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na
Darío Achury Valenzuela, Guillermo Hoyos Vásquez
Germán Saavedra Soler
ve l
© Familia Dugand por la imagen de
Ja oria
Edwin Carvajal Córdoba Armando Dugand
ria
Jairo Solano Alonso © Familia Brainsky por la imagen de
Óscar Torres Duque Simón Brainsky
Santiago Mutis Durán Corrección de estilo:
ad it
Camilo Leyva Francisco Díaz-Granados
Manuela Ochoa
id Ed
Juan Carlos Osorio
isbn: 978-958-716-578-4
Felipe Restrepo
Número de ejemplares: 300
ni d
Pensamiento colombiano del siglo XX / editores Carmen Rosa Millán de Benavides, Santiago Castro-Gómez y
a
Guillermo Hoyos Vásquez. -- 1a ed. -- Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2013.
Pr
ISBN: 978-958-716-578-4
- BIOGRAFÍAS. I. Millán de Benavides, Carmen Rosa, Ed. II. Castro-Gómez, Santiago, 1958-, Ed. III. Hoyos Vásquez,
Guillermo, 1935-2013, Ed. IV. Pontificia Universidad Javeriana.
Catalogación en la publicación - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S.J.
na
Abel Naranjo Villegas (1910-1992)
ve l
Ja oria
Jorge Aurelio Díaz Ardila ................................................................................................... 15
ria
Álvaro Cepeda Samudio (1926-1972)
ad it
Andrés Vergara Aguirre ........................................................................................................29
id Ed
Álvaro Gómez Hurtado (1919-1995)
rs la
Germán Saavedra Soler ....................................................................................................... 63
ve e
na
Jorge Bejarano Martínez (1888-1966)
ve l
Ja oria
Zandra Pedraza..................................................................................................................... 389
ria
León De Greiff (1895-1976)
ad it
Bruno Mazzoldi..................................................................................................................... 417
id Ed
Luis Tejada (1898-1924)
rs la
Gilberto Loaiza Cano ......................................................................................................... 439
ve e
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Po
23/03/13 11:59
Jorge Bejarano Martínez (1888-1966)
Zandra Pedraza*
na
ve l
Higiene y educación es todo lo que necesita nuestro pueblo.
Ja oria
Jorge Bejarano
ria
Jorge Bejarano Martínez nació en Buga (Valle del Cauca) el 10 de no no-
ad it
id Ed
viembre de 1888 y cursó la secundaria en el Seminario Menor de Popayán, en
el Colegio de Santa Librada de Cali y en el Colegio Mayor de Nuestra Señora
del Rosario en Bogotá. Los estudios que hizo en la Escuela de Medicina de la
rs la
Universidad Nacional los culminó en 1913. Cuatro años antes, en 1909, fue
Bibliote
asignado por el rector Luis Felipe Calderón como bibliotecario en la Bibliote-
ve e
el edificio. Este trabajo, que realizó durante dos años, le sirvió para sufragar
U ad
*
Profesora Asociada, Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes.
| 389
na
1946 y 1949.
ve l
Ja oria
Jorge Bejarano también tuvo una vida activa en el campo legislativo:
ria
fue elegido en cinco oportunidades para ocupar una curul en Consejo de
Bogotá y también fue miembro del Parlamento. Las medidas que impulsó
ad it
en el campo de la higiene comprenden las disposiciones para el ejercicio de
id Ed pro
médicos, odontólogos, farmacéuticos y veterinarios y, en general, de las pro-
fesiones relacionadas con la higiene, la salud y la salubridad pública, entre
rs la
otras; el expendio y consumo de bebidas alcohólicas, fermentadas y de drogas
heroicas; el control de medicamentos y cosméticos, así como de productos de
ve e
na
(1996) de político médico o de “biopolítico”, como caracterizaré aquí su tra- tra-
ve l
Ja oria
bajo. Si bien realizó buena parte de su carrera en la administración de salud, el
ria
conjunto de sus actuaciones y su influencia responden a un modelo de forma forma-
ción profesional especializada distinto del ejercicio del intelectual orgánico,
ad it
como el que se reconoce en los gramáticos o incluso en los ingenieros. Esta
id Ed
diferencia se origina en el hecho de que la injerencia política de los médicos
en el país no ha sido particularmente reconocida y, en general, de que no se
rs la
le concede a su labor un carácter político (Abel). Sin embargo, la Medicina, y
específicamente la Higiene –como le resultaba claro a Bejarano–, combina la
ve e
condición de ser al mismo tiempo lo que Marco Palacios denomina una dis dis-
ni d
ciplina dura y una blanda. Esto significa que, si por un lado la medicina se
U ad
tan evidente que este carácter político provenga del conocimiento mismo que
aplican y de su efecto en la población, sino que este tiende a atribuírsele a
nt o
a
sus programas ideológicos y de gobierno. Esta situación, que pese los cambios
de gobierno caracterizó la obra de diferentes administraciones a lo largo de
la primera mitad del siglo XX, se muestra en el hecho de que el médico es
consciente del poder que durante la primera mitad del siglo XX representa no
solamente la medicina, sino la higiene en particular, como especialidad defi-
nitiva para gestar el progreso del país e instaurar políticas para el gobierno, el
trabajo y la salud de la población.
na
(Quiceno 29) y de López de Mesa se afirma que sí lo fue y además el “más in- in-
ve l
Ja oria
telectual de los políticos colombianos” (Uribe 365), con una obra humanística
ria
que incluye la novela y la culta ensayística, de Bejarano no pueden hacerse las
mismas consideraciones.
ad it
La figura del letrado como la de quien actúa a través de la letra y de
id Ed
sus recursos para constituir y ejercer el poder en actividades administrati
administrati-
vas ligadas al ejercicio del poder político (Aguirre y Mc Evoy) no concuerda
rs la
plenamente con las actividades y el pensamiento de Jorge Bejarano. Aunque
hace parte de los intelectuales latinoamericanos que se especializaron para
ve e
Literatura y tuberculosis.
tuberculosis. Por lo demás, su obra se caracteriza por mostrar una
Pr
na
liberales o conservadores, ni se orienta a asuntos ideológicos programáticos o
ve l
Ja oria
doctrinarios. Aunque de origen liberal y simpatizante de Jorge Eliécer Gaitán,
ria
actuó como funcionario de varios gobiernos y no fue esta participación la
que permitirá tildarlo de ideólogo. Esto es posible porque fue un biopolítico
ad it
ejemplar. Su trabajo –y no solamente sus escritos, que en realidad permiten
id Ed
comprender cómo actúa un biopolítico, pero que no conforman por sí mis- mis
mos su obra– tuvo un impacto decisivo tanto en la organización de la salud
rs la
en el país como en la difusión de ideas de honda influencia en el perfil de la
“cultura” nacional y de lo que cabe entender como biopolítica. En especial,
ve e
higie
intervención social y el gobierno a través del cuidado de pilares de la higie-
ne, como la crianza, la maternidad, la educación de madre, la higiene en la
U ad
través de los recursos del Estado, el higienista ilustra la forma como trabaja un
–cuan
intelectual técnico como Bejarano. Su obra consistió en participar y –cuan-
nt o
a
Higiene– en impulsar un régimen biopolítico para divulgar e instilar las for- for
mas de la gubernamentalidad liberal (véase Vásquez 2005). Temas prioritarios
fueron a lo largo de su vida la crianza del niño, la formación de la madre, la
nutrición, la adopción y divulgación de medidas higiénicas para mejorar la
Po
paradigmáti
salubridad pública y privada. Este pediatra e higienista encarna paradigmáti-
camente al experto de la primera mitad del siglo XX, cuando son los factores
que la higiene abarca, aquellos llamados a conformar una conciencia nacional
colectiva que encuentra en el vasto terreno de la higiene y la educación un
denominador común para concebir la nación y la unidad, así como ejecutar
los programas que deben conducir al progreso.
na
de historiadores y analistas del pensamiento colombiano. La injerencia de
ve l
Ja oria
su obra, no solamente de la escrita sino de aquella que realizó como mé- mé-
ria
dico, legislador y funcionario público, testimonia la intervención de ideas
y conocimientos que definen y transforman la sociedad. Específicamente,
ad it
Bejarano fue un activo agente de la idea de que la salud es un asunto público
id Ed
y un derecho de la población (Palacios y Safford).
Jorge Bejarano perteneció a una generación de médicos que se formó
rs la
en los albores del siglo XX a la sombra de la expansión higienista que vivió
la medicina a partir de la microbiología e hizo la transición hacia el modelo
ve e
de los Estados Unidos para sanear zonas del país aptas para la explotación
petrolera y frutícola.
La higiene venía introduciendo los recientes conocimientos micro-
biológicos a las perspectivas anatómicas y fisiológicas de mayor raigambre.
Así, fue muy propio del pensamiento higiénico de principios del siglo XX
considerar que las diferentes características corporales que estas disciplinas
médicas conocían podían modificarse en pro de una transformación de la
fisio-
condición de diversas poblaciones nacionales; en especial, los factores fisio
lógicos que, se consideraba, afectaban la integridad fisiológica y, con ella, el
na
equilibrio moral. Jorge Bejarano se formó cuando ya los últimos vestigios de
ve l
Ja oria
la medicina neohipocrática se desvanecían de la escuela de medicina nacio nacio-
ria
nal, pero también cuando el papel del gobierno había dejado de ser un asun asun-
to de gramáticos, literatos y poetas para pasar a ser una tarea realizada por
ad it
una nueva generación de intelectuales expertos. Junto con los ingenieros,
id Ed
los médicos desempeñaron en este contexto una labor destacada durante
la primera mitad del siglo XX. El médico Bejarano se especializó en lo que
rs la
en esas décadas se convirtió en una empresa fundamental para el gobierno:
la higiene. Absolutamente embebido en el espíritu de progreso que podría
ve e
na
finalmente, en 1959, Literatura y tuberculosis.. Estas obras son mojones que
ve l
Ja oria
permiten trazar el rumbo de su vida profesional y conocer sus perspectivas y
ria
propósitos en los frentes en los que se desempeñó como biopolítico, es decir,
como un especialista a cargo del diseño e implementación de políticas de
ad it
vida a la vez que como intelectual, transmisor y gestor del pensamiento que
id Ed
fundamenta tales acciones.
Bejarano entendía su labor médica no solamente como una tarea propia
rs la
de las élites. También comprendía que la higiene, en todas sus dimensiones,
era una tarea de civilización indispensable para la transformación nacional.
ve e
Vistas así, su obra escrita y legislativa, tanto como sus realizaciones en diversos
ni d
modernización del país, y para que sus convicciones como agente de formas
biopolíticas de gobierno se tradujeran también en formas de intervención so- so
ci ed
cial. Si bien la más recordada de sus obras es la norma que reguló la fabrica
fabrica-
ción y el expendio de bebidas fermentadas (Ley 34 de 1948), más conocida
ifi pi
como la prohibición del consumo de chicha, esta ley es solo una dentro de los
caracteri
muchos logros de su carrera en el campo de intervención social que caracteri-
nt o
a
parla
La carrera de Jorge Bejarano como médico, profesor universitario, parla-
mentario, director de la Cruz Roja y ministro de Higiene atestigua el alcance
nacio
del debate sobre la decadencia de la raza y los modelos para el progreso nacio-
nal en la evolución del país durante la primera mitad del siglo XX. Bejarano
Po
descuella allí porque se ocupó de prácticamente todos los temas que fueron
reconocidos en aquella oportunidad como primordiales para el progreso na- na
cional. Y lo hizo tanto en la práctica médica como en el campo periodístico,
legislativo, ejecutivo, de divulgación y educación. Visto así, es un represen-
tante sobresaliente de la higiene como forma de pensamiento social, es decir,
de la perspectiva que guió el destino nacional antes de que la economía y el
desarrollo se impusieran como faros del pensamiento social.
na
el médico hizo parte de la comisión que nombró la Academia Nacional de
ve l
Ja oria
Medicina para elaborar el Programa de Salubridad Pública. Siete años des- des
ria
pués presidió la X Conferencia Sanitaria Panamericana que se realizó en Bo- Bo
gotá. En 1945, Jorge Bejarano ocupaba el cargo de vicedirector de la Oficina
ad it
Sanitaria Panamericana de Washington. Su participación como higienista en
id Ed tempra
cargos y programas de gobierno le permitió llevar a la práctica lo que tempra-
namente anunció como su profunda convicción de que los grandes problemas
rs la
de profilaxia social que aquejaban la raza humana podían salvarse a través de
la tarea del médico moderno, como “soldado leal de la causa de la Higiene”,
ve e
(“Nues
1921 (“Sobre higiene”). Su visión del médico como funcionario social (“Nues-
Pr
na
tría y de la higiene en el país, cuatro aspectos se destacan: la preocupación
ve l
Ja oria
por el mejoramiento de la raza, la educación de la mujer-madre, la atención
ria
infantil y la nutrición.
ad it
id Ed
ell inicio: la educación física y el mejoramiento de la raza
rs la
El hecho de que el primer trabajo escrito de Bejarano, su tesis para optar
al título de Doctor en Medicina, lo dedicará al estudio la educación física
ve e
de 1913. Ese mismo año, en enero, Miguel Jiménez López había presentado
ante el Segundo Congreso Médico de Colombia, que se reunió en Medellín,
ifi pi
la ponencia titulada “La Educación Física como factor esencial de la rege rege-
neración de nuestras razas”. Jorge Bejarano había sido discípulo de Miguel
nt o
a
Pr
que abogan por afianzar los pilares de una antropología moderna en la cual
el niño adquiría un papel destacado. Así, ambos higienistas, pese a las nota-
nota
bles diferencias que expresaron sobre la consabida degeneración, consideran
que las etapas de la infancia, la adolescencia y la juventud deben ocuparse
en buena parte en realizar actividades físicas que garanticen el desarrollo de
los sistemas orgánicos y no recarguen el intelecto con tareas para las cuales
aún no están preparados. Esta consideración es la base tanto del estudio de
Bejarano sobre la educación física como de sus indicaciones sobre los métodos
más apropiados para formar una cultura física a lo largo de la vida escolar.
En su trabajo, Bejarano repasa los métodos gimnásticos en boga, sin
agregar novedades. Se trata, ya en este momento, de propiciar una cultura
higiénica, en este caso, mediante la educación física. En especial le interesa
la educación física escolar, en la que identifica tres campos: la gimnástica,
los juegos y los deportes. Adicionalmente se refiere a la educación militar y
alaba la organización de los Boy Scouts, que recientemente había iniciado
sus actividades en el país. Por último, le dedica unas páginas a la educación
na
física de la mujer en las que expone un punto de vista que sostendrá a lo lar lar--
ve l
Ja oria
go de su vida: que la educación de las mujeres en el país se trata con indife
indife-
ria
rencia en todos los campos, actitud que señala como motivo definitivo para
el atraso nacional. Ya anuncia Bejarano su visión de la mujer como factor de
ad it
civilización, a la vez que muestra insatisfacción con su situación en el país.
id Ed
El trabajo mismo sobre educación física no incluye ninguna novedad y
se concentra en presentar los métodos que por entonces tenían mayor acogida
rs la
para la práctica de la cultura física. De interés es el hecho de que ya muestra
con algún detenimiento su perspectiva acerca de la influencia de los ejercicio
ve e
principios acerca del tipo de movimientos que convienen a los niños y a los jó jó-
U ad
venes según la edad: de los cinco a los catorce, de los quince a los veinte y de los
veinte a los veinticinco. La convicción de que mediante la educación y la
ci ed
especialistas en el país.
na
sí persigue con la educación infantil–, la autonomía o la ciudadanía, sino para
ve l
Ja oria
formar una madre que lleve la felicidad al hogar sin caer presa de la clorosis y
ria
la histeria, que el joven atribuye a la quietud propia de la vida que llevan las
mujeres, especialmente en la ciudad (La La educación 116-7).
ad it
En 1920, inicia su segunda conferencia, dictada en el Teatro Municipal,
id Ed
a propósito de “los problemas de la raza en Colombia”, dirigiéndose a las mu
mu-
jeres. A ellas les recuerda la importancia de educarse para la maternidad y de
rs la
adoptar una cultura física que corrija la tendencia a la obesidad y mejore las
condiciones físicas de sus hijos:
ve e
ni d
céis, lo cierto es que ni en los detalles del vestir, del aseo o del comer, ni
en el empleo ordenado del tiempo, en cuya distribución se armonicen el
ifi pi
saludable entre las diferentes partes que constituyen vuestro ser, muestra
vuestra educación presente, tan elemental e imperfecta, el eficaz influjo
que ejerce en la mujer de países más civilizados. (“El problema” 216)
na
la mayoría de las mujeres, dice Bejarano, realizan la tarea de ser madres en la
ve l
Ja oria
más absoluta ignorancia (4). Este argumento es frecuente entre los colegas y
ria
los pensadores contemporáneos que se expresaron en torno de las funciones
de la mujer: pese a que su destino natural es la maternidad y aunque cuentan
ad it
naturalmente con el instinto materno, las mujeres desconocen las tareas de la
id Ed
crianza, y el médico tiene el deber de enseñárselas.
El libro de la maternidad (1924), escrito tras su regreso de París, explica
rs la
en forma de catecismo cómo atender, según los preceptos de la ciencia de la
salud corporal, los aspectos que conciernen a la tarea de “hacer del fruto de
ve e
sus entrañas el ejemplar auténtico de una raza o de un país que aspira a ver
ni d
en sus niños las más clara manifestación de vitalidad y cultura de sus ciuda
ciuda-
U ad
danos” (5). Mientras que el primer libro se ocupa de la crianza del bebé hasta
que comienza a caminar, el segundo incluye varios capítulos relativos a la
ci ed
educación del niño. Ya en este texto Bejarano muestra preocupación por que
en Colombia la infancia termina a los siete años mientras que en los países
ifi pi
europeos se es niño hasta pasados los veinte. Así mismo, en su defensa de una
infancia moderna que combine la escolarización con el juego y prolongue el
nt o
a
El niño hambriento debe ser alimentado; el niño enfermo debe ser asis-
tido; el niño retrasado en su educación debe ser alentado a proseguirla;
el niño desviado de la buena senda debe ser vuelto a ella; el huérfano y el
abandonado deben ser recogidos y socorridos.
El niño debe ser el primero en recibir socorros en toda ocasión de cala-
midad pública.
El niño debe ser puesto en condiciones de ganar la subsistencia, y ser
protegido contra toda clase de explotación.
na
ve l
El niño debe ser educado inculcándole el sentimiento del deber que tiene
Ja oria
de poner sus mejores cualidades al servicio de sus hermanos.
ria
Este primer paso para informar a las madres acerca del esfuerzo hecho
ad it
a lo largo del siglo XX por dar forma a la infancia moderna concentra buena
id Ed
parte de la labor pediátrica y política de Bejarano. Su interés por la madre
debe entenderse principalmente en ese ámbito, aunque también apoyó, ade ade-
rs la
más de la educación de la mujer-madre, el ingreso de las mujeres a la universi-
universi
dad y su participación en diversos campos de las ciencias y el arte.
ve e
que ha permitido, como ninguna otra, que afloren en la mujer atributos para
nt o
los hombres jóvenes para compartir con las mujeres, como camaradas, todos
los ámbitos de la vida.
Un año antes también había expresado su apoyo a la creación de con-
sultorios y clínicas prenupciales (“Los consultorios”) que cumplieran una
función educativa en relación con el matrimonio como parte de la labor de
higiene social encaminada a una lucha antivenérea, sin recurrir al Certificado
Médico Prenupcial contra el que se había expresado en el Primer Congreso
Feminista de 1930. Bejarano prefería encauzar los esfuerzos en la educación y
atención a la madre antes que desgastarse en controlar uniones matrimoniales
na
que, como él mismo lo indicaba, no eran comunes en el país. El tema de las
ve l
Ja oria
mujeres y la maternidad lo mencionó una vez más en el año de 1959, en el
ria
Primer Simposio Colombiano sobre Métodos Sicofísicos para el Parto Indo Indo-
loro, cuando exaltó la posibilidad que tendrían a partir de entonces la madre,
ad it
el padre y el hijo de saludar la vida con conciencia y emoción, al tiempo que
id Ed
se reducirían las tasas de mortalidad materna e infantil.
rs la
primero el niño
ve e
ni d
na
los menores delincuentes, expone las que considera las principales causas de
ve l
Ja oria
la delincuencia infantil. Tomando nuevamente distancia de los argumentos
ria
de Miguel Jiménez López, Bejarano le atribuye a la cultura la razón de la
criminalidad colombiana e indica que el médico es quien mejor está capacicapaci-
ad it
tado para conocer las causas del comportamiento contrario al orden social
id Ed
y para vencer el vicio. En este momento, en calidad de profesor de Higiene
y como miembro del Comité de la Cruz Roja Colombiana, considera que
rs la
“los médicos serán contados entre los doctores de la ley como lo son hoy
doctores de la medicina”. Con este horizonte en mente, Bejarano denuncia
ve e
los niños y las condiciones de reclusión garanticen una educación que los
aleje de los delitos, a la vez que exige una atención especial para niños que, si
ifi pi
... que no pude alcanzar fuese reformada en el Congreso del año 1931,
Po
na
infancia (“Reflexiones”). La cátedra de higiene debe entonces también anexar
ve l
Ja oria
escuelas de puericultura que formen a enfermeras y directoras de gotas de
ria
leche y salacunas, así como debe la Escuela de Medicina crear una cátedra de
higiene y enfermedades de la primera infancia.
ad it
Su principal preocupación de esta década se expresa también en el cuar cuar-
id Ed
to libro, Influencia del vestido y del zapato en la personalidad del individuo
individuo, pu-
blicado en 1936. Este texto, presentado en forma de conferencia el día 11 de
rs la
septiembre del mismo año, corresponde a la conferencia que Jorge Bejarano
dictó a propósito de la emisión, ese mismo día, de un decreto de la Alcaldía de
ve e
Bogotá, a cargo de Jorge Eliécer Gaitán, que disponía que los obreros muni- muni
ni d
nutrición
n
na
su lucha contra el consumo de chicha. En relación tanto con la maternidad y
ve l
Ja oria
la crianza como con la educación del niño, la delincuencia y las toxicomanías,
ria
Bejarano insiste en que una alimentación adecuada es un factor esencial para
demostrar el sinsentido de afirmar una degeneración racial. A una alimenta
alimenta-
ad it
ción adecuada le atribuye, entre otras, la potencia de aumentar la capacidad
id Ed
craneana y de neutralizar los efectos de las toxicomanías.
En su proyecto de crianza, la leche materna tiene un lugar central, e in in-
rs la
vita a las madres a no recurrir a los sustitutos artificiales que ya por entonces
ofrece la publicidad y abundan en el mercado. Bejarano desataca también lo
ve e
con gran interés en los años 40. Su quinto libro, Alimentación y nutrición en
Colombia (1941), se publica, como aquellos que destinó a las madres, animado
ifi pi
na
otro interés al que dedicar varios de los textos de las últimas décadas de su
ve l
Ja oria
vida: el empobrecimiento del indio, su miseria, subalimentación y alcoho alcoho-
ria
lismo, causados por el despojo de sus tierras y cultivos tras la conquista. En
el trabajo de 1941 (Alimentación), ), el autor presenta un texto de divulgación
ad it
sobre los aspectos fundamentales de la ciencia de la nutrición, donde, apoyado
id Ed
en estadísticas, cuadros y tablas, explica los procesos primordiales asociados a
la nutrición, la función de los nutrientes y el valor nutritivo de los principales
rs la
alimentos consumidos en el país, su composición química y el valor calórico
y vitamínico de diversos productos. Adicionalmente, se refiere a la influencia
ve e
y psíquica (104).
U ad
también con el crimen. La derrota de un vicio (1950) muestra los diversos as-
Pr
na
prensa escrita, y cuyos efectos para tratar problemas renales, gordura, debili-
debili-
ve l
Ja oria
dad, enfermedades venéreas, nerviosismo o trastornos sexuales eran cuestio-
cuestio-
ria
nables (“El Estado”).
En 1952 se publicaron dos libros de su autoría relacionados con su es es-
ad it
fuerzo por erradicar los cultivos y el consumo de hojas de coca: Una visión
id Ed
histórico-social del problema y Nuevos capítulos sobre el cocaísmo en Colombia
Colombia.
Además de hacer un esbozo histórico del consumo en Perú, Bolivia, Ecuador
rs la
y Colombia, Bejarano fundamenta su argumento en el efecto fisiológico de la
coca sobre el apetito y, por tanto, en el daño que ocasiona en la nutrición. En
ve e
se habían tomado con este propósito entre 1937 y 1941 (Resolución 313 del
Departamento Nacional de Higiene; Resolución 25 de 11 de febrero de 1938
nt o
a
***
Po
na
carácter político de la medicina y de la manera como los médicos desempe-
desempe-
ve l
Ja oria
ñaron un papel central en el pensamiento colombiano del siglo XX.
ria
ad it
obras citadas
id Ed
Abel, Christopher. Ensayos de Historia de la Salud en Colombia 1920-1990
1920-1990. Bogotá:
rs la
Universidad Nacional de Colombia - Iepri; Cerec, 1996. Impreso.
Aguirre, Carlos y Carmen Mc Evoy. “Introducción”. Eds. Carlos Aguirre y Carmen
ve e
Impreso.
ifi pi
na
enfermedades venéreas”. Revista de la Facultad de Medicina 3.11 (1935): 670-4.
ve l
Ja oria
Impreso.
ria
. “Nuestra enseñanza médica”. El Gráfico Bogotá 54.536 (1921). Impreso.
. Nuevos capítulos sobre el cocaísmo en Colombia.
Colombia. Bogotá: Minerva, 1952.
ad it
Impreso.
id Ed
. “Reflexiones a propósito de la mortalidad infantil”. Revista de la Facultad
de Medicina 1.8 (1933): 611-3. Impreso.
rs la
. “Sobre higiene”. El Gráfico (Bogotá) 54.541 (1921). Impreso.
. Una visión histórico-social del problema.
problema. Bogotá: Prensas de la Universi
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