Está en la página 1de 6

La Miseria

de Emilio Carballido
(fragmento)

(…)

NOÉ y PATRICIA salen del bar; Noé no duda para donde ir.la
LIMOSNERA

LIMOSNERA: (Pide ininteligiblemente. Sólo se oye una especie de quejido.)

Él sigue como si la mujer no existiera. Van a salir hacia su


derecha, PATRICIA detiene a NOÉ.

PATRICIA: Ay, oye, ¿no traes feria? Dale a la señora, pobrecita.

NOÉ: No traigo.

PATRICIA: ¿Como no vas a traer? (Se regresa, buscando en su bolsa de mano.)

NOÉ: Tenga. (Le da una monedita, en el momento en que Patricia está dándole un
billete.)

LIMOSNERA: ¡Dios la ha de bendecir, señorita! ¡Dios se lo ha de


pagar! (Se va.)

NOÉ: ¿Le diste veinte pesos?

PATRICIA: Pues sí. No tenía menos.

NOÉ: Qué barbaridad.

PATRICIA: Oye, acabas de gastar en tonterías y te asombras de que le


dé veinte pesos a esa mujer. (Pasa de largo a Noé.)

NOÉ: Les das dinero y no se va a acabar nunca la mendicidad.

PATRICIA: (Se voltea hacía él) ¿Y a mi qué me importa la mendicidad? Me


importa esa señora. Que el gobierno cree trabajos, o
pensiones para indigentes: si me piden, les doy. Que coman
algo.

NOÉ: ¡Comer! Lo querrá para trago y vicios.

PATRICIA: (Es notable que no está cómoda con sus tacones) Si están en la
miseria, con más ganas querrán beber.

NOÉ: Pues por eso no progresan, por viciosos.


PATRICIA: Tú y yo acabamos de beber como maniáticos, ¿eh? Mírate los
ojos de borracho que tienes.

NOÉ: No estoy borracho, y si estuviera, lo pago con mi dinero, que


gano con mi trabajo.

PATRICIA: Y ella lo va a pagar con su dinero que se ganó. (Camina hacia


la banca)

NOÉ: (Siguiéndola) Con el tuyo.

PATRICIA: Con el de ella: ya se lo di, ya es de ella. Se lo ganó


pidiendo, trotando de un lado hacia otro. Es más de lo que
tú haces en tu oficina.

NOÉ: Mira, Patricia, no hay que ponerse a discutir por todo. Hemos
estado muy contentos, ¿no? (sube el pie a la banca y se amarra los
cordones)

PATRICIA: Hemos es mucha gente.

NOÉ: ¿No has estado contenta?

PATRICIA: Pues mira, me chocan los que no saben tratar a los demás,
¿eh? Y tú quién sabe quién te crees que eres… Sí estaba yo
contenta, pero primero te pones insolente con el mesero,
luego con esa pobre señora… ¡Le diste cincuenta centavos!

NOÉ: No tenía cambio.

PATRICIA: Pues dale cinco pesos, ¿no? ¡Caray!

NOÉ: (Furioso) ¿Quieres que le dé cinco pesos? está bien. Se los voy a
dar. ¡Señora! Venga. ¡Venga, le digo! Tenga, ande. ¡Venga para
acá! Carajo…

Viene la LIMOSNERA. Él se rebusca en las bolsas. Le da una moneda.

LIMOSNERA: Ay, señor, Dios se lo pague. Gracias, señorita gracias. La


Santísima Virgen los cuide y les precie su bondad.

NOÉ: (Sarcástico.) De nada, de nada.

La LIMOSNERA se aleja.

NOÉ: Ya. Le di diez pesos. ¿Estás contenta? (Volteando hacia ella)


PATRICIA: Estoy conmovida de tanta generosidad. ¡Diez pesos! ¡Y con
tan buen modo! Vas a arruinarte y la señora va a vivir un
mes con tus diez pesos. Vámonos. (Se para)

NOÉ: Vámonos.

Caminan hacia diferentes direcciones.

NOÉ: (Deteniéndose y volteándola a ver) Es para acá.

PATRICIA: ¿No me decías hace un momento que era para allá?

NOÉ: No, no te decía.

PATRICIA: Mira, no tengo ganas de caminar como babosa. Ve por el


coche y aquí te espero.

NOÉ: ¿Cómo vs a esperarme aquí sola? ¿Y en esta calle?

PATRICIA: ¿Qué tiene esta calle?

NOÉ: Esta zona está llena de malvivientes. Como aquí viene el


turismo…

PATRICIA: ¿Ah, sí? ¿Y por qué me trajiste entonces?

NOÉ: Bueno, siempre nos gustó venir aquí, ¿no? (Una muchacha sale del
bar) Sola no te dejo: vienes conmigo. Anda, vamos al coche.

PATRICIA: Dije que aquí te espero. Ve tú.

NOÉ: (Con incomodidad por la presencia de la muchacha) No pienso - dejarte -


sola.

PATRICIA: Pues yo - no voy - a buscar - el coche.

NOÉ: Está bien. Vamos a tomar un taxi que nos lleve adonde está el
coche.

Ella se encoge de hombros. Él busca un taxi… Ve uno.

NOÉ: !Taxi!

Sale corriendo tras el taxi. Patricia ve con la chica que salió del bar y
se sonríen, coquetean.

Él regresa.

PATRICIA: ¿Qué pasó?


NOÉ: ¡Quería treinta pesos! Por tres o cuatro cuadras. ¡Son unos
ladrones! Para eso hay un precio permitido.

PATRICIA: Con lo permitido no les ha de alcanzar para vivir, ¿no


crees?

La chica se vuelve a meter al bar. Viene la LIMOSNERA y les tiende la mano.

LIMOSNERA: (Murmullo quejumbroso)

NOÉ: ¿Ni siquiera se acuerda de que acabamos de darle? ¡Dos veces!


¿Eh? ¡Todavía viene a pedir de nuevo! Qué poca vergüenza. Lárguese de
aquí.

Se levanta de la banca. La mendiga se va, sin prisa.

PATRICIA: ¿Por qué le estás gritando a la señora? ¿Qué te has


creído?, ¿que la calle es tuya? No se vaya, señora, no le haga caso a
este imbécil. Venga usted, tenga. (Le da otro billete de veinte) Y perdone
que haya gente así.

LIMOSNERA: ¡Dios la ha de bendecir, señorita! ¡Dios la ha de premiar!


(Se va)

NOÉ: (La toma por el brazo, pero la suelta inmediatamente cuando pasa un tipo por
la calle) ¿Por qué me dices imbécil?

PATRICIA: Yo no te he dicho nada: yo hablaba con la señora.

NOÉ: Sigue dándole, para que no se nos despegue.

PATRICIA: Pues anda pidiendo la pobre, de un lado a otro, no se ha de


acordar quién le da y quién no.

NOÉ: A los cinco minutos va a volver la vieja sinvergüenza.

PATRICIA: Noé, hay una miseria horrorosa. La gente se muere de


hambre. Cada quien se defiende como puede.

NOÉ: Pues por eso has de haber cenado tanto y con tantas ganas,
¿verdad? Por la miseria.

PATRICIA: ¿Que dijiste?.

NOÉ: No, perdón, no quise decir eso. pero no sabes lo que hablas. Ya
vámonos de aquí. Ahí viene un taxi. ¡Taxi! (hace la parada al taxi)
PATRICIA: Cómo crees que voy a hacerte gastar en un taxi. Son tan
caros. Vámonos a pie, ya te hice gastar mucho. (pasa de largo a Noé hacia
la izquierda del escenario)

NOÉ: ¿A ti qué te pasa? ¿Qué tienes ahora conmigo? (jalándola del brazo)

PATRICIA: ¡Suéltame el brazo, estúpido! ¡Ya me lastimaste, imbécil


éste! (logra safar su brazo) ¡Lárgate de aquí, nomás para eso sirves,
para maltratar mujeres! (él quiere volver a acercarse a ella) ¡Quítate,
quítate! (haciéndose para atrás y pegándole con la bolsa) Yo voy a tomar ese
taxi y a largarme sola. ¡Taxi! (levantando su mano en señal de parada) ¿Ya
ves, imbécil! Ya se fue, por tu culpa.

NOÉ: ¡Pero Patricia, por favor!

PATRICIA: ¿Por favor qué? ¿Por favor qué? (pegándole con el bolso)

NOÉ: ¡Estás borracha! ¡Eso es lo que te pasa!

PATRICIA: Insúltame, estúpido. Insúltame. Borracha, ¿no? Tan fácil


decírmelo. Mejor dime puta, anda, dime puta. !Pesado, pendejo
insoportable! (él quiere volver a establecer contacto con ella) !No me toques
porque grito!

NOÉ: ¡Estás loca, no entiendo qué te pasa! ¡Vete al carajo! (sale


hacia la izquierda del escenario)

PATRICIA: ¡Estúpido, pendejo, imbécil! ¡Me dejas aquí sola! Ya verás


lo que voy a contarles el lunes en la oficina… Ya verás… ¡Taxi!

(Ella se va triste y cabizbaja a sentarse a l banca; ya sentada busca en su bolso)

PATRICIA: Ya no tengo dinero… (voltea a ver a la LIMOSNERA)

(Entra NOÉ y se acerca lentamente a ella)

NOÉ: Paty, ¿nos vamos? (ella asiente con la cabeza y se levanta)

NOÉ: ¿Ya estás mejor? (levantándole la cara con sus dos manos)

PATRICIA: Ya. No sé que me pasó.

(La LIMOSNERA se acerca pidiendo de nuevo)

NOÉ: ¿Le doy?

PATRICIA: No. Ya no le des.


(Se van caminando por la izquierda del escenario; la LIMOSNERA los sigue con la
mirada desde donde está parada)

LIMOSNERA: Vieja puta: quiere que todo se lo den a ella

TELÓN

También podría gustarte