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EL CULTO Y LA INTERCESIÓN DE

MARÍA
EN LA VIDA DEL DISCÍPULO DE CRISTO
Enseñanza al grupo de Discipulado de Familias
Carismáticas de Mar del Plata – 1º de octubre de 2016
Dos palabras: CULTO e INTERCESIÓN 2

• No vamos analizar el papel de María en la Escritura.


• No es un tratado de Mariología.
• No vamos a estudiar los dogmas marianos.
• No vamos a profundizar el origen y el sentido de las
advocaciones.
• No vamos a…. VER MUCHOS OTROS TEMAS…
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TRES PASOS PARA NUESTRA PRESENTACIÓN 3

I- PARTIENDO DE LA ESCRITURA

II- DOS TEXTOS DEL MAGISTERIO DE LA


IGLESIA

III- ALGUNOS OTROS CONCEPTOS Y


CONCLUSIONES PRÁCTICAS
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I- PARTIENDO DE LA ESCRITURA 4

Tres textos bíblicos del NT

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Jn 2,1-2. 1 Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre
de Jesús estaba allí. 2 Jesús también fue invitado con sus discípulos. 3 Y como faltaba
vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». 4 Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué 5
tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». 5 Pero su madre dijo a los
sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».
6
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos,
que contenían unos cien litros cada una. 7 Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua
estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. 8 «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven
al encargado del banquete». Así lo hicieron. 9 El encargado probó el agua cambiada
en vino y como ignoraba su o rigen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado
el agua, llamó al esposo 10 y les dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando
todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el
buen vino hasta este momento».
11
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así
manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él. 12 Después de esto, descendió a
Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, y permanecieron allí unos
pocos días.

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Al texto se puede entrar en tres claves: 6

1. Cristológica. Jesucristo es el Vino Nuevo.


2. Mariológica. La intercesión de María.
3. Sacramental matrimonial. La bendición de la
pareja humana.

NO TENERLE MIEDO A LA PALABRA INTERCESIÓN


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La maternidad de María 7

Jn 19,25-27. 25 Junto a la cruz de Jesús, estaba


su madre y la hermana de su madre, María,
mujer de Cleofás, y María Magdalena. 26 Al ver a
la madre y cerca de ella al discípulo a quien él
amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu
hijo». 27 Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu
madre». Y desde aquel momento, el discípulo la
recibió en su casa.

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María en oración con los discípulos.
María y Pentecostés. María mujer del Espíritu 8

Hch 1,14
14
Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de
algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.
Hch 2,1-4
1
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. 2 De
pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que
resonó en toda la casa donde se encontraban.
3
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por
separado sobre cada uno de ellos. 4 Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía
expresarse.
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II- DOS TEXTOS DEL MAGISTERIO
DE LA IGLESIA 9

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1. Constitución Dogmática Lumen Gentium 10

Del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia 21 de noviembre


de 1964

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Ocho capítulos 11

I- El misterio de la Iglesia.
II- El pueblo de Dios.
III- De la constitución jerárquica de la Iglesia y en
particular sobre el Episcopado.
IV- Los laicos.
V- Universal vocación a la santidad en la Iglesia.
VI- De los religiosos.
VII- Índole escatológica de la Iglesia peregrinante y
su unión con la Iglesia celestial.
VIII- La bienaventurada Virgen María, Madre de
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Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia.
Lumen Gentium 12

LG 60. Uno solo es nuestro Mediador según las palabra del Apóstol: «Porque uno es
Dios, y uno también el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que
se entregó a sí mismo para redención de todos» (1 Tm 2, 5-6). Sin embargo, la misión
maternal de María para con los hombres no oscurece ni disminuye en modo alguno esta
mediación única de Cristo, antes bien sirve para demostrar su poder. Pues todo el
influjo salvífico de la Santísima Virgen sobre los hombres no dimana de una
necesidad ineludible, sino del divino beneplácito y de la superabundancia de los
méritos de Cristo; se apoya en la mediación de éste, depende totalmente de ella y
de la misma saca todo su poder. Y, lejos de impedir la unión inmediata de los
creyentes con Cristo, la fomenta.
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Lumen Gentium 13

LG 62a. Esta maternidad de María en la economía de gracia perdura sin cesar desde el
momento del asentimiento que prestó fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar
al pie de la cruz hasta la consumación perpetua de todos los elegidos. Pues, asunta a los cielos,
no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa
obteniéndonos los dones de la salvación eterna [186]. Con su amor materno cuida de los
hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean
conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en
la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora [187]. Lo cual,
embargo, ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada a la dignidad y eficacia
de Cristo, único Mediador [188].

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Lumen Gentium 14

LG 62b. Jamás podrá compararse criatura alguna con el Verbo encarnado y


Redentor; pero así como el sacerdocio Cristo es participado tanto por los
ministros sagrados cuanto por el pueblo fiel de formas diversas, y como la
bondad de Dios se difunde de distintas maneras sobre las criaturas, así también
la mediación única del Redentor no excluye, sino que suscita en las criaturas
diversas clases de cooperación, participada de la única fuente.
La Iglesia no duda en confesar esta función SUBORDINADA de María, la
experimenta continuamente y la recomienda a la piedad de los fieles, para que,
apoyados en esta protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador
y Salvador.
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LG 66. María, ensalzada, por gracia de Dios, después de su Hijo, por encima de todos los
ángeles y de todos los hombres, por ser Madre santísima de Dios, que tomó parte en los
misterios de Cristo, es justamente honrada por la Iglesia con un culto especial. Y,
ciertamente, desde los tiempos más antiguos, la Santísima Virgen es venerada con el título de 15
«Madre de Dios», a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y
necesidades [192]. Por este motivo, principalmente a partir del Concilio de Éfeso, ha crecido
maravillosamente el culto del Pueblo de Dios hacia María en veneración y en amor, en la
invocación e imitación, de acuerdo con sus proféticas palabras: «Todas las generaciones me
llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi maravillas el Poderoso» (Lc 1,48-49). Este
culto, tal como existió siempre en la Iglesia, a pesar de ser enteramente singular, SE
DISTINGUE ESENCIALMENTE del culto de adoración tributado al Verbo encarnado,
lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, y lo favorece eficazmente, ya que las diversas
formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha venido aprobando dentro de los
límites de la doctrina sana y ortodoxa, de acuerdo con las condiciones de tiempos y lugares y
teniendo en cuenta el temperamento y manera de ser de los fieles, hacen que, al ser honrada
la Madre, el Hijo, por razón del cual son todas las cosas (cf. Col 1, 15-16) y en el que
plugo al Padre eterno «que habitase toda la plenitud» (Col 1,19), sea mejor conocido,
amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos.
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LG 67. El santo Concilio enseña de propósito esta doctrina católica y amonesta a la vez a todos
los hijos de la Iglesia que fomenten con generosidad el culto a la Santísima Virgen,
particularmente el litúrgico; que estimen en mucho las prácticas y los ejercicios de piedad hacia
ella recomendados por el Magisterio en el curso de los siglos y que observen escrupulosamente 16
cuanto en los tiempos pasados fue decretado acerca del culto a las imágenes de Cristo, de la
Santísima Virgen y de los santos[193]. Y exhorta encarecidamente a los teólogos y a los
predicadores de la palabra divina a que se abstengan con cuidado tanto de toda falsa
exageración cuanto de una excesiva mezquindad de alma al tratar de la singular dignidad
de la Madre de Dios [194]. Cultivando el estudio de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres
y Doctores y de las liturgias de la Iglesia bajo la dirección del Magisterio, expliquen
rectamente los oficios y los privilegios de la Santísima Virgen, que SIEMPRE TIENEN
POR FIN A CRISTO, ORIGEN DE TODA VERDAD, SANTIDAD Y PIEDAD. En las
expresiones o en las palabras eviten cuidadosamente todo aquello que pueda inducir a
error a los hermanos separados o a cualesquiera otras personas acerca de la verdadera
doctrina de la Iglesia. Recuerden, finalmente, los fieles que la verdadera devoción no consiste
ni en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la
fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un
amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes.
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2. Exhortación Apostólica Marialis cultus 17

Del Papa Pablo VI


para la recta
ordenación y
desarrollo del culto a
la Santísima Virgen
María del 2 de
febrero de 1974
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Marialis cultus: Tres grandes partes 18

INTRODUCCIÓN: Ocasión, finalidad y división del documento


PARTE I: EL CULTO A LA VIRGEN EN LA LITURGIA
Sección primera: La virgen en la liturgia romana restaurada
Sección segunda: La Virgen modelo de la Iglesia en el ejercicio del culto
PARTE II: POR UNA RENOVACIÓN DE LA PIEDAD MARIANA
Sección primera: Nota trinitaria, cristológica y eclesial en el culto de la Virgen
Sección segunda: Cuatro orientaciones para el culto a la Virgen: bíblica, litúrgica,
ecuménica, antropológica 
PARTE III: INDICACIONES SOBRE DOS EJERCICIOS DE PIEDAD: EL ANGELUS Y EL SANTO ROSARIO
El Angelus
El Rosario
CONCLUSIÓN: VALOR TEOLÓGICO Y PASTORAL DEL CULTO A LA VIRGEN
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Marialis Cultus 19
PARTE II: POR UNA RENOVACIÓN DE LA PIEDAD MARIANA
MC 24. Pero el mismo Concilio Vaticano II exhorta a promover, junto al culto litúrgico, otras formas de piedad, sobre
todo las recomendadas por el Magisterio (67). Sin embargo, como es bien sabido, la veneración de los fieles hacia la
Madre de Dios ha tomado formas diversas según las circunstancias de lugar y tiempo, la distinta sensibilidad de los
pueblos y su diferente tradición cultural. Así resulta que las formas en que se manifiesta dicha piedad, sujetas al
desgaste del tiempo, parecen necesitar una renovación que permita sustituir en ellas los elementos caducos, dar
valor a los perennes e incorporar los nuevos datos doctrinales adquiridos por la reflexión teológica y
propuestos por el magisterio eclesiástico. Esto muestra la necesidad de que las Conferencias Episcopales, las
Iglesias locales, las familias religiosas y las comunidades de fieles favorezcan una genuina actividad creadora y, al
mismo tiempo, procedan a una diligente revisión de los ejercicios de piedad a la Virgen; revisión que
queríamos fuese respetuosa para con la sana tradición y estuviera abierta a recoger las legítimas aspiraciones
de los hombres de nuestro tiempo. Por tanto nos parece oportuno, venerables hermanos, indicaros algunos
principios que sirvan de base al trabajo en este campo.

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SECCIÓN PRIMERA: Nota trinitaria, cristológica y eclesial en el culto de la Virgen
MV 25. Ante todo, es sumamente conveniente que los ejercicios de piedad a la Virgen María EXPRESEN
CLARAMENTE LA NOTA TRINITARIA Y CRISTOLÓGICA QUE LES ES INTRÍNSECA Y ESENCIAL.
En efecto, el culto cristiano es por su naturaleza culto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo o, como se dice
en la Liturgia, AL PADRE POR CRISTO EN EL ESPÍRITU. En esta perspectiva se extiende 20
legítimamente, aunque de modo esencialmente diverso, en primer lugar y de modo singular a la Madre del
Señor y después a los Santos, en quienes, la Iglesia proclama el Misterio Pascual, porque ellos han sufrido
con Cristo y con Él han sido glorificados (68). EN LA VIRGEN MARÍA TODO ES REFERIDO A CRISTO
Y TODO DEPENDE DE ÉL: EN VISTAS A ÉL, DIOS PADRE LA ELIGIÓ DESDE TODA LA
ETERNIDAD como Madre toda santa y la adornó con dones del Espíritu Santo que no fueron concedidos a
ningún otro. Ciertamente, la genuina piedad cristiana no ha dejado nunca de poner de relieve el vínculo
indisoluble y la esencial referencia de la Virgen al Salvador Divino (69). Sin embargo, nos parece particularmente
conforme con las tendencias espirituales de nuestra época, dominada y marcada por la "cuestión de Cristo" (70),
que en las expresiones de culto a la Virgen se ponga en particular relieve el aspecto cristológico y se haga de
manera que éstas reflejen el plan de Dios, el cual preestableció "con un único y mismo decreto el origen de María
y la encarnación de la divina Sabiduría" (71). Esto contribuirá indudablemente a hacer más sólida la piedad
hacia la Madre de Jesús y a que esa misma piedad sea un instrumento eficaz para llegar al "pleno
conocimiento del Hijo de Dios, hasta alcanzar la medida de la plenitud de Cristo" (Ef 4,13); por otra parte,
contribuirá a incrementar el culto debido a Cristo mismo porque, según el perenne sentir de la Iglesia,
confirmado de manera autorizada en nuestros días (72), "se atribuye al Señor, lo que se ofrece como servicio a la
Esclava; de este modo redunda en favor del Hijo lo que es debido a la Madre; y así recae igualmente sobre el Rey
el honor rendido como humilde tributo a la Reina" (73).
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Otros tres documentos para tener presente 21

Redemtoris
Catecismo Compendio
Mater de
de la Iglesia del
Juan Pablo
Católica Catecismo
II

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Textos para seguir profundizando… 22

Juan Pablo II, Carta Encíclica Redemptoris Mater. La bienaventurada Virgen María en la
vida de la Iglesia Peregrina, 25 de marzo de 1987. Todo el documento.

Catecismo de la Iglesia Católica, 11 de octubre de 1992. Especialmente números:


148ss., 165, 273, 411, 437, 466ss., 484, 490ss., 529, 721, 726, 829, 963ss., 972ss., 1014,
1171-1172, 1370, 1477, 1655, 1717, 2097, 2146, 2617-2618, 2674, 2676ss.

Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 28 de junio de 2005. Especialmente


números: 26,85, 88, 94-100, 104, 142, 196-199, 234, 240, 429, 546-547, 562-563.

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III- ALGUNOS OTROS CONCEPTOS Y
CONCLUSIONES PRÁCTICAS 23

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El cuidado de las palabras nos ayuda… 24

Único
DIOS Redentor Ascensión Mediador Salvador Creador
Dios
Nunca Nunca Nunca
“diosa”. “salvadora”. “creadora”.
MARÍA Corredentora Asunción Medianera
Siempre “ser Siempre Siempre
humano”. “salvada”. “creada”.

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EVITAR TODA MARIOLATRÍA!!! 25

Hay tres tipos de “cultos”:


1. DULÍA: es la veneración u honor que se da a los santos y ángeles. Del
latín dulia y del griego douleia significa literalmente “servidumbre”.
2. HIPERDULÍA: veneración más alta que se tributa solo a la Virgen María.
3. LATRÍA: es la adoración que sólo corresponde a Dios. Del latín latria y
del griego latreia significa literalmente “adoración”. Se usa como
sufijo de idolatría: adoración a los ídolos.

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La Iglesia Católica hace claro énfasis
en las distinciones de culto 26

Algunos números del Catecismo de la Iglesia nos


pueden ayudar:
• Desviaciones de culto: 2111, 2113, 2581.
• Adoración a Dios: 347, 1121, 1123, 2083, 2135.
• Culto a María: 971.
• Culto a los santos: 61, 956, 957, 2683.
• Culto a las imágenes: 2131, 2132, 2141.
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Algunos autores católicos sostienen que
hay cinco tipos de culto en la Iglesia 27

1. LATRIA ABSOLUTA: Es el culto dado solamente a Dios, Padre, Hijo


y Espíritu Santo.
2. LATRÍA RELATIVA: Es el culto dado a imágenes y/o reliquias de
Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo, Santísima Trinidad y Especies de
la Eucaristía).
3. HIPERDULÍA: Es el culto a la Santísima Virgen María.
4. DULÍA ABSOLUTA: Es el culto reservado a los ángeles y a los
santos.
5. DULÍA RELATIVA: Es el culto a las imágenes y a las reliquias de
santos.
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Concluimos con la Palabra: Lc 1,46-55 28

46
María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del
Señor, 47 y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi
salvador, 48 porque el miró con bondad la pequeñez de
su servidora. En adelante todas las generaciones me
llamarán feliz, 49 porque el Todopoderoso he hecho en
mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! 50 Su
misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
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Magnificat: Lc 1,46-55 29

51
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los
soberbios de corazón. 52 Derribó a los poderosos de su
trono y elevó a los humildes. 53 Colmó de bienes a los
hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
54
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su
misericordia, 55 como lo había prometido a nuestros
padres, en favor de Abraham y de su descendencia para
siempre».
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30

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