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Asesor:
Luis Alejandro Ramírez Orjuela
“Es así como, mientras la práctica bancaria, como enfatizáramos, implica una
especie de anestésico, inhibiendo el poder creador de los educandos, la
educación problematizadora, de carácter auténticamente reflexivo, implica un
acto permanente de desvelamiento de la realidad. La primera pretende
mantener la inmersión, la segunda, por el contrario, busca la emersión de las
conciencias, de la que resulta la inserción crítica en la realidad.”
Paulo Freire (1978, p.73)
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Contenido
Introducció n
Sobre hombros de gigantes: un encuadre teó rico conceptual
Caminos del saber: el diseñ o metodoló gico
Reconstruir el momento: contexto, política y resistencias alrededor de la Cá tedra Estudiantil:
Universidad, Participació n y Sociedad de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.
Neoliberalismo, nuevas crisis universitarias
La Universidad Nacional de Colombia y la encrucijada neoliberal en el nuevo milenio
Cá tedra Estudiantil y la importancia del estudiante
Pensar y repensar la prá ctica: reflexiones en torno a los aprendizajes surtidos en la Cá tedra
Estudiantil desde el 2017 hasta el 2019.
Nuevas subjetividades, la base de todo proceso político
La acció n colectiva y la prá ctica pedagó gica
Transformació n institucional y cambios político-pedagó gicos
Conclusiones
Comunicació n de resultados
Anexos
Referencias
Introducción
¿La educació n popular y la educació n pú blica pueden encontrarse? Una
respuesta rá pida podría asegurar que sí, que la educació n popular es tan só lo una de
las tantas metodologías de trabajo que apunta a objetivos específicos y que casi
siempre se trabajan con adultos. La educació n popular sería apenas un método de
trabajo que puede aplicarse indiscriminadamente, sin contexto y sin reparo. Otro tipo
de respuesta, mucho má s politizada, negaría de entrada, incluso, la posibilidad de una
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relació n entre la una y otra en la sola frase. Educació n popular y educació n pú blica son
concepciones antagó nicas, irreconciliables y antitéticas de la prá ctica educativa. En
una orilla está el saber situado y en otra, muy distinta, el conocimiento
homogenizante. Hay una negació n tajante entre una y otra, y objetivos disimules
imposibles de converger. No obstante, estas afirmaciones apresuradas no transitan
por un momento de reflexividad y complejidad que, ante un mundo como el nuestro,
es necesario para construir nuevas posibilidades.
Sin embargo, el contexto neoliberal debilita las bases sobre las cuales
diferentes actores trabajan políticamente, formá ndose y formando a otros, en las
universidades pú blicas. Estos espacios se han transformado institucionalmente a
través de un proyecto consciente y dirigido a minar en lo má s profundo de su
constitució n: la financiació n estatal. Desde este eje, se les han impuesto a las
universidades pú blicas latinoamericanas cargas financieras, administrativas y
políticas que la controlan aú n má s, a su vez que la inducen a la agonía. En un proceso
paulatino y desregulador, el Estado asume menos una actitud promotora y sostenible
que una evaluadora y reguladora de mercado( Carrasco, 2020).
Hoy má s que nunca es importante reconocer los aportes que entre una y otra
modalidad se pueden tejer, reflexioná ndolos como eso, aportes. No se trata de una
simbiosis, ni de una cooperació n intencionada, ni de encuentros pasivos que dará n
paso a que la educació n pú blica por fin atienda a las necesidades y saberes de todos
los oprimidos y oprimidas en razó n debido a su libertad. Reconocerlas como
modalidades con intenciones políticas diversas y con proyecciones diferenciadas no
implica que no puedan lograr un punto de encuentro, sobre todo en términos
estratégicos. Para esos fines, rastrear experiencias que den cuenta de los elementos
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que de uno y otro lado se encuentran permitiría identificar estrategias para potenciar
los alcances de las acciones político-pedagó gicas, y así construir una nueva educació n
má s cercana a todos y todas, que reconstruyan esos saberes desde abajo y examine las
necesidades sociales de manera crítica.
En esa doble vía, la de reconstruir una experiencia hasta ahora ú nica en el país
en donde los y las estudiantes tienen el control total sobre la programació n de una
asignatura formal y, la de, a partir de allí, escarbar los aportes que puede ofrecer la
educació n popular en el marco de la crisis de la educació n pú blica, es una tarea
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académica, rigurosa en la forma en la que recolecta y tramita los datos, pero dotada de
un sentido político que se empeñ a en encontrar muchos má s lugares y caminos que
aporten a una transformació n total.
Para esto, lo que se entiende por educació n pú blica y por educació n popular
debe transitar por una mediació n desde la teoría crítica. Partir de definiciones
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excluyentes como que la educació n formal está signada por el poder estatal es la
antítesis de una educació n que epistémica y metodoló gicamente se opone al poder
instaurado; e incluso, de visiones acortadas donde la educació n popular es tan só lo
una las tantas metodologías empleadas para el trabajo con adultos, que no entra en
conflicto con escenario pú blico como formació n ciudadana y continua, só lo perpetua
un debate sin contexto.
[…] En esta medida cabe decir que el concepto de educació n para la consciencia
y la racionalidad apunta a un combate en dos frentes. Tal vez la adaptació n a lo
existente sea indomeñ able; pero, en cualquier caso, no deberíamos ceder a ella.
(p.96)
De modo que la pedagogía crítica es atravesada tanto por una diatriba con la
construcció n del conocimiento moderno, como por una valoració n y relació n
embrionaria con la acció n política. Esto no quiere decir que su crítica se reduzca a otra
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las producciones propias. América Latina se identifica por la manera en la que conjuga
un pensamiento pedagó gico-político alternativo y contrahegemó nico y una diversidad
social que se acompañ a de movimiento, organizació n y memoria (Cabaluz, 2015). Este
material es aprovechado con suma creatividad para fortalecer la propuesta crítica de
la prá ctica educativa y conformar comunidades alrededor de esto. Cabaluz (2015)
recoge en seis postulados los principios que ubican la particularidad de la pedagogía
crítica latinoamericana:
Es entonces como desde este enfoque teó rico es posible retomar la educació n
popular y la educació n pú blica como fenó menos y modalidades que encarnan una
crítica y contradicció n con el mundo; respectivamente, productoras o reproductoras
1 Sujetos que desde el sistema capitalista se invisibilizan y quedan sumergidos en la cotidianidad occidental.
2 Que es otredad siempre entendida de esta manera, sin posibilidad de afirmación.
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Reflexionar sobre este proceso a la luz de los aportes que la educació n popular
brinda a la educació n pú blica, implica el acercamiento genuino a las formas en las que
en su cotidianidad bebió y generó teoría para llegar a ser una experiencia reconocida
en la lucha por las transformaciones sociales universitarias. Indagar sobre los aportes
de una modalidad a otra es una tarea de revisió n minuciosa, ló gica y
fundamentalmente experiencial, que só lo se logra a través de la vivencia es que se
reflexiona sobre la puesta en marcha o no de los elementos. Por esta razó n, encuadrar
una sistematizació n de experiencias se compagina tanto con el enfoque teó rico en el
que se sustenta los debates planteados, es decir, desde la pedagogía crítica, como con
el compromiso por resaltar y reflexionar las experiencias con las que se construye el
movimiento estudiantil hoy y que todavía no son lo suficientemente reconocidas.
tanto las prá cticas como los principios que pueden ser puente entre la educació n
pú blica y la educació n popular, y que, a s vez, fueron nucleares y se explicitaron en el
desarrollo la Cá tedra Estudiantil: Universidad, Participació n y Sociedad. Estas
categorías operativizan esa relació n a través de tres momentos: la construcció n de
una subjetividad, la colectivizació n de intereses y acciones políticas y la incidencia en
espacios de poder. Ademá s, se corresponden con un proceso ló gico de recolecció n de
la informació n y de aná lisis, que da cuenta de una forma escalar y circular de
construcció n del conocimiento, teniendo en cuenta las percepciones subjetivas y las
transformaciones institucionales y sociales, en este caso, dentro la Universidad
Nacional de Colombia.
Evaluar
estratégicamente las
condiciones ∙ Actas y archivo institucional
institucionales donde Transformació n
se inserta, de manera ∙ Declaraciones de administrativos de la
institucional
curricular, la Cá tedra época.
estudiantil en relació n
con sus objetivos
político-pedagó gicos
Fuente: Elaboració n propia.
Como consecuencia, se tiene una educació n que existe cada vez menos en el
á mbito social y que se categoriza ineficaz e improductiva. Paulatinamente se disuelve
el derecho a la educació n, dejando al olvido las mismas funciones que en su
concepció n liberal-moderna la fundaron. La educació n universalizante, obligatoria,
productora de cultura se convierte en un “campo de valorizació n del capitalismo
educativo” (De Soussa,2007, p.28).
Sin embargo, aunque estas tres variables se relacionan entre sí, es la crisis
institucional la que afecta y socaba las crisis anteriores al caer bajo su taló n de
Aquiles: la financiació n. La universidad depende de la generació n de sus propios
recursos en un contexto que la ha olvidado por completo. En el marco del
neoliberalismo “el Estado decidió reducir su compromiso político con las
universidades y con la educació n en general, convirtiendo a esta en un bien que,
siendo pú blico, no tiene que estar asegurado por el Estado” (De Sousa, 2007, p. 24).
Esta crisis institucional tuvo como consecuencia no só lo que la universidad fuera
forzada a asumirse en la ló gica del mercado, sino que ella misma se reproduce
internamente como mercado.
por los recursos de privados. Esto quiere decir que la universidad se asume como una
organizació n con á nimo de lucro que prepara productos para la competencia que le
signifiquen ganancias, o al menos lo suficiente para sobrevivir. Esto lo realiza
mediante los está ndares de calidad y eficiencia (Carrasco, 2020), los cuales
determinan la política educativa y van cerrando la carrera en donde todas apuestan
por conseguir la universidad como un espacio lucrativo. Pero, por otra parte, la
universidad se reproduce a sí misma bajo la ló gica privada al promover currículos y
relaciones institucionales calificadas bajo los mismos criterios de calidad y eficiencia,
alentado a profesores y estudiantes a entender la universidad como mera cualificació n
técnica, presionando a la base estudiantil en su ingreso y permanencia, y olvidando su
funció n socializadora.
Lo anterior constituye una crisis severa pues, incluso, las universidades deben
competir de manera global por los recursos, en una pugna desigual. La creació n de
mercado internacionales de títulos universitarios, la necesidad de una mano de obra
medianamente calificada y ejércitos de mano de obra barata para el mantenimiento de
las tecnologías de la informació n y comunicació n, la educació n continua como fortín
de financiació n a largo plazo, los rankings de investigació n y calidad académica y la
desregularizació n en términos de las instituciones que se encargan de la educació n
social, son síntomas de un proyecto global de recambio en la concepció n de la
educació n en donde la privatizació n y la desregulació n son pan para el sediento.
caravanas hasta Bogotá se dieron desde Medellín, Palmira y Manizales, y hasta se llegó
a huelgas de hambre porque los estudiantes fueran escuchados (El Tiempo, 2008).
Sin embargo, aunque esta gesta de movilizació n estudiantil no tuvo frutos, pues
finalizando el añ o se mantuvo la reforma académica; la movilizació n de la Universidad
Nacional fue el impulso para que un añ o después comenzara una de las movilizaciones
estudiantiles má s grandes de la historia de Colombia. Cuando Juan Manuel Santos
asumió la presidencia en 2010 propuso una reforma a la Ley 30 que dejaba aú n má s
desamparadas a las Universidades en la consecució n del capital necesario para su
funcionamiento. A esta propuesta de acto legislativo, los estudiantes respondieron en
movilizaciones masivas por todo el país y articulá ndose bajo una plataforma que
asumió el nombre de Mesa Amplia Nacional de Estudiantes (MANE).
En el 2015, por ejemplo, la cantidad los recursos invertidos del orden nacional
representaron un 55% de la financiació n general de la universidad (Universidad
Nacional de Colombia, 2014), apenas un 5% má s de la mitad para comprometerse con
la noció n financiera de que si se participa en la mayoría absoluta de los recursos, es
una entidad pú blica. Para el 2016 este mismo porcentaje bajo a un 54% (Universidad
Nacional de Colombia, 2015b), bajando a penas 1% pero reconociendo una mayor
presió n en los fondos especiales. Por ú ltimo, para el 2017 se evidencia una
participació n del 56% de fondos nacionales, que no son del todo financiados por el
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Estado, sino que provienen en su mayoría de recursos propios. Vale reconocer que
estos presupuestos son proyectivos que se realizan meses antes de darse en vigencia y
dependen, nuevamente, de la política econó mica que desarrolle el Ministerio de
Hacienda para el añ o que entra en vigor.
oportunidad, definida como las condiciones convenientes que tienen los movimientos
sociales para modificar las instituciones y sus disposiciones ideoló gicas (McAdam,
1985), ofreció a los estudiantes un escenario de poder y de incidencia política que
concluyó en un momento crítico: la reforma que adelantaba el Consejo Superior
Universitario al Estatuto estudiantil en sus disposiciones de Bienestar.
Una lucha significativa para destacar en este punto fue el nombre que tuvo la
asignatura. En principio, los integrantes de la comisió n política, ahora recogidos bajo
el nombre de equipo de trabajo, querían darle el nombre de Cá tedra Estudiantil:
Universidad Participativa, pero este no fue admitido por la Direcció n Académica, que
rá pidamente lo cambió por Cá tedra Universidad, Participació n y Sociedad. La
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Pedagó gico y que fue nutrido desde perspectivas políticas y pedagó gicas de la defensa
de la universidad Pú blica.
1 septiembre Pú blico -privado: ¿Cuá les son los límites de cada esfera?
Temá tica tras temá tica los estudiantes del equipo de trabajo fueron recogiendo
las impresiones de los estudiantes, acercá ndose a ellos. Para la sesió n sobre sujetos y
colectividades se diseñ ó una taller prá ctico que pensaba en las soluciones para la
comunidad de los Ranchitos, para el taller de democracia se propuso un meme sobre
discusiones entorno a la democracia, en el tema de los pú blico y privado se realizó un
estudio de casos sobre las ventas ambulantes en las universidades, para la historia del
movimiento estudiantil se realizaron líneas del tiempo por décadas y como actividad
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necesarias y ofreció el auditorio Torre de la Memoria con el que tenían convenio con
la Biblioteca Pú blica Piloto.
Con casi todas las condiciones aseguradas, el 17 de agosto del 2018 se dio
inicio a una nueva versió n de la Cá tedra Estudiantil: Universidad, Participació n y
Sociedad en la cual se dio una transformació n a los contenidos curriculares y a la
metodología de trabajo. Esta vez, cada integrante de le Cá tedra estaría encargado de
un equipo de 20 personas para el desarrollo de los talleres, logrando así disminuir la
cantidad masiva estudiante por monitor. Los temas trabajados se organizaron de la
siguiente manera: i) qué es la universidad, ii) historia de la universidad nacional, iii)
universidad y sociedad, iv) lo pú blico y lo privado, v) políticas educativas, vi)
estructura de la universidad, vii) normas y procesos, viii) democracia, ix) sujetos,
comunidades y colectivos, x) participació n y mecanismos, xi) movimiento estudiantil,
xii) género y xiii) ciencia y cambio social. Esta nueva estructura respondió a demandas
de los estudiantes en el semestre 2017-II y a nuevas ló gicas de trabajo del equipo. Así
rezaba un apartado de la presentació n a ese nuevo semestre, tan revitalizador para
muchos:
Sin embargo, luego de un á lgido proceso electoral en el cual fue electo Ivá n
Duque Má rquez como presidente del país, la movilizació n estudiantil se aguzó y en las
tres primeras semanas del semestre académico del 2018-II la Universidad Nacional de
Colombia, vía asamblea estudiantil, activó el mecanismo de Asamblea Permanente y
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El paro estudiantil, entonces, má s que ser un obstá culo para que la cá tedra
como asignatura pudiera desarrollarse de manera continua, luego de un añ o de no ser
ofertada; significó una estructura de oportunidad para que el movimiento estudiantil
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Sobre todo, esta era una oportunidad mucho má s segura pues los actores con
los que se debía negociar eran nuevos y parecían estar má s cercanos a la propuesta
curricular de la asignatura. En específico la vicerrectoría había cambiado y en la
Facultad de Ciencias Humanas y Econó micas (FCHE) la decanatura la había ganado el
profesor Miguel Á ngel Ruiz. De esta manera, la catedra adelantó un trabajo estratégico
de acercamiento a la decanatura para ir en una propuesta conjunta, estudiantes y
facultad, a negociar en sede las condiciones para la continuidad.
6 En su charla se realizó un homenaje a los estudiantes caídos, puede verse en el siguiente video:
https://www.youtube.com/watch?v=oiZFRwwPJHA&ab_channel=C%C3%A1tedraestudiantilUPS
7 Institución creada a partir de los Acuerdos de Paz del 2016 para el esclarecimiento de la verdad del
conflicto armado.
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Los aportes que realiza la educació n popular a la educació n pú blica pueden ser
diversos y complejos. Partir tan só lo de la posibilidad de que esferas tan disimiles de
la concepció n educativa se encuentren, ya es un hecho revolucionario y, por demá s,
necesario. Sin embargo, reconocerlo como aporte y no como fusió n, unió n o alianza
implica unos alcances que se siguen de entender, de nuevo, que son modalidades
educativas que corresponden a intereses políticos diferentes, y que, aunque no se
modifican estructural y ampliamente, se reconocen como pivotes de acció n y
transformació n. Es por esta razó n que a través de la recuperació n crítica de una
experiencia específica es viable situar los aportes en clave de posibilidad, es decir, no
como determinació n ni como condició n, sino como construcció n y voluntad.
En cuanto a la formació n del sujeto, Freire (1967) enuncia que “Si los hombres
son los productores de esta realidad y si ésta, en la “inversió n de la praxis”, se vuelve
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sobre ellos y los condiciona, transformar la realidad opresora es tarea histó rica, es la
tarea de los hombres.” (p.31). Só lo a través de la consciencia prá ctica que asuman las
personas en el ejercicio de la producció n del mundo es que la educació n popular se
hace efectiva y apunta a sus objetivos. Así, es a través de la formació n de
subjetividades políticas, activadas a través de la concienciació n, es que se produce un
mundo diferente, así sea en escalas muy locales y específicas.
De modo que para la Cá tedra Estudiantil estos tres factores por los que se
comprende y reflexiona la prá ctica de la educació n popular son posibles de distinguir
en su construcció n como experiencia, pues, desde sus inicios hasta su consolidació n,
significaron un proceso de construcció n ló gica de acuerdos, proyectos, prá cticas y
sentidos alrededor de có mo se vive la universidad pú blica. Como toda experiencia que
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surge de las coyunturas y que se afina el camino, las posiciones y reflexiones en torno
a estos elementos tienen diferentes momentos de desarrollo; sin embargo, esto no
representa un obstá culo en la construcció n y presentació n de los saberes, sino que, al
contrario, demuestra su cará cter procesual como una reconstrucció n ló gica pero no
por eso lineal.
Por otro lado, má s allá del interés temá tico que podía generar una experiencia
de este estilo que era innovadora en su misma naturaleza institucional, el momento
político que vivía el país permitía que nuevas generaciones se aproximaran a
ejercicios de organizació n y acció n que no necesariamente fueran agitados, pero que
si constituían procesos. De ahí que la mayoría de las integrantes del primer equipo de
trabajo de la Cá tedra fueran estudiantes no-organizados frente a los “delegados” de
las organizaciones estudiantiles tradicionales. Esto sería intensificado y modificado
con el tiempo, pues se mantendrían los y las estudiantes que no pertenecían a
organizaciones dentro del equipo y só lo una de las organizaciones estudiantiles
participando.
8 Me refiero a lo premonitorio acá como algo que no se sabe que se sabe hasta que se hace efectivo y
reflexivo.
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reflexió n o, por lo menos, de otras didá cticas fue sumando inscritos que ya reconocían
los procesos internos de su constitució n.
Así lo enuncian algunos de los inscritos durante los añ os 2017, 2018 y 2019:
“Yo la inscribí porque era una de las cá tedras que se ofrecían, sin mucho interés. Só lo
vi que decía estudiantil y que me acomodaba al horario. La verdad no sabía que iba a
pasar” (comunicació n personal, 2022), “Yo la inscribí por algunos de mis amigos ya la
habían inscrito y porque otros compañ eros de la oficina estudiantil trabajaban allí”
(Comunicació n personal, 2022), “Yo la inscribí porque me la recomendó un
compañ ero, me dijo que era muy buena y divertida” (Comunicació n personal, 2022).
De modo que la participació n en este sentido fue un poco má s ambigua y sin un
interés político de por medio o inconsciente.
Los y las estudiantes volvieron a conocer la universidad ahora con una nueva
perspectiva: la política. El abrir los ojos, el poder ver con mayor claridad cuá les son los
intereses y voluntades que se ponen en juego en la diná mica educativa permitió un
acercamiento má s interesado y consciente a los diferentes espacios, mecanismos y
sujetos de la movilizació n estudiantil. Uno de los comentarios que má s se resaltan de
este salto de la concienciació n a la acció n y participació n política es este: “Yo ahora
podía ir a una asamblea y entendía mejor a qué se referían los representantes y
entendía que un paro no es una decisió n só lo para dejar de estudiar, hay algo de
bueno de todo eso” (Comunicació n personal, 12 de enero de 2022). También, algunas
de las mujeres que participaron en la cá tedra reconocieron nuevas pasiones e
intereses y se presentaron a otras carreras o ingresaron a colectivas de mujeres
gracias a su paso por la Cá tedra (Comunicació n personal, 10 de enero de 2022).
Igualmente, la Cá tedra incentivó una valoració n de la universidad pú blica y “lo que
representa ser estudiante de la universidad pú blica[..] me hizo tener un mayor sentido
de pertenencia por la universidad” (Comunicació n personal, 10 de enero de 2022).
determinació n de sus alcances y figuras teó ricas: “la actividad histó rica es un diá logo
abierto entre preguntas, material empírico y conceptos” (Torres, 2009, p.54).
9 Este concepto es acuñado por el sociólogo Barrington Moore en su libro La injusticia. Bases sociales
de la obediencia y la rebelión publicado en 1978.
72
p.56). En este punto se entrelazan demandas sociales con emociones individuales que
se traducen en intereses. Los intereses pueden ser de cará cter pú blico, de cará cter
privado o sectorial. En muchos casos lo estudiantil remite a demandas sectoriales,
como lo fue la misma reforma al estatuto, pero no hay movimiento má s solidario que
el estudiantil para defender los intereses sociales, pú blicos y populares; por lo que las
acciones sector estudiantil pueden ser amplias y heterogéneas en clave de intereses.
que pertenecían. En consecuencia, la vida cotidiana asumió otra posibilidad para los
inscritos a la asignatura en términos de hacer posible la vida colectiva, participativa y
política. “Yo en la cá tedra me di cuenta de que muchas de las cosas que yo hacía ya
estaban permeadas por la política y que podía aprender má s y hacer má s desde eso
tan simple” (Comunicació n personal, 10 de enero de 2022).
“es el conjunto de formas de pensar y actuar diversas que se nutren ideoló gica y
políticamente de un proyecto u organizació n políticos que desarrolla su actividad en
el sector bajo determinados lineamientos” (p.7). En ese sentido, el activismo es un
proceso coyuntural que tiene respuestas prontas, pero de la misma manera se
difumina en el tiempo, y aunque adquiere compromisos específicos, no establece
necesariamente procesos. Esta condició n, que no es só lo de la Cá tedra Estudiantil, sino
que es una tendencia histó rica (Medina, 2000), implica unos retos en la forma de
organizació n y acció n colectiva de los y las estudiantes.
No obstante, vale la pena resaltar que la mayoría de estas apuestas pedagó gicas
se construyeron desde una perspectiva muy empírica y artesanal pues ninguno de los
integrantes del equipo de trabajo, en sus tres añ os de nacimiento y consolidació n,
poseía un saber pedagó gico estructurado, y las diná micas político-institucionales no
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Con todo y esto, la prá ctica pedagó gica que proponía la Cá tedra estudiantil,
desde su equipo de trabajo hasta la traducció n en la sesió n tras sesió n de la
asignatura, significó un cambio estructural y un reconocimiento que paulatinamente
fue extendiéndose por la universidad. La propuesta era crítica y frontal: educarse
podría tener otro sentido y, por ende, otros métodos. De manera que la
transformació n institucional comenzó con la simple declaració n de que, dentro de la
programació n de asignaturas, existía una que era agenciada por estudiantes desde
perspectivas totalmente diferentes.
En su primera versió n esto fue incó modo pero aceptable para la institució n,
dentro de los marcos de la negociació n del paro del 2017. En su segunda versió n,
tropezada y potenciada por el paro nacional estudiantil del 2018, estas características
se convirtieron en reivindicaciones del movimiento estudiantil y en elementos a
destacar de una formació n política que beneficiaba a la administració n. Esta nueva
conversació n se presentaba en términos de contribuir a una formació n ciudadana
dentro de una universidad en su mayoría ingenieril. La Cá tedra, desde su apuesta
siempre sincera y conocida por administrativos y tomadores de decisió n en el á mbito
universitario, tomó reconocimiento institucional en tanto la administració n del
momento aceptó las condiciones ideales con las cuá les debía desarrollarse el ejercicio.
gestar. Sin embargo, produjo también nuevas discusiones en el interior sobre hasta
dónde insertarse institucionalmente. Y es que, la Cá tedra estudiantil existe en la
ambivalencia de comportarse como una asignatura, con programa, proyecto,
calificació n y justificació n institucional y deberse a las necesidades, los aprendizajes y
las apuestas del movimiento estudiantil —en sus diferentes contextos y demandas
generacionales—. Por eso, el reconocimiento institucional se entendió de una manera
má s amplia, má s allá de ser insertados en la ló gica educativa universitaria, sino en el
respaldo de estudiantes, profesores y personalidades de la ciudad y el país
(Comunicació n personal, 03 de febrero de 2022).
Conclusiones
I
79
II
III
En esa vía, se deben mejorar las estrategias en las que se promueve la acció n
colectiva dentro de las universidades pú blicas, pues gracias a las propias
determinaciones de espacio y tiempo de los estudios profesionales la movilizació n
termina siendo siempre coyuntural que no termina por traducirse en proceso. A estas
falencias, la educació n popular puede seguir aportando desde su lectura estructuras
de la educació n y las lecturas desde los sectores empobrecidos.
IV
De modo que, son los y las estudiantes los llamados a seguir reconociendo
estos elementos estratégicos para recuperar y tomar la universidad pú blica como un
espacio pivote de la lucha social, que, retomando elementos de la educació n pú blica,
se arme contra la afrenta neoliberal; la contenga, la resista y de paso, la transforme.
Comunicación de resultados
La comunicació n de estos resultados se piensa realizar en el mes de junio en un
evento de entrega de la cartilla al equipo actual de la Cá tedra Estudiantil: Universidad,
Participació n y Sociedad y la Facultad de Ciencias Humanas y Econó micas como una
devolució n de reflexiones de los ejercicios que en principio fundó la Cá tedra y que
pueden servir para seguir reflexionando el momento crucial para la universidad
pú blica en los ú ltimos cinco añ os.
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Anexos
Formato 1. Guion de entrevista a estudiantes que inscribieron la Cátedra
Estudiantil como asignatura.
Preguntas
Preguntas
Título
Tipo de documento
Autor
Año
Resumen
Palabras clave
Citas textuales
Referencia en APA