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Vitamina K

Juega un papel vital al permitir que la sangre se coagule, y es esencial para el desarrollo de los
huesos del feto. La falta de vit K durante el embarazo puede causar sangrado.

Mujeres embarazadas o en período de lactancia, es recomendable una dosis de 300


microgramos por día.

B1, tiamina

Es vital para el desarrollo neuronal de los bebés y ayuda en la función adecuada de los
músculos, sistema nervioso y corazón. Requieren cerca de 1,4 mg por día. Una carencia de esta
vitamina puede dar lugar a insuficiencia cardiaca tanto en la madre como en el feto.

B2, riboflavina

En el embarazo su uso se limita a complemento vitamínico. La deficiencia por B2 es muy poco


común y en la dieta normalmente se ingiere las cantidades que el organismo requiere. El
consumo diario recomendado es de 1,4 mg.

B3, niacina

Ayuda a producir hormonas sexuales y es importante para la circulación. Las mujeres


embarazadas tienen requerimientos elevados de niacina, por lo que deben consumir una dosis
diaria de 18 mg.

B5, ácido pantoténico

Necesario para la producción de hormonas y colesterol. También es requerido para


metabolizar carbohidratos, grasas y proteínas. Las embarazadas requieren de 6 mg por día.

B6, Piridoxina

Los escasos estudios clínicos en embarazadas no han podido demostrar beneficio alguno de los
complementos de vitamina B6. Para las mujeres con riesgo alto de nutrición inadecuada, como
las drogadictas, las adolescentes y las que llevan varios fetos, se recomienda un complemento
diario de 2 mg. Se ha observado que cuando la vitamina B6 se combina con el antihistamínico
doxilamina es útil en muchos casos de náuseas y vómito del embarazo.

Algunos alimentos ricos en vitamina B6 son carne de vaca, pollo, pescado, hígado, levadura,
huevos, vísceras animales, nueves, avellanas, harina integral, arroz integral, garbanzos,
lentejas y espinacas.

B9, folatos

El ácido fólico es necesario como coenzima en las reacciones de transferencia de átomos de un


carbono que ocurren para la síntesis de los nucleótidos y fa división celular, por lo que sus
necesidades se incrementan sustancialmente durante el embarazo. Se ha demostrado que una
ingesta adecuada de folatos previo al embarazo y durante las primeras 12 semanas de
gestación, protege al embrión de padecer defectos del tubo neural en un 72% de los casos. La
alimentación habitualmente no logra cubrir las necesidades de esta vitamina. Se requiere un
aporte de 600 µg de folato dietético equivalente (FDE)/dia para mantener las concentraciones
normales de folatos en el glóbulo rojo.

Parte de esta vitamina (400 µg) debe ser aportada en forma sintética desde el comienzo de la
gestación. Por ello, a la dieta que debe ser rica en folatos, se debe administrar un suplemento
diario de 400 microgramos de ácido fálico en forma sintética si es posible en el periodo
preconcepcional y como rutina durante las primeras 12 semanas de embarazo para mantener
las concentraciones normales de folatos en el glóbulo rojo. También en mujeres con
antecedentes de hijos con defecto del cierre del tubo neural, con la indicación de elevar la
dosis a 4 mg por día comenzándose la administración antes de la gestación y durante las
primeras 12 semanas del embarazo, se logró prevenir estos defectos en un 68%.

No se recomiendan aportes de ácido fólico sintético superiores a esta cifra ya que el exceso de
fofa tos puede enmascarar la presencia de anemia megaloblástica.

B12, Cianocobalamin

Las concentraciones maternas de vitamina B12 disminuyen en el embarazo normal, lo que se


debe sobre todo al descenso en la concentración plasmática de proteínas transportadoras, las
transcobalaminas. Se encuentra de manera natural solo en alimentos de origen animal y las
vegetarianas estrictas pueden dar a luz lactantes con reservas bajas de vitamina B12. De igual
manera como la leche materna de una vegetariana contiene poca vitamina B12 la deficiencia
puede volverse profunda en el lactante amamantado. El consumo excesivo de vitamina C
puede causar una deficiencia funcional de vitamina B12. Los niveles bajos de vitamina B12
antes de la concepción, como el folato, aumentan el riesgo de defecto del tubo neural.

Bibliografía

Williams

Schwarcz

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