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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

“Universidad del Perú. Decana de América”

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

Psicología Social Experimental

Profesor responsable:

Carlos Arenas Iparraguirre

Trabajo:

Conductas prosociales y difusión de la responsabilidad “El efecto del espectador” de


Darley y Latané (1968)

Estudiante:

Malaquías Obregón, Sofía Claudia Cod. 17180091


Conductas prosociales y difusión de la responsabilidad “El efecto del espectador” de
Darley y Latané (1968)

El experimento de Darley y Latané surge a partir el asesinato de una joven


en Nueva York donde aproximadamente 38 transeúntes vieron el incidente, pero
ninguno intervino para ayudar a la víctima a este fenómeno se le llamo “efecto del
espectador”. Calificando a los espectadores como apáticos y deshumanizados
reduciendo este evento a factores individuales. No obstante, una situación de
emergencia genera un conflicto interno de autoprotección y la vergüenza pública.
Asimismo, el experimento considera la cantidad de espectadores y como se
distribuye esta responsabilidad (Darley y Latane, 1968). Este tipo de
comportamiento se puede analizar teniendo en cuenta el comportamiento prosocial
en situaciones de emergencias considerando sus principales características y
modelos de respuesta.

El efecto del espectador presenta 3 procesos que explica este


comportamiento 1) La responsabilidad se diluye, mayor número de ‘espectadores’
que estén viendo que alguien necesita ayuda, menos comprometidos nos sentimos
para socorrer a los demás. 2) Conformidad social o ignorancia pluralista. 3) Miedo
a ser evaluados: si intervenimos para ayudar a la víctima el resto de ‘espectadores’
estará mirando y juzgando si lo hacemos bien o mal (Darley y Latane, 1968).

Los comportamientos prosociales son voluntarios y se realizan con el fin de


satisfacer la necesidad de apoyo físico y emocional de otra persona el cual es
determinado por una amplia gama de factores a partir del tipo de ayuda, ya
espontánea y no espontanea y, en situaciones de emergencia y no emergencia. El
primer tipo de conducta prosocial es la espontanea, consiste en la ayuda es simple,
ya que es un hecho aislado no planificado donde no hay una interacción futura a
diferencia de la conducta prosocial estructurada con interacciones repetidas y genera
mayor inversión de tiempo. Mientras que en una situación de amenaza real se
incrementa con el tiempo y suelen ocurrir de forma repentina siendo el tiempo de
respuesta fundamental para la ayuda. Entonces, entendemos que las respuestas ante
situaciones de emergencia son dinámicas y circunstanciales ya que existen variables
como el tiempo de reacción, el contexto, tamaño del grupo entre otros, entre otros
(Anúe, Blum, Abal y Lozzia, 2014).
La ayuda en situaciones de emergencia esta multi determinada por
factores causales circunstanciales, moderadoras y mecanismos mediadores que
contiene una variedad de conductas específicas, dichas factores resultan
predictivos para considerar la activación o inhibición de una respuesta. Estas
respuestas pueden analizarse de forma individual o colectiva, ya que existe una
necesidad de autoprotección de parte de las personas. Por ejemplo, “la mayoría de
las personas no han tenido la experiencia de hallarse ante una situación de peligro
inminente y cuando esto ocurre algunas personas toman decisiones que incrementan
al peligro para ellas y también para los demás” (Vega, 1993 y Auné, Blum, Abal,
Lozzia. y Attorresi, 2014)
Los procesos motivacionales y cognitivos influyen en el desarrollo de las
respuestas en situaciones de emergencia a nivel individual y grupal, esto se
expresa en la conducta prosocial se asocia a un complejo desarrollo psicosocial,
implicando procesos de atención, evaluación, razonamiento moral, competencia
social y autorregulación de capacidades, requiriendo de cierto piso sociocognitivo.
Desde la conducta individual se considera que existen factores individuales
implicados, proceso de evaluación de la emergencia, proceso de reacción
conductual y emoción y conducta en las situaciones de emergencia (Alvarado,
Pradenas, Yañez, Cuadra y Sandoval, 2019). Desde el nivel colectivo, existen
estudios que dan mayor relevancia al entorno social inmediato que a conceptos
culturales o de personalidad debido a que en una situación de emergencia si se
encuentra en colectividad era menos probable que se reportara un incidente,
mientras que estando solo se responde de forma socialmente aceptable (Latani y
Rodin, 1969). Por ello, ante una situación de emergencia donde hay más
espectadores existe el miedo a ser evaluados si se está realizando de forma
adecuada o no, lo que puede obstaculizar la respuesta inmediata.
En situaciones de emergencia, especialmente en zonas urbanas, existen
implicancias como el conocimiento de los otros espectadores. El hecho de que los
espectadores tengan una relación amical los haría tener una respuesta eficaz ante la
emergencia, generando que la inhibición social y la difusión de la
responsabilidad se distribuye entre todas las personas mientras que cuando se
enfrenta solo esta situación esta se atribuye a sí mismo.
Respecto a la primera tesis, los factores circunstanciales, moderadores y
mediadores de la ayuda en situaciones de emergencia son multi determinantes que
no solo se reducen a variables individuales de la personalidad. Los resultados del
experimento que dichas situaciones generan una situación de conflicto interno
evitación – evitación que genera la indecisión sobre que se debe hacer. Las
personas que no respondieron ante la emergencia se encontraban en un estado
emocional labil en el cual optaron por no actuar ante la situación. Asimismo, hubo
presencia de otros factores implicados de mayor impacto como el tamaño de
espectadores ante el hecho, la composición del grupo. No obstante, se verifico que
la mayoría de factores individuales como el sexo, ocupación, edad, condición física
no fueron determinantes para la respuesta ante la emergencia en el estudio (Vega,
1993 y Anúe, Blum, Abal y Lozzia, 2014).
Por otro lado, Vega (1993) menciona que existen factores individuales
asociados a los estudios que influyen en la reacción de los espectadores de Darley y
Latane, (1968) como el aislamiento, apoyo emocional y tolerancia a la frustración.
El primero se verifica en situaciones de grupo donde las personas se conocen
generando una mayor probabilidad de acción y el segundo se da en presencia de un
obstáculo para realizar la ayuda asociada a estados emocionales de indefensión, con
conductas autoagresivas, paralizantes o ataques a otros en el intento de buscar y
alcanzar la solución (Latani y Rodin, 1969).

Asimismo, la segunda tesis nos menciona que implicancia de los procesos


motivacionales y cognitivos influyen en el desarrollo de las respuestas en
situaciones de emergencia a nivel individual y grupal. Dentro de estos procesos
motivacionales existen tenemos a la percepción de riesgo de parte de los
espectadores, el papel de las emociones se puede llegar a un grado de malestar
emocional que inhabilite a las personas para tomar decisiones y realizar la conducta
o no realizarla. En los factores cognitivos se toma relevancia al modelo de
generación de excitación emocional a fin de comprender los comportamientos que
pueden surgir en la situación de emergencia su funcionamiento se da de la siguiente
forma.
“En este momento, se activa el sistema nervioso autónomo y se producen en
paralelo evaluaciones sobre el contexto y los recursos adaptativos propios
para superar cualquier daño o pérdida. Estas evaluaciones pueden no ser
conscientes, pero producen un estado emocional consciente a partir de su
interacción con nuestros planes de acción o nuestras acciones. Así, la
persona, tras la activación y la evaluación realiza acciones o planes de
acción, inicialmente de evitación, huida, protección... buscando el bienestar”
(Vega, 1993, p 5).
Por otro lado, desde el enfoque define las teorías subjetivas del
comportamiento las conductas de ayuda son creencias particulares, supuestos o
hipotesis que crean y mantienen las personas sobre sí mismas y su contexto con el
objetivo de comprender y comunicarse, determinando la forma de planificación y
acción posterior (Catalán, 2016; Flick, 2007, citado en Alvarado, Pradenas, Yañez,
Cuadra y Sandoval, 2019).
Cabe resaltar que el experimento de Darley y Latane, (1968) no contempla
cual fue el accionar de los espectadores; es decir, que la situación experimental es
diferente a las situaciones de emergencia reales donde existe comunicación intra
espectadores no reduciendo las posibilidades a un accionar directo o indirecto
individual. Sin embargo, en el caso del asesinato de Kitty Genovese los
espectadores sabían que otros también estaban observando, pero no podían
comunicarse entre sí, lo que podría haber contrarrestado la difusión de la
responsabilidad.
En correspondencia con lo anterior, verificamos que ante una situación de
emergencia donde hay más espectadores existe el miedo a ser evaluados si se está
realizando de forma adecuada o no, lo que puede obstaculizar la respuesta
inmediata. Esto se puede explicar a partir del concepto de conformidad social o
ignorancia pluralista donde se busca armonizar con la mayoría de personas y
modificamos nuestro comportamiento autoevaluándonos como exagerados o
calmados a partir de nuestra interpretación. Asimismo, Latani y Nida (1981)
mencionan que existe condiciones bajo las cuales se puede debilitar o eliminar la
inhibición social como incidente precipitante que presenta 3 tipos principales a)
transeúntes en peligro b) victima en peligro c) villano actúa, ambigüedad en la
situación, configuración de laboratorio vs configuración de campo, características
de los transeúntes, de la víctima y otros espectadores dentro del grupo y,
comunicación entre los transeúntes.
Latani y Rodin (1968) verifican en los resultados de su experimento que los
efectos de la inhibición social pueden ser una variable general de situaciones de
emergencia. Se distinguieron al menos tres experiencias donde el comportamiento
del espectador es variable. Primero es menos probable que los transeúntes
intervengan si otros transeúntes, es decir se diluye la responsabilidad al resto y la
persona no recibe la ayuda. Segundo, la naturaleza del otro espectador parece ser
importante: en el caso de los espectadores no reactivos esto genera mayor inhibición
por parte del grupo, si nos referimos a un extraño que a un amigo. Dentro de un
modelo de intervención multiproceso: el efecto de otros la gente parece estar
mediada tanto por las interpretaciones que os luchadores, colocan en la situación y a
través de las decisiones que toman una han elaborado vez la interpretación. Ahí
puede ser seguridad en números, pero estos experimentos sugieren que, si está
involucrado en una emergencia, el mejor número de espectadores es uno.
Las situaciones de emergencias simuladas en los experimentos generan dos
direcciones de intervención directa e indirecta. La primera demanda tener ciertas
habilidades o conocimiento y puede implicar un peligro. Mientras que la segunda
implica el desplazamiento de la responsabilidad a una autoridad o responsable
(Darley y Latané, 1968). Es decir, la inhibición social y la difusión de la
responsabilidad se distribuye entre todas las personas mientras que cuando se
enfrenta solo esta situación esta se atribuye a sí mismo.
En conclusión, el proceso de brindar ayuda en una situación de emergencia
conlleva implicancias situacionales, moderadora en conjunto con procesos psíquicos
motivacionales, cognitivos y emocionales para la toma de decisiones ante una
situación de emergencia. Desde la perspectiva de la conducta prosocial nos
proporciona una visión global que permite considerar los mecanismos internos de
los espectadores para toma una decisión ante la emergencia, ya sea de forma grupal
o individual. De igual forma, existe la influencia del grupo y sus características en la
prestación de ayuda, considerando favorable para este fin que sean amigos entre si.
Asimismo, la presencia de un gran grupo de espectadores inhibe la respuesta de los
espectadores. Por ello, ante este tipo de situaciones considera que para brindar una
ayuda mas efectiva en situaciones de emergencia debe ser un espectador con la
víctima.
Referencias
Alvarado, R., Pradenas, C., Yañez, N., Cuadra, D., y Sandoval, J. (2019). Teorías subjetivas
del comportamiento prosocial: significados, desarrollo y motivaciones de jóvenes
voluntarios ante un desastre socionatural. Liberabit, 25(2), 251-266.

Auné, S., Blum, G. Abal, F, Lozzia, G. y Attorresi, H. (2014). La conducta prosocial:


Estado actual de la investigación.

Darley, JM y Latané, B. (1968). Intervención del espectador en emergencias: difusión de


responsabilidades. Revista de personalidad y psicología social , 8 (4p1), 377.

Latané, B. y Nida, S. (1981). Diez años de investigación sobre el tamaño del grupo y la


ayuda. Boletín psicológico , 89 (2), 308.

Latané, B. y Rodin, J. (1969). Una dama en apuros: efectos inhibidores de amigos y


extraños en la intervención de transeúntes. Revista de psicología social
experimental , 5 (2), 189-202.

Vega, M. (1993). NTP 390: La conducta humana ante situaciones de emergencia: análisis
de proceso en la conducta individual. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene
en el Trabajo, 1-11.

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