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Cuando un niño crece, le enseñan qué es lo bueno y qué es lo malo, al margen de las cosas
que sean buenas o las que sean malas un niño nace con la aparente inclinación a hacer lo
malo. Por eso es más común ver a padres diciéndoles eso está mal, no lo hagas, que ver a
padres mencionando lo bien que hicieron. En el adulto el caso no se aleja, es mucho más
fácil ser “malo”, ser impuntual, irresponsable, flojo, sucio y demás cosas. Es más fácil decir
una mentira que la verdad por así decirlo. Parece ser que el estado natural de nuestros
valores es no ser bueno o socialmente correcto. Por eso mismo cuesta trabajo ser bueno, ir
a trabajar, hacer los deberes, levantarse temprano y demás. Porque no es quizás el estado
natural de las cosas. Cuando uno tiene una relación lo más fácil es discutir que estar de
acuerdo, ya que estar de acuerdo requiere un esfuerzo, lo que va en contra de lo natural. El
hombre busca compañía, suele estar mejor con sus semejantes que solo, qué motiva al
hombre a realizar ello? Qué tiene que ver la entropía? Aunque todos hagan caos
satisfaciendo las leyes de la entropía, lo harían juntos. Existe una fuerza en la unidad que
parece desafiar esta ley, claro no somos átomos sin emociones, entonces nuestra fuerza
son las emociones. Éstas no siguen leyes y sin embargo casi gobiernan o modelan nuestra
vida, futuro, presente. Quizá nuestras emociones tengan algo de entropía al variar nuestros
estados de ánimo, pero no todos van de lo tranquilo a loco de manera más natural,
haciendo que esta ley no se cumpla del todo. Una vez más en el imperio de estas
emociones, nuestras emociones, no hay ley física que valga.