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FONDO EDITORIAL FUNDARTE

Con Una hiedra negra para


Sashne, su autor, José Jesús UNA HIEDRA NEGRA PARA SASHNE
Villa Pelayo, obtuvo el voto de
uno de los jurados del Premio
FU N DARTE de Poesía (1988)
Se trata de u'n largo poema '. JOSE JESUS VILLA PELAYO
amoroso, construido a partir
de otros libros, de referencias
realeso inventadas, por medio
de las cuales su autor constru-
ye su visión de la realidad,
creando a través del texto de
Una hiedra negra ... una fan-
tasía a partír de seres reales
e ímaginarios. Poesía para ser
leída en voz alta, sonora, ex-
teriorista, narratíva, por largos
ratos imprecatoria, ya que no
regístra la vivencia del amor
sino que implora a la amada el
amor, pasíón que el persona-
je de estos poemas está segu-
ro en merecer. Su autor nacíó
en Caracas el 6 de Novi~mbre
de 1962. En la Universidad
Central de Venezuela obtuvo
el título de Lícencíado en Le-
tras (1987). Desde 1988 ejér-
ce la docencia en la Universi-
dad Central de Venezuela, en
la Universidad de la Tercera
Edad y en la Universidad Jo-
sé María Vargas.

el. o FlJNDMTf' I ALCAI.DIA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR "


CUADERNOS DE DIFUSION
JOSE JESUS VILLA PELA YO
UNA HIEDRA NEGRA PARA SASHNE

Caracas
Fundarte/ Alcaldía del Municipio Libertador
1990
A folm D'yden,
A quienes llorall,
Al rmmdo malldo callta jUl/to a ti.

UNA HIEDRA NEGRA PARA SASHNE


JoséJesús Villa Pelayo

Colección "Cuadernos de Difusión" N° 156


Realización de Portada: La Galera de Artes Gráficas
Ilustración de portada: Burne-Jones. "The Golden Ladder". (Fragmento).
Textos: Artes Gráficas Enedé, c.a.
Corrección: Miguel Márquez
Impresión: Imprenta Municipal
ISBN 980-253-089-1
Fondo Editorial Fundarte, 1990.

FUNDARTEI ALCALDIA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR


Dirección de Publicaciones
Edificio Tajamar, Pent I-[ouse
Av. Lecuna, Parque Central
Caracas, Venezuela
Apartado Postal 17559
Caracas,1015-A
"1 weep for Adonais-he is dead!
Oh, weep for Adonais! ¡hough our ¡ears
Thaw no¡ ¡he fros¡ which binds so
dear a head"

PERCY BYSSHE SHELLEY


_.~-=~ ~ ...

UNA RAZON PARA HABLAR

He decidido hablar a quienes necesiten mi auxilio. Em-


pero, he escrito muchos versos y en ninguno de ellos he
hallado refugio para mí. Quise construir un libro sobre
múcha arena, y como es lógico, desde mi punto de vista, mi
libro se deshizo sobre ella. Quise hacer un andamio para
construir un gran edificio, pero no fue posible. Pretendí
entonces dejar que mis amigos hablaran por mí. Estudié
mucho antes de dedicar mis versos a quienes no veía. Hice
una obra que jamás tendré ocasión de terminar, una pieza
única, porque no fue creada por un solo hombre. ~'lc incli-
no a pensar que hay muchas voces y muchos hombres que
tañen las campanas de la poesía. Leí a Blake, Milton,
W ordsworth, Lautréamont, Rimbaud, Rilke, Baudelaire,
Antoine de Saint-Exupéry, George, Poe, Whitman, Trakl,
Yerlaine y a muchos otros. Estudié, con cuidado, los so-
nidos que provenían de las iglesias y de las voces de los
profetas. Me hice de uno -de ellos. Observé que en éstos hay
un signo que les caracteriza: el ser intermediarios de una
voz aún más sublime e inédita. Pensé en el Dios que cons-
truyó los edificios y las ruinas de la tierra y hallé que él era
aún más que una fuente sagrada donde reposan las flores del
mundo. Encontré que Dios es un profeta o un Dios más
pequeño o más grande según se le piense. Entendí que ese
Dios ha creado cuanto suele ser visto y que jamás duerme,
aun cuando cada hombre le dé la mano en su tumba, pues
los hombres le han hecho morir víctima de algún sortilegio,

9
indignación o abulia; y ellos ahora tañen las campanas que
endechan por su muerte.
Nietzsche, sin embargo, jamás me pareció extraño; pero
sé que aun él arrastra las cadenas que atan a Dios a los sepul~
cros. He entendido que mi vida y la vida de todos los hom-
bres tienen un origen común, que la naturaleza no es más
que la proyección de las palabras que jamás decimos, y que
el universo es tan antiguo y profundo como cualquiera de
nosotros cuando llora o escribe versos, aun cuando éstos
nunca logren expresar, en definitiva, la vida o los deseos de
ningún hombre, porque aquéllos, de alguna manera, mue-
ren cuando los hombres callan.

Fiedrich R. van Halt VERSOS PARA SASHNE lBN


Mi hermano el archiduque. SASHLE Bl
(1960-1976)
(CANTOS I-IX)
1960

10
1

He decidido callar (1960)

"He decidido callar para que tú hables.


Eres el reflejo de una imagen
que ya no tengo entre mis dedos.
Soy un cardo que Sashne, mi hermano,
.hendió en una roca cuando el mundo sonreía.
He tocado la estrella con mis manos
y he percibido tu hedor,
un hedor extraño,
lleno de ponzoñas blancas
y nácar de la India.
He subido las escaleras hacia tu casa,
pues he pensado que allí sueñas
con los astros.
Sin embargo,
mi amiga Macbeth,
quien incinera tus huesos en la cripta,
me ha entregado su vida
para que yo la coloque dentro de mi cofre.
He percibido el aroma del jengibre
que guardas en tu arca, Sashne.
y he robado los aretes negros
de un hombre que sueña consigo mismo.
He hurgado los gobelinos de plata
que me obsequiaste en Abril.
He tramado un lienzo

13
y lo he rociado con mirra negra. Allí festejan e! nacimiento de Hyperión,
¿Por qué me persigues? quien ha caminado en la noche
¿No hice e! amor con tu hija, Sashne, en busca de prostitutas.
cuando el mundo yacía sobre una cama, Robaré tu lámpara, Sashne,
cuando la luna ya no daba su brillo, y se la entregaré a mi hermano el archiduque,
en medio de! aroma dclláudano, quien sueña cuando el.mundo ríe.
entre aretes blancos He hurgado mi cofre, .'
y grillos de marfil? donde duerme, sombrío, un trozo de láLidano,
¿Quién te dio el privilegio de llorar mil ánforas de cristal,
en mi habitación? una cítara de madera negra
Te engendré ep una ciénaga, y una jofaina hecha de barro.
en un bosque oscuro donde nacían serpientes. He esperado el roce de tus'dedos,
Te hice a mi imagen y semejanza. pues ellos han dibujado en tu lápida
Pero eres parte de la tierra el rostro de un muerto .
donde he degollado tu rostro, . He hurtado la tierra donde nací.
donde lo bañé de sales He vivido entre las zarzas que Macbeth destruyó
y perfumes grises. cuando me dirigía hacia ellas;
He probado tu sangre, porque el fuego me rozaba,
que derramaste en el cadalso y en el mausoleo, donde dormía mi esposa,
mientras tus amigos reían y partían el pan. ya no crecen los brebajes,
He visto que era muy blanca ni el sándalo
y que mi hermano el archiduque ni las piras donde yacen los jarros. '
se hacía de ella para llegar al huerto. Te he observado reír en la hoguera.
Te engendré entre cien abedules Semejas al hombre que llora
que sonreían, cuando presiente una derrota.
entre pífanos negros No hay opio negro en tu cofre,
cuyos sonidos vibrantes roen ni dagas de plata, ni cárceles'
la casa donde han nacido tus hermanos. donde se embriaguen hechiceros.
No tengo esperanza. Hay tres libras de cizaña,
He visto un búho correr hacia tu habitación. muérdago gris,
Le he visto danzar en medio de tus dedos,. incienso indostán,
que se unen para degollar la esperanza tres coles amarillas
cuando duermen los ídolos de bronce. y un pífano bañado en nácar blanco.
Le he visto cantar sobre la escalera. He extraviado la ruta hacia ti.
¿Por qué no entras a mi cuarto? ¿Dónde te hallas, hermano de los hombres?

14 15
¿Dónde se halla el opio que hice crecer que el de las losas de marfil
en tu huerto? yel de las lápidas de plata
He visto tu trono, desnudo frente a mí, cuando la sangre las baña.
yhe decidido subir a él, No hay momentos para soñar
porque aquí, junto al cuerpo de tu esposa, aparte de los que tú engendras en el mundo.
hace frío, . He decidido callar para que tú hables.
las ventanas están muy cerradas Soy tu imágen perdida, Yah Et Red,
yh guillotina donde corté tus mejillas el principio de las virtudes muertas,
se ha doblado entre tres crisálidas negras de la mirra negra,
que ahuyentan el aroma de cualquier rosa. de mil cadáveres
He dormido sobre las brazas y del muérdago cuando habla a las sombras.
que rodean tu cuerpo, Sashne, Subí la montaña donde bañas tu cuerpo,
y he percibido una fragancia pálida donde yace el cadalso,
y un sonido que retumba entre las campanas. y enjugué mis lágrimas sobre tus senos,
No te he engendrado. Sashne.
Pero, ¿quién me inclinó a soñar cuando mordías el vientre Bebí el aliento que brota de tu aroma,
de las víboras? que parecía salir de la tierra
¿Quién me llevó a soñar entre pífanos como un soplo de perfume blanco
que degollan el aura de los castillos? que Yah Et Red construye en su trono.
Lloré cuando ningún hombre me besaba. Más tarde te desvestí,
Soy eterno como el sonido de un laúd poco a poco,
en la puerta de una habitación sin esperanza. y te bañé en mi manantial,
He dormido sobre este pedestal. donde crecen diez gladiolas de bronce,
He corrido sobre los prados cercanos al huerto; un ....
mIrto negro
y he visto que los muertos nacen y cIen JazmInes roJos.
donde no hay caminos. Rocé mis dedos con tus huesos,
Te he enseñado el arte de amar los que mordías de vez en cuando,
a quienes te engendran en sus vientres. y el haz de flores negras
Bebí, a la medianoche, elláudano y maderas de cedro
que Macbeth hizo se enredó entre tus cabellos.
cuando mi hermano no creía en ti. He muerto para que tú vivas.
Pero ahora cree
He decidido callar para que tú hables;
y ha pensado destruirte; - soy la imagen de un muerto que jamás existió.
desea hendir sus dedos en tu cráneo de marfil, Soy el sonido de un arpa
pues no hay hedor más terrible que Ismael tañe cuando duerme.'

16 17
Soy la hoz blanca del labrador triste.
Soy la esencia de la muerte,
de la vida del hombre cuando calla
y sueña con arpas delirantes.
Soy la fragancia de la copa
que vierte el vino sobre el cual lloras. II
No soy nadie.
He nacido de un vientre mustio
que Dios olvidó Buscaré un lugar (1962)
cuando los hombres te hacían reír;
cuando mis manos te desvestían
sobre el lecho de olivos negros ¿Por qué he de hablar?
que mi hermano preparó para ambos. ¿Quién me obliga a ello?
Romperé las cuerdas de aquella cítara,.
Macbeth,
pues en ellas la hechicera engendra
mil sortilegios que destruyen tu canción.
He sufrido mucho desde noches atrás;
sufro porque te hallas bajo esta guillotina;
porque veo rodar tu cabeza hacia la jofaina.
Veo que eres infeliz.
y soy yo quien tañe estas campanas
cuando el mundo deshoja la paz de quienes duermen,
cuando el universo se parte en migajas
y el llanto de los hombres duerme sobre mi trono.
¿Por qué te rocías con mi sangre?'
Me parece que eres injusto conmigo.
¿Por qué te niegas a obedecerme?
¿No hice un hito y un seto que te guardasen?
¿No enjugué mis lágrimas sobre tu cadáver,
sobre tus brazos, Sashne, que dormían
en un lecho de ramas de cedro?
Ya sé, has olvidado;
es tonto hacerte recordar;
ningún hombre recuerda cuanto le es infiel o ingrato.

18 19
Piensas que la infidelidad me pertenece, Hice un pozo, que llené de agua muy óscura,
pen? te equivocas, hermano de los hombres. para que inclinases tu jarra;
He destruido tu voz pues no me agrada. hice hiel blanca para que la bebieses;
Me repugnas, Antígona, hice un ovillo de lana negra
diosa de los barrios negros del mundo, para que vistieses a tu mujer.
género de toda virtud, Tomaste a Ismael de entre los muertos
imagen de la imagen perdida de los hombres. y le colocaste en tu.villa,
Me eres repugnante donde ahora vendimia y llora sobre tierra árida.
cuando lloras por quien sufre. ¿No hice la estrella del sur
y no logro entender por qué vives para que alumbrase tu huerto y anidase junto a ti?
si el universo está muerto No hay calma donde hay soledad.
y el hombre ya no reza sobre esta tierra húmeda. No hay ovillas blancos en el cielo.
Al fin y al cabo, ¿para qué te hice? Hice, además, un mirto bajo cuya sombra
¿No enjugué mis manos con aceite y ajenjo negro durmieses;
para crearte; no hice tus flancos bañados de un hice aretes de bronce para tu mujer;
nácar azul que aún permanece en ti; pero tú, Sashne, me eres infiel;
no robé la luz de una estrella para entregártela? comes con rameras y fornicas con ellas;
Entonces, ¿por qué no me deseas? bebes vino negro en casa de un hechicero.
Hice un lavacro donde lavases la ropa y el muérdago te embriaga.
de tus hijos; Jamás hallas tiempo para mí,
hice dinteles en las puertas ¿por qué?
y un umbral que nadie, aparte de ti, ¿Acaso forniqué con ella?
pudiese cruzar. Tú la deseabas más que yo.
¿No hice un huerto de ramas de bronce Hace dos noches le vi desnuda en medio del huerto.
donde bebieses del árbol de la ciencia; Acaricié sus senos;
donde cortases la eternidad con la daga besé su vientre dormido y pálido.
que te ofrecí en el verano? Hice un lecho para mí y para ella.
Te di a comer uvas y sal negra; Hice un edredón negro con el cual cobijarnos.
te hice soñador y apacible. Pero la hice para ti.
Te entregué un huerto que cuidar. ¿Podría acaso yo dormir con ella?
Recogí flores amarillas del campo Hice cristales de oro para que te mirases en ellos.
para dártelas; Es cierto que deseé a tu hija.
hurté la fragancia de la hiedra Pero, ¿quién no desearía a la hija del sol,
y el matiz de la fronda del sauce a quien guarda sus cabellos argentinos en
para llenarte de ellos. un lienzo,

20 21
quien desviste a la mujer de Herodías y dejé entonces las ventanas abiertas.
y clava sus cardos en.las rocas? Pensé que se colase el aire frío de la tarde.
Tu hija era una joven muy rubia, Mordí tus senos
una antigua prostituta en la villa de Meguido, y de ellos brotó sangre y estiércol.
donde las vírgenes usan sandalias de lino Recé durante toda la noche sobre tu cuerpo.
y túnicas de cristal, Hice el amor con la brizna
donde los muertos no resisten la fuerza y el viento me rozó.
de tu hermano, Hice una espina muy negra para hendirla
donde las oraciones de los monjes destruyen en tu pecho;
las cuevas y los yugos de plata. hice cien caracoles y tres cardos rojos
Amé sus ojos azules para herir tu cabeza;
y encerré su piel blanca en mi cofre. luego te decapité, Sashne.
La vigilé día y noche; Coloqué tu cabeza en mi cofre de bronce,
pero no forniqué con ella. donde dormía un trozo de jaspe gris.
¿Por qué te cuidas de mí? Entoné en'dechas en tu nombre
No hay praderas donde reposar; y Yah Et Ree! me visitó cuando dormía.
no hay heridas en las mejillas. Hizo el amor con mi hija;
Besé tus labios, que me parecían sutiles, entonces aborrecí a los hijos de los hombres,
que brillan en medio de la noche, a quienes lloran cuando todos ríen,
que los buitres roen a quienes el mundo juzga estériles,
y que las brujas llenan de encantamientos. a quien padece junto a una mazmorra
Enjugué mis lágrimas bajo tus senos. cuando tu padre, Macbeth, incinera las hogueras
y escondí un trozo de tu carne en mi vientre. en las piras de la tierra.
Bebí el vino con el cual te bañas. Hice un coral blanco y lo llevé al templo.
Pero destruí todas las salés Destruí el candelero de las siete ramas;
que Hyperion hizo para ti hice una fronda negra donde durmiese un mirlo.
cuando le besabas, Oré y engullí mil trozos de jade,
cuando desnudas tu cuerpo ante la luz para que nadie supiese dónde me encontraba.
de la hoguera, Después bajé al huerto y te besé;
donde e! mundo se deshace, hallé que tu carne le pertenecía a la tierra
donde cada dios halla su cuerpo; y que la tierra era dueña de! mundo.
donde cada tierra posee un dueño, No hay rosas donde hay estrellas;
en medio de la soledad, pero entiendo que me eres infiel, Sashne.
entre las luciérnagas que cuidan los bosques. ¿Por qué me embriagué aquella noche?
He dormido sobre el umbral de tu casa. Subí a la estrella donde naciste.

22 23
Allí hallé el rostro de un hechicero
y una ramera con la cual duermes.
Entonces te esparcí sobre el mar
y juré destruirte porque me aborreces.

III

Más ta1defuí (1964)

Engullí, mientras dormía, tres libras de opio


amarillo.
Después, me encerré en una bóveda,
donde, por lo general, una virgen
estrecha con sus manos el rostro de los muertos.
y es la imagen de una columna de arena
que la tempestad arrastra hacia un palacio
donde yacen mil vírgenes
que lloran cuando el universo se desvanece
entre sus manos.
Bajé entonces del árbol
y comí miel de aquel enjambre;
la miel era muy negra
y me hizo imaginar tres soles negros
cuyos trozos se deshacen entre las hiedras
de un bosque enterrado en un jazmín.
Hice un puente que dividiese tu huerto
de mi soledad,
pues ella era mucha,
y no hay puentes que cruzar
cuando se está solo.
Te engendré en las sombras
bajo el auxilio de una hechicera judía.
Te hice muy débil;

24 25
IT 1

te envenené al abrigo de mi ala derecha. y lino verde,


Pero no soy un ser común. sacro como las alfombras
No he nacido en ninguna tierra; donde Macbeth duerme cuando llora.
mis entrañas duermen sobre un erial ¿Quién hizo el amor contigo?
que Hyperión olvidó, ¿Por qué me desprecias?
donde sueña tu esposa, ¿No hice un sol negro bajo el cual
donde mueren cien monjes, mirases los huesos de tu cadáver;
pues Hyperión ha herido el costado derecho no crecí en la boca'de Hyperión para d~strozar
de un elegido, las uñas blancas de un mundo sin aliento?
Sashne, ¿Qué hábito te lleva a morder la higuera
pues mientras lloro tu sangre me ilumina, cuando retoña en el verano,
pues mientras canto tu voz me entristece. cuando la sal la cubre porque cantan
Soy la esencia de una rosa los sarmientos?
que mordió una serpiente mientras lloraba. Me embriagué bajo tu manto azul,
Soy un crepúsculo, Sashne, lleno de espinas y especias.
que se proyecta sobre un vado azul Me refugié bajo tus alas
cuyas corrientes me llevan a tu mansión, porque no hubo otro abrigo para mí,
donde Hyperión muerde los labios de una ramera, porque me hiciste en medio de náuseas,
donde ha de yacer cuando las estrellas caigan cuando la luna no brilla
sobre los rostros de las rocas y los pétalos de las rosas'se enredaban
que la eternidad ha olvidado en la tierra. entre tus dedos,
Mordiste mis entrañas porque Hyperión desnuda el sol
y me causaste una herida profunda, cuando las rameras narraban sus historias.
porque ya no existían cráneos Tomé tu mano derecha y la mordí;
sobre los cuales hacer creced os higos. brotó de ella una sangre muy negra
Cavilé un poco y más tarde sollocé. y brillante.
Vertí mi sangre sobre la tierra. La bebí durante toda la noche.
Como se sabe, la tierra posee un espíritu Narraste entonces lo ilusorio que resulta
que rechaza al hombre; la vida;
pero- el hombre ha intentado amada almorzamos bajo la sombra de un sauce
y ella ha sembrado cizaña en sus manos, que crecía sobre el sol,
dentro de su piel, Sashne. donde Dios erige su trono,
Ha empollado abedules negros, donde fluye la sangre
hiel amarilla, y la bilis rocía los huesos de los muertos.
jengibre indostán T e hice triste y quise entenderte.

26 27
Lloré sobre la jofaina allí dormí durante dos horas;
y tomé mucho jerez blanco. entonces un hombre, Hyperión,
Engullí el mirlo que serviste en la mesa; que nadaba en un mar de rocas de plata
me tragué sus alas. escondió a tu esposa, la madre del archiduque,
Me hice del mosto para limpiar mis pies entonces. en un lienzo cuyos extremos
Me abrigaste pues sabías que tenía frío; se partían entre falanges negras
me arrullaste pues las olas me tragaban. y un haz de perfume y óleos blancos.
Hice un palacio sobre la montaña; ¿Por qué el mar viene sobre mí?'
allí coloqué un jarro de cristal, ¿No te hice acaso bajo la embriaguez?
un par de sandalias negras, ¿No estuve solo aquella noche
un cofre lleno de hidras, cuando pensé crearte?
una vasija blanca labrada a mano Entonces, Sashne, ¿por qué muerdes mis labios?
I

11:
y J.ma rama de cedro. ¿Por qué me desprecias y construyes
un seto entre ambos?
"
Subí al palacio a la madrugada,
cuando lloran los mirlos, Hice un puente para que lo cruzases.
cuando las luciérnagas danzan ¿Por qué fornicaste con aquella ramera?
junto a pámpanos que derraman hiel. Tus senos eran tan blancos y huidizos.
Mis discípulos se marchaban; Ambos estaban llenos del aroma del sándalo;
entonces la multitud me hizo rey. Hyperión los acariciaba
Tomaron un par de maderos de olivo blanco cuando tu madre,
y construyeron un vallado, la hija de aquel duende que vestÍa de negro,
hicieron un cadalso te abrazaba,
y me colocaron de espaldas a las rameras. mientras llovía,
Tres ídolos de bronce se sentaron entonces mientras el cráneo del profeta se hacía polvo.
frente allavacro del templo Te hice de sandalias de bronce
y hollaron la vendiinia durante la noche; para que anduvieses tranquila sobre adoquines;
horadaron mis pies hice la gladiola para que te mirase.
y luego prendieron fuego al velo interior Hice el amor para ti,
del tabernáculo. pero tú no existes.
Me encerré en una celda N o soy eterno como creías;
donde no había agua ni manchas de nácar. pero mi vida no tiene principio o fin.
Hice una emboscada para atraparte. Busqué, cuando rezabas, una hiedra negra
Robé tus pendientes azules, para Sashne,
un cinto blanco y un trozo de barro. para que dibujase un laberinto dentro
Entré en el aljibe a la medianoche; de un ánfora labrada.

28 29
'"

Te despojé de tu túnica ,
y te hice caminar conmigo sobre el desierto ..
Me viste andar sobre el mar
y creíste que un duende cruzaba hasta la orilla.
Luego sembré cizaña en tu cuerpo,
para que lo pudriese IV
y pudriese las rosas negras que crecen en él.
Hice orín negro para colocado sobre
el estiércol.
Ahora vivo aquí (1966)
Pero tus manos me rozan
y siento el frío de tus dedos en mi espalda.
Eres inocente; no hay culpa en ti. Ahora vivo entre estos muros,
Seré el carcelero que guarda tus labios, que arden pues tú los tocas,
quien destruye tus huesos que me parecen irreducibles a cenizas.
y tiende un manto sobre la mesa Sin embargo, he de destruirlos.
donde duerme un ruiseñor blanco de alas tristes. Este mundo, donde Hyperión ha colocado su trono,
¿Por qué po oras descalzo sobre la mesa, donde tres doncellas lavan sus dedos
entre hidras negras y hojas de polvo? y lamen las diademas de su cinto,
¿No te hice de él? cstá lleno de hiel,
¿Por qué desdeñas mi mirada? podrido como el vientre de tu hermana,
¿Por qué te alejas cuando brindo sobre la arena, Sashne,
cuandó el barro se hace esmeralda
quien ha decidido arrastrarse sobre un asta
y el incienso se quema sobre una hoz de estiércol? de bronce amarillo.
¿No hice ponzoñas de sal negra dentro de ti? Pero deseo un poco de herrumbre para henchir
Hice el rocío para bañar tus labios; mi casa de misterio.
hice muchos rubíes blancos, ¿Dónde se halla lo sacro que vive en ti?
nácar y frondas rojas para que cubrieses ¿Dónde viven tus sentimientos?
la desnudez de tu mujer. Vi que Hyperión corría hacia la cripta
donde tu hermano hedía,
y le hizo vivir, pequeña Macbeth.
Me agradas porque nunca me tocas con tus dedos,
porque eres incapaz de asiríne en tus labios.
Hendí mi dedo en la zarza
y entonces brotó de ella incienso y sangre;
mczclados entre haces de leños negros.

30 31
Subí a la estrella donde danzas ' Destruiré el féretro donde duermes;
, y alcancé un fósforo para alumbrar tu cuarto. lo partiré en mil trozos negros
Me incliné ante tu sabiduría y su madera quedará extendida sobre el cristal.
y me pareciste grato y extraño. ¿Por qué duermes sobre una nube?
Te he buscado, Sashne, para horadar los pies ¿Acaso no soñé con el estival hace dos noches?
de! sacerdote. Cuando me acerqué a tu féretro
Deseo decapitarte, una cobra muy negra rozó mis labios,
pues Hyperión, Macbeth, ha hallado pues yo pretendía besar los tuyos.
que sufres cuando e! mundo miente,
cuando la tierra danza alrededor de Dios He rezado delante de tu trono,
y los senderos hacia e! umbral pues hueles a hiedra, Sashne;
yacen dormidos junto a gladiolas de plata, creces sobre un árbol de láudano amarillo.
que mueren cuando algún sabio las roza. He suspirado porque me faltaban palabras para
¿Por qué eres tan absurdo? rozar tus mejillas.
Estoy harto de hablar y contestar preguntas. Hice un barco de cobre
¿Por qué el sol no anida sobre ti? y vagué en él a través de tu cuerpo.
Sé que eres fértil, Macbeth; Toqué tus senos y un líquido grisáceo
y por ello he deseado que sufras llenó mis labios.
para que el mundo sepa que existes. Luego subí las escaleras que conducen al huerto.
Amo tu pecho y tu cabello blanco. y allí hallé a Sashne desnuda;
He robado tus dedos comía estiércol blanco y ramas de olivo;
y he hurgado tu corazón endeble, prendí fuego a un farol que guardaba la isla;
pero he hallado allí un sarmiento que no duerm~. comía con ladrones en medio de una yesca
Deseo aproximarme a ti para que me entiendas. y me negó.
Amo tus ojos rasgados por la niebla. Entonces tomé la lanza labrada en oro
Quiero bañarme contigo en este manantial, y la eché en e! vagón
entre rosas, jazmines y sales blancas. donde dormían las esmeraldas y e! yeso negro
Deseo besar tus labios ajados y partidos que el archiduque hurtó en la primavera, /
que han conocido mi carne, cuando las raíces de! muérdago roían
que el universo ha hurtado para que la bondad la cabeza de alguna serpiente.
regrese a los bosques; Sashne, tu amiga Macbeth era muy rubia,
deseo morderlos y llorar sobre ellos. tal cual el pan de centeno y el aceite.
Las serpientes crecen en tu vientre. Me acosté con e!la ..
Bebí el jerez negro que haces en tu tienda. ¿Qué mal hice entonces?
¿Por qué te bañas en mi lagar? ¿No fue hecha para mí?

32 33

"
¡

T amé un cráneo entre mis manos y lo enterré;


luego comí del fruto de aquella siembra.
Me embriagué con el aroma del opio.
Entonces subí la colina hacia Shakik,
donde han muerto todas las rosas. '
Más tarde enterré mi brazo en tierra sagrada, v
donde los sacerdotes abrazan las estrellas.
Sufrí porque mi cabeza se hallaba entre tus manos.
Sé que no eres un imbécil Me senté en su trono (1968)
y que te mofas de cuantos ríen,
de las hiedras negras
y de quienes lloran cuando aborrecen la esperapza. Me senté e¡;¡su trono,
¿Hasta cuándo he de estar entre ustedes, que parecía bruñido y muy sólido;
que miran los abedules como si fuesen y en él no había nadie.
haces de polvo y vendimias de huesos? 'Observé que había descendido al huerto
Hice zarcillos negros, y que allí nadie le deseaba.
pendientes de ónice con crestas de madera, Cierto día, Sashne bajó del monte
sandalias y una tierra donde dormir. donde crecían los jacintos negros
¿Por qué me castigas si no he llorado? y vio una escalera de bronce que subía hasta el trono.
Hice un lagar para que te bañases en él; Macbeth hizo fornicar a Sashne
hice una cisterna para llenada con tu sangre. porque en su habitación no había dioses,
Hice un jardín de violet,as negras ni jarros de marfil ni clemencia;
para que las comieses en invierno. y las trenzas de oro de mi hermana,
Hice muchas ramas.
la prostituta,
Hice un seto para que guardase tus pensamientos. ya no se dejaban caer hasta tus pies.
Hice una estrella para que alumbrase tu cuerpo. Sashne me desvistió en media hora;
Hice una gavilla blanca para que enredases entonces hubo un silencio extremo en la tierra.
tus manos; . Bajé del trono e hice el amor con tu hija,
hice el horizonte para que allí te mirases; quien acarició mis labios
hice un lecho y un edredón azul y vertió vino en mi garganta.
para que brindases sobre él; Entonces vi siete ángeles
hice vino negro para que lo echases sobre tus labios; que sostenían siete candelabros
hice un muérdago y una hiedra para que robasen bañados de nácar negro
tu aliento; y entonaban un psalmo en tu honor;
te hice a ti para que enjugases mis lágrimas. vi trompetas negras sobre la mesa;

34 35

~
vi que los candelabros se partían en trozos blancos mantos de cristal
y amarillentos, . y conchas de arena negra.
que destilaban un aroma afrodisíaco Percibí un aroma penetrante
cuando los ángeles los tocaban. entre las sales del bolso de Sashne
Vi la escarcha caer sobre la tierra, y caminé entre los vados que rodean el mirto.
donde habían enterrado el cadáver. Un ángel me vio comer sus higos.
Entonces escuché la primera trompeta: Vi que una serpiente mordía el ala derecha
Abishk caía del cielo de aquel ángel.
sobre un monte henchido de rosas blancas. Entonces le vi decapitar la cobra,
V{ que el lndostán lloraba que era azul, llena de escamas blancas
sobre Ho Chi Mou Pu, y podridas.
el último emperador del cielo; De ella brotó una sal muy verde,
caían entonces estrellas y bálsamo. esmeralda diría yo.
Tomé mucho aceite y lo rocié sobre tus cabellos. Tomé una daga y la enterré en la tierra
Tomé la jofaina y lavé allí tus pies; donde Sashne fornicaba,
comías con las manos sucias, y vi que lloraba sobre una tumba,
pues según el oráculo, que sollozaba junto a una golondrina negra
el dios jamás lavaría sus manos ante y bebía una droga extraña
que nacía de la tierra.
una jarra llena de vino.
Eres cruel porque me miras; Vi a mi hermano ungir las cabras
con aceite y VIllO;
me observas y no me soportas.
le vi dar un jarro blanco,
Estoy cansado de labrar el mármol
labrado,
y de hacer pedazos tu cabeza. de aros circulares
Hendí mi dedo en tu cráneo,
y bañado en óleos negros a Hyperión,
que era marmóreo, lleno de jacintos quien reía cuando los hombres lloraban.
y áloe, dibujado en una roca, Entonces EIí salió de la cueva,
destinado a sufrir cuando el hombre es un imbécil.
pues su mujer le perseguía
Luego subí la escalera hacia el trono; y Dios gritó.
hallé una estrella sobre él, A ella le vi desnuda, llena de ponzoñas,
voces repleta de mirra,
yel sonido de una vieja trompeta teñidos sus cabellos en aceite.
hecha de plata. Hicimos el amor entre las ramas del viñedo.
Macbeth bajó entonces entre los círculos, Compré jacintos blancos en el mercado.
donde veía muertos, Mi hermano el archiduque me visitó la semana
sandalias de rubí, pasada.

36 37

I
Hicimos e! amor sobre un lecho lleno de espinas una gavIOta
y estiércol negro; y una rueca hecha por Dios
fumigamos el cuarto con especias. para dibujar los vestidos de las reinas.
Entonces él tomó la cabeza de su hermano Mi hermano e! archiduque probó
y la enterró en la tierra de donde él provenía; . la cidra que encerré
\ entonó una canción en e! salterio, en la cisterna;
pero destruyó sus cuerdas. lamió las ramas de! árbol;
Saúl escuchó el psalmo hizo un vallado y un castillo para que ahí habitase
y fue a llorar junto al pozo, mi hermano, quien incendió e! auto donde
donde habían enterrado a su padre. viajaba Dios,
Yo fui quien lo hizo: cuando las estrellas caen sobre e! mar.
asesiné a su hermano el archiduque
y a su padre.
Comí la pierna derecha del psalmista,
quien lloraba sobre un manzano,
bajo la luz del sol de la tarde,
enredado entre dos velos púrpura
y el castillo que construí.
Observé que el ángel tomaba una piedra
muy roja y la enterraba en el cráneo del príncipe.
Salí a la medianoche
y hallé a mi hija, muerta, en e! mausoleo,
envenenada por e! monje;
/
tomé una de sus manos y se la entregué
a un halcón negro para que la engullese.
Hice un trozo de jaspe
para iluminar mi habitación;
hice un manantial lleno de ajenjo
para que allí te bañases.
Entonces me embriagué con e! jerez;
I
fui un misántropo que vivía junto al mar;
tuve muchos amigos.
/
Hice un festín,
pero Sashne bajó entre los círculos negros,
donde lloraban cien caracoles,

38 39
te desnudé, pero hiciste el amor con diez rameras.
Rezaste durante toda la noche sobre el lecho
de una prostituta;
descendieron entonces tres ángeles y te tocaron.
Mi mujer es hijá del orfebre de la tierra.
VI ¿Por qué me labraste sobre una cama fértil
un día de Abril,
cuando el veneno de las raíces del mundo
Estoy dispuesto a ve1te (1970) construía vallados, ciudades y torres,
cuando los trozos del viento desvanecían
los sonidos de las guitarras,
Vi el techo artesonado cuando la escarcha blanca caía sobre tu cabeza?
y a Sashne bajo él con un tocado negro Entonces el rocío bañó tu vientre,
y una cinta blanca en la frente; que estaba lleno de escorpiones negros.
vi una nube de polvo posarse Lloré sobre tu lecho dormido
sobre una vasija labrada en cobre. porque no había otro lugar donde soñar.
Entonces de la manddgora salió una hoz negra, Sashne bajó desde el primer círculo
muy ponzoñosa, hasta la corriente de ópalos donde Macbeth llora.
un haz de trigo y lana verde, Macbeth era una anciana entonces.
leños de madera de cedro, Bajé del barco
una tasa, 'y hallé un tonel de jerez,
una jarcia esmeralda un cáliz de jade brillante,
y un ramo de mies azul brillante. las lágrimas de Macbeth,
Me cobijé bajo la sombra de aquel almendro, una linterna de luz violeta
porque tu hija, Sashne, me perseguía. y tu tocado amarillo, Sashne.
Te ofrecí la cabeza de tu mujer, T e juzgaban aquel día.
llena de jacintos y aroma de hiedra. Me senté sobre el tronco
Te ofrecí el candelero de los siete brazos. y te erguiste delante de mí.
Entonces corrí hacia el espejo; Vi una balanza de estaño blanco
vi caer el dintel de bronce de la puerta sobre la mesa en Xanadu,
sobre uno de mis dedos. donde Kubla Khan edificó un castillo,
Sashne corrió sobre la hierba amarilla un altar de oro,
y cayó en un pozo donde dormía un castaño. un huerto de jazmines negros
Vi a la lluvia caer sobre el tocado de mi mujer; y un collado de mariposas de bronce;
fui al desierto con muchos hombres; se hizo de bailarinas, laúdes

40 41
y de un catador de la tribu de Neftalí. y subí al caballo que Antígona había preparado
Transcurrieron dos años, Hijó de Hombre, para el dios cuando llorara sobre la soledad del mundo.
para que incendiases el tabernáculo. Me postré ante él pues su trono bruñido
Hice dos candeleros de ónice; era muy elevadq;
coloqué las tablas de piedra dentro del cofre, escuché la canción de los hijos de Neftalí,
donde yacían tres panes de trigo blanco, quien fue profeta en la tierra de los profetas,
donde lloraba un ruiseñor de alas partidas; quien degolló a su madre, Sashne,
entonces artesoné el techo con un delfín por hollar aves de rapiña,
de mármol rojo; cobras blancas e higueras malditas.
hice un lavacro en el pórtico No pertenezco a la tribu de Benjamín.
para que untases la cabra con sales; Hijo'de Hombre, camina sobre el sendero
hice un muladar, que conduce al huerto,
Uf.l seto de madera de roble, , donde Yah Et Reel siembra sus manzanos.
madreselva,
una vasija de asas de coral
y una efigie con el rostro de Macbeth.
Escondí la madreperla
y escuché entonces el ruido de la hoja
de la guillotina;
encontré la cabeza del príncipe en el cesto.
Mordí sus labios rojos y rasgados.
Lloré sobre los huesos del cadáver
y entoné un psalmo cuando Dios lo acariciaba.
Enterré a Dios con mis propias manos
y él enjugó sus lágrimas sobre mis ojos.
Encendí una yesca pero él la apagó.
Luego le vi yendo hacia la cueva
donde yo vivía como misántropo;
vi el rostro de Antígona mientras
el cuerpo dormía en la plaza. '
Enterré al rey,
el hermano del archiduque,
en la tierra baldía donde solías jugar, ..
Observé desde muy cerca la hoguera;
Parsifallloraba sobre mi cadáver

42 43
1 \
le quité su túnica,
enterré sus sandalias,
mordí su cabello blanco
y luego le soñé en un ánfora egipcia,
donde creman las manos de la tierra.
Macbeth jugaba con un palanquín azul
VII en medio de! huerto.
¿Por qué no bajas de allí?
Estoy harto de tu presencia.
Enterré tus sandalias (1972) Me eres repugnante.
¿No hice una vasija muy amarilla,
un collado de bronce,
Escuché un pífano de plata un pífano y una brújula para guiarte?
qlle despedía un ruido muy extraño. ¿Por qué te escondes de mi presencia?
Entonces lo tomé entre mis manos
¿Acaso no soy e! rebaño y e! pastor?
y se hentregué a la hechicera,. Viajé a Meguido,
quien vio en él un encantamiento de Dios.
un valle donde las torres son grandes flancos
Hice salir mucha sal de su garganta. de piedras rojas.
Me tragué e! librito abierto Allí me hice de un halcón blanco,
que mi hermano e! archiduque traía en su bolso. de un cesto para colocar los manzanos,
Me hice de aquel pífano ciruelos blancos,
y 10 coloqué sobre la mesa donde llora tus uñas,
e! pueblo, un caracol de nácar gris,
donde la reina modela e! barro, la madera de un féretro,
que días atrás había sido decapitado e! cristal de un ataúd,
por mí, una flautilla
cuando entonaba e! salterio;
y una jarra llena de cidra del Jordán.
fue entonces cuando vi que en el huerto
Soy e! príncipe y el pastor.
no había rosas,
¿Dóride he de hallar liras que suenen
que la cidra recorría mi habitación
sobre los sarmientos que crecen en mi bosque,
y que el sacerdote escondía una red dentro
sobre mil adoquines,
de un altar de madera.
entre las canciones que desnudan a los hombres,
Vi que el horizonte se ensanchaba sobre tu cabello
sobre la caridad de! pueblo,
y quise besarlo entonces.
junto a la paz de quienes sufren,
Vi a Sashne hacer el amor dentro de tu féretro.
cuando la muerte retoñe en las riberas,
Llevé al archiduque a la alcoba;

44 45
en la fragancia de las rosas cuando callan? y lo halló vacío,
He visto tu rostro, Macbeth, pues las personas habían huido de la ciudad
lleno de perfumes de la India. porque las estrellas caían.
He visto tus ojos sobre el empedrado. Encontré a Sashne desnuda en la habitación.
¿Por qué no me llevas a tu casa, Macbeth no sabía que ella era una prostituta
donde han muerto tus pensamientos y las dalias, y que conocía la habitación real
donde yacen tus labios, y la carne de los buitres.
donde colgaste la horca? He visto crecer la cizaña en el bosque,
¿Quién se atreve a señalar me el sendero? donde rondan las libélulas,
Visité la celda de mi hermano el archiduque; el palanquín blanco de Sashne,
allí comía ajenjo negro y cebada; mucha sal,
las hidras roÍan su cabeza, jabones del Japón
la llenaban de vinagre y aceite negro para las cabras.
y de trozos de bilis. Hice un viñedo_para que jugases con los leños;
Cuando supe que venías en la noche hice un aljibe para encerrar te en él;
me escondí, hice una mujer muy blanca para que lamiese
porque pensé que deseabas verme desnuda. tus dedos
Pensé que deseabas mis labios; y contase hasta la muerte los sueños
pensé que no eras virgen. que el hombre padeció en el Indostán.
Vestías de lino amarillo y seda blanca.
Pensé que querrías que te besase,
pero tus labios estaban partidos
y una víbora bebía los encantos de la muerte
que te seguían.
Hallé un camino donde nacen rosas,
abedules negros
y anillos de ónice blanco;
hallé un ovillo de lana,
velas rojas,
andas de bronce negro,
seis trozos de jade
y los brazos de mi hermano el archiduque.
Macbeth subió a la montaña
y se paseó entre las piedras de fuego;
observó el libro junto a tu trono

46 47

L- ----_lJ.
••••••..••..
descubrió los rizos azules
yel manto blanco que cubrían mis manos.
Después te quité la sotana negra
con la cual cubrías tu cuerpo.
Hice una cabra sobre la cual pudieses
VIII ir al huerto.
Pensé, Hijo de Hombre,
que junto a mí llorarías
!Té hacia la mazm01Ta (1974) porque no soy un anciano ni lloro
cuando los cirios se desv'lnecen eqtre
la brizna que brota de la tierra y tú·.
Asistí al entierro de tu padre; Bajé de la torre y te dibujé sobre la arena,
jugué con sus dedos y los coloqué sobre la mesa. donde no crecen cardos, ni higos,
Hice un ático donde guardar tu rostro, ni pámpanos blancos,
donde hollar trozos de mies. donde Sir Hugo Evans, el mago,
Hice un pozo profundo donde esconder desviste a [as mujeres y llora sobre sus entrecejos.
los anillos de la boda, Bajé de mi trono, Sashne,
el cintillo negro de Sashne, y te miré de soslayo,
una cometa de flancos esmeralda porque prefieres no mirar a la gente;
y un collar; y como eres así te pago con la misma moneda;
después te llevé al castillo no te digo dónde vivo ni quién soy.
donde llora el archiduque. Hijo de Hombre, ¿dónde hallarás tu cabeza
Allí te desvistió; sino bajo el cadalso,
caminó sobre el desierto cuarenta díás entre las hoces de bronce,
y quebró las láminas de piedra bajo los llantos de la gente,
donde habías escrito las leyes . entre las oraciones de quienes han perdido
que Dios te entregó cuando los hombres creían su tierra,
en los sortilegios de los sacerdotes, entre quienes ofrecen sus cuerpos
en el tótem que manó de las rocas para hallar incienso y honra
y en el maná negro de la voz del universo. cuando el universo les da la espalda?
Besé tus senos ¿Por qué piensas que soy débil?
y quise colocar mis dedos dentro de tus labios, Tomé flancos del polvo .. para crearte,
que brillaban al contacto con la luz arena negra y una savIa muy raja
del desierto. cuando el sahumerio ronda mi habitación.
Pero mi al.nigo, Sir Hugo Evans, Te engendré dentro de mi vientre,

48 49
que es el mundo. le vi llevar un sello en sus manos.
Sin embargo, te destruiré. Entonces hice llover aceite sobre la tierra
Lanzaré tu rostro sobre un guijarro de marfil. donde las serpientes danzan entre cirios.
Haré un templo donde colocar los restos Mi hermano el archiduque me mostró
de tu canción, las lápidas donde reposan los nombres
entre las cercas negras que circundan de los hijos de Dios.
mi castillo; Observé que allí no crecía flor alguna,
haré una gavilla y un puente. que los álamos lloran
Yo hice a Dios un día de insomnio y que su brillo rojizo se desprende
y embriaguez, lleno de escarcha, de la tierra.
retraído, sobre un mármol amarillo, Entcnces lloré
bajo un mirto negro, y le exigí a Macbeth que incinerase mi cuerpo
sobre la tierra donde nadie duerme, y bautizase los sacerdotes que ofrecían
entre las mejillas de quienes lloran, sacrificios al sol cuando la luna no crece
en medio del sufrimiento. sobre las rosas bañadas de rocío.
Me hice a mí mismo. Pensé lavar las cañas
Hice un arca de bronce blanco y asesinar al vendedor de indulgencias,
donde colocar las piedras talladas. pero coloqué mi incienso sobre el cáliz
Hice la tierra verde donde mi esposa llora cuando la tierra
y los espejismos de la aurora. piensa en los astros ..
Entonces, ¿por qué dudas de mí?
Hice un centeno negro
y lo llevé a tu celda,
donde tres cadenas de nácar te impedían
ver la luz que se cuela entre las rendijas
donde los hombres nacen.
Te he encarcelado en la ciudad del sol,
en el crepúsculo de Huz,
en un erial de flores blancas,
para que entones tu melodía con la flauta.
No eres tan hábil como yo.
/ He engendrado mazmorras,
dinteles amarillos llenos de marfil,
columnas y santuarios en el desierto.
Vi a un ángel andar sobre el mar;

50 51
en cohes de cristal,
en coles negras
y en un jardín donde crecen los hombres.
Has creado una virtud entre muchos vicios,
....
que te eran ajenos en pnnclplo.
Hiciste hablar a quienes te despreciaban.
IX T e mofaste de aquellos imbéciles
que creían en tu inexistencia.
Has recorrido la tierra en busca de pan
Cuando te hice (1976) y has hallado tan solo miseria,
burla,
indignación
Hice una col blanca y hedor, un hedor futil y negro.
para que la probases, Hurtaste la virginidad de mi hija,
para que la lozanía de Dios quien nunca fue de las estrellas;
cubriese tus mejillas. pero ella creyó en tu consuelo
Te he entregado la brizna cuando los hombres te arrastraban a la hoguera.
y te he colocado sobre la mesa, Un millón de personas me horadaron
sobre las flores del jazmín, sobre la madera de olivo negro.
por cada libra de jengibre. Allí entendí que la ficción y el azar
Me has encerrado en el arca forman parte de la realidad.
que Yah Et Reelhizo para ti. y que no hay realidad, por permanente que sea,
Nunca regresaré a tus entrañas, que no reciba el influjo de las potencias irreales.
donde me forjaste, Desde entonces te mofas de cuantos
donde no había vendimia. lloran sobre los altares de plata;
Iré hacia el mar te ríes de la indignación del pueblo,
y caminaré sobre los ciruelos, Hijo de Hombre, del llanto de las vírgenes,
sobre la eternidad de la tierra. del sueño de la cizaña,
Imaginaré que ya no eres el mundo. de las especias
Pensaté que tu vida tan sólo fue un milagro y de la piedra sobre la cual te coloqué.
de quienes te entendían mudo. No hay lugar para ti entre nosotros.
Pero ahora sé que hablas, Vivimos en un horizonte donde no hay esperanza,
pues has decidido hablar para que yo calle. donde nadie duerme,
Ahora has convertido las cuatro paredes donde las golondrinas sollozan.
entre las cuales duermo Aquí he dormido durante años;
en"trozos de ceniza blanca,
53
52
he conocido la vida del hombre,
quien me desconcierta,
quien incinera mi rostro, Sashne,
porque nunca me ha visto.
He creado mil gobelinos de nÓcar .
para cLírtelos cuando desees buscarme; IND ICE
algÚn día estaré contigo.
Me hallo aquí, sobre la tnont<1Jla,
donde el sol no brilla,
donde ningÚn hombre puede toClrl11C".

MJ)'O de 1969

54
· \

Pág.

Una razón para hablar 9

VERSOS l' 1\R,\ S,\511t';E IuN S1\5I1LE BI

(C1\t';T05 I-IX) 1960

1. He decidido callar (1960) 13

11. Buscaré un lugar (1962) 19

IlI. Más tarde fui (1964) 25

IV. Ah01;;1 'uivo aquí (1966) 31

V. Me sentéen su trollO (1968) 35

VI. Estoy dispuesto a ve11e (1970) 40

VII. Entené tus sandalias (1972) 44

VIII. Iré h1Cia la 17hlZmOml (1974) 48

IX. Cuando te hice (1976) 52

57
COLECCION CUADERNOS DE DIFUSION

1 Antología - José Antonio Ramos SlIcre


2 Manual de extraños - Jllan Calzadilla
3 Visión de la pintura en Venezuela
Robeyto Monto'o Cast¡'o - Jllan Calzadilla
4 La plataforma continental - Kaldone Nweibcd
5 La crisis de la sociedad colonial venezolana
Ceymán Can'cYa Damas
6 El Tirano Aguirrc. La conquista del Dorado. Suena el
Teléfono - Lllis Britto Cm'da
7 La ciencia amena - A rL<tid<:s Bastidas
8 Lao-Tse y Chuang-Tse - Angel Cappe!etti
9 Espacios en disolución - HalllÚ Ossott
10 Ejercicios narrativos -José Balza
11 Cine y política - RaÚl &ccFo
12 Libro de intervalos - Mada Elena Hllizi
13 Ecología. La paradoja del siglo XX
Ca¡"losMachado Allison
14 La lucha corporal y otros incendios - Fcn-eira Cllllay,
,111 15 El arte de narrar - Jllan José Saey
16 La educación superior en Venezuela - Oylando Albonloz
I
17 Los instrumentos de la orquesta - René Roja.s
18 El agresor cotidiano - Ednodio Qllinteyo
19 Maquillando el caéLíver de la revolución - Jlllio MÍi'and,1
20 Trébol de la memoria - Cecilia Ortiz
21 Los insectos y las enfermedades
Carlos MatAdo, Rica¡'do Clle¡TCYo
22 Narración del doble - Cabyi.el Jiménez Emán
23 Indagación por la palabra - Cabri.el Roddgllez
24 Textos de anatomía comparada - Ma¡'i.ela A/~'a¡a
25 Piezas perversas - Rodolfo S,mtana
26 Los pasos por volver - LII~' Masci
27 El día que me quieras - José Ignacio Cabmjas
28 Cad.íveres de circunstancias - Llldo71ico Si/-:;a
29 Brasa - M.irga¡·a Russotto

59

J
30 El destierro - Ma1'Íd Elena HlliÚ
31 Memoria en ausencia de imagen-memoria del cuerpo 71 Los andantes - José Qllimc1'O \Ií'eir
Hanni Ossott 72
32 73 Cartas
Principiode continuo
relación -- Antonio
Alfredo López.
CbacónOrtega
El poeta de vidrio - Am¡ando Romero
33 74 Muerte en el paraíso - LII¿<Britto Ganw
33 constmcciones de origen japonés - Andrés Mellado
34 75 25 poemas - ReYl1aldo Pérez SÓ.
Esto que gira - Vasco Szinetar
35 76 El habitante final - AdelÚ Marqllina
Ultima luna en la piel - Ol-Iando Chirinos
36 77 Poemas - FYaná<co Madariaga
Los espacios del tiempo - Ma¡'ilyn Contaydi
37 78 A la orilla de los días - Eleazar Leól1
Apuntes sobre el texto teatral - Edilio Pella
38 79 Reverón - Levy Rosse/l
Un Fausto anda por la avenida - César Rengifo .
39 Los caminos borrados - EaY/e Hen-era 80 Hasta que llegue el día y huyan las sombras
40 Transformaciones - Rodo/fo Privitera Halmi Ossott
41 81 El otro salchicha - Armando José Seqllera
Ejercicios para el olvido - Enriqlle Mlljica
42 El dado virgen - RaÚl Henao 82 La historia que no nos contaron - Carlos PéYcz Al-iza
43 Bitácora del alcatraz - Freddy Hemández 83 El rtUllOr de los espejos - David Alizo
44 Pasturas - Gelindo Casasola 84 Del antiguo labrador - Elizabetb SchOn
45 Textos para antes de ser narrados - Alejand¡'o Salas 85 Dime si adentro de ti no oyes tu corazón partir
46 Mundo alterno - Gabriel Am¡and Lallra Amillano
47 Metales - Emilio Briwlo Ramos 86 Antología - José Ban-oeta
48 87 Habitación de olvido - Ramól1 Qlle¡-ales
49 Sol
Distancias
quinto de
- Migllel
la huellaSÚnetar
- Manllel Hemández 88 Cuerpo - Mayú; Allxiliadora Alvarez
50 Los hermanos - Edi/io Pella 89 Las bisagras o Macedonio perdido entre los ángeles -
Néstoy Caballero
51 Alfabeto para analfabetos - Isaac Choo'ón
52 Vida con mamá - Elisa Lema 90 El vendedor - Marie/a Romero
53 La Última actuación de Sarah Bernhardt 91 Oculta memoria del ángel - OY/ando Cbirinos
Néstor Caballero 92 La andariega - Alicia Alamo Banolomé
54 El sucfío de las tortugas - Pedyo Riera 93 El Último regalo - Edilio Pella
55 Babel 73 - Jean ¿lIné 94 Vida en comÚn - Mal1l1el Cabesa
56 95 Una cáscara de cierto espesor - Jllal1 Ca/zadilla
Fuego de tierra - Ma¡'w LII¿<aLázza¡'o
57 96 Correo del corazón - YolanM Pamin
El poeta invisible - JIl/iO MÍi'anda
58 Libro de mal humor - Roberto Hcmández Monto)'a 97 Teatro - Ugo U/ive
59 98 Viola D'amore - Máygara RlIssotto
Alguna luz - Alguna allSencia - Samos Lópcz
60 Confidencias del cartabón - lliana Gómcz Be;-bcsí 99 El bosque de los elegidos - José Napo/eón Oyopeza
61 100 Mezclaje - César C!.>irinos
El moni~ote y otros relatos - Jllan Amonio Vasco 101
62 Antologla de la casa sola - LIIÚ Alberto Anglllo Amigos para siempre -- Carlos /I[oros
63 El festín de los muertos - Víctoy Gllédez Garcw 102 Antologla poética - Víctor Valera Mora
64 Si muero en la carretera no me pongan flores 103 Soneto al aire libre - Migllel Márqllez
Césay Chiyinos 104 Visión memorable - Migllel Gomes
65 105 Cerrícolas - Al1gel GlIstavo Il1fame
66 La otra distancia
El viejo grupo - - Roman
Mari;al'et Pigayo
Chalballd 106 Contracuerpo - Wi/fredo Machado
67 Nueva crítica de teatro venezolano - lsaac Chocrón 107 Parálisis andante - Jllal1 A ntol1io Calzadilla
68 Los 1001 cuemos de una linea- Gabyiel Jiménez Emán 108 Soy el animal que creo - Samos López
69 Difuntos del espejo - Chevigc Glla)'ke 109 Origami - Octavio Armal1d
70 La sombra de otros sueños - Gustavo Gllei'ye¡-o 110 Guerrero llevado adentro - Mharú; Vázqllez
111 Más cercano al día - José Antol1io Yepes Azpán-en

60
61
151 Novela nostra - Antonieta Mad¡-id
112 Mi novia ltala come flores - Migllel James 152
113 Soy el muchacho más hermoso de esta ciudad Isaac Chocrón y Elisa Lcrner. Los transgresores de la
literatura venezolana - SlIsana Rotker
19or Barreta 153
114 Cementerio privado - Earle Herre¡'a Scsión continua - Si/da Cordoliani
115 b línea de la vida - Ednodio Qllintero
154
155
Movimiento perpetuo - And¡Úna W'onllltt
Con los besos de su boca - Lidia Rebrij
116 Procesos estacionarios - José LI/is Palacios
117 156 Una hiedra negra para Sashne - José Jesl~' Vi/la Pelayo
Rodríguez - Gregorio Bonmatí 157
118 De marcianas, patriotas y liberadas - Néstor Cabalfe¡-o Noches de satén rígido (y otras piezas)
119 b audiencia del obispo - Ca¡-Ios PéYez A riza
158
José Gabriel NÚIJez
A 2.50 la Cuba Libre. La Última noche de Fcdora
120 Almacén - Rafael A ¡Táiz Lllcca
llJ1'abím GI/erra
121 La casa en 1lamas - Milagi'os Mata Gil
122 Fatal - Alicia TOJTes
123 Linos - Mada Clara Salas
124 Recurso del huésped - Enriqlle Hemández D'jesÚs
125 El matrimonio de Amelia Luján - Rafael Di Prisco
126 El pozo de las palabras - Migl/el Gomes
127 Los Desterrados - Leona-Ramos
128 Dragi-Sol - Slavko ZlIpcic
129 Cantigas - Han}' Almela
130 El dorado vino de tu piel - Lidia Rebrij
131 Amihéroes - Albrobar
132 Poemas del escritor - Yolanda Pantin
133 Industria textil - Alberto GllalIra
134
135 Seres
Edicióncotidianos
de lujo -- Alberto
Stefania Barrera
Mosea
136 Rómulo Gallegos: escrituras y destierros
Mario Mi/anca
137 Extraños viandantes - J/iana Gómez
138 Juan de la noche - Alicia Alamo Bartolomé
139
140 Placcbo - de
Antolagia Osear Roddgl/ez
la mala ca1le - Ortiz
W'i/liam OSllna
141 Para escribir desde Alicia - LI/is Ba¡-re¡'aLinayes
142 Ca(z)a - MarÍ4 AI/xiliadoya Alvayez
143 Albanela, Tuttifmtti, Blanca y las otras - Migl/el James
144 Respiradero - Sixto Sánchez
145 Aquí también hay dioses - Lllis Migl/el lsava
146 Aposento del amanecer - Elmice Escalona
147 Tuna de mar - Lall1'a Antillano
148 Los pucntes rotos. Más a1lá de la vida
Jol.nll1)' Gavlovski
149 Vals lento. Amado enemigo. ¡Sálvese quien pueda!
Oseay Ga¡'a)'cochea
150 HUl11boldt & Bonpland, taxidcnnistas. L.S.D.
lbsen Maytínez

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