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NEUMOLOGÍA
Clínica de
neumología
Francisco Pascual Navarro Reynoso
Neumólogo y Cirujano de Tórax
Endoscopista Intervencionista
Maestro en Administración de Servicios
de Salud por la UNAM
Director General Adjunto Médico del
Hospital General de México
Académico de Número, Academia Nacional de Medicina
Académico de Número, Academia Mexicana de Cirugía
ERRNVPHGLFRVRUJ
Editorial
Alfil
Clínica de neumología
Todos los derechos reservados por:
E 2006 Editorial Alfil, S. A. de C. V.
Insurgentes Centro 51--204, Col. San Rafael
06470 México, D. F.
Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57
e--mail: alfil@editalfil.com
www.editalfil.com
ISBN 968--7620--58--7
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Revisión técnica:
Dr. Sergio Herrero Herrera
Diseño de portada:
Arturo Delgado--Carlos Castell
Dibujos:
Alejandro Rentería
Impreso por:
Publidisa Mexicana, S. A. de C. V.
Calz. Chabacano 69, Col. Asturias.
06850 México, D. F.
Marzo de 2006
Colaboradores
V
VI Clínica de neumología (Colaboradores)
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Francisco Pascual Navarro Reynoso
1. Principales métodos de estudio de la función respiratoria . . . . . . . 1
Francisco Pascual Navarro Reynoso
2. Neumonía adquirida en la comunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Abel Pérez Rosales
3. Neumonía intrahospitalaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Gabriel de la Escosura Romero, Guillermo Cueto Robledo
4. Neumonías intersticiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Virginia Novelo Retana, Virgilia Soto Abraham
5. Síndrome de insuficiencia respiratoria aguda . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Antonio Hernández Bastida, Ana María Alvarado
6. Asma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Guillermo Velázquez Sámano
7. Tuberculosis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Ma. Ernestina Ramírez Casanova, Laura Escobedo Jaimes,
Raúl Cicero Sabido
8. Tromboembolia pulmonar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Guillermo Cueto Robledo, Blanca P. Herrera Amaro,
Gabriel de la Escosura Romero
9. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Alejandro Hernández Solís
IX
X Clínica de neumología (Contenido)
XI
XII Manual clínico de infectología (Prólogo)
INTRODUCCIÓN
Las pruebas de función pulmonar valoran y miden los valores de capacidad respi-
ratoria en términos de parámetros de medición de rangos normales esperados de
1
2 Clínica de neumología (Capítulo 1)
lo que se traduce como la presión en cm H2O que se opone al flujo de un litro por
segundo.
La resistencia está determinada por características del flujo aéreo (como velo-
cidad, turbulencia, viscosidad); presiones que se generan por el trabajo muscular
a lo largo del ciclo respiratorio; las características de la vía aérea (espasmo, secre-
ciones, deformaciones y rigidez de sus paredes, etc.); distensibilidad y retracción
elástica pulmonar (la primera se define como el cambio de volumen pulmonar
por unidad de cambio de presión, y está determinada por la elasticidad pulmonar;
la segunda es la propiedad elástica del pulmón para recuperar su forma, y es la
función inversa de la distensibilidad).
La gasometría arterial es el método con el cual se mide el grado de acidosis
o alcalosis, el nivel de oxígeno y de bicarbonato en la sangre. Los valores norma-
les de los gases arteriales en la altitud de la ciudad de México (2 240 metros sobre
el nivel del mar) son los siguientes: pH: 7.35 a 7.45; PaCO2: 27 a 33 mmHg; PaO2:
60 a 73 mmHg; saturación de O2: 90 a 97%; bicarbonato, HCO3: 22 a 26 mEq/L;
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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2
Neumonía adquirida en la comunidad
Abel Pérez Rosales
DEFINICIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
7
8 Clínica de neumología (Capítulo 2)
PATOGENIA
Diagnóstico clínico
Los casos de NAC son reconocidos con mayor frecuencia por una combinación
de hallazgos clínicos, radiológicos y de laboratorio:
Criterios clínicos
Mayores:
1. Tos.
2. Producción de esputo.
3. Fiebre > 37.8_.
Menores:
1. Dolor pleurítico.
2. Disnea.
3. Estado confusional agudo.
4. Síndrome de condensación pulmonar.
5. Leucocitos > 12 000/NL.
Criterios radiológicos:
1. Infiltrado nuevo o progresivo.
Autores como Fang6 y Marrie7 (cuadro 2--1) describieron la frecuencia de los sig-
nos y síntomas. El estado confusional agudo es estadísticamente más común en
ancianos; aparece en 48% de los pacientes mayores de 65 años.8 La fiebre baja
se asocia también con edad avanzada hasta en 60%.9
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Pruebas diagnósticas
Es claro que la búsqueda de un agente etiológico principia con el análisis del espu-
to; no obstante, en la práctica clínica hay numerosos obstáculos para establecer
un diagnóstico específico. Primero, aproximadamente 20 a 30% de los pacientes
son incapaces de expectorar una muestra suficiente de esputo para un examen de
cultivo; segundo, un gran porcentaje de pacientes que ingresan a nuestra unidad
han recibido tratamiento antimicrobiano previo; tercero, de los pacientes que
pueden expectorar, en muchas ocasiones el esputo está contaminado con secre-
ciones de la cavidad oral y no reúne criterios de buena calidad (menos de cinco
células epiteliales y más de 25 leucocitos por campo).13 Por estas situaciones, y
algunas relacionadas con los exámenes antes descritos, sólo en aproximadamente
50% se logra determinar el agente etiológico.
En la gran mayoría de los casos de NAC la radiografía de tórax revela un área
de opacidad y broncograma aéreo que afecta al menos un segmento pulmonar (fi-
guras 2--1 y 2--2); cuando hay afección en más de un segmento puede asociarse
a bacteremia. No es raro que en las etapas tempranas de la enfermedad la radio-
grafía de tórax no muestre anormalidades. Los pacientes infectados por Myco-
plasma pneumoniae o infecciones virales pueden expresar pocas anormalidades
Neumonía adquirida en la comunidad 11
Figura 2--1. Opacidad que hace signo de la silueta con el corazón que sugiere afección
del lóbulo medio derecho; además, tiene broncograma aéreo.
AGENTES ETIOLÓGICOS
Figura 2--2. Corte tomográfico de ventana para parénquima del mismo paciente tres
días después; se observa la zona de consolidación del lóbulo medio con broncograma
aéreo y derrame pleural.
12 Clínica de neumología (Capítulo 2)
Figura 2--3. Infiltrado de tipo intersticial, sin broncograma; estudios serológicos positi-
vos para Mycoplasma.
Paciente
Enfermedades coexistentes
S Diabetes mellitus.
S Enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
S Insuficiencia renal o hepática crónica.
S Insuficiencia cardiaca.
S Abuso de alcohol.
Datos físicos
Aspectos de laboratorio
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Clasificación de NAC
mana de Tórax, etc. En el año 2001, la ATS14 realizó nuevamente una reclasifica-
ción en la que agrega microorganismos con resistencia a la penicilina y algunos
otros que anteriormente sólo se podían adquirir de forma intrahospitalaria, como
Pseudomonas aeruginosa.
En el cuadro 2--2 se señala los factores que incrementan el riesgo para infec-
ción por agentes específicos, como S. pneumoniae penicilina resistente, bacterias
entéricas gramnegativas y Pseudomonas aeruginosa.
Categorías14
Tratamiento
Por necesidad, en la mayoría de los pacientes se inicia con tratamiento empírico.
Este criterio se justifica porque el inicio temprano del tratamiento ha disminuido
la morbilidad y la mortalidad.7,14,15 En condiciones ideales, lo adecuado es selec-
cionar un antibiótico específico para cada paciente con NAC. Es evidente que
esta decisión terapéutica se simplifica en gran medida si se conoce el agente in-
feccioso; el problema es que el microorganismo causal de la infección se identifi-
ca en menos de 50% de los casos. Además, los datos clínicos y radiográficos no
permiten establecer con precisión un diagnóstico etiológico en la mayoría de los
pacientes.
De acuerdo a las guías de la ATS, en el grupo I (cuadro 2--3), se sugiere macró-
lidos de reciente generación, como la azitromicina y la claritromicina; también
se puede usar una tetraciclina de segunda generación como la doxiciclina. Con-
viene recordar que hasta 20% de las cepas de S. pneumoniae pueden ser resisten-
tes a tetraciclinas de primera generación, y 6% a las de segunda generación.
El segundo grupo donde ya se logró identificar S. pneumoniae penicilina resis-
tente (cuadro 2--4), se sugiere tratamiento con C--lactámicos como la cefpodo-
xima, cefuroxima oral; también se puede utilizar amoxicilina hasta 1 g cada 8 ho-
ras, amoxicilina/clavulanato o una fluorquinolona antineumocócica vía oral.
El tercer grupo son los pacientes ya aceptados en planta de hospitalización
(cuadro 2--5); el tratamiento inicial es con C--lactámicos intravenosos como cefo-
taxima, ceftriaxona, ampicilina/sulbactam más un macrólido intravenoso o vía
oral, o en su defecto doxiciclina o una fluorquinolona antineumocócica sola.
En el grupo IVa el tratamiento inicial se sugiere con C--lactámicos intravenosos
como la cefotaxima, ceftriaxona más un macrólido intravenoso o una fluorquino-
lona antineumocócica intravenosa.
En el caso de IVb, con factores de riesgo muy importante para infección por
Pseudomonas aeruginosa (cuadro 2--6), su tratamiento debería iniciar con C--lac-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La NAC por S. pneumoniae debe ser tratada por 7 a 10 días; los casos de M. pneu-
moniae y C. pneumoniae podrán necesitar un terapia antimicrobiana un poco más
larga, de 10 a 14 días. En pacientes inmunocompetentes con enfermedad de los
legionarios se debe tratar hasta por 14 días, y en caso de inmunocompromiso has-
ta por 21 días.7,14,15
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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18 Clínica de neumología (Capítulo 2)
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3
Neumonía intrahospitalaria
Gabriel de la Escosura Romero, Guillermo Cueto Robledo
DEFINICIÓN
MARCO HISTÓRICO
Se cuenta con estadísticas de EUA que reportan que en el año 1984 la incidencia
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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20 Clínica de neumología (Capítulo 3)
EPIDEMIOLOGÍA
FISIOPATOLOGÍA
La bacteria ingresa al tracto respiratorio bajo por tres vías: aspiración de flora
orofaríngea, inhalación de aerosoles infectados y, menos frecuente, diseminación
hematógena de un foco remoto de infección. Se ha documentado recientemente
la translocación del tubo digestivo como un mecanismo adicional de infección.
Se piensa que la mayor causa de la NIH es la colonización de la flora orofarín-
gea y el tubo gastrointestinal por microorganismos patógenos, seguida de la aspi-
ración de estos microorganismos, los cuales rompen los mecanismos de defensa
del huésped, desarrollando la neumonía. Ésta se desarrolla por la aspiración en
la orofaringe en 45% de los sujetos normales durante el sueño. En sujetos norma-
Neumonía intrahospitalaria 21
MICROBIOLOGÍA DE LA NIH
Factores intrínsecos
Clínica
Las alteraciones clínicas más frecuentes son fiebre, tos, presentación de expecto-
ración purulenta, síndrome de condensación pulmonar, estertores subcrepitantes
y crepitantes; también signos de insuficiencia respiratoria y la presencia radioló-
gica de infiltrados pulmonares progresivos con broncograma aéreo integrarán el
diagnóstico clínico.
La placa radiológica de tórax constituye una de los estándares más valiosos
para integrar el diagnóstico, así como la presentación de infiltrados que no esta-
ban presentes al ingreso del paciente, ya sea en hospitalización o en la unidades
de cuidados intensivos, de presentación alveolar, macronodular de bordes no pre-
cisos, con o sin distribución lobar, más frecuentes en las regiones basales.
DIAGNÓSTICO
Tratamiento
Factor de riesgo
Prevención
Estrategias no farmacológicas
Estrategias farmacológicas
CONCLUSIONES
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30 Clínica de neumología (Capítulo 3)
4
Neumonías intersticiales
Virginia Novelo Retana, Virgilia Soto Abraham
El intersticio pulmonar puede verse afectado por una serie de causas y enferme-
dades que desencadenan una serie de eventos de daño, inflamatorios y de fibrosis.
El intersticio incluye el espacio entre las membranas basales endotelial y epite-
lial, y es el sitio primario de daño en las neumonías intersticiales idiopáticas; sin
embargo, estas enfermedades frecuentemente afectan no solamente el intersticio,
sino también los espacios aéreos, vías aéreas periféricas y vasos. Estas enferme-
dades afectan a todos los grupos de edad; sin embargo, puede apreciarse un nú-
mero mayor de personas afectadas entre los adultos, tienen distribución mundial
y afectan a ambos sexos, predominando en los hombres en algunas variedades
histológicas.
Hamman y Rich, en 1945, fueron los primeros en describir cuatro casos de fi-
brosis pulmonar idiopática con cor pulmonale y evolución fatal a corto plazo;1
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
así, durante los siguientes años, a estas enfermedades se les denominaba como
síndrome de Hamman y Rich; posteriormente Liebow realizó una primera clasi-
ficación histológica; básicamente describió cinco variedades histológicas:
31
32 Clínica de neumología (Capítulo 4)
Figura 4--2. Neumonía intersticial usual. Con la tinción tricrómica de Masson se observa
el engrosamiento de los septos por colágena, con hiperplasia de tejido conectivo. Mas-
son 10 X.
Neumonías intersticiales 35
cambios se centran en las vías aéreas pequeñas; existe infiltrado inflamatorio in-
tersticial leve, metaplasia de neumocitos tipo II, incremento en el número de ma-
crófagos alveolares con citoplasma espumoso; también se puede encontrar una
pequeña cantidad de fibrina en el espacio aéreo, y existe preservación relativa de
la arquitectura pulmonar (figura 4--4).3,26--29
Figura 4--5. Patrón de neumonía intersticial aguda. Se aprecia gran infiltrado inflamato-
rio intersticial, abundantes membranas hialinas y macrófagos intraalveolares. HE 10 X.
Neumonías intersticiales 37
El patrón histológico está caracterizado por afección difusa por acúmulo de nu-
merosos macrófagos de los espacios aéreos distales; los septos alveolares se en-
cuentran engrosados por infiltrado inflamatorio de células plasmáticas y algunos
eosinófilos, además de hiperplasia de neumocitos tipo II y agregados linfoides.
Los principales hallazgos que distinguen a la NID de la bronquiolitis respiratoria
es que la primera afecta al pulmón de una manera difusa y uniforme y hay ausen-
cia de distribución bronquiolocéntrica. Los macrófagos intraluminales con pig-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 4--8. Con la tinción de Masson se observa el engrosamiento del intersticio por
colágena y abundantes macrófagos intraalveolares de aspecto espumoso y cuboidali-
zación del epitelio alveolar por hiperplasia de neumocitos tipo II. Masson 10 X.
Neumonías intersticiales 39
Figura 4--9. Patrón de neumonía intersticial linfoide. Se observa un folículo linfoide ro-
deado de escaso infiltrado inflamatorio. HE 10 X.
CUADRO CLÍNICO
existe una relación entre no fumadores/fumadores de 2:1, mientras que los pa-
cientes con FPI, NINE, NIA, NIL y AAE no tienen relación con el tabaco. Es im-
portante el interrogatorio dirigido a buscar antecedentes relacionados con una
neumonía intersticial, como infecciones virales, exposición a alergenos, metales
pesados, contaminantes, radiaciones, enfermedades del tejido conectivo, uso de
algunas drogas, principalmente citotóxicas, etc., para que se pueda determinar si
el paciente cursa con una neumonía intersticial idiopática o si tiene un determina-
do patrón histológico relacionado con una enfermedad subyacente; tal vez la más
importante sea para FPI, en la que el patrón histológico es de una NIU y obvia-
mente sin ningún antecedente etiológico, ya que la NIU es la variedad histológica
más frecuentemente encontrada, pero en muchas ocasiones relacionada con otra
enfermedad.
El inicio de los síntomas es gradual, en la mayoría de los casos con disnea len-
tamente progresiva, la cual puede llevarse desde algunos meses hasta varios años;
una minoría de pacientes con NINE y AAE pueden tener una presentación sub-
aguda, y los pacientes con NIA tienen una enfermedad previa sugestiva de infec-
ción viral del aparato respiratorio superior, síntomas generales y disnea que pro-
gresa rápidamente en algunos días; los pacientes generalmente se presentan con
evolución menor de tres semanas. Además de la disnea, los pacientes presentan tos,
habitualmente seca y difícil de controlar. Pueden presentarse otros síntomas
como fatiga, pérdida de peso, fiebre, mialgias y artralgias. A la exploración física
se puede encontrar incremento en la frecuencia respiratoria, disminución en la am-
plitud de los movimientos respiratorios, estertores crepitantes de predominio basal,
cianosis distal e hipocratismo digital. Desde etapas tempranas se puede auscultar un
reforzamiento del segundo ruido en foco pulmonar que traduce datos de hiperten-
sión pulmonar. En algunos casos, casi siempre avanzados, los pacientes pueden
llegar con datos de descompensación de cor pulmonale.1,2,7,8,27,28,30,36,38,43--49
ASPECTOS RADIOLÓGICOS
A B
Figura 4--10. A. NIU. Radiografía de tórax que muestra imagen reticular de predominio
periférico y basal, panal de abeja y disminución del volumen pulmonar. B. En la TAC de
alta resolución se observa un patrón reticular de predominio periférico, panal de abeja
más importante en lóbulos inferiores y una bronquiectasia por tracción.
A B
Figura 4--12. NIA. La radiografía muestra infiltrado alveolar bilateral en parches, con
broncograma aéreo.
A B
A B
ASPECTOS FUNCIONALES
A B
DIAGNÓSTICO
TRATAMIENTO
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Neumonías intersticiales 51
INTRODUCCIÓN
Definición
Actualmente se tienen dos entidades clínicas reconocidas para definir y tratar esta
patología, basados en el Consenso Americano--Europeo de 1993.3 Dicho consen-
so definió una clasificación para la lesión pulmonar aguda (ALI) que requiere la
53
54 Clínica de neumología (Capítulo 5)
Tanto ALI como SIRA son multietiológicos (cuadro 5--2). La sepsis grave conti-
núa siendo la causa más frecuente.6--8 Otros factores clínicos encontrados con alto
riesgo son: multitransfundidos durante la terapia de rescate del choque hemorrági-
co, broncoaspiración, pancreatitis aguda grave (predominando el tipo necrohemo-
rrágico), trauma severo, especialmente el politraumatizado, trauma profundo de
tórax con contusión, neumonía; también puede estar asociado, y es diagnóstico di-
ferencial de la embolia grasa, en las fracturas cerradas de fémur, quemaduras gra-
ves, coagulación intravascular diseminada y circulación extracorpórea.8,9
La manifestación primordial se presenta como una complicación catastrófica
y aguda en un paciente que tiene factores de riesgo para el desarrollo de esta pato-
logía. Las definiciones pasadas mencionaban la necesidad de excluir a pacientes
con enfermedades previas o conocidas crónicas de cardiopulmonares;3,5,8 actual-
mente las tendencias y el consenso han excluido únicamente a enfermos con las
presiones de cuña elevadas > 18 mmHg como la causa de falla pulmonar de ori-
gen cardiovascular; se han establecido los criterios radiográficos y fisiológi-
cos.2,3 El punto clave del SIRA es la presencia de hipoxia refractaria a las medidas
convencionales de oxigenación y ventilación mecánica; persiste la evidencia de un
aumento en el espacio muerto y una disminución grave de la distensibilidad pul-
monar.1,10 La manifestación radiológica de la enfermedad considera la presencia
de infiltrados alveolares difusos, asimétricos bilaterales con una silueta cardiaca
normal. Es importante destacar que la sola presencia de datos clínicos y hemodiná-
micos de falla ventricular izquierda descarta la posibilidad de SIRA (cuadro 5--4).
En el pulmón, los neumocitos tipo I son las células alveolares que constituyen la
mayor superficie para el cambio de gas del alveolo y tienen funciones para man-
Síndrome de insuficiencia respiratoria aguda 55
cia respiratoria aguda PaO2/FIO2 < 200 torr, infiltrados difusos bilaterales, presión capi-
(SIRA) lar en cuña < 18 mmHg, en ausencia de elevación de la presión
de llenado del ventrículo izquierdo
Fisiopatología
Existen algunas hipótesis sobre la lesión pulmonar aguda; ésta comienza en la cé-
lula del epitelio alveolar, generando alteraciones intersticiales y del endotelio ca-
pilar.1,3,10 La teoría más popular para el desarrollo de ALI sugiere que la célula
del endotelio capilar es el sitio inicial de daño por el SIRS.1,10 La célula del endo-
telio capilar sufre disfunción en su membrana, perdiendo la integridad de la
barrera vascular, y tiene como resultado la fuga del líquido y factores proinflama-
torios en los tejidos del intersticio y, finalmente, en los mismos alveolos.10,16,18,19
La frecuencia y el compromiso temprano en ALI generan disfunción orgánica
múltiple o falla persistente.18,20 El complejo proceso fisiopatológico que culmina
en las manifestaciones clínicas del ALI y SIRA implica un equilibrio delicado
entre las respuestas proinflamatoria y antiinflamatoria, lo que incita a un evento
de inclinación hacia el proinflamatorio.21--23 Esta respuesta proinflamatoria resul-
ta ser principalmente responsable del desarrollo de la disfunción asociada de un
órgano, como ALI y SIRA.11
Síndrome de insuficiencia respiratoria aguda 57
IL--13
Factor de crecimiento C
Epinefrina
Receptor soluble TNF
Antagonista del receptor de leucotrieno B4
CD--14
Proteína lipopolisacárido
Detonador inicial
S Sepsis
S Choque
S Trauma
S Pancreatitis
S Etc.
Respuesta Respuesta
proinflamatoria antiinflamatoria
local local
Respuesta sistémica
Causa Intervención
desencadenante terapéutica
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
C H A O S
Compromiso Homeostasis Apoptosis Falla orgánica Inmuno-
cardiovascular múltiple supresión
blanco del TNF incluyen las células del endotelio, monocitos, macrófagos, PMN
y fibroblastos. Hay receptores de TNF en el hígado, músculos, riñones, pulmo-
nes, así como en el tracto intestinal. TNF se refirió originalmente como caquec-
tina por el síndrome de consumo severo que producía, relacionado con la supre-
sión de la actividad de lipoproteinlipasa, utilización disminuida de la glucosa e
inhibición del uso de acetato por los adipocitos. TNF estimula la liberación de
IL--1, IL--6, IL--8, factor activador de plaquetas (PAF), leucotrienos, prostaglan-
dinas y tromboxano A2, además de la producción de TNF y la liberación de ma-
crófagos.11 TNF estimula la producción de PMN de la médula ósea y aumenta la
actividad fagocítica. El TNF estimula la actividad de las moléculas de adhesión
y activa las cascadas del complemento y la coagulación. El incremento de la per-
meabilidad vascular resulta del daño por el TNF a células del endotelio capilar.
El TNF puede inducir al hipotálamo para producir la fiebre, y es responsable de
la producción de óxido nítrico y de la hipotensión refractaria en el choque sépti-
co.11,23,30 Los efectos filológicos del TNF incluyen fiebre, alteraciones de la
coagulación, taquicardia, hipotensión, leucopenia y disfunción hepática.9,10,13,15
Otro componente de la cascada proinflamatoria de la lesión pulmonar son las in-
terleucinas (IL). La IL--1 activa las cascadas del complemento y la coagulación
y estimula directamente la producción de TNF y otras moléculas proinflamato-
rias. Se ha experimentado de forma extensa con el uso de antagonista del receptor
de IL--1 en pacientes con sepsis severa y choque séptico aunado a SIRA, pero,
a pesar de los beneficios demostrados en animales experimentales, los ensayos
controlados en humanos fallaron al no demostrar un beneficio significativo en la
sobrevida.3,4,36 La IL--4 aumenta la adhesión de PMN a las células del endotelio,
regula el crecimiento y la diferenciación de factores de hematopoyético, células
T, induce la expresión de antígenos en mastocitos y suprime a IL--8. La IL--6 es
un reactante de fase aguda que es liberado por el hígado y otras células. Es un
agente pirógeno activador de linfocitos y propicia la replicación de fibroblastos
(importante en la fase 3 del SIRA).2,3,6,36 La IL--6 puede contrarregular a TNF e
IL--1. La producción y proliferación de fibroblastos está aunada a la producción
de colágena como parte de la función reparativa. Algunos reportes han encontrado
que el nivel de IL--6 circulante tiene correlación con la severidad de la sepsis y
de la falla terminal de un órgano.2--4 La citocina proinflamatoria IL--8 es produci-
da por linfocitos y monocitos periféricos y del endotelio vascular, por lo que fre-
cuentemente se refiere como péptido activador de neutrófilos o factor quimiotác-
tico de los neutrófilos. La IL--8 es quimiotáctica para PMN y linfocitos, inhibe
la adhesión de leucocitos en el endotelio vascular y promueve la infiltración del
tejido por PMN y linfocitos.37 El grupo de moléculas antiinflamatorias (cuadro
5--3) es IL--4, IL--10.31,32 Son capaces de bloquear la producción del citocinas
proinflamatorias IL--1, IL--8 y TNF;38 además de la citocinas proinflamatorias,
hay también varias quimiocinas que tienen las propiedades proinflamatoria y re-
Síndrome de insuficiencia respiratoria aguda 61
parativa11 (estas proteínas se agrupan según la ubicación de dos grupos de los cua-
tro ácidos de amino de cistina contenidos en su estructura primaria del ácido de
amino). Las células inflamatorias activadas, PMN, son capaces de liberar enzi-
mas proteolíticas y los radicales tóxicos de oxígeno que se diseñan para formar
parte de su defensa inflamatoria contra el agente que los incita.10 La actividad en-
zimática se caracteriza por actividad de lisosimas, elastasas y otras proteasas que
son liberadas por neutrófilos activados y pueden tener como resultado el daño del
tejido que dirige a la inflamación y el edema adicionales. La defensa endógena
contra las enzimas proteolíticas es la producción de antiproteasas, como la anti-
tripsina a1 (inhibidor de proteasa a1).4 Los radicales libres de oxígeno se produ-
cen como parte de la respuesta proinflamatoria, no pueden ser neutralizados ade-
cuadamente por el sistema antioxidante de defensa pulmonar, y son generalmente
exacerbados cuando se mejora la perfusión pulmonar (lesión por reperfusión).4
Grandes cantidades de radicales libres de oxígeno, como superóxido, hidróxido
y peróxido, dan como resultado hidroxilación del DNA, oxidación de las proteí-
nas, peroxidación de lípidos, oxidación de grupos de sulfhidrilo con inactivación
de los enlaces disulfuro de varias enzimas, despolimerización de polisacáridos
y del agotamiento de tiol. Puede ocurrir también la hidroxilación de bases nuclei-
cas que, como resultado, generan anormalidades del DNA y alteraciones de la
transcripción del gen. Los radicales tóxicos del oxígeno pueden conducir a la
muerte de la célula por la oxidación de los lípidos en la membrana de la célula
(una vía a la apoptosis). La defensa normal del sujeto contra los radicales libres
de oxígeno incluye a superóxido sintetasa, superóxido dismutasa, catalasa y glu-
tatión intracelular.4,10
El factor activador de plaquetas (PAF) es un fosfolípido liberado por los PMN,
de monocitos, basófilos, eosinófilos y de las células del endotelio, capaz de gene-
rar la agregación progresiva plaquetaria y la generación de los productos de ci-
clooxigenasa y lipooxigenasa a partir del ácido araquidónico.4,10 El resultado de
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fase fibroproliferativa
Tratamiento
Figura 5--2. Dilatación del árbol bronquial y congestión focal del parénquima pulmonar.
lela al manejo del SIRA. La piedra angular del tratamiento es el apoyo con venti-
lación mecánica.27--30
El objetivo fundamental es mejorar la oxigenación, asegurar el aporte de oxí-
geno (DO2) a los tejidos y reducir el trabajo ventilatorio.
Como siempre sucede en medicina, no existe un protocolo universal que se
pueda emplear 100% seguro y efectivo en todos los enfermos; las pautas para el
apoyo ventilatorio del paciente con SIRA, según el consenso Americano--Euro-
peo de 1999, son:2--5
1. Los médicos deben escoger un modo de ventilación mecánica que sea capaz
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
vas se deben hacer para disminuir el FIO2 a niveles < 0.55, si es posible. El
uso de PEEP puede ayudar con la reducción de la FIO2.
7. Cuándo la oxigenación es inadecuada, se debe considerar el uso de sedación
y relajación o los cambios de la posición (decúbito prono) y estrategias para
aumentar la entrega de oxígeno a los tejidos.
8. Empleo de una curva de flujo desacelerado para permitir mayor tiempo de
contacto del gas en el alveolo, así como incrementos necesarios en la pausa
inspiratoria y manipulación de la relación I:E.
Decúbito prono
Esta maniobra de rescate fue descrita primeramente para los enfermos pediátri-
cos, y ha tomado fuerza por su empleo en adultos por Gattinoni; con la maniobra
de decúbito prono se obtiene el reclutamiento alveolar y el rescate de zonas de-
pendientes del pulmón; puede emplearse en sujetos con abdomen abierto, cirugía
de tórax, cirugía de columna, etc.; sólo está contraindicada en enfermos con tórax
inestable no fijado, fracturas de pelvis con fijadores externos y lesiones graves
de la pared anterior del tórax; se obtienen los siguientes beneficios (figuras 5--4,
5--5 y 5--6):40--42
Figura 5--3. Muestra descamación de los neumocitos hacia la luz de los alveolos, engro-
samiento de las paredes, infiltrado inflamatorio y edema importante.
Ventilado y perfundido
Corazón
Perfundido y no ventilado
O2 Ventilado y perfundido
Figura 5--6. Enfermo con protección facial, capnografía, circuito cerrado de aspiración
y Swan--Ganz.
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6
Asma
hacia la obstrucción de las vías aéreas, donde participa el espasmo del músculo
liso bronquial y diferentes grados de inflamación caracterizada por edema, secre-
ción mucosa abundante y participación de una gran variedad de células inflama-
torias. La presencia de reversibilidad parcial de la obstrucción en algunos pacien-
tes indica remodelación estructural de las vías aéreas, que también suele ocurrir
con el tiempo.
La elección del medicamento apropiado dependerá de la severidad de la enfer-
medad (intermitente, moderada persistente, severa persistente), extensión de la
reversibilidad, agudeza y cronicidad, patrón de actividad de la enfermedad (exa-
cerbación relacionada con virus, alergenos, ejercicio) y la edad de presentación
(infancia, niños, adultos).
71
72 Clínica de neumología (Capítulo 6)
DEFINICIÓN
PATOGENIA
Genética
Existe una contribución hereditaria importante a las causas subyacentes del asma
y las enfermedades alérgicas. Sin embargo, el patrón hereditario del asma de-
muestra que es un trastorno genético complejo, como se ve en la hipertensión, la
aterosclerosis, la artritis y la diabetes mellitus. El asma no puede ser clasificada
simplemente como un modelo de herencia autosómica dominante, recesiva o li-
gada al sexo.1 Los genes que modifican la enfermedad han demostrado relación
con las siguientes regiones cromosómicas: 5q31 (niveles elevados de IgE total
y eosinófilos); citocinas IL--4, 5 y 13; CD14 (receptor de endotoxina importante
en el inicio de la respuesta inmunitaria innata); cromosoma 6 (complejo mayor
de histocompatibilidad, complejo del factor de necrosis tumoral) (inflamación
del asma); cromosoma 11q13 (candidato del receptor de alta afinidad de la IgE);
cromosoma 12 (asma) y 13q (atopia y asma), entre otros. Recientemente, el gen
ADAM 33 codifica una proteína conocida como metaloproteasa, que es una pro-
teína de procesamiento enzimático asociada comúnmente con el asma.2
Las investigaciones recientes se han dirigido hacia la característica de genes
relacionados a la respuesta C--adrenérgica, la vía 5--lipooxigenasa y el receptor
de glucocorticoides. En el futuro, los tratamientos del asma podrán ser individua-
lizados con base en la naturaleza y variaciones polimórficas de los diferentes ge-
nes encontrados, tanto en el asma aguda como en la crónica.3
Los síntomas clínicos y la fisiopatología del asma son de gran importancia para
reconocer la obstrucción presente, y se deben considerar los siguientes factores:
Asma 73
Edema de la mucosa
Los mediadores que conducen a la contracción del músculo liso bronquial, hista-
mina, cisteinil leucotrienos y bradicinina aumentan la permeabilidad de la mem-
brana capilar y causan edema de la mucosa. Los cambios en los tejidos de las vías
aéreas conducirán también a la obstrucción del flujo aéreo.
Hipersecreción de moco
En el asma severa existe una sobreproducción de moco que reduce mecánica-
mente la luz de las vías aéreas; se forman tapones que la obliterarán. El desarrollo
74 Clínica de neumología (Capítulo 6)
Inflamación
Remodelación
Clasificación
pulmonar. Con base en este tipo de evaluación, la severidad del asma se ha clasifi-
cado en intermitente y tres niveles de enfermedad persistente: leve, moderada y
severa. Cuando un paciente ya está recibiendo tratamiento, la clasificación de
severidad debe estar basada en los rasgos presentes y el tipo de medicación diaria
que el paciente está recibiendo. De esta manera, un paciente con síntomas prolon-
gados de asma persistente, a pesar de estar recibiendo el medicamento adecuado
para esta categoría sin respuesta, debe ser considerado como asma persistente
moderada. Hacemos énfasis en que este esquema de clasificación pertenece a la
severidad de la enfermedad crónica; los pacientes con síntomas intermitentes
(asma inducida por virus en niños) pueden tener deterioro severo en la función
pulmonar durante exacerbaciones agudas. Es de hacer notar que los individuos
con bajos ingresos, nulo servicio médico y en poblaciones rurales tienen un ries-
go mucho más elevado para desarrollar asma severa.9--11
ETIOLOGÍA
Alergenos
Contracción del
músculo liso
Mastocito Histamina, leucotrienos
* Síntomas inmediatos
Producción de IgE * Sibilancias episódicas
Alergeno Linfocito B
IL--4 Inflamación
* El alergeno estimula tanto a mastocitos como a linfocitos Th2 y produce interleucinas 4, 5 y 13.
La IL--4 estimula a células B para producir IgE, que se adhiere a mastocitos; IL--5 y 13 atraen eosi-
nófilos al sitio de inflamación.
Infecciones
Ejercicio
Exposición microbiana
Virus
Bacterias
Parásitos
Exposición Variantes genéticas
que modifican la
Dosis respuesta inmunitaria
Vía
Frecuencia
Tiempo/edad
Otras exposiciones
Respuesta inmunitaria
Th1
T reguladores
Tolerancia
Antiinflamatorios no esteroideos
Reflujo gastroesofágico
Factores psicosociales
DIAGNÓSTICO
El asma es una enfermedad obstructiva (definida por una disminución del FEV1/
FVC), pero difiere de otras enfermedades pulmonares obstructivas (enfisema, fi-
brosis quística) en cuanto que la capacidad de difusión es normal y la obstrucción
de las vías aéreas es habitualmente reversible (parcial o completamente). Las
medidas de función pulmonar son esenciales para valorar la severidad, monitoreo
y respuesta terapéutica. La espirometría es fundamental para valorar a los pacien-
tes con sospecha de asma. Las medidas del flujo espiratorio máximo (FEM) en
casa son guías de ayuda para valoración, alertar sobre la gravedad de la obstruc-
ción y monitorear la respuesta terapéutica.
Las anormalidades de la espirometría durante una exacerbación incluyen re-
ducción de FEV1, PEF y FEV1: relación de la capacidad vital forzada y un incre-
mento en la FEV1 (> 12 a 15%) como respuesta a un broncodilatador. No demos-
trar una mejoría no debe ser interpretado como evidencia absoluta de enfermedad
irreversible o de la obstrucción de las vías aéreas, ya que el componente principal
de la obstrucción de las vías aéreas es la inflamación, no el broncoespasmo. Para
demostrar la magnitud de la reversibilidad se requiere la administración de corti-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Metacolina
La hiperreactividad de las vías aéreas es una característica fisiológica del asma,
y su presencia puede ser de ayuda en el establecimiento del diagnóstico de ésta.
La hiperreactividad no es diagnóstica para asma. Los métodos más empleados
para evaluar la hiperreactividad bronquial son la histamina y la metacolina por
vía inhalatoria (estímulo directo), y prueba de reto con ejercicio (estímulo indi-
recto), pero se pueden utilizar los antígenos o contaminantes ambientales que el
paciente ha detectado como posibles disparadores. El estímulo directo actúa so-
bre los receptores principales en el músculo liso bronquial, estimulando directa-
mente la contracción. El estímulo indirecto produce contracción a través de uno
o más mecanismos intermedios, incluyendo reflejos locales o neurocentrales,
que activan células inflamatorias (mastocitos que liberan mediadores no depen-
dientes de IgE) u otros. Los estudios de broncoprovocación con metacolina son
más sensibles pero menos específicos que con ejercicio para el diagnóstico de
asma. La hiperreactividad indirecta de las vías aéreas se correlaciona mejor con
la severidad del asma. Para realizar la broncoprovocación con metacolina, se ini-
cia con dosis mínimas, que se van incrementando hasta que el VEF1 disminuye
en 20% (PC20); se considera positiva cuando la PC20 se consigue con una dosis
igual o menor a 8 Ng/mL de metacolina, ya que a estas dosis en una persona nor-
mal no se presenta obstrucción bronquial. La provocación bronquial es de ayuda
para hacer diagnóstico diferencial cuando la historia clínica, la exploración física
y las funciones pulmonares basales no son acordes para confirmar el diagnóstico
clínico, o bien en la tos como variante del asma y la evaluación de la disnea indu-
cida por el ejercicio.
La prueba tiene riesgos importantes, ya que puede inducir respuestas graves
a dosis bajas, tanto de tipo inmediato como de tipo tardío.
La positividad de la prueba no es diagnóstica si se practica aislada, ya que exis-
te hiperreactividad en otras enfermedades, por ejemplo, infección viral y bron-
quitis crónica o en sujetos sanos.
Ejercicio
Para establecer el diagnóstico de hiperreactividad bronquial, se practica una
prueba de reto con ejercicio durante 4 a 10 minutos para lograr el consumo de
Asma 83
50% o más del oxígeno predicho máximo. Con el ejercicio hay pérdida de calor
y agua en las vías aéreas, y se provoca broncoespasmo. Aumenta el ritmo cardia-
co y la utilización del oxígeno de 80 a 90% durante seis a ocho minutos. Como
medidas de función pulmonar se determina la FEV1 antes y después del ejercicio
con intervalos de cinco minutos durante 20 a 30 minutos.
Otro método consiste en que el paciente corra o camine rápidamente durante
4 a 10 minutos. Se puede monitorizar el FEM antes del reto. Se considera positiva
para hacer diagnóstico de broncoespasmo inducido por ejercicio cuando exista
una disminución > 10% consistente y una disminución > 15% basal.
Radiografía de tórax
La radiografía de tórax es de poca utilidad; en muchos casos es imprescindible
para hacer diagnóstico diferencial y descartar complicaciones. Durante exacer-
baciones agudas comúnmente hay hiperinflación o atrapamiento aéreo con au-
mento del volumen pulmonar, hemidiafragmas aplanados, arcos costales hori-
zontalizados, aumento de los espacios intercostales y taponamiento mucoso que
produce atelectasia; en el asma severa puede ocurrir un neumotórax o un neumo-
mediastino. La TAC, en el diagnóstico y tratamiento del asma, no se ha valorado
completamente.26
Biometría hemática
Cuenta de células blancas de sangre periférica. La eosinofilia sanguínea es co-
mún en el asmático con antecedentes atópicos, así como en pacientes de difícil
control, sin olvidar que en nuestro medio las parasitosis cursan con eosinofilia
elevada. En niños, el incremento absoluto de la cuenta de eosinófilos puede ser
un predictor de riesgo de asma a futuro.
Citología nasal
Se usa en la rinitis alérgica como estudio primario, y debe indicarse sobre todo
si el paciente tiene asociación de ambas. Una técnica sencilla, rápida y práctica
84 Clínica de neumología (Capítulo 6)
Determinación de inmunoglobulinas
Se debe solicitar el panel completo: IgA, IgG, IgM, IgE e IgD. Sin embargo, es
de mayor utilidad la inmunoglobulina IgE total y cuantificación de IgE específica
en contra de diferentes antígenos.
PRUEBAS CUTÁNEAS
OTROS ESTUDIOS
Broncoscopia
Permite observar los bronquios y tomar muestras de secreciones; es un método
sencillo, semiinvasivo; puede producir mayor espasmo, es utilizado cuando exis-
te duda diagnóstica.
Gases arteriales
La medición de gases arteriales es la mejor forma de saber el impacto que ha cau-
sado la obstrucción y la repercusión en la homeostasis general; no es necesaria
para el examen rutinario del paciente asmático. En un paciente estable los valores
son normales; en una crisis en la primera etapa existe normoxemia e hipocapnia,
y en casos muy graves hipoxemia con hipercapnia; en el paciente con crisis se
justifica para decidir su internamiento hospitalario, la necesidad de cuidados in-
tensivos y el uso de ventilación asistida.
En exacerbaciones agudas, las anormalidades observadas en etapas tempranas
en los gases sanguíneos son alcalosis respiratoria e hipocarbia con presión parcial
de oxígeno normal. Con el aumento de la severidad del asma, la hipoxia se inten-
sifica y las alteraciones en el dióxido de carbono y pH deben vigilarse estrecha-
mente. La presencia de un pCO2 “normal” sugiere fatiga del paciente; no obstan-
te, la acidemia y un incremento de pCO2 sugieren fallo respiratorio. Un paciente
con exacerbación severa puede progresar a estados de hipoxemia con alcalosis
respiratoria, hipoxemia con pH y pCO2 normal a los estados de falla respiratoria.
El reconocimiento de esta posible progresión es esencial para que un médico tra-
tante no dé un falso sentido de seguridad cuando están presentes los resultados
del gas sanguíneo consistentes en una “exacerbación moderada”.
Oximetría de pulso
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Infantes y niños
La disnea, el síntoma principal en el asma, se presenta con frecuencia en estas
edades. Aproximadamente 20% de todos los niños tienen al menos una enferme-
86 Clínica de neumología (Capítulo 6)
dad con dificultad respiratoria en el primer año de vida, cerca de 33% a los tres
años y más de 50% a los seis años de edad. La mayoría de estos episodios son
desencadenados por infecciones virales del aparato respiratorio. Existen otras
causas, incluyendo la fibrosis quística, anormalidades anatómicas como anillo
vascular, traqueomalacia y broncomalacia, aspiración de cuerpo extraño y reflujo
gastroesofágico, entre otras.
La dificultad respiratoria transitoria está asociada con disminución de la fun-
ción pulmonar (posiblemente relacionada con el tamaño pulmonar) al nacimien-
to, que con el tiempo tiende a normalizar. La dificultad respiratoria de ataque tar-
dío está asociada con una tendencia elevada hacia sensibilidad alérgica y función
pulmonar estable al menos durante la primera década de vida. La dificultad respi-
ratoria persistente es más común en niños con padres asmáticos; se relaciona fre-
cuentemente con virus sincicial respiratorio y aquéllos con sensibilidad alérgica
al hongo Alternaria.
Para identificar los pacientes con alto riesgo de desarrollar asma se han utiliza-
do los siguientes parámetros: en niños con seguimiento desde el nacimiento hasta
la adolescencia, niños con una historia de dificultad respiratoria recurrente (más
de tres episodios en un año, con diagnóstico médico) y algún criterio mayor (pa-
dres asmáticos, dermatitis atópica o sensibilidad a aeroalergenos), o dos criterios
menores (eosinofilia periférica mayor o igual a 4%, sensibilidad alimentaria, di-
ficultad respiratoria no relacionada con infecciones), tienen 65% de probabilidad
de tener asma a los seis años de edad. Si no hay ninguno de estos criterios, las
probabilidades de que un niño tenga asma a esta edad es menor de 5%.
Adultos
Como ocurre en el niño, las características clínicas principales son tos, dificultad
respiratoria y disnea; debido a que el asma puede ser intermitente en su severidad,
las anormalidades en el examen físico y en la función pulmonar pueden no estar
presentes en el momento de la valoración. El diagnóstico de asma requiere de una
buena historia clínica, exploración física y pruebas funcionales respiratorias.
Diversos factores pueden causar dificultad respiratoria y enmascarar un cua-
dro de asma. Incluyen obstrucción de las vías respiratorias, cuerpos extraños,
compresión traqueal y enfermedad traqueal luminal o extraluminal y disfunción
de cuerdas vocales. Los pacientes con disfunción de cuerdas vocales tienen sín-
drome respiratorio agudo y estertores audibles; en algunos pacientes el cuadro
clínico puede ser más complicado si coexisten la disfunción y el asma. Las causas
más comunes de enfermedad pulmonar obstructiva crónica en adultos, enfisema
y bronquitis, se pueden diferenciar del asma con base en la capacidad de difusión
del enfisema, tos y producción de esputo en la bronquitis crónica y una historia
Asma 87
TRATAMIENTO
Medicamentos
Agonistas C--adrenérgicos
estar alerta si los cuadros se presentan dos veces por semana aun utilizando estos
medicamentos para alivio de síntomas, y se deben buscar las causas desencade-
nantes como una intervención más agresiva y apropiada (cuadros 6--1 y 6--2).
Los agonistas--C de acción prolongada salmeterol y formoterol son efectivos
para el tratamiento de asma persistente o moderada; no deben ser usados como
monoterapia en pacientes con requerimientos de medicación para control diario.
Sin embargo, en pacientes que reciben corticosteroides inhalados con asma mal
controlada, estos agentes mejoran el control y la respuesta. Una vez que el control
del asma se ha logrado después de la introducción de un agonista--C de acción pro-
longada, se debe reducir, pero no eliminar completamente (cuadro 6--3).
Hay interés en el desarrollo de nuevos medicamentos como el levalbuterol; se
cuestionan las ventajas y desventajas de su uso en términos de eficacia y seguri-
dad y los avances relativos del uso de levalbuterol en lugar de albuterol racémico.
88 Clínica de neumología (Capítulo 6)
Teofilina
La teofilina, una metilxantina, es un broncodilatador que puede tener efectos
antiinflamatorios leves. Las preparaciones de teofilina de liberación lenta y ami-
90 Clínica de neumología (Capítulo 6)
cientes, incluso bien dentro de las dosis terapéuticas. En los niños que toman teo-
filina, un problema para los padres y maestros es la sugestión de que la teofilina
pueda afectar adversamente el desarrollo escolar; debe evitarse en niños con tras-
tornos de conducta.29
Cromolín y nedocromil
Antagonistas de leucotrienos
Son ácidos grasos biológicamente activos, derivados del metabolismo oxidativo
del ácido araquidónico, una parte integral de la membrana celular. Los cisteinil
leucotrienos (LTC4, LTD4 y LTE4) son derivados de eosinófilos, mastocitos y ma-
crófagos alveolares en combinación con receptores específicos, CysLT1 y
CysLT2. La mayoría de las acciones de los cisteinil leucotrienos son producto de
la interacción con el receptor CysLT1 que puede conducir a la contracción del
músculo liso de las vías aéreas, quimiotaxis de leucocitos e incremento de la per-
meabilidad vascular. Las acciones de los leucotrienos se previenen por inhibición
de la síntesis de los cisteinil leucotrienos inhibidores de la 5–lipooxigenasa (zi-
leuton) o antagonistas de los receptores de leucotrienos (zafirlukast y montelu-
kast, pranlukast). De estos compuestos, los antagonistas de los receptores son
ahora los más usados en el tratamiento del asma. Los antagonistas de los recepto-
res han sido utilizados para inhibir el broncoespasmo inducido por el ejercicio,
para modificar la respuesta de las vías aéreas a antígenos inhalados y mejorar la
función de las vías aéreas en pacientes con asma crónica. En adultos con asma,
los antagonistas de los receptores de los leucotrienos pueden mejorar la obstruc-
ción de la vías aéreas entre 8 y 13%, reducen la necesidad de agonistas C--adrenér-
gicos y disminuyen las exacerbaciones de asma. Los antagonistas de los recepto-
res de los leucotrienos son menos efectivos en términos de mejora de la función
pulmonar y disminución de las exacerbaciones, en comparación con corticoste-
roides inhalados. Si se usan en conjunto existe un buen control del asma. La con-
veniencia de tomar una sola dosis oral una vez por día (montelukast sódico) es
segura y práctica.3
Glucocorticoides
Los glucocorticoides son agentes antiinflamatorios más potentes y útiles para el
tratamiento del asma. Su eficacia está relacionada con muchos factores, inclu-
Asma 93
de este control (remisión) tan prolongado como sea posible, con la menor canti-
dad de efectos colaterales. Estas acciones iniciales habitualmente requieren dosis
elevadas o más frecuentes. La terapia para remitir síntomas habitualmente re-
quiere una carga de corticosteroides orales de 0.5 a 1 mg/por día de prednisona
por cinco días; lo máximo para el adulto es de 40 a 60 mg/día; la duración de la
dosis variará entre los pacientes; la meta debe ser la función pulmonar máxima,
minimizar los síntomas y disminuir el uso de medicamentos de rescate. En algu-
nos pacientes, se debe iniciar a dosis suficiente para mantener la remisión inicial
por periodos prolongados de tiempo.
La dosis y el tipo de medicación pueden estar influidos por la edad (liberación
sistémica, efectos adversos), costo y la familiaridad de los médicos con los pro-
ductos disponibles. La interrupción brusca de estos antiinflamatorios es causa
importante de exacerbaciones del asma.
94 Clínica de neumología (Capítulo 6)
Asma aguda
Las exacerbaciones del asma (ataques de asma) pueden ocurrir por varias razones
(infecciones virales respiratorias, exposición a alergenos, ingestión de ácido acetil-
salicílico o retiro del medicamento, particularmente de los corticosteroides inha-
lados). El tratamiento de estas exacerbaciones dependerá de la edad del paciente
y la severidad de los episodios en el momento de la evaluación (cuadro 6--4). Las
exacerbaciones leves pueden ser tratadas en casa con atención médica, los planes
de acción basados en los síntomas; las exacerbaciones agudas severas de asma
son potencialmente amenazadoras de la vida y requieren valoración crítica y tera-
pia apropiada (cuadro 6--5). Para determinar la severidad de una exacerbación de
asma pueden ser evaluados varios factores de la historia clínica, examen y valora-
ción de la función pulmonar (cuadro 6--6). Para pacientes con exacerbaciones
severas para requerir la evaluación del paciente de consulta externa, son necesa-
rios y apropiados una historia precisa y un examen médico antes del comienzo
del tratamiento (cuadro 6--6). Son de importancia clínica la severidad de los sínto-
mas, medicación actual (incluyendo uso de corticosteroides reciente), ataque de
síntomas y visitas previas al departamento de emergencia u hospitalización. Ade-
más, un examen físico para determinar los signos vitales y auscultación del tórax
por sonidos de la respiración/dificultad respiratoria o pecho silbante, la atención
cuidadosa debe ser dirigida hacia la vigilancia, cianosis y uso de músculos acce-
sorios de la respiración (retracción o respiración abdominal en niños). Colectiva-
mente, estos hallazgos pueden proporcionar ideas objetivas de los niveles de se-
veridad del asma. La valoración de la función pulmonar usando medidas del flujo
máximo o espirometría (FEV1 y FVC) es esencial para determinar más precisa-
mente los niveles basales de la obstrucción de las vías aéreas y la última respuesta
a la terapia. Con la obstrucción severa de las vías aéreas (FEV1 menor de 40%)
o una historia de compromiso respiratorio severo, la toma de gases arteriales pue-
de valorar la oxigenación y la concentración de dióxido de carbono como un indi-
cador de fallo respiratorio.
El tratamiento inicial consiste en administrar oxígeno manteniendo una satu-
ración a 90% (95% en niños) e inhalar agonistas C2 (cuadro 6--6). Los agonistas
C2 de acción rápida deben administrarse por nebulización con inhalador dosis
medida, con espaciador para obtener broncodilatación más rápida, menos efectos
colaterales y menor tiempo en el departamento de emergencia. Para obstrucción
de las vías aéreas que no responde adecuadamente a la liberación del broncodila-
tador, la terapia con micronebulizador continuo ha demostrado ser más efectiva
administrada intermitentemente. La administración de epinefrina subcutánea o
intramuscular debe reservarse para situaciones de emergencia cuando el uso de
agonistas C2 inhalados no es posible o cuando la obstrucción de las vías aéreas
es parte de una reacción anafiláctica más generalizada.
Asma 95
Asma crónica
Formulando una estrategia para el tratamiento del asma crónica, los objetivos de
la terapia necesitan ser desarrollados e incluir que determine el control del asma.
Los siguientes criterios no pueden ser llevados a cabo en todos los pacientes, pero
proporcionan criterios razonables para el tratamiento (cuadros 6--1 y 6--2):
Asma 99
Evaluación inicial
S Historia clínica (HC), examen físico (auscultación), utilización de músculos pectorales, fre-
cuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, PFE o FEV1, saturación de oxígeno, gases en san-
gre del paciente in extremis y otros estudios según esté indicado.
Tratamiento inicial
S C2–agonista inhalatorio de acción corta, generalmente nebulizado, una dosis cada 20 min du-
rante 1 h.
S Oxígeno para alcanzar una saturación de oxígeno > 90% (95% en niños).
S Corticoides sistémicos si no hay respuesta inmediata o si el paciente tomó recientemente cor-
ticoides orales o si el episodio es severo.
S La sedación está contraindicada en el tratamiento de las exacerbaciones.
Repetir evaluación
Examen físico, PFE, saturación de O2,
otros estudios según se requieran
Mejora No mejora
Nota: los tratamientos preferidos son C2 --agonistas a dosis altas y corticosteroides; si los
C2 --agonistas no están disponibles se puede considerar el uso de teofilina.
Figura 6--3. Manejo de la crisis de asma. Cuidado hospitalario. (Continuación.)
dos pero apropiados para la severidad del asma. Cuando se lleva a cabo el control,
un descenso de la categoría cuidadosa en la terapia está considerado para mante-
ner la remisión de la enfermedad con la menor cantidad de medicación y los me-
nores efectos colaterales de los diferentes medicamentos.
La severidad del asma ha sido dividida en intermitente y persistente; además,
se ha dividido en leve, moderada y severa (cuadros 6--1 y 6--2). La colocación de
los pacientes en varias categorías está basada en los hallazgos del asma en el mo-
mento de la evaluación inicial (cuando los pacientes aún no han recibido medica-
ción para el asma) o basados en sus características del asma o requerimientos de
medicación para mantener el máximo control de la enfermedad. La clasificación
del asma intermitente no indica el nivel de severidad, puesto que los pacientes en
sus categorías pueden solamente tener síntomas intermitentes, pero, cuando evo-
lucionan, los síntomas pueden ser de naturaleza brusca y severa.
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7
Tuberculosis
Ma. Ernestina Ramírez Casanova, Laura Escobedo Jaimes,
Raúl Cicero Sabido
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
dola como una enfermedad reemergente, y en algunas regiones del mundo se con-
sidera una enfermedad persistente.
La causa del aumento de la Tb es la pandemia de infección por VIH/SIDA; se
calcula que en el mundo, debido a la infección por VIH, habrá un exceso de 80
a 100 millones de casos nuevos de Tb y alrededor de 30 millones de defunciones.
Existe un aumento de las poblaciones de alto riesgo para adquirir la enfermedad
y descuido de los programas antituberculosos, ya que en muchos países los fon-
dos destinados para esta enfermedad se han reducido con las repercusiones para
un adecuado control. La Dirección General de Epidemiología informó que en
México en el año 2002 hubo 16 000 casos nuevos y 2 900 defunciones con un
subregistro de 30%.
103
104 Clínica de neumología (Capítulo 7)
DEFINICIÓN
CADENA DE TRANSMISIÓN
Agente causal
Complejo Mycobacterium tuberculosis, que comprende cuatro microorganis-
mos: M. tuberculosis, M. bovis, M. africanum y M. microti. Cerca de 90% es pro-
ducida por M. tuberculosis; este microorganismo, para su desarrollo en el hués-
Tuberculosis 105
ped, depende de las variaciones de oxígeno y pH; posee una membrana lipídica
que produce una hipersensibilidad retardada tipo IV, es un bacilo ácido--alcohol
resistente (BAAR), de crecimiento lento, tiene forma de bastoncillo y se tiñe con
la técnica de Ziehl--Nielsen.
Reservorio
Mecanismos de transmisión
Es por vía aerógena en 99% de los casos. El hombre enfermo, al toser, produce
un aerosol infectante. Existen otras vías: la digestiva (M. bovis), urogenital por
medio de orina y contacto sexual, mucocutánea por inoculación y transplacenta-
ria (300 casos en la literatura) de madres con Tb miliar.
En los extremos de la vida, sobre todo en niños menores de cinco años de edad y
adultos mayores de 65. Los portadores de inmunodeficiencias, como VIH/SIDA,
tienen 170 veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad.
ETIOPATOGENIA DE LA TUBERCULOSIS
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Basta que se inhalen tres bacilos para que se inicie la infección por Tb; los bacilos
llegan hasta los alveolos, en donde se inicia un proceso inmunológico complejo,
que se puede dividir para su mayor compresión en cinco etapas.
esta etapa por alteraciones en las características del centro caseoso que per-
mite la reproducción del bacilo en forma extracelular. Si el tubérculo de
Koester se encuentra cercano a la pared de un bronquio y lo erosiona permi-
tiendo la entrada de oxígeno al centro caseoso, se favorece la reproducción
del bacilo, formándose las cavernas. Los bacilos y el material caseoso pasan
a las vías respiratorias, se diseminan en el pulmón y son expulsados al me-
dio ambiente.
FORMAS CLÍNICAS
Tuberculosis pulmonar
Con el tiempo, la caverna crece y puede destruir todo el pulmón; algunas lesio-
nes dan lugar a fibrosis, que retrae el tejido adyacente, y forman bronquiectasias;
en ocasiones la diseminación bacilar puede ser tan grande que se produce una
neumonía caseosa con un síndrome de insuficiencia respiratoria progresiva del
adulto. En las formas progresivas, en un mismo pulmón pueden coexistir diferen-
tes tipos de lesiones, nódulos, cambios exudativos, cavernas y fibrosis.
Para poder realizar un adecuado diagnóstico microbiológico es fundamental
una adecuada recolección de muestras. Se debe evitar la saliva y las secreciones
rinofaríngeas. El esputo debe recogerse en tres días sucesivos, y cuando el enfer-
mo no expectora recurrir a la obtención de muestras mediante lavado bronquial
y lavado gástrico en los niños.
El diagnóstico bacteriológico presuntivo se establece en forma rápida y simple
por la observación de bacilos ácido--alcohol resistentes (BAAR) mediante la técni-
ca clásica de Ziehl--Nielsen o la de auramina rodamina; son igualmente eficaces
y se basan en el mismo principio; la ventaja de la fluorescencia es su mayor rapidez.
Para la correcta realización e interpretación de los resultados de un examen mi-
croscópico directo debe tenerse en cuenta:
a. La ácido--alcohol resistencia es común a todas las especies del género My-
cobacterium.
b. La no observación de BAAR en una muestra clínica no descarta el diagnós-
tico de Tb, ya que la concentración más baja que se pueden detectar es de
10 000 bacilos/mL en la muestra.
c. Al informar los resultados del examen microscópico, se debe proporcionar
una estimación aproximada del número de BAAR detectados.
Idealmente, todas las muestras clínicas sospechosas de contener micobacterias
deberían sembrarse en medios de cultivo adecuados por las siguientes razones:
1. Los cultivos son mucho más sensibles que los exámenes microscópicos, de-
tectándose hasta 10 bacilos/mL.
2. La identificación correcta de las cepas aisladas.
3. Permite asegurar la negativización y curación del paciente con el trata-
miento.
En México existen pocos laboratorios de micobacterias, por lo que sólo está indi-
cado cultivar en casos como Tb infantil, Tb en ancianos, Tb extrapulmonar, en ca-
sos de fracasos, recaídas o sospecha de farmacorresistencia, HIV + Tb y en los
casos que tienen sintomatología muy sugestiva y baciloscopias negativas.
Existen diferentes tipos de medios para el aislamiento de micobacterias a par-
tir de muestras clínicas, pero el más utilizado es el Löwestein--Jensen; su incon-
veniente es el tiempo transcurrido entre la recepción de la muestra y el resultado,
que es de tres a seis semanas.
Tuberculosis 109
Es por ello que ante una sospecha clínico--radiológica está indicado iniciar tra-
tamiento ante una baciloscopia positiva, o, aunque ésta sea negativa, en espera
del resultado de estos cultivos y de la respuesta a la terapéutica.
Existen nuevos métodos de cultivo, como los métodos radiométricos (sistema
BACTEC), que detectan el crecimiento micobacteriano por la cantidad de 14--
CO2 producido por la metabolización de ácidos grasos marcados con 14--C. Es
un sistema rápido, identifica a M. tuberculosis en cuatro a cinco días y se pueden
realizar pruebas de farmacosensibilidad a los fármacos de primera línea en tres
a seis días, en lugar de 21 a 42 días que exigen los métodos convencionales. Para
tratar de eliminar el inconveniente de trabajar con 14--C, ya que se requieren per-
misos especiales por la radioactividad, se están realizando técnicas que permiten
detectar el crecimiento micobacteriano mediante fluorimetría, como el sistema
MGIT.
Prueba de la tuberculina
Tuberculosis extrapulmonar
El bacilo de Koch puede infectar cualquier tejido; las formas más frecuentes son
la Tb renal, la ganglionar y la pleural. Hay otras localizaciones, como la Tb cutá-
nea, la ocular, del canal auditivo, de la suprarrenal, la osteoarticular, la peritoneal,
de la mama y de los tejidos subcutáneos; en la mayoría de estas formas el diagnós-
tico puede establecerse con biopsia, búsqueda de BAAR y cultivo de las secrecio-
nes o exudados de los órganos afectados.
Las formas más graves por su alta morbimortalidad son la Tb miliar y la Tb
meníngea.
110 Clínica de neumología (Capítulo 7)
Tuberculosis urogenital
Tuberculosis ganglionar
Tuberculosis pleural
La pleuresía tuberculosa es frecuente en adolescentes y adultos jóvenes, pero
puede ocurrir a cualquier edad. La mayoría de las veces se presenta en los prime-
ros meses después de la primoinfección, por extensión directa de un foco tubercu-
loso subpleural, pero también puede ser secundaria a una diseminación hemató-
gena, lo que explica derrames contralaterales al complejo primario y los derrames
bilaterales.
Cursa con dolor pleural, tos seca o productiva, pero no purulenta, con disnea,
cuya magnitud depende de la cantidad del derrame y la velocidad de su instala-
ción, ataque al estado general y fiebre. A la exploración física se encuentra dismi-
nución de la movilidad, matidez, desaparición de las vibraciones vocales y el
ruido respiratorio; la radiografía de tórax permite ver una opacidad homogénea,
con borramiento del seno costodiafragmático y límite ascendente hacia las már-
genes laterales del tórax. En la mitad de los casos se acompaña de lesiones tuber-
culosas pulmonares visibles a los rayos X, por lo que se debe realizar baciloscopia
en expectoración.
En la toracocentesis, el líquido pleural es claro y de color amarillo pajizo;
puede ser serohemático, pero en menos de 10% de los casos al análisis químico es
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tuberculosis miliar
Tuberculosis meníngea
Tratamiento
medad, pero se observó que en poco tiempo recaía el 50%. En 1952 se desarrolló
un agente más eficaz, la isoniacida, que coadyuvó a que la tuberculosis fuera cu-
rable en la mayoría de los casos. La resistencia a los agentes antituberculosos se
describió pocos años después de haberse iniciado la utilización de estreptomi-
cina. En la actualidad se conocen los fundamentos moleculares que inducen la
resistencia a estos fármacos.
Factores bacteriológicos
tran los condiciones ideales para su crecimiento; son las que motivan el
fracaso farmacológico al tratamiento y la aparición de resistencia. Los
medicamentos más activos en estas poblaciones son isoniacida (H), ri-
fampicina (R) y estreptomicina (S).
2. Población intracelular (gérmenes en fase de inhibición ácida): en los gra-
nulomas tuberculosos formados por acúmulo de células se encontrará un
número importante de macrófagos, los cuales han fagocitado bacilos de
acuerdo a la capacidad inmunitaria del individuo; estos bacilos serán
destruidos por el macrófago o permanecerán en su interior, multiplicán-
dose con dificultad por el pH ácido intracelular y menor tensión parcial de
oxígeno hasta su desaparición. Esta población bacilar es baja, de creci-
miento lento y se denomina intracelular; es menos abundante, no superior
a algunos cientos de miles de bacilos, difícil de destruir por “bacilos per-
116 Clínica de neumología (Capítulo 7)
Paredes cavitadas
Restos de células inflamatorias
y parénquima pulmonar
1. Extracelular Multiplicación fácil
Población bacilar muy abundante.
(108 --1012 micobacterias)
2. Intracelular Macrófagos. Multiplicación lenta y
difícil. Población escasa, pH ácido,
(105)
Factores farmacológicos
Esquemas de tratamiento
Figura 7--3. Pirámide de éxito terapéutico. * Excepto formas graves: meníngea, ósea
y miliar (diseminada). Pth: protionamida; Cr: capreomicina; Z: pirazinamida; Ofl: ofloxa-
cina; Cip: ciproxina; Kn: kanamicina.
intensiva, 60 dosis (diario de lunes a sábado con HRZE), y fase de sostén, 45 dosis
(intermitente, tres veces a la semana, con HR) (cuadro 7--2).
En personas que pesen menos de 50 kg las dosis serán por kilogramo de peso
en dosis máxima y con fármacos en presentación separada, como se indica en el
cuadro 7--2.
En todos los pacientes con tuberculosis del sistema nervioso central, miliar
(diseminada) u ósea, el tratamiento debe ser administrado durante un año, aproxi-
madamente, dividido en dos etapas: fase intensiva, dos meses (diariamente de lu-
nes a sábado con HRZE) y fase de sostén, 10 meses (intermitente, tres veces a la
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
hasta completar 150 dosis, dividido en tres fases: fase intensiva, 60 dosis
(diario de lunes a sábado con HRZES); fase intermedia, 30 dosis (diario de
lunes a sábado con HRZE) y fase de sostén, 60 dosis (intermitente, tres ve-
ces a la semana con HR) (cuadro 7--3).
Tuberculosis farmacorresistente
Diagnóstico
Se debe sospechar farmacorresistencia en todo paciente con tuberculosis que curse
con recaída, múltiples abandonos y fracaso a un esquema de retratamiento primario.
En la tuberculosis farmacorresistente (TBMFR) se debe demostrar por cultivo
la presencia de bacterias resistentes a isoniacida y rifampicina en forma simultá-
nea, independientemente de la resistencia concomitante a otros fármacos.
Retratamiento con medicamentos de segunda línea:
Todos los casos deben ser evaluados por el Comité Estatal de Farmacorresis-
tencia (COEFAR).
Antes de iniciar el tratamiento se deberá asegurar la disponibilidad de los fár-
macos antituberculosis para todo el periodo de tratamiento por la institución res-
ponsable, y se establecerá una carta de compromiso informado de tratamiento.
Los pacientes con adicción al alcohol y otras sustancias ingresarán a trata-
miento siempre y cuando se encuentren en un programa de rehabilitación.
El paciente deberá contar con una residencia fija durante el tratamiento.
El tratamiento recomendado para TBMFR es un esquema de retratamiento es-
tandarizado y uno individualizado.
El retratamiento estandarizado ideal para pacientes con TBMFR es con oflo-
xacina (Ofl), protionamida (Pth), pirazinamida (Z) y capreomicina (Cp); se divi-
de en dos fases: una fase intensiva de 90 dosis y una fase de mantenimiento de
450 dosis.
En caso de no reunir todos los fármacos que componen el esquema anterior,
iniciar el siguiente esquema: ciprofloxacina, protionamida, pirazinamida y kana-
micina; el tratamiento debe administrarse por lo menos durante 18 meses. Los
fármacos que componen ambos esquemas nunca deben mezclarse ni sustituirse.
Retratamiento individualizado: se debe indicar a un enfermo con TBMFR
multitratado o con fracaso a un esquema de retratamiento estandarizado, funda-
mentado en el resultado del estudio de susceptibilidad antimicrobiana, y com-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Evaluación
La evaluación del tratamiento debe ser clínica y bacteriológica con baciloscopia
mensual y cultivos a los meses 3, 6, 9,12 y 18, con una vigilancia estrecha de los
eventos adversos.
Los enfermos de fracaso, abandono o recaída a un retratamiento con fármacos
de segunda línea deberán ser enviados al Centro Nacional de Referencia para
TBMFR del INER, en donde se evaluará y recomendará una estrategia de trata-
miento.
122 Clínica de neumología (Capítulo 7)
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8
Tromboembolia pulmonar
Guillermo Cueto Robledo, Blanca P. Herrera Amaro,
Gabriel de la Escosura Romero
Múltiples estudios han establecido qué pacientes se encuentran en riesgo para de-
sarrollar TEV. El conocimiento de estos factores resulta de gran trascendencia, ya
123
124 Clínica de neumología (Capítulo 8)
ETIOPATOGENIA
puede ser rápida, incluso en minutos. Este trombo es friable y puede dar origen
a émbolos. Desde que se constituye, está sujeto a interacción dinámica de tres
procesos.
FISIOPATOLOGÍA
sultado una secuencia de eventos que para su estudio se dividen en eventos respi-
ratorios y eventos hemodinámicos. Es importante destacar que la magnitud de es-
tos cambios en un paciente dado es variable, y depende fundamentalmente de la
extensión de la obstrucción embólica, condición cardiovascular previa, partici-
pación de sustancias vasoactivas y susceptibilidad individual.7
La primera consecuencia respiratoria del embolismo es la obstrucción vascu-
lar que produce una zona que es ventilada, mas no perfundida. Esto, por defini-
ción, es la creación de un espacio muerto fisiológico; se traduce en ventilación
desperdiciada y participa en la génesis de la disnea. El segundo evento respirato-
rio inmediato es la broncoconstricción de la vía aérea distal y ductos alveolares
en zonas con obstrucción vascular. Este evento forma parte de un mecanismo ho-
meostático que intenta disminuir el espacio muerto alveolar y con ello la ventila-
ción desperdiciada. En el mecanismo de este fenómeno se ha señalado la partici-
126 Clínica de neumología (Capítulo 8)
neo. Del mismo modo, la depleción del surfactante puede alterar el intercambio
transvascular de líquidos y promover edema pulmonar en la zona ocluida, que se
traduce en la existencia de infiltrados en la radiografía. Estas dos condiciones
(atelectasia y/o edema) alteran la relación V/Q, y pueden contribuir también a la
hipoxemia.
Eventos hemodinámicos
y la vía aérea). La sola oclusión del flujo pulmonar no condiciona infarto pulmo-
nar. El riesgo de desarrollarlo es mayor cuando existe un compromiso simultáneo
en las otras fuentes de aporte, como puede suceder en presencia de enfermedad
pulmonar asociada, en el estado de choque o de bajo gasto cardiaco por causas
diferentes o secundarias al embolismo mismo.12
Recientemente se han generado conceptos importantes en relación a la reper-
cusión hemodinámica de la TEP, conceptos de los que se derivan implicaciones
terapéuticas, por lo que conviene establecer una clasificación clínica--hemodiná-
mica de la TEP.
Es aquélla en la que existe oclusión aguda de dos o más arterias lobares del pul-
món. En esta forma de TEP, afortunadamente rara, las manifestaciones clínicas
y la repercusión hemodinámica son muy importantes; hay insuficiencia respira-
toria grave, hipertensión arterial pulmonar, cor pulmonale agudo y frecuente-
mente choque. La mortalidad por este evento resulta ser elevada.
CUADRO CLÍNICO
Síntomas
De los múltiples síntomas que han sido destacados en la TEP, únicamente la dis-
nea o el dolor torácico están presentes en prácticamente todos los casos. La mayo-
ría de los pacientes se quejan de falta de aire. El origen preciso de este síntoma
130 Clínica de neumología (Capítulo 8)
Hallazgos físicos
Al igual que los síntomas, los hallazgos físicos en TEP son limitados y no especí-
ficos. Los únicos signos invariablemente presentes son taquipnea y taquicardia,
que con la disnea pueden ser transitorios y cuando son persistentes se asocian ge-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
derecha el flujo pulmonar puede disminuir y el sonido del cierre de la válvula pul-
monar puede no impresionar. El desdoblamiento amplio y fijo del segundo ruido
es un hallazgo peligroso, ya que únicamente ocurre en pacientes con compromiso
ventricular derecho.
Diagnóstico
Se reconoce que el cuadro clínico de la TEP y de la TVP es por sí solo poco sensi-
ble y poco específico. Debido a que el tratamiento anticoagulante tiene riesgos
claros y cuantificables, además de ser costoso y prolongado en tiempo, es necesa-
rio en la inmensa mayoría de los casos respaldarse de exámenes complementa-
rios. El diagnóstico inadecuado o tratamiento insuficiente explica por qué la mor-
talidad no ha variado en los últimos 20 años. No existe una prueba diagnóstica
infalible para TEP y, ante esta situación, sólo queda conducir el diagnóstico de
una manera ordenada.
Tromboembolia pulmonar 133
Electrocardiograma
Gasometría arterial
También es inespecífica; sin embargo, los pacientes con TEP muestran hipoxe-
mia o, cuando menos, un gradiente alveoloarterial de oxígeno aumentado. En
15% de los casos o menos puede existir una PaO2 normal o que parece normal
(corregida por hiperventilación). La gasometría arterial es también útil para valo-
rar la respuesta al tratamiento o para sospechar recurrencia. La secuencia de estos
estudios de gabinete y una evaluación clínica cuidadosa permitirán establecer un
juicio diagnóstico en la mayoría de los casos.
La clave en el diagnóstico de TEP es pensar en ella en todos los casos; una vez
incluida en la lista de posibilidades, existen los medios para confirmar o no el
134 Clínica de neumología (Capítulo 8)
Angiografía pulmonar
Gammagrafía pulmonar
los casos, pero con una especificidad de 97%. Cuando al resultado de la gamma-
grafía V/Q se le añaden los signos clínicos de sospecha mejoran los resultados
diagnósticos. Las diferentes combinaciones se muestran en el cuadro 8--4.1
La combinación de una alta probabilidad de TEP en la gammagrafía V/Q con
alta o moderada sospecha clínica justifica el diagnóstico y el tratamiento; sin em-
bargo, esto sólo ocurre en 12 a 13% de los pacientes con gammagramas V/Q anor-
males. Cuando la gammagrafía V/Q es de probabilidad intermedia no ayuda al
diagnóstico; si existe una elevada sospecha clínica debe investigarse la presencia
de trombosis venosa mediante la venografía o ultrasonografía venosa. El valor de
la gammagrafía V/Q disminuye si existen antecedentes de TEP o de enfermedad
pulmonar crónica.
Nuevas técnicas en el diagnóstico y manejo de la TEP son la ecocardiografía
Doppler (ECO--d), tomografía axial computarizada (TAC) helicoidal y resonan-
cia magnética nuclear (RMN). La ecocardiografía es una técnica de alto rendi-
miento en el paciente con compromiso hemodinámico grave; por una parte, permi-
te el diagnóstico de exclusión de patologías de riesgo vital que semejan a la TEP
(taponamiento cardiaco, disección aórtica, ruptura septal o de pared libre del ven-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
trículo izquierdo, etc.), y por otro lado puede ser de utilidad para iniciar trata-
miento trombolítico, porque permite identificar la afección del ventrículo dere-
cho (VD) y el nivel de presión pulmonar. Además, en la TEP grave permite el
seguimiento y tratamiento mediante el monitoreo de los parámetros de función ve-
ntricular derecha. La dilatación, hipocinesia del VD, el desplazamiento del septum
ventricular y compresión del VI son hallazgos muy sugestivos de cor pulmonale
agudo y, según algunos autores, son indicaciones de tratamiento trombolítico en
sospecha de TEP. Existe evidencia consistente que indica que en pacientes con
signos ecocardiográficos de sobrecarga con dilatación e hipocinesia del VD tiene
un mejor pronóstico a 30 días, menor tasa de reembolización, pero aumento en
la incidencia de sangrado cuando se les somete a tratamiento trombolítico.17
Desde la introducción de la ecografía transesofágica, la capacidad de visuali-
zación e identificación de los trombos intracavitarios, y especialmente en la arte-
136 Clínica de neumología (Capítulo 8)
Laboratorio general
Tratamiento
El efecto anticoagulante de las HBPM se debe a que, a pesar de ser moléculas pe-
queñas, mantiene su capacidad para unirse a la AT--III, ya que contiene la secuen-
cia de pentasacárido, presente a menos de un tercio de la molécula. La sola unión
a la AT--III es suficiente para catalizar la inactivación del factor Xa. Por esta ra-
zón, las HBPM tiene relativamente más actividad antiX que antitrombina, y por
ello menos efecto en el TTPa. El efecto secundario más importante, al igual que
en la heparina no fraccionada, es el sangrado; se ha reportado una incidencia de
sangrado mayor de 3 a 5% de pacientes que reciben HBPM como profilaxis en
cirugía de cadera o rodilla. Ocasionalmente también se ha reportado trombocito-
penia en pacientes que reciben HBPM. La dosis más comúnmente utilizada en
el tratamiento de la TEP es de 1 mg/kg de peso de enoxaparina SC, dos veces por
día; en el caso de la nadroparina, las dosis utilizadas son de 8 200 U SC en 24 h
en pacientes de menos de 50 kg, de 12 300 U/d en pacientes cuyo peso se encuen-
tra entre 50 y 70 kg y de 18 400 U/d en pacientes con más de 70 kg de peso.24
Los anticoagulantes orales pertenecen a dos grupos químicos:
Los primeros son los más utilizados, por tener menos efectos hemorrágicos. Los
anticoagulantes orales son antagonistas de la vitamina K y producen su efecto al
interferir con la interconversión cíclica de la vitamina K con su epóxido, lo cual
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
que la heparina no debe suspenderse hasta que el INR esté en rangos útiles, ya
que, como se mencionó anteriormente, si se suspendiera la heparina y se iniciara
la warfarina, ésta tiene inicialmente un efecto protrombótico al reducir los nive-
les de proteína C y S; por lo tanto, el paciente puede producir un nuevo evento
trombótico. La dosis correcta de anticoagulante oral siempre deberá ser indivi-
dualizada. El sangrado es también el efecto secundario más importante de la tera-
pia con warfarina. El riesgo de sangrado está en relación con la intensidad del tra-
tamiento, una falta de entendimiento por parte del paciente, el uso de ácido
acetilsalicílico o algún otro antiagregante plaquetario, etc. El otro efecto secun-
dario, no hemorrágico, es la necrosis cutánea. Es importante mencionar que gran
cantidad de fármacos modifican en forma importante la farmacocinética de los
cumarínicos al disminuir su absorción o alterando su depuración metabólica.
La potenciación del efecto anticoagulante se observa con amiodarona, eritro-
micina, esteroides, ciprofloxacina, metronidazol, propranolol, indometacina,
ácido acetilsalicílico, etc. Inhiben su efecto anticoagulante alimentos ricos en vi-
tamina K, barbitúricos, carbamazepina, ciclosporina, dicloxacilina, etc.
La duración óptima del tratamiento anticoagulante permanece controversial.
La mayoría de los autores recomiendan de cuatro a ocho semanas de anticoagula-
ción oral para trombosis venosa profunda de la pantorrilla, pero 12 a 24 semanas
para pacientes con TVP proximal o TEP. La anticoagulación oral deberá adminis-
trarse por más de tres meses, quizás indefinidamente, en pacientes con trombosis
venosa o embolia pulmonar recurrente y factores de riesgo persistentes.25
Trombolíticos
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9
Enfermedad pulmonar
obstructiva crónica
Alejandro Hernández Solís
cadas. En EUA, la mortalidad por EPOC es muy baja entre las personas menores
de 45 años, pero asciende a la cuarta o quinta posición como causa de muerte en-
tre los individuos mayores de esa edad.1,2,17
El diagnóstico debe considerarse en cualquier paciente que presenta síntomas
como tos, aumento de la producción de esputo o disnea y antecedentes de exposi-
ción a factores de riesgo.
Se cuenta con dos entidades bien caracterizadas, entre ellas la bronquitis cró-
nica, en la que su diagnóstico es clínico, basándose en la historia de excesiva se-
creción mucosa la mayoría de los días durante al menos tres meses consecutivos,
no menos de dos años; debe eliminarse el resto de las causas de tos y expectora-
ción antes de que se acepte el diagnóstico.
143
144 Clínica de neumología (Capítulo 9)
Clasificación
Se ha propuesto una clasificación de la gravedad de la enfermedad simplificada
en cuatro estadios (cuadro 9--1).
Todos los valores de FEV1 se refieren a la medición realizada tras la adminis-
tración de un broncodilatador.
FEV1: volumen espiratorio máximo en el primer segundo; ref: valor de referencia; FVC: capacidad
vital forzada; insuficiencia respiratoria: presión parcial de oxígeno arterial (PaO2) inferior a 8.0 kPa
(60 mmHg) con o sin presión parcial de CO2 arterial (PaCO2) superior a 6.7 kPa (50 mmHg), respi-
rando aire ambiente y al nivel del mar.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica 145
No se incluyen los casos de limitación del flujo aéreo poco reversibles que se aso-
cian a bronquiectasias, fibrosis quística, tuberculosis o asma, a menos que estas
condiciones coexistan.
Patogénesis
Anatomía patológica
Fisiopatología
Las alteraciones anatomopatológicas pulmonares son responsables de los cam-
bios fisiológicos correspondientes característicos de la enfermedad, que incluyen
hipersecreción mucosa, disfunción ciliar, limitación del flujo aéreo, hiperinsufla-
ción pulmonar, anomalías del intercambio gaseoso, hipertensión pulmonar y cor
pulmonale.
La hipersecreción mucosa y la disfunción ciliar son responsables de la tos cró-
nica y el aumento de la producción de esputo. Estos síntomas pueden estar pre-
sentes durante muchos años antes de que se desarrollen otros síntomas o anoma-
lías fisiopatológicas.
La limitación del flujo espiratorio, preferentemente documentada por medio
de la espirometría, es el sello distintivo de los cambios de la enfermedad obstruc-
tiva, y es la clave para el diagnóstico de la enfermedad. Se debe principalmente
a la obstrucción permanente de las vías aéreas y al aumento consecuente de su
resistencia.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica 147
Factores de riesgo
Los factores de riesgo incluyen los propios del huésped y otros relacionados con
la exposición al medio ambiente. Uno de los factores del huésped mejor docu-
mentados es el déficit hereditario de la enzima B1 --antitripsina; no se han identifi-
cado todavía otros genes implicados en la patogénesis de la EPOC. Los factores
ambientales de mayor importancia son el humo del tabaco, la exposición a polvos
y sustancias químicas industriales (vapores, irritantes, humos) y la contamina-
ción ambiental, ya sea en espacios abiertos o cerrados.
El papel del sexo como factor de riesgo de EPOC es aún incierto. En el pasado,
la mayoría de los estudios demostraba una mayor prevalencia y mortalidad a cau-
sa de EPOC entre hombres. Estudios más recientes procedentes de países desa-
rrollados demuestran que la prevalencia es casi igual en hombres que en mujeres,
lo que probablemente refleje cambios en los hábitos tabáquicos. Además, algu-
nos estudios han sugerido que las mujeres son más susceptibles a los efectos del
humo del tabaco. Lo anterior es relevante dada la proporción creciente de mujeres
fumadoras, tanto en países desarrollados como en los que están en vías de desa-
rrollo.19
Genes
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Infecciones
El antecedente de infecciones respiratorias graves en la infancia se ha asociado
con una reducción de la función pulmonar y un incremento de los síntomas respi-
ratorios en la edad adulta. No obstante, las infecciones víricas pueden vincularse
con otro factor, como el bajo peso al nacer, el cual se relaciona por sí mismo con
el desarrollo de EPOC.23
DIAGNÓSTICO
Debe ser considerado el diagnóstico de EPOC en cualquier paciente que presente
tos, aumento de la producción de esputo o disnea y una historia de exposición a
factores de riesgo. El diagnóstico se confirma por la medición objetiva de la limi-
tación del flujo aéreo, preferentemente por medio de la espirometría.
a diario y frecuentemente durante todo el día. Es habitual que los pacientes con
EPOC expectoren pequeñas cantidades de esputo tras largos accesos de tos. La
disnea es el síntoma que más frecuentemente lleva a los pacientes a solicitar aten-
ción médica, y es una de las principales causas de la ansiedad y la incapacidad
que se asocian con esta enfermedad. A medida que la función pulmonar se dete-
riora, la dificultad para la respiración se hace más acusada.26
halados durante un periodo de seis semanas a tres meses, usando como criterio
de reversibilidad un aumento del FEV1 de 200 mL y de 15% sobre el valor inicial.
La respuesta al glucocorticosteroide debe evaluarse con respecto al FEV1 pos-
broncodilatador (es decir, el efecto del tratamiento con un glucocorticosteroide in-
halado debe ser adicional al del tratamiento regular con un broncodilatador).27,28
Ésta raramente es diagnóstica a menos que exista una enfermedad bullosa evi-
dente; se puede observar hiperinsuflación, oligoemia, aumento de las marcas pul-
monares (pulmón sucio). No se recomienda el uso de la tomografía computarizada
(TC) de tórax. Sin embargo, cuando existen dudas sobre el diagnóstico de EPOC,
la TC de alta resolución (TCAR) puede ayudar al diagnóstico diferencial. Asimis-
mo, la TC de tórax es de suma utilidad cuando se contempla la posibilidad de una
intervención quirúrgica, como la bullectomía o la reducción de volumen pulmonar.
Diagnóstico diferencial
Tratamiento
S El enfoque del tratamiento de la EPOC estable se caracteriza por un incre-
mento de ésta por etapas, dependiendo de la gravedad de la enfermedad.
S En pacientes con EPOC, la educación sanitaria es de suma importancia, así
como la suspensión del hábito de fumar.
S Ninguno de los medicamentos existentes para el tratamiento de la EPOC ha
demostrado reducir la pérdida progresiva de la función pulmonar a largo
plazo. Por consiguiente, la terapéutica farmacológica se utiliza para reducir
los síntomas y las complicaciones.
flujo aéreo
Bronquiectasias Gran cantidad de esputo purulento
Comúnmente asociado con infecciones bacterianas
Estertores gruesos a la auscultación/acropaquia
La radiografía de tórax muestra dilataciones bronquiales y engrosa-
miento de la pared bronquial
Tuberculosis Inicio a cualquier edad
La radiografía del tórax muestra infiltrados pulmonares o lesiones
nodulares
Confirmación microbiológica
Prevalencia local elevada de tuberculosis
Bronquiolitis oblite- Inicio en la edad juvenil
rante Sin historia de tabaquismo
Puede haber una historia de artritis reumatoide o exposición a conta-
minantes
La TC en espiración muestra áreas hipodensas
152 Clínica de neumología (Capítulo 9)
Broncodilatadores
FEV1: volumen espiratorio máximo en el primer segundo; ref: valor de referencia; FVC: capacidad
vital forzada.
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
158 Clínica de neumología (Capítulo 9)
10
Lo esencial en patología pleural
Raúl Cicero Sabido, Catalina Casillas Suárez,
Andrés Ramos Rodríguez
ANATOMÍA
La pleura es una serosa que recubre en cada hemitórax el interior de la pared torá-
cica, el diafragma y el mediastino (pleura parietal), donde se refleja en el hilio
pulmonar para recubrir los lóbulos pulmonares en su totalidad, invaginándose en
las superficies interlobares cisurales (pleura visceral). En el individuo sano, las
superficies pleurales, visceral y parietal están adosadas y se deslizan una sobre
la otra siguiendo los movimientos respiratorios (figura 10--1).1
Normalmente entre las dos pleuras existe líquido que permite su deslizamiento;
su producción depende de la ley de Starling. En el individuo sano se producen
0.01 mL por kg de peso por hora. La producción de líquido es directamente pro-
porcional a la presión hidrostática de los capilares y la presión negativa del espa-
cio pleural, e inversamente proporcional a la presión oncótica de las proteínas del
plasma. El aumento de la presión hidrostática, la disminución de la presión intra-
pleural y de la presión oncótica de las proteínas del plasma son causantes de los
trasudados. Puede existir acumulación de líquido en el espacio pleural cuando
aumenta el líquido en el intersticio pulmonar por aumento de la presión venocapi-
lar o por aumento de la permeabilidad de los capilares pulmonares.2
159
160 Clínica de neumología (Capítulo 10)
Pleura
parietal
Pleura
visceral
Cisura
interlobar
Cisura
interlobar
Linfa intrapleural
(cavidad pleural)
Pleura
mediastinal
Pleura
diafragmática
ETIOLOGÍA
El derrame pleural tiene muy diversos orígenes. Light3 cita más de 70 causas bien
identificadas; de acuerdo con este autor, los derrames pleurales se presentan en
muy variadas condiciones. Se citan las más conocidas:
Clínico
Generalmente existe disnea de mayor o menor grado, y el inicio se manifiesta por
dolor torácico, en el caso de la pleuritis, bien localizado y punzante. La explora-
ción física presenta disminución de la movilidad, matidez característica, curva
de Damoiseau y ausencia de ruido respiratorio (figura 10--3). Si el derrame es de
gran volumen (hidrotórax a tensión), la disnea es muy evidente, el mediastino se
desplaza al lado contrario, y los ruidos cardiacos se auscultan fuera de los focos
habituales (figura 10--4).
Imagenología
Las radiografías de tórax AP y lateral son fundamentales para el diagnóstico del
derrame pleural; en ocasiones se requiere tomarlas en decúbito lateral. Su estudio
Lo esencial en patología pleural 163
Submatidez
de Pitres
Triángulo de
Garland Curva de
(hipersonoridad) Damoiseau
Triángulo Matidez
de Grocco
(matidez)
Todo derrame pleural requiere ser puncionado con una aguja que debe introducir-
se en el espacio intercostal, por encima del borde de la costilla inferior para evitar
el paquete vasculonervioso, extrayendo el líquido para conocer sus característi-
cas (figura 10--10). El mal olor es frecuente en casos de infecciones por anaero-
bios y enterobacterias, y el color verde puede identificar Pseudomonas; la pre-
sencia de polimorfonucleares sugiere infección, y la de linfocitos tuberculosis.
El examen citopatológico hace el diagnóstico de neoplasia. Otras variables son
útiles, como la adenosindeaminasa (ADA); más de 50 U es altamente sugestiva
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Biopsia
Es necesaria cuando el examen del líquido no es concluyente, y puede hacerse
con agujas especiales, como la de Cope o la de Abrams, y por toracoscopia bajo
Líquido pleural
Pulmón
Punción
Diafragma
Toracocentesis
Figura 10--10. Punción pleural.
Lo esencial en patología pleural 167
Costilla
Paquete
vasculonervioso
Espacio Sonda
pleural
Pulmón
Sonda
Líquido
pleural a
sello de agua
Guía metálica
flexible
TRATAMIENTO
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EMPIEMA PLEURAL
Succión
Tórax Aire
ambiente
Aire ambiente
Succión
Figura 10--13. Drenaje pleural. Sello de agua simple. Sello de tres frascos con succión
controlada.
Lo esencial en patología pleural 169
Cámara Cámara de
Cámara de
recolección
de sello control de la Aire ambiente
de agua aspiración
2 cm 20 cm
Figura 10--14. Sello de agua compacto PleurevacR. Equivale a sello de tres frascos.
HEMOTÓRAX TRAUMÁTICO
El tratamiento del empiema se basa inicialmente en el drenaje del pus por medio
de una sonda intrapleural que se coloca a un sello de agua hasta que se agote la
Lo esencial en patología pleural 171
salida del material purulento. Al mismo tiempo, debe instituirse una terapéutica
antimicrobiana eficaz contra el o los microorganismos causales.
Si a pesar del drenaje con sonda el empiema o el hemotórax persisten y hay
datos de organización por coágulos de pus o de sangre y la cavidad se ha tabicado,
la aplicación intrapleural de fibrinolíticos, como la estreptocinasa, 250 000 U en
100 mL de solución salina, particularmente en las primeras tres semanas cuando
aún no hay fibrosis, resuelve este problema. Debe cambiarse de posición al en-
fermo, con la sonda pinzada que se abre a las cuatro horas para permitir el drenaje
del líquido; la aplicación del fibrinolítico se repite de una a cinco veces hasta la
resolución.5 En algunos casos la tabicación puede ser debridada por toracoscopia
para formar una cavidad única susceptible de ser drenada para obtener la reex-
pansión pulmonar7 (cuadros 10--3 y 10--4).
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Toracoscopio
Esta condición implica que entre las pleuras visceral y parietal hay una determi-
nada cantidad de aire (derrame gaseoso) y que el pulmón está colapsado; el neu-
motórax puede variar desde una condición mínima a un neumotórax a tensión,
que colapsa completamente el pulmón correspondiente y empuja al mediastino
hacia el lado contrario, produciendo una insuficiencia respiratoria aguda. La ma-
yoría de los casos son adultos jóvenes del sexo masculino que han tenido una pri-
moinfección tuberculosa. Sin embargo, potencialmente puede ocurrir en sujetos
con enfisema pulmonar por ruptura de una bula subpleural de tamaño variable
o en sujetos inmunodeprimidos con neumonía por Pneumocistis jirovecii. El neu-
motórax en ocasiones es bilateral (figura 10--7). En trauma torácico el neumotó-
rax está casi siempre presente, coincidiendo con hemotórax.
Cualquier derrame con fístula broncopleural presenta un neumotórax evidente
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algunos casos requieren pleurectomía por toracotomía para resecar la pleura pa-
rietal y realizar la abrasión de la pleura visceral.
TUMORES DE LA PLEURA
Figura 10--18. Pieza de necropsia del mismo caso. Vista posterior; se observa un engro-
samiento de toda la pleura visceral.
Lo esencial en patología pleural 175
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176 Clínica de neumología (Capítulo 10)
11
Marcapaso diafragmático
Francisco Pascual Navarro Reynoso, Alfredo Pérez Romo
Se ha descrito desde el año 1700 la estimulación del nervio frénico haciendo que
el diafragma se contrajera.
La primera estimulación de un nervio se desarrolló en 1818, después del des-
cubrimiento de la electricidad por Galvani, en 1787.
También como antecedente, Guillaume Duschenne, de Boulogne, en 1849, du-
rante una epidemia de cólera, estimuló nervios frénicos como manejo de pacien-
tes con insuficiencia respiratoria aguda y deshidratación severa. En esa época,
Sarnoff llamó a este tipo de ventilación “respiración electrofrénica”.
Cavallo, en 1977, sugirió la estimulación eléctrica del diafragma para tratar
a pacientes que no tenían estímulo suficiente para poder respirar. Hifeland usó
la estimulación de los nervios frénicos para tratar a niños asfixiados para poder
estimular la ventilación.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El nervio frénico nace de entre las terminaciones nerviosas de la médula C2, C3,
C4 y C5 (figura 11--1), y desciende hacia abajo por el cuello, por delante del esca-
leno anterior, para luego poder entrar al tórax, descendiendo hasta alcanzar el dia-
fragma (figura 11--2).
Está constituido por una gran cantidad de fibras motoras y un bajo número de
fibras sensitivas, las cuales van principalmente a la pleura diafragmática y perito-
neo.
177
178 Clínica de neumología (Capítulo 11)
4
3
5
6
1
Figura 11--1. Anatomía del nervio frénico. 1. Nervio frénico derecho. 2. Nervio frénico
izquierdo. 3. Columna cervical. 4. C2. 5. C3. 6. C4.
2
1
Figura 11--2. Relaciones del nervio frénico. 1. Vena cava inferior. 2. Esófago. 3. Aorta.
Marcapaso diafragmático 179
El diafragma está constituido por tres tipos de fibras. Las de tipo I son las que
tienen un mayor nivel de resistencia a la fatiga y tienen una actividad altamente
oxidativa. El diafragma está compuesto por 55% de estas fibras. El tipo IIa, que
forma 21% del diafragma, son fibras de resistencia intermedia a la fatiga, y tienen
una contracción rápida con un alto nivel de oxidación. El tipo IIb constituye 24%
del diafragma, tiene una pronta fatiga y una rápida velocidad de contracción, con
un bajo nivel de oxidación.
Esta variabilidad de las fibras permite que el diafragma se adapte a la demanda
requerida. Se debe analizar el sitio de lesión en todo el trayecto del frénico, para
poder establecer cuál es el mejor manejo, aunque la colocación de un marcapaso,
en todos los casos, es lo que ayuda a resolver el problema de la falta de contrac-
ción del diafragma, la cual puede ser debida a enfermedades locales o del trayecto
de los nervios o a enfermedades sistémicas que lo afectan, como es el caso del
lupus eritematoso sistémico, la esclerosis lateral amiotrófica, la miastenia o de-
fectos como la eventración o la agenesia diafragmáticas, aunque puede haber
además alteraciones debidas a infección del mediastino, procesos tumorales que
lo involucran, por lo que es importante la integridad del mismo, ya que en casos
en los que exista lesión del nervio no se recomienda el marcapaso.
MOTONEURONA INFERIOR
MOTONEURONA SUPERIOR
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Indicaciones
La indicación genérica es todo padecimiento que cause una interrupción de la
conducción del estímulo para que se contraiga el diafragma. Los ejemplos más
180 Clínica de neumología (Capítulo 11)
claros son la fractura de la apófisis odontoides, la apnea del sueño de origen cen-
tral, cuadriplejía por lesión alta, lesión bulbar, disfunción del centro respiratorio
y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), aunque en esta última,
si el paciente presenta un diafragma muy flácido o disminución de la distensibili-
dad, el éxito de la colocación puede no ser el deseado. En caso de hipo intratable
puede ser de utilidad.
Es necesaria la realización de fluoroscopia bajo estimulación externa del ner-
vio para valorar la adecuada movilidad del diafragma, así como la valoración del
tiempo de conducción, el cual deberá de ser de 6 a 9 milisegundos.
Cuando todos los estudios han mostrado que el paciente es un buen candidato
para colocarle el marcapaso, se procede a realizar una toracotomía anterior en el
segundo o tercer espacio intercostal para identificar al nervio frénico. Se separan
las fibras del pectoral mayor, se identifican la arteria y la vena mamarias internas
y se procede a colocar el electrodo por debajo y a través de la pleura mediastinal,
en el nervio frénico. El electrodo “abrazará” al nervio frénico, sin apretarlo. Pos-
teriormente se formará fibrosis, en aproximadamente cuatro semanas, siendo el
tiempo en que ya podrá utilizarse el marcapaso.
La manipulación del nervio deberá realizarse con extremo cuidado, ya que de
lo contrario podrá ser lesionado o inclusive necrosarse.
El tórax se cerrará de la manera habitual, dejándose una sonda de pleurotomía
conectada a un sello de agua. El electrodo contralateral podrá ponerse en el mis-
mo acto quirúrgico o bien dos semanas después. Los electrodos que se colocan
en los nervios se colocan en una bolsa subcutánea en la cara anterior del tórax
(figura 11--4), para que posteriormente se pegue en la piel la paleta, que es una
pieza circular que va conectada directamente al marcapaso (figura 11--5).
En México se instaló el primer marcapaso diafragmático en el Hospital de
PEMEX de Picacho en el año 2001, en un paciente que tuvo fractura hacia atrás
de la apófisis odontoides, lo que ocasionó que tuviera cuadriplejía. El caso cum-
plió con todos los requisitos que se piden para la colocación del marcapaso. Exis-
ten más de 200 casos como éste reportados en el mundo.
Una limitante del procedimiento puede ser el costo del aparato, el cual oscila
entre 45 000 y 50 000 dólares; sin embargo, el no tener que usar ventilador per-
manente, la mejoría en la calidad de vida y la disminución de los costos directos
e indirectos que esto implica justifican el gasto.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
COMPLICACIONES
RESULTADOS
Figura 11--4. Electrodo que se coloca sobre la piel en la cara anterior del hemitórax (per-
miso de Dobelle Laboratories, Nueva York).
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184 Clínica de neumología (Capítulo 11)
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12
Cáncer pulmonar
Andrés Ramos Rodríguez, Catalina Casillas Suárez
Los tumores malignos del pulmón pueden ser primarios, cuando se originan en
los tejidos de este órgano, o metastásicos, cuando se originan en otras áreas del
cuerpo y algunas células desprendidas son transportadas por la corriente sanguí-
nea o linfática al pulmón. Todos los tejidos que componen al pulmón pueden su-
frir cambios malignos; sin embargo, las neoplasias malignas pulmonares más fre-
cuentes se originan en el epitelio de los bronquios, y por esto el término carcinoma
broncogénico y cáncer pulmonar son intercambiables.
El cáncer broncogénico constituye más de 90% de todos los tumores primarios
del pulmón. Es el tumor maligno más frecuente en el hombre y el segundo más
frecuente en la mujer.
INCIDENCIA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
185
186 Clínica de neumología (Capítulo 12)
PATOLOGÍA
ADENOCARCINOMA
como el adenocarcinoma.
Los tres tipos histológicos descritos se agrupan bajo el término cáncer pulmo-
nar de células no pequeñas por razones clínicas y de tratamiento quirúrgico.
CLASIFICACIÓN HISTOPATOLÓGICA
DEL CARCINOMA BRONCOGÉNICO
1. Asintomáticos.
2. Con síntomas locales de la enfermedad.
3. Con síntomas producidos por metástasis.
4. Con manifestaciones de un síndrome paraneoplásico.
De todos los enfermos estudiados en estadios iniciales de cáncer pulmonar, úni-
camente son resecables de 25 a 40%; de éstos, hasta 20% se manifiestan como
hallazgo radiológico. Los demás pueden presentar síntomas respiratorios tales
como:
1. Tos: se presenta como un síntoma “nuevo” o como cambios en el hábito del
tosedor crónico, ya que con frecuencia el enfermo es fumador y padece
bronquitis crónica, o porque se suma la inflamación por el crecimiento tu-
moral; como participante de neumonía posobstructiva, atelectasia o derra-
me pleural.
2. Disnea: debida a las mismas causas de la tos.
3. Disfonía: producida por invasión mediastinal o adenopatía que afecta el
nervio recurrente laríngeo.
4. Hemoptisis o hemoptoicos: producida por necrosis e inflamación de vasos
en el tumor o ulceración de la mucosa bronquial producida por el crecimien-
to tumoral.
5. Estridor: causado por el crecimiento del tumor dentro de la luz bronquial
o traqueal o por compresión extrínseca de las mismas estructuras.
6. Fiebre: cuando hay infección posobstructiva o necrosis de la masa tumoral.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
IIIb T1--3N3M0 0
T4N0M0 8 Inoperable
IV Cualquier 0
NoM
Tumor (T)
T1 < 3 cm, no involucra bronquio principal ni pleura
T2 > 3 cm, invadiendo bronquio principal o pleura visceral
T3 Cualquier tamaño; invade la pared torácica o situado a menos de 2 cm de la carina
T4 Invade mediastino, grandes vasos y tráquea o localizado sobre la carina
Nodos linfáticos (N)
N0: no hay invasión a ganglios regionales
N1: invasión a ganglios regionales ipsilaterales
N2: invasión ipsilateral, mediastinal o subcarinal
N3: invasión de ganglios contralaterales mediastinales, hiliares, supraclaviculares o escaléni-
cos ipsilaterales
Metástasis (M)
M0: sin metástasis intratorácicas o extratorácicas
M1: con metástasis intratorácicas o extratorácicas
Diagnóstico
Tabaquismo
Síntomas
Radiografía de tórax
Diagnóstico histológico
Citología de esputo, broncoscopia
Radioterapia
Operable Inoperable
10 a 20% 80 a 90%
Tratamiento paliativo
Figura 12--1. Algoritmo para pacientes de alto riesgo para cáncer pulmonar.
Atelectasia
Tumor
Neumonía
Masa hiliar
o mediastinal
Nódulo
Opacidad
irregular
Derrame
pleural
Tratamiento
REFERENCIAS
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13
Diagnóstico de las metástasis
pulmonares
León Green Schneeweiss
Introducción
Con los avances en el tratamiento de los tumores malignos en general, actualmen-
te se puede controlar o curar el tumor primario en un buen número de casos; uno
de los retos en el manejo de los pacientes con cáncer es el tratamiento de las me-
tástasis pulmonares hematógenas.
Una de las teorías más aceptadas en la actualidad para la etiología de las metás-
tasis es que éstas se originan por embolizaciones de células del tumor primario
que se asientan en los capilares y mediante mecanismos complejos, entre ellos
la angiogénesis; las células tumorales reciben su nutrición de vasos neoformados.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
195
196 Clínica de neumología (Capítulo 13)
Otro dato importantísimo es que, en las series grandes de resultados del trata-
miento quirúrgico, la sobrevida global a cinco años oscila entre 20 y 35%, seme-
jante a los resultados de la casuística y experiencia personal del autor; la sobrevi-
da del tratamiento quirúrgico de las metástasis pulmonares es superior a la del
cáncer de pulmón, que es de 13 a 15% en las mejores estadísticas.
Todos los datos anteriores indican que la resección quirúrgica de las metástasis
pulmonares forma parte importante del manejo integral multidisciplinario del en-
fermo con cáncer, con buenas posibilidades de curación y de prolongar en forma
significativa la sobrevida con una morbimortalidad mínima de 0 a 2%.
La gran mayoría de los enfermos que desarrollan metástasis pulmonares son
asintomáticos; los síntomas sólo se presentan entre 5 y 15% de los casos, y están
directamente relacionados con la localización y el tamaño de la lesión. Los sínto-
mas pueden ser tos, estridor o sibilancias, hemoptisis, disnea y dolor torácico. La
hemoptisis se presenta por lesiones endobronquiales; el estridor traqueal se debe
a lesión endobronquial o compresión extrínseca que disminuye la luz de algún
bronquio. En todos estos casos de hemoptisis la broncoscopia está indicada para
identificar el sitio de sangrado u obstrucción. El dolor torácico se presenta por
extensión e invasión de la metástasis a la pleura parietal y pared torácica.
La disnea puede presentarse por obstrucción bronquial, reemplazo de tejido
pulmonar por tumor, linfangitis carcinomatosa, derrame pleural secundario a in-
vasión pleural o bloqueo ganglionar mediastinal y neumotórax espontáneo en
10% de los casos, más frecuente en sarcoma osteogénico.
Cuando una metástasis subpleural crece muy rápido erosiona la superficie pul-
monar, facilitando la salida de aire del pulmón; habitualmente es unilateral, pero
puede ser bilateral simultánea. Los casos de disnea o sangrado importantes re-
quieren tratamiento de urgencia, ya sea para resolver el neumotórax o para con-
trolar la hemorragia.
Diagnóstico
Como la mayoría de las metástasis son asintomáticas, el diagnóstico se hace con
la radiografía de tórax tomada cada tres a seis meses en el seguimiento rutinario
de los enfermos. Este hallazgo debe ser confirmado con una tomografía axial
computarizada (TAC).
Un nódulo solitario menor de 3 mm en un individuo sin historia de cáncer es
maligno en menos de 50% de los casos, y se recomienda esperar dos meses y repe-
tir el estudio.
Un nódulo pulmonar en un individuo con historia previa de cáncer es metastá-
sico en 64% de los casos, o primario de pulmón en 18% de los casos.
Los nódulos múltiples unilaterales o bilaterales casi siempre son metástasis
del tumor primario ya conocido.
Diagnóstico de las metástasis pulmonares 197
Factores pronóstico
Técnica quirúrgica
Resultados
Conclusiones
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14
Clínica en contra del tabaquismo
Ma. Ernestina Ramírez Casanova, Eva González Rodríguez,
Raúl Cicero Sabido, Angélica Ocampo Ocampo
ANTECEDENTES
Los antecedentes del hábito de fumar se remontan al siglo VIII, cuando aparece
la civilización maya en Mesoamérica, mucho antes del descubrimiento de Amé-
rica; es posible que también esta historia sea compartida por los pueblos indíge-
nas del Caribe y de América del Norte. En un principio el acto de fumar no era
precisamente un hábito, sino que tenía un carácter ritual, y en ocasiones significa-
ba un compromiso de paz entre dos grupos diferentes.
Los indígenas americanos cultivaban el tabaco, que es una solanácea que crece
principalmente en el hemisferio oriental; actualmente se cultiva en Turquía, Ru-
sia y otros países europeos. Con asombro los conquistadores españoles vieron a
los indios fumando rollos de tabaco.1 En Uaxactún, Guatemala, hay evidencia en
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
estelas labradas de que los sacerdotes fumaban;2 Sahagún también vio fumar a
los aztecas, y en América del Norte, en Ontario, el tabaco era utilizado desde en-
tonces.
Linneo llamó al tabaco Nicotiana tabacum l., que ya era conocido desde 1561
en Europa, y su consumo pronto se extendió; existen otras especies, pero la origi-
nal es la más conocida. Alcanza una altura de hasta dos metros, sus hojas pueden
tener un gran tamaño, hasta 90 cm; su nombre náhuatl es quáuhyetl (mencionado
en el Códice Pomar 1590, Nicolás Monardés,) y Francisco Hernández, en su His-
toria natural de la Nueva España, lo registra con el nombre de picietl. El tabaco
fue empleado como medicamento para quitar el asma, en heridas y en enemas,
entre otras aplicaciones. Actualmente el tabaco se presenta como cigarros puros,
203
204 Clínica de neumología (Capítulo 14)
Aspectos epidemiológicos
Desde hace varios años hay evidencias que demuestran que el tabaquismo en
cualquiera de sus formas, sobre todo con cigarrillos, es una de las principales cau-
sas prevenibles de enfermedad y riesgo de muerte prematura en el grupo de enfer-
medades crónicas que presentan los fumadores.
Cada año el tabaco es responsable de la muerte de tres millones de personas,
una defunción cada 10 segundos; y esta cantidad seguirá en aumento de no rever-
tirse las tendencias actuales de consumo. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) estima que, a menos que se reviertan los patrones actuales de consumo,
para el año 2020 y al comienzo del 2030 el tabaco será responsable por lo menos
de 10 millones de muertes anuales; 70% de ellas, o sea siete millones, ocurrirán
en los países en vías de desarrollo. La mayoría de estas muertes se presentarán en
personas que fuman actualmente.3
El consumo de tabaco difiere en los distintos países de acuerdo con su desarro-
llo y las muertes asociadas significativamente con el tabaco; de éstas, un número
importante son problemas relevantes de salud pública, como las enfermedades
cardiovasculares y respiratorias.
Aun los que no fuman se ven afectados por el tabaco; desde 1986 se confirmó
que la exposición al humo de tabaco en el ambiente (HTA) hace que el grupo de
los no fumadores, por la exposición involuntaria, tenga un riesgo de padecer cán-
Clínica en contra del tabaquismo 205
cer pulmonar 30% mayor que el de los no expuestos, al igual que otras enferme-
dades, y que los hijos de padres fumadores presenten con mayor frecuencia sínto-
mas de infecciones respiratorias y alteraciones en las pruebas funcionales
respiratorias.
Cuadro 14--1. Evolución del lugar ocupado por enfermedades relacionadas con
el tabaquismo, entre las principales causas de mortalidad general en México,
1950--1998
Causa 1950 1960 1970 1980 1990 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998
1 2 3 4 5 5 5 5 5 5 5 6
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Enfermeda- 5_ 4_ 3_ 1_ 1_ 1_ 1_ 1_ 1_ 1_ 1_ 1_
des del co-
razón
Tumores -- 6_ 5_ 5_ 2_ 2_ 2_ 2_ 2_ 2_ 2_ 2_
malignos*
Enfermedad -- -- 7_ 7_ 8_ 6_ 5_ 5_ 5_ 5_ 5_ 6_
cerebro--
vascular
Bronquitis -- -- -- -- 12_ 14_ 14_ 14_ 14_ 13_ 13_ 15_
crónica,
enfisema
pulmonar
* Incluye cáncer de tráquea, bronquios y pulmón; cáncer de estómago y del cuello del útero.
Fuentes: 1. DGE/SIC, 1960; 2. Estadísticas Vitales de México, DGE/SSA, 1970; 3. Compendio de
Estadísticas Vitales de México, DGE/SSA, 1980; 4. Tabulaciones de Defunciones, INEGI/SPP, 1988;
5. SSA/INEGI, Mortalidad 1990, 1992--1997, México; 6. Estadísticas Demográficas, INEGI, 1998.
206 Clínica de neumología (Capítulo 14)
80
60
Fumadores
Porcentaje 40
Exfumadores
No fumadores
20
0
1988 1993 1998
Figura 14--1. Prevalencia del consumo de tabaco. Población urbana en México, 1988,
1993, 1998. Fuente: DGE/EMP/CONADIC. Encuesta Nacional de Adicciones, 1990,
1993, 1988; México.
Clínica en contra del tabaquismo 207
Se han empleado diversos métodos para apoyar el abandono del cigarrillo, aun-
que la efectividad de estos métodos varía en su impacto sobre la salud pública.
Schwartz señala que entre los fumadores que desean dejar de fumar el método
más usado es el individual, de 80 a 90%, y que solo 10% requieren programas
estructurados.
En EUA han dejado de fumar cerca de 40 millones de adultos, lo que represen-
ta casi la mitad de todos los adultos fumadores. El tabaquismo con cigarrillos si-
gue siendo un hábito difícil de romper. Algunos resultados indican que muchos
fumadores deben intentarlo varias veces antes de poder renunciar totalmente al
tabaco. Aunque la mayoría de las personas que dejan de fumar lo hacen sin recu-
rrir a una ayuda profesional o a un programa organizado, muchos fumadores son
incapaces de detener el hábito por sí mismos y solicitan ayuda para lograrlo.
Como reacción a esta necesidad, se ha desarrollado gran variedad de métodos
para dejar de fumar.7
En el método individual para el abandono del cigarrillo, el consejo médico y
la asistencia médica juegan un papel preponderante de apoyo para reforzar esa
decisión, motivando además a los fumadores que nunca han tenido realmente el
propósito del abandono. Aquéllos que no son impactados por este método necesi-
tan un programa más complejo en donde se combinan distintos procedimientos
que requieren personal altamente especializado.
Los programas terapéuticos para el abandono del hábito de fumar son muy va-
riados y dependen del área donde se aplican y de los recursos disponibles en cada
institución, o del ejercicio de la medicina privada cuando son realizados por un
médico general o un especialista.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Método individual
En EUA se estima que 70% de los fumadores de cigarrillos acuden a consulta mé-
dica cada año, lo que implica que tuvieron contacto directo con médicos cuya opi-
nión puede tener un gran impacto sobre la disminución del consumo de tabaco.
Se estima que con el consejo médico se puede convencer por lo menos a 5% de
los fumadores para que dejen de fumar, lo que representa aproximadamente 2 mi-
llones de exfumadores en ese país.8
El médico constituye un elemento fundamental en la consulta, tanto en un hos-
pital general como en el primer nivel de atención, para implementar un programa
para el abandono del hábito de fumar que impacte a la población y obtenga un
beneficio potencial de salud pública que disminuya la morbilidad y la mortalidad
relacionadas con el consumo de tabaco.
Este proyecto fue realizado por Stuart Cohen de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Indiana, con el objetivo de que los médicos especialistas y gene-
rales promuevan en forma rutinaria el abandono del consumo de tabaco con sus
pacientes a partir de un interrogatorio sencillo, con preguntas intencionadas para
conocer su adicción, acordar una fecha para dejar de fumar y finalmente con su-
pervisión del paciente, verificando su progreso cada vez que tenga una cita con él.
Los objetivos fundamentales de la técnica de Cohen son aconsejar a los pa-
cientes sobre la conveniencia de dejar de fumar e incrementar el número de los
que dejan de fumar definitivamente.9
Para contribuir a estos fines, el médico puede emplear técnicas complementa-
rias, como la asesoría médica especializada, para lograr una buena adherencia te-
rapéutica y, si es necesario, emplear el apoyo farmacológico con el mismo fin.
Métodos estructurados
Se localizan en el primer nivel de atención, siendo las áreas de aplicación los con-
sultorios y centros de salud o de atención primaria, en donde los objetivos son:
En EUA se ha señalado que si cada médico adoptara esta rutina lograría que 25
personas por año consideraran la posibilidad de dejar de fumar, y si todos los mé-
dicos lo realizaran, se conseguirían 500 000 resultados exitosos por año, cifra que
no se obtendría con 10 000 clínicas especializadas.20
Procedimiento mínimo para inducir el abandono del hábito tabáquico en cua-
tro etapas (figura 14--2):
Felicite a los no fumadores exitosos y estimúlelos por sus logros; arregle una se-
gunda visita durante los próximos dos meses; si fue prescrita alguna terapia far-
macológica: sustituto con nicotina (goma o parche) o antidepresivos (bupro-
pión), pregunte acerca de posibles problemas y de la necesidad de renovarla.
Para los pacientes que han recaído, discuta el proceso de recaída; pregunte
acerca de las circunstancias de la reincidencia; si lo considera apropiado fije una
nueva fecha para que deje de fumar y, en el caso de que no puedan abandonar el
hábito, refiéralos a una clínica especializada (estructurada).
214 Clínica de neumología (Capítulo 14)
Interrogatorio
Fuma
No Sí
b. En la segunda etapa envíe un mensaje firme para que abandone el tabaco. Deter-
mine un plazo para dejar de fumar.
c. La tercera etapa corresponde al siguiente esquema:
Sí No
Es importante que antes de pasar a la cuarta etapa se respondan las inquietudes que
el fumador tenga con respecto a su organismo.
Seguimiento
Control médico
No ha fumado Fuma
Se le felicita y se le Se le pregunta si
motiva a continuar tiene problemas
para el abandono
Se refiere a clínica
contra el tabaquismo
Clínica estructurada
Prevención: Asistencia:
A todos los Población de alto riesgo y
niveles de atención patología secundaria al
tabaco
En las clínicas estructuradas el tratamiento tiene tres etapas, cada una de ellas con
acciones específicas:
Pre--tratamiento Tratamiento Postratamiento
Entrevista psicológica Ocho sesiones Seguimiento
Estudio socioeconómico Terapia grupal Reuniones exfumadores
Área médica
Valoración
Diagnóstico
Tratamiento
La parte del área médica consiste en la realización de una serie de estudios para
la detección temprana de cáncer pulmonar, evaluación de la función pulmonar
(EPOC) y determinación de riesgo cardiovascular.
Esta valoración consiste en:
Evaluación médica
S Examen médico.
S Evaluación cardiorrespiratoria.
S Pruebas de laboratorio:
1. Química sanguínea.
2. Biometría hemática.
3. General de orina.
4. Exhalación de monóxido de carbono.
S Citología de expectoración:
Citología de Papanicolaou.
S Radiografía Pa y lateral de tórax.
Clínica en contra del tabaquismo 217
S Electrocardiograma.
S Pruebas funcionales respiratorias.
Para realizar estas acciones, la clínica especializada deberá contar con los recur-
sos, técnicos de laboratorios y equipo para poder detectar el daño ocasionado por
el tabaquismo y referir con un especialista en caso necesario al paciente que lo
requiera. En la intervención psicológica y para uso de fármacos, gomas de mas-
car, parches o antidepresivos bupropión, se realiza una serie de cuestionarios y
entrevistas para conocer y valorar el perfil de cada fumador. Con la entrevista psi-
cológica se obtiene información acerca del paciente y se valora la naturaleza de
su problema. Para esta evaluación, la información se obtiene directamente de
forma verbal con el paciente y de la información derivada de las observaciones
que hace el psicólogo sobre el comportamiento del paciente.
La evaluación consiste básicamente en:
Instrumentos de evaluación
S Cédula de información sociodemográfica.
S Historia clínica codificada.
S Entrevista psicológica.
S Prueba de personalidad de Eysenck (EPQ).
S Inventario de depresión Beck.
S Cuestionario de asertividad.
S Historia de tabaquismo.
S Cuestionario de motivos de fumar (Anexo 1).
S Cuestionario de Fagerström (Anexo 2).
S Cédula de auto--registro/auto--control de línea base y control diario (Anexo 3).
En la entrevista psicológica se conoce también la etapa en que se encuentra el fu-
mador; cuando se encuentra en la fase de preparación o acción, el paciente logra
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Programa de tabaquismo
Referencia
Figura 14--4.
buena selección de los integrantes de cada grupo. Cada grupo estará formado por
8 a 12 personas y se realizaran 8 sesiones de 90 minutos cada una, dos veces por
semana, con seguimiento a los 8 y 15 días, uno y dos 2 meses, formándose grupos
de exfumadores como reforzadores a largo plazo; el flujograma para inclusión
se muestra en la figura 14--4. Una vez incluido al paciente en su grupo, su estudio
se inicia con el aspecto psicológico en donde se maneja la terapia cognitivo--con-
ductual (reestructuración cognoscitiva) de Albert Ellis, en la que se analizan la per-
cepción, el pensamiento y los aspectos emocionales, ayudando al paciente a recono-
cer sus conductas irracionales y a comprender que sus conflictos son el resultado
de pensamientos y expectativas no reales, ayudándole a discriminar y a distin-
guirlos con menos emoción y mayor racionalidad para que el paciente aprenda
a emplear sus propios recursos, adoptando estrategias para modificar sus pensa-
mientos y, por lo tanto, su conducta.
En los últimos cinco años la Clínica contra el Tabaquismo ha tratado 1 666 perso-
nas, de las cuales la mitad (833 fumadores) han ingresado al programa para su
Clínica en contra del tabaquismo 219
EPOC
21%
Otros
14%
Enfisema
12%
Bronquitis
crónica
19%
Normal
Bronquitis
aguda
11%
rehabilitación. De ellos, 459 (55%) fueron mujeres y 374 (45%) hombres. El pro-
medio de edad fue de 45 años. La efectividad al término de la terapia es de 100%,
y se tiene una reincidencia de 40% al año de seguimiento.
Por otro lado, se ha informado mediante pláticas a más de 4 265 personas sobre
los daños a la salud que ocasiona el tabaquismo, y a más de 10 000 personas con
la repartición de trípticos y conferencias (figura 14--5).
REFERENCIAS
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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20. Fagerström KO: Measuring degree of physical dependence to tobacco smoking with refer-
ence to individualization of treatment. Additive Behaviors 1978;3:235--241.
Índice alfabético
clorhídrico, 21
hialurónico, 175 claras, 188
uránico, 137 gigantes, 188
acidosis, 3, 21 grandes, 188
láctica, 3, 55 mixtas, 188
metabólica, 3, 4 neuroendocrinas, 188
mixta, 4 pequeñas, 188
respiratoria, 4 de glándulas bronquiales, 188
aguda, 5 papilar, 188
crónica, 5 sólido, 188
tubular renal, 3 adenopatía, 112
221
222 Clínica de neumología (Índice alfabético)
cardiomegalia, 151
cardiopatía daño
congénita, 5 alveolar difuso, 56
isquémica, 205 pulmonar, 62
cataratas, 88 agudo, 57
cavitación distal, 187 debilidad muscular, 5, 88
cefalea, 4 depresión del centro respiratorio, 4
cetoacidosis, 3 dermatitis atópica, 86
Chlamydia, 7, 77, 78 dermatomiositis, 188
pneumoniae, 12 dermatosis, 116
spp., 10 derrame
choque gaseoso, 173
anafiláctico, 84 neoplásico, 162
224 Clínica de neumología (Índice alfabético)
M
K
M. pneumoniae, 16
Klebsiella, 12 M. africanum, 104
pneumoniae, 23, 170 M. bovis, 104, 105
sp., 170 M. microti, 104
M. pneumoniae, 15, 17
M. tuberculosis, 22, 104, 109, 114
L marcapaso diafragmático, 177
mediastinitis, 169
Legionella, 22, 28 melanoma, 201
pneumophila, 10, 12 mesotelioma
spp., 15, 16, 17 fibroso, 175
228 Clínica de neumología (Índice alfabético)
P. carinii, 16
paciente con tuberculosis, 121 Q
pancreatitis, 56, 162, 166
aguda grave, 54 quilotórax, 171
pánico, 6
parálisis de los nervios craneanos, R
113
parasitosis, 83 reacción
paro inflamatoria, 8
cardiorrespiratorio, 5 inmunológica, 8
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