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Orígenes y evolución del concepto de educación no formal

Orígenes y evolución del concepto


de educación no formal
por María Inmaculada PASTOR HOMS
Universitat de les Illes Balears

1. Los orígenes sitivamente al desarrollo de los individuos


Como ha sido reconocido en numerosas y de las comunidades, así como al
ocasiones, el origen de la popularidad de autoenriquecimiento cultural y autorrea-
los calificativos informal y no formal apli- lización personal. Por tanto, vemos que ya
cados a la educación hay que buscarlo en hay en esta obra un reconocimiento claro y
la obra de Philip H. Coombs (1971, 201) explícito de que existe «otro sistema inde-
La crisis mundial de la educación, en la finido» de enseñanza, de que tal sistema
cual encontramos un capítulo bajo el título es importante y de que merece más aten-
de «Enseñanza informal: alcanzar, mante- ción de la que se le ha dispensado hasta el

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nerse y avanzar» que, precisamente, co- momento. Aunque también se plantea el
mienza con una referencia a lo que Coombs problema de la excesiva «amplitud» y «he-
denomina terogeneidad» del sector educativo al que
«ese desconcertante surtido de edu- se hace referencia como un todo, bajo las
cación no formal y actividades de for- denominaciones de educación «informal» o
educación «no formal», utilizadas indistin-
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mación que constituyen —o deberían


constituir— un importante complemen- tamente. No obstante, como un presagio
to de la enseñanza formal en el esfuer- de futuras aclaraciones terminológicas y
zo total de la enseñanza de cualquier conceptuales, el autor precisa que «el con-
país». junto de la enseñanza formal e informal
Más adelante, se reconoce en el mismo tex- comprende todos los esfuerzos educativos
to la diversidad y confusión terminológica organizados de la nación sin tener en cuen-
existente para referirse a este conjunto de ta como deben ser financiadas y adminis-
actividades (educación de adultos, forma- tradas dichas actividades» pero, además,
ción en el trabajo, educación de continui- añade que más allá de estos ampliados lí-
dad, etc.) que, sin embargo, afectan a las mites existen miles de ocasiones en que se
vidas de muchas personas y que, cuando producen actividades que son naturalmen-
están bien enfocadas, contribuyen muy po- te educativas y que incluyen cosas tan co-

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rrientes como los libros, periódicos y revis- informal. Pero, más adelante, el propio au-
tas que leemos, las películas, la radio, la tor aclara que, en el marco de su trabajo y
televisión, la relación familiar, etc. Sin em- con fines operativos, limitará el significado
bargo Philip Coombs (1971, 199) aclara que, de «educación no formal» a
de entre todo este amplísimo universo edu- «toda actividad educativa e instruc-
cativo, únicamente se va a referir a tiva estructurada y sistemática, de du-
«aquellas actividades que se organi- ración relativamente breve, por medio
zan intencionadamente con el propósi- de la cual las entidades patrocinadoras
to expreso de lograr determinados se proponen lograr modificaciones con-
objetivos educativos y de aprendizaje». cretas de la conducta de grupos de po-
Nos encontramos, pues, ante una primera blación bastante diferenciados».
aproximación a lo que podría ser una defi-
nición de educación no formal —aún sin En esas primeras definiciones, aún
usar explícitamente este término— dentro cuando se intuye claramente que hay dos
de este amplio sector educativo «informal», tipos de educación diferenciados fuera del
mediante la distinción clara entre aquellas marco de la educación formal, todavía im-
actividades que son potencialmente educa- pera el confusionismo terminológico y la
tivas —y cuyo número sería amplísimo—, utilización indistinta de los calificativos in-
pero que no han sido conformadas a partir formal y no formal. Pero pronto se impon-
de intervenciones pedagógicas específicas, dría la necesaria clarificación y
y aquellas otras que, no siendo escolares, diferenciación que vendría de la mano de
están organizadas para el logro de objeti- Philip. H. Coombs, Roy C. Prosser y
vos educativos explícitamente formulados. Manzoor Ahmed (1973a, 10-12), quienes
En una primera fase, pues, el autor divide por primera vez distinguirían entre educa-
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el universo educativo en dos sectores cla- ción formal, educación no formal y educa-
ramente diferenciados: formal e informal, ción informal y propondrían una definición
aunque es consciente, como decíamos, de para los tres conceptos, aunque, quizás por
que dentro de este último sector hay que la poca difusión de la obra citada, sólo pu-
diferenciar entre las actividades que han blicada en lengua inglesa, es frecuente
leer en muchas publicaciones sobre el tema
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sido conformadas a partir de intervencio-


nes pedagógicas específicas y aquellas que que tales definiciones se formularon por
no lo han sido. primera vez en 1974 en la conocida obra
de Coombs y Ahmed La lucha contra la
Un proceso semejante, aún cuando los pobreza rural. Hay que aclarar también
términos son utilizados en sentido opues- que en el mismo año de 1973, apareció al
to, es el realizado por Roland G. Paulston poco tiempo de publicarse la obra en cues-
(1976, 101) que incluye dentro de la eti- tión, un resumen de las ideas principales
queta de «educación no formal» todos los de la misma en un artículo de la revista
procesos de socialización y de aprendizaje Perspectivas (Ph H. Coombs y colaborado-
de habilidades que se dan fuera del ámbi- res, 1973b, 287-306). Hechas estas peque-
to de la educación formal, es decir, lo que ñas precisiones y siguiendo el tema que
para Coombs, en principio, es educación nos ocupa, observamos que en su obra de

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1973a, Coombs, Prosser y Ahmed, aún re- ción por parte de los autores, observan que
conociendo la imperfección de las «etique- el término «no formal» simplemente indica
tas» utilizadas, justifican la conveniencia que un programa educativo dado, organi-
de crear una «nueva terminología educati- zado de alguna manera, no forma parte
va» que permita la discusión acerca de las del sistema formal. En ningún caso impli-
diversas formas no convencionales de edu- ca que los métodos pedagógicos utilizados
cación [1], proponiendo al respecto la si- sean necesariamente no convencionales.
guiente clasificación: Por otra parte, saliendo al paso de las nu-
«Al hablar de educación informal nos merosas definiciones alternativas del con-
referimos exactamente al proceso a lo cepto de educación no formal elaboradas
largo de toda la vida a través del cual por autores coetáneos, afirman, no sin iro-
cada individuo adquiere actitudes, va- nía, que «lo mejor de ellas, nos parece, re-
lores, destrezas y conocimientos de la side en decir lo mismo de diferentes
experiencia diaria y de las influencias y maneras» (p. 11). Respecto al término en
recursos educativos de su entorno –de sí, defienden la denominación «no formal»
la familia y vecinos, del trabajo y el frente a las también habituales de «educa-
juego, en el mercado, la biblioteca y en ción no escolar» o «educación extraescolar»
los medios de comunicación» (p. 10) («out-of-school education»), puesto que, a
su juicio, estas últimas no marcan con ni-
«La educación formal significa, des- tidez las fronteras entre educación no for-
de luego, el «sistema educativo» jerar- mal e informal y, por otra parte, algunos
quizado, estructurado, cronológicamente de los programas educativos no formales
graduado, que va desde la escuela pri- tienen lugar dentro del contexto escolar,
maria hasta la universidad e incluye, aunque fuera de horario lectivo. Un año

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además de los estudios académicos ge- después, en La lucha contra la pobreza ru-
nerales, una variedad de programas es- ral. El aporte de la educación no formal
pecializados e instituciones para la (1974; versión traducida en castellano,
formación profesional y técnica a tiem- 1975; pp. 26-28), M. Ahmed y Ph. H.
po completo» (p. 11) Coombs parten de «una consideración fun-
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cional de la educación», es decir, que, al


«(…) definimos la educación no for- contrario del enfoque estructural e
mal como cualquier actividad educati- institucional utilizado entonces en toda la
va organizada fuera del sistema formal planificación y administración educativa,
establecido —tanto si opera independien- parten del análisis de las necesidades de
temente o como una importante parte los estudiantes para pasar inmediatamen-
de una actividad más amplia— que está te al problema de los medios educativos
orientada a servir a usuarios y objeti- que serían más apropiados para responder
vos de aprendizaje identificables (p. 11, a estas necesidades [2]. Igualmente com-
en cursiva en el texto original) parten la convicción de la Comisión Inter-
nacional para el Desarrollo de la Educación
Respecto a esta última definición, que de la Unesco (1972) en el sentido de que la
es la que obviamente recibe mayor aten- educación no puede considerarse como un
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proceso limitado en el tiempo y en el espa- comprendiendo incluso el de una perso-


cio, confinado a las escuelas y medido por na altamente «escolarizada» (p. 27)
los años de asistencia a las mismas. Desde
estas consideraciones, adoptan como pro- (educación formal) «es, naturalmen-
pia la definición de la educación entendida te, el »sistema educativo« altamente
como institucionalizado, cronológicamente
«un proceso permanente que se ex- graduado y jerárquicamente estructu-
tiende desde los primeros años de la rado que se extiende desde los prime-
infancia hasta la edad adulta y que im- ros años de la escuela primaria hasta
plica, necesariamente, una gran varie- los últimos años de la Universidad»
(p. 27).
dad de métodos y fuentes».
A partir de ahí, insisten en valorar como (educación no formal) «comprende
«analíticamente útil, y de acuerdo en gene- toda actividad organizada, sistemática,
ral con las realidades corrientes», la dis- educativa, realizada fuera del marco del
tinción entre tres modos de educación sistema oficial, para facilitar determi-
(reconociendo que entre ellos existen mu- nadas clases de aprendizaje a subgrupos
chas superposiciones e interacciones): 1) particulares de la población, tanto adul-
educación informal; 2) educación formal, y tos como niños» (p. 27)
3) educación no formal. Aún admitiendo
Definida de este modo, la educación no
nuevamente que tales expresiones «dejan
formal comprende, citando a los propios
algo que desear»[3] plantean, por segunda
autores, los programas de extensión agrí-
vez, una definición clara y ligeramente ma- cola y de capacitación de agricultores, los
tizada de los tres modos educativos y, así, programas de alfabetización de adultos, la
afirman nuevamente que:
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formación acelerada impartida fuera de la


enseñanza oficial, los clubes juveniles con
«Educación informal tiene aquí el fines esencialmente educativos y varios pro-
sentido de un proceso que dura toda la gramas comunitarios de instrucción sobre
vida y en el que las personas adquieren sanidad, nutrición, planificación familiar,
y acumulan conocimientos, habilidades, cooperativas, etc. Vemos, pues, que, a dife-
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actitudes y modos de discernimiento me- rencia de lo que sucede con la educación


diante las experiencias diarias y su re- formal, que es un auténtico sistema cohe-
lación con el medio ambiente; esto es, rente e integrado en el sentido de que to-
en la casa, en el trabajo, divirtiéndose; das sus partes — al menos como principio—
con el ejemplo y las actitudes de sus están interconectadas y se apoyan
familias y amigos; mediante los viajes, mútuamente, las actividades englobadas
la lectura de periódicos y libros, o bien dentro de la educación no formal son gene-
escuchando la radio o viendo la televi- ralmente independientes unas de otras,
sión y el cine. En general, la educación aunque pueda darse el caso de que formen
informal carece de organización y fre- parte integrante de otros sistemas más am-
cuentemente de sistema; sin embargo, plios de desarrollo (industrial, sanitario,
representa la mayor parte del aprendi- etc.). O también que estén muy vinculadas
zaje total de la vida de una persona, al sistema de educación formal como, por
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ejemplo, algunos programas de adultos o capaz de aprender de la educación infor-


de tipo compensatorio de los llamados «de mal depende, a menudo, del grado de for-
segunda oportunidad». Otras diferencias mación, sensibilización o conocimiento
claras que se destacan entre ambas son previo que tenga respecto a la experiencia
relativas a su patrocinio, a sus medidas informal. Así pues, probablemente disfru-
institucionales y, con frecuencia, a sus ob- tará y aprenderá más de una visita a una
jetivos educativos y a los grupos a los que exposición en una galería de arte o museo
atienden. una persona que tenga una formación de
base artística, que conozca algo del artista
Entre sus semejanzas, sin embargo, se y sus circunstancias, que tenga desarrolla-
apunta que tanto la educación formal como da por su educación una sensibilidad hacia
la no formal han sido organizadas para el arte, etc., que otra persona que no haya
aumentar y mejorar el proceso de aprendi- tenido la oportunidad de adquirir ese ba-
zaje informal y que, en ocasiones, sus for- gaje previo. Podríamos poner otros ejem-
mas y métodos pedagógicos son también plos respecto a la lectura de libros,
muy parecidos. Tras la publicación y am- asistencia a conciertos de buena música
plia difusión del Informe para el Banco (especialmente clásica, puesto que carece
Mundial de M. Ahmed y Ph. Coombs (1974) de la ayuda del gancho publicitario), asis-
quedó establecida con bastante rotundidad tencia a obras de teatro, etc., que triste-
la diferenciación entre estas tres modali- mente quedan reducidas, en la mayoría de
dades educativas —formal, no formal e in- los casos, a determinados sectores mas o
formal— a partir de las definiciones menos «cultos» de la población. Queremos
propuestas en el mismo, que fueron am- decir con ello que, si bien es imposible e
pliamente aceptadas entre la comuni- inconveniente pretender controlar las múl-

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dad científica, especialmente en el ámbito tiples experiencias de educación informal
anglosajón, así como por parte de los orga- que nuestro entorno nos ofrece, sí podemos
nismos internacionales como después co- contribuir, a través de una buena educa-
mentaremos. El propio Ph. Coombs (1985; ción formal y no formal, a que muchas de
45 y ss.) contribuyó aún mas a su esas experiencias sean más placenteras, in-
internacionalización y consolidación en el
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tensas y provechosas.
lenguaje pedagógico al retomarlas en prác-
ticamente los mismos términos en La cri- Todo ello enlazaría con las palabras de
sis mundial de la educación. Perspectivas Ph. Coombs (1974; 12) cuando afirma, si
actuales. En esta última obra, además, el bien refiriéndose a otra problemática den-
autor hace algunas precisiones y matiza- tro de un contexto rural, que la educación
ciones que vale la pena comentar, como, formal y la no formal han sido utilizadas
por ejemplo, la afirmación de que lo que por diversas instancias
una persona aprende de la educación in- «para potenciar y perfeccionar el pro-
formal se limita a «lo que le ofrecen las ceso de aprendizaje informal; en otras
circunstancias de su entorno personal» (p. palabras, para promover y facilitar de-
47). A lo que nosotros añadiríamos, tam- terminados tipos de aprendizaje muy
bién, que lo que una persona realmente es valiosos que los individuos no pueden

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adquirir tan fácil o rápidamente por el dando en el tema de las semejanzas y dife-
simple contacto con el medio». rencias que se dan entre los conceptos de
A pesar de éste y algunos otros puntos de educación informal, formal y no formal de-
contacto, señala Coombs que entre la edu- finidos por Coombs, cabe mencionar el in-
cación formal y la no formal existen signi- teresante análisis realizado al respecto por
ficativas diferencias. Por ejemplo, en lo G. Vázquez (1998, 12-13) tomando como
referente a sus organizadores, la educa- base los aspectos de duración, universali-
ción no formal presenta un abanico amplí- dad, institución y estructuración. Por cues-
simo de entidades e instituciones, privadas tiones de espacio, nos limitaremos a
y públicas, gubernamentales y no guber- comentar brevemente dos de ellos, el de
namentales, locales, internacionales, nacio- institucionalización y el de universalidad.
nales…, e incluso de comunidades y En relación al aspecto institucional, se re-
sectores de la población que organizan sus conoce que, mientras que la educación for-
propias actividades de educación no for- mal
mal, en contraste con la financiación, ges- «es propia y absolutamente institu-
tión y planificación generalmente cionalizada, y la única que se da en
centralizadas y a cargo del Ministerio de una institución específica: la escuela, en
Educación correspondiente, propias de la cualquiera de sus niveles o forma de
educación formal. Otras diferencias que organización»,
apunta Coombs se refieren a los objetivos la educación no formal «puede desarrollar-
y contenidos educativos, a los grupos a los se tanto dentro de las organizaciones» —
cuales se destinan las actividades y a la abarcando, por cierto, tal diversidad de ellas
duración temporal de las mismas, ya que, que también incluye a las propiamente es-
en general, mientras que la educación for- colares—, «como fuera de ellas». Hemos de
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mal abarca una serie de períodos de años o observar, sin embargo, que la educación
cursos que exigen una dedicación a tiempo formal no siempre se lleva a cabo física-
completo en el marco de un programa re- mente dentro de instituciones escolares,
lativamente estable, los programas de edu- puesto que las ofertas formales de educa-
cación no formal permiten una dedicación ción a distancia, por ejemplo, tienen un
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a tiempo parcial, su duración es más corta carácter no presencial y, por tanto, la acti-
y, además, se centran en conocimientos más vidad educativa se da fuera del contexto
específicos y prácticos y en la adquisición escolar. Otra cosa es afirmar que los agen-
de habilidades de aplicación casi inmedia- tes, promotores u organizadores de la edu-
ta; en cualquier caso —prosigue Coombs— cación formal son siempre instituciones
gozan de una «inherente flexibilidad» que escolares y que sólo ellas tienen capacidad
les permite dar respuesta inmediata a las para reconocer legalmente los estudios pro-
nuevas necesidades de aprendizaje que van pios de la educación formal. Por su parte,
surgiendo. la educación informal «es la menos
institucional», aunque ello no quiere decir
Haciendo un pequeño inciso en ese de- que no pueda darse en el seno de una ins-
venir cronológico que nos hemos propuesto titución. En cuanto a la característica de
abordar en el presente artículo y, abun- universalidad, observa que «la educación
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informal afecta a todas las personas, pues más nuevas y sofisticadas tecnologías, has-
todo hombre o mujer tiene y, dentro de ta diversos programas para apreciar y co-
ciertos límites, mantiene a lo largo de toda nocer el patrimonio de la ciudad, entre
la vida la capacidad de adquirir y acumu- otros) y, sin los cuales —afirma con
lar aprendizajes». En cambio, la educación rotundidad— «el progreso social, económi-
formal es universal «sólo dentro de ciertos co y tecnológico de los mismos sufriría un
límites o, dicho de otro modo, sólo en algu- preocupante frenazo». A pesar de esta cla-
no de sus niveles». Efectivamente, sólo en ra posición de Coombs, coherente, además,
los niveles que abarca la escolaridad obli- con su propia definición de educación no
gatoria, la cual generalmente, aunque no formal, encontramos en los años setenta
siempre, coincide con unas determinadas voces que se esfuerzan por unir los concep-
edades y que es la única para la que no se tos de «cambio social» y «educación no for-
exigen requisitos previos. mal». Un ejemplo destacado a citar sería
«A su vez,» —prosigue Gonzalo Thomas J. La Belle (1976, 1-2) quien afir-
Vázquez— «la educación no formal, ma que sólo en el marco del «cambio so-
como tal, afecta a todas las personas, cial» debe analizarse y valorarse la
pero cada una de las acciones a través educación no formal y añade que, cuando
de las que se especifica está concebida deseemos juzgar la eficacia de los esfuer-
y va dirigida a una persona en concreto zos llevados a cabo en educación no for-
o a un grupo de ellas con característi- mal, debemos mirar justamente hacia los
cas comunes». sectores socio-económicamente desfavoreci-
dos. Hemos de aclarar, no obstante, que
Hemos querido intencionalmente hacer dicha afirmación se hace en un contexto
referencia al tema de la universalidad de muy específico como es el análisis de pro-

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la educación no formal, pues ha sido cier- gramas de educación no formal que se es-
tamente polémico en los primeros años de taban llevando a cabo en América Latina
su desarrollo y expansión y, por ello, tal y, dentro de ellos, aquellos relacionados con
vez precise de alguna mayor atención. Cabe la acción comunitaria, la formación técnica
decir al respecto que fue el propio Philip o vocacional, la alfabetización y educación
Coombs (1985, 48) quien se esforzó por acla- básica, la formación agrícola, la educación
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rar lo que consideraba como dos frecuen- sanitaria, la gestión de cooperativas y em-
tes concepciones erróneas en torno a esta presas comunitarias, etc., todos ellos, como
modalidad educativa. La primera se refie- es lógico suponer, destinados a los sectores
re a la idea de que la educación no formal más pobres de la población. En relación a
«está pensada sólo para los pobres o para esta tendencia, cabe mencionar el estudio
los países en vías de desarrollo», a lo cual de carácter bibliográfico-estadístico sobre
responde Coombs haciendo mención de la la educación no formal realizado por J. Tri-
ingente cantidad y variedad de programas lla (1992, 41 y ss.) en base a los datos apor-
de educación no formal —aunque quizás tados por el Educational Resources
no se utilice ese nombre— que existen en Information Center (ERIC) entre los años
los países más desarrollados (desde cursos 1982-1991, que demuestran que ha habido
para familiarizar a los trabajadores con las un sesgo en el uso del término y, por tanto,

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es cierto que se ha aplicado más a unos tramos actividades no formales que tienen
tipos determinados de actividades y secto- presupuestos espectacularmente bajos en
res. Por nuestra parte, en una consulta relación a los aprendizajes conseguidos,
exhaustiva a las referencias de la base de mientras que puede haber otras que ten-
datos ERIC entre los años 1966-1997, ob- gan costes realmente muy elevados y re-
servamos que la tendencia señalada por sultados desalentadores. En definitiva, lo
Trilla continuaba vigente, aunque el nú- que quiere decir es que la educación no
mero de publicaciones referidas a experien- formal no tiene el «poder mágico» que ga-
cias de educación no formal en contextos rantice costes bajos y buenos resultados,
urbanos o en países desarrollados se había sino que, como ocurre en la modalidad edu-
incrementado ligeramente en los últimos cativa formal, puede ser muy eficaz en unos
años (M. I. Pastor, 1998). casos e ineficaz en otros. La única «ventaja
económica» que cabría apuntar a la educa-
Pero volviendo hacia atrás en nuestro ción no formal es su capacidad de obtener
discurso, recordemos que Coombs tenía recursos de una amplia gama de institu-
también interés en aclarar otro error fre- ciones o fuentes, algo que no ocurre gene-
cuente con respecto a la educación no for- ralmente en la educación formal, cuyos
mal: la creencia de que ésta es menos recursos proceden mayoritariamente de los
costosa que la educación formal e intrínse- presupuestos del Ministerio de Educación
camente más eficaz. Precisamente, toman- o autoridad educativa competente. Esta, de
do como punto de referencia la obra de alguna manera, desmitificación de las ven-
Manzoor Ahmed (1975, 46) que trata so- tajas intrínsecas de la educación no formal
bre el tema, hace algunas puntualizaciones por parte de quienes han defendido incan-
como, por ejemplo, que no tiene sentido sablemente su necesidad e importancia y
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comparar los costes de la educación formal han contribuido decisivamente a su con-


y los de la no formal a no ser que se den ceptualización actual, es de un extraordi-
las circunstancias de que ambas persigan nario valor por cuanto sitúa a esta
idénticos objetivos de aprendizaje, vayan modalidad educativa en sus justos térmi-
dirigidas a alumnos de similares caracte- nos. De hecho, el concepto de educación no
rísticas y se puedan comparar también sus
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formal formulado por Coombs, Prosser y


resultados didácticos. Si no es así, no se Ahmed, si bien es, a nuestro juicio, claro e
puede afirmar que la educación no formal inequívoco, abarca una enorme heteroge-
sea en conjunto más barata que la formal, neidad de actividades y experiencias que
aunque sí podemos encontrar muchas acti- obliga, como advierte Trilla (1992: 38) a
vidades educativas no formales que real- «ser precavidos con él». Precavidos, en el
mente tienen un coste más barato por sentido de evitar caer en las generalizacio-
alumno que las formales. Otra puntualiza- nes fáciles y excesivas, como por ejemplo
ción que hace el mismo autor se refiere a afirmar, como apuntábamos antes, que la
la extraordinaria diversidad de costes que educación no formal es menos costosa, o
hay dentro de la educación no formal, en que es mas igualitaria, participativa, de-
contraste con la mayor uniformidad que mocrática, que facilita mejor el desarrollo
puede apreciarse en la formal. Así, encon- y la liberación personal o, incluso, que es

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libre o voluntaria, pues, efectivamente, no ilustrar sus hipótesis en relación a las con-
hay ninguna Ley General de Educación que secuencias cognitivas diferentes que tienen
obligue a la población de unas determina- los distintos tipos de educación, establecen
das edades a asistir a unas actividades de una diferenciación bipartita entre «educa-
educación no formal, pero se dan cursos de ción formal», que para ellos abarca un cam-
formación laboral en empresas o para per- po más amplio que el de la educación
sonas en paro que, en la práctica, son obli- escolar, y «educación informal». Concreta-
gatorios para los trabajadores pues, de su mente entienden por educación formal,
asistencia y aprovechamiento, dependen la «cualquier proceso de transmisión
consecución de un puesto de trabajo, el co- cultural que: (i) se organiza delibera-
bro de unos subsidios, la promoción o, in- damente para cumplimentar el pro-
cluso, la permanencia en la propia empresa. pósito específico de la transmisión, (ii)
No debemos, por tanto, caer en la califica- que se extrae de la diversidad de la
ción fácil y precipitada, sin, por ello, eludir vida diaria, se situa en un contexto
el reto y el compromiso de establecer una especial y se lleva a cabo según ruti-
caracterización general, válida y rigurosa nas específicas, y (iii) que pasa a ser
de la educación no formal (M. I. Pastor, responsabilidad del grupo social más
1988, 141-154), a lo cual esperemos que amplio» (1982, 9).
contribuya la aportación de los cada vez
más numerosos profesionales de la Peda- En una concepción tan amplia de la edu-
gogía que se van incorporando a este vasto cación formal como la que proponen
e interesante sector. Scribner y Cole, que abarcaría el conjunto
de lo que otros autores entienden como edu-
2. Matizaciones y controversias en el cación formal y educación no formal, se

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hace necesaria una subdivisión interna que
proceso hacia la consolidación del ellos resuelven diferenciando entre «edu-
concepto cación formal escolar» y «educación formal
A pesar de que las definiciones de Ph. en contextos no institucionales». Ambos ti-
H. Coombs y sus coautores han sido las pos de educación quedarían claramente di-
más divulgadas y las que han recibido una ferenciados de la «educación informal»,
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aceptación más amplia e internacional, de- definida por los citados autores como,
bemos también mencionar los esfuerzos de «la que se da en el transcurso de las
conceptualización de otros autores, algu- actividades habituales de los adultos en
nos de ellos dentro de la línea de los ante- las que el joven toma parte en función
riores, aunque aportando interesantes de sus posibilidades» (1982, 8).
matizaciones y precisiones, y otros plan- Creemos que hay un rasgo especialmen-
teando opciones distintas en algunos as- te interesante en la concepción de educa-
pectos. Entre estos últimos, destacaremos ción formal utilizada por Scribner y Cole,
la posición defendida por S. Scribner y M. que se refleja en el punto (ii): la inclusión
Cole (1973, versión traducida al castellano en ella de todos aquellos procesos educati-
en 1982), quienes con el objeto, no tanto de vos deliberados y metódicos, que se extraen
establecer precisiones conceptuales, sino de de la diversidad de la vida diaria, tienen

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lugar en contextos especiales e implican por ejemplo, José M.ª Quintana (1991, 50-
rutinas específicas, tanto si se dan en la 55), quien admite la existencia de la edu-
institución escolar —entendida como la ins- cación «formal» e «informal» estableciendo,
titución educativa por excelencia—, como dentro de la primera, una diferenciación
fuera de ella. Esta última precisión es la entre educación «reglada» a la que define
que les hace, a su vez, distinguir entre edu- como «educación sistemática escolar» y «no
cación formal «escolar» y educación formal reglada» o «educación sistemática extraes-
«no institucional». Sin embargo, hoy en día, colar». Los criterios en los que se funda-
es evidente que no todos los procesos edu- menta el profesor Quintana son, en primer
cativos institucionales se dan en la escuela lugar, el criterio de la sistematización del
puesto que, de cada vez más, las institu- proceso educativo para distinguir entre
ciones políticas, culturales, económicas, sa- educación formal e informal —lo cual ha
nitarias, deportivas, etc. incorporan sido admitido por la mayoría de autores—,
programas educativos institucionales, aun- y, en segundo lugar, el criterio de inclu-
que no escolares y, por otra parte, la insti- sión, o no, en el sistema escolar para dife-
tución escolar ofrece desde hace tiempo renciar la educación formal «reglada» de la
programas educativos institucionales, que «no reglada» (equivalente, esta última, a
no están incluidos dentro del curriculum la educación no formal). Las razones adu-
legalmente establecido, ni en los niveles y cidas por el profesor Quintana para recha-
etapas propios del sistema educativo ofi- zar expresamente la utilización de la
cial, por ejemplo, actividades de las llama- denominación «no formal» son, como mani-
das «Escuelas de padres», actividades de fiesta él mismo, de índole terminológica o
vacaciones como colonias urbanas, campa- semántica, más que conceptual. Sin em-
mentos, escuelas de verano, actividades bargo, consideramos que, teniendo en cuen-
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«complementarias» o «extraescolares» fue- ta que los términos que utilizamos para


ra del horario lectivo o en los fines de se- referirnos a la realidad cambiante son de
mana, etc. hecho «convenciones» sociales que muchas
veces sobrepasan el ámbito nacional para
Por tanto, consideramos que los crite- enmarcarse en el ámbito internacional, los
rios de sistematización, diferenciación, es-
revista española de pedagogía

beneficios en términos de clarificación y


pecificación de objetivos, rutinización, etc. unificación del discurso pedagógico que con-
utilizados por Scribner y Cole son útiles lleva la utilización del término «educación
para diferenciar a la educación informal no formal» sobrepasan los posibles incon-
de las demás, pero, dada la extraordinaria venientes que pueda tener su uso entre
complejidad y heterogeneidad de los proce- nosotros. Por otra parte, y a pesar de la
sos educativos que ellos incluyen en la edu- inclusión de los términos «educación for-
cación formal, resulta que el criterio de mal reglada» y «no reglada», con cuya uti-
«institucionalización» propuesto para su or- lización, si no fuera por lo dicho
denación o clasificación interna es clara- anteriormente, podríamos estar perfecta-
mente insuficiente y se presta a la mente de acuerdo, apreciamos en el traba-
confusión. Esta partición bipartita ha teni- jo de J. M.ª Quintana una cierta confusión
do eco en nuestro país entre autores como, al presentar los términos «reglada» y «no
534
Orígenes y evolución del concepto de educación no formal

reglada» como equivalentes a «escolar» y pañol en 1976, 9) apuesta, sin tampoco des-
«extraescolar», lo cual no es, como hemos viarse de las cuestiones de fondo, por una
comentado anteriormente, rigurosamente conceptualización menos genérica de la
cierto. Tal vez, de todo ello, podríamos de- educación no formal, de la que afirma que
ducir que lo realmente importante, más abarca las actividades de aprendizaje
que la discusión sobre la pertinencia de «que tienen lugar fuera del sistema
unos términos convencionales que pueden educativo formalmente organizado (…)
adoptarse en un momento histórico dado para educar hacia unos objetivos espe-
—discusión que, por otra parte, creemos cíficos, y que son patrocinadas por per-
bastante superada en la actualidad— es la sonas, grupos u organizaciones
diferenciación y definición clara de las di- identificables».
versas clases o tipos de educación que con- Otro autor al que merece la pena citar es
figuran este universo complejo, dinámico y Thomas La Belle (1976, 21-24) que, aún
heterogéneo y, en este sentido, creemos que reconociendo la validez de la división
la aportación de Coombs, Prosser y Ahmed tripartita propuesta por Coombs, opina que
ha sido decisiva. en la práctica, los aprendizajes informales,
no formales y formales deberían entender-
Entre los autores que definen los tres se como formas o modos predominantes o
tipos de educación de modo muy semejan- de énfasis, más que como entidades sepa-
te a los autores antes citados, podemos radas. Así, pone como ejemplo que en los
mencionar, por ejemplo, a R. Paulston programas de cambio microsocial, en los
(1972, 9), quien los representa gráficamen- que la educación no formal es la modali-
te mediante un modelo de círculos dad predominante, debemos tener en cuen-
concéntricos. En el centro, o corazón del ta también el aprendizaje informal que

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modelo, sitúa a la educación formal; en el tiene lugar a partir de la simple participa-
segundo círculo concéntrico, a la educación ción en esos programas. Poniendo un ejem-
no formal y en el tercer anillo a la educa- plo concreto, advierte que en un programa
ción informal, añadiendo un cuarto anillo instructivo diseñado para fomentar la co-
al que denomina «educación internacional» operación entre los participantes y para
y que incluye las influencias procedentes
revista española de pedagogía

enseñar la administración y organización


de fuera de las instituciones nacionales. de una cooperativa, los participantes, si-
La definición que da dicho autor de «edu- guiendo el proceso instructivo no formal,
cación no formal» difiere de la de Coombs funcionan en la cooperativa aprendiendo
y otros más bien por cuestión de énfasis, unos de otros o por ensayo y error asociado
afirmando que comprende las actividades a la simple participación. Estaríamos, en-
educativas y de formación «estructuradas, tonces, ante una modalidad de aprendizaje
sistemáticas, no escolares, de relativamen- a la que podríamos referirnos como una
te corta duración, en las cuales los agentes característica informal de la educación no
promotores buscan cambios concretos en formal. Por otra parte, si la expedición de
la conducta de grupos de población com- diplomas se contempla como acreditación
pletamente distintos». Por su parte, Cole del aprendizaje en la dirección de una coo-
Brembeck (1973, versión traducida en es- perativa, podemos referirnos a este proce-
535
María Inmaculada PASTOR HOMS

so como una característica formal de una ducida al español en 1976 por la editorial
modalidad educativa predominantemente Guadalupe, se realizó precisamente bajo
no formal. Así pues, según afirma La Belle, los auspicios de uno de los Programas que
debemos reconocer que existen caracterís- se pusieron en marcha, en los Estados Uni-
ticas predominantes y secundarias de dos fundamentalmente, para el estudio de
aprendizaje dentro de cada modalidad edu- la educación no formal, concretamente el
cativa y que todas ellas pueden ser de igual de la Universidad del Estado de Michigan
trascendencia para lograr los objetivos pro- que en 1970 adoptó la educación no formal
puestos. Lo importante sería, por consi- como una de las principales líneas de tra-
guiente, aprovechar tantas modalidades bajo de su Oficina de Asistencia Técnica,
educativas como sea posible dentro del pro- contando para ello con la colaboración de
ceso de cambio y no ceñirse a ninguna de la Agencia de Estados Unidos para el De-
ellas como si de un ente separado se trata- sarrollo Internacional (USAID). El progra-
se. La aportación interesante de Thomas ma Michigan/USAID, que incorporó en
La Belle consiste, por tanto, a nuestro en- 1974 un «Centro de Información sobre edu-
tender, en que, sin cuestionar la validez de cación no formal» (NFEIC), ha desarrolla-
las categorizaciones establecidas por do una interesante labor de elaboración de
materiales didácticos y de metodologías.
Coombs y otros, aceptadas ampliamente en
(Véase al respecto la reseña de D. J.
sus postulados básicos por la mayoría de
Radcliffe y N. J. Colletta en la Enciclope-
autores, se esfuerza por mostrar las
dia Internacional de la Educación, 1989).
interrelaciones entre dichas modalidades
Otro importante centro de estudios espe-
educativas y alertarnos de las potenciali- cializado en esta temática en esos años fue
dades inherentes a cada una, previniéndo- la California Society for Nonformal and
nos, al mismo tiempo, ante la tentación de Youth Education de la University of
año LIX, n.º 220, septiembre-diciembre 2001, 525-544

caracterizaciones fáciles y estereotipadas California Cooperative Extension. Eviden-


con la utilización poco cuidadosa de crite- temente, la propia existencia de estos gru-
rios metodológicos, procedimentales, pos y programas institucionalizados que, a
organizativos, intencionales, etc. su vez, dan origen a la publicación de abun-
dante bibliografía sobre la educación no for-
Podríamos citar otros trabajos publica-
revista española de pedagogía

mal [4] son, como bien dice Trilla, un


dos en la década de los setenta, que abor- indicador claro de la consolidación del con-
dan distintas cuestiones en relación a la cepto a partir de los años setenta en ade-
educación no formal como, por ejemplo, los lante. Hay que destacar también en esos
contenidos en la obra colectiva anterior- años el proceso de oficialización a nivel in-
mente citada dirigida por C. Brembeck y ternacional del término «educación no for-
T. J. Thompson (1973) que fue una de las mal», que aparece por primera vez en el
primeras publicaciones enteramente dedi- Tesauro de la Educación de la UNESCO
cadas a la educación no formal y que contó (1977, 84) definida como aquella que incluye
con la participación de los especialistas en «las actividades o programas orga-
el tema más relevantes en aquellos mo- nizados fuera del sistema escolar, pero
mentos (Coombs, Brembeck, Paulston, dirigidos hacia el logro de objetivos edu-
Anderson, Callaway, etc.). Dicha obra, tra- cacionales definidos» .
536
Orígenes y evolución del concepto de educación no formal

Y, más adelante, aparece en la Terminolo- aparición de obras traducidas al español


gía de la Educación de Adultos de la como la clásica Teoría de la Educación de
UNESCO (1979, 91), aunque en ella sim- R. Nassif (1980) en la que se la define como
plemente se hace mención a que los pro- una forma intermedia entre lo que el au-
gramas de educación no formal son aquellos tor llama la educación funcional (en otros
que no requieren «el enrolamiento formal términos, informal) y la educación formal
del estudiante». Vemos, pues, que básica- tradicional e implica la realización de
mente en los documentos de la UNESCO «acciones educadoras, deliberadas e
se adopta como propia la propuesta de con- intencionales, sólo que cumplidas fuera
ceptualización de Coombs, Prosser y Ahmed de los comunes carriles escolares».
y sus seguidores. Paralelamente, cabe re- Cabe decir, por lo que respecta a la difu-
saltar el hecho de que comiencen a apare- sión del término en sus inicios, que la in-
cer en distintas revistas internacionales [5] fluencia de los autores hispanoaméricanos
abundantes artículos sobre el tema, así fue significativa-mente importante. Un
como algunas interesantes monografías de- ejemplo de ello fue la celebración del Semi-
dicadas enteramente a la educación no nario Iberoamericano sobre «Modalidades
formal como, por ejemplo, las de no formales en la educación de adultos» [6]
Documentation et Information Pedagogi- que llevaron a cabo, conjuntamente, la Or-
ques (nn. 212 y 213, año 53, 1979), ganización de los Estados Americanos, a
International Review of Education (vol. 28, través del Proyecto PREDE y la Sección de
n. 2, 1982) o Perspectivas (vol. XIII, n. 1, Ciencias de la Educación de la Universi-
1983), en las que colaboran los más presti- dad Autónoma de Barcelona, cuyos traba-
giosos especialistas del momento. También, jos fueron publicados casi en su totalidad
como no, nos hemos de referir a las diver- en la revista Educar (n. 1, 1981-82) dirigi-

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sas y extensas entradas dedicadas a la edu- da por el profesor Sarramona, autor, a su
cación no formal que aparecen en la vez, de un artículo (J. Sarramona, 1981-
Enciclopedia Internacional de la Educación 82, 49-60) que, junto al de Luís Tarín (1981-
dirigida por T. Husen y T.N. Postlethwaite 82, 61-69), quizás sean los que de modo
(versión española, 1989) que, a nivel con- más específico —exceptuando, claro está,
revista española de pedagogía

ceptual, recogen las definiciones clásicas las descripciones de distintas experiencias


elaboradas por Coombs y otros (Véase en y programas concretos— abordaban la te-
particular la entrada «educación no formal» mática de la educación no formal. Otro
a cargo de D. J. Radcliffe y N. J. Colletta, acontecimiento que consideramos reseña-
pp. 1837 y 1842). ble en el proceso de progresiva introduc-
ción del concepto en España, fue el
«Seminario Interuniversitario de Teoría de
3. Planteamientos y aportaciones de los la Educación» celebrado en Salamanca en
autores españoles 1983 en el que una de las ponencias estu-
A comienzos de la década de los ochen- vo dedicada a los conceptos de educación
ta, se da ya plena entrada al concepto de formal, no formal e informal con trabajos,
educación no formal entre los autores de entre otros, de J. M. Touriñán (1983), A.
nuestro país, especialmente a partir de la Requejo (1983) o J. Trilla (1983). Algunos

537
María Inmaculada PASTOR HOMS

años más tarde, en 1990, se celebró en Ma- cativas sistematizadas


drid la «V Semana Monográfica» organiza- «que acontecen fuera del estricto
da por la Fundación Santillana que tuvo marco escolar aunque algunas de ellas
como tema «La educación no formal, una puedan estar vinculadas a él».
prioridad de futuro», cuyos trabajos se pu- Más recientemente, hay que destacar la
blicaron al año siguiente (AA. VV., 1991), aportación al tema conceptual de los profe-
año en que también se dedicó monográ- sores A. Colom, J. Sarramona y G. Vázquez
ficamente a esta temática otro «Seminario (1998), que se inscriben igualmente en la
Interuniversitario de Teoría de la Educa- corriente anglosajona y que ya hemos co-
ción» esta vez el celebrado en Llanes mentado en páginas precedentes.
(Asturias), algunas de cuyas ponencias se
recogen en J. Sarramona (Ed.), 1992. An- Podríamos ampliar las referencias a
teriormente a la celebración de los impor- otros autores españoles que, desde distin-
tantes eventos citados, hay que reseñar la tas perspectivas (metodológicas, de plani-
aparición de la obra de J. Trilla (1985, 22) ficación, evaluación, ámbitos, etc.), han
quien ya, por cierto, había planteado sus abordado el tema de la educación no for-
propuestas en trabajos anteriores (A. mal, pero en el tema que nos ocupa, cen-
Sanvisens, 1984, 337-365), en la cual defi- trado en la génesis y desarrollo
ne los procesos, medios o instituciones no terminológico y conceptual de dicho sector
formales como aquellos educativo, nos referiremos de nuevo a J.
«que no forman parte del sistema Trilla (1992, 1993) para concluir este apar-
educativo graduado o que formando par- tado dedicado a las aportaciones al tema
te de él no constituyen formas estricta llevadas a cabo por autores españoles, con
y convencionalmente escolares». una revisión de los «criterios» que se han
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venido utilizando habitualmente para di-


Dentro de esta misma línea hay situar ferenciar los tres tipos de educación y que
a otros autores del país como J. Sarramona dicho autor utiliza para precisar su propia
(1989, 35) quien define la educación no for- definición. Trilla se basa en un trabajo de
mal como J. M. Touriñán (1983) en el que éste afir-
«el conjunto de actividades clara-
revista española de pedagogía

ma que la educación formal y la no formal


mente intencionales que acontecen fue- «tienen entre sí un atributo común
ra del sistema escolar formal, y que no que no comparten con la educación in-
pretenden concluir con aprendizajes re- formal: el de la organización y sistema-
conocidos oficialmente», tización»,
añadiendo que el nivel de organización de resultando de ello que, en realidad, exis-
tales actividades puede ser muy variable, ten dos «especies educativas» separadas por
desde una estructura al estilo escolar, has- una frontera fuerte a la que denomina «x»
ta un nivel mínimo de estructuración. Pos- y que, de esas dos especies, una está divi-
teriormente, (J. Sarramona, 1992, 7) dida, a su vez, por dos «subespecies» sepa-
reafirma la anterior definición añadiendo, radas por otra frontera débil a la que llama
tal vez, la matización de que serían educa- «y». Pues bien, aún aceptando el esquema
ción no formal todas aquellas acciones edu- general de Touriñán, Trilla analiza y criti-
538
Orígenes y evolución del concepto de educación no formal

ca los criterios que sirven a aquel para ción en tanto que proceso educativo. Di-
marcar dichas fronteras. En primer lugar, chos criterios son el criterio metodológico,
cuestiona los criterios utilizados habitual- en base al método utilizado, y el criterio
mente para diferenciar la educación infor- estructural, en base a la inclusión o exclu-
mal de las otras dos, o si preferimos, los sión del sistema educativo reglado. El pri-
criterios que marcan la frontera «fuerte», mer criterio ha sido utilizado por algunos
es decir, la intencionalidad del agente y, autores que han tratado de caracterizar a
sobre todo, el carácter metódico o sistemá- la educación no formal como aquella que
tico del proceso. Trilla critica la utilidad utiliza metodologías, procedimientos o ins-
del primer criterio, afirmando que, si bien tancias que rompen con la «concepción clá-
se puede admitir que la educación no in- sica» que se tiene de la escuela (una forma
tencional forma parte de la informal, re- colectiva y presencial de enseñanza, un es-
sulta mucho más cuestionable aceptar que pacio propio definido, unos tiempos prefi-
«toda la educación informal sea no inten- jados, etc.). Entre esos autores cabría citar,
cional». En cuanto al segundo criterio, el por ejemplo, a M. S. Knowles (1983), quien
del carácter metódico o sistemático del pro- afirma que los métodos de enseñanza pro-
ceso, también presenta inconvenientes pios de la educación no formal son con fre-
pues, como bien dice, ¿quien puede negar cuencia relativamente flexibles, están
que no hay «método» en la publicidad, por centrados en el alumno y no en el profesor,
ejemplo, o que su actividad no es «sistemá- son concretos y experimentales en lugar
tica»? Lo mismo podría decirse de los mass de abstractos y teóricos y sus efectos son a
media, del mundo de la moda, del cine, corto plazo y resultan claramente eviden-
etc. Por tanto, el citado autor, una vez des- tes.
cartados los dos anteriores, retoma el úni-

año LIX, n.º 220, septiembre-diciembre 2001, 525-544


co criterio válido que diferenciaría los De igual modo, García Garrido (1991,
contenidos que se suelen adjudicar a los 160) afirma, refiriéndose a los agentes de
términos formal y no formal, por un lado, la educación no formal, como aquellos que
e informal, por el otro, y que no sería otro realizan «tareas verdaderamente educati-
que el ya citado, como recordaremos, por vas por vías no convencionales». La utili-
zación de este criterio como determinante
revista española de pedagogía

Scribner y Cole (1982), es decir, el de espe-


cificidad y de diferenciación de la función ha sido, sin embargo, rechazado por otros
o del proceso educativo, cuando éste se da autores, como A. J. Colom (1992, 51) quien
como algo distinto y predominante en el afirma categóricamente que
curso general de la acción. En segundo lu- «no existe diferencia alguna que
gar, revisa los criterios utilizados básica- discrimine un método como propio de
mente para marcar la frontera llamada los sistemas educativos, en contra de
«débil» y que diferencia la educación for- otros métodos exclusivos de la educa-
mal de la no formal, las cuales comparten ción no formal»,
una serie de rasgos comunes, tales como la sino que el pedagogo, del amplio listado de
explícita intencionalidad, la existencia de métodos existentes, elegirá el que conside-
objetivos preestablecidos de formación o re más pertinente para cada situación, de-
aprendizaje y la especificidad o diferencia- pendiendo su elección, claro está, de la

539
María Inmaculada PASTOR HOMS

propia situación pedagógica, de sus intere- sistema educativo graduado y jerarquiza-


ses, objetivos o planteamientos personales do de aquel país. Por tanto, la educación
o ideológicos. Añadiendo, más adelante, que no formal estará integrada por todas aque-
«a nivel general se puede afirmar que las llas experiencias educativas intencionales,
diferencias determinantes entre ambos ti- sistemáticas, diferenciadas, que quedan al
pos de educación no vienen dadas por los margen de ese sistema educativo oficial.
métodos utilizados sino por la nueva ubi- De acuerdo con lo expuesto anteriormente,
cación de la educación no formal, (…) fue- los conceptos de educación formal y no for-
ra del sistema educativo oficial o estatal» mal tienen una evidente relatividad histó-
(1992, 57). Precisamente, es esa ubicación rica y política. Una actividad educativa
externa al sistema educativo la que puede puede ser formal en un país y no formal en
aportar una serie de condicionamientos otro, del mismo modo que una actividad
metodológicos a la educación no formal, de- que antes era no formal puede pasar a ser
rivados de la conquista de nuevos espacios formal con el tiempo, o viceversa. De he-
educativos, del establecimiento de nuevas cho, se da cada vez más una mayor inter-
relaciones interpersonales, de la utilización vención legisladora o reglamentadora de
de contextos temporales distintos, etc. En los poderes públicos en ámbitos no forma-
este sentido J. Sarramona (1985, 59) afir- les, como es el caso, por ejemplo, de las
ma que actividades infantiles y juveniles de tiem-
«la metodología no formal sería aque- po libre (campamentos, colonias, «grups
lla que no se halla sometida a los d’esplai», etc.) respecto a las cuales las
condicionamientos habituales del aula, Comuinidades Autónomas competentes han
horarios y constante presencia física del desarrollado diversas normativas de obli-
docente y discente dentro de un mismo gado cumplimiento para todas aquellas aso-
año LIX, n.º 220, septiembre-diciembre 2001, 525-544

marco espacio-temporal». ciaciones o entidades de carácter público o


Por tanto, podemos reflexionar sobre las privado que desean obtener sus permisos o
metodologías no formales y sus caracterís- acceder a sus subvenciones. En conclusión,
ticas, pero no afirmar que el criterio pues, una vez seleccionados los criterios
metodológico sea válido para discernir en- que juzga válidos, Trilla (1992, 21; 1993,
30) rehace su definición de 1985, afirman-
revista española de pedagogía

tre lo formal y lo no formal. Queda, pues,


el recurso al segundo criterio mencionado, do que la educación no formal está consti-
el de la inclusión o exclusión del sistema tuida por el conjunto de procesos, medios e
educativo reglado, denominado por Trilla instituciones específica y diferenciadamente
criterio estructural, según el cual la distin- diseñados en función de explícitos objeti-
ción entre la educación formal y la no for- vos de formación o de instrucción, «que no
mal tiene una base legal y administrativa están directamente dirigidos a la provisión
y resulta clara e inequívoca. Así, la educa- de los grados propios del sistema educati-
ción formal constituirá, en cada país y en vo reglado». Consideramos que esta segun-
cada momento histórico, lo que las leyes da definición es más clara, pues resuelve
de educación y disposiciones legales y ad- dudas con respecto a la ubicación de algu-
ministrativas que las desarrollan y com- nas actividades en uno u otro sector edu-
plementan dispongan que configura el cativo.

540
Orígenes y evolución del concepto de educación no formal

Para concluir ya, quisiéramos destacar Dirección de la autora: M.ª Inmaculada Pastor Homs.
Departamento de Ciencias de la Educación (Área de
lo que hemos tratado de evidenciar a lo Teoría e Historia de la Educación). Edificio Guillem
largo de las páginas precedentes: El cami- Cifrè. Campus Universitario, Carretera de Valldemossa,
no continuado y progresivamente enrique- km. 7.5, 07071 Palma de Mallorca. E-mail: vdcemph@
cedor emprendido hacia la consolidación clust.uib.es.

conceptual de la educación no formal, des- Fecha de recepción de la versión definitiva de este artícu-
de el momento de la tripartición del uni- lo: 18. VII. 2001
verso educativo realizada por Coombs,
Prosser y Ahmed en 1973, que supone un Notas
paso decisivo —recordemos la confusión [1] COOMBS, Ph H., PROSSER, R. C. Y M. AHMED, (1973a,
10) afirman textualmente en New Paths for Rural
existente hasta entonces entre educación Children and Youth que «reconocen que estas etique-
informal y educación no formal, amén de tas son imperfectas, pero, aún así, parecen ser las
otras denominaciones utilizadas por dis- más claras y menos deterioradas por el uso de las
tintos autores— y que avanza en un proce- disponibles. Desafortunadamente no hay todavía una
terminología clara y comunmente aceptada para dis-
so de acotación del territorio abarcado por cutir acerca de los importantes modos de educación
la educación no formal y su progresiva di- tratados en este informe. La terminología existente
ferenciación respecto de las otras dos, en está tan frecuentemente vinculada a los conceptos
occidentales de educación formal y educación de adul-
el que han contribuido un buen número de tos que tiende a crear más confusión que a dar luz
autores de cuyas aportaciones nos hemos en los paises en vías de desarrollo. Hay, pues una
hecho eco en las páginas que preceden y a evidente necesidad de consensuar un nuevo vocabu-
lario apropiado a este campo».
partir de las cuales nos permitimos plan-
tear nuestra propia definición de síntesis. [2] Dicho enfoque funcional fue anteriormente defendido
Así pues, para nosotros, la educación no en COOMBS, Ph. H. et al. (1973a) .

formal comprende: [3] En la nota a pie de página n. 8 de la página 27 de

año LIX, n.º 220, septiembre-diciembre 2001, 525-544


COOMBS, Ph. H./ M. AHMED (versión española de
1975) se dice textualmente: «Estas expresiones parti-
«Todo proceso educativo diferencia- culares dejan algo que desear, pero parecen menos
do de otros procesos, organizado, siste- ambiguas y menos alteradas por el uso que las otras
mático, planificado específicamente en alternativas que estudiamos. Es significativo que los
diccionarios corrientes sobre educación de los princi-
función de unos objetivos educativos de- pales idiomas definan casi exclusivamente la educa-
revista española de pedagogía

terminados, llevado a cabo por grupos, ción formal y no ofrezcan un vocabulario preciso y
personas o entidades identificables y re- comprensible para examinar lo que llamamos educa-
ción informal y no formal».
conocidos, que no forme parte integran-
te del sistema educativo legalmente [4] Podríamos citar, entre otros a BREMBECK y
establecido y que, aunque esté de al- THOMPSON (Eds.) (1973); BREMBECK y GRANDSTAFF
(1973); GRANDSTAFF (1976, 1978); GRANDSTAFF y
gún modo relacionado con él, no otor- otros (1974); NIEHOFF (1977); WARD (1974), etc.
gue directamente ninguno de sus grados
[5] Véanse, por ejemplo, Documentation et Information
o titulaciones». Pedagogiques, International Review of Education, Pers-
pectivas, Comparative Educational Review, Con-
vergence, etc.
[6] Hay que señalar que J. TRILLA (1992, 13) menciona
como un hecho señalado en la introducción del con-
cepto en nuestro país un acontecimiento anterior: Las

541
María Inmaculada PASTOR HOMS

«Jornadas de Estudio sobre la educación informal» GARCÍA GARRIDO, J. L. (1991) Educación para todos y
celebradas en Barcelona en 1974 y organizadas por educación no formal en el marco de una Europa Uni-
el Instituto Catalán de Cultura Hispánica y el Departa- da, pp. 53-60, en AA.VV. (1991) La educación no
mento de Pedagogía Sistemática de la Universidad formal, una prioridad de futuro (Madrid, Fundación
de Barcelona. Aclara el citado autor que en esta épo- Santillana).
ca todavía no había sido acogida entre nosotros la
distinción entre educación informal y no formal. Los GRANDSTAFF, M. et al. (1974) Historical Perspectives in
trabajos de dichas Jornadas se publicaron en La Edu- Non-formal Education (East Lansing, Michigan State
cación hoy, vol. 2, n. 1, enero, 1974. University).

GRANDSTAFF, M. (1976) ¿Constituyen las escuelas forma-


les el lugar más apropiado para educar? pp. 68-84,
Bibliografía en BREMBECK, C.S. y THOMPSON, T. J. (Eds.) (1973,
AA. VV. (1991) La educación no formal, una prioridad de versión en español en 1976) Nuevas estrategias para
futuro (Madrid, Fundación Santillana). el desarrollo educativo. Investigación intercultural de
alternativas no formales (Buenos Aires, Guadalupe).
AHMED, M. (1975) The Economics of Nonformal Education.
Resources, Costs and Benefits (New York, Praeger). GRANDSTAFF, M. (1978) L’education non-formelle comme
concept, Perspectives, vol VIII:2, pp. 195-200.
BREMBECK, C. S. y GRANDSTAFF, M (1973) Non-formal
Education as an Alternative to Schooling (East Lansing, KNOWLES, M. (1983) Andragogy: An Emerging Technology
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BREMBECK, C. S. y THOMPSON, T. J. (Eds.) (1973, ver-
sión en español en 1976) Nuevas estrategias para el LA BELLE, Th. (1976, versión en español en 1980)
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ternativas no formales (Buenos Aires, Guadalupe). America (Los Angeles, UCLA Latin American Center
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COLOM, A. J. (1992) Estrategias metodológicas en la edu-
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COOMBS, Ph, H. y AHMED, M. (1974, versión en español NIEHOFF, R. O. (1977) Report on Conference and Workshop
año LIX, n.º 220, septiembre-diciembre 2001, 525-544

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año LIX, n.º 220, septiembre-diciembre 2001, 525-544


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revista española de pedagogía

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finición de la educación no formal, pero
ordenador, radio, video y otros medios no formales. el proceso para llegar a tal estado de co-
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(París, Unesco).

543
María Inmaculada PASTOR HOMS

Summary:
Origins and development of the concept
of nonformal education
From the earliest publications of the
sixties about the deschooling society, the
crisis of the educational system, the new
concept of Lifelong Education and the need
of Out-of-School educational activities for
the new concept of community develop-
ment, and, specially, from the articles and
books published in the seventies by
American authors, like Philip H. Coombs,
Roy Prossser, Manzoor Ahmed, Cole
Brembeck, Roland Paulston and others, the
concept and the term of nonformal
education started to be a word in use with
strength in the world of education. Now,
there are an international consensus about
the need, importance and concept of
nonformal education, but the process to
arrive to this situation was long and,
sometimes, difficult. In this article we try
to analise chonologically and discover the
año LIX, n.º 220, septiembre-diciembre 2001, 525-544

events and discussions along this process.

Key Words: Nonformal education, formal


education, informal education, alternative
educational conceptions, theories of
education, lifelong education.
revista española de pedagogía

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