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Resumen: Microeconomía: Consumo Libro "Microeconomía


Intermedia",

Microeconomía: Consumo (UNED)

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Tema 1

EL MERCADO

Breve introducción

Este capítulo no es materia de examen, sin embargo debe leerse con detenimiento dado su
interés.

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Tema 1

EL MERCADO

Resumen

El análisis microeconómico se basa en la construcción de modelos. Un modelo es una re-


presentación simplificada de la realidad. A partir de él lo que se pretende es realizar algunas
interpretaciones de ciertos fenómenos económicos y hacer algunas predicciones, susceptibles
de contrastación empírica.

El análisis microeconómico se centra en el estudio de la conducta de los consumidores y


empresarios, los cuales entran en contacto a través de los mercados de bienes y de factores
productivos.

Principio de optimización: Los modelos microeconómicos estudian el comportamiento de


tales agentes centrándose en la elección óptima que estos últimos llevan a cabo, seleccionada
de entre todas las opciones posibles que están a su alcance. Por este motivo, desde un punto
de vista matemático, los modelos microeconómicos se centran en la maximiza-
ción/minimización de una función objetivo sujeta normalmente a alguna restricción.

Principio de equilibrio: La noción fundamental asociada al funcionamiento de los merca-


dos, donde ambos tipos de agentes se interactúan, es el equilibrio oferta-demanda, que exige
el intercambio voluntario de algún bien o servicio entre dos tipos de agentes: oferentes y de-
mandantes. La noción de equilibrio es parte fundamental de los modelos microeconómicos.

El análisis microeconómico está interesado en la realización de ejercicios de estática com-


parativa. Los cuales se centran en el estudio de los efectos que tiene sobre el equilibrio origi-
nario alguna modificación de las condiciones iniciales del modelo, sin interesarse en el proce-
so de ajuste que tiene lugar para alcanzarse el nuevo punto de equilibrio.

Como resultado del funcionamiento de los mercados en general o de un mercado en parti-


cular, tiene lugar una determinada asignación de recursos, que equivale a la cantidad del bien
o servicio intercambiada en el mercado al precio de equilibrio. Un criterio fundamental que se

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RESUMEN TEMA 1: El mercado 2/2

maneja frecuentemente para valorar el funcionamiento de los mercados, y de ahí la asignación


de recursos resultante, es el de la eficiencia en el sentido de Pareto.

Se dice que una asignación realizada por un determinado mercado o conjunto de mercados
es eficiente en el sentido de Pareto, cuando no existe otra asignación que permita mejorar el
bienestar de algún agente interviniente en ese mercado, sin empeorar el bienestar de ningún
otro agente. En caso contrario, se dice que la asignación resultante es ineficiente en el sentido
de Pareto.

En este último caso, siempre es posible mejorar el bienestar de algún agente sin empeorar
el de ningún otro; se dice entonces que puede lograrse una mejora en el sentido de Pareto
mediante otra asignación de recursos. Por tanto, si no es posible una mejora en el sentido de
Pareto, la asignación de recursos realizada por el mercado es eficiente.

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Tema 1

EL MERCADO

Glosario

Asignación de recursos:

Como resultado del funcionamiento de los mercados en general o de un mercado en particu-


lar, tiene lugar una determinada asignación de recursos, que equivale a la cantidad del bien o
servicio intercambiada en el mercado al precio de equilibrio.

Eficiencia en el sentido de Pareto:

Un criterio fundamental que se maneja frecuentemente para valorar el funcionamiento de los


mercados, y de ahí la asignación de recursos resultante, es el de la eficiencia en el sentido de
Pareto.

Se dice que una asignación realizada por un determinado mercado o conjunto de mercados es
eficiente en el sentido de Pareto, cuando no existe otra asignación que permita mejorar el
bienestar de algún agente interviniente en ese mercado, sin empeorar el bienestar de ningún
otro agente.

Se dice entonces que no puede lograrse una mejora en el sentido de Pareto mediante otra asig-
nación de recursos.

Estática comparativa:

El análisis microeconómico está interesado en la realización de ejercicios de estática compa-


rativa. Los cuales se centran en el estudio de los efectos que tiene sobre el equilibrio origina-
rio alguna modificación de las condiciones iniciales del modelo, sin interesarse en el proceso
de ajuste que tiene lugar para alcanzarse el nuevo punto de equilibrio.

Ineficiencia en el sentido de Pareto:

Se dice que una asignación de recursos realizada por un mercado o conjunto de mercados es
ineficiente en el sentido de Pareto, cuando existe otra asignación que permite mejorar el bien-
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GLOSARIO TEMA 1: El mercado 2/2

estar de algún agente interviniente en el mercado, sin empeorar el bienestar de ningún otro
agente.

Se dice entonces que puede lograrse una mejora en el sentido de Pareto mediante otra asigna-
ción de recursos.

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Tema 1

EL MERCADO

Preguntas más frecuentes

Mercado de apartamentos: estática comparativa

Supongamos que las personas que compran una vivienda viven todas en el círculo interior, y
que cada vivienda se construye uniendo dos apartamentos. ¿Qué ocurriría con el precio de
los apartamentos?

Estamos ante un ejercicio de estática comparativa donde sólo cambia una cosa: la oferta
de apartamentos (que se reduce porque se juntan dos apartamentos que antes estaban a la ven-
ta para convertirse en uno sólo); permaneciendo todo lo demás igual (el número de potencia-
les demandantes de apartamentos del círculo interior para convertirse en propietarios, dado
que viven alquilados en algún apartamento del círculo interior).

Luego es evidente que el ejercicio de estática comparativa sólo contempla una reducción
de la oferta y nada se dice del comportamiento de la demanda, que por tanto hay que suponer
que no ha cambiado. Es decir, el número de potenciales demandantes de apartamentos del
círculo interior sigue siendo el mismo (antes de apartamentos simples y ahora de apartamen-
tos dobles).

Por tanto, al reducirse la oferta de apartamentos y permanecer constante la demanda, el


precio de los apartamentos se incrementa en relación con el que estaría vigente si con los
mismos demandantes dos apartamentos no se convirtieran en uno, como se está considerando.

Una vez que se ha alcanzado el equilibrio de mercado, todos los apartamentos dobles se
han vendido a los potenciales demandantes al precio de equilibrio. Ya no existe mercado de
apartamentos del círculo interior. Este mercado se vuelve a activar en el momento en que al-
guien pone de nuevo a la venta algún apartamento y tiene por tanto que enfrentarse a los po-
tenciales demandantes en esta nueva situación, cuyo número se desconoce...

Todo es pura especulación en relación con lo que ocurre después. La estática comparativa
no se ocupa de la evolución de un fenómeno en el tiempo.

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Tema 2

LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA

Breve introducción

En esta primera parte del programa nuestro objetivo es el estudio de la conducta del con-
sumidor. Para ello debemos, en primer lugar, considerar las opciones que se le presentan a
este último cuando dispone de un determinado nivel de renta para gastar y está en condiciones
de adquirir ciertas cantidades de bienes en el mercado pagando sus respectivos precios. Este
hecho se materializa en lo que se conoce con el nombre de la restricción presupuestaria del
consumidor, que, precisamente, es el objeto de estudio del presente tema.

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Tema 2

LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA

Resumen

En el estudio de la conducta del consumidor consideramos cestas de bienes tales como la


X, demandadas por aquél, constituidas por una cierta cantidad (x1, x2) de dos bienes (1 y 2,
respectivamente).

Supongamos que los precios de ambos bienes son (p1, p2), respectivamente, y m la renta
monetaria de la que disfruta el consumidor.

La restricción presupuestaria a la que se enfrenta el consumidor cuando decide qué cesta


de bienes consumir será:

p1 x1  p2 x2  m

Nos indica que el consumidor gasta p1 x1 unidades monetarias en adquirir el bien 1 y p2 x2

unidades monetarias en adquirir el bien 2. De forma que la cantidad de dinero que gasta en
adquirir ambos bienes no puede superar la renta monetaria m de la que dispone.

El conjunto presupuestario no es más que el conjunto de cestas de bienes que satisfacen la


restricción presupuestaria del consumidor. Esto es, el conjunto de cestas de bienes asequibles
para este último, habida cuenta de la renta monetaria de la que dispone y de los precios a los
que se enfrenta de los bienes que desea adquirir.

Supongamos que el precio del segundo bien es igual a la unidad. En tal caso, la cantidad
demandada de este bien coincide con el gasto que el consumidor destina a adquirir este últi-
mo.

A lo largo del curso consideraremos siempre una economía con dos bienes. Sin embargo, a
veces supondremos que el segundo bien es un bien compuesto, esto es, constituido por un
conjunto de bienes cuyos precios relativos permanecen constantes, los cuales se comportan de
hecho como un único bien cuyo precio es la unidad; de forma que x2 sería el gasto que realiza
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el consumidor en la adquisición de ese bien compuesto, en la adquisición de los restantes bie-


nes distintos del bien 1.

Se entiende por recta presupuestaria, el conjunto de cestas de bienes que satisfacen estric-
tamente la restricción presupuestaria, esto es, la siguiente ecuación:

p1 x1  p2 x2  m

La recta presupuestaria, pues, está constituida por todas aquellas cestas de bienes cuya ad-
quisición por parte del consumidor exige de este último que gaste toda su renta.

La ecuación de la recta presupuestaria puede rescribirse del siguiente modo:

m p1
x2   x1
p2 p2

p1 m
Se trata de una línea recta decreciente, de pendiente  , ordenada en el origen ,y
p2 p2
m
abscisa en el origen .
p1

x2

m/p2

Recta presupuestaria

pendiente –p1/p2
Conjunto

presupuestario

m/p1 x1

Figura 2.1. El conjunto presupuestario

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p1
La pendiente de la recta presupuestaria, tomada en valor absoluto, es . Dado que se
p2
cumple:

dx2 p p1
 1 dx2   dx1
dx1 p2 p2

La pendiente de la recta presupuestaria, según esta última expresión, puede interpretarse


como el número de unidades del bien 2 a las que es preciso renunciar para poder adquirir en el
mercado una unidad adicional del bien 1.

Por tanto, la pendiente de la recta presupuestaria nos indica el coste de oportunidad, en


términos del bien 2, de adquirir en el mercado una unidad adicional del bien 1.

Alteración de la recta presupuestaria

m p1
x2   x1
p2 p2

 Consideremos que se produce un aumento de la renta del consumidor. La recta presupues-


taria no altera su inclinación, dado que los precios de los bienes permanecen constantes.
Luego se desplaza paralelamente. Y, además, se aleja del origen de coordenadas debido al
m
incremento de la ordenada en el origen .
p2

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x2

m´/p2

m´> m

m/p2

m/p1 m´/p1 x1

Figura 2.2. Aumento de la renta

 Sucede precisamente lo contrario, un acercamiento al origen de coordenadas, cuando


disminuye el nivel de renta del consumidor.
 Consideremos que se produce un aumento de p1. En primer lugar, la ordenada en el origen
de la recta presupuestaria no se altera. En cambio, esta última se hace más inclinada, au-
menta su pendiente debido al incremento del precio del primer bien. La recta presupuesta-
ria gira en torno al eje de ordenadas hacia la izquierda.

x2

m/p2

p1´> p1

m/p1´ m/p1 x1

Figura 2.3. Aumento de p1

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 Sucede precisamente lo contrario, un giro hacia la derecha en torno al eje de ordenadas,


cuando disminuye p1. La recta presupuestaria cambia de inclinación, se hace más horizon-
tal.

Impuestos, subvenciones y racionamiento

Tanto los impuestos como las subvenciones alteran la restricción presupuestaria, bien afec-
tando a los precios de los bienes cuando se trata de impuestos o subvenciones indirectas, bien
afectando a la renta disponible del consumidor, cuando se trata de impuestos o subvenciones
directas.

 Impuesto sobre la cantidad: impuesto indirecto que grava la cantidad adquirida del bien
en cuestión, incrementando el precio del bien que tiene que pagar el consumidor en una
cuantía t. El nuevo precio del bien sería p1  t . Lo contrario sucedería si se tratara de una

subvención s a la cantidad, disminuiría el precio del bien que tiene que pagar el consumi-
dor: p1  s .

 Impuesto sobre el valor: impuesto indirecto que grava el gasto que realiza el consumidor
en adquirir un determinado bien. El gasto que el consumidor realiza en adquirir el bien 1
es p1 x1 ; por tanto, el impuesto que tiene que pagar sería:  p1 x1 . En consecuencia, el pre-

cio que finalmente tiene que pagar el consumidor por adquirir el bien en cuestión como
resultado del establecimiento de un impuesto sobre el valor de cuantía τ sería: 1    p1 .

 Impuesto de tasa fija o impuesto sobre la renta. Se trata de un impuesto directo que no
afecta a los precios de los bienes, tan sólo disminuye la renta disponible del consumidor.
Lo contrario si se trata de una devolución del impuesto sobre la renta.

Consideremos ahora que el bien 1, por ejemplo, esté racionado. Esto es, que la cantidad
disponible de este bien, x1 , sea inferior a la cantidad máxima que el consumidor puede adqui-
rir de este bien gastando toda su renta.

En tal caso, tanto la recta presupuestaria como el conjunto presupuestario sufren un trun-
camiento.

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RESUMEN TEMA 2: La restricción presupuestaria 6/6

x2

Recta presupuestaria

Conjunto

presupuestario

x1 x1

Figura 2.4. El conjunto presupuestario con racionamiento

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EL TEOREMA DEL BIEN COMPUESTO DE HICKS

Frecuentemente utilizado a lo largo del curso, cuando suponemos que los precios de todos
los bienes, excepto uno, por ejemplo el primero, no se alteran.

Tales bienes, cuyos precios no se alteran, pueden tratarse de hecho como un único bien
compuesto. De modo que la cantidad demandada de ese bien compuesto no es más que el gas-
to que realiza el consumidor en adquirir los restantes bienes distintos del primero; de ahí que
el precio de ese bien compuesto sea la unidad.

Efectivamente, tomemos la ecuación de la recta presupuestaria en el caso de n bienes:

n
p1 x1   p j x j  m
j 2

Si los precios de todos los bienes, excepto el primero, no se alteran, entonces, de acuerdo
con el teorema que nos ocupa, podemos considerar estos últimos como un único bien com-
puesto ( x2 ), cuyo precio es la unidad. Dado que x2 es el gasto que realiza el consumidor en
adquirir los restantes bienes distintos del primero:

n
x2   p j x j
j 2

Por lo que la ecuación de la recta presupuestaria sería:

p1 x1  x2  m

donde evidentemente p2  1 .

En realidad, el teorema, que se estudia en cursos avanzados, permite que varíen los precios
de todos los bienes, pero exige que los precios relativos de aquellos bienes susceptibles de ser
tratados como un único bien compuesto permanezcan inalterados. Lo que conlleva, en el caso
que nos ocupa, que los precios de todos los bienes distintos del primero deben aumentar o
disminuir siempre en la misma proporción.

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TEMA 2 El teorema del bien compuesto de Hicks 2/2

Efectivamente, supongamos que los precios iniciales de los restantes bienes distintos del
primero sean: p 0j j  2,, n . Y que todos ellos aumenten o disminuyan en la misma propor-

ción t, con objeto de que los correspondientes precios relativos permanezcan inalterados.

La ecuación de la recta presupuestaria sería ahora:

n
p1 x1  t  p 0j x j  m
j 2

n
Definiendo x2   p 0j x j como el gasto que realiza el consumidor en adquirir los restantes
j 2

bienes distintos del primero valorado a los precios iniciales, la ecuación de la recta presu-
puestaria quedaría del siguiente modo:

p1 x1  tx2  m

Ahora tx2 es el gasto que realiza el consumidor al adquirir los restantes bienes distintos
del primero, el cual es igual a la proporción t en que varían los precios de tales bienes multi-
plicada por x2 , el gasto correspondiente valorado a los precios iniciales.

De esta forma, t, que no es más que un índice de precios, cumple la misma función dentro
de la ecuación de la recta presupuestaria que el precio del segundo bien ( t  p2 ), que ahora no
tiene por qué ser necesariamente la unidad dentro de este contexto más general.

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Tema 2

LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA

Glosario

Bien compuesto:

Es un conjunto de bienes cuyos precios relativos permanecen constantes, los cuales se com-
portan de hecho como un único bien cuyo precio es la unidad.

En tal caso, la cantidad demandada de este bien compuesto coincide con el gasto que el con-
sumidor destina a adquirir este último.

A lo largo del curso consideraremos siempre una economía con dos bienes. Sin embargo, a
veces supondremos que el segundo bien es un bien compuesto, de forma que x2 sería el gasto
que realiza el consumidor en la adquisición de ese bien compuesto, en la adquisición de los
restantes bienes distintos del bien 1.

Conjunto presupuestario:

Es el conjunto de cestas de bienes que satisfacen la restricción presupuestaria. Es decir, aque-


llas cestas de bienes cuyo coste de adquisición en el mercado no supera la renta del consumi-
dor.

Coste de oportunidad del consumidor:

En el caso de dos bienes, es la cantidad del segundo bien que el consumidor debe sacrificar
con objeto de poder incrementar en una unidad la cantidad consumida del primer bien, dados
los precios vigentes en el mercado. Coincide con la pendiente de la recta presupuestaria:
 p1 p2 .

Impuesto de tasa fija o impuesto sobre la renta:

Se trata de un impuesto directo que no afecta a los precios de los bienes, tan sólo disminuye la
renta disponible del consumidor. Lo contrario si se trata de una devolución del impuesto sobre
la renta.
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Impuesto sobre el valor:

Impuesto indirecto que grava el gasto que realiza el consumidor en adquirir un determinado
bien. El gasto que el consumidor realiza en adquirir el bien 1 es p1 x1 ; por tanto, el impuesto

que tiene que pagar sería:  p1 x1 . En consecuencia, el precio que finalmente tiene que pagar el

consumidor por adquirir el bien en cuestión como resultado del establecimiento de un impues-
to sobre el valor de cuantía τ sería: 1    p1 .

Impuesto sobre la cantidad:

Impuesto indirecto que grava la cantidad adquirida del bien en cuestión, incrementando el
precio del bien que tiene que pagar el consumidor en una cuantía t. El nuevo precio del bien
sería p1  t . Lo contrario sucedería si se tratara de una subvención a la cantidad s, disminuiría

el precio del bien que tiene que pagar el consumidor: p1  s .

Recta presupuestaria:

Es el conjunto de cestas de bienes que satisfacen estrictamente la restricción presupuestaria


del consumidor. Esto es, aquellas cestas de bienes en las que este último gasta toda la renta de
la que dispone. En el caso de dos bienes, matemáticamente se representa mediante la siguiente
ecuación:

p1 x1  p2 x2  m

La ecuación de la recta presupuestaria puede rescribirse del siguiente modo:

m p1
x2   x1
p2 p2

Se trata de una línea recta decreciente, de pendiente  p1 p2 , ordenada en el origen m p2 , y

abscisa en el origen m p1 .

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GLOSARIO TEMA 2: La restricción presupuestaria 3/3

x2

m/p2

Recta presupuestaria

pendiente –p1/p2
Conjunto

presupuestario

m/p1 x1

Figura 2.1. El conjunto presupuestario

Restricción presupuestaria del consumidor:

Nos indica que el gasto que el consumidor realiza en adquirir los distintos bienes en el merca-
do nunca puede superar la renta de la que dispone. En el caso de dos bienes, matemáticamente
se representa mediante la siguiente desigualdad: p1 x1  p2 x2  m .

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Tema 2

LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA

Preguntas más frecuentes

Convención gráfica

¿Qué ocurre con la recta presupuestaria si se duplica p1 y se triplica p2 permaneciendo la


renta constante?

a) Se desplaza paralelamente hacia el origen de coordenadas.


b) Se vuelve más horizontal.
c) Se vuelve más inclinada.
d) Se aleja paralelamente del origen de coordenadas.

Resulta obvio que las respuestas a) y la d) son erróneas, pero tanto la b) como la c) pueden
ser respuestas correctas dependiendo del lugar donde coloque el lector x1 y x2 en los ejes de
coordenadas. Si colocamos x1 en el eje de ordenadas y x2 en el de abscisas, la recta
presupuestaria se vuelve más inclinada, mientras que si colocamos x1 en el eje de abscisas y
x2 en el de ordenadas se convierte en una recta más horizontal.

Efectivamente, esto es así.

Pero normalmente en el eje de abscisas representamos x1, y en el de ordenadas represen-


tamos x2. Y esto es así a lo largo de todo del curso de microeconomía; es la convención adop-
tada por el libro de texto y por todos los libros de texto que conozco sobre la materia... No
conozco una sola figura del libro de Varian en que la cantidad consumida del bien 1 se repre-
sente en el eje de ordenadas, y la cantidad consumida del bien 2 en el eje de abscisas...

En este sentido, la pendiente en valor absoluto de la recta presupuestaria es p1/p2 y no


p2/p1. Así figura en el libro de texto y en la Guía Didáctica. Y en ningún momento se pone en
cuestión esta convención tan elemental.

Por este motivo, si se duplica p1 y se triplica p2 la recta presupuestaria se hace más hori-
zontal: disminuye su pendiente en valor absoluto.

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Recta presupuestaria con un impuesto indirecto a partir de una determinada


cantidad consumida del bien 1

En la página 29 del libro de texto, Figura 2.5, tengo una duda acerca de las coordenadas de
la nueva recta presupuestaria resultante de establecer un impuesto indirecto t sobre la
cantidad para el primer bien cuando se demandan unidades adicionales de dicho bien que
exceden de x1 .

A partir de la cantidad demandada x1 del bien 1, el precio pasa de ser p1 a ser p1+t debido al

impuesto indirecto. La nueva recta presupuestaria, que llamaré r2, sería por tanto:

( p1  t ) x1  p2 x2  m

Siendo la recta presupuestaria original, que llamaré r1:

p1 x1  p2 x2  m

p1  t
La pendiente de la nueva recta presupuestaria r2 es, como dice el libro:  .
p2

Sin embargo, no entiendo la representación gráfica de esta recta r2 en la Figura 2.5 del libro
de texto, que correspondería a la recta dibujada para el tramo con impuesto, es decir, para el
tramo en el que x1 es superior al valor límite x1 a partir del cual se aplica el impuesto.

A mi modo de ver, uno de los extremos de la nueva recta presupuestaria es su corte con el eje
de abscisas, en el punto m ( p1  t ) , que es más cercano al origen de coordenadas que el

correspondería si no existiese el impuesto ( m p1 ). Este punto estaría bien dibujado en dicha

figura.

Sin embargo, el otro extremo de la recta presupuestaria con impuesto, sería, a mi modo de
ver, el correspondiente a las siguientes coordenadas:

 m  ( p1  t ) x1 
 x1 , 
 p2 

Y sucede que la ordenada de este punto extremo de la recta r2 es inferior al valor de dicha
ordenada en el caso de la recta original r1, pues sería:

m  p1 x1
p2

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De aquí se infiere que la representación gráfica de la Figura 2.5 no debería ser continua, con
un cambio de pendiente en x1 , sino discontinua en ese punto. La representación gráfica
correcta, a mi modo de ver, sería la siguiente:

x2

m p2
r1

Recta dibujada en el

(m  p1 x1 ) p2 libro

[ m  ( p1  t ) x1 ] p2 r1

r2

x1 m ( p1  t ) m p1
x1

La recta presupuestaria que marcas en rojo sería la correcta (la recta presupuestaria del li-
bro de texto), ahora bien, las coordenadas no serían totalmente correctas.

Efectivamente, si para cantidades demandadas del bien 1 superiores a x1 el consumidor

debe pagar un precio p1+t y cuando consume una cantidad igual a x1 debe pagar un precio p1,

entonces la cantidad máxima que puede demandar del bien 2 en este último caso sería:

m  p1 x1
p2

m  ( p1  t ) x1
y no , tal como tú erróneamente deduces.
p2

Esto es así, porque m  p1 x1 sería la renta que le quedaría al consumidor para adquirir las
correspondientes unidades del bien 2 al precio p2.
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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 2: La restricción presupuestaria 4/4

Éste sería, pues, uno de los extremos de la nueva recta presupuestaria correcta, que es la
pintada en rojo en el gráfico anterior.

Ahora, cuando el consumidor sólo consume el bien 1, la cantidad máxima que puede de-
mandar del mismo sería:

m  p1 x1
x1 
p1  t

y no m ( p1  t ) , tal como tú erróneamente deduces.

Dado que consume una cantidad x1 del bien 1 pagando p1 por cada unidad, y la renta que

le queda m  p1 x1 la gasta también en comprar unidades adicionales sólo del bien 1, pero pa-

gando ahora un precio p1+t por las unidades que exceden de la cantidad x1 .

En consecuencia, la nueva recta presupuestaria marcada en rojo tendría las siguientes co-
ordenadas:

 m  p1 x1   m  p1 x1 
 x1 ,   x1  , 0
 p2   p1  t 

La pendiente de esta nueva recta presupuestaria en valor absoluto, tal como se dice en el
libro de texto, sería obviamente:

m  p1 x1
0
p2 p t
 1
m  p1 x1 p2
x1   x1
p1  t

Basta que dibujes las anteriores coordenadas para que tengas una idea gráfica de la pen-
diente de la nueva recta presupuestaria.

En consecuencia, tu segundo error, pues, es que consideras que la cantidad máxima que el
consumidor puede comprar del bien 1 es: m ( p1  t ) . Y esto no es cierto, porque no compra

todas las unidades del bien 1 pagando un precio p1+t por cada una de ellas, sino sólo las uni-
dades adicionales que exceden de la cantidad x1 . De ahí que la abscisa en el origen de la nue-

va recta presupuestaria sea:

m  p1 x1
x1 
p1  t

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Tema 3

LAS PREFERENCIAS

Breve introducción

El estudio de la conducta del consumidor exige el conocimiento de las preferencias de este


último. Las preferencias del consumidor se materializan en la posibilidad por parte del con-
sumidor de llevar a cabo una determinada ordenación de todas las cestas de bienes imagina-
bles: partiendo de una cesta de bienes cualquiera, el consumidor es capaz de determinar todas
las cestas de bienes indiferentes a la primera, así como aquellas otras cestas de bienes que son
preferidas, o que no lo son, a la cesta de referencia.

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Tema 3

LAS PREFERENCIAS

Resumen

En el estudio de la conducta del consumidor consideramos cestas de bienes tales como la


X, demandadas por aquél, constituidas por una cierta cantidad (x1, x2) de dos bienes (1 y 2,
respectivamente). A veces, el segundo bien se considera un bien compuesto, esto es, un con-
junto de bienes cuyos precios relativos permanecen constantes, los cuales se comportan de
hecho como un único bien cuyo precio es la unidad; de forma que x2 sería el gasto que realiza
el consumidor en la adquisición de ese bien compuesto.

Los bienes susceptibles de ser demandados por el consumidor se encuentran perfectamente


especificados estableciendo el lugar, el momento en que estarán disponibles para el consumo,
así como otras circunstancias o eventualidades que puedan afectar a este último.

Las preferencias del consumidor

Tomemos dos cestas de consumo cualesquiera (x1, x2) e (y1, y2).

Si el consumidor prefiere estrictamente la primera cesta a la segunda, entonces represen-


tamos este hecho mediante la siguiente expresión:  x1 , x2    y1 , y2  .

Si ambas cestas le resultan indiferentes al consumidor, entonces lo representamos del si-


guiente modo:  x1 , x2    y1 , y2  .

Si el consumidor prefiere débilmente la primera cesta a la segunda, entonces lo represen-


tamos del siguiente modo:  x1 , x2    y1 , y2  . Decimos entonces que la primera cesta es al

menos tan deseada o tan buena como la segunda.

Si para el consumidor la primera cesta es al menos tan buena o tan deseada como la se-
gunda:  x1 , x2    y1 , y2  . Y, a su vez, la segunda cesta resulta ser al menos tan buena o tan

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deseada como la primera:  y1 , y2    x1 , x2  ; entonces es que ambas cestas le resultan indife-

rentes:  x1 , x2    y1 , y2  .

Si para el consumidor la primera cesta es al menos tan buena o tan deseada como la se-
gunda, y ambas no son indiferentes; entonces es que el consumidor prefiere estrictamente la
primera cesta a la segunda:  x1 , x2    y1 , y2  .

Supuestos sobre las preferencias

 Las preferencias del consumidor deben ser Completas: Dadas dos cestas cualesquiera de
bienes X e Y, o bien la primera es al menos tan deseada como la segunda, o bien la se-
gunda es al menos tan deseada como la primera; o bien se cumplen ambas relaciones si-
multáneamente, con lo que ambas cestas resultan ser indiferentes para el consumidor.

Lo que nos dice este axioma es que el consumidor es capaz de comparar dos cestas cua-
lesquiera de bienes, y de este modo ordenar según sus preferencias todas las cestas de bienes
imaginables.

 Las preferencias del consumidor han de ser Reflexivas: Una cesta cualquiera X es al me-
nos tan buena como ella misma:  x1 , x2    x1 , x2  .

Este axioma es trivial y no permite comentario alguno.

 Las preferencias del consumidor han de ser Transitivas: Dadas tres cestas cualesquiera de
bienes X, Y y Z. Si  x1 , x2    y1 , y2  y además  y1 , y2    z1 , z2  , entonces debe cumplirse

que  x1 , x2    z1 , z2  . Esto es, si la primera cesta es tan buena como la segunda, y esta
segunda es tan buena como una tercera; entonces la primera cesta debe ser tan buena co-
mo la tercera.

Este axioma exige que el comportamiento del consumidor sea consistente o coherente, es-
to es, que no resulte caprichoso.

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Representación gráfica de las preferencias del consumidor: las curvas de


indiferencia

x2

Conjunto preferido débilmente:


Cestas preferidas débilmente a (x1,x2)

x2

Curva de indiferencia:
cestas indiferentes
a (x1,x2)

x1 x1

Figura 3.1. Conjunto preferido débilmente

La curva de indiferencia está constituida por puntos que son la representación geométrica
de cestas de bienes que resultan indiferentes dentro de las preferencias del consumidor. El
área sombreada, situada a la derecha y encima de la curva de indiferencia, está constituida por
puntos que son la representación geométrica de cestas de bienes estrictamente preferidas a una
cesta cualquiera perteneciente a la curva de indiferencia, por ejemplo, la pintada en el gráfico.
Por tanto, el conjunto de cestas débilmente preferidas a una cesta dada ( x1 , x2 ) está formado
por las cestas indiferentes y las cestas de bienes estrictamente preferidas a aquélla, esto es, por
la curva de indiferencia a la que pertenece la cesta en cuestión más el área sombreada situada
a la derecha.

Una propiedad fundamental de las curvas de indiferencia es que no pueden cortarse si las
preferencias son transitivas.

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x2

x1

Figura 3.2. Las curvas de indiferencia no pueden


cortarse

Las cestas de bienes X e Y pertenecen a curvas de indiferencia distintas, las cuales even-
tualmente se cortan en un punto que se corresponde con la cesta Z. Por tanto, se cumple por
definición que X~Z y Z~Y. En consecuencia, por el axioma de la transitividad de las prefe-
rencias debería cumplirse que X~Y. Pero esto es una contradicción porque hemos supuesto de
partida que ambas cestas, X e Y, pertenecen a curvas de indiferencia distintas.

Las curvas de indiferencia son ubicuas, esto, es, abarcan todas las cestas de bienes imagi-
nables. Lo que quiere decir que cualquier cesta de bienes se encuentra dentro de una curva de
indiferencia que pasa por ella.

Esta propiedad se deduce de la completitud de las preferencias del consumidor, dado que
ello presupone la ordenación en curvas de indiferencia de todas las cestas de bienes imagina-
bles.

Por el mismo motivo, las curvas de indiferencia son curvas continuas desde un punto de
vista matemático cuando los bienes son perfectamente divisibles. Sólo los bienes discretos
dan lugar a curvas de indiferencia discontinuas.

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Preferencias regulares

Las preferencias regulares deben cumplir dos requisitos: que sean monótonas y convexas.

 Decimos que las preferencias son monótonas cuando el consumidor no está saturado, es
decir, cuando siempre desea consumir una mayor cantidad de ambos bienes. Por este mo-
tivo, las curvas de indiferencias son líneas decrecientes, esto es, tienen pendiente negati-
va. Si deseamos consumir una mayor cantidad del bien 1, entonces debemos consumir
una menor cantidad del bien 2 para mantenernos dentro de la misma curva de indiferen-
cia.

x2

Mejores cestas
(x1,x2)

Peores
cestas

x1

Figura 3.3. Preferencias monótonas

De ahí que si nos movemos hacia arriba y hacia la derecha nos desplazamos hacia posicio-
nes mejores, esto es, hacia curvas de indiferencia de mayor nivel de preferencia.

Si nos movemos hacia abajo y hacia la izquierda nos estamos desplazando hacia posicio-
nes peores, esto es, hacia curvas de indiferencia de menor nivel de preferencia.

Por consiguiente, para mantenernos dentro de la misma curva de indiferencia debemos


movernos en sentido ascendente hacia la izquierda y en sentido descendente hacia la derecha.

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 Decimos que las preferencias del consumidor son convexas cuando dadas dos cestas de
bienes indiferentes  x1 , x2    y1 , y2  , la media ponderada de ambas es débilmente prefe-

rida a cualquiera de las cestas de partida:

tx1  1  t  y1 , tx2  1  t  y2    x1 , x2  0  t  1

Si la media ponderada es estrictamente preferida, entonces se dice que las preferencias son
estrictamente convexas. Ésta es precisamente la condición exigida a las preferencias regula-
res:

tx1  1  t  y1 , tx2  1  t  y2    x1 , x2  0  t  1

Las cestas que son media ponderada de las cestas X e Y se sitúan geométricamente en la
línea recta que une los puntos que son la representación geométrica de ambas cestas.

Las cestas que son media ponderada, o bien resultan indiferentes a X e Y, con lo que la
curva de indiferencia tendrá tramos lineales y las preferencias serán convexas:

x2

Cesta media ponderada

(y1,y2)

(x1,x2)

x1

Figura 3.4. Preferencias convexas

O bien, las cestas que son media ponderada se prefieren estrictamente a las dos cestas ex-
tremas X e Y, con lo que la media ponderada se sitúa en el interior del conjunto de cestas dé-

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bilmente preferidas a X e Y, por lo que las preferencias se dicen que son estrictamente con-
vexas; de forma que la curva de indiferencia posee una curvatura regular, esto es, carece de
segmentos lineales (se trata de hecho de una curva convexa).

x2

Cesta media ponderada

(y1,y2)

(x1,x2)

x1

Figura 3.5. Preferencias estrictamente convexas

La convexidad de las preferencias conlleva que el conjunto de cestas débilmente preferi-


das a una cesta cualquiera es un conjunto convexo. Lo cual, por definición, quiere decir que
cualquier línea recta que una dos puntos cualesquiera que pertenezcan al conjunto, está for-
mada toda ella por puntos que a su vez pertenecen al conjunto, esto es, está contenida toda
ella dentro del conjunto.

El supuesto de la convexidad estricta de las preferencias del consumidor significa que el


individuo siempre prefiere consumir combinaciones de bienes, esto es, una cantidad positiva
de ambos bienes en nuestro caso; en lugar de consumir bienes por separado, es decir, no
consumir nada de uno de ellos.

La relación marginal de sustitución (RMS)

La Relación Marginal de Sustitución (RMS) es, por definición, la cantidad del bien 2 que el
consumidor está dispuesto a renunciar para aumentar en una unidad la cantidad consumida del
bien 1 y mantener el mismo nivel de bienestar, esto es, permaneciendo dentro de la misma
curva de indiferencia: x2  RMS x1 . Por tanto, tendremos:
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dx2 x
RMS   lim 2
dx1 x1 0 x1

De ahí que, dada una cesta de bienes (x1, x2), la RMS se corresponde con la pendiente de la
curva de indiferencia en ese punto.

x2

Curva de
indiferencia

pendiente = dx2/dx1 = RMS


Δx2

x2 Δx1

x1 x1

Figura 3.6. La relación marginal de sustitución (RMS)

 Puesto que las preferencias regulares son monótonas, las curvas de indiferencia, al ser de-
crecientes, tienen pendiente negativa. Con lo que la RMS resulta ser negativa: si desea-
mos incrementar la cantidad consumida de un bien debemos reducir la cantidad consumi-
da del otro para permanecer dentro de la misma curva de indiferencia.
 Cuando las preferencias son estrictamente convexas (condición exigida a las preferencias
regulares), puesto que las curvas de indiferencia son curvas convexas, esto es, carecen de
segmentos lineales, entonces la RMS es decreciente en valor absoluto a medida que au-
menta x1. Esto se debe, desde un punto de vista matemático, a que como la RMS es la
pendiente o primera derivada de la curvas de indiferencia; al ser estas últimas curvas con-
vexas, la segunda derivada de las curvas de indiferencia resulta ser positiva. Con lo que la
RMS debe crecer a medida que aumenta x1; pero como es negativa, entonces debe decre-
cer en valor absoluto.

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RESUMEN TEMA 3: Las preferencias 9/9

La interpretación económica de este hecho es la siguiente: a medida que aumenta la canti-


dad consumida del bien 1 (x1), el consumidor está dispuesto a renunciar a una menor cantidad
del bien 2 con objeto de incrementar en una unidad el consumo del primer bien, permanecien-
do dentro de la misma curva de indiferencia.

Cuando consideramos dos bienes, y el segundo de ellos es un bien compuesto por otros
bienes cuyos precios relativos no se alteran, entonces ese bien compuesto se comporta de
hecho como un único bien y su precio es la unidad. En consecuencia, la cantidad consumida
de ese bien compuesto no es más que el gasto que el consumidor realiza en adquirir los distin-
tos bienes que lo componen.

En este contexto, el estudio de la conducta del consumidor se centra en el análisis de la


cantidad demandada de un bien y el gasto realizado en los restantes bienes distintos del pri-
mero, cuyos precios relativos no se alteran.

De ahí que la RMS puede interpretarse como la disposición marginal a pagar por parte del
consumidor. Esto es, la cantidad de dinero que el consumidor está dispuesto a detraer del gas-
to realizado en adquirir los restantes bienes, con objeto de incrementar en una unidad la canti-
dad consumida del primer bien, manteniendo su nivel de bienestar, esto es, permaneciendo
dentro de la misma curva de indiferencia.

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Tema 3

LAS PREFERENCIAS

Glosario

Completitud de las preferencias:

Axioma fundamental de las preferencias del consumidor que nos indica que este último es
capaz de comparar dos cestas cualesquiera de bienes, de manera que puede llevar a cabo una
ordenación completa de todas las cestas de bienes imaginables. Como resultado de la compa-
ración, o bien la primera cesta es débilmente preferida a la segunda, o bien la segunda cesta es
débilmente preferida a la primera; o bien se cumplen ambas relaciones simultáneamente, con
lo que ambas cestas resultan indiferentes desde el punto de vista de las preferencias del con-
sumidor.

Curva de indiferencia:

Es el lugar geométrico de todas aquellas cestas de bienes que resultan indiferentes entre sí. La
ordenación completa de todas las cestas de bienes conlleva la aparición de las distintas curvas
de indiferencia que representan las preferencias del consumidor. Una propiedad fundamental
de estas últimas es que no pueden cortarse si las preferencias son transitivas.

Las curvas de indiferencia son ubicuas, esto, es, abarcan todas las cestas de bienes imagina-
bles. Lo que quiere decir que cualquier cesta de bienes se encuentra dentro de una curva de
indiferencia que pasa por ella.

Esta propiedad se deduce de la completitud de las preferencias del consumidor, dado que ello
presupone la ordenación en curvas de indiferencia de todas las cestas de bienes imaginables.

Por el mismo motivo, las curvas de indiferencia son curvas continuas desde un punto de vista
matemático cuando los bienes son perfectamente divisibles. Sólo los bienes discretos dan lu-
gar a curvas de indiferencia discontinuas.

Las curvas de indiferencia de una función de utilidad son, desde un punto de vista matemáti-
co, las curvas de nivel de tal función. Es decir, el lugar geométrico de las cestas de bienes que
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tienen asignado un determinado nivel de utilidad. La función de utilidad se representa, pues,


gráficamente a partir de las distintas curvas de indiferencia asociadas a cada uno de los nive-
les de utilidad. Este conjunto de curvas de indiferencia recibe también el nombre de mapa de
indiferencia de la función de utilidad o mapa de indiferencia de las preferencias del consumi-
dor en cuestión.

Disposición marginal a pagar:

Es la cantidad de dinero que el consumidor está dispuesto a detraer del gasto realizado en ad-
quirir los restantes bienes, con objeto de incrementar en una unidad la cantidad consumida del
primer bien, manteniendo su nivel de bienestar, esto es, permaneciendo dentro de la misma
curva de indiferencia. No es más que la RMS cuando los restantes bienes distintos del primero
mantienen sus precios relativos constantes, de forma que tales bienes se comportan de hecho
como un bien compuesto cuyo precio es la unidad; la cantidad demandada de este bien com-
puesto es precisamente el gasto realizado en adquirir tales bienes.

Preferencia débil:

La cesta  x1 , x2  se dice que es débilmente preferida a la cesta  y1 , y2  , si la primera cesta es

al menos tan buena o tan deseada como la segunda dentro de las preferencias del consumidor.
Este hecho se expresa del siguiente modo:  x1 , x2    y1 , y2  .

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x2

Conjunto preferido débilmente:


Cestas preferidas débilmente a (x1,x2)

x2

Curva de indiferencia:
cestas indiferentes
a (x1,x2)

x1 x1

Figura 3.1. Conjunto preferido débilmente

La curva de indiferencia está constituida por puntos que son la representación geométrica de
cestas de bienes que resultan indiferentes dentro de las preferencias del consumidor. El área
sombreada, situada a la derecha y encima de la curva de indiferencia, está constituida por pun-
tos que son la representación geométrica de cestas de bienes estrictamente preferidas a una
cesta cualquiera perteneciente a la curva de indiferencia, por ejemplo, la pintada en el gráfico.
Por tanto, el conjunto de cestas débilmente preferidas a una cesta dada ( x1 , x2 ) está formado
por las cestas indiferentes y las cestas de bienes estrictamente preferidas a aquélla, esto es, por
la curva de indiferencia a la que pertenece la cesta en cuestión más el área sombreada situada
a la derecha.

La convexidad de las preferencias conlleva que el conjunto de cestas débilmente preferidas a


una cesta cualquiera es un conjunto convexo. Lo cual, por definición, quiere decir que cual-
quier línea recta que una dos puntos cualesquiera que pertenezcan al conjunto, está formada
toda ella por puntos que a su vez pertenecen al conjunto, esto es, está contenida toda ella de-
ntro del conjunto.

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Preferencias convexas:

Decimos que las preferencias del consumidor son convexas cuando dadas dos cestas de bienes
indiferentes ( x1 , x2 )  ( y1 , y2 ) , la media ponderada de ambas es débilmente preferida a cual-
quiera de las cestas de partida:

tx1  1  t  y1 , tx2  1  t  y2    x1 , x2  0  t  1

x2

Cesta media ponderada

(y1,y2)

(x1,x2)

x1

Figura 3.4. Preferencias convexas

Preferencias estrictamente convexas:

Decimos que las preferencias del consumidor son estrictamente convexas cuando dadas dos
cestas de bienes indiferentes ( x1 , x2 )  ( y1 , y2 ) , la media ponderada de ambas es estrictamente
preferida a cualquiera de las cestas de partida:

tx1  1  t  y1 , tx2  1  t  y2    x1 , x2  0  t  1

La media ponderada se sitúa en el interior del conjunto de cestas débilmente preferidas a X e


Y, de forma que la curva de indiferencia posee una curvatura regular, esto es, carece de seg-
mentos lineales (se trata de una curva convexa).

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x2

Cesta media ponderada

(y1,y2)

(x1,x2)

x1

Figura 3.5. Preferencias estrictamente convexas

El supuesto de la convexidad estricta de las preferencias del consumidor significa que el indi-
viduo siempre prefiere consumir combinaciones de bienes, esto es, una cantidad positiva de
ambos bienes en nuestro caso; en lugar de consumir bienes por separado, es decir, no consu-
mir nada de uno de ellos.

Preferencias monótonas:

Decimos que las preferencias son monótonas cuando el consumidor no está saturado, es decir,
que siempre desea consumir una mayor cantidad de ambos bienes. Por este motivo, las curvas
de indiferencia son líneas decrecientes, esto es, tienen pendiente negativa.

Preferencias regulares:

Decimos que las preferencias del consumidor son regulares cuando son monótonas y estric-
tamente convexas. Ejemplo: las preferencias Cobb-Douglas.

Reflexividad de las preferencias:

Axioma fundamental de las preferencias del consumidor que nos indica que este último pre-
fiere débilmente cualquier cesta de bienes a sí misma. Se trata de un axioma trivial.

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GLOSARIO TEMA 3: Las preferencias 6/6

Relación Marginal de Sustitución (RMS):

Es, por definición, la cantidad del bien 2 que el consumidor está dispuesto a renunciar para
aumentar en una unidad la cantidad consumida del bien 1 y mantener el mismo nivel de bien-
estar, esto es, permaneciendo dentro de la misma curva de indiferencia: x2  RMS x1 . Por
tanto, tendremos:

dx2 x
RMS   lim 2
dx1 x1 0 x1

Dada una cesta de bienes ( x1 , x2 ) , la RMS se corresponde con la pendiente de la curva de indi-
ferencia en ese punto.

Si las preferencias son monótonas la RMS es negativa, dado que las curvas de indiferencia
son decrecientes. Si las preferencias son estrictamente convexas, la RMS es decreciente en
valor absoluto a medida que aumenta la cantidad consumida del primer bien (x1).

La RMS es igual al cociente, cambiado de signo, de las utilidades marginales de ambos bie-
nes.

dx2 UM 1
RMS  
dx1 UM 2

Transitividad de las preferencias:

Axioma fundamental de las preferencias del consumidor que nos indica que si el consumidor
prefiere débilmente una cesta de bienes a otra, y esta última a una tercera, entonces también
prefiere débilmente la primera cesta a la tercera. Se trata de un axioma que garantiza la cohe-
rencia o consistencia de las preferencias del consumidor.

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Tema 3

LAS PREFERENCIAS

Preguntas más frecuentes

Bienes discretos

Interpretación de las figuras 3.8 A y 3.8 B.

Un bien se dice que se consume en cantidades "discretas" cuando se consume en unidades


enteras, es decir, cuando no es perfectamente divisible. Lo contrario, bienes perfectamente
divisibles, es lo que normalmente se supone cuando se trabaja con curvas de indiferencia con-
tinuas como la de la Figura 3.9 del libro de texto.

Por tanto, cuando se trata de bienes discretos, las curvas de indiferencia son discontinuas,
es decir, están formadas por puntos separados entre sí. Que es precisamente lo que puede ver-
se en la Figura 3.8 A. Allí se pintan tres curvas de indiferencia mediante líneas inclinadas
discontinuas. En realidad, cada una de ellas formada por tres puntos, que son precisamente las
correspondientes cestas de bienes que están definidas.

Las cestas de bienes débilmente preferidas a una cesta dada son las cestas indiferentes a la
primera (por tanto, las situadas sobre la curva de indiferencia a la que pertenece la cesta en
cuestión) y las cestas estrictamente preferidas a la cesta de referencia (las situadas sobre cur-
vas de indiferencia más alejadas del origen de coordenadas que la curva de indiferencia a la
que nos estamos refiriendo).

Por tanto, el conjunto de cestas débilmente preferidas a una cesta dada es la curva de indi-
ferencia en sí y el área situada encima de la curva de indiferencia en la que se encuentra la
cesta en cuestión. Véase la Figura 3.1 para el caso de los bienes perfectamente divisibles.

En el caso de los bienes discretos (véase Figura 3.8 B) ocurre algo parecido. En esta figu-
ra se está representando el conjunto de cestas débilmente preferidas a la cesta o cestas que
forman parte de la curva de indiferencia de en medio. Por tanto el conjunto de cestas débil-
mente preferidas está formado por las cestas situadas sobre las líneas verticales que parten de
las cestas situadas sobre la curva de indiferencia de en medio y van hacia arriba. No puede

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tratarse de un área porque hay muchas cestas de bienes que no pueden definirse dado que am-
bos bienes no son perfectamente divisibles.

El caso de los bienes discretos no es muy importante desde un punto de vista analítico,
aunque en la práctica sea el caso más frecuente.

Interpretación de la RMS

Al final del epígrafe 3.8 del libro de Varian aparece una afirmación a priori lógica: cuanto
mayor sea la cantidad de un bien que tenemos, más dispuestos estaremos a renunciar a él
para incrementar la cantidad consumida del otro bien. Pero esta afirmación aparentemente
se contradice con esta otra: las curvas de indiferencia muestran una RMS decreciente en
valor absoluto a medida que aumenta la cantidad consumida del primer bien. Es decir, que la
relación en la que una persona esta dispuesta a intercambiar x1 por x2 disminuye a medida
que aumenta x1. ¿Qué explicación tiene esto?

Es obvio que

dx2
RMS  
dx1

nos indica la cantidad del bien 2 que estamos dispuestos a renunciar para aumentar en una
unidad la cantidad consumida del bien 1 y mantener nuestro nivel de bienestar, esto es, per-
maneciendo dentro de la misma curva de indiferencia.

La RMS así definida es decreciente en valor absoluto a medida que aumenta la cantidad
consumida del bien 1. Es decir, cuanto menos consumamos del bien 2, el más escaso relati-
vamente, estaremos dispuestos a renunciar a una menor cantidad de ese bien con objeto de
aumentar la cantidad consumida del bien 1, el más abundante relativamente, en una unidad.

Ahora bien, siempre podemos definir:

1 dx
 1
RMS dx2

que nos indica la cantidad consumida del bien 1 que estamos dispuestos a renunciar con obje-
to de aumentar en una unidad la cantidad consumida del bien 2, manteniendo nuestro nivel de
bienestar.

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Es evidente que el inverso de la RMS es creciente en valor absoluto a medida que aumen-
ta la cantidad consumida del bien 1. Por este motivo, estaremos dispuestos a renunciar a una
cantidad mayor de este bien cuanto más consumamos del mismo.

Completitud de las preferencias

¿Por qué la relación “estrictamente más alto que” no es completa? ¿Por qué la relación “al
menos tan alto como” es completa?

La relación "estrictamente más alto que" lógicamente excluye el caso en que dos personas
tengan la misma estatura. Por eso se trata de una relación no completa, porque no contempla
este caso que puede darse al comparar la estatura de dos individuos cualesquiera.

La relación "al menos tan alto como" permite comparar dos personas cualesquiera en re-
lación con su estatura respectiva. Porque puede resultar que uno sea estrictamente más alto
que el otro, o que los dos tengan la misma estatura. Por este motivo, esta relación es "comple-
ta": abarca todos los casos posibles que pueden darse en la comparación.

Preferencias regulares

¿Las preferencias regulares son convexas? ¿O estrictamente convexas?

Las preferencias regulares de libro de texto son estrictamente convexas, con objeto de que
dada una recta presupuestaria (precios de los bienes y nivel de renta) la elección del consumi-
dor sea única. Es decir, que sólo exista una única cesta óptima para cada configuración de los
precios de los bienes y nivel de renta.

Lo que ocurre es que a veces se dice simplemente que son convexas, porque si las prefe-
rencias son estrictamente convexas es que son necesariamente convexas. Lo contrario no es
cierto. Unas preferencias pueden ser convexas pero no estrictamente convexas: cuando las
curvas de indiferencia tienen tramos lineales. En tal caso la cesta óptima no tiene por qué ser
única.

Curvas de indiferencia de trazo grueso monotonía estricta de las preferencias

¿Son compatibles las curvas de indiferencia de trazo grueso con las preferencias regulares?

Las curvas de indiferencia "con trazo grueso" violan el axioma de monotonía (estricta).
Esto está contemplado en el problema 6 del capítulo 3 del libro de texto. Consulta la defini-
ción de monotonía (estricta) dentro de unas preferencias regulares en el epígrafe 3.5.
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Porque si una cesta de dos bienes contiene la misma cantidad de uno de ellos y una canti-
dad mayor del otro que otra cesta, ambas no pueden ser indiferentes si las preferencias son
(estrictamente) monótonas, dado que estas últimas excluyen cualquier punto de saturación. El
consumidor siempre prefiere una cantidad mayor de cualquiera de los bienes...

Ahora bien, si las preferencias son de bienes complementarios perfectos, ambos bienes se
consumen en una misma proporción siempre. De forma que si aumentamos la cantidad con-
sumida de uno de ellos sin alterar la del otro nos mantenemos dentro de la misma curva de
indiferencia: nos estamos moviendo a lo largo de la rama vertical u horizontal de la curva de
indiferencia partiendo del vértice.

Aquí las preferencias son monótonas en sentido amplio. Es decir, si dos cestas de bienes
contienen la misma cantidad de un bien y una cantidad mayor del segundo de ellos, la segun-
da cesta es débilmente preferida a la primera (puede ser indiferente a la primera).

En el primer caso de las preferencias regulares, tales preferencias son estrictamente mo-
nótonas: la segunda cesta es estrictamente preferida a la primera. De la misma forma que las
preferencias regulares son estrictamente convexas: las curvas de indiferencia carecen de seg-
mentos lineales, es decir, son "lisas", tienen una curvatura regular.

Curva de indiferencia que se corta a sí misma

En el problema 3.5 se dice que una curva de indiferencia puede cortarse a sí misma. No
entiendo por qué.

Una curva de indiferencia puede cortarse a sí misma, como dice Varian en el problema 5
de capítulo 3. De hecho no estamos hablando de una curva de indiferencia ni de dos que son
la misma, sino de un "área de indiferencia" constituida por todas las cestas que pertenecen
estrictamente a ambas curvas pintadas en la figura 3.2 del libro de texto, más todas las demás
cestas situadas dentro de espacio limitado por ambas curvas.

Todas las cestas anteriores serían indiferentes entre sí. Es un área de indiferencia. Pero es-
te hecho contraviene el supuesto requerido por las preferencias regulares acerca de la "mono-
tonía estricta" de tales preferencias. Es decir, que si dos cestas de bienes contienen la misma
cantidad del primer bien, por ejemplo, y la segunda cesta contiene una cantidad mayor del
segundo bien, ambas no pueden pertenecer a la misma curva de indiferencia, sino que la se-
gunda cesta debe pertenecer a otra curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad; es decir,
la segunda cesta debe ser estrictamente preferida a la primera.
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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 3: Las preferencias 5/5

En otras palabras, las preferencias regulares requieren que el consumidor no se encuentre


saciado o saturado respecto de ninguno de los bienes; es decir, que siempre prefiera estricta-
mente una mayor cantidad de cada uno de ellos. Esto es lo que se conoce técnicamente como
ausencia de saciación o saturación local de las preferencias del consumidor. Para diferenciarla
de la saturación total o global, es decir, cuando el consumidor alcanza una determinada cesta
de bienes a partir de la cual no desea ninguna cantidad adicional de ninguno de los bienes.

En consecuencia, el supuesto de la "monotonía estricta" de las preferencias regulares ex-


cluye las "áreas de indiferencia". Y, por tanto, hace que en cada punto del mapa de curvas de
indiferencia, la RMS esté perfectamente definida como la pendiente de la curva de indiferen-
cia en ese punto. Cosa que no ocurre cuando nos movemos dentro de áreas de indiferencia.
Aquí la pendiente no estaría definida, pero sí la RMS como el cociente entre la variación de la
cantidad consumida del bien 2 y la variación de la cantidad consumida del bien 1 al pasar de
una cesta de bienes a otra muy próxima situada dentro de la misma área de indiferencia. In-
cluso la RMS podría ser positiva, porque la segunda cesta podría contener una cantidad mayor
de ambos bienes que la primera, y sin embargo ambas pueden ser indiferentes para el consu-
midor...

Esto explica por qué se exige dentro de las preferencias regulares la monotonía estricta de
estas últimas.

El axioma de la transitividad de las preferencias

¿Qué interpretación puede darse a este axioma? ¿Por qué tiene sentido requerir el
cumplimiento de este axioma al modelizar las preferencias del consumidor?

Porque el axioma de la transitividad de las preferencias es un axioma de consistencia de


las preferencias del consumidor. Es decir, un axioma de racionalidad del consumidor a la
hora de comparar y elegir cestas de bienes. Por eso está perfectamente justificado al modelizar
las preferencias del consumidor: su comportamiento debe ser consistente, no puede ser capri-
choso.

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Tema 4

LA UTILIDAD

Breve introducción

Las preferencias del consumidor pueden representarse matemáticamente mediante una


función de utilidad. Esta última asigna un número (el nivel de utilidad) a cada cesta de bienes.
De forma que cestas indiferentes dentro de las preferencias del consumidor tienen el mismo
nivel de utilidad; y cestas preferidas a otras tienen mayor nivel de utilidad. Lo importante,
pues, de la función de utilidad es que permite representar matemáticamente las preferencias
del consumidor ordenando las cestas de bienes. La cuantía o magnitud del nivel de utilidad
asignado a cada cesta de bienes no tiene ninguna importancia.

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Tema 4

LA UTILIDAD

Resumen

La función de utilidad no es más que una forma matemática de describir las preferencias
del consumidor, las cuales conllevan la posibilidad por parte de este último de establecer un
orden de prelación para todas las cestas de bienes imaginables.

Por este motivo, la función de utilidad lo que hace es asignar un número u (el nivel de uti-
lidad) a cada cesta de bienes (x1, x2):

u  u  x1 , x2 

De manera que:

 Dos cestas indiferentes dentro de las preferencias del consumidor tengan el mismo nivel
de utilidad:

u  x1 , x2   u  y1 , y2    x1 , x2    y1 , y2 

 Y una cesta estrictamente preferida a otra tenga un nivel de utilidad mayor:

u  x1 , x2   u  y1 , y2    x1 , x2    y1 , y2 

Lo importante de la función de utilidad es que permite representar matemáticamente las


preferencias del consumidor ordenando las cestas de bienes. La cuantía o magnitud del nivel
de utilidad de dos cestas de bienes no tiene ninguna importancia, lo único importante es si
ambos niveles de utilidad correspondientes a sendas cestas de bienes son iguales (cestas de
bienes indiferentes), o si uno es mayor que otro (una cesta de bienes estrictamente preferida a
otra).

Por este motivo, las mismas preferencias del consumidor pueden ser representadas mate-
máticamente por infinitas funciones de utilidad, de forma que cada función de utilidad sea una
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transformación monótona creciente de otra función de utilidad que represente tales preferen-
cias.

Decimos que la función de utilidad v  v  x1 , x2  es una transformación monótona crecien-

te de la función de utilidad u  u  x1 , x2  que representa las preferencias del consumidor:

v  f u 

si la función f  u  es creciente, esto es, si su primera derivada es positiva: f   u   0 .

Ello quiere decir que, dadas dos cestas cualesquiera de bienes con los siguientes niveles de
utilidad u1 y u2, tal que u1  u2 , de manera que u2  u1  u  0 ; entonces resulta que

v  v2  v1  0 , esto es, v1  v2 .

En resumen, si dos cestas cualesquiera de bienes tienen el mismo nivel de utilidad en la


función de utilidad u, también tendrán el mismo nivel de utilidad en la función de utilidad v.
Aunque, lógicamente, por tratarse de funciones utilidad distintas, los niveles de utilidad de las
cestas de bienes en u y en v sean también distintos. Y si una cesta tiene un mayor nivel de
utilidad que otra en la función de utilidad u, también tendrá un mayor nivel de utilidad en la
función de utilidad v.

Por todo ello, podemos concluir, que una transformación monótona creciente de una fun-
ción de utilidad no es más que otra función de utilidad que representa las mismas preferencias
del consumidor que la función de utilidad de partida, dado que mantiene la misma ordenación
de las cestas de bienes dentro de las preferencias del consumidor.

Construcción de una función de utilidad

 Para poder diseñar una función de utilidad que represente las preferencias del consumidor
es requisito imprescindible que esta últimas sean transitivas. De lo contrario, no podrá es-
tablecerse ninguna función de utilidad que represente tales preferencias.
 Si las preferencias son monótonas (requisito fundamental de las preferencias regulares)
entonces la diagonal del primer cuadrante corta a las curvas de indiferencia exactamente
una vez. Con lo que a las cestas compuestas por una misma cantidad de ambos bienes

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(precisamente las situadas en la diagonal principal), que se encuentran en sucesivas cur-


vas de indiferencia cada vez más alejadas del origen de coordenadas, se les asigna un nú-
mero, precisamente su correspondiente nivel de utilidad, que guarda relación con la dis-
tancia a la que se encuentran del origen de coordenadas. De este modo, todas las cestas de
bienes, las situadas en la diagonal principal y las situadas a lo largo de las curvas de indi-
ferencia que cortan la diagonal principal, tienen asignado un número (el nivel de utilidad).
Y éste es precisamente el papel que cumple cualquier función de utilidad.

x2

3 Mide la distancia
desde el origen
de coordenadas
2

0 Curvas de
indiferencia

x1

Figura 4.1. Cómo se construye una función de utilidad


a partir de las curvas de indiferencia

Las utilidades marginales y la RMS

Partiendo de la función de utilidad u  u  x1 , x2  , calculemos la diferencial total de esta fun-

ción:

u u
du  dx1  dx2  UM 1dx1  UM 2 dx2
x1 x2

Puesto que nos estamos moviendo a lo largo de una curva de indiferencia, el nivel de utili-
dad no varía ( du  0 ). Con lo que fácilmente obtendremos:
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dx2 UM 1
RMS  
dx1 UM 2

Esto es, la RMS es igual al cociente, cambiado de signo, de las utilidades marginales de
ambos bienes.

Sabemos que no existe una única función de utilidad que represente las preferencias de un
determinado consumidor, dado que cualquier transformación monótona creciente de una fun-
ción de utilidad es otra función de utilidad que representa las mismas preferencias de aquél.

Por este motivo, las utilidades marginales de ambos bienes, puesto que dependen directa-
mente de la función de utilidad que estemos manejando, no resultan invariantes ante una
transformación monótona creciente de la función de utilidad.

Sin embargo, es una propiedad fundamental de las preferencias del consumidor, que la
RMS permanece inalterada ante cualquier transformación monótona creciente de la función
de utilidad. Por consiguiente, dos funciones de utilidad cualesquiera representan las mismas
preferencias del consumidor, esto es, una de ellas es una transformación monótona creciente
de la otra, si y sólo si las relaciones marginales de sustitución obtenidas a partir de ambas
funciones de utilidad son idénticas.

Algunos ejemplos de funciones de utilidad

En este apartado vamos a caracterizar las funciones de utilidad a partir de sus correspon-
dientes curvas de indiferencia, así como la RMS resultante, de forma que permita interpretar
el tipo de preferencias a las que están haciendo referencia.

Las curvas de indiferencia de una función de utilidad son, desde un punto de vista mate-
mático, las curvas de nivel de tal función. Es decir, el lugar geométrico de las cestas de bienes
que tienen asignado un determinado nivel de utilidad. La función de utilidad se representa,
pues, gráficamente a partir de las distintas curvas de indiferencia asociadas a cada uno de los
niveles de utilidad. Este conjunto de curvas de indiferencia recibe también el nombre de nom-
bre de mapa de indiferencia de la función de utilidad o de las preferencias del consumidor en
cuestión.

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Bienes sustitutivos perfectos

Se representan mediante la siguiente función de utilidad:

u  x1 , x2   ax1  bx2

x2
u0<u1<u2

a
RMS  
b

u0 u1 u2

x1

Figura 4.2. Los bienes sustitutivos perfectos

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 a
RMS   
dx1 UM 2 b

Las curvas de indiferencia son líneas rectas decrecientes de pendiente constante e igual a
a b .

En el caso particular en que a=b=1, entonces RMS  1 . El consumidor está dispuesto a

cambiar una unidad de un bien por una unidad del otro para permanecer dentro de la misma
curva de indiferencia.

Por consiguiente, estaríamos ante bienes tales como los lápices rojos y lápices azules, o la
mantequilla y la margarina, que satisfacen la misma necesidad; de forma que al consumidor le

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resulta indiferente demandar uno u otro, por lo que siempre consumirá el más barato. De ahí
que se denominen a tales bienes sustitutivos perfectos.

Bienes complementarios perfectos

Se representan mediante la siguiente función de utilidad:

x x 
u  x1 , x2   min  1 , 2 
  

x2
dx 2 / dx1   u0<u1<u2


x2  x1 RMS=0

u2

dx 2 / dx1  0
u1

u0

x1

Figura 4.3. Los bienes complementarios perfectos

Cualquiera que fuere el nivel de utilidad considerado, la cantidad consumida de ambos


bienes, sin que exista exceso de ninguno de ellos, para alcanzar ese nivel de utilidad, exige el
x1 x2
cumplimiento de la siguiente condición:  . Lo que implica que ambos bienes se con-
 
x1 
sumen siempre en una proporción fija:  . α unidades del primer bien con β unidades
x2 
del segundo bien. Y esta condición se cumple precisamente en las esquinas o puntos angula-
res de las curvas de indiferencia.

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Efectivamente, en la rama vertical de las curvas de indiferencia, las cestas de mercancías


contienen siempre una mayor cantidad del segundo bien (x2), que no afecta al nivel de utili-
dad, en relación a la cantidad consumida de este último en el punto angular de la curva de
indiferencia de que se trate. Por este motivo, en la rama vertical de las curvas de indiferencia
se cumple:

dx2
  dx1  0 dx2
dx1

Esto es, el consumidor no está dispuesto a renunciar a ninguna cantidad del bien 1 con ob-
jeto de incrementar en una unidad la cantidad consumida del bien 2, para permanecer dentro
de la misma curva de indiferencia. En otras palabras, el consumidor no está dispuesto a de-
mandar las cestas de bienes situadas en la rama vertical de las curvas de indiferencia, cuando
los precios son positivos.

En la rama horizontal de las curvas de indiferencia, las cestas de mercancías contienen


siempre una mayor cantidad del primer bien (x1), que no afecta al nivel de utilidad, en rela-
ción a la cantidad consumida de este último en el punto angular de la curva de indiferencia de
que se trate. Por este motivo, en la rama horizontal de las curvas de indiferencia se cumple:

dx2
0 dx2  0 dx1
dx1

Esto es, el consumidor no está dispuesto a renunciar a ninguna cantidad del bien 2 con ob-
jeto de incrementar en una unidad la cantidad consumida del bien 1, para permanecer dentro
de la misma curva de indiferencia. En otras palabras, el consumidor no está dispuesto a de-
mandar las cestas de bienes situadas en la rama horizontal de las curvas de indiferencia, cuan-
do los precios son positivos.

Por consiguiente, el consumidor únicamente demandará las cestas de bienes situadas en las
esquinas o puntos angulares de las curvas de indiferencia, donde ambos bienes se consumen
en una proporción fija, como venimos diciendo, cuando los precios son positivos.

Esto quiere decir que la RMS es siempre cero para los bienes complementarios perfectos;
dado que, como hemos argumentado, el consumidor no está dispuesto a intercambiar o susti-

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tuir un bien por otro, puesto que prefiere consumir ambos bienes en una proporción fija. No
obstante, en las esquinas o puntos angulares de las curvas de indiferencia, la pendiente de es-
tas últimas no está definida.

Un ejemplo típico de esta clase bienes es el té y el azúcar, o el café y el azúcar, o los co-
ches y la gasolina. Estos pares de bienes siempre se consumen juntos en una proporción fija,
no puede sustituirse uno por otro. Son pares de bienes que se complementan uno a otro. De
ahí el nombre de bienes complementarios perfectos.

Bienes neutrales

Un bien se considera neutral cuando la cantidad consumida de ese bien no afecta al nivel
de utilidad del consumidor, el cual sólo depende de la cantidad consumida del otro bien.

Las preferencias del consumidor pueden representarse, por ejemplo, mediante la siguiente
función de utilidad:

u  x1 , x2   ax1

El segundo bien es neutral.

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x2
u0<u1<u2

RMS  

u0 u1 u2

x1

Figura 4.4. Segundo bien neutral

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 a
RMS      
dx1 UM 2 0

Las curvas de indiferencia son líneas rectas verticales, paralelas unas a otras. Al consumi-
dor le da igual consumir el segundo bien, eso no afecta a su nivel de utilidad.

Males

Una mercancía se considera un “mal” en lugar de un bien, cuando el consumo de la misma


reduce el nivel de utilidad del consumidor.

Consideremos que la primera mercancía es un “bien” y la segunda un “mal”. Las preferen-


cias del consumidor pueden representarse, por ejemplo, mediante la siguiente función de uti-
lidad:

u  x1 , x2   ax1  bx2

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x2
u0<u1<u2

RMS  0
u0

u1

u2

x1

Figura 4.5. Segunda mercancía un mal

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 a
RMS    0
dx1 UM 2 b

Las curvas de indiferencia son líneas rectas crecientes, paralelas unas a otras. Si permane-
ce constante el consumo del bien 2, a medida que aumenta el consumo del bien 1 (desplaza-
miento hacia la derecha) se incrementa el nivel de utilidad del consumidor; lo contrario suce-
de cuando permaneciendo constante el consumo del bien 1, se incrementa el consumo del
bien 2 (desplazamiento hacia arriba), entonces se reduce el nivel de utilidad del consumidor.
Por consiguiente, para que el nivel de utilidad del consumidor permanezca constante de forma
que nos estemos moviendo a lo largo de una curva de indiferencia, debe suceder que un au-
mento del consumo del bien 1 ha de compensarse con un aumento del consumo del “mal” 2.
De ahí que las curvas de indiferencia sean paradójicamente crecientes, contrariamente a lo
que es normal en un mundo en que ambas mercancías son “bienes”.

Una mercancía se considera un “mal” en lugar de un “bien” para el consumidor, si le per-


judica, o simplemente no le gusta tal mercancía.

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Preferencias cuasilineales

Se representan, por ejemplo, mediante la siguiente función de utilidad:

u  x1 , x2   ln x1  bx2

x2
u0<u1<u2

1
RMS  
bx1

u2

u1

u0

x1

Figura 4.6. Preferencias cuasilineales

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 1
RMS   
dx1 UM 2 bx1

Como puede observarse, la RMS depende únicamente de la cantidad consumida del bien 1
(x1). De ahí que fijada la cantidad consumida de este último bien, la RMS, esto es, la pendien-
te de las curvas de indiferencia, permanece inalterada conforme nos desplazamos verticalmen-
te hacia arriba, es decir, a medida que aumentamos la cantidad consumida del bien 2. Por este
motivo, las curvas de indiferencia correspondientes son “traslaciones verticales” o “versiones
desplazadas” unas de otras.

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En el próximo tema se caracterizará la elección del consumidor que se deriva de este tipo
de preferencias.

Preferencias Cobb-Douglas

Se representan mediante la siguiente función de utilidad:

u  x1 , x2   x1c x2d

x2
u0<u1<u2

x 2c
RMS  
x 1d

u2

u1

u0

x1

Figura 4.7. Preferencias Cobb-Douglas

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 cx c 1 x d xc
RMS     1c d 21   2
dx1 UM 2 dx1 x2 x1d

A partir de aquí puede inferirse que las curvas de indiferencia poseen una curvatura regu-
lar, es decir, carecen de segmentos lineales. Esto es debido a que la RMS (la pendiente de las
curvas de indiferencia) varía continuamente al variar la proporción en que son consumidos
ambos bienes. Son el ejemplo típico de preferencias regulares: monótonas y estrictamente
convexas.

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RESUMEN TEMA 4: La utilidad 13/13

Además, cualquier rayo vector que parte del origen de coordenadas, cuya pendiente es
x2 x1 , esto es, la proporción en que se consumen ambos bienes, corta respectivamente a las
sucesivas curvas de indiferencia en puntos tales que la RMS permanece inalterada.

En el próximo tema se caracterizará la elección del consumidor que se deriva de este tipo
de preferencias.

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UN “MAL” EN UNA FUNCIÓN DE UTILIDAD COBB-


DOUGLAS

Consideremos otro ejemplo de función de utilidad del tipo Cobb-Douglas en la que uno de
los bienes es un “mal”:

u ( x1 , x2 )  x1a x2 b

donde a y b son parámetros positivos.

Estudiemos esta función de utilidad:

a) Es evidente que el nivel de utilidad del consumidor aumenta a medida que aumenta x1 .
Luego la primera mercancía es efectivamente un bien para el consumidor.
b) Es evidente que el nivel de utilidad del consumidor disminuye a medida que aumenta
x2 . Luego la segunda mercancía es un “mal” para el consumidor.

Obtengamos la relación marginal de sustitución:

dx2 u x1 ax a 1 x  b ax
RMS     1  b 12 a  2  0
dx1 u x2 bx2 x1 bx1

Luego las curvas de indiferencia son líneas crecientes.

Estudiemos ahora su curvatura. Para ello veamos cómo varía la RMS, puesto que se trata
de la pendiente de las curvas de indiferencia, a medida que varía la cantidad consumida del
bien 1:

dx2
x1  x2
RMS d x2 a dx1
2
ax
   2 22  a  b 
x1 2
dx1 b 2
x1 b x1

Por consiguiente, a la vista de esta expresión pueden presentarse tres casos:

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TEMA 4 Un “mal” en una función de utilidad Cobb-Douglas 2/2

a) Cuando a  b , tenemos d 2 x2 dx12  0 . Entonces las curvas de indiferencia son curvas


convexas y tienen una curvatura regular, dado que la RMS, que es positiva, crece con-
tinuamente a medida que aumenta la cantidad consumida del bien 1.
b) Cuando a  b , tenemos d 2 x2 dx12  0 . Entonces las curvas de indiferencia son líneas
rectas, dado que la RMS permanece constante a medida que aumenta la cantidad con-
sumida del bien 1.
c) Cuando a  b , tenemos d 2 x2 dx12  0 . Entonces las curvas de indiferencia son curvas
cóncavas y tienen una curvatura regular, dado que la RMS, que es positiva, decrece
continuamente a medida que aumenta la cantidad consumida del bien 1.

Considerando las curvas de indiferencia correspondientes al caso a tendríamos el siguiente


gráfico representativo de la elección óptima del consumidor:

x2

curvas de
indiferencia

cesta
óptima

m/p1 x1

No obstante, al ser las curvas de indiferencia líneas crecientes en los tres casos contempla-
dos con anterioridad, la cesta óptima es siempre una cesta de esquina cualquiera que fuere el
valor de los parámetros a y b. De forma que el consumidor siempre gasta toda su renta en
adquirir el primer bien, y no consume nada de la segunda mercancía que es un “mal”:

x1*  m p1 x2*  0

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UTILIDAD CARDINAL Y UTILIDAD ORDINAL

Vamos a comparar ambas concepciones de la función de utilidad del consumidor, señalan-


do sus respectivas características.

Utilidad cardinal

a) Exige establecer una escala, es decir, un origen y una unidad de medida del nivel de
satisfacción del consumidor al consumir las diferentes cestas de bienes.
b) Por tanto, cada cesta de bienes lleva asociado un nivel de utilidad, esto es, el corres-
pondiente nivel de satisfacción del consumidor al consumirla; y esto abarca todas las
cestas de bienes imaginables.
c) La diferencia de utilidad entre dos cestas de bienes refleja la diferencia en el nivel de
satisfacción del consumidor.
d) Elegido el origen y la unidad de medida, la función de utilidad que representa las pre-
ferencias del consumidor es única. No admite ninguna transformación monótona que
no sea un cambio de la escala en que se miden las preferencias del consumidor (el ori-
gen y la unidad de medida).
e) La utilidad marginal es decreciente para cada bien.

La utilidad cardinal se basa en un supuesto restrictivo (la posibilidad de medir el nivel de


satisfacción del consumidor), innecesario para estudiar el comportamiento de este último en
un ambiente de certidumbre.

Utilidad ordinal

Tiene las siguientes características:

a) Requiere la ordenación completa de todas las cestas de bienes imaginables basándose


en las preferencias del consumidor.
b) Conlleva la posibilidad de comparar dos cestas de bienes cualesquiera y de establecer
el orden de preferencia de ambas cestas por parte del consumidor.

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TEMA 4 Utilidad cardinal y utilidad ordinal 2/2

c) Cualquier transformación monótona creciente de una función de utilidad ordinal es


otra función de utilidad ordinal que representa las mismas preferencias del consumi-
dor, dado que mantiene la misma ordenación de las cestas de bienes.
d) La utilidad marginal depende de la función de utilidad elegida como representación de
las preferencias del consumidor. La relación marginal de sustitución (RMS), en cam-
bio, permanece inalterada ante una transformación monótona creciente de la función
de utilidad.
e) La RMS entre dos bienes es decreciente a media que aumenta la cantidad consumida
de uno de ellos. En cambio, las utilidades marginales de ambos bienes no tienen por
qué ser decrecientes, salvo si se trata de una función de utilidad aditiva.

En este caso, la utilidad marginal correspondiente a cada bien depende exclusivamente de


la cantidad consumida de ese bien, y no de la cantidad consumida del otro bien.

Tomemos como ejemplo de una función de utilidad aditiva la siguiente función de utilidad
cuasilineal:

u ( x1 , x2 )  ln x1  bx2

De aquí fácilmente se obtiene:

1
UM 1  UM 2  b
x1

Evidentemente, la utilidad marginal correspondiente al primer bien es decreciente a medi-


da que aumenta el consumo de ese bien, y es independiente de la cantidad consumida del se-
gundo bien. La utilidad marginal correspondiente al segundo bien constante.

La relación marginal de sustitución:

UM 1 1
RMS  
UM 2 bx1

es decreciente en valor absoluto a medida que aumenta la cantidad consumida del primer bien.

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Tema 4

LA UTILIDAD

Glosario

Bienes complementarios perfectos:

Se representan mediante la siguiente función de utilidad:

x x 
u  x1 , x2   min  1 , 2 
  

x2
dx 2 / dx1   u0<u1<u2


x2  x1 RMS=0

u2

dx 2 / dx1  0
u1

u0

x1

Figura 4.3. Los bienes complementarios perfectos

Cualquiera que fuere el nivel de utilidad considerado, la cantidad consumida de ambos bienes,
sin que exista exceso de ninguno de ellos, para alcanzar ese nivel de utilidad, exige el cum-
x1 x2
plimiento de la siguiente condición:  . Lo que implica que ambos bienes se consumen
 

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x1 
siempre en una proporción fija:  . α unidades del primer bien con β unidades del se-
x2 

gundo bien. Y esta condición se cumple precisamente en las esquinas o puntos angulares de
las curvas de indiferencia.

Esto quiere decir que la RMS es siempre cero para los bienes complementarios perfectos;
dado que el consumidor no está dispuesto a intercambiar o sustituir un bien por otro, puesto
que prefiere consumir ambos bienes en una proporción fija. No obstante, en las esquinas o
puntos angulares de las curvas de indiferencia, la pendiente de estas últimas no está definida.

Un ejemplo típico de esta clase bienes es el té y el azúcar, o el café y el azúcar, o los coches y
la gasolina. Estos pares de bienes siempre se consumen juntos en una proporción fija, no pue-
de sustituirse uno por otro. Son pares de bienes que se complementan uno a otro. De ahí el
nombre de bienes complementarios perfectos.

Bienes neutrales:

Un bien se considera neutral cuando la cantidad consumida de ese bien no afecta al nivel de
utilidad del consumidor, el cual sólo depende de la cantidad consumida del otro bien.

Las preferencias del consumidor pueden representarse, por ejemplo, mediante la siguiente
función de utilidad:

u  x1 , x2   ax1

El segundo bien es neutral.

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x2
u0<u1<u2

RMS  

u0 u1 u2

x1

Figura 4.4. Segundo bien neutral

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 a
RMS      
dx1 UM 2 0

Las curvas de indiferencia son líneas rectas verticales, paralelas unas a otras. Al consumidor
le da igual consumir el segundo bien, eso no afecta a su nivel de utilidad.

Bienes sustitutivos perfectos:

Se representan mediante la siguiente función de utilidad:

u  x1 , x2   ax1  bx2

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x2
u0<u1<u2

a
RMS  
b

u0 u1 u2

x1

Figura 4.2. Los bienes sustitutivos perfectos

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 a
RMS   
dx1 UM 2 b

Las curvas de indiferencia son líneas rectas decrecientes de pendiente constante e igual a
–a/b.

Se trata de bienes tales como los lápices rojos y lápices azules, o la mantequilla y la margari-
na, que satisfacen la misma necesidad; de forma que al consumidor le resulta indiferente de-
mandar uno u otro, por lo que siempre consumirá el más barato. De ahí que se denominen a
tales bienes sustitutivos perfectos.

Función de utilidad (ordinal):

No es más que una forma matemática de describir las preferencias del consumidor. La función
de utilidad lo que hace es asignar un número u (el nivel de utilidad) a cada cesta de bienes
 x1 , x2  :

u  u  x1 , x2 

De manera que:

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 Dos cestas indiferentes dentro de las preferencias del consumidor tengan el mismo
nivel de utilidad:

u  x1 , x2   u  y1 , y2    x1 , x2    y1 , y2 
 Y una cesta estrictamente preferida a otra tenga un nivel de utilidad mayor:

u  x1 , x2   u  y1 , y2    x1 , x2    y1 , y2 
Lo importante de la función de utilidad es que permite representar matemáticamente las prefe-
rencias del consumidor ordenando las cestas de bienes. La cuantía o magnitud del nivel de
utilidad de dos cestas de bienes no tiene ninguna importancia.

Por este motivo, las mismas preferencias del consumidor pueden ser representadas matemáti-
camente por infinitas funciones de utilidad.

Males:

Una mercancía se considera un “mal” en lugar de un bien, cuando el consumo de la misma


reduce el nivel de utilidad del consumidor.

Consideremos que la primera mercancía es un “bien” y la segunda un “mal”. Las preferencias


del consumidor pueden representarse, por ejemplo, mediante la siguiente función de utilidad:

u  x1 , x2   ax1  bx2

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x2
u0<u1<u2

RMS  0
u0

u1

u2

x1

Figura 4.5. Segunda mercancía un mal

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 a
RMS    0
dx1 UM 2 b

Las curvas de indiferencia son líneas rectas crecientes, paralelas unas a otras.

Una mercancía se considera un “mal” en lugar de un “bien” para el consumidor, si le perjudi-


ca, o simplemente no le gusta tal mercancía.

Preferencias Cobb-Douglas:

Se representan mediante la siguiente función de utilidad:

u  x1 , x2   x1c x2d

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x2
u0<u1<u2

x 2c
RMS  
x 1d

u2

u1

u0

x1

Figura 4.7. Preferencias Cobb-Douglas

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 cx c 1 x d xc
RMS     1c d 21   2
dx1 UM 2 dx1 x2 x1d

A partir de aquí puede inferirse que las curvas de indiferencia poseen una curvatura regular,
es decir, carecen de segmentos lineales. Esto es debido a que la RMS (la pendiente de las cur-
vas de indiferencia) varía continuamente al variar la proporción en que son consumidos am-
bos bienes. Son el ejemplo típico de preferencias regulares: monótonas y estrictamente con-
vexas.

Además, cualquier rayo vector que parte del origen de coordenadas, cuya pendiente es x2 x1 ,
esto es, la proporción en que se consumen ambos bienes, corta respectivamente a las sucesi-
vas curvas de indiferencia en puntos tales que la RMS permanece inalterada.

Preferencias cuasilineales:

Se representan, por ejemplo, mediante la siguiente función de utilidad:

u  x1 , x2   ln x1  bx2

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x2
u0<u1<u2

1
RMS  
bx1

u2

u1

u0

x1

Figura 4.6. Preferencias cuasilineales

La RMS es la siguiente:

dx2 UM 1 1
RMS   
dx1 UM 2 bx1

Como puede observarse, la RMS depende únicamente de la cantidad consumida del bien 1
(x1 ). De ahí que fijada la cantidad consumida de este último bien, la RMS, esto es, la pendien-
te de las curvas de indiferencia, permanece inalterada conforme nos desplazamos verticalmen-
te hacia arriba, es decir, a medida que aumentamos la cantidad consumida del bien 2. Por este
motivo, las curvas de indiferencia correspondientes son “traslaciones verticales” o “versiones
desplazadas” unas de otras.

Transformación monótona creciente de la función de utilidad:

No es más que otra función de utilidad que representa las mismas preferencias del consumidor
que la función de utilidad de partida, dado que mantiene la misma ordenación de las cestas de
bienes.

Decimos que la función de utilidad v  v  x1 , x2  es una transformación monótona creciente

de la función de utilidad u  u  x1 , x2  que representa las preferencias del consumidor:

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GLOSARIO TEMA 4: La utilidad 9/9

v  f u 

si la función f  u  es creciente, esto es, si su primera derivada es positiva: f   u   0 .

Ello quiere decir que, dadas dos cestas cualesquiera de bienes con los siguientes niveles de
utilidad u1 y u2, tal que u1  u2 , de manera que u2  u1  u  0 ; entonces resulta que

v  v2  v1  0 , esto es, v1  v2 .

En resumen, si dos cestas cualesquiera de bienes tienen el mismo nivel de utilidad en la fun-
ción de utilidad u, también tendrán el mismo nivel de utilidad en la función de utilidad v.
Aunque, lógicamente, por tratarse de funciones utilidad distintas, los niveles de utilidad de las
cestas de bienes en u y en v sean también distintos. Y si una cesta tiene un mayor nivel de
utilidad que otra en la función de utilidad u, también tendrá un mayor nivel de utilidad en la
función de utilidad v.

Una transformación monótona creciente de la función de utilidad deja inalterada la Relación


Marginal de Sustitución (RMS), en cambio afecta a las utilidades marginales de los bienes.

Utilidad marginal:

Es la variación en el nivel de utilidad del consumidor cuando varía en una unidad la cantidad
consumida de un bien, permaneciendo constante la cantidad consumida del otro.

Es la derivada parcial de la función de utilidad:

u ( x1 , x2 )
UM j  j  1, 2
x j

La utilidad marginal de un bien depende de la función de utilidad que estemos manejando.


Por tanto, cualquier transformación monótona creciente de la función de utilidad afecta a las
utilidades marginales de los bienes.

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Tema 4

LA UTILIDAD

Preguntas más frecuentes

Utilidad ordinal versus utilidad cardinal

No acabo de comprender bien qué ventaja tiene el uso de la utilidad ordinal frente a la
utilidad cardinal.

Es más fácil ordenar las cestas de bienes de acuerdo con las preferencias que medir el ni-
vel de satisfacción del consumidor con cada cesta de bienes, lo cual es muy difícil.

Desde un punto de vista analítico, por tanto, es mucho menos restrictiva la utilidad ordi-
nal que la utilidad cardinal. Por eso se utiliza la primera y no la segunda.

Utilidad cardinal: transformación monótona creciente

El problema entiendo que proviene del hecho de que la utilidad cardinal no se preserva
mediante transformaciones monótonas crecientes, cosa que la utilidad ordinal sí.

No es eso en absoluto. En la utilidad cardinal, si cambiamos la escala en la que se miden


las preferencias (el origen o la unidad de medida del nivel de satisfacción de consumidor)
tenemos otra función de utilidad cardinal que representa las mismas preferencias. Es como si
hubiéramos realizado una transformación monótona creciente. Ocurre algo parecido cuando al
medir la temperatura cambiamos de la escala centígrada a la escala Fahrenheit, o a la inversa.

Utilidad cardinal: alteración del nivel de precios

Supongamos que los precios se multiplican por 2. Entiendo que este cambio no afectará a la
utilidad ordinal; pero ¿cómo afecta esto a la utilidad cardinal?

No le afecta en absoluto, dado que la elección del consumidor, cualquiera que fuere la re-
presentación de la utilidad que se maneje, sólo viene afectada por los precios relativos y no
por el nivel de precios.

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Para ser más precisos hay que decir que la variación del nivel de precios, permaneciendo
constantes los precios relativos, sólo afecta a la elección del consumidor si y sólo si la renta
real del consumidor se ve afectada.

Como bien sabemos, un aumento del nivel de precios, si va acompañado de un aumento


de la renta monetaria en la misma proporción, da lugar a que la renta real del consumidor no
se vea alterada. En tal caso, la recta presupuestaria sería la misma y, dadas las preferencias, la
elección del consumidor tampoco se alteraría.

Por tanto, para que una variación del nivel de precios afecte a la elección del consumidor,
debe alterarse la recta presupuestaria, y para ello no puede permanecer constante la renta real
de consumidor. Éste es precisamente el caso bien conocido en que el nivel de precios aumen-
ta, permaneciendo constante la renta monetaria, y su efecto es como si tuviera lugar una re-
ducción del nivel de renta real; de ahí un desplazamiento paralelo de la recta presupuestaria
acercándose al origen de coordenadas. Con lo cual, la elección del consumidor se vería altera-
da.

Transformación monótona: demostración rápida

Sean u y v dos funciones de utilidad. La siguiente transformación u  e v es una


transformación monótona.

La forma más rápida de demostrar que efectivamente se trata de una transformación mo-
nótona es la siguiente:

Obtengamos la primera derivada de esta función de transformación:

du
 ev  0
dv

La exponencial es siempre positiva cualquiera que sea el valor tomado por la función de
utilidad v, por tanto, se trata de una transformación monótona.

Este método para concluir si una transformación de la función de utilidad es o no monó-


tona es más directo que el que figura en la Guía Didáctica.

Allí se comprueba para dos valores de v y los correspondientes valores de u si el incre-


mento en la utilidad dentro de la función v (dv) tiene el mismo signo que el incremento en la
utilidad dentro de la función u (du). Se trata, por tanto, de una argumentación más pedagógi-
ca, pero menos contundente. Porque si dv y du tienen el mismo signo para dos valores cuales-

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quiera de v, entonces esto equivale a decir que la primera derivada de la función de transfor-
mación ( du dv ) es positiva.

Ésta es la forma de razonar cuando se propone una transformación de la forma v=f(u),


donde u y v son dos funciones de utilidad no especificadas. Aquí, la forma de argumentar es
demostrar que la primera derivada f (u ) es positiva (transformación monótona) o negativa
(no es transformación monótona).

Ahora bien, cuando se trata de dos funciones de utilidad específicas, para saber si una de
ellas es una transformación monótona de la otra, basta obtener la RMS de ambas funciones de
utilidad y comparar. Si ambas RMS son iguales, entonces una cualquiera de las funciones de
utilidad es una transformación de la otra. Si son diferentes ambas RMS, entonces la transfor-
mación no es monótona.

Transformación monótona: posible malentendido

Sean u y v dos funciones de utilidad. La siguiente transformación u  v 2 es una


transformación monótona cuando v  0 ; y no lo es cuando v  0 .

La primera derivada de la función de transformación es: du dv  2v . Es evidente entonces


que cuando v  0 la transformación es monótona; y no lo es cuando v  0 .

¿Pero qué sucede cuando v  0 ? La primera derivada se anula, luego no tenemos criterio
para afirmar en principio que la transformación es monótona o que no lo es.

Ahora bien, la transformación que estamos manejando lo que hace es elevar al cuadrado
los valores positivos de v y mantener nulo el valor cero de v. Esto conlleva que las cestas de
bienes que toman un valor v  0 en la función de utilidad v mantienen la misma ordenación
dentro de la función de utilidad u. En consecuencia, la transformación que estamos manejan-
do es monótona cuando v  0 .

Por otra parte, si tenemos dos funciones de utilidad, olvidándonos de la transformación


realizada, una de ellas es una transformación monótona de la otra, si y sólo si la RMS adopta
la misma forma funcional en ambas funciones de utilidad. Aquí está lo importante.

En consecuencia, se obtienen ambas RMS, se compara y se decide.

Como las funciones de utilidad que normalmente estamos manejando, como por ejemplo
la Cobb-Douglas, toma valores positivos cuando se consume una cantidad positiva de ambos

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bienes; y toma un valor cero cuando la cantidad consumida de alguno de los bienes es cero. Y
la transformación usual es hacer que los exponentes a y b de la función de utilidad de partida
sumen la unidad. Con lo que simplemente tendríamos que elevar tal función de utilidad al
1
exponente con objeto de obtener los siguientes nuevos exponentes en la función de uti-
ab
a b
lidad resultante de la transformación: , ; los cuales obviamente suman la unidad.
ab ab

Entonces este tipo de transformaciones son siempre monótonas incluso para el valor nulo
de la función de utilidad de partida (cuando la cantidad consumida de alguno de los bienes es
cero en una función de utilidad Cobb-Douglas estándar).

Preferencias cuasilineales

¿Por qué razón se utiliza la función del “ln” (logaritmo neperiano) para la representación de
las preferencias cuasilineales, si en principio cualquier función valdría? ¿Tiene que cumplir
alguna condición esta función?

Con objeto de que la derivada, es decir, la utilidad marginal del primer bien ( 1 x1 ) sea de-
creciente a medida que aumenta la cantidad consumida de este bien.

Pero hay otros ejemplos de función de utilidad cuasilineal, no logarítmica, como puede
verse en la Guía Didáctica, Capítulo 4.

En todos los casos la RMS resulta ser decreciente en valor absoluto a medida que aumen-
ta la cantidad consumida del primer bien (x1). Que es de lo que se trata.

Preferencias cuasilineales

La figura 4.6 del resumen del Tema 4 colgado en el curso virtual es incompatible con la
función ln x1 , puesto que para x1  0 el logaritmo tiende a menos infinito.

Lógicamente, la figura y la función a que se hace referencia sólo tienen sentido cuando se
consume una cantidad positiva del primer bien, es decir, cuando x1 permanece positivo aun-
que tienda a cero.

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Transformación monótona y RMS

Problema 4.7: ¿Qué explicación intuitiva puede darse al hecho de que una transformación
monótona no altera la RMS?

La explicación intuitiva que da Varian no es del todo convincente. Lo único convincente


es la demostración matemática contenida en el apéndice del capítulo.

La lógica de la explicación intuitiva que da Varian tiene alguna fuerza, pero no la sufi-
ciente, para convencer de por qué la RMS permanece invariante ante una transformación mo-
nótona de la función de utilidad.

Como la definición de la RMS sólo compara cestas muy próximas entre sí, en las que se
alteran las cantidades consumidas de ambos bienes, que están situadas dentro de la misma
curva de indiferencia. Y, además, sabemos que cualquier transformación monótona que se
realice en la función de utilidad no altera en absoluto las cestas que forman parte de cada cur-
va de indiferencia. Por tanto, cabe pensar a priori que la RMS definida dentro de una cual-
quiera de las curvas de indiferencia no se alterará con la transformación monótona de la fun-
ción de utilidad.

Piénsese que la RMS es, por definición, la relación de intercambio de ambos bienes que
está dispuesto a realizar el consumidor para permanecer dentro de la misma curva de indife-
rencia; es decir, la variación de la cantidad consumida del bien 2 dividida por la variación de
la cantidad consumida del bien 1, cuando pasamos de una cesta de bienes a otra muy próxima
situada en la misma curva de indiferencia. Entonces, si las cestas que forman parte de una
cualquiera de las curvas de indiferencia no se alteran con la transformación monótona, cabe
pensar que la RMS tampoco se verá afectada.

Ahora bien, si se interpreta que la RMS es el cociente de las utilidades marginales de am-
bos bienes, como también es posible, entonces tal explicación intuitiva de Varian no es en
absoluto convincente a priori, porque una transformación monótona de la función de utilidad
sí altera las utilidades marginales de los bienes.

Por ello, la explicación intuitiva de Varian de por qué la RMS permanece invariante con
la transformación de la función de utilidad podría interpretarse en este caso más bien como
una racionalización ex post para tratar de comprender el por qué de la demostración matemá-
tica incontestable contenida en el apéndice del capítulo, que sí es convincente por sí misma.

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¿Función de utilidad aditiva y utilidades marginales decrecientes?

Dentro de la Utilidad Ordinal, la RMS entre dos bienes es decreciente a media que aumenta
la cantidad consumida de uno de ellos. En cambio, las utilidades marginales de ambos bienes
no tienen por qué ser decrecientes, salvo si se trata de una función de utilidad aditiva.

De hecho, se pone el ejemplo de una función de utilidad cuasilineal que sí cumple este
requisito:

u ( x1 , x2 )  ln x1  bx2

Pero no consigo deducir por qué el hecho de que la función de utilidad sea aditiva implica
que las utilidades marginales de ambos bienes deban ser decrecientes.

Partimos de la definición de la relación marginal de sustitución (RMS):

dx2 UM 1 ( x1 , x2 )
RMS ( x1 , x2 )  
dx1 UM 2 ( x1 , x2 )

Es decir, tanto la RMS como las utilidades marginales de ambos bienes dependen en ge-
neral de las cantidades consumidas de estos últimos.

Veamos cómo varía la RMS al variar la cantidad consumida del bien 1:

 dx2   dx2 
 UM 11  UM 12 UM 2   UM 21  UM 22 UM 1
RMS d x2 2
 dx1   dx1 
 
x1 dx12 UM 2 2

donde:

UM 1 UM 2 UM 2 UM 1


UM 11  UM 22  UM 21  UM 12 
x1 x2 x1 x2

Introduciendo ahora en esta expresión dx2 dx1 en función de las utilidades marginales de
ambos bienes, y recordando que:

 2u ( x1 , x2 )  2u ( x1 , x2 )
 UM 12  UM 21 
x1x2 x2 x1

llegamos a la siguiente expresión final:

RMS d 2 x2 UM 11UM 2 2  UM 22UM 12  2UM 12UM 1UM 2


  
x1 dx12 UM 23

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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 4: La utilidad 7/7

Puesto que las utilidades marginales de ambos bienes son positivas, el denominador de
esta expresión es positivo y el numerador debe ser negativo para que la expresión en conjunto
sea positiva. Es decir, para que la RMS crezca a medida que aumenta la cantidad consumida
del primer bien. Como la RMS es negativa, ello implica que es decreciente en valor absoluto a
medida que aumenta la cantidad consumida del primer bien, que es lo que pretendemos.

En consecuencia, debe cumplirse que:

UM 11UM 2 2  UM 22UM 12  2UM 12UM 1UM 2  0

para que la RMS sea decreciente en valor absoluto a medida que aumenta la cantidad consu-
mida del primer bien.

Pero de aquí no se infiere que necesariamente las utilidades marginales de ambos bienes
deban ser decrecientes, tal como exige la utilidad cardinal. Es decir, que UM 11 y UM 22 deban
 2u ( x1 , x2 )
ser negativas. Porque como  UM 12  UM 21 es positiva, es decir, la variación de la
x1x2

utilidad total al variar infinitesimalmente la cantidad consumida de ambos bienes simultá-


neamente (si aumenta la cantidad consumida de ambos bienes simultáneamente debe incre-
mentarse el nivel de utilidad del consumidor). En tal caso, puede suceder que todas o algunas
de las utilidades marginales de los bienes no sean decrecientes (pueden ser crecientes) y sin
embargo la RMS sea decreciente en valor absoluto.

Luego la exigencia de la utilidad ordinal de que la RMS sea decreciente en valor absoluto,
es menos restrictiva que la exigencia de la utilidad cardinal de que las utilidades marginales
de todos los bienes sean decrecientes.

Ahora bien, en una función de utilidad aditiva, como la que se pone como ejemplo, refe-
rida a la función de utilidad cuasilineal de más arriba, se cumple que UM 12  UM 21  0 ; es de-
cir, la utilidad marginal de cada uno de los bienes no depende en absoluto de la cantidad
consumida del otro bien (esto es lo que define a las funciones de utilidad aditivas). En tal ca-
so, en la última expresión debe cumplirse que la utilidad marginal debe ser decreciente para
algún bien y no creciente para los restantes con objeto de garantizar bajo cualquier circuns-
tancia que la RMS es siempre decreciente en valor absoluto.

En nuestro caso de la función de utilidad cuasilineal, la utilidad marginal del primer bien
es decreciente ( UM 11  0 ) y la del segundo constante ( UM 22  0 ), y por ello está garantizado el
decrecimiento en valor absoluto de la RMS.
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Tema 5

LA ELECCIÓN DEL CONSUMIDOR

Breve introducción

El estudio del comportamiento del consumidor se centra en la elección que éste lleva a ca-
bo cuando, disponiendo de un determinado nivel de renta y enfrentándose a los precios de
mercado de los bienes en cuestión, adquiere la cesta o cestas de bienes que le resultan preferi-
das. Por este motivo, la elección del consumidor se centra en la maximización de la función
de utilidad que representa sus preferencias, sujeta a la restricción presupuestaria a la que se
enfrenta. Éste es el contenido del presente tema.

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Tema 5

LA ELECCIÓN DEL CONSUMIDOR

Resumen

Cualquier consumidor siempre elige la mejor cesta de bienes que está a su alcance dadas
sus preferencias, esto es, la que le resulta asequible dados los precios de los bienes a los que
se enfrenta y la renta de la que disfruta.

Considerando que las preferencias son regulares (monótonas y estrictamente convexas), la


elección del consumidor le situará siempre en algún punto de la recta presupuestaria y no en
el interior del conjunto presupuestario, dado que la monotonicidad de las preferencias exige
que este último gaste toda su renta, al excluir en estas últimas la existencia de algún punto de
saciedad o saturación.

Por otra parte, el consumidor típico elegirá, de entre las cestas de bienes situadas en la re-
cta presupuestaria, aquella que pertenezca a la curva de indiferencia de mayor nivel de utili-
dad; dado que su objetivo es precisamente maximizar este último con la elección que lleva a
cabo, que, por este motivo, recibe el nombre de elección óptima.

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x2

Curvas de indiferencia

Elección óptima

x2*

x1* x1

Figura 5.1. La elección óptima

En consecuencia, la cesta que constituye la elección óptima del consumidor se correspon-


derá con el punto de tangencia entre la recta presupuestaria y la curva de indiferencia a la que
pertenece tal cesta de bienes; en ese punto la recta presupuestaria y la curva de indiferencia
en cuestión deben tener ambas la misma pendiente. Esto es lo que se conoce normalmente
como la condición de tangencia entre la recta presupuestaria y la curva de indiferencia, que
debe cumplir la elección óptima del consumidor cuando las preferencias son regulares.

Es lo que se entiende normalmente por cesta óptima interior, elección óptima interior u
óptimo interior, que conlleva que el consumidor demanda una cantidad positiva de ambas
mercancías.

En ningún caso la recta presupuestaria puede cortar a la curva de indiferencia en el punto


que representa geométricamente la cesta de bienes que constituye la elección óptima del con-
sumidor. Dado que si lo hiciera, siempre sería posible incrementar el nivel de utilidad del
consumidor desplazándose a lo largo de la recta presupuestaria hasta alcanzar una curva de
indiferencia de mayor nivel de utilidad. Por lo que, de este modo, el consumidor de hecho no
estaría maximizando su nivel de utilidad, en contra de lo que realmente pretende, y, de ahí, la
elección realizada no sería óptima, en contra de lo que hemos supuesto.

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Sin embargo, existen ciertos tipos de preferencias que conllevan una elección óptima por
parte del consumidor tal que no cumple la llamada condición de tangencia. Lo que siempre es
cierto es que la recta presupuestaria no puede cortar a la curva de indiferencia en el punto que
es la representación geométrica de la cesta de bienes que constituye la elección óptima del
consumidor.

Se trata de las llamadas cestas óptimas de esquina u óptimos de esquina, en los que, a dife-
rencia de los óptimos interiores, no se cumple la condición de tangencia. En los primeros la
recta presupuestaria simplemente toca a la curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad en
el punto que constituye la elección óptima del consumidor, sin ser tangente a esta última, esto
es, sin tener ambas, la recta presupuestaria y la curva de indiferencia, la misma pendiente. Es
el caso de aquellas preferencias, a las que nos referiremos posteriormente, que conllevan la
elección de una cesta óptima por parte del consumidor constituida por una cantidad positiva
de una única mercancía, elección que, por tanto, está situada en algún punto de los ejes de
coordenadas.

x2
Curvas de indiferencia

Elección óptima

Recta
presupuestaria

x1* x1

Figura 5.2. El óptimo de esquina

Ahora bien, si consideramos solamente los óptimos interiores, en los que se consume una
cantidad positiva de ambas mercancías, la condición de tangencia resulta ser una condición
necesaria, siempre que las curvas de indiferencia no posean vértices o puntos angulares donde

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la pendiente no está definida; dado que si la recta presupuestaria y la curva de indiferencia no


fueran tangentes en el punto que estemos considerando se cortarían en ese punto, dada la cur-
vatura regular de las curvas de indiferencia.

No obstante, la condición de tangencia no es una condición suficiente para la optimalidad


de la cesta de bienes elegida por el consumidor en un óptimo interior. Puesto que si las prefe-
rencias no son convexas, puede suceder que una cesta de bienes donde se cumple la condición
de tangencia no resulte la elección óptima del consumidor que maximiza su nivel de utilidad.

x2 Curvas de indiferencia

Cestas óptimas

Cesta no óptima

x1

Figura 5.3. Más de un punto de tangencia

Ahora bien, si las preferencias del consumidor son convexas, la condición de tangencia re-
sulta ser suficiente, además de necesaria, para determinar la elección óptima (interior) de
aquél.

No obstante, la cesta de mercancías elegida por el consumidor no tiene por qué ser única;
pueden resultar óptimas varias cestas de mercancías. En cambio, si las preferencias son estric-
tamente convexas, exigencia fundamental que deben satisfacer las preferencias regulares, en-
tonces las curvas de indiferencia carecen de segmentos lineales, esto es, poseen una curvatura

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regular; y de ahí resulta que la elección óptima del consumidor, que satisface la condición de
tangencia, es además única. Véase al respecto la Figura 5.1.

Desde un punto de vista formal, la condición de tangencia entre la recta presupuestaria y la


curva de indiferencia a la que pertenece la cesta de bienes que constituye la elección óptima
(interior) del consumidor se expresa del siguiente modo:

dx2 p
RMS   1
dx1 p2

Efectivamente, la RMS no es más que la pendiente de la curva de indiferencia y  p1 p2

es la pendiente de la recta presupuestaria. Ambas deben ser iguales.

La interpretación económica de la condición de tangencia es la siguiente: puesto que la


RMS es el número de unidades de la segunda mercancía que el consumidor está dispuesto a
renunciar con objeto de aumentar en una unidad el consumo de la primera mercancía, mante-
niéndose dentro de la misma curva de indiferencia. Y, por otra parte, la pendiente de la recta
presupuestaria:

dx2 p p1
 1 dx2   dx1
dx1 p2 p2

no es más que el coste de oportunidad de la primera mercancía en términos de la segunda,


esto es, el número de unidades de la segunda mercancía que el consumidor debe sacrificar
para adquirir en el mercado una unidad adicional de la primera mercancía a los precios vigen-
tes, al gastar toda su renta en la elección.

La condición de tangencia en el equilibrio del consumidor exige que el número de unida-


des de la segunda mercancía que el consumidor está dispuesto a renunciar para disfrutar de
una unidad adicional de la primera, manteniendo su nivel de bienestar, debe coincidir con el
número de unidades de la segunda mercancía que el consumidor debe sacrificar para adquirir
en el mercado una unidad adicional de la primera mercancía.

Si no fuera así, el consumidor siempre podría incrementar su nivel de utilidad reasignando


el gasto entre ambos bienes, con lo que su elección no sería óptima.

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Efectivamente, la condición de tangencia a la que nos venimos refiriendo puede expresarse


del siguiente modo:

dx2 UM 1 p
RMS    1
dx1 UM 2 p2

Por lo que resultará:

UM 1 p1

UM 2 p2

Pudiendo rescribirse de la siguiente forma:

UM 1 UM 2

p1 p2

Esta expresión se conoce con el nombre de ley de la igualdad de las utilidades marginales
ponderadas. La cual debe cumplirse en el equilibrio del consumidor, esto es, cuando éste ha
elegido la cesta que considera óptima, dadas sus preferencias.

Su interpretación económica es la siguiente: la elección óptima del consumidor debe ser


tal que la última unidad monetaria gastada en cada uno de los bienes ha de proporcionarle la
misma utilidad.

Si esto no fuera así, el consumidor no estaría maximizando su utilidad con la elección lle-
vada a cabo. Por ejemplo, si la última unidad monetaria gastada en el primer bien le propor-
cionara una mayor utilidad que la gastada en el segundo bien, la cesta elegida por el consumi-
dor no sería óptima. A este último le interesaría reducir el consumo del bien 2 e incrementar
el consumo del bien 1. Mediante esta reasignación del gasto entre ambos bienes su nivel de
utilidad se vería incrementado.

La demanda del consumidor

Tomando como punto de partida las preferencias del consumidor, dados los precios de los
bienes y el nivel de renta este último elige la cesta de bienes que maximiza su utilidad, la ces-
ta óptima.

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Ahora suponemos que varía la renta, o bien los precios de los bienes; en tal caso la cesta
óptima elegida por el consumidor normalmente será diferente.

Por este motivo, el comportamiento del consumidor puede plasmarse en una función ma-
temática que se denomina la función de demanda del consumidor, la cual nos indica la canti-
dad demandada por este último de cada uno de los bienes para cada nivel de renta y los res-
pectivos precios de ambos bienes:

x1  d1  p1 , p2 , m  x2  d 2  p1 , p2 , m 

Lógicamente, la forma que adopta función de demanda del consumidor depende comple-
tamente de las características de las preferencias de este último.

Algunos ejemplos de funciones de demanda

Bienes sustitutivos perfectos

x2

Curvas de indiferencia

a
RMS  
b

Recta presupuestaria

Elección óptima

x1*=m/p1 x1

Figura 5.4. La elección óptima con sustitutivos perfectos

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Función de utilidad: u  x1 , x2   ax1  bx2

a
Relación Marginal de Sustitución: RMS  
b

En la elección óptima por parte del consumidor se dan tres casos:

p1 a
 Cuando  , esto es, cuando la recta presupuestaria es menos inclinada, tiene me-
p2 b

nor pendiente, que las curvas de indiferencia. Tendremos una cesta óptima de esquina;
de forma que el consumidor gastará toda la renta adquiriendo una determinada canti-
dad del bien 1, sin consumir nada del bien 2. La función de demanda será:

x1  m p1 x2  0

p1 a
 Cuando  , esto es, cuando la recta presupuestaria es más inclinada, tiene mayor
p2 b

pendiente, que las curvas de indiferencia. Tendremos otra cesta óptima de esquina; de
forma que el consumidor gastará toda la renta en el consumo del bien 2. La función de
demanda será:

x1  0 x2  m p2

p1 a
 Cuando  , esto es, cuando la recta presupuestaria tiene la misma pendiente que
p2 b
las curvas de indiferencia. En ese caso la cantidad demandada de cada uno de los bie-
nes se encuentra indeterminada, y puede ser cualquiera que satisfaga estrictamente la
restricción presupuestaria.

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Bienes complementarios perfectos

x2

Curvas de indiferencia

Elección óptima

x2*

Recta presupuestaria

x1* x1

Figura 5.5. La elección óptima con complementarios perfectos

x x 
Función de utilidad: u ( x1 , x2 )  min  1 , 2 
  

La elección óptima siempre se sitúa en las esquinas o puntos angulares de las curvas de
indiferencia, cualquiera que fueren los precios de los bienes, siempre que sean positivos, esto
es, cualquiera que fuere la inclinación de la recta presupuestaria.

Como vimos en el capítulo anterior, tales puntos angulares se caracterizan porque ambos
x1 
bienes se consumen en una proporción fija:  .
x2 

Por lo que teniendo en cuenta la restricción presupuestaria, la función de demanda corres-


pondiente a este tipo de preferencias será:

 
x1  m x2  m
p1  p2  p1  p2 

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Bienes neutrales

x2

Curvas de indiferencia

Recta
presupuestaria

Elección óptima

x1*=m/p1 x1

Figura 5.6. La elección óptima cuando el segundo


bien es neutral

Función de utilidad: u  x1 , x2   ax1

a
Relación Marginal de Sustitución: RMS    
0

Puesto que las curvas de indiferencia son líneas rectas verticales, la recta presupuestaria
tocará a la curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad en un punto del eje de abscisas. La
elección del consumidor será una cesta óptima de esquina, con lo que este último gastará toda
su renta en adquirir el primer bien y no consumirá nada de la segunda mercancía que es un
bien neutral:

x1  m p1 x2  0

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Males

x2

Curvas de indiferencia

Recta
presupuestaria

Elección óptima

x1*=m/p1 x1

Figura 5.7. La elección óptima cuando la segunda


mercancía es un “mal”

Función de utilidad: u  x1 , x2   ax1  bx2

a
Relación Marginal de Sustitución: RMS  0
b

Puesto que las curvas de indiferencia son líneas rectas de pendiente positiva, la recta pre-
supuestaria tocará a la curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad en un punto del eje de
abscisas. La elección del consumidor será una cesta óptima de esquina, con lo que este último
gastará toda su renta en adquirir el primer bien y no consumirá nada de la segunda mercancía
que es un mal:

x1  m p1 x2  0

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Preferencias cóncavas

x2

Curvas de indiferencia

Elección no óptima

Recta presupuestaria

Elección óptima

x1*=m/p1 x1

Figura 5.8. La elección óptima con preferencias


cóncavas

En este tipo de preferencias, la cesta que cumple la condición de tangencia no es óptima.


Dado que la recta presupuestaria toca a una curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad
que resulta ser un óptimo de esquina. La condición de tangencia, pues, no es una condición
necesaria que deba cumplir la cesta óptima elegida por el consumidor dentro de este tipo de
preferencias.

El consumidor demanda una cantidad positiva de uno de los bienes en el que gasta toda su
renta, no consumiendo nada del otro bien.

Preferencias cuasilineales

Función de utilidad: u  x1 , x2   ln x1  bx2

1
Relación Marginal de sustitución: RMS  
bx1

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RESUMEN TEMA 5: La elección del consumidor 13/13

1 p
Condición de tangencia: RMS    1
bx1 p2

p2 m 1
Función de demanda: x1  x2  
p1b p2 b

Preferencias Cobb-Douglas

Función de utilidad: u  x1 , x2   x1c x2d

x2 c
Relación Marginal de Sustitución: RMS  
x1d

x2 c p
Condición de tangencia: RMS    1
x1d p2

c m d m
Función de demanda: x1  x2 
c  d p1 c  d p2

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CONVEXIDAD DE LAS PREFERENCIAS

La convexidad estricta de las preferencias tiene su justificación cuando dos bienes satisfa-
cen necesidades distintas, por ejemplo ir al cine y consumir helados.

Lo deseable es situarse en el término medio. Siempre es preferible consumir ambos bienes


en lugar de uno solo. Si bien las preferencias del individuo afectan a la proporción en que se
consumen ambos bienes. Por ejemplo, un individuo preferirá gastar el 90 por ciento de su
presupuesto en ir al cine y el 10 por ciento restante en comprarse helados. En cambio, otros
individuos preferirán la asignación del gasto contraria: 90 por ciento en comprar helados y 10
por ciento en ir al cine.

Pero la mayoría de los consumidores deseará consumir ambos bienes deseables, que satis-
facen necesidades distintas, y no sólo uno de ellos. De ahí que las cestas óptimas elegidas por
los consumidores sean normalmente interiores cuando las preferencias son estrictamente con-
vexas.

Como ejemplo de preferencias convexas pero no estrictamente convexas puede considera-


se las correspondientes a los bienes sustitutivos perfectos. Aquí ambos bienes satisfacen la
misma necesidad, por lo que es perfectamente posible que normalmente se consuma tan sólo
uno de ellos; esto es, que ambos bienes no se consuman en diferentes proporciones.

Al ser las preferencias de los bienes sustitutivos perfectos convexas, pero no estrictamente
convexas, resulta que:

a) Hay cestas óptimas de esquina. En este caso, la cesta óptima es única en cada caso.
p1 a
b) Hay múltiples cestas óptimas interiores cuando  . Esto es, el consumidor elige
p2 b

todas las cestas de la recta presupuestaria (caso de cesta óptima interior no única).

El modelo de comportamiento del consumidor, objeto de estudio del presente curso de mi-
croeconomía, requiere que las preferencias de aquél sean estrictamente convexas (preferencias
regulares), con objeto de garantizar que la cesta óptima sea única en todos los casos.

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TEMA 5 Convexidad de las preferencias 2/2

De esta forma pueden obtenerse las correspondientes funciones de demanda, las cuales
asignan a cada valor que tomen los precios de los bienes y el nivel de renta la correspondiente
cesta de bienes óptima.

En el caso de que para un conjunto de precios y nivel de renta el consumidor demandara


varias cestas óptimas simultáneamente, entonces las funciones de demanda no serían funcio-
nes matemáticas sino correspondencias.

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CONDICIONES DE KUHN-TUCKER Y CESTAS ÓPTIMAS DE


ESQUINA

La elección del consumidor puede materializarse en el siguiente problema a resolver:

Maximizar u ( x1 , x2 )
x1 , x2

sujeta a p1 x1  p2 x2  m

Se toma la siguiente función auxiliar denominada lagrangiano:

L( x1 , x2 ,  )  u ( x1 , x2 )    px1  px2  m 

Multiplicador de Lagrange: Condiciones de Kuhn-Tucker:

L L
 UM 1   p1  0  UM 1   p1  0
x1 x1

L L
 UM 2   p2  0  UM 2   p2  0
x2 x2

L L
 p1 x1  p2 x2  m  0  p1 x1  p2 x2  m  0
 

Como puede observarse, las condiciones de Kuhn-Tucker son más generales que el méto-
do del multiplicador de Lagrange. Este último sólo admite óptimos interiores, en cambio las
condiciones de Kuhn-Tucker contemplan simultáneamente la posibilidad de los óptimos de
esquina, como vamos a ver seguidamente.

El multiplicador de Lagrange, tal como se demuestra en cursos avanzados, puede interpre-


tarse en términos económicos como la utilidad marginal de la renta:

u ( x1 , x2 )

m

Esto es, la variación que tiene lugar en el nivel de utilidad del consumidor originada por
una variación del nivel de renta en una unidad lo suficientemente pequeña.

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Esto nos lleva a la siguiente interpretación:

UM 1 u ( x1 , x2 ) x1 m
 
 u ( x1 , x2 ) m x1

El cociente entre la utilidad marginal correspondiente al primer bien y la utilidad marginal


de la renta, puede interpretarse como el gasto que está dispuesto a llevar a cabo el consumi-
dor para adquirir en el mercado una unidad del primer bien. En otras palabras, el precio que
está dispuesto a pagar el consumidor por adquirir una unidad del primer bien.

Como puede observarse fácilmente, el equilibrio del consumidor exige el cumplimiento


para el primer bien, dentro de las condiciones más generales de Kuhn-Tucker, de lo siguiente:

UM 1
 p1

Por tanto, si se da la desigualdad estricta, lo que está dispuesto a pagar el consumidor por
adquirir en el mercado una unidad del primer bien sería inferior al precio que realmente tiene
que pagar; en este caso la cantidad consumida del primer bien sería cero. Se trataría de una
cesta óptima de esquina.

En cambio, si se da la igualdad estricta, lo que está dispuesto a pagar el consumidor por


adquirir en el mercado una unidad del primer bien coincide con el precio que realmente tiene
que pagar por este motivo; en este caso el consumidor demandaría una cantidad positiva del
primer bien. Si ocurriera lo mismo para el segundo bien, estaríamos ante una cesta óptima
interior, tal cual se obtiene empleando el método menos general del multiplicador de Lagran-
ge, como puede observarse a primera vista en las anteriores expresiones matemáticas.

Es evidente que al cumplirse en un óptimo interior:

UM 1 UM 2
 p1  p2
 

Dividiendo ambas igualdades miembro a miembro obtendríamos la conocida condición de


equilibrio del consumidor:

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UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

Supongamos ahora que la cesta óptima elegida por el consumidor es tal que cumple:

UM 1 UM 2
 p1  p2
 

Es evidente que estamos ante un óptimo de esquina. El consumidor demandaría una canti-
dad positiva del primer bien y, en cambio, no consumiría nada del segundo.

Dividiendo ambas expresiones miembro a miembro obtendríamos:

UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

En consecuencia, en un óptimo de esquina de estas características (consumo de una canti-


dad positiva del primer bien y nada del segundo), la pendiente de la curva de indiferencia en
el punto correspondiente a la cesta óptima es mayor en valor absoluto que la pendiente de la
recta presupuestaria. Lo contrario sucedería si se consumiera una cantidad positiva del segun-
do bien y nada del primero.

Lo que es evidente, como ya sabíamos, es que la curva de indiferencia y la recta presu-


puestaria no son tangentes en los óptimos de esquina, es decir, no tienen ambas líneas la mis-
ma pendiente en el punto correspondiente a la cesta de bienes óptima. Simplemente, ambas
líneas coinciden en ese punto.

Además, si en esta última expresión matemática hacemos p2  1 , podemos interpretar la


RMS en valor absoluto como la disposición marginal a pagar. Por tanto, esta última expresión
nos indica que el consumidor está dispuesto a pagar una cantidad de dinero, detrayéndola
del gasto destinado al consumo de otros bienes distintos del primero, superior a la que real-
mente tiene que pagar por adquirir en el mercado una unidad adicional del primer bien (su
precio p1 ). Pero no puede llevar a cabo su propósito dado que está gastando toda su renta en
adquirir precisamente el primer bien. Por este motivo, la cesta elegida es óptima a pesar de no
cumplirse la condición de equilibrio de los óptimos interiores a la que estamos habituados (la
condición de tangencia).

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TEMA 5 Condiciones de Kuhn-Tucker 4/4

Sabemos que en un óptimo interior se cumple:

UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

Luego, si el consumidor gasta toda su renta y elige una cesta interior tal que cumpliera,
por ejemplo, la condición:

UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

Tal cesta de bienes no sería óptima.

Forzosamente tendría que disminuir en valor absoluto la RMS para que se diera la igual-
dad y, por tanto, poder alcanzarse el equilibrio por parte del consumidor que maximiza su
utilidad. Debido a que la RMS es decreciente en valor absoluto a medida que aumenta la can-
tidad consumida del primer bien, el consumidor estaría interesado en aumentar el consumo
del primer bien y en reducir la cantidad consumida del segundo bien con objeto de incremen-
tar su nivel de utilidad.

Esto es posible en un óptimo interior, en el que el consumidor está demandando una canti-
dad positiva de ambos bienes, pero no es posible en un óptimo de esquina como el precedente
en el que no consume nada del segundo bien; dado que al gastar toda su renta en la elección,
tendría que reducir el consumo del segundo bien para aumentar el correspondiente al primer
bien, y esto es imposible.

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ELECCIÓN ÓPTIMA DEL CONSUMIDOR

Vamos a dar una explicación alternativa a la contenida en la Guía Didáctica de la respues-


ta correcta a la pregunta de test 5.11, cuyo enunciado es el siguiente:

Si el consumidor gasta toda su renta y elige una cesta de bienes tal que se cumple que
UM 1 UM 2  p1 p2 , entonces:

a) Tal cesta constituirá la elección óptima (interior) del consumidor.


b) El consumidor estará interesado en aumentar la cantidad consumida del bien 1 y redu-
cir la del 2 para alcanzar el óptimo.
c) El consumidor estará interesado en disminuir la cantidad consumida del bien 1 y au-
mentar la del 2 para alcanzar el óptimo.
d) El consumidor estará interesado en aumentar la cantidad consumida de ambos bienes
para alcanzar el óptimo.

RESPUESTA: b.

Explicación: Si estamos ante un óptimo interior, esa cesta de bienes no puede constituir la
elección óptima del consumidor (respuesta a errónea), dado que se cumple:

UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

Esto es, la RMS en valor absoluto es mayor que la pendiente de la recta presupuestaria,
luego esta última y la curva de indiferencia no son tangentes en el punto correspondiente a la
citada cesta de bienes supuestamente óptima.

Como forzosamente en un óptimo interior debe cumplirse que la RMS en valor absoluto
debe ser igual al cociente de los precios de los bienes, entonces aquélla debe disminuir en
valor absoluto para que esto ocurra en las presentes circunstancias.

Como bien sabemos, la RMS es decreciente en valor absoluto a medida que aumenta la
cantidad consumida del primer bien.

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TEMA 5 Elección óptima del consumidor 2/2

Como el consumidor está gastando toda su renta, éste debe incrementar la cantidad con-
sumida del primer bien y reducir la correspondiente al segundo para alcanzar la cesta óptima
(respuesta b correcta).

En ningún caso el consumidor puede incrementar simultáneamente la cantidad consumida


de ambos bienes, porque de hecho está gastando toda su renta y los precios de ambos bienes
son positivos (respuesta d errónea).

Si no consideráramos una elección óptima interior, la citada cesta de bienes podría consti-
tuir la elección óptima de esquina de algún individuo, en la que este último consume una can-
tidad positiva del primer bien y nada del segundo; dado que en los óptimos de esquina no se
precisa que la curva de indiferencia y la recta presupuestaria sean tangentes. Consúltese al
respecto el archivo Condiciones de Kuhn-Tucker donde se abordan los óptimos de esquina y
se contempla este mismo caso.

En este supuesto óptimo de esquina el consumidor también está interesado en aumentar la


cantidad consumida del primer bien y en reducir la del segundo. Pero no puede llevar a cabo
su propósito, a diferencia de lo que ocurre en el óptimo interior precedente, dado que de
hecho no consume nada del segundo bien.

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PREFERENCIAS ESTRICTAMENTE CONVEXAS Y CESTAS


ÓPTIMAS DE ESQUINA

Consideremos la siguiente función de utilidad del tipo Cobb-Douglas:

 x1 c   x2  d 
u ( x1 , x2 ) 
a b

lógicamente definida para valores  x1 , x2    0,0  , donde todos los parámetros a, b, c y d son

positivos.

Para obtener la cesta óptima, utilicemos las siguientes variables auxiliares:

y
1 x1  c y
2 x2  d

lógicamente definidas para valores  y1 , y2    c, d  .

Con lo que la función de utilidad auxiliar Cobb-Douglas resultante sería:

u ( y1 , y2 )  y1a y2b

No hay que insistir en que ambas funciones de utilidad generan un mapa de curvas de indi-
ferencia convexas, de curvatura regular, es decir, carentes de segmentos lineales. Las prefe-
rencias representadas por ambas funciones de utilidad son regulares, es decir, monótonas y
estrictamente convexas.

Veamos la expresión de la recta presupuestaria: p1 x1  p2 x2 


m . O bien,

p1  y1  c   p2  y2  d  
m p1 y1  p2 y2 m  p1c  p2 d

Con lo que las funciones de demanda resultantes para ambos bienes a partir de la última
función de utilidad serían:

a m  p1c  p2 d b m  p1c  p2 d
y1  y2 
ab p1 ab p2

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A partir de aquí, dado el nivel de renta y los precios de los bienes, bastaría elegir el valor
de los parámetros a, b, c y d para conseguir que y1  c y, por consiguiente, x1  0 . Y, a su vez,
que y2  d y, por consiguiente, x2  0 . Con ello tendríamos una cesta óptima de esquina.

También podríamos tomar como dados los valores de tales parámetros y ajustar el nivel de
renta y los precios de los bienes para conseguir el mismo resultado.

Por tanto, como resulta evidente, las preferencias estrictamente convexas también dan lu-
gar a cestas óptimas de esquina, no sólo a cestas óptimas interiores, a las que estamos nor-
malmente acostumbrados.

Si en la función de utilidad de partida, en la que aparecen los parámetros c y d con valores


positivos, eliminamos tales parámetros, obtenemos la función de utilidad Cobb-Douglas
estándar:

u ( x1 , x2 )  x1a x2b

que con la recta presupuestaria

p1 x1  p2 x2 
m

daría lugar a las siguientes funciones de demanda conocidas por todos:

a m b m
x1  x2 
a  b p1 a  b p2

Es evidente que cuando el nivel de renta y los precios de ambos bienes son positivos, todas
las cestas óptimas son interiores, dado que se consume una cantidad positiva de ambos bienes.

Para obtener una cesta óptima de esquina debemos hacer que el nivel de renta y uno de los
precios sean cero, permaneciendo positivo el otro precio. En ese caso, el consumidor, carente
de renta, sólo demandará una cantidad positiva de la mercancía gratuita, de precio cero, no
pudiendo consumir nada de la mercancía con precio positivo.

Evidentemente se trata de un caso extremo de obtención de una cesta óptima de esquina.

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Tema 5

LA ELECCIÓN DEL CONSUMIDOR

Glosario

Condición de tangencia:

Se cumple la “condición de tangencia” en la cesta óptima elegida por el consumidor cuando la


recta presupuestaria y la curva de indiferencia en cuestión tienen ambas la misma pendiente,
es decir, son tangentes.

La “condición de tangencia” debe cumplirla la elección óptima del consumidor cuando las
preferencias son regulares (monótonas y estrictamente convexas).

x2

Curvas de indiferencia

Elección óptima

x2*

x1* x1

Figura 5.1. La elección óptima

En cambio no se cumplirá cuando las curvas de indiferencia tienen vértices o puntos angula-
res donde la pendiente no está definida, o las preferencias son cóncavas, o bien se trata de un
óptimo de esquina.

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Desde un punto de vista formal, la condición de tangencia entre la recta presupuestaria y la


curva de indiferencia a la que pertenece la cesta de bienes que constituye la elección óptima
(interior) del consumidor se expresa del siguiente modo:

dx2 p
RMS   1
dx1 p2

La condición de tangencia en el equilibrio del consumidor exige que el número de unidades


de la segunda mercancía que el consumidor está dispuesto a renunciar para disfrutar de una
unidad adicional de la primera, manteniendo su nivel de bienestar, debe coincidir con el nú-
mero de unidades de la segunda mercancía que el consumidor debe sacrificar para adquirir en
el mercado una unidad adicional de la primera mercancía.

Si no fuera así, el consumidor siempre podría incrementar su nivel de utilidad reasignando el


gasto entre ambos bienes, con lo que su elección no sería óptima.

Elección óptima del consumidor:

Le situará siempre en algún punto de la recta presupuestaria y no en el interior del conjunto


presupuestario, dado que la monotonicidad de las preferencias exige que este último gaste
toda su renta, al excluir en estas últimas la existencia de algún punto de saciedad o saturación.

El consumidor típico elegirá, de entre las cestas de bienes situadas en la recta presupuestaria,
aquella que pertenezca a la curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad; dado que su ob-
jetivo es precisamente maximizar este último con la elección que lleva a cabo, que, por este
motivo, recibe el nombre de elección óptima.

En ningún caso la recta presupuestaria podrá cortar a la curva de indiferencia en el punto que
representa geométricamente la cesta de bienes que constituye la elección óptima del consumi-
dor. Dado que si lo hiciera, siempre sería posible incrementar el nivel de utilidad del consu-
midor desplazándose a lo largo de la recta presupuestaria hasta alcanzar una curva de indife-
rencia de mayor nivel de utilidad.

Elección óptima (de esquina):

Se trata de los llamados óptimos de esquina, en los que, a diferencia de los óptimos interiores,
no se cumple la condición de tangencia. En los primeros la recta presupuestaria simplemente
toca a la curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad en el punto que constituye la elec-

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ción óptima del consumidor, sin ser tangente a esta última, esto es, sin tener ambas, la recta
presupuestaria y la curva de indiferencia, la misma pendiente.

Es el caso de aquellas preferencias que conllevan la elección de una cesta óptima por parte del
consumidor constituida por una cantidad positiva de una única mercancía, elección que, por
tanto, está situada en algún punto de los ejes de coordenadas.

x2
Curvas de indiferencia

Elección óptima

Recta
presupuestaria

x1* x1

Figura 5.2. El óptimo de esquina

Elección óptima (interior):

Elección óptima interior u óptimo interior conlleva que el consumidor demanda una cantidad
positiva de ambas mercancías.

La condición de tangencia resulta ser una condición necesaria que debe cumplir la elección
óptima del consumidor, siempre que las curvas de indiferencia no posean vértices o puntos
angulares donde la pendiente no está definida.

En el caso de las preferencias regulares (monótonas y estrictamente convexas) la condición de


tangencia es una condición necesaria y suficiente que debe cumplir la elección óptima del
consumidor. En este caso, además, la cesta elegida por el consumidor será única, dados los
precios de los bienes y la renta de aquél.

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GLOSARIO TEMA 5: La elección 4/4

Función de demanda del consumidor:

Tomando como punto de partida las preferencias del consumidor, dados los precios de los
bienes y la renta de este último, aquél elige la cesta de bienes que maximiza su utilidad, la
cesta óptima.

Ahora suponemos que varía la renta, o bien los precios de los bienes; en tal caso la cesta óp-
tima elegida por el consumidor normalmente será diferente.

Por este motivo, el comportamiento del consumidor puede plasmarse en una función matemá-
tica que se denomina la función de demanda del consumidor, la cual nos indica la cantidad
demandada por este último de cada uno de los bienes para cada nivel de renta y los respecti-
vos precios de ambos bienes:

x1  d1  p1 , p2 , m  x2  d 2  p1 , p2 , m 

Lógicamente, la forma que adopta función de demanda del consumidor depende completa-
mente de las características de las preferencias de este último.

Ley de la igualdad de las utilidades marginales ponderadas:

La condición de tangencia que debe cumplirse en un óptimo interior cuando las preferencias
son regulares puede rescribirse de la siguiente forma:

UM 1 UM 2

p1 p2

Esta expresión se conoce con el nombre de ley de la igualdad de las utilidades marginales
ponderadas.

Su interpretación económica es la siguiente: la elección óptima del consumidor debe ser tal
que la última unidad monetaria gastada en cada uno de los bienes ha de proporcionarle la
misma utilidad.

Si esto no fuera así, el consumidor no estaría maximizando su utilidad con la elección llevada
a cabo. Por ejemplo, si la última unidad monetaria gastada en el primer bien le proporcionara
una mayor utilidad que la gastada en el segundo bien, la cesta elegida por el consumidor no
sería óptima. A este último le interesaría reducir el consumo del bien 2 e incrementar el con-
sumo del bien 1. Mediante esta reasignación del gasto entre ambos bienes su nivel de utilidad
se vería incrementado.

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Tema 5

LA ELECCIÓN DEL CONSUMIDOR

Preguntas más frecuentes

Cesta óptima de esquina con preferencias estrictamente convexas

Revisando el libro veo que en la Figura 5.3 aparecen dibujadas unas curvas de indiferencia
estrictamente convexas y sin embargo la cesta óptima no es interior sino de esquina, dado
que el consumidor no demanda nada del bien 2. ¿Es esto posible?

Efectivamente, es posible, dado que por el hecho de tratarse de preferencias estrictamente


convexas no se infiere necesariamente que todas las cestas óptimas deban ser interiores siem-
pre.

La Figura 5.3 del libro de Varian puede estar intentando representar efectivamente unas
preferencias estrictamente convexas. Bastaría con tomar la Figura 5.1 del mismo libro, que sí
representa unas preferencias estrictamente convexas, y "subir" el eje de abscisas hasta que
cortara a las curvas de indiferencia... para obtener la Figura 5.3.

En estas circunstancias, la aparición de una cesta óptima de esquina constituida por una
cantidad positiva del bien 1 y una cantidad nula del bien 2, tiene lugar, independientemente de
las características de las preferencias del consumidor, porque la pendiente de la recta presu-
puestaria es menor en valor absoluto (más horizontal) que la pendiente de la curva de indife-
rencia tomada en valor absoluto ( RMS ). Es decir, no se cumple la condición de tangencia
que es propia de las cestas óptimas interiores.

Se puede consultar al respecto el documento Condiciones de Kuhn-Tucker que está col-


gado en el curso virtual en este mismo tema, donde se explica por qué en un óptimo de esqui-
na, cualesquiera que sean las preferencias del consumidor, en el que éste demanda una canti-
dad positiva del bien 1 y una cantidad nula del bien 2, se cumple que la pendiente de la curva
de indiferencia es mayor en valor absoluto que la pendiente de la recta presupuestaria:

UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

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Ahora bien, todo esto no afecta para nada a la corrección del enunciado de la pregunta de
test 5.6 de la Guía Didáctica: Cuando las preferencias son estrictamente convexas la elec-
ción óptima del consumidor satisface la condición de tangencia en un óptimo interior y
además es única: a) VERDADERO. b) Falso.

Porque, como puede comprobarse, lo que se pregunta es si en un óptimo interior se satis-


face la condición de tangencia cuando las preferencias son estrictamente convexas (VERDA-
DERO), y además si la elección óptima conlleva una cesta de bienes única (VERDADERO).
Como se ve claramente, la pregunta hace referencia a un óptimo interior y no a un óptimo de
esquina, por lo que su enunciado es correcto.

La estricta convexidad de las preferencias lo único que garantiza es que la cesta óptima es
única en todos los casos. Pero no garantiza en absoluto que todas las cestas óptimas sean
siempre interiores; normalmente sí lo son, pero pueden darse cestas óptimas de esquina con
carácter excepcional (véase Condiciones de Kuhn-Tucker). Consúltese también al respecto el
documento Cestas óptimas de esquina.

De la misma forma que las preferencias de los bienes sustitutivos perfectos:

u ( x1 , x2 )  ax1  bx2

que son convexas pero no estrictamente convexas, normalmente dan lugar a cestas óptimas de
esquina.

Pero, excepcionalmente, puede darse una cesta óptima interior múltiple, precisamente
cuando se cumple que

p1 p2  a b

es decir, cuando la pendiente de la recta presupuestaria coincide con la pendiente de una cual-
quiera de las curvas de indiferencia (líneas rectas).

En tal caso, son cestas óptimas todas las pertenecientes a la recta presupuestaria, la cual
contiene infinitas cestas interiores.

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Preferencias de los bienes complementarios perfectos

¿Por qué cuando se trata de las preferencias de los bienes complementarios perfectos, el
consumidor disfruta del mismo bienestar en el caso de un impuesto sobre la cantidad y en el
de un impuesto sobre la renta?

Un impuesto sobre la cantidad es un impuesto indirecto que hace aumentar el precio efec-
tivamente pagado por el consumidor al adquirir el bien de que se trate.

Una modificación del precio de un bien se puede descomponer en una alteración de la in-
clinación de la recta presupuestaria (efecto-sustitución) y una traslación de esta última parale-
lamente (efecto-renta).

En el caso de los bienes complementarios perfectos, el efecto-sustitución es nulo porque


cualquier cesta óptima, al estar situada en un punto de esquina, admite cualquier inclinación
de la recta presupuestaria.

Luego sólo queda el efecto-renta, que es una simple traslación paralela de la recta presu-
puestaria. Pero esto es precisamente lo que ocurre cuando se establece un impuesto sobre la
renta.

Por esto motivo, cuando las preferencias son de bienes complementarios perfectos, ambos
impuestos son equivalentes: conllevan la misma cesta óptima resultante.

El numerario y la normalización de los precios de los bienes

¿Qué es eso del numerario, la normalización de los precios de los bienes y el nivel de
precios?

Puesto que las funciones de demanda de los bienes dependen en general de los precios de
estos últimos y del nivel de renta. Y, a su vez, el nivel de renta del consumidor puede expre-
sarse como el valor de la dotación de recursos que posee aquél (al fin y al cabo bienes que el
consumidor es capaz de ofrecer en el mercado para obtener renta o ingresos con objeto de
demandar bienes de consumo). Una alteración proporcional de los precios de todos los bienes
conlleva, por tanto, una alteración en la misma proporción del nivel de renta del consumidor,
con lo que permanece inalterada, como sabemos, la restricción presupuestaria de este último.

Por tanto, dadas las preferencias del consumidor, una alteración proporcional de los pre-
cios de todos los bienes no puede afectar a la elección de aquél, ni, por tanto, a la cantidad
demandada de ninguno de ellos. Se dice, pues, formalmente, que las funciones de demanda de
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los bienes son homogéneas de grado cero respecto de los precios de todos bienes, o respecto
de los precios de los bienes demandados por el consumidor y la renta de este último.

En consecuencia, lo único que afecta al comportamiento del consumidor son los precios
relativos. Y ello puede comprobarse tomando una cualquiera de las funciones de demanda que
se manejan en este tema para los diferentes tipos de preferencias.

En consecuencia, nosotros siempre podemos normalizar los precios de todos los bienes,
dados los precios relativos, escogiendo un nivel arbitrario de precios, puesto que se trata de
una cuestión puramente formal que nada afecta al comportamiento del consumidor.

Por ello, la ecuación de normalización de los precios de los bienes que determina el nivel
de precios, dados los precios relativos ( p1 p2 ), es una ecuación arbitraria de la siguiente for-
ma:

h1 p1  h2 p2  k

Donde  h1 , h2  es una cesta arbitraria no-nula de mercancías; por tanto, con componentes
no-negativos, y al menos uno positivo. Y k es un número positivo mayor que cero.

¿Qué quiere decir esto? Que estamos atribuyendo arbitrariamente un valor positivo k
mayor que cero a una cesta arbitraria de mercancías. Entonces k sería el valor arbitrario de esa
cesta de mercancías expresado en una unidad de cuenta real o ficticia: dólares, euros, pesetas,
oro, etc.

Como numerarios de particular relevancia tendríamos:

a) h1  1, h2  0, k  1  p1  1 : una unidad del primer bien vale una unidad de cuenta


porque así lo hemos decidido.

b) h1  0, h2  1, k  1  p2  1 : una unidad del segundo bien vale una unidad de cuen-


ta…

c) h1  1, h2  1, k  1  p1  p2  1 : una unidad de ambos bienes vale una unidad de


cuenta… Esta ecuación del numerario se emplea como normalización de los pre-
cios en los modelos de Equilibrio General que se verán en la asignatura Microe-
conomía (Producción y Mercados) (3er curso del Grado en Economía); se conoce
técnicamente con el nombre del símplex de precios.

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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 5: La elección del consumidor 5/5

Lo único que hay que tener en cuenta en el contexto en que nos movemos nosotros es que
la renta del consumidor no viene expresada como el valor de una dotación de recursos, y, por
tanto, para que la elección de este último no venga afectada al variar el nivel de precios, el
nivel de renta del consumidor debe variar en la misma proporción que los precios de todos los
bienes que demanda este último. Pero si no es así, esto afectaría a la elección del consumidor
sólo porque tiene lugar una variación del nivel de renta real de este último, no porque la alte-
ración del nivel de precios en sí tenga otra incidencia, dado que los precios relativos, que son
los que importan, no se han alterado.

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Tema 6

ESTÁTICA COMPARATIVA DE LA DEMANDA

Breve introducción

Partamos de las funciones de demanda:

x1  d1  p1 , p2 , m  x2  d 2  p1 , p2 , m 

Que nos indican las cantidades óptimas demandadas por el consumidor de cada uno de los
bienes en función de los precios de éstos y del nivel de renta.

A lo largo del presente tema vamos a realizar algunos ejercicios de estática comparativa a
partir de tales funciones de demanda. Esto es, consideraremos cómo viene afectada la canti-
dad demandada de ambos bienes, esto es, la elección óptima del consumidor, cuando varía la
renta y los precios permanecen constantes; o bien, cuando varía algún precio, y la renta y el
otro precio permanecen constantes.

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Tema 6

ESTÁTICA COMPARATIVA DE LA DEMANDA

Resumen

Partamos de las funciones de demanda:

x1  d1  p1 , p2 , m  x2  d 2  p1 , p2 , m 

Que nos indican las cantidades óptimas demandadas por el consumidor en función de los
precios de ambos bienes y de la renta de este último.

A lo largo del presente capítulo vamos a realizar algunos ejercicios de estática comparati-
va a partir de tales funciones de demanda. Esto es, consideraremos cómo viene afectada la
cantidad demandada de ambos bienes, esto es, la elección óptima del consumidor, cuando
varía la renta y los precios permanecen constantes; o bien, cuando varía algún precio y la ren-
ta y el otro precio permanecen constantes.

Variación de la cantidad demandada cuando varía la renta

Consideraremos que varía la renta y los precios de ambos bienes permanecen constantes.
Por este motivo, la recta presupuestaria se desplaza paralelamente.

En este contexto, los bienes pueden clasificarse en bienes normales e inferiores. Los pri-
meros son aquellos en los que la cantidad demandada aumenta al aumentar el nivel de renta:

x1
0
m

Los segundos son aquellos en los que la cantidad demandada disminuye al aumentar el ni-
vel de renta:

x1
0
m

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A medida que la renta aumenta, la recta presupuestaria se desplaza paralelamente hacia la


derecha, con lo que tendremos las sucesivas cestas óptimas demandadas por el consumidor,
las cuales cumplen la llamada condición de tangencia vista en el tema anterior. El lugar geo-
métrico de tales cestas óptimas constituye lo que se denomina la curva de oferta-renta o sen-
da de expansión de la renta.

Si ambos bienes son normales la senda de expansión de la renta será una curva creciente.
Y si un bien es normal y el otro inferior la senda de expansión de la renta será una curva de-
creciente.

x2
Curvas de indiferencia

Rectas presupuestarias

Senda de expansión
de la renta

Elecciones óptimas

x1

Figura 6.1. Senda de expansión de la renta: ambos


bienes son normales

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x2
Curvas de indiferencia

Senda de expansión de la renta

Elecciones óptimas

Rectas
presupuestarias

x1

Figura 6.2. Senda de expansión de la renta: el


primer bien inferior, el segundo normal

Además, partiendo de las funciones de demanda de ambos bienes, al considerar los precios
constantes y variar sólo la renta obtenemos unas funciones especiales denominadas curvas de
Engel, una para cada bien: x1  g1  m  x2  g 2  m  .

Si un bien es normal tendrá una curva de Engel creciente; si un bien es inferior tendrá una
curva de Engel decreciente.

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x2 x1

m m

Figura 6.3 A. Curva de Engel Figura 6.3 B. Curva de Engel


Bien Normal Bien Inferior

Preferencias homotéticas

Son aquellas en las que la RMS, o bien es constante, o bien sólo depende de la proporción
en que son consumidos ambos bienes y no de la cantidad consumida de estos últimos.

Tres ejemplos de preferencias homotéticas:

a) En el caso de los sustitutivos perfectos la RMS en valor absoluto es a/b.


b) En el caso de los complementarios perfectos es cero, dado que los bienes se consumen
siempre en la misma proporción.
c) En el caso de las preferencias Cobb-Douglas:

x2 c
RMS  
x1d

Centrándonos en el caso de las preferencias Cobb-Douglas como ejemplo típico de prefe-


rencias regulares, éstas tienen la propiedad de que la RMS permanece constante a medida que
nos movemos a lo largo de cualquier rayo vector que parte del origen de coordenadas, cuya
pendiente es precisamente x2 x1 . O, lo que es lo mismo, un rayo vector que parte del origen
de coordenadas corta a las sucesivas curvas de indiferencia en puntos tales que la RMS es
siempre la misma.

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Por este motivo, la senda de expansión de la renta correspondiente a unas preferencias Co-
bb-Douglas es siempre un rayo vector que parte del origen de coordenadas; dado que como
debe cumplirse la condición de tangencia en un óptimo interior, al permanecer los precios
constantes la RMS debe permanecer también constante a medida que varía la renta.

x2 Curvas de indiferencia

Elecciones óptimas
xc p
RMS   2   1
x 1d p2

Senda de expansión de la renta

Rectas presupuestarias

x1

Figura 6.4. Senda de expansión de la renta:


Preferencias Cobb-Douglas
Ejemplo de preferencias homotéticas

En general, las preferencias homotéticas dan lugar a una curva de oferta-renta o senda de ex-
pansión de la renta que es siempre un rayo vector que parte del origen de coordenadas:

 En el caso de los bienes sustitutivos perfectos, se trata del eje de abscisas o el de orde-
nadas, según se consuma el primer bien o el segundo, respectivamente.
 En el caso de los bienes complementarios perfectos es la recta que une los vértices de
las curvas de indiferencia, dado que ambos bienes se consumen siempre en la misma
proporción, independientemente del nivel de renta.

Las preferencias homotéticas tienen la propiedad de que dan lugar a curvas de Engel linea-
les que parten del origen de coordenadas, para aquellos bienes de los que se consume una can-
tidad positiva, que en el caso de las preferencias Cobb-Douglas y las de los bienes comple-
mentarios perfectos son ambos bienes.
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x1

Figura 6.5. Curva de Engel


Preferencias Cobb-Douglas
Ejemplo de preferencias homotéticas

Otra propiedad bien conocida de las preferencias homotéticas es que la proporción de la


renta gastada por el consumidor en la adquisición de cada uno de los bienes se mantiene cons-
tante aunque varíe el nivel de renta del que disfruta aquél.

Elasticidad-renta de la demanda

Es una medida de la intensidad con que varía la cantidad demandada de cada uno de los
bienes al variar la renta del consumidor, permaneciendo constantes los precios.

Por definición, la elasticidad-renta de la demanda es el cociente entre la variación porcen-


tual de la cantidad demandada del bien y la variación porcentual de la renta del consumidor
que da origen a aquélla.

x j
xj x m
 jm   j j  1, 2
m m x j
m

 Los bienes normales tienen una elasticidad-renta positiva. La curva de Engel es creciente.
 Los bienes inferiores tienen una elasticidad-renta negativa. La curva de Engel es decre-
ciente.

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 A su vez, los bienes normales se dividen en bienes necesarios (elasticidad-renta menor


que la unidad), bienes de elasticidad-renta unitaria y bienes de lujo (elasticidad-renta
mayor que la unidad).

Una propiedad fundamental de las preferencias homotéticas es que la elasticidad-renta es


unitaria para aquellos bienes de los que se consume una cantidad positiva, que en el caso de
las preferencias regulares son ambos bienes. Las curvas de Engel son líneas rectas que parten
del origen de coordenadas.

Consideremos que el consumidor gasta toda la renta y consume exactamente dos bienes.
Calculando la diferencial de la ecuación de la recta presupuestaria, considerando que los pre-
cios de los bienes no se alteran, obtendremos:

dm  p1dx1  p2 dx2

Esta ecuación puede rescribirse del siguiente modo:

dx1 dx p1 x1 dx1 m p2 x2 dx2 m


p1  p2 2  1  1
dm dm m dm x1 m dm x2

Con lo que tendremos:

s11m  s2 2 m  1

pj xj
donde s j  j  1, 2 es la proporción de la renta gastada por el consumidor en cada uno
m
de los bienes.

Es evidente que se cumple s1  s2  1 . Por tanto, la expresión anterior puede interpretarse


del siguiente modo: si el consumidor gasta toda su renta en adquirir un conjunto de bienes, la
media ponderada de las elasticidades-renta de la demanda de tales bienes debe ser igual a la
unidad (las ponderaciones son precisamente la proporción de la renta gastada en cada uno de
los bienes).

Tal expresión puede rescribirse del siguiente modo:

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s1
 2m  1  1  1m 
s2

De aquí fácilmente se infiere, que si un bien es inferior  1m  0  , el otro no puede ser un

bien inferior, debe ser forzosamente un bien de lujo   2m  1 .

Variación de la cantidad demandada de un bien cuando varía su precio

Consideraremos que varía el precio de un bien, por ejemplo el del bien 1, y la renta y el
precio del otro bien, el del bien 2, permanecen constantes. Por este motivo, la recta presupues-
taria cambia de inclinación.

En este contexto, los bienes pueden clasificarse en bienes ordinarios y bienes Giffen. Los
primeros son aquellos en los que la cantidad demandada del bien en cuestión disminuye al
x1
aumentar su propio precio:  0 . Los segundos son aquellos en los que la cantidad deman-
p1
x1
dada aumenta al aumentar el precio del bien: 0.
p1

A medida que disminuye, por ejemplo, el precio del bien 1, la recta presupuestaria gira
hacia la derecha en torno a la ordenada en el origen, cambiando de inclinación, con lo que
tendremos las sucesivas cestas óptimas demandadas por el consumidor, las cuales cumplen la
llamada condición de tangencia vista en el tema anterior. El lugar geométrico de tales cestas
óptimas constituye lo que se denomina la curva de oferta-precio.

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x2
Curvas de indiferencia

Elecciones óptimas

Curva de oferta-precio

Rectas presupuestarias

Reducción de p1

x1

Figura 6.6. Curva de oferta-precio


Bien 1 ordinario

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x2
Curvas de indiferencia

Curva de oferta-precio

Elecciones óptimas

Rectas
presupuestarias

Reducción de p1

Reducción de la cantidad x1
demandada del bien 1

Figura 6.7. Curva de oferta-precio


Bien 1 Giffen

Partiendo de la función de demanda del primer bien, al considerar que sólo varía el precio
de este bien, de forma que permanecen constantes tanto la renta del consumidor como el pre-
cio del otro bien, obtenemos una función especial denominada curva de demanda del bien 1:
x1  D1  p1  .

Si un bien es ordinario tendrá una curva de demanda decreciente, esto es, la pendiente de
esta última será negativa. Si un bien es Giffen tendrá una curva de demanda creciente, esto es,
la pendiente de esta última será positiva.

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p1 p1

x1 x1

Figura 6.8 A. Curva de demanda Figura 6.8 B. Curva de demanda


Bien 1 ordinario Bien 1 Giffen

Elasticidad-precio de la demanda

Es una medida de la intensidad con que varía la cantidad demandada de un bien al variar
su propio precio, permaneciendo constantes tanto el precio del otro bien como la renta del
consumidor.

Por definición, la elasticidad-precio de la demanda de un bien es el cociente entre la varia-


ción porcentual de la cantidad demandada de ese bien y la variación porcentual de su corres-
pondiente precio que da origen a aquélla.

x j
xj x p
 jj   j j j  1, 2
p j p j x j
pj

 La elasticidad-precio de un bien ordinario es negativa, dado que la curva de demanda es


decreciente.
 La curva de demanda de los bienes ordinarios se dice que es elástica cuando  jj  1 , in-

elástica o rígida cuando  jj  1 , y de elasticidad unitaria cuando  jj  1


.

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 Cuando se trata de un bien Giffen, la elasticidad-precio es positiva, dado que la curva de


demanda es creciente.

Elasticidad-precio cruzada de la demanda

Es una medida de la intensidad con que varía la cantidad demandada de un bien al variar el
precio del otro bien, permaneciendo constantes tanto el precio del bien en cuestión como la
renta del consumidor.

Por definición, la elasticidad-precio cruzada de la demanda de un bien es el cociente entre


la variación porcentual de la cantidad demandada de ese bien y la variación porcentual del
precio del otro bien que da origen a aquélla.

x j
xj x j ph
 jh   j  h j , h  1, 2
ph ph x j
ph

 Se dice que el bien 1 es sustitutivo bruto del bien 2: cuando la cantidad demandada del
bien 1 crece al aumentar el precio del bien 2, permaneciendo constantes el precio del bien
1 y la renta del consumidor. La elasticidad-precio cruzada es positiva 12  0 , dado que

x1
0.
p2

 Se dice que el bien 1 es complementario bruto del bien 2: Cuando la cantidad demandada
del bien 1 disminuye al aumentar el precio del bien 2, permaneciendo constantes el precio
del bien 1 y la renta del consumidor. La elasticidad-precio cruzada es negativa 12  0 ,

x1
dado que 0.
p2

 Se dice que el bien 1 es independiente bruto del bien 2: Cuando la cantidad demandada
del bien 1 no se altera al variar el precio del bien 2, permaneciendo constantes el precio
del bien 1 y la renta del consumidor. La elasticidad-precio cruzada es nula 12  0 , dado

x1
que 0.
p2

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La curva inversa de demanda

Consideremos la curva de demanda del bien 1: x1  D1  p1  . Como bien sabemos, nos

permite determinar la cantidad demandada del citado bien a medida que varía el precio de este
último, permaneciendo constantes la renta del consumidor y el precio del otro bien.

A partir de la curva de demanda del bien 1 nosotros podemos obtener la denominada curva
inversa de demanda de este bien: p1  p1  x1  . La cual nos indica el precio de mercado del

bien 1 que está dispuesto a pagar el consumidor en función de la cantidad demandada de este
bien por parte de este último.

Consideremos también, como es lógico, que se trata de un bien ordinario. Esto es, que la
curva de demanda del bien 1 es decreciente. Lo mismo sucederá con la curva inversa de de-
manda, que tendrá pendiente negativa.

p1

Curva inversa de demanda

p1=p1(x1)

x1

Figura 6.9. La curva inversa de demanda


Bien 1 ordinario

La condición de tangencia que debe cumplirse en una elección óptima interior por parte
del consumidor, cuando las preferencias son regulares, puede escribirse del siguiente modo:

p1
RMS  p1  p2 RMS
p2

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RESUMEN TEMA 6: Estática comparativa de la demanda 14/14

Luego si hacemos p2  1 , la curva inversa de demanda del bien 1 nos indica el valor ab-

soluto de la Relación Marginal de Sustitución en función de la cantidad demandada de este


bien.

Pero cuando el precio del segundo bien es igual a la unidad, la cantidad demandada de este
último bien coincide con el gasto destinado por el consumidor a la adquisición del mismo. En
tal caso, la RMS puede interpretarse como la disposición marginal a pagar por parte del con-

sumidor en adquirir una unidad adicional del primer bien.

En consecuencia, la curva inversa de demanda del bien 1 nos indica la disposición margi-
nal a pagar por parte del consumidor (la cual coincide en el equilibrio con el precio de merca-
do del bien) en función de la cantidad demandada de este último. Esto es, lo que está dispues-
to a pagar el consumidor por incrementar en una unidad la cantidad consumida del bien 1,
coincide precisamente en el equilibrio con lo que el consumidor debe pagar por adquirir en el
mercado esa unidad adicional del bien en cuestión.

Por tanto, el hecho de que la curva inversa de demanda de un determinado bien sea nor-
malmente decreciente nos indica que cuanto mayor sea la cantidad demandada del bien 1 me-
nor será RMS , esto es, menor será la cantidad de dinero que está dispuesto a pagar el con-

sumidor por adquirirlo. La RMS , lo que el consumidor está dispuesto a pagar, normalmente

disminuye a medida que aumenta la cantidad consumida del bien 1.

El mismo razonamiento podría repetirse para el bien 2. De esta forma, los bienes Giffen
quedan excluidos como un caso excepcional, cuya justificación se verá en el tema 8.

Además, el que un bien sea ordinario resulta compatible con que sea un bien normal o in-
ferior. Las preferencias regulares, al ser monótonas, excluyen la existencia de puntos de sa-
ciedad o saturación, con lo que el consumidor siempre gastará toda su renta. Por este motivo,
ambos bienes no pueden ser simultáneamente inferiores, tal como hemos visto en el presente
tema. Se trata, pues, de una restricción que deben cumplir los bienes, impuesta por el compor-
tamiento del consumidor, en base a la regularidad de las preferencias de este último.

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LA SENDA DE EXPANSIÓN DE LA RENTA

La curva de oferta-renta o senda de expansión de la renta cuando un bien es normal y el


otro inferior es siempre una línea decreciente, con independencia de que el bien normal lo
representemos en el eje de abscisas o en el eje de ordenadas.

Veamos los dos casos que pueden presentarse, dependiendo de la forma que adopten las
curvas de indiferencia.

x2

senda de expansión
de la renta

x1

En este gráfico, a medida que crece el nivel de renta, permaneciendo los precios de los
bienes inalterados, la recta presupuestaria se desplaza paralelamente hacia la derecha. Los
puntos de tangencia de las sucesivas rectas presupuestarias con las correspondientes curvas de
indiferencia definen la curva de oferta-renta o senda de expansión de la renta.

Como es evidente en el gráfico, tal senda de expansión de la renta es decreciente, lo que


implica que aumenta la cantidad consumida del primer bien y disminuye la del segundo a me-
dida que aumenta el nivel de renta del consumidor. Luego el primer bien es un bien normal y
el segundo un bien inferior.

El gráfico anterior representa el caso contemplado en la pregunta de test 6.6 de la Guía


Didáctica.
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TEMA 6 La senda de expansión de la renta 2/2

x2

senda de expansión
de la renta

x1

En este último gráfico, la senda de expansión de la renta sigue siendo una línea decrecien-
te. Pero ahora el aumento del nivel de renta conlleva una disminución de la cantidad consu-
mida del primer bien (bien inferior) y un aumento la cantidad consumida del segundo bien
(bien normal).

Este caso está contemplado en el curso virtual y en la Figura 6.2 del libro de texto.

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PREFERENCIAS CUASILINEALES

Consideremos la siguiente función de utilidad correspondiente a unas preferencias cuasili-


neales:

u ( x1 , x2 )  ln x1  bx2

La afirmación de que la demanda del primer bien es independiente del nivel de renta sólo
resulta válida dentro de ciertos límites.

Cuando el nivel de renta del consumidor es cero la cantidad demandada del primer bien no
puede ser positiva; y a medida que el nivel de renta crece desde cero, la cantidad demandada
del citado bien no puede ser constante. Debe haber un nivel de renta mínimo para que el con-
sumidor demande una cierta cantidad positiva del primer bien, y que esta última permanezca
constante a medida que crece el nivel de renta por encima de ese mínimo.

Entre cero y un determinado nivel de renta mínimo sólo se consume el primer bien. Por
encima de ese nivel de renta mínimo la demanda del primer bien no se altera, y toda la renta
adicional se destina a consumir el segundo bien.

Para ampliar conocimientos al respecto, consúltese el epígrafe 10.3 del libro de H.R. Va-
rian: Análisis Microeconómico. Editorial Bosch, 3ª edición.

Se trata de un libro de texto alternativo al de Julio Segura, el cual, con el mismo título, se
utiliza en las asignaturas de Microeconomía III y IV, de 4º y 5º curso respectivamente de la
Licenciatura en Economía.

Teniendo en cuenta estos comentarios, ahora puede entenderse la forma que adopta la cur-
va de Engel para el primer bien en el caso de unas preferencias cuasilineales, la cual aparece
representada en la Figura 6.8 B del libro de Varian, Microeconomía Intermedia (5ª-7ª edi-
ción).

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curva de Engel

x1

El primer tramo inclinado indica que el consumidor, partiendo de un nivel de renta cero,
destina los sucesivos incrementos de renta a adquirir el primer bien, cuyo precio no se altera,
no consumiendo nada del segundo ( m  p1 x1 ).

Pero una vez alcanzado un determinado nivel de renta mínimo, los sucesivos incrementos
de renta los destina a adquirir el segundo bien, cuyo precio no se altera, quedando en lo suce-
sivo estancada la cantidad demanda del primero. De ahí que el segundo tramo de la curva de
Engel para el primer bien sea vertical.

Por todo ello, la curva de oferta-renta o senda de expansión de la renta correspondiente a


unas preferencias cuasilineales adoptará la siguiente forma geométrica:

x2

senda de expansión
de la renta

x1

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TEMA 6 Preferencias cuasilineales 3/3

Dados los precios de ambos bienes, partiendo de un nivel de renta cero, el consumidor
comienza consumiendo el primer bien, sin demandar ninguna cantidad del segundo. De ahí el
tramo horizontal de la senda de expansión de la renta coincidente con el eje de abscisas.

Pero una vez que se alcanza un nivel de renta mínimo, el consumidor destina los sucesivos
incrementos de su renta en adquirir el segundo bien, con lo que la cantidad demandada del
primer bien queda estancada. De ahí el tramo vertical de la senda de expansión de la renta.

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BIEN NECESARIO, DE LUJO E INFERIOR

Una restricción bien conocida impuesta por el comportamiento de un consumidor que gas-
ta toda su renta, es que todos los bienes que consume no pueden ser inferiores simultáneamen-
te. En el caso de dos bienes, si uno de ellos es inferior, el otro forzosamente debe ser un bien
de lujo.

Veamos la proposición inversa: si un bien es de lujo, el otro no tiene por qué ser necesa-
riamente inferior, puede ser perfectamente un bien necesario.

Efectivamente, partamos de la ecuación de la recta presupuestaria:

p1 x1  p2 x2  m

Supongamos que varía el nivel de renta, permaneciendo constantes los precios de los bie-
nes. Se cumple entonces:

p1dx1  p2 dx2  dm

Con lo que resulta:

p1 x1 dx1 m p2 x2 dx2 m
 1
m dm x1 m dm x2

O, lo que es lo mismo:

s11m  s2 2 m  1

Esto es, la media ponderada de las elasticidades-renta de la demanda, basándose en las


proporciones de gasto en cada uno de los bienes, es igual a la unidad.

Recordando que s1  s2  1 . Esta expresión puede escribirse del siguiente modo:

s1
 2m  1  (1  1m )
s2

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TEMA 6 Bien necesario, de lujo e inferior 2/2

A partir de aquí fácilmente se infiere que: si el primer bien es un bien de lujo ( 1m  1 ), el
segundo bien debe tener una elasticidad-renta inferior a la unidad. Pero no tiene por qué ser
necesariamente un bien inferior (  2 m  0 ), puede ser perfectamente un bien necesario
( 0   2 m  1 ). Todo dependerá de las proporciones de gasto en cada uno de los bienes.

Efectivamente, si en la última ecuación s1 tiende a cero y, por tanto, s2 tiende a uno, la


elasticidad-renta de la demanda correspondiente al segundo bien resulta ser positiva y ligera-
mente inferior a la unidad. Por consiguiente, el segundo bien es un bien necesario.

En cambio, si en la última ecuación s1 tiende a uno y, por tanto, s2 tiende a cero, la elasti-
cidad-renta de la demanda correspondiente al segundo bien resulta ser negativa, y creciente en
valor absoluto a medida que s2 tiende a cero. Por consiguiente, el segundo bien es un bien
inferior.

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Tema 6

ESTÁTICA COMPARATIVA DE LA DEMANDA

Glosario

Bien de elasticidad-renta unitaria:

Bien normal con una elasticidad-renta igual a la unidad.

Bien de lujo:

Bien normal con una elasticidad-renta mayor que la unidad.

Bien discreto:

Es aquél que se consume en unidades enteras. Por ejemplo, un coche, dos coches, etc. No es
posible consumir 1,5 coches. Esto es, la cantidad demandada de un bien discreto siempre es
un número entero.

Los bienes que no son discretos pueden consumirse en cantidades infinitesimales. Por ejem-
plo, 1,025 gramos de azúcar. En consecuencia, la cantidad demandada de un bien no discreto
siempre puede representarse mediante un número real.

Bien inferior:

Son aquellos en los que la cantidad demandada disminuye al aumentar el nivel de renta:
x1
 0 , permaneciendo los precios de los bienes constantes.
m

Si un bien es inferior tendrá una curva de Engel decreciente, y, por tanto, una elasticidad-
renta negativa.

Por este motivo, el efecto-renta tiene signo positivo. Esto es, la variación de la cantidad de-
mandada del bien en cuestión debida al efecto-renta, tiene el mismo signo que el de la varia-
ción del precio del bien. Como el efecto-sustitución es siempre no-positivo (normalmente ne-
gativo). El efecto-total tendrá signo indeterminado. De ahí que los bienes inferiores puedan
comportarse algunas veces como bienes Giffen.
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Bien necesario:

Bien normal con una elasticidad-renta menor que la unidad.

Bien normal:

Son aquellos en los que la cantidad demandada aumenta al aumentar el nivel de renta:
x1
 0 , permaneciendo los precios de los bienes constantes.
m

Si un bien es normal tendrá una curva de Engel creciente, y, por tanto, una elasticidad-renta
positiva.

Por este motivo, el efecto-renta tiene signo negativo. Esto es, la variación de la cantidad de-
mandada del bien en cuestión debida al efecto-renta, tiene signo opuesto al de la variación del
precio del bien. Como el efecto-sustitución es siempre no-positivo (normalmente negativo). El
efecto-total será negativo. De ahí que los bienes normales se comporten siempre como bienes
ordinarios.

Los bienes normales se dividen en bienes necesarios (elasticidad-renta menor que la unidad),
bienes de elasticidad-renta unitaria y bienes de lujo (elasticidad-renta mayor que la unidad).

Bienes complementarios brutos:

Se dice que el bien 1 es complementario bruto del bien 2, cuando la cantidad demandada del
bien 1 disminuye al aumentar el precio del bien 2, permaneciendo constantes el precio del
bien 1 y la renta del consumidor. La elasticidad-precio cruzada es negativa 12  0 , dado que

x1
0.
p2

Bienes Giffen:

Son aquellos en los que la cantidad demandada del bien en cuestión aumenta al aumentar su
x1
propio precio: 0.
p1

Tienen una curva de demanda creciente, esto es, la pendiente de esta última es positiva. La
elasticidad-precio es positiva.

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 x 
El signo del efecto-total es positivo  ET  1  0  . Se trata de bienes inferiores en los que el
 p1 
efecto-renta (positivo) domina al efecto-sustitución (negativo).

Bienes independientes brutos:

Se dice que el bien 1 es independiente bruto del bien 2, cuando la cantidad demandada del
bien 1 no se altera al variar el precio del bien 2, permaneciendo constantes el precio del bien 1
x1
y la renta del consumidor. La elasticidad-precio cruzada es nula 12  0 , dado que 0.
p2

Bienes ordinarios:

Son aquellos en los que la cantidad demandada del bien en cuestión disminuye al aumentar su
x1
propio precio:  0.
p1

Tienen una curva de demanda decreciente, esto es, la pendiente de esta última es negativa. La
elasticidad-precio es negativa.

La curva de demanda de los bienes ordinarios se dice que es elástica cuando  jj  1 , inelásti-

ca o rígida cuando  jj  1 , y de elasticidad unitaria cuando  jj  1


.

 x 
El signo del efecto-total es negativo  ET  1  0  .
 p1 

Bienes sustitutivos brutos:

Se dice que el bien 1 es sustitutivo bruto del bien 2, cuando la cantidad demandada del bien 1
crece al aumentar el precio del bien 2, permaneciendo constantes el precio del bien 1 y la ren-
x1
ta del consumidor. La elasticidad-precio cruzada es positiva 12  0 , dado que 0.
p2

Curva de demanda:

Partiendo de la función de demanda del primer bien, al considerar que sólo varía el precio de
este bien, de forma que permanecen constantes tanto la renta del consumidor como el precio

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del otro bien, obtenemos una función especial denominada curva de demanda del bien 1:
x1  D1  p1  .

p1 p1

x1 x1

Figura 6.8 A. Curva de demanda Figura 6.8 B. Curva de demanda


Bien 1 ordinario Bien 1 Giffen

Curva de Engel:

Partiendo de las funciones de demanda de ambos bienes, al considerar los precios constantes
y variar sólo la renta obtenemos unas funciones especiales denominadas curvas de Engel, una
para cada bien: x1  g1  m  , x2  g 2  m  .

Si un bien es normal tendrá una curva de Engel creciente; si un bien es inferior tendrá una
curva de Engel decreciente.

Curva de oferta-precio:

Es el lugar geométrico de las cestas óptimas demandadas por el consumidor cuando varía el
precio de un bien, y la renta y el precio del otro bien permanecen constantes.

Curva de oferta-renta:

Denominada también senda de expansión de la renta. Es el lugar geométrico de las cestas


óptimas elegidas por el consumidor cuando varía la renta y los precios de los bienes permane-
cen constantes.

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Si ambos bienes son normales la senda de expansión de la renta será una curva creciente. Y si
un bien es normal y el otro inferior la senda de expansión de la renta será una curva decre-
ciente.

Curva inversa de demanda:

A partir de la curva de demanda del bien 1 nosotros podemos obtener la denominada curva
inversa de demanda del bien 1: p1  p1  x1  . La cual nos indica el precio de mercado del bien

1 que está dispuesto a pagar el consumidor en función de la cantidad demandada por parte de
este último.

Consideremos también, como es lógico, que se trata de un bien ordinario. Esto es, que la cur-
va de demanda del bien 1 es decreciente. Lo mismo sucederá con la curva inversa de deman-
da, que tendrá pendiente negativa.

p1

Curva inversa de demanda

p1=p1(x1)

x1

Figura 6.9. La curva inversa de demanda


Bien 1 ordinario

La condición de tangencia que debe cumplirse en una elección óptima interior por parte del
consumidor, cuando las preferencias son regulares, puede escribirse del siguiente modo:

p1
RMS  p1  p2 RMS
p2

Luego si hacemos p2  1 , la curva inversa de demanda del bien 1 nos indica el valor absoluto
de la Relación Marginal de Sustitución en función de la cantidad demandada de este bien.

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Pero cuando el precio del segundo bien es igual a la unidad, la cantidad demandada de este
último bien coincide con el gasto destinado por el consumidor a la adquisición del mismo. En
tal caso, la RMS puede interpretarse como la disposición marginal a pagar por parte del con-
sumidor en adquirir una unidad adicional del primer bien.

En consecuencia, la curva inversa de demanda del bien 1 nos indica la disposición marginal a
pagar por parte del consumidor (la cual coincide en el equilibrio con el precio del bien) en
función de la cantidad demandada de este último. Esto es, lo que está dispuesto a pagar el
consumidor por incrementar en una unidad la cantidad consumida del bien 1, coincide preci-
samente en el equilibrio con lo que el consumidor debe pagar por adquirir en el mercado esa
unidad adicional del bien en cuestión.

Por tanto, el hecho de que la curva inversa de demanda de un determinado bien sea normal-
mente decreciente nos indica que cuanto mayor sea la cantidad demandada del bien 1 menor
será RMS , esto es, menor será la cantidad de dinero que está dispuesto a pagar el consumidor

por adquirirlo. La RMS , lo que el consumidor está dispuesto a pagar, normalmente disminu-
ye a medida que aumenta la cantidad consumida del bien 1.

El mismo razonamiento podría repetirse para el bien 2. De esta forma, los bienes Giffen
quedan excluidos como un caso excepcional, cuya justificación se verá en el tema 8.

Elasticidad-precio de la demanda:

Es una medida de la intensidad con que varía la cantidad demandada de un bien al variar su
propio precio, permaneciendo constantes tanto el precio del otro bien como la renta del con-
sumidor.

Por definición, la elasticidad-precio de la demanda de un bien es el cociente entre la variación


porcentual de la cantidad demandada de ese bien y la variación porcentual de su correspon-
diente precio que da origen a aquélla.

x j
xj x j p j
 jj   j  1, 2
p j p j x j
pj

Los bienes ordinarios tienen una elasticidad-precio negativa. Los bienes Giffen tienen una
elasticidad-precio positiva.

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Elasticidad-precio cruzada de la demanda:

Es una medida de la intensidad con que varía la cantidad demandada de un bien al variar el
precio del otro bien, permaneciendo constantes tanto el precio del bien en cuestión como la
renta del consumidor.

Por definición, la elasticidad-precio cruzada de la demanda de un bien es el cociente entre la


variación porcentual de la cantidad demandada de ese bien y la variación porcentual del pre-
cio del otro bien que da origen a aquélla.

x j
xj x p
 jh   j h j  h j , h  1, 2
ph ph x j
ph

Elasticidad-renta de la demanda:

Es una medida de la intensidad con que varía la cantidad demandada de cada uno de los bie-
nes al variar la renta del consumidor, permaneciendo constantes los precios.

Por definición, la elasticidad-renta de la demanda es el cociente entre la variación porcentual


de la cantidad demandada del bien y la variación porcentual de la renta del consumidor que da
origen a aquélla.

x j
xj x m
 jm   j j  1, 2
m m x j
m

Precio de reserva:

Es el precio máximo que el consumidor está dispuesto a pagar por adquirir un determinado
número de unidades de un bien discreto (normalmente una unidad de este último). Este térmi-
no procede de las subastas.

Al precio de reserva le es indiferente al consumidor adquirir o no el número de unidades del


bien discreto de que se trate. A un precio inferior al de reserva, el consumidor estará interesa-
do en adquirir tales unidades; en cambio, a un precio superior al de reserva, no tendrá interés
en adquirirlas.

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Preferencias homotéticas:

Son aquellas en las que la RMS o bien es constante, o bien sólo depende de la proporción en
que son consumidos ambos bienes y no de la cantidad consumida de estos últimos.

Tres ejemplos de preferencias homotéticas:

 En el caso de los sustitutivos perfectos la RMS en valor absoluto es a/b.


 En el caso de los complementarios perfectos es cero, dado que los bienes se consu-
men siempre en la misma proporción.
 En el caso de las preferencias Cobb-Douglas:

x2 c
RMS  
x1d

Centrándonos en el caso de las preferencias Cobb-Douglas como ejemplo típico de preferen-


cias regulares, éstas tienen la propiedad de que la RMS permanece constante a medida que
nos movemos a lo largo de cualquier rayo vector que parte del origen de coordenadas, cuya
pendiente es precisamente x2 x1 . O, lo que es lo mismo, un rayo vector que parte del origen
de coordenadas corta a las sucesivas curvas de indiferencia en puntos tales que la RMS es
siempre la misma.

Por este motivo, la senda de expansión de la renta correspondiente a unas preferencias Cobb-
Douglas es siempre un rayo vector que parte del origen de coordenadas; dado que como debe
cumplirse la condición de tangencia en un óptimo interior, al permanecer los precios constan-
tes, la RMS debe permanecer también constante a medida que varía la renta.

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x2 Curvas de indiferencia

Elecciones óptimas
xc p
RMS   2   1
x 1d p2

Senda de expansión de la renta

Rectas presupuestarias

x1

Figura 6.4. Senda de expansión de la renta:


Preferencias Cobb-Douglas
Ejemplo de preferencias homotéticas

En general, las preferencias homotéticas dan lugar a una curva de oferta-renta o senda de ex-
pansión de la renta que es siempre un rayo vector que parte del origen de coordenadas:

 En el caso de los bienes sustitutivos perfectos, se trata del eje de abscisas o el de orde-
nadas, según se consuma el primer bien o el segundo, respectivamente.
 En el caso de los bienes complementarios perfectos es la recta que une los vértices de
las curvas de indiferencia, dado que ambos bienes se consumen siempre en la misma
proporción, independientemente del nivel de renta.

Las preferencias homotéticas tienen la propiedad de que dan lugar a curvas de Engel lineales
que parten del origen de coordenadas, para aquellos bienes de los que se consume una canti-
dad positiva, que en el caso de las preferencias Cobb-Douglas y las de los bienes complemen-
tarios perfectos son ambos bienes.

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GLOSARIO TEMA 6: Estática comparativa de la demanda 10/10

x1

Figura 6.5. Curva de Engel


Preferencias Cobb-Douglas
Ejemplo de preferencias homotéticas

Otra propiedad bien conocida de las preferencias homotéticas es que la proporción de la renta
gastada por el consumidor en la adquisición de cada uno de los bienes se mantiene constante
aunque varíe el nivel de renta del que disfruta aquél.

Senda de expansión de la renta:

Véase curva de oferta-renta.

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Tema 6

ESTÁTICA COMPARATIVA DE LA DEMANDA

Preguntas más frecuentes

Curva de Demanda versus Función de Demanda

La pregunta de test 6.27 de la Guía Didáctica hace referencia a la función que relaciona la
cantidad demandada de un bien con su propio precio permaneciendo la renta y los precios de
los restantes bienes constantes, y dice que recibe el nombre de: a) Función de demanda; b)
CURVA DE DEMANDA; c) Curva de Engel; d) Curva de oferta-precio. Está preguntando
por una función y la respuesta es una curva. ¿Es correcta la respuesta (curva de demanda), o
es una errata?

Una curva no es más que la representación gráfica de una función.

La función de demanda relaciona la variable dependiente (la cantidad demandada del


bien) con las siguientes variables independientes: los precios de todos los bienes y el nivel de
renta del consumidor.

Si en esta función matemática tomamos como dados los precios de los restantes bienes y
el nivel de renta del consumidor, tendremos a partir de aquélla otra función matemática que,
para distinguirla de la primera, se denomina curva de demanda del bien; dado que relaciona la
cantidad demandada del bien en cuestión con su propio precio.

De la misma forma que si a partir de la función de demanda de un bien hacemos que los
precios de todos los bienes permanezcan constantes, obtendremos entonces otra función ma-
temática que relacionaría la cantidad demandada del bien (variable dependiente) con el nivel
de renta del consumidor (variable independiente). A esta función matemática especial se la
denomina curva de Engel.

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Bien inferior y variación del nivel de renta del consumidor

¿Es posible caracterizar un bien como inferior si no se permite variar el nivel de renta del
consumidor?

Imposible. Un bien no puede definirse como inferior, necesario o de lujo en términos ab-
solutos, es decir, con independencia de la variación del nivel de renta y de las preferencias del
consumidor.

Para poder definir un bien como inferior, necesario o de lujo debe variar la renta del con-
sumidor, si no nada puede afirmarse acerca de las características del bien en este sentido. Da-
do que un bien es inferior para un determinado consumidor, por definición, si ante un aumen-
to del nivel de renta de ese consumidor este último reduce la cantidad demandada del bien.
Con lo que resulta obvio que es perfectamente posible que un bien sea inferior para un nivel
de renta elevado de ese consumidor y en cambio se comporte como un bien normal (necesa-
rio) para un nivel de renta más bajo de ese mismo consumidor.

Además, por otra parte, dentro de la Teoría del Comportamiento del Consumidor, la renta
de este último siempre puede variar hipotéticamente aunque en la práctica no lo haga, pues la
correspondiente curva de Engel para un determinado bien se obtiene a partir de las preferen-
cias de ese consumidor, y nos muestra cómo varía la cantidad demandada del bien en cuestión
al variar hipotéticamente el nivel de renta de tal consumidor, permaneciendo constantes los
precios de todos los bienes.

Bien de elasticidad-renta unitaria

Supongamos una economía con dos bienes. Si el consumidor siempre gasta toda su renta y
consume un único bien, entonces este último debe ser: a) Inferior. b) De lujo. c) DE
ELASTICIDAD-RENTA UNITARIA. d) Ninguna de las anteriores.

Efectivamente, puesto que debe cumplirse s11m  s2 2 m  1 , si suponemos que el consu-
midor no demanda ninguna cantidad del bien 1 ( s1  0 ) entonces resulta que s2  1 , dado que
s1  s2  1 . Es decir, el consumidor gasta toda su renta en adquirir el bien 2; por tanto, tendre-

mos  2m  1 . Esto es, el segundo bien posee una elasticidad-renta unitaria.

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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 6: Estática comparativa de la demanda 3/3

Curva oferta-precio con preferencias Cobb-Douglas

Estoy intentando llegar a la expresión de la Curva de Oferta-Precio para preferencias del


tipo Cobb-Douglas. Considerando que varía p1, se trataría de una recta horizontal. ¿Es
correcto este resultado?

Sí, es correcto. La curva de oferta-precio nos indica cómo varía la cantidad demandada de
ambos bienes a medida que varía uno de los precios, por ejemplo p1, tal como tú consideras.

Dentro de las preferencias Cobb-Douglas, la cantidad demandada del bien 2 no viene


afectada por la variación del precio del primer bien, puesto que la función de demanda es:

d m
x2 
c  d p2

Al representar en unos ejes de coordenadas la curva de oferta-precio, la cantidad deman-


dada del bien 2 aparecería en el eje de ordenadas, y la cantidad demandada del bien 1 en el eje
de abscisas.

En tal caso, la curva de oferta-precio sería una línea recta horizontal paralela al eje de
abscisas, puesto que ello puede interpretarse como que la cantidad demandada del bien 2 per-
manece inalterada al variar p1. La ordenada en el origen sería precisamente la cantidad de-
mandada del bien 2 tal como se infiere de la función de demanda de más arriba.

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FUNCIÓN INDIRECTA DE UTILIDAD Y FUNCIÓN DE GASTO


CON PREFERENCIAS DE BIENES COMPLEMENTARIOS
PERFECTOS

Partamos de la siguiente función de utilidad estándar:

x x 
u ( x1 , x2 )  min  1 , 2 
  

Las funciones de demanda ordinarias o convencionales de ambos bienes son:

 
x1  m x2  m
p1  p2  p1  p2 

Por tanto, sustituyendo en la función de utilidad, la función indirecta de utilidad resultará ser:

m
u
p1  p2 

Y la función de gasto, será la inversa de esta última función:

E   p1  p2   u

Por otra parte, resulta obvio que dada la función de utilidad de partida, las funciones de de-
manda compensada de cada uno de los bienes serían las siguientes:

x1
u x1   u

x2
u x2   u

A partir de ambas funciones puede deducirse, como bien sabemos, la función de gasto obteni-
da con anterioridad.

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FUNCIÓN INDIRECTA DE UTILIDAD Y FUNCIÓN DE GASTO


CON PREFERENCIAS DE BIENES SUSTITUTIVOS
PERFECTOS

Partamos de la siguiente función de utilidad estándar:

u ( x1 , x2 )  ax1  bx2

Las funciones de demanda ordinarias o convencionales de ambos bienes son:

p1 a
 x1  m p1 x2  0
p2 b

p1 a
 x1  0 x2  m p2
p2 b

p1 a
 m  p1 x1  p2 x2
p2 b

Por tanto, sustituyendo en la función de utilidad en los dos primeros casos, las funciones indi-
rectas de utilidad resultarán ser:

p1 a
 u  am p1
p2 b

p1 a
 u  bm p2
p2 b

En el tercer caso, puesto que el consumidor demanda cualquier cesta de mercancías situada
sobre la recta presupuestaria, la función indirecta de utilidad no puede establecerse, a menos
que se cumplan las dos condiciones siguientes:

a  b  1 p  p1  p2

En cuyo caso, tendremos a partir de la ecuación de la recta presupuestaria lo siguiente:

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TEMA 7 Función indirecta de utilidad con bienes sustitutivos perfectos 2/2

m  p  x1  x2   pu

Por lo que la función indirecta de utilidad resultante será obviamente:

um p

Se deja al lector que obtenga la función indirecta de utilidad cuando p1 ≠ p2 y a=b=1, como un
caso particular de las funciones obtenidas anteriormente:

m
u
min  p1 , p2 

Las correspondientes funciones de gasto no serían más que las funciones inversas de la ante-
riores funciones indirectas de utilidad, haciendo m = E y despejando E:

p1 a
 E  up1 a
p2 b

p1 a
 E  up2 b
p2 b

Y las funciones de demanda compensada serían obviamente:

p1 a u
 x1  m p1 x2  0 u  ax1 x1  x2  0
p2 b a

p1 a u
 x1  0 x2  m p2 u  bx2 x1  0 x2 
p2 b b

A partir de las cuales se puede obtener también, como sabemos, las correspondientes funcio-
nes de gasto.

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Tema 7

EL GASTO

Glosario

Curva de demanda compensada:

La curva de demanda compensada para el primer bien, por ejemplo, se obtiene a partir de la
correspondiente función de demanda compensada para este bien, haciendo constante el precio
del segundo bien y el nivel de utilidad. Depende sólo del precio del primer bien.

En consecuencia, a lo largo de la curva de demanda compensada de un bien, al mantenerse


constante el nivel de utilidad del consumidor y variar únicamente el precio del citado bien, se
puede obtener el efecto-sustitución de Hicks, del que hablaremos en el tema 8.

Pues al movernos a lo largo de la curva de demanda compensada de un bien es como si estu-


viéramos compensando al consumidor, a medida que varía el precio del bien, con una varia-
ción de su nivel de renta, con objeto de que mantenga constante su nivel de utilidad. De ahí
que las funciones de demanda compensada se denominen también funciones de demanda
hicksianas, para distinguirlas de la funciones de demanda convencionales, ordinarias o mars-
hallianas.

Función de gasto:

A partir de las funciones de demanda compensada de cada uno de los bienes es fácil obtener
la función que nos indica el gasto mínimo E en que debe incurrir un consumidor para alcanzar
un determinado nivel de utilidad u:

E ( p1 , p2 , u )  p1h1 ( p1 , p2 , u )  p2 h2 ( p1 , p2 , u )

Dado que el gasto mínimo para alcanzar un determinado nivel de utilidad no es más que el
valor de la cesta de mercancías que el consumidor demanda cuando minimiza el gasto en que
debe incurrir al tratar de alcanzar ese nivel de utilidad. Y la cantidad demandada de cada
uno de los bienes bajo esta condición queda determinada a partir de las correspondientes fun-
ciones de demanda compensada.
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La función de gasto, al igual que las funciones de demanda compensada, depende obviamente
de los precios de ambos bienes y del nivel de utilidad.

En el caso particular de la función de utilidad Cobb-Douglas u ( x1 , x2 )  x1a x2b , donde a  b  1 ,


tal función de gasto adopta la siguiente forma:
b a
a b
E  p1   p1 b p2b u  p2   p1a p2 a u
 
b a

Después de sacar factor común y de realizar algunas simplificaciones obtendremos la forma


definitiva de la función de gasto:

E  a  a b  b p1a p2bu

Como puede apreciarse, tal función depende directamente de los precios de los bienes y del
nivel de utilidad, como venimos diciendo.

Puesto que dados los precios de los bienes el nivel de renta m nos permite alcanzar el nivel de
utilidad u según la anterior función indirecta de utilidad. Entonces, de acuerdo con la interpre-
tación del problema dual de minimización del gasto del consumidor, tal nivel de renta m no es
más que el gasto mínimo necesario en que debe incurrir el consumidor para alcanzar precisa-
mente el nivel de utilidad u, dados los precios de los bienes. Es decir, se cumpliría dentro de
la función indirecta de utilidad: m  E .

En consecuencia, la función de gasto resulta ser la función inversa desde un punto de vista
puramente matemático de la función indirecta de utilidad:

E  a  a b  b p1a p2bu

Funciones de demanda compensada:

Una vez resuelto el problema dual de la minimización del gasto por parte del consumidor. Si
ahora introducimos la condición de equilibrio del consumidor resultante:

UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

en la función de utilidad (la tercera de las ecuaciones que definen el equilibrio del consumidor
en el problema dual), obtendremos las llamadas funciones de demanda compensada o hick-
sianas, donde la cantidad demandada de cada bien depende de los precios de los bienes y del
nivel de utilidad:

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x1  h1 ( p1 , p2 , u ) x2  h2 ( p1 , p2 , u )

Estas funciones de demanda no observables nos indican la cantidad que el consumidor de-
manda de cada uno de los bienes en función de los precios de estos últimos y del nivel de uti-
lidad que desea alcanzar, de forma que al demandar tales cantidades de ambos bienes el con-
sumidor incurre en el gasto mínimo necesario para alcanzar ese nivel de utilidad.

La curva de demanda compensada para el primer bien, por ejemplo, se obtiene a partir de la
correspondiente función de demanda compensada para este bien, haciendo constante el precio
del segundo bien y el nivel de utilidad. Depende sólo del precio del primer bien.

En consecuencia, a lo largo de la curva de demanda compensada de un bien, al mantenerse


constante el nivel de utilidad del consumidor y variar únicamente el precio del citado bien, se
puede obtener el efecto-sustitución de Hicks, del que hablaremos en el tema 8.

Pues al movernos a lo largo de la curva de demanda compensada de un bien es como si estu-


viéramos compensando al consumidor, a medida que varía el precio del bien, con una varia-
ción de su nivel de renta, con objeto de que mantenga constante su nivel de utilidad. De ahí
que las funciones de demanda compensada se denominen también funciones de demanda
hicksianas, para distinguirlas de la funciones de demanda convencionales, ordinarias o mars-
hallianas.

Funciones de demanda hicksianas:

Véase funciones de demanda compensada.

Función indirecta de utilidad:

Si en la función de utilidad u  u ( x1 , x2 ) sustituimos las cantidades consumidas de cada uno

de los bienes por la respectivas funciones de demanda convencionales u ordinarias:

x1  d1 ( p1 , p2 , m) x2  d 2 ( p1 , p2 , m)

obtendremos la función indirecta de utilidad:

u ( p1 , p2 , m)  u  d1 ( p1 , p2 , m), d 2 ( p1 , p2 , m) 

Dentro de esta función, el nivel de utilidad no depende directamente de las cantidades consu-
midas de ambos bienes, como sucedía en la función de utilidad de partida, sino de los precios
de ambos bienes y del nivel renta.

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En el caso de la función de utilidad Cobb-Douglas u ( x1 , x2 )  x1a x2b , donde a  b  1 , las funcio-


nes de demanda convencionales serían:

m m
x1  a x2  b
p1 p2

Sustituyendo en la correspondiente función de utilidad u ( x1 , x2 )  x1a x2b , resulta la siguiente


función indirecta de utilidad:

u  a a bb p1 a p2 b m

Se denomina función indirecta de utilidad porque nos indica el nivel de utilidad del consumi-
dor en función, no de las cantidades consumidas de ambos bienes (función directa de utili-
dad), sino en función de los precios de los bienes y del nivel de renta.

Como puede apreciarse, el nivel de utilidad depende inversamente de los precios de los bienes
y directamente del nivel de renta.

Puesto que dados los precios de los bienes el nivel de renta m nos permite alcanzar el nivel de
utilidad u según la anterior función indirecta de utilidad. Entonces, de acuerdo con la interpre-
tación del problema dual de minimización del gasto del consumidor, tal nivel de renta m no es
más que el gasto mínimo necesario en que debe incurrir el consumidor para alcanzar precisa-
mente el nivel de utilidad u, dados los precios de los bienes. Es decir, se cumpliría dentro de
la función indirecta de utilidad: m  E .

En consecuencia, la función de gasto resulta ser la función inversa desde un punto de vista
puramente matemático de la función indirecta de utilidad:

E  a  a b  b p1a p2b u

Minimización del gasto:

La cesta óptima elegida por el consumidor se puede obtener resolviendo el problema dual de
la maximización del nivel de utilidad, consistente en minimizar el gasto en que debe incurrir
el consumidor, dados los precios de los bienes, para alcanzar un determinado nivel de utilidad
u:

Minimizar p1 x1  p2 x2
x1 , x2

sujeto a u ( x1 , x2 )  u

Se toma el siguiente lagrangiano:


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L( x1 , x2 ,  )  p1 x1  p2 x2   u ( x1 , x2 )  u 

Método del multiplicador de Lagrange:

L
 p1  UM 1  0
x1

L
 p2  UM 2  0
x2

L
 u ( x1 , x2 )  u  0


A partir de las dos primeras ecuaciones anteriores obtenemos la condición de equilibrio del
consumidor para una cesta óptima interior, que es la misma que la resultante del problema
primal de la maximización del nivel de utilidad:

UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

Este hecho puede interpretarse en el sentido de que la cesta óptima que maximiza el nivel de
utilidad del consumidor, sujeto a la restricción presupuestaria, es la misma que la cesta óp-
tima que minimiza el gasto que debe realizar el consumidor para alcanzar ese mismo nivel de
utilidad máximo, y ese gasto es precisamente el nivel de renta del que disfruta.

x2

Minimización
del gasto

Maximización
de la utilidad
x1

Cuando el consumidor maximiza su nivel de utilidad, entonces se desliza a lo largo de la recta


presupuestaria hasta alcanzar la curva de indiferencia que es tangente a la primera. De esta

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GLOSARIO TEMA 7: El gasto 6/6

forma logra el nivel máximo de utilidad accesible dada la renta de la que dispone y los precios
de los bienes.

Cuando el consumidor minimiza el gasto para alcanzar ese nivel de utilidad u, se desliza a lo
largo de la correspondiente curva de indiferencia hasta encontrar la recta presupuestaria que,
con la inclinación establecida por los precios de los bienes, resulta ser tangente a esa curva de
indiferencia. Por tanto, en ambos casos la cesta óptima es idéntica.

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Tema 8

LA ECUACIÓN DE SLUTSKY

Breve introducción

En este tema vamos a analizar cómo varía la cantidad demandada de un bien cuando varía
su propio precio, permaneciendo constante la renta del consumidor y el precio de los restantes
bienes.

Por ejemplo, una disminución del precio de un bien afecta a la cantidad demandada de este
último de dos formas:

a) Aumentando la capacidad adquisitiva del consumidor. Aunque el nivel de renta per-


manezca constante, la alteración del precio de un bien origina una variación de la ca-
pacidad adquisitiva del consumidor, y esto afecta a la cantidad demandada del bien.
Esto es lo que se conoce con el nombre de efecto-renta.
b) Inclinando al consumidor a demandar una menor cantidad de otros bienes sustitutivos
del primero, cuyos precios se han encarecido relativamente, y una mayor cantidad del
bien en cuestión, cuyo precio se ha reducido. Por este motivo, debido a la simple alte-
ración de los precios relativos de los bienes, incluso aunque la capacidad adquisitiva
del consumidor permanezca constante, la cantidad demandada del bien en cuestión se
ve alterada. Esto es lo que se conoce con el nombre de efecto-sustitución.

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Tema 8

LA ECUACIÓN DE SLUTSKY

Resumen

En este tema vamos a analizar cómo varía la cantidad demandada de un bien cuando varía
su propio precio, permaneciendo constante la renta del consumidor y el precio de los restantes
bienes.

Por ejemplo, una disminución del precio de un bien afecta a la cantidad demandada de este
último de dos formas:

a) Aumentando la capacidad adquisitiva del consumidor. Aunque el nivel de renta per-


manezca constante, la alteración del precio de un bien origina una variación de la ca-
pacidad adquisitiva del consumidor, y esto afecta a la cantidad demandada del bien.
Esto es lo que se conoce con el nombre de efecto-renta.
b) Inclinando al consumidor a demandar una menor cantidad de otros bienes sustitutivos
del primero, cuyos precios se han encarecido relativamente, y una mayor cantidad del
bien en cuestión, cuyo precio se ha reducido. Por este motivo, debido a la simple alte-
ración de los precios relativos de los bienes, incluso aunque la capacidad adquisitiva
del consumidor permanezca constante, la cantidad demandada del bien en cuestión se
ve alterada. Esto es lo que se conoce con el nombre de efecto-sustitución.

Si ante una reducción de p1 deseamos mantener intacta la capacidad adquisitiva del con-
sumidor, de forma que este último pueda comprar exactamente la cesta de bienes que inicial-
mente demandaba gastando toda su renta, entonces debemos reducir la renta del consumidor
dado que su capacidad adquisitiva ha aumentado.

La variación de la renta que es preciso llevar a cabo para mantener intacta capacidad ad-
quisitiva del consumidor, como consecuencia de la alteración del precio de un bien, por ejem-
plo p1, recibe el nombre de variación compensada de la renta:

m  x1p1

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Y es igual a la cantidad demandada del bien en cuestión multiplicada por variación del
precio del bien.

La variación compensada de la renta tiene el mismo signo que la variación del precio del
bien. Si el precio aumenta, entonces hay que compensar al consumidor con un incremento de
renta para que mantenga constante su capacidad adquisitiva; lo contrario si el precio disminu-
ye.

x2
Curvas de indiferencia

m/p2

m´/p2

Desplazamiento
Giro

x1
Efecto- Efecto-
sustitución renta

Figura 8.1. El efecto-sustitución de Slutsky y el


efecto-renta

Explicación del gráfico: Puesto que disminuye el precio del bien 1, permaneciendo cons-
tantes la renta y el precio del bien 2, entonces la ordenada en el origen de la recta presupuesta-
m
ria no se altera. Con lo que, ante una reducción de p1, la recta presupuestaria gira a la de-
p2
m
recha alrededor del punto , de forma que la elección del consumidor, que inicialmente era
p2
X, pasa a ser ahora Z, la elección final del consumidor.

Ahora bien, la alteración de la cantidad demandada del bien 1 debida a una reducción del
precio de este bien (el paso de X a Z) puede descomponerse analíticamente en dos partes:
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a) El efecto-sustitución: la alteración de la cantidad demandada del bien cuando la capaci-


dad adquisitiva del consumidor permanece constante (paso de X a Y). En ese caso, la
cesta X inicialmente demandada por el consumidor debe seguir siendo asequible a los
nuevos precios, esto es, con la nueva inclinación de la recta presupuestaria. De esta for-
ma, podemos trazar una recta presupuestaria que pase por X y tenga la misma pendiente
que la recta presupuestaria que pasa por Z. Es como si la recta presupuestaria de partida
girase o pivotara alrededor de la cesta X hasta alcanzar la nueva inclinación fruto de la
disminución de p1. La elección óptima es ahora Y. La variación de la cantidad deman-
dada del bien 1 debida al paso de la cesta X a la Y es precisamente el efecto-sustitución,
que a veces recibe el nombre de variación de la demanda compensada; puesto que para
obtener aquél debemos compensar al consumidor con una variación de la renta, preci-
samente la variación compensada de la renta, para mantener constante la capacidad ad-
quisitiva de este último (en este caso se trata de una disminución del nivel de renta, de m
a m´).
b) El efecto-renta: la alteración de la cantidad demandada del bien en cuestión debida a una
alteración de la capacidad adquisitiva del consumidor. Situados ahora sobre la recta pre-
supuestaria que pasa por X e Y, y en este último punto que es la cesta elegida por el
consumidor cuando su capacidad adquisitiva permanece constante ante una reducción de
p1. Ahora consideramos el aumento de la capacidad adquisitiva del consumidor que tie-
ne lugar cuando p1 disminuye, con lo que tal recta presupuestaria se desplaza paralela-
mente hacia la derecha debido a un aumento de la renta del consumidor, precisamente la
variación compensada de la renta (en este caso, el aumento del nivel de renta de m´ a m).
La variación de la cantidad demandada del bien 1 por el paso de la cesta Y a la Z es lo
que se conoce como efecto-renta.

La ecuación de Slutsky

Refirámonos al bien 1, donde p1 es el precio inicial y p1 el precio final del bien; m la renta

del consumidor y m´ la renta compensada, que mantiene constante la capacidad adquisitiva


del consumidor cuando el precio del bien es p1 .

Obviamente, debe cumplirse la siguiente identidad:

x1  p1, m   x1  p1 , m    x1  p1, m   x1  p1 , m     x1  p1, m   x1  p1, m  


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x1  x1s  x1n

La variación de la cantidad demandada de un bien al variar su precio (efecto-total = x1 ),


permaneciendo constantes la renta del consumidor y los precios de los otros bienes, es igual a
la suma de la variación de la cantidad demandada del bien debida al efecto-sustitución ( x1s )

más la debida al efecto-renta ( x1n ). Ésta es precisamente la identidad de Slutsky.

Después de realizar algunas sencillas manipulaciones algebraicas, tal identidad se convier-


te en la ecuación de Slutsky, que adopta la siguiente forma:

x1  x1  x1


   x1
p1  p1  s m

La variación total de la cantidad demandada de un bien al variar su precio (efecto-total =


ET) es la suma del efecto-sustitución (ES) más el efecto-renta (ER):

x1  x  x1
ET  ES   1  ER   x1
p1  p1  s m

ET  ES  ER

 x 
Si el signo del efecto-total es negativo  ET  1  0  , ello quiere decir que la curva de
 p1 
demanda del bien tiene pendiente negativa, que esta última es decreciente. Esto es, que la va-
riación de la cantidad demandada del bien tiene signo opuesto al de la variación del precio de
este último. Decimos entonces que se trata de un bien ordinario.

 x 
Si el signo del efecto-total es positivo  ET  1  0  , ello quiere decir que la curva de
 p1 
demanda del bien tiene pendiente positiva, que esta última es creciente. Esto es, que la varia-
ción de la cantidad demandada del bien tiene el mismo signo que el de la variación del precio
de este último. Decimos entonces que se trata de un bien Giffen.

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¿A qué se debe que el efecto-total sea positivo o negativo? Al signo del efecto-sustitución
y del efecto-renta.

El signo del efecto-sustitución nunca es positivo, es negativo o nulo (normalmente negati-


vo). Ello quiere decir que la variación de la cantidad demandada del bien debida al efecto-
sustitución nunca tiene el mismo signo que el de la variación del precio del bien en cuestión;
es más, normalmente tiene signo opuesto. La demostración de este extremo se hace recurrien-
do al axioma débil de la preferencia revelada.

En otras palabras, si consideramos, por ejemplo, una subida del precio de un determinado
bien y mantenemos inalterada la capacidad adquisitiva del consumidor. Este último, o bien
demandará la misma cantidad del bien en cuestión que en la situación de partida, o bien una
cantidad menor del mismo, en ningún caso una cantidad mayor. Esto es debido a que el con-
sumidor, aunque se mantenga inalterada su capacidad adquisitiva, preferirá normalmente con-
sumir una mayor cantidad de otros bienes sustitutivos del primero, cuyos precios se han aba-
ratado relativamente, y una menor cantidad del bien en cuestión, cuyo precio se ha encareci-
do.

En cambio, el signo del efecto-renta puede ser negativo o positivo, dependiendo este ex-
tremo de si se trata de un bien normal o inferior, respectivamente.

x1 x
Efectivamente, ER   x1 . El signo del efecto-renta dependerá del signo de 1 . Esto
m m
es, de la forma como varíe la cantidad demandada del bien en cuestión al variar la renta.

Por este motivo, cuando se trata de bienes normales:

x1
 0 ↔ Curva de Engel creciente
m

el efecto-renta tiene signo negativo. Esto es, la variación de la cantidad demandada del bien
en cuestión debida al efecto-renta, tiene signo opuesto al de la variación del precio del bien.

En cambio, cuando se trata de bienes inferiores:

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x1
 0 ↔ Curva de Engel decreciente
m

el efecto-renta tiene signo positivo. Esto es, la variación de la cantidad demandada del bien en
cuestión debida al efecto-renta, tiene el mismo signo que el de la variación del precio del bien.

La ley de la demanda

La conclusión es sencilla. Los bienes normales, puesto que los efectos-renta y sustitución
son ambos negativos, se comportan siempre como bienes ordinarios, dado que el efecto-total
resultante es negativo. De ahí que los bienes normales tengan una curva de demanda decre-
ciente.

En cambio, los bienes inferiores, puesto que el efecto-sustitución es negativo y el efecto-


renta positivo, pueden comportarse a veces como bienes Giffen, para los cuales el efecto-total
es positivo; de ahí que estos últimos tengan una curva de demanda creciente.

En consecuencia, un bien Giffen no es más que un bien inferior en el que el efecto-renta


positivo domina al efecto-sustitución negativo, originando un efecto-total positivo.

¿La aparición de un bien Giffen es un caso frecuente, o, en cambio, algo raro o excepcio-
nal?

Para contestar a esta pregunta, retomemos la ecuación de Slutsky:

x1  x1  x1


   x1
p1  p1  s m

Realicemos la siguiente manipulación algebraica:

x1 p1  x1 p1  p1 x1 x1 m


  
p1 x1  p1 x1  s m m x1

La ecuación de Slutsky puede rescribirse del siguiente modo:

11   11  s  s11m

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Esto es, la elasticidad-precio de la curva de demanda del bien (ε11) es igual a la elasticidad-
precio de la curva de demanda compensada (véase este término más adelante y la Figura 8.3;
esta elasticidad está calculada en el punto A), menos la proporción de la renta gastada en la
p1 x1
adquisición del bien en cuestión por parte del consumidor s1  , multiplicada por la elas-
m
ticidad-renta de la demanda del bien (ε1m).

Por consiguiente, dado que cuando las preferencias son regulares siempre se cumple que
(11 ) s  0 (la curva de demanda compensada es decreciente, su pendiente es negativa). Para
que pueda aparecer un bien Giffen (ε11>0), forzosamente este último debe ser en primer lugar
un bien inferior (ε1m<0), y además el consumidor debe destinar una proporción muy elevada
de su renta a la adquisición del mismo (s1 debe tender a la unidad y no a cero); lo que sólo
sucederá, por regla general, cuando el consumidor soporte un nivel de renta muy bajo.

Un ejemplo, muy difundido en los libros de texto, de bien Giffen, son las patatas en la Ir-
landa del siglo XIX, cuyo consumo, según se cuenta, por parte de familias muy pobres consti-
tuía un gasto que representaba una proporción muy alta del presupuesto de tales familias.

Efectivamente, supongamos que en este contexto se produjera una reducción del precio de
las patatas. Las familias pueden seguir consumiendo la misma cantidad de patatas que antes y,
además, el ahorro derivado de pagar un menor precio por este bien pueden destinarlo a adqui-
rir otros alimentos de mayor calidad, sustitutivos de las patatas, por ejemplo, las verduras. Por
este motivo, las familias ya no necesitan seguir consumiendo en su dieta alimenticia la misma
cantidad de patatas que antes de que se redujera el precio de estas últimas, sino una cantidad
menor. En suma, que una disminución del precio de las patatas conduciría finalmente a una
reducción de su consumo por parte de tales familias.

En este contexto, las patatas se comportan, pues, como un bien Giffen; de forma que el
aumento de la renta real de las familias por la reducción del precio de las patatas es tan gran-
de, debido a que el gasto destinado al consumo de este bien supone una elevada proporción de
la renta de tales familias, que al ser las patatas un bien inferior se reduce su consumo, a pesar
de que se han abaratado, y lo normal en este caso sería consumir más patatas en lugar de otros
alimentos sustitutivos (por ejemplo, las verduras). Esto es lógico, porque, como sabemos, en

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el caso de un bien Giffen, el efecto-renta positivo domina al efecto-sustitución negativo, de


ahí que la curva de demanda del bien en cuestión sea paradójicamente creciente.

Como puede apreciarse, los bienes Giffen son algo verdaderamente raro o excepcional, de
forma que están excluidos, con buen criterio, del modelo de comportamiento del consumidor
que contempla preferencias regulares.

El efecto-sustitución de Hicks

Hasta ahora se ha manejado como criterio de compensación al consumidor para obtener el


efecto-sustitución, el criterio de compensación de Slutsky, que exige mantener constante la
capacidad adquisitiva de aquél ante una variación del precio del bien, de manera que la cesta
de bienes que constituía la elección inicial del consumidor siga siendo asequible. El efecto-
sustitución resultante recibe el nombre de efecto-sustitución de Slutsky.

Pero ahora manejaremos otro criterio de compensación al consumidor para obtener el


efecto-sustitución, el criterio de compensación de Hicks, que exige mantener constante el
nivel de utilidad de aquél ante una variación del precio del bien, de manera que le permita
permanecer dentro de la misma curva de indiferencia a la que pertenece la cesta de bienes que
constituye la elección inicial del consumidor. El efecto-sustitución resultante recibe el nombre
de efecto-sustitución de Hicks.

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x2

Curvas de indiferencia
m/p2

m´/p2
X
m*/p2 Elección Elección
Inicial final
Z

x1
Efecto- Efecto-
sustitución renta

Figura 8.2. El efecto-sustitución de Hicks y el


efecto-renta

Explicación del gráfico: puesto que la renta del consumidor y el precio del segundo bien
m
no se alteran, tampoco lo hará la ordenada en el origen de la recta presupuestaria: . De ahí
p2
que ante una reducción de p1 tiene lugar una giro a la derecha de la recta presupuestaria en
m
torno al punto , de manera que la elección inicial del consumidor, que era X, pasa a ser
p2
ahora Z, la elección final de este último.

Sin embargo, ahora, para definir el efecto-sustitución en el sentido de Hicks, lo que hace-
mos es deslizarnos a lo largo de la curva de indiferencia a la que pertenece la cesta X, la elec-
ción inicial del consumidor, hasta alcanzar la cesta Y, donde la recta presupuestaria, con la
nueva inclinación debida a la reducción de p1, es tangente a la curva de indiferencia de parti-
da.

El nivel de utilidad del consumidor permanece, pues, constante; en cambio la cesta inicial
X ya no resulta asequible, de ahí que tenga lugar una pérdida de capacidad adquisitiva por
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parte del consumidor al calcular el efecto-sustitución de Hicks. Para mantener constante el


nivel de utilidad, debemos reducir la renta de aquél de m a m*. Ésta es ahora, pues, la varia-
ción compensada de la renta, mayor que la que tenía lugar anteriormente al calcular el efecto-
sustitución de Slutsky (reducción de m a m´).

El aumento de la cantidad demandada del bien 1 con el paso de X a Y constituye el efecto-


sustitución de Hicks. El efecto-renta, el paso de Y a Z, se define como antes.

El efecto-sustitución de Hicks tiene también signo negativo. Esto es, la variación de la


cantidad demandada del bien debida al efecto-sustitución de Hicks tiene signo opuesto al de la
variación del precio del bien. Lo mismo que ocurría con el efecto-sustitución de Slutsky. La
demostración de este extremo se hace recurriendo nuevamente al axioma débil de la preferen-
cia revelada.

Cuando las variaciones de los precios son infinitesimales, en cursos avanzados se demues-
tra que ambos efectos-sustitución son idénticos.

De esta manera, en la ecuación de Slutsky resulta indiferente definir el efecto-sustitución


de una u otra forma, en el sentido de Slutsky o en el de Hicks.

La curva de demanda compensada

La curva de demanda convencional de un determinado bien nos indica la cantidad deman-


dada de este último por parte del consumidor, cuando varía el precio del bien en cuestión y la
renta y el precio de los restantes bienes permanecen constantes. La pendiente de esta curva de
demanda, que no es más que lo que hemos llamado efecto-total en la ecuación de Slutsky,
resulta ser obviamente la suma del efecto-sustitución, se defina como se defina, más el efecto-
renta.

Pero también podemos definir una curva de demanda del bien a lo largo de la cual perma-
nezca constante tanto el precio de los restantes bienes como la capacidad adquisitiva del con-
sumidor. Esto es, una curva de demanda cuya pendiente coincida exclusivamente con el efec-
to-sustitución de Slutsky, prescindiendo así del efecto-renta.

Y finalmente, también podemos definir una curva de demanda del bien a lo largo de la
cual permanezca constante tanto el precio de los restantes bienes como el nivel de utilidad del
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consumidor. Esto es, una curva de demanda cuya pendiente coincida exclusivamente con el
efecto-sustitución de Hicks, excluyendo así el efecto-renta. Esta curva de demanda recibe el
nombre de curva de demanda compensada. Esta curva aparece tratada en el tema 7, donde se
aborda el gasto del consumidor.

Cuando las preferencias son regulares, la curva de demanda compensada es decreciente, su


pendiente es negativa. Dado que el efecto-sustitución de Hicks es también negativo.

Relación entre la curva de demanda convencional y la curva de demanda


compensada

¿Qué relación existe entre la curva de demanda convencional y la curva de demanda com-
pensada de un bien?

Tomemos el primer bien. En cualquier caso, los precios de los restantes bienes no se alte-
ran. Consideremos que se trata de un bien normal. Por consiguiente, como el efecto-
sustitución y el efecto-renta son ambos negativos, resultará ser un bien ordinario, cuya curva
de demanda será lógicamente decreciente.

A lo largo de la curva de demanda convencional (decreciente) de este bien, x1  D  p1  , la

renta del consumidor permanece constante; por lo que el nivel de utilidad de este último dis-
minuirá conforme aumenta p1. La pendiente de esta curva de demanda es la suma del efecto-
sustitución de Hicks más el efecto-renta:

x1  x1 
   ER  0
p1  p1  s

A lo largo de la curva de demanda compensada del primer bien (decreciente, cuando las
preferencias son regulares), x1  H  p1  , el nivel de utilidad del consumidor permanece cons-
tante; por lo que el nivel de renta debe aumentar conforme aumenta p1 (variación compensada
de la renta). La pendiente de esta curva de demanda coincide con el efecto-sustitución de
Hicks:

 x1 
  0
 p1  s
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Puesto que, tal como hemos dicho, se trata de un bien normal, el efecto-renta será negativo
(ER<0). En consecuencia, se cumplirá:

x1  x1  x1  x1 


  0    0
p1  p1  s p1  p1  s

Esto es, la curva de demanda convencional tendrá una pendiente mayor en valor absoluto
que la de la curva de demanda compensada del bien en cuestión; es decir, que la curva de de-
manda convencional será más inclinada que la curva de demanda compensada.

Esto ocurrirá, como es lógico, siempre que representemos el precio del bien (la variable
independiente de ambas curvas de demanda) en el eje de abscisas. Pero si, como es costum-
bre, representamos el precio del bien en el eje de ordenadas, sucederá precisamente lo contra-
rio: la pendiente de la curva de demanda convencional será menor en valor absoluto, que la de
la curva de demanda compensada:

p1  p1  p1  p1 


0    0  
x1  x1  s x1  x1  s

Esto es, que la curva de demanda convencional será menos inclinada que la curva de de-
manda compensada.

p1

x1=H(p1)

x1=D(p1)
A
p1*

x1* x1

Figura 8.3. La curva de demanda convencional y


la curva de demanda compensada

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RESUMEN TEMA 8: La ecuación de Slutsky 13/13

Explicación del gráfico: ambas curvas se cortarán en un punto (A), en el cual, cuando el
precio del bien es p1* , la renta, que permanece constante a lo largo de la curva de demanda
convencional, permite alcanzar al consumidor el nivel de utilidad que permanece constante a
lo largo de la curva de demanda compensada. Por lo que, a ese precio, la cantidad demandada
del bien coincidirá en ambas curvas y será x1* .

A medida que sube el precio del bien por encima de p1* , hay que compensar al consumi-
dor con un aumento de renta para que se mantenga constante el nivel utilidad a lo largo de la
curva de demanda compensada; como el nivel de renta permanece constante a lo largo de la
curva de demanda convencional, la cantidad demandada será mayor en la curva de demanda
compensada que en la curva de demanda convencional, al tratarse de un bien normal.

Lo contrario sucederá si el precio del bien disminuye por debajo de p1* . Entonces hay que
compensar al consumidor con una disminución del nivel de renta para que se mantenga cons-
tante el nivel de utilidad a lo largo de la curva de demanda compensada; como el nivel de ren-
ta permanece constante a lo largo de la curva de demanda convencional, la cantidad deman-
dada será mayor en la curva de demanda convencional que en la curva de demanda compen-
sada, al tratarse de un bien normal.

Se deja al lector que repita los mismos razonamientos, y dibuje el gráfico correspondiente,
para el caso en que el bien en cuestión sea inferior, aunque siga siendo un bien ordinario, esto
es, con una curva de demanda convencional decreciente. En estas circunstancias, el lector
deberá llegar a la conclusión de que la curva de demanda convencional del bien es más incli-
nada que la curva de demanda compensada (representando el precio del bien en el eje de or-
denadas, como es costumbre).

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EL EFECTO-RENTA EN LA ECUACIÓN DE SLUTSKY

Tomemos la ecuación de Slutsky:

x  x  x
  x
p  p  s m

He eliminado el subíndice que hace referencia al bien 1 para simplificar la notación.

Definamos el efecto-renta del siguiente modo:

x
ER   x
m

Nosotros podemos rescribir la ecuación de Slutsky como sigue:

 x  x
dx    dp  xdp
 p  s m

La cual puede interpretarse como que la variación de la cantidad demandada del bien (dx)
debida a una variación en su precio, permaneciendo constantes la renta y el precio de los res-
tantes bienes, es igual a la variación de la cantidad demandada del bien debida al efecto-
sustitución (primer término del segundo miembro) más la variación de la cantidad demandada
del bien debida al efecto-renta:

x
 xdp
m

A su vez, esta variación de la cantidad demandada del bien debida al efecto-renta puede
interpretarse como el resultado de multiplicar los dos componentes siguientes:

a) La variación del nivel de renta real del consumidor (  xdp ) como consecuencia de la
variación del precio del bien. Esta variación del nivel de renta real del consumidor
obviamente tiene signo opuesto a la variación del precio del bien. Si el precio del bien
se reduce, la renta real del consumidor aumenta... Y, por tanto, es igual en valor abso-
luto pero de signo opuesto a la variación compensada de la renta ( xdp ) utilizada para
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TEMA 8 El efecto-renta en la ecuación de Slutsky 2/2

definir el efecto-sustitución, que se requiere para mantener constante la capacidad ad-


quisitiva del consumidor ante una variación del precio del bien.
b) La variación de la cantidad demandada del bien en relación con la variación del nivel
de renta ( x m ): la derivada parcial de la función de demanda del bien respecto de la
variable renta. Esta derivada es positiva si se trata de un bien normal.

En consecuencia, la variación de la cantidad demandada del bien debida al efecto-renta


resulta de multiplicar la variación del nivel de renta real de consumidor, como consecuencia
de la variación del precio de bien, por la derivada parcial de la función de demanda del bien
respecto de la variable renta. De forma que la variación de la cantidad demandada del bien
debida al efecto-sustitución tiene lugar cuando el nivel de renta real, esto es, la capacidad
adquisitiva del consumidor, permanece constante por medio de la variación compensada de
la renta; que es igual en valor absoluto pero de signo contrario a la variación del nivel de
renta real del consumidor.

Como puede apreciarse, la argumentación es más lógica definiendo el efecto-total en la


ecuación de Slutsky como la suma del efecto-sustitución más el efecto-renta. De forma que
este último adoptaría la siguiente expresión:

x
ER   x
m

donde el efecto-renta resulta ser negativo para los bienes normales.

En lugar de definir en la ecuación de Slutsky el efecto-total como el efecto-sustitución


menos el efecto-renta, de modo que este último adoptaría la siguiente expresión:

x
x
m

donde el efecto-renta resulta ser positivo para los bienes normales.

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NEGATIVIDAD DEL EFECTO-SUSTITUCIÓN DE HICKS

El efecto-sustitución de Hicks es negativo. Ello quiere decir que una disminución del pre-
cio del primer bien (manteniendo constante el precio del segundo bien) da lugar a un aumento
de la cantidad demandada de aquél, permaneciendo dentro de la misma curva de indiferencia,
es decir, compensando al consumidor con una disminución de su nivel de renta para que se
mantenga inalterado su nivel de bienestar.

Puesto que cualquier cesta óptima (interior) debe cumplir la siguiente condición:

UM 1 p1
RMS  
UM 2 p2

Una disminución de p1 , permaneciendo constante p2 , conlleva que la RMS en valor abso-


luto debe disminuir en cualquier caso para alcanzarse el nuevo punto de equilibrio. Y esto con
independencia de que nos mantengamos dentro de la misma curva de indiferencia, como es el
caso del efecto-sustitución de Hicks, o pasemos a otra curva de indiferencia, como en el caso
de que se mantuviera inalterado el nivel de renta del consumidor.

Dada la convexidad de las preferencias, la RMS sólo puede disminuir en valor absoluto a
lo largo de una curva de indiferencia si aumenta la cantidad consumida del primer bien y se
reduce la del segundo. Por este motivo, el efecto sustitución de Hicks es negativo, y las curvas
de demanda compensada son decrecientes.

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TEMA 8 Negatividad del efecto-sustitución de Hicks 2/2

x2
curva de indiferencia
m/p2

pendiente
p1/p2
A
m’/p2
pendiente
p1’/p2

x1

En este gráfico se observa que el precio del primer bien ha disminuido, y, por este motivo,
la nueva recta presupuestaria se ha hecho más horizontal. El resultado es un deslizamiento del
punto de equilibrio hacia la derecha, a lo largo de la curva de indiferencia. Lo que implica
necesariamente un aumento de la cantidad consumida del primer bien debido al efecto-
sustitución de Hicks. Naturalmente el nivel de renta del consumidor se ha reducido con objeto
de compensar la disminución del precio del primer bien y, de este modo, permanecer dentro
de la misma curva de indiferencia.

Se trata de una demostración alternativa de la negatividad del efecto-sustitución de Hicks a


la contenida en el libro de texto, basada en el axioma débil de la preferencia revelada. Esta
última es más general, dado que no requiere ningún supuesto acerca de la convexidad de las
preferencias del consumidor.

De hecho, puede observarse en el gráfico anterior que las elecciones inicial (A) y final (B)
del consumidor cumplen el axioma débil de la preferencia revelada: cuando el consumidor
elige la cesta A, en la situación inicial, cuando los precios son precisamente p1, p2 y el nivel
de renta m, la cesta B no resulta asequible (es más cara); y cuando el consumidor elige la cesta
B, en la situación final, cuando los precios son p1 , p2 y el nivel de renta m’, la cesta A no re-
sulta asequible (es más cara). Y esto precisamente es suficiente para demostrar, como se hace
en el libro de texto, que el efecto-sustitución de Hicks es negativo.

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PREFERENCIAS REGULARES Y BIENES GIFFEN

En el epígrafe 6.4 del libro de Varian (página 107) se afirma que “…es posible encontrar pre-
ferencias regulares en las que la reducción del precio del bien 1 provoque una reducción de
su demanda”. Y, además, da un ejemplo gráfico: la Figura 6.10.

Esto es cierto. Las preferencias regulares (monótonas y estrictamente convexas) no dan


lugar necesariamente a bienes ordinarios, es decir, a curvas de demanda decrecientes. Pueden
dar lugar, si bien de forma excepcional, a bienes Giffen, es decir, a curvas de demanda cre-
cientes.

¿Por qué las preferencias regulares pueden dar lugar, aunque sea de forma excepcional, a
bienes Giffen?

Las preferencias regulares son, por definición, monótonas y convexas (normalmente es-
trictamente convexas). Es precisamente la convexidad de las curvas de indiferencia lo que
origina que la RMS sea decreciente en valor absoluto (preferencias estrictamente convexas), o
al menos no-creciente en valor absoluto (preferencias convexas), a medida que aumenta la
cantidad consumida del bien 1, siempre que nos mantengamos dentro de la misma curva de
indiferencia.

Obviamente, el equilibrio del consumidor con este tipo de preferencias, haciendo p2  1 ,


conlleva que la RMS en valor absoluto es igual al precio del primer bien para cestas óptimas
interiores:

RMS  p1

Luego a lo largo de la curva inversa de demanda del bien 1, si se reduce el precio de este
último debe disminuir la RMS tomada en valor absoluto. Pero de aquí no se infiere necesa-
riamente que deba incrementarse la cantidad demandada del bien 1, es decir, que se trate de
un bien ordinario. Puede suceder que se comporte como un bien Giffen.

Efectivamente, si nos mantuviéramos dentro de la misma curva de indiferencia al reducir-


se el precio del bien 1, entonces forzosamente tendría lugar un aumento de la cantidad de-

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mandada de este bien (el efecto-sustitución de Hicks siempre es negativo, al menos, no-
positivo).

Pero la reducción del precio del primer bien, permaneciendo constantes la renta del con-
sumidor y el precio del segundo bien, implica que la nueva cesta de bienes demandada por el
consumidor estará situada en una curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad. Y esto se
debe precisamente a la incidencia del efecto-renta.

En consecuencia, todo depende del signo del efecto-renta y de su intensidad el que pueda
aparecer un bien Giffen. Es decir, en nuestro caso, que la reducción del precio del primer bien
conlleve una disminución de la cantidad demandada de este último en lugar de un aumento.

Si el bien 1 es un bien inferior (efecto-renta positivo), y el consumidor gasta una elevada


proporción de su renta en adquirirlo (efecto-renta muy intenso), es muy probable que el efec-
to-renta positivo domine al efecto-sustitución negativo y dé lugar a que el bien 1 se comporte
como un bien Giffen (efecto-total positivo).

Luego las preferencias regulares no excluyen los bienes Giffen. De forma que el hecho de
que la RMS en valor absoluto decrezca al aumentar la cantidad demandada del bien 1 al per-
manecer dentro de la misma curva de indiferencia, y que tal RMS en valor absoluto sea igual
al precio de este bien, no implica que la curva de demanda de este bien deba ser decreciente.
Puede ser creciente, si bien de forma excepcional.

De ahí que las preferencias regulares den lugar normalmente a bienes ordinarios, pero no
necesariamente; también pueden dar lugar a bienes Giffen, tal como se afirma en el libro de
texto de Varian.

Por tanto, el que la curva de demanda de un bien sea decreciente debe argumentarse ba-
sándonos en la interpretación de la ecuación de Slutsky: puesto que el efecto-sustitución es
negativo, si estamos ante un bien normal o ante un bien inferior que no sea Giffen, el efecto-
total será también negativo, por lo que la curva de demanda de un bien será normalmente de-
creciente.

Esta conclusión, como puede verse, se basa en la negatividad del efecto-sustitución, la


cual se demuestra a partir del axioma débil de la preferencia revelada. Y, por tanto, no requie-

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TEMA 8 Preferencias regulares y bienes Giffen 3/3

re establecer ningún supuesto acerca la convexidad de las preferencias del consumidor, ni


acerca de la existencia de la función de utilidad.

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LA CURVA DE DEMANDA COMPENSADA Y EL EFECTO-


SUSTITUCIÓN DE HICKS

Dada la función de utilidad Cobb-Douglas:

u ( x1 , x2 )  x1a x2b

donde a  b  1 , una vez realizada la correspondiente transformación monótona de la función


de utilidad en caso de que fuera necesario.

Consideremos la función de demanda compensada correspondiente al primer bien:

b
a
x1  h1 ( p1 , p2 , u )    p1 b p2b u
b

Obtengamos la pendiente de la curva de demanda compensada, lo que conlleva que el pre-


cio del otro bien y el nivel de utilidad permanecen constantes:

h1  a 
b b
a
   (b) p1 b 1 p2b u  b   p1 a  2b p2b u  0
p1  b  b

Como puede observarse, la pendiente de la curva de demanda compensada es negativa;


por tanto, tal curva es decreciente.

Podemos simplificar aún más la expresión anterior expresando el nivel de utilidad en fun-
ción de los precios de los bienes y del nivel de renta del consumidor. Se trata de introducir en
la anterior expresión la llamada función indirecta de utilidad:

u  a a bb p1 a p2 b m

Introduciendo, pues, esta función indirecta de utilidad en la expresión de la pendiente de la


curva de demanda compensada correspondiente al primer bien, obtenida con anterioridad,
resultará después de realizar las correspondientes simplificaciones:

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TEMA 8 La curva de demanda compensada y el efecto-sustitución de Hicks 2/2

h1 m
 ab 2  0
p1 p1

Esta expresión ya se obtuvo en la Guía Didáctica (Capítulo 8, epígrafe 4 de aclaraciones y


comentarios) para el efecto-sustitución correspondiente a una función de utilidad Cobb-
Douglas, a partir de la ecuación de Slutsky, como la diferencia entre el efecto-total menos el
efecto-renta.

Luego el efecto-sustitución de Hicks no es más que la pendiente de la curva de demanda


compensada, pero eso es negativo. Y además queda comprobado que se cumple la ecuación
de Slutsky, dado que el efecto-sustitución, obtenido a partir de la curva de demanda compen-
sada, es igual al efecto-total menos el efecto-renta, estos dos últimos obtenidos a partir de la
curva de demanda convencional.

Una demostración más general de todo esto, sin necesidad de centrarse en el caso particu-
lar de una función de utilidad Cobb-Douglas, se lleva a cabo en cursos avanzados.

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MINIMIZACIÓN DEL GASTO Y NEGATIVIDAD DEL EFECTO-


SUSTITUCIÓN DE HICKS

Tomemos las funciones de demanda compensada genéricas que se obtienen al resolver el


problema dual de la minimización del gasto por parte del consumidor:

x1  h1 ( p1 , p2 , u ) x2  h2 ( p1 , p2 , u )

Consideremos ahora, a partir de ambas funciones, las dos cestas de mercancías siguientes:
( x1 , x2 ) y ( x1, x2 ) , demandadas por el consumidor cuando trata de alcanzar el nivel de utilidad

u y los precios de ambos bienes son respectivamente: ( p1 , p2 ) y ( p1, p2 ) .

Al demandar ambas cestas de mercancías lógicamente el consumidor incurre en el gasto


mínimo para alcanzar el citado nivel de utilidad cuando están vigentes respectivamente ambos
conjuntos de precios.

Es evidente que con ambos conjuntos de precios, la minimización del gasto por parte de
consumidor conlleva el automático cumplimiento de las dos desigualdades siguientes:

p1 x1  p2 x2  p1 x1  p2 x2 p1x1  p2 x2  p1x1  p2 x2

Dado que cuando elige la primera cesta de bienes ( x1 , x2 ) , cuando los precios de los bienes

son ( p1 , p2 ) , la otra cesta de bienes ( x1, x2 ) no puede ser más barata a los mismos precios,
puesto que está minimizando el gasto en su elección. Y cuando elige la segunda cesta de bie-
nes ( x1, x2 ) , cuando los precios de los bienes son ( p1, p2 ) , la otra cesta de bienes ( x1 , x2 )

tampoco puede ser más barata a los nuevos precios por el mismo motivo.

Si ahora sumamos miembro a miembro ambas desigualdades, dado que todos los términos
son positivos, obtendremos:

 p1  p1  x1   p2  p2  x2   p1  p1  x1   p2  p2  x2

De donde reordenando términos resultará finalmente:

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 p1  p1  x1  x1    p2  p2  x2  x2   0

p1x1  p2 x2  0

En consecuencia, si consideramos que p2 no varía, y sólo lo hace p1 . Entonces la varia-


ción del precio del primer bien multiplicada por la variación de la cantidad demandada del
mismo bien cuando el nivel de utilidad del consumidor permanece constante no puede ser un
número positivo, sólo puede ser negativo o nulo. Así es como puede interpretarse la última
desigualdad anterior.

Con lo que si aumenta el precio del primer bien ( p1  0 ), permaneciendo inalterado el

precio del segundo bien ( p2  0 ), la cantidad demanda del primero, cuando mantenemos

constante el nivel de utilidad de consumidor, en ningún caso puede aumentar ( x1  0 ). Lo


normal es que reduzca. De ahí que el efecto-sustitución de Hicks sea siempre no-positivo
( x1 p1  0 ), normalmente negativo.

Como es evidente, el nivel de renta del consumidor no puede permanecer constante a me-
dida que aumenta el precio del primer bien, debe aumentar forzosamente para mantener cons-
tante el nivel de utilidad del consumidor. Se trata, como bien sabemos, de la variación com-
pensada de la renta en el sentido de Hicks.

Como es obvio, todo lo anterior puede considerarse como una segunda demostración al-
ternativa de la negatividad del efecto-sustitución de Hicks, que guarda gran semejanza con la
manejada en el libro de texto (epígrafe 8.8), basada esta última en el cumplimiento del axioma
débil de la preferencia revelada.

Esto es debido a que cuando el consumidor minimiza el gasto y elige una cesta de bienes a
los precios vigentes, cualquier otra cesta que ha desechado no puede ser más barata que la
elegida, como mucho debe ser igual de cara. Y esto equivale, desde la perspectiva de la teoría
de la preferencia revelada, a que el consumidor con su elección está revelando que prefiere la
cesta elegida a cualquier otra que le resulta asequible (que no es más cara) a los precios vigen-
tes.

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CAPÍTULO 8 Minimización del gasto y efecto-sustitución de Hicks 3/3

Por este motivo, siguiendo ambos caminos: el establecido como consecuencia de la mini-
mización del gasto por parte del consumidor a los precios vigentes, y el resultante de aplicar
el axioma débil de la preferencia revelada, se llega al mismo resultado: la deducción de la
negatividad del efecto-sustitución de Hicks.

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Tema 8

LA ECUACIÓN DE SLUTSKY

Glosario

Criterio de compensación de Hicks:

Exige mantener constante el nivel de utilidad del consumidor ante una variación del precio
del bien, de manera que aquél permanezca dentro de la misma curva de indiferencia.

Para ello tiene que darse la correspondiente variación compensada de la renta (Hicks).

Criterio de compensación de Slutsky:

Exige mantener constante la capacidad adquisitiva del consumidor ante una variación del
precio del bien, de manera que la cesta de bienes que constituía la elección inicial del consu-
midor siga siendo asequible.

Para ello tiene que darse la correspondiente variación compensada de la renta (Slutsky).

Curva de demanda compensada:

Es la curva de demanda del bien a lo largo de la cual permanece constante tanto el precio de
los restantes bienes como el nivel de utilidad del consumidor. Obviamente, la pendiente de
esta curva recoge exclusivamente el efecto-sustitución de Hicks, excluyendo el efecto-renta.

Cuando las preferencias son regulares, la curva de demanda compensada es decreciente, su


pendiente es negativa. Dado que el efecto-sustitución de Hicks es también negativo.

Ecuación de Slutsky:

Después de realizar algunas sencillas manipulaciones algebraicas, la identidad de Slutsky se


convierte en la ecuación de Slutsky, que adopta la siguiente forma:

x1  x1  x1


   x1
p1  p1  s m

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La variación total de la cantidad demandada de un bien al variar su precio (efecto-total=ET)


es la suma del efecto-sustitución (ES) más el efecto-renta (ER):

x1  x  x1
ET  ES   1  ER   x1
p1  p1  s m

ET  ES  ER

Efecto-renta:

Se debe a la variación de la capacidad adquisitiva del consumidor cuando se altera el precio


de un determinado bien, aunque el nivel de renta permanezca constante. Si el precio del bien
sube, la capacidad adquisitiva del consumidor se verá reducida; lo contrario sucederá si el
precio del bien baja.

x2
Curvas de indiferencia

m/p2

m´/p2

Desplazamiento
Giro

x1
Efecto- Efecto-
sustitución renta

Figura 8.1. El efecto-sustitución de Slutsky y el


efecto-renta

Consideremos que ha tenido lugar una reducción de p1, con lo que la elección inicial X del
consumidor, pasa a ser ahora Z, la elección final de este último. Situados ahora sobre la recta
presupuestaria que pasa por X e Y, y en este último punto que es la cesta elegida por el con-
sumidor cuando su capacidad adquisitiva permanece constante ante una reducción de p1. Aho-
ra consideramos el aumento de la capacidad adquisitiva del consumidor que tiene lugar cuan-

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do p1 disminuye, con lo que tal recta presupuestaria se desplaza paralelamente hacia la dere-
cha debido a un aumento de la renta del consumidor, precisamente la variación compensada
de la renta (en este caso, el aumento del nivel de renta de m´ a m). La variación de la cantidad
demandada del bien 1 por el paso de la cesta Y a la Z es lo que se conoce como efecto-renta.

Efecto-sustitución (Hicks):

Se obtiene al manejar el criterio de compensación de Hicks, que exige mantener constante el


nivel de utilidad del consumidor ante una variación del precio del bien, de manera que le per-
mita permanecer dentro de la misma curva de indiferencia a la que pertenece la cesta de bie-
nes que constituye la elección inicial del consumidor. El efecto-sustitución resultante recibe el
nombre de efecto-sustitución de Hicks.

x2

Curvas de indiferencia
m/p2

m´/p2
X
m*/p2 Elección Elección
Inicial final
Z

x1
Efecto- Efecto-
sustitución renta

Figura 8.2. El efecto-sustitución de Hicks y el


efecto-renta

Explicación del gráfico: puesto que la renta del consumidor y el precio del segundo bien no se
alteran, tampoco lo hará la ordenada en el origen de la recta presupuestaria: m p2 . De ahí que
ante una reducción de p1 tiene lugar una giro a la derecha de la recta presupuestaria en torno al

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punto m p2 , de manera que la elección inicial del consumidor, que era X, pasa a ser ahora Z,
la elección final de este último.

Sin embargo, ahora, para definir el efecto-sustitución en el sentido de Hicks, lo que hacemos
es deslizarnos a lo largo de la curva de indiferencia a la que pertenece la cesta X, la elección
inicial del consumidor, hasta alcanzar la cesta Y, donde la recta presupuestaria, con la nueva
inclinación debida a la reducción de p1, es tangente a la curva de indiferencia de partida.

El nivel de utilidad del consumidor permanece, pues, constante; en cambio la cesta inicial X
ya no resulta asequible, de ahí que tenga lugar una pérdida de capacidad adquisitiva por parte
del consumidor al calcular el efecto-sustitución de Hicks. Para mantener constante el nivel de
utilidad, debemos reducir la renta de aquél de m a m*. Ésta es ahora, pues, la variación com-
pensada de la renta, mayor que la que tenía lugar anteriormente al calcular el efecto-
sustitución de Slutsky (reducción de m a m´).

El aumento de la cantidad demandada del bien 1 con el paso de X a Y constituye el efecto-


sustitución de Hicks.

El efecto-sustitución de Hicks tiene también signo negativo. Esto es, la variación de la canti-
dad demandada del bien debida al efecto-sustitución de Hicks tiene signo opuesto al de la
variación del precio del bien. Lo mismo que ocurría con el efecto-sustitución de Slutsky. La
demostración de este extremo se hace recurriendo al axioma débil de la preferencia revelada.

Cuando las variaciones de los precios son infinitesimales, en cursos avanzados se demuestra
que ambos efectos-sustitución son idénticos.

De esta manera, en la ecuación de Slutsky resulta indiferente definir el efecto-sustitución de


una u otra forma, en el sentido de Slutsky o en el de Hicks.

Efecto-sustitución (Slutsky):

Consideremos que ha tenido lugar una reducción de p1. El efecto-sustitución es debido a que
el consumidor se inclina a demandar una menor cantidad de otros bienes sustitutivos del pri-
mero, cuyos precios se han encarecido relativamente, y una mayor cantidad del bien en cues-
tión, cuyo precio se ha reducido. Por este motivo, debido a la simple alteración de los precios
relativos de los bienes, incluso aunque la capacidad adquisitiva del consumidor permanezca
constante, la cantidad demandada del primer bien se ve alterada.

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x2
Curvas de indiferencia

m/p2

m´/p2

Desplazamiento
Giro

x1
Efecto- Efecto-
sustitución renta

Figura 8.1. El efecto-sustitución de Slutsky y el


efecto-renta

El efecto-sustitución se corresponde con la alteración de la cantidad demandada del bien


cuando la capacidad adquisitiva del consumidor permanece constante (paso de X a Y). En ese
caso, la cesta X inicialmente demandada por el consumidor debe seguir siendo asequible a los
nuevos precios, esto es, con la nueva inclinación de la recta presupuestaria. De esta forma,
podemos trazar una recta presupuestaria que pase por X y tenga la misma pendiente que la
recta presupuestaria que pasa por Z. Es como si la recta presupuestaria de partida girase o
pivotara alrededor de la cesta X hasta alcanzar la nueva inclinación fruto de la disminución de
p1. La elección óptima es ahora Y. La variación de la cantidad demandada del bien 1 debida al
paso de la cesta X a la Y es precisamente el efecto-sustitución, que a veces recibe el nombre
de variación de la demanda compensada; puesto que para obtener aquél debemos compensar
al consumidor con una variación de la renta, precisamente la variación compensada de la ren-
ta, para mantener constante la capacidad adquisitiva de este último (en este caso se trata de
una disminución del nivel de renta, de m a m´).

Efecto-total:

Es la variación de la cantidad demandada de un bien cuando varía su precio, permaneciendo


constante la renta del consumidor y los precios de los otros bienes.

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Es la suma del efecto-renta y del efecto-sustitución. Se expresa formalmente mediante la


ecuación de Slutsky.

Identidad de Slutsky:

Refirámonos al bien 1, donde p1 es el precio inicial y p1 el precio final del bien; m la renta del

consumidor y m´ la renta compensada que mantiene constante la capacidad adquisitiva del


consumidor cuando el precio del bien es p1 .

Obviamente, debe cumplirse la siguiente identidad:

x1  p1, m   x1  p1 , m    x1  p1, m   x1  p1 , m     x1  p1, m   x1  p1, m  

x1  x1s  x1n

La variación de la cantidad demandada de un bien al variar su precio (efecto-total= x1 ), per-


maneciendo constantes la renta del consumidor y los precios de los otros bienes, es igual a la
suma de la variación de la cantidad demandada debida al efecto-sustitución ( x1s ) más la de-

vida al efecto-renta ( x1n ). Ésta es precisamente la identidad de Slutsky.

Ley de la demanda:

Los bienes normales, puesto que el efecto-renta y efecto-sustitución son ambos negativos, se
comportan siempre como bienes ordinarios, dado que el efecto-total resultante es negativo.
De ahí que los bienes normales tengan una curva de demanda decreciente.

En cambio, los bienes inferiores, puesto que el efecto-sustitución es negativo y el efecto-renta


positivo, pueden comportarse a veces como bienes Giffen, para los cuales el efecto-total es
positivo; de ahí que estos últimos tengan una curva de demanda creciente.

En consecuencia, un bien Giffen no es más que un bien inferior en el que el efecto-renta posi-
tivo domina al efecto-sustitución negativo, originando un efecto-total positivo.

Para que un bien inferior pueda comportarse como un bien Giffen, el consumidor debe desti-
nar una parte muy importante de su presupuesto a adquirir tal bien inferior, lo que sólo suce-
derá normalmente cuando el nivel de renta de aquél es muy bajo. Ejemplo de bien Giffen: el
consumo de patatas por parte de familias muy pobres en la Irlanda del siglo XIX.

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GLOSARIO TEMA 8: La ecuación de Slutsky 7/7

Variación compensada de la renta (Hicks):

Es la variación de la renta que es preciso llevar a cabo para mantener intacto el nivel de bien-
estar del consumidor, como consecuencia de la alteración del precio de un bien, con objeto de
que este último permanezca dentro de la misma curva de indiferencia.

La variación compensada de la renta tiene el mismo signo que la variación del precio del bien.
Si el precio aumenta, entonces hay que compensar al consumidor con un incremento de renta
para que mantenga constante su nivel de utilidad; lo contrario si el precio disminuye.

Variación compensada de la renta (Slutsky):

Es la variación de la renta que es preciso llevar a cabo para mantener intacta capacidad adqui-
sitiva del consumidor, como consecuencia de la alteración del precio de un bien, por ejemplo
p1: m  x1p1 .

Y es igual a la cantidad demandada del bien en cuestión multiplicada por variación del precio
del bien. De este modo, la cesta de bienes de partida resulta asequible a los nuevos precios. La
recta presupuestaria pivota alrededor de la cesta óptima originaria, cambiando de inclinación
al alterarse el precio de bien en cuestión.

La variación compensada de la renta tiene el mismo signo que la variación del precio del bien.
Si el precio aumenta, entonces hay que compensar al consumidor con un incremento de renta
para que mantenga constante su capacidad adquisitiva; lo contrario si el precio disminuye.

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Tema 8

LA ECUACIÓN DE SLUTSKY

Preguntas más frecuentes

Curva de demanda convencional y curva de demanda compensada

En el epígrafe correspondiente a la "Relación entre la curva de demanda convencional y la


curva de demanda compensada" del Resumen del tema, se dice en el párrafo tercero que: "A
lo largo de la curva de demanda convencional… La pendiente de esta curva de demanda es la
suma del efecto-sustitución de Hicks más el efecto-renta". O yo no he entendido nada o creo
que esa pendiente vendrá determinada por la suma del efecto-sustitución de Slutsky más el
efecto-renta. ¿Estoy en lo cierto y se trata de un error mecanográfico?

Cuando la variación del precio del bien es infinitesimal, como sucede cuando estamos
hablando de la pendiente de la curva de demanda convencional ( dx dp ), el efecto-sustitución
de Hicks coincide con el de Slutsky. Esto se demuestra en cursos avanzados.

Por tanto, cuando las variaciones de los precios son infinitesimales se puede hablar indis-
tintamente del efecto sustitución de Hicks y del de Slutsky dentro de la ecuación de Slutsky.

Lo que sucede es que la pendiente de la curva de demanda compensada es, por definición,
el efecto-sustitución de Hicks, dado que éste exige que el nivel de utilidad del consumidor
debe permanecer constante, que es precisamente lo que sucede a lo largo de esta curva.

Efectos-sustitución de Slutsky y Hicks discrepantes

¿Podrían los Sres. Slutsky y Hicks llegar a una discusión por considerar a un mismo bien
ordinario y Giffen respectivamente, teniendo en cuenta sus diferencias en cuanto a los
efectos-sustitución?

Es posible, a primera vista, que el fenómeno que se indica ocurra cuando la variación del
precio del bien es finita, dado que ambos efectos-sustitución (el de Slutsky y el de Hicks) no
coinciden. Cuando la variación del precio del bien es infinitesimal ambos efectos-sustitución
coinciden, y por tanto es imposible que un mismo bien se comporte como un bien ordinario o

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Giffen, dependiendo del criterio de compensación al consumidor. Luego, cuanto más pequeña
es la variación del precio del bien más improbable es que ocurra el fenómeno que se indica.

Este razonamiento parece correcto, pero no lo es. Porque lo que define un bien como Gif-
fen es que el efecto-total sea positivo; o negativo si se trata de un bien ordinario. El signo del
efecto-total es independiente del criterio de compensación al consumidor utilizado para defi-
nir el efecto-sustitución, según Slutsky o Hicks. El signo del efecto-total, esto es, el signo de
la variación de la cantidad demandada de un bien al variar su propio precio depende sólo de
las preferencias del consumidor y no del criterio de compensación... Luego el fenómeno que
se indica es imposible.

Continuando con la argumentación, el efecto-total se obtiene manejando la función de


demanda del bien, calculando la variación de la cantidad demandada ante una variación del
precio de bien, permaneciendo todo lo demás constante. Cuando la variación del precio es
infinitesimal, la relación entre la variación de la cantidad demandada y la variación del precio
del bien no es más que la derivada parcial de la función de demanda del bien. Y la función de
demanda del bien sólo depende de las preferencias del consumidor.

En consecuencia, la variación de la cantidad demandada de un bien ante una variación


de su propio precio no depende en absoluto del criterio de compensación al consumidor utili-
zado para definir el efecto-sustitución, según Slutsky o Hicks. Por lo que un bien no puede ser
simultáneamente ordinario o Giffen según el criterio de compensación empleado.

Puede concluirse entonces que, puesto que el efecto-total no depende del criterio de com-
pensación al consumidor, se cumple que la discrepancia entre el efecto-sustitución de Slutsky
y el de Hicks queda contrarrestada por una discrepancia igual en valor absoluto pero de signo
opuesto en el efecto-renta en ambos casos.

En este sentido, puede compararse al respecto las preguntas de test 8.3 y 8.4 de la Guía
Didáctica con las preguntas 8.22 y 8.23; la discrepancia de la que estamos hablando es en
valor absoluto 0,03. El efecto-total es el mismo en ambas situaciones (-1,67), y, por tanto,
independiente del criterio de compensación al consumidor, como venimos manteniendo.

Bien Giffen y consumidor medio

Para que un bien sea Giffen, debe ser un bien no sólo inferior, sino que el consumidor debe
de gastar una proporción muy elevada de su renta en adquirirlo. Pero esto último entiendo
que sólo el válido si el consumidor es un pobre miserable, pero no es cierto si se trata de un
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consumidor medio. Porque en este caso no es necesario que tenga que gastar una proporción
muy elevada de su renta en adquirir el bien en cuestión.

Si un consumidor consume un bien inferior para él, es decir, un bien del que demandaría
una menor cantidad si aumentara su nivel de renta. Y además gasta en adquirir ese bien infe-
rior una proporción muy elevada de su renta. Hay que inferir que tal consumidor es un pobre
miserable, por lo que nunca puede llegar a ser un consumidor medio.

Pero con independencia de que se trate de un pobre miserable o de un consumidor medio,


para que se trate de un bien Giffen, tal como se demuestra en el Resumen del tema 8 (La
Ecuación de Slutsky) del curso virtual: la elasticidad-precio de la curva de demanda del bien
es igual a la elasticidad-precio de la curva de demanda compensada, menos la proporción de
la renta gastada en la adquisición del bien en cuestión por parte del consumidor multiplicada
por la elasticidad-renta de la demanda de ese bien.

Por consiguiente, dado que cuando las preferencias son regulares siempre se cumple que
la curva de demanda compensada es decreciente, su pendiente es negativa; la correspondiente
elasticidad también sería negativa.

De ahí que para que pueda aparecer un bien Giffen, forzosamente este último debe ser en
primer lugar un bien inferior, y además el consumidor debe destinar una proporción muy ele-
vada de su renta a la adquisición del mismo (s1 debe tender a la unidad y no a cero); lo que
sólo sucederá, por regla general, cuando el consumidor soporte un nivel de renta muy bajo.

Bienes Giffen

¿Los bienes Giffen son siempre Giffen? Me explico: tengo entendido que el aumento de la
cantidad demandada cuando sube el precio para un bien Giffen puede ser válido para un
determinado intervalo de variación de los precios, o relación de precios, y un nivel de renta.
En ciertos intervalos, el bien en cuestión, puede incluso comportarse como normal. Por
ejemplo, para las patatas: si la renta de los consumidores es extremadamente baja y los
precios de los sustitutivos están muy por encima del precio de las patatas, podría ocurrir que
una pequeña bajada de precio (o un aumento pequeño de la renta) signifique un aumento en
el consumo de patatas. Con lo cual las patatas no se comportarían como un bien Giffen, ni
siquiera como un bien inferior, sino como un bien normal. A partir de un incremento mayor
de la renta, entonces sí se comportarían como un bien Giffen. Reformulando la pregunta:
¿Un bien Giffen debe comportarse como tal en cualquier intervalo de variación de los

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precios y nivel de renta o solamente con que se comporte en un determinado intervalo de


variación de los precios y renta se convierte en un bien Giffen en todos los casos?

Los bienes Giffen se definen como tales cuando varía su precio y todo lo demás permane-
ce constante, en particular la renta del consumidor.

Para que se dé un bien Giffen lo normal es que el nivel de renta del consumidor sea muy
bajo y que éste gaste una proporción muy elevada de su renta en adquirir este bien.

Ahora bien, aunque el precio de los bienes sustitutivos sea muy alto, una reducción del
precio del bien inferior (las patatas) le llevaría a comprar al consumidor una cantidad positiva,
por pequeña que sea, de otros bienes sustitutivos de mayor calidad (las verduras) con el dinero
que se ahorra consumiendo la misma cantidad de patatas. En tal caso el citado bien inferior se
comportaría como Giffen si el consumidor redujera en alguna medida la cantidad consumida
de patatas en la nueva dieta.

Pero puede suceder, que las verduras que puede comprar el consumidor no le permitan
mejorar sustancialmente su dieta, consumiendo la misma cantidad de patatas, y decida con-
sumir una mayor cantidad de patatas, al reducirse el precio de este bien inferior. En tal caso,
las patatas no se comportarían como un bien Giffen, aunque puedan seguir siendo un bien
inferior para este consumidor (siempre que este consumidor estuviera interesado en reducir su
consumo de patatas si hipotéticamente aumentara su renta, permaneciendo constantes todos
los precios de los bienes).

Un determinado bien no puede catalogarse de antemano como Giffen con independencia


de las preferencias del consumidor, el precio del bien, la renta del consumidor y el precio de
los bienes sustitutivos...

Ahora bien, la pregunta 8.14 de la Guía Didáctica no admite duda. Si un bien es Giffen,
porque sí, la cantidad demandada del mismo siempre debe aumentar al aumentar el precio del
bien; lo cual es tautológico, porque si no, no se trataría de un bien Giffen.

Lo que no debe inferirse de esto, como tú bien indicas, es que un determinado bien infe-
rior se comporte siempre como un bien Giffen. Es decir, que no se puede etiquetar de antema-
no los bienes con independencia de las preferencias de los consumidores.

Esto es todavía más claro en el caso de que el precio de los bienes permanezca constante
y varíe únicamente el nivel de renta del consumidor: un bien puede ser normal para ciertos
tramos de renta y para ciertos niveles de precios, y convertirse en inferior para otros niveles
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de renta... Todo depende, como digo, del comportamiento del consumidor, que puede ser todo
lo caprichoso que quiera, y que, por tanto, impide etiquetar a los bienes de antemano.

Bienes sustitutivos perfectos

¿Cómo son los efectos-renta y sustitución cuando el consumidor comienza consumiendo una
cantidad positiva del bien 2 y nada del bien 1, y sucesivas reducciones del precio del primer
bien le llevan a consumir finalmente una cantidad positiva del bien 1 y nada del bien 2?

Partiendo de la situación inicial, si el precio del bien 1 baja, pero no lo suficiente como
para dejar de consumir el bien 2, entonces cambia la inclinación de la recta presupuestaria
(gira en sentido contrario a la agujas del reloj alrededor del punto de corte con el eje de orde-
nadas), pero el consumidor sigue demandando la misma cantidad del bien 2, que no ha altera-
do su precio. Por este motivo, el efecto-total y los efectos sustitución y renta son cero.

Puesto que el precio del bien 1 sigue bajando, y la recta presupuestaria sigue girando en
sentido contrario a las agujas del reloj, llega un momento en que al consumidor le resultan
óptimas todas las cestas de bienes situadas en la recta presupuestaria.

En tal caso, en relación con el bien 1, cuyo precio se ha reducido, el efecto-sustitución se-
ría nulo (si en esta situación no se consume nada de este bien), o negativo (si se reduce la can-
tidad demandada del bien 2 y aumenta en alguna medida la correspondiente al bien 1), mo-
viéndonos siempre a lo largo de la recta presupuestaria.

Finalmente, una nueva reducción del precio del primer bien conlleva que el consumidor
deja de consumir el bien 2 y sólo consume una cantidad positiva del bien 1, en cuya adquisi-
ción gasta toda su renta. En este contexto, el efecto-sustitución sería negativo, dado que la
cantidad consumida del bien 1 pasa de ser cero a ser positiva.

Preferencias cuasilineales: efectos renta y sustitución

En la Guía Didáctica se dice que cuando las preferencias son cuasilineales, el efecto-renta
correspondiente al primer bien es nulo, y los efectos sustitución y total coinciden y son
negativos.

Pero esto sucede cuando estamos suponiendo que nos movemos en un intervalo de variación
de la renta en el que ya se está consumiendo una cantidad positiva de ambos bienes.

Ahora bien, si estamos considerando niveles de renta inferiores, en los que en principio sólo
se consume una cantidad positiva del bien 1, y nada del bien 2. Entonces, una reducción del
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precio del primer bien da lugar a un efecto-renta negativo, ya que al bajar este precio se
puede consumir una mayor cantidad de este mismo bien, y de hecho así sucederá al gastar
toda la renta. Sin embargo, el efecto-sustitución sería cero, dado que las sucesivas
reducciones del precio del primer bien que estamos considerando no llevan al consumidor a
demandar ninguna cantidad positiva del bien 2.

En este caso, el efecto-total sería negativo, pero debido a que el efecto-renta es negativo y
efecto- sustitución cero.

Sin embargo, de hecho, empiezo a pensar que esto es así en todos los intervalos de variación
de la renta. Porque cuando se consume una cantidad positiva de ambos bienes, dentro del
correspondiente intervalo de variación de la renta, las funciones de demanda de ambos
bienes serían:

p2 m 1
x1  x2  
p1b p2 b

Entonces, según estas funciones de demanda, si se reduce el precio del primer bien, la
cantidad demandada de este bien aumenta, y en cambio la cantidad demandada del bien 2
permanece inalterada. Luego el efecto-sustitución seguiría siendo cero para el primer bien y
el efecto-renta negativo, en contra de lo que se afirma en la Guía Didáctica.

¿Qué hay de cierto en esta argumentación?

Cuando se consume una cantidad positiva de ambos bienes y se reduce el precio del pri-
mer bien, esto no afecta a la cantidad consumida del segundo bien, pero de aquí no puede in-
ferirse que el efecto-sustitución es nulo. Porque para determinar el efecto-sustitución hay que
reducir el nivel de renta del consumidor, bien para mantener intacta su capacidad adquisitiva,
bien para mantener intacto su nivel de bienestar (de utilidad). En tal caso, tiene lugar una re-
ducción del consumo del bien 2 debido al efecto-sustitución provocado por una reducción del
precio del primer bien. Y un incremento por este motivo de la cantidad demandada del primer
bien, debida precisamente a este efecto-sustitución, que es negativo. Siendo el efecto-renta
nulo para el primer bien, dado que la función de demanda de este bien no depende del nivel de
renta.

Todo esto se trata con mayor detalle en el siguiente documento insertado a continuación:

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FUNCIÓN DE UTILIDAD CUASILINEAL: EFECTOS SUSTITUCIÓN Y


RENTA

Partamos de la función de utilidad cuasilineal estándar:

u ( x1 , x2 )  ln x1  bx2

Las funciones de demanda cuando se consume una cantidad positiva de ambos bienes a
partir de un determinado nivel de renta son:

p2 1 m 1
x1  x2  
p1 b p2 b

Cuando sólo se consume una cantidad positiva del primer bien para niveles de renta infe-
riores a ese nivel de renta mínimo, las funciones de demanda de ambos bienes son obviamen-
te:

m
x1  x2  0
p1

En este último caso, obviamente no existe efecto-sustitución al variar el precio del primer
bien, todo es efecto-renta, dado que no se altera la cantidad demandada del segundo bien.

Ahora bien, cuando se consume una cantidad positiva de ambos bienes (el primer caso),
una alteración del precio del primer bien altera la cantidad demandada del mismo en la misma
medida, tanto si se mantiene inalterado el nivel de renta monetaria, como es el caso para obte-
ner el efecto-total, como si se altera el nivel de renta del consumidor para mantener invariante,
bien la capacidad adquisitiva del consumidor (efecto-sustitución de Slutsky), bien el nivel de
utilidad del consumidor (efecto-sustitución de Hicks). Luego está claro que el efecto-total de
la variación del precio del primer bien sobre la cantidad demandada de este último coincide
con el efecto-sustitución. El efecto-renta para el primer bien es siempre cero, dado que la
cantidad demandada de este bien no depende del nivel de renta.

Así las cosas, el error de la argumentación contenida en el enunciado de la pregunta es


creer que porque la cantidad demandada del bien 2 no dependa del precio del primer bien, no
tiene lugar una disminución de la cantidad demandada del segundo bien, debida al efecto-
sustitución, provocada por una reducción del precio del primer bien.

Como se reduce el precio del primer bien, entonces la renta del consumidor debe dismi-
nuir, bien para mantener su capacidad adquisitiva inalterada, bien para mantener constante

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su nivel de utilidad (uno cualquiera de estos requisitos es condición imprescindible para cal-
cular el efecto-sustitución).

Por tanto, si en la función de demanda del bien 2 se reduce el nivel de renta por uno cual-
quiera de los motivos anteriores, la cantidad demandada del bien 2 se reduce como resultado
del efecto-sustitución provocado por una reducción del precio del primer bien.

Pero, ¿por qué la cantidad total demandada del bien 2 no sufre alteración alguna al redu-
cirse el precio del primer bien, y sin embargo se ve reducida como consecuencia del efecto-
sustitución?

Porque todo el efecto-renta lo absorbe el bien 2. Y el aumento de la capacidad adquisitiva


del consumidor como consecuencia de la reducción del precio del primer bien, manteniendo
constante la renta monetaria, conlleva un incremento de la cantidad demandada del bien 2: el
bien 1 no sufre ningún efecto-renta, todo es efecto-sustitución, porque la función de demanda
del bien 1 no depende del nivel de renta. Y este incremento de la cantidad demandada del bien
2 debido al efecto-renta compensa exactamente la reducción de la cantidad demandada de este
mismo bien debida al efecto-sustitución, con lo que el efecto-total de la variación del precio
del primer bien es cero en relación con la cantidad demandada del segundo bien.

Para no cometer ningún error a la hora de evaluar el efecto-sustitución, lo que hay que
manejar no son las funciones de demanda ordinarias o convencionales, tales como las de más
arriba, sino las funciones de demanda compensada.

Estas funciones de demanda, a diferencia de las anteriores, se obtienen minimizando el


gasto necesario para alcanzar un determinado nivel de utilidad. Y no como las funciones de
demanda convencionales, que requieren para ser obtenidas la maximización del nivel de utili-
dad del consumidor dados los precios de los bienes y la renta de este último.

Resolvamos, por tanto, el problema de la minimización del gasto, dados los precios de los
bienes, en el caso de la función de utilidad cuasilineal que manejamos:

Minimizar p x 1 1  p2 x2
x1 , x2

sujeto a ln x1  bx2  u

Utilizando el correspondiente lagrangiano como función auxiliar:

L( x1 , x2 ,  )  p1 x1  p2 x2    ln x1  bx2  u 

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La minimización de esta función exige igualar a cero las derivadas parciales respecto de
x1 , x2 y  :

L 1
 p1    0
x1 x1
L
 p2  b  0
x2
L
 u   ln x1  bx2   0


A partir de las dos primeras ecuaciones lo que obtenemos es la función de demanda com-
pensada del primer bien:

1 p p2
 1 x1 
x1b p2 p1b

Pueden apreciarse tres cosas:

1. Que la función de demanda compensada del primer bien no depende del nivel de
utilidad. Luego dados los precios de los bienes, la cantidad demandada del primer
bien que minimiza el gasto es la misma cualquiera que sea el nivel de utilidad del
consumidor que deseemos alcanzar.

2. Que la función de demanda compensada del primer bien coincide con la función
de demanda ordinaria correspondiente. Puesto que a partir de la función de de-
manda compensada se determina el efecto-sustitución de Hicks, al permanecer
constante el nivel de utilidad; y a partir de la función de demanda ordinaria se de-
termina el efecto-total de la variación del precio de un bien, entonces puede con-
cluirse que el efecto-total y el efecto-sustitución para el primer bien siempre coin-
ciden. Luego el efecto-renta es siempre cero para el primer bien.

3. A partir de la minimización del gasto se obtiene también la misma condición de


óptimo que se obtenía a partir de la maximización del nivel de utilidad: la RMS en
1 p
valor absoluto ha de ser igual al cociente de los precios de los bienes  1 .
x1b p2

Luego, puede apreciarse la “dualidad” existente entre la maximización de la utili-


dad y la minimización del gasto: dados los precios de los bienes, la misma cesta
de bienes que maximiza el nivel de utilidad del consumidor dado un nivel de ren-

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ta, coincide con la cesta de bienes que permite minimizar el gasto necesario para
alcanzar ese nivel de utilidad máximo, y ese gasto mínimo es precisamente el ni-
vel de renta de partida.

Obtengamos la función de demanda compensada del bien 2 por simple sustitución en la


función de utilidad (la tercera de las condiciones de primer orden que minimizan el lagrangia-
no anterior):

p2 u 1 p2
u  ln  bx2 x2   ln
p1b b b p1b

Como puede verse, la función de demanda compensada del bien 2 no depende sólo de los
precios de los bienes, sino también del nivel de utilidad.

Consideremos una reducción del precio del primer bien y obtengamos el efecto-
sustitución que provoca en la cantidad demandada del segundo bien.

Lógicamente hay que compensar al consumidor para que se mantenga dentro de la misma
curva de indiferencia, por lo que el nivel de utilidad debe permanecer constante. En tal caso,
lo que tenemos que hacer es calcular la derivada parcial de esta última función con respecto a
p1:

p2  1 
 2 
 x2  1 b  p1  1
    0
 p1  ES b p2 bp1
p1b

Luego la reducción del precio del primer bien provoca una reducción de la cantidad de-
mandada del segundo bien debida al efecto-sustitución (permaneciendo constante el nivel de
utilidad, es decir, moviéndonos a lo largo de la misma curva de indiferencia). Por tanto, este
efecto-sustitución cruzado (así se denomina) es positivo. Se dice entonces que el bien 2 es
sustitutivo neto del bien 1. Esto se estudia en la asignatura Microeconomía Avanzada, de cuar-
to curso del Grado en Economía.

Pero, como sabemos, la función de demanda ordinaria del bien 2 no depende del precio
del primer bien. Luego el efecto-total sería cero al reducirse p1. En consecuencia, como antes
anticipé, el efecto-sustitución para el segundo bien provocado por una variación del precio del
primer bien es igual y de signo contrario al efecto-renta, que es soportado íntegramente por el
bien 2, dado que la demanda del primer bien no admite ningún efecto-renta.

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Efectivamente, el efecto-renta en la demanda del bien 2 provocado por una variación del
precio del primer bien puede expresarse formalmente del siguiente modo:

 x2  x2
    x1
 p1  ER m

Dado que la correspondiente ecuación de Slutsky sería:

x2  x2  x2


   x1
p1  p1  ES m

Esto es así, porque la variación de la renta compensada para mantener intacta la capacidad
adquisitiva del consumidor (o su nivel de utilidad cuando la disminución del precio del primer
bien es infinitesimal) sería: x1dp1 . Y en tal caso, el incremento de renta real del consumidor
por una disminución del precio del primer bien sería  x1dp1 .

Obtengamos a partir de la función de demanda ordinaria del bien 2 la variación de la can-


tidad demandada de este bien al variar la renta permaneciendo todo lo demás constante (la
pendiente de la correspondiente curva de Engel):

x2 1

m p2

Por lo que introduciendo la función de demanda ordinaria del bien 1 en la expresión del
efecto-renta, obtendremos el siguiente resultado:

 x2  x2 1
    x1 
 p1  ER m p1b

Tal como decíamos, el efecto-renta provocado en la demanda del bien 2 por una variación
del precio del primer bien es igual en valor absoluto, pero de signo opuesto, al correspondien-
te efecto-sustitución. Por lo que el efecto-total resultante, tal como puede comprobarse en la
anterior ecuación de Slutsky, es cero.

Todavía se puede extraer una conclusión adicional muy importante.

Establezcamos el efecto-sustitución en la cantidad demandada del bien 1 provocado por


una variación del precio del segundo bien. Lógicamente, tendremos que calcular a partir de la
función de demanda compensada del primer bien (o de la función de demanda ordinaria, por-
que ambas coinciden en este caso) la siguiente derivada parcial:

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 x1  1
   0
 p2  ES bp1

que lógicamente considera inalterado el nivel de utilidad del consumidor, aunque en este caso
es irrelevante porque la función de demanda compensada del primer bien no depende del ni-
vel de utilidad.

Podemos concluir que el bien 1 es un sustitutivo neto del bien 2, de la misma forma que el
bien 2 era sustitutivo neto del bien 1, como dedujimos anteriormente.

He aquí, pues, el siguiente resultado fundamental:

 x1   x2  1
     0
 p2  ES  p1  ES bp1

Los efectos-sustitución cruzados son idénticos; se dice que son simétricos.

Éste es un resultado fundamental de la teoría del comportamiento del consumidor que se


estudia en cursos avanzados: el efecto-sustitución provocado por una variación del precio del
segundo bien en la cantidad demandada del primer bien es el mismo que el provocado por
una variación del precio del primer bien en la cantidad demandada del segundo bien.

Éste es el motivo que nos lleva a sospechar que la argumentación desarrollada en el enun-
ciado de la pregunta formulada al principio contiene un error de razonamiento, porque no hay
simetría en los efectos-sustitución cruzados: si se altera el precio del primer bien, se concluía
que ello no provocaba ningún efecto-sustitución en la cantidad demandada del segundo bien
(porque erróneamente se estaba manejando la función de demanda ordinaria del segundo bien
y no la función de demanda compensada como corresponde); y, en cambio, si se alteraba el
precio del segundo bien, esto sí daba lugar a un efecto-sustitución en la cantidad demandada
del primer bien (aquí, como hemos visto, estábamos sin saberlo en lo cierto, porque las fun-
ciones de demanda ordinaria y compensada para el primer bien son idénticas).

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Relación entre un bien Giffen y un bien inferior

Sabemos que cuando un bien es normal su demanda crece al aumentar el nivel de renta. Si el
bien es inferior, ocurre lo contrario. En el caso de un bien ordinario, cuando el precio sube
se demanda menos cantidad; si se trata de un bien Giffen, la subida del precio provocará un
aumento de la cantidad demandada. Mi duda está en que no entiendo cuál es la relación que
existe entre un bien Giffen y un bien inferior, tal como lo explican los libros.

Lo que hay que manejar e interpretar es la ecuación de Slutsky. La variación de la canti-


dad demandada de un bien al variar su precio (efecto-total), permaneciendo constante los pre-
cios de los restantes bienes y el nivel de renta del consumidor, es la suma del efecto-
sustitución, que es negativo se defina como se defina (según Slutsky o Hicks), más el efecto-
renta.

Si un bien es normal, entonces el efecto-renta es negativo. Por lo que el efecto-total será


inequívocamente negativo, y en consecuencia, al aumentar el precio del bien, la cantidad de-
mandada del mismo se reducirá; luego se trata de un bien ordinario.

Es decir, los bienes normales, cuando varía la renta, se comportan necesariamente como
bienes ordinarios, cuando varía su propio precio.

En cambio, los bienes inferiores pueden ser ordinarios o Giffen. ¿Por qué? Porque como
el efecto-renta de los bienes inferiores es positivo, el efecto-total tiene signo indeterminado
(depende de la comparación entre el efecto-sustitución negativo y el efecto-renta positivo). Si
el resultado es que el efecto-renta domina al efecto-sustitución, entonces el efecto-total será
positivo: un aumento del precio del bien provocará un aumento de la cantidad demandada del
mismo. Por lo que se tratará de un bien Giffen.

Si esto no sucede, es decir, si el efecto-sustitución domina al efecto-renta, entonces el


efecto-total será negativo. Por lo que el bien inferior será a pesar de ello un bien ordinario.

Todo esto está en el libro de texto y en material del curso virtual correspondiente al tema
8 (la ecuación de Slutsky).

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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 8: La ecuación de Slutsky 14/14

Relación entre los bienes normales e inferiores, ordinarios y Giffen

¿Qué relación existe entre estos tipos de bienes?

Si estamos hablando de bienes normales e inferiores, entonces, por definición, los precios
de todos los bienes permanecen constantes; para poder catalogar un bien como normal o infe-
rior sólo puede variar el nivel de renta del consumidor.

Si estamos hablando de un bien ordinario o un bien Giffen, entonces, por definición, la


renta del consumidor permanece constante al igual que el precio de los restantes bienes: sólo
puede variar el precio del bien en cuestión para poder catalogarlo como ordinario o Giffen.

Pero el que un bien sea ordinario o Giffen depende de si este bien es normal o inferior...;
es decir, de cómo se comporte este bien si se diera una hipotética variación en el nivel de
renta y los precios de todos los bienes no se alteraran.

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Tema 9

LAS PREFERENCIAS REVELADAS

Breve introducción

En este tema estudiaremos el comportamiento del consumidor basado en las cestas de bie-
nes efectivamente elegidas por este último a los precios vigentes en el mercado, y no en el
estudio de las preferencias subyacentes de aquél materializadas en una función de utilidad, tal
como ocurría en los temas precedentes.

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Tema 9

LAS PREFERENCIAS REVELADAS

Resumen

En este tema estudiaremos el comportamiento del consumidor basado en las cestas de bie-
nes efectivamente elegidas por este último a los precios vigentes en el mercado, y no en el
estudio de las preferencias subyacentes materializadas en una función de utilidad.

Consideremos que a los precios (p1, p2) el consumidor elige la cesta de bienes (x1, x2). En-
tonces decimos que el consumidor revela directamente que prefiere la cesta (x1, x2) a cual-
quier otra, por ejemplo la (y1, y2), que resulta asequible a esos mismos precios:

p1 x1  p2 x2  p1 y1  p2 y2

x2

(x1,x2)

Recta
presupuestaria
(y1,y2)

x1

Figura 9.1. La preferencia revelada directamente

Supongamos que el consumidor, dado un conjunto de precios (p1, p2), revela directamente
que prefiere la cesta (x1, x2) a la cesta (y1, y2). Y, a su vez, dado otro conjunto de precios
(q1, q2), revela directamente que prefiere la cesta (y1, y2) a la cesta (z1, z2). Entonces decimos
que el consumidor, si su comportamiento es consistente u optimizador, esto es, si siempre

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elige la mejor de las opciones que están a su alcance, revela indirectamente que prefiere la
cesta (x1, x2) a la cesta (z1, z2).

x2

(x1,x2)

Rectas
presupuestarias

(y1,y2) (z1,z2)

x1

Figura 9.2. La preferencia revelada indirectamente

Cuando un consumidor revela directa o indirectamente que prefiere una cesta a otra, deci-
mos que revela que prefiere la primera cesta a la segunda.

Consideremos ahora dos axiomas fundamentales de la preferencia revelada que definen el


comportamiento consistente de un consumidor optimizador, esto es, un comportamiento basa-
do en la elección por parte de este último de la mejor cesta de bienes de entre todas las que
están a su alcance.

Axioma débil de la preferencia revelada: Si un consumidor revela directamente que pre-


fiere la cesta (x1, x2) a la cesta (y1, y2) y las dos cestas no son iguales, no puede ocurrir que
revele directamente que prefiere (y1, y2) a (x1, x2).

En otras palabras, si a los precios (p1, p2) el consumidor elige la cesta (x1, x2) y la segunda
cesta es asequible:

p1 x1  p2 x2  p1 y1  p2 y2

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Entonces, para cualquier otro conjunto de precios (q1, q2) en que el consumidor elija la
cesta (y1, y2), la primera cesta no puede ser asequible, debe ser más cara:

q1 y1  q2 y2  q1 x1  q2 x2

x2

Posibles curvas
de indiferencia

(x1,x2)
(y1,y2)

Rectas
presupuestarias

x1

Figura 9.3. Cumplimiento del axioma débil de la


preferencia revelada

Si en esta misma situación, la primera cesta fuera asequible:

q1 y1  q2 y2  q1 x1  q2 x2

entonces se violaría el axioma débil de la preferencia revelada.

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x2

Rectas
presupuestarias
(x1,x2)

(y1,y2)

x1

Figura 9.4. Violación del axioma débil de la


preferencia revelada

A partir del cumplimiento de este axioma, se demuestra en el tema 8 que tanto el efecto-
sustitución de Slutsky como el de Hicks son no-positivos, normalmente negativos.

Axioma fuerte de la preferencia revelada: Si un consumidor revela, directa o indirecta-


mente, que prefiere la cesta (x1, x2) a la cesta (y1, y2) y ambas cestas son diferentes; entonces
no puede revelar, ni directa ni indirectamente, que prefiere la segunda cesta a la primera.

Este axioma es una consecuencia necesaria de la conducta consistente u optimizadora por


parte del consumidor. Pero, además, en cursos avanzados se demuestra que se trata de una
condición suficiente. Esto es, si las cestas de bienes efectivamente elegidas por el consumidor
para los diferentes conjuntos de precios observables en el mercado satisfacen el axioma fuerte
de la preferencia revelada, entonces siempre podemos encontrar unas preferencias regulares
(monótonas y estrictamente convexas), materializadas en una función de utilidad, que generan
las mismas observaciones precio vigente-cantidad elegida.

En consecuencia, el axioma fuerte de la preferencia revelada es una condición necesaria y


suficiente para que las elecciones observadas sean compatibles con el modelo económico de

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RESUMEN TEMA 9: Las preferencias reveladas 5/5

la elección del consumidor, basado en las preferencias y la función de utilidad, estudiado en


temas anteriores.

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AXIOMA DÉBIL DE LA PREFERENCIA REVELADA

Vamos a desarrollar la contestación correspondiente a los dos primeros problemas recogi-


dos en el libro de texto:

Problema 1. Cuando los precios son (p1, p2)=(1,2) un consumidor demanda (x1, x2)=(1,2), y
cuando son (q1, q2)=(2,1), demanda (y1, y2)=(2,1). ¿Es esta conducta compatible con el mode-
lo de la conducta optimizadora?

Si elaboramos un cuadro semejante al 7.2 del libro de texto tendremos:

Cestas
Precios
(1,2) (2,1)

(1,2) 5 4*
(2,1) 4* 5
Este cuadro puede interpretarse como sigue: Cuando está vigente el primer conjunto de pre-
cios el consumidor elige la primera cesta de bienes (gasto = 5), con lo que la segunda cesta de
bienes resulta asequible (gasto = 4) a esos precios. Lógicamente, el consumidor está revelando
directamente que prefiere la primera cesta a la segunda en esta ocasión, de ahí el asterisco.

Cuando está vigente el segundo conjunto de precios el consumidor elige la segunda cesta de
bienes (gasto = 5), con lo que la primera cesta de bienes resulta asequible (gasto = 4) a esos
precios. Lógicamente, el consumidor está revelando directamente que prefiere la segunda cesta
a la primera en esta ocasión.

Obviamente el consumidor viola el axioma débil de la preferencia revelada.

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TEMA 9 Axioma débil de la preferencia revelada 2/2

Problema 2. Cuando los precios son (p1, p2)=(2,1) un consumidor demanda (x1, x2)=(1,2), y
cuando son (q1, q2)=(1,2), demanda (y1, y2)=(2,1). ¿Es esta conducta compatible con el mode-
lo de la conducta optimizadora?

Elaborando el correspondiente cuadro tendremos:

Cestas
Precios
(1,2) (2,1)

(2,1) 4 5
(1,2) 5 4
Siguiendo un razonamiento semejante, a la vista de este cuadro podemos interpretar lo si-
guiente: Cuando está vigente el primer conjunto de precios el consumidor elige la primera cesta
de bienes (gasto = 4), con lo que la segunda cesta de bienes no resulta asequible (gasto = 5) a
esos precios. Lógicamente, el consumidor no está revelando directamente que prefiere la prime-
ra cesta a la segunda en esta ocasión.

Cuando está vigente el segundo conjunto de precios el consumidor elige la segunda cesta de
bienes (gasto = 4), con lo que la primera cesta de bienes no resulta asequible (gasto = 5) a esos
precios. Lógicamente, el consumidor no está revelando directamente que prefiere la segunda
cesta a la primera en esta ocasión.

Obviamente el consumidor no viola el axioma débil de la preferencia revelada.

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Tema 9

LAS PREFERENCIAS REVELADAS

Glosario

Axioma débil de la preferencia revelada:

Si un consumidor revela directamente que prefiere la cesta  x1 , x2  a la cesta  y1 , y2  y las

dos cestas no son iguales, no puede ocurrir que revele directamente que prefiere  y1 , y2  a

 x1 , x2  .

En otras palabras, si a los precios ( p1 , p2 ) el consumidor elige la cesta  x1 , x2  y la segunda

cesta es asequible:

p1 x1  p2 x2  p1 y1  p2 y2

Entonces, para cualquier otro conjunto de precios (q1 , q2 ) en que el consumidor elija la cesta

 y1 , y2  , la primera cesta no puede ser asequible, debe ser más cara:


q1 y1  q2 y2  q1 x1  q2 x2

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x2

Posibles curvas
de indiferencia

(x1,x2)
(y1,y2)

Rectas
presupuestarias

x1

Figura 9.3. Cumplimiento del axioma débil de la


preferencia revelada

Si en esta misma situación, la primera cesta fuera asequible:

q1 y1  q2 y2  q1 x1  q2 x2

entonces se violaría el axioma débil de la preferencia revelada.

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x2

Rectas
presupuestarias
(x1,x2)

(y1,y2)

x1

Figura 9.4. Violación del axioma débil de la


preferencia revelada

A partir del cumplimiento de este axioma, se demuestra en el tema 8 que tanto el efecto-
sustitución de Slutsky como el de Hicks son no-positivos, normalmente negativos.

Axioma fuerte de la preferencia revelada:

Si un consumidor revela, directa o indirectamente, que prefiere la cesta  x1 , x2  a la cesta

 y1 , y2  y ambas cestas son diferentes; entonces no puede revelar, ni directa ni indirectamen-

te, que prefiere la segunda cesta a la primera.

Este axioma es una consecuencia necesaria de la conducta consistente u optimizadora por


parte del consumidor. Pero, además, en cursos avanzados se demuestra que se trata de una
condición suficiente. Esto es, si las cestas de bienes efectivamente elegidas por el consumidor
para los diferentes conjuntos de precios observables en el mercado satisfacen el axioma fuerte
de la preferencia revelada, entonces siempre podemos encontrar unas preferencias regulares
(monótonas y estrictamente convexas), materializadas en una función de utilidad, que generan
las mismas observaciones precio vigente-cantidad elegida.

En consecuencia, el axioma fuerte de la preferencia revelada es una condición necesaria y


suficiente para que las elecciones observadas sean compatibles con el modelo económico de
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la elección del consumidor, basado en las preferencias y la función de utilidad, estudiado en


temas anteriores.

Preferencia revelada:

Cuando un consumidor revela directa o indirectamente que prefiere una cesta a otra, decimos
que revela que prefiere la primera cesta a la segunda.

Preferencia revelada directamente:

Consideremos que a los precios ( p1 , p2 ) el consumidor elige la cesta de bienes  x1 , x2  . En-

tonces decimos que el consumidor revela directamente que prefiere la cesta  x1 , x2  a cual-

quier otra, por ejemplo la  y1 , y2  , que resulta asequible a esos mismos precios:

p1 x1  p2 x2  p1 y1  p2 y2

x2

(x1,x2)

Recta
presupuestaria
(y1,y2)

x1

Figura 9.1. La preferencia revelada directamente

Preferencia revelada indirectamente:

Supongamos que el consumidor, dado un conjunto de precios ( p1 , p2 ) , revela directamente

que prefiere la cesta  x1 , x2  a la cesta  y1 , y2  . Y, a su vez, dado otro conjunto de precios

(q1 , q2 ) , revela directamente que prefiere la cesta  y1 , y2  a la cesta  z1 , z2  . Entonces deci-

mos que el consumidor, si su comportamiento es consistente u optimizador, esto es, si siem-

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GLOSARIO TEMA 9: Las preferencias reveladas 5/5

pre elige la mejor de las opciones que están a su alcance, revela indirectamente que prefiere la
cesta  x1 , x2  a la cesta  z1 , z2  .

x2

(x1,x2)

Rectas
presupuestarias

(y1,y2) (z1,z2)

x1

Figura 9.2. La preferencia revelada indirectamente

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Tema 9

LAS PREFERENCIAS REVELADAS

Preguntas más frecuentes

Índice de precios de Paasche e índice de variación del gasto

No entiendo muy bien las conclusiones que se sacan de los índices de precios cuando se
relacionan con el índice de variación del gasto. Por ejemplo, cuando el índice de precios de
Paasche es mayor que M, el índice de variación del gasto, según el libro significa que el
consumidor prefiere la cesta elegida en el año b (año base) a la elegida en el año t. Y, por
tanto, el consumidor debe disfrutar de un mayor nivel de bienestar en el año b que en el año
t.

El tema de los índices de precios no es importante de cara al examen, pues, como puede
observarse, en la Guía Didáctica no hay ninguna pregunta de test que haga referencia a este
tema. No obstante, tiene su interés y conviene leerlo, y entender lo que dice el texto de Va-
rian.

El índice de precios de Paasche por definición sería:

p1t x1t  p2t x2t


Pp 
p1b x1t  p2b x2t

Lo que hace es comparar el valor de la cesta de mercancías correspondiente al año t


( x1t , x2t ) a los precios vigentes en dos momentos del tiempo distintos: el propio año t ( p1t , p2t ) y

el año base b ( p1b , p2b ) .

Por otra parte, el índice de variación del gasto se define de la forma siguiente:

p1t x1t  p2t x2t


M
p1b x1b  p2b x2b

Como puede observarse, es el cociente del gasto que realiza el consumidor en el año t al
adquirir la cesta de bienes ( x1t , x2t ) , lógicamente a los precios vigentes en ese año ( p1t , p2t ) , di-
vidido por el gasto que ese mismo consumidor realiza en el año b, al adquirir la cesta de bie-
nes ( x1b , x2b ) a los precios vigentes ese mismo año ( p1b , p2b ) .

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Ahora el libro de texto dice que el índice de precios Paasche es mayor que M, con lo que
tendríamos:

1 1
 b b
p x  p2 x2 p1 x1  p2b x2b
b t
1 1
b t

O, lo que es lo mismo:

p1b x1b  p2b x2b  p1b x1t  p2b x2t

Esta expresión nos indica, de acuerdo con la preferencia revelada, que el consumidor eli-
ge en el año b, a los precios vigentes ese año ( p1b , p2b ) , la cesta de bienes ( x1b , x2b ) , y además

esta cesta es más cara que la cesta ( x1t , x2t ) a esos mismos precios. Por tanto, está revelando

directamente que prefiere la cesta ( x1b , x2b ) a la cesta ( x1t , x2t ) .

Por otra parte, lo que ya no dice el texto, pero se infiere de la argumentación, es que el
consumidor en el año t, cuando los precios vigentes son ( p1t , p2t ) , elige la cesta ( x1t , x2t ) ; con lo

que si se cumple el axioma débil de la preferencia revelada, la cesta ( x1b , x2b ) no puede resultar
asequible, debe ser más cara. Luego el consumidor disfruta de un mayor nivel de bienestar, es
decir, de utilidad, en el año b que en el año t.

Esto es debido a que el consumidor en el año t, cuando los precios son ( p1t , p2t ) , no puede

elegir la cesta ( x1b , x2b ) preferida a la cesta ( x1t , x2t ) , y, sin embargo, la cesta ( x1b , x2b ) sí pudo

elegirla en el año b, a los precios ( p1b , p2b ) .

Ésta es la conclusión a la que llega Varian en el libro de texto: la evolución en el tiempo,


del año b al año t, de los precios y la renta del consumidor le conducen a una pérdida de bien-
estar.

Como puede verse, algo intuitivamente razonable, puesto que al asumir de partida que el
índice de precios de Paasche es mayor que el índice de variación del gasto, esto puede inter-
pretarse como que los precios de los bienes, de acuerdo con el índice de Paasche, crecen más
que el gasto (la renta) del consumidor, de acuerdo con el índice de variación del gasto; de ahí
la pérdida de capacidad adquisitiva del consumidor y, por tanto, la disminución de su nivel de
bienestar.

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Preferencia revelada y preferencias del consumidor

¿Por qué tiene sentido concluir que cuando un consumidor revela directamente que prefiere
una cesta a otra es que realmente prefiere estrictamente la primera cesta a la segunda?

Como estamos suponiendo que siempre hay una cesta óptima elegida por el consumidor
para cada configuración de los precios y del nivel de renta. Cuando este último elige una cesta
dentro de la preferencia revelada, las otras cestas de bienes que le resultan indiferentes dentro
de sus preferencias no pueden ser asequibles, deben ser más caras. Porque en caso contrario
habría no una sino varias cestas óptimas compatibles con unos mismos precios de los bienes y
un determinado nivel de renta, en contra de lo supuesto.

Sólo son asequibles para cada cesta óptima elegida por el consumidor todas aquellas que
son estrictamente menos preferidas: que son las que conllevan un gasto menor o igual por
parte del consumidor; es decir, todas las restantes cestas asequibles para el consumidor, dados
los precios de los bienes, con un nivel de renta menor o igual, puesto que este último siempre
gasta toda su renta.

Por este motivo, cuando dentro de la preferencia revelada el consumidor elige una cesta
dados los precios de los bienes y el nivel de renta, no sólo está revelando que prefiere esa ces-
ta óptima a todas las demás cestas que no son más caras que la primera; sino que además nos
quiere decir que de hecho prefiere estrictamente la cesta óptima elegida a todas estas últimas
cestas que cumplen la condición señalada: que no sean más caras.

Por tanto, sólo algunas de las cestas más caras, que no tiene opción de elegir, pueden ser
indiferentes, dentro de sus preferencias, a la cesta óptima elegida.

Ahora bien, el supuesto que sólo exista una cesta óptima elegida por el consumidor para
cada configuración de precios de los bienes y nivel de renta, no es imprescindible para des-
arrollar la Teoría de la Preferencia Revelada, como bien dice Varian en el epígrafe 7.1. Dado
que este autor en su libro de microeconomía avanzada denominado Análisis Microeconómico,
equivalente al libro del mismo título de Julio Segura, que es el libro de texto utilizado en Mi-
croeconomía III y Microeconomía IV de la Licenciatura en Economía, desarrolla la Teoría de
la Preferencia Revelada, si mal no recuerdo, prescindiendo de este supuesto: que sólo hay una
cesta óptima elegida por el consumidor en cada situación.

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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 9: Las preferencias reveladas 4/4

Ahora bien, para inferir que cuando el consumidor revela que prefiere (Preferencia Reve-
lada) es que prefiere estrictamente (preferencias del consumidor y función de utilidad), forzo-
samente hay que asumir el supuesto al que me estoy refiriendo.

Si para cada configuración de precios de los bienes y renta del consumidor éste elige va-
rias cestas óptimas, el hecho de que revele que prefiere varias cestas óptimas a todas las res-
tantes que le son asequibles, quiere decir que prefiere débilmente una cualquiera de las cestas
óptimas a las restantes que le son asequibles, incluidas las otras cestas óptimas que ha elegido,
que, lógicamente, son indiferentes a la cesta óptima de partida con la que está comparando las
restantes.

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Tema 10

LA OFERTA DE TRABAJO

Breve introducción

En este tema lo que se aborda es una generalización del modelo del comportamiento del
consumidor estudiado en temas anteriores, al considerar que la renta de este último proviene
de la dotación de recursos que posee. Pues al fin y al cabo esta última consiste en bienes que
puede vender en el mercado con objeto de obtener determinados ingresos que le permiten
adquirir la cesta de bienes de consumo que desea.

En base a esto, se aborda la generalización del modelo del comportamiento del consumi-
dor visto en temas anteriores, fundamentalmente en lo que se refiere a la nueva versión que
adopta la ecuación de la recta presupuestaria y la ecuación de Slutsky. Y en relación con esta
última, se define un nuevo efecto-renta, el llamado efecto-renta-dotación, originado por la
alteración que sufre el nivel de renta del consumidor como resultado de la alteración del valor
de su dotación de recursos al variar el precio de un bien.

A continuación lo que se hace es aplicar este modelo generalizado para estudiar el com-
portamiento de la oferta de trabajo, como resultado de la elección del consumidor dentro de
un modelo específico de dos bienes: consumo y ocio. Donde la oferta de trabajo sería pues la
diferencia entre la cantidad máxima de ocio de la que puede disfrutar el consumidor menos la
cantidad de ocio que efectivamente demanda de acuerdo con sus preferencias y la restricción
presupuestaria a la que se enfrenta.

Finalmente, se realizan algunos ejercicios de estática comparativa a partir de la versión


generalizada de la ecuación de Slutsky, cuando se considera que la renta del consumidor pro-
viene del valor de mercado de su dotación de recursos: la dotación de bienes de consumo y de
tiempo de ocio que posee. En este sentido, se estudia cómo afecta una variación del salario-
hora a la oferta de trabajo.

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Tema 10

LA OFERTA DE TRABAJO

Resumen

Consideremos que la dotación inicial de recursos que posee el consumidor es la cesta de


bienes ( w1 , w2 ) , que puede vender el mercado con objeto de obtener la renta correspondiente

que le permite demandar la cesta de bienes ( x1 , x2 ) de acuerdo con sus preferencias.

Se trata realmente de dos bienes de consumo, 1 y 2, que el consumidor posee en una de-
terminada cantidad de antemano (su dotación inicial de recursos), y que puede a su vez de-
mandar en el mercado de acuerdo con sus preferencias.

Las cantidades de ambos bienes que el consumidor efectivamente demanda en el mercado,


representadas mediante la cesta de bienes ( x1 , x2 ) , es lo que se entiende como la demanda

bruta de ambos bienes (1 y 2, respectivamente) por parte del consumidor.

La demanda neta de cada uno de los bienes por parte del consumidor sería por definición
la diferencia entre la demanda bruta que éste lleva a cabo en el mercado y la dotación inicial
del bien que ya tiene:

Demanda neta del bien 1: x1  w1 Demanda neta del bien 2: x2  w2

De forma que si esta diferencia es negativa, decimos que el consumidor es o se comporta


como oferente o vendedor neto. Y si es positiva, que el consumidor es o se comporta como
demandante o comprador neto.

La recta presupuestaria generalizada

Sean los precios de ambos bienes ( p1 , p2 ) respectivamente. Entonces la renta del consu-

midor obviamente no sería simplemente m, un dato como hasta ahora, sino el valor que ad-
quiere en el mercado a los precios vigentes la dotación inicial de recursos que posee:

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m p1w1  p2 w2

Por tanto, la expresión matemática de la recta presupuestaria generalizada de este modo


sería:

p1 x1  p2 x2  p1w1  p2 w2

Es obvio que la cesta de bienes ( x1 , x2 )  ( w1 , w2 ) satisface la ecuación de la recta presu-

puestaria. Por consiguiente, esta última debe pasar forzosamente por punto ( w1 , w2 ) , que es la
representación gráfica de la dotación inicial de recursos del consumidor.

Desde un punto de vista gráfico, la recta presupuestaria sería obviamente una línea recta
decreciente:

p1w1  p2 w2 p1
x2  x1
p2 p2

p1w1  p2 w2
de pendiente  p1 p2 y ordenada en el origen .
p2

x2
Curva de Indiferencia

p1w1  p2 w2
p2 Pendiente  p1 p2
x2*

w2

x1* w1 p1w1  p2 w2 x1
p1

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Si el consumidor, de acuerdo con sus preferencias elige la cesta de bienes ( x1* , x2* ) , repre-

sentada en el gráfico anterior, entonces puede afirmarse que es o se comporta como:

Vendedor u Oferente neto del bien 1: x1*  w1  0

Comprador o Demandante neto del bien 2: x2*  w2  0

Efectos de una alteración de la dotación de recursos

Consideremos ahora que los precios de los bienes no se alteran. Por tanto, la pendiente de
la recta presupuestaria tampoco lo hace.

En consecuencia, cualquier alteración de la cesta de bienes ( w1 , w2 ) que constituye la do-


tación de recursos del consumidor, al variar el nivel de renta de este último dados los precios
vigentes, da lugar a una traslación paralela de la recta presupuestaria. Hacia la derecha si au-
menta el valor de su dotación de recursos, y hacia la izquierda si disminuye.

x2

w2
Pendiente  p1 p2
p1w1  p2 w2
p2

w2

w1 w1 p1w1  p2 w2 x1
p1

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En este último gráfico hemos representado una nueva dotación de recursos ( w1, w2 ) que a

los precios vigentes supone un incremento de la renta del consumidor en relación con la situa-
ción de partida:

p1w1  p2 w2  p1w1  p2 w2

De ahí una traslación paralela, hacia la derecha, de la recta presupuestaria.

Puesto que la recta presupuestaria debe pasar siempre por el punto que representa la dota-
ción de recursos del consumidor. Dados los precios de los bienes, siempre podemos saber
desde un punto de vista gráfico si una dotación conlleva un nivel de renta mayor o menor que
otra. Basta trazar dos líneas paralelas que pasen por sendas dotaciones de recursos. La situada
más a la derecha nos indica qué dotación de recursos conlleva un mayor nivel de renta para el
consumidor.

Efectos de la variación de los precios de los bienes

Consideremos ahora que la dotación de recursos que posee el consumidor ( w1 , w2 ) no se

altera. Y que, en cambio, sí lo hace el precio de algún bien.

En tal caso, puede afirmarse que la recta presupuestaria altera su inclinación pero sigue
pasando por el punto que gráficamente representa la cesta de bienes que constituye la dota-
ción inicial de recursos del consumidor. En otras palabras, la recta presupuestaria pivota, mo-
dificando su inclinación, alrededor del punto ( w1 , w2 ) , como consecuencia de la alteración del

precio de algún bien.

Y esto es lo que precisamente sucede en el gráfico siguiente. El precio del primer bien ha
aumentado ( p1  p1 ), y, por tanto, la recta presupuestaria se ha hecho más vertical (en rojo),

al pivotar alrededor del punto ( w1 , w2 ) .

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x2

Pendiente p1 p2

p1w1  p2 w2
p2 p1  p1

x2*
w2 Pendiente p1 p2

x2**

x1* w1 x1** p1w1  p2 w2 x1


p1

¿Qué podemos decir ahora acerca de la elección del consumidor? Lo que podemos asegu-
rar es que ante un aumento del precio del primer bien, el consumidor nunca elegirá finalmente
una cesta de bienes que esté situada en algún punto a la derecha de la dotación, tal como
( x1** , x2** ) . Es decir, el consumidor nunca se mantendrá como o se convertirá en demandante

neto del primer bien, cuyo precio ha aumentado. Porque de acuerdo con la teoría de la prefe-
rencia revelada, los puntos de la nueva recta presupuestaria (en rojo) situados a la derecha de
la dotación se encuentran por debajo de los de la recta presupuestaria inicial (en azul), y estas
cestas de bienes ya fueron desechadas como no preferidas con la elección inicial del consumi-
dor, por ejemplo ( x1* , x2* ) , que lógicamente se encuentra situada en algún punto de la recta

presupuestaria de partida (en azul).

Además, también podemos decir que si el consumidor, en su elección final, elige una cesta
de bienes situada a la izquierda de la dotación, del mismo estilo que la que eligió inicialmente
( x1* , x2* ) , sólo que situada ahora sobre la nueva recta presupuestaria (en rojo), su nivel de bien-

estar puede aumentar. En cambio, si elige finalmente una cesta de bienes situada a la derecha
de la dotación, tal como ( x1** , x2** ) , su bienestar claramente empeoraría, pues se trataría de una

cesta de bienes que fue desechada como menos preferida en su elección inicial ( x1* , x2* ) .

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Generalización de la ecuación de Slutsky

En la ecuación de Slutsky que hasta ahora estábamos manejando se tenía en cuenta el efec-
to-sustitución y el efecto-renta ordinario, y se suponía que el nivel de renta del consumidor
permanecía constante al alterarse el precio de uno de los bienes.

Pero en este nuevo contexto generalizado, si se altera el precio de uno de los bienes, en-
tonces el nivel de renta del consumidor no puede permanecer constante, puesto que varía el
valor de la dotación inicial de recursos que posee este último.

En consecuencia, la variación de la cantidad demandada de un bien al variar su propio


precio, permaneciendo constante el precio del otro bien, se puede descomponer ahora, en este
contexto más general, en la suma de tres componentes: la variación de la cantidad demandada
debida al efecto-sustitución (nivel de renta y capacidad adquisitiva del consumidor constan-
tes), más la variación de la cantidad demandada debida al efecto-renta ordinario (nivel de
renta del consumidor constante y variación de la capacidad adquisitiva del consumidor), más
la variación de la cantidad demandada debida al efecto-renta-dotación (variación de la renta
del consumidor debida a la variación del valor de la dotación de recursos que posee).

Por ejemplo, consideremos que se altera únicamente el precio del primer bien (dp1). La va-
riación de la cantidad demandada de este último (dx1) puede expresarse, de acuerdo con el
párrafo anterior, del siguiente modo:

 dx1  dx1 dx
dx
1   dp1  x1dp1  w1dp1 1
 dp1  ES dm dm

El primer término del segundo miembro es la variación de la cantidad demandada debida


al efecto-sustitución, donde se está suponiendo que tanto la renta del consumidor como su
capacidad adquisitiva permanecen constantes.

El segundo término del segundo miembro es la variación de la cantidad demandada debida


al efecto-renta ordinario, donde se está suponiendo que la renta del consumidor permanece
constante y varía su capacidad adquisitiva. En efecto, la variación de la capacidad adquisitiva,
es decir, de la renta real del consumidor, es  x1dp1 . Dado que x1dp1 es la variación de la renta

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compensada que debe tener lugar para mantener constante la capacidad adquisitiva del con-
sumidor, como bien sabemos.

El tercer término del segundo miembro es la variación de la cantidad demandada debida al


efecto-renta-dotación, donde se está considerando que la renta del consumidor varía como
resultado de la alteración que sufre el valor de la dotación inicial de recursos del consumidor
al variar únicamente el precio del primer bien:


m p1w1  p2 w2 dm  w1dp1

Luego la ecuación de Slutsky generalizada puede rescribirse del siguiente modo:

dx1  dx1  dx1


     w1  x1 
dp1  dp1  ES dm

El primer término del segundo miembro es el efecto-sustitución que todos conocemos. Y


el segundo término del segundo miembro es lo que podemos denominar el efecto-renta con-
junto, es decir, la suma del efecto-renta ordinario más el nuevo efecto-renta-dotación tal como
lo hemos definido.

El efecto-sustitución siempre es no-positivo (normalmente negativo). Pero ahora el signo


del efecto-renta conjunto depende de dos factores: de si el bien en cuestión es normal o infe-
rior y de si el consumidor es oferente o demandante neto del bien. Por ello, si un bien es nor-
mal, el efecto-renta conjunto será negativo si el consumidor es demandante neto del bien; y
positivo si este último es oferente neto del bien en cuestión.

La elección consumo-ocio: la oferta de trabajo

Apliquemos las generalizaciones anteriores a este contexto específico cuyo objetivo es es-
tudiar el comportamiento de la oferta de trabajo con el salario-hora. Con este objeto, conside-
remos la siguiente función de utilidad del consumidor: u  u ( R, C ) .

El primer bien es el ocio (R) y el segundo bien es el consumo (C): conjunto de bienes de
consumo cuyos precios relativos permanecen constantes, para poder así aplicar el teorema del
bien compuesto de Hicks. Se trataría de hecho, pues, del gasto en bienes de consumo que rea-
liza el consumidor.
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La RMS sería la siguiente:

dC
RMS 
dR

La recta presupuestaria correspondiente sería la siguiente:

 M  wL
pC

donde p es el precio del bien de consumo, y w el salario-hora.

Esto quiere decir que el gasto en bienes de consumo que realiza el consumidor es exacta-
mente igual a su renta no-laboral M más los ingresos derivados de la cantidad de trabajo que
ofrece en el mercado al salario-hora vigente wL . Por tanto podemos escribir:

pC  wL 
M pC  w  L  L   M  wL

Donde L  R es la cantidad máxima de trabajo que puede ofrecer el consumidor, o, lo que


es lo mismo, la cantidad máxima de ocio de la que puede disfrutar.

Pero, obviamente se cumple que L  L R . Es decir, la cantidad máxima de trabajo que


puede ofrecer el consumidor menos la cantidad de trabajo que ofrece realmente es igual a la
cantidad de ocio de la que disfruta, es decir, la cantidad de ocio que efectivamente demanda
en tanto bien deseable.

Y, además, por otra parte, se cumplirá que:

CM p

Donde C es la dotación máxima del bien de consumo que posee el consumidor, es decir,
la cantidad máxima del bien de consumo que puede adquirir el consumidor con su renta no-
laboral M.

En consecuencia, la forma definitiva que adopta ecuación de la recta presupuestaria en es-


te contexto sería:

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wR  pC  wR  pC

Como puede verse, en esta ecuación figuran en el lado izquierdo los dos bienes que de-
manda el consumidor: ocio y consumo, que, a su vez, aparecen en la función de utilidad de
partida. Y en el lado derecho, figura el valor de la dotación inicial de ambos bienes que posee
el consumidor: el tiempo máximo de ocio y la cantidad máxima del bien de consumo que
puede adquirir el consumidor con su renta no-laboral. El salario-hora hay que interpretarlo
como el coste de oportunidad del ocio.

Desde un punto de vista gráfico, la recta presupuestaria adoptaría la siguiente expresión


formal:

wR  pC w
C  R
p p

Se trata de una recta decreciente de pendiente en valor absoluto igual al salario real-hora
wR  pC
w p . Y ordenada en el origen .
p

C
Equilibrio del consumidor
dC w
RMS   
wR  pC dR p
p

C*

wR  pC R
R* R
w
Ocio Trabajo

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Lógicamente, el consumidor en su elección siempre demandará cantidades del bien de


consumo no inferiores a C , y disfrutará de un tiempo de ocio no superior a R . De ahí que la
recta presupuestaria concluya en el punto ( R , C ) que define la dotación de recursos del con-
sumidor.

La elección óptima del consumidor para una cesta interior ( R* , C * ) se caracteriza porque
la pendiente de la curva de indiferencia (RMS) en ese punto es igual en valor absoluto a la
pendiente de la recta presupuestaria:

dC w
RMS 
 
dR p

Es decir, se debe cumplir que la RMS en valor absoluto ha de ser igual al salario real-hora.

Como resulta evidente en el gráfico anterior, si R* es la demanda de ocio por parte del

consumidor, entonces R  R* es su oferta de trabajo.

Estática comparativa de la oferta de trabajo

Apliquemos la ecuación de Slutsky generalizada que obtuvimos anteriormente a este nue-


vo contexto, cambiando simplemente de notación (bien 1 el ocio; bien 2 el consumo):

dR  dR 
   R  R
dR
 
dw  dw  ES dm

El efecto-sustitución es negativo. Pero el efecto-renta conjunto (el segundo término del se-
gundo miembro), es decir, la suma del efecto-renta ordinario más el efecto-renta-dotación, es
positivo si el ocio es un bien normal.

Por tanto, el comportamiento de la demanda de ocio/oferta de trabajo con el salario-hora


es ambiguo. Depende de qué efecto domine.

Si domina el efecto-sustitución, entonces la demanda de ocio (oferta de trabajo) sería de-


creciente (creciente) a media que aumenta el salario-hora. Y esto sucederá obviamente en un
primer momento, cuando R  R , es decir, cuando el consumidor no trabaja en absoluto.

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Pero a partir de un determinado salario-hora, a medida que este último se va incrementan-


do, puede empezar a dominar el efecto-renta conjunto. Y entonces la demanda de ocio (oferta
de trabajo) sería creciente (decreciente) a media que sigue aumentando el salario-hora a partir
de este punto.

Además, es lógico que aunque en un principio domine el efecto-sustitución y, por tanto, la


curva de oferta de trabajo sea creciente con el salario-hora, como es normal, el efecto-renta
conjunto tenderá a dominar al efecto-sustitución cuando el término R  R que aparece en la
expresión anterior sea muy elevado, es decir, cuando la demanda de ocio (oferta de trabajo)
sea muy pequeña (muy grande). Y esto lógicamente tenderá a suceder cuando el salario-hora
sea muy elevado. De ahí que se hable normalmente de una curva de oferta de trabajo creciente
pero con tendencia a curvarse hacia atrás, y hacerse decreciente, para salarios-hora muy altos.

Curva de oferta de trabajo

Consideremos ahora el caso del pago de un salario-hora más elevado por la realización de
horas extraordinarias.

Partiendo de una situación de equilibrio en la que el consumidor elige la cesta ( R* , C * )


cuando el salario-hora es w. Entonces se ofrece a los trabajadores la posibilidad de trabajar
horas extraordinarias, es decir, de reducir su tiempo de ocio, pagando un salario-hora más
elevado w  w por estas horas de trabajo adicionales.
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Lo que tiene lugar es un aumento de la pendiente de la recta presupuestaria (en verde), que
pivota alrededor del punto ( R* , C * ) , como consecuencia del incremento del salario-hora co-

rrespondiente a las horas extraordinarias que exceden de R  R* .

C
Equilibrio final del consumidor
dC w
RMS    
dR p

wR  pC Equilibrio inicial del consumidor


p dC w
RMS   
dR p
C*

wR  pC R
R* R
w
Ocio Trabajo

La recta presupuestaria inicial es la pintada en azul. Y la nueva recta presupuestaria está


compuesta por la pintada en verde (cuando se trabajan horas extraordinarias), más el tramo de
la antigua recta presupuestaria situado a la derecha del punto de equilibrio inicial ( R* , C * )
(cuando no se pueden trabajar horas extraordinarias aunque se desee hacerlo).

Ante este hecho, la cesta óptima que finalmente elegirá el consumidor se situará en algún
punto de la nueva recta presupuestaria pintada en verde, y nunca sobre la antigua recta presu-
puestaria pintada en azul situada a la derecha del punto ( R* , C * ) . Porque estas últimas cestas
ya fueron desechadas como no preferidas en la elección inicial del consumidor.

Puede decirse, por tanto, que el pago de un salario-hora más elevado por las horas extraor-
dinarias aumentará inequívocamente la oferta de trabajo y el nivel de bienestar del consumi-
dor. Lo cual parece lógico, porque al pivotar la recta presupuestaria alrededor del punto de
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equilibrio inicial sólo tiene lugar el efecto-sustitución, que es negativo. Luego forzosamente
disminuirá la demanda de ocio, y de ahí, aumentará la oferta de trabajo por parte del consu-
midor y, por tanto, su nivel de renta.

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Tema 10

LA OFERTA DE TRABAJO

Glosario

Ecuación de Slutsky generalizada con dotación de recursos:

En la ecuación de Slutsky que hasta ahora estábamos manejando se tenía en cuenta el efecto-
sustitución y el efecto-renta ordinario, y se suponía que el nivel de renta del consumidor per-
manecía constante al alterarse el precio de uno de los bienes.

Pero en este nuevo contexto generalizado, si se altera el precio de uno de los bienes, entonces
el nivel de renta del consumidor no puede permanecer constante, puesto que varía el valor de
la dotación inicial de recursos que posee este último.

En consecuencia, la variación de la cantidad demandada de un bien al variar su propio precio,


permaneciendo constante el precio del otro bien, se puede descomponer ahora, en este contex-
to más general, en la suma de tres componentes: la variación de la cantidad demandada debida
al efecto-sustitución (nivel de renta y capacidad adquisitiva del consumidor constantes), más
la variación de la cantidad demandada debida al efecto-renta ordinario (nivel de renta del
consumidor constante y variación de la capacidad adquisitiva del consumidor), más la varia-
ción de la cantidad demandada debida al efecto-renta-dotación (variación de la renta del con-
sumidor debida a la variación del valor de la dotación de recursos que posee).

Por ejemplo, consideremos que se altera únicamente el precio del primer bien (dp1). La varia-
ción de la cantidad demandada de este último (dx1) puede expresarse, de acuerdo con el párra-
fo anterior, del siguiente modo:

 dx  dx dx
dx1   1  dp1  x1dp1 1  w1dp1 1
 dp1  ES dm dm

El primer término del segundo miembro es la variación de la cantidad demandada debida al


efecto-sustitución, donde se está suponiendo que tanto la renta del consumidor como su capa-
cidad adquisitiva permanecen constantes.

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El segundo término del segundo miembro es la variación de la cantidad demandada debida al


efecto-renta ordinario, donde se está suponiendo que la renta del consumidor permanece cons-
tante y varía su capacidad adquisitiva. En efecto, la variación de la capacidad adquisitiva, es
decir, de la renta real del consumidor, es  x1dp1 . Dado que x1dp1 es la variación de la renta

compensada que debe tener lugar para mantener constante la capacidad adquisitiva del con-
sumidor, como bien sabemos.

El tercer término del segundo miembro es la variación de la cantidad demandada debida al


efecto-renta-dotación, donde se está considerando que la renta del consumidor varía como
resultado de la alteración que sufre el valor de la dotación inicial de recursos del consumidor
al variar únicamente el precio del primer bien:

m  p1w1  p2 w2 dm  w1dp1

Luego la ecuación de Slutsky generalizada puede rescribirse del siguiente modo:

dx1  dx1  dx1


    w1  x1 
dp1  dp1  ES dm

El primer término del segundo miembro es el efecto-sustitución que todos conocemos. Y el


segundo término del segundo miembro es lo que podemos denominar el efecto-renta conjun-
to, es decir, la suma del efecto-renta ordinario más el nuevo efecto-renta-dotación tal como lo
hemos definido.

El efecto-sustitución siempre es no-positivo (normalmente negativo). Pero ahora el signo del


efecto-renta conjunto depende de dos factores: de si el bien en cuestión es normal o inferior y
de si el consumidor es oferente o demandante neto del bien. Por ello, si un bien es normal, el
efecto-renta conjunto será negativo si el consumidor es demandante neto del bien; y positivo
si este último es oferente neto del bien en cuestión.

Recta presupuestaria generalizada con dotación de recursos:

Sean los precios de ambos bienes ( p1 , p2 ) respectivamente. Entonces la renta del consumidor

obviamente no sería simplemente m, un dato como hasta ahora, sino el valor que adquiere en
el mercado a los precios vigentes la dotación inicial de recursos que posee:

m  p1w1  p2 w2

Por tanto, la expresión matemática de la recta presupuestaria generalizada de este modo sería:
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GLOSARIO TEMA 10: La oferta de trabajo 3/3

p1 x1  p2 x2  p1w1  p2 w2

Es obvio que la cesta de bienes ( x1 , x2 )  ( w1 , w2 ) satisface la ecuación de la recta presupues-

taria. Por consiguiente, esta última debe pasar forzosamente por punto ( w1 , w2 ) , que es la re-

presentación gráfica de la dotación inicial de recursos del consumidor.

Desde un punto de vista gráfico, la recta presupuestaria sería obviamente una línea recta de-
creciente:

p1w1  p2 w2 p1
x2   x1
p2 p2

p1w1  p2 w2
de pendiente  p1 p2 y ordenada en el origen .
p2

x2
Curva de Indiferencia

p1w1  p2 w2
p2 Pendiente
 p1 p2
x2*

w2

x1* w1 p1w1  p2 w2 x1
p1

Si el consumidor, de acuerdo con sus preferencias elige la cesta de bienes ( x1* , x2* ) , represen-
tada en el gráfico anterior, entonces puede afirmarse que es o se comporta como:

Vendedor u Oferente neto del bien 1: w1  x1*  0

Comprador o Demandante neto del bien 2: w2  x2*  0

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Tema 10

LA OFERTA DE TRABAJO

Preguntas más frecuentes

Curva de oferta de trabajo siempre creciente con el salario-hora

¿Existe una función de utilidad o especificación de alguna función de utilidad que dé lugar a
una curva de oferta de trabajo siempre creciente con el salario-hora?

Consideremos la siguiente función de utilidad Cobb-Douglas:

u ( R, C )  R a C b

Donde a  b  1 , una vez realizada la correspondiente transformación monótona de la fun-


ción de utilidad. R es el ocio (relax) y C el gasto en bienes de consumo, cuyos precios relati-
vos no se alteran (bien compuesto de Hicks).

Las funciones de demanda ordinarias de ambos bienes serían:

m m
Ra C b
w p

donde w es el salario-hora (el coste de oportunidad y, por tanto, el precio del ocio), p el precio
del bien de consumo, y m el nivel de renta del consumidor.

A su vez, este nivel de renta puede expresarse del siguiente modo:

m  wR  pC

dado que la ecuación de la recta presupuestaria sería la siguiente:

wR  pC  wR  pC

Donde R sería la cantidad máxima de ocio (24 horas al día y todos los días del año) de la que
puede disfrutar el consumidor, y pC el nivel de renta no-laboral de este último.

La función de demanda compensada del ocio sería:


b
a
R    w b p b u
b
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Y la función indirecta de utilidad sería:

u  a a b b w a p  b m

Sustituyendo en la primera expresión y calculando la derivada parcial con respecto al sa-


lario-hora, el precio del ocio, obtendremos el efecto-sustitución de Hicks:

h1 m
 ab 2  0
w w

Por otra parte, la derivada parcial de la función de demanda de ocio con respecto al nivel
de renta sería (la pendiente de la curva de Engel para el ocio):

R a

m w

Y la variación del nivel de renta del consumidor al variar el salario-hora, de acuerdo con
la ecuación de la recta presupuestaria, sería:

m
R
w

Ahora consideramos la ecuación de Slutsky para el ocio con efecto-renta-dotación, cuan-


do varía el salario-hora y permanece constante el precio del bien de consumo, y, por tanto, la
renta no-laboral del consumidor:

R m a
  ab 2  ( R  R )
w w w

Basta consultar la expresión genérica de esta ecuación en el epígrafe 9.9 del libro de Va-
rian. El primer término del segundo miembro (negativo) sería el efecto-sustitución, y el se-
gundo término (positivo) puede dividirse en dos: el efecto-renta ordinario  Ra w y el efecto-
renta-dotación Ra w . Y la suma de ambos efectos-renta podemos denominarla efecto-renta
conjunto.

Para que la curva de oferta de trabajo sea siempre creciente, entonces la cantidad deman-
dada de ocio debe disminuir (o no aumentar) siempre al aumentar el salario-hora. Es decir, el
efecto sustitución (negativo) debe dominar siempre (o mejor, no debe ser dominado nunca
por) al efecto-renta conjunto (positivo). Luego la derivada anterior debe ser negativa; o, al
menos, no-positiva.

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Puesto que el efecto-renta conjunto alcanzaría su máximo cuando R  0 , es decir, cuando


el consumidor trabajara el máximo posible. Este efecto-renta conjunto máximo sería entonces:
Ra w .

Por tanto, para que la curva de oferta de trabajo sea creciente, deberá cumplirse que:

R m a bm
0 ab R 0 R
w w 2
w w

Y puesto que b  1 , tendremos:

wR
m  wR  pC   wR pC  0
b

Es decir, la renta m del consumidor debe exceder con mucho la renta laboral máxima wR
que éste podría obtener trabajando el número máximo de horas posibles ( R  L ). En otras
palabras, la renta no-laboral del consumidor pC debe ser muy elevada. Esto es lo que se
quiere representar empleando la doble desigualdad en ambas expresiones anteriores.

Más aún, si nos fijamos en la primera desigualdad:

wR
m  wR  pC 
b

A medida que crece el salario-hora, la renta laboral máxima wR , que nocionalmente percibe
el consumidor trabajando el máximo número de horas posibles, también crece obviamente, y
de ahí el lado izquierdo de esta última desigualdad. Pero el lado derecho wR b crecería toda-
vía más al aumentar continuamente el salario-hora, dado que b  1 . Por lo que es obvio que en
algún momento esta desigualdad cambiará de sentido cuando el salario-hora alcance cotas
elevadas. Y en tal caso, el efecto-renta conjunto, que es positivo, pasaría a dominar al efecto-
sustitución, que es negativo. El resultado será, pues, que sucesivos incrementos del salario-
hora darán lugar a un aumento de la cantidad demandada de ocio, es decir, a una reducción de
la oferta de trabajo por parte del consumidor.

En consecuencia, en principio sólo los multimillonarios sin necesidad de trabajar (con una
renta no-laboral elevada) tendrán una curva de oferta de trabajo creciente.

En efecto, para salarios-hora bajos estos señores no trabajarán: su oferta de trabajo será
cero y, por tanto, constante a medida que crece, partiendo de cero, el salario-hora. Y sólo se

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animarán a ofrecer una cantidad positiva pero infinitesimal de trabajo1 , es decir, a renunciar a
una cantidad infinitesimal de ocio, cuando el salario-hora sea muy elevado. La oferta de traba-
jo será creciente en ese punto; no puede ser decreciente porque parte de cero la cantidad ofre-
cida de trabajo.

Pero si sigue creciendo el salario-hora hasta alcanzar cifras astronómicas, la renta laboral
nocional que obtendrían estos señores renunciando a todo su ocio wR hará insuficiente en
algún momento su renta no-laboral pC (dado que esta última permanece constante), que se
requiere para que siga cumpliéndose la desigualdad anterior. Y, por tanto, en ese caso, al
cambiar de sentido la citada desigualdad, pasará a dominar el efecto-renta conjunto sobre el
efecto-sustitución, y la curva de oferta de trabajo que era hasta entonces creciente será ahora
decreciente.

Conclusión: no parece existir una función de utilidad que dé lugar a una función de oferta
de trabajo siempre creciente con el salario-hora. Habría que limitar el intervalo de variación
del salario-hora excluyendo niveles desorbitadamente altos. De esta forma la curva de oferta
de trabajo nunca sería decreciente.

Ésta sería, pues, la contestación a la pregunta acerca de si existe una función de utilidad o
especificación de alguna función de utilidad que dé lugar a una curva de oferta de trabajo
siempre creciente con el salario-hora. La respuesta, a la vista de lo anterior, es negativa. Aho-
ra bien, dentro de intervalos de variación del salario-hora suficientemente amplios (excluyen-
do niveles de salarios-hora desorbitados), siempre se puede escoger el nivel de renta no-
laboral del consumidor para hacer que su curva de oferta de trabajo, siendo continua, no sea

1
Dentro de los modelos de equilibrio general, la demanda de ocio/oferta de trabajo se considera que es continua
en todo el símplex de precios; es decir, para cualquier valor del salario-hora, incluido el cero. En la práctica esto
no es así, porque cualquier trabajador sólo ofrecerá una cantidad positiva de trabajo a partir de un determinado
nivel del salario-hora que considere atractivo. Y si esto es así, ofrecerá una cantidad finita de trabajo como con-
secuencia de la duración de su jornada laboral requerida para poder satisfacer sus necesidades de subsistencia,
que obligan a tener que adquirir en el mercado una cesta de bienes de consumo dada cuyos precios son finitos.
Por eso sólo los multimillonarios, que no necesitan trabajar al disfrutar de una elevada renta no-laboral, pueden
sentirse tentados a ofrecer una cantidad infinitesimal de trabajo cuando el salario-hora es lo suficientemente
atractivo para ellos. De ahí que la curva de oferta de trabajo sea normalmente discontinua en general para sala-
rios-hora muy bajos, con mayor motivo si éstos se aproximan a cero.

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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 10: La oferta de trabajo 5/5

decreciente nunca con el aumento de salario-hora; y que sea creciente a partir de algún punto;
dado que si no, la oferta de trabajo sería siempre cero, y esto es algo trivial.

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Tema 11

EL EXCEDENTE DEL CONSUMIDOR

Breve introducción

En este tema vamos a medir en términos monetarios el nivel de utilidad que se deriva del
consumo de una determinada cantidad de un bien por parte del consumidor cuando éste paga
el precio de mercado al adquirirlo. O bien, la variación que experimenta el nivel de utilidad
del consumidor cuando varía el precio de mercado y, de ahí, la cantidad demandada del bien
en cuestión.

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Tema 11

EL EXCEDENTE DEL CONSUMIDOR

Resumen

En este tema vamos a medir en términos monetarios el nivel de utilidad que se deriva del
consumo de una determinada cantidad de un bien por parte del consumidor cuando éste paga
el precio de mercado al adquirirlo. O bien, la variación que experimenta el nivel de utilidad
del consumidor cuando varía el precio de mercado y, de ahí, la cantidad demandada del bien
en cuestión.

Consideremos que las preferencias del consumidor son cuasilineales, y que están represen-
tadas mediante la siguiente función de utilidad:

u ( x1 , x2 )  ln x1  x2

Cuando las preferencias son cuasilineales, la utilidad marginal correspondiente al primer


bien sólo depende de la cantidad consumida de este último, siendo independiente de la canti-
dad consumida del segundo bien. Y, además, la utilidad marginal correspondiente al primer
1
bien es decreciente a medida que aumenta la cantidad consumida de este último: UM 1  .
x1

El equilibrio del consumidor exige que la utilidad marginal derivada del consumo del pri-
mer bien ha de ser igual al precio de este último, haciendo el precio del segundo bien igual a
la unidad:

UM 1 p1 1
 UM 1   p1
UM 2 p2 x1

Ahora, si sumamos los precios a los que el consumidor demanda sucesivas unidades del
bien 1 hasta una cantidad x1, estamos sumando las utilidades marginales derivadas del consu-
mo de unidades sucesivas del bien 1; en otras palabras, estamos calculando la utilidad total
derivada del consumo del bien 1 hasta una cantidad x1. Ésta es precisamente la definición de
beneficio bruto o excedente bruto del consumidor.
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Por este motivo, cuando las preferencias son cuasilineales, el beneficio bruto o excedente
bruto del consumidor correspondiente al bien 1, es el área situada debajo de la curva inversa
de demanda del bien en cuestión.

Excedente bruto
del consumidor

Curva inversa de demanda


p1
p=p(x)

x1 x

Figura 11.1. El excedente bruto o beneficio


bruto del consumidor

El beneficio neto, excedente neto o excedente del consumidor derivado del consumo de x1
unidades del bien 1, no es más que el excedente bruto menos el gasto del consumidor destina-
do a adquirir el bien en cuestión (p1x1).

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Excedente del consumidor

p1 Curva inversa de demanda

p=p(x)

x1 x

Figura 11.2. El excedente, excedente neto, o


beneficio neto del consumidor

La variación del excedente del consumidor, cuando varía el precio del bien, y, de ahí, la
cantidad demandada del mismo, se corresponde con el área de una figura aproximadamente
trapezoidal situada bajo la curva de demanda del bien.

p=p(x)

p” Variación del excedente


del consumidor
R
T

x” x´ x

Figura 11.3. La variación del excedente del consumidor

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Si el precio del bien sube de p a p , la cantidad demandada disminuye de x a x . La


pérdida del excedente del consumidor (área R+T) se debe a dos motivos:

 Ahora el consumidor debe pagar más por la unidades que consume: x . Área R.
 Hay una disminución de la cantidad consumida del bien: x  x . Área T.

Cuando las preferencias son cuasilineales, la variación del excedente del consumidor (área
R+T) coincide con la variación que experimenta el excedente bruto del consumidor (área
T+Z); esto es, coincide con la variación que experimenta el nivel de utilidad del consumidor
cuando se altera el precio del bien.

Efectivamente, a la vista de la Figura 11.3, se cumple:

Área (R+T) + p´x´ - p´´x´´ = Área (T+Z)

Pero cuando las preferencias son cuasilineales, el gasto que el consumidor destina a adqui-
rir el primer bien (p1x1) permanece constante cuando varía p1. En particular, dada la función
de utilidad cuasilineal que estamos manejando, se cumple:

p1 x1  1

Por consiguiente, tal como queríamos demostrar, resulta:

Área (R+T) = Área (T+Z)

En términos más generales, sin la exigencia, pues, de que las preferencias sean cuasilinea-
les, las representaciones gráficas de excedente bruto, excedente y variación del excedente del
consumidor, que hemos llevado a cabo hasta ahora, siguen siendo válidas, pero la interpreta-
ción económica que hemos dado a tales conceptos no se mantiene.

Cuando las preferencias no son cuasilineales, el excedente bruto del consumidor, el área
bajo la curva inversa de demanda, ya no puede interpretarse como la utilidad total derivada
del consumo de x1 unidades del bien en cuestión.

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En este contexto más general, el excedente bruto del consumidor se define como la canti-
dad de dinero que está dispuesto a pagar el consumidor como máximo por consumir x1 unida-
des del bien.

Efectivamente, sabemos que la curva inversa de demanda del bien 1 nos indica la disposi-
ción marginal a pagar por parte del consumidor, asociada a la cantidad consumida del bien en
cuestión; dado que al hacer p2  1 , el equilibrio del consumidor exige el cumplimiento de la
siguiente igualdad:

RMS  p1

En consecuencia, si sumamos los distintos precios a los que el consumidor demanda uni-
dades sucesivas del bien hasta una cantidad x1 (área situada debajo de la curva inversa de de-
manda), estamos sumando las disposiciones marginales a pagar por parte del consumidor en
adquirir las sucesivas unidades del bien 1. En otras palabras, estamos calculando la disposi-
ción máxima a pagar por parte del consumidor para adquirir x1 unidades del bien en cuestión.
Ésta es ahora la interpretación del excedente bruto del consumidor.

Por este motivo, el excedente del consumidor se define ahora como la diferencia entre la
cantidad de dinero que está dispuesto a pagar el consumidor como máximo por consumir x1
unidades del bien, menos lo que realmente paga por adquirir tales unidades (p1x1).

En este mismo sentido, el excedente del consumidor se define también como la cantidad
de dinero que habría que pagar al consumidor, que está demandando actualmente x1 unidades
del bien, para que renunciara completamente al consumo de este último. Esta cantidad de di-
nero es precisamente la diferencia entre lo que el consumidor está dispuesto a pagar como
máximo por consumir x1 unidades del bien, menos lo que realmente paga; esto es, el “benefi-
cio neto” derivado del consumo de x1 unidades del bien en cuestión.

Del mismo modo, cuando las preferencias no son cuasilineales, la variación del excedente
del consumidor ya no puede interpretarse como la variación que experimenta el nivel de utili-
dad del consumidor cuando se altera el precio del bien. Aunque la representación gráfica siga
siendo la misma (véase la Figura 11.3). Dado que ahora:

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a) El área (R+T) ya no es necesariamente igual al área (T+Z), debido a que el gasto des-
tinado a adquirir el bien en cuestión no tiene por qué mantenerse constante a medida
que varía el precio del bien.
b) El área bajo la curva inversa de demanda (excedente bruto del consumidor) ya no
mide el nivel de utilidad derivado del consumo del bien; dado que, en términos gene-
rales, la utilidad marginal del primer bien no tiene por qué depender exclusivamente
de la cantidad consumida de este último, sino también de la cantidad consumida de
otros bienes. De forma que en este contexto más general no puede obtenerse, al con-
trario de lo que ocurre con las preferencias cuasilineales, una sencilla igualdad entre
el precio del bien y la utilidad marginal correspondiente, dependiente exclusivamente
de la cantidad consumida del bien en cuestión.

Variaciones compensatorias y equivalentes

Vamos a medir en términos monetarios las variaciones en el nivel de bienestar del consu-
midor debidas a una alteración del precio de un bien, sin referencia alguna a la noción de ex-
cedente del consumidor.

Variación compensatoria: Es la cantidad de dinero que habría que dar al consumidor des-
pués de la subida del precio del bien para que goce del mismo nivel de bienestar que disfruta-
ba antes de la subida del precio del bien en cuestión.

Variación equivalente: Es la cantidad de dinero que habría que quitar al consumidor antes
de la subida del precio del bien para disfrute del mismo nivel de bienestar que alcanza des-
pués de que suba el precio del bien.

Cuando las preferencias son cuasilineales, la variación compensatoria y la variación equi-


valente coinciden con la variación del excedente del consumidor. Esta proposición aparece
demostrada en el libro de texto al final del epígrafe 14.8.

Cuando las preferencias no son cuasilineales, la variación del excedente del consumidor
está comprendida entre la variación compensatoria y la variación equivalente. Esta proposi-
ción se demuestra en cursos avanzados, sin embargo aquí realizaremos una argumentación
intuitiva en términos gráficos, que puede ser complementada con el ejemplo numérico que
aparece al final del apéndice del capítulo, en el libro de texto.

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A
p1 B
x=D(p)

D
p0
C

x=h(u0,p)

x=h(u1,p)

x1 x0 x

Figura 11.4. Variación compensatoria, Variación


equivalente y excedente del consumidor

Explicación del gráfico: Tal como vimos en el tema 8, cuando un bien es normal la curva
de demanda compensada tiene mayor inclinación que la curva de demanda convencional, al
representar el precio en el eje de ordenadas.

Aquí hemos pintado dos curvas de demanda compensada. La primera de ellas asociada al
nivel de utilidad U0, el nivel de bienestar que disfruta el consumidor en el momento inicial,
cuando el precio del bien es p0 (por eso esta curva de demanda compensada corta a la curva
de demanda convencional en el punto D). Y otra curva de demanda compensada asociada al
nivel de utilidad U1, el nivel de bienestar que disfruta el consumidor en el momento final,
cuando el precio del bien es p1 (por eso esta curva de demanda compensada corta a la curva
de demanda convencional en el punto A).

El precio del bien sube de p0 a p1, por tanto, el nivel de utilidad cae de U0 a U1, dado que
el nivel de renta permanece constante.

La variación compensatoria coincide con el área p0p1BD. Efectivamente, a medida que nos
movemos hacia arriba a lo largo de la curva de demanda compensada x=h(u0, p), cuando el
precio del bien aumenta paulatinamente de p0 a p1, vamos conociendo la cantidad demandada

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del bien ante sucesivos incrementos infinitesimales del precio, manteniéndose constante el
nivel de utilidad U0 del consumidor. Por consiguiente, si multiplicamos tales incrementos
infinitesimales de p0 por las cantidades que sucesivamente se van demandando del bien a lo
largo de la citada curva de demanda compensada y sumamos, esto es, si calculamos el área
p0p1BD, entonces queda determinado el incremento del gasto, y, por tanto, del nivel de renta,
que debe tener lugar para compensar al consumidor con objeto de que mantenga el nivel de
utilidad de partida U0, con motivo del incremento del precio del bien. Tal incremento del gas-
to, y, por tanto del nivel de renta, que se corresponde precisamente con el área indicada, es,
por definición, la variación compensatoria.

La variación equivalente coincide con el área p0p1AC. Efectivamente, a medida que nos
movemos hacia abajo a lo largo de la curva de demanda compensada x=h(u1, p), cuando el
precio del bien disminuye paulatinamente de p1 a p0, vamos conociendo la cantidad demanda-
da de este último ante sucesivas reducciones infinitesimales del precio, manteniéndose cons-
tante el nivel de utilidad U1 del consumidor. Por consiguiente, si multiplicamos tales disminu-
ciones infinitesimales de p1 por las cantidades que sucesivamente se van demandando del bien
a lo largo de la citada curva de demanda compensada y sumamos, esto es, si calculamos el
área p0p1AC, entonces queda determinada la reducción del gasto, y, por tanto, del nivel de
renta, que debe tener lugar para conseguir que el consumidor mantenga el nivel de utilidad
U1, en particular, cuando se alcanza el precio inicial p0. Puesto que U1 es el nivel de utilidad
que disfruta el consumidor cuando el precio del bien sube de p0 a p1, tal reducción del gasto,
y, por tanto del nivel de renta, que se corresponde precisamente con el área indicada, es, por
definición, la variación equivalente.

Por este motivo, el área situada bajo la curva de demanda (p0p1AD), esto es, la variación
del excedente del consumidor, está comprendida entre dos áreas situadas bajo sendas curvas
de demanda compensada, asociadas respectivamente a los niveles de utilidad inicial y final
del consumidor con motivo de la subida del precio del bien, que miden respectivamente la
variación compensatoria y la variación equivalente. En consecuencia, el excedente del con-
sumidor, cuando las preferencias no son cuasilineales, puede decirse que se trata de una medi-
da aproximada en términos monetarios, situada entre dos extremos, de la variación que expe-
rimenta el nivel de bienestar del consumidor cuando se altera el precio del bien en cuestión.

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RESUMEN TEMA 11: El excedente del consumidor 9/9

Además, puede apreciarse fácilmente que cuando sube el precio del bien la variación
compensatoria es siempre mayor que la variación equivalente, dado que al mantenerse cons-
tante el nivel de renta disminuye el nivel de utilidad del consumidor. Lo contrario sucede,
precisamente, cuando baja el precio del bien y, por tanto, aumenta el nivel de utilidad del con-
sumidor.

Sólo cuando las preferencias son cuasilineales, el área situada bajo la curva de demanda, el
excedente del consumidor, es una medida exacta en términos monetarios de la variación que
experimenta el nivel utilidad de este último cuando se altera el precio del bien en cuestión.
En este caso, como sabemos, la variación del excedente del consumidor coincide con la varia-
ción compensatoria y la variación equivalente.

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PREFERENCIAS CUASILINEALES Y VARIACIÓN DEL


GASTO

Consideremos la siguiente función de utilidad cuasilineal:

u ( x1 , x2 )  a ln tx1h  bx2

La utilidad marginal correspondiente al primer bien sería:

thx1h 1 ah
UM 1  a 
tx1h x1

Por tanto, el equilibrio del consumidor, haciendo p2  1 , es:

UM 1 p1 ah
  p1
UM 2 p2 bx1

Y la función de demanda del primer bien resultará ser:

ah
x1 
bp1

la cual es independiente del nivel de renta.

El gasto del consumidor permanece constante a medida que aumenta el precio del bien y
disminuye la cantidad demandada:

p1 x1  ah b

Ahora bien, las funciones de utilidad cuasilineales que no adoptan la forma logarítmica
anterior no mantienen el gasto del consumidor constante a medida que varía el precio del
bien.

Por ejemplo, la función de utilidad cuasilineal que figura en la Guía Didáctica:

u ( x1 , x2 )  x11 h  bx2 h 1

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La utilidad marginal correspondiente al primer bien sería:

1 
 1
x h 
UM 1  1
h

Y el equilibrio del consumidor resultará ser:

 1 h 
 
x1 h 
 p1
hb

La función de demanda del primer bien es independiente del nivel de renta y adoptaría la
siguiente forma:

h
x1   hbp1 1 h

Evidentemente, el gasto

h 1
p1 x1   hb  1 h p 1 h
1

no permanece constante a medida que aumenta el precio del bien.

Existe otro ejemplo de función de utilidad cuasilineal que no mantiene constante el gasto
del consumidor y que no he visto en ningún libro de texto.

Necesitamos, por ejemplo, que la utilidad marginal del primer bien sea independiente de la
cantidad consumida del segundo bien y que adopte la forma:

h
UM 1 
x12

Con objeto de obtener una función de demanda para el primer bien de la forma:

h
 p1
bx12

en la que el gasto p1 x1 no permanece constante.

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h
p1 x1 
bx1

En realidad, el gasto aumenta a medida que disminuye la cantidad demandada del bien, es
decir, a medida que aumenta el precio del bien.

Si la utilidad marginal del primer bien, que es la derivada parcial de la función de utilidad,
adopta la expresión h x12 , la función de utilidad correspondiente al primer bien sería la primi-
tiva de tal función:  h x1 .

Luego la función de utilidad cuasilineal que estamos manejando adoptaría la siguiente


forma:

h
u ( x1 , x2 )    bx2
x1

Hay que fijarse que a medida que aumenta la cantidad consumida del primer bien, también
aumenta el nivel de utilidad (disminuye en valor absoluto): la utilidad marginal es obviamente
positiva. Luego efectivamente se trata de un bien y no de un mal.

Fijándonos en el resumen del tema. Cuando las preferencias son cuasilineales, y el gasto
no permanece constante, entonces la variación del excedente bruto del consumidor (área T+Z)
no coincide con la variación del excedente neto del consumidor (área R+T). Aunque la varia-
ción del excedente bruto siempre es igual a la variación del nivel de utilidad, dado que el pre-
cio del primer bien es proporcional 1 a la utilidad marginal de ese bien y esta última es inde-
pendiente de la cantidad consumida del segundo bien. En este caso, la variación del exceden-
te neto del consumidor sería igual a la diferencia entre la variación del nivel de utilidad (va-
riación del excedente bruto) menos la variación de gasto. Se trataría, por tanto, de una expre-
sión más general de la variación del excedente del consumidor que la que aparece en el resu-
men del tema.

1
La utilidad marginal b del segundo bien es constante, no necesariamente igual a la unidad.

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TEMA 11 Preferencias cuasilineales y variación del gasto 4/4

Pero lo importante es que cuando las preferencias no son cuasilineales, la variación del
excedente bruto no tiene nada que ver en principio con la variación del nivel de utilidad. Y
menos aún la variación del excedente neto, con independencia de que el gasto permanezca o
no constante en este caso 2 .

Como puede verse, lo de que el gasto permanezca o no constante a medida que varía el
precio del bien es algo secundario. No es esencial en los razonamientos.

Si bien hay que recalcar que la variación del excedente del consumidor coincide con la
variación del nivel de utilidad del consumidor cuando las preferencias son cuasilineales y el
gasto permanece constante al variar el precio del bien.

2
Si bien tomando las correspondientes curvas de demanda compensada se demuestra en el resumen del tema
que la variación del excedente del consumidor siempre está acotada entre la variación compensatoria y la varia-
ción equivalente, que son mediciones ambas en términos monetarios de la variación del nivel de utilidad.

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UTILIDAD CUASILINEAL Y VARIACIÓN DEL GASTO

Consideremos la siguiente función de utilidad cuasilineal:

u ( x1 ,
x2 ) ax11 h  bx2 h 1

La utilidad marginal correspondiente al primer bien sería:

a 1hh
UM 1  x1
h

Por tanto, el equilibrio del consumidor, haciendo p2  1 , resultará ser:

UM 1 p1 a 1hh
 x1  p1
UM 2 p2 bh

De donde tenemos la siguiente función de demanda para el primer bien:

h
 bh 1 h
h
x1    p11 h
 a 

Puesto que h  1 , podemos rescribir esta expresión para mayor comodidad de la siguiente
forma:

h
 a  h 1 
h
x1    p1 h 1
 bh 

donde obviamente la cantidad demandada depende inversamente del precio del bien, dado que
h
el exponente es positivo.
h 1

¿Cómo varía el gasto al adquirir este bien al precio de mercado?

h h
 a  h 1  h 1 1  a  h 1  h 1
h 1
p1 x1   p1   p1
 bh   bh 

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Como puede apreciarse, el gasto depende inversamente del precio del bien, y, por tanto,
directamente de la cantidad demandada del mismo.

Otra forma de expresar la misma función de utilidad sería la siguiente:

 1
1 
u ( x
1 , x2 ) ax1 h
 bx2

1 h 1
Puesto que h  1 , entonces el exponente 1   es equivalente al exponente 1 h , así
h h
que ambas funciones de utilidad son equivalentes y, por tanto, dan lugar al mismo comporta-
miento del gasto.

Consideremos ahora la siguiente función de utilidad cuasilineal:

 1
1 
u ( x1 , x2 ) 
 ax
 h
1  bx2 0  h 1

La utilidad marginal correspondiente al primer bien sería:

 1 
1
UM 1 
 a 1   x1 h
 h

Esta utilidad marginal es positiva, por tanto, el primer bien es efectivamente un bien y no
un mal, dado que al aumentar su consumo también aumenta el nivel de utilidad.

Nótese también que esta utilidad marginal es decreciente a medida que aumenta el consu-
mo del bien.

Por tanto, el equilibrio del consumidor, haciendo p2  1 , resultará ser:

UM 1 p1 a  1  1
  1   x1 h 
p1
UM 2 p2 b h

De donde tenemos la siguiente función de demanda para el primer bien:

 a (1  h)   h
h

x1    p1
 bh 

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donde obviamente la cantidad demandada depende inversamente del precio del bien, dado que
el exponente h es positivo.

¿Cómo varía el gasto al adquirir este bien al precio de mercado?

 a (1  h)  1 h
h

p1 x1    p1
 bh 

Como puede apreciarse, el gasto depende directamente del precio del bien, dado que
1  h  0 , y, por tanto, inversamente de la cantidad demandada del mismo. Al contrario de lo
que sucedía en el caso anterior.

En resumen, al manejar este tipo de funciones de utilidad cuasilineales, que no adoptan la


forma logarítmica más común, el gasto no permanece constante al variar el precio del bien.

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Tema 11

EL EXCEDENTE DEL CONSUMIDOR

Glosario

Beneficio bruto del consumidor:

Véase excedente bruto del consumidor.

Beneficio neto del consumidor:

Véase excedente del consumidor.

Excedente bruto del consumidor:

Consideremos que las preferencias del consumidor son cuasilineales, y que están representa-
das mediante la siguiente función de utilidad:

u ( x1 , x2 )  ln x1  x2

Cuando las preferencias son cuasilineales, la utilidad marginal correspondiente al primer bien
sólo depende de la cantidad consumida de este último, siendo independiente de la cantidad
consumida del segundo bien. Y, además, la utilidad marginal correspondiente al primer bien
1
es decreciente a medida que aumenta la cantidad consumida de este último: UM 1  .
x1

El equilibrio del consumidor exige que la utilidad marginal derivada del consumo del primer
bien ha de ser igual al precio de este último, haciendo el precio del segundo bien igual a la
unidad:

UM 1 p1 1
 UM 1   p1
UM 2 p2 x1

Ahora, si sumamos los precios a los que el consumidor demanda sucesivas unidades del bien
1 hasta una cantidad x1, estamos sumando las utilidades marginales derivadas del consumo de
unidades sucesivas del bien 1; en otras palabras, estamos calculando la utilidad total derivada

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del consumo del bien 1 hasta una cantidad x1. Ésta es precisamente la definición de beneficio
bruto o excedente bruto del consumidor.

Por este motivo, cuando las preferencias son cuasilineales, el beneficio bruto o excedente bru-
to del consumidor correspondiente al bien 1, es el área situada debajo de la curva inversa de
demanda del bien en cuestión.

Excedente bruto
del consumidor

Curva inversa de demanda


p1
p=p(x)

x1 x

Figura 11.1. El excedente bruto o beneficio


bruto del consumidor

Cuando las preferencias no son cuasilineales, el excedente bruto del consumidor ya no puede
interpretarse como la utilidad total derivada del consumo de x1 unidades del bien.

En este contexto más general, el excedente bruto del consumidor se define como la cantidad
de dinero que está dispuesto a pagar el consumidor como máximo por consumir x1 unidades
del bien en cuestión.

Efectivamente, sabemos que la curva inversa de demanda del bien 1 nos indica la disposición
marginal a pagar por parte del consumidor, asociada a la cantidad consumida del bien en
cuestión; dado que al hacer p2  1 , el equilibrio del consumidor exige el cumplimiento de la
siguiente igualdad:

RMS  p1

En consecuencia, si sumamos los distintos precios a los que el consumidor demanda unidades
sucesivas del bien hasta una cantidad x1 (área situada debajo de la curva inversa de demanda),
estamos sumando las disposiciones marginales a pagar por parte del consumidor en adquirir
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las sucesivas unidades del bien 1. En otras palabras, estamos calculando la disposición máxi-
ma a pagar por parte del consumidor para adquirir x1 unidades del bien en cuestión.

Excedente del consumidor:

El beneficio neto, excedente neto o excedente del consumidor derivado del consumo de x1
unidades del bien 1, no es más que el excedente bruto menos el gasto del consumidor destina-
do a adquirir el bien en cuestión (p1x1).

Excedente del consumidor

p1 Curva inversa de demanda

p=p(x)

x1 x

Figura 11.2. El excedente, excedente neto, o


beneficio neto del consumidor

Cuando las preferencias no son cuasilineales, el excedente del consumidor ya no puede inter-
pretarse como la diferencia entre la utilidad total derivada del consumo de x1 unidades del
bien menos el gasto p1x1 destinado a adquirir tales unidades.

En este contexto más general, el excedente del consumidor se define como la diferencia entre
lo que está dispuesto a pagar el consumidor como máximo por consumir x1 unidades del bien
en cuestión (el área situada debajo de la curva inversa de demanda = excedente bruto del con-
sumidor), menos lo que realmente paga por consumir tales unidades (p1x1).

En este mismo sentido, el excedente del consumidor se define también como la cantidad de
dinero que habría que pagar al consumidor, que está demandando actualmente x1 unidades del
bien, para que renunciara completamente al consumo de este último. Esta cantidad de dinero
es precisamente la diferencia entre lo que el consumidor está dispuesto a pagar como máximo

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por consumir x1 unidades del bien, menos lo que realmente paga; esto es, el “beneficio neto”
derivado del consumo de x1 unidades del bien en cuestión.

Excedente neto del consumidor:

Véase excedente del consumidor.

Variación compensatoria:

Es la cantidad de dinero que habría que dar al consumidor después de la subida del precio del
bien para que goce del mismo nivel de bienestar que disfrutaba antes de la subida del precio
del bien en cuestión.

Variación del excedente del consumidor:

La variación del excedente del consumidor, cuando varía el precio del bien, y, de ahí, la can-
tidad demandada del mismo, se corresponde con el área de una figura aproximadamente tra-
pezoidal situada bajo la curva de demanda del bien.

Si el precio del bien sube de p a p , la cantidad demandada disminuye de x a x . La pérdi-
da del excedente del consumidor (área R+T) se debe a dos motivos:

 Ahora el consumidor debe pagar más por la unidades que consume: x . Área R.
 Hay una disminución de la cantidad consumida del bien: x  x . Área T.

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p=p(x)

p” Variación del excedente


del consumidor
R
T

x” x´ x

Figura 11.3. La variación del excedente del consumidor

Cuando las preferencias son cuasilineales, la variación del excedente del consumidor (área
R+T) coincide con la variación que experimenta el excedente bruto del consumidor (área
T+Z); esto es, coincide con la variación que experimenta el nivel de utilidad del consumidor
cuando se altera el precio del bien.

Efectivamente, a la vista de la Figura 11.3, se cumple:

Área (R+T) + p´x´ - p´´x´´ = Área (T+Z)

Pero cuando las preferencias son cuasilineales, el gasto que el consumidor destina a adquirir
el primer bien (p1x1) permanece constante cuando varía p1. En particular, dada la función de
utilidad cuasilineal que estamos manejando, se cumple:

p1 x1  1

Por consiguiente, tal como queríamos demostrar, resulta:

Área (R+T) = Área (T+Z)

Del mismo modo, cuando las preferencias no son cuasilineales, la variación del excedente del
consumidor ya no puede interpretarse como la variación que experimenta el nivel de utilidad
del consumidor cuando se altera el precio del bien. Aunque la representación gráfica siga
siendo la misma (véase la Figura 11.3). Dado que ahora:

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 El área (R+T) ya no es necesariamente igual al área (T+Z), debido a que el gasto


destinado a adquirir el bien en cuestión no tiene por qué mantenerse constante a me-
dida que varía el precio del bien.
 El área bajo la curva inversa de demanda (excedente bruto del consumidor) ya no
mide el nivel de utilidad derivado del consumo del bien; dado que, en términos ge-
nerales, la utilidad marginal del primer bien no tiene por qué depender exclusiva-
mente de la cantidad consumida de este último, sino también de la cantidad consu-
mida de otros bienes. De forma que en este contexto más general no puede obtener-
se, al contrario de lo que ocurre con las preferencias cuasilineales, una sencilla
igualdad entre el precio del bien y la utilidad marginal correspondiente, dependiente
exclusivamente de la cantidad consumida del bien en cuestión.

Cuando las preferencias son cuasilineales, la variación compensatoria y la variación equiva-


lente coinciden con la variación del excedente del consumidor. Esta proposición aparece de-
mostrada en el libro de texto al final del epígrafe 14.8.

Cuando las preferencias no son cuasilineales, la variación del excedente del consumidor está
comprendida entre la variación compensatoria y la variación equivalente. Cuando sube el pre-
cio del bien la variación compensatoria es siempre mayor que la variación equivalente, dado
que al mantenerse constante el nivel de renta disminuye el nivel de utilidad del consumidor.
Lo contrario sucede, precisamente, cuando baja el precio del bien y, por tanto, aumenta el
nivel de utilidad del consumidor.

En consecuencia, el excedente del consumidor, cuando las preferencias no son cuasilineales,


puede decirse que se trata de una medida aproximada en términos monetarios, situada entre
dos extremos, de la variación que experimenta el nivel de bienestar del consumidor cuando
se altera el precio del bien en cuestión.

Sólo cuando las preferencias son cuasilineales, el área situada bajo la curva de demanda, el
excedente del consumidor, es una medida exacta en términos monetarios de la variación que
experimenta el nivel utilidad de este último cuando se altera el precio del bien en cuestión.
En este caso, como sabemos, la variación del excedente del consumidor coincide con la varia-
ción compensatoria y la variación equivalente.

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GLOSARIO TEMA 11: El excedente del consumidor 7/7

Variación equivalente:

Es la cantidad de dinero que habría que quitar al consumidor antes de la subida del precio del
bien para disfrute del mismo nivel de bienestar que alcanza después de que suba el precio del
bien.

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Tema 11

EL EXCEDENTE DEL CONSUMIDOR

Preguntas más frecuentes

Variación Compensatoria y Variación Equivalente

A pesar de que en el libro de Varian aparece un ejemplo, no tengo demasiado clara la


traducción en términos matemáticos de los conceptos de Variación Compensatoria y
Variación Equivalente.

Dados el nivel de renta y los precios de los bienes, el consumidor elige una cesta de bie-
nes y alcanza un determinado nivel de utilidad.

Ahora se altera uno de los precios y el consumidor, maximizando su utilidad, elige otra
cesta de bienes que le resulta óptima en las nuevas circunstancias. Con ello alcanza otro nivel
de utilidad, que será mayor si el precio del bien en cuestión se ha reducido, y será menor si el
precio ha aumentado.

Ahora nos preguntamos dos cosas:

1. Variación Compensatoria: cuánto dinero habría que dar/quitar al consumidor para que
con los nuevos precios de los bienes éste disfrute del mismo nivel de bienestar que disfrutaba
inicialmente, antes de que variara el precio del bien.

Por tanto, dado el nivel de utilidad inicial obtenido a partir de la cesta de bienes inicial-
mente elegida por el consumidor, y las nuevas funciones de demanda de ambos bienes para
los nuevos precios, determinamos el nivel de renta que a los nuevos precios permiten alcanzar
al consumidor el nivel de utilidad inicial. La diferencia entre este nivel de renta resultante y el
nivel de renta inicial es la Variación Compensatoria: lo que habría que dar/quitar al consumi-
dor para compensarle de la variación en su nivel de bienestar provocada por el aumen-
to/disminución del precio de un bien.

En la variación compensatoria lo que hacemos es variar la renta del consumidor para


mantenerle dentro de la misma curva de indiferencia de partida. Es decir, estamos compen-
sando al consumidor con un incremento de renta, y ésta es precisamente la variación compen-
satoria, que le compense de una subida del precio del bien que, si no hacemos nada, le lleva a
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elegir una cesta óptima que se sitúa dentro una curva de indiferencia de menor nivel de utili-
dad.

2. Variación Equivalente: cuánto dinero habría que quitar/dar al consumidor para que a
los precios iniciales de los bienes el consumidor disfrute del mismo nivel de bienestar que el
que finalmente alcanza cuando se produce el aumento/disminución del precio de un determi-
nado bien.

Por tanto, dado el nivel de utilidad final obtenido a partir de la cesta de bienes finalmente
elegida por el consumidor obtenida a partir de las nuevas funciones de demanda de ambos
bienes para los nuevos precios, determinamos el nivel de renta que a los precios iniciales (es
decir, con las funciones de demanda iniciales) permiten alcanzar al consumidor el nivel de
utilidad final. La diferencia entre este nivel de renta resultante y el nivel de renta inicial es la
Variación Equivalente: lo que habría que quitar/dar al consumidor para que a los precios ini-
ciales logre alcanzar el nivel de utilidad final derivado del aumento/disminución del precio de
un bien.

En la variación equivalente, como la subida del precio del bien le lleva al consumidor a
elegir una cesta óptima situada en una curva de indiferencia de menor nivel de utilidad, lo que
hacemos es situarnos en la curva de indiferencia de partida, con la recta presupuestaria de
partida y reducir el nivel de renta del consumidor hasta conseguir una cesta de bienes situada
en la curva de indiferencia que finalmente alcanza el consumidor cuando subió el precio del
primer bien, permaneciendo todo lo demás constante.

Como su nombre indica lo que estamos es calculando la disminución de la renta del con-
sumidor (variación equivalente) que equivale al aumento del precio del bien y le lleva a si-
tuarse en ambos casos en la misma curva de indiferencia de menor nivel de utilidad que la de
partida.

Para hacerse una idea más precisa, consúltese el siguiente documento que se inserta a
continuación.

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CÁLCULO DE LA VARIACIÓN EQUIVALENTE

Consideremos un consumidor con la siguiente función de utilidad Cobb-Douglas:

u ( x1 , x2 )  x1 x2

La maximización de la utilidad sujeta a la restricción presupuestaria da lugar a las si-


guientes funciones de demanda:

m m
x1  x2 
2 p1 2 p2

Supongamos que el consumidor se encuentra en una situación inicial con un nivel de ren-
ta m=100 y los precios de los bienes p1=1, p2=1.

Sustituyendo en ambas funciones de demanda obtendremos la cesta inicial de bienes que


demanda el consumidor:

x1I  50 x2 I  50

Con lo cual, su nivel de utilidad inicial, para esos precios de los bienes y ese nivel de ren-
ta será:

u I  x1I x2 I  50  50  2500

Pero nosotros podíamos haber llegado a este mismo resultado si introducimos las anterio-
res funciones de demanda en la función de utilidad:

m2
u ( x1 , x2 )  x1 x2 
4 p1 p2

Se trata de la llamada función indirecta de utilidad, dado que permite calcular el nivel de
utilidad del consumidor conociendo el nivel de renta y los precios de los bienes, sin necesidad
de determinar previamente las cantidades demandadas por el consumidor de cada uno de los
bienes e introducirlas en la función de utilidad.

Sucede ahora que el precio del segundo bien se incrementa en una unidad (p1=1; p2=2), y
se nos pide calcular la variación equivalente.

La variación equivalente es por definición la variación del nivel de renta del consumidor
que debe tener lugar para que a los precios iniciales el consumidor disfrute del mismo nivel de
bienestar del que disfruta una vez que se ha producido la variación del precio del bien de que

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se trate, es decir, el nivel de utilidad final del consumidor resultante de los precios de los bie-
nes que finalmente prevalecen.

Entonces, lo primero que tenemos que calcular es el nivel de utilidad final del consumi-
dor, resultante de aplicar estos últimos precios. Tomamos la función indirecta de utilidad an-
terior y sustituimos:

1002
u F  x1F x2 F   1250
4  1 2

Lógicamente, el nivel de utilidad del consumidor ha disminuido, porque ha tenido lugar el


incremento del precio de un bien, y el nivel de renta ha permanecido constante.

Ahora, para calcular la variación equivalente, tenemos que alcanzar este nivel de utilidad
final pero con los precios iniciales; por tanto, tenemos que calcular el nivel de renta que con
los precios iniciales (1,1) permite alcanzar este nivel de utilidad final.

Tomamos nuevamente la antedicha función indirecta de utilidad y sustituimos:

m2
u F  x1F x2 F   1250
4  1 1

Con lo cual, obtendremos m=70,71.

Éste es el nivel de renta que con los precios iniciales (1,1) permite al consumidor alcanzar
el nivel de utilidad final. Por tanto, la diferencia entre el nivel de renta inicial (100) y este
nivel de renta (70,71) es la variación de la renta que debe tener lugar para que a los precios
iniciales el consumidor disfrute del mismo nivel de bienestar final del que disfruta con los
precios finales, es decir, una vez que se ha producido la variación del precio del bien en cues-
tión. Y esto es, por definición, la variación equivalente:

VE = 100 – 70,71 = 29,29

Si te fijas, en el libro de texto está utilizando continuamente sin decirlo la llamada función
indirecta de utilidad, y otras veces calcula la cesta demandada según los precios vigentes de
los bienes y la introduce en la función de utilidad para obtener el correspondiente nivel de
utilidad del consumidor. Ambas formas de proceder son, evidentemente, equivalentes.

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Preferencias Cuasilineales: Variación Compensatoria, Variación Equivalente y


variación del Excedente del Consumidor

Analicemos la proposición correcta de que la variación del excedente del consumidor (EC)
siempre está comprendida entre la variación compensatoria (VC) y la variación equivalente
(VE), cualesquiera que fueren las preferencias del consumidor y la variación del gasto.

En el caso de las preferencias cuasilineales, estos tres componentes siempre coinciden.


Entonces, ¿cómo se puede considerar que el excedente del consumidor está comprendido
entre la variación compensatoria y la variación equivalente?

Quizá sea un equívoco en la forma de expresarlo, pero siempre se cumple una de las dos
expresiones siguientes:

VC  EC  VE VC  EC  VE

Y esto puede interpretarse como que el excedente del consumidor siempre está compren-
dido entre las variaciones compensatoria y equivalente, puesto que se trata de intervalos ce-
rrados desde un punto de vista matemático.

El que una variable esté comprendida entre dos extremos no excluye en absoluto que
pueda ser igual a uno o a ambos extremos simultáneamente; el intervalo no tiene por qué ser
necesariamente abierto, a menos que se especifique lo contrario.

La demostración intuitiva, aunque rigurosa, de que para cualquier tipo de preferencias, e


independientemente de la variación del gasto, que no afecta en absoluto (de hecho ni siquiera
se nombra), de que EC está siempre comprendido entre VE y VC, se encuentra en la parte fi-
nal de Resumen del Tema 11 del Material Didáctico del Curso Virtual.

Allí se demuestra intuitivamente, que con independencia de las preferencias, que se supo-
nen regulares, y sin nombrar para nada las cuasilineales, porque son un caso particular, que el
excedente del consumidor siempre está comprendido entre la variación compensatoria y la
variación equivalente. Y como caso particular en que los dos extremos del intervalo coinciden
(VC=VE), entonces al estrecharse tanto el intervalo no queda más remedio que el excedente
del consumidor, que sigue estando comprendido entre VC y VE, se hace igual a VC y VE. Y
esto es un caso particular que sucede cuando las preferencias son cuasilineales, no una ex-
cepción a la regla general.

La demostración formal y rigurosa de este teorema puede consultarse en el libro de Va-


rian de Análisis Microeconómico o en el libro de Julio Segura del mismo título. Este último es
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el libro de texto que se utiliza tanto en Microeconomía III (4º curso), como en Microeconomía
IV (5º curso), de la Licenciatura en Economía. Ambos libros se emplean como manuales en
cursos avanzados de microeconomía, no en cursos de nivel intermedio como los de Microe-
conomía I o Microeconomía II.

Para ser más exactos, en el resumen del tema 8 del material didáctico del curso virtual, al
final, se establece la relación que existe entre la curva de demanda convencional u ordinaria, y
la curva de demanda compensada. Y en el resumen del tema 11, al final, se establece la rela-
ción existente entre VC, VE y EC en el caso general, dentro del cual están incluidas las prefe-
rencias cuasilineales.

Y en el libro de texto, capítulo 14, lo que se demuestra es que en el caso de la utilidad


cuasilineal se cumple que VC=VE=EC. Y sólo se menciona de pasada, al final del capítulo,
que en el caso general EC está acotado entre VC y VE, sin realizar demostración alguna...

La demostración contenida en el resumen del capítulo 11 del material didáctico del curso
virtual, al final, no difiere en absoluto de las demostraciones que aparecen en los libros de
microeconomía avanzada del propio Varian y de Julio Segura, etc.; lo que ocurre que en estos
libros se emplea una notación formal mediante integrales, que no se emplea en el citado re-
sumen al que me refiero. La demostración contenida en estos libros no es más rigurosa sino
más formalizada.

Y hay que enfatizar que la demostración se basa en la relación existente entre la curva de
demanda convencional y la curva de demanda compensada que figura en el resumen del capí-
tulo 8, al final. Y esto no se menciona para nada en el libro de Varian de Microeconomía In-
termedia.

Para más detalles, consúltese el documento que se inserta a continuación.

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FUNCIÓN DE UTILIDAD CUASILINEAL: VARIACIÓN


COMPENSATORIA, VARIACIÓN EQUIVALENTE Y VARIACIÓN DEL
EXCEDENTE DEL CONSUMIDOR

Partamos de la función de utilidad cuasilineal estándar:

u ( x1 , x2 )  ln x1  bx2

Las funciones convencionales u ordinarias de demanda cuando se consume una cantidad


positiva de ambos bienes a partir de un determinado nivel de renta son:

p2 1 m 1
x1  x2  
p1 b p2 b

Lógicamente, ambas funciones se obtienen al resolver el problema de maximización de la


utilidad sujeta a la restricción presupuestaria.

La variación del excedente del consumidor (EC) al variar el precio del primer bien de p1
a p1 sería por definición el área situada a la izquierda de la curva de demanda del primer bien:

p1 p2
EC pp11   dp1
p1 p1b

Ahora bien, para determinar tanto la Variación Compensatoria (VC) como la Variación
Equivalente (VE) debemos obtener previamente la función de demanda compensada corres-
pondiente al primer bien, resolviendo el problema de la minimización del gasto dado el nivel
de utilidad, es decir, el problema “dual” de la maximización de la utilidad.

Pero, como sabemos, la función de demanda compensada correspondiente al primer bien


coincide, en el caso particular de las preferencias cuasilineales, con la correspondiente fun-
ción de demanda ordinaria o convencional, y, por tanto, aquélla es independiente del nivel de
utilidad del consumidor.

(Consúltese al respecto el documento insertado en las preguntas más frecuentes corres-


pondientes al Tema 8)

Esto tiene dos consecuencias obvias:

1. Que VC=VE. Esto es así porque VC es el área situada a la izquierda de la curva de


demanda compensada del primer bien, referida al nivel de utilidad inicial, antes de
la alteración del precio del bien; y VE es el área correspondiente calculada mo-

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viéndonos a lo largo de la curva de demanda compensada del primer bien referida


al nivel de utilidad final, después de la variación del precio del bien. No hay más
que consultar el final del resumen del capítulo 11 del material didáctico del curso
virtual para comprenderlo.

2. Que EC=VC=VE. Esto es debido a que la curva de demanda ordinaria del primer
bien coincide con la correspondiente curva de demanda compensada, y EC es el
área situada a la izquierda de la curva de demanda convencional, tal como está de-
finida anteriormente mediante la correspondiente expresión integral. Luego en el
caso particular de las preferencias cuasilineales en que nos movemos, VC y VE se
representan matemáticamente mediante la misma expresión integral reproducida
más arriba.

En el libro de texto, la demostración de que EC=VC=VE se realiza al final del epígrafe


14.8 para el caso de una función de utilidad cuasilineal genérica, empleando un procedimiento
algebraico más sencillo. No sólo porque tal procedimiento es más sencillo, sino porque Va-
rian en su libro de texto no trata el problema de la minimización del gasto, ni, por tanto, la
obtención de las funciones de demanda compensada, que sólo nombra de pasada cuando habla
al final del capítulo 8 del efecto-sustitución de Hicks.

En consecuencia, la línea argumental que nosotros hemos empleado nos permite llegar a
la siguiente conclusión: Puesto que las variaciones compensatoria y equivalente se obtienen
en general calculando una integral (un área) a partir de la función de demanda compensada
del bien en cuestión cuyo precio ha variado, y la función de demanda compensada de un bien
depende en general del nivel de utilidad; la variación compensatoria, que se obtiene a partir
de la función de demanda compensada referida al nivel de utilidad del que disfruta el consu-
midor antes de la variación del precio del bien, diferirá en general de la variación equivalen-
te, que se obtiene a partir de la función de demanda compensada referida al nivel de utilidad
del que disfruta el consumidor después de la variación del precio del bien. Y, además, ambas
variaciones compensatoria y equivalente diferirán en general de la variación del excedente
del consumidor, que se obtiene calculando la correspondiente integral referida a la función
de demanda ordinaria o convencional del bien cuyo precio se ha alterado; porque al depen-
der en general la función de demanda compensada de un bien del nivel de utilidad del con-
sumidor, diferirá en general de la función de demanda ordinaria del mismo bien, que no pue-
de depender en ningún caso del citado nivel de utilidad.

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PREGUNTAS FRECUENTES TEMA 11: El excedente del consumidor 9/9

Lo que se demuestra, pues, en el caso general al final del resumen del capítulo 11 del ma-
terial didáctico del curso virtual, empleando un argumento geométrico e intuitivo, no formali-
zado mediante integrales, es que la variación del excedente del consumidor, cualesquiera que
fueren las preferencias del este último (y sin nombrar para nada la variación del gasto, que no
influye en absoluto), siempre está comprendido en un intervalo cuyos extremos son la varia-
ción compensatoria y la variación equivalente.

Además, puede verse fácilmente que VC>VE cuando el precio del bien aumenta, es decir,
cuando tiene lugar una reducción del nivel de utilidad del consumidor. Y VC<VE cuando el
precio del bien disminuye, es decir, cuando se produce un aumento del nivel de utilidad del
consumidor.

Pero cuando se trata de las preferencias cuasilineales, en tanto caso particular, entonces
VC=VE, es decir, los dos extremos del intervalo coinciden, porque, como hemos visto, la fun-
ción de demanda compensada del primer bien no depende del nivel de utilidad del consumi-
dor. Por tanto, forzosamente tiene que cumplirse cuando las preferencias son cuasilineales que
EC=VC=VE.

En consecuencia, en general puede afirmarse que la variación del excedente del consu-
midor está siempre contenida en un intervalo cerrado cuyos extremos son las variaciones
compensatoria y equivalente.

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Tema 12

LA DEMANDA DEL MERCADO

Breve introducción

El análisis llevado a cabo hasta el momento gira en torno al estudio de la función de de-
manda de un determinado consumidor, por ejemplo el i-ésimo:

x1i  d1i  p1 , p2 , mi  x2i  d 2i  p1 , p2 , mi 

La función de demanda del mercado del bien 1  X 1  , es la suma de las funciones de de-

manda de ese bien correspondientes a cada uno de los h consumidores que intervienen en el
mercado:

X 1  D1  p1 , p2 , m1 , m 2 , , m h    d1i  p1 , p2 , mi 
h

i 1

Teniendo siempre en cuenta que cualesquiera que sean los precios de los bienes y la renta,
ningún consumidor demandará jamás una cantidad negativa del bien en cuestión, dado que
carece de sentido económico, sino una cantidad nula en el peor de los casos.

La curva de demanda del mercado no es más que una particularización de la función de


demanda del mercado, cuando el precio de los restantes bienes y la renta de los consumidores
permanecen constantes. La curva de demanda del mercado relaciona, pues, el precio del bien
con la cantidad total de este último demandada por los consumidores.

El objeto de este tema es precisamente el estudio de ciertas características de la curva de


demanda del mercado: su elasticidad, la variación del ingreso del productor o del gasto del
consumidor al variar el precio del bien, el comportamiento del ingreso marginal, esto es, la
variación del ingreso del productor al variar la cantidad demandada, etc.

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Tema 12

LA DEMANDA DEL MERCADO

Resumen

El análisis llevado a cabo hasta el momento gira en torno al estudio de la función de de-
manda de un determinado consumidor, por ejemplo el i-ésimo:

x1i  d1i  p1 , p2 , mi  x2i  d 2i  p1 , p2 , mi 

La función de demanda del mercado del bien 1  X 1  , es la suma de las funciones de de-

manda de ese bien correspondientes a cada uno de los h consumidores que intervienen en el
mercado:

X 1  D1  p1 , p2 , m1 , m 2 , , m h    d1i  p1 , p2 , mi 
h

i 1

Teniendo siempre en cuenta que cualesquiera que sean los precios de los bienes y la renta,
ningún consumidor demandará jamás una cantidad negativa del bien en cuestión, dado que
carece de sentido económico, sino una cantidad nula en el peor de los casos.

La demanda del mercado de un bien depende de los precios de los bienes y de la renta de
cada uno de los consumidores, esto es, depende de la distribución de la renta agregada o renta
total M entre los distintos consumidores.

Por este motivo, sólo bajo condiciones restrictivas, fundamentalmente que la distribución
de la renta agregada M entre los consumidores se mantenga inalterada, la función de demanda
del mercado de un bien puede expresarse en función de la renta agregada, como si fuera la
función de demanda de un “consumidor representativo” que percibe una renta M igual a la
suma de las rentas de los h consumidores:

X 1  D1  p1 , p2 , M 

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Una particularización de la función de demanda del mercado de un bien es la correspon-


diente curva de demanda del mercado de ese bien, cuando los precios de los restantes bienes y
la renta de cada uno de los consumidores permanecen constantes.

Curva de demanda del mercado

La curva de demanda del mercado de un bien adopta la siguiente expresión funcional:


q  D  p  . Es decir, la cantidad demandada en el mercado del bien en cuestión se expresa en

función del precio del bien.

Gráficamente se representa normalmente del siguiente modo: en el eje de abscisas la va-


riable independiente (el precio p) y en el eje de ordenadas la variable dependiente (la cantidad
dq
q). La pendiente de la curva de demanda del mercado sería .
dp

q=D(p)

Figura 12.1. Curva de demanda del mercado

Sin embargo, tal como aparece en la Figura 12.1, la curva de demanda del mercado se ha
representado con los ejes de coordenadas cambiados: abscisas para la cantidad y ordenadas
para el precio. Así se procede en el texto a lo largo de todo el tema.

La curva inversa de demanda del mercado de un bien adopta la siguiente expresión fun-
cional: p  p  q  . Es decir, el precio vigente en el mercado se expresa en función de la canti-
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dad demandada. Gráficamente se representa normalmente del siguiente modo: en el eje de


abscisas la variable independiente (la cantidad q) y en el de ordenadas la variable dependiente
dp
(el precio p). La pendiente de la curva inversa de demanda del mercado sería .
dq

La curva de demanda del mercado es la suma horizontal de las curvas de demanda de cada
uno de los consumidores. Esto es, la suma de las cantidades demandadas por cada uno de los
consumidores para cada precio vigente en el mercado. Teniendo siempre en cuenta que nin-
gún consumidor demandará jamás una cantidad negativa del bien, dado que carece de sentido
económico, sino una cantidad nula en el peor de los casos.

Elasticidad de la curva de demanda del mercado

La elasticidad es una medida del grado de sensibilidad de la cantidad demandada de un


bien ante variaciones en el precio. Se trata de un ratio abstracto, carente de unidades de medi-
da, que, por tanto, es independiente de las unidades en que se expresa el precio del bien y la
cantidad demandada de este último.

La elasticidad-precio de la demanda de un bien es el cociente entre la variación porcentual


de la cantidad demandada del bien y la variación porcentual del precio de este último que da
origen a aquélla:

dq
q dq p
 
dp dp q
p

Normalmente la elasticidad tiene signo negativo, dado que, salvo indicación contraria, nos
referiremos siempre a bienes ordinarios, cuya curva de demanda es decreciente, esto es, tiene
 dq 
pendiente negativa   0 .
 dp 

Decimos que la demanda de un bien, o que la curva de demanda del mercado de un bien,
es:

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 Elástica, cuando   1 . Una variación del precio del bien en una determinada propor-

ción origina una variación de la cantidad demandada del bien en mayor proporción.
 Inelástica o rígida, cuando   1 . Una variación del precio del bien en una determi-

nada proporción origina una variación de la cantidad demandada del bien en menor
proporción.
 De elasticidad unitaria, cuando   1 . Una variación del precio del bien en una de-

terminada proporción origina una variación de la cantidad demandada del bien en la


misma proporción.

Cuando se trata de una curva de demanda lineal, la pendiente de tal curva es constante, en
cambio la elasticidad varía entre cero (cuando el precio es cero) e infinito (cuando la cantidad
demandada es cero).

   q=a-bp

  1

a/2b   1

  1

  0

a/2 q

Figura 12.2. Elasticidad de una curva de


demanda lineal

Si la elasticidad de la curva de demanda es cero, entonces la variación del precio no afecta


a la cantidad demandada. Se dice entonces que la curva de demanda es totalmente inelástica o

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completamente rígida, dado que permite cualquier variación del precio del bien sin que se
altere la cantidad demandada de este último.

q=D(p)

  0

Figura 12.3. Curva de demanda totalmente inelástica o


completamente rígida

Sucede lo contrario si la elasticidad de la curva de demanda es infinita. En este caso, la


elasticidad de la curva inversa de demanda es cero. Lo que puede interpretarse del siguiente
modo: ante una variación de la cantidad demandada, el precio del bien no se altera; esto es, a
un determinado precio se demanda cualquier cantidad del bien en cuestión. Se dice entonces
que la curva de demanda es perfectamente elástica, dado que no se precisa ninguna variación
del precio del bien para que tenga lugar una variación de la cantidad demandada.

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q=D(p)

  

Figura 12.4. Curva de demanda del mercado perfectamente


elástica

R
Existen curvas de demanda que poseen una elasticidad constante, por ejemplo, q  ;a
p
diferencia de lo que sucede con las curvas de demanda lineales.

R
q 
p

  1

Figura 12.5. Curva de demanda del mercado de elasticidad


constante

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La elasticidad y el ingreso

Se define el ingreso (R) como el resultado de multiplicar el precio del bien por la cantidad
vendida de este último: R  pq . Coincide exactamente con el gasto que realizan los consumi-
dores en la adquisición de ese bien.

Calculemos la derivada del ingreso respecto del precio del bien, sabiendo que la cantidad
demandada de este último es función también del precio; dependencia que viene recogida en
la curva de demanda del mercado. Obtendremos:

dR dq
q p
dp dp

Si ahora sacamos factor común q en el segundo miembro, resultará:

dR  p dq 
 q 1    q 1   
dp  q dp 

Considerando que se trata de un bien ordinario, la elasticidad tendrá signo negativo. Por lo
tanto, podemos escribir finalmente:

dR
 q 1   
dp

dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la elasticidad es unitaria entonces el ingreso no varía
dp
al variar el precio.
dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la curva de demanda es elástica, el ingreso varía en
dp
sentido inverso a la variación del precio.
dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la curva de demanda es inelástica, el ingreso varía en
dp
el mismo sentido que la variación del precio.

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RESUMEN TEMA 12: La demanda del mercado 8/8

La elasticidad y el ingreso marginal

El ingreso marginal no es más que el cociente entre la variación del ingreso y la variación
infinitesimal de la cantidad demandada.

Para obtener el ingreso marginal debemos calcular la derivada del ingreso respecto de la
cantidad demandada, sabiendo que el precio del bien es función de esta última; dependencia
que viene recogida en la curva inversa de demanda del mercado. Obtendremos:

dR dp
IM   pq
dq dq

Si ahora sacamos factor común p en el segundo miembro, resultará:

dR  q dp   1
IM   p 1   p 1  
dq  p dq   

Considerando que se trata de un bien ordinario, la elasticidad tendrá signo negativo. Por lo
tanto, podemos escribir finalmente:

dR  1
IM   p  1  
dq   

dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la elasticidad es unitaria entonces el ingreso marginal
dq
es cero. El ingreso no varía al variar la cantidad demandada.
dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la curva de demanda es elástica entonces el ingreso
dq
marginal es positivo. El ingreso varía en el mismo sentido que la variación de la can-
tidad demandada.
dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la curva de demanda es inelástica entonces el ingreso
dq
marginal es negativo. El ingreso varía en sentido contrario a la variación de la canti-
dad demandada.

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CURVAS DE INGRESO MARGINAL CORRESPONDIENTES A


CURVAS DE DEMANDA DE MERCADO DE ELASTICIDAD
CONSTANTE

Consideremos la siguiente curva de demanda de mercado de elasticidad constante:

q  Ap

donde  es la elasticidad (negativa) de la curva de demanda decreciente que estamos conside-


rando, tal como puede verse en el libro de texto (epígrafe 15.8) y en la Guía Didáctica; y A un
parámetro positivo.

Para obtener la curva del ingreso marginal, que es la variación del ingreso R  pq al va-
riar la cantidad demandada, debemos obtener primero la curva inversa de demanda del mer-
cado:

1
 q 
p 
 A

Y a continuación el ingreso total R:

1
1
R  pq  A1  q 

Obtengamos ahora la curva del ingreso marginal:

1  
1
1 
IM (q )  dR dq  A   1 q
 

Consideremos entonces los siguientes casos particulares:

a)   1 . Entonces la curva del ingreso marginal sería: IM(q)=0 para todo q. Es decir, su
representación gráfica coincidiría con el eje de abscisas, dado que en el eje de ordenadas re-
presentaríamos el ingreso marginal.

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b)   2 . Entonces la curva del ingreso marginal sería:

IM (q )  0,5 A0,5 q 0,5 q 0,5 IM (q)  0,5 A0,5

De donde se infiere que cuando q toma valores positivos, como es lógico, el ingreso mar-
ginal es siempre positivo. Y, además, el producto de la raíz cuadrada de la cantidad demanda-
da multiplicado por el ingreso marginal es siempre una constante.

Luego la representación gráfica es semejante a la figura 15.6 del libro de texto, una hipér-
bola equilátera, en la que el producto del precio del bien por la cantidad demandada es siem-
pre una constante R .

Ahora lo que cambia es el valor de constante, y que en lugar del precio en el eje de orde-
nadas tenemos el ingreso marginal, y que en lugar de la cantidad demandada tenemos su raíz
cuadrada.

Empleemos la escala logarítmica en los ejes de coordenadas. Tomemos entonces el loga-


ritmo neperiano de la curva del ingreso marginal:

ln IM (q )  ln  0,5 A0,5   0,5ln q

Esta expresión sólo es válida, lógicamente, para valores positivos de q y, por tanto, de IM.

Luego en escala logarítmica la función del ingreso marginal es una línea recta decreciente
de pendiente -0,5, es decir, el inverso de la elasticidad de la curva de demanda.

c)   0,5 . Entonces la curva del ingreso marginal sería:

IM (q)  dR dq   A2 q 2 q 2 IM (q )   A2

De donde se infiere que cuando q toma valores positivos, como es lógico, el ingreso mar-
ginal es siempre negativo. Y, además, el producto del cuadrado de la cantidad demandada
multiplicado por el ingreso marginal es siempre una constante.

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Luego la abscisa q sería positiva, y la ordenada IM sería negativa. Estamos en el segundo


cuadrante de los ejes de coordenadas. Y la curva es parecida a la 15.6 del libro de texto, sólo
que en otro cuadrante:

IM

O q

Empleemos la escala logarítmica en los ejes de coordenadas. Tomemos el logaritmo nepe-


riano de la curva del ingreso marginal:

ln   IM (q )  ln A2  2 ln q

Lógicamente esta expresión es válida sólo para valores positivos de q.

En el primer miembro lo que tenemos es el valor absoluto del ingreso marginal, dado que
éste es siempre negativo cuando la cantidad demandada es positiva. Y sólo sobre este valor
absoluto es sobre el que se puede calcular su logaritmo neperiano.

Luego entonces, la función del ingreso marginal en escala logarítmica se representaría en


el segundo cuadrante de los ejes de coordenadas y sería una recta decreciente de pendiente -2,
es decir, el inverso de la elasticidad de la curva de demanda del mercado. Dado que al aumen-
tar la cantidad demandada disminuiría el ingreso marginal en valor absoluto.

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La demostración general de todo esto se puede hacer tomando la expresión genérica de la


función del ingreso marginal que dedujimos anteriormente:

1  
1
1 
IM (q)  dR dq  A   1 q
 

Cuando   1 , el ingreso marginal es siempre positivo cuando q  0 , por lo que tomando

logaritmos en la expresión anterior tendremos:

  1  1
ln IM (q )  ln  A1    1   ln q
   

Cuando   1 , el ingreso marginal es siempre negativo cuando q  0 , por lo que para po-

der tomar logaritmos hay que reformular la función del ingreso marginal del siguiente modo:

1  
1
1 
 IM (q )   A   1 q
 

Ahora ambos términos de la expresión son positivos. Por lo que tomando logaritmos ob-
tendremos:

  1  1
ln   IM (q )  ln   A1    1   ln q
   

Como puede apreciarse, cuando en los ejes de coordenadas adoptamos la escala logarítmi-
ca, en ambos casos la función del ingreso marginal es una línea recta decreciente (dado que la
elasticidad de la curva de demanda del mercado  es negativa) de pendiente 1  .

Si no se adopta la escala logarítmica, la función del ingreso marginal sería parecida a una
hipérbola equilátera, dado que guarda semejanza con la siguiente función hipotética:

qIM (q)  k

que es una hipérbola equilátera; donde el producto de la cantidad demandada por el ingreso
marginal es siempre una constante.

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TEMA 12 Ingreso marginal curvas de demanda de elasticidad constante 5/5

En los dos casos que hemos contemplado anteriormente de elasticidad constante de la cur-
va de demanda del mercado distinta de -1, la cantidad demandada q se encuentra elevada a un
exponente mayor o menor que 1 dentro de una función parecida a la anterior. Y esto no modi-
fica la forma genérica de la citada curva, sino más bien su pendiente.

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Tema 12

LA DEMANDA DEL MERCADO

Glosario

Curva de demanda de elasticidad constante:

Existen curvas de demanda del mercado que poseen una elasticidad constante, por ejemplo,
R
q ; a diferencia de lo que sucede con las curvas de demanda lineales.
p

R
q 
p

  1

Figura 12.5. Curva de demanda del mercado de elasticidad


constante

Curva de demanda del mercado:

Se trata de una particularización de la función de demanda del mercado de un bien, cuando los
precios de los restantes bienes y la renta de cada uno de los consumidores permanecen cons-
tantes.

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La curva de demanda del mercado adopta la siguiente expresión funcional: q  D  p  . Es

decir, la cantidad demandada en el mercado del bien en cuestión se expresa en función del
precio del bien.

Gráficamente se representa normalmente del siguiente modo: en el eje de abscisas la variable


independiente (el precio p) y en el eje de ordenadas la variable dependiente (la cantidad q). La
dq
pendiente de la curva de demanda del mercado sería .
dp

Sin embargo, tal como aparece en la Figura 12.1, la curva de demanda del mercado se ha re-
presentado con los ejes de coordenadas cambiados: abscisas para la cantidad y ordenadas para
el precio. Así se procede en el texto a lo largo de todo el capítulo.

q=D(p)

Figura 12.1. Curva de demanda del mercado

La curva de demanda del mercado es la suma horizontal de las curvas de demanda de cada
uno de los consumidores. Esto es, la suma de las cantidades demandadas por cada uno de los
consumidores para cada precio vigente en el mercado. Teniendo siempre en cuenta que nin-
gún consumidor demandará jamás una cantidad negativa del bien, dado que carece de sentido
económico, sino una cantidad nula en el peor de los casos.

Curva de demanda del mercado elástica:

Cuando   1 . Una variación del precio del bien en una determinada proporción origina una

variación de la cantidad demandada del bien en mayor proporción.


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Curva de demanda del mercado de elasticidad unitaria:

Cuando   1 . Una variación del precio del bien en una determinada proporción origina una

variación de la cantidad demandada del bien en la misma proporción.

Curva de demanda del mercado inelástica o rígida:

Cuando   1 . Una variación del precio del bien en una determinada proporción origina una
variación de la cantidad demandada del bien en menor proporción.

Curva de demanda del mercado perfectamente elástica:

La elasticidad de la curva de demanda es infinita. En este caso, la elasticidad de la curva in-


versa de demanda es cero. Lo que puede interpretarse del siguiente modo: ante una variación
de la cantidad demandada, el precio del bien no se altera; esto es, a un determinado precio se
demanda cualquier cantidad del bien en cuestión. Se dice entonces que la curva de demanda
es perfectamente elástica, dado que no se precisa ninguna variación del precio del bien para
que tenga lugar una variación de la cantidad demandada.

q=D(p)

  

Figura 12.4. Curva de demanda del mercado perfectamente


elástica

Curva de demanda del mercado totalmente inelástica o completamente rígida:

La elasticidad de la curva de demanda es cero. Esto es, la variación del precio no afecta a la
cantidad demandada. Se dice entonces que la curva de demanda es totalmente inelástica o
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completamente rígida, dado que permite cualquier variación del precio del bien sin que se
altere la cantidad demandada de este último.

q=D(p)

  0

Figura 12.3. Curva de demanda totalmente inelástica o


completamente rígida

Curva de demanda lineal:

La pendiente de la curva de demanda es constante, en cambio la elasticidad varía entre cero


(cuando el precio es cero) e infinito (cuando la cantidad demandada es cero).

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   q=a-bp

  1

a/2b   1

  1

  0

a/2 q

Figura 12.2. Elasticidad de una curva de


demanda lineal

Curva inversa de demanda del mercado:

Adopta la siguiente expresión funcional: p  p  q  . Es decir, el precio vigente en el mercado

se expresa en función de la cantidad demandada. Gráficamente se representa normalmente del


siguiente modo: en el eje de abscisas la variable independiente (la cantidad q) y en el de orde-
nadas la variable dependiente (el precio p). La pendiente de la curva inversa de demanda del
dp
mercado sería .
dq

Elasticidad-precio de la curva de demanda del mercado:

La elasticidad es una medida del grado de sensibilidad de la cantidad demandada de un bien


ante variaciones en el precio. Se trata de un ratio abstracto, carente de unidades de medida,
que, por tanto, es independiente de las unidades en que se expresa el precio del bien y la can-
tidad demandada de este último.

La elasticidad-precio de la demanda de un bien es el cociente entre la variación porcentual de


la cantidad demandada del bien y la variación porcentual del precio de este último que da ori-
gen a aquélla:
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dq
q dq p
 
dp dp q
p

Normalmente la elasticidad tiene signo negativo, dado que, salvo indicación contraria, nos
referiremos siempre a bienes ordinarios, cuya curva de demanda es decreciente, esto es, tiene
 dq 
pendiente negativa   0 .
 dp 

Función de demanda del mercado:

El análisis llevado a cabo hasta el momento gira en torno al estudio de la función de demanda
de un determinado consumidor, por ejemplo el i-ésimo:

x1i  d1i  p1 , p2 , mi  x2i  d 2i  p1 , p2 , mi 

La función de demanda del mercado del bien 1  X 1  , es la suma de las funciones de demanda

de ese bien correspondientes a cada uno de los h consumidores que intervienen en el mercado:

X 1  D1  p1 , p2 , m1 , m 2 , , m h    d1i  p1 , p2 , mi 
h

i 1

Teniendo siempre en cuenta que cualesquiera que sean los precios de los bienes y la renta,
ningún consumidor demandará jamás una cantidad negativa del bien en cuestión, dado que
carece de sentido económico, sino una cantidad nula en el peor de los casos.

La demanda del mercado de un bien depende de los precios de los bienes y de la renta de cada
uno de los consumidores, esto es, depende de la distribución de la renta agregada o renta total
M entre los distintos consumidores.

Por este motivo, sólo bajo condiciones restrictivas, fundamentalmente que la distribución de
la renta agregada M entre los consumidores se mantenga inalterada, la función de demanda
del mercado de un bien puede expresarse en función de la renta agregada, como si fuera la
función de demanda de un “consumidor representativo” que percibe una renta M igual a la
suma de las rentas de los h consumidores:

X 1  D1  p1 , p2 , M 

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Ingreso:

Se define el ingreso (R) como el resultado de multiplicar el precio del bien por la cantidad
vendida de este último: R  pq . Coincide exactamente con el gasto que realizan los consumi-
dores en la adquisición de ese bien.

La influencia de la variación del precio de bien en el ingreso viene recogida en la siguiente


expresión matemática:

dR
 q 1   
dp

dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la elasticidad es unitaria entonces el ingreso no varía
dp
al variar el precio.
dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la curva de demanda es elástica, el ingreso varía en
dp
sentido inverso a la variación del precio.
dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la curva de demanda es inelástica, el ingreso varía en
dp
el mismo sentido que la variación de precio.

Ingreso marginal:

El ingreso marginal no es más que el cociente entre la variación del ingreso y la variación
infinitesimal de la cantidad demandada.

Para obtener el ingreso marginal debemos calcular la derivada del ingreso respecto de la can-
tidad demandada, sabiendo que el precio del bien es función de esta última; dependencia que
viene recogida en la curva inversa de demanda del mercado. Obtendremos:

dR  1
IM   p 1  
dq   

dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la elasticidad es unitaria entonces el ingreso marginal
dq
es cero. El ingreso no varía al variar la cantidad demandada.

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GLOSARIO TEMA 12: La demanda del mercado 8/8

dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la curva de demanda es elástica entonces el ingreso
dq
marginal es positivo. El ingreso varía en el mismo sentido que la variación de la can-
tidad demandada.
dR
 Si   1 , entonces  0 . Si la curva de demanda es inelástica entonces el ingreso
dq
marginal es negativo. El ingreso varía en sentido contrario a la variación de la canti-
dad demandada.

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