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Paulo Freire, nacido en el año 1921, en una de las regiones más humildes del Estado de Recife

(Brasil), se destaca como icono de la Pedagogía por dedicar su vida a ser uno de los ejemplos más
significativos del enfoque crítico de la educación. A lo largo de los años 50 y 60, desarrolló sus
primeros aportes trabajando con adultos analfabetos. Pero en el año 1964, con el golpe militar contra
el presidente Goulart se pone fin al programa de alfabetización de ámbito nacional del cual Freire era
responsable. Luego de estar preso, se exilia en Bolivia, y entre 1964 y 1969, se instala en Chile desde
donde continúa con su labor. En 1968 escribe una de sus obras más emblemáticas, Pedagogía del
Oprimido, una reveladora crítica sobre el carácter político del problema educativo.
Freire aboga en su obra por una educación liberadora y politizada. A su vez, manifiesta el
Método Psicosocial, como método de alfabetización que apunta a la educación de las personas
adultas, frente a una necesaria dinámica en donde es indispensable contemplar el dialogo como
una interacción equitativa entre educando y educador; así como también a la inserción y el hecho
de comprender que nadie educa a nadie, ni nadie se educa a sí mismo, sino que es resultado de una
mediatización con el mundo.
Freire quería acabar con el silencio de los pueblos, insertando desde la educación las claves
que le permitieran a las personas encontrar su identidad social, a partir de estrategias
concientizadoras; la acción alfabetizadora tenía de trasfondo el sentimiento de cooperación para la
liberación.
En Pedagogía del Oprimido, se manifiesta la existente relación contradictoria entre oprimido y
opresor, en cuanto el primero apela a la resignación, se identifica con esa superación, y por ende lo
anhela como máxima de vida, lo que produce que cese de su liberación en pos de convertirse en
eso que cree lo mejor, sin entender que sin uno no existiría el otro; por esto Freire, sostiene que el
oprimido aloja en sí mismo al opresor, y es relevante que se logre superar esta contradicción con
acciones revolucionarias donde el oprimido deje de reproducir las conductas impuestas y busque
la concreción de su autonomía.
Freire considera a la Educación Bancaria el principal agente de reproducción de la desigualdad,
donde en vez de comunicación entre educando y educador existen “depósitos” de saberes
repetitivos que forjan la ignorancia y arraigan la imposición, la adaptabilidad y la dominación del
educando frente al “recipiente” incapaz de tener otra realidad.
Para el autor, el mundo de los oprimidos debe abandonar la docilidad y emerger como un
“hombre nuevo”, para esto propone el recurso del dialogo como práctica educativa que permita
descubrir y comprender la realidad de cada sujeto, desde el aprendizaje y compromisos colectivos.
Es la educación el acto más revolucionario que pueda existir, por esto Freire dice: “la
educación debe considerar al Hombre como sujeto y no como un objeto. El hombre llega a ser
sujeto cuando reflexiona sobre sí se identifica y tiene conciencia sobre su situación social y
económica. El sujeto interviene para cambiar la sociedad y llega a ser un creador de cultura. El
hombre como objeto es dependiente de otro, y busca siempre ser domesticado. No tiene
conciencia de su realidad. No crea cultura y no participa activamente en la transformación de su
realidad social y económica”.

ALUMNA: ACOSTA DAIANA BELÉN

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