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Entre los años 2010 y 2012 Ada Espinoza tuvo dos cuadros de cáncer
de mama. En ese mismo lapso, quedó embarazada pero perdió a su
bebé en pleno proceso de gestación. Estos episodios la llevaron a
evaluar profundamente su vida como persona y profesional.
Finalmente tomó la decisión de dejar su trabajo como gerente
corporativa de finanzas en una importante consultora, para emprender
el sueño del negocio propio. Como no sabía por dónde empezar, su
esposo le sugirió que se dedicara al diseño de zapatos para mujeres,
por su predilección por los zapatos de diseño. Entonces, Ada empezó
a diseñar una línea de zapatos, con exclusivos diseños inspirados en la
cultura peruana, algo que le encantó desde el principio, porque los
zapatos le fascinan.
Como Ada ama las flores, pensó en buscar el nombre de una planta
para su marca. Como sus padres son de Ancash le preguntó por la flor
más representativa de la región. Ellos le dijeron que era la cantuta. Así
nació el nombre de su línea de calzado: Khantu, palabra quechua que
significa cantuta, la flor nacional del Perú. Pensó en tener dos
categorías. Por un lado, zapatos casuales y de vestir. Por otro, la línea
“orgullosamente peruana”, inspirada en temáticas regionales de las
diferentes culturas del Perú, tanto de la sierra como de la selva
Pero no todo fue pensar el nombre o diseñar los zapatos. Había que
abrir el negocio, hacer trámites, buscar proveedores, alquilar un local,
contratar expertos en hacer zapatos que cubran sus expectativas,
contratar vendedores, entre otras responsabilidades. De estar
acostumbrada a esperar su pago a fin de mes, Ada se convirtió
entonces en su propia jefa, encargándose desde la definición de los
productos que quería vender, hasta de los trámites que necesitaba
realizar para abrir su primera tienda. A pesar de las dificultades ella
supo salir adelante.