Está en la página 1de 6

Diseño de comunicación

gráfica y tecnología

lecturas

Los códigos de la percepción del saber


y de la representación de una cultura visual

Código: conjunto de reglas que rigen, en cada caso, diferentes comportamientos o fun-
ciones culturales. En el mismo sentido podemos de hablar de códigos de la percepción
visual y su representación en distintas culturas.

Los códigos funcionan como condicionantes, La formación de los códigos visuales:


en tanto justifican la necesidad de esas reglas un trabajo de las culturas
dentro de un marco institucionalizado por ca-
da cultura, como también su papel en la con- Una cultura engendra una iconografía cuando
figuración simultánea, en cada caso, del suje- descubre la posibilidad de sistematizar la per-
to y del objeto social. cepción empírica del mundo a fin de transpo-
Existen tres planos de codificación relevan- nerla a un espacio de dos dimensiones. La
tes dentro de una cultura visual. superficie pictórica es el punto de contacto
El plano perceptivo, el representativo y el donde se encuentran la óptica espontánea,
cognitivo que están simultáneamente vinculados empírica y la óptica codificada.
entre sí y las oscilaciones que afectan a cada La pintura y la gráfica oponen a lo visible
uno de estos planos repercuten en los otros. “natural” los visibles significantes, cultural-
La movilidad de los códigos internos de mente válidos.
nuestra cultura y sus diferencias respecto de En este encuentro se crea el espacio simbó-
otras culturas muestra que la validez de la lico o metafórico, el espacio representado en el
representación no remite a un concepto está- cual se expresa el aspecto visual de una cultura.
tico de verdad o de belleza sino a una dialéc- Este espacio simbólico es un espacio re-
tica operativa entre la imagen y las grandes construido. La creación de un espacio repre-
convenciones que presiden cada cultura. sentativo, o sea, la reconstrucción pictórica
Convención aquí, designa la tradición cul- según una óptica codificada supone una ope-
tural como marco de referencia implícito, no ración previa: la descomposición de un uni-
consciente dentro del cual se estructuran y verso contínuo en elementos ópticos, diferen-
transforman éstos códigos y sus relaciones. La ciados e identificables. Se trata de una opera-
cultura, entendida como una convención últi- ción de abstracción, conceptual y cultural.
ma e irreductible que atiende a la transforma- Esta desconstrucción permitirá la representa-
ción de sus propios códigos y al reconoci- ción de un espacio simbólico o metafórico de
miento de la especificidad de aquellos que formas delimitadas por la línea o el color. Dice
valen dentro de otros marcos culturales, impli- Gombrich respecto de la mímesis, matriz de
ca la postulación de un intento: el de desabso- los códigos occidentales: “Nos engañamos
lutizar cualquier modo o método de represen- sobre el carácter de la técnica de la mímesis
tación que pretenda erigirse como único “ver- si hablamos de imitación de la naturaleza. A la
dadero”. En todo caso se lo podrá justificar naturaleza no se la puede imitar o ´transcribir´
como más o menos válido según su contexto sin primero despedazarla y luego recompo-
de vigencia. Este contexto se define por rela- nerla. Y esto es resultado no sólo de la obser-
ción entre los conceptos y valores que organi- vación sino también de la experimentación
zan una sociedad en un momento dado de su incesante”. O sea que este espacio simbólico,
historia y los modelos icónicos, tanto temáti- metafórico, visualmente representado es tam-
cos como ópticos, que en ella se privilegian. bién un espacio conceptualizado.
Diseño de comunicación
gráfica y tecnología

La organización de una óptica codificada de referencia estable, puesto que se inserta en


implica, al mismo tiempo, a la percepción, al un marco ya configurado por la cultura a la cual
conocimiento y a la interpretación. Cada cul- pertenece cada individuo que la vive.
tura organiza su propia codificación a través El objeto de la percepción nunca es un
de su propia manera de percibir y concebir el objeto abstracto sino un objeto culturalmente
mundo. La imagen producida es la actualiza- coordenado, por lo tanto se percibe dentro de
ción de esa labor gigantesca de interpretación un campo de significaciones (fondo, diría la
y codificación de la percepción empírica. Gestalt) en el cual se destaca como figura. No
Toda aproximación al problema de la se trata de un proceso especular: el objeto se
representación debe partir del supuesto de percibe no porque está presente sino porque
que ningún artista puede representar lo que es seleccionado dentro de un vasto horizonte
ve repudiando todas las convenciones, ni tam- y según determinadas relaciones. Incluso sus
poco adherirse a lo que oscuramente sabe, la cualidades no provocan efectos constantes
convención, hasta el punto de ignorar por porque suelen estar integradas en contextos
completo lo que aparece ante sus ojos. diferentes. Lo que percibimos son menos ob-
Este espacio metafórico de la representa- jetos que significaciones y relaciones simbóli-
ción debe considerarse como una transacción cas. Baste preguntarse si lo percibido en una
entre espacio vivido, espacio concebido y moneda es un círculo de metal.
espacio representado. La mirada de los indivi- El sujeto de la percepción nunca es una
duos es, en realidad, la mirada de una cultu- tabula rasa. La percepción no es un proceso
ra, de una tradición, de una época. pasivo sino activo. La actividad del sujeto des-
plegada sobre el objeto rige la perspectiva de
Los códigos de la percepción la percepción. El acto perceptivo supone, por
ende, la intervención de múltiples a prioris, llá-
De lo dicho se deduce que no hay experiencia mense pulsiones y representaciones incons-
sensible natural. Determinada forma de perci- cientes, supuestos culturales, ideologías his-
bir. La percepción es el pre-supuesto de la tóricas, estereotipos cognoscitivos, modas
representación. Para comprender el aspecto temporales, formaciones o deformaciones
visual de una cultura hay que tratar de com- profesionales, experiencia personal acumula-
prender su carácter perceptual como condi- da. Todos ellos se superponen, se concilian,
ción previa. Hoy se está cada vez más con- se contradicen o se interfieren en la hipotética
vencido de que los hombres que pertenecen simplicidad de un acto instantáneo e incansa-
al culturas diferentes no solo hablan diferen- blemente repetido: mirar.
tes lenguas sino que también habitan mundos La presencia física del objeto pierde así
sensoriales diferentes. La experiencia será protagonismo ante el peso determinante, en
captada según la diferencia de estructura de la imagen percibida, de factores visualmente
la rejilla perceptiva entre una cultura y otra. “ausentes” o sea, los esquemas referenciales
Sin embargo, en nuestra tradición inmedia- previos, los a prioris conceptuales estipulados
ta, el empirismo positivista encarnó en su ver- o las motivaciones inconscientes inconfesa-
sión ingenua, lo que el hombre corriente pen- das. La percepción resulta, en suma, tanto
saba respecto a la percepción: la creencia de anticipación como recuerdo.
que la percepción es un acto natural, o sea,
todavía no codificado culturalmente. Los códigos de la representación
En las últimas décadas, tanto las teorías
como las prácticas de la imagen han puesto de Es más fácil comprender el carácter codifica-
relieve, por vías diferentes, lo que en aquella do de la representación, enmarcada en occi-
creencia se omitía, a saber que hay múltiples dente por las coordenadas del realismo. Pero
factores determinantes de la visión que se antes de abordar los problemas del realismo,
remiten a su dimensión cultural y no a un ejer- código de códigos en el espacio representati-
cicio natural. La experiencia, en su sentido psi- vo occidental conviene preguntarse por la
cofísico, no puede considerarse como un punto dinámica que, dentro de una cultura impulsa
Diseño de comunicación
gráfica y tecnología

cambios y transformaciones en el modo de la perduración de su modo de representar.


representar, o sea, la movilidad de sus códi- Pero el lento ajuste de esquemas y correccio-
gos internos. nes suele alimentar cambios cuantitativos que
El movimiento general de una cultura se culminan en cambios cualitativos. Después
produce en torno a un equilibrio estable o del Renacimiento, el espíritu mismo de la acti-
inestable según las épocas, entre tradición y vidad representaba lo que cambia: según
transgresión. Incluso cuando se relega a un Gombrich el esquema se vuelve un punto de
pasado ya sin vigencia, las producciones de la partida para ensayar múltiples correcciones,
cultura continúan valiendo después de su es el medio para hurgar en la realidad y para
aparición en tanto abren un campo de bús- luchar con lo particular.
quedas en las cuales siempre pueden revivir. Pero, cabe agregar, por nuestra cuenta,
De lo que se trata aquí, es de mostrar que la función del esquema o del estereotipo
como actúa, sobre la inercia siempre sosteni- de cada representación particular está soste-
da de la tradición, el trabajo rebelde de la nida, desde el Renacimiento, por una inven-
representación de imágenes. En ningún orden ción revolucionaria, dada la generalidad de
pueden producirse cambios, sean graduales o sus alcances: el descubrimiento o invención
revolucionarios, sin valores establecidos a de la perspectiva.
transformar o atacar. La perspectiva no es un esquema sino un
En el orden de la reproducción icónica, la código de representación de lo visible que atien-
fórmula que resume esa transacción perma- de al “efecto de realidad”. Con la perspectiva se
nente entre lo repetido y lo innovado es, según reinstaura la aspiración del naturalismo griego:
Gombrich, la del esquema y corrección. dar valor a lo expresivo, en la representación, a
La información visual debe entrar en un las apariencias. Pero ahora se las representa en
esquema (estereotipo) para ser representada un espacio metafórico o construido, “proyecta-
y modificada. Es lo que Gombrich llama el do”, según reglas matemáticas, universales y
principio del estereotipo adaptado: se parte de abstractas. La perspectiva se impone, desde
lo transmitido, el estereotipo, cuya adaptación entonces, como una especie de sintaxis de lo
implica la solución de nuevos problemas que representable. Así lo sugiere Valéry: “La sintaxis
siempre demandan una cuota de transgresión. es, entre otras cosas, el arte de la perspectiva
Esta fórmula resume el procedimiento de en el pensamiento. Lo principal, lo accidental, lo
toda la historia de la ilustración gráfica. Los circunstancial, las relaciones, son ordenadas
motivos no promueven su información si no se por ella y se vuelven posibles por ella”.
sabe apresarlos dentro de una forma esque- La perspectiva, meta-código de los dife-
mática. La “voluntad de forma” es más una rentes realismos, instauró la forma canónica
voluntad de “hacer conforme”, dice Gombrich, de la semejanza entre la representación y su
o sea, cualquier forma nueva debe asimilarse objeto. Y el criterio de semejanza, desde la
a los diseños y esquemas que un artista ha lejana invención de la mímesis por los grie-
aprendido a manejar. Parece que el rinoce- gos, es la piedra de toque que rige toda repre-
ronte de Durero, grabado en 1515, y que poco sentación realista.
reproduce del rinoceronte real, fue el esque-
ma modélico de todos los rinocerontes copia- El realismo: código de códigos en occidente
dos “del natural” hasta casi tres siglos des-
pués, en 1789. Lo familiar es el más probable Hasta tal punto ha pesado en occidente el
punto de partida de lo no familiar: una repre- realismo sobre los códigos de representación
sentación ya resuelta y socialmente aceptada que todavía cuesta comprenderlo no como
siempre influirá sobre una sacada “del natu- verdad exclusiva de la imagen representada
ral” hasta que los sucesivos ajustes impongan sino como una actitud mental y cultural que
un nuevo estereotipo. condiciona un modo de relación con lo visible
Hubo una época como el Medioevo, en las y un modo de hacer visible.
cuales el estereotipo, el puro esquema, repre- ¿A qué apunta la codificación de la mirada
sentaba la imagen misma de lo visible, de allí “realista”? A la búsqueda de signos, pictóricos
Diseño de comunicación
gráfica y tecnología

o gráficos, que den la ilusión de lo real, o sea, sustituye a la realidad, a saber, como se pro-
la ilusión de la profundidad o del volumen, la duce la semejanza.
de la luz, el brillo o la opacidad, la del movi-
miento, la de las diferentes texturas de la El criterio de semejanza
materia, la ilusión de la proximidad o la dis-
tancia respecto del ojo, etc. ¿Qué significa que el signo icónico es seme-
Dice Merleau-Ponty: “La pintura quiere ser jante a su objeto? En su tratado de semiótica,
tan convincente como las cosas y pretende H. Eco sostiene que el signo icónico, median-
alcanzamos como ellas: imponiendo a nues- te una transformación de los estímulos visua-
tros sentidos un espectáculo irrecusable. En les producidos por el fenómeno físico, desen-
principio ella se remite al aparato de la per- cadena un efecto perceptivo semejante.
cepción, considerado como un medio natural
y dado de comunicación entre los hombres”. ¿En qué consiste una transformación? En un
¿Acaso no tenemos todos ojos que funcio- proceso por el cual una convención gráfica
nan más o menos todos de la misma manera? permite transformar sobre el papel una con-
Y si el pintor supo descubrir signos suficientes vención perceptiva o conceptual. Por ende,
de la profundidad y del terciopelo ¿no tendre- también para Eco intervienen los tres niveles
mos todos, mirando el cuadro, el mismo de codificación que, según hemos señalado,
espectáculo que rivaliza con la naturaleza?,` se entrelazan en la representación: el percep-
Resumiendo, el problema del realismo es tual, el gráfico y el conceptual.
ofrecer una imagen no tanto clara como con- Aquello que se reproduce son elementos
vincente. Para eso debe atender más a lo que existentes en el modelo pero en tanto acepta-
las cosas parecen que a lo que son. La repre- dos de antemano por la convención y como tal
sentación naturalista sacrifica la imagen, el codificados. O sea que el criterio de semejan-
esquema inmutable de las cosas que aspiraba za está basado, en cada caso de reproduc-
el arte arcaico, para codificar su apariencia en ción icónica, sobre reglas precisas que selec-
el tiempo, en tal momento de luz y de sombra. cionan ciertos aspectos y eliminan otros.
Con otros términos: no se preocupa por el QUE
de las cosas sino por su COMO. La imagen Pero entonces ¿a que remite la convención?
realista no codifica una idea de lo real, supues- Lo que cuenta, responde Eco, no es la rela-
ta esencia, sino su apariencia; debe crear una ción entre imagen y objeto sino entre imagen
ilusión que se parezca al máximo a su objeto, y contenido cultural atribuido al objeto. Las
una ILUSIÓN que, en el límite, se le asemeje transformaciones son reglas que establecen
hasta el punto de valer como sustituto. la correspondencia entre ese contenido cultu-
Pero, por paradoja de su propio efecto per- ralmente determinado y la convención gráfica
suasivo, la imagen realista, la ilusión más perfec- que, en cada caso, traduce ese contenido.
ta de la semejanza, termina por negarse como El sentido último de la convención es pau-
artificio ilusionista y se impone como modo de tado por la cultura, de allí que la semejanza
representación de la verdad de las cosas. sea un resultado cultural y no un efecto natu-
En vez de comprenderse a sí mismo como ral. La semejanza debe ser aprendida.
un código culturalmente privilegiado, el realis- Desde una postura nominalista, Nelson
mo se convierte en el modo “natural” de repre- Goodman dirá lo mismo: la semejanza no es
sentar, o sea el único que nos entrega lo visi- criterio de las prácticas representacionales
ble en su verdad, más allá de la arbitrariedad sino producto de las mismas.
de las convenciones. Y lo explica así: en todos los casos, la lec-
Por tanto, cabe hacer una doble considera- tura de una imagen, sea realista o no, necesi-
ción a su respecto: criticarlo como modo ta el conocimiento de su clave. Para leer imá-
“natural” de representación y justificarlo como genes no habituales se requiere una clave
código privilegiado para nuestra cultura. explícita. Ante una imagen realista, en cam-
Para ello es preciso detectar cómo se pro- bio, manejamos una clave implícita: el hábito y
duce esa ilusión por la cual la representación la práctica han vuelto los símbolos tan trans-
Diseño de comunicación
gráfica y tecnología

parentes que no captamos ningún esfuerzo replantean el estatuto de la sensibilidad (hay


en nuestro trabajo de interpretación. un antes y un después de las vanguardias de
La piedra de toque del realismo no es la principios de siglo).
cantidad o la calidad de la información ofreci- Así se constituye, para cada sujeto histórico,
da por la imagen sino la facilidad con que es un depósito cognitivo aluvional que, en diferen-
provista y recibida. Dicho con otros términos: tes épocas, prefigura la experiencia cotidiana,
el realismo de una imagen depende del grado su percepción y su representación. Se trata de
de estereotipia que haya alcanzado el sistema un saber que anticipa o suple respecto a lo que
de representación institucionalizado por la efectivamente se percibe o se representa.
cultura y por el período histórico social. Bajo este aspecto, toda práctica represen-
tativa es conceptual, o sea, hace intervenir
Los códigos del saber: no hay ojo inocente ciertos esquemas categoriales previos sin los
cuales no sabríamos discernir, en el flujo de la
“No hay ojo inocente”, con esta breve senten- experiencia nuestras impresiones. Ya decía
cia consuma Gombrich la crítica de cualquier Kant, con memorable concisión, que las intui-
código de representación “natural”, o sea, que ciones sin categorías son ciegas y las catego-
pretenda reproducir una supuesta experiencia rías sin intuiciones, vacías.
no culturalizada de la naturaleza de las cosas.
Por su parte, Merleau-Ponty afirma que la Conclusiones
percepción misma “estiliza” en el sentido de
que no hay apertura a la realidad. Las dialécticas que subentiende las relaciones
En cuanto a Nelson Goodman, apostilla la entre los códigos permite afirmar, dado su mutuo
célebre frase de Gombrich con estos términos: condicionamiento, que no se representa lo que
“El ojo llega siempre ya viejo a su obre, obse- se ve sino que se ve lo que se representa.
sionado por su propio pasado y por viejas y Esto sugiere una consideración crítica del
nuevas sugerencias del oído, de la nariz, de la viejo truísmo realista: “la realidad visible es la
lengua, de los dedos, del corazón y del cere- que vemos”. Hoy cabe preguntarse ¿es visible
bro ... El ojo selecciona, excluye, organiza, dis- todo lo que vemos? o a la inversa ¿vemos
crimina, asocia, clasifica, analiza, construye... todo lo que es visible?
Nada se ve desnudamente o desnudo”. Las antiguas certezas respecto a la natu-
Sean cuales fueren las discrepancias de raleza de la percepción y de la representación
filosofía entre estos pensadores todos coinci- visual se han convertido en interrogantes.
den respecto del punto de partida de la visión: Admitimos con escepticismo esa semejanza
el ojo llega a su ejercicio y a su obra cargado de la imagen con lo real que antes se daba
de un saber -designable, en parte como acer- por sentado.
vo ideacional y, en parte, como configuración Pero el cuestionamiento de las creencias tra-
cultural de la sensibilidad- que él mismo igno- dicionales respecto a la percepción y a la repre-
ra en sus complejas facetas. sentación va más allá de su marco estricto.
Dicho de otro modo, en la mirada inmedia- Al cuestionar la representación y sus rela-
ta ya se cuelan, desde siempre, poderosos ciones con lo real y “verdadero” somos nos-
pre-juicios -en su sentido etimológico más que otros mismos los cuestionados como así tam-
moral- de orden personal, histórico y cultural. bién la “realidad” con la que creemos tratar. La
A ese saber de la conciencia corriente, evidencia (de videre: ver) ya no salta a la vista.
contribuyen, aluvional y no sistemáticamente, Ahora lo evidente no es lo que mejor se ve
los procesos históricos, los cambios sociales, sino lo que se está mejor dispuesto a ver: a
las revoluciones teóricas (hay un antes y un mayor condicionamiento, mayor la evidencia”.
después de Galileo o de Freud) o técnicas Tales condicionamientos (convenciones cultu-
(hay un antes y un después del descenso en rales, historia social y personal, contexto geo-
la Luna), los grandes descubrimientos (hay un gráfico o ecológico, inconsciente pulsional,
antes y un después del descubrimiento de sistema lingüístico, etc.) no solo afectan la
América) o las conmociones estéticas que supuesta verdad de la representación del
Diseño de comunicación
gráfica y tecnología

objeto sino la misma realidad del objeto y, por del objeto que se manifiesta en ella, pero
ende, del sujeto mismo. también lo que una conciencia estructural-
En suma: toda cultura crítica que conmue- mente delirante produce, proyecta o desplaza
ve a nuestro concepto tradicional, ver, cono- en el objeto.
cer o representar, afecta de rebote a nuestro ¿Debemos abandonar entonces cualquier
concepto de realidad. El examen del discurso esfuerzo por alcanzar una percepción y una
humano, sea el de las ideas, el de las imáge- representación fiables, léase “objetivas”?
nes o el de las palabras, es también una exa- ¿Acaso sólo queda la salida del relativismo y
men de los parámetros que enmarcan lo real del escepticismo?
en tanto referente. La antigua utopía de lograr una objetividad
Y, más aún, preguntarnos por lo “irreal”, a en la percepción y representación que borra-
saber, lo imaginario y sus relaciones con la ra al sujeto, quizás deba sustituirse por otra
realidad. La dimensión imaginaria (lo que no más acorde con nuestra época, una utopía
es) entronca con el deseo y con la utopía que otorgue espacio a los dos al tiempo que
pero, después de Freud, ya sabemos que los desabsolutiza. Se trataría, en este caso,
habita en medio de lo que es, se infiltra sub- de una finalidad que aspira a instaurar un
versivamente en las cosas adhiriendo a su nuevo modo de percibir y de representar. Un
realidad. modo que postula no la unificación sino la
Lo imaginario no es sólo una secreción del multiplicación de los marcos de referencia -
arte, del sueño o de la locura sino también del subjetivos, sociales, culturales, históricos- a
principio o criterio de realidad socialmente ins- fin de evitar el empobrecimiento tanto del
tituido en tanto define, en cada caso, lo real. objeto como del sujeto, a fin de preservar su
Por eso dice Michael Duffrene “que lo ima- apertura potencial contra el dominio de
ginario también actúa en el rechazo y en la esquemas demasiado restringidos por el pre-
represión de lo imaginario, en el cura que juicio, por la costumbre o por la represión.
quema a la bruja, en el reaccionario que Porque para ver o representar mejor tan
denuncia al izquierdista, aunque no se trata necesario es someterse a esquemas como
del mismo imaginario, sino de un imaginario librarse de ellos, aceptar los códigos como
que bloquea en vez de abrir...”. cuestionarlos.
Y concluye que, en suma, imaginar es una
función, un poder alimentado: a) por el deseo
mismo, en tanto produce fantasmas; b) por el
mundo, en tanto capta la imagen de los signos Schnaith, N., Los códigos de la percepción del
que la suscitan o la fijan. saber y de la representación de una cultura visual.
Toda imagen, sea percibida o representa- Tipográfica, Volumen 4, Editorial Ediciones de
da, supone mayor o menor grado, el aparecer Diseño, Bs. As., abril de 1988, pp. 27-29. 1988

También podría gustarte