedad prestigio social. Eliminar la desigualdad
no existiría. Se trata, por tanto, de anali- de las mujeres por lo tanto significaba
zar cómo proponer un nuevo proyecto corregir su ausencia. A partir de esta de-
de sociedad, que sea compartido, en el finición se han impulsado políticas pú-
que el sistema de género histórico no blicas para la igualdad entre los géneros
sea un condicionante. y se han movilizado gran cantidad de or-
ganizaciones de mujeres, consiguiendo
Hemos de comenzar por el análisis de la importantes cambios en la organización
desigualdad de las mujeres y las pro- de género de la sociedad moderna.
puestas que se han hecho para corregir-
lo, tanto en las organizaciones interna- A pesar de los cambios producidos, po-
cionales como en las nacionales. La demos decir que en la actualidad las

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Judith Astelarra

mujeres tienen unos ámbitos sociales do una paradoja. La igualdad entre los
donde están presentes y otros donde géneros se ha planteado como un tema
están ausentes. Están presentes en el del ámbito público y, en este sentido,
ámbito privado con todas las activida- se ha definido y delimitado de la mis-
des que ello comporta. En el ámbito pú- ma forma que se ha hecho para la cohe-
blico se ha producido una incorpora- sión social. Como la dificultad más im-
ción parcial que la podríamos definir portante para la igualdad de las mujeres
como una presencia condicionada y una en el ámbito público provenía de sus
ausencia relativa. Las mujeres, algunas actividades domésticas en el ámbito pri-
o muchas según la sociedad concreta, vado (la doble jornada) se consideró
participan en el trabajo asalariado, en que el rol femenino en el ámbito priva-
las actividades políticas, en los puestos do era un problema. Además, la familia
de responsabilidad política, en las acti- fue considerada como una institución
vidades culturales y en las sociales. Esto patriarcal porque en ella se producían
es especialmente así en el caso de las las relaciones de poder entre las muje-
mujeres más jóvenes. Pero no podemos res y los hombres. Durante un tiempo,
decir que esta presencia en el mundo plantear políticas familiares se entendió
público esté libre de la dimensión de gé- como una forma conservadora de abor-
nero que se expresa en dos rasgos dar la situación social de las mujeres.
importantes: en primer lugar, esto les Todo esto es cierto y el rol en el ámbito
supone una doble presencia, en el ámbi- privado contribuye a la desigualdad en
to privado y en el público. En segundo el ámbito público. Pero, al hacer esta va-
lugar, la presencia en el ámbito público loración, no se prestó la debida atención
aún no se produce en plena igualdad a lo que la presencia de las mujeres
con los hombres. Por ello la podemos aportaba a la vida social, al mercado y al
describir como una presencia condicio- Estado, es decir, a la cohesión social.
nada. Es importante además recordar Esto ha conducido, entre otras cosas, a
que también pueden existir grandes di- que las políticas de conciliación labo-
ferencias entre las mujeres en términos ral/familiar sólo han contribuido a que
de clase social, raza u otras característi- sean las mujeres las que concilien.
cas. En cuanto a los hombres se puede
decir que tienen una presencia total en Esta evaluación negativa del rol de las
el ámbito público y están ausentes del mujeres en el ámbito privado contribu-
ámbito privado con la excepción de al- yó a que surgiera una corriente dentro
gunos grupos y sin destinarle más que del feminismo, la de la diferencia, que
un porcentaje pequeño de tiempo. se encargó de revalorizar lo que las mu-
jeres eran y hacían. El problema fue que
En la búsqueda de la corrección de la ambas corrientes, la de la igualdad y la
ausencia de las mujeres del ámbito pú- de la diferencia entraron en contradic-
blico podemos decir que se ha produci- ción, sin asumir que lo importante no

10
Género y cohesión social: una primera aproximación

era una u otra. Lo que se requiere teóri- tos por los intereses contradictorios de
ca y prácticamente es buscar el equili- los desiguales y la necesidad de elabo-
brio necesario entre la presencia y la rar consensos para cambiar la socie-
ausencia de las mujeres como base dad. Primero ha sido necesario darle
para construir un nuevo tipo de socie- legitimidad política al discurso de la
dad, que corrija las desigualdades de desigualdad de las mujeres para que se
género y garantice el cuidado de las tomen medidas para corregirlas. Pero,
personas. esto ha mostrado en el camino que el
problema no es sólo de las mujeres,
Desde las ciencias sociales se ha contri- que se trata de un problema de estruc-
buido en los últimos años a mostrar en tura social que se debe modificar. Y la
qué consiste la presencia de las mujeres sociedad no se modifica sólo porque
en el ámbito privado. Se trata de la pro- las personas más conscientes de un
ducción de bienes y servicios ligados al grupo discriminado «luchen en contra
cuidado de las personas. En primer lu- de la desigualdad», aunque sea de
gar, de todas ellas, porque todos y todas modo pacífico y con lobbies de intere-
requieren cuidados cotidianos. Pero, ses. Hace falta crear el consenso social
muy en especial de las personas depen- necesario para producir los cambios y
dientes, por el ciclo vital (infancia, vejez) para que se reconozca que no puede
o por incapacidades personales. Esta existir cohesión social en una sociedad
contribución se ha medido desde diver- democrática, si las actividades de cui-
sos campos: 1) en términos del tiempo dado que más contribuyen a ella gene-
que se le destina; 2) en términos del va- ran desigualdades que se consideran
lor económico que tendrían si fueran re- «naturales» o que son invisibles. Este
tribuidas; 3) en términos de su aporte esfuerzo lo deben hacer la mayoría de
cultural y social. Se ha desarrollado una los hombres, pero también, las propias
nueva ética de los cuidados y se analiza feministas, que muchas veces no salen
cómo convertirlos en la base de una del análisis confrontacional, es decir,
nueva generación de derechos ciudada- de la dimensión de conflicto sin plan-
nos. Se propone también quién y cómo tearse cómo se logran los consensos.
debe ser responsable de asumir los cui- Es importante poner la desigualdad en
dados, personal y colectivamente, de el centro del discurso feminista, pero
modo que no sigan recayendo sobre los para construir consensos es necesaria
hombros de las mujeres sin obtener nin- una dinámica de actuación que es dife-
guna compensación por ello. rente. Porque los pactos requieren de
las percepciones de las dos partes. De
Es por estas consideraciones que, para allí que el debate sobre la cohesión so-
corregir la desigualdad de las mujeres, cial, en la medida en que no sólo haga
también es imprescindible mirar las referencia al ámbito público sino que
dos caras de la vida social: los conflic- incluya también al ámbito privado y a

11
Judith Astelarra

las relaciones entre ambos, es un enfo- Comenzar un análisis sobre cómo de-
que interesante. Permite, además, que sarrollar esta nueva perspectiva de la co-
se haga un proyecto que incorpore no hesión social que contemple tanto el ám-
sólo las desigualdades de género sino bito privado como el ámbito público del
las otras formas de desigualdad (de sistema de género, triangulando la Fami-
clase, raciales, etc.) que también divi- lia, el Estado y el Mercado es lo que pro-
den a las mujeres. Es decir, hacer un ponen las ponencias que se presentan a
proyecto global de corrección de todas continuación y los resúmenes de los de-
las desigualdades. bates realizados al respecto en los foros.

12
RESÚMENES DE LOS FOROS
LAS FAMILIAS Y SU VINCULACIÓN CON LOS MERCADOS
Irma Arriagada*

Resulta difícil articular conceptualmente corporación a la economía global ha mo-


cuatro nociones complejas y cargadas dificado las formas de trabajo y de em-
de ideología, historia y polisemia como pleo lo que ha impactado la organiza-
son las de regímenes de bienestar, co- ción y distribución de responsabilidades
hesión social, género y familia. A esta y derechos en las familias. Asimismo,
dificultad se agregan los riesgos de tra- los cambios demográficos relativos a la
tar estos temas obviando sus contradic- reducción de la fecundidad, al aumento
ciones y complejidades. Por lo tanto, en de la esperanza de vida y a las migracio-
este texto se tratará de plantear algunos nes están influyendo en el tamaño y en
aspectos conflictivos de esas interrela- la estructura familiar. El ingreso de las
ciones que surgieron en el debate vir- mujeres al mercado laboral desencade-
tual del Foro 1, «Las familias y su vincu- na transformaciones culturales y subje-
lación con el mercado» en el seminario tivas que han sido denominadas, por
sobre género y cohesión social 1. El tex- su alcance, como «la revolución silencio-
to se organiza en cuatro grandes temas: sa» 2. Sin embargo, en lo que se refiere al
las transformaciones de los regímenes papel en el cuidado que desempeñan las
de bienestar; las dificultades para la co- familias y, dentro de ellas, las mujeres,
hesión social; los grandes cambios de ha permanecido inalterado, y la familia
las familias, del modelo laboral y del sis- se constituye como un pilar clave de los
tema de género y la necesidad de refle- regímenes de bienestar latinoamerica-
xionar sobre un nuevo pacto entre fami- nos (Sunkel, 2007).
lias, sociedad (actores sociales políticos
y económicos) y Estado. También se destacó que las reformas
estructurales que se implementaron
luego de la crisis de los ochenta signifi-
caron un cambio radical del paradigma
I. EL «FAMILISMO» DEL RÉGIMEN que organizó la concepción de políticas
DE BIENESTAR LATINOAMERICANO públicas de seguridad social (Uthoff,
2002; Pautassi, 2004). Los principios so-
Hubo consenso en señalar que durante bre los que se construyó el sistema de
las últimas décadas América Latina se seguridad social —la universalidad, la
ha transformado profundamente, la in- solidaridad y la integralidad— fueron

* Funcionaria de la División de Desarrollo Social de la CEPAL. Las opiniones vertidas son de su exclusiva
responsabilidad y no comprometen a la institución.
1
Para ello nos basaremos en los trabajos presentados en el Foro 1 sobre familia y cohesión social de Ro-
sario Aguirre, Ana Sojo, Joan Subirats y Guillermo Sunkel y en los comentarios realizados por José Ade-
lantado, Carmen Alpin, Rosalía Camacho, Elizabeth Jelin, Gabriel Kessler, Pedro Güell, José Olavaria y Co-
rina Rodríguez a quienes se agradece su aporte (véase www.e-cofi.net).
2
Entre 1990 y 2005 la tasa de participación económica femenina en áreas urbanas de América Latina
aumentó de 45,9% a 58,1%, CEPAL, 2007.

15
Irma Arriagada

sustituidos por una visión eminente- que ambas propuestas requieren una
mente técnica que se apoyaba en el con- «sociedad civil activa y propositiva». La
cepto de eficiencia financiera. El nuevo perversión reside en que bajo esas pro-
sistema se basa en una concepción indi- posiciones se apunta a reducir el Estado
vidual del sujeto que aporta a su bienes- y transferir el trabajo de la gestión de la
tar y en el que, sobre la base de sus política social a manos de la «sociedad
ingresos, podrá extender la red de bene- civil». La terminología usada por ambos
ficios a su familia. Se gesta así un régi- proyectos políticos (el democratizador y
men de bienestar que alcanza a los tra- el neoliberal) es la misma: participación,
bajadores del sector formal y a quienes, sociedad civil, ciudadanía, democracia.
dependiendo de sus ingresos, pueden Pero sus sentidos e intencionalidades
acceder a seguros sociales por medio son claramente diferentes.
del mercado. Las mujeres siguen siendo
perjudicadas por las características de En los países de América Latina coexis-
sus trayectorias laborales: menos coti- ten variadas realidades socioeconómi-
zaciones, más lagunas previsionales y el cas y organizaciones del Estado que
cálculo diferencial por su mayor expec- obedecen a trayectorias históricas dife-
tativa de vida, entre otros factores. rentes, a la existencia de Estados más
consolidados y con mayor continuidad
Se sostiene que en el paradigma que junto a otros más nuevos y más frágiles
emerge en la década de los años noven- en su institucionalidad social y política.
ta el Estado pierde protagonismo mien- Al respecto, parece fundamental reto-
tras el mercado se constituye en un pilar mar la distinción entre Estado y regíme-
central. Por su parte, se mantiene la nes de bienestar (Sunkel). El Estado de
orientación familista en tanto el régimen Bienestar fue una construcción social
no absorbe el peso de la protección fa- europea específica que implicó una re-
miliar, puesto que la masiva incorpora- definición de la relación entre el ciuda-
ción de la mujer al mercado del trabajo dano y el Estado. En cambio, los regí-
se ha producido sin que el Estado haya menes de bienestar se distinguen entre
generado las condiciones para el des- sí de acuerdo con las responsabilidades
arrollo de este proceso (Sunkel, 2007). entre el Estado, el mercado y la familia y
las instituciones sin fines de lucro del
En esa fase Jelin plantea una «confluen- “tercer sector” (Esping-Andersen, 2001).
cia perversa» entre los impulsos demo- Por consiguiente, en América Latina no
cratizadores y participativos de la ola de existió un Estado de Bienestar (Kessler)
la transición postdictatorial y los impe- aunque se observan diversos modelos
rativos del Estado mínimo de los man- de regímenes de bienestar definidos
datos neoliberales dominantes, impul- como liberal-informal (Gough y Wood,
sados por las instituciones económicas Barrientos, 2004) y estatal-productivis-
multilaterales. La confluencia está en ta, estatal-proteccionista y familiarista

16
Las familias y su vinculación con los mercados

(Martínez, 2007) que se distinguen por de inclusión/exclusión sociales y las res-


la diferente ingerencia del Estado, del puestas, percepciones y disposiciones
mercado y de las familias en la provi- de la ciudadanía frente al modo en que
sión de bienestar. ellos operan». Estos mecanismos sus-
tentan el sentido de pertenencia a la so-
Los disensos que se plantearon en torno ciedad y moldean las percepciones y
a este tema remarcaron la diversidad de conductas de los individuos frente a una
trayectorias tanto en Europa como en sociedad o comunidad en particular
América Latina (Kessler y Jelin), consi- (Sojo, 2007).
derando el origen histórico diferente del
que surgen las actuales democracias Es precisamente este sentido de perte-
(décadas de inestabilidad política, de nencia el principal escollo que hoy tie-
democracias frágiles en muchos casos nen las sociedades latinoamericanas
interrumpidas por regímenes militares para el desarrollo de sociedades más in-
y por formas de democracia pasadas clusivas. Es un problema que se suma a
que, en el mejor de los casos, en el pe- las desigualdades estructurales: las bre-
ríodo de sustitución de importaciones, chas de ingresos, de género, de ubica-
se constituyeron como movimientos na- ción espacial y de origen étnico y racial,
cionales-populares o populistas y en el pero que no se reduce a ellas.
peor, regímenes patrimonialistas oligár-
quicos con elevados niveles de exclu- Sojo (2007) expone una serie de dimen-
sión económica, política y social, Kess- siones donde se vinculan la cohesión so-
ler). cial con los temas de género, indica que
las transformaciones socioeconómicas
impactan la definición y delimitación de
los ámbitos público y privado, las repre-
II. DIFICULTADES CONCEPTUALES Y sentaciones sobre género y los espacios
REALES PARA LA COHESIÓN SOCIAL en que se construyen las diferencias en-
tre hombres y mujeres. También en la te-
Las profundas transformaciones que mática de derechos, la promoción de
significan la revolución de las comuni- mayor igualdad y el reconocimiento de
caciones, la internacionalización de la la diversidad interrelacionan los concep-
economía, y los efectos de la globaliza- tos de cohesión social y género. En
ción en las sociedades en Iberoamérica cuanto a los factores que erosionan la
han puesto en el primer plano el tema cohesión, se señalan las brechas socioe-
de la cohesión social. conómicas relacionadas con el género,
dimensión en la cual las remuneraciones
La CEPAL (CEPAL-AECI-SEGIB, 2007 del mercado de trabajo se manifiestan
p. 16) define «cohesión social como la como el principal locus de desigualdad
dialéctica entre mecanismos instituidos en la región. En relación con las brechas

17
Irma Arriagada

de poder en el ámbito reproductivo, des- según Güell tiene poca tradición en las
taca la distribución del poder en los ho- ciencias sociales, no agrega mucho más
gares, en el acceso a recursos, los ses- a los temas de bienestar y protección
gos de las responsabilidades de cuidado social y sólo ha servido para demarcar
y fenómenos como la violencia en con- la necesidad de pensar los temas de la
tra de la mujer. protección social y su relación con la
paz social más allá de los términos auto-
La grave polarización social y económica rregulatorios de las economías neoli-
de la región latinoamericana plantea in- berales. También se indicó que es un
terrogantes para la generación de cohe- concepto neutro en la medida que no
sión social en sociedades tan desiguales considera las estructuras de poder exis-
como las latinoamericanas; específica- tentes (Adelantado), no incorpora aún el
mente cómo enfrentar las desigualdades enfoque de género y corre el riesgo de
cruzadas —económicas, de género y et- considerar a las mujeres como grupo de
nia—; cómo se incorporan las demandas riesgo (Camacho) y se opone al paradig-
de los grupos tradicionalmente exclui- ma de conflicto que implica una noción
dos que no se sienten partícipes de esos de ciudadanía y de lucha de poder (Je-
procesos, que no se sienten ciudadanos; lin). Sojo plantea que aunque el concep-
y cómo enfrentar la carencia de recursos to de cohesión social esté en proceso de
para la política social. elaboración, no hay que postergar que
el tema de género y de familia sea con-
Esta última interrogante remite a los te- siderado con esa óptica.
mas distributivos, aun cuando la región
latinoamericana se encuentra en un ni-
vel de ingresos medios, los países lati-
noamericanos tienen sólo un tercio del III. TRANSFORMACIONES DE LAS
PIB per cápita de la Península Ibérica. FAMILIAS Y DE LOS SISTEMAS
América Latina muestra la mayor des- DE GÉNERO
igualdad de ingresos del mundo (medi-
da por el coeficiente de Gini 3) que es la Funciones de la familia y su
manifestación de un conjunto de facto- relevancia para la cohesión social
res (empleo, ingresos, estructura pro-
ductiva y otros) que afectan el bienestar Se destacó que —a diferencia de la per-
de los hogares y de las familias. cepción del sentido común— la familia y
el mundo doméstico no son lugares ce-
En el tema de cohesión social los disen- rrados sino que se constituyen en torno
sos se refirieron al propio concepto, que al mundo público (los servicios, la legis-

3
Se calcula que el índice de Gini para la Unión Europea es de 0,34, para Estados Unidos de América de
0,41 y para América Latina es de 0,54 (CEPAL, SEGIB 2006).

18
Las familias y su vinculación con los mercados

lación y los mecanismos de control so- Sin embargo, la baja cobertura de estos
cial) así como aspectos simbólicos tales servicios para el conjunto de la pobla-
como las imágenes sociales prevale- ción, finalmente deja en manos de las
cientes sobre la familia y la normalidad, personas y sus familias la búsqueda y
las ideologías, y las instituciones educa- solución a los problemas de enferme-
tivas (Jelin, 1994). Es dentro de la fami- dad, desempleo, incapacidad física y
lia donde se crean y reproducen las ac- mental y muerte de sus integrantes. En
ciones que dan forma a la cohesión este contexto, el trabajo doméstico y de
social. La formación del sentido de soli- cuidado no remunerado que se realiza
daridad está íntimamente asociada a la en los hogares es un recurso tan esen-
formación del sentido de pertenencia. cial para el bienestar de las sociedades
Al respecto, la familia es la proveedora desarrolladas, como el trabajo aplicado
inicial de ese sentido de pertenencia a para la producción en el mercado (Du-
un grupo, barrio, clase y un estilo de rán, 2006).
vida, un país. La familia se relaciona con
la cohesión social por su papel en la re- Güell argumentó que el arreglo por me-
producción social, biológica y cultural dio del cual las familias se hacen cargo
de la población, por el cuidado de las de la protección social de sus miem-
nuevas generaciones, de las personas bros, en sí mismo anómalo, habría lle-
dependientes por medio de la solidari- gado a la vez a un límite funcional y nor-
dad y es el aceite que hace fácil el rodaje mativo. Funcional, porque la demanda
y la transición generacional (Durán, de tiempo y de cuidado necesarios para
2007). satisfacer estas nuevas exigencias, im-
pediría, por ejemplo, la adecuada incor-
En América Latina los principales cam- poración de la mujer al trabajo, la nece-
bios en las políticas sociales fueron pro- saria provisión de los cuidados básicos
ducto del desplazamiento de la provi- intrafamiliares y la creación de condicio-
sión de los recursos institucionales nes básicas de convivencia, necesarios
desde el Estado hacia el mercado, y para el cumplimiento de las funciones
principalmente hacia las familias y, den- familiares actuales. Normativo, porque
tro de éstas, a las mujeres. Así, la aten- esta situación impediría el cumplimien-
ción de salud, educación y seguridad to pleno de derechos de los miembros
social se ha privatizado, coexistiendo un de la familia, como la igualdad de las
sector público —habitualmente con re- mujeres o el derecho al cuidado de ni-
cursos insuficientes para dar cobertura ños y ancianos. No bastaría entonces
a la población que los demanda, junto con «fortalecer a la familia» para que
con un sector privado de altos costos—. cumpla mejor la anómala función de
En la seguridad social el paso fue desde fundamento de la protección social que
un sistema solidario hacia un sistema desplaza hacia ella una sociedad en vías
de ahorro individual o un sistema mixto. de desregulación.

19
Irma Arriagada

No obstante, en la región latinoamerica- hombres, como la participación en el


na se intenta avanzar con una nueva ge- empleo, se hizo abstracción de las dife-
neración de políticas sociales centrada rencias culturales entre hombres y mu-
en los derechos ciudadanos 4, lo que im- jeres. De esta forma, los beneficios de la
plica una reestructuración estatal de ciudadanía social inciden de manera di-
funciones y presupuestos, una reorien- ferenciada en hombres y mujeres, debi-
tación de las políticas públicas para dar- do a que las políticas de bienestar se
les un carácter integral e intersectorial, y centran en las personas que participan
una mayor participación ciudadana en en el mercado y reproducen las relacio-
la definición del tipo y la calidad de los nes de subordinación de la esfera fami-
bienes y servicios que requiere. Sin em- liar.
bargo, no se cuestiona el modelo global
de desarrollo puesto en marcha, ni tam-
poco el enfoque centrado en la asisten- Principales transformaciones de las
cia —más que en el aumento de la parti- familias y de los mercados
cipación efectiva— y en sistemas de
cobertura social asociados a la partici- En general hubo consenso en relación
pación en el mercado de trabajo —más con el diagnóstico de las familias. La fa-
que en los derechos de la ciudadanía—. milia mantiene su importancia como
institución y aparece en el imaginario
Según Aguirre (2003) este nuevo enfo- social como central en la valoración de
que fundado en los derechos de los ciu- las personas. Sin embargo, ya no es la
dadanos aportaba las bases para des- familia fija y estable de antes. Ha cam-
arrollar las políticas de género. Sin biado su estructura y su funcionamien-
embargo, la incorporación de las muje- to. Entre las principales transformacio-
res a la ciudadanía social suscitó un do- nes de hogares y familias en América
ble problema. Por un lado, no se produ- Latina se cuentan las siguientes (Arria-
jo simultáneamente una redefinición de gada, 2006; Sunkel, 2007): la diversifica-
la división sexual del trabajo al interior ción de las formas familiares donde co-
de la familia, y los vínculos y las respon- existen diversas estructuras familiares
sabilidades familiares de las mujeres se mono-biparentales, nucleares, extendi-
mantuvieron inalterados. Por otro lado, das, compuestas y recompuestas 5; la
al otorgárseles características y atribu- transición desde un modelo de familia
tos hasta entonces privativos de los con hombre proveedor (male bread-

4
Con la firma y ratificación de la Convención sobre todas las formas de discriminación contra las mujeres
(CEDAW), Convención sobre los Derechos del Niño, Convención sobre los derechos de las personas con
discapacidad, entre otras.
5
En las áreas urbanas de América Latina, las familias nucleares biparentales se redujeron de 46,3% en
1990 a 41,1% en 2005 (Arriagada, 2006).

20
Las familias y su vinculación con los mercados

winner model) al modelo de familia de ción social habría conducido a una ma-
doble ingreso; la tendencia creciente a yor participación de las familias en la
la constitución de uniones consensua- producción de las seguridades, con la
les y a las familias con jefatura femenina; consiguiente demanda adicional de
el aumento de los hogares no familia- tiempo, recursos y tensiones. Otras de-
res, en especial, los hogares uniperso- mandas tienen relación con el apoyo
nales. Otra tendencia es la reducción familiar a adultos mayores, a los jóve-
del tamaño promedio de las familias y nes desempleados y a las madres ado-
hogares. lescentes (Sunkel, 2007). Esta sobrecar-
ga recaería especialmente sobre las
Estas transformaciones han modificado mujeres, las que con sus dobles y tri-
el modelo tradicional de hombre prove- ples jornadas serían las verdaderas
edor (male-breadwinner system) con- variables de ajustes de las moderniza-
sistente en una familia nuclear, en la ciones. Hoy, sin embargo, se estaría ex-
que están presentes ambos padres jun- perimentando los límites que tiene la
to con sus hijos, la madre se desempeña familia para servir de «fusible» frente a
como ama de casa a tiempo completo y las consecuencias de la privatización
el padre como único proveedor econó- de la protección social (Güell).
mico. En 2005 este modelo sólo se en-
contraba en uno de cada cinco hogares En relación con las transformaciones
latinoamericanos urbanos (20,9%) pues- del modelo de trabajo y de empleo se
to que una proporción creciente de observa una disociación entre creci-
hogares y familias requieren para so- miento y empleo, que tiene varias con-
brevivir más de un ingreso, son mono- secuencias problemáticas. Subirats
parentales o no tienen hijos. (2007) señala que para el mundo euro-
peo, el trabajo estable garantizado, un
Estas transformaciones en la estructu- Estado protector y regulador y la movili-
ra familiar y en sus funciones plantean dad ascendente en una sociedad abier-
dificultades para el cumplimiento de ta, configuraron la tríada conceptual e
las tareas de trabajo doméstico y cui- ideológica de una gran promesa que,
dado en el hogar. De la misma forma, construida sobre la hipótesis de un cre-
existen dificultades para redistribuir cimiento-desarrollo ilimitado, se convir-
funciones al interior del hogar, aun tió en una profecía incumplida y cada
cuando la masiva incorporación de las vez más difícil de cumplir. Y resalta que
mujeres al mercado laboral es un pro- desde un principio contenía importan-
ceso de cierta data, no hay un reconoci- tes limitaciones y contradicciones, refe-
miento de los impactos que este hecho ridas a las relaciones de dependencia
provoca en el plano de las políticas pú- entre países desarrollados y pobres, y
blicas y en el ámbito familiar. Así, Güell a la carencia de sustentabilidad en el
indica que la privatización de la protec- desarrollo económico.

21
Irma Arriagada

En América Latina la expresión institu- nero, porque el peso de la protección fa-


cional más clara de este proceso es la miliar sigue siendo responsabilidad de
precarización laboral, vale decir, mode- las mujeres y se mantienen las condicio-
los de flexibilización con un impacto nes de discriminación y minusvalía en
muy negativo sobre la seguridad y la es- que participa en el mercado laboral
tabilidad laboral 6. En segundo lugar, le (Olavaria).
plantea problemas al Estado, por cuanto
éste debe enfrentar demandas crecien- En el debate se plantearon los temas del
tes de la masa de desocupados «estruc- aumento de la desigualdad producto de
turales», y reformular su responsabili- la privatización de los cuidados (Adelan-
dad para garantizar un piso mínimo de tado). Sojo planteó que había que estu-
ingresos a quienes quedan al margen diar si efectivamente se puede hablar de
del aparato productivo. En tercer lugar, desplazamientos del cuidado hacia los
la pérdida de centralidad del trabajo en hogares que sean permanentes ya que
la integración social tiene como sustitu- la dinámica de la política social ha sido
to el consumo; pero el consumo es más heterogénea en los países, ha variado a
segregado, vale decir, desintegra a la lo largo del tiempo y no ha avanzado en
vez que integra. Y finalmente, la ciuda- una única dirección.
danía pierde uno de sus campos privile-
giados de participación —su inserción
productiva—, con lo cual la articulación
entre lo social y lo político, y entre lo pri- IV. REFLEXIONAR SOBRE
vado y lo público, también tiene que re- LAS POLÍTICAS
construirse sin un centro claro de grave-
dad (Hopenhayn, 2007). Se señaló que Las transformaciones en los regímenes
la condición de asalariado (trabajador) de bienestar, los efectos de los ciclos
deja de ser el fundamento de la organi- económicos sobre el desempleo y la in-
zación del trabajo (Sunkel, Olavaria), lo formalidad, la creciente participación
que tiene como consecuencia que la in- económica de las mujeres, los cambios
clusión social de la familia por medio de las estructuras familiares y demográ-
del trabajo del asalariado dejó de operar ficas (envejecimiento, reducción de la
como garantía de acceso a derechos y fecundidad, migraciones, entre otros)
beneficios sociales y de sustento de la plantean nuevos desafíos en el diseño y
política redistributiva o de garantías so- concepción de las políticas públicas, las
ciales. La nueva organización del traba- que continúan operando sin registrar
jo sigue sustentada por el orden de gé- estos cambios.

6
En 2005 sólo el 46% de las mujeres y el 51% de los hombres asalariados urbanos contaba con contrato
formal de trabajo. Del total de ocupados sólo el 57% de los hombres y el 56% de las mujeres estaba afilia-
do a la seguridad social (CEPAL, 2007).

22
Las familias y su vinculación con los mercados

En el debate se señaló que toda política sus parejas o familiares, constituyendo


pública se vincula con la reproducción una fuente de importantes tensiones,
social (Rodríguez) y por tanto es nece- especialmente para las mujeres 7. En el
sario diseñar políticas para que el traba- ámbito público, el déficit de cuidado se
jo doméstico y de cuidado sea compar- aprecia —entre otros indicadores— en
tido y redistribuido y para que entre la insuficiencia de atención que pres-
plenamente en las agendas políticas tan las políticas sociales a la situación
(Aguirre, Camacho, Rodríguez). Al res- de las madres de niños pequeños, de
pecto se planteó el concepto de se- los ancianos, de los enfermos, de los
guridad básica universal que dote de impedidos, y destaca la insuficiencia de
determinados estándares de bienestar información sobre la cobertura de los
social, de autonomía y de seguridad servicios hacia estos sectores.
económica en un marco de derechos,
que por definición son exigibles (Rodrí- Otra área de amplio debate giró en tor-
guez). Se precisa financiar, articular y no a los temas de conciliación entre fa-
regular una red de instancias públicas, milia y trabajo. Se señaló que conciliar
privadas y mixtas que provean la in- significa que hay dos partes que nego-
fraestructura necesaria para atender la cian en igualdad de condiciones y se po-
demanda de cuidado de la sociedad nen de acuerdo pero que las políticas se
(CEPAL-AECI-SEGIB, 2007; Arriagada, diseñaron bajo el supuesto de que eran
2006, Camacho). La adecuada regula- las mujeres las que debían conciliar por
ción para la protección social de las per- ser las responsables del trabajo domés-
sonas dependientes es también una tico y de cuidado (Camacho y Alpin). Se
asignatura pendiente en América Lati- subrayó que no se trata de conciliar
na. En la mayoría de los casos, el cuida- para que las mujeres continúen asu-
do mediante un contrato implícito recae miendo el trabajo doméstico y de cuida-
sobre la denominada «solidaridad fami- do además de integrarse al mercado de
liar», careciéndose de una adecuada co- trabajo. Por tanto, más que conciliación
bertura para la atención de los niños en se trata de responsabilidades comparti-
edad preescolar, de adultos mayores y das por toda la sociedad y ello implica
discapacitados. promover cambios profundos tanto en
el ámbito familiar como en la actual ló-
Aguirre indica que el déficit de cuidado gica del mercado que, para las mujeres,
es más notorio en familias donde las se ha traducido en un incremento de la
madres trabajadoras —casadas o sol- demanda de mano de obra bajo condi-
teras— no reciben ayuda suficiente de ciones que profundizan la desigualdad

7
En 2005, los hogares con jefatura femenina alcanzaban a más de 30% del total de hogares urbanos en 12
de 18 países de América Latina, en El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Uruguay y Paraguay es
de 34% y más (CEPAL, 2007).

23
Irma Arriagada

de oportunidades y la discriminación de como aportes económicos, sexo y edad


género (Camacho). de sus integrantes.

Sojo (2007) plantea que las políticas de Aguirre subraya que en América Latina,
conciliación debieran conformar una las enormes desigualdades sociales es-
batería de políticas destinada a subver- tán estrechamente vinculadas con la
tir la forma tradicional de reparto del provisión desigual de cuidado familiar y
trabajo por género, con efectos en am- social conformando un verdadero círcu-
bas esferas. En la del trabajo, al promo- lo vicioso. Quienes tienen más recursos
ver una inserción laboral más exitosa de disponen de un mayor acceso a cuida-
las mujeres; en el hogar, modificando dos de calidad en situación de tener me-
las cargas tradicionales. Sin embargo, nos miembros del hogar que cuidar.
modificaciones más radicales no se po- Aquellos que disponen de menores re-
drán atribuir sólo a estas políticas, sino cursos para acceder a los cuidados mer-
a transformaciones más profundas que cantiles y que tienen más cargas de cui-
tienen relación con las respectivas iden- dado acumulan desventajas por el
tidades sociales de hombres y mujeres mayor peso del trabajo doméstico fami-
y que atañen a otros ámbitos más allá liar, por las dificultades en el acceso a
de las políticas de conciliación. los escasos servicios públicos y la nece-
sidad de recurrir a cuidadoras «informa-
En términos más amplios se indicó que les». Por lo tanto aboga por contribuir a
el diseño de políticas públicas en un la construcción de los cuidados como
marco de derechos plantea ciertos dile- problema público, objeto de políticas
mas y tensiones entre derechos indivi- (que significa producción de conoci-
duales y colectivos; entre igualdad y de- mientos, debate y difusión de argumen-
recho a la diferencia; entre derechos taciones y propuestas). Sostiene que se
universales y pluralismo cultural y entre trata de «desprivatizar» este tema para
responsabilidad pública y defensa de la que la cuestión relativa a quien se hace
privacidad y de la intimidad (Jelin), por cargo de las personas dependientes for-
ejemplo, en el ejercicio de los derechos me parte del análisis académico y políti-
sexuales y reproductivos. El diseño de co sobre la reorganización de los siste-
las políticas hacia las familias es com- mas de protección social, la reforma de
plejo cuando los intereses de los miem- los sistemas de salud y el desarrollo de
bros de la familia son heterogéneos y en los servicios sociales.
algunos casos opuestos. Es posible que
las políticas dirigidas hacia todos los La participación de los actores sociales
miembros de la familia beneficien más a en el diseño de las políticas fue destaca-
algunos que a otros, puesto que existe da por varios expositores y comentaris-
una distribución de poder desigual en el tas. Subirats advierte sobre los posibles
interior de las familias dado por factores déficits de la democracia representativa,

24
Las familias y su vinculación con los mercados

que se relacionan con los cambios en el conciliación y las dificultades que éstas
sistema político y en las formas de vida presentan en la práctica, principalmente
y de trabajo. Propone fórmulas más o para el sector informal donde se basan
menos plurales y compartidas de dise- en la reciprocidad.
ñar, decidir e implementar las políticas
públicas, entendiendo el espacio públi- En síntesis, el diseño de las políticas
co como responsabilidad compartida. públicas en sistemas de bienestar de-
También se destacó la relevancia de los berá considerar el escenario actual ca-
abordajes colectivos para buscar solu- racterizado por una creciente compleji-
ciones, la necesidad del debate público dad y heterogeneidad de los hogares y
y la creación de consensos. No se trata familias y por el cambio en las relacio-
de diseñar políticas públicas desde arri- nes entre sus miembros al interior de
ba, sino de promover la construcción cada familia, debido a procesos de mo-
del sujeto de las políticas de cuidado. La dernización, individuación y democra-
opción por distintas modalidades de tización. Olavaria señaló que el accio-
provisión de cuidados está atravesada nar del Estado y las políticas públicas
por cuestiones económico-financieras y debiera incorporar las transformacio-
también ideológicas (Aguirre). nes recientes en las familias ligadas al
reconocimiento de los derechos huma-
Hubo debate acerca de si el trabajo re- nos de las mujeres y los niños, que
productivo y de cuidado realizado por apuntan a reducir la discrecionalidad y
las mujeres se ha convertido en mercan- el dominio que ejercen los varones en
cía, beneficioso para la acumulación pri- relación a mujeres, niños y adultos ma-
vada, sin reducir las desigualdades de yores y a modificar las condiciones del
género, aunque se indicó que los efec- trabajo doméstico, que fortalezca los
tos sobre las distintas clases sociales no procesos de individualización que re-
son uniformes (Adelantado). Más que conocen autonomía, empoderamiento
disensos en esta área hubo sugerencias y actoría a los distintos miembros del
de profundizar los análisis relativos a las núcleo familiar.
representaciones de género y a poner
atención en dimensión subjetiva y de La transformación de las familias y del
conflicto en torno a las responsabilida- mercado en un mundo globalizado y
des del bienestar (Aguirre, Olavaria) en sus consecuencias en la división sexual
los temas de cultura y educación como del trabajo (remunerado y no remunera-
mecanismos para promover la equidad do) sugiere por tanto la construcción de
de género en el cuidado (Aguirre, Olava- un nuevo pacto social que equilibre de
ria, Sojo, Sunkel). También se indicó la mejor forma las tareas de reproducción
importancia de analizar las medidas de social entre familia, Estado y sociedad.

25
LOS FLUJOS ENTRE LAS FAMILIAS, EL ESTADO Y EL MERCADO
Luis Mora*

INTRODUCCIÓN dad civil, instituciones académicas y


agencias multilaterales de cooperación
El Foro 2 se centró en el debate sobre los internacional. El diálogo desarrollado
modelos de Estado y su impacto en la permitió el intercambio de experiencias
igualdad de género y la cohesión social a entre la Unión Europea (UE), particular-
través de los siguientes ejes de análisis: mente España, y América Latina, en re-
lación con la respuesta de política públi-
• La importancia de los escenarios de- ca para la superación de la división
mográficos en el diseño e implemen- sexual del trabajo y la corresponsabili-
tación de políticas de corresponsa- dad social del trabajo reproductivo.
bilidad entre trabajo productivo y
reproductivo en el contexto latinoa-
mericano y europeo.
• Las interrelaciones entre división se- ESCENARIOS DEMOGRÁFICOS, IGUALDAD
xual del trabajo y autonomía económi- DE GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL
ca de las mujeres, con particular aten-
ción en el acceso al mercado laboral. El foro concluyó que América Latina
• Las experiencias latinoamericanas y presenta un escenario general caracteri-
europeas en materia de políticas de zado por una transición demográfica de-
corresponsabilidad entre trabajo pro- finida por una progresiva reducción de
ductivo y reproductivo y su impacto las tasas de fecundidad y un proceso de
en la igualdad de género y la cohesión envejecimiento de la población. Sin em-
social. bargo, persisten importantes rezagos
demográficos, evidenciados en una pro-
Los anteriores ejes de análisis se deba- porción todavía elevada de embarazos
tieron en base a los escenarios actuales no deseados/planificados en determina-
y las proyecciones a futuro de los dife- dos grupos poblacionales (mujeres ado-
rentes contextos latinoamericanos y lescentes, pobres, indígenas y afrodes-
europeos. La discusión se orientó a la cendientes y mujeres residentes en
búsqueda de respuestas de política pú- zonas rurales). La región presenta una
blica articuladoras de las responsabili- estrecha vinculación entre rezago en la
dades compartidas entre las familias, el transición demográfica y socioeconómi-
Estado y el mercado en relación con el co: aquellos países y segmentos pobla-
trabajo reproductivo. cionales con un patrón más incipiente
de transición demográfica son los que
El foro contó con la participación de re- invariablemente poseen mayores nive-
presentantes gubernamentales, socie- les de pobreza.

* Asesor Regional en Género y Masculinidades. Equipo de Asistencia Técnica para América Latina y Cari-
be. Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA).

27
Luis Mora

Estas tendencias asociadas con la transi- La primera tendencia general represen-


ción demográfica impactan fuertemente ta un período de «bono demográfico»,
en las estructuras familiares y en la com- etapa en la que disminuye la presión de-
posición de los hogares, en la carga de mográfica derivada de la población in-
trabajo reproductivo de las mujeres y en fantil y el peso de la proporción de po-
sus posibilidades de inserción en el mer- blación adulta mayor todavía es bajo, lo
cado laboral. A este respecto, la región cual abre una ventana de oportunidades
presenta dos tendencias generales: para la inversión en capital humano de
la población en edad productiva, la am-
• La progresiva disminución de la tasa pliación de la calidad y cobertura de los
de dependencia demográfica, es de- servicios públicos y la mejora de la cali-
cir, la proporción entre la población dad de vida de la población. El pleno
menor de 15 años y mayor de 60 años aprovechamiento de este «bono demo-
con respecto a la población entre 15 y gráfico» requiere asimismo de la gene-
59 años. Esta situación presenta un ración de empleos productivos.
escenario de progresiva reducción de
la carga de personas dependientes, Esta etapa conlleva en principio una dis-
principalmente menores en este caso, minución de la carga de trabajo repro-
sobre las personas en edad producti- ductivo y de las presiones económicas
va. Ello se expresa asimismo en una de las familias y los hogares, y particu-
disminución de la proporción de de- larmente de las mujeres, derivadas del
pendientes por mujer en edad pro- declive de la fecundidad. Ello debería re-
ductiva. Entre 1950 y 2005, se observa sultar en mayores oportunidades para
que la relación porcentual entre el to- las mujeres en términos educativos y en
tal de dependientes menores y el de su mayor y mejor inserción en el merca-
mujeres en edad productiva se redujo do de trabajo. Sin embargo, el pleno
del 68% al 38% y que este porcentaje aprovechamiento de las oportunidades
continuará disminuyendo hasta me- del «bono demográfico» para las muje-
diados del siglo XXI. res requerirían de políticas de corres-
• La segunda tendencia apunta al aumen- ponsabilidad social del trabajo repro-
to progresivo de la proporción de per- ductivo y de cuidado entre familias,
sonas adultas mayores en la pobla- Estado y mercado, las cuales son muy
ción total. En consecuencia, una vez débiles o inexistentes en el contexto la-
transcurrida la primera cuarta parte tinoamericano. De no ser así, la partici-
del siglo XXI, la tasa de dependencia pación laboral femenina seguirá susten-
demográfica y de dependientes por tándose en estrategias de precarización
mujer en edad productiva empezará a del trabajo reproductivo, derivación del
crecer, aunque en esta etapa por el in- cuidado de dependientes hacia las ado-
cremento del número de dependien- lescentes y adultas mayores y un aumen-
tes adultos mayores. to progresivo de la carga total de trabajo

28
Los flujos entre las familias, el Estado y el mercado

para las mujeres. Las necesidades de de una oferta de servicios públicos de


cuidado derivadas del acelerado proce- cuidado de dependientes influye en las
so de envejecimiento de la población posibilidades de las mujeres para conci-
conllevan una tensión adicional que se liar trabajo productivo y reproductivo,
dejará sentir cada vez con más fuerza en aunque de manera particular en las op-
la región. ciones de generación de ingresos para
las mujeres más pobres.
Más allá de estas tendencias generales,
la transición demográfica presenta tam- La migración constituye un elemento
bién un alto nivel de heterogeneidad transversal en el análisis de la transición
entre países y al interior de diferentes demográfica y su relación con la corres-
grupos socioeconómicos, según perte- ponsabilidad social del cuidado y con la
nencia étnica y edad de la madre. Existe cohesión social en América Latina. La
una relación entre pobreza y altos nive- creciente migración femenina para in-
les de fecundidad, siendo los grupos so- sertarse al sector laboral del cuidado y
cioeconómicos más pobres los que se del trabajo reproductivo en países con
caracterizan por una mayor incidencia mayores niveles de desarrollado consti-
de fecundidad adolescente. Las tasas al- tuye un fenómeno que presenta múlti-
tas de fecundidad reducen las oportuni- ples perspectivas de análisis. En este
dades laborales de las mujeres, incre- sentido, destaca la situación de la Unión
mentan los gastos en educación y salud Europea, donde una parte de la respues-
y aumentan la dificultad para el ahorro. ta a la crisis del cuidado se concentra en
Un mayor ejercicio de los derechos re- la importación de mano de obra migran-
productivos de las mujeres incrementa te. Por su parte, América Latina, una re-
sus opciones de inserción social y labo- gión en desarrollo con un proceso de
ral y sus posibilidades de autonomía transición demográfica relativamente
económica. En general, la alta fecundi- avanzado, exporta mano de obra para el
dad en poblaciones con rezago tran- cuidado a los países desarrollados y
sicional está asociada con una mayor presenta una débil respuesta de política
carga de trabajo reproductivo de las pública ante los propios desafíos que
mujeres, impactando en sus necesida- enfrenta la región en materia de cuida-
des y opciones de trabajar de manera do de dependientes.
remunerada. En este escenario, el acce-
so universal a información, educación y Asimismo, el foro planteó la necesidad
servicios de salud reproductiva es deter- de considerar, en la formulación de polí-
minante. ticas públicas de corresponsabilidad en-
tre trabajo productivo y reproductivo,
Con independencia de las característi- las transformaciones experimentadas
cas sociodemográficas de los hogares y por las familias y los hogares a la luz de
las familias, la debilidad o inexistencia la transición demográfica, el aumento

29
Luis Mora

de la participación femenina en el mer- jeres del mercado laboral. Así, en países


cado laboral y los procesos de reforma como Brasil y Chile, las mujeres que no
del Estado y privatización de determi- participaron nunca o decidieron retirar-
nados servicios sociales, principalmen- se del mercado laboral lo hicieron por
te en el ámbito del cuidado, la salud y motivos relacionados principalmente
la educación. La progresiva reducción con el establecimiento de una unión, la
del porcentaje de familias nucleares, el maternidad y las responsabilidades fa-
aumento de las jefaturas de hogar fe- miliares. En el caso de Chile, por ejem-
meninas, la aparición de nuevos arre- plo, cuando se analiza este comporta-
glos familiares o el ciclo de vida de las miento según quintiles de pobreza, el
familias constituyeron también parte porcentaje de mujeres que no buscaba
del debate. trabajo por atender las tareas domésti-
cas era de un 56%, encontrándose una
brecha de hasta veinte puntos porcen-
tuales entre las mujeres pertenecientes
DIVISIÓN SEXUAL DEL TRABAJO al quintil más alto (41%) y las mujeres
Y AUTONOMÍA ECONÓMICA del quintil más bajo (61%). Las encues-
DE LAS MUJERES tas y estudios realizados en la región
evidencian que el trabajo reproductivo
La tasa de participación laboral femeni- representa un importante factor de no
na ha aumentado considerablemente en integración de las mujeres al trabajo re-
las últimas décadas en América Latina y munerado y, en consecuencia, de acce-
Caribe, aunque sigue siendo considera- so a la autonomía económica.
blemente más baja que la masculina.
Los países más pobres, con economías La estructura familiar es otro elemento
más informalizadas y políticas sociales determinante para la inserción social y
más débiles, son los que presentan ma- económica de las mujeres. Si la presen-
yores tasas de participación laboral fe- cia de hijos/as o dependendientes adul-
menina en la región. tos mayores en el hogar no modifica los
niveles de participación laboral mascu-
La participación laboral de las mujeres, lina, en el caso de las mujeres la exis-
al contrario de lo que ocurre en el caso tencia de dependientes es un factor de-
de los hombres, se encuentra fuerte- terminante. Este fenómeno presenta
mente condicionada por variables tales variaciones según el estatus de la mujer
como el número y edad de los depen- dentro del hogar. En general, la tenden-
dientes y la posición de la mujer dentro cia muestra que la participación laboral
del hogar (cónyuge, jefa de hogar, etc.). de las mujeres jefas de hogar aumenta
El trabajo reproductivo constituye, en significativamente con la presencia de
determinados contextos, la principal ra- al menos un menor en el hogar, mien-
zón de no entrada o de salida de las mu- tras que en el caso de las mujeres cón-

30
Los flujos entre las familias, el Estado y el mercado

yuges el incremento es significativa- tanto en las zonas rurales como urba-


mente menor. Cuando existe presencia nas.
de dos o más menores en el hogar, las
consecuencias son heterogéneas según En este contexto, la existencia o no de
los países; sin embargo, en países servicios públicos de cuidado de depen-
como Brasil y México, que presentan dientes constituye un factor determi-
las mayores poblaciones de la región, nante para la corresponsabilidad del tra-
la tendencia es a una disminución de la bajo reproductivo entre familias y
participación laboral de las mujeres Estado, pero también en relación con la
tanto cónyuges como jefas de hogar, promoción de la igualdad de género, la
aunque mucho más acentuada en las autonomía económica de las mujeres y
cónyuges. la reducción de la pobreza. Un estudio
de la OIT realizado en Brasil sobre el im-
En relación con la presencia de adul- pacto de los servicios de cuidado infan-
tos/as mayores e inserción laboral de til en la participación laboral y la genera-
las mujeres en América Latina, la princi- ción de ingresos de las mujeres mostró
pal fuente de atención y cuidado a la po- que tanto en los hogares con niños/as
blación adulta mayor se produce dentro entre 0 y 3 años como en aquellos con
del hogar, estando principalmente a car- menores entre 4 y 6 años, la asistencia a
go de las mujeres. Esta situación impac- servicios de guardería o centros de edu-
ta en las posibilidades y modalidades de cación preescolar estaba claramente co-
inserción laboral de las mujeres a cargo rrelacionada con una mejora en las con-
de adultos mayores. En Brasil, por ejem- diciones de inserción laboral de las
plo, se dispone de evidencias que mues- mujeres en edad productiva de esos ho-
tran que las mujeres de hogares bipa- gares. En los hogares con niños/as entre
rentales con presencia de adultos 0 y 3 años, los resultados eran de un in-
mayores participan menos en el merca- cremento del 17% en la participación la-
do de trabajo. boral femenina, así como un aumento
del 24% en el ingreso familiar promedio
Las posibilidades de participación labo- y del 34% en el ingreso promedio de las
ral de las mujeres pobres, particular- mujeres. Las ventajas en el ingreso pro-
mente de las cónyuges, se han revelado medio de las mujeres de los hogares
determinantes en relación con la proba- más pobres donde había acceso a servi-
bilidad de salir de la pobreza o evitar cios de cuidado infantil eran considera-
caer en ella. Así, estudios realizados por blemente mayores que para las mujeres
CEPAL evidencian que la posibilidad de de los hogares más ricos.
generación de ingresos por parte de la
mujer cónyuge de un hogar biparental De igual manera, el foro llamó la aten-
produce una diferencia significativa en ción sobre los efectos perversos de cier-
los niveles de pobreza de los hogares, tas medidas consideradas conciliatorias

31
Luis Mora

entre trabajo productivo y reproductivo, Desde la mirada latinoamericana, se


como por ejemplo la flexibilización la- planteó la necesidad de contextualizar
boral, en términos de igualdad de géne- las políticas de corresponsabilidad y co-
ro y participación femenina en el merca- hesión social en los diferentes modelos
do laboral. de Estado y regímenes de bienestar pre-
valecientes en la región. En ese sentido,
se llamó la atención sobre la existencia
de un conjunto de países con procesos
LAS POLÍTICAS DE CORRESPONSABILIDAD de modernización tardía, Estados con
ENTRE TRABAJO PRODUCTIVO escasa experiencia redistributiva y mer-
Y REPRODUCTIVO: IMPACTOS cados laborales altamente informaliza-
EN LA IGUALDAD DE GÉNERO dos. En consecuencia, se concluyó que
Y LA COHESIÓN SOCIAL el carácter emergente del debate sobre
la corresponsabilidad entre trabajo pro-
El último eje de discusión del foro se ductivo y reproductivo y la heterogenei-
centró en un análisis teórico-conceptual, dad de escenarios regionales requiere
contextual y de política pública sobre la de un proceso de construcción de «sen-
corresponsabilidad entre trabajo pro- tidos comunes» políticos y técnicos en
ductivo y reproductivo en América Lati- torno a la definición del problema y a las
na y en la UE. Desde la experiencia euro- respuestas de política pública, así como
pea, se debatió sobre la conciliación en términos de identificación de actores
como respuesta a las políticas de género sociales y políticos promotores de esta
y bienestar social. En ese sentido, se agenda.
hizo un recorrido por el origen y la evo-
lución de las políticas de conciliación, El foro planteó la necesidad de proseguir
surgidas como parte de las Estrategias el proceso de contextualización de la co-
de Empleo de la UE para alcanzar una rresponsabilidad al escenario latinoame-
tasa de participación laboral femenina ricano, transitando progresivamente de
del 60% y vinculadas también a una polí- un ejercicio académico y analítico a una
tica de incentivos a la natalidad, pero propuesta política y de construcción ciu-
desvinculadas de una agenda por la dadana para la ampliación de derechos.
igualdad de género que permita una real En este sentido, la experiencia de la Polí-
redistribución de las tareas domésticas tica Nacional de Equidad e Igualdad de
dentro del hogar o de una regulación de Género de Costa Rica resultó ilustrativa.
los tiempos de trabajo que reduzca las Asimismo, se planteó la importancia de
jornadas laborales de las personas con articular propuestas de cambio cultural,
responsabilidades familiares y penalice políticas públicas orientadas a la corres-
socialmente la disponibilidad laboral ab- ponsabilidad y coaliciones de actores
soluta. políticos y sociales.

32
UN PROYECTO POLÍTICO-SOCIAL: DEBATE Y PRINCIPALES LÍNEAS
DE CONCLUSIONES
Pilar Carrasquer *

I. INTRODUCCIÓN: UNA APUESTA autor titulaba su obra, podríamos añadir


POR LO POLÍTICO que, en la actualidad, esa gran transfor-
mación pasa, a su vez, por la presencia
El Foro 3 ha tenido como objetivo abor- de un nuevo sujeto político, las mujeres,
dar la dimensión más política en la rela- cuyas aportaciones y demandas ponen
ción entre género y cohesión social. De en cuestión los mimbres sobre los que
ahí su título: Un proyecto político-social. habitualmente se ha investigado y cons-
Se trataba de incidir en algunas de las truido la cohesión social. Esos son los
cuestiones clave en el debate actual so- retos de fondo que han orientado el tra-
bre ciudadanía, haciéndonos eco de las bajo en este foro.
reflexiones, aportaciones y demandas
que, sobre esta cuestión, se han plante- Como en el resto de foros de debate, se
ado desde una perspectiva de género. ha querido favorecer el diálogo entre
En un sentido más amplio, se trataba de distintas realidades (latinoamericana y
reflexionar sobre la bondad y la idonei- europea, española, en concreto) y entre
dad de revisar el concepto de cohesión distintas aproximaciones más o menos
social en clave de género. explícitamente sensibles a la dimensión
de género. Mientras que, desde el punto
Tal como se planteó en la sesión de de vista de los contenidos, nos ha inte-
apertura del seminario presencial cele- resado dar cabida y voz tanto a los as-
brado en Barcelona, la idea de cohesión pectos que parecen suscitar mayor con-
social se ubica hoy en el centro del de- senso (la necesidad de reformular el
bate porque, como ya nos sugería K. Po- contrato social entre géneros, por ejem-
lanyi hace algunas décadas, parece difí- plo) como aquellos menos visibles
cil que el mercado constituya la única cuando se piensa en términos de políti-
herramienta de cohesión social, si por ca y de políticas (el derecho a decidir so-
tal entendemos una sociedad mínima- bre el cuerpo). A nuestro modo de ver,
mente igualitaria, poco polarizada y que ambas dimensiones conformarían el
permita generar un cierto sentido de núcleo actual de las cuestiones a discu-
pertenencia. En un momento de preemi- tir en una hipotética agenda académica
nencia del mercado, de cambios socia- y política sobre igualdad entre géneros.
les, como la movilidad por razones eco- Una dimensión ineludible a la hora de
nómicas, vinculados al fenómeno de la definir cohesión social. En este sentido,
globalización, entre otros, parecía perti- planteamos cuatro grandes líneas temá-
nente reflexionar sobre aquello que, en ticas:
definitiva, permite la vida en sociedad.
Además, ampliando el alcance de la La primera de ellas justamente tiene
«gran transformación» con la que dicho que ver con lo que podríamos denomi-

* Departamento de Sociología. Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

33
Pilar Carrasquer

nar «nuevos derechos» de ciudadanía, Finalmente, dejamos una línea de refle-


esto es, el derecho a decidir sobre el xión abierta en relación a cómo se po-
propio cuerpo o, desde un prisma más dría definir, o redefinir hoy, la cohesión
novedoso, el derecho al cuidado. Marta social en manos de Martín Hopenhayn,
Lamas ha sido la encargada de introdu- responsable de proponernos algunas
cir estos temas, cuyos contenidos han reflexiones en torno a este tema. La ver-
dado pie a una interesante discusión sión inicial de su intervención, expresa-
con R. Osborne. mente «ciega al género», ha servido de
contrapunto al resto de planteamientos.
La segunda línea de discusión incide
en la cuestión de la solidaridad, como
aspecto nuclear de la ciudadanía. Un
aspecto que pretendíamos abordar II. LA DIMENSIÓN POLÍTICA DEL CUERPO
desde la relectura de lo público y lo pri-
vado, haciendo visibles las relaciones Cabe señalar, de entrada, como una de
de poder en el interior de la familia. La las principales conclusiones del deba-
te, que se empezó discutiendo de pro-
ponencia de María Jesús Izquierdo ha
yecto político y acabamos centrando
planteado estas cuestiones en clave de
nuestra atención en el cuidado. En
cómo repensar ese concepto de ciuda-
efecto, el hilo conductor del debate ha
danía. Se entiende que el concepto li-
sido considerar que las mujeres contri-
beral de ciudadanía de origen marsha-
buyen al bienestar cotidiano y al des-
liano, a pesar de su ampliación a todo
arrollo de y en nuestras sociedades, a
un conjunto de derechos sociales, res-
través de ese trabajo de cuidado, por
ponde a un modelo de sociedad que supuesto de sí mismas, pero, sobre
descansa sobre las desigualdades de todo, de cuidado de los demás. Un cui-
género. dado que se extiende desde los aspec-
tos ligados a la reproducción biológica
La tercera recoge la cuestión del contra- hasta aquellos que posibilitan la propia
to social entre hombres y mujeres y la reproducción social. Bajo ese prisma
necesidad de su replanteamiento. La se puede hacer visible la decidida con-
ponencia de Patrocinio de las Heras nos tribución femenina a la cohesión so-
ha permitido discutir sobre ello. Se trata cial. Aunque, con idéntica claridad se
de un contrato implícito, apenas percep- constata que esa contribución es siste-
tible socialmente y por lo común acep- máticamente poco reconocida, cuando
tado con mucha más naturalidad que no negada, por lo menos en los térmi-
otro tipo de pactos sociales. Se ha queri- nos en los que esas mismas socieda-
do poner encima de la mesa la necesi- des aprecian, valoran y, en cierto
dad de ese nuevo contrato y de intentar modo, retribuyen o premian otro tipo
imaginar sus contenidos. de contribuciones.

34
Un proyecto político-social: debate y principales líneas de conclusiones

Cada una a su modo, las distintas apor- III. EVALUAR LO APRENDIDO COMO
taciones y el debate desarrollado en el HERRAMIENTA DE FUTURO
foro virtual han incidido en alguno de
los aspectos que mejor permiten identi- La discusión ha sido sumamente intere-
ficar lo negado y proponer aspectos de sante y muestra el saber colectivo acu-
reflexión y de intervención que puedan mulado en torno al género y a las des-
derivar en unas nuevas reglas de juego igualdades de género. También en lo
social. Esto es, en un nuevo contrato se- que se refiere a valorar críticamente el
xual o entre géneros. Se entiende que camino andado hasta ahora, de modo
esa negación se expresa en los límites a que se puedan mejorar las actuaciones
la capacidad de decisión propia, en la in- futuras. A título de ejemplo, vale la pena
visibilidad del trabajo femenino, en la destacar dos cuestiones que han sido
invisibilidad de las mujeres como prota- ampliamente debatidas.
gonistas de lo político. Asimismo se
aprecia cómo las mujeres son capaces La primera de ellas tiene que ver con los
de generar discurso, de crear tejido so- posibles modelos de referencia a seguir
cial y político y de proponer actuaciones en el diseño de políticas. Desde el pun-
inclusivas que van más allá de su propio to de vista de la cooperación y del in-
género. En definitiva, de generar cohe- tercambio de experiencias, nos hemos
sión social. interrogado sobre la viabilidad de pro-
puestas y de políticas que tienen senti-
En ese contexto de debate, el cuerpo se do en determinados entornos sociocul-
ha convertido en una especie de metá- turales o en determinadas estructuras
fora a través de la cual se puede dar sociales pero no en otras, como apunta-
cuenta de esa realidad de aportaciones ba P. Díaz Romero en el foro virtual. Un
no siempre ni a menudo reconocidas, aspecto, el del respeto a la heterogenei-
así como de las necesidades y deman- dad y a la propia historia, si se quiere
das propias y ajenas que ese cuerpo expresar así, que cada vez se reclama
plantea. El derecho al propio cuerpo y el con mayor fuerza a la hora del diseño y
derecho al cuidado se erigen en núcleo la implementación de políticas sociales
en torno al cual se articulan los nuevos y, más específicamente, de políticas de
derechos de ciudadanía, pero también igualdad. En particular porque parece
sobre los que descansan antiguas y re- ineludible comprender los entornos so-
visitadas servidumbres y solidaridades bre los que se opera y las peculiares
entre los géneros y en el interior de cada configuraciones de la relación entre fa-
uno de ellos. milia, Estado y mercado que se dan en
cada país o ámbito de intervención. En
ningún caso se trataba de revivir el de-
bate entre universalismo y particularis-
mo, como puntualizaba M. C. Feijoo,

35
Pilar Carrasquer

sino de insistir en la coherencia y viabili- políticas sectoriales junto con el acento


dad de las iniciativas, así como de las en la transversalidad.
estrategias para lograr los objetivos
que, en cada caso, se pretendan.

La segunda de las cuestiones a destacar IV. UN DEBATE ABIERTO Y PLURAL


tiene que ver con la idea de transversali-
dad. Se ha considerado que género, po- El debate ha sido enriquecedor, además,
líticas de género y transversalidad pare- porque se ha planteado desde posicio-
cen formar parte del acervo común de nes institucionales y puntos de vista dis-
conocimiento y experiencia tanto en tintos, de modo que se han producido
Europa como en Iberoamérica. Pero encuentros y desencuentros con respec-
también se han abierto interrogantes to a las cuestiones planteadas. Así, ha
con respecto a los retos que supone la habido consenso en cuanto a la necesi-
transversalidad. Una temática retomada dad de:
con fuerza en el seminario presencial al
abordar el balance de las políticas lleva- 1. Los nuevos derechos ligados al
das a cabo. En este caso, la incorpora- cuerpo y a la reproducción.
ción, desde la Conferencia de Pekín, de 2. La necesidad de abordar el tema de
la transversalidad en la agenda política los cuidados como aspecto nuclear
presenta un escenario de luces y som- en el nuevo contrato sexual.
bras. Luces porque transversalidad sig- 3. La necesidad de actuar sobre el otro
nifica el reconocimiento de la centrali- género, es decir, sobre el género
dad de la igualdad de género en el masculino, a tenor de las distintas
debate social y en la actuación política. políticas e intervenciones llevadas a
Sombras porque el énfasis en la trans- cabo hasta ahora y de sus límites.
versalidad parece diluir el empeño y los
recursos específicamente destinados a Sin embargo, esos puntos de acuerdo
promover dicha igualdad. Sin duda, se no significan la ausencia de desen-
trata de una cuestión que preocupa y cuentros, de matices o, simplemente,
que va a centrar la reflexión en el futuro de interrogantes abiertos en cuanto al
inmediato. A título de ejemplo, vale la posible alcance de esos derechos y so-
pena revisar el monográfico de Social bre cómo y qué abordar en forma de
Politics: International Studies in Gender, políticas. Sin ánimo de exhaustividad,
State and Society, publicado en otoño se podrían destacar las cuatro cuestio-
de 2005, alguna de cuyas aportaciones nes siguientes: ¿Cómo abordamos el
han sido mencionadas en el debate. Por tema de los derechos en torno al pro-
el momento, parece imponerse la pru- pio cuerpo? ¿Qué incluimos? ¿Hasta
dencia, en el sentido de que se ha consi- dónde se avanza como derecho de ciu-
derado la necesidad de mantener las dadanía?

36
Un proyecto político-social: debate y principales líneas de conclusiones

Después del conocido lema «lo personal Por otro lado, en relación al cuerpo,
es político» que aireó la necesidad de también se ha reflexionado sobre las
dotar a las mujeres de capacidad de de- bondades y los inconvenientes del des-
cisión sobre su propio cuerpo y, sobre arrollo de políticas o de la promulgación
todo, sobre su sexualidad, el desarrollo de normas que van más allá de lo que la
teórico y las demandas sociales en este sociedad demanda y al revés. Dicho de
campo han abierto el camino hacia pro- otro modo, cuál es o cuáles son, en rea-
puestas y demandas que van más allá lidad, los sujetos que encarnarían esas
de lo que, quizá, conformaría el campo demandas, qué representan y de qué ar-
de los análisis sobre la desigualdad de gumentos se dispone para hacerlas va-
género. La temática de la transexuali- ler. Son cuestiones que quedan abier-
dad, de la identidad sexual, pero tam- tas.
bién el debate en torno a la prostitución
o la apertura de nuevas líneas de inves- La solidaridad entre géneros e interge-
tigación ligadas a la reproducción bioló- neracional: el tema del cuidado. ¿Qué
gica, pivotan sobre el cuerpo. entendemos por cuidado? ¿Cómo abor-
damos el derecho al cuidado en la vida
En relación a todo ello se han planteado cotidiana? ¿Quién y cómo se hace cargo
dos grandes líneas de reflexión. Por un del cuidado?
lado, el cuerpo es, en efecto, algo perso-
nal, sobre lo que cada cual debería tener El concepto de solidaridad subyace en
derecho a decidir; pero, al mismo tiem- la idea de cohesión. Pero solidaridad no
po, el cuerpo es político, esto es, algo significa equidad. En cierto modo, el
sujeto a discusión y regulación. El cuer- cuidado se inscribe en la lógica de la so-
po expresa relaciones de poder. ¿Cómo lidaridad básica que permite la repro-
traducir e incorporar ese conjunto de ducción de la especie y la reproducción
posibles demandas, a veces, deseos, social: cuidamos al mismo tiempo que
bajo el paraguas de la ciudadanía? transmitimos unas maneras de hacer,
¿Cómo hacer de modo que ese recono- unos valores. La división sexual del tra-
cimiento no genere mayores desigual- bajo relega buena parte del cuidado a la
dades o reproduzca las ya existentes? esfera doméstica y define al género fe-
En definitiva, como apuntaba M. Jesús menino como principal protagonista. En
Izquierdo en el seminario presencial, el marco de esa división sexual del tra-
¿cómo conjugar los proyectos propios bajo, se explica la valoración positiva de
sin poner en duda la cohesión social? El todo lo que tiene que ver con la «esfera
concepto de «ciudadanía íntima» de pública» mientras se minusvalora lo
Plummer que recogía R. Osborne, sinte- que tiene que ver con la «esfera priva-
tiza esa inquietud, a pesar de que conti- da». La propia construcción de lo públi-
núa dejando muchas preguntas sin res- co y de lo privado aparece íntimamente
puesta. relacionada con la división sexual del

37
Pilar Carrasquer

trabajo y con las relaciones de género. tión pues afecta al reconocimiento de


Pero, cabe añadir de inmediato, que buena parte de la aportación femenina
tampoco se trata sólo de una cuestión a la sociedad y constituye uno de los as-
de reconocimiento: presencia en la esfe- pectos nucleares de las desigualdades
ra pública significa acceso a los distin- de género y de la subordinación feme-
tos recursos y beneficios sociales, in- nina.
cluidos aquellos que se inscriben en una
lógica de redistribución de los mismos. De ahí que el cuidado se convierta en el
Si se quiere expresar así, estamos ante tema de fondo del nuevo pacto entre gé-
una forma de solidaridad que penaliza neros: ¿cómo afrontarlo?
las mujeres.
En este punto, la coincidencia de pare-
Más aún, ¿cómo lidiar la cuestión de la ceres está en la necesidad de correspon-
autonomía personal con la necesaria sabilidad entre géneros. Aunque no
solidaridad? No hay respuesta fácil. Sin parece evidente que esa corresponsabi-
embargo, puesto que no podemos so- lidad pueda darse sin más, ni que por sí
brevivir sin cuidados, parece que se im- sola la corresponsabilidad genere un es-
pone la tarea de hacerlo socialmente vi- cenario social más igualitario. Varias lí-
sible y de encarar cómo afrontarlo. El neas de reflexión surgen de esa sospe-
punto de acuerdo se ha expresado en la cha.
obligación de abordar el cuidado como
necesidad social básica. Razón por la En primer lugar, está la cuestión del mo-
cual, ese cuidado debería ser reconoci- delo de sociedad en que esa correspon-
do como derecho de ciudadanía y sabilidad operaría. Se ha recordado que
afrontado como tal. De otro modo, se vivimos en una sociedad desigual orga-
corre el riesgo de que el acceso al cui- nizada en torno a los ritmos y prestigios
dado se convierta, de nuevo, en fuente que se definen en la arena pública. Sien-
de desigualdad social, no sólo desde el do así cabe preguntarse, en segundo lu-
punto de vista de género, como habi- gar, por qué quienes mejor parados sa-
tualmente sucede dada la actual divi- len de ese estado de cosas deberían
sión sexual del trabajo, sino también de abandonar el privilegio para devenir co-
clase o de etnia. Algo que ya ocurre en rresponsables de algo que esa misma
la actualidad, especial pero no exclusi- sociedad ni valora ni prestigia. Las pro-
vamente, en los países con un estado pias políticas de igualdad reflejan esa
de bienestar débil y/o de tradición fami- cosmovisión. Cierto es que las políticas
lista. Sin embargo, el debate permane- de género tienen como objetivo acercar
ce abierto en lo que concierne tanto a la a las mujeres a la esfera pública, como
definición de cuidado como al posible mecanismo imprescindible para favore-
alcance de ese social care. Sea como cer su capacidad de decisión y de actua-
sea, este parece ser el centro de la cues- ción, como bien se argumenta en la po-

38
Un proyecto político-social: debate y principales líneas de conclusiones

nencia de M. P. de las Heras. Se trata de V. FINALMENTE, UNA ÚLTIMA CUESTIÓN


propiciar el empoderamiento femenino, A DESTACAR, DE LAS MUCHAS QUE
si se quiere expresar de esta forma. SE HAN PROPUESTO: LA CUESTIÓN
Pero, sin duda, esas políticas son tam- DE LA EXIGIBILIDAD
bién un reflejo de la misma jerarquía de
valores y prestigios sociales que se pre- El concepto de exigibilidad ha suscitado
tende socavar para lograr una mayor una cierta controversia, tanto en el foro
igualdad entre géneros. Nos encontra- como, sobre todo, en el seminario pre-
mos, pues, ante una contradicción que sencial. Martín Hopenhayn comentaba
hace falta afrontar para poder encarar con acierto, en el foro virtual, que hoy
mejor el reto de la igualdad y del nuevo disponemos de todo un bagaje de políti-
pacto o contrato sexual. cas y de actuaciones, incluso algunas de
ellas orientadas hacia el género mascu-
Desde este punto de vista, no es de ex- lino, pero que, en muchas ocasiones,
trañar que, en tercer lugar, en el debate esas políticas y esas actuaciones tienen
se hayan planteado las bondades y los un desarrollo y una aplicación práctica
inconvenientes que nos depararía el menor a lo esperado, pues no se prevé
desarrollo de unas políticas más acor- cómo y de qué manera se va a exigir su
des con la experiencia de las mujeres. aplicación. Sin embargo, esa primera in-
Con otras palabras, se ha discutido so- quietud ha adquirido mayor amplitud al
bre la dimensión diferencia/desigual- preguntarnos qué se quiere expresar, en
dad, o de reconocimiento/redistribu- realidad, con la idea de exigibilidad.
ción, por emplear la terminología de ¿Exigibilidad con relación a qué? ¿A
N. Fraser. En este punto, la controver- quién?
sia se ha saldado con un acuerdo de
mínimos: se trataría de promover for- Sin pretender agotar o cerrar el debate,
mas de cohesión social que incorporen las posibles respuestas a esos interro-
dicha experiencia, pero que no mitifi- gantes podrían ir en un doble sentido.
quen el género femenino o el universo Exigibilidad en términos de mínimos,
femenino y la feminidad, tal como se esto es, entendiéndola como la posibi-
han construido socialmente, pues no lidad de exigir y hacer cumplir aquello
dejan de ser fruto de esa misma des- que ya se tiene (acuerdos, políticas,
igualdad entre géneros que se preten- etc.). Pero también exigibilidad en tér-
de paliar. Cabría añadir, a continuación, minos más amplios, relacionada con el
que esa misma precaución debería pre- objetivo de promover una redistribu-
sidir la lectura y la valorización del uni- ción más equitativa de los nuevos de-
verso masculino y de la definición de rechos y deberes o responsabilidades
masculinidad. que conformarían el concepto de ciu-
dadanía. Es otro modo de llamar la
atención sobre algo que preocupa: el

39
Pilar Carrasquer

temor a que la dimensión de género, igual desde un punto de vista de gé-


hoy en boga, se quede en una especie nero.
de toque de distinción o de corrección
política. Para ello seguramente va a ser necesa-
rio un profundo cambio social y cultural,
en el que ambos géneros deberán re-
plantearse sus presupuestos y relacio-
VI. UNA BREVE REFLEXIÓN FINAL nes de partida. Y, en este sentido, de
cara al futuro quizá sea necesario plan-
Para concluir, uno de los aspectos a re- tearse la pregunta de qué estamos dis-
saltar del foro es la apreciación del enor- puestas a ceder y qué nos parece irre-
me camino andado hasta ahora, ya sea nunciable en la negociación de ese
desde el punto de vista de la reflexión nuevo contrato sexual. Como nos recor-
teórica como en el del desarrollo de po- daba una de las jóvenes estudiantes de
líticas. Sabemos qué aportan las muje- periodismo que siguieron el debate vir-
res, cómo y porqué. Conocemos tam- tual, nos encontramos ante un proceso
bién las repercusiones de todo ello en de cambio que implica, ineludiblemen-
términos de desigualdades de género. te, remover el sustrato cultural y simbó-
Nos falta avanzar en cómo hacer social- lico que conforma las actuales relacio-
mente visible, reconocida y redistribui- nes de género, si queremos que ese
da esa aportación, de forma menos des- nuevo contrato sexual resulte viable.

40
I. GÉNERO Y COHESIÓN SOCIAL

En la primera sección del libro se pre- sobre el propio cuerpo si no existen


sentaron los ejes de análisis que sinte- condiciones sociales de acceso a ellos.
tizan la discusión de intercambios de Se requiere la creación de un nuevo sis-
ideas y reflexiones político-teóricas so- tema social, y nuevas políticas públicas,
bre género y cohesión social de los fo- con mecanismos claros que garanticen
ros del seminario on line. el bienestar colectivo y el respeto a la
autonomía personal. Es imprescindible
En las ponencias de esta sección se el bienestar colectivo y autonomía per-
analizan los temas básicos vinculados sonal.
al género y la cohesión social. Partimos
de las reflexiones vinculadas a la exis- C. Gomes se encarga de analizar la tran-
tencia corporal y a la reproducción de sición demográfica y las desigualdades
los seres humanos, porque sin perso- sociales en América Latina teniendo
nas no hay sociedad ni cohesión social. como referente de comparación Europa.
A continuación se analiza la cohesión Pone especial énfasis en los cambios
social, sus características y sus formas demográficos vinculados a los avances
concretas. tecnológicos y a la promoción de la divi-
sión de las tareas domésticas con los
El primer artículo de M. Lamas compar- hombres y cómo todo ello ha afectado
te algunas reflexiones relativas al dere- las prácticas de las mujeres en cuanto al
cho a decir sobre el propio cuerpo. Se tiempo que ellas necesitan para dedicar-
parte de lo esencial; la existencia de los se al trabajo reproductivo y al trabajo
seres humanos es corporal, por lo tanto doméstico. Para ello analiza las siner-
el derecho a tomar decisiones sobre el gias entre transición demográfica y des-
propio cuerpo se debe perfilar como un igualdad social en América Latina, lo
derecho básico. Sin embargo, cada so- que inevitablemente afecta fuertemente
ciedad elabora simbólicamente su con- a las mujeres.
cepción del cuerpo a partir de lo cual se
desarrollan una serie de análisis respec- Por su parte M. Hopenhayn nos introdu-
to a los efectos que tiene el uso del cuer- ce al tema de la cohesión social resca-
po en los diversos ámbitos de vida y sus tando algunos elementos de la visión
consecuencias. Al mismo tiempo esta clásica de la sociología y proponiendo
idea de decidir sobre el propio cuerpo una mirada dialéctica de cohesión social
nos hace reflexionar respecto a temas entre inclusión social y sentido de perte-
claves en el plano de la sexualidad, ya nencia. Destaca que para América Lati-
que sí reconocemos que hay nuevas na este tema adquiere otros sentidos,
identidades, la prostitución, inmigra- asociados a urgencias propias de un
ción, etc. Por ello es fundamental subra- desarrollo excluyente y vinculándola a
yar que no basta la titularidad de los de- la ciudadanía y el género ya que la pér-
rechos relativos al derecho a decidir dida de cohesión social tiene que ver

41
Género y cohesión social

con la ciudadanía vulnerada. Desde la decir, analizar la relación de los siste-


perspectiva de la teoría democrática y mas familiares de cuidados y protec-
del Estado de Bienestar, plantea que la ción, el grado de reducción de la depen-
cohesión social tiene una alta correla- dencia del individuo respecto de la
ción con la plena titularidad de derechos familia y en su formulación inversa, el
civiles, políticos y sociales. En todas es- aumento de la capacidad de control del
tas dimensiones hay brechas por géne- individuo de recursos económicos, in-
ro que colocan a las mujeres en una si- dependientemente de las reciprocida-
tuación de mayor dependencia material, des familiares o conyugales. En este
peor equilibrio entre esfuerzos y reco- contexto son indispensables políticas
nocimientos, menor acceso al poder de- estatales y de responsabilidad social de
cisorio en los distintos niveles, y menor las empresas, así como cambios en la
decisión sobre sus propios cuerpos. Si regulación de la esfera productiva y la
la cohesión social requiere de una con- organización laboral, y políticas públi-
dición igualitaria en términos de ciuda- cas que favorezcan la conciliación entre
danía, las dimensiones de desigualdad trabajo y familia. Afirma que los regí-
y subordinación por género recién plan- menes de bienestar deben ser conside-
teadas claramente atentan contra dicha rados bisagras que articulan esferas en
condición de igualdad. las que se asienta la condición subalter-
na de la mujer. Pero también, debido a
Finalmente A. Sojo mediante su artícu- que precisamente esa condición subal-
lo nos lleva a una interesante revisión terna genera vulnerabilidades y riesgos
de la temática de cohesión social, géne- específicos, deben considerarse políti-
ro y regímenes de bienestar en América cas de conciliación adecuadas en razón
Latina y el Caribe. Afirma que Estado, de las transformaciones demográficas
Mercado y Familia en tanto haz del y familiares. Así se abren posibilidades
bienestar social como objeto de política inéditas para buscar compatibilizar
(en la perspectiva de Esping-Andersen) equidad de género, desafíos demográ-
nos obliga a evaluar entre otras cosas ficos y reformas de los sistemas de pro-
los efectos de la de-familiarisation, es tección social.

42
1. ALGUNAS REFLEXIONES RELATIVAS AL DERECHO A DECIDIR
SOBRE EL PROPIO CUERPO*
Marta Lamas

1. ¿En qué consiste decidir sobre el plica una integralidad orgánica, men-
propio cuerpo? En principio, en la posi- tal y psíquica.
bilidad de usar la libertad para tomar
decisiones autónomas, algunas con 3. El cuerpo es un signo, y emite men-
apoyo del Estado. Esto abarca una va- sajes. Por eso sigue siendo el factor por
riedad de cuestiones, unas que ya se re- excelencia de las clasificaciones socia-
alizan «por la libre», otras que se acep- les básicas; en él están inscritos sexo,
tan y cuentan con aprobación del edad, etnia, clase social, etc. Además, se
Estado, y otras más que todavía son pueden matizar esas clasificaciones se-
«ilegales». gún la forma, el peso y la condición físi-
ca que tenga el cuerpo observado, e in-
2. Dado que la existencia de los seres troducir valoraciones de acuerdo a las
humanos es corporal, el derecho a to- modificaciones con que cuenta: ciru-
mar decisiones sobre el propio cuerpo gías, tatuajes, etc.
se perfila como un derecho básico. Los
cuerpos son la síntesis de un proceso Pero el cuerpo también es una mercan-
biológico, una estructuración psíquica, cía. Estamos rodeados de propuestas
una producción cultural y un momento publicitarias asociadas al cuerpo, ple-
histórico. Cada sociedad elabora sim- nas de juventud, salud y belleza, con
bólicamente su concepción del cuerpo. una promesa implícita de sexualidad
La de la cultura judeocristiana occiden- glamorosa. Y, al mismo tiempo, existe
tal —ligada al individualismo como es- un siniestro mercado negro de cuer-
tructura social y a la vigencia de un pos: tráfico sexual, esclavitud laboral,
discurso racionalista— olvida que el tráfico de personas indocumentadas,
cuerpo alberga al inconsciente. El etcétera.
cuerpo, que está en el centro de la vida
relacional y política, en el centro del Y pese a que jurídicamente se acepta la
simbolismo social, igualmente está en posibilidad de disponer de partes del
el imaginario de la actividad psíquica cuerpo, siempre y cuando ello se realice
individual. Por eso, al hablar de «cuer- sin obtener un beneficio económico,
po» no sólo hay que considerar a los como donación altruista, la realidad es
procesos orgánicos y mentales cons- que también existe un mercado de órga-
cientes, sino también reconocer los nos, gametos y servicios corporales de
procesos inconscientes. El cuerpo im- variado signo.

* Al agradecimiento por los comentarios críticos que Marta Acevedo, Haydeé Birgin, Pedro Morales
Aché y Hortensia Moreno realizaron a la primera versión de este texto sumo mi reconocimiento agradeci-
do a las y los comentaristas del Foro 3: Pilar Carrasquer, Pamela Díaz-Romero, María del Carmen Feijoo,
Morgan Quero y Raquel Osborne. También me he beneficiado de los ensayos de María Patrocinio de las
Heras, Martín Hopenhayn y María Jesús Izquierdo. Como siempre, los relevo de responsabilidad de lo
aquí escrito.

43
Marta Lamas

4. La ley permite que se disponga del En aceptar o no ese deber, que conlleva
propio cuerpo como una mercancía que el proceso de gestación y parto, es don-
se puede vender abiertamente. Pero lo de se juega una de las batallas principa-
que resulta aceptable cuando se inter- les por el derecho a decidir de las muje-
preta como la venta de la fuerza de tra- res. En América Latina la posibilidad de
bajo de una obrera, empleada o profe- interrumpir un embarazo no deseado
sionista, escandaliza o deprime cuando todavía no es una posibilidad legal.
se interpreta como la venta de sexo.
Cuando las trabajadoras sexuales plan- 6. La reproducción asistida ha cimbra-
tean la «prostitución» como una moda- do los supuestos consagrados de la ide-
lidad de trabajo que escogen volunta- ología occidental respecto de la filiación
riamente, nos reclaman el respeto a su y la descendencia, instaurando el víncu-
derecho a «elegir». lo simbólico por encima del biológico y
elaborando una nueva jurisprudencia
La postura contractualista de algunas en relación a la maternidad y la pater-
trabajadoras sexuales se desmarca de nidad. De la donación de gametos (es-
dos poderosos estereotipos culturales: permatozoides y óvulos) se pasó a su
el de la pecadora y el de la víctima. Para comercialización, supuestamente prohi-
quienes reivindican estar voluntaria- bida. Luego vino el alquiler de úteros.
mente en el comercio sexual la elección Lo interesante es cómo lo simbólico ha
es sustancialmente distinta del tráfico logrado tener un peso mayor que lo bio-
de personas o la esclavitud sexual, don- lógico.
de se pierde totalmente la posibilidad
de decidir. 7. Las técnicas de reproducción asisti-
da abrieron un conjunto de interrogan-
5. El uso sexual del cuerpo tiene con- tes: una persona que vende sus ga-
secuencias reproductivas diferenciadas metos, ¿puede eludir el reclamo de la
en los cuerpos de las mujeres y los criatura procreada que desea conocer
hombres. En la mayoría de los países la- de dónde viene? ¿Existe el derecho de
tinoamericanos existe la figura de débi- un ser humano a saber quiénes son sus
to conyugal, mediante la cual se fuerza progenitores? ¿Hay derecho a conocer
la cópula en contra de la voluntad de la la propia historia genética, a saber que
mujer casada. También las legislaciones se es producto de una donación o venta
imponen el deber de la reproducción de de gametos, o dicha donación o ven-
la especie como el fin último del matri- ta tiene derecho a quedar anónima?
monio. Por eso es común que también ¿Tienen las criaturas adoptadas el dere-
se prohíba a las mujeres los métodos cho a saberlo? ¿Puede el derecho a deci-
permanentes de esterilización y la inte- dir de los padres y las madres soslayar
rrupción del embarazo. el derecho a saber de las criaturas?

44
Algunas reflexiones relativas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo

8. El tema del derecho a decidir tam- se iban a poder casar con alguien de su
bién está vinculado con el tema de la mismo sexo. A medida que la homose-
identidad. Si reconocemos que hay nue- xualidad ha ganado el mismo estatuto
vas identidades, ¿no debería haber nue- jurídico que la heterosexualidad, dicho
vos derechos? argumento dejó de ser utilizado y se
aceleró el proceso de reconocimiento
Ese es, precisamente, el caso de la tran- legal de las personas transexuales.
sexualidad. La persona transexual, sien-
te que nació en un cuerpo equivocado. Pero las acciones antidiscriminatorias
Esta falta de concordancia entre el sexo no impulsan, por sí mismas, una com-
y la identidad social de género es otra prensión de qué es la sexualidad huma-
prueba más de la primacía de lo simbó- na, sino la estricta aplicación del princi-
lico sobre lo biológico. Las personas pio de igualdad. Aceptar legalmente la
transexuales demandan dos nuevos de- homosexualidad no ha eliminado pre-
rechos, aparentemente contradictorios: juicios que subsisten ni ha traído como
a) que el Estado subvencione la opera- consecuencia que todas las personas la
ción quirúrgica que haga compatible su admitan en su fuero interno.
configuración corporal con su identidad
psíquica; b) que el Estado le otorgue la Al nuevo estatuto jurídico de la homose-
identidad a la que siente pertenecer sin xualidad le falta ser aceptado cultural-
necesidad de operarse. mente. Bourdieu indica que al simbolizar
de manera complementaria la condición
9. La cirugía a que se someten las per- sexual humana, se produce un sistema
sonas transexuales es consentida y vo- normativo que propicia que se vean
luntaria, si bien está prohibida en al- como «naturales» disposiciones cons-
gunos países. Otro tipo de mutilación truidas culturalmente y se impone la
genital es la «normalización» quirúrgica heterosexualidad como el modelo
que se aplica a criaturas intersexuadas o (Bourdieu, 2000). Pero las combinacio-
hermafroditas. ¿No habría, tal vez, que nes posibles de atracción erótica y, por
postergar dicha operación irreversible, lo tanto, de pareja sexual, son básica-
preservando su derecho a decidir cuan- mente tres: mujer/hombre, mujer/mu-
do sean mayores? En ese caso, como en jer, hombre/hombre.
la ablación de clítoris que se inflige a la
fuerza sobre las niñas en ciertas comu- 11. Negar la realidad del deseo homo-
nidades islámicas, la decisión la toman sexual para preservar el modelo repro-
los progenitores. ductivo tradicional como paradigma de
familia es flagrantemente ideológico.
10. Hace unos años, la petición de Además, cada día hay más parejas ho-
cambio de sexo era rechazada con el ar- mosexuales que forman familias, ejer-
gumento de que entonces las personas ciendo su derecho a decidir. Estas accio-

45
Marta Lamas

nes ciudadanas han forzado a una defi- nas. Y que muchos hijos e hijas hetero-
nición legal y política, y han convertido sexuales mentalmente enfermos son
la homoparentalidad en un tema crucial producto de familias tradicionales bipa-
en el debate democrático. rentales.

La negativa a que parejas homosexua- 12. Otro tema que pone en cuestión el
les formen familias y adopten criaturas derecho a decidir es el uso de drogas 2.
se funda en la creencia de que eso pro- Drogarse es una práctica universal. Las
vocaría daño psicológico a las criaturas. sociedades han prohibido ciertas dro-
Se piensa que, al ser criadas en hogares gas y permitido otras, pero la ingestión
homoparentales, se harían fantasías de drogas es la regla estadística y no la
equívocas sobre la diferencia de los se- excepción. Las motivaciones del uso de
xos, lo cual afectaría sus posibilidades drogas son varias: desde la exploración
futuras para un encuentro fecundo con de los límites de la conciencia y la alte-
personas del otro sexo. Desde esta ópti- ración de los sentidos y la sensibilidad,
ca, la parentalidad homosexual compro- hasta la evasión de la realidad y el alivio
metería procesos psíquicos fundamen- de la angustia de la existencia. El uso ri-
tales 1. tual de las drogas es una realidad en la
gran mayoría de las sociedades, en al-
Pretender que la biología de quienes gunas es una búsqueda espiritual y en
crían niños sea requisito indispensable otras es un acto de sociabilidad.
para la salud mental de las criaturas es
una grave equivocación. Como lo ha 13. El potencial destructivo que tienen
mostrado el psicoanálisis, no hay una las drogas también lo tienen el alcohol
correspondencia mecánica en la identi- y ciertos deportes que cobran un altísi-
ficación de las niñas con la madre y los mo número de víctimas, y nadie habla
niños con el padre, por lo que ni el sexo de prohibirlos. Se puede ingerir dro-
ni la sexualidad de los padres son ga- ga de manera responsable, sin con-
rantía en las elecciones sexuales de los secuencias a terceros. La amenaza pú-
hijos. Además, no hay que olvidar que blica que representan las drogas, los
las familias heterosexuales biparenta- crímenes que ocasiona, no se debe a
les producen hijos gays e hijas lesbia- los productos en sí, por más tóxicos que

1
Existen variadas conclusiones sobre las consecuencias de la crianza en una familia homoparental. Agra-
dezco a Raquel Osborne su comentario sobre la importancia intelectual y política de aceptar resultados
que hablan de diferencias en la adquisición de la identidad sexual y el género, y su señalamiento de que
diferencias no quiere decir déficit. Remito al ensayo de Stacey y Biblarz que Osborne cita, y que consigno
en la bibliografía.
2
Agradezco a Martín Hopenhayn haberme señalado la omisión del tema del consumo de drogas en la an-
terior versión de este ensayo.

46
Algunas reflexiones relativas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo

éstos resulten, sino a la prohibición que nes médicas relativas a nuestra perso-
pesa sobre ellos. na. En el documento de la «voluntad an-
ticipada» se nombra a una persona
Lo que es fuente de delitos no son los como representante, la misma que será
efectos de la droga, sino su precio. Hay el interlocutor con el equipo médico,
que responsabilizar legal y moralmente que garantizará que se cumpla la volun-
al individuo que realice actos delictivos tad expresada. En el documento se enu-
específicos, pero no el mero hecho de mera la lista de circunstancias en las
drogarse en sí. Es el negocio de la droga que se desea que no se apliquen medi-
lo que representa un peligro para la so- das de «soporte vital», o sea, que pro-
ciedad. La despenalización, que es la longuen la supervivencia. Pero el Tes-
única salida viable a ese creciente y tamento vital, donde se consigna la
cada vez más complejo panorama del voluntad anticipada por escrito, es una
mercado negro y el narcotráfico. medida precautoria que no está sufi-
cientemente generalizada ni reconocida
14. Otra área de conflicto es la relativa en la mayoría de los órdenes jurídicos.
a la decisión de poner fin a la propia
vida. El avance tecnológico ha generado 16. Las leyes de suicidio asistido están
una serie de actitudes paradojales, entre pensadas para personas en pleno uso
ellas, la utilización de cualquier medio de su potestad para reflexionar. Se apli-
para evitar que las personas mueran, can cuando la persona tiene una enfer-
aun al precio de sufrimientos atroces. medad terminal que le causa dolores in-
tensos y ante la cual ya no se puede
Hay muchas maneras de suicidarse, al- hacer nada. ¿Qué ocurre cuando se trata
gunas muy violentas, otras menos. Pero de menores de edad? Los adolescentes
ocurre con frecuencia que cuando una en situación terminal que solicitan ese
enfermedad limita las posibilidades de servicio médico se han topado con que
un cuerpo, una persona puede requerir están excluidos de la ley. Sólo tienen ac-
ayuda para quitarse la vida. Ahí surge la ceso a este servicio si sus progenitores
necesidad del suicidio asistido, que es están de acuerdo. Pero si hay objecio-
una decisión sobre la propia vida —y so- nes (con frecuencia religiosas) por parte
bre el propio cuerpo— en un momento de los padres, el adolescente no puede
en que no existen las condiciones físicas hacer nada.
para ejercerla sin ayuda de terceras per-
sonas. 17. Lo anterior nos remite a otro as-
pecto del derecho a decidir que, en la
15. Se pueden dejar instrucciones pre- práctica, está vedado a personas ado-
cisas sobre cómo se desea que, en una lescentes por las creencias ideológicas
situación en que no podamos expresar o religiosas de sus progenitores: pese a
nuestra voluntad, se tomen las decisio- que pueden consentir tener relaciones

47
Marta Lamas

sexuales, no pueden acceder a los servi- código ético definitivo, los derechos hu-
cios médicos anticonceptivos o aborti- manos se han convertido en la platafor-
vos que requieren. Las y los adolescen- ma primordial desde la cual construir el
tes son titulares plenos de los derechos derecho a decidir.
humanos que corresponden a cualquier
persona, excepción hecha de los dere- 20. Tres derechos humanos son fun-
chos políticos, sin embargo, con fre- damentales: el derecho a la vida, el de-
cuencia el ejercicio de sus derechos se- recho a la igualdad y el derecho a la li-
xuales y reproductivos es limitado por bertad. La interpretación del primero es
los padres a través de la patria potestad la más controvertida de los tres, pues
(Morales Aché, en prensa). La voluntad para muchas personas la vida en abs-
de los adolescentes en cuestiones se- tracto no tiene sentido mientras que
xuales y reproductivas debería tener para muchas otras, la vida es un don di-
preponderancia. vino. Precisamente en las distintas con-
cepciones sobre la vida es donde se li-
18. ¿Cuál es el límite del derecho a de- bra el debate bioético más candente:
cidir sobre el propio cuerpo? En el dis- donde se confronta la postura de la fe
curso político, el derecho a decidir se con la perspectiva de la ciencia.
plantea a partir del eje público o privado.
El punto a debatir radica, como siempre, Una perspectiva científica que plantea
en dónde situemos el límite. ¿Cómo defi- los límites y las potencialidades de las
nir qué se considera asunto público o diferentes etapas del proceso biológico,
privado, cuando no existe una frontera y que toma la actividad cerebral como
natural, sino que se ha ido configurando el indicador por excelencia de la vida
históricamente? Lo que está en juego en humana, formula un nuevo razona-
el debate sobre lo público y lo privado es miento ético sobre la vida al distinguir
definir qué decisiones de los ciudadanos la mera vida vegetativa de la vida real-
atañen a su exclusiva competencia, aun- mente humana. Esta valoración se apli-
que también requieran apoyo del Es- ca, por ejemplo, en las decisiones relati-
tado. vas a los transplantes de órganos y en
casos en que familiares han solicitado
19. No hay un solo criterio universal la eutanasia de un paciente con inactivi-
de ética o de justicia. Ni siquiera la filo- dad cerebral. Dicho indicador también
sofía racionalista, que ha desarrollado se aplica al aborto de un embrión/feto
un esfuerzo sostenido para encontrar que todavía no tenga actividad cere-
estándares universales de justicia con bral.
base en la razón, ha logrado definir un
marco adecuado de ideas sobre el com- 21. En relación a los otros dos dere-
portamiento moral (Miró Quesada, 1991). chos básicos, el derecho a la igualdad se
Ante la imposibilidad de establecer un aplica en cuestiones de justicia social y

48
Algunas reflexiones relativas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo

discriminación como, por ejemplo, el cuerpo de mujer, no somos el reflejo de


acceso igualitario a las condiciones so- una realidad «natural» sino que somos
ciales básicas que hacen posible la liber- un producto de una realidad «construi-
tad de elegir; mientras que el derecho a da». La disparidad del lugar de las muje-
la libertad se esgrime en muchas de las res y de los hombres en la vida social no
controversias sobre decisiones autóno- es el producto sólo de lo que somos bio-
mas. Los principios igualitaristas y libe- lógicamente (por mucho que ese dato
rales, inherentes a garantías fundamen- cuente) sino principalmente del signifi-
tales como el derecho a la intimidad, a cado que nuestras actividades adquie-
la libertad de conciencia y a la libertad ren a través de interacciones sociales
de expresión, han permitido que el de- concretas. No obstante, en la vida social
recho a decidir sea tratado por los ins- humana es común hablar de la diferen-
trumentos jurídicos tradicionales de cia sexual como una «esencia biológi-
protección de los derechos humanos y ca» de la mujer y del hombre, sin des-
de las libertades fundamentales. Hay ju- arrollar una perspectiva jurídica que
risprudencia internacional sustantiva al tome en consideración las consecuen-
respecto. cias de esa diferencia.

22. El derecho a decidir requiere fun- 23. El jurista italiano Luigi Ferrajoli
damentarse en una comprensión de la sostiene que para subsanar las discrimi-
condición humana, apuntalada no sólo naciones producidas por la diferencia
por información científica sino también sexual —entre las que destaca la instru-
acompañada por nuevos razonamientos mentación de las mujeres como medio
jurídicos. Pongo un ejemplo. El derecho de reproducción— hay que elaborar y
a decidir sobre el propio cuerpo incluye poner a punto ciertas garantías sexua-
una amplia variedad de cuestiones que das, que justifiquen tratamientos dife-
afectan de manera distinta a los hom- renciados en todas las ocasiones en que
bres que a las mujeres. Como hoy en día un tratamiento igual penalice al sexo
la diferencia sexual se sigue traducien- femenino. «La diferencia sexual debe
do en desigualdad social, hay que poner traducirse en derecho desigual o, si se
atención al hecho de que, si bien muje- quiere, sexuado» (Ferrajoli, 1999: 85).
res y hombres somos iguales como se- Para Ferrajoli la existencia de un dere-
res humanos, en tanto sexos somos di- cho fundamental que corresponde ex-
ferentes. clusivamente a las mujeres —como el
de la maternidad voluntaria que implica
Reconocer la diferencia sexual no signi- el aborto— y la instauración de nuevas y
fica esencializarla, ni otorgarle un senti- específicas garantías sexuadas no son
do más amplio que el que tiene. Aunque suficientes para poner en crisis el valor
los seres humanos venimos al mundo del principio de igualdad, ni para estar
básicamente en cuerpo de hombre o en fuera del paradigma de la igualdad.

49
Marta Lamas

24. El cuerpo no es una máquina previ- — el miedo al sinsentido, a raíz de un


sible en el funcionamiento de sus engra- proceso social que parece estar fue-
najes. El cuerpo es el lugar del dolor y el ra de control (Lechner 2006: 509).
placer, el sufrimiento y el goce, la salud y
la enfermedad, la plenitud y la decrepi- 26. Interrogarnos sobre la relación en-
tud, la vida y la muerte. El cuerpo es, en tre los miedos y la política nos obliga a
sí mismo, una fuente pulsional y un ob- reflexionar sobre el vínculo entre la pro-
jeto de pulsiones. Sin embargo, las prác- pia subjetividad y el imaginario social.
ticas corporales contemporáneas tratan Ahí, el tema de las diferencias corpora-
de conjurar la sexuación, el envejeci- les y de la pluralidad de identidades co-
miento, la enfermedad y la discapacidad bra una relevancia crucial, como ha se-
sin enfrentar los dilemas que estas con- ñalado Amartya Sen (2006). La violencia
diciones plantean al derecho a decidir. que despierta el «otro», el «extraño», el
Estos dilemas requieren la creación de «diferente» tiene que ver con un meca-
las condiciones materiales y jurídicas nismo básico, común a todas las cultu-
que posibiliten la instrumentación del ras, que ante cualquier diferencia clasifi-
derecho a decidir en relación a la varia- ca a las personas en dos grupos: las que
da, compleja y vulnerable realidad cor- son iguales a mí y las que son diferen-
pórea existente. Es necesario reformar tes. Y como todo grupo humano busca
leyes y diseñar políticas públicas que to- mantener su cohesión mediante la ex-
men en cuenta las necesidades concre- clusión de lo diferente, de lo raro, entra
tas que enfrentan sujetos con cuerpos entonces en acción ese mecanismo por
sexuados, cuerpos viejos, enfermos o el cual toda diferencia se traduce, en un
con discapacidades, para poder decidir. primer momento, en antagonismo, re-
chazo y/o temor. Ahí se encuentran las
25. Entre los obstáculos que existen «raíces psíquicas del odio» (Castoriadis,
para la construcción de un orden social 2001) que alimentan el fundamentalis-
deseado se encuentra la subjetividad de mo, y que generan una actitud irracional
los sujetos, que despliegan disposicio- que expresa: el diferente amenaza mi
nes mentales por miedos introyectados existencia, me invade, me contamina,
de manera inconsciente. Norbert Lech- me pone en riesgo, o simplemente me
ner, que se pregunta: «¿Qué tienen que obliga a reconocer que hay otras formas
ver mis miedos y anhelos con la políti- de ser, lo cual atenta contra mis creen-
ca?», distingue tres tipos de miedos que cias o cuestiona mi idea de mí mismo y
tienen mucho que ver con la política: del mundo.

— el miedo al Otro, que suele ser visto 27. Por la hostilidad al otro, inherente a
como un potencial agresor, la condición humana, hay una relación
— el miedo a la exclusión económica y perversa entre el impulso libertario y la
social, individualización insolidaria. Hoy en día

50
Algunas reflexiones relativas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo

se constata una despiadada indiferencia se comprende el papel de la subjetivi-


ante las brutales privaciones y los tratos dad enajenada en una sociedad deshu-
inhumanos a que se ven sometidos los manizada, no va a ser fácil impulsar un
otros. Aunque la indiferencia es con fre- proyecto político-social que privilegie la
cuencia una reacción para sobrevivir, ali- cohesión social.
menta la alienación individual y colectiva.
Entonces ¿cómo impulsar un cambio? 30. En un mundo conflictivo, donde las
relaciones de poder y dominación pri-
28. Las transformaciones sociales por man en las relaciones humanas, recla-
las que lucha la ciudadanía participati- mar el ejercicio de derechos personales
va están, antes que nada, en su propio resulta más fácil que luchar por la des-
imaginario. Es indispensable «imagi- igualdad social. Si los derechos relativos
nar» como posibles determinada «bue- a decidir sobre el propio cuerpo son pro-
na vida» o cierto nuevo contrato social clamados como fines en sí mismos, y no
para luchar por ellos. Y como el bienes- se ubican en un contexto donde la liber-
tar social se basa en fuerzas extraperso- tad vaya de la mano de la igualdad, afir-
nales, socioeconómicas y culturales, lu- marán el individualismo. Por ello, tal vez
char por él implica también enfrentar hay que hacer el reclamo desde una críti-
resistencias clasistas, religiosas, sexis- ca de los privilegios, y exigir un acceso
tas, racistas y homófobas. igualitario a soluciones que las personas
privilegiadas ya tienen.
29. Ya Marx y Freud hicieron el esfuer-
zo de pensar por qué los seres humanos Por eso es fundamental subrayar que no
se adaptan al estado de irracionalidad basta la titularidad de los derechos rela-
destructiva que está en contradicción tivos al derecho a decidir sobre el pro-
con sus intereses, y por qué son sen- pio cuerpo si no existen condiciones so-
sibles a lo inmediato y en cambio son ciales de acceso a ellos. Se requiere la
indiferentes a las fuerzas sociales que creación de un nuevo sistema social, y
definen ese inmediato. Hoy, cuando la nuevas políticas públicas, con mecanis-
fabricación social de inhumanidad es mos claros que garanticen el bienestar
apabullante hay que recuperar sus refle- colectivo y el respeto a la autonomía
xiones, en especial, la de que la subjeti- personal. Es imprescindible esa man-
vidad está estructurada por la misma cuerna: bienestar colectivo y autonomía
sociedad que aliena la conciencia. Si no personal.

51
2. TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA EN AMÉRICA LATINA:
IMPACTO Y DESAFÍOS DESDE EL TRABAJO
Y LA REPRODUCCIÓN
Cristina Gomes

INTRODUCCIÓN mo tiempo la sobrevivencia hasta la ve-


jez permite que los abuelos alcancen a
En América Latina, la transición demo- conocer y convivir con sus nietos, lo que
gráfica se puede llamar una verdadera promueve la división del cuidado de los
«revolución» demográfica. En unas nietos y el apoyo al trabajo doméstico
cuantas décadas la esperanza de vida de sus hijos e hijas. Todos estos factores
de las poblaciones se duplicó, de 35 a esencialmente demográficos, aunados
70 años, y la fecundidad promedio se a los avances tecnológicos y a la promo-
redujo a menos de la mitad, de 6 a me- ción de la división de las tareas domésti-
nos de 3 hijos por mujer. En los años cas con los hombres, contribuyen a libe-
cincuenta las mujeres tenían muchos rar a las mujeres del trabajo reproductivo
hijos pero no les alcanzaba para vivir y a que se vinculen en otras actividades,
hasta que ellos se casaran y tuvieran hi- en especial las laborales, impactando las
jos. Actualmente viven al mismo tiem- relaciones y roles de género (MacInnes y
po tres y hasta cuatro generaciones jun- Pérez, 2005).
tas, muchas mujeres conocen a sus
nietos y algunas a los bisnietos. Las po- En la vida individual, las generaciones
líticas públicas deben atender a todas de mujeres adolescentes, jóvenes y
estas generaciones al mismo tiempo. adultas, en la etapa reproductiva y pro-
Así, estamos hablando de nuevas so- ductiva corresponden al «bono pobla-
ciedades, con estructuras poblaciona- cional» y son muy numerosas. Todas lo-
les y demandas sociales muy distintas a gran ahora vivir durante toda su vida
las de cuatro décadas atrás. reproductiva y pueden hacer múltiples
opciones a lo largo de esta extensa tra-
Estos cambios poblacionales tan pro- yectoria.
fundos y acelerados trajeron conse-
cuencias sobre todos los aspectos de las La actual etapa de transición de la re-
sociedades latinoamericanas. En la ac- gión se caracteriza por generaciones
tualidad, prácticamente todos los niños muy numerosas de adolescentes y jóve-
que nacen sobreviven hasta la etapa nes, que en estos momentos están to-
adulta y vejez; las mujeres sobreviven mando decisiones sobre su trayectoria
hasta el final de su vida reproductiva, de vida futura, así como de adultos en
pero tienen menos hijos, y concentran edades activa y reproductiva. Se trata
la maternidad en un corto periodo: entre de un perfil poblacional altamente de-
20-29 años de edad (Tuirán, 1998; Go- mandante de educación y trabajo, pero
mes, 2001). Estos resultados de la tran- también de insumos, servicios y tecno-
sición demográfica y de las prácticas de logías reproductivas, de políticas e insti-
las mujeres redujeron el tiempo que tuciones que les permitan conciliar en-
ellas necesitan dedicar al trabajo repro- tre el trabajo productivo y reproductivo
ductivo y al trabajo doméstico. Al mis- de hombres y mujeres.

53
Cristina Gomes

La economía, el mercado laboral, las po- México en un trabajo más calificado.


líticas sociales y los gobiernos deben Por tanto, las desigualdades demográfi-
adaptarse a una nueva realidad pobla- cas, educativas, económicas y de los
cional que no se creía posible hace unas mercados laborales son más bien com-
décadas. plementariedades que mueven y pro-
mueven la migración. A estos factores
estructurantes se añaden las redes so-
ciales y familiares que reinvierten todos
MIGRACIÓN Y DESIGUALDADES los recursos económicos y sociales en la
COMPLEMENTARIAS migración; y por otro lado el desarrollo
de verdaderas empresas de envío de re-
Las poblaciones de los países de origen mesas, transporte e hipotecas, y algu-
y receptores de migrantes, más que dis- nas de tráfico de personas.
tintas, son complementarias. La pobla-
ción de América Latina tiene numerosos Ambos países, de origen y destino, des-
jóvenes y adultos jóvenes en edad acti- aprovechan las capacidades educativas
va, pero con un nivel de escolaridad me- de los migrantes. En los países de ori-
dio, inferior al de España y Estados Uni- gen los jóvenes no encuentran un lugar
dos. en los bachilleres, y muchos de los que
invierten en sus capacidades educativas
Mientras, Europa tiene una población en- no encuentran trabajos y sueldos satis-
vejecida con carencia de jóvenes en edad factorios para sus niveles educativos. Al
productiva, y los jóvenes europeos, con migrar, en los países de destino aceptan
mayores niveles educativos, y fácil acce- trabajos que desaprovechan sus cualifi-
so a tecnología e información, pueden caciones. En ambos países el «bono de-
encontrar y elegir empleos en que se mográfico» concentra numerosas co-
aproveche mejor su más alta calificación. hortes de jóvenes que, en su mayoría,
están excluidos de los trabajos formales
Los jóvenes latinoamericanos, con ba- y mejor remunerados, excluidos de los
jos niveles de educación y calificación, sistemas de seguridad social que garan-
comparados a los de Europa y Estados tizarían su jubilación futura. Por tanto, la
Unidos, hicieron un esfuerzo por termi- gran mayoría de los y las jóvenes no
nar la secundaria, pero el sueldo que cuenta con políticas conciliatorias para
pueden recibir en América Latina para asumir a la vez sus roles productivos y
realizar trabajos de acuerdo con su nivel reproductivos.
de educación es muy bajo. Si migran a
Estados Unidos o Europa, aun para rea- Estos procesos también han facilitado
lizar trabajos que no requieren su nivel que las mujeres latinoamericanas,
educativo, pueden ganar de cuatro a mayoría en nuestro bono demográfi-
cinco veces más de lo que ganarían en co, cada vez con mayores niveles edu-

54
Transición demográfica en América Latina

cativos y mayores aspiraciones, estén mayor mortalidad. La mayoría de las


aumentando su participación en los flu- adolescentes indígenas abandona la es-
jos migratorios. Antes las mujeres que cuela al terminar la primaria, dificultan-
migraban de México a Estados Unidos do su acceso a la vida productiva y la
se movían principalmente para reunifi- conciliación de sus roles productivos y
car a su familia, para acompañar a su reproductivos.
marido que había migrado exitosamen-
te algunos años antes. Hoy las mujeres Al mismo tiempo, la mayor fecundidad
migran solas, para trabajar. Algunas de- de los pobres y grupos indígenas impli-
jan sus maridos e hijos y les envían re- ca un mayor tiempo de trabajo repro-
mesas para complementar el presu- ductivo para las mujeres, en medio a
puesto familiar. mayores carencias institucionales y me-
nores oportunidades de trabajo. El tra-
bajo reproductivo es intenso y poco efi-
ciente, pues nacen, se enferman y se
LA DESIGUALDAD ESTRUCTURAL mueren muchos niños, y todo este tra-
DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE bajo está casi exclusivamente a cargo
de las mujeres, consumiendo la mayor
América Latina es el continente con ma- parte de sus cortas vidas (MacInnes y
yores niveles de desigualdad socioeco- Pérez, 2005).
nómica en el mundo (Banco Mundial,
2000). En promedio nuestra población
mayor de 15 años de edad tiene tan solo
7 años de educación. Mientras la de POBREZA Y DESIGUALDADES
Europa tiene en promedio 10 a 11 años EN EL TRABAJO Y PROTECCIÓN SOCIAL
de estudios. Las brechas de género,
aunque han disminuido, todavía persis- En el mercado laboral, las mujeres es-
ten en muchos países. tán sobrerrepresentadas en el sector
informal, hecho que lleva a plantear la
Como resultado, la transición demográ- relación entre precariedad ocupacional
fica ocurrió a ritmos diferentes entre y y discriminación de género. Gran parte
dentro de cada país. Sobreviven menos de las mujeres que trabaja en el sector
años y tienen más hijos las mujeres po- informal se encuentra en las etapas de
bres, indígenas, con menor nivel educa- matrimonio y maternidad, y en mu-
tivo. Las poblaciones pobres y rurales chos casos se tratan de madres solte-
concentran a muchos niños y muestran ras, que necesitan trabajar en horarios
una ausencia de jóvenes, que migran a flexibles.
las ciudades o a otros países. Las perso-
nas pobres e indígenas acumulan reza- Los sistemas de seguridad social pre-
gos en educación, mayor fecundidad y sentan amplias brechas de género y

55
Cristina Gomes

desventajas para las mujeres en térmi- DERECHOS, LEGISLACIÓN Y POLÍTICAS


nos de cobertura, y los nuevos planes PARA CONCILIAR EL TRABAJO
de pensiones y salud deberían prestar PRODUCTIVO Y REPRODUCTIVO
especial atención a promover la afilia- DE LAS MUJERES
ción de mujeres a los sistemas de segu-
ridad social. En América Latina la mayoría de las mu-
jeres trabaja en la informalidad y, por
La posibilidad de conciliar los roles pro- tanto, no tienen garantizados sus dere-
ductivos y reproductivos depende del chos para conciliar su trabajo producti-
nivel de pobreza de las mujeres. Por vo y reproductivo. Este es el caso de las
ejemplo, en México, las mujeres po- trabajadoras domésticas, cuidadoras,
bres y unidas con más hijos son las que trabajadoras eventuales, agricultoras,
trabajan para complementar los ingre- en la gran mayoría de los países de la
sos domésticos, tal vez su actividad región.
económica les permite no vivir en la
pobreza extrema. Por otro lado, las mu- La legislación que garantiza la protec-
jeres que son jefas de hogar y las que ción en el periodo de maternidad se res-
son las principales aportantes de ingre- tringe a las mujeres trabajadoras forma-
sos en sus hogares no presentan una les. En ALC todos los países cuentan
mayor probabilidad de ser pobres, com- con legislación y en la mayor parte de
paradas con los hombres responsables ellos las mujeres trabajadoras cuentan
por sus hogares. Las mujeres que son con 12 a 13 semanas de licencia por ma-
cónyuges trabajan mucho menos que ternidad. Las legislaciones que permi-
las jefas, excepto las cónyuges que vi- ten un paro más extenso son las de Bra-
ven en pobreza extrema. Las mujeres sil, Chile, Costa Rica, Cuba y Venezuela
más pobres que son cónyuges trabajan (17 o más semanas).
en mayores proporciones cuando sus
esposos son trabajadores por cuenta En la mayor parte de los países se paga
propia y no tienen ingresos regulares. el sueldo completo o la mayor parte de
En resumen, la pobreza de las mujeres éstos a las mujeres con licencia por ma-
y también su jornada laboral pueden ternidad. La participación de la emplea-
ser mayores cuando éstas combinan el da en su sueldo de licencia por materni-
rol de cónyuges, tienen muchos hijos y dad varía entre países, desde 100% a
sus esposos no cuentan con ingresos 50% del valor del sueldo.
regulares. Esta combinación de vulne-
rabilidades indica que las políticas de En el caso de Colombia, en 2002 se ha
conciliación pueden contribuir también otorgado el derecho a los padres a com-
para la reducción de la pobreza de es- partir con la mujer ocho días del tiempo
tas familias en condiciones más difí- de su licencia para la reproducción (12
ciles. semanas). La semana de licencia por pa-

56
Transición demográfica en América Latina

ternidad también es pagada por la segu- en ALC el mayor reto en esta materia es
ridad social. la inclusión de las trabajadoras informa-
les a este conjunto de derechos, a través
Otro mecanismo de protección de la de esquemas alternativos que les otor-
mujer trabajadora es la legislación que guen las protecciones sociales básicas
prohíbe el examen de embarazo para para promover la conciliación entre los
contratar a las mujeres, que no es regla- trabajos productivo y reproductivo.
mentado explícitamente en la mayoría
de los países. Sólo en Venezuela existe
una prohibición explícita, mientras en
Brasil, Chile y Colombia se han aplicado TRABAJO FEMENINO Y REDUCCIÓN
limitaciones para el uso de las pruebas DE LA POBREZA
de embarazo cuando son usadas con fi-
nes de discriminación. El trabajo femenino es un importante
determinante de la reducción de la po-
También se prohíbe el despido de la breza de los hogares (Gomes, 2006;
mujer durante la maternidad en Chile, Adema, 2006). El cuidado infantil genera
Panamá, Bolivia y Argentina. Asimis- importantes tasas de retorno a través
mo, en Chile, en caso de muerte mater- del aumento de impuestos, de una re-
na, el padre adquiere el derecho a no ducción del gasto en prestaciones socia-
ser cesado por un año. El incumpli- les y de un mayor desarrollo infantil,
miento de estos reglamentos implica el pero dicho retorno sólo es tomado en
pago de compensaciones por parte del cuenta por empresas cuyos empleados
empleador. no son fácilmente sustituibles (Adama,
2006). En los sectores en que se insertan
Al regresar al trabajo, las legislaciones las mujeres pobres y la mano de obra es
deben garantizar también que la mujer abundante dichos retornos no son tan
asuma el mismo puesto que ocupaba visibles, y el costo de la inversión en los
antes del embarazo. En Uruguay toda niños recae exclusivamente en la fami-
discriminación que viole los principios lia, quedando en desventaja las familias
de igualdad y oportunidades para am- pobres. Por ejemplo, en Brasil, de un to-
bos sexos o sectores está prohibida. En tal de 11,5 millones de niños de cero a
Colombia cada madre trabajadora cuen- tres años de edad, sólo 1,5 millones,
ta con el derecho a contar con un cuarto 14% de ellos, tuvieron la oportunidad de
donde cuidar al bebé mientras labora. frecuentar una guardería infantil y me-
nos del 30% de los niños de cuatro a seis
Este conjunto de derechos, aunque es- años no cursaban la educación infantil.
tablecidos en leyes, no siempre se im- Las brechas en oportunidades de educa-
plementan, por lo que deben ser perma- ción infantil se presentan por niveles de
nentemente monitoreados. Asimismo, ingreso o pobreza. En los hogares con

57
Cristina Gomes

Legislación de Maternidad y Trabajo en América Latina y el Caribe


País Tiempo de licencia Porcentaje del sueldo Pagado por
Antigua y Barbados 13 semanas 60% Seguridad Social
Argentina 90 días 100% Seguridad Social
Bahamas 13 semanas 60% Seguro Social/
Empleada
Barbados 12 semanas 100% Seguridad Social
Belice 14 semanas 80% Seguridad Social
Bolivia 12 semanas 100% del mínimo
nacional y 70% del
mínimo Seguridad Social
Brasil 120 días 100% Seguridad Social
Chile 18 semanas 100% Seguridad Social
Colombia 12 semanas 100% Seguridad Social
Costa Rica 4 meses 100% Seguridad Social /
Empleada
Cuba 18 semanas 100% Seguridad Social
Repúbl. Dominicana 12 semanas 100% Seguridad Social /
Empleada
Ecuador 12 semanas 100% Seguridad Social /
Empleada
El Salvador 12 semanas 75% Seguridad Social
Guatemala 84 días 100% Seguridad Social /
Empleada
Guyana 13 semanas 70% Seguridad Social
Haití 12 semanas 100% por 6 semanas Seguridad Social /
Empleada
Honduras 84 días 100% Seguridad Social /
Empleada
Jamaica 12 semanas 100% por 8 semanas Seguridad Social /
Empleada
México 12 semanas 100% Seguridad Social
Nicaragua 12 semanas 60% Seguridad Social
Panamá 14 semanas 100% Seguridad Social
Paraguay 12 semanas 50% por 9 semanas Seguridad Social
Perú 90 días 100% Seguridad Social
Trinidad y Tobago 13 semanas 65% Seguridad Social /
Empleada
Uruguay 12 semanas 100% Seguridad Social
Venezuela 18 semanas 100% Seguridad Social
FUENTE: OIT, Maternity at Work: A Review of National Legislation, 2005.

58
Transición demográfica en América Latina

ingreso menor a una cuarta parte del sa- cubre a 25 millones de personas, 25%
lario mínimo sólo 8,4% de los niños de de la población total y 100% de los po-
cero a tres años asistían a una guarde- bres extremos.
ría, mientras que el 30,9% de los niños
de familias con ingresos superiores a Estos programas adoptan algunos me-
dos salarios mínimos tienen esta opor- canismos para reducir las inequidades
tunidad (PNAD, 2004). de género. Por ejemplo, el programa
Oportunidades en México entrega una
Por tanto, las políticas para la reducción beca mayor para las niñas. Después de
de la pobreza deben incorporar meca- algunos años de operación del progra-
nismos para aliviar el costo del cuidado ma se logró alcanzar la equidad de gé-
infantil para las mujeres pobres que nero en la educación primaria y secun-
deseen trabajar. En ALC se cuenta con daria.
algunos mecanismos de conciliación
del trabajo productivo y reproductivo Existen cuestionamientos sobre si las
para las mujeres pobres en Argentina, condiciones que establecen las estrate-
Brasil, Chile y Costa Rica, Ecuador, Gua- gias para la reducción de la pobreza
temala, Honduras y Perú, que facilitan la para entregar los apoyos a las mujeres
inserción de las mujeres, particularmen- podrían entrar en conflicto con la conci-
te las pobres, en actividades produc- liación de los roles productivos y repro-
tivas. ductivos de las mujeres. Estudios pre-
vios mostraron que la mujer invierte
más los recursos disponibles en el bien-
estar de los miembros de los hogares
COMPONENTES CONCILIATORIOS (salud, educación, vivienda, etc.), com-
EN LAS ESTRATEGIAS PARA paradas con los hombres, que tienden a
LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA gastar más los recursos fuera del hogar.
Por eso se entregan los apoyos a las
Las principales estrategias para la re- mujeres.
ducción de la pobreza en América Latina
son los programas Oportunidades en Como se trata de mujeres que viven en
México, y el programa Bolsa Familia en pobreza extrema, que por lo general
Brasil, que entregan becas escolares y no han tenido un trabajo remunerado,
servicios nutricionales y de salud a la este ingreso promueve su autonomía y
población que vive en pobreza extrema. empoderamiento. Por otro lado, el ma-
En el año 2005 Bolsa Familia entregaba yor compromiso femenino con el bien-
beneficios a 8,7 millones de personas, estar de la familia se vincula con la
correspondientes al 4,7% de la población construcción histórica de la división se-
y al 20% del total de pobres del país; xual del trabajo y del rol doméstico de
mientras el programa Oportunidades la mujer.

59
Cristina Gomes

Por ello se plantean dos tipos de críticas que son obligatorias, pero puede asistir
a los programas condicionados de re- cualquier miembro del hogar.
ducción de la pobreza. En primer lugar,
se supone que el hecho de entregar el Con relación a la frecuencia escolar de
beneficio a las mujeres también estaría los niños, la mayoría de ellos ya asistía a
generando conflictos con su pareja, e in- la escuela antes de la implementación
clusive violencia doméstica. En México del programa, y no se generan tareas
se ha analizado que los conflictos y vio- domésticas adicionales, excepto los ni-
lencia observados en familias beneficia- ños que no estaban frecuentando la es-
rias del programa Oportunidades no se cuela. En este caso las familias reciben
han generado a raíz de que la mujer re- un incentivo del programa para apoyar
ciba el apoyo económico, sino que la el ejercicio de los derechos de los niños.
violencia ya existía previamente. En estos supuestos, se promueven las
condiciones para que una minoría de
Una segunda crítica se basa en la hipó- mujeres que viven en la pobreza y de-
tesis de que el hecho de que la mujer penden del trabajo infantil de sus hijos,
sea la receptora del beneficio podría puedan liberarlos de este trabajo. El ob-
aumentar la carga de trabajo doméstico jetivo de este mecanismo de correspon-
para las mujeres pobres, reforzándose sabilidad en la política social es eliminar
así su rol doméstico. Por ejemplo, en el trabajo infantil, garantizar que todos
Brasil y México los programas Bolsa Fa- niños y adolescentes ejerzan sus dere-
milia y Oportunidades establecen co- chos y aumenten sus capacidades y
rresponsabilidades para la familia, que romper con la reproducción intergenera-
condicionan la continuidad de la entre- cional de la pobreza.
ga de las becas. Los niños deben fre-
cuentar la escuela, todos los miembros Por otro lado, aunque estos programas
del hogar deben acudir a una consulta no establecen que es función de la mu-
médica anual, y un miembro del hogar jer cumplir con las corresponsabilida-
debe asistir a una plática de salud. El des, se sabe que llevar el niño a la es-
cumplimiento de estas corresponsabili- cuela o los miembros del hogar a las
dades es una precondición para que la consultas y pláticas de salud son tareas
familia siga recibiendo el apoyo econó- básicamente femeninas. Es decir, el cum-
mico. plimiento de estas corresponsabilida-
des depende en gran parte de la mujer,
En el caso de las consultas, éstas son que es la que está involucrada en el pro-
obligatorias para todos los miembros grama y acostumbra ser la responsable
del hogar, y no se establece qué perso- por garantizar la educación y salud de
na del hogar debe llevar los niños a la todos los miembros de la familia. En
consulta. Asimismo, en México tam- este caso, la incorporación de mecanis-
bién hay charlas educativas de salud, mos conciliatorios entre las correspon-

60
Transición demográfica en América Latina

sabilidades podría contribuir a romper e hijos en los horarios libres del campo,
con la división sexual del trabajo y a para que los hombres puedan participar
promover una mayor participación de al llegar a la casa. Asimismo, dichos me-
los hombres tanto en las tareas domés- canismos podrían ser acompañados de
ticas como en el mismo programa. indicadores de los cambios de compor-
tamientos en los padres, por ejemplo, in-
Por ejemplo, en las pláticas sobre salud cluyéndose preguntas sobre la relación
se podría incluir el tema de violencia fa- padre-hijos y hombre-mujer en las en-
miliar y de género, así como mecanis- cuestas de evaluación de los programas.
mos para la incorporación de los hom-
bres, como parte de una política social Las evaluaciones realizadas en México
integral para la reducción de la pobreza. muestran altos niveles de satisfacción
de los beneficiarios con el programa.
Sin embargo, un importante reto para la Por lo general las mujeres están satisfe-
inclusión de los mecanismos conciliato- chas en recibir el beneficio. Las evalua-
rios en las estrategias para la reducción ciones cualitativas indican que los lazos
de la pobreza es la realidad en que viven de solidariedad y conflicto entre hom-
estas familias. Más de la mitad de la bres y mujeres y entre generaciones de-
población asistida por este programa penden mucho del tipo y calidad de las
acostumbran ser residentes en áreas ru- relaciones de confianza que existen en-
rales, los hombres son en su gran ma- tre los miembros de los hogares. Por
yoría trabajadores agrícolas en econo- tanto, la evaluación de la incorporación
mías de autoconsumo, con jornadas de componentes conciliatorios en las
laborales de diez a doce horas diarias, y estrategias para la reducción de la po-
muchas veces las mujeres apoyan tam- breza exige la aplicación de métodos
bién las labores agrícolas. Asimismo, triangulados, que permitan vincular in-
los hombres o las familias completas formación cuantitativa y cualitativa.
acostumbran migrar como jornaleros
para trabajar en cosechas agrícolas du- Para lograr que estas estrategias incor-
rante largos periodos de tres a seis me- poren mecanismos conciliatorios para
ses en el año. generaciones sucesivas se podría gene-
rar un mecanismo de extensión de las
Sería importante discutir la división se- becas de educación preescolar, lo que
xual del trabajo en estos contextos de podría liberar a las madres de las tareas
extrema pobreza para proponer meca- reproductivas, más demandantes cuan-
nismos de equidad de género y parti- do tienen niños de menor edad. Al pro-
cipación del hombre adaptados a esta mover que las mujeres tengan más
realidad. Por ejemplo, la dificultad de tiempo libre para trabajar, estos me-
frecuentar los servicios de salud podría canismos podrían establecer sinergias
ser compensada con pláticas con padres también con otros programas de pro-

61
Cristina Gomes

moción del empleo, como los microcré- Finalmente, las mujeres pobres tienen
ditos y capacitación para el trabajo diri- una fecundidad mucho más alta que las
gidos a mujeres en edad reproductiva. no pobres, por lo que el trabajo de crian-
za de los hijos ocupa muchos más años
Por otro lado, las madres jóvenes y de su vida y una mayor carga de trabajo
adultas presentan un rezago educativo doméstico. Asimismo, en América Lati-
importante. En América Latina alrede- na se registran altos índices de embara-
dor de 40% de las y los adolescentes en zos no deseados y de demanda insatis-
edad de cursar la educación secundaria fecha por métodos anticonceptivos, así
abandonaron la escuela. La mayoría de como de mortalidad materna. Por tanto,
los países no cuenta con leyes que ga- un componente importante para incor-
ranticen la continuidad de los estudios porar y reforzar en las estrategias para
para las adolescentes embarazadas. La la reducción de la pobreza es la garantía
incorporación de apoyos a las madres del acceso a los servicios de salud re-
de niños en edad preescolar y escolar productiva para las mujeres beneficia-
para que regresen a los estudios serían rias. La garantía de este derecho podría
importantes mecanismos para promo- contribuir para eliminar las desigualda-
ver el aumento de las capacidades y em- des frente a la conciliación de los roles
poderamiento de estas mujeres que vi- productivos y reproductivos entre las
ven en pobreza extrema. mujeres de la región.

62
3. COHESIÓN SOCIAL: ENTRE INCLUSIÓN SOCIAL Y SENTIDO
DE PERTENENCIA *
Martín Hopenhayn

QUÉ ENTENDER HOY POR COHESIÓN la sociedad valoran lo suficientemente


SOCIAL como para aceptar un pacto social, y un
pacto fiscal, en virtud del cual se reali-
En la sociología clásica la cohesión so- zan significativas transferencias de los
cial se refiere mucho más a las percep- activos a los pasivos, de los que tienen
ciones de pertenencia que a los meca- más a los que tienen menos, de los
nismos de integración social. El eje es adultos a los menores y a los ancianos.
subjetivo-universal, vale decir, recae en
la subjetividad pero supone, precisa- En la actual inflexión latinoamericana
mente, que hay algo en dicha subjetivi- la cohesión adquiere otros sentidos
dad en que todos coinciden —un imagi- asociados a urgencias propias de un
nario colectivo eficaz para la vida en desarrollo excluyente: urgencia de go-
común—. En este sentido, también, la bernabilidad democrática ante la agudi-
cohesión tiene una relación directa con zación de brechas salariales y sociales,
la intensidad de la interacción social la dispersión de intereses y demandas,
dentro de un grupo determinado, y con la volatilidad del crecimiento económi-
una orientación común respecto del fu- co, la crisis del mundo laboral, y las
turo de la sociedad a la que se pertene- consecuencias de la mayor individua-
ce: «sin una imagen colectiva que repre- lización cultural de la nueva fase de mo-
sente qué somos y hacia dónde vamos, dernización. En este escenario, la invo-
la cohesión social tiene pocas posibili- cación puede ser tanto nostálgica (la
dades de sobrevivir» (Tironi, 2005). «comunidad perdida») como propositi-
va («¿qué hacer?»).
La noción de cohesión social retorna
hoy a la agenda política preñada de di- En la medida que la cohesión social tie-
versas connotaciones. Por un lado el ne una carga semántica acumulada en
Consejo de Europa remite la cohesión que se cruzan el sentido de pertenencia
social a «la capacidad de una sociedad con la integración social, es posible
para asegurar el bienestar de todos sus aprovechar dicha carga para plantear la
miembros, minimizar las disparidades y cohesión en la dialéctica entre la lógica
evitar la polarización: una sociedad co- sistémica y la lógica de los actores. Di-
hesionada es una comunidad de apoyo cho de otro modo, la cohesión alude
mutuo compuesta por individuos libres tanto a las disposiciones individuales
que persiguen estos objetivos comunes como a la oferta de la sociedad para in-
por medios democráticos» 1. De este cluir a los individuos en la dinámica del
modo el Estado de Bienestar aparece progreso y el bienestar. En la cohesión
como el referente que los miembros de se afinca el sentido mismo de la ciuda-

* Este texto en sus dos primeras partes se basa principalmente en Hopenhayn (2007) y CEPAL (2007).
1
Véase www.coe.int, «European Strategy for Social Cohesion».

63
Martín Hopenhayn

danía, como disposición a participar en gración/inclusión sociales y las de capi-


los asuntos públicos (dimensión repu- tal/ética sociales se cruzan entre sí, sea
blicana de la ciudadanía) y como acceso bajo la forma de círculos viciosos o círcu-
a niveles de bienestar propios de un or- los virtuosos.
den justo (dimensión social de la ciuda-
danía); como compromiso con la demo- Tal concepto permite vincular dimensio-
cracia y el Estado de Derecho, y como nes heterogéneas en las dinámicas del
protección y respeto efectivos desde la desarrollo: la política social y el valor de
democracia y el Estado hacia todos. la solidaridad difundido en la sociedad;
las sinergias entre equidad social y la le-
Dada esta carga semántica, refloto aquí gitimidad política; la transmisión de
la desprestigiada dialéctica para definir destrezas y el «empoderamiento» de la
la cohesión social como la dialéctica en- ciudadanía; la relación entre confianza
tre mecanismos instituidos de inclu- de la gente y gobernabilidad; el impacto
sión/exclusión sociales y las respuestas, de las transformaciones socioeconómi-
percepciones y disposiciones de la ciu- cas en los cambios en la interacción so-
dadanía frente al modo en que ellos cial (y viceversa); la armonización entre
operan. Los mecanismos de integración mayor igualdad económica y mayor re-
e inclusión sociales incluyen, entre conocimiento de la diversidad cultural;
otros, el empleo, los sistemas educacio- y cómo se afectan mutuamente las bre-
nales, la titularidad de derechos, y las chas socioeconómicas y el sentido de
políticas pro-equidad, pro-bienestar y pertenencia.
de protección social. Suponen en mayor
o menor grado el impacto distributivo Así definida la cohesión social, puede
de la política social y un sistema de ser fin y medio. Como fin, provee conte-
transferencias que reduce las disparida- nido y sustancia a las políticas sociales,
des en oportunidades, capacidades y por cuanto éstas apuntan, en sus resul-
vulnerabilidad. En el otro lado, los com- tados como en su proceso de gestión y
portamientos y valoraciones de los suje- aplicación, a reforzar tanto la mayor in-
tos abarcan ámbitos tan diversos como clusión de los excluidos como mayor
la confianza en las instituciones, el capi- presencia de éstos en la política pública.
tal social, el sentido de pertenencia y so- Bienestar, visibilidad y protagonismo
lidaridad, la aceptación de normas de constituyen tres sentidos de la política
convivencia, y la disposición a participar social «incluyente» en relación a los sec-
en espacios de deliberación y en pro- tores de la sociedad que se sienten me-
yectos colectivos. Tratándose de una nos representados y menos beneficia-
dialéctica, no se restringe a una relación dos por el mainstream del desarrollo.
causal-lineal en que mayor bienestar Y en una inflexión histórica de cambios
genera mejores disposiciones, sino a la profundos y veloces, precipitados por la
relación en que las dinámicas de inte- globalización y el nuevo paradigma de

64
Cohesión social: entre inclusión social y sentido de pertenencia

la sociedad de la información (Castells, mejoran en la región y tienden a acer-


1999), recrear y garantizar el sentido de carse a los de países desarrollados (me-
pertenencia y de inclusión es, en sí mis- didas en indicadores muy gruesos
mo, un fin. Políticas sociales incluyen- como aumento de expectativa de vida,
tes, como se ha planteado más arriba, mayor tasa de escolaridad, mayor cone-
tienen la cohesión como un objetivo xión a agua, alcantarillado y energía
tanto de procedimiento como de fina- eléctrica, mayor acceso a medios audio-
lidad. visuales), la incidencia de la pobreza y la
extrema pobreza se mantienen constan-
Pero la cohesión social también es, en tes y en niveles desproporcionadamen-
varios sentidos, un medio. Por un lado, te altos en relación al producto per cápi-
sociedades más cohesionadas proveen ta. Así, la pobreza difícilmente baja del
un mejor marco institucional para el 40% del total de la población, mientras
crecimiento económico, fortalecen la la extrema pobreza no desciende por
gobernabilidad democrática y operan debajo del 15% del total.
como factor de atracción de inversiones
al presentar un ambiente de confianza y Todo ello ocurre en el marco de una mo-
reglas claras (Ocampo, 2005). Por otro dernización centrada en la fuerza inte-
lado, la cohesión social permite avanzar gradora del consumo, en la apertura
en pactos entre agentes diversos, que global, en un «ethos aspiracional» y mu-
se sienten parte de una comunidad polí- chas expectativas de ascenso social. Lo
tica, para sustentar políticas de largo que implica, en suma, un peligro para la
plazo que aspiran a igualar oportunida- cohesión social: grandes expectativas
des y darle mayor proyección estratégi- surgidas del consumo simbólico (acce-
ca al desarrollo. Para eso, los actores so masivo a la educación y a la industria
deben sentirse parte del todo, y con la cultural) y un acceso restringido al con-
disposición a ceder en sus intereses per- sumo material todavía para una gran
sonales en aras del beneficio del con- parte de la población. ¿Qué ocurre con
junto. la confianza, la solidaridad, la pertenen-
cia y el respeto a las normas básicas de
convivencia ampliada, cuando esta bre-
cha de expectativas se prolonga en el
LAS MARCHAS ASINCRÓNICAS tiempo?
EN LOS INDICADORES OBJETIVOS
DE COHESIÓN Lo más corrosivo es que buena parte de
esa amplia incidencia de pobreza se re-
Una asincronía clara de la cohesión so- lacione con una muy mala distribución
cial en la región es que mientras los del ingreso, la peor entre todas las re-
grandes indicadores de salud, matrícula giones del mundo. Probablemente esto
educativa y acceso a servicios básicos exacerba la percepción de injusticia, y

65
Martín Hopenhayn

hace que un elevado porcentaje de la los latinoamericanos tienen temores


población considere que la desigualdad muy fuertes respecto de la posibilidad
sea el principal obstáculo para satisfa- de quedar cesantes. La preocupación
cer sus necesidades básicas y salir de la por la eventual pérdida del trabajo al-
pobreza. canzó en la región un máximo de 80%
en 2002. El problema de pertenencia re-
Lo anterior se refleja en la dimensión sulta especialmente grave porque ante
subjetiva. La información que provee el la ausencia de mecanismos de protec-
Latinobarómetro (LB), si bien limitada ción social, la pérdida del empleo es
metodológicamente, resulta al menos sentida como una amenaza de quedar al
ilustrativa y permite algunas conjeturas margen de todos los mecanismos de in-
sobre la dimensión subjetiva de la cohe- clusión.
sión social.
Un tercer tópico en la dimensión subje-
Un primer elemento es la percepción tiva es la confianza en las instituciones,
respecto de la justicia. Tal percepción se vale decir, la creencia en que distintos
refiere tanto al carácter distributivo de la estamentos del Estado y la sociedad ac-
justicia (igual para todos) como a su efi- tuarán de manera previsible y apropia-
ciencia (funcionamiento efectivo). Al da. La confianza es especialmente baja
respecto, las encuestas de Latinobaró- respecto de las instituciones más direc-
metro (LB) muestran una percepción ne- tamente ligadas al poder político: el po-
gativa muy generalizada 2 respecto del der judicial (33%, oscilando entre 52% y
sistema judicial, tanto porque discrimi- 15% entre países), el Congreso (28%,
na como porque carece de eficiencia. En con oscilaciones similares) y los parti-
efecto, sólo poco más de un tercio de dos políticos (19%, en este caso con una
los entrevistados en 17 países (36% en evaluación más homogénea entre paí-
2001 y 35% en 2003) señala estar de ses). Llama la atención que un 13% de
acuerdo o muy de acuerdo con la afir- los sujetos encuestados expresó des-
mación el sistema judicial castiga a los confianza en todas las personas e insti-
culpables sin importar quienes son, tuciones, patrón que se acentúa entre
aunque con grandes diferencias entre las personas de origen indígena —aún
los países. más en las mujeres que en los hom-
bres— y las más pobres.
Un segundo tópico que marca sentido
de pertenencia es la confianza o descon- Un cuarto tópico es el de la solidaridad
fianza en el empleo, y lo cierto es que social. Si bien en promedio más de la

2
LB entrevista a la población de 16 y más años de edad. Las muestras correspondientes a 18 países de la
región buscan ser representativas. Comprenden alrededor de 1.200 entrevistados y se basan en diseños
de muestras que permiten la comparación internacional.

66
Cohesión social: entre inclusión social y sentido de pertenencia

mitad de la población de los países con- (el de los satisfechos con la democracia)
sidera que sus compatriotas tienden a disminuyó en 10 puntos porcentuales
ser solidarios, es notorio el mayor por- entre 1996-1997 y 2004-2005 (de 62 a
centaje de personas con percepción ne- 52%) mientras que en la UE (15 países)
gativa en sociedades más afectadas por aumentó en ocho puntos porcentuales
la pobreza y con presencia de pueblos (de 48 a 56%).
originarios. Por otro lado, también los
países donde la población percibe ma-
yor solidaridad social de los demás son
aquellos más fortalecidos en la institu- COHESIÓN SOCIAL, CIUDADANÍA
cionalidad de la política social, con una Y GÉNERO
lucha más activa contra la pobreza y
donde se expresa, en general, más con- La pérdida de cohesión social tiene que
fianza 3. ver con la sensación de ciudadanía vul-
nerada. Desde la perspectiva de la teoría
Un quinto ejemplo de dimensión subje- democrática y del Estado de Bienestar,
tiva de la cohesión se refiere a la valora- puede plantearse que la cohesión social
ción de la democracia. En base a una ba- tiene una alta correlación con la plena ti-
tería de indicadores incorporados en la tularidad de derechos civiles, políticos y
ronda 2002 y datos para 1996 de la en- sociales. No es, pues, sólo cuestión de
cuesta de LB, se observa una disminu- prestaciones que las personas reciben
ción de 61% a 57% en el total de entre- del Estado en su calidad de vulnerables
vistados que manifestaron preferir la o pobres, sino de derechos que se ejer-
democracia respecto de cualquier otro cen en calidad de ciudadanos. Esta dife-
régimen. rencia marca toda una diferencia. Por-
que el sentido de pertenencia a la
Tanto Latinobarómetro como Eurobaró- sociedad se juega sobre todo en esta
metro proveen evidencia de que en condición de ser «un igual» en cuanto a
América Latina, así como en los países derechos, por el hecho de hacer parte
europeos, no mucho más de la mitad de de la misma sociedad.
los ciudadanos manifiestan estar satis-
fechos con la democracia de su país. Según Norberto Bobbio, «la razón de
Pero en América Latina ese porcentaje ser de los derechos sociales como a la

3
Cabe consignar que en 1997 el PNUD-Chile y el CEP realizaron la Encuesta Nacional sobre Seguridad Hu-
mana sobre la base de una muestra representativa de 1.504 personas. De éstas, el 63,8% estuvo de acuer-
do con la afirmación «Es difícil que hagan algo por los demás sin esperar algo en cambio», y 76,1% estuvo
de acuerdo con que «Las personas pasan a llevar con tal de conseguir sus objetivos» (PNUD-Chile, 1998).
Tras esto subyace una percepción del alto grado de orientación instrumental de la conducta de los demás,
contraria a la gratuidad, la solidaridad.

67
Martín Hopenhayn

educación, el derecho al trabajo, el dere- aras de reducir la exclusión y la vulnera-


cho a la salud, es una razón igualitaria» bilidad de grupos en peores condicio-
puesto que «tienden a hacer menos nes. No sólo se trata de un valor ético,
grande la desigualdad entre quienes tie- sino también de un valor práctico, en la
nen y quienes no tienen, o a poner un medida que los individuos consideran
número de individuos siempre mayor que se benefician más cuanto más ad-
en condiciones de ser menos desigua- hieren a un «nosotros», y que lo que be-
les respecto a individuos más afortuna- neficia a la comunidad beneficia a los in-
dos por nacimiento o condición social» dividuos porque les garantiza mayor
(Bobbio, 1995: 151). Una sociedad de seguridad y protección a futuro.
iguales implica una sociedad justa. No
significa esto la supresión de toda des- Además, una mayor disposición de la
igualdad, sino un ideal de sociedad en ciudadanía a apoyar la democracia, a
que «sus instituciones centrales son ca- participar en asuntos públicos y espa-
paces de encarnar estos principios de cios de deliberación, a confiar en las ins-
justicia (....) y en la cual sus miembros tituciones, y un mayor sentido de perte-
son capaces de adherir a estos princi- nencia a la comunidad y de solidaridad
pios que sostienen las instituciones y con los grupos excluidos y vulnerables,
de actuar en consecuencia con ellos» facilita el logro de pactos o contratos so-
(Rawls, 1971 y Salvat, 2004). ciales necesarios para respaldar políti-
cas pro-equidad y pro-inclusión.
Es desde esta noción de pertenencia
que se entiende como derecho ciudada- La relación entre cohesión social y gé-
no el poder disfrutar de mínimos acor- nero abre un campo enorme de proble-
des con niveles de progreso y bienestar mas. Coloca la relación entre géneros
medios de una sociedad. La ciudadanía como eje de la cohesión social, y sobre
social, vista como pertenencia a una co- todo la dialéctica entre igualdad y dife-
munidad, requiere de un freno a las des- rencia entre géneros como pilar dinámi-
igualdades económicas a través de la co de dicha cohesión. Dimensiones de
acción deliberada del Estado. Pues tales este nudo conflictivo abundan, y creo
desigualdades, más allá de cierto punto, que todos ellos afectan el doble eje de la
privan a muchos miembros de la socie- cohesión, a saber, el de la reducción de
dad a una real pertenencia a la misma. brechas (en este caso, de género) y el de
sentido de pertenencia a la sociedad.
De este modo, el cruce entre ciudadanía
y pertenencia remite al cruce entre dere- La primera dimensión es la distribución
chos sociales instituidos y solidaridad de esfuerzos en la llamada economía
social internalizada. La cohesión social del cuidado que se da sobre todo al inte-
llama, pues, a fortalecer la disposición rior de los hogares, y que secularmente
de los actores a ceder beneficios, en ha llevado a las mujeres a una situación

68
Cohesión social: entre inclusión social y sentido de pertenencia

tanto de sometimiento como de explo- Así, si el mundo del trabajo es un eje de


tación. Replantearse los roles y la distri- cohesión, allí las diferencias por género
bución de trabajo en este campo, y el rol marcan una reproducción también capi-
más activo del Estado (en tanto Estado lar y extensiva de asimetrías.
de Bienestar) como complemento en la
economía del cuidado, es vital si hemos Una tercera dimensión es el acceso a
de considerar la dimensión distributiva instancias deliberativas y de decisión,
en la cohesión social, más aún cuando donde la situación desventajosa e inclu-
el cambio en la pirámide de edades in- so subalterna de las mujeres va desde
cluye el cuidado de los ancianos. Mien- las relaciones de poder intrafamilia (la
tras esta situación dentro de las familias micropolítica) hasta las diferencias de
se mantenga rígida y asimétrica, las bre- acceso a puestos de toma de decisiones
chas por género se reproducen molecu- en el campo laboral y en el campo políti-
lar y capilarmente a lo ancho de la socie- co. Es cierto que en estos dos últimos
dad. las brechas se han reducido de manera
importante durante los últimos dos de-
Una segunda dimensión tiene relación cenios, pero de manera bastante hetero-
con lo que ocurre fuera de los hogares. génea entre países y aun manteniendo,
En el mundo laboral, considerado eje de en todos ellos, mayor acceso a poder
integración ampliada a la sociedad, de decisorio en todos los niveles para los
participación en mecanismos institui- hombres.
dos de negociación de aportes y retribu-
ciones, y de acceso a sistemas de pro- Una cuarta dimensión se relaciona con
tección social, la asimetría por género los derechos reproductivos, lo que a su
sigue una línea análoga a la de la econo- vez tiene un sentido más amplio, pues
mía del cuidado. Las tasas de participa- se juega allí la relación con la sexuali-
ción de las mujeres siguen siendo me- dad y con el propio cuerpo. Al respecto
nores a las de los hombres (aunque la llama la atención que si bien las tasas
brecha se reduce), los ingresos labora- de fecundidad han descendido de ma-
les de las mujeres son inferiores a los de nera notable durante las últimas dos
los hombres (aún con niveles similares décadas en la región, las tasas de ma-
de educación y el mismo tipo de funcio- ternidad adolescente no descienden, e
nes productivas), y las mujeres emplea- incluso aumentan en algunos países,
das no acceden al mismo nivel de pres- con niveles particularmente altos y per-
taciones de seguridad social que los sistentes en adolescentes mujeres de
hombres (desigualdad que se combina bajo nivel educacional y de hogares de
con la falta de atención a las diferencias bajos ingresos. Por lo mismo, la mater-
de género, dado el rol reproductivo y nidad adolescente está fuertemente
mucho más absorbente en la economía asociada a deserción escolar temprana,
del cuidado por parte de las mujeres). falta de acceso a empleos e ingresos

69
Martín Hopenhayn

para salir de la pobreza, hogares unipa- do de pertenencia ampliada resulta mu-


rentales femeninos (en alta frecuencia), cho más restringido en circunstancias
todo lo cual convierte en gran medida en que las mujeres viven de manera co-
la maternidad adolescente en un hecho tidiana situaciones de discriminación en
asociado a la reproducción intergenera- el acceso y condiciones del empleo, me-
cional de la exclusión y la pobreza. No nor autonomía en la forma de llevar su
significa esto, claro está, que las ado- sexualidad, más restricción a los espa-
lescentes no puedan elegir sus trayec- cios deliberativos, y más restringidas a
torias reproductivas cuando sí desean lo público por las asimetrías en la eco-
ser madres. Pero sí implica que el acce- nomía del cuidado. Inclusión y perte-
so a derechos reproductivos se ve obs- nencia, las dos caras de la cohesión so-
taculizado en gran medida dado que un cial, tienen largo camino que recorrer en
alto porcentaje de los embarazos ado- uno de sus aspectos fundamentales, el
lescentes son no elegidos. Falta de in- de género.
formación, relaciones forzadas, falta de
autonomía de las adolescentes en el ac- Finalmente, esto lleva a preguntarse so-
ceso a servicios oportunos, prejuicios bre cómo incorporar la dimensión de
machistas por parte de los varones género en un pacto por la cohesión so-
frente a la prevención del embarazo, cial, que debe traducirse en una relación
son parte del mapa explicativo de esta entre ingresos y gastos del Estado, prio-
situación. ridades en las prestaciones y políticas
sociales, redistribución de responsabili-
En todas estas dimensiones encontra- dades y funciones en la economía del
mos brechas por género que colocan a cuidado, sistemas más igualitarios de
las mujeres en una situación de mayor protección social, mayor democratiza-
dependencia material, peor equilibrio ción de los espacios de toma de decisio-
entre esfuerzos y reconocimientos, me- nes, entre otros. No hay espacio aquí
nor acceso al poder decisorio en los dis- para responder a este interrogante, pero
tintos niveles, y menor decisión sobre en ningún caso puede prescindirse del
sus propios cuerpos. Si la cohesión so- mismo en la construcción de un nuevo
cial requiere de una condición iguali- contrato para la cohesión social. Olvi-
taria en términos de ciudadanía, las darse del tema de la igualdad y de la
dimensiones de desigualdad y subordi- diferencia de género es obviar la dimen-
nación por género recién planteadas sión más rizomática, difundida, cotidia-
claramente atentan contra dicha condi- na y molecular en las brechas de inclu-
ción de igualdad. Por otro lado el senti- sión y de pertenencia.

70
4. COHESIÓN SOCIAL, GÉNERO Y REGÍMENES DE BIENESTAR
EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: ELEMENTOS PARA
LA DISCUSIÓN
Ana Sojo *

1. La CEPAL (2007) define cohesión so- en el acceso a recursos, los sesgos de


cial como la dialéctica entre mecanis- las responsabilidades de cuidado y fe-
mos instituidos de inclusión/exclusión nómenos tales como la violencia en
sociales y las respuestas, percepciones contra de la mujer.
y disposiciones de la ciudadanía frente
al modo en que ellos operan y que sus- 3. En términos de cohesión social y
tentan el sentido de pertenencia a la so- género, es significativo considerar Esta-
ciedad y moldean las percepciones y do, mercado y familia en tanto haz del
conductas de los individuos frente a una bienestar social como objeto de política
sociedad o comunidad en particular. (en la perspectiva de Esping-Andersen).
El bienestar material de los ciudadanos
2. El concepto de cohesión social vin- se logra a partir de un complejo ensam-
cula diversas dimensiones. De ellas, son blaje de recursos obtenidos en el mer-
particularmente significativas para la te- cado de trabajo —que es la principal
mática de género: las transformaciones fuente de ingreso de los hogares con
socioeconómicas y su impacto en cuan- prestaciones asociadas con los sistemas
to a la definición y delimitación de los de protección social, con las políticas
ámbitos público y privado en que se crean sociales y la infraestructura social—. Tal
y recrean las representaciones sobre gé- ensamblaje tiene lugar eminentemente
nero y los espacios en que se cons- en el seno de la esfera doméstica que, a
truyen las diferencias, y que conminan a su vez, genera recursos que se distribu-
la estructuración y objetivación asimé- yen de manera desigual y específica a
trica de la interacción de estos ámbitos sus miembros en el marco de una divi-
para hombres y mujeres. En la temática sión del trabajo y de la microfísica del
de derechos, la promoción de mayor poder domésticas, asociadas con el sis-
igualdad y el reconocimiento de la di- tema sexo-género. En ese sistema, la fa-
versidad. En cuanto a los factores que milia es una entidad particularmente he-
erosionan la cohesión, las brechas so- terogénea, en función de las relaciones
cioeconómicas relacionadas con el gé- de sus miembros que están determina-
nero, dimensión en la cual las remu- das por las diversas estructuras familia-
neraciones del mercado de trabajo se res, los ciclos de vida de sus integran-
revela como el principal locus de des- tes, y la estabilidad y fluidez de sus
igualdad en la región. En cuanto a las relaciones (Sojo, 2006).
brechas de poder en el ámbito repro-
ductivo, también resulta crucial la mi- 4. Estado, mercado y familia son un
crofísica del poder en los hogares, en la haz indisociable a la hora de analizar el
cual también se asienta la desigualdad bienestar social, perspectiva en la cual

* Funcionaria de la División Desarrollo Social de la CEPAL, Santiago de Chile. Coordinó el libro CEPAL
(2007): Cohesión social, inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe.

71
Ana Sojo

Esping-Andersen ha caracterizado al pensar las coordenadas de género de


patrón de previsión social como «el cohesión social, debido precisamente a
modo combinado e interdependiente que la discriminación de la mujer se
como el bienestar es producido y distri- asienta en una determinada articulación
buido entre el Estado, el mercado y la de la esfera productiva —cuya insti-
familia», y en que construye su tipolo- tución central es el mercado— con la
gía de los tres regímenes de bienestar esfera reproductiva —cuya institución
para países del área de la OCDE, to- central es la familia, y en la que algo in-
mando precisamente en consideración terviene la comunidad—. En ese sentido
los papeles que cada uno cumple. Lue- cabe recordar algunos rasgos de la arti-
go, la combinación institucional de los culación asimétrica de ambas esferas
tres elementos que da como resultado que cimenta la subordinación femenina,
dos procesos de independencia o auto- ya que «en términos simbólicos, lo pri-
nomía del bienestar de las familias y vado, lo doméstico, se percibe como lu-
personas. Por una parte, en relación gar privilegiado de la individualidad y lo
con el mercado de trabajo y afín a los personal, en contraposición con lo pú-
derechos sociales de la ciudadanía, la blico, entendido como terreno de la po-
«desmercantilización» (de-commodifi- lítica. Por esta vía, lo público se valora
cation) denomina el grado en que el Es- como resultado de las interacciones so-
tado de Bienestar debilita los vínculos ciales, mientras que lo doméstico se aís-
monetarios, al garantizar derechos a la de lo político y se rodea de un halo de
las personas independientes de su par- naturalidad. Ello, relacionado con el es-
ticipación en el mercado. Por otra, la tablecimiento de un sistema sexo-géne-
de-familiarisation, en relación con los ro con dominio masculino, implica que
sistemas familiares de cuidados y pro- el espacio doméstico, como campo de
tección, denomina el grado de reduc- la mujer, se naturaliza y se aísla de la po-
ción de la dependencia del individuo lítica» (Sojo, 1986: 55). Notable resulta
respecto de la familia o, en su formula- que, si bien han tenido lugar transfor-
ción inversa, el aumento de la capaci- maciones cruciales en cuanto a la irrup-
dad de control del individuo de recur- ción de la mujer en el ámbito público,
sos económicos, independientemente los cambios respecto de las atribucio-
de las reciprocidades familiares o con- nes de la esfera privada que conforman
yugales. lo que contemporáneamente se deno-
mina «economía del cuidado», y respec-
5. Por implicar una articulación entre to de la división del trabajo en el seno
el Estado y el mercado, la familia y la co- familiar, han sido mucho más lentos 1.
munidad, el concepto de regímenes de La lentitud de esos cambios posible-
bienestar tiene valor heurístico para mente se asocia a que el carácter «natu-

1
Respecto de España véase Durán (2003).

72
Cohesión social, género y regímenes de bienestar en América Latina y el Caribe

ral» de la segregación doméstica se am- mujeres, las singulares combinaciones


para en valores, creencias y símbolos. entre las tareas de cuidado a cargo de
Por ello, transformaciones favorables a las familias o de entidades del mercado
la equidad de género en ese ámbito de- o públicas, los grados de desigualdad en
ben situarse en la mirilla de la cohesión el mercado de trabajo.
social.
7. En una inflexión histórica de cam-
6. Formulando como propuestas la ex- bios profundos y veloces, precipitados
celente síntesis que realizan Draibe y por la globalización y por el nuevo para-
Riesco (2005) de la vertiente feminista digma de la sociedad de la información
crítica respecto del vínculo Estado-mer- (Castells, 1999), se pueden ver más tras-
cado-familia propuesta por Esping-An- tocados aún en América Latina y el Cari-
dersen se trata de: a) superar la pola- be valores y visiones que inciden en la
ridad jerárquica de la manutención a representación de género 2, y que se
cargo de un hombre proveedor y de los conjugan con las transiciones demográ-
cuidados domésticos a cargo de la mu- ficas aceleradas, y con transformacio-
jer, y el acceso desigual a recursos eco- nes de las familias. Estas dos últimas
nómicos y a ciudadanía que ello acarrea; transformaciones pueden evidenciar,
b) en cuanto a la ciudadanía, no conside- entre otras cosas, la insatisfacción de
rar la «desmercantilización» de los bienes las mujeres con la reclusión en el ho-
y servicios sociales como fuente primor- gar y con sus arduas incursiones en el
dial de los derechos sociales, sino tam- mercado y la vida pública, así como la
bién la provisión social de las tareas del pertinaz lentitud de cambios culturales
ámbito del cuidado. Debido a las interac- respecto de la división del trabajo do-
ciones entre familia y políticas públicas, méstico entre los integrantes de las fa-
las políticas sociales y laborales que fa- milias o de la ampliación del apoyo so-
vorecen la participación de la mujer en el cial a tareas del ámbito reproductivo.
mercado de trabajo, o bien su perma-
nencia en el hogar, modifican la combi- 8. En la región, destacan entre las trans-
nación de ambos tipos de actividades, formaciones de las familias (Arriagada),
que varían según los tipos, composición la disminución de los hogares biparen-
y ciclos de las familias y que determinan tales en los que el cónyugue no trabaja
tareas de cuidado singulares; c) las for- y el aumento de aquellos en que tra-
mas de Estado de Bienestar pueden cla- baja y el aumento de los hogares mo-
sificarse de acuerdo con los tipos de fa- noparentales a cargo de una mujer que
milias, los grados de autonomía de las trabaja. Las trayectorias familiares atra-

2
Respecto de otras latitudes, algunos analistas han advertido incluso que los fundamentalismos religio-
sos emergen, en parte, por la irritación que originan las aspiraciones de las mujeres de tomar su destino
propio en sus manos en el mundo occidental (Amis, 2006).

73
Ana Sojo

viesan fases muy diversas: pareja sin hi- que provean la infraestructura necesaria
jos, familia mono-biparental, unión libre para atender la demanda de cuidado de la
y otras, con lo cual también difieren las sociedad [p. 126].
necesidades de cuidado de los hogares.
Por otra parte, aunque las mujeres tra- Si el cuidado es un factor indispensable para
bajan menos horas remuneradas, in- la sociedad y una responsabilidad social,
hay que promover condiciones laborales
vierten más tiempo en actividades no
equitativas para mujeres y hombres, en el
remuneradas y disponen, por tanto, de
sentido de que las actividades productivas
menos tiempo libre que los hombres deben ser compatibles con el derecho y con
(CEPAL, 2007). la obligación del cuidado. Para ello, son in-
dispensables políticas estatales y de respon-
9. Teniendo en consideración aquellos sabilidad social de las empresas, cambios en
elementos, respecto del vínculo género la regulación de la esfera productiva y la or-
y cohesión social, la CEPAL (2007) ha ganización laboral, políticas públicas que fa-
planteado vorezcan la conciliación entre trabajo y fami-
lia. No considerarlo de esta forma, soslaya
Articular la ciudadanía también desde la las serias implicaciones fiscales y contributi-
igualdad y el reconocimiento de la diferencia vas que tiene el creciente envejecimiento de
de género, supone que la autonomía y liber- la población, causado por el aumento de la
tad de elección en el ámbito de la reproduc- esperanza de vida y la reducción de la fecun-
ción y de las actividades de cuidado consti- didad, y su impacto para el financiamiento y
tuyan una fuente de derechos específicos, en la sustentabilidad de los sistemas de protec-
que se deberían socializar los cuidados do- ción social. Los países europeos que no lle-
mésticos. Dado el vínculo existente entre Es- varon a cabo políticas conciliatorias entre el
tado, mercado, familia y comunidad en el ámbito productivo y reproductivo enfrentan
marco de los distintos tipos de Estado y de descarnadamente ese problema [p. 126, cur-
regímenes de bienestar, la diversificación de sivas añadidas].
las estructuras familiares refuerza la necesi-
dad de un eje de políticas y programas ten- 10. Por ello, en términos de cohesión
dientes a conciliar familia y trabajo, bajo un social cabe analizar cómo la estructura
enfoque de equidad de género en aras de un de producción de riesgos que se asocia
acuerdo más equilibrado respecto de las ba- a las características de las familias y
ses del bienestar [p. 125, cursivas añadidas]. de las comunidades en los países, así
como las características de los sistemas
Si la provisión social de las tareas del ámbito
de protección social están también in-
del cuidado se constituye en una fuente de
mersas en la construcción del sistema
derechos sociales, los sistemas de protec-
ción social deben considerar la economía del
sexo-género.
cuidado y la infraestructura de servicios con-
comitante para los diversos tramos de edad. 11. Desde el punto de vista de la cohe-
Se precisa financiar, articular y regular una sión social, una tensión importante se
red de instancias públicas, privadas y mixtas da en torno al eje que tiene en sus extre-

74
Cohesión social, género y regímenes de bienestar en América Latina y el Caribe

Envejecimiento de la población: comparación de algunos países sudamericanos con Europa

Porcentaje de personas de 60 años y más, 2005 y 2025

FUENTE: Guzmán (2005) con proyecciones de población del CELADE.

Envejecimiento de la población

Porcentaje de personas de 60 años y más, 1950-2050. Países de América del Sur

FUENTE: Guzmán (2005) con proyecciones de población del CELADE.

75
Ana Sojo

mos «desmercantilización» y «desfami- brechas de remuneraciones y de protec-


liarización». La desmercantilización en ción social, y también con la dependen-
la región ha estado restringida por el ac- cia que sufren las mujeres cuando no
ceso a servicios de salud y sistemas de cuentan con ingresos propios, cuando
pensiones mediante sistemas contribu- los ingresos propios son muy reducidos
tivos, ya que éstos por su naturaleza re- o sensiblemente menores que los del
quieren una inserción formal en el mer- perceptor principal de ingresos del ho-
cado de trabajo, o bien una relación gar, o cuando se tiene acceso a las pres-
como dependiente familiar de alguien taciones de los sistemas de protección
formalmente inserto en el mercado de social en calidad de dependiente del
trabajo (CEPAL, 2006). Para las mujeres, perceptor principal de ingresos que coti-
esto marca importantes asimetrías, de- za para regímenes contributivos.
bido al acceso desigual al mercado de
trabajo, en términos de las segmenta- 13. Se han señalado importantes facto-
ciones de este mercado, de remunera- res que influyen en una precarización del
ciones dispares en condiciones de atri- ejercicio del cuidado: el insuficiente re-
butos semejantes de capital humano, y conocimiento del cuidado como activi-
de sesgos de las trayectorias laborales dad central para la sostenibilidad de la
que transparentan formas de discrimi- vida humana; el resquebrajamiento del
nación para acceder a cargos jerárqui- modelo de familia basado en el binomio
cos y puestos de poder. Por su parte, la hombre proveedor/mujer cuidadora; la
desfamiliarización está limitada, porque caída de la tasa de natalidad y el crecien-
prevalece aún una comprensión y valo- te envejecimiento de la población; la ten-
ración escasa de la esfera del cuidado, sión existente entre la lógica del cuidado
que determina que las tareas reproduc- y la lógica del mercado; la inserción la-
tivas se realizan eminentemente en la boral de las mujeres en condiciones ad-
esfera doméstica, sin o con escaso apo- versas; la división sexual del trabajo que
yo de instituciones públicas. De allí la continúa depositando la responsabilidad
necesidad de una infraestructura social del cuidado en las mujeres; la falta de re-
que apoye la realización de tareas de conocimiento de los límites económicos,
cuidado, o que asuma algunas de ellas. físicos y emocionales que la doble jorna-
da de trabajo acarrea para las mujeres;
12. Deben considerarse los regímenes la falta de reconocimiento del trabajo de
de bienestar en cuanto bisagra que arti- cuidado como trabajo y de las personas
cula esferas en las que se asienta la con- cuidadoras como beneficiarias del siste-
dición subalterna de la mujer. Pero tam- ma de seguridad social; las falencias de
bién debido a que precisamente esa los sistemas de protección social; el
condición subalterna genera vulnerabi- debilitamiento de la universalidad y de
lidades y riesgos específicos. En el caso la solidaridad como principios rectores
del género ellos se relacionan con las de la seguridad social; el fomento de la

76
Cohesión social, género y regímenes de bienestar en América Latina y el Caribe

búsqueda de soluciones individuales al distribuir mejor las cargas reproductivas y


para la satisfacción de las necesidades retirar de sus hombros, al colectivizarlo, la
humanas (Camacho, 2006). De allí que carga de la economía de cuidado familiar de
sea pertinente «plantear la precarización la primera infancia y de los niños.
del cuidado como riesgo social», como
forma de incluir el cuidado en el debate En el caso de los países de desarrollo
actual sobre la seguridad social y la pro- medio, afirma el autor,
tección social y para contribuir que el gé-
nero se considere en las políticas de el ataque a la desigualdad debe empezar por
el sistema educativo. A finales de los noventa
bienestar y en la responsabilidad social
en México tan sólo el 30% de la población de
(Camacho, 2006).
20 a 25 años había completado la secundaria,
en Brasil, aún menos, aproximadamente el
14. Pero justamente en razón de las 20%. Parte de esta exclusión del sistema edu-
transformaciones demográficas y fami- cativo se gesta tempranamente por las des-
liares, se abren posibilidades inéditas igualdades en el sistema primario y aun antes
para buscar compatibilizar equidad de por la ausencia de sistemas de educación ini-
género, desafíos demográficos y refor- cial que igualen oportunidades educativas al
mas de los sistemas de protección so- inicio del ciclo escolar. Este incremento en la
cial. Como apunta Filgueira para los paí- educación poseería además el efecto positivo
ses de desarrollo humano alto de la ya señalado para los países de alto desarrollo
región (2007): humano al contribuir a la convergencia de la
fecundidad entre estratos y a la liberación
aunque sea parcial del tiempo de la mujer de-
El otro gran desafío de estos sistemas es in-
dicado a la economía del cuidado familiar.
crementar las tasas de actividad femenina,
clave para dar balance intergeneracional a
sociedades envejecidas. Pero este incremen- Los países de desarrollo humano me-
to depende de dos cuestiones fundamenta- dio-bajo, por su parte «tienen por delan-
les: una disminución y/o postergación de la te el desafío de construir por primera
fecundidad en los sectores de menores in- vez verdaderos estados sociales y [en-
gresos y una arquitectura de servicios socia- carar] los mayores niveles de pobreza y
les, especialmente educativos, que permita superposiciones entre clivajes étnicos y
compatibilizar el incremento de las tasas de regionales y pobreza. A este complejo
actividad femenina con la economía de cui-
escenario lo moderan dos elementos
dado familiar. Para ambos desafíos el siste-
positivos: un bono demográfico todavía
ma educativo es la clave. La universalización
importante (…). Por la estructura de eda-
del sistema de educación inicial, la extensión
de la jornada escolar y la lucha por mayor re- des, la economía de cuidados familiares
tención y egreso del ciclo medio son todos no es tan central como en otros países».
elementos que apuntan en la misma direc- Pero la afirmación anterior debe mati-
ción: potenciar la capacidad de la mujer para zarse cuando se indaga en la participa-
el mercado laboral en forma más igualitaria ción de la mujer pobre en el sector infor-

77
Ana Sojo

mal y en las señales que entrega respec- afirma que las disposiciones que se en-
to de formas de protección social que cuentran más extendidas son las relati-
permitan conjuntamente elevar la inver- vas al evento de la maternidad: las licen-
sión en capital humano, lograr insercio- cias por maternidad y las prestaciones a
nes más exitosas en el mercado laboral la seguridad social durante dicha licen-
para las mujeres y en países con vasta cia. En segundo término, las regulacio-
población indígena avanzar en el estre- nes que prohíben el despido durante el
chamiento de las brechas socioeconó- embarazo, el tiempo para lactancia y las
micas que marcan su exclusión. licencias por enfermedades o complica-
ciones del embarazo y parto, seguidas
15. Cobra creciente importancia, por por las licencias por paternidad y la pro-
tanto, el análisis de la cantidad de tra- visión de guarderías. Por otra parte, son
bajo no remunerado que producen los más débiles y existen en menos países
hogares, de los cambios en la distri- disposiciones de carácter más perma-
bución —quién lo produce, quién lo nente o para períodos de tiempo más
recibe—, de su contenido —qué tare- extensos y que pueden contribuir a la
as se efectúan—, de la calidad y de la conciliación, como es el caso de las
valoración social del trabajo (Durán, guarderías, las licencias por enferme-
2003: 4). Afortunadamente se cuenta dad de los hijos y de otros dependien-
en varios países con encuestas de uso tes, o la prohibición de la prueba de em-
del tiempo, y ya se han emprendido barazo en las empresas (Martínez y
análisis, como los de Aguirre. Camacho, 2006).

16. La otra cara de la medalla es el 17. Otro aspecto esencial es la discri-


análisis del mercado de trabajo y de las minación de la mujer según la morfolo-
políticas relacionadas con la concilia- gía específica de la protección social:
ción entre mercado laboral y reproduc- sea por el acceso a prestaciones, por se-
ción. Una exploración del tema sobre la lección adversa, por sesgos en los siste-
región de América Latina y el Caribe mas de financiamiento.

78
Cohesión social, género y regímenes de bienestar en América Latina y el Caribe

PRODUCTIVO REPRODUCTIVO

• derecho al trabajo relaciones familiares


• activos • sexualidad y derechos reproductivos
• calificaciones • síndromes demográficos
• remuneraciones • ciclo de vida integrantes familia
• calidad del empleo • estabilidad / fluidez relaciones familiares
• segmentaciones mercado laboral • diversidad familias
• protección social • estructura familiar y diversificación riesgos
• productividad del trabajo • ensamblaje de recursos de remuneracio-
• ciclo vida laboral nes, prestaciones político-sociales e in-
• socialización de tareas productivas fraestructura social
• ensamblaje recursos estatales heterogé-
neos y desiguales (seguro, política fiscal,
acceso activos como vivienda)
• división trabajo doméstico
• desigualdad uso recursos y activos en la
familia
• externalización tareas domésticas
• violencia intrafamiliar
• reclusión esfera doméstica
• regulación mediante leyes (matrimonio,
divorcio, violencia doméstica)

políticas bienestar familiar


• servicios sociales que asumen tareas re-
productivas
• protección social
• contraprestaciones programas con deberes
• demográficas

79
II. FAMILIA, MERCADO Y ESTADO

En esta sección se analizan las caracte- crisis de la familia patriarcal, los cam-
rísticas de las familias, se muestran las bios no sólo en la noción sino también
tendencias del mercado en protección en el modelo de familia y por ende en
social y se analiza el rol del Estado en las estrategias de autoprotección de las
cuanto a provisión de servicios de cui- mismas. Lo que obliga a conocer las de-
dados. Esta perspectiva permite analizar mandas de las familias y reflexionar res-
con mayor profundidad la articulación pecto a la agenda de políticas familia-
entre familia, mercado y Estado en tor- res. Se necesitan nuevas opciones de
no a las políticas de género y cohesión políticas que recojan no sólo las políti-
social. cas de organización del trabajo sino
además aquellas que apunten a la eco-
En el primer artículo Rosario Aguirre nomía del cuidado.
sostiene que los cuidados constituyen
un campo propio de las políticas hacia Continuando en esta línea, el artículo de
las familias, en tanto conforman un ám- Lourdes Benería es un buen aporte al
bito de actuación con sus actores y sus análisis de las políticas de conciliación,
instituciones. La preocupación funda- ya que parte de la distinción teórica en-
mental es contribuir a la construcción tre trabajo productivo/reproductivo y
de los cuidados como problema público realiza una breve revisión histórica de lo
objeto de políticas. Aquí la propuesta es que han sido las conceptualizaciones te-
de «desprivatizar» el tema, para que la óricas y consideraciones prácticas res-
cuestión relativa a quien se hace cargo pecto a este tema. Analiza los impactos
de las personas dependientes forme del trabajo remunerado y no remunera-
parte del análisis académico y político do para el bienestar familiar y social al
sobre la reorganización de los sistemas mismo tiempo que plantea que es indis-
de protección social, la reforma de los pensable abordar las desigualdades y
sistemas de salud y el desarrollo de los pobreza como parte del enfoque de ca-
servicios sociales. pacidades y de las políticas de concilia-
ción en América Latina. Enfatiza que los
Por su parte G. Sunkel desarrolla un de- problemas de distribución (y también
tallado análisis del papel de las familias de redistribución) que afectan las capa-
en la protección social, destacando que cidades de todas las personas y a toda
el tema de familia ha estado tradicional- América Latina, limitan la posibilidad
mente ausente de la discusión sobre po- efectiva de llegar a una verdadera igual-
líticas públicas, incorporándose debido dad de género.
a la crítica feminista y porque la familia
se ha vuelto problemática. Menciona las Por su parte J. Martínez y G. Monge
grandes transformaciones de las fami- plantean elementos para la discusión en
lias (estructura y comportamiento) en torno a tres preguntas: ¿cuáles son las
América Latina, a partir de la llamada políticas públicas con efectos conciliato-

81
Familia, mercado y Estado

rios más relevantes para la región?, ¿en ticas de conciliación refuerzan la divi-
qué escenarios se despliegan esas polí- sión sexual del trabajo en el hogar-fami-
ticas?, y ¿cuáles son algunos de los re- lia, aunque, en principio, ése no sea el
tos a enfrentar para promover el cam- propósito de tales políticas. Esos análi-
bio? El documento realiza una breve sis ponen en evidencia cómo la concilia-
referencia al origen europeo de la preo- ción entre la vida laboral y familiar no
cupación por la conciliación, cómo sur- puede llevarse a cabo, de manera satis-
ge la preocupación por el tema de géne- factoria, porque afecta a la centralidad
ro y en particular aborda la noción de que el tiempo de trabajo, entendido en
«políticas conciliatorias» que se originó clave de jornada laboral, tiene en la or-
en Europa, dentro del ámbito de las po- ganización de las sociedades del bienes-
líticas laborales. Proponen una delimita- tar, de las ciudades y de la vida cotidia-
ción de las políticas con efectos concilia- na de las personas. De aquí surge la
torios en América Latina. incapacidad de las políticas de género
para romper el modelo male breadwin-
Finalmente, el artículo de T. Torns anali- ner en el que se sustenta el Estado del
za las políticas de género y bienestar en Bienestar, lo que obliga a analizar en
Europa y destaca la falta de rigor con profundidad la situación de desigualdad
que habitualmente se aborda al término de partida y a evaluar las políticas de
conciliación. Por ello hace una breve re- tiempo como alternativa a la concilia-
visión histórica del concepto, para luego ción. Todo lo cual lleva inevitablemente
rescatar diversas acepciones como la de a pensar en la renovación del contrato
la OIT, etc. Señala cómo a veces las polí- social entre hombres y mujeres.

82
1. LAS FAMILIAS COMO PROVEEDORAS DE SERVICIOS
DE CUIDADOS
Rosario Aguirre *

INTRODUCCIÓN bienestar social y al funcionamiento del


sistema económico a través de la pro-
En las últimas décadas la crisis econó- ducción de conocimientos y de la discu-
mica en la región latinoamericana, las sión y difusión de argumentaciones y
transformaciones de los Estados y la propuestas.
orientación de las políticas sociales se
encaminaron a privatizar la responsabi- Se trata de «desprivatizar» este tema
lidad por el bienestar social, transfirien- para que la cuestión relativa a quién se
do a otras esferas —familias, comunida- hace cargo de las personas dependien-
des y mercado— tareas que en ciertos tes forme parte del análisis académico y
casos los Estados dejaron de cumplir. político sobre la reorganización de los
También puede observarse que no lle- sistemas de protección social, la refor-
gan a constituirse nuevos campos de ma de los sistemas de salud y el des-
actuación como respuesta a nuevas ne- arrollo de los servicios sociales.
cesidades, las que no logran configurar-
se como derechos. Estas nuevas necesi- Mirado desde la perspectiva de la equi-
dades se vinculan al aumento de la dad se trata de lograr que disminuya la
población dependiente de adultos ma- desigual e injusta división del trabajo
yores y al aumento generalizado de la según sexo en el cumplimiento de las
actividad económica de las mujeres, funciones familiares a fin de promover
particularmente, aunque no exclusiva- la igualación de oportunidades, el ejer-
mente, de las trabajadoras que son ma- cicio efectivo de derechos y el logro del
dres, lo cual plantea en nuevos términos bienestar por parte de mujeres y varo-
la pregunta de las obligaciones y los de- nes de distintas generaciones y estratos
rechos al cuidado de los integrantes de sociales.
las familias y de las responsabilidades
estatales en este campo.

En esta presentación se sostiene que los CAMBIOS RECIENTES QUE INCIDEN


cuidados constituye un campo propio EN LAS FUNCIONES FAMILIARES
de las políticas hacia las familias, en tan- DE CUIDADO
to conforman un ámbito de actuación
con sus actores y sus instituciones. La La persistente tendencia a la elevación
preocupación fundamental es contribuir de los niveles educativos de la pobla-
a la construcción de los cuidados como ción femenina y el aumento de la activi-
problema público objeto de políticas. Se dad económica de las mujeres, particu-
aspira a que adquieran visibilidad y que larmente de las madres, fenómeno
sean valorados por su contribución al extendido en nuestros países, contribu-

* Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.

83
Rosario Aguirre

ye al déficit de cuidados. En todos los jecimiento» que refiere al aumento de


países de la región la tasa de actividad las personas mayores de 75 o de 80
de las mujeres entre 20 y 44 años de años dentro de la población mayor. Esta
edad con hijos aumentó en los últimos población cuenta cada vez con mayor
años, así como la aspiración de autono- número de población femenina (femini-
mía económica y de posibilidades de zación del envejecimiento) debido a las
desarrollo personal. Sin embargo, la crecientes diferencias favorables a las
provisión pública de servicios de cuida- mujeres en la esperanza de vida. Así por
do ha tenido escaso desarrollo. Los ser- ejemplo, el índice de feminidad de la po-
vicios para los más pequeños sólo es- blación de 80 y más años en el año 2000
tán dirigidos a los sectores más pobres en los países del cono sur era de 200 en
de la población, con niveles bajos de Argentina, 188 en Chile y 197 en Uru-
cobertura, al mismo tiempo que se va guay (CEPAL, 2005). Frente a las cre-
desarrollando una creciente mercantili- cientes necesidades de cuidados y la
zación del cuidado infantil para los sec- ausencia de personas disponibles para
tores sociales que pueden pagarlos, si- hacerse cargo gratuitamente de ellos, el
tuación que es similar en los servicios sector mercantil de cuidados para niños
destinados a los adultos dependientes pequeños, adultos mayores dependien-
(Aguirre, 2003). tes y enfermos han adquirido en la últi-
ma década un importante desarrollo.
Los cambios demográficos, particular-
mente el aumento de la proporción de Diversos autores llaman la atención so-
las personas mayores de 65 años en la bre los cambios culturales y las disposi-
población total, fenómeno mundial de- ciones personales por la propagación
bido a la baja natalidad y al aumento de de una visión más individualista de las
la esperanza de vida plantean importan- relaciones sociales. Crecientemente las
tes dilemas de tipo económico, social y uniones de las parejas no implican res-
político. Los datos para 2000 revelan ponsabilidad de por vida y los hijos no
que los países del cono sur son los que son la única fuente de realización perso-
alcanzan la mayor proporción de adul- nal, pero al mismo tiempo existe el
tos mayores: el 9,8% en Argentina, el mandato cultural hacia la promoción del
7,2% en Chile y el 12,9% en Uruguay. Es desarrollo de los niños en todas sus fa-
objeto de preocupación el incremento cetas, que trae consigo nuevos deberes
de los gastos sanitarios y asistenciales y lo cual para algunas familias de sectores
el creciente peso de las personas no in- medios y altos se convierte en trabajo
cluidas en el sistema de seguridad so- real de gestión de la formación de sus
cial. Menos atención merece la presión hijos (Beck-Gernsheim, 2001). Aunque
sobre las familias para la prestación de no se disponen de evidencias empíricas
servicios. Esta presión está en aumento para los países de nuestra región, es
por el «envejecimiento dentro del enve- probable que el costo de tener un hijo

84
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados

para estos sectores sea crecientemente En América Latina, las enormes des-
alto. igualdades sociales están estrechamen-
te vinculadas con la provisión desigual
Otra fuente de tensión con relación a la de cuidado familiar y social conforman-
disposición hacia la autonomía y auto- do un verdadero círculo vicioso. Quie-
rrealización de los miembros de las fa- nes tienen más recursos disponen de un
milias es la dependencia familiar de los mayor acceso a cuidados de calidad en
hijos adultos jóvenes que viven con sus situación de tener menos miembros del
padres, con lo cual la inversión parental hogar que cuidar. Aquellos que dispo-
hacia los hijos tiende a mantenerse nen de menores recursos para acceder a
durante más tiempo. En Uruguay se los cuidados mercantiles y que tienen
encontró que en la última década ha más cargas de cuidado acumulan des-
aumentado el número de hogares con ventajas por el mayor peso del trabajo
hijos de 25 a 30 años que continúan vi- doméstico familiar, por las dificultades
viendo con sus padres. Ello puede impli- en el acceso a los escasos servicios pú-
car la necesidad de cuidar simultánea- blicos y la necesidad de recurrir a cuida-
mente de los hijos y de los padres y que doras «informales».
el período de la vida en que hay que cui-
dar de personas dependientes se extien-
da más.
EL APORTE DE LA NOCIÓN DE CUIDADO
En la vida privada, el déficit de cuidado
es más notorio en familias donde las Hasta el presente en nuestra región los
madres trabajadoras —casadas o solte- debates académicos sobre este concep-
ras— no reciben ayuda suficiente de sus to han sido incipientes. En los países an-
parejas o familiares, constituyendo una glosajones fueron impulsados por las
fuente de importantes tensiones, espe- corrientes feministas en el campo de las
cialmente para las mujeres. En el ám- ciencias sociales los cuales se remontan
bito público, el déficit de cuidado se ve a los años setenta. El concepto de cuida-
—entre otros indicadores— en la insu- do se fue construyendo progresivamen-
ficiencia de atención que prestan las te sobre la observación de las prácticas
políticas sociales a la situación de las cotidianas y mostrando la complejidad
madres de niños pequeños, de los an- de los arreglos que permiten cubrir las
cianos, de los enfermos, de los impedi- necesidades de cuidado y bienestar. Ha
dos. Debe destacarse la insuficiencia de significado un avance considerar las ac-
información sobre la cobertura de los tividades de cuidado separadamente
servicios hacia estos sectores 1. del trabajo doméstico porque define un

1
A modo de ejemplo, el indicador sobre cobertura de los servicios de cuidado infantil, sobre todo para los
niños de 0 a 3 años, no es calculado en la mayoría de los países latinoamericanos.

85
Rosario Aguirre

campo de problemas de investigación y contribuye a construirlas y mantenerlas.


de intervención social «con sus actores, En ese sentido Arlie Russell Hochschild
sus instituciones, sus formas relaciona- (1990) precisa que:
les, un campo que se sitúa en la inter-
sección entre las familias y las políticas El cuidado es el resultado de muchos actos
sociales» (Letablier, 2001). pequeños y sutiles, conscientes o incons-
cientes que no se pueden considerar que
Las investigaciones realizadas principal- sean completamente naturales o sin esfuer-
mente en los países de la Unión Euro- zo (...). Así nosotras ponemos en el cuidado
pea, a partir de experiencias, particular- mucho más que naturaleza, ponemos senti-
mientos, acciones, conocimiento y tiempo.
mente de los países nórdicos y también
de Italia y Francia, introdujeron una
aproximación de género en un campo Puede ser provisto de forma remunera-
que ignoraba esta dimensión: el de las da o no remunerada. Pero también fue-
políticas sociales y los Estados de Bien- ra del marco familiar, el trabajo de cui-
estar. Se ha mostrado que el carácter dados está marcado por la relación de
doméstico de los cuidados ha sido la servicio y de preocupación por los
base para la exclusión de las mujeres de otros. El cuidado puede ser pago o im-
los derechos ciudadanos propugnando pago como consecuencia de elecciones
un concepto de ciudadanía social que políticas, valoraciones culturales com-
reconozca la importancia de los cuida- partidas y el régimen de género impe-
dos y las responsabilidades domésticas rante.
para la sociedad (véanse, por ejemplo,
Lewis, 1992; Orloff, 1993; Sainsbury, El cuidado puede ser clasificado en dos
1996, 2000; Saraceno, 1995, 2004). grandes tipos: el cuidado proporciona-
do a niños, niñas y adolescentes en el
En términos generales, podemos conce- que junto a la obligación hay una fuerte
bir el cuidado como una actividad feme- fuente de gratificación y por otro lado, el
nina generalmente no remunerada, sin cuidado que se dedica a la atención para
reconocimiento ni valoración social. hacer frente a una enfermedad, crónica
Comprende tanto el cuidado material o aguda, llamado cuidado asistencial
como el cuidado inmaterial que implica (Murillo, 2003).
un vínculo afectivo, emotivo, sentimen-
tal. Supone un vínculo entre el que brin- En el cuidado infantil hay una frontera
da el cuidado y el que los recibe. Está difusa entre actividades de cuidado y las
basado en lo relacional y no es sola- actividades propias de la educación ini-
mente una obligación jurídica estableci- cial, por lo cual la noción de cuidados
da por la ley sino que también involucra presenta particular interés para poner
emociones que se expresan en las rela- de manifiesto actividades que de otra
ciones familiares, al mismo tiempo que forma permanecerían ocultas.

86
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados

En el cuidado de las personas mayores logía social, historia) en donde se han


dependientes existen también dificulta- producido rupturas epistemológicas
des para que las tareas que integran el con sus respectivos cuerpos teóricos.
cuidado sean reconocidas como tales Si bien es legítimo producir conoci-
cuando son prestadas de manera infor- mientos desde cualesquiera de las Cien-
mal. Una clave para entender esta situa- cias Sociales y Humanas, trabajar con
ción la proporciona Soledad Murillo (op. una visión amplia del cuidado requiere
cit.) cuando precisa que «el cuidado está integrar conocimientos, sobre todo si
inmerso en la lógica del sacrificio, un sa- se pretende realizar aportes para colo-
crificio que puede entrañar —sin preten- car el tema en la agenda pública, pro-
derlo— un grado de reconocimiento so- porcionar argumentos a las organiza-
cial. A pesar de que la enfermedad se ciones sociales y estimular la acción
cronifique, y ésta termine por saquear el pública.
tiempo a quien lo prodiga».

La economía del cuidado ha eclosiona-


do en los últimos años. Este campo es- ¿QUÉ SABEMOS SOBRE EL TRABAJO
tudia la producción de bienes, servicios DE CUIDADO Y LAS PERSONAS
y actividades realizadas en los hogares CUIDADORAS?
indispensables para la reproducción
biológica y el bienestar de las personas La investigación sobre los cuidados
y las familias. Incluye también la provi- familiares desde la óptica de género re-
sión de cuidados que se realiza en la ciente se está configurando en esta últi-
esfera pública y mercantil. Conceptua- ma década como un campo de investi-
lizada de esta forma por las economis- gación, de forma incipiente en nuestra
tas feministas ha significado una ruptu- región y con mayores desarrollos en los
ra epistemológica trascendente con la países europeos 2. Sin pretender realizar
corriente principal de la teoría econó- un análisis del estado del arte en la ma-
mica. Se interesa por el valor económi- teria, señalaré algunos trabajos que
co del cuidado y por la relación entre el aportan conocimientos nuevos y útiles
sistema económico y la organización para el desarrollo de argumentaciones
del cuidado. Pero el estudio del cuida- tendientes a mostrar la relevancia de los
do no se reduce a lo económico sino problemas planteados por los cuidados
que integra otras perspectivas discipli- y la necesidad de que se le preste aten-
narias (sociología, antropología, psico- ción por parte de las políticas públicas.

2
La Comisión Europea financia un estudio comparativo sobre el estado de la investigación sobre cuidado
social en el que participan Finlandia, Francia, Italia, Portugal y Reino Unido. El proyecto llamado SOCCARE
estudia las posibilidades de que disponen las familias para hacer frente al cuidado combinando de un
modo flexible el cuidado formal e informal (SOCCARE, 2001).

87
Rosario Aguirre

Las encuestas sobre Uso del Tiempo Por otra parte, investigaciones sobre la
permiten operacionalizar la noción de producción doméstica de salud y sus re-
cuidados familiares a través del tiempo laciones con el sistema institucional pú-
que se dedica a las diferentes activida- blico han dado luz a la necesaria consi-
des. En los países donde se han realiza- deración de los cuidados domésticos en
do encuestas de este tipo —todavía no las políticas públicas de salud. Se desta-
comparables entre sí— muestran que can los trabajos de María Ángeles Durán
las mujeres realizan la mayor parte del (1999) y Soledad Murillo (op. cit.) para
trabajo no remunerado familiar. Así por España y de Patricia Provoste (2003)
ejemplo, la encuesta sobre Uso del para Chile.
Tiempo y Trabajo no Remunerado reali-
zada en Montevideo y el área metropoli- Durán (op. cit.) ha desarrollado una lí-
tana en el año 2003 muestra que cuando nea de investigaciones muy innovado-
hay niños en el hogar las mujeres son ras sobre los «costes invisibles» de la
las cuidadoras principales en el 90% de enfermedad, sobre todo aportando esti-
los hogares y que las responsables de maciones del tiempo destinado por la
las tareas no remuneradas en los hoga- población a la atención de la salud en
res son en un 65% a la vez mujeres que los hogares y en las instituciones del
realizan trabajo extradoméstico (Agui- sistema de salud, así como el análisis de
rre y Batthyány, 2005). En este estudio las expectativas de futuro sobre el cui-
se encontró que el tiempo promedio to- dado no remunerado, teniendo en cuen-
tal dedicado en los hogares a las tareas ta los cambios demográficos y las nue-
de cuidado de los menores de 12 años vas tecnologías.
es de 43 horas semanales, equiparable a
una jornada laboral completa. La res- En la región latinoamericana se ha pro-
ponsable de las tareas del hogar cumple ducido un «descubrimiento» más tardío
con el 63% de esas horas (27 horas), de las/ los cuidadores», aunque siempre
mientras que otros miembros del hogar han existido, su rol se ha hecho más
cumplen el 37% restante (16 horas). Si visible en el marco de los debates acer-
bien la existencia de niños pequeños ca de las reformas de la salud y de los
aumenta el número de horas de cuidado cambios en los modelos de atención de
llama la atención la cantidad de horas la salud pública. Provoste (op. cit.) ha
que insume el apoyo a los trabajos do- puesto la atención en el recargo de tra-
miciliarios («los deberes») de los escola- bajo que estos cambios producen sobre
res (5 horas semanales promedio) a car- las mujeres en el espacio doméstico, en
go mayoritariamente de madres que el hospital y en la atención primaria.
tienen jornadas laborales extradomésti-
cas, indicador del sobretrabajo que ge- Otro aspecto del problema es destacado
nera el sistema educativo sobre las ma- por Murillo (op. cit.) quien sostiene que
dres de los escolares. es preciso legislar a favor de quienes se

88
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados

hayan encargado del cuidado prolonga- do a este segmento de la población. Así


do, asistencial y afectivo de las perso- Izquierdo (2003) señala que el cuidado
nas mayores, o con enfermedades cró- puede estar íntimamente unido al mal-
nicas. «Resulta obsceno que aquellos trato. En el marco de la realización de un
sujetos que han obviado su responsabi- diagnóstico sobre salud y género en
lidad, pretendan reivindicar los mismos Uruguay obtuvimos el testimonio de
derechos patrimoniales, conforme a las una enfermera que vive en las proximi-
leyes adscritas a la legitimidad enarbo- dades de una «casa de salud» en la ciu-
lando su rol de herederos». dad de Montevideo y que en el pasado
trabajó en ese tipo de servicios: «He tra-
También se han encontrado evidencias bajado en varias instituciones, a las que
de la existencia de supuestos sobre la yo misma las denunciaba por los malos
solidaridad familiar en la reglamenta- tratos, destratan a los pacientes en las
ción establecida para acceder a las pen- casas que están en regla, así como en
siones a la vejez e invalidez. En un estu- las que no están en regla. Se sabe que
dio reciente de las prestaciones no los dueños, por no pagar un sueldo
contributivas a la seguridad social en como la gente, toman una enfermera
Uruguay, Pugliese (2004) mostró la exis- por turno y el resto son casi todas muje-
tencia de la imposición de la «solidari- res jubiladas o amas de casa, sin una ca-
dad familiar obligatoria» en el caso de pacitación específica, no todas maltra-
pensiones a la vejez e invalidez. Regla- tan a sus pacientes, pero sí la mayoría».
mentariamente se establece que para
acceder a las prestaciones se deben
computar los ingresos de todos los
miembros del hogar, los que no deben DIVISIÓN DEL CUIDADO ENTRE
superar los tres salarios mínimos. Un lí- DIFERENTES ESFERAS INSTITUCIONALES
mite muy bajo para aquellos hogares Y MODELOS DE BIENESTAR
que han adoptado una estrategia de
convivencia en hogares extendidos, que Las preguntas acerca de quién asume
debido al número de integrantes, pue- los costos del cuidado de las personas
den llegar a superar esa suma. Los ca- dependientes, tiene implicaciones en los
sos estudiados por esta autora mues- niveles macro y micro. En el nivel ma-
tran las tensiones que genera entre los crosocial se plantea la cuestión de cómo
integrantes de los hogares (especial- encarar la división del bienestar entre
mente a las mujeres cuidadoras de an- Estado/familias/mercado/ comunidad.
cianos) la imposición de la obligatorie- En el nivel microsocial se vincula con la
dad de prestación de servicios gratuitos. división de tareas entre varones y muje-
res y entre generaciones y con posibles
Este trabajo coincide con otros que se- cambios en los contratos de género y
ñalan el carácter ambivalente del cuida- entre generaciones.

89
Rosario Aguirre

El estudio de los regímenes de cuidado En el régimen desfamiliarizador hay una


tiene en cuenta la división del cuidado de derivación hacia las instituciones públi-
niños, enfermos y mayores dependien- cas y hacia el mercado. Los procesos de
tes entre el Estado, las familias, el mer- desfamiliarización pueden ser muy va-
cado y la comunidad, en cuanto al traba- riados y seguir diferentes ritmos y así ha
jo, la responsabilidad y el costo. Supone sido históricamente. Dependen estos
analizar empíricamente los servicios, las procesos del peso que tengan los servi-
transferencias de dinero, de bienes y de cios del Estado, de la extensión de los
tiempo proporcionados por las distintas servicios lucrativos y de la implicación
esferas y la distribución de la provisión de las familias y las redes informales.
entre ellas.
Los supuestos ideológicos del régimen
Las analistas feministas de los regíme- familista son la centralidad de la institu-
nes de cuidado (fundamentalmente ción del matrimonio legal y una rígida
Sarraceno, 1995 y Sainsbury, 2000) pre- división sexual del trabajo. Se admiten
sentan dos modelos: familista y desfa- intervenciones públicas dirigidas a las
miliarizador con sus orientaciones y sus familias con carácter subsidiario. En
principales dimensiones. cambio, los supuestos ideológicos del
régimen desfamiliarizador es el cuestio-
En el régimen familista típico la respon- namiento de la separación privado-pú-
sabilidad principal del bienestar corres- blico lo cual conduce al planteo de políti-
ponde a las familias y a las mujeres en cas activas. La base de la admisión de
las redes de parentesco. Empíricamente beneficios en el primer caso es la necesi-
puede suceder que las mujeres trabajen dad y se contemplan medidas dirigidas a
en forma remunerada y desarrollen dis- proteger a las madres solas. En el segun-
tintas estrategias para articular trabajo y do la base de admisión de derechos es la
familia. María Ángeles Durán (op. cit.) ciudadanía o la residencia y los benefi-
distingue varias de ellas como la reduc- cios se otorgan a los individuos.
ción de objetivos tanto en el plano labo-
ral como familiar, la delegación que El trabajo asistencial de cuidado en el
consiste en interrumpir la producción régimen familista es no remunerado y la
de un servicio para trasladarlo a otra unidad que recibe los beneficios la fami-
persona y la secuencialización que radi- lia, mientras que en el desfamiliarizador
ca en alternar la producción para la fa- el trabajo es remunerado siendo la uni-
milia y para el mercado que es lo que dad que recibe los beneficios el indivi-
buscan las excedencias y las licencias duo. El primer modelo es sostenido por
maternales. Pueden existir estrategias y sectores conservadores y religiosos y el
medidas de «conciliación» que en reali- segundo por un conjunto de actores en-
dad contribuyen a mantener la división tre los que se cuentan el movimiento de
sexual del trabajo. mujeres, feministas, empresas provee-

90
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados

doras de servicios y trabajadores de las méstica en la agenda pública (Araujo,


mismas y las organizaciones de autoa- Guzmán y Mauro, 2000). Se necesitaría
yuda y de familiares de enfermos. En el un esfuerzo similar para colocar los cui-
primero no se mide el nexo existente dados como tema de la agenda, tanto
entre familia y bienestar, en el segundo en lo referente al reparto del trabajo en-
modelo es posible realizar mediciones tre los integrantes de las familias, como
directas o indirectas de la contribución en lo referente a la implicación institu-
de las familias a la economía y a la so- cional directa en los cuidados.
ciedad a través de diferentes indicado-
res como la cobertura de los servicios, Los argumentos centrales que justifican
el uso del tiempo en las actividades de el tratamiento del tema como problema
cuidado, la demanda potencial y real de público refieren a que:
servicios.
Los hechos relativos al cuidado de los
dependientes no son algo propio de la
esfera privada, debe formar parte del
LOS CUIDADOS COMO PROBLEMA debate sobre los derechos de ciudada-
PÚBLICO. DEBATES CON MÚLTIPLES nía y sobre la democracia.
ACTORES
La concepción liberal de la democracia
Siendo un problema que afecta más a ha sostenido la ficción de que el ciuda-
las mujeres que a los hombres existen dano es autónomo, autosuficiente y es-
dificultades para que sea considerado tablece relaciones contractuales. Las
como un tema relevante y de interés ge- ciudadanas y los ciudadanos son auto-
neral, lo cual no es ajeno al hecho de suficientes y dependientes, ambas co-
que las mujeres tienen menos poder en sas a la vez, por más que hay períodos
los espacios en que se detenta la repre- de la vida en que prevalece la autosufi-
sentación política. Se requieren accio- ciencia y en otros lo que prevalece es la
nes específicas para dar impulso al de- dependencia 3. La consideración del cui-
bate sobre la socialización de los dado y de la dependencia conduce a te-
cuidados y para que las instituciones ner en cuenta que dependemos unos de
aumenten su implicación, tanto en el otros y que todas las personas requie-
ámbito central como territorial. ren de las familias, de la sociedad y de la
comunidad para que le proporcionen
La reflexión feminista y la acción políti- soporte a lo largo del curso de vida.
ca de las mujeres y de la sociedad en su
conjunto colocaron en los países latino- Siendo las mujeres quienes contribuyen
americanos el tema de la violencia do- en forma desproporcionada al bienes-

3
En esta línea argumental se encuentra el trabajo de Izquierdo (op. cit.).

91
Rosario Aguirre

tar social a través de todos los servi- Discutir la combinación de servicios so-
cios no remunerados, es justo que de- ciales universales y focalizados y el
ban considerarse en los presupuestos «mix» deseable de prestaciones socia-
aquellas partidas que más directamen- les y servicios sociales es uno de los
te afectan a las mujeres, como es el caso puntos que puede provocar intensos de-
del cuidado de las personas dependien- bates. Es posible que en algunos países
tes (niños, mayores, enfermos, minus- haya voluntad política de revisar, am-
valías). pliar y coordinar el paquete de cuidados
sociales y también —en el marco de
La interrogante central a responder es procesos de descentralización— avan-
cuáles pueden ser las configuraciones zar hacia el desarrollo de lo que Chiara
posibles para resolver las necesidades y Saraceno (2004) llama «una ciudadanía
el reparto de los cuidados teniendo en localmente específica».
cuenta los costos económicos y las pau-
tas culturales sobre los cuidados de los La meta de producir cambios en la divi-
distintos sectores sociales. sión sexual del trabajo en la esfera do-
méstica ha conducido en algunos países
Otros núcleos problemáticos a conside- de la región al planteo de iniciativas pro-
rar son las cuestiones que refieren a la activas para aumentar las responsabili-
calidad de los servicios públicos y priva- dades masculinas en el cuidado me-
dos, la devaluación de los trabajos y de diante acciones de sensibilización en los
las trabajadoras asalariadas que a ellos medios de comunicación y la propuesta
se dedican y la necesidad de que se ten- de licencias parentales. Sería importan-
gan en cuenta consideraciones científi- te discutir la experiencia europea y las
cas y profesionales en los mismos, el re- distintas estrategias de los países en la
conocimiento y el rol de los sistemas no materia, para ver cómo actúan las cultu-
convencionales o alternativos. ras y los regímenes de horarios labora-
les que se han intensificado en las eco-
Por lo tanto, las políticas dirigidas a las nomías globalizadas, poniendo barreras
familias con relación al cuidado encie- a los hombres para el ejercicio de sus
rran una serie de asuntos a debatir en el derechos a cuidar.
plano cultural, social y económico y
abre un amplio espacio para la búsque- El debate público debería promover la
da de alternativas en la que deberán es- construcción de nexos entre quienes
tar presentes distintas voces. trabajan en el ámbito académico y
quienes están ubicados en las esferas
En varios países de esta región se están político-decisorias (funcionarios y res-
procesando reformas sociales donde ponsables políticos), evitando la seg-
se plantea una reestructuración de las mentación institucional y sectorial que
prestaciones y de los servicios sociales. dificulta los enfoques integrales y la co-

92
Las familias como proveedoras de servicios de cuidados

ordinación de políticas, sobre todo en lo del cuidado», integrando las voces de


que se refiere al sistema de salud, a la las organizaciones de mujeres y femi-
protección social y a los nuevos servi- nistas, las organizaciones que deman-
cios sociales que habría que crear. La re- dan y ofertan servicios de cuidado y las
flexión conjunta debe contribuir a la que luchan contra la enfermedad y por
construcción del «sujeto de las políticas la ayuda a los enfermos.

93
2. EL PAPEL DE LA FAMILIA EN LA PROTECCIÓN SOCIAL
EN AMÉRICA LATINA *
Guillermo Sunkel

LA TRANSFORMACIÓN DE LA FAMILIA rental con hijos se mantiene como


el modelo predominante (46,3% de
El tema de familia —tradicionalmente todas las formas familiares en
ausente de la discusión sobre políticas América Latina en 1990, 42,8% el
públicas— ha entrado al debate no sólo 2002). Este modelo coexiste con la
debido a la crítica feminista de la política familia extendida (poco menos de
social sino también porque la propia un cuarto de todas las familias lati-
familia se ha vuelto problemática. En el noamericanas), las familias nuclea-
modelo parsoniano la familia nuclear de res monoparentales, principalmen-
la postguerra aparecía como una insti- te encabezadas por mujeres (9,7%
tución tremendamente estable e imper- en 1990 y un 11,3% el año 2002), los
meable a los cambios, imagen que se hogares unipersonales (6,7% en
convirtió en un lugar común durante dé- 1990 y 8,4% en 2002), las familias
cadas tanto en las ciencias sociales como nucleares sin hijos, los hogares sin
en la cultura política. Sin embargo, en las núcleo conyugal y las familias com-
últimas décadas grandes transformacio- puestas.
nes en su estructura y comportamiento b) La transformación del «male bread-
hacen que la familia nuclear con hombre winner model» (modelo «hombre
proveedor/mujer cuidadora ya no sea el proveedor»). Corresponde a la con-
modelo predominante. En este sentido, cepción tradicional de la familia bi-
se ha planteado que en los países más parental con hijos, en la que están
desarrollados —pero también en Améri- presentes «ambos padres viviendo
ca Latina— existe una crisis de la familia juntos con sus hijos matrimoniales,
patriarcal. Esta noción hace referencia al la madre ama de casa a tiempo
debilitamiento de un modelo de familia completo y el padre ganando el
basado en el ejercicio estable de la autori- pan». Este modelo ha sufrido un
dad/dominación sobre toda la familia del profundo cambio producto de la
hombre adulto cabeza de familia. masiva incorporación de la mujer al
mercado laboral, con lo cual se está
En América Latina se han desarrollado transitando del modelo «hombre
diversas tendencias en las últimas déca- proveedor» al dual earner model
das que han generado cambios en la es- (familias de doble ingreso). En pro-
tructura y comportamiento de la familia. medio para América Latina, la parti-
Entre ellas: cipación laboral del cónyuge aumen-
ta en diez puntos porcentuales de
a) La diversificación de las formas fa- 37% en 1990 a 47,6% en el 2002. Es
miliares. La familia nuclear bipa- decir, actualmente en casi la mitad

* Para un mayor desarrollo de los temas que acá se presentan, véase: G. Sunkel (2006): El papel de la fa-
milia en la protección social en América Latina, Serie Políticas Sociales, núm. 120, CEPAL, Santiago.

95
Guillermo Sunkel

de las familias nucleares biparenta- de la participación femenina en el


les latinoamericanas la mujer ha mercado de trabajo. También inci-
dejado de ser un «ama de casa a den factores como las uniones más
tiempo completo» para ingresar al tardías, la postergación de la mater-
mercado laboral y constituirse en nidad y el distanciamiento entre los
un nuevo aportante al ingreso fami- hijos.
liar.
c) La tendencia creciente a las familias Por último, cabe mencionar dos tenden-
con jefatura femenina. En la década cias: la migración en tanto estrategia
de los noventa se observa también económica familiar que implica siempre
una tendencia creciente a las fami- la fragmentación de las familias de ma-
lias con jefatura femenina. La jefa- nera más o menos permanente; y el
tura femenina aumenta para el total aumento de las uniones consensuales.
de las familias latinoamericanas de
24% en 1994 a 28% en el 2002. Es
decir, actualmente más de un cuar-
to de las familias en la región están EL «FAMILISMO» DEL RÉGIMEN
encabezadas por mujeres (24% en DE BIENESTAR
1994 y 28% en 2002). Existe un pre-
dominio muy claro de la jefatura fe- Durante las últimas décadas la familia
menina en las familias nucleares en América Latina se ha transformado
monoparentales donde este llega profundamente. Sin embargo, a pesar
en promedio al 86% en el año 2002. de ello la familia mantiene ciertas fun-
d) La reducción del tamaño promedio ciones. En particular, esta desempeña
de las familias y hogares. Una cuar- roles claves en la protección de sus
ta tendencia es la reducción del ta- miembros y la producción del bienestar.
maño promedio de las familias. En- Es decir, la familia se constituye como
tre 1987 y 1999 esta tendencia se un pilar clave del régimen de bienestar
registra en todos los países latinoa- latinoamericano. Consideramos, prime-
mericanos aunque con variaciones ramente, el «lugar» de la familia en el
significativas. Uruguay es el que re- régimen de bienestar latinoamericano y
gistra el menor tamaño promedio la manera en que esta es concebida en
por hogar (3,2 personas en 1999) las políticas sociales.
mientras que Honduras y Guatema-
la se sitúan en el extremo opuesto Hacia fines de los noventa el estudio de
(4,8 personas en 1999). Esto se en- las reformas del sector público se ex-
cuentra asociado a fenómenos que pandió a la investigación comparativa
se interrelacionan entre sí como la de los estados de bienestar. Inicialmen-
caída de la tasa de fecundidad, el ni- te, esos estudios se desarrollaron para
vel socioeconómico y el aumento explicar por qué la expansión del estado

96
El papel de la familia en la protección social en América Latina

de bienestar era tan profundamente dis- Los programas que surgieron de esta
tinta entre países relativamente simila- concepción de la seguridad social eran
res. Estas variaciones han sido destaca- de tres tipos: a) Los seguros sociales
das por los influyentes trabajos de —sistemas de pensiones de vejez e in-
Esping-Andersen quien establece una validez, seguros de desempleo, de sa-
distinción entre tres regímenes de bien- lud, accidentes, de maternidad, etc.—
estar: liberal, socialdemócrata y conser- que fueron la piedra angular del sistema
vador 1. Para el autor estos regímenes de bienestar social sustentado en el
«se distinguen entre sí de acuerdo con aporte del trabajador/a, el empleador/a
la distribución de responsabilidades so- y el Estado con una concepción solida-
ciales entre el Estado, el mercado y la fa- ria; b) La asistencia social —servicios
milia (los que constituyen la «tríada del para superar la pobreza de grupos ca-
bienestar») y, como elemento residual, rentes de recursos, preferentemente
las instituciones sin fines de lucro del programas tendientes a promover el
“tercer sector”» (Esping-Andersen, 2001: pleno empleo o empleo temporal, pro-
207-8). Se diferencian también «en las gramas de alimentación-nutrición, sa-
hipótesis fundamentales sobre las insu- lud, etc.— que eran complementarios a
ficiencias del mercado laboral y de la fa- los seguros para la población que no
milia» (Esping-Andersen, 2001: 202). tenía acceso a estos por no tener un em-
pleo formal; y, c) Las subvenciones so-
¿Cómo se distribuyen las responsabili- ciales —subsidios familiares (por car-
dades sociales entre el Estado, el mer- gas), para la vivienda, educación, etc.—
cado y la familia en el régimen de bien- que funcionaban como derechos consa-
estar en América Latina? Los sistemas grados de manera individual.
de seguridad social son impulsados en
América Latina por el estado desarro- De esta manera el Estado se transformó
llista el que, junto con el crecimiento en proveedor de servicios sociales que
económico y la industrialización, se se consideraban estratégicos para el
planteó objetivos de mejoramiento so- desarrollo social de la población. En
cial que redundaran en una mejor cali- este contexto se comienza a desarrollar
dad de vida de la población. Basados un régimen de bienestar que buscaba
en los criterios de universalidad, soli- garantizar al total de la población un mí-
daridad e integralidad los sistemas de nimo nivel de vida que se conciliara con
seguridad social tenían un énfasis re- el proyecto de desarrollo que se preten-
distributivo cumpliendo una función día alcanzar. En este régimen el Estado
compensatoria de las desigualdades debía garantizar el pleno empleo pues,
sociales. en la sociedad salarial, el empleo es el

1
Para una caracterización de estos regimenes véase Go/sta Esping-Andersen (1999): Social Foundations
of Pos-industrial Economies, Oxford University Press, Inglaterra.

97
Guillermo Sunkel

factor clave de inclusión e integración Además, el sistema de seguridad social


social. La condición de trabajador ope- basado en la noción de pleno empleo
raba como garantía de acceso a los de- deja afuera a aquellos sectores —princi-
rechos y beneficios sociales y era la palmente a los sectores más pobres—
base de la política redistributiva o de ga- que trabajaban en el sector informal.
rantías sociales que era implementada
mediante asignaciones familiares o se- En definitiva, hasta fines de los ochenta
guros sociales. la región mantuvo altos niveles de pro-
tección al empleo pero que sólo alcan-
La noción de pleno empleo ha sido criti- zaba a los trabajadores del sector for-
cada desde la perspectiva feminista, la mal por lo que el sistema era de muy
que señala que este fue un fenómeno baja cobertura. Los sistemas de protec-
eminentemente masculino pues se ten- ción social vinculados al empleo supo-
día a asimilar al varón como proveedor nían que el núcleo de la fuerza de tra-
y a la mujer como dueña de casa, siendo bajo era masculino y, en consecuencia,
las mujeres (en tanto establecían un que la familia depende del varón como
vínculo legal con el trabajador asalaria- su principal proveedor. De esta mane-
do) beneficiarias pasivas e indirectas de ra, si bien la universalidad de la cober-
la seguridad social (Pautassi, 2004). Al tura, la igualdad, la solidaridad y la in-
mismo tiempo, se fortaleció un tipo de tegralidad de las prestaciones fueron
estructura familiar —la familia nuclear— principios que estuvieron en la base de
que se presentaba como funcional al los sistemas tradicionales de seguridad
desarrollo. social, todos ellos estaban condiciona-
dos por la seguridad laboral del varón.
Se crea de esta manera un modelo de Este régimen de bienestar podría ser
seguridad familiar que, por un lado, fa- caracterizado como «familista» en el
vorece a un tipo particular de familia (la sentido que combina el sesgo de la
familia nuclear) y, por otro, discrimina a protección social hacia el hombre pro-
las mujeres de manera directa a través veedor con la centralidad de la familia
de la reproducción de ciertos roles de como protectora y responsable última
género que las deja a cargo del cuidado del bienestar de sus miembros. El régi-
familiar (Rivera, 2005). Las mujeres se men supone que, asegurado el ingreso,
transforman en dependientes y subordi- la familia puede hacerse cargo de la
nadas de sus maridos accediendo a la mayoría de las funciones relacionadas
seguridad social de manera indirecta. con el bienestar 2.

2
El régimen tiene diferencias con el tipo conservador de Esping-Andersen porque el Estado tenía un fuer-
te rol de intervención a través de la política social transformándose en un proveedor de servicios sociales
estratégicos. Sin embargo, entre esos servicios no estaban aquellos que incentivarían la incorporación de
la mujer al mercado laboral.

98
El papel de la familia en la protección social en América Latina

Las reformas estructurales que se im- tado así un régimen de bienestar que
plementaron luego de la crisis de los alcanza a los trabajadores del sector for-
años ochenta significaron un cambio ra- mal y a quienes, dependiendo de sus in-
dical del paradigma que organizó la gresos, pueden acceder a seguros so-
concepción de políticas públicas de se- ciales a través del mercado.
guridad social (Uthoff, 2002; Pautassi,
2004). En efecto, se produce un cambio Por su parte, la política social de los años
desde un modelo de seguridad social noventa tenía como principal objetivo
que disponía de un amplio paquete de «la reducción de la pobreza mediante la
previsiones provistas por el Estado, tan- aceleración del crecimiento económico,
to en términos de servicios, regulación y el que iba a venir automáticamente tras
financiamiento, a una concepción de la adopción de reformas de mercado»;
protección social que implica una ac- «se orientaba a prestar asistencia a los
ción más restringida del Estado. Ello se segmentos más vulnerables de la pobla-
expresa en la vinculación entre aportes ción (pobres, ancianos, niños, minusvá-
y beneficios, en el descenso de los nive- lidos) de acuerdo con el principio de la
les de cobertura, en la exclusión de am- focalización»; y «el sector privado tenía
plios grupos sociales y en la privatiza- un papel importante que desempeñar
ción de la administración del sistema. en la prestación de servicios educativos,
La tendencia que prima no apunta a am- de salud y de pensiones, como corolario
pliar la cobertura sino a transferir más natural del modelo de desarrollo impul-
riesgos a la esfera individual (Pautassi, sado por el mercado en otras áreas de la
2004). Se sigue que se produce un des- economía» (Solimano, 2005: 48). Ade-
plazamiento de las previsiones que anti- más, suponía que las funciones de la
guamente proveía el Estado hacia las política social podían ser separadas y
personas, las familias y las redes socia- llevadas a cabo por otros sectores como
les para satisfacer la necesidad de pro- el mercado o el sector informal. En este
tección social. sentido, las reformas sociales que se lle-
varon a cabo en diversos países de la re-
Los principios sobre los que se constru- gión tendían a transferir al sector priva-
yó el sistema de seguridad social —la do responsabilidades en la ejecución de
universalidad, la solidaridad y la inte- ciertas etapas de la implementación de
gralidad— son ahora sustituidos por las políticas sociales. Así sucede con la
una visión eminentemente técnica que salud previsional donde si bien la legis-
se apoya en el concepto de eficiencia fi- lación puede fijar contribuciones obliga-
nanciera. El nuevo sistema se basa en torias a los asalariados, permite que
una concepción individual del sujeto estos elijan aquellas instituciones —pú-
que aporta a su bienestar y en el que, en blicas o privadas— que administrarán
base a sus ingresos, podrá extender la esos recursos y las que prestarán la
red de beneficios a su familia. Se va ges- atención de salud en caso necesario.

99
Guillermo Sunkel

También ocurre en materia de pensio- les. Sin embargo, las familias también
nes donde un sistema regulatorio públi- han jugado roles claves en la protección
co, que establece el ahorro obligatorio, de sus miembros y en la producción del
permite que sean empresas privadas las bienestar. La teoría de la modernización
que administren los fondos de pensio- sostenía que la familia (y la comunidad)
nes. eran los principales proveedores del
bienestar hasta el surgimiento de la so-
En definitiva, a diferencia del régimen ciedad industrial. Pero, según esta vi-
de bienestar que predominó en América sión, uno de los rasgos claves de las
Latina hasta los años ochenta donde el tendencias sociales del siglo XX fue la
Estado tenía un rol protagónico en la pérdida de funciones de la familia que
provisión de servicios sociales, en el pa- habrían sido transferidas total o parcial-
radigma que emerge en la década de los mente a otras instituciones especializa-
noventa el Estado pierde ese protago- das de la sociedad. Ello se habría mani-
nismo mientras el mercado se constitu- festado, en particular, en la declinación
ye en un pilar central de la tríada. Por su de las actividades productivas de la uni-
parte, se mantiene la orientación fami- dad familiar, en la transferencia de buena
lista en tanto el régimen no absorbe el parte de las funciones de socialización
peso de la protección familiar liberando y educación y en un desplazamiento de
a la mujer de las responsabilidades fa- las responsabilidades en la protección
miliares y promoviendo su participación de sus miembros y en la producción
en el mercado del trabajo. La masiva in- del bienestar. De esta manera, la fami-
corporación de la mujer al mercado del lia «moderna» —esto es, la familia nu-
trabajo se ha producido sin que el Esta- clear— habría quedado limitada a las
do haya generado las condiciones para funciones de integración emocional y
el desarrollo de este proceso. Además, consumo.
se ha producido un desplazamiento ha-
cia las familias de previsiones que an- Pero, ¿es esa descripción adecuada? La
tiguamente proveía el Estado, lo que investigación más reciente sobre familia
constituye a la familia en el otro pilar indica que esa descripción es histórica-
central de la tríada. mente incorrecta, especialmente en
América Latina. La investigación femi-
nista ha mostrado que el modelo clásico
de familia del período de postguerra
ESTRATEGIAS DE AUTOPROTECCIÓN nunca dejó de ser una unidad producto-
DE LAS FAMILIAS POBRES ra y proveedora de servicios sociales
debido en gran medida al trabajo de la
Las familias han sido consideradas mujer en el ámbito doméstico. Por otro
como objeto de las políticas sociales y lado, los estudios sobre redes sociales
en tanto receptoras de beneficios socia- que se vienen realizando desde los años

100
El papel de la familia en la protección social en América Latina

setenta «subrayan el papel de las redes tes: ¿Qué recursos tienen los hogares/
familiares de solidaridad como formas las familias y cómo los movilizan para
alternativas o complementarias de los enfrentar situaciones de vulnerabilidad?
servicios sociales tradicionales. Se trata ¿Qué estrategias despliegan las familias
de un cambio en la tendencia prevale- para enfrentar una crisis de pérdida de
ciente, ya que desde los años cincuenta ingresos del jefe/a de hogar? ¿Qué acti-
se había asistido a un período de eclip- vos movilizan? Se destacan a continua-
samiento del interés por la solidaridad ción tres modalidades de generación de
familiar. Se suponía que gracias a la di- ingresos que se basan en el uso del tra-
fusión de las relaciones salariales y de la bajo en tanto activo.
seguridad social, la familia se iría des-
pojando de sus funciones ligadas a la a) El trabajo de la mujer. Diversos es-
sobrevivencia y sus vínculos se orienta- tudios coinciden en destacar la im-
rían exclusivamente a objetivos de tipo portancia del trabajo como activo,
afectivo» (Kaztman y otros, 1999: 75). In- especialmente en las familias po-
vestigaciones realizadas a partir de los bres. Cuando disminuye el ingreso
años setenta relativizan tal pasaje y de- familiar —específicamente, cuando
tectan una diversificación de las formas el jefe de hogar pierde el empleo—
de solidaridad familiar. En el caso latino- la respuesta más común es que las
americano, «la atención ha estado diri- mujeres ingresen al mercado labo-
gida a las redes de subsistencia de los ral. Esta respuesta de la mujer se da
sectores pobres. Se trata de relaciones en todos los estratos socioeconó-
establecidas entre familiares, vecinos y micos y muy especialmente en los
amigos, que habitan en la misma área más pobres. Pero a diferencia de la
física y comparten la situación de caren- mujer que ingresa al mercado labo-
cia. Si en el caso europeo el recurso a ral cuando el jefe de hogar está ocu-
las redes de autoayuda aparece como pado, lo que es un intento por lo-
una alternativa a los servicios sociales, grar mayores niveles de bienestar y
el déficit de políticas públicas lleva a puede contribuir a que las familias
que en América Latina se la haya consi- salgan de la pobreza, la mujer que
derado como la única opción que les sale a trabajar en respuesta a una
quedaba a los marginales para sobrevi- situación de desocupación del jefe
vir» (Kaztman y otros, 1999: 76). de hogar constituye más bien una
opción por mantener a la familia
Interesa resaltar —aunque sea breve- fuera de la pobreza y reducir su vul-
mente— algunas de estas formas de so- nerabilidad.
lidaridad familiar. Desde el enfoque acti- b) El trabajo de los hijos. Para prote-
vos/vulnerabilidad se ha realizado un gerse frente a la pérdida de ingresos
gran número de investigaciones que del jefe de hogar las familias —ade-
abordan el siguiente tipo de interrogan- más de movilizar el trabajo de la mu-

101
Guillermo Sunkel

jer— buscarán aumentar el número empleo precario y las limitadas po-


de trabajadores. En familias bipa- sibilidades de progreso económico
rentales con hijos la movilización de es la emigración de trabajadores
fuerza de trabajo adicional esta rela- hacia el exterior en busca de mejo-
cionada con el ciclo de vida y la edad res condiciones económicas para
de los hijos. Diversos estudios han ellos y sus familias. El perfil de los
mostrado que en las familias más emigrantes de América Latina y el
pobres, aquellas donde los trabaja- Caribe se caracteriza porque tiene
dores adultos no logran satisfacer un sesgo masculino en la emigra-
las necesidades básicas de la fami- ción laboral extrarregional aunque
lia, es común que los niños sean un rasgo particular de la migración
movilizados para ingresar al merca- intrarregional latinoamericana es el
do laboral (Moser, 1996). Según un predominio de las mujeres. Desde
estudio de la OIT, la tasa de ocupa- el punto de vista de la composición
ción infantil (personas entre 5 y 17 etaria la migración latinoamericana
años como porcentaje del total de está compuesta mayoritariamente
personas en el grupo de edad) varía por adultos. Por otro lado, aunque
considerablemente entre los países existen variaciones en el grado de
de la región, desde el menor nivel calificación y las ocupaciones de
del 5% que se registra en Chile has- emigrantes según países, la eviden-
ta el más alto, del 20% observado cia empírica disponible muestra
en Guatemala (Panorama Laboral que la mayor parte de los trabajado-
2004: 75) 3. Para la OIT, los países res de la región que emigra a los
deben redoblar los esfuerzos que países desarrollados se inserta en
realizan para erradicar lo que deno- las franjas menos calificadas de la
mina «el trabajo infantil por abolir»: estructura ocupacional (Panorama
este es aquel que «contradice los Laboral, 2004).
convenios internacionales y/o las
legislaciones nacionales en esta ma- Además, se ha destacado que los flujos
teria, porque ponen en peligro su migratorios se encuentran enraizados en
escolaridad, su salud mental y físi- redes de parentesco y relaciones familia-
ca, y su desarrollo» (Panorama La- res. En el «nuevo mapa migratorio de
boral, 2004: 75). América Latina» donde las corrientes se
c) Los emigrantes. Otra respuesta han diversificado implicando movimien-
frente a la pérdida de ingresos, el tos hacia países vecinos en el contexto

3
El estudio se basa en encuestas realizadas entre los años 2000 y 2002 en 12 países de América Latina. En
el estudio se considera como ocupados a las personas menores de 18 años que en la entrevista declararon
haber trabajado mínimo una hora durante la semana anterior a la encuesta en la producción de bienes o
servicios económicos.

102
El papel de la familia en la protección social en América Latina

intrarregional y también movimientos que genera tensiones e incertidumbre al


extrarregionales (principalmente hacia interior de ella.
Estados Unidos, Europa y en menor me-
dida Japón), las relaciones familiares A continuación se destacan brevemente
desempeñan papeles significativos. tres tipos de demandas sobre la familia
«Los flujos migratorios se realizan nor- que han cobrado particular fuerza en la
malmente en etapas. Diferentes miem- década de los noventa:
bros de la familia migran en distintos
momentos, constituyendo una “cadena a) El apoyo familiar a los adultos ma-
migratoria” y estructurando redes fami- yores. Diversos estudios revelan
liares multilocales. Pero lo que resulta que el envejecimiento de la pobla-
significativo es que las responsabilida- ción en América Latina ha tenido un
des familiares se desligan de la convi- fuerte impacto en la estructura fa-
vencia y la interacción cotidianas» (Jelin, miliar (Panorama Social 1999-2000,
2005: 83). CEPAL; Saad, 2003; Rodríguez, 2005;
Goldani, 1992). En particular, las fa-
milias han debido asumir nuevas
responsabilidades como consecuen-
MÁS DEMANDAS SOBRE LA FAMILIA cia de la existencia de sistemas de
seguridad social con escaso des-
Además de las estrategias de autopro- arrollo y el hecho que la mayor par-
tección desplegadas particularmente te de los países de la región no han
por familias pobres, investigaciones re- logrado establecer sistemas especí-
cientes indican que la individualización ficos de protección para adultos
y la desregulación han provocado en los mayores que se han vuelto depen-
últimos años un aumento en la deman- dientes ya sea por razones econó-
da social a la familia (Güell, 1999) 4. A la micas o de salud. Así, se ha dejado
inversa de lo que plantea la teoría de la que las familias resuelvan el proble-
modernización, esta perspectiva sostie- ma de la protección de los adultos
ne que la familia estaría operando como mayores por sí mismas desarrollan-
«amortiguador» o «fusible» de la mo- do estrategias de solidaridad inter-
dernización asumiendo responsabilida- generacional que implican una re-
des que antaño asumía el Estado. La hi- definición de la pertenencia a los
pótesis es que mientras por una parte hogares. Es decir, las familias han
surgen nuevas demandas de la socie- asumido la responsabilidad por la
dad hacia la familia, ésta no cuenta con asistencia económica y el cuidado
nuevos recursos para enfrentarlas, lo de los adultos mayores mientras el

4
Esta perspectiva ha sido desarrolla en recientes informes del PNUD. Véase PNUD (1998): Desarrollo Hu-
mano en Chile. Las paradojas de la modernización, Santiago.

103
Guillermo Sunkel

Estado y las organizaciones de la puestas por el mercado laboral la


sociedad civil han jugado un rol se- «etapa de salida» tiende a retrasar-
cundario (Panorama Social, 1999- se hasta el momento en que finaliza
2000). la juventud (entre los 25 y 29 años).
b) El apoyo familiar a los jóvenes en la c) El apoyo familiar a las madres ado-
«etapa de salida». Desde el lado de lescentes. Diversos estudios han
los jóvenes también surgen presio- mostrado que las tasas de fecundi-
nes que impactan sobre la estruc- dad en América Latina han caído
tura familiar. Un estudio reciente fuertemente en todas las edades,
realizado por CEPAL-OIJ resalta el salvo entre las menores de 20 años.
fenómeno de prolongación de la «La evidencia reciente proporciona-
permanencia en la familia de ori- da por censos y encuestas especia-
gen, que se ha denominado como lizadas (www.measuredhs.com) su-
el «síndrome de la autonomía pos- giere que la fecundidad adolescente
tergada», y que se refiere a la difi- aumentó en los últimos años en la
cultad de los jóvenes para indepen- mayoría de los países, en particular
dizarse. Este fenómeno implica que entre las menores de 18 años» (Ro-
actualmente las familias estarían dríguez, 2005).
alargando el período de protección
de sus hijos, en circunstancias que Esta tendencia también ha tenido un
la tendencia hace algunas décadas fuerte impacto sobre la estructura fami-
atrás era —por el contrario— que liar. Al respecto, cabe destacar que la
los hijos adelantaran la edad en que maternidad adolescente se asocia muy
buscaban autonomizarse respecto fuertemente a la cohabitación con pa-
de sus padres. dres o suegros y, en menor medida, con
El impacto del «síndrome de auto- otros parientes (principalmente abue-
nomía postergada» sobre la estruc- los). En Chile un 63,1% de las madres
tura familiar se aprecia con claridad adolescentes viven con sus padres o
en los arreglos familiares de los jó- suegros. En los restantes países latinoa-
venes en «etapa de salida». Estos mericanos la proporción varía entre
corresponden a aquellos jóvenes 33% (Brasil) y 47,1% (Guatemala). Si a la
que se encuentran en condiciones condición de cohabitación con padres o
de ingresar al mercado laboral y, suegros agregamos aquella de quienes
por tanto, de independizarse tanto viven con otros parientes se obtiene que
económica como residencialmente. en promedio un 52,2% de madres ado-
Se podría considerar que la «etapa lescentes que no ha logrado formar un
de salida» comienza con los hijos hogar autónomo. A su vez, estas madres
mayores de 18 años. Sin embargo, adolescentes se ven en dificultades para
teniendo en cuenta las actuales de- enfrentar la crianza de manera indepen-
mandas por mayor calificación im- diente pues la cohabitación implica aña-

104
El papel de la familia en la protección social en América Latina

dir un tercer actor en tanto la crianza se ras familiares y a la diversidad creciente


desarrolla al margen del hogar parental. de arreglos familiares y, c) tengan una
orientación amistosa con la familia (fa-
mily-friendly) y con la mujer. «Amisto-
so» es entendido aquí en el sentido que
AGENDA DE POLÍTICAS PARA LA FAMILIA buscan apoyar a las familias en sus in-
tentos precarios por hacer frente a un
Los planteamientos anteriores indican aumento creciente de los conflictos y de
la necesidad de reconocer a la familia las demandas sociales.
como una red básica de protección.
Pero resaltar que la producción y repro- Para concluir, se relevan dos áreas que
ducción del bienestar depende en bue- son claves en una agenda de políticas
na medida de las capacidades de la fa- para la familia:
milia para hacer uso de los recursos y
oportunidades disponibles no implica a) Políticas de organización del traba-
en modo alguno centrar la responsabili- jo. Estas políticas son claves pues
dad en quienes padecen situaciones de pueden aumentar el tiempo dispo-
vulnerabilidad. La existencia de des- nible de los trabajadores/as para la
igualdades en el acceso a las oportuni- familia (padres o madres), cuestión
dades y a los recursos es un problema que está al centro del conflicto fa-
de la sociedad en su conjunto que tiene milia-trabajo. Entre estas políticas
implicaciones para la política social. En destaca la regulación de la jornada
efecto, es responsabilidad de la socie- laboral en un rango que permita
dad definir e implementar políticas que conciliar el conflicto familia-trabajo
aseguren equidad en el acceso a las y aspectos relacionados como son:
oportunidades, asumiendo la existencia las medidas que dan a los padres el
de sectores que parten de dotaciones derecho a trabajar a tiempo parcial;
diferentes y que por tanto requieren de las medidas que condicionan el tra-
estímulos y de apoyos también dife- bajo en horarios especiales (tardes,
rentes para aprovecharlas (Kaztman y noches, fines de semana); y las re-
otros, 1999). gulaciones del tiempo de vacacio-
nes anuales pagadas. Una segunda
Las políticas familiares deben ubicarse política de organización del tiempo
en este marco tendiente a asegurar la de trabajo se refiere a los permisos
equidad en el acceso a las oportunida- familiares. Estos permisos se basan
des. Pero se requieren nuevas opciones en el derecho de los padres —muje-
de política que: a) superen los modelos res y hombres— a tomar tiempo del
de política familiar que han existido tra- trabajo para destinarlo a los cuida-
dicionalmente en América Latina, b) se dos familiares. Incluyen: el permiso
adecuen a los cambios en las estructu- maternal, permiso paternal y otros

105
Guillermo Sunkel

permisos por razones familiares política pública de cuidado. La premisa


(por ejemplo, disposiciones en caso pareciera ser que ésta es una respon-
que un niño esté enfermo). sabilidad fundamentalmente de los
b) La economía del cuidado. En los hogares, y la provisión pública es sim-
últimos años se ha acuñado el tér- plemente un complemento para “ayu-
mino «economía del cuidado» para darlos”» (Rodríguez, 2005). En definiti-
referirse a ese espacio de activida- va, en América Latina se mantiene una
des, bienes y servicios necesarios orientación «familista» en el sentido
para la reproducción cotidiana de que el régimen no absorbe el peso de
las personas. El «cuidado» se refie- la protección familiar liberando a la
re a los bienes y actividades que mujer de las responsabilidades fami-
permiten a las personas alimentar- liares y promoviendo su participación
se, educarse, estar sanas y vivir en en el mercado de trabajo. La incorpo-
un hábitat propicio. «Abarca por tan- ración de la mujer al mercado de tra-
to al cuidado material que implica bajo se ha producido sin que el Estado
un trabajo, al cuidado económico haya generado las condiciones para el
que implica un costo y al cuidado desarrollo de este proceso. En particu-
psicológico que implica un vínculo lar, sin que haya desarrollado una po-
afectivo» (Rodríguez, 2005: 4). Inclu- lítica de organización del tiempo de
ye el trabajo no remunerado que re- trabajo así como una política de cuida-
alizan principalmente las mujeres dos para la infancia y los adultos ma-
en el hogar y la provisión extra-ho- yores que sea amistosa con la mujer.
gar de servicios de cuidado: la pro- La ausencia de estas políticas revela el
visión pública y mercantil. Abarca casi nulo grado de desfamiliarización
principalmente los cuidados inter- de los regímenes latinoamericanos.
generacionales: el cuidado infantil y Revela también la concepción aún pre-
el de los adultos mayores. dominante que, en definitiva, las fami-
lias pueden hacerse cargo de la mayo-
En América Latina «puede decirse que ría de las funciones relacionadas con
existe una ausencia absoluta de una el bienestar.

106
3. TRABAJO PRODUCTIVO/REPRODUCTIVO, POBREZA,
Y POLÍTICAS DE CONCILIACIÓN EN AMÉRICA LATINA:
CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y PRÁCTICAS *
Lourdes Benería **

INTRODUCCIÓN A partir de los años ochenta, el esfuer-


zo de aumentar la visibilidad del trabajo
En la década de los setenta, el análisis de las mujeres hizo hincapié en los pro-
feminista se fijó en la importancia de la blemas de su contabilización estadísti-
distinción entre el trabajo productivo y ca. Se puso de manifiesto que las es-
reproductivo. El objetivo principal era el tadísticas oficiales excluían el trabajo
poner de manifiesto la invisibilidad del reproductivo no remunerado tanto de
trabajo de las mujeres y su concentra- las cuentas de renta nacional como de las
ción en la esfera reproductiva y no remu- estadísticas sobre la población activa.
nerada. Otro objetivo era subrayar los Históricamente, desde que se inició su
efectos que esta concentración tenía so- recopilación en distinto países, estas se-
bre las condiciones en que las mujeres ries tenían, y en gran medida siguen te-
vivían su vida laboral así como sobre las niendo, el objetivo de captar los datos
posibilidades y expectativas con las que de producción y crecimiento de la eco-
se enfrentaban en su ciclo vital. Final- nomía, es decir, de los bienes y servicios
mente era importante contrastar todo producidos e intercambiados con un
ello con la concentración de los hombres precio a través del mercado. El gran
en la esfera de la producción para el conjunto de actividades reproductivas y
mercado y con sus consecuencias para no remuneradas no asociadas directa-
las relaciones de género. Una de las ta- mente con el mercado quedaban exclui-
reas iniciales que se presentaron fue la das de la información estadística. Esto
definición de los conceptos de «produc- llevaba a la ignorancia de una gran par-
ción», «reproducción» y «trabajo». En te de la actividad económica realizada
particular, fue importante entender los mayormente por mujeres.
distintos aspectos que contribuyen a la
reproducción social, incluyendo sobre Este esfuerzo de medición ha ido acom-
todo el trabajo doméstico y las tareas pañado también por una mayor sofisti-
en torno al hogar que tradicionalmente cación teórica y metodológica sobre el
han constituido la concentración prima- tema, mayormente por parte del análi-
ria del trabajo de las mujeres. Por otro sis feminista (Picchio, 2003; Benería,
lado, el debate sobre el trabajo domésti- 2005a). Aunque queda mucho por ha-
co que tuvo lugar sobre todo en los paí- cer, diversos gobiernos así como algu-
ses anglosajones a mediados de los años nas instituciones internacionales han
setenta fue interesante para poner de patrocinado encuestas y también la re-
manifiesto su importancia para el fun- copilación de series estadísticas que
cionamiento del sistema económico. han permitido una aproximación más

* Este trabajo ha sido publicado previamente por UNFPA/GTZ (2006): Cohesión social, políticas conciliato-
rias y presupuesto público: una mirada de género, México DF, pp. 74-86.
** Profesora, Departamento de Planeación Urbana y Regional. Universidad de Cornell, EE UU.

107
Lourdes Benería

fiable del trabajo reproductivo no re- no incluido en las estadísticas oficiales;


munerado. El resultado ha sido un gran c) las crisis económicas, el desempleo y
aumento de la información cuantitativa subempleo, la flexibilización del merca-
que nos permite evaluar cada vez con do laboral y la informatización condu-
más precisión las aportaciones del tra- cen a cambios cíclicos o esporádicos
bajo reproductivo y no remunerado. que mantienen fluida la conexión entre
Prácticamente en todos los países exis- las actividades dentro y fuera del merca-
ten estimaciones basadas en estudios y do; y d) a medida que la familia moder-
encuestas específicas que, aunque no na va evolucionando como resultado de
se hagan periódicamente, han aportado transformaciones demográficas y eco-
mucha luz en la evaluación del trabajo nómicas, surgen nuevas coordenadas
total remunerado como no remunerado para el entendimiento de la ecuación del
de hombres y mujeres. La información trabajo productivo/reproductivo. Todos
sobre el uso del tiempo permite llegar a estos factores explican la necesidad de
un análisis más riguroso y detallado de entender y medir el trabajo no remune-
las desigualdades de género que en es- rado así como de diseñar políticas que
timaciones anteriores, con implicacio- intervengan en la distribución desigual
nes importantes para las políticas de re- entre mujeres y hombres a fin de cons-
conciliación y de desarrollo. truir la igualdad de género.

Estos avances conceptuales, metodoló-


gicos y empíricos se han hecho incluso
más necesarios con las tendencias pre- TRABAJO PRODUCTIVO/REPRODUCTIVO
dominantes de los mercados laborales Y TRABAJO REMUNERADO/NO
puesto que ponen de relieve la necesi- REMUNERADO
dad de tener información sistemática
sobre el trabajo productivo/reproducti- A medida que los avances conceptuales,
vo y remunerado/no remunerado. Estas metodológicos y empíricos han ido pro-
transformaciones incluyen: a) la partici- gresando, la distinción inicial entre el
pación creciente de las mujeres en el trabajo productivo y reproductivo a me-
trabajo remunerado, lo cual refuerza la nudo se ha ido sustituyendo por otra si-
importancia de conocer el reparto de los milar refiriéndose al trabajo remunerado
distintos tipos de trabajo, así como del y no remunerado. Aunque es importante
ocio, dentro y fuera del hogar; b) tanto mantener también la distinción inicial, la
en países ricos como en países pobres, centralidad de la diferenciación entre
las personas desempleadas y margina- trabajo pagado y no pagado se debe a
das del centro de la vida económica varias razones conceptuales y prácticas:
tienen que adoptar estrategias de super-
vivencia que incluyen una mayor de- Primero, a medida que una economía se
pendencia del trabajo no monetizado o mercantiliza y el ingreso de las familias

108
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina

aumenta, una parte creciente del trabajo un componente que no lo es, como en el
reproductivo se convierte en trabajo re- caso de las familias sin niños donde hay
munerado. Hay una transferencia, de la «mantenimiento» de la fuerza de trabajo
esfera doméstica al mercado, de una pero no «reproducción» a pesar de que
parte de las tareas reproductivas como en ambos casos sea no remunerado. Lo
es el caso de las guarderías infantiles, mismo puede decirse del cuidado de an-
las lavanderías o la venta de comida en cianos dentro del hogar.
la calle o en restaurantes. Aunque sean
las mujeres las que continúan concen- Cuarto, hay «producción» que no es re-
trándose como trabajadoras en muchos munerada como en el caso del volunta-
de estos servicios, su trabajo en este riado que contribuye a actividades liga-
caso es remunerado y estadísticamente das a la economía de mercado. Dada la
visible, por lo menos en cuanto forma gran extensión del voluntariado en mu-
parte del sector formal. Sin embargo, chos países, es importante incluirlo en
no dejan de ser trabajo «reproductivo» el trabajo no remunerado, aunque no
puesto que contribuyen al mantenimien- sea reproductivo, con el mismo objetivo
to de la fuerza de trabajo y a la repro- de analizar el uso del tiempo y de enten-
ducción social. der las diferencias de género.

Segundo, mucho se ha escrito sobre el Quinto, en casos de simultaneidad de


hecho de que el trabajo reproductivo no distintas actividades, a menudo es difícil
remunerado contiene un elemento de distinguir o separar claramente el traba-
cuidado y relación emocional entre las jo productivo del reproductivo. Este es
personas que no tiene paralelo en la es- el caso de la madre que vende parte de
fera del mercado. Sin embargo, es difícil la comida que cocina y destina otra par-
establecer una diferenciación tajante te para el consumo familiar. En esta
entre estas tareas y, en último término, situación, la distinción entre trabajo re-
la distinción entre trabajo remunerado y munerado y no remunerado proporcio-
no remunerado facilita el análisis por na una información adicional que sim-
ser menos ambigua. Por otra parte, a plifica el análisis.
menudo enfatizamos que hay «produc-
ción» y «trabajo» en la economía do- Finalmente, a pesar de que sean las mu-
méstica, aunque nos refiramos al traba- jeres quienes se concentran en el traba-
jo reproductivo, precisamente para jo no remunerado, en muchos países se
contrarrestar la versión ortodoxa que ha observado un aumento de este tipo
define estos conceptos en relación con de actividades en torno al hogar por
el mercado. parte de los hombres. A medida que un
país se desarrolla y los salarios aumen-
Tercero, el trabajo doméstico no es úni- tan, las tareas para las que tradicional-
camente reproductivo puesto que tiene mente muchas familias empleaban a

109
Lourdes Benería

terceras personas resultan más costosas. teóricos basados exclusivamente en la


Como resultado, aumentan las tareas racionalidad económica: el feminismo
tales como de construcción, carpintería, ha hecho resaltar la importancia de la
electricidad y mecánica realizadas por economía del cuidado, menos basada
hombres. Desde esta perspectiva, es im- en estos supuestos, para el funciona-
portante tener también información so- miento de una sociedad (Ferber y Nel-
bre este tipo de trabajo no remunerado, son, 1993; Folbre, 1994; Benería, 2005).
aunque no sea reproductivo. Esto ha llevado al replanteamiento de
muchos aspectos del análisis económico
Todo ello no significa que la distinción y ha representado una aportación que
entre producción y reproducción no cambia nuestra visión de sus ejes fun-
continúe siendo importante. Al contra- damentales y además extiende lo que
rio, es fundamental mantenerla, sobre consideramos ser el campo de lo eco-
todo en cuanto a que conceptualmente nómico.
nos conecta con la naturaleza y el papel
de la reproducción social para el siste- Es interesante notar que este proceso
ma económico y nos ayuda a pensar las de reconceptualización nos está llevan-
políticas conciliatorias. En todo caso, el do a una concepción de la economía
objetivo es el de hacer resaltar dos he- más próxima a la que tenían los grie-
chos que la economía tradicional había gos puesto que se centraba en la esfera
ignorado. Uno es la importancia del tra- doméstica tal como resaltan algunos li-
bajo reproductivo no remunerado para bros de texto para contrastar esta vi-
el bienestar familiar y social. En este sión con la definición «moderna» orto-
sentido, las informaciones cuantitativas doxa. La concepción ampliada de lo
que permiten medir el trabajo e incluso económico lleva también a un enten-
estimar su valor han puesto de mani- dimiento del bienestar individual y so-
fiesto las aportaciones del trabajo repro- cial en la que el trabajo no remunerado
ductivo y no remunerado. También han constituye un eje fundamental. Anto-
hecho resaltar los muchos aspectos que nella Picchio (2003) por ejemplo ha de-
lo componen, con las implicaciones co- finido el bienestar como: «Un proceso
rrespondientes para un gran abanico de de reproducción social que requiere
políticas. El segundo objetivo ha sido el bienes y productos materiales y servi-
mayor entendimiento de la esfera repro- cios personales remunerados (proveí-
ductiva, lo cual ha enriquecido el análi- dos por el Estado o por el mercado) y
sis económico. La economía feminista, trabajo no remunerado (en el hogar o
por ejemplo, ha sido muy explícita en en la comunidad). Este proceso tiene
resaltar lo mucho que el análisis econó- lugar dentro de un contexto institucio-
mico ortodoxo ignoraba, o por lo menos nal que incluye familias, organismos
lo que no tomaba en consideración. Así estatales, empresas, mercados y comu-
heredamos la pobreza de los modelos nidades» (p. 2).

110
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina

Esta definición del bienestar social im- participación de las mujeres en el mer-
plica que un análisis del nivel de vida de cado de trabajo aumenta y el servicio
un país o de una comunidad tiene que doméstico se encarece, la importancia
incluir no sólo los bienes y servicios de estas políticas también se incremen-
producidos a través del mercado sino ta en cualquier país o región. Se trata de
también una clara conceptualización de facilitar la compaginación del trabajo
la contribución aportada por la esfera doméstico y familiar con las distintas
del trabajo no remunerado. También im- actividades remuneradas, y esto implica
plica, tal como Picchio y otra/os auto- diversas avenidas de acción como por
ra/es han argumentado, que el trabajo ejemplo: a) la flexibilización de horarios,
no remunerado tiene que integrarse ple- tanto de las empresas donde se trabaja
namente dentro del contexto macroeco- como de otras instituciones que afectan
nómico y del mercado de trabajo. Este la vida cotidiana (centros de docencia,
es el contexto en el que se han ido reali- comercios, lugares de ocio, institucio-
zando, por ejemplo, los proyectos sobre nes bancarias y financieras, transportes,
presupuestos desde una perspectiva de etc.); b) ayudas a las escuelas y centros
género y también las encuestas sobre el recreativos para que amplíen los pro-
uso del tiempo; es en este marco donde gramas que ayudan a las familias a con-
deben emplazarse la política económica ciliar el uso del tiempo (posibilidad de
y social, incluyendo las políticas públi- almorzar en las escuelas, diseño de acti-
cas y las de conciliación entre los distin- vidades que amplían el día escolar, etc.);
tos tipos de trabajo. c) creación de guarderías donde no exis-
tan y aumento de la oferta de plazas
para poder atender al aumento de la
demanda; y d) programas que faciliten
POLÍTICAS DE CONCILIACIÓN la mayor participación de los hombres
en las responsabilidades domésticas,
Uno de los efectos positivos de una me- como el permiso de paternidad al nacer
jor conceptualización y contabilización los hijos; e) distintos tipos de ayudas a
del trabajo reproductivo y no remunera- las familias para el cuidado de niño/as y
do es que facilita su conciliación con el ancianos; f) otros programas que pue-
uso del tiempo en el mercado laboral. den ser específicos para cada localidad
Actualmente el debate sobre las políti- y región.
cas de conciliación está muy vivo en los
países de la UE porque el objetivo de En América Latina, el diseño de estas
compaginar el trabajo remunerado y el políticas quizás parezca menos urgente
doméstico se ha convertido en un pro- que en los países más ricos porque es
blema urgente para las mujeres pero más fácil recurrir al servicio doméstico.
también para muchas familias. En todo Sin embargo, es muy probable que, a
caso es evidente que, a medida que la medida que se haga menos accesible

111
Lourdes Benería

para una proporción mayor de la po- la teoría económica ortodoxa moderna


blación, la tendencia será parecida a la —incluyendo la teoría del bienestar— y
experimentada actualmente por otros de su falta de conexión entre la economía
países con costos laborales más altos. y la ética. Sen y también la filósofa nor-
Por otro lado, como se argumenta más teamericana Martha Nussbaum (2003)
adelante, la emigración femenina está han señalado que el enfoque de las ca-
cambiando las coordenadas de la orga- pacidades se parece mucho al de los de-
nización familiar y del trabajo repro- rechos humanos. Sin embargo, indica
ductivo. Nussbaum, los derechos humanos son
más abstractos y «universales» mien-
tras que las capacidades son más con-
cretas, individualizadas y específicas en
DESARROLLO HUMANO: EL ENFOQUE relación con distintos contextos y nece-
DE CAPACIDADES Y LAS POLÍTICAS sidades; es por esta razón que Nuss-
DE CONCILIACIÓN baum opta por este enfoque por ser
muy útil para desarrollar una teoría de
Una visión socioeconómica que integre justicia de género y aplicarla al caso es-
el trabajo productivo y reproductivo o el pecífico de las mujeres en su entorno
remunerado y no remunerado requiere cultural y social, a parte de que el dis-
un esfuerzo muy compatible con el en- curso de las capacidades tiene una rele-
foque del desarrollo humano que fue vancia muy directa para el desarrollo
introducido por el PNUD en su primer humano.
Informe sobre el Desarrollo Humano en
1990. Inicialmente formulado por Amar- Nussbaum ha criticado a Sen por no ser
tya Sen y conocido más específicamen- lo suficientemente específico en la defi-
te como el enfoque de las capacidades, nición de las capacidades, ni tan sólo
su clara relevancia para conceptuar las las que puedan considerarse básicas.
desigualdades de género ha dado lugar Entre los autores y autoras que han tra-
a una abundante literatura con implica- bajado este tema, la economista belga
ciones para la política económica y so- Ingrid Robeyns (2003) también ha ela-
cial (Sen, 1999; PNUD, 1990 y 1995). borado una lista con el propósito de fa-
cilitar el análisis de la desigualdad de
Sen partió de la idea de que el desarro- género en el caso concreto de socieda-
llo se debería conceptualizar y medir no des occidentales postindustriales. En
sólo en términos económicos sino en este caso, llegó a una lista de catorce
cuanto a su capacidad de transformar capacidades, luego comparó la lista ob-
los horizontes del desarrollo de las per- tenida con otras y las discutió con otras
sonas. Aunque esta idea no era nueva, personas interesadas. Esta metodolo-
Sen le dio una base conceptual y teóri- gía le permitió llegar a un nivel de espe-
ca muy sólida, fundada en su crítica de cificación que reflejaba las necesidades

112
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina

y la visión de una sociedad postindus- a tener en cuenta y que puede variar en-
trial. Entre las catorce capacidades se tre distintas culturas, países y regiones.
encuentra las que se incluyen a conti- De este modo las políticas de concilia-
nuación y pueden proporcionar un con- ción pueden verse como un instrumento
texto conceptual no sólo para analizar importante para facilitar el «funciona-
las desigualdades de género sino tam- miento» de las capacidades y de exten-
bién para pensar las políticas de conci- der el abanico de posibilidades para las
liación: (a) «poder cuidar de los hijos y mujeres, y también para los hombres, al
de otras personas», refiriéndose a la ca- mismo tiempo de llevar a una mayor
pacidad que tradicionalmente ha sido la igualdad de género.
concentración primaria de las mujeres;
(b) «poder trabajar en el mercado labo-
ral [remunerado] o realizar proyectos,
incluso proyectos artísticos»; (c) «poder EL CONTEXTO DE AMÉRICA LATINA:
moverse», por ejemplo entre distintos INFORMALIZACIÓN DEL TRABAJO
espacios y lugares, tanto públicos como REMUNERADO, POBREZA
privados; (d) «poder disfrutar de tiem- Y GLOBALIZACIÓN
pos de ocio»; y (e) «poder ejercer auto-
nomía en el uso del tiempo». Podemos preguntarnos hasta qué punto
la lista de capacidades elaborada por
Mi argumento aquí es que los distintos Robeyns sería distinta para los países
aspectos de estas capacidades pueden latinoamericanos. La tesis de esta po-
ayudar a analizar la diferencia de género nencia es que las mayores diferencias
y ofrecer un marco conceptual para pen- entre América Latina y los países del
sar las políticas públicas, incluidas las Norte en cuanto a las necesidades de
de conciliación. Al análisis de Robeyns conciliación del uso del tiempo se en-
le podemos añadir que la conciliación cuentran en el predominio de la econo-
debe tener lugar en varias direcciones mía informalizada y de la pobreza en la
que se refiere a: a) distintos tipos de tra- región latinoamericana pero también en
bajo remunerado y no remunerado; b) las consecuencias del fenómeno de la
trabajo y ocio; c) trabajo, ocio y movili- emigración en muchos países. El objeti-
dad; d) trabajos que permiten distintos vo es preguntarse cómo pensar las polí-
niveles de autonomía en el uso del tiem- ticas de conciliación dentro de una reali-
po. Las diferencias de género que pue- dad en la que, primero, una gran parte
dan existir en cada caso deben tenerse de la producción escapa del alcance de
en cuenta para elaborar estas políticas las políticas públicas. Segundo, tanto la
para sociedades concretas. Por ejemplo, producción como la reproducción se
el hecho de que las mujeres tengan me- han ido globalizando, transfiriendo par-
nos libertad de moverse cuando quieran te de su control a niveles que transcien-
o a donde quieran es un dato importante den la esfera nacional.

113
Lourdes Benería

INFORMALIZACIÓN Y POBREZA los pobres» en condiciones muy preca-


rias y ligadas a la persistencia de la po-
El enorme crecimiento de la economía breza entre un sector de la población.
informalizada desde los años ochenta Esto ha sucedido incluso en casos de
en América Latina es un fenómeno bien mejora en los indicadores macroeconó-
conocido. En contra de las previsiones micos, lo cual indica que el empleo y la
del análisis del «sector informal» de los distribución de los recursos está estruc-
años setenta, el sector «moderno» no turado de modo que el crecimiento eco-
sólo no ha absorbido la fuerza laboral nómico no se transmite automática-
que se hallaba a sus márgenes sino que mente a todas las capas sociales tal
su dependencia y utilización de esta como presupone la teoría económica
fuerza laboral ha ido aumentando, lo neoliberal.
cual ha llevado a una fusión creciente
entre lo que podamos considerar for- Para ilustrar con el caso de Bolivia y
mal/informal. Es por ello que, en la reu- Ecuador, la proporción de la población
nión anual de la OIT del año 2002, se trabajadora considerada «informal» ha
empezó a utilizar el término de «econo- ido creciendo desde los años ochenta
mía informal» para referirnos al predo- hasta llegar a niveles muy por encima
minio de la informalización dentro de la del 50% y sobrepasando el 65% en el
economía en muchos países. Este pro- caso de Bolivia. Igualmente la pobreza
ceso ha sido intensificado por la globali- se ha mantenido en torno al 50% de la
zación que ha llevado a la fuerte compe- población —con oscilaciones depen-
tencia de los mercados globales así diendo de la coyuntura económica—
como por las políticas neoliberales que mientras que la pobreza extrema sobre-
han impuesto una reestructuración eco- pasaba el 20% en el 2002 (Benería y Flo-
nómica profunda desde la década de los ro, 2005). En los dos países, el creci-
ochenta y han recalcado la importancia miento de la economía informal ha
del mercado en la regulación de los pro- tenido lugar en el contexto de un alto
cesos económicos y de la distribución. grado de desigualdad social, de modo
Tal como ha argumentado Pérez-Sainz que tanto la informalidad como la des-
(2005), en una primera etapa de las polí- igualdad constituyen el trasfondo de las
ticas neoliberales, el mercado informa- tensiones sociales y de la emigración
lizado absorbió una gran cantidad de que han caracterizado a ambos países.
trabajo que jugó un papel importante Con unas tasas de desempleo y subem-
en la generación y descentralización de pleo altas —especialmente pero no ex-
la producción de bienes y servicios. Sin clusivamente en periodos de crisis— la
embargo, en una segunda etapa de mer- situación fiscal precaria y las políticas
cados ya más saturados, esta absorción neoliberales han llevado a minimizar el
ha sido más limitada, generando el fenó- rol de las políticas públicas. El resultado
meno de «los pobres produciendo para ha sido que, incluso en periodos de cre-

114
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina

cimiento económico, la capacidad de las de las mujeres trabajadoras se hallan en


economías de la región para generar las condiciones descritas de informali-
empleo ha sido insuficiente para absor- dad y pobreza, lo cual significa que la
ber la fuerza de trabajo existente. producción en realidad está muy flexibi-
lizada pero sin ninguna normativa que
Aún cuando Bolivia y Ecuador constitu- las conecte con las políticas públicas
yen un caso especial típico de los países que podrían aliviar los problemas de
andinos, otros países latinoamericanos conciliación.
sufren problemas similares. En América
Central, por ejemplo, las industrias ma- Segundo, el gran aumento de la partici-
quiladoras y la producción para la expor- pación de las mujeres en el trabajo re-
tación han contribuido a la generación munerado durante las dos últimas déca-
de empleo y de divisas pero, como ya es das en América Latina ha implicado
típico y bien sabido, bajo unas condicio- muchos cambios en la situación laboral
nes muy precarias para el trabajo que de las mujeres así como en las construc-
integra una proporción elevada de muje- ciones de género (Piras, comp., 2004).
res. La falta de observación de los dere- Esto ha llevado a un aumento de la im-
chos laborales es común y afecta a las portancia de las mujeres en la economía
trabajadoras tanto en su vida laboral familiar y a cambios considerables en
como en su vida cotidiana (Benería, los roles de género. Tal como muestra
2005b). Pensar en políticas de concilia- un estudio de hogares urbanos pobres y
ción bajo estas condiciones de informali- con trabajo a domicilio realizado en
dad, pobreza y desempleo o subempleo 2002-2003 (Benería y Floro, 2005) tanto
es complicado porque los patrones se- hombres como mujeres son conscien-
guidos en las economías del Norte refle- tes de que la importancia de las mujeres
jan una realidad social distinta. En el en la generación de ingreso familiar ha
caso de América Latina deben tenerse crecido considerablemente; esto incluye
en cuenta diversas características para la percepción de que a ellas les resulta
que estas políticas puedan ser efectivas: más fácil encontrar trabajo que a los
hombres. Sin embargo, la responsabili-
En primer lugar, y a diferencia de la si- dad de las mujeres en el trabajo domés-
tuación en las economías postindus- tico y de reproducción no parece que
triales o incluso en el caso del trabajo haya disminuido de un modo paralelo,
formalizado en América Latina, la «fle- lo cual implica que para ellas la necesi-
xibilización» de la producción patroci- dad de conciliar los distintos tipos de
nada en los países postindustriales (en trabajo ha ido aumentando. Sin embar-
cuanto al aumento del abanico de posi- go, en América Latina esta necesidad
bilidades en contratos laborales, hora- puede ser muy distinta para distintos
rios, etc.) es relevante sólo para el sec- grupos sociales. Para las mujeres de
tor más formalizado. La gran mayoría clase media y alta, el acceso y costos del

115
Lourdes Benería

servicio doméstico mediatizan el grado casos, la variabilidad es predecible por-


de urgencia que puedan sentir mientras que el tipo de trabajo tiene periodos de
que las mujeres pobres tienen que so- altos y bajos, como en el caso de la ven-
lucionar la conciliación sin estos re- ta de juguetes y artesanías en la calle
cursos. durante el periodo navideño en compa-
ración al resto del año, pero en otros ca-
Tercero, en la economía informalizada sos la variación no puede anticiparse, lo
existe una gran heterogeneidad en los ti- cual significa un alto nivel de riesgo e in-
pos de trabajo realizados así como en las seguridad para el presupuesto familiar.
distintas combinaciones de trabajo for- En este sentido, es importante distinguir
mal/informal entre los distintos miem- entre pobreza y vulnerabilidad puesto
bros de un hogar. A fin de analizar esta que, estadísticamente y como prome-
heterogeneidad, en el estudio citado de dio, algunos hogares pueden no parecer
Bolivia y Ecuador distinguimos entre tan pobres; sin embargo tienen que en-
tres grados de informalidad —baja, me- frentarse con un alto nivel de riesgo,
diana y alta— y encontramos que la gran
deudas y la carga de sus pagos, y los
mayoría (el 70%) de los hogares en la
problemas con el mantenimiento de un
muestra se hallaba dentro del grado me-
consumo mínimo en periodos de bajos
dio, con una proporción algo superior de
ingresos.
mujeres (71%) que de hombres (70%).
Igualmente, el porcentaje de mujeres
Finalmente, existe una gran fluidez en-
con un alto grado de informalidad era
tre la economía informalizada y la for-
también algo superior al de los hombres
malizada, tanto en el sector público
(16% y 15% respectivamente) mientras
como el privado, y entre el trabajo re-
que el grado bajo estaba compuesto
sólo por hombres. En todo caso, el alto munerado y no remunerado como con-
grado de heterogeneidad complica la secuencia de los cambios coyunturales.
posibilidad de diseñar las políticas de En épocas de crisis económica se con-
conciliación puesto que no hay patrones trae la economía de mercado, disminu-
comunes en cuanto al trabajo. ye el empleo y los hogares tienen que
compensar la disminución de su ingre-
Cuarto, además de esta heterogenei- so con estrategias de sobrevivencia.
dad, existe una gran fluidez entre el tra- Durante las dos últimas décadas la lite-
bajo remunerado y no remunerado, so- ratura feminista ha puesto de manifies-
bre todo para las mujeres, y entre los to las implicaciones de las crisis econó-
distintos tipos de trabajo. Esto va acom- micas para el trabajo de las mujeres,
pañado de una alta variabilidad del in- tanto en América Latina como en otras
greso familiar, incluso en casos donde regiones (González de la Rocha, 2000),
el ingreso promedio se centra por enci- especialmente en periodos de ajuste
ma de la línea de la pobreza. En algunos estructural.

116
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina

Ante estas circunstancias tan inestables lud ayuda a incrementar el bienestar fa-
y de mucha fluidez intersectorial para el miliar pero además ahorra tiempo y dis-
trabajo de los hogares urbanos, las po- minuye la ansiedad creada por las difi-
líticas de conciliación deben adaptarse cultades de conciliar los distintos tipos
a las necesidades de estas situaciones de trabajo. Tercero, los servicios comu-
cambiantes. Las políticas diseñadas nitarios dirigidos a niños y familias —ta-
bajo condiciones laborales formaliza- les como los espacios deportivos y de
das no pueden ser muy útiles cuando el juegos— y las organizaciones de muje-
trabajo es inestable y sumamente hete- res o de barrios —como en el caso de
rogéneo. Lo único permanente es el los comedores populares— pueden ser
trabajo no remunerado en la esfera do- también una ayuda que facilite la con-
méstica. Deben buscarse políticas que ciliación de distintos tipos del uso del
no vayan ligadas a un trabajo fijo y por tiempo. Cuarto, otras intervenciones
lo tanto sean compatibles con la infor- también pueden facilitar el ahorro del
malidad, el trabajo no remunerado y la tiempo por parte de las familias, por
inestabilidad de las relaciones de pro- ejemplo a través de diversas políticas
ducción descrita en el caso de la po- urbanas como la promoción de un
breza urbana. Veamos varias posibili- transporte público o privado eficiente,
dades. mejoras de infraestructura tales como el
aumento del acceso al servicio telefóni-
En primer lugar, el denominador más co y la pavimentación de calles que faci-
común para facilitar la conciliación en- liten el transporte y la limpieza en tiem-
tre los distintos tipos de trabajo podría pos de lluvia. Finalmente, no deberían
ser cualquier política que asuma res- subestimarse las campañas publicitarias
ponsabilidad en el cuidado de los hijos. de todo tipo que promuevan la igualdad
Esto apunta hacia la importancia de la de responsabilidades entre hombres y
creación y promoción de guarderías in- mujeres en la división del trabajo do-
fantiles, el acceso a las escuelas, y el méstico y responsabilidades familiares.
aumento de programas que extienden
la posibilidad de que las familias en ge-
neral y las mujeres en particular puedan
utilizar los centros escolares de primaria
y secundaria durante las horas de traba- LA GLOBALIZACIÓN
jo. Dada la concentración de las mujeres DE LA REPRODUCCIÓN
en el trabajo doméstico, es lógico espe-
rar que estos programas las puedan be- Una gran parte de la literatura y de los
neficiar de un modo especial. Segundo, debates sobre la globalización a partir
lo mismo puede decirse en cuanto al de los años setenta se ha centrado en la
área de salud: cualquier aumento en la fragmentación a nivel internacional de
cantidad y calidad de los servicios de sa- los procesos productivos y en sus múlti-

117
Lourdes Benería

ples efectos sobre la competencia glo- vicios y en las economías domésticas de


bal, la relocalización de la producción, la la gran mayoría de los países del Norte.
desindustrialización en algunos casos
e industrialización en otros, las trans- Por parte de los países emigrantes, las
formaciones en los mercados de traba- crisis económicas en muchos países y
jo, la feminización y precarización del especialmente el desempleo o subem-
empleo, los efectos maquila en América pleo, la persistencia de la pobreza, y el
Latina, los cambios generados por el deterioro del nivel de vida (aunque sea
creciente dominio de las economías asiá- sólo relativo al de los países más ricos)
ticas, etc. Por otra parte, sobre todo a llevan a la emigración que, en muchos
partir de la década de los noventa, tam- países como Bolivia, Ecuador, las Filipi-
bién hemos presenciado la globaliza- nas, México y Centroamérica, se ha con-
ción de procesos conectados con la re- vertido en una de sus principales fuen-
producción. El creciente aumento de la tes de divisas. En el caso de Filipinas, por
emigración del Sur al Norte y en particu- ejemplo, se ha estimado que 2/3 partes
lar la feminización de la emigración res- de los emigrantes son mujeres, muchas
ponde en gran parte a factores que es- de las cuales dejan a sus hijos en su
tán afectando enormemente el modo en país, ya bajo el cuidado del padre o con
que las familias se organizan en ambas más frecuencia de otras mujeres, nor-
regiones, incluyendo el cuidado y la re- malmente familiares (Parrenas, 2002).
producción. Esto ha generado el intenso debate que
tiende a culpar a las mujeres emigrantes
Estos procesos ya son bien conocidos y del abandono de sus familias a pesar de
aquí sólo voy a mencionarlos. Por el su gran esfuerzo para ayudarlas, espe-
lado de los países más ricos, la llamada cialmente con las remesas. En el Norte
crisis del cuidado viene determinada la crisis del cuidado se resuelve, por lo
por una variedad de factores demográfi- menos parcialmente, con la «importa-
cos que incluyen: a) la alta participación ción» de mano de obra inmigrante. Así,
de las mujeres en la actividad económi- parte del aumento de la participación la-
ca remunerada lo cual ha creado la de- boral de las mujeres del Norte se hace
manda creciente de servicio doméstico, posible al ser reemplazadas por los ser-
incluyendo el cuidado de niños y ancia- vicios de las mujeres inmigrantes las
nos; y b) más específicamente en Euro- cuales pasan de realizar trabajo repro-
pa, las bajas tasas de natalidad y el in- ductivo no remunerado en sus hogares
cremento de la esperanza de vida han de origen al relativamente remunerado
contribuido al envejecimiento de la po- en el país de llegada.
blación y a la escasez relativa de mano
de obra dedicada al cuidado. Como con- Naturalmente que esta sustitución, en el
secuencia, las mujeres del Sur encuen- caso del trabajo doméstico, tiene lugar
tran fácilmente trabajo en el sector ser- sólo en hogares que pueden financiar

118
Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación en América Latina

estos servicios, es decir, que beneficia a parte, en el Sur estas políticas tienen
un sector específico de la población. Por que tener en cuenta las nuevas presio-
otro lado, la transferencia del trabajo de nes que afectan el uso del tiempo de las
servicios del Sur al Norte no disminuye personas que sustituyen el trabajo de la
las necesidades de las tareas reproduc- emigrante.
tivas en el Sur. Esto implica una intensi-
ficación del trabajo por parte de las per-
sonas que quedan a cargo de estas
tareas lo cual puede significar un dete- CONSIDERACIONES FINALES
rioro del cuidado, sobre todo al pasar de
la madre a otras personas. Por otra par- Este artículo ha delineado algunas dife-
te el debate en torno a los efectos nega- rencias entre los países latinoamerica-
tivos de la emigración de las madres nos y los postindustriales en cuanto a
para los hijos apunta hacia múltiples re- sus implicaciones para el desarrollo hu-
percusiones, a menudo contradictorias mano de las mujeres y las políticas de
y no muy fáciles de evaluar (Parrenas, conciliación entre los distintos usos del
2002). tiempo. Se ha argumentado que el alto
grado de informalización de las econo-
Es evidente que la globalización de la re- mías latinoamericanas así como la per-
producción tiene implicaciones que sistencia de la pobreza y el fenómeno
apenas empezamos a entender, inclui- creciente de la emigración constituyen
das las consecuencias para las políticas los factores básicos de diferenciación
de conciliación. Por ejemplo, la transfe- que estas políticas tienen que tener en
rencia del trabajo reproductivo del Sur cuenta en el caso de América Latina.
al Norte puede cambiar las coordenadas Desde la perspectiva del enfoque de las
en las que esta reconciliación tiene que capacidades, la pobreza y la informaliza-
hacerse. Una mujer del Sur que deja su ción afectan el desarrollo humano pues-
familia para realizar tareas domésticas to que reducen los horizontes de una
en un hogar del Norte no se enfrenta proporción alta de la población. En este
con idénticas presiones de tiempo; por sentido, las políticas de conciliación de-
una parte ha dejado sus propias tareas ben verse como un modo de fomentar
domésticas en manos de otras personas la igualdad de género así como también
mientras que, por otra parte, debe en- el desarrollo humano de las mujeres.
frentarse con las exigencias, normas y Sin embargo sólo he mencionado bre-
condiciones legales/ilegales del país de vemente el trasfondo de estos proble-
llegada. Es probable que las políticas de mas: la alta desigualdad económica y
conciliación en el Norte no beneficien diferenciación social que predominan
directamente a la empleada inmigrante en el continente y en el mundo globali-
puesto que están diseñadas para las ne- zado. Ello es el resultado no sólo de la
cesidades de un hogar medio. Por otra desigualdad histórica en la distribución

119
Lourdes Benería

de los recursos en América Latina sino ral ha representado para el capital en


también del progreso tecnológico y de relación con el trabajo. El resultado ha
las tendencias actuales a nivel mundial sido el aumento de la concentración de
derivadas de la globalización y del pre- riqueza y por lo tanto de las desigual-
dominio del mercado en la distribución dades ya existentes. Este es el contex-
de los recursos. to en el que discutimos las políticas
de conciliación: buscamos soluciones
Uno de los problemas fundamentales dentro de las coordenadas económi-
es la gran capacidad de las nuevas tec- cas y sociales existentes pero sin tocar el
nologías de crear riqueza sin generar trasfondo. Sin embargo, para los efec-
suficiente empleo para la fuerza de tra- tos de este artículo parece importante
bajo existente, un problema que tam- mencionar estos problemas tan funda-
bién se observa en el corazón de las mentales de distribución (y también de
economías más avanzadas. Esto se redistribución) que afectan no sólo las
añade al predominio del sector finan- capacidades de todas las personas sino
ciero en las economías modernas y al la posibilidad de llegar a una verdadera
«triunfo» que la globalización neolibe- igualdad de género.

120
4. POLÍTICAS CON EFECTOS CONCILIATORIOS EN AMÉRICA
LATINA: UNA REGIÓN, DISTINTOS ESCENARIOS *
Juliana Martínez y Guillermo Monge

América Latina es una región de mar- GÉNERO Y CONCILIACIÓN TRABAJO-


cados contrastes. No sólo tiene la ma- FAMILIA: LOS PLANTEAMIENTOS
yor desigualdad del planeta sino que EUROPEOS
está conformada por países con varia-
dos desarrollos económicos, sociales y La noción de «políticas conciliatorias»
político-institucionales. Por eso, las op- se originó en Europa, dentro del ámbi-
ciones y vías para avanzar en la conci- to de las políticas laborales. Las pro-
liación entre trabajo y vida familiar son puestas sobre políticas conciliatorias
también diversas. Por un lado intervie- procedentes del movimiento feminista
nen legados históricos que se reflejan europeo surgieron de la crítica al ses-
en las interacciones entre mercados la- go productivista y androcéntrico de la
borales, familias y políticas públicas. organización laboral. Una vez que se
hizo resultó evidente que «el principal
Por otro lado estas interacciones están
obstáculo de las mujeres para la igual-
moldeadas por la transición demográ-
dad laboral, era la responsabilidad de
fica y los cambios en la producción y
los trabajos de cuidado en el ámbito
los mercados laborales, asociados a la
doméstico», surgió «la necesidad de
globalización. Las opciones de promo-
diseñar otro tipo de políticas de géne-
ver la conciliación 1 como asunto públi-
ro que abordaran el problema de los
co, también dependen de las fuerzas
servicios domésticos y de cuidado que
políticas y sociales que actúen en cada producen las mujeres en el hogar» (As-
país. telarra, 2005). Esas son las políticas
conciliatorias con sentido de igualdad
El objetivo de este artículo es plantear de género y entre sus ámbitos de inter-
elementos para la discusión en torno a vención se encuentran cuidado infan-
tres preguntas: ¿cuáles son las políti- til, licencias laborales, extensión del
cas públicas con efectos conciliatorios horario escolar, promoción del trabajo
más relevantes para la región?, ¿en a tiempo parcial, y flexibilización tem-
qué escenarios se despliegan esas po- poral y espacial del trabajo (véanse,
líticas?, y ¿cuáles son algunos de los p. ej., Consejo Europeo, 1999; OCDE,
retos a enfrentar para promover el 2002 y Sorj, 2004).
cambio? Para cumplir ese cometido,
nos basamos principalmente en tra- En Durán (2004) se proponen estrate-
bajos que ambos realizamos previa- gias conciliatorias desde la perspectiva
mente. de género. Las categorías que ahí se

* Artículo elaborado para el Seminario «Género y Cohesión Social» organizado por la Universidad de
Barcelona con el apoyo de AECI y Fundación Carolina.
1
En adelante, se utiliza el término «conciliación» para referir a la conciliación entre trabajo productivo y
trabajo reproductivo en una sociedad determinada.

121
Juliana Martínez y Guillermo Monge

proponen son tres. La primera es la de LA DELIMITACIÓN DE LAS POLÍTICAS CON


«secuencialización», y apunta hacia la IMPACTO CONCILIATORIO EN AMÉRICA
modificación de las secuencias de traba- LATINA: ALGUNAS CONSIDERACIONES
jo productivo y reproductivo de las mu- METODOLÓGICAS
jeres para reducir las tensiones y cho-
ques entre ambos tipos de actividades. A la luz de la bibliografía especializada
Incluye las licencias laborales de distin- en torno a la relación entre mercados la-
tos tipos, la promoción de la jornada borales, política pública, familia, igual-
parcial, y la flexibilización temporal y es- dad de género y pobreza en América La-
pacial del trabajo. La segunda estrategia tina, es claro que los problemas y retos
es la «derivativa», y se orienta a la tras- de la región en materia de conciliación
lación hacia el mercado y los servicios trabajo-familia son muy distintos a los
estatales de tareas reproductivas que que se plantean en los países desarro-
llados 2.
originalmente se realizan en el ámbito
familiar. Incluye los subsidios para com-
Con las siguientes consideraciones de
pra de servicios privados de cuidado, la
corte metodológico se busca orientar la
prestación subsidiada de servicios esta-
delimitación conceptual de las políticas
tales de cuidado, la prolongación del
latinoamericanas con efectos conciliato-
horario escolar, y los servicios subsidia-
rios. En primer lugar, conviene tener
dos de transporte escolar, entre otras
presente la distinción entre a) la conci-
medidas. La tercera estrategia es la de
liación entre lo productivo y lo repro-
redistribución de roles productivos y re- ductivo como resultado objetivo de las
productivos entre mujeres y hombres, e políticas públicas y de las dinámicas de
implica promover cambios culturales los mercados y las familias, b) los efec-
durante la educación básica o en el ám- tos (positivos o negativos) que una
bito familiar, así como transformaciones gama amplia de políticas estatales tie-
del mercado laboral para que admita al- nen (por acción u omisión) en las inter-
ternativas al modelo de «proveedor acciones entre los ámbitos productivo y
masculino» (p. ej., las licencia de pater- reproductivo, y c) las políticas públicas
nidad). El elemento central que orienta con objetivos explícitamente conciliato-
la clasificación de Durán (2004) es el uso rios (Monge, 2006b).
del tiempo. Se trata de estrategias para
variar las mezclas de tiempos de trabajo En ciertos casos, las políticas sin objeti-
productivo y reproductivo, para propi- vos conciliatorios explícitos podrían ge-
ciar mayores grados de equidad de gé- nerar efectos positivos mayores que las
nero. que fueron diseñadas a partir de tales

2
Un análisis de los contrastes entre la concepción de políticas conciliatorias en los países desarrollados y
las necesidades de conciliación en América Latina se encuentra en Monge (2006b).

122
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina

objetivos. Por ejemplo, en países con Latina no estamos aún en el momento


grandes brechas de educación básica, la en que los gobiernos opten por integrar
ampliación de la cobertura educativa el tema de la conciliación en sus agen-
puede tener un efecto conciliatorio ma- das de políticas prioritarias.
yor que la creación de guarderías. Esta
distinción lleva a distinguir en las polí- Adicionalmente, es preciso tomar en
ticas que aquí llamamos «con efectos cuenta que la gran diversidad en las ca-
conciliatorios positivos» y las políticas racterísticas de los mercados, los esta-
que en una sociedad determinada sean dos y las familias de los países de la re-
consideradas «conciliatorias» a partir de gión hace que la pretensión de construir
decisiones políticas explícitas. Las pri- una definición única de «políticas conci-
meras comprenden una gama amplia de liatorias» para toda la región carezca de
políticas públicas ubicadas en diversos sentido académico y político. Por tanto,
sectores de actividad estatal. Las segun- en este trabajo nos hemos restringido a
das son un subconjunto de las primeras. proponer algunos criterios de corte me-
todológico para la delimitación de las
Si se aplica la distinción antes mencio- políticas con efectos conciliatorios y es-
nada a la realidad europea, se llega a pecialmente, de aquellas con efectos
observar que las «políticas conciliato- positivos.
rias» europeas mencionadas en los do-
cumentos especializados son en reali-
dad un subconjunto reducido de un
grupo amplio de políticas públicas que EL UNIVERSO DE LAS POLÍTICAS
generan impactos favorables en la CONCILIATORIAS EN AMÉRICA LATINA
conciliación entre los ámbitos produc-
tivo y reproductivo dentro de esa re- El análisis de los retos de la «concilia-
gión. Las políticas reconocidas como ción» en América Latina lleva a identifi-
«conciliatorias» en la bibliografía euro- car un universo de políticas que no ne-
pea son el resultado de procesos de cesariamente encajan en la definición
toma de decisiones políticas, y están de políticas conciliatorias de los países
lejos de ser el producto de análisis aca- desarrollados, pero que tienen repercu-
démicos puros. siones en la reducción de las tensiones
entre los ámbitos productivo y repro-
Considerando lo expuesto, los autores ductivo. La delimitación de ese universo
de este trabajo no aspiramos a ofrecer es necesaria para adaptar su conceptua-
aquí una definición de «políticas conci- lización inicial —de origen europeo— a
liatorias». A esa definición se podría lle- las peculiaridades de la región, y puede
gar como resultado de procesos especí- ser útil como referente para definir prio-
ficos de formación de políticas públicas. ridades en las agendas políticas pro-
Hay que tener presente que en América conciliación (véase más adelante).

123
Juliana Martínez y Guillermo Monge

La delimitación del conjunto de políticas pladas en Durán (2004). Considérese,


conciliatorias que aquí se propone es re- por ejemplo, que: a) las licencias labora-
sultado de tres ejercicios analíticos: a) la les son de escaso alcance pues sólo cu-
redefinición de los objetivos de las po- bren a personas asalariadas del sector
líticas contempladas en Europa; b) la formal y su cobertura se ha reducido en
ampliación del conjunto de políticas de- el marco de la privatización de los regí-
rivativas y secuenciales que ha sido de- menes de seguridad social; b) la promo-
finido para los países desarrollados; y ción de la jornada parcial es necesaria
c) la creación de categorías adicionales en el marco del trabajo formal, y no sólo
a las que se proponen en Durán (2004). como estrategia de autoempleo o evi-
En esos tres ejercicios, hemos puesto el dencia de subempleo; c) la flexibiliza-
énfasis en el objetivo de reducir las ten- ción temporal y espacial del trabajo
siones entre los ámbitos productivo y debe ser promovida, teniendo en cuenta
reproductivo de las poblaciones pobres que la conciliación exige flexibilización
o vulnerables de la región 3. de la jornada y no solamente de la se-
mana laboral.
A continuación expresamos algunas su-
gerencias de replanteamiento de los ob- La necesidad de ampliar el conjunto de
jetivos conciliatorios de las políticas de- las políticas conciliatorias secuenciales
rivativas tipificadas en Durán (2004). En consideradas en la bibliografía europea
las políticas secuenciadoras, algunos se muestra, por ejemplo, en el caso de
objetivos a considerar son los siguien- los seguros públicos de salud. Las trans-
tes: a) la reducción de las brechas de co- ferencias de dinero mediante licencias
bertura en la educación preescolar, pri- por incapacidad aseguran un ingreso a
maria y secundaria de muchos países de la población asalariada, mientras se
la región, b) la prolongación del horario atienden sus problemas de salud o los
escolar para hacerlo más compatible de sus dependientes. En cuanto a las de-
con los horarios laborales; c) la amplia- rivativas, se propone que su ampliación
ción del acceso a los servicios públicos abarque —entre otras— las siguientes:
de cuidado infantil, los cuales aún son la eliminación de las discriminaciones
escasos y centrados en la población más laborales presentes en la legislación so-
pobre; y d) la ampliación de los servicios bre trabajo doméstico remunerado 4, el
subsidiados de transporte escolar. fortalecimiento de los seguros de vejez
que permitan financiar los gastos de
A la vez, es preciso fortalecer ciertas po- cuidado de las personas jubiladas y así
líticas secuenciales que sí están contem- reducir presiones sobre el trabajo repro-

3
Esas categorías adicionales son una reelaboración de las que se proponen en Monge, 2006b.
4
Principal mecanismo de conciliación de las mujeres de ingresos medios y altos (Sorj, 2004). Paradójica-
mente, opera a costa del trato laboral discriminatorio para las empleadas domésticas.

124
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina

ductivo de las familias; y los seguros de las de capacitación laboral y des-


salud que permitan desplazar los cuida- arrollo de actitudes favorables para
dos de las personas asalariadas enfer- desempeñar actividades laborales.
mas, de la familia hacia el sistema de Esta estrategia incide directamente
salud. en las combinaciones de trabajo
productivo y reproductivo de las
La importancia en América Latina de las personas.
políticas de redistribución de tareas difí- b) De reducción del trabajo reproducti-
cilmente se puede sobrevalorar. Priori- vo excesivo o precario, mediante
tariamente, deben estar enfocadas en acciones que impacten en la provi-
las nuevas generaciones de ciudada- sión de servicios básicos en el ho-
nos/as, que tienen mayores posibilida- gar o su entorno que afectan las
des de efectuar cambios en valores, ac- condiciones del trabajo reproducti-
titudes y prácticas con respecto a la vo. Incluyen las acciones para am-
división sexual del trabajo. pliar el acceso a los servicios de
agua intradomiciliaria, electricidad
Proponemos a continuación varias es- y telecomunicaciones, las políticas
trategias de conciliación adicionales a de vivienda de interés social 5, y las
las de Durán (2004). Desde la teoría de de reducción de impuestos a ciertos
género, pueden ser clasificadas en dos bienes electrodomésticos. El propó-
grandes categorías: las que inciden di- sito de esa estrategia es reducir la
rectamente en la división sexual del tra- sobrecarga de trabajo reproductivo
bajo —a las cuales pertenecen las pro- y mejorar las condiciones en que
puestas por Durán (2004)— y las que este se realiza. Su aplicación no ne-
inciden directamente sobre los meca- cesariamente genera cambios in-
nismos de control de la capacidad re- mediatos en las mezclas de trabajo
productiva de las mujeres y que a partir productivo y reproductivo de las
de esos efectos, generan otros de tipo mujeres, salvo cuando las mujeres
indirecto sobre la división sexual del tra- realizan actividades productivas in-
bajo. En la primera categoría, se propo- formales en sus hogares.
ne incluir dos tipos adicionales de estra-
tegias: En la segunda categoría general inclui-
mos estrategias orientadas a superar
a) De ampliación del acceso de las obstáculos para la reducción de las ten-
mujeres al trabajo productivo no siones entre los ámbitos productivo y
precario. Se incluyen las de crea- reproductivo, originados en los meca-
ción de empleo digno para las mu- nismos de control de la capacidad re-
jeres más pobres y vulnerables, y productiva de las mujeres. La remoción

5
Un análisis de los efectos conciliatorios de las políticas de vivienda se encuentra en Monge, 2006a.

125
Juliana Martínez y Guillermo Monge

DIAGRAMA 1. Posibles estrategias de conciliación adicionales a las propuestas por Durán


(2004)

Ejes estructurales  Las de Durán (2004):




de desigualdad
de género • Secuenciadoras 
 • Derivativas
• Redistributivas


Inciden directamente en la mezcla de
 tiempo de trabajo productivo/
 • De ampliación del
 reproductivo

División sexual  acceso a trabajo 


del trabajo  productivo no
precario

 Inciden al
menos en la
 • De reducción del

De acceso a servicios calidad del
 trabajo rreproductivo
 residenciales básicos trabajo
reproductivo
 excesivo precario  y vivienda

Control sobre  • De superación de  De salud sexual y


la capacidad
reproductiva  obstáculos para  reproductiva Inciden
indirectamente

efectuar cambios en
de las mujeres  el uso del tiempo en el uso del
 Sobre violencia de tiempo


género

de esos obstáculos incide de manera in- jeres pobres, socialmente vulnerables o


directa pero contundente en la variación adolescentes— debido a la alta fecundi-
de las combinaciones de trabajo pro- dad.
ductivo y reproductivo de mujeres y
hombres. Dentro de estas estrategias se En el diagrama 1 se ilustran las relacio-
ubican dos políticas públicas: las de re- nes de los tipos de estrategias propues-
ducción de la violencia intrafamiliar pro- tos con los dos ejes de igualdad de gé-
vocada por factores de género y las de nero alrededor de los cuales se articulan,
salud sexual y reproductiva. Las prime- y se hace referencia a sus impactos di-
ras tienen que ver con las limitaciones rectos o indirectos en los cambios en el
derivadas de la dominación machista, uso del tiempo.
que impiden a muchas mujeres asistir a
centros de educación o formación pro- No todas las políticas con efectos conci-
fesional, o realizar trabajos remunera- liatorios corresponden con las que tradi-
dos. Las segundas son vitales para re- cionalmente han sido consideradas «de
ducir las condiciones inadecuadas de igualdad o equidad de género» en Amé-
trabajo reproductivo y las restricciones rica Latina. Sin embargo, todas ellas
de inserción laboral que pesan sobre pueden tener repercusiones positivas
muchas mujeres —especialmente, mu- en la reducción de las inequidades de

126
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina

género. El método de análisis mediante jas coberturas. Chile es el único


el cual se llega a identificar y caracterizar donde la cobertura de esos servi-
tales políticas es similar al que se em- cios representa un porcentaje alto
plea en los análisis de mainstreaming de la cobertura de preescolar (66%).
de género, mediante los cuales se busca En otro extremo estaban México
identificar efectos positivos o negativos y Panamá, con un 10%. Otras limi-
en la equidad de género en todo tipo de taciones frecuentes en los servicios
política pública. estatales de cuidado infantil en paí-
ses latinoamericanos, desde la pers-
pectiva de la conciliación, son las si-
guientes: la excesiva focalización en
ALCANCES Y LIMITACIONES DE ALGUNAS familias pobres penaliza a las que
POLÍTICAS CONCILIATORIAS son vulnerables a la pobreza; de-
EN LA REGIÓN mandas excesivas de trabajo volun-
tario a las madres; barreras al acce-
A continuación, nos referimos a la situa- so a partir de demanda de copagos;
ción actual de algunas políticas pro-con- y ausencia de vinculación con pro-
ciliación en América Latina. Nos basa- gramas para la inserción laboral fe-
mos en Camacho y Martínez (2006) y menina.
Monge (2006b) 6. b. Sistemas de pensiones de sa-
lud y para la vejez. A partir de
1980 las reformas en los sistemas
Políticas derivativas: de pensiones de América Latina
provocaron el alejamiento de los
a. Servicios de cuidado infantil. En esquemas de reparto o capitaliza-
los 5 países analizados en Monge ción colectiva y la adopción de es-
(2006b), las tasas brutas de escolari- quemas de capitalización indivi-
dad preescolar variaban entre 50% dual, para pensiones de vejez y
(Chile) y 80% (México) en el 2003 7. salud. La capitalización individual
En esos mismos países, los servi- ha implicado retrocesos en el fi-
cios de guardería infantil tienen ba- nanciamiento colectivo de riesgos

6
En Camacho y Martínez (2006) y Martínez y Camacho (2007) se analizaron 7 países: Argentina, Brasil,
Chile, Costa Rica, El Salvador, México y Uruguay; en Monge (2006b), 5 países: Brasil, Chile, Costa Rica, Mé-
xico y Panamá. Exceptuando El Salvador, los países analizados se encuentran entre los que cuentan con
mayor desarrollo del estado en la región. Son países con modernización temprana que establecieron polí-
tica pública de cara a demandas urbanas, muy temprano en el siglo pasado. Cuando esto no fue así (como
en Costa Rica), dicha modernización fue tardía pero excepcionalmente rápida.
7
En todos los niveles de desarrollo social de la población brasileña, el cuidado de niños(as) pequeños(as)
en guarderías o educación preescolar tiene impactos positivos en la inserción laboral de las mujeres. Los
mayores impactos son en los hogares más pobres (Sorj, 2004).

127
Juliana Martínez y Guillermo Monge

como la enfermedad y las incapa- gislaciones laborales de los cinco


cidades (incluyendo las licencias países analizados en Monge (2006b)
por maternidad) 8. En consecuen- persisten regímenes especiales que
cia, esos regímenes han reducido legitiman la discriminación en el
su cobertura y no cubren al sector trabajo doméstico remunerado.
informal, en el que hay una acele- Así, las debilidades de las políticas
rada feminización (Martínez y Ca- públicas conciliatorias y las tensio-
macho, 2006). En los seguros de nes estructurales entre lo laboral y
salud con esquemas de financia- lo familiar son compensadas me-
miento individual, se ha producido diante la legitimación del trato dis-
la llamada «selección adversa»: los criminatorio de grandes contingen-
proveedores buscan atender a la tes de mujeres pobres (Monge,
población con menores riesgos de 2006b).
salud o aumentar las cotizaciones
para esa población. Esta tendencia
tiene efectos negativos para la Políticas de control de la propia
equidad de género y la conciliación salud sexual y reproductiva (SSR):
(recuérdese, por ejemplo, a los
programas «con o sin útero» en En la región, la proporción de mujeres
Chile). Los únicos sistemas de sa- sin acceso a anticonceptivos modernos
lud de la región que siguen siendo es alta. En los países considerados en
universales en cobertura y servi- Monge (2006b), oscilaban entre el 20% y
cios y que, por lo tanto, no limitan el 40%. Se sabe, además, que a menor
los tipos de servicios ni los cobran nivel de instrucción de las mujeres, ma-
a quienes los requieren, son los yor es la fecundidad no deseada; es de-
de Cuba y Costa Rica (Camacho y cir, que las fallas en las políticas de SSR
Martínez, 2006). golpean más a las mujeres más pobres
c. Trabajo doméstico remunerado. (Monge, 2006b). Las altas tasas de fe-
Esta ocupación es tal vez el recurso cundidad en la adolescencia también
más extendido entre las familias de expresan fallas de las políticas de SSR
clase media y alta de América La- dirigidas a esa población: coberturas
tina para compatibilizar las obliga- muy bajas, reducida capacidad institu-
ciones propias de lo familiar y lo cional, modelos de atención poco efecti-
laboral (Sorj, 2004). Pero a la vez vos, ausencia de enfoque de género, y
presenta altos niveles de violación una eficaz oposición de grupos religio-
de derechos laborales de las muje- sos a los servicios de educación sexual
res que lo desempeñan. En las le- (Monge, 2006b).

8
Estos regímenes varían según sean sustitutivos de los sistemas de capitalización colectiva previos (Chi-
le, México y El Salvador); paralelos (Perú y Colombia); o mixtos (Argentina, Costa Rica y Uruguay).

128
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina

Políticas secuenciales: las empresas, y a pesar de sus efec-


tos negativos sobre las condicio-
a. Normas de protección fami- nes laborales y de conciliación de
liar. Las licencias por maternidad la población ocupada. En algunos
y las medidas asociadas con el países es factible promover esque-
parto, el embarazo y la lactancia mas de flexibilización laboral que
son las normas más frecuentes de favorezcan la conciliación 10.
protección familiar (Camacho y
Martínez, 2006 y Monge, 2006b).
Abarcan a las madres trabajadoras De reducción del trabajo
con empleos formales y cotizantes reproductivo precario
de algún régimen de seguridad so-
cial, y a sus niños(a) recién naci- Dentro de esta categoría están los pro-
dos(as), durante el embarazo y gramas de asistencia y promoción so-
después de este. Quedan por fuera cial, incluyendo los de transferencias
las mujeres no empleadas o con tra- monetarias condicionadas. El aumento
bajos informales 9. Con las refor- del ingreso de las familias pobres provo-
mas en los sistemas de pensiones, cado por esos programas puede reducir
la cobertura de las licencias por los niveles de sobrecarga y precariedad
maternidad se viene reduciendo, del trabajo reproductivo en esas fami-
dado que los sistemas de pensio- lias. Además, se han registrado efectos
nes solidarios son cada vez menos, positivos en el empoderamiento de las
y cubren proporciones decrecien- mujeres beneficiarias (Monge, 2006b).
tes de la PEA (Camacho y Martí- Pero también se ha notado que son las
nez, 2006). mujeres las que deben emplear su tiempo
b. Flexibilización laboral. En los paí- para cumplir los compromisos de las fa-
ses analizados en Monge (2006b) milias que son condición para las transfe-
proliferan los arreglos de flexibili- rencias (Serrano, 2005: 24). Podrían sin
zación de horarios y remuneracio- embargo, ser rediseñados para ampliar
nes, diseñados para favorecer la sus efectos positivos en la conciliación y
rentabilidad y la competitividad de en los patrones de género 11.

9
En Uruguay y Costa Rica, el seguro de enfermedad cubre también a trabajadores(as) por cuenta pro-
pia; y en Costa Rica, a las cónyuges y familiares de trabajadores(as) asegurados (Martínez y Camacho,
2005).
10
La flexibilización laboral con sentido conciliatorio facilita la conciliación de los tiempos productivos y
reproductivos de las mujeres, más no la de los hombres (Astelarra, 2005).
11
Uno de los apoyos a las familias beneficiarias del programa Chile Solidario es la inclusión de los(as) ni-
ños(as) en edad temprana en los Jardines Infantiles de la JUNJI (Valdez, 2005 en Monge, 2006b). Este es
un buen ejemplo de vinculación entre políticas de alivio de la pobreza y políticas conciliatorias.

129
Juliana Martínez y Guillermo Monge

De acceso al mercado laboral ción temprana y una transición demo-


gráfica completa o avanzada. Compren-
En la región siguen siendo débiles las po- de a países como Argentina, Chile, Bra-
líticas para la inserción de las mujeres en sil, Uruguay, México, Costa Rica (un
el mercado laboral y de la población labo- caso de modernización tardía pero muy
ral en general. Las mejores políticas de rápida) y Panamá (un caso peculiar por
generación de empleo han sido las de su relación tan alta con los Estados Uni-
atracción de inversiones, liberalización de dos). El ajuste de las economías y la
mercados, y promoción de exportacio- redefinición del papel del Estado que tu-
nes. A lo más, se ha avanzado en promo- vieron lugar en los años ochenta y no-
ver la empleabilidad. Pero hay un vacío venta diferenció la manera en que se ar-
en generación de empleo de calidad. En ticulan los estados, mercados y familias
Camacho y Martínez (2006) se menciona en estos países (Filgueira y Martínez
la existencia de programas de capacita- Franzoni, 2002). Algunos países hicieron
ción para el empleo de mujeres pobres en ese cambio de manera rápida y radical
Argentina, Brasil, Chile y Costa Rica, y de (Argentina y Chile, p. ej.). Otros, como
incentivos y crédito para la contratación Costa Rica, Brasil y Uruguay, hicieron
de jefas de hogar en Argentina y Brasil. ajustes más heterodoxos y reticentes.

Actualmente, Argentina y Chile tienen


Regímenes de bienestar un manejo de riesgos (como la salud, la
y conciliación en América Latina enfermedad, la vejez) con mayor prota-
gonismo del gasto de bolsillo que paí-
Las políticas públicas conciliatorias se ses como Uruguay o Costa Rica. Confor-
insertan en una institucionalidad dada, man un régimen estatal-productivista
y bajo cierto tipo de relaciones entre es- en el que la intervención del Estado está
tados, mercados y familias. Esas rela- fuertemente orientada a la formación de
ciones se tipifican acá mediante la no- capital humano. Es bajo esta lógica que
ción de régimen de bienestar, la cual se podría profundizarse la política pública
ubica en un nivel intermedio entre los conciliatoria. En cambio, Brasil, Uru-
casos nacionales y la región en su con- guay y Costa Rica, entre otros, tienen un
junto. En la tipología de regímenes de mayor manejo colectivo de riesgos y la
bienestar desarrollada por Martínez política pública aún da prioridad a la
Franzoni (2007a y 2007b) a partir de 18 protección social.
países de la región, se identifican tres ti-
pos principales. Dos tienen estado fuer- En ambos grupos de países el trabajo
te y uno, estado débil. formal sigue siendo predominante ante
el informal. Los mercados laborales son
Los países con régimen de bienestar principalmente internos y el nivel de in-
estatal tienen en común una moderniza- gresos es alto o medio alto. Además, el

130
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina

CUADRO 1. Tipos de regímenes de bienestar en América Latina


Estatal- Estatal- Informal-
productivista proteccionista familiarista
Altamente formales y domésticos Altamente informales
Mercados y trasnacionales
laborales Baja proporción de independientes Alta proporción de
no calificados independientes
no calificados
Baja proporción cónyuges con trabajo Alta proporción cónyuges
remunerado (excepto Uruguay) con trabajo remunerado
Alta proporción de
familias extensas o
Familias
Baja proporción de familias extensas compuestas y
o compuestas reorganización de roles
que haga frente a alta
proporción de emigrantes
Desarrollada y con Desarrollada y con Poco desarrollada y con
gasto por habitante gasto alto por gasto muy bajo por
muy alto habitante habitante
Política pública Centralidad de Centralidad de Centralidad de manejo
manejo individual manejo colectivo de familiar de riesgos
de riesgos riesgos (excepto
México)
Institucionalidad Fuerte Fuerte Débil
FUENTE: Juliana Martínez Franzoni (2007a): Regímenes de bienestar en América Latina. Madrid: Fundación
Carolina.

Estado tiene capacidades instituciona- son inestables, y tienen escaso alcance


les y técnicas altas en comparación con para la magnitud de los retos que en-
los otros países de la región. frentan. Los mercados laborales están
altamente transnacionalizados y las
Los países con régimen informal-fami- remesas son esenciales para suplir in-
liarista tienen en común una moderniza- gresos y para permitir a la población
ción tardía o trunca así como una transi- responder a imprevistos. Véase el cua-
ción demográfica reciente. Tienen una dro 1.
historia política autoritaria, escasa expe-
riencia con un Estado redistribuidor, y El escenario para la política conciliato-
una institucionalidad muy débil. Los ria varía mucho entre los dos primeros
programas sociales tienen una alta de- regímenes y el tercero, tanto en la insti-
pendencia de financiamiento externo, tucionalidad pública como en las es-

131
Juliana Martínez y Guillermo Monge

tructuras sociales y los mercados labo- formal-familiarista son la principal


rales. Entre el primer y el segundo régi- política social aunque tienen carác-
men también varía en el tipo de políti- ter residual en términos de tipo de
cas públicas viables, en función de los servicios, nivel de financiamiento, y
distintos énfasis en sus perfiles de polí- papel del Estado frente a demandas
tica. sobre familias y comunidades;
b) disponibilidad de infraestructura
Los países que enfrentan mayores social básica de agua, salud, edu-
tensiones entre lo productivo y lo re- cación, vivienda, etc., la cual es re-
productivo (aquellos pertenecientes al lativamente buena en países con
régimen informal-familiarista) son pre- régimen estatal aunque en países
cisamente los que cuentan con menos de tamaño grande como México y
opciones (vía estado o vía mercado) Brasil presentan grandes variacio-
para reducirlas. Un objetivo conciliato- nes entre los ámbitos rural y urba-
rio que conviene mantener es el de des- no; y
familiarizar y desfeminizar el cuidado c) existencia de sistemas de seguridad
de dependientes. En este sentido, se social: estos están privatizados y
puede avanzar por dos vías: primero, tienen muy escasa cobertura en paí-
dentro de las tímidas políticas sociales ses con régimen informal-familia-
existentes, en particular la educativa; y, rista; y son privatizados, mixtos o
segundo, promoviendo redes sociales públicos con cobertura relativa-
fuertemente basadas en relaciones co- mente alta en países con régimen
munitarias. estatal-productivista o proteccio-
nista.
En los países estatal-productivistas y
proteccionistas, los márgenes para am- Los «techos» de las aspiraciones via-
pliar el ámbito de la política pro-con- bles en materia de políticas con efectos
ciliación son mucho mayores, pues se conciliatorios también varían según ré-
puede aprovechar una institucionalidad gimen. En los países con régimen esta-
sectorial y de combate a la pobreza rela- tal la política pública puede plantearse,
tivamente extendida. aunque con dificultad, objetivos de co-
hesión e integración social. Esa meta
Para profundizar la política pública con es más viable en los países con régi-
efectos conciliatorios, los tres regíme- men estatal-proteccionista, donde hay
nes de bienestar plantean «pisos» dis- mayor valoración de la importancia del
tintos en materia de: manejo colectivo de riesgos. En los paí-
ses con régimen informal-familiarista,
a) programas focalizados destinado a la reducción de la pobreza es la meta
la población de escasos recursos, mayor que los gobiernos suelen plan-
que en los países con régimen in- tearse.

132
Políticas con efectos conciliatorios en América Latina

TENDENCIAS DEMOGRÁFICAS bién causan impactos en las opciones


Y ECONÓMICAS QUE AFECTAN de conciliación de las mujeres (Guzmán
LAS CONDICIONES DE CONCILIACIÓN 12 y Todaro, 2002). Varios de esos impac-
tos tienden a elevar las tensiones entre
El proceso de transición demográfica los ámbitos productivo y reproductivo.
está generando impactos contradicto- Por ejemplo, un número creciente de
rios sobre las condiciones de concilia- empresas está aplicando estrategias de
ción. Por una parte, la reducción de la flexibilización laboral para disminuir
proporción entre niños(as) y mujeres costos y aumentar su competitividad 13.
que resulta de la reducción sostenida en Es frecuente que estas estrategias no
la fecundidad, y la disminución por va- estén diseñadas para compatibilizar las
rias décadas de la proporción de depen- responsabilidades familiares con las la-
dientes por mujer activa que se deriva borales, y que más bien generen obs-
del fenómeno del «bono demográfico» táculos para el trabajo productivo de las
(CEPAL, 2004), apuntan en el sentido de mujeres o lo precaricen. Por otra parte,
reducir el tiempo de trabajo reproducti- los costos sociales de los procesos de
vo y de favorecer la incorporación labo- ajuste estructural en las economías lati-
ral de las mujeres. Por otra parte, es sa- noamericanas han sido absorbidos en
bido que al finalizar la primera cuarta buena medida por las mujeres, las cua-
parte del siglo XXI en los países que es- les deben aumentar sus cargas de tra-
tán en una fase de transición demográfi- bajo reproductivo para hacer rendir los
ca avanzada se superpondrá la tenden- ingresos cada vez más limitados (Be-
cia al envejecimiento poblacional con el nería, 2005). A la vez, la globalización
repunte de la tasa de dependencia de- productiva ha aumentado las oportuni-
mográfica. En ese momento las oportu- dades laborales de las mujeres latinoa-
nidades económicas y sociales que ofre- mericanas. Por ejemplo, grandes con-
ce el «bono demográfico» empezarán a tingentes de mujeres de las zonas
caducar; a la vez, tenderá a aumentar el rurales han podido romper con modos
trabajo reproductivo doméstico relacio- tradicionales de reproducción para in-
nado con el cuidado de personas adul- sertarse en agroindustrias rurales o en
tas mayores. empresas manufactureras para la ex-
portación, y de esta forma acceder a
Los cambios en las estructuras produc- formas de vida más favorables a la
tivas y los mercados laborales asocia- igualdad de género (Benería, 2005; Guz-
dos a la globalización económica tam- mán y Todaro, 2002).

12
Esta sección está basada en Monge (2006b).
13
Sobre las tendencias a la flexibilización sin conciliación en Brasil, Chile, Panamá y México, véanse Pau-
tassi, Faur y Gherardi (2004); Monge y González (2005) para Costa Rica; Yáñez, Medem y Díaz (2001) para
Chile; Sorj (2004) para Brasil; De León y Atencio (2005) para Panamá; y Matarazzo (2005) para México.

133
Juliana Martínez y Guillermo Monge

DISEÑO DE POLÍTICAS Y ACTORES otros, como la participación política—


QUE LAS PROMUEVAN tiende a atomizar a las mujeres según
su condición socioeconómica. Nótese
Para el diseño de intervenciones estata- por ejemplo que aún en países donde el
les dirigidas a mejorar las condiciones movimiento feminista ha incidido a fa-
de conciliación, es conveniente distin- vor de los derechos de las trabajadoras
guir entre las políticas conciliatorias ais- domésticas, los logros han sido muy li-
ladas y las estrategias políticas que in- mitados 15. Además, las mujeres organi-
cluyen conjuntos de políticas diversas. zadas en América Latina han puesto
Algunas políticas podrían no reunir re- más énfasis en incorporarse a la vida
quisitos para ser consideradas concilia- pública que en reposicionar la privada
torias, pero pueden ser esenciales para (Sonia Álvarez et al., 2002).
el éxito de una estrategia de concilia-
ción. Además, la integración de distin- ¿Qué otros actores podrían promover
tas políticas en estrategias unificadas políticas pro-conciliación?; ¿es posible
puede ayudar a contrarrestar efectos no aspirar a una economía política favora-
deseados de ciertas políticas aisladas.14. ble al cambio? A favor de esa aspiración
En su formulación más ambiciosa, las está el hecho de que el tema de la conci-
estrategias de conciliación trabajo-fami- liación favorece la confluencia entre dis-
lia deberían apuntar hacia modelos de cursos justificativos de distintas proce-
desarrollo humano en los que la igual- dencias: el de la competitividad y la
dad de género ocupe un lugar priorita- productividad, el de la igualdad de gé-
rio (Benería, 2004). nero, el de los derechos de la niñez o los
adultos mayores, etc. Pero además, es
¿Cuáles serían las coaliciones de acto- preciso lograr que actores que no nece-
res que podrían promover la concilia- sariamente están preocupados por la
ción? Con respecto a las organizaciones conciliación vean ganancias en las polí-
de mujeres, en Martínez y Camacho ticas que la promueven. Por ejemplo,
(2007) se señala que una limitación para que los empresarios vean una oportuni-
que esas agrupaciones impulsen políti- dad para elevar la productividad en la
cas pro-conciliación es que el tema del ampliación de las opciones de cuidado
trabajo reproductivo —a diferencia de de los hijos/as de sus trabajadores/as.

14
Por ejemplo, el impulso simultáneo de políticas de ampliación del empleo femenino y de reducciones
en los servicios estatales de cuidado infantil, como ocurrió en Brasil durante la crisis económica de 1998
(Benería y Rosenberg, 1999).
15
En Brasil, la presión política de varios actores sociales (entre ellos, el Sindicato de Empleadas Domésti-
cas, el movimiento feminista y el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer) fue esencial para que en
la Constitución Federal de 1988 se corrigieran algunas de las discriminaciones contra las servidoras do-
mésticas. Sin embargo, importantes discriminaciones con respecto a la legislación laboral general se-
guían vigentes en el año 2004 (Sorj, 2004, citado por Monge, 2006b).

134
5. POLÍTICAS DE GÉNERO Y BIENESTAR: ¿LA CONCILIACIÓN
COMO RESPUESTA?
Teresa Torns *

INTRODUCCIÓN solución ideada. Porque las voces que


reclaman o se apuntan a la estela exitosa
Manifestar extrañeza ante la actual po- suelen olvidar que las políticas de conci-
pularidad del término conciliación de la liación de la vida laboral y familiar no
vida laboral y familiar así como descon- son más que estrategias laborales para
fianza ante las correspondientes reco- aumentar la presencia de las mujeres
mendaciones y políticas impulsadas europeas en el mercado de trabajo.
desde la Unión Europea suele crear reac- Siendo precisamente esa estricta orien-
ciones de rechazo e incluso animosidad. tación la que ensombrece el éxito o per-
Pero lo cierto es que aunque muchas mite su cuestionamiento.
son las voces que intervienen en el de-
bate, el rigor conceptual empleado en Tales planteamientos se basan en análi-
torno al término conciliación no suele sis capaces de mostrar cómo las políti-
ser tan abundante, algo demasiado habi- cas de conciliación refuerzan la división
tual en el ámbito de las ciencias sociales. sexual del trabajo en el hogar-familia,
Las especialistas que revisaron histó- aunque, en principio, ése no sea el pro-
ricamente el concepto de conciliación pósito de tales políticas. Esos análisis
constituyen una de las excepciones a la ponen en evidencia cómo la conciliación
norma. Desde su perspectiva, ese con- entre la vida laboral y familiar no puede
cepto aparece en el siglo XIV bajo la llevarse a cabo, de manera satisfactoria,
acepción de acercamiento de mundos porque afecta a la centralidad que el
contrarios y ha llegado hasta nuestros tiempo de trabajo, entendido en clave de
días en su dimensión jurídica y laboral jornada laboral, tiene en la organización
amparado, incluso, por la OIT 1. Las auto- de las sociedades del bienestar, de las
ras proponen el rechazo del término en ciudades y de la vida cotidiana de las
su acepción actual. El motivo de una personas. Tal argumentación encuentra
propuesta tan radical es el que, en buena sus referentes en los balances de las ac-
medida, orienta los argumentos y refle- tuales políticas de regulación y reorde-
xiones planteados en este texto que tie- nación de la jornada laboral en Europa,
ne como objetivo cuestionar las políticas (Torns, Miguélez y otros, 2006). En los
europeas de conciliación. Unas actuacio- análisis que evalúan el impacto de las
nes cuyo éxito puede y debe ser revisa- políticas europeas de igualdad de opor-
do a pesar de la corrección política de la tunidades en el mercado de trabajo (Ru-

* teresa.torns@uab.cat, Departamento de Sociología- UAB.


1
Véase la recomendación nº 123 de la OIT en 1965, sobre el trabajo y la incidencia de las responsabilida-
des familiares en la débil participación laboral femenina. Asimismo véase A. Junter-Loiseau y C. Tobler
(1999): «Reconciliation of domestic and care work with paid work. Approaches in international legislation
and policy instruments and in the scientific discours», en O. Hufton e Y. Kravaritou (1999): Gender and the
use of time, La Haya, Kluwer Law Int., como ejemplo de especialistas que revisaron históricamente el con-
cepto de conciliación.

135
Teresa Torns

CUADRO 1. Uso de tiempo dedicado tinatarias de las políticas de conciliación


a crianza de hijos/as entre es también un elemento irrenunciable
hombres y mujeres en España en este nuevo escenario.
horas-
Período Géneros
minutos/día
laborables 0,37 hombres
1,56 mujeres UNA SITUACIÓN DESIGUAL DE PARTIDA
sábados 0,56 hombres
1,52 mujeres
En España, al igual que en el resto de los
domingos 0,63 hombres
1,45 mujeres
países europeos, la desigual distribu-
tiempo semanal 3,03 hombres ción de la carga total de trabajo entre
10,78 mujeres hombres y mujeres es una realidad que
tiempo anual 157,76 hombres aumenta a medida que crece el empleo
561,97 mujeres femenino. Una realidad que han hecho
evidentes los datos de las encuestas del
FUENTE: CSIC (2005).
uso del tiempo, a pesar de las dificulta-
des de medición que plantean. Y que,
bery y otros, 2004). Y, como no, en aque- hoy en día, tras la reciente homologa-
llos estudios que ponen de manifiesto la ción europea (EUROSTAT), incluso per-
incapacidad de las políticas de género miten precisar cómo las españolas 2 son
por romper el modelo male breadwinner las mujeres que más tiempo dedican al
en el que se sustenta el Estado del Bien- trabajo doméstico, junto a las italianas.
estar, vigente en Europa desde 1945. En la posición opuesta, tal como puede
comprobarse en el cuadro 2, se sitúan
Las políticas de tiempo suelen plantear- los hombres españoles que, de nuevo
se como alternativas a las actuales polí- junto a los italianos, son los que dedican
ticas de conciliación. Son, a criterio de menos tiempo a ese tipo de trabajo.
quienes las defienden (Torns, Borrás y
otros, 2006) uno de los retos para repen- Las razones de tal situación son diversas,
sar las políticas de bienestar en clave de si bien pueden sintetizarse puntualizando
cotidianidad y sincronía. Dos caracterís- que la doble presencia es uno de los ras-
ticas ineludibles para lograr que la con- gos fundamentales de la manera de vivir
ciliación sea viable. La renovación de un y pensar en femenino en las sociedades
contrato social entre hombres y mujeres industrializadas y urbanas donde las mu-
que hoy en día convierte a las mujeres jeres asumen, a la vez, la actividad pro-
en principales cuando no en únicas des- ductiva y reproductiva. Esta doble dimen-

2
Los datos de la encuesta española corresponden a 2001, año en que por primera vez el INE promueve
una encuesta de este tipo. Con anterioridad, los estudios de M. A. Durán desde el CSIC han sido pioneros,
siendo los del cuadro 1 una muestra de los más recientes.

136
Políticas de género y bienestar: ¿la conciliación como respuesta?

CUADRO 2. Uso del tiempo entre hombres y mujeres (20-74 años) en algunos países
europeos en horas y minutos por día

Mujeres Bélgica Italia Francia Finland. Suecia Reino España


Unido
Trabajo pagado, estudios 2:07 2:06 2:31 2:49 3:12 2:33 2:26
Trabajo doméstico 4:32 5:20 4:30 3:56 3:42 4:15 4:55
Trayectos, viajes 1:19 1:14 0:54 1:07 1:23 1:25 1:05
Dormir 8:29 8:19 8:55 8:32 8:11 8:27 8:32
Comidas/cuidados personales 2:43 2:53 3:02 2:06 2:28 2:16 2:33
Tiempo libre 4:50 4:08 4:08 5:30 5:04 5:04 4:29
Total 24 24 24 24 24 24 24

Hombres Bélgica Italia Francia Finland. Suecia Reino España


Unido
Trabajo pagado, estudios 3:30 4:26 4:03 4:01 4:25 4:18 4:39
Trabajo doméstico 2:38 1:35 2:22 2:16 2:29 2:18 1:37
Trayectos, viajes 1:35 1:35 1:03 1:12 1:30 1:30 1:16
Dormir 8:15 8:17 8:45 8:22 8:01 8:18 8:36
Comidas/ cuidados personales 2:40 2:59 3:01 2:01 2:11 2:04 2:35
Tiempo libre 5:22 5:08 4:46 6:08 5:24 5:32 5:17
Total 24 24 24 24 24 24 24
FUENTE: Encuestas nacionales usos del tiempo, Aliaga-EUROSTAT (2006).

sión debe ser tenida en cuenta para com- ser de otro modo, tiene amplias conse-
prender tanto las condiciones materiales cuencias en la aceptación y viabilidad de
de existencias como los imaginarios co- las políticas de conciliación.
lectivos que presiden la vida cotidiana de
hombres y mujeres. Un escenario en el En cualquier caso, España es un excelen-
que el trabajo de cuidado de personas es- te ejemplo de las dificultades que plan-
tablece diferencias y desigualdades de tean las políticas de conciliación de la
género muy significativas. En este punto, vida laboral y familiar. Porque la mayor
debe recordarse, además, que tales ima- participación laboral femenina no ha ido
ginarios sólo suelen apelar al cuidado de acompañada por el aumento de la pre-
los hijos e hijas y eluden el aumento de sencia masculina en el trabajo domésti-
las necesidades de cuidado de las perso- co-familiar. Asimismo, el debate sobre el
nas mayores dependientes, especialmen- declive del modelo familiar male bread-
te notorias en España y en otros países winner que las especialistas británicas
europeos. Un olvido que, como no podía sostienen 3 se traduce de manera clara

3
Véanse las últimas aportaciones de Rose Mary Crompton y Jane Lewis.

137
Teresa Torns

en España. Ya que la tradición de la fami- medidas deudoras de una lógica pro-


lia patriarcal persiste, por un aumento ductivista, como tantas otras medidas
de la doble presencia femenina, sin que laborales de equidad de género (Ru-
apenas aumente la doble presencia mas- bery, Figueiredo y otros, 2004). Actua-
culina. Probablemente porque acabar ciones que, aun antes de la conciliación,
con este absentismo masculino de las han tratado de aumentar el empleo fe-
tareas domésticas y familiares es una menino sin tomar en consideración ni la
cuestión que no depende solamente de lógica segregadora y discriminadora del
la voluntad individual ni pueda resolver- mercado de trabajo femenino ni la des-
se únicamente desde el ámbito privado. igual distribución de la carga global de
De ahí que la conciliación no sea viable trabajo entre hombres y mujeres. Son
porque difícilmente atiende la necesidad políticas que por ello no contemplan
de que existan unas políticas públicas como debieran la importancia de la divi-
orientadas a conseguir un reparto más sión sexual del trabajo en el hogar-fami-
equilibrado de la carga global de trabajo lia o si se prefiere la existencia del trabajo
entre hombres y mujeres. doméstico-familiar. Y, en consecuencia,
lejos de evitar que las mujeres acumu-
len una mayor carga total de trabajo, di-
fícilmente redundan en favorecer la
LAS POLÍTICAS DE CONCILIACIÓN igualdad de oportunidades entre muje-
res y hombres (Stratigaki, 2004).
Como es sobradamente conocido, las
actuales políticas de conciliación de la Por lo general, las principales medidas
vida laboral y familiar surgen como re- que contemplan las actuaciones a favor
sultado de las Estrategias Europeas de de la conciliación, en España al igual
Empleo, dentro del apartado destinado que el resto de las medidas europeas, se
a las Políticas de Igualdad (4º pilar). Esas basan en la ampliación de los permisos
actuaciones reconocen que la Unión Eu- laborales, principalmente los de mater-
ropea (UE) debe afrontar una nueva es- nidad y en la promoción de servicios de
trategia en sus políticas de empleo, para atención a la vida diaria (SAD). En reali-
el siglo XXI, en las que se cabe hacer un dad, tales actuaciones se orientan, pri-
esfuerzo especial para conseguir la mordialmente, hacia el aumento de la
igualdad entre hombres y mujeres en el disponibilidad laboral de la población
mercado de trabajo. Y, en consecuencia, ocupada priorizando las necesidades de
garantizar una mejor conciliación entre competitividad de las empresas, por en-
la vida familiar y laboral. Según estos cima de las necesidades de esa pobla-
criterios, queda claro que las actuales ción. En consecuencia, son actuaciones
políticas de conciliación en la UE nacen que no cuestionan la centralidad que el
para promover el empleo y, en concreto, tiempo de trabajo remunerado tiene en
el empleo femenino. Son, por lo tanto, la organización social de la vida cotidia-

138
Políticas de género y bienestar: ¿la conciliación como respuesta?

na de las personas, de las empresas y CUADRO 3. Permisos de maternidad/


de las ciudades. De igual modo, los servi- paternidad en España
cios de atención a la vida diaria, cuando Ambos sexos
existen, suelen ser planteados y recla- Años (Datos % Madres
mados como si sólo fuesen una necesi- absolutos)
dad de las madres trabajadoras y/o de 1996 127.739 —
las familias y no como derivados de los 1997 146.971 —
derechos de ciudadanía con carácter 1998 148.751 —
universal e individualizado 4. 1999 165.946 —
2000 192.422 99,03
2001 208.695 98,69
De hecho, puede afirmarse que uno de
2002 224.419 98,52
los principales inconvenientes de las
2003 239.858 98,46
políticas de conciliación es que única- 2004* 282.080 98,37
mente permiten afrontar períodos de 2005* 299.605 98,24
tiempo laboral que tienen un carácter
* Los datos están referidos a noviembre.
excepcional. O, dicho de otro modo, los
permisos laborales que la conciliación FUENTE: Instituto de la Mujer, a partir de los datos
permite atender tienen que ver con perí- de la Seguridad Social.
odos que quedan fuera de la cotidiani-
dad y normalidad de la vida laboral de
las personas. En concreto, son permisos
de maternidad y/o de cuidados de per- una de las razones por las que no suelen
sonas mayores dependientes que son solucionar los problemas cotidianos de-
utilizados casi exclusivamente por mu- rivados de las tareas del cuidado de las
jeres. En España, al igual que otros paí- personas, en particular, del relacionado
ses europeos aunque existe un permiso con el cuidado de las personas mayores
de paternidad 5, al no tener carácter obli- dependientes. Este tipo de problemas
gatorio por ley, como sucede en los paí- cotidianos requieren, por el contrario, la
ses escandinavos, apenas incide en la reducción de la jornada laboral en clave
población masculina, tal como puede sincrónica y cotidiana para todo el mun-
verse en el cuadro 3. Este carácter labo- do y no sólo para las mujeres. Ya que si
ral de los permisos de conciliación es sólo se confía en las políticas de conci-

4
La ley de autonomía personal y dependencia española (diciembre 2006) permite abrigar algunas espe-
ranzas dado que plantea el desarrollo de servicios universales e individualizados, aunque las expectativas
creadas corren el riesgo de verse frustradas por la insuficiente dotación presupuestaria que parece acom-
pañarla.
5
La reciente ley de igualdad española (marzo 2007), prevé un permiso de paternidad, no obligado por ley,
de 15 días. La actual ley de conciliación, vigente desde noviembre de 1999, sólo permite que el padre tome
ese permiso si la madre renuncia a una parte del permiso de maternidad. Una medida que, además, redu-
ce el permiso de paternidad a los casos en que la madre tiene actividad laboral.

139
Teresa Torns

liación, se corre el riesgo de reforzar las líticas de tiempo que, de manera priori-
desigualdades entre hombres y mujeres taria e ineludible, reclaman la negocia-
y de crear desigualdades de etnia, tal ción colectiva de la actual flexibilización
como sucede en España y en los países y desregulación de la jornada laboral.
con modelos de bienestar mediterráneo. Esas mismas políticas se quieren, asi-
Unos países donde, tal como señalan mismo, orientadas hacia un horizonte
las especialistas (Bettio, Bonazzi y Villa, donde el tiempo de vida y la sostenibili-
2004), los escasos y caros servicios de dad sean el objetivo a alcanzar a largo
atención a las personas dependientes plazo y el bienestar cotidiano la finali-
consagran la existencia de un modelo dad más inmediata.
familista de bienestar al que se le añade
una mujer emigrada, por lo general, en Unos balances efectuados en torno a
situación de economía informal. las políticas de tiempo (Torns, Borràs y
otros, 2006), permiten dibujar los prin-
cipales rasgos que las definen. La hipó-
tesis sobre su aparición fija una doble
LAS POLÍTICAS DE TIEMPO COMO vía. La primera, tiene a Italia como país
ALTERNATIVA A LA CONCILIACIÓN de origen, finales de la década de los
años ochenta del siglo XX como fecha
El debate sobre las políticas de tiempo de inicio y el anteproyecto italiano co-
ha abierto un camino alternativo para nocido como «ley del tiempo» como el
encontrar soluciones a las dificultades esbozo de las primeras propuestas. La
que plantea la conciliación. Asimismo, segunda vía, que sin reconocerlas con-
otras voces reclaman afrontar esas difi- solida las políticas de tiempo, se des-
cultades revisando el actual contrato so- arrolla durante estos últimos veinte años
cial entre hombres y mujeres, en parti- de la mano de los especialistas y políti-
cular las especialistas que analizan el cos que tratan de afrontar la crisis del
Estado del Bienestar desde la perspecti- empleo industrial, en Europa, reorgani-
va de género. En ese contexto, la necesi- zando el tiempo de trabajo, desregulan-
dad de organizar socialmente el cuida- do la jornada laboral y convirtiendo la
do, traducción de lo que los británicos flexibilidad en palabra clave. El núcleo
denominan social care, parece ser una central de las políticas de tiempo que
pieza clave para lograr una mayor equi- existen realmente, en la actualidad, tra-
dad democrática en las sociedades con- tan de girar en torno a los tres ejes que
temporáneas. Solidarias con esa de- conformaron el proyecto italiano que
manda aparecen algunas de las voces nunca fue ley pero que marcó los pun-
partidarias de unas políticas de tiempo tos fundamentales que deben tomarse
centradas en revisar la actual relación en consideración. Como es preciso re-
entre el tiempo y el trabajo (entendido cordar, el primer eje pretendía regular
como carga global de trabajo). Unas po- la jornada laboral reclamando su reduc-

140
Políticas de género y bienestar: ¿la conciliación como respuesta?

ción diaria para todo el mundo; el se- conveniencia de aumentar los permisos
gundo pretendía fijar una serie de pro- laborales permitidos por la conciliación
puestas capaces de regular el tiempo a (de atención y cuidado a las personas
lo largo del ciclo de vida, y, el último dependientes) y luchar (a través de la
ideaba actuaciones para ordenar y re- negociación colectiva) para obtener
gular el tiempo de la ciudad. Este últi- otros permisos (de formación, sabáti-
mo apartado es el único que ha facilita- cos, de libre disposición personal, etc.),
do el desarrollo de actuaciones que son para que todas las personas ocupadas y
reconocidas como políticas de tiempo, no sólo las capas más privilegiadas pue-
siendo numerosas y diversas las ciuda- dan alcanzarlos. Ya que si las políticas
des europeas que, en la actualidad, lle- de tiempo deben tener algún sentido
van a cabo actuaciones de este tipo. como promotoras del bienestar cotidia-
A pesar de esa heterogeneidad, pare- no, es necesario arbitrarse jornadas la-
cen dibujarse dos grandes grupos de borales que tengan como horizonte el
políticas de tiempo de la ciudad. En pri- intercambio de tiempo por tiempo y no
mer lugar, las políticas urbanas de tiem- de tiempo por dinero (salario). Este ob-
po o políticas que consideran la ciudad jetivo que, en la actualidad, sólo los más
como espacio material donde poder privilegiados pueden alcanzar está en la
planificar, regular y ordenar los múlti- base del cambio de una sociedad sala-
ples usos sociales del tiempo en el terri- rial anclada todavía en una época dora-
torio urbano. En segundo lugar, las po- da del empleo industrial que parece difí-
líticas de tiempo que se orientan a cil recuperar. Nadie duda de que ese
facilitar el bienestar de la ciudadanía y objetivo no sólo dependa de las políti-
que toman la vida cotidiana como esce- cas de tiempo pero parece posible que
nario de actuación. Por último, este pri- tales actuaciones pueden contribuir a al-
mer balance sobre las políticas de tiem- canzarlo.
po recoge la idea de que sea el que sea
su enfoque o el contenido concreto de
tales actuaciones, las únicas que resul-
tan prioritarias para configurar alterna- LA RENOVACIÓN DEL CONTRATO SOCIAL
tivas son las políticas en torno al tiem- ENTRE HOMBRES Y MUJERES
po de trabajo (remunerado). Dicho de
otro modo, no pueden planearse políti- En la tesitura, sin lugar a dudas utópica,
cas de tiempo que no contemplen la de pensar que las políticas de tiempo
centralidad del tiempo de trabajo en la pueden plantear alternativas a las políti-
organización social y en la vida cotidia- cas de conciliación es preciso reclamar,
na de las personas. además, la renovación del contrato so-
cial entre hombres y mujeres. Son,
Tal argumentación supone que en un fu- como ya se ha citado, numerosas las vo-
turo inmediato, debe pensarse en la ces que proponen el cambio de las pau-

141
Teresa Torns

tas socioculturales vigentes en torno al dificultades culturales con las que tro-
modelo familiar male breadwinner que pieza la conciliación.
ha hecho posible la existencia del Esta-
do del Bienestar en Europa. Ya que si El desarrollo de unos servicios SAD de
bien es cierto que la mayor presencia de manera universal e individualizada, al
las mujeres en el mercado de trabajo ha igual que se ha logrado en la sanidad o
laminado ese modelo familiar, el peso la enseñanza, pueden y deben ser el
simbólico del mismo cuestiona su decli- instrumento más inmediato para lograr,
ve y convierte en perentorio la revisión a corto plazo, una conciliación viable
del pacto. Otrosí, simples cuestiones para toda la población ocupada. Consti-
demográficas ampliamente probadas tuyen, además, según las estudiosas
permiten abundar en la idea de que las del Estado del Bienestar, uno de los ele-
mujeres europeas difícilmente van a mentos fundamentales para lograr la
continuar al frente de las tareas del cui- equidad entre géneros. Por otra parte,
dado del hogar y de las personas de la no sólo constituyen la diferencia prin-
familia, aun sintiéndose obligadas mo- cipal entre los Estados del Bienestar
ralmente a ello, por la merma de efecti- europeos del norte y el sur sino que
vos en la generación de «mujeres sand- además explican las diferencias en el
wich» 6. En este escenario, no parece volumen de empleo femenino existente
pues tan descabellado demandar que el en cada uno de esos países. Su deman-
Estado del Bienestar organice social- da es la base de la coincidencia de lo sa-
mente el cuidado. Y revisar, de paso, los berse y las prácticas de las mujeres del
consensos y legitimidades sociales en norte y del sur. Y un elemento clave de
torno a los conceptos de autonomía y esa coincidencia son las voces críticas
dependencia, más allá de los criterios ante la conciliación que postulan la ne-
económicos que hasta ahora los han de- cesidad de renovación del contrato so-
finido. España es un ejemplo inmejora- cial entre hombres y mujeres. Llegados
ble de la persistencia del contrato social a este punto, el optimismo aunque mo-
entre hombres y mujeres, aunque sólo derado parece no sólo posible sino obli-
sea a nivel simbólico, si se analizan las gado.

6
Esa denominación alude a las mujeres entre 45 y 65 años que, especialmente en los países del sur de Eu-
ropa, tienen a su cargo el cuidado de los hijos e hijas y además afrontan simultáneamente, el cuidado de
las personas mayores dependientes.

142
III. PROYECTO SOCIOPOLÍTICO DE GÉNERO Y COHESIÓN
SOCIAL

En esta última sección se intenta reco- En esta perspectiva M. J. izquierdo en


ger todas aquellas reflexiones y debates su artículo «La solidaridad y los intere-
que apuntan a la construcción de un ses en la base de la ciudadanía» nos
proyecto sociopolítico de género y co- propone una revisión del concepto de
hesión social. ciudadanía. El ideal de libertad, la ausen-
cia de trabas o limitaciones para que
Desde este punto de vista J. Subirats cada persona diseñe su propio plan de
nos lleva a un debate fundamental res- vida se ha impuesto a los principios de
pecto a la «Participación política y espa- las sociedades tradicionales. La asocia-
cio ciudadano», es decir, discutir sobre ción de ciudadanos libres se apoya en el
la dimensión política de esos cambios interés o si se prefiere el deseo. Aquí la
y, en particular, sobre el papel en que individualidad queda absorbida por la
queda la ciudadanía, la gente y sus or- función que se desempeña. Cuando se
ganizaciones, en la arena política a la impone la división del trabajo, en con-
luz de estas transformaciones. No es creto la sexual, la consecuencia es una
posible entender este tipo de cambios sobrevaloración de las contribuciones
políticos sin intentar al menos una mi- propias a la par que se infravaloran las
rada más global sobre el conjunto de ajenas, expresión de la resistencia a re-
los cambios sociales. Por ende se debe nunciar al propio yo —renuncia con-
analizar la cohesión social desde diver- substancial al ejercicio de una función,
sos planos y en el complejo contexto que regresa por la puerta trasera, sobre-
actual ya que donde antes había un Es- dimensionando la importancia de la
tado-nación regulador y redistribuidor, función que se desempaña respecto del
ahora tenemos un Estado desregula- resto de funciones—. En el caso de la
dor, dependiente y reactivo a los dic- función mujer se traduce en resistirse a
tados de la globalización económica, que las tareas de cuidado se desembo-
etc. La participación ciudadana, trans- quen en el desarrollo de la autonomía
formación social y espacio ciudadano de las personas a las que se atiende.
son temas que deben entenderse en A partir de esto se pregunta ¿Cuál es la
el contexto actual, en donde la polí- nueva esfera imaginaria que lo hace po-
tica y la democracia deben ser vistas sible? ¿Es compatible ese nuevo imagi-
como algo colectivo, comunitario, no es- nario con la cohesión social? Por lo que
trictamente individual y representativo, recoge conceptos claves como la solida-
y tampoco estrictamente vinculado a ridad; voluntario; relaciones de poder,
unas reglas de juego. Recuperar la fuer- etc. Esto es importante pues el grado de
za transformadora de la democracia im- solidaridad de una sociedad se eviden-
plica recuperar su sentido deliberativo, cia en la existencia de servicios sociales,
de construcción social de problemas asistencia sanitaria y educación de al-
y de soluciones. cance universal.

143
Proyecto sociopolítico de género y cohesión social

Por su parte el tercer artículo sobre nismo en América Latina, se pasó a ha-
«Contrato social entre hombres y muje- blar de políticas de género relacionadas
res» de Patrocinio de las Heras plantea más con la reivindicación de derechos
el desafío de cómo debe ser abordado el civiles y políticos y las relaciones de po-
proceso de construcción social de la ciu- der, sobre las que se habían construido
dadanía y de la lucha de las mujeres esos espacios, normas y proyectos. En
frente a la exclusión, destacando la legi- este contexto, examina la experiencia
timidad de las mujeres para promover de América Latina en la construcción de
un nuevo contrato social mujeres-hom- Estados de Bienestar y el diseño e ins-
bres. Finaliza con una breve propuesta trumentación de políticas de género.
de los contenidos que debe abordar ese
nuevo contrato social, entre los que se Por último, el artículo de M. Feijoo sobre
encuentra el compartir responsabilida- «Políticas de género en América Latina»
des familiares, empleo y poder, al igual propone una mirada crítica sobre las di-
que promover condiciones que posibi- versas políticas en la región y realiza un
liten una sociedad compartida y más minucioso análisis de las políticas de
justa. género y los procesos de desarrollo en
América Latina y las posibles relaciones
El cuarto artículo, «las políticas de géne- existentes entre ambos. Este artículo
ro en América Latina y la cohesión so- tiene por objetivo explorar la idea de si
cial» de C. Jusidman, está centrado en es posible formular un modelo de análi-
una revisión de las políticas de género sis que relacione las condiciones de
en América Latina considerando el des- vida concretas de las sociedades latino-
arrollo social, económico y político de la americanas, la acción de los Estados en
región desde los últimos 70 años. Apun- materia de políticas públicas, su impac-
ta a una reflexión sobre: 1) La forma en to sobre la cohesión social y la relación
que las políticas de igualdad de las mu- que estos tres procesos han tenido so-
jeres y el reconocimiento de sus dere- bre la posición de la mujer en la región.
chos económicos, sociales y culturales, Propone un modelo de análisis de cohe-
incidieron en una primera etapa, en su sión sensible a la dimensión de género
integración social a los beneficios del que, en el marco de la experiencia his-
desarrollo, contribuyendo a cerrar las tórica, articula la combinación de dos
brechas entre los sexos. 2) Cómo en una variables (cohesión y dimensión de gé-
segunda etapa, a partir de los años no- nero) formulando una tipología que per-
venta, en la que la teoría del género se mite avanzar en dar respuesta a la pre-
incorporó en las discusiones del femi- gunta inicial.

144
1. PARTICIPACIÓN POLÍTICA Y ESPACIO CIUDADANO
Joan Subirats *

Que estamos viviendo un periodo de a la luz de estas transformaciones. Pien-


profundos cambios sociales, econó- so, con todo, que no es posible entender
micos y políticos parece bastante in- cabalmente ese tipo de cambios políti-
cuestionable. A pesar de ello, seguimos cos sin intentar al menos una mirada
funcionando mentalmente con los ima- más global sobre el conjunto de los
ginarios del bienestar que se utilizaron cambios sociales.
en Europa entre mediados de las déca-
das de 1940 y 1970. Hace más de 30
años de esos 30 años. Tiempo suficiente
como para poder observar más allá de ¿DE DÓNDE VENIMOS?
la intuición las líneas maestras de mu-
chas de esas transformaciones en todos Muy esquemáticamente, y generalizan-
los planos de la vida social. Y tiempo su- do de un modo seguramente poco rigu-
ficiente asimismo como para poder sos- roso, pues en países distintos los proce-
tener que más que una época de cam- sos se han concretado de modo diverso,
bios lo que estamos viviendo es un podríamos caracterizar la época anterior
cambio de época. Con todo, conviene con unas pocas y gruesas pinceladas.
también señalar que no podemos trazar
con nitidez y precisión el dibujo definiti- Desde un punto de vista económico es-
vo de las nuevas sociedades que se es- taríamos hablando de economías na-
tán construyendo, al menos en todos cionales y comercio y cooperación in-
los órdenes de la vida social, y que, ade- ternacional, en una fase expansiva del
más, persisten con fuerza todavía ele- capitalismo en América del Norte y
mentos no marginales de la época ante- Europa. De la implantación de los mo-
rior, pues los cambios sociales no se delos productivos fordistas a través de
construyen súbitamente, de un pluma- la instalación en grandes empresas con
zo. Son más bien el resultado de la inter- procesos productivos integrados; y de
acción entre el funcionamiento estable- un mercado de trabajo caracterizado
cido y lo nuevo que se quiere establecer, por la existencia de pleno empleo para
para lo cual, además, muchas cosas del los hombres cabeza de familia.
pasado pueden resultar funcionales y
nadie pugna por cambiarlas. Desde un punto de vista político estaría-
mos hablando del protagonismo del Es-
El objetivo de estas páginas es discutir tado-nación en el diseño e implantación
sobre la dimensión política de esos de las políticas tanto económicas (inver-
cambios y, en particular, sobre el papel sionistas, monetarias y fiscales) como
en que queda la ciudadanía, la gente y sociales (redistributivas). Estaríamos
sus organizaciones, en la arena política hablando también de los partidos de

* Institut de Govern i Politiques Públiques (IGOP-UAB).

145
Joan Subirats

masas como el instrumento político por nes que representan sus intereses; y
excelencia para conectar a la sociedad que las inversiones internacionales se
con el Estado y acceder al control del produzcan básicamente a través de em-
gobierno. Muy especialmente, estaría- presas multinacionales que producen
mos hablando del gran periodo de la in- bienes o servicios, instalan plantas y
clusión política de la clase obrera a tra- equipos productivos y, de esta manera,
vés del sufragio universal y de los se conectan funcionalmente con las
grandes partidos y sindicatos socialde- economías productivas nacionales.
mócratas y comunistas.
El Estado (o los poderes públicos en ge-
Socialmente, la historia nos remite a un neral) tiene en la época anterior una
periodo caracterizado por una estructu- gran preponderancia y protagonismo.
ra social con un fuerte componente de Ejerciendo el papel de árbitro e impul-
clase, tanto en lo material y laboral sor de grandes acuerdos socioeconó-
como en lo identitario, y no sólo por lo micos de corte neocorporatista entre or-
que se refiere a la clase obrera. Las clase ganizaciones patronales y sindicales.
medias se encontraban en proceso de Dirigiendo con la política económica el
expansión gracias al funcionamiento de devenir de los aparatos productivos.
los mecanismos de movilidad social as- Asegurando la prestación de servicios
cendente y al crecimiento económico; la básicos a la ciudadanía y, en definitiva,
clase obrera, por su parte, gracias al in- siendo el garante de lo que podríamos
dustrialismo fordista de gran empresa y denominar como «la gran promesa»,
a los modelos sociales de consumo de promesa que se fundamenta en cuatro
masas, se caracteriza por una sólida ten- ideas principales: (1) la idea de un creci-
dencia de homogeneización en las con- miento ilimitado de los recursos y la ri-
diciones de trabajo y en los estilos de queza —que se sintetiza en el concepto
vida. de desarrollo—; (2) la idea de que, a tra-
vés del trabajo y la familia, la práctica
En este periodo el conflicto sociopolíti- totalidad de la población podrá acceder
co se gestiona a través de las grandes a una cuota suficiente, y por supuesto
organizaciones sindicales y políticas, creciente, de ese desarrollo ilimitado;
sea en la empresa, en el sector producti- (3) la idea de que el Estado se ocupará
vo o en el territorio, y el Estado ejerce, siempre de que eso sea así y, también,
con legitimidad y recursos, un papel de de tapar agujeros, completar el bienes-
árbitro de la contienda claramente esco- tar con salarios sociales o diferidos, y
rado hacia la salvaguarda de los meca- cubrir a los —pocos— que no pudiesen
nismos básicos de funcionamiento del hacer valer su capacidad de trabajo (o
sistema (capitalista de bienestar). A esto les fallase la familia). Y, finalmente, (4) la
ayuda que el capital sea nacional y esté idea de una sociedad abierta en la que
relativamente basado en organizacio- es posible la movilidad social sobre fun-

146
Participación política y espacio ciudadano

damentos meritocráticos (a través del reactivo a los dictados de la globaliza-


esfuerzo en la educación y la carrera ción económica. La política económica
profesional básicamente). Trabajo esta- nacional tiende a desaparecer, conser-
ble garantizado, estado protector y re- vándose vestigios en los departamentos
gulador, y movilidad ascendente en una inversores en infraestructuras de los go-
sociedad abierta, configuran la tríada biernos. El capital internacional es aho-
conceptual e ideológica de una gran ra básicamente financiero-especulativo.
promesa que, construida sobre la hipó- Las empresas multinacionales siguen
tesis de un crecimiento-desarrollo ilimi- existiendo, pero su actividad productiva
tado, ha acabado por convertirse en una es una parte muy pequeña de lo que se
profecía incumplida y cada vez más difí- mueve a escala global en términos de
cil de cumplir. Y es importante resaltar, flujos monetarios, bonos, divisas, etc.
que ya desde un principio contenía im- Lo que se ha denominado la economía
portantes limitaciones y contradiccio- de los símbolos frente a la de los bienes
nes. Pues esa «promesa», para los habi- y servicios.
tantes de los países ricos del centro del
capitalismo, necesitaba, para ser real, Si nos fijamos en el mercado de trabajo
de la pobreza y la dependencia de los vemos cómo la tendencia que hoy do-
otros países del sistema de economía mina es la de la precariedad, tanto des-
de mercado. Aquellos países, también de el punto de vista de las condiciones
capitalistas, pero pobres y periféricos. de acceso al empleo, como por lo que se
Y todo ello con una visión corto placista refiere a las condiciones de manteni-
de los recursos naturales que no tenía miento y salida del mismo. Frente a la
en cuenta la sustentabilidad del des- estandarización fordista y la integración
arrollo económico tal y como se plan- de procesos productivos, el concepto
teaba. reinante hoy en día, y desde hace ya al-
gún tiempo, es el de «flexibilidad» aso-
Pasados más de 30 años de aquellos 30 ciada a descentralización de procesos
años podemos ver cómo muchas cosas productivos y gestión de una mano de
han cambiado de forma radical, pero so- obra que trabaja en condiciones de pre-
bre todo, se observan cambios que afec- cariedad.
tan a las ideas y los procesos sociales,
políticos y económicos que eran funda- Se han roto las continuidades forma-
mentales en el esquema de la época an- ción-empleo para los jóvenes y la pro-
terior. No estamos hablando, pues, de moción laboral dentro de la empresa o
cambios anecdóticos. el sector de actividad. La carrera profe-
sional se hace inconcebible como pro-
Donde antes había un estado-nación re- yecto para una gran cantidad de tra-
gulador y redistribuidor, ahora tenemos bajadores que a base de cambiar de
un estado desregulador, dependiente y empresa, sector y actividad tiene difícil

147
Joan Subirats

llegar a consolidar un oficio, no diga- procesos sociales protagonizados por


mos ya una carrera. actores sociales concretos: los agentes
del cambio; que si bien pueden no dibu-
Finalmente, en el plano sociopolítico, jar en un papel todos y cada uno de los
donde antes teníamos fuertes identida- cambios que van a provocar, sí tienen
des de clase, homogeneización de la clara una estrategia a seguir que, en el
clase obrera, sindicatos con fuerte im- caso de los países centrales del capita-
plantación y partidos de masas; hoy te- lismo, ha tenido por objetivo lo que en
nemos una eclosión de identidades di- lenguaje tradicional podríamos llamar
versas junto a la desconfiguración de «recomposición de fuerzas». O dicho de
las tradiciones de clase como resultado otro modo, que la fuerte inclusión políti-
de los procesos de fragmentación de la ca de la clase obrera hasta mediados del
estructura social: segmentaciones del siglo XX provocó una relación de fuerzas
mercado de trabajo, infraclases y sub- entre el capital y el trabajo dentro del ca-
clases, incremento de los colectivos en pitalismo que «era necesario corregir»,
situación de vulnerabilidad y exclusión pues una parte creciente de la riqueza
social, crecimiento exponencial de los nacional se venía desviando hacia sala-
procesos migratorios sur-norte y un rios y beneficios sociales en vez de ga-
fuerte freno a las expectativas de movili- nancias empresariales en los últimos
dad social. años de la «época gloriosa», y ello fue
especialmente facilitado por las nuevas
Tenemos en consecuencia unos sindica- condiciones productivas y tecnológicas
tos minorizados, que en buena parte, se de final de siglo XX.
dedican a la defensa de los intereses de
los trabajadores con empleo estable. Este cambio de época ha supuesto,
Y tenemos, finalmente, unos partidos como venimos diciendo, una serie de
políticos que en su casi totalidad tien- transformaciones sociales de hondo ca-
den a ser máquinas electorales e instru- lado que viene afectando a todos los
mentos más o menos eficaces al servi- órdenes de la vida social: ¿Cómo traba-
cio de sus afiliados. jamos? ¿Cómo nos educamos y apren-
demos? ¿En qué estructuras familiares
Conviene decir, y subrayar, que todos vivimos? ¿Quiénes son ahora nuestros
estos cambios son el fruto de combina- vecinos? ¿Qué expectativas de vida
ciones diversas entre transformaciones construimos? ¿De qué tiempos dispone-
tecnológicas muy significativas, y de mos? Y muchos más, por supuesto. No
estrategias de las grandes empresas obstante, al objeto de los intereses y la
transnacionales. En ese proceso, han temática de este evento, y dadas tam-
colaborado las nuevas políticas neolibe- bién mis propias limitaciones, centraré
rales que han ayudado a esas estrate- lo que queda de mi argumento en inten-
gias. El cambio social es el resultado de tar apuntar algunas reflexiones que me

148
Participación política y espacio ciudadano

parecen pertinentes en relación a la par- estatuto orgánico o en ejercicio de je-


ticipación política de la ciudadanía en rarquía formal.
esta nueva época
Es en ese nuevo contexto en el que he-
mos de situar el debate sobre los posi-
bles déficits de la democracia representa-
PARTICIPACIÓN CIUDADANA tiva. Relacionando cambios en el sistema
Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL político con cambios en las formas de
vida y de trabajo. Y ello no se acostumbra
Ese conjunto de cambios y de profun- a hacer. Se discute de la salud de la de-
das transformaciones en las esferas mocracia, de su vitalidad y capacidad
productiva, social y familiar no han en- para recoger el sentir popular, como si la
contrado a los poderes públicos en su democracia fuera un acquis indiscutido e
mejor momento. El mercado y el poder indiscutible desde cualquier ámbito terri-
económico subyacente se han globa- torial o colectivo. Y más aún: como si to-
lizado, mientras las instituciones po- dos entendieran lo mismo cuando ha-
líticas, y el poder que de ellas emana, blan de democracia, cuando lo cierto es
sigue en buena parte anclado al terri- que unos ponen el énfasis en los valores
torio. Y es en ese territorio donde los de la democracia y otros insisten en sal-
problemas que genera la mundializa- vaguardar las reglas de un funcionamien-
ción económica y los procesos de indi- to considerado democrático.
vidualización se manifiestan diaria-
mente. La fragmentación institucional Lo que ha ocurrido en los últimos años,
aumenta, perdiendo peso el Estado ha- el gran cambio de época al que asisti-
cia arriba (instituciones supraestata- mos, está provocando un vaciamiento
les), hacia abajo (procesos de descen- creciente de nuestra capacidad de influir
tralización, devolution, etc.), y hacia en la acción de gobierno.
los lados (con un gran incremento de
los paternariados públicos-privados, Y ello es así a pesar de que formalmente
con gestión privada de servicios públi- mantengamos más o menos intactos
cos, y con presencia cada vez mayor muchos de los elementos formales de
de organizaciones sin ánimo de lucro nuestra condición de ciudadanos que vi-
en el escenario público). Al mismo ven y ejercen sus derechos en un Estado
tiempo, la lógica jerárquica que ha ca- con sus reglas de funcionamiento de-
racterizado siempre el ejercicio del po- mocrático plenamente actuantes. Y con
der, no sirve hoy para entender los pro- ese creciente desapoderamiento de la
cesos de decisión pública, basados capacidad popular de influir y condicio-
cada vez más en lógicas de interdepen- nar las decisiones, se pierde buena par-
dencia, de capacidad de influencia, de te de la legitimidad de una democracia
poder relacional, y cada vez menos en que sólo mantiene abiertas las puertas

149
Joan Subirats

de los ritos formales e institucionales. to,...); o por la vía de los hechos, despre-
Dice Hirschman 1 que un régimen demo- ocupándose de los que pudiendo hacer-
crático consigue legitimidad cuando sus lo, no usan sus derechos políticos, preo-
decisiones emanan de una completa y cupados como están por temas más
abierta deliberación entre sus grupos, urgentes desde el punto de vista vital.
órganos y representantes. Pero eso es Lo que está ocurriendo es que ese sec-
cada vez menos cierto para los ciudada- tor de excluidos políticos crece. Porque
nos y lo es cada vez más para entes, cor- crecen las situaciones de exclusión so-
poraciones y lobbies económicos que cial (que conlleva siempre procesos de
escapan de la lógica Estado-mercado- reducción del ejercicio de ciudadanía), y
soberanía, y aprovechan sus nuevas porque crece la sensación de inutilidad
capacidades de movilidad global. Los del ejercicio democrático-institucional
poderes públicos tienen menos instru- en esa «democracia de baja intensi-
mentos para condicionar la actividad dad», al aumentar la conciencia sobre
económico-empresarial, y en cambio las limitaciones de las capacidades rea-
las corporaciones siguen influyendo y les de gobierno de las instituciones en el
presionando a unas instituciones que nuevo escenario de mundialización eco-
no disponen de los mismos mecanis- nómica, o porque los actores político-
mos para equilibrar ese juego de los institucionales están cada vez más ence-
que disponían antes 2. rrados en su universo autosuficiente. La
reserva de legitimidad de la democracia
La propia evolución de los regímenes li- se va agotando, justo cuando su aparen-
beral-democráticos ha mantenido siem- te hegemonía como «único» sistema
pre fuera del sistema político a sectores viable y aceptable de gobierno parece
sociales que no disponían de las míni- mayor que nunca.
mas capacidades y condiciones vitales
para poder ejercer con plenitud su ciu- Y ello es así porque ese conjunto de
dadanía. Esa exclusión política la reali- transformaciones y cambios a los que
zaba normativamente (asignando los ya hemos ido aludiendo han contribuido a
mencionados umbrales de renta que que la democracia sea hoy una palabra,
convertían el sufragio y la vida política una expresión, un término que «expli-
en cosa de unos cuantos; manipulando ca» menos. El uso y abuso del vocablo,
los distritos electorales; dejando fuera a su aparente inatacabilidad, lo convierte
los jóvenes, a las mujeres o a los que en más redundante, menos política-
vagaban por el país buscando trabajo, mente definitorio. Los grandes orga-
prohibiendo la existencia de ciertos par- nismos internacionales, las grandes po-
tidos o dificultando su funcionamien- tencias mundiales, cualquier estado y

1
A. O. Hirschman (1991): The Rethoric of Reaction, Harvard, Belknap, p. 169.
2
C. Crouch (2004): Posdemocracia, Madrid, Taurus.

150
Participación política y espacio ciudadano

cualquier actor político en cualquier lu- más utilitaria, más de usar y tirar, con
gar, usa el término y lo esgrime para pocas esperanzas de influencia o de
justificar lo que se hace o para criticar lo interacción «auténtica».
que no se hace. Y lo cierto es que si tra-
tamos de recuperar su sentido primige- Pero, ante ese conjunto de problemas y
nio y complejo, la democracia y su ple- constataciones, ¿cómo avanzar? La de-
no ejercicio no es precisamente algo mocracia sigue siendo la respuesta. Lo
que pueda asumirse por ese enorme y que deberíamos recobrar es nuestra ca-
variopinto conjunto de actores e institu- pacidad de replantear la pregunta.
ciones de manera pacífica y sin contra-
dicciones.

Los actores institucionales, y con ellos TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y ESPACIO


los partidos políticos y las grandes orga- CIUDADANO
nizaciones sindicales, cada vez más in-
extricablemente insertos en el tejido Conviene ante todo entender la política
institucional-estatal, si bien detectan las y la democracia como algo colectivo,
señales de desconexión y de desafec- comunitario, no estrictamente indivi-
ción de la ciudadanía, tratan de acomo- dual y representativo, y tampoco estric-
darse a la nueva situación, buscando tamente vinculado a unas reglas de jue-
con mayor o menor énfasis nuevas vías go. Recuperar la fuerza transformadora
de supervivencia, en un juego que pue- de la democracia implica recuperar su
de llegar a ser perverso con los medios sentido deliberativo, de construcción
de comunicación como gran receptácu- social de problemas y de soluciones. Pa-
lo de interacción extra e intra institucio- sar de las políticas para la gente a las
nal. Los movimientos sociales o bien políticas con la gente, del espacio públi-
van estrechando sus vínculos clientela- co entendido como ámbito propio y casi
res con la estructura institucional, o bien exclusivo de los poderes públicos, a ám-
tratan de buscar alternativas que inme- bito de apropiación colectiva, de defini-
diatamente les alejan del juego político ción conjunta de los intereses generales
convencional. La ciudadanía aumenta y de búsqueda compartida de los inevi-
su escepticismo-cinismo en relación a la tables conflictos que implica la convi-
actividad político-institucional, y podría- vencia (véase cuadro 1).
mos afirmar que simplemente ha «des-
contado» la existencia del sistema de re- Por otro lado, explorar y potenciar for-
presentación política como una carga mas de organización social que favorez-
más que ha de soportarse en socieda- can la reconstrucción de vínculos, la ar-
des donde vivir es cada vez más com- ticulación de sentidos colectivos de
plejo. Y en esa línea. La relación con po- pertenencia respetuosos con la autono-
líticos e instituciones tiene a volverse mía individual. En ese sentido el reforza-

151
Joan Subirats

CUADRO 1. Diversas maneras y etapas de entender la relación poderes públicos/ciudadanía

Nueva legalidad Hacia nuevos


Viejo sistema democrática modelos
de relación
Características del Centralización Representación Participación en la
sistema de gobierno jerárquica democrática gobernanza
Relaciones Políticas sin la gente Políticas para la Políticas con la
ciudadanía y gente gente
políticas
Énfasis en la No preocupación por De la participación Aprender
participación la participación genérica a la participando
información

Participación y Muchas veces más


eficiencia no participación implica
coinciden más eficiencia
Tipo de poder Quien manda, Quien manda, ¿Quién manda?
manda (conozco el explica (conozco el (¿qué problema?,
problema, conozco problema, conozco ¿qué soluciones?)
la solución) la solución, me
esfuerzo en
explicarla)

Intereses generales Intereses generales Intereses generales


definidos definidos legalmente construidos
autoritariamente colectivamente
Concepción del No idea de espacio Espacio público Espacio público
espacio público público como como
Patrimonialización responsabilidad de responsabilidad
privada los poderes públicos colectiva

Miedo al conflicto, Conflicto inevitable,


No al conflicto consenso fuente de renovación

miento de las aproximaciones y expe- formas que permitan vincular marcos


riencias comunitarias en los procesos locales de experimentación entre sí,
de formulación y puesta en práctica de permitiendo fertilizaciones cruzadas y
políticas públicas es algo sin duda a reflexiones sobre las prácticas llevadas
seguir y consolidar. Así como también a cabo en distintos lugares. Recuperan-
la articulación de entramados y plata- do el sentido político y transformador

152
Participación política y espacio ciudadano

de muchas experiencias sociales que democratización igualitaria en la que es-


parecen hoy simplemente «curiosas» o tamos reflexionando. La perspectiva
resistentes a la individualización domi- «estatocéntrica» ha presidido la idea de
nante. Entendiendo que hay mucha cambio a lo largo de mucho tiempo. El
«política» en lo que aparentemente po- problema a dirimir era «quién» ocupaba
drían simplemente definirse como el poder institucional. Esa variable era la
«nuevas dinámicas sociales» o creación decisiva. Si el partido o las fuerzas polí-
de «espacios de ciudadanía». ticas que lideraban las instituciones po-
líticas tenían una perspectiva de trans-
Desde un punto de vista más estricta- formación social y política, y poseían un
mente político, lo primero es entender apoyo electoral potente, el cambio era
que la política no se acaba en las institu- inevitable. Y por otro lado, el cambio es-
ciones. Y lo segundo es que política taba pensado y delimitado desde una vi-
quiere decir capacidad de dar respuesta sión ilustrada que aseguraba la «cali-
a problemas colectivos. Por tanto, pare- dad» suficiente de las alternativas a
ce importante avanzar en nuevas for- desarrollar. Esa combinación es hoy tre-
mas de participación colectiva y de mendamente restrictiva y explica en
innovación democrática que no se des- buena parte el gran distanciamiento crí-
vinculen del cambio concreto de las tico de buena parte de la ciudadanía
condiciones de vida de la gente. No tie- ante un juego político-institucional en el
ne demasiado sentido seguir hablando que lo único que parece estar en juego
de democracia participativa, de nuevas es quién ocupa el poder, y quién se ocu-
formas de participación política, si nos pa de administrar los recursos técnicos
limitamos a trabajar en el estrecho cam- y el know-how que esas instituciones
po institucional, o en cómo mejoramos atesoran. Lo que se apunta es que, la
los canales de relación-interacción entre complejidad de las situaciones sociales
instituciones político-representativas y hoy requieren abordajes colectivos para
sociedad. definir los problemas y para buscar so-
luciones a los mismos. Lo relevante no
Finalmente, quisiera destacar otros ele- es tanto diseñar buenas políticas para
mentos desde mi punto de vista signifi- resolver los problemas de la gente des-
cativo. La tradición en la que se inscribe de una posición jerárquica de poder, co-
la izquierda occidental ha tendido a co- nocimiento y expertise, sino implicar a
nectar los procesos de transformación la gente en la definición de los puntos
social con procesos de cambio que bási- problemáticos y en el desarrollo de las
camente ocurren desde «arriba», y a alternativas que puedan buscarse, acep-
partir de los recursos y conocimientos tando que el conocimiento es plural y
de «los que saben». En estos momen- las políticas deben compartirse desde
tos, esas dos perspectivas son clara- sus momentos iniciales para que sean
mente limitadoras en la perspectiva de efectivas.

153
Joan Subirats

CUADRO 2. Pluralidad en las políticas públicas

Mercados

Mercantilizar
Desmercantilizar

Poderes Públicos Estatalizar Políticas Públicas Familiarizar Familias


Desestatalizar Gobernanza Desfamiliarizar

Comunitarizar
Descomunitarizar

Redes Sociales

En ese nuevo contexto, las políticas pú- pueden ser abordadas desde lógicas po-
blicas que fueron concretando la filoso- líticas de nueva ciudadanía y con for-
fía del Estado del Bienestar, se han ido mas de gestión flexibles y desburocrati-
volviendo poco operativas poco capa- zadas (véase cuadro 2).
ces de incorporar las nuevas demandas,
las nuevas sensibilidades, o tienen una Evidentemente, la opción por una u
posición débil ante nuevos problemas. otra provisión de las políticas públicas,
Las políticas de bienestar se construye- entendidas desde esta lógica plural, no
ron desde lógicas de respuesta a de- es en absoluto neutral. No estamos
mandas que se presumían homogéneas pues hablando de «soluciones técni-
y diferenciadas, y se gestionaron de ma- cas» o de mejores respuestas «geren-
nera rígida y burocrática. Mientras hoy ciales». Estamos refiriéndonos a fór-
tenemos un escenario en el que las de- mulas más o menos plurales y
mandas, por las razones apuntadas más compartidas de diseñar, decidir e im-
arriba, son cada vez más heterogéneas, plementar las políticas públicas, enten-
pero al mismo tiempo llenas de multipli- diendo el espacio público como res-
cidad en su forma de presentarse, y sólo ponsabilidad compartida.

154
2. LA SOLIDARIDAD Y LOS INTERESES EN LA BASE
DE LA CIUDADANÍA
María Jesús Izquierdo *

El moderno concepto de ciudadanía sur- nificativo es el derecho a una vida de


ge como la expresión política de un cierto ser civilizado según los estándares pre-
orden económico, el capitalista, sistema dominantes en la sociedad. El ideario
que impulsa a aumentar la productivi- político que sustenta esta concepción
dad de las personas, y no a mejorar las de la ciudadanía se articula en torno al
condiciones en que son producidas y el principio de libertad de elección, enten-
desarrollo de sus cualidades. Y ese or- diendo que sólo se puede ejercer cuan-
den se apuntala en un sistema de rela- do se adquiere la capacidad de elec-
ciones entre los sexos de carácter pa- ción, exigencia que sin rechazar las
triarcal. La lógica de esas relaciones desigualdades sociales les pone lími-
económicas de producción sujeta las tes, éstas no pueden ser de tal magni-
subjetividades hasta tal punto que la in- tud que imposibiliten la capacidad de
dividualidad queda aplastada por las elección. La ciudadanía social tiene
posiciones estructurales que se ocupan. como función primordial compensar
Al mismo tiempo, la moderna concep- las desigualdades que superen estos lí-
ción de la ciudadanía oscurece el carác- mites.
ter estructural de las relaciones entre las
personas, construyendo un imaginario La concepción de Marshall recoge la vi-
de autonomía y libertad, donde la orien- sión propia de las teorías contractualis-
tación de la conducta, en última instan- tas de un pacto fundacional entre indivi-
cia determinada por las restricciones duos autónomos que acuerdan reglas
estructurales, es tomada como la expre- de juego universales para la gestión de
sión de autonomía y libertad. la vida en común. Este pacto ha sido ob-
jeto de críticas, desde la perspectiva fe-
El principal mentor de la concepción minista la más conocida es la de Carole
dominante de ciudadanía es Marshall Pateman (1995). Para esta autora, el
(1998 [1950]), quien la entiende como el pacto originario, además de un contrato
estatuto que se concede a los miem- social, es un pacto patriarcal en el senti-
bros de pleno derecho de una comuni- do que establece el orden de acceso de
dad. Se expresa en tres dimensiones. los hombres al cuerpo de las mujeres.
Cronológicamente la primera es la civil, Así es como la libertad se convierte en
consistente en el derecho a la libertad un atributo masculino. De hecho, la ex-
individual, uno de cuyos componentes clusión de las mujeres más que una ca-
principales es la capacidad de estable- racterística del pacto de ciudadanía, es
cer contratos. La segunda dimensión es una condición de posibilidad.
la política, como el derecho a la partici-
pación en el ejercicio del poder. La ter- Autoras como Sheila Benhabib, Iris
cera es la social, cuyo aspecto más sig- Young o Nancy Fraser, critican las con-

* Universitat Autònoma de Barcelona.

155
María Jesús Izquierdo

cepciones liberales de la ciudadanía así cultades de girar la atención de la des-


como la posición de Habermas sobre igualdad a la cohesión social, o fuerzan
una democracia del diálogo entre indivi- a considerar la igualdad como un pre-
duos, en el que se pongan al margen las rrequisito para la cohesión.
relaciones de poder. Por una parte, com-
porta la exclusión de colectivos como las En los países occidentales, regidos por
personas inmigradas, las cuales no par- regímenes democráticos se ha impuesto
ticipan de los derechos de ciudadanía, esta concepción liberal de la ciudadanía,
principalmente los políticos. De la otra, en que no se cuestiona la desigualdad
contiene un imaginario de individuos social, sino los niveles de desigualdad
autónomos, y por tanto insensible a las que son compatibles con la democracia.
desigualdades y diferencias sociales. La La sociedad ya no se concibe apoyándo-
concepción de una ciudadanía universal se en la tradición, se supone que las rela-
y excluyente implica que sean hombres ciones sociales se organizan según un
adultos, con un nivel socioeconómico pacto constituyente entre ciudadanos.
relativamente elevado los que asuman Por tanto, los derechos y los deberes que
la autoridad, convirtiéndose en la voz del comporta vivir juntos no vienen dados,
conjunto de la ciudadanía. impuestos por la tradición o una volun-
tad superior, sino que se presentan como
En tiempos recientes el debate gira en fruto de un acuerdo entre ciudadanos.
torno a una nueva concepción de la ciu- Ser ciudadano conlleva participar en la
dadanía sensible al proceso de globali- definición de las reglas de juego, de for-
zación. Muchas feministas, entre las que ma indirecta, mediante los representan-
se encuentran Nancy Fraser y la men- tes de la voluntad popular. El ciudadano,
cionada Iris Young rechazan el marco por otra parte, se perfila como un indivi-
del estadoterritorial. Constatan que las duo adulto, autónomo, que coopera con
decisiones tomadas por un estado terri- otras personas de las mismas caracterís-
torial, particularmente los Estados Uni- ticas. Al margen de los ciudadanos hay
dos, impactan las vidas de las mujeres otras posiciones posibles, las personas
más allá de sus fronteras. Conscientes definidas como dependientes, y ahora
de la vulnerabilidad de las mujeres a las las personas inmigrantes, cada vez más
fuerzas transnacionales, entienden que numerosas. Se trata de una concepción
no es posible cuestionar la injusticia de en que no se presta la debida atención a
género en el marco de la ciudadanía uno de los fenómenos más significativos
propio de los estados, ya que no permi- fruto del proceso de globalización: las
te afrontar fuentes de injusticia que fronteras del territorio político ya no
superen sus límites territoriales. coinciden con las del territorio social.

Los planteamientos de las autoras men- La moderna concepción de una ciuda-


cionadas ponen sobre el tapete las difi- danía de individuos libres ha reemplaza-

156
La solidaridad y los intereses en la base de la ciudadanía

do la noción de comunidad. El ideal de no forma parte de una comunidad, a la


libertad, la ausencia de trabas o limita- cual está unida por vínculos de respon-
ciones para que cada persona diseñe su sabilidad recíproca. En este caso no es
propio plan de vida se ha impuesto a los el interés el que nutre la cohesión so-
principios de las sociedades tradiciona- cial, sino la necesidad, que requiere un
les. La asociación de ciudadanos libres sentimiento de pertenencia. Mientras la
se apoya en el interés o si se prefiere el asociación democrática se representa
deseo. Sin embargo, según lo presenta como la expresión de libertad, la vida
Anna Jónasdóttir, el móvil de los intere- comunitaria se define por los deberes y
ses como base del orden social es parti- responsabilidades donde cada persona
cularista, porque «cada parte de una co- está al servicio del conjunto, y su bien-
munidad o asociación se esfuerza por estar depende de la cohesión del con-
asegurar su autonomía en ella y porque junto.
su voz se oiga en los procesos políticos
que conforman la comunidad como un Ahora bien, es abusivo suponer que
todo» (1993: 250). En consecuencia, de- unas sociedades son puramente indivi-
fine un clima de contraposiciones y con- dualistas y las otras únicamente cohe-
flictos, sea entre individuos siguiendo la sionadas por lazos de solidaridad, nu-
concepción liberal o entre grupos, si- tridos por un sentimiento de mutua
guiendo la de Young (1996) entre otras dependencia, en el que no tiene sentido
autoras. hablar de individuos e intereses indivi-
duales. Ambas son más bien modos de
A diferencia de la asociación libre, la resolver el ajuste entre la autonomía y
«asociación con», los vínculos de carácter la dependencia. Para empezar, una so-
comunitario orientan a «pertenecer a», ciedad autoconstituida por individuos
por tanto, su objetivo primero es la co- es ficticia, un mito, como la pretendida
hesión social. Se forma parte de una co- autonomía y autosuficiencia del ciuda-
munidad que no se ha elegido, se cuen- dano. El individuo y la pretendida auto-
ta con que una/o no se hace a sí misma nomía sólo son viables en tanto haya
o a sí mismo, que no es protagonista de un espacio regido por la solidaridad y
su vida, más bien es la comunidad por el compromiso. La dependencia, la
quien hace de cada persona lo que es, necesidad de los demás, quedan reco-
aquello o lo que se dedica y la vida que gidas en las relaciones familiares. La
vivirá. Cada uno forma parte orgánica noción actual de ciudadano no sería po-
del entorno en el que ha nacido y en el sible sin división sexual del trabajo. El
que transcurrirá su vida en línea de con- hombre adquiere la cualidad de indivi-
tinuidad con las generaciones prece- duo en la medida en que disponga de
dentes. La persona no es nada si no una infraestructura de soporte que se
pertenece a un entorno al que ha de haga cargo de los dependientes, que lo
rendir tributo de fidelidad, no es nada si atienda a él mismo y a las criaturas, los

157
María Jesús Izquierdo

enfermos y viejos bajo su responsabili- personas cuidadas, la respuesta emo-


dad. En realidad, el ciudadano no es un cional es desvalorizar los cuidados re-
individuo aislado y autónomo, sino el cibidos, como un modo ilusorio de ne-
cabeza de una supuesta comunidad or- gar la relación de dependencia: cuando
gánica, la familia. Dispone de infraes- no se reconoce la vulnerabilidad no
tructura de soporte que le permite ejer- hay sitio para la gratitud, sino para el
cer la ciudadanía en la misma medida resentimiento. Esa resistencia emocio-
en que asume deberes respecto de las nal a reconocer la dependencia, se ma-
demás personas, situadas en posición nifiesta en la desvalorización social del
de dependencia por razón de lazos fami- cuidado, y replica la lógica económica
liares. La ficción de que el individuo es capitalista. En el caso de la función
autónomo depende de la consistencia hombre, la medida del propio valor, el
de dos figuras: el hombre en tanto que regreso del yo propio cuando se ejerci-
cabeza de familia y proveedor de me- ta la función social asignada, se mani-
dios de vida, y la mujer en tanto que fiesta en la desatención a las conse-
ama de casa, cuidadora de las personas cuencias negativas de las actividades
dependientes y de las personas que productivas sobre el bienestar de las
desarrollan su trabajo fuera de casa. personas. De este modo, la comunidad
familiar es el sustrato del que se ali-
La individualidad queda absorbida por menta un individualismo posesivo. Por
la función que se desempeña y al mis- añadidura, cuando una sociedad no se
mo tiempo, la subjetividad se alimenta orienta a la producción de las perso-
de sentimientos de omnipotencia que nas, sino a la producción de cosas, y
llegan a dañar la función que se ocupa. ésta a la acumulación de capital, la
Cuando se impone la división del tra- meta de la acumulación de capital ad-
bajo, en concreto la sexual, la conse- quiere un valor sustantivo y las perso-
cuencia es una sobrevaloración de las nas un valor instrumental.
contribuciones propias a la par que se
infravaloran las ajenas, expresión de El desplazamiento de los vínculos co-
la resistencia a renunciar al propio yo munitarios de la sociedad a la familia se
—renuncia consubstancial al ejercicio debilita a medida que se vuelve más
de una función— que regresa por la problemática la atribución de las llama-
puerta trasera, sobredimensionando das responsabilidades domésticas, par-
la importancia de la función que se ticularmente en la medida en que las
desempaña respecto del resto de fun- mujeres se incorporan al trabajo remu-
ciones. En el caso de la función mujer nerado y no lo abandonan cuando se ca-
se traduce en resistirse a que las tareas san. Es entonces cuando las necesida-
de cuidado se desemboquen en el des- des de las personas dependientes saltan
arrollo de la autonomía de las personas a la esfera pública, forzando a recuperar
a las que se atiende. Del lado de las los lazos de carácter comunitario que se

158
La solidaridad y los intereses en la base de la ciudadanía

fundamentan en la necesidad y la res- puestos. Al mismo tiempo, tampoco se


ponsabilidad. Ejemplo de esta reapro- puede afirmar de una manera contun-
piación por lo público de lo que previa- dente que la sociedad haya quedado
mente se trasladó a la esfera privada es despojada de vínculos solidarios. Evi-
la recientemente aprobada Ley de De- dencia el grado de solidaridad de una
pendencia. sociedad la existencia de servicios so-
ciales, asistencia sanitaria y educación
Sin embargo, la democracia continúa de alcance universal.
concibiéndose con un carácter marca-
damente contractualista. Cuando se Todavía hoy, las personas dependientes
plantean reformas sociales profundas, lo son en primera instancia de su familia
como las que se imponen ante la vo- y en virtud de la división sexual del tra-
luntad de las mujeres de participar del bajo, del hombre en tanto que provisor
estatuto de ciudadanas, el proceso se y de la mujer en calidad de cuidadora y
acostumbra a representar como la ela- nutriz. El individualismo es una ficción
boración de un nuevo contrato social, que sólo sostiene mediante el desplaza-
donde el interés fundamental es el inte- miento a la familia de la responsabilidad
rés propio, como individuo o como gru- respecto de las personas dependientes,
po. Síntoma de esta concepción con- asignando a los hombres el deber de la
tractualista es el hecho de que cuando provisión y de la protección y a las mu-
se producen cambios en las relaciones jeres el del cuidado y la nutrición. Es
hombre/mujer, se hace referencia en tanto como decir que no desaparecen
términos de un nuevo contrato social, los vínculos comunitarios, caracteriza-
en este caso, sexual. ¿En qué imaginario dos por el deber y la responsabilidad,
se enmarca el contrato? ¿Cuál es la nue- donde las necesidades del grupo se im-
va esfera imaginaria 1 que lo hace posi- ponen a los intereses particulares. Por
ble? ¿Es compatible ese nuevo imagina- esta razón la aspiración de las mujeres a
rio con la cohesión social? participar de los derechos de ciudadanía
y la reivindicación de sus intereses abre
Por otra parte, no hay que olvidar que la puerta a la eliminación de cualquier
tanto la solidaridad como el contractua- traza de comunitarismo en la vida so-
lismo son ficciones de realidad. En toda cial. Uno de los indicios más recientes
relación hay un elemento voluntario, re- de la individualización de los derechos
ferido al interés, de donde no se sigue es la reforma de la Ley del Divorcio, en
que los términos en que se establece la el sentido de posibilitar la disolución
relación sean el resultado de un contra- del vínculo conyugal en tres meses en
to, sino más bien el resultado de relacio- el caso de consentimiento de los dos
nes de poder, más que pactados son im- miembros de la pareja, o el reciente-

1
Tomo la expresión de Drucilla Cornell (2001).

159
María Jesús Izquierdo

mente aprobado acceso de las parejas obstáculo a la realización de los propios


de homosexuales al matrimonio. Otro fines.
indicio es la tendencia a la mercantiliza-
ción de las actividades de atención a las La deliberación, y el debate racional per-
personas dependientes, ya que indica miten resolver el desacuerdo y favorece
que no las han de cuidar necesariamen- el acercamiento político, económico a
te los miembros de la familia, particu- condición de compartir una esfera ima-
larmente la mujer. En cambio, se mani- ginaria, tan pequeña que autorice obje-
fiestan tendencias opuestas en la ya tivos diversos, incluso opuestos, y tan
mencionada Ley de Dependencia. grande como sea necesario para con-
servar el sentido de comunidad. Se trata
Tanto en las sociedades unidas por la- de una nueva concepción del ciudada-
zos de carácter comunitario como en no, como ese ser dependiente que aspi-
las caracterizadas por relaciones de ra a la autonomía personal. Tal concep-
asociación, una amenaza planea sobre ción comporta un compromiso cívico
las condiciones de relación con los de- entre mujeres y hombres, y entre los
más: se trata de la dificultad para adqui- distintos públicos que configuran la es-
rir conciencia de la precariedad huma- fera pública. Cuando el cuidado de la
na, y muy particularmente para asumir precariedad humana se separa de los
la propia dependencia. En las primeras deberes de ciudadanía, se conforma
porque se traslada del individuo a la co- una orientación ética que favorece la
munidad en su conjunto la pretensión opresión de las mujeres y el abandono
de autosuficiencia e invulnerabilidad. de las personas en estado de dependen-
En las segundas porque se confunde la cia. Es precisamente la atribución de las
aspiración a la autonomía con su reali- tareas de cuidado a las mujeres, la que
zación práctica. Cuando una sociedad impide la configuración de un imagina-
fracasa en el desarrollo de la conciencia rio político incluyente. Por eso, el cuida-
de la propia precariedad, de la indis- do se sitúa en el centro del debate sobre
pensable necesidad del otro para so- la necesidad de redefinir la ciudadanía 2.
brevivir, sea el otro sociedades o indi-
viduos, se facilita la posibilidad de la El diálogo con el otro favorece que dife-
opresión. El otro no es necesario, en renciemos nuestras proyecciones ima-
tanto que individuo o colectivo, alguien ginarias con las que definimos hombre,
del que depende nuestra realización, del otro con el que dialogamos, cuyas
sea individual o colectiva, por el contra- características y aspiraciones no tienen
rio, se convierte en un instrumento o un por que corresponderse con nuestra

2
Selma Sevenhuijsen (2003) se refiere a esa nueva concepción de la ciudadanía con la expresión caring
citizenship, proponiendo un compromiso cívico que incluya el trabajo de cuidado, politizándolo, y defien-
den una nueva ética para la esfera pública.

160
La solidaridad y los intereses en la base de la ciudadanía

proyección. Para Chantal Mouffe, es ne- estar en posición de definir qué se en-
cesario situar la cuestión del poder y tiende como necesario y qué como su-
del antagonismo en el centro mismo de perfluo, cómo se jerarquizan las necesi-
lo político teniendo en cuenta que: «el dades, de qué medios cabe dotarse para
poder no debería ser concebido como su satisfacción. O lo que es lo mismo, se
una relación externa que tiene lugar en- lucha por tener el poder de determinar
tre dos identidades ya construidas, sino en qué actividades se va a consumir la
más bien como el elemento que consti- propia vida, qué es lo que se va a poner
tuye las propias identidades. Dado que en primer término dado que los recur-
cualquier orden político es la expresión sos son limitados, qué formas va a
de una hegemonía, de una pauta espe- adoptar la riqueza. Este modo de abor-
cífica de relaciones de poder, la práctica dar la situación social de la mujer con-
política no puede ser concebida como duce a llevar la definición de lo que es la
algo que simplemente representa los buena vida, al ámbito político, incluyen-
intereses de unas identidades previa- do a las mujeres en ese debate. Pero no
mente constituidas, al contrario, se tie- como sujetos individuales, ni como su-
ne que entender como algo que cons- jeto colectivo resultado de la agregación
tituye las propias identidades y que de entidades definidas a priori, sino
además lo hace en un terreno precario, como sujeto colectivo constituido como
y siempre vulnerable» (2003: 112-113). parte de una estrategia política de trans-
Ahora bien, qué tienen en común los formación social y a su vez dotado de
dialogantes que hace posible estable- estrategia política.
cer el diálogo y buscar soluciones co-
munes. Ese es el mínimo común deno- La democracia no es la Nueva Arcadia,
minador de la ciudadanía que resuelve un país imaginario en que contratar una
la oposición entre mujeres y hombres, póliza de garantía para la felicidad.
y permite una ciudadanía incluyente de Comporta no tener miedo al conflicto,
alcance global. La fragilidad humana, la ni a la resistencia, ni a la oposición de
impredecibilidad del futuro, el hecho de intereses. Implica atreverse a discre-
que son los demás quienes hacen posi- par, soportar el eventual rechazo de los
ble o imposible nuestras vidas, hace del demás, y algo tan complejo y duro de
diálogo y del vínculo comunitario una llevar como establecer prioridades y
necesidad. comprometerse con ellas. Atreverse a
intransigir con el sexismo es lo que per-
En este caso, la oposición política lleva mite la democracia entendida como
parejo un cierto imaginario de organiza- acudir-al-encuentro-del-otro, los hom-
ción de la vida social. No se lucha por te- bres, sin perder de vista el objetivo de
ner espacios en la vida económica, polí- las mujeres como sujeto colectivo, no
tica, científica, en los términos en que otro que la eliminación del sexismo y
tienen acceso los hombres. Se lucha por sus secuelas.

161
María Jesús Izquierdo

La búsqueda del punto de encuentro, de tes, sufrientes, carentes y precarios, el


la similitud que favorece el debate de- vínculo social ya no es de libertad, sino
mocrático y construye comunidad, re- de necesidad. En consecuencia, ya no se
quiere un común denominador. La de- trata de constituir una comunidad como
mocracia liberal tomó como común acto supremo de libertad, sino como ex-
denominador el mito de individuos presión de necesidad. Todos los ciuda-
autónomos, siendo la autonomía indivi- danos necesitan cuidados en algún mo-
dual la condición de participación en la mento de su vida (Herd y Meyer, 2000:
esfera pública que se define por la de- 681) y la conciencia de esa necesidad es
fensa de la libertad, y careciendo al mis- una sólida base para la reconfiguración
mo tiempo de una autorrepresentación de la comunidad, o si se prefiere, para la
de la fragilidad y la dependencia. cohesión social. Al mismo tiempo, esa
conciencia de fragilidad que nos unifica
Las mujeres, en tanto que sujeto colecti- pone en cuestión la inadecuada equipa-
vo, podemos hacer una contribución de- ración entre el territorio político y el so-
cisiva a la creación de un nuevo imagi- cial, y fuerza a concebir una ciudadanía
nario político y social. Podemos y supranacional.
debemos desplazar del foro político la
autonomía y la libertad para poner en el El ideal de libertad y autonomía alimen-
centro un nuevo imaginario donde re- ta el declive del compromiso cívico, la
presentar nuestra dependencia y nece- confianza en que pese a la fragilidad
sidad. Podemos hacerlo desde la expe- constitutiva del ser humano nuestra
riencia reflexiva de nuestra condición vida es viable alimenta ese compromi-
social de mujeres. Esa condición social so 3. Ahora bien, para que la actividad
específica nos ayuda a diseñar el pun- cívica sea definida como compromiso
to de encuentro para el debate público. civil, no puede ser impuesta, sino que
Sabemos cuál es la similitud mínima ne- debe ser voluntaria (Putnam, 2001) y la
cesaria para hacer posible el diálogo de- conciencia de la precariedad, que hace
mocrático, porque somos quienes esta- de los otros una necesidad recíproca, no
mos en contacto con el sufrimiento, la puede sino alimentar el compromiso ci-
dependencia y la necesidad, por la fun- vil. Por eso, crear una esfera imaginaria
ción de cuidadoras que nos ha sido en que se defina a los seres humanos
asignada, y como objeto de cuidados como precarios y necesitados, favorece
dado que nuestras vidas son más largas las virtudes y el compromiso cívico a la
y precarias que las de los hombres. Si lo vez que combate los supuestos sobre
que todos y todas tenemos en común es los que se construye la noción de ciuda-
nuestra condición de seres dependien- dano.

3
P. Herd y M. H. Meyer (2002) proponen un compromiso cívico que incluya el trabajo de cuidado, politi-
zándolo, y defienden una nueva ética para la esfera pública.

162
La solidaridad y los intereses en la base de la ciudadanía

Queramos o no vivir con los demás, mún porque no somos autosuficien-


soportar su peculiaridades y neutrali- tes, sino precarios y dependientes y el
zar sus pretensiones cuando se opo- sexismo y particularmente la división
nen a las nuestras, lo que no tiene sexual del trabajo, no sólo nos oprime,
vuelta de hoja es que nuestra vida sino que contribuye a oscurecer ese
es inviable si no es una vida en co- hecho.

163
3. CONTRATO SOCIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES. EL NUEVO
PACTO ENTRE LOS GÉNEROS
Patrocinio de las Heras

EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN SOCIAL vía perdura, en la mayoría de los países,


DE LA CIUDADANÍA Y LA LUCHA DE LAS esta consideración en los sistemas fis-
MUJERES FRENTE A LA EXCLUSIÓN cales y de seguridad social, que no reco-
nocen la ciudadanía social de las muje-
Los principios de igualdad, libertad, soli- res, y se remiten, en el tratamiento de
daridad…, con la consecuente universa- los derechos de las mujeres, a su condi-
lidad de los derechos humanos, inclui- ción familiar.
dos los derechos civiles, políticos,
sociales, económicos y culturales, sin Igualmente en el nivel cultural, la exclu-
exclusiones por «razón» de sexo, raza, sión de la mujer se consolidó cultural-
condición social…, constituyen la garan- mente, aplicando el lenguaje como ins-
tía de cohesión social en la convivencia trumento de invisibilidad de las mujeres
humana. Dichos principios y derechos, en las relaciones sociales e instituciona-
que en las Constituciones de los países les. Hoy todavía sigue siendo práctica
sustentan la condición de ciudadanía, no habitual en muchos organismos públi-
fueron aplicados a las mujeres, ni en el cos de la mayoría de países, utilizar el
marco del contrato social surgido con la género masculino como referencial uni-
Revolución Francesa, ni en el pacto social versal en las relaciones de la ciudadanía
originario del Estado de Bienestar. Quie- con los poderes públicos. Las mujeres
nes defendieron que el individuo libre es han de dirigirse a las administraciones
el sujeto de derechos, el ciudadano, y públicas firmando en documentos ofi-
proclamaron la universalidad de los ciales como «el solicitante», «el que sus-
principios y valores constitucionales cribe», «el conductor», «el funciona-
aplicados a las personas como derechos rio»…
de ciudadanía, negaron a las mujeres su
individualidad y por tanto la titularidad Desde que Olimpia de Gouges, en la
de los mismos derechos. Así la mujer «Declaración de los derechos de la mu-
fue excluida del derecho al voto, del ac- jer y de la ciudadana» propusiera «la
ceso a la educación, especialmente a la forma del contrato social del hombre y
educación universitaria, del acceso a la la mujer», hasta nuestros días, en la lar-
propiedad, al poder... En todas las esfe- ga historia de la lucha de las mujeres
ras de lo público la ciudadanía se esta- está presente la exigencia de ser consi-
bleció tomando como referente de uni- deradas como ciudadanas, en igualdad
versalidad al género masculino. de derechos que los hombres. Histórica-
mente, las mujeres han venido hacien-
En lo que respecta al ámbito de los dere- do frente a la exclusión de los derechos
chos sociales, éstos fueron aplicados a civiles, sociales y culturales que han pa-
las mujeres como derechos «derivados» decido. Mujeres abolicionistas, sufragis-
de su condición de esposas, madres o hi- tas, revolucionarias obreras, etc. han
jas de los ciudadanos varones; hoy toda- sido referente de la lucha por el derecho

165
Patrocinio de las Heras

de las mujeres para participar en condi- cada por la Federación de Mujeres Pro-
ciones de igualdad respecto a los hom- gresistas 1. A partir de la realidad de la
bres. situación de las mujeres españolas. No
obstante, se parte de la verificación lle-
Aunque la mujer ha logrado grandes vada a cabo por expertas en estudios de
conquistas en los países más avanza- género que vienen a esclarecer la reali-
dos, especialmente el derecho al voto, a dad social de la exclusión de las muje-
la formación universitaria, a la propie- res asentada en las estructuras sociales
dad, a la participación en el poder..., la tanto en países desarrollados como en
individualización de derechos no ha lo- países en vías de desarrollo. La situa-
grado todavía su implantación incluso ción de las mujeres en el mundo, ex-
en los países más desarrollados. puesta año tras año en los Informes de
Desarrollo Humano del PNUD demues-
La lucha actual de las mujeres por un tra la exclusión y discriminación de gé-
nuevo modelo económico, social y cul- nero en que se asientan nuestras socie-
tural que modifique las viejas estructu- dades, en las que permanece presente
ras patriarcales en las que se asienta la el clásico o moderno patriarcado, que
condición de la mujer aporta estrategias entraña una concepción radicalmente
de cambio estructural, que conducen a injusta para las mujeres.
un nuevo modelo de organización social
que tuvo su expresión internacional en Construir la ciudadanía desde la igual-
Pekín, en 1995, en donde determinadas dad de derechos y deberes de todas las
organizaciones de mujeres plantearon personas exige remover los obstáculos
la iniciativa de trabajar por un nuevo que impiden la igualdad de oportunida-
contrato social, como expresión de una des entre mujeres y hombres. Este es un
ciudadanía mundial que asiente la igual- gran objetivo político y social que ya
dad de derechos y oportunidades entre muchos países han incorporados a sus
hombres y mujeres. Constituciones, pero que para hacerlo
efectivo requiere reformas estructurales
En palabras de Butros Gali: «La igualdad que han de dar respuestas a los desafíos
de derechos entre el hombre y la mujer y retos de las sociedades actuales in-
es el mayor proyecto político del siglo, mersas en una interdependencia mun-
porque da una nueva universalidad y le- dial que afecta a los diversos modelos
gitimidad a la comunidad mundial». de organización económica y social de
los diferentes países, en todos los cua-
El nuevo contrato social que se expone, les, la discriminación de las mujeres se
aborda la propuesta presentada y publi- mantiene como una constante histórica

1
M.ª P. de las Heras Pinilla (coord.) (1997): Nuevo contrato social mujeres-hombres: para compartir res-
ponsabilidades familiares, trabajo y poder, Madrid, Federación Mujeres Progresistas.

166
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros

contraria a los principios, valores, y de- la necesidad de la participación de las


rechos humanos universales. mujeres y la configuración de un nuevo
contrato social. También es preciso que
Por ello se hace necesaria la solidaridad la participación de las mujeres sea efec-
internacional de las mujeres en la formu- tiva para que se garantice la defensa y la
lación de sus intereses a nivel mundial y consolidación de los avances sociales
en cada país, elaborando su propio mo- alcanzados por las mujeres en las últi-
delo de nuevo contrato social entre mas décadas, ya que en tanto las estruc-
hombres y mujeres, nuevo pacto entre turas y los mecanismos de poder real
los géneros para compartir responsabili- obedezcan a criterios e intereses estric-
dades familiares, trabajo y poder. tamente androcéntricos permanecerá el
riesgo de una vuelta atrás. Basta dirigir
una mirada en derredor para comprobar
que sobre la realidad cotidiana de las
LEGITIMIDAD DE LAS MUJERES PARA mujeres, penden amenazas serias que
PROMOVER UN NUEVO CONTRATO refuerzan la exigencia de unas reglas de
SOCIAL MUJERES-HOMBRES juego que tengan en cuenta los intere-
ses de las mujeres.
A pesar de la lucha feminista y de la
toma de posición de los organismos in- El avance de los integrismos, sean de ín-
ternacionales a favor de una mayor dole religiosa o política, apuntan en la
igualdad de oportunidades para las mu- misma dirección. Se constata la tenden-
jeres, que supone un indudable avance, cia de movimientos sociales conserva-
éste es contradictorio porque a su vez se dores, que propugnan resolver las crisis
desarrolla acompañado de un avance económicas o sociales, con una vuelta
patente de las desigualdades y la duali- atrás, impulsando un integrismo políti-
dad social de género, por cuanto que no co que, por un lado, cuestiona la aplica-
se pone en cuestión los modelos y es- ción efectiva de los derechos humanos
tructuras dominantes, pensados en fun- a las mujeres, y por otro, favorece el re-
ción de un orden masculino que se ha torno de éstas al hogar, a través de me-
plasmado con carácter estructural. Las didas que refuerzan su estatus estricta-
estructuras tradicionales, dominadas mente familiar, consolidando los roles
por los varones, las instituciones de po- de la sociedad patriarcal.
der y de decisión no reflejan las preocu-
paciones y valores de las mujeres; antes Lo que los integrismos radicales comba-
al contrario, son un continuo obstáculo ten son las teorías de progreso que han
para la participación de éstas. permitido conquistar y hacer avanzar
las libertades, los derechos sociales y el
No es sólo la experiencia histórica o los desarrollo humano. La amenaza que en-
déficits sociales actuales los que revelan trañan estos movimientos no es sólo

167
Patrocinio de las Heras

contra las mujeres, aunque ellas sean dos a las mujeres están vinculados a de-
sus primeras víctimas, sino contra toda terminadas condiciones familiares, cul-
la sociedad en la que arraigan, puesto turales, laborales… que los hacen in-
que conducen a un modelo social sin sa- aplicables a las mujeres, impidiendo su
lida posible. acceso a los mismos. Por ello la idea de
un nuevo contrato social mujeres-hom-
Las mujeres están legitimadas para de- bres, basada en el principio de universa-
mandar y protagonizar el cambio es- lidad, en la individualización, en la igual-
tructural y promover un nuevo contrato dad formal y real, es decisiva para las
social mujeres-hombres, por legitimi- mujeres, y comporta el desarrollo de
dad ético-jurídica, porque configuran un una etapa de luchas legítimas por alcan-
cuerpo electoral, y por su capacidad zar la justicia en todos los ámbitos de la
como agentes del desarrollo humano, vida social, política y económica.
social y económico.
Por otra parte, las mujeres configuran
un cuerpo electoral con intereses defini-
Legitimidad ético-jurídica dos, que atraviesa todas las capas y cla-
ses sociales, que puede movilizarse en
A las mujeres les asiste una legitimidad los procesos electorales y definir sus re-
ético-jurídica que emana de la justicia y sultados, de acuerdo a la identificación
que es la base de la democracia. Ade- del voto de las mujeres con los progra-
más las mujeres constituyen más de la mas electorales en función del reflejo de
mitad de la población mundial, por lo sus propuestas e intereses.
que, el no reconocimiento de los dere-
chos de las mujeres cuestiona la demo-
cracia en sí misma. El principio de igual- Las mujeres como agentes del
dad es uno de los pilares fundamentales desarrollo humano, social y
que sustentan las normas de conviven- económico
cia en las sociedades democráticas. La
lucha feminista por la igualdad desde Una legitimidad reforzada por constituir
sus comienzos como movimiento social un potencial intelectual y económico de
y político, se ha ido extendiendo desde primer orden. La sociedad no puede
el derecho al voto hasta la consagra- prescindir de la aportación económica y
ción, en las Constituciones de los paí- del potencial de inteligencia de la mitad
ses, del principio de la igualdad de los de la población. Los cambios legislativos
sexos, en todos los ámbitos. a favor de la igualdad de los sexos, y es-
pecialmente el acceso de las mujeres, en
La igualdad jurídica, no obstante, no se general, a la educación, han contribuido
acompaña con la igualdad de hecho, ya notablemente a la incorporación de las
que, muchos de los derechos reconoci- mujeres en numerosos espacios públi-

168
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros

cos en los que antiguamente sólo esta- cambio estructural con una mayor partici-
ban presentes los hombres. pación en la economía, el empleo y en la
toma de decisiones. Asimismo, su partici-
Por otra parte, el feminismo ha penetrado pación es un factor de desarrollo econó-
como discurso de transversalidad las di- mico y cohesión social. Ésta no es sola-
versas áreas de los espacios de lo público mente una reivindicación de las mujeres
y ha alcanzado reconocimiento institucio- sino una constatación compartida por los
nal y académico por su capacidad de aná- organismos internacionales, especial-
lisis e investigación desde las universida- mente por Naciones Unidas. Para hacer
des. En muchos países los institutos de efectiva esta participación, es necesario
investigaciones feministas constituyen que el acceso al empleo de las mujeres se
un referencial básico en la identificación realice en términos de igualdad, que el
de los intereses de las mujeres. trabajo que se realice en el ámbito do-
méstico deje de ser invisible, que sea per-
El avance de las mujeres en el ámbito cibido como riqueza nacional en la conta-
del empleo, y especialmente el que sus- bilidad de los países y que del mismo se
tenta los sistemas públicos de bienestar extraigan futuros yacimientos de empleo.
social, así como el autoempleo genera-
do por el trabajo de las mujeres en la El aumento de la militancia de las muje-
producción de bienes y servicios, hace res en los partidos políticos, en los sin-
que las mujeres participen como agen- dicatos y en las asociaciones permite
tes de desarrollo social, intelectual y definir estrategias que identifiquen las
económico de los países. No obstante propuestas políticas de las mujeres y
las estructuras y el poder económico es- orientar el voto hacia sus propios intere-
tán bajo el control de los varones. Las ses. Asimismo, se han creado redes de
mujeres están ausentes de la toma de ONG de ámbito supranacional cuya efi-
decisiones económicas y del diseño de cacia se ha puesto de relieve en los di-
las políticas financieras, monetarias y versos foros internacionales.
comerciales, así como del control de los
sistemas fiscales y de los pactos socia-
les que regulan las relaciones laborales
y el empleo. CONTENIDOS DE LA PROPUESTA DEL
NUEVO CONTRATO SOCIAL MUJERES-
Sin embargo, las transformaciones socia- HOMBRES: COMPARTIR
les necesarias para la continuación del RESPONSABILIDADES FAMILIARES,
crecimiento económico y para el mante- EMPLEO Y PODER
nimiento de la cohesión social, sólo lo-
grarán sus objetivos si las mujeres están Resulta evidente la necesidad de un
en condiciones de desempeñar el papel nuevo contrato social mujeres-hom-
que les corresponde en la dirección del bres que sustituya el principio de la

169
Patrocinio de las Heras

exclusión por el de participación, la la mujer acorde con su nuevo papel so-


desigualdad por la igualdad de oportu- cial y una erradicación de los estereoti-
nidades y en el que las obligaciones fa- pos sexistas en la educación, la publici-
miliares, el trabajo y el poder sean com- dad, el lenguaje y los medios de
partidos, devolviendo a las mujeres sus comunicación social.
plenos derechos de ciudadanía.
Considerando el gran impacto que los
La igualdad entre hombres y mujeres, medios de comunicación más moder-
para que sea efectiva, debe llevar a la nos tienen sobre las mentalidades, las
sustitución del viejo contrato social por actitudes y el comportamiento de la so-
uno nuevo, en el que las mujeres alcan- ciedad, es preciso trabajar activamente
cen las mismas oportunidades de reali- como elemento fundamental del cam-
zación personal y social y mediante el bio estructural, en una nueva cultura
cual hombres y mujeres asuman com- que incorpore los valores del nuevo mo-
partir las responsabilidades familiares, delo de sociedad y que se refleje en los
el trabajo y el poder, superando los ro- instrumentos que conforman la sociali-
les sexistas, en una sociedad donde mu- zación de la colectividad. Todo ello re-
jeres y hombres puedan desarrollar sus quiere el protagonismo de las mujeres
capacidades y se enriquezcan en la vida en el acceso a las nuevas tecnologías de
familiar y social. En suma, compartir la la información y de la comunicación y
gestión de lo privado, el trabajo y las su intervención paritaria en la toma de
responsabilidades públicas. Este impul- decisiones como un paso imprescindi-
so supone el salto cualitativo de las rei- ble para promover las condiciones del
vindicaciones históricas de las mujeres, cambio.
hacia un proyecto político en la socie-
dad y en los gobiernos. Para conseguir
este objetivo es preciso diseñar una es- Objetivos y estrategias del Nuevo
trategia distinta de género y negociar Contrato Social Mujeres-Hombres
colectivamente las condiciones de un
nuevo contrato social. Transformar las La formulación concreta del «Nuevo
actitudes y valores sociales que condi- Contrato Social Mujeres-Hombres», que
cionan la imagen de la mujer construida aquí se expone, como ya se ha comen-
a través de la educación, del lenguaje y tado, refleja la propuesta de la Federa-
de los medios de comunicación es una ción de Mujeres Progresistas de España,
tarea prioritaria para lograr el cambio. desarrollando la iniciativa del Lobby Eu-
Dada la educación sexista de siglos, y el ropeo de Mujeres difundida en el marco
lenguaje que aún refleja esa realidad, de los trabajos de la Conferencia de Pe-
sólo en parte superada, es necesario kín sobre la Mujer, de Naciones Unidas,
que el cambio tenga muy en cuenta la 1995: «Han de desarrollarse mecanis-
importancia de fomentar una imagen de mos que permitan a mujeres y hombres

170
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros

actuar conjuntamente en la búsqueda Cualquiera que sea la fórmula elegida,


de la paz y la democracia de la socie- las familias deben contemplarse como
dad. Que sean compañeros en la toma expresión y vehículo democrático de la
de decisiones, en la justicia, en el des- sociedad. Ello implica incorporar a la
arrollo, en la ciencia y sobre todo en la vida cotidiana y a los comportamientos
construcción de un futuro común bajo individuales realidades como la de justi-
forma de un nuevo contrato mujeres- cia social y cualidades básicas como las
hombres». de solidaridad, igualdad, responsabili-
dad, libertad y tolerancia. Conjugándo-
Este nuevo pacto entre géneros plantea: se derechos y valores porque unos y
otros exigen del individuo una actitud y
— Compartir responsabilidades fami- una conducta personal consecuentes,
liares. sin las cuales toda aspiración quedaría
— Compartir el trabajo. reducida a simple retórica.
— Compartir el poder.
— Promover las condiciones que posi- Desde un concepto progresista, las fa-
biliten una sociedad compartida. milias deben basarse en una relación
de igualdad entre los miembros de la
El nuevo contrato social abordará el pareja. Las familias y los hogares se
desarrollo de estos objetivos promo- perfilan básicamente como lugares de
viendo medidas encaminadas a su con- encuentro y realización personal de to-
secución. dos sus miembros. Es fundamental que
las tareas domésticas sean asumidas
como un trabajo importante de la ac-
● Compartir responsabilidades tividad cotidiana, repartido equitati-
familiares vamente entre los miembros de la fa-
milia.
La idea de familia ha variado sustancial-
mente en España y hoy puede amparar La maternidad debe ser una opción asu-
concepciones mucho más amplias que mida libre y voluntariamente para que
las previstas tradicionalmente, indepen- no se convierta en una carga que recae
dientemente del vínculo legal existente, sobre las mujeres, sino en algo deseado
e incluso sin la existencia de tal vínculo. y compartido por los miembros de la
Desde el punto de vista jurídico, la apro- pareja.
bación de la Constitución de 1978 y en
especial, las recientes reformas del Có- Las medidas orientadas al desarrollo de
digo Civil, garantizan el reconocimiento este objetivo han de contribuir a remo-
de los distintos modelos y formas de fa- ver los obstáculos derivados de una so-
milias, incluido el derecho al matrimo- cialización sexista. Se trata de superar la
nio entre personas del mismo sexo. cultura derivada de la división de roles,

171
Patrocinio de las Heras

no sólo desde la perspectiva de la vo- ● Compartir el trabajo


luntad personal entre hombres y muje-
res para compartir las responsabilida- No cabe ignorar, aunque sea insistir en
des familiares, sino también desde la la histórica presencia invisible de las
perspectiva de la voluntad social para mujeres, que siempre y en todas las
promover un nuevo marco de conviven- sociedades, ha habido trabajadoras
cia basado en un modelo de familia es- agrícolas, artesanas obreras o desem-
cuela de democracia. peñando servicios de muy diversa cuali-
ficación. Pero desde una perspectiva de
género, el primer reto histórico, y una
Objetivos y estrategias: de las mayores y más recientes conquis-
tas de las mujeres, ha sido conseguir el
— Propiciar los cambios en la idea de reconocimiento del derecho a acceder a
familia, reconociendo la pluralidad cualquier tipo de trabajo remunerado.
de modelos de familias que hoy coe- Ahora bien, este trascendental avance
xisten en nuestra sociedad. social se produce en una etapa de crisis
— Potenciar las relaciones de igualdad del modelo social de los países indus-
en el seno de las familias. trializados derivado, entre otras razo-
— Considerar el trabajo de los cuidados nes, de la profundidad del cambio tec-
y de la atención en el seno de la fa- nológico que ha destruido miles de
milia como valor social y potenciar puestos de trabajo en sectores tradicio-
su revalorización. nalmente proveedores de empleo.
— Defender la maternidad como una
elección libre. Este proceso, unido a la demanda gene-
— Fomentar todas las acciones encami- ralizada (hombres y mujeres) de em-
nadas a superar la división de roles pleo, convierte este último en un bien
en razón del sexo. escaso que hay que repartir. Por otra
— Reelaborar el contenido de lo do- parte, la incorporación de las mujeres al
méstico. No sólo señalando su im- trabajo fuera del hogar, sin llevar apare-
portancia para que la sociedad fun- jados cambios profundos en la organi-
cione, sino formulando las tareas en zación social, da lugar a que muchas
positivo para concienciar a los hom- mujeres tengan que soportar la doble
bres en las responsabilidades fami- jornada de trabajo, y a su vez, el déficit
liares. de servicios sociales genera disfuncio-
— Exigir desde los movimientos ciuda- nes relacionadas con la atención de los
danos que se organicen los tiempos niños, mayores y enfermos.
de la vida pública para hacerlos com-
patibles con la privada; horarios de El reto es mejorar al mismo tiempo la
comercio, escolares, transporte, reu- calidad de vida de las personas, la com-
niones políticas… petitividad de las empresas y aumentar

172
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros

los niveles de empleo. Cuando las mu- — Exigir igual retribución por trabajo
jeres plantean compartir el trabajo no de igual valor, para hombres y muje-
están reivindicando sólo un reparto res, recurriendo en su caso legal-
del trabajo remunerado disponible, mente.
sino que también se asume el reto de — Solicitar acciones positivas para pro-
aumentar los niveles de empleo, orga- mocionar a las mujeres a puestos de
nizar el trabajo realmente existente de dirección.
otra manera y fomentar nuevas activi- — Promocionar a las mujeres en las
dades que pueden desarrollarse a tra- nuevas tecnologías.
vés de nuevos empleos remunerados. — Adecuar la orientación profesional
Por otro lado, debería empezar a tomar- para satisfacer las actuales eleccio-
se en consideración que una buena par- nes profesionales de los jóvenes y
te de las actividades realizadas tradicio- las jóvenes.
nalmente por las mujeres pueden ser — Formular y aplicar métodos para de-
afloradas al mercado laboral constitu- terminar el valor cuantitativo del tra-
yendo importantes yacimientos de nue- bajo no remunerado en el ámbito
vos empleos junto con actividades de doméstico, mediante cuentas satéli-
ocio y ocupación del nuevo tiempo libre tes acordes con las cuentas naciona-
disponible. Su desarrollo, además de les básicas.
conseguir el objetivo de aumentar los — Avanzar en la búsqueda de nuevos
niveles de empleo, contribuiría a liberar yacimientos de empleos y promo-
a las mujeres de responsabilidades y ver iniciativas de empresa y de eco-
ocupaciones en el ámbito familiar y fa- nomía social vinculadas a nuevas
cilitaría a todos una mejora en las con- actividades como el medio ambien-
diciones y calidad de vida de las per- te, la mejora de las condiciones de
sonas. vida en las ciudades, la atención
de las personas (empleos de pro-
ximidad), ampliando las iniciativas
Objetivos y estrategias: tendentes a trasladar al mercado la-
boral actividades realizadas tradicio-
— Defender la igualdad de trato y opor- nalmente en el ámbito familiar y do-
tunidades y erradicar las discrimina- méstico...
ciones en razón de sexo.
— Desarrollar propuestas para aflorar
la riqueza y el trabajo en el ámbito ● Compartir el poder
doméstico y familiar como conside-
ración de nuevos yacimientos de Otro reto igualmente esencial es lograr
empleo. que las mujeres participen en la toma de
— Favorecer las licencias, permisos y decisiones. En la actualidad, las decisio-
reducciones voluntarias de jornada. nes colectivas se toman por autoridades

173
Patrocinio de las Heras

y grupos con predominio masculino. En mujeres ocupen también esos poderes


consecuencia, tienden a reflejar los va- económicos que son el último reducto
lores, experiencia y puntos de vista de masculino de difícil acceso pero de
sus autores, resintiéndose de la falta gran importancia en tanto en cuanto
de contribución de las mujeres. poseen los recursos económicos y fi-
nancieros básicos para poder introdu-
Compartir las responsabilidades públi- cir los cambios que demanda el nuevo
cas es, efectivamente, uno de los térmi- contrato social.
nos del nuevo contrato social, pero es
también la condición indispensable
para lograrlo. Hasta tanto no se consiga Objetivos y estrategias:
una representación equilibrada de las
mujeres en la toma de decisiones, la so- — Reformar la legislación electoral para
ciedad seguirá adoleciendo de déficit hacer cumplir las exigencias de la
democrático. Así quedó proclamado en democracia paritaria: ningún sexo
la cumbre europea de Mujeres en el Po- debe estar representado por más del
der (Atenas, 1992). Más recientemente y 60% ni por menos del 40%, para
en el espacio más amplio de Naciones resolver el déficit democrático y la
Unidas, la Plataforma de Acción defien- hiperrepresentación masculina, sen-
de que el «fortalecimiento de las muje- tando las bases de una democracia
res y su plena participación en condicio- sin exclusiones de género.
nes de igualdad en todas las esferas de — Propiciar la presencia de las mujeres
la sociedad, incluyendo la participación en el ámbito de la actividad econó-
en los procesos de toma de decisiones y mica en sus niveles superiores de
el acceso al poder, son fundamentales responsabilidad.
para el logro de la igualdad, el desarro- — Introducir la paridad en todas las
llo y la paz». instancias de representación y deci-
sión para crear un movimiento as-
La democracia paritaria en el ámbito de cendente e imparable: instituciones
la actividad política debería ir acompa- públicas, partidos, colegios profe-
ñada de medidas que incentiven tam- sionales, sindicatos, universidades y
bién el reparto del poder económico. cualquier otro tipo de organización
En este punto es preciso profundizar social.
en la reflexión acerca del papel que — Garantizar también la igualdad de
desempeñan los poderes económicos trato y la igualdad de oportunida-
(bancos, empresas multinacionales), des entre mujeres y hombres, a la
no sometidos a elección ni control de- hora de renovar las listas electora-
mocrático y que llegan a actuar al mar- les y los organismos de representa-
gen de la legislación y con la conniven- ción…
cia de los Estados. Es necesario que las

174
Contrato social entre hombres y mujeres. El nuevo pacto entre los géneros

● Promover condiciones que nero, removiendo los obstáculos


posibiliten una sociedad que dificultan la igualdad en el con-
compartida junto de áreas y sectores sociales.

Alcanzar los objetivos anteriormente se- La ley es un instrumento privilegiado


ñalados requiere remover los obstácu- para dar cobertura y garantía a los cam-
los que impiden su realización. Por ello, bios sociales, por la obligatoriedad que
son objetivos básicos para promover las impone para determinadas actuaciones
condiciones que posibiliten una socie- y por la pedagogía que desarrolla en
dad compartida: torno a situaciones nuevas.

— Fomentar nuevos valores sociales. Las normas jurídicas que históricamen-


La enseñanza, junto con los medios te han servido para amparar la sociedad
de comunicación, el lenguaje y la pu- patriarcal, y que se han ido modificando
blicidad se revelan como herramien- para incluir el derecho a la igualdad, hoy
tas imprescindibles para impulsar deben orientarse para servir al nuevo
esos nuevos valores y erradicar los contrato social y a los cambios que im-
estereotipos sexistas.
plicará la nueva situación. La Ley Orgá-
— Defender la universalidad de dere-
nica de Igualdad Efectiva entre mujeres
chos sociales y los sistemas públicos
y hombres, recientemente aprobada en
de bienestar social que garantizan
España es un excelente modelo de bue-
el desarrollo humano básico: edu-
nas prácticas para el logro de eliminar la
cación, salud, servicios sociales de
discriminación de género en los diferen-
apoyo a la convivencia, pensiones y
tes ámbitos. La Ley se plantea como ob-
rentas básicas ante situaciones de
jetivos fundamentales hacer efectivo el
necesidad social…
— Desarrollar políticas integradoras, principio de igualdad de trato y eliminar
desde la perspectiva de género, que toda discriminación por razón de sexo.
recuperen el espacio de la ciudad y La Ley nace además con la vocación de
los pueblos para la convivencia: ur- erigirse en ley-código de la igualdad en-
banismo, transportes, vivienda, me- tre hombres y mujeres. La Ley establece
dio ambiente... una amplísima batería de medidas para
— Desarrollar Planes de Igualdad con la igualdad en todos los ámbitos, espe-
medidas de acción positiva, trans- cialmente en el empleo, la corresponsa-
versales a todas las áreas, específi- bilidad en las tareas familiares, la parti-
camente orientadas a superar los dé- cipación en la toma de decisiones, la
ficits de igualdad en la situación de educación en la igualdad, las políticas
las mujeres. públicas, el acceso a nuevas tecnolo-
— Crear un nuevo marco legislativo gías, o la situación de la mujer en el me-
que modifique las relaciones de gé- dio rural…

175
4. LAS POLÍTICAS DE GÉNERO EN AMÉRICA LATINA
Y LA COHESIÓN SOCIAL 1
Clara Jusidman *

Como marco para analizar las políticas neran violaciones a los derechos de es-
de género en América Latina y su rela- tas últimas y situaciones de subordina-
ción con la cohesión social, partiría de ción y falta de equidad. Bajo estas de-
dos definiciones de cohesión social in- finiciones dos son el tipo de políticas
cluidas en la reciente publicación pro- públicas que intervienen en la relación
ducto de una colaboración entre CEPAL, entre género y cohesión social: por una
la Agencia Española de Cooperación In- parte las políticas sociales y económi-
ternacional y la Secretaría General Ibe- cas, principalmente las dirigidas a ge-
roamericana: nerar integración social e igualdad de
oportunidades y capacidades entre las
La cohesión social se refiere tanto a la efica- personas y por otra, las políticas de gé-
cia de los mecanismos instituidos de la in- nero dirigidas a enfrentar las asimetrías
clusión social como a los comportamientos específicas entre los sexos. Las políticas
y valoraciones de los sujetos que forman culturales y la construcción de Estados
parte de la sociedad. Los mecanismos inclu- de Derecho influyen también de manera
yen, entre otros, el empleo, los sistemas importante en el desarrollo de identida-
educacionales, la titularidad de derechos y des y sentidos de pertenencia a una co-
políticas de fomentos de la equidad, el bien- munidad definida, particularmente en el
estar y la protección social. Los comporta-
mundo de las percepciones.
mientos y valoraciones de los sujetos abar-
can ámbitos tan diversos como la confianza
En este contexto, parece importante
en las instituciones, el capital social, el senti-
do de pertenencia y solidaridad, la acepta-
examinar la experiencia de América La-
ción de normas de convivencia y la disposi- tina en la construcción de estados de
ción a participar en espacios de deliberación bienestar y el diseño e instrumentación
y en proyectos colectivos 1. de políticas de género.

La cohesión social se define como la dialécti- América Latina es una región muy hete-
ca entre mecanismos instituidos de inclu- rogénea por lo que resulta muy difícil
sión y exclusión sociales y las respuestas, hacer generalizaciones en ambos as-
percepciones y disposiciones de la ciudada- pectos. Ello en razón de que en la re-
nía frente al modo en que ellos operan 2. gión se puede encontrar un espectro
amplio de situaciones que van desde
Por políticas de género podríamos en- países donde las estructuras de gobier-
tender las intervenciones que procuran no han sido históricamente débiles,
modificar las relaciones asimétricas de esencialmente controladas por grupos
poder entre hombres y mujeres, que ge- de familias o económicos poderosos y

* INCIDE Social, A. C. México.


1
CEPAL (2007): Cohesión social. Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe, p. 15.
2
Ibid., p. 16.

177
Clara Jusidman

que a lo largo de la historia poco o nada de principios del siglo, y de su exitoso


han hecho en materia de política social. crecimiento económico a partir de eco-
En el otro extremo se ubican aquellos nomías de grano y carne, fueron los paí-
países que en algún momento de su ses que mayor éxito alcanzaron en la
historia lograron alcanzar coberturas creación de estructuras formales de em-
casi universales de protección social pleo y a partir de ello de coberturas uni-
como son los casos de Argentina y Uru- versales de sus sistemas de seguridad
guay. social y de educación y salud públicos.
Costa Rica es el otro país de la región,
Las diversas clasificaciones del nivel de que se asemeja a los dos primeros por
desarrollo que lograron los estados de la cobertura y calidad que alcanzaron
bienestar en la región reflejan el de- sus sistemas de protección social. Sólo
sarrollo diferenciado de los gobiernos esos tres países llegaron a generar po-
en América Latina y el compromiso con blaciones más homogéneas y con me-
su colectividad 3. nores niveles de desigualdad.

De la misma manera sólo se pueden se- No hay que olvidar sin embargo, que
ñalar grandes tendencias y grandes in- los países del Cono Sur aplicaron una
fluencias en materia de políticas de gé- política de exterminio y exclusión de
nero en América Latina. los grupos indígenas originarios, por
lo que eliminaron violentamente la ne-
Desde finales de la Segunda Guerra cesidad de construir sistemas de bien-
Mundial hasta la imposición del llama- estar que consideraran la diversidad
do Consenso de Washington en la re- étnica.
gión latinoamericana a principios de la
década de los ochenta, es decir, por un Brasil y México, por su parte, se enca-
periodo de alrededor de 35 años Ar- minaron por el desarrollo de sistemas
gentina, Uruguay, Chile, Brasil, México, duales de bienestar donde una propor-
Costa Rica y posiblemente Perú, busca- ción importante de la población fue
ron desarrollar sistemas de protección protegida por los sistemas de segu-
social tendentes a garantizar los dere- ridad social, pero otra igualmente im-
chos sociales y económicos de su po- portante, integrada por población rural
blación, a construir ciudadanía social y primero y posteriormente, por traba-
con ello, sociedades más integradas. Ar- jadores del sector informal, quedó
gentina y Uruguay con experiencias excluida. Este dualismo y posterior
previas de protección colectiva deriva- segmentación de los sistemas de segu-
das de las fuertes migraciones europeas ridad social, que también fue apare-

3
Filgueiras, Fernando; «La nueva arena de las Políticas Sociales: vectores internacionales y mediación
doméstica en la reforma del sector social en América Latina».

178
Las políticas de género en América Latina y la cohesión social

ciendo en los servicios educativos y los mujeres en los avances alcanzados.


de salud, se fue agudizando ante la fal- Las principales demandas se centra-
ta de crecimiento de esos países. Nin- ban en la igualdad de acceso al em-
guno de los dos logró acompasar un pleo, a la educación, a la seguridad so-
crecimiento económico con suficiente cial, a la salud, a la vivienda, a la tierra
generación de empleo formal y des- y a los apoyos para la producción. El
arrollo de las protecciones sociales de movimiento amplio de mujeres pugna-
carácter universal. ba por que éstas pudieran acceder por
propio derecho, a lo que se entendía
Más recientemente Brasil ha dado un como beneficios del desarrollo, en
paso importante, al universalizar el ac- igualdad de condiciones que los varo-
ceso a ciertos servicios de educación nes y no por la mediación de estos
y salud. México ha ido ampliando la como sus parejas o familiares.
cobertura obligatoria de servicios de
educación preescolar y básica, pero Fue entonces una lucha concentrada de
mantiene servicios sociales profunda- las mujeres por garantizar la realización
mente segmentados que contribuyen a de sus derechos económicos, sociales y
la desigualdad y a la desintegración culturales, enmarcada en el desarrollo
social. industrial sustitutivo de importaciones y
en los esfuerzos por construir Estados
Con la crisis de la deuda experimentada de Bienestar que dominaban las estrate-
por la región latinoamericana a princi- gias económicas y sociales de varios
pios de los años ochenta, se hizo evi- países.
dente que si bien se habían realizado
esfuerzos importantes en algunos paí- Los logros de las mujeres latinoameri-
ses, para incluir a toda su población a canas fueron en general y comparativa-
un sistema de protección social uni- mente con otras regiones, notables. Par-
versal, persistían grandes grupos de ticularmente en materia de equidad
población en la pobreza y los indicado- educativa América Latina puede contar
res de desigualdad eran los más altos, una historia de éxito vista desde los pro-
comparativamente con otras regiones medios nacionales, aunque persisten
del mundo. desigualdades en el acceso y la calidad
de la educación para las mujeres indíge-
Desde esa óptica, las políticas públicas nas, y entre las distintas regiones al
desatadas en América Latina desde los interior de los países, por ejemplo; en
años setenta del siglo pasado, dirigi- México las mujeres se beneficiaron
das a incorporar a las mujeres al des- grandemente a partir de los planes y
arrollo, como se les denominaba en- compromisos del gobierno de propor-
tonces, buscaron fundamentalmente cionar educación pública, gratuita y lai-
la inclusión social y económica de las ca a todos los niños y las niñas. En tal si-

179
Clara Jusidman

Argentina Chile

Brasil México

FUENTE: Elaboración propia INCIDE Social A. C. 4.

tuación las familias no tenían que tomar de los hijos e hijas, era inexistente o
decisiones entre enviar a los niños pre- muy bajo.
ferentemente al sistema escolar y rele-
gar el acceso de las niñas, dado que el Igualmente, en materia de acceso al em-
costo directo para ellas en la educación pleo, las tasas de participación de las

4
Los datos disponibles para algunos países de la región de lo ocurrido entre 1990 y el 2005 en materia de
tasas de participación en la actividad económica de las mujeres de 15 años y más muestran todavía
aumentos notables. Por ejemplo en Gran Buenos Aires pasaron del 38% en 1990 a 51% en 2005; para los
mismos años los aumentos observados en Bolivia son de 47% a 59%, en Brasil de 45% a 57%; Costa Rica
de 39% a 48%; México de 33% a 47%. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre
la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos países.

180
Las políticas de género en América Latina y la cohesión social

mujeres en la fuerza de trabajo, al me- precisamente en etapas de la historia


nos se duplicaron entre 1970 y 2005 5. social y económica de América Latina
en la que se empiezan a deteriorar y
Contribuyeron a ello tanto los mayores posteriormente desarticular los servi-
niveles educativos alcanzados por las cios sociales que se habían montado en
mujeres en la región como un proceso las mejores épocas del desarrollo indus-
emancipatorio para definir y controlar trial de la región. Las décadas de los
sus propias vidas. Parte del aumento de años setenta y ochenta fueron décadas
la incorporación de las mujeres al traba- perdidas para muchos países de la re-
jo extradoméstico también deriva del gión por la presencia de regímenes mili-
creciente deterioro del empleo formal y tares y por la crisis de la deuda. De este
de los ingresos derivados del mismo, modo, las mujeres acceden masivamen-
que obliga a las familias a enviar a un te a servicios educativos, de salud y de
mayor número de sus miembros a la rea- seguridad social en etapas donde estos
lización de actividades generadoras de se deterioran y pierden calidad; asimis-
ingreso fuera de las actividades domés- mo acceden al empleo cuando el em-
ticas. pleo formal empieza un proceso de pre-
carización, aparece el sector de maquila
Surgieron asimismo políticas y progra- con alto uso de mano de obra femenina
mas de salud que han ido atacando los en condiciones de gran flexibilización
problemas específicos de las mujeres y de las normas laborales y emerge la
se desarrollaron capacidades para aten- economía informal, donde una propor-
der los problemas de salud reproductiva ción creciente de mujeres se ocupa.
y ampliar la disponibilidad de métodos
de control natal. La década de los noventa introduce en
la región la teoría del género y los enfo-
Se fueron también eliminando las res- ques de género en las políticas públicas.
tricciones legales para que las mujeres Las mujeres latinoamericanas llegan a
tuvieran acceso a la tierra, a los créditos la Conferencia de Pekín con un discurso
y apoyos productivos, a la vivienda y a que agrega a la centralidad de las reivin-
la seguridad social. dicaciones en materia de derechos se-
xuales y reproductivos, la defensa de
Sin embargo, personalmente considero sus derechos civiles y políticos. Los te-
que las mujeres de la región que logra- mas que más ocupan sus intervencio-
ron esa integración social, lo hicieron nes se refieren a derechos sexuales y re-

5
Elaborado con datos de: 1) Jürgen Weller, Los mercados laborales en América Latina: su evolución en el
largo plazo y sus tendencias recientes, CEPAL; 2) Rossana Mostajo, Gasto social y distribución del ingreso:
caracterización e impacto redistributivo en países seleccionados de América Latina y el Caribe, CEPAL,
2000 y 3) CEPAL, Panorama social de América Latina, 2006.

181
Clara Jusidman

productivos y al acceso equitativo a po- netarias a las familias a través de las


siciones de poder político y de decisión. mujeres, acciones que indudablemente
Los programas de reestructuración eco- las empodera. Sin embargo, son tam-
nómica aplicados en la región bajo la re- bién ellas las que tienen que asumir la
ceta del Consenso de Washington, colo- corresponsabilidad exigida en los pro-
can el tema del empobrecimiento de las gramas.
mujeres y el reconocimiento de sus
aportes al bienestar como otros dos te- En esa etapa se abandona el modelo de
mas importantes de su agenda. Se plan- sustitución de importaciones y los paí-
tea la necesidad de reconocer que fue- ses de la región empiezan a concertar
ron las mujeres y la infancia las que tratados de libre comercio y a abrir sus
pagaron los más altos costos de los pro- economías a los mercados de bienes y
gramas de reestructuración económica servicios y de capitales.
y que deben existir programas de com-
pensación específicos. En este contexto y como resultado de
los temas tratados en Pekín las mujeres
A su vez, en materia de política social, la de la región se abocan a:
región pasa de una política basada en la
protección y realización de derechos so- 1. Promover la creación de mecanis-
ciales hacia los programas focalizados mos para el adelanto de la mujer
en pobreza que en muchos países se centrados en incorporar en forma
tradujeron en los llamados Fondos de trasversal, la perspectiva de género
Inversión Social y posteriormente, en primero en los órganos de planifica-
programas de transferencia directa de ción y de política sectorial y des-
ingresos como los de becas escolares, pués, en los presupuestos y los me-
apoyos para alimentación, salud y edu- canismos de control y rendición de
cación, apoyos monetarios a familias cuentas.
monoparentales, con adultos mayores o 2. El desarrollo de metodologías y
con personas con discapacidad. Hay lu- programas de formación y capacita-
ces y sombras en esta etapa de la políti- ción para incorporar la perspectiva
ca social de América Latina respecto de de género en diversos ámbitos del
los beneficios que les genera a las muje- ejercicio de funciones públicas y
res. Dos ejemplos de México: la crea- privadas.
ción de 150.000 comités del Programa 3. El diseño, instrumentación y eva-
de Solidaridad que obliga a las mujeres luación de Planes de Igualdad de
del medio rural y de las zonas margina- Oportunidades, planes de acción o
das urbanas a salir al espacio público a programas nacionales para las mu-
participar en la toma de decisiones de jeres.
diversas actividades del programa y el 4. El desarrollo de legislación y políti-
otorgamiento de las transferencias mo- cas para garantizar el derecho de

182
Las políticas de género en América Latina y la cohesión social

las personas a la planificación fami- das y conculcan derechos humanos de


liar, respetando la libre decisión so- amplios grupos de la población.
bre el número y el espaciamiento
de los hijos. Las tensiones no son despreciables pues
5. El desarrollo de legislación, políti- se dan con instituciones y estructuras
cas y programas y capacidades ins- muy poderosas como son los partidos
titucionales para prevenir, detectar políticos conservadores en los que mili-
y eliminar la violencia doméstica y tan muchos de los hombres de mayor
posteriormente, lo que se ha llama- poder económico de la región y con las
do violencia de género. iglesias, principalmente la católica, que
6. Algunos avances en el reconoci- desde el Vaticano ha logrado en los últi-
miento de la carga doméstica de las mos 25 años, combatir y destruir en la
mujeres, en la importancia de me- región a las corrientes de la iglesia más
dirla y contabilizarla y de la necesi- progresistas y comprometidas con la
dad de facilitar licencias parentales justicia social y con los pobres. Asimis-
y servicios y medios que ayuden a mo, como lo hemos visto por aconteci-
armonizar familia y trabajo. mientos recientes en Venezuela y en
7. La promoción de la participación México, un instrumento poderoso de la
política de las mujeres mediante modernidad como son los medios de
medidas afirmativas fijando cuotas comunicación electrónica también es-
en candidaturas a cargos electivos y tán en manos de hombres ricos y con-
de decisión. servadores.
8. Más recientemente la promoción de
Leyes de Igualdad, de sociedades Los gobiernos de izquierda o los popu-
de convivencia y de despenaliza- listas tampoco son una garantía para la
ción del aborto y de modelos para defensa de los derechos humanos de
promover la democracia al interior las mujeres en América Latina, particu-
de las familias. larmente en los temas de mayor contro-
versia. Suele ocurrir que líderes avan-
Estas medidas están buscando incidir zados en materia de reivindicaciones
en cambios culturales que afectan las sociales son moralmente muy conser-
relaciones de poder y de subordinación, vadores.
procuran modificar normas y creencias
muy arraigadas en la población y han La mercantilización internacional del
generado problemas de tensión y con- trabajo y de las personas nos coloca
flicto. Afectan en una primera etapa a la ante problemas emergentes que si bien
cohesión social sustentada en relacio- no son nuevos, sí demandan de políti-
nes asimétricas y subordinadas entre cas y acuerdos globales por el tamaño
género, generaciones y clases sociales y que están alcanzando como son la trata
que derivan en ciudadanías diferencia- de personas, el comercio sexual y la

183
Clara Jusidman

Posicionamiento de las políticas y temas de equidad de género en México

Posición menos
Posición más
progresista
progresista
(conservadurismo
(feminismo)
cultural)

• Violencia • Trata de personas • Anticonceptivos • Anticoncepción


intrafamiliar dispositivos de emergencia
diversos
• Familia «natural» • Divorcio y
separación
• Educación sexual • Sociedades de
• Acceso a en las escuelas convivencia
educación
• Equidad en las
• Educado en • Acceso al trabajo remuneraciones y • Feticidios y sus • Legislación sobre
valores oportunidades de causas aborto
• Acceso a la ascenso
seguridad social
• Distribución • Prevención
• Acceso a equitativa de y atención
servicios para la cargas de trabajo del VIH-sida
producción • Participación doméstico y (uso de condón)
• Educación política en extradoméstico
religiosa en las • Acceso a la puestos de • Reconocimiento
escuelas públicas vivienda elección y de de las familias
administración diversas
• Acceso a pública
servicios de salud
productiva

pornografía donde son las mujeres las sobre políticas exitosas para modificar
que sufren la mayor explotación. las bases culturales de las asimetrías de
género y dentro de ello, las relaciones
Los derechos de los migrantes, con un entre trabajo productivo, vida domésti-
componente creciente de mujeres, tam- ca y vida personal y trascender las fron-
bién exigen un replanteamiento sobre la teras nacionales, a fin de establecer
liberación del tránsito de personas y/o la compromisos internacionales que pro-
creación de fondos de compensación fundicen y actualicen los alcanzados en
para las regiones y personas que se ven los convenios y pactos internacionales
afectadas por el comercio internacional en materia de derechos humanos y no
en América Latina. discriminación.

Por ello, en la era de la globalización es Los elevados números de emigrantes


muy valioso intercambiar información que se observan en la actualidad en mu-

184
Las políticas de género en América Latina y la cohesión social

chos países de América Latina eviden- de métodos de contracepción de emer-


cian graves deficiencias en materia de gencia, la aprobación de sociedades de
cohesión social en la región pues pocos convivencia, la legalización del aborto,
lograron construir sistemas de protec- el reconocimiento de la diversidad de
ción que aseguraran a toda su pobla- familias, la armonización entre familia y
ción el derecho a la subsistencia y a la trabajo, la violencia sistémica de géne-
seguridad humana, así como replantear ro se contraponen a los temas promo-
proyectos de país que brindaran espe- vidos por los sectores conservadores
ranza en el futuro. La desigualdad, la como la educación en valores, la educa-
discriminación, la pobreza y la extrema ción religiosa en las escuelas públicas y
vulnerabilidad son los problemas socia- la aceptación de la familia «natural»
les que agobian a muchos países de la como el modelo ideal de relaciones.
región y sobre esas bases es difícil pen- Son campos en los que difícilmente se
sar en una cohesión social sustentada alcanzan consensos y que por el contra-
en la equidad, la justicia y en democra- rio, tensan las relaciones sociales pues
cias sustantivas como diría Ferrajoli. refieren a asuntos profundamente en-
raizados en patrones culturales y se re-
Los temas actuales de la política de gé- lacionan con la falta de equidad social y
nero en la región como la incorporación económica.

185
5. LAS POLÍTICAS DE GÉNERO EN AMÉRICA LATINA.
¿ES POSIBLE VINCULARLAS A LA COHESIÓN SOCIAL? *
María del Carmen Feijoo **

El título del artículo, entre signos de inte- delo de análisis que relacione las condi-
rrogación, nos plantea preguntas rele- ciones de vida concretas de las socieda-
vantes tanto en relación con las políticas des latinoamericanas, la acción de los es-
de género como en relación con los pro- tados en materia de políticas públicas, su
cesos de desarrollo y las posibles rela- impacto sobre la cohesión social y la re-
ciones existentes entre ambos. Son esos lación que estos tres procesos han tenido
procesos de desarrollo, que han tenido sobre la posición de la mujer en la re-
mayor o menor capacidad de generar gión, las relaciones de género y el marco
procesos de cohesión social, los que han de acción para avanzar hacia un modelo
caracterizado la forma en que se confi- que rearticule estos elementos pensando
guraron las sociedades nacionales y los en un modelo de cohesión sensible a la
procesos de satisfacción de la atención a dimensión de género. Se trata, por lo
las necesidades básicas en América Lati- tanto, de formular un modelo de análisis
na. Sin embargo, se destaca la pertinen- que, en el marco de la experiencia histó-
cia de la pregunta que se formula. Frente rica, articule la combinación de dos va-
a ella, existe una tentación de contestar riables (cohesión y dimensión de género)
rápidamente de manera afirmativa formulando una tipología que nos permi-
sobre la existencia de una relación posi- ta avanzar en dar respuesta a esa pre-
tiva entre ambos componentes. Soste- gunta. Como todo intento de modelizar
nerla requiere, cuando menos, el análi- en el contexto de una realidad tan diver-
sis en una perspectiva histórica. Pues sa como la de América Latina, podemos
conceder la enunciación de formular una anticipar de antemano, que la formula-
relación virtuosa entre ambas es muy ción del modelo será insuficiente para
tentador, aunque para defenderla se re- caracterizar globalmente tanto la región
quiera, cuando menos, de la revisión de como a cada subregión en particular. Sin
la evidencia existente acerca de las polí- poder evitarlo, su anclaje en la experien-
ticas públicas en general y las sociales cia personal de la autora lo marca clara-
—en particular, las de género— en tér- mente como una reflexión centrada en la
minos de su capacidad de generar cohe- realidad conosureña.
sión. Debemos preguntarnos entonces,
qué es la cohesión, de qué se tratan las
políticas de género y cuál es la relación
que existe entre ambas. LOS TEMAS DE LA COHESIÓN SOCIAL

Este artículo tiene por objetivo explorar El tema de la cohesión social ha sido un
la idea de si es posible formular un mo- problema que ha llegado al debate so-

* Agradezco la colaboración de Annika Dalén, asistente de UNFPA, por el apoyo en la tarea de recolección
de información para este trabajo.
** Oficial de Enlace. UNFPA — Fondo de Población de las Naciones Unidas, Argentina.

187
María del Carmen Feijoo

cial a partir de su ausencia. Esto es, nos cias y evite la polarización, a diferencia
hemos preocupado por el tema a partir de Europa, en la región la perspectiva
del momento en que estuvo ausente y parece ser bastante más modesta ya que
registramos esa carencia, vía el recono- en lugar de cohesión la preocupación se
cimiento de formas de vida de distintos centró más bien en el problema de la
sectores que manifiestan la ausencia de inclusión social. Podríamos decir que
integración a la sociedad global. Es, si se donde la Unión Europea se plantea una
quiere, un concepto que surge por de- relación de calidad en el perfil de incor-
fault. Tomado recientemente como tema poración social y ciudadana, América
de diseño de políticas en la Unión Euro- Latina está todavía planteándose la di-
pea, hay consenso acerca de la defini- mensión cuantitativa, la garantía de que
ción establecida por el Consejo de Euro- por lo menos; todos estén dentro de la
pa en términos de considerarla como la estructura social, esto es, como hemos
«capacidad de una sociedad para asegu- señalado, la cuestión de la inclusión.
rar el bienestar de todos sus miembros, Pero además del impacto del neolibera-
minimizar las disparidades y evitar la po- lismo, también ha llevado a una revisión
larización» (Council of Europe: «Strategy de los efectos de los diversos modelos
for Social Cohesion», 2000). A partir de de desarrollo aplicados en la región, así
esta línea de trabajo, establecida a partir como de las políticas públicas diseñadas
de la segunda mitad de los noventa, en cada momento histórico, en términos
pues la Social Cohesion Development de su capacidad efectiva de generar un
Division se formó en 1998, y el primer piso de acceso a derechos que permitie-
Strategy for Social Cohesion se redactó ra que toda la ciudadanía se encontrara
en 2000 (Council of Europe), se ha llama- dentro.
do la atención a la comunidad interna-
cional sobre la relevancia de desarrollar El interés que despiertan los temas de
políticas dirigidas a ese objetivo. En cohesión social se expresa en la recien-
América Latina, en cambio, la preocupa- te proactividad de la CEPAL en relación
ción por la cohesión social surgió como con la investigación sobre el tema así
el resultado acumulado de los cambios como el compromiso de la próxima
producidos por el Consenso de Was- Cumbre Iberoamericana de Naciones
hington, traducidos en desempleo, po- cuya agenda principal es justamente el
breza y desintegración social. Así como de la cohesión social. La iniciativa de
Europa parece estar preocupada por un este Foro Iberoamericano COFI forma
modelo de desarrollo que no sólo garan- parte de la reciente preocupación al res-
tice el bienestar, disminuya las diferen- pecto 1.

1
Véanse por ejemplo las recientes publicaciones de CEPAL: Víctor E. Tokmán (2007): Informalidad, inseguri-
dad y cohesión social en América Latina, Santiago de Chile; Juan Carlos Gómez-Sabaini (2006): Cohesión so-
cial, equidad y tributación. Análisis y pers-

188
Las políticas de género en América Latina

LOS TEMAS DE LA DESIGUALDAD nentes entre la desigualdad social y


DE GÉNERO otras características particulares, pro-
pias de los sistemas de determinación
Ha sido a la luz de esta revisión que se de identidades.
abordaron los temas de la desigualdad
de género y su impacto en la construc- Los estudios sobre género, que cuentan
ción de esos modelos de cohesión. Este ya con unas largas tres décadas de fe-
momento es entonces muy adecuado cunda producción, han enfatizado que
para formularnos preguntas y diseñar con el término sexo nos estamos refi-
respuestas acerca del establecimiento riendo a las diferencias biológicas entre
de una agenda de género en el marco mujeres y hombres mientras que el en-
de los temas de la cohesión social que foque de género se concentra en el con-
aparezca desde el modelo, como parte junto de características culturalmente
integrante de la misma. La racionalidad específicas que identifican el compor-
de la propuesta es obvia: parece imposi- tamiento social esperado de mujeres
ble pensar políticas de cohesión si no se y hombres y la relación entre ellos. Se
tienen en cuenta la situación, los de- trata de la existencia de sistemas de
seos, las necesidades y las expectativas sexo/género que basados en las diferen-
de la mitad de la población cuyos intere- cias biológicas implantan modelos dife-
ses no pueden esperarse como automá- renciados de comportamientos, jerar-
ticamente representados en el debate y quizados y asimétricos que determinan
proyecto de la cohesión. Va de suyo que las probabilidades de desarrollo que
el hecho de que América Latina sea la hombres y mujeres tienen en las diver-
región económicamente más desigual sas sociedades. Visto desde esta pers-
del mundo nos ha obligado a poner rei- pectiva, las sociedades son construccio-
teradamente el foco sobre los temas de nes cuyas bases están impregnadas por
la distribución del ingreso. Sin embar- estas diferencias de comportamiento a
go, este abordaje macrosocial centrado partir de las cuales se define general-
en los efectos del acceso a los recursos mente el destino de sus integrantes.
—y traducido en montos cambiantes de Dado que la ideología tiende a naturali-
desigualdad, pobreza e indigencia— no zar estas diferencias, sobre todo en el
nos puede hacer olvidar el hecho de que caso de las diferencias entre hombres y
esos pobres tienen sexo, edad, perte- mujeres, resulta necesario siempre lle-
nencias culturales y generacionales es- var a cabo el antipático proceso de des-
pecíficas que establecen cruces perma- guazarlas para ponerlas a la vista. Esto

pectivas para América Latina, Santiago de Chile; y el libro preparado por CEPAL para la XXVII Cumbre Ibe-
roamericana: Cohesión social. Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe, 2007, Na-
ciones Unidas, Santiago de Chile.

189
María del Carmen Feijoo

es lo que queremos hacer en relación de los distintos regímenes de bienestar


con el género y la cohesión social de (o de malestar, como los denominan al-
modo de ver cómo un proyecto que se gunos autores) que se implementaron
dirija en esa dirección debe articularse en la región a lo largo del siglo XX y del
con la perspectiva de género, en el mo- efecto que los mismos tuvieron en tér-
mento mismo de su formulación y no minos diferenciales sobre la posición
como un mecanismo correctivo de las de hombres y mujeres y la forma en
deficiencias del modelo después de ha- que estos efectos retroalimentaron los
ber sido formulado. Este punto abre el sistemas de sexo/género. Con el trazo
debate, que no podremos desarrollar grueso sólo posible en este ejercicio,
aquí, sobre qué son las políticas de gé- podemos mencionar que se han des-
nero (Arriagada, 2005). De hecho, tam- arrollado estados de bienestar imper-
bién es necesario plantear que aún en el fectos, denominados de distinta forma
contexto de los modelos de desarrollo por los investigadores. En su análisis de
más tradicionales, existieron políticas la relación entre género y regímenes de
que tuvieron que ver con el sistema de bienestar, Maxine Molyneux (2006) los
sexo/género y que produjeron cambios denomina como Estado social y los ca-
importantes en la vida de las mujeres: racteriza como fundamentalmente liga-
nos referimos, especialmente, a aque- dos con el mundo del trabajo y la figura
llas que tuvieron relación con códigos social del trabajador. Aunque de inspi-
civiles y de familia, así como las que con- ración universalista, estos intentos
dujeron a la ciudadanía política. Se trata, fueron limitados en sus alcances, cu-
por ejemplo, de la igualdad civil, de la ca- briendo generalmente tan sólo a la po-
pacidad de disponer de sus bienes, del blación urbana de las áreas más des-
acceso a los bienes gananciales en el arrolladas y a sectores medios y de
matrimonio, y del derecho a sufragio, trabajadores organizados, con mayor
procesos que en la región se desarrolla- poder de presión. Los sectores más po-
ron entre los años veinte y sesenta del bres, rurales, indígenas, en situación de
siglo XX y los que sin haber sido defini- autoempleo e informalidad, sólo margi-
dos ni pensados como políticas de gé- nalmente accedieron a los beneficios
nero —categoría aún inexistente— tu- de esos modelos. Fuera de las limitacio-
vieron un impacto sustancial en las nes en términos de su cobertura efecti-
condiciones de vida de las mujeres. va, tuvieron el atractivo fundamental de
que, maduros o no, se convirtieran en
un «deber ser» para millones de traba-
jadores que luchaban por alcanzar un
EL GÉNERO Y EL ESTADO DE BIENESTAR estatus de derechos ligado con su posi-
ción en el mundo del trabajo y constitu-
Esta obcecación proviene del hecho de yeran el basamento de sus reivindica-
haber aprendido a reconocer el impacto ciones. Era un modelo de incorporación

190
Las políticas de género en América Latina

centrado en la figura del trabajador de sus familias, y con baja probabili-


masculino. dad de iniciar caminos de reconoci-
miento de sus intereses específicos,
Es importante señalar que, en ese con- tanto personales como de género. Pro-
texto, el acceso de las mujeres a las ceso que, sin embargo, resultó en mu-
ofertas del bienestar se encontraba chos casos inevitable como parte de la
mediatizado por su relación con el jefe dimensión de autonomía que muchos
de familia breadwinner por cuyo inter- de esos experimentos sociales genera-
medio se accedía a los beneficios ex- ron, a pesar de ellos (Feijoo, 1991).
tensivos a los integrantes del núcleo
familiar. Las mujeres que no trabaja-
ban, típicamente, «esposas y madres»
eran tal como los denominaba la le- EL GÉNERO Y EL ESTADO NEOLIBERAL
gislación previsional «dependientes».
Mientras tanto, las que trabajaban en Ese Estado social limitado, de baja co-
posiciones formales de la economía ac- bertura, prestaciones deficientes, difícil
cedían a beneficios casi siempre equi- de financiar, confrontado con la crisis fis-
parables a los de los hombres y la esca- cal de los Estados relacionada con la
la de esas prestaciones estaba más deuda externa, tocó a su fin con los ini-
determinada por las características del cios del Consejo de Washington. Con-
empleador y el tipo de dependencia vertido el Estado —según las palabras
que por la naturaleza de la actividad de Octavio Paz— en el «ogro filantrópi-
desarrollada. Con el trabajo doméstico co» que les sacaba a los pobres para dar-
y la doble jornada, unas y otras, cum- les a los ricos, fue perdiendo su vocación
plían con los roles establecidos por el universalista, por incapacidad tanto de
sistema de sexo/género, en el marco expandirse como de seguir garantizan-
de una cultura que según algunos auto- do la cobertura a los que lo tenían. Que
res (Chaney, 1979) comenzó siendo fuera posible este proceso de retroceso
«marianista» por el mito de la Virgen social que caracterizó a los años noven-
María extrapolado al conjunto de las ta, resultó del nivel de deterioro de sus
mujeres, que habría tenido un fuerte prestaciones, acosadas por la crisis de
arraigo identitario en el desempeño de los Estados, la mala calidad de las mis-
la maternidad como destino principal mas, y la formación de mercados duales
de las mujeres. Ese mito matriarcal se que fueron definitivamente establecien-
habría expandido más tardíamente a do un modelo de satisfacción de las ne-
su intervención en el mundo público cesidades básicas mercantilizado para
del barrio sobre la base del sacrificio los no pobres y uno estatal para los po-
femenino (Barrig, 1988). En fin, desem- bres. En un sentido, el modelo se impu-
peño de roles vicarios legitimado en el so porque los más pobres renunciaban a
objetivo de garantizar la sobrevivencia lo que ya no tenían o a servicios públicos

191
María del Carmen Feijoo

CUADRO 1. Evolución de la pobreza en América Latina


América Latina: Incidencia de la pobreza y la indigencia, 1980-2005
Porcentaje de
Pobres Indigentes
Total Urbana Rural Total Urbana Rural
1980 40,5 29,8 59,9 18,6 10,6 32,7
1986 43,3 35,5 59,9 20,7 13,5 36,0
1990 48,3 41,4 65,4 22,5 15,3 40,4
1994 45,7 38,7 65,1 20,8 13,6 40,8
1997 43,5 36,5 63,0 19,0 12,3 37,6
1999 43,8 37,1 63,7 18,5 11,9 38,3
2000 42,5 35,9 62,5 18,1 11,7 37,8
2001 43,2 37,0 62,3 18,5 12,2 38,0
2002 44,0 38,4 61,8 19,4 13,5 37,9
2003 44,2 39,0 61,1 19,1 13,7 36,4
2004 42,0 36,9 58,7 16,9 12,0 33,1
2005 39,8 34,1 58,8 15,4 10,3 32,5
FUENTE: Panorama Social de América Latina 2006, CEPAL y CEPALSTAT.

insatisfactorios por su mala calidad. Así, desempeño fue desigual desde los años
educación, salud, previsión, seguridad, ochenta hasta la fecha (cuadro 1).
fueron paulatinamente desdibujándose
como derechos y reconociéndose como Y la nueva generación de políticas que
mercancías. El ajuste estructural prime- se dispuso a abordarla se centró en mo-
ro, el Consenso de Washington después, delos de transferencia de ingresos, ge-
abrieron camino para el desmantela- neralmente en cabeza de mujer, que se
miento de la institucionalidad existente, movían del modelo de los derechos y de
achicando el tamaño del Estado y priva- la justicia social al de protección social y
tizando las empresas prestadoras de ser- manejo de riesgos, imponiendo el des-
vicios básicos, sustituyendo los siste- empeño de contraprestaciones consis-
mas previsionales de reparto por fondos tentes justamente en la satisfacción de
de pensión y pasando del universalismo esos derechos que el debilitamiento del
a la focalización, no como complemento Estado hacía cada vez más inalcanza-
concentrado de oferta de políticas para bles. Si en el otro modelo las mujeres
grupos con problemas sino, en muchos eran «beneficiarias», en este habían
casos, «en lugar de». sido titularizadas en base a la confianza
que emanaba de esa tradición del sacri-
Este escenario se complejizó por el cre- ficio y dedicación a la maternidad, lo
cimiento de la pobreza en la región cuyo que las convertía de manera plena en

192
Las políticas de género en América Latina

garantes de la ahora llamada «inversión rencias implican también un proceso de


en capital humano» en sus hijos. Así, la empoderamiento y de fortalecimiento
novedad en materia de diseño de políti- de su condición de sujetos de derechos
cas fue el de las de asignaciones focali- o si, simplemente, se las utiliza como
zadas a grupos de personas pobres que variables intervinientes en la optimiza-
reunían características determinadas; la ción de las condiciones de vida de sus
transferencia a la mujer, en lugar de familias. También se ha indagado la
la del jefe de familia breadwinner del cuestión del impacto de ellos sobre la
modelo anterior, se basaba en la hi- valoración de la maternidad, la femini-
pótesis de su capacidad de invertir en zación de la responsabilidad y obliga-
el bienestar de la familia. Veinticinco ción en el manejo de la pobreza y una
millones de personas en el Programa redefinición de lo público y lo privado.
Oportunidades de México, doce millo- En fin, desde el punto de vista de esta
nes en el Bolsa Familia de Brasil, seis- mesa, se trata de discutir si estos pro-
cientas mil mujeres en el Programa gramas permiten sostener crecientes
Familias en Argentina, doscientos vein- grados de autonomía como sujetos de
ticinco mil en el Programa Puente y Chi- derechos permitiendo conciliar sus inte-
le Solidario en ese país, un millón en reses específicos con los de la sociedad
Ecuador, dan la pauta del alcance de es- global (Serrano, 2005).
tos programas y de la problemática so-
cial a resolver. Desde el punto de vista
del género, salvo pequeñas excepcio-
nes en que se dirigen prestaciones tam- UN MODELO QUE ARTICULE EL ANÁLISIS
bién a mujeres, sobre todo en salud DE COHESIÓN Y POSICIÓN DE LA MUJER
sexual y reproductiva, la misma racio-
nalidad del diseño refuerza el rol admi- Intentaremos ahora establecer un mode-
nistrador de la mujer de los recursos de lo que articule ambas dimensiones de
la familia y, por lo tanto, su posición tra- análisis. Cabe preguntarse qué relación
dicional en la misma. Pese a ello, no hay existió entre estas políticas y la cohesión
que dejar de contemplar la virtualidad social y, especialmente la dimensión de
empoderadora que tiene el hecho de subordinación/emancipación de género.
que ellas sean las titulares del recurso, Para ello, plantearemos que la cohesión
independientemente de los grados de li- social es un atributo de las sociedades
bertad que tengan para la asignación que puede estar ausente o presente; y en
del mismo. relación con el sistema de sexo/género,
postulamos que puede haber socieda-
Estos programas han sido objeto de des con subordinación y con emancipa-
grandes debates: las preguntas giran al- ción y trataremos de establecer un mo-
rededor de si el hecho de convertir a las delo o tipología entre estas dos variables
mujeres en receptoras de esas transfe- y sus atributos. Este modelo no supone

193
María del Carmen Feijoo

la existencia de circulación obligada por Modelo I: Sociedades desiguales


etapas, ni, necesariamente, un sentido y patriarcales
de progreso sino que es una foto de las
combinaciones de elementos que se die- Sociedades desiguales y patriarcales.
ron en la región. Pensamos que, hasta Ese modelo correspondería a las socie-
ahora, la hipótesis sobre la relación en- dades agrarias tradicionales, con estruc-
tre ambas y el propio título de este pa- turas productivas de enclave, continui-
nel, se puede plantear de dos maneras: dad entre lugar de familia y lugar de
la economicista tradicional, que hace trabajo, autoridad masculina incuestio-
tributarias a las variables blandas del nada, relaciones serviles, ausencia de
desarrollo de las duras; la segunda, la derechos. Agregación de un conjunto
nuestra, que se plantea de qué manera de unidades productivas, bajo la forma
las variables blandas pueden modificar de explotaciones extensivas.
los valores de las duras. En el primer
caso, la igualdad de género o la disminu- Carece de cohesión en tanto las unida-
ción de la subordinación provendrían des productivas tienen bajo grado de ar-
del progreso económico; en el segundo, ticulación entre ellas y funcionan hacia
la mejora sobre la variable género ten- su interior, como pequeños estados.
dría impactos positivos sobre el mismo Combinan, probablemente, niveles de
progreso económico. Es decir, la igual- cohesión al interior de dichas unidades,
dad de género tendría un fin en sí misma fundados en relaciones de dependencia
para la cohesión social, formulado como y baja cohesión global. El conjunto de la
uno de los elementos necesarios para sociedad surge de la sumatoria de un
asegurar el bienestar de todos sus miem- conjunto de propietarios con dominio
bros, minimizar las disparidades y evitar absoluto sobre la vida de sus trabajado-
la polarización, tal como la define el Con- res y relaciones de competencia o cola-
sejo de Europa, arriba citado. boración entre ellos. La posición de la
mujer es subordinada aunque pueden
Se define así un modelo con cuatro ti- encontrarse casos excepcionales de ma-
pos en su interior: triarcas que en todo caso son la versión

SOCIEDAD
SIN COHESIÓN CON COHESIÓN
G SUBORDINACIÓN I: Sociedades desiguales y II: Modelo de cohesión
É patriarcales sistémica con subordinación
N IGUALDAD III: Grados decrecientes de IV: Lo que buscamos:
E cohesión y crecientes sociedades cohesionadas
R de demanda de igualdad respetando la equidad
O de género

194
Las políticas de género en América Latina

femenina del poder patriarcal. Es proba- que reemplazan la insuficiencia del sala-
blemente la literatura la que nos ha brin- rio, cuando esto es necesario. Caroline
dado más ejemplos del modelo. Moser se refirió al tema en sus pioneros
trabajos cuando aludía a los múltiples
roles de las mujeres (Moser, 1993). Des-
Modelo II: Modelo de cohesión de el punto de vista de la articulación y
sistémica con subordinación el género, la característica más impor-
tante de esta fase sería la existencia de
Se trata del modelo que combina socie- una depositación masiva de los intere-
dades cohesionadas con subordinación ses de las mujeres en los del núcleo fa-
de género y que se refiere al modelo del miliar. No habría diferencia entre intere-
Estado social cuyas características ya ses de la mujer e intereses de la familia.
hemos señalado anteriormente. Es un Aunque, por supuesto, este modelo in-
modelo más contemporáneo. Visto des- cuba en resistencias microcotidianas la
de la perspectiva de los países de des- apertura de la fase siguiente, con mayor
arrollo temprano, básicamente los del identificación de intereses de los sujetos
Cono Sur, implica varios subperíodos. frente al colectivo familiar.
En todo caso, se trata de un modelo de
cohesión sistémica y subordinación es-
trechamente ligado con el diseño del Modelo III: Grados decrecientes de
modelo de Estado social al que nos he- cohesión y crecientes de demanda
mos referido anteriormente. de igualdad

Formulamos así la hipótesis de la exis- El Modelo III puede verse también como
tencia de una fase, que denominamos una ruptura del Modelo II: se relaciona
«modelo de cohesión sistémica con con las crisis de los estados de bienes-
subordinación»: se trata de la resultante tar y tiene, por lo tanto, diferente crono-
del funcionamiento en el máximo nivel logía según el grado de madurez subre-
alcanzado del modelo de Estado social, gional de los mismos. En un sentido,
garantizando niveles de vida relativa- éste surge del desdibujamiento de la
mente aceptables para el momento de acción del Estado cuyas insuficiencias
desarrollo en el que se despliega, y un generan un resquebrajamiento de la co-
modelo de cohesión surgido de la arti- hesión social, en tanto ciertos procesos
culación de los mismos. Ese modelo, de bienestar se hacen cada vez más di-
como hemos dicho, relega el rol de la fíciles de alcanzar y, como consecuen-
mujer a la reproducción de las condicio- cia, se pierde cierta direccionalidad que
nes de vida cotidianas en su carácter de el progreso y la movilidad asignaban
ejecutora del recurso salarial contribui- al desarrollo de las familias populares,
do por el marido y de desarrolladora de con sus consecuencias de desestruc-
alternativas de producción doméstica turación subjetiva y social. Es en este

195
María del Carmen Feijoo

contexto en el que, como resultado de vez que, crecientemente, los reconocía


los procesos de modernización, se pro- como sujetos autónomos.
duce también un proceso de legitima-
ción de las diferencias entre los miem-
bros de la familia, que en el plano del Modelo IV: Lo que buscamos:
proceso de formación de identidades sociedades cohesionadas
tiende a operar menos como un agre- respetando la equidad de género
gado aunque la necesidad económica
la obligue a fortalecerse en términos de En la búsqueda de abordar los proble-
olla común. Nos hemos referido a ello mas sociales de la región, en la eta-
en un artículo en el que destacábamos pa postneoliberal se han abordado las
las tendencias centrífugas y centrípe- políticas que hemos mencionado para
tas en el marco de la crisis en los años paliar los efectos más críticos sobre los
ochenta (Feijoo, 1993). Surge aquí la di- llamados «grupos vulnerables» del re-
ferenciación de intereses por género y sultado de la reconversión neoliberal.
generación que antes había quedado Independientemente de la racionalidad
subordinada a la autoridad de quien era que las inspira, no hay duda de que par-
el proveedor de ingresos pero también te del diseño de esas políticas intenta di-
pater familiae. Paradójica situación de rigirse a paliar los problemas ligados
ruptura de la cohesión y tendencias ha- con el debilitamiento de la inclusión.
cia la emancipación, contenido central Los modelos de transferencia de recur-
del Modelo III, de sociedades con gra- sos, monetarios y no monetarios, a la
dos decrecientes de cohesión y grados unidad doméstica implican la voluntad
crecientes de demanda de igualdad y de generar un colchón de tiempo mien-
de reconocimiento de los intereses es- tras se espera el nuevo despliegue
pecíficos. Pésimo momento para la di- productivo de nuestras sociedades. De
fusión del pliego de peticiones de un hecho, los indicadores económicos de
feminismo contemporáneo que, ante desempeño de las economías regiona-
los ojos de la opinión pública conserva- les dan cuenta del inicio de una nueva
dora, requería más subordinación para fase productiva, orientada al mercado
superar la creciente pérdida de la cohe- externo, y basada en la exportación de
sión —resultante de la crisis económi- productos del sector primario con dife-
ca— y crecientemente imputaba a esta rentes niveles de valor agregado. Estas
diferenciación de intereses la crisis de transformaciones que han ayudado a
la estructura familiar, el incremento paliar la crisis económica y a mejorar
de los hogares con jefatura femenina, los niveles de pobreza no han permitido
las separaciones legales y de hecho y la todavía recuperar los niveles de bienes-
desorientación de jóvenes y adoles- tar de las sociedades. Adicionalmente,
centes en un contexto económico que se han configurado en ellas grupos que
les cerraba oportunidades de vida a la sufren especialmente esas privaciones y

196
Las políticas de género en América Latina

que comienzan a convertirse en indica- rechos de los otros. Existe entonces un


dores de ausencia de cohesión social, escenario muy favorable para repensar
entre ellos, adolescentes y jóvenes que los temas de cohesión social y género,
no trabajan ni estudian, trabajadores de incluso para proveer una respuesta posi-
edades medias que atraviesan situacio- tiva a la pregunta del panel. No sólo es
nes permanentes de desempleo, niveles posible vincular las políticas de género a
salariales bajos que se sostienen en la cohesión social, sino que hacerlo es
base al mantenimiento de tasas de des- una condición sine qua non. Estricta-
empleo importantes, hogares con jefa- mente, no sería posible pensar políticas
tura femenina y baja dotación de capital de cohesión sin incorporar simultánea-
humano. mente la perspectiva de género.

Este es el contexto en el que la cuestión Ahora, ¿cómo se diseñan políticas de


de la cohesión surge como una deman- cohesión que fortalezcan la igualdad
da relevante. Lo que ya no está hoy en de género? y, viceversa, ¿cómo se dise-
cuestión —en tanto se ha producido un ñan políticas de género que incremen-
verdadero cambio de época— es que el ten la cohesión?
rol de la mujer no puede constituirse
sólo en la variable interviniente para me-
jorar las condiciones de vida de la fami-
lia trabajadora y de sectores populares. CONCLUSIONES
El creciente reconocimiento legal a algu-
nos contenidos de una agenda de géne- El diseño de políticas de cohesión so-
ro llama notablemente la atención, pese cial sensibles a la dimensión de eman-
a la presión que ejercen grupos conser- cipación de género implica una reinge-
vadores para frenar su desarrollo. El re- niería del conjunto. En tanto la misma
ciente reconocimiento de la ciudad de afecta intereses establecidos alrededor
México al derecho al aborto, el debate del sistema de sexo/género vigentes,
imperante en varios países de la región no resulta fácil avanzar en ese camino
sobre el tema, entre ellos, Brasil, Uru- por el peso que impone la misma vi-
guay y Argentina, dan cuenta de la con- gencia de otros modelos. Esa búsqueda
solidación de esa agenda. El reconoci- será seguramente resultante de las ac-
miento a los diferentes, como en el caso ciones de debate teórico, formulación
de la unión civil que incluye a personas de políticas y acciones del movimiento
del mismo sexo en la ciudad de Buenos social de mujeres, dirigidas a hacer visi-
Aires, la disminución de la hostilidad ha- bles sus demandas. Estas demandas,
cia los diferentes, la fuerza del movi- por otra parte, suelen ser a veces más
miento gay&lesbian, son todos indica- reivindicativas de derechos que opera-
dores de una creciente apertura hacia la tivas y esto hace que el avance sea aún
tolerancia y el reconocimiento de los de- más lento.

197
María del Carmen Feijoo

En primer lugar, es necesaria una redefi- dado —socialización y afecto— pues


nición del espacio público y privado y la una máquina podía hacer el primero y
ruptura de la atribución tradicional de sólo desde el rol de madre —biológica o
responsabilidades a hombres y mujeres sustituta— podía hacer el segundo.
en cada uno de ellos. Dicha ruptura im- ¿Cuánto deberíamos revisar de las tareas
plica también una revisión de la división de reproducción para desgajar lo que es
sexual del trabajo, con implicaciones trabajo que se puede tercerizar y cuida-
en términos de la división social del tra- do que hay que incentivar o reforzar? El
bajo, y mayor atención e inversión en desarrollo de ofertas de servicios colec-
servicios públicos que puedan ir apro- tivos es crucial en este campo. Esta se-
piándose crecientemente de tareas rea- paración del contenido de las tareas
lizadas en el ámbito privado de la fami- también permitiría una especialización
lia y atribuidas a las mujeres. En esta de las familias en el afecto más que en
redefinición de lo público y lo privado se la realización de la materialidad de las
incluye una reingeniería del uso del tareas reproductivas. Esta es la senda
tiempo, tal como se ha señalado reitera- también para pensar las transformacio-
damente en el debate de COFI y en las nes en términos de género y no sólo en
obras recientes de María Ángeles Durán relación con la cambiante posición de la
(2007) y Rosiska de Oliveira (2003). El mujer.
tiempo y el acceso a un uso más demo-
crático del mismo desde la perspectiva Esa centralidad nos lleva a la cuestión
de género se vislumbra como una pieza de las políticas de los estados, con fre-
clave en sociedades más cohesionadas cuencia inerciales frente a los aspectos
y respetuosas de los intereses específi- que estamos planteando. Buenos servi-
cos de hombres y mujeres. En fin, se tra- cios de cuidado infantil, escuelas de do-
ta de la agenda de la conciliación. ble jornada, regímenes laborales flexi-
bles a elección de los trabajadores/as,
Esa transformación incluye también in- sistemas de licencias optativas para ma-
corporar los recientes avances tecnoló- dres y padres, son caminos que deben
gicos a la realización de tareas que tie- explorarse sistemáticamente sin subor-
nen componentes de trabajo objetivo y dinarse a las disponibilidades finan-
otros de cuidado y que, con la actual di- cieras del Estado o del mercado. Este
visión sexual del trabajo, se convierten desarrollo de «lo que queremos» se en-
en su conjunto en tareas de cuidado, cuentra muchas veces opacado hasta
por supuesto, de responsabilidad feme- por la misma probabilidad de pensarlo.
nina. Decía hace más de veinte años la
feminista cubano-argentina Isabel Lar- Por último, esta redefinición de lo públi-
guía (1972) que en el cuidado infantil era co y lo privado, pasa centralmente por
necesario separar el componente de tra- políticas referidas a los derechos perso-
bajo —lavado de pañales— del de cui- nalísimos al cuerpo y a la construcción

198
Las políticas de género en América Latina

de identidades. Es central en este aspec- escenario de gran complejidad, legal,


to el tema del acceso a los derechos en ética y política, al que también será ne-
materia de salud sexual y reproductiva, cesario responder. Probablemente, parte
verdadero punto de articulación concre- de los problemas de la cohesión social li-
ta entre privado y público. Hay un largo gadas con nuevas identidades de género
debate en las páginas del foro, acerca de será parte de esta agenda.
la necesidad de reflexionar y generar de-
rechos alrededor de las nuevas realida- ¿Cómo podrán las políticas de los esta-
des de sexo/género, muy separadas ya dos abordar estas nuevas realidades?
de la original constitución binaria hom- Es parte de la discusión a la que este do-
bre/mujer. Aquí, el desarrollo de nuevas cumento intentó establecer un pequeño
tecnologías reproductivas nos abre un aporte.

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208
RELACIÓN DE AUTORES

Rosario Aguirre Judith Astelarra

Uruguaya, socióloga y profesora titular Es profesora de Sociología en la Univer-


de Sociología en la Facultad de Ciencias sidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Sociales de la Universidad de la Repúbli- Fue decana de la Facultad de Ciencias
ca. Ha sido directora del Departamento Políticas y Sociología de la UAB (1992-
de Sociología y es responsable del Área 1997). Ex miembro del Consejo Rector
de Sociología de Género de ese departa- del Instituto de la Mujer, España (1983-
mento. Ha sido fundadora del Área Mu- 1990). Desde 2004 es miembro del Con-
jer y Desarrollo del Centro Interdiscipli- sejo Asesor de la Fundación Carolina y
nario de Estudios sobre el Desarrollo de experta del Consejo de Cooperación
Uruguay. Desde hace más de dos déca- para el Desarrollo. En 2006 recibió la
das investiga acerca de la participación medalla President Macià de la Generali-
económica de las mujeres, familia y gé- tat de Catalunya, por la dedicación,
nero y, más recientemente sobre la arti- constancia y espíritu de iniciativa en su
culación entre trabajo y familia. actuación laboral. Entre sus publicacio-
nes recientes se encuentran: Participa-
ción de mujeres y hombres en la toma
de decisiones. Un análisis de cinco or-
Irma Arriagada ganizaciones europeas (Proyecto LIBRA,
Diputación de Barcelona, 2005). Veinte
Socióloga, egresada del doctorado de años de política de igualdad en España
Estudios Americanos con mención en (Editorial Cátedra, 2005). Políticas de gé-
Historia Económica y Social de la Uni- nero en la Unión Europea y algunos
versidad de Santiago, Chile y con estu- apuntes sobre América Latina (CEPAL,
dios en Sociología del Desarrollo en la Serie Mujer y Desarrollo, 2004). ¿Libres
Universidad de Londres (L.S.E.). Oficial e iguales? Sociedad y política desde el
de Asuntos Sociales de la Comisión Eco- feminismo (Santiago de Chile, CEM edi-
nómica para América Latina (CEPAL) en ciones, 2003).
Santiago. Escribe habitualmente en el
anuario de CEPAL, Panorama Social de
América Latina sobre temas de género,
políticas sociales, mercado laboral, fami- Lourdes Benería
lia e integración social. Ha dictado cur-
sos sobre temas sociales para estudian- Licenciada en Economía (Universidad
tes de postgrado en Argentina, Bolivia, de Barcelona), M.Ph. (Columbia Univer-
Chile, España, Perú y Uruguay, ha publi- sity) y Doctora en Economía (Columbia
cado libros y artículos en revistas acadé- University). Actualmente es profesora
micas sobre familia, capital social, géne- de la Universidad de Cornell. Dirigió es-
ro, mercado laboral y políticas sociales. tudios internacionales en el programa

209
Relación de autores

de planeamiento, el programa latinoa- empleo y la vida cotidiana (2001); el es-


mericano de estudios de género y el tudio de la doble presencia: una apuesta
programa global del cambio. Sirvió en por la conciliación de la vida laboral y fa-
el comité consultivo internacional para miliar (2002); el tiempo de trabajo en la
el informe de UNIFEM sobre Progresos negociación colectiva y sus efectos so-
de las mujeres del mundo (2000) y es ciales (2004). Es autora del libro Mujer y
miembro del Consejo consultivo inter- trabajo en España, 1985. Coautora de li-
nacional para el programa global de la bros y capítulos de libros: El empleo de
OIT sobre seguridad socioeconómica. las jóvenes; El treball i l’ocupació a Cata-
Ha sido miembro del Consejo consulti- lunya entre 1988-1998, entre otros.
vo de investigación del Instituto en Was-
hington, y del Consejo consultivo de po-
lítica económica, y es miembro actual
del directorio del PNUD de expertos de- Patrocinio de las Heras
signados en pobreza en América Latina
y el Caribe. Hoy su trabajo se centra en Diputada del Grupo Parlamentario So-
la informalización del mercado de traba- cialista de la Asamblea de Madrid en la
jo, la pobreza y el cambio urbano en VI Legislatura. Diplomada en Trabajo So-
América Latina. cial y Magisterio. Licenciada en Ciencias
Políticas y Sociología. Funcionaria de ca-
rrera del Cuerpo de Asistentes Sociales
de la Seguridad Social. Ha publicado di-
Pilar Carrasquer versos libros, ponencias y artículos so-
bre políticas sociales, cooperación al
Es profesora titular del Departamento de desarrollo, igualdad entre mujeres y
Sociología de la Universidad Autónoma hombres, y familia. Ha sido Concejala
de Barcelona (UAB). Desarrolla su activi- del Ayuntamiento de Madrid, Directora
dad investigadora sobre los trabajos de General de Acción Social de los Ministe-
las mujeres y las desigualdades de géne- rios de Trabajo y Seguridad Social y de
ro en el marco del QUIT (GRup d’Estudis Asuntos Sociales y Delegada Federal de
Sociològics sobre Vida Quotidiana i Tre- Asuntos Sociales del PSOE. Ha sido, en-
ball) del citado departamento. He reali- tre otros cargos, Presidenta de la Federa-
zado investigaciones sobre el perfil so- ción Española de Mujeres Progresistas.
ciolaboral del paro femenino en España
(1994); la situación de las trabajadoras
en el sector financiero español (1995);
cambios en las relaciones de género: in- María del Carmen Feijoo
dicadores sociales y políticas de igual-
dad de oportunidades (1997); las impli- Es Oficial de Enlace del Fondo de Pobla-
caciones del reparto del trabajo sobre el ción de Naciones Unidas en la Argenti-

210
Relación de autores

na, socióloga, egresada de la Universi- profesora e investigadora de FLACSO-


dad de Buenos Aires. Fue consultora de México. En la actualidad es Asesora en
diversos organismos internacionales, Población y Desarrollo en el Equipo de
Convencional Constituyente en la Refor- Apoyo Técnico para América Latina y el
ma Constitucional de 1994, Secretaria Caribe CST LAC.
Ejecutiva del Consejo Nacional de Coor-
dinación de Políticas Sociales, Subse-
cretaria de Equidad y Calidad Educativa
del Ministerio de Educación de la Na- Martín Hopenhayn
ción, Subsecretaria de Educación de la
Provincia de Buenos Aires. Es autora de Master en Filosofía de la Universidad de
numerosos libros y artículos. Sus últi- París VIII bajo la dirección de Gilles De-
mos libros son: Argentina. Escuela y Po- leuze. Desde 1984 publica artículos y li-
breza. Desafíos educativos en dos esce- bros en temas vinculados con el des-
narios del Gran Buenos Aires. Buenos arrollo social latinoamericano, aspectos
Aires, IIPE-UNESCO, octubre 2004 (en culturales de la globalización y crisis de
colaboración con Silvina Corbetta); y los paradigmas de la modernidad. Des-
Nuevo País, nueva pobreza. Buenos Ai- de 1989 es investigador de la División
res, 2° edición ampliada, Fondo de Cul- de Desarrollo Social de la CEPAL. Ha
tura Económica, Colección Breve, 2003. sido profesor de filosofía en la Universi-
dad de Chile (1980-1985, 1993 y 1998) y
Universidad Diego Portales (1983-1988).
Entre sus libros destacan: Ni apocalípti-
Cristina Gomes cos ni integrados: aventuras de la mo-
dernidad en América Latina (Santiago y
Es médica, graduada en la Universidad México, FCE, 1994 y 1996); Después del
Federal de Rio de Janeiro y cuenta con nihilismo: de Nietzsche a Foucault (Bar-
un Doctorado en Estudios de Población celona y Santiago, Ed. Andrés Bello,
en el Colegio de México. Sus especiali- 1997 y 2005); y América Latina, desigual
dades son el envejecimiento poblacio- y descentrada (Buenos Aires, Norma,
nal, familia, pobreza y salud, con énfasis 2005).
en el diagnóstico, diseño, monitoreo y
la evaluación de políticas orientadas a
grupos que viven en pobreza o en re-
giones marginadas. En estos temas ha María Jesús Izquierdo
desarrollado consultorías a nivel guber-
namental en Brasil y México y para or- Profesora de la Universidad Autónoma
ganismos internacionales como el Po- de Barcelona y Directora del Observato-
pulation Council, la Fundación Ford y el rio para la Igualdad de esta misma uni-
UNFPA EAT. Durante ocho años ha sido versidad. Autora entre otras obras de

211
Relación de autores

El malestar en la desigualdad (Ed. Cáte- cional Autónoma de México. Profesora


dra), Cuando los amores matan. Conflic- del departamento de Ciencia Política del
to y cambio en las relaciones de edad y Instituto Tecnológico Autónomo de Mé-
de género (Ed. Libertarias), Sin vuelta xico. Directora de la revista Debate Fe-
de hoja. Sexismo: poder, placer y tra- minista. Activista feminista, integrante
bajo (Ed. Bellaterra). de varias asociaciones civiles. Su libro
más reciente es: Feminismo: transmi-
siones y retransmisiones. México, Tau-
rus, 2006.
Clara Jusidman

Es economista por la Universidad Na-


cional Autónoma de México y fue in- Juliana Martínez
vestigadora de El Colegio de México.
Es especialista en desarrollo y política Doctora en Sociología egresada de la
social, mercados de trabajo y equidad Universidad de Pittsburg. Es investiga-
de género. Ha trabajado durante 20 dora del Instituto de Investigaciones So-
años en el Gobierno Federal. Actual- ciales de la Universidad de Costa Rica;
mente es Presidenta Honoraria de INCI- docente de la Escuela y Maestría de
DE Social A. C., una organización civil Ciencias Políticas de esta misma univer-
que trabaja proyectos de democracia, sidad: y consultora para organizaciones
diálogo social, desarrollo social y dere- como UNRISD y OIT. Integra el equipo
chos humanos. Es miembro del Conse- técnico que apoya la elaboración de la
jo Asesor de la UNICEF y del Informe de política de igualdad y equidad de géne-
Desarrollo Humano del PNUD en Méxi- ro para Costa Rica 2007-2017. Ha publi-
co, y consejera de la Comisión de Dere- cado diversos artículos y tiene actual-
chos Humanos del D.F. Ha publicado mente dos libros en prensa sobre
varios artículos y libros sobre empleo, regímenes de bienestar en América Lati-
sector informal, desarrollo y política so- na, el papel de las políticas sociales y de
cial, derechos económicos, sociales y las políticas conciliatorias.
culturales, equidad de género, partici-
pación ciudadana y desarrollo de la so-
ciedad civil.
Guillermo Monge

Ingeniero civil y Magíster en Ciencias


Marta Lamas Políticas de la Universidad de Costa
Rica. Es consultor independiente. Sus
Etnóloga, con una maestría en Ciencias áreas de especialidad son: política so-
Antropológicas por la Universidad Na- cial, estrategias de gestión estatal, y

212
Relación de autores

evaluación de programas. En los últi- Ana Sojo


mos años ha realizado trabajos de in-
vestigación, docencia y asesoría sobre Costarricense, funcionaria de la División
equidad de género y políticas públicas de Desarrollo Social de CEPAL en San-
en varios países de América Latina. tiago de Chile. Doctorado en Ciencias
Económicas y Sociales y Master en So-
ciología, Universidad Libre de Berlín. In-
vestigadora y asesora técnica en políti-
Luis Mora cas contra la pobreza; reformas de
salud; riesgo social y políticas de asegu-
Es Asesor Regional en Género y Mascu- ramiento; cohesión social; reformas de
linidades para América Latina y Caribe gestión en política social. Fue profesora
del Equipo de Asistencia Técnica (EAT) de pregrado y postgrado en la Universi-
del Fondo de Población de las Naciones dad de Costa Rica y en la Universidad
Unidas (UNFPA), con sede en México. Nacional de Costa Rica e Investigadora
Anteriormente, se desempeñó en dife- en el Instituto de investigaciones en
rentes cargos en el Alto Comisionado de Ciencias Económicas de la Universidad
Naciones Unidas para los Refugiados de Costa Rica, y consultora de CRIES,
(ACNUR), Programa de Naciones Uni- ICADIS, UNITAR y UNESCO. Vasta expe-
das para el Desarrollo (PNUD) y Fondo riencia internacional como conferencis-
de Desarrollo de Naciones Unidas para ta. Ha publicado numerosos artículos
la Mujer (UNIFEM) en África Central, especializados y dos libros; coautora de
Haití y México, respectivamente. Ha un libro y coeditora de dos. Colaborado-
sido profesor en la Universidad Popular ra en varias publicaciones especializa-
de Oslo (Noruega), en la Universidad de das de CEPAL, coordinó el libro de CE-
Yaundé (Camerún), y profesor invitado PAL (2007): Cohesión social: inclusión y
en el Instituto de Desarrollo y Coopera- sentido de pertenencia en América Lati-
ción (IUDC-UCM) y en el Instituto Com- na y el Caribe.
plutense de Estudios Internacionales de
España. Ha sido co-coordinador de la
publicación Cohesión social, políticas
conciliatorias y presupuestos públicos: Joan Subirats
Una mirada de género (2006) y de la se-
rie de los estudios de caso sobre Géne- Dr. en Ciencias Económicas, Catedrático
ro, corresponsabilidad entre trabajo de Ciencia Política y Director del Institu-
productivo y reproductivo y presupues- to de Gobierno y Políticas Públicas en la
tos públicos (2007) en Colombia, Costa Universidad Autónoma de Barcelona.
Rica, Chile, Ecuador, México, Nicaragua, Especialista en temas de gobernanza,
Panamá y República Dominicana. gestión pública y en el análisis de políti-
cas públicas y exclusión social, así

213
Relación de autores

como en problemas de innovación de- nuevas tecnologías de la comunicación


mocrática, y sociedad civil. Colabora ha- en la educación.
bitualmente en el diario El País y otros
medios de comunicación.

Teresa Torns

Guillermo Sunkel Doctora en Sociología, es profesora ti-


tular del Departamento de Sociología
Sociólogo, PhD por la Universidad de en la Universitat Autònoma de Barce-
Birmingham, Inglaterra. Ha sido profe- lona (UAB). El tema nuclear de sus in-
sor de la Universidad de Chile y consul- vestigaciones ha sido los trabajos de
tor de diversos organismos estatales e las mujeres. En el último período, ha
internacionales. Ha publicado artículos ampliado el enfoque hacia la cuestión
y libros en temas de cultura y comunica- del tiempo, analizando las dificultades
ción. Actualmente, se desempeña como de la conciliación de la vida laboral y fa-
consultor de la División de Desarrollo miliar, y los vínculos entre el trabajo y el
Social de la CEPAL donde trabaja en te- bienestar en las sociedades contempo-
mas de juventud, familia, capital social y ráneas.

214
PRESENTACIÓN
La Fundación Carolina se constituye en octubre del año 2000 como una institución para la
promoción de las relaciones culturales y la cooperación en materia educativa y científica
entre España y los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, así como con
otros países con especiales vínculos históricos, culturales o geográficos.
Por su naturaleza, mandato y funciones la Fundación Carolina es una institución única en
el sistema español de cooperación al desarrollo, así como en el marco de la Comunidad
Iberoamericana de Naciones.

ACTIVIDADES
Programa de Formación

Tiene como objeto facilitar la ampliación de estudios en España de titulados universita-


rios, profesores, investigadores profesionales iberoamericanos, a través de tres modali-
dades de becas:
– Postgrado
– Doctorado y Estancias Cortas
– Formación Permanente
Se convocan anualmente alrededor de 1.500 becas y ayudas.

Programa de Investigación
Se realiza a través del Centro de Estudios para América Latina y la Cooperación Interna-
cional (CeALCI) mediante investigaciones directas, una convocatoria anual de Ayudas a la
Investigación y el desarrollo de líneas de investigación concertadas con diferentes cen-
tros europeos y latinoamericanos. El Programa se articula en torno a cuatro grandes te-
mas: estudios sobre América Latina, relaciones económicas internacionales, políticas pú-
blicas y calidad de la ayuda al desarrollo.

Programa Internacional de Visitantes


Se dirige a personas y grupos relevantes y con proyección de futuro en sus respectivos
países con el fin de conocer la realidad española y establecer contactos con personalida-
des e instituciones españolas de su ámbito de interés. Existen programas específicos
como Becas Líder, Líderes Hispanos de Estados Unidos, Jóvenes Políticos Iberoamerica-
nos o Mujeres Líderes Iberoamericanas.

Programa de Responsabilidad Social de las Empresas


Su objetivo es sensibilizar sobre la importancia de establecer mecanismos de concerta-
ción en los modelos de gestión e incorporar perspectivas de justicia, igualdad y solidari-
dad, para contribuir a un desarrollo sostenible desde el punto de vista económico, social
y medioambiental.
PUBLICACIONES
La Fundación Carolina, a través de su Centro de Estudios para América Latina y la Coo-
peración Internacional (CeALCI), ha iniciado una serie de publicaciones que reflejan las
nuevas orientaciones del centro y sus actividades. La Fundación pretende así servir de
plataforma de difusión de libros que respondan a los criterios de excelencia y relevancia
que definen las actuaciones del CeALCI.

Libros
Los libros son compilaciones de trabajos o monografías, tanto aquellas que hayan sido
elaboradas con apoyo de la Fundación como aquellas otras que por su interés y concu-
rrencia con sus objetivos así se decida. Los criterios de calidad científica de los materia-
les y de su coincidencia con las prioridades del Centro son por tanto los que determinan
la aceptación de los proyectos. El primer título de esta colección es “Las Cumbres Ibero-
americanas (1991-2005). Logros y desafíos”. La obra, elaborada por especialistas espa-
ñoles e iberoamericanos bajo la coordinación del profesor Celestino del Arenal, recoge
la historia, los logros y el futuro de las Cumbres, y ha sido editada en coedición con
Siglo XXI de España.

Documentos de Trabajo
Bajo la denominación Documentos de Trabajo se publican los informes finales de los
proyectos de investigación así como otros trabajos científicos y/o académicos que se
propongan y se consideren que tienen la suficiente calidad e interés para los objetivos
del Centro.
Con un formato ligero y con carácter divulgativo, son el instrumento que sirve para di-
fundir las investigaciones realizadas y promovidas por el CeALCI, específicamente las
propias investigaciones y las resultantes de las ayudas a la investigación. Además, pue-
den ser publicados como Documentos de Trabajo todos aquellos estudios que reúnan
unos requisitos de calidad establecidos y un formato determinado, previa aceptación
por el Consejo de Redacción.

Avances de Investigación (Edición electrónica)


Se editan en formato pdf, para su distribución electrónica y su acceso libre desde las
páginas web, aquellos Avances de Investigación que, a juicio del centro y con el visto
bueno del investigador, se considera oportuno con el fin de presentar algunos de los re-
sultados iniciales de las investigaciones para conocimiento por la comunidad científi-
ca, de tal forma que el autor o autores puedan tener reacciones y comentarios a sus tra-
bajos.
Estos Avances permiten también al CeALCI conocer los logros y dificultades en los pro-
yectos de investigación y modificar o reorientar, si fuera necesario, sus objetivos. En
principio se consideran susceptibles de edición electrónica en este formato aquellos
avances de investigación de proyectos que hayan sido objeto de financiación a través de
la Convocatoria de Ayudas a la Investigación, Becas de Estancias Cortas o informes rea-
lizados por encargo directo.

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