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Expresión Corporal, una manera de danzar; danzar, una manera de vivir

Este trabajo apunta a ubicar nuestra actividad dentro del campo de la danza, a
estimular el deseo y las posibilidades de bailar ya que estamos convencidos
que la danza le pertenece a todos y que solo podemos hacerla propia,
bailando. Acarreamos siglos de desprecio por el cuerpo, de división entre
actividad corporal y actividad psíquica, de represión de nuestras emociones y
sentimientos que hasta nos hemos olvidado de bailar y nos “apoyamos” en que
otros bailen para nosotros.

“Bajo el impulso de la alegría, el hombre gritó. El grito concretose en palabras,


pero éstas no fueron aún suficientes y el hombre moduló las palabras en canto,
luego, insensiblemente fue moviéndose sobre el canto, hasta que de pronto
tradujo en el baile la alegría de la vida.” (Confucio)

“El hombre al nacer es flexible y tierno; pero en la muerte está rígido y duro y
las plantas, cuando jóvenes, son sinuosas y húmedas pero de viejas son
frágiles y secas. Así flexibilidad y terneza son signos de vida, en tanto que
rigidez y dureza son signos de muerte." (Lao Tsé)

La palabra Expresión Corporal está asociada actualmente a diversas


actividades corporales. Para nosotras es una corriente dentro de la danza que
Patricia Stokoe ha desarrollado en Argentina desde 1950.

La Expresión Corporal es una de las múltiples formas que ha adquirido la


danza, con su propia concepción, objetivos, método y técnicas. Busca que
grandes y chicos, jóvenes y no tan jóvenes, hombres y mujeres vuelvan a vivir
la danza como parte de su vida además de bailar para otros o contemplar a
otros bailando para ellos. Pretende dar la oportunidad de ser creador e
intérprete de la propia manera de bailar y a través de ella, una manera de
relacionarse consigo mismo, los otros y el mundo.

Los hombres han bailado desde siempre en sus distintas culturas y etapas de
la vida, por múltiples razones y de diversas maneras. Establecer el origen de la
danza es remontarse a los orígenes mismos de la vida humana. La danza
surge del trabajo; la repetición rítmica de un movimiento para aumentar la
eficacia y multiplicar las fuerzas; surge de la imitación de la naturaleza para
captarla, comprenderla, dominarla; surge de la necesidad colectiva de unión,
participación y fortalecimiento; surge del deseo de amor, de la fe, de la angustia
ante la muerte, la emoción, la alegría y el dolor.

“Bailar es más que un arte, no es solamente un arte, es una manera de vivir, es


una manera de participar, compartir y transformar la realidad.” (Roger Garaudy)

Bailar es un salto, una patada, una corrida y una contorsión, otro salto y una
detención. Bailar es un puente, una medialuna, un giro y una inclinación. Bailar
es un apretón, un saludo, un equilibrio, un tropezón. Es organizar los
movimientos, repetirlos rítmicamente, intensificarlos, potenciarlos en
secuencias significativas acordes al sentir propio y de la propia comunidad a la
cual se pertenece. Así es como la danza refleja y transforma los ritmos
biológicos y los de la naturaleza en ritmos significativos ya que humaniza la
naturaleza y al hacerla conciente la hace propia y la transforma.

La danza es más que un cuerpo en movimiento, no son solo formas en un


tiempo y un espacio determinado, sino el reflejo de un ser íntegro, un individuo,
en una comunidad ó cultura determinada. Es un lenguaje a través del cual el
hombre se relaciona activamente consigo mismo y con los otros hombres, con
la naturaleza y el cosmos viviendo experiencias que trascienden el poder de
las palabras y la mímica.

“...cuando el hombre no está separado de sí mismo, sino enteramente presente


en lo que hace...” ”Si pudiéramos decir una cosa con palabras, no la
bailaríamos, la danza no ofrece un relato, una anécdota, sino que es una
ampliación, un enriquecimiento de la experiencia de la vida.” (Roger Garaudy)

Con su cuerpo el hombre imita, escucha, evoca, dialoga, se mimetiza,


establece un contacto directo, se identifica al vibrar con el otro y así lo integra y
comprende. Danza es unión, participación, juego, vivencia, pasatiempo,
celebración, espectáculo; es la expresión del individuo, el diálogo entre dos,
entre un pequeño grupo ó de toda la comunidad. Ha estado unida a la magia, al
rito, a la religión, al trabajo y a la fiesta, a los momentos solemnes y a los
triviales, a la guerra y a la paz, al nacimiento y a la muerte, al amor y a la
siembra, al casamiento y la cosecha.

¡Qué rica esta actividad de la cual tanto se ha escrito pero más rica aún ya que
tantos son los hombres que han bailado y bailan siendo que pertenece a todos
y todos somos capaces de experimentarla y desarrollarla!

“Muéstrame como danza tu pueblo y te diré si tu civilización está enferma o si


goza de buena salud.” (Confucio)

A lo largo de la historia de su desarrollo la danza adoptó diversas funciones: ha


formado parte del culto mágico en su necesidad de crear cierta emoción
colectiva que aúne a la tribu y multiplique sus fuerzas como respuesta al
inconmensurable poder de la naturaleza.
“Está entrelazada con la vida cotidiana e influye en la vida tribal, como medio
para definir la identidad social de un grupo a través de la aceptación de rituales
que marcan el progreso del individuo de la cuna a la tumba” (Mary Clark y
Clement Crisp)

El hombre se define a sí mismo bailando, se identifica con la naturaleza, con


los otros hombres y con los dioses, bailando, cura la enfermedad, bailando, se
prepara para la caza, para el nacimiento, el amor y la muerte, bailando. En esta
etapa el artista es portavoz de toda la comunidad, valorado y juzgado por su
capacidad de repetir y reflejar la experiencia comunal.
Cuando la sociedad se divide, se divide también la danza. Gobernantes y
sacerdotes afirman y justifican su poder a través del arte por sus potentes
cualidades sensibles y emotivas que tienen tanto peso de convencimiento. La
danza muestra, convence, arrastra sin necesidad de explicar ni demostrar.
Juntamente con la danza de los sectores dominados surge el arte de los
sectores sometidos. El artista es ahora portavoz, no de toda la comunidad sino
de un sector determinado de la sociedad.
La danza que durante siglos ha estado unida y al servicio de la magia, del rito,
de la religión, del afirmar el poder político y el poder de la educación, cobra
autonomía cuando aparece delimitado claramente su propio objetivo: la danza
por la danza en si, como fin en si misma, la danza que busca el placer estético,
jerarquizando como en las demás actividades artísticas la visión subjetiva y
emocionada de la realidad. Ha surgido especialmente en el siglo XX, la danza
como expresión de la visión particular del individuo.
Es indispensable que el artista integre su capacidad pensante y el dominio de
las técnicas de su arte para reflejar, no la verdad, sino su propia versión de la
realidad, según su sensibilidad y la concepción de mundo que la enmarca.

Algunas danzas no han variado, casi de generación en generación, otras en


cambio surgen, crecen, se renuevan y cambian constantemente. Algunas
pertenecen a la calle, otras al salón ó como espectáculo al escenario. Entre
todas podemos decir que la danza, como toda actividad artística, reúne e
integra funciones estéticas, éticas, de conocimiento, terapéuticas y de
comunicación que en otras áreas de la vida se encuentran separadas.
Dar placer, generar alegría, estimular el deseo sexual ó reflejar la angustia de
la existencia y dar forma a la tristeza; aumentar el conocimiento de uno mismo
y del mundo ó evadirse de uno mismo y el mundo; provocar catarsis ó
disciplinar y sistematizar; aflojar, soltar, aliviar los conflictos internos y
manifestar las emociones; buscar armonía entre la vida corporal, afectiva y
pensante; desarrollar la capacidad creadora y el espíritu de juego ó canalizar
actitudes que de otra forma serían destructivas; aunar fuerzas, mancomunarse,
ó por el contrario, competir; transmitir ideas, conceptos ó indagar las
posibilidades del movimiento por el movimiento mismo, son matices,
búsquedas, necesidades y funciones que abarca la danza en sus infinitas
manifestaciones.

La danza, por sus características sensibles y emotivas es una de las vías de


entendimiento más directa y universal entre los hombres de distintas razas,
culturas, edades u ocupaciones. Puede unir donde el idioma limita y revelar lo
que las palabras no abarcan aunque en un nivel distinto que no las reemplaza.
Actualmente, en nuestro mundo tan rico y complejo, coexisten estos múltiples
objetivos y maneras de bailar. Han perdurado y viven todavía las danzas
tribales, las comunales, folklóricas, populares. Conviven el ballet, con las
danzas de la calle, del salón o el aula, que no pertenecen al mundo del
espectáculo sino que forman parte de la experiencia individual, de un grupo o
de una comunidad, canalizando a través de esta variedad, distintos niveles de
participación.
“La danza como espectáculo está destinada a movilizar a la audiencia a que
vibre con el ejecutante al recapturar lo que puede ser su propio sentimiento...”
(Mary Clark y Clement Crisp)

El bailarín se profesionaliza desplegando un entrenamiento para refinar sus


posibilidades sensibles y creadoras con un constante trabajo de renovación y
enriquecimiento.

Otras formas de danza como las populares, de la calle, de salón, del aula, no
exigen un entrenamiento profesional para poder disfrutar de la experiencia de
bailar. El tener un cuerpo, ya nos da la posibilidad de hacerlo y pensamos que
todo el mundo es bailarín cuando baila, sin dejar de lado que con el estudio, la
práctica y el entrenamiento, todos pueden enriquecer y multiplicar sus
capacidades físicas, cualidades de movimiento, su sensibilidad y su capacidad
de crear aunque sean solo algunos los que dediquen gran parte de su vida a
potenciar al máximo sus posibilidades.

Al dividirse los roles entre “los que bailan” y los espectadores que “miran a
otros bailar para ellos”, existe el peligro de que los bailarines profesionales
sustituyan la experiencia personal. Nosotros pensamos que ambos tipos de
participación en la danza tienen un enorme valor, no se contradicen y deben
enriquecerse mutuamente.

Hay danzas de todos los pueblos, danzan hombres de todas las razas. Algunas
danzas son solo para mujeres, otras sólo para hombres, otras son mixtas.
Danzan los niños, los jóvenes, los adultos y también los ancianos. Pueden
bailar solos ó en parejas, en tríos y en grupos, con música y en silencio, con
vestimentas, máscaras, su traje de calle ó desnudos.

Entre tal variedad de formas, tipos y funciones de la danza es que queremos


ubicar ahora lo que para nosotros es y busca la Expresión Corporal.

La Expresión Corporal pertenece a la danza, es una concepción dentro de la


danza, es una actividad artística con su propia autonomía, objetivos,
contenidos y método de trabajo. Como tal, es el lenguaje del cuerpo con sus
posibilidades de movimiento y quietud, sus gestos y ademanes, posturas y
habilidades organizadas en secuencias significativas en el tiempo y en el
espacio como manifestación de la totalidad de la persona.

“No puedo dejar de reconocer que elegí el nombre Expresión Corporal como
una especie de ángel protector al iniciar mi labor aquí, en la Argentina, en una
época en que la palabra danza implicaba más o menos una de estas tres
posibilidades: o danza clásica, o danza moderna, o danza folklórica y
nativa.”(Patricia Stokoe)

La Expresión Corporal nace de y valoriza aquella manifestación corporal


espontánea existente desde siempre, pues nuestra forma de existencia es
corporal. El cuerpo constantemente se manifiesta desde su concepción hasta el
momento de su muerte. Se va modelando según las experiencias vividas
dentro del contexto familiar, social y cultural. Es el modo de internalizar el
mundo y responderle.
En la corriente a la que pertenecemos se profundiza la Expresión Corporal
como actividad artística, partiendo de la expresión corporal cotidiana, cimiento
del desarrollo artístico-estético posterior. Se jerarquiza la sensibilización, la
toma de conciencia, la investigación, el juego creativo alrededor de lo que
conforma la materia prima de la danza: el propio cuerpo con sus hábitos
posturales y sus habilidades de movimiento; la infinidad de interrelaciones
posibles del cuerpo-espacio-energía-tiempo; la relación con el campo del
sonido y la música; la integración del uso de objetos, vestimentas, máscaras; la
investigación alrededor de textos, del ritmo y del significado de las palabras y la
creación de códigos comunes de comunicación.
No se deja de lado y se valorizan también los pasos, estilos, secuencias y
aportes de danzas de distintos países, épocas y coreógrafos para nutrir el
propio vocabulario de movimientos, sin embargo buscamos que pasen por el
proceso de elaboración personal de cada uno para que integren y configuren
el propio lenguaje.
El sonido y la música que han acompañado desde siempre la danza, son un
fuerte estímulo aunque también valorizamos el trabajo en silencio, los ritmos de
nuestra respiración, los de las palabras y los del propio cuerpo en movimiento.
En algunos momentos podemos integrar objetos auxiliares, vestimentas, luces
y textos utilizados de las formas más diversas.

La Expresión Corporal puede pertenecer a distintos momentos de la vida de


cada uno. Se puede bailar en parejas, se puede bailar solo, en contacto con la
naturaleza, en grupos; se baila en las aulas, pero también se puede bailar fuera
de ellas, como parte de la vida, en la propia casa, en la calle, frente al mar o en
cualquier lugar.

La Expresión Corporal concibe al individuo interactuando con su medio sobre el


que influye y del que recibe influencias. Nuestro cuerpo, nosotros mismos,
somos “el lugar de encuentro”, el “intermediario y el producto” de este
constante intercambio entre el mundo externo e interno que forman una sola
unidad. El bailar es una de estas vías de interrelación y así como el lenguaje
hablado, tiene sus propios códigos y pautas que son compartidos en los
procesos de comunicación.

Esta concepción de la danza da lugar al tiempo de crecimiento y maduración


de cada individuo. Cada uno recorre su propio camino según sus deseos,
necesidades, posibilidades y dificultades que surgen de la práctica concreta.
Valoriza el centrar la atención sobre el propio proceso y no el competir con los
demás. No se centra la actividad en la competencia, ser mejor ó peor que los
otros, importa cada paso que uno da como fin en si mismo y a la vez como
medio para enriquecer la calidad del propio bailar. A partir de lo que cada uno
trae puede realizar múltiples aprendizajes que van enriqueciendo la vida
cotidiana o alimentar las actividades en otras áreas. Con entrenamiento se
forman profesionales tanto en la docencia como en la actividad artística,
coreógrafos y bailarines, que dedican gran parte de su actividad diaria al
perfeccionamiento de su arte.

La Expresión Corporal como actividad, tiene su propia autonomía, pero puede


ser utilizada también como actividad auxiliar, recurso enriquecedor en otras
áreas artísticas, educativas, terapéuticas y recreativas. Justamente por esta
diversidad de objetivos es que para aquel que desea realizar un aprendizaje
sistemático se organizan cursos con distintas orientaciones en las que se
priorizan y profundizan determinados aspectos de sus contenidos.

Uno de los objetivos primordiales de la Expresión Corporal es dar la posibilidad


a todos los que lo deseen, de poder bailar y llegar a inventar la propia manera
de bailar. Buscamos que todos entrenen su capacidad de crear, que será más
o menos rica y desarrollada según su mayor o menor práctica, entrega y
talento. Tenemos claro que uno puede enseñar técnicas, sugerir, orientar,
percibir dificultades y ayudar a corregirlas, señalar posibilidades pero que la
capacidad de crear, esa integración emocionada, nueva y única pertenece a la
sensibilidad propia y al trabajo realizado por cada uno.

La Expresión Corporal no quiere dejar de lado los valiosos aportes del ballet,
de las danzas folklóricas o étnicas, de la danza clásica, moderna ó
contemporánea, sino que integra elementos de estas otras danzas a la
capacidad creadora de cada individuo. Esta concepción de la danza responde
a la realidad de nuestro actual momento histórico en que se fomenta cada vez
más la individualidad ó equipo creador con lo que cada uno tiene de suyo y
particular para aportar. Se identifica con las búsquedas y objetivos de la
Educación por el Arte, que pretende formar personas íntegras, que bailen, que
canten, pinten pero también piensen, investiguen y participen activamente en
múltiples aspectos de la vida, que desarrollen sus cualidades y tengan la
capacidad de elegir.

¿Estaremos regresando la danza a la vida, al campo de las actividades


cotidianas, a la calle, a la comunidad, pero ya en una nueva etapa que valora y
fomenta las capacidades y manifestaciones personales como respuesta a la
integración con el medio?

¿Estaremos descentralizando la danza y permitiendo que surjan expresiones


nuevas, individuales ó de grupo además de las ya tradicionales?

¿Es valioso que más y más personas bailen e inventen sus danzas propias
aunque tal vez no se acerquen a la perfección de los grandes bailarines y
coreógrafos?

¿Alimentaremos la posibilidad de que sigan surgiendo creaciones nuevas que


acompañen las nuevas realidades de nuestros tiempos siempre cambiantes?
Marina Gubbay - Déborah Kalmar (Primer trabajo escrito en conjunto, 1987)

Aún hoy nos conmueve pensar en los alcances de la disciplina, pero nos
preguntamos cuanto ha recorrido cada uno de sus docentes. Una vez más,
reflexionamos sobre lo que hemos transitado y sentimos que queda mucho
camino por recorrer. Para nosotras es abrirnos, una vez más, a un nuevo
análisis del texto buscando no estereotipar nuestras propias palabras ni limitar
el alcance de nuestras prácticas. ¡Tengamos presente su real dimensión!

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