Está en la página 1de 6

Oera Linda

El Oera Linda es un manuscrito frisón del siglo XIII que trata sobre la
aventura civilizadora de los tempranos arios en el norte de Europa, el
mediterráneo y el Indostán. Su contenido es, en un estricto orden de
relevancia, mitológico, histórico y religioso. Fue custodiado desde el siglo IX
por la familia frisona de los Over de Linden y conservado en secreto hasta
que su último custodio, Cornelius Over de Linden, lo entregó a la Sociedad
Frisona para su estudio y análisis respectivo. Entre algunas curiosidades
relativas al libro se cuentan el ser el único documento escrito, hasta el
presente, que podría probar la existencia de la Atlántida; es también un
documento que revela un pasado matriarcal de la civilización occidental. El
manuscrito ha sido, no obstante, sindicado como apócrifo por sus
detractores. Esto puede explicarse, en parte, porque su polémico contenido
obliga a reescribir la historia de la humanidad, particularmente, en lo que
dice relación al origen del eje civilizador. Sin embargo, hasta la fecha,
ninguna de las pruebas científicas a las que ha sido sometido el papel y la
tinta del documento han podido probar que es falso. En el presente, el
manuscrito original se conserva en Tresoar, Frysk Histoarysk y Letterkundich
Sintrum en Leeuwarden.

1 Historia

2 Tipo de Escritura

3 Autenticidad

4 Contenido del Libro

5 Referencias

6 Artículos relacionados

7 Enlaces externos

Historia

El Oera Linda fue descubierto en 1867 cuando Cornelis Over de Linden


(1811-1874) entregó el manuscrito a Eelco Verwijs (1830-1880),
bibliotecario provincial de Frisia, para su traducción y publicación. La versión
en idioma neerlandés apareció en 1871 a cargo del Dr. J. G. Ottema, seguida
por la traducción al inglés de William Sandbach en 1876. Over de Linden
sostuvo que heredó el libro de su abuelo Andries Over de Linden a través de
una tía, conocida como Aadjie Meylhoff. En efecto, en 1820, en el pequeño
pueblo de Enkhuizen, frente a la isla Frisona de Texel, en Holanda, Andries
Over de Linden legó este a su hija Aafjie Meylhoff, quien conocía también
por él la sagrada tradición que de antiguo habían cultivado los miembros de
su familia. Andries Over de Linden murió a los 61 años y dejó al cuidado de
su hija Aafjie el manuscrito. Éste había pertenecido a la familia de los Over
de Linden por generaciones, a través de los siglos, pasando de padres a
hijos, con las estrictas instrucciones de preservarlo y protegerlo de la
autoridad, es decir, de la Iglesia. El heredero natural del Oera Linda era el
nieto de Andries Over de Linden, Cornelius Over deLinden, ya que el hijo de
Andries había muerto. Cornelius tenía entonces solo 6 años y esa fue la
razón por la que su tia Aafjie quedó al cuidado del libro. Ella legó este texto
al joven Cornelius cuando éste alcanzó la mayoría de edad.

En 1848 Cornelius recibió el manuscrito, pero no fue sino hasta 1867 que
encontró a alguien facultado para traducirlo. Ello ocurrió tras conocer, en la
Librería Provincial de Leeuwarden, a Dr. Verwijs, bibliotecario del lugar. Dr.
Verwijs fue el primero en advertir que se trataba de un manuscrito original
escrito en frisón antiguo. Solicitó entonces autorización a Over de Linden
para hacer una copia y presentarlo en la Sociedad de Estudios Frisones.
Verwijs trató de buscar financiamiento de la Sociedad, la que tenía a su
haber investigar la lengua y la historia de los antiguos frisones. Pero no
encontró un apoyó unánime a la iniciativa, pues los había quienes dudaban
de la autenticidad del Libro. Finalmente y tras muchos derroteros consiguió
la ayuda para financiar la primera traducción al neerlandés del Dr. Ottema,
quien además se procuró una primera edición del libro bajo el título de “Thet
Oera Linda Bok”.

En febrero de 1871 el Oera Linda fue presentado en la Sociedad de Estudios


Frisones y sólo cinco años después apareció la versión en inglés de William
Sandbach. Esta edición muestra el texto original Frisón impreso en la página
izquierda en caracteres romanos con la traducción inglesa a la derecha.
Cuando fue publicado creó cierto desamparo en los círculos académicos,
muy probablemente porque su aceptación significada una gran ruptura
cultural con las ideas tradicionales.

Tras su traducción al inglés ha habido también traducciones a otras lenguas


europeas. La más relevante de éstas es, sin duda, la traducción al alemán
realizada por el antropólogo Herman Wirth, en 1933, y reeditada luego con
patrocinio de la Ahnenerbe. La obra ha sido también traducida al castellano
por Hyranio Garbho y publicada en 2013 por Aurea Catena Editores.

El manuscrito original despliega en dos de sus página (páginas 46 y 47) un


mapa de caracteres con los que podría formarse cualquier letra del alfabeto
latino y griego. Este mapa arranca del sagrado símbolo conocido como
Kroder de Juul, el que figura a su vez como un calendario rúnico, cuyo inicio
del año viene marcado por el Solsticio de Invierno en el Hemisferio Norte,
fecha que según el Oera Linda celebra también el natalicio de la Madre de la
raza blanca, Frya. Del Kroder de Juul se forman los caracteres rúnicos en que
está escrito el Oera Linda. Según Gorsleben de este símbolo surgen también
las runas del futhark armanen. El alfabeto latino y griego, por su parte,
según los estudiosos del Oera Linda, imita los trazos rúnicos que se
fundamentan en el kroder de Juul, por lo que, contrariamente a lo afirmado
por la ciencia oficial, estos no derivan de la escritura fenicia, sino al revés.
Según Hyranio Garbho, en su introducción a la versión castellana del Oera
Linda, hay evidencias recogidas de los sistemas de escritura orkhónicos y
yenisei, que prueban la presencia de los ario-frisones, en esas tierras, en un
época tan remota como el segundo milenio antes de Cristo[1]. El Oera Linda
afirma que la civilización occidental viene de la lejana Âldland y que los ario-
frisones, luego del hundimiento de su tierra, se instalaron primero en el
norte de Europa, y avanzaron luego por mar hacia Cádiz y posteriormente
hacia las costas del mediterráneo. Obviamente esta aventura fue
capitalizada sólo por algunas tribus ario-frisonas; las restantes
permanecieron en las tierras del norte. Hacia el 2000 a.C. los ario-frisones
habrían llegado a las costas del norte de África, también a Grecia y el Asia
Menor, pasando luego a conquistar la lejana India, donde una tribu de ario-
frisones se habría establecido y permanecido allí hasta los tiempos de
Alejandro Magno. Según Hyranio Garbho la presencia de los ario-frisones en
esas regiones explicaría el desarrollo de la escritura orkhonica y yeniséi que
vemos luego aparecer en el siglo VIII[2]. Esta escritura tiene, en sus trazos,
un parecido asombroso con el rúnico nórdico, que a su vez, según el Oera
Linda y Gorsleben, es un sistema de escritura derivados del Kroder de Juul.
Todo esto viene a ratificar los relatos del Oera Linda, cuya autenticidad
queda cada vez mejor probada a medida que los nuevos investigadores, no
comprometidos con el pensamiento oficial, se aventuran en nuevas y
diversas empresas de indagación.

Autenticidad

Mucho se ha escrito sobre la autenticidad del Oera Linda y variadas son las
teorías y explicaciones que se han vertido. Pero lo cierto es que, aunque
más sugerentes unas que otras, hasta el presente no se ha podido probar
todavía que se trate de una falsificación. A más de ciento cuarenta años de
su primera aparición pública este documento sigue siendo todavía un
misterio.

Según Hyranio Garbho la razón principal del interés en hacer aparecer este
texto como falso yace en su contenido polémico. En un pasaje de su ensayo
titulado El Misterio del Oera Linda podemos leerle lo que sigue: "...el Oera
Linda fue desde su origen un texto imposible; un texto que chocó, desde su
génesis, con los credos y dogmas más arraigados de las in-formadas mentes
del siglo XIX. Ese texto nunca pudo haber sido escrito: esa fue la convicción
general a la que se llegó muy tempranamente. El libro ponía a prueba la
capacidad de los investigadores de ir más allá de sus propios límites,
obligándoles a romper ciertos esquemas habituales de pensamiento. Por
eso el libro no podía ser posible; y los intelectuales de la época le
arrebataron de entrada todo crédito. Esta actitud, con el tiempo, no ha
cambiado mucho. Los intelectuales de hoy, lo mismo que los de ayer, siguen
sentados en sus propios límites, aferrados con uñas y dientes a su propia
estructura de prejuicios. Temen a cualquier cosa que no encaje bien en sus
categorías de entendimiento. Y no estarán nunca dispuestos a abrir sus
mentes a lo que pone en cuestión sus convicciones más arraigadas. Es,
como muy bien sabemos, una simple cuestión de actitud: en ella se origina
-tanto ayer como hoy- todo el sesgo subsecuente [3].

En la opinión de este autor no puede afirmarse que el manuscrito es falso,


mientras no se pruebe científicamente (esto es, mediante pruebas de
fluorescencia de Rayos X para el análisis de la fibra y medida del grosor del
papel; pruebas de tinciones para determinar el tratamiento de la antigüedad
por "supuesta" coloración artificial; y análisis químicos para determinar la
presencia de colofonia, alumbre y caolín en la fabricación de las hojas) que
lo es. En su ensayo titulado El Misterio del Oera Linda Garbho desacredita
por completo la opinión de Goffe Jensma, el principal detractor de la
autenticidad del Oera Linda. Según este autor, para Jensma, "el Oera Linda
es una falsificación que no buscó ser una falsificación"[4].

Portada del Libro de Garbho donde defiende la autenticidad del Oera Linda

La tesis de Jensma, en extremo bizarra, "propone que tres sujetos,


presumiblemente involucrados en una disputa religiosa, decidieron
confabularse para falsificar un documento y demostrar, con ello, que los
puntos de vista de la posición contraria, en estas disensos religiosos, eran
falsos o espurios. Buscaban, quizá, parodiar la Biblia, aunque sólo
verosímilmente, puesto que esperaban ser descubiertos en el engaño y
demostrar así, por la vía de la analogía, que si ellos habían logrado
embaucar a un buen número de personas en este fraude, los autores de la
Biblia también podrían haber hecho lo mismo. Así, en el trasfondo de toda
esta parodia, se hallaría la intención manifiesta de probar el carácter
espurio, por no decir falso, de las Sagradas Escrituras; a la vez que imponer
los puntos de vistas modernistas, ostentados por los falsificadores, por
sobre la visión conservadora que dominaba entonces en el protestantismo
frisón de la época. Pero he aquí que, por diversas razones, el engaño fue
tomado muy en serio; y en poco tiempo había tantos defensores de la
autenticidad del libro que ya era muy tarde para retractarse o
desdecirse"[5]. Según Jensma los falsificadores habrían sido, a lo sumo, tres:
François HaverSchmidt, Cornelius Over de Linden y Eelco Verwijs.
HaverSchmidt, a quien Jensma sindica como el responsable principal del
fraude, habría sido el productor intelectual del libro, el inventor de las
historias, el creador de los caracteres pseudo-rúnicos en que está escrito el
texto; Verwijs habría actuado como editor y corrector de estilo y Cornelius
Over de Linden, el menos educado de los tres, como transcriptor o copista
del manuscrito.

Hyranio Garbho discute la tesis de Jensma por no ofrecer ninguna prueba


científica que avalen sus especulaciones. Según el filósofo chileno Jensma
basa sus argumentos en la tesis de otro investigador, el médico de
Leeuwarden Johann Winkler, al que reproduce casi al calco. Pero no presenta
ningún respaldo científico -ni siquiera un solo documento histórico- que
respalden sus hipótesis. El ficciona con la posibilidad que un pariente
cercano a Cornelius Over de Linden transmitió estos datos a Winkler, pero
no explica por qué habría que creerle más a este pariente (que ni siquiera
se sabe si existe, pues es solo una hipótesis de Jensma) que a Cornelius
Over de Linden, quien dice haber recibido el manuscrito de su abuelo, a
través de su tía.

Con todo, el asunto de la autenticidad del manuscrito no ha sido resuelto


aún. Aunque las evidencias se inclinan a favor de que es auténtico. En su
ensayo El Misterio del Oera Linda Garbho basa sus argumentos en los
resultados de la investigación científica llevada a cabo sobre el papel y la
tinta por las investigadoras holandesas Adriaan Kardinaal, Ellen van der
Grijn y Henk Porck, cuyo paper fue presentado en el Congreso del Libro de la
Asociación Internacional de los Historiadores del Papel en 2006. A partir de
estas evidencias Garbho concluye que hay más elementos a favor de la
tesis que el Oera Linda es auténtico a que es falso.

Contenido del Libro

Muchas son las historias que se relatan en el Oera Linda, pero entre ellas las
más fascinantes son las que guardan relación con la mitología griega y con
la Atlántida. De acuerdo con el Oera Linda, tras la catástrofe del
hundimiento de Âldland [6], los ario-frisones habrían comenzado a navegar
por el mundo conocido civilizando el área del Mediterráneo hasta llegar a la
India. Coincidentemente con la presencia de los arios en estas regiones de
la India, Mongolia y China, recientemente han sido halladas Momias en
territorio chino con aspecto nórdico, con pelo rubio o rojo, con ojos azules,
de estatura de más de 2 metros, conocidos también como el Hombre de
Cherchen, las que pueden hallar eco en estas migraciones. También, ya lo
hemos señalado, las escritura orkhonica y yeniséi podrían probar la
temprana presencia de los ario-frisones en esas regiones.

Otro de las cuestiones interesantes de este Libro es que reclama para sí una
fuente originaria Occidental en la que basar su sistema de gobierno y su
código moral para Europa y los europeos. El libro sitúa esta fuente original
en una comunidad mucho más antigua que los griegos, romanos y egipcios;
tan antigua que nos hace remontar a la Atlántida, a Thule, a la Hiperbórea
ancestral.
El libro también habla de las luchas que las Volkmöder debieron sostener
para mantener la libertad contra las invasiones y las influencias de los
príncipes y de los sacerdotes del enemigo proveniente de Este, gracias a las
cuales Europa fue (por lo menos hasta 1945) lo que fue.

La historia comienza en la Edad de Tauro, época en la que Adland es


devastada por maremotos y erupciones volcánicas, incendios de selvas e
inundaciones que cambiaron el rostro de Europa anunciando la llegada de la
Edad de Aries. Y es en el 2193 a.C. que la isla continental de Atland
desapareció, como la legendaria Atlántida, completamente desintegrada por
inmensas catástrofes. Muchos sobrevivientes lograron llevar su civilización a
otros sitios, viajando hacia Egipto y Creta [7]. En Atenas, Minerva, una
Volkmöder frisia fundaría allí un enclave frisón del que derivaría luego la
magnificente Atenas.

Los pobladores de Atland veneraban un solo Dios, cuyo nombre de Wr-alda.


Frya era la primera de tres hermanas. Las otras se llamaban Lyda y Finda.
Lyda tenía la piel oscura y había originado las poblaciones negroides; Finda
tenía la piel amarilla y había originado las poblaciones orientales; Frya tenía
la piel clara.

Esta historia es de una sociedad racialmente protectora, con un alto estado


de conciencia y de libertad individual basado sobre una moral y un código
civil, donde hombres y mujeres eran respetados por sus intrínsecas
capacidades. De ellos derivan nuestro conceptos de libertad, nuestro
sentido del honor y las bases de nuestro lenguaje que estructuró nuestra
manera de pensar.

Referencias

↑ Oera Linda, versión castellana de Hyranio Garbho, Estudio Preliminar ISBN


978-956-353-355-2

↑ Hyranio Garbho, en el Estudio Preliminar a la versión castellana del


Secreto de las Runas de Guido von List ISBN 978-956-351-939-6

↑ Hyranio Garbho, El Misterio del Oera Linda, pág. 8

↑ Hyranio Garbho, El Misterio del Oera Linda, pág. 10

↑ Hyranio Garbho, El Misterio del Oera Linda, págs. 10 y 11

↑ Se entiende que Âldland es la Atlántida

↑ De hecho en el Oera Linda se menciona a Minos (Minosse),

También podría gustarte