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La Generación Decapitada fue una agrupación literaria, formada por

cuatro poetas jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX.
Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva y Ernesto Noboa y Caamaño; y,
dos quiteños, Arturo Borja y Humberto Fierro, fueron los precursores del Modernismo en el
Ecuador. Estos cuatro escritores fueron grandemente influenciados por el movimiento
modernista de Rubén Darío y la poesía simbolista francesa de finales del siglo XIX. Todos
leyeron en su lengua original a emblemáticos bardos franceses como: Baudelaire, Victor
Hugo, Samain, Rimbaud y Verlaine.
A esta generación se la denominó «decapitada» por el hecho de que todos estos poetas
murieron a muy temprana edad, Silva a los 21 años, Borja a los 20 años, Fierro a los 39
años, Noboa a los 36 años; dos de ellos se suicidaron. Cabe destacar el hecho de que
aunque ellos se conocieron en vida e incluso se dedicaron poemas mutuamente, nunca se
reunieron para crear propiamente una agrupación literaria.
El término «generación decapitada» nació a mediados del siglo XX, cuando algunos
periodistas e historiadores ecuatorianos decidieron nombrarla al notar similitudes poéticas
entre estos autores.
El libro El árbol del bien y del mal, de Medardo Ángel Silva, es una colección de bellos
poemas. La poesía El alma en los labios, que Medardo escribió días antes de su muerte y
que estaba dedicada a Rosa Amada Villegas,1 se convirtió en un popular pasillo
interpretado magistralmente por Julio Jaramillo con música de Francisco Paredes Herrera,
dejando así en claro su estilo de poesía depresiva, melancólica, llena de hermosos versos
de amor extremis llamando tal vez sin querer a la muerte en forma de musa inspiradora.
De igual modo, el poema Para mí tu recuerdo, de Arturo Borja, fue musicalizado,
como pasillo, por el compositor Miguel Ángel Casares Viteri, pasando a ser interpretado
por destacados vocalistas como Carlota Jaramillo y Bolívar “El pollo” Ortiz

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