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LA TUTELA CAUTELAR
EN EL PROCESO CIVIL
PRIMERA EDICIÓN
AGOSTO 2013
1,900 Ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Karinna Aguilar Zegarra
Impreso en:
Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto 201 - Surquillo
Lima 34 - Perú
A Leonor (Paloma),
quien siempre acompaña mis sueños ...
Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias
del mal que ha cometido, y eso, sin excepción de personas.
Colosenses 3:25
A MANERA DE PRESENTACIÓN
El libro que tiene en sus manos el lector cuenta con una “pre-
sentación autoral” y las líneas que siguen encierran también una
“presentación” de un tipo diferente.
He sido escogido por la autora, con quien me encuentro rela-
cionado por lazos de estima recíproca, razón por la cual asumo una
tarea difícil. Como decía bien Ortega, con aplicación al caso: “Pue-
do comprometerme a ser sincero, pero no me exijais que me com-
prometa a ser imparcial”. Dicho esto así, dejo constancia que el pre-
sentador de un libro no es necesariamente objetivo y debe centrarse
en hablar de lo mejor y no de todo el texto de la obra presentada.
Es válido, entonces, que me limite a señalar las reflexiones que
me ha generado la lectura del opus presentado. Y ¿qué es lo mejor
de lo que está comenzando a leer el lector? Pues se trata de un lo-
grado intento de consumar algo así como un vademecum cautelar
que examina no solo el costado especulativo de lo precautorio sino
sus flancos operativos, abundando en ejemplificaciones ilustrativas
acerca de lo que debe o no hacerse en el siempre resbaladizo terre-
no cautelar.
Dicha preocupación se encuentra plenamente justificada. La
evolución que hoy signa al Derecho cautelar no fue vislumbrada
por el procesalismo clásico. En muchos lugares, –en mi país, por
ejemplo– ha cobrado hasta tinte político porque ha despertado la
atención y la condena del poder político de turno que considera el
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Jorge W. PEYRANO
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PRESENTACIÓN
(1) ALSINA, Hugo. Tratado teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial. 2ª edición,
Tomo V, Ediar, Buenos Aires, 1962, p. 449.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(2) MONROY GÁLVEZ, Juan. “Introducción al estudio de la medida cautelar”. En: Temas del Proceso
Civil. Librería Studium ediciones y Javier de Belaúnde abogados-estudio, Lima, 1987, p. 76.
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Presentación
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Presentación
(3) Artículo 273 del CPC del Brasil (texto del 13/12/1994): “El juez podrá a requerimiento de
parte anticipar, total o parcialmente, los efectos de la tutela pretendida en la demanda, desde
que existiendo pruebas inequívocas, se convenza de la verosimilitud de la alegación y; I.
Haya fundado temor de daño irreparable o de difícil reparación; o II. Quede caracterizado
el abuso de derecho de defensa o del manifiesto propósito dilatorio del demandado. 1. En
la decisión que anticipa la tutela, el juez indicará, de modo claro y preciso las razones de
su convencimiento; 2. No se concederá la anticipación de la tutela cuando hubiera peligro
de irreversibilidad de la resolución anticipatoria; 3. La ejecución de la tutela anticipatoria
observará, en lo que corresponda, lo dispuesto en los incisos I y II del artículo 588; 4. La
tutela anticipatoria podrá ser revocada o modificada en cualquier tiempo, mediante decisión
fundada; 5. Concedida o no la anticipación de la tutela, proseguirá el proceso hasta la sentencia
final”. El Código Procesal Civil brasileño, de autoría de Alfredo Buzaid, entró en vigencia en
1973. Posteriormente, en el año 1994 se reformó generando, en opinión de Ovídio Baptista
da Silva, principal responsable de la reforma del CPC brasileño de 1994, que se hable de dos
legislaciones diferentes. El artículo 273 CPC, después de la modificación, pasó a consagrar lo
que en doctrina se conoce como anticipación de tutela, permitiendo la posibilidad de obtener
proveimientos provisorios adoptados con cognición sumaria y aptos a ejecutarse inmediata-
mente, en el marco del proceso de conocimiento. Dice Baptista da Silva, “esto significó un
auténtico quiebre en el sistema que consagró el Código Buzaid, el cual, fiel a la tradición de
la doctrina italiana clásica, estructuró el proceso de conocimiento, ejecución y cautelar en
forma separada, cada uno con fines distintos: obtener la declaración del derecho, realizar la
prestación contenida en el título ejecutivo y otorgar protección provisional al derecho para
la realización de dos primeros fines” <http://afojascero.wordpress.com/2013/06/19/>.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(4) En la doctrina brasileña, este binomio urgencia-cautelaridad se quebró para dar paso a la
posibilidad de obtener proveimientos anticipatorios en el proceso de conocimiento, dejando
el proceso cautelar para lo que fue pensado: para dar seguridad –y no satisfacción– al derecho
principal.
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Presentación
(5) “Y la depuración ritural referida se espeja en la intención docente del legislador al incluir
dentro de este subcapítulo diversas anticipaciones como la asignación anticipada de alimentos
(art. 675 del CPC) y variados supuestos en materia familiar: separación, divorcio (inclusive
autorizar a vivir en domicilios separados a los cónyuges y la administración directa por cada
uno de ellos de sus bienes art. 680) patria potestad, régimen de visitas, entrega de menor, etc.,
en los que el juez procede a la ejecución anticipada de la futura decisión final, comprendiendo
las anticipaciones basadas en actos de violencia física, presión psicológica, etc., para el cese
inmediato de tales actos, administración de bienes removiendo y nombrando administradores
para evitar un perjuicio irreparable, desalojo por vencimiento de contrato o por otro título que
obligue la entrega anticipando la ejecución final cuando el demandante acredite indudable-
mente el derecho a la restitución pretendida y el abandono del bien que van mucho más allá
de nuestras normas vernáculas que admiten la anticipación en materia de intrusos: también
en los interdictos de recobrar procede la devolución anticipada del bien despojado, extremo
que deberá acreditarse en forma verosímil.
Surge en toda esta normativa peruana que el legislador ha estampado con diversos requisitos
para el despacho interino de fondo la llamada medida temporal, exigiendo perjuicio irrepara-
ble, ora verosimilitud, ora acreditando el derecho en forma indudable en una argamasa difícil
de solidificar pero la norma general del artículo 674 del CPC se aplica para todos los casos
y los diversos perfiles de las relaciones específicas no hacen otra cosa que acentuar algunos
aspectos”. CARBONE, Carlos Alberto. “Los despachos interinos de fondo. Análisis de sus
presupuestos: la noción de certeza suficiente, la exigencia de la urgencia y la irreparabilidad
del perjuicio”. En: Sentencia anticipada (despachos interinos de fondo). Peyrano (director).
Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000, p. 103.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(6) ÁLVAREZ, Marta Mónica. “Las sentencias anticipatorias en el Derecho Comparado”. En:
Sentencia anticipada (despachos interinos de fondo). Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni,
Buenos Aires, 2000, p. 383.
(7) CARBONE, Carlos Alberto. “El desahucio interinal en la legislación argentina. Juicio de
desalojo”. En: Sentencia anticipada (despachos interinos de fondo). Peyrano (director).
Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2000, p. 519.
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Presentación
(8) Durante muchísimo tiempo la doctrina encerró toda tutela sumaria en los confines de la
tutela cautelar, al punto de que la clásica doctrina afirmaba que toda tutela cautelar tendría
naturaleza anticipatoria, toda ejecución fundada en cognición no definitiva sería de segu-
ridad y toda liminar tendría naturaleza cautelar. Con ello se circunscribieron los juicios de
cognición sumaria y la técnica anticipatoria en los dominios de la teoría de la tutela cautelar,
acentuándose el aspecto estructuralista del tema. Se trata, sin embargo, de una imprecisión
teórica con raíces profundas en la historiografía conceptual del Derecho Procesal Civil y de
la cual gran parte de la procesalística contemporánea aún no se ha conseguido liberar. Para
que se pueda apreciar de forma adecuada el tema y deshacerse de los equívocos aún hoy
alimentados por buena parte de la doctrina es preciso retornar a sus orígenes conceptuales a
fin de que posteriormente se puedan reconstruir de manera apropiada. MITIDIERO, Daniel.
Anticipación de tutela. De la tutela cautelar a la técnica anticipatoria. Traducción de Renzo
Cavani. Editorial Marcial Pons, Barcelona, 2013, pp. 26-27.
(9) Cavani, al referirse a estas técnicas, señala “es necesario entender que el uso de la técnica
anticipatoria (que en materia cautelar funciona cuando la medida es otorgada inaudita altera
parte) implica la producción de un proveimiento provisorio, adoptado bajo cognición sumaria,
dado que existe un conocimiento limitado, a nivel horizontal, de las alegaciones de quien
pide tutela”. CAVANI, Renzo. La ‘medida cautelar’ en el caso de la Ley del Servicio Militar
Voluntario: tres críticas. En: <http://afojascero.wordpress.com/2013/06/19>.
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(10) CALDERÓN CUADRADO, María Pía. Las medidas cautelares indeterminadas en el proceso
civil. Civitas, Madrid, 1992, p. 32.
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Presentación
(11) “Proceso efectivo es aquel que, observando el equilibrio entre los valores seguridad y cele-
ridad, proporciona a las partes el resultado deseado por el derecho material. Se pretende
perfeccionar el instrumento estatal destinado a otorgar la tutela jurisdiccional, pero constituye
una peligrosa ilusión pensar que simplemente conferirle celeridad es suficiente para alcanzar
la tan deseada efectividad. No se niega la necesidad de reducir la demora, pero no se puede
hacer ello en detrimento de seguridad, valor también esencial al proceso justo. En principio,
no hay efectividad sin contradictorio ni amplia defensa. La celeridad es apenas una más de
las garantías que componen la idea del debido proceso legal, no la única. La morosidad
excesiva no puede servir de disculpa para el sacrificio de valores tambien fundamentales por
estar ligados a la seguridad del proceso. Esta concepción de efectividad del proceso atiende al
principio de economía procesal, tal como fue definido por la doctrina alemana, que establece
una relación de adecuación entre medios y fines. Representa una aplicación de tal principio el
procedimiento que posibilite alcanzar los objetivos de la actividad jurisdiccional con el máximo
de eficacia y con el menor dispendio de energía posible. Efectividad, celeridad y economía
procesal son importantísimos principios procesales relacionados directamente con la promesa
constitucional del acceso a la justicia. Entre los principios informativos de esa garantía se
apunta la productividad, consistente en el deber, impuesto a los sujetos del proceso de actuar
de la forma más adecuada para la obtención de los resultados deseados, lo cual comprende
la utilización correcta de la técnica”. DOS SANTOS BEDAQUE, José Roberto. Efectividad
del proceso y técnica procesal. Traducción de Juan Monroy y Christian Delgado. Biblioteca
de Derecho Procesal Nº 14, Comunitas, Lima, 2010, pp. 65-70.
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(12) REIMUNDÍN, Ricardo. Derecho Procesal Civil. Viracocha editoral, Buenos Aires, 1956,
p. 362.
(13) Peyrano califica esta referencia como una expresión de “jurisdicción oportuna”. PEYRANO,
Jorge. “La medida autosatisfactiva: forma diferenciada de tutela que constituye una expresión
privilegiada del proceso urgente. Génesis y evolución”. En: Medidas autosatisfactivas. Peyrano
(director). Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2002, p. 14.
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Presentación
(14) En sede nacional, aparecen publicados, entre otros, los siguientes trabajos que abordan desde
diversas ópticas la teoría cautelar. Véase, ARIANO DEHO, Eugenia. “La instrumentalidad de
la tutela cautelar”. En: Problemas del proceso civil. Jurista Editores, Lima, 2003; JIMÉNEZ
VARGAS-MACHUCA, Roxana. “Apuntes sobre medidas cautelares”. En: Justicia y Derecho,
<http://www.justiciayderecho.org/revista6/artículos/>; HURTADO REYES, Martín. Tutela
jurisdiccional diferenciada. Palestra Editores, Lima, 2006; MARTEL CHANG, Rolando A.
Tutela cautelar y medidas autosatisfactivas en el proceso civil, Palestra, Lima, 2003; MONROY
PALACIOS, Juan José. Bases para la formación de una teoría cautelar. Comunidad, Lima, 2002;
PELÁEZ BARDALES, Mariano. El proceso cautelar: las medidas cautelares en el proceso civil
y en el proceso penal. Grijley, Lima, 2010; PRIORI POSADA, Giovanni F. La tutela cautelar.
Su configuración como derecho fundamental. ARA Editores, Lima, 2006; CAVANI BRAIN,
Renzo. Estudios sobre las medidas cautelares. Tutela cautelar, anticipada y urgente. Normas
Legales, Lima, 2010.
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Presentación
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CAPÍTULO I
A MODO DE INTRODUCCIÓN
I. APUNTES PRELIMINARES SOBRE EL DESARROLLO DE
LA TUTELA CAUTELAR
1. Una actividad constante en cada persona es su permanen-
te vinculación con otros individuos y colectividades. Esto conlle-
va a que se vaya generando y preservando relaciones que pueden
trascender en significancia, no solo para quien las asume, sino para
todo el entorno social en el que se desarrollan. Lo importante de
esas vinculaciones no es la regulación que se haga de ellas, sino el
riesgo que estas hagan crisis cuando se aparaten de la expectativa
que genera el cumplimiento de lo esperado. Ante ello surge la inte-
rrogante de cómo administrar la crisis de una relación jurídica. Hay
varias alternativas en el escenario jurídico a las que se podría recu-
rrir, sin embargo, en este trabajo abordaremos una de ellas, la refe-
rida a la intervención de la actividad jurisdiccional del Estado, a fin
que este, por medio de la obra de sus jueces, componga de manera
efectiva, la situación jurídica alterada.
Componer un conflicto de intereses a través de la jurisdicción
no solo requiere de la voluntad y del interés del afectado que bus-
ca la tutela del Estado para alcanzar lo que Calamandrei calificó
de “eficacia sustitutiva”, sino que es importante utilizar la instru-
mentalización adecuada para restablecer de manera eficaz el de-
recho conculcado, de tal manera que lo que se vaya a definir se
materialice de manera “efectiva” pues no es suficiente acceder a
la jurisdicción y utilizar el debido proceso, sino alcanzar la efica-
cia de la sentencia.
El proceso judicial se convierte en ese instrumento y, como todo
proceso, concurren a él una serie de etapas, de secuencias, orientadas
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(1) MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso ordinario a la tutela diferenciada”. En:
La tutela procesal de los derechos. Palestra, Lima, 2004, p. 27.
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A modo de introducción
(2) MARINONI LUIZ, Guilherme. “La efectividad de los derechos y la necesidad de un nuevo
proceso civil”. En: Proceso y Justicia. Revista de Derecho Procesal editada por la Asociación
Civil Taller de Derecho de la Ponticia Universidad Católica del Perú, N° 3, Lima, 2010, p. 10.
(3) KIELMANOVICH, Jorge. Medidas cautelares. Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000,
pp. 13-14.
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(4) MORELLO, Augusto M. “Las garantías del proceso justo y el amparo, en relación a la efecti-
vidad de la tutela judicial”. En: Arazi Roland (coordinador). Derecho procesal en vísperas del
siglo XXI. Temas actuales, en memoria de los profesores Isidoro Eisner y Joaquín Alí Salgado.
Ediar, Buenos Aires, 1997, pp. 323-324.
(5) COUTURE, Eduardo. Estudios de Derecho Procesal Civil. 2ª edición. Tomo III. Depalma,
Buenos Aires, 1978, p. 281.
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A modo de introducción
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(9) LIEBMAN, Enrico Tullio. Manual de Derecho Procesal Civil. Ediciones Jurídicas Europa-
América, Buenos Aires, 1980, pp. 161-164.
(10) BACRE, Aldo. Medidas cautelares. Doctrina y jurisprudencia. Ediciones La Rocca, Buenos
Aires, 2005, p. 52.
(11) MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso ordinario a la tutela diferenciada”. Ob.
cit. p. 38.
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A modo de introducción
(12) MARINONI, Luiz Guilherme. “Tutelas urgentes y tutelas preventivas”. En: Colección Mono-
grafías. Vol. 4. Communitas, Lima, 2010, p. 14.
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A modo de introducción
(16) ALSINA, Hugo. Tratado teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial. 2ª edición.
Tomo V. Ediar, Buenos Aires, 1962, p. 512.
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(17) MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso…”. Ob. cit., p. 43.
(18) ORTELLS RAMOS, Manuel. “El proceso cautelar civil (una aportación a su teoría general)”.
En: Estudios de Derechos Mercantil, en homenaje al profesor Manuel Broseta Pont. Tomo II.
Tirant lo Blanch, Valencia, 1995, p. 2701.
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A modo de introducción
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(19) PEYRANO, Jorge. Medida cautelar innovativa. Depalma, Buenos Aires, 1981, p. 22. Véase
también en PEYRANO, Jorge. Derecho Procesal Civil de acuerdo al CPC peruano. Ediciones
Jurídicas, Lima, 1995, p. 276.
(20) CARBONE, Carlos Alberto. “La noción de la tutela jurisdiccional diferenciada para reformular
la teoría general de la llamada tutela anticipatoria y de los procesos urgentes”. En: Sentencia
anticipada (despachos interinos de fondo). Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores,
Buenos Aires, 2000, p. 56.
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A modo de introducción
(21) El objeto de las medidas cautelares no es satisfacer la pretensión del peticionario sino asegu-
rar que la sentencia que vaya a dictarse en el proceso principal sea cumplida. Sin embargo,
tanto la anticipación de la tutela como la satisfacción inmediata de la pretensión toman de
las medidas cautelares los requisitos de estas: verosimilitud del derecho (por supuesto que si
bien se avanza hacia la exigencia de certeza, ella no será absoluta ya que solo podrá tenérsela
con la sentencia de mérito dictada en un procedimiento de pleno conocimiento) y peligro en
la demora, aun cuando ambos se valoran en la tutela anticipativa, con mayor rigor que en el
proceso cautelar.
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(22) PEYRANO, Jorge. “La medida autosatisfactiva: forma diferenciada de tutela que constituye
una expresión privilegiada del proceso urgente. Génesis y evolución”. En: Medidas autosa-
tisfactivas. Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2002, p. 13.
(23) Ibídem, p. 16.
(24) Ibídem, p. 14.
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A modo de introducción
(25) Dice Peyrano que despachada correcta y exitosamente una anticautelar mejoran sensiblemente
las cosas para la posible víctima de un abuso procesal cautelar. Es que su dictado involucra una
orden judicial que no puede ser desconocida y cuya desobediencia, entre otras consecuencias,
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A modo de introducción
los trabajos de edificación. Igualmente puede ordenar las medidas de seguridad tendientes a
evitar el daño que pudiera causar la caída de un bien en ruina o en situación de inestabilidad”.
(28) “Con motivo de una pretensión resarcitoria promovida por los padres de un menor que se
accidentara en una acumulación de aguas formada en terrenos del ejército argentino, el tribunal
interviniente, de oficio, además de hacer lugar a las pretensiones del demandante, dispuso –ad-
vertido de la grave situación de peligro existente para la comunidad, por la posibilidad cierta
que se repitieran accidente análogos– la construcción de un cerco que aislara las excavaciones
inundadas, la colocación de carteles bien visibles que indicarán el riesgo y el mantenimiento
de un servicio permanente de vigilancia en el lugar, todo bajo apercibimiento de ser efectuado
por la Municipalidad de Quilmes y a costa de la demandada. A tal creativa y adecuada solución
arribó el tribunal interviniente luego de fundar extensa e ilustradamente su postura, no obstante
que nada pidió en tal sentido la actora. La segunda de las mencionadas resoluciones judiciales
también se trataba de un proceso de daños donde, igualmente, el tribunal (aparte de satisfacer
las pretensiones resarcitorias del actor) arbitró, oficiosamente, medidas encaminadas a impedir
la repetición de siniestros análogos, haciéndose así otra vez realidad la función preventiva de
daños que hoy se reconoce como un poder un deber de los magistrados”. PEYRANO, Jorge W.
“La performatividad en el proceso contemporáneo. Su incorporación al nuevo ordenamiento
procesal civil peruano”. En: Themis, N° 22, Lima, p. 16.
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(29) Ibídem.
(30) CARNELUTTI, Francesco. Derecho y proceso. Ejea, Buenos Aires, 1971, p. 413.
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A modo de introducción
(31) CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil. Vol I. Ejea, Buenos Aires, 1959,
p. 86. Agrega el autor que la función mediata del proceso cautelar implica, por lo tanto, la
existencia de dos procesos respecto de la misma litis o del mismo asunto; el proceso cautelar, a
diferencia del proceso definitivo, no puede ser autónomo; el proceso definitivo no presupone
el proceso cautelar, pero el proceso cautelar presupone el proceso definitivo. No se excluye,
naturalmente que el proceso cautelar no acompañe el proceso definitivo, pero ello solo puede
ocurrir si antes del cumplimiento de este se extingue la litis”. Ob. cit., p. 87.
(32) SIMÓN PADRÓS, Ramiro. La tutela cautelar en la jurisdicción contenciosa administrativa.
Lexis Nexis, Buenos Aires, 2005, p. 61.
(33) KIELMANOVICH, Jorge L. Ob. cit., pp. 20 y 49.
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A modo de introducción
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(37) Explicando esta mutabilidad, Ottolenghi señala: “La providencia cautelar que ordena un
embargo sobre determinado bien del deudor puede ser susceptible de modificación y en un
momento dado, trabarse sobre otro activo del mismo. En cualquier estado del cumplimiento
de la providencia, y aun después de haberse llevado a cabo y aplicado la medida, puede sus-
tituirse esta por otra, y todavía ampliarse o disminuirse”. Ibídem, p. 529.
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A modo de introducción
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Provisoria Permanente
Variable Inalterable
Verosimilitud Certeza
Prejuzgamiento Juzgamiento
A todo ello tenemos que señalar que las probabilidades del de-
recho para lograr una medida de aseguramiento o anticipatoria es
resultado del prejuzgamiento que hace el juez con la información
sumaria que brinda una de las partes; a diferencia de los procesos
de cognición plena, cuyo resultado final es fruto de un juzgamiento
en el que se ha dado la posibilidad del contradictorio y cuyo efec-
to final se reflejará en la sentencia. Eso no significa que lo construi-
do como tutela cautelar sea vinculante con la decisión final que se
tome en el debate principal; perfectamente, el juez puede apartar-
se de su posición inicial expuesta en la resolución cautelar, y ello se
justifica porque dicha decisión se construyó con una información
limitada por la urgencia, sin mayor actuación probatoria que la que
se muestra en un estadio inicial del proceso.
Este prejuzgamiento no es un argumento para la recusación
del juez, pues la razón de ser del proceso cautelar es dictar medidas
preventivas, pues allí no hay derechos que definir sino medidas de
aseguramiento que brindar, para la eficacia de la futura decisión fi-
nal que se tomará. Algunas opiniones cuestionan que sea el mismo
juez de la medida cautelar el que defina el derecho de fondo en el
proceso de cognición plena, pues al haber ya brindado una tutela
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A modo de introducción
(42) RAMOS ROMEU, Francisco. Las medidas cautelares: un análisis jurídico económico. Atelier
libros jurídicos, Barcelona, 2006, p. 120.
(43) Al igual que el derecho al libre acceso a la jurisdicción, la tutela cautelar no se encuentra
contemplada expresamente en la Constitución. Sin embargo, dada su trascendencia en el
aseguramiento provisional de los efectos de la decisión jurisdiccional definitiva y en la neu-
tralización de los perjuicios irreparables que se podrían ocasionar por la duración del proceso,
se constituye en una manifestación implícita del derecho al debido proceso, consagrado en el
artículo 139 inciso 3 de la Constitución. No existiría debido proceso, ni Estado constitucio-
nal de derecho, ni democracia, si una vez resuelto un caso por la autoridad judicial, resulta
de imposible cumplimiento la decisión adoptada por esta. STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC
Sentencia del Pleno Jurisdiccional, f. j. 38.
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(46) Véase STC Exp. N° 1209-2006-PA/TC-LIMA Compañía Cervecera Ambev Perú S.A.C.
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A modo de introducción
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medios que hubiera podido adoptar para alcanzar el mismo fin. Fi-
nalmente, en un tercer momento, y siempre que la medida haya su-
perado con éxito los test o pasos previos, debe proseguirse con el
análisis de la ponderación entre principios constitucionales en con-
flicto. Aquí rige la ley de la ponderación, según la cual “cuanto ma-
yor es el grado de la no satisfacción o de la afectación de un prin-
cipio, tanto mayor tiene que ser la importancia de la satisfacción
del otro”(47).
JURISPRUDENCIA
Las medidas cautelares tienen por objeto garantizar el cumplimiento de la deci-
sión a adoptarse en forma definitiva, y se caracterizan por importar un prejuz-
gamiento, ser provisorias, instrumentales y variables.
La medida cautelar puede ser variada, atendiendo a las circunstancias particu-
lares del caso (Exp. N° 377-7-97, Sala N° 1. Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 474).
Las medidas cautelares son la modalidad de la actividad judicial que tiene por
finalidad el resguardo de los bienes o situaciones extraprocesales con trascen-
dencia jurídica los cuales por falta de custodia, se podría frustrar la eficacia
de la sentencia a expedirse. Las medidas cautelares tienen su fundamento en
la necesidad de mantener la igualdad de las partes en el juicio y evitar que se
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A modo de introducción
Que el objeto del embargo es garantizar el resultado del juicio, esto es, que
haya factibilidad plena de ejecutarse voluntaria o forzosamente la obligación
mandada cumplir en la sentencia firme.
Una garantía real es más sólida que la fianza personal (Exp. N° 608-94, 1ª Sala
Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 1, Cuzco, 1995, pp.
174-175).
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A modo de introducción
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CAPÍTULO II
LOS ELEMENTOS
DE LA MEDIDA CAUTELAR
I. PRELIMINARES
Este trabajo aborda la tutela urgente bajo la dimensión no solo
de las medidas cautelares asegurativas sino de las medidas anticipa-
torias, a fin de que a futuro permitan construir respuestas –por par-
te de la jurisdicción– eficaces a la sentencia a dictarse.
Las medidas cautelares no se sustentan en un juicio de certe-
za sino de razonable probabilidad. Es suficiente que de ese juicio
de probabilidad resulte factible prever que en el proceso principal
se declarará la existencia del derecho invocado por el actor. De allí
que se admita que, en ciertos casos, la comprobación de la existen-
cia del derecho se haga en forma sumaria, o que en ciertas circuns-
tancias pueda presumirse que exista, o que pueda admitirse su exis-
tencia, con la sola afirmación del actor.
Hay dos elementos que se requieren para construir la caute-
la: derecho y tiempo. El escenario en el que se va a desarrollar esa
tutela es uno de incertidumbres, de apariencias, donde se muestra,
como referente mínimo, la verosimilitud del derecho invocado.
También concurren justificantes para contrarrestar los efectos no-
civos del tiempo y su incidencia con la sentencia final, de tal mane-
ra que se requiera –con carácter de urgente– acelerar la tutela judi-
cial que se espera alcanzar.
Esa tutela puede ser asegurativa o anticipatoria, según el tipo
de medida que se requiera. La medida para futura ejecución forza-
da y la anotación con la demanda nos ubica en el primer supuesto,
en el que el embargo será por excelencia la medida tipo y se cons-
truirá con la verosimilitud del derecho y el peligro por la demora.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(1) KIELMANOVICH, Jorge. Medidas cautelares. Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000,
p. 50.
68
Los elementos de la medida cautelar
(2) BARROS DIAS, Francisco. “Proceso de conocimiento y acceso a la justicia” (tutela antici-
patoria). En: Revista de la Asociación de Jueces de Rio Grande do Sul, Ajuris, N° 66, p. 226,
citado por Kraiselburd Susana, “La tutela anticipatoria en el Derecho brasileño”. En: Sentencia
Anticipada: Despachos Interinos de fondo, Jorge Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni, Buenos
Aires, 2000, p. 421.
69
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
70
Los elementos de la medida cautelar
(3) DINAMARCO RANGEL, Cándido. La reforma al Código Procesal Civil, 2ª edición, Malhe-
rios editores, citado por KraiselburdSusana, “La tutela anticipatoria en el derecho brasileño”.
En: Sentencia Anticipada: Despachos Interinos de fondo, Jorge Peyrano (director). Rubinzal-
Culzoni, Buenos Aires, 2000, p. 421.
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Los elementos de la medida cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
SÍ NO
DERECHO DERECHO
INCERTIDUMBRE JURÍDICA
100 % CIERTO
Probable
50 % APARENTE / Verosímil
Posible
INCIERTO
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Los elementos de la medida cautelar
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Los elementos de la medida cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(6) MONROY PALACIOS, Juan José. Bases para la formación de una teoría cautelar. Editorial
Comunidad, Lima, 2002, p. 170.
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Los elementos de la medida cautelar
(7) PRIORI POSADA, Giovanni F. La tutela cautelar. Su configuración como derecho fundamental.
Lima, ARA, 2006, p. 74.
(8) CARBONE, Carlos Alberto. “Consideraciones sobre el nuevo concepto de ‘fuerte probabili-
dad’ como recaudo de las medidas autosatisfactivas y su proyección hacia un nuevo principio
general de derecho de raíz procesal”. En: Medidas autosatisfactivas. J. Peyrano (director).
Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2002, p. 170.
79
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
2. El peligro en la demora
El juez debe apreciar no solo la apariencia del derecho que in-
voca el peticionante de la medida, sino el peligro de que el proba-
ble derecho sea violado y que sin la efectividad de la cautela pueda
permanecer este insatisfecho.
Al respecto, Calamandrei ha sostenido la existencia de dos ti-
pos de periculum in mora: peligro de infructuosidad y peligro de
tardanza de la providencia principal: “Algunas de las providencias
cautelares (...) no tratan de acelerar la satisfacción del derecho con-
trovertido, sino solamente de suministrar anticipadamente los me-
dios idóneos para conseguir que la declaración de certeza (...) o la
ejecución forzada (...) del derecho, se produzcan, cuando la lenti-
tud del procedimiento ordinario lo consienta, en condiciones prác-
ticamente más favorables (...). En cambio en otros casos (...) la pro-
videncia interina trata de acelerar en vía provisoria la satisfacción
del derecho, porque el periculum in mora está constituido no por
la temida desaparición de los medios necesarios para la formación
o para la ejecución de la providencia principal sobre el mérito, sino
precisamente por la prolongación, a causa de las dilaciones del pro-
ceso ordinario, del estado de insatisfacción del derecho, sobre el
que se contiende el juicio de mérito. Aquí, por lo tanto, la provi-
dencia provisoria cae directamente sobre la relación sustancial con-
trovertida (...)”(9).
Consideramos que el peligro en la demora constituye el ele-
mento más importante a tomar en cuenta en el estudio de la me-
dida cautelar. Este requiere ser alegado y justificado, mas no pro-
bado. Rivas(10) se refiere a la posible frustración de los derechos de
las partes que pueda darse como consecuencia del dictado de pro-
nunciamientos inoficiosos o de imposible cumplimiento, debiéndo-
se proceder con criterio amplio para juzgar si dicho presupuesto se
encuentra presente.
80
Los elementos de la medida cautelar
81
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(13) VARGAS, Abraham Luis. “Teoría general de los procesos urgentes”. En: Medidas Autosatis-
factivas, J. Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2002, p. 56.
82
Los elementos de la medida cautelar
(14) ROCCO, Ugo. Tratado de Derecho Procesal Civil. Tomo V. Temis-Depalma, Bogotá, Buenos
Aires, 1976, pp. 77 y 78.
83
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(15) MONTERO AROCA, Juan; ORTELLS RAMOS, Manuel; GÓMEZ COLOMER, Juan Luis
y MONTÓN REDONDO, Alberto. Derecho jurisdiccional. Tomo II. Proceso Civil, Bosch,
Barcelona, 1995, p. 643.
84
Los elementos de la medida cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(16) La redacción primigenia de este artículo tenía el siguiente texto: Artículo 674.- “Medida
temporal sobre el fondo: Excepcionalmente, por la necesidad impostergable del que la pide
o por la firmeza del fundamento de la demanda y prueba aportada, la medida puede consistir
en la ejecución anticipada de lo que el juez va a decidir en la sentencia, sea en su integridad o
solo en aspectos sustanciales de esta”. Como se puede apreciar, el cuestionamiento salta a la
vista, pues se contemplaba una situación excluyente para este tipo de tutelas, pues la norma
hacía referencia para que opere este tipo de medidas, la necesidad impostergable del que la
pide o la firmeza del fundamento de la demanda. Es así que bajo esas circunstancias se produce
la modificatoria al contenido de dicho artículo, cuyo texto final, hoy vigente, no contempla
la disyuntiva que existía en la primigenia redacción del artículo 674 del CPC; de tal manera,
que el texto vigente dice: “Excepcionalmente, por la necesidad impostergable del que la pide,
por la firmeza del fundamento de la demanda y prueba aportada (...)”.
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Los elementos de la medida cautelar
(17) LIEBMAN, Enrico Tullio. Manual de Derecho Procesal Civil. Ediciones Jurídicas Europa-
América, Buenos Aires, 1980, p. 164.
(18) MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso ordinario a la tutela diferenciada”. En:
La tutela procesal de los derechos. Palestra, Lima, 2004, pp. 62 y 63.
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Los elementos de la medida cautelar
(19) RIVAS, Adolfo. “La jurisdicción anticipatoria”. En: Libro de Ponencias del XVIII Congreso
Nacional de Derecho Procesal, Santa Fe, 1995.
(20) Ídem. En la mayoría de los casos se vincula la viabilidad de una medida cautelar con la vero-
similitud del derecho más que con la existencia de un factor de riesgo o amenaza. El riesgo
justifica, en cambio, el embargo preventivo puede pasar al secuestro y se encuentra también
presente en la protección de personas. Dice Rivas: “En general la doctrina establece que el
‘peligro en la demora’ es un requisito indispensable para la procedencia de una medida cau-
telar pero en realidad vemos que no es así, pues basta que con un crédito esté asentado en
instrumento público o privado con la prueba de su autenticidad o en ciertos asentamientos
instrumentales, o resulte de una confesión, de un estado de rebeldía o de una sentencia, aun-
que no esté firme, para que pueda declararse la viabilidad de la cautelar. En realidad y según
resulta de la evolución del Derecho, el peligro referido justificaba una decisión rápida, por la
naturaleza de la causa, en cuanto a simplicidad del caso, importancia y urgente necesidad de
una respuesta jurisdiccional; de ahí el nacimiento de los sumarios. Junto al peligro in mora
encontramos la noción del daño irreparable que jugaba precisamente para las medidas caute-
lares en situaciones tales en las que se diera un acontecimiento imprevisto que de producirse o
continuarse provocasen una lesión imposible de retrotraer, disimular o borrar y que justificaban
entonces la adopción de soluciones que impidieran el daño referido. Debemos concluir dice
Rivas que la ley hace jugar las medidas cautelares tanto si se da estrictamente el peligro en
la demora cuando puede mediar daño irreparable, así como cuando la alta verosimilitud del
derecho no justifica esperar la certeza definitiva.
En iguales condiciones y no solamente ante el clásico ‘daño irreparable’, es factible encontrar
las sentencias anticipatorias, de tal manera, estas se dan cuando la verosimilitud del derecho
sea superada en grado de conocimiento para arribarse a una certeza provisional o cuando el
peligro en la demora fuese tomada por la ley como una pauta que ante la pérdida del uso del
derecho que se quiere ejercitar justifique la sentencia anticipatoria.
La diferencia entre medida cautelar y sentencia anticipada estará dada por las circunstancias
apreciables de cada caso, de si se provoca o no cosa juzgada provisional o si el arbitrio que
se tome está sujeto al rebus sic stantibus”.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
V. NOTAS FINALES
La medida cautelar ordinaria se construye con una simple apa-
riencia del derecho y con la urgencia justificada en el peligro en la
demora, situación diversa cuando se trata de una tutela anticipada.
Aquí la tutela que se busca alcanzar es de mayor trascendencia, pues
ingresaremos a una situación calificada por ley de excepcional, orien-
tada no al aseguramiento, sino al disfrute anticipado de los efectos
de la sentencia, a pesar de no tener la certeza final.
Esto implica una decisión de mayor cobertura, pues no asegu-
ra nada, sino que anticipa directamente los efectos del derecho que
se busca restablecer. Esto nos lleva a señalar que la tutela anticipa-
da no se construye con la verosimilitud, sino con la casi certeza del
derecho que se busca y la urgencia se sustenta en dos situaciones:
a) la necesidad impostergable del que la pide (art. 674 del CPC) y
b) el peligro irreparable e inminente (art. 682 del CPC).
A esto se requiere, además, justificar la existencia de un “peli-
gro” pero que sea real e inminente y que en el texto del Código Pro-
cesal se califica como un peligro en la demora del proceso.
(21) Ídem.
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Los elementos de la medida cautelar
JURISPRUDENCIA
En un proceso de cosa juzgada fraudulenta es razonable la actitud del juzgador
para negar, por ahora, el petitorio cautelar; pues, el nivel de verosimilitud
exige una mayor maduración del proceso (Exp. N° 277-7-97, Sala N° 1, Le-
desma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica,
p. 487).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Los elementos de la medida cautelar
La verosimilitud del derecho, como uno de los supuestos para la medida cau-
telar, se entiende como la posibilidad de que este exista y no como una in-
contrastable realidad, que solo se logrará establecerse al concluir el proceso
respectivo.
El peligro en la demora se aprecia como la existencia de un temor fundado en
la configuración de un daño a un derecho cuya protección se persigue, y que
de no hacerlo en forma inmediata, se corre el riesgo que de recaer sentencia
definitiva favorable, esta permanezca incumplida (Exp. N° 4199-99, Sala de
Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, p. 546).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Los elementos de la medida cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Que, el artículo 611 del Código Procesal Civil exige para conceder una me-
dida cautelar, que exista verosimilitud en el derecho invocado por el actor en
el proceso principal, lo que se denomina el fumus boni iuris, de esta mane-
ra, puede afirmarse que las medidas cautelares si bien no exigen un examen
de certeza sobre la existencia del derecho es necesario que exista un grado
aceptable verosimilitud, como la probabilidad de que esta exista y no como
una incuestionable realidad que solo se logrará al agotarse el trámite, estando
al carácter provisional e instrumental de las medidas cautelares, por lo que,
el análisis de la verosimilitud debe resultar de los elementos incorporados al
proceso que objetivamente puedan dar lugar a inferir la necesidad de conceder
anticipadamente una medida preventiva en el proceso; además, para conceder
una medida cautelar es necesario la existencia de un daño irreparable que po-
dría ocasionarse al no resolverse oportunamente la pretensión del demandante
en el expediente principal, y es de señalar que dichos presupuestos deberán
concurrir en forma conjunta y uniforme (Exp. N° 1483-2009, 1ª Sala Civil de
Lima, Las medidas cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia,
Gaceta Jurídica, p. 121).
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Los elementos de la medida cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Este colegiado considera que el peligro en la demora, como sustento del man-
dato preventivo, está referido a la simple posibilidad de que por el transcurso
del tiempo que tome la tramitación y culminación del proceso, el recurrente
pueda verse afectado seriamente en sus necesidades elementales para vivir o
subsistir.; siendo que dicho peligro no requiere ser acreditado por el solicitante
de una medida cautelar, pues se trata de un hecho real y evidente, como es la
demora que, por lo general, existe en la resolución de los procesos judiciales
(Exp. N° 678-2010, 4ª Sala Civil de Lima, Las medidas cautelares y los pro-
cesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 143).
Respecto del peligro en la demora, es criterio de esta Sala que la sola probabi-
lidad de que la parte demandada carezca de fondos al momento de ejecutarse
una eventual sentencia estimatoria, no es suficiente para que exista peligro en
la demora, no habiendo cumplido en consecuencia la parte con fundamen-
tar dicho peligro (Exp. N° 1553-2008, 1ª Sala Civil de Lima, Las medidas
cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica,
p. 150).
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Los elementos de la medida cautelar
Conforme se aprecia de las copias de los certificados médicos los hijos del re-
currente, presuntos interdictos, han presentado un cuadro de trastorno bipolar
desde el año dos mil y dos mil cuatro, por lo que no se acreditaría el peligro
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
en la demora, más aún si la demanda fue presentada el año dos mil ocho (Exp.
N° 71-2009, 2ª Sala Especializada de Familia de Lima, Las medidas cautela-
res y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 298).
Debe tenerse presente que las medidas cautelares en uno u otro caso, son ins-
trumentos procesales que se adopta al amparo del artículo 611 del Código
Procesal Civil, cuando existe verosimilitud en el derecho invocado, este se vea
amenazado por el peligro en la demora de la decisión final, en donde el peligro
debe ser inminente y no pueda ser resarcido, lo cual no procede en el caso de
autos; pues el padre está ejerciendo la tenencia de hecho de su menor hija,
eliminándose el peligro al que se refiere la norma procesal antes glosada (Exp.
N° 876-2010, 2ª Sala Especializada de Familia de Lima, Las medidas cautela-
res y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 338).
De los informes, así como de las pericias psicológicas de las partes, se advier-
ten que el menor se encuentra bajo la custodia de su progenitora con quien
se siente a gusto y en buen estado de salud; no advirtiéndose peligro en su
integridad ni la concurrencia del peligro en la demora (Exp. N° 1311-2009, 2ª
Sala Especializada de Familia de Lima, Las medidas cautelares y los procesos
de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 342).
Cabe señalar el tercer párrafo del artículo 87 del Código de los Niños y Ado-
lescentes, que establece “(...) esta acción solo procede a solicitud del padre o la
madre que no tenga al hijo bajo su custodia (...)”, lo cual no es el caso de autos,
en tal sentido no concurre el requisito de la verosimilitud del derecho invocado
(Exp. N° 1460-2009, Sala de Familia de vacaciones, Las medidas cautelares y
los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 344).
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Los elementos de la medida cautelar
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Los elementos de la medida cautelar
La alegada voluntad de pago del recurrente, ello no hace más que corroborar
la verosimilitud del derecho que detectó el juez al calificar la solicitud cautelar.
En relación a la existencia de otros gravámenes sobre el o los bienes objeto
de embargo, debe decirse que su afectación con el embargo no altera en nada
derecho alguno de acreedores con derechos inscritos, siendo que el orden de
prelación lo configura la fecha de inscripción de la carga o gravamen, por lo
que en todo caso la idoneidad del embargo para cautelar de modo eficaz la
futura decisión en el expediente principal es de interés del demandante (Exp.
N° 1475-2008-30, 2ª Sala Civil de Lima, del 13 de octubre de 2011).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Los elementos de la medida cautelar
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CAPÍTULO III
LA CONTRACAUTELA
I. IDEAS PRELIMINARES
En el proceso concurren dos instituciones como garantía pa-
trimonial: las medidas cautelares como los medios puestos a dispo-
sición del demandante en un proceso para asegurar la tutela jurídi-
ca que solicita y la contracautela, como garantía exigida legalmente
para asegurar las consecuencias derivadas de la realización de un acto
procesal en concreto, como es la ejecución del mandato cautelar.
La contracautela cumple la función de equilibrar las posiciones
de las partes en el proceso evitando las consecuencias perjudiciales
de una actuación procesal ilegitima. Se trata de un remedio legal,
puesto a disposición de una de las partes del proceso para evitar
que la apariencia de un derecho, confirmado posteriormente como
“infundado”, sea la causante de una serie de consecuencias lesivas
en su patrimonio.
Esto justifica que la contracautela tenga como objeto el asegu-
rar las responsabilidades pecuniarias derivadas de la ejecución cau-
telar. Busca neutralizar el eventual efecto dañoso de una resolución
judicial (mandato cautelar) para el caso que esta no sea confirmada
al decidir el derecho de fondo.
La obligación de indemnizar no surge porque la medida caute-
lar dictada sea injusta, sino por el hecho que su expedición y ejecu-
ción importa riesgo, el cual debe ser asumido por quien se benefi-
cia con él. Concurre una cautela a favor del afectado con la medida
cuyo objeto de aseguramiento es diverso al del ejecutante, pues no
solo el mandato del juez se orientará a cautelar la satisfacción futu-
ra del derecho en litigio sino a cautelar el daño que pudiere causar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(1) PODETTI, Ramiro. Tratado de las medidas cautelares. Tomo IV, Ediar, Buenos Aires, 1956,
p. 61.
(2) DE LUCCHI LÓPEZ-TAPIA. Las cauciones procesales en la nueva Ley de enjuiciamiento civil,
Civitas, Madrid, 2001, p. 48.
110
La contracautela
(3) KIELMANOVICH, Jorge. Medidas cautelares. Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000,
p. 122.
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II. CARACTERÍSTICAS
Dentro de las principales características de la contracautela, se-
ñalamos las siguientes:
a) Legalidad. Es un medio técnico de garantía exigido legalmente
para asegurar el cumplimiento de la indemnización. No es la
voluntad de las partes la que determina la prestación de la con-
tracautela, sino que es el propio ordenamiento el que lo exige.
b) Garantía genérica. Una vez surgida la obligación de prestar la
contracautela, esta se materializa en diferentes medios de ga-
rantía patrimonial establecidos por el ordenamiento. La contra-
cautela se constituye en el género mientras que el medio con-
creto a través del cual se presta aquella constituye la especie,
las que pueden ser de naturaleza real o personal, ubicándose
en esta última a la llamada caución juratoria.
c) Unilateral. Se presta por uno de los sujetos considerados como
parte en el proceso. Solo las partes enfrentadas en un proceso
son las que están sujetas a la prestación de la contracautela en
sentido estricto; pero no necesariamente con sus propios bie-
nes, sino incluso ella puede operar con bienes de terceros que
lo ponen a disposición del juzgado para garantizar el pago de
la posible indemnización. El artículo 613 del CPC lo admite
bajo el siguiente texto: “la contracautela de naturaleza real se
constituye con el mérito de la resolución judicial que la admi-
te y recae sobre bienes de propiedad de quien la ofrece (...)”.
d) Incierta, futura e indeterminada del crédito asegurado con la
contracautela. Esto significa que cuando la contracautela se
presta, la relación principal garantizada aún no ha nacido; es
más, puede incluso no llegar a nacer, de ahí que es calificada
de eventual, lo que determina que si llega a nacer dicha obli-
gación, es accesoria a ella, y si no se produce dicho nacimien-
to la contracautela es devuelta al sujeto que la prestó.
e) Jurisdiccional. La obligación que asegura la contracautela no
tiene ninguna vinculación con el derecho sustantivo; su naci-
miento se produce en el ámbito del Derecho Procesal, en el
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La contracautela
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(5) CONIGLIO, Antonio. Il sequestro giudiziario e conservativo, p. 11. Citado por PODETTI,
Ramiro. Tratado de las medidas cautelares. Tomo IV. Ediar, Buenos Aires, 1956, pp. 63 y 64.
(6) Ibídem, p. 64.
114
La contracautela
(7) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Universidad Antenor
Orrego, Rodhas, Lima, 2000, p. 38.
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(8) ACOSTA, José. El proceso de revocación cautelar. Rubinzal-Culzoni editores, Santa Fe, 1986,
pp. 46 y 47.
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La contracautela
(9) “Debe procederse con suma prudencia, evitando otorgar medidas que puedan ocasionar daños,
sin la suficiente garantía de resarcimiento; en alguna medida, su propia responsabilidad de
magistrado –tercero imparcial– está en juego en el caso. Siendo la contracautela, como he
señalado –un presupuesto de la medida cautelar, ella debe constituirse antes de su cumpli-
miento”. PODETTI, Ramiro. Ob. cit., p. 64.
(10) Véase el considerando quinto de la Resolución N° 92 del expediente citado que dice: “al res-
pecto el artículo 613 del CPC indica que la contracautela tiene por objeto asegurar al afectado
con una medida cautelar, el resarcimiento de los daños y perjuicios que pueda causar su ejecu-
ción; resulta evidente que tal articulado, que la contracautela debe constituirse previamente
siempre y cuando la naturaleza de la contracautela lo exija; en el presente caso es necesario
su materialización; siendo la contracautela condición de la ejecución de las medidas cautelares
otorgadas, su falta de cumplimiento imposibilita a su vez la materialización de las medidas;
que al haberse ordenado ejecutar las medidas sin haberse materializado la contracautela, se
ha violado el principio de igualdad, toda vez que se entiende que la Resolución N° 02 surte
todos sus efectos tanto para la parte demandante como la demandada, premisa que no ha
contemplado la citada Resolución N° 87; por esta razón se declara fundada la oposición,
en consecuencia previamente a ejecutarse las medidas cautelares otorgadas, materialícese la
contracautela aceptada por este Despacho (...) y cumplida la efectivización de la contracautela
procédase a la ejecución de las medidas otorgadas; dejándose sin efecto por ahora la inscripción
de las medidas cautelares otorgadas”.
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La contracautela
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Cautela Cautela
Demandante Demandado
V. CLASES DE ASEGURAMIENTO
Tenemos que partir afirmando que la situación jurídica en la que
se presta la contracautela constituye un medio genérico de garantía
y cómo se constituye esta, es la especie; por decir, si se presta a tra-
vés del contrato de prenda, se le podría atribuir naturaleza jurídica
de prenda convencional; sin embargo, esto no significa que la con-
tracautela deba asimilarse a la de cualquier medio de garantía jurí-
dico-privado, pues, difiere en aspectos como que la contracautela
es una garantía legal; esto es, la ley que determina la posibilidad de
exigir esa caución a través del órgano jurisdiccional, mientras que
las garantías en el ámbito privado se conciben fundamentalmente
como garantías consensuadas puestas a disposición de los particu-
lares para ver aumentada la seguridad de que el crédito será satis-
fecho. Por otro lado, las garantías jurídico-privadas, a diferencia de
la procesal, actúan únicamente en el ámbito sustantivo, al margen
de cualquier proceso.
Cuando las garantías civiles se trasladan al proceso, según su
naturaleza, se dividen en garantías reales y personales.
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(14) ARIANO DEHO, Eugenia. “¿Un cautelar renovado?”. En: Manual de actualización civil y
Procesal Civil. Gaceta Jurídica, Lima, 2010, pp. 22 y 23.
(15) PODDETTI, Ramiro. Ob. cit., p. 63.
(16) HERREROS PEREZAGUA, Juan Francisco. La condena en costas: procesos declarativos civiles.
J. M. Bosch editor, Zaragoza, 1994, p. 42.
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(18) Debe precisarse que el escenario de este supuesto es totalmente diferente a la tutela cautelar
propiamente dicha, pues aquí estamos ante la existencia de una sentencia que estima un
derecho y que se busca luego de ello ingresar a una fase de ejecución de este fallo, que por la
impugnación tiene suspendida la ejecución de sus efectos.
(19) Monroy Palacios sostiene que se suele razonar en el siguiente sentido: “dado que la verosi-
militud tiene distintos niveles de intensidad en función de cada caso concreto, es claro que
mientras que aquella sea mayor, serán menores las posibilidades de que la medida cautelar
devenga innecesaria, es decir, disminuye el riesgo de que del demandado nazca el derecho
al resarcimiento por los daños producidos por una medida que no debió ser concedida. De
estas dos premisas, cuya validez no podría negarse, se colige que la caución a establecerse
deberá ser menor. Con lo que, cuando la cadena de premisas se invierte, el resultado del
silogismo deberá ser el opuesto: a menor intensidad de verosimilitud, mayor riesgo, por
lo tanto, mayor caución. Sin embargo, la coherencia de este razonamiento es tan engañosa
como el canto de sirenas. Si así no fuera, pocos abogados y jueces lo habrían aceptado y este
artículo no hubiera sido escrito. Ciertamente, el silogismo es perfecto, lo que fracasa es la
forma cómo se conecta el contenido de sus premisas. Después de todo, la lógica formal solo
nos sirve para desarrollar criterios de validez, no de verdad. Pero, ¿dónde radica el error?
Una vez descubierto, es fácil entenderlo. Cuando se dice ‘menor riesgo, menor caución’
o ‘a mayor riesgo, mayor caución’ no se repara en que la caución no tiene por finalidad
‘garantizar el riesgo’(?), sino los perjuicios provocados en el momento en que ese riesgo
se transforma en daño, es decir, cuando la medida cautelar deviene innecesaria. Pongamos
como ejemplo dos procesos, con distintos objetos y partes, donde se solicitan sendas medidas
cautelares cuya magnitud de afectación patrimonial es la misma: 90. La diferencia radica
en que mientras en el proceso A la verosimilitud con que se otorga la cautela es intensa,
en el B es simplemente la razonable. Entonces, siguiendo la interpretación criticada, cabría
suponer que mientras la caución en este último proceso deberá ser de 90, en el primero,
como producto de la mayor intensidad de la verosimilitud, deberá ser menor, 50, por colocar
una cifra. Inclusive, reconocemos que los grados de riesgo son diferentes, pues precisamente
la intensidad de la verosimilitud da lugar a que existan mayores probabilidades que en el
proceso A resulte el vencedor el demandante. Sin embargo, no es menos cierto que, más o
menos verosimilitud, no existe certeza, por lo que sigue siendo una posibilidad concreta que
en A y B los demandados obtengan una sentencia favorable y que, por lo tanto, la medida
cautelar devenga innecesaria. Así, en virtud de lo dicho, ¿cabe señalar que en el proceso A
el derecho al resarcimiento surgido de la medida cautelar innecesaria será menor respecto
del proceso B? No. El monto será el mismo: 90, más los intereses que se devenguen. Y
es que, repetimos, la caución en ningún caso se determina en función del riesgo, sino en
función del daño que la medida cautelar pueda producir ante la verificación de su carácter
innecesario”. En: MONROY PALACIOS, Juan José. Apuntes críticos sobre los presupuestos
para el otorgamiento y para la ejecución de la medida cautelar <http://www.estudiomonroy.
com/articulos/der_proc_apuntes_crit.htm>.
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(20) JIMÉNEZ VARGAS-MACHUCA, Roxana. “Apuntes sobre medidas cautelares”. En: Justicia
y Derecho <http://www.justiciayderecho.org/revista6/artículos/>.
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La contracautela
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(21) MONROY PALACIOS, Juan. “Una interpretación errónea: a mayor verosimilitud, menor
caución y viceversa”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. Lima, 2005, p. 243.
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(22) RAMÍREZ JIMÉNEZ, Nelson. “El abuso de las medidas cautelares”. En: III Congreso Inter-
nacional Derecho Procesal. Universidad de Lima, 2005, p. 316.
(23) MONROY PALACIOS, Juan. La tutela procesal de los derechos. Palestra, Lima, 2004, p. 382.
(24) En igual sentido encontramos la opinión de Jiménez, para quien, “la norma debió contemplar
de modo expreso todos los supuestos de medidas cautelares maliciosas o innecesarias, y no
solo los casos en que el proceso termina con sentencia desestimatoria. Por ejemplo, cuando
el proceso culmina con sentencia que declara improcedente la demanda, cuando al declararse
132
La contracautela
fundada una excepción se ponga fin al proceso, en el acto de saneamiento, o inclusive al ca-
lificar la demanda (si hay medida cautelar fuera de proceso) y se declara improcedente, o se
ha declarado inadmisible y no subsana, acarreando el rechazo; o cuando se concede medida
cautelar fuera de proceso y no se presenta la demanda, propiciando la caducidad de la medi-
da. El legislador ha debido incluir todos estos supuestos –a pesar de que su no inclusión no
importa imposibilidad de obtener resarcimiento por daños y perjuicios– en la regla contenida
en este artículo, o brindar una norma abierta para que puedan encajar”. JIMÉNEZ VARGAS-
MACHUCA, Roxana. Ob. cit.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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La contracautela
(25) “Al igual de lo que sucede modernamente con la responsabilidad en sede civil, el concepto de
culpa ha sido relegado a un segundo plano en múltiples situaciones jurídicas procesales. En
el ámbito estrictamente cautelar la opción ha sido similar, es decir, ha operado un privilegio
por la responsabilidad objetiva según la cual, el deber de resarcimiento nace del ‘principio
de sucumbencia’. En otras palabras, en todos los supuestos en los cuales el proceso termine
sin una sentencia que ampare el derecho pretendido por el demandante, nace la obligación
procesal de que este restituya los derechos afectados al sujeto que soportó la medida. (...) Lo
cierto es que la verificación de esta responsabilidad objetiva por medida cautelar innecesaria,
no excluye la posibilidad de iniciar un proceso judicial donde se demande la indemnización
de daños y perjuicios por responsabilidad subjetiva. Es decir, cuando el demandado –en el
proceso primigenio– advierta que el sujeto favorecido con aquella ha actuado de mala fe, con
participación o no del juzgador. Un caso típico de esta situación se encuentra en el otorgamiento
de lo que hemos convenido en denominar medida cautelar ilícita. Es decir, aquellas medidas
que superan el ámbito de la simple aseguración y que constituyen en realidad auténticas
resoluciones judiciales con carácter satisfactivo. A través del estudio casuístico de aquellas
resoluciones podemos apreciar que, en la gran mayoría de supuestos, lejos de solicitarse como
remedios destinados a neutralizar la eficacia del proceso, vienen a constituir medidas de presión
psicológica y material o mecanismos para la obtención de una tutela procesal satisfactiva, a
costa del derecho de defensa del demandado”. MONROY PALACIOS, Juan José. Bases para
la formación de una teoría cautelar. Ob. cit., pp. 330 y 331.
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(26) CONDORELLI, José Luis. Del abuso y la mala fe dentro del proceso, p. 145, citado por
RAMÍREZ, Nelson. “El abuso de las medidas cautelares”. En: Derecho Procesal, III Congreso
Internacional. Lima, 2005, p. 317.
(27) Ibídem, pp. 317 y 318.
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La contracautela
(28) CARBONE, Carlos A. “Abuso del proceso en las medidas cautelares y en los procesos dife-
renciados: sentencia anticipada y autosatisfactiva”. En: Abuso procesal. Jorge W. Peyrano y
Juan Alberto Rambaldo (directores). Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2001, p. 368.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
exigidos por la ley procesal. Bien o mal trabadas tienen una carac-
terística muy especial: en su traba interviene el Estado, a través del
Poder Judicial, y es el mismo Código de Procedimientos quien re-
gula el modo para lograr la medida, cumpliendo ciertos requisitos.
No se configura un hecho ilícito al solicitar la medida, como ocu-
rre en un accidente de tránsito, donde el hecho ilícito se genera al
momento del choque o de la lesión a la víctima. El hecho ilícito re-
cién aparecerá cuando se demuestre que la medida se ha pedido sin
razón o sin derecho. Mientras tanto, el demandado presuntamente
perjudicado deberá esperar pacientemente que se dilucide la cues-
tión para demostrar los daños y perjuicios irrogados por la medida
(...). Las normas de nuestro proceso han sido creadas para su uso
normal, y ocurre que –en el caso que nos ocupa– las medidas caute-
lares se traban ‘usando normalmente’ esas mismas normas del pro-
ceso. Sin embargo su fin es ‘anormal’. O por lo menos excesivo. Y
ese uso anormal o excesivo es el que puede generar daños y perjui-
cios que deberán ser indemnizados”(29).
3. Resarcimiento a terceros
Existe la posibilidad de que el demandado no sea el afectado
con la ejecución cautelar pues puede darse el riesgo que se afecte
bienes de terceros. En esas circunstancias, el resarcimiento asegura-
do a través de la contracautela se trasladará hacia el que ha sopor-
tado directamente los efectos de la ejecución cautelar, pues no solo
será suficiente que se “levante” la medida trabada sino que además
se disponga un resarcimiento por el daño generado a este tercero.
Aquí no vamos a esperar un pronunciamiento definitivo de fondo en
la sentencia, sino que la decisión del juez que dispone la desafecta-
ción de los bienes de terceros debe incluir la condena indemnizatoria.
El artículo 624 del CPC regula la desafectación de los bienes
de terceros y aborda tres elementos de naturaleza distinta como
son: las obligaciones de origen procesal (costas y costos), las multas
(29) FLUCK, Anna Inés. “La medida cautelar trabada abusivamente y los daños y perjuicios.
¿Preclusión o prescripción?”. En: Abuso procesal. Jorge W. Peyrano y Juan Alberto Rambaldo
(directores). Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2001, p. 385.
138
La contracautela
(30) Apreciamos que el perjudicado con la medida podrá pedir su levantamiento sin promover
tercería, acompañando documentos o títulos que acrediten fehacientemente que el bien per-
tenece a persona distinta al demandado. El trámite para levantar un embargo sin tercería no
implica una duplicación del mismo instituto porque existen notorias diferencias entre ambos
institutos que a continuación señalamos:
a. La desafectación es trabajada como un pedido al interior del proceso en que se dictó la
medida cautelar, a diferencia de la tercería que se plantea como una pretensión autónoma en
la vía abreviada.
b. En la desafectación es importante acreditar, en el primer acto de acercamiento a la juris-
dicción, la plenitud del derecho de dominio que se invoque, a diferencia de la tercería en la
que opera una apariencia del derecho que se invoca, el que se va a dilucidar con la sentencia;
c. La desafectación se opone solo contra el beneficiado de la medida a diferencia de la tercería
que se dirige contra las partes del proceso principal.
d. La desafectación no prevé un procedimiento probatorio porque la prueba deberá resultar
de los documentos que se acompañen al pedido de levantamiento, esto implica además que
no procede la tacha en esta discusión, a diferencia de la tercería, en la que existe un debate
probatorio amplio, sometido a las reglas del procedimiento abreviado, con la posibilidad de
las tachas u oposiciones.
e. La desafectación procede incluso si la medida no se hubiera formalizado, a diferencia de
la tercería, que opera como consecuencia de alguna medida cautelar ejecutada sobre un bien
de su propiedad (art. 100 del CPC).
El artículo 624 del CPC busca autorizar que el tercero perjudicado con la afectación de su
patrimonio pida el levantamiento de la medida, sin promover tercería. Además permite –por
economía procesal– que se presente la prueba documental necesaria para que a través de
una sumaria información, bajo un trámite rápido y fácil, se declarare la procedencia o no del
levantamiento sin tercería. El éxito de esta desafectación está supeditada a la prueba clara y
fehaciente del título de dominio, si se trata de un bien inmueble o de una información sumaria
de posesión si la cosa fuese mueble.
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La contracautela
(31) La sanción la aplicará el juez a pedido de parte, oyendo al presunto infractor y actuándose
pericia si lo considera necesario. El trámite se realizará en el cuaderno de medida cautelar.
La decisión es apelable con efecto suspensivo.
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La contracautela
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(32) Debemos recordar que las medidas cautelares ya dictadas, luego de emitida la sentencia,
tienen como correlato la cancelación de estas, si la parte beneficiada con la medida obtiene
una sentencia desfavorable, en primera instancia; en ese sentido, señala el artículo 630 del
CPC que la medida cautelar queda cancelada de pleno derecho, aunque la sentencia hubiere
sido impugnada.
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La contracautela
(34) El artículo 690-A del Código de Procedimiento Civil colombiano trata sobre la inscripción
de demanda en procesos ordinarios. La inscripción de la demanda es una medida cautelar,
consistente en anotar en el folio de la matrícula inmobiliaria, o en el registro del vehículo,
según el caso, la existencia de un proceso que verse sobre el bien. Dicho bien no sale del
comercio pero el adquirente asume y se responsabiliza del resultado del proceso.
Ver: <http://departamento.pucp.edu.pe/derecho/images/documentos/LA%20POLIZA%20
JUDICIAL%20EN%20EL%20PROCESO%20CAUTELAR%20final.pdf>.
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TABLA DE CONSISTENCIA
TRANSFORMA LEVANTA
SÍ
MEDIDA
FUNDADA CONTRACAUTELA
DE EJECUCIÓN
LEVANTA REAFIRMA
NO
MEDIDA
INFUNDADA CONTRACAUTELA
CAUTELAR
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La contracautela
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La contracautela
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
apreciación del juez que sigue los parámetros propios del proce-
so en concreto.
En los seguros de caución judicial siempre intervienen tres par-
tes: el tomador del seguro (actor o demandado, según el caso); el
asegurado o beneficiario (que puede ser tanto el demandado, en el
supuesto de contracautela, o el actor, en el supuesto de sustitución
de medida cautelar) y el asegurador, la compañía de seguros.
El afianzado es normalmente el tomador de la póliza, es decir,
quien la solicita y paga a la compañía de seguros. Es quien tiene que
cumplir las obligaciones que estamos garantizando. El asegurado es
el que tiene el interés asegurable, pues en caso de incumplimiento
por parte del afianzado, sufriría un perjuicio.
Quien es demandado judicialmente, frecuentemente ve afecta-
do su patrimonio por la traba de las medidas precautorias requeri-
das por el demandante para asegurar su pretensión. En muchos ca-
sos, el afectado toma conocimiento de la existencia de una demanda
en su contra precisamente por la traba de esa medida, situación que
suele prolongarse mientras dura el juicio. Entonces, cuando habla-
mos de “medidas cautelares”, nos referimos a las seguridades que,
en resguardo de sus derechos, puede solicitar quien es parte de un
proceso judicial.
A su vez, a quien se presenta ante una autoridad judicial requi-
riendo la traba de una medida precautoria, las leyes procesales le
exigen el otorgamiento de una caución por todas las costas y daños
y perjuicios que pudiere ocasionar en caso de haberla pedido sin
derecho. Al referirnos a las “contracautelas” estamos hablando de
la garantía que debe prestar quien ha solicitado la traba de una me-
dida cautelar. Estas coberturas se aplican tanto en los casos en que
el juez interviniente haya ordenado la traba de una medida caute-
lar, como en aquellos en que se haya dispuesto la constitución de
la contracautela.
En el caso de la contracautela judicial, esta póliza es ofre-
cida por el tomador para trabar medidas preventivas sobre su
oponente, cubre los daños que puedan ocasionar estas medidas
en el caso de que no prospere el reclamo. También opera para la
156
La contracautela
(36) El apartado aludido textualmente dice: “La caución podrá constituirse en dinero efectivo,
mediante aval solidario de duración indefinida y pagadero a primer requerimiento emitido
por entidad de crédito o sociedad de garantía recíproca o por cualquier otro medio que, a
juicio del tribunal, garantice la inmediata disponibilidad, en su caso, de la cantidad de que se
trate”.
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(37) Artículo 622.- “El peticionante de la medida y el órgano de auxilio judicial respectivo, son
responsables solidarios por el deterioro o la pérdida del bien afecto a medida cautelar. Esta
responsabilidad es regulada y establecida por el juez de la demanda siguiendo el trámite
previsto en el artículo 621”.
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La contracautela
(38) Véase el pronunciamiento recaído el 26 de enero de 2005, en el caso Jorge Humberto Urbano
Nacimiento y Juan Dante Nacarino Tarazona. Exp. N° 2002-42569 emitido por el 49º Juzgado
Civil de Lima. Resolución confirmada por la Quinta Sala Civil de Lima. Exp. N° 1207-2006,
resolución de fecha 24 de julio de 2006. Ponente Álvarez Guillén. A lo ya expuesto en la
apelada, la sala revisora afirmó la idea que el custodio está en el deber de conservar los bienes
en custodia en el mismo estado en que los reciben, bajo responsabilidad civil y penal.
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La contracautela
JURISPRUDENCIA
El artículo 621 del CPC permite al juez de la demanda la sanción al titular de
la medida cautelar que ha obtenido la misma sin estar premunido del derecho
que invocó. Si bien el referido artículo no señala expresamente la situación de
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
La contracautela tiene por objeto asegurar al afectado con una medida caute-
lar el resarcimiento de los daños y perjuicios que pueda causar su ejecución.
Resulta conveniente por los derechos a discutirse como son la devolución de
bienes y otras pretensiones, que la contracautela sea de naturaleza real –carta
fianza– hasta por el mismo monto de la pretensión cautelar, para lo cual el
juez deberá otorgar un plazo no mayor de 15 días (Exp. N° 1333-97, Sala
N° 4, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta
Jurídica, p. 489).
No obstante que los títulos que aparejan la solicitud cautelar tienen aparente
verosimilitud, el juez puede solicitar se mejore la contracautela para asegurar
la eficacia práctica del fallo definitivo.
También puede optar por conceder otra medida, atendiendo a la naturaleza de
la pretensión principal (Exp. N° 22675-1966-99, Sala de Procesos Ejecutivos,
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La contracautela, como señala el artículo 613 del Código Procesal Civil, tiene
por objeto asegurar al afectado con una medida cautelar, el resarcimiento de
los daños y perjuicios que pueda causar su ejecución, en caso que la demanda
en lo principal sea desestimada. Por eso la admisión de la contracautela en
cuanto a su naturaleza y monto, será decidida por el juzgador, quien podrá
aceptar la ofrecida por el solicitante graduarla, modificarla o incluso cambiarla
por la que considere pertinente (AP. N° 479-2004-Lima, Código Procesal Ci-
vil Digital, Gaceta Jurídica).
164
La contracautela
En caso de no haber pruebas acerca del quantum de los daños causados por
un acto ilícito, pero sí acerca de la existencia de estos, cede la regla clásica del
(onus probandi) y el juzgador puede y debe fijar el importe de la indemnización
por los perjuicios reclamados (Exp. N° 1299-1994-Lima, Código Procesal Ci-
vil Digital, Gaceta Jurídica).
165
CAPÍTULO IV
(1) Artículo 611.- “El juez, atendiendo a la naturaleza de la pretensión principal y a fin de lograr
la eficacia de la decisión definitiva, dicta medida cautelar en la forma solicitada o en la que
considere adecuada, siempre que, de lo expuesto y la prueba presentada por el demandante,
aprecie:
1. La verosimilitud del derecho invocado.
2. La necesidad de la emisión de una decisión preventiva por constituir peligro la demora del
proceso o por cualquier otra razón justificable.
3. La razonabilidad de la medida para garantizar la eficacia de la pretensión.
La medida dictada solo afecta bienes y derechos de las partes vinculadas por la relación material
o de sus sucesores, en su caso.
La resolución precisa la forma, naturaleza y alcances de la contracautela.
La decisión que ampara o rechaza la medida cautelar es debidamente motivada, bajo sanción
de nulidad”.
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(2) PEYRANO, Jorge. “Aspectos concretos del proceso urgente y de la tutela anticipatoria. Las
recientes innovaciones brasileñas y la recepción por la Corte Suprema”. En: Sentencia anti-
cipada (despachos interinos de fondo). Jorge Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni, Buenos
Aires, 2000, p. 29.
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
(3) ORTELLS RAMOS, Manuel. “El proceso cautelar”. En: Derecho Jurisdiccional. Tomo II.
Proceso Civil, Bosch editor, Barcelona, 1995, p. 641.
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(4) FALCÓN, Enrique M. Gráfica procesal. Tomo I. Abeledo-Perrot. Buenos Aires, 1999, p. 17.
(5) LIEBMAN, Enrico Tullio. Manual de Derecho Procesal Civil. Ediciones Jurídicas Europa-
América (EJEA), Buenos Aires, 1980, p. 162.
(6) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Universidad Antenor
Orrego, Rhodas, Lima, 2000, p. 40.
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
(7) PRIORI POSADA, Giovanni F. La tutela cautelar. Su configuración como derecho fundamental.
ARA, Lima, 2006, p. 74.
(8) Para Monroy, el solicitante de la medida cautelar deberá demostrar al juez que la pretensión
principal –que se intenta garantizar– tiene una posibilidad razonable de ser declarada fundada
al pronunciarse la sentencia. Por tratarse de un mecanismo solicitado durante el transcurso
del proceso resulta humanamente imposible que el juez pueda tener certeza de que la medida
solicitada garantizará el futuro derecho a ser considerado por la sentencia. Adicionalmente,
la propia estructura del pedido cautelar, al buscarse con urgencia un mecanismo que acabe
con la situación de peligro, impide un análisis detallado de la fundabilidad de la pretensión
llevada al proceso. Tengamos en cuenta que, precisamente, por aquella situación de urgencia,
el actor tan solo se limita a presentar una información sumaria respecto de las posibilidades
de su posición frente al proceso”. MONROY PALACIOS, Juan José. Bases para la formación
de una teoría cautelar. Editorial Comunidad, Lima, 2002, p. 170.
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
(14) PALACIO, Lino. Derecho Procesal Civil. Tomo IV. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, s/ref., p. 199.
(15) GOZAINI, Osvaldo. “Teoría general de la impugnación”. En: Recursos Judiciales. Ediar,
Buenos Aires, 1993, p. 38.
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
(18) VARGAS, Abraham Luis. “La tutela anticipatoria”. En: Sentencia anticipada (despachos inte-
rinos de fondo). Jorge Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2000, p. 568.
(19) CARBONE, Carlos Alberto. “Los despachos interinos de fondo. Análisis de sus presupuestos:
la noción de la certeza suficiente, la exigencia de la urgencia y la irreparabilidad del perjuicio”.
En: Sentencia anticipada (despachos interinos de fondo). Jorge Peyrano (director). Rubinzal-
Culzoni, Buenos Aires, 2000, p. 137.
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(20) Ver caso Sonia Mercedes Gisela Valcárcel con San Borja ediciones sobre medida cautelar LE-
DESMA, Marianella. Jurisprudencia actual. Tomo 5, Gaceta Jurídica, Lima, 2002, pp. 560-561.
182
Presupuestos para construir la resolución cautelar
(21) MONROY PALACIOS, Juan. La tutela procesal de los derechos. Palestra, Lima, 2004, p. 266.
(22) STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC Sentencia del Pleno Jurisdiccional, f. j. 50.
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
Naturaleza del
Petitorio de la demanda Modo de afectación
derecho en conflicto
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(23) Véase el caso en la que una asociación es propietaria de un extenso terreno sin lotizar, sin
embargo, entrega determinadas áreas de este a sus asociados para que edifiquen sus viviendas.
La información que brinda Registros Públicos únicamente hace referencia a la inscripción
de un inmueble (terreno) a nombre de la asociación como propietaria, mas no aparecen
declaradas las fábricas edificadas sobre dicho terreno y que pertenecen a los integrantes de la
asociación. Dichas fábricas (edificaciones) perfectamente se pueden afectar bajo la figura del
embargo de bien no inscrito siempre y cuando se acredite que le pertenecen al deudor y no
a la asociación.
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
(25) RAMOS ROMEU, Francisco. Las medidas cautelares civiles. Análisis jurídico-económico,
Atelier libros jurídicos, Barcelona, 2006, p. 458.
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
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solicita una medida cautelar, sino también, y con mayor rigor aún,
de quien los va a sufrir”(27).
PROPORCIONALIDAD EN LA AFECTACIÓN
Afectación jurídica de un bien derecho del Demandado Variación y
presunto obligado, aunque se encuentre en afectado sustitución
posesión de un tercero.
RESOLUCIÓN CAUTELAR
Análisis por niveles
PRIMER NIVEL
Verosimi- No se Improce-
litud cumple dente
Cautela
ordinaria =
Peligro en Sí se Concede
la demora cumple la medida
cautelar
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Presupuestos para construir la resolución cautelar
SEGUNDO NIVEL
OBJETIVO: Determinar congruencia o idoneidad
Medida cautelar
Regla 1
Elementos: Bien / Modo
Adecuación y
Legitimidad
Sí se cumple No se cumple
ÓRGANO
DE
Bien Modo
AUXILIO
JUDICIAL
TERCER NIVEL
OBJETIVO: Determinar la razonabilidad
de la medida cautelar
Elementos:
Reglas 2 y 3
Razonabilidad
Ponderación Contracautela
Reversible
Permanente naturaleza
Monto $
No se cumple Inadmisible
Resolución
Sí se cumple cautelar
fundada
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
V. LA ANTICAUTELA
Luego de haber descrito líneas arriba los parámetros a contem-
plar por el juez para construir un mandato cautelar, es importante
decir que lo que se espera de esta decisión, al margen de la celeridad
con la que se pronuncie, es que esta se estructure con una manifies-
ta ponderación entre los intereses de la parte que se va a beneficiar
con la medida y los intereses de la parte que los va a soportar. Este
equilibrio se hace más preocupante si se tiene en cuenta que el es-
cenario en el que se desarrolla es un escenario nada cierto, un esce-
nario nebuloso en el que se registra apariencias de un situación ju-
rídica sobre la que no se tiene aún la certeza de su existencia.
Es probable que bajo el manto de lo urgente se dicten manda-
tos judiciales con una alta dosis de desequilibrio en la intensidad o la
cobertura de lo que se afecte, pues se tiene acceso a una información
reducida o limitada a lo que la parte solicitante, de manera delibe-
rada, aporte al pedido cautelar. Muchas veces bajo el pedido de una
cautelar se esconde el propósito de colocar al cautelado en el trance
de tener que avenirse a las maniobras extorsivas del cautelante, si es
que no quiere quedar incurso en una situación que le afecte a sus
negocios. Por supuesto que ante la traba de una cautelar perjudicial
podría promover el afectado el correspondiente incidente de varia-
ción de la medida, pero resulta ser que su tramitación le demanda-
ría varios meses con el consiguiente perjuicio que determinará que,
en la mayoría de los casos, se doblegue ante el cautelante extorsi-
vo. Ante estas situaciones, aparece en la doctrina la llamada “medi-
da anticautelar” que es calificada por Peyrano(28), “como una orden
judicial, materializada mediante el despacho de una autosatisfacti-
va que viene a morigerar la libre elección cautelar con que cuenta
su destinatario, cuando la selección de una precautoria específica
generaría graves perjuicios al requirente y puede ser reemplazada
idóneamente por otra”. También se la puede describir –dice Peyra-
no– como una autosatisfactiva con orientación definida que puede
promover el posible destinatario de una cautelar abusiva, por re-
(28) PEYRANO, Jorge W. “Las medidas anticautelares”. En: La Ley. Boletín del 1 de marzo de 2012
y “Una autosatisfactiva con orientación definida: la medida anticautelar”. En: Jurisprudencia
Argentina, en boletín del 7 de marzo de 2012.
198
Presupuestos para construir la resolución cautelar
(29) Peyrano, quien es uno de los forjadores en el estudio de la anticautelar, considera como requi-
sitos los siguientes: 1) concurrencia de urgencia configurada en la especie por una situación de
vulnerabilidad cautelar del requirente que, por ejemplo, ha caído en estado de mora debitoris,
por lo que en cualquier momento puede ser objeto de una precautoria que de ser de aquellas
que lo perjudican especialmente podría llevarlo a la ruina; 2) una muy fuerte verosimilitud de
que le asistiría razón al requirente de la anticautelar: el presente requisito está representado en
el caso por el relato que deberá hacer el requirente acerca de los cómo y los por qué la traba de
cierta cautelar le sería particularmente nociva; completado ello por una exposición de bienes
que integran su patrimonio y que podrían ser objeto de una precautoria de reemplazo; 3) con-
tracautela: la contracautela prestada deberá ser seria, efectiva e idónea para responder por
el resarcimiento de los daños sufridos por el destinatario de una anticautelar a razón de que,
en definitiva, el órgano jurisdiccional estimó que no habría sido abusiva la cautelar abortada,
sumado a que su reemplazo por otra le originó perjuicios al destinatario de la anticautelar.
199
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(30) En relación a los recaudos que se debe mostrar en la anticautelar, Peyrano refiere los siguientes:
en primer término, el requirente de una anticautelar deberá demostrar prima facie que se
encuentra incurso en una situación de vulnerabilidad cautelar (SVC); es decir que el destina-
tario está en condiciones ya mismo de postular en su contra una cautelar que lo perjudicaría
grandemente. Así, por ejemplo, el solicitante deberá comprobar sumariamente que se en-
cuentra en situación de mora debitoris, que ha acontecido un siniestro del cual es civilmente
responsable sin mayores aditamentos cual es el caso de las aseguradoras o la concurrencia de
cualquier otro episodio que lo coloque en un emplazamiento análogo. Claro está que no será
necesario que el requirente pruebe que ha sido objeto de intimaciones que amenacen con la
futura traba de una cautelar que lo afecta grandemente, siendo bastante con la demostración
de que se encuentra en situación de vulnerabilidad cautelar. Si se exigiera la demostración
de tales intimaciones o amenazas, fácil le sería al acreedor guardar silencio para evitar ser
objeto de una anticautelar. El presente recaudo ocupa el lugar de la “urgencia” propia de toda
autosatisfactiva porque la situación de vulnerabilidad cautelar apremia y no admite demoras
frente a la posibilidad de que el requirente pueda ser víctima de un abuso cautelar, tan habitual
en la actualidad.
Ahora bien: ¿dónde reside en la especie la verosimilitud acerca de que le asistiría razón
al requirente de una anticautelar? Pues en la demostración de que la traba de una medida
cautelar en particular le resultaría especialmente gravosa o la de que la afectación cautelar
de determinados bienes le sería especialmente perjudicial. Obviamente, el presente requisito
también reclama que el requirente individualice, de manera precisa, bienes de su pertenencia
que puedan servir idóneamente de asiento de una medida precautoria de recambio.
200
Presupuestos para construir la resolución cautelar
201
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
VII. LA CONTRACAUTELA
Al final, cuando el juez ha optado por otorgar la medida cau-
telar, luego de hacer el análisis de adecuación y necesidad de la
(31) La citación es el acto mediante el cual se dispone que una persona comparezca ante el órgano
judicial a fin de realizar o presenciar una actividad en determinado día y hora, por ejemplo,
la citación de testigos o peritos; en cambio, el emplazamiento es el llamado que se hace al
demandado para que dentro del plazo señalado se presente al proceso como parte. Con la
citación simplemente se comunica la pretensión que se entabla, con el emplazamiento se
constituye la relación procesal entre el juez y las partes.
Esta citación es atendible porque la parte actora debe haber acreditado su relación o interés
de este tercero con la pretensión principal. Además, nos permite excluir la posibilidad de
afectar el patrimonio del tercero con una medida cautelar fuera de proceso, a que refiere el
artículo 636 del CPC.
202
Presupuestos para construir la resolución cautelar
(32) El artículo 621 del CPC sobre el particular señala: “si se declara infundada una demanda
cuya pretensión estuvo asegurada con medida cautelar, el titular de esta pagará las costas y
costos del proceso cautelar, una multa no mayor de 10 URP y, a pedido de parte, podrá ser
condenado también a indemnizar los daños y perjuicios ocasionados”.
(33) Algunos autores cuando se refieren a esta característica de la contingencia señalan dos exi-
gencias: la necesidad de hacer las cosas pronto y la necesidad de hacerlas bien. La medida
cautelar junta los supuestos citados para tener como respuesta celeridad y ponderación, pero
no el hacer cosas pronto pero mal o hacer cosas bien pero tarde. La medida cautelar tiende a
hacer pronto, dejando que el problema del bien o mal se resuelva más tarde, en la sentencia.
(34) LOUTAYF RANEA, Roberto. Aspectos generales del procedimiento en las medidas cautelares.
Editorial Jurídica Panamericana, Santa Fe, 1996, p. 91.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(35) EISNER, Isidoro. Planteos procesales, ensayos y notas sobre el proceso civil, p. 52 citado por
MONROY GÁLVEZ, Juan. “Introducción al estudio de la medida cautelar”. En: Temas del
Proceso Civil. Librería Studium ediciones y Javier de Belaúnde abogados-estudio, Lima, 1987,
p. 82.
(36) El artículo 139 de la Constitución Política del Estado establece que son principios y derechos
de la función jurisdiccional:
204
Presupuestos para construir la resolución cautelar
“5. La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los
decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de
hecho en que se sustentan”.
(37) STC Exp. Nº 1313-2005-HC/TC ff. jj. 10 y 11.
(38) RAMOS ROMEU, Francisco. Ob. cit., p. 121.
205
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
206
Presupuestos para construir la resolución cautelar
JURISPRUDENCIA
Toda medida cautelar que se solicite tiene que estar ligada a la pretensión que
motiva la demanda.
Si el recurrente plantea se suspenda todo acto destinado a despojarlo de sus
bienes por su condición de comunero, no se condice ello con el petitorio de su
demanda, cual es, impugnar los acuerdos de la asamblea comunal, que es una
materia ajena a la medida (Exp. N° 604736-99, Sala de Procesos Abreviados
y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual,
Tomo 4, Gaceta Jurídica, p. 544).
207
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
El juez está facultado a dictar la medida cautelar que considere adecuada, aten-
diendo a la naturaleza de la pretensión principal (Exp. N° 1831-99, Sala de
Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, p. 525).
208
Presupuestos para construir la resolución cautelar
Además que la medida cautelar solicitada no resulta una medida adecuada para
garantizar la eficacia de la decisión definitiva a emitirse en el proceso principal,
esto es, garantizar los efectos de la Sentencia que pudiera declarar fundada la
demanda que interponga la solicitante a fin de declarar la nulidad de la supues-
ta transferencia realizada (Exp. N° 19103-2009, 1ª Sala Civil de Lima, Las
medidas cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta
Jurídica, p. 57).
209
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
210
Presupuestos para construir la resolución cautelar
La adecuación no es otra cosa que la correlación que debe existir entre el pe-
dido cautelar y la situación jurídica de la que es objeto, también se le conoce
como la relación de coherencia y adecuación entre lo que se intenta garantizar
y la medida solicitada como garantía o deba ser congruente y proporcional con
el objeto de su aseguramiento (Exp. N° 934-2010, 4ª Sala Civil de Lima, Las
medidas cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta
Jurídica, p. 173).
No es menos cierto que aquello que se pretende con la medida cautelar es ase-
gurar el derecho de la peticionante, y pueda darse cumplimiento a la decisión
definitiva, conforme al artículo 608 del Código Procesal Civil, por ende está
en la posibilidad discrecional de la autoridad judicial, el optar por la medida
adecuada al derecho de esta peticionante (Exp. N° 821-2010, 2ª Sala Especia-
lizada de Familia de Lima, Las medidas cautelares y los procesos de ejecución
en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 302).
El artículo 611 del Código Procesal Civil faculta al juez a dictar medida cau-
telar en la forma solicitada o la que considere adecuada atendiendo a la na-
turaleza de la pretensión principal. Tal adecuación, no puede ir más allá del
petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos a los que han sido alegados
por las partes, conforme al artículo VII Título Preliminar del Código Procesal
Civil, hacer lo contrario implicaría estar actuando como juez y parte. Es nulo
el mandato cautelar si el juez al adecuar la solicitud recurrida, ha amparado
una medida de no innovar, la misma que está destinada a conservar la situación
de hecho o de derecho presentada al momento de la admisión de la demanda;
sin embargo, la solicitante pretende mediante el interdicto de recobrar ser re-
puesta en la posesión de la que ha sido privada (Exp. N° 4918-2000, Sala de
Procesos Sumarísimos y no Contenciosos Lima, Código Procesal Civil Digital,
Gaceta Jurídica).
211
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
El artículo seiscientos once del Código Procesal Civil establece como presu-
puestos concurrentes de la medida cautelar la verosimilitud del derecho invo-
cado o fumus boni iuris y el peligro en la demora o periculum in mora; a lo cual
se debe acompañar la contracautela respectiva conforme lo exige el artículo
seiscientos trece del citado Código (Exp. N° 1167-2003-Lima, Sala de Dere-
cho Constitucional y Social, Código Procesal Civil Digital, Gaceta Jurídica).
212
Presupuestos para construir la resolución cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Si alguien desea quebrar esa presunción debe probar lo contrario, por lo que
la carga de probar que la propiedad de determinados bienes es de la ejecutada
y no del propietario del inmueble en el que los encontraron, recaería sobre el
ejecutante. Ello, ciertamente, en adición a la regla procesal general de la carga
de probar, que está en cabeza de quien alega los hechos que conforman la fat-
tispecie de la norma cuyas consecuencias jurídicas pide (Exp. N° 4783-2008-
74, 2ª Sala Civil de Lima, del 11 de enero de 2011).
Debe partirse por recordar que el proceso cautelar autónomo respecto del
principal, salvo cuando este sea resuelto de modo definitivo en sentido des-
estimatorio (ahí el cautelar seguirá su suerte). Ello debido a la naturaleza del
214
Presupuestos para construir la resolución cautelar
Debe existir una correlación entre la situación jurídica que se pretende garan-
tizar y la medida cautelar que se pide para garantizar y la medida cautelar que
se pide para garantizarla. En efecto, es menester que la medida sea coherente,
congruente y proporcional con lo que se desea asegurar, lo que exige que el
juez realice un ejercicio de ponderación de la medida cautelar solicitada frente
al objeto de su aseguramiento (la pretensión principal), lo que configura el
requisito de razonabilidad de la medida, el cual importa que con ella se pueda
asegurar de mejor manera la pretensión principal del proceso (Exp. N° 6477-
2011-82, 2ª Sala Civil de Lima, del 4 de abril de 2012).
215
CAPÍTULO V
MODOS DE AFECTACIÓN
DE LA TUTELA CAUTELAR
I. NOTAS PREVIAS
La teoría general de la medida cautelar responde a una cons-
trucción doctrinal que se ha ido formando en el tiempo, tomando
como referencia la existencia del proceso. Siendo este un instrumen-
to a través del cual los órganos jurisdiccionales cumplen la función
de juzgar y de hacer ejecutar lo juzgado, dichas actividades no pue-
den realizarse de una manera inmediata o instantánea, sino que exi-
gen tiempo para poder decidir en justicia, tiempo para sustituir esa
voluntad del obligado a ejecutar la prestación, pero tiempo que, en
ese transcurrir, puede correr en contra del que solicita tutela. Para
contrarrestar los efectos nefastos del tiempo, nuestra legislación aco-
ge un sistema amplio de tutela cautelar, en el que convergen de ma-
nera preponderante dos grandes modos de cautela, catalogadas en
opinión de algunos autores como cautelas homogéneas y coinciden-
tes; para otros de asegurativas y anticipatorias; y para el diseño de
nuestro Código Procesal Civil como medidas para futura ejecución
forzada, medidas temporales sobre el fondo, medidas innovativas y
medidas de no innovar. A todo ello se agrega la posibilidad, como
una clausula general, de adoptar cualquier otra medida orientada
a asegurar la eficacia de la sentencia, a través de la llamada medida
genérica que regula el artículo 629 del CPC(1).
(1) Cavani, refiriéndose a la clasificación que asume nuestro Código Procesal, considera que “esta
‘clasificación’ de medidas cautelares contiene un profundísimo error teórico, cual es el de
ser una mezcla de dos clasificaciones doctrinarias bien diferentes entre sí. La primera fue
obra de Calamandrei (1936, p. 31 y ss.), quien dividió los proveimientos cautelares
en cuatro: i) proveimientos instructorios anticipados (producción anticipada de prue-
ba); ii) aseguramiento de la futura ejecución forzada; iii) proveimientos que producen una
decisión anticipada y provisoria del mérito; y iv) las cauciones. La segunda clasificación fue
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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(5) ALSINA, Hugo. Tratado teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial. 2ª edición.
Tomo V. Ediar, Buenos Aires, 1962, p. 62. Dicho autor al referirse a la individualización de los
bienes pone algunos supuestos que se citan a continuación: el secuestro de la cosa mueble por
el oficial de justicia y su entrega en custodia al depositario; por la anotación en el registro de
embargos cuando se trata de inmuebles; por la notificación del deudor del ejecutado cuando
recayere en un crédito; por la designación de un interventor si se trata de percibir prestaciones
sucesivas (alquileres, consultorios de profesionales, entradas a un teatro, etc.).
(6) PODETTI, Ramiro. Derecho Procesal Civil y Comercial. Tomo IV. Tratado de las medidas
cautelares. Ediar, Buenos Aires, 1956, p. 169.
224
Modos de afectación de la tutela cautelar
(7) PALACIO, Lino. Derecho Procesal Civil. Tomo VIII, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, s/ref.,
p. 100.
(8) RIVAS, Adolfo. “El embargo preventivo”. En: Tratado de las medidas cautelares. Peyrano
(coordinador). Tomo III, p. 41.
(9) BACRE, Aldo. Medidas cautelares. Doctrina y jurisprudencia. Ediciones La Rocca, Buenos
Aires, 2005, p. 250.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(10) COUTURE, Eduardo. Vocabulario Jurídico. Depalma, Buenos Aires, 1983, p. 250.
(11) Véase ALSINA, Hugo. Ob. cit., p. 449.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(12) Artículo 645.- “El embargo recae sobre el bien afectado y puede alcanzar a sus accesorios,
frutos y productos, siempre que hayan sido solicitados y concedidos”.
230
Modos de afectación de la tutela cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Los frutos naturales son los que provienen del bien sin in-
tervención humana. Pertenecen al propietario del bien embar-
gado y se perciben cuando se recogen; por ejemplo, la lana de
las ovejas, las plantaciones de vid y la cosecha de uva derivada
de ellas, por citar.
Los frutos industriales son los que produce el bien con inter-
vención humana. Pertenecen al productor y se perciben cuando se
obtienen, como sería el caso de la industria pesquera, que transfor-
ma la materia prima en harina de pescado.
Los frutos civiles son aquellos que se producen como conse-
cuencia de una relación jurídica. Pertenecen al titular del derecho y
se percibe cuando se recaudan, por ejemplo, la renta de un inmue-
ble. El Código Civil señala que en estas dos últimas modalidades de
frutos (industriales y civiles) para el cómputo de ellos se rebajarán
los gastos y desembolsos.
2.3. El cateo personal y real
El cateo implica el examen compulsivo que hace el secretario
judicial y a pedido de parte, sobre las ropas del ejecutado o sobre
ambientes del inmueble (ocupados o no), en una diligencia de embar-
go en forma de depósito o secuestro, con el propósito de descubrir
bienes susceptibles de ser cautelados. Aquí hay que hacer una preci-
sión, el cateo busca descubrir bienes “ocultos”, pero puede suceder
que el sujeto a embargo lleve sobre sí y a la vista pública alhajas. En
este supuesto también se estima que perfectamente pueden ser afec-
tados los bienes del deudor que lleve sobre su persona y a la vista.
El texto del artículo 653 del CPC señala que procede la búsque-
da en la persona del afectado de bienes ocultos, respetando el de-
coro de este, situación diversa se configura si el deudor lleva bienes
sobre su persona y a la vista, caso que también ameritaría el embar-
go si los afectados resultan manifiestamente insuficientes para cubrir
su monto. Apréciese que se autoriza a practicar el cateo al afectado,
esto es, al deudor y no a los miembros de su familia, personal de ser-
vicio u otras personas que circunstancialmente estuvieren presentes
232
Modos de afectación de la tutela cautelar
(13) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Universidad Antenor
Orrego, Rodhas, Lima, 2000, p. 122.
(14) PEYRANO, Jorge y CHIAPPINI, Julio O. “¿Procede el cateo del embargado?”. En: Tácticas
en el proceso civil. Tomo I. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, p. 144.
(15) PEYRANO, Jorge. “La performatividad en el proceso contemporáneo. Su incorporación al
nuevo ordenamiento procesal civil peruano”. En: Themis. Revista de Derecho, Facultad de
Derecho de la PUCP, 2ª época, N° 22, Lima, 1993, p. 22.
233
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(16) ALSINA, Hugo. Tratado teórico-práctico de derecho procesal civil y comercial. Ob. cit., p. 75.
(17) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Ob. cit., p. 122.
(18) En sede nacional, encontramos el trabajo de J. Monroy, que escribió antes de la vigencia del
CPC, cuya lectura recomendamos. En él se resume las dos posiciones que sobre esta figura
existen. La de privilegiar una tesis jusnaturalista por lo menos discutible, o priorizar la nece-
sidad de contar con otro instituto destinado a lograr la eficacia del proceso. El autor asume
234
Modos de afectación de la tutela cautelar
la segunda posición y es precisamente la que años más tarde aparece regulada en nuestra
legislación; sin embargo, es importante compartir la opinión de Alsina que cita Monroy “si el
demandado ofrece resistencia y el dinero se encuentra materialmente en su poder, parecería
que, no pudiendo ejercerse coacción sobre su persona, habría de resultar imposible realizar
dicha diligencia (se alude al embargo); no obstante, hemos visto que el principio solo juega
en las obligaciones de hacer y no impide el ejercicio de la violencia contra las personas cuan-
do se trata de obligaciones de dar. Por consiguiente, el secuestro está permitido aun cuando
para ello fuera necesario vencer la resistencia del deudor, aunque sea en lugares públicos.
Naturalmente que ello supone la prueba o al menos la presunción fundada de que el deudor
tiene en su poder el dinero, porque no es posible someterlo al vejamen de un registro sobre
la base de una simple suposición: si es lícita la fuerza para rescatar del ladrón la prenda
hurtada, ¿por qué no ha de serlo para que el deudor pague con los dineros o valores que
lleva encima? Finalmente, la tesis planteada tiene un sustento legislativo de consistencia. El
artículo 513 del Código de Procedimiento Civil italiano de 1940 expresa: búsqueda de las
cosas que deben embargarse. El oficial judicial que tiene en su poder el título ejecutivo y la
intimación, puede buscar las cosas a embargar en la casa del deudor o en los otros sitios que
le pertenecen. Puede también buscarlas en la persona del deudor observando las oportunas
precauciones tendientes al respecto del decoro del mismo. Cuando es necesario abrir puertas,
escondrijos o recipientes, vencer la resistencia que opone el deudor o un tercero, o alejar las
personas que dificultan el cumplimiento del embargo, el oficial judicial resuelve de acuerdo
a las circunstancias, solicitando cuando es necesario el auxilio de la fuerza pública”. MON-
ROY GÁLVEZ, Juan. “Introducción al estudio de la medida cautelar”. En: Temas del Proceso
Civil. Librería Studium ediciones y Javier de Belaúnde abogados-estudio, Lima, 1987, p. 72.
(19) El secretario es el auxiliar judicial encargado de dar fe de las actuaciones y diligencias así como
de apoyar a los magistrados en sus funciones judiciales. En el caso concreto de la medida
cautelar, ejecutan dicho mandato y demás actos que la eficacia de la medida exige, como el
descerraje. La intervención del secretario no solo permite la operatividad del sistema judicial
sino, de manera particular, la eficacia del proceso judicial.
235
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(20) El artículo 141 del CPC así como el artículo 124 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, de-
terminan en días y horas el tiempo dentro del cual es admisible la ejecución de cualquier acto
procesal, bajo sanción de nulidad. Esta sanción aparece como innecesaria por lo relativo de
la nulidad, pues el acto realizado en día y hora inhábil puede quedar convalidado si no se lo
impugna dentro del plazo pertinente.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(21) Sobre el particular, véase el caso promovido por el Ejecutor coactivo de la Municipalidad de
Jesús María, Exp. N° 12155-2010. 38 Juzgado Civil. Res. 1 junio de 2010.
(22) ALSINA, Hugo. Ob. cit., p. 64.
238
Modos de afectación de la tutela cautelar
239
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(23) En ese sentido léase el comentario que hace Kielmanovich sobre los bienes perecibles: “si
hubiere peligro de pérdida o desvalorización de los bienes afectados o si su conservación fuere
gravosa o difícil, a pedido de parte y previo traslado a la otra parte por un plazo breve que
fijará según la urgencia del caso, el juez podrá ordenar la venta en la forma más conveniente,
abreviando los tramites y habilitando día y hora”. KIELMANOVICH, Jorge. Medidas caute-
lares. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2000, p. 48.
240
Modos de afectación de la tutela cautelar
(24) ARIAS-SCHREIBER PEZET, Max y CÁRDENAS QUIRÓS, Carlos. Exégesis del Código Civil
peruano de 1984. Tomo V, 3ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2001, p. 93.
(25) Artículo 646.- “Cuando el embargo recae sobre un bien sujeto a régimen de copropiedad, la
afectación solo alcanza a la cuota del obligado”.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
242
Modos de afectación de la tutela cautelar
suma depositada por el adjudicatario a favor del ejecutante; y (iii) resolución N° 93 de fecha
27 de junio de 2006, que dispuso el endoso y entrega al ejecutante Fernando De Osma Ayulo,
los pagos efectuados por el adjudicatario Mauro Ludeña Escalante, a través del certificado
de depósito de oblaje, así como, del certificado de depósito del saldo del precio del inmue-
ble; Décimo Sexto.- Que, de la evaluación conjunta de los indicados medios probatorios se
advierte que el magistrado procesado al ordenar el remate del 50 por ciento de los bienes
de la sociedad conyugal sin que esta se haya liquidado y peor aún, haber adjudicado el 100
por ciento del inmueble rematado, no obstante, que la cónyuge del ejecutado interpuso una
tercería de propiedad, ha favorecido ilegalmente al ejecutante, infringiendo de este modo,
su deber de administrar justicia con independencia e imparcialidad; Décimo Séptimo.- Que,
consecuentemente, con relación a este extremo de las imputaciones formuladas, se colige que
el juez ha infringido el principio constitucional de independencia e imparcialidad consagrado
por el artículo 139, incisos 2 y 3 de la Constitución, y el artículo 16 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, incurriendo en responsabilidad disciplinaria prevista en los incisos 1 y 6 del
artículo 201 de la citada Ley Orgánica”.
243
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Modos de afectación de la tutela cautelar
(29) Véase la resolución del 25 de julio de 2008, 6 Juzgado Comercial de Lima. Exp. N° 2005-
02928-0-1801, en los seguidos por Banco Continental sobre obligación de dar suma de dinero.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
(30) KIELMANOVICH, Jorge. Medidas cautelares. Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000,
p. 369
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(31) Artículo 643.- “Cuando el proceso principal tiene por finalidad concreta la dilucidación del
derecho de propiedad o posesión sobre determinado bien, la medida puede afectar a este,
con el carácter de secuestro judicial, con desposesión de su tenedor y entrega a un custodio
designado por el juez.
Cuando la medida tiende a asegurar la obligación de pago contenida en un título ejecutivo de
naturaleza judicial o extrajudicial, puede recaer en cualquier bien del deudor, con el carácter
de secuestro conservativo, también con desposesión y entrega al custodio.
Se aplican al secuestro, en cuanto sean compatibles con su naturaleza, las disposiciones referidas
al embargo”.
248
Modos de afectación de la tutela cautelar
(32) La figura del secuestro autónomo está recogida en el artículo 670 del CP italiano. Según la
citada norma “la admisibilidad del secuestro resulta excluida cuando la cosa que se intenta
resguardar o cuyo uso se intenta impedir es ajena, en sí misma, al contenido de la pretensión
principal”.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(33) “No existiendo orden de pago contenida en el mandato ejecutivo, no resulta atendible la
medida cautelar. Sin embargo, el juez con la facultad que le confiere el artículo 611 del CPC
puede disponer la medida cautelar que considere adecuada, atendiendo a la naturaleza de lo
que va a ser la principal”. Exp. Nº 280-97. Cuarta Sala Civil de Lima, Res: 11 de noviembre
de 1999. Ejecutoria publicada en LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Jurisprudencia actual.
Tomo 1, Gaceta Jurídica, Lima, 2000, pp. 481-482
250
Modos de afectación de la tutela cautelar
(34) También para Calamandrei, en el grupo de providencias cautelares se incluyen también casos
especiales de secuestro conservativo, que también es importante revisar, en CALAMANDREI,
Piero. Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares. Ara editores, Lima,
2005, pp. 57-58.
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252
Modos de afectación de la tutela cautelar
253
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(37) Artículo 647.- “El vehículo sometido a secuestro, será internado en almacén de propiedad
o conducido por el propio custodio, accesible al afectado o veedor, si lo hay. El vehículo no
podrá ser retirado sin orden escrita del juez de la medida. Mientras esté vigente el secuestro,
no se levantará la orden de captura o de inmovilización”.
254
Modos de afectación de la tutela cautelar
Como se puede advertir del texto del artículo 647 del CPC, el
veedor no participa de la diligencia cautelar en sí misma, sino que
observa el comportamiento de quien debe llevarla a cabo. Su apre-
ciación es muy importante porque en atención a lo informado y a
lo expresado por las partes, el juez dispondrá las modificaciones
que considere pertinentes, pudiendo inclusive subrogar al auxiliar
observado.
El citado texto legal señala que la resolución que designa al vee-
dor debe precisar los deberes y facultades de este, así como la pe-
riodicidad con que presentará sus informes, los que deben emitirse
por escrito para ser puestos en conocimiento de las partes.
Como refiere el artículo 647 del CPC, mientras esté vigente el
secuestro no se levantará la orden de captura o de inmovilización”.
Esta limitación se explica en atención al peligro que puede acarrear
la circulación del bien, la naturaleza deteriorable del bien, además
porque es una medida para controlar la conducta del custodio del
bien, en caso pretenda dedicarlo a circular cuando pesa sobre él la
orden de internamiento en un almacén. Precisamente, la orden de
captura o de inmovilización constituye una medida necesaria y com-
plementaria al secuestro ordenado. Ella se dicta para lograr la efi-
cacia del secuestro ordenado, evitando que pudiera darse un abuso
en la cautela por parte del órgano de auxilio judicial, encargado de
la custodia del bien. Si bien la propia norma contempla la posibili-
dad de que el afectado o un veedor pueda tener acceso a verificar
el estado de conservación del vehículo, la restricción a su circula-
ción por mandato judicial complementa además la cautela ejecutada,
como una medida de supervigilancia atribuida a la Policía Nacional.
Una de las interrogantes que surge para ejecutar el secuestro
del vehículo es conocer la ubicación de este. Esa información no ne-
cesariamente puede conocer el ejecutante de la medida, de ahí que
para contrarrestar esa falta de información el juez ordena la captura
e inmovilización del vehículo, a nivel nacional, a fin de que la Poli-
cía Nacional pueda capturarlo en caso circule; pero una vez captu-
rado el vehículo y ejecutada la medida, con intervención del secre-
tario judicial se procede a entregar el vehículo al órgano de auxilio
judicial designado, no levantándose la orden de captura mientras
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(38) La historia de Cavali empezó a escribirse cuando el sistema de representación de valores mediante
anotaciones en cuenta entró en vigencia a partir de la promulgación del D.S Nº 086.87.EF de
fecha 8 de abril de 1987, por medio del cual se autorizó la creación de una Caja de Valores
en el Perú. En diciembre de 1989 se inició formalmente el servicio, estando la administración
a cargo de la Bolsa de Valores de Lima (BVL). Para ello, se creó una unidad operativa deno-
minada Caja de Valores - Caval. Ocho años después, y como consecuencia de la entrada en
vigencia de la nueva Ley del Mercado de Valores, el 30 de abril de 1997, mediante Resolución
Nº 358-97-EF/94.10, se constituyó Cavali como sociedad anónima especial para brindar los
servicios de registro, transferencia y liquidación de valores y fondos <http://www.cavali.com.
pe/nuestra/inicios.htm>.
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(40) Exp. N° 106-2005, del 2 de junio de 2005, Héctor Campos Leyton y otra sobre desafectación,
1a Sala Comercial de Lima.
(41) Artículo 656.- “Tratándose de bienes registrados, la medida puede ejecutarse inscribiéndose
el monto de la afectación, siempre que esta resulte compatible con el título de propiedad ya
inscrito. Este embargo no impide la enajenación del bien, pero el sucesor asume la carga hasta
por el monto inscrito. La certificación registral de la inscripción se agrega al expediente”.
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(42) PEYRANO, Jorge. “¿Ampliación de embargos?”. En: Tácticas del proceso civil. Tomo II.
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1983, p. 117.
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(43) CAIRO, Omar. “La concurrencia de medidas cautelares”. En: Ponencias presentadas en el
Congreso Internacional del CPC. “A diez años de vigencia del Código Procesal Civil”. Univer-
sidad de Lima, noviembre, 2003.
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(44) PEYRANO, Jorge. “¿Ampliación de embargos?”. Ob. cit., pp. 116 y 117.
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(46) Artículo 227 de la Ley N° 26702. Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros
y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros.
(47) Decreto Legislativo N° 861, Ley de Mercado de Valores, modificado por la Ley N° 27649,
en su artículo 113.
(48) Ley N° 27287 Ley de Títulos Valores: sexta disposición complementaria y final.
(49) D.S. N° 001-97-TR. Artículo 39 Texto Único Ordenado de la Ley de Compensación por
Tiempo de Servicios.
(50) HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. “Anotación de embargo de acciones en la partida de la
sociedad”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima, febrero, 2004, pp. 86-87.
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(51) Ídem.
(52) ELÍAS LAROZA, Enrique. Derecho societario peruano: Ley General de Sociedades del Perú.
Normas legales, Trujillo, 2000, p. 189.
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es una obligación sino más bien una carga que puede ser cumplida
por cualquier persona con interés en generar la publicidad deriva-
da de la anotación de la matrícula”.
5.6. Anotación de un embargo en caso de bloqueo
Con respecto a la posibilidad de la anotación de un embargo
durante la vigencia de un bloqueo, la Resolución del Tribunal Regis-
tral N° 001-1999-ORLC/TR ha señalado que: “debido a la redacción
del artículo 40 del Decreto Ley N° 18278, han existido diversas in-
terpretaciones y criterios jurisprudenciales respecto a la posibilidad
de la anotación de un embargo durante la vigencia de un bloqueo,
como el adoptado por la Junta de Vigilancia de la ex Oficina Na-
cional de los Registros Públicos, en el Acuerdo N° 025-85-ONARP-
JV del 25 de julio de 1985, en el que se estimó, considerando fun-
damentalmente que la anotación de un embargo no tenía calidad
de inscripción sino solo de anotación preventiva y al no constituir,
ampliar o modificar derecho real alguno determinado por el Códi-
go Civil, que dicha medida cautelar no se encontraba comprendida
dentro de los supuestos de prohibición previstos en la acotada nor-
ma legal; apreciándose asimismo que en la Resolución de la Junta
de Vigilancia N° 006186-ONARP-JV del 20 febrero de 1986, tam-
bién se consideró procedente la inscripción de un embargo encon-
trándose vigente un bloqueo registral, concordado con el criterio
contenido en el acuerdo antes mencionado, y agregando además
que ‘en todo caso, el embargo y el remate judicial, bajo ninguna
circunstancia pueden perjudicar derechos que eventualmente tuvie-
ran la persona o institución a favor de la cual se anotó el bloqueo’.
Al respecto esta instancia considera conveniente señalar que no
comparte los fundamentos que motivaron tanto la expedición de la
Res. N° 006186-ONARP-JV, como el Acuerdo N° 025-85-ONARP-JV
antes indicados, puesto que la interpretación literal que en ellas se
efectúa no tiene en consideración la finalidad de protección de la
seguridad jurídica subyacente en el bloqueo registral, que debe ga-
rantizar el contraste que se ampara en sus beneficios, además de la
reserva de prioridad, la imposibilidad de ser perjudicado por actos
posteriores practicados durante su vigencia.
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(53) GONZALES BARRÓN, Gunther. “Embargo sobre bienes inmuebles no inscritos”. En: El
Peruano/Derecho. 10 de diciembre de 1996, Lima, p. b-9.
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(54) Ídem.
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(55) Ídem.
(56) GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Temas de Derecho Registral. Normas Legales, Lima, 2000,
p. 171.
(57) Ídem.
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(58) Este caso ha sido tomado del proceso seguido por Banco de Crédito del Perú con Banu S.A.
y otros sobre obligación de dar suma de dinero, Exp. N° 17202-1997- secretario: Galarza,
que gira ante el 33 Juzgado Civil de Lima.
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(59) En relación a las reglas a contemplar para la afectación de los ingresos del deudor, se reco-
mienda revisar el trabajo siguiente: LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. “Compensación y
bienes inembargables: más vale tarde que nunca”. En Diálogo con la Jurisprudencia, N° 162,
Gaceta Jurídica, Lima, 2012, pp. 79-83.
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(60) En los seguidos por el Gabinete Técnico de Cobranzas contra Martha Fonseca Heredia sobre
ejecución de garantías. Resolución del 2 de octubre de 2007 recaída en el Exp. N° 1020-07
emitida por la Tercera Sala Civil de Lima.
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(61) A continuación transcribimos algunos extractos de la sentencia para una mejor referencia de ella:
“Aparece de los antecedentes del caso que a consecuencia de la Resolución emitida con fecha 24
de febrero de 1995, en el proceso sobre beneficios sociales seguido por don Luis Carlos Vicente
Patroni Rodríguez contra la Empresa de Servicios de Protección de Ejecutivos S.R.L (Epros
S.R.L.), el Primer Juzgado de Trabajo de Lima decretó, mediante acta de embargo, instituir a la
empresa Centromín Perú S.A. como órgano de auxilio judicial, a fin de que se constituyera en
ente retenedor de los fondos que fueran de propiedad de la referida demandada.
Tras haber culminado dicho proceso, mediante sentencia favorable a la parte demandante, el
juzgado laboral ha venido requiriendo a la empresa Centromín, para que deposite el importe
de $ 35,995.33 que por mandato del juzgado se le ordenó retener. La demandada, lejos de
acatar el mandato judicial en los términos antes señalados, ha venido incumpliendo, a pesar
del requerimiento y la multa impuesta, sin que varíe su comportamiento.
Por su parte, la demandada ha pretendido sustentar su actitud en un presunto derecho sobre
los fondos depositados a consecuencia de haber interpuesto un proceso no contencioso so-
bre derecho real de retención contra Epros S.R.L, dicho argumento ha quedado totalmente
desvirtuado con lo resuelto por el Primer Juzgado Transitorio Laboral de Lima, en el que
considera que no existe ninguna afectación sobre los fondos de garantía administrados por
Centromín Perú, y menos aún adjudicación alguna a su favor.
Ante la circunstancia evidentemente sui géneris de que el demandante de la presente causa
tampoco haya podido hacer efectiva ninguna medida de embargo contra Centromín, porque
el Poder Judicial ha considerado que dicha medida solo cabe contra la parte demandada y no
contra un órgano de auxilio judicial (resolución de fojas 9, del 15 de setiembre de 1999), su
situación se torna claramente incierta y adquiere un sesgo controversial. Por un lado, la judi-
catura le da la razón y apercibe a quien es depositario del monto que le corresponde, mas no
tiene forma de hacer cumplir lo que ordena, como lo demuestran los sucesivos requerimientos
judiciales y el tiempo transcurrido hasta la fecha; por otro lado, le impide que pueda utilizar
una medida cautelar contra la entidad retenedora de tales fondos y cuyo proceder resulta a
todas luces ilegítimo.
Frente a una situación como la descrita y constreñido a la inercia de una vía judicial que
parece empeñada en sacrificar la justicia como valor, solo cabe una alternativa, y es la que
proporciona la presente vía constitucional, la que, por lo demás, no debe interpretarse como
avocamiento o interferencia en las responsabilidades propias del Poder Judicial, sino como
un instrumento legítimo de corrección efectiva frente a actos u omisiones que, como en el
caso de autos, resulten, indudablemente, inconstitucionales.
Dentro del contexto señalado, queda claro para este colegiado que lo que se ha vulnerado en
el presente caso es el derecho a la tutela judicial efectiva, reconocida en el inciso 3 del artícu-
lo 139 de la Constitución, pues conforme aparece de los actuados, es la conducta omisiva,
palmariamente maliciosa de quien se supone que debe colaborar con la justicia, lo que viene
impidiendo la ejecución efectiva de lo resuelto a favor de una persona, luego de un proceso
judicial presuntamente regular”.
295
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(62) Un aspecto crucial a superar en este tipo de comunicaciones es la evidencia que el receptor
ha recibido el mensaje que contiene el mandato judicial de retención. Cuando los hechos son
trasmitidos al proceso a través de documentos y estos tienen un soporte-papel, puede darse
la posibilidad de que la fuente y el medio concurran a la vez; por citar, una carta con sello de
recepción o un contrato cuyo contenido aparece redactado a puño y letra y además suscrito
por el propio otorgante; sin embargo, no siempre esto es así, porque la fuente y el medio
pueden estar disociados, como sería en el caso del documento electrónico. La declaración
de voluntad es trasmitida al proceso, bajo un soporte informático, el mismo que aparece
desmaterializado.
Intentando una definición de documento electrónico, podemos decir que es el soporte elec-
trónico y óptico en el cual se asientan variables de estos tipos (señales electrónicas o señales
ópticas) las que –transformadas mediante el programa apropiado por una computadora–
pueden ser comprendidas en los lenguajes convencionales, ya sea en una pantalla (monitor)
o en el papel (por la impresora).
Para Falcón, es aquel que ha sido creado sobre un ordenador, grabado en un soporte infor-
mático y que puede ser reproducido. Es un conjunto de campos magnéticos aplicados a un
soporte, de acuerdo con un determinado código. El documento electrónico no difiere en nada
de un documento común con el mismo objeto. La dificultad de conocer el contenido (que
solo puede hacerse por medio de una computadora) no difiere de un instrumento escrito en
otra lengua que la usada regularmente en determinado territorio. FALCÓN. Tratado de la
prueba. Tomo I. Astrea, Buenos Aires, 2003, p. 898.
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(63) OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FREYRE, Mario. Tratado de las Obligaciones.
Vol. XVI. Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, p. 413.
(64) LEÓN BARANDIARÁN, José. Tratado de Derecho Civil. Tomo II, pp. 282-284, citado por
OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FREYRE, Mario. Ob. cit., p. 411.
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(65) Ídem.
(66) Ídem.
(67) Ibídem, pp. 415 y 416.
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inciso 5 del artículo 662 del CPC, sin perjuicio que al finalizar su
mandato emita un informe final de todo lo ejecutado.
Además el interventor-recaudador, con la periodicidad que el
juez fije, debe poner a disposición del juzgado las cantidades recau-
dadas, con los certificados de depósito bancario por dichas sumas
(inc. 4 del art. 662 del CPC).
Como se advierte del inciso 3 del artículo 662 del CPC, el in-
terventor debe “proporcionar, de los fondos que recauda, lo nece-
sario para la actividad regular y ordinaria de lo intervenido”. La
redacción de este inciso es bastante amplia para fijar cuánto es lo
necesario para la actividad regular. Si bien la recaudación se orien-
ta a retener determinado monto establecido en el mandato caute-
lar, lo retenido no puede exceder de un determinado porcentaje a
fin de no poner en riesgo el funcionamiento de la propia empresa
y los gastos de explotación, para asegurar la generación de ingre-
sos. La norma no obliga al juez a establecer un monto de la recau-
dación dentro de un porcentaje, pero es importante que el juez lo
fije oportunamente en atención al informe que emita el recaudador
según los ingresos y egresos de la intervenida.
Tal como se aprecia del presente artículo, las obligaciones que
se asigna al interventor recaudador no tienen nada que hacer con
la administración del negocio. Como señala Podetti(70), “su misión
se concreta y concluye con la fiscalización de la caja. Si la retención
que debe hacer es total, podrá sustituir el cajero o a quien perciba
las entradas, rentas o beneficios; si es solo de una parte proporcio-
nal de las entradas brutas, fiscalizará estas y exigirá, diaria o perió-
dicamente, la entrega de la parte proporcional correspondiente; si
[se trata] de las entradas netas, su fiscalización tendrá que hacerse
extensiva a los libros y papeles, a fin de determinarlas. Pero de to-
das maneras ha de procurar no entorpecer más allá de lo indispen-
sable, la administración o parte de la administración intervenida, y
dar cuenta al juez de cualquier inconveniente o dificultad que pu-
diera presentársele en el cumplimiento de su misión”.
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esta efectúan el pago por los servicios que les brinda la ejecutada,
a través de depósitos en efectivo en las cuentas corrientes en mo-
neda nacional N° 00-5555 del Banco Buena Vida y cuenta corrien-
te en moneda extranjera N° 00-6666 de la misma institución ban-
caria; 3) En consecuencia, no he recaudado suma alguna que haya
tenido que ser consignada en el Banco de la Nación y puesto a dis-
posición del juzgado”.
A tenor del informe citado, no puede calificarse de improducti-
va la empresa, pero dicha información puede provocar la variación
de la medida a efectos de ampliar la medida a la retención de tales
depósitos, en un porcentaje determinado por el juez.
La conversión de la recaudación: una de las características de
la medida cautelar es su mutabilidad o variabilidad, esto es, que
la medida dictada puede ser modificada para lograr simetría en-
tre ella y la naturaleza, magnitud o extensión de la tutela ordena-
da. Cuando no se aprecia este equilibrio, el sistema cautelar permi-
te que cualquiera de las partes puedan buscar modificarla, a través
de la mejora, ampliación, reducción y sustitución de la ya ordena-
da medida cautelar.
En el caso del embargo en forma de intervención en recau-
dación, esa variabilidad de la medida se va a expresar en la con-
versión de la medida de recaudación a secuestro, facultad que le
corresponde solo al beneficiado con ella, a diferencia de la va-
riación, que le corresponde a cualquiera de las partes (art. 617
del CPC).
La intervención en recaudación también puede generar la con-
versión a la intervención en administración (art. 670 del CPC), de
ahí que este tipo de cautelas se califiquen como secuestro por trans-
formación cuando se califique la intervención de improductiva.
Otro supuesto de conversión encontramos en el embargo en forma
de depósito, el mismo que puede convertirse a secuestro siempre
y cuando el obligado se niegue a aceptar la designación de deposi-
tario (art. 649 del CPC). Si bien hay la posibilidad que a toda con-
versión le preceda una medida cautelar que se extingue, en aten-
ción al carácter provisorio de esta; no toda conversión supone una
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extinción, como los casos que se han citado. Señala Monroy(71) que
“la modificación (variación) de un embargo en forma de interven-
ción en información, por otro de intervención en administración, si
bien es una conversión, no supone acto extintivo alguno. En efec-
to, tanto el primer como el segundo embargo constituyen medidas
cautelares y por ello mismo como toda cautelar, se encuentran so-
metidos a los mismos requisitos de procedencia (para solicitarla), de
estabilidad (para impugnarla), de eficacia (actuación de la resolución
cautelar), etc. A su vez, ambas comparten el mismo propósito: ase-
gurar la eficacia del proceso y sobre todo comparten la misma teo-
ría que otorga entidad al instituto: la teoría cautelar. Sin embargo,
dado que el derecho no es una ciencia exacta, no podemos excluir
la existencia de zonas grises, donde las posibilidades de determinar
si un fenómeno de conversión llega a ser también uno de extinción,
resultan complejas, por ejemplo, en el Derecho Civil, los casos de
extromisión o novación subjetiva del deudor”.
La intervención en recaudación no busca afectar el normal de-
sarrollo de la empresa, todo lo contrario, lo que se pretende es que
ella siga operando para no paralizar la producción. El objetivo de
la intervención es recaudar parte de los ingresos para la ejecución
forzada y los otros para que sean destinados a la actividad ordina-
ria y regular de la empresa intervenida.
Por otro lado, para que opere la conversión de intervención a
secuestro es determinante el informe que emita el interventor recau-
dador con relación a la productividad de la empresa afectada. Recién
a partir de esa información, previo traslado del afectado, procede-
rá a la clausura del negocio, siempre que la resolución quede firme.
8.2. Embargo en forma de intervención en información
Como ya hemos dicho la intervención es una medida cautelar
en cuya virtud una persona designada por el juez, en calidad de ór-
gano de auxilio externo de este, interfiere en la actividad económi-
ca de la empresa, para asegurar la ejecución forzada o para impedir
(71) MONROY PALACIOS, Juan José. “Conversión de la medida cautelar en la fase de actuación
de la sentencia”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. N° 9, 2006, Lima, p. 247.
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(74) En un sentido amplio se puede considerar como fruto a todo rendimiento o utilidad que
produce una cosa y, por lo tanto, los frutos son un accesorio de la cosa que lo produce y
suponen un incremento de su utilidad para su titular y al mismo tiempo, una vez producidos,
adquieren sustantividad propia independiente de la cosa que los ha producido.
El artículo 890 del CC define a los frutos como los provechos renovables que produce un bien,
sin que se altere ni disminuya su sustancia. El fruto es un bien nuevo que produce otro bien;
en cambio, los productos no se reproducen. Véase el caso de las minas y canteras. Los frutos
naturales son los que provienen del bien sin intervención humana. Pertenecen al propietario del
bien embargado y se perciben cuando se recogen; por ejemplo, la lana de las ovejas. Los frutos
industriales son los que produce el bien con intervención humana. Pertenecen al productor y
se perciben cuando se obtienen, como sería el caso de la industria pesquera, que transforma
la materia prima en harina de pescado. Los frutos civiles son aquellos que se producen como
consecuencia de una relación jurídica. Pertenecen al titular del derecho y se percibe cuando
se recaudan, por ejemplo, la renta de un inmueble. El Código Civil señala que en estas dos
últimas modalidades de frutos (industriales y civiles), para el cómputo de ellos, se rebajarán
los gastos y desembolsos.
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artículo 661 del CPC que afecta los ingresos propios de una empre-
sa, sea de persona natural o jurídica.
Es importante resaltar en este tipo de medidas el carácter fruc-
tífero del bien afectado con el embargo, pues es parte del supuesto
de la existencia de una empresa productiva, situación diversa a la
que genera la conversión de recaudación a administración, que ope-
ra cuando la intervención es improductiva. Coincidimos con Aria-
no(75) cuando sostiene que el embargo puede recaer, tanto en bienes
existentes como en bienes futuros; y entre los futuros se encuen-
tran los frutos que pueda generar un bien. “Cuando estemos ante
un bien fructífero, sea que se haya embargado el bien y sus frutos
o que se hayan embargado solo los frutos del bien, el artículo 669
del CPC señala que en tales casos, el embargo implica la designa-
ción de un ‘administrador’ quien se encargará de ‘recaudar’ los fru-
tos (por ejemplo, cobrar las rentas de arrendamiento)”. A ello hay
que considerar lo regulado en el artículo 645 del CPC, que seña-
la que el embargo recae sobre el bien afectado y puede alcanzar a
sus accesorios, frutos y productos, siempre que hayan sido solicita-
dos y concedidos.
Como se aprecia, la redacción del artículo 669 del CPC está
restringida a “recaudar los frutos que produzcan”, sin embargo, la
administración judicial como medida cautelar va más allá de dicho
enunciado, “busca producir mediante el desplazamiento, total o par-
cial, del propietario, usuario o usufructuario de bienes o del admi-
nistrador, legal o contractual de los mismos, con el fin de asegurar-
los o conservarlos, mientras se esclarecen los derechos sobre ellos
o sobre la administración misma”(76). Cuando la medida cautelar se
orienta al amparo de dichos supuestos, se podría recurrir a medida
genérica (art. 629 del CPC), por superar la redacción del artículo
661 del CPC que limita a “la recaudación de los frutos que produz-
can” para una futura ejecución forzada. Véase el caso de la asocia-
ción que no tiene por finalidad evitar perjuicios económicos a la en-
tidad, sino pretende regularizar sus funciones, adecuándolas a sus
(75) ARIANO, Eugenia. “La medida cautelar de ‘administración judicial’ de sociedades”. En:
Ponencias, III Congreso Internacional de Derecho Procesal Civil. Lima, 2005, p. 365.
(76) PODETTI, Ramiro. Ob. cit., p. 244.
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(85) Véase resolución del 18 de mayo de 2006 emitida por la Primera Sala Comercial de Lima.
Exp. N° 625-2006, en los seguidos por Ana María Yolanda Cachuas Huaroto con Empresa
de Transportes Turísticos y Representaciones Nuevo Horizonte S.A.
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(86) El artículo 671 del CPC señala que el administrador está obligado, según corresponda al bien
o empresa, a:
1. Gerenciar la empresa embargada, con sujeción a su objeto social;
2. Realizar los gastos ordinarios y los de conservación;
3. Cumplir con las obligaciones laborales que correspondan;
4. Pagar tributos y demás obligaciones legales;
5. Formular los balances y las declaraciones juradas dispuestas por ley;
6. Proporcionar al juez la información que este exija, agregando las observaciones sobre su
gestión;
7. Poner a disposición del juzgado las utilidades o frutos obtenidos; y,
8. Las demás señaladas por este Código y por la ley.
(87) PODETTI, Ramiro. Ob. cit., p. 96.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
(90) Artículo 672.- “El secretario interviniente redactará el acta de conversión en presencia del
afectado, notificándolo con el auto respectivo. Asimismo, le expresará la forma y alcances de
la nueva medida, y pondrá al administrador en posesión del cargo. El acta incluirá un nuevo
inventario de los bienes y archivos existentes al momento de la ejecución. Si el intervenido
se niega a firmar, dejará constancia de su negativa.
Al asumir el cargo el órgano de auxilio judicial, cesan automáticamente en sus funciones los
órganos directivos y ejecutivos de la empresa intervenida”.
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(94) ALSINA, Hugo. Tratado teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial. Ob. cit., p. 517.
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(95) Ídem.
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(96) A pesar de lo expuesto líneas arriba, encontramos en la casuística judicial de nuestro país,
que no necesariamente las anotaciones de la demanda, asumen un rol de publicitar los efec-
tos del futuro impacto en el registro; todo lo contrario, se anotan litigios, más con un fin
preventivo frente a futuras ejecuciones, de tal manera que los derechos preferentes inscritos
no se afecten por el desconocimiento de la existencia del litigio en curso. En ese sentido
léase el pronunciamiento recaído en el caso Pesquera San Fermín S.A. La Sala Comercial de
Lima ha señalado que “Uno de los requisitos para toda medida cautelar es la advertencia por
el juez de un peligro en la demora del proceso; que este requisito contiene una condición
relativa a la acreditación de la necesidad del dictado de la decisión preventiva, por la demora
natural del proceso y/o por la existencia de situaciones que podrían generar la alteración o
desaparición de la realidad existente al momento del pedido. Si la solicitante ha invocado
y probado que la nave hipotecada a su favor tiene otros gravámenes, de modo tal que ello
abre la posibilidad del inicio de otros procesos judiciales en los que se pretenda y obtenga la
ejecución del mismo bien, sin conocimiento de la aquí ejecutante, con las consecuencias que
emergen del artículo 739 del CPC, y a pesar de la previsión contenida en el artículo 690 del
CPC, no podemos negar que, eventualmente, esta disposición procesal pueda ser inobservada
por el órgano jurisdiccional, por diversos motivos que no son del caso analizar, por lo que
la medida de anotación de demanda resulta coherente con la intención de protección del
derecho que invoca la peticionante; pero debe entenderse que la cautela a concederse solo
sirve para garantizar los derechos que otorga el rango del gravamen real del que es titular
la peticionante (segundo rango) sin desvirtuar el derecho que pudieran tener los titulares de
otros gravámenes de mejor rango que el de ella.
Ver resolución de fecha 9 de junio de 2005, emitida por la Sala Comercial de Lima, en el Exp.
N° 127-2005, en los seguidos por Empresa Pesquera San Fermín S.A. con Pesquera Nathaly
S.A.C. y otras sobre ejecución de garantía (cuaderno de medida cautelar dentro del proceso).
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
es la afectación del bien del presunto obligado por una cantidad de-
terminada para una futura ejecución forzada.
Cuando se inicia un proceso de desalojo contra un propietario,
quien no obstante de haber vendido el bien se niega a entregar la
posesión de este, cabe la anotación de la demanda de desalojo por
el nuevo adquiriente (quien todavía no ha inscrito la transferencia
en Registros) para evitar los efectos de futuros contratos de alqui-
ler que se quisiera forzar sobre el inmueble. En igual sentido debe
procederse a la anotación cuando se trate de pretensiones relativas
a la adquisición de la propiedad por prescripción adquisitiva o en
el caso de otorgamiento de escritura, dirigida contra el vendedor
registral. Como se aprecia, a través de esta cautela se pretende pro-
teger los derechos que pudieran corresponder al actor, a través de
la advertencia dirigida a todo aquel que se disponga a adquirir un
bien (registrable), o a recibir algún derecho real sobre este, de que
pesa sobre él una litispendencia que podría modificar su situación
registral. Ramírez(97) reflexiona sobre los efectos que tiene esta me-
dida frente al adquiriente o al que grava el bien en litigio, como la
hipoteca o la prenda. Se pregunta, ¿qué sucede con los embargan-
tes posteriores? ¿La anotación de la litis tiene preferencia frente a
estos? Consideramos –dice Ramírez– que debe hacerse valer tal pre-
ferencia, pues la anotación de la litis produce un bloqueo registral
respecto al bien en cuestión; con ella se pretende asegurar el resul-
tado de una sentencia favorable, que podrá ser fácilmente burlado
si los acreedores del accionado (simulados o no) trabaran embargos
sobre la cosa litigiosa y la sacaran a la venta. Si no se da ese efecto
a la anotación de la litis, debe ser considerado letra muerta porque
si se exigen los mismos recaudos que para la traba de un embargo
preventivo, los actores se decidirán por este último, que da prela-
ción sobre los embargos posteriores.
En cuanto a los presupuestos para esta medida tenemos los si-
guientes: a) la interposición de una demanda previa, esto es, se re-
quiere de un proceso como presupuesto genérico para la proce-
dencia de la medida perseguida; b) la verosimilitud en el derecho,
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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(98) Monroy esboza una clasificación de las medidas cautelares, en atención a la semejanza o di-
ferencia que pueda existir entre la pretensión principal y el contenido de la medida cautelar
y las cataloga en medidas coincidentes y no coincidentes. Afirma que en el Perú, el Código
Procesal Civil tiene regulada la medida coincidente con el nombre medida temporal sobre el
fondo. La identidad que pudiera existir entre los efectos de la medida cautelar coincidente y la
sentencia del proceso principal no es de carácter jurídico. Lo que en realidad hace la cautelar
coincidente es establecer una coincidencia práctica, entre lo que se ejecuta y los efectos de lo
pedido. MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso ordinario a la tutela diferenciada”.
En: La tutela procesal de los derechos. Palestra, Lima, 2004, p. 85.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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(99) VARGAS, Luis. “Teoría general de los procesos urgentes”. En: Medidas autosatisfactivas.
Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2002, p. 88.
(100) MORELLO, Augusto M. Anticipación de la tutela, ed. Platense, La Plata, 1996, pp. 42-43.
(101) CARBONE, Carlos. “Noción de la tutela jurisdiccional diferenciada para reformular la teoría
general de la llamada tutela anticipatoria y de los procesos urgentes” En: Sentencia anticipada
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(104) Ídem.
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(105) CARBONE, Carlos Alberto. “Los despachos interinos de fondo. Análisis de sus presupuestos:
la noción de certeza suficiente, la exigencia de la urgencia y la irreparabilidad del perjuicio”.
En: Sentencia anticipada (despachos interinos de fondo). Peyrano (director), Rubinzal-Culzoni
editores, Buenos Aires, 2000, p. 96.
(106) Ibídem, p. 139.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
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de accidentes de trabajo respecto del personal que desarrollaba sus tareas en la empresa Grafi
Graf SRL. 9. Que, ante tales afirmaciones, la alzada no podía desentenderse del tratamiento
concreto de las alegaciones formuladas so pena de incurrir en prejuzgamiento, pues ciertas
ocasiones como ocurre en la medida de no innovar y en la medida cautelar innovativa existen
fundamentos de hecho y de Derecho que imponen al tribunal expedirse provisionalmente sobre
la índole de la petición formulada, estudio que era particularmente necesario en el sublitis
en razón de que el recurrente pretendía reparar –mediante esa vía– un agravio causado a la
integridad física y psíquica tutelada por el artículo 5, inciso 10, de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. 10. Que ello resulta así pues es de la esencia de esos institutos
procesales de orden excepcional enfocar sus proyecciones –en tanto dure el litigio– sobre el
fondo mismo de la controversia, ya sea para impedir un acto o para llevarlo a cabo, porque
dichas medidas precautorias se encuentran enderezadas a evitar la producción de perjuicios
que se podrían producir en caso de inactividad del magistrado y podrían tomarse de muy
dificultosa o imposible reparación en la oportunidad del dictado de la sentencia definitiva.
11. Que, de considerarse admisible el único sustento dado por el a quo, la medida cautelar
innovativa se convertiría en una mera apariencia jurídica sin sustento alguno real en las
concretas circunstancias de la causa, habida cuenta de que toda presentación en tal carácter
se enfrentaría con el valladar del eventual prejuzgamiento del tribunal como impedimento
para la hipotética resolución favorable al peticionario. 12. Que el mencionado anticipo de
jurisdicción que incumbe a los tribunales en el examen de ese tipo de medidas cautelares, no
importa una decisión definitiva sobre la pretensión concreta del demandante y lleva ínsita una
evaluación del peligro de permanencia en la situación actual a fin de habilitar una resolución
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Modos de afectación de la tutela cautelar
aún, que se hace inaudita pars, esto es, bajo la visión que expresa
la parte solicitante de la medida. Lo excepcional está reforzado por
ausencia del contradictorio, pues hay justificantes de urgencia y de
eficacia que llevan a postergar este; además el viejo aforismo que
dice: “sin título no hay ejecución”, no opera en este tipo de medi-
das, pues a pesar que no hay materialmente ningún título se ejecu-
ta la medida como si realmente existiera.
Para algunos autores, este tipo de medidas constituyen un cuer-
po extraño, difícil de encajar en el sistema de medidas cautelares,
hasta el punto que parte de la doctrina no acepta que tengan esa na-
turaleza y propone incluso una diferente denominación a la caute-
lar. Sostienen que debe mantenerse un criterio restrictivo en cuan-
to a la aplicación de esta medida, justificándolas como cautelares si
concurre en ellas la instrumentalidad que las vincula a un proceso
principal, porque esto impide conceptuarlas como procesos “suma-
rios autónomos”, que sería la otra técnica disponible para el legisla-
dor cuando estime necesario una tutela urgente. Esta medida ope-
ra en nuestro sistema procesal de manera excepcional, pues se trata
de anticipar los efectos del derecho que se busca satisfacer, sin que
aún exista sentencia. La satisfacción que anticipa aquella declara-
ción es más fáctica que jurídica, pero ella es solo interina y está su-
jeta a la revocación. De todas maneras, dado el grado de cognición
exigido, que será sin dudas excepcional, y por el cual el demanda-
do queda en una situación similar a la que le causaría la sentencia
de mérito, encierra una declaración de derecho más que provisoria,
interina; esto significa una declaración de derecho, no de la certe-
za definitiva sino interina.
Si el juez acepta el despacho de la medida temporal sobre el
fondo, se habrá pronunciado a favor del derecho invocado (al que
deberá considerar por lo menos probable) anticipándose a emi-
tir una decisión sobre el derecho en disputa en la causa principal,
que concilie –según el grado de verosimilitud– los probados intereses de aquel y el derecho
constitucional de defensa del demandado. 13. Que, en tales condiciones, y sin perjuicio de
señalar que lo expresado no implica decidir concretamente sobre la procedencia del reclamo
formulado por el actor, corresponde declarar procedente el recurso extraordinario, pues
media relación directa e inmediata entre lo resuelto y las garantías constitucionales que se
dicen vulneradas (art. 15, Ley N° 48)”.
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(108) CARBONE, Carlos Alberto. “Los despachos interinos de fondo. Análisis de sus presupuestos:
la noción de certeza suficiente, la exigencia de la urgencia y l a irreparabilidad del perjuicio”.
Ob. cit., p. 95.
348
Modos de afectación de la tutela cautelar
tos estados civiles de las personas, divorcio, filiación, etc; las preten-
siones ligadas a la circulación de títulos valores cuando tal estado se
haya acreditado fehacientemente, por cuanto de desestimarse luego
la pretensión (y de hecho su anticipo) la situación no podrá retro-
traerse, quedando solo la posibilidad de la indemnización pero no
la de reposición de las cosas a su estado anterior, habiendo afecta-
do los intereses de terceros que no podrán verse perjudicados por
tal adelantamiento jurisdiccional (...)”.
La doctrina brasileña señala que en la mayor parte de las hipó-
tesis encuadrables en el artículo 273 del Código do Proceso del Bra-
sil hay un cierto riesgo para la reversibilidad, específicamente en los
casos de obligaciones in natura. Se sostiene que el requisito de “irre-
versibilidad” debe ser relativizado so pena de quedar eliminado, casi
por completo, el propio instituto de la anticipación. “Siempre que
haya una confrontación entre un riesgo de daño irreparable para el
derecho del actor y un riesgo de irreversibilidad de la medida anti-
cipatoria, deberá el juez formular la debida ponderación entre los
bienes jurídicos en conflicto, para lo que tendrá especialmente en
cuenta la relevancia de los fundamentos que a cada uno de ellos les
da soporte, haciendo prevalecer la posición con mayor chance de
verse consagrada vencedora al final del proceso. Así, en los casos
en que el derecho afirmado por el actor sea de manifiesta verosimi-
litud y que sea igualmente claro el riesgo de su daño inminente, no
tendría sentido sacrificarlo en nombre de una posible, pero impro-
bable, situación de irreversibilidad. En contrapartida, por ejemplo,
es perfectamente viable que se imponga al actor, beneficiado por la
anticipación, la prestación de una contracautela que asegure, por lo
menos, una eventual indemnización de daños”(109).
Sobre la base de lo expuesto es que entendemos que también en
nuestro contexto hay que relativizar los alcances del término irre-
versibilidad pues hay contracautela para asegurar los eventuales re-
sarcimientos indemnizatorios sucedáneos ante la demostración de
que la o las medidas emergentes de la tutela anticipada ocasionaron
(109) VARGAS, Abraham Luis. “Tutela anticipatoria”. En: Sentencia anticipada (despachos inte-
rinos de fondo). Jorge Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000,
pp. 577 y 578.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
(110) CARBONE, Carlos Alberto. “Los despachos interinos de fondo. Análisis de sus presupuestos:
la noción de certeza suficiente, la exigencia de la urgencia y la irreparabilidad del perjuicio”.
Ob. cit., p. 99.
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(111) RANKIN, Silvia Adriana y PECCHINENDA, Maria Gabriela. “Cosa juzgada y efectos de la
caducidad del proceso en las sentencias anticipatorias”. En: Sentencia Anticipada (despachos
interinos de fondo). Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000,
p. 338.
352
Modos de afectación de la tutela cautelar
(112) DOS SANTOS BEDAQUE, José Roberto. Efectividad del proceso y técnica procesal. Traducción
de Juan Monroy y Christian Delgado. Biblioteca de Derecho Procesal Nº 14, Comunitas,
Lima, 2010, p. 69.
(113) CARBONE, Carlos Alberto. “Los despachos interinos de fondo”. Ob. cit., p. 94.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(114) EGUREN, María Carolina. “La jurisdicción oportuna”. En: Sentencia anticipada (despachos
interinos de fondo). Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000,
pp. 300 y 301.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
(115) CAVANI, Renzo. Todavía sobre tutela cautelar, tutela satisfactiva anticipada y técnica antici-
patoria. Blog: <http://afojascero.wordpress.com>.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
proceso sumarísimo, en los artículos del 560 al 572 del CPC. Dos
son los presupuestos que permiten el amparo a los alimentos: un
estado de necesidad de quien los pide y la posibilidad económica
de quien debe prestarlos.
El juez señalará el monto de la asignación que el obligado ha
de pagar por mensualidades adelantadas. Para fijar ese monto ten-
drá como referencia estos dos supuestos, los cuales serán confirma-
dos luego en la sentencia final: el acreedor alimentista debe hallar-
se en estado de necesidad y el deudor alimentario en la posibilidad
de acudir con los alimentos o, como señala Cornejo Chávez(116), en
la posibilidad de ganar más de lo que actualmente gane.
Uno de los supuestos que tenemos que manejar para admitir la
medida anticipada en alimentos es que los peticionantes, sea “cónyu-
ge o hijos menores, demuestren una indubitable relación familiar”.
En el caso de los hijos, esta relación inequívoca se verá satisfecha
con la partida de nacimiento en la que aparece el reconocimien-
to de paternidad o maternidad de la parte obligada; en el caso de
la cónyuge, con la partida del matrimonio civil actualizada que de-
muestre la vigencia del vínculo conyugal. La presunción que opera
en la filiación hace que a los hijos nacidos dentro del matrimonio
se les atribuya la condición de hijos del cónyuge. En los supuestos
enunciados aparece acreditado el vínculo indubitable de la relación
familiar, situación que no operaría en las pretensiones de hijos ali-
mentistas, en la cual se tendrá que esperar la sentencia firme para
poder exigir la ejecución del derecho a los alimentos.
Véase que dichos supuestos son restrictivos en dos aspectos: a
la relación familiar ineludiblemente probada y a la edad de los hi-
jos, esto es, que sean menores de edad, no ocupándose de los hijos
mayores de edad que sigan estudios con éxito o por los hijos ma-
yores con incapacidad manifiesta y por los ascendientes. La expo-
sición de motivos del Proyecto de Ley N° 537/2006-CR consideró
que un hijo mayor, que cursa estudios superiores con éxito, estaría
inhabilitado de solicitar pensión anticipada de alimentos durante
(116) CORNEJO CHÁVEZ, Héctor. Derecho Familiar peruano. 10ª edición. Gaceta Jurídica, Lima,
1999, p. 578.
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Modos de afectación de la tutela cautelar
(117) El fallo fue publicado en la Revista de Derecho de Familia de Lexis Nexis, N° 26, p. 182, acer-
tadamente concluye, en que la obligación alimentaria respecto de los hijos menores comienza
en el momento de la concepción en el seno materno, o fuera de él; la titularidad de la patria
potestad existe aun sin que medie reconocimiento; la titularidad no deriva de la ley, sino que
esta se limita a constatarla como preexistente; existe una facultad autónoma y primigenia del
concebido que le posibilita exigir la prestación alimentaria por ambos padres; del plexo de los
artículos 18 de la CDN y 265, 267 y 271 del CC surge que la obligación de prestar alimentos
al menor pesa sobre amos padres. PETTIGIANI, Eduardo Julio. “El suministro de alimentos a
la mujer embarazada”. En: Revista de Derecho de Familia. N° 13, Ed. Abeledo-Perrot, p. 85.
361
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(118) Un ejemplo del tema en comentario recoge el siguiente trabajo: “En un juicio de reclamación
de estado la actora, como medida cautelar innovativa, juntamente con la demanda, solicitó
el despacho de los alimentos provisorios para la presunta hija, invocando una situación de
urgencia (sus carencias económicas y la enfermedad de la niña).
El juzgado, previo a resolver, dispuso –también por pedido de parte– dos medidas: el
análisis de sangre de la menor y de su presunto padre, pero solamente para determinar si
este está excluido o incluido en la posibilidad de ser el progenitor de aquella, y un examen
antropomórfico, para constatar los parecidos físicos entre ambos, a efectuar por el médico
de tribunales. Se le advirtió al demandado al notificarlo que en caso de incomparecencia a
cualquiera de las dos pruebas, se iban a fijar alimentos provisorios a su cargo y en favor del
menor. El actuado se sometió al análisis de sangre (el que lo dejó incluido en la factibilidad
de paternidad) no asistiendo al examen antropomórfico, pese al apercibimiento judicial. En
primera instancia –luego de trabada la litis– se fijaron finalmente los alimentos provisorios,
los que fueron confirmados por el fallo que aquí traigo”. Tribunal: Cámara de Apelaciones
de Concordia, Sala Civil y Comercial III. Fecha: 30/09/2003. Partes: Villalba, Claudia C. c.
Durantini <www.villaverde.com.ar/.../File/.../fallo-concordia-2003-anotado.doc>.
(119) Una corriente jurisprudencial y doctrinaria de la que participan, entre otros, el mismísimo
Peyrano y Aída Kemelmajer, quienes coinciden que se trata de un anticipo de tutela. En doctrina
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(120) Artículo 677.- “Cuando la pretensión principal versa sobre separación, divorcio, patria potes-
tad, régimen de visitas, entrega de menor, tutela y curatela, procede la ejecución anticipada
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(121) Definición propuesta por la Recomendación R 85-A del Comité de Ministros del Consejo
de Europa del 26 de marzo de 1985, citada por KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aida. “La
medida autosatisfactiva: instrumento eficaz para mitigar los efectos de la violencia intrafami-
liar”. En: Medidas autosatisfactivas. Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos
Aires, 2002, p. 436.
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(126) Sostiene el Pleno Jurisdiccional citado que la base legal, además del artículo 677 del CPC,
se encuentra en el marco internacional e interamericano, como son la Convención Interna-
cional para la eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, Cedaw, así
como la Convención Interamericana para la Protección de la Mujer en casos de Violencia o
Convención de Belem do Pará.
(127) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aida. “La medida autosatisfactiva: instrumento eficaz para
mitigar los efectos de la violencia intrafamiliar”. Ob. cit., p. 436.
(128) Artículo 680: “En cualquier estado del proceso el juez puede autorizar, a solicitud de cualquiera
de los cónyuges, que vivan en domicilios separados, así como la directa administración por
cada uno de ellos de los bienes que conforman la sociedad conyugal”.
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(129) DUTTO, Ricardo J. “La medida autosatisfactiva en el proceso de familia”. En: Medidas au-
tosatisfactivas. Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2002, p. 471.
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que cada uno administre los bienes de la sociedad, medidas sobre las
que el juez se pronunciará al momento de la disolución del vínculo.
La separación provisional de los cónyuges es la única medida
cautelar verdadera, no solo por su provisionalidad e instrumenta-
ción en función de un proceso principal, sino porque anticipa en
alguna medida la ejecución de la sentencia que ha de recaer en el
proceso de separación y divorcio.
Mediante la separación de los cónyuges se autoriza a que estos
vivan en domicilios separados. Allí cesa la presunción de conviven-
cia conyugal. Nótese que aunque la norma no lo precise, el juez de-
terminará la separación teniendo en cuenta cuál de los cónyuges ha
de continuar en el uso de la vivienda familiar y, asimismo, previo
inventario, los bienes y objetos que se ha de llevar el otro cónyuge.
Por otro lado, el juez puede autorizar la directa administración
por cada uno de ellos de los bienes que conforman la sociedad con-
yugal. Dichos bienes, previo inventario, se entregan a uno u otro
cónyuge, así como las reglas que deban observar en la administra-
ción y disposición, así como en la obligatoria rendición de cuentas
sobre los bienes comunes o parte de ellos que reciban y los que ad-
quieran en lo sucesivo.
2.3. En la copropiedad
Estamos ante la administración como expresión de la tutela cau-
telar anticipada, pero derivada del procedimiento no contencioso
sobre administración judicial en la que se consagran dos supuestos:
el nombramiento y la remoción de administradores de bienes por
mandato judicial. Dicha designación aparece regulada en el artícu-
lo 769 del CPC como un proceso no contencioso.
El administrador judicial es la persona designada por el juez
para administrar un bien particular o un patrimonio a falta de pa-
dres, tutor o curador, y en los casos de ausencia o de copropiedad.
Ello resulta coherente, por ejemplo, frente al riesgo de que duran-
te el lapso que transcurre entre la muerte del causante y el acto de
la administración judicial que se demanda los bienes sufran dismi-
nuciones o deterioros, o exista necesidad de que las actividades o
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Modos de afectación de la tutela cautelar
(132) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Ob. cit., p. 226.
(133) ARIANO, Eugenia. “La medida cautelar de administración judicial de sociedades”. Ob. cit.,
p. 366.
373
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(134) Artículo 678.- “En los procesos sobre nombramiento y remoción de administradores de bie-
nes, procede la ejecución anticipada de la futura decisión final a efecto de evitar un perjuicio
irreparable”.
(135) ARIANO, Eugenia. Ob. cit., p. 368.
(136) Ibídem, 369.
374
Modos de afectación de la tutela cautelar
(137) Ídem.
(138) Carbone, sobre el desalojo anticipatorio, lo califica como decisiones judiciales no permanentes,
puesto que no son sentencias, siendo conveniente diferenciarlas de estas, y lo de interinidad
sobre el fondo, refleja sus diferencias con las medidas cautelares que tienden a asegurar el
resultado práctico de la sentencia, en una relación exógena con la misma y también porque las
medidas precautorias son provisorias mientras que la interinidad de estos despachos revela una
permanencia más estable en el tiempo y presenta al referirse al fondo una relación endógena
con el tema a decidir. CARBONE, Carlos Alberto. “El desahucio interinal en la legislación
argentina. Juicio de desalojo”. Ob. cit., p. 516.
(139) Como expresamente lo señala el artículo 679 del CPC, “en los procesos de desalojo por ven-
cimiento del plazo del contrato o por otro título que obligue la entrega, procede la ejecución
anticipada de la futura decisión final, cuando el demandante acredite indubitablemente el
derecho a la restitución pretendida y el abandono del bien”.
375
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Modos de afectación de la tutela cautelar
(140) Resolución de fecha 21 de julio de 2007, recaída en el Exp. N° 1244-2006, en los seguidos
por el Cofide con Sakata ingenieros sobre obligación de dar suma de dinero.
377
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Modos de afectación de la tutela cautelar
del objeto de la medida que acoge el artículo 674 del CPC, cual es
anticipar los efectos del derecho que se busca, pero sustentado en
dos elementos fundamentales: la casi certeza del derecho y la ne-
cesidad impostergable del que la pide. Bajo dicho marco normati-
vo se debe amparar la medida temporal sobre el fondo, en preten-
siones de desalojo proveniente de una relación de arrendamiento,
en la que el demandado venga ocupando el inmueble y a la vez in-
cumpla con el pago de la renta. Con estas medidas se lograría ma-
yor efectividad en las respuestas judiciales, reduciendo la actividad
procesal y los gastos que ella implica, tanto para la actividad estatal
como para los sujetos involucrados en ella. Con ello se evitaría la
posibilidad de la autojusticia por el actor y el ejercicio abusivo del
demandado de permanecer en el inmueble sin pagar la renta, du-
rante toda la secuela del proceso.
Cuando se obtiene tutela anticipatoria en materia de desalojo,
por alegar que el bien se encuentra abandonado, el juez accede a di-
cha medida y anticipa los efectos de la decisión final; sin embargo,
la parte beneficiada con la medida pierde el interés en continuar con
el proceso, precisamente porque ha satisfecho su interés, cual es, re-
cuperar la posesión del bien. Ante la inercia del proceso en la que se
dictó la tutela anticipada, de ministración de la posesión; Rankin y
Pecchinenda(141) se preguntan ¿qué efectos tendría la caducidad del
proceso sobre la sentencia anticipatoria dictada? Una respuesta que
intentan es asumir la consolidación de la sentencia anticipatoria, la
cual adquiriría el carácter de cosa juzgada material, para lo cual es-
grimen las razones siguientes: 1) no está la caducidad (abandono de
la instancia) por desidia de las partes sino por falta de interés legíti-
mo de continuar con el litigio, ello comprensible, pues se ha satisfe-
cho el interés que buscaba alcanzar, como es, lograr la desocupación
del bien; 2) recurriendo al principio de economía procesal, se debe
evitar retrotraer las cosas al estado anterior, pues si se obliga a las
partes a continuar en el pleito ocasionaría mayores gastos (honora-
rios, notificaciones, etc.) contrarios al principio ya mencionado; 3)
invocando el principio de seguridad jurídica se dice que si hubo en
(141) RANKIN, Silvia Adriana y PECCHINENDA, Maria Gabriela. “Cosa juzgada y efectos de la
caducidad del proceso en las sentencias anticipatorias”. En: Sentencia anticipada (despachos
interinos de fondo). Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000, p. 340.
379
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
el ánimo del juzgador certeza suficiente como para otorgar una sen-
tencia anticipada, esa certeza que roza con la sentencia definitiva, no
se encuentra razones de peso para que aquella se deje sin efecto al
no proseguirse la causa; 4) obligar al actor a proseguir con el litigio
pese a no tener interés en su continuación importa darle al proceso
un fin en sí mismo y no el de servir de medio para la realización del
derecho de las partes. En esa línea, las autoras dicen que Calaman-
drei reconoció que la necesidad de servirse del proceso para obte-
ner la razón, no debe volverse en contra de quien la tiene, y basán-
donos en este principio ellas consideran que no se debe obligar a la
actora a soportar la carga de continuar con el proceso, con la única
finalidad que la sentencia anticipatoria no caduque, pues el interés
ya ha sido satisfecho; esto obligaría a que se tenga que hacer activi-
dad procesal “inoficiosa” hasta la sentencia final.
2.5. En el despojo
El solo hecho de tener la posesión fáctica permite su defensa a
través de los interdictos de retener y de recobrar, al margen de su
condición de ser poseedor legítimo o ilegítimo. Los interdictos no
constituyen acciones reales ni posesorias, sino remedios policiales
urgentes y sumarios en favor, verbigracia, de quien tiene la pose-
sión, tendientes a restablecer al estado anterior e instituidos para
que nadie zanje sus conflictos por propia mano. La urgencia de es-
tos procesos no es óbice para el dictado de medidas cautelares, e in-
cluso ello aparece autorizado en forma expresa en el artículo 681
del CPC para los interdictos, a pesar de la celeridad impresa a ese
procedimiento (procedimiento sumarísimo), pues dicha nota no ex-
cluye necesariamente la presencia de otras alternativas que pueden
incidir en o contra la eficacia de lo resuelto. El texto del artículo
681 del CPC hace referencia precisamente a este mecanismo de de-
fensa, sin embargo, debemos señalar que para nuestro ordenamiento
jurídico no solo a través de los interdictos se defiende la posesión,
sino que también concurren las acciones posesorias. Como dice el
artículo 921 del CC: “Todo poseedor de muebles inscritos y de in-
muebles puede utilizar las acciones posesorias y los interdictos. Si
su posesión es de más de un año puede rechazar los interdictos que
se promuevan contra él”.
380
Modos de afectación de la tutela cautelar
(142) TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Derechos Reales. Tomo I. Idemsa, Lima, 2006, p. 447.
381
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
382
Modos de afectación de la tutela cautelar
(144) BORDA, Guillermo. Tratado de Derecho Civil. Tomo I, Derechos Reales, Buenos Aires,
1984, p. 197, citado por TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Ob. cit., p. 465.
383
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
V. MEDIDAS INNOVATIVAS
1. Ideas preliminares
Las medidas cautelares que el Código Procesal regula, las pode-
mos presentar bajo dos grandes líneas de tutela. Las destinadas a un
proceso cautelar “conservativo” que busca mantener o inmovilizar
una situación de hecho para impedir los cambios de la misma que
pudieran frustrar después el resultado práctico del proceso princi-
pal; y la destinada a regular un proceso cautelar “innovativo”, que
consiste en afirmar que se comprometería el resultado del proce-
so principal si, desde el principio, no se dispusiera un determinado
cambio en el estado de hecho y se presenta como la modificación
anticipada de una situación jurídica. Tanto la medida temporal so-
bre el fondo y la medida innovativa se ubican en este grupo de tu-
tela, que se orienta a provocar un cambio de la situación existente,
cuya alteración vaya a ser o sea ya el sustento de la demanda, de ahí
que los efectos en este tipo de tutelas no son asegurativos sino an-
ticipatorios de los efectos de la decisión final.
Para nuestra legislación, la medida cautelar asegurativa y la in-
novativa presentan semejanzas, como su tramitación inaudita pars y
el otorgamiento de contracautela para su procedencia. En las caute-
lares, solo basta con la mera verosimilitud del derecho. En las anti-
cipatorias, una fuerte probabilidad, casi una certeza de estar asisti-
do por el derecho que se invoca. En ambas medidas, su tramitación
es rápida y despejada de incidencias, a fin de lograr un sistema más
ágil y eficaz, sin estar atado a un excesivo garantismo, lo cual no
significa que no deba tener su presencia pero limitado y analizado
en cada caso en particular.
En este acápite vamos a abordar a las medidas innovativas, la
que podríamos catalogarla como una medida audaz, porque sin
mediar sentencia se ordena que “alguien haga o deje de hacer algo
384
Modos de afectación de la tutela cautelar
(145) PEYRANO, Jorge. La medida cautelar innovativa. Depalma, Buenos Aires, 1981, p. 21.
(146) Peyrano ha desarrollado el concepto sobre la “irreparabilidad” del daño infligido por la
situación de hecho o de derecho que se pretende innovar. (conf. PEYRANO, Jorge Walter.
“Recepción de la medida innovativa en sede jurisdiccional”, JA, 1977-III-63), PEYRANO,
Jorge Walter. “En defensa de la medida cautelar innovativa”, JA, 1978-II-641, PEYRANO,
Jorge Walter. “Nuevos Perfiles de la medida cautelar innovativa”, JA, 1979-1-850, PEYRA-
NO, Jorge Walter, “La demanda de amparo. La suspensión de los efectos del acto lesivo y la
medida cautelar innovativa” (La Ley, 1985-D, 16). De los Santos, Mabel. “La medida cautelar
innovativa y el anticipo de la sentencia: Su ubicación entre los llamados “procesos urgentes”.
JA 1996I633. Archivo enviado desde LexisNexisOnLine. 19/12/2007 Doctrina PP.zip 3_1554.
txt. Citar Lexis N° 0003/001554.
(147) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Ob. cit. p. 188.
(148) REIMUNDÍN, Ricardo. Prohibición de innovar como medida cautelar. Astrea, Buenos Aires,
1979, p. 98.
385
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
386
Modos de afectación de la tutela cautelar
387
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
388
Modos de afectación de la tutela cautelar
(151) Artículo 682.- “Ante la inminencia de un perjuicio irreparable, puede el juez dictar medidas
destinadas a reponer un estado de hecho o de derecho cuya alteración vaya a ser o es el
sustento de la demanda. Esta medida es excepcional por lo que solo se concederá cuando no
resulte aplicable otra prevista en la ley”.
389
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(152) Véase el caso expuesto y comentado en: PEYRANO, Jorge y CHIAPPINI, Julio. El proceso
atípico. Tercera parte. Editorial Universidad, Buenos Aires, 1985, pp. 105-121.
(153) Ibídem, p. 119.
390
Modos de afectación de la tutela cautelar
(154) PEYRANO Jorge, Medida cautelar innovativa. Ob. cit. pp. 56 y 57.
(155) El texto de la ejecutoria aparece publicada en: LEDESMA, Marianella. Jurisprudencia actual.
Tomo IV. Gaceta Jurídica, Lima, 2001, pp. 560-561.
391
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
392
Modos de afectación de la tutela cautelar
(159) Ídem.
393
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
394
Modos de afectación de la tutela cautelar
2.1. En la interdicción
El texto del artículo 683 del CPC(160) hace referencia a la inter-
dicción civil como el estado de una persona natural a quien judicial-
mente se ha declarado incapaz, privándola de ciertos derechos por
causa prevista en la ley. A través de un procedimiento sumarísimo,
se pide a la jurisdicción constate la incapacidad relativa o absoluta
de las personas para el ejercicio de sus derechos civiles. Dicha de-
claración procede en los supuestos de los incisos 2 y 3 del artículo
43 e incisos 2 al 7 del artículo 44 del CC.
La incapacidad de ejercicio da lugar al procedimiento de de-
claración judicial de interdicción que culmina con el nombramien-
to de un curador civil. El artículo 571 del CC fija algunos criterios
objetivos que debe observar el juez para la designación del curador
y el artículo 581 del CC prescribe que el juez, al declarar la inter-
dicción, debe fijar la extensión y límites de la curatela según el gra-
do de incapacidad de la persona.
La demanda se dirige contra la persona cuya interdicción se
pide, así como con aquellas que teniendo derecho a solicitarla no
lo hubieran hecho. Tiene como fin salvaguardar la salud del propio
interesado, de sus familiares, vecinos o público en general que pu-
dieran sufrir las consecuencias de actos de aquel. La procedencia y
demás particularidades de ella están reguladas en los artículos 581
al 584 del CPC.
En el proceso de interdicción, el juez a pedido de parte o ex-
cepcionalmente de oficio, puede dictar medida cautelar que exija la
naturaleza y alcances de la situación presentada. La medida cautelar
de “oficio” es una excepción que se justifica no solo por un interés
público que proteger, sino por la integridad física y mental del pre-
sunto interdicto que se debe atender de manera urgente.
(160) Artículo 683.- “El juez, a petición de parte, o excepcionalmente de oficio, puede dictar en el
proceso de interdicción la medida cautelar que exija la naturaleza y alcances de la situación
presentada”.
395
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(161) PEYRANO, Jorge. Medida cautelar innovativa. Ob. cit. pp. 29-30.
396
Modos de afectación de la tutela cautelar
397
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398
Modos de afectación de la tutela cautelar
(163) Artículo 684.- “Cuando la demanda persigue la demolición de una obra en ejecución que
daña la propiedad o la posesión del demandante, puede el juez disponer la paralización de
los trabajos de edificación. Igualmente puede ordenar las medidas de seguridad tendientes a
evitar el daño que pudiera causar la caída de un bien en ruina o en situación de inestabilidad”.
(164) TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Ob. cit., p. 477.
(165) Ibídem, p. 476.
399
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400
Modos de afectación de la tutela cautelar
(167) PEYRANO, Jorge. “La performatividad en el proceso contemporáneo”. Ob. cit., p. 16.
401
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(168) FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. Abuso del derecho. Astrea, Buenos Aires, 1992, pp. 149-
150.
(169) DÍEZ-PICAZO, Luis y GULLÓN, Antonio. Sistema de Derecho Civil. 5ª edición. Tecnos,
Madrid, 1984, p. 447.
402
Modos de afectación de la tutela cautelar
(170) Léase los antecedentes del caso en BENITES RAMÍREZ, Junior. “Derecho a la tutela cons-
titucional en el proceso civil y proceso constitucional”. En: RAE Jurisprudencia, ediciones
Estudio Caballero Bustamante S.A.C., 2009, Lima, p. 29.
(171) Sobre el particular tenemos que señalar que la medida innovativa debió ser apreciada con
cierto criterio restrictivo, porque todo acto administrativo dictado por el órgano competente
y con las debidas formalidades legales lo tornan, si no en legítimo, al menos, con presunción
de legitimidad. Es una presunción iuris tantum, correspondiéndole al particular acreditar
que aquel se ha dictado en violación de la ley, que el órgano administrativo ha procedido sin
sujeción a las normas de forma y de fondo establecidas por el ordenamiento jurídico.
403
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(172) Ante el Cuarto Juzgado Civil de Arequipa Aviandina S.A. reclamó las siguientes pretensiones:
la nulidad de los certificados de explotador y de los permisos de operaciones otorgados a Lan
Perú por el Estado peruano a través de la Dirección General de Aeronaútica y accesoriamente
la cancelación judicial de certificados de explotador y de los permisos de operación y permisos
de vuelo internacional otorgados a Lan Perú por el Estado peruano. Señala la demandante que
la empresa Lan Perú obtuvo el certificado de operador N° 006, el 24 de junio de 1999, bajo la
vigencia de la Ley de Aeronáutica Civil 24882 y la Ley N° 27261, por lo cual le correspondía
acreditar un mínimo de 80 % de capital nacional o en su defecto el 51 % .
Lan Perú se constituyó como persona jurídica en abril de 1997 con un 49 % de accionariado
de Lan Chile y un 51 % de accionariado nacional, constituido este último por un 21 % de
Inversiones Aéreas S.A. y un 30 % de Peruval. Posteriormente, cuando solicitó permiso de
operación ante la Dirección General de Aviación Comercial se mantuvo el 30 % de capital
nacional con Peruval y el 21 % de Inversiones Aéreas se declaró propiedad total de Lan Chile,
de tal manera, que a la vigencia de la Ley N° 27261 (nueva Ley de Aeronaútica Civil) debió
adecuarse al nuevo porcentaje de capital mínimo de accionistas peruanos.
Sostiene Aviandina que entre el momento de entrada en vigencia la Ley N° 27261 (mayo de
2000) y su Reglamento (diciembre 2001) existió un lapso de 20 meses durante el cual siguió
vigente el Decreto Supremo N° 054-88 TC y se debió aplicar lo dispuesto por él; es decir la
limitación de 20 % del capital extranjero en las empresas aéreas nacionales.
A pesar de ello, Lan Perú viene operando con solo el 30 % de capital nacional peruano, hecho
que tampoco se cumple, porque según Aviandina el 100 % es capital chileno; por lo tanto,
considera la actora que se viene dando abuso del derecho al utilizar de manera indirecta los
derechos de tráfico de Lan Perú por Lan Chile.
La segunda pretensión de Aviandina S.A. se orienta a la nulidad del contrato de compra venta
de las acciones suscritas por César Emilio Rodríguez Larrain Salinas y su esposa Victoria Miró
Quesada Martens, con la empresa Peruval S.A.; y la determinación que Lan Chile es propietaria
de mas del 70 % de las acciones de Lan Perú. Según Aviandina la propiedad y titularidad real
y efectiva de las acciones que representan el 30 % del capital social de la empresa Lan Perú, y
que hoy supuestamente pertenece a Emilio Rodríguez Larrain, recae en la empresa Lan Chile
al haber actuado en la compra de las referidas acciones por interpósita persona. Consecuen-
temente Lan Perú estaría incurso en causal de incumplimiento, por pérdida de capacidad
legal al no contar con el porcentaje accionario mínimo a que obliga la Ley para operar y ser
considerada como línea aérea nacional y ser beneficiada con las rutas y frecuencias reservadas
exclusivamente para estas por el Estado peruano
La tercera y última pretensión se orienta al pago de una indemnización de daños y perjuicios
en contra Lan Perú S.A., Peruval S.A., Lan Chile sucursal del Perú, Inversiones Aéreas S.A.,
Cesar Emilio Rodríguez Larraín y esposa, por haber simulado actos jurídicos a fin de obtener
ilícitamente beneficios para Lan Perú S.A. como permisos, frecuencias, licencias y autorizaciones
que corresponden exclusivamente a líneas aéreas nacionales o en todo caso no corresponden
a empresas con el 100 % de capital extranjero como Lan Perú S.A. Como vemos, Aviandina
demanda ante el Cuarto Juzgado Civil de Arequipa la nulidad de los certificados de explotador
y de los permisos de operaciones otorgados a Lan Perú por el Estado peruano a través de la
Dirección General de Aeronaútica; la nulidad del contrato de compra venta de las acciones
suscritas por César Emilio Rodríguez Larrain Salinas y esposa, con la empresa Peruval S.A.; así
como el pago de una indemnización de daños y perjuicios por haber simulado actos jurídicos
a fin de obtener ilícitamente beneficios en el tráfico comercial para Lan Perú S.A.
En el proceso cautelar el juez civil dispuso como medida innovativa la suspensión del permi-
so de operación y del certificado de explotador de servicios aéreos de la empresa Lan Perú
404
Modos de afectación de la tutela cautelar
S.A.; asimismo, prohibió que el demandado Emilio Rodríguez Larraín Salinas y su esposa se
abstengan de realizar cualquier disposición de acciones, para evitar el no pago de los daños y
perjuicios; así como, se conserve la composición y titularidad de las acciones representativas
del capital social de Lan Perú, entre otras disposiciones.
405
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
406
Modos de afectación de la tutela cautelar
(175) MORALES GODO, Juan. “Comentario al artículo 14 del CC”. En: Código Civil Comentado.
Gaceta Jurídica, Lima, 2004, p. 159.
(176) MORALES GODO, Juan. Derecho a la intimidad. Serie derechos y garantías. Palestra editores,
Lima, 2002, p. 75.
407
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(177) Ídem.
(178) Ibídem, p. 82
(179) TOLLER, Fernando. Libertad de prensa y tutela judicial efectiva, p. 222, citado por: VALENTE,
Luis Alberto. Tutela judicial inhibitoria de daños a la intimidad. Ponencia N° 23 presentada en
el VII Congreso Internacional de Derechos de Daños, Argentina, <http:/www.aaba.org.ar>.
408
Modos de afectación de la tutela cautelar
(180) Ejecutoria publicada en LEDESMA, Marianella. Jurisprudencia actual. Ob. cit., pp. 560-561.
409
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(181) FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho de las personas. Grijley, Lima, 1996, pp. 75 y 76.
(182) Ibídem, p. 77.
(183) CARBONE, Carlos Alberto. “Las interceptaciones telefónicas ilegitimas en relación a las
medidas autosatisfactivas para evitar su difusión o lograr su cese ante el vacío de la represión
penal de dichas conductas”. En: Medidas autosatisfactivas. Rubinzal-Culzoni editores, Buenos
Aires, 2002, p. 486.
410
Modos de afectación de la tutela cautelar
411
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
412
Modos de afectación de la tutela cautelar
(185) VIDAL MARÍN, Tomás. “Derecho al honor, personas jurídicas y tribunal constitucional”. En:
Revista para el análisis del Derecho. Barcelona, Nº 397, enero, 2007, p. 9. <www.indret.com>.
Agrega el autor: Podría argüirse que cuando las personas jurídico-públicas actúan en relacio-
nes de Derecho Privado, estas podrían ocupar la misma posición que los particulares en la
relación jurídica, esto es, cualquier parte de la relación jurídica puede estar en situación de
inferioridad con respecto a la otra. Salvo contadísimas excepciones y en un plano puramente
procesal, creo que ello no es así puesto que aún en relaciones de derecho privado, las personas
jurídico-públicas siempre aparecen revestidas de prerrogativas o privilegios, habida cuenta
que sus fines siempre estarán encaminados a la consecución del interés general.
413
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
414
Modos de afectación de la tutela cautelar
vida privada de una persona, por más pública que esta sea. Por lo tanto, ¿es permisible que el
derecho a la información pueda tocar temas tan sensibles como las relaciones sexuales de una
persona, por más que haya estado en un supuesto de prostitución clandestina? El colegiado
considera que no.
(189) ALSINA, Hugo. Tratado teórico-práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial. Ob. cit.,
p. 522.
(190) Ibídem, 523 y 524.
(191) Ibídem, 524.
415
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(192) PODETTI, Ramiro. Derecho Procesal Civil y Comercial. Ob. cit., p. 288.
416
Modos de afectación de la tutela cautelar
417
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(195) REIMUNDÍN, Ricardo. Prohibición de innovar como medida cautelar. Ob. cit., p. 52.
418
Modos de afectación de la tutela cautelar
(196) Artículo 687.- “Ante la inminencia de un perjuicio irreparable, puede el juez dictar medidas
destinadas a conservar la situación de hecho o de derecho presentada al momento de la admi-
sión de la demanda, en relación a personas y bienes comprendidos en el proceso. Esta medida
es excepcional por lo que se concederá solo cuando no resulte de aplicación otra prevista en
la ley”. Artículo modificado por el artículo único del Decreto Legislativo N° 1069, publicado
el 28 de junio de 2008.
(197) PALACIOS PAREJA, Enrique. “La medida de no innovar fuera del proceso”. En: Jurídica, suple-
mento de análisis legal del diario oficial El Peruano, martes 9 de noviembre de 2004, pp. 6 y 7.
419
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(198) REIMUNDÍN, Ricardo. Prohibición de innovar como medida cautelar. Ob. cit., p. 52.
420
Modos de afectación de la tutela cautelar
421
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
los que habrá de tener incidencia, como por ejmplo, el retiro del
hogar conyugal, el aumento provisional o la reducción de la cuota
alimentaria, etc. Como señala Kielmanovich, “la medida de no in-
novar vendría a conformar también lo que en doctrina se ha dado
en llamar la medida cautelar innovativa, la que, a diferencia de la
prohibición de innovar stricto sensu, no tiende, a mantener el es-
tatus existente, sino a cambiar decididamente el estado de hecho o
de derecho vigente antes de su dictado”(199).
Si uno revisa el texto tanto del artículo 682 y 687 del CPC, se
aprecia que en ambos se acoge la redacción vinculada a la deman-
da, para reponer o para conservar una situación de hecho o de de-
recho; sin embargo, tratándose de una medida de no innovar se ha
agregado también la posibilidad conservativa en relación a las per-
sonas y bienes comprendidos en el proceso.
422
Modos de afectación de la tutela cautelar
(200) Cavani cuestiona el carácter de excepcional de la medida de no innovar. Atribuye ese error
a la defectuosa sistematización del Código Procesal Civil. Escribe: “las llamadas ‘medidas
temporales sobre el fondo’ –de por sí excepcionales teniendo en cuenta los requisitos que se
exigen para su concesión y los efectos que generan– están previstas en ley (artículo 674 y ss.)
como una especie de medida cautelar; no obstante, estas también pueden ser de carácter no
423
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
innovativo. Ello se verifica, por ejemplo, cuando se demanda a fin de impedir el funciona-
miento de una nueva fábrica por existir un riesgo de contaminación y, además, se solicita una
‘medida temporal sobre el fondo’ para que el juez, de forma anticipada, realice lo pedido en la
demanda. Vemos que, en los términos del CPC, esta ‘medida cautelar’ (que, en realidad, no lo
es) también encaja en la figura regulada en el artículo 687. He aquí el defecto de la clasificación
del CPC: que dos especies del género ‘medida cautelar’ posean una misma cualidad. Así, esta
ilogicidad lleva al fracaso de dicho criterio clasificatorio. Siendo ello así, ¿cómo las medidas
de no innovar pueden asumir un ‘papel excepcional’ frente a otras medidas que comparten
exactamente su misma característica? ¿O es que acaso cualquier medida que posea un carác-
ter no innovativo es excepcional (léase, residual) frente a una de carácter innovativo? Y esto
último lleva a cuestionar lo siguiente: ¿qué es lo que hace que una medida de no innovar,
que no modifica la situación de hecho preexistente, deba ser siempre excepcional frente a
una que sí la modifica? Las respuestas a estas preguntas evidentemente no las puede dar el
legislador; es el intérprete quien debe desvelar el embrollo creado por una sistematización
errónea. En primer lugar, aquella excepcionalidad pierde todo sentido cuando el demandante,
por ejemplo, pidió una medida de no innovar que perfectamente pudo haber rotulado como
medida temporal sobre el fondo. Inclusive se llegaría al absurdo de que el juez no conceda la
medida de no innovar y sí una medida temporal sobre el fondo que, a fin de cuentas, daría
lo mismo. De otro lado, dicha excepcionalidad no tiene ninguna justificación: al menos en
teoría, modificar una situación de hecho preexistente, es decir, alterar la realidad fáctica, a no
alterarla sería muchísimo más grave. No se comprende, por lo tanto, aquella excepcionalidad
atribuida a la medida de no innovar. Aún más: como el propio Carnelutti reconoció –lo que al
parecer no fue tomado en cuenta por el legislador de 1993– es que conservar (o no innovar),
en realidad, también implica ‘innovar’, mientras que ‘innovar’ también ‘conserva’”. CAVANI
BRAIN, Renzo. “Críticas contra la excepcionalidad de la ‘medida de no innovar’ del CPC
peruano”. En: <http://afojascero.wordpress.com/renzocavani/>.
424
Modos de afectación de la tutela cautelar
(201) Sobre esta discusión, recomendamos leer la ponencia presentada por Jorge Peyrano en el III
Congreso Procesal “Sobre los usos equivocados de la prohibición de innovar y de la medida
innovativa”, organizado por la Universidad de Lima, Lima, 2005, pp. 247-255.
(202) PEYRANO, Jorge. Medida cautelar innovativa. Ob. cit., p. 73.
425
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
426
Modos de afectación de la tutela cautelar
427
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(204) Este caso aparece recogido en el Expediente N° 17202-97 del Tercer Juzgado Civil de Lima,
sec: Amaya, en los seguidos por Banco de Crédito del Perú con Banu S.A. y otros sobre pago
de dinero.
(205) Un ejemplo que se expone en la jurisprudencia argentina para recurrir a esta medida es
cuando una marca trasnacional tiene conocimiento que se exportaba mercadería adulterada
utilizando su marca. “En ese contexto recurrió a la autoridad judicial a fin que ordene como
medida cautelar, se oficie a la Administración Nacional de Aduanas a fin de que suspenda el
despacho a plaza de bultos de juguetes identificados con la marca Gloria, a efectos de impedir
su puesta en circulación en el mercado interno”. Se invoca una medida genérica, pues, la idea
es que basta que “según las circunstancias, fueren más aptas para asegurar provisionalmente el
cumplimiento de la sentencia” para que no medien obstáculos a su utilización. La idea es que
a través de la medida genérica, se brinde una cobertura de amplitud procesal. Esto permite que
no solo se habilita para adoptar medidas absolutamente diferentes de las reguladas en forma
428
Modos de afectación de la tutela cautelar
específica, sino que además admite una flexibilidad en el otorgamiento de las ya previstas,
mediante su adaptación a las particulares situaciones de hecho que se tiene en mira o en la
combinación de dos o más medidas.
Cabe tener en cuenta que si bien la norma otorga al juez una facultad discrecional sumamente
vasta, ello no significa que pueda el juzgador apartarse de los presupuestos básicos de toda
medida cautelar, de modo que deberá exigirse para su admisión que se acredite prima facie
la existencia de un derecho verosímil y de un peligro en la demora y la prestación de una
contracautela.
De este modo, quienes se vean en la necesidad de proteger, aunque sea provisionalmente,
sus derechos intelectuales podrán no solo invocar las normas del ADPIC “Aspectos de los
Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio” –que en esa materia no ha
sido todavía reglamentadas por les alguna– sino, conjunta o independientemente de ellas, las
medidas cautelares genéricas –también llamadas innominadas–, contempladas en el artículo
232 del ritual, herramientas que, según sean los supuestos a resguardar, pueden comple-
mentarse recíprocamente permitiendo una mayor amplitud, tanto a los magistrados para su
dictado, como a los justiciables para su requerimiento. La posibilidad entonces de evitar que
la falsificación a una marca y la mercadería pirata trasciendan las fronteras encuentra una
valiosa herramienta en el artículo que se comenta que impide en los hechos se pueda llevar
a cabo. Es un valioso instrumento que otorga sentido a la eficacia procesal, creemos también
que sirve para debilitar el ingenio delictivo que la realidad nos va moldeando. En: La piratería
marcaria, las medidas en frontera y el ADPIC (TRIPS): su operatividad. Edición diciembre
de 2006. <http://www.aduananews.com.ar/index.php/sample-sites/153-ediciones-2006/
edicion-diciembre-de-2006/1232-la-pirateria-marcaria-las-medidas-en-frontera-y-el-adpic-
trips-su-operatividad>.
429
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(206) Hay supuestos legales que no cabe la medida genérica, como la que refiere el artículo 134.2 de
la Ley Concursal que dice que son improcedentes, bajo cualquier circunstancia, las solicitudes
de medidas cautelares innovativas, genéricas u otras análogas cuyo objeto sea dejar sin efecto
el levantamiento de la protección patrimonial y de la suspensión de pagos previstos en los
artículos 17 y 18 de la Ley General del Sistema Concursal N° 27809.
430
Modos de afectación de la tutela cautelar
431
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Medida temporal
Cautelar conservativa Medida innovativa
sobre el fondo
Semejanzas
Son instrumentales del pro- Son accesorias al proceso de Son accesorias al proceso de
ceso de conocimiento. conocimiento. conocimiento.
Se resuelven y efectivizan Se resuelven y efectivizan Se resuelven y efectivizan in-
inaudita pars y solo des- inaudita pars y solo después audita pars y solo después se
pués se notifica al contrario. se notifica al contrario. notifica al contrario.
Diferencias
No relación entre cautela El resultado pretendido en Se ordena que “alguien haga
y resultado sentencia la sentencia es “similar” en o deje de hacer algo” en sen-
todo o en parte con el de la tido contrario a la situación
cautela. existente.
432
Modos de afectación de la tutela cautelar
JURISPRUDENCIA
La Ley General de Sociedades sí prevé la posibilidad de dictar medida cautelar
en forma de depósito sobre acciones (Exp. N° 4298-98, Sala de Procesos Abre-
viados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Ac-
tual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, p. 625).
Si bien el artículo 613 del Código Procesal Civil estatuye que la medida de
secuestro con desposesión y entrega a un custodio designado por el juez, pue-
de recaer sobre determinado bien, sin hacer distinción que este sea mueble o
inmueble, ello no significa que se deba soslayar la naturaleza del bien sobre el
que va a recaer la medida cautelar.
No puede ser aplicable el secuestro a un inmueble en litigio, pues para ello
el ordenamiento procesal ha regulado el ejercicio de otro tipo de medida,
en función a que el inmueble se encuentre inscrito o no tenga esa condición
(Exp. N° 12364-97, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledes-
ma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica,
pp. 569-570).
433
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Si bien el artículo 643 del Código Procesal Civil estatuye que la medida de
secuestro con desposesión y entrega a un custodio designado por el juez, pue-
de recaer sobre determinado bien, sin hacer distinción que este sea mueble o
inmueble, ello no significa que se deba soslayar la naturaleza del bien sobre el
que va a recaer la medida cautelar.
No puede ser aplicable el secuestro a un inmueble en litigio, pues, para ello
el ordenamiento procesal ha regulado el ejercicio de otro tipo de medida, en
función a que el inmueble se encuentre inscrito o no tenga esa condición (Exp.
N° 12364-97, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Nar-
váez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, p. 569).
434
Modos de afectación de la tutela cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
436
Modos de afectación de la tutela cautelar
437
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
El artículo 656 del CPC exige para ejecutar una medida de embargo en forma
de inscripción, su anotación en el registro del monto de la afectación, lo que
restringe el derecho del embargante respecto a mantener la medida cuando se
cumple con el pago de esa cantidad, máxime si el artículo 617 del CPC autoriza
la variación de esta, inclusive en su monto (Exp. N° 62-98, Sala N° 3, Ledes-
ma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica,
p. 507).
Los bienes integrantes del patrimonio social pueden embargarle mas no re-
matarse, pues dicho acto daría lugar a liquidar un bien social en forma no
autorizada por ley.
La naturaleza provisoria de la misma, no puede afectar de manera definitiva la
porción que en caso de indivisión corresponda al cónyuge no obligado (Exp.
N° N-486-97, Sala N° 1, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Ac-
tual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, pp. 494-495).
Cuando se trata de un bien mueble inscribible, la prenda solo surte sus efectos
a partir de la inscripción en el registro respectivo.
438
Modos de afectación de la tutela cautelar
439
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Solo cuando fenece la sociedad de gananciales por las causales que establece
el artículo 318 del CC y se liquida, se puede determinar el haber de cada uno
de los cónyuges susceptible de ser embargado. El patrimonio de una sociedad
conyugal no está formado por derechos y acciones, por no ser de naturaleza
mercantil (Exp. N° 191-95, Segunda Sala Civil, Ledesma Narváez, Mariane-
lla, Ejecutorias, Tomo 2, Cuzco, 1995, pp. 32-33).
440
Modos de afectación de la tutela cautelar
Las medidas de embargo solo afectan los bienes del deudor y al dictarlas se res-
ponsabiliza tanto el ejecutante y la depositaria, como el juez (Exp. N° 786-94,
Primera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 1, Cuz-
co, 1995, pp. 172-173).
El artículo 656 del Código Procesal Civil señala: “Tratándose de bienes regis-
trados, la medida puede ejecutarse inscribiéndose el monto de la afectación,
siempre que esta resulte compatible con el título de propiedad ya inscrito (...)”.
De lo antes señalado se desprende que para el presente caso se requiere de la
actualización del monto ordenado en la sentencia, que permita al juzgador
poder conocer cuál es el monto solicitado para el embargo en forma de ins-
cripción, sin embargo, conforme se verifica en el presente cuaderno a la fecha
de la solicitud aún no existiría la determinación del monto actualizado y que
fuera señalado en la sentencia, lo que no ha permitido al demandante cumplir
con dicho requisito para la concesión de la medida de embargo solicitado (Exp.
N° 0761-2010, 4ª Sala Civil de Lima, Las medidas cautelares y los procesos
de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 224).
La inscripción del embargo rige para cualquier otro derecho real que pudiera
existir si no estuviese previamente inscrito, la razón estriba en la naturaleza
y fines de los Registros Públicos, sujeta a los principios de legalidad, publici-
dad que todos conocen las inscripciones registrales como presunción jure et
de jure, y la fe pública registral que da seguridad, permanencia y efectividad
a los actos jurídicos que se realizan a base de la situación que fluye de las
441
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
inscripciones registrales que existan, con efecto erga omnes (Cas. N° 1631-
2002-La Libertad, Sala Civil Permanente, Código Procesal Civil Digital,
Gaceta Jurídica).
442
Modos de afectación de la tutela cautelar
del demandado, y hecho exigir que consigne el monto que legalmente corres-
ponde ser retenido a favor de la demandante.
La legislación sobre compensación por tiempo de servicios, por tratarse de
norma especial, prima sobre la ley general que rige la actividad bancaria (Exp.
N° 1190-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Nar-
váez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, p. 217).
Si bien como resultado del proceso seguido entre las partes, el ejecutante logró
se le entregue sumas retenidas en depósito bancario, también lo es, que a través
de una medida cautelar la Sala de Derecho Público ha suspendido los efectos
de cualquier acto del juez demandado que tienda a afectar el derecho de pro-
piedad del ejecutado, por lo que resulta conveniente, al haberse cuestionado
la regularidad del procedimiento, vía amparo, retrotraer la ejecución del fallo,
para restablecer el equilibrio entre las partes, suspendiendo la entrega de las
sumas retenidas (Exp. N° 34688-1226-98, Sala de Procesos Ejecutivos, Ledes-
ma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica,
pp. 565-566).
443
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
El juez puede disponer la clausura del negocio, así como la conversión del em-
bargo de intervención a secuestro.
Si durante la época en que el negocio estuvo sujeto a la medida cautelar no se
demostró que el mismo genere ingresos suficientes debe ampararse la conver-
sión de la medida cautelar.
Resulta prematura la clausura del negocio si la ejecutada ha manifestado su in-
tención de cumplir con la obligación puesta a cobro (Exp. N° 1021-97, Cuarta
Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1,
Gaceta Jurídica, pp. 485-486).
444
Modos de afectación de la tutela cautelar
445
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Tratándose la de autos de una demanda de divorcio, que por mandato del ar-
tículo 483 del Código Procesal Civil, debe contener como pretensión accesoria
la del régimen de visitas, el pedido cautelar de autos guarda perfecta conexión
lógica con lo que es materia de litis, por lo que no puede limitarse el derecho de
la demandante, de obtener un pronunciamiento cautelar que entraña una me-
dida temporal sobre el fondo, según el artículo 674 del Código Procesal Civil
446
Modos de afectación de la tutela cautelar
Aun cuando se haya dictado sentencia favorable a favor del actor, al no haberse
acreditado el abandono total del bien, la medida cautelar orientada a la ejecu-
ción anticipada de la sentencia en trámite no procede ampararse, máxime, que
no se demuestra que la que la demora pueda poner en peligro la ejecución de la
sentencia (Exp. N° 1591-2009, 4ª Sala Civil de Lima, Las medidas cautelares
y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 249).
447
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
El artículo 611 del Código Procesal Civil faculta al juez a dictar medida caute-
lar en la forma solicitada o la que considere adecuada atendiendo a la naturale-
za de la pretensión principal. Tal adecuación, no puede ir más allá del petitorio
ni fundar su decisión en hechos diversos a los que han sido alegados por las
partes, conforme al artículo VII Título Preliminar del Código Procesal Civil,
hacer lo contrario implicaría estar actuando como juez y parte.
Es nulo el mandato cautelar si el juez al adecuar la solicitud recurrida, ha am-
parado una medida de no innovar, la misma que está destinada a conservar la
situación de hecho o de derecho presentada al momento de la admisión de la
demanda, sin embargo, la solicitante pretende mediante el interdicto de reco-
brar ser repuesta en la posesión de la que ha sido privada (Exp. N° 4918-2000,
Sala de Procesos Sumarísimos y No Contenciosos, Ledesma Narváez, Maria-
nella, Jurisprudencia Actual, Tomo 6, Gaceta Jurídica, p. 685).
448
Modos de afectación de la tutela cautelar
449
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
El proceso principal versa sobre divorcio por causal interpuesto por la ahora
apelante, solicitando como una de sus pretensiones acumuladas a la originaria
el aumento de la pensión alimenticia determinada a su favor y la de su menor
hijo, en un Centro de Conciliación ello no amerita la medida cautelar solicita-
da; por cuanto existe un proceso específico para el caso de incumplimiento de
los acuerdos arribados (Exp. N° 3-2010, 2ª Sala Especializada de Familia de
Lima, Las medidas cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia,
Gaceta Jurídica, p. 371).
450
Modos de afectación de la tutela cautelar
Más que un derecho de aquel padre que no tenga al lado a su menor hijo, es
un derecho en beneficio del menor, por lo cual el incumplimiento del pago de
las pensiones alimenticias devengadas, no es condición suficiente para impedir
el derecho del niño, máxime si no existe una resolución judicial firme que así
lo exija; además conforme lo señala esta parte a su hijo no le falta nada en el
aspecto material; por lo cual no corresponde amparar el pedido de suspensión
de régimen de visitas otorgado (Exp. N° 1486-2008, 2ª Sala Especializada
de Familia de Lima, Las medidas cautelares y los procesos de ejecución en la
jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 353).
451
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Debe tenerse presente que las medidas cautelares en uno u otro caso, son instru-
mentos procesales que se adopta al amparo del artículo 611 del Código Procesal
Civil, cuando existe verosimilitud en el derecho invocado, este se vea amenazado
por el peligro en la demora de la decisión final, en donde el peligro debe ser
inminente y no pueda ser resarcido, lo cual no procede en el caso de autos; pues
el padre está ejerciendo la tenencia de hecho de su menor hija, eliminándose el
peligro al que se refiere la norma procesal antes glosada (Exp. N° 876-2010, 2ª
Sala Especializada de Familia de Lima, Las medidas cautelares y los procesos de
ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 338).
452
Modos de afectación de la tutela cautelar
453
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
454
Modos de afectación de la tutela cautelar
(Exp. N° 1903-2007, 1ª Sala Civil de Lima, Las medidas cautelares y los pro-
cesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 254).
455
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
456
Modos de afectación de la tutela cautelar
Resulta del caso señalar que la “anotación de demanda” es una medida cautelar
que tiene por objeto publicitar, es decir, hacer de público conocimiento que el
derecho inscrito en el Registro Público respecto de un bien se encuentra discu-
tido en juicio, y ello tendrá efecto sobre quien adquiera algún derecho respecto
de dicho bien, con posterioridad a la anotación de la demanda, no podrá alegar
la buena fe registral: el efecto de dicha medida será que si el titular de la me-
dida cautelar vence en el juicio cuya demanda fue anotada, tendrá prevalencia
respecto del resto de personas que inscribieron su derecho con posterioridad
(Exp. N° 02465-2009, 4ª Sala Civil de Lima, Las medidas cautelares y los
procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 244).
Del artículo 673 del Código Procesal Civil, cuando la pretensión discutida en
el proceso principal está referida a derechos inscritos, la medida cautelar puede
consistir en la anotación de la demanda en el registro respectivo y que para su
ejecución, los jueces remitirán partes al registrador, los que incluyen la copia
íntegra de la demanda, de la resolución que la admite y de la cautelar, en cuyo
caso el registrador procederá a extender la anotación de la demanda, siempre
que este resulte compatible con el derecho ya inscrito. Asimismo, en la última
parte señala que la anotación de demanda no impide la transferencia del bien
ni las afectaciones posteriores, pero otorga prevalencia a quien ha obtenido
457
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
esta medida (Exp. N° 02102, 1ª Sala Civil de Lima, Las medidas cautelares y
los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 129).
El juez al rechazar la medida cautelar no ha tenido en cuenta que los actos re-
lativos a la obtención de esta medida de anotación de demanda, que en el caso
que nos ocupa es una de Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta que no limita
ni restringe el derecho real del titular registral por tratarse de actos inscribibles
de propiedad. Ergo esta debe ser amparada al no existir impedimento legal que
la demanda de nulidad de cosa Juzgada Fraudulenta pueda ser inscrita para los
efectos de publicidad de la iniciación del proceso frente a terceros adquirien-
tes del bien litigioso (Exp. N° 360-2009, 4ª Sala Civil de Lima, Las medidas
cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica,
p. 236).
458
Modos de afectación de la tutela cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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CAPÍTULO VI
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(1) PODETTI, Ramiro. Derecho Procesal Civil, Comercial y Laboral. Tratado de las medidas
cautelares. Tomo IV. Ediar editores , Buenos Aires, 1956, p. 97.
464
Órgano de auxilio judicial
465
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(2) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Universidad Antenor
Orrego, Rodhas, Lima, 2000, p. 93.
(3) La referida resolución de fecha 19 de abril de 2002, aparece en el cuaderno cautelar del
Expediente N° 14554-2002 ante el 32 Juzgado Civil de Lima.
466
Órgano de auxilio judicial
(4) PODETTI, Ramiro. Derecho Procesal Civil, Comercial y Laboral. Tratado de las medidas
cautelares. Tomo IV. Ediar editores , Buenos Aires, 1956, p. 95.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Órgano de auxilio judicial
El texto del artículo 632 del CPC señala que el pago del hono-
rario debe hacerse “de manera efectiva, a simple requerimiento”;
sin embargo, los beneficiados con la medida no siempre son diligen-
tes con el pago, motivando –en algunos casos– que el custodio se
resista a devolver los bienes hasta que se cumpla con el pago de sus
honorarios, a pesar de que el artículo 649 del CPC señale que no
puede invocar el derecho de retención sobre el bien confiado para
su custodia. Esto obliga al juez a ejercer sus facultades coercitivas y
disponga la detención hasta por 24 horas de quien resiste su man-
dato sin justificación, produciendo agravio a la parte o a la majes-
tad del servicio de justicia (art. 53, inc. 2 del CPC). Una respuesta
que se viene intentando al respecto, desde la actividad judicial, es
que la parte actora asuma los gastos, directamente, que ha generado
la conservación y custodia del bien, con cargo a ser reembolsados,
en su momento, en la liquidación de las costas procesales, siempre
que sea el ejecutado el vencido.
469
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Órgano de auxilio judicial
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Órgano de auxilio judicial
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Órgano de auxilio judicial
VIII. EL VEEDOR
El juez podrá designar un veedor para que practique un reco-
nocimiento del estado de los bienes objeto, o vigile las operaciones
o actividades que se ejerzan respecto de ellos, e informe al juzgado
sobre los puntos que en la providencia se establezcan. Esta desig-
nación se justifica en caso de temerse degradaciones en el valor de
(7) PODETTI, Ramiro. Derecho procesal civil .... Ob. cit., p. 96.
(8) Ibídem, p. 99.
475
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
476
Órgano de auxilio judicial
señala el artículo 634 del CPC; sin embargo, de la redacción del ar-
tículo 633 del CPC, cuando hace referencia a los deberes del vee-
dor no precisa la sanción en caso de incumplimiento. No obstante
ello, el artículo 56 del CPC señala que “los órganos de auxilio judi-
cial se rigen por las leyes y demás disposiciones pertinentes”, bien
podría ser de aplicación ante el incumplimiento el inciso 1 del ar-
tículo 53 del CPC.
Por otro lado, a pesar de que se faculta a que cualquiera de las
partes pueda pedir la designación del veedor, esa designación tam-
bién podría operar –de oficio– porque cuando el juez designa el ór-
gano de auxilio judicial, es civilmente responsable por el deterioro
del bien sujeto a medida cautelar, siempre que haya sido causado
por este cuando su designación hubiese sido ostensiblemente inidó-
nea. Sobre el particular léase el artículo 626 del CPC. Véase inclu-
so, que al margen de la posibilidad del veedor, ante las denuncias
de los litigantes respecto a actos de los custodios contrarios a la na-
turaleza de sus funciones, y sin perjuicio de la sustanciación de la
queja a fin de proceder a la remoción y sanciones pertinentes, po-
dría el juez inspeccionar personalmente los bienes, encomendar al
secretario esta tarea o designar un funcionario ad hoc, a manera de
perito para tal fin.
Como señala el artículo 633, a estos órganos de auxilio (vee-
dor) les incumbe un deber de vigilancia, por lo tanto, se encuentra
el deber de informar al juez de cualquier evento que pudiera pro-
ducirse por obra de terceros, de los propios litigantes o de la natu-
raleza misma de los bienes puestos a su cuidado. Ante esos informes
el juez puede ampliar, disminuir o cambiar la medida y tratándose
de cosas perecederas disponer su venta, tal como señala la segunda
parte del artículo 618 del CPC.
La regla que recoge el artículo 632 del CPC es que los órganos
de auxilio judicial perciban una retribución que a su solicitud les
fije el juez. A pesar de que la función del veedor se orienta a fisca-
lizar la labor del órgano de auxilio judicial, a efectos de su retribu-
ción la norma los asimila a aquellos.
Se puede designar simultáneamente la concurrencia de varios
órganos de auxilio judicial, sobre todo, cuando la medida recae
477
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
JURISPRUDENCIA
La parte afectada con la medida cautelar puede solicitar la variación de esta. El
litisconsorte de la demandada no la legitima para formular dicho pedido, tanto
más si no es la actual representante legal de la emplazada.
No es idóneo nombrar en la medida cautelar, a la litisconsorte como adminis-
tradora judicial de la cooperativa demandada, porque debe tenerse en cuenta
que ha sido la última presidenta del consejo de administración y gerente de la
cooperativa, con cargo inscrito y que, al haber cumplido su periodo de manda-
to debió de convocar a Asamblea General a efectos de renovar los cargos diri-
genciales, lo que no hizo, situación que ha conllevado a que dicha cooperativa
se encuentre acéfala y que se inicie el presente proceso.
La sustitución del órgano de auxilio judicial, implica el reemplazo del adminis-
trador por otro administrador. No procede realizar un nuevo nombramiento
de dos personas en el cargo de administrador judicial, situación que no con-
templa el del Código Procesal Civil (Exp. N° 50328-99, Sala de Procesos Su-
marísimos y no Contenciosos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 6, Gaceta Jurídica, p. 672).
(9) Véase el caso de una empresa que tiene varias sucursales para la venta de sus productos, a
nivel nacional. Si se dictara una medida cautelar en forma de recaudación sobre un porcentaje
de los ingresos que percibe la empresa deudora, no sería suficiente instalar al recaudador en
la planta central de producción, materia de la demanda, sino que también se podría colocar
–simultáneamente– recaudadores en todas las sucursales de la empresa deudora que tuviere
a nivel nacional. Pese a que se trata de la ejecución de una sola medida, como es, la recauda-
ción sobre un porcentaje de ingresos de la deudora, nada impide que para materializar dicha
cautela se recurra a la intervención de varios interventores para la recaudación ordenada, en
cada sucursal del país. Se trata de la ejecución de una medida con la concurrencia de varios
interventores, como órganos de auxilio judicial; pero también puede darse la concurrencia de
varias medidas cautelares sobre un mismo bien, como sería el caso de un embargo en forma
de inscripción y en forma de secuestro. En este caso, sobre un bien, concurren dos medidas y
por ende, dos órganos de auxilio judicial para viabilizar dichas afectaciones; otro tema sería
el caso que concurren varias medidas con varios bienes, como sería el caso de la afectación
de un inmueble en forma de inscripción además del vehículo en forma de secuestro.
478
Órgano de auxilio judicial
479
CAPÍTULO VII
CARACTERÍSTICAS
DE LA MEDIDA CAUTELAR
El fundamento constitucional de las medidas cautelares reside
en la necesidad de ofrecer a los justiciables una tutela judicial eficaz
en el ejercicio de sus derechos e intereses. Bajo una óptica publicís-
tica se considera que las medidas cautelares están dirigidas más que
a defender los derechos subjetivos, a garantizar la eficacia y, por así
decirlo, la seriedad de la función jurisdiccional. En esa línea de pen-
samiento, Calamandrei afirmaba que las medidas cautelares se dis-
ponen más que en interés de los individuos, en interés de la admi-
nistración de justicia, para garantizar su buen funcionamiento.
Se busca a través de las medidas cautelares que el derecho cuyo
reconocimiento o actuación se pretende obtener a través de un pro-
ceso, pierda virtualidad o eficacia durante el tiempo que transcu-
rre, desde su iniciación hasta el pronunciamiento y cumplimiento
de la sentencia definitiva, para lo cual el juez no solo valorará los
elementos para amparar o no la cautela solicitada, sino que también
velará por los efectos de la ejecución de la medida, por la cobertu-
ra e intensidad de esta, así como determinará en dicha providen-
cia la intervención de los colaboradores judiciales para la ejecución
y conservación de la medida. Todos estos parámetros componen la
resolución cautelar, que tiene como características el ser provisoria,
variable, instrumental y de naturaleza jurisdiccional; se hace nece-
sario describirlas para poder entenderlas y, sobre todo, justificarlas
en toda su dinámica frente al proceso judicial.
I. JURISDICCIONAL
El aseguramiento no es una actividad exclusiva de las medidas
cautelares; ella puede alcanzarse por mecanismos extrajudiciales,
como la hipoteca, la prenda y la anticresis, por citar. Se constituye
483
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
484
Características de la medida cautelar
II. PREJUZGAMIENTO
Prejuzgar importa emitir opinión precisa y fundada sobre pun-
tos concretos que deberán ser motivo de decisión antes de la opor-
tunidad fijada para pronunciarse. Para Kielmanovich(3), el prejuzga-
miento solo se configura por la emisión de opiniones intempestivas
respecto de cuestiones pendientes que aún no se encuentran en es-
tado de ser resueltas. “No existe prejuzgamiento cuando el magis-
trado se halla en la necesidad de emitir opinión sobre algún pun-
to debatido o sobre cuestiones incidentales como sucede al decidir
una cuestión vinculada con medidas cautelares”.
La medida cautelar importa un prejuzgamiento porque el juez al
pronunciarse sobre ella, sea estimándola o desestimándola, anticipa
(2) Monroy, comentando esta situación, señala “Atrás de cada norma que otorga a la Adminis-
tración situaciones que buscan equipararse a las jurisdiccionales, debe existir una decisión
política consciente de la necesidad de tal regulación y de por qué, en el caso de una actividad
en concreto, es mejor que la desempeñe un órgano del Ejecutivo que un juez investido de la
independencia de la que carece el primero. En efecto, esta situación se torna aún más riesgosa si
tenemos en cuenta que en los procedimientos administrativos quien otorga la medida cautelar
es también quien actúa como parte (el Estado), lo que compromete el principio de imparcia-
lidad. Esto último es aceptado en la medida en que un procedimiento administrativo puede
ser revisado posteriormente por un órgano jurisdiccional, sin embargo, ello es muy distinto a
pretender el libre e irrestricto establecimiento de medidas cautelares en campos estrictamente
administrativos. Lo administrativo y lo jurisdiccional constituyen dos parcelas construidas,
históricamente, con un contenido propio y diferenciado por el que, al menos en este ámbito,
no hay justificación para realizar equiparación alguna”. MONROY PALACIOS, Juan José.
Bases para la formación de una teoría cautelar. Comunidad, Lima, 2002, pp. 148-149.
(3) KIELMANOVICH, Jorge. Medidas cautelares. Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000,
p. 134.
485
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(4) RIFÁ SOLER, José María; RICHARD GONZALES, Manuel y RIAÑO BRUN, Iñaki. Derecho
Procesal Civil. Vol. II. Gobierno de Navarra e Instituto Navarro de Administración Pública,
Navarra, Pamplona, 2011, p. 376.
486
Características de la medida cautelar
III. PROVISORIA
La medida cautelar no es permanente ni absoluta, ni menos se
puede asociar la cosa juzgada material a ella. Eso significa que tiene
una duración limitada en el tiempo porque está relacionada con el
fallo definitivo. Lo provisorio es lo que está destinado a durar hasta
que sobrevenga un evento sucesivo. Está vinculada con su vigencia,
en cuanto está destinada a cesar tan pronto agote su función; por lo
tanto, en el caso de las medidas cautelares se mantienen sus efectos
mientras no se dicte la resolución final en el expediente principal.
(5) VARGAS, Abraham Luis. “Tutela anticipatoria”. En: Sentencia anticipada (despachos interinos de
fondo). Jorge Peyrano (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000, pp. 577 y 578.
487
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(6) “Las medidas cautelares se caracterizan por su provisionalidad, por lo que ellas habrán de
subsistir hasta el momento en que la sentencia definitiva adquiera firmeza o ejecutoriedad,
verificándose su conversión luego, en todo caso, mientras duren las circunstancias fácticas que
las determinaron en tanto esos presupuestos sufrieren alguna alteración”. KIELMANOVICH,
Jorge. Ob. cit., p. 44.
(7) OTTOLENGHI, Mauricio. Ob. cit., p. 518.
488
Características de la medida cautelar
(8) Debemos precisar que la ejecución de la medida cautelar no incide en la vigencia de la relación
procesal (abandono) pues no interrumpe el plazo de caducidad de la instancia, porque su
naturaleza son actos tendientes a asegurar bienes o mantener situaciones de hecho existentes
al tiempo de la demanda con el objeto de preservar el cumplimiento de la eventual sentencia
que recaiga en el proceso.
(9) FERNÁNDEZ BALLESTEROS, Miguel Ángel. “Comentario al artículo 726: características de
las medidas cautelares”. En: Comentarios a la nueva Ley de Enjuiciamientos Civiles (arts. 556
al 827). Rifá Soler, J.M. y J.Fco.Valls Gombau (coordinadores). Tomo III. Iurgium editores
Atelier, Barcelona, 2000, p. 3259.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
IV. INSTRUMENTAL
La medida cautelar no tiene un fin en sí misma sino que nace y
permanece al servicio del proceso. Está siempre subordinada a un
fallo definitivo, aun cuando la tutela cautelar preceda al proceso,
como sucede en el caso del artículo 636 del CPC. Se orienta, más
que actuar el derecho, a conseguir o asegurar la eficacia práctica de
la sentencia. Más que hacer justicia, contribuye a garantizar el efi-
caz funcionamiento de esta. Definitivamente, no hay proceso cau-
telar sin la existencia del proceso definitivo, de ahí que se dice que
la medida cautelar nace al servicio del proceso; agotado este, sea
por sentencia, transacción, conciliación, desistimiento, abandono,
490
Características de la medida cautelar
(10) Véase artículo 347 del CPC: Consentida o ejecutoriada la resolución que declara el abandono
del proceso, quedan sin efecto las medidas cautelares y se archiva el expediente.
(11) Esta característica es distintiva de la medida autosatisfactiva que recoge la doctrina, pues el
derecho que se busca tutelar de manera urgente es tan cierto que no requiere de un proceso
posterior para demostrarlo.
491
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
492
Características de la medida cautelar
V. VARIABLE
La resolución cautelar no causa estado, tampoco configura un
prejuzgamiento, como ya se ha explicado, y no adquiere eficacia
de cosa juzgada, esto permite que durante la vigencia de la medida,
pueda sufrir modificaciones. Cuantas veces cambie la situación que
motivó la expedición de una medida cautelar, el juez podrá modifi-
carla, por ello se dice que a través de la variación se busca adaptar
la medida al logro de su función. En este sentido debe apreciarse la
regulación que hace el Código Procesal en los artículos 617 y 628
493
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Características de la medida cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
JURISPRUDENCIA
Toda medida cautelar es provisoria, esto es, que tiene determinada duración
en el tiempo. Es instrumental y variable porque se puede modificar la forma
de la medida (Exp. N° N-311-97, Sala N° 1, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 475).
496
Características de la medida cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
498
Características de la medida cautelar
esta ha caducado de pleno derecho con la conclusión del proceso principal, por
cuanto toda medida cautelar importa un prejuzgamiento de naturaleza provi-
sional hasta tanto se emita sentencia en definitiva (Exp. N° 235-2010, 2ª Sala
Especializada de Familia de Lima, Las medidas cautelares y los procesos de
ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 274).
499
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
500
CAPÍTULO VIII
LEVANTAMIENTO, CANCELACIÓN,
VARIACIÓN Y SUSTITUCIÓN
DE LA MEDIDA
La medida cautelar permite hacer realidad al acreedor el de-
recho a obtener tutela asegurativa de la jurisdicción, sin embargo,
frente a él concurre el correlato de la revocación cautelar, que pue-
de tener diversos protagonistas, como el tercero ajeno a la preten-
sión principal al que se le ha afectado indebidamente su patrimo-
nio. En este caso, si el bien afectado con la medida que pertenece a
persona distinta del demandado, el juez ordenará su desafectación
inmediata. También puede concurrir la posibilidad que haya exis-
tido un abuso en la intensidad de la medida, de tal manera que no
sea proporcional ni razonable los términos en los que se ha dicta-
do la afectación cautelar, situación que también va a provocar que
se cuestione el mandato, no para levantar la medida en sí, sino para
atenuar o morigerar sus alcances, para lo cual el afectado con ella
promoverá la variación o sustitución de la medida. Se busca a tra-
vés de estas alternativas de mutabilidad, modificar la medida para
lograr simetría entre ella y la naturaleza, magnitud o extensión de
la tutela ordenada. Cuando no se aprecia este equilibrio, el sistema
cautelar permite que cualquiera de las partes pueda buscar modifi-
carla, a través de la mejora, ampliación, reducción y sustitución de
la ya ordenada medida cautelar.
En el caso de la parte demandada, la sustitución se va a conver-
tir en la posibilidad de esta parte para los fines de prevenir posibles
perjuicios o excesos, a condición de que se garantice eficientemen-
te el derecho del acreedor, por lo que los nuevos bienes deben ser
suficientes para responder al derecho asegurado, o que no siga el
detrimento a la seguridad existente en el caso de bienes perecibles.
Esto nos permite señalar que la actividad procesal que se desarrolla
en la cautela tiene cierta dinámica interna que hace que esta se rija
por ciertas reglas a fin de evitar que no haya un abuso de la cautela.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(1) Antes de la promulgación del CPC en el escenario nacional apareció publicado el trabajo de
J. Monroy en el que se abordaba esta figura que desarrollaba la posibilidad del embargo del
tercero no demandado. Si bien para ese entonces cuando el autor escribió su trabajo titulado,
“introducción al estudio de la medida cautelar” resultaba no coherente con la legislación de
esa época, hoy tiene plena vigencia a la luz del texto del artículo 623 del CPC; por ello, toma-
remos parte del texto de ese comentario, para ilustrar los alcances de la afectación de bienes
de terceros. “Participamos parcialmente de la tesis clásica sobre la prohibición de embargar a
quien no se va a demandar. En nuestra opinión, lo que debe preservarse es el derecho de defensa
del futuro embargado (o afectado con cualquier medida cautelar); en consecuencia, lo que
debe asegurársele es el derecho a ser oído por el órgano jurisdiccional. Este derecho importa
procesalmente la oportunidad que el embargado promueva articulaciones en torno a la validez
formal de la medida o sobre la admisibilidad de la pretensión principal. Para tal posibilidad, se
pretende sin necesidad de ser demandado, es necesario que el afectado con la medida cautelar,
sea citado con la demanda promovida simultánea o posteriormente a la ejecución de la provi-
dencia cautelar. Entonces, a diferencia del demandado a quien se emplaza con la demanda –no
se le cita, como erróneamente se afirma– al tercero embargado se cita con ella. La diferencia es
sustancial, como sabemos el emplazamiento trae consigo una carga procesal (...) Sin embargo,
el citado con la demanda no tiene carga procesal alguna en su contra. A pesar de ello, con la
citación se le está concediendo la oportunidad de incorporarse al proceso, sea en el proceso
principal o en el cautelar, para defender su derecho o eventualmente el del demandado. Por
cierto, tratándose de una facultad potestativa concedida al tercero, como complemento a la
posibilidad de ejercer contra él medidas cautelares, la omisión en su ejercicio no importa causal
de invalidez del proceso”. MONROY GÁLVEZ, Juan. “Introducción al estudio de la medida
507
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
cautelar”. En: Temas del Proceso Civil. Librería Studium ediciones y Javier de Belaúnde
abogados-estudio, Lima, 1987, pp. 73 y 74.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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(2) BACRE, Aldo. Medidas cautelares. Doctrina y jurisprudencia. Ediciones La Rocca, Buenos
Aires, 2005, p. 221.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(3) Ver antecedentes en el expediente que gira ante el 33 JCL, Exp. N° 14445-2011. Res. 14/11/12.
La defensa de la parte afectado sostuvo lo siguiente: “En cuanto a la medida de embargo en
forma de retención, se ha ordenado esta hasta la suma de 200,000 dólares sobre las cuentas
de ahorros de los codemandados, debe tenerse en consideración que la reparación civil es
solidaria entre los responsables del hecho punible y de los terceros civilmente obligados,
conforme lo dispone el artículo 95 del CP, y siendo la codemandada una tercera civilmente
responsable, merece analizar su situación a la luz de esa condición frente a los hechos que se
busca sean indemnizados; que una medida cautelar no debe tener como idea rectora generar
perjuicio al afectado con ella, sino que debe privilegiarse su condición de mecanismo de ase-
guramiento para una posible futura ejecución; por ello, es que rige como una regla elemental
en el proceso cautelar, el principio de la mínima injerencia toda vez que estas tutelas que se
otorgan se hacen bajo un escenario de un derecho aparente el que en el transcurso del proceso
podría confirmarse hasta alcanzar con certeza una sentencia estimatoria o la posibilidad de
una sentencia infundada; de ahí que un acreedor no podría exigir que el embargo recaiga
sobre bienes con perjuicios graves al deudor, si hubiera otros bienes disponibles que también
pueden ser afectados como parte de la cautela”.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(4) GOZAINI, Osvaldo Alfredo. El poder cautelar de los jueces LL, 2005-E-67 y LL NOA, 2005,
setiembre, p. 1060.
(5) PEYRANO, Jorge. El proceso civil. Principios y fundamentos. Astrea, Buenos Aires, 1978, p. 64.
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(6) DE LOS SANTOS, Mabel. “Postulación y flexibilización de la congruencia (su análisis con
relación al Código Procesal Civil peruano)”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. N° 8,
Palestra editores, Lima, 2005, pp. 87-106
(7) Ídem.
514
Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(8) Si la naturaleza del proceso lo permite y el asunto ha sido discutido por las partes, no hay
ninguna razón para negar la pretensión en la sentencia con el argumento de que no se involucró
oportunamente en la demanda o que la causa que se invocó no se probó. PARRA QUIJANO,
Jairo. El futuro del proceso civil. Ponencia presentada en la XV Jornada Iberoamericana de
Derecho Procesal –agosto de 1996– Libro de Ponencias, Lima, p. 462.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(9) COUTURE, Eduardo. Fundamentos de Derecho Procesal Civil. Depalma, Buenos Aires, 1977,
p. 189.
(10) DEVIS ECHEANDÍA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal. Teoría general del proceso.
Tomo I, 13ª edición, Dike, Medellín, 1994, p. 51.
(11) PEYRANO, Jorge. “El valor ‘eficacia’ en el proceso civil contemporáneo”. En: Cuestiones
Procesales. La Ley, BBAA, 1980, pp. 19-22.
(12) BIDART CAMPOS, German. Manual de Derecho Constitucional. Ediar, Buenos Aires, 1983,
p. 207.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(13) Artículo 617.- “A pedido del titular de la medida y en cualquier estado del proceso puede
variarse esta, sea modificando su forma, variando los bienes sobre los que recae o su monto,
o sustituyendo al órgano de auxilio judicial.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
La parte afectada con la medida puede efectuar similar pedido, el que será resuelto previa
citación a la otra parte.
Para resolver estas solicitudes, el Juez atenderá a las circunstancias particulares del caso. La
decisión es apelable sin efecto suspensivo”.
(14) PEYRANO, Jorge. “¿Ampliación de embargos?”. En: Tácticas del proceso civil. Tomo II,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1983, pp. 116 y 117.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(15) Un caso que podría ilustrar esta regla es el que gira ante el 33 JCL, Exp. N° 14445-2011.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(16) Artículo 628.- “Cuando la medida cautelar garantiza una pretensión dineraria, el afectado
puede depositar el monto fijado en la medida, con lo que el juez de plano la sustituirá. La
suma depositada se mantendrá en garantía de la pretensión y devengará el interés legal. Esta
decisión es inimpugnable.
También procede la sustitución de la medida cuando el afectado ofrezca garantía suficiente a
criterio del juez, quien resolverá previo traslado al peticionante por tres días”.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(18) Sobre el particular, véase el caso seguido ante el 36 JCL, Exp. N° 55363-2002, en el que
se suspendió el embargo en forma de secuestro, decretado por la suma de dos mil dólares,
porque el ejecutado entregó voluntariamente dicha suma, en efectivo, al ejecutante y no al
secretario judicial. Posteriormente se desestima la demanda y se deja sin efecto la medida
cautelar de secuestro conservativo que se dictó contra el demandado; por lo tanto, dice la Sala
Civil, al no haber negado el demandante que el citado codemandado, le entregó la cantidad
de dos mil dólares américanos, con la finalidad de suspender, la ejecución de la mencionada
medida cautelar, dejada sin efecto, procede que le devuelva dicha suma de dinero, ya que, la
demanda incoada en contra del demandado, ha sido denegada.Véase la resolución de fecha
27 de diciembre de 2006, emitida en el caso Viviana Rangel Machiavello con Héctor Montori
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Alfaro sobre obligación de dar suma de dinero, Exp. N° 1695-2006, 2ª Sala Civil de Lima.
Proveniente del 36 JCL, Exp. N° 55363-2002.
(19) ACOSTA, José. El proceso de revocación cautelar. Rubinzal-Culzoni editores, Santa Fe, 1986,
p. 99.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(21) Artículo 623 del CPC.- “La medida cautelar puede recaer en bien de tercero, cuando se
acredite su relación o interés con la pretensión principal, siempre que haya sido citado con
la demanda. Ejecutada la medida, el tercero está legitimado para intervenir en el proceso
principal y en el cautelar”.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
PROVISORIO
1. Cautela 2. Contra-
cautela
6. Órga- 3. Tipo
no de auxilio de la
judicial afectación
5. Cuantía 4. Bienes
de la para
afectación afectar
VARIABLE
VARIABLES
V. LA CONVERSIÓN
La conversión es el resultado de lo provisional y lo variable de
la medida. En el primer caso ubicamos al cambio que sufre la medi-
da luego que se define el derecho de fondo. Esa transformación lleva
a que si la sentencia es fundada opere la conversión por la extinción
de la medida, sin embargo, ese momento de conversión también va
acompañado de una conversión simultánea a una medida ejecutiva.
La otra posibilidad de la conversión como expresión de varia-
bilidad de la medida la encontramos en los casos del depósito y de
la intervención en recaudación. En esos supuestos, manteniendo
los efectos de la medida cautelar, se altera el modo y bienes sobre
los que recaerá la conversión. En el caso del depósito, se convierte
al secuestro conservativo, siempre y cuando el obligado se niegue
a aceptar la designación de depositario y en la intervención en re-
caudación se convierte al secuestro de los bienes o a la administra-
ción (arts. 664 y 670 del CPC). La posibilidad de la conversión de
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
la medida permite que esta pueda ser modificada por otras que ase-
guren en mejor forma los fines para la que se dictó.
En el caso de la intervención y el depósito, la conversión de la
medida cautelar vigente permite que solo el beneficiado con la me-
dida pueda pedir su conversión, situación que difiere de la varia-
bilidad de la medida que regula el artículo 617 del CPC, en la que
dicha facultad se otorga, tanto al beneficiado como al afectado con
la medida. Por otro lado, el trámite que se brinda al pedido de va-
riación de la medida, difiere de la conversión. La variación opera
inaudita altera pars cuando es solicitada por el titular de la medi-
da, en cambio, en la conversión “el juez resolverá el pedido, previo
traslado por tres días al afectado y atendiendo a lo expresado por
el veedor, si lo hubiera”. Nótese que el pedido de variación solo
opera previo conocimiento de la otra parte, siempre y cuando sea
solicitada por la afectada con la medida. Este trámite no es aplica-
ble al caso de la conversión del depósito al secuestro conservativo
(art. 649 del CPC).
Como se aprecia, en la conversión concurren dos posibilida-
des: que se oriente a la extinción de la medida o a la variación de la
medida, según cada circunstancia, pero que de ninguna manera esa
variación suponga algún acto extintivo. En ese sentido dice Mon-
roy(22) que no toda conversión supone una extinción, “la modifica-
ción (variación) de un embargo en forma de intervención en infor-
mación, por otro de intervención en administración, si bien es una
conversión, no supone acto extintivo alguno”. En efecto, tanto el
primer como el segundo embargo constituyen medidas cautelares
y por ello mismo como toda cautelar, se encuentran sometidos a
los mismos requisitos de procedencia (para solicitarla), de estabili-
dad (para impugnarla), de eficacia (actuación de la resolución cau-
telar), etc. A su vez, ambas comparten el mismo propósito: asegu-
rar la eficacia del proceso y, sobre todo, comparten la misma teoría
que otorga entidad al instituto: la teoría cautelar.
(22) MONROY PALACIOS, Juan José. “Conversión de la medida cautelar en la fase de actuación
de la sentencia”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. N° 9, 2006, Lima, p. 247.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(23) Artículo 630.- “Si la sentencia en primera instancia declara infundada la demanda, la medida
cautelar queda cancelada, aunque aquella hubiere sido impugnada. Sin embargo, a pedido del
solicitante el juez podrá mantener la vigencia de la medida hasta su revisión por la instancia
superior, siempre que se ofrezca contracautela de naturaleza real o fianza solidaria”.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(24) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Universidad Antenor
Orrego, Rodhas, Lima, 2000, p. 51.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
TITULARIDAD
DE LOS BIENES
Afectación jurídica de un bien Tercería
Tercero afectado
o derecho del presunto obliga- Desafectación
do, aunque se encuentre en po-
sesión de un tercero.
PROPORCIONALIDAD EN
LA AFECTACIÓN
Afectación jurídica de un bien Demandado afectado Variación y sustitución
derecho del presunto obligado,
aunque se encuentre en pose-
sión de un tercero.
MÍNIMA INJERENCIA EN
LA AFECTACIÓN
El acreedor no puede exigir
que el embargo recaiga so- Demandado afectado Variación y sustitución
bre bienes con perjuicio grave
para el deudor, si hubiera otros
disponibles.
FLEXIBILIZACIÓN DE LA
CONGRUENCIA
El juez, atendiendo a la natu-
raleza de la pretensión princi- Juez del proceso Adecuación de la medida
pal, dictará medida cautelar en
la forma solicitada o en la que
considere adecuada.
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
(27) Textualmente se dice: “La condición de ‘firme’ de una resolución judicial prevista en el ar-
tículo 4 del Código Procesal Constitucional no puede ser interpretado únicamente como las
resoluciones contra las cuales no proceden otros medios impugnatorios que los ya resueltos,
esto es como sinónimo de inimpugnable; sino debe ser entendido también en su atributo de
inmutabilidad, característica que no se tiene en el presente caso” (f. j. 5). En esta misma línea
argumental, la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de la República,
ha sostenido que, “(...) el amparo no es procedente (sic) en contra de lo ordenado en una
medida cautelar, pues por su propia naturaleza tal medida no es firme ni definitiva, por el
contrario, la validez de lo ordenado vía medida cautelar, necesariamente estará supeditado
al eventual cambio de las circunstancias de hecho y de derecho que le sirvieron de sustento”
STC Exp. N° 1209-2006-PA/TC LIMA.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
JURISPRUDENCIA
El adquiriente de un bien afectado con medida cautelar tiene la obligación de
responder hasta por el monto inscrito, no siendo viable que después de su ad-
quisición se amplíe la medida (Exp. N° 1065-97, Sala N° 4, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 480).
El juez puede disponer la clausura del negocio, así como la conversión del em-
bargo de intervención a secuestro.
Si durante la época en que el negocio estuvo sujeto a la medida cautelar no se
demostró que el mismo genere ingresos suficientes debe ampararse la conver-
sión de la medida cautelar.
Resulta prematura la clausura del negocio si la ejecutada ha manifestado su
intención de cumplir con la obligación puesta a cobro (Exp. N° 1021-97, Sala
N° 4, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta
Jurídica, p. 485).
No obstante haberse dispuesto de los bienes del deudor después de haber sido
emplazado este con el mandato ejecutivo, debe ampararse la desafectación, si
las accionantes han acreditado fehacientemente ser las legítimas propietarias
de los bienes secuestrados, pues no se requiere que el instrumento público se
encuentre inscrito (Exp. N° 575-97, Sala N° 2, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 503).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Habiendo quedado consentido el auto que otorga la medida cautelar, esta solo
puede ser objeto de variación, sustitución o de cancelación si la sentencia de
primera instancia desestima la demanda (Exp. N° 3891-97, Sala N° 3, Ledes-
ma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica,
p. 519).
Procede el levantamiento del embargo sobre los beneficios sociales cuando los
alimentos están plena y suficientemente garantizados. La pensión de jubilación
vitalicia que percibe el demandado garantiza las pensiones futuras de alimentos
(Exp. N° 2522-97, Sala N° 6, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 522).
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
No cabe reactualizar el embargo declarado caduco, habida cuenta que los efec-
tos de la caducidad son extinguir el derecho y la acción conforme lo precisa
el artículo 2003 del Código Civil. Procede reactualizarlo únicamente antes de
transcurrido el último día del plazo de caducidad, siempre que no hubiera
concluido el proceso principal (Exp. N° 55-99, Sala de Procesos Ejecutivos,
Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurí-
dica, p. 561).
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
Cuando las entidades del Sector Público nacional fueren conminados, mediante
mandato judicial, a la entrega de suma de dinero, el titular del pliego dispondrá
el pago correspondiente, siempre que hubiere disponibilidad presupuestaria para
tal fin.
La variación del embargo en forma de intervención en recaudación no puede
ampararse pues implicaría una infracción a la garantía constitucional prevista
en el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución del Estado, pues no se está
dejando sin efecto una resolución que ha pasado en autoridad de cosa juzgada
ni se está retrasando su ejecución, solo se está variando la ejecución en atención
a la persona que interviene en él (Exp. N° 97-57814-1393, 2ª Sala Civil de
Lima, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 6, Gaceta
Jurídica, p. 667).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Si bien el demandado acogiéndose a los alcances del artículo 615 del Código
Procesal Civil solicita se deje sin efecto el embargo en forma de inscripción,
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
empero con la facultad del jura novit curia, debe entenderse que la misma se
encuentra circunscrita a la cancelación de pleno derecho como señalar el ar-
tículo 630 del Código Procesal Civil.
Si se desestima la pretensión incoada, es menester que la medida cautelar quede
cancelada de pleno derecho, incluso cuando hubiere sido impugnada (Exp.
N° 712-2002, 3ª Sala Civil de Lima, Ledesma Narváez, Marianella, Jurispru-
dencia Actual, Tomo 6, Gaceta Jurídica, p. 693).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
acordada, ha de operar hasta que se pague el precio total o una parte determi-
nada de él.
Tampoco se puede advertir si el contrato de crédito que vincula a los deman-
dados con el cedente sigue vigente o ha quedado resuelto (Exp. N° 143-2002,
3ª Sala Civil de Lima, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual,
Tomo 6, Gaceta Jurídica, p. 704).
Debe ampararse la desafectación, a tenor del artículo 624 del Código Procesal
Civil, debido a que se ha acreditado fehacientemente que el bien afectado con
la medida pertenece a persona distinta del demandado.
Si el bien embargado pertenece a la sociedad de gananciales, el gravamen prac-
ticado resulta ilegal, más aún, si no se ha probado que la deuda contraída
por el ejecutado haya redundado en provecho de la sociedad conyugal ni que
haya servido para atender las cargas del hogar. Dicho bien no puede responder
por la deuda adquirida por el cónyuge (Exp. N° 1 309-2001, 1ª Sala Civil de
Lima, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 6, Gaceta
Jurídica, p. 706).
554
Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
Mal puede entonces el apelante alegar que no puede dejarse sin efecto la me-
dida cautelar bajo el supuesto de que se estaría pretendiendo suspender la eje-
cución del remate solicitado, habida cuenta, que el demandante tuvo expedito
su derecho a recurrir al juzgador a efectos de solicitar la reactualización de su
medida, antes de que el tiempo se extinguiera, en consecuencia, ante su inac-
tividad procesal, corresponde declarar la extinción de la medida cautelar de
embargo (Exp. N° 479-2009, 1ª Sala Civil de Lima, Las medidas cautelares y
los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 206).
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
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Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
Debe ampararse la desafectación, a tenor del artículo 624 del Código Procesal
Civil, debido a que se ha acreditado fehacientemente que el bien afectado con
la medida pertenece a persona distinta del demandado. Si el bien embargado
pertenece a la sociedad de gananciales, el gravamen practicado resulta ilegal,
más aún, si no se ha probado que la deuda contraída por el ejecutado haya re-
dundado en provecho de la sociedad conyugal ni que haya servido para atender
las cargas del hogar. Dicho bien no puede responder por la deuda adquirida
por el cónyuge (Exp. N° 1309-2001, 1ª Sala Civil de Lima, Código Procesal
Civil Digital, Gaceta Jurídica).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
En virtud del interés público que se pretende tutelar con las medidas cautelares
en materia tributaria, el Código Tributario no prevé un plazo de caducidad
para tales medidas. Por lo tanto, no les es aplicable el plazo de dos años pres-
crito en el artículo 625 del CPC (Exp. N° 3681-2002, Código Procesal Civil
Digital, Gaceta Jurídica).
El artículo 625 del Código Procesal Civil señala que toda medida cautelar ca-
duca a los dos años de consentida o ejecutoriada la decisión que amparó la pre-
tensión; sin perjuicio de ello; también caduca a los cinco años contados desde
la fecha de su ejecución. En ese sentido, la norma adjetiva no señala los plazos
procesales de caducidad de las medidas de embargo ordenadas en ejecución de
sentencia (Exp. N° 1209-2003, 4ª Sala Civil de Lima, Código Procesal Civil
Digital, Gaceta Jurídica).
560
Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
carta, el banco adjunte una nueva y similar garantizando, por un plazo igual, el
eventual resultado del proceso (Exp. N° 1723-1999, Sala de Procesos Abrevia-
dos y de Conocimiento Lima, Código Procesal Civil Digital, Gaceta Jurídica).
Si bien el demandado acogiéndose a los alcances del artículo 615 del Código
Procesal Civil solicita se deje sin efecto el embargo en forma de inscripción,
empero con la facultad del iura novit curia, debe entenderse que la misma se
encuentra circunscrita a la cancelación de pleno derecho como señalar el ar-
tículo 630 del Código Procesal Civil.
Si se desestima la pretensión incoada, es menester que la medida cautelar quede
cancelada de pleno derecho, incluso cuando hubiere sido impugnada (Exp.
N° 712-2002, 3ª Sala Civil de Lima, Código Procesal Civil Digital, Gaceta
Jurídica).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
bienes afectados por otro de eventual mayor valor, para lo que debe proceder
en la forma legal que corresponde (Exp. N° 162-2006, 1ª Sala Civil con Sub-
especialidad Comercial, Código Procesal Civil Digital, Gaceta Jurídica).
562
Levantamiento, cancelación, variación y sustitución de la medida
563
CAPÍTULO IX
PROCEDIMIENTO CAUTELAR
I. LA SOLICITUD CAUTELAR: REQUISITOS
Cuando el demandante recurre a la jurisdicción para buscar
tutela urgente se va a expresar a través de una solicitud cautelar.
Con ella se da inicio al proceso cautelar. Esta solicitud es importan-
te porque es el vehículo a través del cual la parte va a plantear su
pretensión cautelar y fijar la forma de esta. Si fuere el caso, señala-
rá los bienes sobre los que debe recaer la medida y el monto de su
afectación, así como el ofrecimiento de la contracautela y propon-
drá la designación del órgano de auxilio judicial correspondiente,
si fuere el caso.
La solicitud cautelar constituye una forma de cómo se materia-
liza el derecho de acción, que no siempre es a través de una deman-
da, sino que bien puede ejercitarse mediante una solicitud. En el
caso de la medida cautelar fuera de proceso, se puede acudir al ór-
gano jurisdiccional sin demanda. En este caso, los que no asumen la
autonomía del proceso consideran que no estamos ante un proceso
sino ante un procedimiento, porque todo proceso se inicia con una
demanda. Este pedido cautelar es una instancia, porque constituye
una etapa previa a la actuación del órgano jurisdiccional.
Esta solicitud genera ciertos efectos, como la carga del actor
para impulsar el procedimiento cautelar; determina los sujetos del
proceso cautelar y fija el objeto de decisión de la medida cautelar.
Si bien el juez dicta la medida cautelar en la forma solicitada, ella
puede ser alterada, si este considera adecuada otra medida en aten-
ción a la naturaleza de la pretensión principal (art. 611 del CPC).
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Procedimiento cautelar
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(2) LLEDÓ YAGUE, Francisco y ZORRILLA RUIZ, Manuel. Teoría general para un entendimiento
razonable de los episodios del mundo del Derecho. Dykinson, Madrid, 1998, p. 378.
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Procedimiento cautelar
(3) ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil. Vol 1, Tomo III, Bosch, Barcelona, 1994, p. 38.
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Procedimiento cautelar
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Procedimiento cautelar
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Procedimiento cautelar
(4) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Universidad Privada Antenor
Orrego (UPAO), Rodhas, Lima, 2000, p. 82.
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Procedimiento cautelar
(5) ZINNY, Jorge Horacio. “Medidas cautelares en el proceso civil”. En: Medidas Cautelares:
doctrina y jurisprudencia. Colección de Derecho Procesal 3, 2008, Córdoba, p. 50.
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580
Procedimiento cautelar
dentro del plazo legal. Este se inicia con la solicitud dirigida al cen-
tro de conciliación para la realización de la conciliación, y se da por
concluido por diversas situaciones, las que aparecen descritas en el
artículo 15 de la Ley especial, por citar: el acuerdo total de partes,
la inasistencia, entre otros.
En conclusión, hay dos referentes para la vigencia de la medi-
da cautelar. Uno está vinculado propiamente a un aspecto tempo-
ral luego de la ejecución de la medida y el otro a una condición de
procedibilidad, cuando se requiere agotar la conciliación como un
acto obligatorio y previo a la demanda.
El cómputo de la caducidad de la medida cautelar está basado
en la necesidad de la conciliación extrajudicial previa. Si no requiere
acto conciliatorio previo, el plazo de diez días comenzará a correr a
partir de la ejecución cautelar; pero si requiere conciliación previa, el
plazo de caducidad comenzará a correr bajo dos situaciones: a) que
se haya interpuesto la demanda, dentro de los diez días, computados
a partir de la conclusión del procedimiento conciliatorio; y b) que se
haya iniciado el procedimiento conciliatorio dentro de los cinco días
hábiles de haber tomado conocimiento de la ejecución de la cautelar.
El otro referente que se requiere para la vigencia de la medida,
es que la demanda interpuesta no haya sido rechazada liminarmente.
Vencido el plazo sin que el embargante promoviese la deman-
da, el juez ordena el levantamiento del embargo a pedido del em-
bargado, sin ningún otro trámite, y el acreedor sería condenado en
costas y además en el pago de los daños y perjuicios. Levantado el
embargo por el vencimiento del término para la iniciación de la de-
manda, el acreedor no puede solicitar un nuevo embargo fundado
en el mismo título porque aquella circunstancia de omisión supone
la “insuficiencia” del derecho que se invoca.
Como se puede advertir, uno de los efectos que genera la cadu-
cidad de la medida es el levantamiento de la medida trabada. Ope-
ra de pleno derecho, tal como señala el artículo 636 del CPC, pero
no precisa si requiere el pronunciamiento judicial y si debe ser dis-
puesta de oficio por el juez. Cuando la norma se refiere a “la ca-
ducidad de pleno derecho”, ello significa que se debe buscar una
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Procedimiento cautelar
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(8) Resolución de fecha 20 de agosto de 2007 emitida por el Primer Juzgado de Paz Letrado de
La Victoria, en el proceso seguido por Mi Banco, Banco de la Microempresa S.A. con Carmen
Julia Carrión Mercado, Expediente N° 802-07.
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Procedimiento cautelar
(9) El juez competente para dictar medidas cautelares es aquel que se encuentra habilitado para
conocer de las pretensiones de la demanda. El juez puede, a pedido de parte, dictar medida
cautelar antes de iniciado el proceso o dentro de este.
Todas las medidas cautelares fuera de proceso, destinadas a asegurar la eficacia de una misma
pretensión deben solicitarse ante el mismo juez, bajo sanción de nulidad de las resoluciones
cautelares dictadas. El solicitante debe expresar claramente la pretensión a demandar. La
medida cautelar tiene por finalidad garantizar el cumplimiento de la decisión definitiva.
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Procedimiento cautelar
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(11) Si hubiera prosperado esa propuesta, se hubiera tenido que modificar el artículo 29 del CPC
para incorporar otro referente, en caso de medidas cautelares fuera del proceso, en el que haya
imperado la prevención en atención a la ejecución o notificación del mandato cautelar; esto
es, todo el diseño de la prevención se hubiere alterado para fijarla en el éxito de la ejecución
cautelar.
588
Procedimiento cautelar
(12) Disposición final única.- Tratándose de lo previsto en el primer párrafo del artículo 608
del Código Procesal Civil, el juez provisional o suplente solo puede conocer de los pedidos
cautelares dentro de proceso, salvo que, en el distrito judicial correspondiente o en el ámbito
de su competencia, el Juez Titular no se encuentre habilitado.
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Procedimiento cautelar
Esta redacción del artículo 637 del CPC rompe con los esque-
mas de la prórroga tácita de la competencia territorial contempla-
da en el artículo 26 del CPC, la que se hace en el proceso principal.
El proceso cautelar no fija ninguna competencia sobre la litis, pues
aun en el caso de que se dicte una medida cautelar en un proceso
ante un juez incompetente la medida pervive, como se puede apre-
ciar de la propia redacción del artículo 42 del CPC.
“El proceso se suspende durante la tramitación de la inhibito-
ria. Sin embargo, cualquiera de los dos jueces pueden dictar
medidas cautelares, si a su criterio la omisión pudiera provo-
car perjuicio irreparable para las partes o terceros”.
A mayor abundamiento, Rivas(13) elaboró un interesante trabajo
con relación al proceso cautelar peruano, en el que hace el siguien-
te comentario: “El artículo 608 del CPC no significa sino atribuir
al juez el poder jurídico de dictar tales medidas, pero no que por
su sola adopción puede fijarse definitivamente la competencia, al-
terándose la regla fundamental prevista al efecto. No obstante ello,
el artículo 608 tiene otro significado, ya que sirve para posibilitar
que aún siendo incompetente, en caso de urgencia o de necesidad,
el magistrado requerido puede dictar la medida cautelar sin perjui-
cio de la ulterior radicación ante el juez competente. En todo caso
tendrá la posibilidad de declarar su incompetencia oficiosamente,
de acuerdo a los términos del artículo 35 y la parte afectada, la de
cuestionarla oportunamente al saber de la medida trabada” (lo re-
saltado es nuestro). En esa misma línea de opinión encontramos en
el trabajo de Guahnon(14) la siguiente opinión: “pueden ser dictadas
por juez incompetente en casos de urgencias y cuando no admitan
demora (...) sin perjuicio que luego se remitan las actuaciones al que
le corresponde intervenir de acuerdo con su competencia”. Todo
esto nos lleva a sostener que la competencia territorial no debe ser
un referente a contemplar por el juez para brindar la tutela urgen-
te; ello es un referente a la procedencia de la admisibilidad de la de-
(13) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Universidad Antenor
Orrego, Rodhas, Lima, 2000, p. 82.
(14) GUAHNON, Silvia V. Medidas cautelares en el Derecho de Familia. Ediciones La Roca, Buenos
Aires, 2007, p. 79.
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Procedimiento cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(15) MONROY PALACIOS, Juan José. “Conversión de la medida cautelar en la fase de actuación
de la sentencia”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal, Nº 9, Palestra editores, Lima, 2006,
pp. 235-262.
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Procedimiento cautelar
(16) En el trabajo de Monroy se lee lo siguiente: “La medida cautelar en el momento en el cual
culmina un proceso con sentencia firme estimatoria es precisamente un fenómeno de extinción
por conversión de pleno derecho, luego del cual, la medida cautelar se transforma en medida
ejecutiva. En este estadío, la medida conserva los efectos prácticos y jurídicos respecto de la
situación del demandado, sin embargo, la variación sustancial se produce en los dos aspectos
fundamentales antedichos: en el plano ESTRUCTURAL, la eficacia de la ahora medida eje-
cutiva ya no se encuentra sujeta a los presupuestos para la concesión de una medida cautelar
(peligro en la demora, verosimilitud del derecho y adecuación) tampoco resulta relevante el
presupuesto para la actuación de la medida (caución). Por otro lado, en el plano FUNCIONAL
la medida ejecutiva ya no persigue, al menos como finalidad principal, la aseguración de la
eficacia del proceso, sino que, automáticamente se instala como acto de ejecución inicial, al
que le sucederán otros actos procesales (ejecutivos) destinados al logro de la satisfacción pro-
cesal. Sin embargo, el punto de quiebre causado por la culminación del proceso con resultado
favorable para el demandante y que distingue claramente la ya mencionada oportunidad para
la aseguración respecto de la oportunidad para la satisfacción procesal, también añade otras
características diferenciadoras que nos aclaran aún más el panorama: mientras la medida
cautelar se otorga en un momento de incertidumbre, con base en una cognición sumaria, la
medida ejecutiva presupone para su existencia un estado de certeza, donde se ha establecido
de modo definitivo cuál es el resultado final del litigio; mientras la medida cautelar constituye
una resolución judicial que luego de su efectiva actuación (ejecución en sentido lato) garantiza
la eficacia del proceso, es decir, constituye el punto culminante de la protección de un derecho
subjetivo (tutela cautelar) la medida ejecutiva no constituye por sí misma un acto definitorio
respecto de algún tipo de tutela procesal, sino más bien, tiene una eficacia intermedia, es un
acto preparatorio que, concatenado con otros busca la satisfacción procesal”. Ídem.
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(17) El artículo 630 del CPC en ese sentido señala que: “si la sentencia en primera instancia
desestima la demanda, la medida cautelar queda cancelada de pleno derecho, aunque aquella
hubiere sido impugnada”. En esa misma perspectiva se orienta la redacción del artículo 615
del CPC, cuando señala que es procedente el pedido de medida cautelar de quien ha obtenido
sentencia favorable, aunque fuere impugnada, no requiriendo para ello el ofrecimiento de
contracautela, pues técnicamente no estamos ante una medida cautelar.
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Procedimiento cautelar
(18) MONROY PALACIOS, Juan José. “Conversión de la medida cautelar en la fase de actuación
de la sentencia”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal, Nº 9, Palestra editores, Lima, 2006,
pp. 235-262.
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(19) Ídem.
598
Procedimiento cautelar
Como señala la segunda parte del artículo 619 del CPC, “la
ejecución judicial se iniciará afectando el bien sobre el que recae la
medida cautelar a su propósito”. Esto lleva a suponer, en algunas
instancias judiciales, que hay que lograr una medida cautelar para
luego ingresar a la ejecución, sin embargo ello no es así. Aquí la pre-
gunta que se plantea es qué elementos debe tener en cuenta el juez
para conceder una medida ejecutiva. Frente a ello se sostiene que “el
único criterio a utilizarse para su concesión constituye la idoneidad
de las medidas ejecutivas para alcanzar el pleno reconocimiento ju-
rídico y material del derecho reconocido en la sentencia, es decir,
concretar la satisfacción procesal del sujeto victorioso, para así lo-
grar, precisamente, la tutela procesal efectiva”. Señala Monroy que
el ejecutante debe fundamentar la necesaria realización de determi-
nados actos destinados a perfeccionar la ejecución. Es erróneo con-
siderar que las medidas cautelares se caracterizan por su “homoge-
neidad” con los actos de ejecución forzada, como si toda cautelar se
otorgara para una “futura ejecución forzada”, y no para otras for-
mas de actuación como es el caso de las medidas coercitivas para
los procesos preventivos.
Otro aspecto que resalta el trabajo de Monroy Palacios es que si
bien la persecución se realiza en un plano donde ya existe una deci-
sión con autoridad de cosa juzgada que ampara los derechos del eje-
cutante, ello no supone que dicho fin pueda ser alcanzado sin limi-
tación ni parámetro alguno. El derecho de defensa del ejecutado o
de cualquier tercero ajeno a la relación procesal debe estar siempre
presente, para oponerse a aquellos actos ilícitos que superen injus-
tificadamente el ámbito propio de la debida actuación de la senten-
cia. De ahí que el juez debe tener en cuenta el principio de razona-
bilidad y de mínima injerencia, para conceder únicamente aquellas
medidas ejecutivas que sean congruentes y razonables con la satisfac-
ción del derecho declarado. Bajo el principio de mínima injerencia
dice Monroy, “la necesaria intromisión dentro de la esfera jurídica
del ejecutado, con el propósito siempre de lograr el reconocimien-
to de los derechos del ejecutante, se deberá realizar buscando el mí-
nimo grado de incidencia sobre dicha esfera. Es decir, sin sacrificar,
en la medida de lo posible, los derechos del sujeto que no han sido
discutidos durante el proceso y que, por lo tanto, no forman parte
del fallo contenido en la sentencia estimatoria”.
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(20) PEYRANO, Jorge. El proceso civil: principios y fundamentos, Astrea, 1978, p. 155.
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(21) CARRERA, Francesco. Programa de Derecho Criminal, Temis, Bogotá, 1957, pp. 976-979,
citado por OVIEDO, Amparo. Fundamentos del Derecho Procesal, del procedimiento y del
proceso. Temis, Bogotá, 1995, p. 22.
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(22) LANDA, César. Teoría del Derecho Procesal Constitucional, Palestra. Lima, 2003, p. 200.
(23) ARIANO DEHO Eugenia, “¿un cautelar renovado?”. En: Manual de actualización civil y
procesal civil. Gaceta Jurídica, Lima, 2010, p. 26.
605
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Procedimiento cautelar
(24) ARIANO DEHO, Eugenia. “¿un cautelar renovado?”. En: Manual de actualización civil y
procesal civil. Gaceta Jurídica, Lima, 2010, p. 28.
607
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(25) ARIANO DEHO, Eugenia. “¿un cautelar renovado?”. En: Manual de actualización civil y
procesal civil. Gaceta Jurídica, Lima, 2010, p. 30.
608
Procedimiento cautelar
(26) En ese sentido, Kielmanovich dice: “Las medidas cautelares no exigen de los magistrados el
examen de la certeza sobre la existencia del derecho pretendido, sino solo de su verosimilitud.
El juicio de verdad en esta materia se encuentra en oposición a la finalidad del instituto cau-
telar, que no es otra que atender a aquello que no excede del marco de lo hipotético, dentro
del cual asimismo se agota su virtualidad”. KIELMANOVICH, Jorge. Medidas cautelares.
Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000, p. 117.
(27) Couture, invocando esta condición del inaudita pars, ubica a la sentencia cautelar como una
garantía autónoma dentro de las resoluciones judiciales. Funda su criterio en que al dictárselas
inaudita altera pars constituyen un procedimiento unilateral de conocimiento sumarísimo
promovido a petición de parte interesada. Chiovenda se aparta del carácter instrumental de
la medida cautelar al sostener que lo cautelar era pura acción, distinta del derecho garantizado
debido a que existe en el caso de la materia cautelar un derecho actual, cuando todavía no se
sabe con certeza la existencia del derecho debatido como de fondo.
Citado por VARGAS, Abraham Luis. “Teoría general de los procesos urgentes”. En: Medidas
autosatisfactivas. Peyrano Jorge (director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2002,
p. 83.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
610
Procedimiento cautelar
(30) En ese contexto resulta interesante revisar el pronunciamiento emitido el 15 de marzo del
año 2006, por el Cuarto Juzgado Comercial de Lima, que dispuso ante la concurrencia de
medidas cautelares ya ejecutadas, requerir a la entidad beneficiada, la ejecución de la única
medida pendiente de ejecutar en un plazo determinado, bajo apercibimiento de proceder –en
el día– a notificar el mandato cautelar al afectado con ella, Lloyd Aéreo Boliviano, a fin de
viabilizar la posibilidad de la impugnación de esta parte con la medida. Ese mandato se dio,
en un contexto en que la legislación de ese entonces permitía que el afectado con la medida,
al finalizar la ejecución recién pueda apersonarse y ejercer su defensa. Esto provocaba a que
algunos litigantes buscaran obtener una concurrencia de medidas para ejecutar, las que inde-
finidamente no concluían su ejecución, a fin de evitar que la parte afectada pueda apersonarse
al proceso cautelar e impugnar. Esa mala praxis felizmente fue contrarrestada con la posterior
modificación que se hizo al texto legal del citado artículo 637 del CPC.
611
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
(31) Lamentablemente, la judicatura no ha dado una respuesta reflexiva al respecto, todo lo contra-
rio encontramos pronunciamientos que avalan el enunciado legal sin distinguir los efectos que
cada supuesto puede generar, sino léase el pronunciamiento recaído en el Exp. N° 00649-2009
Segunda Sala Civil Subespecialidad Comercial. Res: 18 de marzo 2010. “Debe considerarse que
el mismo dispositivo legal establece adicionalmente que “dispuesta la admisión de la demanda
por revocatoria del superior, la medida cautelar requiere nueva tramitación” es decir, que
incluso el hecho de que a la fecha la resolución del principal se halle en trámite del recurso
de casación formulado por la recurrente ante el pronunciamiento de vista que confirmó la
resolución del principal, tal hecho no vulnera el derecho constitucional en referencia, pues,
la propia norma procesal ha regulado categóricamente que ante una revocatoria superior,
que ordene la admisión de la demanda, ello no afectará en modo alguno al pronunciamiento
de caducidad de la medida cautelar conceda fuera del proceso, pues, a efectos de obtenerla,
se requiere de una nueva tramitación (...)”.
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Procedimiento cautelar
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(33) VARGAS, Abraham Luis. “Teoría General de los procesos urgentes”. En: Medidas autosatis-
factivas. Peyrano Jorge (director), Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2002, p. 83.
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Procedimiento cautelar
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616
Procedimiento cautelar
(34) Ver el Exp. N° 763-2005-PA/TC-Lima, 13 de abril de 2005, Inversiones La Carreta S.A. vincu-
lado con el proceso civil seguido entre Ferreyros S.A. contra Evinsa Contratistas Generales
S.A. (Exp. N° 39914-99) 58 Juzgado Civil de Lima.
617
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(35) En esa misma línea de pensamiento encontramos el caso en el que se ha ejecutado una medida
cautelar un día feriado sin haberse habilitado expresamente para ello. El juez de oficio no debería
declarar la nulidad de la ejecución, ni tampoco a pedido de parte, pues si bien se trata de un acto
irregular, la trascendencia de ese acto no genera agravio al afectado con la medida, que justifique
su corrección; además que la omisión de la habilitación no está sancionado con nulidad.
618
Procedimiento cautelar
hábiles, la Ley Orgánica (art. 124) considera a las que medien entre
las seis y las veinte horas con respecto a diligencias a practicar fue-
ra del despacho judicial, sin embargo, el artículo 141 del CPC con-
sidera las comprendidas entre las siete y las veinte horas.
La habilitación puede ser expresa y tácita. Es expresa cuando el
tiempo inhábil resulta utilizable a raíz de una declaración judicial,
originada a petición de parte o de oficio. La inhabilitación tácita se
encuentra regulada en el artículo 143 del CPC.
El secretario tiene la misión de ejecutar de manera eficaz la me-
dida cautelar, para lo cual, contará con el apoyo de la fuerza pú-
blica, como es la Policía Nacional, si fuese necesario. La Policía es
un cuerpo orientado a mantener el orden material externo y la se-
guridad del gobierno y de los ciudadanos. Ella se justifica porque
la administración del Estado necesita un cierto poder coactivo que
asegure el mantenimiento del orden público, para lo cual utiliza ele-
mentos activos, llamados policías, a fin de que den fuerza a la au-
toridad del Estado.
Por otro lado, la norma señala que “el secretario puede auto-
rizar el descerraje u otros actos similares, cuando el caso lo justifi-
que”; sin embargo, consideramos que el juez es el que debe autorizar
tales apremios para que el secretario haga uso de ellas al momen-
to de la ejecución.
El desarrollo de la ejecución cautelar debe constar en un acta,
la que será redactada a puño y letra por el secretario y firmada por
todos los intervinientes y certificada por él. El texto del artículo
641 del CPC de manera expresa recoge la incidencia de la negati-
va a firmar.
Un aspecto importante que resaltar en la ejecución es que al
término de esta, se procede a notificar al afectado, dejándose cons-
tancia de ello en el acta. Este acto es importante para el desarrollo
del proceso cautelar, porque a partir de ese momento podrá aper-
sonarse a este y ejercer su defensa, si es que no ha tomado antes co-
nocimiento de la resolución cautelar; también sirve para computar
el consentimiento del mandato cautelar impugnado o la proceden-
cia de la apelación en cuanto al plazo. Puede darse la posibilidad
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Procedimiento cautelar
(36) DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal. Tomo 1, 13ª edición, Dike,
Medellín, 1994, p. 82.
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Procedimiento cautelar
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Procedimiento cautelar
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Concurrencia de medi-
das cautelares Órgano de auxilio
Supuestos
judicial
Tipos de medidas
Un bien afectado por va- Bien mueble registrado: Registrador público y
rias medidas cautelares, embargo en forma de ins- custodio
Medidas por diversos acreedores, cripción y secuestro
concentradas y con la concurrencia de
varios órganos de auxi-
lio judicial
(37) RAMÍREZ, Jorge Orlando. Función precautelar. Astrea, Buenos Aires, p. 258.
626
Procedimiento cautelar
(38) Artículo 621.- “Si se declara infundada una demanda cuya pretensión estuvo asegurada con
medida cautelar, el titular de esta pagará las costas y costos del proceso cautelar, una multa
no mayor de diez Unidades de Referencia Procesal y, a pedido de parte, podrá ser condenado
también a indemnizar los daños y perjuicios ocasionados.
La indemnización será fijada por el juez de la demanda dentro del mismo proceso, previo
traslado por tres días.
La resolución que decida la fijación de costas, costos y multa es apelable sin efecto suspensivo;
la que establece la reparación indemnizatoria lo es con efecto suspensivo”.
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(39) RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Universidad Antenor
Orrego, Rodhas, Lima, 2000, p. 68.
(40) RAMÍREZ, Jorge Orlando. Ob. cit., p. 316.
628
Procedimiento cautelar
JURISPRUDENCIA
Es procedente el pedido de medida cautelar de quien ha obtenido sentencia favo-
rable, aunque fuere impugnada. Ello es aplicable por extensión a los procesos de
ejecución de garantías, que de acuerdo a ley terminan con la expedición del auto
respectivo.
Los bienes dados en prenda por su propia naturaleza y uso están expuestos
a disminución o pérdida de su valor, lo cual puede diluir o dificultar el dere-
cho del actor a cobrar la deuda; por ello, resulta evidente que la demora en
resolver la litis representa un riesgo o peligro para el derecho del ejecutante
(Exp. N° 1249-97, Sala N° 4, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 496).
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Procedimiento cautelar
–En caso de existir una sentencia favorable y de acuerdo a la norma legal última
citada–, si no es requisito que la solicitud cautelar contenga la exposición de
los fundamentos de la pretensión cautelar ni el ofrecimiento de contracautela,
por consiguiente, la resolución a dictarse tampoco requiere que el juzgador
emita pronunciamiento en cuanto a estos extremos, que no son materia de la
solicitud; entendiéndose que la verosimilitud del derecho invocado lo da la
misma sentencia favorable que le sirve de fundamento; por consiguiente, no
existe vicio alguno de nulidad respecto a la alegada falta de fundamentación
de la medida cautelar concedida (Exp. N° 00005-2009, 4ª Sala Especializada
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
En tal sentido, cuando en vía cautelar se formula una oposición contra la medi-
da dictada, los argumentos que sustentan dicha oposición no pueden fundarse
en la realización de un nuevo examen de los aspectos tácticos y jurídicos que
oportunamente fueron planteados y a la vez evaluados en la resolución que la
concedió, puesto que en tales casos el mecanismo procesal idóneo y legalmente
previsto es el recurso de apelación (Exp. N° 1247-2010, 1ª Sala Civil de Lima,
Las medidas cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta
Jurídica, p. 88).
Se aprecia que en el caso de autos, recién por resolución, se está habilitando día
y hora para la ejecución de la Medida Cautelar ordenada: en consecuencia, en
este estado, estando a la normativa precedentemente acotada, resulta improce-
dente la concesión de apelación (Exp. N° 1735-2009, 1ª Sala Civil de Lima,
Las medidas cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta
Jurídica, p. 98).
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Procedimiento cautelar
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Estando a que toda medida cautelar sigue la suerte del principal, en el caso
concreto al haberse resuelto la pretensión principal mediante conciliación, el
mismo que produce los efectos de una sentencia con la calidad de cosa juz-
gada, es procedente que se declare la sustracción de la materia, en atención
a lo prescrito en el inciso primero del artículo 321 del Código Procesal Civil
(Exp. N° 1489-2009, 2ª Sala Especializada de Familia de Lima, Las Medidas
Cautelares y los procesos de ejecución en la jurisprudencia, Gaceta Jurídica,
p. 276).
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Procedimiento cautelar
La tenencia provisional es una medida cautelar que no procede fuera del pro-
ceso, siendo que en el presente caso la demanda ha sido declarada improce-
dente, siendo así y estando a lo señalado precedentemente la presente solicitud
cautelar deviene en improcedente (Exp. N° 1422-2009, 2ª Sala Especializada
de Familia de Lima, Las medidas cautelares y los procesos de ejecución en la
jurisprudencia, Gaceta Jurídica, p. 340).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Para la solicitud de una medida cautelar fuera del proceso, la ley no exige de
manera obligatoria la presentación de originales, quedando a la apreciación del
juez el cumplimiento de los presupuestos necesarios para conceder la medida
cautelar solicitada, sobre la base del pedido cautelar y los medios probatorios
que se adjunten (Exp. N° 1190-2005, 1ª Sala Civil con Subespecialidad Co-
mercial, Código Procesal Civil Digital, Gaceta Jurídica).
636
Procedimiento cautelar
Los fundamentos del auto recurrido no solo demuestran la falta de sustento del
auto apelado, sino que evidencian, por decir lo menos, un nivel de indolencia
e indiferencia por parte del Sr. Juez a quo, quien mediante un confuso juego
de palabras pretende establecer que el pedido de modificación de la medida
cautelar no es comprensible y, por lo tanto, no es tomado en cuenta, para así
justificar la supuesta falta de subsanación de las observaciones por él advertidas
que llevaron al rechazo de la medida cautelar.
Con ello el magistrado niega de modo arbitrario la tutela que se solicita, sin
realizar el menor análisis del pedido cautelar ni menos aún evaluando la do-
cumentación y explicaciones con las que el solicitante ha absuelto las observa-
ciones y requerimientos que el propio juez impuso al declarar inadmisible la
solicitud cautelar (Exp. N° 3552-2010-35, 2ª Sala Civil de Lima, del 19 de
enero de 2011).
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
Se observa que existe una aplicación debida de la norma, dentro del cual el a
quo, ha observado los requisitos básicos para la concesión de la medida caute-
lar ordenada; que de la revisión de la decisión cautelar, se observa que, la ve-
rosimilitud del derecho invocado en la medida cautelar está sustentada en que
el mismo a quo en fecha anterior a la resolución apelada expidió a sentencia,
declarando fundada conforme lo señala el artículo 615 del Código Procesal
Civil; en cuanto al supuesto caso de incumplimiento de pago que alega la de-
mandada por parte de la demandante, este argumento no es causal de que la
resolución de medida cautelar adolezca de vicio alguno; asimismo, el hecho
que la sentencia dictada en el proceso principal haya sido impugnada otorga
argumento legal para que no proceda la medida cautelar. Finalmente, podemos
concluir que ningún medio probatorio de la ejecutada demuestra que la resolu-
ción impugnada contenga nulidad alguna y menos que exista agravio en contra
del apelante (Exp. N° 39595-2009-0-1001-JR-CI-03, 3ª Sala Civil de Lima,
del 23 marzo de 2010).
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Procedimiento cautelar
Es por ello que decir que se incremente el gravamen sobre ese bien hasta que
cubra el resto de la deuda, cuando el bien pertenece ahora a otra persona, es
un aspecto que el juzgador debe evaluar con cuidado (Exp. N° 9601-2007-68,
2ª Sala Civil de Lima, del 09 de marzo de 2011).
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CAPÍTULO X
BIENES INEMBARGABLES
I. NOTAS PRELIMINARES
Una de las reglas que rige la actividad cautelar asegurativa
sostiene que los bienes del deudor pueden ser embargados por su
acreedor; entendiéndose por tales los objetos inmateriales suscep-
tibles de valor económico e igualmente las cosas. Esto significa que
el deudor responde del cumplimiento de sus obligaciones con to-
dos sus bienes presentes e incluso futuros; sin embargo, existen bie-
nes que están excluidos de la ejecución en razón de su carácter no
patrimonial, su no alienabilidad y su no embargabilidad. Esta ex-
clusión tiene su origen en un mandato legal, el cual establece nu-
merosas excepciones. Unas veces por razón de la persona, otras
por la naturaleza de los bienes (como las cosas que se hallan fuera
de comercio) o porque no pueden ser objeto de enajenación judi-
cial (como los derechos inherentes a la persona) o por razones de
humanidad para no privar al deudor de los medios indispensables
para su subsistencia.
Como el embargo se orienta a obtener una cantidad de dine-
ro para el futuro pago forzado al acreedor, resulta evidente que
solo podrán ser susceptibles de embargo aquellos bienes que tienen
contenido económico, excluyéndose los no patrimoniales como los
derechos derivados de la relación familiar (patria potestad, tutela,
etc.), derechos de la persona (derecho a la vida, a la libertad, al ho-
nor, etc.), derechos de carácter político, entre otros; sin embargo,
para que el embargo sea posible no basta la patrimonialidad sino
que el bien sea alienable. En este sentido, señala Montero Aroca(1):
(1) MONTERO AROCA, Juan. Derecho Jurisdiccional, Bosch, Barcelona, 1995, p. 527.
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(4) LLEDÓ YAGUE, Francisco y ZORRILLA RUIZ, Manuel. Teoría general para un entendimiento
razonable de los episodios del mundo del Derecho. Dykinson, Madrid, 1998, p. 394.
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Bienes inembargables
(5) CORNEJO CHÁVEZ, Héctor. Derecho Familiar peruano. 10ª edición, Gaceta Jurídica, Lima,
1999, p. 629.
(6) Ibídem, p. 632.
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Bienes inembargables
9. Los sepulcros
Por su parte, los cementerios y las sepulturas, sin perder su as-
pecto religioso, están regulados hoy por disposiciones administra-
tivas como el Decreto Supremo N° 03-94-SA y la Ley N° 26298. En
dichos instrumentos legales se regula todo lo concerniente a las re-
laciones de carácter real y contractual sobre cementerios y servicios
funerarios al establecer que las personas jurídicas, sean públicas o
privadas, nacionales y extranjeras están facultadas para constituir,
habilitar, conservar y administrar cementerios y locales funerarios,
así como prestar servicios funerarios en general.
La norma hace referencia al sepulcro, entendido este como “la
obra que se construye para dar sepultura a una persona, general-
mente de piedra y elevada respecto del suelo”; sin embargo, la le-
gislación especial asume el calificativo de sepulturas para compren-
der a los mausoleos, nichos y sepulturas en tierra. Apréciese que la
limitación cautelar es a la edificación u obra realizada para la inhu-
mación, sea que se hubiere otorgado en concesión para uso tempo-
ral o permanente, en un cementerio público o privado.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
no lo sea por la causal que señala el inciso 4, esto es, que consti-
tuya instrumento para el ejercicio directo de su oficio u profesión.
El artículo 890 del CC define a los frutos como los provechos
renovables que produce un bien sin que se altere ni disminuya su
sustancia; en cambio, los productos son los provechos no renova-
bles que se extraen de un bien (art. 894 del CC). El fruto es un bien
nuevo que produce otro bien; en cambio, los productos no se re-
producen. Véase el caso de las minas y canteras.
Para el Código Civil los frutos pueden ser naturales, civiles e
industriales. Los frutos naturales son los que provienen del bien sin
intervención humana. Pertenecen al propietario del bien embarga-
do y se perciben cuando se recogen; por ejemplo, la lana de las ove-
jas. Los frutos industriales son los que produce el bien con inter-
vención humana. Pertenecen al productor y se perciben cuando se
obtienen, como sería el caso de la industria pesquera, la cual trans-
forma la materia prima en harina de pescado. Los frutos civiles son
aquellos que se producen como consecuencia de una relación jurídi-
ca. Pertenecen al titular del derecho y se perciben cuando se recau-
dan, por ejemplo, la renta de un inmueble. El Código Civil señala
que en estas dos últimas modalidades de frutos (industriales y civi-
les) para el cómputo de ellos se rebajarán los gastos y desembolsos.
En el caso del patrimonio familiar, la norma precisa que los fru-
tos son embargables hasta las dos terceras partes, únicamente para
asegurar las deudas resultantes de condenas penales, de los tributos
referentes al bien y de las pensiones alimenticias (art. 492 del CC).
Sobre este particular, asumiremos la posición que cuando el inmue-
ble es ocupado directamente por los miembros de la familia, no se
podrá invocar el embargo de frutos, pero en el supuesto que el pre-
dio se entregare en alquiler, el ocupante estará obligado a pagar al
acreedor pero solo hasta las dos terceras partes, pues estamos ante
la presencia de frutos civiles.
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Bienes inembargables
(11) Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente. Corte Suprema de Justicia de la Repúbli-
ca. P.A. N° 4176-2010-LIMA del 08/09/2011. En los seguidos por don Juan Roberto Franco
Zapata contra los integrantes del Consejo de Guerra Permanente de la Fuerza Aérea del Perú
y otros, sobre proceso de amparo
(12) Esto significó a la luz del caso citado, P.A. N° 4176-2010-LIMA del 08/09/2011, que el monto
de la pensión percibida por el Comandante de la Fuerza Aérea, en promedio es de S/. 1,125
nuevos soles (mil ciento veinticinco nuevos soles), la cual no supera las cinco Unidades de
Referencia Procesal a las que hace referencia el artículo 646 inciso 6, del Código Procesal
Civil. Por lo tanto, no podía embargarse la pensión del demandante, ya que con ello se pone
en riesgo las necesidades vitales del actor y su familia. En consecuencia, la Sala Constitucional
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
dispuso que se dicte una nueva resolución, bajo estas consideraciones y se le reponga el monto
total de las pensiones indebidamente retenidas, así como los intereses legales generados.
(13) Resolución emitida el 27 de julio de 2005, por la Primera Sala Comercial, Exp. N° 451-2005,
en los seguidos por Corporación Financiera de Desarrollo S.A. Cofide con Contratistas de
Maquinaria Pesada Castro S.A. Comapeca sobre medida temporal sobre el fondo.
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Bienes inembargables
V. EFECTOS DE LA INEMBARGABILIDAD
El efecto natural de la afectación de bienes inembargables es el
levantamiento de la medida cautelar y devolución del bien afecta-
do, porque los hechos que impedían su afectación existían al mo-
mento de dictarlos, pero no eran de conocimiento del juez ni tam-
poco de la parte que promovió la medida cautelar. Se trata de una
medida que tiene un vicio estructural desde su constitución, pero
que no era de conocimiento del solicitante de la medida y menos
del juez; puesto a descubierto dicha situación irregular por obra de
la propia parte afectada no habrá otra posibilidad que ordenar el
levantamiento de la medida. Si esta ya se hubiere ejecutado sobre
las remuneraciones del demandado, un efecto adicional al levanta-
miento de la medida es la devolución a la parte afectada del monto
total indebidamente retenido, más los intereses legales generados,
en una aplicación extensiva del artículo 569 del CPC.
Hay que precisar que el levantamiento de la cautela procede
no porque se hayan modificado las circunstancias que determina-
ron la medida cautelar, sino porque el juez recién advierte que los
bienes sobre los que ha recaído la ejecución de la medida cautelar
son inembargables.
Como ya se ha señalado, la causal de inembargabilidad siem-
pre estuvo presente al momento de dictar medida, pero era desco-
nocida por el solicitante y por el juez; sin embargo, diferente es el
caso cuando aparecen hechos sobrevinientes a la decisión cautelar,
como el abandono del proceso, el desistimiento de la pretensión,
la sentencia adversa al ejecutante y el cumplimiento de la obliga-
ción, por citar.
Aquí hay que tener presente que el levantamiento de la afecta-
ción cautelar es sobre el bien, lo que no puede extenderse a otros bie-
nes que no estén comprendidos bajo los supuestos del artículo 648
del CPC. El mandato cautelar subsiste en lo que a los otros bienes
se refiere, liberando solo al que es materia de la inembargabilidad.
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
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Bienes inembargables
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Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
del deudor, por más que estos sean de su propiedad. Lo que se bus-
ca preservar es un mínimo de bienes que le permita la subsistencia
elemental, al deudor ejecutado(14).
Este enunciado no solo lo encontramos en el caso de sus ha-
beres sino incluso en “las prendas de estricto uso personal, libros y
alimentos básicos del obligado y de sus parientes con los que con-
forma una unidad familiar, así como los bienes que resultan indispen-
sables para su subsistencia”(15). Véase en este último enunciado que
la cobertura a la no afectación de los bienes del deudor ejecutado,
en el caso del inciso 4, puede hacerse extensiva hasta los parientes
con los que conforma una unidad familiar, siempre y cuando resulte
indispensable para su subsistencia.
Los ejecutados encuentran en la figura de los bienes inembar-
gables una esfera de protección a su subsistencia personal y la de su
familia, como expresión del respeto a la dignidad humana. Es un
mecanismo diseñado para limitar el poder del acreedor ejecutante
frente al deudor en un proceso judicial, bajo la justificante de ga-
rantizarle un mínimo de subsistencia digna. El escenario es el ámbi-
to judicial frente al poder persecutorio que ejerce el acreedor sobre
los bienes del deudor. Los bienes inembargables deben entenderse
como una restricción del acreedor para la ejecución. La razón de
ser es preservar sobre el deudor una vida digna, no poner en riesgo
su sobrevivencia. Es un privilegio que la ley ha establecido a la tute-
la del deudor y una restricción a la facultad de cobro del acreedor.
Rompe la regla general por la que se afectan los bienes de propie-
dad del deudor aunque se encuentren en poder de terceros, pero se
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Bienes inembargables
(16) CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús. El embargo. Bosch, Barcelona, 1991, p. 362.
(17) Afectar los haberes de los deudores, a través de la compensación, ha sido un tema polémico.
Según la Resolución Nº 0199-2010/SC2-INDECOPI del 29/01/2010, para que opere la com-
pensación, no era suficiente que el deudor lo haya autorizado, sino que se requería además
que este cuente con un haber que supere las 5 URP para afectar solo la tercera parte del saldo;
sin embargo, el pronunciamiento de Indecopi (Res Nº 3448-2011/SC2-INDECOPI) se aparta
del citado precedente y sostiene que sí se puede afectar los haberes de los deudores, sin tomar
en consideración que el deudor perciba un haber mayor a las 5 URP. Esto en atención a que
el concepto de bienes inembargables, a que refiere el artículo 648 del CPC, es un concepto
que se desarrolla en el escenario judicial, para limitar el accionar del acreedor demandante,
pero esta limitante no puede ser extensiva para el caso en las compensaciones bancarias.
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(18) “La compensación es un acto de disposición patrimonial y toda persona es libre de disponer
su patrimonio, por lo que cualquier limitación debe ser interpretada restrictivamente a fin de
no afectar la esfera de libertad propia de toda persona. Cuando un consumidor decide que
sus remuneraciones pueden servir para atender las obligaciones que mantiene con un banco,
actúa en el marco de la autonomía privada que le es reconocida desde la propia Constitución”.
Res Nº 3448-2011/SC2-INDECOPI
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Bienes inembargables
(19) DÍEZ-PICAZO, Luis y GULLÓN, Antonio. Sistema de Derecho Civil. Vol. I. 8ª edición. Tecnos,
Madrid, 1994, p. 373.
(20) Si afirmamos que las reglas de la inembargabilidad de las remuneraciones, propia para la
ejecución de los acreedores, no es aplicable a la autorización para las compensaciones, se
tendría que indagar si ese acto de liberalidad extrajudicial que hace un deudor frente a su
acreedor, debe tener una limitante, sobre todo cuando se trata de depósitos de haberes, que
evite al deudor que pueda disponer del íntegro de su haber a favor del acreedor. Se podría
tolerar la compensación con el íntegro del haber que percibe en la cuenta de ahorros o habría
que colocar mínimos sobre los que no podría operar el acto de disposición.
Para quienes asumen la primera posición consideran que no se puede tolerar que el deudor
disponga a favor de su acreedor el íntegro de su haber, pues este pondría en riesgo su subsis-
tencia al no preservar un mínimo de sus ingresos para ello. Ese mínimo podría estar fijado por
la remuneración mínima vital u otro referente análogo. Esta posición no sería la adecuada,
pues, el escenario de este acto de disposición no es el proceso judicial en el que haya operado
un embargo sobre las remuneraciones del deudor ejecutado; todo lo contrario, estamos ante
un pacto extrajudicial, donde el deudor autoriza la compensación, como una forma para
dar cumplimiento a sus obligaciones. No hay nada que prohíba ese acto de liberalidad, ni
condiciones que la limiten. Es precisamente esa posibilidad que tiene el deudor, de disponer
de su remuneraciones, lo que permite que se otorgue el crédito por la seguridad del retorno.
La otra posición abordaría –con mayor énfasis– el principio de autonomía privada de partes,
y en respeto a ello, se acataría la voluntad libremente expresada en cuanto autorizar la dispo-
sición de la remuneración. Frente a ello diremos que si un trabajador recibe su remuneración
y decide destinar la mayor parte de esta para el pago de su acreedor, a fin de liberarse de la
obligación o de evitar que los costos del crédito se incrementen, sería perfectamente válido.
Nada impide que un trabajador, deudor, pacte con antelación destinar parte de sus ingresos
para cancelar una obligación crediticia; tampoco será de incumbencia indagar cómo adminis-
tra el deudor la distribución de sus ingresos. En atención al ejercicio de la libre disposición
de su remuneración, el deudor puede valerse de cualquiera de los modos de extinguir sus
obligaciones, que contempla el Código Civil. En ese sentido es perfectamente válido que, en
ejercicio de la libre disposición de la remuneración, el deudor pueda ordenar a la institución
financiera, el cargo o compensación de sus obligaciones de pago.
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Bienes inembargables
JURISPRUDENCIA
Los fondos y reservas que administra el IPSS son inembargables. No procede
disponer medidas cautelares ni de ejecución sobre ellos. Debe ser de aplica-
ción lo dispuesto en la única disposición transitoria de la Ley N° 26756 (Exp.
N° 1240-1997, Sala N° 4, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Ac-
tual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 500).
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Bienes inembargables
que no pueden ser brindados a terceros; (...) por consiguiente, esta Sala Supre-
ma ha precisado en la sentencia recaída en el Expediente N° 961-2007, que en
ningún caso, el servicio prestado mediante los teléfonos monederos podrá ser
clasificado como un servicio privado, en la medida que los titulares de dichos
equipos telefónicos perciben una contraprestación a cambio del servicio presta-
do a terceros. Siendo ello así, se concluye que el servicio prestado mediante los
teléfonos monederos se encuentra dentro de la definición de servicio público
contenido en el acotado artículo 20 del Reglamento. En tal virtud, tratándose
de un servicio público, resulta necesario obtener una concesión de parte del
Estado, pues conforme lo prevé el artículo 57 del citado Reglamento, a efecto
de operar tele servicios fijos o móviles, dentro de ellos, los teléfonos monede-
ros, será necesario contar con una concesión, salvo en el caso de los operadores
independientes, los cuales deberán obtener, previamente, una autorización del
Ministerio. Consecuentemente, se desprende que los titulares de los teléfonos
monederos comercializados requerían de una concesión o en todo caso, de una
autorización otorgada por el Ministerio para prestar el servicio público de tele-
fonía mediante teléfonos monederos. Siendo ello así, las afirmaciones conteni-
das en las comunicaciones remitidas por Telefónica a los clientes de la referida
entidad, en el sentido de que no contaban con un título habilitante para prestar
el servicio de telefonía mediante teléfonos monederos por lo que se había ve-
rificado una modificación del uso particular para el que se había otorgado la
línea, resultan siendo exactas, verdaderas y pertinentes; por consiguiente, no
se subsumen en lo previsto en el artículo 11 del Decreto Ley N° 26122; siendo
así, la resolución administrativa submateria se encuentra afecta de nulidad, en
aplicación de lo previsto en el artículo 43 del Decreto Supremo N° 002-94-
JUS, aplicable al caso por razones de temporalidad (AV N° 153-2001-Lima, 1ª
Sala Civil Permanente Suprema, 28/03/2008).
Están prohibidos los embargos sobre los bienes dados en arrendamiento fi-
nanciero, mas no, sobre los ingresos que genere la actividad mercantil y que
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ÍNDICE GENERAL
ÍNDICE GENERAL
A manera de presentación................................................................ 9
Presentación .................................................................................... 11
CAPÍTULO I
A MODO DE INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO II
LOS ELEMENTOS
DE LA MEDIDA CAUTELAR
I. Preliminares ........................................................................... 67
II. Categorías de las incertidumbres jurídicas .............................. 70
693
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
CAPÍTULO III
LA CONTRACAUTELA
694
Índice general
1. El caso del artículo 615 del Código Procesal Civil ............ 143
XI. Renuncia a la contracautela .................................................... 146
XII. Mejora de la contracautela: caso del artículo 630 del Código
Procesal Civil ................................................................... 146
XIII. Cancelación de la contracautela ............................................. 152
XIV. La póliza judicial .................................................................... 154
XV. Responsabilidad sobre los bienes afectos a la medida cautelar 158
XVI. Notas finales .......................................................................... 160
Jurisprudencia ........................................................................ 161
CAPÍTULO IV
PRESUPUESTOS PARA CONSTRUIR
LA RESOLUCIÓN CAUTELAR
695
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
CAPÍTULO V
MODOS DE AFECTACIÓN
DE LA TUTELA CAUTELAR
696
Índice general
697
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
CAPÍTULO VI
ÓRGANO DE AUXILIO JUDICIAL
CAPÍTULO VII
CARACTERÍSTICAS
DE LA MEDIDA CAUTELAR
698
Índice general
CAPÍTULO VIII
LEVANTAMIENTO, CANCELACIÓN,
VARIACIÓN Y SUSTITUCIÓN
DE LA MEDIDA
699
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
CAPÍTULO IX
PROCEDIMIENTO CAUTELAR
700
Índice general
CAPÍTULO X
BIENES INEMBARGABLES
701
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar en el proceso civil
702