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Primera edición, diciembre 2004.

Para mis abuelas


OJair Camet.
Con enormes tacones. t Sa¡a Rubio de Camet

v
María Luisa Alonso de Alvarado-

aBlEdiciones Géiser & Toshka.


Fuente Bella,# 13, Hacienda Fuentes de San José, col'
San Juan Tlihuaca, Nicolás Romero, Estado de México'
c. P. 54466
Tel. 5996-4468 Y O4455-5466-3957
Para mis mamás
Portada: De tacones, Enrique Ávila, 2004'
Cuarta de forros: Velorio, Enrique Ávila, 2004' Margarita Alva¡ado Alonso
Viñetas: Enrique Ávila, 2004.

v
Carmen Ros Aguirre.
Estrictamente prohibida la reproducción parcial o total
de la obra, bajo cualquier medio, sin la autorización
expresa del editor'
Quiero escribir contigo una historia
que no se ha escrito. Es difici1, sé que
lo es. pues cuesta cerrar los ojos. no
para dejar de ver, sino para hacer un
viaje al interior de uno mismo. Mi vida
comenzó por el principio, que es el hn, según
los caminos que marcó el Tarot. Hay algo
magnético y fascinante en é1. No hay dos
personas que reaccionen del mismo modo
frente a estas ca-rtas extrañas y luminosas,
pero 1o que no cabe duda es que nadie olvida
la primera vez que las consulta. Seré sincero,
yo no creía en este oráculo que se ha
vulgarizado por la existencia de cha¡latanes.
IJn buen día la curiosidad me impulsó.
La prirteravez que consulté el Ta¡ot fue
con una amiga, experta en artes esotéricas \-
cartomancia. Un lugar íntimo y tranquilo.
Para mí, ella representa 1a abundancia, el
equilibrio, la fuerza y e1 sentido común; es mi
guía. Tiene una feminidad robusta, como si
concentrara la felicidad. Cuando llegué a su
consultorio, el olor a sándalo se expandía por
toda la habitación. De una cajita de madera
sacó las cartas que comprenden 22 arcanos
mayores y 56 menores. Me pidió que las
revolviera tres veces y que formulara una
pregunta. "¿Cuál es mi misión en este
mundo?", pregunté sin mucho pensar.
Con enOrmes tacones
Jair Camet

El Tarot es la manifestación de un a un lado de la Basílica de Guadalupe. Esa


consejero-guía. El primer arcano, el número tarde nacieron seis niñas antes que yo, si
cero, representa el espíritu, el viaje' Una hubiera sido el tercero o el quinto habría sido
experieniia semejante a la de estar parado al mujer. Yo fui el séptimo, un niño de grandes
téimino de una vereda y donde, de la nada, mejillas, ojos rasgados y abundante cabello.
aparecen caminos:los viajes mágicos' La Mi abuela, segura que yo sería mujer, había
tectura del Tarot representa un viaje que es comprado únicamente ropa color de rosa, así
necesario estar dispuesto a hacer, pues revela que mis primeros atavíos fueron de niña. Mi
temores y angustias del inconsciente; te indica abuela no podia creer que yo fuera hombre,
qué has hecho en el transcurso de tu vida y entró a la habitación, me olió la cabeza
por qué. Pero también señala las puertas que eran sus cariños-, desató mis ropas-ésos para
áebes abrir para continuar. Eso, si entiendes aclarar sus dudas, me revisó y dijo que sería
que 1a existencia es un viaje que nos conduce un niño diferente.
á io desconocido, pero con significado' ¿Qué Seguimos con la tirada, apareció el
es e1 futuro? Un buen plan sin tiempo, que ermitaño y se encontraba de cabeza. Quise
trazalo inseguro. girarlo, pero no me lo permitió. En esa po-
La mujer colocó sobre la mesa trece sición representa la imprudencia, juicios
cartas forma¡rdo un circulo. Giró la primera incorrectos, inmadurez. En 1o poco que
para responder. Se trataba de la fr'gura de un entendía y con lo que podia ver, era el
voluntad personal, la atolondramiento.
-"go q.ri representa laCon la seguridad de un Cua¡do estaba en 1a secundaria quería
desireza y la astucia.
estrategá militar dio su sentencia a través de tener mucho dinero, viaj ar por e1 mundo, te-
la voz de mi amiga: "Tu misión en la vida tiene ner un auto nuevo, ajuares caros y comprarle
que ver con la creatividad, las palabras y su a mi abuela una casa grande. Tener tiempo
fterza". Era como un acertijo, pues no le para leer y escribir mis pensamientos sobre
encontré relación con mi vida, pero sentí que la dualidad que me había tocado vivir: fui el
en ese momento empezaba a germinar la único de todos los alumnos que eligió el ta1ler
cu¡iosidad de resolver el enigma. ¿Adónde me de Cultura de Belleza.
llevaria? Mi madre trabajaba por las ma.ñanas en
La segunda carta que observé fue la del un hospital. Yo estudiaba 1a secundaria en el
carro que simboliza la adversidad, posi- turno vespertino. En cuanto ella salía a
blemenie ya superada, la influencia conflictiva trabajar, yo corría a su armario para probarme
y 1a evasión de la realidad. "Necesidad de todos los vestidos. En el cajoncito de su tocador
ievisión". No entendí las pa.labras de mi amiga, guardaba un gran estuche de maquillaje. Me
pero la imagen hizo que reviviera mis primeros pintaba los ojos como un ancho a¡co iris.
recuerdos. Caminaba entre nubes, con enonnes tacones
Nací en La Prensa, una clínica pequeña de alfiler, por el pequeño departamento.
Con enOrmes tacOnes
.lair Camet

Una mañana casi me descubre Como mayor aún. ¿Para qué llamaron a mi madre?
todos los días, me habia disfrazado de mujer No pude dormir durante esa semana, incluso,
fatal con una ajustada bata de encaje y me pensé en terminar con mi vida. No queria
calcé con aqueilas zapatillas de charol negro' hacerlo, pero no encontraba otra solución. El
Me sentía la mujer más bonita caminando en día llegó. Nos presentamos con la sub-
torno a 1a mesa del comedor, aunque me directora. No me permitieron acompañarlas
dolieran las plantas de los pies. Ya estaba a la oficina, esperé afuera. Cuando mi madre
guardando 1as ropas en e1 clóset, cuando mi salió, dijo que hablaríamos en casa. Su cara
áadre abrió 1a puerta. Se había sentido expresaba sentimientos confusos: vergúenza,
enferma y 1a mandaron a casa. dolor, rabia y consternación. Comencé a
Yo era buen estudiante. casi siempre temblar de miedo, corri al baño de la escuela
obtenia notas altas. Nunca le di problemas a y no sali en toda la tarde. Tenía mucho miedo,
mi madre en la escuela ni fuera de ésta, más pero también perplejidad: no entendía nada.
bien le resolvía el trabajo y las respon- ¿Por qué querían que fuera alguien que yo
sabilidades domésticas. Sin embargo, me no era? Es como si le pidieras a un conejo
sentia culpable por vestirme como ella a sus que maullara, sólo porque también tiene
espaldas. No estaba bien. Yo era hombre' no bigotes.
mujer. Yo era el va¡ón de 1a casa. Al llegar a1 departamento, mi madre ya
Mis compaleros de escuela me insul- estaba sentada en su sillón favorito, viendo
tabal, casi nadie me dirigía la palabra, era el su telenovela. No hizo ningún comentario,
raro, e1 jotito, el maricón. No encontré va.lor hasta que yo inicié la conversación. Pregunté
para contarle todo eso a mi madre La de qué había hablado con la subdi¡ectora. No
necesitaba. Pero, un buen o maL dia, la sub- respondió.
directora se me adelantó y la citó. Queria Me senté en una silla del comedor.
platicar sobre mi comportamiento; no sería Escuché preguntas que no pude contestar.
la primera vez.
Ya en una ocasión' cuando cursaba la te hace falta? mi madre.
-¿Qué -dijo
primaria, una maestra convocó a reunión a -Nada. necesitas?
los padres de familia. En esa junta se habló -¿Quéamigo
de mi comportamiento. Una niña habia y terminó la
-Un
plática. -respondí,
llevado a la escuela una linda bolsita con
dibujitos de caricaturas y-se la quité para ver
cómo la luciría yo. La profesora armó tre- Al dia siguiente encontré en casa una
mendo escándalo. Delante de todos mis gatita blanca con ojos grandes de color
compañeros mi madre me goiPeó Para amarillo y con una larga cola satinada. La
solucionar el Problema. llamamos "Verónica", el nombre que yo
Así que en esta ocasión el miedo era deseaba para mi. Era muy bonita, pero no
Jair Camet Con enOrmes tacones

10 la queria. Yo quería alguien con quien vestido que escondía bajo la cama, quise 11
platicar. ponérmelo de inmediato, ya no resistia las
La gata se convirtió en una intrusa que ganas de sentirlo en mi cuerpo. euerÍa
acaparaba las atenciones que me corres- recostarme en esas flores bordadas con
pondían. Verónica podía dormir con mi madre esmero, dej ar pasar las horas y sentirme una
y yo no. Nunca la quise, aunque, siempre dama frágil y calmosa. No me cansaba de
responsable de mis labores domésticas, toca¡lo. Debía banarme antes de verlo en mi
estuve pendiente de su comida y de su cuerpo. Recosté la prenda sobre mi cama y
higiene. entré al baño para purificarme.
Verónica tenía un valor: sabía guardar
_ Me rasuré las piernas, las axilas y el
mis secretos. En el camino a la secunda¡ia pecho, y me depilé las cejas. Tallé mi cuerpo
habia una pequeña boutique de ropa. En el con fuerza. Al salir del baño las lilas. los
mostrador exhibían un hermoso vestido color jazmines. las rosas y las sutiles y refinádas
de rosa con grandiosas flores tejidas con hilos orquideas estaban manchadas. ¡La gata se
brillantes y lentejuelas de plata y oro. Entré había cagado sobre mi vestido! Sin pÁsarlo,
para saber el precio, era muy ca¡o. La dueña tomé un cinturón.
de la tienda creía que la prenda era para un La estrangulé y con un cuchillo le saqué
regalo. Dije que yo 1o usarÍa. La mujer sufrió
_
los ojos. La puse, ya muerta, sobre la misa
un impacto por la revelación. Salí de la tienda para esperar la llegada de mi madre. No paré
pensando cómo podría obtener el dinero para de llorar. La noche llegó y con ella la mujer
comprar mi sueño. que ahora odiaba. Viéndola a los ojos le grité
A sólo dos calles a¡rtes de llegar a la que yo había matado al animal y que me
escuela, casualmente solicitaban un mu- gustaba ponerme sus vestidos.
chacho en una pastelería. Entré a pedir el
empleo, una señora me atendió amablemente.
Preguntó que cuánto queria ganar. Yo le dije
que setecientos pesos por día era el
precio de mi vestido-. La mujer-ése sonrió: era
el sueldo de un mes. Acepté.
Comencé a trabajar a escondidas de mi
madre. Apenas ella se marchaba al hospital,
yo iba a la pastelería. Llevaba el uniforme de
la escuela en la mochila. El tiempo se fue
volando, junté el dinero necesario y compré
mi primer vestido de fiesta. Renuncié al
puesto.
Era viernes. Estaba so1o. Saqué el
Las cartas hablaban sin emitir
sonidos. me asustaban. ¿por qué
conocían mi recorrido por la vida?
Giré otra carta, era el arcano
número trece. La carta sin nombre.
Pensé que no llegaría a viejo, que moriría a1
salir del ahora tétrico consultorio. Mi amiga
hablaba de algo que vivi.
Llegué temprano, todavía no abrían 1a
tlapaleria "La ilusión". Me senté frente a la
cortina de meta.l. Sentia un poco de frío; e1
sol estaba retrasado: eran casi las nueve de
la mañana: tal vez e1 astro había decidido
tomar un descanso, como yo, que llevaba casi
un semestre sin presentarme a clases.
El sonido de un auto que se estacionaba
interrumpió mi pensamiento. No me percaté,
pero la tlapalería ya estaba dando servicio.
Una anciana limpiaba el mostrador con una
franela húmeda, el trapo parecía tan pesado
como una lápida de hierro.
La saludé dándole los buenos dias, con
una breve sonrisa me devolvió el saludo.
"¿Qué 1e damos?", preguntó amablemente.
t--\ "Una nueva vida", contesté. No me entendió,
' "r3 lo pude ver en su gesto. Ofrecí una disculpa
\r argumentando que el olor a herbal de su
JrI .r'- limpiador me habia hecho pensar en el jardin
del Edén.
Con enOrmes tacones
Jair Camet

14 usted muy enamorado? colgaba una bolsa con dos albóndigas y un 15


-¿Está
deme por favor dos frascos de los pequeño gus¿rno arrugado. "¿Por qué no fui
-Si,de veneno para ratas.
grandes mujer?", grité mientras me golpeaba la cabeza
muchas ratas en tu casa? con ambas manos. Castigué mi cuerpo: lo
-¿Tienes
sólo una y es grande quemé con el agua caliente de la regadera,
-No, -dije. las gotas caian como lluvia ácida que
Saqué el dinero de la bolsa del pantalón, ulceraban mi ca¡ne. Me ardian, me llagaban,
pagué y guardé los frascos en mi mochila. pero sin alivio en donde lo necesitaba.
"¡Que tenga buen dÍa! Gracias". ¿Dónde?
Caminé rumbo a.l parque, quise llorar Al salir del cuarto de baño, mi malhu-
pero me contuve. Al pasar por la boutique me morada madre ya estaba de regreso y tenía
despedí de ella, como si fuera una amiga; ganas de discutir. No realicé las tareas que
también de la farmacia, la iglesia, la dulcería- me encomendó. La tarja rebosaba de trastes
y hasta del viejo teléfono público que siempre pringosos, el cesto de la ropa sucia iba a
se comÍa mis monedas. reventar, los granos de azúcar se esparcÍa-n
Al llegar al parque me senté en una por todo eI piso de Ia cocina. Una vecina entró
ba¡ca de cemento y comencé a comer la torta sin llamar a la puerta, estaba asustada, había
que mi abuela preparaba para mí todos sido testigo de un accidente terrible cerca de
los dias y que yo recogia terriprano. En los nuestra casa. Nos sentamos para escuchar
primeros bocados se me llena¡on los ojos de los pormenores. Cenamos y reimos como
lágrimas. Le causaría una pena muy grande pocas veces. Me despedi dándoles un beso de
con mi muerte. Rápido me limpié la cara, el buenas noches; siempre he sido atento con
perrillo de una familia me ladraba con mucha las visitas.
insistencia; el dueño lo apartó y se detuvieron Cerré con liave la puerta de mi cuarto y
frente a mí a jugar con la pelota. "Cómo no se puse sobre el tocador tres cartas: una dirigida
muere algún miembro de la familia para que a mi abuela, la otra a mi madre y la última a
dejen de ser tan felices", pensé. Caminé de mi padre, a quien nunca conocí. De mi
regreso a mi casa. mochila saqué los frascos de veneno para
Entré a mi cuarto y dormi el resto de la ratas. Contenían unas hojuelas de color verde
jornada- Desperté. Quería bañarme, no lo oscuro. Las conté una por una. Sumaba¡ más
había hecho en tres días. Odié mi aspecto de trescientas. Por un lado estaba decidido,
porque la barba cubría gr¡n parte de mi cara, sin embargo, tenía miedo. Por otro, ¿qué
el cabello era una maraña de grasa y mugre; hacer conmigo? Mi exrstencia era un error;
mi cuerpo despedía un olor como a garbanzos ¿a quién atribuírselo para que carg¿ua con
acedos. la responsabilidad? "Con setenta hojuelas
Desnudo, vi ese cuerpo que se reflejaba será suficiente", pensé y tragué. El sabor era
en el espejo del baño. Debajo del vientre terriblemente amargo. Debajo del colchón
.lair Camet

l6 tomé un frasco de pastillas para dormir. No


quería sentir do1or...
Desperté en la mañana con miles de
taladros atravesándome el estómago. Corrí a,1
baño. pero a medio camino comencé a
expulsar el veneno por arriba y por abajo.
Quise gritar, pero me contuve. No quería que
mi madre se diera cuenta. Vomité sangre un
par de veces. Lloré porque seguía con vida y Salí del trance cuando mi amiga me
eso era más doloroso que el incendio interior. pidió que abriera una nueva carta.
¿Qué fuerza superior a mis propios deseos se Era el turno de la rueda de la
opuso a mi voluntad y para qué? Nadie se fortuna que simboliza las ganancias
enteró de lo que llama¡é incidente. Me prometi especiales o pérdidas insólitas. Una
que la siguiente vez sería más eficaz. desviación dentro del viaje a mi interior.
Al terminar la secunda¡ia, conseguí un
trabajo que consistía en vender enciclopedias
casa por casa. No era un buen empleo para
alguien que anhelaba ser uno de los si¡es
humalos más ricos de1 mundo, pero siempre
tocaba con gusto 1a puerta a la que llegaba.
Yo estaba seguro de que me comprarían algún
material.
No es un trabajo fácil convencer al
cliente de que la mercancía que está ad-
quiriendo no es un lujo, sino una necesidad
ineludible, sobre todo si se trata de libros.
Muchas veces me cerraron la puerta antes de
enumeran- las ma¡avillas de contar con esta
herramienta en casa. Todavia recuerdo el
speech que utilizaba para la venta. primero
me presentaba, saludaba a la persona que,
regularmente molesta, abria la puerta.

@"m Rápidamente le daba a conocer 1a enciclo_


pedia. Los clientes, pobres, nunca tenian
dinero.
Cansado de recibir malas ca¡as, decidi
conseguir otro empleo. No tuve sue¡te. pedian
Jair Camet Con enOrmes tacOnes

18 numerosas recomendaciones con las que no supiera aún. No corrozco con precisión la 19
contaba. Aunque habia tomado el taller de historia, pero trataré de reconstruirla. Cuando
Cultura de Belleza en la secundari.a, no estos dos jóvenes llegaron a cubrir sus
tenía experiencia. Cansado de buscar y puestos como maestros rural.es, los recibieron
no encontrar una mejor oportunidad, empren- con un telegrama que informaba sobre la
dí un viaje que sin saberlo, sería un rito de muerte del que habría de ser mi abuelo
iniciación, como lo revelarian arlos después paterno. Mis padres ya eran amigos, dice mi
las cartas del Tarot. madre, pero yo sospecho que habia algo más.
Con los pocos ahorros con los que con- Ella lo acompañó a darle el último adiós.
taba, trarnité mi pasaporte. No me fue fácil La familia de mi padre vivia en condi_
conseguir la visa a los Estados Unidos, pero ciones lamentables: pasaban hambres,
después de recorrer largas filas y utilizarido contaban con suministros menores a los in_
toda mi astucia, 1a obtuve. El dinero se me dispensables para vivir. Vendian ropa en los
había terminado, asi que conseguí otra mercados, así que con los gastos del funera.l
cantidad con una ami.ga que lo prestaba con quedaron en la calle. Mi madre, al ve¡ esta
módicos intereses. Solamente tuve que deja-r, situación, le prestó a mi padre todos sus
como garantia del préstamo, un apa¡ato ahorros para que la familia reiniciara el
estereofónico que equivalía a un mes de negocio. Era diciembre y la nostalgia embriagó
sueldo. a esta muchacha inexperta y vulnerable. Se
Compré mi boleto de autobús a la fron- creyó enamorada de un homb¡e a quien no
tera de Ciudad Juárez que está cerca de El sé cómo ca-lificar, porque no le guar:do rencor.
Paso. Fueron drecrocho horas de viaje. Tal vez no me engendraron con arnor.
Durante la travesia pude ver pasar mi vida, Cuando mi padre supo que me estaba
desde mr nacimiento hasta ese entonces. forma¡rdo en el vientre de mi madre, no quiso
Me senti como debe sentirse una linda saber más de nosotros. Nos corrió, y de aquel
ave sin plumas. Mi madre es de Huetamo, dinero que le habia facilitado mi mamá, le
Michoacá¡. Vivía en una casa pequeña; había devolvió un poco. Asi fue como emprendi mi
estudiado para maestra de primaria. Le primer viaje en el seno de mi madre. Llegamos
otorgaJon una plaza labora-1 en una ra¡rcheria a Cuernavaca; pedimos ay'uda a una tia. Nos
de Guerrero, asi que tuvo que aba¡donar su recibió con gusto. Ella era enfermera y
casa de soltera. En complicidad con mi trabajaba en el Seguro Social. yo ya tenía tres
abuela, huyó de su hogar, porque mi abuelo meses habitando en el cuerpo de aquella
no comulgaba con la idea de que las mujeres mujer sola y confundida.
trabaja-ran como los hombres. Duraate el viaje Lo primero que hizo la tía Isabel fue
que emprendió conoció a un hombre, quien mandar un telegrama a mi abuela para
se dirigía al mismo sitio que ella. Este hombre informarle que nos encontrábamos bien_
sería mi padre, aunque ninguno de los dos 1o Después consiguió que mi madre trabajara
Jair Camet Con enOrmes tacOnes

20 en e1 mismo lugar que ella. Para poder Cansada de los golpes y maltratos, mi 21
ingresar nos hicieron diferentes pruebas que abuela había dejado a su marido. Así que
pasamos con éxito, pero faltaba la prueba juntos llegamos 1os seis a la capital. El poco
final: el exarnen médico. Si descubrial que dine¡o con el que contábamos alcanzó para
yo ya eistía, no consegui.ríamos el empleo. rentar un cuarto de 1áminas de asbesto en la
Llegamos temprano a 1a cita. Mi madre azotea d,e una oscura vecindad. Mi madre
me pidió que me quedara ca-lladito y que no compró un par: de camas, una pequeña estufa,
me moviera. Tocó la puerta de1 consultorio y cobijas, una sartén, dos cacerolas, cinco
nadie contestó, esperó un momento y tocó por platos y cinco vasos. Teníamos que ahorrar
segunda vez; no recibió respuesta. Decidimos para el parto, ya que no podía nacer en eI
seguir esperando. Habian pasado más de hospital donde trabajábamos; oficialmente
veinte minutos desde la hora citada. Mi madre yo no existía. Todos los días, antes de
se puso de pie frente a la puerta, tocó por entrar a 1a clínica, mi madre me pedía que
tercera vez y nadie contestó; giró la perilla me escondie¡a y que no hiciera ruido. Yo me
despacio, y sin hacer ruido, abrió despacio 1a pegaba a sus caderas para no abultar su
puerta. Pegó un grito de sorpresa. El médico vientre.
se encontraba con unajoven, en una situación Al salir del hospital, pude sentir el calor
poco profesional. Yo diria que escandalosa. del sol sobre mi pequeño cuerpo. Antes de
Asustada, mi madre ofreció disculpas. "Lo dirigirnos a casa, visité por primera vez a la
único que necesito es que firme estos Virgen de Guadalupe. Mi madre me ofreció a
documentos", dijo. El, sin revisar aquellos ella, le pidió que me cuidara y que nunca 1e
documentos, los firmó. Era todo lo que nos faltaran fuerzas para superar cualquier
faltaba para comenzar a limpiar el enorme adversidad.
hospital. Con tantos recuerdos que dolían, senti
Los problemas llegaron rápido. Todavia ganas de salir corriendo del lugar. Yo no creía
no recibíamos el primer pago por nuestro en esas chaJlatanerias. Mi amiga me tomó del
trabajo. Mi madre comía por dos y los gastos brazo. No para detenerme, sino para que
de 1a casa aumenta-ron. La tía lsabel, quien recordara que no estaba so1o. En ese momento
además estaba harta de los problemas con no comprendí sus palabras. Ahora me acom-
su marido, aconsejó a mi madre que se pañan todos mis dias. "La necesidad de
marcha¡a a la capital. Tramitamos su cambio aprender a observar, de guardar silencio para
y rápidamente se 1o otorgaron. Escribió un introyectar el mundo en tu proceso de des-
telegrama a mi abuela para informarla de cubrir algo nuevo". Recordar para ordenar.
los nuevos planes. Pasaron tres días Era La rueda de la fortuna insistió en
temprano, todavía no salía el sol cuando lleva¡me al autobús donde yo viajaba hacia
llama¡on a 1a puerta: era mi abuela con mis la frontera. Hacía calor, se veía a través de
tres tías. las venta¡illas. El desierto no estaba desnudo
Con enOrmes tacOnes
.Iáir Camet

22 del todo. Apenas si cubría su a¡idez con cactus contestó. Eran las seis de la tarde. Esperé un ZJ
y piedras. Música norteña se escuchaba desde momento; nuevamente llamé, no recibí
la cabina del conductor. Redova y acordeón. respuesta. El temor se apoderó de mí. Intenté
Me sentía solo, tenía miedo, pero lo apri- una vez más, escuché la voz d,e mi prima.
sionaba en mi pecho. Estaba tenso, con ganas Hablaba en inglés, pero aJ reconocerme pasó
de llora¡. Me contenía. De la bolsa de la camisa al español. Pronto llegó a-1 rescate.
saqué ei rosario que mi abuela me había Necesitaba fuerza para to salir corriendo
entregado. Lo besé y comencé una oración. de la intimidad del consultorio. Y ésa fue la
Le pedi al ser Supremo que a mi regreso carta que descubri, representa e1 valor, la
ningún miembro de mi familia faltara. habilidad innata para la conquista.
Al llegar al cruce de la frontera me recibió Toda ia familia me recibió con gusto.
un hombre alto. Su piel era oscura. No entendí Charlamos hasta altas horas de la noche, pero
sus palabras, hablaba en inglés. Por intuición yo estaba totalmente confundido; hablaban
le mostré mis documentos. Él oprimió un spanglish y me resultaba una lengua extra-
botón que marcó una luz verde. Asi dejé atrás ñísima. En un pequeño departamento vivÍa¡
mi nación y a toda esa gente que no pudo mis tios, primos, primas y sus respectivos
cnrzar para conseguir una oportunidad, mejor cónluges e hijos. Conmigo sumábamos trece
vida, un sueño. personas.
Compré e1 boleto para Sprint, Texas. Después de recibir una pequeña expli-
Moría de sed y cansancio. Traía conmigo cación de cómo es la vida por aquellos lugares
doscientos dólares. De nada sirve el dinero si salí a buscar empleo. Mis familiares hacÍan
no sabes cómo gastarlo. Me acerqué a una toda clase de cosas: uno de mis primos
máquina de refrescos, la toqué, la observé, le trabajaba en una fábrica donde producen tubo
pedí de favor que me vendiera una bebida de P.V.C., es de mi edad. pero se veia mayor
pero, claro, no contestó. Llegó el "bus". Le que yo, como si fuera mi padre. Su labor
mostré mi boleto a-l conductor y viajé cuatro consistía en cortaf los tramos del material.
horas más. Mi apuesta era gastar y ganar para Para soportar el intenso calor de la planta,
llegar a una meta que desconocía. En ese sumergía los pies en baldes de agua.
momento mis pies ya no respondía¡r a mis La primera vez que busqué empleo, mi
sumas y restas. Mi cabeza se voló, se perdió prima me acompañó y advirtió que debía
soñando con mi cama, una rebanada de pastel pararme en una esquina y esperar a que una
y un vaso de agua de jamaica. Tenía 19 anos. camioneta se acercara. Así lo hice. Conseguí
¿Qué se hace con eso? trabajo ese mismo día. Consistía en des-
Al llegar a mi destino, el cielo patecia plumar, lavar y partir pollos. Parecía fácil, pero
una cobija de colores deslavados. Busqué un nunca imaginé las condiciones en las que
teléfono para comunicarme con una prima. tendría que realizar mis labores.
Ella me habia ofrecido hospedaje. Nadie La entrada era a las seis de 1a mañana.
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24 Tenias que ser puntual o te despedían. Un cara marcada por el acné, se detuvo para 25
dia desplumabas los pollos en una habitación preguntar cuánto cobraba. No supo qué
a más de treinta grados. Al siguiente 1os contestar y el cliente se fue. pero un dia,
lavabas. Terminabas completamente mojado. camino a la universidad, un hombre atractivo
El tercer día los partías en unos congeladores "de ojos grandes, cuello alto y piernas 1argas,,
a tres grados bajo cero. entró al vagón del metro, era la estación
E1 patrón exigía rapidez y eficiencia. Yo Balderas. Se desocupó un asiento al lado de
ganaba cuatro dólares por hora trabajada. A mi amigo. El hombre se sentó v veía a
los diez dias ya no podÍa habla¡ a causa de 'Brigirte" de reojo. preguntó la hora. Res_
una severa infeccrón en la gal:ganta. Decrdí pondió y comenzaron una plática. ,.¿En qué
dejar ese empleo y buscar otro. Todos con- trabajas?", preguntó el pasajero de las piemas
tribuiamos a los gastos de la casa. Vivir tiene largas. Mi amigo, más envalentánado,
un a.lto precio en ese pais. contestó que sostenia sus estudios univer_
En la pollería conocí a alguien como yo. sitarios con la "generosidad,, de algunos
Se llamaba Juan, pero pedía que le llamaran hombres. El de los ojos grandes sacó de su
Brigitte. También venía de Méico y se paraba portafolios una tarjeta de presentación y dijo
en las esquinas por razones diferentes. Me que lo esperaba al otro día en un hotel a las
platicó que un buen día se habia quedado sin diez de la mañana. Él no era de la ciudad,
empleo. Se encont¡aba cursando en México habia llegado de Monterrey a una confe_
el primer semestre de la carrera de Diseño rencia.
Textil. Es dificil conseguir rápidamente un
trabajo de medio tiempo.
-¿Y cuánto le cobraste?
pesos
-Ochocientos pero
hiciste? mentÍa. -contestó,
-iQué y cobrar-pregunté. es mucho dinero con ganas
-Coger -contestó. de no-Ay, -dije
volver a ningún trabajo parecidá a la
Ese momento descubrí que amar podia polleria.
tener un precio.
Brigitte subió por las escaleras al cuarto.
empezaste? saber con Era elegante y tranquilo. El hombre lo recibió
miras-¿Cómo
al futuro. -quise en bata de baño, hablaron y tomaron café. Mi
amigo no se quedó con la duda y le preguntó
Una noche salió con un peinado ex- por qué viajaba en metro ,,si se notaba que no
travagante, las piernas depiladas y maquillado le fal ta ba dinero".
como "muñeca nueva". Caminó por una calle
ancha hasta 11egar a un semáforo. En un
automóvil rojo, un hombre, panrzón y con la -Eselque así conozco gente interesante
cliente.
-aclaró
Jair Camet Con enOrmes tacones

26 Terminaron la bebida aromática y el é1. No podia, tenía que llegar a clase. ,,Le dije 27
hombre se descubrió el cuerpo. "Era hermoso. que iría a la escuela y que regresaría. para
Quedé en trance, pero sa-lí cuando él se puso que no se fuera me llevé las llaves de la
detrás de mí y pasó sus brazos por mi torso habitación." Pero mi amigo no pudo con-
para desabotonarme la camisa." Brigitte centrarse en el aula. Su cabeza estaba hecha
aseguró que por un momento sintió terror al jirones. Corrió de rrrelta al hotel. Et hombre
ver que la experiencia si sería real. Intentó se había ido. Brigitte no recibió ningún dinero
decir algo, pero las palabras no llegaron a su por aquella humillación. 'Ésa fue mí primera
boca. El hombre lo desvistió y se montó sobre experiencia. Ahora ya no me pasan esas cosas.
é1. Brigitte quedó sepultado bajo capas de Tenía un a-ño trabajando. Me conocen como
miedo, confusión y pánico. El de las piernas la Miss Balderas."
largas había iogrado lo que se proponía. Mi Aunque parezca raro, al escucha¡lo mi
amigo sintió una quemazón en 1a garganta, nostalgia me hacía extrañar el agrio olo¡ del
estaba a punto de llorar, pero no podia metro. Cuando uno está lejos de su tierra
soportar la idea de que el hombre 1o viera a,ñora las cosas que estando allí hasta detesta.
sollozando, además de desnudo. Contuvo las Aquel travesti viajó a los Estados Unidos para
lágrimas, la vista se le empañó, algo duro salia conseguir un sueño, quería juntar el dinero
y entraba por su boca. Creyó que el tiempo se necesario para pagar una cirugía que ie
había detenido. El hombre giró el torso de cambiara el sexo.
Brigitte y empezó una gr¿rn actividad encima Yo también tenía este sueño. Sé per_
de mi amigo. Debe ser terrible una humi- fectamente en qué consiste la cirugia. Se
llación de esa clase, porque no sólo hace más divide en cinco etapas. La primera, es un
vulnerable al humillado, también lo denigra. examen psicológico que no tiene tiempo
Y la dignidad es una de las cosas con las que determinado pa¡a su término. La segunda,is
cuenta el ser humano; si se pierde, se despoja una terapia siquiátrica sin fecha de expi_
de su propia humanidad. Brigitte sintió todo ración. La tercera, consiste en un tratamiento
tipo de movimientos dentro de su cuerpo. hormonal que sirve para corregir lavoz y para
Finalmente, el hombre se dejó caer empapado eliminar la salida del vello en la cara y el
de sudor. "No me gustó nada estar pegado a cuerpo. El tratamiento es carísimo y puede
é1, pero no se movió durante un buen rato." du¡a¡ más de quince meses. La cuarta etapa
El de los ojos grandes se levantó de se llama de resignación y consiste en vivir
pronto y fue al baño, a¡tesde cerrar la puerta, vestido de mujer todo el tiempo y para
díjo: " ¿Te gustó? No supe qué contestar. Me cualquier circunstancia. La prueba durá un
vestí como pude, temblaldo. Tenía que llegar año. Si por alguna razón no superas algún
a la universidad, pero no sabÍa cómo decirle punto se niega la cirugía final. Es una menüra
que me pagara". Cuando el hombre sa-lió del que el pene se corta y se tira a la basura. El
baño, Ie pidió a Brigitte que se quedara con miembro se corta a 1o largo para formar los
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet
2A labios superiores e inferiores. Los testículos sa1ía a las cinco de la maiana del siguiente 29
si se extirpan. Para que la nueva vagina no día. El sábado era el mismo ho¡ario v el
cierre se coloca un tubo especial. Después de domingo descansaba.
esperar seis meses a que el nuevo orificio Semana a semana enviaba a casa el
cicatrice y se configure, es posible la pe- dinero de mis sueldos. Una vez aI mes llamaba
netración. Hoy, la medicina ha conseguido por teléfono a mi familia. Creo que nunca pude
que haya hasta un sesenta por ciento de decir una sola palabra; lloraba mientras
sensibilidad erótica en esa área. ¿El dolor, el escuchaba 1a voz de los que amo.
trance de tiempo son equivalentes a 1a nueva Estuve siete meses en aquel país. yo
identidad? Admiro a las personas que luchan pensaba estar un ano, pero me saca¡on. Una
por sus sueños, sin importarles ei sacrificio, ta¡de sali de paseo con mis primos. por alguna
ya que muchas veces estos anhelos rebasan razón, habia guardado cien dólares en mis
e1 precio. No volví a ver a 1a Miss Balderas calcetines, era nuestro día libre. Me llevaron
durante mucho tiempo. a una pulga, una especie de tianguis donde
Para conseguir un nuevo empleo, me se pueden compra_r cosas, hay música popular
paré en una esquina, como acostumbran y hasta se puede bailar. No queria estar en
quienes 1legan a los Estados Unidos de forma aquel lugar. De pronto todos 1os asistentes
ilegal. No era el único, junto a mí habia un corrian de un lado a otro. Yo no supe qué
montón de chilenos, salvadoreños, peruanos hacer, me quedé parado y una patrulla de
y demás. Se acercó una camioneta y bajó de migración se detuvo frente a mí. El oñcia-l salió
ella un bolillo apodaban a los gringos-. del vehiculo, dijo unas cuantas palabras en
-así
Con un mal español dijo "tres", yo no entendi inglés que no entendi. Comenzó a empujarme.
pero otros corrieron y se montaron en la me enojé, lo insulté y él comenzó a golpearme.
camioneta. Me habían ganado el empleo. Pasé veinte dias encarcelado. sin ba-
A los pocos minutos un auto se detuvo, ñarme, sin cambiarme de ropa, comiendo una
ésta vez era una mujer. Hablaba espaiol, era hamburguesa de plástico at dia y con golpes
chicana; me ofreció empleo limpiando depar- por todo el cuerpo. No podía llama¡ a mis
tamentos, lo acepté. E1 trabajo era duro, pero familia¡es, ya que ellos eran también ilega_les
nunca como el primero; el pago era de seis y podrian deportarlos. Llegué a Tijuana de
dólares por hora. Entraba a las siete de la noche. Mi aspecto seguro que no era bueno.
mañana y salía a las dos de la tarde, de lunes TraÍa el dinero que había escondido en mis
a viernes. Me sobraba tiernpo y conseguí otro calcetines. Compré un boleto para regresar
empleo por las ta¡des como afanador en un de inmediato. Había nacido v crecido dentro
sa]ón de belleza, de tres de la tarde a diez de mÍ un conocimiento que me permitía da¡le
de la noche, de lunes a viernes. Los fines de espacio a cada huella. En este tiempo lejos
semana también limpiaba departamentos: la de casa, dejé pasar las horas como en
entrada era la noche del viernes a las once y hibernación. Algo estaba cambiando.
Giré otra carta, Ia que encarna el

4 espiritu frente a la destrucción.


Cambio completo y repentino.
Sucesos inesperados. Trastorno.
Pérdida de estabilidad. E¡a la torre.
Con e1 dinero que logré ahorrar inicié
un negocio propio: una maravillosa, elegante
y completa clínica de belleza. Ei lugar estaba
todo pintado de rosa con dos largos espejos
que colgaban del techo como péndulos. Los
sillones de trabajo, las mesas y todo el
mobiliario eran de color lila. Me convertí en
un estilista con cierta fama en la colonia, a
las clientas les gustaba mi trabajo. Pude
comprar todo lo que anhelaba y un poquito
más.
El muchacho que trabajó conmigo fue
como mis ojos. Él era de provincia. Habia
llegado a 1a ciudad para aprender un oficio;
yo tenia pocos días de habe¡ abierto e1 salón.
Era de tarde cuando tocó la puerta de cris-
tal. Me pidió trabajo, no tenía experiencia.
Recordé que alguna vez yo no consegui una
buena oportunidad por falta de este requisito.
¿Cómo adquieres habilidad si nadie te deja
rntentarlo? Sin más preguntas lo contraté.
Hacia su trabajo muy bien, nunca tuve
quejas, era un joven con gran creatividad. Las
clientas lo apreciaban. Aprendí con él a
Con enOrmes tacones
Jair Camet

32 trabajar en equipo, pue§ intercambiamos abuela tenía listos los complementos que Io 33
conocimientos y técnicas de1 arte de la belleza' acompañan: cebolla picada, rába¡os frescos,
Se fue ganando toda mi confialza; cua¡rdo se col romana, orégano, limones, chile de árbol
tuvo que quedar a cargo del negocio nunca frito, chichar¡ón, aguacate, tostadas, crema
me fattó un centavo. Tenía los ojos graldes, y queso. Una celebración aromática que
buena estatura y ia piel clara, Nunca le conoci llegaba hasta La clinica de belleza.
pareja, parecia un solitario. Rentaba un Ese día cerré el negocio alrededor de las
áepartamento amueblado cerca de la casa de siete de la tarde, habiamos trabajado lo
una amiga mía. suliciente. El olor del pozole me apresuraba,
Mi negocio se convirtió en una fuente pero aún así lleve a su casa al muchacho que
de empleo para muchas personas. Por las me ayudaba. Él también tenía prisa. Para
tardes llegaban todas mis amigas. Una vendía entonces era mi amigo. Me despedi. Más l.ar-
ropa en abonos, otra edredones; una más, de, ya con toda la conhanza que da 1a amistad,
zapatos por catrllogo. En aquel lugar se podía regresó al local con un camión de mudanzas
encontrar incluso paleja. Digo esto porque y se llevó todo. Nunca más volví a saber de é1.
una clienta encontró el amor. Un buen día No podía creer que alguien se apro-
llegó para conseguir un cambio total de vechara deslealmente de quien lo había
imagen. Se encontraba triste, había terminado acogido como un hetmano. Perdí la estabilidad
con su último novio, me costó mucho encon- que con esfuerzo había conseguido, y además
trar algo que la favoreciera, no era fea, era tuve que falla¡ a todos los que dependían del
más bien chistosa. Después de cinco horas negocio. Esa tarde mi espiritu dejó atrás el
de trabajo, era otra, como si le hubiéramos mundo material. Sufri un cambio completo,
inyectado seguridad. Antes de abandona¡ e1 repentino y definitivo.
salón, ilegó un cliente. É1 era modelo, un
muchacho de ojos claros' piel bronceada y
músculos prominenles. Fue amor a primera
vista. A los tres meses de haberse conocido
- esperaban su un
ya Primer re(oñito.
La tarde de quince de septiembre mi
vida cambió. La luz del sol se e-xtinguía Se
podía escuchar e1 tronido de los cohetones,
i." .""r." de la colonia' adornadas con los
colores de la bandera: verde, blanco y rojo'
La gente se preparaba para salir rumbo al
zócalo capitalino para encontra.r buen lugal
y dar el Grito de lndependencia. El olo¡ de1
pozole se expandÍa por toda mi casa Mi
Una nueva carta se comunicaba
directamente conmigo. La estrella
representa el espíritu dotado de
esper¿rnza. Perspectivas brillantes.
Mezcla del pasado y del presente.
Consecución. Oportunidad prometedora. El
astro brilla como el oro, y cubre gran parte de
la carta. La carta habla del pasado doloroso,
ahora superado. Por supuesto, yo he encar-
nado momentos dificiles, pero ¿quién no?
Jamás y por ningún motivo he ocultado
que soy homosexual, por qué tendría que
fingir algo que no soy ni quiero ser. Esta pos-
tura ha propiciado preguntas recurrentes.
¿Que cómo salí de1 clóset? Yo te diria que no
he salido. Nunca me metí.
Después de que asesiné al gato por la
pena tan grande que me causó, mi madre me
llevó con urgencia a un psicoanalista. El
doctor era su amigo: una eminencia en
nuestro país. Cobraba un dineral por poner
en práctica sus conocimientos. Yo no requeria
una terapia, pero sí un par de senos hrmes y
redondos; unas caderas anchas y una vagina.
A la que verdaderamente le urgia un psi-
quiatra era a mi madre. Pero los padres no
hacen caso de nuestras apreciaciones y
menos si tenemos trece años cuando las
hacemos.
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet

36 El día de la consulta llegó. Tuve que minutos más angustiosos de mi vida. Es el 37


faltar a clases porque el ocupadísimo doctor instante crítico en que todos nos volvemos
tenia la agenda saturada al máximo. La pobre idiotas, pequeños niños asustados por la
de mi madre consiguió el dinero necesa¡io con bruja de un cuento. Por ñn salió. Era mi
una amiga del hospital. El doctor ganaba turno y no sabía de qué demonios habla-
en una hora lo que mi madre en una quincena ríamos.
de trabajo. Entré. No sentia las rodillas y mis
Fuimos al consultorio en microbús; unos dientes castañeteaban. E¡a un lugar 1leno de
tipos lo abordaron para robar a todos los libros, 1as paredes pintadas de color amarillo
pasajeros. Así que mi primera consulta seria y más Van Goghs: infaltable, también estaba
Iiada. A pesar de la adversidad, habíamos el autorretrato sin una oreja. No me gustó.
llegado puntuales a 1a clínica. Cosas del El psicoanalista era de una apariencia poco
destino. Una amable secretaria nos condujo común: alto y de piel casi transparente
notaba que no se exponía con frecuencia -seal
a la sala de espera. E1 lugar olía a té de hojas
de naranjo, las paredes estaban pintadas de so1-, sus cabellos completamente en des-
color blanco y decoradas con vistas de París, o¡den; daban la impresión de no haber sido
lirios, girasoles, una silla, hermosas repro- tocados por un peine en mucho tiempo.
ducciones de Van Gogh. Pronto supe que no podría ocultar nada
A los pocos minutos sa-lió de1 consultorio frente a sus ojos color verde mar. Su mirada
una joven con 1a mirada perdida. Sentí miedo. entró por mi torrente sanguíneo. En ese
Tal vez le daban descargas eléctricas en el momento supe que éi tenía 1a capacidad de
cerebrol yo creia conocer estos I ratamientos. ayudarme.
pues había leído a-lgunos libros de moda so- Saludó extendiendo el brazo; su mano
bre una adolescente recluida en un hospital era suave. El hombre parecía un robusto gato
psiquiátrico. persa sentado en una silla de oficina. Pidió
Los ojos se me llenaron de lágrimas que me recostara en el diván. Obedeci. Co-
seguro de que mi madre estaba de acuerdo menzó a plaitearme preguntas, pero yo no
con el psicólogo para encerrarme en una podía verlo a los ojos; me sentía incómodo y,
clínica donde van 1os enfermos mentales por creo, l.ulnerable. Le expresé mi malestar y 1o
el resto de su vida. Me levanté para dirigirme solucionamos: me coloqué en una silla frente
al bano; tenia que pensar con calma en cómo a é1. Los cuestionamientos continuaron. Ya
escaparía del horrendo lugar. A1 regresar a la me había cansado de escucha¡ su voz pastosa
sala, e1 doctor llamó a mi madre. y lenta como un viejo vals; respiré profundo
Ella entró y cerró la puerta. La amable para revelar mi verdad. Le dije al psicoanalista
secretaria me ofreció un poco de tél no lo que me encontraba en ese lugar porque mi
quise. Comencé a mordisquea¡me las uñas mamá me había obligado. Le conté 1o del gato
hasta que sangraron. Fueron los quince y que a mÍ me gustaban los hombres.

f
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet

38 por qué crees que te gustan 1os que iba a ocurrir en aquel consultorio de 39
-¿Y
hombres? Coyoacán.
1o sé con tanta claridad Para El terapeuta comenzó a hablar sobre
-No
explicarlo, pero hay un chico en 1a secundaria teorías psicoalalÍticas; yo no entendia nada.
que es mi amigol cuando él se acerca. mi voz Mi abuela estaba de mi lado derecho y mi
se r.rrelve más aguda y no tengo miedo cuando madre del izquierdo. Tres generaciones
está conmigo. juntas. El doctor sorbió un poco de té de hojas
esto lo sabe alguien más? de naranjo y dijo:
-¿Y
-No. tiene algo que confesarles.
-Emmanuel
Para ese momento yo había ganado más
que el psiquiatra. Me sentia como debe sen- Me había traicionado.
tirse un pajarillo de plumas doradas, negras Esto me desorientó. Durante un par de
y azul marino: todo mundo 1o admira ya antes segundos no pude recordar dónde estaba.
de que emprenda por primera vez el vuelo con Luego, poco a poco, la realidad de mi situación
éxito, por 10 tanto se sabe dueño de la ocasión. se abrió paso hasta mi conciencia. Expe-
Los cincuenta minutos de la terapia rimenté desesperación, soledad y rabia, todo
habían terminado. Sali de1 consultorio. El al mismo tiempo. ¿Qué se hace en estas
doctor me acompañó hasta la puerta y se si.tuaci.ones?
dirigió a mi madre para informarle que 1a Acorralado y sin escapatoria les dije que
próxma semana ella nos acompañaría. era homosexual. Mi abuela tomó mi mano,
De camino a casa las Preguntas no se yo agaché la cabeza. Pensé que mi madre me
hicieron esperar, pero yo no respondí nada. golpearía y que no le interesaría saber más
Mi madre me recordó que las consultas eran de mí, pero no reaccionó como yo esperaba:
demasiado costosas. Aunque vivíamos sin me abrazó. Salimos del lugar con una
dificultades, el dinero no sobraba, así que me tranquilidad que no conocia.
pidió que aprovechara al máximo la opor- Disfrutamos de una rica nieve de zarza-
tunidad que se me brindaba. mora. Hacía calor. Mi abuela se maravillaba
Los dias transcurrieron, una semana con Ia hermosa iglesia, un mimo hacía reír a
más se sumaba al calendario. Llegamos los transeúntes. Las parejas sonreían, los
puntuales otra vez. Lo recuerdo bien, era niños comían algodones de azúcar. [,os rostros
Miércoles de Ceniza. Mi madre le pidió a mi de las personas mostraban con orgullo una
abuela que nos acompaíara, ella no se negó. cruz de ceniza dibujada en la frente. A lo lejos
Era una mujer con decisión. Casi no hablaba, se escucha¡on silbidos y palabras ofensivas.
nunca 10 necesitó. Entramos 1as tres ai Un hombre como de cuarenta años, de
consultorio, el doctor le pidió a mi abuela que piel blanca y sonrisa irónica, se contoneaba
esperara afuera, no lo permití. Presentía 1o por la acera izquierda vestido de mujer. Lucia
Jair Camet Con enOrmes tacOnes

10 una vieja bolsa de terciopelo color vino, unas brisa transporta granillos de arena. Yo de pie, 41
zapatillas de alto tacón del mismo tono; su frente a mí una silueta se materializa, creo
vestido, aI igual que el rebozo de encaje, era ver mi sombra, no puede ser un reflejo
oscuro. E1 travesti se dirigia al interior del causado por los rayos del sol. Es algo que me
templo. Mi madre lo veía con horror. Sentí negaba a descubrir. No sé dónde pero la he
que estaba intentando tragarse todos sus perdido: es mi alma. Mutilada. Con fuerza el
pensamientos. Ta) vez e\ dolor que sentía al mar arroj a sobre mis pies uno de sus brazos.
imaginarme como aquel hombre 1a carcomía Acla¡o mi mente. Quiero tocar, tengo miedo.
por dentro. Me tomó del brazo, apretó tan Descubro que ha sido partida por la mitad.
fuerte que me enterró las uñas. Confundido E\ I¡razo derecho de mi alma se encuentra
detuve ei paso. En los ojos de mi madre se fracturado, manchas negras cubren gran
podía ver un gran terror. Ella quería pedirme parte de las piernas. La tomo con ambas
de alguna manera que nadie conociera el manos y la recuesto. Con agua salada de mar"
secreto que había revelado minutos antes. y arena grumosa la voy ungiendo para
Ciaro que la entendia; de un modo u otro, las limpiarla.
madres siempre pretenden eüta¡ sufrimientos Un ruido en la cocina me hace despertar.
a sus hijos. Hasta ese momento yo no conocía Es mi madre, quien sale al trabajo. Una
alegría más grande que ponerme un vestido, pregunta da vueltas en mi cabeza: ¿cómo será
caminar con tacones y prntarme los labros mi padre? Crei que nunca sentiria curiosidad
de rosa. Anduvimos por calles que no co- por conocer al hombre que me engendró, pero
nocíamos. Una fuerte 11uvia nos hizo regresar ahora quiero conocer mi origen.
a casa. Regresé con el psicoanalista una última
Por 1a noche escuché llorar a mi mamá. vez. Hablamos de mi padre y me recomendó
Su llanto era tart lastimero que yo hice 1o buscarlo para aclarar mis dudas. Por 1o ca¡o
mismo para acompañarla: ella en su recá- de las terapias me despedi del doctor. Nunca
mara, yo en la mía. Sentí muchas ganas de más lo volví a ver; luego supe que meses
no ser homosexual para no provocar esas después el hombre se suicidó.
lágrimas que laceraban mi corazón. Casi
amanecía; era la hora donde ponemos en duda
nuestra propia existencia. Comencé a soñar.
En mi caso, los sueños no se evapor¿rn por
las mañanas; algo me cambia desde dentro
con esas imágenes, aunque muchas veces no
1as recuerde:
El so1 se encuentra en lo más alto del
cielo, irradiando largos destellos de ca,lor. El
mar canta una ca¡rción serena y trémula. La
Giré la carta número nueve: E1 loco.
Faltaban cuatro para concluir las
trece. Habia recorrido algunos de
los momentos más importantes
de mr vida. Yo no creÍa en el Ta¡ot,
pero mi concepción empezaba a cambiar. Este
arcano es el número cero. Personifica el
espiritu. Locura. Delirio. Frenesí. Elección
equivocada. Pasión. La imagen de la ca¡ta está
representada por un hombre que emprende
un viaje a un lugar desconocido.
Existen novelas donde 1os protagonistas
literalmente se vuelven locos por algún amor
no correspondido. En otras historias este
sentimiento triunfa por sobre todas las cosas.
¿Qué no se ha escrito sobre el amor? Algún
dia se encontrará una definición capaz de
satisfacer a la humanidad. ¿Qué es el amor?
¿Tú alguna vez te has enamorado? ¿_podrás
responder mis preguntas?
Imagina que nos encontramos en un
apacible ca-fecito cerca de un parque. La tarde
es fria y comienza a llover. Te quiero contar
mi historia.
Me encontraba cursando el primer año
de la preparatoria. Mi cuerpo habÍa cambiado;
ya no era un niño. La espalda se me hizo
ancha, 1os músculos de mis brazos engro-
saron, mi voz se volvió ronca. Mis intentos
Jair Camet Con enOrmes tacones

44 por parecer una mujer eran fallidos. Mi cara enseña-rme a tocar la guitarra. Nunca 1o logró. 45
se llenó de abundante barba gruesa y negra. Por las tardes dejé las telenovelas para salir
Usaba los zapatos apretados para que 1os pies a1 parque a jugar juntos basquetbol. No me
no crecieral. Siempre me dolian y el sacrificio distinguia por mis dotes deportivas, pero me
no sirvió de nada. Luchar por detener la divertía mucho. Yo quise enseñarlo a fumar,
evolución de mi cuerpo era una batalla no lo conseguí. El peor fracaso fue intentar
perdida. que el hombre bailara.
Me inventé un novio. Los compaleros Mi madre se puso en contacto con una
de la escuela me invitaban a sus frestas para amiga de la familia y le consiguió un trabajo
conocerlo. Claro, siempre llegaba solo for- bien pagado. El primer día yo lo acompañé
mulando absurdas historias. Poco a poco me hasta la puerta de la empresa. Gabriel todavia
convencí de que é1 existía; de algo tenía que no conocia bien las calles de 1a ciudad. Empe-
aferrarme para no ser consumido por la zamos a dejar de salrr a1 parque porque llegaba
soledad, ¿en dónde iba a encontrar una pareja cansado. Yo lo esperaba par-a comerjuntos y
real? me hacía cargo de iavar y planchar su ropa;
Una tarde, de regreso a casa, me desvié pronto me enamoré de su olor.
para entrar a un cine. Compré mi entrada, Gabriel corr,enzó a ganar dinero, salia-
una bolsa de palomitas y un refresco. No mos al cine y a comer hamburguesas. Nadie
recuerdo e1 nombre de 1a pelicula, pero el me había tratado con taritas atenciones como
cartel decía que se trataba de una historia de é1. Una ta¡de me platicó que una chica de la
amor. Entré a 1a sala, busqué un buen lugar empresa le gustaba y que la habÍa invitado a
y me senté. Comencé a ver alrededor y me sa1ir. Fingí una gran alegria y un malestar
encontraba rodeado de parejas que realmente estomacal. Regresamos a casa.
se veían enamoradas. Senti una gran nos- Esa noche no pude dormir, pensando la
talgia y a mitad de ia película salí llorando. mejor manera de impedir que Gabriel llegara
Para ir a1 cine no funcionan 1as parejas a la cita. Me asustaban mis pensamientos.
imaginarias. En mi imaginación desmembraba a 1a mujer
Días después, a mi regreso de la escuela, que quería quitarme Io que era mío.
al abrir la puerta encontré una pequeña El dia de la cita llegó. Mi primo se bañó
maleta de viaje. ¿Quién había llegado y de con esmero, ta¡areaba una canción. SaIió de1
dónde? Era mi primo Gabriel, de Michoacán. baño, una pequeña toalla apenas cubría su
Decidió dej ar su casa, ma/.re y heÍnanos para desnudez. Sus brazos, como dos vigas de
buscar una oportunidad. Tenía la intención acero, eran herrnosos. Me preguntó si habÍa
de encontrar un trabajo para poder solventar elegido bien la ropa que utilizaría. Respondí
una carrera universita¡ia. con grandes esfuerzos. la voz se me rompia.
Para mí era un desconocido, pero pronto Comenzó a vestirse con caLma. Sa1í del cuarto
nos convertimos en buenos amigos. Intentó y me dirigi a la sala. Encendí el televisor. Traté

a
Con enOrmes tacones
Jair Camet

46 de olvidar y lij é la vista en 1a pantalla. Una una de sus tetillas. El no dijo nada. A su vez
actriz, por alguna razón, se desmayó de una me tocó el cabello. Los latidos de mi corazón
manera poco creíble; la trama asi se 1o exigía. se hicieron más fuertes. Comencé a lamer su
Pensé que yo en su lugar Io habria hecho pecho. Gabriel puso una de sus manos en mis
mej or. nalgas. Sentí temor, pero no me detuve. Quise
Mi primo me llamó: no encontraba sus besa¡ sus labios; no quiso. Poco me importó
calcetines nuevos. Yo los habia ocultado en ese momento, el resto de su cuerpo me
debajo de mi a-lmohada. En ese momento tuve pertenecia. Quiso quitarme la ropa, se lo
una maravillosa y arriesgada idea. Al cruzar impedí; sentí vergüenza por no ser mujer. Se
el umbral de la puerta fingí un desmayo tan puso de pie, pensé que 1a fantasía había
real que me abrí la cabeza al golpearme contra terminado, me equivoqué, necesitaba le-
el suelo. Un delgado hilo de sargre comenzó vantarse para desnudarse por completo. É1
a brotar. Gabriel se asustó muchísimo, corrió de pie, férreo, frente a mí. Comencé a temblar
a traer alcohol. Cuando regresó, yo ya habia sentado en e1 sillón, puso su mano derecha
recobrado la concienci.a. Por supuesto no llegó en mi nuca y me atrajo. Mis labios se abrieron
a su cita. Le pedí que no se lo contara a mi como los pétalos de una flo¡ para recibir los
madre, pero no hizo caso. Me llevaron al rayos del sol. Lo recorri sin siquiera pensar.
médico, que diagnosticó anemia y me recetó Me levantó con sus manos y giró mi cuerpo,
vitaminas que n¿rnca me tragué. Le expresé a dejé de ver sus ojos, comencé a sentir des-
mi primo lo mal que me sentía por haber lizándose dentro un tallo vertical y duro. Un
arruinado su cita. corazón que no era el mio latía en mi interior.
A las dos semanas mi madre salló de Los minutos pasaron lentamente. Ter-
viaje por tres días. El primero, nos fuimos al minamos. Con prisa nos vestimos. No hicimos
parque de diversiones. Mi primo no conocía ningún comentario. Me dirigí a 1a recáma¡a
el teatro, así que el segundo compramos para marcar con rojo ese día en el ca.lenda¡io.
boletos para ver una puesta en escena. El Habia sido mi primera vez. Poco después supe
tercer y último día compramos una video- que también la de Gab¡iel. No me habia dado
casetera y nos suscribimos a un club donde cuenta, hasta ese momento mi respiración era
rentamos películas para verlas en casa. No muy agitada por lo nervioso que estaba. Senti
recuerdo el nombre de los titulos que tal liberación que se me escapó una sonrisa.
alquilamos, pero eran de peleas y balazos. Sin duda lo que acababa de ocurrir alte¡aba
A la mitad de la, segunda película el curso de mi vida. Es extra-ño y dificil de
comencé a sentir sueño. Me recosté sobre las explicar, imaginé que un pequeño niño se
piernas de Gabriel y me dormí. Desperté para gestaba en mi interior. Entré aI bano, giré la
ver el f-ln¿ü. Desconozco lo que ocurrió. pero llave de 1a regadera. EI agua frÍa mojó mis
mi primo se había quitado la playera. pies descalzos. Pronto el vapor se expandió
Adormilado estiré una de mis manos y toqué por todo el cuarto. Fijé la mirada en la pared

I
Con enC)rmes tacones
Jair Camet

48 de azulejo coior salmón. Frente a mí, una go- me besó, nunca dijo que me amaba. Tampoco 49
ta de agua brillante como un amanecer de se enamoró de mi. Yo si lo amé.
otoño desa.fió la 1ey de 1a gravedad: por alguna Él regresaba de trabajar a las cuatro de
razón corria horizontalmente. Cerré 1os ojos, ia ta¡de. Una noche mi madre ya había lle-
para explorar mi cuerpo. Inmediatamente me gado, eran las nueve y no sabíamos nada de
des-te¡ré a palos del mundo de la fantasia. mi primo. Comenzamos a preocuparnos. A los
No me había trasformado en muier. Era un quince minutos ilegó sonriendo. Había salido
varón. Disfruté tanto esta ilusión... aunque según él con una amiga de la empresa.
fue por pocos segundos. No existia magia, la Durante 1a cena nos comunicó que dejaria la
gota se deslizó por una pequeña fisura. Me casa.
senti fe1iz, Gabriel fue tierno, había escuchado Al escuchar esas palabras me desgajé.
historias terribles sobre la primera vez. pero Quedé tirado en el suelo como piedra; esta
yo sentí que pude aca¡icia¡ el contorno del vez no había fingido el desmayo. Fue tan real
so1. Había experimentado justamente eso que como que Gabriel se iría. Cuando estuvimos
pude ser, y que no soy. a solas lo amenacé con matarme si se
Preparé la cena para recibir a mi marchaba. Fue inútil, para mi amor no había
madre, faltaban pocas horas para su lle- mañana.
gada. Mientras los jitomates, los chiles y Por la puerta que una vez habia llegado
el ajo se asaban en e1 comal para preparar se marchó. Perdí las ganas de vivir. Sin
salsa roja, yo cantaba una canción de amor embargo cuando cerró la puerta comencé a
con ritmo de bachata. Las viandas que- reÍrme y luego a carcajearme. Es inútil in-
daron riquísimas, habia preparado más tentar esta-r quieto; la mudez pide voz. ¿De
comida que de costumbre. Disfrutamos del qué manera iba a explicarle a mis sentidos
festín, 1os tres charlamos hasta tarde. que él ya no estaria?
Antes de apagar la luz del cuarto que com-
partía con mi primo, él dijo que nunca Gabriel se casó.
volvería a ocurrir 1o que protagonizamos esa
tarde. Tiene dos hijos.
Comencé a escribir cartas de arnor que
no entregué al destinatario. Hacía grandes Y los niños son mis sobrinos.
corazones para encerraf nuestros nombres:
Gabriel y Emmanuel. Po¡ primera vez conoci
el gozo de poner palabras a mis emociones
La decisión que mi primo tomó era sensata,
pero trafiscurrido un mes 1o hicimos nueva-
mente. Después a 1os quince, y durante un
par de meses todos los días. Gabriel jamás
No sé cuá-nto tiempo llevaba sen-
tado en aquella silla del consultorio
esotérico. Tenía la espalda rigida,
las rodillas juntas y las manos
apretadas en el regazo. Cerré los
ojos esperando a que el dolor que me causaba
el ¡ecuerdo desapareciera. Giré la nueva carta.
El colgado representa el espíritu de
renuncia y sacrificio. Vida en suspenso.
Transición. Abandono. Reajuste para una
regeneración. Ésta era la nueva catta que
interpretaba mi amiga. Se trata de la imagen
de un hombre de cabeza, sujeto por el pie
derecho. El hombre puede ver al revés lo que
se encuentra a su alrededor. El mundo de
cabeza. Este cambio de percepción nos per-
mite hacer un giro en nuestra vida.
Fue dificil olvidar a Gabriel. Las ta¡des
quedaron vacías. Mi vida viajaba sin destino
claro; las semanas pasaron y no lograba
arrancarme del cuerpo las caricias que habían
quedado tatuadas en mí. Ya una vez el veneno
pa-ra ratas no habia surtido efecto. ¿Qué podia
hacer?
Era sábado. Me desperté temprano y sali
a casa de mi abuela. Juntas preparamos
huevos fritos, atole de nuez y fruta picada.
Desayunamos. La mañana era calurosa, la
bebida caliente nos hizo sudar. No podía
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet

52 hablar con nadie del sufrimiento que sentía. Mi hombro izquierdo se dislocó al 53
Al no encontrar alivio me despedí. Regresé a impacto del convoy; caí sobre los durmientes,
casa. Mi madre estaba por salir a trabajar; la senti un fuerte impacto y perdí la conciencia.
despedí con un beso en la mejilla. Hacía Pronto los servicios de rescate me auxiliaron;
mucho tiempo que no la besaba. recuerdo la voz de un joven que intentaba
Me vestí con las mejores ropas. Escribi a¡rastrarme ya que había quedado debajo de
dos cartas que coloqué en la mesa del uno de los vagones. No podía mover las manos
comedor. En ellas me despedí de las dos y no sentía los pies. Respiraba con dificultad,
mujeres que dirigían mi vida. Preparé estaba tota-lmente aturdido, sólo recuerdo una
comida y dejé todo en orden. Tomé un taxi especie de entumecimiento y la necesidad de
al metro; no tenía fuerzas para viajar en escupir algo que tenía en la boca. El para-
microbús. médico me arrastró jalándome de la playera.
Llegué rápidamente a la estación Con gran esfuerzo logró colocarme en una
Tezozómoc. Allí suele haber poca gente. camilla a la que me sujetaron con vendas para
Compré el boleto para entrar, pero sentí subirme. Una voz dljo: 'Está completo", y no
miedo, así que me senté en las escaleras de recuerdo más.
la entrada unos minutos. Era un cobarde' Salí No sé cuá,nto tiempo pasó. Desperté en
y comencé a caminar hasta que llegué a una un hospital con una sonda que entraba por
pequeña iglésia. Entré. Un cristo de madera mi nartz, desnudo y completamente vivo. No
me observaba fijamente. Lloré sin derrama¡ enfocaba bien los objetos a mi alrededor, pero
Iágrimas. No tenía por quién vivir. Regresé a escuchaba con claridad pasos apresurados.
la estación. Junto al torniquete había un La luz del sol entraba por una vent¿rna: todavía
policía, al introducir el boleto y crr.tzor, me era de día. Cerca de la puerta del cuarto donde
dio las buenas tardes. me encontraba escuché una voz que reconocí:
EI a¡rdén se encontraba casi vacio, dos mi madre.
o tres personas esperaban impacientes la Entró despacio, yo veía aJ techo. La sen-
llegada del tren. Caminé con la espalda recta, tía cerca de mi, no quería verla. La vergüenza
contoneando las caderas como es mi cos- era más gra-nde que mi dolor. Mi madre tiene
tumbre: con pasos cortos, pero rápidos. Llegué brutalidad en su lenguaje y una inteligencia
al final del pasillo. No sentí miedo; la decisión violenta. Hay fuerza en su temperamento y
estaba tomada. A 1o lejos podía escuchar un una coherencia interna a toda prueba, que
sonido. Enjambre de abejas. revela su calidad humana. Es admirable su
Abriéndose Paso en 1a oscuridad, el estoicismo. Claro que puedo equivocarme y
enorme dragón naranja se acercaba con con seguridad me estoy equivocando. Amo en
fuerza. Esperé con ca-lma, hasta que casi 1o ella mis carencias.
pude tocar con mi mano. Sin emitir palabras me abrazó. Creo que
Apreté los párPados Y brinqué. fue Ia primera vez que Ia vi llora¡. Nuestras
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet

54 lágrimas se mezclaron. ¡Cuán semejantes prendería fuego.


somos! El suicidio acentuó Ia reprobación que
-Me
siempre experimenté frente a mí mismo. Mi La psiquiatra escribia deprisa con una
madre dijo que juntas saldríamos del pro- vieia máquina. Al escuchar ia última
blema. Me sorprendieron sus palabras, no por respuesta se puso de pie frente a mí. Me
el apoyo, sino porque me aceptaba como mujer. observó y volvió a sentarse.
Pronto me trasladaron al hospital donde
ella trabajaba. Me vendaron el hombro que quedarte unos días
fracturado y curaron mis heridas, que eran hasta-Tendrás
que desaparezcan tus ideas suicidas
insignificantes. ¿Cómo es que no morí? Tal
vez no era mi turno o se me brindaba una
-sentenció.
nueva oportunidad. El doctor que se encargó La decisión me llenó de terror. Creí que
de mi revisión corporal descartó cualquier mi madre diría algo, pero se iimitó a tomar mi
complicación. Sin embargo, recomendó una mano y agachó \a cabeza, probablemente para
valoración psiquiátrica. oculta¡ su propio dolor. Me estremecí sin
Salimos de ese hospital para dirigirnos comprender todavia cómo había ido a parar
a otro, el psiquiátrico Morelos. Nos recibió una al1i.
doctora de apariencia limpia y de voz agra- La doctora llamó a una enfermera, quien
dable. Mientras me hacía preguntas, se rizaba pronto entró al cubículo para tomarme Ia
con el dedo un mechón de pelo. presión y darme una pijama de color paja.
Pidieron que me cambiara detrás de un
te gustaría voiver a intentarlo? biombo, obedecí; no dije una palabra. La ropa
-¿Cómo era áspera y estaba desgastada. No pude
-preguntó.lo volveré a hacer. cambiarme soio, ya que no podia utilizar el
-No tal con veneno. brazo izquierdo; al percatarse, la enfermera
-Queya lo hice y no resulta. me ayudó. SentÍ asco y un cosquilleo en todo
-No, el cuerpo cuando tocó mi piel aquel trapo
Mi madre se sorprendió con la respuesta. percudido. Temblaba. Mi respiración se hacía
entrecortada, silbando en precipitados jadeos.
que ya lo habías intentado? Entraron dos enfermeras más. Eran las
-¿Es jefas de turno. Habían llegado por mí.
-Sí. cómo fue? Comencé a 11orar. Mi madre me veía con dolor;
-¿Y recuerdo. se puso de pie, me abrazól al despedirse crei
-No volverás a tratar? que sería un adiós para siempre. Caminé
-¿Entonces
la doctora- -insistió detrás de las dos mujeres por un corredor
--Ta!vez. largo, estéril y blanco. Llegamos al comedor y
cómo te gustaria? escuché voces ahogadas en e1 interior de los
-¿Y
Con enOrmes tacones
Jair Camet

56 dormitorios que se encontraban a.lrededor del aventé a-l metro. 57


-Me
Iugar, pero era imposible distinguir más que
eso; murmullos, susurros y palabras entre- Se escuchó una gran carcajada y todos
cortadas. reímos. Uno a uno dieron su nombre. Al
Las enfermeras liamaron a todos los terminar comenzaron a aplaudir; era la hora
habitantes del vecindario psiquiátrico para de cenar. Dos graldes carritos llegaron con
presentarme. Desde el comedor se podía ver las viandas. Una de aquellas personas tomó
un hermoso jardín con un gran árbol en el un bolillo y lo llevó a mi lugar para rega-
centro y bancas de madera a los lados. A1 lármelo. Al terminar, todos comenzaron a
fondo, como damas de gran serenidad, se forma¡se para recibir sus medicamentos. La
veían flores rojas, amarillas, rosadas y hora de dormir. En ese lugar no se conoce el
blancas. insomnio gracias a los fármacos. Del lado
Todos mis nuevos compañeros se habÍa¡ derecho dormían los hombres y del izquierdo
sentado frente a mí para darme la bienvenida. las mujeres. En cada cuarto había cuatro
Una mujer como de cuarenta años, de grandes camas.
ojos vidriosos, susurró: Me sentía terriblemente fatigado y al
mismo tiempo perseguido por desconocidos
te llamas, pequeño? temores de lo que podría ocurrir si me
-¿Cómo quedaba dormido. Hice un esñ:erzo por vencer
No respondi. ¿Quiénes eral ellos? ¿Por el sueño, que se apoderaba de mí, pero
qué estaban allí? finalmente cai en un sopor intranquilo.
Pasé los quince días más hermosos de
te llamas? -rePitió la des- mi vida. Es mentira que los hospitales psi-
-¿Cómo
conocida. quiátricos son un martirio. Por la ma-ñana
cumples con tu aseo personal, después llega
Dudé un instante, no queria mirarla. la hora de desayunar. El tiempo pasa y es la
Ignoraba si tendría consecuencias al no hora de la terapia. A las doce del día comienza
responder. Respiré profundamente. la clase de movimiento corporal. A la una
de la ta¡de es la primera visita. La primera
semana no recibes compañía, te aíslan para
-Emmaluel -respondí.
Soy Julia. no alterarte con los problemas externos, pero
-Hola. cuando aún no autorizan tus visitas te llevan
Olra voz pregunló. Era un va¡ón: a nadar a una limpia alberca. Es como si
estuvieras en un retiro espiritual.
la primera vez que estás aquí? La visita termina a las dos y es hora de
-¿Es comer. Al terminar te permiten ver una
-Sí. te pasó en el brazo? pelicula o tomar una siesta. A las cuatro de
-¿Qué
Jair Camet

58 la tarde hay que ir a la terapia de grupo; a las


cinco comienza la clase de manualidades y
pintura. t os bien portados, reciben a esta hora
otra visita. A las seis de 1a tarde es la hora
feltz comíenza e1 traile. Las enfermeras
y algunos del personal de limpieza eran
nuestras parejas.
La primera ocasión que permitieron ia
visita de mi madre, ya tenía siete días sin Giré la carta número once. Un
verla. Entró con mi abuela. Comencé a llorar hombre coronado. En su mano
de felicidad, nos sentamos las tres en una derecha lleva un cetro; está sentado
banca de madera y platicamos. Claro que en en un trono. Lo interesante de esta
los hospitales psiquiátricos también existe carta Emperador- es que sólo
contraba¡do: de su bolsa mi abuela sacó un -El
muestra el perfrl. ¿Qué es lo que realmente
chocolate y un paquete de galletas que devoré oculta y por qué? La carta simboliza
como un niño. Los médicos no permiten las estabilidad, autoridad. Padre. Hermano.
golosinas porque pueden provocar reacciones Esposo. Consecución de metas. Decisión.
desfavorables, ya que todos alli toma¡r anti- No sé tú, pero yo muchas veces fantaseé
depresivos. Lo más valioso en aquel lugar que mis padres no eran mis papás, que era
mágico eran los cigarrillos. Dificiles de miembro de una familia con mucho dinero y
conseguir, pero nunca faltaba¡. me habían secuestrado, o tal vez que era un
Luego de quince dÍas, mi estancia habia extraterrestre de otra galaxia. Me gustaba
terminado. El psiquiatra redactó mi a-lta del jugar a que era una bruja, incluso hacia
servicio. Yo no queria abandonar el hospital, conjuros mágicos.
tenía miedo y nada que hacer afuera. Pero Recuerdo que alguna vez le pregunté a
mis súplicas por permanecer ahí fueron mi abuela por qué no tenia padre. Ella
inútiles: salí un lunes por la mañana dejando respondió que si lo tenía, que era Dios. Yo no
atrás a mis extravagantes amigos. quedé conlento con la respueslai Él era el
Todos los companeros del hospital se creador de todas las cosas, pero ¿cuándo
reunieron en el comedor para darme la iriamos juntos a un partido de futbol o al cine?
despedida, al igual que como me recibieron. Cumplidos los quince anos, mi madre
Todos mc desearon suerte y juramos que. una me habló de mi padre. Dijo que era un mal
vez fuera, ninguno de nosotros regresaría. hombre porque nos había abandonado. No sé
realmente lo qu e ocurrió y tal vez nunca
conozca la verdad, porque es imposible
regresar el tiempo. En ese momento lloré y 1o
odié. Pasaron los años; "es una necesidad
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet

conocer nuestro origen", recordé estas pa- cartón forrada con papel brillante. Tal vez 61
labras. dentro de ella se encontraban joyas carísimas
Después de perder todo en la vida, tenía que, por supuesto, no pensaba regresar. Con
que reencontrarme. Nunca olvidé el consejo calma para que nadie me descubriera, me
del psicólogo de Coyoacán. Era tiempo de agaché para recoger el tesoro.
emprender un viaj e para llenar 1os silencios. Me llevé una gran decepción. Era un
Por Iin solté el control, y como una peregrina libro, una antología poética. Giré la cabeza
me aventuré a descubrir lo que mi cuerpo me para buscar al dueño o a la propietaria, todos
exigía. Et sacrificio del dolor me acompa-ñó los pasajeros estaban profundamente dormidos
hasta la última puerta. La rendición. Em- y ¿cómo saber a quién le pertenecía? AbrÍ el
prendimos el viaje las tres generaciones, tres mazo de hojas y en la primera página encontré
recomendaciones, tres recuerdos, tres amigas, la respuesta. Con un sello estamparon un
tres sueños y un solo yo. gato en color verde y debajo del dibujo se
Desde que llegamos a la central de encontraba el nombre de la propietaria,
autobuses para sa-lir rumbo a Michoacán mis pertenecía a Carmen Jiménez. "Hay miles de
pensamientos estallaban. Preguntas sin mujeres bautizadas con este nombre", pensé.
respuesta rondaban en mi mente. No sentía ¿Dónde podría encontrarla pa¡a entregárselo?
temor, una fiesta se celebraba en mi interior. Comencé a hojearlo. La atrevida mujer tenia
Buscaba respuestas y las respuestas llegaron. el lib¡o completamente rayado. Las marcas
Viajamos de noche. Recordé el viaje a llenaban las páginas como pequeños liston-
los Estados Unidos. La nostalgia abrazó mi' cillos de colores. En los márgenes, con una
cuerpo. Me sentía como una estrella extinta. caligrafia muy cuidada, se veían notas que
Era de madrugada y una lluvia frna mojaba en ese momento no entendí. Leí uno de los
el camino. Las gotas eran claras y trans- poemas, me pareció la cosa más absurda.
parentes. Los árboles, que bordeaban la Segui pasando las hojas rayadas y encontré
angosta carretera, eran muy frondosos. Un un separador bellísimo: era Ia fotografía
ligero viento del sur agitaba las hojas con de un paisaje que capturaba un aca¡ttilado
calmosa suavidad. Abrí un poco la ventanilla, desde donde se podía ver el océa¡ro. Detrás
el recuerdo de los olores se queda grabado en de Ia imagen, con letras perfectamente bien
la memoria corporal, la sensación es enri- delineadas, se encontraba esctito: Quizá
quecedora. Un pedazo de corteza provocó que entienda en la otra uida, en ésta sólo imagino,
el camión diera un pequeño salto' Algunos DANIEL SADA. Por primera vez pude sentir la
de los pasajeros se despertaron y se volvieron fuerza de las palabras, que como con un basto
a dormir. Debajo del asiento un objeto acarició golpearon mis sienes. Quedé convidado a
mis zapatos. Bajé la vista para saber qué era, disfrutar misterios que hasta ese momento
la oscuridad no me permitió conocer los desconocía. Cerré el libro queriendo saber
detalles, creí que era una pequeña caja de todo acerca de mí mismo.
Jair Camet Con enOrmes tacOnes

o2 Llegamos de madrugada a nuestro Mi madre se detuvo frente a un local 63


destino. Huetamo es árido. Las grandes donde se vendÍan sombreros, botas y cin-
extensiones de tierra lla¡a se agrietaban. Era turones bordados con hilo de pita. "Aquí es",
verano, el viento que soplaba del horizonte dijo mi madre. Apreté los dientes. Un ligero
era caliente. Toma:'nos un taxi para llegar al mareo me hizo trastabillar. Frente a mi se
hotel donde nos hospedariamos. Intenté encontraba un hombre. Ese hombre era mi
dormir un rato pafa recargar energias, pero padre. Mi madre lo llamó por su nombre. Él
no pude, 1o que me permitió contemplar un arqueó las cejas. ¡Pobre! Su cara se convirtió
amanecer espectral. Ya como a las nueve en un velo blanco. Hizo todo 1o posible por
salimos a la plaza para desalunar caldo de ocultar su asombro, sin conseguirlo. Habia
iguana y una docena de tortillas hechas a reconocido a mi madre con sólo escucha¡ su
mano. En provincia la gente no corre aprisa foz.
como en la ciudad. Las mujeres todavía Se ace¡có a nosotros con paso lento. Mi
utilizan canasta para ir al mercado. El tiempo madre 1o dejó con la ma¡ro estirada. "Tu hijo
parece ser más largo. Las personas son edu- queria conocerte", dijo mi abuela. Se acercó y
cadas, se saludan deseándose un buen dia. me extendió su mano; yo la tomé. "¿Cómo te
El rostro de mi madre mostraba gran llamas?", preguntó. Es curioso que el hom-
serenidad. Caminamos un poco por la calle bre que te engendró no sepa tu nombre.
principal, mi frente se llenó de pequeñas gotas "Emmanue1", respondí. Mamá y abuela
de sudor. No sentía temor: me acompanaban salieron del lugar. Me esperarian en eI atrio
los dos grandes pilares de mi vida. "Vamos", de la iglesia.
dijo mi abuela, y subimos a un taxi que nos Comenzamos a formula¡nos preguntas
conduio hasta Ciudad Altamirano, Guerrero, de rutina. Es dificil entablar una conversación
a cuarenta minutos de Huetamo. con alguien que no conoces. Él era mi padre.
Para llegar a este lugar se cruza el río mi cuerpo lo sabia. Sus ojos trataban de
Balsas. Llegamos a.l medio día. Las personas enfocar una pequeña marca que tengo en la
que pasaban junto a nosotros nos veiar con ma¡o derecha desde mi nacimiento. Él la tiene
extrañeza. No sentia preocupación ni miedo en el mismo 1ugar.
de perderme en aquel espacio misterioso. Mi Le pregunté si yo tenía hermaros. Dijo
abuela caminaba a mi lado izquierdo; parecia que si, y que le daría gusto que yo los
una virgen con su rebozo de color gris oscuro. conociera. Claro que acepté. Me subi a su
Mi madre, inquebrantable como un duro camioneta y rápidamente llegamos a su casa.
metal pulido. Atravesamos la plaza y pudimos Me presentó a su esposa y a sus cuatro hijos:
escuchar una ca¡ción que me era familiar. tres mujercitas y un varón. Todos, claro, más
La melodía salía de una pintoresca ca¡rtina. chicos que yo. Mis medios hermanos me
Chayito Valdéz cantaba a grito pelado "La silla saludaron con respeto. Delante de su familia
vacía". mi padre me ofreció disculpas. Se hincó. Me
Jair Camet

64 senti incómodo; sentí que nada tenía que


perdonarle, para mí era un desconocido. "¿Por
qué nunca me buscaste?", pregunté. "No tuve
valor", dijo mi padre.
No le pregunté por qué había aban-
donado a mi madre cuando más lo
necesitábamos. La verdad pertenecía al
pasado. El hombre que veía en ese momento
era el presente, y me hacía sentir otra vez Giré la nueva carta. Se trataba de
vivo. "Así fue mejor", dijo una voz dentro de La Emperatriz. Personaliza la fer-
mí. No he vrrelto a verlo. Yo no pertenezco a tilidad. Acción. Fecundidad. Logros.
ese lugar. Influencia femenina. Mujer equi-
librada. prácrica y con decisrón.
La imagen está representada por una
dama sentada en un trono. En la mano
derecha porta un escudo donde se pueden
ver los cuatro elementos: tierra, agua, fuego
y aire. Con la mano izquierda sujeta un
cetro.
Esta carta represen ta a mi mejor amiga,
la consejera que nunca se equivoca, señora
de su casa y estratega de la vida. única, casi
infatigable. Ella olÍa a sopita de ñdeo, a licor
de jamaica. Siempre serena al caminar, movía
sus manos despacio. Hablaba poco: ésa era
su ¿unena-za y su seguridad. Esa mujer fue
mi abuela.
Bien decia ella: "Las cosas siempre
pasan por algo". Y así fue y tal vez así será
siempre. No siempre damos importancia a
aquello que el destino decide que debe
suceder a nuestro a.lrededor. En aquel mo-
mento de mi vida no comprendi que yo tenia
que volver de los Estados Unidos para estar
con ella, quien siempre me apoyó en 1o
próspero y en lo adverso. Ahora me queda
cla¡o.
Con enOrmes tacones
Jair Camet

66 Fue la primera persona a la que acertaba en mis deseos, a veces solía saca¡
manifesté mi inconformidad por ser hombre de la alacena una caja donde guardaba un
queriendo ser mujer. l,o recuerdo bien: tenía juego de té. Las tazas, los platos, la tetera y la
nueve años, los Reyes Magos habían llegado azr\carera eran minúsculas, de color lila,
por la madrugada. Yo esperaba con ansia una adornadas con una gardenia blanca como la
muñeca hermosa con la carita blanca como nata que tanto me gustaba con bolillo. Juntas,
la espuma de1 ma¡, de ojos azules brillantes solas y en secreto jugábamos a la comidita,
como perlas pequeñitas, de labios esca¡lata mi abuela prepa¡aba frijoles con huevo.
bien delineados formando un corazón per- El jugar con mi abuela tenía un alto
fecto. Con mejillas lisas como una tacita de precio: debía sacar buenas notas en la escuela
porcelana. Me gustan las muñecas y a 1o largo y obedecer a mi madre; aprenderme el ca-
de mis veintitrés años he formado una tecismo como canción y el rosario con sus
pequeña colección. cinco misterios, verso por verso. Esa mañana
Mis sueños se evaporaron por la ma- de DÍa de Reyes le dije a mi abuela que yo
ñana, al descubrir que junto a mis zapatos se quería ser mujer. Ella, con la serenidad que
encontraba una patrulla a escala. Las puertas sólo con los años se adquiere, aceptó en-
del vehículo se podían abrir de verdad. Dos señarme todo lo que una mujer decente
policias con uniforme aaul marino dirigían el necesita conocer. Las clases comenza¡on ese
carrito. Al ponerlo en marcha, las luces se mismo día.
prendían y la sirena de alerta producía un Mi madre regresó de trabajar y preguntó
sonido desagradable que pronto, con la ayrrda por los nuevos juguetes. No supe qué con-
de un palo de escoba, enmudeció. testar. Gritó. Así supe que los Reyes Magos
Los Santos Reyes fueron generosos ese no existían. No me importó demasiado, yo
a-ño: dejaron una bolsa con pequeñas piezas estaba aprendiendo a ser mujer.
para armar diferentes figuras. Con desilusión Después de comer y terminada Ia ta¡ea
tomé la bolsa completa que aún permanecia de la escuela, comenzaba mi instrucción.
cerrada y la tiré por la ventana. Los últimos Junto al sillón, en una bolsa tejida a ganchillo,
regalos que dejaron aquellos míticos perso- guardaba los estambres y las agujas de tejer.
najes fueron una caja con rompecabezas y un Esa fue mi primera clase: "Un derecho y un
cuaderno para iluminar. Estos últimos los revés", decía mi abuela. Me sentía feliz. pronto
conservé. Los dibujos de1 libro contaban la aprendi puntadas de fantasía: punto inglés,
historia de una princesa, así que me esmeré la mosca, espuma de mar y cola de pavo. Cada
coloreando sus vestidos. clase estaba acompañada de una historia, un
En casa de mi abuela habían dejado sueño y amor. TejÍ, bordé, deshilé, corté,
bombones con chocolate y galletas que con hilvané, planché, limpie y cociné como una
nadie compartí. Éstas eran mis golosinas mujer, como la mujer que deseaba ser. Como
favoritas y mi abuela 1o sabía: ella siempre mi abuela.

1
Jair Camet Con enormes tácones

68 A mi obligado regreso de los Estados Tenía un año y medio con la clinica 6g


Unidos, me encontré con una noticia que me estética, cuando escuché de nuevo la convo-
ent¡isteció. La abuela estaba enferma de catoria para la universidad. Otra vez realicé
cáncer y quince dias después del diagnóstico, los trámites correspondientes, pero esta vez
murió. sí me presenté aJ examen y con gran esfuerzo
Creí que me volveria loco y que tendría traté de responder las preguntas que no
que regresar al hospital psiquiátrico, pero comprendia. Por supuesto, no me aceptaron,
antes de que mi abuela falleciera me pidió el pero ese rechazo me llenó de coraje para volver
juramento de que nunca volvería a atentar a intentarlo. Mi abuela no conoció mi salón
contra mi vida. Además, le prometi que de belleza y no leerá esta novela, aunque
estudiaría una catrera universitaria. En el siempre me acompañ.a en cada paso que
velorio descubrí 1o que la muerte duele. Los camino.
dias pasaron y tristemente nos acostum-
bramos a viür sin ella, aunque todavía hoy la
escucho cuando tejo un suéter o cuando rezo
un rosa¡io-
Una tarde por la radio me enteré de la
convocatoria de una universidad. Preparé los
documentos'para hacer mi solicitud. Pero
¿qué estudiaría? Decidí pedir el ingreso a la
carrera de medicina. Pensé que sería fácil y
que mi abuela estaría contenta de que yo fuera
doctor.
El dia del examen llegó.
No tuve el valor de presentarme.
Ya tenÍa un salón de belleza y 1o que
ganaba era suficiente, pero la promesa que le
había hecho a mi abuela no la habia cumplido.
Por esto decidí entra¡ a un plantel privado:
estudiaría ingeniería en sistemas. En la
universidad era un requisito indispensable
leer; a mí eso no me gustaba, pero en aquellas
aulas algo comenzó a germinar dent¡o de mi.
Mi familia me veía con admiración: tenia
un negocio propio y además asistía a la
universidad.
A los tres meses abandoné la escuela.
1 rl r;"h,:i1."ü[""',i,,1],lil;

IU ¡:,i,fr::.*,*.-#fi
mano derecha ca-rga una baJa¡za donde se
equilibra una fuerza vital: el agua. Mesura.
Adaptación. Mezcla del pasado y del presente.
Armonía. Apuntalamiento. Imagen materna y
paterna. Presagios afortunados.
Mi amiga pidió que observara las cartas
en conjunto. La realidad que habían mostrado
me conmovía. Algunas veces me he inte-
rrogado acerca de mí mismo. Es dificil ser
honesto. De alguna manera la lectura me
permitió ajustar mis cuentas personales,
tomar conciencia de las comprobaciones más
desoladoras, enterarme mejor de cómo era yo
hasta ese momento.
Al salir del hospital psiquiátrico mi
madre me recibió con otra mirada. Nuestra
relación comenzaba a cambiar. Ahora la
comprendo: no debe ser sencillo 1o que yo le
exigía. Ella habÍa parido a un hombre, no a
una mujer. TaI vez no sabía cómo alrrdarme
y creo que yo menos.
Cuando crucé el marco de la puerta para
entrar a casa, su extensión, después de quince
üas de ausencia, pa¡ecia que había aumen-
Con enOrmes tacones
Jair Camet

72 tado. La veía tan grande como cu¿rndo eres ¿Cómo probarme un vestido en una tienda
pequeño y todo te parece enorme. No sé por de mujeres? La empleada me explicó que en
qué razón, pero me sentí parte de ella por esa boutique algunos artistas compraban la
primera vez. Nos sentamos en 1a sala, mi ropa para sus sho¿us. Comprendí que en-
madre me sirvió una taza de té de cordiales tonces sabía tratar a alguien como yo. Sin
doce flores. E1 aroma de 1a bebida era embargo, yo estaba inmerso en un remolino
confortante- de ráfagas que giraban en direcciones
Con calma y una serenidad que le encontradas: el inesperado respaldo afectivo
desconocía, mi madre sacó de su bolsa un de mi madre, el apoyo rea.l con su dinero, un
pequeño manojo de billetes y me lo entregó. temor de provocar rechazo entre las depen-
Era parte de sus ahorros. Al ponerlo en mi dientas del negocio, el deseo de tener mi
mano dijo que podía disponer de él para que propia ropa femenina y la suave presión de la
comprara ropa de mujer. Sorprendido, no empleada. Así ¿quién puede responder con
supe qué decir. Me avergoncé. pues nunca la seguridad de saber plenamente 1o que
antes habíamos hablado de esta necesidad quiere? Le dije a la chica que compraría el
que me trastornó durante tanto tiempo. Me vestido sin probármelo. Cuando supe el precio
abrazó fuerte, como tratando de pedir perdón casi me caigo de espaldas, pues superaba con
por algo de lo que ninguno de los dos era mucho la ca¡rtidad que yo llevaba. Salí sin
culpable. comprarlo.
A la maña¡ra siguiente salí temprano. El Regresé a casa. Mi madre aún no llegaba.
dinero tenía que rendir para comprar un Entré a su recálrnara y del clóset saqué un
guardarropa completo. Caminé por las calles vestido azul marino. Reviví mis años de
del centro de la ciudad. Entré en una tienda; secundaria. La prenda era recta y el único
exhibían en aparadores, grandes y luminosos, accesorio que la acompañaba era un pequeño
vestidos de todos colores, largos y anchos, cinturón rojo. Intenté ponérmelo y casi 10
cortos y estrechos. Una de las empleadas del rompo, era pequeño para mí. Me probé otro,
establecimiento se acercó para ayrrdarme. Con ahora de color blanco adornado con lunares
cierta timidez le pedí que me mostrara un rojos. Este sí 1o reventé y, con gran dolor,
vestido de crepé negro; el diseño era novedoso, descubrí que ya no era un niño, tenía vein-
con un iigero escote y por la espalda una tidós anos y mi cuerpo era el de un hombre
cintilla a modo de corsé para ajustarlo al joven.
cuerpo. E1 corte, semicircular, le daba movi- [,os vellos de mis brazos y piernas habian
miento. crecido, hacía mucho que no me depilaba, de
La señorita no tardó en regresar y me modo que compré lo necesario para hacerlo y
pidió que entrara a un probador para ver cómo rea)zar la belleza de mi cuerpo. Cómo duele
luciría. Pensé que tal vez se burlaba de mí, cubrir la piel con la cera caliente para después
pero no, hablaba en serio. Me sentí incómodo. da¡ un fuerte jalón que termine con el

l
Jair Camet Con enOrmes tacones

74 problema de rriz, durante una o dos sema¡ras. de todos colores, formas y texturas. Ahí sí 75
La zona depilada adquiere un color rojo perdí la pena y me probé todo el calzado que
intenso que pronto desaparece. Este ritual es me gustó. Algunos pares eran muy caros y
ineütablemente necesario, si se quiere tener otros de mala calidad; hay que buscar con
una piel de porcelana. detenimiento. El dinero casi se terminaba y
Al día siguiente fui de compras al todavia me faltaba una peluca, así que
mercado de Mixcalco, ahi pude encontrar ropa solamente decidí adquirir unas sandalias de
de buena calidad a precios baratos. [¿s chicas tacón alto en color negro. Después de negociar
que atienden en los almacenes son tan por diez minutos el precio de las zapatillas,
amables como las de las tiendas caras. Pero las compré. La verdad es que las cintas con
más aún que en la boutique de lujo, soporté las que se sujetaban me cortaban la piel, pero
la vergüenza de probarme en público los eran hermosas. ñ montarme en ellas era más
hermosos vestidos. No era para tanto. Me di alto que todos y sentía que poco faltaba para
cuenta que a la gente no parece importarle ni tocar con un dedo el cielo. Del mercado
causarle asombro ver a un homosexual caminé hasta Insurgentes Sur para comprar
compraado prendas femeninas. Antes no era una peluca de cabello natural. El dinero no
asi, qué bueno que las cosas han cambiado, me alcanzó; de nada sirvió el ahorrar en el
de alguna manera ya somos parte de la transporte.
sociedad. Al llegar a casa guardé todo bajo la cama,
En otra tienda compré ropa interior. como si fuese un secreto. Mi madre llegó y
Pantaletas ajustables, unas de encaje y otras comimos sin platicar. No tenia valor para
de algodón. Brassieres que hacían juego con sentarme a la mesa vestido de mujer. Una
los bikinis. Medias y pantimedias. Por fin parte de mi 1o deseaba y otra me recriminaba.
había realizado las primeras compras; el Veía mis manos en el borde de la mesa y ellas,
vestido más bonito era de color lila, ajustable al igual que la barba, no me permitirian
y corto. El otro, rojo, largo, circular y la orilla mentirme. Yo no era mujer.
del cuello estaba adornado con lentejuelas del Por la noche cerré mi cuarto con llavc
mismo color. El tercero y último, negro de para intentar transformarme. Comencé el
terciopelo. Por supuesto, también dediqué ritual del maquillaje. Había sido fácil hacerlo
algún dinero a aquello que realza y distingue en el salón de belleza con las clientas, pero
el buen vestir: aretes, pulseras, mascadas, dificil en mi persona. Pinté mis ojos con tonos
prendedores y cintillos. , oscuros, era de noche e imaginaba que un
Enseguida debía darle prioridad al apuesto príncipe vendria por mí para llevarme
complemento que sólo las damas más a un elegante baile que se celebraría en eu
exquisitas sabemos elegir: las zapatillas. precioso palacio de cristal. Terminé con
Caminé con impaciencia hasta el mercado de estornudos al aplicarme elrubor. Delineé mis
Granaditas. Un enorme lugar lleno de zapatos labios como un corazón. Me puse el sostén y
76 rellené las copas con calcetines; había hablaron y yo habia escuchado. De una caja 77
olvidado comprar el algodón. Me puse las sacó un cuarzo de color violeta, me 1o regaló
panta.letas. Apretaban tanto que ocultaban para protegerme con su energia. Dio un
bien 1o que no debía verse. Me puse el vestido consejo: que estuviera alerta. Mi vida da¡ía
de terciopelo negro y me calcé con mis nuevas un giro inútil de eludir. Yo había pedido
zapatillas. Temía verme de cuerpo entero en respuestas y las respuestas llegarían más
el espejo. La melodía de una canción, que pronto de lo que imaginaba. Era temprano,
parecía un bolero, entraba por la ventana. apenas mediodía. Tenia que hacer algunas
Comencé a bailar y a girar por toda 1a compras en el super-
recámara. Un soplo de anhelo me acarició.
El espejo, como verdugo implacable,
apareció frente a mí. Descubrí que no me
veía como había imaginado. El cabello corto,
la espalda ancha y los senos sin movimiento
me expulsaron de la fantasía. La decepción
duele como veneno que corroe el alma. Mi
creación venía malograda desde antes de
nacer. Siempre viví una conflagración de
dimensiones dolorosas entre el cuerpo de un
hombre que vive y siente con un alma
femenina-
Mi madre llamó a la puerta, yo no quería
que me viera. Me enfrentaba a la derrota. Los
tacones de las zapatillas me daban, a pesar
de todo, alguna seguridad. Abrí la puerta
despacio. Me vio de abajo hacia arriba sin
pesta.ñear. Era demasiado claro que no podía
sorprenderse. Ya esperaba verme vestido de
mujer. "Eres casi bonita", dijo mi madre. Salió.
Respiré profundo y me desvesti. En una
caja guardé todas las cosas que había com-
prado y las puse en el fondo del clóset. Todavía
las conservo, algunas veces las saco para
acariciarlas. La necesidad de travestirme se
terminó. Y no creo que regrese.
La voz de mi amiga me sacó del trance.
E1 tiempo había terminado, los arcanos

,l
¿ a Tras cerrar la puerta del consul-
I I torio me detuve unos segundos.
I t Aprecié la evolución de mi üda

I I ffi;.ilfi1"ff;T:,":*'"7
Ta¡ot me había ayudado a recuperarlas con
calma y sin censura. Mis pensarnientos se
acomodaron mejor. Oí mi sangre y pude sentir
el cosquilleo que hace a.l recorrer mi cuerpo.
Recuperé mis recuerdos y los puse en su
lugar; ahora fluían como agua viva. Al salir
dejé atrás mi pesimismo y mi incredulidad.
Una inquietud desconocida recorría mi piel:
el apetito por saber cuá era mi verdadero
camino.
Caminé a casa y me encontré con una
sorpresa: la tienda de ropa donde compré mi
primer vestido de fiesta habia cerrado. En su
lugar se había establecido una pollería. Me
causó algún desconcierto. Un recuerdo recién
evocado ya no tenía presencia real. Llegué a
casa sin una sola de las compras progra-
madas.
Tomé el auto de mi madre y pronto llegué

@ al supermercado. Entré a la gran tienda y


comencé a busca¡ los arLÍculos necesa¡ios. En
el pasillo de los productos bajos en calorías
una mujer me reconoció. Era alta, de grandes
senos firmes y caderas anchas; parecía
Con enOrmes tacones
Jair Camet

80 delineada con fino pincel, su cabello era largo ofreció su ayuda. Pronto, con gran habilidad, 81
y teñido de rojo. La respiración se me cortó desmontó la llanta y puso la refacción. Yo,
por unos segundos y una gran alegría me 1lenó atónito, lo observaba. Era hermoso, con
de lágrimas los ojos. Se trataba de Brigitte, grandes ojos de color miel, cabello castaño
el amigo que había dejado en los Estados claro, de piernas largas y brazos musculosos.
Unidos. Pero más que guapo era angelica.l. Senti ganas
Había cambiado de sexo y su nombre de tocarlo o de hablarle; no tuve valor. Se
artístico también. Ahora era Ka¡en. Sentí gran despidió, yo quise pagarle por el favor, no
envidia: éI si había reaTízado sus sueños y, aceptó. Subió a su auto y se marchó sin que
para decir la verdad, e¡a bonita. Platicamos yo supiera su nombre. Supe que se trataba
rápido porque yo no soporté verla de frente, de un ángel porque al darme la m¿rno pa¡a
además me contó que había retomado sus despedirse impregnó la mia de un olor a
estudios de diseñadora de modas. A su lado, canela.
me vi como un fracasado. Le dejé escrito mi Dias después. Karen se comunicó para
teléfono en un papel; otro día nos veríamos darme su dirección. Nos veriamos en su
con tiempo para conversar con calma. casa al siguiente día. Dudé en asistir;
Salí de1 super casi corriendo. Ella era él representaba lo que yo no pude ser. La
bonita. Encendí el auto y salí del estacio- curiosidad por saber cómo vive una mujer que
namiento. Me detuve en el prir.ner semáforo. habia sido hombre me impulsó y llegué a la
El coche se apagó. La luz verde me indicó que cita.
tenia que seguir; metí el clutch y la primera Mi amiga rentaba un cuarto en la azotea
velocidad. Unjoven me indicó, desde su auto, de un edificro cerca del supermercado donde
que 1a llalta trasera estaba baja. La revisé. nos habíamos reencontrado. Toqué y ella
Se había ponchado. Quise sacar los docu- misma abrió la puerta. Vestia unos panta-
mentos del seguro vial estaban en la lones deportivos y una blusa corta. Iba sin
-que
guantera del coche- y pedir auxilio. Jalé la maquillaje y con el cabello desarreglado. Su
manija; la rompí. Me bajé para abrir la cajuela; cara mostraba una incipiente barba de un par
saqué la llanta de refacción, el gato y toda la de dias. Me saludó con un beso. Entré a su
herramienta. Con todo el instrumental en el estrecha vivienda, un lugar limpio y ordenado.
piso no supe qué hacer, nunca encontré el Nos sentamos a la mesa y bebimos café
botón para activar el gato hidráulico. No sé mientras platicábamos de su reciente ope-
cambia¡ una llanta. Los automovilistas pasa- ración transexual. Se veia satisfecha y alegre
ban junto a mí sin detenerse. con su nueva apariencia.
De pronto, el joven automovilista que me
advirtió de la llanta se estacionó junto a mí. lo ha tomado tu familia?
Senti mucho miedo, ta-l vez había regresado
-¿Cómo
me quieren ni ver con una
para asaltarme o hacerme daio. Pero no, me -No
sombra de dolor- -dijo
I

Jair Camet

a2 Karen comenzó a llorar. No supe qué


decir veces las palabras no comunican
nada--ay la abracé fuerte. Lloró durante largo
rato.
Se sentía culpable por haber mutilado
su cuerpo. Es dificil comprender una situa-
ción semejante, y más aún cuando se persigue
como ideal. No era una derrota para mi amiga;

1 ñ l;,:n: *'ffi:ffl;,?:l l:
tal vez simplemente necesitaba tiempo para
ordenar y comprender su nueva identidad.
Los seres humanos nacemos hombres o
mujeres, pero cuando se viene al mundo con
cuerpo masculino y con gustos, gestos y
pasiones femeninas, ¿cómo podemos llama¡
L ¿il:,,#i":ix;*i?*t:
pensando cómo sería la vida en un iugar asi,
a una contradicción así? se dicen tantas cosas que sentí curiosidad por
Comprendí, a través de la experiencia conocerlo, pero lo que más me interesaba era
de Karen, que no se necesita tener un cuerpo la beca que ofrecía la institución, ya que
de mujer para amar, sentir y comprender la cubria el monto total de los gastos de un
vida; que es posible hacerlo aún cuando a los estudiante. Además, 1os médicos militares
varones nos eduquen con una voluntad tienen un gran prestigio profesional y yo tenía
distinta, que busca esconder las emociones y una promesa por cumplir. Llame a-l Colegio.
los sentimientos. Como si fuera sano ocultaJ Un amable joven me indicó que tenía que
1o que sentimos, como si se pudiera negar presentarme en el plantel de la avenida México
nuestra naturaleza humana. Tacuba.
Ante la maravillosa indiferencia del ser Me desperté temprano. Que morti-
Supremo, el único consuelo de un homo- ficación decidir cuáI ropa ponenne. pensé que
sexual es entrar al caos, soltar el control de podía delatarme si me vestia como acos-
si mismo para tratar luego de recuperar 1a tumbro, con pantalones ajustados y playeras
calma, la aceptación o no existir. de colores luminosos. Tenia que ingresar
primero, y después podrian saber que soy
homosexual. Así que me vestí con un pantalón
recto y una camisa, ambos negros, me sentía
incómodo. Descubrí que soy más atractivo
como hombre que como travesti. SaIí de casa,
pero al cerrar la puerta sentí miedo; era una
locura. Un homosexual se atrevería a trans-
gredir algunos de los valores milita¡es como

I
Con enOrmes tacones
Jair Camet
84 la gallardía viril y romper las reglas. Claro está Saludó, y nos condujo a todos los aspirantes 85
que en los requisitos no hay ninguna espe- por un largo pasillo, limpio y estéril. Recordé
ciflcación en cuanto a 1a orientación sexual. el pasillo del hospital psiquiátrico. Llegarnos
Gente como yo no estaba excluida. Pa¡a no a una sala de proyecciones y comenzó la
sentirme solo, tomé mi Ómnibus de poesia, explicación. El vídeo mostraba detalladamente
que se había convertido en un consejero-guía las características de las varias carreras v de
y la gente, cuando nota que cargas un libro, cada uno de los planteles. Todos eran enoáes
te mira con cierto respeto. Tal vez son sólo y con una arquitectura planeada hasta el
ideas mías. ú1timo rincón y detalle. Terminada la expli-
El recorrido era largo, asi que comencé cación visual pasamos a una sesión de
a hojear las páginas. Es dificil comprender el preguntas y respuestas. No me atreví a abrir
signiñcado de la poesia cuando se desconoce la boca.
este arte. Pero senti gran fascinación, porque A1 salir de la sala, nos entregaron un
leía algo que yo mismo había vivido. Se t¡ataba folleto con las rutas curricula¡es. fl Colegio
de un poema de ángeles; no recuerdo el Milita¡ beca al ciento por ciento mientras se
nombre del autor, pero a1 igual que yo, creía cursan los estudios universitarios. Nos
que estos seres no eran tan imaginarios, pues explicaron que los interesados teníamos que
aJgunas veces levitan y otras carrlin¿rn cerca registrarnos en otro plantel. Nos dieron la
de nosotros, tanto que ocasionalmente se dirección y las señas para llegar sin difi-
confunden con los mortales, y creo que uno cultades. Era temprano, así que decidí
de ellos se acercó para acompañarme, como presentarme de inmediato.
el chico que me a1'udó a cambiar la llanta. No Llegué casi al mediodía. El lugar se
sé cuantas veces relei aquel mágico poema. encuentra a las afueras de la ciudad. a orillas
Llegué al plantel militar, me registré y de la ca¡retera México-Cuernavaca. Hice la
pasé a una sala donde esperé aJ guía para solicitud. Sin dudar estudiaría medicina. Me
conocer las carre¡as universitarias que ofrece explicaron que se hacen cuatro diferentes
el Colegio. Había otros chicos esperaldo. Una pruebas: la primera consiste en un exhaustivo
vez más ab¡í las páginas del libro. Me exarnen médico que se realiza después de
sorprendió que casi podia oler, ver y tocar con llenar el registro. Sin mucho qué pensar me
mis manos lo que leia. Las letras formaba¡ la formé para esperar mi turno. Eran numerosos
frase rebanada de sandia y la sandia se los jóvenes y las señoritas que esperábamos
materia,lizaba en mis mar¡s; los versos eran ingresar. La fila caminaba lento, así que volví
pequeñas fotos llenas de colores y diversas a leer mis poemas. Después de dos horas de
texturas. Después de unos instantes, un espera, entré con un gn¡po de diez mucha_
hombre vestido con un elegante traje militar chos. Primero con el oculista: un examen
entró. Su traje perfectamente bien planchado normal sin mayores complicaciones. Después
y sus zapatos brillantes atrajeron mi atención. con el dentista: estaba todo bien. para ese
Jair Camet Con enOrmes tacones

86 entonces me sentía como en mi casa, pero de su traje llevaba una bata blanca. Se acercó 87
trataba de no hablar con nadie, ya que mi voz a mi cubículo y me preguntó por qué no me
es un poco aguda y podían darse cuenta de lo había desnudado. Los ojos se me llena¡on de
que ocultaba con tanto celo. lágrimas, pero no derramé ninguna. En ese
Dos enfermeros me tomafon la presión momento tuve una idea maravillosa. Le dije
y 1os signos vita.les. Era tan sano como un que participaba en una obra de teatro de la
bebé bien cuidado. Nos condujeron al otro iglesia y que para el papel me había depilado
extremo del lugar para la revisión ñnal, pero las piernas y pintado las uñas. No sé si mi
habia tantos jóvenes esperando que deci- mentira fue convincente, pero me dijo que no
dieron mostrarnos las insta.laciones. Conocí me preocupara. Sin embargo, era requisito
la cocina, ia cancha de fritbol, la biblioteca, el indispensable concluir el examen médico. Así
área de cómputo y los dormitorios, que er¿rn que insistió que me desvistiera nuevamente
tan limpios como los de un hospital, al igua-l y me dijo que si alguien me faitaba al respeto,
que las regaderas y los baños. Todos los é1 se encargaría de poner orden.
espacios eran luminosos. Respiré profundo y salí completamente
El reóorrido duró unos cuarenta minu- desnudo. Nadie hizo comentarios; cada uno
tos; regresamos y esperamos turno de pie trataba de ocultar su propia vergüenza. El
durante otros veinte y el oficial encargado de médico nos pidió que camináramos alrededor
nuestro grupo nos ordenó no recargarnos en del lugar con rapidez, después brincamos con
la pared. Por fin la espera terminó: entranos la frnalidad de acelera¡ el pulso. Uno a uno
a un cuarto grande con diez probadores como nos tomó los signos vitales, nos pesó y midió.
los de las tiendas de ropa. El militar nos pidió Después nos reüsó el pene. Era la humillación
entrar al vestidor y desvestirnos para la última más grande que había üvido, hubiese pre-
prueba. Tendría que desnudarme dela¡rte de ferido esta¡ en Migración en Estados Unidos
todos esos chicos. Quise salir corriendo, pero una vez más y no en aquel examen médico.
tenía que cumplir el juramento, así que entré Creí que todo había terminado, pero no fue
y desabotoné la camisa, me quité los zapatos así. El doctor regresó y me pidió que me
y los calcetines. Las uñas de mis dedos volteara y me inclinara para revisarme el
estaban pintadas de color uva. Comencé a trasero. No tocó partes tan íntimas con sus
sudar frio, las manos me temblaban. Cerré manos, solamente dio un rápido vistazo. Para
los ojos y bajé el cie¡re del pantalón, lo terminar Ia vejación, tuvimos que subir a un
desabotoné y lentamente lp fui bajando hasta banquito como de cristal, después supe que
llegar a mis tobillos. En ese momento recordé es para saber si alguien tiene problemas de
que la noche anterior me habia depilado las columna o el pie plano. Terminado el examen
piernas. nos vestimos y esperamos el resultado. Yo fui
De prisa me vestí. Pero un nuevo milita¡ el último en recibir el documento y el médico
entró: era el médico. Lo supe porque además no se quedó con dudas: "¿Eres homosexual?".

)
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet

88 Respondi que si y a mi vez Ie pregunté si a mi hospital psiquiátrico a causa de la franca 89


existia algún impedimento. Con el dedo dijo oposición entre delicadas prendas de mujer y
que no, y me dio la mano para despedirnos. la osadía de presentarme al Heroico Colegio.
Entregué el papel con las observaciones a un No podía cerrar la boca ante la sorpresa de
oficial y esperé para saber mi suerte. Habia que su hijo hubiera pasado dos etapas de
pasado la primera prueba con éxito y estaba pruebas en la máxima institución militar del
citado al dia siguiente para realizar 1a de pais. Creo que escondía su contento, ta.l vez
rendimiento fisico. me imaginaba con Ia apostura que da el
La hora del examen era a las nueve de uniforme de cadete y siendo un respetable
la mañana. Llegué con dos minutos de retraso, médico milita¡.
asi que el militar a cargo me regañó con Por las noches, antes de dormir, leÍa
seve¡idad. Ofreci disculpas y comencé los algunas hojas del mazo de poesia. Empecé a
ejercicios que se nos pedíal. Primero dimos buscar en el diccionario las palabras que
veinte vueltas a la ca¡rcha de futbol, después ignoraba y releía los versos varias veces. La
había que hacer treinta lagartijas. No pude noche anterior al examen psicológico me
completar la prueba, solamente realicé la atreví a escribir mi primer poema. Por
mitad. Es, creo, la más dificil de todas, porque supuesto se lo dediqué a Gabriel. Esta vez no
los ejercicios eral agotadores. era de amor, sino de despedida. Ya le había
Claro que para el ñnal dejaban lo más escrito cartas amorosas; ahora, escribia
dilicil. Teniamos que saltar del trampolin de versos que salían como bocanadas de aire;
diez metros. En realidad es una prueba muy volvi a sentir ese gozo inexplicable, como una
segura, ya que no importa que no sepas nadar tenue corriente eléctrica que viajaba al interior
salvavidas y demás personal a1 pen- de mi cuerpo.
-hay
diente-; pero tienes que lanzarte y punto. Llegué puntual a [a cita con el psicólogo;
Como se nos había indicado el día anterior, no quería otro regano. Hablamos de mi familia
todos traiamos traje de bano y por supuesto y de cómo eran las cosas entre mi madre y
ropa deportiva. Uno a uno subia a1 trampolin yo. Preguntó por qué quería ser médico. Con
para ejecutar su clavado. Mi turno llegó y sin dificultades le expliqué que queria ser útil a
mucho pensarlo brinqué apretando todos los los demás; no lo convencí. Quiso saber si era
músculos de mi cuerpo. gay y asenti. Me entregó e1 papeiito. Habia
Crei que no pasaría la prueba, pues pasado la prreba. SaIÍ contento. Tenia quince
habia fallado dgunos de lgs ejercicros. Pero dias para estudiar y presentar el último
terminé con éxito la extenuante tarea y tendría exarnen, el académico. Me sentí tan feliz por
una cita tres días después para el exarnen haber superado estos pequeños retos que,
psicológico. "Este si que no lo pasaré", pensé para festejarlo, escribÍ otro poema.
mientras viajaba de regreso a casa. Mi madre Tenia casi tres años de haber egresado
estaba boca abierta. De milagro no la ma¡rdé de Ia preparatoria, así que lo que supues-
Jair Camet
90 tamente debía saber, ya lo había olüdado. Los
únicos estudios que me emocionaban habían
sido, sin duda, los de Cultura de Belleza. Tal
vez porque los cursé a escondidas de mi madre
y yo mismo cubría el costo de la colegiatura.
Me concentré mucho en la preparación para
esa prueba. Lo hice con cierto gozo: era la
puerta de la promesa.
El día llegó. La moneda estaba en el aire,
cayó y la fortuna no me favoreció. Pracasé una 1 O y.:.fl:TX:,i:i,T:":;X3';
vez más. Había puesto todas mis devociones
en ese reto.
I J r,;"x;',:::"T ['";:[".,;"{i
ella. Decidí ma¡charme nuevamente a Estados
Unidos. Fue difícil encontrar su tumba.
Caminé lentamente por el lado derecho del
recinto, trataba de observar cada detalle y
escucha¡ con fino oido los secretos que guarda
celosamente 1a tierra que cobija a los que ya
no están. Sobre la lápida coloqué un ramo de
rosas blancas y me hinqué para rezat. La
mañana era calurosa y en el cielo no había
nubes. El viento no soplaba. De mi cartera
saqué su fotografia para tocarla con mis
dedos. Un par de lágrimas entorpecieron mi
vista. Oi la voz de mi abuela, me decía que
estaba junto a mi. El contacto de sus manos
me dio el a.liento que necesitaba para con-
tinua¡.
A1 regresar a casa platiqué con mi madre
sob¡e la decisión que había tomado. Por
supuesto, estaba en desacuerdo, pero me
ofreció dinero para que reafizara el viaje y se

H##_ comunicó con mi prima para que otra vez me


recibiera. No queria marcharme. Sin embargo
tenia que hacer algo, trabajar para poner
nuevamente el salón de belleza u otro negocio.
Con enOrmes tacones
Jair Camet

92 Ser otra vez estilista no me gustaba: quería mojadas. Escuchaba el palpitar del corazón. 93
además de cumplir mi promesa, explorar Las ideas se reacomodaban en mi cabeza. Las
nuevos mundos y para ese entonces la caricias se combinaron y dieron diferentes
literatura ya había germinado en mi corazón sensaciones. E1 mundo se detuvo en ese
pasiones que desconocía. Dediqué los momento. Saqué una pluma y la deslicé con
siguientes dias a poner en regla mis docu- torpeza sobre el pape1, empecé a crear mi
mentos migratorios; la verdad, trataba de primera historia con tinta, no tenía frnal ni
postergar el viaje. Los días pasaban y aún no estructura. Lo único notable que se describía
determinaba una fecha de Partida. en esas líneas se trataba de un ogro y una
Por las noches se me dificultaba el princesa. EI sol, con apenas frnos destellos,
sueño, me rodeaba una nada que apenas anunciaba su llegada y yo 1o recibí sentado
poblaba con las lecturas de mi poemario. en el borde de la cama escribiendo el relato
Comencé a sumergirme en la existencia de de alguien vestido con mi experiencia.
otros, creaba personajes imaginarios que sí Apareció un camino de liberación que me
lograban alca¡zar y cumplir sus metas. invitaba a a¡rdarlo.
Algunos se trasformaban en mujeres, otros A la mañana siguiente esperé que mi
era¡ médicos y mis favoritos se casaban con madre se marchara a trabajar para infor-
sus primos. Algunas noches saltaban a las marme sobre ia beca. Ella no debía coÍ¡ocer
páginas de un cuaderno de notas. Ta-l vez hice mis nuevos planes, se ilusiona¡ía con algo que
bien en a¡otar todo. no podia estar seguro de obtener. Escuché
Una ta¡de, mientras escuchaba el radio, atento las instrucciones que una señorita me
el locutor daba una noticia que me pareció indicaba por el auricular: tenía que acudir a
importante. Una institución ofrecía becas para una entrevista esa misma tarde, presentar
cursar carreras a nivel licenciatura. Un nuevo copia de mis documentos personales y
proyecto que basaba sus principios en el redactar una carta donde explicara por
respeto y la libertad; 1o decía con énfasis qué tendría que ser merecedor de esta
el comunicador. Apunté en mi Ómnibus el oportunidad. Este ú1timo requisito era
número telefónico. ¿Llamaba o no? "Esas indispensable.
cosas no son para mí", pensé mientras lavaba Me senté en la sala Para Pensar cómo
los platos de la comida. ponerle palabras a mis sueños de ser doctor.
Esa noche giraba en la cama de derecha Comencé a escribir. La mañana estaba
a izquierda. Las respuest4s se develan en las terminando y no lograba redactar algo con
noches de espera. Me Puse de Pie Y me mavor coherencia que mi nombre. Sólo frases
acerqué a la ventana, una lluüa como de rocío sueltas.
aca¡iciaba el cristal. Abri para sentir en mis Levanté el colchón de la cama de mi
manos aquellas gotitas. Me desnudé y como madre para saca¡ e1 acta de nacimiento y los
en un ritual limpié mi cuerpo con las manos documentos necesarios. No podía seguir
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet

sentado sin hacer nada. Asi que me dirigí a entregó una ficha que le di a mi amigo el 95
un café internet. Con un poco de vergüenza Ómnibus para que me la guardara; con los
le pedí aljoven que trabajaba como encargado nervios yo era capaz de perderla.
del negocio que me a¡rudara a redactar la carta Nada le dije a mi madre de este intento.
que me solicitaban. Él no se negó, y con Al salir de casa no le dejé una nota pa¡a
prontitud Ia carta estaba en mis manos. avisa¡le dónde estaría asi que se preocupó por
Estaba escrita con mucha formalidad, des- mi tardanza. A mi regreso, Ie mentí: dije que
tacando con letras más oscuras que deseaba habÍa ido a tomar caJé con una amiga. Entré
estudia¡ la carrera de medicina. Salí corriendo a mi recámara y tras la imagen de la Virgen
del lugar, eI tiempo se terminaba, pero no iba de Guadalupe deposité la ficha, doblada en
a marcha¡me sin mi Ómnibus de poesÍa así tres partes. Pensé que si tenía cerca mi hoja
que regresé corriendo a casa p¿rra llevarlo de registro, Ella no se olvida¡ía de da¡me una
conmigo. Ya era un acompañante habitual de ayudadita.
mi vida y de mis viajes, aunque fueran sólo La primera semana pasó y creí que
los del metro, además de grrardar mis más olvidaría el asunto de la beca. No fue así,
íntimos enigmas. Las imágenes de los poemas pasaba las noches intranquilo, algunas veces
"poblaban de sedientos seres, el río de ia calle" imaginando que entraba a la universidad y
por donde a-lgunas veces transitaba. otras me veía limpiando baños públicos en
Llegué con algunos minqtos de retraso gringolandio. La tercera semana llegó. Para
a la cita; pensé que esto me restaría puntos entonces había releído varias veces el libro
para que me otorgaran Ia beca. Entré con de poesía. Cadavez experimentaba emociones
cautela al cubículo donde me harían la distintas o caía en alguna ensoñación. Hacía
entrevista. Sentada detrás de un bonito tiempo que no escribía mis propios poemas,
escritorio se encontraba una chica morena sentia un miedo inexplicable cuando quería
con los ojos de un endiablado color oro, el tomar la pluma para intentar trazar las Iíneas
cabello Ie caía en una cascada de serpentinas. y curvas de un verso. Sin embargo, seguía
Vestía un lindo traje de falda y saco en color escribiendo historias sin ponerles final.
marfil. Sin esper¿rr instrucciones me senté. Faltaban tres días para conocer el
Las piernas me temblaban, no quería que se resultado de la beca. No soporta¡ia una noticia
notara mi nerviosismo. La mujer leyó la carta negativa así que compré un boleto con destino
en voz baja. Al termina¡la sonrió, y eso me a Tijuana. Mi madre se entristeció. Dlla, al
comunicó confianza. Habl?mos de mi familia igual que yo, no quería que me marcha¡a.
y de nuestra situación económica. Revisó con Intentó tocar el tema, pero no lo permití. La
detenimiento mi certificado de preparatoria, decisión era únicamente mía. El domingo de
me explicó que se realizaria un sorteo y que mi partida se publicaban los resultados.
los resultados se publicarían en los periódicos Minutos antes de que el autobús saliera
de Ia ciudad tres semanas más tarde. Me hacia la frontera, llegué a la termínal acom-
l
Con enOrmes tacOnes
Jair Camet
- 96 pañado de mi madre. La veía abatida v me carreras; supe por ellos que se realizaban con q7
mortificaba que fuera por mi culpa. ¿óómo frecuencia eventos culturales en el auditorio.
retractarme? Ya no era un niño y el boleto Cuando el tiempo 1o permitía, entraba a
estaba pagado. Fui a la dulcería; quería com- escuchar algu na conferencia.
prar algunas golosinas. El tiempo se terminaba Al terminar el primer semestre de
y pronto tendría que subir aI camión. Cerca medicina, un asesor me recomendó cursar
de los ba-ños, una señora vendía el periódico. alguna clase de redacción, pues mi ortografia
Sin mucho pensar lo compré. no era buena. Para ese entonces ya odiaba la
Hojeaba las páginas con rapidez hasta ropa blanca, pero yo tenía aquella deuda, que
que encontré la sección cultural. Con gran comenzaba a hacerme pesado el trárrsito por
pesimismo leí uno a uno los nombres de la universidad. Por algunos de sus pasillos
quienes ganaron el sorteo para la beca. po¡ el habían colocado ca¡teles donde se invitaba a
altavoz anunciaban la salida de mi autobús. los alumnos a integrarse a un taller de
Estuve a punto de cerra¡ el diario. Un joven literatura. Me inscribi.
me preguntó la hora. A 1o lejos mi madre me Al presentarme a Ia primera clase tuve
buscaba; ya me había tardado. Mi vista se fijó que exponer por qué había entrado al curso.
en las letras de mi nombre. to releí una y Dije que necesitaba corregir mi ortograJia. La
ottavez, dudando de su autenticidad. Si, ese maestra me explicó que el eje del ta,ller era la
nombre era el mío. Corrí para abrazar a mi creación, pero que podíamos trabajar mis
madre. Intente explicarle lo que ocurría, sin carencias fuera del horario. Acepté. Me exigÍa
poder ordenar con claridad mis ideas. El leer un libro por semana. Las primeras
autobús se marchó sin mi- lecturas fueron las más complicadas. Sentía
Realicé los trámites de mi inscripción a sueño al comenzar a leer. No podia seguir la
la universidad y a las dos sema¡ras ya era todo trama para disfrutarla. Sin embargo, ella fue
un estudiante de medicina. Con orgullo paciente.
caminaba por los pasillos con mi ropa blanca El segundo semestre estaba casi por
y mis libros de anatomía bajo el brazo. Fue llegar a su ñn. El último dia de clases cada
dificil el primer semestre; la medicina no se uno de los participantes debía llevar un texto
relaciona en nada con la Cultura de Belleza. de su invención. Con los exámenes de fin de
Las visitas al anfiteatro en poco tiempo me cursos no tuve tiempo de escribir algo que
resulta¡on aterradoras y desagradables. No me dejara satisfecho. Pensé en no asistir, pero
podia creer que existiera un olor peor que el no podía faltar; habiamos organizado una
del líquido del ondulado permanente, pero pequeña fresta con la maestra y yo llevaría el
el del formol y el de los cadáveres me des- pastel.
engañaron. La primera que levantó la ma¡o para leer
Aún así me sentia contento en la uni- fue una chica; su texto era hermoso. Después,
versidad. Pronto conocí compa-ñeros de otras con un poco de timidez, comenzó la lectura
--.---r-

Jair Camet Con enOrmes tacones

98 un joven. E1 último fui yo. Comencé a lee¡ mi principe y vivo en una hermosa nube de color ()()
relato con lna voz suave, como tratando de asul. Mis piernas son fuertes, puedo correr
ocultar mi inseguridad. Decia asi: por los planetas a la belosidad de un sueño.
"Había una vez un ogro llamado Mur- Quiero saber cómo es el lugar donde las
mos, vivia en una nube de color sepia y soñaba fantacias se hasen rea.lidad.'
con a-lgún día poder convertirse en una hada El ogro estaba mintiendo, claro, por
de los sueños. É1 era grande, aunque de corta miedo a ser rechazado.
edad, y de apariencia qué no decirio?- La carta llegó a manos de Paola, una
-¿por
horribie. Sus pies le dolían al caminar; sus hada cuya belleza es tan grande como el
dedos estaban coronados por unos enormes universo. Con sorpresa intentó leer 1as líneas
callos de los cuales brotaban unos gruesos escritas, pero no logró descifrar su contenido:
pelos negros. Sin embargo sus cabellos eran la ortografia era terrible. Después de un fuerte
hermosos, dorados, suaves, y los decoraba dolor de ojos, el hada redactó su respuesta
con flores de buganvilias. Sus piernas eran con la delicadeza que se necesita para bordar
cortas y gruesas. La barriga era tan grande de oro las alas de los ángeles.
que 1os botones de sus ropas no resistían. Por El sobre donde colocó la carta estaba
esto utilizaba una soga que pasaba alrededor decorado con perlas y brilla¡rtes. La envió con
de su cuello y sujetaba su estómago para un páj aro plateado que se fue volando bajo el
aminorar la.carga. Su panza era tan pesada cielo nocturno.
como una tortuga sobre un elefante y una Murmos recibió 1a respuesta con gran
foca. SufrÍa severos dolores de espalda. alegria, pero como el hada no logró saber
Murmos no se explicaba por qué era tan el contenido del mensaje mandó saludos y
gordo, si cuidaba con esmero su alimentación. lo único que escribió fue que le gustaban
Comia ramitas verdes, piedras de colores y los gatos. Además, en el sobre incluyó dos
pedazos de estrellas. Pero era robusto porque libros diminutos forrados con piel de
su cuerpo concentraba el odio que sentía a si luciérnagas. Uno se titulaba Manuol de
mismo, por no ser una linda hada. Su única ortografía. Reglas y ejercicios, el otro Diccio-
amiga era la Luna; con el1a platicaba por las nario esenciol.
noches. Tomaban té en unas hermosas tacitas El ogro se sentia contentísimo, pegó de
de plata. El ogro deseaba 1a hermosura de la brincos por toda su nube, pero tenía una
noche aunque temia a la oscuridad. duda: nunca había visto un gato. Buscó Ia
Un buen dia decidió ma¡dar una carta respuesta en el diccionario sin aclara¡ sus
al país de 1os anhelos, donáe habitan las más dudas. No comprendió su significado; decía
preciosas hadas. En la corteza de un viejo que era un mamífero carnívoro doméstico, de
árbol redactó su primera carta: la familia de los felinos. AsÍ que decidió hacer
'Hola: me llamo Murmos Y deseo ser un viaje a la Tierra para conocer a alguno de
amigo de una linda hada. Yo soy un bello estos animalitos.
Jair Camet Con enOrmes tacOnes

100 Murmos descendió de su nube con ser cua,lquiera. En la segunda página habían 101
ayuda de un ligero viento que olía a algodón estampado un gato con un sel1o verde y debajo
de azúcar. Todo era muy grande ahí. Entró a del dibujo se encontraba el nombre de la
una inmensa casa de color naranja. En ese propietaria. Pertenecía a Carmen Jirrénez.
lugar vivían una niña y un niño enormes, de Con pena saqué de mi mochila el
grandes ojos azules y cabellos negros como Ómnibus de poesía y se 1o di. La maestra me
el hollin de una chimenea. Eran hermosos. veía con cierto asombro. Desde que comenzó
Al darse cuenta de la presencia del ogro dieron el curso de creación sabía su nombre de pila,
un gran grito. pero nunca me imaginé que se tratara de la
rata! la niña asustada. misma persona. Platicamos durante largo rato
-¡Una
La mamá
-gritó
de los niños salió de la cocina sobre cómo había encontrado su libro y de 1o
con una escoba para ahuyentar al a¡rimal, importante que era para mí en ese momento.
pero no veía nada. Los niños insistían: ellos Carmen dijo que si el destino había decidido
sí podian ver a Murmos, que temblaba de que estuviera conmigo, yo debía conservarlo.
miedo, quien no entendía por qué les asustaba Pero puso una condición: que terminara de
su presencia. De las habitaciones bajó un leer1e mi cuento. Acepté. [.eí despacio y menos
gigantesco gato gris y plata con enorme cola. nervioso.
El animalito brincó sobre Murmos para "Murmos dejó pasar los dias y nueva-
defender a los pequeños y lo rasguñó en la mente tomó valor y redactó su segunda carta,
cara. l,os niños comenzaron a llorar, su madre utilizaldo las mismas mentiras. Esta vez la
los abrazó y les dijo que ella los cuida¡ía de recibió el hada Adelina, quien con deteni-
cualquier peiigro. El pobre ogro, sin saber por miento Ia examinó con lupa, pero como estaba
qué 1o agredian, abandonó la casa y regresó a ocupada con sus tareas no tuvo tiempo de
su nube..." responder. Murmos había cuidado mucho su
No pude terminar la lectura del cuento. ortografia empleando el regalo del hada Paola.
Crei que les habia parecido poco profesional. El ogro se sentó en el borde de su nube y
Nadie dijo nada. Algunos rieron, aunque sin esperó la respuesta con impaciencia. Dejó de
tono de burla, y otros me tocaron el hombro. comer y enfermó. Sólo Murmos agonizaba,
La fiesta comen zó, pronto se terminó el pastel pero aún así se esforzó para escribir una
y uno a uno de los comensa.les se marcha¡on. última carta. Ésta la recibió Fernanda, otra
La maestra dijo que mi historia era, si yo hada.
queria, el principio de a1g9 muy importante Las tres hadas se reunieron para comen-
para mí. Nos despedimos. Antes de que yo tar el por qué de estas cartas y decidieron
cruzara la puerta me llamó. De su bolsa sacó viajar por eI cielo hasta encontrar la nube
un grueso libro forrado de tela color vino; me donde vivía el apuesto príncipe. Tardaron
lo prestaba para leerlo en vacaciones. Lo abrí. trece días para llegar a su destino. Pero ya
Era una novela; no recuerdo el nombre; pudo era tarde: Murmos habia muerto. Las hadas
Jair Camet Con enOrmes tacOnes

1Q2 no se explicaban lo ocurrido. Se hizo de noche sobre temas femeninos; cosas de mujeres. En 103
y la Luna se presentó. Estaba triste por su la mesa del comedor, me esperaba un lindo
amigo Murmos. Entre lágrimas y sollozos les pastel de chocolate coronado por una velita
platicaba la historia de1 ogro. Las tres se blanca. Celebrábamos mi primer ario como
pusieron muy tristes. estudiante de medicina. Habia sido extraño
Fernanda, la más pequeña, pidió a sus para mí ese nuevo tipo de vida, y ahora un
compañeras que unieran su magia y revi- inexplicable desconcierto me hacía claudica¡,
vieran a Murmos para trasformarlo en una caminaba una vez más por la tarnbaleante
linda hada. Esto era casi imposible: necesi- cuerda floja. ¡Qué desasosiego! ¿Cómo decirles
taban un rayo de sol, dificil de conseguir ya que dejaría el proyecto de ser médico por la
que se podían der¡etir sus alas con el abru- literatura?
mador calor. La Luna les ofreció convencer al
gruñón de su marido, quien en un esfuerzo Emmanuel, córtame el pelo antes
lanzó un solo rayo en medio de la oscuridad -Ay,
de partir el pastel. Lo traigo muy feo. Así me
que atravesó las manos de las tres hadas sentaré muy bonita para festej ar al futuro
sobre el pecho de nuestro héroe. En un abrir doctor pidió Karen con su voz aguda.
y cerrar de ojos el horrible ogro estaba -me
trasformado en una preciosa hada." Mientras mojaba y cepillaba el largo
Me sentía feliz por haber cumplido el cabello pintado de rojo, pensaba en cómo
sueño del ogro. La maestra se sintió contenta darles la noticia. Quizás mi madre ya había
con mi agradable ignorancia y simplicidad; lo notado que estaba inquieto, es probable que
notaba en su mirada. Doblé mis hojas y las por ello me insistiera en prepararme un té.
guardé con prontitud dentro de mi mochila. Tomé las tijeras para comenzar a cortar;
Antes de despedirme, me dijo que tenía miraba fijamente cómo caian las puntas de
"mano" de escritor, "voz de fabulador". No cabello. En ese instante senti la mordida de
supe qué responder. Sali del aula. un filo en el anula¡ de mi mano izquierda.
Con pausados pasos caminé rrmbo a Grité. Dolió. Por la yema del dedo brotaba un
casa, las palabras de Carmen giraban sobre grueso hilo de sangre.
mi cabeza, como mariposas de colores bri- Lloré con gestos y sin lágrimas. Entré al
llantes. Me sentia pleno y feliz. Un secreto que baño para lavarme; el agua fría detuvo el
no he compartido es el miedo a no ser sangrado. Me vendé el dedo. Salí y terminé
apreciado y la maestra hab,ía reconocido mi de cortar el cabello de mi amiga. Mi madre
trabajo. Antes de llegar me detuve en el patque preparaba café y té en Ia cocina. La tarde
para sentarme y meditar la mejor forma de comenzaba a refrescar; busqué un suéter en
contá¡selo a mi madre. mi habitación. Sobre la cama yacía una caja
Llegué a casa y Karen me esperaba forrada con papel brillante y adornada con
sentada en la sala, platicaba con mi madre un moño de color verde mar.
Jair Camet Con enOrmes tacOnes
-r 104 quién
es esto?
-¿De para ti, escribir historias es lo que más me gusta. Creo 10S
por tu-pregunté.
primer año de que ahora sÍ encontré mi verdadera vocación.
-Es
medicina mi madre.
-dijo Me gusta escribir. Mori, hasta dar con el que
soy. Con el que sí quiero ser.
La caja era grande.
Mi madre golpeó la mesa, creí que se
qué es Karen. había lastimado la ma¡ro. Me puse de pie para
-Dime -gritó
poder verla.
Contemplé durante unos minutos el
objeto. Quité el moño y me 1o puse en la cabe- tu apoyo. Me es dificil explicar
za. Abri la caja. Un maletín de color negro, -Necesitoel por qué
con precisión de mi decisión, es
un estuche de disección y dos batas blancas algo que ni yo mismo hubiera imaginado,
deco¡adas con mi nombre completo y bordado comprendo tu enojo.
en letras azul ma¡ino: todo eso era mi regalo.
Tenía ahora una nueva deuda, con mi madre, Mi madre quedó inerte como una piedra,
era su ilusión y ahora lo que yo no queria ser. silenciosa e inmóvil. Sin volverse a mirarme,
¿Cómo enfrentarme a mi madre y enfrentarla comenzó a llorar.
otravez a los cambios de mi vida?
En reaiidad, sólo existe el camino que qué estamos jugando? re-
decidimos explorar, lo que pude haber sido, -¿A
prochó. -me
ya no me interesa. es un juego, es mi vida, en este
Salí de la recámara con la caja en los -No he
semestre descubierto la puerta de un
brazos. Me senté en el sillón; no me atreví a mundo que me ha invitado a camina¡lo. Ahora
mira¡la a los ojos. sé que edsten otras realidades. Tli me ves
que leo. Que tengo muchas fantasías en la
te gustaron?
-¿No -preguntó Karen. cabeza, déjame hacerlas realidad aunque sea
en el papel.
Entonces comprendí que algo, tal vez
terrible, se veia próximo y me envolvió un No terminé de hablar. Me arrebató el
miedo atroz y paralizante. El verdadero regalo de las m¿rnos y se encetró en su cuarto.
conflicto estaba en mí.

ya no voy a isar estas cosas -Tú si ya ni la chingas


-dijo mi amiga
-Sí, pero y se marchó enseguida.
-respondíte entiendo entrecortada.
con la voz
con tono de Me quedé sentado en la mesa. Las horas
duda -No
mi madre. -exclamó
pasaron. Tenía la vista clavada en el pastel
lo vas a entender. Es dificil, pero de chocolate, aunque no lo veía. Yo no elegí
-No
Jair Camet

106 ser homosexual, ni a mis padres, ni nada. Lo


único que es mío es esta decisión. La vida es
una decisión y nuestras decisiones son lo
único que nos pertenece. AgradecimientOs.
En una servilleta de papel del montón
que había quedado en Ia mesa, comencé a Quiero agradecer a mis maestras por su
esc¡ibir esta historia. Me quedé dormido, no paciencia y por su bondad para compartirme
sé cuánto tiempo. Era de día otra vez. sus conocimientos: Carmen Ros, Adriana
Desperté al escuchar unos pasos; un dolor Jiménez, Teresa Dey, Ethel Krause, y
en el cuello dificultaba mis movimientos. El Francesca Gargallo. Todas ellas forman parte
café con leche humeaba frente a mi. Mi madre de la Academia de Creación Literaria de la
rr-e abrazó, sentí sus palpitaciones con fuerza: U.C.M.
otra vez me paría con dolor. Mi cuerpo empe-
zaba donde terminaba el suyo. Desayun¿unos Quiero agradecer a mis tías: Fausta,
como dos amigas que se perdonan las Eloy, Dolores, Araceli, Carmen, todas ellas
ofensas porque ante todo se quieren. Así fue Alvarado. Margarita Camet y Socor¡ito
como pude resolver al acertijo que me había Feregrino. A mi papá Fernando Camet Rubio,
formulado e! Tarot. El camino inlerno a mi abuelo Francisco Camet Cervantes y a
que cruza la interio¡idad individual había mi tío Federico Guazo.
concluido. Sé que tendré que recorrerlo
nuevamente en otro tiempo. La verdadera Quiero agradecer a todo el personal del
historia que escribimos juntos con seguridad hospital psiquiátrico Morelos del Instituto
no ocurrió exactamente como la he contado. Mexicano del Seguro Social.

A mis amigos y amigas: Mario Manrique,


Seiene Muñoz y Ricardo Romero, Gina
Casado, Osca¡ Martínez, María Luisa y Beatriz
Castro, Ricardo Sánchez, César Campos,
María Rosa Cataldo, Xhevdet Bajraj, Lucía
Galindo, Mariela Oliva, Ca¡los Einar Sabedo,
Karen Frey, Pedro Reygadas y Daniel Sada.

A1 Consejo Edito¡ial Universita¡io del


periódico Reforma. A todo el personal que
trabaja en la Universidad de la Ciudad de
México, en especial al Rector Ingeniero
Manuel Pérez Rocha.
-

BibliOgalería:
Enrique Ávila
(1es0, Minatitlán, Veracruz.)

"Casi sin pensarlo, empecé a hacer láminas


pequeñas con agradecimientos por algún favor
recibido de alguna divinidad. Estas pinturitas,
llamadas ex-votos, provocaron el nacimiento de
una vocación por la pintura que había quedado
adormilada en mi ya lejana adolescencia. Por lo
tanto, doy gracias a la vida por este regalo que me
ha ofrecido, en una etapa que ya poco tenía que
esperar."
Llega a la Ciudad de México en 1962. A pesar
de diferentes problemas logra terminar la carrera
de Ingeniero Civil en el I.P.N. Profesión que
desarrolló por más de 20 años.
Decidió dedicarse al comercio de chacharas
y antigüedades en la Plaza del Ángel de la Zona
Rosa de la capital. I)cseos concedidos.
De manera autodidacta empieza a pinlar ()lco sobre tcla.
pequeños retablos. Se percata de que sus pinturas
90x1mt.
son un éxito y al relacionar;e con pintores lo
animaron a hacer cuadros más formales, hasta
colocarse actualmente entre los pintores que
exponen en la galeria de Oscar Romá1, en Polanco,
una de las más prestigiadas del pais.
Ediciones Géiser & Toshka agradece el apoyo Nfayor información al
y la generosidad de Enrique Ávila por su obra. 5207 -0191/ 5996-4468
(lucrreros.

Cristo
sangfante.

I-upita.

Solcdad.

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