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18/2/2019 EL CAMINO DE MARIA . Edicion 1226. MARÍA EN LAS BODAS DE CANA.

"María es la mediadora ante el único Mediador que es …

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EL CAMINO DE MARÍA
LAS BODAS DE CANÁ
Edición 1226 - Domingo 20 de enero de 2019

Querido(a) suscriptor(a) de El Camino de María:

"Es particularmente significativo el texto del Evangelio de Juan, que nos


presenta a María en las bodas de Caná. María aparece allí como Madre
de Jesús al comienzo de su vida pública: « Se celebraba una boda en
Caná de Galilea y estaba allí la Madre de Jesús. Fue invitado también a la
boda Jesús con sus discípulos (Jn 2, 1-2). Según el texto resultaría que
Jesús y sus discípulos fueron invitados junto con María, dada su presencia
en aquella fiesta: el Hijo parece que fue invitado en razón de la madre. Es
conocida la continuación de los acontecimientos concatenados con

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aquella invitación, aquel « comienzo de las señales » hechas por Jesús —
el agua convertida en vino—, que hace decir al evangelista: Jesús «
manifestó su gloria, y creyeron en Él sus discípulos » (Jn 2, 11).

María está presente en Caná de Galilea como Madre de Jesús, y de modo


significativo contribuye a aquel « comienzo de las señales », que revelan
el poder mesiánico de su Hijo. He aquí que: « como faltaba vino, le dice a
Jesús su Madre: "no tienen vino". Jesús le responde: « ¿Qué tengo Yo
contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora » (Jn 2, 3-4). En el
Evangelio de Juan aquella « hora » significa el momento determinado por
el Padre, en el que el Hijo realiza su obra y debe ser glorificado (cf. Jn 7,
30; 8, 20; 12, 23. 27; 13, 1; 17, 1; 19, 27). Aunque la respuesta de Jesús a
su madre parezca como un rechazo (sobre todo si se mira, más que a la
pregunta, a aquella decidida afirmación: « Todavía no ha llegado mi hora
»), a pesar de esto María se dirige a los criados y les dice: « Haced lo que
Él os diga » (Jn 2, 5). Entonces Jesús ordena a los criados llenar de agua
las tinajas, y el agua se convierte en vino, mejor del que se había servido
antes a los invitados al banquete nupcial.

¿Qué entendimiento profundo se ha dado entre Jesús y su Madre?


¿Cómo explorar el misterio de su íntima unión espiritual? De todos modos
el hecho es elocuente. Es evidente que en aquel hecho se delinea ya con
bastante claridad la nueva dimensión, el nuevo sentido de la maternidad
de María. Tiene un significado que no está contenido exclusivamente en
las palabras de Jesús y en los diferentes episodios citados por los
Sinópticos (Lc 11, 27-28; 8, 19-21; Mt 12, 46-50; Mc 3, 31-35). En estos
textos Jesús intenta contraponer sobre todo la maternidad, resultante del
hecho mismo del nacimiento, a lo que esta « maternidad » (al igual que la
« fraternidad ») debe ser en la dimensión del Reino de Dios, en el campo
salvífico de la paternidad de Dios. En el texto joánico, por el contrario, se
delinea en la descripción del hecho de Caná lo que concretamente se
manifiesta como nueva maternidad según el espíritu y no únicamente
según la carne, o sea la solicitud de María por los hombres, el ir a su
encuentro en toda la gama de sus necesidades. En Caná de Galilea se
muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana,
aparentemente pequeño y de poca importancia « No tienen vino ». Pero
esto tiene un valor simbólico. El ir al encuentro de las necesidades del
hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en el radio de acción
de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. Por consiguiente, se
da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la
realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone « en
medio », o sea hace de mediadora no como una persona extraña,
sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede —más
bien « tiene el derecho de »— hacer presente al Hijo las necesidades de
los hombres. Su mediación, por lo tanto, tiene un carácter de intercesión:
María « intercede » por los hombres. No sólo: como Madre desea
también que se manifieste el poder mesiánico del Hijo, es decir su poder
salvífico encaminado a socorrer la desventura humana, a liberar al hombre
del mal que bajo diversas formas y medidas pesa sobre su vida.
Precisamente como había predicho del Mesías el Profeta Isaías en el
conocido texto, al que Jesús se ha referido ante sus conciudadanos de
Nazaret « Para anunciar a los pobres la Buena Nueva, para proclamar la
liberación a los cautivos y la vista a los ciegos ... » (cf. Lc 4, 18).

Otro elemento esencial de esta función materna de María se encuentra en


las palabras dirigidas a los criados: « Haced lo que Él os diga ». La
Madre de Cristo se presenta ante los hombres como portavoz de la
voluntad del Hijo, indicadora de aquellas exigencias que deben cumplirse.
para que pueda manifestarse el poder salvífico del Mesías. En Caná,
merced a la intercesión de María y a la obediencia de los criados, Jesús
da comienzo a « su hora ». En Caná María aparece como la que cree en
Jesús; su fe provoca la primera « señal » y contribuye a suscitar la fe de
los discípulos." (Redemptoris Mater, 21)

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MARÍA EN LAS BODAS DE CANÁ

Audiencia General del miércoles 26 de febrero de 1997

Queridos hermanos y hermanas:

1. En el episodio de las bodas de Caná, San Juan presenta la primera


intervención de María en la vida pública de Jesús y pone de relieve
su cooperación en la misión de su Hijo.

Ya desde el inicio del relato, el evangelista anota que «estaba allí la madre
de Jesús» (Jn 2,1) y, como para sugerir que esa presencia estaba en el
origen de la invitación dirigida por los esposos al mismo Jesús y a sus
discípulos(120), añade: «Fue invitado a la boda también Jesús con sus
discípulos» (Jn 2,2). Con esas palabras, San Juan parece indicar que en
Caná, como en el acontecimiento fundamental de la Encarnación, María
es quien introduce al Salvador.

El significado y el papel que asume la presencia de la Virgen se manifiesta


cuando llega a faltar el vino. Ella, como experta y solícita ama de casa,
inmediatamente se da cuenta e interviene para que no decaiga la alegría
de todos y, en primer lugar, para ayudar a los esposos en su dificultad.
Dirigiéndose a Jesús con las palabras: «No tienen vino» (Jn 2,3), María
le expresa su preocupación por esa situación, esperando una
intervención que la resuelva. Más precisamente, según algunos
exégetas, la Madre espera un signo extraordinario, dado que Jesús
no disponía de vino.

2. La opción de María, que habría podido tal vez conseguir en otra


parte el vino necesario, manifiesta la valentía de su fe porque, hasta
ese momento, Jesús no había realizado ningún milagro, ni en Nazaret
ni en la vida pública.

En Caná, la Virgen muestra una vez más su total disponibilidad a


Dios. Ella que, en la Anunciación, creyendo en Jesús antes de verlo,
había contribuido al prodigio de la concepción virginal, aquí, confiando en
el poder de Jesús aún sin revelar, provoca su «primer signo», la
prodigiosa transformación del agua en vino.

De ese modo, María precede en la fe a los discípulos que, como refiere


San Juan, creerán después del milagro: Jesús «manifestó su gloria, y
creyeron en Él sus discípulos» (Jn 2,11). Más aún, al obtener el signo
prodigioso, María brinda un apoyo a su fe.

3. La respuesta de Jesús a las palabras de María: «Mujer, ¿qué nos va a


mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora» (Jn 2,4), expresa un rechazo
aparente, como para probar la fe de su madre.

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Según una interpretación, Jesús, desde el inicio de su misión, parece


poner en tela de juicio su relación natural de hijo, ante la intervención de
su madre. En efecto, en la lengua hablada del ambiente, esa frase da a
entender una distancia entre las personas, excluyendo la comunión de
vida. Esta lejanía no elimina el respeto y la estima; el término «mujer», con
el que Jesús se dirige a su madre, se usa en una acepción que
reaparecerá en los diálogos con la cananea (ver Mt 15,28), la samaritana
(ver Jn 4,21), la adúltera (ver Jn 8,10) y María Magdalena (ver Jn 20,13),
en contextos que manifiestan una relación positiva de Jesús con sus
interlocutoras.

Con la expresión: «Mujer, ¿qué nos va a mi y a ti?», Jesús desea


poner la cooperación de María en el plano de la salvación que,
comprometiendo su fe y su esperanza, exige la superación de su
papel natural de madre.

4. Mucho más fuerte es la motivación formulada por Jesús: «Todavía no


ha llegado mi hora» (Jn 2,4).
Algunos estudiosos del texto sagrado, siguiendo la interpretación de San
Agustín, identifican esa «hora» con el acontecimiento de la Pasión. Para
otros, en cambio, se refiere al primer milagro en que se revelaría el poder
mesiánico del profeta de Nazaret. Hay otros, por último, que consideran
que la frase es interrogativa y prolonga la pregunta anterior: «¿Qué nos va
a mí y a ti? ¿no ha llegado ya mi hora?» (Jn 2,4)Jesús da a entender a
María que Él ya no depende de Ella, sino que debe tomar la iniciativa
para realizar la obra del Padre. María, entonces, dócilmente deja de
insistir ante Él y, en cambio, se dirige a los sirvientes para invitarlos a
cumplir sus órdenes.

En cualquier caso, su confianza en el Hijo es premiada. Jesús, al que


Ella ha dejado totalmente la iniciativa, hace el milagro, reconociendo
la valentía y la docilidad de su Madre: «Jesús les dice: "Llenad las
tinajas de agua". Y las llenaron hasta el borde» (Jn 2,7). Así, también la
obediencia de los sirvientes contribuye a proporcionar vino en abundancia.

La exhortación de María: «Haced lo que Él os diga», conserva un valor


siempre actual para los cristianos de todos los tiempos, y está destinada a
renovar su efecto maravilloso en la vida de cada uno. Invita a una
confianza sin vacilaciones, sobre todo cuando no se entienden el
sentido y la utilidad de lo que Cristo pide.

De la misma manera que en el relato de la cananea (ver Mt 15,24-26) el


rechazo aparente de Jesús exalta la fe de la mujer, también las palabras
del Hijo «Todavía no ha llegado mi hora», junto con la realización del
primer milagro, manifiestan la grandeza de la fe de la Madre y la fuerza
de su oración.

El episodio de las bodas de Caná nos estimula a ser valientes en la fe


y a experimentar en nuestra vida la verdad de las palabras del
Evangelio: «Pedid y se os dará» (Mt 7,7; Lc 11,9).

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18/2/2019 EL CAMINO DE MARIA . Edicion 1226. MARÍA EN LAS BODAS DE CANA. "María es la mediadora ante el único Mediador que es …

"María es la mediadora ante


el único Mediador que es Cristo".

Santo Tomás de Aquino

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EL CAMINO DE MARÍA . Edición 1226
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