Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Culler Jonathan, Breve Introducción A La Teoría Literaria
Culler Jonathan, Breve Introducción A La Teoría Literaria
Breve introducción a
la teoría literaria
Traducción castellana de
Gonzalo García
CRÍTICA
Barcelona
7
PREFACIO
AGRADECIMIENTOS
¿QUÉ ES LA TEORÍA?
tuales y _culturales. La teorí~, e~ est~ sentido, no es un conjun- • la idea de que la escritura expresa una verdad que resi-
to de metod?s para el estudto literano, sino una serie no articu- de fuera del texto, en la experiencia o la situación que
lada ~e escntos sobre absolutamente cualquier tema desde las expresa;
cuestwnes más técnicas de filosofía analítica hasta l;s diversas • o la noción de que la realidad es lo que está «presente»
maneras en que se ha pensado y se ha hablado de nuestro cuer- en un momento dado.
po. ~1 g~nero ,«te~ ría» incluye obras de antropología, cinemato- La teoría es, con frecuencia , una crítica belicosa de las no-
grafía, filo~ofí~, filos.ofía de la ciencia, gender studies, 1 historia ciones de sentido común y, más todavía, intenta demostrar
del.arte, htstona soctal y de las ideas, lingüística psicoanálisis que lo que damos por seguro como «de sentido com~» es,
s?clología Y. teoría política. Esas obras respond~n a las discu~ de hecho, una construcción histórica, una teoría particular
s~ones proptas de su campo, pero se han convertido en «tea- que ha llegado a parecernos tan natural que ya ni siquiera la
na» ~o~que su perspectiva o sus razonamientos son sugeren- percibimos como teoría. Al ofrecer una crítica de lo aparen-
tes ~ utiles para_estudiosos de otras disciplinas. Las obras que temente razonable y desarrollar la exploración consigu_iente
devienen «teona~> ofrecen e~plicaciones que otros pueden de concepciones alternativas, la teoría nos lleva a .cu~st10nar
usar sobre muy diversas cuestwnes: el significado, la naturale- las premisas o los supuestos más básicos en el estud10 de la
Z~_Y la cultura, el funcionamiento de la psique 0 la interrela- literatura, y perturba todo lo que se puede haber dado hasta
~10? ?e la experiencia privada y la pública o de la experiencia ahora por sentado: ¿Qué es el signific~do? ¿Qué es. un autor?
mdlvtdual y la de las grandes fuerzas históricas.
¿Qué es leer? ¿Qué es el «yo» o el su¡eto que escnbe, el q~e
lee, el que actúa? ¿Qué relación hay entre los textos y las cir-
cunstancias en que se producen?
Los efectos de la teoría Pero ¿podemos ver algún ejemplo de «~<;oría»? En ~ugar
de hablar sobre la teoría en general, sumer¡amonos al fm en
Si definimos la teoría por sus efectos prácticos, como aquello la obra de dos de los teóricos más influyentes y veamos a qué
que altera nuestra perspectiva, que nos hace ver de forma di- conclusiones llegamos. Trataremos dos casos relacionados pero
ferente _n~estros objetos de estudio y las prácticas de análisis, dispares, que implican críticas a algunas id~as de ~entido co-
¿de que t1po de efectos hablamos?
mún sobre el «sexo», la «escritura» y la «diferencia>>.
El e~ecto más importante de la teoría es que pone en duda
el «sent!do. ~omún», las ideas que son de sentido común so-
bre e~ stgnificado, 1~ escritura, la literatura o la experiencia. Foucault y el sexo
Por e¡emplo, la teona cuestiona:
• la concepción de que el significado de un enunciado 0 En su libro La historia de la sexualidad, el historiador de las
un ~exto se corresponde con lo que el autor «quería ideas Michel Foucault somete a análisis la que llama <<hipóte-
declf»;
sis represiva»: el lugar común según el cual el sex~ es algo
que, en épocas precedentes, particul.armente en el stglo XI~,
l. Literalmente, «estudios del género (sexual)», corriente de la crítica
norteamencanamoder?a, en la que cobran gran importancia las nociones ha sido reprimido y que la modermdad ha luchado por li-
d~l s~~o ~la o~1entac10n sexual de los diversos participantes en la comu- berar. No obstante, Foucault plantea que, lejos de ser algo
rucacwn litera~Ja. El nombre del movimiento juega en parte con los em natural que hubiera sido reprimido, el «sexo» es una idea
studzes o estudiOs sobre el género literario. (N. del t.) g e
compleja creada por la confluencia en el siglo XIX de un con-
¿Qué es la teoría? 17
I 6 Breve introducción a la teoría literaria
es evidente que tiene implicaciones más amplias, ya que im- do -el armazón conceptual con el que se nos impulsa a pen-
pulsa a sospechar de lo que se identifica como natural o como sar sobre el mundo- ejerce un gran poder. Poder/saber ha
un hecho: ¿acaso no podrían haberlo generado, por el con- originado, por ejemplo, la situación en la que se nos define
trario, los discursos de los expertos, las prácticas ligadas a dis- por nuestro sexo; ha originado la situación que define a una
cursos del saber que dicen describirlo? Según la explicación mujer como alguien que se realizará como persona al tener
de Foucault, lo que ha creado el «sexo» como un secreto de una relación sexual con un hombre. La idea de que el sexo
la naturaleza humana es la tentativa de conocer la verdad so- está fuera del.poder y se opone a él oculta el alcance genera-
bre los seres humanos. lizado del poder/saber.
Hay que tener en cuenta diversos aspectos importa~~es
de este ejemplo de teoría. La teoría de Foucault es anal1t1ca
Las jugadas de la teoría -analiza un concepto- pero es también inherentemente
especulativa, pues no hay evidencia que permit~ demostrar
Una característica de la reflexión que se convierte en teoría es que esta es la hipótesis correcta sobre la sex.ualidad. Es .de-
que realiza «jugadas» sorprendentes, que resultan útiles para cir, hay muchos elementos que hacen plausible su ext:hc~
el análisis de otros temas. Uno de estos movimientos es la ción, pero no hay prueba determinante. Foucault llamo cn-
hipótesis de Foucault conforme a la cual la supuesta oposi- tica «genealógica» a este tipo de investigación: exponer cómo
ción entre una sexualidad natural y las fuerzas sociales (el una categoría supuestamente fundamental , como la ~el
«poder») que la reprimen es en realidad, probablemente, una «sexo», es producida por prácticas discursivas . Una crítica
relación de complicidad: las fuerzas sociales originan la cosa como esta no pretende decirnos qué es el sexo «en verdad»,
(«sexo») que aparentemente intentan controlar. Una jugada sino que intenta averiguar cómo se ha creado ese con~ept,o.
subsiguiente -el «bonus» de la partida, por llamarlo así- Obsérvese que, en su análisis, Foucault no habla en nmg~n
sería preguntarse qué se consigue al ocultar esta complicidad caso de literatura; pero su teoría ha demostrado ser muy m-
entre el poder y el sexo (supuestamente reprimido por el po- teresante para los estudiosos de la literatura. Por un lado,
der). ¿Qué se consigue al mostrar esta interdependencia no porque la literatura trata de sexo; la literatura es uno de l~s
como dependencia, sino como oposición? La respuesta de lugares en donde se construye esa idea del sexo, y en la li-
Foucault es que así se enmascara la omnipresencia del poder: teratura se encuentra una defensa de la noción de que la
uno cree que está resistiéndose al poder al defender el sexo, identidad más profunda de las personas está ligada al tipo
y en realidad está operando completamente dentro de los de deseo que sienten por otro ser humano. La exp~cación de
términos establecidos por el poder. Por decirlo de otro modo, Foucault ha resultado importante para los estudiosos de la
mientras esa cosa llamada «sexo» aparenta estar fuera del po- novela y también para los que trabajan en es~udios ~ay Y
der, como algo que las fuerzas sociales intentan en vano con- lesbiana, o en general en los gender studies: La mfluencia de
trolar, el poder parece limitado, no parece demasiado pode- Foucault reside particularmente en haber mventado nuevos
roso (no puede domar al sexo). Pero en realidad el poder es objetos históricos: cosas como . el «sexo», e~ «castigo» o la
omnipresente: está en todas partes. «locura», que no se había considerado preVlame~te que tu-
El poder, para Foucault, no es algo que se ejerce; se ejer- vieran una historia. Sus obras tratan estos obJetos como
ce la dualidad «poder/saber>>: poder bajo la forma de saber o construcciones históricas y, por tanto , impulsan a analizar
saber bajo la forma de poder. Lo que creemos saber del mun- cómo las prácticas discursivas de un período -incluyendo la
20 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la teoría? 2I
literatura- pueden haber modelado las cosas que nos pare- un «complemento; cosa que sirve para completar otra o agran-
cen evidentes. darla hasta cierta medida». Entonces, ¿la escritura «comple-
ta» a la palabra al suplir algo esencial que le faltaba? ¿O bien
añade algo suplementario, de lo que el habla podría prescin-
Derrida y la escritura dir tranquilamente? Rousseau caracteriza repetidamente la
escritura como una mera adición, un añadido no esencial, in-
Como segundo ejemplo de «teoría», tan influyente como la cluso una «enfermedad del habla»: la escritura se compone
revi~ión fou~aultiana de la historia de la sexualidad, pero con de signos que introducen la posibilidad de la confusión, pues
matiCes que ilustran algunas diferencias importantes, podría- se los lee en ausencia del hablante, que no está presente para
mos tomar el análisis que el filósofo Jacques Derrida dedicó aclarar o rectificar. No obstante, aunque Rousseau califique la
a una discusión sobre la escritura y la experiencia en las Con- escritura de suplemento no esencial, sus obras la reflejan
f esiones, deJean-Jacques Rousseau. A Rousseau se le ha atri- como lo que completa o suple lo que se echa en falta en el ha-
buido con frecuencia el mérito de haber colaborado en el bla: se hace intervenir a la escritura para compensar las im-
nacimiento de la noción moderna del yo individual. perfecciones del habla, como por ejemplo la posibilidad de
Pero antes, veamos algunos antecedentes. Tradicionalmen- confusión. Así, Rousseau escribe en las Confesiones, el libro
te, la filosofía occidental ha diferenciado la «realidad» de la que inaugura la noción del yo como realidad «interior» des-
«aparien~ia», las «cosas>~ en sí de sus «representaciones» y el conocida por la sociedad, que ha optado por escribir ese
«pensamie~to» de los «signos» que lo expresan. Los signos y libro y esconderse de la sociedad porque en sociedad se mos-
representaciOnes, en esta perspectiva, no son sino un camino traría «no sólo en desventaja, sino completamente diferente a
de acercami:nto a la realidad, a la verdad o a las ideas; y de- lo que soy ... Si estuviera presente, la gente nunca hubiera
ben ser lo mas transparente posible, no deben estorbar no han conocido mi valor». Para Rousseau, entonces, su yo «verda-
de afectar ~ infectar el pensamiento o la verdad qu~ repre- dero» es diferente del yo que se muestra en la conversación
sentan. Segun este esquema, el habla parece ser la manifesta- con los demás, y requiere de la escritura para suplir los signos
ción. o la presencia inmediata del pensamiento, en tanto que la equívocos de su habla. La escritura adquiere de repente un
escntur~, que opera en ausencia del emisario del mensaje, se papel esencial porque el habla tiene rasgos que antes parecían
ha considerado una representación artificial y secundaria del ser propios de la escritura: como la escritura, se compone de
habla, un signo, potencialmente engañoso, de otro signo. signos que no son transparentes, que no transmiten sin más el
. Rousseau se inscribe en esta tradición, que ha pasado a significado que el hablante tiene en mente, sino que están
u;tegrarse en el sentido común, al escribir: <<Los lenguajes es- abiertos a la interpretación.
tan hechos para ser hablados; la escritura sirve sólo de suple- La escritura es un suplemento del habla, pero el habla es
~ento al habl~». En este punto interviene Derrida, pregun- igualmente un suplemento; los niños, escribe Rousseau, apren-
tandose «¿Que es un suplemento?». En el Diccionario de uso den rápidamente a hablar para «suplir su debilidad . . . pues
del español de María Moliner 2 se dice que un suplemento es no es necesaria demasiada experiencia para darse cuenta del
placer que supone actuar a través de las manos de otros y mo-
2. El .autor citaba aquí la definición del Merriam Webster's. Parte de ver el mundo con solo mover la lengua». Derrida hace un
las referenc1as culturales y ejemplos literarios, así como las tiras cómicas se movimiento de deriva característico de las obras de «teorÍa>>
han adaptado en la versión española de este libro. (N. del t.) ' y trata este caso concreto como ejemplo de una estructura
¿Qué es la teoría? 23
22 Breve introducción a la teoría literaria
lógica general: una «lógica de la suplementariedad» que encuen- ma, sin suplementos ni signos intermedios; en su presencia
tra en las obras de Rousseau. Esta lógica es una estructura en la estructura la necesidad de suplementos es exactamente la
la que lo suplementado (el habla) acaba necesitando un suple- misma. De ;quí el grotesco incidente de tragarse la c?mi?a
mento, porque demuestra tener los mismos rasgos que origi- que ella se había llevado a la boca. La cadena de sustltuclo-
nalmente se pensaba que caracterizaban exclusivamente al nes podría continuar; incluso si Rousseau llegara a, como
suplemento (la escritura). Intentaré explicarme. se suele decir, «poseerla», perduraría la sensación de que
Rousseau necesita escribir porque cuando habla se le mal- Maman se le escapa y de que sólo es posible prometerse te-
interpreta. O , en términos más generales, necesita signos por- . nerla o recordar haberla tenido. Y quizá Maman sea también
que las cosas en sí no le satisfacen. En las Confesiones des- un sustituto de la madre que Rousseau nunca tuvo; madre
cribe su amor adolescente por Madame de Warens, en cuya que, a su vez no hubiera sido suficiente y que, como todas las
casa residía y a la que llamaba «Maman»: madres, hubiera generado insatisfacción y requerido suple-
mentos.
No acabaría nunca si tuviera que describir en detalle «A través de esta serie de suplementos», escribe Derrida,
todas las locuras que el recuerdo de mi querida Maman me «emerge una ley: la de una serie vinculada infinitamente, q_ue
hacía cometer cuando ya no estaba en su presencia. Cuántas multiplica ineludiblemente las mediaciones suplementanas
veces besé mi cama, recordando que ella había dormido allí, que producen la sensación de la misma_c~sa qu~ postergan: la
mis cortinas y todos los muebles de la sala, pues pertenecían impresión de la cosa en sí, de presenCia mmediata o de J?er-
a ella y su mano hermosa los había tocado, incluso el suelo, cepción imaginaria. Se deriva la inmediatez. Todo emp1~za
sobre el que me postraba, pensando en cómo ella había dis- por el intermediario». Cuanto más insiste un texto en la lm-
currido por él. portancia de la presencia de la cosa misma, más resulta que
muestra la necesidad de intermediarios. Estos signos o suple-
Esos objetos que menciona Rousseau funcionan, en la mentos son en realidad los responsables de que creamos que
ausencia de Maman, como suplementos o sustitutos de su pre- hay algo ahí fuera (como Maman) que podemos tocar y com-
sencia. Pero resulta que incluso en su presencia se mantiene prender. Lo que estos textos nos ense~~ es ~ue la idea del
la misma estructura, la misma necesidad de suplementos. El original la crean las copias, y que el ongmal s1emp_r~ resulta
texto continúa: diferido y no podemos alcanzarlo nunca. La concluswn es que
no podemos seguir manteniendo lo que nos dicta nue~t~o sen·
En ocasiones cometía, incluso en su presencia, extrava- tido común: que la realidad está presente y que el ongmal es
gancias que sólo el más violento amor parecía capaz de ins-
lo que estuvo presente. La experiencia, por el contrario, sufre
pirar. Un día, sentados a la mesa, justo cuando se había in-
troducido un bocado en la boca, grité que había un pelo en la mediación de los signos y el «original» es generado como
él. Dejó el bocado de nuevo en el plato; yo lo agarré y lo efecto de los signos o suplementos.
deglutí con avidez. Para Derrida los textos de Rousseau, entre otros, nos pro-
ponen que no co~cibamos la vida como una realidad e~t,erior
La ausencia de Maman, cuando ha de conformarse con a la que se superponen signos y textos con la ~era func~on de
sustitutos o signos que la recuerdan, se contrasta primero representarla, sino más bien como algo b~na_d_o d~, s1gnos,
con su presencia. Pero se advierte que su presencia no es un convertido en lo que es por procesos de s1gmflcacwn. Una
momento de satisfacción, de acceso inmediato a la cosa mis- obra puede pretender que la realidad es previa: al significado,
24 Breve introducción a la teoría literaria
¿Qué es la teoría? 25
pero de hecho muestra, en una formulación que se ha hecho
~rurosa, que «il n'y a pas de hors-texte» («No existe lo fuera- punto una obra literaria, como por ejemplo las Confesiones de
e -texto»): cuando c:eemos estar fuera de los signos y el tex- Rousseau, es en sí misma teórica: por una parte, ofrece un ra-
to Y ~canzar la ~reaftdad en sí misma», lo que encontramos zonamiento especulativo explícito sobre la escritura, el deseo
es m~s texto, mas stgnos, cadenas de suplementos. Escribe y la sustitución o suplementación, pero al mismo tiempo nos
Dernda: lleva a pensar sobre estos temas de acuerdo con formas implí-
citas en el texto. Foucault, por su parte, no nos propone con-
Lo que hemos intentado mostrar al seguir el hilo conduc- siderar cuán penetrantes o sabios son los textos, sino en qué
tor .del «suplemento peligroso» es que en lo que llamamos medida los discursos de médicos, científicos y novelistas, entre
la v~da re~ de esas criaturas «de carne y hueso» ... nunca ha otros, crean los objetos que dicen meramente analizar. Derri-
habido ma~ q~~ escritura, nunca ha habido más que suple- da muestra que las obras literarias son teóricas, Foucault que
mentos Y significados ~ustitutivos que sólo podían generarse los discursos del saber son creativamente productivos.
en una cadena de relaciOnes diferenciales ... y así indefinida-
mente, pues hemos leído en el texto que el presente absoluto También parece haber diferencias en las pretensiones de
la Naturalez~, lo que nombramos con palabras como «madr~ ambos y en las implicaciones que se derivan. Derrida quiere
real», etc:, Siempre se ha escapado, nunca ha existido; que explicarnos qué dicen o muestran los textos de Rousseau, por
es la escntur~, en tanto que desaparición de la presencia na - lo que la cuestión que surge a continuación es saber si lo que
tural, la que maugura el significado y el lenguaje. dicen los textos de Rousseau es cierto o no. Foucault aspira a
analizar un momento histórico determinado, de lo que se de-
~sto no quiere decir que no haya diferencia entre la p. re- riva la cuestión de si sus grandes generalizaciones son aplica-
sencia
. de. , Maman
. . o su ausencia,
· o entre un suceso «real» y uno bles también a otras épocas o lugares. Derivar cuestiones im-
~e flccion; tmplica ~ue su prese?c~a no es sino una forma par- plicadas en las afirmaciones, como acabamos de hacer, es ya
ticular de la ausencia, que conttnua precisando de mediacio- una manera de entrar en la «teoría» y practicarla.
nes y suplementos. Ambos ejemplos ponen de manifiesto que la teoría impli-
ca una forma práctica de especulación: las nuevas explicacio-
nes del deseo, el lenguaje, etc., suponen un desafío a nuestras
Qué nos muestran estos ejemplos ideas previas (que exista algo natural llamado «sexo», o que
los signos representen realidades preexistentes). De ese modo,
Foucault Y "?~rrida entran con frecuencia en una misma lista, nos incitan a pensar de nuevo en las categorías a las que recu-
la de los teonco.s «postestructuralistas» (véase el Apéndice), rrimos para reflexionar sobre literatura. Estos ejemplos mues-
pero estos. dos eJ~mplos de teoría presentan diferencias nota- tran la que ha sido la tarea principal de la teoría más reciente:
bles. Dern?a re~za una lectura, una interpretación de textos la crítica de todo lo que se toma por natural, la demostración
en los que Identifica el funcionamiento de una lógica. La pro- de que todo lo que se ha pensado o declarado como «natural»
huesta d~ Foucault, por el contrario, no se basa en textos (de es en realidad un producto histórico y cultural. Se podrá com-
echo, Cita ~ .núme!o sorprendentemente escaso de docu- prender lo que sucede recurriendo a un nuevo ejemplo: cuan-
mentos o practicas discursivas), sino que ofrece un esquema do Aretha Franklin canta You make me /eellzke a natural wo-
conceptual genéri~o para pensar sobre los textos y los discur- man («Haces que me sienta como una mujer natural»), pare-
sos en general. La Interpretación de Derrida muestra hasta qué ce contenta de hallarse confirmada en una identidad sexual
«natural», previa a la cultura, cuando un hombre la trata de
¿Qué es la teoría? 27
26 Breve introducción a la teoría literaria
las canciones, la transcripción de una conversación o las ratura considerada en sus relaciones con las instituciones socia-
autobiografías? les Pero incluso si nos limitamos a los dos últimos siglos, la
ca¡~goría de literatura escapa a nuestra definición: ¿aca~o
ciertas obras que hoy consideramos literatur~ -poe~as srn
Perspectiva histórica rima ni metro aparente, escritos en ellengua¡e prop10 ?~ la
conversación ordinaria- hubieran cumplido los reqmsttos
Basta con contemplarla bajo una ligera perspectiva histórica para que Madame de Staellos calificar~ de «~teratura»? Y de-
para que la cuestión se nos complique más. LI:.9 que hoy lla- beríamos dar entrada en nuestras constderactones a las cultu-.
mamos literatura se ha venido escribiendo desde hace más de ras no europeas, lo que complica todavía m~s la cuest~ón. Uno
veinticinco siglos, pero el sentido actual de la palabra litera- siente la tentación de abandonar y conclmr que es literatura
tura se remonta a poco más allá de 1800. Antes de esa fecha, lo que una determinada sociedad considera literatura; un con-
literatura y términos afines en otras lenguas europeas signifi- junto de textos que los árbitros de esa cultura reconocen
caban «escritos» o «conocimiento erudit~». j Todavía hoy se como pertenecientes a la literatura.
conserva en inglés o alemán la acepción común de «biblio- Desde luego, una conclusión como esta es totalmente
grafía» o «estudios» para litterature y Literatur, e incluso en insatisfactoria. No resuelve la cuestión, sólo la desplaza; en
español cabe esa acepción cuando se habla, por ejemplo, de lugar de preguntarnos qué es la ~teratura, debemos pregun-
«literatura médica». Las obras que hoy se estudian como lite- tarnos ahora qué es lo que nos rmpulsa (a nos~tros, o a l?s
ratura inglesa, española o latina en las escuelas y universi- miembros de otra sociedad) a tratar algo como literatura. ~rn
dades antes se consideraban sólo ejemplos excelsos del uso embargo, lo mismo ocurre en otras categorías, q~e n.o se ref~e
posible del lenguaje y la retórica, y no un tipo particular de ren a propiedades específicas sino sólo a. los cntenos, vana-
escritura. Eran muestras de una categoría mayor de prácticas bies, de cada grupo social. Tómese por e¡~mplo una pre~un
ejemplares de la escritura y el pensamiento, que incluía el dis- ta como «¿ Qué es una mala hierba_?». ¿Extste ~a ~sencta de
curso retórico, los sermones, la historia y la filosofía. No se la «malayerbidad», un algo espee1~l, .un no se que, que las
pedía a los estudiantes que los interpretaran, en el sentido en malas hierbas comparten y que las dtstmgue de las otras plan-
que se interpretan hoy las obras literarias, procurando explicar tas? Quien con su mejor voluntad se haya puesto. a escardar
«de qué tratan en realidad». Se llevaban a cabo otras tareas; un jardín sabe cuánto cuesta distinguir una mala hter~a de las
los estudiantes memorizaban las obras, estudiaban su gramá- otras plantas, y se preguntará cuál es el secr~to. ¿Que puede
tica, identificaban sus figuras retóricas y las estructuras o pro- ser? ¿Cómo se reconoce una m:Ja hierba? Bte?, el secreto es
cedimientos de la argumentación. Una obra como la Eneida que no hay secreto. Las malas. hterbas son sencillament~ pl~n
de Virgilio, que hoy se estudia como literatura, recibía un tra- tas que los jardineros no qmeren que c~ezca? en su _Jardm.
to muy diferente en las escuelas de antes de 1850. Quien tenga curiosidad por ellas perd~ra el ttempo st b~sc.a
lE! sentido moderno de literatura en Occidente, entendi- la naturaleza botánica de la «malayerbtdad», las caractenstt-
da como un escrito de imaginación, tiene su origen en los teó- cas .físicas o formales que hacen que una planta se~ un~ m_al.a
ricos del Romanticismo alemán de la transición de los si- hierba. En lugar de eso hay que emprender es~udtos htston-
glos XVlli y XIX y, por buscar una fuente concreta, en el libro cos, sociológicos y quizá psicológicos sobre lo~ tlpos de planta
que publicó en 1800 la baronesa francesa Madame de Stael, que se consideran indeseables por parte de diferentes grupos
muy cercana a los primeros románticos alemanes: De la lite- en diferentes lugares.
34 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 35
Quizá la literatura es como las malas hierbas. Pero esta tiene utilidad práctica evidente, pero ¿podemos conseguir ese
respuesta no elimina la pregunta; la reformula de nuevo: ¿qué mismo efecto si sacamos otras frases del contexto en que se
elementos de nuestra cultura entran en juego cuando trata- . clarifica su función? Tomemos una frase de un libro de ins-
mos un texto como literatura? trucciones, un prospecto, un anuncio, un periódico, y escri-
bámosla aislada sobre el papel:
Tratar textos como literatura Agítese enérgicamente y déjese reposar cinco minutos.
Supongamos que nos encontramos con una frase como la ¿Es literatura? ¿Lo he convertido en literatura al sacarlo
siguiente: del contexto práctico de unas instrucciones? Tal vez sí, pero
no está muy claro que lo haya logrado. Parece que nos falta
We dance round in a ring and suppose, algo: la frase no tiene recursos que nos permitan trabajar so-
But the Secret sits in the middle and k nows.
bre ella. Para que fuera literatura necesitaríamos, acaso, in-
(Bailamos en círculo y suponemos, ventar un título cuya relación con el <<Verso» creara problemas
Pero el Secreto sabe, sentado en el centro.) y obligara a ejercitar la imaginación: «El secreto», por ejem-
plo, o «La esencia de la compasión».
Bueno, ¿de qué se trata, y cómo lo sabemos? Dependerá No obstante, sería bastante más fácil si la frase sonara algo
en gran parte de dónde encontremos este texto. Si aparece en así como «Una nube de azúcar al alba, en la almohada», que
el apartado de horóscopo de un periódico, no será más que parece tener más oportunidades de ser literatura, pues no
una redacción in usualmente enigmática; pero si tiene valor de puede ser nada más que una imagen, lo que invita a un cier-
ejemplo, como en esta ocasión, podemos indagar las diversas to tipo de atención, invita a pensar. Eso sucede con los textos
posibilidades que nos ofrecen los usos corrientes del lengua- en los que la relación entre forma y contenido puede dar que
je. ¿Es quizá una adivinanza, y nos toca adivinar el Secreto? pensar. En esta perspectiva, la frase que abre un libro de filo-
O tal vez se trate de publicidad de un producto nuevo, el sofía como el de W. O. Quine, From a Logical Point o/View,
Secreto, pues es frecuente que la publicidad recurra a la rima podría ser considerada un poema:
-«Winston tastes good, like a cigarette should», «Recuérda-
Una cosa extraña
lo: con agua sólo cueces, con Avecrem enriqueces>>--- y se ha sobre el problema ontológico es su
ido volviendo progresivamente más enigmática, para intentar sencillez.
impactar a un público cada vez cansado. Aun así, esta frase
parece desligada de todo contexto práctico imaginable, in- Dispuesta en la página en esas tres líneas y rodeada de
cluida la venta de un producto. Si añadimos que el texto rima intimidatorios márgenes de silencio, la frase puede despertar
y que, tras las dos primeras palabras, sigue un esquema rít- una forma de atención que podríamos llamar «literaria»: un
mico regular de alternancia de sílabas átonas y tónicas (róund- interés por las palabras, por cómo se relacionan entre sí, qué
in-a-ríng-and-sup-póse), surge la posibilidad de que este texto implican, y especialmente un interés por saber cómo se rela-
pueda ser poesía, una muestra de literatura. cionan lo dicho y la manera en que se dice. Es decir, por es-
Algo no cuadra del todo, sin embargo; lo que origina la tar escrita de esa manera, la frase parece capaz de responder
posibilidad de que estemos ante un texto literario es que no a la idea moderna de poema y al tipo de atención que se aso-
36 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 37
vención fundamental: los participantes cooperan unos con un objetivo comunicativo superior.)!..a «literatura» es una eti-
otros y, por tanto, se comprometen a intercambiarse infor- queta institucionalizada que nos permite esperar razOnable-
mación relevante para la conversación. ISi le pregunto a al- mente que el resultado de nuestra esforzada lectura «valdrá la
guien si Manuel es un buen estudiañte' y me responde que pena»; y gran parte de las características de la literatura se
«suele ser puntual», interpretaré la respuesta presuponiendo deriva de la voluntad de los lectores de prestar atención y ex-
que mi interlocutor coopera conmigo y que lo que me dice es plorar las ambigüedades, en lugar de correr a preguntar «¿qué
relevante; de modo que no me quejaré de que no me haya res- quieres decir con eso?» ~
pondido, sino que entenderé que la respuesta está implícita La literatura, podríamos concluir, es un acto de habla o un
y se quiere decir que, aparte de la puntualidad, poco más se suceso textual que suscita ciertos tipos de atención. Contrasta
puede añadir de positivo sobre Manuel como estudiante. con otras clases de actos de habla, como es el transmitir infor-
Mientras no se demuestre lo contrario, un hablante presupo- mación, preguntar o hacer .una promesa.LE_n la mayoría de ca-
ne que la persona con la que habla coopera con él. sos, lo que como lectores nos impele a tratar algo como litera-
_En cuanto a la narración literaria, considerémosla parte . tura es, sencillamente, que lo encontramos en un contexto que
de una clase mayor de textos, los «textos expositivos narra- lo identifica como tal: en un libro de poemas, en un apartado
tivos»; la relevancia de estos enunciados no depende de la de una revista o en los anaqueles de librerías y bibliotec_as.j
información que aportan a su oyente o lector, sino de su «ex-
plicabilidad». iTanto si explicamos una anécdota a un amigo
como si escribimos una novela para la posteridad,: lo que ha- Una incógnita pendiente
cemos es muy diferente de lo que se hace, por ejemplo, al tes-
tificar en un juicio: intentamos crear una historia que «valga Nos queda todavía una incógnita por resolver. ¿Hay acaso
la pena» para el oyente; que tenga al ún tipo de finalidad o maneras especiales de manejar el lenguaje que nos indiquen
de sentido, que divierta o entretenga. Lo que distingue a los que lo que leemos es literatura? ¿0, por el contrario, cuando
textos literarios de otros textos expositivos igualmente narra- sabemos que algo es literatura le prestamos una atención di-
tivos es que han superado un proceso de selección: han sido ferente a la que damos a los periódicos y, en resultas, encon-
publicados, reseñados e impresos repetidamente, de modo tramos significados implícitos y un manejo especial del len-
que un lector se acerca a ellos con la seguridad de que a otros guaje? La respuesta más factible es que se dan ambos casos;
antes que a él les ha parecido que estaban bien construidos y a veces el objeto tiene características que lo hacen literario y
«valían la pen~»- 1 Por tanto, en la comunicación literaria, el otras veces es el contexto literario el que motiva la decisióp.. ¡
principio de cooperación está «hiperprotegido». Nos hare- Que el lenguaje esté estructurado de forma rigurosa no es su-
mos cargo de las oscuridades o irrelevancias manifiestas que ficiente para convertir un texto en literario; no hay ningún
encontremos, sin suponer que carecen de sentido. El lector texto más estructurado que la guía de teléfonos ... Y no po-
presupone que las dificultades que le causa el lenguaje litera- 'demos tampoco convertir el primer texto que se nos ocurra
rio tienen una intención comunicativa y, en lugar de imaginar en literario con solo aplicarle ese calificativo; no puedo tomar
que el hablante o el escritor no está cooperando en la comu- mi viejo manual de química y leerlo como una novela.
nicación (como podríamos pensar en otros contextos), se Por una parte, entonces, la literatura no es un mero mar-
esforzará por interpretar esos elementos que incumplen las co en el que quepa cualquier forma de lenguaje, y no todas las
convenciones de la comunicación eficiente integrándolos en frases que dispongamos en un papel como si fueran un poe-
40 Breve introducción a la teoría literaria
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea ? 41
ma lograrán funcionar como literatura. A su vez no obstante La disposición lingüística pasa a primer término (escú-
la literatura es más que un uso particular del l~nguaje, pue~ chese la repetida presencia de las erres, además del ritmo
~uchas ?bras no hacen ostentación de esa supuesta diferen- acentual o la rima) , y aparecen imágenes de objetos inusuales
Cia; funciOnan de un modo especial porque reciben una aten- como «un dentro sin luz»; todo indica que estamos ante un
ción especial.
manejo especial del lenguaje que quiere atraer nuestra aten-
Nos las vemos con una estructura complicada. Las dos ción hacia las propias estructuras lingüísticas.
perspectivas se superponen parcialmente, se entrecruzan, pero Pero es igualmente cierto que la mayoría de lectores no
no par~ce q~e se derive una síntesis. Podemos pensar que las perciben los patrones lingüísticos a no ser que algo aparezca
~br~s hteranas son un lenguaje con rasgos y propiedades dis- identificado como literatura. Al leer prosa corriente no esta-
tmtlVas, o que son producto de convenciones y una particular mos escuchando. El ritmo de mi frase anterior, por ejemplo,
manera de leer. Ninguna de las dos perspectivas acoge satis- no habrá dejado huella en el oído del lector; pero si asoma
factoriamente a la otra, y tenemos que conformarnos con saltar una rima, el lector ya no escatima su atención y se aproxima ...
de una a otra. Apuntaré a continuación cinco consideraciones a escuchar atentamente. La rima, que es una señal conven-
que la teoría ha propuesto sobre la naturaleza de la literatura: cional de literariedad, nos hace percibir el ritmo que previa-
~n cada una partimos de un punto de vista razonable, pero al mente ya estaba en la frase. Cuando el texto que tenemos
fmal debemos hacer concesiones a las otras propuestas. delante se etiqueta como literario, estamos dispuestos a pres-
tar atención a cómo se organizan los sonidos y otros elementos
del lenguaje que generalmente nos pasan inadvertidos.
La naturaleza de la literatura
. ~Se suele decir que la «literariedad» reside sobre todo en la La literatura es un lenguaje en el que los diversos componen-
org~~ación del lenguaje, en una organización particular que t es del texto se relacionan de modo complejo. Si me llega una
lo d1stmgue del lenguaje usado con otros propósitos. La lite- carta al buzón pidiéndome colaboración para una causa no-
rat~ra es un !~nguaje que trae «a primer plano» el propio len- ble, ifícilmente encontraré que su sonido sea un eco del sen-
guaJe; lo ra~1flca, nos lo lanza a la cara diciendo « ¡Mírame! tido; pero en literatura hay relaciones -de intensificación o
¡Soy lenguaJe!», para que no olvidemos que estamos ante un de contraste y disonancia- entre las estructuras de los dife-
lenguaje conformado de forma extraña. La poesía, de modo rentes niveles lingüísticos: entre el sonido y el sentido, entre
quizá más evidente que los otros géneros, organiza el sonido la organización gramatical y la estructura temática. 1Una rima,
corriente del lenguaje de forma que lo percibamos. Veamos el al unir dos palabras (h elada/mirada), nos lleva a relacionar su
comienzo de un soneto de Miguel Hernández: significado (la «mirada helada» podría resumir la actitud que
el yo poético percibe en su amada).
Tu corazón , una naranja helada Pero ninguna de las dos propuestas vistas hasta ahora, ni
con un dentro sin luz de dulce miera ambas en conjunto, nos definen qué es la literatura. No toda
y una porosa vista de oro: un fuera la literatura trae a primer término el lenguaje como se sugiere
venturas prometiendo a la mirada. en la consideración 1, pues muchas novelas no lo hacen:
' · ta lo que sea? 43
¿Qué es la literatura, Y que zmpor
42 Breve introducción a la teoría literaria
. d la literatura que se consideran
Una muralla de piedra, negruzca y alta, rodea a Urbía. Esta ·' Jetermmados aspectos e literatura nos dicen estas
muralla sigue a lo largo del camino real, limita el pueblo por 1·senct.al es. L eer un texto
. como do la organizacton
' . , d ellen-
el norte, y al llegar al río se tuerce, tropieza con la iglesia, a la
. .
•1proxrmactones,
es mtrar ante . , de la psique de1 autor o
to
que coge, dejando parte del ábside fuera de su recinto, y des-
. . es leerlo como expreston .
uaje, no . d 1 . dad que lo ha productdo.
pués escala una altura y envuelve la ciudad por el sur. ·omo refleJO e a socte
de si originan alguno d
.u;
podemos definir las buenas h a .vanedad de efectos, pero no
Is ~nas, en general, dependiendo
posibilidades se encuentran al representar y dar forma o sen-
tido a nuestra experiencj~ ¡ Desde esta perspectiva, Madame
e estos e1ectos. Bovary se puede leer como la exploración de las relaciones
entre la «vida real» de Emma Bovary y la manera en que tan-
to las novelas románticas que ella lee como la propia novela de
5.
La literatura ~s una construcción intertextua1 Flaubert dan sentido a esa experiencia. Siempre podemos pre-
o autorreflexiva guntar a una novela (o a un poema) cómo lo que deja implíci-
to sobre la construcción del sentido es un comentario a la
lLa teoría reciente ha defendid l manera en que lleva a cabo la construcción del sentido.
crean a partir de otras obr o qu~bts obr~s literarias se En la práctica literaria, los autores persiguen renovar o ha-
teriores que las nuevas int:s,r:~n ~O~I es gracias a obras an- cer avanzar la literatura y con ello, implícitamente, reflexionan
illan. Esta noci , d . g , piten, rebaten o transfor- sobre ella. Pero de nuevo, hallaremos que esta característica
on se esigna a veces con 1 . b
de «intertextualidad» Un b . e cunoso nom re se da por igual en otras formas: el significado de un adhesivo
través de las relacion~s ca~ ~llra existe ettre otros ~extos, a de coche, como el de un poema, puede depender de losad-
es considerarlo un suceso lin ?,~· . eer a go como literatura hesivos anteriores: el eslogan reciente «Nuke a W,Pale for }e-
relación .con otros di' gms~Ico que cobra sentido en sus!» («¡Haga estallar una ballena, por Dios! ») no ttene senti-
. scursos: por eJemplo e d
Juega con las posibilid d ' uan o un poema do sin sus precedentes «No nukes» («Armas nucleares no»),
a es creadas por los poemas .
o una novela escenifica y critica la t , . 1' . previos, «Save the Whales» («Salvemos las ballenas») y «Jesus saves»
tiempo. El soneto de Sh k re O~Ica po Itica de su («Jesús te salva»), y se podría decir, sin duda, que «Nuke a
thing like the sun» («Lo: OeJ.~eJere,:~My_mistress' eyes are no-
bl 1S senara no son comp
d es ca~ e al») recoge las metáforas de la tradici , ar~-
HJ..l
Whale for Jesus» trata en realidad de los adhesivos. La ínter- Las funcion es de la literatura
textualidad y la autorreflexividad de la literatura, por tanto;
no son un rasgo distintivo, sino el llevar a primer plano cier- , l d , s que la teoría literaria
tos aspectos del uso del lenguaje y ciertas cuestiones sobre la Al comienzo de ~ste ca_?ttu o hecta:~entrado sus análisis en
representación que se pueden observar también en otros de los últimos vemte anos no. a e~ no literarias. Lo que
textos. la diferencia entre las ob.ras ltterana::flexión sobre la litera-
han emprendido lc:s teÓ~lCt ~d:~gica, sobre las funciones
tura como ca~egona soCla .e, realizaba ese algo llamado
¿Propiedades o consecuencias? políticas y soctales quel se crel~ fu~ lo XIX la literatura surgió
«literatura~> . En la Ing ate: ~ ~tgportan'cia, un tipo especial
En los cinco casos hemos encontrado la situación quemen- como una tdea de extraor d.ana tmfunciones. Se convirtió en
. cargado de 1versas . , .
cionábamos más arriba: estamos ante lo que podemos descri- d e escntura en l l · s del Imperio Bntam-
. d . t ción en as co anta d
bir como propiedades de las obras literarias, ante caracterís- un su¡eto ~ ~s ruc los nativos apreciaran la grandeza e
ticas que las señalan como literarias, pero que podrían ser co, con la mtston de que . amo artícipes agradecidos,
consideradas igualmente resultado de haber prestado al tex- Inglaterra y se cot??~odetterd~~cancephistórico. En la metró-
to determinado tipo de atención; otorgamos esta función al en una empresa ctviliza ora , el materialismo fomen-
lenguaje cuando lo leemos como literatura. Ninguna de estas poli debía contrarrestar el e?otsmp~t~lista ofreciendo valores
d la nueva economta ca ' d
perspectivas, se diría, puede en lobar al resto para convertir- ta os por 1 d' y los aristócratas y espertan-
se en la perspectiva exhaustiva. Los rasgos propios de la lite- alternativo: a las e ases ~e tas or la cultura que, material-
ratura no se pueden reducir ni a propiedades objetivas ni a do el interes de los traba¡ador~s Y b d' da De una ta-
1 b a una postcton su or ma · d
meras consecuencias del modo en que enmarcamos el lengua- mente, los re ega ~ - 1 apreciación desinteresa a
je. Hay para ello una razón fundamental , que ya vimos en los cada, la literatura tba a ens.en~r ta de grandeza de la patria,
pequeños experimentos mentales al comienzo de este capítulo: del arte, despertar. un senttmtlen olases y en última instancia,
añensmo entre as e ' ,
. el lenguaje se resiste a los marcos que le imponemos. Es difí- generar comp . d l li ión que ya no parecta ca-
funcionar como sustttuto e a ~e g ,
cil convertir el pareado «We dance round in a ring ... »en un
horóscopo de periódico, o la instrucción «Agítese enérgica- paz de mantener unida a la soc;eda~e pueda conseguir todo
mente» en un poema que agite nuestro ánimo. Al tratar algo Cualquier conjunto de tex ~
0
j ·Qué hay en la literatura
como literatura, al buscar esquemas rítmicos o coherencia, el eso sería, desde l~ego, muy es~:c~;cfa todo eso? En ella en-
lenguaje se nos resiste; tenemos que trabajar en él, trabajar jun- para que se pudtera P:~d~ental y singular: ejemplaridad.
to a él. En definitiva,\la «literariedad» de la literatura podría con tramos algo a la ve di , ticamente -tomemos Ham-
residir en la tensión que genera la interacción entre el material Una obra .liter~ria es, para ~~:ficticio: se presenta, en cier-
lingüístico y lo que el lector, convencionalmente, espera que let- , 1~ htstona d~ un ):~s~i ¿o fuera así, ¿por qué la leería-
ta medtda, como e¡emp . ( def' · 1ámbito de alcance de
sea la literatura Pero lo afirmo no sin precaución, pues en las 1 vez se restste a 1n1r e ,
cinco aproxini.aciones anteriores se ha visto que todos los ras- mas? ) , pero~ a , l f ilidad con la que lectores y cn-
gos identificados como características in1ponantes de la litera- esa ejemplandad; de a<~Ul a ilici d> de la literatura. La estruc-
tura han acabado por no ser un rasgo definitorio, ya que se ticos hablan de ~a «~tversal a > ulta más sencillo tomar el
tura de la obra literana es t que res
observa que funcionan por igual en otros usos del lenguaje.
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 5I
5o Breve introducción a la teoría literaria
t~~er de la miseria de su condición a los trabajadores, ofre- ratura se ha considerado peligrosa: impulsa a cuestionar la
Ciendoles acceso a esta «región superior»; pues, como dice autoridad y las convenciones sociales. Platón expulsó a los
Terry Eagleton, «si no se arroja a las masas unas cuantas no- poetas de su república ideal, porque sólo podían ca~sar daño;
velas, quizás acaben por reaccionar erigiendo unas cuantas y las novelas han tenido la fama durante much~ tlempo de
barricadas». Sin embargo, en nuestro examen de qué se afir- crear insatisfacción en los lectores para con la v1da que han
~a que .hace la literatura, de cómo funciona en tanto que prác- heredado y despertarles el anhelo de algo nuevo, ya sea la vida
uca soc1al, nos encontraremos con argumentos varios que no en la gran ciudad, el amor o la revolución. Al hacer posible
será fácil cohonestar. que nos identifiquemos con gente de nuestra clase, sexo, raza,
Se ha concedido a la literatura funciones diametralmen- nación o edad, los libros promueven un compañerismo que
te opuestas. ¿Es acaso la literatura un instrumento ideológi- disuade de la lucha; pero también pueden transmitir con vi-
co, un conjunto de relatos que seducen al lector para que vacidad una sensación de injusticia que posibilite el progreso
acepte la estructura jerárquica de la sociedad? Si las novelas ·social. Históricamente, se ha atribuido a la literatura la capa-
dan por sentado que la mujer debe alcanzar su felicidad , en cidad de producir cambios: La cabaña del tío Tom, de Harriet
el supu.esto de que deba, en el matrimonio; o si aceptan con Beecher Stowe, fue un best-seller en su día y ayudó a extender
naturalidad las clases sociales explorando cómo una doncella la repugnancia por la esclavitud que hizo posible la guerra
virtuosa puede casarse con un lord , están operando con ello civil americana.
una leg.itimación de acuerdos históricos contingentes. ¿O tal En el capítulo 8 volveremos sobre las cuestiones de la
vez la hteratura es, por el contrario, la plaza en que se revela identificación y sus efectos: ¿qué papel desempeña la identi-
la ideología, se expone como algo cuestionable? La literatura ficación del lector con los personajes o narradores? De mo-
repr~senta , ~o~ ejemplo, de modo potencialmente intenso y mento , notemos sobre todo la complejidad y diversidad de la
afecuvo, la lim1tada variedad de opciones que históricamente literatura en cuanto institución y práctica social. espués de
s.e ha ofrecido a las mujeres y, al evidenciarlas, crea la posibi- todo estamos ante una institución que se funda en la posi-
. lidad de no aceptarlas. Ambas afirmaciones son perfectamen- bilid~d de decir todo lo imaginable. Esto es esencial en li-
te plausibles: que la literatura es vehículo de la ideología o teratura: frente a cualquier ortodoxia, cualquier creencia o
que es un instrumento para desarmarla. De nuevo, hallamos cualquier valor, la literatura puede imaginar una ficción di-
a~uí una co~plicada oscilación entre «propiedades» poten- ferente y monstruosa, burlarse, pa:odia::) J?esde las, novel~s
Ciales de la literatura y la atención que hace resaltar esas pro- del Marqués de Saqe, que p retend1an avenguar que ocurn-
piedades. ría en un mundo en el que las acciones correspondieran a
La relación entre literatura y acción también se ha con- una naturaleza entendida como apetencia inmoderada, hasta
templado con enfoques contrarios. Unos teóricos han mante- Los versos satánicos de Salman Rushdie, que ha causado tan-
nido que la literatura fomenta, como instrumentos de nuestro to escándalo por su uso de nombres y motivos sagrados en
compromiso con el mundo, la lectura y la reflexión en solita- un contexto de sátira y parodia, la literatura ha sido siempre
r~o y, por tanto, contrarresta las actividades sociales y polí- la posibilidad de exceder ficcionalmente lo que se ha escrit?
tlcas que pueden ocasionar un cambio. En el mejor de los o pensado con anterioridad. Cualquier idea que tenga senti-
cas~s pr?mueve la objetividad y una apreciación positiva de do, la literatura puede convertirla en sinsentido, dejarla atrás,
la divers1dad, en el peor genera pasividad y aceptación de lo transformarla de modo que cuestione su legitimidad y ade-
existente. Pero hay que destacar que, históricamente, la lite- cuación.
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 55
54 Breve introducción a la teoría literaria
La literatura ha sido la actividad de una elite cultural y lo mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba .. .•
que ~e ha denominado en ocasiones «capital cultural>>: apren-
der ~teratura es una inversión en cultura que se rentabilizará
La pregunta de qué es literatur~ no surge, según sugerí
de d1versas maneras, por ejemplo ayudándonos a integrarnos
más arriba, porque se tema confundir una novela con un es-
entre personas de un estatus social más elevado. Pero la lite-
ratura no puede reducirse a esta función social conservado- tudio histórico o el horóscopo semanal con un poema. Ocu-
rre más bien que los críticos y teóricos tiene? la esperanza ?e
ra: provee escasamente de «valores familiares», pero muestra
que, al definir de una manera concreta la h~eratura, ~dqut~
la seducción de toda clase de crímenes, como la revuelta de
ran valor los métodos críticos que ellos consideran mas perti-
Satán contra Dios en El Paraíso perdido de Milton o el asesi-
nentes y lo pierdan los que no tienen en cuenta es.os rasgos su-
nato ~e un.a vieja. por Raskólnikov en Crimen y castigo de
puestamente fundamentales y distintivos de la lit.erat~ra. En
Dost01esvki. Nos unpele a resistirnos a los valores capitalis-
el contexto de la teoría reciente, esta pregunta uene unpor-
tas, a los aspectos prácticos de ganar y gastar. La literatura es
tancia Rorque ha desvelado la literariedad de toda clase de
tanto el ruido como la información de la cultura. Es una fuer-
textos. Pensar la literariedad, entonces, es mantener ant~ no-
za de entropía a la vez que capital cultural. Es escritura, exi-
sotros 'Como recursos para el análisis de esos discursos, Cl.ertas
ge una lectura y compromete al lector en los problemas del
prácti~as que la literatura s~scita: la susp.~nsión de la ;~iger:
cia de inteligibilidad inmediata, la reflexwn so~re que, lffipli-
significado.
can nuestros medios de expresión y la atencion a como se
La paradoja de la literatura producen el significado y el pla~er.J
vos históricamente marginados. Tanto si se los ha integrado en En segundo lugar, la aplicación de los c~iterios de. ex~e
asignaturas tradicionales de literatura, como si se los estudia lencia literaria, históricamente, se ha subordmado ~ cn~enos
como tradiciones separadas («literatura afroamericana», <<lite- no literarios de raza y sexo, por ejemplo. La .expenencla dfl
ratura poscolonial en lengua inglesa»), estos textos se suelen crecimiento de un niño varón (como Huck ~mn en la _nove a
analizar como representaciones de la experiencia, y por tanto de Mark Twain) se ha reconocido como umversal, rruentras
la cultura, de los colectivos en cuestión (en Estados Unidos, la que la de una niña (como la de Maggie Tulliver en 1~ novela
cultura de las comunidades norteamericanas de origen africa- de George Eliot El molino sobre el Floss) se ha cons1derado
no, asiático o latino, de los nativos e igualmente de las mu- un tema de interés más restringido. . . .
jeres). Estas obras, sin embargo, traen a colación la cuestión de Por último, la propia noción de excelencl.a literana se ha
hasta qué punto no es la propia literatura la que crea la cultura visto sujeta a polémica. ¿Acaso no co_nsagra mte~e~es Y p:o-
que se dice que expresa o representa. ¿Es la cultura el efecto de pósitos culturales par~icula~es con:o s1 f~er~~ el umco es~an
las representaciones antes que su fuente o su causa? dar de la valoración hterana? La mves~gacto~ sobre q~e ha
La expansión del estudio de obras anteriormente olvida- contado como literatura digna de estudto y como f~ctonan
das ha dado pie a discusiones acaloradas incluso en los medios en una institución las ideas de excelencia es una corne':te de
de comunicación: ¿se han puesto en peligro las normas lite- los estudios culturales que resulta extremamente pertmente
rarias tradicionales? Esas obras que reciben nueva atención, para los estudios literarios.
¿se escogen por su «excelencia literaria» o por su representa-
tividad cultural? ¿Acaso la selección de textos no obedece
más a la voluntad de ser «políticamente correcto», al deseo de 2. Métodos de análisis
dar a cada minoría una representación justa, que a criterios
específicamente literarios? El segundo gran tema de dis~siór: se refiere a los métodos de
Hay tres líneas de respuesta a estas preguntas. En primer análisis en ambos estudios, literanos y cult_urale~. Cuan~o los
lugar, la «excelencia literaria» no ha determinado nunca qué se estudios culturales se escindieron de los hter~nos, aphcaron
debía estudiar; el profesor no escoge las que cree que son las el método de análisis literario a nuevos matenales cultu~~~s.
diez ·mejores obras de la literatura universal, sino que selec- No obstante, si los estudios culturales l~g~aran una p~s1c1?n
ciona las obras más representativas de algo, ya se trate de un de dominio y sus investigadores no prov~era~_ya del am_b.lt?
género literario o un período de la historia literaria (la nove- literario, ¿no perdería importancia la aplicac1?n del anális1s
la inglesa, la literatura medieval hispánica, la poesía moderna literario? Una influyente antología norteamertcana, Cultur~l
norteamericana). Las «mejores» obras se escogen dentro de Studies, declaraba en su introducción: «Aunque.no hay prohi-
ese contexto de representación: en un curso de literatura isa- bición de la lectura textual atenta en los estudios culturales,
belina no se prescinde de Sidney, Spenser y Shakespeare si se tampoco es imprescindible». Aseverar que la le~~ura atenta~?
los considera los mejores poetas del período, exactamente está prohibida asegura a duras penas la tran~uilidad de~ cntl-
igual que en un curso sobre la literatura de los asiáticos nor- co literario. Libres del principio que ha reg1do largo, uempo
teamericanos se toman las obras que se consideran «mejores». los estudios literarios (según el cual el nú~le~ ~e interes ;:es1de
Lo novedoso es el interés en elegir obras que representen una en la complejidad distintiva de las obras. md1V1duales; ve~s~ la
variedad de experiencias culturales, además de formas litera- nueva crítica en el Apéndice), los estudws cultur~es ~Ulza se
rias o períodos históricos. convertirían en una forma de sociología no cuanutatlVa, que
66 Breve introducción a la teoría literaria La literatura y los estudios culturales 67
entre otras posibles tentaciones trataría las obras como ejem- de hegemonía movilizada con mayor agresividad se refleja en
plos o síntomas de alguna otra cosa en lugar de obras con ejemplos del género policial como Th e Sw eeney o Th e Pro-
interés por sí mismas. f essionals, en los que la situación típica enfrenta a policías de
Entre estas «tentaciones» destaca el reclamo de la «totali- paisano con una organización terrorista y ambos recurren por
dad», la noción de que existe una totalidad social y las formas igual a la violencia.
culturales son su expresión o síntoma, de modo que analizar-
las es trazar su relación con la totalidad social de la que deri- La interpretación es sin duda interesante y quizá incluso
van. La teoría reciente problematiza la cuestión de si existe tal sea cierta, lo que sin duda es el mayor atractivo posible de un
totalidad social como configuración sociopolítica y, en caso método de análisis, pero supone sustituir la lectura siempre
de existir, cómo se relacionan con ella los productos y activi- alerta a los detalles de la estructura narrativa y a las comple-
dades culturales. Pero los estudios culturales sienten una fuer- jidades del significado («lectura atenta») por un análisis so-
te atracción por la idea de una relación directa, en la cual los ciopolítico en el cual todas las teleseries de una época tienen
productos culturales serían síntomas de una configuración el mismo significado~ pues expresan la configuración social
sociopolítica subyacente. Por ejemplo, en el curso de «Cul- del momento. Si los estudios literarios se integran en los es-
tura popular» de la Universidad Abierta británica, que fue tudios culturales, este tipo de «interpretación sintomática»
seguido por cerca de 5.000 personas entre 1982 y 1985, se in- podría convertirse en la norma; podría descuidarse la especi-
cluía una sección sobre «La ley, el orden y las teleseries de ficidad de los objetos culturales juntamente con las prácticas
policías», que analizaba el desarrollo de las series de policías de lectura que la literatura invita a realizar (analizadas en el
de modo paralelo al desarrollo cambiante de la situación capítulo 2). La suspensión de la exigencia de inteligibilidad
sociopolítica. inmediata, la voluntad de operar en los límites del significa-
do, siempre abiertos a los efectos creativos 'inesperados del
Dixon o/ Dock Creen se centra en la figura del padre, un lenguaje y la imaginación, y el interés en conocer cómo se ge-
policía paternalista, que es íntimo conocedor de la vecindad neran el placer y el significado, son tres disposiciones parti-
de clase trabajadora por la que patrulla. Con la consolidación cularmente válidas no sólo para la lectura de la literatura sino
del estado del bienestar en los prósperos años de principios de también para la consideración de otros fenómenos culturales,
los sesenta, los problemas de clase se transforman en preocu-
aunque sea el estudio literario el que pone a la disposición del
pación social; así, una nueva serie, Z Cars, muestra policías
uniformados en coche de patrulla que realizan su trabajo analista estas prácticas de lectura.
como profesionales, pero a cierta distancia de la comunidad
a la que sirven. Posteriormente hay una crisis por la hegemo-
nía en Gran Bretaña, 5 y el estado, incapaz de ganar el con- Objetivos
senso con facilidad, necesita armarse contra la oposición de
la militancia sindical, los «terroristas», el IRA. Esta situación Por último está la cuestión de los objetivos de los estudios
literarios y culturales. Desde los estudios culturales se suele
5. La hegemonía es una estructura de dominación aceptada por los
que son dominados. Los grupos dominantes no gobiernan exclusivamente mostrar confianza en que su trabajo sobre la cultura actual
por la fuerza sino mediante una estructura de consenso, y la cultura es par- será una intervención en la cultura, más que una mera des-
te de esta estructura encargada de legitimizar la organización social vigente. cripción. Los editores del ya mencionado cultural studies
El concepto proviene del teórico marxista italiano Antonio Gramsci. concluyen afirmando que «los estudios culturales creen, por
68 Breve introducción a la teoría liter~ria . La literatura y los estudios culturales 69
Matizaciones
4
Las polémicas sobre la relación entre ambos estudios están
llenas de quejas contra el elitismo y acusaciones de que el aná- LENGUAJE, SIGNIFICADO
lisis de la cultura popular traerá la muerte de la literatura. En E INTERPRETACIÓN
este embrollo, puede ayudarnos el separar dos conjuntos de
cuestiones. Uno incluye preguntas sobre el valor de estudiar
un tipo u otro de objeto cultural. El valor de estudiar a Sha- La literatura, ¿es un tipo especial de lenguaje o es un us? ~s
kespeare antes que los culebrones ya no puede darse por sen- pecial del lenguaje? ¿Es lenguaje organizado ~e .m~era.distm
tado y necesita argumentación; ¿qué puede lograrse mediante tiva o es un lenguaje al que se le conceden pnvilegtos smgula-
estudios diferentes, en lo que respecta por ejemplo a la ense- res? Defendí en el capítulo 2 que no tenía sentido decantarse
ñanza intelectual o moral? No es una argumentación sencilla, por una opción o por la otra, pues .la literatu~a implica a_!~ vez
pues el ejemplo de los mandos de los campos de concentra- características del lenguaje y un t1po espec1al de atencton al
ción alemanes -que eran connaiseurs en arte, literatura y mú- lenguaje. Así, las preguntas sobre la natur~eza y las funcio-
sica- ha complicado la afirmación de determinados efectos nes del lenguaje y cómo analizar éste han stdo centrales en la
de tal o cual estudio. Pero volveremos sobre este tema más teoría. Algunos de los temas principales pueden enfocarse a
adelante. través de la cuestión del sentido, del significado. ¿Qué con-
El segundo conjunto de cuestiones implica a los métodos lleva pensar sobre el significado?
de análisis que podemos aplicar a los objetos culturales; plan-
tea el problema de las ventajas y desventajas de diferentes for-
mas de interpretación y análisis, como por ejemplo interpretar El significado en la literatura
. los objetos culturales como estructuras complejas o leerlos en
tanto que síntomas de una totalidad social. Aunque la inter- Tomemos de nuevo los versos que habíamos tratado como
pretación apreciativa se ha asociado con los estudios literarios literatura (se trata de un poema del norteamericano Robert
y el análisis sintomático con los estudios culturales, ambos Frost):
métodos pueden utilizarse en ambas disciplinas. La lectura
atenta de textos no literarios no requiere necesariamente la We dance round in a ring and suppose,
valoración estética del objeto, y realizar preguntas culturales But the Secret sits in the middle and knows.
a un texto literario no lo convierten en documento sin más de
un período histórico. En el siguiente capítulo trataré más a (Bailamos en círculo y suponemos,
fondo el problema de la interpretación. Pero el Secreto sabe, sentado en el centro.)
con el cuerpo, brazos y pies», pero ¿qué significa el texto? de interpretar el poema. Lo que hallamos son contrastes, di-
Sugiere -podría decirse-la futilidad de los actos humanos: ferencias. . L
damos vueltas y vueltas, sólo podemos suponer. Además, me- Algo parecido podría decirse de bazlar y suponer. o que
diante el ritmo y el aire de saber lo que se hace, el texto com- bailar quiera decir aquí depende de con qué lo contrastem~s
promete al lector en un proceso de devanarse los sesos sobre (de si oponemos bailar en torno a proceder dzrectame"i:Je o qw-
la relación de bazlar y suponer. Este efecto justamente, el efec- zá a quedarse quieto); y suponer se opone a conoce~ pensar
to que puede provocar un texto, es parte de su significado. sobre el sentido de este poema de_ Fro~t l_o que acemos es
Por tanto, tenemos el significado de una palabra y el signifi- trabajar con oposiciones o ?lferenctas, sltuandolas en un con-
cado o consecuencias de un texto; entonces, entre medio, se texto, haciendo extrapolacwnes.
da lo que podríamos denominar el significado de un enun-
ciado: el significado del acto de decir esas palabras en unas
circunstancias determinadas. ¿Qué acto realiza esta enuncia- La concepción del lenguaje de Saussure
ción? ¿Advierte, admite, se lamenta o fanfarronea, por ejemplo?
¿A quién se refiere el sujeto we (nosotros) y qué quiere decir Un lenguaje es un sistema de diferencias. Esa es la apor~ac~~n
bailar en este contexto de enunciación? fundamental de Ferdinand de Saussure, cuyo c;;urso e zn-
En consecuencia, no podemos preguntar sencillamente güística general ha resultado crucial para la teona l~on~-~mpo -
por el «sentido». Hay al menos tres dimensiones o niveles di- , Lo que hace ser lo que es a cada elemento mgwsuco,
ferentes de sentido: el significado de una palabra, de un lo ue le confiere su identidad , son 1as diferenctas
ranea. . entre ese
.
enunciado y de un texto. Los posibles sentidos de una pala- 1 q t y los demás elementos del sistema del lengua¡e.
e emen o , mos el ex-
bra contribuyen al significado de un enunciado, que es un Saussure propuso una analogla: un tren .-p~nga .
acto realizado por un hablante; y los sentidos de una palabra, preso M ad rl.d -Valencia de las 8·30- no , ttened tdenudad salvo
1h
a su vez, provienen de lo que son capaces de realizar en un
. enunciado. Por último, el texto, que aquí dramatiza la esce-
como parte del sistema de trenes, segun se e~cdnV~ en ~
rario de la estación. En él el expreso Madn - encta e
·b
J-
na de un hablante que pronuncia este enunciado enigmático, las 8 30 se distingue del Madrid -Barcelona de las 9.15 y ,d~ un
es algo construido por un autor, y su sentido no es tanto una . , a 1as 8 .45 · Lo que cuenta no son las caractensucas
cercaruas 1
afirmación como lo que hace, su capacidad potencial de tener físicas de un tren en concreto: la locomoto~a, l~s vagonesi a~uta
efecto en el lector. exacta el personal, etcétera, pueden vanar, tgual que a ora
Existen, por tanto, diferentes niveles de significado, pero reál de' salida y llegada; el tren puede salir tarde o llegar tem~ra
hay una característica que se mantiene constante: el significa- no Lo que confiere su identidad al tren es su lugar ~ el stste-
do se funda en la diferencia. No sabemos a quién se refiere m~ de los trenes: es este tren por oposición a los demas trenes.
nosotros en este texto; sólo sabemos que nosotros se opone a Saussure di ce d el signo lingu··ístico que el rasgo que loDcaracte-
modo
un yo sin más compañía y a él, ella, tú, vosotros y ellos. Noso- riza con más precisión es ser lo que los otros no so~. e
tros es un colectivo plural indefinido que incluye al hablante similar, la letra b puede escribirse de maneras ~anadas (basta
que consideremos que corresponde a este texto. Pero el lec- n la Caligrafía de diferentes personas), stempre que no
pensar e k 1 d L funda
tor, ¿está incluido en el nosotros o no? ¿Nosotros somos todos se confunda con otras letras como la l, la o a . . o .-
nosotros, salvo el secreto, o es un colectivo diferente? Estas tal no es ninguna forma o contenido particular, smo las di-
roen . · nifi d
preguntas, sin solución fácil, surgirán ante cualquier intento ferencias , que permiten que adqwera stg ca o.
Lenguaje, significado e interpretación 75
.74 Breve introducción a la teoría literaria
a conceptos preexistentes, tendrían un equivalente exacto en
Para Saussure, la lengua es u . . - ·1 resto de lenguas, lo que desde luego no ocurre. Cada len-
matiz fundamental de u 1 . n sistema de signos, con el
~sto quiere decir dos qco::s s~:o e~ de nituraleza ~rbitraria. gua es un sistema de conceptos y de formas: un sistema de
ejemplo, una palabra) es la. CO rim~r, ugar, el Signo (por signos convencionales que estructura el mundo.
«significante») y un contenido ( lma~w~_ded una forma (el
ción entre forma y cante "d e «Sign Ica o») , y la rela-
m o no respond 1 al Pensamiento y lenguaje
convencional. Estoy sentado b . e a a natur eza, es
ficado» podría haber recibid~~ re ;:na sz(la, pero es~e «signi-
to quién sabe Es -~m res diferentes: rzda o pus- ¿De qué forma se relacionan el lenguaje y el mundo? Esta ha
' · una convencwn n 1 d l . sido una cuestión de gran importancia en la teoría reciente.
güístico español que el n b ' u .a,reg a e sistema lin-
. om re sea sz1ta y no t . En un extremo tenemos.la idea de sentido común, conforme a
1enguas tlene nombres m dif o ro, en otras
las onomatopeyas son un:~ er~?tes. Podría pensarse que la cual el lenguaje no hace más que proporcionar nombres
parece simplemente imit xlcepcwn,lpues en ellas el sonido a pensamientos que existen independientemente; en el otro
, ar a a natura eza com · .. extremo está la llamada «hipótesis de Sapir-Whorf», nom-
quz o susurrar-' pero tambi. en , las onomatop ' o en ,quzquzrz-
brada a partir de dos lingüistas que afirmaban que el lenguaje
1enguas. ' pues el gallo m· g1,es di ce cock -a-do0 dleyas vanan entre
es whzsper... e- doo Y susurrar que hablamos determina lo que podemos pensar. Por ejem-
plo, Whorf sostenía que los indios hopi tienen una concep-
Con mayor relevancia Saussure t
insisten en un segundo '
lingüístico: tanto el «Si_gansifp~cto
d I
ras ~ a _teona moderna
'11 , ción del tiempo que no se puede comprender en otra lengua
(y por tanto, ¡no puede reproducirse aquí!). No parece haber
ICante»e (faarma)
arbaranedad 1del · signo .. modo de demostrar que hay pensamientos en un lenguaje que
ca d o». (contenido) son a su vez compartim . como t e· «sigmfl-
vencwnales del plano del sentl'd o y e1 pla den1 aCiones. con- no pueden pensarse en otro, pero sí contamos con muchos
.
respectivamente. Cada lenguaje subdivid~~ e pensa~mento, ejemplos de pensamientos que son «naturales» o «normales»
ambos planos, el del sonido el del _e forma diferente en un lenguaje y requieren un esfuerzo especial en otro.
del sonido, el español distin y e m pdnsamlento. ~n el plano . El código lingüístico es una teoría del mundo. Lenguas
un significado diferente a c~a esa e masa o r;zzsa y otorga diferentes compartimentan el mundo de forma diferente. Los
podrían ser diferentes pron . ~no, pdero podna no ser así, hablantes de español tienen «mascotas», pero en francés no
unClacwnes e un · · hay término para esta categoría (por más que los franceses
e1 pano
1 del significado la ll d" . mismo signo. En
asiento sin respaldo) p' sz a lseb Istmgue del taburete (un cuenten con un número desorbitado de perros y gatos). En
. , ero eng o a en el e d . inglés, a pesar de existir el .pronombre neutro, es necesario
asientos con 0 sin brazos 1 . oncepto e szlla
que bien podrían haber It:J~sodo espartanos, con diferencias aprender de qué sexo es un bebé para referirse correctamen-
Una lengua insi.st S p ca o conceptos distintos. te bien a «él» o a «ella» (no se puede denominar ita un bebé);
' e aussure no es l con ello el lenguaje implica que el sexo es crucial (de aquí, sin
que proporcione sus r . ' , una «nomenc atura»
existen fuera delleng!j~p~~~ ~dmb~es a las _c~te~orías que duda, la popularidad de las ropas rosas o azules, para indicar
damentales en la teori' a m; ~ i ea tlene ramiflcacwnes fun-
as reciente Tend
la opción correcta a los hablantes). Pero esta señal lingüística
p al abras como mesa o silla e . t . emos a suponer que del sexo no es en ningún modo imprescindible; no todas las
las sillas que existen fu dxls ealn p~ra nombrar las mesas y lenguas convierten el sexo en una característica esencial de un
' era e cu qwer 1 . s· recién nacido. Las estructuras gramaticales son igualmente
go, continúa Saussure ' de ser asi,, Sl. 1as PealngbuaJe.
a ras se m embar-
refirieran
76 Breve introducción a la teoría literaria
Lenguaje, significado e interpretación 77
convenciones del le~guaje, no son naturales 0 inevitables. la sincrónicamente, esf~rzándose en desentrañar las reglas y
Cuando alzamos la vtsta al cielo y vemos un movimiento de convenciones que dan razón de las formas y sig~ificados de la
alas, nuestro lenguaje podría perfectamente hacernos decir
lengua. El lingüista más influyente de nuestro tiempo, N~am
algo como «Está alando», igual que decimos «Está llovien- Chomsky (el fundador de la llamada gramática generatl~o
do», en lugar. de .«Hay pájaros volando». Un famoso poema transformacional) , va más allá y defiende que la tarea dellm-
de Paul Verlame !uega con esta estructura: Il pleure dans mon
güista es reconstruir la «compe~encia. lin~~ística» de ~
coeur 1 Comme zl pleut sur la ville («Llora en mi corazón ¡
hablante nativo ideal: el conocrm1ento rmplíc1to o la habilt-
Coi?o llueve sobre la ciudad»). Si podemos decir «llueve en dad que adquiere un hablante y que le permite decir y enten-
la ciUdad», ¿por qué no «llora en mi corazón»;;
der incluso frases que no había oído nunca antes.
~llen~aje no es, en resumen, una «nomencl~tura>> que pro- Por tanto, el lingüista parte de hechos relativos a la forma
porc10ne.etiquetas a las categorías preexistentes, sino que crea y el significado que un enunciado tiene para el hablante de esa
sus proptas categorías. Pero se puede llevar a los hablantes y
lengua, e intenta explicarlos. ¿Cómo pu~de ser que dos frases
lectores a ver .a través y alrededor del marco de su lenguaje
de forma tan parecida como «Llena la caJa de cartones» o «Lle-
para que P~tcl~ru: ~?a realidad diferente. Las obras literaria~ na la caja de cartón» tengan significados tan diferente.s para un
exploran 1~ defim~10n o las categorías de nuestra manera de hablante español? Un hablante reconoce que en el pnmer caso
rensar habitual, e lntentan con frecuencia deformarlas o dar- se nos informa del contenido de la caja y en el·segundo del ma-
es una nueva .forma, mostrándonos cómo pensar algo que
terial de la caja. Un lingüista no quiere descubrir el «si~ifi
nuestro leng~~Je no había previsto, y forzándonos con ello a
cado real» de estas frases , como si los hablantes se hubreran
prest~r atenct?n a esas categorías mediante las cuales percibi- estado equivocando hasta ahora y, en el fondo, tu.vi~ran un sen-
mos, madver~tdame.~te, el mundo. El lenguaje es, por tanto, a
1~ vez la manrfestaciOn concreta de la ideología -las catego- tido diferente. La tarea de la lingüística es descnbu las estruc-
turas de una lengua (en este caso, postulando un nivel subya-
nas con las cuales un hablante está autorizado a pensar- y el
lugar de su cuestionamiento y reforma. cente de estructura gramatical) para explicar las diferencias de
significado que observamos en estos dos enunciados.
Análisis lingüístico
Poética /rente a hermenéutica
que consideran que es parte esencial en la cultura y la socie- mo, a veces optamos por el contexto como determinante: para
dad. Muchas de estas teorías incluyen explicaciones del fun- saber qué significa un texto hay que recurrir a las circunstan-
cionamiento de la literatura y de los discursos en general, y cias o el contexto histórico en que surgió. Algunos críticos
con ello participan del proyecto de la poética; pero como consideran, como hemos visto, que el significado de un texto
modelos hermenéuticos dan origen a tipos particulares de in- es la experiencia del lector. Intención, texto, contexto, lec-
terpretación, en los cuales los textos se organizan de acuer- tor ... ¿Qué determina el sentido de un texto?
do con un determinado lenguaje y sus objetivos. En el juego Ahora bien, el mero hecho de que los cuatro factores
de la interpretación, lo más importante no son las respuestas mencionados cuenten con argumentos a su favor muestra que
que se obtengan, ya que, como mostraban mis parodias an- el significado es complejo y elusivo, en lugar de algo determi-
teriores, algunas respuestas son predecibles por definición. nado de modo ineludible por un solo factor. La teoría litera-
Lo importante es cómo se llega a esa interpretación, cómo ria ha conocido desde antiguo una polémica referida al papel
manejamos los detalles del texto al relacionarlos con nuestra que desempeña la intención en la determinación del 'significa-
respuesta. do. Un célebre artículo de W. K. Wimsatt y Monroe Beard-
¿Cómo escogemos entre diversas interpretaciones? Según sley, llamado «La falacia intencional», afirmaba que en las
sugieren nuestros ejemplos, en cierta medida no hay necesi- obras literarias las discusiones sobre interpretación no se de-
dad de decidir si Hamlet «trata en última instancia de», pon- ben arreglar consultando al oráculo (el autor); que el signifi-
gamos, la política en el Renacimiento, las relaciones de los cado de una obra no es lo que el escritor tenía en mente en
hombres con sus madres o la falta de fiabilidad de los signos. algún momento de la composición de la obra, o lo que cree
La vivacidad de la institución literaria depende de dos hechos que significa una vez terminada, sino lo que logró incorporar
hermanados: 1) estas polémicas nunca encuentran solución· a la obra. En la conversación diaria consideramos que el sig-
2) hay que justificar cómo unas escenas o versos concretos res~ nificado de una frase se ha de corresponder con lo que el emi-
paldan una hipótesis particular. No es posible hacer que una sor quiere decir, pero es porque tenemos interés en lo que está
obra signifique cualquier cosa; la obra se resiste, y hay que pensando, no en sus palabras. Las obras liter~:ias, sin emba~
·esforzarse para convencer a los demás de que una determina- go, son valiosas por la peculiar estructuracton del lengua¡e
da lectura es pertinente. En lo que respecta al comportamien- que ponen a disposición del público. Restringir el significado
to de estas polémicas, una cuestión clave es saber qué factores de una obra a lo que un autor tal vez quería haber dicho si-
determinan el significado. Volvamos a este tema central. gue siendo una estrategia analítica posible, aun cuando hoy no
se suele vincular ese significado con la intención personal sino
con el análisis de las circunstancias históricas o personales del
Significado, intención y contexto autor: ¿qué tipo de acto estaba realizando el autor, dada la si-
tuación del momento? Con esta estrategia, sin embargo, se
En ocasiones consideramos que el significado de un enuncia- menoscaban las respuestas posteriores a esa obra, sugiriendo
do es lo que alguien quiere decir con él, como si fuera la in- que da respuesta a las inquietudes propias del momento de su
tención del hablante la que determina el significado. Otras creación y sólo de forma accidental a las de los lectores sub-
veces decimos que el significado está en el texto -tal vez siguientes.
querías decir a, pero lo que has dicho quiere decir b-, ~amo Los críticos que defienden esta postura, según la cual es
si el significado fuera producto del mismo lenguaje. Asimis- la intención la que determina el significado, parecen temer
84 Breve introducción a la teoría literaria
Lenguaje, significado e interpretación 85
que, de lo contrario, estaríamos valorando más al lector que Los mayores cambios en la interpretación literaria qu~ nos
al autor y se habría decretado que «todo vale» en la interpre- han proporcionado los discursos teóricos podrían ser.~st.~s,
tación. No obstante, después ~e obtener una interpretación de hecho como resultado de una ampliación o redefmtcton
falta persuadir a los demás de su pertinencia, o si no será del conte~to . Por ejemplo, la novelista Toni Morrison afirma
descartada. Nadie sostiene que «todo vale». En cuanto a los que la literatura norteamericana lleva la marca profunda de la
autores, ¿acaso no es mejor honrarlos por cuanto sus crea- presencia histórica de la esclavitud, frecuentemente n? reco-
ciones son capaces de estimular ideas infinitas y dar pie a una nocida; y que el compromiso de esta literatur~ con la hbe.rtad
gran variedad de lecturas, y no por lo que creamos que es -la libertad de la frontera, de la carretera abterta, de la tma-
el significado original de la obra? Lo anterior no implica en ginación sin cadenas- debe ser leído en el contex~o de la es-
ningún caso que las afirmaciones de un autor sobre su obra clavitud y cobra sentido en él. El teórico poscolomal Edward
carezcan de interés; antes bien, resultan muy valiosas para Said, por su parte, ha sugerido que las novelas de Jane Aus-
determinados proyectos críticos, en tanto que textos yuxta- ten deben interpretarse dentro de un contexto parncular q~e
puestos al texto de la obra. Pueden resultar cruciales, por las propias novelas excluyen: la explotación de. las colomas
ejemplo, en el análisis del pensamiento de un autor o en la del Imperio, que proporciona la riqueza. r:e~esana para soste-
discusión de las maneras en que una obra puede haber com- ner una vida decorosa en los hogares bntamcos. En resumen,
plicado o subvertido las perspectivas o intenciones que de- el significado está limitado por el conte~to ,. pero el.contexto
clara. es ilimitado y siempre está abierto a vanacwnes baJO la pre-
El sentido de una obra no es lo que el autor tenía en men- sión de los discursos teóricos.
te en determinado momento, ni es tampoco una mera propie- En el ámbito de la hermenéutica se ha diferenciado con
dad del texto o la simple experiencia del lector. Es una idea frecuencia una hermenéutica de la recuperaáón (también
ineludible porque no es algo sencillo o determinado de forma llamada de la escucha), que pretende reconstruir el cont~xto
sencilla; es a la vez la experiencia de un sujeto y una propie- original de producción de los textos -las circunstan~tas e
dad del texto. Es a la vez lo que entendemos y lo que inten- intenciones del autor y los significados que un texto podía ha-
tamos entender en el texto. Siempre habrá polémica sobre el ber tenido para sus lectores originales-, de una hermenéuti-
significado de una obra, puesto que no está decidido, sino ca de la sospecha, que busca exponer los supuesto~ oc~l~os en
que está siempre pendiente de ser decidido, sujeto a decisio- que se fundamenta un texto (políticos, sexuales, filosoflcos o
nes que nunca son irrevocables. Si quisiéramos adoptar algún lingüísticos) . La primera consagra al texto y a su autor, pues
principio o fórmula general, podríamos afirmar que el signi- intenta que el mensaje original alcance de nuevo a los lec~o
ficado está determinado por el contexto (pues el contexto in- res de hoy, mientras que se suele achacar a la segun.da .que me-
cluye las reglas lingüísticas, la situación del autor y el lector ga la autoridad del texto. Sin embargo, _est~s asooacwnes no
y cualquier otro aspecto que pudiera parecer relevante). Pero son fijas y pueden invertirse: la hermeneut~ca ~~ la recup~ra
si decimos que el significado está limitado por el contexto, ción, al restringir el texto a un supuesto st~oiftc~do ongmal
debemos añadir inmediatamente que el contexto es ilimitado; ajeno a nuestras inquietudes, puede reductr su tmpacto; en
no se puede decidir con antelación qué tendrá validez como cambio la hermenéutica de la sospecha valora el texto por la
contexto o qué ampliación del contexto podrá variar lo que con- manera en que, sin que el autor sea consciente de ello, se com-
sideramos el significado de un texto. El significado está limi- promete y nos ayuda a repensar temas de r:uestro presente
tado por el contexto, pero el contexto no tiene límites. (incluso subvirtiendo, en este proceso, las tdeas del autor) .
86 Breve introducción a la teoría literaria
87
!1caso resulte más pertinente una nueva distinción entre 1) la
lllterpretación que considera que el texto, en su funciona-
miento, tiene algo importante que decirnos; puede tratarse
5
ta~to de la he.rmenéutica de la sospecha como de la recupe-
rativa; y 2) la mterpretación «sintomática»; que trata el texto RETÓRICA, POÉTICA Y POESÍA
con;o un síntoma de algo no textual, que es supuestamente
«mas p~ofun~o» _Y la razón auténtica del interés del texto (ya
sea la v1da pslqUlca del autor, sus tensiones sociales o la ho- Hemos definido la poética como el intento de explicar los
mofobia de la sociedad burguesa). La interpretación sinto- efectos de la literatura mediante la descripción de las conven-
mática niega la especificidad del objeto, que es un signo de. ciones y operaciones de lectura que generan esos efectos ..Es
alguna otra cosa, y por tanto es poco satisfactoria como mé- una disciplina muy cercana a la retórica (que en época clás1ca
t?do hermenéutico. No obstante, cuando se centra en la prác- consistía en el estudio de los recursos expresivos y persuasivos
tica cultural en que se engloba la obra, puede resultar útil
del lenguaje: las técnicas del lenguaje y el pe~samient? 9ue
para explic~r esa prác~ica; así, por ejemplo, interpretar un poe- convienen a la construcción de discursos efectlvos). Anstote-
m~ c?mo smtoma o e¡emplo de las características de la poesía
les separó retórica y poética, considerando la retóric~ c?m~ ,el
qUiza no sea hermenéutica de interés, pero sí una contribu- arte de la persuasión y la poética como el arte de la 1m1tac10n
ción útil para la disciplina de la poética. A esa cuestión me
dirijo ahora. y la representación. La tradición de la E~a~ Media y ~1 ~~na
cimiento las asimiló, sin embargo; la retonca se conv1rt1o en
el arte de la elocuencia, y la poesía en el ejemplo máximo de ese
arte, puesto que pretende enseñar, deleitar y conm~~e~. En
el siglo XIX, la retórica acabó siendo vista c~mo u~ art~1e1o .s,e-
parado de la actividad genuina del lengua¡e y la ~agmac:on
poética, y perdió su consideración; pero en los últ1mo~ anos
del siglo XX ha cobrado nueva fuerza como el estud10 del
poder estructurador de los discursos. .
La poesía se enlaza con la retórica, por ser un lengua¡e
que usa en gran número las figuras retóricas a la vez que pro-
cura ser intensamente persuasivo. Y desde que Platón exclu-
yó a los poetas de su república ideal, el ataque o insulto más
común en contra de la poesía ha sido que no es más que re-
tórica frívolameñte engañosa, que embauca al ciudadano y
despierta en él deseos extravagantes. Aristóteles reivindicó el
valor de la poesía al concentrarse en la imitación (mimesis)
más que en la retórica. Defendió que la poesía. propor~io.na
una válvula de escape segura a nuestras emoCiones mas !n-
tensas, y que modela la valiosa experiencia del paso de la ig-
norancia al conocimiento (así, en el momento clave de la tra-
88 Breve introducción a la teoría literaria
Retórica, poética y poesía 89
gedia, la «anagnórisis» o «reconocimiento», el héroe descubre
la verdad y percibe su error, y los espectadores reconocen que blanca», muestra cómo las explicaciones te?ricas de la me-
podrían encontrarse en la misma situación que el protagonis- táfora reposan inevitablemente sobre ~:taforas . ~~unos
ta, si no fuera por la gracia de los dioses). La poética, como teóricos han defendido incluso la paradoJlca concluswn de
explicación de los recursos y estrategias de la literatura, no se que el lenguaje es fundamentalm~nte figurativo y que lo ~ue
puede reducir a un análisis de las figuras retóricas; pero sí po- llamamos significado literal son figuras cuya naturaleza figu-
dría verse como integrante de una retórica ampliada que rativa se ha olvidado. Cuando hablamos de «captar» u?a
estudiara los recursos propios de cualquier tipo de acto lin- cuestión «espinosa», por e¡emp · 1o, .ut il"Izamos. d os expres10-.
güístico. nes que han devenido literales mediante el olvtdo de su posi-
ble figuralidad. d. ·
Desde esta perspectiva, no se trata de que no haya Istm-
Figuras retóricas ción entre lo literal y lo figurativo, sino de que los tropos. y las
figuras son estructuras fundamentales de ?~estro lengua¡e, en
La teoría literaria se ha ocupado con frecuencia de la retóri- lugar de distorsiones o excepciones. Tradlctonalme?te, el tro-
ca, y los teóricos debaten sobre la naturaleza y la función de o más importante ha sido la metáfora. Una metafora tr~ta
las figuras retóricas. Una figura retórica se suele definir como ;lgo como otra cosa (llama burro a Miguel o rubíes .a, los l~btds
una alteración o desviación del uso lingüístico «corriente»; de la amada) . La metáfora es, por tanto, una verswn ma~, e
por ejemplo cuando Bécquer dice «Es tu boca de rubíes 1 un modo primordial de conocimiento: conocemos algo, vten-
purpúrea granada abierta .. .» no se refiere literalmente a unos dolo como otra cosa. Los teóricos hablan de .«las metaforas
rubíes o a una granada, sino que quiere significar algo rojo y con que vivimos», esquemas metafóricos básicos como por
hermoso (utiliza metáforas). En el repetidamente citado «The ejemplo «la vida es un camino». Estos esquemas estru.cturan
Secret Sits» el secreto se ha convertido en sujeto de la acción nuestra manera de pensar el mundo: intentamos por e¡empl?
de sentarse (personificación) , etc. La retórica en principio «llegar a alguna parte» en la vida, «encontrar ~uestro cami-
distinguía entre los «tropos» -que «cambian» o alteran el no» o «saber a dónde vamos», y corremos el nesgo de «en-
significado de una palabra, como sucede en la metáfora- y contrarnos con un obstáculo».
las otras <<figuras» indirectas, que disponen las palabras para La metáfora se ha considerado fundarl_l~ntal en ~ lengua-
conseguir determinados efectos, como son la aliteración (re- je y la imaginación porque tiene valor.cogn~tlv~, es mas que un
petición de sonidos iguales, sobre todo consonánticos), el simple ornamento frívolo. Su fuerza h~erana, sm en:bargo, pa-
apóstrofe (dirigirse a algo que no es un receptor habitual, rece depender en gran medida de su mcongruencta. Cuando
como en «Río Duero, río Duero, 1 nadie a acompañarte Wordsworth afirma que «el hijo es padre del ho~bre», nos de-
baja») o la asonancia (semejanza de sonidos vocálicos a final tiene nos hace pensar y finalmente nos permlte ver 1~- suce-
de verso o período). sión de las generaciones bajo una nueva _luz: la relaclün del
La teoría reciente, en cambio, no suele distinguir en tre niño con el hombre en que ha de convertirse se co~para con
figura y tropo y, de hecho, ha puesto en duda la noción de un la relación de un padre con su hijo. Dado.que la metafora pue-
significado «literal» u «ordinario» del cual se desvíen las fi- de encerrar una aseveración elaborada o mclus~ _una teona, es
guras o tropos. Por ejemplo, el mismo término metáfora, ¿es la figura retórica que se justifica con mayor fa~ilidad . . d
literal o bien es alusivo? Jacques Derrida, en «La mitología Pero la teoría ha acentuado igualmente la lillJ?Or~ancla e
otras figuras. Para Roman Jakobson, el lengua¡e tlene dos
90 Breve introducción a la teoría literaria
R etórica, poética y poesía 9l
poesía lírica se convirtió más tarde en expresión de un senti- bras es ponerse en la posición de decirlas o bien imaginar que
miento poderoso, que se refiere a la vez a la vida cotidiana y otra voz las dice: la voz, suele decirse, de un narrador o un ha-
a los valores trascendentes, y da expresión concreta a los sen- blante construidos por el autor. Por un lado tenemos, por tan-
timientos más íntimos de un sujeto individual. Esta idea pervive to, al individuo histórico, el poeta Robert Frost, y por otro l_a
aún hoy. La teoría contemporánea, no obstante, ha tratado con voz emisora de este enunciado. Entre medio de estas dos fi-
menor frecuencia la poesía como expresión de los sentimien- guras hay una tercera: la imagen de la voz líri~a que obtenemos
tos del poeta y más como trabajo de asociación e imaginación con el estudio de diversos poemas de un m1smo autor (en el
sobre el lenguaje: la experimentación con formulaciones y co- caso de Frost, probablemente la propia de un observ~dor de
nexiones lingüísticas que, más que hacer de la literatura la la vida rural, malhumorado y realista al par que reflexivo). La
depositaria principal de los valores culturales, la dotan de importancia de una u otra figura varía de un po~ta a otro Y de
fuerza subversiva. un método crítico a otro . Pero al hablar de poesta, resulta cru-
cial empezar por la distinción entre la voz que ?abla ~n el
poema y el poeta que lo compuso, instaurando as1 esta ftgura
La poesía como palabra y acto de la voz.
La poesía lírica, según una formulación bastante conoci-
La teoría literaria que se ha orientado hacia la poesía discute, da de John Stuart-Mill, es an utterance overheard, un _enun-
entre otros temas, qué importancia tienen las diferentes ma- ciado que se oye por casualidad. Cuando acertamos ~ otr ~go
neras de concebir un poema: un poema es a la vez una es- que atrae nuestra atención, lo que solem_os h~c~r es tmagmar
tructura compuesta de palabras (un texto) y un acto (un acto 0 reconstruir un hablante y un contexto; tdenttflcamos el tono
del poeta, una experiencia del lector, un acontecimiento en la de voz e inferimos la postura, las circunstancias, las inquietu-
historia literaria). En cuanto al poema entendido como una des y la actitud del hablante (en ocasiones de acuerdo con lo
construcción verbal, la pregunta principal es qué relación se que sabemos del hablante, pero co~ ~recuenci~ no). Este ha
establece entre el significado y los rasgos no semánticos del sido el enfoque más frecuente de la hnca en el stglo XX, l~ que
lenguaje, como puedan ser el sonido o el ritmo. ¿Cómo ope- podría justificarse sucintamente diciendo que las obras ~t~r_a
ran los rasgos no semánticos del lenguaje? ¿Qué efectos lo- rias son imitaciones ficcionales de los actos de enunctacton
gran, conscientes o inconscientes? ¿Qué tipo de interacción del «mundo real». Los poemas, por tanto, son imitaciones fic-
se puede esperar entre los componentes semánticos y no se- cionales de enunciados personales. Es como si cada poema
mánticos? comenzara con las palabras invisibles «(Yo, por ejemplo, u
Por lo que respecta al poema como acto, ha sido central otra persona podría decir) Tu corazón, una _naranja helada ... »
la cuestión de qué relación existe entre el autor que escribe el 0 «(Yo, por ejemplo, u otra persona podna deCir) Y 9-ue yo
poema y el ~ablante, la <<VOZ» que habla en él. Es una pre- me la llevé al río . ..». Para interpretar el poema necesitamos
gunta complicada. El autor no habla en el poema; al escribir- averiguar, a partir de las indicaciones d~l te~to y de n~estro
lo, se imagina a sí mismo o imagina otra voz que lo dice. Leer conocimiento sobre los hablantes y las sttuactones contentes,
un poema -tomemos una vez más el ejemplo de Robert qué ánimo o actitud está adoptando la voz poética. ¿Qué p_o-
Frost- es decir las palabras «We dance round in a ring and dría motivar a alguien a hablarnos así? El modelo_ de aprecia-
suppose ... » El poema se parece a un enunciado lingüístico, ción de la poesía dominante en la escuela y la untverstdad se
pero corresponde a una voz indeterminada. Leer estas pala- ha concentrado en la actitud del hablante, en el poema enten-
94 Breve introducción a la teoría literaria
Retórica, poética y poesía 95
El esquema rítmico y la sucesión de rimas hacen ostenta- para ser explicado-, sino asumir que tiene una estructura
ción de la estructuración de este fragmento de lengua y am- propia e intentar leerlo como si fuera una totalidad estética.
bos pueden atraer una atención interpretativa especial (igual La tradición de la poética ofrece diversos modelos teóricos.
que cuando la rima del poema nos da pie a preguntarnos El formalismo ruso de principios del siglo XX, por ejemplo,
sobre la relación de las palabras rimadas) y suspender el aná- postula que los niveles de la estructura del poema deben ser
lisis: la poesía tiene un orden propio que causa placer, por espejo unos de otros; la teoría romántica y la nueva crítica in-
tanto no es necesario preguntarse qué significa; la organiza- glesa y norteamericana, entre otras corrientes, trazan una ana-
ción rítmica posibilita que el lenguaje pase inadvertido al logía entre los poemas y los organismos naturales: todos los
guardián de la razón y se aloje en la memoria mecánica. Recor- componentes del poema deben articularse armoniosamente.
damos ~~Pin Pineja» sin preguntarnos por qué ese personaje Las lecturas postestructuralistas postulan una tensión inevita-
se llama así o por qué una «conejita real» va pidiendo; e in- ble entre lo que hacen y lo que dicen los poemas: la imposibi-
cluso si hallamos razones que lo expliquen, es probable que lidad del poema, o quizá de cualquier fragmento lingüístico,
las olvidemos antes que la propia canción. de hacer lo que predica.
La base de la poesía está aquí, en el volver éxtraño el len- Las concepciones recientes del poema como construcción
guaje y traerlo a primer término a través de la estructuración intertextual insisten en que la energía de los poemas provie-
métrica y la repetición de sonidos. Las teorías de la poesía pos- ne de ecos de 'poemas anteriores; ecos que en ocasiones el
tulan entonces relaciones entre diferentes tipos de organiza- poema puede no controlar. La unidad no se considera tanto
ción del lenguaje -estructura métrica, fonológica, semántica, una propiedad inherente al poema como un objetivo procu-
temática- o, por generalizar, entre la dimensión semántica y rado por el intérprete, ya busque fusión armónica, ya tensión
la no semántica del lenguaje, entre lo que el poema dice y el no resuelta. Para buscar la unidad, el lector identifica oposi-
modo en que lo dice. El poema es una estructura de signifi- ciones en el poema (como entre nosotros y el Secreto o entre
cantes que absorbe y reorganiza los significados en la medida saber y suponer) y observa de qué forma el resto de elementos
en que su modelo formal afecta a la estructura semántica al del poema, especialmente las expresiones figuradas , se rela-
asimilar los significados que las palabras tienen en otro c~n ciona con estas oposiciones.
texto y subordinarlos a una nueva organización, alterar el Tomemos un famoso poema de Ezra Pound, de solo dos
acento y el enfoque, pasar de sentidos literales a figurativos, versos, «In a Station of the Metro»: ·
alinear términos de acuerdo con esquemas paralelísticos . .. Ese
es el escándalo que genera la poesía: los rasgos «contingentes» Th e apparition of these f aces in th e crowd;
del sonido y el ritmo afectan e infectan el pensamiento. Petals on a wet, black bough.
En este nivel de análisis, hallamos que la lírica se fundamenta Para interpretar este poema debemos resolver el contras-
en una convención de unidad y autonomía, como si existiera te entre la multitud en el metro y la escena de naturaleza. Los
la regla de que no hay que tratar el poema como un fragmen- dos versos emparejados refuerzan el paralelo entre las caras
to de conversación -que necesita de un contexto más amplio en la oscuridad del metro y los pétalos sobre la negra rama de
I 00 Breve introducción a la teoría literaria IOI
ción~ la trama se conserva en la traducción de una lengua 0 ·llector infiere del texto, y la idea de que existen sucesos ele-
med10 a otra lengua o medio: una película muda o una tiru mentales a partir de los cuales se ha conformado una trama
cómica pueden tener la misma trama que una narración es igualmente una inferencia, una construcción del lector. Al
corta. hablar de los sucesos que se estructuran en una trama, resal-
Encontraremos, no obstante, que existen dos concepto tamos la importancia y la estructuración de ésta.
de «trama». Por una parte, la trama es una manera de dar for·
ma a lo~ sucesos para convertirlos en una narración genuina:
los escntores, al igual que los lectores, estructuran los acon· Presentación
tecimientos en una trama cuando quieren dar sentido a algo.
Desde otro punto de vista, la trama es lo que resulta canfor· La distinción fundamental en narratología es, por tanto, la
m~do ~or las narraciones, pues pueden presentar la misma que separa trama y presentación real, argumento y discurso
«histona>> de modos diferentes. Por tanto, una secuencia de (la terminología varía en los diferentes autores). Cuando se
acontecimientos protagonizada por tres personajes puede halla delante de un texto (el término «texto» incluye también
tomar la forma (dada por los escritores·o los lectores) de una películas y otras formas de representación), el lector le da sen-
tra~a elemental de amor heterosexual, en la que un joven tido identificando el argumento y concibiendo el texto como
qwere casarse con _una joven y encuentra la oposición del pa- una representación particular de esa historia; al identificar
dre, pero un cambio en la acción permite que los dos jóvenes «qué sucede», somos capaces de entender el material verbal
se unan. Esta trama con tres personajes puede ser presentada como la manera de retratar lo que sucede. En ese momento,
en 1~ narración ~i~al, desde el punto de vista de la pacient~ po~emos preguntarnos qué tipo de representación se ha esco-
heroma, del colenco padre o del joven, o de un observador gido y qué diferencias conlleva esa elección. Existen muchas
externo atraído por estos sucesos, o de un narrador omnis- alternativas, determinantes todas ellas para el efecto final de
ciente que tiene el poder de describir los sentimientos más ín- la narración. Gran parte de la teoría narratológica se ocupa de
t~mos de todos los personajes, o de un narrador que se distan- analizar las diferentes maneras de concebir estas alternativas.
cia de los acontec~ientos . .. Desde esta perspectiva, la trama Veamos algunas preguntas que identifican variaciones signi-
o el argumento senan lo dado y el discurso literario sus posi- ficativas.
bles representaciones diferentes. ¿Quién habla? Convencionalmente, se dice que toda na-
Los tres niveles discutidos hasta aquí -sucesos, trama (o rración tiene un narrador, que puede ser externo a la historia
argumento) y texto- funcionan como dos oposiciones: entre o ser un personaje de ella. La teoría distingue entre «narración
los sucesos y la trama, y entre el argumento y el discurso. La en primera persona», en la que un narrador explica hablan-
trama o el argumento son el material que se presenta al lector do como <<yo», y lo que de modo algo confuso se denomina
orde_nado J?Or el discurso conforme a un determinado punt~ «narración en tercera persona», donde no existe el «yo»: el
de vista (diferentes versiones del mismo «argumento»). Pero narrador no se identifica como personaje de la historia y todos
la trama en sí ya es una estructuración deJos acontecimientos. los personajes son mencionados en tercera persona, por su
En la trama, una boda puede ser el final feliz de una historia nombre o como «él» o «ella». El narrador en primera perso-
m principio, o un momento de cambio durante el desarroll~ na puede ser el principal protagonista de la historia que cuen-
:l.e la narración. Lo que ellectot encuentra ante sí no obs- ta; puede ser un participante, un personaje menor; o, final-
:ante, es un discurso en forma d~ texto: la trama es'algo que mente, puede ser un observador, cuya función no es actuar
I o6 Breve introducción a la teoría literaria
tan
d
r ~:r:::J~a~~:
. '
lpo lasu~~e no_velas,dincl~s_o
cuando tra-
en servrrnos e alivro· nos habl
e una especre humana más com r 'bl ' an
sano juicio intentaría cultivar viñedos a la luz de la palabra
día, nos resulta verdaderamente muy difícil el no concebir
nuestras 'vidas a partir de esquemas de narraciones ficcionales.
manejable; nos ofrecen una ilusiXn ednesrp e y, ?or .tanto, más ¿Implica eso que los efectos de discernimiento y consuelo que
ersprcacra y poder.
causa la narrativa son engañosos?
A través del conocimient f Para poder responder a tales preguntas necesitaríamos
actúan como si fu . , o que o recen, las narraciones
'd al eran polictas. Las novelas de la tradi . , disponer a la vez de un conocimiento del mundo indepen-
occt ent mue t , d Cion diente de la narración, y de razones para considerar ese co-
y cóm o los dese~:: ~=~e ~::~::sl:s~~~~o;:~:rudivtM'dualhes nocimiento como de mayor autoridad que el que ofrece la
nove1as narran cóm al . . · uc as narrativa. Pero la existencia hipotética de ese conocimiento
Nos cuentan el dese: ;~o~c~~r:rud las ilust~nes de juventud. con auto.ridad, pero ajeno a toda forma narrativa, es precisa-
~~o~ el esc~nariod del deseo heterose:~:J~~~~:~~:? s:J~ ~~- mente lo que está en juego en la pregunta de si la narración
proporciona conocimiento o ilusión. De modo que no parece
an eswrza o cada vez más en . ,
nuestra identidad verdadera si ale sugenr que lograremos posible responder a la pregunta, si es que tiene respuesta. En
;~w:,c:s ;~~r~ f:vleazs relacio~es per:~:~sy :~o:~af!a~ce~ó~ lugar de ello debemos movernos entre la concepción de la na-
rración como recurso retórico que crea una ilusión de perspi-
. · que nos entrenan p
~~~:~aai~~a~omo «estar enamorado», se a~~u~ua:c~:~~~l~~ cacia y el estudio de la narración como nuestro medio princi-
pal de creación de significado. Después de todo, incluso la
En tanto que llegamos a ser lo . propia afirmación de que la narración no es más que retórica
serieelde identificaciones (como trat~~: ;~~f~;p;~ano 8te) unl a sigue la estructura de una historia; se trata de una narración
nov as son un me · d , as en la que nuestro engaño inicial ha dado paso a la dura luz de
:;:~;í~~::~~r~~~~~~!~::::~eld.~elt~~;~~~c:nd~~~~l~
exrto mun ano, la
la verdad, y terminamos más tristes, pero p1ás sabios; desi -
lusionados, pero aleccionados. Dejamos de bailar en círculo
y contemplamos el secreto. Eso nos dice la historia.
7
EL LENGUAJE REALIZATIVO
d~i~~rc~e~~t~~o~~a:~cu:~n ciatnu::~~sp~d7~::s:;:~;~~~
1
otro nombre para lo que ya suele interesar habitualmente a
los críticos. Al encontrarnos ante el enunciado que abre el so-
neto de Shakespeare «My mistress' eyes are nothíng like the raleza del lenguaje; cualquter c?si q . sino algún tipo de
sun», no preguntaremos si la frase es verdadera o falsa, sino da de modo «no serio» ~o sena en=~~~~ación física. La po-
qué hace, cómo se íntegra con el resto del poema y sí funcio- señal inseparablemente ligado a un fundamental en el
na felizmente (afortunadamente) en conjunción con los demás sibilidad de repetición resulta,. entonces, ' 1 ueden fun-
versos. Esa podría ser una concepción de lo afortunado. Pero lenguaje; y los realizativos pa~t~:~~::t~ ~~t~s ~e fórmulas
el modelo de lo realizativo también dirige nuestra atención a donar si se los reconoce com
121
El lenguaje realizativo
120 Breve introducción a la teoría literaria
' blico y declaramos solem-
regulares, como «SÍ, quiero» o «prometo». Si el novio dijera clave afirma: <<Por tanto, ?ace~~t ~~on y según derecho debe-
«vale» en vez de «sí, quiero», probablemente no lograría nemente que esta~ colom~s :;rne~dientes». La declaración de
casarse. Un enunciado realizativo, se pregunta Derrida, rían ser estados hbres e i& e~ s es un realizativo que se su-
«¿podría ser un éxito si su formulación no repitiera un enun- que son estados indepen ~dad a la que se refiere, pero p~ra
ciado "codificado" o iterable [repetible], en otras palabras, si P
one ha de crear la nt_Leva re d. 1 afirmación constatauva
fu ón se a Junta a
la fórmula que se pronuncia para abrir una sesión, botar un reforzar esta a maci d independientes.
barco, o un matrimonio no fuera identificable como confor- de que deberían ser esta os
me a un modelo iterable, si por tanto no fuera identificable
de alguna manera como "cita"?». Austin aísla como anóma- Relaciones entre realizativos y constatativos
los, no serios o excepcionales ejemplos particulares de lo que
Derrida llama una «iterabilidad general» que debe conside- . . lo constatativo también se
rarse una ley del lenguaje. «General» y fundamental, porque, La tensión entre lo realh~.auv~ y a en la que la dificultad con
para que algo sea un signo, debe poder ser citado y repetido observa claramente en a itera ur , lo realizativo de lo cons-
stin para separar , . f
en toda clase de circunstancias, incluyendo las «no serias». El que se encuentra Au . d una caractensuca un-
d r considera a como . d
lenguaje es realizativo en el sentido de que no se limita a tatativo pue e se . . del lenguaje. Si todo enuncia . o
. transmitir información, sino que realiza actos mediante su damental del funcwnamiento . m· cluye al menos, la afir-
· y constatauvo e
es a la vez re alizauvo .
' lin ·· '
. , n junto con un acto gUls-
repetición de maneras de hacer cosas o prácticas discursivas
establecidas. Este aspecto será clave en la fortuna posterior mación implícita de una situaclio i do dice y lo que hace
., tre lo que e enunc a .
del término. tico la re1acion en . ni cooperativa. Para eJem-
, . te será armomosa
Derrida vincula igualmente lo realizativo a la cuestión ge- no necesanamen l , b.t literario volvamos una vez
blema en e am i 0 '
neral de los actos que originan o inauguran, actos que crean plificar e1 pro R b F st «The Secret Sits»:
algo nuevo, tanto en la esfera política como en la literaria. más al poema de o ert ro
¿Cuál es la relación entre un acto político, como una declara-
We dance round in a r~ng ant_;;~~dsknows7
ción de independencia, que da pie a una nueva situación, y But the Secret szts zn t e mz
los enunciados literarios, que intentan inventar algo nuevo, a
través de actos que no son enunciados constatativos sino rea- d d la oposición entre suponer y co-
lizativos, como las promesas? Ambos actos, el político y el lite- Este poema depen ~ e . d t ma el poema frente a esta
lorar que acutu o
rario, se asientan sobre una compleja combinación de reali- nocer. P ara exp d. di a los términos opuestos, po-
zativo y constatatívo en la que, para ser un éxito, el acto debe dualidad y qué valore~ a JU e~ oema adopta la modalidad
resultar convincente (al quedar referido a la situación de emi- demos preguntarnos Si el P.~f o~ma supone, como nosotro.s .
sión); sin embargo, en estos actos el éxito consiste justamen- de suponer o de con~ccl <. p be como el Secreto? Se di-
te en originar las condiciones a las que se refiere. Las obras -que bailamos en cuc o-do sa d~ la imaginación humana,
literarias pretenden hablarnos del mundo, pero si tienen éxi- ría que e1 poema, como pro. . , ucto , 1os,
o de baile en cucu
es un ejemplo de suposicion, un cas
to lo hacen creando, dando vida a los personajes y sucesos
que relatan. Algo parecido es lo que ocurre en los actos inau- 1 Pero el Secreto sabe, senta-
7 «Bailamos en círculo y suponemos,
gurales propios de la esfera política. En la Declaración de
do en. el centro.» (N. del t.)
Independencia de los Estados Unidos, por ejemplo, la frase
El lenguaje realiz.ativo 12 3
~om?re a una niña da inicio a un proceso continuo de «enni ción, la citación de una fórmula arraigada en normas que sos-
n~~ento», la producción de una niña, mediante la «asig
tienen una historia de opresión, lo que da una fuerza y ma-
nacton» o r~pe~~ción obligatoria de las normas del género
sexual, «la ct~acton forzosa de una norma». Si somos un suje
lignidad especiales a insultos de otro modo banales com?
«negro», «judío» o «moro». Acumulan la fuerza de ~a auton-
to es necesanamente porque se nos ha hecho esta asignación
d~, la repetición, pero -y esto resulta fundamental, en opi· dad mediante la reiteración o citación de un con¡unto de
prácticas previas, autorizadas, como si fuera la voz de todos
mon de Butler- se trata de una asignación que nunca aca·
bamos de cum~lir de acuerdo con lo que se espera, de forma
los insultos del pasado. .
Pero este vínculo realizativo con el pasado conlleva Igual-
que nunca habitamos de pleno las normas o ideales genéricos
mente la posibilidad de desviar o reexpedir el peso d~l P.asa-
a los. que se nos empuja a aproximarnos. En ese agujero, en do, al intentar capturar y dirigir de otra manera los termmos
las ,diferente~ ~~rmas de cumplir la «asignación» de género, que cargan con un significado opresivo, como se ha hec~o
estan las posibilidades de resistencia y cambio.
con la adopción en Estados Unidos por parte de los ¡;>rop~os
. Se está acent~ando aquí la manera en que la fuerza reali- homosexuales del término queer, «moña». Esto no stgniftca
zattv~ dellengua¡e se crea a partir de la repetición de normas que podamos ser autónomos con la sola elección d~ n~~stro
antenores,. d~ actos anteriores. De este modo, la fuerza del in_ nombre· los nombres siempre acarrean una carga htstonca Y
sulto «mancan» no proviene de la intención ni de la autoridad están suJetos a los usos que otros puedan hacer de él en el fu-
del habla~te, que probablemente es algún necio totalmente turo. Los términos que escogemos para nombramos no se
desc~n~Cldo p~ra_la víctima, sino del hecho de que el grito pueden controlar; pero el carácter histórico del proceso rea-
«mancan» .reptte msultos gritados en el pasado, alocuciones lizativo crea la posibilidad de la batalla política.
o ~ctos de mterpelación que crean el sujeto homosexuallla-
mandolo de forma reiterada abyecto y vergonzoso (1 0 que
exce?e a toda norma de conducta: «¡Antes muerto que eso!»). Jugadas e implicaciones
Escnbe Butler:
Comienza a ser evidente que la distancia entre el principio
«.Maricón» deriva su fuerza precisamente de la invocación y el final (aún provisional) de esta pequeñ~ hi.storia es muy
repetida ... ~ediante la cual se forma, a través del tiempo, un grande. Para Austin, el concepto de lo reali~attvo nos ~yuda
contrato soctal entre comunidades homofóbicas. La alocución
a pensar en un aspecto concreto delle.ngua¡e que habta pa-
es eco de alocuciones pasadas y obliga a los hablantes como si
sado inadvertido a los filósofos antenores; para Butler, se
hablaran al unísono a través del tiempo. En este sentido siem-
pre hay un coro in1aginario que se burla: «¡ Maricón! ». trata de un modelo de reflexión sobre procesos sociales
de importancia crucial en los que hay diversas cuestiones en
L? ~ue otorga al insulto su fuerza realizativa no es la mera juego: 1) la naturaleza de la identidad y có~o se produce
repe~Icton en sí, sino el hecho de que se reconoce su cohe- ésta· 2) el funcionamiento de las normas soctales; 3) el pro-
rencta. con. un modelo, con una norma, y se enlaza con toda ble~a fundamental de lo que la teoría reciente denomina en
una histona de exclusión. El enunciado implica que el ha- inglés como «agency» («agencia»): hasta qué punto y bajo
blante .es po~tavoz de lo «normal» y se esfuerza en constituir qué condiciones soy un sujeto respo~sa~l~ que escoge s~s
propios actos; y 4) la relación entre el mdivtduo y el camb10
al destmatano como un pervertido indeseable. Es la repetí-
social.
128 Breve introducción a la teoría literaria
El lenguaje realizativo 129
El sujeto
en la que los personajes, como suele decirse, «descubren» quit• la ejemplaridad e indicarnos a qué grupo o ~Jase representa el
nes son no al averiguar nuevos datos sobre su pasado (como personaje. ¿La condición de Hamlet es umversal? ¿Los apu-
su nac~iento), sino por~ue actúan de una manera tal qur ros de la Regenta son los de las mujeres en general?
se convzerten en lo que al final resulta que, en cierto sentido, El tratamiento teórico de la identidad puede parecer re-
su «naturaleza». ductivo en comparación con el rastreo sutil de las novelas,
Esta estructura, en la que hay que convertirse en lo qu que logran sustraerse a las siempre discutibles afirmaciones
supuestamente ya se era (igual que Aretha Franklin llega a generales mediante su present~ción de _caso~ ~ingul~re,s; pero
senti:se como una mujer natural), ha sido calificada de pa· confían en una fuerza generalizadora tmplíctta: qu1za todos
rado¡a y aporía por la teoría reciente, pero ha estado fundo · somos Edipo, Hamlet, Madame Bovary o Janie Starks. Cuan-
nando siempre en la narrativa. Las novelas occidentale do las novelas se ocupan de identidades de grupo -qué su-
refuerzan la idea de un yo esencial, al sugerir que el yo qu pone ser una mujer o un hijo de la burgues_ía- explo~an con
surge de los enfrentamientos con el mundo ya estaba allí an· frecuencia cómo las exigencias de la identidad colectiva res-
tes, en cierto sentido, como base de las acciones que, desd tringen las posibilidades individuales. Los teóricos concluyen
la perspectiva del lector, crean ese mismo yo. La identidad que las novelas, por tanto, al convertir la individualidad en el
fundamental de los personajes emerge como resultado de la centro primordial de atención del individuo, están constru-
acciones, del forcejeo con el mundo; pero posteriormente yendo una ideología de la identidad indivi~ual cuyo rechaz?
esta identidad se postula como la base, incluso la causa de ta· a los temas de ámbito social debe ser cuesttonado por la en-
les acciones. rica. El problema de Emma Bovary, podr~a decir~e, n?, es su
Una buena parte de la teoría reciente puede verse como necedad ni sus caprichos sentimentales, smo la s1tuac10n ge-
el intento de analizar las paradojas que frecuentemente infor· neral de las mujeres en su sociedad.
man del tratamiento de la identidad en la literatura. Las obras La literatura no solo ha convertido la identidad en un tema
literarias son la representación característica de un individuo recurrente; ha desempeñado también un papel fundamental
por lo que los conflictos por la identidad son de hecho con~ en la construcción de la identidad de los lectores. El valor de
flictos internos al individuo, pero también entre el individuo la literatura se ha vinculado desde antiguo al hecho de que
y el grupo: los personajes se resisten o se adaptan a las nor- posibilita que el lector e~perimen~e. ~directamente las e~pe
mas y expectativas sociales. En cambio, los escritos teóricos riencias de los persona¡es, permmendole aprender ~u.e se
sobre la identidad social tienden a centrarse en la identidad siente en determinadas situaciones y con ello adqumr la
de grupo: ¿qué es ser una mujer?, ¿qué es ser negro? De ahí predisposición a sentir y actuar de cierta manera. Las ~bras
que surjan tensiones entre la exploración literaria y las afir- literarias nos animan a identificarnos con los persona¡es, al
maciones críticas o teóricas. El poder de las representaciones mostrarnos el mundo desde su punto de vista.
~terarias radica, según sugerí en el capítulo 2, en una par- Los poemas y las novelas suelen dirigirse a no_s~tros pi-
ticular combinación de singularidad y ejemplaridad: el lector diéndonos que nos identifiquemos con lo transmltldo, Y la
encontrará un retrato concreto del príncipe Hamlet, Ana identificación colabora en crear la identidad: llegamos a ser
Ozores o Huckleberry Finn, y junto a él la presunción de que quienes somos porque nos identificamos con figuras que en-
los problemas de esos personajes tienen valor ejemplar. No contramos en la lectura. Durante mucho tiempo se ha culpado
obstante, ¿de qué son ejemplo? La novela no lo indica· son a la literatura de incitar a los jóvenes a verse a sí mismos como
los críticos o los teóricos los que deben atacar la cuestiÓn de personajes de una novela y buscar la realización personal de
I 36 Breve introducción a la teoría literaria
Identidad, identificación y sujeto I 37
nos vuelve: por el espejo, por la madre y en las relaciones so- posibilitan la !de~, lcacwn c~nmostrando quién o qué está en
ciales por los otros en general. La identidad es producto de una boran en la creacwn del g~~p esta área se ha concentrado
serie de identificaciones parciales, que nunca se completan. su mano ser. El debate teonco ~n . la utilidad política de
En última instancia, el psicoanálisis corrobora la lección que de modo intenso en la convlen.ldenCl~dy d ·Debe haber algo
se podría extraer de las novelas más serias y celebradas: que la . nes de a 1 entl a . c.
diversas concepClo d 1 l. embros de un grupo para
.1 mpartan to os os m . b
esencia qu~ co
identidad es un fracaso; que nuestro convertirnos en hombre
P ·O acaso las afirmacwnes so re
o mujer no llega a término feliz; que la interiorización de nor- poder funcwnar como ta . c. homosexual son opre-
mas sociales (que, según la sociología, sucede uniforme e ine- , mu¡'er o ser negro o ser d b h
xorablemente) encuentra siempre resistencia y al final no fun. que es ser~~ . blesl Con frecuencia el e ate a
sivas, restnct1Vas y ob¡eta 1' ·. bre el «esencialismo»: en-
dona: no llegamos a ser quien se supone que somos. d 1 f a de una po em1ca so
toma o a ?;m . .d d como algo dado, un origen, y otra
La teoría aún ha dado otra vuelta de tuerca al papel esen- tre una no~wn d.e ldentl a e está en permanente pro-
cial de la identificación. Mikkel Borch-Jakobsen defiende que noción de ldenuda~ com~a;;;~a;~ oposiciones contingentes
ceso y surge a t~a~es ded . identidad al oponerse al
el D eseo (el sujeto que desea) no aparece primero y entonces (un pueblo opnmldo a qulere su
le sigue una identificación que permitiría la culminación del
opresor). d , · esta· ·qué relación existe en-
La pregunta clave po n~,ser n~i~lista de una identidad
deseo. En primer lugar aparece una tendencia a la identifica-
ción, una tendencia primordial que posteriormente da origen 1 , . a la concepClon ese lí .
al deseo ... ; es la identificación la que da vida al sujeto de- tre as cntlcas . di id u al) la necesidad psíquica y po ~~ca
seante, no a la inversa.
d(sea·dde t'd
grupo o mneces1
d;> Las v .d adyes d e la política de emanc1pac10n,
l
. e 1 en l. a . .d .d d sólida para las mujeres, os negros
Según el modelo precedente, el deseo es una causa primera; que perslgue una 1 ent~ a ·se aco lan o chocan con las
los irlandeses , por e¡edmelp~o, c. · nt~ y del sujeto dividido?
0
aquí la identificación precede al deseo, y la identificación con . . alíticas mconsCle b. ,
otros incluye la imitación y la rivalidad que es el origen del de- noclünes pslcoan 1 , . importancia teórica y tam len
seo. Esto coincide con la representación propia de la novela, Este tema adquiere a maxlma r en parecen ser los mis-
en la que, como aseguran René Girard y Eve K. Sedgwick, el práctica, pues ~os problem~s q~~t~oTectivo se define por su
deseo surge de la identificación y la rivalidad: el deseo mas- m os ind~pendientem~nte e sreferencia sexual, idioma, da-
nacionalldad, raza, genero o p
culino heterosexual procede de identificar al héroe con un
rival e imitar su deseo. 1' ·, L grupos margm· ados históricamente
se social o re lglün. os . t lmente Por una parte, las
cuentan con dos alt~rna~vas ac t~ que n~ es legítimo tomar
investigaciones teóncas em~es 1 la orientación sexual, el
ciertas características (p?r_ e¡e)p 0 ' definidores esenciales
género o rasgos morfologlcos como
Identidad, identificación y sujeto 14 I
I 40 Breve introducción a la teoría literaria
contradictorias o, por último, si concebimos la identidad hete-
?e las características de la identid d d 1
unputación de una identt"d d a .al e grupo, y refutan la rosexual, con Judith Butler, como basada en la represión de la
a esenCl a tod 1 · b posibilidad del deseo homoerótico, al final nos encontramos
d e un colectivo caracterizado , os os mtem ros
con algo parecido a un mecanismo recurrente. El proceso de
gión, sexualidad o nacionalid pdor¡u genero, clase social, reli -
pueden convertir las identida~~s . or otro lado, los colectivos formación de la identidad no sólo privilegia unas diferencias y
el grupo Foucault ob unpt:estas en recursos para descarta otras, sino que toma una diferencia o división interna
serva en su H · t · d ,
qu~- el surgimiento, en el siglo XIX de z~ orza e ta, s~xualidad
· al grupo y la proyecta como una diferencia entre individuos o
qmatricos que definían al h ' discursos medicos y psi- grupos. «Ser un hombre», como solemos decir, es negar cual-
da facilitaban el control s ?:¡osexual como una clase desvía- quier «afeminación» o debilidad y proyectarlo como una di-
constitución de un discu~~~ pero~ la ~.ez hacían posible «la
"d ferencia entre hombres y mujeres. Una diferencia interior se
se puso a hablar de ~í m· e r~~ a~o :la homosexualidad niega y se proyecta como una diferencia entre elementos opues-
"naturalidad" incorpor tsdmaf, a retvmdicar su legitimidad o su tos. Estudios de diferentes ámbitos parecen converger en esta
, an o recuentement al b 1 . investigación de las maneras en que se produce el sujeto me-
categonas con que era me, di camente d escalificada».
e voca u ano las
diante postulados injustificados pero inevitables de unidad e
identidad, que pueden tener una función estratégica de im-
plantación de autoridad e igualmente crear huecos entre la
Estructuras omnipresentes identidad del papel atribuido a los individuos y los diversos
acontecimientos y valores de sus vidas.
ludible son las tensiones rlu
Lo _que convierte la cuestión d 1 .d .d .
a 1 entl ad en cructal e ine- Posiblemente ha colaborado en la confusión una afirma-
parece al «si(rnificado») ~ cto di ctos que ~ncierra (en esto se ción en torno a la cual se estructura con frecuencia este deba-
perspectivas ~eóricas -~1 s u _os prolven~entes de diferentes te: que las divisiones internas de la concepción del sujeto, de
marxtsmo e pstco ál. · 1 alguna manera, impiden la posibilidad de la «agencia», esto es,
os e turales el fem· . 1 ' an tsts, os estu-
di ul
estudio de la identidadilllsmo,_ods ¿estudios gay y lesbiana y el de la actuación responsable. Podría responderse, sencilla-
en soCle a es colonial 1 mente, que los que exigen un mayor acento en la actuación
1es- h an desvelado dificult d
. il
es Y poseo onia-
a es en torno al conc t responsable desean teorías que les permitan decir que las ac-
recen sun . ares estructuraunente
1.
.Lanto st. con Lep .o que
. rr Al h.pa- ciones cambiarán el mundo y están frustrados porque esto
ser, d ecunos que somos «culturalm .' oms t us-
dados como suj.etos co ·¿
' nvertt os en sujeto
en~e mterpelados»
d ¿· .
o salu- probablemente no sea así. ¿Acaso no vivimos en un mundo
nosotros en tanto que oc d _cuan o se m gen a en donde nuestros actos tienen más posibilidades de tener
como cuando acentuamo~p:~e:l e :ma Cl;~t~ posición o rol, consecuencias imprevistas que previstas? Pero existen además
un «estadio de espejo» en 'el ue fstc_oanalists , _la f~ción de dos respuestas complejas. En primer lugar, en palabras de Ju-
al reconocerse incomplet q e s~Je~o adqmere tdentidad dith Butler, «la reconceptualización de la identidad como un
·d amente a s1 mtsmo e · efecto , esto es, como producida o generada, abre nuevas posibi-
tanto st efinimos las identidades 1 n una tmagen;
en tanto que «nombres d a a manera de Stuart Hall, lidades de "agencia" que son insidiosamente negadas por las
en que nos ubicamos enqlue amo~ a las diferentes maneras posturas que conciben las categorías de identidad como fun-
. d as narraciOnes del p d dacionales y fijas». Al referirse al género sexual como un rea-
ub tea os en ellas» como si al asa o y somos
estudios de la subj~tividad r~s ~:ros, tal como se hace en los lizativo obligatorio, Butler sitúa la agencia en las variaciones
se construye dividido por e~oc~~l y aosdc?lonial, que ~1 sujeto de la acción, las posibilidades de variación dentro de la repe-
que e tscursos y extgencias
Identidad, identificación y sujeto 1 43
Teoría
.Otra versión de la fenomenología, orientada igualmente leyó bajo la etiqueta de «estructuralismo» en Inglaterra, Es-
hacta el lector, es la llamada «estética de la recepción» (Hans tados Unidos y otros lugares desde finales de los años sesenta
Robert Jauss). Una obra es la respuesta a las cuestiones que y en la década posterior. . .,
pl~_tea un «horizonte de expectativas». Por tanto, la interpre- En los estudios literarios, el estructuraltsmo defendio una
tacwn de las obras no debe centrarse en la experiencia de un poética interesada en las convenciones que hac~n posible
lector individual, sino en la historia de la recepción de una una obra literaria; no pretendió producir nuevas Interpreta-
obra y su relación con las diversas normas estéticas y conjun- ciones, sino comprender cómo una obra produce los signifi-
tos de expectativas que permiten leerla en diferentes épocas. cados y efectos que le son propios. Pero no logró imponer este
proyecto -la explicación sistemática del discurso literario-,
al menos no en Estados Unidos o Gran Bretaña. Su mayor
Estructuralismo efecto aquí fue ofrecer nuevas ideas sobre la literatura y con-
vertida en una práctica significativa entre otras muchas. De
La teoría orientada hacia el lector tiene algo en común con este modo abrió camino a lecturas sintomáticas de las obras
el estruct~ra!i~mo, que también se concentra en cómo se ge- literarias y empujó a los estudios culturales a intentar explicar
nera .e~, stgmflcado. Pero el estructuralismo se originó por los procedimientos de creación de significado de diversas
opostczon a la fenomenología; su objetivo no era describir la prácticas culturales. . .,
exper~efol<;ia , sino identificar las estructuras subyacentes que No es sencillo diferenciar el estructurahsmo de la semzo-
la postbihtan. En lugar de descripciones fenomenológicas de tica, la ciencia general de los signos, que deriv~ de Saussur~ _Y
la conciencia, el estructuralismo quería analizar estructuras el filósofo estadounidense Charles Sanders Petrce. La semto-
que_operan in.conscientemente (estructuras lingüísticas, psi- tica, sin embargo, es un movimiento internacional que ha in-
c~lo~~cas, sociales). Dado su interés en cómo se produce el tentado incorporar el estudio científico de la conducta y la
sigmftcado, el estructuralismo trató con frecuencia al lector comunicación, pero evitando en gran parte los componentes
(p.or ejemplo, en SIZ de Roland Barthes) como el emplaza- de especulación filosófica y crítica cultural que han marcado al
miento de los códigos subyacentes que posibilitan el signifi- estructuralismo en su versión francesa y las cercanas a ésta.
cado y como el agente del significado.
Con el término «estructuralismo» suele designarse a un
g:_upo .de pensadores mayoritariamente franceses que, en los Postestructuralismo
anos .Cincuenta y sesenta, influidos por la teoría lingüística de
Ferdm~nd.~e ?aussure, aplicaron diversos conceptos propios Cuando el estructuralismo pasó a quedar definido como un
de la lingutstlca estructural al estudio de los fenómenos movimiento o una escuela, los teóricos se distanciaron de él.
sociales y culturales. El estructuralismo se inició en la antro- Resultaba patente que las propias obras de los supuest~s es-
pología (gracias a Claude Lévi-Strauss) y de ahí pasó a los tructuralistas no encajaban en la idea del estructurahsmo
estudios literarios y culturales (Roman J akobson de nuevo, como un intento por dominar y codificar estructuras. Barthes,
Roland Barthes, Gérard Genette), al psicoanálisis (Jacques Lacan o Foucault, por ejemplo, fueron considerados com
Lacan), a la historia de las ideas (Michel Foucault) o a la teo- postestructuralistas que habían dejado atrás ~1 ~structura3!sm
ría marxista (Louis Althusser). Aunque estos pensadores nun- de mira estrecha. Pero muchas de las postctones asoctada
ca formaron una escuela como tal, su trabajo se importó y con el postestructuralismo son evidentes incluso en las obras
Escuelas y movimientos teóricos I 5I
I 5o Breve introducción a lo teoría literaria
Deconstrucción
smo una construcción producida por discursos que dependen del psicoanálisis por parte de profesoras feministas como J ac-
de ella; mostrar que es una construcción mediante una obra de queline Rose, Mary Jacob~s_y_ Kaja Silverman, par~ ~as cuales
deconstrucción que intenta desmantelarla y reinscribirla· no sólo mediante el psicoanállSls -por su exphcac10n de los
destr:wrla, por tanto, sino darle una estructura y un signiÉca- complicados procesos de interiorización ?~ ~o~mas~ se pue-
do diferentes. Pero como forma de lectura, la deconstrucción de comprender y concebir de nuevo la dif~c~ situacwn de las
es, en palabras de Barbara Johnson, un «desenredar fuerzas mujeres. En sus múltiples facetas , el femims_~o ~a lowado
de significado que combaten en el interior de un texto», inves- una transformación sustancial de la edu~ac10n hter~na ~n
tigar la tensión entre modos de significar, por ejemplo entre las Estados Unidos y Gran Bretaña, al expandu el canon literano
dimensiones realizativa y constatativa del lenguaje. e introducir una gran variedad de temas nuevos.
En tanto el feminismo acomete la deconstrucción de la opo- La teoría psicoanalítica ha tenido impa~to en los estudjos lite-
sición hombre/ mujer y las oposiciones asociadas con ella en rarios a la vez como método interpretativo y como teona ~obre
la historia de la cultura occidental, resulta ser una versión del el lenguaje, la identidad y el s_ujeto. Por una _parte, es J~nto
postestructuralismo; pero esa es sólo una de las hebras de su con el marxismo la hermenéutica modern~ mas poderosa. un
discurso, pues el feminismo no es tanto una escuela unifica- metalenguaje 0 vocabulario técnico a~tonz_ado que se puede
da como un movimiento social e intelectual y un espacio de aplicar a las obras literarias y a otras situacwnes, para en_t~n
debate. Por un lado, la teoría feminista aboga por la identidad der qué está pasando «realmente». Est~ conlle;~ que el cntlco
de las mujeres, reclama derechos para ellas y apoya las obras está alerta a los temas y relaciones ps1coanal1t1cas . Pero p~r
escritas por mujeres como representaciones de la experiencia otra parte el mayor impacto del psicoanálisis lo ha consegm-
de las mujeres. Por otro lado, las feministas han emprendido do la obr~ de J acques La can, un psicoanalist~ renegado ~?e,
~na :rítica teórica de la matriz heterosexual que organiza en Francia creó su propia escuela fuera del sistema analítico
Identidades y culturas desde el punto de vista de la oposición reinante, liderando lo que presentó como un retorn~ a Freud.
entre hombre y mujer. Elaine Showalter distingue entre la Lacan describe el sujeto como un efecto dellengu~¡e, y enfa-
«crítica feminista» de los supuestos y procedimientos mascu- tiza el rol crucial que tiene en el análisis psicológic:_:o 1? que
linos y la «ginocrítica», una forma de la crítica feminista que Freud llamó «transferencia»: el paciente otorga al analista ~1
se ocupa de las escritoras y su representación de la experien- papel de figura de autoridad del pasado («en~morarse del psi-
cia de las mujeres. Ambos modelos contrastan con lo que, des- coanalista»). La verdadera condición del pac~ente, desde e~ta
de el mundo anglosajón, se ha dado en llamar el «feminismo perspectiva, no se obtiene cuando e~ analista mterpreta el ?!s-
francés», en el que «mujer» representa toda aquella fuerza ra- curso del paciente, sino en el prop10 modo en q~~- el ps1c -
dical que subvierta los conceptos, supuestos y estructuras del analista y su paciente quedan atrap~dos en la repetl~Ion d -~~~"la
discurso patriarcal. Del mismo modo, la teoría feminista in- escena crucial en el pasado del paciente. ?s~e ~ambw d ~'' n-
cluye una corriente que rechaza el psicoanálisis, por sus indu- ración convierte al psicoanálisis en una disciplina postes_tru .'~ r-
dables cimientos sexistas, y a su vez la brillante rearticulación ralista en la cual la interpretación es una nueva dramal.l za ron
de un texto que ésta no domina.
Escuelas y movimientos teóricos r 55
I 54 Breve introducción a la teoría literaria
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 8
CAPÍTULO 1
Habla y escritura
Aretha Franklin Poetry and Repression, New Haven, Yale University Press,
1976, pp. 2-3.
Judith Butler: «lmitation and Gender Insubordination» en Benedict Anderson, Imagined Communities: Re/lections on
the Origin andSpread o/Nationalism, Londres, Verso, 1983,
Diana Fuss, ed., Inszde! Out: Lesbian Theories, Gay Theo~es,
Nueva York, Routledge, 1991, pp. 27-28. p. 40.
Artículo de 1860
CAPíTULO 2
H. Richardson, «Ün the Use of English Classical Literature in
Comprensión histórica the Work of Education», citado en Chris Baldick, The
Social Mission o/ English Criticism, 1848-1932, Oxford,
W. B. Gallie, Philosophy and the Historical Understanding, Clarendon, 1987, p. 66.
Londres, Chatto, 1964, pp. 65-71. Terry Eagleton, Literary Theory: An Introduction, Oxford,
Blackwell, 1983, p. 25 (hay trad. cast.: Una introducción a
Malas hierbas la teoría literaria, México, F.C.E., 1988, p. 38).'~
Barbara H. Smith, On the Margins o/ Discourse: On the Rela- Genette, op. cit., pp. 121-127.
#on o/ Language to Literature, Chicago, University of Chi- E. M. Forster, Aspects o/ the Novel, Nueva York, Harcourt,
cago Press, 1978, p. 30 (hay trad. cast.: Al margen del dis- 1927, p. 64 (hay trad. cast.: Aspectos de la novela, Madrid,
curso, Madrid, Visor, 1993). Debate, 1995\ p. 69) .*
Northrop Frye, The Anatomy o/ Criticism, pp. 271-272, 275, Paul de Man, The Resistance to Theory, Minneapolis, Uníver-
280* (hay trad. cast.: Anatomía de la crítica, Caracas, Mon- sity of Minnesota Press, 1986, p. 11 (hay trad. cast.: La
te Ávila, 1977, pp. 358-359,364, 371). resistencia a la teoría, Madrid, Visor, 1990, p. 23 ).
I 66 Breve introducción a la teoría literaria Notas bibliográficas 167
CAPíTULO 7 CAPÍTULO 8
J. L. Austin, How toDo Things with Words, Cambridge, Mas- Michel Foucault, I:archéologie du savoir, París, Gallimard,
sachusetts, Harvard University Press, 1975, pp. 5, 6, 14, 1970, p. 22 ~' (hay trad . cast.: La arqueología del saber,
54-70, 9, 22* (hay trad. cast.: Cómo hacer cosas con pala- México, Siglo XXI).
bras, Barcelona, Paidós, 1982, pp. 45-46, 47, 55-56, 95-
114, 50, 63-64). Queer theory
Críticos literarios Judith Butler, Bodies that Matter: On the Discursive Limits o/
«Sex», Nueva York, Routledge, 1993, pp. 235-240 .
Sandy Petrey, Speech Acts and Literary Theory, Nueva York, Nancy Armstrong, Desire and Domestic Fiction, Nueva York,
Routledge, 1990. O xford University Press, 1987, p . 9.
J acques Derrida, «Signature événement contexte», en Marges
de la philosophie, París, Minuit, 1972 (hay trad. cast.: «Fir- Freud
ma, acontecimiento, contexto», Márgenes de la filosofía,
Madrid, Cátedra, 1989, pp. 347-372; cita en p . 368).'"' J ean La planche y J. B. Pontalis, The Language o/ Psycho-
Jacques Derrida, Acts o/Literature, Derek Attridge, ed., Nue- Analysis, Nueva York, Norton, 1973 , pp. 205-208. .
va York, Routledge, 1992, p. 55. Jacques Lacan, «Le stade du miroir», en Écrits, París, Seuil,
1966 (hay trad. cast.: «El estadio del espejo com? ~orm~
Declaración de independencia de los Estados Unidos dor de la función del yo ... », en Escritos, vol. 1, Mex1co, SI-
glo XXI, 1984 10 , pp. 86-93).
J acques Derrida, «Declarations of Independence», New Poli- Mikkel Borch-Jakobsen, The Fre_udian Subject, Stanford, Ca-
ticalScience, 15, verano de 1986, pp. 7-15. lifornia Stanford University Press, 1988, p. 47. .
René Gira~d Deceit, Desire and the Novel: Sel/ and Other in
Aporía Literary Structure, Baltimore, Johns Hopkins University
Press, 1965.
Paul de Man, Allegories o/ R eading, New Haven, Yale Uni- Eve K. Sedgwick, Between Men : English Literature and Male
versity Press, 1979, p. 131 (hay trad. cast.: Alegorías de la Homosocial Desire, Nueva York, Columbia University Press,
lectura, Barcelona, Lumen, 1990, pp. 155-156). 1985 .
Judith Butler, Gender Trouble: Feminism and the Subversion
o/Identity, Nueva York, Routledge, 1990, pp. 136-141. Necesidades de la política de emancipación
J udith Butler, Bodies that Matter: On the Discursive Limits o/
«Sex», Nueva York, Routledge, 1993 , pp. 7, 2, 231-232, Jacqueline Rose, Sexuality in the Field o/ Vision, Londres,
226. Verso, 1986, p . 103.
Michel Foucault, Histoire de la sexualité. 1. La volrmté d stl-
voir, París, Gallimard, 1976 (hay trad. cast.: Historiad , la
Notas bibliográficas r69
I 68 Breve introducción a la teoría literaria
Subalterno
APÉNDICE
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
CAPíTULO 1
CAPíTULO 2
APÉNDICE
La teoría literaria cuenta ya con cierto desarrollo en español.
Pa:a la histo_r~a _institucional de la crítica, J onathan Culler, Para un repaso crítico a las corrientes de teorí~ ~tera_ria hast~
el primer postestructuralismo y la deconst_ru~cton,_ vease J~se
«~tterary Cnttctsm_and the American University», en Fra- María Pozuelo Yvancos, Teoría dellengua¡e lzterarzo (Madnd,
mzng the Szgn: Crztzczsm and its Institutions (Oxford, Black-
Cátedra 1987). Sobre los diversos géneros literarios pueden
well, 1988, pp. 3-40); Gerald Graff, Pro/essing Literature: An
consult;rse los libros de Antonio García Berrio y Javier Huer-
Instztutzonal History (Chicago, University of Chicago Press
1987); Chris Baldick, Criticism and Literary Theory, 1890 t; ta Calvo, Los géneros literarios: sistema e kisto~ia (~átedra,
the Present (Londres, Longman, 1996). 1992) Rafael Núñez Ramos, La poesía (Madnd, Smtests, 1993)
y M.", del Carmen Bobes Naves, La novela (Síntesis, 1993),
además de la antología de Enrie Sulla, Teoría de la novela, Bar-
Sobre las escuela~ teóricas, véase Terry Eagleton, Literary
Theo_r t An Intro~uctzon (Oxford, Blackwell, 1983 ), una intro-
celona, Crítica, 1997 . Para la retórica, el manual de Tomás
Albaladejo, Retórica (Síntesis, 1989). .
duccton tendenciOsa pero combativa de todas las «escuelas»
Además la editorial madrileña Arco está publicando una
exce~to del m~xismo, que Eagleton abraza. [Hay trad. cast.: serie de útil~s antologías sobre temas y corrientes de teoría li-
Una zntroducczon a la teoría literaria, México, F.C.E., 1988.]
teraria como por ejemplo Miguel Ángel Garrido, ed., Teoría
Antony Easthope, British Post-Structuralism since 1968 (Nue-
va yor~, Routledge, 1988), una explicación inteligente de las
de los ~éneros literarios; 1988; Antonio Garri_do Do~ínguez,
ed., Teorías de la ficción literaria, 1997; Ennc Sulla, ed. , El
p~npectas de la «teoría» en Gran Bretaña; Peter Barry, Begin-
nzng Theory: An Introduction to Literary and Cultural Theory canon literario, 1998; José Domínguez Caparrós, ed., Herme-
(Manchester, _Manchester University Press, 1995) es un útil néutica, 1997; José Antonio Mayoral, ed., Est~tica _de la recep-
manu~ orgaruzado por «escuelas», y Raman Selden, ed., The ción 1987 (véase igualmente el ensayo de Lws Gomez Acc.ls
ta El lector y la obra: teoría de la recepción literaria, Madnd ,
(;_ambrzdge Hzstory o/Literary Criticism, vol. VII, From Forma-
lzsm to Poststructuralism (Cambridge, Cambridge University G~edos, 1989); José Antonio Mayoral, ed., _Pragn~~/i('tl ti, • /,¡
Press, 1995) cubre los grandes movimientos. Richard Harland
comunicación literaria, 1987; Manuel Asenst, d., lm rfol fll,
Superstructuralism: The Phzlosophy o/ Structuralism and Post~
raria y deconstrucción, 1990; Antonio Penedo y ( ;nll t ll" l'nu
Structuralism (Londres, Methuen, 1987) es una introducción tón, eds., Nuevo historzásmo, 1998; N us ( .u rho11 11 , M '''
detallada ~ vivaz; Keith Green y Jill LeBihan, Crztical Theory
Ángeles Torras et al. , Feminismos literarifll, 1'1' ''
and Practzce: A Coursebook (Londres, Routledge & Kegan
Paul, 1996) fusionan inteligentemente el repaso por escuelas
con el enfoque por «temas».
ÍNDICE DE TEMAS Y AUTORES
Bajtin, Mijail107
Bal, Mieke 108 Declaración de Independencia de
Barthes, Roland 58-59, 148, 149 los EE.UU. 120-121
Baroja, Pío 42 deconstrucción 81, 121-123 , l4 ,
Beardsley, Monroe 83 150-152, 157
Bécquer, G. A. 88-89 deícticos 43
Belsey, Catherine 155 Derrida,Jacques 20-25, 88-89, l19-
Blake, William 94 121 , 154
Borch-Jakobsen, Mikkel138 sobre la deconstrucción 150-152
Bronte, Charlotte 31 deseo 19, 25, 60-62 , 95 , 103, 111 -
Brooks, Cleanth 146 113, 132, 137-138, 141 - 143
Burns, Robert 31 Diego, Gerardo 88
Butler, Judith 124-129, 141-142, Dollimore, Jonathan 155
157 Dostoievski 54, 6
Índice de temas y autores 18 1
I 8o Breve introducción a la teoría literaria
materialismo cultural155
Eagleton, Terry 52 Frye, Northrop 96-98 Jacobus, Mary 153 metáfora 30, 46-47 , 88-90
Jakobson, Roman 42 ,89-90, 146, 148
Easthope, Antony 154 función poética 42 metonimia 90, 122
James, Henry 108, 110n.
Edipo, complejo de 81, 137 Mili, John Stuart 93
Jauss, Hans Robert 148
Eichenbaum, Boris 146 Miller, J. Hillis 147
ejemplaridad 49-50, 134-136 García Lorca, Federico 43 , 93 Johnson, Barbara 152
Milton 54
Eliot, George 65 gay y lesbiana, estudios 19, 81 , 124 , Jonson, Ben 44, 63
minoría:
Eliot, T. S. 100 140, 152, 157 Joyce, James 54, 117 discurso de las minorías 156-157
Empson, William 146 génerosexual14n., 19, 124-126, 132 , literaturas minoritarias 61 , 63-65,
enunciados constatativos y realizati- 133, 140-142, 145 Kant, Immanuel45 -46 156-157
vos 115-129 Genette, Gérard 108-109, llOn., 148 Kermode, Frank 102 individuo moderno 137
enunciado oído por casualidad 93 géneros literarios 40, 63-64, 78, 90- Moliner, María 20-21
épica 90-92 92 , 96-97, 119 Montrose, Louis 155
epistemofilia 111 ginocrítica 152 La Rochefoucauld 117 Morrison, Toni 85
escritura 13-15, 16, 20-26, 32, 49- Girard, René 138 Lacan, J acques 27, 138, 148, 149,
51 , 54, 90, 150, 155-157 Gramsci, Antonio 66n. 153 , 154
escuelas de crítica 7, 81-82, 145-157 Greenblatt, Stephen 155 La Regenta 134-135 . narratario 106
esencialismo 139 lectura atenta, véase «close reading» narración:
espejo, estadio del27 , 138, 140 lenguaje: lógica de la n. 30 , 102
estructuralismo 58, 148-150 habla 20-22, 38, 76-77 1. en primer plano 40-41 , 42, 97, teoría de la n. 100, 101-113
estudios culturales 57-70, 115, 124, Hall, Stuart 140 146 narratología 100, 101-113
140, 148-149, 154 hegemonía 66, 156 naturaleza del!. 73-75, 119-123 narradores43-44,50, 53 , 91, 93, 101,
estudios literarios 11, 13 , 57-70, 77- hermenéutica 77 -79, 81-82, 85-86, J. y pensamiento 75-76 104-110
78, 80, 115, 124, 131, 133, 146, 153 Lévi-Strauss, Claude 148 natural, crítica de lo 15-18, 24, 26,
148, 153, 154 Hernández, Miguel40-41 , 93, 97 lingüística 26, 41-43, 73-79, 102, 58-59, 74-76, 124-125 , 134, 140
historias, véase narración, trama 117-118, 121-123 , 131-132, 148 New Criticism , nueva crítica 65, 81,
histórico, explicación histórica 30, literariedad 29-31 , 40-41 , 42, 48 , 99, 146-147
falacia intencional 83 101-102 55 , 146 novela 19, 27 , 29, 39, 41-47 , 50-53,
fe.mio.ista, teoría 80, 81, 106, 124- Hoggart, Richard 59 literatura 29-55 , 71 -113 , 117-119, 79-78, 85, 90-92, 100, 101-113 ,
129, 132, 140, 145, 150, 152-153, homosexual, invención del17, 124, 126 133-136 117, 128, 133-138, 146
157 horizonte de expectativas 80, 148 atención despertada por 34-36, n. como policía 112
fenomenología 147 Husserl, Edmund 147 39-43 , 48, 52 , 71 , 76, 97-98 nuevo historicismo 81 , 145, 155
ficción 24,43-45,50,53,93-94, 102, función ética 51 -54, 133-137
113, 129 1. como acto de habla 117-119,
Flaubert, Gustave (Madame Bovary) identificación 51-53 , 113, 131-143 127-129 objeto estético 45-46, 51
47 , 133 identidad 7, 16-17 , 19, 25-26, 58, 1. y universalidad 49-51, 61 , 65 , Odisea 133
focalización 108-111, 112 61, 69, 73 , 95 , 112, 115, 124, 127, 134-135 onomatopeya 74
formalismo ruso 99, 146 131-143, 152, 153, 156-157 lírica 87-100, 101
Forster, E. M. 112 ideología 52, 76, 135, 154, 155 lucha profesio~al58-59
Foucault, Michel 15-20, 24-25, 27, Imperio Británico 49-52 personificación 88, 95-96
132, 136-137, 140, 148, 149, 154, interpelación 60, 126 Peirce, Charles Sanders 149
155. interpretación 21 , 24, 36,43-45, 61 , malas hierbas 33 -34 «Pin Pineja» 97-98
Franklin,Aretha25-26, 124-125,134 65-67, 70-86, 98-100, 148, 153 Man, Paul de 113 Platón 53, 87
<<maricón» 124, 127 poema, idea de 34-36, 46-47 , 90-92
Freud, Sigmund 29-30, 137, 153 intertextualidad 46-48, 62, 99 marxismo 59-60, 81 , 132, 140, 148,
Frost, Robert 34, 48, 71-73, 92-94, ironía 90, 146 poesía 87 -100, 101
121-122 Iser, Wolfgang 147 150, 153, 154
!ndice de temas y autores 183
1 82 Breve introducción a la teoría literaria
Prefacio 7
Agradecimientos 9
l. ¿Qué es la teoría?. 11
2. ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 29
3. La literatura y los estudios culturales 57
4. Lenguaje, significado e interpretación 71
5. Retórica, poética y poesía 87
6. La narración . 101
7. El lenguaje realizativo . 115
8. Identidad, identificación y sujeto 131