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Juegos para aprender la confianza en sí mismo

La autoestima depende mucho de la educación


Para que el niño confíe en sí mismo, es fundamental elogiarle, estimularlo cuando algo le
salga bien, y cuando no lo hace correctamente, explicarle que hoy no lo consiguió pero si
sigue trabajando, mañana le saldrá mejor

El caballito enano
"Hace mucho tiempo, en un rincón de una finca, nació un caballito negro como el
azabache y tan pequeño que parecía un caballito de juguete. Los pájaros que vivían por
allí cerca enseguida se alborotaron con la noticia. Todos vinieron volando para
contemplarlo de cerca.
- ¡Pero qué cosa más mona! ¡Es preciosa esa criatura! trinó un pajarito..
- Mi niño se llamará Pirulí dijo su mamá.
La infancia del caballito fue muy feliz. Pasaba el tiempo trotando con sus compañeros y
aprendiendo a hablar con una cotorra medio atolondrada, que le repetía de la mañana a la
noche: "Mamá, papá, mamá, papá……"
Bebiendo en el arroyuelo, mirando salir el sol, galopando a su gusto, por el prado
cubierto de clavellinas, era muy feliz el caballito.
Pasaron tres años. Todos los demás potricos habían crecido y eran caballos grandes; pero
Pirulí no; él seguía del mismo tamaño, pero sabía marchar muy bien, pararse en dos
patas, y hasta había aprendido a saludar, doblando una rodilla o inclinando la cabeza.
Pero algo muy malo le sucedió una vez. Resulta que Pirulí se acercó al corral donde
estaban dos hombres, y oyó que uno de ellos decía señalándolo:
- Este caballo tan chiquitico no puede cargar bultos, ni tirar del carretón, ni llevar un
jinete. No sirve para nada.
El caballito se apartó de allí muy triste. Caminaba lentamente y se alejó del corral,
dirigiéndose a la laguna donde se contempló largo rato, afligido. "No valgo nada, se dijo,
soy un caballo de trapo". Y lloró largamente.

Y en eso apareció su mamá, que le dijo asustada:"¿Por qué lloras Pirulí?"


Pirulí le contó a su madre lo que había oído. Su mamá, compadecida al ver la pena de su
querido hijito, le dijo dulcemente: - - - Si eres distinto a los demás caballos, eso no
significa que valgas menos. Además, cargar bultos no es lo único que puede hacerse en la
vida.
Secándose las lágrimas con la cola, Pirulí aseguró con desconsuelo: "Pero, mamá, es que
se burlan de mí. Y no me gusta que se burlen.
- Pues márchate y reclama tu lugar en otra parte. El mundo es ancho para los que confían
en sus posibilidades, tú eres pequeño pero sabes hacer muchas cosas que otros caballos
no saben hacer.
Al amanecer de la mañana siguiente Pirulí se marchaba seguro de que encontraría su
felicidad, pues él era un caballito muy inteligente.
- Adiós, mamita.
- Adiós Pirulí, ¡suerte!, tú sabes que puedes triunfar si te esfuerzas en conseguirlo.
Pasó un año, pasaron dos. Casi nadie se acordaba del caballito enano. Solamente su
mamá no lo olvidaba, cuando llegó... ¡EL CIRCO AL PUEBLO! Y todos fueron a verlo.
- Respetable público: ¡tenemos mucho gusto en presentar al gran Piccolino! ¡El caballo
más inteligente del mundo!
Allí estaba entre aplausos Piccolino! ¡El gran Piccolino! Que era negro como el
azabache, de rizadas crines y unos ojos grandes y brillantes. Llevaba bridas de tisú de
oro, penacho de plumas sobre la frente, y un sillín bordado en hilos de plata, y era
chiquitico, ¡pero tan chiquitito, y marchaba muy bien y sabía saludar inclinándose y
bailar en dos patas…y se veía tan seguro de sí mismo! Piccolino era el caballito enano!"
Pregunta al niño
- ¿Crees que el caballito consiguió hacer algo bueno porque tenía confianza en sí mismo?
- ¿Qué habría pasado si el caballito hubiera hecho caso a los dos hombres que decían que
no servía para nada?
- ¿Cuándo quieres hacer algo que te resulta muy difícil, prefieres no hacerlo? ¿Por qué?
- ¿No haces las cosas que puedan salir mal?
- ¿Te sientes seguro cuando vas a hacer algo?
Invita al niño a que hable del caballito enano, sus cualidades, y cómo supo mantener la
confianza en sí mismo, a pesar de sus limitaciones físicas".
Colorear
Terminaremos la actividad coloreando la lámina del caballito enano.
“¡No digas mentiras!”

Los niños pequeños (3 a 6 años) suelen confundir la


realidad con la fantasía.

Por eso, cuando juegan crean un mundo casi tan real


como la vida; les gusta hacer cuentos e inventar historias.
En esta edad es cuando nuestro hijo nos hace cómplices
de sus juegos, pretende que participemos de su mundo, de
su realidad. Los niños crean un juego, un mundo irreal,
pero su intención es totalmente inocente, no mienten con
malicia.
Cuando nuestros hijos empiezan a tener mayor conciencia
de la realidad (a partir de los 6 años) y se dan cuenta de
que, a veces, alterando la verdad pueden conseguir ciertos
beneficios, empiezan a moldear la realidad para obtener
cosas, empiezan a intentar engañarnos y es ahí donde la
mentira empieza a ser un peligro.
A medida que el niño va creciendo, es más fácil que
recurra a mentiras interesadas (por ejemplo, para evitar
responsabilidades por sus acciones). En estos casos,
debemos hablar con nuestro hijo y explicarle la
importancia y los beneficios de la verdad, la honradez y
la confianza.
Al llegar a la adolescencia nuestros hijos descubren que
las mentiras pueden considerarse aceptables en algunas
situaciones, mienten para proteger su privacidad o para
sentirse más libres e independientes.

¿Por qué miente mi hijo?

Si nuestro hijo es pequeño, es probable que sus mentiras se den como parte de un juego,
como una fantasía; este recurso desaparecerá a medida que vaya madurando. Al ir
creciendo, empieza a mentir por otros motivos:
 Exigencia: cuando exigimos y esperamos mucho de nuestros hijos, pueden mentirnos para
no defraudar nuestras expectativas.
 Imitación: nuestros hijos suelen adoptar el modelo que observan en casa así que, si
observan que sus padres mienten, lo considerarán algo normal y habitual.
 Miedo: mentir suele ser la mejor manera de evitar un castigo o una reprimenda. Sobre todo
cuando nuestros hijos saben de antemano que esa va a ser nuestra actuación. Es la causa
más frecuente de las mentiras de los hijos.
 Atención: mentir para llamar la atención. Los que lo hacen por este motivo suelen relatar
historias con gran entusiasmo, ya que así reciben mucha atención mientras cuentan la
mentira. Les sirve para reforzar falsamente su autoestima.
 Problemas: algunos adolescentes mienten frecuentemente para ocultar otros problemas
más serios, como pueden ser: el sexo, las drogas, el alcohol o el juego. Generalmente,
ocultarán dónde han estado, con quién, qué estaban haciendo o en qué se gastaron el
dinero.
 Nerviosismo: la mentira es una manera de responder a la ansiedad que padece. Oculta un
problema “maquillándolo” con otro.
 Creencia: cuando el niño se cree sus propias mentiras e intenta convencer también a los
demás de que son verdad.
Nuestros hijos utilizan las mentiras como arma defensiva y a nosotros deben servirnos
para detectar posibles problemas que ellos no pueden resolver por si mismos. Son
peculiares llamadas de auxilio que nuestros hijos nos envían “a su manera”.

¿Cómo debemos comportarnos ante las mentiras de nuestro hijo?

o Determinar por qué miente y qué le motiva a mentir.


o Favorecer la comunicación familiar. Procurar que se sienta cómodo expresando lo que
siente, independientemente de lo que diga, y que sea capaz de responsabilizarse
libremente de sus actos.
o Demostrarle que nuestro cariño por él es independiente de sus opiniones o actos.
o Ofrecerle modelos claros de responsabilidad y sinceridad. No podemos decir nosotros
“mentiras piadosas” o prometer cosas que no vamos a cumplir.
o Inculcarle el valor de la honestidad. Explicarle la diferencia entre fantasía y realidad, y
entre verdad y mentira.
o No ridiculizarle ni exagerar nuestra reacción ante una mentira. En cualquier caso,
hablar con él en privado.
o Ser pacientes pero a la vez firmes con nuestros hijos. No seamos demasiados estrictos
en cosas que no son realmente importantes y expliquemos claramente el motivo de
nuestras prohibiciones. La comprensión de las normas le facilitará el cumplimiento de las
mismas y le permitirá valorar las consecuencias de su desobediencia.
o Cuando nuestro hijo cuente la verdad, debemos felicitarle por su valentía y
procuraremos, dentro de lo posible, relativizar su falta, y demostrarle que seguimos
confiando en él.
o Es importante que nuestros hijos vean que es mejor decir la verdad que mentir,
principalmente porque hará que siempre confiemos en ellos y por lo tanto les demos más
responsabilidades y libertades.
Antes de que la mentira se convierta en un problema más grave, intentemos prevenir
y tratar sus motivos y sus causas. Si logramos entenderlos, seguramente renunciarán a
este hábito de mentir. Si no llegara a desaparecer, lo más recomendable será buscar
orientación profesional.
Obediencia…
Caperucita roja, el cuento de la semana

Caperucita roja era una adorable niña, que mantenía una relación muy buena con su abuelita. Un
buen día su mamá le dijo “Ven, Caperucita roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino,
llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil, esto le ayudará. Ve rápido que
aún es temprano”.

Caperucita cogió los mandados que le dio su mamá y fue rumbo a la casa de su abuelita que vivía
en el bosque. La niña se encontraba caminando dentro del sendero, cuando de pronto apareció un
lobo. Para ella este animal no representaba ningún tipo de peligro “Buenos días, Caperucita roja”
saludó muy amablemente el astuto lobo “¿A dónde vas tan temprano”- “¿A casa de mi abuelita”
contestó despreocupada la niña, ¿y donde vive tu abuelita, Caperucita roja? Como a medio
kilómetro más adentro del bosque contestó.

El lobo urdió un plan para engañar a la inocente niña y le dijo “Mira Caperucita roja, qué lindas
flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges alguna? Ella cayó en la trampa y se fue en busca
de aquellas flores que encontró muy lindas y poco a poco se fue alejando del camino inicial que la
llevaba rumbo a la casa de su abuelita.

Mientras tanto el lobo se encontraba tocando insistentemente la puerta de la casa de la abuelita


“¿Quién es? Preguntó la abuelita, “Caperucita roja”, contestó el lobo. “Traigo pastel y vino.
Ábreme, por favor.” – “Mueve la cerradura y abre tú,” gritó la abuelita, “me encuentro débil y no
puedo pararme”. El lobo presuroso abrió dicha puerta y se comió a la abuelita...
Caperucita roja llegó a la casa de su abuelita y encontró a ésta echada en su cama con una
apariencia

¿Qué pasará con caperucita?,


¿Logrará llegar con éxito a la casa de su abuelita?
Muy extraña y preguntó “¡! Oh, abuelita!”, ¡qué orejas tan grandes que tienes! - “Es para oírte
mejor, mi niña”, “Pero abuelita, qué ojos tan grandes que tienes.” - “Son para verte mejor,
querida.” - “Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes.” - “Para abrazarte mejor.” - “Y
qué boca tan grande que tienes.” - “Para comerte mejor.” Y Caperucita también fue devorada
sin piedad.

El lobo exhausto se dispuso a hacer una siesta, la cual le produjo fuertes ronquidos. Un
cazador que pasaba por ahí se percató del tremendo ruido y decidió ver qué pasaba. Cuando se
acercó a la cama vio al lobo tirado allí ¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador! dijo él. Y ya
se disponía a disparar su arma contra el lobo, cuando pensó que éste podría haber devorado a
caperucita y la viejita y que aún podrían ser salvadas. Finalmente ambas fueron rescatadas de
la muerte.

Moraleja de la Caperucita Roja

Este cuento para niños de la Caperucita Roja nos deja como moraleja el no ser confiados con
ninguna persona extraña que se nos acerque. Es muy importante que los padres hablen con los
niños acerca de los peligros que ocurren en la calle y prevenir cualquier tipo de situación
peligrosa para ellos.
¿Qué enseñanzas deja la historia de Caperucita Roja?
1. No confiar en extraños. Es, claramente, la idea central del cuento. A pesar de
las supuestas buenas intenciones que el lobo presentó a Caperucita Roja, este
detrás escondía propósitos muy macabros.
En su momento, esta historia fue creada para concienciar a las jóvenes de los
peligros de relacionarse con extraños. Con el tiempo, se adaptó para transmitir el
mismo mensaje, aunque con un contenido menos erótico y sanguinario.
2. No revelar datos personales. En su encuentro con el lobo, Caperucita Roja
detalló a dónde se dirigía, con qué motivo y qué llevaba. Esto es un gran error, ya
que esa información que parece inofensiva puede ser utilizada por malhechores
para dañarnos a nosotros o a nuestros seres queridos. En la actualidad este
peligro está muy presente en las redes sociales
4. No bajar la guardia. Más allá del artilugio del lobo para engañar a Caperucita
Roja, se narran también muchas distracciones por parte de la niña.
Nunca desconfió del camino que le enseñó el lobo y tampoco se dio cuenta de lo
que ocurría al llegar a la casa de su abuela, cuando se dan las clásicas preguntas
sobre las rasgos faciales prominentes del lobo disfrazado de anciana.
Honestidad.
"POLICÍAS Y LADRONES"

Resumen de la Actividad: Se trata de un juego de roles cuyo argumento es la labor


de los policías luchando contra las personas deshonestas como los ladrones.
Participarán todos los niños que lo deseen y realizarán algunas de las acciones
que en la vidas real hacen los policías para salvaguardar los bienes y las personas.

Objetivo: Desarrollar en los niños experiencias y emociones acerca de la veracidad


Procedimientos:
Juego
Conversación
Recursos materiales: Rincones de juego con todo lo necesario para propiciar este
juego como por ejemplo, los uniformes y materiales característicos de los policías
(gorra, esposas, placas, porras, etc.) así como de los ladrones (gorra baja,
antifaces, etc. No utilizar atributos de pistolas o cuchillos, porque no son
necesarios al desarrollo del juego.

Desarrollo de la actividad:
1ª Parte
El educador realizará una conversación inicial para proponer este argumento, y a
los niños que deseen jugar les mostrará el área o rincón de juego donde pueden
hacerlo, seguidamente les preguntará, ¿quién seréis en el juego?, para que ellos
se pongan de acuerdo en el rol cada uno va a desempeñar, bien sea de los policías
o de los ladrones.

Dará la oportunidad a los jugadores para que ellos mismos seleccionen los
materiales que van a utilizar, según el rol seleccionado.

2ª Parte
Comenzará el juego y el educador participará como un niño más en el mismo,
desde un papel secundario, como puede ser la viejecita que se va de la casa. Hará
sugerencias a los niños que está desempeñando los diferentes roles si lo cree
necesario.

Podrá hacer algunas intervenciones, pero dejará que los niños se expresen
libremente, solo intervendrá en caso necesario, por ejemplo, si la dinámica del
juego decae, si los niños se han desviado del argumento, o para ayudar a resolver
algún conflicto que ellos por sí solos no puedan resolver, etc.

3ª Parte
Al finalizar el juego se realizará una conversación final para que los niños
ayudados por el educador evalúen cómo han jugado, si han llevado su rol hasta el
final, si han realizado las acciones que le corresponde a este rol, por ejemplo, si el
policía ha permanecido todo el tiempo dentro del argumento del juego y si ha
cumplido bien su función, entre otras.
A su vez, evaluarán porqué los ladrones tenían que ser capturados, en que ha
consistido su conducta deshonesta, si se les puede ayudar a que sean honestos,
porque es mejor ser honesto que deshonesto, entre otras cosas.

Concluirá diciendo a los niños que al día siguiente volverán a jugar, pero esta vez
intercambiando los roles, los que hicieron de policías serán los ladrones, y a la
inversa.
Honradez.

El leñador honrado

Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro
trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el rio, se le cayó el hacha al agua.

Entonces empezó a lamentarse tristemente: ¿Cómo me ganaré el sustento ahora que no


tengo hacha?
Al instante ¡oh, maravilla! Una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador:

– Espera, buen hombre: traeré tu hacha.

Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos.
El leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para
reaparecer después con otra hacha de plata.

– “Tampoco es la mía”, dijo el afligido leñador.

Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha de hierro.

– ¡Oh gracias, gracias! ¡Esa es la mía!

Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza a la mentira y te
mereces un premio.
El leñador dio las gracias, y colocó las hachas en su saco. Por el camino se encontró con
su vecino. Era un hombre era muy codicioso a quien no le gustaba trabajar. Al saber lo que
había pasado, corrió buscar un hacha vieja. Después fue al río a probar suerte. Al llegar la
orilla tiró el hacha al río, y empezó a llorar. No tardó venir la ninfa y le preguntó el motivo
de su tristeza.

— He perdido mi hacha en el río – dijo llorando.

La ninfa se sumergió en las aguas y reapareció con un hacha de oro.

— ¿Es esta tu hacha? – le preguntó.

— ¡Sí! – gritó él estirando la mano para cogerla.

— Te equivocas – dijo el hada -, esta es la mía. La tuya está en el fondo. Si quieres


recuperarla, zambúllete como yo.

Y el hada desapareció entre las aguas del río.


Métodos y sugerencias para enseñar a un niño a ser honesto

Enseñar honestidad a un niño puede parecer una tarea difícil de cumplir, pero solo se
trata de utilizar el método de enseñanza adecuado para él.

Hacerle consciente de sus propias fortalezas y debilidades


Todo niño posee fortalezas y debilidades propias. Lo primero que debemos hacer es
reconocer en los niños cada una de sus debilidades y fortalezas. De este modo se podrá
trabajar sobre ellas y poder hallar cada aspecto negativo que se necesite trabajar en la
personalidad de un niño.

El respeto a los demás


Debemos hacer énfasis en que, la honestidad implica el respeto hacia los demás y hacia
uno mismo.
Te puede interesar: Juego para fomentar la tolerancia y el respeto
Decir siempre la verdad
Inculcarle el valor y la fuerza interior para decir siempre la verdad por más difícil o dura
que ésta sea, es un paso importante para que los niños sean honestos.

Ayudar a los demás


La ayuda desinteresada es una de las características de la honestidad. Esto es ayudar a
otras personas sin esperar algo a cambio. Quizás al principio sea difícil de conseguir
dicha actitud, pero la gratitud que un niño puede alcanzar solo con “hacer lo justo” o
“hacer lo correcto” son beneficios innumerables que no solo pueden medirse desde lo
social, sino que quedan como medallas en el interior del corazón de los más pequeños
convirtiendo a los niños en adultos de confianza y responsables.
Usar los juegos
Utiliza juegos de detectives o de intriga donde sea necesario descubrir el asesinato o un
robo misterioso. Existen en el mercado gran cantidad de juegos de mesa que incitan a
que los niños encuentren la verdad. Esto estimula, desde el juego, el deseo de hacer lo
correcto.

Da el ejemplo
Todo niño que vea a sus propios padres hacer lo justo, tarde o temprano comenzará
lentamente a imitarles. Recuerda que los niños ponen a prueba a sus padres las 24
horas del día, los 365 días del año, así que lo mejor que podemos hacer para enseñarles
a los niños a ser honestos es convertirnos nosotros mismos en portadores de esa
honestidad.

Mide las consecuencias de las malas acciones


Un método muy efectivo es mostrar las consecuencias que la mentira, el chantaje o la
deshonestidad pueden tener en la vida del niño y hasta de su propia familia. Solo
bastará con buscar ejemplos de esto alrededor de la vida del niño o hasta en los medios
de comunicación para ejemplificar esto a los niños.
Respeto.
Juegos dinámicas sobre el respeto
El respeto o reconocimiento es el grado de consideración que tenemos de los
demás o sobre nosotros mismos, por lo que tiene una reciprocidad con las
personas que conforman nuestro entorno. Una forma práctica y divertida de
fomentar el respeto entre personas es mediante los juegos y dinámicas sobre
el respeto que pueden aplicarse en grupos de niños, adolescentes o jóvenes;
aunque también disponemos de lecturas reflexivas sobre el respeto.

Aprender a respetarnos a nosotros mismos, al resto de personas y a todo


aquello que nos envuelve es un pilar fundamental para llevar una vida sana y
honesta con nosotros y los demás. Podemos poner en marcha una seguido
de juegos y dinámicas sobre el respeto para poder inculcar y fomentar en la
escuela el valor del respeto entre las personas más jóvenes. Estas actividades
son una forma amena y entretenida de que aprendan a respetar a su entorno y
también a ellos mismos.
Respeto a la diversidad: una forma de respeto consiste en aceptar que los
otros países y sociedades tienen una forma de ver la vida y relacionarse con los
demás distintas a la que han conocido hasta ahora. Una actividad consiste en
hacer que cada niño investigue sobre las tradiciones y costumbres de un país,
para luego exponerlo en clase delante de los compañeros. El objetivo es que
aprendan sobre otra cultura, de modo que acepten y valoren la diversidad.

Respeto por los demás: en parejas de niños formadas por el profesor de una
forma aleatoria, los alumnos deben explicarle a su pareja durante cinco minutos
como son ellos. Cuando todas las parejas se hayan escuchado, cada alumno
deberá exponer delante de clase y hablando en primera persona como es su
pareja. Durante esta dinámica sobre el respeto no se deben tolerar
interrupciones en los relatos, hecho que denota falta de respeto hacia los demás
Respeto a uno mismo: los alumnos, sentados formando un círculo, deben
escribir unas cuantas cualidades sobre su compañero sentado a la izquierda y
todos los papeles con la descripción se guardan en un saco. A continuación,
cada alumno lee las cualidades y argumenta a qué alumno hacen referencia.
Los alumnos al ver sus virtudes y las impresiones de sus compañeros
empezarán a respetarse a si mismos.

Respeto a la naturaleza: una dinámica para fomentar el respeto a la naturaleza


es la creación y mantenimiento de un huerto escolar. Con esta dinámica sobre el
respeto se pueden involucrar otros alumnos fomentaremos el respeto al entorno
a más de otros valores
RESPETAR EL TRABAJO DE LOS DEMÁS

Objetivo Hacer que los niños respeten, valoren y cuiden el trabajo de los demás
Necesitan:
Papeles
Lápices de colores
Lápices a mina goma de borrar
Actividad
1. Cada niño deberá hacer en un papel un lindo dibujo con tema libre y poner su
nombre por detrás.
2. Luego el guía mostrará los dibujos y los intercambiará entre los niños.
3. Cada niño deberá con lápiz mina, rayar completamente sobre el dibujo del
otro.
4. A continuación el guía pasará la goma de borrar y le dirá que deben borrar lo
que rayaron.
5. Una vez que los niños terminen deberán devolver el dibujo a su autor.
Reflexión final Comentarán lo que hicieron.
¿Cómo te sentiste al rayar el trabajo de otro?
¿En qué condiciones crees haber devuelto el trabajo de tu compañero?
¿Cómo te sentiste cuando te entregaron tu trabajo original?
¿Está igual que antes?
El guía inducirá las conclusiones de los niños para que vean la importancia del
respeto al trabajo ajeno.
Al cuidado y valoración de las cosas de los otros, más allá de si a nosotros nos
guste o no su calidad.
Conversar acerca de cuantas personas a nuestro alrededor hacen trabajos que
nosotros estamos constantemente interviniendo: el orden de nuestra pieza, el
lavado de la ropa, la limpieza de los basureros, la limpieza de la losa, el silencio
mientras otros hacen las tareas, como saco la ropa del closet sin botar la de mi
hermano, etc… y que nos podríamos proponer para facilitar o al menos procurar
no pasar por alto dichas tareas.
LEALTAD

Lealtad. (De leal). f. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y
hombría de bien. 2. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el
caballo. 3. Legalidad, verdad, realidad.

La lealtad de los niños y las niñas


Una persona leal es aquella que apoya a otra, le es fiel y nunca le da la espalda. Los verdaderos
amigos son leales porque se ayudan mutuamente cuando tienen problemas. Buen ejemplo de ello
lo encontramos en el cuento anterior. Los camaradas de Ana Luisa deciden cortarse el pelo como
una muestra de aprecio y solidaridad. Mediante este gesto quieren que ella se dé cuenta de que no
está sola, de que los cuatro se encuentran a su lado para enfrentar no sólo la enfermedad que
padece, sino también las burlas de sus compañeros. Pero la lealtad no se relaciona únicamente con
los amigos. También podemos ser leales a una comunidad con la que nos sentimos identificados:
nuestra escuela, la gente del barrio, una congregación religiosa, un club deportivo, etcétera.
Asimismo, este valor puede relacionarse con alguna causa que nos parezca valiosa. Tal es el caso
de aquellas personas que creen en la igualdad humana, la ecología o la defensa de los animales, y
luchan en favor de dichos ideales. Muchos consideran que la lealtad tiene que ver también con el
nacionalismo.

Amar a tu país, defenderlo de quienes lo denigran, respetar sus símbolos patrios, conservar sus
riquezas naturales o históricas, trabajar para que sea un lugar mejor para vivir… Todas estas son
maneras de expresar lealtad a la patria. Finalmente, existe también la lealtad hacia uno mismo. Ésta
consiste en mantenerse fiel a lo que consideramos justo, bueno y correcto sin importar las
circunstancias ni los fracasos. También se trata de creer en uno mismo y en la vocación. Un caso
de lealtad vocacional es el de Walt Disney, cuyo enorme éxito no debe hacernos olvidar que,
cuando comenzó su carrera como dibujante y caricaturista, tuvo que enfrentar numerosos rechazos.
El director del periódico en el que trabajaba lo despidió porque, según él, le faltaba imaginación y
sus ideas no eran buenas. En lugar de dedicarse a otra cosa, Disney fue leal a sí mismo y continuó
Dibujando pese a las críticas. Las numerosas películas animadas que realizaron —entre las cuales
destacan Blanca nieves, Bambi y Dumbo— demostraron que las críticas que había recibido eran
erróneas.

¿Y tú qué piensas…?
• Además de la lealtad hacia los amigos, ¿qué otros tipos de lealtad existen?
• ¿Te sientes identificado con causas como la ayuda al prójimo, la protección del medio ambiente, la
defensa de los animales?
• ¿Qué significa para ti la patria?
• ¿Consideras que apoyar a un equipo de futbol es una forma de lealtad?

Hombres de bien
Las buenas personas cumplen sus promesas, aunque las circunstancias y los intereses cambien.
Dan el máximo valor a la confianza que los demás depositan en ellas: actúan de la forma que
esperan, a pesar de que les resulte difícil. Cuando se comprometen a algo con otra persona están
dispuestas a darlo todo sin fijarse en su propio provecho y a tener actitud respuesta valiente y
creativa para llevar a cabo la misión que les pidieron. El mejor ejemplo está en la unidad de la
familia: los matrimonios fieles se esfuerzan por seguir juntos, aunque a veces tengan problemas y
diferencias; los padres fieles se comprometen a hacer lo mejor por sus hijos pequeños y el conjunto
se esfuerza para mantener unida a la familia. La misma experiencia puede ampliarse al compromiso
que debemos tener con México: ser leales con el país es promover la paz, la justicia, la honestidad
y la tolerancia en cada acción. La lealtad es que no se paga, se corresponde. Si alguien nos ayuda
en una circunstancia difícil, no habrá ningún objeto o cantidad de dinero suficientes para darle las
gracias. La única alternativa es apoyarlo cuando se vea en una circunstancia difícil, sabiduría que
se resume en la frase “hoy por ti, mañana por mí.” De esta forma, la lealtad contiene y lleva al
máximo los valores más importantes de la convivencia y es una expresión de amor. Al practicarla no
sólo beneficiamos a los demás: también le vamos dando forma a nuestra vida y poco a poco no
convertimos en hombres y mujeres de bien.

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