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El caballito enano
"Hace mucho tiempo, en un rincón de una finca, nació un caballito negro como el
azabache y tan pequeño que parecía un caballito de juguete. Los pájaros que vivían por
allí cerca enseguida se alborotaron con la noticia. Todos vinieron volando para
contemplarlo de cerca.
- ¡Pero qué cosa más mona! ¡Es preciosa esa criatura! trinó un pajarito..
- Mi niño se llamará Pirulí dijo su mamá.
La infancia del caballito fue muy feliz. Pasaba el tiempo trotando con sus compañeros y
aprendiendo a hablar con una cotorra medio atolondrada, que le repetía de la mañana a la
noche: "Mamá, papá, mamá, papá……"
Bebiendo en el arroyuelo, mirando salir el sol, galopando a su gusto, por el prado
cubierto de clavellinas, era muy feliz el caballito.
Pasaron tres años. Todos los demás potricos habían crecido y eran caballos grandes; pero
Pirulí no; él seguía del mismo tamaño, pero sabía marchar muy bien, pararse en dos
patas, y hasta había aprendido a saludar, doblando una rodilla o inclinando la cabeza.
Pero algo muy malo le sucedió una vez. Resulta que Pirulí se acercó al corral donde
estaban dos hombres, y oyó que uno de ellos decía señalándolo:
- Este caballo tan chiquitico no puede cargar bultos, ni tirar del carretón, ni llevar un
jinete. No sirve para nada.
El caballito se apartó de allí muy triste. Caminaba lentamente y se alejó del corral,
dirigiéndose a la laguna donde se contempló largo rato, afligido. "No valgo nada, se dijo,
soy un caballo de trapo". Y lloró largamente.
Si nuestro hijo es pequeño, es probable que sus mentiras se den como parte de un juego,
como una fantasía; este recurso desaparecerá a medida que vaya madurando. Al ir
creciendo, empieza a mentir por otros motivos:
Exigencia: cuando exigimos y esperamos mucho de nuestros hijos, pueden mentirnos para
no defraudar nuestras expectativas.
Imitación: nuestros hijos suelen adoptar el modelo que observan en casa así que, si
observan que sus padres mienten, lo considerarán algo normal y habitual.
Miedo: mentir suele ser la mejor manera de evitar un castigo o una reprimenda. Sobre todo
cuando nuestros hijos saben de antemano que esa va a ser nuestra actuación. Es la causa
más frecuente de las mentiras de los hijos.
Atención: mentir para llamar la atención. Los que lo hacen por este motivo suelen relatar
historias con gran entusiasmo, ya que así reciben mucha atención mientras cuentan la
mentira. Les sirve para reforzar falsamente su autoestima.
Problemas: algunos adolescentes mienten frecuentemente para ocultar otros problemas
más serios, como pueden ser: el sexo, las drogas, el alcohol o el juego. Generalmente,
ocultarán dónde han estado, con quién, qué estaban haciendo o en qué se gastaron el
dinero.
Nerviosismo: la mentira es una manera de responder a la ansiedad que padece. Oculta un
problema “maquillándolo” con otro.
Creencia: cuando el niño se cree sus propias mentiras e intenta convencer también a los
demás de que son verdad.
Nuestros hijos utilizan las mentiras como arma defensiva y a nosotros deben servirnos
para detectar posibles problemas que ellos no pueden resolver por si mismos. Son
peculiares llamadas de auxilio que nuestros hijos nos envían “a su manera”.
Caperucita roja era una adorable niña, que mantenía una relación muy buena con su abuelita. Un
buen día su mamá le dijo “Ven, Caperucita roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino,
llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil, esto le ayudará. Ve rápido que
aún es temprano”.
Caperucita cogió los mandados que le dio su mamá y fue rumbo a la casa de su abuelita que vivía
en el bosque. La niña se encontraba caminando dentro del sendero, cuando de pronto apareció un
lobo. Para ella este animal no representaba ningún tipo de peligro “Buenos días, Caperucita roja”
saludó muy amablemente el astuto lobo “¿A dónde vas tan temprano”- “¿A casa de mi abuelita”
contestó despreocupada la niña, ¿y donde vive tu abuelita, Caperucita roja? Como a medio
kilómetro más adentro del bosque contestó.
El lobo urdió un plan para engañar a la inocente niña y le dijo “Mira Caperucita roja, qué lindas
flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges alguna? Ella cayó en la trampa y se fue en busca
de aquellas flores que encontró muy lindas y poco a poco se fue alejando del camino inicial que la
llevaba rumbo a la casa de su abuelita.
El lobo exhausto se dispuso a hacer una siesta, la cual le produjo fuertes ronquidos. Un
cazador que pasaba por ahí se percató del tremendo ruido y decidió ver qué pasaba. Cuando se
acercó a la cama vio al lobo tirado allí ¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador! dijo él. Y ya
se disponía a disparar su arma contra el lobo, cuando pensó que éste podría haber devorado a
caperucita y la viejita y que aún podrían ser salvadas. Finalmente ambas fueron rescatadas de
la muerte.
Este cuento para niños de la Caperucita Roja nos deja como moraleja el no ser confiados con
ninguna persona extraña que se nos acerque. Es muy importante que los padres hablen con los
niños acerca de los peligros que ocurren en la calle y prevenir cualquier tipo de situación
peligrosa para ellos.
¿Qué enseñanzas deja la historia de Caperucita Roja?
1. No confiar en extraños. Es, claramente, la idea central del cuento. A pesar de
las supuestas buenas intenciones que el lobo presentó a Caperucita Roja, este
detrás escondía propósitos muy macabros.
En su momento, esta historia fue creada para concienciar a las jóvenes de los
peligros de relacionarse con extraños. Con el tiempo, se adaptó para transmitir el
mismo mensaje, aunque con un contenido menos erótico y sanguinario.
2. No revelar datos personales. En su encuentro con el lobo, Caperucita Roja
detalló a dónde se dirigía, con qué motivo y qué llevaba. Esto es un gran error, ya
que esa información que parece inofensiva puede ser utilizada por malhechores
para dañarnos a nosotros o a nuestros seres queridos. En la actualidad este
peligro está muy presente en las redes sociales
4. No bajar la guardia. Más allá del artilugio del lobo para engañar a Caperucita
Roja, se narran también muchas distracciones por parte de la niña.
Nunca desconfió del camino que le enseñó el lobo y tampoco se dio cuenta de lo
que ocurría al llegar a la casa de su abuela, cuando se dan las clásicas preguntas
sobre las rasgos faciales prominentes del lobo disfrazado de anciana.
Honestidad.
"POLICÍAS Y LADRONES"
Desarrollo de la actividad:
1ª Parte
El educador realizará una conversación inicial para proponer este argumento, y a
los niños que deseen jugar les mostrará el área o rincón de juego donde pueden
hacerlo, seguidamente les preguntará, ¿quién seréis en el juego?, para que ellos
se pongan de acuerdo en el rol cada uno va a desempeñar, bien sea de los policías
o de los ladrones.
Dará la oportunidad a los jugadores para que ellos mismos seleccionen los
materiales que van a utilizar, según el rol seleccionado.
2ª Parte
Comenzará el juego y el educador participará como un niño más en el mismo,
desde un papel secundario, como puede ser la viejecita que se va de la casa. Hará
sugerencias a los niños que está desempeñando los diferentes roles si lo cree
necesario.
Podrá hacer algunas intervenciones, pero dejará que los niños se expresen
libremente, solo intervendrá en caso necesario, por ejemplo, si la dinámica del
juego decae, si los niños se han desviado del argumento, o para ayudar a resolver
algún conflicto que ellos por sí solos no puedan resolver, etc.
3ª Parte
Al finalizar el juego se realizará una conversación final para que los niños
ayudados por el educador evalúen cómo han jugado, si han llevado su rol hasta el
final, si han realizado las acciones que le corresponde a este rol, por ejemplo, si el
policía ha permanecido todo el tiempo dentro del argumento del juego y si ha
cumplido bien su función, entre otras.
A su vez, evaluarán porqué los ladrones tenían que ser capturados, en que ha
consistido su conducta deshonesta, si se les puede ayudar a que sean honestos,
porque es mejor ser honesto que deshonesto, entre otras cosas.
Concluirá diciendo a los niños que al día siguiente volverán a jugar, pero esta vez
intercambiando los roles, los que hicieron de policías serán los ladrones, y a la
inversa.
Honradez.
El leñador honrado
Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro
trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el rio, se le cayó el hacha al agua.
Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos.
El leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para
reaparecer después con otra hacha de plata.
Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha de hierro.
Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza a la mentira y te
mereces un premio.
El leñador dio las gracias, y colocó las hachas en su saco. Por el camino se encontró con
su vecino. Era un hombre era muy codicioso a quien no le gustaba trabajar. Al saber lo que
había pasado, corrió buscar un hacha vieja. Después fue al río a probar suerte. Al llegar la
orilla tiró el hacha al río, y empezó a llorar. No tardó venir la ninfa y le preguntó el motivo
de su tristeza.
Enseñar honestidad a un niño puede parecer una tarea difícil de cumplir, pero solo se
trata de utilizar el método de enseñanza adecuado para él.
Da el ejemplo
Todo niño que vea a sus propios padres hacer lo justo, tarde o temprano comenzará
lentamente a imitarles. Recuerda que los niños ponen a prueba a sus padres las 24
horas del día, los 365 días del año, así que lo mejor que podemos hacer para enseñarles
a los niños a ser honestos es convertirnos nosotros mismos en portadores de esa
honestidad.
Respeto por los demás: en parejas de niños formadas por el profesor de una
forma aleatoria, los alumnos deben explicarle a su pareja durante cinco minutos
como son ellos. Cuando todas las parejas se hayan escuchado, cada alumno
deberá exponer delante de clase y hablando en primera persona como es su
pareja. Durante esta dinámica sobre el respeto no se deben tolerar
interrupciones en los relatos, hecho que denota falta de respeto hacia los demás
Respeto a uno mismo: los alumnos, sentados formando un círculo, deben
escribir unas cuantas cualidades sobre su compañero sentado a la izquierda y
todos los papeles con la descripción se guardan en un saco. A continuación,
cada alumno lee las cualidades y argumenta a qué alumno hacen referencia.
Los alumnos al ver sus virtudes y las impresiones de sus compañeros
empezarán a respetarse a si mismos.
Objetivo Hacer que los niños respeten, valoren y cuiden el trabajo de los demás
Necesitan:
Papeles
Lápices de colores
Lápices a mina goma de borrar
Actividad
1. Cada niño deberá hacer en un papel un lindo dibujo con tema libre y poner su
nombre por detrás.
2. Luego el guía mostrará los dibujos y los intercambiará entre los niños.
3. Cada niño deberá con lápiz mina, rayar completamente sobre el dibujo del
otro.
4. A continuación el guía pasará la goma de borrar y le dirá que deben borrar lo
que rayaron.
5. Una vez que los niños terminen deberán devolver el dibujo a su autor.
Reflexión final Comentarán lo que hicieron.
¿Cómo te sentiste al rayar el trabajo de otro?
¿En qué condiciones crees haber devuelto el trabajo de tu compañero?
¿Cómo te sentiste cuando te entregaron tu trabajo original?
¿Está igual que antes?
El guía inducirá las conclusiones de los niños para que vean la importancia del
respeto al trabajo ajeno.
Al cuidado y valoración de las cosas de los otros, más allá de si a nosotros nos
guste o no su calidad.
Conversar acerca de cuantas personas a nuestro alrededor hacen trabajos que
nosotros estamos constantemente interviniendo: el orden de nuestra pieza, el
lavado de la ropa, la limpieza de los basureros, la limpieza de la losa, el silencio
mientras otros hacen las tareas, como saco la ropa del closet sin botar la de mi
hermano, etc… y que nos podríamos proponer para facilitar o al menos procurar
no pasar por alto dichas tareas.
LEALTAD
Lealtad. (De leal). f. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y
hombría de bien. 2. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el
caballo. 3. Legalidad, verdad, realidad.
Amar a tu país, defenderlo de quienes lo denigran, respetar sus símbolos patrios, conservar sus
riquezas naturales o históricas, trabajar para que sea un lugar mejor para vivir… Todas estas son
maneras de expresar lealtad a la patria. Finalmente, existe también la lealtad hacia uno mismo. Ésta
consiste en mantenerse fiel a lo que consideramos justo, bueno y correcto sin importar las
circunstancias ni los fracasos. También se trata de creer en uno mismo y en la vocación. Un caso
de lealtad vocacional es el de Walt Disney, cuyo enorme éxito no debe hacernos olvidar que,
cuando comenzó su carrera como dibujante y caricaturista, tuvo que enfrentar numerosos rechazos.
El director del periódico en el que trabajaba lo despidió porque, según él, le faltaba imaginación y
sus ideas no eran buenas. En lugar de dedicarse a otra cosa, Disney fue leal a sí mismo y continuó
Dibujando pese a las críticas. Las numerosas películas animadas que realizaron —entre las cuales
destacan Blanca nieves, Bambi y Dumbo— demostraron que las críticas que había recibido eran
erróneas.
¿Y tú qué piensas…?
• Además de la lealtad hacia los amigos, ¿qué otros tipos de lealtad existen?
• ¿Te sientes identificado con causas como la ayuda al prójimo, la protección del medio ambiente, la
defensa de los animales?
• ¿Qué significa para ti la patria?
• ¿Consideras que apoyar a un equipo de futbol es una forma de lealtad?
Hombres de bien
Las buenas personas cumplen sus promesas, aunque las circunstancias y los intereses cambien.
Dan el máximo valor a la confianza que los demás depositan en ellas: actúan de la forma que
esperan, a pesar de que les resulte difícil. Cuando se comprometen a algo con otra persona están
dispuestas a darlo todo sin fijarse en su propio provecho y a tener actitud respuesta valiente y
creativa para llevar a cabo la misión que les pidieron. El mejor ejemplo está en la unidad de la
familia: los matrimonios fieles se esfuerzan por seguir juntos, aunque a veces tengan problemas y
diferencias; los padres fieles se comprometen a hacer lo mejor por sus hijos pequeños y el conjunto
se esfuerza para mantener unida a la familia. La misma experiencia puede ampliarse al compromiso
que debemos tener con México: ser leales con el país es promover la paz, la justicia, la honestidad
y la tolerancia en cada acción. La lealtad es que no se paga, se corresponde. Si alguien nos ayuda
en una circunstancia difícil, no habrá ningún objeto o cantidad de dinero suficientes para darle las
gracias. La única alternativa es apoyarlo cuando se vea en una circunstancia difícil, sabiduría que
se resume en la frase “hoy por ti, mañana por mí.” De esta forma, la lealtad contiene y lleva al
máximo los valores más importantes de la convivencia y es una expresión de amor. Al practicarla no
sólo beneficiamos a los demás: también le vamos dando forma a nuestra vida y poco a poco no
convertimos en hombres y mujeres de bien.