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Constelaciones de energía

Hay ciertos fenómenos que hasta que no se constatan en la propia vida no se creen. La idea de que
nuestras experiencias, las de otros y particularmente la de nuestros antepasados quedan grabados en la
energía de los lugares en que han sucedido los hechos y en la atmósfera es algo que quizás todos hemos
escuchado.

¿Has tenido la sensación de que al entrar a algún lugar tu cuerpo palpa energía negativa y luego te
enteras de que en ese lugar ocurrió un hecho trágico? Uno se da la explicación que esa energía violenta
quedó atada al lugar y que permanece, haciéndose sentir a cada persona que entre a ese lugar.

Las primeras veces que escuchamos estas ideas parecen fantasiosas, propias de médium o personas poco
reflexivas que creen en espiritismo o fenómenos paranormales. Si cada uno comenzara a indagar cuántas
personas han vivido estos fenómenos de contacto con energías o presencias que moran en lugares, nos
sorprenderíamos de la cantidad que sí ha tenido sensaciones de este tipo.

Estudiando la experiencia de varios psicólogos clínicos en sus consultas, con sorpresa comienzan a
constatar que las historias familiares tienden a repetirse y que los problemas, traumas y exclusiones
vividas en la historia familiar, incluso varias generaciones atrás, son asumidas por un familiar de
generaciones posteriores, que normalmente no tenía como saber de la existencia de ese problema.

Ese “secreto familiar” (concepto de John Bradshaw) queda impreso y pendiente de resolver en la energía
de la familia, hasta que alguien se inmola y se hace cargo de la situación, un duelo no realizado por una
situación traumática difícil de soportar. Ivan Boszormenyi-Nagi, psicoanalista húngaro, habla de la lealtad
familiar invisible y de un libro de cuentas familiares que siempre buscar saldarse en las generaciones
posteriores. Anne Ancelin Schützenberger, psicóloga francesa, habla del coinconsciente familiar y grupal.

Si bien tienen a la base el concepto de compulsión a la repetición de Freud, los desarrollos posteriores
van más allá de lo estático de la repetición sin fin y encuentran los caminos para salir de esa cuenta
familiar no saldada. Cuando esa cuenta es sanada, los generaciones pasadas y las futuras restituyen el
equilibrio familiar.

Es lo que Alejandro Jodorowsky aborda en la psicogenealogía con la bella metáfora del árbol familiar
transgeneracional que vive en nuestro interior. La metáfora del árbol nos muestra con claridad que si
uno es el fruto, viene del tronco, las ramas mayores y las menores, es decir, es parte de un sistema
integrado e interdependiente, donde cualquier problema en el “sistema” árbol genealógico familiar
afecta a todos los integrantes. Lo interesante, y que cuesta aceptar inicialmente, es que esto sea
transgeneracional y que el problema de mi hijo quizás es por la exclusión de un tío abuelo por haber
deshonrado a sus padres, y que ni siquiera conoció mi hijo, por la muerte oculta de algún familiar o por
alguna pérdida o aborto de mi madre o abuela, desconocido para casi todos.
Tenemos evidencia desde el sentido común (la buena y mala energía de lugares, por ejemplo) y existe
evidencia en el ámbito de la psicoterapia, particularmente psicoanalítica. Entonces, si el fenómeno
parece existir, ha sido experienciado por muchos y esa evidencia aún no explicada está ante nuestros
ojos, cabe preguntarse de qué se trata, si tiene alguna explicación y si es un fenómeno que se pueda
conducir hacia fines de curación y cambio.

En la búsqueda de ideas que permitan dar cuenta de estos hechos aparecen distintos autores con sus
contribuciones. El biólogo Rupert Sheldrake habló de las ondas morfogénicas. Fresia Castro, periodista
chilena creadora del método de activación de la glándula pineal, habla de la existencia de formas-
sentimientos y formas-pensamiento que quedan grabados en los registros etéricos, una energía que se
acumula por los sentimientos y pensamientos de muchos y que queda latente en la atmósfera como
energía cargada por el contenido y la dirección del sentimiento positivo o negativo de lo pensado. Otras
personas hablan de registros akáshicos.

Castro alude también a la existencia de campos morfogenerativos, es decir, la energía universal está
disponible para que nosotros le demos la forma que nuestra mente y sentimiento quiera (morfo) y que
genere una acción creativa concreta que se manifieste en la realidad (generativo).

Quien ha avanzado con teoría, metodología y práctica en este campo es Bert Hellinger y su concepción
de Constelaciones Familiares. Esta energía transgeneracional que permanece en la atmósfera está
permanentemente disponible en nuestras vidas. La metodología de Hellinger sorprende pues esa energía
puede ser representada por personas que no conocen a los familiares representados, quienes se
comportan guiados por esa energía con una completa coincidencia con la realidad histórica presente o
pasada, consciente o inconsciente.

Viendo la interacción de estos representantes de los familiares se develan y revelan dinámicas familiares,
exclusiones, traumas, secretos y problemas que jamás hubiésemos imaginado, y que nos permiten ver y
entender por qué uno mismo u otros seres queridos están actuando de un cierto modo, encarnando esos
problemas históricos no resueltos. En otras palabras, esa energía transgeneracional es asumida por un
miembro de la familia, repitiendo la historia inconclusa, generalmente para saldar una cuenta de la
madre o el padre, por amor a ellos.

Si ello no se hace consciente, la historia suele repetirse y los resultados son negativos, manteniendo la
situación inconclusa, el duelo abierto y el dolor a flor de piel. Si esa historia transgeneracional oculta e
inconsciente se trae a la consciencia, se desamarrarán los nudos energéticos de la historia, se generará
una nueva comprensión, se completará lo inconcluso, se saldará la deuda con la historia del árbol
genealógico y quienes estaban atrapados en la trama transgeneracional quedarán liberados para vivir su
propia vida con mayor sanidad y libertad.

A quienes lean esto, y no hayan participado de sesiones grupales de Constelaciones Familiares, les puede
parecen esotérico. Lo interesante es que no lo es, pues tiene teoría, metodología, herramientas y
resultados altamente efectivos. Podrá no seguir los caminos matemáticos y causales de la ciencia
empírica, aunque cualitativamente está ampliamente documentado en sus efectos curativos.

Cada uno es su historia de muchas generaciones hacia atrás, es decir, nunca mis problemas son
individuales, pues siempre tienen causas y explicaciones en la historia familiar de los antepasados. Es
sorprendente constatar que cada uno de nosotros porta esa trama energética con esquinas no resueltas
y que ello influye cotidianamente en nuestros patrones de conducta, en cualquier terreno de acción.
La confluencia en el tiempo de las ideas comentadas ha mostrado la existencia de esta red energética
colectiva. La técnica de constelaciones familiares se ha ampliado a constelaciones organizacionales y, de
acuerdo a los últimos desarrollo de Hellinger, constelaciones de almas.

Ello es consistente con la idea de la existencia de una rejilla energética universal, una especie de
entramado electrónico que cubre el planeta. Ello permite hipotetizar que así como existe una energía
transgeneracional familiar que se manifiesta en mi comportamiento individual, esa misma red energética
inconsciente se revela a nivel de pareja, organizacional, social, nacional e, incluso, mundial, es decir,
constelaciones sistémicas multi-nivel.

Si la lectura de esta columna lo deja sumido en el escepticismo pues va más allá de los límites de sus
creencias o de lo que su razón pueda validar, participe de una sesión de Constelaciones Familiares. Si no
lo vive, no lo validará. Si lo vive, se sorprenderá y se le abrirán caminos de sanación y automaestría
personal de una velocidad y efectividad que no sospecha, tan necesaria en el tiempo presente.

Es sanación a nivel energético, anterior al lenguaje y el pensamiento. Es energía en


movimiento, movida por sentimientos amorosos, y que nos lleva a lo curativo de nuestros
dolores, aquello que sentimos que no podremos sacar de nuestra vida. No existe la pre-
destinación. Existen las historias transgeneracionales inconscientes no resueltas.

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