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SÍNTESIS DEL LIBRO “EL PODER DE LA VOLUNTAD”

Una de las facultades más valiosa del hombre es la voluntad, la razón de esto es que sin esta no se
puede encontrar la energía e impulso para desarrollar aquello que queremos llevar acabo, nos
ayuda a imprimir firmeza en las decisiones tomadas. De esta depende si hacemos o no hacemos
algo en concreto.

La voluntad hay que educarla continuamente porque si no esta puede sobrellevarse en exceso sino
se mide esto es la impulsividad o dejarla de lado a los cuales se les conoce como búlicos.

La voluntad se manifiesta cuando deseamos llevar acabo algún acometido, es decir, alguna acción
en concreta, pero no solo esta se puede desarrollar apara llevarlo a cabo, sino que puede tener el
efecto contrario.

Su función determinante es la de controlar el YO, ya que si este se impone muchas veces haremos
cosas que no debemos hacer, que llegaran a afectar a nuestro cuerpo, esto no siempre han de
enfrentarse en muchas ocasiones son aliados para llevar a la persona a hacer lo que más le vendría
bien.

Para que una idea se lleve a cabo se necesita de la voluntad ahí es donde entra el QUIERO, este
nos ayuda a manifestar y dar firmeza a lo que nos proponemos lograr, si se desea solo hay que
visualizarlo y llevarlo a cabo sin ninguna pausa ni obstáculo, repitiéndolo continuamente. Los
mayores enemigos de la voluntad son: la flojera, la inercia, la abulia, la indecisión y por tal motivo
hay que apartarlas de nuestra vida y repetirnos constantemente que no nos dejaremos apabullar por
estas.

Unos de los alicientes de la voluntad es la energía nerviosa, si esta falta puede hacer que la
motivación decaiga, pero también con es bien sabido todo en exceso hace daño, así que también
en derecho innecesario de energía nerviosa puede hacer enfermar nuestra voluntad, en su justa
medida esta logra que se pueda llevar a cabo la acción cuando la ocasión lo requiera.

Así como la energía nerviosa alienta la voluntad, por el contrario, el automatismo la perturba, este
no es más que esas fuerzas antagónicas que nos llevan a desviarnos de las metas o propósitos que
ya tenemos fijados, dejándolos a un lado, para dominar a este hay que tener una gran fuerza de
voluntad.

YOEMY BERENICE RODRÍGUEZ PÉREZ SECCIÓN: 153 M MATRÍCULA: 18-SPDT-1-019


El automatismo son los impulsos emocionales y el dejarnos llevar por estos hace que derrochemos
una gran cantidad de energía nerviosa, por este motivo debemos de educar a la voluntad para no
caer en estos impulsos.

Los impulsos emocionales son: el deseo de aprobación, la expansividad, la impaciencia, los


arrebatos y la rabia estos últimos nos pueden llevar a amargar permanentemente las relaciones con
los demás y con uno mismos. Estos impulsos pueden ser muy bien minimizados y controlados y
desviar esa energía que en otras cosas más productivas

La buena salud juega un importantísimo papel sobre el buen funcionamiento de las facultades
mentales, por lo que debemos de aplicar la voluntad para lograr una higiene racional capaz de
gobernar al estado físico.

Hay una serie de alimentos que nos ayudan a desarrollar la voluntad estos serían: carnes rojas
asadas, pescado, y carnes blancas, quesos frescos y pocos salados, legumbres verdes y amarillas,
tales como espinacas, acelgas, berros, lechugas, apio, zanahorias, remolacha, etc, estas últimas
especialmente crudas o ligeramente cocidas en poca cantidad de agua. Los alimentos
contraindicados intoxican y ocasionan un desgaste de la energía aportados por los otros.

Las costumbres tienen sobre el hombre una fuerza especial, estas se imponen y nos hacen realizar
acciones casi como si fueran necesidades fisiológicas imperiosas. Las costumbres tienden a
obligarnos a hacer las cosas en ocasiones hasta por inercia ya que las tenemos como una rutina, en
este caso la voluntad pude resultar hasta impotente para borrar definitivamente este tipo de
acciones, aunque este si puede eliminar dichos movimientos con rapidez, esto consiste en rechazar
con ahínco toda duda acerca del resultado de la lucha a entablar.

Para desarrollar la voluntad se necesita de ayuda, ya que nadie en esta vida puede aprender ni
triunfar por sí solo, todos necesitamos tantos de nuestras propias cualidades, así como de alguien
que se percatara de ellas, alguien noble que en algún momento nos tendiera la mano. Estas clases
de personas son llamadas altruistas.

La persona de voluntad firme debe de no solo procurar su beneficio, sino también ayudar aquellos
a los que somete el infortunio, aunque siempre cuidando de no contagiarse de las depresiones y el
desánimo.

YOEMY BERENICE RODRÍGUEZ PÉREZ SECCIÓN: 153 M MATRÍCULA: 18-SPDT-1-019

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