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Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de
violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual
o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la
privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la
privada».
Desde 1975 se celebra la Conferencia Mundial sobre la Mujer como una forma de
incorporar el tema a la política pública, y en 1993 las Naciones Unidas ratifican la
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer8 en la que se afirma
que esta violencia es un grave atentado contra los derechos humanos de la mujer y
de la niña, reconociendo «la urgente necesidad de una aplicación universal a la
mujer de los derechos y principios relativos a la igualdad, seguridad, libertad,
integridad y dignidad de todos los seres humanos»; también reconociendo el papel
desempeñado por las organizaciones en pro de los derechos de la mujer,
organizaciones que facilitaron dar visibilidad al problema.
Siendo la violencia contra la mujer un problema que afecta a los derechos humanos,
que «constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente
desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la
mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto
pleno de la mujer, y que la violencia contra la mujer es uno de los mecanismos
sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una situación de
subordinación respecto del hombre», ve la necesidad de definirla con claridad como
primer paso para que, principalmente los Estados, asuman sus responsabilidades y
exista «un compromiso de la comunidad internacional para eliminar la violencia
contra la mujer».
La declaración incluye seis artículos en los que se define la violencia contra la mujer
y las formas y ámbitos de esta violencia, al tiempo que enumera los derechos de las
mujeres para alcanzar la igualdad y su pleno desarrollo e insta a los Estados y
organizaciones internacionales a desarrollar estrategias y poner los medios para
erradicarla.
TERMINOLOGIA
Otro término de gran difusión es «violencia de género»l si bien este otro término
sería menos específico, ya que englobaría toda la violencia determinada por el sexo
o género, «se refiere a aquella dirigida contra una persona en razón del género que
él o ella tiene, así como de las expectativas sobre el rol que él o ella deba cumplir
en una sociedad o cultura.» Uno y otro términos suelen emplearse indistintamente.1
El término «violencia de género» surge a mediados del siglo XX desde ámbitos del
feminismo para dar visibilidad a la violencia ejercida contra las mujeres por su
condición de mujer como consecuencia del hecho histórico del patriarcado. Este
término tendría el inconveniente de su posible abstracción si no se contextualiza en
las relaciones de poder entre sexos que penaliza a la mujer y es causa de que,
aunque se pueda ser víctima de la violencia de género independientemente del
sexo, son las mujeres y niñas las mayoritariamente afectadas.
En esta historia han jugado un papel importante las religiones, suponiendo una
justificación moral del modelo patriarcal: «Las casadas estén sujetas a sus maridos
como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de
la Iglesia y salvador de su cuerpo».
Estudios sobre hombres que ejercen violencia intrafamiliar
-Tienen dificultades para expresar sus sentimientos y lo que les afecta de cada
situación; esto es para ellos signo de “debilidad”, pues su ideología es que el hombre
debe ser fuerte.
-El aislamiento emocional, sus relaciones no tienen ningún grado de intimidad que
permita hablar o expresar físicamente sus sentimientos, especialmente el cariño, en
los conflictos afectivos.
Fueron las organizaciones feministas en la segunda mitad del siglo XX las que
dieron visibilidad plena al problema de la violencia contra la mujer. Es curioso que
en muchos países se confeccionasen estadísticas sobre accidentes de tráfico al
tiempo que se ignoraba la incidencia de feminicidios y violaciones, de la misma
manera que es curioso que ahora sean noticia los casos de violencia dentro de la
pareja con resultado de muerte pero no lo sean otro tipo de muertes no accidentales
como son los suicidios ni se analicen las causas que los provocan.[cita requerida]
En Francia, un artículo de Janna Hanmer, aparecido en la revista Questions
Feministes, dirigido por Simone de Beauvoir, se preguntaba por qué no se
elaboraban estadísticas sobre la incidencia de la violencia contra la mujer en el seno
de la familia; «encontraba la respuesta, precisamente, en que el fenómeno era
considerado como un problema particular y no un hecho social».20 Iberoamérica y
el Caribe han sido «una de las regiones del mundo que mayor atención ha prestado
a la lucha contra la violencia hacia la mujer», mostrándose especialmente activa en
la consolidación de redes sociales, sensibilizando a los medios de comunicación,
adquiriendo compromisos institucionales y legislando para erradicar un problema
que afecta al 50 % de la población mundial limitando y conculcando sus más
elementales derechos humanos. En aquellos tiempos costó hacer ver que las
agresiones hacia las mujeres no eran producto de momentos de frustración, tensión
o arrebatos, contingencias de la vida en común; sino que eran consecuencia de los
intentos de mantener la subordinación de la mujer, de la consideración ancestral de
la mujer como un objeto propiedad del hombre; y, por lo tanto, deberían dársele una
consideración especial.
Hoy en día numerosos países cuentan con estrategias específicas para combatir la
violencia contra la mujer. Estos países han modificado su legislación incluyendo en
ella leyes contra la violencia hacia la mujer, diseñan planes generales y sectoriales
para combatirla y promueven campañas para interesar a los diferentes ámbitos de
la sociedad en este problema. Estas estrategias han servido a su vez para
sensibilizar a Estados y Sociedad ante otras formas de violencia: contra la infancia,
ancianos, minusválidos, colectivos minoritarios, etc.21 No obstante, la violencia
contra la mujer sigue produciéndose en altas tasas. También, habiendo sido las
sociedades occidentales las pioneras en esta lucha, siendo en estas sociedades
donde los movimientos por los derechos de la mujer antes y más se han
desarrollado, en otras muchas sociedades, esta lucha se encuentra sensiblemente
retrasada.
A estas violencias, aún habría que sumar otras muchas de menor carácter que irían
desde un mayor autoritarismo paterno y familiar, a los matrimonios forzosos. La
violencia ejercida contra la mujer, sea cual sea su naturaleza, tiene como marco
preferente la familia.
Es un hecho que en una relación de pareja la interacción entre sus miembros adopta
formas agresivas». En todas las relaciones humanas surgen conflictos y en las
relaciones de pareja también. Las discusiones, incluso discusiones acaloradas,
pueden formar parte de la relación de pareja. En relaciones de pareja conflictivas
pueden surgir peleas y llegar a la agresión física entre ambos. Esto, que podría
alcanzar cotas de violencia que serían censurables y perseguibles, formaría parte
de las dificultades a las que se enfrentan las parejas. El maltrato nada tiene que ver
con esto; en el maltrato el agresor siempre es el mismo: «Por definición, el conflicto
es una modalidad relacional que implica reciprocidad y es susceptible de provocar
un cambio. Por el contrario, el maltrato, aunque adopte las mismas formas –
agresiones verbales y físicas-, es unilateral, siempre es la misma persona la que
recibe los golpes».
Las cifras de mujeres víctimas de violencia familiar llevada a cabo por quien sea o
haya sido su pareja señalan que anualmente decenas o cientos de mujeres son
asesinadas a manos de sus parejas en diferentes países del mundo.
Este tipo de violencia contra la mujer también se da en parejas del mismo sexo
(lesbianas), en las que la víctima es obviamente una mujer. Sin embargo, este tipo
de casos violentos no suelen tener trascendencia en los medios de comunicación.
Los rasgos más visibles del maltrato son las palizas y los asesinatos, son los que
trascienden del ámbito de la pareja; sin embargo, los maltratos de «baja intensidad»,
los maltratos psíquicos que mantenidos en el tiempo socavan la autoestima de la
mujer, son los que mayoritariamente se dan.31 Cuando trasciende un caso de
maltratos, la mujer puede llevar años sufriéndolos. Y si los maltratos pueden
producirse en cualquier etapa de la historia de la pareja, es en el momento de la
ruptura y tras esta, si se produce, cuando llegan a exacerbarse. Las causas pueden
ser varias, desde trastornos psicológicos a predisposición socio-cultural, pasando
por infidelidades de la pareja o expareja.
Cada año 66.000 mujeres son asesinadas en el mundo y uno de los lugares donde
esto ocurre con más frecuencia es Guatemala, que tiene una de las tasas más altas
de feminicidio del mundo.
¿Por qué es tan peligroso ser mujer en el país centroamericano?
"Nos están matando nuestros padres, hermanos, padrastos… la misma gente que
se espera que nos cuiden", dice Rebecca Lane, una rapera feminista de la ciudad
de Guatemala.
"La mayoría de nosotras ha tenido que vivir en silencio cuando alguien nos golpea
o nos grita, sólo cerramos nuestros ojos y aceptamos la situación. Tenemos que
unirnos a otras mujeres y hablar de ello para darnos cuenta de que no es aceptable,
no es normal", añade.
Cuando Lane tenía 15 años, se involucró con un hombre de mayor edad que no
sólo era controlador, sino también un abusador sexual.
"Sabía lo que estaba haciendo –afirma–. Me aisló de mi familia y amigos. Sé lo que
es sufrir la violencia desde una edad temprana". La relación duró tres años.
Ahora usa la música para promover los derechos de las mujeres. "La poesía me
salvó la vida. Empezar a escribir fue vital para mi recuperación", asegura.
El año pasado, al menos 846 mujeres fueron asesinadas en una población de poco
más de 15 millones, dice la fiscalía nacional.
Las raíces de esta situación se remontan al pasado brutal del país y, en particular,
a la guerra civil de 36 años.
La tía de Rebecca Lane desapareció en 1981 tras unirse a la guerrilla. Al momento
de su muerte comenzaron a circular informes sobre el asesinato de decenas de
miles de mujeres y niñas, la mayoría de comunidades indígenas mayas, a las que
se acusaba de apoyar a los insurgentes.
Una década más tarde, un informe de la ONU afirmó que el abuso sexual había sido
generalizado y sistemático. Se estima que un 25% o 50.000 de las víctimas de la
guerra en Guatemala fueron mujeres.
La violencia sexual fue "usada al más alto nivel y fue un instrumento de guerra",
dice Helen Mack, de la fundación Myrna Mack.
"El estereotipo era que las mujeres eran usadas para el sexo y vista como objetos
y para servir a las familias, y eso continúa hoy en día", expresó.
Violencia sistemática
La hermana de Helen Mack, Myrna, murió tras ser acuchillada en las calles por un
escuadrón de la muerte en 1990.
Myrna había puesto al descubierto hasta qué punto el ejército había usado la
violencia física y sexual en contra de las comunidades maya durante la guerra.
Helen Mack sostiene que, tras la Guerra, unos 40.000 hombres que habían sido
entrenados para violar mujeres retornaron a sus hogares y no recibieron ayuda
para regenerarse.
Mack afirma que, por ello, redirigieron su agresividad contra de sus esposas,
madres y novias.
"Esta semana recibimos una llamada de una mujer. Su esposo había conducido su
vehículo sobre ella varias veces para asegurarse de que había muerto", dice Mack.
"La justicia puede hacer mucha para cambiar esa cultura", dice.
"Le pedimos a las mujeres que denuncien y rompan el silencio. Casos de
feminicidios y otras formas de violencia contra las mujeres son hoy en día los
crímenes más reportados, con un promedio de 56.000 reportes cada año", explica.
Hay tribunales de feminicidios en 11 de los 22 departamentos o provincias del país,
donde los jueces y policías reciben entrenamiento sobre crímenes de género.
"En los últimos 10 años hemos tenido avances. Ahora al menos las mujeres están
hablando", dice en referencia a una generación de juezas y activistas que están
impulsado cambios.
Magnitud del problema
Casi un tercio (30%) de todas las mujeres que han tenido una relación ha sufrido
violencia física o sexual por parte de su pareja. Las estimaciones de prevalencia de
la violencia de pareja oscilan entre el 23,2% en los países de ingresos altos y el
24,6% en la región del Pacífico Occidental, al 37% en la región del Mediterráneo
Oriental y el 37,7% en la región de Asia Sudoriental.
Factores de riesgo
Los niños que crecen en familias en las que hay violencia pueden sufrir
diversos trastornos conductuales y emocionales. Estos trastornos pueden
asociarse también a la comisión o el padecimiento de actos de violencia en
fases posteriores de su vida.
La violencia de pareja también se ha asociado a mayores tasas de mortalidad
y morbilidad en los menores de 5 años (por ejemplo, por enfermedades
diarreicas o malnutrición).
Prevención y respuesta
Cada vez hay más estudios bien concebidos sobre la eficacia de los programas de
prevención y respuesta. Se necesitan más recursos que refuercen la prevención y
la respuesta frente a la violencia de pareja y la violencia sexual, en particular en el
ámbito de la prevención primaria, a fin de impedir que llegue a producirse.
Existen datos procedentes de los países de ingresos altos que indican que las
intervenciones de sensibilización y la prestación de orientación psicológica para
mejorar el acceso a los servicios dirigidos a las víctimas de violencia de pareja son
eficaces a la hora de reducir dicha violencia. Los programas de visitas domiciliarias
en que participan los servicios periféricos de salud por medio de profesionales de
enfermería capacitados también parecen prometedores a efectos de reducir la
violencia de pareja. No obstante, aún han de evaluarse para poder ser utilizados en
entornos con pocos recursos.
Entre las estrategias de prevención que podrían dar buenos resultados en entornos
de bajos recursos cabe citar las siguientes: aquellas que permiten que la mujer se
emancipe económica y socialmente mediante una combinación de
microfinanciación y formación en materia de igualdad de género; las que fomentan
la comunicación y las relaciones interpersonales dentro de la pareja y la comunidad;
las que reducen el acceso al alcohol y su uso nocivo; las que transforman las normas
sociales y de género nocivas, mediante la movilización de la comunidad y la
educación grupal y participativa de mujeres y hombres con el fin de provocar una
reflexión crítica sobre las relaciones de género y de poder desiguales.
Respuesta de la OMS
Se trata de una forma específica de violencia ejercida contra las mujeres por el
hecho de participar o querer participar en política. Activistas, candidatas,
legisladoras y otras mujeres activas en política sufren distintas modalidades de este
tipo de violencia, en un espectro que puede ir desde los llamados micromachismos
dentro de las organizaciones políticas, pasando por acoso sexual, acoso
institucional, violencia física y asesinato o intentos de asesinato.
Existe cierta controversia acerca de si esta es una subcategoría de violencia política
en general o una forma más de violencia contra la mujer. Los argumentos para
considerarla una forma de violencia hacia la mujer por el hecho de ser mujer, se
basan en que esta violencia busca concretamente la retirada de las mujeres de la
política y que representa una reacción contra los avances en los derechos políticos
de las mujeres.
En todos los países objeto del Estudio, entre el 20 % y el 75 % de las mujeres había
experimentado, como mínimo, uno de estos actos, en su mayoría en los últimos 12
meses previos a la entrevista. Los que más se mencionaron fueron los insultos, la
humillación y la intimidación. Las amenazas con daños físicos fueron menos
frecuentes, aunque casi una de cada cuatro mujeres en los entornos provinciales
de Brasil y Perú declaró que había sido amenazada. Entre las mujeres que
informaron haber sido objeto de este tipo de violencia, al menos dos tercios había
sufrido la experiencia en más de una ocasión. "El maltrato psíquico es peor. Cuando
te están humillando continuamente y te dicen que eres una inútil, que no vales
nada." - Mujer entrevistada en Serbia y Montenegro
La violación es, sin ningún género de dudas, la forma más evidente de dominación
ejercida, de manera violenta, por los hombres sobre las mujeres».35 En ella se
traslucen los iconos atávicos presentes aún en la mente del hombre, lo que se
conoce como machismo: implica un menosprecio de la mujer considerándola como
mero objeto destinado a satisfacer las apetencias sexuales y la convicción de que
la mujer debe estar sometida al hombre. No supone considerar a la mujer inferior al
hombre en una cuestión de grado sino el considerarla un ser inferior, un ser con el
que se pueden cometer todo tipo de excesos.
Feminicidio
Las Naciones Unidas definen la violencia contra las mujeres como “todo acto de
violencia basado en basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda
tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la
mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria
de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
(Resolución de la Asamblea General Resolución 48/104 Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer, 1993)