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Ingrid del Castillo Morata

COMENTARIO DE TEXTO. LÁZARO Y EL HIDALGO.

Este texto es un fragmento perteneciente a la obra La vida de Lazarillo de


Tormes y de sus fortunas y adversidades, más conocida como Lazarillo de
Tormes y de autor anónimo, el cual fue escrito en el siglo XVI, durante el
Renacimiento, concretamente el 1554. Esta obra supuso un nuevo
planteamiento a la hora de narrar, ya que es una novela de corte realista y da
testimonio de la realidad inmediata. Esta obra tuvo un gran éxito y a la vez una
gran polémica, fue prohibida y condenada por la Inquisición, pero fue tan
grande su éxito que Felipe II tuvo que encargar su publicación expurgada bajo
el título del Lazarillo castigado unos años después. La intención del autor fue
dar categoría literaria a la vida de un personaje insignificante, lo cual le permite
poner de manifiesto su visión antiheroica del mundo y, al mismo tiempo, hacer
una crítica a la sociedad, fundamentalmente a la nobleza y al clero.

El texto está escrito en primera persona, el propio Lázaro es quien narra, de ahí
su carácter autobiográfico, y pertenece al Tratado III, en el que el Lázaro sirve
a un nuevo amo en Toledo, un escudero, el cual resulta no tener
absolutamente nada. El Lázaro tiene que alimentar al amo, quien dice ya haber
comido, sin herir su dignidad. En este fragmento, Lázaro reparte con su amo
unas uñas de vaca y algunas tripas cocidas que le han regalado. El muchacho
se lamenta de su desventurado amo, quien siempre anda preocupado por
aparentar una condición que no posee, al ver el orgullo y el hambre de éste. En
el texto se describe al hidalgo como desventurado, aunque los personajes son
descritos a través de una caracterización indirecta, es decir, la información
sobre estos se consigue a través de sus actos y palabras. En este caso, el amo
se muestra ridículo intentando disimular su hambre y revoloteando alrededor
del Lázaro para que éste le ofrezca de su comida. En el fragmento existe una
evidente crítica social. Los personajes y el ambiente del texto, al igual que en
toda la obra, corresponde con un mundo de marginados sociales. Aquí, vemos
como el Lázaro conoce las miserias de su amo ya que también las ha vivido y
actúa en consecuencia. El escudero, sin embargo, es un arquetipo, la
personificación de una nobleza empobrecida y pusilánime cargada de vanidad
y egoísmo.
Esta obra pertenece a un género literario que entonces era insólito: la novela
picaresca, el cual forma parte de la novela realista, ya que se descubre la
pobreza y se ofrece una imagen poco amable de la sociedad, no contiene
elementos fantásticos, exóticos, etc.

El uso del diálogo es claramente visible, dando al fragmento un carácter casi


teatral. Está escrito en un lenguaje llano, sin artificios, y cambia según la
condición individual de cada personaje y según lo que pide cada situación. El
lenguaje de esta obra destaca por el respeto que conduce al personaje a
utilizar la lengua coloquial, con sus expresiones populares, refranes y
modismos. Además, también utiliza figuras retóricas como la metáfora,
Ingrid del Castillo Morata

antítesis, paralelismo, y por supuesto, la ironía que está presente en toda la


obra, y en este fragmento aparece cuando el Lázaro dice para sí mismo “La
muy buena que tú tienes te hace parecer la mía hermosa” refiriéndose a la
forma de comer del escudero, ya que está muerto de hambre. El Lazarillo nos
muestra la dura vida del niño pícaro, su lucha por sobrevivir en un mundo hostil
y cruel en el que los débiles son aplastados y la justicia no existe. Sin embargo,
en este fragmento aparece un Lázaro muy diferente del que se venga del ciego
en el Tratado I, aquí observamos a un Lázaro compadecido de las miserias del
escudero, víctima de un absurdo honor que le obliga a guardar las apariencias
a costa de morir de hambre.

Este fragmento transmite compasión por parte del Lázaro, quien se muestra
como un ser profundamente humano y caritativo a pesar de su pobreza y
marginación. Su forma de vida, comportamiento, aspiraciones y causas de su
marginación coinciden también con las de personas reales que por diversos
motivos viven al margen de la sociedad.

El texto es una evidente crítica social, la cual justifica el deliberado propósito


del autor de permanecer en el anonimato. Este texto es aún vigente ya que el
tema que trata sigue presente en la actualidad, personas a quienes su orgullo
mata, tan solo por dar una buena imagen. Actualmente, la palabra pícaro no es
muy común para describir alguien pobre, tan solo en la literatura.

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