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Pablo insta a los cristianos a tomar toda la armadura de Dios para estar preparados para la lucha espiritual contra las fuerzas del mal. Esta armadura incluye la salvación como casco, la verdad como cinturón, la fe como escudo, y la palabra de Dios como espada. La oración constante es fundamental en esta batalla, ya que es la forma de luchar directamente contra Satanás usando la Palabra de Dios.
Pablo insta a los cristianos a tomar toda la armadura de Dios para estar preparados para la lucha espiritual contra las fuerzas del mal. Esta armadura incluye la salvación como casco, la verdad como cinturón, la fe como escudo, y la palabra de Dios como espada. La oración constante es fundamental en esta batalla, ya que es la forma de luchar directamente contra Satanás usando la Palabra de Dios.
Pablo insta a los cristianos a tomar toda la armadura de Dios para estar preparados para la lucha espiritual contra las fuerzas del mal. Esta armadura incluye la salvación como casco, la verdad como cinturón, la fe como escudo, y la palabra de Dios como espada. La oración constante es fundamental en esta batalla, ya que es la forma de luchar directamente contra Satanás usando la Palabra de Dios.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. (V.6:11)
YELMO (CASCO) (SALVACIÓN)
ESPADA (ESPIRITU) CORAZA (BLINDAJE PROTEGE) (JUSTICIA) CINTURON (VERDAD) ESCUDO (FE) CALZADO (EVANGELIO DE LA PAZ) 10 Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. 11 Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. 12 Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea. 13 Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes. 14 Así que manténganse firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. 15 Estén siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz. 16 Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno. 17 Que la salvación sea el casco que proteja su cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que les da el Espíritu Santo. 18 No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo. (DHH)
Pablo nos amonesta a que tomemos toda la armadura
de Dios, a fin de estar firmes contra las fuerzas del infierno.
No cabe dudas que nuestra lucha no es contra fuerzas
físicas, sino contra poderes invisibles, los cuales han definido claramente niveles de autoridad dentro de una esfera real, aunque invisible, de actividad. Sin embargo, Pablo no solamente nos advierte de una estructura bien definida en la esfera invisible, sino que nos insta también a tomar toda la armadura de Dios para que mantengamos una «posición de combate» contra esta invisible estructura satánica. Toda esta armadura no constituye tan solo una protección pasiva contra el enemigo; ella debe ser usada como arma ofensiva contra las fuerzas satánicas.
La última recomendación de Pablo: Debemos orar «en
todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu» (v. 18).
Tomar la armadura de Dios es prepararnos para la
batalla. La oración es la batalla en sí misma, con la Palabra de Dios como nuestra arma principal, que empleamos en la lucha contra Satanás. 6.12 No... contra sangre y carne: Una de las más grandes demandas de la Iglesia es saber distinguir entre la lucha espiritual y otras de tipo social, personal o político. De otra manera, creyentes individuales y grupos de creyentes son fácilmente arrastrados a entablar batalla contra adversarios humanos, en lugar de luchar por medio de la oración contra las invisibles maniobras del infierno que están detrás de la escena.
6.12 Estos gobernantes malignos, seres satánicos y
príncipes de las tinieblas, no son personas sino ángeles caídos a los que Satanás controla. No son simples fantasías, son reales. Enfrentamos un ejército poderoso que tiene por meta destruir la Iglesia de Cristo. Cuando creemos en Cristo y nos unimos a su Iglesia, estos seres vienen a ser nuestros enemigos y emplean todo tipo de astucias para apartarnos de Cristo y hacernos pecar otra vez. Aunque estamos seguros de la victoria, debemos batallar hasta que Cristo venga, porque Satanás lucha constantemente en contra de todos los que están del lado del Señor.