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Rodríguez Manzanera, L. (2003).

Criminología, (18va
ed.). México: Porrúa. Pp. 111-139, 420-436 y 478-480.
LUIS RODRÍGUEZ MANZANERA
PROFESOR TITULAR DE CRIMINOLOGÍA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTÓNOMA DE MÉXICO YEN LA UNIVERSIDAD LA SALLE. MIEMBRO DE
NÚMERO DE LA ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS PENALES Y DE LA ACA-
DEMIA MEXICANA DE CRIMINALÍSTICA. PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD
MEXICANA DE CRIMINOLOGÍA. EXDIRECTOR DE LA REVISTA CRIMINALIA.
INVESTIGADOR NACIONAL, SISTEMA NACIONAL DE INVESTIGADORES (SNI)

¿11'

CRIMINO LOGIA
074238

DECIMAOCTAVA EDICIÓN

BIBLIOTECAS V~
DOCUMENTAlES wu.
· c.u.o.s.M.

EDITORIAL PORRÚA
AV. REPÚBLICA ARGENTINA, 15
MÉXICO, 2003
Primera edición, 1979

Derechos Reservados

Copyright © 2003 por LUis RODRÍGUEZ MANZANERA


Pestalozzi, 554, México, 12, D.F.

Esta edición y sus características son propiedad de la


EDITORIAL PORRÚA, S. A. DE C.V.-6
Av. República Argentina, 15, 06020, México, D. F.

Queda hecho el depósito que marca la ley

ISBN 970-07-3950-3

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ECHA-···--.. ~--
ROCEDENCIA~L}1._
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IMPRESO EN MÉXICO
PRINTED IN MEXICO
!N DICE

PRIMERA PARTE

LA CIENCIA CRIMINOLóGICA
Pác.
INTRODUCCIÓN ....••••..•••••..••.•..•..••...•.. ' ' • . . . . . . . • • • • • • 1

Capitulo J. LA CRIMINOLOGÍA

l. Concepto.-2. Definiciones.-3. El término Criminología.-4. Cla-


ses de Criminología.-5. La Criminología como Ciencia.-6. La
Ciencia Criminológica.-?. El objeto de la Criminología.-8. Defi-
nición Jurídica del Objeto.-9. Conducta Antisocial y Delito.-
10. Formas de Conducta.-11. Tipos de Sujeto.-12. Crimen, Cri-
minal, Criminalidad.-13. La Criminología Causal.-14. Lo Expli-
cativo en Criminología.-15. La Criminología como Ciencia Na-
tural y Cultural.-16. Finalidad de la Criminología . . . . . . . . . . 3

Capítulo II. CIENCIA v MÉTODO CRIMINOLÓGicos

l. Introducción.-2. La Criminología como Ciencia.-3. La Cri-


minología, · Ciencia Fáctica.-4. Metodo1ogia.-5. El Método en
Criminología.-6. La Interdisciplina.-7. Esquemas Circulares y
Orbitales.-8. La Observación.-9. La Experimentación.-10. Los
Niveles de Interpretación.-! l. El Método y los Niveles de Inter-
pretación.-12. Utilidad de los Niveles.-13. Regla de la Primacía
de la Descripción.-14. La Estadistica.-15. Medios de Investigación. 31

Capítulo lll. LA sÍN~Is CRIMINOLÓGicA

l. Introducción.-2. Concepto de Síntesis.-3. Las Materias de Sín-


tesis.-4. Antropología Criminológica.-5. Biología Criminológica.-
6. Psicología Criminológica.-?. Sociología Criminológica.-8. La
Criminalística.-9. La Victimologfa.-10. La Penologfa.-11. La Sín-
tesis Clínica.-12. La Síntesis General . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
XVII
XVIII CRIMINO LOGiA

Capítulo IV. LAs CIENCIAS PENALES

l. Introducción.- 2. Esquema.- 3. Las Ciencias Criminológicas.-


4. La Historia.=- 5. Ciencias Penales Comparadas.- 6. La Filoso-
fia.- 7. El Derecho Penal.- 8. Relaciones entre Derecho Penal y
Criminología.- 9. Diferencias entre Derecho Penal y Criminolo-
gía.- 1 O. El Derecho Procesal Penal.- 11. El Derecho Ejecutivo
Penal.- 12. El Derecho de Policía.- 13. Derecho Victimal.-
14. Las Ciencias Básicas y las Ciencias Médicas.- 15. La Medicina
Forense.- 16. Psiquiatría Forense.- 17. La Metodología.- 18. La
Política Criminológica ......................................................................... 81

Capitulo V. LA PoLÍTICA CRIMINOLÓGICA

l. Introducción.-2. Concepto.-3. Política.-4. Política Crimin(}o


lógica.-5. Política Criminológica y Derecho.-6. Política Crimi-
nológica y Política Social.-7. Política Legislativa.-8. Política
Judicial.-9. Política Penitenciaria.-10. Concepto de Prevención.-
11. Objetivos de la Prevención.-12. Planeando la Prevención.-
U. El Planteamiento del Problema.-14. Planificación.-15. Pro-
gramas de Prevención y Evaluación.-16. El órgano de Preven-
ción.-17. Plan de Desarrollo.-18. Etapas de Desarrollo.-19. La
Evaluación de la Prevención.-El Sistema Nacional Mexicano de
Seguridad Pública ........................ _..... ___ .................... 113

SEGUNDA PARTE

HISTORIA DE LA CRIMINOLOGíA

INTRODUCCIÓN ·/· . . . . . . . . . . . . • • . . . . . . - .... ·. . . . . . . . . . . ' •.... - . . . . . 143

Capítulo VI. FAsE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA

l. El Hombre Primitivo.-2. Mesopotamia.-3. Egipto.-4. Chi•


na.-5. Israel.-6. Antigüedad Griega.-7. Pensadores Griegos.-
8. Protágoras.-9. Arquímedes.-10. Sócrates.-11. Hipócrates.-12.
Platón.-13. Aristóteles.-14. Alejandría.-15. Antigüedad Latina. 14 7

Capitulo VII. LA EDAD MEDIA Y LAS PSEUDOCIENCIAS

l. La Edad Media.-2. San Agustín.-3. Santo Tomás de Aqui-


no.-4. Las Ciencias Ocultas.-5. La Quiromancia.-6. La Astr(}o
logía.-7. La Demonología.-8. La Fisionomía.-9. La Frenología. 165
fNDICE XIX

Capítulo VIII. Los PRECURSORES

l. Santo Tomás Moro.-2. John Howard.-3. Jeremy Bentham.- ·"


4. César Beccaria.-5. Pensadores Franceses.-6. Juan Jacobo Rous-
seau.-7. Médicos de Prisiones.-8. Philippe Pinel.-9. Psiquiatras
del siglo XIX.-10. More!, Despine, Virgilio.-11. Charles Darwin. 187

Capítulo IX. FASE DE INICIO DE LA CRIMINOLOGÍA

l. Introducción.-2. César Lombroso.-3. Enrico Ferri.-4. Rafael


Garófalo.-5. Los Congresos Internacionales de l.ntropología Cri-
Ininal . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209

TERCERA PARTE

ESCUELAS Y DIRECCIONES

INTRODUCCIÓN 229

CapítultrX: LAs EscuELAs" JUR:iDico-PENALES


l. Introducción.-2. La Es,cuela Clásica.-3. La Escuela Positiva.-
4. Escuelas Eclécticas.-5. La Defensa Sodal.-6. Cuadro Compa-
rativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233

Capítulo XI. LA DIRECCIÓN ANTROPOLÓGICA

l. Introducción.-2. La Clasificación de los Delincuentes.-3. El


Criminal Nato.-4. Delincuente Loco Moral.-5. El Delincuente
Epiléptico.-6. El Delincuente Loco (Pazzo) .-7. Delincuente Pa-
sional.-8. Delincuente Ocasional.-9. La Mujer Delincuente.-:-10.
Criminal Político.-11. El Trípode Lombrosiano.-12. El Crimen,
\
Causas y Remedios.-13. Critica a las Teorías Lombrosianas.-
14. Conclusión ........................................... . 253

Capítulo XII. LA DIRECCIÓN BIOLÓGICA

l. Introducción.-2. Escuela Antropológica.-3. Endocrinología.-


4. La Biotipología.-5. Escuela Francesa.-6. Escuela Alemana.-7.
Escuela Italiana.-8. Escuela Americana.-9. Escuela Mexicana . . 279
XX CRIMINOLOGfA

Capítulo XIII. LA DIRECCIÓN BIOLÓGICA

l. Introducción.-2. Las Familias Criminales.-3. La Estadística Fa-


miliar.-4. Los Estudios en Gemelos.-5. Estudios de Adopción.-
6. Las Aberraciones Cromosomáticas.-7. Estudios Electroencefa-
lográficos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299

Capítulo XIV. LA DIRECCIÓN SOCIOLÓGICA

l. Introducción.-2. Escuelas Cartográficas o Estadísticas.-3. La


E~cuela Antroposocial.-4. La Escuela Socialista . . . . . . . . . . . . 315

Capítulo XV. LA DIRECCIÓN sociOLÓGICA

l. Enrico Ferri.-2. Gabriel Tarde.-3. Emilio Durkheim.-4. Su-


therland y Cressey.-5. Merton.-6. Ferracuti y Wolfgang.-7. Bec-
ker y Chapman.-8. México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 339

Capítulo XVI. LA DIRECCIÓN PSICOLÓGICA

l. Introducción.-2. Sigmund Freud.-3. El Psicoanálisis.-4. Teo-


ría Psicoanalítica.-5. Las Etapas de Desarrollo.-6. El Aparato In-
trapsíquico.-7. Técnica Psicoanalítica.-8. Psicoanálisis Crimino-
lógico.-9. Aleiander y Staub.-10. Theodor Reik . . . . . . . . . . . . . . 367

Capítulo XVII. LA DIRECCIÓN PSICOLÓGICA

l. Alfred Adler.-2. Carl Gustav Jung.-3. Es.cuela Reflexológi-


ca.-4. El Conductismo.-5. Teoría de la Gestalt.-6. Fenomenolo-
gía.-7. Psicología Anormal.-8. Psicología Radical.-9. Samuel Ra-
mos.-10. México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 385

Capítulo XVIII. LA DIRECCIÓN CLÍNICA

l. Introducción.-2. Historia.-3. Concepto.-4. Criminología .Clí-


nica y Criminología General.-5. Método.-6. Peligrosidad.-7.
Diagnóstico.-8. Pronóstico.-9. Los Glueck.-10. Tratamiento..:...
1 l. México.-12. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 407

Capítulo XIX. LA DIRECCIÓN CRÍTICA

I-:-Antecedentes.-2. -El Grupo Europeo.-3. El Grupo Latinoame-


ricano.-4. Crítica a las Escuel.as.-5. Crítica a la Criminología
"tradicional".-6. La Criminología Crítica.-7. El Manifiesto La-
tinoamericano.-8. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 437
iN DICE XXI

CUARTA PARTE

APLICACIONES CRIMINOLóGICAS

bmt.ODUCCIÓN 461

Capítulo XX. CRIMINOGÉNESIS Y CRIMINODINÁMICA

l. lntroducción.-2. Causa criminógena.-3. índice criminológico.-


4. Condiciones criminológicas.-5. El móvil criminógeno.-6. El
factor ,criminógeno.-7. Los factores criminógenos en Ferri.-8. Los
factores causales.-9. Factores crimino-impelentes y crimino-repe-
lentes.-10. Factores predisponentes, preparantes y desencadenan-
tes.-11. Factores predisponentes.-12. Factores preparantes.-13.
Factor desencadenante.-14. Ejemplos.-15. Dinámica.-16. Factores
endógenos y exógenos.-17. Clasificación de antisociales.-18. Apli-
cación criminológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 463

Capítulo XXI. LA CRIMINALIDAD EN MÉXICO

l. lntroducción.-2. Cifras oficiales de la criminalidad.-3. Balance


general.-4. El homicidio.-5. Cifra negra.-6. Comparación con la
delincuencia en el mundo.-7. Discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . 485

Capítulo XXII. PROBLEMAS CRIMiNoLÓGICos ACTUALES

l. Introducción.-2. Delincuencia de menores.-3. Criminalidad y


automóvil.-4. La macrocriminalidad.-5. Abuso del poder.-6. Uso
mdebído de drogas.-7. Violencia.- 8. ~ctimalo.g!a.-9. El fracaso
de la prisión .......,! O. Criii1_en organizado.-! l. Conclusiones ........... 506
LAS CIENCIAS PENALES 111

IV. 18. LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA

No ha sido fácil para nosotros el encontrar colocación a la


.Política Criminológica dentro del cuadro de las Ciencias Penales, ya
-que se sirve del conjunto de ellas para lograr el fin supremo al quf"
todas deben ir dirigidas: La Prevención.
No podíamos incluirla como Ciencia Criminológica, pues no es-
tudia la conducta antisocial, sino la forma de prevenirla, incluyendo
medios jurídicos. Tampoco entra como Ciencia Jurídica, pues la pre-
vención abarca medidas extrajurídicas, y se trata de evitar conductas
-que no por fuerza están previstas por la ley como delito. No es cien-
cia histórico-filosófica, aunque necesite de éstas para lograr su fi-
nalidad.
Pensamos que es básica, esencial, fundamental e indispensable, ya
que sin ella es muy difícil (por no decir imposible) el lograr la fi-
nalidad preventiva deseada.
La Política Criminológica (también llamada Política Criminal)
es, tradicionalmente, la aplicación de todos aquellos conocimientos
proporcionados por la investigación científica del crimen, del criminal
-y de la criminalidad, así como de la reacción social hacia ellos, en
el intento de evitarlos en forma preventiva, y cuando ésto no sea po-
sible, reprimiéndolos.
Para Naciones Unidas, depende de la Política Criminológica:
"cualquier proposición de una actividad deliberada que afecte los
engranajes de la sociedad, o cualquiera de sus partes, con la finali-
dad de la prevención o control del delito". 201
VERSELE nos recuerda cómo el Ministro Venezolano de Justicia
lo define como "el conjunto armónico de acciones destinadas a al-
canzar la justicia social", y de ahí desprende que "la Política Crimi-
nológica debe ser por lo tanto y (ante todo) una Política Social, una
Política de Reformas Sociales". 202 Creemos, con el maestro de Bruse-
las, que éste es el sentido moderno que debe dársele a la Política Cri-
minológica.
Respecto a la denominación "Política Criminal", debemos decir
que no nos gusta el término, pues el descrédito mundial en que ha
caído la política (vocablo que es ya sinónimo de "juego sucio"), au-
nado al adjetivo "criminal", hace sospechar que se está haciendo re-
201 Cfr. VERSELE, SEVERIN CARLos. "La Política Criminológica". Revista Mexicana
de Criminologiq.. N~ 1, p. 59, México, 1976.
202 Ibidem.
112 CRIMINOLOGÍA

ferencia a una política que es criminal, es decir, la actividad anti-


social de funcionarios públicos o de un gobierno, lo que por otra
parte no es ya tan extraño, como lo demuestra la moderna macrocri-
minología y sus estudios sobre grupos de poder, transnacionales, vio-
lencia, etc. ·
Sin embargo, en algunas reuniones científicas (México, 1976) se
decidió utilizar el término "Política Criminal" para designar el con-
junto de medidas prácticas que el Estado debe tomar para preve-
nir la criminalidad.. La Política Criminológica, por su parte, seria
la aplicación de los conocimientos criminólógicos en la prevención
general y especial de las conductas antisociales.
Consideramos la denominación "criminal" impropia, y preferi-
mos utilizar el término genérico de "Política Criminológica". por con-
siderarlo más adecuado.
La Política Criminológica tiene como temas principales:

- Política General, Política Criminológica, Política Social.


- Prevención, concepto, fin.
- Programas y prioridades.
- La evaluación.
-Política legislativa.
- Política judicial.
- PoHQca policiaca.
-Política penitenciaria.
-Los sustitutivos penales.
-La peligrosidad sin delito.
- Los cambios de estructuras.

Por la importancia del tema le dedicaremos un capítulo especial,


en el que ampliaremos estas meditaciones.

1
CAPITULO V

LA POLíTICA CRIMINOLóGICA
l. Introducción.-2. Concepto.-3. Política.-4. Política Crimino-
lógica.-5. Política Criminológica y Derecho.-6. Política Crimi-
nológica y Política Social.-7. Polftica Legis1ativa.-8. Política
Judicial.-9. Política Penitenciaria.-10. Concepto de Preven-
ción.-11. Objetivos de la Prevención.-12. Planeando la Pre-
vención.-13. El Planteamiento del Problema.-14. Planifica-
ción.-15. Programas de Prevención y Evaluación.-16. El ór-
gano de Prevención.-17. Plan de Desarrollo.-18. Etapas de
Desarrollo.-19. La Evaluación de la Prevención.-20. El Sistema
Nacional Mexicano de Seguridad Pública.

V.l. INTRODUCCióN··

María de la Luz Lima, en su estudio sobre la Política CriminÓ-


lógica (en el que en parte nos hemos basado para desarrollar este
capítulo), la concibe como un instrumento de cambio social que
lmsca romper la incomunicación que existe entre los planificadores
4e diversas actividades y sectores, buscando dirigir todo hacia una
aola resultante: la Justicia Social.203
r Esta forma de concebir la Política Criminológica (también lla-
mada Política Criminal, término que no utilizamos por las razones
ya expuest<U) supera en mucho la idea que se tenía en la primera
ioitad de este siglo, en que se reducía a un simple legislar adecuado.
Actualmente la Política Criminológica busca, con gran ambición,
enfrentarse a la crisis de la justicia, replanteando estrategias de desa-
~ollo social, mediante la elaboración' sistemática de un plan de de-
arrollo integral, basado en informes sociales previos, proporcionando
las rutas sociales adecuadas a los requerimientos de desarrollo na-
cional.204
203 LIMA DE RooR.icuu, MARiA DE LA Luz. La Política Criminal. Ponencia al Con·
p-eso Internacional de Derecho Penal. ENEP. UNAM. México, 1977, p. 82 .
.204 LIMA DE RoDR.iGUEZ, MAIÚA DE LA LUZ. Op. cit.

ll3
114 CRIMINOLOGÍA

V.2. CONCEPTO

Hay quien piensa que fue en realidad Beccaria, con su "Dei De-
litti e Delle Pene" quien hace un primer tratado de Política Crimi-
nológica. 205•
En cuanto al primero en emplear el término de "Política Crimi-
nal" la solución es controvertida, aunque parece que, cronológica-
mente se debe a Kleinsrod, en el prólogo de su obra fechado en
1793.206 Más tarde lo utilizarían Feuerbach (1801). y Henke (1823),
siendo de uso general a partir del Congreso Internacional de Derecho
Comparado celebrado en París en 1900.
Existen diversos puntos de partida para referirse al contenido de
la Política Criminal; hay quienes opinan que se trata de una ciencia
(Liszt, Battaglini), de un arte (Gauckler, Gautier, Belloni) , de una
disciplina, de parte de otra ciencia (la Sociología Criminal) (Ferri),
etc. Nosotros nos adherimos a la idea de que es una de las ciencias
penales.
Esta ciencia tiene como objeto de estudio los medios de preven-
ción de las conductas antisociales, medios que le son propuestos por
el resto de la enciclopedia de las Ciencias Penales.
Varias definiciones se han dado de esta materia, así, Ferri dice
que es el arte de apropiar a las condiciones especiales de cada pue-
blo las medidas de rep'"e~ión y de defensa social que la ciencia y el
derecho establece abstracta.mente; Alfredo Gautier afirma que "sien-
do la política el arte de escoger los mejores medios de gobierno, la
política criminológica será el arte de escoger los mejores medios pre-
ventivos y represivos para la defensa contra el crimen".
En Maggiore encontramos que "teniendo en cuenta que el fin del
Derecho Criminal es la lucha contra el delito, podemos decir que la
Política Criminal es la ciencia o arte (o práctica) de los medios de
que se sirve el Estado para prevenir y reprimir los delitos. El con-
cepto de delito, a que la política se refiere, es más amplio que el
ordinario; es decir, comprende no sólo los hechos que son delitos ob-
jetiva y subjetivamente, sino también los hechos que son delitos obje-
tivamente nada niás (por ser cometidos por personas no imputables)

201) PlNIATEL, JEAN: La Recherche Scientifique en Criminologie comme base de la


Politique Criminelle. Revue International de Politique Criminelle. ONU. 1970, p. 13.
200 LANGLE, EMILIO. La Teoría de la Política Criminal. Editorial Reus, S. A., 1927,
p. 27.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 115

o subjetivamente tan sólo (delito putativo y delito imposible), a los


que se aplican medidas de seguridad". 207
Para MANZINI es la doctrina de la posibilidad política (la reali<·
dad alcanzable), con relación al fin de la prevención y de la repre,.
sión de la delincuencia. ·
GoPPINGER, en su Criminología la define como: "una ciencia que.
Se ocupa de la Política de reforma del Derecho Penal (en sentido
amplio) y de la ejecución de la lucha contra el crimen por medio del
Derecho Penal" .208 La definición anterior circunscribe su contenido
a una reforma y lucha dentro del campo del Derecho Penal, y aun•
que más adelante agrega que es también la eficaz organización ~
equipamiento del aparato estatal de persecución y ejecución pena•
les, de todas formas la limita a la materia jurídico-penal.
La definición de GRAMÁTICA no sólo habla de reforma o lucha po11
medio del Derecho Penal, sino de prevención {impedir) , y de anti-
sbcialidad. Este autor considera que la finalidad de la política cri..
minal es "la de estudiar las mejores actuacione'S,_ prácticas para im1
pedir o reprimir la denominada delincuencia o criminalidad, que
nosotros por razones bien conocidas llamamos antisocialidad".:ao&
Para BELLONI, que la denomina Política Anticriminal, es la "teo-
ría del arte de las providencias políticas para la defensa indirecta del
progreso social contra la criminalidad". 21o
En los últimos años, 1974-76, se ha ido ampliando el contenido de
la Política Criminológica, tomando en consideración todo el marco.
socio-económico y político que la rodea.
Así nacen definiciones ~omo la de VERSELE, extraordinario criminó-
logo belga, que afirma que la Polítíca Criminológica es una estrate-
gia global, una protección general del hombre en la colectividad, ya
que, "si se quiere verdaderamente realizar las reformas sociales que
son indispensables para una política racional de lucha contra la cri-
minalidad o el desvío negativo, es necesario hacerlo dentro de las
estructuras económicas y políticas" .2 u

207 MAGGIOR.E. Op. cit., p. 66.


208 GOPPlNGER. Opc cit., p. 19.
209 GRAMÁTICA, FILIPI'O. Principios de Defensa Social. Editorial Monte Corvo, S. A.,
1974, p. 428.
210 BEU.ONI,. Gruuo ANDREA. Politica Criminale. Dizionario di Criminología. Va-
llardi, Milano, Italia, 1943, p. 707.
:211 VERSELE, C. S. La Politica Criminal. Comunicación presentada al Primer Co-
loquio sobre Política Criminal en América Latina. México, 9-12 de agosto de 1976.
pp. 3-4.
116 CRIMINOLOGÍA

V.3. POLíTICA

¿Qué significa la palabra Política, dentro de este contexto? La ex-


plicación nos la da brillantemente VERSELE, al afirmar que si no nos
ocupamos de la modificación de estructuras político-sociales en las
cuales se dan las conductas antisociales, no estamos resolviendo en
realidad el _problema, solo es una lucha parcial y superficialmente
inútil.
Por esto es necesario vincular la prevención y lucha contra el
crimen con la acción política, en la cual se postulan metas a reali-
zar por el estado; partiendo de la ddinici~n de que política es la
ciencia, arte y virtud del bien común.
Para LuKIC la política es: "El conjunto de actividades socialmen-
te conscientes encaminadas a conseguir unas metas determinadas,
mientras que en el sentido más estrecho del término, estas activida-
des se realizan en el estado, o más bien por intermedio del estado" .212
Aunque la definición de Lukic sobre política la describe como
actividad consciente, algunos escritores afirman que el hecho de la
toma de decisiones va más allá del acto basado únicamente en el
conocimiento positlvo, porque la toma de decisiones está orientada
hacia determinados objetivos ideológicos que reflejan las categorías
de valores y además tiene que tomar cuenta de las realidades existen-
tes (realidades económicas, grado de conciencia social, y otras del
mismo orden).
De este modo afirma que ya se ha convertido la política en el arte
de lo posible, agregando Vodopivec que: "La ciencia explora la rea-
lidad mientras la política evalúa la oportunidad". 213

V.4. POLíTICA CRIMINOLóGICA

En lo que se refiere al adjetivo "criminal", éste se utiliza como


sinónimo de criminoso. Por lo que autores como GRAMÁTICA y BE.
LLONI prefieren usar el término anticriminal.
Esto es, el término criminal ha sufrido cambios bruscos en nues-
tro· tiempo, en virtud del desarrollo científico y técnico. Hoy por hoy

212 LUKIC. Citado por VoooPIVEC, KA'l'JA. Re~ción existente entre la investigación
científica y politica criminológica. Informe presentado al VI Congreso Internacional
de Criminología. Madrid, Espafia, 1970, p. 25.
:213 VOOOPIVEC, KATJA. Op. cit., p. 25.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 117

son utilizados los términos de "Desviación" y de "Patología Social" ya


que, como afirma FRANCisco CANESTRI,214 hay una nueva gama de
hechos como los accidentes de tránsito, el abuso de las drogas, la polu-
ción tóxica, etc., "que obliga al estado a no circunscribir al concep-
to de criminalidad en su acepción clásica; y realizar una lucha efec-
tiva contra estos males en forma de estrategia global".
Así, hemos afirmado que el crimen es una amenaza para la salud
pública; y por crimen no entendemos única y exclusivamente a aque-
llos hechos tipificados por un Código Penal, sino por el contrario, lo
entendemos en el sentido más amplio, en su sentido de conducta an-
tisocial.2111 Es así que los hechos que alteran la paz, la seguridad y
la salud públicas, deben estudiarse como una expresión de Patolo-
gía Social.
Entendiendo el crimen en esta amplia acepción, la política que
ha de seguirse es ami-criminal y no criminal, pues este término pue-
de entenderse como adjetivo, confundiendo entonces la Política Cri-
minal (es decir antisocial, patológica, dañina) con la Política Crimi-
nológica, que toma los conocimientos de la síntesis. lograda por la
Criminología para aplicar medidas concretas en la lucha anticri-
men. Estas medidas pueden ser jurídicas, pero no necesariamente.
Por razones anteriores, usaremos el término de "Criminológica''
en lugar de "Criminal" (que además puede confundirse con uno de
los niveles de interpretación), aclarando que, en las citas textuales,
respetaremos el término original de cada autor.

V.5. POLíTICA CRIMINOLóGICA Y DERECHO

Algunos autores consideran que la Política Criminológica es sim-


plemente "el aprovechamiento práctico, por parte del legislador, de
los conocimientos adquiridos por las ciencias penales, a fin de dic-
tar las disposiciones pertinentes para el logro de la conservación bá-
sica del orden social". 216 En este mismo sentido se pronuncia LANGLE:
"Yo entiendo por Política Criminal la reforma regular de la Legis-
214 CANESTRI, FRANCisco (Prof.) . Aspecto Criminológico. Ponencia presentada a las
Primeras Jornadas de Defensa Social en América Latina. 5 y 7 de agosto de 1974.
Caracas, Venezuela, p. 68.
2Ili RODRÍGUEZ MANrzA.NERA, LUis (Dr.) . El crimen como máxima expresión en
Patología Social. Salud Pública de México. :.::poca V~ Vol. XV, N? 1, pp. 59 y ss. Mé-
xico, 1973.
216 CASTELI.ANOS TENA, }'ERNANDO. Lineamientos Elementales de Derecho Penal. Edi-
torial Porrúa, S. A., México, 1969, p. 29.
118 CRIMINOLOGfA

lfición Penal, a provecho del bi_en común. Política Criminal es Po-


Utica de Legislación Penal". 21'1'
Otros tienen un concepto más amplio, considerando que la Po-
Utica Criminológica no se reduce tan sólo a legislar o des-legislar,
s•no a tomar medidas preventivas de carácter social, económico, psi-
dológico, etc., así: Belloni, Gautier, Ferri, Dorado Montero, Von Liszt,
Maggiore, Quiroz Cuarón, etc.
Hemos dicho que la Política Criminológica no se agota en el sim-
ple arte legislativo, aunque Política y Derecho aparecen estrecha-
mente unidos. 1
Roxin dice que: "El transformar los conocimientos criminológi-
cos en exigencias político-criminales, y éstas a su vez en reglas jurí-
dicas de lege lata o ferenda, es un proceso cuyos estudios concretos
son igualmente importantes y necesarios para el establecimiento de
lo socialmente justo".218 Previamente afirma que la Política Crimi-
nológica, que se enfrenta con los fines y contenidos sociales del De-
recho Penal, está situada fuera de lo jurídico.2 19
Además, estamos de acuerdo con Versele en que en verdad, es a
la Polítiéa Democrática, más que al Derecho al que debemos pedir
la solución de la crisis de la justicia penal y del control de la crimina-
lidad. El Derecho y la Técnica Jurídica pura no son suficientes para
combatir racional ni eficazmente al fenómeno de la delincuencia.
La Política Criminológica no es en primer lugar, ni exclusiva-
mente, la tarea de los juristas. Es en verdad la tarea, tanto de los re-
presentantes del pueblo, como de las autoridades democráticas, de
los especialistas de las varias Ciencias del Hombre y de la colectivi-
dad-comunidad. 220
La evolución de las ciencias humanas y sociales, como la evolución
de la democracia y la convivencia social, fueron tal que la Política
Criminológica no está ya fundada en una Criminología del derecho
tal que la impostura de formas más amplias escapa al dominio de lo
Jurídico y de lo Judicial.221
Decía BACIGALUPO en uno de sus brillantes cursos 222 que "lo im-
. portante no es la dogmática, sino el uso que se le dé en la Política

217 LANGLE. Op. cit., p. 19.


218 ROXIN, CLAUS. Política Criminal y Sistema del Derecho Penal. Rosch. Barce·
·lona, España, p. 77.
·219 Ibíde1n, p. 25.
220 VERSELE. Op. cit., 201, p. 59.
221 Ibídem, p. 57.
222 Curso organizado en 1976 por la Sociedad Mexicana de Criminología.
'\. LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 119

Criminal. R.IGHI agrega que: Los penalistas creen que lo más impor·
tante es la armonía del sistema, en realidad lo importante es la ope-
ratividad. La bondad del sistema se mide por la forma como resuelve
el problema práctico.
Recordamos con preocupación una frase de Szabó: "Los órganos
de protección social están mental y técnicamente equipados para
combatir una criminalidad en vías de desaparición". 223
Lo que implica que los cambios requeridos no son tanto de leyes
como de estructuras; de estructuras sociales, políticas y mentales.
En realidad una buena, adecuada, correcta Política Criminológi-
ca logrnría evitar las conductas antisociales antes que se produjeran,
y quizá antes de que fuera necesario legislar.

V.6. POLíTICA CRIMINOLóGICA Y POLíTICA SOCIAL

En el momento actual, todas las sociedades se transforman con


gran velocidad, produciendo factores criminógenos y nuevas fonnas
de criminalidad.
Es necesario que cada país, cultura y civilización indiquen los
males que a ella afectan, ya que el crimen solamente podrá ser ana-
lizado estudiando la estructura que lo ha producido, es decir el fe-
nómeno de la criminalidad no podrá explicarse si no es dentro de
un contexto social que se da en un tiempo y en un espacio espe-
cíficos.
Las formas y modalidade$ de la criminalidad se han ido transfor-
mando a la par del desarrollo social, no así nuestros sistemas de pre-
vención; que en el momento actual se encuentran desvinculados de
los cambios técnicos y científicos, lo que acarrea su ineficacia.
Ya decíamos que los órganos de protección social están mental-
mente y técnicamente equipados para combatir una criminalidad en
vías de desaparición.
Esta frase tan atinada, ya expresada desde 1965 por Szabó, mues-
tra la ineficacia institucional a la que tenemos que enfrentamos.
Nuestras leyes, Códigos, Instituciones Sociales, Poder Judicial,
etc., han ido en el transcurso del tiempo anquilosándose hasta em-
pezar a producir lo mismo que combaten.
El precio del progreso y de la transformación socio-económica

223 SZABO, DENIS. ''Sociedades de masa e inadaptación". Revista Social Francesa


N'! 5, p. 472 y ss. Francia, 1965.
120 CRIMINOLOGfA

exigidos por la sociedad de consumo que se ha desarrollado es eleva-


do en términos de inadaptación y delincuencia. 224
En la mayoría de los países el Derecho Penal es un subsistema
excesivamente estático del control social. Como todo sistema jurídico,
se funda en normas cuya estabilidad asegura ciertamente la seguri-
dad de los justiciables, pero que no implica una discordancia entre
los "bienes jurídicos protegidos" y las necesidades e intereses actua-
les de una vida social que durante los ·últimos decenios ha sido par-
ticularmente móvil.2211
Los países latinoamericanos llamados por muchos "en vías de
desarrollo" nos ponen en presencia de una criminalidad de inadap-
tación económica y cultural en los barrios miserables de las ciuda-
des.226
Por otro lado los cambios técnicos han producido nuevas formas
de criminalidad que quedan fuera de nuestros Códigos (algunos ya
centenarios), entre las que tenemos varias actividades engañosas que
obstaculizan el desarrollo de los países pobres, nos referimos a esta
parte de la "cifra negra", también llamada "zona gris", que se inte-
gra por las actividades ilegales o cuasilegales no detectadas, ya que
comportan ocultas y complicadas transacciones y procedimientos re-
finados de contabilidad.
Aparte de las "cifras negras" de los delincuentes que evitan toda
detención policial, existen, como ya lo hemos mencionado, cifras do-
radas de criminales que detectan el poder político y que lo ejercen
impunemente, perjudicando a los ciudadanos y a la colectividad en
beneficio de su oligarquía, o que disponen de un poder económico
que se desarrolla en perjuicio del conjunto de la sociedad.
Esto nos muestra que muchas veces criminalizamos a quienes sólo
requerían ayuda económica, y no perseguimos a quienes realmente
necesitan un tratamiento o simplemente un escarmiento por perju-
dicar a toda la colectividad.
Recordemos, como afirma Luis Fernández Doblado: "Las fron-
teras de la represión penal deben ser fijadas en función de la evolu-
ción socio-cultural de la colectividad ... ",227 y que "La complejidad
224 Cfr. SzABO, DENIS. "Urbanization et Criminalité" (Chronique Sociale de France).
Cahier 3, 77e anneé, p. 355, Francia, 1969.
226 VERSELE, C. SEVERIN. Conclusiones de las Secciones de Trabajo. Publicación de
las Primeras Jornadas de Defensa Social en América Latina. 5 y 7 de agosto de 1974.
Caracas, Venezuela, p. 196.
226 PIII.'ATEL, JEAN. La Societe Criminogene. Calman Lévy. París, Francia, 1971, p. 29.
227 FERNÁNDEZ DOBLAOO, LuiS {Lic.) . Substitutivos de 14 Pena de Prisión. Comu·
nicación presentada al VI Congreso Penitenciario. Monterrey, N. L., 1976, p. 7.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 121

de la estructura social ha modificado lentamente el estilo crimi·


nal". 228
La prevención criminológica ha dejado de caminar por los rieles
del progreso, sus vectores se dirigen cada uno simultáneamente. a
diversas direcciones, sin una planificación debidamente integrada.
Los países subdesarrollados, en lo que se refiere al campo inter-
nacional, se enfrentan con un impacto que los debilita; este es el
mundo de la economía, por medio de las presiones del control de
valores, las actividades de las transnacionales, los precios de transfe-
rencia, la venta de tecnología obsoleta, etc., por lo cual no pueden
substraerse de una crisis general que paraliza irremediablemente su
ruta de desarrollo.
Por eso si analizamos la prevención del crimen y la justicia penal
dentro de este contexto, encontramos que posee lacras, ineficacia, co-
rrupción, puesto que se encuentra esencialmente viciada.
Es necesario iniciar un programa de prevención que contemple
todos los aspectos humanos, tomando en cuenta los factores de cam-
bio; debe ser un plan proyectivo, es decir, que prevea (mediante
métodos de evaluación), nuevas necesidades y llevar así a cabo una
actualización continua, dentro de un marco económico-social que
asegure una auténtica Justicia Social.
Es necesario asimismo estudiar las repercusiones del delito en
todos sus aspectos en relación con la vida nacional, ya que éste po-
see "un costo social" que modifica la economía.
En Ginebra, Suiza, en el V Congreso de Naciones Unidas sobre
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, se esbozó el
interés de preparar algunos cálculos acerca de esto; en México exis-
ten ya desde hace tiempo los estudios realizados por el Dr. Alfonso
Quiroz Cuarón. 229
Se hizo referencia a que se deben mejorar o crear mecanismos de
evaluación de las consecuencias económicas sociales del delito, para
lo cual existen criterios básicos como son el análisis en materia costo-
beneficio, que nos proporcionen esquemas más viables y productivos.
Y concluyendo este apartado diremos que es-necesario partir, para
hacer una política criminológica, de defensa social adecuada, de "~na
visión global de la sociedad en un momento y en unas circunstancias

228 Hot:JcuoN, Guv. Orden de Preferencia en Materia de Investigación Crimino-


lógica. ¡Qué criterios deben ser considerados en este ámbito? Informe presentado al
IV Congreso Interacional de Criminología. Sep. 21·27. Madrid, España. 1970, p. 2.
229 QUIROZ CUARÓN, ALFoNso; Qmaoz CUARÓN, RAÚL. El Costo Social del Delito. Bo-
tas, México, 1970.
. 122 CRIMINOLOGÍA

determinadas, es necesario insertar a la Criminología en el complejo


de todas las ciencias, insertar al delincuente en la comunidad de sus
hermanos y plantear a la Política Criminal dentro del cuadro de una
Política General con la que se persigan la libertad, la justicia indi-
vidual y social y el desarrollo provechoso para todos los hombres y
para todos los pueblos".230
Lo anterior nos obliga primero a instrumentarnos con una debida
planeación, unas buenas estadísticas y un buen articulado de la pre-
vención, que aseguren una óptima correlación entre política crimi-
nológica y desarrollo nacional e internacional.

V.7. POLíTICA LEGISLATIVA

Como hemos asentado, es inaceptable el considerar la Política


Criminológica como una ciencia jurídica, sentido estrecho en que la
consideran Jiménez de Asúa y Goppinger, pues la finalidad rebasa en
mucho el simple cambio de legislación.
Aún jurídicamente, la Política Criminológica no nada más es
crear normas, sino la aplicación correcta de éstas. Podríamos con buen
criterio dividir la política criminológica en diferentes momentos y
veremos que solamente algunos de ellos intervienen dentro de las
ciencias jurídico-represivas.
Un primer momento de la Política Criminológica puede ser (aun-
que no necesariamente) el legislativo, uno de los más importantes,
sin embargo no el más importante. En México padecemos dec una
verdadera legislomanía, le damos a la ley atribuciones mágicas que
no tiene. Cuando queremos resolver un problema hacemos una ley
y creemos que con eso se resolvió el problema, entonces tenemos una
de las colecciones de leyes más impresionantes del mundo, con 33
códigos penales, 33 procesales penales, etc.; llegamos a absurdos como
el de la Legislación del Departamento del Distrito Federal, en que
encontramos que hay hasta un Reglamento sobre la forma de aplicar
los primeros auxilios.
"Así pues, no es raro que, ante la comisión de algún crimen con
características sensacionales, se llega a desatar tal conmoción colecti-
va que, incluso, lleva al ·país a la promulgación de leyes casuísticas,

230 GARCÍA RAMúu:z, SERGIO. Discurso de Clausura del Primer Cqloquio sobre Po-
lítica Criminal en América Latina. México, 9-12 agosto, 1976, p. 1-2.
LA POÚTICA CRIMINOLÓGICA 123

eminentemente represivas, que en modo alguno contribuyen a la


erradicación del mal perseguido".231
Estos dos fenómenos, la inflación penal y la superstición de la leyr
han sido abundantemente estudiados por los criminólogos contempo-
ráneos, y se consideran en todo el mundo como graves problemas a
resolver por la Política Criminológíca, lo que indica la necesidad má$
de deslegislar que de legislar.23 2
La ley, lejos de ser sentida como protectora, puede ser percibida
como violencia, cuando esotérica, inflacionista y cambiante, no pue-
de ser conocida razonablemente. 238
Desde luego que es básico ~1 arte legislativo, ya que no se tra- ·
ta nada más de hacer leyes, sino de hacer leyes coherentes, de hacer
leyes que se cumplan; el hacer leyes que nunca se van a cumplir es.
simulación y este es uno de los puntos en que la Criminología es bá-
sica; pues viene el dilema de si el legislador en lo penal debe de le-
gislar de acuerdo con los conocimientos que le da la Criminología:
o de acuerdo a lo que él piensa que debe ser, o de acuerdo a lo que
conviene al partido al que pertenece. Ya Vallarta señalaba que: "El
legislador no puede justificar sus actos con brillantes juegos de pala-
bras que nada dicen en la esfera de la práctica".234
Es interesante la opinión de Versele y Van de Velde: "En la de-
mocracia parlamentaria, los elegidos deberían representar la volun-
tad de sus electores. En realidad, en la mayoría de los países no es
así, porque la voluntad de los ciudadanos se deforma a través de las.
estrategias de los partidos políticos. Nuestros sistemas de democracia
parlamentaria se fundan más en una partidocracia que en una de-
mocracia" .286
Podríamos proporcionar muchos ejemplos de aberraciones en el
aspecto legislativo y aun podríamos ver cómo en muchas ocasiones
la ley en lugar de convertirse en un instrumento regulador o norma-
tivo del delito se convierte en un factor criminógeno.
231 MoNTERo CASTRO, JoRGE A. Problemas y Necesidades de la Polltica Criminar
en América Latina. Instituto Latinoamericano para la Prevención del Delito y Trata-
miento del Delincuente. ONU. 1976, p. 5.
232 En este sentido véase nuestro artículo La Descrirninaliz.ación, en Revista Mexi·
cana de Criminología N'? 1, México, 1976, pp. 5!1 y ss.
283 Comité d'.ttudes Sur la Jl'iolence, la Critninalité et la Delinquance. Réponses
a la Violence. La Documentation Fran!faise. Francia, 1977, p. 137.
234 VAILARTA, lcN'AClO L. Obras Inéditas. Tomo VI. J. Joaquín Terrazas e Hijas,
Impresor•. México, 1897, p. 72.
23ú VERSELLE, SEVERIN CARLOS y VAN Dlt VELDE-GRAFF, DolliiNIQUE. Marginalité ot1
Marginalisation' Re,·ue de l'lnstitut de Sociologie. Université Libre de Bruxelles. Bél-
gica, 1976, p. 32.
124 CRIMINOLOGÍA

Uno de los fenómenos más interesantes estudiados por la Crimi-


nología, son los casos en que, tratando de prevenir un delito, se pro-
'voca la comisión de otros delitos más graves; tal es el caso del delito
de exposición de menores, que lleva al aborto o al infanticidio, o de
la punición del aborto, que lleva al homicidio o al infanticidio, o
quizá el ejemplo más manido, el de la prohibición o "ley seca", que
produjo el estallido de criminalidad común, más notorio de este
siglo en los Estados Unidos de Norteamérica.
Nos adherimos a la conclusión de Roxin en que los tres requisitos
fundamentales que deben exigirse a un sistema fructífero son:
1~ Claridad y ordenación conceptual;
2~ Referencia a la realidad;
3~ Orientación en finalidades político criminales. 236

V.S. POLíTICA JUDICIAL

Después del momento legislativo, una ley bien hecha, una ley
bien elaborada, una ley que sepamos que es justa, positiva y vigente
(tres características básicas para que una ley sirva, pues si le falta
una de las tres no es eficaz) ; debemos de buscar su correcta aplica-
ción y aquí es donde la Política Cl"iminológica queda en manos de
los jueces, lo que representa una terrible responsabilidad.
El momento judicial es muy importante, mucho se ha estudiado
cómo una equivocada política de los jueces se convierte en factor cri-
minógeno. Compartimos la opinión de Dn. Aureliano Hernández Pa-
lacios de que "Es más importante un buen juez que una buena
ley".237
Versete asegura con razón que: "La formación de un juez no pue-
de ya limitarse a conocer bien la ley, y aplicar correctamente sus pre-
ceptos, la formación de los jueces debe comportar su preparación al
arte de juzgar, es decir, el arte de comprender también factores y de-
cisiones no jurídicas y a tomarlas en cuenta en sus decisiones". 238
Y nos preguntaríamos, con Roxin, "¿Para qué sirve la solución
de un problema jurídico que, a pesar de su hermosa claridad y uni-
formidad, es desde el punto de vista político criminal erróneo?" /llse
236 RoXIN. op. cit., p. 53..
237 HERNÁNDEZ PALACIOS, AmmLIANO. Discurso de Inauguración de la Maestr{a de
Ciencias Pe11ales. Jalapa, Veracruz (México) , 1976.
238 VERSEIÍ. Op. cit. (225) , p. 206.
239 ROXIN. Op. cit.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 125

Los jueces se ven obliga.dos a actuar dentro de una política cri·


minológica general, y son una pieza importante del sistema, por esto
la necesidad de su cuidadosa selección y especial preparación.
La equivocada política legislativa de inflación penal repercute
seriamente en lo judicial, ya que recarga el trabajo de loS! tribunales,
lo que es grave principalmente en los casos en que el acusado está de-
tenido en prisión preventiva.
Se ha aconsejado acelerar, desjudicializar y desdramatizar la jus-
ticia penal, pues su lentitud paquidérmica, el abuso de la materia
penal, el exceso de fórmulas incomprensibles y esotéricas, los ritua-
lismos, la solemnidad pedante e inútil, hacen que el ciudadano co-
mún haya perdido fe en ella.
Es urgente, como dice Mira y López, crear consultorios jurídi-
cos públicos, en los que juristas solventes, especializados en diversos
aspectos del Derecho, contesten gratuitamente las consultas que pue-
dan serie hechas por personas desprovistas de medios económicos, re-
ferentes al uso de sus derechos o al cumplimiento de sus deberes.
Hay, en efecto, que tener en cuenta que gran número de personas,
cuando menos en nuestro país, cometen delitos por ignorancia de las
leyes que los definen y fijan su responsabilidad individual.240

V.9. POLíTICA PENITENCIARIA

Ya mencionamos que sólo en ocasiones es necesario legislar, ahora


bien, la ley debe ir acompañada de los medios para cumplirse, es
decir, debe estar instrumentada; esto lo veremos muy claro en la
cuestión penitenciaria, en que bellas leyes sin instituciones, edificios,
presupuesto y personal capacitado y seleccionado, quedan tan solo en
buenos deseos.
La Política Penitenciaria representa uno de los problemas claves,
y es donde se han encontrado mayor número de fracasos y frustra-
ciones, aunque también en algunos casos excepcionales éxitos.
En mucho la Política Penitenciaria no puede funcionar adecua-
damente por la lentitud del Pqder Judicial, qu~ llega a alargar los
procesos por más de un año, con la consiguiente aglomeración y su-
perpoblación en la prisión preventiva.
Es necesario no sólo transformar las prisiones en instituciones de

240 MIRA Y LóPtt, EMIUo. Manual de Psicologla ]urldica. Buenos Aires, Argen-
tina, 1961.
126 CRIMINOLOGÍA

tratamiento, sino buscar el mayor número de subtitutivos de la pena


de prisión, 241 que ya ha demostrado con la mayor amplitud su inefi-
cacia.
Son válidas las críticas a la Criminología y a la Política Crimino-
lógica en cuanto que se han convertido en Criminología carcelaria
y Política carcelaria.
La pena de prisión debe ser el último y desesperado recurso de
defensa social, do es posible continuar con el abuso que de la prisión
(tanto preventiva como penitenciaria) se ha hecho.
Creemos que la Penología debe ser la base de la Política peni-
tenciaria, ya que es la ciencia que más datos aporta al conocimiento
de la eficacia (o ineficacia) de las penas.
No cabe duda que gran parte de la Política penitenciaria debe
dirigirse a la atención de los sujetos que ya han cumplido una
pena.242
El principio por el que debe regirse toda la Política penitenciaria
es el principio de necesidad, pues sólo deben ejecutarse las penas
estrictamente indispensables para los fines de prevención.

V.IO. CONCEPTO DE PREVENCióN

Por prevenir debe entenderse prever, conocer de antemano un


daño o perjuicio, así como preparar, aparejar y disponer con antici-
pación las cosas necesarias para un fin.
En materia criminológica, prevenir es el conocer con anticipación
la probabilidad de una conducta criminal, disponiendo los medios
neGesarios para evitarla.
Prevención, nos dice el Prof. Ceccaldi, es la "política de conjunto
que tiende a suprimir o al menos a reducir los factores de delincuen-
cia o inadaptación social".243
Peter Lejins habla de tres modos de prevención:
a) Prevención punitiva que se fundamenta en la intimidación, en
el desistimiento por medio de la amenaza penal.

241 Cfr. RoDRíGUEZ MANZANERA, Luis, La crisis penitenciaria y los substitutivos de la prisión.
2• edición, Editorial Porrúa. México, 1999.
242 Cfr. GARcíA RAMíREZ, SERGIO, Asistencia a reos liberados. Ediciones Botas. Mé-
~c.ico, 1966.
243 CECX:ALDI, P. F. Prevención. En Revista Internacional de Política Criminal.
ONU, 196!1, p. 21.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 127

b) Prevención mecánica. Trata de crear obstáculos que le cierren


el camino al delincuente.
e) Prevención colectiva. Tra~ de detectar y eliminar si es posible,
los factores criminógenos en la vida; se trata en una forma no penal
la predelincúencia.
Para Canivell existen tres formas de prevención: 244
lo. Prevención primaria. Toda actividad de carácter general que
tiene un fin de saneamiento social que se espera evite o reduzca la
incidencia de fenómenos delictivos y de los que producen riesgos a
la comunidad. ·
2o. Prevención secundaria. Es la que se ejerce sobre personas de
las que se pueda afirmar la posibilidad o la probabilidad de come-
ter delitos o de adoptar un género de vida que las pueda hacer es-
pecialmente peligrosas.
3o. Prevención terciaria. Es la que se propone evitar que perso-
nas que ya han delinquido o incurrido en actividades especialmente
peligrosas, persistan en su conducta socialmente nociva.
Existen diversas maneras de agrupar las medidas de prevención;
así, pueden ser generales e individuales, de acuerdo con los factores
que generan; Barreta 245 prefiere clasificar basándose en ciertas dis-
tinciones como son:

a) Los objetos del delito.


b) Los medios del delito.
e) El autor del delito.

Sánchez Galindo dice que "debemos prevenir antes que castigar:


las sociedades del futuro deberan establecer métodos de prevención
y tablas de predicción de tal suerte eficaces y valiosas que, aplicadas
a tiempo hagan las prisiones -por humanas y científicas que sean-
objetos del pasado".24a
Como profetizó Enrico Ferri 247 en un celebrado discurso pronun-
ciado en 1901: "Creemos que la represión jugará un papel sin impor-
tancia en el futuro. Creemos que cada rama de la legislación llegará

244 CANIVEIL, JOAQUÍN MARTIN. Prevención y Previsión del Delito. En "Peligrosidad


Social y Medidas de Seguridad". Universidad de Valencia, España, 1974, p. 271.
245 BARREro RANGEL, GuSTAVO. Politica de Prevención Social. Ponencia al VI Con·
greso Nacional Penitenciario. Monterrev, México, 1976.
246 SAm:nEz GALINDO, ANTONIO. El perfil del delincuent~ en el Estado de México.
R.evista Mexicana de Prevención y Readaptación Social. N<? 17, México, 1975, p. 108.
247 F.EIUU, ENRICO Three Lectures. University of Pittsburgh Press. USA. 1968.
128 CRIMINOL_PGÍA

a preferir los remedios de la higiene social a aquellos remedios sin-


tomáticos y que los aplicará de día a día. Y así es como llegamos a
la teoría de la prevención del crimen.
No debe olvidarse, en materia de prevención, la célebre senten-
cia de Nicéforo: Aún manteniéndose en estrecho contacto col) cada
innovación o con cada progreso de la ciencia, la CriminologíaJe abs-
tendrá de cultivar falsas ilusiones: La desaparición del delito no pue-
de ser más que una de tales ilusiones, porque existirá más bien trans-
formación que desaparición, y más bien atenuación (en este o aquel
período) que desaparición, todo a través de ciclos de exaltación y
de depresión de la actividad criminal. 24s

V.ll. OBJETIVOS DE LA PREVENCióN

Los objetivos de la prevención son, siguiendo a Pizzotti Mén-


dez:249
a) Las investigaciones encaminadas para la obtención de un diag-
nóstico sobre las actitudes personales y los hechos sociales concurren-
tes a la génesis del delito, así como otros tipos de comportamiento o
componentes de situación pre-delictiva.
b) La evaluación de las investigaciones criminológicas para esta-
blecer un plano de profilaxis social con el fin de disminuir la inci-
dencia delictiva.
e) La formación de personal adecuado para aplicar las medidas
inherentes a la prevención, y para la aplicac.i:ón de medidas de pro-
filáxis criminal. ·
_,___ d) La centralización, confección y publicación de estadísticas y
tablas de prógnosis criminal.
' e) La realización de campañas de orientación de la colectividad
para obtener su colaboración en la prevención del delito.
- f) La elaboración de proyectos de ley, de reglamentos, normas y
procedimientos relacionados con la politica antidelictiva.
v-g) El estudio y la coordinación de todo lo que se refiera a asis-

248 NICÚORO, ALFREDO. Criminología. En Dizionario tli Criminología. Val1ardi, Edi-


tores, 194!1, p. 220.
249 PIZZOTri MENDES, NELSON. Prevenr;ao do Delito e Proposir;oes sobre a Polltica
de Defesa Social no Plano de Des~mvolvimento do Brasil. Arquivos da Policía Civil de
Sao Paulo. Vol. XXVI, Brasil, 1975, p. 219.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 129

tencia oficial a eventos nacionales e internacionales relacionados con


la etiología y la prevención del delito.
h) La aplicación de medidas de profiláxis social.

V.I2. PLANEANDO LA PREVENCióN

La prevención no puede hacerse empíricamente, Clunque es común


en todo el mundo que los programas de prevención sean inorgáni·
cos y que las técnicas más modernas se encuentren parcial y escasa-
mente desarrolladas; es necesario principiar por planificar la pre-
vención, y posteriormente hacer una evaluación de los programas
preventivos, sus métodos y finalidades.
A continuación exponemos la forma de hacer un plan de preven-
ción (basándose en Peña Núñez) .200 Este plan se basa en 5 pasos con-
secutivos.

l. Actividades previas.
a) Fijar objetivos.
b) Establecer el personal técnico que se encargará de realizar
y dirigir el planeamiento.
e) Información. Despertar el interés y buscar la participación
de la opinión pública.

2. Elaborar el proyecto del plan.


a) Determinar las necesidades de asistencia.
b) Evaluar la capacidad asistencial (y el déficit asistencial).
e) Determinar las causas principales a las que el déficit puede
atribuirse. ·
d) Formación del proyecto de plan.

3. Consulta y adopción del plan.

4. Ejecución del plan con objetivos a tres plazos: largo, mediano


y corto: Esta es la fase de los centros piloto de demostración y
experimentación.

2110 PEÑA NúÑEZ, JULIO. La Prevención de la Delincuencia. ''Criminalia". Afio XXIX.


México, 1963, p. 757 ss.
130 CRIMINOLOGfA

5. Evaluación, replaneamiento y adopción del plan definitivo.


La única forma de hacer un plan de éstos es, en nuestra opinión:
A) Conocimiento integral del problema.
B) La formación de comisiones intersecretariales.
C) Participación de la comunidad, principalmente:
a) Participación de las familias (Sociedades de padres).
b) Participación de las organizaciones privadas que en
cualquier forma tienen contacto con los jóvenes (clubes,
sociedades, escultismo, Iglesia, etc.) .
e) Participación de las escuelas. talleres, sindicatos, etc.
En la mayoría de los países de Latinoamérica, no hay un plan
bien definido de prevención; la actividad en lo general es puramente
represiva, ya que se espera a que el individuo cometa un delito para
castigarlo, es decir, que se ataca el hecho delictuoso, no las causas
que lo producen, o los factores que lo favorecen, aunque es de justicia
reconocer los adelantos en lo referente a preparación de personal y
construcción de modernas instalaciones, principio indispensable
para cualquier intento en materia de prevención. En México, se inició
una gran reforma penal que dio grandes frutos en la década de los
setenta,251 pero por desgracia se dio marcha atrás en muchos aspectos.
Ahora se trata de retomar el camino con la cr,eación de un Sistema
Nacional de Seguridad Pública. (Ver apartado V.20)

V.13. EL PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


Antes de pretender planificar la solución del problema debe ha-
cerse un profundo estudio de la situación socio-económica y política
de cada país. La Historia Patria nos puede dar valiosa información
sobre el desarrollo psico-social del pueblo. Los países latinoamerica-
nos son naciones con características y cultura propias, por lo que de-
ben buscarse soluciones propias también, evitando el nefasto vicio
de la imitación. El punto anterior no excluye el estudio y adecua-
ción de sistemas que han demostrado ser efectivos en otros lugares.
Aquí debemos insistir sobre la necesidad de estadísticas para co-
nocer el problema, pues estamos de acuerdo en que "no podrá existir
investigación criminológica si se carece de datos estadísticos confia-
bles y con propósitos definidos".2112
2111 Cfr. GAllCÍA RAMiREZ, SERGIO. La Reforma Penal de 1971. Ediciones Botas. Mé·
xico, 1971.
2112 MoNll'ERO CASTilo. op. cit., p. 7.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 131

No debemos olvidar que algunas modernas modalidades de crimi-


nalidad, como la violencia generalizada, la contaminación del am-
biente, la delincuencia transnacional y la delincuencia juvenil son
fenómenos universales, y que van más allá de las causas locales, dis-
tinguiéndose como factores generales: la revolución tecnológica, la
explosión demográfica, la abundancia de medios de comunicación,
la inestabilidad y continua transformación geopolítica, etc.
El problema de la criminalidad de menores comprende conduc-
tas muy diversas, que van desde el comportamiento social agresivo
hasta las inhibiciones que predisponen al menor a ser víctima, pa-
sando desde luego por comportamientos delictivos colectivos e incon-
trolables; de aquí la necesidad de distinguirlas y clasificarlas, restrin-
giendo el término "delincuente juvenil", al joven transgresor de la
ley penal, y plantear con gran claridad los conceptos de "peligrosi-
dad" y "desviación".
Además, son necesarios estudios de la niñez y la juventud en ge-
neral, para poder tener patrones válidos de comparación entre me-
nores delincuentes y no delincuentes.
La delincuencia transnacional, tanto en sus expresiones de crimi-
nalidad común (tráfico de drogas, trata de blancas), como en sus
manifestaciones de criminalidad de "cuello blanco" o "semilegal"
(tráfico de divisas, manejo de bolsa de valores, adulteración de ali-
mentos o de medicamentos), nos plantea nuevos problemas que no
pueden combatirse con los medios tradicionales, ni prevenirse por
un solo país.

V.l4. PLANIFICACióN

Planificar es hacer el plan o proyecto de una acción.


Para nuestro estudio debe entenderse como una operación política
y técnica que tiene por finalidad la transformación dirigida de un
lado a las condiciones generales de vida, de las que forma parte la
justicia, y por otro a las instituciones, servicios y medios directamen-
te relacionados con esas condiciones de vida.
Planificar, en Política Criminológica, "es la preparación racional
de los objetivos y de los medios necesarios para llevar a cabo una
'política criminal (criminológica) de justicia, socialmente eficaz y
· ·justa".2113

21!3 DE GoRDO, CoRDERO ÁLVAREZ M. E. Planificación de la PolltiCIJ Criminal dentro


132 CRIMINOLOGÍA

"Es la sistematización sociopolítica y técnica de prioridades, acti-


vidades y medios dirigidos a la implantación de una política criminal
de índole social." 2M
Es necesario un órgano donde se coordine la planificación. La
multiplicidad de planes no es benéfica, e impide dirigir y evaluar co-
rrectamente la politica.
Por lo complejo de la actividad preventiva, se capta como indis-
pensable el eje central que debe quedar ubicado dentro de la es-
tructura administrativa en forma intersecretarial.
Consideramos con Barreto 255 que la planificación de la polític~
de prevención debe tener los siguientes requerimientos:
19 Considerar la complejidad del fenómeno delictivo.
29 Considerar las realidades actuales y futuras.
39 Considerar los problemas en su sistema político y económico.
49 Considerar la base humana en la comisión del delito.
59 Considerar todos los recursos disponibles.
Una de las dificultades graves para hacer la planificación, es el
divorcio de técnicos y políticos, así "las investigaciones de planifica-
ción no deben ser el solo hecho de investigadores profesionales; se
deben implicar en ella los practicantes y los llamados 'decition ma-
kers', los que deben tomar las decisiones. Demasiado a menudo ob-
servamos que las investigaciones dan resultados indicativos serios, pero
que no se aplican porque los que debían tomar las decisiones de apli-
cación, o aplicarlas, no habían sido implicados en la investigación, y
esta investigación debe ser también lo que llamamos una 'action
research', es decir una investigación orientada hacia la política con-
creta, desarrollada en situaciones concretas". 2M

V.l5. PROGRAMAS DE PREVENCióN Y EVALUACióN

Deben distinguirse dos tipos de programa de prevención, el pri-


mero es la acción que se aplica a un factor criminógeno (programa
unitario), el segundo es el programa combinado, que se aplica en me-
dios de alto índice de delincuencia.
del Desarrollo Nacional· (Venezuela), Primer Coloquio sobre Política Criminal en Amé·
rica Latina, México, 1976, p. 83.
2M VERSELÉ, CARLos s. op. cit., p. 10.
255 BARRErO. Op. cit., p. 6.
21>6 VEJtSELt. Op. cit. (Conclusiones .•. ), p. 202.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 183

A) Programas unitarios

En los programas unitarios, son condiciones necesarias para con-


trolar los resultados: la adecuada elección del factor criminógeno, el
cual debe ser indudable y de tal naturaleza que pueda ser tratado
con acciones simples (vigilancia policíaca, iluminación, apertura de
campos deportivos, escuelas, etc.).
El medio debe ser múltiple (varias localidades) y diverso, con
un notable índice de delincuencia para poder comparar.
La acción preventiva, además de simple, debe ser fácil de aplicar,
no necesitar personal altamente capacitado, y poder ser evaluada en
breve (meses).
El criterio principal de evaluación debe ser la variación de la
proporción de la delincuencia, la que debe compararse siempre con
la de otras localidades en que no se hayan aplicado las medidas pre-
ventivas.
Además, tenemos criterios parciales o secundarios, como: en me-
nores, mayor asistencia a la escuela, menor reprobación, menos fugas
del hogar; en adultos, menor ausentismo en el trabajo, menor índi-
ce de drogadicción, menor alcoholismo.
Finalmente, debe procurarse tener las correlaciones establecidas
de antemano, y recordar que ciertas formas de averiguación son en
sí una forma de intervención del fenómeno.

B) Programas combinados
Se aplican, generalmente a medios altamente criminógenos, donde
se combinan múltiples factores (superpoblación, miserias, ignoran-
cia, etc.) , y en lo que, comúnmente, se da el fenómeno de subcul-
turas criminales.
La acción, por lo tanto es compleja, coordinando diversas medi-
das elementales, dirigiendo su acción a las pandillas, y pudiendo du-
rar varios años, por lo que la evaluación no puede hacerse de in-
mediato.
Para evaluar, se utilizan los mismos criterios antes citados, te-
niendo un gran cuidado, pues la cantidad de variables es mucho
mayor.
· Se han utilizado en esto el follow-up study, estudio longitudinal
de casos, en que se siguen observaciones que duran 5 a 10 años.
U4 CRIMINOLOGÍA

El manejo de grupos de control es también más difícil en estos


programas. pero muy necesario para la evaluación.

V.16. EL óRGANO DE PREVENCióN


La...preyención debe ser minuciosamente ~anificacB. y coordinada.
~._públicos o privados, y-~-~
beR paz:tidpar en la solución gel prohle~:..
Debe crearse un órgan9 G99rdinadru: y organizar a nivel federal.
Este órgano debe estar 'O!JlPUesto PQr comisicwes intersecr!!!_ariales y
con: pal'ticipacjOO de todos aq,nellcy;..gmpo¡ .Q im!iJ»'ªOW!S que J:.ll
cualquier forma tengan _guc: ver ~9ft~lemas-~,,de~.
Entre sus múltiples funciones, este órgano debe fgrmar las r~l!­
ggnes para la participación de la comunidad en, l,Qs,_pl:me$ y .PtJ>~
mas de pnxc:ndQu, :t. de tratamiento.
•< ~ "'""""'.., . ., _ . ~

Debe también tnitar la copcentraci4n deJ... e&~s*Gwial J


=~:al en los grandes centros urbanos, oue. ~X:iJ.LªJ~!!~,a Jos. ne-
-~-~;;.:a~ no6IaC.oit "" "' ' .......-._.-'}..... ,."~¡; . '"""' '"""·*·"""--·-
~·~·~
El organismo que proponemos se ocuparía de concentrar y elabo-
rar los datos referentes a criminalidad, para tener estadísticas que
puedan mejorar el conocimiento del problema. Se encargaría tam-
bién de organizar y mantener el casillero nacional de identificación.
Podría también crear cen s de · Wa.--de~ieatacióp.__y_
~sjstencia, as+- temo dínicas de conducta.- bolsas de trabajo..~
ÉSte sería el órgano de vigilancia, control y censura de medios de
difusión y espectáculos que sean criminógenos y estigmatizantes.
Finalmente, sería el órgano adecuado para revisar la legislación,
proponer reformas y adiciones, lograr la unificación y hacer que la
ley no quedara tan sólo en un simple buen deseo.
Ep. México se ha creado un organismo con-muchª~ de estas ca-
ractet ístie-as.,._!:omo describimos ~a:I ta:do V. 20 - ..... --~-------

V.17. PLAN DE DESARROLLO

El plan de desarrollo es un instrumento que regula el crecimien-


to de la Política Criminológica, fijan do una serie de principios que
hagan posible su expansión.
José María Rico afirma que "se carece de lineamientos generales
para la articulación coherente de una política criminal y progresis--
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 135

ta". 267 Esto es indudablemente cierto, así que a continuación trata-


mos de establecer algunos lineamientos generales que deben regir el
plan de desarrollo.
Se debe crear una política criminológica capaz de alcanzar sus ob-
jetivos, por lo cual:
a) Se debe formar al personal adecuado con criterios de priori-
dad y urgencia de diversas especialidades.
b) Es necesario producir y forjar los instrumentos necesarios para
la misma.
Dentro del plan de desarrollo se realizará una jerarquización en
los objetivos y se establecerán condiciones, es decir:
a) Se enmarcarán los objetivos finales, y
b) Se establecerá el orden de importancia, atendiendo al momen-
to y circunstancias de la sociedad actual.
Es preciso evitar la dispersión de esfuerzos, para lo cual el plan
enunciará la resultante a seguir, a la cual deben sumarse los demás
vectores.
El plan tiene como primer obstáculo a vencer la desproporción
existente entre la Política Criminológica actuante y la evolución de
la criminalidad. Debe buscarse superar la desproporción, incremen-
tando su curva de desarrollo.
El plan debe contener un criterio inversionista calculador para
emplear sus recursos humanos, materiales, técnicos, etc., a medios am-
bientes seleccionados previamente según su capacidad de asimilación,
ya que el porcentaje de rechazo al plan evalúa su éxito o fracaso.
Es necesario el desarrollo continuo, cuantitativo y cualitativo del
plan, en círculos concéntricos que permitan una adecuada expansión.
La Política Criminológica debe contener:

a) Una organización consolidada.


b) U na estrategia que regule el plan.
e) Una táctica que permita la realización de la estrategia en la
práctica.

El plan estará constituido por diversas etapas, que contendrán


planes específicos, con un objetivo definido según la etapa; para cada
plan se nombrará un "responsable", el cual estará sometido a eva-
luación sobre sus logros y a límite de tiempo.

2G7 Rioo, JoSÉ MARiA. La Descriminización, el Ejemplo Canadiense. XXV Curso


Internacional de Criminología. Guayaquil, Ecuador. 2lJ-29 de noviembre, 1975.
136 CRIMINOLOGÍA

El crecimiento del plan en los medios elegidos debe ser sincro-


nizado. Esto en lo que se refiere tanto a planeación y control, como
a evaluación de resultados. Es decir, se deben someter los planes re-
gionales a consideración de los planificadores nacionales para evitar
rezagos parciales, y retardos que frenen los logros planeados; a su vez
esto evitará los pasos precipitados que acarrean desajustes que igual-
mente frenan las metas generales de desarrollo.
Para que sea posible instrumentar a la política criminológica, es
necesario sensibilizar a los altos funcionarios así como a los planifi-
cadores, sobre el contenido de éste, sus alcances y objellivos.
"Un requerimiento previo a la reforma de la política criminal es
informar y movilizar al público". 258 Para lo anterior convendría uti-
lizar la prensa, radio y televisión para sensibilizar a la opinión pú-
blica, logrando así su colaboración con los programas establecidos.

V.l8. ETAPAS DE DESARROLLO

El plan constará de varias etapas. Para las cuales se nombrará un


responsable.

Primera etapa:
Uno de los problemas básicos de algunas de las ciencias sociales
ha sido el realizar actividades sin un estudio profundo previo del
.contexto social hacia el cual van dirigidos, por eso frecuentemente
fracasan una vez iniciados;
Es por eso importante no aceptar explicaciones prefabricadas, de-
bemos dedicarnos con alma de investigador a perforar nuestra reali-
dad social, guiados por la profunda curiosidad de desentrañar nues-
tro propio mundo. 2 cw
Debe partirse de premisas netamente comprobadas científicamente,
que nos permitan formular planteamientos concretos y reales. Se ne-
cesitan investigaciones dirigidas a indagar los aspectos prioritarios de
Política Criminológica, pero investigaciones que arrojan datos obje-
tivos y manejables.

!!á8 VERSEI.f, CAIU.OS S. Op. cit. (96) , p. 18.


259 Cfr. CASTILLO BARRANTES, ENIUQUE. La Criminologla. Instituto Latinoantericano
de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente.
San José de Costa Rica, 1976, p. 8.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 137

Todos estos estudios deben ser: objetivos, interdisciplinarios, con-


cretos y científicos, ya que mediante ellos formularemos nuevas teo-
rías que den soluciones a estos problemas, crearemos nuevas filosofías
que sirvan de fundamento a nuestra estrategia.
Para la consecución de la primera etapa es necesaria la creación
tanto de Institutos de investigación oficiales como autónomos.

Segunda etapa:

"Previo a toda decisión política en materia de criminalidad, es


imprescindible contar con un informe social, con arreglo a indica-
dores idóneos sobre todo teniendo en cuenta la importancia (cuan-
titativa y cualitativa) de la marginalidad y marginalización social en
Latinoamérica." 260
Este informe se elaborará con los resultados de todas ~as investi-
gaciones, mismas que nos darán la evaluación de las necesidades bá-
sicas sobre Política Criminológica y nos permitirán establecer las
prioridades. "Debe de quedar perfectamente claro que no se pueden
confundir los aspectos prioritarios de la política criminal y los de la
Criminología. La Política Criminal, mucho más arte que ciencia, es
una sistemática de lo posible en el campo de la lucha contra la cri-
minalidad." 261
Asimismo se indagará sobre qué base estratégica de defensa social
deben descansar las actividades; esta es la etapa del manejo de datos.
Es decir, en esta etapa vamos directamente a apreciar los alcances y
necesidades de la Política Criminológica.
.En síntesis, en esta etapa se realizará lo siguiente:

a) Se elaborará el informe social.


b) Se establecerán los planteamientos.
e) Se enlistarán las prioridades.
á) Se e-Stablecerá la estrategia.

Tercera etapa:
Si las dos etapas anteriores se han seguido con cuidado y deteni-
miento, )'a estaremos en posibilidades de formular programas de ac-
ción específica.
. .2110 BF.IDER~rAN, BERNARDO. Resumen de la Exposición. Primer Coloquio sobre Po-
Jitica Criminal en América Latina. México, 9·12 de agosto de 1976, p. l.
261 HOl'CIION•, CuY. op. cit., p. 18.
138 CRIMINOLOGÍA

La acción deberá programarse con un calendario y un responsa-


ble por área.
Cada área de prevención requerirá de un grupo de especialistas
debidamente entrenados con anterioridad, según el orden de que
se trate.
Y el órgano coordinador de todo este plan de desarrollo deberá
de realizar algunas actividades, como son la de predicción y medi-
ción de la criminalidad. Esto mediante el manejo de datos aportados
por los responsables de área.
Estas actividades del órgano coordinador permitirán elaborar es-
·. tadísticas, y de evaluar esporádicamente las actividades intersectoria-
les de prevención. Ya que las etapas del hacer, deben culminar, por
supuesto, con una exhausta evaluación del programa realizado, mis-
ma que nos dará la pauta para futuros replanteamientos.
La evaluación puede considerarse la etapa final, sin descartar, des-
de luego, las evaluaciones parciales.

V.l9. LA EVALUACióN DE LA PREVENCióN


Un problema clave en el tema que nos ocupa es la evaluación;
si no existe ésta podemos caer en el error de imaginarnos que esta-
mos realizando una fecunda labor de prevención.262
Continúa siendo un vicio la imposición de castigos disuasivos sin
preocuparse en indagar qué efectos tienen, asimismo se efectúan cam-
pañas contra el vicio o contra el crimen ·in prever los resultados ni
la comprobación de éstos.
La Criminología en su estrecho, tradirional sentido de descubrir
las causas del crimen y el tratamiento de 1 delincuente, ha sido muy
criticada; actualmente se pasa al estudio de los sistemas de justicia,
pasando de una microcriminología a una macrocriminología. En este
moderno sentido la Criminología es una ciencia de gran aplicación,
principalmente en la toma de decisiones de Política Criminológica.
Estamos de acuerdo con Brydensholt en que "los investigadores
están interesados en que su conocimiento sea utilizado; los encarga-
dos de toma de decisiones están interesados en que el conocimiento
científico sea la base para sus decisiones". 2 63
262 Para este apartado es aconsejable la lectura de: CEcCALDI, PIERRE. Métodos de
Inve~tigación Destinados a Evaluar Programas para la Prevención de la Delincuencia
juvenil. Prevención del Delito. Tomo 2. Ministerio de Justicia. Caracas, Venezuela. 1972.
200 BRYDENSHOLT, H. H. lmpact of Criminological Resear::h on Decision Making.
Evaluation Research in Criminal Justice. UNSDRI. Roma, Italia, 1976.
LA POLÍTICA CRIMINOLÓGICA 139'

LóPEZ REY ha dicho que frecuentemente los criminólogos identi-


fican la evaluación con la estimación cuantitativa y cualitativa de la
medición, lo que es admisible a condición de que se tengan en cuenta
aspectos sociopolíticos que por lo común suelen dejarse de lado.264'
Y SzABó piensa que "el criminólogo es un intelectual, un investi-
gador que aplica su inteligencia al estudio de las causas complejas-
de la delincuencia y que se interroga sobre la mejor forma de pre-
venirla. Es (la Criminología) una disciplina aplicada, y por ello es-
a la vez positiva (describe y analiza los fenómenos) y normativa
(prescribe las medidas de profilaxis social) . El criminólogo, como·
todo intelectual, es libre de adherir a un sistema. de valor, a una-
'Weltanchauung' que correspondan a sus preferencias subjetivas. Sin
embargo, como investigador debe someterse a los cánones de la lógi-
ca formal, de la observación y de la experimentación científica y dar
prueba del máximo de objetividad posible en materia social y po-
lítica". 265
No es posible hacer ciencia, ni ser objetivo, ni realizar planes o-
programas de Política Criminológica sin una adecuada evaluación,.
por lo que la instrumentación en este sentido debe ser lo más amplia
y precisa posible.
Sobre la evaluación agregamos que "el sistema como tal, debe
estar sometido a una evaluación frecuente, por la índole evaluativa
de la función penal, por las transformaciones de la criminalidad,
por las necesidades de ajustar dicha evaluación entre sí y con respecto
a la planificación de la política que requiere ajuste constante res-
pecto al presente y futuro inmediato".266
Y para concluir reafirmemos que: La falta de evaluación es loo
que ha hecho fracasar los mejores planes de prevención y tratamien-
to, y es común que el estado y los técnicos se imaginen que están
previniendo cuando en realidad se está perdiendo tiempo y dinero~

y. 20 EL SISTEMA NACIONAL MEXICANO DE SEGURIDAD PÚBLICA


@el Plan Nacional_sl~ DescgroJ_lg_l99.J?.:2.illlO, se planteó la nece-
sidad, tantas veces requerida por los especialistas, de crear una ins-
tancia que coordinara la .eolítica Criminológica d~LPJ.!i§.t.!ªLE2._mo
propusimos en el apartado V. 16.
264 LÓPEZ REY. op. cit_ (Criminologfa), p. 459.
26ó SZABO, DENis. Evaluación de los Sistemas de Política Criminal. Anuario del Ins-·
titulo de Ciencias Penales y Criminológicas, N'! 5. Universidad Central de Venezuela •.
Caracas, Venezuela, p. 333.
266 DE GORDO. Op. cit., pp. 8-9.
420 CRIMINOLOGÍA

dicial preventiva, científicamente fundada, para salvar a las víctimas


potenciales de delitos futuros y reducir a la vez al mínimo el em-
pleo de la reclusión y el tiempo de pena que debe sufrir la mayoría
de los presos. Pero se trata de una trampa, las consecuencias socia.
les son a menudo contrarias a lo que indica la intuición.
La noción de peligrosidad es tan plástica y vaga, su instrumenta-
ción tan imprecisa, que muy poco aportaría para reducir el empleo
excesivo que hoy se hace de la reclusión o el daño social derivado
del crimen violento".Gt2
Es indudable que existen sujetos que son socialmente peligrosos,
y que tienen mayor probabilidad que otros de cometer alguna con-
ducta antisocial, pero es indudable también que el concepto de pe·
ligrosidad debe manejarse con extraordinaria precaución.
Ya algún autor se ha referido a los peligros de la peligrosidad, y
estamos de acuerdo, aunque debemos hacer notar que, en gran parte,
la embestida no es tanto contra el concepto de peligrosidad (o cual-
quier otro similar) , sino contra la fragilidad de ciertos diagnósticos
y pronósticos de peligrosidad.
Creemos que la crítica es de aceptarse, y emprender un esfuerzo
por afinar las técnicas de diagnóstico y pronóstico, pues regresar .a
conceptos puramente retributivos sería retroceder más de un siglo, y
perder terreno tan difícilmente obtenido.
En otras palabras, no podemos aceptar que la reacción social ju-
rídicamente organizada (punibilidad-punición-pemi) se ·base tan sólo
en el hecho cometido, sin tomar en cuenta otros elementos, como
la personalidad del delincuente y la realidad social, económica y po·
litica del momento.

XVIII.7. DIAGNóSTICO

Nos dice Rmz FuNES que una simple enumeración de los ante-
cedentes que se deben tomar en cuenta para la determinación de la
personalidad del delincuente, no ofrece una solución para el proble-
ma. Es importante el poder interpretarlos y penetrar para eso en su
contenido. No todos tienen una importancia igual, unos poseen una
relevancia fundamental, como verdaderos núcleos de la personalidad

612 Moli.RIS NOilvAL. El futuro de las prisiones. 1• edición. Siglo XXf Editores, S. A.
México, 1978, p. 10!1.
LA DIRECCIÓN CLiNICA

humana, otros un valor menor, estrictamente cooperante en la fór-


mula general y que se recoge en la síntesis de esa personalidad.61.a
Efectivamente, una vez aplicados los diversos exámenes a que hi-
cimos referencia en el punto 5, debemos pasar a la descripción, ex-
plicación e interpretación de los componentes de la peligrosidad.
Por lo general, esto lo hace el criminólogo clínico en reunión con
los componentes del consejo criminológico, cada uno de los cuales
aportará sus resultados parciales, los que han de integrarse en un
diagnóstico criminológico.
El diagnóstico criminológico tiene como objetivo el precisar el
grado de peligrosidad del sujeto en estudio.
Para llegar a esto, aparte de los diagnósticos especializados (psi-
cológico, médico, social, etc.), deben ejecutarse dos diagnósticos par-
ciales, uno de capacidad criminal y otro de adaptación social.
Para conocer el grado de adaptación y de adaptabilidad (o in-
adaptabilidad) del sujeto, se toman en cuenta los aspectos dinámi-
cos de la personalidad, así como la situación del sujeto, su status~
el lugar que ocupa en la sociedad, el medio ambiente, así como sus
aptitudes físicas, sensitivas, emocionales, intelectuales, etc.
Para PINATEL los elementos de la capacidad criminal son los qué
determinan el umbral criminal, es decir, la mayor o menor facilidad: ·
del paso al acto.et•
Pueden distinguirse, en el iter criminis, cuatro fases:
a) El consentimiento mitigado.
b) El consentimiento formulado.
e) El estado de peligro.
d) El paso al acto.

EnENNE DE GEEFF (1898-1961) elaboró una teoría de la persona-


lidad criminal, deduciendo cuatro rasgos generales que la identifica-
rían y que son básicas para llegar al diagnóstico criminológico, estos
:son:

a) Agresividad.
b) Egocentrismo.
e) Imprevisión.
d) Indiferencia afectiva.

618 RUJZ FVNES. Op. cit. (Crisis).


eH PINATEL. Op. cit. (Criminologie), p. 155.
422 CRIMINOLOGÍA

Siguiendo este camino, PINATEL reconoce como rasgos que consti-


tuyen el núcleo central de la personalidad criminal:61 G

a) Egocentrismo.
b) Labilidad emocional.
e) Agresividad.
d) Indiferencia afectiva.

Tomando en cuenta la capacidad criminal y el grado de adapta·


bilidad, se llega al diagnóstico criminológico, que debe ser en dos
sentidos:

a) Clínico, en el que se combinan capacidad y adaptabilidad, lo


que puede dar como resultado, como ya vimos (ver supra XVIII.6) :

capacidad (+) adaptabilidad (+)


capacidad (+) adaptabilidad (-)
~pacidad (-) adaptabilidad (-)
capacidad (-) adaptabilidad (+)

b) Etiológico, en el que se combinan los factores endógenOSi y exó-


genos, pudiendo dar como resultado (ver infra XX.l6):

Endógenos (+) Exógenos ( +)


Endógenos ( +) Exógenos (-)
Endógenos (-) Exógenos (-)
Endógenos (-) Exógenos ( +)

Como es de notarse, el primer caso presenta un estado peligroso


crónico, los dos intermedios un estado peligroso marginal, y el úL
timo un estado peligroso episódico.
Muchas críticas se han ·hecho al diagnóstico criminológico, y ya
señalamos que muchas de ellas son ciertas, pues frecuentemente falta
la cohesión necesaria; en ocasiones (y esto es frecuente), se queda a
un nivel puramente descriptivo, sin lograr la síntesis y, por lo tanto,
sin llegar a explicar e interpretar.

615 En el mismo sentido: AMARISTA, FÉLIX JoSÉ. Aspectos de Criminolog{a CUnica.


Revista Venezolana de Derecho Penal y Criminología N! 5, Afio 111, Venezuela, 1972.
pp. 41 y ss. l.ANDECHO. Op. cit. (Apuntes).
LA DIRECCIÓN CLiNICA 423

Ya NicÉFORO respondía a algunas objeciones:


Cuando tales críticos decían, o continúan diciendo, que no pue-
de concederse valor a tal o cual anomalía, o a tal o cual carácter
encontrado en los delincuentes, desde el momento en que aquella
misma anomalía o aquella misma intensidad de un determinado ras-
go se encuentra también entre los normales, o, mejor dicho, entre
los no delincuentes, demuestran que ignoran por completo los méto·
dos de comparación usados, sobre todo en los últimos tiempos, para
esta clase de estudios; métodos que aseguran la validez de las con-
el usiones.'~~ 1 8

XVIII.S. PRONóSTICO

Por pronóstico, dice GoPPINGER, se entiende nonnalmente en la


Criminología una afirmación sobre la futura conducta de un indivi-
duo o de un grupo, referida a la observancia de la ley. En un senti-
do más amplio, en el concepto de pronóstico criminal, podrían in-
cluirse también otros pronósticos procedentes de determinados cam-
pos parciales de la Criminología, por ejemplo el llamado pronóstico
de víctimas.817
Prognosis viene del griego ~Po"YVWSLs, conocimíento anticipado de
algún suceso (comúnmente previsión metereológica del tiempo).
En Criminología Clínica se interpreta como la apreciación de que
un sujeto cometerá una conducta antisocial.
Generalmente lá prognosis hace referencia a la reincidencia, es
decir, se trata de predecir si un sujeto que ha cometido una conduc-
ta antisocial volverá a realizarla.
En este terreno debemos recordar que hay dos tipos de reinciden-
cia, una genérica y otra específica; la primera es cuando el reinci-
dente comete una conducta antisocial diferente a la que realizó an·
teriormente; la reincidencia es específica cuando el hecho cometido
es el mismo, es similar al primero.
Así, un antisocial que roba y vuelve a robar es un reincidente es·
pedfico, pero si primero 'roba y después mata, es un reincidente ge-
nérico.
El tema de la reincidencia es una de las grandes preocupaciones
criminológicas, aunque no lo trataremos aquí por razones de espacio.
616 NICÉFORO, .ALFREDo. Criminolog{a. Tomo II. Editorial .José María Cajica Jr.,
S. A., 1954, p. 18.
617 G0PPINGER, Op. cit., p. 284.
424 CRIMINOLOGÍA

El problema se sitúa, en la clínica criminológica, en tratar de


saber con antelación cuáles son las probabilidades de que el criminal
reincida.
La prognosis depende de la diagnosis, o sea que el diagnóstico
debe ser previo al pronóstico; el diagnóstico sirve de base, de punto
de partida para el· pronóstico.
No debe confundirse el diagnóstico de peligrosidad con el pro-
nóstico de reincidencia, pues ya hemos visto como hay casos en los
que el sujeto es altamente peligroso, pero su peligrosidad se agota
en la conducta criminal; por el contrario, hay sujetos cuya peligro-
sidad cualitativa es mínima (por el escaso valor del bien agredido) ,
pero que tendrían un pronóstico desfavorable en cuanto a reinciden·
cia.
La prognosis es la gran aspiración y la gran dificultad en Crimi·
nología Clínica, así, se han intentado diversos métodos.
El método anamnésico se basa en la observación de la conducta
de determinada persona para aplicar los conocimientos a casos si-
milares. El método intuitivo se bitsa en el "presentimiento" o "cora-
zonada", y carece de lógica o bases científicas.
El método estadístico es el que ha dado mejores resultados, por
lo que haremos una breve mención de los principales autores en la
materia.
En Estados Unidos han trabajado en la materia \:VAR.NER. (1923),
BuR.GESs (1928), ÜHLIN (1936), HAKEEM (1938), VoLn (1931).,
GLUECK (1930), LAUNE (1936).
En Alemania ScHIEDT (1935), GER.ECKE (1939), KoHNLE (1938),
BRÜCKNER. (1958); en Suiza: FR.EY (1951); y en Inglaterra: MAN-
NHEIM (1948); elaboraron también métodos de prognosis.618
Es indudable que la prognosis representa dificultades técnicas y
estadísticas notables, pues es necesaria una muestra suficientemente
representativa y una selección adecuada de los rasgos que deberán
tomarse en cuenta.
El pronóstico deberá ir variando según el tratamiento tenga o
no éxito, por lo tanto está condicionado a la eficacia del mismo.
El pronóstico estadístico y las tablas de predicción tienen valores
de probabilidad, como todo instrumento construido en esta forma,
por lo que no puede esperarse de él más de lo que científicamente
puede dar.
618 Para un estudio amplio del tema, debe consultarse: MIDDENOORFF, WoLF. Teoric
y Práctica de la Prognosis Criminal. Espasa-Calpe, S. A., Madrid, España, 1970.
LA DIRECCIÓN CLÍNICA 425

XVIII.9. LOS GLUECK

Quizá el ejemplo más acabado de tablas de predicción se deba a


los esposos SHELDON y ELEANOR GLUECK de la Universidad de Har-
vard.6111-t120
Entre sus varios trabajos destaca el Unraveling ]uvenile Delin·
quency~6'Zl en el que publican el resultado de una experiencia que
duró 1O años, consistente en estudiar 500 menores delincuentes ( ll
a 17 años) (3.4 condenas promedio) y compararlos con 500 no de-
lincuentes, escogidos por parejas, es decir, para cada delincuente hay
un no-delincuente de la misma edad, clase socio-económica, grupo
étnico, inteligencia, etc.
Todos los componentes del grupo eran normales, es decir, se eli-
minaron casos psiquiátricos y débiles mentales (Cociente intelectual
de 92.3 para delincuentes y de 94.2 para el grupo control) .
De aquí se analizaron 402 rasgos de personalidad y factores exó-
genos, con un equipo interdisciplinario de 32. personas, aplicando
test psicológicos, entrevistas, visitas domiciliarias, exámenes médicos,
etc., (es decir, se manejaron 402,000 datos).
Se encontró, como era de esperarse, que en una gran cantidad de
datos no había diferencia entre delincuentes y no delincuentes, pero'~~
se pudo identificar una serie de rasgos en que los dos grupos eran
definitivamente no sólo diferentes, sino opuestos.
Para ejemplificar, demos algunos datos:
a) Del punto de vista familiar: la falta de padre o madre, por di-
vorcio, muerte o separación, es de 206 delincuentes por 124 no delin-
cuentes para el padre, 78 por 36 para la madre.
b) Del punto de vista intelectual: los delincuentes tienen una
inteligencia concreta y directa.
e) Psicológicamente los delincuentes son hostiles, desconfiados,
susceptibles, testarudos, rencorosos, suspicaces, temerarios, bruscos,
independientes, recalcitrantes, hostiles, etc.
d) En cuanto al medio, por 357 delincuentes que tienen como
compañeros y amigos otros delincuentes, se encontraron sólo 47 no

61& GLUECK SHEr.DONl and Eu:,\.NOR. Family Enviroument and Delinquency. Houghton
Mifflin Company. Boston, USA, 1962.
<620 GLUECK, SHELDON and ELF.ANOB.. Nottve Fro11tiere del/a Criminología. Giuffré
Editore. Milano, Italia, 1971.
621 GI.UECK, SHELDON and ELEANOR. Unraveling ]uvenilC' Delinquency. Harvard Uni·
\crsity PrtSI';. Cambridge, Mass., USA, 1950.
426 CRIMINOLOGÍA

delincuentes que se reunen con delincuentes. La frecuencia de amis-


tades de mayor edad es también notable en delincuentes (223 por 52) .
e) Temperalmente los delincuentes son impulsivos, activos, ex-
trovertidos, agresivos, crueles.
f) Laboralmente los delincuentes prefieren el trabajo al aire li-
bre (242 contra 142) .
g) En cuanto al físico, los Glueck siguen la técnica de SHELDON
(ver supra) , encontrando · 60% de mesomorfos en delincuentes por
30% en no delincuentes, en tanto que sólo el 14% de los delincuen"
tes son ectomorfos, por 40% del grupo control; es decir, los delin-
cuentes son más robustos que los no delincuentes.
h) Entre otros rasgos, es más frecuente entre los delincuentes los
tics, a zurdería, la onicofagia (comerse las uñas), las malformaciones
maxilares, la inestabilidad psicomotriz, la enuresis (descarga invo-
luntaria de orina) , etc.
De la identificación de las características criminales se pasó a la
elaboración de las tablas de predicción, escogiendo tan sólo cinco
para cada una, y quedando en la forma siguiente: (Ver Cuadros l,
2 y 3).
De estas tablas la primera es la que ha sido probada y evaluada.
Es de recalcar que para la evaluación se siguió al grupo durante
dos períodos de cinco años cada uno, o sea que la investigación duró
20 años, y la efectividad de pronóstico dada a la tabla de predicción
social es de 91%,

XVIII. lO. TRATAMIENTO

Para SÁNCHEZ GALINDO "es el conjunto de elementos, normas y


técnicas que se requieren para reestructurar la personalidad dañada
del delincuente y hacerlo apto y productivo en su núcleo social" .622
LANDECHO dice que "en sentido criminológico-clínico, entende-
mos por tratamiento la acción individual sobre el delincuente para
intentar modelar su personalidad con el fin de apartarle del de-
lito",6:18
Para GIBBONS, "debe entenderse todo el conjunto de actividades
que pretenden explícitamente inducir un cambio en los factores que
Aspectos prdcticos del penitenciarismo moderno. En
11122 SÁNCHEZ GALINDO, A!I.'IJONio.
~[anual de Introducción a las Ciencias Penales. Secretaría de Gobernación. México,
1976, p. 185.
11123 LANDECHO. Op. cit. (Afr!mtes), p. 187.
LA DIRECCIÓN CÚNICA 427

CUADRO N'? 1

FACTORES SOCIALES

Puntos
específicos

l. Disciplina del joven por su padre:

Excesivamente dura o extravagante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72.5


Laxa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59.8
Firme, pero afable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9.~

2. Vigilancia del joven p or la madre:

Insuficiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..... . . . 83.2


Suficiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57.5
Metódica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9.9

3. Inclinación del padre por el joven:

Indiferente u hostil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75.~


Calurosa (incluido el cuidado excesivo) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33$

4. Inclinación de la madre por el joven:

Indiferente u hostil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86.2:


Caluroso (inclu ido el cuidado excesivo) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43.1

5. Cohesión de la familia:

Sin cohesión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96.9


Alguna cohesión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61.3
Buena cohesión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20.6

condicionen la conducta delictuosa, o bien desaloj ar d el sujeto dichos


factores". 6 2>l
LóPEZ REY explica acertadamente cómo "tratamiento q uiere de-
cir el modo o manera en que una persona, situación o cosa es mane_
jada. Puede ser improvisado o estar predet~rminado por una serie d e
reglas establecidas por una práctica, ley o r eglamento, bien sea se-

624 GJRBOI\'5. Op. cit., p. 183.


428 CRIMINOLOGÍA

CUADRO N'.' 2

FACTORES DE PERSONALIDAD

Puntos
e.speclficos

l. Dependencia de influencias exteriores:

Fuerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75.9
Alguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63.8
No . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39.7

2. Autoafirmación agresiva:

Marcada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91.0
Alguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76.7
Ninguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34.9

$. Desconfianza:

Marcada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67.3
Alguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47.3
Ninguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37.5

4. Destructividad:

Marcada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77.7
Alguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69.9
Ninguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35.7

5. Labilidad emocional:

Marcada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75.2
Alguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65.0
Ninguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40.0

parada o complementariamente. Cuando el tratamiento es consecuen-


~ia de una función pública ejercida por una autoridad, se atiene, por
lo común. a una serie de principios y disposiciones cuyo papel pre-
senta tres aspectos: el tratamiento tiene que ajustarse a lo preestable-
cido; no debe vulnerar ciertos derechos fundamentales, principal- ·
mente los derechos humanos, y debe ser objeto de investigación cri-
LA DIRECCIÓN CLÍNICA 429

CUADRO N? 3

FACTORES PSICOLóGICOS

Puntos
especificas

l. Afición por las aventuras:

Marcada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75.3
No de modo patente, pero sin faltar de modo claro . . . . . . . • 35.4

2. Extravertido en sus acciones:

Marcadamente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66.5-
No de modo claro, pero tampoco deja de serlo inequívoca-
mente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37.8:

3. lnfluenciabilidad:

Marcada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69.4
No clara, pero tampoco falta inequívocamente . . . . . . . . . . . . 35.5-

4. Testarudez, insubordinación:

Marcada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83.4
No de modo claro, pero tampoco falta inequívocamente 39.~

5. Emocionalmente desequilibrado:

Marcadamente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62.0
No de modo claro, pero tampoco deja de estarlo inequívoca-
mente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26.5

minológica, los tres aspectos se hallan unidos, y cada uno suscita una
cuestión de límites de gran importancia, que se opone, al igual que-
en la prevención del delito, a una extensión desmedida del trata-
miento" .62»
De lo anterior se desprende que no siempre es posible dar tra-
tamiento, y que no todo sujeto que ha violado la ley requiere de ua

Cl:lú LóPEZ REY. Op. cit. (Criminologia), p .491.


430 CRIMINOLOGÍA

tratamiento criminológico (así como algunas personas en estado pre-


delincuencial necesitarían atención preventiva).
Los casos en los cuales no es procedente el tratamiento son:
~

a) Cuando la pena aplicada no lo permite (muerte, por ejemplo)~.


Es indudable que estas penas deben desaparecer. ....
b) Cuando no se cuenta con los elementos materiales suficient~
(instalaciones, talleres, instrumental) .
e) Cuando no hay el personal adecuado.
d) Cuando el sujeto no lo necesita por su moralidad, dignidad y
"Sentimientos altruistas (imprudenciales, ciertos ocasionales).
e) Cuando se trata de delincuentes que violan la ley por tenetC
una ideología diversa (políticos) .
f) Cuando nos encontramos frente a delincuentes refractarios al
tratamiento, o para los que no se ha encontrado un tratamiento ade-
cuado (profesionales y habituales multireincidentes, psicópatas, etc.).
Un problema que debe ser planteado es el del abuso del trataJ
miento institucional. Generalmente al hablar de tratamiento se pien-
sa en tratamiento carcelario, lo que indudablemente es un error,
pues debe entenderse que éste es el último recurso clínico.
Debemos luchar por la extensión de los sístemas de tratamient~
en libertad, evitando hasta donde sea posible el encerrar al sujeto.
La misma regla rige para diagnóstico y pronóstico, no es necesario
privar de la libertad a una persona para estudiarla.
Recordando a DRAPKIN, debemos señalar cómo hay una diferen;
<ia considerable entre la situación terapéutica de un enfermo y de
un delincuente, ya que el enfermo va voluntariamente al médico,
pues cree tener necesidad de él, y va con la esperanza de ser curado.
El delincuente por el contrario es presentado forzosamente frente al
-.criminólogo, al que no tiene confianza. Además el criminal por lo
general no tiene consciencia de ser un inadaptado, y en muchas oca-
siones no acepta su responsabilidad.(l 26
Evidentemente el tratamiento depende del diagnóstico y pronós•
tico criminológicos, por lo que, según ha pregonado desde sus ini-'
cios la Criminología Clínica, dicho tratamiento debe ser individua-
lizado.

(126 DRAPKIN, ISRAEL. Criminologie Clinique. XVI Cours International de Crimino-


logie. Libraire Générale de Droit et de Jurisprudence. Parfs, Francia, 1968, p. 529.
LA DIRECCIÓN CÚNICA 431

La aspiración del tratamiento individualizado no se ha visto rea-


lizada ya que, por lo general, lo que el delincuente recibe es un tra-
tamiento estandarizado, masificado, y esto en los casos en que tiene
la suerte de ser tratado.
También es proposición de la Criminología Clínica el que el tra·
tamiento debe ser integral, es decir, deben participar todos los miem-
bros del Consejo ·criminológico en la atención del caso.
Desde luego que en ocasiones no es necesaria la intervención de
algún especialista, y hay casos en que el tratamiento se concentra en
alguna de las facetas por así requerirlo el sujeto.
El tratamiento mínimo debe ser bio-psico-social, aunque, al igual
que para el diagnóstico, pueden intervenir otros especialistas.
El tratamiento, actualmente, no se limita al infractor de la nor-
ma, sino que se extiende a la víctima de la <;ónducta antisocial.
No debe olvidarse que, un adecuado tratamiento, abarca una fase
post-penal, en que se continúa atendiendo y dirigiendo al ex-delin-
cuente.
Problema clave en materia de tratamiento es la evaluación del
mismo; por lo general ésta no existe, por lo que se llega a desperdi-
ciar no poco esfuerzo y medios económicos en presuntas técnicas
"readaptativas".
Si el tratamiento no es evaluado, es imposible evaluar y corregir
el diagnóstico y el pronóstico criminológicos.
El tratamiento tiene límites muy claros, tanto legales como éticos,
Así, p'or ejemplo, no es claro el fundamento del tratamiento a perso-
nas detenidas en prisión preventiva, pues deben considerarse como
inocentes en tanto no se, les pruebe lo contrario.
Los abusos cometidos so pretexto de .tratamiento han preocupa-
do seriamente a los criminólogos de hoy, y Naciones Unidas (ONU)
ha exigido el respeto a los derechos humanos de personas sometidas
a tratamiento, planteándose · aún el dilema de si el tratamiento es
obligatorio o debe ser opcional para el reo.
Por otra parte, hay ciertos tratamientos médicos y psicológicos,
cuya validez técnica y moral ha sido puesta en duda, y es rechazado
por una gran parte de la doctrina; tal es el caso de la lobotomía, el
electroshock, la castración, y ciertas técnicas de modificación de con-
ducta.
Ciertas formas de tratamiento sociológico son también cuestiona-
das en cuanto representan la inclusión forzada del sujeto a un "siste-
ma" que él voluntariamente rechaza.
432 CRIMINOLOGÍA

XVIII. 11. MÉXICO/


/
1
En México, la clínica criminológica tiene desarrollo a partir de
1929 en que; por la reforma penal de ese año, se crea el Consejo
Supremo de Defensa y Prevención Social, en donde figuraron per-
sonalidades como Matilde Rodríguez Cabo, José Gómez Robleda,
Raúl González Enríquez, Benjamín Arguelles,José Quevedo Bazán,
Jesús Siordia Gómez, Edmundo Buentello, Francisco Gómez
Chávez, Alfonso Quiroz Cuarón.
Las fases legislativa y judicial principian simuftáneamente en
nuestro país: el Códigó de Organización, Competencia y Procedi-
mientos en Materia Penal del Distrito y Territorios Federales de
1929, en sus artículos 234 y 365, ordenó el examen piscofisiológico
(SIC) tanto del ofendido como del presunto responsable dispo-
niendo además que se recaben todas las pruebas posibles sobre las
circunstancias personales, género de vida, condiciones económi-
cas, sociales y familiares del detenido.
El Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal de
1931, recogió disposiciones similares en sus artículos 271, 284 y 285.
El Código Federal de Procedimientos Penales de 1933 (vigen-
te), en su artículo 146, ordena:

Durante la instrucción, el tribunal que conozca del proceso deberá


observar las circunstancias peculiares del inculpado allegándose da-
tos para conocer su edad, educación e ilustración; sus costumbres y ·
conducta anteriores; los motivos que lo impulsaron a delinquir; sus
condiciones económicas y las especiales en que se encontraba en el
momento de la comisión del delito,la pertenencia del inculpado, en
su caso, a un grupo étnico indígena y las prácticas y características
que como miembro de dicho grupo pueda tener, los demás antece-
dentes personales que puedan comprobarse, así como sus vínculos de
parentesco,amistad o nacidos de otras relaciones sociales; la calidad
de las personas ofendidas y las circunstancias de tiempo, lugar, modo
y ocasión que demuestren su mayor o menor temibilidad.
El tribunal deberá tomar conocimiento directo del sujeto, de la víc-
tima y de las circunstancias del hecho en la medida requerida para
cada caso, teniendo amplias facultades para allegarse los datos a que
se refiere este artículo, pudiendo obrar de oficio para ese objeto.
La misma obligación señalada en los párrafos precedentes tiene el
Ministerio Público durante la averiguación previa y en el curso de la
instrucción, p~ra el efecto de hacer, fundadamente, los señalamientos
y peticiones que correspondan al ejercitar la acción penal o al formu-
lar conclusiones:
LA DIRECCIÓN CLÍNICA 433

El artículo 52 del Código Penal de 1931, fue reformado en 1994


para quedar como sigue:

Artículo 52.- "El juez ftiará las penas y medidas de seguridad que
estime justas y procedentes dentro de los límites señalados para cada
delito, con base en la gravedad del ilícito y el grado de culpabilidad
del agente, teniendo en cuenta:
1.- La magnitud del daño causado al bien jurídico o del peligro a
que hubiere sido expuesto:
II.- La naturaleza de la acción u omisión y de los medios empleados
para ejecutarla; t
III.- Las circunstancias de tiempo, lugar, modo u ocasión del hecho
realizado;
IV.- La forma y grado de intervención del agente en la comisión
del delito, así como su calidad y la de la víctima u ofendido;
V.- La edad, la educación, la ilustración, las costumbres, las condi-
ciones sociales y económicas del sujeto, así como los motivos que lo
impulsaron o determinaron a delinquir. Cuando el procesado perte-
neciere a un grupo étnico indígena, se tomarán en cuenta, además,
sus usos y costumbres;
VI.- El comportamiento posterior del acusado con relación al deli-
to cometido; y
VII.- Las demás condiciones especiales y personales en que se en-
contraba el agente en el momento de la comisión del delito, siempre
y cuando sean relevantes para determinar la posibilidad de haber
ajustado su conducta a las exigencias de la norma.

En un claro retroceso, se eliminaron los dos párrafos finales,


que decían:

El juez deberá tomar conocimiento directo del sujeto, de la víctima


y de las circunstancias del hecho en la medida requerida para cada
caso.
Para los fines de este artículo, el juez requerirá los dictámenes
periciales tendientes a conocer la personalidad del sujeto y los demás
elementos conducentes, en su caso, a la aplicación de las sanciones
penales.

Además, se quitó la referencia a la mayor o menor temibilidad,


a los antecedentes y condiciones personales, así como a los víncu-
los de parentesco, amistad o nacidos de otras relaciones sociales.
En cuanto a la fase de clínica penitenciaria, ésta llega con retar-
do, en 1966 en el Estado de México y en 1971 al Distrito Federal, en
cuya Ley que establece las Normas Mínimas sobre readaptación so-
cial de sentenciados está dispuesto:
434 CRIMINOLOGÍA

Artículo 7g El régimen penitenciario tendrá carácter progresivo y


técnico y constará, por lo menos, de períodos de estudio y diagnósti-
co y de tratamiento, dividido este último en fases de tratamiento en
clasificación y de tratamiento preliberacional. El tratamiento se fun-
dará en los resultados de los estudios de personalidad que se practi-
quen al reo, los que deberán ser actualizados periódicamente.
Se procurará iniciar el estudio de personalidad del interno desde
que éste quede sujeto a proceso, en cuyo caso se turnará copia de
dicho estudio a la autoridad jurisdiccional del que aquél dependa.
Como puede observarse, desde el punto de vista legal, la clínica
criminológica está contemplada en México, aunque la carencia de
personal hace que no se cumplan los ordenamientos señalados
como fuera de desearse.
En México existe una tradición de clínica criminológica impor-
tante, como puede verse en las intervenciones de psiquiatras como
Meza Gutiérrez, Samuel Ramírez Moreno, Alberto Lozano Garza,
Salvador lturbide Alvírez, Arturo Baledón Gil y José Torres Torija.
Son notables los peritajes del criminólogo Quiroz Cuarón, 627,
628, 629, 630 y el Cons~o Criminológico del Centro Penitenciario del Es-
tado de México (Almoloya de Juárez), fue un ejemplo para el país.

XVIII.l2. CONCLUSióN

La corriente de Criminología Clínica ha sido definitiva en la


esn·ucturación de la Criminología como ciencia sintética al organi-
zar los primeros grupos de trabajo interdi~ciplinario.
Su utilidad es inapreciable en los tres momentos de la adminis-
tración de justicia, legislativo, judicial y ejecutivo.
En el momento legislativo provee al legislador de información
científica para la elaboración de normas procesales y penales;
En el momento judicial da al juez elementos de juicio para po-
der desarrollar mejor SU función, al respecto VEIGA DE CARVALHO
dice: "el. estudio criminológico de un ser humano que infringió las
normas sociales debe, obviamente, preceder .al juicio, esto es, aque-
lla decisión dramática que definirá el destino específico que tendrá
esa persona: Una condenación y una sanción; o, a veces, la libertad
y reintegración en el convivio social".631
627 QUIROIZ CuARÓN, ALFONSO. Un estrangulador de mujeres. Sin pie editorial.
QUIROZ CUARÓN, ALFONSO. Higinio Sobera de la Flor. Dictamen sobre la perso-
6'28
nalidad del delincuente. Criminalia. Año XX, México, 1954, p. 67.
629 QurRoz CUARÓN, ALFONSO. El asesino de León Trotzlty y su peligrosidad. í.tudes
Internationales de Psycho-Sociologie Crimine1Ie. Pads, Francia, marzo, 1957.
«10 QUIROZ CUAltÓN, ALFoN!!O. El asesino de León Trotzky. Revista de Criminalfstica
de Cuba. La Habaua, 1956.
oo1 VEir.A DE c.~R,.ALHo. op. cit., p. 16.
LA DIRECCIÓN CLÍNICA 435

DI TuLtio ha dicho que parece indispensable que el proceso pe-


nal debe basarse sobre una doble indagación: antropológica y jurí-
dica; esto permitirá al magistrado emitir un juicio susceptible de
satisfacer a la vez .a llis exigencias de la ley asf. como a las del indi-
viduo y la sociedad.
El momento ejecutivo se ha visto enriquecido con las ideas de la
corriente clínica; en una resolución del' XU Congreso de la Comi-
sión Penal y Penitenciaria (La Haya, 1950) puede leerse: "En la or-
ganización moderna de la justicia penal, es altamente deseable, para
servir de base a la fijación de la pena y a los procedimientos de
tratamiento penitenciario y de liberación, disponer de una relación,
previamente a dictar sentencia, la cual se referirá no solamente a la
circunstancia del crimen, sino también a los factores relativos a cons·
titución, a personalidad, a carácter, y a los antecedentes sociales y
culturales del delincuente.
Debemos diferenciar claramente la Clínica Criminológica de la
Clínica Penitenciaria, pues la primera no se agota en la segunda, y
creemos con FERRACUTI y WoLFGANG que se tiende a identificar la
Criminología Clínica con prácticas penológicas, centros de observa-
ción, programas de tratamiento, etc.
Los criminólogos clínicos y sociológicos se ignoran unos a otros
en sus obras, pertenecen a diferentes círculos profesionales y rara
vez trabajan juntos, mientras que evidentemente la única base ver-
dadera para el progreso depende de la comunicación e integración
mutua. 682
Es importante la función de tratamiento, pero con ello la Cri-
minología Clínica no termina su labor, pues, como acertadamente
ha señalado Landecho, un segundo paso, que da enseguida todo
equipo criminológico netamente científico, es el de la investigación.
El caso concreto estudiado sirve por una parte de contraste a las
teorías generales manejadas, y por otro abre nuevos horizontes teó-
ricos, al aplicar técnicas nuevas o ver surgir resultados o datos con
los que no se contaba.
Luego la Clínica Criminológica persigue dos fines diversos: el de
aplicación de los conocimientos anteriores y el de investigación de
nuevas teorías y métodos. Todo ello sin embargo ligado al caso con-
creto, que t><~tudia y analiza.
Cierto que un equipo clínico puede subrayar más el uno o el otro

682 FEllRACUTI r WoLFGANG. op. cit. (Clínica), p. 23.


436 CRIMINOLOGÍA

de dichos cometidos; por lo que en ocasiones se oye hablar de equi-


pos de tratamiento y equipos de investigación. Pero en ambos casos
el otro aspecto existe y se encuentra inseparablemente unido al que
se acentúa pol" el equipo en cuestión; ya que todo tratamiento am-
plía, confirma, niega o puntualiza los conocimientos teóricos, y toda
investigación clínica ha de hacerse alrededor de un caso concreto,
que es por lo mismo sometido a tratamiento.eaa

633 l..ANDECHO. Up. Cit. (ApuntéSJ.


478 CRIMINOLOGÍA

la misma forma. Por el contrario, supongamos un sujeto con una


enorme predisposición al delito, digamos el criminal psicópata, con
predisposición absoluta, que va a una cantina, se toma un par de
tequilas (factor preparante), se siente "muy macho", excitado y en~
valentonada, y al pobre infeliz que entra y se le queda viendo le es.
peta imprevistamente: ¿Qué me ve?, y va la puñalada, reacción brutal
ante el factor desencadenante que en este caso es mínimo.
Aparte de la predisposición general al crimen, existen predispo-
siciones especiales, así hay sujetos que no tocarían a una dama, pero
a los que no puede fiárseles ningún bien so peligro de perderlo. Por
el contrario, puede encontrarse al individuo que podría manejar
millones sin substraer un centavo, pero que es una amenaza sexual
para cualquier mujer.
( XX..l6. FACTORES ENDóGENOS Y EXóGEN~~O
_, Pasemos ahora a explicar una división general de los factores,
que nos auxiliará en la clasificación de los delincuentes. Tomando
en cuenta que un factor criminógeno es todo aquello que favorece la
comisión de una conducta antisocial, y que en un momento dado
puede convertirse de factor en causa, es éste uno de los temas claves
de la Criminología. -
Los factores criminógenos pueden dividirse en dos: factor~s exó-
genos y factores endógenos, cualquier libro de Criminología que se
consulte en alguna de sus pa.rtes es un tratado de factores criminó-
genos. Los factores exógenos son todos aquellos que se producen,
como su nombre lo indica, fuera del individuo; podríamos decir que i
son los que vienen de fuera hacia adentro. Los factores endógenos,
por el contrario, son aquellos que están dentro del individuo y que
van en el fenómeno criminal de dentro hacia afuera.
Los factores exógenos son, por ejemplo, aquellos que Ferri llame>
telúricos; estamos refiriéndonos aquí ya a factores físicos; la tempe-
ratura que tiene una influencia directa sobre la criminalidad y el
tipo de la criminalidad; la lluvia, la precipitación pluvial, y para
algunos autores los cambios en las fases lunares, además de los fenó-
menos físicos en general, terremotos, temblores, ciclones, etc.
Tenemos factores sociales, por ejemplo la familia, el barrio don-
de se vive; si la familia está integrada o desintegrada, cuántos hijos
tiene la familia, la pandilla con la que el sujeto se reúne, la clase-
social a la que pertenezca, etc.
Por el contrario tendríamos los factores endógenos, los que er
individuo lleva dentro de sí, también a manera de eJemplificación
podríamos mencionar la herencia, el factor cromosomático, el factor
CRIMINOGÉNESIS Y CRIMINODINÁMICA 479

neuron,al, el factor endocrino, una enfermedad tóxico-infecciosa en


el sujeto que lo impulse hacia la criminalidad, los períodos mens-
truales en las mujeres, etc.
XX.l7. CLASIFICACióN DE ANTISOCIALES
Partiendo de la clasificación anterior hemos elaborado un cua-
dro de clasificación de sujetos antisociales, tomando como base la
proporción en que intervienen los factores endógenos y exógenos.TOa-
Debemos aclarar que para un diagnóstico y pronóstico definitivo-
deben tomarse en cuenta las otras clasificaciones de factores que nos.
aportarán un mayor número de elementos.
Tomando en consideración que en Criminología Clínica traba-
jamos generalmente con sujetos que han cometido un delito, los de-
nominaremos indistintamente criminal o delincuente.
Estamos de acuerdo con Gibbens cuando dice que: "podrían
evitarse muchas controversias innecesarias, si los que participan en
ellas comprendieran que con frecuencia discuten acerca de distintas
variedades de delincuentes". '10'1
Si representáramos gráficamente la influencia de los fa<;tores cri-
minógenos, podríamos presentar este tipo de figura dividida en seis
partes. Advierto que la división en seis partes es total y absoluta-
mente convencional, se puede dividir en cuatro, en diez, en cincuen.

2 3 4 5 6

EllO- CRIMINAL ~XO·CRIIIIIIAL EXO-lNDO 1!1100- EllO 1!1100• CRIMINAL I!IIDO•CIIIMIIIAL


PUllO I"III!POIIDI!RAIITI! Clltlll IIAI. C 11111 IIAL l"ltiPOIIDEIIAIITI! 1" U 110

700 Una clasificación con el mismo criterio la hemos encontrado en: V.EIGA DE CAR·-
VALHO, HILARlO. Compendio de Criminologfa. José Bushtsky, Editor. Sáo Paulo, Bra-
sil, 1973. ·
70~ GIBBENI'I, T. S. M. TendencitJS actuales de la delincuencia juvenil. OMS. Gine-
bra, Suiza, 1962, p. 56.
480 CRIMINOLOGÍA

ta, no hay por qué tenga que dividirse así, poTque el hacer esta
división fue más con fines didácticos que otra cosa, en última ins-
tancia podríamos tabularlo, por decir algo, del cero al cien, y así
podríamos tener una clasificación muy precisa de un criminal que
fuera mucho más objetiva, porque podríamos darla cuantitativamen-
te, no solamente podríamos decir que un criminal es muy peligroso,
podríamos decir que tiene 68 de peligrosidad.
Veamos en qué forma hemos clasificado a los delincuentes; tene-
mos seis tipos de delincuentes; un delincuente en que no hay más
que factores exógenos, al que hemos llamado exo-criminal puro. Un
segundo tipo en el cual el factor interno es muy pequeño y el factor
externo es extraordinariamente poderoso, y es lo que lo lleva a la
conducta antisocial; a éste lo hemos denominado exo-criminal pre-
ponderante. Un tercer criminal es aquel que teniendo de ambos fac-
tores, de todas formas tiene más factor externo que interno, por eso
lo he llamado exo-endo-criminal. Un cuarto tipo de criminal el cual
tiene más de factor endógeno que de factor exógeno, aunque éste
sea también bastante abundante, a éste le llamaríamos endo-exo-
criminal. Un quinto tipo de criminal en el cual el factor endógeno
es absolutamente preponderante, este criminal necesita muy poco
factor exógeno para llegar al crimen, generalmente llega al crimen
con una gran facilidad en cuanto tiene la menor provocación o la
menor oportunidad, por esto se llama endo-criminal-preponderante.
Y tendríamos un sexto tipo de criminal, en el cual no hay factores
externos, que hemos clasificado como endo-criminal puro.
Expliquemos ahora cada tipo:
a) Exocriminal puro. Es un tipo puramente teórico, pues aun-
que alguien pudiera cometer un delito por factores causales pura-
mente externos (vis mayor, v. gr.), en el examen clínico encontra-
remos por fuerza la presencia de factores internos. Además, jurídi-
camente el caso está exento de responsabilidad.
b) Exocriminal preponderante. Son aquellos a los que el medio
lleva a delinquir; pensemos en el robo de indigente, en el que la
extrema miseria lleva al individuo al robo. En este tipo se encuen-
tran también los. ocasionales, que aprovechan la oportunidad única
para realizar el delito.
e) Exo-endocriminal. Aquí el medio envuelve al criminal, el
que carece de fuerza para eludirlo, pues cuenta con suficientes fac·
tores endógenos como para adaptarse al ambiente criminógeno. Sería
el caso de los habituales.
d) Endo-exocriminal. La participación de los factores internos
es mayor, y su dependencia del medio es menor. Un ejemplo de este

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