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La Generación Decapitada del Modernismo en Ecuador destacó por su enfoque estilizado y

romántico, siendo Medardo Ángel Silva su figura más prominente, cuya trágica muerte a
los 26 años añadió un aura de misterio a su legado literario. Iniciaré compartiendo
información relevante referente a El modernismo en el Ecuador – Generación Decapitada.

La generación decapitada estuvo integrada por Arturo Borja, Humberto Fierro, Ernesto
Noboa Caamaño y Medardo Ángel Silva, cuatro poetas que actualmente constituyen la
cara visible del modernismo ecuatoriano.

Fue un movimiento trascendental en América Latina que renovó el concepto de vida y


arte, especialmente la literatura, entonces asociado a la traición española. Su lema era "el
arte por el arte" y uno de sus compromisos era fortalecer el espacio automático en la
poesía.

Se lo denominó como generación decapitada por el hecho de que todos estos poetas
murieron a una edad temprana. Silva a sus 21 años después de haber tomado una cruda
decisión de acabar con su vida en frente de su amada. Noboa a sus 36 años, Borja a sus 20
años y Fierro a sus 39 años.

El modernismo se conoce como una forma de crisis universal de la letra y el espíritu


hispano que se manifestó en el arte, la ciencia, la religión y la política. Es un movimiento
literario desarrollado entre los años 1880 y 1917, dicho movimiento es la base de la poesía
y se caracteriza por su ambigua rebelión creativa, narcisista y refinamiento aristocrático.

Durante esta época, la profesión del escritor o del poeta no se consideraba de prestigio y
los modernistas eran vistos como perezosos pensadores que abandonaban los estudios y
terminaban, en su mayoría, en la ruta del alcohol o de la droga. En la realidad, el mensaje
que quería divulgar este grupo de poetas, que tenía una eterna melancolía, no venía
escuchado y no era bien acogido. Sin embargo, fueron ellos los que anticiparon los
cambios sociales y filosóficos de la sociedad.

Las obras modernistas ecuatorianas surgieron más tarde, cuando el movimiento


latinoamericano estaba en sus años de ocaso y las nuevas tendencias literarias
comenzaban a tomar el relevo. Silva publicó “El árbol del bien y del mal” en 1917, Fierro
en 1919 “El laúd en el valle” Borja en 1960 “La flauta de Ónix” y Noboa Caamaño en 1922
“Romanzas de la Hora”.
Hacia 1930, la vanguardia finalmente irrumpió en Ecuador con el libro de cuentos “Los que
se van” del grupo guayaquileño. Así, el modernismo ecuatoriano no sólo fue tardío, sino
también efímero.

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