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RITOS Y RITUALES EN TORNO A MICTLANTECUHTLI

en Image and Ritual in the Aztec World (Acte du IIème Congrés International
de la Société Américaniste de Belgique, Louvain-la-Neuve), BAR International
Series 1896, 2009 :34-43.

Summary: In this article we offer to study a very particular ritual conducted in


honor of Mictlantecuhtli, which was to shed jars filled with blood on the statue of
the deity. The confrontation of archaeological material with the comments of the
codex that illustrate this practice allows us to suggest several hypotheses related
to possible meanings and motivations of this surprising ritual.

Palabras claves : Religión, Azteca, Mictlantecuhtli, Rituales

Reseña académica : Doctora en antropología religiosa de la Escuela Practica de


los Altos Estudios, Paris. Actualmente dando cursos sobre Civilizaciones
precolombinas en la Universidad Paris 7 Diderot.

Introducción
Mictlantecuhtli, el dios azteca de la muerte y de los muertos, regente del mas-
allá Mictlan, rara vez se menciona en las fuentes escritas. Por ejemplo, nunca
aparece en el libro I del Códice Florentino lo cual, sin embargo, se llama « en
que se trata de los dioses que adoraban los naturales » (1970 :1). Tampoco
aparece en el primero capitulo de los Primeros Memoriales (Códice Matritense
del Real Palacio (fol.258v.-271r.), lo cual trata en detalle de los ministros de los
dioses y de las prendas divinas, aunque hay mención de dioses y sacerdotes de
deidades secundarias1. Durán, Tezozomoc, y Motolinia tampoco citan a
Mictlantecuhtli. Contrastando con este relativo silencio de las fuentes escritas, la
esquelética figura de Mictlantecuhtli aparece de manera casi omnipresente en
los códices y en los objetos esculpidos. Existen imagenes de dioses
esqueléticos desde la época preclásica en Tlatilco y Izapa, lo que sugiere ya la
existencia de un posible culto dedicado a una divinidad en relación con la
muerte. En los códices, donde reconté más de 85 de sus representaciones2,
Mictlantecuhtli se encuentra sobretodo en la parte adivinatoria, el tonalpohualli o
« cuenta de los destinos », donde asume varios cargos : señor del décimo signo
Izcuintli, “Chien” (Códice Borgia 1993 lám.13 ; Códice Vaticano B 1993 lám.32),

1
Por ejemplo, se menciona Opochtli (Códice Florentino Tomo I:37), uno de los tlaloques a quien se atribuya “… la
invención de las redes para pescar peces, y también un instrumento para matar peces que le llaman minacachalli, que es
como fisga, aunque no tiene sino tres puntas en triangulo, como tridente, con que hiere a los peces” (Sahagun, Historia
general … 2000 : 97). En la lista de sacerdotes se menciona “…la sacerdotiza tonsurada de Iztacciuatl. La sacerdotiza
tonsurada de Iztacciuatl cuidaba, ponía su esmero en todas las cosas en Atenchicalcan y ordenaba el barrido, el
encender el fuego” León-Portilla 1992 : 99).
2
La cifra es importante. A modo de comparación, según Guilhem Olivier, Mixcóatl, que a menudo aparece en las fuentes
escritas, ya sea en mitos o en las descripciones de fiestas, está representado sólo 14 veces en los manuscritos del grupo
Borgia, una cifra a que puede añadirse 6 representaciones de Mimixcoa del Borgia (EPHE seminarios Guilhem 2000).
Una observación similar podría establecerse dentro de los 3 códices de origen maya donde el Dios A, el equivalente del
dios de la muerte azteca, aparece 88 veces en total, por lo que es la cuarta divinidad representada en número (Schellas
1904: 46; Ruz Lhuillier 1968:40).

1
señor de la noche (Códice Borgia 1993 lám.14 ; Códice Vaticano B 1993 lám.21
; Códice Féjerváry Mayer 1994 lám.1, 3 ; Códice Borbónico 1991 passim ;
Tonalámatl Aubin 1900 passim), señor del día (Códice Borbónico 1991 passim;
Tonalámatl Aubin 1900 passim), señor de la décima trecena Ce Tecpatl
(Tonalámatl Aubin 1900 lám.10 ; Códice Borbónico lám.10 ; Códice Telleriano
Remensis 1995 lám.15 ; Códice Vaticano A 1966 lám.34 ; Códice Borgia 1993
lám.18, 70 ; Códice Vaticano B 1993 lám.58) y cargador del cielo (Códice Borgia
1993 lám.49, 50, 52 ; 1993 Códice Vaticano B lám.19, 22). En cuatro ocasiones
aparece espalda contra espalda con Quetzalcoatl, dominando la mitad de los
signos del calendario (Códice Borgia 1993 lám.73, 56 ; Códice Vaticano B 1993
lám.75, 76). Conociendo la importancia del calendario adivinatorio para resolver
los acontecimientos de la vida política, religiosa, agrícola y cotidiana podríamos
imaginar que Mictlantecuhtli debería desempeñar un papel destacado en los
rituales aztecas. ¿Era tan importante este dios en ritual oficial ? ¿ En qué forma
y con cual propósito se honoraba esta divinidad ? Traté de dar unas respuestas
a estas preguntas confrontando algunos testimonios escritos, iconográficos y
arqueológicos relacionados con unos rituales muy especiales en torno a
Mictlantecuhtli.

I. Mictlantecuhtli en las fiestas

En lo que toca a la importancia de Mictlantecuhtli en el contexto ritual oficial hay


que subrayar que no existía una fiesta que le era dedicada, y jamás era un actor
principal ni siquiera importante de las fiestas de la veintenas. Según las fuentes
escritas, sólo era durante las fiestas de Micailhuitl/Tlaxochimaco y Tititl cuando
se sacrificaban victimas humana en su honor (Códice Florentino Tomo II : 180-
181 ; Sahagún HG 1992 : 206 ; Costumbres, fiestas… 1945 : 45 ; Codex Tudela
1980 pl.19r° ; Clavijero 1987 : 191). Veamos en detalles estos sacrificios.

a)Tititl
En la lista de los edificios del Templo Mayor redactada por los informantes de
Bernardino de Sahagún se dice que :
« … el séptimo edificio o cu se llámaba Tlalxicco. En este cu mataban cada año
un captivo a honra del dios del infierno. Matábanle en el mes que se lláma títitl.
Después que le había muerto el sátrapa que llámaban Tlillan tlenamácac ponía
fuego y incensaba delante la estatua. Y esto se hacía de noche » (Sahagún
Historia general… 2000 : 273, 1992 : 206 ; Códice Florentino Tomo II : 180-
181 ).
Esta fiesta de Tititl era principalmente consagrada a Cihuacoatl-Illámatecuhtli y a
las mujeres guerreras. Pero se dice que Cihuacoatl es « mujer de
Mictlantecuhtli » (Historia de los Mexicanos por sus pinturas 1985 : 5). Además
era seguramente un sacerdote de Cihuacoatl quien venía a ofrecer el copal
como lo apunta el informador de Sahagún, porque sabemos que el sacerdote de
esta divinidad vivía en el Tlillan Calmecac y, según Durán (1984 T1 :131) el
santuario arriba de su templo se llámaba Tlillan (Couvreur 2002 :22). La fiesta de
Tititl se celebraba al finalizar la estación de las lluvias, al fin del periodo de la

2
noche, y tenía por objeto acelerar la llegada de la estación seca para evitar la
putrefacción del maíz y de la tierra por excesivas lluvias (Graulich 1987:375-
376). Quizás figuraba el sacrifico nocturno de un representante de Mictlantecuhtli
la muerte de la noche ?
Este sacrificio era ciertamente seguido por un rito de antropofagia ritual como se
ilustra y se comenta en las láminas 64r° del Códice Tudela y 72v°-73r° del
Códice Magliabechiano (Fig.1) : "... Esta figura es donde se muestra el modo
nefando que los indios usaban el dia que sacreficavan a sus idolos hombres que
luego alli delante de demonio que ellos lláman mictlan tecutl que quiere decir
senor del lugar de los muertos como en otras partes esta dicho; ponian muchas
tinagas de cozina de aquella carne humana e la daban y repartian a los
principales y mandones y a los que servian al templo del demonio” (Códice
Magliabechiano 1983 lám.72v°).

b) Miccailhuitontli (o Tlaxochimaco)
En las dos ultimas fiestas de la estación seca, Miccailhuitontli y Huey
Miccailhuitontli, se festejaba a los muertos. Durante la “pequeña fiesta de los
difuntos”, Miccailhuitontli, se mataba un represente del dios de los muertos :
« …esta fiesta buscaban un viejo y vestianle muy bien vestido y ponianle
muchas joyas y plumajes y piedras preciosas y ponianle el nombre de un
demonio al qual se llámaba mintlantecle (sic) señor de los muertos, a quien
significaba este viejo, y llevabanlo al templo y ponianlo en una cueva que estaba
en el templo para el efecto y ponianle dentro con mucha comida y cerrabanle a
piedra lodo la puerta el qual alli moria acabada la comida » (Costumbre y Fiestas
1945: 45 Fol.346r°).
Propongo que la manera de matar al representante de Mictlantecuhtli, es decir
dejándole morir de hambre, es para reducirlo poco a poco a un estado
descarnado, un estado de esqueleto, aspecto bajo el cual es representado el
dios de los muertos. Hay que notar que dos señores del Xibalba, el inframundo
maya, se llámaban Chaliabac y Chamiaholom. “…Eran los alguaciles de Xibalba,
cuyas varas eran de huesos. La ocupación de estos era enflaquecer a los
hombres hasta que los volvían sólo huesos y calaveras y se morían y se los
llevaban con el vientre y los huesos estirados” (Popol Vuh, Recinos 1947:123-
124).

Como se puede notar, pocos son los elementos que dan información o
descripción de los rituales en honor de Mictlantecuhtli en las fiestas de las
veintenas. Sin embargo sabemos por representaciones en los códices que había
templos y sacerdotes dedicados a esta divinidad3. Afortunadamente un conjunto
de láminas de los códices Magliabechiano y Tudela, elaboradas a mediados del
siglo dieciséis, nos informa acerca de algunos ritos extraordinarios realizados en
torno a esta divinidad.

II. Un rito especial en torno a Mictlantecuhtli

3
Le Tlaxicco, “ombligo de la tierra” (de Tlalli, tierra ; xictli, ombligo), era el templo dedicado a Mictlantecuhtli.

3
Las láminas 73r°, 79r°, 82r° y 88r° del Códice Magliabechiano y 50r°, 51r°, 52r°,
64r° y 76r° del Códice Tudela representan varias escenas de rituales en honor
de Mictlantecuhtli como sacrificios humanos en los que se arranca el corazón,
canibalismo ritual y autosacrificio. Por razones de espacio nos interesaremos
sólo en dos escenas rituales, la del auto-sacrificio y la del derramamiento de
sangre sobre la estatua de Mictlantecuhtli.

a) Las representaciones de los códices


La lámina 88r° del Códice Magliabechiano representa un dios de pie sobre una
base decorada con cráneos y huesos cruzados. Su iconografía indica sin lugar a
duda que se trata de Mictlantecuhtli (Fig.2). Tiene cara descarnada con la lengua
muy sacada. Su cuerpo es de carne pero, en lugar de pies y manos, tiene garras
amenazadoras. Lleva una corona sobre cabello crespo, largas orejeras y
pectoral. Esta vestido de un xicolli blanco con nudos rojos, ornamentos en las
muñecas, nudos rojos con cascabeles en las pantorrillas. En torno a la estatua,
tres personas que son sacerdotes como lo indica su apariencia: pelo largo y
bolsa de incienso, ye-quachtli, cargada sobre la espalda y mantenida por una
cuerda que pasa alrededor del cuello y que esta atada en la parte frontal. Uno
de ellos, montado en una escalera (típicamente dibujada a lo occidental), está
derramando una jarra de sangre en la cabeza de la estatua. Los otros dos están
delante de la estatua, ofreciendo jarrones llenos de sangre desde luego extraído
de sus cuerpos según lo indicado por las sangrientas huellas en sus rostros. El
sacerdote de la parte inferior de la imagen tiene exactamente el mismo xicolli
que la divinidad y el mismo pelo largo, probablemente para indicar que era su
sacerdote o quien lo personificaba. La lámina equivalente en el Códice Tudela
es muy parecida, excepto algunos detalles como la orejera o el color de la tunica
(1980 lám.76r°, Fig.3).
Según lo indican las observaciones que acompañan estas imágenes, cada
persona que entraba en el templo debía autosacrificarse y su sangre era vertida
sobre la cabeza de la estatua por los sacerdotes :
«… Este es un diablo mui solenizado en sus ritos el qual siempre tenia gran sed
por sangre umana (…) y ase de notar que juntamente como ser comun a todas
las oras este sacrificio deste demonio avia una lei que ninguno avia de entrar en
su templo sino sacrificaba una escudilla de sangre umana y juntamente como
esto avia de llevar en sangre en toda la mano derecha et que lo yva a sacrificar /
y este hazian por que este diablo les fuese favorable al tiempo de su muerte en
cuia memoria ponian a sus pies deste demonio muchas cala vernias y guesos de
muerto significando que era senor de la muerte y estando ofrecida esta sangre
ponian un escaleto detrás del y subian por ella y derramavanse la encima de la
cabeza en senal que lo recibia y ponia sobre su cabeça este sacrifico para no
olvidar al tiempo de la muerte de aquel que lo ofrecia. El tener la boca abierta y
la lengua sacada y encarnizada significa jamas dezir de no a sacrifico que le
ofrecçiesen” (Códice Magliabechiano lám.87r°, 1983 : 216-217).
Se solía embadurnar, con la sangre de los sacrificados, las estatuas de las
deidades, pero estos dos textos mencionan una verdadera lluvia de sangre4.
4
Aunque, en la lámina del códice Tudela, como quedó claramente demostrado por Rosado Batalla, la ducha de sangre

4
Como lo recuerda el glosador del Códice Magliabechiano y otros textos,
Mictlantecuhtli esta siempre sediento de la sangre de los hombres (Códice
Florentino Tomo VI: 21) y tal ritual puede satisfacer este deseo.

b) Aportes de la Arqueología
Sorprendentemente, la arqueología confirma este singular ritual. En 1994, en la
Casa de las Águilas del recinto sagrado de Tenochtitlan, se descubrieron dos
grandes estatuas de cerámica de un ser semidescarnado que representan a
Mictlantecuhtli (Fig.4). Estas dos esculturas (5 y 6) custodiaban la entrada
principal del ala Norte de la Casa de los Águilas. “Miden 174cm de altura y 98
cm de ancho máximo. La cabeza es desproporcionada, y representa 22,5% de la
altura total del personaje. Se caracteriza por orejas prominentes con pabellones
proyectados lateralmente y cuyos lóbulos están perforados. La superficie
correspondiente al cuero cabelludo presenta decenas de perforaciones
irregulares de 0,5 cm de diámetro. La cara es semidescarnada. Muestra dos
protuberancias hemisféricas con superficie lisa que figuran los ojos, los pómulos
pronunciados y una nariz sin su extremidad cartilaginosa, que revela las paredes
del vómer. El torso es abombado, esquelético y compuesto por ocho pares de
costillas” (López Luján 1998:112). Un elemento importante de la iconografía
aparece en la mejilla derecha de la escultura 5 : una mancha circular de color
amarillo. Es un rasgo característico de Mictlantecuhtli generalmente presente en
los códices y a menudo acompañado de puntos rojos, los dos simbolizando el
hueso y la sangre (López Luján y Mercado 1997:48). Las piezas llevan maxtlatl y
sandalias. Las estatuas estaban vestidas, coronadas de cabellos como sugieren
los muchos agujeros en los cráneos, y ataviadas con adornos de papel (Ibid.:
50).
Las dos estatuas de Mictlantecuhtli descubiertas en la Casa de las Águilas
tienen sobre los hombros una capa de una sustancia marrón con alto nivel de
albúmina y desde luego se identifica como la sangre humana, lo que viene a
corroborar las descripciones de dos códices (López Luján et Mercado 1997 : 45 ;
López Luján, Barbra, Lazos, Link et Ortíz 1998 : 24-25).

Frente a este extraordinario material arqueológico, confirmado por la iconografía,


inmediatamente se plantea la finalidad del ritual, cuándo se practicaba, por
quién, en qué condiciones. ¿Por qué dos estatuas de Mictlantecuhtli en la Casa
de las Águilas, espacio de carácter religioso pero que no era un templo o un
santuario dedicado al dios de la muerte? ¿Se puede pensar que si hay dos
estatuas seria para vestir a una de Mictlantecuhtli, y a la otra de Mictecacíhuatl?
En el Códice vaticano A, se presentan como una pareja, y Mictlantecuhtli como
Zizimitl jefe, pero por desgracia no asoma ni rastro de un seno en cualquiera de
las dos estatuas y las dos llevan maxtlatl.
La confrontación del texto que acompaña la imagen del códice y la arqueología
podría quizás ayudarnos a mayor entendimiento de este ritual.

fue añadida después sobre las copias hechas según el original y con el propósito de subrayar el horror de la escena
(2002:333).

5
III. Hipótesis de interpretación del rito de derramamiento de sangre sobre la
estatua de Mictlantecuhtli a través…

a) … del material arqueológico


Leonardo López Luján analiza la Casa de las Águilas como un edificio que
reproduce una porción del universo y sirve como lugar de paso para los ritos de
iniciación y los rituales funerarios del tlatoani. « … De acuerdo con esta lógica, el
Ala Norte sería la imagen terrenal del Mictlan y, por tanto, el lugar indicado para
el velatorio de cuerpo del soberano. Esto también sería un lugar apropiado para
que el sucesor, después de su muerte ritual en el Templo Mayor, realizara el
viaje metafórico a través del mundo de los muertos. En el nivel más profundo del
inframundo, se llevaría a cabo el enlace con el poder frente a los restos mortales
de su predecesor, tomando de manera legítima el relevo dinástico. El nuevo
tlatoani, después de su estancia en las entrañas de la tierra, en el útero múltiple
de los orígenes, renacería transfigurado en un ser divino. Suponiendo que el ala
norte estaba vinculada al ala este, lo que es muy posible, el soberano mexica
hubiera cruzado por dentro del edificio para reaparecer, como el sol cuando sale,
por el acceso oriental» (López Luján 1998 : 399-400).
La hipótesis es muy atractiva y lo suficientemente bien argumentada para ser
convincente, ahora hay que confrontarla con la glosas de lo códices
Magliabechiano y Tudela.

b) …. de la glosas de los códices Magliabechiano y Tudela


Los comentarios que acompañan a las imágenes de los dos códices ofrecen
interpretaciones bastante diferentes.

El comentario del Códice Magliabechiano informó de que:


« …y este hazian por que este diablo les fuese favorable al tiempo de su muerte
en cuia memoria ponian a sus pies deste demonio muchas cala vernias y guesos
de muerto significando que era senor de la muerte y estando ofrecida esta
sangre ponian un escaleto detrás del y subian por ella y derramavanse la encima
de la cabeza en senal que lo recibia y ponia sobre su cabeça este sacrifico para
no olvidar al tiempo de la muerte de aquel que lo ofrecia » (lám.87r°, 1983 : 216-
217 ; el subrayado es mío).
Así este ritual sangriento habrá tenido por objeto, según el glosador del Códice
Magliabechiano, conciliarse las buenas gracias de Mictlantecuhtli para que se
recordaba del sacrificante al momento de su muerte5. Todos los muertos tenían
que pasar por el Mictlan, el dominio de Mictlantecuhtli, y solo los mas meritorios
de ellos podrían salir y llegar a un más allá mas agradable. Como lo demuestro
Michel Graulich, el auto-sacrificio permitía de aumentar su mérito (1987 : 266-

5
Quizás una creencia comparable se encontraba todavía en la región de Oaxaca en el siglo XVII. Balsalobre cuenta que :
“En espirando el difunto, lavan el cuerpo, y cabeza con agua fría, y si es mujer le peinan los cabellos, y se los atan con
una cuerda blanca de hilado de algodón, y la amortajan con las vestiduras mas nuevas que tienen, poniéndoles dos ó
tres pares de naguas y huipiles mas ó menos, conforme al caudal de cada uno, y encima les suelen vestir la mortaja
ordinaria, metiendo dentro della cantidad de piedras pequeñas amarradas en un paño, en memoria de los sacrificios que
se hizieron porque sanasse el dicho difunto, ú de los remedios supersticiosses que los Letrados les aplicaron, y no les
fueron de provecho” (1987:238).

6
267). ¿Seria para aumentar sus probabilidades de abandonar el Mictlan que se
practicaba el auto-sacrificado en honor de Mictlantecuhtli ?

La glosa del Códice Tudela nos lleva a otra pista:


«…Esta es una manera que tenian los indios desta Nueva España de ofrecer
sangre por bivos o defuntos o enfermos. Tomavan un palo de tea y aguzávanle
de las puntas, y con la punta se abrían las orejas o lenguas se horadavan, y las
pantorillas y muñecas y muslos y bedijas y naturas, ansí ombres como mujeres y
sacabanse muncha sangre y en unos caxetes, que son escudillas tomaban la
sangre que se sacavan y llevabanla a los sacerdotes del diablo que llámaban
papas y estos tomaban la sangre y subían por escaleras y la echaban encima
del ydolo que estaba en medio del pueblo, situado para este efecto. Estos papas
tenían cargo de ofrecer por todo el pueblo y de pedir al demonio lo necesario, y
la salud para enfermos y descanso para los difuntos » (1980 lám.76v°; Ibid. en
Costumbres y fiestas fol.381r°-381v°, 1945 : 61).
El glosador, por lo tanto, hizo hincapié en dos razones para motivar tal
sangrientos sacrificios: ayudar a los enfermos y los muertos. Examinamos estas
dos posibilidades :
1) Para ayudar los enfermos : Este vínculo entre la enfermedad y Mictlantecuhtli
está presente en otra lámina del Códice Tudela (lám.52r°; Fig.5), donde aparece
una criatura totalmente descarnada, el hígado prominente, sentada sobre tres
cráneos. En su cara lleva puntos amarillos característicos de Mictlantecuhtli.
Alrededor de ella cinco personajes, tres hombres y dos mujeres, llorando y con
voluta de la palabra delante de la boca ciertamente para indicar que están
haciendo peticiones a la divinidad. Dice el comentario que acompaña a la pintura
que :
«… Este Humitecutli era abogado de las enfermedades y todos los enfermos o
flacos sacrificaban y adoraban este demonio para que le diese salud, y ansi está
él pintado de flaco y descarnado » (1980 lám.52r° ; Ibid. en Costumbres y fiestas
fol.365r° 1945 : 56). La lámina 50r° del Códice Tudela (Fig.6) representa una
mujer sentada delante un momoztli decorado con cráneos y huesos cruzados
bastante comparable a la base sobre la cual esta de pie Mictlantecuhtli en el folio
76r°. El comentario del folio 363v° de las Costumbres y Fiestas, equivalente del
folio 50r° del Tudela pero sin imágenes, nos dice : «…Si algun indio enfermava
yvan los parientes ante esta vieja sortilega que les dixese de que procedia el
mal, la qual echava unos granos de maiz y frisoles sobre un petate arrojandolos
con una tablilla como la que tiene en la mano, y estando ante el demonio y dezia
lo que se le antojava y llámava al demonio que se lo déclarasse y se caya un
grano de maiz sobre otro, dezia que de sometico era su mal » (1945 :56).
Este dios delante quien la vieja “hechicera” (como la designa el comentario
sobre el diseño) adivinaba, podría ser Mictlantecuhtli en su base de cráneo y
huesos cruzados, aun cuando el copista no lo representó.
Por lo tanto, de acuerdo con el comentario del Tudela las ofrendas hechas a
Mictlantecuhtli serían vinculadas a peticiones relacionadas con la enfermedad.
Dado que la enfermedad conduce a menudo a la muerte, y que Mictlantecuhtli
es el dueño del mundo de la muerte, podría parecer lógico utilizar esta divinidad

7
para recuperar la salud y rechazar a la muerte. En un conjuro consignado por La
Serna, Mictlantecuhtli es invocado para determinar el estado de un paciente,
para saber si se iba a morir pronto :
« Invoca a el Dios Mictlantecuctli, Dios del Infierno. Yo en persona, Principe de el
Infierno, quiero, que se sepa el estado deste enfermo, si morirá presto, ó no?
antes de durar algun tiempo” (1987 : 401).
Este vínculo entre los dioses del inframundo y las enfermedades, apenas
esbozado en los datos del Altiplano Central, aparece claramente en el mundo
maya donde las enfermedades vienen del inframundo. Varias deidades del
Xibalba son evidentemente encarnación de enfermedades. Por ejemplo, Ahalpuh
y Ahalganá, de los cuales se dice : “… el oficio de estos era hinchar a los
hombres, hacerles brotar pus de la piernas y teñirles de amarillo la cara” (Popol
Vuh Recinos 1947 : 123)6. En el Michoacán, también se pensaba que la
proximidad de la muerte podía llevar enfermedades y se dice que después de la
cremación y del enterramiento de las cenizas del Calzoncin del Michoacan, « …
luego todos aquellos que habían tocado al Calzoncin o a los otros muertos, se
iban a bañar porque no se les pegase alguna enfermedad » (Motolinia 1971 :
303). Más tarde, en el decimoséptimo siglo, en la región de Oaxaca, Balsalobre
revela la misma costumbre. Apunta que después de la muerte de una persona
sus padres sacrificaban un perrito o una gallina al dios del infierno y a la diosa su
esposa y se dice que : “… sacrificaban para los difuntos, y para atajar las
enfermedades, y muertes, que no lleguen a sus casas” (1987 : 238).

2) Para ayudar los difuntos : Según la segunda parte del comentario del Códice
Tudela, esta sangrienta ofrenda se destinaba también al “descanso de los
muertos”. Durante los rituales funerarios se ponía con el difunto varias ofrendas
como ropa, manta, comida, agua y un perrito. Todos estos presentes
acompañaban y ayudaban el difunto durante su viaje a través del inframundo y,
llegando al Mictlan, las entregaba a Mictlantecuhtli (Códice Florentino Tomo III :
43-44 ; Primeros Memoriales 1997 : 179). No se menciona autosacrificio de
sangre durante los rituales funerarios aun si es común encontrar punzones de
hueso en contexto arqueológico funerario (Chavez Balderas 2007 : 104, 306-
307). Parece lógico suponer que podía haber ofrendas de sangre durante el
funeral porque la sangre es pura energía y, por tanto, la sustancia ideal para
apoyar los pasos del difunto en el más allá.
Durante los cuatro años siguientes a la muerte, los familiares del difunto seguían
haciendo, a ciertas fechas, ofrendas de alimentos, flores, incienso en el lugar de
entierro de la urna cineraria y en caso de muertos de alto rango se hacían
sacrificios humanos (Motolinía 1971 : 306 ; Durán 1984 T2 : 300 ; Códice
Florentino Tomo III : 44). También parece que a veces se práctica el
autosacrificio en ofrenda post-funerarias. Según las Costumbres y fiestas, en la
fiesta de Toxcatl :
“… hazian la fiesta de los defunctos; porque offrecian por ellos ante el demonio
muchas gallinas y maiz y mantas y vestidos y comida e otras cosas y en

6
Le Père Pantaleón Guzmán relata que los Cakchiquels adoraban los dioses Ahal Puh, Ahal Tecob, Ahal Xic et Ahal
Canyá. Todos son nombres de enfermedades (Popol Vuh, Recinos 1947 : 124, note 95).

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particular cada uno hazia en su casa gran fiesta y las imagenes que tenian de
sus padres y papas y defunctos sahumavan con encienso e sacrificavanse las
lenguas y orejas y piernas y braços y sus partes y con la sangre untavan estos
idolos de sus pasados y cubrianlos con un papel, y cada uno hazian lo mesmo”
(fol.342v, 1945:42).
De igual manera que antes la ofrenda de sangre tenía por propósito de fortalecer
los pasos del muerto en el inframundo. Así podría ser a un ritual de este tipo,
sea antes o después del funeral, que refiere el comentario del Códice Tudela.

Conclusión

Llegando al fin de nuestra ponencia no tenemos una interpretación única para


explicar este extraño ritual de bañar de sangre la estatua de Mictlantecuhtli.
Encontramos varias pistas de interpretación que mas bien traducen la
complexidad del culto que debía recibir el dios de la muerte, deidad ciertamente
importante para la vida cotidiana de los mexicanos aunque sólo sea por su
poderosa influencia en el calendario divinatorio. La multiplicidad de papeles y
funciones asumidas por Mictlantecuhtli (dios de la muerte, del Mictlan, en
conjunción con el renacimiento, la gestación humana y vegetal, etc.), parte del
cual fue ignorado por los cronistas en beneficio de su único aspecto del dios del
inframundo equivalente del Maligno, debía multiplicar los tipos de homenajes
que se le rendía y de los cuales solo pocos testimonios llegaron hasta nosotros.

Bibliografía
BALSALOBRE, Gonzalo, 1987. « Relación auténtica de las idolatrías,
supersticiones y vanas observaciones de los indios del obispo de Oaxaca,
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