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Dise…qué ?

En mi anterior artículo, escribía sobre el advenimiento y la deriva, que han venido a


caracterizar la labor del Diseñador Industrial, en nuestro medio, hoy en día. La falta de
asociatividad como individuos y de liderazgo gremial, aunada al desfiguramiento ( y
desconocimiento ) de la labor del Diseñador Industrial / de Producto ( aún más ), ha
llevado a que se nos considere como operadores “calificados” de programas CAD
( obviando todas las demás características que le definen ), han pasado factura a la
profesión, que como comentaba en previo artículo, la ha llevado lentamente a su
desfiguración y a su lento desvanecimiento.

Las evidencias muestran que en nuestro entorno, el Diseño Industrial está muriendo y
desapareciendo rápidamente porque, para muchos -principalmente industriales, los
empleadores por esencia- consideran que realmente no es necesario, por que como lo he
comentado en varias oportunidades, los procesos de diseño/desarrollo/producción son
demorados y costosos, por lo que les resulta comparativamente, más “barato y rápido”
(sic), importar de oriente. Por otro lado, los procesos culturales, técnicos y de mercadeo,
han conducido a una tendencia cerrada hacia lo digital.

Comentaba igualmente que no han valido 50 años de insistencia en “vender” el Diseño


Industrial como herramienta clave en el desarrollo del país….las cifras hablan solas: los
planes de estudios de los programas, se acomodan a la modas y tendencias, a las
exigencias del mercado; iniciativas individuales y grupales, revistas, ferias, premios
efímeros, todos ellos, son intentos fallidos.

Vamos a lo práctico: cuando hubiéramos esperado que el Diseño ( Industrial ) tuviera a


estas alturas de siglo una preponderancia adquirida, una imagen estructurada, una
respetabilidad como profesión y actividad, ha sucedido todo lo contario; el “Diseño”, se ha
convertido en un comodín, que nadie ( ni productor, ni comercializador y mucho menos el
consumidor ) puede explicar; esto ha producido una ola de “diseñitis”, que se utiliza como
comodín, para darle un caché inexplicable al producto o servicio que se promociona, sin
que se sepa a ciencia cierta a qué se refiere.

Veamos algunos ejemplos, que no requieren explicación: me paseo por las calles de las
ciudades de Colombia y encuentro estos ejemplos, lo que no requiere más explicación a
lo que planteo…juzguen Ustedes:
Tendría cientos de ejemplos más, para introducir aquí, pero se convertirían en una galería
de la repetición. El caso es que para saciar mi indignación morbosa con esto, me tomé el
trabajo de preguntar a los dependientes y dueños de estos negocios ( a todos ! ), qué
entendían por “diseño” y ( como era de esperarse ) en el 99% de los casos, las
respuestas dubitativas lo definían como “boceto”, “dibujo”, “representación”, “idea”,
“monacho”, “plano”, “gráfico”, “esquema”, “dibujamos por usted”, “forma”, y decenas de
sinónimos; claro, hubo varios casos, en los que la respuesta de los indagados fue:
“…pues….la verdad, no sé”…..es decir, lejos de cualquier definición medianamente formal
de lo que entendemos por Diseño y menos Diseño Industrial.
Siendo cruel e irónico, me hago una pregunta simple: si cualquiera está en capacidad de
“diseñar”, entonces qué hacemos nosotros que nos gastamos una universidad, un
especialización, una maestría o hasta un doctorado en Diseño ? y los años y recursos
invertidos en ello ?. No tendría mucho caso, preguntar a quién se le debe esto, cuando en
la calle el “comodín” que nadie puede definir, agrega un predicado a una oración mínima,
vacía…mucho menos tendría hoy por hoy, sentido hacer aquella famosa pregunta del
anti-heroe: “oh, y ahora quién podrá defendernos….?”; siento una culpa terrible, de
haberle vendido a mis estudiantes a idea de ser diseñadores y de haberle mentido a sus
padres, cuando me preguntaban si la profesión tendría futuro…

Decidido a insistir y defender estoicamente mi profesión por años, reconozco que me han
vencido; me negué hasta el último momento a que las cosas han cambiado, a que soy un
diseño-saurio romántico, por lo que a partir de este momento he tomado la determinación
de acabar con mi pasión, mi norte, la inversión en tiempo y recursos que hice por años:
tantos proyectos, todos esos planos, tantos modelos, tantas ideas, discusiones, las
trasnochadas, los innumerables recorridos por el 7 de Agosto o Paloquemao, buscando el
tornillo que necesitaba, las garroteras con los socios de la oficina por el enfoque de un
proyecto, o las enriquecedoras discusiones intelectuales con los colegas en las escuelas
de diseño en las que trabajé, para entender que los estudiantes de hoy se gradúan y
terminan pegados a una pantalla de computador; y sobre las lecturas de Bonsiepe, los
argumentos de Heskett, o para ir más lejos, las fantásticas profundidades de
Lyotard, Derrida, Foucault, Eco, Baumgarten, Kant ó Schopenhauer, interesantes,
enriquecedoras, retadoras, pero que nunca podré discutir con la señorita del almacén de
insumos plásticos, con el cliente que me pidió que le hiciera un “diseñito”, como si saliera de
una caja de corn-flakes, o el jefe de ingeniería de la empresa en la que trabajé, a quién le
parecían mis propuestas de diseño “ideas románticas” o que para el gerente financiero, no
eran para nada importantes la estética, la semiología, la creatividad, el discurso, si no dejan un
buen margen de ganancia….

No sé si el Diseño Industrial me deja o yo lo dejo…en todo caso, chao Diseño Industrial, de


pronto nos veremos por alguna esquina….

Ricardo Romero, MDI


Junio 21 de 2022

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