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3 Edelstein Coria Imagenes Cap 1 PDF
3 Edelstein Coria Imagenes Cap 1 PDF
MÁGENES E IMAGINACIÓN
INICIAC~IÓN
A LA DOCENCIA
Gloria Edelstein
Adela Coria
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'
•
DEPARTAMENTO DE EDICIONES íNDICE
Dirección: Martha Güerzoni de García lanz
Directora de colección: Dra. Grac:iela Fdgerio
Prólogo 5
Supervisión editorial: Marra Emma Barbería
Presentación 7
DEPARTAMENTO DE ARTE
Introducción 9
Dirección: Sandra Donín.
1. La práctica de bl. enseñanza
Diseño de tapa: F.abiana Matteo C:i en bl. formación de docentes 11
Ariana jenik
A modo de reconstrucción critica
De la práctica de la ensei'iatl.za a la práctica docente
Teofm y práctica: sentidos para una feladón
mbJiografia 107
@KAPELUSZ editora s.a., Buenos Aires,
Moreno 372. Tel. 342-64SQ/55 CP: ! 091
ISB.f'l950~13~ó185~3
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soffios parte: la Cátedra· de Metodología, Observación y
Práctica de la Enseñanza, de la Escuela de Ciencias d.e la
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Nacional de Córdoba.
Tambíén es fruto de los aportes no siempre explicitados de INTRODUCCIÓN
alumnos y docentes de otras instituciones, que connotaron
, particularmente Jas reconstiuccíones reáHzadas. En la última década, son numerosos los trabajos que ponen
¿Por qué destacar esto? Porque, sí bien escribimos el texto en foco ia fo~r:P.ación de docentes desde distintas perspectivas
desde el lugar de universicariost no podemos dejar de deqr que teólicas y 11neas de investigación.
es U."1 texto que intentará expr~ar los cuestionamientos a los / ~ Se reitera como cuestión ins<A">layable el tratamiento de la
que expusimos esre lugar, posicionándon::>s desde lugares relací6n enU'e reoña y pffictica. Y esto se observa tanto en los
diferentes. enfoques que abordan ínvestigativamente el pensamiento del
Cuestionarnfentos que son posibles justamente en d interior profesor como en ,aquellos que se centran en la confrontación
de una experiencia como la práctica de la enseñanza. Ella de diversos desarrollos teóricos sobre los modelos vigentes en
obliga a superar la posición intramuros, frecuem:e en los la formación docente en distintos c9ntextos, tiempos y espacios,
~niversitarios, para pensar en la formación de docentes no En gen~_r2l coinciden en el análisis de los supuestos teóricos y
desde e1 deber ser predicado desde la teoría, sino atenta al ser sus derivaciones en propuestas formativas,
de Contex:tos, sujetos y textos con los que nos encontramos en Pero se o.bserva una ausencia relevat1te. Son escasos Iqs
realidades de muy diversas características. trabajos que se abocan a profundizar en la comprensión del
El acto de escritura significa, en la posición de autores, lugar de l<tS prácticas de la ensefumzy1 en esas p~opuestas,
recuperar huellas de)a historia. de un grupo, que se plasman en aunque, cuando s;:: actúa la formación, ellas cobran centralidad.
la construcción ~ un proyecto común. Proyecto que reconoce ¿Pór qué esta·postergaciáÍ¡? ¿Es que, a pesar de· la insistencia
a sujetos -con diversas trayectorias> aportes disciplinarios y por del discurso académico, seguirt10s escindiendo prácticas y
tanto lecturas, e8cud1as y m:ir¿lrla.s heterogéneas. Significa desarrollos teóricos? ¿Por qu,é no dar .a. conocer y someter a
asimismo abrir nuevaS pistas de análisis y fuentes de análisis registros diversos de las propias prácticas de
interrogación, formadores? ¿Es que la fragmentación que en ocasiones las
· Quizás su product:o, el texro que aquí iniciarnos, cobre una caracteriza nos escinde en tanto sujetos portadores y
significación o dimensión diferente sí ,es capaz de abrir .esp:acios productores de saberes?
de reflexión sobre un te.rn¿a tan candente hoy, como lo es ia Desde su reconocimiento, escribir sobre las prácticas de la,
formaCión de doOé:n~ y, en ese marco, el de la práctica de la enseñanza constituye una ínvirndón, en el sentido de apuesta,
enseiianza. · que seduce. a la vez que resulta desafiante,· en una doble
Será posible en la medida en q1.1e,- ~mo ocurrió en nuestra perspeCtiVa.
·experiencia, las ideas aquí desf¡rr't:ltiada.$ipuedan ser con- Por un lado, como iruJ.mncia de recuperación de nuestras
frontadas, debatidas desde nuevas lecturas nuevas escuchas prácticas· de formadores de docentes. en distintos ámbitos, Por
nuevas miradas de quienes, <;Je.Sd~ distin~ lugares, están ' otro, en tanto advertimos que la postergación aludida -de la
preocupados por eSta problen-iática. que rambíén hemos sido partícipes- podría asociarse al hecho
. - ~
de supóner que 1as prácticas de la enseñar>..za como objeto de
estudÍo y análisis no cuentan con un estatuto teórico~dentifico
Un gracias que amerite un trabajo- de escritura.
Sin embargo. esta postergación" no es sólo teórica. Es
- A !os integrantes del equipo docente de la Cátedra de postergación en el tiempo concreto de los procesos 'de
Metodología, Observadón y Práctica de la Enseñanza Escuela forrna.ción de docentes, En ellos, ~s pclcticas de la enseñanza
de Ciencias de la Educación, Facultad de Filosofía y. '_ han sido aparentemente relegadas¡ resetvadM, como· su último
Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba 1988-1994 acto y ~omo instancia aplicativa de la reoria, dorándolas de un
como hacedores de esta historia. . ' ' cierto sentido peyorativo.
Decimos aparentemente porque, en realidad, de modo
- A Marcela Sosa, por su valiosa lecrura y escucha.
paradójico e .inadvertido, ese lugar de "!as prácticasu se ha
-A MIDia Saleme, maestra. 1 convertido, en no pocas oportunidades, en el punto de. mira
~-
privilegiado p;;ua eValuar las producciones posibles de los
1 alumnos, sus capacidades integrativas en la relación
teoría-práctica. En suma, los aprendizajes que activan y por Io
tanto Jos-~resultados generadOs désde una- propuesta _de
formación.
Aun admitiendo por un momento que las prácticas de la
er1señanza fueran el último eslabón del reconido académic-o
La práctica de
entendemos que no constiruye~ un sencillo precipitado de '
aprendizajes anteriores.
Desde nuestra visión, tendrían un "p1us1' que Jes otorga
especificidad, Y en <!se sentido, sea cual fuere Ja forma que
la enseñanza
adopt~n. serían estrucrurantes y perrnaneceñ:an en el tiempo
personal de los sujet()s en formadón como una de las ma.."Ca.S
más potentes en io que refiere a la constitución de su identidad
como -docentes. ·
en la form_ación
. "For ~o la seducqón y el desafio de pensar y reper..sar las
pr~cticas de 1:a enseñanza. Por. eso la opción de escribir sobre v
en torno a eHas, desde eHas.
El texto, como suele ~currir con las más diversas expresiones
' ' de docentes
culturales, se expone a múltiples lecturas. Abrimos una
invitación, desde los sentidos const.rl)idos, a explorar otros,
. Decimos otros sentidos, no sólo porque diversos sujetos se
aproximen a su análisis. SerJn también producto de los A MODO DE RECONSTRUCCIÓN CRÍTICA
distintos can1inos que pensamo.s pueden transitarse para ello.
Podrá abtmdonarse el obligado comienzo por las primeras La comprensión de un fenómeno particular impone la necesidad
páginas, de fundamentadón general, y hacer un rodeo por los
_de considerar, aún de modo aproximativo, algunas marc:~s del tien1-
vericuetos que imponen !os sujetos áctores de las prácticas. En
esa opción, probablemente el camino elegido sirva -como lugar
po en .su constitución.
de reencuentro con jirones de ~periendas personales. Volver Tal el caso de las prácticas de la enseñanza, sobre las que, en el pre-
atrás será una manera de reencontrarse con algun-os de los sente, se anudan sentidos construidos en un acontecer, cargado de di-·
conceptos que provocaron nuestras reflexiones. versidad y recun·enda, de continuidad, desplazamientos y rupturas.
También fuera de toda regla, lit estrategia podrá ser Ia de· En el marco de este trabajo, no es posible dar cuenta de las sin-
inclinarse por una lectura más prepositiva, en cuyo caso, la . gularidades institucionales que pueden haber confluido en la cons-
última parte del texto constituirá el inicio real. trucción de ciertas caiacterlsticas de las prácticas de la enseñanza en
· Acaso :abrir como puerta de entrada las primeras ideas sea el los procesos de formaciÓn de docentes. Tampoco de los innumera-
disparador de reconstrucciones sobre las propias prácrtcas Un bles casos que seguramente se excluirían de esta caracterización. He-
desafio para su ~critura con J:tombre propio. '
. cha la salvedad, se tratarla en parte de un acto semejante al de foto-
En fm, -el texto que ponemos en consideración tal vez deje .¡ grafiar. que se empeña en detener el tiempo en un derto momento 1
la inquietud por abrir fi.tt:uros intercambios enriquecedores entre ,,
fonnadores. ! pero al que le es ineludible revelar las huellás del pasado, reconocí~
Aspira mod<>.stamente a saltar de vez en cuando de los 1 blés en aquello que es fotografiado.
anaqueles y ser una herr~mienta mis de trabajo y reflexión besde esa perspectiv-a, se intentan identificar nudos de- significa-
crttica. , ción en la variabilidad de las prácticas de h1 enseñanza en las Insti-
f tuciones y Planes de FormaCión. At,tn cuando no todas las experien-
cias las reflejan' de modo sistemático~ se podrían :$eña[ar tres caracte-
1 rísticas recurrentes que tipificarían esas prácticas ~n las últimas déca-
1 das. Se hace referencia a las escisiones que las atraviesan, a los efec-
tos de minietizaclón a los que se exponen y a la in;lp:ronta formal,
1 por la ausencia del cotidiano escolar como espado en el que ellas se
¡;
11 de..<>nliegan. ,
~a prim"e.ra caracte~rica_ refiere, en un sentido, a la esclsió:n entre no permiten al alumno alcanzar un ·nivel de ultegración en relación
la fonnacíón en discíplínas de múltiples campos considerados tron~ con el objeto de enseñanza que habrá de con~truir para sus prácti-
cales y la que íntegra el campo pedagógko~didáctico, las asignaturas cas. Construcción necesaria para asumir y fundam.entar una postura
·a él asociadas.
pe:rsoilal 11 provlsori.a" en n:~lación con su campo de traba]<?•· el que en-
En el caso de los profeSorados de Nivel Medio, la desarticulación trama pensamiento y acción. .. · -
tam?i~n se observa entre disdplinas propia$ de cada campo de co- Es entonces cuando lós 11mites en la formación pan:t la compren-
noctmtento y, en los casos de Nível Inicial, fundamentalmente Prima- sión se convierten en lí:mites hacia la proyección-intervención~ con
do'" entre l_as didáctica.: espeCiales y los espacios curriculares que diversas expresiones concreras, de las que probableme~te sea redun-
asumen 1~ mstrumentactón propia del nivel. dante dar ejemplos.
. Es llamativo Y con.stcatable que las asignaturas de formación pedag& Otro tanto ocurre en relación con lo pedagógico. El alumnO ha tra-
g1ca se encuentran dtsta.\ociadas no sólo de los abordajes específicos de bajado en cada caso sobre una parcela de conocimiento sin las ne-
las disc1plmas de un_ determinado campo, sino también de las propias cesarias relat;:lones y dife·renciadones que le permitan analizar el
prácticas de la ensenanza, a las que se supone deben aJimentár.' complejo de vadables puestas en Juego en los procesos de enseñar
En esta ;Persp~cti:::', ~se desaprovechan aportes socio-históricos y y aprender. No ha tenid-o más que instancias aisladas y breves _pe
s,nr;opológrc;os; hngU!StlCos; del campo de la psicología y psicosodo- acercamiento a la realidad, la que tampoco ha penetrado en las. B.\1-
log~a; de la log1ca y la epistemología, entre otros. Estos aportes se in- lás por la via de las indagaciones empíricas de otros sujetos. La teo-
tegran con d1versas d~signaciones y formas de inclusión en asigna- ría ha estado desvinculada de la práctica; no ha sido trabajada co-
turas prop¡a~ de los diferentes pianes~ y serían de gran importancia mo soporte que posibilite la comprensión de los procesos cotidianos,
para una mas adecuada compren,sión de los procesos en el interior tampoco como receptora de problemáticas que, plasmadas en 4ts
del aula.
prácticas, señalen nuevos núcleos de cuestionamierito e indagación.
Esa posibilidad es desaprovechada por un diseño curricular que, ~ Desde ya que, si la postura es lograr una articulación teoña~prác
al ~Iantear las astgnaturas como compa~entos estancos, dificulta ·tica diferente, no puede limitarse al campo de lo didáctico. Esto re-
Ios tntentos de integración. ,' ·
forzaría la estrecha perspectiva de;'?de la que se encara en muchos ca-
La. cn:cunstanda aludida se agrava, en no pocos casos, por el re- sos la teoría pedagógica en la formación de docentes. :Aun tratándo-
ducciOn¡smo con que se encara la formacíón pedagógica. ciue da
cuenta d: ~na nueva disociación~ la observada entre teoría· y prácti- se de la formación de grado, en la búsqueda de articulación teoría-
práctica habría que ampliar la visión, aportando al reconoCimiento de
ca. ~a pra~tica de la enseña~za se plasma al finalizar el proceso for~ problemáticas más abarcativas, en relación con la diversidad cultural,
matlvo,. asrgnándole el ya clásico rol de ínstancia de aplicación de la con los condicionantes socio-históricos, con el sistema educativo for-
normatrva y prescripciones planteadas desde la teoría, mal y no forri1:a1, cOn las instituciones, entre otras,
Sí se trata de un mandato que deviene de la formalización curri- Una segunda característica en Jos Planes de Formación que luego
c~lar, que rebasa las propias decisiones. y deseos de los actores coti- marcará significativamente las prácticas de la ensefianza es la fuerte
dianos ~e la~ insti.t4ci~nes fonnador~S 1 éstt; tampoco se COf!,creta por influencia del nivel para el que se forma en dos planos: el plano de
la enorme distancia exiStente respecto a las situaciones de la 'fe:itHdad las propuestas que devienen del currículum prescrípto y aquel que
esco~ar en la que el practicante se ·debe insertar.
refiere a los intercambios cotidianos entre formadores y alumnos en ·
?e desprende de lo señalado que los alumnos se acercan a las d espado escolar. ·
P~~tl~as de la enseñanza después de un proce:so específico de co- Uarna la atención la naturalidad con que docentes formadores y
nocmuento que les ha ido permitiendo síntesis pardales progresivas 'alumnos suelen :admitir 11 las razone$ didácticas11 como soporte ~e la
pero que, en la mayoría de los casos, han sido construidas a parti; simplificación de contenidos que habrá que operar en función del fu-
de un enfoque fragm<;ntado.
turo. Ello se manifiesta en las propuestas de las distintas disciplinas,
No se tratari~ enrox:ces de una ilusoria apelación a la unidad que estrechando las perspectivas de análisis e infantilízando las activida-
no~ t~~era l;as d~erenctas. Se alude a la· fragmentación de niveles de des de enseñanza.
analis1s desde diferentes encuadres teórícos y metodológicos que al
no ser explicitados, a1 solaparse, o disgregarse sin razones a~aren;es,
\• La naturalidad suele inScribirse frecuentemente en la forrna de pre-
\ sentación de trabajos, teóricos o prácticos1 que los alumn<?S- se em~
h
1
peñan en rradorn.ar como si fuera una propuesta atractiva, y cuyos
',
l
Como ocurre con otras prácticas sociales, la práctica docente no es
en la definición concreta de las prácticas de la en'señanza tiene valor ajena a los signos que la defmen como altamente compleja Comple-
de dato empfríco. Y no ha sido producto del azar. jidad que deviene, en este caso, del hecho de que se desarrolla ·en es~
Ya se ha hipotetizado al respecto la equivalencia establecida entre cenarlos '!ingulal:es, bordeados y surcados por el contexto. La mul-
enseñanza e intimida~ del encuentro entre docentes y alumnos, como tiplicidad de dimensiones que operan en ella y la simultaneidad
si se tratara de un lugar autorregulado, en el que seria posible el ejer- desde la que éstas se expresan tendrían por efecto que sus resultados
cido de, al m~-os.. una cuota de control. . · . sean en gran medida imprevisibles.
Imagen necesaria. por otra parte, por cuanto las condiciones de Ja Otro slgno serían los valores que se ponen en juego, aun contra-
vida .institucio~lle. devolveñan al docente la contraimagen de la voz dictoriamente, y también la conflictiva propia de procesos ínteractiVos
Y la P.,Osición pasiv:as -cqntrolado- en relación con las sucesivas auto- que demandan de los docentes, en tanto directos responsables, deci~
rídadd.s frente ll las que debe dar cuenta. · siones éticas y políticas en las que inevitablemente se tensan condi-
· Coñ: rai6n pO~da Contraargumentarse que la enseñanza es otra co- ciones subjetivas y objetivas. · o
sa, desde alguna perspectiva analítica diferente. Y se podría acordar en Signada por eSta impronta, es evidente la imposibilidad de· unifor-
"'lgunas definiciones que la vinculen con los procesos de transmisión mar, de generalizar. En su análisis, se pasa de la homogeneidad a la
Y apropiación de conocimientos. Precisaffiente, ese seña el campo en ·diversidad, de 1as certezas a 1as incertidumbres, de los conjuntos
que la enseñanza se perfilaría como proyecto pedagógico, como de perfiles claros a los borrosos-
apuesta ética, que no se intenta desconocer. No se propone en estas El viraje del que se preten<le dar cuenta tiene un peso muy signifi-
líneas una inversión en el signo dei olvido. - cativo en Jos estudios sobre esta profesión, al punto que se plantea la
, Pero ya son numerosas las investigadones que señalan que en las necesid3.d de redefinir sus notas esenciales. Varia asf el concepto de
gn.~~- son muchas las cuestiones que rebasan esa toma de posición competencias docentes necesarias. y de un profesional formado en
consciente. Es desde ellas que cobra un significado especial el enun- competencias técnicas específicas se· pasa a considerar .la necesidad de
ciado que anticipa este desarrollo. Se alu¡;::le a pasar de una m~;{nera de formar un pro~?sioO.al con competencias contextuales {GJmeno Sacris-
comprender la enseñanza a otro modo de· pensarlal preds~ente, co- tán, 1990). Es decir, un profesional capaz de analizar la realidad en que
mo práctica docente, para poder volver a ella, resignificándola, ampli- le cabe actuar y de elaborar propuestas alternativas -ante las diversas y
ficando _su sentido, posibilitando un reconocimiento de -algunos hilos cambiantes situacio~es que tiene que enfrentar. .
acaso más sutiles de la trama constitutiva de su especificidad. Las múltiples determinantes que comp!ejizan la práctica docente
E_n~ los resultados de las investigacione.:? relacionadas con la pro- operan en rnuchos casos como ínte:rferenclas, provocando un corrí-
blemat¡ca docente antes !eferid0s, se advierte sobre el escaso i_mpacto miento de aquello que es su tarea central: el trabajo en torno al cono-
de la formación de grado en los PFúeeSOS de socialización académ.lca cimiento.
que se realizan en el espado de trabajo. . Investigaciones diversas presentan opciones comprensivo-explicati-
Una explicación posible, ·que supera. er reiteradO señalamiento de vas que dan cuenta de este corrimiento. De ellas, sólo se enunciarán
los défidt en los planes vigentes, podría vincularse a la definición un algunas a partir de la resignificación de los aportes de ciertos autores,
tanto estrecha desde la que Se determinan las competencias necesarias advirtiendo sobre el efecto de transposición que implica la adopción
parn asumit la tarea docente. Definicíón que se Corresponderla con re- de este criterio.
presentaciones acerca de este quehacer que se sostienen como líneas Desde un análisis macro. se hace referencia al tipo de organiza-
directrices desde la ínstitudón formadora. ción en que esta práctica se ins¡;:ribe: está surCada por una red buro~
18 GLORIA EDELSTE!N ~ ADEZA CoRIA ·~ LA. PRÁCTICA DE lA ENSE!'.lANZA EN !.A F0Rli.1ACIÓN OE ~S 19
crática (normativas~ prescriPciones); parte de una organización jerár- exclusividad. En el interior de la red de relaciones que establece con
quica (en muchos aspectos todavía ejecutora de decisiones tomadas los alumnos, que para mantenerse~ supone mutuos reconocimientos,
1
por otros); está marcada por una formación inconclusa (ya sea en lo se construyen puntos de micropoder. Así, la positivídad del mandato
pedagógico o en lo relativo a las áreas específicas de conocimiento dado a la escuela de cumplir una función de alta relevancia social, en
para las que se espédaliza), enfrentada a la desjerarquizadón labo- el polo de los valores aceptados, suele transformarse casi impercepti-
ral y a una significación social conflictiva (valorización-desvaloriza- blemente -porque se mantiene el marco de espontaneidad y rutina-
ción) (Achilli, 1988). en el despliegue de diversas fdrmas de desconocimiento, de manejos.
Desde un análisis más micro, en lo relativo al trabajo en el aula, re- sutiles en muchos casos, donde, sin duda. el nexo saber-poder cobra
sultan significativas las notas señaladas por Gimeno Sacristán oomo significativa relevancia. ·
pluridimensionalidad, simultaneidad, imnediat.ez y· una fuerte dosis ge El desplazamiento en la centralidad del trabajo docente en tomo al
implicación personal. conodmientb se toma una condición fmc:tífera para que en la vida co-
Cada una de estas caracteristicas Inerecerla un desarrollo particular tidiana de Jas aulas se refuerce esta realidad casi ineludible. De la fal-
ya que todas imPactan sensiblemente en la tarea cotidiana. Aun con la ta de problematicidad, devendr".a la dominancia de rutinas, viejos mo-
sola mencíón1 es posible, hacer presente que se trata de una práctica i delos lnternalízados sin criticidad Las resoluciones más sencillas de
1
sometida a tensiones y contradicx..iones. 1 supervivenc;ia en la función docente terminan por asociarse a la san-
Ellas se produdr!an, precisamente, por el entrecruzamibto de esos \ ción y al controL
rasgos constitutivos, por· su anuda:rp.iento desde la persp~ctiva de un ¿Qué hacer respecto a estas interferencias? ¿Cómo superarlas?
·sujeto social, con una trayectoria, que ocupa una posicíó~ en el inte- Admitiendo su vigencia e, incluso, inevitabllidad, seria posible in-
rior de la institución en la que trabaja. Más espedflcamen~e) esas ten- tentar algunas alternativas de superación, o formas de lr'dtar con ellas,
siones y contradicciones ser!an fruto de pautas intemalizadas que ha7 desde lo que el docente puede hacer.
cen que en mud).os casos se generen representaciones ilusorias que Se trata de una opción que exige procesOs reflexivos permanentes,
oscurecen el reconocimiento de este quehacer. confrontando diferentes perspectivas de análisis. Develar" los conflictos
Entre otras, el olvidar el atravesamiento de condiciones externas· al y contradicciones señalados implícar!a _recuperar la faceta intelectual
trabajo en el aula, amparados en la llusión de a)ltonomía; la idea de del trabajo docente y, por lo tanto, la centralidad de su quehacer.
atención a las caracterlsticas particulares de los alumnos o del grupo Sin duda que en este planteatniento está implicita la revalorización
cuando en muchos caso$ se está sujeto a representaciones prejuicio- de la docencia, lo que significa biisicamente una revalorización de· los
sas, marcadas por definiciones desde el perfil de alumno ideal; !a.llu- sujetos que la sostienen: alumnos y docentes. Ello implica, a la vez,
sión de trabajar desde un planteo de informalidad cuando en reali- avanzar en las propuestas de formación. Para esto no hay modelo. Se
dad se trata df;! una práctica connotada por el peso de la evaluación, trata .de una tarea de construcdón cotidiana, acorde a los s..1jetos im-
donde los docentes, muchas veces al margen de su conciencia, y an- plicados y a cada contexto.
te la inmediatez de lOs acontecimientos, establecen vinculos ·que re- A esta altura del d<;sarrollo, se impone un regreso al punto de par-
flejan el ejercicio del poder (desde el dominio del espacio, el mane- tida, aprox.imando ideas d~ st-.ntesis. Las representaciones, 6 imágenes
jo del tiempo, la utilización del lenguaje como instrumento <!e simu~ sociales más generalizadas sobre la docencia a menudo no se corres-
ladón, la fragmentación y la neutralización del contenido) (Remedí, ponden con lo que constituye su trabajo real.
1988;' Beéerra, 1989). Cuando se hace referencia a la acción docente, se la contextualíza
En este último sentido, se trataría de una de las ilusiones más po- fundamentalmente en el aula, que aparece como microcosmos del ha-
tentes: considerar que el docente~ pOr efecto del cotnpromiso moral . cer, espacio privilegiado donde se despliega la acción, lugar casi úni-
que asume y por la valoración positiva "de su tarea, puede quedar al co donde se la constriñe (Remedi, Furlán, 1981). ·
margen de las múltiples redes en que se juega el poder, que sólo se Sin embargo, limitar el trabajo docente a la enseñanza en el aula
ejercería, desde esta lectura, ·en
espacios ligados· a la autoridad formal, oculta una c.antidad de a~ttyídades ~dicionales. también cOnstitUtivas
en }-a. institución, desde ~l Estado. de esta tarea, aun cuando mucha;:;· de ellas hnpliquen, como se se-
El docente despliega su trabajo en un ámbito particular de circula- i'ialaba, un corrimiento del eje de su trabajo desde y con el conocic
dAn dP nncic>r T~tru")nrn P.~P P.ir>rri;.ih },.. nt"'rtfi'nP<'f'l' *"'n ~ll tAt':llti!~rl v ~">n miP-ntn
Desde una consideroción crítica, esto tiene que ser objeto de análi- planteo inverso~ es decir, reconocer la práctica como fuente de interro-
sis en los centros de formación. Sh~ embargO, actividades de in<;iaga- gación para desarrollos conceptuales y de investigación en algunos de
<::ión de este tipO son señaladas como una de las ause(lcias más nota-. esos campos.
bies en los currícula de grado: · . ·· · · · ¿Qué cuestiones puntuales parecerían emerger respecto a esta rela-
De ahí la idea de ampliar el concepto de práctica de la enseñan· ción cuando .se trata de los procesos de fuimación de docentes?
za a práctica docente. Trabajos actuales de investigación realizados én la Argentina' IIan
Preocupa dejar en claro que el trabajo en el interior del aula, que puesto de manifiesto la relevancia que tiene para los recién inici~dcis
tiene que ver con ki enseñanza de contenidos discipHn~rios que s~n en la docencia la formación en sus respectivos lugares de trabajo. Lo
parte de las bases curriculares para cada nivel. y modalidad, necesrta peculiar de estas situaciones de aprendizaje seria su equivalenda al
ocupar un espacio sustant,J.vo en la formación. . , ... , aprendizaje de un oficio, a través del cual los docentes .se nutren de
Pero esto no puede significar el descuido del tratatruento sunulta" un saber hacer.
neo de los determinantes institucionales y conrexruales que mar~ Siri desvalorizar estos procesos, ,cabe señalar que no sería lícito r~i
poderosamente la tarea de enseñar. Considerarlos conducír"Ia a la~ ins~ vindicar la práctica, oponiéndola al conodmiento ligado a desa~oiios
tituciones formadoras a redefmir la inserción del docente en actívrdai científiCOS 1 cuyo tratamiento sería objeto de trabajo en los centros de
des institucionales (con sus· pareS, los directivos, Ja comunidad)1 de:j formación íniciaL
·modo _que no constituyan obsricUlos en los n.lismos agentes de la forJ Por lo general, este par1 experiencia versus conod:miento científico
mación; sino que profundicen y ami;ílífiquen su profesionalidad. --' aparece e'n los centros de· formación en el mismo sentido que la diso~
ciación teorla-práctica (Alliaud, Duschatzky, 1992). No parecerla válí·
do un .Planteo de 11 reconciliadón de estos pares!(, como lo señalan di-
TEORÍA Y PRÁCTICA: . _ versos :autores. En todo caso, en la superación de la dicotomía, lo
SENTIDOS PARA UNA RELACION- que se trata es de un trabajo en profundidad respecto de las relacio-
nes n1utu~. que son de contraste, opOsiciÓn 1 resistencia. pero también
de complementariedad y juego dialéctico constanté.
La práctica y la teoría
Si Ja teoria y la p:rác~ica están relacionadas, el divorcio que tanto se
En la última década, buena parte del debate· en el campo de la én· predica se daría en realidad entre las prácticas y la 11mala teoda 11 -al
señanza se ha centrado en tomo a ·la relación entre la teot!a y la prác· decir de Barrow (1992)- antes que entre la práctica y la teorla como
taL Se reconocen en la práctica actividades que presuponen, delibera-
tica 1 • •
Al dedr 11 la11 teoría y ul:a 11 práctica, podrfa conducir a sospecha el he- damente o·no, alguna posición teórica, así como también los enuncía-
cho de hablar en singular y én simultaneíqad, de aludir a la existencia dos teóricos suelen tener cónse-;:uencias en la práctica, aunque ellas
de diversidad de teorías y de prácticas. Ese deslizamiento se e:Kplica· puedan ser índirectas.
tia porque se retoman a menudo áportes de un universo discursivo La cuestión sena *hasta qué punto dertos aportes teóricos son sóli-
próximo a los debates frlosóficos o épistemológicos. . . _ . dos, confiables, sensatos, bien infonnados... jl (Barrow1 1992). ·
En estas discusiones habría una idea fuerza que ubiCa las practtca's Según este :autor1 la-razón pri.pcipal de que tantos docentes se indi-
docentes como aquellas Sl,Jstentadas en diversas expl~cadones acerca nen por la falacia de sostener la dicotomia teoría-práctica seDa que la
de los procesos de enseñar y apren~<?r en relación cOn los sujetos, el teoría edu<:ativa ha sido muy pobre en diversos :aspectos. El único an-
conocimiento y las condiciohes institucionales en que se concret%m, tídoto s~ña un proceso de búsqueda y producción de 11buena teoría 1\
aun cuando ellas no estén explicitadas. También esa idea lmplicá el o sea. que los programas de form~dón docente introduzcan y ense-
i'ien teoría de modo más pertinente.
Al abordar diferentes temáticas en ésa fonnación, es frecuente reco-
1 Desde un enfoque de la didáctica crítica, puede citar:se a Can: y Ke!nmiS, que recu·· nocer Ia preocupac;ión de quedar atrapados en la aparienCia, en lo
peran la ftlosoi'ia de J. Habermas en cl. c:arnpo de la enseñanza Y en su ~ma línea, los
planteos de Grurldy, que focatiza en la nodón del cu:rrlculum como pra:x.r.s. Otra ~ 2
pectiva de análísís prOpone Stenhouse. discútiendo t:a..f!gu~ del docente como mvestl- Entre esa$ ínvestiga.Ciones, pueden de.••tacarse lit$ llevadas adelante por justa Ezpe-
gadot de su práctica. También, en ese sentido, pue¡.ie atarse a Alfredo Pudán, que con- leta (1991), Escuelas y mCteStros, y por C. Bras!avsky y A. Birgin (Comp.) (1992), For-
mación de Profesores. Impacto, pasado y presente.
fronr:a con ese planteo. ·
ra·zoneS
. ~.ges:d.Qtico,..con.Ja.dificultad de pent:>trai"éri esenciales. Ello se:.. do -.diversos estudios que muestran que la formación inicial no alcan-
za la relevanéia suficiente, en tanto ímpacta débilmente en co.rop:ara-
ría así por el alto nivel de implicación personal de esta profesión.
Con la íntención de superar este problema, suele soslayarse la rea- ción con el peso que representa, para los sujetos en formación, su
lidad de las prácticas, lo relativo al. trabajo en las aulas, en las ínstitu- trayectoria escolar. A través de ella~ se int~rnalizan ~odel~ o form~
cione~ concretas, procurando sostener abordajes teóricos que, de este de acción propios de la práctica pedagóg1ca que t1ene;1 1mportanc1a
modo, corren el riesgo de adoptar un sentido puramente especulativo. decisiva en el desempeño profesional.
. Ha_brla otro riesgo, ·quizás más sutil, cuando, con el afá1.1 de pr9fun- Desde esta perspectivat en la práctica docente éobrará fuerza un
dizac16n, se toman situadones cotidianas de Ia actividad escolar y áu- pasado escOlar que dificiln1ente podrá ·transformarse sí no se inicia
Iica y, para su análisis, se las vincula a lo que alguno.s autores "dicen11 un proceso de. fo~madón que reconozca ese pasado, intent~ dar
sobre la cuestión. La experiencia escolar no llega más que .a ejemplifi- cuenta de él y se proponga, desde al!l, algunos caminos de supera-
car y el aporte del autor se. parcializa en recortes arbitrarios que des- ción.
caman el texto de su planteo global. En esa direcci6n, se tratará de reConocer biografías individuales al
De ahí que sea recurrynte el compartir entre pares-la nec_esidad de -, inismo tiempO que el peso de representaciones sociales configurado-
estar alerta en rela-ción con estos riesgos: para superar la familiaridad. : ras de estos modelos, en taq.to e§cuela y d9centes constituy~n insti-
<;on lo educativo que pesa en los análisis, se hace necesaria la incor- tuciones histórica y socialmente determinadas.
poración de conceptualizadones, categorías teóricas, aportadas por eS- De modo semejante a otras ocupaciones o profesiones, sob~ to-
tudios e investigaciones sobre las diversas prOblemáticas; y 1• con la m-· . do artesanales, los modelos íncorporados en los sujelds dedicados a
tendón de evitar teoricismos~ se impone confrontar permanentemen- , la tarea de enseñar aparecerían como recurso constante, aun tratán-
te, a cada paso y no sólo al fmal, desde cada espado de conocimien- dose de modelos alternativos.
to~ en el aula o fuera de ella, las construcciones teóríars con situacio-
~ Si se parte del modelo de rtbuen docent.e11 , éste se reconocerá más
nes de la práctica concreta. como" un ser ejemplar, digno de ser imitado, que en una posición de
Romper la tradídonal ·dicotomía entre teorías y. pr_ácticas en las pro- mediación entre el conocimiento y el alumno.
puestas de fonnadón de docentes reclama capitalizar el recorrido .Así aprendió el docente a percibir el modelo en su recorrido por
formativu cómo .una fuente. reveladora de problemátlcas consti- el sistema y, ya en su práctica, continúa formándose a través de la
tutivas de las prácticas docentes. Esto posibilitarta reconocer su- experiencia que obtiene ~G otros docentes. En este proceso; la for-
puestos diferentes y derivaciones en la enseñania, generadas de di- mación inicial resulta muy poco operativa al no poner en cuestión
chos supuestos. los esquemas· y las matriceS construidos; e incide por lo tanto ~sca
· Esta propuesta pretende discutir otra falacia sostenida por largo samente en la generación de esquemas prácticos alternativos.
tiempo en relación .con la formación de docentes: Se trata de la Pero también se puede advertir que~ aun en procesos donde se
idea que sostiene la 11falta de práctica~~ o los limitados espacios des- ponen bajo la lupa de modo sistemático las prácticas de los sujeto~,
tínados a ella en las instituciones formaqoras. En realidad, lo au~ algo se escapa en esa escena de las prácticas, de un orden no expll~
sente serian las prácticas reflexionadas y el problema se plan- cable inmediatamente en conceptos teórícos asuroídos de modo ex:~
tearía .ulteriormente por las huellas que ellas dejan en la actuación plícíto por el sujeto y acaso no tan claramente f\lndado en los mode-
profesional, los prolijamente transmitidos.
Más allá .de las ciracteriZaciones a las que se aludió antes e, índu-
so1 intentando explicadas! la prégunta en este momento es básica, es
Una teoria de las prácticas anterior: ¿puede reconocerse en las prácticas docentes alguna lógica?
¿Es esa lógica ~mejante o análoga a la de la práctica teOrica? Sí no
Admitida la articulación necesaria1 es de interés problematizar la lo es, ¿tendrá sentido la reflexión sobre las prácticas como la ~ers
cuestión desde otra perspectiva. Preside la preocupación identificar pectiva metodológica que· define muchas propuestas de formac16n?
1.lgunos criterios de lectura que permitan analizar la docencia como Puede afirmarse que, a pesar del paso del tiempo, de los contex-
.tna práctica social, entre otras. tos singulares, de la díversidad de mandatos sociales d: lo~ que se
Se tratará de precisar el problema planteado. Ya se han menciona- ha hecho cargo la escuela, de las inúltiples explicacio~s ~~nc:a.s que
ha~ dado o !r:tentado dar sentido a la acción~ Se· plariteaf13.. ciert6M~-- ~ ...
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producto de condicionamieJ!~O?_.)~~-sociados _a-. tina- dase-·partiw!a:r-·ae ..··---· boc, en la. medida en que ellas son activadas por el encuentro con un
condiciones· de Cxistencia, son defmidos como campo particular.
El habt'tus es creadorr inventivo, pero en los lúnites de sus estructu-
sístemas de disposiciones duraderas y transferibles" estructuras estrUC- ras. las prácticas no se podrían dedudr directamente de las condicio-
turadas predispuestas para funcionar como estntcturas estructurantes nes presentes, aunque en apariencia esas condiciones sean sU: motor.
es dec;ír, co:no Principios genetad-9E"es y organizadoreS de pclcticas )':
r~presentactones, que pueden estar objetivamente adapr.adas a su Im
Tampoco son deducibles dí.rectamente de las condiciones pasadas que
sm supom~r la búsqued~ consdente de fines y el <foruirtio expreso de produjeron el babitus. Para Bourdieu, sólo es posible explicarlas "si se
[as opentc1ones necesanas para alcanzarlos, objetivamente 'reguladas1 relacionan !as condicionés sociales en las que se ha constituido el ba-
y 1regularesr sin ser el producto de la obediencia a regias, y. a la vez. bítus que las ha engendrado, y las condiciones so¿ial.,;, en las cuales
que todo ~sto, colectivamente orquestadas sin ser producto de la ac- se manifiestanu.
ción organizado~a de un director de orquesta (Bourdieu; 1991), ·
Los agentes se mueven a paltir de una comprensión práctica de la
Al aludir a disposiciones durables, e1 autor pone énfasis en el peso situación, un ·sentido práctico que darla una especie de 11Unidad de
de las experiencias sociales tempranas del sujeto 1 estructura.ntes del estilo a todas las elej::dones que una_ misma personaf es decir1 un mis-
babitus, que están en el principio de la percepción y apreciación del mo gusto, puede hacer en los ámbitos más dispares de la práctica11 •
conjunto de _experi,encias posteriores, a la vez que de los principios Son rea!ídades al mismo tiempo sobredetermínadas e indeterminadas.
de clasificación, pensamiento y acción. El habttus se construye social- Esa unidad de estilo en que se revela la práctica se construye en y por
mente en una posición en el campo sociaP y genera pdicticas y· repre- eila, naunque inmediatamente perceptible, nada tiene que ver con la
sentaciones -toma de ·posición- acerca de eSf.S prácticas. coherencia es~cta y sin sorpresas de los productos concertados de un
plan11 • · ·
La durabilidad refiere, pues, a su constancia a través del tiempo, a
pesar de la variabilidad de las coyunturas. El habitus es historia incor- El sentido práctico es el que permitiría a los sujetos actuar en fun-
poradat naturalizada, !!presencia a-ctiva de. todo el pasado del que es ción de "eso de lo que se trata'f sin que esos actos sean presididos
producto». - por conceptos. Ello es así en tanto posibilita distinguir y seleccionar
rasgo~ o acciones pertinentes) silenciando lo que no es necesario
. No obstant€:: no se trataría de un mecanismo qtie responde a reglas,
s1no Q.e una »capacidad de ge!leración inftr1ita11 , que encuentra su lími- decir porque se da. por supuesto. De allí la economía de la lógica
te en nlas condiciones de .su producción, histórica y sociilrnente situa- práctíca, que no necesita más lógica que la puesta en funcionamien-
das¡¡. Está;ría utan alejado de Una .imprevisible novedad como de una . to de los principios prácticos, que funcionarían en forma impllcita y
simple reproducción Jl1$!clniCa de los cOndicionamientos- inicialesn. pertinente.
El babitus es el principio generador· de las esttqteg:ias que Asentada en ese sentido práctico, atrapada en el pre:s-en:te, la prác-
permiten a los agentes afrontar situaciones muy diversas. 11Producto tica 11é.Xduye el retorno sobre sí (es decir~ sobre el pasado) ignorando
de_ la interiorización de las e-structuras externas, el hab·itus reacdona los principios que la guían y las posibilidades que encierra y que no
pued~ descubrir más que convirtiéndolas en acto1 es decir, desplegán-
a las solicitudes del campo de un modo groseramente coherente y sis-
temático." : · dolas en el_ tiempofl. El sentido práctico permite responder al instante ·
_Es un.a. matriz generativa históricamente constituida, institucional- a las situaciones de incertidumbr-e y a las :ambigüedades de las prác-
_mente enraizada Yr por lo tanto, socialmente variable. 11El habituses un ticas. Desde este lugar, es a la vez la posibilidad de apertura a univer-
operador de racionalidad~ pero de una ra<;iQnalidad práctica, inmanen- sos novedosos hasta el momento en que se actúa.
te a un sistema histórico de relaciones sociales y por lo tanto trascen- Es interesante advertir que sólo domin-a esta- lÓgica 11 quien es domi-
dente al individuo. 11 •
nado completamente por ella, quien la posee hasta el punto de estar
Las estrategias que él administra son sistemáticas y, sin embargo ad poseído por ella, es dec.ir~ desposeídon~
· El <!ominlo de esa lógica práctica es constitutivo de la trayectoria de
5
Un campo ~s un sistema estruccurado de fuerzas objetivas una configuración r-ela~ un sujeto. Ella, en tanto producto histórico, refiere a la posición que
cional de sujetos en dif~rentes posiciones. Se define por un caimat cspedfi~ en jUego ese sujeto ha ocupado y ocupa en el espacio social general. en un
(~onómic?· cult"...trai, ~óllco). ~ por cllo1 a Ja vez, un espado de conflicros- y .de
campo particular, cuy-a estruc[ura, iUcorporada en su subjetividad, ha"
cox~pet~_ncta por el capJ;tal que se ¡uega en ét Todo campo presenta una eStrUctura de·
pro~Utdades, de recompensas, de g:anan<:Jas, de provecbos y de sanciones que impli- s~do una mat.Iiz generadora de ese sentido práctico q~e le permite mo-
can Sletnpre un -cierto grado de indeterminación. - ·
verse,~regula:=Ja··e·inventivameilte·a·la·vez~·en
el juegO que se juega eh Más adelante, se abordará otra perspectiva de lectura, vinculada al
el campo del que ei agente. , campo del psicoaniilisls, que también pretende dar cuen!:a de lo que se
La trayectOria de un sujeto no sería, entonces, una sucesión deter-· esboza como fractura. 1 coino m:alesmr desde otro lugar de constitución
minada de actos, sino una tranu compleja de pensamientos, represen- del sujeto.
taciones y prácticas, explicable histórica y sodológicamente.
también el hacerse cargo ¡;;!el cambio. de registro cuándo uno se posicio- 1994), de modo tal que "el agente social puede explidtar sus posibilida-
na en la distancia temporal-respecto a la práctica. des y litiútadones, sus libertades y necesidades conteniáas en su siste-
lmpacta reconocer el planteo de la lnscripción del hab#us en el ma de disposiciones y, con ello, tomar distancia respecto de esas díspo-
cuerpo y en el lenguaje, aunque, tal vez,. en la orientación de practi- síciones11 (Bourdieu, citado por A. Gutiérrez).
cantes se habrá atravesado la experiencia de percibir rasgos de cierta "ti-. Esta es la condición que conduciría al sujeto a cuestionar percepcio-
mídez«. u observado problemas de expresión, en las fonnas de comu- nes y repreSentaciones de sus condicionantes y de sus prácticas, apun-
nicarse con los alumnos.· tando de esa manera a su modificación.
Este tipo de problemática emergente revelarla en alguna medida la Ahora bien, un trabajG reflexivo de esa naturaleza supondría la P<?Si-
presencia de rasgos muy arcaicos~ adquiridoS tempTimamente en la his- bllidad de reconocer qué aspectos del orden de la historia de un sujeto .
toria de vida, que remontan-a una poskié;n; al haéift_~ a una trayectoria. s~ ponen en acto en la acción, situación dificultosa, como se phinteaba
anteriormente, por cuanto la ~~g~ca _.;:le k\ _práctica no--obedece~·al--¡'5eñsa.:.--·--·-· las prácticas, analiz3.ndo siste~ticam-ente las posiciones qu€ se ocu-
miento, a ·Jos conceptos, no se objetiva mientras actúa, sino que se rige pan en el campo educativo (en lfls instituciones formadoras y aquellas
y organiza por el sentido práctico. er1: las. que se concretan las experiencias dé práctica). las experiencias
Ello merecerla una toma de· distancia, una salida del juego que se de los agentes (categorías de percepción y apreciación, disposiciones)
juega, »hacer desaparecer las urgendas", hacer discontinuo el tiempo que e~nKturan acciones y Jas representaciones a ellas' asociadas (to-
continuo, ver en un instante hechos que sólo se producen en una suceM mas de posición) ..
sión, hacer aparecer relaciones que en la acción son imperceptibles, En, definitiva, se trataría de asumir una lectura de la trayectoria de
romper el encanto, salir de las apuestas. Jos sujetos, su puesta en juego en las situaciones partícul?res, pero a
Tal trabajo es posible con la mediación de otros sujetos que, en po- partir de recon~r que es:i deconstrucdón tiene que involucrar al
sición de observadores, tendñan la difícil tarea de estar fuera del juego, propio observador~
! ::
de ser espectadores, con el riesgo que ello implica, y comprender lo que Ello signiflcaria asumir una postura comprensivo-explicativa que
allí se juega, intentando recupex;ar el sentido que tiene la acción para Jos oriente en lOs procesos de 11intervención11 de los- fortruldores respecto
sujetos que son s-us protagonist:as6. a los procesos de prácticar con' una fuerte impronta ética en este_ que~
Podría pensarse que una condición fundamental para encarar- ese hacer.
proeeso de objetivación es objetivar, en primer lugar, cuál es la pro-
pia lógica del observador, cuál es su punto de vista, su mirada en pers-
pectiva, ya que, al igual que en cualquíer práctica socillr en la prác-
tica científica lo que se juega es un sujeto CU)--"0 sentido práctico tam-
bién es producto de una historia social.
En lo que respecta al actor, la toma de distanda resPecto a su pro--
pia práctica le plantearía asumir un punto de vista "que ya no es- el de
la acción sin ser tampoco el de la cienciau. Postura cuasi-teórica, el
agente perdería, para Bourdieu, la posíbilida~ de expres-ar 11 la verdad¡¡
de su práctica, los principios que la regulan~ que, predsamente, son
los que esa misma práctica se obstina en omitir u ocultar.
Las prácticas de la enseñanza, inscriptas ~ Un p~oceso de forma-
ción docente, son par~iculares, en el sentido de que,están fórtnuia-
das "a propósito". ¿A propósito de qué? De ser reflexionadas desde
Jas teorías que s'Ppuestamente las orientan y desde los prindpios
prácticos que las constitu'yen. Podrian denominarse entonces meta-
prácticas.
Los actores serian portadores de un conjunto de conocimientos que
efectivamente han posibilitado construir propuestas de acdón. En ese
sentido? esos conocimientos y esas propuestas serían. parte de "su ver-
dad", aunqt.ie las prácticas se obstinaran en contradecírlos. ·
En estos procesos de formación de docentes. sería fundamental asu--
mir como planteo metodológico la progresiva reconstrucción de
6
Señala Bourdieu que un riesgo de la teorización es extraerle inooherendas a la ló-
gi-ca prá<:tíca.e imponerle coherencias {or'Uldas, que son propias de la teorla, HaQJa de
los "e!e_~~ ~_e cr;;oriz:a??r::o, ~<?~~~~tes ~_n,~I-a s!nc~nJzaclón fqx-zada de l9,SJJ<:esiv~ y
rotaliiadón arti~cíal,__ g_eyiiallZ<}.q~n de_ las fungone$. y sYstltución d~ sistema de los
pfiriCípios de produ<;dón PP! ei si;stema de loS_-produa.:os". H~brfa. cuestiones de la -lógf- ·
oí práctk:a que escapatían, pór defi.."'lldón, a la lectura teórica. . -