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dúctilmente se acomoda a las exigencias aportado no sólo las bien conocidas Kiss restringir su capacidad de reproducción

Tom Stoppard,

Shakespeare
reloaded
de los tiempos y entornos en que se le Me Kate, de Cole Porter y Sam y Bella y mutación. Shakespeare simplemente
aborda —como lo hace aún en nuestra Spewack, basada en La fierecilla doma- no puede estar condenado a ser un solo
era— su obra bien podría haberse dilui-
do en la indiferencia del tiempo y nunca
da, así como West Side Story, basada en
Romeo y Julieta, de Stephen Sondheim,
Shakespeare. Como bien dijo Juan Vi-
lloro en un ensayo cuyo origen también Heiner Müller
habernos alcanzado con el vigor que hoy
tiene. Ese vigor no decae desde entonces,
Leonard Bernstein y Arthur Laurents,
sino también las menos conocidas The
está en Shakespeare, citando la extraor-
dinaria traducción de Hamlet de Tomás
Palpable
y Héctor Mendoza:
tres maneras
y se ha manifestado en cualquier cantidad Boys from Syracuse, de Richard Rodgers y Segovia (quien al verter el manido “To be

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de direcciones, como antes indiqué.
El espacio es demasiado justo para
hacer crónica de los innumerables ejem-
plos que desde el siglo xix prologan las
Lorenz Hart, basada en La comedia de los
errores; Two Gents, de John Guare y Mel
Shapiro, basada en Los dos caballeros de
Verona; y Your Own Thing, un musical-
or not…” pareciera haber prestado más
atención al marginado texto de 1603 que
al sacralizado de 1604 o 1623): “de eso se
trata”, o “aye, there’s the point”.
de palabra
de no ser Hamlet
adaptaciones del xx y xxi, apenas refe- rock escrito por Donald Driver, Hal Julia Gaytán Duque
Alberto Villarreal
ridas al principio de este artículo. Baste, Hester y Danny Apolinar sobre la base de Alfredo Michel. Doctor en literatura, ca-
como botones de muestra, mencionar que Noche de Reyes. tedrático de la unam, miembro del Sistema
Nacional de Investigadores, maestro invitado ¿Qué caracteriza a la adaptación dramática del personaje, la acción, el arte, la puesta en esce-
el primer Hamlet enteramente de origen Si a todo ello sumamos la cantidad na, la identidad del artista. En un lapso de menos
de diversas instituciones académicas, teatrales de las obras de Shakespeare en el siglo xx?
mexicano, realizado en 1886 por Manuel de óperas, performances, ballets y espec- y cinematográficas, y único miembro hispa- de 20 años (de 1966 a 1983), estos tres autores,
Pérez Bibbins y Francisco López Carva- táculos de ballet-teatro, así como la cre- Julia Gaytán examina tres reinvenciones de Hamlet.
noamericano de la International Shakespeare con sus distintas nacionalidades, cargadas de sus

L
jal, fue de hecho más una reescritura de la ciente ola de unipersonales que conjugan Conference. Traductor y adaptador de drama- particulares referentes históricos, y sus vivencias
a historia de la recepción de las tarde la televisión quienes operen una de
obra shakespeareana que una traducción múltiples papeles y enfoques, hallaremos turgia en lengua inglesa, en especial de Shakes- culturales de la obra shakespeareana van a coin-
obras de William Shakespeare se las transformaciones de la obra de Shakes-
estricta; que el siglo xix norteamerica- verdad en que Shakespeare no se reduce peare. Ha participado en múltiples congresos cidir en que ha llegado el momento de empezar a
sobre teatro y traducción y ha publicado libros encuentra profundamente relacio- peare que mayor tinta han generado: del
no produjo crueles parodias racistas de a especulaciones biográficas ni a senten- hablar sobre aquello que Hamlet no es.
y artículos en numerosas colecciones y revistas, nada con la historia de la adaptación. Al lenguaje visual del teatro al de la pantalla.
Otelo por docenas, o que Broadway y la cias vanas que presuman definirlo, sea Rosencrantz y Guildenstern han muerto fue el
en México y el exterior. mismo tiempo que es admirada, su obra Pero si bien gran parte de la teoría actual
tradición del musical del siglo xx han para negar su existencia humana o para primer éxito teatral de Tom Stoppard. Nacido en
suscita inconformidad, una profunda ne- de la adaptación está fundada en el análi-
cesidad de transformar, de perfeccionar, de sis cinematográfico, la cultura no cesa de Zlín, Checoslovaquia, en 1937 con el nombre de
Violeta Sarmiento e Ignacio López Tarso en la reciente puesta en escena de Teatro unam Tomáš Straussler, la Segunda Guerra Mundial
de La tempestad —considerada la última obra de Shakespeare—, bajo la dirección de adecuarla a los nuevos públicos y lectores. relacionarse con su obra, de reinventarla
Salvador Garcini, en traducción y adaptación de Alfredo Michel. © Andrea López. La época de la restauración fue pródiga en en la literatura, la representación teatral, obligó a su familia a desplazarse a Singapur y a la
reescrituras shakespeareanas, a las cuales la pintura, el cómic, el videojuego… Cada India para después establecerse definitivamente
la crítica suele identificar como apropia- manifestación de influencia es una cons- en Inglaterra. Cuando Rosencrantz y Guildenstern
ciones. Diferenciándose de la adaptación, trucción de definiciones particulares so- es montada por el National Theatre en 1967 (la
para Julie Sanders la apropiación “frecuen- bre quién es William Shakespeare y qué obra había sido estrenada un año antes en el Fes-
temente realiza un camino más decisivo, aspectos de su obra no se consideran sufi- tival Alternativo de Edimburgo) y posteriormen-
desviándose de la fuente que la influye y cientemente explorados. Sus variables son te llevada a Broadway, Stoppard se convierte en el
yendo hacia un producto y un ámbito cul- tantas que incluso el propio término de dramaturgo más joven a quien hubiera puesto en
tural completamente nuevos” (Sanders, adaptación resulta insuficiente.1 escena la compañía. La trayectoria de esta obra
2006: 26). Sin lugar a dudas, una de las Un rasgo que particularmente distin- continúa tiempo después con el estreno de su
más recordadas es la adaptación hecha gue a la adaptación dramática del siglo versión cinematográfica en 1990, su reposición
por Nahum Tate, La historia del rey Lear, xx es el uso de un mecanismo de aproxi- por el National Theatre en 1995 y una versión
donde la tragedia deja de serlo y alcanza mación y distanciamiento. Por un lado, radiofónica hecha por la bbc en 2007, como con-
un final feliz: Lear no muere y Cordelia el dramaturgo desea mostrar la cara de memoración de su 70º cumpleaños.
contrae matrimonio con Edgar. Tal fue Shakespeare que desde su ángulo alcanza En la tragedia de Hamlet los personajes de
su aceptación, que la obra de Tate susti- a observar, pero no se contenta con reali- Rosencrantz y Guildenstern poseen un desarro-
tuyó durante 150 años al texto original de zar una mera reproducción, su búsqueda llo dramático muy limitado: el rey Claudio no
Shakespeare. En la literatura británica del es la de una creación propia, donde el tex- sabe distinguir uno de otro, fallan en su tarea de
siglo xix se escribieron obras “a la manera to original ha sido necesario para generar- averiguar las verdaderas causas del cambio aními-
de Shakespeare” que no estaban destina- la mas no indispensable para su recepción. co del príncipe Hamlet y su muerte se produce
das a ser representadas, los llamados closet En obras como Rosencrantz y Guildenstern fuera de escena, cuando ya no hay nadie vivo para
dramas, como The Cenci, de Shelley; Man- han muerto de Tom Stoppard, Máquina- escuchar su anuncio, acentuando de esta manera
fred, de Byron; King Stephen, de Keats; Hamlet de Heiner Müller y Hamlet, por su futilidad. Al comienzo de la obra de Stoppard
Queen Mary de Tennyson; Luria de Ro- ejemplo de Héctor Mendoza, el distancia- los dos personajes juegan a lanzar una moneda al
bert Browning; Mary Queen of Scots, trilo- miento se manifiesta en el discurso de la aire, la cual cae siempre en cara, a pesar de que ya
gía escrita por Swinburne. negación, desarrollado como la negación ha sido lanzada 97 veces. La historia contada en
Después de haber pasado por la alte- Hamlet, y en general toda propuesta dramatúrgi-
ración de sus argumentos para complacer 1
Algunos de los términos propuestos por la ca, puede comprenderse como una moneda don-
al gusto de la época y por la recuperación crítica se pueden consultar en: Modern Shakes- de, por un lado, está todo aquello que pasa sobre
de los aspectos narrativos y poéticos de sus peare Offshoots (Cohn, 1976: 3), Shakespeare and la escena (el Hamlet escrito por Shakespeare) y
the Victorians (Poole, 2004: 2), Adaptation por el otro, se encuentran todos aquellos sucesos
dramas, en el siglo xx serán el cine y más
and Appropriation (Sanders, 2006: 3). que no están a la vista del espectador, pero que

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es ausencia, un hombre que no vuelve. A Robert Wilson. En castellano, la versión Por gente a quien mi drama no

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Guildenstern y Rosencrantz se les han del grupo argentino El Periférico de Obje- interesa, para gente a quien mi
negado una serie de cosas: la identidad, tos (1995) se ha convertido en uno de los drama no le dice nada. A mí tam-
poco me interesa ya. Yo no juego
puesto que incluso para ellos mismos es referentes obligados al hablar del impacto
más. (Ibid., 75-76.)
difícil distinguir quién es quién, la auto- de la obra de Müller en América Latina.

Palpable
determinación, para poder cumplir con “Los gallos han sido degollados. No ha-
su función dramática, y la muerte, puesto brá más amanecer” dice “quien fue Hamlet”
que en Hamlet es un anuncio, en la obra tras hacer la descripción del funeral trans-
En la negación por abandono,
algo queda de ese drama, aunque
a nadie importe: imágenes des-

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de palabra
de Stoppard simplemente se van diluyen- formado en un festejo de canibalismo y
do hasta desaparecer. Y si Rosencrantz y obscenidad. Las obras de Shakespeare, su
Guildenstern no pueden terminar con su discurso, las metáforas que a partir de ellas
existencia, ¿puede Hamlet hacerlo, acabar se dispersan, se mezclan con la historia:
angradas, decorados que alguien
ajeno ha montado, programas de
televisión sin sonido. Es la expre-
sión de lo que, al final de la histo-
con su vida, con la vida del drama y con Alberto Villarreal
la “Arrastro mi pesado cerebro como ria, queda de la obra de Shakes-
historia? Heiner Müller intuye que sí. una joroba / payaso número dos en peare: un molde hueco si el sen-
HamletMaschine, que en castellano se la primavera comunista”. Los gallos tido se pierde a través de la inacción. Es
suele traducir como Máquina Hamlet, no han sido degollados, las posibilidades de por eso que el único tiempo posible, si el
es de ninguna manera una obra en la que que el alma del padre descanse, también. drama fuera todavía posible, sería la época
se puedan dar por sentado sus significados. Hamlet se muestra sujeto a los designios de la sublevación: “Mi sitio, si mi drama
Si bien en la época en que fue estrenada de la obra, presagia el asesinato de Polo- todavía tuviera lugar, estaría en ambos
los referentes históricos y la crítica al co- nio. Preferiría una muerte poco honorable, lados del frente, en medio de los frentes,
munismo encaminaron su interpretación, como la caída de una banqueta estando en por encima” (ibid., 76). El dinamismo de
su estructura abierta ha provocado una una taberna, antes que continuar con la re- la revuelta social, la confrontación de un
variedad de lecturas que la siguen mante- presentación. Como una posibilidad para poder asumido y la inconformidad de las
niendo vigente, como montajes en que las rescatar la virtud de Gertrudis, declara masas sería la vida verdadera de su drama.
acotaciones se transformaron en parte del Hamlet: “Te haré de nuevo virgen, madre, Sin la sublevación, el texto cae en el olvido,
diálogo, en que los personajes de Hamlet para dar a tu rey una boda sangrienta. El los actores abandonan, el espectador es un
y Ofelia son interpretados por un mismo vientre de una madre no es calle de cadáver.
actor. Llama la atención que poseyendo sentido único” (Müller, 1987: 74).
Ya no quiero comer beber respirar amar a
Gary Oldman en Rosencrantz y Guildenstern han muerto, en la versión cinematográfica (1990) de la obra de Tom Stoppard.
Este primer acto de una mujer a un hombre a un niño a un ani-
HamletMaschine es una mal nunca más. Ya no quiero morir. Ya no
se presupone pasan o bien se escuchan re- no cuentan con ningún indicio sobre hacia de que simplemente disfrute haciéndolos negación tan tajante que a quiero matar.
ferencias a ellos. Esa cara de la moneda es dónde avanzan. De hecho, aguardan sin pasarlo mal, en la indeterminación. su paso va destruyendo los
Se rasga la fotografía del autor.
una especie de no-Hamlet. ser completamente conscientes de ello.2 Los actores de la compañía que repre- eufemismos, mostrando a
(Ibid., 77.)
Muchas historias pueden escribirse a Cuando no están participando en la obra senta en el tercer acto de Hamlet la obra través de un velo desgarra-
partir del negativo de cierta obra, pero lo de Shakespeare, el espacio se vuelve inde- La ratonera, con quienes Rosencrantz y do, de manera sangrienta, El rompimiento con la imagen del au-
que captura la atención en el texto de Sto- terminado, el tiempo no solamente pare- Guildenstern se encuentran antes de lle- la resistencia de Hamlet a tor, que ya puede tanto ser Müller como
ppard es la propuesta de que esa otra parte ce no avanzar, parece que jamás hubiera gar a Elsinore, representan la renuncia ser, al hecho de haber sido Shakespeare, representa la última ruptura
de la historia, la otra cara de la moneda, existido y el futuro es un inquietante déjà voluntaria a la identidad para poder trans- concebido. Sin embargo, con aquello que hacía a Hamlet ser Ha-
podría simplemente no existir. Cuan- vu. La falta de una acción determinada, un formarse en otros sobre la escena: Hamlet, como personaje, mlet. Liberado de toda relación con lo hu-
do Guildenstern intenta saber de dónde espacio y tiempo definidos son, en pocas no está hecho para em- mano se transforma en una máquina que,
Actor: Somos actores… Hemos hipote- prender la destrucción. empuñando el hacha de Raskólnikov, corta
vienen y hacia dónde deben dirigirse, re- palabras, la negación del hecho teatral. cado nuestras identidades, confiando que
flexiona: Guildenstern parece intuir su naturaleza En el siguiente acto será la cabeza de los héroes comunistas, Marx,
en las triquiñuelas de nuestro comercio, al-
como personaje dramático, sujeto a cier- guien nos miraría. Y después, poco a poco, Ofelia, representación del Lenin y Mao y desata la Época Glaciar.
Guil: Prácticamente, empezar de cero… suicidio femenino, quien En la última escena, el monólogo de
Un despertar, un hombre a caballo aporrea tas reglas de la representación, como es nadie. Estamos atrapados, abandonados sin
recursos en una playa desierta. Hubo que Samuel Barnett y Jamie Parker como Rosencrantz y lo transforme en una ca- Ofelia se mezcla con Lady Macbeth y anu-
las ventanas, grita nuestros nombres en el que todo lo que pase en escena debe tener Guildenstern, en una puesta en escena dirigida por
alba inminente, un mensaje, una citación… una razón de ser. Presintiendo esta natu- esperar al largo monólogo del asesino para
Trevor Nunn (2011). © Catherine Ashmore.
ricatura de ella misma al la la última posibilidad de creación y vida.
Un nuevo récord a cara o cruz. No nos conseguir que alguien nos mirase. (Sto- dejarle tomar sus vestidos y Mientras es embalada, cancela cualquier
raleza, su existencia en la obra no puede ppard, 1969: 56)
han… arrancado de la cama…; simplemen- una estructura abierta una de sus posibles darle una máscara de puta. Hamlet utiliza expectativa de maternidad: expulsa el es-
ser incidental: o están ahí para hacer algo o
te para abandonarnos…, dejarnos perdidos Pero incluso al sacrificar su identidad lecturas es precisamente la búsqueda del esta identidad para arrasar el Espacio 2: so- perma recibido, convierte la leche de sus
Shakespeare ha cometido un error. O pue-
y tener que encontrar a tientas nuestro ca- por una identidad actoral, cuando no hay fin de la sobreinterpretación. lamente quien puede dar la vida será capaz pechos en veneno, absorbe en su vientre el
mino… Tenemos derecho a alguna direc- 2
En el tema de la espera en Rosencrantz, la Heiner Müller (Eppendorf, Sajonia, de llevar la destrucción. mundo que ha parido: “Abajo la felicidad
un espectador presente para observarlos
ción… Me parece. (Stoppard, 1969: 23.) crítica literaria coincide en que se encuentra in- 1929-Berlín, 1995) escribe en 1977 Má- Aparece el Intérprete de Hamlet de la sumisión. Viva el odio, el desprecio,
fluenciada por Esperando a Godot, de Samuel
la escena no puede desarrollarse. Es decir,
Rosencrantz y Guildenstern van en ni siquiera la no-identidad es algo a lo que quina Hamlet, pero no se estrena sino y dice: la sublevación, la muerte. Si cruzo vues-
Beckett. Michael Scott, autor de Shakespeare hasta dos años después bajo la dirección
efecto en dirección de su muerte, pero a and the Modern Dramatist (Scott, 1989: 13), puedan optar libremente. Guildenstern tros dormitorios con cuchillos de carnice-
Yo no soy Hamlet. No juego ya ningún
diferencia de Hamlet que por revelación apunta que para el mismo Stoppard la influen- critica la idea del actor de que la muerte de Jean Jourdheuil, en el Teatro Gérard ro sabréis la verdad” (Ibid.). Ofelia / Lady
papel. Mis palabras ya no tienen nada que
del fantasma de su padre sabe que debe cia de Beckett no viene únicamente de su pro- puede ser representada: no es un cuerpo Philipe en Saint Denis, cerca de París. Po- decirme. Mis pensamientos chupan la san- Macbeth niega también con esto la fecun-
tomar el camino de la venganza, aunque ducción dramática, también identifica rasgos que desfallece, una manifestación de sín- siblemente la puesta en escena más recor- gre de las imágenes. Mi drama ya no tiene didad de la obra. No más interpretación,
para ello dará unos cuantos rodeos, ellos de sus novelas. tomas que lo dejan inmóvil. La muerte dada de la obra es la que en 1986 realizara lugar. Detrás de mí se monta el decorado. no más representación si para lo único

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que servirá será para mantener el estado de México, 2010), las cuales se desarrollan momento dogmáticas. El proyecto actoral

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de bienestar, el confort, el conformismo. en ambientes relacionados con el teatro: de Mendoza no consiste en la revelación,
La decisión radical de Müller lleva la la escuela, la lección, el ensayo, el casting. sino en el desarrollo de las capacidades de
negación del contexto en que se interpre- Formalmente se trata de obras metatea- análisis para que cada cual pueda tomar
ta la obra hasta el extremo de destruirla trales en las que Mendoza expone desde una decisión propia. Los puntos de vista
por completo, exterminarla hasta su raíz
para que no vuelva a germinar. Aquí no
se contemplan las limitaciones que el dra-
la escena sus teorías de la actuación, la di-
rección escénica, la relación entre actor y
texto, y la articulación entre el arte teatral
de la crítica literaria comienzan a surgir y
a chocar con el proceso de circunstancia-
ción del personaje y con la realidad textual.
Palpable
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maturgo pueda imponer, como se ha visto
en Rosencrantz y Guildenstern han muerto:
el Hamlet / Ofelia es un personaje con la
fuerza suficiente para romper la imagen
y la teoría literaria.
La obra comienza con tres actores (Ma-
bel, Jorge y Josefo) aguardando para hacer
una prueba con el director para un nuevo
Aunque a lo largo de la obra varios concep-
tos son confrontados (destino, tragedia,
presencia, energía, adecuación), su dinámi-
ca es más o menos la misma: en la balanza
de palabra
del autor. Negar la vida del personaje, montaje de Hamlet. Como en Stoppard, de la razón y la intuición, la interpretación Alberto Villarreal
negar la vida de la obra… ¿Queda algo? aparece una vez más la temática de la es- del texto se inclina por aquello que logre
Probablemente sí, porque quedan en pie pera, pero en este caso, y tal vez incluso convencer al actor, que le permita tener la
todas esas construcciones hechas alrede- sin quererlo, los actores aprovecharán el seguridad necesaria para poder enfrentarse
dor de la obra, que se adhieren a ella como tiempo para hacer un repaso de algunas de al público, único elemento que no está bajo
un parásito, las comodidades, los espacios las ideas preconcebidas sobre la tragedia su control. Sin embargo los personajes no
que dan la sensación de formar parte de de Hamlet con las que el actor debe lidiar: parecen del todo convencidos de ello, insis-
Hamlet, pero que en realidad son antesa- desde el aspecto físico que se le atribuye, las ten en que es culpa de los propios actores
las, edificios anexos. Héctor Mendoza rea- limitaciones de género (¿puede una mujer el hecho de que el público tenga “atrofiado”
liza en Hamlet, por ejemplo un repaso de interpretar su papel?), los rasgos de carác- el gusto. Es en este punto donde se vuelve
ellas y de cómo afectan específicamente el ter ligados a un semblante determinado. más evidente su afán de control, asumien-
trabajo del actor. A medida que avanza el diálogo otros do que realizar una buena actuación es
Hamlet, por ejemplo, estrenada en aspectos van surgiendo como el concep- su forma de educar al espectador, aunque
1983, forma parte del conjunto de obras to de tragedia y destino y si Hamlet es como lo habían señalado al principio, éste Puesta en escena de Máquina Hamlet de la compañía colombiana Teatro Hora 25. © Sandra Zea.
llamadas “pedagógicas” de Héctor Men- capaz de controlarlo. Las discusiones pue- no manifiesta interés en educarse.
doza (Apaseo, Guanajuato, 1932-Ciudad den llegar a ser acaloradas, pero en ningún Los actores que han comenzado la sonajes excesivamente complejos e irrecon- Máquina Hamlet y Hamlet, por ejemplo Egolf y Sefa Bernet, Primer Acto. Cuader-
obra, siendo un actor cualquiera asistiendo ciliables. El diálogo continúa y descubren regresan transformadas, dispuestas a de- nos de Investigación Teatral, 221, noviem-
Máquina Hamlet de Heiner Müller, versión y dirección de Martín Acosta, examen de tercer año bre-diciembre.
a un casting, desarrollan la discusión hasta que no habrá manera de lograr convencer- volver el golpe.
de las licenciaturas en Actuación y Escenografía, Generación 2008-2012. Temporada Académi- Partida Tayzan, Armando, 1997, “Aspectos
ca 2011 de la Escuela Nacional de Arte Teatral, Teatro Salvador Novo. En la foto, de izq. a der., tal punto que llegan a mostrarse como per- se unos a otros. Dice Mabel: “¡Pero no es
formales de la escritura dramática mexica-
Pablo Martínez, Gonzalo Guzmán y Carlos Huber Ocampo. © Fotografía de Sharon Herrera. posible no tomar posición! ¡El que decide Bibliografía
na”, Latin American Theatre Review 31 (1):
no tomar posición, ya ha tomado alguna, Cohn, Ruby, 1976, Modern Shakespeare Offs- 91-98.
aun a su pesar!” (Mendoza, 1992: 80). hoots, Princeton University Press. Poole, Adrian, 2004, Shakespeare and the Victo-
Hamlet, como puesta en escena, no es so- Colby, Douglas, 1978, As the Curtain Rises: On rians, Londres, Arden Shakespeare.
lamente Hamlet, incluso aunque no lo esté Contemporary British Drama, 1966-1976, Sanders, Julie, 2006, Adaptation and Appro-
buscando, el actor proyecta en el texto sus Rutherford, N. J., Fairleigh Dickinson Uni- priation, New Critical Idiom, Londres,
versity Press. Routledge.
convicciones. La obra puede ser lo que no
Fischlin, Daniel y Mark Fortier, 2000, Adap- Scott, Michael, 1989, Shakespeare and the Mo-
es, puede ser, como dice Carlos, el asistente tations of Shakespeare: A Critical Anthology dern Dramatist, Basingstoke, Macmillan.
de dirección: of Plays from the Seventeenth Century to the Stoppard, Tom, 1969, Rosencrantz y Guildens-
Carlos: Sería algo así como… poner en Present, Londres, Routledge. tern han muerto, trad. de Álvaro del Amo,
escena la nota del programa. Invertiríamos Kalb, Jonathan, 1998, The Theater of Heiner 1ª ed., Madrid, Cuadernos para el Diálogo.
los factores. Dentro del programa, donde Müller, Cambridge University Press. Veronesse, Daniel, 1999, “El Periférico de Obje-
suele ir la nota, pondríamos el argumento Kelly, Katherine E., 2001, The Cambridge Com- tos”, Argentores. Catálogo virtual de autores,
de Hamlet y en el escenario pondríamos la panion to Tom Stoppard [electronic resource], http://www.autores.org.ar/dveronese/pe-
Cambridge / Nueva York, Cambridge Uni- riferico.htm; accedido el 31 de octubre de
nota del programa. (Ibid., 92.)
versity Press. 2011.
Distintos en trayectorias y vivencias, Mendoza, Héctor, 1992, Hamlet, por ejemplo: Wells, Stanley W. y Lena Cowen Orlin, 2003,
Stoppard, Müller y Mendoza se atreven Discusión en un acto con algunos momentos Shakespeare: An Oxford Guide, Oxford
de William Shakespeare, México, Ediciones University Press.
a forzar los límites de la adaptación ade-
El Milagro.
cuada y respetuosa. Para ellos la obra de , 1999, Actuar o no, México, Ediciones El Julia Gaytán Duque (Valles, San Luis Poto-
Shakespeare adquiere otro tipo de vigen- Milagro / Consejo Nacional para la Cultu- sí, 1979) es candidata a doctora por la Univer-
cia más allá de la perpetuación del texto, ra y las Artes. sidad Complutense de Madrid, en el programa
sus negaciones son como proyectiles lan- , 2006, El mejor cazador: La guerra peda- de Historia y Teoría del Teatro, así como licen-
zados hacia fuera del mundo shakespea- gógica, 1ª ed., México, Ediciones El Milagro ciada en Letras Españolas por la Universidad de
riano. La fuerza gravitacional de este mun- / Consejo Nacional para la Cultura y las Guanajuato. Ha actuado y dirigido en grupos
do termina trayéndolos de vuelta, aunque Artes de teatro universitario, es miembro de la Agru-
Müller, Heiner, 1987, “La MáquinaHamlet”, pación Artística Doble Espacio y publica el blog
Rosencrantz y Guildenstern han muerto, trad. de Antonio Fernández Lera, Max www.guillermoshakespeare.blogspot.com.

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