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La sismología

La sismología o seismología (del griego σεισμός (seismós) que significa "sismo"


y λογία (logía), "estudio de") es una rama de la geofísica que se encarga del estudio
de terremotos y la propagación de las ondas mecánicas (sísmicas) que se generan en el
interior y la superficie de la Tierra, asimismo que de las placas tectónicas. Estudiar la
propagación de las ondas sísmicas incluye la determinación del hipocentro (o foco), la
localización del sismo y el tiempo que este haya durado.
Sus principales objetivos son:

 El estudio de la propagación de las ondas sísmicas por el interior de la Tierra a fin de


conocer su estructura interna;
 El estudio de las causas que dan origen a los temblores;
 La prevención del daño sísmico;
 Alertar a la sociedad sobre los posibles daños en la región determinada.
La sismología incluye, entre otros fenómenos, el estudio de maremotos y marejadas
asociadas (tsunamis) y vibraciones previas a erupciones volcánicas. En general los terremotos
se originan en los límites de placas tectónicas y son producto de la acumulación de tensiones
por interacciones entre dos o más placas. Las placas tectónicas (placas litosféricas) son una
unidad estructural rígida, con un espesor de 100 km aproximadamente, que constituye la capa
esférica superficial de la tierra, según la teoría de la tectónica de placas1 (esta teoría explica la
particularísima distribución, en zonas alargadas y estrechas, de terremotos, volcanes y
cordilleras; así mismo la causa de la deriva continental).2
La interpretación de los sismogramas que se registran al paso de las ondas sísmicas permiten
estudiar el interior de la tierra. Existen 3 tipos de ondas sísmicas. Las ondas P y L (son las
productoras de Tsunamis) se propagan a través del globo, y las primeras, longitudinales y de
comprensión-descomprensión, lo hacen en todos los medios. Las ondas S, transversales a la
dirección en que se propagan, sólo se transmiten en medios sólidos.3

Historia de la sismología[editar]
El interés académico por los terremotos se remonta a tiempos antiguos. Las primeras
especulaciones sobre sus causas naturales se atribuyen a Thales de Mileto (circa 585
AC), Anaximenes de Mileto (circa 550 AC), Aristóteles (circa 340 AC) y a Zhang Heng (132
AC). El primer sismógrafo habría sido diseñado por Zhang Heng (perteneciente a la dinastía
china Han) en el año 132 AC.
En 1664, Athanasius Kircher propuso que los terremotos serían causados por el movimiento
del fuego dentro de un sistema de canales que existiría dentro de la Tierra.
En 1703, Martin Lister (1638 a 1712) y Nicolás Lemery (1645 a 1715) propusieron que los
terremotos serían causados por explosiones químicas dentro de la Tierra.
El terremoto de Lisboa de 1755, que coincidió con el florecimiento general de la ciencia en
Europa, disparó el interés científico por comprender el comportamiento y la causa de los
terremotos. En esa época se cuenta con los aportes de John Bevis (1757) y de John
Michell (1761). En particular, Michell determinó que los terremotos son ondas de movimiento
causadas por "masas de roca que se mueven millas por debajo de la superficie" de la Tierra.
A partir de 1857, Robert Mallet fundó la sismología instrumental y llevó a cabo experimientos
sismológicos utilizando explosivos.
En 1897 los cálculos teóricos de Emil Wiechert predijeron de que la estructura interna de la
Tierra estaría conformada por un manto rico en silicatos que rodea a un núcleo rico en hierro.
En 1906 Richard Dixon Oldham identificó el arribo separado de las ondas P, las ondas S y
las ondas de superficie en los sismogramas, y además encontró una evidencia clara de que la
Tierra tiene un núcleo central de una composición que le es propia.5
En 1910, luego de estudiar el terremoto de San Francisco de 1906, Harry Fielding
Reid elaboró la teoría del "rebote elástico", la cual sigue siendo la base de los estudios
tectónicos modernos. Los avances que recientemente se habían producido tanto
en matemática como en física (en el comportamiento elástico de los materiales) fueron los que
propiciaron el desarrollo de la teoría del rebote elástico de Reid.
En 1926, Harold Jeffreys fue el primero en descubrir, basado en su estudio sobre las ondas
sísmicas, que el núcleo de la Tierra está en estado líquido.
En 1937, la matemática y sismóloga danesa Inge Lehmann determinó que el núcleo interno
terrestre es sólido, mientras que el núcleo externo es líquido.
Por la década del 60, el desarrollo de la teoría de tectónica de placas, una teoría unificadora
de conceptos en Ciencias de la Tierra, permitió comprender fehacientemente la causa de los
terremotos al ubicarlos dentro de un contexto tectónico.

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