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D erecho P rocesal C ivil

TOMO I
Sujetos del Proceso

Alberto Hinostroza Minguez

J urista E d i t o r e s E . I . R . L .
A lberto H inostroza M inguez

DERECHO
PROCESAL
CIVIL
TOMO I
Sujetos del Proceso

JURISTA
[editoresl
DERECHO PROCESAL CIVIL
TOMO I: Sujetos del Proceso

© ALBERTO HINOSTROZA MINGUEZ


© JURISTA EDITORES E.I.R.L.
Jr. Miguel Aljovín N° 201 L ima - P erú
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2da. edición: Julio 2017
Tiraje: 1,000 ejemplares C0143
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2016-08271
ISBN: 978-612-4184-99-4
978-612-4366-00-0
Derechos de Autor reservados.
Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio,
total o parcialmente, sin autorización expresa del autor.
Composición y Diagrarnación:
J urista E ditores
A mi hijo, Alejandro,
sin más palabras
(sobreen tendidas).
I n t r o d u c c ió n

Con esta obra, que ponemos a consideración de los lectores, damos


comienzo a una colección de libros sobre materia procesal civil basada en
anteriores publicaciones nuestras, pero, obviamente, con la actualización del
caso (no sólo legislativa sino también jurisprudencial) y con la ampliación
correspondiente desde un punto de vista práctico (incorporando una serie de
modelos de escritos judiciales para complementar los temas tratados). Dicha
compilación de textos sigue, en la medida de lo posible, el orden asignado por
el legislador a las diferentes instituciones jurídicas comprendidas en el Código
Procesal Civil.
Esta colección, que lleva por título DERECHO PROCESAL CIVIL, es
iniciada, pues, con el presente Tomo I, denominado Sujetos del Proceso.
Como es sabido, no sólo las partes (demandante y demandada) y el Juez
intervienen en el proceso civil, sino que también lo hacen otras personas como
los auxiliares jurisdiccionales y órganos de auxilio judicial, el representante
del Ministerio Público (en ciertos casos), los representantes procesales (incluyendo
el apoderado judicial), los abogados respectivos, los denominados terceros
legitimados (coadyuvantes, Iitisconsorciales y excluyentes), etc.
Asimismo, pueden presentarse en el proceso civil (con motivo de la
participación en él de las partes y terceros) diversas situaciones particulares e,
incluso, complejas, como son la sustitución procesal, la curadoría procesal, la
procuración oficiosa, el patrocinio de intereses difusos, el litisconsorcio, la
acumulación (de pretensiones y procesos), la extromisión, la sucesión procesal,
entre otras.
La intervención de las personas indicadas líneas arriba, así como las
figuras jurídicas enunciadas en el párrafo anterior, reguladas, dicho sea de
paso, en la Sección Segunda («Sujetos del proceso») del Código Procesal Civil,
son examinadas exhaustivamente en esta obra, la misma que tiene la siguiente
estructura doctrinaria:
10 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- CAPITULO I: LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES.


Aquí estudiamos lo concerniente al significado, características y
poderes de la jurisdicción, la carrera judicial (regulada en la Ley
Nro. 29277); el concepto, clases y competencia de los órganos
judiciales; sus funciones, poderes, facultades, derechos, deberes,
prohibiciones y responsabilidades; los actos procesales del Juez; el
impedimento, la excusación, la recusación y la abstención del
Juez; a los auxiliares jurisdiccionales (Secretarios de Sala, Relatores,
Secretarios de Juzgado, Oficiales auxiliares de justicia); y a los
órganos de auxilio judicial (perito, depositario, custodio,
interventor, martiliero público, curador procesal, policía judicial,
traductor e intérprete).
- CAPITULO II: EL MINISTERIO PUBLICO. En él son explicados el
concepto de Ministerio Público, las funciones, facultades y
atribuciones del Ministerio Público, los plazos para sus actuaciones,
así como la responsabilidad, excusación y abstención del
representante del Ministerio Público.
- CAPITULO III: LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL
PROCESO. En este Capítulo se ve lo relativo a la relación jurídica
procesal y personas que la integran; el concepto de partes del
proceso, sus clases y posición jurídica; la comparecencia al proceso;
la capacidad para ser parte del proceso; la capacidad procesal o
«legitimatio ad processum»; la «legitimatio ad causam»; la
participación del Estado como parte procesal; la sustitución
procesal; la curadoría procesal; la representación procesal (legal o
necesaria y convencional o voluntaria); la representación judicial
por abogado; la procuración oficiosa; el patrocinio de intereses
difusos; los actos procesales de las partes; y las facultades, derechos,
deberes y responsabilidades de las partes, de sus abogados y de
sus apoderados en el proceso.
- CAPITULO IV: ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE
PROCESOS. Donde se investiga acerca del concepto y fundamento
de la acumulación; la conexidad que justifica la acumulación; la
acumulación objetiva (noción, fundamento, formas o modalidades,
requisitos, etc.); la acumulación subjetiva (definición, fundamento,
clases, requisitos, efectos, etc.); y la acumulación de procesos o de
autos (significado, fundamento, clases, legitimación para
solicitarla, órgano jurisdiccional competente para conocer de los
procesos acumulados, requisitos de la acumulación de procesos,
trámite y efectos de ésta, y desacumulación de procesos).
- CAPITULO V: LITISCONSORCIO. Aquí examinamos lo relacionado
al concepto y casos en que se configura el litisconsorcio, los
requisitos del mismo, la actuación del litisconsorte, los efectos del
Introducción 11

litisconsorcio en general, el litisconsorcio necesario u obligatorio,


el litisconsorcio cuasi-necesario o especial, y el litisconsorcio
facultativo o voluntario.
- CAPITULO VI: INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION
Y SUCESION PROCESAL. En él se hace referencia a la noción de
tercero y a su tutela en el proceso civil; al concepto, fundamento y
requisitos de la intervención de terceros; al trámite común de las
intervenciones de terceros; la intervención voluntaria de terceros;
la intervención coadyuvante o adhesiva simple; la intervención
litisconsorcial o adhesiva autónoma; la intervención excluyente o
principal; la intervención excluyente de propiedad (proceso
abreviado de tercería de propiedad); la intervención de derecho
preferente (proceso abreviado de tercería de derecho preferente);
la intervención provocada, coactiva u obligada de terceros; la
intervención de terceros a instancia de parte y por orden del Juez;
la litisdenunciación; la denuncia civil o citación del colegitimado
pasivo; el llamamiento en garantía o aseguramiento de pretensión
futura; el llamamiento posesorio o «laudatio o nominatio auctoris»;
la extromisión; y, finalmente, la sucesión procesal.
Además, dada la importancia que tiene en el quehacer jurídico, se
incluye en esta obra, como se indicara, la jurisprudencia casatoria vinculada
con el tema de que se trata, la misma que se halla contenida en los puntos
doctrinarios respectivos (ya sea integrándolos o siendo citada en forma
aparte).
También se añade a este libro, como lo manifestáramos precedentemente,
una sección de práctica forense, atendiendo a lo útil que resulta contar con
una serie de modelos de escritos referidos, de una u otra manera, a los sujetos
del proceso civil.
No queda sino expresar nuestro agradecimiento a la Casa Editorial por
darnos la oportunidad de recopilar las investigaciones realizadas (con gran
esfuerzo y tesón a lo largo de muchos años) sobre materia procesal civil, y
esperar que la presente colección (en su segunda edición) tenga la misma
acogida que siempre me han brindado (generosa e inmerecidamente) los
estudiantes, abogados y demás usuarios del Derecho.

EL AUTOR
CAPITULO I

LOS ORGANOS JUDICIALES


Y SUS AUXILIARES

1. JURISDICCION

1.1 Significado

Para Monroy Cabra, «... la jurisdicción es la facultad de administrar


justicia que tiene el Estado a través del órgano jurisdiccional (...). La jurisdicción
es la potestad del juez de hacer justicia...» (MONROY CABRA, 1979: 99).
Según Schónke, «... jurisdicción es el derecho y el deber al ejercicio de la
función de justicia, y jurisdicción civil significa en consecuencia, el derecho y
el deber de juzgar en asuntos civiles» (SCHÓNKE, 1950: 49).
En palabras de Rosenberg, «... la jurisdicción en sentido estricto, llamada
también justicia o administración de justicia, poder tribunalicio, poder judicial (...)
o 'poder de jurisdicción' (...) consiste preferentemente en la aplicación del
derecho objetivo al caso concreto y es ejercida por los tribunales a petición de
una parte. Los tribunales a que pertenece la jurisdicción tienen por ello la
capacidad de resolución eficaz de las controversias abarcadas por la jurisdicción...»
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 46).
A criterio de Véscovi, «la jurisdicción (...) es la función estatal que tiene el
cometido de dirimir los conflictos entre los individuos para imponer el derecho.
Como su etimología lo expresa, significa 'decir el derecho' (juris dictio) aunque,
en la concepción más moderna, no sólo es eso (juzgar) sino también ejecutar
lo juzgado...» (VESCOVI, 1999: 5). Dicho autor precisa que «... la potestad
jurisdiccional (...) es el poder-deber de (...) imponer la norma jurídica resolviendo
los casos concretos con el fin de lograr la paz social mediante la imposición del
derecho. Naturalmente que en su realización satisface intereses privados (y
derechos subjetivos) al cumplir dicha función pública» (VESCOVI, 1999: 99).
16 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

A decir de Clemente Díaz, «la función jurisdiccional es el poder-deber


del Estado político moderno, emanado de su soberanía, para dirimir, mediante
organismos adecuados, los conflictos de intereses que se susciten entre los
particulares y entre éstos y el Estado, con la finalidad de proteger el orden
jurídico» (DIAZ; citado por BACRE, 1986, Tomo I: 96).
D'onofrio sostiene al respecto que «... por jurisdicción se entiende aquella
función merced a la cual se declara o se actúa una norma jurídica con eficacia obligatoria,
respecto a dos o más sujetos de derecho...» (D'ONOFRIO, 1945: 23-24). El indicado
jurista señala, además, que la jurisdicción es «... la potestad conferida al juez de
declarar la voluntad de la ley, con efecto obligatorio para las partes y en relación al
objeto de tal declaración y de efectuar todo cuanto la ley le ordena o le consiente, para
realizar tal fin...» (D'ONOFRIO, 1945: 57).
Rocco califica a la jurisdicción como «... la actividad con que el Estado, a
través de los órganos jurisdiccionales, interviniendo por requerimiento de los particulares,
sujetos de intereses jurídicamente protegidos, se sustituye a ellos en la actuación de la
norma que tutela aquellos intereses, declarando en lugar de ellos si existe y cuál es la
tutela que una norma concede a un determinado interés, imponiendo al obligado, en
lugar del derecholiabiente, la observancia de la norma, y realizando mediante el uso de
su fuerza coactiva, en vez del derecholiabiente, directamente aquellos intereses cuya
tutela legalmente se ha declarado cierta» (ROCCO, 1976, Volumen I: 53).
Devis Echandía anota que, en sentido estricto, «... por jurisdicción se
entiende la función pública de administrar justicia, emanada de la soberanía
del Estado y ejercida por un órgano especial. Tiene por fin la realización o
declaración del derecho y la tutela de la libertad individual y del orden jurídico,
mediante la aplicación de la ley en los casos concretos, para obtener la armonía
y la paz sociales...» (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 73). El mencionado
tratadista termina definiendo a la jurisdicción como «... la soberanía del Estado,
aplicada por conducto del órgano especial a la función de administrar justicia,
principalmente para la realización o garantía del derecho objetivo y de la libertad y de
la dignidad humanas, y secundariamente para la composición de los litigios o para dar
certeza jurídica a los derechos subjetivos (...), mediante la aplicación de la ley a casos
concretos, de acuerdo con determinados procedimientos y mediante decisiones
obligatorias» (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 77).
Sobre el particular, Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández apuntan
lo siguiente: «Es inmediata y directamente propio de la Jurisdicción o de la
Administración de Justicia, en orden a la tutela y realización del Derecho objetivo
(fin genérico), decir (y/o hacer) lojurídico ante casos concretos de presuntas infracciones
de los deberes jurídicos y /o de pretendidas violaciones o desconocimientos
de los derechos subjetivos. Esta dicción del Derecho (iurisdictio) viene a
considerarse equivalente a lo que en lenguaje menos técnico quizá, pero con
mayor fuerza expresiva y arraigo más popular se entiende por impartir o
administrar justicia, esto es: proyectar sobre situaciones concretas, con el fin
de realizar y tutelar el Derecho, una constante y perpetua voluntad de dar a
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 17

cada uno lo suyo, lo que, claro es, requiere previamente determinar (decir) lo
que a cada uno corresponde (lo jurídico)» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Volumen I: 20-21).
En opinión de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y
Barona Vilar:
«... La jurisdicción es la potestad dimanante de la soberanía del estado,
ejercida exclusivamente por los juzgados y tribunales, integrados por
jueces y magistrados independientes, de realizar el derecho en el caso
concreto juzgando de modo irrevocable y ejecutando lo juzgado.
(...) La jurisdicción para existir como tal tiene que referirse a un doble
juego de condiciones:
l.°) Los órganos a los que se atribuye la potestad no pueden ser
cualesquiera, sino que han de estar revestidos de una serie de
cualidades propias que los distinguen de los demás órganos del
estado; estos órganos son los juzgados y tribunales, en los que los
titulares de la potestad son los jueces y magistrados.
2°) La función que se asigna a esos órganos cualifica también la
potestad...» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON
REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo I: 38).
Al respecto, Couture nos informa que el vocablo jurisdicción tiene, por
lo menos, cuatro acepciones: «... como ámbito territorial; como sinónimo de
competencia; como conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos del
poder público; y su sentido preciso y técnico de función pública de hacer
justicia» (COUTURE, 1985: 27). «La primera de las acepciones mencionadas es
la que dice relación con un ámbito territorial determinado» (COUTURE, 1985:
27). En cuanto a la segunda acepción (jurisdicción como sinónimo de
competencia), Couture refiere lo siguiente: «La competencia es una medida de
la jurisdicción. Todos los jueces tienen jurisdicción; pero no todos tienen
competencia para conocer en un determinado asunto. Un juez competente es,
al mismo tiempo, juez con jurisdicción; pero un juez incompetente es un juez
con jurisdicción y sin competencia. La competencia es el fragmento de
jurisdicción atribuido a un juez. La relación entre la jurisdicción y la competencia,
es la relación que existe entre el todo y la parte. La jurisdicción es el todo; la
competencia es la parte: un fragmento de la jurisdicción. La competencia es la
potestad de jurisdicción para una parte del sector jurídico: aquel específicamente
asignado al conocimiento de determinado órgano jurisdiccional. En todo
aquello que no le ha sido atribuido, un juez, aunque siga teniendo jurisdicción,
es incompetente» (COUTURE, 1985: 29). Couture, acerca de la tercera acepción
de la jurisdicción (como conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos
del poder público), anota que «la noción de jurisdicción como poder es
insuficiente porque la jurisdicción es un poder-deber. Junto a la facultad de
18 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

juzgar, el juez tiene el deber administrativo de hacerlo. El concepto de poder


debe ser sustituido por el concepto de función» (COUTURE, 1985: 29-30).
Couture, en lo concerniente a la cuarta acepción de la jurisdicción (como función
pública de hacer justicia), concluye que la jurisdicción es la «... función pública,
realizada por órganos competentes del Estado, con las formas requeridas por
la ley, en virtud de la cual, por acto de juicio, se determina el derecho de las
partes, con el objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia
jurídica, mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada, eventualmente
factibles de ejecución» (COUTURE, 1985: 40).
En relación al tema, no podemos dejar de mencionar que, de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 1 del Código Procesal Civil:
- La potestad jurisdiccional del Estado en materia civil, la ejerce el
Poder Judicial con exclusividad.
- La función jurisdiccional es indelegable y su ámbito abarca todo el
territorio de la República.

1.2 Características

En opinión de Monroy Cabra, la jurisdicción tiene las siguientes


características: «... a) la jurisdicción es una función. El juez tiene poderes, pero
también deberes, como órgano del poder público; b) la función la realiza el
Estado a través del órgano competente (órgano jurisdiccional); c) la jurisdicción
se realiza por medio de un proceso; d) el objeto de la jurisdicción es decidir
conflictos jurídicos que no se hayan solucionado mediante la autocomposición
o autotutela; e) no toda función jurisdiccional supone la existencia de un
conflicto; f) el elemento específico de la jurisdicción es su carácter sustitutivo;
g) el fin principal de la jurisdicción es la realización y actuación del derecho»
(MONROY CABRA, 1979:102).
Devis Echandía, acerca de los caracteres de la jurisdicción, afirma que
ésta «... es autónoma, puesto que cada Estado la ejerce soberanamente, y es
exclusiva, tanto en el sentido de que los particulares no pueden ejercerla, como
porque cada Estado la aplica con prescindencia y exclusión de los otros y debe
ser independiente, frente a los otros órganos del Estado y a los particulares. Es
también única, es decir, que sólo existe una jurisdicción del Estado, como función,
derecho y deber de éste; pero suele hablarse de sus varias ramas para indicar
la forma como la ley distribuye su ejercicio entre diversos órganos y funcionarios
especializados, para el mejor cumplimiento de sus fines» (DEVIS ECHANDIA,
1984, Tomo I: 75).
Aldo Bacre asevera que son características de la jurisdicción las siguientes:
«- Es un servicio público, en cuanto importa (...) el ejercicio de una
función pública (...).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 19

- Es primaria: Históricamente, inicia la actividad jurídica del Estado;


el juez nace antes que el legislador (...).
- Es un poder-deber: Del Estado, que emana de la soberanía, que se
ejercita mediante la actividad del Poder Judicial. Es un poder,
porque el Estado ha asumido el monopolio de la fuerza impidiendo
la autodefensa de los derechos, quienes estarán tutelados por el
mismo Estado. Pero, además, es un deber, porque al eliminar la
razón de la fuerza por la fuerza de la razón a través de la sentencia
de un tercero imparcial, no pueden dejar de cumplir, los órganos
encargados de administrar justicia, con su misión de juzgar (...).
- Es inderogable: Tratándose de un poder-deber que emana de la
soberanía, los particulares carecen de la potestad de disponer de
ella; la jurisdicción es en este sentido 'inderogable' (...).
- Es indelegable: (...) El ejercicio de la jurisdicción es intransferible en
forma absoluta: la persona a quien el juez delegara el ejercicio de
la jurisdicción sería un no-juez, y sus actos 'inexistentes', jurídicamente
hablando.
- Es única: La jurisdicción es una función única e indivisible (...).
- Es una actividad de sustitución: No son las partes las que deciden
quién de las dos tiene razón en un concreto conflicto, sino el órgano
jurisdiccional, representado por el juez» (BACRE, 1986, Tomo I:
108-110).

1.3 Poderes que emanan de la jurisdicción

Devis Echandía asegura que de la jurisdicción emanan los poderes que


a continuación señala y explica:
«a) Poder de decisión.
Por medio de este poder dirimen con fuerza obligatoria la
controversia, o hacen o niegan la declaración solicitada (...), cuyos
efectos en materia contenciosa vienen a constituir el principio de
la cosa juzgada.
b) Poder de coerción.
Con éste se procuran los elementos necesarios para su decisión
(oficiosamente o a solicitud de parte, según sea el caso), removiendo
los obstáculos que se oponen al cumplimiento de su misión. Sin
este poder, el proceso perdería su eficacia y la función judicial se
reduciría a mínima proporción (...).
c) Poder de documentación o investigación.
O sea decretar y practicar pruebas, que en ocasiones va unido al
anterior (...).
20 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

d) Poder de ejecución.
Se relaciona con el de coerción, pero tiene su propio sentido, pues
si bien implica el ejercicio de coacción y aun de la fuerza contra
una persona, no persigue facilitar el proceso, sino imponer el
cumplimiento de un mandato claro y expreso, sea que éste se derive
de una sentencia o de un título proveniente del deudor y al cual la
ley le asigne ese mérito. Cuando se trata de lo primero, se refiere
al poder de ejecutar lo juzgado y de hacer cumplir sus decisiones,
que es el imperium de la concepción clásica. Es indispensable, porque
de nada serviría el proceso, si obedecer lo resuelto dependiera de
la buena voluntad del obligado...» (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo
I: 79-80).
En lo que atañe a los poderes que emanan de la jurisdicción, Oderigo
anota lo siguiente:
«Generalmente se reconocen cinco elementos integrantes de la función
jurisdiccional, representativos de otras tantas aptitudes o potestades del
juez para el cumplimiento de su misión de administrar justicia; y se las
menciona siguiendo el orden temporal en que, esquemáticamente, éste
las utiliza: notio, vocatio, coertio, iuditium y executio.
a) N otio.-Es la aptitud judicial de conocer en el asunto de que se trate,
de conocer en la causa; aptitud imprescindible, indiscutible, porque
el juez, como todo el mundo, debe actuar con conocimiento de causa.
Puesto que se ha de ver en la obligación de dictar sentencia, de
producir ese acto culminante de su función que se llama sentencia,
se debe poner en sus manos las facultades necesarias para adquirir
esa noción.
De esta necesidad, derivan las posibilidades instructorias del juez,
que las leyes reconocen y regulan, sea para actuar directamente en
la adquisición de las probanzas, o para atender los requerimientos
probatorios de las demás personas interesadas en el proceso (...).
( . .. )

b) Vocatio - Es la aptitud de convocar a las partes, de llamarlas, de


ligarlas a la empresa procesal, sometiéndolas jurídicamente a sus
consecuencias.
(...)

c) Coertio - Es la aptitud de disponer de la fuerza para obtener el


cumplimiento de las diligencias decretadas durante la tramitación
del proceso.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 21

d) luditium - Es la aptitud de dictar la sentencia definitiva que decida


el conflicto; la aptitud judicial más importante, porque se refiere al
acto de juicio hacia el cual se encamina toda la actividad procesal,
del juez y de las partes, y de sus respectivos auxiliares.
(...)

e) Executio.-Igualmente que la coertio, la executio consiste en la aptitud


judicial de recurrir a la fuerza; pero se diferencia de aquélla en que
se refiere a la fuerza necesaria para el cumplimiento de la sentencia
definitiva, y no a las diligencias decretadas durante el desarrollo
del proceso» (ODERIGO, 1989, Tomo I: 215-226).

1.4 La carrera judicial

1.4.1 Generalidades

Lo relativo a la carrera judicial es materia de tratamiento en la Ley Nro.


29277 (Ley de la Carrera Judicial, del 04-11-2008).
Así tenemos que, según el artículo 1 de la Ley Nro. 29277:
A) La carrera judicial regula el ingreso, permanencia, ascenso y
terminación en el cargo de juez; asimismo, la responsabilidad
disciplinaria en que incurran los jueces en el ejercicio de sus
funciones y los demás derechos y obligaciones esenciales para el
desarrollo de la función jurisdiccional.
B) La carrera judicial tiene como objetivos:
1. Garantizar la independencia, idoneidad, permanencia y
especialización de los jueces.
2. Optimizar el servicio de impartición de justicia.
Cabe indicar que, en atención a que un examen integral de la Ley Nro.
29277 excedería los alcances de la presente obra, únicamente será vista en los
puntos que siguen la normativa más relevante a los fines de esta obra. Sin
perjuicio de lo señalado, procedemos a reproducir a continuación la estructura
de la referida Ley:
- TITULO PRELIMINAR: PRINCIPIOS RECTORES DE LA CARRERA
JUDICIAL (arts. I al VIII de la Ley Nro. 29277).
- TITULO I: DISPOSICIONES GENERALES (arts. 1 al 4 de la Ley
Nro. 29277).
- TITULO II: INGRESO A LA CARRERA JUDICIAL (arts. 5 al 33 de
la Ley Nro. 29277).
- Capítulo I: Disposiciones generales (art. 5 de la Ley Nro.
29277).
22 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Capítulo II: Requisitos especiales (arts. 6 al 10 de la Ley Nro.


29277).
- Capítulo III: Selección (arts. 11 al 23 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo I: Selección de los Jueces de Paz Letrados
y Jueces Especializados o Mixtos en el sistema abierto
(art. 24 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo II: Selección de los Jueces Superiores y
Jueces Supremos en el sistema abierto (arts. 25 y 26 de
la Ley Nro. 29277).
- Capítulo IV: Formación y capacitación permanente y para el
ascenso (art. 27 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo V: Programas de habilitación e inducción (arts. 28
al 32 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo VI: Nombramiento y designación (art. 33 de la Ley
Nro. 29277).
- TITULO III: DEBERES Y DERECHOS, PROHIBICIONES,
IMPEDIMENTOS E INCOMPATIBILIDADES DE LOS JUECES
(arts. 34 al 64 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo I: Deberes (art. 34 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo II: Derechos (arts. 35 al 39 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo III: Prohibiciones, impedimentos e incompatibilidades
(arts. 40, 41 y 42 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo IV: Responsabilidades (art. 43 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo V: Régimen disciplinario (arts. 44 al 64 de la Ley
Nro. 29277).
- Subcapítulo I: Faltas (arts. 44 al 48 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo II: Sanciones (arts. 49 al 56 de la Ley Nro.
29277).
- Subcapítulo III: Procedimiento disciplinario (arts. 57 al
62 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo IV: Organos competentes (arts. 63 y 64 de
la Ley Nro. 29277).
- TITULO IV: JUECES TITULARES, JUECES PROVISIONALES,
JUECES SUPERNUMERARIOS Y CANDIDATOS EN RESERVA
(arts. 65 y 66 de la Ley Nro. 29277).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 23

- TITULO V: EVALUACION DE DESEMPEÑO PARCIAL E


INTEGRAL (arts. 67 al 106 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo I: Disposiciones generales (arts. 67, 68 y 69 de la Ley
Nro. 29277).
- Capítulo II: Aspectos del desempeño judicial objeto de
evaluación (arts. 70 al 83 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo I: Evaluación de la calidad de las resoluciones
(arts. 70 y 71 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo II: Evaluación de la calidad en la gestión
de los procesos (arts. 72, 73 y 74 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo III: Evaluación de la celeridad y del
rendimiento (arts. 75, 76 y 77 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo IV: Evaluación de la organización del
trabajo (arts. 78 y 79 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo V: Evaluación de las publicaciones (arts.
80 y 81 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo VI: Evaluación del desarrollo profesional
(arts. 82 y 83 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo III: Organos competentes para la evaluación del
desempeño (arts. 84 al 97 de la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo I: Evaluación integral (arts. 84, 85 y 86 de
la Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo II: Evaluación parcial (arts. 87 al 96 de la
Ley Nro. 29277).
- Subcapítulo III: Régimen excepcional de evaluación de
Juez en nuevo cargo (art. 97 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo IV: Cuadro de méritos por evaluación parcial del
desempeño (arts. 98 y 99 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo V: Beneficios e incentivos de la evaluación parcial
(arts. 100,101 y 102 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo VI: De los recursos impugnatorios de la evaluación
parcial (arts. 103 y 104 de la Ley Nro. 29277).
- Capítulo VII: Regímenes especiales de evaluación parcial
(arts. 105 y 106 de la Ley Nro. 29277).
- TITULO VI: TERMINACION DE LA CARRERA JUDICIAL (art.
107 de la Ley Nro. 29277).
24 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES (Primera, Segunda


y Tercera Disposiciones Complementarias Finales de la Ley Nro.
29277).
- DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS TRANSITORIAS (Primera
a Cuarta Disposiciones Complementarias Transitorias de la Ley
Nro. 29277).
- DISPOSICION COMPLEMENTARIA MODIFICATORIA (Unica
Disposición Complementaria Modificatoria de la Ley Nro. 29277).
- DISPOSICION COMPLEMENTARIA DEROGATORIA (Unica
Disposición Complementaria Derogatoria de la Ley Nro. 29277).

1.4.2 Principios rectores de la carrera judicial

Los principios rectores de la carrera judicial se hallan previstos en el


Título Preliminar de la Ley Nro. 29277 (del 04-11-2008) y son los siguientes:
A) Principios de independencia e imparcialidad de la función jurisdiccional:
Conforme al artículo I del Título Preliminar de la Ley Nro. 29277,
los jueces ejercen sus funciones jurisdiccionales con independencia
e imparcialidad, sujetos únicamente a la Constitución y a la ley.
B) Principios de permanencia e inamovilidad de los jueces:
Según el artículo II del Título Preliminar de la Ley Nro. 29277, la
carrera judicial garantiza la permanencia de los jueces en la función
que ejercen; así como el derecho a no ser trasladados sin su
consentimiento.
C) Principio del mérito en la carrera judicial:
De acuerdo a lo normado en el artículo III del Título Preliminar de
la Ley Nro. 29277, el ingreso, la permanencia y la promoción en la
carrera judicial y cualquier beneficio que se otorgue a los jueces se
rigen por un sistema de méritos que reconozca y promueva a
quienes demuestren capacidad e idoneidad.
D) Principios de eticidad y probidad:
Tal como lo señala el artículo IV del Título Preliminar de la Ley
Nro. 29277, la ética y la probidad son componentes esenciales de
los jueces en la carrera judicial.
E) Principio de capacitación permanente:
La carrera judicial garantiza la permanente y óptima capacitación
de los jueces. Así lo determina el artículo VI del Título Preliminar
de la Ley Nro. 29277.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 25

F) Principio de especialización:
Conforme al artículo VI del Título Preliminar de la Ley Nro. 29277,
la carrera judicial garantiza y preserva la especialización de los
jueces, salvo las excepciones de ley.
G) Principios del debido proceso, tipicidad y legalidad:
Con arreglo a lo previsto en el artículo VII del Título Preliminar de
la Ley Nro. 29277, la carrera judicial asegura que las decisiones que
afecten la permanencia de los jueces en sus cargos se adopten previo
procedimiento en el que se observen las garantías del debido
proceso; y, en el caso que se trate de la imposición de una sanción,
los principios constitucionales de tipicidad y legalidad.
H) Principio de organización funcional:
Los niveles y el ejercicio de la función jurisdiccional de los jueces
se sujetan a lo dispuesto en la Constitución y la ley. Tal es el texto
del artículo VIII del Título Preliminar de la Ley Nro. 29277.

1.4.3 Terminación de la carrera judicial

Las causales de terminación de la carrera judicial son objeto de regulación


legal en el artículo 107 de la Ley Nro. 29277, el cual establece que el cargo de
juez termina por:
1. Muerte.
2. Cesantía o jubilación.
3. Renuncia, desde que es aceptada.
4. Destitución dictada en el correspondiente procedimiento.
5. Separación.
6. Incompatibilidad sobreviniente.
7. Causa física o mental permanente, debidamente comprobada, que
impida el ejercicio de la función jurisdiccional.
8. Haber sido condenado u objeto de sentencia con reserva de fallo
condenatorio por delito doloso.
9. Por alcanzar la edad límite de setenta (70) años.
10. Los demás casos previstos en la Constitución y en la Ley Orgánica
del Poder Judicial.
Es de resaltar que las causales de terminación del cargo de Juez de Paz
(no letrado) están contempladas en el artículo 9 de la Ley de Justicia de Paz
(Ley Nro. 29824, del 02-01-2012), conforme al cual, el cargo de Juez de Paz
26 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

termina por: 1. muerte; 2. renuncia desde que es aceptada; 3. destitución, previo


procedimiento disciplinario; 4. revocación; 5. remoción sólo en los casos en los
que el Juez de Paz haya accedido al cargo por selección; 6. abandono del cargo
por más de quince (15) días hábiles consecutivos, sin perjuicio de la acción
disciplinaria que se le inicie; 7. separación del cargo por incompatibilidad
sobreviniente, incapacidad física permanente o mental debidamente comprobada
que impida el ejercicio de sus funciones, o por haber sido condenado por delito
doloso; y 8. transcurso del plazo de designación (debiendo el Juez de Paz
continuar en el cargo en tanto juramente el nuevo Juez de Paz).

2. ORGANOS JUDICIALES

2.1 Concepto de Juez u órgano judicial

Según Enrique Falcón, el Juez es «... la persona investida por el Estado


con la Jurisdicción para el cumplimiento de la misma. El Juez es a su vez un
magistrado...» (FALCON, 1978: 68).
Para Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, el Juez «... es aquel que ejerce funciones
jurisdiccionales. En otras palabras es el representante del Poder Judicial del
Estado para el ejercicio de la función jurisdiccional, o sea administrar justicia»
(ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 58).
Gallinal refiere que:
«... La palabra juez viene de la latina judex: dejudicare, juzgar, de modo
que su función principal es la de juzgar, pues el fallo no es otra cosa que
la solemne expresión de lo juzgado.
La palabra juez, es genérica, y comprende a todos los que por pública
autoridad, administran justicia, cualquiera que sea la categoría de ellos»
(GALLINAL, s/a, Tomo I: 51).
Micheli, por su parte, señala que «... con la locución 'juez', la ley quiere,
de ordinario, referirse al órgano juzgador, considerado en su unidad (y, por
consiguiente, también si está compuesto de varios miembros) y en su
continuidad en el tiempo, prescindiendo, por consiguiente, de las personas
físicas que, en un cierto momento, personifican el oficio. En algunos casos, sin
embargo, la ley procesal toma en consideración directa la persona física del
magistrado -que constituye o concurre a constituir el órgano juzgador-, cuando
esto es necesario a causa de una relación particular entre magistrado y proceso,
como ocurre en tema de abstención, de recusación y de responsabilidad civil
(...). Con el término 'juez' se entiende normalmente el órgano que 'administra
justicia civil' (...) ya esté formado por uno o por varios miembros...» (MICITELI,
1970, Volumen 1 :124-125).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 27

D'onofrio dice del Juez lo siguiente:


«... (Es) una persona individual (o colegiada), que tiene por oficio propio declarar,
con fuerza obligatoria para las partes, cuál sea, en cada caso, la voluntad de la
ley (...).
(...) Ante todo, el juez debe ser Extraño a las Partes (...); el juez representa
un interés diverso, es decir, el del Estado en la actuación de la ley y,
generalmente, en la composición del conflicto surgido entre las partes
mediante la aplicación de una norma jurídica (...).
( . .. )

(...) La función especifica del juez es la de declarar la voluntad de la ley, con efecto
vinculativo para las partes, en los casos concretos» (D'ONOFRIO, 1945:54-55).
Lino Palacio, en lo que concierne a la noción de órgano judicial, predica
lo siguiente:
«... Todo proceso requiere, como elemento subjetivo esencial, la intervención
de un órgano del Estado (o equiparado a esa categoría) a quien incumbe
como función primordial, la de dirimir conflictos jurídicos suscitados
entre partes (proceso contencioso), y, eventualmente, la de constituir,
integrar o acordar eficacia a relaciones de derecho privado (proceso
voluntario).
(...) Debe entenderse por órgano del Estado, en sentido jurídico material,
al funcionario público que actuando individualmente o en colegio con
otros de la misma jerarquía, se halla investido de la potestad de crear
normas provistas de fuerza obligatoria para sus posibles destinatarios.
En el proceso judicial, cada uno de los órganos del Estado a quienes
corresponde esa potestad se encuentra personificado en un funcionario,
o conjunto de funcionarios, denominados jueces, quienes revisten el
carácter de sujetos primarios de aquél y cumplen la función pública
procesal en los fundamentales aspectos de dirección, decisión y ejecución.
(...) Cabe por lo tanto definir al órgano judicial como al sujeto primario
del proceso, representado por un juez o por un conjunto de jueces,
investido de la potestad de satisfacer la pretensión o la petición
extracontenciosa que constituye el objeto de aquél.
(...)

(...) Desde otro punto de vista, la noción de órgano judicial comprende


no sólo al sujeto procesal primario que hemos caracterizado precedentemente,
sino también a otras personas que integran, junto con aquél, aunque en
una posición subordinada, cada una de las unidades administrativas de
que se compone el poder judicial. De conformidad con esta segunda
acepción, puede concebirse al órgano judicial como un agregado o
28 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

reunión de personas que se hallan adscritas a él con carácter estable y


cuyas respectivas actividades tienden, en forma coordinada, al cumplimiento
integral de la función pública procesal. Este concepto resulta incluso
aplicable a los denominados órganos judiciales unipersonales, porque la
unipersonalidad queda entonces referida a una de las categorías en que
revista el personal del órgano...» (PALACIO, 1979, Tomo II: 7-9).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, respecto de los órganos
jurisdiccionales, apuntan lo siguiente:
«... La Jurisdicción o función jurisdiccional del Estado se realiza (...)
mediante órganos públicos, que, en cuanto tales, no presentan diferencias
intrínsecas con los órganos del Ejecutivo, la Administración y el Poder
Legislativo.
(...) Los órganos públicos no son realidades jurídicas personificadas,
personas jurídicas, sino más bien una forma mentís, una construcción
jurídica ideada para explicar la fusión de dos elementos: oficio y funcionario.
Se ha de entender por oficio el conjunto de cometidos concretos que
corresponde realizar al órgano, dentro del ámbito general de su función.
Funcionario es la persona que constituye el sustrato físico necesario para
la actividad del órgano.
(...)

(...) Son numerosísimos -prácticamente todos- los órganos jurisdiccionales


formados con pluralidad de personas, de funcionarios. Dos son entonces
las posibilidades: en primer lugar, que varios funcionarios realicen a la
vez el mismo e idéntico oficio (los distintos Magistrados de un tribunal
colegiado, p.ej.); en segundo término, que diferentes personas-funcionarios
realicen actividades diversas, suboficios diversos secundarios y
coordinados entre sí para realizar el oficio principal. Hay, en este caso
(el normal, por lo demás), un único órgano jurisdiccional: lo que sucede
es que lleva a cabo, a lo largo y lo ancho del proceso, subfunciones muy
diferentes, preparatorias de los actos definitivos y típicos de la función
atribuida al órgano.
(...) Los órganos jurisdiccionales se integran, ordinariamente, de personal
juzgador (Jueces, Magistrados y Magistrados del Tribunal Supremo...) y
no juzgador (Secretarios judiciales, Oficiales, Auxiliares y Agentes)» (DE
LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 27-28).

2.2 Clases de órganos judiciales

A criterio de Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, los órganos


judiciales pueden clasificarse de este modo:
«- Unipersonales y colegiados, según sean uno o varios (en número impar)
los individuos legalmente llamados a juzgar (...).
Capítulo 1: Los órganos judiciales y sus auxiliares 29

- De Jueces juristas y de jueces legos (no juristas), según que todo el


personal juzgador deba o no, respectivamente, poseer título
académico superior en Ciencias Jurídicas...» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 28).
Lino Palacio, en cuanto a las clases de órganos judiciales, señala que:
«Desde el punto de vista del carácter y del número de las personas que
integran la categoría que hemos llamado juzgadora, los órganos judiciales
pueden clasificarse, respectivamente, en técnicos y legos y en unipersonales
y colegiados.
Si nos atenemos, en cambio, a la índole definitiva o no de sus decisiones,
los órganos judiciales pueden ser de conocimiento en instancia única o en
instancia plural» (PALACIO, 1979, Tomo II: 12).
Oderigo, en lo que atañe a las clases de órganos judiciales, manifiesta lo
siguiente:
«Por su origen, el juez puede ser ordinario -generalmente conocido bajo
el nombre de juez natural- o extraordinario.
El primero es el designado con arreglo a los principios legales vigentes
en el momento de cumplirse el hecho motivador del proceso (...).
(...)

Juez extraordinario es el designado ilegalmente, porque no haya ley que


autorice su nombramiento, o porque ésta no tuviera vigencia en el
momento del hecho (...).
Por su función, el juez puede ser común, que es el encargado de conocer
en la generalidad de los procesos, o especial, al que sólo corresponden
algunos procesos (...).
Por su composición, puede ser unipersonal (...), o pluripersonal o colegiado (...).
En caso de colegialidad, el juez es el colegio; sus miembros, individualmente
considerados, carecen de jurisdicción, sin perjuicio de que también se
denominen jueces y de que estén amparados por los mismos privilegios
que los de los tribunales unipersonales.
Los jueces colegiados, para funcionar como tales, precisan estar integrados
con un número mínimo de sus miembros, normalmente señalado por las
leyes» (ODERIGO, 1989, Tomo II: 137-138).
Véscovi, en relación con el órgano judicial unipersonal y el órgano judicial
colegiado, enseña lo siguiente:
«A favor del primero se aduce la rapidez, la sencillez, la economía.
También la responsabilidad, que queda bien perfilada y no se diluye
como en el otro sistema.
30 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

En defensa de la colegialidad se dice que se obtiene una mejor justicia, con


menos margen de error, producto no sólo del número sino de la
deliberación.
En la mayoría de los países se prefiere el sistema unipersonal para los
tribunales inferiores (generalmente de primera instancia), y el colegiado,
para los tribunales superiores (segunda instancia) o de recursos
extraordinarios (casación, revisión, etc.).
Esto implica, en cierto modo, reconocer la superioridad del segundo sistema,
el colegiado, el cual se impone, inclusive, en los casos de instancia única.
Lo importante en materia del tribunal colegiado, es que funcione como
tal, de modo que todos los integrantes tengan las mismas funciones y la
deliberación se realice efectivamente (y no mediante la sola adhesión al
voto de un ponente que lee el expediente, o por relatores que hacen el
resumen al magistrado y éste opina sobre el mismo)...» (VESCOVI, 1999:
118-119).
Casarino Viterbo, al estudiar los tribunales unipersonales, apunta que:
«... Tribunales unipersonales son aquellos constituidos por un solo
magistrado (...).
(...)

(...) Los tribunales unipersonales presentan como ventaja que el juez tiene
en ellos, indudablemente, una mayor responsabilidad; que el juez toma
conocimiento personal del proceso, interviniendo en la formación íntegra
del mismo, incluso en la dictación de la sentencia; que resalta de inmediato,
y con mayor facilidad, la ignorancia o negligencia del juez, lo que permite
su pronta eliminación; y que la administración de justicia tiene que ser
más rápida, puesto que es una sola la persona que dicta las resoluciones.
Los inconvenientes que se anotan de los tribunales unipersonales son,
en cambio, que en ellos se disminuye la posibilidad del acierto; que la
falta de discusión impide también llegar con facilidad al descubrimiento
de la verdad; y que es más fácil que en ellos florezca el arbitrio judicial»
(CASARINO VITERBO, 1982, Tomo I: 79).
El mencionado autor, refiriéndose esta vez a los tribunales colegiados,
expresa lo siguiente:
«... Los tribunales colegiados presentan la ventaja de que aseguran una
mayor garantía de acierto por su propia composición colegiada;
promueven entre los juzgadores la discusión, que es un poderoso
instrumento para llegar a determinar la verdad; y ayudan, en fin, a
contener el arbitrio judicial.
Se señalan, en cambio, entre sus inconvenientes, que la responsabilidad
de los jueces se diluye, pues ésta pierde en intensidad según lo que gana
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 31

en extensión; que los jueces no toman conocimiento personal del asunto


sometido a su decisión sino por intermedio de otros funcionarios; que la
ignorancia o negligencia de los magistrados no resalta con tanta facilidad,
lo cual impide su pronta eliminación; y, por último, que la administración
de justicia ante estos tribunales tiene que ser, forzosamente, más lenta»
(CASARINO VITERBO, 1982, Tomo I: 79-80).
De acuerdo a lo normado en el artículo 49 del Código Procesal Civil, son
órganos jurisdiccionales en el área civil:
- Los Jueces de Paz (no letrados).
- Los Jueces de Paz Letrados.
- Los Jueces Civiles.
- Las Salas Civiles de las Cortes Superiores.
- Las Salas Civiles de la Corte Suprema.
También conocen de asuntos civiles los Jueces y Salas de Familia, los
Jueces y Salas Comerciales, así como la Sala de Derecho Constitucional y Social
de la Corte Suprema de Justicia. Esta última conoce, entre otras cuestiones: A.
del recurso de casación en las acciones de expropiación; y B. de los demás
asuntos que establece la ley (art. 35 -ines. 6) y 8)- de la L.O.P.J.).

2.2.1 Jueces de Paz (no letrados)

El régimen de los Jueces de Paz (no letrados) se encuentra normado en


la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824, del 02-01-2012) y en el Reglamento
de dicha Ley (Decreto Supremo Nro. 007-2013-JUS, del 25-06-2013).
Por mandato del artículo 16 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824),
el juez de paz (no letrado) puede conocer las siguientes materias:
1. Alimentos y procesos derivados y conexos a éstos, cuando el vínculo
familiar esté fehacientemente acreditado, o cuando no estando
acreditado ambas partes se allanen a su competencia.
2. Conflictos patrimoniales por un valor de hasta treinta (30) Unidades
de Referencia Procesal.
3. Faltas (conocerá de este proceso excepcionalmente cuando no exista
juez de paz letrado, siendo las respectivas Cortes Superiores las
que fijen los juzgados de paz que pueden conocer de los procesos
por faltas).
4. Violencia familiar, en los casos en que no exista un juzgado de paz
letrado.
5. Sumarias intervenciones respecto de menores que han cometido
acto antisocial y con el solo objeto de dictar órdenes provisionales
y urgentes, sobre tenencia o guarda del menor en situación de
32 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

abandono o peligro moral (concluida su intervención remite de


inmediato lo actuado al juez que corresponda); adicionalmente
dicta medidas urgentes y de protección a favor del niño o
adolescente, en los casos de violencia familiar.
6. Otros derechos de libre disponibilidad de las partes.
7. Las demás que correspondan de acuerdo a ley.
Además, conforme al artículo 17 de la Ley Nro. 29824, en los centros
poblados donde no exista notario, el juez de paz está facultado para ejercer las
siguientes funciones notariales: 1. dar fe de los actos y decisiones que adopten
en asamblea las organizaciones sociales o comunales dentro de su jurisdicción;
2. certificar firmas, copias de documentos y libros de actas; 3. escrituras de
transferencia posesoria de bienes de un valor de hasta cincuenta (50) Unidades
de Referencia Procesal y que se ubiquen dentro de su jurisdicción; 4. transferencia
de bienes muebles no registrables hasta un límite de diez (10) Unidades de
Referencia Procesal; 5. otorgamiento de constancias, referidas al presente, de
posesión, domiciliarias, de supervivencia, de convivencia y otros que la
población requiera y que el juez de paz pueda verificar personalmente (en el
caso de las constancias domiciliarias, debe llevar el registro respectivo en el
que conste la dirección domiciliaria habitual del titular e informar periódicamente
al Registro Nacional de Identificación y Estado Civil -RENIEC-); y 6. protestos
por falta de pago de los títulos valores.
Por último, el juez de paz (según el art. 18 de la Ley Nro. 29824) es
competente para tramitar exhortos por requerimiento de otro órgano
jurisdiccional en materia de notificaciones, declaración testimonial e inspección
judicial, así como para ejecutar (por delegación o encargo de otro juez) los actos
previstos en la ley que le sean requeridos.

2.2.2 Jueces de Paz Letrados

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 57 de la Ley Orgánica del


Poder Judicial, los Juzgados de Paz Letrados (además de contar con las funciones
notariales a que se contrae el art. 58 de la L.O.P.J.: sobre escrituras imperfectas,
protestos y legalizaciones) conocen:

- En materia civil:
1. De las acciones derivadas de actos o contratos civiles o comerciales,
inclusive las acciones interdíctales, posesorias o de propiedad de
bienes muebles o inmuebles, siempre que estén dentro de la cuantía
señalada por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.
2. De las acciones de desahucio y de aviso de despedida (léase procesos
de desalojo), conforme a la cuantía que establece el Consejo
Ejecutivo del Poder Judicial.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 33

3. De los procedimientos de jurisdicción voluntaria que establezca la


ley, diligencias preparatorias (léase prueba anticipada) y legalización
de libros contables y otros.
4. De las acciones relativas al Derecho Alimentario, con la cuantía y
los requisitos señalados por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.
5. De las tercerías excluyentes de propiedad, derivadas de los procesos
de su conocimiento. Si en éstas no se dispone el levantamiento del
embargo (léase medida cautelar), el Juez de Paz Letrado remite lo
actuado al Juez Especializado que corresponda, para la continuación
del trámite. En los otros casos levanta el embargo, dando por
terminada la tercería.
6. De los asuntos relativos a indemnizaciones derivadas de accidentes
de tránsito, siempre que estén dentro de la cuantía que establece el
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.
7. De los procesos ejecutivos (léase procesos únicos de ejecución),
hasta la cuantía que señale el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.
8. De las acciones de filiación extramatrimonial previstas en el artículo
402 inciso 6) del Código Civil. El referido inciso prescribe: A. que
la paternidad extramatrimonial puede ser judicialmente declarada
cuando se acredite el vínculo parental entre el presunto padre y el
hijo a través de la prueba del ADN u otras pruebas genéticas o
científicas con igual o mayor grado de certeza; B. que lo dispuesto
en el inciso 6) del art. 402 del Código Civil no es aplicable respecto
del hijo de la mujer casada cuyo marido no hubiese negado la
paternidad; y C. que el juez desestimará las presunciones de
paternidad extramatrimonial de los incisos 1) a 5) del art. 402 del
Código Civil cuando se hubiera realizado una prueba genética u
otra de validez científica con igual o mayor grado de certeza. El
presente inciso 8) guarda concordancia con lo dispuesto en el
artículo 1 de la Ley Nro. 28457, del cual se desprende que es el Juez
de Paz Letrado el órgano jurisdiccional competente para conocer
del proceso de filiación judicial de paternidad extramatrimonial
(regulado en la citada Ley Nro. 28457).
9. De los demás que señala la ley.

2.2.3 Jueces Civiles

Según el artículo 49 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, los Juzgados


Civiles conocen:
1. De los asuntos en materia civil, que no sean de competencia de
otros Juzgados Especializados.
34 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2. De las acciones de amparo.


3. De los asuntos que les corresponden a los Juzgados de Menores
(léase Juzgados de Familia), de Trabajo y Agrario, en los lugares
donde no existan éstos.
4. De los asuntos civiles contra el Estado, en las sedes de los Distritos
Judiciales.
5. En grado de apelación, los asuntos de su competencia que resuelven
los Juzgados de Paz Letrados.
6. De los demás asuntos que les corresponda conforme a ley.

2.2.4 Jueces de Familia

Conforme lo señala el artículo 53 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,


los Juzgados de Familia conocen:

- En materia civil:
a) Las pretensiones relativas a las disposiciones generales del Derecho
de Familia y a la sociedad conyugal, contenidas en las Secciones
Primera y Segunda del Libro III del Código Civil y en el Capítulo
X del Título I del Libro Tercero del Código de los Niños y
Adolescentes (la remisión actual debe entenderse hecha al Capítulo
IX -«Matrimonio de adolescentes»- del Título I -«La familia y los
adultos responsables de los niños y adolescentes»- del Libro Tercero
-«Instituciones familiares»- del Código de los Niños y Adolescentes
vigente: Ley Nro. 27337).
b) Las pretensiones concernientes a la sociedad paterno-filial, con
excepción de la adopción de niños y adolescentes, contenidas en la
Sección Tercera del Libro III del Código Civil, y en los Capítulos I,
II, III, VIII y IX del Libro Tercero del Código de los Niños y
Adolescentes (la remisión actual debe entenderse hecha a los
Capítulos I, II, III, VII y VIII del Libro Tercero del Código de los
Niños y Adolescentes vigente: Ley Nro. 27337), y de la filiación
extramatrimonial prevista en el artículo 402 inciso 6) del Código
Civil. Sobre esto último, cabe indicar que, según se colige del
artículo 5 de la Ley Nro. 28457, el Juez de Familia es el órgano
jurisdiccional competente para conocer de la apelación de la
resolución que declara la paternidad, de la que ampara la oposición
y de la que se pronuncia sobre la pretensión acumulada de
alimentos, si fuera el caso (resoluciones emanadas del Juez de Paz
Letrado), en el proceso de filiación judicial de paternidad
extramatrimonial (regulado en la mencionada Ley Nro. 28457).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 35

c) Las pretensiones referidas al derecho alimentario, contenidas en el


Capítulo I del Título I de la Sección Cuarta del Libro III del Código
Civil y en el Capítulo IV del Título I del Libro Tercero del Código
de los Niños y Adolescentes (la remisión actual debe entenderse
hecha al Capítulo IV del Título I del Libro Tercero del Código de
los Niños y Adolescentes vigente: Ley Nro. 27337).
d) Los procesos no contenciosos de inventarios, administración judicial
de bienes, declaración judicial de desaparición, ausencia o muerte
presunta y la inscripción de partidas a que se refiere la Sección Sexta
del Código Procesal Civil, si involucran a niños o adolescentes; así
como la constitución de patrimonio familiar si el constituyente es
un menor de edad.
e) Las acciones por intereses difusos regulados por el Artículo 204 del
Código de los Niños y Adolescentes (la remisión actual debe
entenderse hecha al art. 180 del Código de los Niños y Adolescentes
vigente: Ley Nro. 27337).
f) Las autorizaciones de competencia judicial para viaje con niños y
adolescentes.
g) Las medidas cautelares y de protección y las demás de naturaleza
civil.

- En materia tutelar:
a) La investigación tutelar en todos los casos que refiere el Código de
los Niños y Adolescentes.
b) Las pretensiones referidas a la adopción de niños y adolescentes,
contenidas en el Título II del Libro Tercero del Código de los Niños
y Adolescentes (la remisión actual debe entenderse hecha al Título
II del Libro Tercero del Código de los Niños y Adolescentes vigente:
Ley Nro. 27337).
c) Las pretensiones relativas a la prevención y protección frente a la
violencia familiar.
d) Las pretensiones referidas a la protección de los derechos de los
niños y adolescentes contenidas en el Código de los Niños y
Adolescentes, con excepción de las que se indican en el Artículo 5
(la remisión actual debe entenderse hecha al artículo 5 de la Ley
Nro. 27337, según el cual: el niño y el adolescente tiene derecho a
la libertad, no pudiendo ser detenidos o privados de su libertad,
salvo los casos de detención por mandato judicial o de flagrante
infracción a la ley penal).
e) Las pretensiones concernientes al estado y capacidad de la persona,
contenidas en la Sección Primera del Libro I del Código Civil.
36 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

f) Las pretensiones referidas a las instituciones de amparo familiar,


con excepción de las concernientes al derecho alimentario,
contenidas en la Sección Cuarta del Libro III del Código Civil y en
los Capítulos V, VI y VII del Título I del Libro Tercero del Código
de los Niños y Adolescentes (la remisión actual debe entenderse
hecha a los Capítulos V y VI del Título I del Libro Tercero del
Código de los Niños y Adolescentes vigente: Ley Nro. 27337).

- En materia de infracciones:
a) Las infracciones a la ley penal cometidas por niños y adolescentes
como autores o como partícipes de un hecho punible tipificado
como delito o falta.

2.2.5 Jueces Comerciales

De acuerdo a lo normado en el numeral 1 del apartado Primero de la


Resolución Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS (del 30-09-2004), que crea la
subespecialidad comercial dentro de la especialidad civil de los órganos
jurisdiccionales, los Juzgados de la subespecialidad Comercial conocen:
a. Las pretensiones referidas a la Ley de Títulos Valores y en general
las acciones cambiarlas, causales y de enriquecimiento sin causa
derivadas de títulos valores y los procesos ejecutivos (entiéndase
procesos únicos de ejecución) y de ejecución de garantías.
b. Las pretensiones derivadas de la Ley General de Sociedades
así como las normas que regulan las empresas individuales de
responsabilidad limitada, las pequeñas y medianas empresas y las
empresas unipersonales de responsabilidad ilimitada.
c. Las pretensiones en materia financiera y de seguros derivadas de
la Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y
Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros.
d. Las pretensiones derivadas de las actividades y operaciones reguladas
por el TUO (Texto Unico Ordenado) de la Ley del Mercado de
Valores y demás normas complementarias y conexas.
e. Las pretensiones derivadas de la contratación mercantil, entre otros,
comisión mercantil, prenda mercantil, leasing, factoring, franquicia
(franchising), licencia de transferencia de saber o de tecnología
(know how), edición, distribución, concesión comercial, auspicio
o patrocinio (sponsorship), riesgo compartido o aventura conjunta
(joint venture), agencia, corretaje y los contratos derivados de
operaciones de comercio exterior.
f. Las pretensiones referidas al transporte terrestre, marítimo, fluvial,
lacustre y aeronáutico de bienes en general.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 37

g. La prueba anticipada, tercerías y las medidas cautelares referidas


a las materias antes señaladas.
h. Las pretensiones (sobre designación de árbitros, recusación de
árbitros, auxilio jurisdiccional para la actuación de pruebas y
ejecución de medidas cautelares, adopción de medidas cautelares
y ejecución de laudos arbitrales) señaladas en la novena disposición
complementaria y transitoria de la Ley General de Arbitraje (Ley
Nro. 26572) que se refieren a las materias señaladas en los incisos
a) al f) del numeral 1 del apartado Primero de la Resolución
Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS, citados anteriormente. Al
respecto, cabe indicar que dicha Ley fue derogada, por lo que hay
que remitirse a lo dispuesto en el vigente Decreto Legislativo que
norma el Arbitraje (Decreto Legislativo Nro. 1071, del 27-06-2008).
i. En grado de apelación, los procesos resueltos por los Juzgados de
Paz Letrados sobre los asuntos en materia comercial.
j. De los demás asuntos que les corresponda conforme a ley.
Puntualizamos que, según se infiere del apartado Segundo de la Resolución
Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS, en ningún caso, los Juzgados de la
subespecialidad Comercial conocerán procesos contenciosos administrativos
ni tampoco acciones de amparo derivados de las materias indicadas en el
apartado Primero de la mencionada Resolución Administrativa (ver, además,
el punto 2.2.8 del presente Capítulo de la obra).

2.2.6 Salas Civiles de las Cortes Superiores

El artículo 40 de la Ley Orgánica del Poder Judicial preceptúa que las


Salas Civiles de las Cortes Superiores conocen:
A) De los recursos de apelación de su competencia conforme a ley (art.
40 -inc. 1)- de la L.O.P.J.).
B) De las quejas de derecho y contiendas de competencia que les
corresponde conforme a ley (art. 40 -inc. 2)- de la L.O.P.J.).
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2.2.7 Salas de Familia

Con arreglo a lo previsto en el artículo 43-A de la Ley Orgánica del Poder


Judicial, las Salas de Familia conocen:
1. En grado de apelación, los procesos resueltos por los Juzgados de
Familia.
38 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2. De las contiendas de competencia promovidas entre Juzgados de


Familia del mismo distrito judicial y entre éstos y otros Juzgados
de distinta especialidad de su jurisdicción territorial.
3. De las quejas de derecho por denegatoria del recurso de apelación.
4. De los demás asuntos que la Ley señala.

2.2.8 Salas Comerciales

Conforme lo establece el numeral 2 del apartado Primero de la Resolución


Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS (del 30-09-2004), que crea la subespecialidad
comercial dentro de la especialidad civil de los órganos jurisdiccionales, las
Salas Superiores de la subespecialidad Comercial conocen:
a. En grado de apelación, los procesos resueltos por los Juzgados de
la subespecialidad Comercial, así como las quejas de derecho por
denegatoria del recurso de apelación.
b. De las contiendas de competencia que le son propias. Este trámite
será decidido por resolución inimpugnable.
c. De los recursos de anulación de laudos arbitrales y, en su caso, el
de apelación de laudos arbitrales referidos a las materias comerciales
señaladas en el numeral 1 del apartado Primero de la Resolución
Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS (numeral que fuera visto en
el punto 2.2.5 del presente Capítulo de la obra). En general, las
pretensiones contenidas en la octava disposición complementaria
y transitoria de la Ley General de Arbitraje (Ley Nro. 26572). Sobre
el particular, cabe señalar que tal Ley fue derogada por el vigente
Decreto Legislativo que norma el Arbitraje (Decreto Legislativo Nro.
1071, del 27-06-2008), por lo que hay que remitirse a lo dispuesto
en dicho Decreto Legislativo (que, dicho sea de paso, únicamente
contempla el recurso de anulación de laudos arbitrales).
Es de destacar que, según se colige del apartado Segundo de la Resolución
Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS, en ningún caso, las Salas de la subespecialidad
Comercial conocerán procesos contenciosos administrativos ni tampoco acciones
de amparo derivados de las materias indicadas en el apartado Primero de la
mencionada Resolución Administrativa (ver al respecto, el punto 2.2.5 del
presente Capítulo de la obra).

2.2.9 Salas Civiles de la Corte Suprema de Justicia

El artículo 33 de la Ley Orgánica del Poder Judicial prescribe que las Salas
Civiles de la Corte Suprema de Justicia conocen:
1. De los recursos de apelación y de casación de su competencia.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 39

2. De las contiendas de competencia, conforme al Código Procesal


Civil.

2.2.10 Jueces titulares

La Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008), en su


artículo 65 -inc. 65.1)-, establece que los Jueces Titulares son aquellos a los que
se nombra de manera permanente para el ejercicio de la función jurisdiccional
en el nivel que corresponde.

2.2.11 Jueces provisionales

Jueces Provisionales son aquellos Jueces Titulares que ocupan en caso de


vacancia, licencia o impedimento el nivel superior inmediato vacante (art. 65
-inc. 65.2)~ de la Ley Nro. 29277).
El juez llamado a cubrir provisionalmente una plaza superior será aquel
que ocupe el puesto más alto en el cuadro de méritos de su nivel, como
consecuencia del proceso de evaluación del desempeño parcial (art. 66 de la
Ley Nro. 29277.

2.2.12 Jueces supernumerarios

Jueces Supernumerarios (según el art. 65 -inciso 65.3)- de la Ley Nro.


29277) son aquellos que no habiendo obtenido la plaza de Juez Titular aceptan
incorporarse al registro de Jueces Supernumerarios en su nivel, siempre y
cuando se encuentren en el cuadro de aptos elaborado por el Consejo Nacional
de la Magistratura, a efectos de cubrir plazas vacantes conforme al artículo 239
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, numeral este último que prescribe que:
- El Consejo Ejecutivo del Poder Judicial nombra Jueces Supernumerarios
Superiores y Especializados, de la lista de aptos elaborada por el
Consejo Nacional de la Magistratura, en estricto orden de méritos
y en número no mayor al treinta por ciento (30 %) de los titulares,
para cubrir las vacantes que se produzcan.
- Sólo asumen las funciones cuando no haya reemplazantes hábiles
conforme a ley, previa designación de la Presidencia.
- Los Consejos Ejecutivos Distritales o las Cortes Superiores en su
caso, reglamentan la aplicación del presente artículo 239 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial.

2.2.13 Candidatos en reserva

No puede dejar de mencionarse que, en aplicación del artículo 65


-inciso 65.4)- de la Ley Nro. 29277, Candidatos en Reserva son aquellos que no
habiendo obtenido un cargo como Juez Titular o Supernumerario opten por
40 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

esperar la existencia de una plaza vacante, siempre y cuando se encuentren en


el cuadro de aptos elaborado por el Consejo Nacional de la Magistratura. Esta
condición podrá mantenerse solo por un (1) año, en tanto se cumpla con los
requisitos para ser juez, determinados por la Ley Nro. 29277, en estricto orden
de mérito.

2.3 Competencia de los órganos judiciales

2.3.1 Noción de competencia

Para Enrique Falcón, «... la competencia es en general, el círculo de


actividades de una determinada autoridad, el marco en que se encuadran susfunciones...»
(FALCON, 1978: 21).
A decir de Aldo Bacre, la competencia es «la aptitud del juez para ejercer
su jurisdicción en un caso determinado» (BACRE, 1986, Tomo 1:179).
Según Schónke, «... se entiende por competencia la esfera de negocios
de un Tribunal en relación con los restantes Tribunales. Significa la facultad
y el deber de ejercicio de la jurisdicción en el caso particular...» (SCHÓNKE,
1950:132).
Lino Palacio denomina competencia a la «... capacidad o aptitud que la
ley reconoce a cada órgano o conjunto de órganos judiciales para ejercer sus
funciones con respecto a una determinada categoría de asuntos o durante una
determinada etapa del proceso» (PALACIO, 1979, Tomo II: 366).
Véscovi cataloga a la competencia como «... la porción o parte de
jurisdicción de los diversos órganos jurisdiccionales y, a la vez, la aptitud de
ellos para juzgar determinados asuntos» (VESCOVI, 1999:134).
Satta sostiene que «... la competencia atañe sólo a las relaciones entre los
jueces ordinarios, la distribución de las causas entre varios jueces, en una
palabra, la cantidad de jurisdicción que corresponde a cada uno de ellos...»
(SATTA, 1971, Volumen I: 21).
Rocco define a la competencia como «... aquella parte de la jurisdicción que
corresponde en concreto a cada órgano jurisdiccional singular, según ciertos criterios
a través de los cuales las normas procesales distribuyen la jurisdicción entre los distintos
órganos ordinarios de ella» (ROCCO, 1976, Volumen II: 42).
En palabras de Eduardo Carlos, «... la competencia es un límite puesto a
la jurisdicción, es decir, que el ejercicio de esta última se distribuye entre
muchos jueces a quienes la ley les confiere el ejercicio de aquella potestad. Es,
entonces, la aptitud o capacidad de un juez u órgano determinado para ejercer
la jurisdicción. En este sentido, la competencia es la medida de la jurisdicción...»
(CARLOS, 1959: 208-209).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 41

Rosenberg afirma que la «... competencia de una autoridad (aquí de un


órgano jurisdiccional...) es, en sentido objetivo, el círculo de negocios de la
autoridad (del tribunal)...» (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 161). Dicho autor
agrega que en sentido subjetivo la competencia es:
«a) desde el punto de vista de la autoridad (del tribunal): derecho y deber
de entregarse al conocimiento de una causa (de una controversia
civil).
b) desde el punto de vista de las partes, su sometimiento a esa actividad
de la autoridad (del tribunal)» (ROSENBERG, 1955, Tomo 1:161).
Pallares dice de la competencia lo siguiente:
«Subjetivamente la competencia es un poder-deber atribuido a
determinadas autoridades para conocer de ciertos juicios, tramitarlos y
resolverlos (...).
Objetivamente, la competencia es el conjunto de normas que determinan,
tanto el poder-deber que se atribuye a los tribunales en la forma dicha,
como conjunto de jueces o negocios de que puede conocer un juez o
tribunal competente.
Lo anterior sirve de base para comprender la siguiente definición: la
competencia es la porción de jurisdicción que la ley atribuye a los órganos
jurisdiccionales para conocer de determinados juicios...» (PALLARES,
1979: 82-83).
En opinión de Lorca Navarrete:
«La competencia, como concepto procesal, alude a la atribución de ejercicio
de la función jurisdiccional a un concreto órgano jurisdiccional de entre los
de su mismo tipo o clase y grado o instancia procesal con preferencia a
los demás órganos jurisdiccionales de ese mismo tipo o grado.
La competencia compendia la regla o conjunto de reglas establecidas en
nuestras leyes procesales, que permiten esa atribución con el fin de hacer
posible el principio general de inmediación y la garantía del servicio
público de la justicia en relación con el justiciable.
A través de la competencia procesal, al tiempo que se determina la génesis
de la prestación del servicio público de la justicia por los órganos
jurisdiccionales, surge la garantía de aquella prestación ya que, sin que
existan órganos jurisdiccionales competentes, no es posible que el justiciable
demande justicia.
La competencia procesal es la puerta de entrada por la que ha de introducirse
el justiciable en la garantía del servicio público de la justicia y por
tanto, es el vínculo de unión entre el órgano y la función» (LORCA
NAVARRETE, 2000: 242).
42 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Oderigo, acerca de lo examinado en este punto, refiere lo siguiente:


«La competencia (...) estará abstractamente representada por el conjunto
de los asuntos en que pueda intervenir el juez de que se trate. De cada
asunto, considerado en concreto, se dirá que cae dentro o fuera de la
competencia de determinado juez, según que las leyes hayan atribuido
a éste, o no, el conocimiento de aquél.
A veces, se ha dicho que la competencia es una parte de la jurisdicción;
pero esto no es cierto. Cualquier juez, por limitada que sea la categoría
de asuntos en que le corresponda intervenir, ejercita la función
jurisdiccional en su plenitud; cuenta con la notio, la vocatio, la coertio, el
iuditium y la executio, es decir, con todos los elementos que integran la
jurisdicción; sólo que no puede funcionarlos con relación a cualquier
categoría de asuntos, que su esfera de acción es limitada» (ODERIGO,
1989, Tomo I: 244).

El Código Procesal Civil regula la competencia de este modo:


- SECCION PRIMERA JURISDICCION, ACCION Y COMPETENCIA.
- Título II Competencia (arts. 5 al 47 del C.P.C.).
- Capítulo I Disposiciones generales (arts. 5 al 34 del
C.P.C.).
- Capítulo II Cuestionamiento de la competencia (arts. 35
al 46 del C.P.C.).
- Capítulo III Competencia internacional (art. 47 del C.P.C.).

2.3.2 Distinción entre jurisdicción y competencia

Véscovi distingue entre jurisdicción y competencia afirmando que «... la


primera es la potestad genérica de todo tribunal; la segunda, el poder específico
(concreto) de intervenir en determinadas causas» (VESCOVI, 1999:133).
Sobre el particular, Rocco manifiesta lo siguiente:
«... Aunque en abstracto la función jurisdiccional corresponda a todos
los órganos jurisdiccionales considerados en conjunto, concretamente,
por necesidades prácticas, es fraccionada y distribuida entre los distintos
jueces que forman el poder jurisdiccional.
Surge así el concepto de la competencia, como distribución y atribución
de la jurisdicción entre los distintos jueces. De este concepto se sigue que
la jurisdicción y la competencia son cosas distintas, pero no se trata de una
distinción cualitativa, sino solamente cuantitativa. La diferencia está en
que mientras la jurisdicción es el poder que compete a todos los
magistrados considerados en conjunto, la competencia es la jurisdicción
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 43

que en concreto corresponde al magistrado singular. La jurisdicción atañe,


en abstracto, a todo el poder jurisdiccional, considerado genéricamente
en relación con todos los magistrados y con todas las causas posibles; la
competencia, en cambio, atañe al poder que en concreto compete a un
singular oficio jurisdiccional, o a un sujeto particular que desempeña el
oficio, en relación con una causa concreta y determinada» (ROCCO, 1976,
Volumen II: 41-42).
Según Lascano, «... la distinción entre jurisdicción y competencia es
terminante, y no responde a un criterio de cantidad, sino de sustancia o calidad.
Es por ello que la competencia no es una porción o parte de la jurisdicción,
como algunos han sostenido, sino que es una cosa distinta. Técnicamente la
jurisdicción es una función, y la competencia, la aptitud para ejercerla. Aquélla
supone una actividad, ésta una facultad o, si se quiere, un poder para
desarrollarla...» (LASCANO; citado por BACRE, 1986, Tomo 1:179).
En lo que atañe al tema que nos ocupa en este apartado, Montero Aroca,
Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar reflexionan de este modo:
«... Todos los órganos jurisdiccionales tienen atribuida constitucionalmente
la potestad jurisdiccional, poseyéndola indivisa, es decir, en su totalidad.
Ellos juzgan y hacen ejecutar lo juzgado, actuando el derecho objetivo.
Pero por muy diversos motivos, entre los que destacan especialmente
los de organización, por tanto en relación con la función, cada órgano
jurisdiccional debe saber previamente, con base en unas determinadas
reglas, en qué asunto va a actuar toda su potestad jurisdiccional. Dicho
con otras palabras, siendo aquella potestad una, y estando atribuida en
su totalidad y en exclusiva, es necesario proceder a un reparto o
clasificación de la función de juzgar.
Diversas causas lo hacen necesario. Desde la extensión territorial del
Estado hasta la misma complejidad de los litigios que deben resolver.
Pero no es la potestad lo que se reparte entre esos órganos, sino (...) las
materias, el territorio y la actividad procesal. (...) (Se) distingue, en este
sentido entre jurisdicción y competencia (...).
Pues bien, al conjunto de reglas que determina la atribución de un asunto
concreto a un órgano jurisdiccional particularizado se le denomina
procesalmente 'competencia'. Ellas nos van a decir qué clase de órgano,
de qué instancia y de qué ciudad o población, será el competente para
conocer de cada pretensión. Evidentemente, estamos ante un presupuesto
procesal relativo al juez» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo I: 214-215).
Al respecto, Devis Echandía enseña lo siguiente:
«La jurisdicción es el género y la competencia es la especie, ya que por
ésta se le otorga a cada juez el poder de conocer de determinada porción
44 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de asuntos, mientras que la jurisdicción corresponde a todos los jueces de


la respectiva rama, en conjunto, y comprende todos los asuntos adscritos a
ésta (...). Entre ellas hay una diferencia cuantitativa y no cualitativa.
Por eso podemos considerar la competencia desde un doble aspecto: el
objetivo, como el conjunto de asuntos o causas en que, con arreglo a ley,
puede el juez ejercer su jurisdicción; y el subjetivo, como la facultad
conferida a cada juez para ejercer la jurisdicción dentro de los límites en
que le es atribuida. Si bien esos límites tienen diversa importancia, en
ellos se tratará siempre de distribución de jurisdicción entre los jueces
de una misma rama jurisdiccional» (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I:
135-136).
Casarino Viterbo diferencia a la jurisdicción de la competencia sosteniendo
que:
«a) La jurisdicción es la facultad que tienen los tribunales para
administrar justicia; en cambio, la competencia es la facultad que
tiene cada tribunal determinado para conocer de los negocios que
le son propios;
b) La jurisdicción es un concepto genérico: de allí que sea de la esencia
de todo tribunal tener jurisdicción; en cambio, la competencia es
un concepto específico, de su propia naturaleza, y es por eso que
un tribunal puede no tener competencia para conocer de un
determinado asunto y no por ello deja de ser tal;
c) La jurisdicción es el todo; en cambio, la competencia es la parte, y
por tal razón también se puede definirla diciendo que es la cantidad,
grado o medida de la jurisdicción que a cada tribunal corresponde;
y
d) La jurisdicción señala la esfera de acción del Poder Judicial frente
a los demás Poderes del Estado; en cambio, la competencia señala
la esfera de acción de los diversos tribunales entre sí» (CASARINO
VITERBO, 1982, Tomo I: 237-238).

2.3.3 Caracteres de la competencia

Como bien señala Véscovi, la competencia se caracteriza por lo siguiente:


«(...) La legalidad. (...) las reglas de competencia se fijan y modifican
mediante la ley. Por excepción, la distribución del trabajo entre los
juzgados por el criterio meramente temporal (turnos), puede quedar
librada a la reglamentación, o a las acordadas que dicten los tribunales
superiores en cada país.
(...) La improrrogabilidad. (...) salvo algún caso de excepción (...) como la
modificación territorial (...), la competencia, basada en reglas inspiradas
Capítulo 1: Los órganos judiciales y sus auxiliares 45

en la mejor organización del servicio público, no puede ser prorrogada


por voluntad de las partes.
(...) La indelegabilidad. La competencia, precisamente porque se funda en
(...) razones de orden público, no puede ser delegada por el titular del
órgano al cual se atribuye (...).
Se admite sí que los tribunales, por motivos de auxilio judicial, cometan
a otros (comisionados) la realización de alguno de los actos procesales
que no pueden efectuar por sí mismos. Así, por ejemplo, todo lo que debe
realizarse fuera de la jurisdicción que tiene cada tribunal, puede ser
cometido al del respectivo lugar.
No nos hallamos en este caso ante la figura de la delegación, sino ante la
de la comisión. El comisionado representa al comitente y está a lo que éste
decida.
(...)

(...) Inmodificabilidad. ‘Peiyetuatio jurisdictionis'. La competencia es, también,


inmodificable, en el sentido de que una vez fijada no puede variar en el
curso del juicio. Este principio (...) es el de la llamada perpetuatio
jurisdictionis, que establece que la competencia está determinada por la
situación de hecho al momento de la demanda y ésta es la que la determina
para todo el curso del juicio, aun cuando dichas condiciones luego
variaran (...).
(...)

(...) Carácter de orden público. La competencia es de orden público, en virtud


de que la estructuración legal (...) se funda en principios de tal orden (con
alguna excepción que justifica los regímenes que admite, en este caso,
los pactos), que hace imposible que las reglas legales puedan ser
modificadas por convenio de partes...» (VESCOVI, 1999:145-146).

2.3.4 Competencia civil

Se desprende del artículo 5 del Código Procesal Civil que corresponde a


los órganos jurisdiccionales civiles conocer de todos los asuntos contenciosos
y no contenciosos a los que la ley no haya asignado en forma expresa una
competencia distinta para su conocimiento. Ello guarda concordancia con lo
dispuesto en el primer párrafo del artículo 6 del citado cuerpo de leyes, que
señala claramente que la competencia sólo puede ser establecida por la ley.

2.3.5 Principios de legalidad e irrenunciabilidad de la competencia

Los principios rectores de la competencia son los de legalidad e


irrenunciabilidad. El primero establece la vigencia de aquélla únicamente por
disposición de la ley (art. 6 -primer párrafo- del C.P.C.); el segundo determina
46 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

que la competencia civil no será materia de renuncia ni modificación alguna


por decisión judicial, excepto si la propia ley (incluyendo los convenios
internacionales) así lo dispone (art. 6 -in fine- del C.P.C.). Estos principios
corroboran los principios procesales contenidos en el Título Preliminar del
Código Procesal Civil, especialmente los indicados en el artículo V (de economía
y celeridad procesales), ya que si la determinación de la competencia se dejase
al arbitrio de la voluntad de cualquier persona se crearía un verdadero desorden
en la administración de justicia.

2.3.6 Indelegabilidad de la competencia

La competencia asignada a cada Juez no puede ser delegada. Esta


disposición se genera de un principio constitucional que establece dicha
indelegabilidad (art. 139 -inciso 3)- de la Constitución Política de 1993), lo que
resulta concordante con la parte inicial del artículo 7 del Código Procesal Civil,
según la cual ningún Juez puede delegar en otro la competencia que la ley le
atribuye. No obstante ello, se faculta al juzgador para encargar a otra autoridad
judicial a efecto que realice ciertas actuaciones judiciales, las mismas que por
encontrarse fuera de su ámbito territorial le sean físicamente imposible llevarlas
a cabo (art. 7 -in fine- del C.P.C.). En estos casos el Juez comisionará la realización
de cualquier actuación mediante exhortas dirigidos a otro órgano jurisdiccional,
así como a los Cónsules, en virtud de lo establecido por los artículos 151 y
siguientes del Código Procesal Civil.

2.3.7 Determinación de la competencia

La «perpetuatio jurisdictionis» es un principio (que recoge el art. 8 del


C.P.C.) por el cual la situación de hecho existente en el momento de ser
interpuesta la demanda o solicitud (en caso de procesos no contenciosos) es la
que determina la competencia para todo el proceso, sin que ninguna modificación
posterior (ya sea de hecho o de derecho) pueda afectarla (salvo que la ley
disponga expresamente lo contrario).
En relación a esto el artículo 438 del Código Procesal Civil, referido a
los efectos del emplazamiento, dispone en su inciso 1) que el emplazamiento
válido con la demanda produce como efecto que la competencia inicial no
podrá ser modificada, aunque posteriormente varíen las circunstancias que la
determinaron.

2.3.8 Competencia por razón de la materia

«La materia es el 'modo de ser' del litigio, derivado de la naturaleza


misma de las cosas (litigio civil, de trabajo, comercial, etc.)» (ALZAMORA
VALDEZ, s/a: 99).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 47

La competencia por razón de la materia se fija teniendo en cuenta la


naturaleza del derecho subjetivo y objetivo pretendido en la demanda. Al
respecto, Sagástegui Urteaga refiere que la competencia por razón de la
materia «... se determina por la naturaleza de la pretensión procesal y por las
disposiciones legales que la regulan, esto es, se toma en cuenta la naturaleza
del derecho subjetivo hecho valer con la demanda que constituye la pretensión
y norma aplicable al caso concreto» (SAGASTEGUI URTEAGA, 1996: 89).
Sobre el particular, el artículo 9 del Código Procesal Civil establece que
la competencia por razón de la materia se determina por la naturaleza de la
pretensión y por las disposiciones legales que la regulan.

2.3.9 Competencia por razón de la cuantía

2.3.9.1 Configuración

La cuantía obedece a factores de orden económico que intervienen en la


política procesal. Es apreciable en dinero y, tomando como base cierto monto,
representa el límite de la competencia de diferentes órganos jurisdiccionales.
Por razón de la cuantía la competencia se determina en base a reglas de carácter
económico que resultan de la valoración dineraria contenida en las pretensiones
planteadas en el proceso. Es relevante la cuantía a fin de precisar al Juez que
conocerá la demanda (Juez de Paz Letrado, Juez Civil, etc.) y determinar el
proceso que corresponda (de conocimiento, abreviado o sumarísimo).
«La cuantía expresa no lo que la ley 'reconoce a la parte' sino lo que el
actor pretende, y por eso se fija en la demanda. El demandante debe señalar
los elementos integrantes del contenido del litigio: materia e interés. Este último
constituye la cuantía» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 100).
La competencia por razón de la cuantía se determina en base al valor
económico del petitorio contenido en la demanda, no pudiéndose aceptar
oposición alguna, salvo disposición legal en contrario (art. 10 -primer párrafo
einc. 1)- del C.P.C.).
De advertirse en la demanda o en sus anexos que la cuantía difiere de la
señalada en la demanda, el Juez tiene la facultad de corregir lo que corresponda
y, si fuera el caso, de apartarse del proceso remitiendo para tal efecto al Juez
competente todo lo actuado. Ello se infiere del inciso 2) del artículo 10 del
Código Procesal Civil.

2.3.9.2 Cálculo de la cuantía

Se determinará la cuantía sumando el valor del objeto principal pretendido,


los frutos (provechos renovables), intereses, gastos, daños y perjuicios, así como
otros conceptos devengados al momento de presentarse la demanda. En este
extremo no debemos olvidar que ningún concepto futuro -relacionado con la
48 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

pretensión principal- podrá considerarse para efectuar la valoración aludida


si en la demanda no se hizo expresa mención de esto (art. 11 -primer párrafo-
del C.P.C.).
En el caso de varias pretensiones procesales la cuantía será el resultado
de la suma de todas ellas. Si se trata de pretensiones subordinadas (esto es,
sometidas a una pretensión principal) o alternativas (vale decir, susceptibles
de elección por el demandado o, también, por el demandante, si el primero de
los nombrados no efectúa la elección), la cuantía estará representada por la
pretensión de mayor valor (art. 11 -segundo párrafo- del C.P.C.). Si hubiese
más de un sujeto pasivo de la relación jurídica procesal, la cuantía estará
constituida por el valor total de lo demandado (art. 11 -último párrafo- del
C.P.C.).
Si las pretensiones versan acerca de derechos reales sobre bienes
inmuebles, la cuantía estará determinada por el valor que tengan aquéllos en
el momento de interponerse la demanda. No obstante lo expresado, el Juez se
encuentra facultado para determinar la cuantía en base a lo indicado en la
demanda y a lo que conste en los respectivos anexos. Si de los indicados
actuados no pudiera establecerse a ciencia cierta la cuantía, entonces, no será
tomada en cuenta ésta para fijar la competencia del órgano jurisdiccional, en
cuyo caso conocerá del correspondiente proceso el Juez Civil, según se colige
del artículo 12 del Código Procesal Civil.

2 .3.93 Consecuencias de la alteración manifiesta de la cuantía

Conforme se desprende del artículo 13 del Código Procesal Civil, si el


actor no observa las reglas establecidas para el cálculo de la cuantía (previstas
en los arts. 11 y 12 del C.P.C.) y altera la cuantía de su pretensión o pretensiones,
constando esto último en forma manifiesta, será condenado al pago de las
costas y costos del proceso y de la multa correspondiente (de una a cinco
Unidades de Referencia Procesal) en caso de que se haga lugar al cuestionamiento
de la competencia formulado por el demandado y basado precisamente en la
incompetencia, por razón de cuantía, del órgano jurisdiccional ante el que se
planteó la demanda, incompetencia que se debió a la inconducta del demandante
representada por la mencionada alteración de la cuantía que hiciera.

2.3.10 Competencia por razón del territorio

2.3.10.1 Configuración

La competencia territorial deriva de la existencia de órganos jurisdiccionales


de la misma clase y de la asignación de los litigios o conflictos de intereses a
cada uno de ellos basada en cuestiones de orden geográfico. Por razón del
territorio la competencia se fija de acuerdo al sitio donde se encuentra el
domicilio del emplazado o el lugar de los hechos de los que deriva la pretensión.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 49

La competencia territorial está referida al lugar donde el titular ejercitará su


derecho de acción. El atribuirle a los Jueces el conocimiento de ciertos procesos
dentro de una circunscripción territorial constituye la razón de esta clase de
competencia.
Sobre el particular, Lino Palacio refiere que «el criterio territorial atiende
a los problemas emergentes de la extensión geográfica del territorio, y procura
solucionarlos a través de reglas en cuya virtud se divide a éste en circunscripciones
judiciales y se asigna el conocimiento de los asuntos al órgano u órganos más
próximos al lugar en que se encuentra ubicado alguno de los elementos de la
pretensión o petición que constituye el objeto del proceso...» (PALACIO, 1979,
Tomo II: 367).
Gimeno Sendra señala al respecto que «se entiende por competencia
territorial las normas procesales que, en atención a la demarcación judicial,
asignan el conocimiento en primera instancia de los objetos litigiosos entre los
distintos Juzgados de un mismo grado...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I:
85).
La competencia territorial, llamada por la doctrina antigua competencia
de fuero, y que para De vis Echandía constituye un íaccor para fijar la
competencia, «... hace relación a la circunscripción territorial dentro de la cual
el juez puede ejercer su jurisdicción; en principio los diversos procesos de igual
naturaleza pueden ser conocidos por todos los jueces que existen en el país, de
igual clase y categoría, y por esto para ser distribuidos se tiene en cuenta el
lugar del domicilio de las partes, especialmente el del demandado, y a falta de
aquél su residencia (fuero personal) o el lugar de cumplimiento de la obligación
contractual (fuero convencional), o el de la ubicación del objeto materia del
proceso, o el de ocurrencia del hecho que genera responsabilidad penal o
extracontractual, o el del centro de la administración de los negocios (fuero
real general o especial)...» (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo 1:137-138).

2.3.10.2 Reglas generales

Con el fin de precisar la competencia por razón de territorio, el artículo


14 del Código Procesal Civil ha dispuesto una serie de reglas generales (que
serán aplicables en tanto no exista normatividad específica que fije la competencia
territorial en un determinado caso), a saber:
- Cuando se demanda a una persona natural, es competente el Juez
del lugar de su domicilio, salvo disposición legal en contrario.
- Si el demandado domicilia en varios lugares puede ser demandado
en cualquiera de ellos.
- Si el demandado carece de domicilio o éste es desconocido, es
competente el Juez del lugar donde se encuentre o el del domicilio
del demandante, a elección de este último.
50 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Si el demandado domicilia en el extranjero, es competente el Juez


del lugar del último domicilio que tuvo en el país.

2.3.10.3 Competencia en caso de acumulación subjetiva


Cuando en un proceso hay más de dos personas estamos ante la
acumulación subjetiva (art. 83 -primer párrafo- del C.P.C.), la misma que será
pasiva si la pluralidad en cuestión recae en la parte demandada.
En caso de acumulación subjetiva pasiva, la competencia para conocer
del proceso corresponde al órgano jurisdiccional del lugar en que se encuentra
el domicilio de cualquiera de las personas demandadas (art. 15 del C.P.C.).
Si la demanda contiene varias pretensiones conexas (habrá conexidad
cuando se presentan elementos comunes entre distintas pretensiones o, por lo
menos, elementos afines en ellas: art. 84 del C.P.C.), dirigidas contra varias
personas, entonces, le corresponderá conocer del proceso al órgano jurisdiccional
del lugar en que se encuentre el domicilio de cualquiera de las personas
demandadas (art. 16 del C.P.C.).

2.3.10.4 Competencia en caso de personas jurídicas


La competencia en caso de personas jurídicas de Derecho Privado está
regulada en el artículo 17 del Código Procesal Civil (tratándose del Estado, la
competencia se encuentra normada en el art. 27 del C.P.C.), infiriéndose de
dicho precepto legal lo siguiente:
- Si la demanda se dirige contra una persona jurídica, conocerá del
proceso respectivo el órgano jurisdiccional del lugar en donde
aquélla tenga su sede principal. Esta regla no opera en caso de
existir normatividad que establezca algo distinto.
- Si la demanda se dirige contra una persona jurídica que cuenta con
sucursales, agencias, establecimientos o representantes debidamente
autorizados, la competencia para conocer del proceso respectivo
será facultativa, vale decir, el actor tiene la potestad de optar por
presentar la demanda ante el órgano jurisdiccional del lugar en
donde la persona jurídica tenga su sede principal o ante el órgano
jurisdiccional del lugar donde se encuentren las referidas sucursales,
agencias, establecimientos o representantes autorizados, siempre
que, en el último caso, dicho lugar corresponda a aquel donde
aconteció el hecho que motiva la demanda (hecho del que deriva
la pretensión del actor o en que se basa ésta) o donde sería ejecutable
la pretensión exigida por el demandante (el lugar en este último
supuesto se determina, por lo general, previa y convencionalmente).
En caso de personas jurídicas irregulares resulta aplicable lo dispuesto
en el artículo 18 del Código Procesal Civil, numeral del cual se desprende lo
siguiente:
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 51

- Si la demanda es dirigida contra alguna persona jurídica irregular


(asociaciones, fundaciones, comités, sociedades comerciales y otras
entidades no inscritas o que adolecen de defectos en su constitución,
inscripción o funcionamiento que las hacen por ello irregulares),
conocerá del proceso respectivo el órgano jurisdiccional del lugar
donde aquélla desarrolla la actividad de la que deriva (o en la que
se basa) la pretensión reclamada por el actor.
- El órgano jurisdiccional del lugar donde la persona jurídica irregular
desarrolla la actividad de la que deriva (o en la que se basa) la
pretensión de quien promueve el proceso también resulta competente
para conocer: a) de las solicitudes no contenciosas; y b) de las
demandas planteadas no contra la persona jurídica irregular sino
-directamente- contra los representantes, administradores, directores
u otras personas que conforman dicha entidad, y fundadas en actos
jurídicos llevados a cabo por aquéllos en nombre de la persona
jurídica irregular.

2.3.10.5 Competencia en asuntos de derecho sucesorio

Tratándose de asuntos (contenciosos o de jurisdicción voluntaria) de


derecho sucesorio (como, por ejemplo, sucesión intestada, comprobación de
testamento, petición de herencia, reivindicación de bienes hereditarios,
exclusión de la sucesión por indignidad, impugnación por el acreedor de la
renuncia del deudor a la herencia, acción justificante de la desheredación, acción
contradictoria de la desheredación, nulidad de testamento, partición judicial
de la herencia, etc.), será competente para conocer del respectivo proceso el
órgano jurisdiccional del lugar en donde el causante o «de cujus» (persona
física que al fallecer da origen a la sucesión mortis causa) tuvo su último
domicilio en el país, teniendo tal competencia, pese a ser territorial, la calidad
de improrrogable. Ello se colige del artículo 19 del Código Procesal Civil,
numeral que resulta concordante con lo dispuesto en el artículo 663 del Código
Civil, según el cual corresponde al juez del lugar donde el causante tuvo su
último domicilio en el país, conocer de los procedimientos no contenciosos y
de los juicios relativos a la sucesión.
No podemos dejar de mencionar que, tratándose de asuntos de Derecho
Sucesorio como los de comprobación ue testamento y sucesión intestada, los
interesados pueden recurrir indistintamente ante el Poder Judicial o ante
Notario para su tramitación (art. 1 -ines. 5) y 6)- de la Ley de Competencia
Notarial en Asuntos No Contenciosos: Ley Nro. 26662, del 20-09-1996). Debe
tenerse presente que, de acuerdo a lo normado en el artículo 6 de la Ley Nro.
26662, es requisito indispensable del trámite notarial el consentimiento unánime
de los interesados. Si alguno de ellos, en cualquier momento de la tramitación,
manifiesta oposición, el Notario debe suspender inmediatamente su actuación
y remitir lo actuado al Juez correspondiente, bajo responsabilidad.
52 Derecho Procesal Civil 1: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.3.10.6 Competencia en caso de expropiación

Si la demanda de expropiación está referida a bien inscrito en los Registros


Públicos, no conocerá del proceso el órgano jurisdiccional del lugar en donde
dicho bien está ubicado sino, estrictamente, el del lugar en donde se encuentra
inscrito el derecho de propiedad respectivo (que puede coincidir con el primero
de los lugares mencionados). Así lo establece el artículo 20 -primer párrafo- del
Código Procesal Civil.
Si la demanda de expropiación está referida a bien no inscrito en Registros
Públicos, será competente para conocer del proceso de expropiación el órgano
jurisdiccional del lugar en donde esté ubicado dicho bien (art. 20 -último
párrafo- del C.P.C.). Es de destacar que si la expropiación recae sobre varios
inmuebles situados en diversos lugares, será competente para conocer del proceso
respectivo el órgano jurisdiccional del lugar en donde se encuentre cualquiera
de los inmuebles a expropiar (arts. 20 -in fine- y 24 -inc. 1)- del C.P.C.).

2.3.10.7 Competencia en caso de patria potestad, tutela y cúratela

Según se colige del primer párrafo del artículo 21 del Código Procesal
Civil, tratándose de asuntos contenciosos o de jurisdicción voluntaria que
versen sobre patria potestad, tutela o cúratela, será competente para conocer
del proceso respectivo el órgano jurisdiccional del lugar en donde se halle el
incapaz (menor o mayor de edad).
Para instituir las cúratelas de bienes reguladas en los artículos 597 al 600
del Código Civil, tendrá competencia el órgano jurisdiccional del lugar en
donde se encuentren todos o la mayor parte de los bienes materia de cúratela,
debiéndose tener en cuenta para ello lo dispuesto en el artículo 47 del indicado
cuerpo de leyes (art. 21 -segundo párrafo- del C.P.C.). Sobre el particular, cabe
señalar lo siguiente:
- El artículo 597 del Código Civil hace referencia a la cúratela de los
bienes del desaparecido y establece: A. que cuando una persona se
ausenta o ha desaparecido de su domicilio, ignorándose su paradero
según lo establece el artículo 47 del Código Civil (numeral que trata
sobre la designación de curador interino en caso de desaparición
de una persona), se proveerá a la cúratela interina de sus bienes,
observándose lo dispuesto en los artículos 569 y 573 del Código
Civil (los cuales señalan que, a falta de curador nombrado conforme
al artículo 568-A del Código Civil -numeral éste referido a la
facultad de la persona adulta mayor con capacidad plena de
ejercicio de sus derechos civiles para nombrar a su propio curador-,
la cúratela de los que por cualquier causa se encuentren privados
de discernimiento, de los retardados mentales y de los que adolecen
de deterioro mental que les impide expresar su libre voluntad,
corresponde al cónyuge no separado judicialmente o notarialmente
-siempre que cumpla lo establecido en el artículo 289 del Código
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 53

Civil, referido al deber de cohabitación-, a los padres, a los


descendientes, a los abuelos y demás ascendientes -prefiriéndose
el más próximo al más remoto y en igualdad de grado, al más
idóneo, decidiendo la preferencia el Juez, oyendo al consejo de
familia necesariamente-, y a los hermanos -art. 569 del C.C.-; y que
a falta de curador legítimo y de curador testamentario o escriturario,
la cúratela corresponde a la persona que designe el consejo de
familia -art. 573 del C.C.-); y B. que a falta de las personas llamadas
por los artículos 569 y 573 del Código Civil (citados precedentemente),
ejercerá la cúratela la que designe el juez.
El artículo 598 del Código Civil versa sobre la cúratela de los bienes
del hijo postumo y preceptúa: A. que a pedido de cualquier
interesado o del Ministerio Público los bienes que han de
corresponder al que está por nacer, serán encargados a un curador
si el padre muere estando la madre destituida de la patria potestad;
y B. que esta cúratela incumbe a la persona designada por el padre
para la tutela del hijo o la cúratela de sus bienes, y en su defecto, a
la persona nombrada por el juez, a no ser que la madre hubiera
sido declarada incapaz, caso en el que su curador lo será también
de los bienes del concebido.
El artículo 599 del Código Civil trata acerca de la cúratela de bienes
cuyo cuidado no incumbe a nadie y prescribe que el juez de primera
instancia, de oficio o a pedido del Ministerio Público o de cualquier
persona que tenga legítimo interés, deberá proveer a la
administración de los bienes cuyo cuidado no incumbe a nadie, e
instituir una cúratela, especialmente: 1. cuando los derechos
sucesorios son inciertos; 2. cuando por cualquier causa, la asociación
o el comité no puedan seguir funcionando, sin haberse previsto
solución alguna en el estatuto respectivo; y 3. cuando una persona
sea incapaz de administrar por sí misma sus bienes o de escoger
mandatario, sin que proceda el nombramiento de curador.
El artículo 600 del Código Civil norma lo concerniente a la cúratela
de los bienes dados en usufructo, y señala que cuando el
usufructuario no preste las garantías a que está obligado conforme
al artículo 1007 del citado Códieo sustantivo íseeún
............ \ <_J
el cual el
usufructuario está obligado a prestar la garantía señalada en el
título constitutivo de su derecho o la que ordene el juez, cuando
éste encuentre que puede peligrar el derecho del propietario), el
juez, a pedido del propietario, nombrará curador.
El artículo 47 del Código Civil trata sobre la designación de curador
interino en caso de desaparición de una persona. Dicho numeral
establece así: A. que cuando una persona no se halla en el lugar de
su domicilio y han transcurrido más de sesenta días sin noticias
sobre su paradero, cualquier familiar hasta el cuarto grado de
54 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

consanguinidad o afinidad, excluyendo el más próximo al más


remoto, puede solicitar la designación de curador interino; B. que
también puede solicitar la designación de curador interino quien
invoque legítimo interés en los negocios o asuntos del desaparecido,
con citación de los familiares conocidos y del Ministerio Público;
C. que la solicitud de designación de curador interino en caso de
desaparición de una persona se tramita como proceso no
contencioso; y D. que no procede la designación de curador si el
desaparecido tiene representante o mandatario con facultades
suficientes inscritas en el registro público.
Conforme lo señala el artículo 21 -in fine- del Código Procesal Civil, para
los casos de cúratela especial a que se refiere el artículo 606 del Código Civil,
en materia de competencia debe observarse lo dispuesto en el artículo 23 del
Código Procesal Civil, numeral este último referido a la competencia en caso
de procesos no contenciosos o de jurisdicción voluntaria, y conforme al cual
en el proceso no contencioso es competente el Juez del lugar del domicilio de
la persona que lo promueve o en cuyo interés se promueve, salvo disposición
legal o pacto en contrario. El artículo 606 del Código Civil, aludido líneas arriba,
establece que se nombrará curador especial cuando: 1. los intereses de los hijos
estén en oposición a los de sus padres que ejerzan la patria potestad; 2. los hijos
adquieran bienes cuya administración no corresponda a sus padres; 3. los
padres pierdan la administración de los bienes de sus hijos; 4. los intereses de
los sujetos a tutela o a cúratela estén en oposición a los de sus tutores o curadores,
o a los de otros menores o incapaces que con ellos se hallen bajo un tutor o
curador común; 5. los menores o incapaces tengan bienes lejos de su domicilio
que no puedan ser convenientemente administrados por el tutor o curador; 6.
hayan negocios que exijan conocimientos especiales que no tenga el tutor o
curador, o una administración separada de la que desempeña aquél; 7. los que
estando bajo tutela o cúratela adquieran bienes con la cláusula de no ser
administrados por su tutor o curador general; 8. el representante legal esté
impedido de ejercer sus funciones; y 9. una persona capaz no puede intervenir
en un asunto urgente ni designar apoderado.

2.3.10.8 Competencia en caso de procesos no contenciosos

Tratándose de un proceso no contencioso, la regla general en materia de


competencia es que conocerá de dicha clase de proceso el órgano jurisdiccional
del lugar del domicilio de la persona que lo promueve o en cuyo interés se
promueve, quebrándose dicha regla general en caso de existir disposición legal
o pacto en contrario (art. 23 del C.P.C.). Así tenemos, por ejemplo, que, en caso
de procesos no contenciosos como el de comprobación de testamento, el de
sucesión intestada y otros que versen sobre el Derecho Sucesorio, la competencia
corresponderá al Juez del lugar en donde el causante tuvo su último domicilio
en el país, teniendo tal competencia la calidad de improrrogable (arts. 663 del
C.C. y 19 del C.P.C.).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 55

En cuanto a la competencia para conocer de los asuntos no contenciosos,


nuestro ordenamiento jurídico establece, además, lo siguiente:
- Son competentes para conocer los procesos no contenciosos, los
Jueces Civiles y los de Paz Letrados, salvo en los casos en que la
ley atribuye su conocimiento a otros órganos jurisdiccionales o a
Notarios (art. 750 -primer párrafo- del C.P.C.).
- En el proceso no contencioso es inaplicable la competencia por
razón de turno (art. 750 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- La competencia de los Juzgados de Paz Letrados es exclusiva para
los procesos de inscripción de partidas y para los que contienen en
la solicitud una estimación patrimonial no mayor a cincuenta
unidades de referencia procesal. Los procesos de rectificación de
partidas podrán ventilarse ante los Juzgados de Paz Letrados o ante
Notario (art. 750 -in fine- del C.P.C.).
- Los interesados pueden recurrir indistintamente ante el Poder
Judicial o ante el notario para tramitar según corresponda los
siguientes asuntos (no contenciosos): 1. rectificación de partidas; 2.
adopción de personas capaces; 3. patrimonio familiar; 4. inventarios;
5. comprobación de testamentos; 6. sucesión intestada; 7. separación
convencional y divorcio ulterior conforme a la ley de la materia,
cual es la Ley Nro. 29227 y su Reglamento: Decreto Supremo Nro.
009-2008-JUS; 8. reconocimiento de unión de hecho; 9. convocatoria
a junta obligatoria anual; 10. convocatoria a junta general; y 11.
cúratela para personas adultas mayores que tengan la calidad de
pensionistas o beneficiarios de la Ley Nro. 29625 (Ley de devolución
de dinero del FONAVI -Fondo Nacional de Vivienda- a los
trabajadores que contribuyeron al mismo), para la cual debe tenerse
presente lo normado en el artículo 4 del Decreto Legislativo Nro.
1310, del 29-12-2016 (art. 1 de la Ley de Competencia Notarial en
Asuntos No Contenciosos: Ley Nro. 26662).
- También pueden ser tramitados en sede notarial: la formación de
títulos supletorios, la prescripción adquisitiva de dominio y la
determinación o rectificación del área, linderos y medidas perimétricas
de terrenos (regulados en las Leyes Nros. 27157, del 19-07-1999, y
27333, del 27-07-2000, y en el D.S. Nro. 035-2006-VIVIENDA, del
06-11-2006).
- Es requisito indispensable (del trámite notarial) el consentimiento
unánime de los interesados. Si alguno de ellos, en cualquier
momento de la tramitación manifiesta oposición, el notario debe
suspender inmediatamente su actuación y remitir lo actuado al Juez
correspondiente, bajo responsabilidad (art. 6 de la Ley Nro. 26662).

2.3.10.9 Competencia facultativa


Dentro de la competencia territorial hay una competencia facultativa
consistente en aquella que otros Jueces pueden ejercer por elección del
demandante. Así tenemos que (según se desprende del art. 24 del C.P.C.):
56 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Cuando se trate de pretensiones que versen sobre derechos reales,


el Juez competente será, a elección del accionante, el del lugar del
domicilio del demandado o el del lugar donde se ubique el bien o
bienes.
En el proceso de retracto, el Juez competente será, a elección del
accionante, el del lugar del domicilio del demandado o el del lugar
donde se ubique el bien o bienes materia de dicho proceso.
En el proceso de título supletorio, el Juez competente será, a elección
del accionante, el del lugar del domicilio del demandado o el del
lugar donde se ubique el bien o bienes materia de dicho proceso.
En el proceso de prescripción adquisitiva, el Juez competente será,
a elección del accionante, el del lugar del domicilio del demandado
o el del lugar donde se ubique el bien o bienes materia de dicho
proceso.
En el proceso de rectificación o delimitación de áreas o linderos, el
Juez competente será, a elección del accionante, el del lugar del
domicilio del demandado o el del lugar donde se ubique el bien o
bienes materia de dicho proceso.
En el proceso de expropiación, el Juez competente será, a elección
del accionante, el del lugar del domicilio del demandado o el del
lugar donde se ubique el bien o bienes objeto de expropiación.
En el proceso de desalojo, el Juez competente será, a elección del
accionante, el del lugar del domicilio del demandado o el del lugar
donde se ubique el bien o bienes materia de desalojo.
En los procesos interdíctales (interdictos de recobrar y de retener),
el Juez competente será, a elección del accionante, el del lugar del
domicilio del demandado o el del lugar donde se ubique el bien o
bienes materia de dicho proceso.
En los procesos sobre derechos reales respecto de varios inmuebles,
el Juez competente será, a elección del accionante, el del lugar del
domicilio del demandado o el del lugar donde se encuentre
cualquiera de los inmuebles.
Si se trata de nulidad de matrimonio, quien conocerá del litigio
será, a elección del accionante, el Juez del lugar del domicilio del
demandado o el del lugar del último domicilio conyugal.
Si se trata de pretensiones sobre el régimen patrimonial del
matrimonio, será competente, a elección del accionante, el Juez del
lugar del domicilio del demandado o el del lugar del último
domicilio conyugal.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 57

En el proceso de separación de cuerpos, será competente, a elección


del accionante, el Juez del lugar del domicilio del demandado o el
del lugar del último domicilio conyugal.
En el proceso de divorcio, será competente, a elección del accionante,
el Juez del lugar del domicilio del demandado o el del lugar del
último domicilio conyugal.
En los procesos referidos al régimen de la patria potestad, será
competente, a elección del accionante, el Juez del lugar del domicilio
del demandado o el del lugar del último domicilio conyugal.
Cuando lo que se discute son pretensiones alimentarias, el Juez
competente es el del domicilio del demandado o del demandante,
a elección de éste, excepto si se trata de una persona con domicilio
desconocido, en cuyo caso la demanda será tramitada ante el Juez
del lugar del domicilio del actor.
Cuando se trate del cumplimiento de obligaciones, el Juez
competente será, a elección del accionante, el del lugar del domicilio
del demandado o el del lugar señalado al momento de contraerse
dicha obligación.
Si se trata de procesos indemnizatorios, el Juez competente será, a
elección del accionante, el del lugar del domicilio del demandado
o el del lugar donde sucedió el acto dañoso.
De estar referido el proceso a prestaciones derivadas de la gestión
de negocios, será competente, a elección del accionante, el Juez del
lugar del domicilio del demandado o el del lugar donde se produjo
o debió producirse el hecho generador de la obligación.
Si el proceso versa sobre prestaciones derivadas del enriquecimiento
indebido, será competente, a elección del accionante, el Juez del
lugar del domicilio del demandado o el del lugar donde se produjo
o debió producirse el hecho generador de la obligación.
Si el proceso está referido a prestaciones derivadas de la promesa
unilateral, será competente, a elección del accionante, el Juez del
lugar del domicilio del demandado o el del lugar donde se produjo
o debió producirse el hecho generador de la obligación.
Si el proceso trata acerca de prestaciones derivadas del pago
indebido, será competente, a elección del accionante, el Juez del
lugar del domicilio del demandado o el del lugar donde se produjo
o debió producirse el hecho generador de la obligación.
Por último, si se trata de un proceso de rendición, aprobación o
desaprobación de cuentas o de informes de gestión, será competente,
a elección del accionante, el Juez del lugar del domicilio del
58 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

demandado o el Juez del lugar donde se desempeña la administración


de bienes comunes o ajenos al tiempo de interponerse las respectivas
demandas.

2.3.10.10 Competencia en caso del Estado

El artículo 27 del Código Procesal Civil trata lo concerniente a la


competencia en caso de ser demandado el Estado. Así, se infiere de dicho
numeral lo siguiente:
- Si la demanda es dirigida contra el Estado, conocerá del proceso
respectivo el órgano jurisdiccional del lugar donde se halle la
oficina o repartición del Gobierno Central, Regional, Departamental,
Local o entidad de derecho público que realizó el acto o que dio
lugar al hecho del que deriva (o en el que se basa) la pretensión del
actor. Tal disposición opera también en el caso de que se demande
a un órgano constitucional autónomo (Ministerio Público, Tribunal
Constitucional, Defensoría del Pueblo, Jurado Nacional de Elecciones,
etc.) o a un funcionario público que hubiese actuado en ejercicio
de sus funciones y haciendo uso de las atribuciones con que cuenta.
Al respecto, debe tenerse presente que, según el Decreto Supremo
Nro. 013-2008-JUS (Texto Unico Ordenado de la Ley Nro. 27584,
Ley que regula el Proceso Contencioso Administrativo): A. es
competente para conocer el proceso contencioso administrativo
(cuya finalidad es el control jurídico por el Poder Judicial de las
actuaciones de la administración pública sujetas al derecho
administrativo y la efectiva tutela de los derechos e intereses de los
administrados: art. 1 -primer párrafo- del D.S. Nro. 013-2008-JUS)
en primera instancia, a elección del demandante, el Juez en lo
contencioso administrativo del lugar del domicilio del demandado
o del lugar donde se produjo la actuación materia de la demanda
o el silencio administrativo (art. 10 del D.S. Nro. 013-2008-JUS); B.
son competentes para conocer el proceso contencioso administrativo
el Juez Especializado y la Sala Especializada en lo Contencioso
Administrativo, en primer y segundo grado, respectivamente (art.
11 -primer párrafo- del D.S. Nro. 013-2008-JUS); C. cuando el objeto
de la demanda verse sobre actuaciones del Banco Central de Reserva
del Perú (BCR), Superintendencia del Mercado de Valores (SMV),
de la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras
Privadas de Fondos de Pensiones (SBS) y de la Superintendencia
Nacional de Salud, es competente, en primera instancia, la Sala
Especializada en lo Contencioso Administrativo de la Corte
Superior respectiva, y en este caso, la Sala Civil de la Corte Suprema
resuelve en apelación y la Sala Constitucional y Social en casación,
si fuera el caso (art. 11 -parte pertinente del segundo párrafo- del
D.S. Nro. 013-2008-JUS); D. es competente para conocer la solicitud
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 59

de medida cautelar la Sala Especializada en lo Contencioso


Administrativo de la Corte Superior (art. 11 -parte pertinente del
segundo párrafo- del D.S. Nro. 013-2008-JUS); E. en los lugares
donde no exista Juez o Sala Especializada en lo Contencioso
Administrativo, es competente el Juez en lo Civil o el Juez Mixto
en su caso, o la Sala Civil correspondiente (art. 11 -tercer párrafo-
del D.S. Nro. 013-2008-JUS); y F. en aquellos casos en los que se
interponga demanda contra las actuaciones a las que se refiere el
artículo 4 del Decreto Supremo Nro. 013-2008-JUS (vale decir,
contra las siguientes actuaciones administrativas: 1. los actos
administrativos y cualquier otra declaración administrativa; 2. el
silencio administrativo, la inercia y cualquier otra omisión de la
administración pública; 3. la actuación material que no se sustenta
en acto administrativo; 4. la actuación material de ejecución de
actos administrativos que transgrede principios o normas del
ordenamiento jurídico; 5. las actuaciones u omisiones de la
administración pública respecto de la validez, eficacia, ejecución o
interpretación de los contratos de la administración pública, con
excepción de los casos en que es obligatorio o se decida, conforme
a ley, someter a conciliación o arbitraje la controversia; y 6. las
actuaciones administrativas sobre el personal dependiente al
servicio de la administración pública), el Juez o la Sala que se
considere incompetente conforme a ley, remitirá de oficio los
actuados al órgano jurisdiccional que corresponda, bajo sanción de
nulidad de lo actuado por el Juez o Sala incompetente (art. 12 del
D.S. Nro. 013-2008-JUS).
- Si la demanda es dirigida contra el Estado y la controversia derivase
no de una relación jurídica de derecho público sino de derecho
privado, entonces, resultarán de aplicación las reglas generales de
competencia (en especial las contenidas en el art. 14 del C.P.C.). Al
igual que en el acápite precedente, esta disposición resulta aplicable
en el caso de que la demanda esté dirigida contra un órgano
constitucional autónomo o contra un funcionario público que
hubiese actuado en ejercicio de sus funciones en el marco de las
atribuciones conferidas por la ley a este último.

2.3.10.11 Competencia territorial: Prórroga

La competencia eventual o secundaria por elección es la competencia


prorrogada en virtud de la voluntad de los justiciables (demandante y
demandado) que encuentra su fuente en el ordenamiento jurídico. El acuerdo
de las partes que prorroga la competencia tiene carácter preventivo cuando
es anterior al proceso (como, por ejemplo, el que consta en una cláusula
contractual).
60 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

La competencia eventual o secundaria por elección opera respecto de la


competencia territorial por ser ésta relativa; en cambio, no funciona tratándose
de la competencia material y funcional que tienen carácter de absolutas. No
puede haber prórroga convencional de la competencia material y funcional
porque éstas se encuentran reguladas por normas de orden público cuyo
incumplimiento afecta al interés social. Asimismo, resultará inviable la prórroga
convencional de la competencia territorial cuando la ley señale expresamente
que tal competencia es improrrogable (art. 25 del C.P.C.).
La prórroga de la competencia representa, pues, la sumisión voluntaria
(que puede ser expresa -por escrito: art. 25 del C.P.C.- o tácita -esta última es
el caso del art. 26 del C.P.C.-) de las partes a la competencia de un Juez que
originariamente no le correspondía ventilar la causa por razón de territorio.
Sobre el particular, Alzamora Valdez anota lo siguiente: «La prórroga de la
competencia de los jueces por sometimiento expreso o tácito de las partes (...)
no significa que los litigantes atribuyan al juez una facultad de que carecía,
sino que le prestan una ocasión para que pueda ejercer la función de su ministerio.
Los interesados no otorgan competencia al juez; constituyen simplemente la
circunstancia para que éste pueda juzgar» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 106).
La prórroga tácita de la competencia territorial es la que se produce dentro
del proceso, con la designación del Juez en la interposición de la demanda y
la aceptación tácita del demandado, quien omite (al comparecer al proceso)
hacer reserva alguna respecto de la competencia territorial establecida o no
cuestiona dicha competencia dentro del plazo que para tal efecto concede la
ley (art. 26 del C.P.C.).

2.3.11 Competencia funcional

«La com petencia funcional distribuye las distintas funciones jurisdiccionales


en el mismo asunto entre distintos órganos de jurisdicción y limita las funciones
de un órgano frente a las de otros órganos que actuarán en el mismo asunto...»
(ROSENBERG, 1955, Tomo 1:163).
La competencia funcional se basa en las funciones que el ordenamiento
jurídico establece para los Jueces de distinta jerarquía dentro del proceso. Así
tenemos que la competencia funcional es la que corresponde a los órganos
jurisdiccionales de diversos grados. «A cada grado pertenece una actividad, y
los interesados pueden renovar mediante recursos, ante los grados de orden
superior, sus demandas. Cada grado se halla, pues, legalmente facultado para
conocer de una clase de recursos» (ALZAMORA VALDEZ, s/a : 101). «En otros
casos, los grados superiores tienen una competencia originaria o propia, sobre
cuestiones que no han conocido los inferiores» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 102).
En lo que concierne a la determinación de la competencia funcional, como
se infiere del texto del artículo 28 del Código Procesal Civil, habrá que estar a
lo dispuesto en la Constitución, la Ley Orgánica del Poder Judicial y el Código
Procesal Civil.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 61

No podemos dejar de mencionar que, de acuerdo a lo normado en el


último párrafo del artículo 14 del Código Procesal Civil, si por naturaleza de
la pretensión u otra causa análoga no pudiera determinarse la competencia
por razón de grado (funcional), es competente el Juez Civil.

2.3.12 Competencia por razón de conexión

La competencia por razón de conexión es aquella que hace referencia al


conocimiento por parte de un Juez de varios asuntos o pretensiones que
guardan relación entre sí.

2.3.12.1 Competencia en caso de pretensiones de garantía, accesorias


y complementarias

Si se encuentra en trámite un proceso en el que el actor exige la satisfacción


de una determinada pretensión y se reclama posteriormente, en otro proceso,
alguna pretensión de garantía o accesoria o complementaria o derivada de la
pretensión formulada en el primer proceso (esta última considerada como
pretensión principal), puede procederse a la acumulación de procesos (siempre
que ninguno de los dos procesos haya sido sentenciado en primera instancia:
art. 90 -primer párrafo- del C.P.C.), en cuyo caso tendrá competencia para
conocer el proceso únicamente el órgano jurisdiccional ante el cual se estuvo
tramitando el primer proceso (según se infiere del art. 32 del C.P.C.).
La referida regla de competencia no se quiebra ni siquiera en los siguientes
casos (previstos en el art. 32 del C.P.C.):
A. Cuando la pretensión planteada en el segundo proceso (pretensión
de garantía o accesoria o complementaria o derivada de la pretensión
principal) no alcanza la cuantía que hace competente al Juez que
conoce del primer proceso.
B. Cuando la pretensión propuesta en el segundo proceso (pretensión
de garantía o accesoria o complementaria o derivada de la pretensión
principal) excede la cuantía que hace competente al Juez que conoce
del primer proceso.
C. Cuando a la pretensión planteada en el segundo proceso (pretensión
de garantía o accesoria o complementaria o derivada de la pretensión
principal) resulta aplicable, por razón de territorio, una competencia
que no coincide con la del órgano jurisdiccional que conoce del
primer proceso.

2.3.12.2 Competencia en caso de medidas cautelares

En lo que concierne al órgano jurisdiccional competente para conocer del


trámite de una medida cautelar, cabe señalar que, según el artículo 608 -parte
pertinente del primer párrafo- del Código Procesal Civil, el juez competente
62 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

para dictar medidas cautelares es aquel que se encuentra habilitado para


conocer de las pretensiones de la demanda.
Se entiende, pues, que el Juez que conoce de la pretensión o pretensiones
formuladas por el accionante es el competente para encargarse del procedimiento
cautelar en que se solicita o dispone la medida que busca asegurar aquélla (s).
Sobre el particular, Lino Palacio refiere que, «dado que toda pretensión cautelar
es necesariamente accesoria con respecto a una pretensión principal, la
competencia para conocer en aquélla corresponde al órgano judicial que conoce,
o ha de conocer en la segunda...» (PALACIO, 1992, Tomo VIII: 23-24).
Tratándose de una medida cautelar fuera del proceso (llamada también
medida cautelar anticipada y regulada en los arts. 608 -parte pertinente- y 636
del C.P.C.), que es aquella que se solicita en momento previo a la interposición
de la demanda, pudiendo incluso tramitarse y ejecutarse antes que ésta se
presente ante el órgano jurisdiccional, y conforme se desprende del artículo 33
del Código Procesal Civil, conocerá de dicha medida cautelar fuera del proceso
el órgano jurisdiccional competente, por razón de grado, para conocer de la
demanda a plantearse posteriormente. Al respecto, el artículo 636 del Código
Procesal Civil prescribe lo siguiente: A. ejecutada la medida (cautelar) antes
de iniciado el proceso principal, el beneficiario debe interponer su demanda
ante el mismo Juez, dentro de los diez días posteriores a dicho acto; B. cuando
el procedimiento conciliatorio extrajudicial fuera necesario para la procedencia
de la demanda, el plazo para la interposición de ésta se computará a partir de
la conclusión del procedimiento conciliatorio, el que deberá ser iniciado dentro
de los cinco días hábiles de haber tomado conocimiento de la ejecución de la
medida (cautelar); C. si no se interpone la demanda oportunamente, o ésta es
rechazada liminarmente, o no se acude al centro de conciliación en el plazo
indicado, la medida cautelar caduca de pleno derecho; y D. dispuesta la
admisión de la demanda por revocatoria del superior, la medida cautelar
requiere nueva tramitación.

2.3.12.3 Competencia en caso de prueba anticipada

La prueba anticipada es aquel procedimiento excepcional (pues exige


determinados requisitos especiales para su procedencia) de actuación previa
de medios probatorios que tiende a preparar o consolidar la prueba de un
proceso a iniciarse posteriormente.
Por disposición del artículo 33 del Código Procesal Civil, conocerá del
trámite de la prueba anticipada el órgano jurisdiccional competente, por razón
de grado, para conocer la demanda próxima a interponerse. Al respecto, el
artículo 297 del Código Procesal Civil establece que es competente (para conocer
del proceso no contencioso de prueba anticipada), además de lo dispuesto en
el artículo 33 de dicho cuerpo de leyes, el Juez que por razón de cuantía y
territorio debería conocer el futuro proceso.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 63

2.3.13 Competencia y prevención

La prevención es la «... anticipación que en el conocimiento de una causa


toma un juez con relación a otros competentes también...» (CABANELLAS,
1986, Tomo VI: 398).
En opinión de Véscovi, la prevención «... consiste en que, cuando dos o
más tribunales son competentes para entender en un mismo asunto (causa,
litigio), el que conoce antes se convierte en competente exclusivo y excluye a
los demás» (VESCOVI, 1999:147).
Sobre el particular, Devis Echandía afirma que «existe competencia
privativa cuando el juez que conoce de un asunto excluye en forma absoluta
a los demás, y hay competencia preventiva o concurrente, cuando para un
asunto existen varios jueces competentes, pero el primero que lo hace previene
en su conocimiento e impide a los demás que lo hagan...» (DEVIS ECHANDIA,
1984, Tomo 1:143).
Según se colige del artículo 29 del Código Procesal Civil, previene
-entiéndase, pues, que será competente para conocer del proceso en caso de
pluralidad de órganos jurisdiccionales competentes- el magistrado que dispuso
y ante el cual se realizó el primer emplazamiento (válido) al demandado (léase
el que ordenó y efectuó en primer lugar la notificación de la demanda al sujeto
pasivo de la relación jurídica procesal). Del mismo modo, en el supuesto de
haber varios demandados, ya sea en el mismo proceso o en distintos procesos,
previene el Juez que dispuso y realizó el primer emplazamiento a cualquiera
de los sujetos demandados. Al respecto, Ovalle Favela puntualiza que es efecto
del emplazamiento «... prevenir el juicio en favor del juez que lo hace...»
(OVALLE FAVELA, 1980: 56). Añade el citado jurista que «... este efecto se
conecta con la determinación de la competencia, cuando pueda haber varios
jueces que puedan tener competencia en relación a un mismo asunto: entonces
es competente el que primero haya realizado el emplazamiento...» (OVALLE
FAVELA, 1980: 56).
Si por disposición legal existiera pluralidad de órganos jurisdiccionales
competentes para conocer un determinado asunto, entonces, la competencia
recae en el magistrado que efectuó el primer emplazamiento (esto es, que
dispuso y ante el cual se realizó la notificación de la demanda al demandado),
siendo efecto de la referida prevención la exclusividad de la competencia de
este último, estando impedidos de asumirla, desde el momento procesal
indicado precedentemente, los demás órganos jurisdiccionales que por
disposición legal hubieran podido conocer también del asunto en cuestión (art.
30 del C.P.C.). Acerca de la exclusividad de la competencia del Juez que previene
como efecto de la prevención, no podemos dejar de mencionar que, conforme
lo señala el inciso 1) del artículo 438 del Código Procesal Civil, que recoge el
principio de la «perpetuatio jurisdictionis» (según el cual una vez fijada la
competencia ya no puede ser objeto de alteración en el curso del juicio), el
emplazamiento válido con la demanda produce como efecto el que la
64 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

competencia inicial no podrá ser modificada, aunque posteriormente varíen


las circunstancias que la determinaron.
Se desprende del artículo 31 del Código Procesal Civil (que versa sobre
la prevención de la competencia funcional):
- Que, en primera instancia, la prevención -entiéndase la asunción
de competencia para conocer de un determinado asunto que
por disposición legal podría ser conocido por varios órganos
jurisdiccionales- únicamente opera tratándose de la competencia
por razón de territorio (debiéndose tener en cuenta lo dispuesto en
los arts. 14,1 5 ,1 6 ,1 7 ,1 8 , 20, 21,23, 24 y 27 del C.P.C.).
- Que, en segunda instancia, previene el órgano jurisdiccional
(unipersonal o colegiado) que conoce primero el proceso (por
haberse planteado apelación e, incluso, por haberse elevado el
expediente en consulta). La prevención en dicho caso opera con la
primera notificación que se haga en segunda instancia (a través
de la cual el órgano judicial revisor hace saber que se avoca al
conocimiento de los actuados).

2.3.14 Competencia para conocer de los procesos de conocimiento

Son competentes para conocer de los procesos de conocimiento los


Juzgados Civiles. Así lo determina el primer párrafo del artículo 475 del Código
Procesal Civil.

2.3.15 Competencia para conocer de los procesos abreviados

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 488 del Código Procesal


Civil (que regula la competencia para conocer de los procesos abreviados en
general):
- Son competentes para conocer los procesos abreviados los Jueces
Civiles y los de Paz Letrados, salvo en aquellos casos en que la ley
atribuye su conocimiento a otros órganos jurisdiccionales.
- Los Juzgados de Paz Letrados son competentes cuando la cuantía
de la pretensión es mayor de cien y hasta quinientas Unidades de
Referencia Procesal.
- Los Jueces Civiles serán competentes cuando lá cuantía de la
pretensión supera las quinientas Unidades de Referencia Procesal.

2.3.15.1 Competencia para conocer del proceso de f étrácto

A tenor de lo dispuesto en el artículo 488 del Código Procesal Civil, son


competentes para conocer de los procesos abreviados (entre los que se encuentra
el de retracto) los Jueces Civiles y los de Paz Letrados, salvo en aquellos casos
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 65

en que la ley atribuye su conocimiento a otros órganos jurisdiccionales (que


no es el caso del retracto). Los Juzgados de Paz Letrados son competentes
cuando la cuantía de la pretensión es mayor de cien y hasta quinientas Unidades
de Referencia Procesal; cuando supere este monto, los Jueces Civiles.
De conformidad con lo prescrito en el inciso 1) del artículo 24 del Código
Procesal Civil, además del Juez del domicilio del demandado (que, al ser dos
sujetos los demandados -el enajenante y el adquirente del bien que se pretende
retraer-, lo será el del domicilio de cualquiera de ellos: art. 15 del C.P.C.),
también es competente, a elección del demandante (retrayente), el Juez del
lugar en que se encuentre el bien o bienes (materia de retracto).

2.3.15.2 Competencia para conocer de los procesos de título supletorio,


prescripción adquisitiva y rectificación o delimitación de áreas
y linderos

Conforme lo dispone el artículo 488 del Código Procesal Civil, son


competentes para conocer de los procesos abreviados (entre los que se
encuentran los de título supletorio, prescripción adquisitiva y rectificación o
delimitación de áreas y linderos) los Jueces Civiles y los de Paz Letrados, salvo
en aquellos casos en que la ley atribuye su conocimiento a otros órganos
jurisdiccionales. Los Juzgados de Paz Letrados son competentes cuando la
cuantía de la pretensión es mayor de cien y hasta quinientas Unidades de
Referencia Procesal; cuando supere este monto, los Jueces Civiles.
Se colige del inciso 1) del artículo 24 del Código Procesal Civil que,
además del Juez del domicilio del demandado, también es competente, a
elección del demandante, el Juez del lugar en que se encuentre el bien o bienes
en cuestión (materia de título supletorio, prescripción adquisitiva, o rectificación
o delimitación de áreas y linderos).
No podemos dejar de mencionar que se desprende del artículo 38 del
D.S. Nro. 035-2006-VIVIENDA (del 06-11-2006) que la prescripción adquisitiva
y la formación de títulos supletorios a que se refieren (respectivamente) los
artículos 21 y 22 de la Ley Nro. 27157 («Ley de Regularización de Edificaciones,
del Procedimiento para la Declaratoria de Fábrica y del Régimen de Unidades
Inmobiliarias de Propiedad Exclusiva y de Propiedad Común», del 19-07-1999),
pueden tramitarse por la vía de los asuntos no contenciosos de competencia
notarial, conforme al procedimiento previsto en el D.S. Nro. 035-2006-VIVIENDA
(en los arts. 39 al 43) y, supletoriamente, por las normas contenidas en el Código
Procesal Civil. Además, según se infiere de la Segunda Disposición Final del
D.S. Nro. 035-2006-VIVIENDA, para el trámite de saneamiento de titulación
previsto en dicho Decreto Supremo (en el que está incluido el correspondiente
a la prescripción adquisitiva y a la formación de títulos supletorios), se aplica
supletoriamente la Ley de Competencia Notarial en Asuntos No Contenciosos
(Ley Nro. 26662, del 20-09-1996). Igualmente, será de aplicación la normatividad
contenida en la Ley Nro. 27333 («Ley Complementaria a la Ley Nro. 26662, la
66 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Ley de Asuntos No Contenciosos de Competencia Notarial, para la


Regularización de Edificaciones», del 27-07-2000), sobre todo los artículos 5 y
6 de dicha Ley.
En relación a la rectificación o delimitación de áreas o linderos en sede
notarial, debe tenerse presente lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley Nro.
27333, referido al saneamiento del área, linderos y medidas perimétricas del
terreno, y según el cual:
«13.1 Cuando sea necesario determinar el área, linderos y medidas
perimétricas del terreno, o cuando existan discrepancias entre el área real
del terreno, sus medidas perimétricas y /o linderos, con los que figuren
en la partida registral del predio, éstas podrán determinarse o rectificarse
de acuerdo con los siguientes procedimientos:
a) Por mutuo acuerdo:
Mediante escritura pública suscrita por el propietario del predio y
los propietarios de todos los predios colindantes, en la que estos
últimos manifiesten su conformidad con el área, medidas perimétricas
y /o linderos, según corresponda.
b) Procedimiento Notarial:
Se podrá tramitar como un asunto no contencioso de competencia
notarial, según los procedimientos a los que se refieren los Artículos
504° y siguientes del Código Procesal Civil [numerales que regulan
el trámite de los procesos de título supletorio, prescripción adquisitiva y
rectificación o delimitación de áreas o linderos], en lo que sea aplicable,
siempre y cuando el área real del predio sea igual o inferior a la
registrada en la partida.
Cuando el área real es superior a la registrada procederá este trámite
siempre y cuando exista una certificación registral de que la mayor
área no se superpone a otra registrada.
Este procedimiento se tramita de conformidad con lo establecido
en el Reglamento de la Ley N° 27157 [arts. 39 al 43 del D.S. Nro.
035-2006- VIVIENDA],
c) Procedimiento Judicial:
Se tramita por el procedimiento judicial previsto en los Artículos
504° y siguientes del Código Procesal Civil, toda rectificación que
suponga superposición de áreas o linderos, o cuando surja oposición
de terceros.
13.2 Si, durante la tramitación de cualquiera de los procesos indicados
en los incisos b) y c) precedentes, se produjese acuerdo entre los
propietarios podrá otorgarse la escritura pública a la que se refiere el
inciso a), dándose por concluido el proceso iniciado».
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 67

2.3.15.3 Competencia para conocer del proceso de responsabilidad


civil de los Jueces

Lo relativo a la competencia de grado para conocer del proceso de


responsabilidad civil de los Jueces se encuentra normado en el artículo 511 del
Código Procesal Civil en estos términos:
«El Juez Especializado en lo Civil, o el Juez Mixto, en su caso, es el
competente para conocer los procesos de responsabilidad civil de los
jueces, inclusive si la responsabilidad fuera atribuida a los Vocales de las
Cortes Superiores y de la Corte Suprema».
No puede dejarse de tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 27 del
Código Procesal Civil, referido a la competencia del Estado y conforme al cual:
«Es Juez competente el del lugar donde tenga su sede la oficina o
repartición del Gobierno Central, Regional, Departamental, Local o ente
de derecho público que hubiera dado lugar al acto o hecho contra el que
se reclama.
Cuando el conflicto de intereses tuviera su origen en una relación jurídica
de derecho privado, se aplican las reglas generales de la competencia.
Las mismas reglas se aplican cuando la demanda se interpone contra
órgano constitucional autónomo o contra funcionario público que hubiera
actuado en uso de sus atribuciones o ejercicio de sus funciones».

2.3.15.4 Competencia para conocer del proceso de expropiación

En principio, tal como lo señala el artículo 488 del Código Procesal Civil,
son competentes para conocer de los procesos abreviados (entre los que se
encuentra el de expropiación) los Jueces Civiles y los de Paz Letrados, salvo
en aquellos casos en que la ley atribuye su conocimiento a otros órganos
jurisdiccionales. Los Juzgados de Paz Letrados son competentes cuando la
cuantía de la pretensión es mayor de cien y hasta quinientas Unidades de
Referencia Procesal; cuando supere este monto, los Jueces Civiles.
El artículo 20 del Código Procesal Civil establece al respecto que:
«Tratándose de bienes inscritos, es competente el Juez del lugar en donde
el derecho de propiedad se encuentra inscrito.
Si la expropiación versa sobre bienes no inscritos, es competente el del
lugar donde el bien está situado, aplicándose, en su caso, lo dispuesto en
el Artículo 24°, inciso 1".
El tenor del inciso 1) del artículo 24 del Código Procesal Civil, a que hace
referencia el último párrafo del artículo 20 de dicho cuerpo de leyes, es como
sigue:
68 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«Además del Juez del domicilio del demandado, también es competente,


a elección del demandante:
1. El Juez del lugar en que se encuentre el bien o bienes tratándose de
pretensiones sobre derechos reales. Igual regla rige en los procesos
de retracto, título supletorio, prescripción adquisitiva y rectificación
o delimitación de áreas o linderos, expropiación, desalojo e interdictos.
Si la demanda versa sobre varios inmuebles situados en diversos
lugares será competente el Juez de cualquiera de ellos;
(...)».

2.3.15.5 Competencia para conocer del proceso de tercería

Resulta competente para conocer del proceso de tercería (ya sea de


propiedad o de derecho preferente) el Juez del proceso en el que se interviene
(vale decir, el Juez del proceso en el que se afectó un bien o bienes mediante
medida cautelar o para la ejecución, lo que funda el pedido de tercería). Así lo
determina el artículo 534 -segundo párrafo- del Código Procesal Civil.

2.3.16 Competencia para conocer de los procesos sumarísimos

De conformidad con el artículo 547 del Código Procesal Civil:


- Son competentes para conocer de los procesos sumarísimos de
separación convencional y divorcio ulterior los Jueces de Familia
(parte inicial del primer párrafo del art. 547 del C.P.C.). Al respecto,
debe tenerse en consideración que, con arreglo a lo previsto en el
inciso 7) del artículo 1 de la Ley de competencia notarial en asuntos no
contenciosos (Ley Nro. 26662, del 20-09-1996), los interesados pueden
recurrir indistintamente ante el Poder Judicial o ante Notario para
tramitar la separación convencional y divorció ulterior conforme
a la ley de la materia, cual es la Ley que regula el procedimiento no
contencioso de la separación convencional y divorcio ulterior en las
municipalidades y notarías (Ley Nro. 29227, del 15-05-2008) y su
Reglamento (Decreto Supremo Nro. 009-2008-JUS, del 12-06-2008).
El artículo 3 de la Ley Nro. 29227 prescribe que son competentes
para llevar a cabo el procedimiento especial (no contencioso)
establecido en dicha Ley (sobre separación convencional y divorcio
ulterior en municipalidades y notarías), los alcaldes distritales y
provinciales, así como los notarios de la jurisdicción del último
domicilio conyugal o de donde se celebró el matrimonio. Por su
parte, el artículo 4 del Decreto Supremo Nro. 009-2008-JUS señala:
A. que el alcalde distrital o provincial de la municipalidad acreditada
(por el Ministerio de Justicia), así como el notario de la jurisdicción
del último domicilio conyugal o del lugar de celebración del
matrimonio, son competentes para realizar el procedimiento no
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 69

contencioso (de la separación convencional y divorcio ulterior)


regulado en la Ley Nro. 29227; B. que se entiende por domicilio
conyugal el último domicilio que compartieron los cónyuges,
señalado en declaración jurada suscrita por ambos; y C. que la
solicitud de divorcio ulterior será tramitada ante el mismo notario
o alcalde que declaró la separación convencional, de acuerdo a ley.
Son competentes los Jueces de Familia para conocer los procesos
sumarísimos de interdicción (parte inicial del primer párrafo del
art. 547 del C.P.C.).
Son competentes los Jueces Civiles para conocer los procesos
sumarísimos de interdictos (parte final del primer párrafo del art.
547 del C.P.C.).
Son competentes los Jueces Civiles para conocer los casos del inciso
6) del artículo 546 del Código Procesal Civil, es decir, aquellos
asuntos contenciosos que no tienen una vía procedimental propia,
son inapreciables en dinero o hay duda sobre su monto o, porque
debido a la urgencia de la tutela jurisdiccional, el Juez considere
atendible su empleo (de la vía sumarísima, se entiende). Es de
destacar que en el caso del inciso 6) del artículo 546 del Código
Procesal Civil, la resolución que declara aplicable el proceso
sumarísimo, será expedida sin citación al demandado, en decisión
debidamente motivada e inimpugnable. (Ello se desprende de los
artículos 547 -parte final del primer párrafo- y 549 del Código
Procesal Civil).
Los Jueces de Paz Letrados conocen los procesos de alimentos (art.
547 -segundo párrafo- del C.P.C.). Sin embargo, los Jueces de Paz
pueden conocer de los alimentos y procesos derivados y conexos
a éstos (a elección del demandante), cuando el vínculo familiar esté
fehacientemente acreditado, o cuando no estando acreditado ambas
partes se allanen a su competencia (art. 16 -inc. 1)- de la Ley Nro.
29824 y art. 96 de la Ley Nro. 27337).
En el caso del inciso 4) del artículo 546 del Código Procesal Civil
(desalojo), cuando la renta mensual es mayor de cincuenta Unidades
de Referencia Procesal o no exista cuantía, son competentes los
Jueces Civiles. Cuando la cuantía sea hasta cincuenta Unidades de
Referencia Procesal, son competentes los Jueces de Paz Letrados
(tercer párrafo del art. 547 del C.P.C.). Es de destacar que el Juez
del lugar donde se encuentra el bien inmueble materia de un
contrato de arrendamiento es competente para conocer la solicitud
de restitución del inmueble (entiéndase demanda de desalojo),
tratándose de contratos de arrendamiento con firmas legalizadas
notarialmente o ante Juez de Paz (en los lugares donde no haya notario
70 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

público) con cláusula de allanamiento a futuro del arrendatario, para


la restitución del bien por conclusión del contrato o por resolución
del mismo por falta de pago conforme al artículo 1697 (incisos 1 y
2) del Código Civil (art. 594 -parte pertinente- del C.P.C.).
- En el caso del inciso 7) del artículo 546 del Código Procesal Civil
(asuntos contenciosos cuya estimación patrimonial no sea mayor
de cien Unidades de Referencia Procesal), cuando la pretensión sea
hasta diez Unidades de Referencia Procesal, es competente para
sentenciar el Juez de Paz, y si la pretensión es hasta cincuenta
Unidades de Referencia Procesal, el Juez de Paz tiene competencia
para resolver mediante conciliación. Si la cuantía de la pretensión
excede los montos señalados, será competente el Juez de Paz
Letrado (último párrafo del art. 547 del C.P.C.).
No podemos dejar de señalar que, en lo que atañe a la competencia para
conocer de los procesos sumarísimos (y de las demás clases de procesos), habrá
que estar a lo dispuesto en las reglas contenidas en el Título II («Competencia»)
de la Sección Primera («Jurisdicción, acción y competencia») del Código
Procesal Civil.

2.3.16.1 Competencia para conocer del proceso de alimentos

Tal como se desprende del segundo párrafo del artículo 547 del Código
Procesal Civil, son órganos jurisdiccionales competentes para conocer del
proceso sumarísimo de alimentos los Jueces de Paz Letrados. Sin embargo,
los Jueces de Paz pueden conocer de los alimentos y procesos derivados y
conexos a éstos (a elección del demandante), cuando el vínculo familiar esté
fehacientemente acreditado, o cuando no estando acreditado ambas partes se
allanen a su competencia (art. 16 -inc. 1)- de la Ley Nro. 29824 y art. 96 de la
Ley Nro. 27337). Además, corresponde conocer del proceso de alimentos al
Juez del lugar del domicilio del demandado o del demandante, a elección de
éste, por así disponerlo el primer párrafo del artículo 560 del Código Procesal
Civil, concordante con el artículo 24 -inc. 3)- de dicho Código, el cual señala
que, además del Juez del domicilio del demandado, también es competente, a
elección del demandante, el Juez del domicilio del demandante en las
pretensiones alimenticias. El último párrafo del artículo 560 del Código Procesal
Civil precisa que el Juez rechazará de plano cualquier cuestionamiento a la
competencia por razón de territorio.
En relación al órgano jurisdiccional competente para conocer del proceso
de alimentos de niños y adolescentes que se tramita en la vía de proceso único
regulado en el Código de los Niños y Adolescentes (Ley Nro. 27337: Capítulo
II del Título II del Libro Cuarto, arts. 164 al 182), cabe señalar que, conforme
al artículo 96 de dicho Código: a) el Juez de Paz Letrado es competente
para conocer la demanda en los procesos de fijación, aumento, reducción,
extinción o prorrateo de alimentos, sin perjuicio de la cuantía de la pensión, la
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 71

edad o la prueba sobre el vínculo familiar, salvo que la pretensión alimentaria


se proponga accesoriamente a otras pretensiones; b) será también competente
el Juez de Paz, a elección del demandante, respecto de demandas en donde
el entroncamiento esté acreditado de manera indubitable; c) cuando el
entroncamiento familiar no esté acreditado de manera indubitable, el Juez de
Paz puede promover una conciliación si ambas partes se allanan a su competencia;
y d) es competente para conocer estos procesos en segundo grado el Juez de
Familia, en los casos que hayan sido de conocimiento del Juez de Paz Letrado
y este último en los casos que hayan sido conocidos por el Juez de Paz.

2.3.16.2 Competencia para conocer de los procesos de separación


convencional y divorcio ulterior

Por disposición del primer párrafo del artículo 547 del Código Procesal
Civil, son competentes para conocer de los procesos sumarísimos de separación
convencional y divorcio ulterior, los Jueces de Familia.
Como en el proceso de separación convencional no hay parte demandante
ni demandada (no siendo aplicable la regla de competencia que atribuye ésta
al Juez del domicilio de alguna de ellas -sobre todo de la parte demandada-),
será competente el Juez del último domicilio conyugal. Ello se desprende del
inciso 2) del artículo 24 del Código Procesal Civil.
Cabe señalar que del tratamiento conjunto que hace el Código Procesal
Civil de los procesos indicados (en el Sub-Capítulo 2o del Capítulo II del Título
III de su Sección Quinta), de la denominación que le asigna dicho Código al
proceso de divorcio ulterior, y de la lectura del artículo 580 del Código adjetivo
(en que se aprecia el carácter expeditivo que tiene la sentencia de divorcio, pues
se basa en el fallo que declara la separación convencional y en el transcurso de
un determinado lapso de tiempo), se infiere que el órgano jurisdiccional
competente para conocer la conversión de la separación en divorcio es precisamente
aquel que dirigió el proceso de separación convencional.
No podemos dejar de mencionar que, conforme se desprende de los
artículos 3 de la Ley Nro. 29227 y 4 del Decreto Supremo Nro. 009-2008-JUS,
son competentes para llevar a cabo el procedimiento no contencioso de la separación
convencional y divorcio ulterior en las municipalidades y notarías:
A. Los alcaldes distritales del lugar del último domicilio conyugal o
del lugar donde se celebró el matrimonio.
B. Los alcaldes provinciales del lugar del último domicilio conyugal
o del lugar donde se celebró el matrimonio.
C. Los notarios del lugar del último domicilio conyugal o del lugar
donde se celebró el matrimonio. Es de destacar que el Consejo del
Notariado controlará que los notarios cuenten con un ambiente
adecuado para el desarrollo del procedimiento no contencioso de
72 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

separación convencional y divorcio ulterior (Segunda Disposición


Complementaria Final del D.S. Nro. 009-2008-JUS).
En el Decreto Supremo Nro. 009-2008-JUS se precisa:
- Que el alcalde es el representante legal de la municipalidad
acreditada por el Ministerio de Justicia, elegido en elecciones
municipales (art. 2 -literal c)- del D.S. Nro. 009-2008-JUS).
- Que el notario es el profesional del derecho que está autorizado
para dar fe de los actos y contratos que ante él se celebren y para
la tramitación de asuntos no contenciosos (entre los que se encuentra
la separación convencional y el divorcio ulterior) previstos en la
ley de la materia (cual es la Ley Nro. 26662 y, además, la Ley Nro.
27333). Su función también comprende la comprobación de hechos
(art. 2 -literal o)- del D.S. Nro. 009-2008-JUS).
- Que el domicilio conyugal es el último domicilio que compartieron
los cónyuges, señalado en declaración jurada suscrita por ambos
(arts. 2 -literal m)- y 4 -segundo párrafo- del D.S. Nro. 009-2008-JUS).
La referida declaración jurada no es sino la manifestación escrita
de los cónyuges bajo juramento de que la información proporcionada
es verdadera (art. 2 -literal j)- del D.S. Nro. 009-2008-JUS).
Puntualizamos que la solicitud de divorcio ulterior será tramitada ante el
mismo notario o alcalde que declaró la separación convencional, de acuerdo a
ley (art. 4 -in fine- del D.S. Nro. 009-2008-JUS).

2.3.16.3 Competencia para conocer de los procesos de interdictos

De acuerdo a lo previsto en el primer párrafo del artículo 547 del Código


Procesal Civil, son competentes los Jueces Civiles para conocer de los procesos
de interdictos.
Dicho numeral es concordante con el artículo 597 del Código adjetivo
que asigna al Juez Civil la competencia para conocer de los interdictos, pero
que establece como excepción lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo
605 del indicado cuerpo de leyes, según el cual, el tercero perjudicado con la
orden judicial (cuya ejecución implique desposesión, expedida en un proceso
-cualquiera- en que no ha sido emplazado o citado: primer párrafo del art. 605
del C.P.C.) debe acudir ante el Juez que la expidió solicitando la restitución
(del bien).
Por disposición del inciso 1) del artículo 24 del Código Procesal Civil,
además del Juez del domicilio del demandado, también es competente, a
elección del demandante, el Juez del lugar en que se encuentre el bien o bienes.
Si la demanda versa sobre varios inmuebles situados en diversos lugares, será
competente el Juez de cualquiera de ellos.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 73

2.3.17 Competencia para conocer de los procesos únicos de ejecución


Los procesos únicos de ejecución quedan sometidos a las reglas generales
de competencia contempladas en el Capítulo I («Disposiciones generales») del
Título II («Competencia») de la Sección Primera («Jurisdicción, acción y
competencia») del Código Procesal Civil, a no ser que dicho cuerpo de leyes
establezca algo distinto (art. 34 del C.P.C.). Sobre el particular, cabe indicar que
el artículo 690-B del Código Procesal Civil norma lo concerniente a la
competencia para conocer de los procesos únicos de ejecución, desprendiéndose
de dicho precepto legal que:
- Es competente para conocer los procesos con título ejecutivo de
naturaleza extrajudicial el Juez Civil y el Juez de Paz Letrado.
- Es competente para conocer los procesos con título ejecutivo de
naturaleza extrajudicial el Juez de Paz Letrado, cuando la cuantía
de la pretensión no sea mayor de cien Unidades de Referencia
Procesal.
- Es competente para conocer los procesos con título ejecutivo de
naturaleza extrajudicial el Juez Civil, cuando la cuantía de la
pretensión supera las cien Unidades de Referencia Procesal.
- Es competente para conocer los procesos con título ejecutivo de
naturaleza judicial (sentencia o auto que se le equipare, acta de
conciliación judicial y transacción judicial debidamente aprobada
u homologada) el Juez de la demanda.
- Es competente para conocer los procesos de ejecución con garantía
constituida el Juez Civil.
Debe tenerse en consideración que el proceso único de ejecución de
desalojo que se promueva al amparo del Decreto Legislativo Nro. 1177 (Decreto
Legislativo que establece el régimen de promoción del arrendamiento para
vivienda, del 17-07-2015), se tramita ante el Juez de Paz Letrado o ante el
Juzgado que haga sus veces, de la jurisdicción donde se ubique el inmueble
arrendado. Así lo prescribe el artículo 15 -literal c) del inciso 15.1)- del citado
Decreto Legislativo Nro. 1177.

2.3.18 Competencia para conocer de los procesos no contenciosos


En el proceso no contencioso es competente el juez del lugar del domicilio
de la persona que lo promueve o en cuyo interés se promueve, salvo disposición
legal o pacto en contrario (art. 23 del C.P.C.).
Nuestro ordenamiento jurídico, acerca de la competencia para conocer
de los asuntos no contenciosos, establece, además, lo siguiente:
- Son competentes para conocer los procesos no contenciosos, los
Jueces Civiles y los de Paz Letrados, salvo en los casos en que la
ley atribuye su conocimiento a otros órganos jurisdiccionales o a
Notarios (art. 750 -primer párrafo- del C.P.C.).
74 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- En el proceso no contencioso es inaplicable la competencia por


razón de turno (art. 750 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- La competencia de los Juzgados de Paz Letrados es exclusiva para
los procesos de inscripción de partidas y para los que contienen en
la solicitud una estimación patrimonial no mayor a cincuenta
unidades de referencia procesal. Los procesos de rectificación de
partidas podrán ventilarse ante los Juzgados de Paz Letrados o ante
Notario (art. 750 -in fine- del C.P.C.).
- Los interesados pueden recurrir indistintamente ante el Poder
Judicial o ante el notario para tramitar según corresponda los
siguientes asuntos (no contenciosos): 1. rectificación de partidas; 2.
adopción de personas capaces; 3. patrimonio familiar; 4. inventarios;
5. comprobación de testamentos; 6. sucesión intestada; 7. separación
convencional y divorcio ulterior conforme a la ley de la materia,
cual es la Ley Nro. 29227 y su Reglamento: Decreto Supremo Nro.
009-2008-JUS; 8. reconocimiento de unión de hecho; 9. convocatoria
a junta obligatoria anual; 10. convocatoria a junta general; y 11.
cúratela para personas adultas mayores que tengan la calidad de
pensionistas o beneficiarios de la Ley Nro. 29625 (Ley de devolución
de dinero del FONAVI -Fondo Nacional de Vivienda- a los
trabajadores que contribuyeron al mismo), para la cual debe tenerse
presente lo normado en el artículo 4 del Decreto Legislativo Nro.
1310, del 29-12-2016 (art. 1 de la Ley de Competencia Notarial en
Asuntos No Contenciosos: Ley Nro. 26662).
- También pueden ser tramitados en sede notarial: la formación de
títulos supletorios, la prescripción adquisitiva de dominio y la
determinación o rectificación del área, linderos y medidas perimétricas
de terrenos (regulados en las Leyes Nros. 27157, del 19-07-1999, y
27333, del 27-07-2000, y en el D.S. Nro. 035-2006-VIVIENDA, del
06-11-2006).
- Es requisito indispensable (del trámite notarial) el consentimiento
unánime de los interesados. Si alguno de ellos, en cualquier
momento de la tramitación manifiesta oposición, el notario debe
suspender inmediatamente su actuación y remitir lo actuado al Juez
correspondiente, bajo responsabilidad (art. 6 de la Ley Nro. 26662).

2.3.18.1 Competencia para conocer del proceso de inventario


Se desprende de los artículos 23 y 750 del Código Procesal Civil que: a)
son competentes para conocer el proceso no contencioso de inventario los Jueces
Civiles y los de Paz Letrados; b) la competencia de los Juzgados de Paz Letrados
es exclusiva si la solicitud de inventario contiene una estimación patrimonial
no mayor a cincuenta unidades de referencia procesal, en caso contrario,
conocerá de aquélla el Juez Civil; c) en el proceso no contencioso de inventario
es competente el Juez del lugar del domicilio de la persona que lo promueve
o en cuyo interés se promueve, salvo disposición legal o pacto en contrario.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 75

Es de subrayar que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1 -inc.


4)- de la Ley Nro. 26662 (Ley de Competencia Notarial en Asuntos No
Contenciosos, del 20-09-1996), los interesados pueden recurrir indistintamente
ante el Poder Judicial o ante Notario para tramitar la facción de inventario
(siguiendo, en el último caso, las reglas previstas en dicha Ley y, supletoriamente,
las del Código Procesal Civil: art. 3 de la Ley Nro. 26662).

2.3.18.2 Competencia para conocer del proceso de administración


judicial de bienes

Se infiere de los artículos 23 y 750 del Código Procesal Civil que: a) son
competentes para conocer el proceso no contencioso de administración judicial
de bienes los Jueces Civiles y los de Paz Letrados; b) la competencia de los
Juzgados de Paz Letrados es exclusiva si la solicitud de administración judicial
de bienes contiene una estimación patrimonial no mayor a cincuenta unidades
de referencia procesal, en caso contrario, conocerá de aquélla el Juez Civil; c)
en el proceso no contencioso de administración judicial de bienes es competente
el Juez del lugar del domicilio de la persona que lo promueve o en cuyo interés
se promueve, salvo disposición legal o pacto en contrario.

2.3.18.3 Competencia para conocer del proceso de adopción

Se desprende de los artículos 23 y 750 del Código Procesal Civil que: a)


es competente para conocer el proceso no contencioso de adopción (de personas
mayores de edad) el Juez Civil; y b) en el proceso no contencioso de adopción
(de personas mayores de edad) es competente el Juez del lugar del domicilio
de la persona que lo promueve o en cuyo interés se promueve.
Es de resaltar que, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 1
-inc. 2)- y 21 de la Ley Nro. 26662 (Ley de Competencia Notarial en Asuntos
No Contenciosos, del 20-09-1996), los interesados pueden recurrir indistintamente
ante el Poder Judicial o ante Notario para tramitar la adopción de personas
mayores de edad con capacidad de goce y ejercicio (siguiendo, en el último
caso, las reglas previstas en dicha Ley y, supletoriamente, las del Código
Procesal Civil: art. 3 de la Ley Nro. 26662).
Por otro lado, cabe señalar que la adopción de menores de edad (niños
y adolescentes) se regirá por lo dispuesto en el Código de los Niños y
Adolescentes (Ley Nro. 27337, del 02-08-2000). Así tenemos que, tal como lo
prescriben los artículos 160 -inc. d)- y 161 del Código de los Niños y Adolescentes,
corresponde al Juez especializado el conocimiento del proceso de adopción (de
niños y adolescentes), debiendo aquél tomar en cuenta, para resolver, las
disposiciones del proceso único establecido en el Capítulo II («Proceso único»)
del Título II («Actividad procesal») del Libro Cuarto («Administración de
justicia especializada en el niño y el adolescente») del mencionado cuerpo de
leyes, y, en forma supletoria, las normas del Código Procesal Civil. Finalmente,
76 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

advertimos que, tratándose de la adopción de menores de edad, debe tenerse


presente, además, la normatividad contenida en el Decreto Legislativo Nro.
1297: «Decreto Legislativo para la protección de niñas, niños y adolescentes
sin cuidados parentales o en riesgo de perderlos» (del 29-12-2016), especialmente
en los arts. 123 al 147 de dicho Decreto Legislativo.

2.3.18.4 Competencia para conocer del proceso de autorización para


disponer derechos de incapaces

Se colige de los artículos 23 y 750 del Código Procesal Civil que: a) es


competente para conocer el proceso no contencioso de autorización judicial
para disponer derechos de incapaces (mayores de edad) el Juez Civil; b) en el
proceso no contencioso de autorización judicial para disponer derechos de
incapaces es competente el Juez del lugar del domicilio de la persona que lo
promueve o en cuyo interés se promueve.
Puntualizamos que, según se infiere de los artículos 161 y 162 -inc. c)- del
Código de los Niños y Adolescentes, corresponde al Juez especializado resolver
el proceso no contencioso de licencia para enajenar u obligar los bienes del
niño o adolescente, debiendo aquél observar la normatividad del proceso único
prevista en el Capítulo II del Título II del Libro Cuarto del indicado Código,
y, en forma supletoria, las normas del Código Procesal Civil.

2.3.18.5 Competencia para conocer del proceso de declaración de


desaparición

Se desprende del artículo 750 del Código Procesal Civil que es competente
para conocer el proceso no contencioso de declaración de desaparición (y
designación de curador interino del desaparecido) el Juez Civil.
La cúratela de los bienes del desaparecido será instituida por el juez del
lugar donde se encuentren todos o la mayor parte de los bienes (art. 601 -primer
párrafo- del C.C.).

2.3.18.6 Competencia para conocer del proceso de declaración de


ausencia

Se infiere del artículo 750 del Código Procesal Civil que es competente
para conocer el proceso no contencioso de declaración de ausencia el Juez Civil.
Por disposición del último párrafo del artículo 49 del Código Civil, es
competente (para conocer la solicitud de declaración de ausencia) el juez del
último domicilio que tuvo el desaparecido o el del lugar donde se encuentre
la mayor parte de sus bienes.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 77

2.3.18.7 Competencia para conocer del proceso de declaración de muerte


presunta

Se desprende de los artículos 23 y 750 del Código Procesal Civil que: a)


es competente para conocer el proceso no contencioso de declaración judicial
de muerte presunta el Juez Civil; y b) en el proceso no contencioso de declaración
judicial de muerte presunta es competente el Juez del lugar del domicilio de
la persona que lo promueve o en cuyo interés se promueve.

2.3.18.8 Competencia para conocer del proceso de patrimonio familiar

Se infiere de los artículos 23 y 750 del Código Procesal Civil que: a) son
competentes para conocer el proceso no contencioso de constitución de
patrimonio familiar los Jueces Civiles y los de Paz Letrados; b) la competencia
de los Juzgados de Paz Letrados es exclusiva si la solicitud de constitución de
patrimonio familiar contiene una estimación patrimonial no mayor a cincuenta
unidades de referencia procesal, en caso contrario, conocerá de aquélla el Juez
Civil; c) en el proceso no contencioso de constitución de patrimonio familiar
es competente el Juez del lugar del domicilio de la persona que lo promueve
o en cuyo interés se promueve.
Es de destacar que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1 -inc.
3)- de la Ley Nro. 26662 (Ley de Competencia Notarial en Asuntos No
Contenciosos), los interesados pueden recurrir indistintamente ante el Poder
Judicial o ante Notario para tramitar la constitución de patrimonio familiar
(siguiendo, en el último caso, las reglas previstas en dicha Ley y, supletoriamente,
las del Código Procesal Civil: art. 3 de la Ley Nro. 26662).
Advertimos que, a tenor del artículo 800 del Código Procesal Civil, la
modificación y extinción del patrimonio familiar se solicitará ante el Juez que
lo constituyó, conforme al trámite previsto en el Sub-Capítulo 6o del Título II
de la Sección Sexta del referido Código adjetivo (arts. 795 al 801), en lo que
fuese aplicable.

2.3.18.9 Competencia para conocer del proceso de ofrecimiento de


pago y consignación

Se desprende de los artículos 23 y 750 del Código Procesal Civil que: a)


son competentes para conocer el proceso no contencioso de ofrecimiento de
pago y consignación los Jueces Civiles y los de Paz Letrados; b) la competencia
de los Juzgados de Paz Letrados es exclusiva si la solicitud de ofrecimiento de
pago y consignación contiene una estimación patrimonial no mayor a cincuenta
unidades de referencia procesal, en caso contrario, conocerá de aquélla el Juez
Civil; y c) en el proceso no contencioso de ofrecimiento de pago y consignación
es competente el Juez del lugar del domicilio de la persona que lo promueve
o en cuyo interés se promueve.
78 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.3.18.10 Competencia para conocer del proceso de comprobación de


testamento

Se colige del artículo 750 del Código Procesal Civil que es competente
para conocer el proceso no contencioso de comprobación de testamento el Juez
Civil.
Por disposición del artículo 663 del Código Civil corresponde al juez del
lugar donde el causante tuvo su último domicilio en el país conocer de los
procesos no contenciosos y de los juicios relativos a la sucesión.
Es de resaltar que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1 -inc.
5)- de la Ley Nro. 26662 (Ley de Competencia Notarial en Asuntos No
Contenciosos, del 20-09-1996), los interesados pueden recurrir indistintamente
ante el Poder Judicial o ante Notario para tramitar la comprobación de
testamentos (siguiendo, en el último caso, las reglas previstas en dicha Ley y,
supletoriamente, las del Código Procesal Civil: art. 3 de la Ley Nro. 26662).

2.3.18.11 Competencia para conocer de los procesos de inscripción y


rectificación de partida

La competencia de los Juzgados de Paz Letrados es exclusiva para conocer


de los procesos de inscripción de partidas (parte inicial del tercer párrafo del
art. 750 del C.P.C.).
Los procesos de rectificación de partidas podrán ventilarse ante los
Juzgados de Paz Letrados o ante Notario (parte final del tercer párrafo del art.
750 del C.P.C.).
Al respecto, cabe señalar que, conforme a lo dispuesto en el artículo 1
-inc. 1)- de la Ley Nro. 26662 (Ley de Competencia Notarial en Asuntos No
Contenciosos, del 20-09-1996), los interesados pueden recurrir indistintamente
ante el Poder Judicial o ante Notario para tramitar la rectificación de partidas
(siguiendo, en el último caso, las reglas previstas en dicha Ley y, supletoriamente,
las del Código Procesal Civil: art. 3 de la Ley Nro. 26662). Debe tenerse presente
que:
- Se tramitarán ante notario las rectificaciones (de partidas) que
tengan por objeto corregir los errores y omisiones de nombre,
apellidos, fecha de nacimiento, de matrimonio, defunción u otros
que resulten evidente del tenor de la propia partida o de otros
documentos probatorios (art. 15 -primer párrafo- de la Ley Nro.
26662).
- En ningún caso se podrá seguir el trámite notarial para cambiar el
nombre de la persona o sus apellidos, el sexo u otra información
contenida en la partida que no surja de un error evidente (art. 15
-in fine- de la Ley Nro. 26662).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 79

Por último, es de destacar que, según se infiere del artículo 23 del Código
Procesal Civil, en los procesos no contenciosos de inscripción y rectificación
de partidas es competente el Juez del lugar del domicilio de la persona que lo
promueve o en cuyo interés se promueve.

2.3.18.12 Competencia para conocer del proceso de sucesión intestada

Se desprende del artículo 750 del Código Procesal Civil que son
competentes para conocer el proceso no contencioso de sucesión intestada los
Jueces Civiles.
Cabe señalar que, conforme a lo dispuesto en el artículo 663 del Código
Civil, corresponde al juez del lugar donde el causante tuvo su último domicilio
en el país, conocer de los procedimientos no contenciosos y de los juicios
relativos a la sucesión.
Puntualizamos que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1 -inc.
6)- de la Ley Nro. 26662 (Ley de Competencia Notarial en Asuntos No
Contenciosos, del 20-09-1996), los interesados pueden recurrir indistintamente
ante el Poder Judicial o ante Notario para tramitar la sucesión intestada
(siguiendo, en el último caso, las reglas previstas en dicha Ley y, supletoriamente,
las del Código Procesal Civil: art. 3 de la Ley Nro. 26662).

2.3.18.13 Competencia para conocer del proceso de reconocimiento


de resoluciones judiciales y laudos expedidos en el extranjero

Es competente para conocer del proceso no contencioso de reconocimiento


de resoluciones judiciales y de fallos arbitrales (laudos) expedidos en el
extranjero: la Sala Civil de turno de la Corte Superior en cuya competencia
territorial tiene su domicilio la persona contra quien se pretende hacer valer
(art. 837 -primer párrafo- del C.P.C.).

2.3.19 Cuestionamiento de la competencia

El cuestionamiento de la competencia se encuentra contemplado en el


Capítulo II («Cuestionamiento de la competencia») del Título II («Competencia»)
de la Sección Primera («Jurisdicción, acción y competencia») del Código
Procesal Civil, en los arts. 35 al 46.
De acuerdo a lo normado en el artículo 35 del Código Procesal Civil, se
declarará de oficio, al calificar la demanda o excepcionalmente en cualquier
estado y grado del proceso (y sin perjuicio de que pueda ser invocada como
excepción):
- La incompetencia por razón de materia.
- La incompetencia por razón de cuantía.
80 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- La incompetencia por razón de grado.


- La incompetencia por razón de turno.
- La incompetencia por razón de territorio (siempre que la competencia
territorial sea improrrogable).
Con arreglo a lo previsto en el artículo 36 -primer párrafo- del Código
Procesal Civil, sin perjuicio de lo señalado en el artículo 35 de dicho cuerpo de
leyes (citado precedentemente), el Juez al declarar su incompetencia lo hace
en resolución debidamente motivada y dispone la inmediata remisión del
expediente al órgano jurisdiccional que considere competente.
Si en los casos indicados en el artículo 35 del Código Procesal Civil
(numeral citado líneas arriba) el Juez a quien se remite el proceso se declara
incompetente, se observan las siguientes reglas (contempladas en el art. 36
-parte pertinente- del C.P.C.):
1. Tratándose de un conflicto por la materia, se remite el proceso al
órgano jurisdiccional superior de la especialidad. Si los órganos
jurisdiccionales en conflicto pertenecen a distintos distritos judiciales,
se remite a la Sala correspondiente de la Corte Suprema.
2. Tratándose de la cuantía, se remitirá el proceso a la Sala Civil de la
Corte Superior correspondiente.
3. Tratándose del territorio, se remite el proceso a la Sala Civil
correspondiente de la Corte Superior o de la Corte Suprema, según
corresponda.
En lo que concierne al cuestionamiento de los Jueces de Paz Letrados y
de Paz, el artículo 37 del Código Procesal Civil claramente establece que la
competencia de los indicados órganos jurisdiccionales sólo se cuestiona
mediante excepción.
Lo relativo a la contienda de incompetencia es materia de regulación,
además, en los arts. 38 al 46 del Código Procesal Civil, que prescriben lo
siguiente:
La incom petencia territorial relativa puede ser invocada,
excluyentemente, como excepción o como contienda. La contienda
de competencia se interpone ante el Juez que el demandado
considere competente, dentro de los cinco días de emplazado y
ofreciendo los medios probatorios pertinentes (art. 38 -primer
párrafo- del C.P.C.).
El Juez rechazará de plano la contienda propuesta extemporáneamente
o cuando es manifiestamente improcedente o temeraria. Cuando
la temeridad consista en la creación artificiosa de una competencia
territorial, la parte responsable será condenada al pago del monto
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 81

máximo de la multa prevista por el artículo 46 del Código Procesal


Civil (precepto legal que será visto más adelante), y el Juez, de oficio
o a pedido de parte, oficiará al Ministerio Público, de ser el caso
(art. 38 -segundo párrafo- del C.P.C.).
Si el Juez admite la contienda oficiará al Juez de la demanda,
pidiéndole que se inhiba de conocerla y solicitando, además, la
remisión del expediente (art. 38 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).
Con el oficio le anexa la copia certificada del escrito de contienda,
de sus anexos, de la resolución admisoria y de cualquier otra
actuación producida. Adicionalmente al oficio, el Juez de la contienda
dará aviso inmediato por fax u otro medio (art. 38 -in fine- del
C.P.C.).
Si recibido el oficio y sus anexos, el Juez de la demanda considera
que es competente el Juez de la contienda, le remitirá el expediente
para que conozca del proceso. Esta decisión es inimpugnable (art.
39 del C.P.C.).
Si el Juez de la demanda se considera com petente suspenderá el
proceso y remitirá todo lo actuado, inclusive el principal, al superior
que deba dirimir la competencia, oficiando al Juez de la contienda
(art. 40 del C.P.C.).
La contienda de competencia entre Jueces Civiles del mismo distrito
judicial la dirime la Sala Civil de la Corte Superior correspondiente.
En los demás casos, la dirime la Sala Civil de la Corte Suprema. El
superior dirimirá la contienda dentro de cinco días de recibidos los
actuados, sin dar trámite y sin conceder el informe oral. El auto que
resuelve la contienda ordena la remisión del expediente al Juez
declarado competente, con conocimiento del otro Juez (art. 41 del
C.P.C.).
La medida cautelar otorgada por el Juez de la demanda, antes de
recibir el oficio del Juez de la contienda, conserva su eficacia aunque
se suspenda el proceso. Suspendido el proceso, no se otorgarán
medidas cautelares (art. 42 del C.P.C.).
Recibido el expediente, el Juez competente continuará el trámite
del proceso (principal) volviendo a conceder el plazo para contestar
la demanda (art. 43 del C.P.C.).
A pedido de parte, y siempre que la competencia fuera decidida a
favor del Juez de la contienda, éste deberá efectuar, como Juez de
primer grado, un reexamen de los presupuestos de la medida
cautelar preexistente. El pedido de reexamen es procedente cuando
no se ha apelado la medida, o cuando la parte se ha desistido de
dicho recurso (art. 44 del C.P.C.).
82 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Si el incidente se resuelve a favor del Juez de la contienda, las costas


y costos debe pagarlas el demandante. Si se dirime a favor del Juez
de la demanda, serán pagadas por quien promovió la contienda
(art. 45 del C.P.C.).
- La parte que, con mala fe, promueve una contienda será condenada
por el órgano jurisdiccional dirimente a una multa no menor de
cinco ni mayor de quince Unidades de Referencia Procesal (art. 46
del C.P.C.).

2.3.20 Competencia internacional

Se colige del artículo 47 del Código Procesal Civil que la competencia


internacional se rige por lo establecido en el Título II («Competencia
jurisdiccional») del Libro X («Derecho Internacional Privado») del Código Civil.
La regla general al caso de la competencia internacional señala que los
tribunales peruanos tienen competencia para conocer los procesos entablados
contra nacionales o extranjeros domiciliados en el territorio nacional (art. 2057
del C.C.).
Según se desprende del artículo 2058 del Código Civil (que, a tenor de
su último párrafo, se aplica exclusivamente a la competencia de tribunales
judiciales y no afecta la facultad que tienen las partes para someter a arbitraje
acciones de contenido patrimonial), los tribunales peruanos son competentes
para resolver las acciones cuyo contenido sea patrimonial, así sea dirigida
contra personas domiciliadas en un país extranjero, siempre que se presenten
los siguientes casos:
- Si se tramitan procesos referidos a derechos reales sobre bienes
ubicados en la República. Cuando se trate de predios la competencia
será exclusiva.
- De tramitarse acciones relacionadas a obligaciones ejecutables en
el territorio de la República o que se generen de contratos celebrados
o de hechos realizados en el territorio nacional. En caso de tratarse
de procesos civiles como consecuencia de actos ilícitos (delitos o
faltas) producidos en la República la competencia es exclusiva.
- Si las partes se someten en forma expresa o tácita a su jurisdicción,
excepto determinación en contrario.
La sumisión tácita a una jurisdicción y la prórroga o elección de tribunal
extranjero están contempladas en los artículos 2059 y 2060 del Código Civil,
respectivamente. Según el primer numeral, se somete tácitamente a una jurisdicción
quien se apersona en el juicio sin hacer reserva; y, además, no implican sumisión
ni prórroga en favor de un tribunal los actos procesales encaminados a oponerse
a dicha jurisdicción o realizados bajo la amenaza o la imposición de medidas
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 83

coercitivas sobre la persona o sobre sus derechos o bienes. Conforme al segundo


de los preceptos legales enunciados, la elección de un tribunal extranjero o la
prórroga de jurisdicción en su favor para conocer de los juicios originados por
el ejercicio de acciones de contenido patrimonial, serán reconocidas, siempre
que no versen sobre asuntos de jurisdicción peruana exclusiva, ni constituyan
abuso de derecho ni sean contrarias al orden público del Perú.
Los tribunales peruanos serán competentes además:
- En acciones sobre universalidades de bienes (art. 2061 del C.C.).
- En acciones sobre capacidad y estado de personas naturales o sobre
relaciones familiares (art. 2062 del C.C.).
- Para dictar medidas provisionales de protección de las personas
naturales que se encuentren en el país, inclusive contra personas
domiciliadas en el extranjero (art. 2063 del C.C.).
- Tratándose de la reconvención, siempre que conozcan válidamente
de la demanda (art. 2065 del C.C.).
Puntualizamos que carecen de competencia jurisdiccional los tribunales
peruanos para conocer: a) de las acciones relativas a derechos reales sobre
predios situados en el extranjero; b) de los asuntos que hubiesen sido sometidos
por las partes a una jurisdicción extranjera; y c) de las acciones relativas al
estado y capacidad de las personas naturales o a las relaciones familiares, si la
causa no tiene ninguna vinculación efectiva con el territorio de la República.
Estos tres casos (previstos en el artículo 2067 del C.C.) constituyen la llamada
competencia jurisdiccional negativa.

2.3.21 Jurisprudencia casatoria relacionada con la competencia

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la competencia,


ha establecido lo siguiente:
- «... La competencia es una institución procesal cuyo objetivo es
determinar la capacidad o aptitud del juzgador para ejercer
la función jurisdiccional en determinados conflictos, fijando los
límites de la jurisdicción a fin de hacer más efectiva y funcional la
administración de justicia. Es irrenunciable e inmodificable,
conforme lo dispone el artículo 6 del Código Procesal Civil, salvo
los casos expresamente permitidos por ley. [...] En ese sentido, la
competencia es una institución procesal cuyo objetivo es hacer más
efectiva y funcional la administración de justicia, surgiendo a partir
de la necesidad de un Estado de distribuir el poder jurisdiccional
entre los distintos jueces con los que cuenta y por la evidente
imposibilidad de concentrar en uno solo o en un grupo de ellos tan
importante función pública; por tanto, las disposiciones que hacen
84 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

objetivo el ejercicio de la referida facultad por parte del Estado,


deben interpretarse de manera sistemática y, básicamente, en orden
a la necesidad de la resolución pronta e integral de los conflictos
que permita lograr un razonable grado de paz social que, a su vez,
coadyuve al desarrollo armonioso y sostenido de la comunidad...»
(Casación Nro. 2705-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-01-2008, págs. 21482-21483).
«... Son principios rectores de la competencia, la legalidad y la
irrenunciabilidad; siendo el primero de ellos el que establece la
vigencia de aquella únicamente por disposición de la ley; y el
segundo determina que la competencia civil no será materia de
renuncia ni modificación por decisión judicial, excepto si la propia
ley lo dispone, de conformidad con el artículo 6 del Código Procesal
Civil...» (Casación Nro. 2581-2005 / Cono Norte de Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2006, págs. 17133-17134).
«... Cuando se presenta un asunto litigioso la competencia es
establecida por una serie de factores: por la materia, la cuantía, el
turno, el territorio y la función que desempeña el juez (grado)...»
(Casación Nro. 2811-2006 / Moquegua, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 05-01-2007, págs. 18372-18373).
«... Los criterios que sirven para determinar la competencia son
esencialmente: la materia, la cuantía, la función, el turno y el
territorio; siendo los cuatro primeros absolutos e improrrogables,
y el cuarto relativo, y por lo tanto, prorrogable. El carácter absoluto
de la competencia responde a un interés público, en razón a la
estructura y funciones esenciales de los órganos jurisdiccionales;
mientras que la competencia relativa rige en atención a las necesidades,
conveniencia e intereses de las partes...» (Casación Nro. 114-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs.
23590-23591).
«... Dentro de los elementos que determinan la competencia del
juez unos son renunciables por las partes y otros no; los elementos
de naturaleza o materia, grado, monto de la causa y grado constituyen
leyes de orden público que no son renunciables (competencia
absoluta) y contra los cuales no vale la voluntad de las partes; en
cambio, la territorialidad, o sea la división de la competencia por
razón de territorio, se ha establecido por una razón práctica en
beneficio de los propios litigantes, y por eso éstos pueden renunciar
a este beneficio, constituyendo esto la prórroga de la competencia
(competenciarelativa)...» (Casación Nro. 1901-2005 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2006, pág. 16872).
«... Resulta determinante tener en cuenta el elemento de la
competencia por razón de la materia, la que se determina por la
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 85

naturaleza de la pretensión y por las disposiciones legales que la


regulan (según lo establece el artículo 9° del Código Procesal Civil),
es decir, implica identificar la relación jurídica de donde deriva el
conflicto (de orden civil, familiar, laboral, comercial, administrativo,
etc.) y establecer la naturaleza de la pretensión que de ella deriva,
de acuerdo a sus especiales características...» (Casación Nro. 2811­
2006 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
05-01-2007, págs. 18372-18373).
«...La competencia por razón de la materia, conforme lo establece
el artículo nueve del Código Procesal Civil, se determina por la
naturaleza de la pretensión y por las disposiciones legales que la
regulan. Por 'naturaleza de la pretensión' entendemos a la naturaleza
del litigio o conflicto de intereses; entonces, es la naturaleza del
conflicto de intereses que se lleva al órgano jurisdiccional, así como
las normas jurídicas materiales que regulan su desenvolvimiento
y solución, las que determinan la competencia por razón de la
materia...» (Casación Nro. 2030-03 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12718-12720).
«... Considerando que en el presente caso no se ha respetado la
regla de la competencia por razón de la materia, evidentemente se
ha infringido una de las normas que garantizan el derecho al debido
proceso...» (Casación Nro. 3009-2000 / Junín, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-07-2002, pág. 8900).
«... De conformidad con el artículo 11 del Código adjetivo [C.P.C.],
para calcular la cuantía, se suma el valor del objeto principal de la
pretensión, los frutos, intereses y gastos, daños y perjuicios, y otros
conceptos devengados al tiempo de la interposición de la demanda,
pero no los futuros. Asimismo, si una demanda comprende varias
pretensiones, la cuantía se determina por la suma del valor de todas.
Si se trata de pretensiones subordinadas o alternativas, sólo se
atenderá a la de mayor valor. Si son varios los demandados, la cuantía
se determina por el valor total de lo demandado. [...] Conforme se
desprende [...], la norma no contempla el monto de la reconvención,
al calcular la cuantía...» (Casación Nro. 3453-2002 / Cono Norte,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-11-2004, págs. 12790­
12791).
«... Conforme lo establece el artículo 11 del Código formal [C.P.C.],
si una demanda comprende varias pretensiones, la cuantía se
determina por la suma del valor de todas; asimismo, si se trata de
pretensiones subordinadas o alternativas, sólo se atenderá a la de
mayor valor. [...] Siendo ello así, es evidente que la demanda ha
sido interpuesta en estricta observancia de la norma adjetiva
acotada, ya que el monto de su cuantía ha sido determinado por la
86 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

suma del valor de todas las pretensiones; por ende, resulta erróneo
lo señalado por la Sala de mérito, respecto a que en atención de los
importes de las letras de cambio, las mismas debieron ser accionadas
en forma individual y ante Juzgados diferentes...» (Casación Nro.
957-2001 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03­
2002, págs. 8477-8478).
«... La competencia por la cuantía en los procesos ejecutivos
[entiéndase procesos únicos de ejecución] se determina por el monto
contenido en el título valor presentado a ejecución u por [sic -léase
o por-] los intereses y gastos que se liquiden sobre dicho monto,
ello en virtud a la naturaleza de los procesos de ejecución...»
(Casación Nro. 2398-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-05-2002, págs. 8739-8740).
«... En casos como el presente (consignación de inmueble arrendado),
la cuantía para determinar la competencia de los órganos
jurisdiccionales no queda establecida con la suma de dinero dado
en garantía sino por el valor estimado del bien arrendado».
(Casación Nro. 1042-99 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 28-11-1999, págs. 4180-4181).
«... El grado o la instancia es un criterio para determinar la
competencia según que un litigio haya sido sometido o no al
conocimiento de un Juez; en tal sentido, el artículo veintiocho del
Código Procesal Civil prescribe que la competencia funcional queda
sujeta a las disposiciones de la Constitución, de la Ley Orgánica
del Poder Judicial y de éste [sic -léase este-] Código...» (Casación
Nro. 2265-99 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2001, págs. 6700-6701).
«... El [...] ordenamiento procesal ha regulado una fórmula ancha
para los casos de duda de determinación de competencia, como es
el caso del artículo catorce in fine del [...] Código adjetivo [C.P.C.],
el cual señala que si por la naturaleza de la pretensión u otra causa
análoga no pudiera determinarse la competencia por razón de
grado, es competente el Juez civil...» (Casación Nro. 2265-99 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01­
2001, págs. 6700-6701).
«... Los dos últimos criterios que se aluden [criterios o factores para
determinar la competencia], esto es grado y territorio, se les conoce
también como competencia funcional, pues dependen de la
organización del servicio de justicia mediante los cuales se atribuye
a un Juzgador el conocimiento de una litis en una determinada
instancia o grado y respecto de un territorio concreto...» (Casación
Nro. 2265-99 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2001, págs. 6700-6701).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 87

«... Conforme lo establece al artículo veintiocho del Código Procesal


Civil, la competencia por razón de la función queda sujeta a las
disposiciones de la Constitución, de la Ley Orgánica del Poder
Judicial y del citado Código; este criterio permite establecer en qué
casos una misma materia puede ser conocida por Jueces de distinta
especialidad o grado...» (Casación Nro. 2108-03 / Huánuco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12727-12729).
«... En el caso de la prevención [de la competencia funcional]
regulada en el artículo treintiuno del Código Procesal Civil, esta se
aplica cuando encontrándose en trámite un proceso judicial existen
más de dos órganos jurisdiccionales de segunda instancia en aptitud
legal de conocer vía apelación, las incidencias que se produzcan en
el proceso, previniendo aquel que conoce primero dicho proceso...»
(Casación Nro. 425-2002 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2003, pág. 10904).
«... Si bien constituye una facultad de los jueces de las instancias
de mérito, evaluar y declarar en cada caso concreto la existencia o
no de la competencia funcional, también lo es que dicha declaración
tiene que estar fundada en ley expresa, en mérito al principio de
legalidad...» (Casación Nro. 725-97 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 05-10-1998, pág. 1773).
«... De conformidad con lo previsto en el Artículo treintidós del
Código Procesal Civil concordado con el Artículo mil cuatrocientos
veintiocho del Código Civil, solamente cuando se demanda como
pretensión accesoria la indemnización por daños y perjuicios resulta
aplicable la competencia facultativa de la pretensión principal
de cumplimiento de la obligación o contrato. (...) Que, en sentido
contrario, cuando se demanda como única pretensión la indemnización
por daños y perjuicios derivados del cumplimiento defectuoso de
una obligación no resulta aplicable la competencia facultativa del
lugar del cumplimiento de la obligación». (Casación Nro. 2365-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-08-2000, pág. 5983).
«... La competencia por razón de territorio tiene un carácter relativo
razón de haberse dispuesto en atención el interés de les pertes,
de ahí que sea susceptible de ser renunciada, según se desprende
de lo dispuesto por el artículo 25 del Código Procesal Civil...»
(Casación Nro. 4683-2007 / Santa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-09-2008, págs. 22899-22900).
«... Respecto a la competencia, [...] la propia recurrente, de acuerdo
con la escritura pública, se sometió a la jurisdicción de los jueces
del distrito judicial de [...] lo que implica una prorroga [sic -léase
prórroga-] de la competencia...» (Casación Nro. 308-01 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7468).
8$ Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«...El recurrente de manera voluntaria se sometió a la competencia


del Juez de [...]; con lo que se convalidó cualquier defecto por la
competencia territorial...» (Casación Nro. 702-2002 / Puno, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002, págs. 9067-9068).
«... En el artículo 17 del [...] Código Adjetivo [C.P.C.], que prevé el
supuesto de las demandas interpuestas contra las personas jurídicas,
no se establece un supuesto de competencia territorial improrrogable,
[...] siendo así, la demandada tuvo la posibilidad de cuestionar
la competencia a través de la interposición de la excepción
correspondiente, lo que al no haber sido realizado, ha originado
que se esté ante un supuesto de prorroga tácita [sic -léase prórroga
tácita-] de la competencia territorial...» (Casación Nro. 4007-2007 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008,
págs. 21752-21753).
«... En lo relativo a la competencia territorial, el único supuesto
previsto por la ley para que el órgano jurisdiccional declare su
incompetencia de oficio es cuando ésta sea de carácter improrrogable,
según se desprende de lo dispuesto en el artículo 35 del Código
Procesal Civil, sin perjuicio de que pueda ser invocada como
excepción...» (Casación Nro. 4683-2007 / Santa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22899-22900).
«... No encontrándose el presente caso en un supuesto de
competencia improrrogable, el órgano jurisdiccional ante el cual
se presentó inicialmente la demanda no se encontraba facultado
para declarar su incompetencia de oficio, por haberse configurado
la prórroga tácita de la competencia territorial consagrado [sic -léase
consagrada-] en el artículo 26 del Código Procesal Civil [...], por las
razones expuestas la sentencia recurrida ha incurrido en [...]
contravención de normas que garantizan el derecho a un debido
[proceso]...» (Casación Nro. 4683-2007 / Santa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22899-22900).
«...La competencia es un presupuesto procesal de las demandas y
resulta ser un requisito indispensable para establecer una correcta
relación jurídico procesal que permita luego una sentencia válida,
siendo que al emitirse el auto de saneamiento procesal es el
momento principal en el que se examinaran [sic -léase examinarán-]
los referidos presupuestos...» (Casación Nro. 750-2002 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2002, págs.
9631-9632).
«... Dentro del saneamiento procesal el Juzgador debe examinar su
propia competencia...» (Casación Nro. 2108-03 / Huánuco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12727-12729).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 89

«... Si bien el artículo 121 in fine del Código Procesal Civil faculta
al Juzgador a que excepcionalmente se pronuncie en la sentencia,
sobre la validez de la relación jurídico procesal; [...] tal previsión
está señalada únicamente para aquellos casos en los que la relación
jurídica procesal no se haya entablado adecuadamente o cuando
no obstante el saneamiento procesal se advierta que el demandante
carece de interés o legitimidad para obrar, que el derecho ha
caducado o que el órgano jurisdiccional resulte absolutamente
incompetente...» (Casación Nro. 1267-2006 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs. 20458-20459).
«... La pretensión del accionante es de naturaleza estrictamente civil
y no laboral, pues se trata de recuperar fondos del Estado confiados
a la demandada y por los que debe rendir cuentas, sin discutir los
derechos laborales que ésta pudiera tener...» (Casación Nro. 1862­
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7164).
«... El Artículo ciento setentiocho del precitado Código (Procesal
Civil) que regula la acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta,
no prevé ningún criterio que disponga que si las causales de fraude
procesal fueran cometidas por los Magistrados de Segunda Instancia
tenga que accionarse ante la Sala Superior» (Casación Nro. 725-97 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-10-1998,
pág. 1773).
«... Teniendo en cuenta que el petitorio expresado en la demanda
[...] pretende la modificación de los extremos contenidos en la
Resolución de la Superintendencia de Banca y Seguros [...], no
corresponde la competencia a los Juzgados y Salas de la Subespecialidad
Comercial, sino a los Tribunales Especializados en lo Contencioso
Administrativo por razón de la materia...» (Casación Nro. 114-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs.
23590-23591).
«... El demandado se ha sometido tácitamente a la jurisdicción del
Juez [del proceso] [...] por no haber deducido dicha excepción [de
incompetencia]...» (Casación Nro. 3332-00 / Cono Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7063).
«... No puede proponerse recién en casación lo que pudo tramitarse
vía excepción, en este caso excepción de incompetencia, no estando
el juzgador en la obligación de declararla de oficio...» (Casación
Nro. 3428-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-04-2001, págs. 7235-7236).
90 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.4 Funciones del Juez

Las funciones que desempeñan los Jueces y los auxiliares de la jurisdicción


civil son de Derecho Público (art. 48 del C.P.C.). Tanto unos como otros
desarrollan sus quehaceres en forma conjunta y destinada a obtener la finalidad
del proceso (art. 48 del C.P.C.), cual es (según el primer párrafo del art. III del
T.P. del C.P.C.) la de resolver los conflictos de intereses o incertidumbres
jurídicas, haciendo efectivos los derechos sustanciales (finalidad concreta del
proceso), y lograr la paz social en justicia (finalidad abstracta del proceso).
Según Devis Echandía, en el proceso le corresponde al Juez «... dirigirlo
efectivamente e impulsarlo en forma de que pase por sus distintas etapas con
la mayor celeridad y sin estancamientos, controlar la conducta de las partes
para evitar, investigar y sancionar la mala fe, el fraude procesal, la temeridad
y cualquier otro acto contrario a la dignidad de la justicia o a la lealtad y
probidad; procurar la real igualdad de las partes en el proceso; rechazar las
peticiones notoriamente improcedentes o que impliquen dilaciones manifiestas;
sancionar con multas a sus empleados, a los demás empleados públicos y a los
particulares que sin justa causa incumplan sus órdenes y con pena de arresto
a quienes le faltan el debido respeto en el ejercicio de sus funciones o por razón
de ellas; expulsar de las audiencias a quienes perturben su curso; decretar
oficiosamente toda clase de pruebas que estime convenientes para el
esclarecimiento de los hechos que interesen al proceso, apreciar esas pruebas
y las promovidas por las partes, de acuerdo con su libre criterio, conforme a
las reglas de la sana crítica; por último, proferir las decisiones interlocutorias por
autos y las definitivas por sentencia» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 340).
Sobre el particular, Monroy Cabra enseña lo siguiente:
«Como órgano jurisdiccional, el juez desempeña principalmente tres
funciones: a) aplicando la norma jurídica al caso concreto; b) interpretando
el sentido, alcance y contenido de dicha norma; y c) integrando el orden
jurídico cuando encuentre lagunas o vacíos de la ley (...). Respecto de la
primera función, (...) el proceso es un instrumento para la actuación del
derecho, cuando el conflicto de intereses no lo han podido autocomponer
los particulares. (...) la labor del juez no es simplemente subsumir casos
dentro de tipos legales, ni tampoco es simplemente mecánica (...), sino
que debe tener criterios lógicos, experimentales y basarse en la realidad
social.
En cuanto a la labor de hermenéutica jurídica, debe tenerse en cuenta la
inescindibilidad entre vida humana y derecho, en procura de que, al
aplicar la norma legal, también se atienda a la justicia en el caso concreto,
de acuerdo con los factores constitutivos de la realidad social, y del
momento en que vaya a ser aplicada la norma (...)
Cada conducta concreta, singular, particular, tiene sus especiales
modalidades y contornos, debido a que es la actuación o vivencia de la
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 91

norma abstracta por una persona. Al juez le corresponderá determinar


qué sentido y alcance va a tener la aplicación de la norma abstracta al
caso concreto para lo cual deberá considerar los factores de la realidad
social, en procura de la justicia (...).
En cuanto a la ley procesal, (...) el juez llenará los vacíos con la analogía,
con los principios constitucionales y generales del derecho procesal, como
también en las doctrinas que surgen de la jurisprudencia...» (MONROY
CABRA, 1979:199-200).
López-Muñiz Goñi, acerca de las funciones del Juez en el proceso civil,
apunta que son las que señala y explica a continuación:
«A) Función calificadora del juez ante la demanda-, estudiando su propia
competencia funcional, objetiva y territorial; la valoración y examen
de los documentos aportados; el estudio de los requisitos formales
de la demanda; la realización de cuantos actos preparatorios
considerara necesarios, etc.
B) Función determinadora del juez para encuadrar la litis-, determinación
exacta del objeto del proceso; alegaciones de ambas partes;
excepciones opuestas, etc.; de manera que se evite la continuación
de un procedimiento viciado de antemano por cualquier causa, y
obteniendo siempre resolución de fondo;
C) Función calificadora de la pruebas; admitiendo o rechazando las propuestas
por las partes; pudiendo indicar nuevos medios de prueba a
practicar, u objetos sobre los que deben versar, complementarios
de los propuestos.
D) Función fiscalizadora de las pruebas; debe darse mayor entrada al juez
para la dirección y práctica de las mismas, pudiendo solicitar
nuevas preguntas a los confesantes, testigos o peritos, aun no siendo
formuladas por las partes; también debe reforzarse la facultad del
juez de poder perseguir criminalmente a los peritos, testigos y aun
litigantes, por falso testimonio.
E) Función aclaradora del juez, en cuanto se le debe conceder facultad
para que las conclusiones, las partes aclaren o especifiquen
cuestiones no planteadas en los escritos preliminares (demanda y
contestación), pero que, sin embargo, tengan relación íntima y
manifiesta con el pleito.
F) Función complementadora de la prueba, pudiendo el juez (...) pedir
después de las conclusiones y antes de la sentencia, cualquier
prueba que complemente la practicada.
G) Función integradora del juez en la sentencia, resolviendo todas las
cuestiones de fondo que se deriven de la demanda y contestación,
92 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

con libertad para la condena en costas, siendo preferible el criterio


del vencimiento absoluto, no siendo precisa la previa petición de
parte; imposición de sanciones por abuso de derechos procesales,
e incluso, imposición de costas a los profesionales intervinientes
por ignorancia, temeridad o mala fe» (LOPEZ-MUÑIZ GOÑI, 1962:
117).

2.5 Poderes del Juez

Micheli apunta que «el juez (...) es titular, en cuanto magistrado provisto
del poder jurisdiccional, de una potestad, que comprende todos los poderes
(...) necesarios para llegar al acto final con el cual se concede la tutela jurídica
o se deniega dicha tutela. Con tal acto final culmina el ejercicio, por parte del
juez, de la función jurisdiccional y por tanto de la potestad que la ley le atribuye»
(MICHELI, 1970, Volumen I: 252). El indicado tratadista italiano, en relación a
los poderes del Juez, señala, además, lo siguiente:
«Para llegar al pronunciamiento, mediante el cual el juez realiza la tutela
jurisdiccional a través de la concesión de un remedio o del rechazamiento
de la demanda, él debe (...) declarar si existen los presupuestos a cuya
presencia la ley subordina la concesión de la tutela misma; el órgano
jurisdiccional está provisto, por tanto, de poderes idóneos para llevar
adelante el proceso hasta la providencia final (...), asegurando el normal
desenvolvimiento del proceso, y para recoger todo el material sobre el
que deberá formar después el propio juicio y, como consecuencia, emitir
la decisión. El juez está provisto, a tal objeto, de poderes procesales
instrumentales que pueden dar lugar al pronunciamiento de decisiones
que agoten su efecto en hacer posible la emisión de la providencia final
en la cual las mismas son superadas y absorbidas (...).
Significado particular asumen, en el proceso de cognición, los poderes
dirigidos a la preparación de la causa, en cuanto concierne a recoger
las pruebas indicadas, de ordinario, por las partes y por el ministerio
público (...), o asumidas, cuando la ley lo permite (...), de oficio. Además
de estos poderes instrumentales, respecto de la emisión de la decisión, o
de la providencia, que se pronuncia sobre la tutela pedida, corresponde
al juez un poder de gobierno del proceso que le permite asegurar 'el más
rápido y leal desarrollo del procedimiento' (...). Por consiguiente, al juez
le corresponde (...) dar el ritmo al proceso, dentro de los límites en que
la ley lo encomienda al juez mismo, regulando su marcha, aun en relación
con los poderes de iniciativa que puedan ser reconocidos a las partes»
(MICHELI, 1970, Volumen I: 254-255).
Satta, en lo que atañe a los poderes del Juez, predica lo siguiente:
«De poderes del juez puede hablarse en dos sentidos: poderes jurisdiccionales
y poderes procesales.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 93

a) (...) Poderes jurisdiccionales (...) 'en los casos previstos por la ley,
la autoridad judicial puede constituir, modificar, o extinguir
relaciones jurídicas, con efecto entre las partes, y sus herederos o
causahabientes'; e igualmente de poderes jurisdiccionales se habla
cuando se dice que el juez puede condenar, puede declarar relaciones
jurídicas, puede realizar ejecutivamente los derechos, etc. Este
poder jurisdiccional se identifica en realidad con la función, y no
puede ser definido sino como el poder de declarar o realizar
(coactivamente) el derecho en el caso concreto (...).
b) Los poderes procesales son en cambio, por excelencia poderes
medios, vale decir instrumentos que la ley concede al juez para el
ejercicio de la función jurisdiccional.
Estos poderes pueden ser considerados desde dos puntos de vista.
El primero, es el de la dirección o del desarrollo del proceso: del
modo como son regulados, depende la estructura del proceso
mismo, que puede ser oral o escrito (...). El segundo es el más
sustancial, el de las relaciones entre el poder del juez y el de la parte,
vale decir de las relaciones entre jurisdicción y acción...» (SATTA,
1971, Volumen 1:164-165).
Al respecto, Monroy Cabra afirma que los poderes inherentes a la función
jurisdiccional son los que indica seguidamente:
«a) Potestad de decisión, por la cual el juez decide el conflicto de
intereses mediante la sentencia.
b) Poder de imperio, en virtud del cual los órganos jurisdiccionales
tienen la posibilidad de coerción, especialmente en la realización
coactiva del derecho (proceso de ejecución forzada).
c) Poder de documentación y de ordenación, en orden a la demostración
de los hechos que se han alegado y al impulso del proceso» (MONROY
CABRA, 1979:101).
Devis Echandía sostiene que son poderes del Juez los de decisión,
coerción, documentación y ejecución, los mismos que explica de este modo:
«El poder de decisión comprende el ejercicio de la potestad jurisdiccional
para la tutela del orden jurídico y de la libertad individual, para desatar
los conflictos y darle certeza jurídica a los derechos subjetivos y las
situaciones jurídicas concretas, mediante la sentencia, que cuando se trata
de procesos contenciosos reviste la calidad especial de cosa juzgada, y
para la resolución por providencias interlocutorias de los problemas que
se presenten en el curso del proceso.
En el poder de coerción se incluye el disciplinario, que le permite sancionar
con multas a sus empleados, a los demás empleados públicos y a los
94 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

particulares que sin justa causa incumplan las órdenes que les imparta
en ejercicio de sus funciones, o demoren su ejecución, y sancionar con
pena de arresto (...) a quienes le falten al debido respeto en el ejercicio de
sus funciones o por razón de ellas, ordenar la devolución de los escritos
irrespetuosos para con los funcionarios, las partes o terceros, expulsar
de las audiencias y diligencias a quienes perturben su curso y sancionar
con multas a los empleados y representantes legales que impidan la
comparencia al despacho judicial de sus trabajadores o representantes,
cuando éstos deban rendir declaración o atender cualquiera otra citación
que el juez les haga.
El poder de documentación faculta al juez para adoptar las medidas
conducentes a verificar los hechos que interesen al proceso, decretando
y practicando pruebas, allegando directamente documentos, no sólo a
instancia de parte sino oficiosamente en toda clase de procesos (...).
(...)

El poder de ejecución permite que él proceda a cumplir coercitivamente las


condenas impuestas en sentencias y en otras providencias judiciales...»
(DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 342).

De la Plaza, en lo que toca a los poderes del Juez, manifiesta lo siguiente:


«... El ejercicio de los poderes está en íntima relación (...), por una parte,
con la condición dispositiva o inquisitiva del proceso, y, por otra, con el
predominio que en él se dé al principio de autoridad del organismo
jurisdiccional.
(..) Con referencia a ellos, el Juez tiene:
(...) Poderes de dirección para encausar los actos procesales, de tal modo
que, mediante ellos, se logre el fin que con cada uno se persigue.
(...) Poderes de investigación en la aportación del material de conocimiento,
más o menos amplios, según el principio predominante, y también habida
cuenta de la naturaleza de aquél, puesto que son más amplios cuando se
trata de la investigación de normas jurídicas, y lo son mucho menos,
cuando se pretende determinar los hechos y justificarlos.
(...) Poderes de impulsión, que en otro aspecto lo son también de dirección,
relacionados con la posibilidad, más amplia o más restringida, de conducir
el proceso hasta su fin, de su propio motivo, sin esperar el apremio o la
iniciativa de las partes; y
(...) Poderes disciplinarios, que ejerce en vía correctiva, por infracción de
las normas rectoras de los actos procesales que no constituyan vicios que
puedan invalidarlos» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 430).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 95

2.6 Facultades del Juez

Según Rocco, los órganos jurisdiccionales ejercen en el desempeño de la


función jurisdiccional las siguientes facultades:
«a) La facultad, y el correspondiente poder, de dirección del proceso (...).
(...)

b) Junto a los poderes de dirección del proceso existe un poder y unas


facultades que se reservan a los órganos jurisdiccionales y que
atañen a la posibilidad de provocar la conciliación de las partes (...).
( ...)

c) (...) El juez instructor tiene facultades inherentes a la preparación del


material de la causa, así como también a la instrucción de la causa, para
la verificación de la verdad de los hechos a que las partes vinculan
el nacimiento, la modificación o la extinción de las relaciones
jurídicas discutidas.
(...)

d) Además, en relación con la facultad reservada a los órganos


jurisdiccionales de decidir la controversia sometida a su juicio,
podremos decir que el juez es libre en su decisión, tanto al valorar
las pruebas, como al aplicar e interpretar las normas jurídicas»
(ROCCO, 1976, Volumen II: 154-156).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner dicen de las facultades de los Jueces lo
siguiente:
«... Las facultades de los jueces son de cuatro tipos: a) disciplinarias; b)
ordenatorias; c) instructorias; d) conminatorias.
a) DISCIPLINARIAS. (...) tiene el juez facultades o atribuciones de
carácter disciplinario, como ser:
1) Mandar que se teste toda frase injuriosa o redactada en
términos indecorosos u ofensivos.
2) Excluir de las audiencias a quienes perturben indebidamente
su curso.
3) Aplicar las correcciones disciplinarias autorizadas (...).
b) ORDENATORIAS. Figuran dentro de esta categoría las siguientes:
1) Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del proceso.
A tal efecto, vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad
que corresponda, se pasará a la etapa siguiente en el desarrollo
procesal, disponiendo de oficio las medidas necesarias (...).
96 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2) Corregir, a pedido de parte (...), y sin sustanciación, cualquier


error material, aclarar conceptos oscuros o suplir cualquier
omisión de la sentencia acerca de las pretensiones discutidas
en el litigio, siempre que la enmienda, aclaración o agregado
no altere lo sustancial de la decisión. También corregir los
errores puramente numéricos aun durante el trámite de la
ejecución de sentencia.
c) INSTRUCTORIAS. El juez podrá ordenar las diligencias necesarias
para esclarecer la verdad de los hechos controvertidos, respetando
el derecho de defensa de las partes. A este efecto podrá:
1) Disponer, en cualquier momento, la comparecencia personal
de las partes para intentar una conciliación o requerir las
explicaciones que estime necesarias al objeto del pleito (...).
2) Decidir en cualquier estado de la causa la comparecencia
de los testigos, de personas mencionadas por la partes en
los escritos de constitución del proceso o de otras pruebas
producidas, si resultase que tuviesen conocimientos de hechos
que puedan gravitar en la decisión de la causa. También podrá
solicitar la comparecencia de peritos y consultores técnicos
para interrogarlos acerca de lo que creyere necesario.
3) Mandar (...) que se agreguen documentos existentes en poder
de las partes o de los terceros, los cuales estarán obligados a
exhibirlos o a designar el protocolo o archivo en que se hallen
los originales (...).
4) Ejercer las demás atribuciones que la ley le confiere.
d) CONMINATORIAS. Los jueces y tribunales podrán imponer
sanciones pecuniarias compulsivas y progresivas tendientes a que
las partes cumplan sus mandatos, cuyo importe será a favor del
litigante perjudicado por el incumplimiento.
Podrá asimismo aplicar sanciones conminatorias a terceros en los
casos en que la ley lo establece» (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y
WAGNER, 1990: 63-64).
Devis Echandía considera como facultades del Juez en relación con la
admisión o el rechazo de la demanda las siguientes:
«... a) Rechazo oficioso de la demanda por falta de jurisdicción o de
competencia; b) Rechazo oficioso de la demanda por no reunir los
requisitos de forma; c) Rechazo oficioso de la demanda por no estar
presentada en legal forma y por abogado titulado (...); d) Rechazo oficioso
de la demanda por ininteligibilidad de las peticiones o pretensiones o
por ser contradictorias; e) Rechazo oficioso de la demanda por indebida
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 97

acumulación de pretensiones o subjetiva de personas demandantes o


demandadas; f) Rechazo oficioso de la demanda por haberse escogido el
procedimiento que no le corresponde; g) Rechazo oficioso de la demanda
por incapacidad del demandante o del demandado; h) Rechazo oficioso
de la demanda por indebida representación o falta de prueba de la
representación de alguna de las partes; i) Rechazo oficioso de la demanda
cuando se trate de una acción especial que haya caducado; j) Rechazo
oficioso de la demanda por no presentarse las pruebas que para el caso
exija la ley; k) Rechazo de la demanda por carencia manifiesta del llamado
interés para obrar en el actor o en el demandado, o mejor dicho, de interés
en la pretensión incoada en la demanda o en su contradicción; 1) Rechazo
oficioso de la demanda por manifiesta ausencia de legitimación en la
causa, sea en el demandante o el demandado» (DEVIS ECHANDIA,
1968: 9).
Devis Echandía estima como facultades del Juez en relación con el trámite
del juicio las que indica a continuación:
«... a) Suspensión oficiosa del juicio por incompleta legitimación en la
causa de la parte actora o de la demandada; b) Rechazo oficioso de la
solicitud de intervención de terceros por no reunir los necesarios
requisitos; c) Suspensión oficiosa del juicio o al menos de la sentencia
mientras se hacen los emplazamientos a terceros que la Ley ordene; d)
Decreto oficioso de otras medidas que persigan subsanar cualquier
nulidad o impedir que se produzca; e) Pronunciamiento de oficio y de
plano de las nulidades insubsanables» (DEVIS ECHANDIA, 1968: 9).
Devis Echandía, en cuanto a las facultades del Juez en relación con la
actividad probatoria, anota que son las siguientes:
«... a) Facultad de rechazar la admisión o práctica de las pruebas
inconducentes; b) Facultad de rechazar la admisión o práctica de las
pruebas impertinentes o irrelevantes; c) Facultad de rechazar la admisión
o práctica de las pruebas cuando sean inútiles por otros motivos;
d) Facultad de ordenar y practicar de oficio las pruebas que estime
convenientes para su decisión; e) Facultad de ordenar oficiosamente la
repetición de cualquier prueba cuando haya sido mal practicada o la
considere deficiente; f) Nombramiento por el juez de los peritos,
intérpretes, traductores y testigos actuarios en inspecciones; g) La libre
valoración por el juez del material probatorio, salvo la exigencia legal de
formalidades 'ad substantiam actus'» (DEVIS ECHANDIA, 1968:10).
Devis Echandía, refiriéndose esta vez a las facultades con que cuenta el
Juez en relación con la decisión final de la instancia, señala que son: «... a) La
de aplazar la sentencia cuando exista pendiente una prejudicialidad jurídica
necesaria; b) La de declarar oficiosamente las excepciones de fondo cuando
aparezcan probadas, salvo las de compensación y prescripción» (DEVIS
ECHANDIA, 1968: 9-10).
98 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Finalmente, Devis Echandía concibe como facultades del Juez para


impedir el entorpecimiento y la demora anormal del proceso a las siguientes:
«... a) Facultad de rechazar de plano los incidentes que hayan sido
propuestos y resueltos antes; b) Facultad de rechazar de plano los
incidentes cuando se esté tramitando otro por la misma causa; c)
Facultades de rechazar de plano los incidentes cuando a pesar de basarse
en una causa diferente ésta ha podido ser alegada en uno anterior; d)
Limitación de los incidentes de previa sustanciación y aplazamiento de
su fallo para la sentencia; e) Limitación de las apelaciones en el efecto
suspensivo contra providencias interlocutorias y su concentración para
ser tramitadas conjuntamente, salvo contadas excepciones; f) Exigencia
de la fundamentación de las apelaciones; g) Limitación de las notificaciones
personales o por cédula e implantación del principio de que 'las partes
están a derecho'; h) Facultad del juez para impulsar oficiosamente la
marcha normal del proceso; i) restricción al mínimo de las causas de
nulidad...» (DEVIS ECHANDÍA, 1968:10).

2.6.1 Facultades genéricas

Según se desprende del artículo 51 del Código Procesal Civil, las facultades
genéricas con que cuentan los magistrados son las siguientes:
A) Adaptar la demanda a la vía procedimental que considere
apropiada, siempre que sea factible su adaptación. Tratándose de
los procesos de conocimiento, y de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 477 del Código Procesal Civil, este cuerpo de leyes
permite la adaptación de la demanda a dicha vía procedimental en
los casos de los incisos 1) y 3) del artículo 475 del referido Código
adjetivo, a saber: A. cuando el asunto contencioso de que se trate
no tenga una vía procedimental, no esté atribuido por ley a otro
órgano jurisdiccional (que no sea el Juez Civil), y, además, cuando
por su naturaleza o complejidad de la pretensión el Juez considere
atendible su tramitación en vía de proceso de conocimiento; y B.
cuando el asunto contencioso de que se trate sea inapreciable en
dinero o respecto de él exista duda sobre su monto (cuantía), y
siempre que el Juez estime atendible el empleo de la vía de proceso
de conocimiento. Tratándose de los procesos abreviados, y de
acuerdo a lo normado en el artículo 487 del Código Procesal Civil,
este ordenamiento procesal permite la adaptación de la demanda
a la vía procedimental abreviada en caso de asuntos contenciosos
que no tienen una vía procedimental propia, son inapreciables en
dinero o hay duda sobre su monto (cuantía) o, por la naturaleza de
la pretensión, el Juez considere atendible el empleo del trámite en
proceso abreviado. Tratándose de los procesos sumarísimos, y con
arreglo a lo previsto en el artículo 549 del Código Procesal Civil,
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 99

este cuerpo de leyes permite la adaptación de la demanda a la vía


procedimental sumarísima en caso de asuntos contenciosos que no
tienen una vía procedimental propia, son inapreciables en dinero
o hay duda sobre su monto (cuantía) o, porque debido a la urgencia
de tutela jurisdiccional, el Juez considere atendible el empleo del
trámite en proceso sumarísimo.
B) Ordenar los actos procesales necesarios al esclarecimiento de los
hechos controvertidos, respetando el derecho de defensa de las
partes. Al respecto, cabe señalar que, en virtud de la presente
facultad genérica con que cuenta el Juez, éste puede disponer, por
ejemplo, la actuación de pruebas de oficio (excepcionalmente,
cuando los medios probatorios ofrecidos por las partes sean
insuficientes para formarle convicción, y siempre que la fuente de
prueba haya sido citada por las partes en el proceso, cuidando de
no reemplazar a éstas en su carga probatoria, y asegurando su
derecho de contradicción de la prueba: art. 194 del C.P.C.); la
confrontación entre testigos, entre peritos y entre éstos, aquéllos y
las partes y entre estas mismas, para lograr la finalidad de los
medios probatorios (art. 209 del C.P.C.); etc.
C) Ordenar en cualquier instancia la comparecencia personal de las
partes, a fin de interrogarlas sobre los hechos discutidos, pudiendo
las partes concurrir con sus Abogados. Sobre el particular, cabe
señalar que, si bien es cierto que las partes pueden comparecer al
proceso a través de sus representantes legales o apoderados,
quienes ejercerán en nombre de aquéllas la actividad procesal
que les corresponda, también es cierto que ello no obsta que el
magistrado pueda llamar a las partes a efecto de interrogarlas
personalmente sobre los hechos materia de debate judicial, para
así formarse convicción acerca de la veracidad o no de sus
aseveraciones, lo cual se logra más fácilmente cuando el Juez está
en contacto directo y personal con los sujetos procesales y no con
sus representantes. La facultad genérica tratada en este literal, a
nuestro entender, bien pudo estar enmarcada dentro de la facultad
señalada en el literal B), pues la comparecencia personal de las
partes a efecto de su interrogatorio por el Juez constituye un acto
procesal que éste puede estimar necesario para el esclarecimiento
de los hechos controvertidos.
D) Rechazar liminarmente el pedido que reitere otro propuesto por
cualquier litigante y por la misma razón, o cuando a pesar de
fundarse en razón distinta, ésta pudo ser alegada al promoverse el
anterior. En virtud de esta facultad, pues, el órgano jurisdiccional
puede rechazar de plano (sin mayor trámite) todo pedido que
reproduzca otro anterior (que haya sido rechazado también).
Igualmente, puede el órgano jurisdiccional desestimar aquel pedido
100 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

del justiciable fundado en razones diversas a las expresadas en un


pedido anterior, pero dirigido a lograr lo mismo que se propuso
aquél al formular el referido pedido previo; esto último no es sino
otra modalidad que presenta el pedido reiterativo y que obedece
más que todo a desplegar una actividad dilatoria del proceso que
el derecho prohíbe.
E) Ordenar, a pedido de parte y a costa del vencido, la publicación de
la parte resolutiva de la decisión final en un medio de comunicación
designado por el Juez, si con ello se puede contribuir a reparar el
agravio derivado de la publicidad que se le hubiera dado al proceso.
Esta facultad genérica con que cuentan los magistrados se funda,
pues, en la necesidad de tratar, en lo posible, de aminorar la
repercusión negativa que tuvo el desarrollo del proceso para la
parte que resultó vencedora, siempre y cuando se haya dado
publicidad al litigio, en especial si ésta fue provocada por el sujeto
procesal vencido. Dejamos constancia que la aludida facultad, si
bien por regla general es de aplicación a todos los procesos, podría
estar vedada tratándose de aquellas controversias que, por su
naturaleza personalísima, tengan un justificado carácter reservado,
quedando la decisión en todo caso a criterio del juzgador. No
podemos dejar de mencionar que, según el último párrafo del
artículo 517 del Código Procesal Civil, en ejecución de sentencia y
siempre que se haya reservado tal facultad en la demanda (de
responsabilidad civil del Juez), el demandante puede exigir que el
demandado, a su costo, publique la sentencia final por dos días
consecutivos en un diario de circulación nacional.
F) Ejercer la libertad de expresión prevista en el inciso 4) del artículo
2 de la Constitución Política del Perú, con sujeción a lo establecido
en la Ley Orgánica del Poder Judicial. Sobre el particular, el primer
párrafo del inciso 4) del artículo 2 de la Constitución Política de
1993 preceptúa que toda persona tiene derecho a las libertades
de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento
mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio
de comunicación social, sin previa autorización ni censura ni
impedimento algunos, bajo las responsabilidades de ley.
G) Ejercer las demás atribuciones que establecen el Código Procesal
Civil y la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Lo relativo a las facultades del Juez de Paz (no letrado) se encuentra
normado en el artículo 6 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824, del
02-01-2012), según el cual, el juez de paz tiene la facultad de:
1. Solucionar conflictos mediante la conciliación y, en caso de que ésta
no pueda producirse, expedir sentencia.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 101

2. Dictar medidas cautelares para garantizar el cumplimiento de sus


fallos de acuerdo al Código Procesal Civil en forma supletoria.
3. Desarrollar las funciones notariales previstas en la Ley Nro. 29824.
4. Ordenar el retiro del juzgado de toda persona que impida u
obstaculice la realización de un acto procesal, o afecte el normal
ejercicio de su función.
5. Ordenar, hasta por veinticuatro (24) horas, la detención de una
persona que perturbe gravemente la realización de una diligencia
judicial. Puede autorizar la misma medida en caso de procesados
o condenados por faltas que agredan o intenten agredir física o
verbalmente a las partes.
6. Imponer sanciones comunitarias.
7. Denunciar por delito de resistencia a la autoridad, previo
requerimiento, a toda persona que persista en incumplir las medidas
urgentes y de protección en materia de violencia familiar dictadas
por su despacho.
8. Solicitar el apoyo de otras instituciones del Estado y de las rondas
campesinas para la ejecución de sus decisiones.
9. Designar y cesar al secretario del juzgado de paz.

2.6.2 Facultades disciplinarias

«... A fin de salvaguardar el principio de autoridad, ínsito en la posición


de preeminencia que corresponde a los jueces durante el desarrollo del proceso,
aquéllos se hallan investidos de una potestad disciplinaria tendiente a sancionar
las conductas de las partes y de sus auxiliares que impliquen la alteración del
buen orden y del decoro a los que debe subordinarse la actuación ante los
estrados judiciales» (PALACIO, 1979, Tomo II: 235-236).
Según se colige del artículo 52 del Código Procesal Civil, los Jueces
cuentan con las siguientes facultades disciplinarias (dirigidas a conservar una
conducta procesal correspondiente a la importancia y respeto de la actividad
judicial):
A) Pueden (y deben) ordenar que se suprima la frase o palabra expresada
o redactada en términos ofensivos y vejatorios. Al respecto, nuestro
ordenamiento jurídico prescribe lo siguiente:
- Son deberes de las partes, abogados y apoderados, entre otros,
el abstenerse de usar expresiones descomedidas o agraviantes
en sus intervenciones, y guardar el debido respeto al Juez, a
las partes y a los auxiliares de justicia (art. 109 -ines. 3) y 4)-
del C.P.C.).
102 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- El Presidente de la Sala (de la Corte Superior o de la Corte


Suprema) llama al orden al informante (abogado que practica
el informe oral) que exceda los límites del respeto y de la
decencia (art. 136 -último párrafo- de la L.O.P.J.).
B) Pueden (y deben) expulsar de las actuaciones a quienes alteren su
desarrollo, y, tratándose de alguna de las partes, pueden imponerles,
además, los apercibimientos que hubieran sido aplicables de no
haber asistido a la actuación. Al respecto, nuestro ordenamiento
jurídico establece lo siguiente:
- No participará en la audiencia (de pruebas), a criterio del
Juez, el convocado que al momento de su realización se
encuentre manifiestamente incapacitado. El Juez tomará las
medidas que las circunstancias aconsejen, dejando constancia
en acta de su decisión (art. 207 del C.P.C.).
- Se prohíbe toda manifestación de censura o aprobación en el
recinto de las Salas (de las Cortes Superiores o de la Corte
Suprema), debiendo ser expulsado el transgresor. En caso
necesario se hace desalojar del local, continuando la audiencia
en privado, sin perjuicio de someter a proceso a los infractores
(art. 135 de laL.O.P.J.).
- Son facultades de los magistrados, entre otras, ordenar la
detención, hasta por veinticuatro horas, de quienes, en su
despacho o con ocasión de las actuaciones judiciales, los injurien,
agravien, amenacen o coaccionen por escrito o de palabra, o
que promuevan desórdenes, pudiendo denunciar el hecho
ante el Ministerio Público (art. 185 -inc. 3)- de la L.O.P.J.).
C) Pueden (y deben) aplicar las sanciones disciplinarias que el Código
Procesal Civil y otras normas establezcan (comúnmente, se trata
de multas que obedecen, principalmente, a la adopción por parte
del sancionado de una conducta procesal temeraria o de mala fe).
Sobre el particular, el artículo 9 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial señala claramente que los magistrados pueden llamar la
atención, o sancionar con apercibimientos, multas, pedidos de
suspensión o destitución, o solicitar su sanción, de todas las
personas (incluyendo a los abogados) que se conduzcan de modo
inapropiado, actúen de mala fe, planteen solicitudes dilatorias o
maliciosas y, en general, cuando falten a los deberes de comportarse
con lealtad, probidad, veracidad y buena fe, así como cuando
incumplan sus mandatos. El artículo 110 del Código Procesal Civil
señala al respecto lo siguiente: A. las partes, sus Abogados, sus
apoderados y los terceros legitimados responden por los perjuicios
que causen con sus actuaciones procesales temerarias o de mala fe;
B. cuando en el proceso aparezca la prueba de tal conducta, el Juez,
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 103

independientemente de las costas que correspondan, impondrá


una multa no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades de
Referencia Procesal; y C. cuando no se pueda identificar al causante
de los perjuicios, la responsabilidad será solidaria. Además de lo
dispuesto en el artículo 110 del Código Procesal Civil, cuando el
Juez considere que el Abogado actúa o ha actuado con temeridad
o mala fe, remitirá copia de las actuaciones respectivas a la
Presidencia de la Corte Superior, al Ministerio Público y al Colegio
de Abogados correspondiente, para las sanciones a que pudiera
haber lugar (art. 111 del C.P.C.).

2.6.3 Facultades coercitivas

A fin de conservar una conducta procesal correspondiente a la importancia


y respeto de la actividad judicial, los Jueces cuentan con facultades coercitivas
que pueden aplicar (según el penúltimo párrafo del art. 53 del C.P.C.) en forma
sucesiva (lo que implica una sanción seguida de otra, en caso que la primera
no produjera el efecto deseado), individual o conjunta (dependiendo la forma
en que se apliquen las sanciones de la trascendencia y /o urgencia del mandato
judicial respectivo). Así tenemos que, según se infiere del artículo 53 del Código
Procesal Civil, los Jueces están facultados para lo siguiente:
A) Imponer multa compulsiva (esta calidad está sobreentendida, pues
tal sanción se dirige a compeler u obligar al destinatario de la misma
a acatar la orden judicial de que se trate) y progresiva (lo cual
significa que su monto se va incrementando paulatinamente hasta
que el destinatario de la sanción cumpla el mandato judicial, o,
también, que se aplica tantas multas como sean las veces en que el
obligado es requerido judicialmente a algo sin que lo haga) dirigida
a lograr que la parte o quien corresponda (un tercero legitimado,
por ejemplo) cumpla los mandatos judiciales. La referida multa
tiene carácter discrecional (no así las multas que tienen un fin
estrictamente sancionatorio cuya imposición, por mandato expreso
de la ley, sea obligatoria para el Juez que dirige el proceso), tanto
en su determinación como en la fijación del monto respectivo, el
mismo que deberá señalarse en función de los parámetros
establecidos en el Código Procesal Civil. Por otro lado, en atención
precisamente al carácter discrecional de la multa, el Juez está
autorizado para reajustar su monto e, incluso, para revocar dicha
sanción, siempre y cuando aquél adquiera el convencimiento de
que el incumplimiento del mandato judicial por parte del obligado
no fue intencional o deliberado sino que obedeció a causas justificantes
(u obedece a causas justificantes, si el impedimento continúa).
B) Ordenar la detención (que no deberá exceder de veinticuatro horas)
de la persona (parte, tercero legitimado, testigo, etc.) que incumple
104 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

permanente e injustificadamente un mandato judicial, causando


agravio a alguna de las partes o a la majestad del servicio de justicia.
Sobre el particular, el Código Procesal Civil establece lo siguiente:
- El testigo que sin justificación no comparece a la audiencia
de pruebas, será sancionado con multa no mayor de cinco
Unidades de Referencia Procesal, sin perjuicio de ser
conducido al Juzgado con auxilio de la fuerza pública, en
la fecha que fije el Juez para su declaración, sólo si lo considera
necesario (art. 232 del C.P.C.).
- La ausencia o incumplimiento al reconocimiento por terceros,
será sancionada en la forma prevista para los testigos (en el
art. 232 del C.P.C.). Ello según el art. 254 del C.P.C.

2.6.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con las facultades del Juez

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las facultades


del Juez, ha establecido lo siguiente:
- «... El proceso y los actos procesales no son formalismos rígidos o
pétreos pues conforme al perfil ideológico de nuestra ley procesal
el Juez puede adecuar la exigencia de las formalidades procesales
a los fines del proceso...» (Casación Nro. 1817-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6649-6650).
- «... Si bien los jueces están facultados para adaptar la vía procedimental
como lo anota el artículo cincuentiuno inciso primero del Código
Procesal Civil, ello debe ser mediante resolución que lo justifique
siempre que sea posible su adaptación y antes del saneamiento del
proceso, pues luego de ello se declara la existencia de una relación
jurídico procesal válida...» (Casación Nro. 2506-2001 / lea, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8519).
- «... El Artículo tercero del Título Preliminar del Código Procesal
Civil, prescribe que son fines del proceso el resolver un conflicto
de intereses o eliminar una incertidumbre jurídica y además lograr
la paz social en justicia; facultándose por ello al Juez a intervenir
durante todo el desarrollo del proceso para que éste se lleve de
acuerdo a ley y poder contar con elementos de convicción suficientes
al momento de decidir la controversia». (Casación Nro. 799-99 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-11-1999,
págs. 4030-4031).
- «... Los magistrados cuentan con determinados poderes inquisitivos
para el esclarecimiento de la certeza de los hechos controvertidos,
poderes de iniciativa probatoria que son independientes de la carga
de la prueba que incumbe a las partes, y que se encuentran previstos
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 105

en los artículos cincuenta y uno inciso segundo y ciento noventa y


cuatro del Código Procesal Civil, los que debe ejercitar de ser
necesario...» (Casación Nro. 772-06 / Chincha, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007, pág. 18780).
«... La apreciación y criterio razonado utilizado por los jueces para
resolver las causas es una de las facultades que la ley les otorga y
su aplicación no constituye vulneración alguna al debido proceso,
por lo que no se ha configurado violación o transgresión al haberse
expedido las resoluciones materia del presente recurso [de casación],
y por cuanto el recurrente ha hecho uso de los medios impugnatorios
que la ley le concede...» (Casación Nro. 3073-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 6994-6995).
«... La imposición de multa a las partes a fin de que se cumpla con
algún mandato es solo una facultad que tiene el Juez mas no una
obligación, por lo que no se advierte contravención al artículo
cincuentitrés citado [del C.P.C.]...» (CasaciónNro. 3094-2001 / lea,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8330).
«... La facultad otorgada al Juez de denunciar ante el Ministerio
Público la comisión de un delito, tiene como premisa la existencia
de indicios razonables del hecho en el proceso civil...» (Casación
Nro. 3-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-06-2000, pág. 5451).
«... Del análisis del último párrafo del artículo 50 del Código
Procesal Civil, se evidencia claramente que la repetición de las
audiencias por el Juez sustituto es una facultad discrecional del
Juzgador...» (Casación Nro. 2166-2006 / Sicuani, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-04-2007, pág. 19142).
«... En los procesos de familia, como en los de alimentos, divorcio,
filiación, violencia familiar, entre otros, el Juez tiene facultades
tuitivas y, en consecuencia, se debe flexibilizar algunos principios
y normas procesales como los de iniciativa de parte, congruencia,
formalidad, eventualidad, preclusión, acumulación de pretensiones,
en atención a la naturaleza de los conflictos que debe solucionar,
derivados de las relaciones familiares y personales, ofreciendo
protección a la parte perjudicada, ello de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 4 y 43 de la Constitución Política del
Estado que reconoce, respectivamente, la protección especial a: el
niño, la madre, el anciano, la familia y el matrimonio, así como la
fórmula política del Estado democrático y social de Derecho...»
Nota: Lo señalado en el presente extracto ha sido establecido como
precedente judicial vinculante (conocido antes como doctrina
jurisprudencial) por el tercer pleno casatorio civil realizado por las
Salas Civiles Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de
106 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Justicia de la República, correspondiente a la Casación Nro. 4664­


2010 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-05-2011,
págs. 30171-30190, encontrándose dicho extracto exactamente en
la pág. 30189.

2.7 Derechos del Juez

La Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008) regula lo


atinente a los derechos del Juez en el Capítulo II (Derechos») del Título III
(«Deberes y derechos, prohibiciones, impedimentos e incompatibilidades de
los Jueces»), en los arts. 35 al 39.
De acuerdo a lo normado en el artículo 35 de la Ley Nro. 29277, son
derechos de los jueces:
1. La independencia en el desempeño de la función jurisdiccional.
Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante ellos
o interferir en su actuación.
2. La permanencia en el servicio hasta los setenta (70) años, de acuerdo
a la Constitución y a la ley.
3. Ser trasladados, a su solicitud y previa evaluación, cuando por
razones de salud o de seguridad debidamente comprobadas, no
sea posible continuar en el cargo.
4. No ser trasladados sin su consentimiento, salvo en los casos
establecidos por ley.
5. Integrar la carrera judicial, diferenciada del régimen general del
empleo público, conforme a la naturaleza especial de las funciones
jurisdiccionales y atribuciones consagradas en la Constitución.
6. La determinación, el mantenimiento y desarrollo de la especialidad,
salvo en los casos previstos en la ley. Sobre el particular, el artículo
38 de la Ley Nro. 29277 establece que la especialidad se determina por:
1. la aprobación de los programas de especialización impartidos
por la Academia de la Magistratura; 2. la antigüedad en la
especialidad durante el ejercicio de la función jurisdiccional; 3. el
ejercicio de la docencia universitaria en la materia; 4. la realización
de investigaciones y otros trabajos académicos similares en la
materia; 5. las publicaciones sobre materia jurídica especializada;
6. los grados académicos de la especialidad; y 7. los trabajos
desempeñados en materias afines. Por su parte, el artículo 37 de la
Ley Nro. 29277, referido al mantenimiento de la especialidad, preceptúa:
A. que la especialidad de los jueces se mantiene durante el ejercicio
del cargo, salvo que, por razones de necesidad en el servicio de
impartición de justicia, se requiera el cambio de especialización; B.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 107

que el ingreso a una función especializada no impide postular a


distinta especialidad; C. que el juez puede recuperar su especialidad
solamente cuando se produzca vacante; y D. que en el caso de
crearse nuevas especialidades, el juez podrá solicitar su cambio de
especialidad.
7. La evaluación de su desempeño a fin de identificar los méritos
alcanzados, garantizar la permanencia en la carrera y obtener
promociones. Al respecto, el artículo 36 de la Ley Nro. 29277
prescribe: A. que los jueces comprendidos en la carrera judicial
tienen derecho a la evaluación del desempeño en forma periódica
a través de un sistema técnico, objetivo, imparcial y equitativo; y
B. que los resultados de las evaluaciones son publicados y
constituyen el elemento central para los ascensos y promociones.
8. La protección y seguridad de su integridad física y la de sus
familiares, cuando sea necesario.
9. La capacitación y especialización permanentes. En cuanto a la
capacitación de los magistrados, cabe señalar que el artículo 39 de la
Ley Nro. 29277 establece: A. que la capacitación de los jueces es un
derecho de su función y un factor indispensable para evaluar su
desempeño, estando a cargo, fundamentalmente, de la Academia
de la Magistratura; B. que todos los jueces tienen el derecho a
perfeccionarse y actualizarse continuamente, en igualdad de
condiciones y oportunidades; C. que la capacitación se realiza con
el objetivo de impulsar el desarrollo profesional pleno del juez y
eliminar cualquier deficiencia en el servicio de justicia; D. que la
capacitación se puede realizar a través de cursos y actividades
académicas que brindan la Academia de la Magistratura,
universidades, centros de estudios especializados, así como los que
se dictan periódicamente en cada distrito judicial.
10. Los permisos y licencias, conforme a ley.
11. Percibir una retribución acorde a la dignidad de la función
jurisdiccional y tener un régimen de seguridad social que los proteja
durante el servicio activo y la jubilación. La retribución, derechos
y beneficios que perciben los jueces no pueden ser disminuidos ni
dejados sin efecto.
12. La libre asociación. Las asociaciones de jueces se constituyen y
desarrollan sus actividades conforme a las normas establecidas
en el Código Civil y se regulan conforme a sus disposiciones
estatutarias.
13. Recibir de toda autoridad el trato correspondiente a su investidura,
bajo responsabilidad.
108 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

14. No ser detenidos sino por orden del juez competente o en caso de
flagrante delito. En este último supuesto, deben ser conducidos de
inmediato a la Fiscalía competente, con conocimiento del Presidente
de la Corte respectiva, por la vía más rápida y bajo responsabilidad.
15. Gozar de la cobertura de un seguro de vida cuando trabajen en
zonas de emergencia y en órganos jurisdiccionales declarados de
alto riesgo por el órgano de gobierno del Poder Judicial.
16. Los demás que señalen la Constitución y la ley.
Es de resaltar que para el caso de los Jueces Supernumerarios (los cuales,
según el art. 65 -inciso 65.3)- de la Ley Nro. 29277, son aquellos que no habiendo
obtenido la plaza de Juez Titular aceptan incorporarse al registro de Jueces
Supernumerarios en su nivel, siempre y cuando se encuentren en el cuadro de
aptos elaborado por el Consejo Nacional de la Magistratura, a efectos de cubrir
plazas vacantes), los derechos enumerados precedentemente serán reconocidos
cuando correspondan a las características propias de dicha función (art. 35 -in
fine- de la Ley Nro. 29277).
Lo concerniente a los derechos del Juez de Paz (no letrado) se encuentra
regulado en el artículo 4 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824, del 02­
01-2012), conforme al cual, el juez de paz tiene derecho a:
1. La independencia en el ejercicio de sus funciones.
2. Permanecer en el cargo mientras dure su mandato, salvo las
excepciones establecidas en la Ley Nro. 29824.
3. Que se reconozca, aprecie y respete su cultura, sus costumbres, sus
tradiciones, sus normas y procedimientos para solucionar conflictos
y promover la paz social.
4. Percibir de parte del Estado el equivalente al pago de las tasas por
los exhortas, hasta el límite permitido por la Ley Nro. 29824.
5. Contar con un seguro de vida y contra accidentes cuando ejerza
funciones en zonas de alto riesgo para su vida e integridad física.
6. Recibir atención médica gratuita a través del Seguro Integral de
Salud (SIS).
7. Contar con la infraestructura y los recursos materiales indispensables
para el ejercicio de su función, para lo cual debe recibir el apoyo
de las Cortes Superiores respectivas, de su comunidad y de los
gobiernos locales.
8. La protección y seguridad de su integridad física y la de sus
familiares, cuando las circunstancias lo requieran.
9. Recibir de toda autoridad el trato correspondiente a su investidura.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 109

10. Ser constantemente capacitado.


11. Renunciar al cargo ante la respectiva Corte Superior de Justicia.
Acerca de los derechos del Juez de Paz (no letrado), debe verse, además,
lo normado en el Capítulo II («Derechos de los Jueces de Paz») del Título III
(«Juez de Paz») del Reglamento de la Ley Nro. 29824 (Decreto Supremo Nro.
007-2013-JUS), arts. 13 al 16.

2.8 Deberes del Juez

En opinión de Lino Palacio, «... es deber primario y fundamental de los


jueces el de prestar los servicios que les incumben como funcionarios del Estado,
es decir, el de administrar justicia cada vez que tal actividad les sea requerida
en un caso concreto. Tal deber de ejercer la función judicial deriva, por un lado,
de la relación de empleo público que vincula al Juez con el Estado, hallándose
regido, como tal, por los principios generales del derecho administrativo, y se
correlaciona, por otro lado, con el derecho que tienen las partes o peticionarios
en el sentido de que sus reclamos sean resueltos o proveídos, con prescindencia,
desde luego, del contenido (favorable o desfavorable), de la respectiva decisión»
(PALACIO, 1979, Tomo II: 199).
Para Devis Echandía, son deberes del Juez en el trámite del proceso los
siguientes: «... a) El deber de imparcialidad y honestidad; b) El deber de
abstenerse de actividades extraprocesales incompatibles con la dignidad y la
independencia de su cargo; c) Deber de utilizar las facultades oficiosas que la
Ley le otorga para la mejor marcha y solución del proceso; d) Deber de hacer
efectiva la inmediación y el impulso procesal; e) Deber de resolver dentro de
los plazos señalados en la Ley (...); f) Deber del juez de responder civilmente
por los perjuicios causados por su dolo, sus demoras injustificadas y sus errores
inexcusables» (DEVIS ECHANDIA, 1968:10).
Rocco, en lo que se refiere a los deberes de los órganos jurisdiccionales,
enseña lo siguiente:
«El primer deber que se presenta es (...) el de prestar su actividad
jurisdiccional, deber u obligación jurídica que se concreta en un conjunto
de obligaciones y deberes respecto de las partes. Y así como la actividad
sdiccional se dC O C U ± V /lio
j l l U . V .J.1
'lía ;fa utos distintos, a saber,
en el proceso de cognición, la fase preparatoria e instructoria, y la fase
decisoria, así también vemos que la obligación a la prestación de la
actividad jurisdiccional se concreta en la obligación de suministrar, por
requerimiento de las partes en causa, todas aquellas actividades que van
conexas al último fin que se propone la actividad jurisdiccional.
(...)

Y además, en lo tocante a los poderes decisorios los órganos jurisdiccionales


no sólo están obligados en general a juzgar, ya que no pueden eximirse
110 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de esta obligación sin incurrir en graves responsabilidades penales y


civiles, y por lo menos tienen que decir por qué no pueden juzgar, sino
que están obligados, además, a ejercer dicho poder, que constituye
inclusive un deber en los modos y límites que las normas procesales
establecen.
Además de esto, en materia de valoración de las pruebas, deben tener
como fundamento de la decisión las pruebas propuestas por las partes o
por el ministerio público (...).
(...) Además de esto, en cuanto a los poderes decisorios (...), el juez tiene
que pronunciarse sobre toda la demanda, y no fuera de los límites de
ella, y no decidir de oficio acerca de excepciones que sólo pueden ser
propuestas por las partes» (ROCCO, 1976, Volumen II: 157-158).
Conforme se desprende del artículo 50 del Código Procesal Civil, son
deberes procesales de los magistrados los siguientes:
A) Dirigir el proceso. Constituye principio procesal la dirección del
proceso por el Juez, quien debe ejercerla de acuerdo a lo dispuesto
en el Código Procesal Civil (art. II -primer párrafo- del T.P. del
C.P.C.).
B) Velar por la rápida solución del proceso. En virtud del principio
de celeridad procesal, contemplado en el último párrafo del artículo
V del Título Preliminar del Código Procesal Civil, la actividad
procesal se realiza diligentemente y dentro de los plazos establecidos,
debiendo el Juez, a través de los auxiliares bajo su dirección, tomar
las medidas necesarias para lograr una pronta y eficaz solución del
conflicto de intereses o incertidumbre jurídica.
C) Adoptar las medidas convenientes para impedir la paralización del
proceso. El Juez debe impulsar el proceso por sí mismo, siendo
responsable de cualquier demora ocasionada por su negligencia,
aunque están exceptuados del impulso de oficio los casos
expresamente señalados en el Código Procesal Civil (art. II -in fine-
del T.P. del C.P.C.).
D) Procurar la economía procesal. El principio de economía procesal,
previsto en el penúltimo párrafo del artículo V del Título Preliminar
del Código Procesal Civil, postula que el Juez dirige el proceso
tendiendo a una reducción de los actos procesales, sin afectar el
carácter imperativo de las actuaciones que lo requieran.
E) Hacer efectiva la igualdad de las partes en el proceso, empleando
las facultades que el Código Procesal Civil les otorga. Así tenemos
que, en razón del principio de socialización del proceso, el mismo
que se funda en el principio constitucional de igualdad de las
personas ante la ley (art. 2 -inc. 2)- de la Constitución Política de
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 111

1993), el Juez debe evitar que la desigualdad entre las personas por
razones de sexo, raza, religión, idioma o condición social, política
o económica, afecte el desarrollo o resultado del proceso (art. VI
del T.P. del C.P.C.).
F) Dictar las resoluciones y realizar los actos procesales en las fechas
previstas y en el orden que ingresan al despacho, salvo prelación
legal u otra causa justificada (como, por ejemplo, la sobrecarga
procesal que tienen los órganos jurisdiccionales). Al respecto, el
artículo 145 del Código Procesal Civil prescribe que incurre en falta
grave el Juez que, sin justificación, no cumple con realizar la
actuación judicial en la fecha señalada o dentro del plazo legal
respectivo. Por otro lado, el artículo 124 del Código Procesal Civil
establece: 1. que en primera instancia, los decretos se expiden a los
dos días de presentado el escrito que los motiva; 2. que en primera
instancia, los autos se expide dentro de cinco días hábiles
computados desde la fecha en que el proceso se encuentra expedito
para ser resuelto, salvo disposición distinta del Código Procesal
Civil; 3. que en primera instancia, las sentencias se expedirán dentro
del plazo máximo previsto en cada vía procedimental, contado
desde la notificación de la resolución que declara al proceso
expedito para ser resuelto; 4. que en segunda instancia, los plazos
se sujetarán a lo dispuesto en el Código Procesal Civil; 5. que los
plazos en la Corte Suprema se sujetan a lo dispuesto en el Código
Procesal Civil sobre el recurso de casación; y 6. que el retardo en la
expedición de las resoluciones será sancionado disciplinariamente
por el superior jerárquico, sin perjuicio de las responsabilidades
adicionales a las que hubiera lugar.
G) Decidir el conflicto de intereses o incertidumbre jurídica, incluso
en los casos de vacío o defecto de la ley, situación en la cual aplicarán
los principios generales del derecho, la doctrina y la jurisprudencia.
Sobre el particular, nuestro ordenamiento jurídico establece lo
siguiente: A. los jueces tienen la obligación de aplicar la norma
jurídica pertinente, aunque no haya sido invocada en la demanda
(art. VII del T.P. del C.C.); B. los jueces no pueden dejar de
administrar justicia por defecto o deficiencia de la ley, debiendo
aplicar en tales casos los principios generales del derecho,
preferentemente, los que inspiran el derecho peruano y el derecho
consuetudinario (art. VIII del T.P. del C.C. y 139 -inc. 8)- de la
Constitución Política de 1993); C. en caso de vacío o defecto en las
disposiciones del Código Procesal Civil, se deberá recurrir a los
principios generales del derecho procesal y a la doctrina y
jurisprudencia correspondientes, en atención a las circunstancias
del caso (art. III -in fine- del T.P. del C.P.C.); y D. el Juez debe aplicar
el derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido
112 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

invocado por las partes o lo haya sido erróneamente, sin embargo,


no puede ir más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos
diversos de los que han sido alegados por las partes (art. VII del
T.P. del C.P.C.).
H) Sancionar al Abogado o a la parte que actúe en el proceso con dolo
o fraude. Al respecto, el artículo 110 del Código Procesal Civil
preceptúa: A. que las partes, sus Abogados, sus apoderados y
los terceros legitimados responden por los perjuicios que causen
con sus actuaciones procesales temerarias o de mala fe; B. que
cuando en el proceso aparezca la prueba de tal conducta, el Juez,
independientemente de las costas que correspondan, impondrá
una multa no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades de
Referencia Procesal; y C. que cuando no se pueda identificar al
causante de los perjuicios, la responsabilidad será solidaria. Además
de lo dispuesto en el artículo 110 del Código Procesal Civil, cuando
el Juez considere que el Abogado actúa o ha actuado con temeridad
o mala fe, remitirá copia de las actuaciones respectivas a la
Presidencia de la Corte Superior, al Ministerio Público y al Colegio
de Abogados correspondiente, para las sanciones a que pudiera
haber lugar (art. 111 del C.P.C.).
I) Fundamentar los autos y sentencias, bajo sanción de nulidad,
respetando los principios de jerarquía de las normas y el de
congruencia. Constituye un principio de la función jurisdiccional,
con carácter constitucional, la motivación escrita de las resoluciones
judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero
trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos
de hecho en que se sustentan (art. 139 -inc. 5)- de la Constitución
Política de 1993). Según se infiere del artículo 122 del Código
Procesal Civil: A. los autos y sentencias deben contener la mención
sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución con las
consideraciones, en orden numérico correlativo, de los fundamentos
de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos de derecho
con la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según
el mérito de lo actuado; y B. los autos y sentencias que no cumplan
con el requisito precisado en el literal A. son nulos. En relación al
principio de jerarquía de las normas, por el cual, en caso de conflicto,
debe preferirse a la norma de mayor rango, la parte final del artículo
138 de la Constitución Política de 1993 señala que en todo proceso,
de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una
norma legal, los jueces prefieren la primera; igualmente, prefieren
la norma legal sobre toda otra norma de rango inferior. Finalmente,
en lo que atañe al principio de congruencia, debe tenerse presente
que «es el principio normativo que exige la identidad jurídica entre
lo resuelto, en cualquier sentido, por el juez en la sentencia y las
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 113

pretensiones y excepciones planteadas por las partes...» (DEVIS


ECHANDIA, 1984, Tomo I: 49). El artículo VII del Título Preliminar
del Código Procesal Civil recoge dicho principio al disponer que
el Juez, al aplicar el derecho que corresponde al proceso, no puede
ir más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos
de los que han sido alegados por las partes.
Por otro lado, no podemos dejar de mencionar el deber judicial de
inmediación, basado en el principio procesal de inmediación (previsto en el
art. V del T.P. del C.P.C.), según el cual las audiencias y la actuación de medios
probatorios se realizan ante el Juez, siendo indelegables bajo sanción de nulidad
(exceptuándose las actuaciones procesales por comisión). Resulta importante
destacar el principio procesal de la inmediación dentro de la audiencia de
pruebas por cuanto al actuarse los diferentes medios probatorios en presencia
del Juez, éste podrá formarse convicción acerca de la veracidad o no de las
afirmaciones de las partes. En concordancia con el referido principio, el último
párrafo del artículo 50 del Código Procesal Civil dispone que el Juez que inicia
la audiencia de pruebas (léase el Juez que dirige la audiencia de pruebas)
concluirá el proceso, salvo en circunstancias excepcionales -promoción o
separación- frente a las cuales el nuevo magistrado se encucrúa facultado para
ordenar la repetición de la audiencia de pruebas (a efecto de que se actúen en
su presencia), si lo estima necesario. Advertimos que si bien el último párrafo
del artículo 50 del Código adjetivo hace referencia genérica a la facultad del
Juez sustituto de repetir «las audiencias» (realizadas por el anterior magistrado
que fuera promovido o separado), en nuestra opinión, tal facultad sólo se hace
extensible a la audiencia de pruebas, pues es ésta el elemento central de la
referida potestad del nuevo juzgador (sobre cuya base se decide la repetición);
lo contrario significaría una clara contravención a los principios de economía
y celeridad procesales.
Finalmente, debe tenerse presente que, en aplicación del artículo 34 de
la Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008), son deberes de
los jueces:
1. Impartir justicia con independencia, prontitud, imparcialidad,
razonabilidad y respeto al debido proceso.
2. No dejar de impartir justicia por vacío o deficiencia de la ley.
3. Mantener un alto nivel profesional y preocupación por su permanente
capacitación y actualización.
4. Someterse a la evaluación del desempeño.
5. Observar estrictamente el horario de trabajo establecido, así como
el fijado para las sesiones de audiencias, informes orales y otras
diligencias. El incumplimiento injustificado constituye inconducta
funcional.
114 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

6. Observar con diligencia los plazos legales para la expedición de


resoluciones y sentencias, así como vigilar el cumplimiento de la
debida celeridad procesal. En caso de incurrir en retardo respecto
a los plazos legales, deben informar a la Oficina de Control
de la Magistratura (OCMA) las razones que lo motivaron, bajo
responsabilidad disciplinaria.
7. Respetar estrictamente y exigir a los auxiliares el cumplimiento del
horario de trabajo para la atención del despacho, informes orales
y otras diligencias.
8. Atender diligentemente el juzgado o sala a su cargo.
9. Guardar la reserva debida en aquellos casos que, por su naturaleza
o en virtud de leyes o reglamentos, así lo requieran.
10. Denegar pedidos maliciosos.
11. Sancionar a las partes cuando practiquen maniobras dilatorias.
12. Denunciar los casos de ejercicio ilegal de la abogacía, conductas
que contravengan la ética profesional y otros comportamientos
delictivos de los que tomen conocimiento en el ejercicio de sus
funciones.
13. Dedicarse exclusivamente a la función jurisdiccional. No obstante,
pueden ejercer la docencia universitaria en materia jurídica, a
tiempo parcial, hasta por ocho (8) horas semanales de dictado de
clases y en horas distintas de las que corresponden al despacho
judicial. Igualmente, con las mismas limitaciones, pueden realizar
labores de investigación e intervenir, a título personal, en congresos
y conferencias.
14. Presentar una declaración jurada de bienes y rentas al inicio del
cargo, anualmente, al dejar el cargo y cada vez que sus bienes y /o
rentas varíen en más de un veinte por ciento (20 %).
15. Residir en el distrito judicial donde ejerce el cargo.
16. Seguir los cursos de capacitación programados por la Academia
de la Magistratura y los cursos considerados obligatorios como
consecuencia del resultado de la evaluación parcial.
17. Guardar en todo momento conducta intachable.
18. Cumplir con las demás obligaciones señaladas por ley.
Puntualizamos que lo atinente a los deberes del Juez de Paz (no letrado)
está contemplado en el artículo 5 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824,
del 02-01-2012), el cual señala que el juez de paz tiene el deber de:
1. Actuar con independencia e imparcialidad en el ejercicio de sus
funciones.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 115

2. Mantener una conducta personal y funcional irreprochable acorde


con el cargo que ocupa.
3. Residir permanentemente en el lugar donde ejerce el cargo.
4. Atender su despacho dentro del horario señalado, el cual se regula
supletoriamente de acuerdo a las horas y días hábiles señalados
por el Código Procesal Civil y la Ley Orgánica del Poder Judicial.
5. Desempeñar sus funciones con dedicación y diligencia.
6. Guardar reserva sobre los asuntos relacionados a su función.
7. Acatar las disposiciones de carácter administrativo del Poder
Judicial.
8. Inhibirse de conocer o seguir conociendo casos en los que peligre
o se ponga en duda su imparcialidad y /o independencia.
9. Cumplir con las comisiones que reciba por encargo o delegación.
10. Poner en conocimiento de la autoridad competente la presunta
comisión de un delito detectado en el ejercicio de su función.
11. Asistir a los eventos de inducción y /o capacitación que organice
el Poder Judicial u otras instituciones, previa coordinación.
12. Controlar al personal auxiliar del juzgado de paz.
13. Custodiar, conservar y usar los bienes materiales que le proporcione
el Poder Judicial o las instituciones de su localidad para el ejercicio
de su función.

2.8.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con los deberes del Juez

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación con los deberes


del Juez, ha establecido lo siguiente:
- «... De acuerdo con lo que dispone el artículo 50, inciso 6o del Código
Procesal Civil, a los jueces les asiste el deber de fundamentar los
autos y sentencias, tanto de hecho como de derecho, respetando
los derechos de jerarquía de las normas y el de congruencia, bajo
sanción de nulidad; siendo esta una garantía de la administración
de justicia que es trascendente, pues tiende a preservar tanto
el derecho de defensa como la eficacia y validez de los actos
procesales...» (Casación Nro. 1147-2008 / Ucayali, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22885-22886).
- «... La motivación de las resoluciones judiciales es un principio con
garantía constitucional a tenor del artículo ciento treinta y nueve
inciso quinto de la Constitución Política del Estado, lo que es
116 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

concordante con el inciso sexto del artículo cincuenta del Código


Procesal Civil e inciso tercero del artículo ciento veintidós del
glosado dispositivo procesal, normas por las que se establece la
obligación del juzgador de señalar en forma expresa la ley que
aplican al razonamiento jurídico aplicado, así como los fundamentos
tácticos que sustentan su decisión[,] respetando el Principio de
Jerarquía de las Normas y de Congruencia, lo que significa que el
Principio de Motivación garantiza a los justiciables que las resoluciones
jurisdiccionales no adolecerán de defectuosa motivación...»
(Casación Nro. 4452-2006 / Piura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-12-2008, págs. 23597-23598).
«... El principio de motivación de las resoluciones judiciales [...]
tiene rango constitucional, y [...] exige al juzgador exponer las
razones que justifican su decisión, la que debe ser cierta, coherente
y verificable, la que debe respectar [sic] el principio de congruencia
procesal...» (Casación Nro. 250-2007 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23128-23130).
«... La obligación de fundamentar las sentencias [...] implica que la
decisión judicial esté precedida de la argumentación que la justifique
y que la explique, para que el litigante pueda seguir el pensamiento
del juzgador, que concluye en el fallo...» (Casación Nro. 2535-2007 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, pág.
22397).
«... El deber de fundamentación de las sentencias impone el respeto
a las jerarquías de las normas y la congruencia, basándose en las
cuestiones de hecho y de derecho...» (Casación Nro. 3267-2007 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008,
págs. 22975-22976).
«... La motivación jurídica de las resoluciones judiciales es una
exigencia constitucional y procesal que obliga a los Jueces a citar
expresamente la ley aplicable...» (Casación Nro. 843-2000 / Callao,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6708).
«... El Juez como director del proceso tiene el deber de resolver el
litigio conforme a la norma sustantiva o material que verdaderamente
corresponda, a fin de efectivizar una justa composición del litigio,
con arreglo a derecho; por tanto, si la finalidad del proceso
contencioso [...] es no sólo la simple resolución de conflictos
intersubjetivos de intereses sino esencialmente la justa composición
de este conflicto, entonces el Juez resuelve la controversia inclusive
en contra de las normas invocadas por las partes, porque además
de conocer el derecho, interpreta y aplica el pertinente...» (Casación
Nro. 3164-03 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-03-2005, págs. 13841-13842).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 117

«... El Juzgador está obligado a sustentar suficientemente las razones


de su decisión, exponiendo los fundamentos de hecho y de derecho
en los que basa su fallo; sin embargo, ello no le impone la obligación
de sustentar por qué no aplica las demás normas del ordenamiento
jurídico, las que se entienden excluidas a través de una operación
lógica elemental...» (Casación Nro. 076-2000 / Chincha, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, págs. 7416-7417).
«... El principio de congruencia [...] obliga a los jueces a fundar sus
fallos sin ir más allá del petitorio...» (Casación Nro. 2022-97 /
Juliaca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
págs. 7150-7151).
«... Los jueces previamente antes de resolver un conflicto de intereses
deben establecer los hechos aportados en el proceso examinando
los medios probatorios. Una vez determinados los hechos con
relación a las pretensiones procesales propuestas, tiene que
subsumirlos dentro del supuesto fáctico del derecho de orden
material aplicable al caso concreto; que puede haber sido invocado
por el demandante o por el demandado y, en todo caso, por el
propio Juez en aplicación del principio iura novit curia consagrado
en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil...»
(Casación Nro. 3695-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-05-2008, págs. 22209-22210).
«... Los argumentos de defensa de las partes antagónicas en un
proceso, salvo que exista allanamiento, siempre se encaminarán a
desvirtuar aquellos fundamentos de su parte contraria, siendo
precisamente función del Juez el resolver dicho conflicto de intereses,
sin embargo, para cumplir con dicha función, el Juzgador no puede
basarse únicamente en una parte de lo dicho por alguna de las partes,
sino que debe confrontar la versión completa de la parte accionante
y de la emplazada...» (Casación Nro. 3581-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, pág. 21677).
«... Siendo el fin del proceso resolver un conflicto de intereses o
eliminar una incertidumbre ambas con relevancia jurídica, es el
deber del juzgador hacer efectivos los derechos sustanciales y no
emitir resoluciones que resulten inejecutables...» (Casación Nro.
1337-2007 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-10-2007, págs. 20490-20491).
«... Las Resoluciones Judiciales se cumplen en sus propios términos
y es obligación del juez inferior acatar las resoluciones expedidas
por el superior, en aplicación del principio de jerarquía [...], bajo
responsabilidad...» (Casación Nro. 2161-2008 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23459-23460).
118 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.9 Prohibiciones impuestas a los Jueces

Las prohibiciones impuestas a los magistrados son objeto de tratamiento


legal en el artículo 40 de la Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277), numeral
que dispone que está prohibido a los jueces:
1. Defender o asesorar pública o privadamente, salvo en causa propia,
a su cónyuge o conviviente y a sus padres e hijos.
2. Aceptar de los litigantes o sus abogados, o por cuenta de ellos,
donaciones, obsequios, atenciones, agasajos o sucesión testamentaria
en su favor o en favor de su cónyuge o conviviente y parientes hasta
el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad. Igual
prohibición se aplica en caso de ofrecimiento de publicaciones,
viajes o capacitaciones de cualquier institución nacional o internacional
que tenga juicio en trámite contra el Estado.
3. Aceptar cargos remunerados dentro de las instituciones públicas
o privadas, a excepción del ejercicio de la docencia universitaria.
4. Ejercer el comercio, industria o cualquier actividad lucrativa
personalmente o como gestor, asesor, socio, accionista (a excepción
de adquirirse tal condición por sucesión hereditaria o antes de la
asunción al cargo), empleado, funcionario o miembro o consejero
de juntas, directorios o de cualquier organismo o entidad dedicada
a actividad lucrativa.
5. Variar su domicilio del lugar donde ejerce el cargo, salvo el caso
de vacaciones, licencia o autorización del órgano competente.
6. Participar en política, sindicalizarse y declararse en huelga.
7. Influir o interferir de manera directa o indirecta en el resultado de
los procesos judiciales que no estén a su cargo.
8. Ausentarse del lugar donde ejerce el cargo, salvo motivadas
excepciones.
9. Ejercer labores relacionadas con su función fuera del recinto judicial,
con las excepciones de ley.
10. Adquirir, bajo cualquier título, para sí, su cónyuge o conviviente,
sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo
de afinidad, directamente o por intermedio de terceros, los bienes
objeto de litigio en los procesos que él conozca o haya conocido, y
aunque hayan dejado de ser litigiosos durante los cuatro (4) años
siguientes a que dejarán de serlo. Todo acto que contravenga esta
prohibición es nulo, sin perjuicio de las sanciones que correspondan
conforme a ley.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 119

11. Conocer un proceso cuando él, su cónyuge o conviviente, su


apoderados, sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad
y segundo de afinidad, o estudio jurídico del que forme parte
tengan o hubieran tenido interés o relación laboral con alguna de
las partes. En este último caso, el impedimento se extiende hasta
un (1) año después de producido el cese de la relación laboral o la
culminación de los servicios prestados bajo cualquier modalidad
contractual. Se exceptúan de la presente prohibición los procesos
en los que fuera parte el Poder Judicial.
12. Adelantar opinión respecto de los asuntos que conozcan o deban
conocer.
13. Lo demás señalado por ley.
Lo atinente a las prohibiciones impuestas a los Jueces de Paz (no letrados)
se halla previsto en el artículo 7 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824,
del 02-01-2012), según el cual, el juez de paz tiene prohibido:
1. Intervenir en actividades político-partidarias, de acuerdo a la ley
de la materia.
2. Ausentarse de su jurisdicción sin autorización o injustificadamente
por más de tres (3) días hábiles consecutivos.
3. Ejercer su función en causas en las que esté comprendido o alguno
de sus parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo
de afinidad.
4. Cobrar por sus servicios montos que excedan los topes fijados por
el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.
5. Aceptar de los usuarios donaciones, obsequios, atenciones, agasajos
en su favor o en favor de su cónyuge, conviviente o pariente hasta
el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.
6. Conocer, influir o interferir de manera directa o indirecta en causas
a sabiendas de estar legalmente impedido de hacerlo, o cuando
estas estén siendo conocidas o hayan sido resueltas por la justicia
ordinaria o la jurisdicción especial.
7. Desempeñar la labor de abogado defensor ante el distrito judicial
donde desempeña el cargo.
8. Adquirir, bajo cualquier título, para sí, su cónyuge, conviviente o
pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de
afinidad, directamente o por intermedio de terceros, bienes objeto
de un litigio que conozca o haya conocido.
120 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.10 Responsabilidad del Juez

2.10.1 Generalidades

Casarino Viterbo, en lo que atañe a la responsabilidad de los Jueces,


enseña lo siguiente:
«... Los actos realizados por los jueces, como contrarios al buen comportamiento
que las leyes les exigen, pueden ser de naturaleza variada; y de allí que las
responsabilidades en que incurren sean también de este carácter. Así, se
habla de responsabilidad: disciplinaria, política, penal y civil.
a) La responsabilidad disciplinaria reconoce su origen en faltas o
abusos que pueden cometer los jueces en el desempeño de sus
funciones. Como tales, son sancionadas, ya de oficio por los
tribunales superiores de justicia, ya a petición de parte interesada
mediante la interposición de un recurso de queja, con las diversas
modalidades que las leyes establecen para estos casos (...);
b) La responsabilidad política tiene su origen en el notable abandono
de sus deberes en que pueden incurrir los miembros de los
tribunales superiores de justicia (...);
c) La responsabilidad penal, en cambio, obedece a los posibles delitos
que puede cometer un juez en el desempeño o con ocasión del
ejercicio de su ministerio. De allí que estas infracciones penales se
llamen también delitos ministeriales. Como se comprende, nada
tiene que ver esta responsabilidad con los delitos comunes que
puede cometer un juez, al igual que cualquier mortal. No se trata,
pues, de una falta o abuso que pueda ser castigada disciplinariamente,
sino de un delito funcionario que debe ser sancionado con una pena;
d) Por último, la responsabilidad civil es una consecuencia de la
responsabilidad penal anterior. Obedece al principio de que de
todo delito puede nacer una acción civil tendiente a obtener la
correspondiente reparación del daño causado por medio de aquél.
También habrá responsabilidad civil en la comisión de un
cuasidelito...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo II: 107-108).
La inobservancia de los deberes asignados a los Jueces y auxiliares de la
jurisdicción civil (en el C.P.C., en la L.O.P.J. y en la Ley Nro. 29277) trae como
consecuencia la imposición de la correspondiente sanción (art. 48 -parte final-
del C.P.C.), como se verá en los subpuntos siguientes.

2.10.2 La responsabilidad del Juez en la Ley Orgánica del Poder


Judicial y en la Ley de Justicia de Paz y su Reglamento

La Ley Orgánica del Poder Judicial, acerca de la responsabilidad del Juez,


establece lo siguiente:
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 121

- Los miembros del Poder Judicial son responsables civilmente por los
daños y perjuicios que causan, con arreglo a las leyes de la materia.
Son igualmente responsables por los delitos que cometan en el ejercicio
de sus funciones. Las acciones derivadas de estas responsabilidades
se rigen por las normas respectivas (art. 200 de la L.O.P.J.).
- El que no se reincorpora al vencimiento de la licencia o en el plazo
máximo de los cuatro días siguientes, es separado del cargo (art.
243 -parte inicial- de la L.O.P.J.).
En cuanto al régimen disciplinario y las sanciones aplicables a los Jueces
de Paz (no letrados), debe verse lo normado en el Título III («Régimen
disciplinario y sanciones») de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824, del
02-01-2012), en los arts. 46 al 56. Asimismo, debe tenerse en consideración lo
regulado en el Título VI («Régimen disciplinario de los Jueces de Paz») del
Reglamento de la Ley Nro. 29824 (Decreto Supremo Nro. 007-2013-JUS, del
25-06-2013), en los arts. 63 al 66.

2.10.3 La responsabilidad del Juez en la Ley de la Carrera Judicial

Los miembros del Poder Judicial son responsables civil, penal y


administrativamente con arreglo a la ley de la materia. Así lo establece el
artículo 43 de la Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277).

2.10.3.1 Faltas de los Jueces

Lo concerniente a las faltas de los Jueces se halla previsto en el Subcapítulo


I («Faltas») del Capítulo V («Régimen disciplinario») del Título III («Deberes
y derechos, prohibiciones, impedimentos e incompatibilidades de los Jueces»)
de la Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008), en los arts. 44
al 48.
De acuerdo a lo normado en el artículo 44 de la Ley Nro. 29277, son objeto
de control, por la función disciplinaria, aquellas conductas señaladas
expresamente como faltas en la ley. Contra todas las medidas disciplinarias
impuestas proceden los recursos que correspondan según las garantías del
debido proceso. No da lugar a sanción la discrepancia de opinión ni de criterio
en la resolución de ios procesos.
Los tipos de faltas de los Jueces (según el art. 45 de la Ley Nro. 29277)
son los siguientes:
A) Faltas leves.
B) Faltas graves.
C) Faltas muy graves.
122 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Son fa lt a s leves (conforme al art. 46 de la Ley Nro. 29277):


1. Incurrir en tardanza injustificada al despacho judicial hasta por dos
(2) veces.
2. Proveer escritos o resoluciones fuera de los plazos legales
injustificadamente.
3. Emitir los informes administrativos solicitados fuera de los plazos
fijados injustificadamente.
4. No ejercitar control permanente sobre los auxiliares y subalternos
o no imponerles las sanciones pertinentes cuando el caso lo
justifique.
5. Abusar de las facultades que la ley otorga respecto a sus subalternos
o sobre las personas que intervienen en cualquier forma en un proceso.
6. Incurrir injustificadamente en retraso, omisión o descuido en la
tramitación de procesos.
7. Faltar el respeto debido al público, compañeros y subalternos,
funcionarios judiciales, representantes de órganos auxiliares de la
justicia, miembros del Ministerio Público, de la defensa de oficio y
abogados, en el desempeño del cargo.
8. Desacatar las disposiciones administrativas internas del órgano de
gobierno judicial, siempre que no implique una falta de mayor
gravedad.
9. No llevar los cursos impartidos por la Academia de la Magistratura
dentro del programa de capacitación regular.
10. Incurrir en negligencia en el cumplimiento de los deberes propios
de su cargo, establecidos en esta ley, cuando no constituyan falta
grave o muy grave.
11. Ausentarse injustificadamente de sus labores por un (1) día.

Son fa lt a s graves (conforme al art. 47 de la Ley Nro. 29277):


1. Abandonar total o parcialmente las tareas propias del desempeño
del cargo judicial.
2. Causar grave perjuicio al desarrollo de las incidencias y diligencias
del proceso, frustrando o retrasando injustificadamente la realización
de los actos procesales.
3. Ejercer injustificadamente labores relacionadas con su función fuera
del despacho judicial.
4. Admitir o formular recomendaciones en procesos judiciales.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 123

5. No guardar la discreción debida en aquellos asuntos que, por su


naturaleza o en virtud de leyes o reglamentos, requieran reserva.
6. Comentar a través de cualquier medio de comunicación aspectos
procesales o de fondo de un proceso en curso.
7. Incurrir en conducta y trato manifiestamente discriminatorios en
el ejercicio del cargo.
8. Desacatar las disposiciones contenidas en reglamentos, acuerdos
y resoluciones que dicte la Corte Suprema de Justicia en materia
jurisdiccional.
9. Ocultar a las partes documentos o información de naturaleza pública.
10. Asistir a sus labores en estado de embriaguez o bajo el efecto de
estupefacientes o sustancias psicotrópicas.
11. Delegar a los auxiliares jurisdiccionales la realización de diligencias
que, por ley o por la naturaleza de las circunstancias, requieren de
su presencia.
12. No llevar injustificadamente los cursos que la Academia de la
Magistratura imparte y que le hayan sido asignados como resultado
de la evaluación parcial del desempeño del juez.
13. La tercera falta leve que se cometa durante los dos (2) años
posteriores a la comisión de la primera.
14. Incumplir el deber de dedicarse exclusivamente a la labor jurisdiccional
o dedicar más de las horas previstas a otras funciones permitidas
por disposición constitucional, legal o autorizadas por el órgano
de gobierno competente.
15. Abusar de la condición de juez para obtener un trato favorable o
injustificado.
16. Utilizar en resoluciones judiciales expresiones improcedentes o
manifiestamente ofensivas.
17. Acumular indebida o inmotivadamente causas judiciales.
18. Adoptar medidas disímiles, sin la debida motivación, respecto de
partes procesales que se encuentran en la misma situación o
condición jurídica.
19. Inobservar los deberes establecidos en el numeral 6 del artículo 34
de la Ley Nro. 29277 (cuales son los deberes de observar con diligencia
los plazos legales para la expedición de resoluciones y sentencias y
de vigilar el cumplimiento de la debida celeridad procesal, así como
de informar a la Oficina de Control de la Magistratura las razones
que motivaron el retardo respecto a los plazos legales).
124 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Son fa lt a s m uy graves (a tenor del art. 48 de la Ley Nro. 29277):


1. Desempeñar simultáneamente a la función jurisdiccional empleos
o cargos públicos remunerados o prestar cualquier clase de servicios
profesionales remunerados, salvo lo previsto en la Constitución
para la docencia universitaria.
2. Ejercer la defensa o asesoría legal, pública o privada, salvo en los
casos exceptuados por ley.
3. Actuar en un proceso o procedimiento a sabiendas de estar
legalmente impedido de hacerlo.
4. Interferir en el ejercicio de funciones de los otros órganos del Estado,
sus agentes o representantes, o permitir la interferencia de cualquier
organismo, institución o persona que atente contra el órgano judicial
o la función jurisdiccional.
5. Ocultar alguna prohibición que le sea imputable para el ejercicio
de la función o abstenerse de informar una causal sobrevenida.
6. No justificar documentalmente, dentro del plazo de treinta (30) días
hábiles, los signos exteriores de riqueza que evidencien, previo
requerimiento del órgano de control. Los signos exteriores de
riqueza se aprecian con relación a la declaración jurada de bienes
y rentas efectuadas anualmente.
7. Interferir en el criterio de los jueces de grado inferior por razón de
competencia en la interpretación o aplicación de la ley, salvo cuando
se halle en conocimiento de la causa a través de los recursos
legalmente establecidos.
8. Cometer actos de acoso sexual debidamente comprobados.
9. Establecer relaciones extraprocesales con las partes o terceros, que
afecten su imparcialidad e independencia, o la de otros, en el
desempeño de la función jurisdiccional.
10. La tercera falta grave que se cometa durante los dos (2) años
posteriores a la comisión de la primera.
11. La afiliación a partidos, grupos políticos, grupos de presión; o el
desarrollo de actos propios de estos grupos o en interés de aquellos
en el ejercicio de la función jurisdiccional.
12. Incurrir en acto u omisión que sin ser delito, vulnere gravemente
los deberes del cargo previstos en la ley.
13. No motivar las resoluciones judiciales o inobservar inexcusablemente
el cumplimiento de los deberes judiciales.
14. Incumplir, injustificada o inmotivadamente, los plazos legalmente
establecidos para dictar resolución.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 125

2.10.3.2 Sanciones por faltas de los Jueces

En relación a las sanciones por faltas de los Jueces, cabe indicar que ello
está normado en el Subcapítulo II («Sanciones») del Capítulo V («Régimen
disciplinario») del Título III («Deberes y derechos, prohibiciones, impedimentos
e incompatibilidades de los Jueces») de la Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro.
29277, del 04-11-2008), en los arts. 49 al 56.
Las sanciones son consecuencia de la comprobación de las faltas cometidas.
Deben estar previstas legalmente y ser impuestas previo procedimiento
disciplinario. Las sanciones serán anotadas en el registro personal del juez (art.
49 de la Ley Nro. 29277).
Las sanciones y medidas disciplinarias aplicables a los jueces son (según
el art. 50 de la Ley Nro. 29277):
1. A m onestación. Al respecto, el artículo 52 de la Ley Nro. 29277
prescribe que la amonestación se materializa a través de una
llamada de atención escrita que se hace al juez, dejándose constancia
en su registro y legajo personal respectivos.
2. M ulta. Conforme al artículo 53 de la Ley Nro. 29277: A. la multa
consiste en el pago por una sanción impuesta; y B. el límite de la
sanción de multa será el diez por ciento (10 %) de la remuneración
total mensual del juez.
3. Suspensión. Tal como lo señala el artículo 54 de la Ley Nro. 29277:
A. la suspensión es sin goce de haber y consiste en la separación
temporal del juez del ejercicio del cargo; y B. la suspensión tendrá
una duración mínima de quince (15) días y una duración máxima
de seis (6) meses.
4. D estitución. Sobre el particular, el artículo 55 de la Ley Nro. 29277
preceptúa: A. que la destitución consiste en la cancelación del título
de juez debido a falta disciplinaria muy grave (que debe ser alguna
de las contempladas en el art. 48 de la Ley Nro. 29277) o, en su caso,
por sentencia condenatoria o reserva del fallo condenatorio por la
comisión de un delito doloso; y B. que el juez destituido no podrá
reingresar a la carrera judicial.
El artículo 51 de la Ley Nro. 29277 versa sobre la proporcion alidad
entre tipos de fa lt a s y sanciones, estableciendo así dicho numeral que las
sanciones previstas en el artículo 50 de la mencionada Ley (sanciones de
amonestación, multa, suspensión y destitución) se impondrán según los
siguientes lineamientos:
1. Las faltas leves (contempladas en el art. 46 de la Ley Nro. 29277)
sólo podrán sancionarse, en su primera comisión, con amonestación;
y, en su segunda comisión, con multa.
126 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2. Las faltas graves (reguladas en el art. 47 de la Ley Nro. 29277)


se sancionan con multa o suspensión. La suspensión tendrá una
duración mínima de quince (15) días y una duración máxima de tres
(3) meses.
3. Las faltas muy graves (normadas en el art. 48 de la Ley Nro. 29277)
se sancionan con suspensión, con una duración mínima de
cuatro (4) meses y una duración máxima de seis (6) meses, o con
destitución.
El citado artículo 51 de la Ley Nro. 29277 señala, además:
A) Que, no obstante, los órganos disciplinarios competentes pueden
imponer sanciones de menor gravedad que las que tienen ordinariamente
atribuidas, salvo el supuesto de amonestación, si al examinar el
caso resulta que los hechos objeto del procedimiento merecen un
inferior reproche disciplinario.
B) Que en la imposición de sanciones deberá observarse la debida
adecuación o proporcionalidad entre la gravedad del hecho
constitutivo de la infracción y la sanción aplicada. También se
deberá valorar el nivel del juez en la carrera judicial, el grado de
participación en la infracción, el concurso de otras personas, así
como el grado de perturbación del servicio judicial, la trascendencia
social de la infracción o el perjuicio causado. También deberá
atenderse al grado de culpabilidad del autor, al motivo determinante
del comportamiento, al cuidado empleado en la preparación de la
infracción o, entre otros, a la presencia de situaciones personales
excepcionales que aminoran la capacidad de autodeterminación.
En lo que atañe a la an otación y can celación de sanciones, cabe indicar
que ello es objeto de regulación en el artículo 56 de la Ley Nro. 29277, conforme
al cual:
Las sanciones disciplinarias se anotarán en el expediente personal
del juez, con expresión de los hechos cometidos.
La anotación de la sanción de amonestación se cancelará por el
transcurso del plazo de un (1) año desde que adquirió firmeza, si
durante ese tiempo no hubiere dado lugar a otro procedimiento
disciplinario que termine en la imposición de sanción.
La anotación de la sanción de multa se cancelará, a instancia del
juez sancionado, cuando hayan transcurrido al menos dos (2) años
desde la imposición firme de la sanción, y durante ese tiempo el
sancionado no ha dado lugar a un nuevo procedimiento disciplinario
que termina con la imposición de sanción. La cancelación en el caso
de la suspensión, bajo los mismos presupuestos y condiciones,
requerirá el plazo de tres (3) años.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 127

2.10.3.3 Procedimiento disciplinario

El procedimiento disciplinario relacionado con los Jueces es materia de


tratamiento legal en el Subcapítulo III («Procedimiento disciplinario») del
Capítulo V («Régimen disciplinario») del Título III («Deberes y derechos,
prohibiciones, impedimentos e incompatibilidades de los Jueces») de la Ley
de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008), en los arts. 57 al 62.
El procedimiento disciplinario es aquel en el cual se determina la comisión
o no de una falta a través de la actuación y valoración de todas las pruebas
existentes, aplicándose la sanción correspondiente, de ser el caso (art. 57 de la
Ley Nro. 29277).
Acerca de las quejas e investigaciones de oficio de índole disciplinaria,
cabe señalar que ello está normado en el artículo 58 de la Ley Nro. 29277, según
el cual:
- Las quejas e investigaciones de oficio de carácter disciplinario
formuladas contra los jueces se tramitan y resuelven por el órgano
disciplinario que corresponda, conforme a la Constitución y la ley.
- Las investigaciones se pueden iniciar de oficio por el órgano de
control y a instancia del afectado, en la forma señalada por la ley.
Asimismo, se iniciarán por acuerdo o disposición de un órgano de
gobierno del Poder Judicial o por requerimiento razonado del
Ministerio Público.
- En todos los casos se debe correr traslado de la queja o investigación
y oírse al juez quejado o investigado, otorgar un tiempo razonable
para que estructure su defensa, permitir se revise las actuaciones,
ofrezca las pruebas pertinentes de descargo e intervenga en la
actuación de los actos de investigación que se realicen, cuya
realización debe notificársele oportunamente.
- Es nula toda resolución que vulnere esos derechos mínimos, así
como los demás derechos que integran la garantía del debido
proceso.
En el artículo 59 de la Ley Nro. 29277 se precisa que la investigación es
aquella en la cual el órgano encargado investiga una presunta falta en busca
de los elementos de prueba necesarios que le permitan aperturar el procedimiento
disciplinario respectivo.
Durante la investigación o el procedimiento disciplinario puede disponerse
la suspensión preventiva del cargo respecto del Juez involucrado. Así lo faculta
el artículo 60 de la Ley Nro. 29277, en estos términos:
- El juez sometido a investigación o procedimiento disciplinario
mediante resolución especialmente motivada podrá ser suspendido
128 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

en el cargo, siempre que (1) existan fundados y graves elementos


de convicción de la responsabilidad disciplinaria por la comisión
de una falta muy grave (es decir, alguna de las previstas en el art.
48 de la Ley Nro. 29277) y (2) resulte indispensable para garantizar
el normal desarrollo de la causa o la eficacia de la resolución que
pudiera recaer, o para impedir la obstaculización de la misma, o
para evitar la continuación o repetición de los hechos objeto de
averiguación u otros de similar significación o el mantenimiento
de los daños que aquellos hayan ocasionado a la Administración
de Justicia o para mitigarlos.
- Esta medida (de suspensión preventiva del cargo del Juez) podrá
decidirse en la resolución que ordena abrir investigación. Para su
imposición no es de aplicación lo previsto en el segundo párrafo
del artículo 58 de la Ley Nro. 29277 (y no el art. 68 de dicha Ley,
como erróneamente se señala en el art. 60 de la citada Ley), que
prescribe: A. que las investigaciones se pueden iniciar de oficio por
el órgano de control y a instancia del afectado, en la forma señalada
por la ley; y B. que, asimismo, se iniciarán (las investigaciones) por
acuerdo o disposición de un órgano de gobierno del Poder Judicial
o por requerimiento razonado del Ministerio Público.
- La medida de suspensión preventiva del cargo (del Juez) caduca a
los seis (6) meses de consentida o ejecutoriada la decisión. Mediante
resolución especialmente motivada puede prorrogarse por una sola
vez y por un plazo no mayor al previsto anteriormente, cuando
concurran circunstancias que importen una especial dificultad o
prolongación de la causa. Culminado el procedimiento disciplinario
a nivel del órgano de control del Poder Judicial, la medida se prorroga
automáticamente en tanto el Consejo Nacional de la Magistratura
resuelva definitivamente el procedimiento.
- La impugnación de la citada resolución (en la que se dispone la
suspensión preventiva del cargo del Juez) no suspende sus efectos
y se interpondrá dentro del plazo de cinco (5) días.
- El juez suspendido preventivamente percibirá el ochenta por ciento
(80 %) de la retribución mensual que le corresponde, la misma que
en caso de ser destituido se tendrá como pago a cuenta de la
compensación por tiempo de servicios que le corresponda.
- Asimismo, el órgano encargado del procedimiento disciplinario
podrá solicitar al juez competente el levantamiento de secreto bancario
y de las comunicaciones del investigado, conforme a ley.
Lo que atañe a los plazos de caducidad y prescripción de la queja y de
la invéstigációh de naturaleza disciplinaria, es objeto de regulación en el artículo
61 de la Ley Nro. 29277, numeral éste que establece lo siguiente:
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 129

A. El plazo para interponer la queja contra los jueces caduca a los seis
(6) meses de ocurrido el hecho.
B. La facultad del órgano de control para iniciar investigaciones de
oficio por faltas disciplinarias prescribe a los dos (2) años de iniciada
la investigación.
C. Cumplida la sanción, el juez queda rehabilitado automáticamente
al año de haberse impuesto la misma, siempre que la sanción sea
de apercibimiento, multa o suspensión.
D. Los plazos de prescripción y la rehabilitación no impiden que sean
considerados como antecedentes disciplinarios al momento de la
evaluación del desempeño.
En caso de declararse infundada la queja (de carácter disciplinario), por
ser m an ifiestam en te m aliciosa, quien la formuló debe pagar una multa no
mayor a cuatro (4) URP (Unidad de Referencia Procesal) sin perjuicio de las
otras responsabilidades a que hubiere lugar. El patrocinio de la queja maliciosa
será puesto en conocimiento del Colegio de Abogados respectivo (art. 62 de la
Ley Nro. 29277).
Finalmente, es de resaltar lo relativo a la competencia en materia de
procedimiento disciplinario aplicable a los Jueces. Así tenemos que, según la
Ley Nro. 29277:
- Las sanciones se aplican por el Consejo Nacional de la Magistratura
o por los órganos de control del Poder Judicial, conforme a la
Constitución y a la ley (art. 63 de la Ley Nro. 29277).
- El órgano encargado de la investigación preliminar debe ser
distinto de aquel que es competente para tramitar el procedimiento
disciplinario, salvo las excepciones previstas por ley (art. 64 de la
Ley Nro. 29277).

2.10.4 Proceso abreviado de responsabilidad civil de los Jueces

La responsabilidad civil de los Jueces constituye un asunto contencioso


que se tramita en vía de proceso abreviado (art. 486 -inc. 3)- del C.P.C.) y que
se encuentra regulado en el Subcapítulo 3o («Responsabilidad civil de los
Jueces») del Capítulo II («Disposiciones especiales») del Título II («Proceso
abreviado») de la Sección Quinta («Procesos contenciosos») del Código Procesal
Civil, en los arts. 509 al 518, numerales que, a manera de ilustración, procedemos
a citar seguidamente:
«Artículo 509°.- Procedencia.- El Juez es civilmente responsable cuando en
ejercicio de su función jurisdiccional causa daño a ias partes o a terceros, al actuar
con dolo o culpa inexcusable, sin perjuicio de la sanción administrativa o penal que
merezca.
130 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

La conducta es dolosa si el Juez incurre en falsedad o fraude, o si deniega justicia al


rehusar u omitir un acto o realizar otro por influencia.
Incurre en culpa inexcusable cuando comete un grave error de derecho, hace
interpretación insustentable de la ley o causa indefensión al no analizar los hechos
probados por el afectado.
Este proceso sólo se impulsará a pedido de parte».

«A rtículo 510°.- Presunción de do lo o culpa inexcusable.- Se presume que el


Juez actúa con dolo o culpa inexcusable cuando:
1. La resolución contraría su propio criterio sustentado anteriormente en causa
similar, salvo que motive los fundamentos del cambio.
2. Resuelve en discrepancia con la opinión del Ministerio Público o en discordia,
según sea el caso, en temas sobre los que existe jurisprudencia obligatoria o
uniforme, o en base a fundamentos insostenibles».

«A rtículo 511°.- Competencia de grado


El Juez Especializado en lo Civil, o el Juez Mixto, en su caso, es el competente para
conocer los procesos de responsabilidad civil de los jueces, inclusive si la
responsabilidad fuera atribuida a los Vocales de las Cortes Superiores y de la Corte
Suprema».

«A rtículo 512°.- Dictamen previo del M inisterio P ú b lic o .-Antes de proveerse la


demanda, el Ministerio Público emite dictamen sobre la procedencia de ésta dentro
de diez dias de recibida, bajo responsabilidad.
La resolución que declara improcedente la demanda es apelable con efecto
suspensivo».

«A rtículo 513°.- A gotam iento de m edios im pugnatorios.- La demanda sólo


puede interponerse luego de agotados los medios impugnatorios previstos en la ley
contra la resolución que causa daño».

«A rtículo 514°.- Plazo.- La demanda debe interponerse dentro de tres meses


contados desde que quedó ejecutoriada la resolución que causó daño».

«A rtículo 515°.- Regulación de la responsabilidad.- El monto del resarcimiento,


su exoneración y la carga de la prueba del daño causado se regulan por las
normas del Código Civil referidas a la inejecución de obligaciones, en cuanto sean
aplicables».

«A rtículo 516°.- Obligados al resarcim iento.- La obligación de pago de los daños


y perjuicios es solidaria entre el Estado y el Juez o Jueces colegiados que expidieron
las resoluciones causantes del agravio».

«A rtículo 517°.- Efectos de la sentencia.- La sentencia que declara fundada la


demanda sólo tiene efectos patrimoniales. En ningún caso afecta la validez de la
resolución que produjo el agravio.
En ejecución de sentencia y siempre que se haya reservado tal facultad en la
demanda, el demandante puede exigir que el demandado, a su costo, publique la
sentencia final por dos días consecutivos en un diario de circulación nacional».

«A rtículo 518°.- Demanda m aliciosa.- Si al declarar infundada la demanda, el Juez


considera que el demandante ha actuado con malicia, o si durante el proceso ha
difundido información a través de medios de comunicación masiva que afecte el
honor del demandado, le impondrá una multa no menor de diez ni mayor de
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 131

cincuenta Unidades de Referencia Procesal, sin perjuicio de lo dispuesto en el


Artículo 4o». [El art. 4 del C.P.C., a que se hace referencia en el art. 518 del C.P.C.,
versa sobre las consecuencias del ejercicio irregular o arbitrario del derecho de
acción civil, y preceptúa que, concluido un proceso por resolución que desestima la
demanda, si el demandado considera que el ejercicio del derecho de acción fue
irregular o arbitrario, puede demandar el resarcimiento por los daños y perjuicios
que haya sufrido, sin perjuicio del pago por el litigante malicioso de las costas, costos
y multas establecidos en el proceso terminado].

2.10.5 Responsabilidad penal del Juez

En cuanto a la responsabilidad penal en que puede incurrir el Juez, cabe


indicar, a manera de ejemplo, que dicha responsabilidad puede derivar de la
comisión por parte de aquél de los siguientes ilícitos penales:
- Prevaricato. Al respecto, el artículo 418 del Código Penal preceptúa
que el Juez o el Fiscal que dicta resolución o emite dictamen,
manifiestamente contrarios al texto expreso y claro de la ley, o cita
pruebas inexistentes o hechos falsos, o se apoya en leyes supuestas
o derogadas, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de tres ni mayor de cinco años.
- Mandato malicioso o ilegal de detención u omisión de mandato de libertad.
Sobre el particular, el artículo 419 del Código Penal establece que
el Juez que, maliciosamente o sin motivo legal, ordena la detención
de una persona o no otorga la libertad de un detenido o preso, que
debió decretar, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de dos ni mayor de cuatro años.
- Conocimiento de proceso en el que se participó como abogado. Al respecto,
el artículo 420 del Código Penal señala que el juez o fiscal que
conoce en un proceso que anteriormente patrocinó como abogado,
será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos
años.
Negativa a administrar justicia. En cuanto a este delito, el artículo 422
del Código Penal prescribe que el Juez que se niega a administrar
justicia o que elude juzgar bajo pretexto de defecto o deficiencia de
la ley, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
uno ni mayor de cuatro años.

2.11 Actos procesales del Juez

Según Prieto-Castro y Ferrándiz, «aparte de las actuaciones en las vistas


y comparecencias, los actos fundamentales de los jueces y tribunales están
orientados a la ordenación del curso del procedimiento, recepción de pruebas,
resolución de los negocios y ejecución» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1980, Volumen 1:183).
132 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Goldschmidt, acerca de los actos procesales del Juez, señala que «... el
punto central de los actos judiciales son las resoluciones. Estas son las declaraciones
de voluntad emitidas por el juez con el fin de determinar lo que se estima como
justo. Además de ellos existen otros actos del juez, a saber: meras comunicaciones
(por ej., instrucciones, informes, documentaciones) y actos reales (por ej.
suministro de documentos y devolución de documentos exhibidos). Al lado
de estos 'actos constitutivos' judiciales, existen los de ejecución de pruebas, a
consecuencia de la aportación de las mismas por la parte, los actos de instrucción
(en cuanto impere el principio inquisitivo) y, finalmente, los debates (audiencias)
y la asunción de las pruebas» (GOLDSCHMIDT, 1936: 300).
Redenti, en lo que atañe al tema que nos ocupa en este punto, refiere
que «... las actividades del juez, bajo sus varios conceptos de instructor,
juzgador, ejecutor, etc., en el ejercicio de sus atribuciones instrumentales y
finales, son extraordinariamente varias: convoca a sus audiencias, las tiene y
dirige (...); escucha, amonesta, coordina, promueve la regularización de actos;
trata de conciliar; admite o no admite deducciones, producciones, defensas,
intervenciones, pruebas, las realiza; interroga, inspecciona, ordena secuestros,
cautelas, inmisiones; puede suspender y declarar extinguido el proceso;
pronuncia sobre problemas, cuestiones y demandas, de rito y de fondo; declara
la certeza, constituye, condena; vende, hace vender, reparte, autoriza; aprueba,
homologa, inventaría... La ejemplificación puede prolongarse hasta el infinito»
(REDENTI, 1957, Tomo I: 200).
Micheli, por su parte, anota que «la actividad del juez civil en el proceso
puede dar lugar a una multiplicidad de actos que se pueden clasificar en dos
categorías, la primera de las cuales abarca toda actividad judicial, dirigida a la
percepción de las deducciones, de las afirmaciones, de las pruebas, de las partes
y de los terceros, mientras que la segunda comprende todas las actividades
que se concretan en la evicción de providencias que pueden referirse tanto al
proceso como al fondo del juicio. La primera categoría comprende, por
consiguiente, actividades lógicas, intelectivas (...), mientras la segunda categoría
abarca actividades que tienen su presupuesto necesario en las primeras y en
la consiguiente formación de la convicción del juez y se concretan en un
mandato que puede referirse (...) tanto al proceso como al fondo de las
demandas. En el primer caso, la actividad puede también ser oral (...), pero la
regla es que la providencia debe tener la forma escrita, según los esquemas
previstos en abstracto por el legislador, en relación al contenido de dicha
providencia; (...) la ley prescribe en qué casos el juez deba pronunciar con una
u otra providencia o solamente si falta una prescripción de ese género, el juez
podrá adoptar aquella providencia en la forma que le parezca idónea para
alcanzar su finalidad (...), pero (...) también en esta última hipótesis el juez no
puede escoger una forma fuera de aquella de los tipos de providencia que la
ley conoce, y precisamente la sentencia, la ordenanza y el decreto (...); y tal
elección la hará teniendo presente la función que la providencia innominada
(por decir así) debe cumplir» (MICHELI, 1970, Volumen I: 301).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 133

En lo que concierne a los actos procesales del Juez, Couture enseña lo


siguiente:
«Los actos del tribunal son (...) actos de los agentes de la jurisdicción.
Al tribunal incumbe, fundamentalmente, decidir el conflicto de intereses
que le es sometido. Pero no es esa su única actividad, ya que para llegar
a la decisión es necesario, como se dice en la doctrina francesa, mettre le
proces en état d'etre jugé.
Surge de aquí la siguiente clasificación:
a) Actos de decisión; por tales se entienden las providencias judiciales
dirigidas a resolver el proceso, sus incidencias o a asegurar el
impulso procesal.
b) Actos de comunicación; son aquellos dirigidos a notificar (notum
facere) a las partes o a otras autoridades, los actos de decisión.
c) Actos de documentación; son aquellos dirigidos a representar
mediante documentos escritos, los actos procesales de las partes,
del tribunal o de los terceros...» (COUTURE, 1985: 204-205).
Los actos procesales del Juez son objeto de regulación en el Capítulo I
(«Actos procesales del Juez») del Título I («Forma de los actos procesales») de
la Sección Tercera («Actividad procesal») del Código Procesal Civil, en los arts.
119 al 128.

2.11.1 Forma de los actos procesales del Juez

Según se infiere del artículo 119 del Código Procesal Civil (referido a la
forma de los actos procesales del Juez):
- Está prohibido el uso de abreviaturas en las resoluciones y
actuaciones judiciales escritas (disposición saludable en aras de
lograr una mayor claridad en la lectura del texto de aquéllas y de
evitar lamentables equívocos).
- Todo el texto de las resoluciones y actuaciones judiciales escritas
debe ir redactado en letras, a no ser que se haga referencia a
disposiciones legales y a documentos de identidad, en cuyo caso
está permitido que sean señalados en números.
- En las resoluciones y actuaciones judiciales escritas está prohibido
borrar cualquier texto que resulte equivocado, el mismo que se
tendrá por invalidado con la línea que para tal efecto se ponga en
el texto errado (horizontal y atravesada), que no impida su lectura,
así como con la constancia de la invalidación de la errata que se
deja al final de la resolución o actuación judicial de que se trate.
134 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- En las resoluciones y actuaciones judiciales escritas está terminantemente


prohibido interpolar o yuxtaponer cualquier texto. El primer caso
implica poner o insertar palabras o frases entre líneas; el segundo
caso supone insertar algún texto entre dos palabras o signos.

2.11.2 Clases de resoluciones

Podetti sostiene que «... esas declaraciones de voluntad (en que consisten
las resoluciones) pueden ser resolutorias, instructorias y ejecutorias, en ellas
se ejercen los dos característicos poderes de la jurisdicción: el iudicium y el
imperium, mandar y decidir. Las resoluciones que se pronuncian y plasman
el iudicium, o sea las que deciden, actúan sobre la relación formal o sobre la
relación sustancial subyacente, es decir, sobre el continente o sobre el contenido»
(PODETTI; citado por QUINTERO, y PRIETO, 1995, Tomo II: 196).
Véscovi señala al respecto que las resoluciones judiciales «... se dividen
en: de mero trámite, que sólo dan el impulso al proceso; interlocutorias
(sentencias o autos, según los códigos), que se dictan durante el procedimiento
y se relacionan con una cuestión conexa pero ajena a la principal (al objeto del
proceso), y definitivas, que son la sentencia final. Después de éstas siguen en
importancia los autos (...) interlocutorios, que, en ciertos casos, pueden tener
carácter de definitivos cuando, al resolver una cuestión accesoria (caducidad,
prescripción, cosa juzgada, etc.), ponen fin al proceso» (VESCOVI, 1999: 221).
En cuanto a las clases de resoluciones judiciales (denominadas también
providencias en sentido lato), Devis Echandía nos informa que «en muchos
países (...) se utiliza el término sentencia exclusivamente para la decisión
definitiva de la instancia, respecto a la demanda y las excepciones de mérito o
fondo contra las pretensiones contenidas en aquélla (con algunas salvedades),
o de los recursos extraordinarios de casación y revisión; las demás providencias
se denominan autos y se distinguen éstos en interlocutorios y de mera sustanciación,
según se refieran a cuestiones incidentales o accesorias relacionadas con el
fondo del asunto (los primeros) o simplemente con el gobierno del proceso (los
últimos)» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 513-514).
El Código Procesal Civil (en su art. 120) solamente reconoce como
resoluciones judiciales las siguientes:
- Decretos.
- Autos.
- Sentencias.

2.11.2.1 Decretos

Los decretos suelen ser denominados también providencias o providencias


simples o providencias de mera tramitación o autos de trámite o autos de
sustanciación.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 135

Al respecto, Reimundín asevera que «las providencias o providencias de


mero trámite, son las resoluciones que tienden a poner en movimiento el proceso
y ordenar actos de simple ejecución...» (REIMUNDIN, 1957, Tomo II: 71).
En opinión de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «los autos de trámite
disponen una simple impulsión del proceso, no requieren motivación...»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 198).
Para Devis Echandía, «las providencias de sustanciación son las que
se limitan a disponer un trámite de los que la ley establece para dar curso
progresivo a la actuación, se refieren a la mecánica del procedimiento, a
impulsar su curso, ordenar copias y desgloses, citaciones y actos por el estilo»
(DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 514).
A decir de Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, las providencias
son «... resoluciones de tramitación o (...) de ordenación material. Y por tramitación
se ha de entender el desarrollo procedimental, el avance de los actos conforme
a la serie de ellos abstractamente prevista en la norma procesal. Esto significa,
ciertamente, un impulso procesal (y de oficio), es decir, paso de un acto al
siguiente o de una fase a la sucesiva cuando se producen los supuestos de
hecho (procesales) contemplados por la ley...» ( DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Tomo II: 134).
Conforme se desprende de nuestro ordenamiento jurídico, los decretos
son resoluciones expedidas por los auxiliares jurisdiccionales (obviamente por
indicación del respectivo magistrado, quien, como es sabido, es el director del
proceso) y orientadas a impulsar el proceso, que disponen la realización de
actos procesales de mero trámite, tan es así que, a diferencia de los autos y
sentencias, los decretos no requieren de fundamentación alguna (arts. 121
-primer párrafo- y 122 del C.P.C.).

2.11.2.2 Autos

Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández anotan que los autos


(llamados también providencias interlocutorias) «... son las resoluciones que
se dictan para resolver cuestiones de importancia, afectantes a intereses de los
litigantes dignos de protección, pero distintas de la cuestión principal o de fondo,
distintas, por tanto, del objeto principal y necesario del proceso. (...) los autos
son las resoluciones con las que, salvo que se indique expresamente que
deben solventarse mediante sentencia, se deciden las denominadas cuestiones
incidentales, que no pongan fin al proceso» ( DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Tomo II: 135).
Devis Echandía sostiene que los autos o providencias interlocutorias
«... son decisiones pronunciadas en el curso de las instancias o del trámite de
los recursos extraordinarios de casación y revisión, o para el cumplimiento de
la sentencia en el mismo proceso, sobre puntos que no son del simple trámite
que contienen alguna cuestión de fondo distinta de resolver sobre las pretensiones
136 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de la demanda y las excepciones de fondo o mérito opuestas a ellas y que en


ocasiones le ponen fin al proceso, por ejemplo, cuando se declara su perención
o caducidad o se acepta una transacción total o el desistimiento de la demanda
o del recurso de apelación o casación contra la sentencia» (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 456).
Se infiere del texto del segundo párrafo del artículo 121 del Código
Procesal Civil, que los autos son aquellas resoluciones expedidas por el Juez a
través de las cuales:
- Se resuelve la admisibilidad o inadmisibilidad y la procedencia o
improcedencia de la demanda.
- Se resuelve la admisibilidad o inadmisibilidad y la procedencia o
improcedencia de la reconvención.
- Se resuelve lo relativo al saneamiento del proceso (esto es, se
determina si existe o no una relación jurídica procesal válida).
- Se resuelve lo concerniente a la interrupción y conclusión del
proceso (con declaración sobre el fondo o sin ella).
- Se resuelve acerca de las formas especiales de conclusión del
proceso (conciliación, allanamiento, reconocimiento, transacción
judicial, desistimiento y abandono) que se hubieran presentado en
el curso de la causa.
- Se resuelve el concesorio o denegatorio de los medios de impugnación:
recursos (reposición, apelación, casación y queja) y remedios (solicitud
de declaración de nulidad procesal y cuestiones probatorias como la
tacha y la oposición).
- Se resuelve la admisión, improcedencia o modificación de medidas
cautelares (secuestro judicial o conservativo, embargo en forma de
depósito, embargo en forma de inscripción, embargo en forma de
retención, embargo en forma de intervención en recaudación o
información, embargo en forma de administración, medidas temporales
sobre el fondo, medidas innovativas, medidas de no innovar, etc.).
- Se adoptan todas las demás decisiones para las que se exige la
debida fundamentación (excluyéndose, obviamente, el pronunciamiento
judicial acerca de la cuestión controvertida en el que se declare el
derecho que corresponde a las partes, que no se hará mediante auto
sino a través de la sentencia).

2.11.2.3 Sentencias

Ovalle Favela asegura que la sentencia es «... la resolución que emite el


juzgador sobre el litigio sometido a su conocimiento y mediante la cual
normalmente pone término al proceso» (OVALLE FAVELA, 1980:146).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 137

Según Alfredo Rocco, «la sentencia es el acto con que el Estado, por medio
del órgano de la jurisdicción a ello destinado (juez de la decisión), aplicando
la norma al caso concreto, declara qué tutela jurídica concede el derecho objetivo
a determinado interés» (ROCCO, Alfredo; citado por ROCCO, Ugo, 1976,
Volumen II: 243).
A criterio de Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, las sentencias
«... son la clase de resolución que nuestro Derecho procesal reserva para la
decisión de los asuntos de superior relevancia y singularmente, para decidir
sobre el fondo (aunque no sólo para eso). La sentencia es, en todo caso, la
resolución terminal del proceso, tanto si entra sobre el fondo, como si, por falta
de algún presupuesto del 'derecho al proceso', procede finalizar éste, dejando
imprejuzgado su objeto (mediante sentencia 'absolutoria de instancia')...» ( DE
LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 136).
Para Aldo Bacre, la sentencia es «el acto jurídico procesal emanado del
juez y volcado en un instrumento público, mediante el cual ejercita su poder-
deber jurisdiccional, declarando el derecho de los justiciables, aplicando al caso
concreto la norma legal a la que previamente ha subsumido los hechos alegados
y probados por las partes, creando una norma individual que disciplinará las
relaciones recíprocas de los litigantes, cerrando el proceso e impidiendo su
reiteración futura» (BACRE, 1992, Tomo III: 396).
En palabras de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «se denominan
sentencias las providencias que deciden las pretensiones de la demanda y las
excepciones de mérito, los extremos de la litis, es decir, bien sea que se pronuncien
en primera o en segunda instancia o en los recursos extraordinarios de casación
y revisión...» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 196). Los citados juristas
añaden que «la sentencia como manifestación jurídica es la voluntad plasmada
de la solución de una causa en su fondo mismo y presupone igualmente el
agotamiento de un proceso» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 197).
Devis Echandía, en relación a la sentencia, manifiesta lo siguiente:
«La sentencia es el acto por el cual el juez cumple la obligación
jurisdiccional derivada de la acción y del derecho de contradicción, de
resolver sobre las pretensiones del demandante y las excepciones de
mérito o fondo del demandado.
Mediante la sentencia se convierte, para cada caso, en voluntad concreta
la voluntad abstracta del legislador que la ley contiene.
Toda sentencia es una decisión y el resultado de un razonamiento o juicio
del juez, en el cual existen las premisas y la conclusión. Pero al mismo
tiempo contiene un mandato, pues tiene fuerza impositiva, ya que vincula
y obliga. Es, por lo tanto, el instrumento para convertir la regla general
contenida en la ley, en mandato concreto para el caso determinado. Pero
no es en sí misma un mandato, ya que se limita a aplicar el que contiene
la ley» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 515-516).
138 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

En lo que respecta a la clasificación de las sentencias, Ovalle Favela expone


lo siguiente:
«1. (...) Los procesos de conocimiento pueden concluir de tres maneras:
1) con una sentencia que se limite a reconocer una relación o
situación jurídica ya existente (sentencia meramente declarativa); 2)
con una sentencia que constituya o modifique una situación o
relación jurídica (sentencia constitutiva); o 3) con una sentencia que
ordene una determinada conducta a alguna de las partes (sentencia
de condena).
Esta clasificación de las sentencias en meramente declarativas,
constitutivas y de condena atiende a la finalidad perseguida con la
sentencia. Las sentencias meramente declarativas (...) 'tienen por
objeto la pura declaración de la existencia de un derecho' (...).
Las sentencias constitutivas son aquellas que 'crean, modifican o
extinguen un estado jurídico' (...). Por último, las sentencias de
condena son aquellas que ordenan una determinada conducta a
alguna de las partes: un dar, un hacer o un no hacer (...).
(...)

2. Desde el punto de vista del resultado que la parte actora obtenga


con la sentencia, ésta suele clasificarse en estimatoria, en el caso en
que el juzgador estime fundada y acoja la pretensión de dicha parte,
y desestimatoria, en el caso contrario.
3. Por su función en el proceso, las sentencias suelen ser clasificadas en
interlocutorias y definitivas: las primeras son aquellas que resuelven
un incidente planteado en el juicio y las segundas, las que deciden
sobre el conflicto de fondo sometido a proceso y ponen término
a éste. (...) sólo las definitivas son, en rigor, sentencias; las
interlocutorias, por no referirse a la controversia principal sino a
un incidente, deberían ser consideradas como autos (...).
4. También se suele distinguir entre sentencia definitiva y sentencia firme,
según que sean o no susceptibles de impugnación. De acuerdo con
este criterio de clasificación, la sentencia definitiva es aquella que,
si bien ha sido dictada para resolver el conflicto sometido a proceso,
todavía es susceptible de ser impugnada a través de algún recurso
o proceso impugnativo, el cual puede concluir con la confirmación,
modificación, revocación o anulación de dicha sentencia definitiva.
En cambio, la sentencia firme es aquella que ya no puede ser
impugnada por ningún medio; es aquella que posee la autoridad
de la cosa juzgada...» (OVALLE FAVELA, 1980:157-159).
En lo que concierne a la estructura de la sentencia (que, según el art. 122
del C.P.C., tiene tres partes: expositiva, considerativa y resolutiva), Beatriz
Quintero y Eugenio Prieto expresan que «su estructura lógica la ofrece como
Capitulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 139

integrada por dos partes esenciales. Cualquiera de ellas que falte desnaturaliza
el acto como tal. Esas partes son la motivación y la resolución: en la motivación
se contiene el juicio lógico-creador y en la resolución el mandato que imprime
al acto su característica jurisdiccional, la imperatividad. La ejecutividad»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo IT. 198).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, acerca de la estructura
de la sentencia, enseñan lo siguiente:
«... Se estructuran las sentencias (...) en antecedentes de hecho, fundamentos
de derecho y, por último el fallo (...).
Los antecedentes de hecho son la exposición, en párrafos separados, de los
antecedentes del asunto, desde su inicio hasta el momento en que,
precisamente, se halla el tribunal, esto es, el de dictar sentencia definitiva.
Estos antecedentes son, sobre todo, procedimentales, lo que significa que
Tas pretensiones de las partes y los hechos en que las funden, que hubieren
sido alegados oportunamente, y que estén enlazados con las cuestiones
que hayan de resolverse' (...), aparecen al hilo de una descripción del
desarrollo del proceso (...).
(...)

Los Fundamentos de Derecho son los párrafos (...) que contienen los
argumentos jurídicos de las partes y, respecto de ellos, los que el tribunal
toma en consideración para resolver sobre el objeto u objetos del proceso,
en relación con las normas (...) y la doctrina (generalmente, interpretativa
del Derecho positivo o explicitadora de principios generales del Derecho),
que se estimen aplicables.
( .. .)

(...) Después de antecedentes y fundamentos, aparece el fallo (...). El fallo


debe ser completo y congruente (...).
(...)

En el fallo se hará referencia al tema de las costas, ya sea para condenar


(por el criterio objetivo o por apreciar temeridad o mala fe), ya sea para
expresar que no procede un especial pronunciamiento en esa materia»
(DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 137-139).
Aldo Bacre, en relación con la estructura de la sentencia, apunta lo
siguiente:
«... La doctrina divide a la sentencia en tres partes: resultandos, considerandos
y fallo (...).
- Resultandos
En esta primera parte de la sentencia hay una exposición de las
cuestiones planteadas, es decir, el juez sintetiza el objeto del proceso,
140 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

su causa, señala quiénes intervienen en él y menciona las etapas


más importantes del trámite, como por ejemplo, si se abrió a prueba
o tramitó la causa como de puro derecho, si se alegó, si hubieron
incidentes durante su transcurso, etc.
El término 'resultandos' debe interpretarse en el sentido de 'lo que
resulta o surge del expediente', es decir, del conjunto de datos que
se pueden extraer del mismo y que el juez destaca en esta parte
introductoria de la sentencia. También, en la práctica se utiliza la
expresión: Y VISTOS.
(...)

- Considerandos
En esta segunda parte de la sentencia o 'considerandos', el juez no
sólo necesitará convencerse a sí mismo, sino también a los litigantes
y a la comunidad de la justicia de su decisión, por lo que tendrá
que exponer los fundamentos o razonamientos en que apoyará su
fallo o conclusión.
Los considerandos constituirán, entonces, la parte medular de la
sentencia. Aquí el juez desarrollará la fundamentación de su
decisión, operación que, a su vez, consta de tres fases o etapas: la
reconstrucción de los hechos, a través de la consideración por separado
de las cuestiones planteadas por las partes (...) y su cotejo con las
pruebas producidas; la determinación de la norma aplicable (...) y el
examen de los requisitos para la procedencia de la pretensión.
(...)

- Fallo o parte dispositiva


Constituye la tercera y última parte de la sentencia (...).
El magistrado, luego de fundar su fallo en los hechos probados y
en el derecho vigente aplicable al caso, debe decidir (...) condenando
o absolviendo, en todo o en parte, en forma expresa, positiva y
precisa, con arreglo a las pretensiones planteadas» (BACRE, 1992,
Tomo III: 416-425).
Finalmente, conforme se desprende del texto del último párrafo del
artículo 121 del Código Procesal Civil, la sentencia es aquella resolución
destinada a poner fin a la instancia o al proceso, por la que el Juez decide, en
forma expresa, precisa y debidamente fundamentada, acerca de la cuestión
controvertida, declarando el derecho de las partes, dando solución de esa
manera al conflicto de intereses o incertidumbre jurídica de que se trate.
Puntualizamos que, según se infiere de la parte final del citado numeral, en la
sentencia el Juez puede pronunciarse, de modo excepcional, respecto de la
validez de la relación jurídica procesal, estando así facultado para declarar ésta
inválida, no obstante haber expedido anteriormente el respectivo auto de
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 141

saneamiento en el que se determinó precisamente que tal relación era válida.


Por consiguiente, si en la sentencia el Juez considera que la aludida relación
no es válida, procederá a declarar la nulidad de todo lo actuado, cuestión ésta
muy grave que, en nuestra opinión, será justificada solamente si los vicios o
defectos en la relación jurídica procesal no han podido ser advertidos antes
por el juzgador en la etapa procesal correspondiente por razones no imputables
a este último.

A) Jurisprudencia casatoria relacionada con la sentencia en general

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la sentencia


en general, ha establecido lo siguiente:
- «... Si bien al resolver las causas el Juez aplica su criterio la Ley y
las fuentes formales del derecho, cierto es también que dicha
decisión debe hacerse en la sentencia que ponga fin a la instancia,
declarando el derecho sustancial» (Casación Nro. 1026-95 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 25-04-1998, págs.
767-768).
- «... Mediante la sentencia el Juzgador da solución a un conflicto jurídico
o dilucida una incertidumbre jurídica, emitiendo un pronunciamiento
sustentado en el derecho, para lo cual aplica las normas que regulan
la materia del proceso a la base fáctica establecidas (sic) en el
mismo» (Casación Nro. 2890-99 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 07-07-2000, págs. 5566-5567).
- «... La sentencia es el acto en cuya virtud el Juez, en un proceso de
cognición, declara la conformidad o disconformidad de una
pretensión con el derecho objetivo, para proceder en su caso a su
actuación. La sentencia no contiene otra voluntad que la de la ley,
traducida en forma concreta por obra del juez. Esto requiere la
definición en forma previa del juicio de hecho, y luego la
determinación del Derecho aplicable, lo que debe ser expresado en
forma clara. Por tanto el juicio lógico es elemento esencial y
característico de la sentencia...» (Casación Nro. 3973-2006 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007, pág. 18864).
- «... La sentencia exterioriza una decisión jurisdiccional del Estado,
consta en un instrumento público y es la materialización de la tutela
jurisdiccional que llena su función al consagrar un derecho mediante
una declaración afirmada de que la relación sustancial discutida se
encuentra en los presupuestos legales abstractos y como consecuencia
de lo cual, establece en la sentencia [...] una norma concreta para
las partes, de obligatorio cumplimiento...» (Casación Nro. 1383-2000 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág.
6696).
142 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... En general, el juzgador cuando sentencia aplica el derecho al


caso concreto, según lo probado por las partes...» (Casación Nro.
2344-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-04-2001, pág. 7181).
«... El proceso formativo de la sentencia tiene un iter procedimental
lógico, cronológico y teleológico, el mismo que tiene su base en la
Ley Orgánica del Poder Judicial, el cual es ineludible y de estricta
observancia; en sede civil, la sentencia es un acto jurisdiccional que
pone fin al proceso[,] la cual bene como objetivo reconocer, modificar
o extinguir una situación jurídica así como formular órdenes y
prohibiciones, y como tal, por la importancia social que cumple, es
regida por normas de derecho público ya que es emanado [sic -léase
emanada-] por una autoridad pública en nombre del Estado y que
se impone no solo a las partes litigantes sino a todos los demás
órganos del poder público; y por normas de derecho privado en
cuanto constituye una decisión respecto de una controversia de
carácter privado, cuyas consecuencias se producen en relación a las
partes litigantes...» (Casación Nro. 678-2005 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs. 17436-17437).
«... La expedición de una sentencia es el resultado de una valoración
lógica, conjunta y razonada de los medios probatorios aportados
al proceso por las partes, conforme a las normas constitucionales
y legales, así como con arreglo a los hechos y petitorios formulados
por las m ism as...» (C asación Nro. 4942-2006 / C ajam arca,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22680­
22681).
«... La estructura interna de la sentencia se manifiesta a través
de un silogismo, en donde el hecho real o acreditado debe ser
subsumido en el supuesto de hecho de la norma jurídica, de tal
manera que se produzca una consecuencia jurídica por lo que no
es suficiente que el Juzgador sólo cumpla con citar normas jurídicas,
sino que es obligatorio que éstas estén en relación con los hechos
expuestos en la resolución...» (Casación Nro. 3049-2006 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs. 20132­
20133).
«... Las sentencias según la naturaleza de la pretensión, pueden ser
declarativas de derechos, constitutivas de derechos y de condena.
Las dos primeras (declarativas y constitutivas de derecho) con solo
(sic) declarar fundada una demanda llenan la finalidad del proceso,
pues con tal declaración el orden jurídico alterado queda
restablecido, mientras que la sentencia de condena al imponer al
vencido una prestación -dar, hacer, no hacer- crea un título ejecutivo
judicial que puede ser ejecutado, aun por la fuerza (en ejercicio del
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 143

ius imperium) contra el condenado» (Casación Nro. 1752-99 /


Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-04-2000,
págs. 4968-4969).
«... Los efectos de la sentencia declarativa se proyectan hacia el
pasado, hasta el momento de la constitución del derecho, a
diferencia de la sentencia constitutiva que proyecta sus efectos hacia
el futuro» (Casación Nro. 2092-99 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 07-04-2000, pág. 4975).
«... Toda sentencia es declarativa, en cuanto reconoce el derecho
que el actor tenía cuando inició la demanda y que la parte
demandada le había desconocido, y como consecuencia de lo cual
sus efectos se proyectan hacia el pasado, porque el transcurso del
tiempo durante la tramitación del juicio no debe perjudicar a quien
tenía derecho, sino a quien obligó al litigio para reconocerlo...»
(Casación Nro. 3157-2003 / Cusco, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-05-2005, págs. 14048-14049).
«...La sentencia es un acto procesal único, conforme se infiere del
artículo ciento veintiuno del acotado Código [C.P.C.] y debe correr
en un solo cuerpo...» (Casación Nro. 2626-2001 / Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, págs. 8931-8933).
«... Uno de los presupuestos para determinar si una sentencia ha
sido válidamente emitida es que reúna todos los requisitos exigidos
por el ordenamiento procesal tanto en su forma como en su
contenido...» (Casación Nro. 1196-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7001).
«... Uno de los presupuestos necesarios para que pueda producirse
válidamente una sentencia, es la concurrencia de los denominados
presupuestos procesales, es decir, aquellas condiciones indispensables
para que la relación procesal tenga existencia legítima y válida como
vínculo jurídico...» (Casación Nro. 1798-2000 / Tacna, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7004).
«... Constituye un presupuesto indispensable para la emisión válida
de la sentencia, la existencia previa de un procedimiento completo
en su forma y grado, que no debe verse afectado por un mal ejercicio
de la acción u otros vicios que lo invaliden...» (Casación Nro. 2016­
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
págs. 7009-7010).
«... Es presupuesto de validez de toda sentencia que los actos
procesales que le preceden hayan sido actuados conforme a ley...»
(Casación Nro. 1138-2004 / lea, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-11-2004, pág. 12943).
144 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La parte expositiva de una Sentencia conlleva la narración de


los hechos y actos sucedidos en la instancia respectiva hasta el
momento de emitirse pronunciamiento...» (Casación Nro. 518-02 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002,
págs. 9311-9312).
«... Es claro que la sentencia impugnada al consignar el vocablo
vistos reproduce la parte expositiva de la sentencia de primera
instancia...» (Casación Nro. 506-99 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 14-06-1999, pág. 2993).
«... La [parte] considerativa [de la sentencia] implica la relación
correlativamente enumerada de los fundamentos de hecho y los
respectivos de derecho que sustentan la decisión...» (Casación Nro.
518-02 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01­
10-2002, págs. 9311-9312).
«... Los fundamentos de hecho de las sentencias consisten en las
razones y en la explicación de las valoraciones esenciales y
determinantes que han llevado a la convicción de que los hechos
que sustentan la pretensión han sido verificados o no en la
realidad...» (Casación Nro. 1201-2002 / Moquegua, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2004, págs. 12085-12086).
«... Los fundamentos de derecho [de la sentencia] consisten en las
razones esenciales que han llevado al juez a subsumir o no un hecho
dentro del supuesto hipotético de la norma jurídica, lo que supone
también que debe hacerse mención a la norma que resulta o no
aplicable al caso sub litis...» (Casación Nro. 1201-2002 / Moquegua,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2004, págs. 12085­
12086).
«... La parte resolutiva o fallo de una sentencia, [...] además de que
exterioriza una decisión jurisdiccional debe ser el resultado o
consecuencia lógica de los aspectos tomados en cuenta por el
juzgador en la parte considerativa de la misma...» (Casación Nro.
2881-99 / Tumbes, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30­
01-2001, págs. 6839-6840).
«... La decisión contenida en la sentencia debe pronunciarse en
forma clara y no ambigua sobre todos los puntos controvertidos,
debiendo tener un nexo de causalidad con el razonamiento lógico
jurídico esgrimido en su parte considerativa...» (Casación Nro. 2733­
2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004,
págs. 12637-12638).
«... El ordenamiento jurídico exige a todo magistrado que, al
momento de resolver el conflicto intersubjetivo de intereses, expida
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 145

una sentencia que se encuentre ajustada no solo a las normas


jurídicas pertinentes sino que también se ajuste a los hecho [sic
-léase hechos-] acaecidos tanto dentro como fuera del proceso; [...]
estos argumentos se encuentran positivizados en el inciso tercero
de artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil, [...] el mismo
que reconoce, como contenido de la resolución, el que se ajuste a
lo actuado y al derecho, esto es, que se presente una perfecta
coherencia entre los hechos acaecidos y las normas aplicadas con
lo resuelto en el proceso...» (Casación Nro. 3202-2002 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2003, pág. 10805).
- «... Al emitirse sentencia, las demandas pueden ser declaradas
fundadas en su totalidad o sólo en parte o infundadas o improcedente
(sic)...» (Casación Nro. 2512-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 07-04-2000, págs. 4986-4987).

B) Jurisprudencia casatoria relacionada con la sentencia de vista

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la sentencia


de vista, ha establecido lo siguiente:
- «... Cuando la sentencia deriva de un órgano o tribunal, son las
normas de derecho público las que regulan el modo como se forma
y producen sus efectos; así, de acuerdo a la Ley Orgánica del Poder
Judicial, se pueden advertir dos niveles de formación de sentencia
de un órgano colegiado: a) aquella emitida en el mismo día de la
votación o vista de la causa, conforme prevé el artículo ciento
treintitrés de la citada norma, y b) cuando es emitida una vez que
el Colegido [sic -léase el Colegiado-] decide dejar al voto en otro
momento para mayor estudio del caso de acuerdo al artículo ciento
treintinueve de la misma ley; [...] en ambos casos, se puede producir
el acto de discordia por el cual un miembro del Colegiado estima
no estar de acuerdo con el voto del ponente, expone su voto y las
razones que lo motivan, el mismo que según el artículo ciento
cuarenticuatro de la citada Ley se notifica el punto que determina
la discordia y en la misma resolución se llama al vocal dirimente
expedito y se señala día y hora para la vista de la causa que será
conocido [sic] por bajo su dirección; [...] en tal sentido, las normas
citadas describen el iter formativo de la decisión de un órgano
Colegiado, así los actos que se desarrollan en dirección al nacimiento
de la sentencia se promueven en una dinámica concatenada de
actos vinculados el uno al otro (lógico), en un espacio temporal
(cronológico) y orientado a [un] fin (teleológico): el nacimiento de
la decisión a través de la cual ésta sólo será válida si observa el iter
descrito que, por el significado social que tiene al resolver el
conflicto de intereses y asegurar la paz social en justicia[,] es de
146 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

interés público...» (Casación Nro. 678-2005 / Lima, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs. 17436-17437).
«... El artículo 141 de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...] establece
que en las Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolución,
tratándose de las resoluciones que ponen fin a la instancia; mientras
que en los demás casos, bastan dos votos conformes. El artículo 121
del Código Procesal Civil, en su parte principal señala que, mediante
los autos, el juez resuelve la admisibilidad o el rechazo de la
demanda o de la reconvención, el saneamiento, la interrupción, la
conclusión en general y las demás formas de conclusión especial
del proceso. La doctrina jurisprudencial, en su orientación mayoritaria,
asume que debe distinguirse los autos que no deciden el fondo de
la contradicción [sic], de aquellos que, resolviendo un conflicto de
intereses, de orden jurídico, ponen fin al proceso; y que, por ende,
en las Cortes Superiores se requiere de tres votos conforme [sic
-léase conformes-] cuando se trata de resoluciones que ponen fin a
la instancia; en cambio, los dos votos que hacen resolución por
mayoría relativa, son suficientes cuando se trata de las demás
situaciones incidentales o de trámite procesal relevante, sin perjuicio
de la motivación correspondiente en cada caso...» (Casación Nro.
5619-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-12-2008, págs. 23359-23360).
«... Resulta evidente que la resolución de vista recaída en autos ha
puesto fin a la instancia, por consiguiente, resulta de ineludible
cumplimiento que la misma contenga tres votos conformes, pues
de no ser así, la decisión se torna en inválida...» (Casación Nro.
4557-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03­
09-2008, págs. 22898-22899).
«... El A'quo declara infundada la contradicción [...], resolución que
es apelada [...] y la [...] Sala Civil [...], vista la causa [...], dos vocales
se pronuncian porque se confirme la [resolución] apelada y uno
porque se declare nula. [...] Conforme a lo dispuesto por el artículo
141 de la Ley Orgánica del Poder Judicial se requiere de tres votos
conformes para hacer resolución [tratándose de resoluciones que
ponen fin a la instancia]. [...] En consecuencia, [...] la resolución
impugnada de vista debe ser declarada nula...» (Casación Nro. 5455­
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008,
pág. 23438).
«... La resolución materia del grado (...), aparece suscrita sólo por
uno de los miembros del colegiado, cuando dicha resolución debía
ser firmada por los tres miembros del Tribunal conforme lo establece
el Artículo ciento veintidós de la legislación Procesal citada (Código
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 147

Procesal Civil), y (...) el incumplimiento de los requisitos establecidos


en el numeral antes citado ocasiona que la resolución sea nula»
(Casación Nro. 734-95 / Piura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 23-12-1996, pág. 2608).
«... El artículo ciento cuarentiuno del Texto Unido [sic -léase Unico-]
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece que en
las Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolución, tratándose
de las resoluciones que ponen fin a la instancia, estableciendo ese
mismo artículo que todos los votos se emiten por escrito, máxime
cuando se trata de la ponencia del Vocal Ponente que a tenor de lo
previsto en el artículo ciento treintiocho in fine de la acotada ley
debe constar por escrito, con la fecha de emisión, de entrega y la
firma respectiva; [...] en ese sentido, si bien el artículo ciento
cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial establece que no será necesaria la firma del Vocal en
la resolución respectiva, ello es siempre y cuando obre en el
expediente el voto por escrito del Vocal respectivo, toda vez que
será ese voto el que formará parte de la resolución a emitir, no
siendo necesario en este caso nuevamente la firma del Magistrado
referido...» (Casación Nro. 1660-01 / Amazonas, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs. 8338-8339).
«...Si bien es cierto que la sentencia de vista no ha sido suscrita por
el Vocal [...], sin embargo, en la misma resolución se deja constancia
que tal situación responde a que dicho Magistrado fue trasladado
a la Corte Superior de [...], pero es el caso que cumplió con emitir
su voto escrito, en consecuencia se ha cumplido con lo establecido
por el artículo ciento cuarentinueve de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, consecuentemente no existe la irregularidad denunciada...»
(Casación Nro. 2835-2000 / San Román, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6801).
«... La resolución de vista [...] que pone fin a la instancia tiene la
calidad de sentencia y se pronuncia sobre el fondo de la pretensión
controvertida; sin embargo aparece suscrita solamente por dos
magistrados [...]; no apareciendo el voto del Vocal Ponente [...], tal
como lo exige el artículo ciento treintiocho de la Ley Orgánica del
Poder Judicial que establece que la ponencia debe estar escrita y
firmada por el vocal designado; asimismo el artículo ciento
cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial precitada establece que aún en el caso de impedimento,
traslado, licencia, vacaciones, cese o promoción, los Vocales tienen
la obligación de emitir su voto por escrito en las causas que hubieren
intervenido el que forma parte de la resolución, no siendo necesario
la firma de ésta por el Vocal referido, supuesto que tampoco se
produce en el caso de autos en el que no obra agregado a sus
148 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

antecedentes, el voto escrito del Vocal [Ponente] [...]. [...] Que, bajo
dicho aspecto, la sentencia de vista no cumple con el requisito
esencial que establece el artículo ciento veintidós, inciso sétimo, del
Código Procesal Civil concordado con el artículo ciento cuarentiuno
de la Ley Orgánica del Poder Judicial; [...] en consecuencia, se ha
incurrido en las causales de nulidad previstas en los incisos cuarto
y sétimo del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil;
por lo que siendo así y en virtud a lo preceptuado en el artículo
ciento setentiséis, in fine, del acotado Código Adjetivo, debe
declararse la nulidad de la sentencia de vista y renovarse el proceso
a fin de que la Sala Superior emita nueva resolución con arreglo a
ley subsanando los vicios procesales incurridos...» (Casación Nro.
1547-00 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-04-2003, págs. 10459-10460).
«... La sentencia de vista no cumple con la exigencia de contener el
número de firmas necesarias para hacer resolución, incurriéndose
por tanto en causal de nulidad prevista en el artículo ciento veintidós
del Código Procesal Civil, por lo que corresponde declarar la
nulidad de la citada resolución a pesar de no haber sido alegada
por el recurrente, ello en virtud a que se trata de una nulidad
insubsanable que atenta contra las normas de orden público, siendo
por ello aplicable la facultad de declarar de oficio las nulidades
insubsanables a que se contrae el artículo ciento setentiséis in fine
concordante con el artículo noveno del título Preliminar del Código
Adjetivo [C.P.C.]...» (CasaciónNro. 1660-01 / Amazonas, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs. 8338-8339).
«... El hecho de no hacerse público el nombre el Magistrado sobre
el cual recae la ponencia de la sentencia [de vista] impugnada no
implica la transgresión del artículo ciento treintiocho de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, pues esta norma no lo exige y tampoco
se considera como causal de nulidad; aún más, la carencia de tal
publicidad no impide a la recurrente iniciar las acciones que crea
conveniente contra el Vocal ponente de la mencionada sentencia...»
(Casación Nro. 3674-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-03-2003, págs. 10324-10325).
«... Mediante resolución [...] se señaló nueva fecha para la vista de
la causa por haber sido devuelto el proceso sin resolver por el Vocal
Ponente que fue rotado a otra Sala, [y] ello no es mérito suficiente
para declarar vía casación la nulidad de la sentencia expedida, pues
si bien dicha irregularidad origina la aplicación de sanciones
disciplinarias contra el Vocal que omitió expedir su voto conforme
a ley, el proceso no se supedita a la voluntad del Vocal que incumple
sus obligaciones, pues ante tal omisión el Presidente de la Sala está
facultado a integrar el Colegiado con los llamados por ley, conforme
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 149

lo establece el segundo párrafo del artículo ciento cuarentinueve


del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial...»
(Casación Nro. 1330-99 / Tumbes, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-05-2002, págs. 8665-8666).
«... El Vocal Dirimente se adhiere al voto de los señores [Vocales] [...],
conforme se aprecia en la sentencia [...], haciendo suyos los
fundamentos que contiene la citada resolución [...]; [...] la Ley Orgánica
del Poder Judicial en sus artículos ciento cuarenticuatro y ciento
cuarenticinco, no exige una nueva motivación para la adhesión al
voto de otro Vocal...» (Casación Nro. 1396-2007 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23533-23534).
«... Del texto de la sentencia aparece una constatación de la secretaría
de la Sala de Familia que certifica que la vocal discordante ha
emitido un voto llamado 'concordante' por el cual su posición ha
dado lugar a la discordia, ésta vez [sic -léase esta vez-], en base a
que tomado en cuenta los nuevos argumentos que sobre la materia
ha emitido la Corte Suprema[,] es de opinión se confirme la sentencia
en todos sus extremos, variando el sentido de su posición; [...] como
se advierte, la posición por la [sic] Vocal dirimente constituye una
modificación de su voto anterior emitido en calidad de discordia;
sin embargo, por excepción la misma Ley Orgánica del Poder
Judicial, en su artículo ciento cuarentitrés, segundo párrafo, [...]
permite emitir voto concordante que se produce antes de la emisión
del voto dirimente cuando el discordante concuerde con el voto
del ponente; así, [...] la vocal dirimente [...] al cambiar su voto
tomando en cuenta [...] nuevos elementos [...], ha concordado con
el voto del ponente, lo que constituye una variación razonable de
formación del fallo; por consiguiente, ha operado la regla
excepcional antes descrita, y como tal, no se ha producido infracción
al debido proceso; [...] la figura del voto concordante es una figura
establecida de manera excepcional en la Ley Orgánica del Poder
Judicial, por ello, su aplicación debe ser sólo de manera restringida
y en tanto se justifique razonablemente la modificación del voto...»
(Casación Nro. 678-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2006, págs. 17436-17437).
«... El voto del doctor [Vocal] [...] no forma parte de la sentencia de
vista, sino es un voto singular...» (Casación Nro. 2732-2000 /
Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
págs. 7213-7214).
«... La sentencia [de vista] representa la decisión del Colegiado
integrado por los tres Vocales; [...] los considerandos contenidos
en el voto dirimente no son parte integrante de los fundamentos
de la resolución impugnada, por lo que no existe la contradicción
150 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

o incoherencia aludida por la recurrente...» (Casación Nro. 2256­


2000 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01­
2001, pág. 6866).
«... En el presente caso no se trata de que hay dos sentencias, sino
que al haber coincidido los señores vocales respecto de uno de los
extremos de la demanda y habiendo discordia sobre el otro extremo,
cuando se resuelve esta discordia, se complementa el fallo y constituye
uno sólo y en él se han resuelto todos los puntos controvertidos, por
lo que no existe infracción a las formas esenciales para la eficacia
y validez de los actos procesales...» (Casación Nro. 4024-2001 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002,
págs. 8951-8952).
«... De acuerdo al artículo ciento cuarentiuno del Texto Unico
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, en las Cortes
Superiores tres votos conformes hacen resolución, tratándose de las
que ponen fin a la instancia, y en los demás casos bastan dos votos
conformes; estableciendo el artículo ciento veintidós quinto párrafo
del Código Procesal Civil, que cuando los órganos jurisdiccionales
colegiados expidan autos, sólo será necesaria la conformidad y firma
del número de miembros que hagan mayoría relativa; preceptos
estos de los cuales se concluye indubitablemente que en las Salas
Civiles de las Cortes Superiores se requieren de tres votos conformes
para arribar a una sentencia; [...] en ese orden, el artículo ciento
cuarenticuatro de la misma Ley Orgánica [...] prescribe que: 'Si resulta
discordia, se publica y notifica el punto que la motiva, bajo sanción
de nulidad. En la misma resolución se llama al Vocal dirimente
expedito y se señala día y hora para la vista de la causa por él'; lo
que significa que la discordia se puede producir sobre uno [o] más
puntos de lo resuelto en la sentencia impugnada; y si ello es así, la
discordia en uno de dichos puntos puede ser superada si se produce
un voto conforme con otros dos anteriores, haciendo resolución en
ese punto o extremo, sin perjuicio de continuar con la discordia
respecto del otro u otros puntos hasta que la discordia desaparezca
en definitiva...» (Casación Nro. 1758-2005 / lea, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs. 18046-18047).
«... En cuanto al voto discordante del Vocal [...], tal voto no es
susceptible de dejar sin efecto la votación en mayoría que ha dado
lugar a la resolución cuestionada [resolución de vista]...» (Casación
Nro. 3224-2006 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-01-2008, págs. 21372-21373).
«... Los artículos 141 y 144 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
[...] señalan que en las Cortes Superiores tres votos conformes hacen
resolución, precisando que en caso de existir discordia, se pública
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 151

[sic -léase se publica-] y notifica el punto que la motiva, bajo sanción


de nulidad, llamándose al vocal dirimente. [...] Que, en el caso de
autos, se aprecia que con la expedición del voto suscrito por el
Doctor [Vocal] [...] la opinión de confirmar la sentencia apelada en
el extremo que declaraba infundada la demanda de nulidad de acto
jurídico, contaba con tres votos válidos que hacían resolución, de
conformidad con el artículo 141 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial. [...] Que, sin embargo al subsistir la discordia en cuanto al
extremo de la reconvención formulada por la recurrente, el vocal
llamado por Ley para dirimir dicho aspecto, omitió pronunciarse
sobre dicho punto, y contrariamente se adhirió a la opinión de que
la apelada sea declarada nula, lo que trajo consigo que se expidieran
dos resoluciones con decisiones contradictorias. [...] Que, siendo
ello así, es evidente que la Sala de mérito ha incurrido en infracción
de las formas esenciales contenidas en los artículos 141 y 144 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial...» (Casación Nro. 1389-2001 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2002, págs.
8485-8486).
«... Esta Sala Suprema ha señalado que hay infracción de las formas
esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales, cuando
las resoluciones sobre discordias han sido suscritas únicamente por
el relator y no por todos los integrantes de la Sala...» (Casación Nro.
438-96 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-01-1998, págs. 375-376).
«... Conforme lo establece el penúltimo párrafo del artículo ciento
treintiocho de la [...] Ley Orgánica del Poder Judicial, en las
resoluciones que emitan las Salas deben consignarse expresamente
los votos discordantes y los singulares. Tal mandato legal, sin
embargo, no se ha cumplido en autos, [...] en ese orden de ideas,
se concluye que la sentencia impugnada [sentencia de vista] se
encuentra viciada de nulidad, en atención a lo dispuesto en el
artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil, toda vez que
ha sido emitida en forma incompleta, con transgresión de las formas
esenciales para su validez y eficacia; siendo así no cumple con su
finalidad, como es el de [sic -léase como es la de-] otorgar garantías
mínimas que aseguren un juzgamiento imparcial y justo...»
(Casación Nro. 1554-04 / Piura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-06-2006, págs. 16085-16086).
«... Se aprecia que por resolución [...] se corrigieron los votos
discordantes [...] pero sin sustento alguno, toda vez que de lo
actuado no aparecen los fundamentos de dichos votos, más aún si
se tiene en cuenta que ésta resolución [sic -léase esta resolución-]
no ha sido notificada a ninguna de las partes procesales; [...] se debe
agregar a ello, que el artículo ciento cuarentitrés, segundo párrafo,
152 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial


señala que: 'Una vez emitidos los votos, no pueden ser modificados
salvo que el voto discordante concuerde con el voto del ponente,
antes que emita su voto el dirimente, de lo que se deja constancia
en autos'; empero, en el presente caso no se advierte que se haya
presentado dicha situación a fin de que se justifique la alteración
de los votos tantas veces citados; [...] en tal sentido, se concluye que
las graves irregularidades incurridas por la Sala Superior importan
afectación al derecho de defensa y al debido proceso de la recurrente,
los que determinan la nulidad de la resolución...» (Casación Nro.
2924-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01­
12-2006, pág. 18036).
«... El llamamiento de un Juez de Primera Instancia para completar
Sala Superior, aun cuando sea temporal, es una promoción...»
(Casación Nro. 5941-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-03-2008, pág. 21764).
«... De los actuados y de las copias solicitadas por este Supremo
Tribunal [...] se advierte que [...] el señor vocal [...] dejó su voto
escrito y firmado en el sentido de que se confirme la sentencia
apelada que declara infundada la demanda en donde se advierte
también los votos de los señores vocales [...], en donde se adhieren
al voto del aludido magistrado; con lo que se evidencia que se dio
cumplimiento a lo estipulado en el artículo 141 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial. [...] Que, el hecho que el señor vocal [...] no
firmara la resolución que hace sentencia final por motivo de su
fallecimiento, no la invalida por cuanto la Sala de mérito al
sobrevenir tal hecho, dio estricto cumplimiento a lo normado en el
artículo 149 primer párrafo del Texto Unico Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial. [...] Que, además, es de acotar que los
votos de los señores vocales son archivados en Relatoría, votos que
sólo son consignados en el expediente principal hasta que se dirima
la causa, luego de lo cual son sacados los originales y archivados;
por lo que la Relatora cuando señala que el señor vocal [...] ha
dejado suscrito su voto se encuentra de acuerdo a los hechos [...].
[...] Siendo así, la resolución [...] se encuentra de acuerdo a ley y al
proceso, no siendo susceptible de causal de nulidad prevista en el
numeral 7 del artículo 122 del Código Procesal Civil...» (Casación
Nro. 1621-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-10-2006, págs. 17329-17330).
«... La expedición de la sentencia [de vista] impugnada se encuentra
viciada de nulidad, en atención a lo dispuesto en los artículos ciento
setentiuno y ciento veintidós inciso séptimo del Código Procesal
Civil, toda vez que ha sido suscrita por un Vocal que no ha
intervenido en la vista de la causa ni escuchado los argumentos de
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 153

defensa de la parte demandada, con transgresión de las formas


esenciales para su validez y eficacia; siendo así no cumple con su
finalidad, como es el de otorgar garantías mínimas que le aseguren
un juzgamiento imparcial y justo...» (Casación Nro. 2448-03 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2004,
págs. 13118-13119).
«... Como es de verse de autos, se tiene que el doctor [Vocal] [...] ha
emitido su voto sin haber escuchado el Informe Oral [...], siendo
esto así la Sala Superior debió haber declarado nula dicha vista de la
causa y señalar con ello nueva fecha con los Vocales conformados [...],
lo que no ocurrió; por lo que se estaría vulnerando el Principio de
Inmediatez, que tiene por objeto que el Juez, quien en definitiva va
a resolver el conflicto de intereses o la incertidumbre jurídica tenga
mayor contacto posible con todos los elementos subjetivos (partes,
terceros) y objetos (documentos, lugares), que conformen el proceso,
por esta razón el Juez puede participar en la realización de
todos los actos procesales y es que la cercanía puede proporcionar
mayores y mejores elementos de convicción; [...] en consecuencia
[...] se [...] estaría recortando el derecho de defensa...» (Casación
Nro. 2848-2003 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-01-2005, págs. 13459-13460).
«... Es el caso que mediante escritos [...], tanto la parte demandante
como la demandada, [...] solicitaron se les conceda el uso de la
palabra a fin de que sus abogados informen oralmente el día que
se señale para la vista de la causa, pedido que fue acogido [...]
concediéndoles el uso de la palabra que en efecto hicieron ante el
Colegiado integrado por los señores [...], siendo que posteriormente
[...] los dos primeros [Vocales] fueron reemplazados por Vocales
Suplentes, quienes sin escuchar a las partes expidieron sus votos
concordantes con el del Vocal Ponente [...] formando sentencia que
es materia de impugnación. Entonces, si se tiene en cuenta que a
los abogados defensores de las partes les fue concedido el derecho
de informar oralmente ante el Colegiado primigenio, igual derecho
les asiste para exponer sus alegatos de defensa ante los nuevos
Magistrados que, por impedimento sobreviviente de los llamados
por ley, se avocaron al conocimiento de la presente causa, tanto más
si se advierte que el segundo párrafo del artículo ciento cuarentinueve
del Decreto Supremo cero diecisiete - noventitrés - JUS no prevé
expresamente que la integración de los nuevos Magistrados ante el
incumplimiento de los llamados a emitir su voto importe la nulidad
de la vista de la causa, por lo que correspondía al Colegiado suplir
el vacío previsto en la ley, a fin de salvaguardar el derecho de defensa
y al debido proceso que asiste a las partes...» (Casación Nro. 2728-03 /
Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2005,
págs. 13397-13398).
154 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... El hecho de que la Sala no haya enumerado los fundamentos


de la sentencia impugnada no puede acarrear la nulidad de la
misma, en aplicación del principio de subsanación que consagra el
Artículo ciento setentidós del Código Adjetivo» (Casación Nro.
1631-99 / Tumbes, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21­
01-2000, pág. 4628).
«... La resolución recurrida carece de motivación jurídica y a pesar
de confirmar la sentencia de Primera Instancia, no ha recogido sus
fundamentos de hecho y de derecho; contraviniendo las normas
que garantizan el derecho al debido proceso...» (Casación Nro. 664­
99 / Canchis Sicuani, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
06-10-1999, págs. 3681-3682).
«... La sentencia de vista recoge los fundamentos de la apelada y
agrega otros adicionales, con lo que cumple la garantía constitucional
de la fundamentación en los hechos y en el derecho...» (Casación
Nro. 3170-99 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
08-04-2000, pág. 5024).
«... No se incurre en incongruencia por fallo extra petita cuando la
Sala Superior, además de reproducir los fundamentos de la apelada,
introduce los suyos propios sin modificar la parte dispositiva de la
citada resolución...» (Casación Nro. 2673-99 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4623).
«... Si bien la resolución de vista reproduce los fundamentos de la
apelada, tal circunstancia no le exime de la obligación procesal de
fundamentar correctamente su fallo, si la resolución que confirma
no apoya su decisión en norma de derecho material alguna, tanto
más si como sucede en el presente caso lo que ordena es distinto a
lo que manda la resolución que confirma...» (Casación Nro. 1678-97 /
Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 10-06-1998,
págs. 1275-1276).
«... La falta de fundamentación de la resolución superior impide
hacer uso adecuado del Recurso de Casación...» (Casación Nro.
986-98 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
06-04-2000, pág. 4959).
«... Formulada la apelación el Superior puede anular, revocar o
confirmar la resolución materia de grado de acuerdo a lo que señala
el artículo 364 del Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 2735­
2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007,
págs. 20087-20088).
«... La Sala Superior al resolver en grado de apelación conoce de la
causa ex novo, y puede según el caso confirmar, revocar o anular
la [resolución] apelada...» (Casación Nro. 1431-2007 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2007, pág. 20885).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 155

«... Se constata de la resolución impugnada que su parte resolutiva


contraviene flagrantemente el [...] principio de plenitud, pues, es
un hecho incuestionable que el impugnante apeló contra la totalidad
de la sentencia [de] primera instancia por no encontrarla conforme
y no sólo sobre algunos aspectos de la misma, como equívocamente
ha considerado la Sala Superior al absolver el grado. Es que [...] de
la parte resolutiva de la sentencia de vista no aparece que se haya
confirmado, revocado o anulado la sentencia apelada, no bastando
para ello que se declare la improcedencia del recurso de apelación
para concluir en que el organismo revisor ha emitido una resolución
en plena observancia de lo prescrito en el artículo 122 inciso 4° del
Código Procesal Civil. [...] la resolución impugnada se ha tornado
en nula por la deficiencia procesal antes anotada, no existiendo
pronunciamiento válido...» (Casación Nro. 4301-2007 / Puno, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21704-21705).
«... Si el Colegiado Superior advertía prueba que desvirtuara el
derecho de la demandante, lo que le correspondía era emitir un
pronunciamiento de fondo y no sancionar una nulidad...» (Casación
Nro. 257-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-12-2006, págs. 18014-18015).
«... Si el Colegiado Superior considera que la conclusión a la que
arribó el Juez de la causa es errada, pues debe resolver conforme a
lo que indique su criterio jurisdiccional y a lo que aparezca de las
pruebas incorporadas al proceso, pero no es viable declarar la
nulidad de una resolución por el hecho de tener una apreciación
diferente de los hechos...» (Casación Nro. 3672-2006 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs. 21395-21396).
«... Existe una afectación del debido proceso, cuando indebidamente
la Sala [Superior] pretende anular una sentencia cuyos defectos son
subsanables...» (Casación Nro. 1466-2005 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-11-2006, págs. 17897-17898).
«... Las anteriores resoluciones emitidas por la [...] Sala Civil [...] no
resultan vinculantes para los Magistrados que suscriben la [resolución]
recurrida, en razón de [...] tratarse de diferentes miembros de dicho
órgano jurisdiccional...» (Casación Nro. 1321-07 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21256­
21257).
«... En cuanto a la alegada omisión de los Relatores de suscribir
resoluciones, se trata de una deficiencia de estos auxiliares de
justicia que no constituye una transgresión al derecho al debido
proceso...» (Casación Nro. 2208-2002 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2002, pág. 9628).
156 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

C) Jurisprudencia casatoria relacionada con las resoluciones


inhibitorias

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las resoluciones


inhibitorias, ha establecido lo siguiente:
- «... [Los pronunciamientos de naturaleza inhibitoria] son aquellos
que se pronuncian respecto a un obstáculo de carácter procesal, ya
sea por la ausencia de algún presupuesto procesal o de alguna
condición de la acción...» (Casación Nro. 2421-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6670).
- «... Las resoluciones como actos procesales se clasifican, atendiendo
al alcance del fallo, en sentencias o autos de mérito y en sentencias
o autor inhibitorios, siendo estas últimas cuando las instancias de
mérito no resuelven sobre las pretensiones demandadas sino sobre
aspectos de la relación jurídica procesal...» (Casación Nro. 2581-2007 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008,
págs. 22208-22209).
- «... La resolución objeto del presente recurso [de casación] declara
improcedente la demanda, básicamente [...]; [...] estamos frente a
lo que en doctrina procesal se denomina 'resolución inhibitoria',
es decir, aquellas [sic -léase aquella-] en cuya virtud, por diversas
causas, el juez pone fin a una etapa del proceso, pero en realidad
se abstiene de penetrar en la materia del asunto que se le plantea,
dejando de adoptar resolución de mérito, esto es, 'resolviendo' apenas
formalmente...» (Casación Nro. 1056-2006 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20273-20274).
- «... Las sentencias como acto procesal se clasifican, atendiendo al
alcance del fallo, en sentencias de mérito y en sentencias inhibitorias,
siendo estas últimas cuando las instancias de mérito no resuelven
sobre las pretensiones demandadas sino sobre aspectos de la
relación procesal...» (Casación Nro. 244-2001 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, págs. 8216-8217).
- «... Una sentencia inhibitoria se caracteriza porque no contiene
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, sino que se
resuelve sobre la validez de la relación jurídica procesal y entonces
declara improcedente la demanda...» (Casación Nro. 1338-2006 /
Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008,
pág. 21162).
- «... El hecho que la Sala de vista se haya pronunciado sobre los
medios probatorios aportados al proceso, ello no lo [sic] constriñe
necesariamente a emitir pronunciamiento sobre el fondo del asunto
cuando advirtiera en su calidad de director del proceso [...] alguna
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 157

formalidad procesal imperativa incumplida por las partes que


impida continuar con la prosecución normal del proceso...»
(Casación Nro. 1320-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-07-2007, págs. 19797-19798).
«... La resolución materia de impugnación [...] no se trata de una
sentencia que se haya pronunciado sobre el fondo del asunto, por
lo que resulta inviable que los juzgadores analicen o examinen
las pruebas ofrecidas por las partes en el decurso del proceso
relacionadas con el asunto en controversia...» (Casación Nro. 1056­
2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03­
09-2007, págs. 20273-20274).
«... Excepcionalmente se puede emitir una sentencia inhibitoria,
cuando se trate de establecer la validez de la relación jurídica
procesal, según lo regula el artículo 121 in fine del Código Procesal
Civil. En consecuencia, al haberse emitido una sentencia inhibitoria
no es posible sostener que existe una deficiente apreciación de los
medios probatorios, [...] porque no ha existido pronunciamiento
sobre el fondo de la controversia...» (Casación Nro. 2190-2006 / Cusco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, pág. 21624).
«... La recurrida es una resolución inhibitoria; por lo que, al no
existir pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, no
requiere de una fundamentación jurídica, ni tampoco de valorización
de los hechos ni de las pruebas actuadas en el proceso...» (Casación
Nro. 775-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-07-2007, pág. 19924).
«... Para efectos de otorgar a la parte que resulte vencida la tutela
efectiva de sus derechos, con sujeción a un debido proceso, la
resolución que expida el Colegiado Superior necesariamente debe
respetar el principio de congruencia procesal, y en ese sentido, la
parte considerativa debe guardar perfecta concordancia con la parte
resolutiva; razón por la cual, si una demanda se desestima por
ausencia de un requisito intrínseco, la parte decisoria no puede
juzgar el fondo de la pretensión, y al existir tal divergencia, la
misma debe ser enmendada; [...] en consecuencia, al verificarse la
contravención de normas que garantizan el derecho a un debido
proceso, y particularmente, al haberse conculcado el principio de
congruencia procesal previsto en el inciso sexto del artículo
cincuenta del Código Procesal Civil, debe ampararse el recurso de
casación...» (Casación Nro. 2424-05 / Junín, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-10-2006, pág. 17509).
«... Una demanda puede ser declarada improcedente en sentencia,
cuando se determina que carece de un requisito de fondo, lo que
158 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

no afecta el derecho al debido proceso...» (Casación Nro. 1030-99 /


Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-08-1999, pág.
3363).
«... El hecho de resolver las excepciones y defensas previas deducidas
por la parte demandada no precluye, ni es impedimento, para que
el Juez declare la improcedencia de la demanda y la conclusión del
proceso...» (Casación Nro. 184-95 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 09-10-1996, pág. 2338).
«... La decisión de las instancias de mérito es inhibitoria y no impide
a la entidad recurrente volver a demandar la misma pretensión,
una vez superado el hecho que impide su viabilidad...» (Casación
Nro. 2724-2007 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-09-2008, pág. 22742).
«... La resolución [...] se trata de una sentencia inhibitoria que no
se pronuncia sobre el fondo de la materia controvertida, y, por lo
tanto, no tiene la calidad de cosa juzgada...» (Casación Nro. 5277-06 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs.
20643-20644).
«... La recurrida se encuentra arreglada a lo actuado y el derecho,
porque el último párrafo del artículo ciento veintiuno del Código
adjetivo [C.P.C.], permite excepcionalmente resolver sobre la
validez de la relación procesal, lo que es conocido en la doctrina
como la Sentencia Inhibitoria, y que se caracteriza por no contener
una decisión sobre el fondo de la litis; [...] la sentencia inhibitoria
no constituye cosa juzgada...» (Casación Nro. 2072-2000 / Ayacucho,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6854).
«... El pronunciamiento inhibitorio de las instancias de mérito
emitido en el proceso [...] seguido entre las mismas partes, sobre
la misma materia, respecto del presente proceso, que declaró
improcedente la demanda al considerar que su pretensión era un
imposible jurídico, constituye un fallo que ha adquirido la autoridad
de cosa juzgada formal, no contando con la nota de inmutabilidad [...];
por tanto nada impide que la demandante inicie un nuevo proceso...»
(Casación Nro. 2372-2006 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2008, pág. 21324).
«... La Sala [Superior] no puede condicionar el pronunciamiento de
fondo a las resultas de otro proceso, no admitido por el a-quo,
desnaturalizándose el mismo, incurriendo en causal de nulidad
prevista en el Artículo 171 del Código Adjetivo [C.P.C.]...» (Casación
Nro. 3083-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-01-2008, págs. 21487-21488).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 159

«... Conforme al artículo 121 del Código Procesal Civil, nada impide
al Juez pronunciarse en la sentencia respecto de la validez de la
relación procesal...» (Casación Nro. 254-2008 / Lima Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008, págs. 23201-23202).
«... Sostiene [el recurrente] que se ha infringido la última parte del
artículo ciento veintiuno del Código Procesal Civil, indicando que
la sentencia recurrida además de no pronunciarse sobre el fondo
de la litis, consigna argumentos extraños que conducen a una
decisión de la misma índole, sin embargo, es necesario precisar que
la norma que invoca define lo que es una sentencia, y la facultad
del juzgador para pronunciarse sobre el fondo de la litis o
eventualmente sobre la validez de la relación procesal, siendo esto
último lo que realizó el superior colegiado, por lo que no se observa
que se hubiese incurrido en causal de nulidad alguna...» (Casación
Nro. 1667-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-03-2001, pág. 6957).
«... La sentencia de mérito no contraviene dicho principio [principio
iura novit curia]; pues de conformidad con el artículo ciento
veintiuno in fine del Código Adjetivo [C.P.C.], [se] permite
excepcionalmente pronunciarse en la sentencia sobre la validez de
la relación procesal, cuando advierta la falta de conexidad entre lo
peticionado, los fundamentos tácticos y medios probatorios que lo
sustenta [sic -léase sustentan-]...» (Casación Nro. 3402-2000/ Cono
Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág.
7609).
«... Tampoco se ha afectado el principio de preclusión del proceso,
pues la facultad del Juez de declarar la improcedencia de la
demanda en la sentencia está expresamente concedida por el último
párrafo del artículo ciento veintiuno del Código Adjetivo [C.P.C.]...»
(Casación Nro. 1019-2000 / Cono Norte - Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7068-7069).
«...Si bien es verdad que, como dispone el Artículo cuatrocientos
sesentiséis del Código Procesal Civil, consentida o ejecutoriada la
resolución que declara el saneamiento procesal precluyc toda
petición referida a impugnar la validez de la relación jurídica
procesal, esto no limita la facultad del juzgador, concedida por el
Artículo ciento veintiuno 'in fine' del mismo Código, para en
sentencia, excepcionalmente, revisar nuevamente dicha relación y
pronunciarse sobre ella, por lo que habiendo el juzgador de mérito
obrado en ejercicio de sus facultades, no se contraviene el derecho
del recurrente al debido proceso» (Casación Nro. 1136-99 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 12-11-1999,
pág. 3914).
160 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... El devenir del proceso de acuerdo a lo regulado por nuestro


ordenamiento procesal importa, evidentemente, que para llegar a
la etapa resolutiva, en que se dicta la sentencia, se debe haber
transitado, entre otras, por la fase del saneamiento probatorio [sic
-léase saneamiento procesal-], en que el juzgador se pronuncia sobre
la validez de la relación jurídica procesal. [...] No obstante, este
Supremo Colegiado, aplicando un criterio de orientación sistemática,
estima [que] la existencia de la norma que faculta al juez a
pronunciarse sobre la validez de la relación jurídica en la sentencia,
[...] comporta que tal pronunciamiento de improcedencia de la
demanda puede hacerse aún cuando en la etapa de saneamiento
procesal se ha declarado la validez de la relación procesal, ello por
cuanto la expedición de la sentencia, al ser el acto que, en principio,
pone fin al proceso, implica aún antes de hacer el examen sobre las
pretensiones, los hechos probados y las pruebas aportadas al
proceso, un nuevo juicio sobre la validez de la relación jurídica
procesal, dictando una sentencia inhibitoria cuando corresponda...»
(Casación Nro. 824-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-12-2008, págs. 23566-23568).
«...E n aplicación del artículo cuatrocientos sesentiséis del Código
adjetivo [C.P.C.] se entiende que con la resolución firme de
saneamiento [...] precluye toda referencia a la validez de la relación
procesal; [...] encontrándose saneado el proceso, el Ad - Quem debió
limitarse a emitir un pronunciamiento de fondo, por tanto la
decisión de éste, de eludir tal decisión, contraviene el Principio de
Economía y Celeridad Procesal, y aún vulnera la Tutela Jurisdiccional
Efectiva del actor...» (Casación Nro. 3570-2002 / Ucayali, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, págs. 11664-11665).
«... Tal y como lo expresa el último párrafo del artículo 121 del
Código en comento [C.P.C.], el Juez en la sentencia, puede pronunciarse
de manera excepcional sobre la relación jurídico procesal válida,
encontrándose facultado incluso para declarar su invalidez,
declarando la nulidad de todo lo actuado respecto de graves vicios
o defectos en la citada relación que no pudieron ser advertidos
antes por el Juez...» (Casación Nro. 1144-2004 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 04-07-2006, págs. 16503-16504).
«... Es posible que el juez excepcionalmente pueda examinar la
validez de la relación jurídica procesal en la sentencia en uso de la
prerrogativa que le reconoce el artículo 121 tercer párrafo del
Código Procesal Civil, salvo que exista pronunciamiento con
autoridad de cosa juzgada que haya definido tal circunstancia...»
(Casación Nro. 202-2006 / Puno, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-01-2007, pág. 18648).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 161

«... El artículo 121 in fine del Código Procesal Civil dispone que
mediante la sentencia el Juez pone fin a la instancia o al proceso en
definitiva, pronunciándose en decisión expresa, precisa y motivada
sobre la cuestión controvertida declarando el derecho de las partes,
o excepcionalmente sobre la validez de la relación procesal; en
consecuencia, cuando el órgano jurisdiccional de instancia quiere
hacer uso de la facultad conferida en la precitada norma adjetiva al
expedir la sentencia definitiva -pronunciarse de manera excepcional
sobre la validez de la relación procesal- debe motivar debidamente
su fallo, esto es, indicar las razones que justifican la expedición de
un fallo excepcional...» (Casación Nro. 2747-2007 / lea, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, pág. 23073).
«... Si bien es cierto que el tercer párrafo del artículo ciento veintiuno
del mismo cuerpo normativo [C.P.C.] dispone que, excepcionalmente,
el Juez a través de la sentencia puede pronunciarse sobre la validez
de la relación jurídica procesal, se exige para ello que la decisión
así expedida sea expresa, precisa y motivada, y en tal circunstancia,
que se funde en una causal expresamente prevista por ley; entonces,
debe concluirse que la facultad del Juzgador para emitir una
resolución inhibitoria se circunscribe a criterios de razonabilidad
debidamente justificados, los que, resulta evidente, no se han
respetado en este caso, violándose así los derechos fundamentales
relativos al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva
previstos en el inciso tercero del artículo ciento treinta y nueve de
la Constitución Política vigente...» (Casación Nro. 4638-06 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2008, págs. 21969­
21970).
«... Conforme a lo dispuesto en la última parte del Artículo ciento
veintiuno del Código Procesal Civil el Juez al momento de sentenciar
puede pronunciarse excepcionalmente sobre la validez de la
relación procesal. (...) debe precisarse atendiendo a la orientación
de nuestra novísima legislación procesal que esta facultad debe
ejercerse restringidamente a la existencia de vicios de carácter
insubsanable» (Casación Nro. 192-96 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-01-1998, págs. 343-344).
«... Si bien el artículo 121 del Código Procesal Civil in fine ha
previsto que los Jueces excepcionalmente pueden expedir sentencia
inhibitoria, pronunciándose acerca de la validez de la relación
jurídico procesal, tal posibilidad debe entenderse que está prevista
sólo para aquellos casos en los que al momento de expedir sentencia
se advierta la existencia de vicios insubsanables que afecten
gravemente la validez de la relación jurídico procesal...» (Casación
Nro. 557-2008 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-10-2008, págs. 23227-23228).
162 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La última parte del Artículo ciento veintiuno del Código Procesal
Civil autoriza al Juez para que emita sentencia pronunciándose
sobre la validez de la relación procesal. (...) dicha norma debe ser
concordada con el último párrafo del Artículo ciento setentiséis del
Código Procesal Civil, que establece que los jueces sólo declararán
de oficio las nulidades insubsanables, mediante resolución
motivada, reponiendo el proceso al estado que corresponde. (...)
Que, por lo tanto, cuando el Juez o la Corte se pronuncia sobre la
invalidez de la relación procesal por encontrar la existencia de un
vicio de naturaleza insubsanable no contraviene ni el principio de
congruencia, ni el carácter dispositivo del proceso civil, ni desconoce
las etapas preelusivas del proceso ni el efecto del saneamiento»
(Casación Nro. 841-99 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-09-1999, págs. 3407-3408).
«... Si bien el artículo 121 in fine del Código Procesal Civil faculta
al Juzgador a que excepcionalmente se pronuncie en la sentencia,
sobre la validez de la relación jurídico procesal; [...] tal previsión
está señalada únicamente para aquellos casos en los que la relación
jurídica procesal no se haya entablado adecuadamente o cuando
no obstante el saneamiento procesal se advierta que el demandante
carece de interés o legitimidad para obrar, que el derecho ha
caducado o que el órgano jurisdiccional resulte absolutamente
incompetente...» (Casación Nro. 1267-2006 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs. 20458-20459).
«... El último párrafo del artículo 121 del Código Procesal acotado
[C.P.C.] señala que con la sentencia el juez pone fin a la instancia
pronunciándose sobre la cuestión controvertida, declarando el
derecho de las partes o excepcionalmente la validez de la relación
procesal; cabe precisar que la excepcionalidad prevista, sólo procede
por la carencia evidente de alguno de los presupuestos procesales de
forma o de fondo que le impidan al juzgador emitir pronunciamiento
sobre el fondo de la cuestión controvertida; de presentarse duda,
al respecto debe preferirse resolver el fondo de la litis buscando la
solución del conflicto de intereses, en virtud de lo dispuesto por el
artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil...»
(Casación Nro. 1565-2008 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23397).
«... El Código Procesal Civil [...] establece en su artículo ciento
veintiuno parte in fine la facultad que tiene el Juez para pronunciarse
en la sentencia excepcionalmente sobre la validez de la relación
jurídico procesal; [...] dicha facultad del Juez de la causa resulta
extensiva al Colegiado Superior que absuelve el grado de apelación
de la sentencia, coligiéndose de ello que si bien el artículo
cuatrocientos sesentiséis del Código Procesal Civil establece que
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 163

saneado el proceso precluye el cuestionamiento a la validez de la


relación jurídica procesal, sin embargo el artículo ciento veintiuno
parte in fine establece una excepción en mérito del cual los jueces
de mérito tienen la facultad de pronunciarse excepcionalmente
sobre la validez de la relación jurídica procesal en la sentencia...»
(Casación Nro. 1866-2004 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-06-2006, págs. 16267-16268).
- «... Si bien de acuerdo con el Artículo ciento veintiuno del Código
Procesal Civil, la sentencia de vista podía pronunciarse sobre la
validez de la relación procesal y declarar improcedente la demanda (...),
para ello tenía que declarar nula la apelada o revocarla, lo que
implica que la apelada contenía una causal de nulidad o la Sala
modificaba la misma, pero al declarar improcedente la demanda,
sin anular o revocar la apelada, se mantiene la misma, lo cual
importa un absurdo jurídico y no existe pronunciamiento en la
parte resolutiva sobre la sentencia apelada, incumpliendo lo
dispuesto en el inciso cuarto del Artículo ciento veintidós del
Código acotado e incurriendo en la causal de nulidad contemplada
en el Artículo ciento setentiuno de dicho Código» (Casación Nro.
3016-99 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
04-07-2000, pág. 5528).

2.11.3 Contenido y suscripción de las resoluciones

El artículo 122 del Código Procesal Civil trata sobre el contenido de las
resoluciones. Así tenemos que todas las resoluciones (decretos, autos y
sentencias) deben contener, bajo sanción de nulidad, la indicación del lugar y
fecha en que se expiden (art. 122 -inc. 1)- del C.P.C.). En cuanto al lugar, se
entiende que es aquel donde tiene su sede el órgano jurisdiccional unipersonal
o colegiado que emite la resolución.
Todas las resoluciones (decretos, autos y sentencias) deben contener,
además, bajo sanción de nulidad, la indicación del número de orden que les
corresponde dentro del expediente principal del proceso o cuaderno especial
en que se emiten (art. 122 -inc. 2)- del C.P.C.). Las resoluciones judiciales, dicho
sea de paso, deben ser numeradas correlativamente en el día de su expedición,
bajo responsabilidad (art. 125 del C.P.C.).
Sólo los autos y sentencias (y no los decretos) deben contener, bajo sanción
de nulidad, conforme lo señala el inciso 3) del artículo 122 del Código Procesal
Civil, la mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución.
Sólo los autos y sentencias (estando excluidos los decretos) deben
contener, bajo sanción de nulidad, las consideraciones, en orden numérico
correlativo, de los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la decisión
(lo que implica, en este último caso, la cita de la norma o normas aplicables en
164 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el respectivo considerando), lo que debe guardar correspondencia con el mérito


de lo actuado (art. 122 -inc. 3)- del C.P.C.). Al respecto, el inciso 5) del artículo
139 de la Constitución Política de 1993 establece claramente que es principio
y derecho de la función jurisdiccional la motivación escrita de las resoluciones
judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con
mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se
sustentan. El Código Procesal Civil, en el inciso 6) de su artículo 50, preceptúa
que es deber del Juez en el proceso fundamentar los autos y sentencias, bajo
sanción de nulidad, respetando los principios de jerarquía de las normas (por
el cual, en caso de conflicto, debe preferir el Juez la norma de mayor rango) y
el de congruencia (por el cual el Juez debe aplicar el derecho que corresponda
al caso concreto que se le presente, estando impedido de ir más allá del petitorio
y de fundar su decisión en hechos distintos a los que han sido invocados por
los sujetos procesales). La Ley Orgánica del Poder Judicial indica en su artículo
12 que todas las resoluciones, con exclusión de las de mero trámite, son
motivadas, bajo responsabilidad, con expresión de los fundamentos en que se
sustentan, alcanzando esta disposición a los órganos jurisdiccionales de segunda
instancia que absuelven el grado, en cuyo caso, la reproducción de los
fundamentos de la resolución recurrida, no constituye motivación suficiente.
Sobre el particular, Clemente Díaz afirma que «... la motivación judicial consiste
en la exposición, coherente y razonada, de las causas que inducen al juez a
calificar jurídicamente una situación fáctica o legal que considera acreditada
en el proceso...» (DIAZ; citado por BACRE, 1986, Tomo 1:539). Devis Echandía
dice de la motivación de las resoluciones judiciales que «de esta manera se
evitan arbitrariedades y se permite a las partes usar adecuadamente el derecho
de impugnación contra la sentencia para los efectos de la segunda instancia,
planteándole al superior las razones legales y jurídicas que desvirtúan los
errores que condujeron al juez a su decisión. Porque la resolución de toda
sentencia es el resultado de las razones o motivaciones que en ella se explican»
(DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 48). Aldo Bacre, acerca del deber judicial
de motivar las resoluciones judiciales, expone lo siguiente:
«Otro deber esencial que deben cumplir los jueces, es el de fundar en
derecho las resoluciones que resuelvan cuestiones planteadas en el
proceso.
(...)

Este deber implica que los jueces digan cuáles han sido los fundamentos
de hecho y de derecho que motivaron su decisión. Constituyendo el único
medio a través del cual pueden las partes y la opinión pública, en general,
verificar o controlar la justicia de la decisión. Como también constituirá
el único medio que tendrá el tribunal superior de la causa para revisar
la sentencia apelada, en caso de que fuera impugnada.
El deber de fundar permite el ejercicio de los controles de legalidad y
legitimidad del acto jurisdiccional (...).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 165

(...)

La motivación judicial no puede ser independiente de la fundamentación


legal: el juez, al dar los motivos de su decisión, no podría apoyarse pura
y exclusivamente o en los hechos o en las normas, pues si hiciera lo
primero, prescindiendo de las normas, se estaría transformando en
legislador, y si se apoyara en aquéllas prescindiendo de los hechos, se
convertiría la sentencia en una obra de investigación o de doctrina.
(...)

A los fines de la adecuada fundamentación de las sentencias, no siempre


constituye requisito imprescindible la mención de la norma o normas
que rigen el caso. La omisión de citas legales es excusable, por ejemplo,
cuando la solución acordada a las cuestiones controvertidas encuentra
apoyo en doctrina jurisprudencial o en principios de derecho, o las
normas aplicables surgen de las consideraciones formuladas en el fallo
y de las conclusiones a que arriba, o lo debatido reviste, básicamente,
carácter fáctico.
(...)

(...) La sentencia debe constituir la derivación razonada del derecho


vigente, y no ser producto de la voluntad personal del juez. En caso
contrario, estaríamos (...) ante un caso de 'sentencia arbitraria’ por defecto
de fundamentación, y esto se produce no sólo cuando carece totalmente
de fundamentos la sentencia en los hechos y el derecho, sino también,
cuando los fundamentos son insuficientes, y ello puede ocurrir cuando
no se hace referencia alguna a los hechos del juicio y a su prueba, o cuando
contiene conceptos imprecisos, de los que no aparecen ni la norma general
aplicada ni las circunstancias del caso (...).
También se configura la causal de arbitrariedad cuando los fundamentos
enunciados en la sentencia adolecen de errores inexcusables, sea en la
aplicación del derecho o en la apreciación de los hechos y de la prueba,
por ejemplo, si prescinde de la ley vigente, aplica normas derogadas o
aun no vigentes; incurre en notorio desconocimiento de los elementos
obrantes en la causa; hace mención de prueba inexistente, etc.» (BACRE,
1986, Tomo I: 538-542).
Sólo los autos y sentencias (y no los decretos) deben contener, bajo sanción
de nulidad, la expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena respecto
de todos los puntos sobre los que versa la resolución judicial de que se trate
(art. 122 -parte inicial del inc. 4)- del C.P.C.). Es de destacar que, según se
desprende de la parte final del inciso 4) del artículo 122 del Código Procesal
Civil, en caso de que el órgano jurisdiccional desestimara un pedido determinado
debido a la inobservancia de algún requisito o a la cita errónea de la norma
aplicable a su criterio, tiene la obligación de señalar de manera expresa cuál es
166 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el requisito omitido o defectuosamente cumplido o, según el caso, la norma


legal aplicable al asunto de que se trate. Naturalmente, el requisito aludido
debe ser uno previsto por la ley y, en cuanto al precepto legal aplicable a criterio
del juzgador, cabe señalar que éste tiene que explicar por qué resulta aplicable.
Sólo los autos y sentencias (y no los decretos) deben contener, bajo sanción
de nulidad, el plazo para su cumplimiento, si fuera el caso (art. 122 -inc. 5)- del
C.P.C.). En lo que atañe al plazo debe tenerse presente que, según el artículo 146
del Código Procesal Civil: A. los plazos previstos en el Código Procesal Civil
son perentorios, por lo que no pueden ser prorrogados por las partes con relación
a determinados actos procesales; B. la regla señalada en el literal precedente se
aplica también al plazo judicial; y C. a falta de plazo legal, lo fija el Juez.
De conformidad con lo dispuesto en el inciso 6) del artículo 122 del Código
Procesal Civil, únicamente las sentencias deben contener, bajo sanción de
nulidad, la condena en costas y costos y, si procediera, de multas, o la indicación
de la exoneración de su pago (que, en el caso de las costas y costos procesales,
debe ser, además de expresa, debidamente fundamentada: art. 412 -primer
párrafo- del C.P.C.).
Todas las resoluciones (decretos, autos y sentencias) deben contener, bajo
sanción de nulidad, la firma del Juez y del auxiliar jurisdiccional correspondiente
(art. 122 -inc. 7)- del C.P.C.). Lo señalado constituye la regla general respecto
de la cual los tres últimos párrafos del artículo 122 del Código Procesal Civil
establecen las siguientes precisiones: A. en primera y segunda instancia, así
como en la Corte Suprema, las sentencias deben contener la firma completa
del Juez o Jueces que las emiten (en este último caso, si se trata de órgano
jurisdiccional colegiado); B. en primera y segunda instancia, así como en la
Corte Suprema, los autos llevan media firma del Juez o Jueces que los expiden
(en este último caso, si se trata de órgano jurisdiccional colegiado); C. si se trata
de autos emitidos por órganos jurisdiccionales colegiados, solamente se exigirá
la conformidad y la suscripción del número de miembros que hagan mayoría
relativa; y D. Los decretos, que, por lo general, son expedidos por los auxiliares
jurisdiccionales, deben contener la firma completa de éstos, a no ser que hayan
sido emitidos por el Juez en el curso de alguna audiencia, en cuyo caso el acta
que recoge lo acontecido en la audiencia de que se trate, incluyendo, obviamente,
a los decretos que se expidan dentro de ella, será suscrita por el Juez y por el
auxiliar jurisdiccional respectivo (además de los sujetos procesales intervinientes
en la audiencia).
En relación al contenido de las resoluciones expedidas por las Salas de
la Corte Suprema y Cortes Superiores de Justicia, debe tenerse presente,
principalmente, lo normado en los artículos 138, 141, 142, 143, 144, 145, 148,
149 y 150 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que citamos a continuación:
- En las Salas Especializadas de la Corte Suprema y Cortes Superiores
de Justicia, la resolución se vota y dicta previa ponencia escrita del
vocal designado para el efecto, sin perjuicio del estudio que realizan
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 167

los demás miembros. La ponencia escrita debe contener fecha de


emisión, de entrega, firma y se archiva por el Relator (art. 138 de
la L.O.P.J.).
En las Salas de la Corte Suprema, cuatro votos conformes hacen
resolución. En las Cortes Superiores tres votos conformes hacen
resolución, tratándose de las que ponen fin a la instancia, y en los
demás casos bastan dos votos conformes. En las Salas Penales se
requiere de dos votos. Salvo las excepciones que señala la ley. Los
votos, incluso los singulares y discordantes, se emiten por escrito,
con firma de su autor. Todos se archivan juntamente con una copia
de la resolución (art. 141 de la L.O.P.J.).
Los Vocales emiten su voto comenzando por el ponente y luego
por los demás siguiendo el orden del menos al más antiguo. Si
resulta acuerdo, la resolución se firma el mismo día de la vista de
la causa, salvo que quede al voto o se produzca discordia, de todo
lo cual da fe el Secretario. Si el fallo se dicta de conformidad con el
dictamen fiscal en el caso que proceda, los fundamentos del mismo
se consideran como su motivación; si se resuelve con lo expuesto
por el Fiscal, es indispensable consignar la fundamentación
pertinente. En todo caso el fallo contiene el análisis de las cuestiones
en debate y de los argumentos del impugnante (art. 142 de la
L.O.P.J.).
Si alguno de los Vocales no considera suficientes los fundamentos
de resolución o discrepa de ellos pero no de su sentido, debe firmar
la resolución y fundamentar por escrito su voto singular. Una vez
emitidos los votos, no pueden ser modificados salvo que el voto
discordante concuerde con el voto del ponente, antes que emita su
voto el dirimente, de lo que se deja constancia en autos (art. 143 de
la L.O.P.J.).
Si resulta discordia, se publica y notifica el punto que la motiva,
bajo sanción de nulidad. En la misma resolución se llama al Vocal
dirimente expedito y se señala día y hora para la vista de la causa
por él (art. 144 de la L.O.P.J.).
En los casos de discordia o impedimento de uno o más jueces, el
presidente procede a llamar a los jueces de la misma especialidad
de otras salas, si las hubiera, y luego, a los jueces de las salas de
otra especialidad, comenzando por el menos antiguo, en el orden
de prelación que establece el consejo ejecutivo correspondiente. En
todos los casos de discordia o impedimento sobreviniente de un
juez, los demás están obligados a redactar y suscribir sus votos, los
que son archivados en relataría, dándose acceso a su lectura a los
abogados defensores (art. 145 de la L.O.P.J.).
168 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- En todas las causas vistas en discordia, los Vocales están obligados


a suscribir sus respectivos votos, comenzando por el ponente,
siguiendo por el menos antiguo y terminando por el Presidente,
dentro del término establecido en el artículo 140 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial (conforme al cual la causa dejada al voto se
resuelve en un plazo no mayor de quince días prorrogables por
término igual por el Presidente de la Sala, si alguno de los vocales
lo solicita), sin lugar a prórroga, bajo responsabilidad (art. 148 de
la L.O.P.J.).
- Los Vocales tienen la obligación de emitir su voto escrito en todas
las causas en cuya vista hubiesen intervenido, aun en caso de
impedimento, traslado, licencia, vacaciones, cese o promoción.
Dicho voto forma parte de la resolución, no siendo necesario la
firma de ésta por el Vocal referido. Si el Vocal no cumple con emitir
su voto dentro del término correspondiente el Presidente de la Sala
puede integrarla con el llamado por ley, de conformidad con los
artículos precedentes (arts. 145,146 y 147 de la L.O.P.J.), sin perjuicio
de la sanción disciplinaria pertinente (art. 149 de la L.O.P.J.).
- La recusación o inhibición de un Vocal se tramita y se resuelve por
los otros miembros de la Sala. Dos votos conformes hacen resolución
en las Cortes Superiores y tres en la Corte Suprema. Para completar
la Sala, si fuera necesario, se procede conforme al trámite establecido
para la resolución de las causas en discordia (art. 150 de la L.O.P.J.).
Por último, no podemos dejar de mencionar que, conforme lo señala el
artículo 122 del Código Procesal Civil, la sentencia exige en su redacción la
separación de las partes que la conforman, a saber:
A) Parte expositiva
B) Parte considerativa.
C) Parte resolutiva.

2.11.3.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el contenido y


suscripción de resoluciones

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al contenido y


suscripción de resoluciones, ha establecido lo siguiente:
- «... Las resoluciones judiciales constituyen un solo cuerpo, unitario,
siendo improcedente su fragmentación...» (Casación Nro. 1598-2006 /
Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007,
págs. 19600-19601).
- «... El recurrente ha invocado una norma [art. 122 -inc. 2- del C.P.C.,
referido al requisito del número de orden que le corresponde a la
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 169

resolución] cuya inobservancia no compromete el derecho al debido


proceso que se pretende proteger...» (Casación Nro. 3093-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, págs.
7671-7672).
«... La errónea numeración de una resolución no constituye nulidad
insalvable que afecte su contenido, ni el proceso, de conformidad
con lo preceptuado en el cuarto párrafo del artículo 172 del Código
Procesal Civil...» (Casación Nro. 2717-2006 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs. 17421-17422).
«... No cabe la declaración de nulidades superfluas o sin interés si
se tiene en cuenta que la subsanación en la numeración que le
corresponde al auto de vista dentro del proceso no ha de influir en
el sentido de lo resuelto, siendo de aplicación lo dispuesto en el
artículo 172, cuarto párrafo, del Código Procesal Civil...» (Casación
Nro. 1633-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-10-2006, pág. 17347).
«... Si bien se verifica que la sentencia de vista [...] carece de número
de orden dentro del proceso, dicha circunstancia no acarrea su
nulidad a tenor de lo previsto en el artículo 122 del Código Procesal
Civil...» (Casación Nro. 1675-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs. 8044-8045).
«... Si bien en la resolución (que rechaza un medio probatorio)
expedida en la audiencia única no alude (sic) al número que le
correspondería y no se precisa la fecha de su expedición, resulta
que pese a que dichas formas se inobservan, el acto ha cumplido
su finalidad y aún (sic) cuando se subsane el vicio ello no va a
cambiar el sentido de la resolución, debiendo advertirse además
que la exigencia sobre la precisión de la fecha como se denuncia es
un excesivo tributo al ritualismo o formalismo por cuanto se ha
expedido dentro de la audiencia única en cuya acta y en el exordio
aparece la fecha correspondiente...» (Casación Nro. 3323-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 11-04-2000, pág. 5072).
«... No se afecta los artículo [sic -léase artículos-] ciento veintidós
y ciento veintitrés del Código Procesal Civil, porque si bien la
recurrida no contiene número de resolución ni parte expositiva en
forma[,] ello no ocasiona la nulidad de la resolución, porque no
afecta el sentido del fallo, siendo aplicable en este extremo el artículo
ciento setentidós [del C.P.C.] [...] en su cuarto párrafo...» (Casación
Nro. 3188-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-04-2002, págs. 8527-8528).
«... En un pronunciamiento judicial, se debe distinguir el juicio de
hecho del de Derecho. El primero corresponde a la reconstrucción
de lo acaecido que hace el magistrado en base al caudal probatorio,
170 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

y el segundo al Derecho que estima pertinente a esos hechos, en


ejercicio de la facultad iura novit curia recogida en los artículos VII
del Título Preliminar del Código Procesal Civil, y VII del Título
Preliminar del Código Civil...» (Casación Nro. 1231-2007 / Huaura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, pág. 20449).
«... El juicio de hecho consiste en una declaración histórica, que el
Juez de instancia elabora sobre la base de los hechos alegados y la
prueba actuada por las partes, y que por tanto es particular del caso
y hasta irrepetible; mientras que el juicio de derecho corresponde
a la subsunción de la norma que el Juzgador considera aplicable a
los hechos que se han determinado» (Casación Nro. 582-99 / Cusco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-10-1999, págs. 3774­
3775).
«... Los fundamentos de hecho de una resolución judicial consisten
en las razones y en la explicación de las valoraciones esenciales y
determinantes que han llevado al juez, a la convicción de que los
hechos que sustentan la pretensión se han verificado o no en la
realidad...» (Casación Nro. 2177-2007 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2008, págs. 22489-22490).
«... No conteniendo la sentencia de vista ningún fundamento de
hecho (...), se ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en
los Artículos ciento veintidós y ciento setentiuno del Código
Procesal Civil...» (Casación Nro. 3100-99 / Chincha, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2000, págs. 5448-5449).
«... Los fundamentos de derecho [de las resoluciones judiciales] [...]
consisten en las razones esenciales que el juez ha tenido en cuenta
para subsumir o no [...] un hecho dentro de un supuesto hipotético
de la norma jurídica, para lo cual requiere hacer mención de la
norma aplicable o no al caso sub litis...» (Casación Nro. 2177-2007 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2008,
págs. 22489-22490).
«... Los fundamentos de derecho deben contener tanto el análisis y
pronunciamientos (sic) de las cuestiones de derecho relevantes para
la solución del caso, como la identificación de las normas jurídicas
objetivas y /o principios generales del derecho a partir de las cuales
se elaboró dicha decisión» (Casación Nro. 597-97 / Tacna, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 07-09-1999, págs. 3488-3489).
«... De la lectura de la sentencia recurrida (...), se advierte que ella
incurre en nulidad, toda vez que sus fundamentos -sin calificar el
valor de éstos- no se encuentran apoyados en ninguna cita legal, o
en su defecto en la doctrina jurisprudencial aplicable, lo que invalida
todo el cuerpo de la sentencia...» (Casación Nro. 283-95 / Cañete,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-12-1996, pág. 2534).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 171

«... No siempre la falta de citas en números o guarismos puede significar


la carencia de fundamentos de derecho, cuando en los criterios legales
que sustentan un fallo, subyace inexorablemente la norma material de
su referencia, que en consecuencia no es exacta la afirmación que con
la recurrida se han infringido normas que garantizan el derecho a un
debido proceso...» (Casación Nro. 1948-96 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 16-03-1998, pág. 545).
«... La motivación de los fundamentos de derecho es el resultado
del análisis de los hechos que se da en forma conjunta y no de modo
independiente por cada considerando...» (Casación Nro. 178-2000 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-05-2000,
pág. 5419).
«... La sentencia de vista recurrida contiene sus propios fundamentos
de hecho y de derecho, los cuales no necesariamente deben concurrir
en forma simultánea en un mismo considerando; por ende, dicha
resolución ha sido emitida dentro de los cauces que exige nuestra
normatividad constitucional y procesal...» (Casación Nro. 4389-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, pág.
21548).
«... Si bien el A-quem del considerando quinto se pasó al sétimo,
ello constituye tan sólo un error material que no acarrea en absoluto
la nulidad de la [resolución] impugnada...» (Casación Nro. 2024­
2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,
págs. 7885-7886).
«... Revisada la [resolución] recurrida se aprecia que la falta de su
sexto considerando obedece a un error material que no afecta el
contenido y sentido de la resolución, pues tiene coherencia lógica
y suficiente motivación fáctica y jurídica que sustenta la decisión
de la Sala Superior [...], guardando correspondencia con el mérito
de lo actuado...» (Casación Nro. 435-2003 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004, pág. 11407).
«... No basta que la sentencia tenga fundamentos, sino que debe
sustentarse en el mérito del proceso y ser ordenada, fluida, lógica,
esto es que no vulnere los principios del buen razonar» (Casación
Nro. 2896-98 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 27-09-1999, págs. 3588-3589).
«... Las resoluciones judiciales se expiden en mérito de lo actuado
en el proceso y en la ley [...]. Es que todo proceso judicial tiene como
finalidad concreta la de resolver un conflicto de intereses o dilucidar
una incertidumbre jurídica y como finalidad abstracta la de lograr
la paz social en justicia, para cumplir con tales fines ineludiblemente
debe existir mutua correspondencia entre lo qué [sic] se razona
172 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

como resultado de las conclusiones a las que arriba el Juzgador y


lo que se decide como consecuencia de tal razonamiento...» (Casación
Nro. 4197-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-03-2008, págs. 21689-21690).
«... Los pronunciamientos jurisdiccionales son construcciones
jurídicas basada [sic -léase basadas-] en conceptos en las que se
asientan. En ellos se distinguen los fundamentales, de aquellos en
abundancia, 'obiter dicta' o 'ex abundantia' que no trascienden el
fallo, el que se seguiría sosteniendo en atención a los fundamentos
jurídicos principales. Así, un motivo puede ser erróneo, pero al
mismo tiempo innecesario o superfluo...» (Casación Nro. 899-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs.
21630-21631).
«... Si bien la sentencia del A-quo no consigna los puntos
controvertidos de esta causa, sin embargo, no existe norma procesal
que así lo exija, en consecuencia el recurrente carece de sustento
para alegar que tal situación afecta su derecho de defensa; [...] es
necesario anotar que lo que resulta exigible en una sentencia es que
ésta exprese en forma clara y precisa lo que decide u ordena respecto
de todos los puntos en controversia, como lo contempla el inciso
cuarto del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil; en
tal sentido en la presente causa se han resuelto las cuestiones
sustanciales en mérito a los puntos controvertidos fijados...» (Casación
Nro. 70-2003 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-05-2003, pág. 10616).
«... El inciso 4 del artículo 122 del Código Procesal Civil [...] establece
que las resoluciones contienen la expresión clara y precisa de lo
que se decide u ordena, respecto de todos los puntos controvertidos,
norma que también contiene la congruencia que debe de existir entre
lo resuelto en la sentencia, el petitorio y la actividad desarrollada por
las partes que se refleja fundamentalmente en los puntos controvertidos...»
(Casación Nro. 4908-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-09-2008, págs. 22671-22672).
«... Aparece de la resolución impugnada que el Colegiado Superior
no ha cumplido con la disposición que contienen los incisos 3o y 4o
del artículo 122 del Código Procesal Civil, los cuales establecen que
todas las resoluciones que expidan los jueces deberán contener,
bajo sanción de nulidad, los fundamentos de hecho que sustentan
la decisión, y los respectivos de derecho con la cita de la norma o
normas aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado; y
la expresión clara y precisa de lo que decide u ordena, respecto de
los puntos controvertidos. [...] Que, siendo esto así, la actuación de
los jueces del Colegiado Superior contraviene lo previsto en los
Capítulo 1: Los órganos judiciales y sus auxiliares 173

dispositivos procesales antes referidos, afectando el derecho al


debido proceso del demandante...» (Casación Nro. 1053-2008 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs.
22985-22986).
«... Esta deficiente apreciación de los hechos por parte del Colegiado
Superior, torna en nula la decisión impugnada, pues, conlleva a
colegir de que lo resuelto no se ajusta al mérito de lo actuado en el
proceso y en tal virtud, es manifiesto el agravio que se le ha causado
a la entidad recurrente...» (Casación Nro. 2087-2007 / Callao,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs.
21725-21726).
«... La resolución impugnada incumple la formalidad prevista en
el artículo ciento veintidós inciso tercero del Código Procesal Civil,
el cual señala que las resoluciones contienen los fundamentos de
hecho que sustentan la decisión, y los respectivos de derecho, según
el mérito de lo actuado, razón por la cual aquella se encuentra
afectada de nulidad...» (Casación Nro. 4460-06 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22084-22085).
«... Uno de los requisitos esenciales para la validez de una resolución,
y en especial, de una sentencia, es que ella se pronuncie sobre todos
y cada uno de los puntos controvertidos...» (Casación Nro. 01-96 /
Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-12-1996,
pág. 2538).
«... Siendo uno de los requisitos esenciales para la validez de una
resolución y en especial de una sentencia, que en ella se pronuncie
sobre todos los fundamentos expuestos por las partes en la que [sic
-léase en los que-] sustentan su derecho, conforme a lo previsto en
el inciso 4 del artículo 122 del Código Procesal Civil, dicha omisión
se sanciona con nulidad...» (Casación Nro. 2744-2006 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs.
21645-21646).
«... La sentencia es el resultado de un proceso dialéctico sujeto a la
observancia de las normas establecidas en la ley y exterioriza una
decisión jurisdiccional, por tanto, la omisión o falta de pronunciamiento
de algunos de los puntos de la controversia da lugar a la nulidad
del fallo...» (Casación Nro. 4147-2001 / lea, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs. 10405-10406).
«... Al no haber existido pronunciamiento expreso sobre la totalidad
de la materia controvertida difiriendo así la solución final de la litis,
se ha transgredido las normas que garantizan el derecho a un
debido proceso...» (Casación Nro. 1408-2001 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8504).
174 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La sentencia es el resultado de un proceso dialéctico sujeto a la


observancia de las normas establecidas en la ley y exterioriza
una decisión jurisdiccional, por tanto, la omisión o falta de
pronunciamiento de alguno de los puntos de la controversia altera
la relación procesal válida dando lugar a la nulidad del fallo...»
(Casación Nro. 1921-2000 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6838).
«... Del contenido de la resolución de vista [...] resulta evidente que
el fallo no contiene pronunciamiento expreso y motivado acerca
de la pretensión contenida en el escrito de la demanda [...]; ésta
omisión [sic -léase esta omisión-], desde luego, vulnera lo establecido
en el artículo 122 inciso 4o del Código Procesal Civil que exige que
las resoluciones judiciales necesariamente contengan 'la expresión
clara y precisa de lo que se decide u ordena, respecto de todos los
puntos controvertidos', por tanto se incurre en contravención de
normas que garantizan el derecho al debido proceso...» (Casación
Nro. 1174-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 04-09-2008, págs. 23100-23102).
«... Si bien es cierto se incurre en causal de nulidad cuando se omite
la expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena respecto
de todos los puntos controvertidos, de conformidad con lo dispuesto
en el artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil; no es
menos cierto que desaparece legalmente la misma, cuando tales
puntos se encuentran debidamente apreciados por las instancias
de mérito o subyacen de lo allí resuelto...» (Casación Nro. 2002-2005 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-12­
2006, pág. 18238).
«... No puede tener validez alguna un procedimiento judicial en el
que la sentencia no aparece firmada por el Juez y Secretario...»
(Casación Nro. 327-96 / lea, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 13-01-1997, págs. 2793-2794).
«... En este caso la resolución (...) no ha sido suscrita por el Juez,
sino por el Secretario de Juzgado por disposición del A quo, lo cual
constituye una seria irregularidad procesal que origina una nulidad
insubsanable, que puede declararse de oficio de acuerdo con la
última parte del Artículo ciento setentiséis del Código Procesal
Civil, porque el auto carece de la media firma del Juez y el Secretario
del Juzgado no está facultado para sustituir al Juez en esta
obligación» (Casación Nro. 1954-98 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 13-01-1999, págs. 2465-2466).
«... No habiendo ejercido función jurisdiccional el Magistrado citado
con motivo de la licencia que se le concediera [...], es obvio que no
podía suscribir resolución alguna, máxime si a dicha fecha ejercía
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 175

funciones otro Magistrado, resultando nula la resolución [...] por


no haberse expedido por el Juez respectivo, conforme lo dispone
el inciso sétimo del artículo ciento veintidós del Código Procesal
Civil, incurriéndose en [...] causal de nulidad...» (Casación Nro.
3856-01 / Jaén - Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 28-02-2005, págs. 13639-13640).
- «... En cuanto a la actuación del Secretario Judicial, [...] tampoco podía
autorizar resolución judicial con anterioridad a su nombramiento
como auxiliar judicial, incurriéndose [...] en [...] causal de nulidad...»
(Casación Nro. 3856-01 / Jaén - Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 28-02-2005, págs. 13639-13640).
- «... La sentencia de primera instancia [...] contiene la firma y
el nombre del Juez, con la suscripción del respectivo auxiliar
jurisdiccional, conforme al artículo 122 inciso 7o del Código Procesal
Civil, resultando que para los fines de la notificación se acompañó
una copia de la referida sentencia solamente con la firma del
especialista legal, lo cual no afecta la validez de la citada resolución...»
(Casación Nro. 2233-2007 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2007, pág. 20364).
- «... No existe dispositivo legal que obligue a consignar en la sentencia
que la demandada no concurrió a la audiencia de pruebas...»
(Casación Nro. 440-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 09-10-1996, pág. 2339).

2.11.4 Plazos máximos para expedir resoluciones

Del texto del artículo 124 del Código Procesal Civil (referido a los plazos
máximos para expedir resoluciones) se colige lo siguiente:
- En primera instancia, los decretos se expiden dentro de un plazo
máximo de dos días hábiles, contado a partir de la presentación del
escrito que los motiva.
- En primera instancia, los autos se emiten dentro del plazo máximo
de cinco días hábiles, contado desde la fecha en que la cuestión de
que tratan se encuentra expedita para ser resuelta, a no ser que el
Código Procesal Civil establezca un plazo distinto.
- En primera instancia, las sentencias se emiten dentro del plazo
máximo previsto para cada vía procedimental, computado a partir
de la notificación de la resolución que declara al proceso expedito
para ser resuelto. Los plazos máximos para expedir sentencia son
los siguientes: A. cincuenta días contados desde la conclusión de
la audiencia de pruebas, tratándose de los procesos de conocimiento
(art. 478 -inc. 12)- del C.P.C.); B. veinticinco días contados desde la
176 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

conclusión de la audiencia de pruebas, en el caso de los procesos


abreviados (art. 491 -inc. 11)- del C.P.C.); C. diez días contados
desde la conclusión de la audiencia única, tratándose de los procesos
sumarísimos (art. 555 -in fine- del C.P.C.); y D. tres días contados
desde la conclusión de la audiencia de actuación y declaración
judicial, tratándose de los procesos no contenciosos (art. 754
-segundo párrafo- del C.P.C.).
- En segunda instancia, los plazos máximos para expedir resoluciones
estarán sometidos a lo que disponga el Código Procesal Civil para
cada caso. Así tenemos, por ejemplo, que, en el caso de la apelación
de autos con efecto suspensivo, la resolución definitiva se expedirá
dentro de los cinco días siguientes a la vista de la causa (art. 376 -in
fine- del C.P.C.); en el caso de haberse elevado el expediente en
consulta, el superior jerárquico resolverá en forma definitiva dentro
de los cinco días siguientes a la vista de la causa (art. 409 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.); etc.
- Los plazos máximos para expedir resoluciones a nivel de la Corte
Suprema de Justicia están sujetos a lo que disponga el Código Procesal
Civil acerca del recurso de casación. Así tenemos, por ejemplo, que
la Sala (Suprema) expedirá sentencia dentro de cincuenta días
contados desde la vista de la causa (art. 395 del C.P.C.).
- Será sancionada disciplinariamente por el órgano jurisdiccional
jerárquicamente superior al infractor, toda demora que se produzca
en la expedición de las resoluciones judiciales, sin perjuicio de otras
responsabilidades en las que pudiera incurrirse. Al respecto, el
artículo 145 del Código Procesal Civil prescribe que incurre en falta
grave el Juez que, sin justificación, no cumple con realizar la
actuación judicial en la fecha señalada o dentro del plazo legal
respectivo. Recuérdese que constituye deber del juzgador el dictar
las resoluciones y realizar los actos procesales en las fechas previstas
y en el orden que ingresan al despacho, salvo prelación legal u otra
causa justificada (art. 50 -inc. 3)- del C.P.C.). No podemos dejar de
mencionar que, conforme lo señala la Ley de la Carrera Judicial
(Ley Nro. 29277): A. constituye falta leve proveer escritos o resoluciones
fuera de los plazos fijados injustificadamente (art. 46 -inciso 2)- de
la Ley Nro. 29277); y B. constituye falta muy grave el incumplir,
injustificada o inmotivadamente, los plazos legalmente establecidos
para dictar resolución (art. 48 -inciso 14)- de la Ley Nro. 29277).
Por último, en relación al tema que nos ocupa, cabe indicar que la Corte
Suprema de Justicia ha establecido lo siguiente:
- «... La expedición de pronunciamiento jurisdiccional vencido el
plazo legal puede dar lugar a medida disciplinaria, pero no es
causal de nulidad de actuados...» (Casación Nro. 3050-99 / lea,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 08-04-2000, pág. 5010).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 177

- «... Si bien la referida norma procesal [art. 124 del C.P.C.] prevé que
el auto sea resuelto en dicho término [cinco días], también lo es,
que el retardo o dilación en la emisión de las resoluciones judiciales
son sancionadas [sic -léase sancionados-] disciplinariamente, según
lo dispone el mismo numeral [art. 124 del C.P.C.] en su parte in
fine, de lo que se desprende que no afecta de nulidad a la sentencia
de vista...» (Casación Nro. 3150-01 / Huánuco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8527).

2.11.5 Resoluciones con autoridad de cosa juzgada

La cosa juzgada es la «... calidad de inmutable y definitiva que la ley


otorga a la sentencia y a algunas otras providencias que sustituyen aquélla, en
cuanto declara la voluntad del Estado contenida en la norma legal que aplica,
en el caso concreto» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 562).
Lino Palacio concibe a la cosa juzgada como «... la inmutabilidad o
irrevocabilidad que adquieren los efectos de la sentencia definitiva cuando
contra ella no procede ningún recurso (ordinario o extraordinario) susceptible
de modificarla, o ha sido consentida por las partes» (PALACIO, 1979, Tomo
V: 498).
Según se desprende del artículo 123 del Código Procesal Civil, una
resolución adquiere la autoridad de cosa juzgada: a) cuando no proceden contra
ella otros medios impugnatorios que los ya resueltos; y b) cuando las partes
renuncian expresamente a interponer medios impugnatorios o dejan transcurrir
los plazos sin formularlos. Como se observa, la cosa juzgada no alcanza
únicamente a la sentencia sino a toda resolución que se encuentre comprendida
dentro de los supuestos del artículo citado. Así, por ejemplo, tienen calidad de
cosa juzgada:
- La conciliación (art. 328 del C.P.C.).
- La transacción (arts. 337 -segundo párrafo- del C.P.C. y 1302 -último
párrafo- del C.C.).
- El desistimiento de la pretensión (art. 344 -primer párrafo- del
C.P.C.).
- Los laudos arbitrales (art. 59 -inciso 2)- del Decreto Legislativo
Nro. 1071).
Una resolución tiene el valor de cosa juzgada cuando es irrevisable la
decisión en ella contenida. Tiene, pues, el carácter de definitiva e inmutable.
La cosa juzgada es una figura estrictamente procesal, por cuanto deriva del
proceso y constituye una consecuencia de la voluntad del Estado expresada
en la ley adjetiva. Sin embargo, sus alcances se proyectan fuera del proceso,
recayendo en las relaciones de índole material, como un efecto de la
inmutabilidad de lo decidido que trae como consecuencia el carácter terminante
178 Derecho Procesal Civil 1: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

o definitivo respecto de la certeza jurídica de las relaciones sustanciales. De ahí


que Vellani sostenga que «... la cosa juzgada tiene naturaleza sustancial en
cuanto influye directa e inmediatamente sobre la preexistente situación
sustancial» (VELLANI, 1968: 115). Añade el citado tratadista que «... la
declaración de certeza, una vez asistida por la autoridad de la cosa juzgada,
constituye una nueva fuente, o título, de regulación de la relación sustancial.
Y en cuanto constituye esta nueva fuente, viene a influir, inevitablemente, sobre
la situación sustancial preexistente...» (VELLANI, 1968:124).
De conformidad con el penúltimo párrafo del artículo 123 del Código
Procesal Civil, la cosa juzgada alcanza: a) a las partes; y b) a quienes de ellas
deriven sus derechos. Siempre que hubieran sido citados con la demanda,
pueden extenderse los efectos de la cosa juzgada: a) a los terceros cuyos derechos
dependen de los de las partes; y b) a los terceros de cuyos derechos dependen
los de las partes. Como se observa, la certeza y carácter incuestionable de una
determinada situación ventilada judicialmente, derivados de la cosa juzgada,
son en realidad relativos por no ser oponibles a todas las personas al contraerse
solamente a los litigantes o a quienes de ellos emanan sus derechos.
La inmutabilidad, efecto singular de la cosa juzgada, obliga a los
magistrados a no resolver sobre el fondo de la cuestión decidida, dando por
concluido el nuevo proceso. La inimpugnabilidad otorga a lo resuelto la calidad
de definitivo o indiscutible. La sentencia con calidad de cosa juzgada es la que
«... se ha hecho inmutable y al mismo tiempo ha venido a ser inmutable también
la estatuición o pronunciamiento que en ella se contienen, con todos los efectos
que del mismo se derivan» (LIEBMAN, 1980: 590-591). En suma, «tiene la cosa
juzgada una función o eficacia negativa: la prohibición a los jueces para decidir
sobre lo ya resuelto; y una función o eficacia positiva: la seguridad o definitividad
que se le otorga a las relaciones jurídicas sustanciales sobre la que versa la
decisión...» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 564).
El último párrafo del artículo 123 del Código Procesal Civil establece dos
restricciones a la inmutabilidad de la resolución que adquiere la autoridad de
cosa juzgada, a saber: la nulidad de cosa juzgada fraudulenta y la corrección
de resoluciones. La nulidad de cosa juzgada fraudulenta, prevista en el artículo
178 del Código Procesal Civil, se distingue por lo siguiente: a) se demanda a
través de un nuevo proceso (de conocimiento) y no dentro del proceso en el
cual se expide la resolución fraudulenta; b) su objeto es pedir la nulidad de
una sentencia con calidad de cosa juzgada o el acuerdo de las partes homologado
por el Juez que pone fin al litigio; c) sólo procederá si el proceso del cual deriva
la sentencia o el acuerdo mencionado ha sido seguido con fraude o colusión,
afectando el derecho a un debido proceso, cometido por una, o por ambas
partes, o por el Juez, o por éste y aquéllas; d) el plazo para presentar la demanda
vence a los seis meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa
juzgada si no fuere ejecutable, la sentencia o el acuerdo de partes homologado
por el Juez que pone fin al litigio; e) pueden demandar la nulidad la parte o el
tercero ajeno al proceso que se consideren directamente agraviados por la
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 179

sentencia o el acuerdo (tendrán que acreditar para ello el perjuicio sufrido y el


interés legítimo con que cuentan); f) a fin de asegurar el derecho del accionante,
sólo pueden ser concedidas las medidas cautelares inscribibles; g) en caso de
anularse la decisión judicial recaída en el proceso anterior se repondrán las
cosas al estado que corresponda (no obstante, la nulidad de ninguna manera
afectará a los terceros de buena fe y a título oneroso); y h) si la demanda de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta no fuera amparada, el demandante pagará
las costas y costos doblados y una multa no menor de 20 U.R.P. En cuanto a la
segunda restricción a la inmutabilidad de la cosa juzgada (corrección de
resoluciones: art. 407 del C.P.C.), cabe señalar que ésta se funda en la facultad
de las partes de solicitar precisamente la corrección o rectificación de una
resolución respecto a un error material, numérico u ortográfico. La corrección
puede efectuarse a iniciativa del propio Juez (de oficio). De lo anotado se
desprende que la corrección de resoluciones procede en las siguientes
situaciones: a) cuando existan errores materiales evidentes en una resolución
(por ejemplo, el segundo nombre del demandante se consignó en forma
errónea); b) cuando hayan omisiones referidas a algunas de las pretensiones
planteadas por las partes y discutidas en el proceso; y c) en el caso de encontrarse
en ejecución la resolución que contenga algún error numérico u ortográfico.
Finalmente, resulta importante tener presente que no adquieren la calidad
de cosa juzgada:
- Las sentencias ejecutoriadas revisables mediante nuevo proceso.
(Es el caso de la cosa juzgada fraudulenta: art. 178 del C.P.C.).
- Las resoluciones que no se refieran al fondo del asunto controvertido
o incierto (como, por ejemplo, la que declara fundada la excepción
de oscuridad o ambigüedad en el modo de proponer la demanda,
anulando lo actuado y dando por concluido el proceso -en caso de
no subsanarse el defecto dentro del plazo conferido-). Así es, nada
impide que culminado un proceso en virtud de su pronunciamiento
se promueva otro haciéndose valer idéntica pretensión entre las
mismas partes a las del proceso anterior. Existen salvedades a la
regla general como cuando concluye el proceso sin declaración
sobre el fondo por ampararse una excepción perentoria (cosa
juzgada, por ejemplo), por desistimiento de la pretensión, etc.
- Las sentencias recaídas en los procesos de jurisdicción voluntaria
o no contenciosos. Señala acertadamente Devis Echandía que «...
la cosa juzgada tiene por objeto ponerle fin a los litigios y de ahí su
doble fuerza vinculativa. Pero como este motivo no opera para los
procesos de jurisdicción voluntaria, en los que no existe litigio sino
un simple interés de certeza jurídica, en ellos no se produce la cosa
juzgada» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 591).
- Aquellas sentencias expedidas en procesos contenciosos que por
su naturaleza especial no pueden contener disposiciones de efectos
180 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

perdurables, manteniéndose su vigencia hasta tanto no varíen las


circunstancias que las motivaron. (Como en los casos de procesos
de alimentos, suspensión de la patria potestad, interdicción, etc.,
en los que la decisión judicial será modificada si se produce la
exoneración de la obligación alimenticia, si cesa la causal de
suspensión, y si se produce la rehabilitación, respectivamente).

2.11.5.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con las resoluciones que


tienen autoridad de cosa juzgada

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las resoluciones


con autoridad de cosa juzgada, ha establecido lo siguiente:
- «... Uno de los principios que conforman el derecho procesal es el
principio de la cosa juzgada, que consiste en revestir a las sentencias
de una calidad especial, en virtud del cual [sic -léase en virtud de
la cual-] no se permite que las partes frente a quienes se profiere
puedan volver a instaurar un segundo proceso con base en los
mismos pedimentos y sobre iguales hechos. Este principio obedece
a la necesidad de darles el carácter de definitivo a las sentencias y
evitar así que se susciten por las mismas cuestiones otros procesos...»
(Casación Nro. 2212-2006 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-07-2007, págs. 19861-19862).
- «... El principio constitucional de cosa juzgada, mediante el cual el
Estado protege la eficacia e inamovilidad que adquiere la sentencia
o resolución que pone fin a un litigio o controversia y contra el cual
no cabe nuevo pronunciamiento o recurso impugnatorio alguno,
porque ya se agotaron los que procedían o se dejaron pasar los
plazos legales para interponerlos...» (Casación Nro. 3901-2000 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2002, pág.
8835).
- «... El principio de cosa juzgada constituye uno de los principios
de la función jurisdiccional, cuya observancia se encuadra dentro
del respeto a un debido proceso, y por lo tanto no constituye una
forma procesal...» (Casación Nro. 3047-99 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 22-02-2000, pág. 4666).
- «... La cosa juzgada es una garantía procesal por la cual se dota a
ciertas resoluciones, generalmente sentencias, de una autoridad
especial que impide que entre las mismas partes se vuelva a debatir
sobre el mismo asunto [...] (igual causa o hechos o igual objeto o
pretensión), y dictarse una nueva resolución también sobre lo
mismo que pueda resultar contradictoria, atentando y alterando la
seguridad jurídica...» (Casación Nro. 1933-2007 / Cañete, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2008, pág. 21913).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 181

«... La res iudicata es una garantía procesal mediante la cual se dota


a ciertas resoluciones generalmente sentencias de una especial calidad
que impide que entre las mismas partes se vuelva a debatir sobre el
mismo asunto, igual causa (hechos) y objeto (pretensión), y dictarse
nueva resolución; éste es un principio del debido proceso que da
seguridad a las decisiones judiciales» (Casación Nro. 3338-98 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 27-10-1999, pág. 3825).
«... La cosa juzgada es un instituto procesal que constituye uno de
los fundamentos de la seguridad jurídica consistiendo en la
inmutabilidad de las ejecutorias judiciales...» (Casación Nro. 1370­
03 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2004,
págs. 11952-11953).
«... La cosa juzgada se asienta en dos principios: a) La extinción de
la acción con su ejercicio, lo que impide su renovación en otro
proceso, salvo excepción legal expresa; y b) La seguridad jurídica,
a fin de dar estabilidad a las relaciones de Derecho. Por eso los
efectos de la cosa juzgada obligan a toda autoridad y el artículo 139
de la Carta Política, en sus incisos 2 y 13, prohíbe dejar sin efecto
resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada y revivir
procesos fenecidos. De aquí sigue que son caracteres de la Cosa
Juzgada, la inmutabilidad y la coercibilidad...» (Casación Nro. 724­
2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-07-2007, págs. 19647-19648).
«... La cosa juzgada es uno de los fundamentos de la seguridad
jurídica y consiste en la inmutabilidad de las ejecutorias judiciales...»
(Casación Nro. 2839-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2008, pág. 21274).
«... No se debe confundir la cosa juzgada con la preclusión, pues la
primera sólo corresponde a la sentencia definitiva, mientras que la
segunda es un estado que también puede referirse a las resoluciones
interlocutorias y que no permite discutir de nuevo la cuestión
procesal decidida, pero no produce cosa juzgada, porque sus efectos
no son extraprocesales» (Casación Nro. 2056-98 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 19-03-1999, págs. 2832-2833).
«... En materia procesal el principio de la cosa juzgada tiene dos
aceptaciones [sic -léase acepciones-]: la cosa juzgada formal
entendida como preclusión, es decir que una resolución no puede
ser atacada más dentro de un proceso, sea auto o sentencia; y la
cosa juzgada material o verdadera cosa juzgada que solamente
produce la sentencia que se pronuncia sobre el fondo del asunto y
respecto de la cual la decisión contenida en ella resulta irrevocable
y supone la vinculación con respecto a otro proceso...» (Casación
Nro. 3426-00 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-04-2003, pág. 10480).
182 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La doctrina ha distinguido la cosa juzgada material de la cosa


juzgada formal. Esta última se puede definir como la decisión
judicial que se cumple y es obligatoria tan sólo en relación al proceso
en el cual se ha dictado y al estado de cosas que se tuvo en cuenta
en el momento de decidir; pero nada obsta para que en un
procedimiento posterior, mudado el estado de cosas que se tuvo
presente al tomar la decisión, la cosa juzgada pueda modificarse.
En cambio, existe cosa juzgada material, cuando a la condición de
inimpugnable en el mismo proceso, se une la inmutabilidad de la
sentencia en otro proceso posterior...» (Casación Nro. 2372-2006 /
Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008,
pág. 21324).
«... En materia de Cosa Juzgada, se distingue la formal de la material.
La primera se refiere a la imposibilidad de reabrir la discusión en
el mismo proceso; la segunda en cambio se produce cuando a la
irrecurribilidad de la sentencia se agrega la inmutabilidad de la
decisión; debiendo significarse que un conflicto de intereses con
relevancia jurídica adquiere la autoridad de cosa juzgada material
cuando aquella ha sido objeto de jurisdicción definitiva y cobra
fuerza obligatoria respecto a la materia contenida en la sentencia...»
(Casación Nro. 354-02 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-03-2005, pág. 13807).
«... En materia de cosa juzgada, [...] debe distinguirse la cosa juzgada
formal y la cosa juzgada material; entendida la primera, cuando
produce sus consecuencias en relación al proceso en que ha sido
emitida, pero que no impide su revisión en otro distinto, en el cual
puede reabrirse el debate; y la segunda, sustancial, cuando la
resolución es inimpugnable, produciendo sus efectos tanto en el
proceso en que ha sido emitida, como en cualquier otro distinto o
posterior, impidiendo que el tema de fondo se someta a nueva [...]
discusión...» (Casación Nro. 771-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20401-20402).
«... Es principio de derecho que el Juez no puede anular o revocar
sus propias resoluciones por contrario imperio, y que por lo demás
es una garantía de la cosa juzgada formal» (Casación Nro. 794-94 /
lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-04-1998, pág. 727).
«... Un conflicto de intereses con relevancia jurídica adquiere la
autoridad de cosa juzgada material cuando aquélla (sic) ha sido
objeto de jurisdicción definitiva y cobra fuerza obligatoria respecto
a la materia contenida en la sentencia, y al adquirir la categoría de
irreversibilidad, no procede contra ella otros medios impugnatorios
que los ya resueltos» (Casación Nro. 1971-98 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-10-1999, pág. 3760).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 183

«... La cosa juzgada significa que no se puede seguir otro proceso


idéntico a uno anterior que ha terminado por sentencia firme, lo
que se aprecia en función de la triple identidad que reconoce la
doctrina: partes, objeto y acción, como establece el artículo
cuatrocientos cincuentitrés del Código Procesal Civil que se debe
concordar con el artículo ciento veintitrés del mismo Código...»
(Casación Nro. 2164-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-04-2001, pág. 7175).
«... Para identificar la existencia de la autoridad de la cosa juzgada
es menester analizar el criterio denominado de la triple identidad
por el cual se entiende que entre el proceso juzgado y el nuevo tiene
que existir una identidad de sujetos, el mismo petitorio y el mismo
interés para obrar, es decir, la misma causa petendi...» (Casación
Nro. 2345-2001 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-09-2002, págs. 9178-9179).
«... Habrá identidad jurídica de los sujetos cuando una misma
persona es parte demandante y una misma persona es parte
demandada en los dos procesos. Hay identidad del petitorio cuando
en una primera demanda la petición concreta como elemento
constitutivo de la pretensión procesal es la misma que la de la
segunda demanda, esto es, que la motivación fáctica y jurídica con
que se han propuesto las pretensiones procesales y su respectivo
petitorio son las mismas en ambas demandas. Hay identidad de
interés para obrar cuando en ambos procesos se constata la
existencia de la misma necesidad ineludible del titular de la
pretensión procesal de acudir al organismo jurisdiccional en busca
de la tutela judicial...» (Casación Nro. 2817-2001 / Piura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2002, págs. 9197-9198).
«... La declaración de cosa juzgada está sujeta a límites objetivos y
subjetivos, los primeros referidos al objeto y la causa del que deriva
la pretensión constituidos por la identidad del objeto de la
pretensión y la identidad de la causa petendi, en tanto que el límite
subjetivo está referido a la identidad de las partes intervinientes,
los que deben constituirse de manera concurrente para alegarse la
pretendida calidad de cosa juzgada, conforme a lo preceptuado en
el artículo cuatrocientos cincuentidós del Código Procesal Civil...»
(Casación Nro. 2678-2002 / lea, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-05-2005, págs. 14087-14088).
«... La cosa juzgada establece como supuesto de su contenido, la
existencia de un proceso idéntico a otro en el que también se haya
obtenido una sentencia firme, siendo que [...] han sido considerados
como límites de la cosa juzgada, los límites subjetivos, entendidos
como identidad jurídica de las partes que intervienen en el proceso,
184 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

y los límites objetivos, considerados como: la identidad de la cosa


u objeto -que es el derecho discutido en el proceso respecto de una
o varias cosas expresadas en pretensiones-, y la identidad de la
causa -considerada como los hechos determinantes en que se
sustenta la pretensión-...» (Casación Nro. 1188-2007 / lea, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23608-23609).
«... Los límites objetivos de la cosa juzgada se circunscriben a la
materia que es tema del pronunciamiento: objeto procesal. Tal
objeto tiene las siguientes vertientes: identidad de la cosa o petitum
e identidad de la causa de pedir o causa petendi. La autoridad de
la cosa juzgada se extiende a todas aquellas cuestiones que han sido
debatidas en el proceso y decididas por la sentencia. Desde luego,
dentro de una perspectiva global, la identidad de objeto se encuentra
indisolublemente ligada a la identidad de partes, o sus sucesores
procesales, y al interés para obrar como precisa el artículo 452 del
Código Procesal Civil. La identidad de la cosa se plasma en la
pretensión y su correspondiente resistencia. La cosa debe ser
entendida como el objeto corporal o incorporal, o cualquier otra
situación que emane una relación jurídica...» (Casación Nro. 724­
2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02- 07-2007, págs. 19647-19648).
«... Una sentencia expedida en juicio contradictorio adquiere la
calidad de Cosa Juzgada, cuando ya no es posible recurriría, o
cuando las partes no la impugnan, como establece el artículo 123
del Código Procesal Civil. La Cosa Juzgada otorga a la sentencia
dos caracteres que la cualifican: la inmutabilidad y la certeza. La
inmutabilidad impone a los Organos Jurisdiccionales la prohibición
de revivir un proceso fenecido; la certeza le confiere al contenido
de la sentencia el carácter de verdad, haciéndola indiscutible en
nuevos procesos. La cosa juzgada cubre lo deducido y lo deducible...»
(Casación Nro. 1077-2007 / lea, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 29-02-2008, págs. 21635-21636).
«... La autoridad de la cosa juzgada reside en la sentencia y sus
caracteres son la inmutabilidad y la coercibilidad...» (Casación
Nro. 2056-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
19-03-1999, págs. 2832-2833).
«... Los efectos de la cosa juzgada obligan a toda autoridad con los
caracteres de inmutabilidad y coercibilidad a tenor de lo dispuesto
en los incisos segundo y décimo tercero del artículo ciento treinta
y nueve de la Constitución Política del Estado...» (Casación
Nro. 1188-2007 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03- 12-2008, págs. 23608-23609).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 185

«... La inmutabilidad [como característica de la cosa juzgada]


confiere declaración de certeza al contenido de la sentencia,
haciéndola indiscutible en nuevos procesos...» (Casación Nro. 724­
2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-07-2007, págs. 19647-19648).
«... La referida sentencia tiene la calidad de cosa juzgada, lo que
significa que es inmutable jurídicamente (...); y la que debe acatarse
y cumplirse en sus propios términos, sin poder calificar su contenido
o sus fundamentos, restringir sus efectos o interpretar sus alcances
bajo la (sic) responsabilidad civil, penal o administrativa...» (Casación
Nro. 234-95 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
11-02-1997, pág. 2834).
«... El principio de cosa juzgada se produce respecto de las sentencias
firmes que resuelven la cuestión planteada por las partes, cuyo
efecto procesal estriba en la invariabilidad de la misma y su
permanencia en el tiempo...» (Casación Nro. 1167-2000 / Huánuco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6691).
«... No resulta factible revisar resoluciones que tiene [sic -léase que
tienen-] la autoridad de Cosa Juzgada...» (Casación Nro. 4242-2007 /
Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, pág.
23642).
«... Este principio [de cosa juzgada] no es universal, ni erga omnes,
pues como establece el [...] artículo 123 [del C.P.C.] [...], en su
segundo párrafo, la cosa juzgada sólo alcanza a las partes y a
quienes de ellas deriven sus derechos, y es posible extender sus
efectos a los terceros, cuyos derechos dependan de las partes, si
hubieran sido citados con la demanda. Es que, al igual que un
contrato, una sentencia es jurídicamente indiferente para los
terceros extraños al acto. La sentencia es res Ínter alios iudicata, y
los terceros son [...] todos aquellos que no han sido parte en el
proceso y que tengan una acción propia que ejercitar, o una
excepción propia que proponer sobre la misma cosa, pero que están
fuera de la esfera subjetiva de la acción ya ejercitada. Todo Sistema
Procesal está pensado para resolver un conflicto entre dos intereses
opuestos: entre dos partes, aún cuando en cada parte puede haber
pluralidad de sujetos, por tanto, será tercero, quien no es parte en
el proceso, por no ser demandante ni demandado...» (Casación Nro.
1077-2007 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-02­
2008, págs. 21635-21636).
«... La cosa juzgada se circunscribe en la parte resolutiva de una
resolución y no en su parte considerativa...» (Casación Nro. 3812-02 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2003,
págs. 11009-11010).
186 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Lo efectos [sic -léase los efectos-] de la cosa juzgada solamente


afectan al fallo en si mismo [sic -léase en sí mismo-], pero no se
extienden a los hechos...» (Casación Nro. 1696-01 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7862).
«... Debe tenerse presente que la cosa juzgada es entendida como
el efecto característico de las sentencias que deciden la pretensión
hecha valer en el proceso, excluyendo la cosa juzgada de las
llamadas resoluciones interlocutorias. [...] Que, siendo esto así, se
desprende que en el caso de autos no se ha afectado el principio
aludido [principio de cosa juzgada], puesto que la resolución que
corre a fojas [...] no es una sentencia...» (Casación Nro. 1075-2000 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs.
6804-6806).
«... La calidad de cosa juzgada material solamente la tienen las
sentencias que se pronuncian sobre el fondo del asunto...» (Casación
Nro. 1047-2004 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2004, págs. 13216-13217).
«...La resolución que admite la demanda no causa cosa juzgada en
los términos del Artículo ciento veintitrés del Código Procesal Civil,
pues su validez puede ser analizada por el Juzgador con oportunidad
del saneamiento conforme al Artículo cuatrocientos sesenticinco
del mismo Código, e inclusive, excepcionalmente al momento de
sentenciar, en virtud de lo dispuesto por el Artículo ciento veintiuno
del Código Adjetivo...» (Casación Nro. 1769-99 / Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 20-01-2000, pág. 4600).
«... Las resoluciones indicadas en el recurso [de casación] no
constituyen cosa juzgada pues son emitidas en ejecución de
sentencia...» (Casación Nro. 254-01 / ICA, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág. 7379).
«... Si bien es cierto no hay norma específica que defina si la cosa
juzgada se da en todos los procedimientos jurisdiccionales, tanto
contenciosos como no contenciosos, no es menos cierto que [...] los
procedimientos no contenciosos tienen caracteres especiales que lo
[sic -léase los-] distinguen de los contenciosos ya que en el primero
las resoluciones que dan término a un procedimiento de este tipo
no constituyen cosa juzgada, habida cuenta que no obligan o
vinculan a determinada persona o personas, advirtiéndose la falta
del carácter sustancial de la cosa juzgada a que se refiere la segunda
parte del artículo 123 del Código formal [C.P.C.]...» (Casación Nro.
1111-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05­
11-2001, pág. 7986).
Capítulo 1: Los órganos judiciales y sus auxiliares 187

«... Aunque se considere que la función del juez en un procedimiento


no contencioso no deja de ser jurisdiccional, como así lo es, es forzoso
concluir que las resoluciones que dan término a un procedimiento
de este tipo, no constituye cosa juzgada pues no obligan o vinculan a
determinada persona o personas...» (Casación Nro. 1464-99 / Tumbes,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 06-04-2000, pág. 4964).
«... La tenencia de la menor a cargo de su progenitor es por
naturaleza de carácter provisoria, supeditada a la buena formación,
enseñanza, educación y buenos modales que se le implanta y como
tal no causa cosa juzgada» (Casación Nro. 1909-97 / lea, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 05-12-1998, pág. 2151).
«... Denuncia [el recurrente] [...] que la Sala [Superior] habría
revivido procesos fenecidos cuestionando una sentencia que ha
adquirido la calidad de cosa juzgada con el fin [de] fundamentar
su decisión; analizando la recurrida se aprecia que el Colegiado ha
valorado la sentencia dictada en el proceso [...] sobre nulidad de
acto jurídico seguido entre las mismas partes [...], por cuanto fue
admitida como prueba en el proceso, lo que de ninguna manera se
puede considerar como la revisión de un proceso fenecido, sino
como la valoración de una prueba en forma razonada, tal como lo
dispone el ordenamiento procesal...» (Casación Nro. 997-2003 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2004,
págs. 11564-11565).
«... La referida resolución [...] ha contravenido las normas que
garantizan el derecho al debido proceso al pronunciarse sobre un
extremo que ya había sido materia de pronunciamiento, vulnerándose
el principio de la cosa juzgada que protege nuestra Carta Magna,
consagrado en el inciso 13 del artículo 139...» (Casación Nro. 3901­
2000 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2002,
pág. 8835).
«... La resolución recurrida en casación al dejar sin efecto una
sentencia con la calidad de cosa juzgada por medio de un auto, ha
incurrido en causal de nulidad...» (Casación Nro. 1999-2000 /
PIURA, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001,
págs. 6813-6814).
«... No puede constituir cosa juzgada lo resuelto con infracción de
las Normas Procesales» (Casación Nro. 1380-T-97 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 07-07-1998, págs. 1405-1406).
«... Una resolución [...] no puede quedar firme si ha sido expedida
contraviniendo la ley y afectando el derecho de toda persona a un
debido proceso...» (Casación Nro. 2372-2001 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8576-8577).
188 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La cosa juzgada supone un proceso regular, en que las partes


puedan ejercitar libremente su derecho de defensa, por lo que no
puede haber cosa juzgada en un procedimiento irregular, seguido
contra una persona absolutamente incapaz y que posteriormente
fue declarada interdicta, infringiendo la garantía constitucional de
la observancia del debido proceso consagrada en el inciso tercero
del artículo ciento treintinueve de la Constitución Política del
Estado...» (Casación Nro. 636-2002 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, págs. 9754-9755).
«... La Sala de mérito al declarar improcedente la demanda, por
determinar que se ha configurado la cosa juzgada ha analizado
erróneamente los elementos de identidad del actual proceso con
un proceso anterior, por lo que ha incurrido en afectación del
derecho del demandante a la tutela jurisdiccional efectiva, pues al
sostenerse una supuesta cosa juzgada inexistente se estaría
limitando el derecho del recurrente para acceder a la jurisdicción,
lo que constituye contravención del inciso tercero del artículo ciento
treinta y nueve de la Constitución Política del Estado y, por ende[,]
determina la nulidad de la resolución de vista, a tenor del artículo
ciento setenta y uno del Código Procesal Civil...» (Casación Nro.
1188-2007 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12­
2008, págs. 23608-23609).
«... Como han concluido las instancias de mérito, el pronunciamiento
definitivo en el expediente [...] seguido entre las mismas partes,
sobre responsabilidad contractual por el cumplimiento tardío y
doloso de las obligaciones derivadas del contrato [...], tal como se
establece en [...] la sentencia de primera instancia, congruente con
el petitorio contenido en la demanda [sobre indemnización],
configura la identidad del objeto, y no resulta procedente se vuelva
a ventilar un hecho ya resuelto con autoridad de cosa juzgada, por
más que ahora la actora invoque el incumplimiento de otra
prestación de la misma relación jurídica...» (Casación Nro. 724-2006 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07­
2007, págs. 19647-19648).
«... Conforme al Artículo mil ciento noventitrés del Código Civil la
sentencia pronunciada en un juicio seguido entre el acreedor y uno
de los deudores solidarios, no surte efecto contra los demás
codeudores o coacreedores, respectivamente. Sin embargo los
demás codeudores pueden oponérsela al acreedor cuando no se
funde en las relaciones personales del deudor que litigó. (...) Que
el ejercicio de la excepción contenida en la norma citada supone la
existencia de cosa juzgada respecto de la obligación solidaria y su
invocación oportuna en los escritos rectores del proceso» (Casación
Nro. 1451-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
04-05-1998, págs. 873-874).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 189

2.11.6 Atención personal del Despacho Judicial

El Juez tiene la obligación de atender personalmente el Despacho Judicial


durante el horario fijado por la ley, no pudiendo delegar tal función (art. 126
del C.P.C.). Al respecto, nuestro ordenamiento jurídico prescribe lo siguiente:
- Las audiencias y la actuación de medios probatorios se realizan ante
el Juez, siendo indelegables bajo sanción de nulidad, exceptuándose
las actuaciones procesales por comisión (primer párrafo del art. V
del T.P. del C.P.C.).
- En todas las instancias el Despacho Judicial es no menor de treinta
horas semanales. Los Consejos Ejecutivos Distritales señalan el
horario de Despacho en el ámbito de su competencia a razón de
seis horas diarias. Establecen igualmente que en dicho horario los
Magistrados atienden obligatoriamente a los abogados y litigantes
(art. 128 -primer párrafo- de la L.O.P.J.).
- Los Jueces despachan no menos de seis horas diarias en la sede del
respectivo Juzgado, salvo las diligencias que conforme a ley se pueden
efectuar fuera del local del Juzgado y en horas extraordinarias. En
ningún caso pueden dejar el despacho en las horas señaladas, salvo
previa autorización por escrito del Presidente de la Corte (art. 152
de la L.O.P.J.).
- Son deberes de los jueces observar estrictamente el horario de
trabajo establecido, así como el fijado para las sesiones de audiencias,
informes orales y otras diligencias. El incumplimiento injustificado
constituye inconducta funcional (art. 34 -inciso 5)- de la Ley Nro.
29277).
- Constituye falta leve del Juez ausentarse injustificadamente de sus
labores por un día (art. 46 -inciso 11)- de la Ley Nro. 29277).
- Son faltas graves del Juez: abandonar total o parcialmente las tareas
propias del desempeño del cargo judicial (art. 47 -inciso 1)- de
la Ley Nro. 29277); delegar a los auxiliares jurisdiccionales la
realización de diligencias que, por ley o por la naturaleza de las
circunstancias, requieren de su presencia (art. 47 -inciso 11)- de la
Ley Nro. 29277).

2.11.7 Dirección de las actuaciones procesales a cargo del Juez

Se infiere del artículo 127 del Código Procesal Civil que las actuaciones
procesales son dirigidas personalmente por el Juez (exceptuándose los casos
de comisión, cuando tales actuaciones deban realizarse fuera del ámbito
territorial de su competencia). A este último le corresponde, pues, la dirección
del proceso en virtud del principio de dirección judicial del proceso (contemplado
190 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

en el primer párrafo del art. II del T.P. del C.P.C.), por el cual asume un papel
protagónico en el proceso y no se limita a observar la actividad procesal de las
partes sino que es aquél quien la encamina hacia el resultado del proceso e,
inclusive/ promueve (a través de los mandatos judiciales correspondientes) los
actos procesales necesarios a fin de impulsar el proceso, esclarecer los hechos,
formarse convicción de los mismos y resolver en consecuencia, dándole así
solución al conflicto de intereses o incertidumbre jurídica que fuera puesto en
su conocimiento.
Como director del proceso que es, y a efecto de un normal desarrollo del
proceso, el Juez se encuentra autorizado para ordenar a los justiciables y a sus
apoderados y abogados que observen las disposiciones legales correspondientes
(art. 127 del C.P.C.), lo que bien se hace extensible a los mandatos judiciales.
Para ello el Juez cuenta con las facultades disciplinarias y coercitivas del caso
(contempladas en los arts. 52 y 53 del C.P.C.).

2.11.8 Declaración judicial de inadmisibilidad o improcedencia de


actos procesales

Sobre el particular, Devis Echandía manifiesta lo siguiente:


«Los actos procesales están sujetos a requisitos; unos se refieren al fondo
y otros a su forma (...).
Entre los requisitos de fondo se tiene, en primer lugar, la capacidad
jurídica de la persona que los ejecuta y su debida representación en caso
de que no obren personalmente. Por otra parte, es necesario que su autor
tenga la especial legitimación para cada acto procesal que realice y que
éste sea idóneo para el fin que con él se persigue. Los primeros son
requisitos para la validez del acto, y los últimos para su eficacia.
Pero la ley señala no sólo quiénes pueden ejecutar actos procesales, sino
también las formalidades que éstos deben reunir, es decir, cómo, cuándo
y dónde deben ejecutarse. Estos son los requisitos de forma. Se incluye en
éstos el debido procedimiento, el papel oficial, el lugar donde deben
ocurrir, el idioma obligatorio, las firmas y la oportunidad para su
ocurrencia o factor de tiempo o término procesal» (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 453-454).
Por su parte, Gozaíni señala que «los actos procesales deben reunir
requisitos de admisibilidad en cuanto a la forma de expresión y por el lugar y
tiempo que se instauran. En cambio, para ser procedentes y obtener los efectos
jurídicos pensados habrá de estimarse la idoneidad de la actuación y su ajuste
con la realidad fáctica y legal que autorice su deducción» (GOZAINI, 1992,
Tomo I, Volumen 1: 438). El mencionado jurista argentino, al estudiar los
requisitos de admisibilidad, explica lo siguiente:
«Al hablar de requisitos va ínsito en el concepto que los actos procesales
cuentan con una regulación legal específica, de modo tal que el encuadre
Capítulo I : Los órganos judiciales y sus auxiliares 191

predispuesto obliga a un seguimiento determinado impidiéndole a las


partes resolver discrecionalmente sobre el trámite a cursar.
Este principio conocido como legalidad de las formas se interpreta como
una premisa esencial, indispensable y jurídicamente valiosa, por cuanto
no se reduce a una mera técnica de organización formal de los procesos
sino que, en su ámbito particular, tiene por finalidad y objetivo ordenar
adecuadamente el ejercicio de los derechos en aras de lograr la concreción
del valor justicia en cada caso y salvaguardar la garantía de la defensa
en juicio.
Claro está que las formas no se constituyen como obstáculos hacia la
libertad de expresión, ni tienen un valor en sí mismas; en realidad
responden al denominado principio de instrumentalidad, según el cual
'las formas no tienen un valor intrínseco propio sino que están puestas
solamente como medio para alcanzar plenamente la finalidad de
cada acto y la necesidad de su observancia debe por eso ser medida
concretamente con el metro de la obtención de esa finalidad'.
(...) (Se) define las modalidades pensadas para manifestar la voluntad en
el proceso, fraccionando (la legislación procesal) sus disposiciones en los
requisitos para la expresión, el tiempo y el lugar donde se cumplan los
actos.
(...)

Las formas no sólo se ocupan del revestimiento externo del acto (...), sino
que refiere también el contenido...» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen
1: 439-440).
Gozaíni, refiriéndose esta vez a los requisitos de procedencia de los actos
procesales, apunta lo siguiente:
«La admisión de los fundamentos contenidos en las actuaciones hace a
la procedencia sustancial de lo oportunamente presentado, pero es
evidente, entonces, que ya no estamos en el campo del acto procesal sino
en el de la pretensión. Ello no impide señalar algunas características que
condicionan el futuro de la actuación, especialmente cuando se explica
la noción de pertinencia del acto, y regularidad del mismo.
La pertinencia refiere a la posibilidad, es decir, 'la aptitud genérica del
objeto del acto para poder figurar como tal en el proceso'.
En tanto que la regularidad previene las condiciones legales de
procedencia que impiden nulificar un acto por inadecuación a las formas
o a los fines preestablecidos.
Ambas situaciones guardan distancia con la finalidad que procuran
alcanzar con sus actuaciones; éstos son medios para viabilizar la pretensión
y su conjunto orquesta el procedimiento.
192 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Ahora bien estas actuaciones han de ser posibles, es decir, que deben
constar con el respaldo que permita su recepción o introducción en
el proceso; y tienen que ser regulares, lo que supone la admisibilidad
técnica.
En algunos casos, existiendo posibilidad de actuación, no obstante se
llega a la irreceptabilidad propiamente dicha por carecer el acto de la
adecuada provisión de recaudos, tal como sucede cuando se pide un
pronunciamiento judicial sobre el efecto que produce un acto que es
inadvertidamente nulo. En estos supuestos, no hay inadmisión sino
ineficacia del acto para generar efectos jurídicos regulares» (GOZAINI,
1992, Tomo I, Volumen 1: 452-453).
Las formalidades previstas en el Código Procesal Civil son imperativas,
aunque el Juez puede adecuar su exigencia al logro de los fines del proceso
(segundo párrafo del art. IX del T.P. del C.P.C.). Por otro lado, según se
desprende del artículo 3 del Código Procesal Civil, los derechos de acción y
contradicción no admiten limitación ni restricción para su ejercicio, sin perjuicio
de los requisitos procesales previstos en el mencionado cuerpo de leyes. En
correspondencia con lo señalado precedentemente, el artículo 128 del Código
Procesal Civil sanciona con la declaración de inadmisibilidad del acto procesal
de que se trate la falta o cumplimiento defectuoso de alguno de sus requisitos
formales, y con la declaración de improcedencia del acto procesal en cuestión
la falta o cumplimiento defectuoso de alguno de sus requisitos de fondo,
requisitos todos ellos que deben estar previstos en forma expresa en la
legislación procesal para que se pueda configurar su inobservancia, pues de
no ser así no cabe ninguna de las sanciones indicadas anteriormente. Al
respecto, en lo que atañe a los requisitos de forma cuyo incumplimiento acarrea
la inadmisibilidad del acto procesal premunido de ellos, cabe señalar que, por
disposición del último párrafo del artículo IX del Título Preliminar del Código
Procesal Civil, cuando no se señale una formalidad específica para la realización
de un acto procesal, éste se reputará válido cualquiera sea la empleada.

2.12 Impedimento del Juez

2.12.1 Noción de impedimento

El impedimento es aquella circunstancia que imposibilita el conocimiento


del proceso por parte de un magistrado u otro miembro del Poder Judicial. Es
un instituto procesal que implica el mandato legal expreso referido a la exclusión
de las personas mencionadas precedentemente, por estar inmersas dentro de
situaciones que ponen en duda su imparcialidad y la objetividad que debe
reinar en el conocimiento del litigio.
Soberanes afirma que «... a todas esas relaciones e intereses personales
que permiten presumir parcialidad en el juzgador, se le denomina genéricamente
impedimentos» (SOBERANES; citado por FLORES TREJO, 1985: 506).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 193

A decir de Gómez Lara, los impedimentos «... consisten en descripción


de situaciones o de razones que la ley considera como circunstancias de hecho
o de derecho, que hacen que se presuma la parcialidad del titular de un órgano
jurisdiccional. Esto se refiere a los vínculos que pueda tener el juez con las
partes, ya por ser enemigo, amigo, familiar, etcétera, de alguna de ellas...»
(GOMEZ LARA; citado por FLORES TREJO, 1985: 505).
Para Flores Trejo, el impedimento «... es la causa, es la circunstancia que
imposibilita a un órgano jurisdiccional para conocer de un determinado
negocio; es decir hay algún factor que le impide avocarse a resolver un asunto;
dicho factor puede ser de muy diversa índole y por regla general, es de carácter
subjetivo...» (FLORES TREJO, 1985: 501).
A criterio de Couture, «el impedimento es un motivo grave de inhibición:
configura una circunstancia que obsta en modo absoluto al conocimiento de
un asunto determinado, por parte del juez. Ni aun mediando acuerdo de partes,
es posible que entienda en el asunto un juez impedido. Su deber de alejamiento
es inmediato. No necesita esperar que las partes se manifiesten a este respecto,
ni requiere autorización del superior para desprenderse del conocimiento del
asunto» (COUTURE, 1950, Tomo III: 133).
En opinión de Devis Echandía, «los impedimentos consisten en situaciones
personales del juez o magistrado que la ley contempla como motivo para que
se abstengan de administrar justicia en un caso determinado; se refieren a
parentesco, amistad íntima, enemistad grave con alguna de las partes o sus
representantes y apoderados, a interés personal en el asunto y a haber dictado
la providencia cuando eran funcionarios inferiores y corresponderles luego su
revisión como superior jerárquico. En esas condiciones hay una especie de
inhabilidad subjetiva del funcionario para administrar justicia en el caso
concreto y su separación es una garantía de la imparcialidad indispensable
para que la sociedad y las partes tengan confianza en los jueces...» (DEVIS
ECHANDIA, 1984, Tomo 1:132).

2.12.2 Causales de impedimento

En principio, cabe indicar que las causales de impedimento (así como las
de recusación) se aplican a los Jueces de todas las instancias y a los de la Sala
de Casación, vale decir, a los Vocales de la Corte Suprema (art. 311 -parte
inicial- del C.P.C.).
Cortés Figueroa, en lo que concierne a las causales de impedimento, anota
que:
«... Tanta casuística de impedimentos se reducen a lo siguiente: al
parentesco (porque este ligamen hace suponer obvios compromisos
nacidos de esa relación); afecto (que puede derivar del matrimonio o de
otros actos o vínculos respetados por la costumbre); el odio o la
animadversión; situaciones de compromiso (por haberse recibido dádivas
194 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

o convites, no tan sólo el juzgador en lo personal, sino también su cónyuge


o sus hijos); y por duplicidad de intervenciones jurídicas del funcionario
impedido (como lo pueden ser las acaecidas antes o simultáneas al proceso:
asesoramiento a cualesquiera de las partes, o vínculos provenientes de
arrendamientos o de mutuos, o haber intervenido en causas penales o
civiles o negocios administrativos con las partes o contra ellas, etc.»
(CORTES FIGUEROA; citado por FLORES TREJO, 1985: 502).
Sobre el particular, Micheli refiere lo siguiente:
«La ley se preocupa (...) de que, frente a la concreta demanda de tutela,
sea independiente de influencias extrañas, esto es, que sea imparcial: y
para asegurar esta independencia de hecho, esta imparcialidad, la ley le
ha puesto al juez como persona física, titular del oficio, la obligación de
abstenerse de juzgar cuando existan determinadas circunstancias,
taxativamente indicadas (...), o bien le ha atribuido al juez mismo la
facultad de pedir al jefe del oficio a que pertenece o al jefe del oficio
superior, la autorización para abstenerse de juzgar 'en cualquier otro caso
en que existan graves razones de conveniencia' (...). Independientemente,
por consiguiente, de la circunstancia de que el juez pueda estar
psicológicamente prevenido frente a una de las partes, la ley prescribe
una obligación de abstención, no acompañada, sin embargo, de una
sanción en el plano procesal, sino eventualmente en el disciplinario o
penal, por el solo hecho de que dicho juez tenga interés en la causa
(naturalmente, sin ser parte) o en otra en que se trate de idéntica cuestión
de derecho, o bien si ha dado consejo o prestado patrocinio en la causa,
o ha depuesto en ella como testigo, o si ha conocido de la misma como
magistrado en otro grado del proceso o como árbitro, o ha prestado, o
ha prestado asistencia en ella como consultor técnico, o aun si él o la
esposa son parientes hasta el cuarto grado o están ligados por vínculos
de afiliación o si convive o es comensal habitual de una de las partes o
de alguno de los defensores o bien si él mismo o la mujer tiene causa
pendiente o grave enemistad o relaciones de crédito o de débito con una
de las partes o con alguno de los defensores o, finalmente, si es tutor,
curador, agente o dador de trabajo de una de las partes; así como también
si es administrador o gerente de una entidad, de una asociación, aunque
no esté reconocida, de un comité, de una sociedad o establecimiento que
tenga interés en la causa (excluido, naturalmente, que pueda ser parte
en causa)» (MICHELI, 1970, Volumen 1:185-186).
Las causales de impedimento del Juez se encuentran reguladas en el
artículo 305 del Código Procesal Civil, conforme al cual el Juez se encuentra
impedido de dirigir un proceso cuando:
1. Ha sido parte anteriormente en éste.
2. El o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro del cuarto
grado de consanguinidad, segundo de afinidad o de adopción con
Capítulo 1: Los órganos judiciales y sus auxiliares 195

alguna de las partes o con su representante o apoderado o con un


abogado que interviene en el proceso. Es de resaltar que, por
disposición del último párrafo del artículo 305 del Código Procesal
Civil: A. el impedimento previsto en esta segunda causal sólo se
verifica cuando el abogado ya estaba ejerciendo el patrocinio de la
causa; y B. está prohibido al abogado asumir una defensa que
provoque el impedimento del Juez.
3. El o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor o curador de
cualquiera de las partes.
4. Ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas de
alguna de las partes, antes o después de empezado el proceso,
aunque ellos sean de escaso valor.
5. Ha conocido el proceso en otra instancia, salvo que haya realizado
únicamente actos procesales de mero trámite.

2.12.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con el impedimento del


Juez

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al impedimento


del Juez, ha establecido lo siguiente:
- «... El impedimento es el instituto procesal por el cual la ley, de
modo expreso y terminante, aparta al juez del conocimiento de
determinado proceso, por estar vinculado a hechos tan fuertes
que se duda que pueda proceder con imparcialidad...» (Casación
Nro. 646-98 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2000, págs. 6421-6422).
- «... Por el impedimento, la ley, de forma expresa y determinante,
aparta al Juez del conocimiento de determinado proceso por estar
vinculado al mismo por lazos ineludibles (por haber sido parte del
mismo, por ser pariente de una de las partes o de su abogado, por
haber obtenido dádivas de aquéllos, por haber conocido antes el
mismo proceso en otra instancia, entre otros)...» (Casación Nro.
2246-04 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06­
2006, págs. 16119-16120).
- «... Las causales de impedimento y recusación se establecen entre
las partes y los jueces y no con los juzgados que éstos despachan,
que son los órganos jurisdiccionales del Poder Judicial...» (Casación
Nro. 1828-96 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
17-07-1998, pág. 1465).
- «... Si bien el inciso segundo del artículo trescientos cinco acotado
[del C.P.C.] establece el impedimento del Juez cuando éste tiene
parentesco, dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo
196 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de afinidad, con el abogado que interviene en el proceso, también


lo es que el parentesco en alusión no se extiende al cónyuge o
concubino de este último...» (Casación Nro. 328-03 / Huaura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2003, pág. 10584).
«... El impedimento a que se refiere el inciso quinto del [...] artículo
trescientos cinco [del C.P.C., sobre el impedimento del Juez por
haber conocido el proceso en otra instancia] está dirigido a los Jueces
y no a los auxiliares jurisdiccionales...» (Casación Nro. 26-04 / Cerro
de Pasco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2005,
págs. 14185-14186).
«...El artículo trescientos cinco inciso quinto del Código Procesal
Civil establece que 'El Juez se encuentra impedido de dirigir un
proceso cuando: (...) Ha conocido el proceso en otra instancia'.
Como se puede ver al exigir que el juzgador haya conocido el
mismo proceso 'en otra instancia' éste (sic) artículo está dirigido
sólo a Jueces de Revisión y a los de la Corte Suprema, cuando actúan
conociendo, respectivamente, del recurso de apelación y del de
casación, pues lo que se quiere evitar es que un mismo juzgador
participe reiteradamente en el conocimiento del proceso, pues con
ello se vulneraría la garantía constitucional de 'pluralidad de
instancias'...» (Casación Nro. 646-98 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, págs. 6421-6422).
«... Cuando la doctora [...] intervino como miembro integrante del
Colegiado revisor para absolver el grado, ya había conocido del
proceso como Juez de Primera Instancia, siendo ello así, estaba
incursa en la causal de impedimento prevista en el inciso quinto
del artículo trescientos cinco del [...] Código Procesal [Civil], razón
por la que el acto procesal de sentenciar en vía de revisión carece
de los requisitos indispensables para la obtención de su finalidad,
por lo que deviene en nula, conforme a la última parte del primer
párrafo del artículo ciento setentiuno del [...] Código Procesal
[Civil]...» (Casación Nro. 1214-03 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-04-2004, págs. 11817-11818).
«... La recurrente considera que la Vocal [...] debía inhibirse del
conocimiento de la causa por haber intervenido en el proceso
acompañado y que ha servido de sustento de la sentencia; [...] ello
determina que en la sentencia de vista se ha incurrido en la causal
de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código
Procesal Civil...» (Casación Nro. 522-2002 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, pág. 9312).
«... Conforme lo establece el artículo 305 del Código Procesal Civil
en su inciso 5o, el magistrado que ha conocido el proceso en primera
instancia está impedido de conocerlo en segunda instancia, y es su
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 197

obligación declararse impedido y abstenerse de seguir conociendo


la causa conforme a lo preceptuado por el artículo 311 del Código
acotado; [...] en el caso de autos, el magistrado [...] ha conformado
el Colegiado [Superior] que absolviendo el grado de apelación
expidió la sentencia de vista impugnada, actuando inclusive en
calidad de Ponente, a pesar de haber conocido el mismo proceso
en primera instancia, en el cual si bien es cierto que no emitió
pronunciamiento sobre el fondo, sin embargo su actuación no ha
sido de mero trámite, [...] actuación que le impedía conocer la causa
en segunda instancia, por lo que al haber integrado la Sala [Superior]
emitiendo la Sentencia de Vista actuando en calidad de ponente,
ha incurrido en causal de nulidad insalvable prevista en el artículo
171 del Código Procesal Civil, que no puede verse convalidada [...],
[...] tampoco convalida dicho acto el hecho de que los abogados
informaran ante el Colegiado [Superior] conformado por el referido
magistrado sin recusarlo, pues es deber del magistrado que se
encuentre comprendido en causal de impedimento, declararse
impedido y abstenerse de seguir conociendo el proceso...» (Casación
Nro. 1700-2003 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-10-2006, págs. 17341-17342).
«... La impugnante cuestiona la intervención del señor Vocal [...],
refiriendo que por haber suscrito la anterior sentencia de vista que
fue declarada Nula por este Supremo Tribunal, se encontraba
incurso en impedimento previsto en el artículo trescientos cinco
del Código Procesal Civil; sin embargo, la intervención previa del
magistrado en una misma causa configura causal de impedimento
cuando aquél conoció el proceso en otra instancia, conforme lo
regula el inciso quinto de la norma acotada, que no es el caso, pues
el citado magistrado viene conociendo nuevamente los autos sub
materia como integrante del Colegiado en segunda instancia...»
(Casación Nro. 2206-03 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2004, págs. 12736-12737).
«... La abstención por decoro está prevista cuando en el curso del
proceso se presentan motivos que perturban la función del Juez,
por lo que éste puede abstenerse mediante resolución debidamente
fundamentada conforme lo señala el artículo 313 del Código
Procesal Civil; caso distinto es cuando ha conocido el proceso en
otra instancia donde ya emitió una opinión, y hace que se pueda
dudar de su imparcialidad como magistrado, ya que teniendo una
posición definida puede inclinarse por una de las partes lo que se
encuentra previsto entre las causales de impedimento que señala
el artículo 305 del Código acotado...» (Casación Nro. 1745-04 /
Puerto Maldonado - Madre de Dios, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-06-2006, pág. 16200).
198 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.13 Excusación del Juez

Véscovi nos informa que «en general, el derecho positivo estatuye el


deber del juez de denunciar la causa de impedimento, procediendo a excusarse
de intervenir en el proceso (excusación)...» (VESCOVI, 1999:128).
Según Soberanes, «... a la manifestación de un impedimento por parte
del juez es lo que se denomina excusa» (SOBERANES; citado por FLORES
TREJO, 1985: 506).
Lino Palacio sostiene que «la excusación se configura (...) cuando las
mencionadas circunstancias (relaciones de Juez con alguna de las partes o con
la materia controvertida) determinan el apartamiento espontáneo del juez»
(PALACIO, 1979, Tomo II: 304).
Flores Trejo asevera que la excusa «... es el acto en virtud del cual, el
titular de un órgano jurisdiccional, se abstiene de conocer determinado asunto,
por considerar él mismo, que existe una causal (impedimento) que perturbará
su imparcialidad para juzgarlo» (FLORES TREJO, 1985: 506). El mencionado
jurista distingue entre impedimento y excusa diciendo que «... el primero es la
causa que imposibilita al juzgador para conocer del negocio, la segunda es el
acto que realiza el juez para no conocer del asunto, por presentarse alguna de
las causas señaladas en el ordenamiento jurídico, es decir no se avoca al
conocimiento del negocio por existir un impedimento para ello, y en base a
éste, se excusa» (FLORES TREJO, 1985: 506).
«Constituye un deber de los jueces abstenerse de conocer de un proceso
ante determinadas circunstancias previstas por el ordenamiento, para no llegar
a comprometer su posición de tercero imparcial...» (BACRE, 1986, Tomo 1:596).
Como se aprecia, el magistrado que se encuentre inmerso en una causal de
impedimento (contemplada en el art. 305 del C.P.C.) tiene la obligación de
abstenerse o excusarse de seguir conociendo el proceso, declarándose, pues,
impedido para conocerlo, lo cual hará tan pronto como advierta la existencia
de alguna causal legal de impedimento (art. 311 -in fine- del C.P.C.). Si el
magistrado que se encuentra en tal situación incumple su deber de abstenerse
de seguir conociendo el litigio, entonces, puede ser recusado por las partes en
base a la causal de impedimento de que se trate (art. 312 del C.P.C.), pero esto
no significa que ellas puedan participar en el trámite de excusación del Juez,
pues, conforme lo hace notar Aldo Bacre, «las partes carecen de legitimación
para intervenir en la excusación del juez ni dispensar las causales invocadas,
ya que se trata de un problema del juez, no de las partes...» (BACRE, 1986,
Tomo I: 597). El citado jurista concluye que «el juez de la causa es el único
legitimado para excusarse; es, al mismo tiempo, sujeto activo y pasivo de la
excusación» (BACRE, 1986, Tomo I: 597).
En cuanto al trámite de la excusación del Juez, el artículo 306 del Código
Procesal Civil preceptúa lo siguiente:
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 199

«El juez que se considere impedido remitirá el expediente a quien deba


reemplazarlo. Si éste estima que los hechos expuestos por aquél no
constituyen causal de impedimento, remitirá el expediente al superior
en consulta para que en el término de tres días y bajo responsabilidad,
resuelva sin más trámite sobre su legalidad. Aceptado el impedimento
se enviará el expediente al juez que deba reemplazar al impedido; en
caso contrario, se devolverá al Juez que venía conociendo.
En las Cortes, el juez que se considera impedido informará a la respectiva
Sala expresando la causal invocada. La Sala resolverá, sin trámite,
integrándose con el llamado por ley. Aceptada la abstención, pasa el
conocimiento del proceso al que corresponda. La resolución que resuelve
la abstención es inimpugnable».
La Corte Suprema de Justicia, respecto de la excusación del Juez, ha
establecido lo siguiente:
- «... El Artículo trescientos seis del Código Procesal Civil regula el
trámite cuando el Juez se reconoce impedido de conocer un caso.
En el artículo bajo estudio se concede al juzgador la facultad de
analizar las diversas causales de impedimento, y si en ellas
encuentra algún motivo que lo alcanza, surge en él el deber de
excusarse de seguir conociendo el caso; pero si el juzgador no
encuentra motivo de impedimento, las partes ni ningún otro juez
puede instarlo a que se declare impedido, pudiendo en todo caso
hacer uso de los recursos que la ley procesal les concede...» (Casación
Nro. 646-98 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2000, págs. 6421-6422).
- «... El párrafo segundo de la parte in fine del Artículo trescientos
seis del Código Procesal Civil establece que las resoluciones que
resuelven las abstenciones son inimpugnables; no obstante, la Sala
(...) de oficio modifica la resolución recurrida, fundándose en una
causal de recusación situación distinta a la abstención por decoro.
(...) Que, siendo así, se ha transgredido el derecho constitucional al
debido proceso, que es una de las garantías del derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva, con la secuela de infringir los principios de
dirección, economía y celeridad procesales...» (Casación Nro. 1145­
99 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20­
11-1999, pág. 4028).

2.14 Recusación del Juez


2.14.1 Concepto de recusación
Adolfo Rivas afirma que «la recusación es el derecho otorgado a las partes
para obtener el reemplazo del juez que está entendiendo o debe entender en
una causa, conforme el normal orden de competencia y turno, provocando -a
la vez- el consiguiente desplazamiento de dicho orden» (RIVAS, 1971:109).
200 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, la recusación


«... constituye el único remedio arbitrado legalmente para apartar del
conocimiento del proceso a aquellos Jueces y Magistrados que, por tener una
especial relación con las partes o con el objeto del proceso, su imparcialidad
haya quedado cuestionada... » (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-
CRUZ MARTIN, 2000, Tomo 1 :116).
En palabras de Carnelutti, «... la recusación tiende a impedir que el juez
o el funcionario del Ministerio Público, que se encuentra en una cierta situación
respecto al litigio (...), ejerza su potestad para la solución de éste. Se trata de
una medida que tiene el carácter de preventiva, y no de represiva, en el sentido
de que si no se hace valer un motivo de recusación, no se deriva la nulidad del
acto realizado por el juez, el cual habría podido ser recusado y no lo fue (...).
Esto no quita para que si el juez, después de haberse acertado mediante la
recusación su obligación de abstenerse, ha continuando interviniendo todavía
en el proceso, los actos realizados por él sean nulos por defecto de legitimación...»
(CARNELUTTI, 1944, Tomo IV: 183).

Flores Trejo dice de la recusación que:


«... Es la facultad que tienen las partes, de solicitar ante el propio juzgador
o ante su superior, para que no conozca de determinado asunto, puesto
que considera (n) existe alguna circunstancia (impedimento) que puede
poner en tela de juicio su imparcialidad.
(...) La recusación es en sí un recurso, que cualquiera de las partes tiene,
para que un órgano jurisdiccional, no conozca de un asunto determinado,
desde luego, en base a un impedimento» (FLORES TREJO, 1985: 510).
Para Lino Palacio, «... denomínase recusación al medio acordado por la
ley para apartar del conocimiento de un determinado proceso al juez cuyas
relaciones o situación con alguna de las partes, o con la materia controvertida
en aquél, sean susceptibles de afectar la garantía de imparcialidad que es
inherente al ejercicio de la función judicial» (PALACIO, 1979, Tomo II: 304).
Al respecto, Micheli señala que «si el juez no se abstiene cuando tendría
el deber de hacerlo (...), cada una de las partes puede proponer la recusación,
que da lugar a un proceso cuyo fin es declarar si existía la obligación del juez
de abstenerse y, por consiguiente, si el juez está en situación (esto es, legitimado)
para participar en el juicio sobre aquella demanda. No obstante las formas
asumidas, el proceso de recusación es contencioso, aun cuando no exista un
verdadero y propio contraste entre la parte recusante y el juez, sino en cuanto
dicha parte niega la idoneidad en concreto del juez para ocuparse de su
demanda; en otros términos, discute la existencia de un presupuesto necesario
para que el juez ejercite en el caso particular su poder» (MICHELI, 1970,
Volumen 1:186).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 201

Couture, por su parte, anota que «la recusación configura causa leve de
inhibición; no se trata de implicancia, es decir, de incapacidad absoluta, ya que
si la parte perjudicada con el motivo de sospecha acepta la intervención del
magistrado, éste debe seguir conociendo en el asunto. El alejamiento del
magistrado no es inmediato cuando media motivo de recusación; su deber es
dar cuenta a las partes y esperar a que éstas se manifiesten; la conformidad
expresa o tácita purifica el motivo de sospecha y dota al juez de aptitud plena
para intervenir en el asunto (...). En el caso de que el magistrado entienda que
no existen motivos de sospecha, el procedimiento de recusación surge como
un derecho de la parte, cuya finalidad es obtener del superior un pronunciamiento
dirigido a alejar al juez del conocimiento del asunto» (COUTURE, 1950, Tomo
III: 133-134).
Como se ha podido apreciar, la recusación es un acto procesal de parte
orientado a conseguir el apartamiento del proceso -y su consiguiente reemplazo-
de un magistrado o de un miembro del Poder Judicial que se encuentra inmerso
dentro de alguna causal de impedimento o recusación. Procede cuando el
impedido no se ha eximido (excusado) voluntariamente del conocimiento del
proceso o de su intervención en el mismo. La recusación tiene por finalidad
garantizar la imparcialidad y la objetividad en la administración de justicia.
Resulta, pues, la recusación un medio para denunciar una situación (causal de
impedimento o de recusación) que imposibilita un juzgamiento idóneo.

2.14.2 Fundamento de la recusación

Casarino Viterbo, en lo que toca al fundamento de la recusación, expresa


lo siguiente:
«... Las implicancias y las recusaciones han sido establecidas por el
legislador con el objeto de mantener entre las partes litigantes una perfecta
y completa igualdad frente al juez llamado a juzgarlas. Si el juez no
mantiene esta igualdad significa también que carece de la correspondiente
y necesaria imparcialidad; esto es, que su fallo se inclinará en favor de una
parte y en desmedro de la otra, por razones ajenas a las disposiciones
legales llamadas a resolver el conflicto jurídico ante él planteado. Hay
también, pues, razones de decoro y de prestigio para la magistratura que
aconsejan separar a ese juez del conocimiento de un asunto judicial, a
pesar de ser absoluta y relativamente competente. (...) Tiene todos los
atributos indispensables y esenciales de la competencia; pero carece de
la más importante de las cualidades: la imparcialidad, lo que puede
originarse por los más variados motivos.
La ley no desea que ese juez carente de imparcialidad conozca de un
determinado asunto judicial, y la manera de obtener esta finalidad es
haciéndolo perder su competencia para conocer de dicho asunto por
implicancia o por recusación declaradas, en caso necesario, en virtud de
causas legales...» (CASARINO VITERBO, 1982, Tomo I: 305-306).
202 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

En relación al tema, Gallinal manifiesta que:


«El amor, el odio, y las demás pasiones a que los jueces se hallan expuestos,
como los otros hombres, pueden llevarlos, aunque no sea deliberadamente,
a la parcialidad en los juicios (...).
Sería injusto someter a nadie al fallo de su encarnizado enemigo, o a la
decisión del amigo y pariente del adversario.
La justicia tiene que ser siempre, obra de un criterio imparcial. Cuando
el funcionario encargado de administrarla en un asunto dado, se hace
sospechoso de parcialidad, por concurrir en su persona algún motivo
capaz de inclinar su voluntad en favor o en contra de alguna de las partes,
pierde el atributo esencial de los dispensadores de justicia, sufre de
incompetencia personal y es inhábil para conocer del asunto o para
intervenir en él» (GALLINAL, s/a , Tomo II: 190-191).

2.14.3 Distinción entre recusación y excepción de incompetencia

«... La demanda de recusación es análoga a la excepción de incompetencia;


y si se trata de causa establecida ante juez único, el resultado es idéntico. Pero
entre la una y la otra hay la diferencia de que la excepción de incompetencia
es impersonal, esto es, se refiere directamente a la autoridad judicial sin tener
en cuenta la persona que ejerce tal autoridad; mientras que la instancia de
recusación se dirige contra la persona del juez de cuya parcialidad se sospecha»
(MATTIROLO, s /a , Tomo 1 :193-194).
«... La recusación tiene por objeto el hacer que el juez de quien se teme
la parcialidad, se separe del conocimiento de un asunto, y en este sentido, tiene
analogía con la excepción de incompetencia (...). Ambas tienen por fin, rechazar
la jurisdicción del juez que conoce del asunto; pero mientras la declinatoria se
relaciona directamente con la autoridad judicial, sin tener en cuenta la persona
o las personas que ejercen esa autoridad; la segunda, es para declinar la
jurisdicción de uno o más jueces determinados, por motivos personales a cada
uno de ellos: por eso en realidad, las dos excepciones tienen un fin análogo,
aunque fundándose en motivos diversos» (GALLINAL, s/a , Tomo II: 198).

2.14.4 Recusación sin expresión de causa

«La recusación perentoria, o sin expresión de causa, es aquella en la que el


derecho de obtener el apartamiento del magistrado subjetivamente inhábil, puede
ser ejercido por el litigante, permitiéndole la ley, reservar en su fuero íntimo la
causa o motivo que justifica su prevención hacia aquél...» (RIVAS, 1971:109-110).
Según Lino Palacio, la recusación sin expresión de causa «... se trata de
un tipo anómalo de recusación, ya que fuera de ciertas limitaciones de tiempo
y de forma (...), no requiere la demostración de ninguna circunstancia capaz
de arrojar sospechas sobre la imparcialidad del juez, y su utilización se halla
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 203

exclusivamente librada a la voluntad de las partes» (PALACIO, 1979, Tomo II:


305). El citado tratadista, en lo que atañe a las razones a favor de la exclusión
de la recusación sin expresión de causa, apunta lo siguiente: «... Desde un punto
de vista teórico no faltan razones para excluir a esta institución de las leyes
procesales. Entre otras, se suele hacer hincapié en la circunstancia de que
corresponde presumir, en los jueces del Estado, las condiciones de honestidad
e imparcialidad necesarias para el desempeño de sus funciones, siendo
razonable suponer que, en la hipótesis de mediar un impedimento legítimo, el
juez ha de abstenerse de intervenir en el asunto. También se arguye que la
recusación sin expresión de causa constituye un medio frecuentemente utilizado
con el deliberado propósito de obstruir o dilatar el curso de los procedimientos...»
(PALACIO, 1979, Tomo II: 305). Lino Palacio, al examinar las razones en contra
de la exclusión de la recusación sin expresión de causa, enseña lo siguiente:
«Existen (...) razones de orden práctico que no aconsejan (...) la exclusión
absoluta de este tipo de recusación. Una de ellas es que acuerda la posibilidad
de apartar del conocimiento del proceso a un juez que, pese a hallarse incurso
en alguna causal de recusación, la prueba de los hechos que la configuran
resulta de imposible o dificultosa producción. Otra razón reside en la
conveniencia de brindar a las partes una mínima garantía de selección, merced
a la cual puedan evitarse los inconvenientes derivados de la actuación de un
magistrado negligente. Existen, por último, numerosas situaciones de hecho
que, sin configurar estrictamente causales de recusación previstas por la ley,
ni poder encuadrarse en ellas pese al alcance más amplio que se le asigne,
implican el riesgo de un proceder judicial no exento de favoritismo hacia alguna
de las partes...» (PALACIO, 1979, Tomo II: 306).
Nuestro ordenamiento jurídico procesal, dicho sea de paso, no contempla
la institución estudiada en este punto, recogiendo únicamente la recusación
motivada o con expresión de causa, cuyas causales y demás aspectos serán
vistos en los puntos que siguen.

2.14.5 Recusación motivada o con expresión de causa

A decir de Jaime Guasp, la recusación motivada «... es aquel derecho que


se ejerce en virtud de que el recusado 'tiene interés en que el fallo se produzca
en determinado sentido, independientemente de la conformidad o no de la
pretensión de la parte con el derecho objetivo. El interés en que el fallo se incline,
en una u otra dirección es, por consiguiente, la causa genérica de la recusación,
dentro de la que pueden incluirse todos los casos particulares que la ley conoce'»
(GUASP; citado por RIVAS, 1971:109).
Adolfo Rivas trata sobre la naturaleza jurídica de la recusación motivada
o con expresión de causa utilizando tres puntos de vista: como derecho, como
acto procesal tomado en su interposición y como proceso, anotando lo siguiente:
«... Bajo el primer aspecto (la recusación -con expresión de causa- como
derecho), está vinculada a la garantía constitucional del debido proceso
204 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

y resulta ser una manera de asegurarlo. La consideramos como derecho


procesal, condición que implica sostener su carácter subjetivo, y su
sujeción al principio dispositivo y en el cual la finalidad arriba aludida,
está dada en el solo interés del particular, ya que el del Estado, se cumple
y agota con el establecimiento del derecho en favor de aquél. A la vez, y
con tener ese derecho personería como tal, está condicionado en su
existencia y ejercicio, al ejercicio de la acción, o bien a su contrapartida,
la excepción, como medio de asegurar uno de sus presupuestos: la
jurisdicción, ya que pese a la clara diferenciación que puede establecerse
entre la jurisdicción y las características subjetivas de los órganos que le
dan vida, no puede concebirse aquélla, sin imparcialidad en éstos.
Como acto procesal, es un acto de obtención atento su condición de
petición (...). Como tal, contiene la debida fundamentación (...).
(...)

Su caracterización como proceso secundario o dependiente del principal,


explica así la calidad de incidente que se le atribuye, y deriva a la vez de
la condición explicada al referirnos a la recusación como derecho»
(RIVAS, 1971:111-112).

2.14.5.1 Causales de recusación

En principio, cabe indicar que, conforme se desprende del artículo 311


del Código Procesal Civil, las causales de recusación (así como las de
impedimento) resultan aplicables a los magistrados que conocen el proceso,
ya sea en primera o segunda instancia, incluyendo a los Vocales de las Salas
de la Corte Suprema de Justicia de la República que conozcan del trámite de
un recurso de casación.
Rosenberg señala al respecto que «... un juez puede ser recusado por una
causa de exclusión (...) y por temor de parcialidad (...); es decir, por una causa
que, de acuerdo con las consideraciones objetivas y razonables, desde el punto
de vista de la parte, sea apropiada para justificar la desconfianza en la
imparcialidad del juez (...) respecto a la resolución material...» (ROSENBERG,
1955, Tomo 1:123).
García Ramírez afirma que «... todas las causas de recusación o excusa
pudieran atribuirse a alguno de los siguientes motivos: interés personal, moral
o material, directo o indirecto; interés funcional; afecto, parentesco o solidaridad;
dependencia, subordinación o compromiso, animosidad o conflicto, y
parcialidad manifestada» (GARCIA RAMIREZ; citado por FLORES TREJO,
1985: 504-505).
Mattirolo opina que son causales o motivos de recusación los siguientes:
«a) Interés directo o indirecto del juez en la causa.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 205

b) Afecto presunto del juez por una de las partes.


c) Presunción de animosidad del juez contra una de las partes.
d) Amor propio del juez» (MATTIROLO, s/a, Tomo 1 :194).
Mortara clasifica las causales de recusación en estas categorías: «... l.°,
interés personal directo o indirecto en la controversia; 2.°, presumible parcialidad
del juez en favor de una de las partes; 3.°, presumible parcialidad del juez en
odio de una de las partes; 4.°, relaciones de negocios con alguna de las partes; y
5.°, prevención de su juicio o modo de pensar sobre el objeto de la controversia...»
(MORTARA; citado por GALLINAL, s/a , Tomo II: 202).
El artículo 307 del Código Procesal Civil regula las causales de recusación,
estableciendo que las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando:
1. Es amigo íntimo o enemigo manifiesto de cualquiera de las partes, demostrado
por hechos inequívocos.
Sobre el particular, Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández
apuntan lo siguiente: «No podrán entenderse como 'amistad íntima'
las relaciones cordiales (no ya, por supuesto, las corteses) entre el
juez y sus conciudadanos (...). En cuanto a la enemistad, no se
requiere, en realidad, que sea 'manifiesta', esto es, aparente para
terceros o conocida de la generalidad o de un sector de la sociedad.
Con el adjetivo 'manifiesta' se ha querido establecer la exigencia de
que la animadversión sea real y seria y no imaginaria o insignificante»
(DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 366).
Alsina, en cuanto a la amistad del Juez con alguno de los litigantes
como causal de recusación, anota que: «... La amistad (...) ha sido
siempre causa de recusación. Pero no basta la simple amistad, que
puede no pasar de una relación de conocimiento: es necesario que
traduzca una gran familiariedad, aunque el trato no sea frecuente,
o que, por el contrario, haya frecuencia de trato, aunque no se
manifieste gran familiariedad, porque no se exige que la amistad
sea íntima (...), sino que traduzca un afecto suficiente para fundar
el temor del recusante. Para invocar la amistad como causal de
recusación, no es bastante atribuir una manifestación en tal sentido
a la contraparte...» (ALSINA, 1957, Tomo II: 303-304). El mencionado
tratadista, acerca de la enemistad manifiesta con alguna de las
partes como causal de recusación, expresa que «... los hechos en
que se funde la recusación deben ser directos, es decir, referidos a
persona determinada y traducir la gravedad del desafecto, porque
no serían suficientes si sólo evidenciarán un estado de indiferencia»
(ALSINA, 1957, Tomo II: 304).
Humberto Cuenca, en relación con la enemistad del Juez con alguna
de las partes como causal de recusación, manifiesta lo siguiente:
206 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«Los atentados contra el honor, la reputación y la propiedad de las


personas traducidos en hechos, pueden engendrar la enemistad (...).
Los odios seculares entre familias (...) configuran la enemistad.
(...) la calumnia, la intriga, la malevolencia traducida en hechos
concretos, serios, engendran la causal. Ha sido juzgado que las
simples advertencias o recriminaciones del juez a la parte con el
objeto de que se conduzca con lealtad y probidad en el debate, no
motivan la causal porque en este caso el funcionario no hace sino
cumplir con su deber. También es conteste la jurisprudencia en que
las alegaciones genéricas, es decir, no concretas, no engendran
enemistad; que tampoco la engendran la burla o ironía pasajera; el
desgano del funcionario a proveer constantes y asiduas solicitudes
de la parte porque contra la denegación de justicia existe el recurso
de queja; el resentimiento de la parte contra el juez por decisiones
adversas; pero que sí configuran la enemistad las frases hirientes
y despectivas del magistrado contra alguna de las partes en diversas
ocasiones...» (CUENCA, 1958: 27).
2. El o su cónyuge o concubino o su pariente en la línea directa o en la línea
colateral hasta el segundo grado, primero de afinidad o adoptado, tienen
relaciones de crédito con alguna de las partes; salvo que se trate de persona
de derecho o de servicio público.
Lino Palacio, acerca de la circunstancia de ser el Juez acreedor,
deudor o fiador, sostiene que esta causal«... contempla la posibilidad
de que la actuación del juez se encuentre afectada por intereses
económicos susceptibles de crear presiones o favoritismos con
relación a cualquiera de las partes...» (PALACIO, 1979, Tomo II: 320).
3. El o su cónyuge o concubino, son donatarios, empleadores o presuntos
herederos de alguna de las partes.
4. Haya intervenido en el proceso como apoderado, miembro del Ministerio
Público, perito, testigo o defensor.
Lino Palacio, en lo concerniente a la causal de recusación consistente
en haber sido el Juez defensor de alguno de los litigantes o emitido
opinión o dictamen o dado recomendaciones acerca del pleito (antes
o después de comenzado éste), señala que «... las circunstancias
descriptas (...) configuran la causal corrientemente llamada
'prejuzgamiento', en cuya virtud es admisible apartar del conocimiento
del proceso al juez que, sea como apoderado, letrado, perito o
funcionario judicial, haya exteriorizado su opinión acerca de las
formas de resolver las cuestiones debatidas en aquél» (PALACIO,
1979, Tomo II: 321-322). '
Humberto Cuenca, en lo que atañe a la actuación del Juez como
testigo o perito en el proceso del que conoce, refiere que «el fundamento
Capítulo í: Los órganos judiciales y sus auxiliares 207

de esta causal se encuentra en que a pesar de que el testigo declara


sobre hechos, sin embargo, en su espíritu se forma una valoración
de estos hechos y, por tanto, un criterio acerca de la razón o sinrazón
de las partes, y si luego le toca administrar sentencia, ya su ánimo
está prevenido. En las legislaciones de derecho no escrito se
considera que, precisamente, por haber sido testigo presencial de
los hechos ocurridos, puede sentenciar con más acierto y justicia la
causa. La legislación procesal de origen romano a fuerza de
garantizar la imparcialidad, le resta eficacia a la justicia, como en
este caso. De igual manera, el experto emite un dictamen o parecer
sobre una cosa que exige conocimientos especiales y si después le
corresponde, como juez, administrar justicia en dicha causa, su
opinión sobre una comprobación que puede ser decisiva en la causa,
está ya formada y adelantada. La razón es (...) que el legislador
quiere que el juez al dictar sentencia no lleve prejuicios de ninguna
naturaleza y que su opinión interna no se forme sino con el estudio
de las actas procesales» (CUENCA, 1958: 33).
5. Tiene interés directo o indirecto en el resultado del proceso.
Al respecto, Lino Palacio considera que «... el 'interés' puede ser
directo o indirecto, material o moral, y se configura toda vez que
la sentencia a dictar sea susceptible de beneficiar o de perjudicar al
juez o a sus parientes, como ocurriría en el supuesto de que aquélla
engendrara una responsabilidad subsidiaria o refleja para uno u
otros» (PALACIO, 1979, Tomo II: 319).
Alsina señala en relación a esta causal que «... el juez no puede ser
juez y parte (...). El interés puede ser directo o indirecto, ya que la
ley no hace distingos, y ha de entenderse que existe siempre que,
bajo cualquier forma, el juez se encuentre en situación de aprovechar
o sufrir las consecuencias del fallo (...). Si el juez tiene interés en
otro pleito donde se discuten las mismas cuestiones (...) que en el
sometido a su decisión, es lógico suponer que ha de obrar
influenciado por las pretensiones que tenga respecto de aquél...»
(ALSINA, 1957, Tomo II: 297-298).
6. Exista proceso vigente entre él o su cónyuge o concubino con cualquiera
de las partes, siempre que no sea promovido con posterioridad al inicio del
proceso.
Alsina opina sobre esta causal que «... sea que el juez actúe como
actor o demandado, cualquiera sea la naturaleza del juicio, la
circunstancia de que hubiera sido necesaria la intervención judicial,
demuestra la existencia de un conflicto de intereses que puede
comprometer la ecuanimidad del fallo. Pero es necesario que el
pleito exista al momento de comenzar el juicio, porque de lo
contrario, la parte podría iniciar un pleito simulado, al solo efecto
208 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de originar la causal de recusación; ello no podría ocurrir, en


cambio, si el que iniciase el pleito fuese el mismo juez» (ALSINA,
1957, Tomo II: 298-299).
Lino Palacio dice de esta causal que «... es necesario que el juicio
se haya promovido antes de haber tomado el juez intervención en
la causa, pues en caso contrario estaría en manos de cualquiera de
las partes crear una causal de recusación mediante el simple arbitrio
de entablar una demanda contra el juez. Distinto sería el caso,
naturalmente, si fuese el propio juez quien iniciase el pleito»
(PALACIO, 1979, Tomo II: 320).
Puntualizamos que el interesado puede basar la recusación que haga del
Juez en las causales contempladas en el artículo 307 del Código Procesal Civil
(al que se hiciera referencia en líneas precedentes) y, también, en las causales
reguladas en el artículo 305 del indicado Código adjetivo, que versa sobre las
causales de impedimento, cuando el Juez impedido no cumpliera con su deber
de abstención o excusación (art. 312 del C.P.C.). Las aludidas causales previstas
en el artículo 305 del Código Procesal Civil fueron examinadas en el punto
2.12.2 del presente Capítulo I de la obra, por lo que nos remitimos a lo señalado
en dicho punto.

2.14.5.2 Oportunidad de la recusación

La oportunidad para que el interesado plantee la recusación del Juez que


conoce del proceso es hasta antes del saneamiento procesal (art. 308 -parte
inicial- del C.P.C.). Sin embargo, resulta viable la recusación del Juez formulada
luego del indicado momento procesal, siempre y cuando esté basada en una
causal (de recusación o impedimento) sobreviniente (art. 308 -parte final- del
C.P.C.), es decir, que los hechos que configuran la causal invocada hayan
acontecido después del plazo regular (indicado precedentemente) con que
cuentan las partes para recusar al magistrado que dirige el proceso.

2.14.5.3 Procedencia e improcedencia de la recusación

Del texto del artículo 309 del Código Procesal Civil (numeral que versa
sobre la procedencia e improcedencia de la recusación) se colige lo siguiente:
- Es improcedente la recusación de los órganos jurisdiccionales que
conocen del trámite de la recusación.
- Es improcedente la recusación de los Jueces comisionados, vale
decir, aquellos que fueron exhortados para practicar una actuación
judicial fuera de la competencia territorial del Juez del proceso.
- Es improcedente la recusación de los magistrados que deban
resolver los conflictos de competencia que se presenten.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 209

- Es improcedente la recusación de los magistrados que conocen de


los procesos no contenciosos o de jurisdicción voluntaria (tal
improcedencia la señala además el art. 761 -inciso 1)- del C.P.C.).
- En los procesos ejecutivos (entiéndase procesos únicos de ejecución)
cabe la recusación si se cumplen los siguientes presupuestos:
A. que la causal (de recusación o impedimento) en que se base
la recusación se acredite con prueba documental fehaciente o
incuestionable; y B. que la recusación sea planteada dentro del plazo
previsto en el proceso único de ejecución para formular contradicción
(cual es de cinco días de notificado el mandato ejecutivo: art. 690-D,
primer párrafo, del C.P.C.).
- Resulta viable plantear una nueva recusación contra el mismo Juez
en el mismo proceso, siempre y cuando la causal en que se base
aquélla estuviera acreditada con prueba documental fehaciente o
incuestionable.
- Es inadmisible una tercera recusación contra el mismo Juez en el
mismo proceso, siendo irrelevante si efectivamente se ha
configurado una causal de recusación o de impedimento, aunque
ésta sea manifiesta o claramente comprobable.

2.14.5.4 Formulación y trámite de la recusación

Se infiere del artículo 310 del Código Procesal Civil (que trata sobre la
formulación y el trámite de la recusación) lo siguiente:
- El escrito mediante el cual se plantea la recusación debe presentarse
ante el Juez o la Sala que conoce del proceso (según se esté recusando
al Juez que dirige el proceso o a un Vocal integrante de la Sala que
conoce del mismo) y tiene que estar debidamente fundamentado,
no bastando, pues, la sola indicación de la causal de recusación o
impedimento en que se sustenta la recusación. Además, en el citado
escrito debe el recusante ofrecer los medios probatorios que
acrediten la causal invocada, siendo inviable el ofrecimiento como
prueba de la declaración del Juez o Vocal recusado.
- Si el Juez al que se recusa admite estar afectado con la causal
invocada en la recusación, tiene la obligación de excusarse (o
abstenerse, como se quiera, pues ambos términos tienen igual
significado) de seguir conociendo el litigio, para lo cual expedirá
el respectivo auto (debidamente motivado) que contendrá, además,
la orden para que se remita el expediente del proceso al órgano
jurisdiccional que debe sustituirlo.
- Si el Juez al que se recusa considera no estar inmerso en la causal
de recusación invocada, lo señalará así en el informe que para
210 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

tal efecto emita (el mismo que tiene que estar debidamente
fundamentado) y ordenará la formación del respectivo cuaderno
de recusación que deberá remitir al órgano jurisdiccional que
corresponda conocer, comunicando de ello (mediante la respectiva
notificación) a los sujetos procesales. La sustanciación de la recusación
no acarrea la suspensión del proceso principal, el mismo que sigue
su curso, aunque, puntualizamos, el Juez al que se recusa está
impedido de emitir resolución alguna que ponga término al proceso
(disposición ésta que se justifica, pues todavía está pendiente de
resolución el cuestionamiento de la presunta parcialidad del
magistrado en que consiste la recusación, por lo que mal se haría
en permitirle a un Juez supuestamente parcializado con alguna de
las partes decidir en definitiva el proceso que, por lo expuesto,
estaría impedido de conocer y resolver). El Juez al que se remite el
cuaderno de recusación tramitará y resolverá ésta de acuerdo a lo
normado en el artículo 754 del Código Procesal Civil (numeral
referido al trámite de la audiencia de actuación y declaración
judicial correspondiente a los procesos no contenciosos), en lo que
sea pertinente. La decisión del órgano jurisdiccional encargado de
dirimir la recusación no puede ser recurrida por los sujetos
procesales, dada la calidad de inimpugnable que le asigna el
penúltimo párrafo del artículo 310 del Código Procesal Civil.
- Lo señalado en el acápite anterior resulta de aplicación (en lo que
corresponda) a la recusación formulada contra un Vocal de la Corte
Superior o de la Corte Suprema. No obstante, debe tenerse presente
que tal recusación será dirimida por los demás Vocales que
conforman la Sala a la que pertenece el Vocal recusado, sin que sea
necesario para ello que la mencionada Sala sea integrada
(completada), a no ser que exista discordia, en cuyo caso dicha Sala
deberá integrarse por el llamado por ley a efecto de resolver la
recusación.

2.14.5.5 Rechazo liminar de la recusación

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 314 del Código Procesal


Civil, la recusación deberá rechazarse sin darle trámite, esto es, será desestimada
de plano:
1. Cuando en el escrito que contiene la recusación no se señale la
causal de recusación de que se trate (que debe ser una de las
previstas en los arts. 305 y 307 del C.P.C.).
2. Cuando la causal de recusación invocada fuese manifiestamente
improcedente (por lo que habrá que estar al caso concreto y,
también, a los supuestos de improcedencia de la recusación
contemplados en el art. 309 del C.P.C.).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 211

3. Cuando en el escrito de recusación no se ofrecen los medios de


prueba necesarios para acreditar la causal invocada (al respecto, el
primer párrafo del art. 310 del C.P.C. dispone que en el escrito de
recusación deben ofrecerse los medios probatorios, excepto la
declaración del recusado, que es improcedente).

2.14.5.6 Sanciones en caso de desestimación de la recusación

En caso de desestimarse la recusación planteada contra un magistrado o


auxiliar jurisdiccional u órgano de auxilio judicial, el órgano jurisdiccional tiene
la potestad (y no el deber) de imponer al recusante la multa correspondiente
(de 3 a 10 U.R.P.), lo que no obsta que sea condenado también al pago de las
costas y costos del trámite de la recusación que promoviera (art. 316 del C.P.C.).

2.14.5.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la recusación del Juez

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la recusación


del Juez, ha establecido lo siguiente:
- «... Por la recusación, son las partes quienes cuestionan la
intervención del magistrado por hechos que, no configurando
causales de impedimento, consideran que puedan influenciar en
su decisión (como el ser amigo o enemigo manifiesto de una de las
partes, tener relaciones de crédito con alguna de las partes, ser
donatarios, empleadores o presuntos herederos de aquellos, tener
interés en el resultado del proceso, etcétera); tales hechos requieren
ser probados por quien los alega con medios pertinentes y
suficientes...» (CasaciónNro. 2246-04 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-06-2006, págs. 16119-16120).
- «... El inciso 1) del artículo 307 del Código Adjetivo [C.P.C.] establece
que las partes pueden solicitar [vía recusación] que el Juez se aparte
del proceso cuando se demuestre por hechos inequívocos que es
amigo íntimo o enemigo manifiesto 'de cualquiera de las partes',
no existiendo referencial [sic -léase referencia-] alguna en la glosada
norma adjetiva a la amistad o enemistad con representantes de
personas jurídicas...» (CasaciónNro. 1121-07 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20647-20648).
- «... El doctor [...], al haber actuado como abogado de doña [...] en
otro proceso, ha tenido relación laboral con dicha persona que a su
vez es demandada en este juicio; [...] por ello, dicho Magistrado se
encontraba prohibido de intervenir en este proceso [...] y a pesar
de ello, ha resuelto él mismo como integrante de la Sala Superior,
lo que determina que se ha incurrido en la causal de nulidad
contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal
Civil...» (Casación Nro. 1278-2001 / San Román, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs. 8128-8129).
212 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- «... De acuerdo con el artículo trescientos diez del Código Procesal


Civil, el trámite de la recusación no suspende el proceso principal,
pero el recusado deberá de abstenerse de cualquier resolución que
ponga fin al proceso; [...] a pesar de este dispositivo y que el Juez a
quien se había remitido el cuaderno de recusación para resolverlo no
lo había hecho, la juez expidió sentencia [...]; [...] recién por resolución
[...] se resolvió la recusación rechazándola liminarmente [...]; [...] en
consecuencia, cuando la juez emitió sentencia, y todavía no se había
resuelto su recusación, infringió lo dispuesto por el artículo
trescientos diez del Código Procesal Civil, incurriendo en la causal
de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código
acotado...» (Casación Nro. 2258-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8348).
- «... La recusación fue interpuesta después de emitida la sentencia,
por lo que no cabía ningún trámite...» (Casación Nro. 4166-2001 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2002,
pág. 8769).
- «... Al variarse la conformación de la Sala [Superior], se ha impedido
a los justiciables la posibilidad de recusación, que permite el artículo
trescientos siete del Código Procesal Civil, porque sólo se han
enterado de ello al realizarse la vista de la causa, por lo que se ha
incurrido en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento
setentiuno del Código acotado...» (Casación Nro. 2046-2002 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2003,
pág. 10180).

2.15 Abstención del Juez

Si en el curso del proceso hubiere circunstancias que pudieran afectar de


una u otra manera y seriamente la función que ejerce el Juez del proceso,
entonces, éste, aduciendo razones de decoro o delicadeza, tiene la potestad (y
no el deber, como ocurre tratándose de las causales de impedimento y recusación
previstas en los arts. 305 y 307 del C.P.C.) de abstenerse de seguir conociendo
el litigio, para lo cual emitirá el respectivo auto motivado y enviará el expediente
del proceso al órgano jurisdiccional que deba sustituirlo (art. 313 -primer
párrafo- del C.P.C.). Si este último estima que los motivos invocados por el
Juez que se abstuvo de seguir conociendo la causa no son lo suficientemente
serios como para ameritar su apartamiento del proceso, deberá seguir el trámite
señalado en el artículo 306 del Código Procesal Civil (art. 313 -in fine- del
C.P.C.), numeral que versa acerca del trámite de la excusación y que fuera visto
en el punto 2.13 del presente Capítulo I de la obra, por lo que nos remitimos a
lo señalado en dicho punto.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 213

Al respecto, Lino Palacio enseña lo siguiente:


«En lo que atañe al derecho de abstención (fundado en motivos graves
de decoro o delicadeza), la ley adopta una fórmula flexible que, remitiendo
fundamentalmente a las motivaciones subjetivas del juez, tiende a
respetar todo escrúpulo serio que éste manifieste en orden a una posible
sospecha sobre la objetividad de su actuación (...).
Debe tratarse, sin embargo, de 'motivos graves', en forma tal que son
inadmisibles las excusaciones que traduzcan un exceso de susceptibilidad
o que puedan aparecer determinadas por actitudes de las propias partes»
(PALACIO, 1979, Tomo II: 332-333).
Couture, por su parte, apunta que «la abstención no configura una causal
de inhabilidad, ni siquiera un motivo de sospecha. Es una situación de conciencia
que autoriza al juez a ser relevado de la intervención en el asunto. Es un derecho
de tipo administrativo que tienen todos los funcionarios públicos, y que
consiste, sustancialmente, en liberarlos del conflicto moral que representa tener
que decidir en asuntos en los cuales razones de decoro o de delicadeza les crean
un estado particular de violencia moral. Este tipo de derecho no alcanza a las
partes en ningún sentido. Estas son ajenas a una situación que se produce
exclusivamente dentro de la conciencia moral del magistrado. No pueden
requerir a éste su alejamiento del asunto, ni les es dado tampoco obtenerlo por
intermedio de su superior jerárquico» (COUTURE, 1950, Tomo III: 134).
Sobre el particular, Aldo Bacre anota lo siguiente:
«Con respecto a los motivos graves de decoro o delicadeza, debe
interpretarse como aquellas circunstancias que originan una violencia
moral en el juzgador, perturbando su seriedad, al encontrarse con un
escrúpulo, o sea cuando considera que su conocimiento en la causa
afectaría su propia estimación como hombre o como juez. Deben ser
causas que afecten a su propio decoro.
Los motivos graves de delicadeza están, en el orden de la moralidad
íntima del juez, un peldaño más abajo que la afectación del decoro, pues
constituyen una agudización del sentimiento, que debe respetarse.
Estos motivos deben existir con anterioridad al proceso, pues no pueden
ser consecuencia de actitudes o expresiones ofensivas de las partes,
quienes de esta manera podrían separarlo del juicio. En estos casos, el
juez debe hacer valer su autoridad manteniendo el buen orden del
proceso y aplicando las sanciones que correspondan» (BACRE, 1986,
Tomo I: 596-597).
Gallinal, acerca de la abstención del Juez por decoro o delicadeza, hace
estas observaciones:
«Puede haber razones especiales de delicadeza y de decoro, no enumeradas
entre los motivos de recusación, que obliguen al juez a abstenerse de
214 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

conocer en un determinado asunto, de modo que, con arreglo a la ley:


los jueces deben abstenerse cuando tengan motivos de recusación o de
impedimentos, aunque no hayan sido propuestos por las partes (...); y
los superiores pueden conceder el derecho de abstención, por razones de
decoro y delicadeza no enumerados entre los motivos de recusación,
siendo aquél un medio decoroso y noble con el que el magistrado, que
en el fondo de su conciencia no se siente seguro de poder ejercitar en un
caso determinado su oficio, puede ponerse a cubierto de cualquier
vituperio o sospecha.
El derecho de abstención, podemos decir que es doblemente facultativo:
facultativo, para los jueces y tribunales superiores el concederlo o no, al
juez inferior que lo solicita, y facultativo, para el juez que pretende que
se le otorgue.
(...)

Lo natural es suponer, que en todo juez, haya el propósito de cumplir


con las obligaciones anexas a su cargo, y no es dado imaginarse, que sin
motivo se abstenga de conocer en asunto determinado, de manera que,
si pide el derecho de abstención, es lógico pensar que para ello medie
una razón cuando menos de decoro, de conciencia, de delicadeza, que lo
puede poner en condiciones de extraviar su criterio o de violentar su
propia naturaleza haciendo un sacrificio que a nadie es lícito imponer.
Los jueces pueden muchas veces tener, motivos especiales, que no deban
revelar a las partes, para abstenerse en determinado litigio, y no hay por
qué colocar al magistrado en el caso de sacrificar la justicia, o de inmolarse
por ella, contrariando sus afectos, perjudicando sus intereses o cediendo
a impulsos de alguna fuerza moral» (GALLINAL, s/a , Tomo II: 207-209).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la abstención
del Juez, ha establecido lo siguiente:
- «... Por la abstención, es el Juez quien de oficio, sin requerírselo las
partes, procede a apartarse del proceso en los casos que: a) advierta
que concurre alguna causal de impedimento, o b) por existir
motivos que, considera, perturban su función jurisdiccional...»
(Casación Nro. 2246-04 / Piura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-06-2006, págs. 16119-16120).
- «... Este [...] supuesto, conocido como 'abstención por decoro o
delicadeza', constituye una potestad inherente al Juez por la cual
se le faculta a apartarse del proceso por causa debidamente
justificada que sólo él conoce y que, por tanto, no se encuentra
expresamente prevista en la ley, dado que comprende su esfera
subjetiva. Los supuestos justificantes que alegue el Juzgador,
mediante resolución motivada, deben ser tales que perturben su
función, y no sólo meros enunciados por los que pretenda apartarse
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 215

de su deber de administrar justicia en un caso concreto. Desde que


la 'abstención por decoro o delicadeza' constituye una potestad del
Juez, es a éste a quien le corresponde decidir si se aparta del proceso,
y no a las partes...» (Casación Nro. 2246-04 / Piura, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006, págs. 16119-16120).
- «... El artículo trescientos trece del Código Procesal Civil regula la
abstención por decoro o delicadeza, que es aquel supuesto donde
el magistrado hace conocer que pesan en su ánimo consideraciones
que pueden perturbar su imparcialidad. Este artículo supone que
el juzgador tiene la facultad de analizar si concurren en él causales
que ameriten su abstención, y si ese es el caso, seguir con el trámite
que establece el artículo bajo comento, pero si el juzgador considera
que éste no es el caso, mal puede considerarse que se ha infringido
dicha norma...» (Casación Nro. 646-98 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, págs. 6421-6422).
- «... El solo hecho de haber compartido un inmueble con el letrado [...],
lo cual ha sido reconocido por el propio Vocal [...], no puede dar
lugar a la abstención del mismo por decoro o delicadeza, ya que
no se ha acreditado que tengan vínculo de orden profesional ni de
otro tipo que perturbe la función del magistrado...» (Casación Nro.
2786-2007 / Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-12-2008, págs. 23277-23278).
- «... Al ser la abstención por decoro una facultad y no un deber de
los juzgadores no puede acarrear sanción de nulidad...» (Casación
Nro. 2455-2004 / El Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-09-2005, pág. 14674).

3. AUXILIARES JURISDICCIONALES

De acuerdo a lo normado en el artículo 54 del Código Procesal Civil, son


auxiliares de la jurisdicción civil:
- Los Secretarios de Sala.
- Los Relatores.
- Los Secretarios de Juzgado.
- Los Oficiales auxiliares de justicia.
- Los Organos de auxilio judicial (perito, depositario, custodio,
interventor, martiliero público, curador procesal, policía judicial,
traductor, intérprete, entre otros).
Los deberes y responsabilidades de los auxiliares de la jurisdicción civil
se rigen por lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder Judicial, el Código
Procesal Civil y demás normas pertinentes.
216 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

3.1 Secretarios de Sala


Los Secretarios de Sala (de las Cortes Superiores y de la Corte Suprema)
son aquellos funcionarios públicos nombrados previo concurso por el Consejo
Ejecutivo del distrito judicial correspondiente (art. 258 de la L.O.P J.), que tienen
como funciones u obligaciones (a tenor del art. 259 de la L.O.P.J.) las siguientes:
1. Atender en su oficina dentro del horario establecido.
2. Recibir mediante Mesa de Partes, los expedientes que los Magistrados
o Salas envíen en grado o en consulta y los escritos o recursos que
entreguen los interesados.
3. Consignar al margen de las notas de remisión y de los escritos y
recursos, cuando sean de término o lo pida el interesado, bajo su
firma o la del empleado que los recibe, la fecha y hora que llegan
a la Mesa de Partes y anotar en la correspondiente libreta, los
procesos y copias que sean entregados.
4. Entregar diariamente a la Sala los expedientes que están al despacho.
5. Refrendar las resoluciones el mismo día que se expidan y autorizar
las actas de comparendos, poderes y declaraciones en el acto en
que se lleven a cabo, después de obtener las firmas de las personas
que intervengan en dichas diligencias.
6. Recibir de Relatoría, bajo cargo, el despacho de cada día para la
prosecución de su trámite.
7. Devolver inmediatamente a los Juzgados y Cortes Superiores de
su procedencia los expedientes resueltos, después que estén
vencidos los términos de ley, sin retardo alguno, bajo responsabilidad.
8. Vigilar que se cumplan en el menor tiempo posible, las peticiones
y devoluciones de expedientes en trámite para mejor resolver.
9. Informar diariamente al Presidente de la Sala sobre los procesos en
que hayan vencido los términos, para que sean resueltos.
10. Guardar secreto de lo que ocurra en la Sala.
11. Facilitar a los interesados y a sus abogados, en las Oficinas de la
Secretaría, el estudio de los expedientes.
12. Cuidar que se notifiquen las resoluciones en los términos y formas
de ley.
13. Ejercer las demás atribuciones que señala la ley.

3.2 Relatores
Casarino Viterbo dice de los Relatores que:
«... Son los funcionarios auxiliares de la administración de justicia que
tienen como misión fundamental imponer a los tribunales colegiados del
contenido de los negocios que ante ellos se ventilan.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 217

Con razón (...) se ha llamado a estos funcionarios auxiliares los ojos del
tribunal. Materialmente sería imposible que diversos jueces pudieran
imponerse en un mismo momento del proceso. Se recurre entonces al
sentido de la vista de un tercero, a objeto de que éste, de viva voz, informe
a los jueces de los tribunales colegiados de la materia o contenido del
proceso» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo II: 141).
Los Relatores son funcionarios públicos letrados adscritos a las Salas de
la Corte Suprema o de las Cortes Superiores que tienen las siguientes funciones
u obligaciones (según el art. 263 de la L.O.P.J.):
1. Concurrir a las Cortes antes de que comience el despacho.
2. Guardar secreto de lo que ocurre en la Sala.
3. No dar razón del despacho antes de que las resoluciones hayan
sido autorizadas.
4. Recibir, bajo constancia, los procesos que deben ser tramitados o
resueltos durante las horas de despacho, dando cuenta a la Sala el
mismo día.
5. Hacer presente a la Sala y al Vocal ponente en su caso, las nulidades
y omisiones que adviertan en los autos y las insuficiencias de los
poderes.
6. Hacer presente a la Sala, antes de empezar la audiencia, si de autos
resulta que alguno de los Vocales está impedido.
7. Hacer relación verbal de las causas en el acto de su vista.
8. Escribir las resoluciones que expide la Sala.
9. Cuidar que no quede ninguna resolución sin ser firmada por los
Magistrados, el mismo día que se dicta.
10. Cuidar que la nominación de los Vocales, al margen de las
resoluciones, corresponda exactamente a los miembros de la Sala
que las hayan dictado, bajo responsabilidad que les es exclusiva y
que hace efectiva la misma Sala aplicando la medida disciplinaria
que corresponda.
11. Devolver los expedientes a la Secretaría, el mismo día en que son
despachados bajo cargo firmado en el libro respectivo.
12. Registrar en los libros respectivos, con el visto bueno del Presidente
de la Sala, la distribución de las causas entre los ponentes y su
devolución, así como los votos en caso de discordia.
13. Llevar un registro en que se anota diariamente, con el visto bueno
del Vocal menos antiguo de la Sala, las partidas relativas a los autos
y sentencias que se dicten, extractando la parte resolutiva e
indicando los nombres de los litigantes objeto de la causa y los
nombres de los Magistrados.
218 Derecho Procesal Civil 1: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

14. Comunicar de palabra a los Magistrados llamados a dirimir


discordia, el decreto por el que se les llama y poner en autos la
constancia respectiva.
15. Presentar semanalmente al Presidente de la Sala una razón de las
causas que hayan quedado al voto, con indicación de las fechas en
que se vieron.
16. Concurrir a las audiencias e informes orales y leer las piezas del
proceso que el Presidente ordene.
17. Llevar un libro en que se anote el día y hora señalados para las
audiencias o informes orales, con indicación del nombre de las
partes, su situación procesal, del Fiscal que debe actuar, si fuera el
caso, y de los defensores designados, así como el Juzgado del que
proviene la causa.
18. Las demás que correspondan conforme a la ley y al Reglamento.

3.3 Secretarios de Juzgado

«El auxiliar más calificado de los Juzgados y Tribunales es el Secretario


Judicial, que tiene, aparte de la función de documentación y comunicación, la
esencial de fedatario de las actividades del Juez en el proceso. El Secretario
Judicial es, fundamentalmente, más que un auxiliar, en el sentido corriente de
esta palabra, un colaborador del Juez, sin cuya intervención (...) el Juez no
puede producir actos procesalmente válidos» (DE PINA, 1940: 75).
Oderigo, acerca del Secretario judicial, refiere que:
«... En lo civil (...), y en todas las instancias, el secretario es auxiliar
permanente del juez, que interviene en todos los asuntos en los cuales
este último ejerce jurisdicción.
Sus funciones son esencialmente actuariales: los secretarios se ocupan de
las actas y de los escritos con que se forman los expedientes judiciales,
de la crónica oficial de los actos procesales realizados...» (ODERIGO,
1989, Tomo II: 188).
Lino Palacio, en cuanto a los Secretarios judiciales, apunta que:
«... Los secretarios son los principales auxiliares de los jueces y tribunales
e integran (...) el grupo superior del personal auxiliar. Sin perjuicio de su
subordinación jerárquica al o a los elementos juzgadores del órgano
judicial, los secretarios son, por un lado, los jefes directos e inmediatos
del personal auxiliar subalterno. Por otro lado, les corresponde el
cumplimiento de parte de las funciones ordenatorias del proceso (vgr.
dictado de ciertas providencias de trámite), así como la actividad
específicamente referida a la formación material y a la custodia de los
expedientes judiciales (actos de documentación).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 219

En la práctica, sin embargo, debido a la complejidad y al volumen de las


tareas que pesan sobre los órganos judiciales, los secretarios desempeñan
funciones que exceden el marco de las precedentemente descriptas para
incursionar, de hecho, a través de proyectos de resolución, en el ámbito
de la actividad decisoria» (PALACIO, 1979, Tomo II: 346).
Al respecto, Casarino Viterbo sostiene que «... la misión (...) de los
secretarios es autorizar las providencias, despachos y actos emanados de los
tribunales ante los cuales prestan sus servicios, y custodiar los procesos y demás
documentos y papeles que sean presentados ante aquéllos» (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo II: 147).

Micheli, por su parte, señala que «... el secretario pertenece al orden


judicial (...) pero no ejercita la función judicial. Tiene la función de documentar
las actividades de los órganos judiciales, así como las propias y la de las partes,
la de asistir al juez en todos los actos respecto de los cuales se deba formar
proceso verbal (levantar acta), la de autenticar todo aquello que él ha extendido
por escrito (...), la de librar copias y extractos auténticos de los documentos
producidos, la de inscribir las causas en el registro de las mismas, la de proveer
a la formación del fascículo de oficio y a las notificaciones y comunicaciones
prescritas por la ley (...) o por el juez, y a la conservación de los actos del
proceso...» (MICHELI, 1970, Volumen 1 :189).

Briseño Sierra, en lo que atañe a las actividades que desarrolla el secretario


judicial, señala las siguientes: «autenticadora, certificadora o documental,
procesal (...), conservación y custodia, recaudaciones, actos administrativos, de
dirección y mando (interior de las oficinas), de mediación, de asesoramiento (...),
de comunicación, de ejecución, de regulación de costas (...), de pureza del
procedimiento (que llega a confundirse con los actos de asesoramiento), actos
de auxiliador (desde asistencia al desahogo de pruebas hasta cooperación
en las labores de la oficina), actos que dan cumplimiento a lo ordenado por
el juzgador, actos de dación de fe, y actos de archivo...» (BRISEÑO SIERRA,
1963: 75).

A criterio de Pallares, las funciones propias del Secretario judicial,


consideradas en abstracto y en términos generales, son las siguientes:
«a).- Autorizar las resoluciones, acuerdos y sentencias del juez, requisito
éste sin el cual, carecen de validez, a no ser en casos excepcionales (...).
b) .- La llamada facultad de documentación que consiste en hacer constar
en las actuaciones judiciales los actos igualmente judiciales.
c) .- Acordar en forma reservada o secreta las resoluciones que deben
recaer a las peticiones de las partes, de los terceros y las sentencias
que haya que dictar» (PALLARES, 1979: 331).
220 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Para Devis Echandía, son funciones de los Secretarios judiciales:


«1) Autorizar con su firma todas las sentencias, autos, declaraciones,
despachos, exhortos, diligencias, copias y notificaciones;
2) dar los testimonios o certificaciones que se pidan sobre hechos del
juzgado, tribunal o Corte, previa autorización del magistrado o
juez, y cuando lo permita la ley;
3) servir de auxiliares de los magistrados o jueces en los asuntos de
que éstos conocen, con facultad de dar fe en los mismos asuntos y
en todos los actos que les correspondan;
4) pasar al despacho los asuntos en que deba dictarse alguna resolución
sin necesidad de petición de las partes y los memoriales que éstas
presenten, so pena de multa por cada omisión;
5) dar las informaciones sobre el estado de los asuntos que cursan en
la oficina y manejar la secretaría con sus archivos, libros, etc.;
6) custodiar y mantener el orden el archivo del despacho;
7) hacer las notificaciones, citaciones y emplazamientos y autorizar
las que practiquen sus subalternos» (DEVIS ECHANDIA, 1985,
Tomo II: 355).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, en lo que concierne a los deberes del
Secretario judicial, afirman que son los siguientes:
«1) Autorizar las diligencias y demás actuaciones que pasen ante ellos
y darles su debido cumplimiento en la parte que les concierne.
2) Organizar los expedientes a medida que se vayan formando, y
cuidar que se mantengan en buen estado.
3) Redactar las actas, declaraciones, diligencias en que intervengan (...).
4) Llevar los libros que establezcan los reglamentos.
5) Desempeñar todas las demás funciones designadas en las leyes
generales y disposiciones reglamentarias.
6) Comunicar a las partes y a los terceros las decisiones judiciales,
mediante la firma de oficios, mandamientos, cédulas y edictos (...).
( ...)

7) Extender certificados, testimonios y copias de actas.


8) Conferir vistas y traslados.
9) Firmar (...) las providencias de mero trámite (...).
10) Devolver los escritos presentados fuera de plazo» (ALVAREZ
JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 71-72).
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 221

Los Secretarios de Juzgado son aquellos funcionarios públicos que tienen


por obligaciones y atribuciones genéricas, según el artículo 266 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, las siguientes:
1. Actuar únicamente en su Juzgado y residir en la localidad donde
aquél funciona.
2. Cumplir estrictamente el horario establecido y atender personalmente
a abogados y litigantes.
3. Guardar secreto en todos los asuntos a su cargo, hasta cuando se
hayan traducido en actos procesales concretos.
4. Vigilar se coloque al margen de los escritos y recursos el día y hora
en que se reciben, firmando la constancia respectiva cuando no
existe control automático de recepción.
5. Dar cuenta al Juez de los recursos y escritos a más tardar dentro
del día siguiente de su recepción, bajo responsabilidad.
6. Autorizar las diligencias y las resoluciones que correspondan según
la ley y el reglamento.
7. Actuar personalmente en las diligencias a que están obligados, salvo
en los casos en que por disposición de la ley o mandato del Juez
pueda comisionarse a los Oficiales Auxiliares de Justicia u otro
persona de auxilio judicial.
8. Vigilar que se notifique la resolución al día siguiente de su
expedición, salvo el caso de sentencia en que la notificación se debe
hacer dentro de dos días de dictada.
9. Emitir las razones e informes que ordene su Superior.
10. Facilitar el conocimiento de los expedientes a las partes y a sus
abogados, y a las personas que tienen interés legítimo acreditado,
con las respectivas seguridades (en el caso de expedientes archivados,
pueden facilitar el conocimiento a cualquier persona, debidamente
identificada, que los solicite por escrito).
11. Vigilar la conservación de los expedientes y los documentos que
giran a su cargo, siendo responsables por su pérdida, mutilaciones
o alteraciones, sin perjuicio de las responsabilidades del personal
auxiliar.
12. Llevar los libros o tarjetas de control que establece el Consejo
Ejecutivo Distrital, debidamente ordenados y actualizados.
13. Expedir copias certificadas, previa orden judicial.
14. Remitir los expedientes fenecidos, después de cinco años, al archivo
del juzgado.
222 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

15. Admitir, en casos excepcionales, consignaciones en dinero efectivo


o cheque certificado a cargo del Banco de la Nación, con autorización
especial del Juez, que contiene al mismo tiempo, la orden para que
el Secretario formalice el empoce a la entidad autorizada, el primer
día útil.
16. Cuidar que la foliación de los expedientes se haga por orden
sucesivo de presentación de los escritos y documentos, y que las
resoluciones se enumeren en orden correlativo.
17. Guardar los archivos que por orden judicial reciban de otros Secretarios.
18. Atender con el apoyo de los Oficiales Auxiliares de Justicia del
Juzgado, el despacho de los decretos de mero trámite y redactar
las resoluciones dispuestas por el Juez.
19. Confeccionar trimestralmente la relación de los procesos en estado
de pronunciar sentencia, colocando la tabla de causas cerca de la
puerta de la Sala de actuaciones del Juzgado.
20. En los Juzgados Penales, confeccionar semanalmente una relación
de las instrucciones en trámite, con indicación de su estado y si hay
o no reo en cárcel, colocándose dicha relación cerca de la puerta de
la Sala de actuaciones del Juzgado.
21. Confeccionar trimestralmente la relación de las causas falladas y
pendientes, con las referencias que sirven para distinguirlas, a fin
de que oportunamente sean elevadas por el Juez al Consejo Ejecutivo
Distrital.
22. Compilar los datos necesarios para la formación de la estadística
judicial, en lo que respecta al Juzgado, con indicación del número
de causas ingresadas, falladas y pendientes; de las sentencias que
hayan sido confirmadas, revocadas o declaradas insubsistentes por
la Corte Superior y de aquellas en las que la Corte Suprema
interviene conforme a ley, consignando el sentido de las resoluciones.
23. Cuidar que los subalternos de su dependencia cumplan puntualmente
las obligaciones de su cargo, dando cuenta al Juez de las faltas u
omisiones en que incurran en las actuaciones y de su comportamiento
en general, a fin de que aquél imponga, en cada caso, la medida
disciplinaria que corresponda.
24. Cumplir las demás obligaciones que impone la ley y el reglamento.

3.4 Oficiales auxiliares de justicia

Los Oficiales auxiliares de justicia son los servidores y empleados que se


hallan al servicio del Poder Judicial y que tienen como obligaciones y
atribuciones genéricas (según el art. 272 de la L.O.P.J.) las siguientes:
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 223

1. Actuar únicamente en la Sala, el Juzgado o en la Secretaría a la


que se encuentran adscritos y residir en el lugar en que aquéllos
funcionan.
2. Cumplir estrictamente el horario establecido.
3. Asistir a los Jueces, Secretarios y Relatores de Sala y a los Secretarios
de Juzgado, en las actuaciones o diligencias que se realizan en o
fuera del local jurisdiccional respectivo.
4. Emitir las razones o informes que se les soliciten.

3.5 Organos de auxilio judicial

En lo que respecta a los Organos de auxilio judicial, el artículo 55 del


Código Procesal Civil establece que son los siguientes:
- El perito.
- El depositario.
- El interventor.
- El martiliero público.
- El curador procesal.
- La policía (judicial).
- Los otros órganos que determine la ley (como, por ejemplo, el
custodio, los traductores e intérpretes).

3.5.1 Perito

3.5.1.1 Noción

El perito es aquella persona que cuenta con conocimientos especializados


sobre alguna ciencia, arte, oficio o materia y que es llamado por el órgano
judicial a fin de que le auxilie sobre algún hecho que escapa a su saber y exponga
sus observaciones y exámenes realizados, así como sus conclusiones sobre lo
analizado, todo lo cual estará contenido en su informe pericial o dictamen (el
mismo que no es determinante como prueba, pues será debidamente valorado
por el juzgador como cualquier otro medio probatorio).
Según Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, los peritos «... son los auxiliares
de los jueces que por su idoneidad o profesión asesoran al juez sobre temas
específicos (p.ej., médico forense, peritos ingenieros, calígrafos, tasadores,
traductores, etcétera)» (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 71).
A decir de Oderigo, «... se denomina perito a la persona técnicamente
capacitada que es llamada al proceso con finalidad probatoria de tipo asesor;
para que facilite al juez la comprensión de determinados fenómenos inaccesibles
para él por falta de conocimientos especiales» (ODERIGO, 1989, Tomo II: 203).
224 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Para Nelson Suárez, «... los peritos son personas llamadas a exponer al
Juez no sólo las observaciones de sus sentidos y sus impresiones personales
sobre los hechos observados, sino, también las inducciones que deban sacarse
objetivamente de los hechos observados y de aquellos que se les den por
existentes...» (SUAREZ, 1972: 64).
Gómez Orbaneja asevera que los peritos «... son las personas con conocimientos
especializados (científicos, artísticos o prácticos), llamados al proceso para
aportar las máximas de experiencia que el Juez no posee o puede no poseer y
para facilitar la percepción y la apreciación de hechos concretos, objeto de
debate» (GOMEZ ORBANEJA; citado por ARAGONESES, 1958: 532).
Cardoso Isaza opina que los peritos «... son auxiliares del juez y su
dictamen un medio de prueba, que si bien presenta a veces características que
lo asemejan más que todo a la declaración del testigo, difiere de ella no sólo por
su aspecto formal, sino por razón de su contenido, como que no sólo envuelve
un mero relato de hechos previamente percibidos, fijados y conservados, sino
que involucra conclusiones originadas en razonamientos abstractos para los
cuales se requieren especiales conocimientos técnicos, científicos o artísticos»
(CARDOSO ISAZA, 1979: 358).
El perito es un órgano de auxilio judicial, un colaborador técnico del
magistrado o un órgano de prueba, como se quiera, cuya participación es
imparcial y -en ocasiones- necesaria. Así lo deja entrever Nelson Suárez cuando
afirma que «el perito es un auxiliar de justicia, que debe actuar con absoluta
imparcialidad, comprometiéndose solamente con su inteligencia, ciencia o
saber, y suministrando verazmente los informes técnicos que se le requieran,
con abstracción del origen de su nombramiento y sin otro interés que el de
colaborar con la justicia, la ley y la paz social» (SUAREZ, 1972: 67).
La Ley Orgánica del Poder Judicial regula lo concerniente a los peritos
en el Capítulo I («Peritos») del Título II («Organos de auxilio judicial») de su
Sección Sexta («Organos auxiliares»), en los arts. 273 al 280. Por su parte, el
Código Procesal Civil regula la pericia en el Capítulo VI («Pericia») del Título
VIII («Medios probatorios») de su Sección Tercera («Actividad procesal»), en
los arts. 262 al 271. Por último, debe tenerse presente, además, lo normado en
el Reglamento de Peritos Judiciales (Res. Adm. Nro. 351-98-SE-TP-CME-PJ, del
25-08-1998).

3.5.1.2 Requisitos

Son requisitos para ejercer el cargo de perito los siguientes:


- Debe ser sujeto extraño al proceso: El nombramiento no puede
recaer en el demandante, demandado o tercero interviniente en la
relación jurídica procesal.
- Debe ser idóneo para el cargo y tener conducta intachable.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 225

- Debe tener título habilitante en la ciencia, profesión, arte, actividad


técnica o materia especializada a que se refieran las cuestiones
objeto de pericia, a no ser que ésta no requiera de profesionales
universitarios o no hubieran peritos en las sedes de los Juzgados
en los que tenga que actuarse dicho medio probatorio.
- Debe aparecer en la lista de especialistas que el Consejo de Gobierno
de cada distrito judicial formula anualmente, salvo que la pericia
no precise de profesionales universitarios o no hayan peritos en la
sede del Juzgado correspondiente.
- Debe ser el perito designado como tal por el Juez.
- Debe aceptar el cargo: Dicha aceptación tiene que ser expresa, por
escrito y bajo juramento o promesa de actuar con veracidad.
- No debe estar afectado de alguna causal de impedimento o
recusación, las mismas que se encuentran previstas en los artículos
305 y 307 del Código Procesal Civil, respectivamente.
Sobre el particular, nuestro ordenamiento jurídico establece lo siguiente:
- El Consejo de Gobierno de cada Distrito Judicial formula anualmente
la lista de los especialistas que podrán ser nombrados peritos en
un proceso, tomando como base la propuesta alcanzada por cada
colegio profesional. Cuando la pericia no requiera de profesionales
universitarios, el Juez nombrará a la persona que considere idónea.
La misma regla se aplica en las sedes de los Juzgados donde no
hayan peritos que reúnan los requisitos antes señalados (art. 268
del C.P.C.).
- Los Peritos Judiciales deben reunir los requisitos que las leyes
procesales exigen, tener conducta intachable y figurar en la nómina
que remitan las instituciones representativas de cada profesión (art.
273 de la L.O.P.J.).
- Los Colegios Profesionales y las instituciones representativas
de cada actividad u oficio debidamente reconocidas, remiten
anualmente a la Corte Superior del Distrito Judicial correspondiente,
la nómina de sus miembros que consideren idóneos para el
desempeño del cargo de Perito Judicial, a razón de dos por cada
Juzgado. Estos deben residir dentro de la circunscripción de cada
Juzgado y reunir los requisitos legales para el desempeño de tal
función. Las nóminas son transcritas a los Juzgados para que éstos
designen rotativamente, en cada caso y en presencia de las partes
o de sus abogados, a quienes deban actuar. Las Cortes Superiores
pueden solicitar, cuando lo consideren conveniente, se aumente el
número de peritos que figuren en las nóminas (art. 274 de la
L.O.P.J.).
226 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- En los lugares donde no se haya podido formular las nóminas a


que se refiere el artículo 273 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
(numeral citado líneas arriba) para el nombramiento de peritos, los
Organos Jurisdiccionales se rigen por las disposiciones procesales
pertinentes (art. 277 de la L.O.P.J.).

3.5.1.3 Impedimentos

Con arreglo a lo previsto en el artículo 31 del Reglamento de Peritos Judiciales


(Res. Adm. Nro. 351-98-SE-TP-CME-PJ, del 25-08-1998), son impedimentos
para participar en Audiencias o Diligencias periciales:
a) Cuando los peritos tengan vínculo laboral o profesional vigente de
carácter temporal o permanente con alguna de las partes.
b) Cuando el perito o su cónyuge o concubino, tengan parentesco
dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad
o de adopción, con alguna de las partes, o con sus representantes
o apoderados o con un abogado que interviene en el proceso.
c) Cuando el perito o su cónyuge o concubino, tengan el cargo de
tutor o curador de cualquiera de las partes.
d) Cuando el perito tenga interés directo o indirecto en el proceso.
e) Cuando se produzca cualquier otro incumplimiento a disposiciones
legales y /o internas del Poder Judicial.
En relación al tema tratado en este punto, debe tenerse en cuenta lo
normado en el artículo 315 del Código Procesal Civil, numeral referido a la
recusación y al deber de abstención de los auxiliares jurisdiccionales (y el perito
es uno de ellos: arts. 54 y 55 del C.P.C.), y que será visto en el punto 3.6 del
presente Capítulo I de la obra.

3.5.1.4 Derechos

Es derecho del perito que se le suministre los medios para llevar a cabo
la pericia y no haya intervención alguna que no sea la del perito. El perito debe
tener plena libertad en su proceso investigatorio, siempre y cuando no exceda
de la materia o asunto señalados por el Juez en la respectiva resolución. De
esta manera se garantiza la no interferencia, ni siquiera del magistrado, en los
estudios, métodos y experimentos que tenga que practicar el perito con miras
a la elaboración de un dictamen confiable y científico. Esto se explica porque
solamente el perito conoce la actividad pericial y puede determinar cuándo su
indagación adquiere la certeza exigida para con su dictamen. Naturalmente, a
efecto de desarrollar su labor, el perito tiene que contar con los elementos
materiales del caso y que le deben ser facilitados por el magistrado y los sujetos
procesales.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 227

También es derecho del perito que se le remunere por su trabajo, lo que


implica no sólo el pago por los gastos que demanda la pericia sino, además,
por la actividad que realiza en base a sus conocimientos especializados. El
artículo 279 de la Ley Orgánica del Poder Judicial señala al respecto que los
honorarios de los peritos, en los peritajes pedidos por las partes, se fijan y pagan
con arreglo a las disposiciones procesales pertinentes, y que quienes soliciten
una pericia deben consignar previamente los honorarios correspondientes,
conforme al arancel vigente. El artículo 271 del Código Procesal Civil establece
en relación a los honorarios de los peritos: A. que el Juez fija el honorario de
los peritos, estando obligada al pago la parte que ofrece la prueba (pericial), y
que si no lo hiciera dentro del plazo que el Juez le señale, éste puede ordenar
que se prescinda del medio probatorio (pericia), salvo que la otra parte ofrezca
efectuar el pago, con cargo a repetir; y B. que, cuando el medio probatorio
(pericia) es ordenado de oficio, el honorario será pagado proporcionalmente
por las partes, y que el incumplimiento de una parte faculta a la otra a efectuar
el pago con cargo a repetición. El Reglamento de Peritos Judiciales (Res. Adm.
Nro. 351-98-SE-TP-CME-PJ) trata acerca de los honorarios de los peritos en los
artículos 23 y 24, los mismos que citamos a continuación:
«Artículo 23°.- Los honorarios profesionales serán propuestos por el Perito de
acuerdo con las normas orientadoras de honorarios profesionales que publican cada
dos años los Colegios Profesionales, cuya copia deberá ser remitida al Presidente
de la Corte [Corte Superior de Justicia pertinente]. Estos honorarios deberán ser
aprobados por el Magistrado. El 8 % de los Honorarios netos del Perito, se destinarán
al REPEJ [R egistro de Peritos Judiciales] y para el financiamiento de peritajes
extraordinarios en procesos penales.
La elaboración de Informes Periciales gratuitos, en los casos contemplados por ley,
serán considerados como méritos y anotados en el Registro de Peritos Judiciales».

«A rtículo 24°.- Los Magistrados dispondrán que los obligados al pago de los
honorarios por el servicio de Peritajes Judiciales, previo a la prestación del servicio,
efectúen el Depósito Judicial del importe fijado, salvo lo previsto en el Articulo 182°
del Código Procesal Civil. [E l art. 182 del C.P.C. versa sobre los efectos del auxilio
ju d icia l y señala, entre otras cosas, que el auxiliado está exonerado de todos los
gastos del proceso],
Excepclonalmente, podrá disponerse se otorgue fianza personal acompañada de la
respectiva Declaración Jurada de Bienes, para garantizar el pago futuro de la
obligación. Los honorarios garantizados podrán ejecutarse en vía incidental en el
mismo proceso judicial.
Del mismo modo, excepcionalmente, el Magistrado podrá ordenar al Perito la
presentación de carta fianza irrevocable y de ejecución inmediata, cuando éste solicite
adelanto que no podrá ser mayor del 40 % de sus honorarios».

3.5.1.5 Obligaciones

Son obligaciones de los peritos las siguientes:


- Prestar juramento o promesa de actuar con veracidad, si hubiese
aceptado el cargo.
228 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Realizar personalmente la pericia, siguiendo el marco del encargo


judicial y en la forma señalada por el ordenamiento procesal.
- Obrar con lealtad, veracidad, imparcialidad, responsabilidad y
buena fe.
- La motivación de su dictamen y la exposición en forma clara y
concreta de sus conclusiones, las mismas que deben ser el resultado
de los fundamentos incorporados en el informe pericial.
- Guardar secreto de su labor hasta tanto no presente el dictamen
pericial.
- La presentación oportuna de los dictámenes periciales.
- La explicación del mismo en la audiencia de pruebas o en una
especial, si el caso lo amerita.
- Concurrir a la inspección judicial cuando haya relación entre este
medio de prueba y la pericia, siempre que así lo ordene el Juez.
- Abstenerse de aceptar el cargo de perito o de practicar la pericia si
se encuentran afectados de alguna causal de impedimento o
recusación.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 26 del Reglamento de
Peritos Judiciales (Res. Adm. Nro. 351-98-SE-TP-CME-PJ), son obligaciones de
los profesionales y especialistas inscritos en el Registro de Peritos Judiciales
(REPEJ) las siguientes:
a) Cumplir con las disposiciones emitidas por los Organos de Gobierno
del Poder Judicial.
b) Expedir informes periciales expresos y categóricos, técnicamente
sustentados.
c) Presentación oportuna del informe pericial.
d) Otras que se puedan establecer por norma expresa.

3.5.1.6 Responsabilidades

Sobre el particular, la Ley Orgánica del Poder Judicial establece en su


artículo 278 que las irregularidades cometidas por los peritos en el desempeño
de sus funciones, son puestas en conocimiento de las instancias profesionales
que los propusieron, sin perjuicio de aplicarse las sanciones que establece la
ley.
El Código Procesal Civil, en lo que atañe a las responsabilidades del
perito, prescribe en su artículo 270 que:
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 229

«Los peritos que, sin justificación, retarden la presentación de su dictamen


o no concurran a la audiencia de pruebas, serán subrogados y sancionados
con multa no menor de tres ni mayor de diez Unidades de Referencia
Procesal, sin perjuicio de la responsabilidad civil y penal a que hubiere
lugar.
En este caso, el dictamen pericial será materia de una audiencia especial».
Es de destacar que los peritos no sólo incurren en responsabilidad civil
y penal cuando retardan -sin justificación- la presentación de su dictamen o no
asisten a la audiencia de pruebas, sino también cuando obran con culpa inexcusable
en la elaboración del informe pericial o actúan con dolo al emitir informes falsos
(ya sea debido a soborno, animadversión u otro tipo de intereses).
En cuanto al tema tratado en este punto, debe tenerse presente lo normado
en los artículos 27 al 30 del Reglamento de Peritos Judiciales (Res. Adm. Nro.
351-98-SE-TP-CME-PJ), numerales que procedemos a citar seguidamente:
«Artículo 27°.- Se considera falta a toda acción u omisión voluntaria que contravenga
las obligaciones, prohibiciones y demás normatividad específica sobre los deberes
de los Peritos Judiciales establecidos por Ley y el presente reglamento, sin perjuicio
de las responsabilidades civiles y/o penales a que hubiere lugar».

«Artículo 28°.- Son causales de sanción a los Peritos Judiciales las faltas siguientes:
a) Presentación extemporánea del Informe Pericial por causa imputable al Perito.
b) El incumplimiento o la falta de subsanación del Informe Pericial dentro del
plazo correspondiente.
c) Aplazamiento de la Audiencia o Diligencia por causa imputable al Perito.
d) La falta de claridad y precisión en el Informe Pericial.
e) Efectuar cobros indebidos.
f) Incumplimiento de lo dispuesto en el Artículo 26° del reglamento. [Según el
art. 26 del Reglamento de Peritos Judiciales (Res. Adm. Nro. 351-98-SE-TP-
CME-PJ) son obligaciones de los profesionales y especialistas inscritos en el
Registro de Peritos Judiciales (REPEJ) las siguientes: a) cum plir con las
disposiciones emitidas por los Organos de Gobierno del Poder Judicial; b)
expedir inform es periciales expresos y categóricos, técnicamente sustentados;
c) presentación oportuna del inform e pericial; y d) otras que se puedan
establecer por norma expresa],
g) Cualquier otro incumplimiento a disposiciones legales y/o internas del Poder
Judicial».

«Artículo 29°.- Constituyen sanciones:


- Amonestación.
- Multa.
- Suspensión Temporal.
- Cancelación Definitiva.
Las sanciones enunciadas serán aplicadas por el Juez del proceso en observancia
del Artículo 270° del Código Procesal Civil [citado lineas arriba] y en función a criterios
de proporcionalidad, excepto la Cancelación Definitiva que corresponde aplicar al
Presidente de la Corte Superior respectiva, previo informe del Juez del proceso».
230 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«A rtículo 30°.- Las sanciones impuestas por el Magistrado del proceso podrán ser
apeladas en el plazo de quince días hábiles, ante el Presidente de la Corte Superior
de Justicia del Distrito Judicial correspondiente, quien deberá resolver en el plazo de
treinta días útiles con resolución motivada. Lo resuelto por el Presidente de la Corte
Superior de Justicia es inimpugnable.
Las sanciones impuestas serán inmediatamente comunicadas a los Colegios
Profesionales y al Registro de Peritos Judiciales, para las acciones pertinentes. Del
mismo modo, los Colegios Profesionales o instituciones están obligadas a comunicar
al REPEJ [Registro de Peritos Judiciales] de las denuncias y sanciones impuestas a
los profesionales o especialistas, bajo responsabilidad».

3.5.1.7 Número de peritos


La última parte del artículo 263 del Código Procesal Civil establece que
los peritos son designados por el Juez en el número que considere necesario. Se
observa entonces que el número de peritos queda librado al criterio del juzgador.
Nada impide que éste decida que la pericia sea practicada por un solo perito.
El artículo 264 del mencionado cuerpo de leyes se refiere al perito de
parte y preceptúa que:
«Las partes pueden, en el mismo plazo que los peritos nombrados por
el Juez, presentar informe pericial sobre los mismos puntos que trata el
Artículo 263° [del C.P.C., cuya parte inicial establece que al ofrecer la pericia
se indicarán con claridad y precisión, los puntos sobre los cuales versará el
dictamen, la profesión u oficio de quien debe practicarlo y el hecho controvertido
que se pretende esclarecer con el resultado de la pericia], siempre que lo hayan
ofrecido en la oportunidad debida.
Este perito podrá ser citado a la audiencia de pruebas y participará en
ella con sujeción a lo que el Juez ordene».
De la lectura del primer párrafo del artículo 264 del Código Procesal Civil
se aprecia que, además de los peritos nombrados por el Juez, pueden los sujetos
procesales designar otros (siempre que este medio de prueba se haya ofrecido
oportunamente), que elaborarán el correspondiente dictamen, el mismo que
será presentado dentro del plazo fijado para los peritos designados por el Juez.
Si bien el Código Procesal Civil no lo señala expresamente, del segundo párrafo
del artículo 264 de dicho Código puede inferirse que tanto el demandante como
el demandado pueden ofrecer un perito de parte cada uno.

3.5.2 Depositario

3.5.2.1 Definición
El depositario es el órgano de auxilio judicial (arf. 55 del C.P.C.) que
recibe la cosa sobre la cual recae el embargo en forma de depósito con la
obligación de cuidarla diligentemente y conservarla en su poder, haciendo
entrega de ella cuando el órgano jurisdiccional se lo ordene.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 231

Será siempre depositario el afectado con la medida, porque si tal función


la ejerce una tercera persona se le denominaría custodio y se estaría ante otra
forma de medida cautelar: el secuestro, pues el depósito judicial no supone la
desposesión del bien, sino su conservación por parte de quien sufre la medida
preventiva.

3.5.2.2 Derechos
Son derechos del depositario, principalmente, los siguientes:
- Exigir el reembolso de los gastos de conservación del bien objeto
de depósito. Posición ésta compartida por Jorge Carreras, quien
afirma que «... el depositario tiene el derecho a ser reembolsado de
los gastos que haya hecho para la conservación de la cosa depositada
y a ser indemnizado de todos los perjuicios que se les hayan
seguido del depósito...» (CARRERAS, 1957:446). Esto es discutible
tratándose del propietario, pero puede justificarse si éste hubiese
tenido la intención de desprenderse del bien por resultarle oneroso
mantenerlo, por ejemplo. (La regla general es que el afectado
soporte los gastos del depósito, como una partida más de las costas
del proceso). Lo que sí está fuera de toda controversia es la carencia
del derecho del depositario a una retribución, pues por ejercer el
dominio del bien tal posibilidad se entiende excluida.
- Solicitar al órgano jurisdiccional la enajenación del bien sobre el
cual recae la medida cautelar, por ser onerosa su conservación o
haber peligro de deterioro, pérdida o destrucción.
- La indemnización de los daños y perjuicios irrogados, si la medida
cautelar de embargo en forma de depósito fue levantada por haber
sido declarada infundada la pretensión principal de quien la solicitó.

3J5.2.3 Obligaciones

Son obligaciones del depositario, entre otras, las siguientes:


- Cuidar y conservar el bien de manera responsable, evitando su
transmisión, deterioro, pérdida o destrucción.
- No desplazar el bien fuera del lugar en que se encuentre, a no ser
por orden del Juez o cuando sea necesario para evitar su deterioro,
pérdida o destrucción.
- Llevar a cabo los actos necesarios para obtener y brindar protección
a los frutos o beneficios que produzca el bien.
- Permitir la fiscalización del bien por parte del veedor (si lo hubiere),
el peticionante de la medida o el Juez, y suministrar la información
que con respecto a él le exija el magistrado.
232 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Poner en conocimiento del Juez que el bien materia de depósito se


encuentra deteriorándose o corre el peligro de perderse o destruirse,
o que resulta onerosa su conservación, con la finalidad de que tome
el magistrado las medidas del caso (como, por ejemplo, disponer
su enajenación).
- Facilitar el acceso al bien para que las personas interesadas en
participar del remate lo examinen.
- Entregar el bien apenas le sea requerido por el Juez y a la persona
que éste expresamente le indique.
El artículo 655 del Código Procesal Civil contempla las obligaciones del
depositario (y del custodio) estableciendo que:
«Los órganos de auxilio judicial están en el deber de conservar los bienes
en depósito o custodia en el mismo estado en que los reciben, en el local
destinado para ello, a la orden del Juzgado y con acceso permanente para
la observación por las partes y veedor, si lo hay. Asimismo, darán cuenta
inmediata al Juez de todo hecho que pueda significar alteración de los
objetos en depósito o secuestro y los que regulen otras disposiciones, bajo
responsabilidad civil y penal».
El depositario incurrirá en responsabilidad civil y /o penal en caso de
evadir sus obligaciones, y de deterioro, pérdida o destrucción del bien
depositado, salvo que ello se deba a causas no imputables a él. También será
responsable si transfiere a tercero (sin orden judicial) el bien materia de depósito.

3.5.3 Custodio

3.5.3.1 Concepto
El custodio es el órgano de auxilio judicial encargado de cuidar, conservar
y restituir -cuando le sea requerido y en el estado que lo recibió- el bien sobre
el cual recae una medida cautelar en forma de secuestro, ya sea judicial o
conservativo.
Enseña Rocco que «... se suele hablar, no de custodio, sino de secuestre,
pues con esta palabra se quiere dar a entender que la actividad del órgano
puesto al frente del secuestro no se limita a la simple custodia del bien, para
asegurar su conservación, sino que la actividad que se le asigna se extiende
más allá de los límites de la pura vigilancia e implica una serie de otras
actividades que en estricto rigor no podrían entrar en el concepto más restringido
de la simple custodia» (ROCCO, 1977, Volumen V: 175).
Al respecto, Micheli anota que «el custodio ejercita un officium de derecho
público, conexo al ejercicio de la función jurisdiccional; debe conservar y
administrar la cosa embargada (...); pero la actividad de conservación tiene la
neta prevalencia sobre la administración que debe, por tanto, reducirse a la
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 233

actividad necesaria para asegurar la conservación de la cosa en su destino


económico y, por consiguiente, la susceptibilidad de dicha cosa para ser
utilizada...» (MICHELI, 1970, Tomo III: 27).
Es de destacar que, al igual que el afectado puede ser designado
depositario en el embargo correspondiente, nada impide que el peticionante
de la medida en forma de secuestro sea nombrado custodio. Así es, no existe
disposición legal alguna que le prohíba al último o al propio afectado
desempeñarse como custodios. (El supuesto conflicto de intereses que se podría
presentar en desmedro de la función del custodio -fundamento de quienes
están a favor de la prohibición- no se evita con la respectiva exclusión de las
partes, pues, dicho conflicto también puede acontecer al estar el tercero
-designado custodio- notoriamente vinculado a la parte que lo propuso como
tal). Sobre el particular, Redenti apunta que «si se nombra custodio -
secuestratario a uno de los contendientes (secuestrante o secuestrado), o
también a un tercero que sea ya poseedor (detentador) de las cosas o de los
bienes a otro título, él, desde el momento de su investidura, cesará de poseer
por el (verdadero o supuesto) título a que poseía (detentaba) iure civili, y
cambiando de título, poseerá o detentará desde ese momento en ejercicio de
la función pública 'por cuenta de quien corresponda', aun sin excluir con ello
que el derechohabiente (aquel a quien 'corresponde') sea precisamente él. Esto
nos explica las eventuales responsabilidades civiles y penales (...) a que puede
quedar expuesto, y las obligaciones que le incumben, no diferentes de los de
un custodio extraño...» (REDENTI, 1957, Tomo II: 262-263).

3 .53.2 Obligaciones

Una vez nombrado el custodio y aceptado el cargo por éste, asume, bajo
responsabilidad civil y penal, una serie de obligaciones contempladas en los
artículos 649 -segundo párrafo- y 655 del Código Procesal Civil, a saber:
- Debe conservar los bienes en custodia en el mismo estado en que
los recibe y a la orden del Juzgado.
- Tiene que velar por los bienes secuestrados en el local destinado
para ello, estando impedido entonces de trasladarlos a un lugar
distinto sin autorización del Juez (salvo que tal traslado sea
necesario para evitar su deterioro, pérdida o destrucción).
- Está obligado a facilitar el acceso permanente al local donde se
hallan los bienes secuestrados, tanto a las partes como al veedor (si
lo hubiere), con la finalidad de que puedan observar tales bienes.
- Debe presentar los bienes sobre los que recae la medida cautelar
de secuestro dentro del día siguiente al de la intimación del Juez,
sin poder invocar derecho de retención (aun en el supuesto de que
no se le haya retribuido por su labor).
234 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Está sujeto a dar cuenta inmediata al Juez de todo hecho que pueda
significar alteración de los objetos en secuestro.
- Debe observar todo lo demás que regulen otras disposiciones.

3.5.3.3 Retribución
El custodio, como órgano de auxilio judicial que es, percibe la retribución
que a su solicitud le fije el Juez. El peticionante de la medida cautelar es
responsable de su pago con cargo a la liquidación final, y debe hacerlo efectivo
a simple requerimiento. Ello se colige del artículo 632 del Código Procesal Civil.
El artículo 654 del Código Procesal Civil precisa lo siguiente:
«El custodio, antes de la aceptación del encargo, debe proponer el monto
de la retribución por su servicio, estimada por día, semana o mes, según
las circunstancias, la que será tomada en cuenta por el Juez al señalar la
retribución.
Está exceptuado el Banco de la Nación cuando se trata del dinero por el
que se debe abonar interés legal de acuerdo a las disposiciones legales
sobre la materia».
Las decisiones en relación a la retribución del custodio son apelables sin
efecto suspensivo (parte final del art. 632 del C.P.C.).
Advertimos que el derecho del custodio a percibir una retribución
por su labor es independiente de aquel que le faculta al indicado órgano de
auxilio judicial a exigir el reembolso de los gastos realizados con motivo de la
conservación del bien afectado con medida cautelar en forma de secuestro.

3.5.4 Interventor
El interventor (órgano de auxilio judicial: art. 55 del C.P.C.) es la persona
designada por el Juez en caso de trabarse un embargo en forma de intervención,
que tendrá a su cargo la labor de recaudar los ingresos (interventor recaudador)
u obtener información (interventor informador) sobre el movimiento económico
de una empresa de persona natural o jurídica.

3.5.4.1 Interventor recaudador


Según Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, el interventor recaudador «... es
el auxiliar que el juez designa para materializar la recaudación de fondos o
frutos. Carece de injerencia en la administración del ente o persona afectada...»
(ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 440-441).
Para Enrique Falcón, «... el recaudador es un oficial de justicia ad hoc,
que puede concurrir a realizar un embargo, o recaudar los fondos de un ente
colectivo o de una empresa, cuando se requiere -para efectuar la recaudación-
Capítulo 1: Los órganos judiciales y sus auxiliares 235

un tiempo más o menos extenso, el control contable y registro de entradas,


etcétera...» (FALCON, 1999: 83).
A criterio de Choclín, el interventor controlador y recaudador «... vigila,
comprueba, informa y da cuenta de irregularidades o recauda las sumas que
deberán depositarse para responder al crédito que motivó la medida...»
(CHOCLIN, 1973: 41). Dicho autor agrega que «el recaudador no tiene ni en la
apariencia la entidad que está interviniendo. Su misión es definida: la percepción
de los fondos que van ingresando en el negocio que custodia...» (CHOCLIN,
1973: 59).
Son obligaciones del interventor recaudador las siguientes:
- Verificar el funcionamiento y conservación de lo intervenido, sin
interferir ni interrumpir sus labores propias (art. 662 -inc. 1)- del C.P.C.).
- Llevar control de ingresos y egresos (art. 662 -inc. 2)- del C.P.C.).
- Proporcionar, de los fondos que recauda, lo necesario para la actividad
regular y ordinaria de lo intervenido (art. 662 -inc. 3)- del C.P.C.).
- Poner a disposición del Juez, dentro de tercer día, las cantidades
recaudadas, consignándolas a su orden en el Banco de la Nación.
A pedido propio o de parte, puede el Juez modificar el plazo para
consignar (art. 662 -inc. 4)- del C.P.C.).
- Informar, en los plazos señalados por el Juzgado, el desarrollo
regular de la intervención (especialmente los hechos a que se
refieren los tres primeros acápites). Así lo establece el inciso 5) del
artículo 662 del Código Procesal Civil.
- Debe (como obligación especial) informar de inmediato sobre
aspectos que considere perjudiciales o inconvenientes a los intereses
de quien ha obtenido la medida cautelar, entre ellos la falta de
ingresos y la resistencia e intencional obstrucción que dificulte o
impida su actuación (art. 663 del C.P.C.).

S.5.4.2 Interventor informador

El interventor informador «... es el auxiliar que el juez designa para


investigar el estado de bienes, negocios, operaciones o actividades, pero sin
importar interferencia en la administración de la sociedad o persona física
afectada» (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 441).
En opinión de Atilio González:
«El interventor informante (...) designable de oficio o a pedido de parte
exhibe la finalidad de dar noticias -con la periodicidad que el juez
determine en cada caso- respecto de los siguientes aspectos:
- El estado de los bienes que son objeto de litigio;
236 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- el desarrollo de las operaciones o actividades de las cuales se trata»


(GONZALEZ, 1999:195).
El interventor informador está obligado a:
- Informar por escrito al Juez, en las fechas señaladas por éste,
respecto de las comprobaciones sobre el movimiento económico
de la empresa intervenida, así como otros temas que interesen a la
materia controvertida (art. 666 -inc. 1)- del C.P.C.).
- Dar cuenta inmediata al Juez sobre los hechos que considere
perjudiciales al titular de la medida cautelar, o que obsten el ejercicio
de la intervención (art. 666 -inc. 2)- del C.P.C.).

3.5.5 Martiliero público

3.5.5.1 Noción
El martiliero público (órgano de auxilio judicial: art. 55 del C.P.C.) es
aquella persona que realiza una función de intermediario, facilitando la
enajenación de bienes al relacionar directamente a compradores y transferentes
(entiéndase aquellos que sufren la ejecución forzada), ofertando públicamente
dichos bienes con el fin de conseguir el mayor precio de los mismos mediante
las diversas posturas que se hagan.
Sobre el particular, Donato apunta que:
«En las subastas privadas el martiliero actúa en carácter de mandatario o
comisionista, según sea el caso, del dueño de los bienes que hayan de
venderse.
En las subastas judiciales, por el contrario, el martiliero reviste la calidad
de auxiliar del órgano judicial, en cuya representación realiza el acto
procesal respectivo» (DONATO, 1997: 679).
El mencionado jurista señala, además, que:
«El martiliero que lleve a cabo la subasta (...) en la medida en que cumple
sus funciones mediante la comisión de verdaderos actos procesales, es
un sujeto del proceso, y dentro de éste, un auxiliar judicial que no reviste
en forma permanente en los cuadros judiciales; en otra terminología, es
un auxiliar externo de la administración de justicia. En virtud de tales
conceptos, este agente judicial debe ajustarse a las instrucciones del juez
y no puede extralimitarse en su cometido, asumiendo responsabilidades
procesales, civiles y penales...» (DONATO, 1997: 679-680).
Lino Palacio dice del martiliero público lo siguiente:
«... A diferencia de lo que ocurre en las subastas privadas, en las cuales
el martiliero actúa en calidad de mandatario o comisionista, según sea
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 237

el caso, del dueño de los bienes que hayan de venderse, en las subastas
judiciales aquél reviste el carácter de auxiliar del órgano judicial, en cuya
representación realiza el acto procesal de que se trata.
(...) De ello se sigue (...) que el martiliero debe realizar la subasta de conformidad
con las instrucciones contenidas en la resolución que la decreta y en el
edicto correspondiente» (PALACIO, 1994, Tomo VII: 569-570).
En sentido similar se pronuncia Podetti cuando afirma que «el rematador
designado para realizar una subasta pública, no actúa como auxiliar del
comercio, ni como mandatario o comisionista de los sujetos del proceso donde
va a actuar, sino como auxiliar interno del órgano jurisdiccional...» (PODETTI,
1952:340). Podetti, al respecto, cita la siguiente jurisprudencia argentina según
la cual «... el martiliero en los remates judiciales no obra ni como mandatario
ni como comisionista, sino como un delegado del juez: como oficial público
investido por el juez, a nombre de la ley, para realizar la subasta de acuerdo
con las instrucciones contenidas en el auto de venta y edictos respectivos...»
(PODETTI, 1952: 340-341).
El artículo 2 de la Ley Nro. 27728 («Ley del Martiliero Público», del 23­
05-2002, cuyo Reglamento lo constituye el Decreto Supremo Nro. 008-2005-JUS,
del 22-07-2005) define al martiliero público como la persona natural debidamente
inscrita y con registro vigente, autorizada para llevar a cabo ventas en remate
o subasta pública, en la forma y condiciones que establece la referida Ley o las
leyes específicas del Sector Público.
En el artículo 3 de la Ley Nro. 27728 se precisa lo siguiente:
- Todo remate público de bienes muebles o inmuebles, derechos,
acciones, valores y semovientes de origen lícito en el sector privado,
requiere para su validez de la intervención del Martiliero Público
(art. 3 -primer párrafo- de la Ley Nro. 27728).
- La subasta de bienes del Estado se rige por las normas del
Reglamento General de Procedimientos Administrativos de los
Bienes de Propiedad Estatal; y el remate judicial dispuesto por la
autoridad jurisdiccional, por las disposiciones del Código Procesal
Civil (art. 3 -in fine- de la Ley Nro. 27728). Puntualizamos que el
Reglamento General de Procedimientos Administrativos de los
Bienes de Propiedad Estatal, aprobado por el Decreto Supremo
Nro. 154-2001-EF, fue derogado por la Primera Disposición
Complementaria Derogatoria del Reglamento de la Ley Nro. 29151
(Decreto Supremo Nro. 007-2008-VIVIENDA, del 14-03-2008); por
consiguiente, acerca de la subasta de bienes del Estado, habrá que
tener presente lo dispuesto en la Ley general del sistema nacional
de bienes estatales (Ley Nro. 29151, del 13-12-2007) y en su
Reglamento (Decreto Supremo Nro. 007-2008-VIVIENDA).
238 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Es de destacar que, con arreglo a lo previsto en la Primera Disposición


Complementaria del Decreto Supremo Nro. 008-2005-JUS, el procedimiento
de remate regulado en la Ley Nro. 27728 y en dicho Decreto Supremo será de
aplicación a todo remate privado o particular. En el caso de remates judiciales,
será de aplicación supletoria a lo establecido en el Código Procesal Civil en lo
no previsto, y en el caso de remates administrativos será de aplicación en tanto
no exista normatividad especial al respecto.

3.5.5.2 Competencia territorial

Acerca de la competencia territorial del martiliero público, debe tenerse


presente que:
- El Martiliero Público tiene competencia a nivel nacional (art. 5 de
la Ley Nro. 27728).
- El Martiliero Público ejerce su función con competencia nacional,
con la obligación de señalar ante el Registro (Registro de Martilieros
Públicos del Organo Desconcentrado designado por la Superintendencia
Nacional de los Registros Públicos), domicilio legal en uno de los
departamentos en donde ejerza sus funciones. El cambio de
domicilio legal será comunicado al Registro, dentro del plazo de
diez (10) días, una vez efectuado (art. 3 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).

3.5.5.3 Requisitos

La Ley Nro. 27728 regula los requisitos para ser martiliero público en el
Capítulo I («Requisitos para ser martiliero público») del Título II («Del Martiliero
Público»), en los arts. 6 al 9, los cuales citamos a continuación:
«A rtícu lo 6°.- Requisitos
Para ejercer el cargo de Martiliero Público se requiere:
1) Ser peruano de nacimiento;
2) Ser mayor de 25 años y gozar plenamente de los derechos civiles;
3) Tener título profesional universitario;
4) Tener capacidad para comerciar, probada mediante examen psicológico oficial;
5) Aprobar un examen de Idoneidad y obtener el Certificado de Martiliero Público
otorgado por la SUNARP [Superintendencia Nacional de los Registros Públicos]',
6) Estar debidamente inscrito en el Registro de Martilieros Públicos;
7) No haber sido condenado por delito doloso común;
8) No encontrarse en estado de quiebra culposa o fraudulenta;
9) No ser ciego, sordo o mudo, ni adolecer de enfermedad mental o Incapacidad
física permanente que le impida ejercer el cargo con la diligencia necesaria;
10) Acreditar buena conducta y probidad por diez (10) comerciantes inscritos en
Registros Públicos; y,
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 239

11) Otorgar un depósito de garantía a favor del Estado por un monto igual a 1.5
UIT, para responder de los daños y perjuicios que pueda ocasionar en el
desempeño de sus funciones».

«A rtículo 7°.- Del R egistro de M artilieros Públicos


La Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (SUNARP) tendrá a su cargo
el Registro de Martilieros Públicos, el mismo que se actualizará permanentemente.
Es obligatoria la matrícula del Martiliero Público en el Registro al que se refiere el
párrafo anterior. Quien pretenda ejercer la actividad de Martiliero Público deberá
exhibir el título que lo habilite para el ejercicio de sus funciones».

«A rtículo 8°.- De los Legajos


La autoridad que tenga a su cargo el Registro de Martilieros Públicos ordenará la
formación de legajos individuales para cada uno de los inscritos, donde constarán
los datos personales y de inscripción; las sanciones impuestas, así como todo lo que
produzca modificaciones. Dichos legajos serán públicos».

«A rtículo 9°.- De la Garantía


La garantía a que se refiere el inciso 11) del Artículo 6° de la presente Ley [num eral
citado líneas arriba], es inembargable y repondrá exclusivamente el pago de los daños
y perjuicios que causare el Martiliero Público en ejercicio de su actividad o de la multa
que como sanción se le hubiera impuesto. De ejecutarse la garantía, el afectado la
repondrá en el plazo de 30 días, bajo apercibimiento de suspensión del Registro».

Además, debe tenerse presente lo normado en los arts. 5 al 13 del Decreto


Supremo Nro. 008-2005-JUS («Reglamento de la Ley del Martiliero Público»),
que establecen lo siguiente:
- El postulante a Martiliero Público, para solicitar el título de Martiliero
Público, deberá cumplir con los siguientes requisitos (previstos en
el art. 5 del D.S. Nro. 008-2005-JUS):
1. Solicitud dirigida al Jefe del Organo Desconcentrado establecido
por la Sunarp (Superintendencia Nacional de los Registros
Públicos), consignando los datos personales de identificación,
acompañada de la Declaración Jurada de no encontrarse
comprendido el postulante dentro de los impedimentos
establecidos en el artículo 11 de la Ley Nro. 27728, numeral
este último que trata sobre las incompatibilidades del martiliero
público y que preceptúa que no pueden ejercer dicho cargo:
1. ningún funcionario o empleado de la Administración
Pública, ni de entidades e instituciones pertenecientes al
sistema financiero nacional, públicas o privadas, en los casos
que representen intereses del organismo o entidad del que
formen parte o dependan hasta después de tres (3) años de
haber dejado definitivamente su cargo; 2. los eclesiásticos;
y 3. los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional.
2. Copia certificada de la Partida de Nacimiento.
240 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

3. Copia autenticada por fedatario de cualquier Organo


Desconcentrado de la Sunarp (Superintendencia Nacional de
los Registros Públicos), del Documento Nacional de Identidad
que acredite la constancia de sufragio de la última votación
o la dispensa respectiva.
4. Declaración Jurada de estar en plena capacidad de ejercicio
de sus derechos civiles.
5. Copia certificada por el funcionario autorizado de la Universidad,
del Diploma que acredite el título universitario expedido por
Universidad Peruana o revalidado conforme a ley.
6. Certificado psicológico oficial expedido por el Centro de
Salud o Area de Salud competente, que acredite capacidad
para comerciar.
7. Declaración Jurada de no haber sido condenado por delito
doloso común.
8. Declaración Jurada de no encontrarse en estado de insolvencia
o quiebra culposa o fraudulenta.
9. Certificado médico expedido o visado por Area de Salud
competente que acredite capacidad física y mental, de acuerdo
a lo establecido en el numeral 9) del artículo 6o de la Ley
Nro. 27728, según el cual, para ejercer el cargo de martiliero
público se requiere no ser ciego, sordo o mudo, ni adolecer
de enfermedad mental o incapacidad física permanente que
le impida ejercer el cargo con la diligencia necesaria.
10. Diez (10) cartas firmadas por comerciantes inscritos en
Registros Públicos, sean éstos personas naturales o jurídicas,
que acrediten su buena conducta y probidad. Las mencionadas
cartas deberán contener la firma legalizada del comerciante
o del representante inscrito en caso de ser persona jurídica.
11. Depósito de garantía a favor del Organo Desconcentrado
respectivo, para responder de los daños y perjuicios que
pueda ocasionar en el desempeño de sus funciones. El
depósito de garantía se efectuará en el Banco de la Nación,
mediante Certificado de Depósito Administrativo por un
monto igual a 1.5 UIT.
12. Pago de derechos respectivo.
El examen de idoneidad para los postulantes que cumplan con los
requisitos señalados en el artículo 5 del Decreto Supremo Nro. 008-
2005-JUS será escrito y se llevará a cabo en la fecha que determine
el Organo Desconcentrado designado por la Sunarp (Superintendencia
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 241

Nacional de los Registros Públicos). Se requiere una nota mínima


de trece (13) puntos en el examen de idoneidad para obtener
calificación aprobatoria (art. 6 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).
Los postulantes que residan fuera de la provincia de Lima, pueden
presentar su documentación a través de cualquiera de los Organos
Desconcentrados de la Sunarp (Superintendencia Nacional de los
Registros Públicos). Así lo establece el artículo 7 del Decreto
Supremo Nro. 008-2005-JUS.
Los postulantes que hayan proporcionado información falsa o
presentado documentos adulterados, serán descalificados, previa
verificación indubitable de tal circunstancia; poniéndose en
conocimiento dicha situación a la autoridad administrativa superior
(art. 8 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).
El postulante que cumpla con acreditar los documentos establecidos
en el artículo 5 del presente Reglamento (D.S. Nro. 008-2005-JUS,
numeral citado líneas arriba) y apruebe el examen escrito de
idoneidad, será nombrado por el Jefe del Organo Desconcentrado
designado por la Sunarp (Superintendencia Nacional de los
Registros Públicos), mediante Resolución, en la que se dispondrá
además, la matrícula o inscripción en el Libro del Registro de
Martilieros Públicos. Finalizado el procedimiento de nombramiento
e inscripción, el Martiliero Público podrá solicitar el Certificado de
Martiliero Público (art. 9 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).
El Registro de Martilieros Públicos es único y de competencia
nacional, tiene como sede la ciudad de Lima. La inscripción o
matrícula del Martiliero Público se realiza en orden correlativo en
el Libro de Martilieros que posee el Registro. La designación del
Organo Desconcentrado a cargo del Registro de Martilieros Públicos
se realizará mediante Resolución de Superintendente Nacional. La
actualización del Registro establecida en el artículo 7 de la Ley Nro.
27728 (numeral citado anteriormente), consiste en mantener vigente
la información archivada, para lo cual el Martiliero Público deberá
proporcionar la documentación que acredite el cambio de datos
relacionados con su inscripción, en caso de haber variado éstos (art.
10 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).
Para la habilitación anual del ejercicio del cargo de Martiliero
Público, se requiere la presentación dentro de los quince (15)
primeros días de cada año, lo siguiente: a) la actualización de la
garantía otorgada; b) la relación de los remates realizados durante
el año anterior, debiendo dicha relación ser suscrita por el Martiliero
Público. El Organo Desconcentrado designado por la Sunarp
(Superintendencia Nacional de los Registros Públicos), en un plazo
no mayor de treinta (30) días posteriores a la presentación por parte
242 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de los Martilieros Públicos de los requisitos antes indicados,


dispondrá la habilitación anual de los Martilieros Públicos, la cual
será publicada en el Diario Oficial El Peruano. El Martiliero Público
que no cumpla con presentar dichos requisitos, no podrá ser
habilitado para ejercer el cargo durante el año en curso (art. 11 del
D.S. Nro. 008-2005-JUS).
- La garantía a que se refiere el numeral 11) del artículo 6 de la Ley
Nro. 27728 (depósito de garantía a favor del Estado por un monto
igual a 1.5 UIT, para responder de los daños y perjuicios que pueda
ocasionar el martiliero público en el desempeño de sus funciones),
responderá exclusivamente por el pago de los daños y perjuicios
que causare el Martiliero Público en ejercicio de sus funciones, no
pudiendo ser embargada por causas distintas a la señalada. De
ejecutarse la garantía, el afectado la repondrá en un plazo no mayor
de treinta (30) días, bajo apercibimiento de suspensión de su
matrícula o inscripción (art. 12 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).
- El Martiliero Público que solicite la cancelación de su matrícula o
inscripción, o se le sancione con cancelación de la misma, podrá
solicitar la devolución del depósito de garantía. El Certificado de
Depósito Administrativo se devolverá debidamente endosado,
aplicando el plazo de prescripción (de dos años) regulado en el
numeral 4 del artículo 2001 del Código Civil, salvo el caso del
Martiliero Público que acredite no haber efectuado remates durante
todo su ejercicio, debiendo para tal efecto presentar Declaración
Jurada con firma legalizada por Notario. Asimismo, se devolverá la
garantía al postulante que desapruebe el examen escrito de idoneidad.
La solicitud del requerimiento de devolución deberá ser presentada
por el propio interesado (art. 13 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).

3.5.5.4 Impedimentos
Con arreglo a lo previsto en el artículo 10 de la Ley Nro. 27728, están
impedidos para ejercer el cargo de Martiliero Público:
1) Los que no pueden ejercer el comercio o disponer de sus bienes.
2) Los que no tienen domicilio real en el departamento o en uno de
los departamentos de su competencia.
3) Los condenados con penas accesorias de inhabilitación para ejercer
cargos públicos o por hurto, robo, extorsión, estafa u otras
defraudaciones, usura, cohecho, malversación y delitos contra la
fe pública hasta diez años después de cumplida la condena.
4) Los excluidos temporal o definitivamente del ejercicio de la actividad
de Martiliero Público por resolución judicial o sanción del organismo
competente.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 243

3.5.5.5 Incompatibilidades
El artículo 11 de la Ley Nro. 27728 trata sobre las incompatibilidades del
martiliero público, estableciendo que no pueden ejercer dicho cargo:
1) Ningún funcionario o empleado de la Administración Pública, ni
de entidades e instituciones pertenecientes al sistema financiero
nacional, públicas o privadas, en los casos que representen intereses
del organismo o entidad del que formen parte o dependan hasta
después de tres (3) años de haber dejado definitivamente su cargo.
2) Los eclesiásticos.
3) Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.
Además, debe tenerse presente lo normado en los arts. 14 y 15 del Decreto
Supremo Nro. 008-2005-JUS («Reglamento de la Ley del Martiliero Público»),
que reproducimos a continuación:
- En los supuestos de incompatibilidades, establecidas en el artículo 11
de la Ley Nro. 27728 (numeral citado precedentemente), se deberá tener
en cuenta lo siguiente (según el art. 14 del D.S. Nro. 008-2005-JUS):
1. Se entenderá como entidades de la Adm.ij.LAdación Pública,
a las indicadas en el artículo I del Título Preliminar de la Ley
Nro. 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General
(art. I del T.P. del Texto Unico Ordenado de dicha Ley: D.S.
Nro. 006-2017-JUS), cuales son las siguientes: 1. el Poder
Ejecutivo, incluyendo Ministerios y Organismos Públicos
Descentralizados; 2. el Poder Legislativo; 3. el Poder Judicial;
4. los Gobiernos Regionales; 5. los Gobiernos Locales; 6. los
Organismos a los que la Constitución Política del Perú y las
leyes confieren autonomía -como, por ejemplo, el Ministerio
Público, la Defensoría del Pueblo, el Jurado Nacional de
Elecciones, etc.-; 7. las demás entidades, organismos, proyectos
especiales, y programas estatales, cuyas actividades se
realizan en virtud de potestades administrativas y, por tanto, se
consideran sujetas a las normas comunes de derecho público,
salvo mandato expreso de ley que las refiera a otro régimen;
y 8. las personas jurídicas bajo el régimen privado que prestan
servicios públicos o ejercen función administrativa, en virtud
de concesión, delegación o autorización del Estado, conforme
a la normativa de la materia.
2. Se entenderá como entidades del sistema financiero las
reguladas en la Ley Nro. 26702, Ley General del Sistema
Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la
Superintendencia de Banca y Seguros.
3. Entiéndase que el término eclesiástico comprende a los
ministros o los que hagan sus veces en todas las confesiones.
244 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

4. Entiéndase que los miembros de las Fuerzas Armadas y la


Policía Nacional, son los que se encuentran en actividad.
- Si con posterioridad a la designación como Martiliero Público
sobreviniese cualquiera de los supuestos de incompatibilidades, el
Martiliero Público deberá solicitar la cancelación de su matrícula
o inscripción, mediante escrito con firma legalizada (art. 15 del D.S.
Nro. 008-2005-JUS).

3.5.5.6 Funciones
De acuerdo a lo normado en el artículo 12 de la Ley Nro. 27728, son
funciones del martiliero público:
1) Efectuar en forma personal y con sujeción a las normas sobre la
materia, la venta, permuta, gravamen o alquiler de bienes muebles
e inmuebles, derechos, acciones, valores y semovientes de procedencia
lícita en remate público.
2) Presentar informes. Al respecto, el artículo 16 del Decreto Supremo
Nro. 008-2005-JUS prescribe que los informes que debe presentar
el Martiliero Público comprende a los siguientes: 1. informe ante
la entidad o persona que solicitó su actuación, una vez cumplido
el acto público para el cual se le encargó, el cual deberá contener
por lo menos el nombre de la persona o entidad que solicitó el
remate, la indicación del número de expediente cuando corresponda,
el lugar, la fecha y hora del remate, y un resumen del acto efectuado,
acompañando además la respectiva acta de remate; y 2. informe
anual ante el Organo Desconcentrado de la Sunarp (Superintendencia
Nacional de los Registros Públicos), que contenga la relación de los
remates efectuados en el año anterior a la fecha de su presentación.
3) Recabar directamente de las oficinas públicas y de toda institución
financiera, pública o privada, los informes o certificados necesarios
para el cumplimiento de las obligaciones previstas en el Artículo
16° de la Ley Nro. 27728 (numeral que será visto en el punto 3.5.5.8
del presente Capítulo 1 de la obra, referido precisamente a las
obligaciones del martiliero público).
4) Solicitar a las autoridades competentes las medidas necesarias para
garantizar el normal desarrollo del acto de remate.

3.5.5.7 Derechos
En lo relativo a los derechos del martiliero público, Donato señala que:
«El derecho que el martiliero tiene a percibir una retribución por su
trabajo se denomina comúnmente comisión.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 245

(...) La comisión debe ser abonada en el mismo acto de la subasta...»


(DONATO, 1997: 682).
Al respecto, el artículo 732 del Código Procesal Civil preceptúa:
A) Que el Juez fijará los honorarios del martiliero público de acuerdo
al arancel establecido en el Reglamento de la Ley del Martiliero
Público (D.S. Nro. 008-2005-JUS).
B) Que en el caso de subastarse el bien, (los honorarios del martiliero
público) serán de cargo del comprador del bien.
C) Que, sin perjuicio de lo expuesto, el Juez puede regular sus alcances
(de los honorarios del martiliero público) atendiendo a su
participación y /o intervención en el remate del bien y demás
incidencias de la ejecución.
La Ley Nro. 27728 regula lo concerniente a los derechos del martiliero
público en el Capítulo V («Derechos del martiliero público») del Título II («Del
martiliero público»), en los arts. 13 al 15, los cuales procederemos a citar
seguidamente:
«A rtícu lo 13°.- Derechos
Son derechos del Martiliero Público:
1) Percibir honorarios conforme a lo convenido con el comitente o lo que
corresponda de acuerdo al arancel fijado por el Reglamento de la presente
ley;
2) Percibir en calidad de reintegro el monto de los gastos realizados con motivo
de su gestión, aun cuando ésta haya fracasado por culpa ajena o cuando el
producto del remate sea insuficiente;
3) Solicitar al juez todas las medidas de seguridad necesarias para la realización
de actos propios del ejercicio de su actividad, así como a la Policía Nacional,
cuando lo juzgue conveniente;
4) Perseguir por la vía más expeditiva el pago de honorarios y gastos aprobados
judicialmente. El cobro de éstos puede también perseguirse por la vía de
ejecución, en el juicio principal que los originó;
5) Denunciar ante la autoridad competente la transgresión a la presente ley;
6) Formular oposiciones fundadas en trámite de inscripción, sin que ello implique
falta disciplinaria;
7) Los demás que sean de ley».

«A rtícu lo 14°.- Suspensión, fracaso o nulidad del remate


En los casos en que ¡nidada la tramitación del remate, el martiliero no lo llevare a
cabo por causas que no le fueran imputables, tiene derecho a percibir los honorarios
que determine el Juez, de acuerdo con la importancia del trabajo realizado y los
gastos que haya efectuado.
Igual derecho tendrá si el remate fracasare por falta de postores. Si el remate se
anula por causas no imputables al martiliero, tiene derecho al pago de los honorarios
que le correspondan, cuyo pago estará a cargo de la parte que causó la nulidad».
246 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«A rtíc u lo 15°.- Determ inación de honorarios


Los honorarios del Martiliero se fijan por el Juez de acuerdo al arancel que se aprueba
por el Reglamento de esta ley. En el caso de remates públicos de carácter privado,
el Martiliero está autorizado a pactar sus honorarios en forma libre. A falta de pacto
se aplica el arancel».

En relación a los derechos del martiliero público debe tenerse en cuenta,


además, lo señalado en los artículos 22 y 25 de la Ley Nro. 27728, según los
cuales:
- El Martiliero Público que por culpa suya se suspendiere o anulare
un remate, perderá su derecho a cobrar honorarios y gastos; y
responderá por los daños y perjuicios ocasionados (art. 22 de la Ley
Nro. 27728).
- Los gastos ocasionados con motivo de la actuación de los martilieros
públicos serán reintegrados en su totalidad por quien hubiere
solicitado sus servicios o por el condenado en costas en sede judicial
(art. 25 -primer párrafo- de la Ley Nro. 27728).
- Los gastos serán actualizados desde que se hubieran efectuado hasta
su pago efectivo (art. 25 -segundo párrafo- de la Ley Nro. 27728).
- Si para el cumplimiento de la actividad encomendada, el martiliero
deba trasladarse fuera de su domicilio legal, tendrá derecho a un
reintegro en concepto de viáticos (art. 25 -in fine- de la Ley Nro. 27728).
Además, debe tenerse presente lo normado en los arts. 17 y 18 del Decreto
Supremo Nro. 008-2005-JUS («Reglamento de la Ley del Martiliero Público»),
que citamos seguidamente:
- Art. 17 del D.S. Nro. 008-2005-JUS (sobre reconocimiento de los gastos
efectuados por el martiliero público):
«Los gastos realizados por el Martiliero Público durante su actuación
para ser reconocidos en calidad de reintegro, deberán ser
previamente acordados con la entidad o persona que solicitó el acto
de remate y se acreditarán mediante los respectivos comprobantes
de pago, salvo disposición en contrario».
- Art. 18 del D.S. Nro. 008-2005-JUS (sobre determinación de los honorarios
del martiliero público):
«Los honorarios del Martiliero Público se determinarán de acuerdo
al siguiente arancel:
El 5 % más IGV, sobre el primer precio por el que se adjudicó el
bien teniendo como tope máximo hasta 25 UIT; el pago de la
comisión será a cargo del comprador, comitente o ejecutante según
sea el caso.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 247

El 3 % más IGV, sobre el precio marginal (exceso) que supere las


25 UIT por el que se adjudicó el bien teniendo como tope máximo
hasta 50 UIT; el pago de la comisión será a cargo del comprador,
comitente o ejecutante según sea el caso.
El 2 % más IGV, sobre el precio marginal (exceso) que supere las
50 UIT por el que se adjudicó el bien teniendo como tope máximo
hasta 100 UIT; el pago de la comisión será a cargo del comprador,
comitente o ejecutante según sea el caso.
El 0.5 % más IGV, sobre el precio marginal (exceso) que supere las
100 UIT por el que se adjudicó el bien; el pago de la comisión será
a cargo del comprador, comitente o ejecutante según sea el caso.
El Martiliero Público cobrará el Impuesto General a las Ventas sólo
en caso que corresponda de acuerdo a las normas tributarias.
En los remates judiciales, el juez fijará los honorarios en concordancia
con el arancel antes consignado; en los remates administrativos, y
privados o particulares se aplicará dicho arancel, sólo cuando no
se haya pactado previamente los honorarios entre el Martiliero
Público y la persona o entidad que solicitó su servicio».

3.S.5.8 Obligaciones
Donato, al estudiar los deberes del martiliero público, enseña que:
«Además del deber genéricamente impuesto al martiliero (...) en cuanto
a ceñirse en su cometido a las instrucciones que le imparta el juez, incumbe
también a aquél el deber de depositar el importe percibido en el remate
y el de rendir cuentas respecto de su resultado.
(...)

(...) El martiliero depositará en el Banco de depósitos judiciales -a la orden


del magistrado que conoce en la ejecución-, el importe percibido.
Del mismo deducirá la suma de la comisión y los gastos autorizados.
El martiliero debe rendir cuentas de su cometido, acreditando los
desembolsos que haya efectuado, a cuyo fin acompañará los documentos
correspondientes» (DONATO, 1997: 686).
Las obligaciones del martiliero público se encuentran normadas en el
Capítulo VI («Obligaciones del martiliero público») del Título II («Del martiliero
público») de la Ley Nro. 27728, en los arts. 16,17 y 18, los mismos que citamos
a continuación:
«A rtículo 16°.- O bligaciones
Son obligaciones del Martiliero Público:
1) Llevar los libros que determinen las disposiciones legales;
248 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2) Cumplir fiel y diligentemente los mandatos judiciales;


3) Aceptar los cargos para ios que fuere designado por el Juez;
4) Verificar la validez del título invocado por el comitente, así como la identidad
y la aptitud legal de éste;
5) Convenir con el comitente las condiciones de su actuación;
6) Abstenerse de ofrecer en venta, inmuebles ubicados en lotes no aprobados o
no autorizados por el organismo estatal competente;
7) Publicar en forma clara, precisa y veraz, la propiedad y estado táctico y jurídico
de los bienes que se vendan, permuten, graven o alquilen con su intervención;
8) Cumplir, en la subasta judicial, las condiciones establecidas por la autoridad
judicial y las disposiciones legales vigentes;
9) En los remates privados, partir de la base mínima que fije el comitente hasta
la postura más alta y no suspender el remate hasta su finalización. Verificar la
identidad del comprador, percibir el pago y los honorarios; y otorgar el recibo
de ley;
10) Rendir cuenta al juez, previa deducción de los gastos documentados, y
depositar el saldo resultante dentro de los diez (10) días improrrogables desde
el acto del remate o subasta. En la subasta particular o en cualquier otra
gestión, mediación o mandato, el plazo para rendir cuentas al comitente y
entregarle el producido neto será de cinco días improrrogables;
11) Mantener al día el pago de las tasas, impuestos y contribuciones que impongan
las leyes con motivo del ejercicio de su actividad;
12) Verificar que los inmuebles vendidos por su intervención no tengan deudas
por impuestos, tasas o servicios; que cuenten con planos aprobados
especialmente tratándose de subdivisión o, en su defecto, consignar en el
instrumento de venta en nombre de la persona que asuma la obligación
pendiente de cumplimiento;
13) Archivar documentos y guardar secreto de toda información relacionada con
bienes y/o personas, obtenidas en razón de su actividad. Sólo el juez podrá
relevarlo de tal obligación;
14) Observar estrictamente normas de ética y reserva en ei cumplimiento de su
función».

«A rtículo 17°.- De los libros


El Martiliero Público debe llevar los siguientes libros autorizados y rubricados en cada
página por la Corte Superior de Justicia del Distrito Judicial donde actúe:
a) Libro de entradas: Se asentarán en el Libro de Entradas, los datos relativos
a los bienes que recibe el Martiliero Público para su venta con indicación de
las especificaciones necesarias y suficientes para su debida identificación,
indicando el nombre y apellido de quien confiere el encargo y por cuenta de
quién van a ser vendidos y si lo serán con garantía o sin ella y las condiciones
de la venta. Se asentarán también, por orden cronológico, sin intercalaciones,
enmiendas ni raspaduras, los artículos o efectos que reciba, con indicación
precisa de cantidades, bultos, pesos, marcas y demás señales identificatorias.
b) Libro de salidas: En el Libro de Salidas se consignarán día a día, las ventas
efectuadas, con indicación precisa del comitente, del comprador, precio y
condiciones de pago, así como las demás especificaciones que se estimen
necesarias.
Capítulo 1: Los órganos judiciales y sus auxiliares 249

c) Libro de cuentas: En el Libro de Cuentas se anotarán los datos que informen


suficientemente sobre los contratos efectuados entre el Martiliero y cada uno
de sus comitentes».

«A rtícu lo 18°.- A rchivo de docum entos


Los martilieros deben llevar un Archivo en que se guardarán en orden cronológico,
por duplicado, los documentos que se extiendan con su intervención en todos los
actos en los que participe.
El Archivo del Martiliero Público se mantendrá en su poder por siempre, mientras
dure el ejercicio de sus funciones, tiene carácter público y pasa a manos de otro
Martiliero en caso de cesación de funciones del titular».

Además, debe tenerse presente lo normado en los arts. 19 al 21 del Decreto


Supremo Nro. 008-2005-JUS («Reglamento de la Ley del Martiliero Público»),
según los cuales:
- Respecto a las obligaciones de los Martilieros Públicos establecidas
en el artículo 16 de la Ley Nro. 27728 (numeral citado líneas
arriba), se precisan las siguientes: 1. para el cumplimiento fiel y
diligentemente de los mandatos judiciales, no pueden extralimitarse
en su contenido a las instrucciones del juez; 2. a fin de verificar la
aptitud legal del comitente, deberán constatar que éste sea
propietario o tenga la facultad para disponer del bien objeto del
remate; 3. las condiciones de las actuaciones que convengan con el
comitente se efectuarán por escrito; 4. en toda publicación que
emitan, deberán consignar además de los datos establecidos en la
Ley Nro. 27728 y su Reglamento (D.S. Nro. 008-2005-JUS), su nombre
completo y el número de matrícula o inscripción correspondiente;
5. la rendición de cuentas que deban hacer al funcionario o
comitente, la realizarán dentro de los plazos previstos en la Ley
Nro. 27728; y 6. corresponde al Martiliero Público responder por
el buen estado de conservación de los libros y documentos que por
ley está obligado a llevar (art. 19 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).
- Los libros de entradas, salidas y cuentas establecidos en el artículo
17 de la Ley Nro. 27728 (numeral citado anteriormente) son los que
debe llevar el Martiliero Público, para el ejercicio de sus funciones.
Considerando que la competencia del Martiliero Público es nacional,
la autorización y rúbrica de dichos libros ante el funcionario que
para el efecto, determine la Corte Superior de Justicia del Distrito
Judicial sería suficiente efectuarla en el domicilio legal que haya
consignado el Martiliero Público al Registro de Martilieros Públicos
(art. 20 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).
- La custodia del archivo del Martiliero Público no podrá ser delegada
a terceros. En caso de renuncia señalará ante el Registro de Martilieros
Públicos, al Martiliero Público que se encargará de custodiar su
archivo. En los demás casos, el Organo Desconcentrado de la
250 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Sunarp (Superintendencia Nacional de los Registros Públicos)


designará al Martiliero Público responsable de dicha custodia, para
el efecto, se dispondrá el procedimiento respectivo (art. 21 del D.S.
Nro. 008-2005-JUS).

3.5.5.9 Prohibiciones

Tal como lo señala el artículo 19 de la Ley Nro. 27728, el martiliero público


está prohibido de realizar los siguientes actos:
1) Compartir sus funciones con otra persona.
2) Ceder documentos o formularios que lo identifiquen o facilitar el
uso de sus oficinas para el ejercicio de actividades distintas a su
función.
3) Compartir honorarios.
4) Formar asociaciones o sociedades para el ejercicio de la actividad
de Martiliero Público.
5) Delegar el cargo.
6) Comprar para sí, directamente o por interpósita persona, los bienes
confiados por su comitente.
7) Suscribir instrumentos de venta o realizar actos de administración,
sin contar con autorización suficiente.
8) Retener el monto pagado, en lo que excede los gastos y honorarios;
y, por tiempo mayor al plazo fijado en esta ley para rendir cuentas.
9) Abandonar la gestión o suspender el remate, sin orden fehaciente
del juez o del comitente.
10) Utilizar en cualquier forma las palabras «judicial» u «oficial» cuando
la venta o el remate no tuviere tal carácter.
11) Efectuar descuentos, bonificaciones o reducción de honorarios en
violación del arancel.
12) Los demás que sean de ley.

3.5.5.10 Sanciones

Podetti, en cuanto a la responsabilidad del martiliero público, manifiesta


lo siguiente:
«La responsabilidad del martiliero que actúa en subastas públicas o
remates judiciales puede surgir de la omisión de aceptar el cargo que se
les discierne; de la omisión de dar cuenta en tiempo y forma de la
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 251

realización de la subasta y consiguiente depósito de las sumas percibidas


y de los actos de mal desempeño de la misión encomendada que, en
cualquier forma, hubieran ocasionado perjuicio.
(...) La no aceptación del cargo, sin causa justificada, cuando la designación
se ha hecho de una lista donde los martilieros pueden inscribirse
voluntariamente para participar en remates judiciales, implica un acto
que entorpece el desarrollo del proceso y trae aparejada responsabilidad.
La sanción puede ser un apercibimiento o la exclusión de la lista.
La omisión de dar cuenta del acto y depositar las sumas recibidas, trae,
como consecuencia inmediata, la intimación y emplazamiento para hacerlo
y las subsecuentes sanciones civiles y penales que correspondieren (...).
La responsabilidad del martiliero derivada de un irregular cumplimiento
de los actos de la subasta, puede ser de naturaleza procesal, civil o
criminal. Son numerosos los actos que pueden dar lugar a ella, desde los
producidos por simple negligencia, hasta los que implican malicia, dolo
o fraude» (PODETTI, 1952: 350-351).
La Ley Nro. 27728 regula lo relativo a las sanciones a imponer al martiliero
público en el Capítulo I («De las sanciones al martiliero público») del Título III
(«Sanciones»), en los arts. 20 al 23, cuyos textos son los siguientes:
«A rtícu lo 20°.- Sanciones
Los Martilieros Públicos que Incumplan las obligaciones y prohibiciones inherentes
a su función y cargo, contempladas en la presente Ley [Ley Nro. 27728], podrán ser
sancionados con:
1) Multa,
2) Suspensión del registro o matrícula hasta por dos (2) años, o
3) Cancelación del registro o matrícula.
La determinación, aplicación y graduación de estas sanciones es competencia de la
SUNARP [Superintendencia Nacional de los Registros Públicos], sin perjuicio de la
responsabilidad civil y/o penal que de tales actos pudieran derivarse. Para tal efecto,
la SUNARP [Superintendencia Nacional de los Registros Públicos] aprobará las
normas complementarias que sean necesarias para la aplicación del presente artículo».

«A rtícu lo 21°.- A notación en el Legajo


Las sanciones que se apliquen serán anotadas en el Legajo individual del Martiliero
Público».

«A rtículo 22°.- Pérdida de honorarios


El Martiliero Público que por culpa suya se suspendiere o anulare un remate, perderá
su derecho a cobrar honorarios y gastos; y responderá por los daños y perjuicios
ocasionados».

«A rtícu lo 23°.- Remates realizados por personas no autorizadas


Ninguna persona podrá anunciar o realizar remates sin estar debidamente registrada
en las condiciones previstas en el Artículo 6o de la presente ley [num eral referido a
los requisitos del m artiliero público]. Hacerlo acarrea sanción penal».
252 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Además, debe tenerse presente lo normado en los arts. 22 al 24 del Decreto


Supremo Nro. 008-2005-JUS («Reglamento de la Ley del Martiliero Público»),
que citamos seguidamente:
- El incumplimiento de las obligaciones y prohibiciones establecidas
en la Ley Nro. 27728, da lugar a las siguientes sanciones: multa,
suspensión y cancelación de la inscripción. Para la graduación de
las sanciones antes mencionadas, se establece la clasificación de
las mismas en leves, graves o muy graves, en atención al tipo
de infracción, su reiteración o su reincidencia (art. 22 del D.S.
Nro. 008-2005-JUS).
- Las faltas administrativas son pasibles de las siguientes sanciones:
Leves: Multa de 0.5 % UIT a 1 UIT o suspensión de 1 día hasta 6
meses. Graves: Multa de más de 1 UIT a 5 UIT o suspensión de más
de 6 meses a 1 año. Muy graves: Cancelación de la matrícula o
inscripción, con prohibición de volver a solicitar su inscripción ante
el Organo Desconcentrado de la Sunarp (Superintendencia Nacional
de los Registros Públicos). Los grados de sanciones corresponden
a la magnitud de las faltas, según sea su menor o mayor gravedad
(art. 23 del D.S. Nro. 008-2005-JUS).
- Multa: Es la sanción pecuniaria o económica. Suspensión: Es la
separación temporal del Martiliero Público del ejercicio de sus
funciones. Cancelación: Es la separación definitiva del Martiliero
Público del ejercicio de sus funciones. Es atribución de la Sunarp
(Superintendencia Nacional de los Registros Públicos), la determinación,
aplicación y graduación de las sanciones (art. 24 del D.S. Nro. 008-
2005-JUS).

3.5.6 Curador procesal


El curador procesal es un abogado nombrado por el Juez, a pedido de
interesado (y en algunos casos de oficio), que interviene en la litis como sujeto
procesal, representando a una de las partes (hasta que ella o su representante
legal adquieran o recuperen su capacidad procesal y comparezcan al proceso),
en los casos señalados en el artículo 61 del Código Procesal Civil, a saber:
A) Cuando no sea posible emplazar válidamente al demandado por
ser indeterminado, incierto o con domicilio o residencia ignorados,
según lo dispuesto por el artículo 435 del Código Procesal Civil
(art. 61 -inc. 1)- del C.P.C.).
B) Cuando no se pueda establecer o se suspenda la relación procesal
por incapacidad de la parte o de su representante legal (art. 61 -inc.
2)- del C.P.C.).
C) Cuando exista falta, ausencia o impedimento del representante del
incapaz, según lo dispuesto por el artículo 66 del Código Procesal
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 253

Civil (conforme al cual, en caso de falta, ausencia o impedimento


del representante del incapaz, se aplican las siguientes reglas: 1.
cuando el incapaz relativo no tenga representante legal o éste
estuviera ausente y surja la necesidad de comparecer en un proceso,
lo expondrá así al Juez para que le designe curador procesal o
confirme al designado por él, si lo considera idóneo; 2. cuando la
demanda se dirija contra un incapaz que carece de representante
o éste se halle ausente, el Juez le nombrará un curador procesal o
confirmará el propuesto por el incapaz relativo, si lo considera
idóneo; 3. el Juez nombrará curador procesal para el incapaz que
pretenda demandar a su representante legal, o que sea demandado
por éste, o confirmará el propuesto por el relativamente incapaz,
si fuere idóneo; y 4. también se procederá al nombramiento de
curador procesal cuando el Juez advierta la aparición de un conflicto
de intereses entre el incapaz y su representante legal, o confirmará
el propuesto por el incapaz relativo). Ello de conformidad con lo
dispuesto en el inciso 3) del artículo 61 del Código Procesal Civil.
D) Cuando (conforme lo señala el art. 61 -inc. 4)- del C.P.C.) no
comparece el sucesor procesal, en los casos que así corresponda,
según lo dispuesto por el artículo 108 del Código Procesal Civil.
Este último numeral versa sobre la sucesión procesal (por la cual
un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al reemplazarlo
como titular activo o pasivo del derecho discutido), la misma que
se presenta en los siguientes casos: 1. cuando fallecida una persona
que sea parte en el proceso, es reemplazada por su sucesor, salvo
disposición legal en contrario; 2. cuando al extinguirse o fusionarse
una persona jurídica, sus sucesores en el derecho discutido
comparecen y continúan el proceso; 3. cuando el adquirente por
acto entre vivos de un derecho discutido, sucede en el proceso al
enajenante (de haber oposición, el enajenante se mantiene en el
proceso como litisconsorte de su sucesor); y 4. cuando el plazo del
derecho discutido vence durante el proceso y el sujeto que adquiere
o recupera el derecho, sucede en el proceso al que lo perdió. Es de
destacar que la no comparecencia del sucesor procesal dentro del
plazo legal respectivo (30 días de acontecida la pérdida de la
capacidad o titularidad del derecho discutido) da lugar al
nombramiento (de oficio o a pedido de parte) del correspondiente
curador procesal, cuya actuación concluirá al tiempo en que
comparezcan los sucesores procesales.

3.5.7 Policía judicial

La policía judicial es aquel órgano de auxilio judicial que tiene por función
realizar las notificaciones dispuestas por el Poder Judicial que contengan un
mandato de detención o una citación que implique la inmediata conducción
254 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

compulsiva del imputado, testigos, peritos e intérpretes; así como practicar las
diligencias propias de sus funciones (art. 282 de la L.O.P.J.).

3.5.8 Traductor

El traductor es el órgano de auxilio judicial encargado de traducir


oficialmente y por escrito aquellos documentos redactados en idioma distinto
al que se habla en el lugar del proceso (que, en nuestro caso, es el castellano).
A manera de ilustración procederemos a citar a continuación la parte
pertinente del Reglamento de Traductores Públicos Juramentados (Decreto
Supremo Nro. 126-2003-RE, del 11-11-2003):

REGLAMENTO DE TRADUCTORES
PUBLICOS JURAMENTADOS
CAPITULO I
DE LOS TRADUCTORES PUBLICOS JURAMENTADOS

«Artículo 1°.- Los Traductores Públicos Juramentados cumplen la función de efectuar


traducciones oficiales escritas de documentos en dos direcciones: de un idioma
extranjero al idioma castellano (traducción directa) y del idioma castellano a un idioma
extranjero (traducción inversa). Un Traductor Público Juramentado podrá serlo en
uno o más Idiomas y en una o más direcciones».

«A rtículo 2o.- Las traducciones que realicen los Traductores Públicos Juramentados
en el ejercicio de sus funciones merecen fe pública y tienen plena validez legal. No
obstante, la traducción no significa el reconocimiento de la autenticidad del documento
traducido».

«A rtículo 3o.- El número de Traductores Públicos Juramentados es ilimitado».

«A rtículo 4o.- Los Traductores Públicos Juramentados podrán ejercer sus funciones
en todo el territorio de la República».

«A rtículo 5°.- Son requisitos para ser Traductor Público Juramentado:


a) Ser ciudadano peruano en pleno goce de sus derechos civiles.
b) No haber sido condenado por delito doloso.
c) Para el caso de los idiomas inglés, francés, alemán y aquellos en los que las
universidades del país formen traductores:
- Tener Título Profesional de Traductor o de Licenciado en Traducción o
en Traducción e Interpretación otorgado por una universidad nacional
o extranjera, debidamente revalidado, y contar con un mínimo de tres
años de experiencia comprobada como traductor en el idioma que
postula contados a partir de la obtención del Título Profesional.
Para el caso de otros idiomas:
- Tener título profesional otorgado por una universidad nacional o
extranjera, debidamente revalidado, y contar con un mínimo de tres
años de experiencia comprobada en el idioma que postula como
traductor contados a partir de la obtención del Título Profesional.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 255

e) Haber aprobado el examen de selección.


f) Haber sido ratificado.
g) Haber aprobado el Curso de Capacitación, siendo esta condición suspensiva
para el ejercicio del cargo».

[Nota: E l inciso c) del art. 5 del D.S. Nro. 126-2003-RE fue declarado nulo de
conformidad con la sentencia recaída en el expediente Nro. 195-2007, sobre acción
popular, publicada el 08-06-2009 en el Diario Oficial El Peruano. Además, en el texto
del art. 5 del D.S. Nro. 126-2003-RE no aparece el inciso d), sino que del inciso c) se
pasa al inciso e)].

«Artículo 6°.- Son impedimentos para ser Traductor Público Juramentado:


a) Ser miembro de los Poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial o de los Gobiernos
Regionales.
b) Ser servidor público.
c) Ser Notario Público».

CAPITULO II
DEL PROCESO DE SELECCION

«A rtículo 7o.- El proceso de selección para la designación de Traductores Públicos


Juramentados se realizará en los idiomas requeridos por el Ministerio de Relaciones
Exteriores cada dos años, dentro de los cuarenta y cinco (45) días posteriores a su
convocatoria por el Ministerio de Relaciones Exteriores y la publicación de las bases
en el Diario Oficial El Peruano».

«Artículo 8o.- Una Comisión Especial integrada por los miembros de la Junta de
Vigilancia de los Traductores Públicos Juramentados y por un (1) profesor, Licenciado
en Traducción, de cada una de las Universidades de la República donde se enseñe
la especialidad de Traducción, se encargará de redactar las bases para el proceso
de selección, que deberán ser aprobadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores
mediante Resolución Ministerial.
La Junta de vigilancia de los Traductores Públicos Juramentados podrá designar a
dos Traductores Públicos Juramentados para que participen en la redacción de las
bases de los Procesos de Selección».

«Artículo 9o.- El proceso de selección se efectuará íntegramente bajo la responsabilidad


de una Comisión Evaluadora compuesta por cinco miembros designados por el
Ministerio de Relaciones Exteriores mediante Resolución Ministerial».

«A rtículo 10°.- Los postulantes deberán demostrar, por escrito, su capacidad para
trasladar con fidelidad un mensaje de una lengua a otra».

«Artículo 11°.- Los candidatos a Traductores Públicos Juramentados se someterán


a dos tipos de evaluación:
a) Evaluación curricular.
b) Examen de traducción».

«A rtículo 12°.- La evaluación de los exámenes de traducción se realizarán en forma


anónima. La calificación se efectuará sobre una escala de cero (0) a veinte (20), y
su valor se duplicará con respecto a la evaluación curricular. El postulante que en el
examen de traducción no alcance el puntaje de catorce (14) quedará automáticamente
eliminado del proceso de selección».
256 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«A rtículo 13°.- La evaluación curricular se efectuará sobre una escala de cero (0) a
veinte (20). Para tal efecto los postulantes presentarán documentos relativos a su
experiencia como traductores, certificados de notas, títulos y grados académicos que
posean, artículos y trabajos de investigación y todo aquello que pueda ilustrar a la
Comisión Evaluadora sobre su capacidad, preparación o interés en la especialidad
de traducción».
«A rtículo 14°.-Aprobarán el examen de selección los postulantes que dentro de una
escala de cero (0) a veinte (20), resultante de la suma de los puntajes obtenidos de
acuerdo con los artículos 12° y 13°, y su posterior división entre el coeficiente tres,
alcancen un mínimo de catorce (14)».

CAPITULO III
DE LA RATIFICACION

«Artículo 15°.-Cada tres (3) años, y en la misma época en que se efectúa el proceso
de selección, se llevarán a cabo la ratificación para que los Traductores Públicos
Juramentados puedan mantener tal título. El procedimiento establecido para dicho
fin, con excepción de la periodicidad, comprenderá:
a) visita de inspección.
b) evaluación de desempeño profesional.
c) perfeccionamiento profesional permanente.
d) actualización del Fondo de Garantía en función de la combinación de idiomas
de cada TPJ [Traductor Público Juramentado],
e) observancia del presente reglamento y su manual de procedimientos.
El Traductor Público Juramentado que no sea ratificado perderá dicha condición.
La Comisión Supervisora del proceso de ratificación será nombrada mediante
Resolución Ministerial y estará conformada por: tres (3) miembros de la Junta de
Vigilancia y un (1) representante por cada una de las universidades del país que
imparten la carrera de traducción».

CAPITULO IV
DEL NOMBRAMIENTO, JURAMENTO, CURSO DE CAPACITACION,
DEPOSITO DE GARANTIA, TOMA DE POSESION Y
PERDIDA DEL CARGO
«A rtículo 16°.- Los postulantes que hayan aprobado el proceso de selección y
aprobado el Curso de Capacitación conforme a lo establecido en el Capítulo CUARTO,
serán nombrados Traductores Públicos Juramentados mediante Resolución Ministerial
expedida por el Ministerio de Relaciones Exteriores dentro de los 30 días de elevada
al señor Canciller la relación de los postulantes que aprobaron el proceso de selección.
En dicha Resolución se consignará el o los idiomas y la o las direcciones para los
cuales es nombrado el Traductor Público Juramentado».
«Artículo 17°.- El Curso de Capacitación estará a cargo del CTP [Colegio de Traductores
del Perú] en Convenio con el MRREE [M inisterio de Relaciones Exteriores]».
«A rtículo 18°.- Los nuevos Traductores Públicos Juramentados deberán prestar
juramento de un fiel y legítimo ejercicio de sus funciones ante el Ministerio de
Relaciones Exteriores o su representante».
«Artículo 19°.- Previo a la ceremonia de juramentación, todo Traductor Público
depositará en el Banco de la Nación un Fondo de Garantía poruña suma equivalente
a diez (10) sueldos mínimos vitales vigente para la sede de sus funciones. Dicho fondo
deberá actualizarse cada vez que se incremente el monto del sueldo mínimo vital».
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 257

«Artículo 20°.- El Fondo de Garantía será destinado exclusivamente a cubrir


embargos por responsabilidad derivada del ejercicio de las funciones de Traductor
Público Juramentado. Producido un embargo, el monto del Fondo deberá ser restituido
al nivel señalado en el artículo anterior dentro del término de quince (15) días de
ejecutado aquél, bajo pena de destitución».
«A rtículo 21°.- Transcurridos seis (6) meses desde su cese definitivo en el cargo y
previa comprobación por la Junta de Vigilancia de los Traductores Públicos
Juramentados de la inexistencia de juicios de responsabilidad derivada del ejercicio
de sus funciones, los Traductores Públicos Juramentados podrán efectuar el retiro
del Fondo de Garantía, previa autorización del Ministerio de Relaciones Exteriores».
«A rtículo 22°.- Los Traductores Públicos Juramentados deberán comunicar al
Ministerio de Relaciones Exteriores, dentro de los noventa (90) días naturales
siguientes a su juramentación, el domicilio de su sede central así como de su (s)
oficina (s) dependientes en caso de contar con ésta (s). Si no lo hicieran se dejarán
sin efecto sus nombramientos por falta de ejercicio de funciones».

CAPITULO V
DE LAS TRADUCCIONES

«Artículo 23°.- Los Traductores Públicos Juramentados deberán efectuar la traducción


fiel y correcta de los documentos en los idiomas y direcciones requeridos para los
cuales han sido autorizados».
«Artículo 24°.- Cuando se trate de documentos públicos emitidos en el exterior, para
surtir efectos jurídicos en el Perú o en el exterior, los Traductores Públicos Juramentados
deberán exigir, bajo responsabilidad, que dichos documentos estén debidamente
legalizados por el Ministerio de Relaciones Exteriores».
«Artículo 25°.- Los Traductores Públicos Juramentados podrán traducir documentos
privados que no contengan las legalizaciones oficiales correspondientes, pero deberán
estampar en el encabezamiento de la primera página de las traducciones efectuadas
un sello del siguiente tenor: «TRADUCIDO SIN LEGALIZACIONES OFICIALES» y
debajo otro sello que diga: «TRADUCCION SIMPLE SIN VALOR OFICIAL»; los
cuales deben estamparse en cada una de sus páginas. De igual modo, estampar
sellos del mismo tenor en los idiomas extranjeros pertinentes en las traducciones a
tales idiomas. De estas traducciones simples sólo será legalizada, de requerirse, la
firma del Traductor Público Juramentado».
«Artículo 26°.- El Traductor Público Juramentado no está obligado a recibir documentos
ilegibles, sean éstos mecanografiados o manuscritos, originales o copias. Serán
considerados ilegibles los documentos que contengan abreviaturas, signos, etc., que
no sean de uso corriente y los que contengan borrones o manchas que dificulten su
lectura o comprensión».
«Artículo 27°.- Las Traducciones no podrán contener borrones ni enmendaduras».
«A rtículo 28°.- En el caso en que el Traductor Público Juramentado no cumpliere
con entregar las traducciones en la fecha convenida, devolverá a los interesados los
documentos presentados así como el pago efectuado».

CAPITULO VI
DE LOS LIBROS DE REGISTRO DE TRADUCCIONES OFICIALES
Y DE SU ARCHIVO

«Artículo 29°.- Cada Traductor Público Juramentado deberá llevar Libros de Registro
anuales de las traducciones oficiales efectuadas».
258 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«A rtículo 30°.- Los Libros de Registros constituirán el archivo de las traducciones


oficiales del Traductor Público Juramentado».

CAPITULO Vil
DE LAS FIRMAS Y DE LOS SELLOS
DE LOS TRADUCTORES PUBLICOS JURAMENTADOS

«A rtículo 31°.- Los Traductores Públicos Juramentados deberán registrar en el


Ministerio de Relaciones Exteriores su firma, su rúbrica y los sellos que utilizarán en
el ejercicio de sus funciones».

«A rtículo 32°.- La firma de los Traductores Públicos Juramentados es indelegable».

CAPITULO VIII
DE LOS DERECHOS DE TRADUCCION

«A rtículo 33°.- Los cobros que realicen los Traductores Públicos Juramentados
estarán sujetos al libre juego de la oferta y la demanda».

CAPITULO IX
DE LOS LOCALES Y HORARIOS DE ATENCION

«A rtículo 34°.- Las oficinas destinadas al ejercicio del cargo de Traductor Público
Juramentado deberán contar con los elementos necesarios para garantizar la
seguridad de las instalaciones, archivos y documentación en trámite».

«A rtículo 35°.- Las oficinas de los Traductores Públicos Juramentados deberán


permanecer abiertas al público los días laborales no menos de cinco (5) horas diarias.
El Traductor Público Juramentado informará al Ministerio de Relaciones Exteriores
el horario de funcionamiento de su oficina, especificando las horas de su permanencia
en la misma».

CAPITULO X
DE LA TRANSFERENCIA DE LOS ARCHIVOS
DE TRADUCCIONES OFICIALES

«Artículo 36°.- En los casos de terminación definitiva del cargo los Traductores
Públicos Juramentados estarán obligados, bajo responsabilidad, a transferir sus
archivos de traducciones oficiales al Archivo General de la Nación o a los Archivos
Regionales, según sea el caso».

CAPITULO XI
DE LA JUNTA DE VIGILANCIA DE LOS
TRADUCTORES PUBLICOS JURAMENTADOS

«A rtículo 37°.- La Junta de Vigilancia de los Traductores Públicos Juramentados


estará integrada por tres (3) funcionarios del Servicio Diplomático de la República: el
Director de Archivo General y Documentación, quien la presidirá, un funcionario de
la Dirección de Asuntos Consulares, y otro de la Oficina de Asuntos Legales; así como
un representante del Colegio de Traductores del Perú, y un representante por cada
una de las Universidades de la República donde se enseñe la especialidad de
Traducción. El funcionario diplomático de menor jerarquía actuará, acumulativamente
a sus funciones en la Junta de Vigilancia, como Secretario de la misma».

«A rtículo 38°.- La calidad de miembro de la Junta de Vigilancia de los Traductores


Públicos Juramentados: del Colegio de Traductores del Perú así como los
representantes de cada una de las Universidades de la República donde se enseñe
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 259

la especialidad de Traducción, tendrá una vigencia de dos (2) años de duración, no


renovables sino transcurrido otro período similar».

«A rtículo 39°.- El representante de cada una de las Universidades de la República


donde se enseñe la especialidad de Traducción, lo será a título exclusivo sin poder
ser a la vez miembro de la junta directiva del gremio o entidad profesional vinculada
a la actividad traductora».

«Artículo 40°.-A propuesta de la Junta de Vigilancia, mediante Resolución Ministerial


se designará a un funcionario administrativo como Asistente de la Presidencia de la
Junta de Vigilancia de los Traductores Públicos Juramentados, quien actuará como
Coordinador de la misma y se encargará de la Oficina de los Traductores Públicos
Juramentados en el Ministerio de Relaciones Exteriores».

«A rtículo 41°.- La Junta de Vigilancia deberá contar con una oficina, debidamente
acondicionada, en el Ministerio de Relaciones Exteriores la que deberá brindar
atención cinco (5) horas diarias».

«A rtículo 42°.- Son atribuciones y obligaciones de la Junta de Vigilancia, a nivel


nacional, las siguientes:
a) Supervisar el cumplimiento de las disposiciones del presente Reglamento y
de su Manual de Procedimientos.
b) Investigar las denuncias escritas presentadas al Ministerio de Relaciones
Exteriores y proponer, según sea el caso, las sanciones que correspondan.
c) De existir pruebas fundadas de la comisión de delito por parte del Traductor
Público Juramentado en el ejercicio de su función, comunicarlo al Ministerio
de Relaciones Exteriores para los fines pertinentes.
d) Absolver las consultas que le formulen los Traductores Públicos Juramentados.
e) Llevar un Libro de Actas de las sesiones que efectúen.
f) Calificar las faltas y establecer las sanciones que correspondan en concordancia
con el artículo 4° del presente reglamento.
g) Ejercer las demás funciones previstas en el presente Reglamento».

CAPITULO XII
DE LAS VISITAS DE INSPECCION

«A rtículo 43°.- La Junta de Vigilancia efectuará, en pleno o por lo menos con dos
(2) de sus miembros, visitas de inspección a las oficinas de los Traductores Públicos
Juramentados a fin de constatar el cumplimiento de las disposiciones del presente
Reglamento».

«A rtículo 44°.- La Junta de Vigilancia podrá delegar en un funcionario diplomático,


¡a facultad de realizar visitas de inspección a las oficinas de los Traductores Públicos
Juramentados de localidades que no sean la Capital de la República».

CAPITULO XIII
DE LAS LICENCIAS

«A rtículo 45°.- La Junta de Vigilancia concederá licencia al Traductor Público


Juramentado que la requiera por causas justificadas, hasta por un plazo de doce (12)
meses. La Junta designará al Traductor Público Juramentado que se encargue del
cierre temporal del Libro de Registro, lo que hará sentando a continuación de la última
traducción un Acta que suscribirá y pondrá en conocimiento de la Junta de Vigilancia.
Al reincorporarse el Traductor Público Juramentado titular se reabrirá el Libro de
260 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Registro, dejándose constancia en el Acta. La licencia podrá ser renovada por un año
más. Una vez transcurrido dicho período sin reasumir sus funciones, el Traductor
Público Juramentado cesará en las mismas. Para recuperar la condición de Traductor
Público deberá presentarse y aprobar el proceso de selección siguiente.

Cuando no exista en la localidad otro Traductor Público Juramentado, la Junta de


Vigilancia solicitará al Colegio de Abogados respectivo que se encargue del cierre
temporal del Libro de Registro».

CAPITULO XIV
DE LAS FALTAS Y SANCIONES

«Artículo 46°.- Constituyen faltas que originan sanción para un Traductor Público
Juramentado:
a) Incumplir reiteradamente sus funciones.
b) Solicitar, recibir u ofrecer dádivas, agasajos o regalos con fines ilícitos, en
relación con el ejercicio de sus funciones.
c) Embriagarse habitualmente o usar drogas o sustancias estupefacientes.
d) Omitir la observancia de los requisitos sustanciales para el cumplimiento de
sus servicios.
e) Dejar de asistir, injustificadamente, a sus oficinas por más de cinco días (5)
hábiles, cerrarlas sin motivo legal o limitar indebidamente las horas de atención
al público.
f) Oponerse a las visitas de inspección o interferir con las mismas.
g) Incumplir los demás deberes prescritos en el presente Reglamento y en su
Manual de Procedimientos».

«A rtículo 47°.- Los Traductores Públicos Juramentados se harán acreedores, según


la gravedad de la falta, a las siguientes acciones:
a) Amonestación escrita.
b) Suspensión de treinta (30) días.
c) Suspensión de seis (6) meses.
d) Destitución».

«Artículo 48°.- Las sanciones a que se refiere el artículo precedente serán propuestas
por la Junta de Vigilancia, previa investigación y comprobación de los cargos. La
Junta, de encontrar responsabilidad, sugerirá la sanción correspondiente al Ministerio
de Relaciones Exteriores el cual emitirá Resolución Viceministerial tratándose de los
incisos a), b) o c) o Resolución Ministerial para el caso del inciso d)».
«A rtículo 49°.- El Traductor Público Juramentado que fuera destituido no podrá
ejercer nuevamente el cargo».

CAPITULO XV
DE LA TERMINACION DEL CARGO

«A rtículo 50°.- Los Traductores Públicos Juramentados cesarán en sus funciones


por las siguientes causas:
a) Por renuncia,
b) Por abandono del cargo según lo previsto en el articulo 21 °,
c) Por no haber sido ratificado,
d) Por haber incurrido en delito doloso según sentencia judicial,
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 261

e) Por destitución,
f) Por no acreditar ejercicio de funciones,
g) Por ejercer el cargo en un idioma o dirección para el cual no está autorizado,
h) Por no haber actualizado el fondo de garantía al momento de la ratificación
como Traductor Público Juramentado».

CAPITULO XVI
DE LAS TRADUCCIONES NO OFICIALES

«Artículo 51°.-Cada Ministerio de Estado tiene la potestad de establecer en su Sector


una Oficina de Traducciones para asuntos internos. Los trabajos realizados en tal
dependencia no tendrán la calificación de traducciones oficiales y estarán a cargo de
personal de la misma entidad, labor que no generará beneficio salarial adicional al
de su cargo principal».

CAPITULO XVII
DE LAS TRADUCCIONES ESPECIALES

«Artículo 52°.- En el caso de traducciones del castellano a otros idiomas o viceversa,


que no puedan ser efectuadas por no existir Traductor Público Juramentado, merecerá
fe pública la traducción realizada por:
a) Embajada acreditada ante el Estado peruano.
b) Universidad que cuente con Facultad de Traducción.
c) Centro de enseñanza del idioma que se desee traducir.
d) Entidad especializada que cuente con personal que pueda traducir.
e) Traductor especializado en el idioma requerido.

En los casos señalados en los incisos anteriores, la traducción merecerá fe pública


cuando sea registrada por la Junta de Vigilancia de Traductores Públicos Juramentados».

«A rtículo 53°.- Para ser registrada una Traducción Especial, según lo previsto en el
numeral anterior, requerirá:
a) la autenticación por el funcionario diplomático de la Embajada acreditada ante
el Estado peruano.
b) la autenticación por el representante legal de la universidad que cuente con
facultad de traducción.
c) la autenticación por el representante legal del centro de enseñanza del idioma
que se desee traducir;
d) la autenticación por el representante legal de la entidad especializada
responsable de la traducción; y
e) la legalización notarial previa de la declaración jurada que confirme la fidelidad
de la misma al original, suscrita por el traductor especializado».

«Artículo 54°.- En el caso de Traducciones Especiales efectuadas en el Perú, la


declaración jurada será legalizada por notario público y certificada por la Junta de
Colegio de Notarios del Perú, luego de lo cual será remitida a la Junta de Vigilancia
de Traductores Públicos Juramentados para su registro. En este estado, el funcionario
que designe la Junta dejará constancia en el documento que la traducción ha sido
realizada en virtud de lo señalado en el artículo 48°, sin juzgar la conformidad de la
traducción, para lo cual estampará un sello con la siguiente leyenda:
‘Visto por la Junta de Vigilancia de los Traductores Públicos Juramentados - Traducción
Especial realizada en virtud del Art. 48° del Reglamento de los Traductores Públicos
Juramentados’».
262 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«A rtículo 55°.- En el exterior, la declaración jurada que señale la fidelidad de la


traducción al original, será legalizada por el Cónsul del Perú en la localidad o por el
funcionario encargado de la Sección Consular de la Embajada del Perú, en cuya
jurisdicción se realizó la traducción; luego de lo cual deberá ser autenticada por el
Departamento de Legalizaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores.
La declaración jurada legalizada, con la traducción y el documento original, serán remitidos
a la Junta de Vigilancia de los Traductores Públicos Juramentados para su registro como
Traducción Especial, conforme al procedimiento establecido en el artículo 50".

«A rtículo 56°.- La Junta de Vigilancia de los Traductores Públicos Juramentados


llevará un Registro de Traducciones Especiales en el que se consignará, fecha,
nombre del solicitante, nombre del traductor o entidad y denominación del documento.
Llevará además del registro señalado, un archivo que contendrá una copia simple de
los documentos presentados para el registro».

«A rtículo 57°.- El traductor es responsable administrativa, civil y penalmente por los


daños y perjuicios que pueda ocasionar una traducción defectuosa que no guarda
fidelidad al documento. Dicha responsabilidad alcanzará, de ser el caso, al
representante legal de la Universidad que cuente con la Facultad de Traducción, del
centro de enseñanza del idioma que se desee traducir o de la entidad especializada».

«A rtículo 58°.- La intervención de la Junta de Vigilancia de Traductores Públicos


Juramentados no generará responsabilidad administrativa, civil o penal para sus
integrantes, sobre la conformidad de la Traducción Especial registrada».

CAPITULO XVIII
DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS Y TRANSITORIAS

«Primera.- El presente Reglamento regula la aplicación de lo estipulado por el Decreto


Ley N° 18093 y su modificatoria por Decreto Legislativo N° 712 con relación al cargo
de Traductor Público Juramentado y, por tanto, no es aplicable a los intérpretes».

«Segunda.- El Ministerio de Relaciones Exteriores queda facultado para expedir por


Resolución Ministerial las disposiciones complementarias para la mejor aplicación
del presente Reglamento».

3.5.9 Intérprete

El intérprete es el órgano de auxilio judicial que presta su colaboración


durante alguna actuación o diligencia procesal oral, traduciendo al idioma
castellano una lengua desconocida para los sujetos procesales y haciendo lo
propio para con el sujeto que no habla nuestro idioma (que puede ser alguna
de las partes, algún testigo, etc., que debe prestar su declaración o intervenir
en una audiencia).
Según Micheli, el intérprete tiene por cometido «... el de asistir al juez
cuando debe ser oído quien no conoce la lengua (nacional) (...) o quien no sabe
expresarse en ella (como el sordomudo...)...» (MICHELI, 1970, Volumen 1:192).
Oderigo dice de los intérpretes que:
«Son las personas técnicamente competentes, a quienes se llama al proceso
para facilitar la comprensión de un idioma, o de un lenguaje.
Capítulo I: Los órganos judiciales y sus auxiliares 263

En ambos casos, cuando actúan a efectos probatorios, su función coincide


exactamente con la procesal; pero puede excederla, cuando se trate de
facilitar la comunicación procesal respecto de actos no probatorios»
(ODERIGO, 1989, Tomo II: 207).
Al respecto, Serra Domínguez apunta lo siguiente:
«... Entendemos por intérpretes aquellas personas peritas en lenguas
extranjeras o regionales que intervienen en el proceso supliendo el posible
desconocimiento de tales idiomas por parte de los jueces y tribunales
cuando dicho conocimiento sea necesario, bien por aportarse al proceso
documento escrito en idioma distinto al castellano, bien por declarar,
como partes o como testigos, personas que ignoren este último idioma.
El intérprete se equipara, a nuestro entender, al perito. Es un perito
cualificado por el objeto de su conocimiento: los idiomas extranjeros o
regionales. Y como tal debe ser considerado un auxiliar indispensable
del juez, que puede saber idiomas, y, por tanto, no viene obligado a
sujetarse a la traducción del intérprete, pero que no tiene deber alguno
de conocerlos, al estar limitado su saber orgánico por el conocimiento
del Derecho, y por ello tiene absoluta necesidad de completar su falta de
conocimientos mediante el auxilio de un intérprete...» (SERRA. DOMINGUEZ,
1969:176).

3.6 Recusación y deber de abstención de los auxiliares jurisdiccionales

Los auxiliares jurisdiccionales (Secretarios de Sala, Relatores, Secretarios


de Juzgado y oficiales auxiliares de justicia: art. 54 del C.P.C.) y los órganos de
auxilio judicial (perito, depositario, interventor, martiliero público, curador
procesal, policía judicial y otros órganos que determine la ley, como, por
ejemplo, los traductores e intérpretes: art. 55 del C.P.C.) pueden ser recusados
(según el art. 315 del C.P.C.) por las causales previstas en los artículos 305 y
307 del Código Procesal Civil (que versan sobre las causales de impedimento
y recusación de los Jueces) que les sean aplicables. Así tenemos que cualquiera
de los nombrados puede ser recusado en los siguientes casos:
A) Cuando ha sido parte anteriormente en el proceso (arts. 305 -inc.
1)- y 315 del C.P.C).
B) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro
del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o de
adopción con alguna de las partes o con su representante o
apoderado o con un abogado que interviene en el proceso (arts. 305
-inc. 2)- y 315 del C.P.C.).
C) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor o
curador de cualquiera de las partes (arts. 305 -inc. 3)- y 315 del
C.P.C.).
264 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

D) Cuando ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas


de alguna de las partes, antes o después de empezado el proceso,
aunque ellos sean de escaso valor (arts. 305 -inc. 4)- y 315 del C.P.C.).
E) Cuando ha conocido el proceso en otra instancia (arts. 305 -inc.
5)- y 315 del C.P.C.).
F) Cuando es amigo íntimo o enemigo manifiesto de cualquiera de
las partes, demostrado por hechos inequívocos (arts. 307 -inc. 1)- y
315 del C.P.C.).
G) Cuando él o su cónyuge o concubino o su pariente en la línea directa
o en la línea colateral hasta el segundo grado, primero de afinidad
o adoptado, tienen relaciones de crédito con alguna de las partes;
salvo que se trate de persona de derecho o de servicio público (arts.
307 -inc. 2)- y 315 del C.P.C.).
H) Cuando él o su cónyuge o concubino, son donatarios, empleadores
o presuntos herederos de alguna de las partes (arts. 307 -inc. 3)- y
315 del C.P.C.).
I) Cuando haya intervenido en el proceso como apoderado, miembro
del Ministerio Público, perito, testigo o defensor (arts. 307 -inc. 4)-
y 315 del C.P.C.).
J) Cuando tiene interés directo o indirecto en el resultado del proceso
(arts. 307 -inc. 5)- y 315 del C.P.C.).
K) Cuando exista proceso vigente entre él o su cónyuge o concubino
con cualquiera de las partes, siempre que no sea promovido con
posterioridad al inicio del proceso (arts. 307 -inc. 6)- y 315 del C.P.C.).
Los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio judicial tienen el
deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de las causales de
impedimento (art. 315 -parte final del primer párrafo- del C.P.C.).
El escrito que contenga la recusación formulada contra los auxiliares
jurisdiccionales o los órganos de auxilio judicial tiene que ser presentado ante
el Juez o la Sala respectiva (que deba dirimir la recusación), debiendo seguir
tal recusación el trámite regulado en el artículo 310 del Código Procesal Civil
(numeral referido a la formulación y trámite de la recusación de Jueces, que
fuera visto en el punto 2.14.5.4 del presente Capítulo I de la obra), en lo que
fuera aplicable (art. 315 -parte inicial del último párrafo- del C.P.C.).
Si el Juez o la Sala respectiva hiciera lugar a la recusación planteada contra
algún auxiliar jurisdiccional u órgano de auxilio judicial, el recusado será
reemplazado por el que haya sido nombrado en la resolución que acogió la
recusación, la misma que, dicho sea de paso, no puede ser recurrida por los
sujetos procesales, en atención a la calidad de inimpugnable que le asigna el
último párrafo del artículo 315 del Código Procesal Civil.
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CAPITULO lí

1. CONCEPTO DE M INISTERIO PUBLICO

«AI lado del Poder Judicial existe una magistratura particular, que si bien
no forma parte del mismo, colabora con él en la tarea de administrar justicia,
y cuya principal función consiste en velar por el cumplimiento de las disposiciones
que afecten al interés general: el ministerio público. Los funcionarios que la
integran no tienen, dentro del proceso civil, ninguna facultad de instrucción y
menos, por consiguiente, de decisión, pues ellas corresponden de manera
exclusiva al juez, o sea al tribunal propiamente dicho. Su intervención responde,
en efecto, a principios que le atribuyen caracteres específicos, lo cual explica
que en algunos casos actúen como representantes de parte en el proceso,
mientras que en otros desempeñan simplemente una función de vigilancia»
(ALSINA, 1957, Tomo II: 329-330).
Casarino Viterbo, acerca del Ministerio Público, enseña lo siguiente:
«... Se han formulado diversas definiciones del ministerio público. Así,
para algunos es una institución que tiene como misión fundamental
representar ante los tribunales de justicia el interés general de la sociedad.
Para otros es una institución que, colocada cerca del Poder Judicial, tiene
por objeto mantener la correcta aplicación de la ley y velar por todo lo
que interesa al orden público, al Estado y, principalmente, a ciertas
personas que le han merecido especial atención al legislador.
De ahí que también se acostumbre llamar al ministerio público el abogado
y procurador de la sociedad. No representa, pues, a ningún individuo
en particular, pero sí los intereses de éstos en cuanto integrantes del
conglomerado social...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo II: 125).
266 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Clemente Díaz afirma que el Ministerio Público es el «órgano estatal encargado


de hacer valer ante el órgano jurisdiccional la representación y la defensa de los intereses
públicos y sociales del Estado» (DIAZ; citado por BAGRE, 1986, Tomo I: 604).
Gallinal sostiene que «constituyen el Ministerio Público y Fiscal los
funcionarios que representan y defienden ante los jueces la causa pública o
social, así como los intereses del Estado o del Fisco; velan por la pronta y regular
administración de justicia; por la tutela de los entes morales y de las personas
que no tienen plena capacidad jurídica» (GALLINAL, s /a , Tomo 1:160).
Para Monroy Cabra,«... el ministerio público (...) interviene en el proceso
civil en defensa de la sociedad, o de la ley, o de los menores o incapaces (...).
El ministerio público tiende a que impere el interés público en el proceso»
(MONROY CABRA, 1979:230). Dicho autor precisa que «el ministerio público
no es parte, porque no persigue ningún interés propio o ajeno, sino simplemente
la realización de la voluntad de la ley en el caso concreto...» (MONROY CABRA,
1979: 231).
Liebman dice del Ministerio Público lo siguiente:
«... El ministerio público es (...) un órgano del Estado, al que corresponde
tutelar un específico interés público (...), interés que tiene por objeto la
actuación de la ley por parte de los órganos jurisdiccionales en aquellos
campos y en aquellos casos en los que las normas jurídicas son dictadas
por consideraciones de utilidad general o social, de manera que su
concreta observancia aparece como necesaria para la seguridad y para
el bienestar de la sociedad, y el cometido de provocar su aplicación por
parte de los jueces no puede ser dejado a la iniciativa y al arbitrio de los
particulares.
El ministerio público puede definirse, por eso, como el órgano instituido
para promover la actuación jurisdiccional de las normas de orden público.
Entre estas normas se destacan en primera línea las del derecho penal.
Pero también en el derecho privado hay algunas que, aun regulando
intereses particulares de los individuos y las relaciones que se establecen
entre ellos, tienden, sin embargo, a garantizar también un bien general
de la sociedad y están por eso dotadas de una más intensa eficacia
imperativa; tales son, sobre todo, aquellas que regulan las relaciones
familiares y el estado de las personas...» (LIEBMAN, 1980:102).
De Pina, en relación al Ministerio Público, apunta lo siguiente:
«... El Ministerio Público está constituido por un Cuerpo de funcionarios
de diferente categoría administrativa, pero representantes todos de la
institución, dentro de la esfera de sus atribuciones, la acción de los cuales
está sometida a un criterio funcional unitario, con el fin de lograr una
aplicación uniforme de la Ley que permita encarnar en las realidades de
la vida forense el principio de la igualdad ante la Ley de todos los miembros
del Estado en nombre del cual se ejercita la función jurisdiccional.
Capítulo II: El Ministerio Público 267

En la esfera de la Administración de Justicia, junto a la Magistratura que


juzga, aparece el Ministerio Público, órgano procesal como aquélla cuya
función característica, aunque no única, es la de promover el ejercicio de
la función jurisdiccional en interés de la ley (...).
El Ministerio Público, como institución procesal, no es el representante
de ninguno de los Poderes del Estado, sino de la ley. La ley tiene en el
Ministerio Público su órgano específico y auténtico. La intervención del
Ministerio Público, no sólo en el proceso, sino en cualquier esfera de la
actividad judicial, ampara, en todo momento, el interés general implícito
en el mantenimiento de la legalidad...» (DE PINA, 1940: 77-78).
El Ministerio Público se encuentra regulado en el Capítulo X («Del
Ministerio Público») del Título IV («De la estructura del Estado») de la
Constitución Política de 1993, en los arts. 158,159 y 160. También lo está en la
Ley Orgánica del Ministerio Público (Decreto Legislativo Nro. 052, del 16-03­
1981). El Código Procesal Civil contempla lo concerniente al Ministerio Público
en el Título III («Ministerio Público») de la Sección Segunda («Sujetos del
proceso»), en los arts. 113 al 118.

1.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el Ministerio Público en


general

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al Ministerio


Público en general, ha establecido lo siguiente:
- «... El Ministerio Público es el organismo autónomo del Estado que
tiene como funciones principales la defensa de la legalidad, los
derechos ciudadanos y los intereses públicos; la representación de
la sociedad enjuicio, para los efectos de defender a la familia, a los
menores e incapaces y el interés social, así como para velar por la
moral pública, la persecución del delito y la reparación civil...»
(Casación Nro. 4959-2006 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs. 21472-21473).
- «... El Fiscal Provincial [...] tuvo conocimiento de la resolución que
lo integró al proceso [sobre nulidad de matrimonio], al igual [...]
que la sentencia apelada, [...] sin que se haya apersonado en autos,
impugnando y cuestionando dichas resoluciones, por lo que no es
un cargo en el que la recurrente tenga interés directo o evidencie
un perjuicio en su agravio, sino del propio funcionario aludido
cuya inacción es de su responsabilidad, por lo que debe imperar el
principio de conservación de los actos procesales de conformidad
con los artículos ciento setentidós cuarto párrafo y ciento setenticuatro
del Código Adjetivo [C.P.C.]...» (Casación Nro. 80-01 / Apurímac,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, págs.
7366-7367).
268 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- «... Siendo el Ministerio Público parte en este proceso [sobre divorcio


por causal], los supuestos agravios que se comentan [sic -léase que
se cometan-] en su contra sólo pueden ser denunciados por el
representante de dicha entidad, por ende la recurrente adolece de
legitimidad para denunciar el presente cargo [contravención de las
normas que garantizan el derecho al debido proceso por haberse
omitido correr traslado del recurso de apelación al Ministerio
Público]...» (Casación Nro. 234-01 / Ancash, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-07-2001, págs. 7377-7378).
- «... El Código de los Niños y Adolescentes, en su Capítulo II, sobre
Fiscal de Familia, del Título I, del Libro Cuarto, artículo ciento
cuarentiuno establece que el dictamen, en los casos que procede,
es fundamentado después de actuadas las pruebas y antes de que
se expida sentencia; no estableciendo que su misión constituya una
causal de nulidad, lo que significa que no lo es, concordando en
ello, lo establecido en el artículo ochentinueve - A, inciso b), de la
Ley Orgánica del Ministerio Público que prescribe que [...] el
dictamen será meramente ilustrativo y su omisión no causará
nulidad procesal en los casos que expresamente señala la ley; [...]
si bien es cierto, el artículo ciento cuarentidós del Código de los
Niños y Adolescentes establece que la falta de intervención del
Fiscal en los casos previstos por la ley acarrea nulidad, la que será
declarada de oficio o a petición de parte, también lo es que la
intervención a que se refiere dicho dispositivo está referido [sic
-léase referida-] a las actuaciones en las que el Fiscal interviene
como parte y en las que conforme a los artículos ciento treintiocho
y ciento cuarenticuatro del citado Código, tiene por función
primordial velar por el respeto de los derechos y garantías del niño
y del adolescente, y frente a la Violencia Familiar y no en los casos
en los que actúa como dictaminador...» (Casación Nro. 402-2004 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2005,
pág. 14705).

2. FUNCIONES DEL MINISTERIO PUBLICO

Sobre el particular, Rocco anota que:


«Al ministerio público le atribuye la ley la función genérica de velar por
la observancia de las leyes, por la pronta y regular administración de la
justicia, por la tutela de los derechos del Estado, de las personas jurídicas,
de los incapaces, requiriendo de urgencia las providencias cautelares que
conceptúe necesarias. Tiene la función de hacer ejecutar los fallos y
cualquiera otra providencia del juez, en los casos establecidos por la ley,
y también tiene acción para hacer ejecutar y respetar las leyes de orden
público o que interesan a los derechos del Estado (...).
Capítulo II: El Ministerio Público 269

De todo lo dicho puede inferirse que el ministerio público no es un órgano


jurisdiccional, sino un órgano administrativo, que está en los oficios
jurisdiccionales como representante del poder ejecutivo, del interés
público y para una finalidad pública» (ROCCO, 1976, Volumen II: 15).
De Pina, por su parte, expresa que:
«El Ministerio Público promueve la acción de la justicia en cuanto
concierne al interés público, y, aparte de su intervención en el proceso,
en los casos previamente determinados, se le atribuye también la misión
de velar por el cumplimiento de las leyes, reglamentos, ordenanzas y
disposiciones que se refieren a la Administración de Justicia, así como la
de sostener la integridad de las atribuciones y competencias de los
Tribunales y Juzgados, y otras semejantes, encaminadas a salvaguardar
situaciones jurídicas que, en consideración al titular de los derechos que
suponen o por su carácter, exijan esta tutela especial.
La intervención del Ministerio Público es generalmente obligada en la
jurisdicción civil, en los procesos que versen sobre el estado civil de las
personas, en todos aquellos en los que el impulso privado no sería, por
sí solo, garantía suficiente para la defensa de intereses determinados, y
en los actos de la llamada jurisdicción voluntaria» (DE PINA, 1940:80-81).
Liebman, en relación al tema examinado en este punto, expone lo siguiente:
«Tomadas en su conjunto las atribuciones del ministerio público en el
proceso civil representan una atenuación y un correctivo del principio
de iniciativa de parte y del principio dispositivo; manteniéndose firme
la regla de que el proceso civil no puede tener su inicio sino mediante
demanda del interesado y que en la instrucción de la causa corresponde
a las partes afirmar y probar los hechos sobre los cuales el juez debe
formar su convicción y llegar al descubrimiento de la verdad, el legislador
ha tenido en cuenta sin embargo la existencia de las relaciones jurídicas
de derecho privado, respecto a los cuales el interés público en la actuación
de la ley se contempla como más intenso de lo normal y no puede quedar
condicionado a la iniciativa de los interesados singulares y confiere por
eso al ministerio público en medida más o menos amplia los poderes que
le permitan cumplir las actividades necesarias para asegurar, con respecto
a las relaciones indicadas que la regulación dispuesta por la ley reciba
por obra de los jueces plena e integral actuación.
He aquí ahora, en particular, las atribuciones del ministerio público en
el proceso civil:
a) puede ejercitar la acción civil en algunos pocos casos establecidos
por la ley;
b) interviene obligatoriamente en algunas categorías de causas enumeradas
por la ley;
270 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

c) puede intervenir en cualquier otra causa 'en la que contemple un


interés público';
d) interviene en todas las causas ante la Corte de casación;
e) puede proponer a la Corte de casación el 'recurso en interés de la
ley'» (LIEBMAN, 1980:103-104).
Véscovi, en cuanto a la función que cumple el Ministerio Público en el
proceso, refiere lo siguiente:
«Hay quienes consideran que el ministerio público es un sustituto procesal,
porque actúa en nombre propio pero en defensa de un interés ajeno, ya
sea del Estado, de la sociedad o de un particular desamparado (ausente,
incapaz, herencia yacente, etc.). Otros dicen que realmente actúa
deduciendo en juicio derechos sustanciales pertenecientes al Estado, por lo
que en realidad no sólo es parte en el proceso, sino también en la relación
sustancial que constituye el objeto de éste. Y otros sostienen que se trata
de un órgano especial, que no coincide ni con el juez, ni con la parte. No
constituiría, entonces, una parte procesal (ni aun imparcial), sino una
institución peculiar (...).
(...)

(...) La conclusión sería, entonces, que estamos ante un órgano estatal especial,
que actúa como sujeto del proceso, asumiendo diferentes posiciones.
( ...)

En el proceso civil, (sin perjuicio del principio dispositivo), se admite, en


ciertos casos, la actuación como parte del ministerio público mediante el
ejercicio de la acción (pretensión), convirtiéndolo así en parte (principal)
en el proceso.
En otros casos, no ya con salvar la inercia de las partes, sino más bien
para prevenir que éstas actúen no en función de la aplicación de la ley,
sino en desmedro o en fraude a ella, o sin atender debidamente al
desamparado, se permite la intervención del ministerio público como
tercero (interviniente), a menudo obligatorio, en un proceso entre otras
partes principales.
En determinados procesos la ley establece la preceptiva intervención, y
en otros, simplemente, la audiencia del ministerio público.
Se trata de las formas procesales más comunes en que actúa el ministerio
público (fiscal) en el proceso» (VESCOVI, 1999:152-154).
Lino Palacio señala al respecto lo siguiente:
«... Frente a los órganos judiciales cuya función consiste en satisfacer las
pretensiones o peticiones extracontenciosas que pueden constituir el
Capítulo II: El Ministerio Público 271

objeto de un proceso, el ordenamiento jurídico prevé el funcionamiento


de otros órganos estatales a quienes corresponde, en términos generales,
la misión de defender intereses que afectan al orden público y social.
El conjunto de dichos órganos recibe, genéricamente, la denominación
de Ministerio Público, incumbiendo a sus titulares el cumplimiento de
dos tipos de funciones claramente diferenciables de la función judicial.
Una de ellas, que reviste carácter primordial, consiste en el planteamiento
de cierta clase de pretensiones o peticiones, o de oposiciones a éstas, y
su ejecución se halla encomendada al ministerio público sea porque existe
interés social en no supeditar el cumplimiento de esos actos a la iniciativa
privada, sea porque así lo impone la condición de las personas cuyos
derechos se controvierten en el proceso. La otra función, que es de índole
secundaria, se manifiesta a través del contralor que ejerce el ministerio
público con respecto a la observancia de determinadas normas que hacen
al orden público judicial, como son, vgr., las atributivas de competencia.
(...) Mientras en el primer caso el ministerio público asume un papel
esencialmente equiparable al de las partes, o actúa como representante
de éstas, en el segundo lo hace a título de órgano de cooperación de la
función judicial, coadyuvando a su más adecuado desenvolvimiento. En
una y otra hipótesis los integrantes del ministerio público desempeñan
una función de tipo requirente o postulante, distinta de la función juzgadora
que corresponde a los órganos judiciales» (PALACIO, 1979, Tomo II:
585-587).
Micheli, en lo que toca a las funciones del Ministerio Público, predica lo
siguiente:
«El ministerio público tiene una multiplicidad de funciones en el proceso
civil que se adaptan mal dentro de los esquemas rígidos de la clasificación (...).
La verdad es que el ministerio público en cuanto acciona en el proceso
civil, ya sea en vía principal, ya sea en vía de intervención (...), cumple
una función que mientras se distingue de la de juzgar, no debe confundirse
con la del órgano de la administración activa: en efecto, él no es portador
de un interés público localizado en una determinada rama de la
administración pública sino, como el juez, del interés público en la recta
actuación de la ley, especialmente allí donde es particularmente vivo el
interés general (trascendente, por consiguiente, del interés de las partes
que accionan o, en general, de los sujetos que podrían obrar en el proceso)
en que la ley tenga una determinada actuación. El ministerio público
cuida, por consiguiente, de la observancia de las leyes en el proceso y se
presenta, por eso, como órgano de estímulo de la función del juez. Dada
la estructura dialéctica del proceso contencioso de cognición (de partes
contrapuestas) y dada la necesidad de que también en el proceso
voluntario la iniciativa, de ordinario, corresponda a un sujeto diverso del
juez (...), el ministerio público adquiere en el proceso civil una posición
272 Derecho Procesal Civil I : Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

procesal que se puede poner junto a aquella, esencial, de la parte, aun


teniendo en cuenta que él actúa (...) no ya para hacer valer un derecho
del cual sea titular o para conseguir una cierta forma de tutela jurídica,
sino para que sea actuado el derecho objetivo, concediéndose por el juez
la tutela jurídica a quien corresponde. En otros términos, el ministerio
público asegura la actuación del derecho no ya juzgando (como el juez)
o bien desarrollando una actividad administrativa (...), sino estimulando
la imparcial actuación de la ley, por parte del juez. Y a este fin, el ministerio
público asume (...) una posición de órgano de iniciativa para sustituir o
para integrar la iniciativa del sujeto por el cual se pide una cierta forma
de tutela que lo coloca en el mismo plano de la parte, aunque sea diverso
el interés que lo mueva.
Tal interés, sin embargo, determina que el ministerio público no pueda
ser considerado nunca como parte vencida, como las partes verdaderas
y propias, con la consecuencia de que él no soporta tampoco los gastos
del proceso (...), ya que encuentra la propia satisfacción en el hecho de
que el juez pronuncia, esto es, ejercita el poder jurisdiccional, en cuyo
ejercicio el ministerio público está precisamente interesado. Así, el
ministerio público no puede quedar sujeto a la autoridad de la cosa
juzgada, puesto que él es portador de un interés general en la observancia
del derecho objetivo y no ya de un derecho particular, ni se le precluye
la impugnación de una sentencia, aun cuando la misma sea conforme a
su demanda...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 242-244).
Redenti, en lo que atañe al objeto de estudio en este punto, explica lo siguiente:
«El ejercicio de la acción pública está encomendado (...) al Ministerio público,
y no tiene como base un derecho subjetivo en el sentido ordinario de la
palabra, sino un público-deber-poder. Este, sin embargo, le está prescrito y
concedido únicamente en los casos expresamente previstos (...). Por
consiguiente, también la acción pública civil debe modelarse, en cada
caso, sobre ciertos esquemas legalmente preestablecidos, que comprenden
la identificación de la causa petendi, las providencias que pueden requerirse
al juez (quid petitionis) y los sujetos pasivos (...).
(...) La acción se da de ordinario también a otros determinados sujetos (...).
La estructura ordinaria para esos otros sujetos es la de una acción privada,
pero para su ejercicio se exige siempre la intervención obligatoria del
Ministerio público, el cual hay que reconocer que asume en tal caso la
posición de una parte principal y autónoma (...). Podrá, pues, proponer
demandas y excepciones que no hayan propuesto las partes (así como
también producir documentos y deducir pruebas), impugnar las
sentencias y todo lo demás (...).
La acción no es susceptible de negociaciones ni (...) por parte del Ministerio
público ni de los demás sujetos. Es decir, que se la debe considerar como
indispensable.
Capítulo II: El Ministerio Público 273

Aun ejercitada por el Ministerio público, la acción ante rem iudicatam se


presenta como una afirmación y una demanda, de la que no se sabe todavía
si está fundada, y que el juez puede acoger o rechazar. La providencia,
sea positiva o negativa adquirirá autoridad de cosa juzgada por las
declaraciones de certeza que contenga. Y como en lugar de los posibles
sujetos privados que no comparezcan en juicio, está el pro populo o pro
coeto, como actor o como interviniente, el Ministerio público, el fallo
vendrá a tener prácticamente eficacia erga omnes.
En cuanto a las causas de extinción de la acción, están excluidos los actos
dispositivos (...).
(...) El Ministerio público debe intervenir (...) en todas las causas
matrimoniales o atinentes al estado de las personas (...), aunque no haya
una acción autónoma que ejercitar (...). En todos estos últimos casos, sin
embargo (....), puede producir documentos, deducir pruebas y adoptar
conclusiones, sólo en los límites de las demandas propuestas por las
partes privadas (...). El Ministerio público debe intervenir, finalmente,
en todas las causas, sin distinción, en la fase de casación (...). En esta fase
se limita, sin embargo, a expresar una opinión en forma de conclusiones
(exigidas) en interés público (de la observancia de la ley), sobre cada uno
de los puntos en cuestión específicamente expuestos al examen de la
corte.
Puede intervenir espontáneamente también en las causas y fases en que
la intervención no esté prescrita, para aportar al juez elementos de
convicción en pro de la tesis de la una o de la otra parte en causa, no en
favor de ella, sino en interés de la justicia (...).
La intervención del Ministerio público puede ser provocada también por
el juez (...).
La ratio legis de todas estas disposiciones es intuitiva: interés público en
la puntual aplicación de las normas relativas a determinadas providencias
de sanción (tutela jurisdiccional civil) y, por tanto, interés en impedir o
evitar que por negligencia, ignorancia, ineptitud o mala voluntad (dolo
o colusión) de las partes privadas, no se aplique la sanción o se saque al
juez fuera de su camino al proveer al respecto. Cuando no sea necesaria
la intervención, apreciará (...) el mismo Ministerio público si puede haber
aquel interés público, y se tema o sospeche que se lo pueda poner en
peligro por el comportamiento de las partes. Al ejercicio de la acción
pública, o del deber o de la facultad de intervención, la ley misma extiende
las disciplinas procesales en formas más o menos análogas a las dictadas
respecto de las partes» (REDENTI, 1957, Tomo I: 83-85).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1 de la Ley Orgánica del
Ministerio Público (Decreto Legislativo Nro. 052, del 16-03-1981), el Ministerio
Público es el organismo autónomo del Estado que tiene como funciones
274 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

principales la defensa de la legalidad, los derechos ciudadanos y los intereses


públicos, la representación de la sociedad enjuicio, para los efectos de defender
a la familia, a los menores e incapaces y el interés social, así como para velar
por la moral pública, la persecución del delito y la reparación civil. También
velará por la prevención del delito dentro de las limitaciones que resultan de
la Ley Orgánica del Ministerio Público y por la independencia de los órganos
jurisdiccionales y la recta administración de justicia y las demás que le señalan
la Constitución Política del Perú y el ordenamiento jurídico de la Nación.
Al respecto, el artículo 159 de la Constitución Política de 1993 establece
que corresponde al Ministerio Público:
1. Promover de oficio, o a petición de parte, la acción judicial en
defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el
derecho.
2. Velar por la independencia de los órganos jurisdiccionales y por la
recta administración de justicia.
3. Representar en los procesos judiciales a la sociedad.
4. Conducir desde su inicio la investigación del delito (con tal
propósito, la Policía Nacional está obligada a cumplir los mandatos
del Ministerio Público en el ámbito de su función).
5. Ejercitar la acción penal de oficio o a petición de parte.
6. Emitir dictamen previo a las resoluciones judiciales en los casos
que la ley contempla.
7. Ejercer iniciativa en la formación de las leyes, y dar cuenta al
Congreso, o al Presidente de la República, de los vacíos o defectos
de la legislación.

3. FACULTADES Y ATRIBUCIONES DEL MINISTERIO PUBLICO EN


EL PROCESO CIVIL

Rocco, en lo que concierne a las facultades y atribuciones del Ministerio


Público en el proceso civil, explica lo siguiente:
«La doctrina suele distinguir las facultades y las atribuciones del ministerio
público en tres categorías distintas: el ministerio público agente, el ministerio
público interviniente y el ministerio público requirente.
Según lo establece la misma distinción, estas tres diversas atribuciones
o facultades corresponden a tres diversas y distintas funciones que el
ministerio público desempeña frente al ejercicio de la jurisdicción civil.
Cuando se habla de ministerio público agente se hace referencia a la
posibilidad que tiene de convertirse en iniciador de un proceso, es decir,
Capítulo II: El Ministerio Público 275

de ejercer aquel derecho de acción que (...) compete a todo sujeto de


derechos.
(...)

En estos casos, el ministerio público se hace actor en juicio (...), porque


las normas procesales, al lado de los sujetos titulares de las relaciones
jurídicas o de los estados jurídicos de que se vendrá a discutir, autoriza
o legitima a accionar al ministerio público, como portador de un interés
público que se concreta en un interés estatal.
Con esto no se quiere reconocer al ministerio público una facultad
genérica de promover las acciones, cuyo ejercicio, por lo común, está
reservado a los titulares particulares de los intereses tutelados por el
derecho; sólo se quiere patentizar, por el contrario, que en algunas
particulares categorías de acciones, además de los sujetos legitimados
para accionar sobre la base del criterio de la titularidad, existe otro sujeto,
el ministerio público, a quien las leyes procesales le reconocen dicha
legitimación como portador de un interés público, propio del Estado,
que predomina e incide en la esfera de las relaciones y de los estados
jurídicos de los ciudadanos (...).
Por otra parte, en lo que respecta al ministerio público interviniente, las
normas procesales dan unas veces facultad al ministerio público para
incorporarse, mediante una forma de intervención, a una litis pendiente
ya entre otros sujetos; y otras veces, en cambio, imponen al ministerio
público la obligación de intervenir en causa, cuando se discutan relaciones
o estados jurídicos en que al lado del interés privado haya un interés
público (...).
En cuanto a las atribuciones del ministerio público requirente, puede
ocurrir siempre, en materias en que exista un interés de derecho público,
que el ministerio público deba ser oído, a fin de que exprese su dictamen
en una forma (...) que se llama requisitoria.
(...) Bajo este concepto (requisitoria) se quiere hacer referencia únicamente
a las conclusiones que sobre determinado negocio formula el ministerio
público, dando su dictamen positivo o negativo» (ROCCO, 1976, Volumen
II: 161-163).
De acuerdo a lo normado en el artículo 113 del Código Procesal Civil, el
Ministerio Público ejerce las siguientes atribuciones:
1. Como parte.
2. Como tercero con interés, cuando la ley dispone que se le cite.
3. Como dictaminador.
276 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

3.1 Participación del Ministerio Público como agente o parte

Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, acerca


de la actuación del Ministerio Fiscal (Público) como parte, expresan que:
«Es aquí donde cabe referirse propiamente a la publicización de los
derechos, por cuanto el Ministerio fiscal asume con plenitud la condición
de parte, si bien se trata de una parte especial, dado que su interés no es
privado, actuando en defensa del interés general. (...) El Ministerio fiscal
(...) defiende los intereses de la sociedad, atendido el hecho de que ésta
ha reflejado cuál es su interés en la ley, y siguiendo los principios de
unidad y dependencia.
En su actuación procesal el Ministerio fiscal ostenta la representación y
la defensa conjuntamente, y no puede realizar actos de disposición
del derecho material (renuncia, allanamiento), aunque sí del proceso
(desistimiento). En todo caso podrá oponerse a la realización de actos
dispositivos por las partes privadas (aunque éstos, normalmente, no pueden
realizarse en los procesos en que él interviene, por ser de naturaleza no
dispositiva).
La actuación del Ministerio fiscal depende de la existencia de una norma
concreta que le confiera legitimación...» (MONTERO AROCA; GOMEZ
COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 111).
Micheli apunta que «... la ley reconoce al ministerio público, en casos
taxativamente previstos por ella, el poder de promover el proceso y, por
consiguiente, la acción, ya sea en sede voluntaria o en sede contenciosa. En
unos y otros casos, el ministerio público sustituye la propia iniciativa a aquella
que falta de otros sujetos interesados, a fin de asegurar la tutela jurisdiccional
a aquellos interesados que la ley considera particularmente dignos de protección,
en beneficio de la colectividad. En estas hipótesis, por consiguiente, la plenitud
de autonomía del sujeto titular del derecho o del status viene restringida, en
algún modo, por el poder conferido al ministerio público, de suerte que el
titular no es el único que puede disponer del derecho y de la tutela al derecho
mismo; se habla en estos casos de derechos indisponibles, derechos cuya tutela
es por lo general actuable a través del proceso contencioso mediante una
providencia constitutiva (...) o mediante el proceso voluntario. En todos estos
casos, el ministerio público reviste una posición procesal que suele ser asimilada
a la sustitución procesal (...) pero que (...) se diferencia de aquella figura típica
(...) en cuanto el ministerio público hace valer a través de su acción, el interés
en la actuación del derecho objetivo si este juego de palabras puede servir para
expresar la aparente contradictoriedad de este órgano público de iniciativa
procesal, cuya finalidad es el funcionamiento del proceso civil y, por consiguiente,
la atribución de una forma de tutela jurisdiccional, ahí donde es interés general
que determinadas situaciones sean protegidas, aun cuando el titular no tome
ninguna iniciativa al respecto» (MICHELI, 1970, Volumen I: 244-245).
Capítulo II: El Ministerio Público 277

Satta, en lo que atañe a la participación del Ministerio Público en el


proceso como agente (o parte), anota lo siguiente:
«Los casos en que el ministerio público tiene poder de acción están
determinados taxativamente, vale decir que no puede configurarse un
poder general de acción en el ministerio público, análogo al poder de la
parte. Esto depende en el plano lógico del hecho de que en la base de la
acción pública no existe un interés (y por lo tanto una valoración
discrecional del interés): el interés del ministerio público se expresa por
la misma norma que le ha consentido o impuesto la acción (...).
No es posible, naturalmente, establecer el criterio general que inspira al
legislador en la concesión de la acción. En el vasto número de casos en
que se concede la acción, puede distinguirse un grupo notable en el que
la acción del ministerio público tiende a obtener del juez una providencia
positiva, favorable a determinada persona (...). Estos son casos que, en
todo o en parte, pueden ubicarse en la llamada jurisdicción voluntaria,
y a propósito de ellos se considera comúnmente que el ministerio público
obre no tanto (cuando tiene acción) para la actuación de la voluntad de
la ley, como para realizar una función social o sea, en sustancia, como un
órgano administrativo. Pero no parece que la observación sea cierta. Se
olvida aquí que la voluntad de la ley es positiva, y que ella exige una
acción positiva del órgano que debe realizarse, sea el juez (...) o el
ministerio público que estimula su actividad (...). Si el fin de esta acción
es social, lo es únicamente porque social es el interés que se ha querido
tutelar con la norma (...).
A las hipótesis aquí consideradas se podrían añadir sin dificultad muchas
otras, para las cuales se considera casi uniformemente que el ministerio
público obra para la tutela de un derecho privado y por lo tanto como
sustituto de su titular (...). También en estas hipótesis, si bien hay
ciertamente un interés particular en cuyo favor la acción se resuelve, es
tomado siempre como general en la tutela predispuesta por la norma, y
el ministerio público no representa ni sustituye al titular de ese interés,
sino que sólo actúa la voluntad de la norma. Que en algunas hipótesis
exista posibilidad de concurso entre la acción del titular y la pública no
tiene nada de anormal: piénsese en la interdicción y en la inhabilitación.
Se trata, siempre, sin embargo, de intereses distintos; los prueba el hecho
(...) de que también en caso de acción promovida por otros, el ministerio
público debe intervenir, bajo pena de nulidad.
Frente a este grupo de casos hay otro en el cual la acción del ministerio
público expresa el límite de orden público puesto al libre desenvolvimiento
de la voluntad negocial de los particulares (...). En estos casos la función
de tutela del interés general reflejado en la norma, y por lo tanto la
analogía de las funciones del ministerio público con las del juez, aparecen
aún más evidentes: es más, en muchos de estos casos el ministerio público
278 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

no hace sino señalar por vía de acción lo que el juez podría o debería
señalar por vía de excepción ex officio...» (SATTA, 1971, Volumen 1:75-77).
Rocco, en relación al tema, refiere lo siguiente:
«Se ha discutido mucho en la doctrina si el ministerio público agente
adquiere o no en este caso la calidad de parte en juicio. Para explicar la
posición del ministerio público agente se ha recurrido al concepto de la
sustitución procesal, y se ha aludido a un concepto de parte estrictamente
formal, o a la posición del ministerio público como portador de un interés
público un tanto indeterminado. Pero todas estas teorías poco o nada
han podido explicar acerca de la verdadera naturaleza y verdadera
función del ministerio público agente.
(...) Como sólo en virtud de particulares y taxativas disposiciones legales
puede el ministerio público actuar en juicio, no hay duda de que está
legitimado por las normas procesales para actuar, puesto que a tal sujeto,
en casos particulares, junto al sujeto titular de la relación jurídica o estado
jurídico que habrá de discutirse, se le reconoce la titularidad de la acción.
En tal caso el ministerio público aparece como un sujeto legitimado para
accionar, no en virtud de la titularidad de la relación jurídica, sino en
fuerza de la titularidad de un interés estatal, que se superpone al de carácter
de derecho privado.
Desde este punto de vista el ministerio público puede considerarse parte
en juicio; pero será una parte con características todas ellas propias, ya
que no podrá soportar las consecuencias económicas y patrimoniales de
la acción por él ejercida, pues siendo portador de un interés público
estatal, sólo con este carácter está legitimado para actuar. Así, por ejemplo,
parece que el ministerio público no puede ser condenado a las costas del
juicio, y cuando la acción venga a ser ejercida también por el sujeto
realmente interesado, las consecuencias de este ejercicio serán a cargo de
aquel que de la acción y del ejercicio de ella podía o debía experimentar
un daño o un beneficio» (ROCCO, 1976, Volumen II: 163-164).
Sobre el particular, Liebman afirma que «en los casos en los que la ley
concede al ministerio público la acción civil, estamos en presencia de una
legitimación para accionar, reconocida a este órgano en vía extraordinaria,
respecto a una relación jurídica a la que el Estado es extraño, para la tutela de
la ley por medio de la proposición de la demanda, en sustitución de la del
titular de la relación, que no quiere o no puede accionar (sustitución oficiosa).
El ministerio público que propone la demanda es parte en el proceso y tiene
todos los poderes y las responsabilidades inherentes a tal cualificación...»
(LIEBMAN, 1980:105).
Al respecto, Máximo Castro señala que «... el Ministerio Público, al
intervenir en determinados asuntos de carácter civil, lo hace como actor o como
demandado, y se dice que es parte principal en el proceso (...). (...) el Ministerio
Capítulo II: El Ministerio Público 279

Público en el proceso (...) es parte formal o funcional, y jamás parte substancial.


Y es que el Ministerio Público interviene en el proceso cumpliendo la obligación,
el deber que le impone la ley, y no defendiendo un interés personal. Y a pesar
de que en el proceso civil defienda un interés particular, como por ejemplo el
interés de un ausente, ello no quiere decir que el Ministerio Público sea el
personalmente interesado, sino tan sólo que realiza una función tutelar social a
través de un interés privado, función que le ha sido impuesta por la necesidad
y por las leyes» (CASTRO, 1982:114-115).
Calamandrei, en lo que atañe a la intervención del Ministerio Público en
el proceso como parte (o agente), expresa lo siguiente:
«... En el proceso civil la participación del M.p. tiene la finalidad de suplir
la no iniciativa de las partes privadas o de controlar su eficiencia, siempre
que, por la especial naturaleza de las relaciones controvertidas, pueda
temer el Estado que el estímulo del interés individual, al cual está
normalmente encomendado el oficio de dar impulso a la justicia civil,
pueda o faltar del todo o dirigirse a fines distintos del de la observancia
de la ley. (...) en el proceso civil (...) se ha mantenido intacto en general
el principio dispositivo (...), en virtud del cual la iniciativa privada es
aprovechada como normal y suficiente instrumento del interés público
en la observancia de la ley; y sólo en los casos excepcionales en que dicha
iniciativa no funcione satisfactoriamente, por faltar o porque pueda
retorcérsela infraudem legis, se ha introducido al M.p. como parte pública,
con el oficio de suplir o de controlar, en interés de la justicia, la iniciativa
de las partes privadas.
En tales casos el M.p. entra en el proceso civil con la misma función
procesal que en él ejercitan las partes privadas: a saber, con la función
de proponer demanda al juez (...), con todas las facultades a ellas conexas y
consiguientes (...). Que el M.p. tenga en el proceso civil la posición de
parte en el sentido exclusivamente procesal (...) no hay duda: es un órgano
público creado expresamente para ejercitar en el proceso las mismas atribuciones
que normalmente ejercitan en él las partes privadas...» (CALAMANDREI,
1962, Volumen II: 433-434).
El citado jurista italiano agrega que:
«Parte en causa es, pues, el M.p., y, a través de él, el Estado, pero en sentido
puramente procesal, no en sentido sustancial: órgano de legalidad, no
órgano de tutela social. El único interés que mueve al Estado personificado
en el M.p. a participar en los juicios civiles, es el de controlar que se
observe la ley en sentido puramente objetivo, no el de hacer valer en causa,
como materia del juicio, derechos subjetivos u otros intereses de orden
social, acerca de los cuales deba luego formarse la cosa juzgada (...).
El M.p. es, pues, parte en el proceso civil, pero se distingue netamente
de las 'partes privadas' (entre las cuales entra también la administración
280 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

pública activa, cuando es parte en causa), porque está en causa para hacer
valer, no derechos subjetivos del Estado o intereses administrativos que
sean materia de la decisión, sino solamente como 'parte pública', el interés
muy general, y superior a los intereses deducidos en litis, en el
mantenimiento de la legalidad. Y si se quiere decir que el M.p. en el
proceso civil representa al Estado, hay que entender bien claramente que
el Estado representado por el M.p. no es el Estado administrador, es decir,
la administración pública, que, cuando está enjuicio porque en él se trata
de una relación jurídica en la cual está ella interesada, está sujeta, como
toda otra parte en causa, a la autoridad del fallo y a las consecuencias
procesales de la derrota (...), sino que es el Estado legislador, que participa
en el juicio únicamente en tutela del derecho objetivo y que, como tal,
siendo extraño a la relación jurídica controvertida, no está sujeto a la cosa
juzgada que se forma Ínter partes...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen
II: 441-442).
Calamandrei termina diciendo lo siguiente:
«Los poderes de iniciativa encomendados al M.p. tienden (...) a eliminar
dos inconvenientes que son inherentes al proceso civil fundado en el
principio dispositivo: el peligro de la inercia, y el peligro de la colusión de
las partes privadas. Contra la inercia de las partes privadas está instituido
el M.p. agente (...); contra la colusión de ellas está instituido el M.p.
interviniente (...).
El Estado deja a la actividad individual la tarea de estimular la función
jurisdiccional (...), porque sabe que, normalmente, cuando a la
inobservancia del derecho objetivo acompaña la lesión de un derecho
subjetivo, del interés individual, que aspira a su propia satisfacción, viene
el impulso que pone en movimiento a los órganos jurisdiccionales y lleva
juntamente, en el momento mismo en que el derecho subjetivo queda
satisfecho, a restablecer la observancia de la legalidad. Pero puede haber
casos en que, aunque el derecho objetivo haya sido violado y se haya
creado una situación de hecho contraria a la legalidad, los particulares
que podrían actuar en orden a la reintegración del derecho violado,
prefieran permanecer inertes y no hacer nada para modificar esa situación
ilegal (...). De ordinario, en la providencia jurisdiccional encuentra tutela
en un punto el interés individual en la satisfacción del derecho subjetivo
y la general en la observancia del derecho objetivo: de manera que, el
primero es utilizado por el Estado como instrumento, y casi podríamos
decir, como vehículo del segundo. Pero si la fuerza motriz del interés
privado se detiene, el Estado procede con sus propios medios y por su
propia cuenta a tutelar en juicio la legalidad, considerada como fin en sí
misma: y órgano de esa iniciativa pública supletoria, que ocupa el puesto
de la deficiente iniciativa privada, es precisamente el M.p. agente.
(...) Este poder supletorio de acción concedido al M.p. no es (...) reconocido
en forma genérica e ilimitada; sino que se restringe a solos los casos
Capítulo II: El Ministerio Público 281

'establecidos por la ley', ni puede ser ejercitado fuera de los casos


taxativamente previstos por especiales disposiciones, que, en su mayor
parte, se encuentran contenida en el Código civil en otras leyes no
procesales» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 443-444).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, tenemos, por ejemplo, que
el Ministerio Público interviene en el proceso como parte en los siguientes
casos:
- Ausencia (arts. 49 del C.C. y 790 del C.P.C.).
- Muerte presunta (arts. 63 del C.C. y 790 del C.P.C.).
- Reconocimiento de existencia (art. 67 del C.C.).
- Disolución de asociación cuyas actividades o fines sean o resulten
contrarios al orden público o a las buenas costumbres (art. 96 del
C.C.).
- Disolución del comité y rendición judicial de cuentas en caso de
haberse cumplido su finalidad o de no haberse podido alcanzar
(art. 132 del C.C.).
- Nulidad de acto jurídico (art. 220 del C.C.).
- Oposición al matrimonio en caso de impedimento matrimonial
(arts. 255 y 256 del C.C.).
- Nulidad del matrimonio (arts. 275 del C.C., 96, inc. 1, y 96-A, inc.
1, de la L.O.M.P.).
- Solicitud de cúratela especial en caso de oposición de intereses entre
padres e hijos (art. 460 del C.C.).
- Discernimiento del cargo de tutor (art. 512 del C.C.).
- Impugnación del nombramiento del tutor (art. 516 del C.C.).
- Remoción del tutor (art. 558 del C.C.).
- Solicitud de regularización de la tutela oficiosa (art. 563 del C.C.).
- Interdicción del incapaz (art. 583 del C.C.).
- Cúratela del pródigo o mal gestor que sean menores o estén
incapacitados (art. 587 del C.C.).
- Interdicción del ebrio habitual y del toxicómano, cuando sean
menores o estén incapacitados o constituyan un peligro para la
seguridad ajena (art. 588 del C.C.).
- Cúratela del hijo postumo (art. 598 del C.C.).
- Cúratela de bienes cuyo cuidado no incumbe a nadie (art. 599 del
C.C.).
282 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Formación del consejo de familia (art. 622 del C.C.).


- Patrocinio de intereses difusos (art. 82 del C.P.C.).
- Separación de cuerpos o divorcio por causal (arts. 481 del C.P.C.,
96, inc. 1, y 96-A, inc. 1, de la L.O.M.P.).
- Separación convencional y divorcio ulterior (arts. 574 del C.P.C.,
96, inc. 1, y 96-A, inc. 1, de la L.O.M.P.).
- Interdicción de persona incapaz que constituye grave peligro para
la tranquilidad pública (art. 583 del C.P.C.).
- Adopción de personas mayores de edad, siempre que no haya
Consejo de Familia constituido con anterioridad (art. 787 del C.P.C.).
- Inscripción y rectificación de partida de defunción, cuando el
fallecido no tenga parientes (art. 827 -inc. 5)- del C.P.C.).
- Sucesión intestada, cuando se trate de interés de incapaces (art. 830
del C.P.C.).
- Proceso contencioso administrativo, siempre y cuando se trate de
intereses difusos (art. 16 -inciso 2)- del Decreto Supremo Nro. 013-
2008-JUS).
No podemos dejar de mencionar que, según se desprende del primer
párrafo del artículo IV del Título Preliminar del Código Procesal Civil, el
proceso se promueve sólo a iniciativa de parte, la que invocará interés y
legitimidad para obrar, sin embargo, le es inexigible al Ministerio Público (así
como al procurador oficioso y a quien defiende intereses difusos) invocar tal
interés y legitimidad.

3.2 Participación del Ministerio Público como tercero interviniente

Sobre el particular, Micheli señala que «el ministerio público puede


intervenir en cualquier causa en que se contemple un interés público (...) a cuyo
fin él puede pedir al juez en todo estado y grado del proceso, la comunicación
de los autos para el ejercicio de los poderes a él atribuidos por la ley (...). De
este modo, el ministerio público, dentro de ciertos límites, puede disminuir la
plenitud de la disponibilidad de un derecho por parte de los titulares del mismo
en cuanto (...) con su intervención del ministerio público puede integrar y
modificar la iniciativa de las partes privadas...» (MICHELI, 1970, Volumen I:
245). El mencionado tratadista agrega que «... el ministerio público interviene
en el proceso en cuanto en él se considera existente (por el legislador, o, en
cada caso, por el ministerio público) un interés público general respecto del
cual surge la oportunidad o la iniciativa de los sujetos, titulares de la situación
sustancial, sea corregida o integrada por el impulso de un órgano público que
se considera distinto del juez y que está puesto, por el juego dialéctico del
Capítulo II: El Ministerio Público 283

proceso, junto a las partes si bien distinguiéndose de ellas. (...) el interés


particular que mueve al ministerio público, así como configura a este último
como parte sui generis (...), así también matiza la figura del ministerio público
cuando interviene en forma absolutamente especial, derivando él su legitimación
en la intervención de un interés público...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 247).
Por su parte, Rocco precisa que:
«... El ministerio público actúa (...) en vía de intervención, cuando, en vez
de hacerse él mismo actor en juicio, interviene en una causa pendiente
entre otros sujetos.
(...)

Si falta la intervención, la audiencia no puede verificarse, y cuando el


proceso se celebre sin su presencia, estará afectado de nulidad absoluta,
denunciable de oficio, y el ministerio público podrá además proponer la
revocación de la sentencia pronunciada sin su presencia...» (ROCCO,
1976, Volumen II: 164).
Al respecto, Satta formula estas observaciones:
«La función del ministerio público no se desarrolla sólo por vía de acción,
sino también (...) por vía de intervención. Y la intervención puede ser
necesaria o facultativa.
Necesaria es la intervención cuando el ministerio público debe intervenir
bajo pena de nulidad señalable de oficio. Es suficiente esta consecuencia para
diferenciar netamente esta intervención de la de parte. Finalidad de la
intervención es únicamente, en efecto, asegurar que la actuación de la
ley ínter partes se produzca respetando el interés general en el cual
se inspira la norma al disciplinar la relación. Función que también
corresponde al juez, y que la presencia del ministerio público estimula y
refuerza.
Los casos (...) son: 1) causas en las cuales el ministerio público puede
proceder por vía de acción; y se entiende juicios que él puede promover,
no providencias cautelares o ejecutivas, o de jurisdicción voluntaria, en
los cuales no hay intervención, sino opinión del ministerio público,
cuando la ley expresamente lo exige (,,,); 2) causas matrimoniales, incluidas
las de separación personal; 3) causas relativas al estado y capacidad de
las personas (...); 4) (...); 5) otros casos previstos por la ley (...).
(...)

Facultativa es en cambio la intervención (...) 'en toda otra causa en que


medie un interés público'. A diferencia de lo que ocurre en el ejercicio
de la acción, parece aquí que el poder de intervención se configure como
general por la norma...» (SATTA, 1971, Volumen I: 77-79).
284 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Calamandrei, acerca de la participación del Ministerio Público en el


proceso como interviniente, expone lo siguiente: «... Así como el M.p. agente
está instituido para suplir la posible inactividad inicial de los demás legitimados
para accionar, así también el M.p. interviniente (...) está instituido para
suplir, en el curso del proceso ya iniciado, la deñciente o colusiva actividad
instructoria de las otras partes. En un proceso, concebible en teoría, en que
fuese incondicionadamente reconocido al juez el poder oficial de proceder y
de inquirir sin demanda de parte, no habría necesidad de un órgano de impulso
como es el M.p. agente o interviniente: sólo en un proceso (...) en que el juez
no puede proceder inicialmente de oficio (nemo iudex sine adore), ni puede en
el curso del proceso indagar fuera de los límites constituidos por las demandas
de las partes (ne eat iudex ultra petita partium) (...), hay necesidad de un órgano,
complementario del juez, como el M.p., creado para corregir o atenuar, en los
casos en que el interés público lo reclame, la institucional pasividad del juez,
que, a fin de conservar intacta su imparcialidad no puede moverse sino cuando
otros lo estimulen (...). Como el M.p. agente está instituido para poner el interés
público a cubierto de los inconvenientes que podrían seguirse de una rígida
aplicación del principio 'nemo iudex sine adore', cuando la legitimación para
accionar sólo estuviese reconocida a los particulares, así también el M.p.
interviniente está instituido para salvaguardar el interés público de los peligros
de una intransigente observancia de la regla 'ne eat iudex ultra petita partium',
'iudex secundum allegata et probata decidiré debet', cuando los poderes de iniciativa
instructoria estuviesen enteramente encomendados a las partes privadas»
(CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 453-454). El referido autor concluye
señalando que:
«La intervención necesaria (...) está prescrita para todas las causas en que
el M.p. hubiese estado legitimado para accionar (...). Cuando en una de
tales causas la iniciativa del proceso ha sido tomada por otro legitimado,
el M.p. debe participar en carácter de interviniente en el mismo proceso
que, si no se le hubiesen adelantado, hubiera podido iniciar como actor.
La intervención necesaria (...) atañe (...) (además) a toda una serie de
causas que la ley especifica: respecto de las cuales el M.p., aun no estando
legitimado para accionar, debe, sin embargo, participar como interviniente
cuando el proceso ha sido iniciado por otro...» (CALAMANDREI, 1962,
Volumen II: 459-460).
De conformidad con nuestro ordenamiento jurídico, tenemos, por ejemplo,
que el Ministerio Público interviene en el proceso como tercero con interés en
los siguientes casos:
- Desaparición (art. 47 del C.C.).
- Ampliación de los fines de la fundación a otros análogos, cuando
el patrimonio resulta notoriamente excesivo para la finalidad
instituida por el fundador, o modificación de los fines, cuando haya
cesado el interés social que constituye el objeto de la fundación (art.
108 del C.C.).
Capítulo II: El Ministerio Público 285

- Declaración de capacidad de los contrayentes del matrimonio (art.


258 del C.C.).
- Constitución, modificación o extinción de patrimonio familiar (arts.
496 del C.C. y 798 del C.P.C.).
- Venta fuera de subasta de bienes del menor sujeto a tutela (art. 535
del C.C.).
- Aprobación judicial de partición de bienes comunes en caso de ser
alguno de los copropietarios incapaz o haber sido declarado ausente
(art. 987 del C.C).
- Adopción de personas mayores de edad (art. 781 del C.P.C.).
- Sucesión intestada (art. 835 del C.P.C.).

3.3 Participación del Ministerio Público como requirente o dictaminador

Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, acerca


de la actuación del Ministerio Fiscal (Público) como dictaminador, anotan lo
siguiente:
«En ocasiones se ha hablado de que 'asesora' al órgano jurisdiccional,
pero esta pretendida explicación supone alterar todo el sistema de la
actuación jurisdiccional basada en el conocimiento y aplicación del
derecho objetivo por el juez. Posiblemente la explicación provenga de
que estamos ante una situación intermedia; el interés público no llega al
extremo de legitimar al Fiscal, pero la existencia de aquél hace conveniente
que el juez tenga conocimiento de cuál es la opinión del Ministerio fiscal
en el caso concreto.
El dictamen puede referirse tanto a la aplicación del derecho material
como a la del procesal...» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 113).
Rocco, en lo respecta a la participación del Ministerio Público en el proceso
como requirente (o dictaminador), enseña que:
«... El ministerio público requirente (...) tiene la facultad y el deber de
expresar su parecer en asuntos de diversa índole.
De ordinario, tales funciones le son atribuidas en materia de jurisdicción
voluntaria, en la cual tiene que dar su dictamen acerca de todos los
asuntos referentes a menores, a la patria potestad, (...) y en muchos otros
casos, como la legitimación, la adopción, etc.
En todos estos casos, y en muchos otros concernientes a la tutela de los
incapaces y de los ausentes, el ministerio público expresa su dictamen
acerca de la conveniencia y legalidad de los actos» (ROCCO, 1976,
Volumen II: 165).
286 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

De acuerdo a lo normado en el Código Procesal Civil, el Ministerio Público


interviene en el proceso como dictaminador en los siguientes casos: título
supletorio, prescripción adquisitiva y rectificación o delimitación de áreas o
linderos, cuando la demanda se dirija contra personas indeterminadas o
inciertas o con domicilio o residencia ignorados, o cuando se trate de predios
rústicos, o cuando el demandado haya sido declarado en rebeldía (art. 507 del
C.P.C.); responsabilidad civil de los Jueces (art. 512 del C.P.C.); etc.
Además, según el artículo 85 de la Ley Orgánica del Ministerio Público,
el Fiscal Supremo en lo Civil emitirá dictamen previo a la resolución que
corresponda expedir en los procesos siguientes:
1. De nulidad o anulabilidad del matrimonio, separación de los
casados o de divorcio, en cuanto se tienda a asegurar los derechos
de los hijos menores de edad e incapaces, así como los del cónyuge
sin bienes propios y la defensa del vínculo matrimonial.
2. En los que tengan derechos o intereses morales o económicos los
menores o incapaces.
3. En los que es parte un ausente.
4. En los de división y participación de bienes en las uniones de hecho
(unión estable de un varón y una mujer, libres de impedimento
matrimonial, que forman un hogar de hecho, que da lugar a una
comunidad de bienes sujeta al régimen de la sociedad de gananciales
en cuanto sea aplicable: art. 5 de la Constitución Política de 1993),
en cuanto se tienda a asegurar los bienes y derechos de las partes
y de los hijos comunes.
5. En los casos de contestación o impugnación de la filiación matrimonial.
6. En los de responsabilidad civil de los Ministros de Estado y demás
funcionarios y servidores públicos.
7. En los de ejecución de sentencias expedidas en el extranjero.
8. En los que se discuta la competencia de los Jueces y Tribunales
peruanos.
9. En los demás casos que determine la Ley.
Con arreglo a lo prescrito en el inciso 1) del artículo 86 de la Ley Orgánica
del Ministerio Público, corresponde al Fiscal Supremo en lo contencioso-
administrativo emitir dictamen previo a la resolución final en los procesos
contencioso-administrativos.
En lo que concierne al Fiscal Superior en lo Civil, tal como lo señala el
artículo 89 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, le corresponderá a aquél
emitir dictamen previo a la resolución que pone fin a la instancia:
Capítulo II: El Ministerio Público 287

1. En los juicios y procedimientos a que se refiere el artículo 85 de la


Ley Orgánica del Ministerio Público (citado líneas arriba).
2. En los incidentes sobre oposición al matrimonio de quienes
pretenden contraerlo.
3. En los procedimientos que tengan por objeto velar por la moral
pública y las buenas costumbres.
4. En los procedimientos para resolver los conflictos de autoridad y
las contiendas de competencia.
5. En los que sigan terceros contra los fundadores de una sociedad
anónima de constitución por suscripción pública, en los casos de
responsabilidad solidaria que establece la Ley de la materia.
6. En los casos de rehabilitación del quebrado.
7. En las tercerías contra el embargo trabado en bienes del procesado
penalmente o del tercero civilmente responsable, así como en la
quiebra de cualquiera de ellos.
8. (Inciso derogado por el art. 45 de la Ley Nro. 23506, del 07-12-1982).
9. En los procedimientos contencioso-administrativos.
10. En los demás que señala la ley.
En lo que atañe al Fiscal Superior de Familia, el artículo 89-A de la Ley
Orgánica del Ministerio Público señala que le corresponde emitir dictamen
previo a la resolución que pone fin a la instancia:
1. En los procesos a que se refiere el artículo 85, incisos 1, 2, 3, 4 y 5,
de la Ley Orgánica del Ministerio Público (lo que fuera citado
precedentemente).
2. En los incidentes sobre oposición al matrimonio de quienes
pretenden contraerlo.
En lo que toca al Fiscal Provincial en lo Civil, el inciso 2) del artículo 96
de la Ley Orgánica del Ministerio Público señala que es atribución de aquél
emitir dictamen previo a la resolución que pone fin a la instancia en los demás
casos a que se refiere el artículo 89 de la Ley Orgánica del Ministerio Público
(numeral visto precedentemente).
Es de destacar que, según el artículo 16 -inciso 1)- del Texto Unico
Ordenado de la Ley Nro. 27584 (Decreto Supremo Nro. 013-2008-JUS), en el
proceso contencioso administrativo el Ministerio Público interviene como
dictaminador (siempre y cuando no se trate de intereses difusos, supuesto en
el cual el Ministerio Público interviene como parte: art. 16, inciso 2, del D.S.
Nro. 013-2008-JUS), antes de la expedición de la resolución final y en casación.
En este caso, vencido el plazo de 15 días para emitir dictamen, devolverá el
288 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

expediente con o sin él, bajo responsabilidad funcional. El citado artículo 16


del Decreto Supremo Nro. 013-2008-JUS precisa, en su último párrafo, que
cuando el Ministerio Público intervenga como dictaminador, el órgano
jurisdiccional le notificará obligatoriamente con la resolución que pone fin a la
instancia o con la que resuelve la casación, según sea el caso.

3.3.1 El dictamen del Ministerio Público

En los casos en que, por disposición legal, el representante del Ministerio


Público deba emitir dictamen (que no es sino la opinión del representante del
Ministerio Público acerca de la cuestión materia de debate judicial), existe la
obligación por parte de aquél de fundamentar dicho dictamen (art. 114 del
C.P.C.). Sin embargo, como lo ha establecido la Corte Suprema de Justicia de
la República en reiteradas sentencias en casación (lo que se verá en el punto
siguiente), el dictamen fiscal es únicamente ilustrativo, por lo que su omisión
no acarrea la nulidad del proceso, siendo tal postura recogida en los artículos
89, inciso B), y 89-A, inciso b), de la Ley Orgánica del Ministerio Público.
Por otro lado, cabe indicar que en los casos en que, por disposición legal,
el representante del Ministerio Público intervenga como dictaminador en el
proceso, el dictamen fiscal debe emitirse luego de culminada la actuación de
los medios probatorios y en momento previo a la expedición de la sentencia
por el juzgador (art. 116 del C.P.C.).

3.3.1.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el dictamen del Ministerio


Público

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al dictamen


del Ministerio Público, ha establecido lo siguiente:
- «... El artículo ciento trece del Código Procesal acotado [C.P.C.]
dispone que el Ministerio Público interviene en el proceso como
parte; como tercero con interés, cuando la ley dispone que se le cite,
y como dictaminador; en consecuencia, únicamente cuando la ley
establezca que la intervención del Ministerio Público sea como
dictaminador, sus representantes se encontrarán en la obligación
de emitir dictámenes debidamente fundamentados, los mismos que
podrán ser acogidos por las Salas Superiores o Salas Supremas
como parte de su fundamentación, si fallan de conformidad o con
lo expuesto en el mismo, estando a lo dispuesto en el artículo ciento
cuarentidós de la Ley Orgánica del Poder Judicial...» (Casación Nro.
2090-01 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-04-2002, págs. 8570-8571).
- «... El dictamen fiscal es meramente ilustrativo...» (Casación Nro.
213-2001 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-10-2001, págs. 7716-7717).
Capítulo II: El Ministerio Público 289

«... El dictamen fiscal constituye una opinión emitida por los fiscales
respecto al fondo de la controversia o a la tramitación del proceso
y por tanto es meramente ilustrativo al no resolver la controversia
planteada ante sede judicial» (Casación Nro. 381-99 / Cono Norte,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-09-1999, págs.
3607-3608).
«... El Dictamen Fiscal es la opinión ilustrativa que emite el representante
del Ministerio Público y que el Juzgador toma en consideración pero
que no lo obliga...» (Casación Nro. 2426-01 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8301).
«... La falta de dictamen del Ministerio Público no es causal de
nulidad...» (Casación Nro. 992-96 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 20-12-1996, pág. 2559).
«... El dictamen fiscal será meramente ilustrativo y su omisión no
causará nulidad procesal en los casos que expresamente señala la
ley, en ese sentido reiterada jurisprudencia ha establecido que no
existe nulidad en los casos en que se omite el dictamen Fiscal en
primera instancia...» (Casación Nro. 3316-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs. 7779-7780).
«... La omisión a la referencia del dictamen fiscal no se encuentra
contemplada como causal de nulidad...» (Casación Nro. 1472-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2002, págs.
8462-8463).
«... El Dictamen Fiscal si bien debió emitirse, su omisión no es causal
de nulidad, por su carácter ilustrativo y no determinante del criterio
judicial...» (Casación Nro. 411-07 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-05-2007, pág. 19398).
«... En lo que respecta a la omisión del dictamen fiscal, es necesario
remarcar que [...] no acarrea nulidad cuando no incide en el fondo
del asunto, esto es cuando no afecta el sentido del fallo...» (Casación
Nro. 3937-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-01-2007, pág. 18728).
«... La Ley Orgánica del Ministerio Público en su artículo 89 inciso
B ha establecido que la emisión del dictamen [del] Fiscal Superior
en lo Civil será meramente ilustrativo [sic] y que su omisión no
causará nulidad procesal en los casos que expresamente señala la
Ley. De lo que se infiere que si la omisión del dictamen fiscal no
invalida el proceso, la falta de pronunciamiento del mismo por
parte del Superior Colegiado [...] no resulta causa suficiente para
invalidar el proceso y menos aún para declarar la nulidad de la
sentencia recurrida...» (Casación Nro. 1189-2004 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2006, págs. 15653-15654).
290 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Al declararse la nulidad de la sentencia de primera instancia


por la omisión del dictamen del Fiscal Provincial se infringe las
formas esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales,
porque al no resolverse sobre la materia controvertida, se atenta
contra los principios de finalidad del proceso, celeridad y economía
procesal previstos en los artículos tercero y quinto del Título
Preliminar del Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 3316-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs.
7779-7780).
«... La falta de dictamen [fiscal] acarreará la nulidad sólo en aquellos
casos [...] respecto de los cuales la Ley lo ha señalado así expresamente...»
(Casación Nro. 3744-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-09-2008, págs. 23145-23147).
«... El dictamen fiscal es sólo una opinión que no es vinculante para
el órgano jurisdiccional...» (Casación Nro. 2523-2005 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, pág. 15611).
«... No puede considerarse que el dictamen del Fiscal [...] haya
tenido fuerza vinculante para el Colegiado Superior, pues, éste se
encuentra facultado para apartarse de lo que se pueda haber
opinado en el mencionado dictamen, sin que ello signifique una
afectación al debido proceso...» (Casación Nro. 2421-2006 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, pág. 17390).
«... El dictamen Fiscal sólo es una opinión y no una prueba...»
(Casación Nro. 634-02 / Cono Norte, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-07-2002, pág. 9061).
«... El dictamen fiscal no constituye un medio probatorio que, como
tal, se encuentre destinado a acreditar los hechos expuestos por las
partes, produciendo certeza en el Juez respecto de los puntos
controvertidos, conforme a los términos que se exponen en el
artículo ciento ochentiocho del Código Procesal Civil, toda vez que
el dictamen fiscal es sólo una opinión que emite el representante
del Ministerio Público en materias de interés público [...]; y si bien
sus opiniones deben ser tomadas en cuenta por los magistrados al
emitir sentencia, éstos no se encuentran obligados a sentenciar
conforme a lo opinado en el dictamen respectivo...» (Casación Nro.
1694-2006 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02­
07-2007, págs. 19704-19705).
«... Aún [sic] cuando corresponda emitir Dictamen Fiscal para el
resguardo del derecho de los menores de edad, su omisión no
acarrea nulidad de la sentencia judicial, siendo aquel únicamente
ilustrativo en casos como el presente, en donde el Ministerio Público
no es parte ni titular de la acción...» (Casación Nro. 3744-2006 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008,
págs. 23145-23147).
Capítulo II: El Ministerio Público 291

4. PLAZOS PARA LAS ACTUACIONES DEL MINISTERIO PUBLICO

Las actuaciones de los fiscales en el proceso civil deben llevarse a cabo


dentro de los plazos que señalen las disposiciones legales (por ejemplo, el
dictamen fiscal debe emitirse después de actuados los medios de prueba y
antes de expedirse la sentencia: art. 116 del C.P.C.), bajo responsabilidad (art.
115 -primer párrafo- del C.P.C.). Las responsabilidades civil y penal de los
miembros del Ministerio Público, dicho sea de paso, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 51 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, se rigen
por las normas legales sobre la respectiva materia. En cuanto a las responsabilidades
de los miembros del Ministerio Público y el régimen disciplinario aplicable a
éstos, debe tenerse presente lo normado en los artículos 42 al 63 de la Ley Nro.
30483 (Ley de la carrera fiscal).

En caso de que el ordenamiento jurídico pertinente no señale un plazo


para la realización de un determinado acto procesal a cargo del representante
del Ministerio Público, dicho plazo no será mayor que aquel con el que cuenta
el órgano jurisdiccional (según se desprende del último párrafo del art. 115 del
C.P.C.).

5. RESPONSABILIDAD DEL M IN ISTERIO PUBLICO

Los representantes del Ministerio Público incurren en responsabilidad


civil si en el ejercicio de sus funciones actúan con negligencia, dolo o fraude
(art. 118 -parte inicial- del C.P.C.).
El proceso de responsabilidad civil de los miembros del Ministerio Público
se sustancia de la misma manera que el proceso de responsabilidad civil de los
Jueces (art. 118 -in fine- del C.P.C.), vale decir, en vía abreviada, siéndoles
aplicables, en lo que sea pertinente, las disposiciones legales contenidas en el
Sub-Capítulo 3o («Responsabilidad civil de los Jueces») del Título II («Proceso
abreviado») de la Sección Quinta («Procesos contenciosos») del Código Procesal
Civil, en los arts. 509 al 518, numerales éstos que procedemos a citar a
continuación:
«Artículo 509°.- Procedencia.- El Juez es civilmente responsable cuando en ejercicio
de su función jurisdiccional causa daño a las partes o a terceros, a! actuar con dolo
o culpa inexcusable, sin perjuicio de la sanción administrativa o penal que merezca.
La conducta es dolosa si el Juez incurre en falsedad o fraude, o si deniega justicia al
rehusar u omitir un acto o realizar otro por influencia.
Incurre en culpa inexcusable cuando comete un grave error de derecho, hace
interpretación insustentable de la ley o causa indefensión al no analizar los hechos
probados por el afectado.
Este proceso sólo se impulsará a pedido de parte».

«Artículo 510°.- Presunción de dolo o culpa inexcusable.- Se presume que el


Juez actúa con dolo o culpa inexcusable cuando:
292 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

1. La resolución contraría su propio criterio sustentado anteriormente en causa


similar, salvo que motive los fundamentos del cambio.
2. Resuelve en discrepancia con la opinión del Ministerio Público o en discordia,
según sea el caso, en temas sobre los que existe jurisprudencia obligatoria o
uniforme, o en base a fundamentos insostenibles».

«A rtículo 511°.- Com petencia de grado


El Juez Especializado en lo Civil, o el Juez Mixto, en su caso, es el competente para
conocer los procesos de responsabilidad civil de los jueces, inclusive si la
responsabilidad fuera atribuida a los Vocales de las Cortes Superiores y de la Corte
Suprema».

«A rtículo 512°.- Dictamen previo del M inisterio P ú b lic o .-Antes de proveerse la


demanda, el Ministerio Público emite dictamen sobre la procedencia de ésta dentro
de diez días de recibida, bajo responsabilidad.
La resolución que declara improcedente la demanda es apelable con efecto suspensivo».

«A rtículo 513°.-A gotam iento de m edios im pugnatorios.- La demanda sólo puede


interponerse luego de agotados los medios impugnatorios previstos en la ley contra
la resolución que causa daño».

«A rtículo 514°.- Plazo.- La demanda debe interponerse dentro de tres meses


contados desde que quedó ejecutoriada la resolución que causó daño».

«A rtículo 515°.- Regulación de la responsabilidad.- El monto del resarcimiento,


su exoneración y la carga de la prueba del daño causado se regulan por las
normas del Código Civil referidas a la inejecución de obligaciones, en cuanto sean
aplicables».

«A rtículo 516°.- O bligados al resarcim iento.- La obligación de pago de los daños


y perjuicios es solidaria entre el Estado y el Juez o Jueces colegiados que expidieron
las resoluciones causantes del agravio».

«A rtículo 517°.- Efectos de la sentencia.- La sentencia que declara fundada la


demanda sólo tiene efectos patrimoniales. En ningún caso afecta la validez de la
resolución que produjo el agravio.
En ejecución de sentencia y siempre que se haya reservado tal facultad en la demanda,
el demandante puede exigir que el demandado, a su costo, publique la sentencia
final por dos días consecutivos en un diario de circulación nacional».

«A rtículo 518°.- Demanda m aliciosa.- SI al declarar infundada la demanda, el Juez


considera que el demandante ha actuado con malicia, o si durante el proceso ha
difundido información a través de medios de comunicación masiva que afecte el honor
del demandado, le impondrá una multa no menor de diez ni mayor de cincuenta
Unidades de Referencia Procesal, sin perjuicio de lo dispuesto en el Artículo 4°». [E l
art. 4 del C.P.C., a que se alude en e l art. 518 del C.P.C., trata acerca de las
consecuencias del ejercicio irregular o arbitrario del derecho de acción civil, y prescribe
que, concluido un proceso por resolución que desestima la demanda, si e l demandado
considera que el ejercicio del derecho de acción fue irregular o arbitrario, puede
dem andar el resarcim iento p o r los daños y perjuicios que haya sufrido, sin perjuicio
del pago por el litigante m alicioso de las costas, costos y m ultas establecidos en e l
proceso terminado].
Capítulo II: El Ministerio Público 293

6. EXCUSACION Y ABSTENCION DEL M INISTERIO PUBLICO

Si bien los fiscales no pueden ser recusados por las partes (art. 117 -in
fine- del C.P.C.), tienen la obligación de excusarse o abstenerse de intervenir
en el proceso si están inmersos en alguna de las causales de impedimento o
recusación que operan tratándose de los Jueces. Así tenemos que, en aplicación
de los artículos 117,305,307 y 313 del Código Procesal Civil, un representante
del Ministerio Público debe excusarse o abstenerse de intervenir en el proceso
en los siguientes casos:
A) Cuando ha sido parte anteriormente en el proceso (arts. 117 y 305
-inc. 1)- del C.P.C.).
B) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro del
cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o de
adopción con alguna de las partes o con su representante o
apoderado o con un abogado que interviene en el proceso (arts. 117
y 305 -inc. 2)- del C.P.C.).
C) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor o curador
de cualquiera de las partes (arts. 117 y 305 -inc. 3)- del C.P.C.).
D) Cuando ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas
de alguna de las partes, antes o después de empezado el proceso,
aunque ellos sean de escaso valor (arts. 117 y 305 -inc. 4)- del C.P.C.).
E) Cuando ha conocido el proceso en otra instancia, salvo que haya
realizado únicamente actos procesales de mero trámite (arts. 117 y
305 -inc. 5)- del C.P.C.).
F) Cuando es amigo íntimo o enemigo manifiesto de cualquiera de
las partes, demostrado por hechos inequívocos (arts. 117 y 307 -inc.
1)- del C.P.C.).
G) Cuando él o su cónyuge o concubino o su pariente en la línea directa
o en la línea colateral hasta el segundo grado, primero de afinidad
o adoptado, tienen relaciones de crédito con alguna de las partes;
salvo que se trate de persona de derecho o de servicio público (arts.
117 y 307 -inc. 2)- del C.P.C.).
H) Cuando él o su cónyuge o concubino, son donatarios, empleadores
o presuntos herederos de alguna de las partes (arts. 117 y 307 -inc.
3)- del C.P.C.).
I) Cuando haya intervenido en el proceso como apoderado, miembro
del Ministerio Público, perito, testigo o defensor (arts. 117 y 307
-inc. 4)- del C.P.C.).
J) Cuando tiene interés directo o indirecto en el resultado del proceso
(arts. 117 y 307 -inc. 5)- del C.P.C.).
294 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

K) Cuando exista proceso vigente entre él o su cónyuge o concubino


con cualquiera de las partes, siempre que no sea promovido con
posterioridad al inicio del proceso (arts. 117 y 307 -inc. 6)- del
C.P.C.).
L) Cuando se presentan motivos que perturban la función del
representante del Ministerio Público, en cuyo caso se abstendrá por
decoro o delicadeza (arts. 117 y 313 del C.P.C.).
La Ley Orgánica del Ministerio Público señala al respecto, en su artículo
19 -parte pertinente-, que los Fiscales no son recusables, pero deberán excusarse,
bajo responsabilidad, de intervenir en una investigación policial o en un proceso
administrativo o judicial en que directa o indirectamente tuviesen interés, o lo
tuviesen su cónyuge, sus parientes en línea recta o dentro del cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad, o por adopción, o sus compadres o
ahijados, o su apoderado.
1. LA RELACION JURIDICA PROCESAL Y PERSONAS QUE LA
INTEGRAN

La relación jurídica procesal es «... aquel conjunto de relaciones jurídicas,


esto es, de derechos y deberes regulados por el derecho procesal objetivo, que
median entre actor y Estado y entre demandado y Estado, que nacen del ejercicio del
derecho de acción y contradicción enjuicio» (ROCCO, 1976, Volumen I: 409-410).
Según Rocco, son caracteres de la relación jurídica procesal los siguientes:
«1) Es una relación de derecho público, puesto que media entre los
ciudadanos y el Estado, el cual actúa en el ejercicio de una potestad
pública y soberana;
2) es una relación autónoma respecto del derecho sustancial, toda vez
que tiene condiciones de ejercicio y de vida completamente distintas
de las de aquél;
3) es una relación con tres sujetos: actor, demandado y Estado,
personificado éste por el órgano jurisdiccional;
4) es una relación compleja, en un doble sentido: ya porque consta de
la relación de acción y de la relación de contradicción en juicio, ya
porque cada una de esas relaciones consta de una serie de facultades
de pretender y de actuar y de una serie de obligaciones jurídicas
correspondientes, que constituyen, precisamente, el contenido del
derecho de acción y de contradicción enjuicio;
5) es una relación una y única, en el sentido de que, una vez establecida,
mediante la notificación de la demanda judicial, la tal relación
296 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

continúa desplegándose, ya en las distintas fases de un mismo


estadio judicial, ya en las fases subsiguientes» (ROCCO, 1976,
Volumen I: 410).
Al respecto, Monroy Cabra refiere que «los sujetos de la relación jurídico-
procesal en el proceso civil (...), están constituidos por el juez, como órgano del
Estado, y las partes (demandante, demandado), como también por los terceros
intervinientes. Desde luego que en los procesos de jurisdicción voluntaria,
como no hay partes, los sujetos serán el juez y el solicitante o peticionario. En
algunos procesos debe igualmente intervenir el ministerio público en defensa
de la sociedad o de la ley» (MONROY CABRA, 1979:199).
Sobre el particular, De Pina señala que «... los sujetos que normalmente
intervienen en la relación jurídica procesal son: el demandante, el demandado
y el Juez. El demandante, con la interposición de la demanda, cuando es
notificada en forma, da origen a la relación. Promueve la actividad del juicio,
que es el medio para obtener lo que se debe (...); existe, por tanto, otro sujeto
privado, que mediante el ejercicio de la acción, es obligado a estar bajo la autoridad
del Juez, es decir, a los efectos de la decisión que el Juez pronunciará (...), y este
sujeto pasivo del derecho pretendido por el actor es el mismo sujeto pasivo de
la acción, o sea, el segundo sujeto de la relación procesal (el demandado)» (DE
PINA, 1940: 31).
Casarino Viterbo, en lo relativo a la relación procesal y a los sujetos que
la integran, expresa que:
«... El proceso determina la existencia de una relación de carácter jurídico-
procesal a través de todas las personas que en él intervienen, creando
entre ellas derechos y obligaciones recíprocos. (...) la relación procesal
(...) es aquel vínculo jurídico que une a las partes entre sí y a ellas con el
tribunal, y cuyos efectos principales son obligar al tribunal a dictar
sentencia, y a las partes, a pasar por lo que éste resuelva en definitiva.
(...) En esta relación jurídica procesal se observan tres sujetos: el actor, el
demandado y el juez. Los dos primeros constituyen las partes litigantes
en el juicio, y, el último, la persona llamada a dirimir la contienda jurídica
planteada entre las partes, a nombre y en representación del Estado»
(CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 122).
El mencionado jurista, refiriéndose esta vez a la constitución de la relación
jurídica procesal, predica lo siguiente:
«... Para que la relación procesal quede legalmente constituida se necesita
la observancia de ciertos actos. Así, se inicia por la interposición de la
demanda, que es el acto procesal mediante el cual el actor ejerce su acción.
Desde ese momento, el demandante queda sometido a la jurisdicción del
tribunal y el juez tiene la obligación de estudiar su competencia, analizar
el cumplimiento de los requisitos formales de la interposición de la
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 297

demanda, y luego, en caso afirmativo de los supuestos anteriores, conferir


traslado de ella al demandado.
En seguida será necesario notificar este traslado recaído en la demanda
al propio demandado quien, desde ese instante, tendrá conocimiento de
la demanda que se ha interpuesto en su contra. (...) La notificación legal
de la demanda hace nacer, por consiguiente, la relación procesal.
Pero, en verdad, es con la contestación de la demanda que la relación
procesal viene a quedar completamente integrada; pues, desde ese momento,
se tiene una determinación completa de sus sujetos, o sea, de demandante
y demandado y del objeto de la misma, vale decir, de las cuestiones
sometidas al pronunciamiento del juez, elementos que, durante la
existencia de la relación procesal, ya no podrán variar» (CASAR1NO
VITERBO, 1983, Tomo III: 123-124).

2. CONCEPTO DE PARTES DEL PROCESO

A continuación procederemos a citar las reflexiones y /o apuntes que


hacen distintos autores en relación al concepto de partes del proceso.

1) Posición de Reimundín.
Reimundín, acerca de las principales teorías relacionadas con el concepto
de parte procesal, nos informa lo siguiente:
«Con relación al concepto de parte, existen tres teorías principales.
Se ha formulado un concepto sustancial por el que se quiere hacer
coincidir el concepto de parte con el de sujeto de la relación jurídica
sustancial o material. Frente a éste se ha construido un concepto
de carácter formal, es decir, pura y simplemente procesal.
Además de estas teorías extremas tenemos las que según las cuales
es parte el que solicita en nombre propio la actuación de la voluntad
de la ley.
La doctrina más generalmente aceptada es la que enseña que en el
proceso civil tiene calidad de parte quien como actor o demandado
solicita un acto de tutela jurisdiccional, lo que significa que todo
proceso supone la existencia de dos o más personas (físicas o
morales), en posición contrapuesta: una que impulsa la actividad
jurisdiccional y otra frente a la cual es solicitada la actuación de la
ley...» (REIMUNDIN, 1956, Tomo 1 :187).

2) Posición de Alsina.
Alsina, al examinar las teorías existentes dirigidas a determinar la calidad
de parte, expone lo siguiente:
298 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«La primera de ellas identifica el concepto de parte con el de titular


de la relación jurídica substancial. Pero esto no es exacto, porque
no siempre a la calidad de parte en el proceso corresponde el de
titular de la relación material. La pretensión jurídica (...) constituye
el fundamento de la acción, y ésta podrá resultar acogida o no en
la sentencia según que la pretensión esté amparada o no por una
norma de derecho; mientras tanto, quien la ejerce asume la calidad
de parte actora en el proceso frente al sujeto pasivo de la acción, o
sea el demandado. Puede faltar la relación jurídica substancial
invocada, como en el caso de que se declare la inexistencia o nulidad
de un contrato, no obstante lo cual, para obtener esa declaración,
ha sido necesario un proceso y, consiguientemente, una parte que
afirme, frente a otra que niegue la existencia o validez de esa relación.
La segunda teoría distingue entre sujeto de la acción y sujeto de la
litis, porque el proceso se hace respecto de éste, pero con la intervención
de aquél. La acción, que dentro de este concepto es ejercicio de una
función procesal, contiene dos elementos: voluntad e interés. En
tanto que el interés determina la posición del sujeto en la litis, al
sujeto de la acción corresponde la expresión de voluntad. Cuando
voluntad e interés coinciden en una misma persona, el sujeto es
simple; pero cuando reside en personas distintas, el sujeto es
complejo. Así, el menor es el titular del interés y por tanto sujeto
de la litis, pero la expresión de voluntad corresponde al tutor que,
por consiguiente, es el sujeto de la acción. De aquí se infiere que,
mientras el menor es parte en sentido substancial, el tutor es parte
en sentido formal, criterio que se aplica no sólo en los casos de
representación legal, sino también convencional. Pero tampoco esta
teoría es aceptable, porque deja sin explicación satisfactoria, entre
otros, los efectos de la cosa juzgada, que se producirían, no con
respecto al representado, sino al representante. En realidad, en la
representación se trata de una simple cuestión de integración de la
capacidad (como en la legal) o de un mandato (en la convencional),
pues que en ningún caso el proceso se hace en provecho o perjuicio
del representante, sino del representado.
La tercera doctrina es la que adoptamos (...): parte es aquel que en
nombre propio o en cuyo nombre se pretende la actuación de una
norma legal y aquel respecto del cual se formula esa pretensión.
Por consiguiente, tiene calidad de tal quien como actor o demandado
pida la protección de una pretensión jurídica por los órganos
jurisdiccionales» (ALSINA, 1956, Tomo I: 472-473).

3) Posición de Veloso Muñoz.


«... Son partes en el juicio los sujetos originarios de la relación procesal,
que se indican en la demanda» (VELOSO MUÑOZ; citado por RODRIGUEZ
GARCES, 1967, Tomo 1 :18).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 299

4) Posición de Invrea.
«... Parte es la persona en cuyo nombre se requiere una declaración judicial
y aquella contra la cual, también en su propio nombre, tal declaración es
requerida» (INVREA; citado por MUÑOZ ROJAS, 1960: 54).

5) Posición de Casarino Viterbo.


Partes «... son aquellas personas que sostienen ante el tribunal una contienda
jurídica y actual acerca de sus propios derechos. Reciben el nombre
genérico de litigantes...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 36).

6) Posición de Manuel Urrutia.


«... Llámanse partes las personas naturales o jurídicas que concurren a
un juicio como demandantes o demandados. Demandante es el que inicia
un juicio deduciendo una acción; demandado es aquél en contra de quien
se deduce la demanda o en frente del cual se discute el derecho. Y decimos
'en contra' o 'en frente', porque no toda demanda importa necesariamente
discutir en contra de los intereses del demandado» (URRUTIA; citado
por RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1 :17).

7) Posición de Arazi.

Parte «... es quien reclama y frente a quien se reclama la satisfacción de


una pretensión en un proceso determinado...» (ARAZI, 1998: 321).

8) Posición de Alessandri.
«... Las partes de un juicio son el demandante y el demandado. El demandante
es la parte que pide el reconocimiento de un derecho; el demandado, la
persona contra quien se pide» (ALESSANDRI, 1940:17).

9) Posición de Oscar Alfredo Vergara.


«... PARTE es sinónimo de litigante y el litigante es quien litiga o sea
'mueve a litigio', vale decir a pleito, a contienda judicial; en una palabra,
a proceso. En todo proceso intervienen dos partes: la que demanda, pide,
pretende un derecho en base a una norma legal, llamada actora; y aquella
frente a quien es exigido ese derecho, que es la que contesta, se defiende
o allana, es decir la demandada. (Se dice también que parte es quien
pretende y frente a quien se pretende; quien reclama y frente a quien se
reclama)» (VERGARA, 1968: 9).

10) Posición de Enrique Falcón.


Según Enrique Falcón:
300 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«Normalmente se habla de parte en el sentido de que es tal, quien


demanda a nombre propio y contra quien se demanda. Pero este
concepto aparece restringido frente a los procesos voluntarios y a
las tercerías, los que no necesariamente incluyen a sujetos que
coinciden con la parte actora o demandada (...).
Sintetizando, podemos decir que parte es todo aquel que reclama el
auxilio de la jurisdicción en un proceso, en forma originaria, sucesiva,
principal, incidental o accesoria, y los que intervienen como consecuencia
de tal reclamo» (FALCON, 1978: 77).

11) Posición de Alvarez Juliá, Neuss y Wagner.


Para los mencionados autores:
«... Parte es aquel que en nombre propio o en cuyo nombre se
pretende la actuación de una norma legal, y aquel respecto del cual
se formula esa pretensión. Por consiguiente, tiene calidad de tal
quien como actor o demandado pide la protección de una situación
jurídica por los órganos jurisdiccionales.
Pueden ser parte todas las personas, tanto físicas como de existencia
ideal, o sea los entes susceptibles de adquirir derechos y contraer
obligaciones» (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 91).

12) Posición de Máximo Castro.


«... Parte es la persona que demanda en nombre propio o en cuyo nombre
se entabla la demanda, y también la persona contra la cual ésta se dirige»
(CASTRO, 1926, Tomo Primero: 168). El citado jurista agrega que:
«Todo juicio supone dos partes: la que hace la demanda y aquella
frente a la cual se hace, o, en otros términos, actor y demandado.
La posición de uno y otro, es respectivamente, es por completo
distinta. Por un lado la situación del demandado es más favorable
en cuanto a que al actor corresponde el cargo de la prueba, puesto
que él es el que intenta modificar el statu quo; pero en cambio el
actor, como tal, nunca puede ser condenado, salvo en las costas del
pleito. Podrá ser condenado en base a una reconvención, pero bajo
ese aspecto deja de ser actor para convertirse en demandado»
(CASTRO, 1926, Tomo Primero: 169).

13) Posición de Pallares.


Dicho autor sostiene que:
«... Por parte no debe entenderse la persona o personas de los
litigantes, sino la posición que ocupan en el ejercicio de la acción
procesal.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 301

Esa posición no puede ser otra que la del que ataca o sea la del que
ejercita la acción y la de aquél respecto de la cual o frente al cual se
ejercita. Por eso no hay más que dos partes: actor que es quien
ejercita la acción y demandado, respecto del cual se ejercita la
acción.
No importa que los actores sean varios o los demandados también
sean dos o más personas. Siempre habrá dos partes únicamente,
las que atacan y las que son atacadas mediante la acción»
(PALLARES, 1979:131).

14) Posición de Gallinal.


Gallinal apunta que:
«... En todo juicio intervienen como partes, cuando menos dos
personas: una que es la que deduce la acción, la que promueve la
demanda, y por eso es llamada actor o demandante (de agere, ab
agendo), y otra que es llamada a juicio, y frente a la cual se dirige la
misma demanda, y que se denomina reo o demandado (por la cosa
demandada, a re...).
(...)

Partes o litigantes, son: la persona que demanda en nombre propio


o en cuyo nombre se entabla la demanda, y también la persona
frente a la cual ésta se dirige. No siempre son sólo dos personas las
que litigan, una como actor y otra como reo. Puede ocurrir que
intervengan en el juicio otras personas, diferentes de las del actor
y del reo, como sucede con los que son citados en garantía, como
los terceros opositores, etc. (...).
También puede suceder, que una misma parte, esté formada por
varias personas...» (GALLINAL, s/a , Tomo 1:188-189).

15) Posición de Micheli.


«... Por partes del proceso se entienden precisamente aquellos sujetos que
piden, o frente a los cuales se pide, al órgano jurisdiccional una forma de
tutela jurídica, realizable a través del proceso civil de cognición, de
ejecución, cautelar, contencioso o voluntario...» (MICHELI, 1970, Volumen
1:198).
«El único modo para construir la noción de parte de manera que la misma
pueda ser útil para todo tipo de proceso, es, a mi entender, el de considerar
quién puede obrar en el proceso aun cuando después aquel sujeto resulte
no ser el titular de la situación sustancial deducida en juicio, e
independientemente, por eso, de la consideración de los efectos del
proceso (...) que pueden afectar o no (...) a aquel que actúa en el proceso.
302 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

El concepto procesal de parte se agota, por consiguiente, en la constatación


de los sujetos que participan en el proceso desde el inicio del mismo o
posteriormente...» (MICHELI, 1970, Volumen 1:198).

16) Posición de Rosenberg.


Rosenberg, en lo que atañe al concepto de partes del proceso, afirma lo
siguiente:
«... Partes en el proceso civil son aquellas personas que solicitan y contra
las que se solícita, en nombre propio, la tutela jurídica estatal, en particular
la sentencia y la ejecución forzosa.
(...) No se es parte en el proceso civil como titular de la relación
jurídica controvertida, sino actor es quien afirma el derecho (material);
y demandado, aquel contra quien se lo hace valer. Para la posición
de parte procesal no tiene importancia si el actor es el poseedor del
derecho y si el demandado es el verdadero obligado o afectado.
Muchas veces, de acuerdo con el derecho material, están facultados
para la gestión procesal y son partes personas distintas de los
portadores del derecho o de la relación jurídica controvertidos (...).
Pero es una cuestión distinta si la parte es la verdadera; es decir, si
el derecho existe y corresponde precisamente al actor frente al
demandado, y si las partes tienen la capacidad de llevar el proceso.
Esta cuestión resuelve sobre el éxito de la demanda y determina el
contenido de la sentencia, pero no determina quién es parte»
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 211-212).

17) Posición de Schónke.


«... Partes son las personas por las cuales o contra las cuales se pide en
nombre propio la tutela jurídica. Las partes son, por regla general, al
mismo tiempo los sujetos del derecho o deber discutidos, más bien
también puede un tercero estar facultado para seguir en nombre propio
un proceso sobre relaciones jurídicas ajenas (...). En este caso, el tercero
será- parte. El concepto de parte es, en consecuencia, meramente formal;
y no necesita coincidir con la titularidad de la relación jurídica
controvertida» (SCHONKE, 1950: 85).
«... Es parte quien realmente demanda o es demandado, sin que para ello
importe quién ha querido el demandante como parte; parte es más bien
(...) aquel a quien afecten objetivamente las declaraciones que sirven de
fundamento al proceso...» (SCHÓNKE, 1950: 86).

18) Posición de Rodríguez Garcés.


El indicado autor, respecto de la noción de partes procesales, opina lo
siguiente:
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 303

«... Pueden ser partes todas las personas, sean ellas naturales o
jurídicas. Pueden ser partes las personas naturales, absoluta y
relativamente incapaces.
Para considerar a una persona como parte principal en un juicio es
necesario que entable la acción 'en su propio nombre'; si la acción
se deduce en nombre ajeno es parte en el juicio la persona
representada y no la persona que demanda en representación de
ella.
La persona que en la demanda deduce una acción reclamando del
tribunal la protección que la ley le acuerda, es el demandante, ella
es parte en el juicio, es sujeto activo de él.
La persona en contra de quien el actor entabla la demanda y pide
se le condene a una prestación determinada es el demandado. La
persona en contra de quien se dirige la acción es sujeto pasivo del
juicio y reviste, incuestionablemente, el carácter de parte»
(RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1:19).

19) Posición de Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández.


A criterio de Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández:
«... Partes del proceso civil no son todos los sujetos que en él
intervienen y que sean distintos de los miembros del órgano
jurisdiccional. Sólo son partes, en principio, aquel o aquellos sujetos
que pretenden una tutela jurisdiccional y aquél o aquéllos respecto
de los cuales o frente a los cuales se pide esta tutela. Pero más
precisamente aún, partes son, únicamente, los sujetos,a quienes
afectará deforma directa el pronunciamiento del tribunal, ya conceda
o deniegue la tutela pedida, ya establezca que no puede pronunciarse
sobre ella en ningún sentido.
(...) No sólo son partes el demandante y el demandado, es decir,
quien inicialmente pretende y aquel frente al cual inicialmente se
pretende una declaración del órgano jurisdiccional. También son
partes quienes, con posterioridad al inicio del proceso mediante la
demanda -e incluso después de una eventual ampliación de ésta
por el actor o demandante-, pueden, por su relación con el objeto
principal del proceso (relación que deberán acreditar), entrar en el
proceso con plenitud de derechos, cargas y responsabilidades
procesales.
Así pues, puede ofrecerse la siguiente definición de partes del
proceso civil: sujetos jurídicos que pretenden, o frente a los que se
pretende, una tutela jurisdiccional concreta y que, afectados por el
pronunciamiento judicial correspondiente, asumen plenamente los
304 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

derechos, cargas y responsabilidades inherentes al proceso» (DE


LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 381-382).

20) Posición de Goldschmidt.


A decir de Goldschmidt:
«... Las partes son los sujetos de los derechos y de las cargas
procesales. En todo proceso civil han de intervenir dos; no se
concibe una demanda contra sí mismo, ni siquiera en calidad de
representante de otra persona. Se llama actor al que solicita la tutela
jurídica ('is qui rem in iudicium deducit'), y demandado aquel
contra quien se pide esta tutela ('is contra quem res in iudicium
deducitur'). No es preciso que las partes sean necesariamente los
sujetos del derecho o de la obligación controvertidos (es decir, de
la 'res in iudicium deducta').
El concepto de parte es, por consiguiente, de carácter formal»
(GOLDSCHMIDT, 1936:191).

21) Posición de Eduardo Vallejo.


«... Puede ocurrir, aunque no sea frecuente, que las partes de la relación
sustantiva, no sean las mismas que la de la relación adjetiva. Ello es
perfectamente posible, en razón del carácter abstracto del derecho de
acción (...). El concepto de parte es independiente de la efectiva existencia
de la titularidad activa o pasiva de la relación material. El interés que es
inherente al concepto de parte estriba sólo en ser sujeto activo o pasivo
de la demanda...» (VALLEJO, 1970: 42).
«... Son partes de la relación jurídica procesal, el actor -que es quien
promueve la demanda- y el demandado, que es aquel contra quien se la
promueve. La condición de actor y la de demandado está determinada
por la primera presentación. Ocupan las 'posiciones fundamentales' del
proceso, son las partes 'propias' por oposición a las 'impropias' o 'posiciones
secundarias'» (VALLEJO, 1970: 42).

22) Posición de Guasp.


«... Parte es quien pretende y frente a quien se pretende, o, más ampliamente,
quien reclama y frente a quien se reclama la satisfacción de una pretensión»
(GUASP; citado por STIGLITZ, 1970: 27).
«... El concepto de parte es estrictamente procesal. La calidad de parte la
da la titularidad activa o pasiva de una pretensión. Fuera del proceso
podrá haber contraposiciones de sujetos, como las partes de un contrato,
pero estas situaciones no guardan o no tienen por qué guardar identidad
con las partes procesales. Por ello, para el proceso, no hay partes materiales
y formales, sino sólo la condición de ser o no parte procesal» (GUASP;
citado por STIGLITZ, 1970:127).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 305

23) Posición de D'onofrio.


«... Parte en sentido formal, es aquel que está en juicio, bien como actor,
bien como demandado, y que por el solo hecho de estar en juicio tiene o
puede tener algunos o todos los derechos y deberes de las partes. Parte
en sentido material es aquel en cuyo interés o contra del cual se provoca
la intervención del poder jurisdiccional...» (D'ONOFRIO, 1945: 70-71).

24) Posición de Eduardo Carlos.


«... Es posible establecer una neta separación entre el que se pide y aquel
por quien se pide la actuación de la ley. Como consecuencia de ello, la
doctrina admite una distinción entre parte en sentido material directamente
vinculada en la relación de derecho sustantivo y parte en sentido formal,
en cuanto actúa en el proceso y realiza actos procesales, con prescindencia
del contenido u objeto de aquella relación...» (CARLOS, 1959:162).

25) Posición de Devis Echandía.


«... El concepto procesal de partes es puramente formal, es decir, (...) aquel
que demanda en nombre propio o en cuyo nombre oe demanda la
sentencia o el mandamiento ejecutivo, mediante el proceso; quien es
demandado directamente o por conducto de su representante, y quien
interviene luego de modo permanente y no transitorio o incidental; esa
intervención permanente puede ser como litisconsortes, como simples
coadyuvantes, como terceristas o ad excludendum y como sucesores de la
parte que muere o transfiere sus derechos o se liquida si es persona
jurídica. Pero excepcionalmente es también parte el sustituido en el
proceso, sin que actúe en él ni siquiera por representante, pues el sustituto
procesal obra en nombre propio y por interés personal...» (DEVIS
ECHANDIA, 1985, Tomo II: 362-363).

26) Posición de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto.


Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, acerca de las partes del proceso, anotan
lo siguiente:
«Como sujetos de la relación jurídica procesal o de la situación
jurídica, o de la institución 'proceso', se erigen las personas que
concurren a él, como acusador y acusado, como demandante y
demandado, que por lo general son las mismas personas entre
quienes ha nacido el conflicto, o en relación con las cuales se ha
inactuado el derecho sustantivo. Los terceros intervinientes también
son partes del proceso desde cuando hacen su incursión en él. Para
ser parte basta llegar al proceso como alguien que se involucra en
él, inclusive en forma temeraria y absurdamente, y esta es la noción
de parte en sentido formal o procesal, indiferentemente de la
situación en que se hallen los sujetos con respecto al derecho
306 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

sustancial controvertido en el proceso. Parte es cualquiera de las


personas que hacen el proceso; al sujeto del derecho sustancial se
le denomina parte en sentido material o sustancial, y al sujeto del
proceso se le llama parte en sentido formal o procesal. Se utiliza también
la expresión partes del litigio para referirse a los sujetos de la relación
sustancial en conflicto.
(...) Así mismo se alude a parte principal y parte accesoria como
fenómeno relevante frente a la hipótesis de intervención de tercero:
el tercero que llega al proceso se hace él mismo parte, principal o
accesoria, según sea su vinculación con la pretensión debatida o
con los sujetos de la pretensión (...).
Se habla, así mismo, de la parte original y de la parte sucesiva para
hacer referencia a la oportunidad en que cada una se vincula al
proceso. Como también a la parte permanente o a la meramente
incidental, según que su presencia en el proceso sea estable o
pasajera» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 17-18).

27) Posición de Prieto-Castro y Ferrándiz.


«... Serán partes las personas (físicas o jurídicas) que se constituye en sujetos
de un proceso para pretender en él el otorgamiento de justicia o tutela jurídica,
y que, por tanto, asumen la titularidad de las relaciones que en el mismo se crean,
con los derechos, las cargas y las responsabilidades inherentes» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 56). El citado autor español
añade lo siguiente:
«a) El concepto de parte es, pues, procesal y nace dentro del proceso.
Por tanto, no se identifica con la titularidad de los derechos y las
obligaciones materiales que son causa del mismo, ya que se puede
iniciar un proceso mediante el ejercicio de una acción por quien
afirme un derecho que realmente no le pertenece o seguirse contra
quien no sea el obligado por derecho material; e igualmente el
proceso puede ser incoado y seguido por personas a quienes la ley
atribuye la facultad de ejercer en él una titularidad jurídico-material
ajena, y entonces sólo son partes en sentido formal. La parte en el
proceso es, pues, simplemente el dominus litis.
b) Los sujetos que no son partes se han de conceptuar como terceros
en el proceso.
Este concepto, sin embargo, no tiene una significación literal
absoluta, pues, de un lado (...), un tercero extraño a la relación
jurídico-material puede ser parte en el proceso (por ejemplo, el
síndico de la quiebra, el Ministerio Fiscal), con algunas de las
consecuencias propias de tal postura; y de otro lado, un sujeto
interesado en la misma (v. gr., el deudor solidario) o la persona que
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 307

está expuesta a experimentar consecuencias derivadas del proceso


(por ejemplo, el subarrendatario) pueden permanecer extraños al
mismo, aunque con la particularidad de que su posición les permite
entrar a intervenir en el proceso (...).
(...)

c) Parte no se identifica con sujeto individual, de suerte que en la


postura de demandante o de demandado, o en ambas, puede existir
desde un principio o posteriormente una pluralidad de personas
(originadora de un litisconsorcio activo, pasivo o mixto), pero esta
circunstancia no afecta a la dualidad, en el sentido de crear una o
varias nuevas posturas, ya que los diversos sujetos que figuran en
la posición de demandante o de demandado integran una posición
de parte.
Asimismo, en un proceso puede aparecer un tercer sujeto que viene
a coadyuvar a cualquiera de las dos partes (por un interés
coincidente), llamado interviniente adhesivo, u otro que comparece
para defender un interés propio frente a las partes primitivas, sujeto
que se denomina interviniente principal, y que hace surgir, junto a
la dualidad de aquéllos, una nueva postura de parte» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 56-58).

28) Posición de Gimeno Sendra.


Gimeno Sendra, en lo que atañe a las partes del proceso, reflexiona de
esta manera:
«Partes no son todos los sujetos que intervienen en el proceso, sino
únicamente quienes interponen la pretensión y se oponen a ella.
En efecto, el proceso sirve para obtener la tutela judicial de las
pretensiones declarativas, constitutivas o de condena (...), que
decida interponer el demandante ante el tribunal competente 'y
frente a los sujetos a quienes haya de afectar la resolución pretendida' (...).
(...) El concepto de parte presupone una titularidad o cierta
situación con respecto a la relación jurídico material debatida (...)
y se determina en función de las expectativas de declaración,
realización o transformación, por la sentencia, de dicha relación
material o, lo que es lo mismo, por los efectos materiales de la cosa
juzgada.
Son, pues, partes en un proceso, quienes han de verse expuestos
a los efectos materiales de la futura Sentencia. Por ello, el concepto
de parte se diferencia claramente del de tercero, quien puede
intervenir también en el proceso (por ejemplo, en calidad de testigo
308 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

o de perito), pero quien, a diferencia de las partes, ni es titular de


derecho subjetivo, ni ha de cumplir obligación alguna derivada de
la relación jurídico material debatida, ni ostenta interés legítimo
derivado de dicha relación, ni ha de soportar, en su esfera
patrimonial o moral, los efectos ulteriores de la sentencia.
Así, pues, las partes son, quienes, por ostentar o la titularidad de
los derechos y obligaciones o algún interés legítimo en una
determinada relación jurídica discutida, interponen, a través de la
demanda (actor o demandante), su pretensión o se oponen a ella,
mediante el escrito de contestación (el demandado). Pero, junto a
estas partes iniciales, (...) pueden aparecer o intervenir otras en el
curso del proceso que ostenten dicha titularidad de la relación
jurídica o incluso, sin serlo, mantengan un interés con respecto al
objeto procesal, que les permita comparecer, en calidad de parte
principal o subordinada, dentro del proceso.
El concepto y el estatus jurídico de las partes vienen, pues,
determinados por la legitimación...» (GIMENO SENDRA, 2007,
Tomo I: 99-100).

29) Posición de Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín.


Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, sobre las partes del
proceso civil, hacen estas acotaciones:
«Partes son los sujetos del proceso que solicitan la tutela jurisdiccional
y aquellos frente a los cuales se reclama y que han de quedar
afectados por el resultado definitivo. No se identifican con las
partes de la relación jurídica material porque en el sentido que nos
ocupa tiene un concepto eminentemente formal de manera que lo
decisivo es la posición procesal de pedir en un proceso, de
defenderse en el mismo, de actuar en definitiva y que puede
coincidir o no con la titularidad de un determinado derecho,
porque el concepto procesal de parte está íntimamente unido al
de acción, entendida como derecho de acudir a los Tribunales, y
poner en marcha la actividad jurisdiccional, que en principio es
muy amplio y corresponde a todo aquel que afirme la existencia
de un derecho que precisa protección, y que tenga relación con el
objeto del proceso, sin perjuicio de que le corresponda o no, pues
a ello es a lo que va dirigido el proceso que ha de sustanciarse.
Tampoco puede confundirse con el de interesado que en un
determinado asunto pueden ser muchas personas y sólo alguna (sic)
de ellas son las que acudirán al proceso con una petición concreta,
y sólo éstas son las que tienen la calidad de parte.
Partes son las personas, entidades o grupos que en nombre propio
piden una determinada declaración jurisdiccional. El representante
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 309

no actúa en nombre propio y por eso no es parte. Sí lo es, el sustituto


que actuando un derecho ajeno, pide en nombre propio como el
supuesto (...) que permite a los acreedores ejercitar acciones del
deudor.
( . .. )

Las partes se identifican con los sujetos que solicitan la tutela


judicial efectiva, a través del proceso en el que aparecen afectados,
y que es preciso distinguir de aquellos otros que también
intervienen en el proceso, como los que les asisten (abogados y
procuradores), o los que sirven en los juzgados y tribunales (jueces
y funcionarios), o los que colaboran (como los testigos o los peritos).
En el proceso judicial se produce una representación histórica de
hechos, a través de unos actores y directores y figurantes. Pero
partes sólo son aquellos que piden la resolución de su problema,
y los que se defienden frente a estas peticiones, resultando afectados
por la sentencia que se dicte» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ;
y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 287-288).

30) Posición de Lorca Navarrete.


Lorca Navarrete, en lo que concierne al concepto de parte, hace estas
aseveraciones:
«Es (...) la posición parcial y contrapuesta de los sujetos lo que les
atribuye el calificativo de partes de las cuales una la demandante
o actora (...) ejercita parcialmente una determinada pretensión,
pidiendo al órgano jurisdiccional el otorgamiento de justicia o
tutela judicial efectiva (...) frente a otra demandada, que actúa
igualmente de modo parcial.
(...)

El concepto de parte es una noción estrictamente procesal o adjetiva,


aplicable únicamente al proceso de la función jurisdiccional, y con
referencia exclusiva al mismo.
Por ello, la posición de los sujetos en el proceso no tiene por qué
corresponderse necesariamente con la relación jurídica material
antecedente que plantea la llamada cuestión de fondo, y que se
encuentra estrechamente relacionada con la conceptuación sustantiva
de la legitimación.
(...)

La identidad sustantiva y procesal de las partes no se produce


necesariamente siempre, y hay casos en que la posición de una de
las partes no se corresponde con su presencia en la relación jurídico-
material antecedente.
310 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Así, (...) esto puede ocurrir en los casos de inexistencia de la


relaciónjurídico-material (...).
(...)

En otros casos tampoco puede darse la coincidencia de sujetos


entre la relación jurídico-material y el ejercicio funcional de la
jurisdicción, aun cuando la primera exista (...). Tal situación puede
acontecer cuando se ejercita la acción subrogatoria (...). En este
caso existe una relación de crédito entre A (acreedor) y B (deudor)
y otra relación entre B (acreedor) y C (deudor) que, en virtud de
la acción subrogatoria, se plantea entre A y C, sin que por lo tanto,
esta posición de sujetos se corresponda con una posición igual en
la relación jurídico-material (...).
(...)

La condición de parte procesal deriva exclusivamente de la


intervención de los sujetos en el proceso de la función jurisdiccional.
Por tanto, se trata de un concepto puramente formal y adjetivo y
no material.
Ello significa que los efectos del ejercicio funcional de la jurisdicción
solo afecta a los que han figurado en el mismo como parte.
(...)

Formalmente, las partes son demandantes -actoras- o demandadas.


La fijación de quien decide ser parte procesal, depende del demandante
porque la parte actora, obviamente, se define parcialmente ella
misma como demandante; mientras que la parte demandada es la
que el propio actor designa, aunque cabe la posibilidad de que
figuren como partes sujetos distintos de los designados por el
actor» (LORCA NAVARRETE, 2000: 74-78).

31) Posición de Montero Aroca y Flors Matíes.


Montero Aroca y Flors Matíes, en lo atinente a las partes del proceso,
opinan de este modo:
«... Parte procesal (en realidad parte sin más) es la persona o
personas que interponen la pretensión ante el órgano jurisdiccional
(demandante o actor) y la persona o personas frente a las que se
interpone (demandado), o dicho de otra manera, quien pide la
tutela judicial y frente a quien se pide.
La exacta comprensión de este concepto puede exigir algunas
precisiones:
l.°) Normalmente las partes vendrán determinadas en la demanda,
y en ella habrá de decirse quién pretende y frente a quién se
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 311

pretende. Pero esta determinación inicial de las partes puede


ser completada a lo largo del desarrollo del proceso (...).
2. °) La situación de las partes no queda completamente fijada en la
demanda; ésta determina la condición de demandante o actor
y de demandado, pero además a lo largo del proceso pueden
ir recibiendo denominaciones distintas que se corresponden
con la posición procesal que adoptan; así apelante, recurrente,
ejecutante y apelado, recurrido, ejecutado.
3. °) La parte es quien asume los derechos, cargas y obligaciones
que se derivan de la realización del proceso, lo que significa
que en los supuestos de representación (tanto voluntaria
como legal y necesaria), la verdadera parte es siempre el
representado (...).
(...)

4. °) Quien sea parte en el proceso va a condicionar toda una serie


de fenómenos posteriores, como son los relativos a la
competencia (que puede determinarse por el domicilio del
demandado), el marco subjetivo de la litispendencia o de la
cosa juzgada, la referencia de las causas de abstención y
recusación, la condena en costas, la posibilidad de ser o no
testigo, etcétera» (MONTERO AROCA; y FLORS MATIES,
2004: 303-304).

32) Posición de Redenti.


Redenti, en cuanto al concepto de parte en sentido procesal, refiere lo
siguiente:
«... Parte en sentido procesal viene a ser eo ipso cualquiera que
promueva (o en cuyo nombre se promueva, por un representante
calificado) un proceso civil en las formas de ley, con razón o sin
ella, o hasta por capricho, o por equivocación, no importa. Y así,
viene a ser parte quienquiera que espontáneamente intervenga en
él. Pero, en la posición de parte (en sentido procesal) puede ser
puesto cualquiera también por hecho de otro, con sólo que sea
llamado o provocado en las formas de ley a tomar parte en él, o
constreñido a someterse a sus actos iniciales (...).
El venir a ser parte en sentido procesal, es ya de por sí productor
de consecuencias jurídicas, toda vez que implica y significa venir
a ser sujeto-parte de la correspondiente relación jurídica, e implicará,
por ejemplo, la posibilidad-facultad de realizar actos (procesales,
se entiende) que antes y sin ello no hubiera podido realizar, así
como de venir a ser destinatario de actos ajenos; puede hacer surgir
una responsabilidad por los gastos, o el derecho a recuperar de
312 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

otro los gastos hechos, etc. Consecuencias mucho más graves podrá
tener ese hecho o evento, si los actos procesales tienen reflejos
extraprocesales (baste pensar en el embargo), o pueden conducir
a providencias con efectos extraprocesales (que 'salgan' del proceso).
El proceso, y por tanto el venir a ser parte en él, es el único modo
posible de hacer valer una acción-pretensión y, respectivamente,
de ser puesto en posibilidad de defenderse contra una acción-
pretensión ajena. De aquí, por una transición intuitiva y de toda
evidencia, se sigue esta proposición como consecuencia: que a
quienquiera (persona física o persona jurídica) que tenga la
capacidad de ser titular de derechos y de obligaciones jurídicas y
por tanto también de acciones o de excepciones (...), hay que
reconocerle (...) también la capacidad subjetiva de ser parte de un
proceso, ergo parte en sentido procesal...» (REDENTI, 1957, Tomo I:
151-152).

33) Posición de Calamandrei.


El indicado tratadista italiano, respecto de la noción procesal de parte,
expone lo siguiente:
«Para entender el concepto de parte (...) hay que partir de esta premisa
elemental: que la cualidad de parte se adquiere, con abstracción de
toda referencia al derecho sustancial, por el solo hecho, de naturaleza
exclusivamente procesal, de la proposición de una demanda ante el
juez: la persona que propone la demanda, y la persona contra quien
se la propone, adquieren sin más, por este solo hecho, la calidad
de partes del proceso que con tal proposición se inicia; aunque la
demanda sea infundada, improponible o inadmisible (circunstancias
todas ellas que podrán tener efecto sobre el contenido de la
providencia), basta ella para hacer que surja la relación procesal
cuyos sujetos son precisamente las partes (...).
( ...)

Las partes como sujetos de la relación procesal, no deben confundirse


con los sujetos de la relación sustancial controvertida, ni con los sujetos
de la acción: si frecuentemente estas tres cualidades coinciden, toda
vez que el proceso se instituye precisamente entre los sujetos de
la relación sustancial controvertida, legitimados para accionar y
para contradecir sobre ella, puede ocurrir que la demanda sea
propuesta por quien (o contra quien) en realidad no esté interesado
en la relación sustancial controvertida o no esté legitimado para
accionar o contradecir; y, sin embargo, aun en ese caso, quien ha
propuesto (o contra quien se ha propuesto) la demanda sin derecho
o sin legitimación, será igualmente parte en sentido procesal (...).
(...)
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 313

(...) Si las partes del proceso pueden no coincidir con los sujetos
de la relación controvertida o con los sujetos de la acción, coinciden
siempre con los sujetos de la 'causa' (...). La 'causa' (...) es, en la fase
de cognición, el thema decidendum del juicio: es la acción, no en
cuanto existente y comprobada, sino en cuanto de hecho afirmada
por una parte y negada por la otra, y sometida así a la investigación
del juez, a modo de problema que habrá él de resolver. Las partes
entre las cuales se constituye la relación procesal, son precisamente
las mismas entre las cuales pende de hecho ese debate acerca de
la existencia de la acción en hipótesis que se denomina la 'causa';
que luego los sujetos de la causa sean también los sujetos de la
acción efectivamente existente, eso se podrá saber únicamente al
final del proceso, en virtud de la sentencia. En cambio, quienes
sean los sujetos de la 'causa' se determina únicamente por la demanda:
partes del proceso y sujetos de la causa (o como también se dice, partes
en causa) son, por tanto, nociones equivalentes» (CALAMANDREI,
1962, Volumen II: 297-302).

34) Posición de Rocco.


Rocco, en lo relativo a la noción de partes del proceso, asevera lo siguiente:
«... El concepto de parte es conexo y se compenetra con el concepto
de sujeto legitimado para accionar, activa y pasivamente, ya que
sólo dichos sujetos pueden elevarse a la calidad de partes.
En efecto, sólo quien está legitimado para accionar o para
contradecir, puede, al mismo tiempo, en que se instaura el juicio
con la constitución de relación jurídica procesal, asumir la calidad
de parte, esto es, de actor o de demandado en juicio.
De este concepto se sigue que puede llamarse parte en juicio a
aquel que siendo o afirmándose simplemente titular activo o pasivo de
una relación jurídica sustancial, pide en nombre propio la realización de
dicha relación jurídica por parte de los órganos jurisdiccionales.
Naturalmente, como la titularidad de la relación jurídica no
coincide con la autorización o legitimación para accionar, puesto
que hay sujetos legitimados para accionar que no son los sujetos
de la relación jurídica sustancial, podrá ocurrir que las partes en
juicio puedan ser también sujetos que no son titulares de la relación
jurídica sustancial.
De manera que en un concepto general de parte tendremos que
hacer entrar también estas hipótesis, y, en consecuencia, se podrá
decir que parte enjuicio son aquellos sujetos que siendo o afirmándose
titulares de una relación jurídica, activos o pasivos, piden en nombre
propio la realización de dicha relación por parte de los órganos jurisdiccionales,
314 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

o que estando legitimados por las normas procesales para accionar, piden
la realización, por parte de los órganos jurisdiccionales, de una relación
jurídica de la cual no son titulares, pero es titular una tercera persona
que podrá o deberá, según las disposiciones de la ley, estar presente en el
juicio y sufrir los efectos jurídicos provenientes de la providencia
jurisdiccional.
Parte, por consiguiente, es aquel que estando legitimado para accionar o
para contradecir, pide en nombre propio la realización de una relación
jurídica de la cual afirma ser titular otro sujeto que puede estar enjuicio
o puede no estar en juicio» (ROCCO, 1976, Volumen II: 114-115).
35) Posición de Barrios de Angelis.
Según Barrios de Angelis:
«Partes del proceso son los sujetos implicados expresamente
(mediante asunción o pretensión) en los intereses específicos del
objeto, a quienes se le atribuye la acción, la gestión y el poder de
excepción (o derecho de contradicción).
Dicho de otro modo, partes son el actor, el demandado (...) y el
tercerista.
Actor (y también el gestor en la jurisdicción voluntaria) es el que se
pretende titular del perjuicio en la insatisfacción (...). Demandado (...),
el que se imputa como posible titular de la satisfacción injusta (...).
Tercerista, el que pretende coadyuvar con el actor o con el demandado,
o quien se opone, de modo excluyente, a aquéllos» (BARRIOS DE
ANGELIS, 1979:123).
Barrios de Angelis señala, además, lo siguiente:
«Hemos conceptuado a la parte por medio de tres componentes:
1) su inclusión en el objeto; 2) su atribución de situaciones (que
desde ya podemos denominar estatutos); 3) su correspondiente
-al estatuto- participación en las funciones.
Parte sustancial, o material, es el sujeto directamente implicado en
los intereses específicos del objeto: el pretendido acreedor y el
pretendido deudor.
Parte formal es el sujeto autorizado para ocupar el lugar del titular
del estatuto y ejercitar el correspondiente cupo funcional que la
ley asigna a la parte material (...).
El sujeto titular de las funciones puede estar conectado con la parte
sustancial por un nexo de identidad o un nexo diferente. En el
primer caso, la misma persona es parte material y parte formal; en
el segundo, parte material y parte formal son personas distintas.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 315

(...) Son partes formales el mandatario procesal (procurador) y los


representantes legales, así como los defensores de oficio y los
curadores ad litem (...).
Se aprecia, entonces, que el nexo de la parte material con la parte
formal se establece mediante relaciones de identidad, representación,
asistencia, sustitución y gestión orgánica» (BARRIOS DE ANGELIS,
1979:126).

36) Posición de Lino Palacio.


El mencionado tratadista argentino dice en relación al concepto de parte
procesal lo siguiente:
«... Es parte toda persona (física o de existencia ideal) que reclama
en nombre propio, o en cuyo nombre se reclama la satisfacción de
una pretensión, y aquélla frente a la cual se reclama dicha satisfacción.
El concepto precedente (...) pone de relieve las siguientes notas
fundamentales:
I o) Constituye una noción circunscripta al area del proceso. Son
partes, en efecto, quienes de hecho intervienen o figuran en
aquél como sujetos activos o pasivos de una determinada
pretensión, con prescindencia de que revistan o no el carácter
de sujetos legitimados para obrar o para contradecir en el
concreto proceso de que se trate. La ausencia de legitimación,
en efecto, puede determinar el rechazo de la pretensión por
no concurrir, respecto de ésta, uno de los requisitos que
condicionan su admisibilidad; pero no afecta la calidad de
parte de quien ha deducido o frente a quien se ha deducido
esa pretensión.
2o) Sólo es parte quien actúa en nombre propio, o en nombre de
quien se actúa. Por consiguiente, aquella calidad no puede
atribuirse a quien, como el representante, sea voluntario o
necesario, interviene en el proceso en nombre y en defensa
de un interés ajeno.
(...)

3o) En la medida en que la noción de parte implica un


enfrentamiento que se suscita, por lo menos, entre dos sujetos,
aquélla sólo es aplicable a los procesos contenciosos»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 8-11).
Lino Palacio advierte que:
«El concepto de parte procesal supone la existencia de un conflicto
suscitado entre personas que se encuentran en posiciones jurídicas
316 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

contrapuestas, y que, por lo tanto, sólo es aplicable a los procesos


contenciosos (...).
(...) Por consiguiente, la idea de parte (...) es ajena al ámbito de los
procesos voluntarios, en los cuales no existe conflicto a resolver
ni, por ende, la aludida contraposición personal. En este tipo de
procesos, (...) corresponde reemplazar el concepto de parte por el
de peticionario, a quien cabe definir, en concordancia con el objeto
del proceso voluntario, como la persona que, en nombre propio,
o en cuyo nombre se reclama la emisión de un pronunciamiento
judicial que constituya, integre o acuerde eficacia a un determinado
estado o relación jurídica privada» (PALACIO, 1983, Tomo III: 19).

37) Posición de Jorge Horacio Zinny.


Jorge Horacio Zinny, en lo que concierne a la noción de parte procesal,
apunta lo siguiente:
«... Los distintos tratadistas, al elaborar su concepto de parte, tienen
como modelo al proceso contencioso, en donde se perfilan con
toda nitidez dos sujetos cuyos intereses están en pugna. Esto nos
lleva a la conclusión de que la contención es una nota característica
del proceso civil, y por consiguiente, la existencia de intereses
contradictorios en aquellos que intervienen en el proceso en
carácter de partes debe ser tomada en cuenta como elemento
integrante de todo concepto que a su respecto se elabore.
Otra nota común a esas distintas definiciones es la de que las partes
son solamente dos: una que pretende y otra contra quien se
pretende. Esto no significa que las partes deban estar integradas
nada más que por dos personas individuales, puesto que en los
casos de litis consorcio -activo o pasivo- cada parte está integrada
por más de dos personas. Entendemos que lo que se quiere poner
de relieve es que las partes en el proceso, cualquiera sea el número
de personas que integran cada una, no pueden ser más de dos.
La tercera nota común es la presencia de una pretensión que es
llevada a conocimiento de los órganos jurisdiccionales, reclamando
su acogimiento por el mismo. Conforme a lo que hemos dicho más
arriba, esta pretensión necesariamente debe ser distinta para cada
una de las partes, como así también opuesta.
Encontramos por último, como elemento común, la noción de que
las partes (...) son elementos parciales de un todo.
Es evidente que la noción de parte en el juicio es estrictamente
procesal. En el ámbito del derecho de fondo encontramos también
la expresión 'partes' para designar a aquellos que intervienen en
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 317

el negocio jurídico, pero aquí no hay intereses contradictorios, sino,


por el contrario, intereses coincidentes en los participantes del
mismo. Y hemos visto que en el campo procesal el conflicto de
intereses es un elemento necesario para el nacimiento del proceso,
y por consiguiente, para el concepto de parte. Es por ello que (...)
no podemos hablar de parte en sentido sustancial y parte en sentido
formal, sino simplemente de parte procesal.
Entendemos que es parte en un proceso aquel que hace valer una
pretensión y aquel en cuya contra esa pretensión es dirigida»
(ZINNY, 1966: 59-60).

38) Posición de Satta.


En opinión de Satta:
«... La parte no puede disociarse de la titularidad del interés que
se hace valer en juicio, o sea en definitiva de la titularidad de la
acción (...). Pero en tanto la acción se concreta en la demanda, o
sea precisamente con la postulación del juicio como favorable, es
la demanda la que atribuye la calidad de parte, de donde resulta
exacta la fórmula tradicional que define a la parte como el sujeto
que en su propio nombre demanda o el sujeto contra quien la
demanda, siempre en nombre propio, es propuesta.
Sólo que esta inevitable referencia a la demanda ha sido entendida
por la doctrina en el sentido de excluir la referencia al interés, o
sea sobre la base de considerar que la demanda, como acto del
proceso, podría ser propuesta por quien no es titular del interés:
de donde la escisión de la parte (que demanda) de la justa parte
(que tiene título para demandar, pero no ha demandado, y por lo
tanto no es parte). La titularidad para demandar se indica con el
término, admitido ya por el uso, de legitimación para obrar
(respectivamente, a contradecir: legitimatio ad causam); y por la
indicada escisión se llega a que la cuestión relativa a la legitimación
es secundaria respecto a la regularidad del proceso entre las partes
determinadas en base a la demanda, cuestión de mérito a resolverse
después de las cuestiones inherentes a la regular constitución del
proceso.
La pretendida escisión de la parte de la justa parte es fruto de un
equívoco, y precisamente de la arbitraria distinción entre posiciones
procesales y posiciones sustanciales de la parte. En realidad quien
demanda, y por el solo hecho de demandar, afirma la propia
legitimación, o sea postula que el ordenamiento jurídico reconoce
y tutela como suyo el interés que quiere hacer valer. Es por lo tanto
siempre parte y justa parte, o para decirlo mejor no tiene sentido
distinguir en él la parte de la justa parte. Que si luego el juez le
318 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

dice que el interés que quiere hacer valer no es suyo, sino de otro,
o que no está reconocido por el ordenamiento (...), su demanda
será rechazada ni más ni menos que por esto, y no porque él aún
siendo parte, no sea la justa parte» (SATTA, 1971, Volumen 1:85-86).

39) Posición de Muñoz Rojas.


Muñoz Rojas, en lo que toca al concepto de partes del proceso, explica lo
siguiente:
«Independientemente de toda consideración jurídica, el concepto
de 'parte' lleva consigo una idea de limitación; de la aplicación de
dicha nota a la doctrina de las partes procesales se llega al principio
de dualidad o contradicción. En el proceso civil es necesario que
existan dos partes: una, la que pide, por sí o por medio de otro, la
actuación de la voluntad de la ley a su favor (demandante o actor),
y otra, aquélla frente a la cual dicha actuación (demandado) es
pedida.
(...)

Lo que determina y define el concepto de parte es el hecho de pedir


en nombre o interés propio, y, en consecuencia, quien pide en
nombre de otro no es la parte, sino su representante.
Si una persona es dueña del impulso procesal, del objeto o contenido
del proceso y del interés en la resolución judicial, esa persona
indudablemente es parte (...). (...) si una persona -con personalidad
y capacidad procesales- pide al órgano jurisdiccional en nombre
propio el cumplimiento de la voluntad de la ley, esa persona es
parte; cosa distinta es que sea justa parte o parte legitimada (...).
( ...)

A las partes les afectan de modo inmediato y directo los efectos


del proceso y de la sentencia judicial; a las personas a quienes de
un modo reflejo o indirectamente les importan los efectos de la
resolución judicial, en un caso concreto, no son partes, pero pueden
participar en el proceso, como intervinientes, etc., y poseen (...)
una legitimación subordinada o accesoria. Las partes son,
propiamente, los destinatarios de la resolución del juez.
(...)

El hecho de que la pretensión se desestime por falta de legitimación,


activa o pasiva, no significa que los sujetos parciales del proceso
no sean partes, sino que, al carecer de fundamento o título jurídico
en ese caso concreto la sentencia no puede serle favorable (...).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 319

El concepto positivo que se deduce de cuanto acabamos de indicar


es que 'las partes son las personas, físicas o jurídicas, que piden en
nombre propio o en cuyo nombre se pide (en los casos de
representación) la actuación o el cumplimiento de la voluntad de
la ley, y aquella o aquellas personas frente a las que dicha voluntad
es pedida'.
La parte, que pide en nombre propio, puede no ser titular del
derecho deducido, si lo fuese la sentencia sería siempre estimatoria.
Hacer valer una pretensión no significa alegar un derecho, ni
mucho menos probar los hechos en que se basa; la pretensión, en
este sentido, no es un derecho, sino una apariencia del mismo. Esto
explica precisamente que se dicten sentencias desestimatorias por
carecer el demandante del derecho que alega.
Es nota fundamental en el concepto de parte la de pedir en nombre
e interés propio la aplicación de la ley, y por ello el representante
no es parte, y sí lo es, en cambio, el sustituto procesal. Por el solo
hecho de ser partes (...) les vinculan los efectos del proceso y de la
sentencia del órgano judicial» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 53-57).
Muñoz Rojas sostiene que son justas partes o partes legitimadas «... aquellas
personas físicas o jurídicas que -además de pedir en nombre propio o en
cuyo nombre se pide la actuación de la ley y aquella otra frente a la cual
o a las cuales es pedida- son los sujetos de la relación deducida...»
(MUÑOZ ROJAS, 1960: 66).

40) Posición de Liebman.


Sobre el particular, Liebman enseña lo siguiente:
«Como en los actos y en las relaciones jurídicas sustanciales,
se designan con el término de partes las personas que dan vida al
acto (...), o que son sujetos de la relación (...); del mismo modo son
partes en el proceso los sujetos del contradictorio instituido ante el
juez los sujetos del proceso diversos del juez, respecto de los cuales
este último debe pronunciar su providencia. La demanda judicial,
como acto constitutivo del proceso determina también las partes:
la que pide al juez que provea sobre un determinado objeto y
aquella contra la cual la providencia se pide.
También en el proceso puede ocurrir, sin embargo, que una persona
actúe en el nombre de otra (representación voluntaria y representación
legal): parte es en estos casos como siempre el representado, no el
representante. De este último se distingue el sustituto procesal, el
cual -al proponer la demanda en nombre propio...- es, en cambio,
parte en el proceso.
320 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Todos aquellos que no son partes son, respecto de aquel proceso,


terceros.
La determinación del concepto de parte no tiene relación alguna
con el problema de la legitimación para accionar (...): este problema
consiste en la identificación de las justas partes o legítimos
contradictores, respecto de un determinado objeto; son, en cambio,
partes en el proceso aquellos que de hecho son sujetos del mismo,
y tal cualidad de los mismos, con todas las consecuencias que de
ello derivan, es independiente de la circunstancia de que sean o
no sean, en relación a la acción propuesta, también las partes
legítimas.
(...)

La posición de parte se adquiere: a) por efecto de la demanda


introductiva del proceso; b) por efecto de sucesión en la posición
de la parte originaria; c) por efecto de intervención, voluntaria o
coaccionada, en un proceso pendiente» (LIEBMAN, 1980: 65-66).
Liebman señala, además, lo siguiente:
«Por el hecho de participar en un proceso, esto es, por el hecho de
haber propuesto una demanda en juicio o de haber sido llamada
al mismo para hacer frente a una demanda, la persona adquiere
una particular 'cualidad' o status, que es precisamente la cualidad
de parte, de la cual surgen para ella numerosas situaciones subjetivas,
activas y pasivas,. El conjunto de estas situaciones subjetivas forma
el contenido de la relación jurídica procesal.
Del lado activo, la parte es titular de poderes jurídicos y de derechos
subjetivos procesales; del lado pasivo, de cargas, obligaciones o
deberes y sujeciones.
Los poderes jurídicos y los derechos subjetivos consisten siempre
en la facultad de cumplir un determinado acto procesal en orden
a un interés propio; y se distinguen entre sí porque los primeros
tienen un contenido genérico y resultan del desenvolvimiento de
la capacidad jurídica, cualificada por la posición de parte en un
proceso, correspondiente, por eso, indistintamente a todas las
partes, como tales; los derechos, en cambio, son específicos y
condicionados a una determinada situación procesal y resultan en
una facultad de iniciativa destinada a provocar una actividad del
órgano jurisdiccional o en la facultad de modificar con un propio
acto la situación procesal existente (...).
La carga es el comportamiento que alguno debe tener, si quiere
conseguir un resultado favorable a su propio interés. La misma se
acompaña generalmente a los poderes y a los derechos procesales,
de los que se constituye el lado negativo (...).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 321

Pero la ley establece también los deberes de las partes, las cuales
están jurídicamente obligadas a observarlos.
Finalmente, la sujeción es la situación en la que se encuentra la
parte que es constreñida a sufrir los efectos de una providencia
del órgano jurisdiccional; es, pues, el sujetamiento a la potestad
del órgano.
Campea entre todas, la sujeción de las partes a la sentencia del juez
y a la actividad del órgano ejecutivo (...) y en general a todas las
providencias del órgano jurisdiccional» (LIEBMAN, 1980: 89-90).

3. CLASES DE PARTES PROCESALES

A juicio de Monroy Cabra, «en relación con el proceso, se puede hacer


la siguiente clasificación de partes con respecto al proceso: a) partes originales
son el demandante y el demandado; b) partes intervinientes son aquellas que
intervienen con posterioridad a la iniciación del proceso; c) partes activas y
pasivas, según la conducta que asuman en el proceso; d) partes principales (...);
e) partes secundarias son las que intervienen sin pretensión propia y sólo para
coadyuvar la causa de una de éstas (terceros adhesivos); f) partes permanentes
o transitorias, según que su intervención sea para todo el curso del proceso o
para un incidente; g) partes necesarias o voluntarias, según que su intervención
sea necesaria (demandante, demandado y terceros que deben ser citados
forzosamente), o voluntaria (intervinientes secundarios); y h) son simples
cuando están integradas por una sola persona, física o jurídica; y múltiples o
plurales cuando están formadas por varias personas (litisconsorcio)» (MONROY
CABRA, 1979:215).
Casarino Viterbo, en lo relativo a la clasificación de las partes procesales,
considera que:
«... Según la oportunidad en que las partes litigantes han adquirido tal
carácter, se acostumbra clasificarlas en: directas e indirectas o terceros.
Son partes directas aquellas que originariamente han iniciado la contienda,
sea porque por su propia voluntad han deseado hacerlo así, sea porque,
una vez iniciada, han sido forzadamente llamadas a ella.
Son partes indirectas o terceros, en cambio, aquellas personas que advienen
al juicio en forma voluntaria, una vez que éste ha sido ya iniciado. Se
acostumbra también subclasificar las partes indirectas o terceros en:
terceros coadyuvantes, terceros independientes y terceros excluyentes»
(CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 38).
En opinión de Gimeno Sendra:
«... Atendiendo a la relación jurídico material que vincula a las partes con
el objeto principal, cabe distinguir las partes principales, de las subordinadas.
322 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Son partes principales, quienes, por ser titulares de la relación jurídico


material debatida y por verse expuestos a los futuros efectos directos de
la Sentencia, están legitimadas para deducir la pretensión u oponerse a
ella, delimitan el objeto del proceso y generan la obligación del juez de
congruencia en la Sentencia, contra la que pueden recurrir con
independencia; si dicha relación jurídica es además disponible, podrán
provocar la finalización anormal del proceso a través de los actos de
disposición de la pretensión (desistimiento, renuncia, allanamiento, etc.).
Las partes subordinadas (los intervinientes adhesivos o coadyuvantes) se
encuentran en una relación jurídica dependiente de otra principal, que
es la que se debate en el proceso y de la que son titulares las partes principales,
por lo que tan sólo han de sufrir los efectos reflejos o indirectos de la
Sentencia; por ello, ni delimitan el objeto del proceso, ni pueden transigir
sobre el mismo, ni pueden impugnar la sentencia con independencia.
Simplemente coadyuvan con sus actos de postulación al éxito de la
pretensión o defensa de la parte principal» (GIMENO SENDRA, 2007,
Tomo 1:100).
Lino Palacio, en lo que concierne a las clases de partes procesales, anota
lo siguiente:
«... De acuerdo con su composición, existen partes simples y partes complejas
o múltiples, según que, respectivamente, estén constituidas por un solo
sujeto o por dos o más. Este último supuesto se configura en los casos de
litisconsorcio y de intervención adhesiva (...).
(...) Si se tiene en cuenta la recíproca situación en que se encuentran,
corresponde diferenciar entre partes principales y partes accesorias. Las
primeras son aquellas que hacen valer, como fundamento de su pretensión
u oposición, un derecho propio, al paso que las segundas son las que sólo
están habilitadas para invocar un interés coincidente con el derecho
aducido por las partes principales. La importancia práctica de esta
distinción radica en que mientras las partes principales (demandante y
demandado, intervinientes litisconsorciales, etc.) gozan de autonomía en
la gestión procesal, la actuación de las partes accesorias se halla
subordinada a la de aquéllas. Tal lo que ocurre con el caso del interviniente
adhesivo simple (...).
(...) Según el grado de vinculación que tengan con el objeto del proceso
existen partes permanentes y transitorias o incidentales. Cabe la primera
denominación a los sujetos activos o pasivos de la pretensión que motiva
el proceso, sea que actúen desde el comienzo de éste (actor y demandado)
o que se incorporen con posterioridad como intervinientes principales o
accesorios (...). Son partes transitorias o incidentales aquéllas que, durante
el transcurso del proceso, hacen valer un derecho propio e independiente
del invocado por las partes permanentes, limitando su actuación a una
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 323

determinada etapa o trámite de aquél. En esta categoría de partes cabe


incluir al perito, en el incidente promovido con motivo de su recusación (...),
al abogado o procurador en el incidente de ejecución de honorarios
regulados en concepto de costas; etc.
(...) Finalmente, sobre la base de la mayor o menor amplitud de las
facultades procesales que pueden ejercer, cabe distinguir entre partes en
sentido amplio y partes en sentido restringido. El primer tipo es, desde luego,
el más frecuente, pues fuera de ciertas limitaciones fundadas en la
estructura del proceso de que se trate, las partes están habilitadas para
ejecutar todos los actos que propendan a la defensa de sus respectivas
posiciones jurídicas. Ejemplos de partes en sentido restringido son los
del interviniente adhesivo simple, quien no puede alegar ni probar lo
que está prohibido a la parte principal...» (PALACIO, 1983, Tomo III:
15-17).

3.1 Parte demandante

«... La parte que pide la declaración o protección de su derecho recibe el


nombre de demandante...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 36).
Oderigo estima que el actor o demandante «es la persona del derecho
privado que mediante el proceso civil pide a propio nombre la actuación de la
ley civil, en favor suyo o de otra persona a la que necesariamente represente
por ministerio de la ley» (ODERIGO, 1989, Tomo II: 182). .
Casarino Viterbo precisa que «... la intervención enjuicio en calidad de
demandante es un acto procesal entregado a la simple voluntad del propio
demandante; él es el dueño o no de ejercitar la acción de que se trata, y, al no
hacerlo, no correrá otro riesgo que el de la prescripción extintiva de su propia
acción» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 42).

3.2 Parte demandada

El demandado «es la contrafigura procesal del actor, su réplica con signo


contrario: es la persona que a nombre propio resiste la actuación de la ley civil
pretendida por aquél, en defensa suya o de otra persona a la que necesariamente
represente por ministerio de la ley» (ODERIGO, 1989, Tomo II: 187),
Casarino Viterbo señala al respecto que «la parte en contra de la cual se
pide esta declaración o protección (del derecho) recibe el nombre de
demandado...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 36). El mencionado
autor advierte que «... la intervención en juicio en calidad de demandado
depende única y exclusivamente de la voluntad del demandante, al pretender
accionar en su contra y atribuirle esta calidad de demandado, aun en contra
de sus deseos» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 42).
324 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

4. POSICION JURIDICA DE LAS PARTES EN EL PROCESO


Rosenberg, en lo que atañe a la posición jurídica de las partes en el
proceso, sostiene lo siguiente:
«... La posición jurídica de ambas partes es igual en lo formal, pero
diferente en lo material (o cualitativamente).
(...) La igualdad formal de las partes se denomina principio de igualdad
de las partes. Se manifiesta en que corresponden ambas, en la misma
forma y bajo iguales presupuestos, los mismos derechos procesales (para
ser oídas por el juez, para el beneficio de pobreza, para el examen de los
autos, para solicitar, para interponer recursos, etc.).
(...) Pero desde el punto de vista material no es igual la posición jurídica
de ambas partes. El demandante puede a lo sumo ser rechazado con la
demanda y ser condenado en las costas; mientras el demandado, además
de tener que soportar las costas, puede ser condenado a una prestación
para con el demandante, pero no el actor a una prestación para con el
demandado (...). Si el demandado pretende una condena del demandante,
debe plantear la reconvención» (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 219).
Lorca Navarrete, acerca de la posición jurídica de las partes en el proceso,
concretamente sobre la posición doble de las mismas, reflexiona de esta manera:
«Supone (la posición doble de las partes) que toda instancia procesal para
que sea jurídicamente válida requiere la existencia de dos partes.
No cabe imaginar una instancia procesal con una sola parte, pues no
existen autoprocesos o autoejercicio funcional de la jurisdicción.
Tampoco es posible una instancia procesal con tres o más partes, aunque
esto no quiere decir, que sólo puedan intervenir en cada momento dos
sujetos, pues tanto la parte demandante como la demandada pueden
comprender o agrupar varios sujetos, ya sean personas físicas como
jurídicas. Estamos, entonces, en los supuestos de pluralidad de sujetos
en cada parte procesal o llamados, también, de litisconsorcio.
Aún en estos casos, las posiciones procesales siguen siendo dos, la parte
demandante o actora, constituida por un sujeto o por varios, de un lado,
y la parte demandada, de otro que, igualmente, puede comprender sólo
un sujeto o varios sujetos» (LORCA NAVARRETE, 2000: 78-79).
Lorca Navarrete, continuando con la posición jurídica de las partes en el
proceso, y refiriéndose esta vez a la posición igual de las partes, hace estas
observaciones:
«Implica (la posición igual de las partes) que, en un principio, ambas
partes, la demandante y la demandada, aparecen situadas en un mismo
plano, con las mismas cargas que expectativas o deberes procesales, al
menos formalmente.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 325

Precisamente, esa igualdad jurídica de las partes es una garantía del


debido proceso sustantivo, y una conquista en el logro de la paz social a
través del Derecho, en la medida en que se plantea una lucha incruenta
y sin ventaja, al menos formal, para ninguna de las partes.
(...)

El carácter garantista de la igualdad procesal postula una igualdad lineal


y en modo alguno progresiva, por cuanto, aquella sustantividad debida
(...) no permite una progresión programática en la equiparación de
los desiguales con los iguales, sino la aplicación, sin paliativos de
progresividad, de la igualdad allí donde exista desigualdad.
( . .. )

En su concreción sustantiva y debida, la igualdad es procesal. No afecta


a la adjetividad procedimental; de aquí que, la igualdad de las partes
va más allá de ser una mera garantía formal para convertirse en un
concepto sustantivo y garantista de corrección inmediata, lineal y
sustantiva» (LORCA NAVARRETE, 2000: 79-80).
Lorca Navarrete, concluyendo sobre la posición jurídica de las partes en
el proceso, y en lo que toca a la posición contradictoria, manifiesta lo siguiente:
«Es (la posición contradictoria) una consecuencia de la igualdad jurídica
de las partes que debe posibilitar que, en todo acto procesal, intervengan
ambas partes y así, a toda petición o argumento de una parte, hay que
dar la garantía de la oportunidad de oír los argumentos de la contraria.
No es admisible que el Tribunal resuelva sobre el fondo si sólo ha oído
a una de las partes, pues de lo contrario se produciría indefensión (...),
aunque, no obstante, el principio de contradicción se cumple dando a las
partes la oportunidad de contradecir. De modo que existe ejercicio
funcional de la jurisdicción con partes a pesar de que una de ellas se
encuentre ausente (rebeldía)» (LORCA NAVARRETE, 2000: 81).
Al respecto, Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín nos ilustran
de este modo:
«Suele afirmarse que en todo proceso las partes se hayan situadas en una
posición jurídica doble, igual y contradictoria:
l.° La posición es doble porque todo proceso requiere la existencia de
una parte que pide frente a otra, como consecuencia del conflicto
que subyace en un pleito contencioso en el que se dan intereses
contrapuestos, y de ahí que en la jurisdicción voluntaria, en la que
no se promueve cuestión alguna entre partes, (...) no puede hablarse
de la existencia de un verdadero proceso. Y esta dualidad viene
referida exclusivamente a la existencia de dos posturas diferentes,
en cada una de las cuales puede darse pluralidad personal.
326 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2° Las partes deben de estar en una posición igual porque el proceso


es una lucha leal que exige que estén situadas en el mismo plano,
con los mismos derechos y obligaciones y con las mismas expectativas
y cargas. Ni siquiera el estado, o instituciones de carácter oficial
que pueden intervenir en el proceso civil, como el Ministerio Fiscal,
pueden ostentar ventaja o privilegio.
(. .. )

3.° Están asimismo en una posición contradictoria, porque a toda


petición de parte debe seguir la oportunidad de la contraria para
contestar o replicar lo que considere oportuno, no siendo admisible
que por los tribunales se resuelvan cuestiones, por elementales que
sean, sin que se haya dado la posibilidad de que la intervención
contradictoria se produzca...» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ;
y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 288-289).
Sobre el particular, Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández hacen
estas precisiones:
«... El proceso civil es una contienda entre dos partes: actor y demandado (...).
Cada una de las partes 'representa' uno de los posibles contenidos de la
sentencia que se dicte: condena o absolución.
En principio, los 'papeles' de actor y demandado están claramente
definidos: actor es quien solicita de los jueces una determinada tutela
jurídica (...), y demandado la persona frente a quien se solicita esa tutela.
Esto, que es cierto, debe, sin embargo, ser matizado. Desde luego, el
'ataque' debe partir del actor (demanda), y al demandado corresponde,
sobre todo, defenderse. Pero, de un lado, la simple defensa del demandado
supone también una petición de tutela jurídica dirigida al Juez (en concreto,
que se le absuelva); y, de otro, con cierta frecuencia, el demandado
-atacado- se convierte en actor (reconvención) sin dejar de ser demandado.
De ahí que, aunque sea verdad, resulte insuficiente para caracterizar la
posición del actor, afirmar que es 'quien solicita la tutela jurídica', puesto
que el demandado puede también solicitarla, y así lo hace en la mayoría
de las ocasiones.
(...) Actor es la persona de quien parte la primera petición de tutela que
pone en marcha el proceso. Lo que en adelante suceda y, en consecuencia,
la posición en que recíprocamente queden las partes, depende sobremanera
de cuál sea la actitud que el demandado adopte frente a esa primera
petición de tutela del actor. Suponiendo que el demandado se limite a
defenderse negando los fundamentos tácticos y jurídicos de la demanda,
pero sin contraatacar, el 'peso' del litigio recae sobre el actor. Así:
a) Al actor corresponde delimitar la materia que va a ser discutida y
que debe ser decidida (...).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 327

b) Al actor atañe vigilar la concurrencia de los presupuestos procesales


que hacen posible la sentencia de fondo (...), y alegar y probar los
hechos en que se funda la demanda.
( ...)

(...) Las posiciones fundamentales de actor y demandado, no tienen por


qué coincidir necesariamente con la posición de las partes materiales (...).
Es posible, incluso, que sea actor en el proceso quien en la relación jurídica
material es presumiblemente parte pasiva (acciones declarativas negativas).
Por lo demás, tampoco se altera la básica dualidad de partes porque en
una o ambas posiciones exista más de una persona física o jurídica, o
porque, junto a quien es parte principal -como actor o demandado-,
concurra otra u otras personas que pretenden coadyuvar con ella...» (DE
LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 449-451).

Finalmente, Liebman, al examinar lo correspondiente a la posición de las


partes en el proceso, manifiesta lo siguiente:
«La estructura del proceso presupone siempre al menos, dos partes en
posición contrapuesta, lógica consecuencia de la naturaleza intersubjetiva
de las reglas jurídicas y del carácter bilateral de la acción, que deriva: la
actuación de una regla jurídica en tanto es posible en el proceso y puede
tener interés para quien la pide en cuanto esté destinada a valer y a
afirmarse frente a otro sujeto al cual la regla misma se refiere.
Del principio de la demanda deriva pues la consecuencia de que hay
siempre una parte activa, aquella precisamente que propone la demanda
(...) y toma con ello la iniciativa del proceso; la contraparte puede ser
designada como parte pasiva, porque adquiere la cualidad de parte en
virtud de un acto ajeno lo que no excluye naturalmente que pueda ser
después activísima en el proceso; la actitud que ella asume durante el
desarrollo del proceso es irrelevante a los efectos de su cualidad de parte;
podrá permanecer ausente o estar presente, y en este segundo caso podrá
defenderse y pedir el rechazamiento de la demanda propuesta contra él
(y entonces ambas partes piden algo sobre el mismo objeto), o bien podrá
también abstenerse de hacerlo, conservando en todo caso su posición de
parte.
En el proceso de cognición la parte activa se llama actor y la parte pasiva
demandado (...). Si el demandado propone una demanda reconvencional (...),
por lo que respecta a esta demanda es él quien asume la posición de actor
y el actor principal la de demandado (...).
Si bien la ley se preocupa de poner a las partes en situación de equilibrio
(principio de igualdad de las partes), la posición de las dos partes es
intrínsecamente diversa. A la parte activa, precisamente por el hecho de
ser la que provoca el proceso, le incumben cargas particulares: ante todo,
328 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

la de llevar a conocimiento de la otra parte la demanda que ella propone,


y llamarla a asistir al proceso (vocatio in ius) para desenvolver su defensa,
según el principio del contradictorio (...).
En las fases de impugnación corresponde una posición activa a la parte
que ha propuesto la impugnación, sin que por esto queden modificadas
las posiciones originarias de las partes por lo que se refiere al fondo de
la causa (...).
Pero las partes pueden ser más de dos, desde el origen del proceso, o
bien en virtud de intervención de terceros en el proceso pendiente, o de
unión en un proceso único de varias causas conexas, pendientes entre
partes diversas...» (LIEBMAN, 1980: 74-75).

5. COMPARECENCIA AL PROCESO
«La 'comparecencia', término de carácter procesal, es el acto por el cual
una persona se dirige a un Tribuna] de Justicia solicitando su actuación para
la defensa de sus derechos, el ejercicio de sus facultades o la autorización de
sus actos. Representa, pues, el ejercicio de la facultad que los individuos tienen
para servirse de los Tribunales de Justicia, o, en otras palabras, la solicitación
dirigida al Tribunal para que ejerza su jurisdicción y competencia sobre el
asunto que interesa al solicitante» (BRAIN RIOJA, 1943: 29-30).
Carnelutti, acerca de la comparecencia al proceso, expresa lo siguiente:
«Si las partes son (...) los proveedores del proceso, en el sentido de que
proporcionan al juez razones y pruebas, y si a tal fin es necesario que
cada una de ellas tome contacto con el juez y con la contraparte, menester
es que cada una de ellas se ponga a disposición del oficio o, mejor todavía,
del proceso, esto es, de los otros sujetos que operan en éste.
La función de la comparecencia consiste en hacer disponible cada una de
las partes para el juez y para el adversario de manera que, en primer
lugar, quede perfectamente identificada y, en segundo lugar, que uno y
otro sepan dónde encontrarla cuando tengan necesidad de ella...»
(CARNELUTTI, 1944, Tomo IV: 90-91).
El mencionado tratadista italiano precisa que «... a fin de que la
comparecencia llene su función, es necesario que consista en una declaración
que hace la parte, de su identidad, de su domicilio y, eventualmente, de su defensor (...).
Mediante tal declaración, una persona se constituye como parte en el procedimiento;
por eso la comparecencia se llama también constitución enjuicio...» (CARNELUTTI,
1944, Tomo IV: 91-92).
Casarino Viterbo, en cuanto a la noción de comparecencia al proceso,
enseña que:
«... La palabra comparecencia, jurídicamente, tiene un doble sentido: uno
amplio y otro restringido.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 329

Comparecencia, en sentido amplio, significa el acto de presentarse alguna


persona ante el juez, ya sea espontáneamente para deducir cualquiera
pretensión o para hacerse parte en un negocio, ya en virtud de llamamiento
o intimación de la misma autoridad que lo obligue a hacerlo para la
práctica de alguna diligencia judicial.
Así, se dice que comparecen ante los tribunales no sólo las partes directas,
sino también las partes indirectas o terceros; comparecen, además, ante
los tribunales los interesados en los negocios pertenecientes a la jurisdicción
voluntaria; y comparecen, por último, los peritos y los testigos, los cuales,
sabemos, son totalmente ajenos a las partes mismas.
En sentido restringido, en cambio, comparecencia es el acto de presentarse
ante los tribunales de justicia ejerciendo una acción o defensa, o bien
requiriendo su intervención en un acto perteneciente a la jurisdicción no
contenciosa...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 53).
Casarino Viterbo, refiriéndose esta vez a las formas de comparecencia
ante los tribunales, anota lo siguiente:
«... Hay dos formas clásicas de comparecencia ante los tribunales: por sí
y por intermedio de mandatario o apoderado.
Se comparece por sí cuando, en nuestro propio nombre o como representante
legal de otro, actuamos ante los tribunales sin necesidad de valernos de
los servicios o representación de un tercero. A la inversa, se comparece por
medio de mandatario o apoderado cuando nuestros derechos o los de nuestros
representados legales se hacen valer ante los tribunales por medio de un
tercero, que recibe el nombre de mandatario, apoderado o procurador.
Por esta razón también es que la comparecencia por sí puede subclasificarse
en: comparecencia por sí en nuestro propio nombre y comparecencia por
sí como representante legal de otro (...).
Sin embargo, ambas clases de comparecencia por sí están totalmente
asimiladas ante la ley procesal; de tal manera que el distingo tiene sólo
importancia para los efectos de la ley de fondo o sustantiva» (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 54-55). "
El indicado jurista, en lo que atañe a los sistemas de comparecencia ante
los tribunales, nos informa lo siguiente:
«... No siempre en todas las legislaciones, ni menos en todos los tiempos,
se ha seguido un sistema uniforme en cuanto a la institución procesal de
la comparecencia ante los tribunales.
En efecto, en ciertos casos se ha prohibido expresamente la comparecencia
ante los tribunales por medio de apoderado o mandatario. La comparecencia
por sí, en nuestro propio nombre o como representante legal de otro, ha
sido, pues, dentro de este sistema, la única forma de comparecencia
330 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

válida, como manera de eliminar también la institución del mandatario


o apoderado judicial.
En otro sistema se faculta a las partes para comparecer por sí o por medio
de apoderado; pero, al mismo tiempo, se encarga de fijar ciertas condiciones
o requisitos mínimos que deben poseer las personas que deseen desempeñarse
en calidad de mandatarios o apoderados judiciales.
Un tercer sistema, más riguroso que el anterior, prohíbe terminantemente
la comparecencia ante los tribunales en forma personal; de suerte que
esta importante actividad procesal debe ser cumplida por intermedio o
a través de mandatarios o apoderados judiciales, quienes a su vez, para
poder desempeñar estos cargos, deben reunir ciertas condiciones
requisitos de capacidad intelectual y de integridad moral» (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 55).
Sobre el particular, cabe indicar que la Corte Suprema de Justicia de la
República ha establecido lo siguiente: «... El apersonamiento al proceso de todo
justiciable que es parte en el mismo, no le obliga a la presentación de tasa
judicial alguna...» (Casación Nro. 1824-03 / Tacna, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-03-2004, pág. 11763).

6. CAPACIDAD PARA SER PARTE DEL PROCESO

«... La capacidad para ser parte es la aptitud para ser titular de todos los
derechos procesales y para asumir las cargas y responsabilidades inherentes
al proceso» (ARMENTA DEU, 2004: 78).
Según Rosenberg, «... la capacidad de parte es la capacidad para ser sujeto
de una relación procesal, es decir, para ser demandante, demandado o interviniente...»
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 230).
En sentido similar se pronuncia Monroy Cabra cuando afirma que «la
capacidad para ser parte implica la condición para ser sujeto de la relación
jurídico-procesal...» (MONROY CABRA, 1979: 234). Dicho autor precisa
que «... la capacidad para ser parte equivale a la capacidad de derecho o de
goce, o sea, que es parte quien es sujeto de derecho...» (MONROY CABRA,
1979: 235).
A decir de Máximo Castro, «... en lo referente a la capacidad para actuar
en juicio como parte, puede establecerse el siguiente principio general: tiene
capacidad para ser parte quien tiene capacidad jurídica, o que equivale a decir
que pueden actuar en juicio las personas físicas y morales, exclusivamente»
(CASTRO, 1926, Tomo Primero: 169).
Para Schónke, «... la capacidad para ser sujeto de una relación jurídica
procesal, o sea la llamada capacidad para ser parte, corresponde a todo el que
tiene capacidad jurídica...» (SCHONKE, 1950: 87).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 331

De Pina apunta que «... la capacidad jurídica es la equivalente de la


capacidad para ser parte. Tiene capacidad para ser parte toda persona
-individual o social- que tenga capacidad jurídica. La capacidad para ser parte
es, sencillamente, la capacidad jurídica llevada al proceso, la capacidad para
ser sujeto de una relación procesal....» (DE PINA, 1940:138).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín aseveran que «... la
capacidad para ser parte, es un concepto paralelo al de capacidad jurídica en
el derecho civil, que viene referido a la aptitud para ser titular de la acción, y
en este sentido la ostentan todas las personas físicas que gozan de personalidad
hasta el momento de extinguirse por la muerte, (...) e incluso el concebido y
no nacido como se le ha de tener por nacido para todos los efectos que le sean
favorables, (...) podrá tener la condición de parte» (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 289).
Lino Palacio, en relación a la capacidad para ser parte, sostiene que «... este
tipo de capacidad, en tanto se refiere a la posibilidad jurídica de figurar como
parte en un proceso, constituye una proyección, en el orden procesal, de la
capacidad de derecho genéricamente considerada. Se la puede definir, por lo
tanto, como la idoneidad reconocida por el ordenamiento jurídico para ser titular de
derechos y de deberes procesales. De lo cual se sigue que la capacidad jurídica
procesal y la capacidad para ser parte constituyen conceptos substancialmente
equivalentes» (PALACIO, 1983, Tomo III: 20).
Sobre el particular, Beatriz Quintero y Eugenio Prieto predican que:
«Es la persona quien puede ser parte en un proceso. La categoría de
derecho que se tipifica como personalidad es la que necesariamente habrá
de aparecer como conferida a todos y cada uno de los sujetos del proceso;
quien se ubique dentro del tipo jurídico de la personalidad es persona y
tiene capacidad para ser parte, esto es, para pretender o para resistir en el
proceso.
La capacidad para ser parte se concibe como la aptitud para poder ser
sujeto del proceso, como parte principal o accesoria, de manera
permanente o incidental...» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 18).
En opinión de Devis Echandía:
«Ser parte en el proceso equivale a ser sujeto de la relación jurídica
procesal (...); por consiguiente, la capacidad para ser parte se identifica
con la capacidad de ser sujeto de esa relación como demandante,
demandado, interviniente, sindicado, parte civil o ministerio público.
La capacidad para ser parte en el proceso es la misma que para ser parte
en cualquier relación jurídica sustancial, es decir, para ser sujeto de derechos
y obligaciones, o capacidad jurídica en general...» (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 421-422).
332 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Gimeno Sendra estima que «la capacidad para ser parte es la aptitud
requerida por la Ley para poder ser demandantes o demandados, ostentar la
titularidad de los derechos, obligaciones, posibilidades procesales y cargas
procesales y asumir las responsabilidades y efectos que del proceso se deriven
y, de modo especial, los efectos materiales de la cosa juzgada» (GIMENO
SENDRA, 2007, Tomo 1:101). El citado jurista añade que «... la capacidad para
ser parte se corresponde con la capacidad jurídica del Derecho Civil (...) y,
desde luego, asiste a todos los sujetos del Derecho: tanto a las personas físicas,
cuanto a las jurídicas...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:101).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, al
analizar la capacidad para ser parte, ponen de relieve que «el primer paso en
el estudio de la capacidad se refiere a la aptitud para ser titular de los derechos,
cargas y obligaciones que se derivan de la realidad jurídica que es el proceso»
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y
BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 56). Tales autores añaden que se está aquí
«... ante el correlativo de la capacidad jurídica; no ante la aplicación al proceso
de la capacidad jurídica civil, sino ante una aplicación del fenómeno más
general de la capacidad» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON
REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 56).
Barrios de Angelis indica al respecto que:
«... La capacidad, para ser parte corresponde a todo sujeto jurídico; persona
física o jurídica; significa que ella, y por ella sus representantes o sustitutos,
puede demandar o gestionar; también, que puede ser demandada.
Constituye la base mínima para la atribución de un plexo subjetivo, o
estatuto procesal, y sus correspondientes manifestaciones funcionales»
(BARRIOS DE ANGELIS, 1979:129).
Barrios de Angelis termina señalando sobre la capacidad para estar en
juicio (capacidad para ser parte) que «... importa un conocimiento de los propios
actos y negocios, una capacidad para discurrir y resolver que excluye a los
sometidos a patria potestad, a tutela, a concurso, etc. Equivale a la capacidad
de ejercicio del derecho civil -no es idéntica- y se la califica, generalmente, como
capacidad procesal. Es suplida por instituciones complementarias, la patria
potestad, la tutela, etc.» (BARRIOS DE ANGELIS, 1979:130).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández dicen de la capacidad para
ser parte lo siguiente:
«... Capacidad para ser parte es la aptitud para ser titular de todos los
derechos procesales y asumir las cargas y responsabilidades inherentes
al proceso civil. O, con otras palabras, es la aptitud para pedir la tutela
de los tribunales civiles (afirmar acciones) y resultar afectado por la
decisión jurisdiccional relativa a la tutela jurídica pretendida.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 333

(...) Cuando se habla de capacidad para ser parte (...), la susodicha capacidad
no guarda relación con lo que sea objeto concreto de concretos procesos,
sino que debe tratarse de una capacidad, aptitud o cualidades predicable
o no de unos entes u otros al margen de litigios específicos, de una
capacidad, determinable, sí, en función del proceso en abstracto o, cuando
menos, de un tipo de procesos, genéricamente.
Mediante la capacidad para ser parte establecemos, pues, quiénes, al
atribuírseles tal aptitud, pueden ser partes de toda clase de procesos o de
un conjunto abstracto de ellos, aunque nunca, histórica y realmente, lleguen
a litigar...» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 383-384).
Prieto-Castro y Ferrándiz, acerca del tema objeto de examen, hace estas
observaciones:
«... Todos los sujetos (personas físicas o jurídicas) que puedan proponer
un objeto de un proceso poseen la capacidad jurídica procesal o, lo que
es lo mismo, la capacidad para ser parte en él.
Y pueden proponer ese objeto, solicitando justicia o tutela jurídica,
quienes sean titulares de un derecho concedido por el orden jurídico
material o el procesal.
Y como en el proceso se originan derechos procesales, se imponen cargas
y se establecen responsabilidades, cabe decir que esta capacidad es la que
faculta para ser sujeto de derechos procesales, estar sometido a las cargas del
proceso y asumir las responsabilidades que del mismo se derivan.
(...) Todas las personas reconocidas como tales por el Derecho, incluso
las que no pueden realizar por sí mismas los actos procesales, tienen
capacidad jurídica procesal, esto es, pueden asumir la titularidad de parte.
El hecho, pues, de ser persona, lleva consigo, como inherente, la capacidad
para ser parte y, por tanto, viene a ser la misma capacidad jurídica del
Derecho civil trasladada al ámbito del proceso» (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 58).
Muñoz Rojas, en relación a lo que es materia de estudio en este punto,
asevera lo siguiente:
«La aptitud o capacidad para ser parte es un requisito necesario e
imprescindible para poder ser sujeto parcial en el proceso.
Si falta esta capacidad no puede hablarse de parte y, por consiguiente,
no puede existir una relación jurídica procesal válida. En cambio, si existe
aquélla, aunque la persona carezca de los demás presupuestos que
determina el Ordenamiento jurídico, el proceso puede ser válido, si dicho
defecto se suple con la intervención de otra persona capaz.
La capacidad para ser parte corresponde, por igual, a todas las personas (...).
334 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

La personalidad procesal no es más que una manifestación de la personalidad


jurídica en el campo del proceso; por consiguiente, es una aptitud general,
abstracta e intransmisible (...).
Una persona con capacidad jurídica posee personalidad procesal o para
ser parte en el proceso (...).
(...) La personalidad procesal es la aptitud general, abstracta e intransmisible
para ser titular de los derechos, cargas y obligaciones nacidos del proceso»
(MUÑOZ ROJAS, 1960: 57-58).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 57 del Código Procesal
Civil, tienen capacidad para ser parte material en un proceso:
- Toda persona natural o jurídica.
- Los órganos constitucionales autónomos (como, por ejemplo, el
Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, el Jurado Nacional de
Elecciones, etc.).
- La sociedad conyugal, la sucesión indivisa y otras formas de
patrimonio autónomo. (Este se da -según el art. 65 del C.P.C.-
cuando dos o más personas tienen un derecho o interés común
sobre un bien, sin constituir una persona jurídica). Además de las
mencionadas, son formas de patrimonio autónomo las situaciones
de copropiedad y la de los bienes de asociaciones, comités y
fundaciones irregulares.

6.1 Capacidad para ser parte de las personas naturales

«... Toda persona natural tiene capacidad para ser parte en el proceso
desde el nacimiento hasta la muerte, y aun el que está por nacer, en cuanto
concierne a los derechos que se le deferirán en la sucesión de otra persona, si
el nacimiento constituye principio de existencia» (MONROY CABRA, 1979:235).
Al respecto, Prieto-Castro y Ferrándiz manifiesta que:
«... La única persona física que (...) hay que considerar como capaz de ser
parte en el proceso, es el hombre, desde su nacimiento hasta su defunción,
sin posibilidad de que, ocurrido aquél y teniendo la conceptuación de tal
hombre, pueda negársele, en el estado actual de la civilización de la
inmensa mayoría de los pueblos.
Sin embargo, el orden jurídico protege a las personas (mejor diríamos,
promesas de personas) antes del nacimiento, cuando todavía son
simplemente nascituri, permitiendo que al nacer adquieran los derechos
que durante la gestación son únicamente expectativa...» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 58-59).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 335

El mencionado jurista español señala, además, que:


«... Sólo pueden actuar procesalmente, por sí o por medio de un postulante
(representante) procesal, de las partes que son personas físicas, las que
gozan de capacidad procesal.
Y (...) llenan las exigencias de la capacidad procesal quienes se hallen en
el pleno ejercicio de sus derechos civiles» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1980, Volumen 1: 65).
Devis Echandía, en lo que toca a la capacidad para ser parte de las
personas naturales, opina lo siguiente:
«... Toda persona natural tiene capacidad para ser parte desde el momento
que existe como tal, es decir, desde su nacimiento. Se requiere únicamente
que haya sobrevivido un momento siquiera a la completa separación de
su madre, para que se le reconozca existencia legal como persona, y por
lo tanto, para ser parte.
Pero la criatura que está por nacer puede ser parte en defensa de los
derechos que se le deferirán en la sucesión de otra persona, si llega a tener
un momento de existencia propia (...).
( ...)

La personalidad de las personas naturales termina con la muerte. En ese


momento se extingue la capacidad para ser parte y la persona queda
sustituida por sus herederos, quienes le suceden en sus derechos y
obligaciones en el proceso, si estaba en curso...» (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 423-424).
Lino Palacio indica sobre el particular que:
«... Por aplicación de los principios generales contenidos en la legislación
civil, debe reconocerse capacidad jurídica procesal a toda persona natural
o de existencia visible.
Dicha capacidad se adquiere mediante el nacimiento con vida (...).
La ley, sin embargo, retrotrae la capacidad jurídica de las personas físicas
con anterioridad al nacimiento, y desde la concepción en el seno materno,
aunque dicha capacidad se traduce en la titularidad de expectativas
que sólo se transforman en verdaderos derechos en el caso de que los
concebidos en el seno materno nazcan en las condiciones precedentemente
indicadas (...).
( ...)

(...) La capacidad jurídica procesal de las personas físicas se extingue con


la muerte...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 21-22).
336 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Máximo Castro refiere que «... respecto de las personas físicas que no se
hallan afectadas por ninguna incapacidad o interdicción, no puede haber
dificultad, pues si tienen aptitud para adquirir por sí mismas un derecho,
también tienen capacidad para ejercerlo en juicio personalmente» (CASTRO,
1926, Tomo Primero: 170). Dicho autor agrega que:
«... Cuando una persona física no tiene capacidad para adquirir por sí,
un derecho, tampoco la tiene para ejercerlo en juicio.
Si bien lo normal y corriente es que aquél a cuyo favor está abierto un
derecho lo deduzca por sí mismo enjuicio, puede ocurrir que la persona
se halle afectada de alguna incapacidad, motivo por el cual el derecho
deberá ser ejercido por otra persona hábil, que es llamada a integrar la
capacidad de la parte» (CASTRO, 1926, Tomo Primero: 170).
Finalmente, Redenti, en cuanto a la capacidad de estar en juicio de las
personas naturales incapaces, expresa que «no todos los sujetos de derecho (...)
que tienen la capacidad de ser parte, tienen luego la idoneidad (material,
psíquica, intelectual) para estar en él, por así decirlo, en carne y hueso. Entre
las personas físicas, no la tendrá, evidentemente, el niño de pecho (...) o el enfermo
mental (...). Naturalmente, cuando luego para una persona física esté legalmente
excluida esa capacidad-idoneidad, no con ello y por ello se le podrá dejar
indefensa. Cuando surja para ella la necesidad o el interés de deliberar y
desplegar actividades procesales (ergo estar en juicio), será necesario que haya
quien pueda o deba representarla, o por lo menos asistirla. Y, he aquí que
aparece también (...) el fenómeno de obrar (accionar) es decir, estar legalmente
en juicio por medio de otros (o como a veces se dice, 'en la persona' de otros), y
recíprocamente, del estar legalmente enjuicio a nombre y por cuenta de otro, así
como finalmente, el de estar enjuicio con la asistencia de otro» (REDENTI, 1957,
Tomo 1 :153).

7. CAPACIDAD PROCESAL O «LEGITIMATIO AD PROCESSUM»

La capacidad procesal (o capacidad para comparecer en un proceso o


capacidad de obrar procesal o «legitimatio ad processum») es equivalente a la
de obrar o de ejercicio y representa la aptitud para comparecer por sí mismo
(directamente) o como representante -legal o voluntario- de otro. Significa,
pues, la facultad de ejercitar derechos civiles (y, por ende, procesales) ante el
Poder Judicial.
La capacidad procesal «también llamada capacidad para comparecer en
juicio, presupone la capacidad para ser parte y consiste en la aptitud para
realizar válidamente actos procesales» (ARMENTA DEU, 2004: 81).
Para Kisch, «... la cualidad necesaria para intervenir activamente en el
proceso (enbeneficio propio o de otro) se llama capacidad procesal...» (KISCH,
1940:104).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 337

En opinión de Liebman, «la capacidad procesal es una cualidad intrínseca,


natural, de la persona; a ella corresponde, en el plano jurídico, la posibilidad
de ejercitar válidamente los derechos procesales inherentes a la persona. Esta
posibilidad se llama (...) legitimación formal (legitimatio ad processum)...» (LIEBMAN,
1980: 67).
A decir de Rosenberg, «capacidad procesal es la capacidad para ejecutar y
recibir con eficacia todos los actos procesales, por sí mismo o mediante representante
designado por uno mismo (...), para sí o para otro...» (ROSENBERG, 1955, Tomo
I: 241).
Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, «... la capacidad
procesal constituiría un grado superior a la capacidad para ser parte y se
concreta en la necesaria para poder comparecer en juicio y realizar eficazmente
actos procesales» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN,
2000, Tomo I: 290).
Aldo Bacre define a la capacidad procesal como «... la aptitud o condición
propios de todo sujeto de derecho habilitado por la ley para realizar actos procesales
válidos» (BACRE, 1996, Tomo II: 22).
En palabras de Couture, «... la capacidad para actuar procesalmente no
es sino un complemento inseparable de la capacidad para ser sujeto de derecho.
La capacidad procesal es, pues, la capacidad para actuar por sí mismo en el
proceso» (COUTURE, 1950, Tomo III: 208).
Goldschmidt sostiene que la capacidad procesal«... es la capacidad para
realizar actos procesales, es decir, la capacidad para llevar un proceso como
parte, por sí mismo o por medio del apoderado procesal a quien se le haya
encomendado. Es el concepto paralelo al de capacidad de obrar del Derecho
civil, del mismo modo que la capacidad de parte lo es respecto de la capacidad
jurídica. En efecto, una parte es procesalmente capaz cuando puede obligarse
por contrato (...), o, con otras palabras, cuando posee capacidad para obrar...»
(GOLDSCHMIDT, 1936: 229).
Por su parte, Rodríguez Garcés afirma que:
«... Capacidad procesal es la aptitud que tiene una persona para recurrir
a la justicia por sí misma; en otros términos, es la capacidad necesaria
para actuar enjuicio.
Tienen capacidad procesal todas las personas capaces de ejercitar derechos
por sí mismas...» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 20).
A criterio de Pallares, «... la capacidad procesal es el poder jurídico que
otorgan las leyes a determinados entes de derecho para que ejerciten la acción
procesal ante los tribunales» (PALLARES, 1979:132). El citado autor añade que
la capacidad procesal es «... el poder comparecer en nombre propio o de otra
persona ante los tribunales en demanda de justicia, presentar escritos, rendir
338 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

pruebas, interponer recursos, asistir a las diligencias y así sucesivamente»


(PALLARES, 1979:132).
Prieto-Castro y Ferrándiz señala al respecto lo siguiente:
«... La capacidad de obrar procesal, también llamada capacidad procesal
simplemente (...) es la de ser sujeto activo en el proceso.
( ...)

Es, pues, esta capacidad (...) la de estar o comparecer enjuicio (legitimatio ad


processum).
Un concepto completo de la capacidad de obrar procesal sería éste: Es la
que se reconoce, a los sujetos con capacidad de obrar civil, como aptitud para
comprender la trascendencia de los actos procesales y para hacerse cargo de sus
consecuencias, como también para realizar válidamente tales actos» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 64-65).
Monroy Cabra asevera que «la capacidad procesal es la aptitud para
realizar actos procesales en nombre propio o ajeno. La regla general es la
siguiente: es capaz de comparecer al proceso toda persona que lo sea para la
celebración de un acto jurídico» (MONROY CABRA, 1979: 238).
Schonke denomina capacidad procesal a la «... capacidad de obrar
procesal, esto es, la capacidad para llevar en nombre propio, o en lugar de otro,
un proceso, o encomendar a otro esta gestión» (SCHONKE, 1950: 88). Dicho
jurista agrega que «una parte tiene capacidad procesal en la medida en que
puede obligarse por contrato (...). Quien de acuerdo con el Derecho civil tiene
capacidad negocial plena, y puede por tanto por sí mismo, sin necesidad del
consentimiento o aprobación de un tercero, obligarse por contrato, es capaz
procesalmente» (SCHONKE, 1950: 88-89).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, al tratar
la capacidad procesal, expresan que «esta capacidad (que también se denomina
de obrar procesal o de actuación procesal) alude a la aptitud para realizar
válidamente los actos procesales o (...) para comparecer enjuicio. En un sentido
más modernos puede referirse a la capacidad para impetrar válidamente la tutela
judicial» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y
BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 58). Los citados juristas añaden que «de la
misma forma como en el derecho civil el titular de derechos y obligaciones (el
capaz jurídicamente) no siempre tiene capacidad para adquirir por sí los derechos,
para ejercitarlos o para asumir obligaciones (capacidad de obrar), en el derecho
jurisdiccional no todos los que tienen capacidad para ser parte tienen capacidad
procesal» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 58).
A criterio de Gimeno Sendra:
«La capacidad procesal o de actuación procesal es la aptitud para ejercitar
la acción, comparecer en el proceso para interponer la pretensión, como
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 339

parte actora, u oponerse a ella, en calidad de parte demandada, y realizar,


junto con el cumplimiento de la postulación necesaria, válidamente la
totalidad de los actos procesales de alegación, prueba e impugnación
conducentes a la satisfacción de las respectivas pretensiones o defensas.
La capacidad procesal se confunde con la capacidad civil de obrar, de tal
suerte que toda persona física, que se encuentre en el pleno goce (de) sus
derechos civiles, ostenta capacidad procesal (...) y, puede, por tanto,
interponer una demanda u oponerse a ella y realizar con validez la
totalidad de los actos procesales. Pero, en todo lo relativo a las personas
jurídicas, este presupuesto resulta ser indiferente, pues toda persona
jurídica que tiene capacidad para ser parte ostenta también capacidad
de actuación procesal, debiendo personarse en el proceso y en su nombre
su legal representante...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:111).
Lino Palacio dice de la capacidad procesal que:
«... No todas las personas que tienen capacidad para ser partes o
peticionarios se hallan dotadas de la aptitud necesaria para realizar, por
sí mismas, actos procesales válidos. Dicha aptitud, que junto con la
capacidad jurídica procesal integra uno de los requisitos extrínsecos de
admisibilidad de la pretensión o de la petición extracontenciosa, se
denomina capacidad de obrar procesal, o, simplemente, capacidad procesal.
Este tipo de capacidad supone, por lo tanto, la aptitud legal de ejercer
los derechos y de cumplir los deberes inherentes a la calidad de parte o
peticionario. De allí que, así como la capacidad para asumir tales calidades
constituye un reflejo de la capacidad jurídica genéricamente considerada,
la capacidad procesal viene a reeditar, en el ámbito del proceso, los
principios que el derecho privado contiene en materia de capacidad de
obrar o de hecho» (PALACIO, 1983, Tomo III: 32).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández señalan que «... la capacidad
procesal puede definirse como la aptitud de realizar actos válidos en el proceso
(aptitud que comporta, además, la posibilidad de que respecto del sujeto capaz
se realicen actos eficaces)» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I:
394). Los mencionados autores añaden que «... del mismo modo que se ha
establecido (...) una correlación entre personalidad o capacidad jurídica y
capacidad para ser parte o personalidad procesal, viene estimándose existente,
con plena lógica y justificación, una correlación entre capacidad de obrar y
capacidad procesal o capacidad para comparecer enjuicio. (...) si para ser sujeto
procesal o parte, basta con ser sujeto jurídico o centro de imputación de derechos
y deberes, para obrar válidamente en el proceso (y, ante todo, claro es, para
comparecer válidamente en él), se necesita, no ya la subjetividad jurídica, sino
lo que se denomina capacidad de obrar, que en rigor, acaba determinándose
con exactitud, muchas veces, por la vía negativa de no tener limitado el ejercicio
-no ya la titularidad, que ésta sí se tiene plena- de los derechos. Parece lógico
y razonable que las mismas razones que impiden a un sujeto jurídico vender
340 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

o donar, por sí mismo, válidamente, lo que es suyo, impidan que pueda, por
sí mismo, realizar actos procesales válidos, comenzando por demandar o por
acudir al proceso -también por sí mismo- en calidad de demandado» (DE LA
OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 394-395).
Lorca Navarrete, acerca de la capacidad de obrar procesal, hace estas
aseveraciones:
«(La) llamada capacidad de obrar procesal (...) o capacidad para
comparecer faculta, al que ya posee personalidad procesal y existe para
el derecho procesal para poder actuar eficazmente en el proceso de la
función jurisdiccional, es decir, que para poder realizar actos procesales
y, en definitiva, para poder personarse no basta con tener capacidad para
ser parte, es preciso además, tener un grado más de capacidad, esto es, la
capacidad procesal o capacidad de obrar procesal.
Por tanto, una cosa es poder figurar como parte en un proceso y otra
distinta es poder actuar e intervenir o comparecer en el proceso.
La regla general consiste en que solo pueden personarse o comparecer
en juicio los que estén en el pleno ejercicio de su personalidad procesal.
Ya no se trata de existir para el derecho procesal al obtener la personalidad
procesal, cuanto más bien, que quienes tienen personalidad procesal
o se hallan en el pleno ejercicio de la misma con plenitud de derechos
civiles puedan personarse y comparecer en un proceso.
(...)

Es el concepto de personalidad procesal el que le permite, a quien es


persona con plenitud de derechos civiles, a comparecer procesalmente.
De ahí que la capacidad de comparecer en el proceso integra la personalidad
procesal permitiendo que quien la posee pueda personarse en el proceso»
(LORCA NAVARRETE, 2000:104-105).
Según Muñoz Rojas, «la capacidad procesal es (...) la aptitud personal,
reconocida por la ley, para realizar válidamente en nombre propio o por cuenta
de otro las actividades procesales. Esta legitimatio ad processum es un presupuesto
de la relación jurídica procesal, y hace, por tanto, referencia a la validez del
proceso» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 60). Muñoz Rojas precisa que:
«... La capacidad procesal o para comparecer en juicio (...) supone la
existencia de personalidad procesal o aptitud para ser parte en el proceso;
por tanto, pueden existir partes, con personalidad para comparecer en
juicio pero sin capacidad procesal, de la misma forma que, en el campo
del Derecho material, no todas las personas gozan de la plenitud de sus
derechos civiles (...).
La diferencia que existe entre la personalidad y la capacidad procesales
consiste en que la primera es una cualidad o condición primaria, y la
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 341

segunda, por el contrario, presupone la existencia de aquélla y tiene en


consecuencia un carácter secundario; para poder actuar válidamente en
el proceso es necesario poseer capacidad procesal» (MUÑOZ ROJAS,
1960: 58-59).
De Pina indica sobre el particular que «... la capacidad procesal o para
obrar en juicio, en nombre propio o en representación de otro, puede definirse
como la facultad de intervenir activamente en el proceso. Las leyes establecen
que sólo podrán comparecer en juicio los que estén en el pleno ejercicio de sus
derechos civiles. Por los que no se hallen en este caso comparecerán sus representantes
legítimos o los que deban suplir su capacidad con arreglo a derecho. Por las
Corporaciones, Sociedades y demás entidades jurídicas comparecerán las
personas que legalmente las representen» (DE PINA, 1940:138-139).
Zinny hace notar que «... gozan de capacidad procesal aquellos que tienen
la plena capacidad, en tanto que los absolutamente incapaces carecen de ella.
En cuanto a los relativamente incapaces, es una situación particular, por lo que
para determinar su capacidad en un proceso concreto debe estarse a lo que
dispone el ordenamiento de fondo. La comparecencia enjuicio de los incapaces
se resuelve, en definitiva, por la comparecencia de sus respectivos representantes
legales o necesario» (ZINNY, 1966: 65-66).
Eduardo Carlos, por su lado, manifiesta que «tienen capacidad procesal,
en principio, los que tienen capacidad jurídica. Empero, para estar legitimado
ad processum, es menester que ellos mismos puedan conducir la acción, realizar
actos procesales (...). Por consiguiente, los incapaces (...), aun cuando son parte
en sentido material, no lo son procesalmente, pues les falta la capacidad
procesal, presupuesto esencial para que el proceso se origine válidamente. Para
que los mismos puedan actuar han de valerse de sus representantes legales: el
padre por el hijo menor, el tutor por el pupilo, el curador por el insano, etc. (...)
En rigor, la capacidad procesal alude o atañe a los que pueden realizar actos
procesales y conducir el proceso hasta su meta final...» (CARLOS, 1959:164-165).
Barrios de Angelis, en relación al tema, formula estas observaciones:
«... La legitimación procesal (legitimatio ad processum) es la aptitud que
permite el ejercicio de las funciones correspondientes a los estatutos de
parte y de tercero. Se presupone, como en todas las legitimaciones, la
condición en un proceso determinado.
Es un error su identificación con la sola capacidad procesal (...); la
legitimación procesal es la resultante de la capacidad procesal y de su
conexión con la legitimación causal. O, si se quiere, la conexión de una
capacidad procesal con una legitimación causal, del mismo o de distinto
titular que aquélla.
Difiere de la capacidad procesal en que ésta es una aptitud genérica, para
todo proceso; en tanto que la legitimación procesal, como toda legitimación,
es para uno o más procesos determinados.
342 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Su naturaleza jurídica es la de un presupuesto procesal o la de una condición


o requisito, según la trascendencia que el particular ordenamiento asigne
al efecto...» (BARRIOS DE ANGELIS, 1979:132).
El artículo 58 del Código Procesal Civil versa sobre la capacidad para
comparecer en un proceso (o capacidad procesal) y preceptúa lo siguiente:
«Tienen capacidad para comparecer por sí a un proceso o para conferir
representación designando apoderado judicial, las personas que pueden
disponer de los derechos que en él se hacen valer, así como aquellas a
quienes la ley se lo faculte. Las demás deben comparecer por medio de
representante legal.
También pueden comparecer en un proceso, representando a otras
personas, las que ejercen por sí sus derechos.
Puede continuar un proceso quien durante su transcurso cambia de
nombre, sin perjuicio de la causa que motivó tal hecho».

8. LA «LEGITIMATIO AD CAUSAM»

8.1 Definición

Para Gozaíni, «... la legitimación 'ad causam', implica, además de la


asignación propia del derecho subjetivo, la naturaleza efectiva de reclamarlo
por sí y para sí» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1:380). Dicho autor añade
que la legitimatio ad causam «... supone que el interesado ha tomado parte en la
relación jurídica que da origen al objeto del proceso. Sería aproximadamente
la situación individual de cada interviniente la que en su relación con el hecho
principal otorga legitimación en la causa...» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen
1: 381).
Según Kisch, «... la cualidad en virtud de la que una acción o derecho
puede y debe ser ejercitado por o contra una persona en nombre propio se
llama legitimación en causa (...), o facultad de llevar, gestionar o conducir el
proceso (...), activa para aquel que puede perseguir judicialmente el derecho,
y pasiva para aquel contra el cual éste se ha de hacer valer» (KISCH, 1940:106-107).
Barrios de Angelis dice de la legitimación causal lo siguiente:
«... La legitimación causal es la razonable posibilidad de que quienes se
atribuyen, o a quienes se atribuye, la implicación en los intereses específicos
del objeto sean sus efectivos titulares.
Dicho de otro modo, la razonable posibilidad de que sean partes
materiales...» (BARRIOS DE ANGELIS, 1979:130).
A juicio de Muñoz Rojas, la legitimación ad causam propia «... es aquella
condición subjetiva-objetiva que corresponde a los sujetos de la relación jurídica
material. Cuando las partes del proceso son titulares (activo y pasivo) del objeto
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 343

deducido en aquél, las partes están legitimadas, son 'justas partes'. A estos
efectos, es indiferente que dichos titulares actúen judicialmente por sí mismos
o por medio de un representante» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 68).
Al respecto, Devis Echandía enseña que:
«Tener legitimación en la causa consiste en ser la persona que, de
conformidad con la ley sustancial, puede formular o contradecir las
pretensiones contenidas en la demanda (...), por ser el sujeto activo o
pasivo de la relación jurídica sustancial pretendida o del ilícito penal
imputado, que deben ser objeto de la decisión del juez, en el supuesto de
que aquélla o éste existan-, o en ser el sujeto activo o pasivo de una relación
jurídica sustancial que autorice para intervenir en el proceso ya iniciado.
(...) No se trata del derecho o la obligación sustancial, porque puede que
éstos no existan, y que basta con que se pretenda su existencia; por eso
puede ser perfecta la legitimación en la causa y, sin embargo, declararse
en la sentencia que dicho derecho y tal obligación (...) no existen
realmente» (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 310).
Sobre el particular, Rocco refiere lo siguiente:
«... Los criterios básicos para establecer la legitimación para accionar, hay
que buscarlos en un conjunto de circunstancias, condiciones y cualidades
de ciertas categorías de sujetos, en orden a la relación jurídica o al estado
jurídico sobre los cuales determinado sujeto pide una providencia
cualquiera.
Dichas condiciones, circunstancias o cualidades, en orden al estado
jurídico o a la relación jurídica, se determinan, las más de las veces, por
el hecho de ser sujeto o de afirmarse, lo cual, con respecto a la legitimación,
viene a ser lo mismo: titular de una determinada relación jurídica o estado
jurídico.
La titularidad efectiva o solamente afirmada de la relación o del estado
jurídico, constituye el criterio básico para la determinación de los sujetos
legitimados para el ejercicio de una acción determinada» (ROCCO, 1976,
Volumen I: 360).
Pneto-Castro y Perrandiz, en lo que concierne a la «legitimatio ad causam»,
expone lo siguiente:
«... Hay (...) que salir de los límites del proceso para determinar cuáles son
las partes que en cada asunto concreto deben figurar, si se quiere que sea
útil. Y es el Derecho material el que nos dice que en el proceso han de
estar como partes los sujetos que, por la relación en que se hallen respecto
del objeto de ese proceso, son las llamadas a ejercer la acción (esto
es, a demandar) o a defenderse, como parte activa y parte pasiva,
respectivamente.
344 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Los sujetos así determinados reciben (...) la denominación de partes


legítimas y a la cualidad que poseen se les llama legitimación (legitimatio
ad causam), activa, en el demandante, y pasiva, en el demandado, y respecto
de ambos el Derecho positivo habla de 'carácter'.
Mediante la legitimación se determina cuál es la genuina parte que tiene derecho
a incoar y llevar un proceso contra un demandado concreto, gravado con la carga
de contradecir (si quiere defenderse)» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1980, Volumen 1: 69).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en relación al tema que
se examina en este punto, apuntan lo siguiente:
«... Se entiende hoy por legitimación la cualidad de un sujeto jurídico
consistente en hallarse, dentro de una situación jurídica determinada, en
la posición que fundamenta, según el Derecho, el reconocimiento a su
favor en una pretensión que ejercita (la legitimación activa) o a la exigencia,
precisamente respecto de él, del contenido de una pretensión (legitimación
pasiva).
(...)

(...) Hallarse un sujeto en la posición jurídica que fundamenta que


precisamente él obtenga una concreta tutela jurisdiccional (legitimación
activa), suele consistir en ser titular de un derecho subjetivo privado (que
fundamenta una acción). Y hallarse en la posición que justifica padecer
la concesión de una tutela jurisdiccional concreta (legitimación pasiva),
frecuentemente significa ser titular de un deber u obligación...» (DE LA
OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 399-400).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández ponen de relieve que la
legitimación «... siempre constituye un presupuesto de la acción o, desde otro
punto de vista, un presupuesto de estimación de la demanda, y no de la validez
del proceso o de los actos procesales, como lo son, en cambio, la capacidad
para ser parte y la capacidad procesal» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990,
Volumen 1:404). Los mencionados autores agregan que «... la legitimación, que
(...) constituye un presupuesto de la acción, no es un tema de forma, sino de
fondo y éstos no pueden dilucidarse al principio del proceso, sino al final, único
momento lógico para que, según todas las alegaciones y las pruebas producidas
en el proceso, se determine si se deniega o se concede y, en su caso, en qué
medida, la concreta tutela jurisdiccional pretendida» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 404-405).
Muñoz Rojas señala al respecto que:
«... La legitimación es un presupuesto necesario para la eficacia de la
pretensión hecha valer en el proceso, no un presupuesto de la validez o
existencia de éste: la prueba más concluyente de nuestra afirmación reside
en el hecho de que pueden existir procesos entre partes no legitimadas,
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 345

es decir, pueden ser sujetos de la relación jurídica procesal, personas que,


siendo partes, no son justas partes en una hipótesis concreta.
El proceso, aunque reúna todos los requisitos y formalidades legales,
puede no producir efectos en la esfera material por haberse desarrollado
y tramitado entre partes no facultadas para ser actor o demandado, o
ninguna de estas posiciones procesales, en un supuesto concreto y
específico; de aquí, que consideremos a la legitimación no como un
presupuesto procesal, sino como una condición de la pretensión»
(MUÑOZ ROJAS, 1960: 51).

8.2 Clases
Devis Echandía clasifica la legitimación en la causa de este modo:
«Según el sujeto legitimado o su posición en el proceso pueden distinguirse:
la legitimación activa y la pasiva; la legitimación principal y la secundaria;
la legitimación total y la parcial, y la legitimación permanente y la transitoria.
La activa corresponde al demandante y a las personas que posteriormente
intervengan para defender su causa (...).
La pasiva pertenece al demandado y a quienes intervengan para
controvertir la pretensión del demandante (...).
La principal se refiere a quienes tengan la calidad de demandantes o
demandados, o de intervinientes principales con derecho propio y
situación jurídica personal, es decir, de partes principales en el proceso
(litis consorte de demandantes o del demandado o interventor ad
excludendum...) (...).
La secundaria corresponde a quienes intervienen en el proceso, no
para sostener una situación jurídica personal que deba ser resuelta allí,
sino para coadyuvar a la situación de una de las partes (terceros
coadyuvantes) (...).
Es total cuando existe para toda la causa; es parcial cuando es sólo para
ciertos trámites y fines determinados que no se relacionan con la decisión
de fondo sobre la litis (...).
La permanente existe cuando se tiene para toda la duración del proceso, como
en el caso del demandante, el demandado y los terceros intervinientes (...).
La transitoria, cuando apenas se otorga para una determinada actuación
en el curso del proceso, y corresponde a los intervinientes parciales,
quienes no pueden seguir interviniendo una vez que termina la cuestión
incidental o transitoria para la cual están legitimados (como el opositor
a un secuestro o una entrega de bienes)» (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo
I: 298-300).
346 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Muñoz Rojas afirma que la legitimación activa «... se refiere a la facultad


que tiene una persona concreta y determinada (o varias, incluso no determinadas,
como sucede en la acción popular) para asumir en un proceso la postura de
demandante...» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 70-71). Y que «... la legitimación pasiva
hace referencia a aquella que poseen uno o varios sujetos para asumir, en un
caso concreto, la postura de demandados» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 71).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín estiman que «... la
legitimación es activa, cuando va referida a la parte actora o demandante, a la
parte que pide en primer lugar y que pone en marcha el 'iter procesal'; se
denomina pasiva cuando se refiere a la parte demandada, aquélla frente a la
cual se pide» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN,
2000, Tomo I: 296).
Gimeno Sendra predica que «legitimado activamente es (...) quien, por
afirmar la titularidad, directa o indirecta, de un derecho subjetivo o de crédito,
de un bien o interés jurídico, deduce una pretensión y se convierte en parte
demandante en el proceso, en tanto que legitimado pasivamente lo está quien
deba cumplir con una obligación o soportar las consecuencias jurídicas de la
pretensión, por lo que le incumbe la carga procesal de comparecer en el proceso
como parte demandada» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:143).
Arazi sostiene por su lado que «la legitimación activa supone que quien
asume el carácter de parte actora es la misma persona a quien la ley le concede
el derecho de acción (es decir, de obtener un pronunciamiento sobre el fondo)
y la legitimación pasiva se refiere a la identidad entre la persona habilitada
para contradecir y quien ha sido demandado» (ARAZI, 1998: 322).
Satta, en lo relativo a la legitimación pasiva, asevera que «... con el término
legitimación pasiva se quiere decir que deben ser llamados a juicio quienes
tienen interés a contradecir, o sea a mantener la situación jurídica opuesta a
aquélla que se afirma y se quiere hacer afirmar por el juez...» (SATTA, 1971,
Volumen 1:132).

8.3 Distinción entre «legitimatio ad causam» y «legitimatio ad processum»

Sobre el particular, Muñoz Rojas anota lo siguiente:


«... La legitimación es una condición necesaria para que el proceso, el
acto o el negocio produzcan plenos efectos jurídicos. En este sentido,
entendemos que se halla en un plano distinto del que ocupa, por ejemplo,
la capacidad del sujeto agente, en cuanto a que ésta se refiere a condiciones
intrínsecas o personales, mientras que la legitimación trasciende del sujeto
que litiga, gestiona o actúa.
La capacidad, normalmente, se requiere para que el acto, el negocio o el
proceso se realice válidamente, en cambio, la legitimación, para que
dichas actividades sean eficaces en la esfera del sujeto que las lleva a cabo;
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 347

se dice por ello acertadamente que la capacidad es una cualidad de


carácter personal y que la legitimación es una posición o situación
jurídica» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 50).
Devis Echandía distingue entre «legitimidad ad causam» y «legitimatio
ad processum» señalando que «... la legitimatio ad causam es un elemento
sustancial de la litis y, por lo tanto, no constituye un presupuesto procesal. En
cambio, la legitimatio ad processum se refiere a la capacidad jurídica procesal de
las partes, que sí es un presupuesto procesal (...). La ausencia de aquélla impide
que la sentencia resuelva sobre el fondo de la litis, pero no invalida el proceso,
y la sentencia inhibitoria es absolutamente válida; la falta de ésta constituye
un motivo de nulidad, que vicia el procedimiento y la sentencia que llegue a
dictarse, en el caso de que el juez no caiga en la cuenta de que existe ese vicio...»
(DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 293).
Góm ez de Liaño G onzález y Pérez-Cruz M artín enseñan que
«... tradicionalmente se han venido distinguiendo entre las cualidades de
carácter general (...) equivalentes a la capacidad para ser parte (legitimación
'ad procesum') y aquellas otras que se precisan para actuar en un proceso
determinado y concreto (legitimación 'ad causam'). La primera sería un
presupuesto procesal de carácter general, en cuanto no es posible actuar
eficazmente en el proceso sin su presencia, mientras que la segunda se confunde
en muchas ocasiones con temas de fondo, porque si bien sólo el acreedor está
legitimado para exigir su crédito, la cuestión de fondo reside precisamente en
determinar si es verdaderamente acreedor» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ;
y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 293).
Couture diferencia la «legitimatio ad causam» de la «legitimatio ad processum»
de esta manera:
«La legitimación en el derecho sustancial implica la titularidad del
derecho que se cuestiona (...). No importa, en cuanto a esa aptitud, que se
actúe como demandado o como actor. Y cuando esa aptitud, esa condición
del titular del derecho, recae sobre un menor o sobre un incapaz, no se
modifica el concepto de legitimación en el derecho sustancial: sigue
siendo titular el menor o el incapaz, cambiando solamente el legitimado
en el proceso. La legitimación procesal incumbe entonces al representante
legal, al que presta la asistencia o al que da la autorización (...).
Distinguimos entonces, por un lado, la legitimación sustancial, o
titularidad del derecho que está cuestionado (parte en sentido sustancial)
y por otro el ejercicio directo de ese derecho en el proceso, o legitimación
procesal (parte en sentido procesal).
Toda persona tiene legitimación ad causam; no toda persona humana tiene
legitimación ad processum» (COUTURE, 1950, Tomo III: 209).
348 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Couture advierte que «la legitimatio ad processiim constituye un presupuesto


procesal, sin el cual el juicio no tiene existencia jurídica ni validez formal; pero
la legitimatio ad causam no es un presupuesto procesal, sino una de las condiciones
requeridas para una sentencia favorable. No es presupuesto del proceso, sino
de la sentencia favorable. Si el actor no tiene la calidad de titular del derecho,
pierde el juicio» (COUTURE, 1950, Tomo III: 216).

8.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con la legitimación para


obrar

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la legitimación


para obrar, ha establecido lo siguiente:
- «... La legitimación procesal es la capacidad de ejercicio, en el
proceso, de los derechos civiles; es la aptitud que tiene la persona
de obrar directamente en un proceso como parte, defendiendo sus
derechos...» (CasaciónNro. 5003-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22951-22952).
- «... La legitimación procesal es un elemento propio de la sentencia
ya que la legitimación determina la persona que tiene el derecho
para demandar o ser demandado...» (Casación Nro. 2602-2000 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001,
págs. 7775-7776).
- «... Sólo quienes han intervenido en la relación material o sustantiva
están legitimados para intervenir en la relación procesal...» (Casación
Nro. 3141-2002 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-11-2004, págs. 12985-12986).
- «... La legitimatio ad causam está ligada al legítimo interés
económico y moral que exige el artículo sexto del Título Preliminar
del Código Procesal Civil para poder ejercitar una acción, la cual a
su vez, activa el derecho a la tutela judicial para que se resuelva el
conflicto jurídico generado entre las partes. [...] el interés para obrar
está constituido por la necesidad de acudir ante un Juez cuando se
han agotado todas las posibilidades de solucionar el conflicto en
vía o forma distinta, de allí que la comprobación al inicio del proceso
de la coincidencia de la relación jurídica procesal con la relación de
derecho sustantivo no es condición ni presupuesto de la acción,
pues sólo se establecerá ello en el momento en que se pronuncie la
sentencia, por ende estar legitimado en la causa significa tener
derecho a exigir que se resuelva sobre las peticiones propuestas en
la demanda...» (Casación Nro. 2315-02 / Puno, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-06-2005, págs. 14329-14330).
- «... La denominada 'legitimatio ad causam' es un requisito esencial
para el ejercicio de la acción; en cuya virtud debe mediar una
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 349

coincidencia entre las personas que actúan en el proceso y las


personas a las cuales la ley habilita para pretender (legitimación
activa) y para contradecir (legitimación pasiva) respecto de la
materia [...] sobre la cual versa el proceso; por tanto dicha
legitimación de las partes corresponde a la cualidad que les asiste
para accionar y que los habilita legalmente para asumir su posición
procesal...» (Casación Nro. 2581-2007 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22208-22209).
«... La legitimidad 'ad causam' es la titularidad que tiene la persona
respecto del derecho que demanda; es un elemento de procedencia
de la pretensión jurídica demandada. En caso que la parte actora
no tenga la legitimatio ad causam, la acción será, evidentemente,
improcedente...» (Casación Nro. 5003-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22951-22952).
«... La legitimatio ad causam es un presupuesto sustancial, es decir,
un presupuesto de la pretensión para la sentencia de fondo, pues
contempla la relación sustancial que debe existir entre el sujeto
demandante o demandado y el interés perseguido en el juicio...»
(Casación Nro. 5123-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-06-2008, pág. 22414).
«... La legitimidad para obrar es una de las condiciones del ejercicio
válido de la acción y [...] ha sido conceptuada de distintos modos:
a) como la relación lógica de correspondencia que existe o debe
existir entre el demandante concretamente considerado y la persona
a quien en abstracto la norma jurídica confiere el derecho (legitimidad
activa), o entre el demandado concretamente considerado y la
persona que en abstracto debe cumplir una obligación (legitimidad
pasiva); b) también como la posición habilitante para formular una
pretensión o para contradecirla, y que surge de la afirmación de
ser titular de un derecho (legitimidad activa) o de la imputación
de una obligación o deber jurídico (legitimidad pasiva). En
consecuencia, cuando el Juez examina si el demandante tiene o no
legitimidad para obrar, debe verificar si existe esa relación formal
de correspondencia; o, en la otra acepción, si es la persona habilitada
para formular la pretensión que demanda...» (Casación Nro. 1494­
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008,
págs. 23650-23652).
«... La legitimidad para obrar es entendida como un concepto lógico
de relación, lo que implica que debe haber una correspondencia de
los sujetos involucrados en la relación jurídico material con los que
intervienen en la relación jurídico procesal...» (Casación Nro. 663­
2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2002,
pág. 8476).
350 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La Legitimidad para obrar es la relación lógico jurídica que debe


existir entre el vínculo material y el procesal, de manera que quienes
son parte de la relación jurídica material deben conservar tal calidad
en la misma posición en la [relación] jurídica procesal, esto es, tener
legitimidad para obrar es tener la facultad, el poder para afirmar,
en la demanda, ser titular de un determinado derecho subjetivo
material que será objeto del pronunciamiento de fondo. Tal facultad
o poder no se refiere al derecho en sí, sino se refiere únicamente a
la posibilidad de recurrir al Poder Judicial afirmando tener derecho
de algo o sobre algo e imputando que otro[,] el demandado [,] es el
indicado a satisfacer su reclamación o pretensión...» (Casación Nro.
5615-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30­
06-2008, pág. 22470).
«... La legitimidad para obrar [...] está dada por el título que tiene
un litigante para reclamar algún derecho que haya sido afectado en
su perjuicio y que justifique su petición...» (Casación Nro. 2346-00 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs.
7181-7182).
«...La legitimidad para obrar o legitima tio ad causam, consiste en
la aptitud para ser sujeto de derecho en una determinada
controversia judicial y poder actuar en ella eficazmente, aptitud
que la tiene quien afirma ser el sujeto de la relación jurídica o que
se encuentra en situación de reclamar o de ser destinatario del
reclamo...» (Casación Nro. 2704-2007 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs. 23068-23069).
«... Para ejercer válidamente los derechos o formular determinadas
pretensiones, es necesario contar, además de capacidad procesal,
con una condición más precisa y específica referida al litigio de que
se trata, esto es, legitimidad para obrar...» (Casación Nro. 902-2007 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008,
págs. 23588-23589).
«... La legitimación para obrar consiste en la simple afirmación por
el demandante de la existencia de una relación sustantiva amparable
por el derecho establecida entre las mismas partes en el proceso...»
(Casación Nro. 3724-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-08-2001, págs. 7611-7612).
«... La legitimidad para obrar es la cualidad emanada de la ley para
requerir una sentencia favorable respecto del objeto litigioso, situación
que coincide en la mayoría de los casos [...] con la titularidad de la
relación jurídico - sustancial...» (Casación Nro. 3954-2001 / Santa -
Chimbóte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002,
págs. 9043-9044).
Capítulo 111: Las partes y su representación en el proceso 351

«... La legitimidad activa para obrar [...] corresponde a quien es


titular de un derecho, ya sea para ejercitarlo o para defenderlo,
correspondiendo al actor invocar interés y legitimidad para obrar [...].
[...] En otros términos la legitimidad para accionar se establece con
la simple constatación de que el actor ha deducido en juicio una
relación jurídica afirmando que él y el demandado son los sujetos
de ella, puesto que la legitimación en causa es una condición para
la fundamentación material del derecho en la persona del actor...»
(Casación Nro. 303-2004 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-11-2005, págs. 14970-14971).
«... Nuestro Código Procesal Civil, en el artículo IV de su Título
Preliminar, establece que la legitimidad para obrar del demandante
es una condición de la acción y como tal constituye uno de los
elementos esenciales que deben tenerse en cuenta para efecto del
saneamiento procesal y establecimiento certero por el juez de la
causa, acerca de la existencia en el proceso [...] de una relación
jurídica procesal válida, entendida ésta como la correcta relación
jurídica que debe existir entre las partes que intervienen en el
proceso y el juez de la causa (capacidad procesal, competencia,
requisitos de la demanda, legitimidad e interés para obrar). Sólo
cuando ello sea así, el Juez del proceso, llegado el momento, puede
expedir un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia,
declarando el derecho de las partes...» (Casación Nro. 2936-2006 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, pág.
20816).
«... Existe error en el auto impugnado cuando, al abundar en los
fundamentos que sustentan la improcedencia de la demanda,
refiere que el demandante carece de legitimidad para obrar, no
obstante que para acreditar su legitimidad basta con que el actor
afirme ser titular del derecho que se discute, indistintamente si los
emplazados son o no las personas obligadas a cumplir la prestación
requerida...» (Casación Nro. 3052-2006 / Huánuco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20827-20828).
«... El derecho a poner en actividad la jurisdicción y a acceder a la
sentencia que resuelva en el fondo sobre las pretensiones incoadas
no debe estimarse que incumbe sólo al titular del derecho sustancial,
porque, en fin, la legitimación no deviene en presupuesto procesal
ni en condición de la acción, sino, más propiamente, en requisito
de éxito de la pretensión, de manera que, una apreciación contraria
a lo expuesto, además de contravenir las normas adjetivas invocadas
por la entidad recurrente [art. 139 -inc. 5)- de la Constitución Política
de 1993; art. 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial; y arts. III del
Título Preliminar, 50 -inciso 6)-, 122 y 720 del C.P.C.], resultaría
vulnerando las normas de rango constitucional que las sustenta.
352 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

[...] Que, en ese orden de ideas, la legitimidad de la parte actora [...]


corresponde a la cualidad que le asiste para accionar, sin limitación
ni restricción para su ejercicio, por efecto de lo normado en los
numerales I del Título Preliminar, 2 y 3 del Código Procesal Civil,
que la habilitan legalmente para asumir su posición procesal, toda
vez que las partes pueden estar legitimadas para la causa inclusive
sin tener el derecho o la obligación sustanciales; pues eso sólo se
establecerá en el momento en que se pronuncie la sentencia de
mérito...» (Casación Nro. 2581-2007 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22208-22209).
«... El Juez, al pronunciarse sobre la legitimidad para obrar de una
de las partes, sólo debe constatar si existe aquella relación de
correspondencia entre el demandante y la persona a quien en
abstracto la ley concede el derecho sustantivo o material invocado
en la demanda. Obviamente, esta verificación de correspondencia
no importa juzgar si el actor es o no titular del derecho sustantivo,
ni menos aún se juzga la justicia de la pretensión contenida en la
demanda, por ser aspectos que importan el juzgamiento de fondo
que debe hacerse al expedir sentencia, cuando se decide el derecho
discutido en el proceso, emitiendo el respectivo juicio de
fundabilidad...» (Casación Nro. 2710-05 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2006, págs. 17518-17519).
«... Si el Juez tuviera alguna duda sobre si el actor carece o no de
legitimidad para obrar [...], optará por aplicar el principio in dubio
pro pretensor o pro actione o de favor prossesum ('en favor del
proceso'), dándose por presente esta condición de la acción, y
continuará con el trámite de la demanda, siempre que cumpla con
los demás requisitos de forma y fondo que igualmente debe verificar
en el saneamiento...» (Casación Nro. 2710-05 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2006, págs. 17518-17519).
«...La denominada 'legitimatio ad causam' constituye un requisito
fundamental para el ejercicio de la acción, y es la cualidad emanada
de la ley para requerir una resolución favorable respecto del objeto
litigioso, situación que debe coincidir con la titularidad de la
relación jurídico - sustancial; contrario sensu, la falta de legitimación
para obrar consiste en la ausencia de esa cualidad, porque no existe
identidad entre la persona del demandado y aquella a favor de
quien la acción está concedida o entre la persona del demandante
y aquella contra la cual se concede; es decir, cuando no media
coincidencia entre las personas que efectivamente actúan en el
proceso y las personas a las cuales la ley habilita especialmente
para pretender o para contradecir respecto de la materia sobre la
cual versa el proceso...» (Casación Nro. 5425-2007 / lea, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23369-23370).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 353

- «... Existe falta de legitimidad para obrar cuando no media coincidencia


entre las personas que efectivamente actúan en el proceso y las
personas a las cuales la ley [...] habilita especialmente para pretender
o para contradecir, respecto de la materia sobre la cual versa el
proceso...» (Casación Nro. 3954-2001 / Santa - Chimbóte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002, 9043-9044).
- «... Conforme a la primera parte de dicho numeral del ordenamiento
procesal civil (del artículo IV del Título Preliminar del Código
Procesal Civil) el proceso se promueve sólo a instancia de parte, la
que invocará interés y legitimidad para obrar. Dicho precepto legal
no exige la probanza rigurosa con la demanda de la legitimidad
para obrar invocada. En todo caso, ese requisito de fondo de la
demanda deberá ser evaluado al resolver el fondo de la causa, salvo
que a criterio del juzgador el demandante careciera evidentemente
de legitimidad para obrar (artículo 427, inciso 1, del Código Procesal
Civil)...» (Casación Nro. 3419-2001 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-01-2003, págs. 9912-9913).
- «... En forma excepcional, en la sentencia el Juez se puede pronunciar
sobre la validez de la relación procesal, emitiendo una resolución
inhibitoria, [...] la falta de legitimidad para obrar del demandante
(así como del demandado), si bien debe ser examinada al calificarse
la demanda, vía excepción o en el saneamiento del proceso, también
cabe la posibilidad de que el Juzgador la examine de oficio, al
momento de expedir sentencia de primera y segunda instancia, en
atención a la facultad legal señalada; por consiguiente, el Juez puede
efectuar control de oficio tanto de los presupuestos procesales como
de las condiciones del ejercicio válido de la acción...» (Casación
Nro. 1662-04 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-12-2004, pág. 13285).

9. EL ESTADO COMO PARTE PROCESAL

Redenti, en relación a lo que se estudia en el presente punto, anota lo


siguiente:
«Las relaciones del Estado-persona con otros sujetos en el ejercicio de sus
actividades administrativas (ejecutivas); están disciplinadas por normas
jurídicas, y entre ellas también por normas cuya observancia está garantizada
mediante sanciones jurisdiccionales civiles. Esto puede ocurrir en un
doble (y opuesto) sentido. Hay, en efecto, normas que exponen y aun
someten a la aplicación de sanciones civiles al Estado en caso de
inobservancia o de transgresión de ciertos preceptos por parte de sus
órganos administrativos. Hay otras, que los ponen en condiciones de no
poderse defender por sí mediante aquellos sus órganos en caso de
transgresión o de inobservancia por parte de otros, y sí de poder provocar
354 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

en cambio a cargo de esos otros la aplicación de sanciones civiles por


medio de sus jueces.
De aquí viene que se puedan configurar derechos de otros sujetos frente al
Estado, y del Estado frente a otros sujetos, cuyo régimen jurídico (...) se
asimila o aproxima al ordinario. Y entonces (...), puede ser también parte
de derechos y por tanto de acciones, y por ello mismo también de procesos-
relaciones procesales civiles, y puede a este efecto estar en juicio, como
todos los demás sujetos de derecho» (REDENTI, 1957, Tomo 1:158-159).
El citado tratadista italiano señala, además, lo siguiente:
«... La autoridad judicial ordinaria (...), como regla general, tiene jurisdicción-
competencia en aquellos casos en que se haga valer contra el Estado una
acción-pretensión fundada sobre un (verdadero o pretendido) derecho
subjetivo que, en abstracto, sea reconocido o admitido como tal por la ley,
no ya cuando se accione (es decir, se recurra) contra el Estado alegando
la violación de intereses legítimos.
(...) Pero aunque se haya dado la jurisdicción-competencia a la autoridad
judicial ordinaria, sus poderes de proveer en mérito a la demanda, pueden
ser, según los casos, plenos o menos plenos; y aquí hay que distinguir
ulteriormente.
Mantiene por lo pronto su valor a estos efectos la distinción tradicional
entre actos realizados iure gestionis y actos realizados iure imperii.
Nos hallamos en el primer orden de casos, cuando el Estado, por medio
de sus órganos administrativos, lleve a cabo en las relaciones con otros
sujetos actos o negocios jurídicos según las normas del derecho privado
ordinario, more privatorum [al modo de los particulares] (...). Pero,
precisamente por ello, cuando después el órgano administrativo procede
a la realización del acto (negocio jurídico), se constituye frente a las otras
partes en la posición de otro sujeto cualquiera de derechos, y no actúa
ya en ese momento y frente a ellos en ejercicio de poderes soberanos (...).
De las relaciones así instituidas pueden surgir entonces contra el Estado
o a favor del Estado las mismas acciones que podrían surgir hiñe et inde [de
una y otra parte] entre otros sujetos cualesquiera. La autoridad judicial
podrá ejercer al respecto, en su plenitud, sus poderes jurisdiccionales. También
el proceso se desenvolverá a su vez en las formas ordinarias. Dicho en otros
términos: no se nota ninguna singularidad verdaderamente saliente en
la posición sustancial y procesal de las partes, excepción hecha de alguna
disposición de comodidad para el Estado en materia de competencia
territorial, y de alguna que otra minucia en las formas de los actos.
Distinto es el cuadro cuando los órganos administrativos actúen iure
imperii, es decir, ejerciendo poderes soberanos de disposición en las
relaciones con los demás sujetos (...). También el ejercicio de los poderes
soberanos está sin embargo contenido y disciplinado por normas jurídicas,
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 355

que a veces están puestas precisamente en protección de intereses ajenos,


al punto de que asumen o conservan éstos, aun frente al Estado que actúa
iure imperii, el carácter de verdaderos y propios derechos subjetivos (...).
La eventual transgresión de esas normas viene a implicar a su vez una
violación o insatisfacción de los correspondientes derechos subjetivos.
De ello nacen entonces, para sus titulares, acciones contra el Estado, que
se pueden hacer valer, en los modos ordinarios, ante la autoridad judicial
ordinaria; pero los poderes de los jueces experimentan una notable
compresión (...). (...) el Estado, como parte en sentido sustancial, viene a
tener ante la autoridad judicial ordinaria una posición privilegiada, de
relativa inmunidad contra ciertas sanciones (constitutivas).
(...)

Normalmente, cuando el Estado actúa iure imperii, no tiene necesidad


por su parte de provocar providencias jurisdiccionales, ni de promover
por consiguiente procesos contra otros sujetos. Para imponerse a ellos,
usa directamente de su propia soberanía (y por tanto también de la fuerza
pública, si es necesario), por medio de sus mismos órganos administrativos (...).
Pero a veces limita la ley el ejercicio de los poderes soberanos en vía
administrativa también en este sentido: que para remover ilegítimas
resistencias o inobservancias a sus órdenes, esos sus mismos órganos
administrativos se encuentran constituidos en la necesidad de invocar
providencias de la autoridad judicial.
Cuando haya expresas disposiciones en este sentido, podrán surgir, aun
en el curso de operaciones que fundamentalmente se desenvuelvan iure
imperii, acciones que el Estado ejercita y procesos que promueve contra
otros sujetos adoptando posición de parte contra ellos (...).
(...) El Estado, encarnado en sus órganos idóneos tiene, pues, capacidad
de ser parte también en sentido procesal. Y consiguientemente puede
comparecer en juicio por medio de sus órganos, a quienes corresponderá
adoptar las respectivas deliberaciones» (REDENTI, 1957, Tomo 1:159-162).
Sarmiento Núñez, acerca de la capacidad procesal de las personas
jurídicas de derecho público, expresa que «... la capacidad de esta especie de
personas jurídicas se rige por la Constitución, Leyes, Decretos, Ordenanzas y
demás disposiciones legales que consagran su creación, funcionamiento y
atribuciones» (SARMIENTO NUÑEZ, 1962:17).
De acuerdo al principio de socialización del proceso que postula la
igualdad entre las partes (artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Civil) y que reposa en el derecho fundamental de la persona a la igualdad ante
la ley (contemplado en el artículo 2 -inciso 2)- de la Constitución Política de
1993), y en virtud del artículo 59 del Código Procesal Civil, tanto el Estado
como sus dependencias, o las empresas públicas y privadas con participación
determinante de aquél, intervendrán en el proceso sin gozar de privilegio
356 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

alguno, a no ser que el mismo Código Procesal Civil lo conceda expresamente


(como efectivamente sucede, por ejemplo, en los casos de exención de la
condena en costas y costos -art. 413 del C.P.C.-, exención de contracautela -art.
614 del C.P.C.- e improcedencia de medidas cautelares para futura ejecución
forzada contra el Estado -art. 616 del C.P.C.-). De esta manera el Estado
comparece al proceso como cualquier persona natural o jurídica, ya sea como
sujeto pasivo o activo de la relación jurídica procesal o como tercero.
La disposición contenida en el artículo 59 del Código Procesal Civil
guarda concordancia con lo normado en la Sétima Disposición Final de dicho
cuerpo de leyes, conforme a la cual, salvo disposición distinta de este Código,
quedan suprimidos todos los procesos judiciales especiales y todos los
privilegios en materia procesal civil en favor del Estado, el Gobierno Central
y los Gobiernos Regionales y Locales, sus respectivas dependencias y demás
entidades de derecho público o privado, de cualquier naturaleza.

10. SUSTITUCION PROCESAL

10.1 Significado

Sobre el particular, Alsina anota lo siguiente:


«... Normalmente, las posiciones de actor y demandado en el proceso
corresponden a los titulares de la relación jurídica substancial, que actúan
sea personalmente o por medio de representantes convencionales o
legales, ya que está dentro del orden regular de las cosas que cada uno
defienda su propio derecho en su propio interés. Pero ocurre a veces que
en lugar del titular comparece al proceso un tercero en la litis que actúa
en interés propio, pero defendiendo un derecho ajeno. Este tercero se
constituye parte en el proceso, vale decir, es sujeto de la relación procesal,
prescindiendo de la voluntad del titular de la relación jurídica substancial
y, en algunos casos, aun contra la voluntad del mismo.
(...) Ello crea situaciones procesales (...) que se explican mediante la
doctrina de la substitución procesal (...). Expresa, en efecto, la idea
fundamental que consiste en la separación del derecho como pretensión
jurídica y su protección mediante el proceso, a la que sólo pudo llegarse
después de haberse concebido la acción como institución autónoma»
(ALSINA, 1956, Tomo 1:580-581).
Alsina señala, además, que:
«... En caso de substitución, la relación procesal se establece entre el
substituto y la parte contraria con prescindencia de la intervención del
titular del derecho. Bajo este aspecto el substituto es el dueño del pleito
y, en consecuencia, le corresponden en la gestión procesal todos los
derechos y obligaciones que hubieran correspondido al titular si él
hubiera comparecido al juicio.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 357

(...) Sin embargo, no por eso el titular del derecho queda excluido en
absoluto del proceso. La substitución procesal supone una vinculación
entre el substituto y el substituido, regulada por una relación jurídica
substancial (...); pero ella no afecta la situación de los sujetos de la litis.
Esto explica dos consecuencias de la substitución que se advierten en la
relación procesal: I o) El substituto no puede ejercitar todos los actos del
proceso, pues hay algunos de ellos a los que la ley substancial sólo
atribuye eficacia cuando emanan del titular del derecho (confesión,
reconocimiento de firma, renuncia de la acción etc.); 2o) La sentencia que
se dicte en el proceso no sólo produce cosa juzgada respecto del substituto,
sino que también beneficia o perjudica al substituido, porque aun cuando
la persona física no es la misma, hay identidad de sujetos. En efecto, el
interés del substituto está en la satisfacción de su propio derecho (interés
inmediato) y, por consiguiente, el interés del substituido que se tiene en
cuenta para la identificación en la acción (...) es un medio para la realización
de su derecho (interés mediato)» (ALSINA, 1956, Tomo I: 582-583).
A criterio de Escobar Fornos:
«En virtud de la sustitución procesal una persona, llamada sustituto, ejerce
en nombre propio, por tener interés para ello, una acción o excepción
que pertenece a un tercero, denominado sustituido.
Lo normal es que los que ejerzan las acciones y las excepciones sean los
titulares de las relaciones sustanciales en que se fundan (legitimación ad
causam ordinaria); pero la ley permite, dentro de un amplio ámbito de
excepción, que terceros interesados las puedan ejercer, a pesar de no ser
sus titulares materiales (legitimación extraordinaria o anormal).
Es urna legitimación principal e independiente, que se funda en un interés
económico o de otra índole (...). El interés del sustituto se beneficia mediante
la protección del interés del sustituido, aunque no de una manera
inmediata, pero sí mediata...» (ESCOBAR FORNOS, 1990:146).
Gimeno Sendra hace notar que «en la legitimación por sustitución procesal
el actor comparece en el proceso en nombre e interés propio, pero en defensa
de un derecho ajeno. En dicha legitimación, la parte procesal es el sustituto y
no el sustituido, aunque los efectos de la sentencia afectarán a ambos, por lo
que también el sustituido podría comparecer en el proceso como interviniente
litisconsorcial (...). Pero dicha intervención no es obligatoria, ni debe el tribunal
llamar al proceso a dicho interviniente, pues puede válidamente dictar sentencia
con la sola actuación procesal del sustituto» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo
1:145).
En opinión de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y
Barona Vilar:
«... Con esta expresión (sustitución procesal) se hace referencia a los casos
en que una persona en nombre propio (es decir, sin que exista representación)
358 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

puede hacer valer en juicio derechos subjetivos que afirma que son de
otra persona.
(...)

El caso más frecuente de sustitución procesal es el de la acción subrogatoria


(...), y para entenderla hay que tener en cuenta la existencia de dos
relaciones jurídico materiales; una la que existe entre acreedor y deudor
y otra la que se estima existente entre el deudor anterior y el deudor del
mismo. Respecto de esas dos relaciones (...) el acreedor queda legitimado
para ejercitar las 'acciones' de su deudor, esto es, no le concede derecho
material alguno sino sólo el poder ejercitar derechos que ha de afirmar
que son ajenos.
Resulta de lo anterior que el acreedor en la demanda tendrá que afirmar
dos cosas:
1. °) Que concurre el supuesto (...) conforme al cual él está legitimado,
esto es, que ha perseguido los bienes de su deudor de modo inútil
por no haber encontrado los suficientes con que cobrar su crédito.
2. °) Que su deudor es, a su vez, acreedor de un tercero, es decir, en
nombre propio afirmará un derecho subjetivo ajeno e imputará la
obligación al demandado.
La acción subrogatoria no confiere al acreedor derecho material alguno,
y sí un derecho procesal; las dos relaciones jurídico materiales a que nos
venimos refiriendo no se ven alteradas por la legitimación que se confiere
al acreedor; a éste no se le da nada que materialmente no tuviera antes.
Por eso el acreedor en la demanda no debe pedir para sí; deberá pedir
para su deudor, para integrar el patrimonio de éste y luego sobre el mismo
posibilitar la efectividad de su derecho material» (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003,
Tomo II: 77).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en relación al tema, enseñan que:
«En lenguaje jurídico, hay sustitución cuando una persona es autorizada
por la ley, para ejercitar derechos sustanciales de otra; así ocurre en el
caso del acreedor que ejercita el derecho de aceptar una herencia que
corresponde a su deudor, o de exigir la restitución de un inmueble como
consecuencia de la simulación o la nulidad del contrato por el cual se
había transferido a un tercero. El derecho sustancial es entonces ejercido
por persona distinta de su titular. Esta concepción de la sustitución que
se tiene en el derecho sustantivo, es la misma que se traslada al ámbito
del derecho procesal pero con significado y alcances del todo formales.
Se tiene así una persona legitimada para el ejercicio o la resistencia de
determinada pretensión sin que sea titular del derecho o la relación
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 359

jurídica sustancial que constituye el objeto de la litis, y se aprecia entonces


una excepción a la regla de la legitimación.
El sustituto procesal, que no es titular del derecho sustancial debatido
en el proceso, tiene, sin embargo, un interés propio en ejercitar la
pretensión, porque al hacerlo defiende indirectamente su propio derecho
sustancial, el cual, no empece, no es el debatido en el proceso. El sustituto
procesal ejerce una pretensión propia, un poder procesal que se le confiere
autónomamente, pero con ese poder procesal, somete a debate el derecho
sustancial del deudor, el derecho sustancial ajeno» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 98-99).
Pallares dice de la sustitución procesal lo siguiente:
«Consiste en el hecho de que una persona autorizada por la Ley, ejercite
una acción o haga valer un derecho que no son suyos sino de otra persona,
pero al obrar de esta manera actúa, no como representante legal o convencional
del titular de la acción o del derecho, sino en nombre propio. Esta última
circunstancia es la característica de la sustitución procesal y por ello no
debe confundirse al sustituto procesal con el procurador judicial, con el
apoderado o mandatario, con los representantes legales (...). Todos éstos
obran en nombre y representación del titular de la acción que ejercitan.
El sustituto lo hace por su propio derecho.
En la sustitución procesal se llama sustituto la persona que ejercita la
acción, y sustituido el titular de la acción.
Para comprender mejor lo anterior pongamos un caso de sustitución: A
es acreedor de B y éste acreedor de C. Si B es requerido por A para que
se demande a C el pago de su crédito, y no lo hace, entonces la ley autoriza
a A para exigir dicho pago a C, no en nombre y representación de B, sino
por su propio derecho. En ese supuesto A es el acreedor, C el sustituto
y el B el acreedor sustituido. Además la sentencia que se pronuncia en
el juicio que A siga, según se ha dicho por su propio derecho, contra C,
tendrá efectos jurídicos contra de B, aunque éste no haya intervenido en
el juicio» (PALLARES, 1979:144).
Pallares pone de relieve que «no procede la sustitución respecto de
derechos personalísimos, es decir, de aquellos de tal manera inherentes a la
persona que sólo ella puede ejercitar porque tienen predominantemente carácter
moral y no meramente patrimonial» (PALLARES, 1979:144).
Según Lino Palacio:
«... Existe sustitución procesal cuando la ley habilita para intervenir en
un proceso, como parte legítima, a una persona ajena a la relación
substancial controvertida, aunque jurídicamente vinculada, por un
derecho o por una obligación de garantía, a uno de los partícipes de dicha
relación.
360 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

(...) La sustitución procesal constituye un ejemplo de legitimación anómala


o extraordinaria, pues a través de ella se opera una disociación entre el
sujeto legitimado para obrar en el proceso y el sujeto titular de la relación
jurídica substancial en que se funda la pretensión...» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 339-340).
El mencionado tratadista argentino, acerca de las hipótesis en que
puede presentarse la sustitución procesal, menciona, a manera de ejemplo, las
siguientes:
«... I o) La pretensión subrogatoria (...); 2o) La permanencia, como parte
principal en el proceso, de quien ha transmitido el bien o el derecho
litigioso, cuando la otra parte se opone a que asuma aquella calidad el
cesionario o adquirente (...); 3o) La asunción de la defensa del citante de
evicción, por parte del citado, aunque el primero permanezca en la causa
como litisconsorte (...); 4o) La demanda deducida en nombre del concurso
por el acreedor que actúa en contra de lo aconsejado por el síndico y pese
a habérsele denegado la autorización judicial (...); 5o) La defensa del
asegurado que, en los seguros de responsabilidad, asume el asegurador...»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 345).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en lo concerniente a la
sustitución procesal, refieren lo siguiente:
«... Excepcionalmente, en casos taxativamente establecidos por las normas
jurídicas, se concede el derecho a obtener concretas tutelas jurisdiccionales
(esto es, se conceden acciones) a sujetos que no son titulares del derecho
subjetivo privado que, ciertamente, fundamenta la concesión de aquellas
tutelas. Se conoce el conjunto de estos fenómenos con la denominación
de legitimación por sustitución, a diferencia de los casos en que la acción
se concede al titular del derecho fundante de ella (...), que reciben el
nombre de legitimación propia.
(...) La legitimación por sustitución siempre obedece a encadenamientos
de relaciones intersubjetivas, no siendo digna de consideración jurídica
sólo la trabazón de dos eslabones, sino mereciendo esa consideración
también los vínculos entre un sujeto y otro sujeto y el derecho o cosa de
éstos, en relación, a su vez, con un tercero. Así se explica la acción
subrogatoria (...), en virtud de la cual, en cierta situación un acreedor
puede demandar al deudor de su deudor, ejercitando el crédito de éste;
el acreedor prendario, por su parte, puede ejercitar (...) las mismas
acciones que corresponderían al dueño de la cosa pignorada 'para
reclamarlas o defenderlas contra tercero'; asimismo el ejercicio por el
usufructuario de acciones fundadas en los créditos vencidos que formen
parte del usufructo, bajo la condición de prestar fianza (...), es un caso
claro de legitimación por sustitución» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Volumen I: 402-403).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 361

Muñoz Rojas, respecto de la sustitución procesal, hace notar que «la


característica primordial de la legitimación impropia o por sustitución consiste
en hacer valer, en nombre propio, un derecho de otro; el sustituto está legitimado
impropiamente por no ser el titular de la relación material. Indudablemente
entre el acreedor prendario y el deudor, por ejemplo, existe una relación jurídica
obligacional y ambos son los titulares de ella, pero el interés para accionar -que
se determina en cada caso concreto, como la legitimación- corresponde también,
mientras subsiste el derecho de prenda, al acreedor. Es decir, aunque,
normalmente, el interés para accionar corresponde al legitimado propiamente,
hay ocasiones en que el interés lo tiene o lo comparte con éste una persona
diferente» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 68). Dicho autor precisa que:
«... En la sustitución procesal más que un 'desplazamiento' de la
legitimación (...), existe una extensión o ampliación de aquélla, ya que
no siempre la legitimación impropia equivale a una privación de
legitimación propia, como puede observarse, por ejemplo, en el caso de
la acción subrogatoria (...).
El acreedor, en este supuesto, que hace valer un crédito de su deudor,
no está ligado con el deudor de su deudor por ninguna relación, o sea,
no es el titular activo de la pretensión que deduce judicialmente, pero
(...) (se) le permite reclamar, en nombre propio, los derechos y acciones
de aquél, exceptuando los que sean inherentes a su persona...» (MUÑOZ
ROJAS, 1960: 69).
Franco Guzmán, en cuanto al sustituto procesal, sostiene que:
«... Es una excepción a la forma que regularmente se presenta en el juicio,
en el cual el mismo sujeto que se ostenta con el carácter de titular de la
relación procesal, es el que ocupa las posiciones fundamentales del
mismo, es decir, titular del derecho y parte en el juicio se identifican
comúnmente.
El substituto procesal viene a ser la excepción a esta regla general, pues
en él una persona que no es titular de un derecho propio, puede
presentarse en juicio en propio nombre -y consiguientemente con el
carácter de parte- ejercitando un derecho ajeno» (FRANCO GUZMAN,
1957:125-126).
Micheli, en lo que toca a la sustitución procesal, predica lo siguiente:
«... Nadie puede hacer valer en el proceso en nombre propio un derecho
ajeno, fuera de los casos expresamente previstos por la ley; y estos casos
son precisamente aquellos en los cuales quien obra en nombre propio
por un derecho ajeno se sustituye al titular del derecho en el ejercicio del
poder de pedir al juez la tutela respecto de una situación sustancial de
la que él no tiene la exclusiva disponibilidad. En efecto, la ley reconoce
expresamente en algún caso a un sujeto que no es titular del derecho el
poder de pedir la tutela jurisdiccional en nombre propio, en cuanto
362 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

considera relevante el interés que aquel sujeto (sustituto) tiene a la tutela


misma.
La sustitución procesal se diferencia, por consiguiente, de la representación,
en cuanto no sólo el sustituto obra en nombre propio, sino en interés
propio o, en general, por aquel interés del que es portador. El obrar en
el proceso del sustituto no excluye, sin embargo, siempre la presencia en
el proceso, como parte del sustituido mismo (...), de suerte que se puede
dudar sobre la adherencia de la expresión 'sustitución procesal' a la
sustancia del fenómeno, tanto más que se considera que los efectos del
proceso se manifiestan frente al sustituido (...). Con aquella expresión se
quiere subrayar, sin embargo, que el poder de obrar es conferido, en lugar
de, o bien además de, al titular del derecho también a los sujetos que se
encuentran en una particular situación sustancial con el titular mismo.
Se realiza así una ampliación de la normal atribución de la legitimación
para obrar (...), no justificada (...) por una relación de representación, sino
por la tutela de una posición de derecho sustancial que se distingue de
aquella que deriva de la titularidad del derecho» (MICHELI, 1970,
Volumen I: 210-211).
Satta, en lo relativo a la institución estudiada en este punto, explica lo
siguiente:
«... (Es) principio fundamental de que la legitimación para obrar compete
a quien es titular del derecho que quiere hacer valer (...): más exactamente,
a quien es sujeto de la relación de la cual depende el derecho que se quiere
hacer valer. Y ésta es, indudablemente, la hipótesis general a la que no
puede hacerse excepción (...) sino en los casos expresamente previstos
por la ley.
Las desviaciones al principio (...) como casos en los que se admite obrar
en nombre propio para hacer valer un derecho ajeno (...) son calificados
en conjunto, en rúbrica, con el término (...) de sustitución procesal. Es
muy probable que el legislador (...) haya querido diferenciar con las
palabras 'hacer valer en nombre propio' la sustitución de la representación,
en la que indudablemente se obra en nombre ajeno, si bien (...) esto no
impida participar de la calidad de parte. Pero si el legislador se hubiese
sólo preguntado qué es lo que constituye la base de este 'hacer valer en
nombre propio un derecho ajeno' no habría dejado de observar que en
su base está simplemente un derecho; y por tanto, no un derecho ajeno
hace valer el denominado sustituto sino un derecho propio, como
cualquier otro legitimado. Lo que en todo caso lo diferencia de la hipótesis
general es que el derecho propio está en conexión con una relación de la
cual no es sujeto el accionante, con una relación ajena: pero esto no
importa evidentemente que él sea sustituto, y tanto menos procesal, del
titular del derecho. El término de sustitución procesal resulta en absoluto
vacío de sentido.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 363

La verdad es que lo que se quiere calificar como sustitución procesal no


es sino una hipótesis, y no anormal, de interferencia entre relaciones
jurídicas. Es decir, hay relaciones que no se agotan en la esfera jurídica
de los sujetos que las pusieron en acto, sino que interesan o con su
constitución o con su desenvolvimiento a otra relación, establecida entre
uno de esos sujetos y un tercero. Si entre estas dos relaciones hay
concordancia, no surge cuestión; pero si hay incompatibilidad deriva una
lesión al derecho del tercero, el cual puede aparecer e intervenir en la
otra relación, para la tutela del propio derecho (...).
( ...)

Individualizados los casos de sustitución procesal como casos de ejercicio


de un derecho propio relativo a relaciones ajenas, desaparece también la
razón práctica de crear la figura del sustituto como contraposición a la
del representante. Tal contraposición formal ni siquiera está libre de
peligro, en cuanto induciría a hacer creer que el representante (a diferencia
del sustituto) no sea parte, mientras (...) es parte, si bien no en nombre
propio, y sobre él, si bien como representante, y no en lo propio, recaen todas
las consecuencias del proceso (...). Es de notar, en fin, que debiendo los
sujetos del proceso estar presentes en causa cuando el tercero obra para
la tutela del propio derecho, la extensión a ellos de la cosa juzgada no
presenta dificultades particulares. Se entiende bien la extensión en
relación al tercero, porque no cabe excluir que la cosa juzgada no se
constituya entre los sujetos de la relación, y relativamente al objeto de la
relación misma, que queda siempre sin prejuzgar: con lo que se confirma
aún más la inconsistencia de la pretendida sustitución» (SATTA, 1971,
Volumen I: 94-97).
Se colige del artículo 60 del Código Procesal Civil, que regula lo
concerniente a la sustitución procesal, que esta última es una institución jurídica
por la cual una persona puede iniciar un proceso o coadyuvar en la defensa
del ya iniciado cuando exista interés de su parte en el resultado del proceso,
sin que se precise acreditar derecho propio o interés directo en la materia
discutida.
Del citado precepto legal se desprende, además, que procede la sustitución
procesal cuando el acreedor ejerce los derechos del deudor, sea en vía de acción
o para asumir su defensa: art. 1219 -inc. 4)- del Código Civil; y en los demás
casos permitidos por ley. Como se observa, la sustitución procesal fundada en
el ejercicio por parte del acreedor del derecho de acción del deudor da lugar a
la acción subrogatoria u oblicua a que se refiere el inciso 4) del artículo 1219
del Código Civil. Así, sin acreditar derecho propio o interés directo en el objeto
de controversia, puede un tercero (acreedor, cesionario, etc.) iniciar la litis; sin
embargo, los derechos a que se hace referencia no pueden ser personalísimos
sino únicamente patrimoniales. La acción subrogatoria u oblicua también puede
darse en el caso de la sustitución procesal basada en la defensa del demandado,
364 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

y tiene relación con la intervención coadyuvante (llamada también por la


doctrina intervención por adhesión o accesoria), contenida en el artículo 97 del
Código Procesal Civil, numeral conforme al cual: A. quien tenga con una de
las partes una relación jurídica sustancial, a la que no deban extenderse los
efectos de la sentencia que resuelva las pretensiones controvertidas en el
proceso, pero que pueda ser afectada desfavorablemente si dicha parte es
vencida, puede intervenir en el proceso como coadyuvante de ella; B. esta
intervención (coadyuvante) puede admitirse incluso durante el trámite en
segunda instancia; C. el tercero coadyuvante puede realizar los actos procesales
que no estén en oposición a la parte que ayuda y no impliquen disposición del
derecho discutido. Se aprecia entonces que la decisión que se emita en el proceso
en donde participa eventualmente el interviniente como coadyuvante no está
referida a él, pero sí le podrá afectar indirectamente. Esa es la razón por la cual
la actuación del coadyuvante es de carácter accesoria. Como vemos se está ante
una intervención donde existe un vínculo distanciado de la relación jurídica
sustantiva que se ventila en un proceso. Además, al igual que la acción
subrogatoria u oblicua en vía de acción, la intervención coadyuvante se refiere
a la defensa de intereses de carácter patrimonial y no personal.

10.2 Naturaleza jurídica

Según Calamandrei, «... la sustitución procesal es una de las figuras en


que se manifiesta un fenómeno más amplio (...) de la separación entre la
titularidad del derecho subjetivo sustancial y la del derecho de acción. Mientras
normalmente en los sujetos de la relación sustancial coincide la legitimación
ad causam activa y pasiva (legitimación normal), cada vez más numerosos son
en las legislaciones modernas los casos de legitimación anómala, en que el poder
de provocar la providencia judicial sobre una relación sustancial, es atribuido
a personas (o contra personas) distintas de los titulares de la relación misma.
(...) ejemplo de legitimación anómala es precisamente el de la sustitución
procesal, la cual, sin embargo, se distingue de las demás figuras que entran en
este más vasto fenómeno, por la naturaleza del interés que legitima al sustituto
para hacer valer en juicio el derecho del sustituido. En efecto, el sustituto
procesal está legitimado para hacer valer en juicio el derecho ajeno, porque
entre él y el sustituido existe una relación o situación de derecho sustancial en
virtud de la cual, a través del ejercicio del derecho del sustituido, el sustituto
viene a satisfacer un interés individual suyo propio (...): es este interés
individual, para cuya satisfacción reconoce la ley al sustituto el poder de hacer
valer en su propio nombre el derecho ajeno, lo que distingue la sustitución
procesal de los demás casos de legitimación anómala (...). El sustituto procesal,
en una palabra, está autorizado para estar en causa por un derecho ajeno,
porque si él quedara inerte, de la falta de ejercicio de aquel derecho podrían
seguirse consecuencias dañosas para su propio interés...» (CALAMANDREI,
1962, Volumen II: 382-383).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 365

Al respecto, Rocco señala lo siguiente:


«... La legitimación activa o pasiva de los sujetos no titulares de relaciones
jurídicas objeto de la acción, se ha tratado de explicar por algunos
mediante el concepto de la sustitución procesal, instituto análogo al del
derecho privado, en que se admite a alguien ejercitar derechos ajenos en
nombre propio.
Según este orden de ideas, todos los casos en que no se verificara la no
coincidencia entre el titular del derecho de acción y 'dé contradicción y
el titular activo o pasivo de la relación jurídica sustancial, entrarían bajo
el concepto de la sustitución procesal.
(...)

Pero, (...) ¿qué se quiere entender, desde el punto de vista del proceso y
de la acción, por ejercicio de los derechos ajenos en nombre propio? Y,
ante todo, ¿se quiere hacer referencia al ejercicio del derecho sustancial,
o al ejercicio del derecho procesal de acción?
Pues si por ejercicio del derecho ajeno en nombre propio queremos
referirnos al derecho sustancial, entonces ese ejercicio por parte del
sustituto procesal no se verifica, ya que él, a lo más, ejercitaría la acción
ajena, siempre que se admita, con la doctrina unánime, que el derecho
de acción no es un poder o un aspecto del derecho sustancial, o una
facultad comprendida en el derecho material, sino un derecho separado,
distinto y autónomo del derecho sustancial.
Mas si, por otra parte, por ejercicio del derecho ajeno en nombre propio
se entiende aludir al ejercicio del derecho de acción que tiene por objeto
la declaración de certeza o la realización coactiva de un derecho sustancial
ajeno, nosotros creemos que al fenómeno de la sustitución procesal
únicamente habría que recurrir si se partiese de la premisa de que el
sujeto del derecho de acción debe ser en todo caso el sujeto titular de la
relación jurídica sustancial, objeto de la acción. Pues, aunque se llegue a
conceder que dicha coincidencia es un fenómeno normal, pero no
absolutamente necesario, habrá que convenir lógicamente en que es mucho
más simple y mucho más consecuente reconocer que en tales casos se
tiene, no el ejercicio de un derecho de acción ajena en nombre propio, sino el
ejercicio de un derecho de acción propio, y por tanto, en nombre propio, que
tiene por objeto una relación jurídica ajena» (ROCCO, 1976, Volumen I: 364­
365).
El indicado jurista italiano concluye afirmando que:
«... En todos los casos en que se verificaría la llamada sustitución procesal,
los sujetos no titulares de las relaciones jurídicas sustanciales no estarían
autorizados por las normas procesales, a ejercer un derecho de acción ajeno,
sino que estarían autorizados, en cambio, a ejercitar un derecho de acción
366 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

propio que tendría por objeto la declaración de certeza o la realización


coactiva de una relación jurídica ajena, es decir, la declaración de certeza
o la realización coactiva de una relación jurídica de la cual no serían
titulares, activos o pasivos.
(...)

(...) El pretendido fenómeno de la sustitución procesal, es decir, del


ejercicio de un derecho de acción ajeno en nombre propio, desde el punto de
vista del derecho de acción, no existe, ya que los sujetos legitimados por
las normas procesales para ejercitar una acción que tenga por objeto unas
relaciones jurídicas de las cuales no sean titulares, son, sin embargo,
titulares de la acción, es decir, accionan en nombre propio en orden a la
declaración de certeza de una relación jurídica ajena» (ROCCO, 1976,
Volumen I: 366-367).

10.3 Fundamento

A criterio de Muñoz Rojas, «el fundamento de la sustitución procesal lo


constituye el vínculo de Derecho material que liga al sustituido con el sustituto.
La persona sustituida, si no está privada del poder de disposición, puede
sumarse, como parte principal, al proceso promovido por el sustituto o
entablarlo directamente» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 69).
En relación al fundamento de la sustitución procesal, Micheli apunta que
«... el obrar en nombre propio por un derecho ajeno encuentra su justificación
de política legislativa en la exigencia de reconocer también a los sujetos que
no son titulares de un derecho el poder de provocar la tutela jurisdiccional
respecto del derecho mismo, en cuanto este último es el presupuesto necesario
de posiciones sustanciales de las que es titular el sustituto, o bien este último
es portador de un interés sustancial (...) que es estrechamente conexo al derecho
en cuestión, o todavía el sustituto tiene una obligación frente al sustituido
(garante), o finalmente este último está obligado (...) a responder con todos sus
bienes frente al sustituto acreedor. Es, pues, verdad que la sustitución procesal
se explica, en las hipótesis y sólo en las hipótesis taxativamente indicadas por
la ley, para las relaciones que pueden tener lugar entre los derechos diversos,
correspondientes a diferentes sujetos, pero es también verdad que el fenómeno
sustancial se realiza, en el plano procesal, en una extensión de la legitimación
procesal para obrar, a favor de sujetos que son titulares, desde luego, de
posiciones sustanciales, pero diversas de aquellas que constituyen el objeto de
la controversia. De ahí la oportunidad de individualizar, en la teoría de las
partes, la figura tradicionalmente (...) definida como sustitución procesal donde
adquiere relevancia una posición sustancial que no es la del derecho subjetivo
hecho valer, sino el interés legítimo que el sustituto tiene en la defensa de aquel
derecho» (MICHELI, 1970, Volumen I: 212).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 367

10.4 Características

Escobar Fornos asegura que son características o particularidades de la


sustitución procesal las que describe a continuación:
«a) El demandado puede contrademandar al sustituido, en cuyo caso
el traslado de la reconvención debe entenderse con éste y no con
el sustituto, para que no se vea privado del derecho a defenderse;
pero no puede contrademandar al sustituto, porque en el juicio no
se discuten derechos de éste, sino del sustituido.
(...)

b) El demandado no puede oponerle al sustituto las excepciones


personales que tenga contra él, por la razón anteriormente expuesta.
c) El sustituto no puede confesar o reconocer en perjuicio del sustituido.
Tampoco puede transigir, allanarse, comprometer en árbitros o
disponer del crédito litigioso.
d) El sustituido puede coadyuvar con el sustituto; pero no desplazarlo.
e) El sustituido puede impugnar la validez o monto del crédito del
sustituto con base en el cual legitima su intervención.
f) Al sustituido es a quien debe condenarse al pago de las costas;
aunque en casos de equidad puede ser condenado al sustituto»
(ESCOBAR FORNOS, 1990:147-148).
Lino Palacio considera como caracteres de la sustitución procesal los que
indica seguidamente:
«a) Cualquiera sea la forma en que se verifique la sustitución, el
sustituto, a diferencia del representante, es parte (principal o
accesoria, según los casos). Tiene, por ello, todas las facultades,
deberes y responsabilidades inherentes a esa calidad, con la
salvedad de que le está vedada la realización de aquellos actos
procesales que importen, directa o indirectamente, una disposición
de los derechos del sustituido (v.gr.: confesión, allanamiento,
transacción, desistimiento del derecho, etc.). Tampoco puede ser
citado para realizar actos cuya eficacia depende de su cumplimiento
personal por parte del sustituido, como seria, por ejemplo, el
reconocimiento de firmas.
b) No obstante la legitimación autónoma y originaria que reviste el
sustituto procesal, el demandado puede oponer a su pretensión las
mismas defensas que cabrían contra la pretensión del sustituido,
desde que ambas tienen substancialmente el mismo contenido. A
la inversa, cuando el sustituto interviene como sujeto pasivo del
proceso, está facultado para plantear las mismas defensas que
hubiesen correspondido al sustituido.
368 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

c) La sentencia pronunciada frente al sustituto produce, en principio,


efectos de cosa juzgada también con relación al sustituido, aun en
la hipótesis de que éste no haya sido parte en el proceso» (PALACIO,
1983, Tomo III: 344-345).
Franco Guzmán anota sobre el particular lo siguiente:
«... El substituto procesal presenta características especiales que podemos
distinguir en propias y en relación con el titular del derecho substantivo.
I. Propias son las siguientes:
a) Ante todo la característica principal de esta figura, es la que
el derecho de acción que ejercita el substituto no es propio,
sino que pertenece a un tercero; esto vale aun en aquellos
casos en los que el derecho de acción -como el que ejercita el
tutor cuando actúa en un proceso- no se apoya en la facultad
de administración del patrimonio ajeno -que le corresponde
por ley- sino que descansa en el derecho ajeno que sobre los
bienes posee el pupilo.
b) (...) La otra característica fundamental del substituto procesal
es la de que al actuar en juicio lo hace en propio nombre, y
consiguientemente, con el carácter de parte. Es necesario
advertir a este punto que lo anterior no significa que pueda
realizar todos los actos que la ley concede a la parte que obra
legitimatio ad causam, pues el substituto procesal está excluido
de ejecutar actos que solamente pertenezcan al titular de
derecho substantivo (...).
c) Importante es señalar la necesidad de un elemento más, a fin
de que exista la verdadera figura del substituto procesal: la
noción de interés que es indispensable para tal fin. (...) Interés
(...) es una condición que requiere la acción a fin de que pueda
considerarse su ejercicio en el juicio.
(...) Este (substituto) requerirá de aquél (interés) a fin de que
la figura se integre.
II. (...) Las relaciones entre el substituto procesal y el titular tienen
características especiales, como son las siguientes:
a) En caso de que la sentencia sea desfavorable al substituto y
se le condene al pago de las costas del juicio, a su vez el
substituto puede obrar en contra del titular para repetir el
pago, aunque en el juicio el substituto haya actuado como
parte y personalmente haya respondido del pago de las costas.
b) Por otra parte, la actividad que desarrolla el substituto tiene
repercusión directa e inmediata respecto al titular cuyo
derecho ejercita (...).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 369

c) Si bien es cierto que el substituto procesal no puede realizar


todos los actos que competen a la parte, esto no quiere decir
que el titular de la acción no puede ser llamado al juicio para
realizar alguno o algunos de los actos que específicamente la
ley concede al titular de la relación substantiva, como son el
juramento, la confesión, la renuncia a las actuaciones, el
desistimiento de la acción, el allanamiento, etc. Asimismo
puede ser llamado en causa el titular de la acción en el caso
de la acción oblicua...» (FRANCO GUZMAN, 1957:127-128).

10.5 Clases

Lino Palacio, en lo que atañe a las clases de sustitución procesal, enseña


lo siguiente:
«... La sustitución procesal presenta diversos matices que se vinculan,
básicamente, con la posición asumida por el sustituto y con la forma en
que ingresa al proceso. Tales circunstancias permiten formular una
clasificación de aquélla en activa o pasiva, espontánea o provocada, total o
parcial, y originaria o sucesiva.
(...) La primera de dichas clasificaciones atiende a que, respectivamente,
el sustituto interponga la pretensión (v.gr.: pretensión subrogatoria) o
comparezca al proceso para oponerse a ella (v.gr.: citación de evicción).
La sustitución es espontánea cuando responde a la iniciativa del sustituto,
y es provocada cuando se verifica a raíz de la citación requerida por
alguna de las partes originarias (v.gr.: citación del asegurador o del
enajenante).
Existe sustitución total en la hipótesis de que el sustituto asuma la causa
en calidad de parte principal (activa o pasiva) única. La sustitución es, en
cambio, parcial, cuando el sustituto actúa conjuntamente con el sustituido,
sea como litisconsorte (...) o como interviniente adhesivo simple (...).
La sustitución es, finalmente, originaria, en el caso de que el sustituto
asuma tal calidad desde el comienzo del proceso, en tanto que es sucesiva
cuando lo hace con posterioridad a la demanda o a la contestación»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 343-344),

10.6 Distinción entre sustitución procesal y representación

Franco Guzmán, acerca de la distinción entre sustitución procesal y


representación, apunta lo siguiente:
«... Algunos autores confunden los casos de substitución procesal
considerándolos como casos de representación, pero si observamos bien,
en ésta el representante o actúa en nombre propio, sino a nombre de otro,
370 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

y mientras que el substituto procesal -que actúa en nombre propio por


un derecho ajeno- es parte en el juicio, en cambio el representante procesal,
en general, no puede tener tal carácter.
Los casos de representación más comunes como son la que se efectúa
por poder y la denominada gestión de negocios, en efecto, tienen la
particularidad de que tanto el apoderado como el gestor obran a nombre
del poderdante y de un tercero ausente ejercitando los derechos de éstos,
no siendo, por consiguiente, partes en el juicio» (FRANCO GUZMAN,
1957:126).
Escobar Fornos distingue entre sustitución procesal y representación de
esta manera: «En la representación, el apoderado actúa en nombre del
representado, sin someter a juicio sus derechos, y por ello la cosa juzgada no
lo afecta. En cambio, en la sustitución procesal el tercero actúa en nombre
propio, aunque usando de un derecho ajeno sustantivo, por lo cual la cosa
juzgada recae sobre el sustituido, a menos que el sustituto haya invocado
algunas pretensiones propias; pero esto no quiere decir que el sustituto sea
extraño al perjuicio o beneficio de la sentencia dictada sobre el derecho que intenta
tutelar, en cuyo caso queda afectado a su cumplimiento, y, en consecuencia,
no puede repetir la misma acción» (ESCOBAR FORNOS, 1990:147).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández diferencian entre sustituto
y representante señalando lo siguiente: «... Se dice que como el sustituto, al
igual que el representante, actúa en el proceso en virtud de un derecho que no
es suyo (esto no es exacto porque el derecho subjetivo privado puede no ser
suyo, pero la acción sí lo es), la diferencia con el representante estriba en que
éste actúa en nombre e interés ajeno y por un derecho ajeno, mientras que el
sustituto actúa en nombre e interés propio. A esta diferencia cabría añadir otra
capital: que el sustituto es la verdadera parte del proceso, mientras que cuando
hay un representante la parte es (...) el representado» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 403).
Calamandrei, por su parte, expresa que «... mientras el representante
hace valer en juicio un derecho ajeno en nombre ajeno (es decir, un derecho del
representado a nombre del representado), el sustituto hace valer en juicio un
derecho ajeno en nombre propio (es decir, un derecho del sustituido, en nombre
del sustituto); lo cual significa, que, mientras en la representación parte en
causa es el representado y no el representante, en la sustitución es parte en
causa el sustituto, no el sustituido» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 382).
Dicho tratadista italiano añade que, «desde el punto de vista práctico, todas
las diferencias entre el sustituto procesal y el representante culminan en esta
fundamental: que el primero, y no el segundo, es parte en causa; de manera
que el primero, y no el segundo, sufre en sí mismo los efectos del proceso que
afectan a las partes, y no a los terceros (...). La diferencia se advierte también
en lo que respecta a los efectos del fallo: que afectan al sustituto, parte en causa,
mientras que el representante, que no es parte en causa él mismo, no es afectado
por ellos...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 386).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 371

Lino Palacio describe las siguientes diferencias entre sustitución procesal


y representación:
«1°) (...) Mientras el sustituto reclama la protección judicial en nombre e
interés propios -aunque en virtud de un derecho u obligación
conectados a una relación jurídica ajena-, el representante actúa en
nombre de un tercero -el representado- y carece de todo interés
personal con relación al objeto del proceso.
2o) La existencia de representación torna inadmisible la actuación
procesal simultánea del representante y del representado (...). Por
el contrario, ningún impedimento legal se opone a la actuación
procesal conjunta del sustituto y del sustituido, careciendo el
primero de facultades para oponerse a la intervención del segundo.
3o) La representación puede originarse tanto en la voluntad del representado
(representación voluntaria) cuanto en la ley (representación necesaria),
al paso que la sustitución sólo puede derivar de una disposición legal
que habilite al sustituto para interponer la pretensión o para oponerse
a ella.
4°) En las hipótesis de sustitución, la cosa juzgada emergente de la
sentencia afecta al sustituto y al sustituido. En la representación,
por el contrario, aquélla sólo alcanza al representado» (PALACIO,
1983, Tomo III: 341-342).
Aldo Bacre señala como diferencias entre la sustitución procesal y la
representación a las siguientes:
«~ El representante no es titular del derecho ni lo ejerce en nombre
propio, careciendo de todo interés personal con relación al objeto
del proceso, cosa que no acontece con el sustituto quien es parte en
el mismo.
- Con la representación se impide la actuación simultánea del
representante y el representado. En caso de cesación de la misma
(sea voluntaria o necesaria), nada impide que el representado
pueda, en cualquier momento del proceso, obrar a título personal.
En cambio, ningún impedimento existe para la actuación procesal
conjunta del sustituto y del sustituido (...).
- También, las consecuencias de esta diferencia se advierten bajo
diversos aspectos: en la recusación sólo se tiene en cuenta al litigante
y no al mandatario, en tanto que el sustituto y el sustituido se
encuentran para el efecto colocados en la misma situación procesal.
El mandatario está obligado a declarar como testigo; mientras que
el sustituto procesal debe absolver posiciones; las costas se aplican
al titular del pleito y, por consiguiente, la responsabilidad por las
mismas corresponde al representado y en la sustitución al sustituido.
372 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

El mandato es por esencia revocable (...), lo cual importa cesación


de la personería del representante, pero el sustituido no puede
impedir que el sustituto actúe en el proceso a menos que para ello
satisfaga el interés de aquél: deudor que paga a su acreedor,
comprador que exime al vendedor de toda responsabilidad en caso
de evicción...» (BACRE, 1996, Tomo II: 73-74).

10.7 Distinción entre sustitución procesal e intervención adhesiva o


coadyuvante

Calamandrei distingue entre sustitución procesal e intervención adhesiva


o coadyuvante afirmando lo siguiente:
«... La diferencia entre las dos figuras, que es más de cantidad que de
calidad, es ésta: que mientras el interviniente está legitimado para
comparecer en juicio acerca de un derecho ajeno sólo en cuanto el proceso
sobre el derecho sea promovido por su titular (es decir, que sólo está
legitimado para comparecer en juicio como parte agregada, junto a la
parte principal), el sustituto puede accionar por sí solo acerca del derecho
ajeno, sin la presencia del sustituto [sic -léase sustituido-] y con efectos
que se extienden también a él» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 384).

10.8 Sustitución procesal y efectos de la sentencia

Según Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «los efectos de la sentencia,


en cuanto a su fuerza vinculante y el sigilo de la cosa juzgada recaen sobre
el sustituido y no sobre el sustituto, porque es el derecho sustancial de
aquel y no el de éste el que se ha decidido» (QUINTERO; y PRIETO, 1995,
Tomo II: 99).
Al respecto, Micheli destaca que «... el sustituto es parte en el proceso,
de suerte que los efectos del proceso mismo se manifiestan tanto a su favor
como en su daño. El sustituto, por consiguiente, es responsable por las costas
(...) y también frente a él se producen los efectos de la cosa juzgada...» (MICHELI,
1970, Volumen I: 212).

11. CURADORIA PROCESAL

Monroy Cabra dice de los curadores «ad litem» (o curadores procesales


o curadores especiales) que «... representan enjuicio a una persona en los casos
establecidos por la ley. (...) los curadores ad litem tendrán las mismas facultades
que los apoderados, salvo las de sustituir, recibir y disponer del derecho en
litigio. El curador ad litem lo designa el juez que conoce del proceso o reconoce
el designado por el incapaz cuando éste tiene derecho a nombrarlo. Para ser
curador ad litem se requiere ser abogado inscrito...» (MONROY CABRA, 1979:
239-240).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 373

Beatriz Quintero y Eugenio Prieto precisan que «... los curadores ad litem
son defensores designados por el juez, que sustituyen a los representantes y a
los apoderados y deben ser abogados inscritos. Se les asigna a quienes no ha
sido posible vincular personalmente al proceso mediante la notificación de la
primera providencia. Se designa igualmente curador ad litem a quienes siendo
incapaces carezcan de representante, o deban litigar contra sus representantes.
Los curadores ad litem pertenecen al cuerpo de auxiliares de la justicia y gozan
de todos los poderes procesales, salvo los que se reserven a la parte y en especial
de esos que implican disposición del objeto litigioso: transigir, desistir, allanarse,
confesar y partir» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 24).
Micheli, acerca del curador especial, anota que se prevé «... el nombramiento
por parte de la autoridad judicial (...) de un curador especial, cuando falte la
persona a la que corresponde la representación o la asistencia del incapaz (...)
o bien que exista conflicto de intereses, efectivo y actual, entre el representante
legal y el incapaz mismo, siempre que existan razones de urgencia, en relación
a la exigencia de promover un proceso o de defenderse contra una demanda
propuesta por otros (...). Si el nombramiento del curador no se efectúa por
conflicto de intereses entre el representante y el representado, el curador
especial tiene una función provisoria, representando o asistiendo al incapaz,
a la persona jurídica, al grupo o al patrimonio, mientras viene a sustituirse
aquel al que corresponde la representación o la asistencia» (MICHELI, 1970,
Volumen I: 206). El referido tratadista italiano advierte que son sujetos
interesados para pedir el nombramiento del curador especial, «... además del
ministerio público (...), la misma persona que debe ser representada o asistida,
aunque sea incapaz, sus próximos parientes y el representante mismo, en caso
de conflicto de intereses, así como cualquier otra parte en causa que tenga
interés en ella...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 206).
El curador procesal es, pues, aquella persona designada por el Juez para
comparecer en un proceso en lugar de la parte o de su representante legal por
no tener éstos capacidad procesal o no poder hacerla efectiva. El nombramiento
necesariamente recaerá en un abogado (art. 61 -primer párrafo- del C.P.C.).
La curadoría procesal procede en los siguientes casos:
A) Cuando no sea posible emplazar válidamente al demandado por
ser indeterminado, incierto o con domicilio o residencia ignorados,
según lo dispuesto por el artículo 435 del Código Procesal Civil
(art. 61 -inc. 1)- del C.P.C.).
B) Cuando no se pueda establecer o se suspenda la relación procesal
por incapacidad de la parte o de su representante legal (art. 61 -inc.
2)- del C.P.C.). Al respecto, el artículo 43 del Código Civil señala
que son absolutamente incapaces: a) los menores de dieciséis años
(salvo para aquellos actos determinados por la ley); y b) los que
por cualquier causa se encuentren privados de discernimiento.
Por su parte, el artículo 44 del Código Civil preceptúa que son
374 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

relativamente incapaces: a) los mayores de dieciséis y menores de


dieciocho años; b) los retardados mentales; c) los que adolecen de
deterioro mental que les impide expresar su libre voluntad; d) los
pródigos; e) los que incurren en mala gestión; f) los ebrios habituales;
g) los toxicómanos; y h) los que sufren pena que lleva anexa la
interdicción civil (ahora inhabilitación).
C) Cuando (a tenor del art. 61 -inc. 3)- del C.P.C.) exista falta, ausencia
o impedimento del representante del incapaz, según lo dispuesto
por el artículo 66 del Código Procesal Civil. Este último numeral
establece que en caso de falta, ausencia o impedimento del
representante del incapaz, se aplican las siguientes reglas: 1. cuando
el incapaz relativo no tenga representante legal o éste estuviera
ausente y surja la necesidad de comparecer en un proceso, lo
expondrá así al Juez para que le designe curador procesal o confirme
al designado por él, si lo considera idóneo; 2. cuando la demanda
se dirija contra un incapaz que carece de representante o éste se
halle ausente, el Juez le nombrará un curador procesal o confirmará
el propuesto por el incapaz relativo, si lo considera idóneo; 3. el
Juez nombrará curador procesal para el incapaz que pretenda
demandar a su representante legal, o que sea demandado por éste,
o confirmará el propuesto por el relativamente incapaz, si fuera
idóneo; y 4. también se procederá al nombramiento de curador
procesal cuando el Juez advierta la aparición de un conflicto de
intereses entre el incapaz y su representante legal, o confirmará el
propuesto por el incapaz relativo.
D) Cuando (a tenor del art. 61 -inc. 4)- del C.P.C.) no comparece el
sucesor procesal, en los casos que así corresponda, según lo
dispuesto por el artículo 108 del Código Procesal Civil. Este último
numeral versa sobre la sucesión procesal (por la cual un sujeto
ocupa el lugar de otro en un proceso, al reemplazarlo como titular
activo o pasivo del derecho discutido), desprendiéndose de dicho
precepto legal que procederá el nombramiento de curador procesal
ante la falta de comparecencia de los sucesores procesales en los
casos previstos en los incisos 1) y 2) del citado artículo 108 del
Código adjetivo, vale decir: a) cuando haya fallecido una persona
que sea parte en el proceso, sin que haya sido reemplazada por su
sucesor; y b) cuando se haya producido la extinción o fusión de
una persona jurídica, sin que sus sucesores en el derecho discutido
comparezcan en el proceso.
Puntualizamos que la actuación del curador procesal nombrado por el
Juez a pedido del interesado en los casos normados por la ley continuará
mientras la parte o su representante legal no comparezcan al proceso una vez
que hayan adquirido o recuperado su capacidad procesal. Producida la
comparecencia de aquéllos en la forma prevista por la ley, concluye, pues, la
intervención del curador procesal (art. 61 -parte pertinente- del C.P.C.).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 375

11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la curadoría procesal

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la curadoría


procesal, ha establecido lo siguiente:
- «... El Curador Procesal es aquel abogado designado por el Juez
para comparecer en un proceso en lugar de la parte o de su
representante legal por no tener éstos capacidad procesal o no poder
hacerla efectiva, ejercitando de esta manera, en su representación,
el ejercicio pleno del derecho constitucional de defensa que le asiste
a todo justiciable...» (Casación Nro. 2756-2002 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2005, pág. 13325).
- «... El Curador procesal es un representante, legitimado para actuar
en el proceso, con los deberes y obligaciones que la ley y la ética le
imponen a las partes. La actuación del curador procesal concluye
si la parte o su representante legal comparecen al haber adquirido
o recuperado su capacidad procesal...» (Casación Nro. 1631-2005 /
Ancash, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2006,
págs. 16893-16894).
- «... El curador procesal es nombrado sólo para efectos de representación
en el proceso, más no [sic -léase mas no-] para representarla fuera
del proceso, en la celebración de actos jurídicos sustantivos...»
(Casación Nro. 502-2007 / lea, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-07-2007, págs. 19646-19647).
- «... Tal como lo dispone el artículo cincuenticinco y el inciso primero
del artículo sesentiuno del Código Procesal Civil el curador procesal
es un órgano de auxilio judicial que interviene en caso que no sea
posible emplazar válidamente al demandado por ser indeterminado
e incierto o con domicilio o residencia ignorada; [...] teniendo el
curador procesal la calidad de órgano de auxilio judicial que actúa
en defecto del demandado, no puede tener la calidad de parte en
el proceso, pues esa calidad solamente le corresponde al emplazado,
el cual en caso que se encuentre indeterminado o se ignore su domicilio
se entiende que ha sido emplazado válidamente transcurrido el
plazo de emplazamiento a que se refiere el artículo cuatrocientos
trcinticinco in fine del Código Adjetivo [C.P.C.] o los plazos especiales
de emplazamiento establecidos para cada proceso; [...] cuando el
artículo cuatrocientos treinticinco del Código Adjetivo [C.P.C.]
habla del plazo de emplazamiento del demandado indeterminado
o con domicilio ignorado, se está refiriendo al momento en que se
entiende que este demandado resulta válidamente notificado, para
lo cual se requerirá que venza efectivamente este plazo o el que se
establezca de acuerdo a cada procedimiento...» (Casación Nro. 184­
01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001,
págs. 8112-8113).
376 Derecho Procesal Civil 1: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Pese a que la [...] resolución [...] no conlleva el apercibimiento


correspondiente [de nombrarse curador procesal si no se absuelve
el traslado de la demanda], mediante los edictos [...] y las
publicaciones [...] se exhorta a los emplazados a absolver el traslado
de la demanda en el plazo especial de sesenta días, bajo
apercibimiento de nombrarse curador procesal; y por Resolución
[...] el Juez de la causa, haciendo efectivo un apercibimiento no
decretado, lleva a cabo el acto procesal de designar [...] curador
procesal de los demandados [...]; a quien [sic] se le declarara rebelde
mediante auto [...] por no haber contestado la demanda dentro del
plazo de ley. [...] Que, los hechos antes descritos evidencian la
concurrencia de actos que transgreden las normas esenciales del
procedimiento, y conllevan a [la] nulidad de actuados...» (Casación
Nro. 220-2002 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-02-2004, págs. 11364-11365).
«... Al fallecimiento de una persona sus bienes pasan automáticamente
a sus herederos, luego no existe razón para que se siga el juicio de
partición con un curador que lo represente (al causante testador),
quedando debidamente compuesta la causa con el emplazamiento
de todos los herederos designados...» (Casación Nro. 1084-99 /
Huancavelica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-01­
2000, pág. 4506).
«... El Juez de la causa emitió la resolución [...] mediante la cual
declaró procedente la devolución de la cédula dirigida al [...] co­
demandado, concediéndole un plazo a la citada accionada para que
se apersone al proceso como sucesora [...], bajo apercibimiento de
nombrarse curador procesal. [...] Que, de la parte resolutiva de la
citada resolución se desprende que en ella se ha considerado a la
co-demandada aludida como única sucesora del causante, sin tener
la certeza de que ello sea así, pues no obra en autos la sentencia
recaída en el proceso de declaratoria de herederos, en la que se
establezca quien o quienes [sic -léase quién o quiénes-] han sido
declarados como herederos, o que tenga la representación de los
demás integrantes de la citada sucesión. [...] Que, no obstante la
irregularidad anotada, tampoco se ha cumplido con nombrar
curador procesal conforme al apercibimiento consignado en la
resolución aludida. [...] Que, siendo esto así, se ha vulnerado el
derecho de defensa de la sucesión...» (Casación Nro. 1473-2000 /
Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs.
6697-6698).
«... El curador procesal se extralimitó en las funciones que le
corresponden al allanarse a la pretensión del demandante, por
cuanto no existe norma alguna que lo faculte expresamente a
formular allanamiento; por tanto, éste resulta improcedente. [...]
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 377

Que, [...] la referida actuación del letrado mencionado [que ejerce


la representación legal de la codemandada en calidad de curador
procesal] no se condice con el deber [sic] de veracidad, probidad,
lealtad y buena fe, a que está obligado por mandato del artículo
ciento nueve del Código Procesal Civil, puesto que su actitud
implica una renuncia a la defensa de los intereses de su representada,
aún antes de la actuación de los medios probatorios [...]; por
consiguiente, [...] corresponde al Juez de la causa determinar la
sanción correspondiente al mencionado curador procesal, al amparo
de lo preceptuado en los artículos cincuenta y cincuentiuno del
Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 2324-2006 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20762­
20764).
- «... Como lo establece el artículo doscientos noventidós del Código
Adjetivo [C.P.C.], el reconocimiento de un documento privado sólo
puede ser efectuado por su otorgante o sus herederos, lo que ha
sido reconocido en la resolución expedida en la prueba anticipada,
que admite la imposibilidad jurídica de que el reconocimiento [...] sea
efectuado por el curador procesal...» (Casación C.,¡. 2640-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002,
pág. 8521).
- «... La resolución [...] de dicha prueba anticipada [reconocimiento
de documento privado] por la que se señala día y hora para la
audiencia de actuación y declaración judicial, [...] no fue notificada
a dicha obligada [...], habiéndose notificado solamente al curador
procesal, que no podía practicar el reconocimiento; [...] a pesar de
ello se ha hecho efectivo el apercibimiento y se ha tenido por
reconocida la letra de cambio en su contenido y firma, afectando
la garantía constitucional del debido proceso, lo que determina que
la prueba anticipada no se ha tramitado con arreglo a ley y por lo
tanto no tiene mérito ejecutivo...» (Casación Nro. 2640-2001 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8521).

12. REPRESENTACION PROCESAL

12.1 Configuración

En opinión de Couture:
«Representar, en sentido procesal, quiere decir actuar en juicio por
otro (...).
El representante actúa en una suplantación total de la persona a quien
representa (...). En la representación podemos decir que el representante
actúa en vez del representado» (COUTURE, 1950, Tomo III: 212).
378 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Micheli, en lo concerniente a la representación procesal, refiere que «...


el proceso despliega sus efectos exclusivamente frente al titular de la relación
sustancial a que el juicio se refiere, esto es, del representado, mientras que quien
actúa en el proceso es el representante, el cual es extraño (...) a las consecuencias,
favorables o no, del proceso sobre el derecho sustancial...» (MICHELI, 1970,
Volumen I: 201).
Según Rosenberg:
«Es representante, en el proceso, quien en lugar o nombre de una de las partes
ejecuta y recibe actos de la gestión procesal. Los efectos de la actuación por
representación deben producirse inmediatamente para contra el
representado, y permanecer el representante mismo completamente
apartado de las consecuencias de su obrar; se llama a esto representación
directa. Pero para ello se exige que el representante tenga el llamado poder
de representación, que permite influir, al obrar por representación, en la
esfera jurídica del representado. Este poder de representación no es
presupuesto del obrar por representación, sino de su efecto inmediato.
Para el concepto del obrar por representación, lo único esencial es que
se actúe en nombre ajeno; pues también es representante el que actúa sin
poder de representación (falsus procurator).
(...) Actúa en nombre ajeno quien de cualquier modo, en particular mediante
la denominación de otra persona como parte, da a conocer que las
consecuencias de su obrar no deben ser referidas sino a esa otra persona.
También los actos frente a un representante (llamada representación
pasiva) deben ser señalados, mediante referencia al nombre o a la relación
jurídica de la parte, como destinados para ella; esto se realiza por el
actuante, no por el representante que se mantiene completamente pasivo»
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 284-285).
Schonke, en lo que atañe a la representación en el proceso, apunta que
«... un proceso no es en muchos casos gestionado por la parte por sí misma
sino por medio de representante. Este no se convierte en parte, sino que actúa
en nombre ajeno; tampoco es participante en el proceso, pues obra sólo en
nombre de la parte. La representación en el proceso es siempre una representación
directa e inmediata; lo que el representante hace, surte efectos inmediatamente
para la parte representada» (SCHONKE, 1950: 91). Dicho autor advierte que:
«La representación puede tener su origen inmediato en la Ley (representación
legal); pero también puede ser consecuencia de un negocio jurídico, de
un poder (representación voluntaria). Es necesaria la representación
cuando la parte no puede comparecer sola por su propia cuenta; es
facultativa cuando la parte no quiere comparecer ella misma (...).
La representación legal está establecida por regla general para completar
la falta de capacidad procesal de los incapaces...» (SCHONKE, 1950: 91).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 379

Sobre el particular, Alsina indica que «todo litigante tiene el derecho de


comparecer personalmente ante cualquier juez para la defensa de sus derechos
(...) pero en algunos casos es la parte misma quien delega esa intervención en
un tercero que actúa en nombre suyo, mientras que en otros, por tratarse de
incapaces de hecho, la ley impone la intervención de la persona que integra su
capacidad. En el primer supuesto existe representación convencional, y en el
segundo representación legal...» (ALSINA, 1956, Tomo I: 499-500).
Pallares, en relación a la representación procesal, explica lo siguiente:
«... Como los incapaces procesalmente no pueden comparecer ante los
tribunales con eficacia jurídica, es necesario que la ley tutele sus derechos
instituyendo la representación procesal, que no sólo puede tener validez
tratándose de los incapaces, sino también cuando las personas que gozan
de capacidad procesal, desean que un tercero las represente en juicio, ya
sea porque se encuentren ausentes, porque sus negocios no les permitan
dedicar el tiempo necesario a su propia defensa, o porque estén impedidos
a causa de enfermedad o por cualquiera otra circunstancia.
No es forzoso por lo tanto, que los litigantes actúen por su propio derecho,
la representación procesal puede evitarlo y lo hace de dos maneras:
a) .- Cuando se trata de incapaces, intervienen en el proceso sus representantes
legítimos, o sea los que conforme a ley hacen sus veces, tales como
los ascendientes respecto de sus descendientes, los tutores con
relación a sus pupilos (...) y otros casos análogos a los anteriores.
b) .- La representación legal debe distinguirse claramente de la convencional
que tiene lugar cuando los interesados, mediante un poder o un
mandato nombran procurador judicial que actúe por ellos en el
proceso» (PALLARES, 1979:139).
Zinny pone de manifiesto que «la pretensión puede ser llevada a juicio
por su titular o por su representante, pero en ambos casos la calidad de parte
sólo es adquirida por el titular, pues es él quien tiene un interés propio en el
acogimiento de ella y, además, quien será alcanzado por los efectos de la
decisión del órgano jurisdiccional. El representante, sea éste voluntario o
necesario, no hará más que defender los intereses de su representado, cualquiera
sea la extensión de su representación» (ZINNY, 1966: 60).
En lo relativo a la representación procesal en general, debe tenerse presente
lo normado en el artículo 58 del Código Procesal Civil, conforme al cual:
- Tienen capacidad para comparecer por sí a un proceso o para
conferir representación designando apoderado judicial, las
personas que pueden disponer de los derechos que en él se hacen
valer, así como aquellas a quienes la ley se lo faculte. Las demás
deben comparecer por medio de representante legal.
- También pueden comparecer en un proceso, representando a otras
personas, las que ejercen por sí sus derechos.
380 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

12.2 Representación legal o necesaria en el proceso

Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en cuanto a la representación legal o


necesaria en el proceso, apuntan lo siguiente:
«... Para ser parte es preciso ser persona, natural o colectiva; para que esa
persona pueda comparecer en proceso, si es incapaz de ejercicio necesita
de un complemento, que logra por medio del instituto de la representación
legal.
Bajo esta consideración, una persona obra en proceso a nombre de otra
que es la parte, completando su capacidad. El representante no es la parte
en el proceso. Lo es, en cambio, su representado...» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 22-23).
Alsina señala al respecto que «... la incapacidad de hecho trae como
consecuencia la inhabilidad para actuar personalmente en el proceso, y los
incapaces sólo pueden hacerlo por medio de los representantes necesarios que
les da la ley (...). El legislador ha debido, pues, proveer a esa representación, y
lo ha hecho valiéndose de dos instituciones: la patria potestad conferida a los
padres respecto de sus hijos y la tutela o cúratela según se trate de menores o
incapaces...» (ALSINA, 1956, Tomo I: 524-525).
Micheli enseña que «cuando el sujeto-persona física que tiene la capacidad
de ser parte no tiene al mismo tiempo la capacidad procesal (de estar en juicio)
o bien no la tiene de un modo pleno, la ley prevé que el mismo sea autorizado
o asistido o representado por otra persona física que integre la capacidad de
obrar que falta o es insuficiente» (MICHELI, 1970, Volumen 1:200). El mencionado
tratadista precisa que en el caso de la representación «... la capacidad de obrar
en juicio viene integrada por otro sujeto diverso del titular de la situación
sustancial, o bien la capacidad es atribuida a un sujeto diverso, en virtud de
una relación de representación -denominada legal- que prescinde de la voluntad
del representado, pero que está prevista en la ley en interés de este último»
(MICHELI, 1970, Volumen I: 201). .
Rosenberg, sobre el tema examinado en este punto, sostiene que los
«representantes legales son los representantes con -poder de representación legal;
es decir, con un poder de representación sobre cuyo nacimiento, contenido,
extensión y extinción no tiene influencia de ninguna especie el representado.
La más frecuente es la representación legal de personas no capaces procesalmente...»
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 289-290).
Lino Palacio, en lo que concierne a la representación necesaria o legal en
el proceso, predica lo siguiente:
«... Cuando se trata de personas físicas procesalmente incapaces, el
derecho de postulación corresponde a sus representantes legales (padres,
tutores o curadores) (...).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 381

Asimismo, aunque respecto de las personas jurídicas o de otras entidades


colectivas no cabe sostener que carezcan de capacidad procesal, lo cierto
es que, en razón de su propia naturaleza, están de hecho impedidas para
actuar en el proceso, debiendo asumir esa función sus representantes
legales o estatutarios (...).
En síntesis, siempre que la parte carezca de idoneidad para actuar
personalmente en el proceso, sea en razón de estar afectada por una
incapacidad o en virtud de mediar circunstancias de hecho que obsten a
su comparecencia directa, cabe hablar de representación necesaria»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 64-65).
El indicado jurista argentino pone de relieve que «... la representación
necesaria funciona como medio de suplir la incapacidad procesal o la ausencia
de las personas físicas, o el impedimento de hecho que se opone a la
comparecencia de la multiplicidad de individuos que integran las entidades
sólo dotadas de existencia jurídica» (PALACIO, 1983, Tomo III: 110).
Rodríguez Garcés hace referencia a la carencia de la calidad de parte del
representante legal al sostener que «cuando una persona comparece en juicio
como representante de otra es parte en el pleito el titular del derecho que se
litiga en nombre de quien se ejerce la acción y no el representante, el cual es
llamado sólo a integrar la capacidad procesal del representado» (RODRIGUEZ
GARCES, 1967, Tomo I: 21).
Similar posición es la adoptada por Calamandrei cuando afirma que:
«... En los casos de 'representación legal' (...), parte (...) es el representado,
no el representante: el representante está en el proceso, no en su propio
interés ni en su nombre propio, sino en interés y a nombre de su
representado, sobre el cual únicamente recaen las consecuencias del
proceso (gastos, cosa juzgada, ejecución) (...).
La voluntad del representante es un instrumento que la ley ofrece al
representado, a fin de darle modo de defenderse prácticamente en el
proceso; pero, aunque su capacidad procesal tenga necesidad de ser
integrada por esa voluntad extraña, titular de la relación procesal continúa
siendo sólo él, el representado, y sobre él se dejan sentir, para bien o para
mal, todas las ventajas y las pérdidas del proceso. El representante no
está en juicio como titular de su propia esfera jurídica (...), sino sólo en
la limitada cualidad de administrador de la esfera jurídica ajena ('a
nombre', como se dice en la práctica, sobreentendiendo 'del representado')
(...). De esto se sigue que, si en el proceso se verifica un cambio de
representación (...), no da ello lugar a un caso de sucesión de partes: la
parte, pese al cambio de sus representantes, continúa la misma...»
(CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 372-374).
Como se ha podido apreciar, quien carece de capacidad para comparecer
en un proceso no puede ejercitar libremente sus derechos materiales y
procesales, debiéndolo hacer a través de otra persona (que debe contar con
382 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

capacidad procesal): un representante legal (arts. 58 -primer párrafo- y 63 del


C.P.C.). En consecuencia, éste se apersonará al proceso y ejercerá los derechos
o intereses de su titular, ya sea en vía de acción o de contradicción o asumiendo
la posición de tercero, calidad en que también puede fundarse la intervención
en un proceso.
En cuanto a la representación en el proceso de las personas naturales hay
que señalar, en principio, que la persona natural o física es aquella individualmente
considerada. De no tener capacidad de ejercicio tendrá que comparecer al
proceso debidamente representada por otra persona. Esta representación se
sujeta a lo que determinen las leyes pertinentes. Así, tratándose de menores
de edad la representación recaerá en sus progenitores o en alguno de ellos, o
en el (los) adoptante (s) -si fuere el caso-, que estén ejerciendo la patria potestad
(arts. 377, 419 y 423 -inc. 6)- del Código Civil). Si los menores se encuentran
sujetos a tutela, serán representados por su tutor, excepto en aquellos actos
civiles que, por disposición de la ley, puedan ejecutarlos los menores por sí
solos (art. 527 del C.C.). Se deja constancia que siempre el menor de edad
intervendrá en el proceso mediante representante, inclusive cuando exista
controversia entre ambos, supuesto en el que velará por sus intereses el curador
procesal que se le designe (art. 66 -ines. 3) y 4)- del Código Procesal Civil).
Será el curador quien se encargue de representar enjuicio a las personas
mayores de edad sujetas a cúratela (arts. 564 al 618 del C.C.). Tales personas
son las que se indican a continuación:
- Los que por cualquier causa se encuentran privados de discernimiento.
- Los retardados mentales.
- Los que adolecen de deterioro mental que les impide expresar su
libre voluntad.
- Los pródigos.
- Los que incurren en mala gestión.
- Los ebrios habituales.
- Los toxicómanos.
- Los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil (ahora
inhabilitación).
- El desaparecido (representándolo el curador interino, a no ser que
tenga representante o mandatario con facultades suficientes
inscritas en el Registro Público: art. 47 del C.C.).

12.2.1 Reglas en caso de falta, ausencia o impedimento del representante


del incapaz
El artículo 66 del Código Procesal Civil establece una serie de reglas a
seguirse en caso de falta, ausencia o impedimento del representante del incapaz
que debe intervenir como parte en un proceso. El referido numeral prescribe
así lo siguiente:
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 383

«En caso de falta, ausencia o impedimento del representante del incapaz,


se aplican las siguientes reglas:
1. Cuando el incapaz relativo no tenga representante legal o éste
estuviera ausente y surja la necesidad de comparecer en un proceso,
lo expondrá así al Juez para que le designe curador procesal o
confirme al designado por él, si lo considera idóneo.
2. Cuando la demanda se dirija contra un incapaz que carece de
representante o éste se halle ausente, el Juez le nombrará un curador
procesal o confirmará el propuesto por el incapaz relativo, si lo
considera idóneo.
3. El Juez nombrará curador procesal para el incapaz que pretenda
demandar a su representante legal, o que sea demandado por éste,
o confirmará el propuesto por el relativamente incapaz, si fuere
idóneo.
4. También se procederá al nombramiento de curador procesal cuando
el Juez advierta la aparición de un conflicto de intereses entre el
incapaz y su representante legal, o confirmará el propuesto por el
incapaz relativo».
De la lectura del artículo 66 del Código Procesal Civil se colige lo siguiente:
- Si el incapaz relativo (es decir, el mayor de dieciséis y menor de
dieciocho años de edad, el retardado mental, el que adolece de
deterioro mental que le impide expresar su libre voluntad, el
pródigo, el que incurre en mala gestión, el ebrio habitual, el
toxicómano, o el que sufre pena que lleva anexa la interdicción
-ahora inhabilitación- civil: art. 44 del C.C.) carece de representante
legal (padres, tutor o curador, según el caso) o éste se encontrase
ausente (debiendo entenderse aquí la ausencia en sentido lato) y
deba dicho incapaz comparecer en un proceso, se lo hará saber al
órgano jurisdiccional respectivo a efecto de que este último proceda
a nombrar al correspondiente curador procesal (abogado que
representa al incapaz en el proceso) o a confirmarlo (en el caso que
el incapaz relativo hubiese propuesto a una persona idónea para
que se desempeñe como curador procesal).
- Si la demanda es dirigida contra un incapaz (absoluto o relativo:
arts. 43 y 44 del C.C.) que carece de representante legal (padres,
tutor o curador, según el caso) o cuyo representante estuviere
ausente (debiendo entenderse aquí la ausencia en sentido lato), el
órgano jurisdiccional procederá a designar el correspondiente
curador procesal del demandado incapaz o a confirmarlo (en el
caso que el incapaz relativo hubiese propuesto a una persona idónea
para que lo represente en juicio como curador procesal, propuesta
que no cabe tratándose del incapaz absoluto).
384 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Si existe un conflicto de intereses entre el incapaz (absoluto o


relativo: arts. 43 y 44 del C.C.) y su representante legal por el cual
ambos deban enfrentarse en un proceso como partes, el órgano
jurisdiccional debe nombrarle al primero un curador procesal para
que lo represente en juicio o, de ser el caso, confirmar a la persona
propuesta como curador procesal por el incapaz relativo (propuesta
que no cabe tratándose del incapaz absoluto), siempre que dicha
persona sea idónea para desempeñar la mencionada función.
- Si, además del caso señalado en el acápite precedente, surgiera un
conflicto de intereses de cualquier tipo entre el incapaz (absoluto
o relativo: arts. 43 y 44 del C.C.) y su representante legal, entonces,
el órgano jurisdiccional le designará un curador procesal al primero
de los nombrados o, de ser el caso, confirmará el propuesto por el
incapaz relativo (propuesta que resulta inviable si la hace el incapaz
absoluto), siempre y cuando sea idónea la persona propuesta para
ejercer el cargo de curador procesal.

12.3 Representación de personas jurídicas en el proceso

Las personas jurídicas (llamadas también colectivas o morales o ideales)


son entidades abstractas creadas por ley a las que el ordenamiento positivo les
asigna una personalidad, siendo capaces de adquirir derechos y contraer
obligaciones. Tienen existencia distinta a la de sus miembros.
Las personas jurídicas pueden ser de Derecho Privado y de Derecho
Público. En el primer caso, nacen de un acto jurídico realizado por personas
naturales; en el segundo, son creadas por la ley.
La representación de las personas jurídicas se da «... no porque éstas sean
incapaces, sino porque no pueden actuar en el mundo del derecho, y por tanto,
tampoco estar en juicio, asumiendo la calidad de partes, sino por medio de
órganos que las personifiquen, a través de determinadas personas físicas,
investidas de los necesarios poderes» (ROCCO, 1976, Volumen II: 138).
Sobre el particular, Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín
señalan que «... la representación se denomina necesaria cuando afecta a las
personas jurídicas, porque se trata únicamente de un mecanismo que posibilita
el ejercicio de la capacidad de ejercicio que ya tienen, pero sus circunstancias
de 'ficción' de existencia real, exige que actúen a través de sus representantes
legales, que dependerá de la clase de entidad de que se trate...» (GOMEZ DE
LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 291-292).
Al respecto, Lino Palacio apunta que «las personas jurídicas deben ser
necesariamente representadas, en razón de su naturaleza y composición, por
los órganos de gestión instituidos en sus leyes o estatutos...» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 117).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 385

Véscovi indica sobre el particular que «cuando una persona jurídica


actúa en el proceso, por intermedio de sus órganos, es la misma parte quien
Cío hace; es la misma entidad, que no tiene otra forma de manifestarse que
mediante dichos órganos naturales, según las reglas del derecho de fondo que
determinarán, en cada caso, si la persona existe y quiénes pueden actuar por
ella» (VESCOVI, 1999:194-195).
Máximo Castro refiere que «... las personas jurídicas, no obstante su
capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones, no pueden actuar
en juicio sino por medio de sus representantes legales, de manera que cuando
tengan que hacer valer sus derechos en justicia será parte como titular del
derecho el ente ideal a quien le correspondían, pero la relación jurídica procesal
tendrá que ser constituida por su directorio» (CASTRO, 1926, Tomo Primero:
171-172).
Satta dice de la comparecencia al proceso de las personas jurídicas que
«... están enjuicio por medio de su representante: pero es claro que esto nada
tiene que ver con la capacidad procesal, porque la persona jurídica no puede
ser puesta en el mismo plano que la persona física. Obra necesariamente a
través de su órgano, que la representa, y el problema (...) no es de capacidad,
que no tiene sentido, sino de quién tiene el poder de representarla activa o
pasivamente...» (SATTA, 1971, Volumen I: 90).
Prieto-Castro y Ferrándiz, en relación al tema, anota que:
«... Las corporaciones, sociedades y demás entidades jurídicas, según la
ley necesitan un órgano de gestión que actúe en el proceso por ellas, o
sea, las 'personas que legalmente las representan'.
Quiénes sean tales personas lo señala la ley o el estatuto propio
debidamente aprobado, a saber: el presidente, consejo de administración,
gerente, patrono, Ministerio Fiscal, Abogado del Estado y de la Beneficencia,
etc.» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1; 66).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar ponen
de manifiesto lo siguiente:
«Las personas jurídicas no pueden plantear problemas de incapacidad;
la capacidad procesal la tienen desde su constitución. Ahora bien,
advertido que se trata de entes ideales suele sostenerse que precisan para
actuar de una representación que se denomina necesaria (...).
Con todo, hay que advertir que no existen aquí dos voluntades, una la
de la representada y otra la del representante, sino una sola, la del órgano
que conforma la voluntad única del ente, con lo que puede concluirse
que no existe representación alguna, sino actuación de la persona jurídica
por medio de sus órganos» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 61-62).
386 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Calamandrei, en lo que concierne al objeto de estudio en este punto,


predica lo siguiente:
«... En cuanto a las personas jurídicas, la necesidad de un representante
legal que esté enjuicio en lugar y a nombre de la parte, deriva, no, como
respecto de las personas físicas, de excepcional incapacidad de la parte
representada, sino de la naturaleza misma de todas las personas jurídicas,
las cuales, aun siendo idealmente consideradas por la ley como sujetos
autónomos de derechos y obligaciones, no pueden actuar en el mundo
sensible sino mediante la voluntad de las personas físicas que constituyen
los órganos necesarios de su actividad práctica. El fenómeno es, pues,
sustancialmente diferente del de la representación de las personas físicas
incapaces, ya que mientras respecto de éstas la voluntad del representante
hace jurídicamente las veces de una voluntad (la del representado) que
podría existir naturalmente como voluntad autónoma, las personas
jurídicas, siendo una creación del derecho están desprovistas de toda
voluntad natural que pueda en alguna forma contraponerse a la de los
órganos que actúan por ellas (...).
(...) De ordinario, a los mismos órganos que tienen por ley o por estatuto
el oficio de actuar por las personas jurídicas a los efectos sustanciales, se
les encomienda igualmente el oficio de estar enjuicio por ellas a los efectos
procesales...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 369-370).
Rosenberg, en lo que toca a la capacidad para ser parte y representación
de la persona jurídica en el proceso, sostiene que:
«... Su capacidad de parte dura en tanto exista la persona jurídica o se
mantenga a los fines de la liquidación (...).
La capacidad de ser parte de la persona jurídica significa -como su capacidad
jurídica- que sólo es parte, con todas sus consecuencias, la misma persona
jurídica, no sus miembros, cuyo cambio no tiene, en consecuencia,
influencia sobre el proceso, y que pueden ser sus liisconsortes, así como
también intervinientes adherentes y testigos, en tanto no formen su
Consejo directivo; y no son afectados por la litispendencia ni por la cosa
juzgada, ni tienen que soportar la costas, ni la ejecución forzosa de la
sentencia dictada contra la persona jurídica.
Los órganos de la persona jurídica siguen el proceso por ella y ocupan la
posición del representante legal...» (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 232-233).
Redenti, por su parte, opina de esta manera:
«En cuanto a las personas jurídicas, éstas no pueden llevar a cabo actos
de esta índole (procesales) sino por medio de sus órganos-oficios
institucionales y permanentes, los cuales se encarnan a su vez en las
personas físicas legalmente investidas pro tempore de esos mismos oficios.
Este último no es un fenómeno de incapacidad legal, sino que proviene
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 387

ex n ecesse de la naturaleza misma de tales personas (...). Esto no quita


para que también respecto de las personas jurídicas se acostumbre a
hablar, aunque impropiamente, de representación. Mejor (...) se podría
hablar en todo caso de rep resen ta ció n org án ica. No hay personas jurídicas
con capacidad imperfecta, que den lugar a la asistencia de un curador,
pero hay algunas (...) sujetas a controles, respecto de las cuales su actos
de disposición deben ser autorizado (o las correspondientes deliberaciones
deben ser aprobadas) por otros órganos u oficios exteriores y extraños (...).
(...)

(...) Las personas jurídicas están enjuicio por medio de quien las representa
a tenor de la ley o del estatuto (...).
Esta última remisión a los estatutos era indispensable porque dada la
interminable variedad de figuras de las personas jurídicas, la ley no
hubiera podido dar nunca disposiciones exhaustivas y aplicables a todas
ellas. Hay sin duda algunas disposiciones de carácter general y otras
particulares para determinadas categorías o determinados tipos (por
ejemplo, sociedades comerciales), pero persiste siempre la necesidad de
que toda persona jurídica tenga una propia lex sp ecialis suya de carácter
orgánico, salvo el determinar en cada caso cuáles sean las fuentes legítimas
de ella (...). A estas fuentes particulares o singulares (o singularísimas),
es necesario dirigirse también para la comparecencia enjuicio» (REDENTI,
1957, Tomo 1:153-155).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en lo que atañe a la
representación en el proceso de la persona jurídica, expresan lo siguiente:
«... Estimamos adecuada la denominación 'representación necesaria' para
hacer referencia a la cualidad o condición de las personas físicas que
actúan procesalmente en nombre de las personas jurídicas o de las
entidades a las que, pese a no estar personificadas, se les permite ser
partes procesales.
En efecto, estas personas físicas rep resen tan (...) a las personas jurídicas (...),
a causa, no de incapacidad procesal de éstas, sino (...) por la n ecesid a d
de soporte físico o material que un ente inmaterial no puede dejar de
tener para realizar actuaciones materiales, lo mismo extraprocesales que
procesales (...).
(...) El representante necesario (o la persona física que es elemento
personal del órgano) comparece y actúa en el proceso, en p o sició n d e
d em a n d a n te, cuando él mismo demanda en nombre de la persona jurídica
o, en su caso, de entidad no personificada. Comparece y actúa en la
p o sició n p a s iv a , en cambio, bien cuando es demandada directamente la
persona jurídica o entidad, y para comparecer y actuar necesita de aquel
388 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

representante, que se ocupa de ello, bien cuando se demanda directamente


al representante en cuanto tal» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990,
Volumen I: 412-413).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 64 del Código Procesal
Civil, las personas jurídicas -en general- están representadas en el proceso de
acuerdo a lo que establezca la Constitución, la ley o el respectivo estatuto.
En lo que toca a la representación en el proceso de las personas jurídicas
de Derecho Privado, cabe señalar, en principio, que aquéllas están reguladas
en la Sección Segunda del Libro I del Código Civil (asociaciones, fundaciones
y comités) y en la Ley General de Sociedades -Ley Nro. 26887- (sociedades
comerciales: sociedad anónima -ordinaria, abierta y cerrada-, sociedad en
comandita -simple y por acciones-, sociedad comercial de responsabilidad limitada
y sociedad civil). Ahora bien, para determinar la representación enjuicio de
tales personas jurídicas habrá que estar a lo dispuesto en los mencionados
dispositivos legales y, especialmente, en los estatutos correspondientes. Al
respecto, hay que indicar que, según la Ley Nro. 26539 (del 14-10-1995), el
Gerente o Administrador, según el caso, de sociedades mercantiles o civiles,
goza de las facultades generales y especiales de representación procesal
señaladas en los artículos 74 y 75 del Código Procesal Civil, por el solo mérito
de su nombramiento, salvo estipulación estatutaria en contrario o limitación
impuesta mediante acuerdo en Junta General de Accionistas o Socios (lo
señalado ha sido prácticamente reproducido en el cuarto párrafo del art. 14 de
la Ley Nro. 26887, que preceptúa que el gerente general o los administradores
de la sociedad, según sea el caso, gozan de las facultades generales y especiales
de representación procesal señaladas en el Código Procesal Civil y de las
facultades de representación previstas en la Ley de Arbitraje -Decreto Legislativo
Nro. 1071-, por el solo mérito de su nombramiento, salvo estipulación en
contrario). Esto quiere decir que, en lo concerniente a las facultades (sobre todo
las especiales) del representante de una persona jurídica de Derecho Privado,
ya no sería exigible que en el poder respectivo conste de manera expresa el
acto para el cual está facultado aquél. O sea, el otorgamiento de facultades
-especiales- ya no se regirá por el principio de literalidad contenido en el último
párrafo del artículo 75 del Código Procesal Civil, bastando únicamente el
nombramiento del representante de la persona jurídica de Derecho Privado
(sociedades mercantiles o civiles). Puntualizamos que, si bien puede haber
disposición en contrario (por establecerlo así los estatutos o por mediar acuerdo
en ese sentido adoptado en Junta General de Accionistas o Socios), el solo hecho
de restringir el principio de literalidad que gobierna lo relacionado a las
facultades del representante hace que la Ley Nro. 26539 modifique el último
párrafo del artículo 75 del Código Procesal Civil. Hubiera sido aconsejable que
se precisara y /o agregara en el texto procesal lo dispuesto por aquella Ley. Lo
expresado en este párrafo sirve, además, para el caso contemplado en la Ley
Nro. 26789 (del 15-05-1997) que dispone, en su artículo único, que tratándose
del administrador, representante legal o presidente del consejo directivo, según
corresponda, de las personas jurídicas reguladas en la Sección Segunda del
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 389

Libro I del Código Civil (asociación, fundación y comité), gozan de facultades


de representación también por el solo mérito de su nombramiento inscrito en
el Registro respectivo, salvo disposición estatutaria en contrario.
En lo que respecta a la representación en el proceso de las personas
jurídicas de Derecho Público, cabe indicar que dicha representación recaerá en
la persona designada para tal efecto en la ley de su creación. Debe tenerse en
consideración que son los procuradores públicos quienes ejercen la defensa
jurídica del Estado, siendo por ello importante tener presente lo normado en
el Decreto Legislativo Nro. 1326: «Decreto Legislativo que reestructura el
sistema administrativo de defensa jurídica del Estado y crea la procuraduría
general del Estado» (del 05-01-2017), sobre todo lo dispuesto en el inciso 27.1)
del artículo 27 del citado Decreto Legislativo, conforme al cual, el/la procurador/a
público es el/la funcionario/a que ejerce la defensa jurídica de los intereses
del Estado por mandato constitucional. Por su sola designación, le son aplicables
las disposiciones que corresponden al representante legal y /o al apoderado
judicial, en lo que sea pertinente. Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de
la República ha establecido lo siguiente: A. «... Los procuradores Generales de
la República tienen la plena representación del Estado en juicio y ejercitan su
defensa en todos los procesos y procedimientos en los que actúe como
demandante, demandado, denunciante o parte civil...» (Casación Nro. 2451-98 /
Tumbes, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7143); y
B. «... las facultades que otorgan o delegan los funcionarios públicos es en su
calidad de tales y no como personas naturales, por lo que la renuncia de los
mismos no puede afectar la designación que hubiere [sic -léase hubieren-]
realizado durante la vigencia de su nombramiento...» (Casación Nro. 3843-2001 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2002, pág. 9449).
Por otro lado, y según se desprende del artículo 67 del Código Procesal
Civil, la representación en el proceso de las personas jurídicas extranjeras, sean
públicas o privadas (incluyendo sus sucursales, agencias o establecimientos),
se ajusta a las mismas exigencias legales de representación a que se someten
las personas jurídicas nacionales. Esta es, claro está, la regla general ya que,
excepcionalmente, en materia de representación prevalecerá lo dispuesto de
manera expresa en el convenio internacional -si lo hubiere- o en una ley
específica.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la representación
de personas jurídicas en el proceso, ha establecido lo siguiente:
- «... Los representantes legales de las personas jurídicas pueden a
su vez delegar representación a sus mandatarios o apoderados
judiciales a fin de que la persona jurídica sea representada en un
proceso judicial, de modo tal, que el poder de representación se
ejercita dentro de los límites conferidos en el acto de apoderamiento...»
(Casación Nro. 2483-99 / Amazonas, publicada.en el Diario Oficial
El Peruano el 19-08-2000, págs. 6007-6008).
390 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Las personas jurídicas, por su propia naturaleza, actúan dentro


de un proceso judicial a través de representantes conforme a la ley
y a sus estatutos; así, el artículo sesenticuatro del Código adjetivo
[...] establece que las personas jurídicas están representadas en el
proceso de acuerdo a lo que dispongan la Constitución, la Ley o el
respectivo estatuto; [...] en tal sentido, para que se efectúen actos
procesales válidos en nombre de una persona jurídica, ésta debe
de encontrarse debida y suficientemente representada en el proceso;
desde el inicio de éste, ya sea interponiendo la demanda o contestándola,
así como durante todo el proceso; dado que los actos procesales
efectuados con falta o insuficiencia de dicha representación, sin que
haya sido subsanado el vicio, resultarán nulos por no responder a
la voluntad de la persona jurídica, afectando su derecho al debido
proceso...» (Casación Nro. 1868-2002 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 28-02-2003, págs. 10205-10206).
«... Según el artículo sesenticuatro del Código Procesal Civil, las
personas jurídicas no están impedidas para otorgar poder procesal,
y, en tal sentido, el último párrafo del artículo setentidós del
precitado Código, prescribe que para su eficacia procesal el poder
por Escritura Pública no requiere estar inscrito en los Registros
Públicos...» (Casación Nro. 3480-2000 / Loreto, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7239-7240).
«... Las facultades generales y especiales de representación judicial
a que hacen (referencia) los Artículos setenticuatro y setenticinco
del Código Procesal Civil (...), cuando deban ser otorgados por las
sociedades, se sujetan a la formalidad que establece su normatividad
especial, pues así lo permite la salvedad que contiene el Artículo
setentidós del Código Adjetivo indicado. (...) Que, en consecuencia,
la Sala Civil al considerar que el Artículo catorce de la Ley General
de Sociedades no se refiere ni regula el otorgamiento de poderes
procesales, negando por tanto la validez al poder presentado por
el apoderado de la demandante, ha interpretado erróneamente la
indicada norma, pues éste (sic) regula el otorgamiento de todos
aquellos poderes que sean necesarios para el desarrollo de la
sociedad en la esfera jurídica, incluso el poder de orden procesal...»
(Casación Nro. 1856-98 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 13-01-1999, pág. 2463).
«... Tratándose de sociedades comerciales, como es el caso del Banco
ejecutante, de acuerdo al artículo 14 de la Ley General de Sociedades,
que es una norma de connotación netamente procesal en cuanto se
refiere a la forma de conferir poderes para intervenir en los procesos
judiciales, dichas entidades pueden conferir representación mediante
acuerdos que adopten sus organismos de gobierno y las inscripciones
de tales acuerdos se realizan en el lugar del domicilio de la sociedad
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 391

por el mérito de la copia certificada de la parte pertinente del acta,


donde conste el acuerdo válidamente adoptado por el órgano social
competente, en concordancia con lo previsto por el artículo 2028
del Código Civil, que a su vez señala que la inscripción del
nombramiento de representantes, mandatarios y otorgamiento de
poderes de una persona jurídica no requiere de escritura pública,
bastando la presentación de copia notarialmente certificada de la
parte pertinente del acta en que consta el respectivo acuerdo...»
(Casación Nro. 2327-2000 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-10-2001, pág. 7701).
«... El artículo 14 de la Ley General de Sociedades dispone que el
nombramiento de representantes y el otorgamiento de poderes deben
inscribirse, y [...] establece que el gerente general goza de las
facultades generales y especiales de representación señaladas en el
Código Procesal Civil, lo que concuerda con lo dispuesto en los
artículos 185 y 188 inciso 2 de la misma Ley, donde señala que,
salvo disposición distinta del Estatuto o acuerdo expreso de la Junta
General de Accionistas o del Directorio, se presume que el Gerente
General goza de la facultad de representar a la sociedad con las
facultades generales y especiales previstas en el Código Procesal
Civil. [...] Al Directorio corresponden las facultades de gestión y
representación legal necesaria para la administración de la sociedad
dentro de su objeto, como prescribe el artículo 172 de la misma ley,
lo que no incluye la representación procesal, toda vez que no se
encuentra dentro del ámbito del objeto social. Dicha norma señala
cuál es el ámbito de competencia del Directorio, el que se desdobla
en dos aspectos: uno externo y otro interno, el primero concierne
a las facultades de representación; y el segundo a los deberes de
gestión; la norma contiene la limitación que resulta del objeto social
y exceptúa aquellos asuntos que la ley o el estatuto atribuyen a la
junta general. [...] El Presidente del Directorio, en los términos de
la ley, no tiene las facultades de representación procesal de la
Sociedad, y para ello requiere que se le otorgue poder expreso...»
(Casación Nro. 1008-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-07-2007, pág. 19644).
«... La contradicción fue rechazada [...] por considerar que dichas
instrumentales no acreditan suficientemente su representación; el
recurrente interpuso recurso de apelación contra la resolución
anotada, el que fue desestimado por no encontrarse válidamente
apersonado; [...] si bien tratándose de sociedades anónimas, quien
ejerce su representación según disposición legal es el Gerente
General, ello no excluye la posibilidad de que se confiera facultades
de representación al Presidente del Directorio en caso de ausencia del
primero, tal como ocurre en el presente caso [...]; [...] consecuentemente,
392 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el Colegiado Superior ha soslayado dicha disposición social, con


lo que se ha afectado el derecho de defensa del recurrente...»
(Casación Nro. 1798-2000 / Tacna, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-03-2001, pág. 7004).

12.4 Representación procesal del patrimonio autónomo

De la Plaza dice del patrimonio autónomo (denominado también masa


de bienes o patrimonio independiente) lo siguiente:
«... Bajo esta rúbrica consideramos desde el punto de vista procesal, todas
aquellas situaciones en que existe una masa patrimonial, que carece de
titular definido y, sin embargo, requiere un régimen jurídico adecuado
y una representación que le permita actuar válidamente y con eficacia.
Esas situaciones, en tal sentido expectantes, porque en ellas el patrimonio
no está adscrito todavía a un titular y espera la definición de titularidad,
justifican la denominación de p a trim o n io s de d estin o , que también se da a
los patrimonios autónomos según una clasificación que los separa por
obra de esas particularidades características, de los patrimonios personales
(figura normal) y de los llamados especiales o separados. Los autores
reputan patrimonios autónomos o de destino (también patrimonios en
administración), el del n a scitu ru s ; la herencia yacente, el patrimonio del
ausente, el del concursado o quebrado y el de la persona jurídica disuelta»
(DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 279).
El citado jurista español agrega que «... p a ra leg itim a r la actuación de una
parte con referencia a esas situaciones características, no basta ciertamente, con
atribuir la condición de parte a lo que es objeto de la relación, ni precisa tampoco
recurrir al concepto de p a r te fo r m a l. El fenómeno de la su stitu ció n , basta al
propósito, puesto que, en realidad, los representantes de los patrimonios
autónomos (llámense albaceas, síndicos o simplemente administradores) no
hacen otra cosa sino su stitu ir, por motivos diversos, al titular de la relación
patrimonial, en presencia de una situación que así lo exige por imperiosas
exigencias del tráfico...» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 280).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, acerca del patrimonio autónomo, nos
ilustran de este modo:
«Existen ciertas entidades que, sin ser personas, se ven involucradas en
proceso. Son las que la doctrina ha denominado p a trim o n io s a u tó n o m o s y
que se presentan en la vida del derecho, como cuasi-sujetos a los que la
ley procesal concede esa vinculación, en cierta manera autónoma, separada.
Son masas de bienes cuyo titular circunstancialmente desaparece de la
vida jurídica, se ve menguado en sus facultades, de tal manera que esa
mengua podría equipararse a una desaparición de la personalidad procesal;
ese titular del patrimonio, así disminuido, así menguado, no tiene capacidad
para ser parte, aunque su patrimonio continúa prolongadamente en el
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 393

tiempo, con la separación que conviene a las universalidades y así se


sigue considerando la masa de bienes; cuando ese patrimonio se
compromete y comparece al proceso, lo hace alguien por él, un tercero,
en razón de cierta cualidad o categoría y pide o resiste la pretensión, para
la masa de bienes o por la masa de bienes.
El inmediatamente descrito es un fenómeno de legitimación extraordinaria
porque la titularidad de la pretensión por activa o por pasiva descansa
en determinado sujeto que no es titular del derecho sustancial que se
debate en el proceso, pero que tiene la titularidad de la pretensión
principal, por la cualidad o categoría que exhibe, la cual lo vincula de
alguna manera a la masa de bienes: tiene un poder de pedir invocando
el derecho ajeno.
En doctrina se enuncian como patrimonios autónomos los siguientes: la
sucesión, la herencia yacente, la masa de bienes del ausente, la masa de
bienes del que está por nacer, la masa de bienes del concursado y del
quebrado, los bienes secuestrados, la sociedad conyugal disuelta e ilíquida
y, en cierta forma, la comunidad singular que dirige un administrador,
o aun la no organizada» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 89).
Prieto-Castro y Ferrándiz, en cuanto al patrimonio independiente (o
autónomo), hace estas precisiones:
«... Ciertamente no es fácil concebir una masa o conjunto de bienes sin
adscripción a un sujeto de derecho (persona física o jurídica), que asuma
la condición de parte en cualquier proceso que se promueva en relación
con los bienes. Pero hay casos de cesación o suspensión de la titularidad
primitiva sobre la masa de bienes, por originarse (v. gr., en la sucesión
hereditaria) o debiendo originarse (por ejemplo, en el concurso o en la
quiebra) el paso de ella a otros sujetos.
En esos casos el patrimonio subsiste como objeto de relaciones jurídicas (...),
con efectos que atañen a la titularidad anterior y a las personas que
después hayan de asumir ésta; pero es preciso atender a su cuidado
en beneficio de todos ellos y de los terceros. Esto se logra por medio de
una administración independiente, gracias a la cual la masa patrimonial
inerte (que no es persona jurídica) no paraliza su acción en el tráfico
jurídico.
Los casos más corrientes de masas patrimoniales con administración
separada son la herencia testada y la intestada ya aceptadas, durante el
tiempo que media desde la delación hasta la partición y mientras la
pendencia del plazo para deliberar en la aún no aceptada, la masa de
bienes del concurso y de la quiebra y las situaciones de embargo de bienes
para aseguramiento y para ejecución» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1980, Volumen 1: 63-64).
394 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, en


relación al patrimonio autónomo, formulan estas observaciones:
«Aun partiendo de la base de que no existen bienes sin que haya un titular
de los mismos, se dan situaciones interinas respecto de conjuntos de
bienes en los que o bien ha cesado la titularidad originaria, y no se ha
producido aún su adquisición concreta (caso de la herencia yacente), o
bien existe una pérdida por su titular de la facultad de disposición (caso
de las masas activas del concurso y quiebra).
En estos casos la ley (...) regula quien actúa por esos patrimonios,
debiendo resaltarse que la condición de parte se atribuye al patrimonio
en sí mismo considerado, no al representante...» (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003,
Tomo II: 64).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández señalan al respecto lo
siguiente:
«... Un tipo de entidad no jurídicamente personificada (esto es, no
constitutiva de persona jurídica) pero existente con cierta frecuencia en
la realidad, y respecto de la cual se producen negocios y relaciones con
contenido jurídico, que reclaman un tratamiento procesal, es la llamada
m a sa d e b ien es o p a trim o n io in d ep en d ien te o a u tón om o . Se trata de conjuntos
de bienes de carácter patrimonial, respecto de los cuales ha cesado y está
en suspenso la titularidad que normalmente existe respecto de los bienes
(no hay, de ordinario, patrimonios sin un sujeto titular de ellos) o se ha
perdido la posibilidad jurídica de ejercitar las facultades inherentes a la
titularidad (el p o d e r de d isp o sición ).
Los ejemplos más representativos de estos entes son la masa de la herencia
yacente y la masa del concurso de acreedores o de la quiebra. En el primer
caso, ha cesado la titularidad que hasta la defunción de un sujeto jurídico
existía y todavía no existe una nueva titularidad de esa masa patrimonial
o unos nuevos titulares de las diversas porciones hereditarias que se
produzcan. En el segundo caso, la titularidad de la persona física o
jurídica concursada o quebrada no ha desaparecido, pero sí ha perdido
ese titular el poder de disposición sobre su patrimonio y sobre cualquier
elemento de él...» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen 1:392).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández añaden que «el Derecho
establece que por la masa o patrimonio puede estar o ser llamado al proceso
el administrador o administradores (depositarios o síndicos, en la quiebra;
administradores del a b in te sta to o testamentaría, etc.). Pero debe aclararse que
este administrador no es ni representante del titular carente del poder de
disposición, ni representante de una persona jurídica...» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 392).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 395

Reden ti, en lo que atañe a las gestiones patrimoniales autónomas enjuicio,


enseña lo siguiente:
«Hay (...) casos en que se prevé y se organiza una administración
autónoma para la gestión, o a veces también para la liquidación, de
determinados patrimonios destinados a fines u objetivos previamente
establecidos (entre los cuales puede estar también la satisfacción de un
grupo de acreedores), sustrayéndolos a este efecto a la libre disposición
de sus titulares nominales. Hay también otros casos en que se organiza
una administración para asegurar la conservación de patrimonios o de
bienes, mientras se ignora o es incierto o controvertido quién sea el
verdadero y efectivo titular de ellos. En todos estos casos, los actos de
disposición y de ejercicio de los derechos patrimoniales no pueden
llevarlos a cabo sino quienes estén investidos del cargo, función, cometido
o misión de administrar. Y estos últimos, a su vez, no actúan como legales
representantes sino en su c a rá cter o ca lid a d de g esto res, autónomos y
autodeliberantes, en función de aquellos objetivos-intereses previamente
establecidos o de los intereses del titular desconocido o incierto (...). De
ello surge así una figura que no coincide, ni con el estar en juicio a nombre
propio, ni con el estar en juicio a nombre ajeno.
Y se puede por este camino llegar a veces a situaciones incluso más
singulares aún (...). En efecto, se puede ver al m ism o titu lar del patrimonio
o de los bienes quedar él mismo investido de la gestión, pero sólo
para una determinada finalidad. En este caso, él, aun permaneciendo
nominalmente titular de ella, no puede ya llevar a cabo actos de disposición
y de ejercicio como tal, según la libre valoración que él haga de sus propios
intereses, sino únicamente en el carácter o calidad que se le ha conferido
y en fu n c ió n de la d estin ación de los bienes, es decir, de la finalidad o de
los intereses que le han sido prefijados.
Algún ejemplo (...) del primer grupo de casos: cúratela de la herencia
yacente, cúratela de quiebra, gestión de bienes sujetos a expropiación o
a secuestro (si no se le ha encomendado al mismo titular de los bienes);
del segundo grupo: gestión de la herencia aceptada con beneficio de
inventario, gestión de legados destinados a una finalidad (cuando el
legatario sea su p u r u s m in ister), gestión de bienes sometidos a ejecución
o secuestro (cuando esté encomendada al mismo titular de los bienes).
Son todos ellos, aisladamente considerados, casos singulares que tienen
características propias, pero que todos ellos también presentan algún que
otro aspecto común. Entre otros, éste: que sujetos activos y pasivos (partes)
d e las accio n es correspondientes al patrimonio o a los bienes, vienen a
serlo, en lugar y en vez de los titulares, los gestores o administradores,
o también (segundo grupo de casos); que continúan sin duda siéndolo
los titulares, pero en un carácter o calidad distintos y por intereses (total
o parcialmente) ajenos (y no sólo propios de ellos). Y sólo ellos pueden
legítimamente e s ta r en ju ic io en ca rá cter y ca lid a d de tales.
396 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Corresponderá, pues, fundamentalmente al gestor (o al titular-gestor)


deliberar si accionar o defenderse, así como también deliberar sobre el
modo de conducirse en el proceso, al igual que le compete deliberar acerca
de los actos de disposición y de ejercicio de los derechos. Pero,
normalmente, estará sujeto a vigilancia y control para asegurar que actúe
en función de la finalidad, y tendrá por tanto necesidad ordinariamente
de autorizaciones o aprobaciones de otros órganos u oficios (...).
Al gestor (o al titular-gestor) que actúe sin las requeridas autorizaciones,
se lo habrá de considerar a los efectos procesales en posición análoga a
la de una parte imperfectamente capaz no debidamente autorizada, y de
ahí provendrá una razón de invalidez de sus actos...» (REDENTI, 1957,
Tomo 1:166-168).
El Código Procesal Civil, en el primer párrafo del artículo 65, define al
patrimonio autónomo como aquel patrimonio que existe cuando dos o más
personas tienen un derecho o interés común respecto de un bien, sin constituir
una persona jurídica.
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, es representado procesalmente
el patrimonio autónomo:
- Por cualquiera de los que lo integran, tratándose de la sociedad
conyugal y otros patrimonios autónomos (como, por ejemplo, la
sucesión indivisa y el régimen de copropiedad), siempre que actúen
como demandantes (art. 65 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- Por todos los que lo conforman, si es que tienen la calidad de
demandados (art. 65 -segundo párrafo- del C.P.C.). En este caso es
aplicable el artículo 93 del Código Procesal Civil, referido al
litisconsorcio necesario y según el cual, cuando la decisión a recaer
en el proceso afecta de manera uniforme a todos los litisconsortes,
sólo será expedida válidamente si todos comparecen o son emplazados,
según se trate de litisconsorcio activo o pasivo, respectivamente,
salvo disposición legal en contrario.
En caso de desconocerse a uno o más de los integrantes del patrimonio
autónomo, se les notificará la demanda a través de edicto, bajo apercibimiento
de designarse a un curador procesal. Ello se colige del tercer párrafo del artículo
65 del Código Procesal Civil.
El Código Procesal Civil, en el último párrafo del artículo 65, sanciona
con multa (no menor de 10 ni mayor de 50 U.R.P.) a la persona que siendo
demandada en un proceso y apersonándose en él oculta el carácter de patrimonio
autónomo que tiene el derecho en cuestión. Agrega el referido artículo que la
multa se impondrá al demandado sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
4 del mismo cuerpo de leyes. Esta última parte no podría ser de aplicación
puesto que el artículo 4 versa sobre la facultad del demandado para demandar
el resarcimiento de los daños y perjuicios sufridos como consecuencia del
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 397

ejercicio irregular o arbitrario del derecho de acción. En efecto, el demandado


no ejercita tal derecho sino que hace uso de su derecho de contradicción;
además, siendo el demandado quien actuó dolosamente (al ocultar que el
derecho discutido pertenece a un patrimonio autónomo) mal estaría darle
potestad para exigir alguna indemnización.

12.4.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el patrimonio autónomo

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al patrimonio


autónomo, ha establecido lo siguiente:
- «... De acuerdo con el numeral sesenticinco del mismo Código
(C.P.C.) existe patrimonio autónomo cuando dos o más personas
tienen un derecho o interés común respecto de un bien, sin constituir
una persona jurídica; en tal circunstancia, en el patrimonio
autónomo la titularidad y la calidad de parte material recae en una
entidad jurídica distinta a quienes la integran...» (Casación Nro.
3333-99 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 17-09­
2000, págs. 6314-6315).
- «... El régimen de la sociedad de gananciales genera un patrimonio
autónomo (...) diferente al régimen de copropiedad...» (Casación
Nro. 282-2000 / Pucallpa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 26-05-2000, págs. 5422-5423).
- «... La naturaleza jurídica de la sociedad de gananciales es la de un
patrimonio autónomo e indivisible que goza de garantía institucional,
integrado por un universo de bienes, en el que no existen cuotas
ideales las cuales son propias al instituto jurídico de co-propiedad
o condominio...» (Casación Nro. 3928-2006 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs. 21400-21401).
- «... Los bienes sociales son de propiedad de la sociedad de
gananciales, constituyendo un patrimonio autónomo distinto del
patrimonio de cada cónyuge, no resultando aplicable (sic) las
normas sobre copropiedad porque los cónyuges no son propietarios
de alícuotas respecto a los bienes sociales» (Casación Nro. 911-99 /
lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-02-2000, págs.
4684-4685).
- «... El inmueble objeto de la litis es un bien social, por lo tanto
constituye un patrimonio autónomo distinto del patrimonio de cada
cónyuge, no resultándole aplicable las normas sobre copropiedad
puesto que los cónyuges no son propietarios de alícuotas ni tienen
derechos hasta que se produzca la liquidación de la sociedad de
gananciales, tal como lo establece el artículo 323 del Código Civil...»
(Casación Nro. 3169-2001 / Cono Norte - Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, pág. 9001).
398 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La sociedad de gananciales [...] sigue vigente, por tanto, los


bienes que la integran conforman el patrimonio autónomo a que
se refiere el artículo 65 del Código Procesal Civil y no puede
asignarse a cada cónyuge determinado porcentaje de propiedad
sobre ellos. A los bienes que pertenecen a una sociedad de
gananciales no se les puede atribuir la calidad de condominio o de
copropiedad, sino deben considerarse como un todo indivisible y
protegido hasta su fenecimiento como una comunidad patrimonial
especial. Es más, el indicado artículo del Código Procesal Civil
establece que cualquiera de los consortes puede representar
válidamente a la sociedad conyugal...» (Casación Nro. 3515-2001 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003,
págs. 10102-10103).
«...El artículo sesenticinco del Código Procesal Civil contempla el
caso de los patrimonios autónomos, que son aquellos constituidos
por dos o más personas con un derecho o interés común respecto
de un bien, sin constituir una persona jurídica; y un claro ejemplo
de ello es la sociedad conyugal y en su segundo párrafo menciona
que: 'La sociedad conyugal y otros patrimonios autónomos son
representados por cualquiera de sus partícipes, si son demandantes...'
ello se debe a que son actos tendientes a conservar, proteger o
preservar su patrimonio común...» (Casación Nro. 1096-2004 / Puno,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, pág. 15428).
«... La sociedad de gananciales es un régimen de patrimonio común,
administrado por ambos cónyuges. Al constituir la sociedad de
gananciales un patrimonio autónomo distinto a un régimen de
copropiedad, para realizar actos de disposición de los bienes
sociales que la integran será necesaria la voluntad coincidente de
ambos cónyuges que constituye la voluntad de la sociedad de
gananciales...» (Casación Nro. 2021-2004 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-03-2006, págs. 15866-15867).
«... La sociedad de gananciales constituye un patrimonio autónomo
que no está dividido en partes alícuotas, y que es distinto al patrimonio
de cada cónyuge que la integra, de forma tal que tanto para realizar
actos de administración como de disposición que recaigan sobre
bienes sociales será necesaria la voluntad coincidente de ambos
cónyuges, tal como lo establecen los artículos 313 y 315 del Código
Civil, puesto que la voluntad coincidente de ambos cónyuges
constituye la voluntad de la sociedad de gananciales; en tal sentido,
al constituir la sociedad de gananciales un patrimonio autónomo,
éste sólo responderá por obligaciones asumidas por ésta y no por
obligaciones asumidas personalmente por cada uno de los cónyuges,
salvo que el objeto de la obligación hubiese tenido como beneficiario
a dicha sociedad, contrario sensu a lo dispuesto por el artículo 317
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 399

del Código Civil, que establece 'Que los bienes sociales y, a falta o
por insuficiencia de éstos, los propios de ambos cónyuges, responden
a prorrata de las deudas que son de cargo de la sociedad'...»
(Casación Nro. 2421-2002 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12685-12686).
«... No se puede rematar judicialmente acciones y derechos de un
bien perteneciente a una sociedad conyugal que constituyen [sic
-léase constituye-] un patrimonio autónomo e indivisible hasta que
se ponga fin al régimen de sociedad de gananciales de acuerdo con
el artículo 318 del Código Civil...» (Casación Nro. 665-2002 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2003, pág. 10792).
«... [El] artículo sesenticinco del Código Adjetivo [C.P.C.] [...]
establece que existe patrimonio autónomo cuando dos o más
personas tienen un derecho o interés común respecto de un bien,
sin constituir una persona jurídica. La sociedad conyugal y otros
patrimonios autónomos son representados por cualquiera de sus
partícipes, si son demandantes, de donde se puede concluir que,
en este caso, legalmente, no se requiere que la demanda haya sido
planteada por ambos cónyuges, aún [sic] cuando el bien aparezca
a nombre de ambos, cuando uno de ellos ejerce la representación
del patrimonio autónomo, lo cual queda corroborado de la aplicación
del inciso primero del artículo trescientos once en concordancia
con la primera parte del artículo trescientos trece del Código Civil...»
(Casación Nro. 3668-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2008, págs. 21191-21192).
«... Conforme al Artículo sesenticinco del Código Procesal Civil, la
sociedad conyugal es representada por cualquiera de sus partícipes
si son demandantes, de tal manera que uno cualquiera de los esposos
puede interponer demandas en concordancia con lo dispuesto en
el Artículo Primero del Título Preliminar del acotado. (...) La regla
del Artículo doscientos noventidós del Código Civil (que versa
sobre la representación conjunta de la sociedad conyugal) se
entiende referida a la representación para obligar y, en concordancia
con la norma procesal antes citada, cuando la sociedad conyugal
es demandada» (Casación Nro. 2846-98 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 27-09-1999, pág. 3588).
«... La representación legal conjunta de marido y mujer que indica
el Artículo doscientos noventidós (del C.C.) es obligatoria cuando
se trata de actos de disposición o constitución de gravámenes y de
actos de administración para necesidades no ordinarias del hogar
y otros de esa índole, pues esa es la garantía de conservación del
patrimonio conyugal; que tratándose de actos de otra naturaleza,
como demandar la reivindicación o desalojo del bien, esto es, de
400 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

actos que se dirigen a incrementar, mantener, reconstituir o


recuperar el patrimonio conyugal, no existe racionalidad en exigir
que sea la sociedad conyugal la que interponga la acción, bastando
que sea uno de los cónyuges...» (Casación Nro. 81-94 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-04-1996, pág. 2189).
«... La representación de la Sociedad conyugal, es ejercida por los
cónyuges conjuntamente, por consiguiente al no haber ejercitado
(el esposo de la demandada) su derecho de defensa (al no haberse
precisado el nombre del esposo de la demandada para su
emplazamiento) no ha existido un debido proceso...» (Casación
Nro. 201-95 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
07-08-1996, pág. 2266).
«... Al constituir la sociedad de gananciales, un patrimonio
autónomo, éste sólo responderá por obligaciones asumidas por ésta
y no por obligaciones asumidas personalmente por cada uno de
los cónyuges, salvo que el objeto de la obligación hubiese tenido
como beneficiario a dicha sociedad» (Casación Nro. 3109-98 / Cusco
- Madre de Dios, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 27­
09-1999, págs. 3582-3583).
«... Al ser integrantes de un patrimonio autónomo a ellos [integrantes
de sociedad conyugal] no les es atribuible la condición de parte
sino al patrimonio en si [sic -léase sí-] mismo considerado como un
ente jurídico distinto de quienes lo conforman, lo que justificaría
el hecho del pago de una sola tasa judicial...» (Casación Nro. 1211­
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
págs. 6691-6692).
«... Al haber fallecido el esposo de la demandada ha dejado de
existir el patrimonio autónomo (sociedad conyugal), siendo los
derechos tantos (sic) de ésta como de los demás herederos del
causante en copropiedad» (Casación Nro. 891-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 22-11-1999, pág. 4097).
«... La herencia, entendida como la universalidad de los bienes que
deja el causante, tiene su origen a raíz de la muerte de éste y
constituye un patrimonio autónomo distinto a los herederos que
integran la sucesión...» (Casación Nro. 608-04 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2005, págs. 14778-14779).
«... Cualquiera de ellos (herederos declarados del causante), sea en
forma individual o conjunta pueden representar a la sucesión del
cual son partícipes, la misma que constituye un patrimonio
autónomo con capacidad para ser parte en el proceso...» (Casación
Nro. 3333-99 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
17-09-2000, págs. 6314-6315).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 401

«... De conformidad con el artículo sesenticinco del Código Procesal


Civil, los patrimonios autónomos, tales como las sucesiones, deben
ser representados por la totalidad de los que la conforman si son
demandados, sin embargo, no señala que la demanda deba dirigirse
a la sucesión como tal, ya que como expresamente lo señala el
primer párrafo de dicho artículo los patrimonios autónomos no
constituyen personas jurídicas...» (Casación Nro. 853-99 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002, págs. 9103­
9104).
«... Tratándose de varios demandados que litigan en defensa de un
patrimonio que sostienen es común, por haberlo recibido en
herencia (...), aquellos (sic) conforman una sola parte tal como lo
dispone el Artículo sesenticinco del mencionado Código Procesal
(referido al patrimonio autónomo), por lo que en cumplimiento del
Artículo setentiséis de la misma norma (C.P.C.) debieron designar
un apoderado común, no habiéndolo hecho ni habiéndoseles
requerido para ello es aplicable lo dispuesto por el Artículo noventitrés
del aludido cuerpo normativo, conforme al cual la expedición de
una decisión válida está condicionada al emplazamiento de todos
ellos» (Casación Nro. 1625-97 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-12-1999, pág. 4430).
«... La recurrente ha demandado la nulidad del contrato de compra
venta, de la escritura pública y de los asientos registrales de los
departamentos sub materia, en su calidad de miembro de la
Sucesión de don [...], de acuerdo al artículo sesenticinco del citado
Código [C.P.C.] y el artículo novecientos setentinueve del Código
Civil, no correspondiéndoles a sus coherederos la calidad de sujetos
pasivos...» (Casación Nro. 3248-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7440-7441).
«... El estado de copropiedad constituye patrimonio autónomo, y
conforme al artículo sesenta y cinco del Código Procesal Civil,
cualquiera de los integrantes de dicho patrimonio se encuentra
habilitado para ejercitar directamente la pretensión [de desalojo]...»
(Casación Nro. 3176-07 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2008, pág. 23165).
«... Si bien es cierto el artículo novecientos setentinueve del Código
Civil faculta a cualquiera de los copropietarios a interponer acciones
de desalojo en interés del patrimonio autónomo, de concordar esta
norma con lo dispuesto en el artículo novecientos setentiuno del
mismo Código aparece que esta facultad no puede ser ejercida
contrariando la voluntad de los otros condominos, que en el
presente caso representan un porcentaje mayor al que tiene el
copropietario demandante. [...] Que resulta claro entonces, que el
402 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

actor actúa en interés propio y no en interés común del patrimonio


autónomo respecto de un bien en concordancia con lo dispuesto
en el artículo sesenticinco del Código Procesal Civil, por lo que esta
ausencia de interés común produce la improcedencia de la
demanda...» (Casación Nro. 919-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6709-6710).
- «... Las instancias de mérito no han tenido en cuenta la representación
legal de los patrimonios autónomos, regulada en el artículo 65 del
Código Procesal Civil. Esta representación establece que la parte
demandante es representada por cualquiera de sus partícipes; en
cambio, si son demandados, la representación recae en la totalidad
de los que la conforman. Por ello, erróneamente se exige que se
acredite la representación de la parte activa, pues [...] no estamos
ante una representación voluntaria, sino que es una de índole
legal...» (Casación Nro. 4417-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2003, pág. 10408).
- «... Si bien el numeral 65 del Código Procesal Civil establece que
los patrimonios autónomos son representados por cualquiera de
sus partícipes si son demandantes, sin embargo, para esos efectos,
el partícipe debe expresar que interpone la acción en representación
de los demás integrantes del patrimonio autónomo, sin mayor
formalidad, para de ese modo facilitar que estos últimos sea [sic
-léase sean-] incorporados al proceso y sean citados...» (Casación
Nro. 2961-2003 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-08-2004, págs. 12625-12626).

12.5 Representación convencional o voluntaria en el proceso

«Una persona capaz puede conferir a otra el poder de representarla en


el proceso. En tal caso, la legitimación formal del representante será el efecto
de la voluntad del representado, expresada en un negocio jurídico (poder)...»
(LIEBMAN, 1980: 70).
«... La ley admite también en la relación procesal, al igual que en las
demás relaciones jurídicas, una representación voluntaria: basada, ésta, no en
la incapacidad de querer del representado, sino, antes bien, en la válida voluntad
de quien, aun siendo plenamente capaz de estar enjuicio por sí mismo, prefiere
encargar a otros que lo hagan a nombre de él. La representación procesal
voluntaria presupone, pues, la plena capacidad negocial del representado: en
efecto, se la confiere mediante cumplimiento de un negocio (...), en virtud del
cual una persona (mandante), así como puede dar a otra (mandatario o procurador)
el encargo de cumplir en su interés y en su nombre uno o más actos jurídicos
de derecho sustancial, puede darle también el encargo de estar en lugar de él
en un proceso, realizando en él a nombre del mandante todos los actos
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 403

procesales requeridos por el interés de éste: también aquí, como en el caso de


representación legal, parte es el representado, no el representante...»
(CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 376-377).
Lino Palacio, en lo relativo a la representación convencional o voluntaria
en el proceso, expresa lo siguiente:
«... Toda persona física que goce de capacidad procesal tiene también (...)
el derecho de p o stu la c ió n p ro cesa l (ius p o stu la n d i), es decir, el poder de
ejecutar personalmente todos los actos procesales inherentes a la calidad
de parte.
El ejercicio el derecho de postulación, sin embargo, puede ser delegado
en un tercero, desde luego capaz, a fin de que actúe procesalmente en
nombre y en lugar de la parte. Configúrase así el supuesto de la
rep resen ta ció n v o lu n ta ria , la que se halla jurídicamente regulada por las
disposiciones atinentes al contrato de mandato (...), en tanto ellas no se
opongan a las contenidas en las leyes procesales...» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 63-64).
Aldo Bacre precisa sobre la clase de representación estudiada en este
punto que «se la denomina voluntaria, porque reconoce su fuente en la facultad
dispositiva del sujeto y, además, porque (...) no (se) exige, como en otras
legislaciones, la obligatoriedad de la representación, por el cual solamente el
procurador tiene el poder de postulación y todo litigante está obligado a conferir
mandato a un procurador que lo represente. Nada impide al justiciable actuar
personalmente en la lite exigiéndole el ordenamiento como obligatorio sólo el
patrocinio letrado...» (BACRE, 1996, Tomo II: 87).
El Código Procesal Civil regula lo concerniente a la representación
convencional o voluntaria en el proceso en el Capítulo III («Apoderado judicial»)
del Título II («Comparecencia al proceso») de la Sección Segunda («Sujetos del
proceso»), en los arts. 68 al 79.

12.5.1 El mandato y el apoderado judicial

«... El mandato judicial es el acto por el cual una persona encomienda a


otra que la represente ante los tribunales de justicia» (CASARINO VITERBO,
1983, Tomo III: 82).
Según González González, «el mandato judicial es una variedad o especie
del mandato común, distinguiéndose en todo momento de éste, por las
siguientes características: a), es un contrato de representación; b), es un contrato
solemne; c), es un contrato remunerativo, y d), es un contrato para un objeto
determinado que es el litigio» (GONZALEZ GONZALEZ, 1962:53). El mencionado
autor destaca que «... el mandato judicial se califica como un contrato solemne,
pues ese poder, llamado indistintamente procura, representación o simplemente
mandato, se exige no sólo a d p ro b a tio n em sino ad -su sta n cia m , siendo así que la
404 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

solemnidad es una cuestión de capital importancia...» (GONZALEZ GONZALEZ,


1962: 58). González González termina diciendo que «la solemnidad del poder se
traduce en el cumplimiento de dos exigencias: a), autenticidad en su otorgamiento,
y b), constancia en el expediente» (GONZALEZ GONZALEZ, 1962: 59).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en cuanto al mandato judicial, señalan
lo siguiente:
«Es una muestra o especie del mandato en general. Mediante su aparición
una o varias personas facultan a otra para que las represente en uno o
más procesos o en alguna actuación judicial determinada. Por lo general,
el mandato de este linaje se contiene en un escrito, en un documento que
se denomina poder o acto de apoderamiento, pero también puede
conferirse oralmente en las audiencias y procesos verbales. El contrato
es bilateral. Resulta de la unión de voluntades de quien confiere el
poder, es decir el poderdante o mandante, y de quien lo recibe y acepta,
denominado apoderado o mandatario.
El mandato judicial suele reglamentarse en los ordenamientos procesales
y son las normas formales las que rigen como especiales, al paso que las
normas sustanciales tienen la condición de supletivas» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 28-29).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, refiriéndose esta vez al apoderado
judicial, afirman que:
«... El apoderado es un mandatario judicial que se obliga para con su
mandante a representar y defender sus intereses en el proceso: en varios
procesos determinados o en todos los procesos en los cuales tenga que
intervenir el mandante.
El apoderado no es un representante legal porque su representación no
deriva de la ley sino del contrato, del acto de apoderamiento; es una
representación convencional si bien obligatoria, puesto que la actividad
representativa depende de la convención celebrada con el poderdante.
(...) El apoderado judicial es el abogado que, en forma voluntaria y por
razón de un acto de apoderamiento, se encarga de representar a una
persona en un proceso o en una actuación jurisdiccional...» (QUINTERO;
y PRIETO, 1995, Tomo II: 27).
Para Devis Echandía, «son apoderados judiciales los mandatarios que
las partes y los terceros designan para el proceso, es decir, los mandatarios
judiciales que representan a aquéllas o éstos mediante un poder general o
especial» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 435).
En nuestra opinión, el apoderado, en líneas generales, es todo aquel
facultado por alguien para representarlo y proceder en su nombre. El apoderado
judicial es aquella persona -física- que cuenta con capacidad procesal (que
presupone la capacidad de goce y de ejercicio), autorizada por otra persona
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 405

-natural o jurídica- para comparecer en un proceso en su lugar y seguir la


secuela procesal. Su participación en el proceso será acorde con el interés del
poderdante ejerciendo las atribuciones y potestades que corresponden a éste
y que le hayan sido conferidas.
Lo relativo al apoderado judicial es objeto de regulación en el Capítulo
III («Apoderado judicial») del Título II («Comparecencia al proceso») de la
Sección Segunda («Sujetos del proceso») del Código Procesal Civil, en los arts.
68 al 79.
Así tenemos que, de acuerdo a lo normado en la parte inicial del primer
párrafo del artículo 68 del Código Procesal Civil, está facultado para designar
uno o más apoderados todo aquel que tenga capacidad para comparecer por
sí mismo al proceso y disponer de los derechos que en él se discuten.
Si se designara más de un apoderado judicial, entonces, actuarán
indistintamente (por separado), lo cual es importante a efecto de determinar
la responsabilidad en que puedan incurrir. Esto quiere decir que un apoderado
no responderá -ni siquiera solidariamente- del daño que pueda causar el (los)
otro (s) apoderado (s), siendo responsable tan sólo de los actos procesales que
realice (art. 68 -parte final del primer párrafo- del C.P.C.).
La designación o actuación de apoderados conjuntos carece de validez
(art. 68 -in fine- del C.P.C.), sin embargo, excepcionalmente, será permitida en
ciertos casos para evitar que un apoderado con facultades especiales, obrando
dolosamente o en connivencia con la otra parte, disponga de los derechos
sustantivos materia de controversia (lo que no significa que en tales supuestos
sea obligatoria la designación o actuación de apoderados conjuntos). Los
referidos casos configuran formas especiales de conclusión del proceso y son
(según el art. 68 -in fine- del C.P.C.) los siguientes:
- Allanamiento.
- Transacción.
- Desistimiento.
Cuando sean parte en un proceso el Estado y demás entidades de Derecho
Público y los órganos constitucionales autónomos (estos últimos son el
Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, el Jurado Nacional de Elecciones,
etc.), podrán intervenir en el mismo a través de apoderados judiciales especiales,
atendiendo a la importancia del asunto controvertido, a la materia (que amerita
especialidad en su conocimiento por parte del apoderado judicial), a la distancia
u otras situaciones similares. La designación de los mencionados apoderados
judiciales especiales estará sujeta a la legislación que resulte pertinente. Todo
ello se desprende del artículo 69 del Código Procesal Civil.
Puntualizamos que, según se colige del artículo 70 del Código Procesal
Civil, para que una persona pueda ser nombrada apoderado judicial se requiere
que tenga capacidad para comparecer por sí misma al proceso, vale decir,
capacidad procesal (equivalente a la capacidad de ejercicio).
406 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

12.5.2 El poder

12.5.2.1 Definición

González González asevera que «... el poder es el instrumento o escritura


que contiene la representación...» (GONZALEZ GONZALEZ, 1962: 58).
Véscovi califica al poder como «... u n a d ecla ra ció n u n ila tera l de voluntad
que el representado dirige a los terceros, mediante la cual manifiesta que hace
suyos los actos del apoderado, dentro de los límites establecidos en aquél»
(VESCOVI, 1999:194).
Rosenberg sostiene que «... el poder es co n sen tim ien to p a r a o b r a r en
representación-, y la declaración del poder una declaración de consentimiento (...);
su única peculiaridad es que rige para las acciones de un representante...»
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 295). Dicho jurista precisa que «... el poder para
la representación procesal es, por lo regular, in d ep en d ien te d e su relación de
fondo, que basa el d eb er de representación, y no se extingue al mismo tiempo
que ella...» (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 296).

12.5.2.2 Clases

Monroy Cabra, en lo que concierne a las clases de poder, afirma que es


general el poder «... que se otorga para todos los procesos en que tenga que
intervenir el poderdante...» (MONROY CABRA, 1979:246). En cambio, a decir
del citado autor,«... es especial el conferido para un proceso o para una gestión
dentro de él...» (MONROY CABRA, 1979: 246).
Según la formalidad que se emplee, el poder para intervenir en un
proceso, en representación de alguien que es parte material en el mismo, es de
dos clases (art. 72 -primer párrafo- del C.P.C.):
A) Poder otorgado por escritura pública. (En este caso no es exigible su
inscripción en los Registros Públicos: art. 72 -in fine- del C.P.C.). Al
respecto, la Corte Suprema de Justicia de la República ha establecido
lo siguiente: «... En el caso de autos el poder por escritura pública [...],
si bien precisa su fecha de vigencia, no puede concluirse que sus efectos
hayan cesado [...], al no advertirse en autos que la decisión de revocar
el mismo [...] haya sido puesta en conocimiento, de manera indubitable,
a los terceros intervinientes en el proceso, de la misma manera como
fue puesto en conocimiento su concesión, esto es, mediante escritura
pública. [...] Que, en tal sentido, debe concluirse que al no haber
concurrido ninguna de las causales de cesación de la representación
contenidas en el Código Civil, [...] el citado poder mantenía sus
efectos...» (Casación Nro. 1552-99 / Cajamarca, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2002, págs. 9513-9514).
B) Poder otorgado por acta ante el Juez del proceso.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 407

Además, el poder puede conferirse, por ejemplo, mediante acta de sesión


de Directorio o de Junta General de Socios (en el caso de las sociedades
comerciales), eso sí, debidamente inscrita en los Registros Públicos (art. 14 de
la Ley Nro. 26887). Inclusive por ley se establece una presunción acerca de la
representación de las asociaciones, fundaciones y comités (según la Ley Nro.
26789), y de las sociedades comerciales y civiles contempladas en la Ley General
de Sociedades (según la Ley Nro. 26539): bastará el solo nombramiento del
administrador, representante legal, presidente del consejo directivo o gerente,
según el caso, para contar con poder de representación procesal, a menos que
en los estatutos o por acuerdo de Junta general se establezca lo contrario. Y,
precisamente, dicho nombramiento no siempre consta en escritura pública
(aunque debe ser debidamente inscrito).

12.5.2.3 Aceptación

«... El poder puede ser aceptado en forma expresa o tácita por su


ejercicio...» (MONROY CABRA, 1979: 247).
Véscovi opina sobre el tema que «... el poder, pese a ser un acto unilateral,
en cuanto a su otorgamiento, requiere la aceptación del apoderado, por lo cual
comenzará a tener efectos (y, naturalmente, a crear derechos y obligaciones)
sólo a partir de ese momento. El que (...) no requiere ninguna solemnidad, en
general. Así, puede resultar de la propia manifestación de voluntad en el acto
de otorgamiento, compareciendo el apoderado en la escritura (...), pero también
de cualquiera otro acto, ya sea expreso o tácito, como la simple asunción
del cargo (por ejemplo, compareciendo en juicio en esa calidad)» (VESCOVI,
1999:196).
La participación del apoderado judicial en el proceso estará supeditada
a la aceptación del poder que se le confirió, la misma que se presume con el
solo ejercicio de los actos procesales, no operando esta presunción tratándose
de poderes otorgados en el extranjero (art. 71 del C.P.C.), debiendo el apoderado
en este último caso dejar constancia de su aceptación expresa del poder (el cual
tiene que estar debidamente traducido si estuviere redactado en idioma distinto
al castellano) en el escrito en el que se apersona al proceso con dicha calidad
(art. 73 del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la aceptación
del poder otorgado en el extranjero, ha establecido lo siguiente:
- «... El artículo setentitrés del Código Procesal Civil, textualmente
establece lo siguiente: 'Artículo 73.- Poder otorgado en el extranjero.-
E1 poder otorgado en el extranjero, debidamente traducido de ser
el caso, debe ser aceptado expresamente por el apoderado en el
escrito en que se apersona como tal.' [...] Que, de la norma transcrita
se aprecia que, si bien se exige al apoderado la formalidad de
aceptar expresamente el poder otorgado en su favor en el escrito
408 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

en el que se apersona como tal, sin embargo, no existe sanción de


nulidad expresa. [...] Que, si bien la ausencia de una sanción de
nulidad explícita no significa que no resulte exigióle al apoderado
la aceptación expresa del poder otorgado en el extranjero; [...]
siendo ello así, no resulta razonable el exceso de celo por parte del
ad quem para declarar la nulidad de todo lo actuado [...] e
improcedente la demanda y la reconvención, pues, en relación a la
pretendida nulidad relacionada con la omisión del mandato
contenido [...] [en el] artículo setentitrés del Código Procesal Civil
es posible aplicar los [...] principios de convalidación y
trascendencia...» (Casación Nro. 3640-2006 / Junín, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, pág. 21381).
- «... No puede existir contravención de la norma que garantiza el
derecho a un debido proceso, por falta de aceptación de poder
(otorgado en el extranjero), cuando el juzgado por resolución
consentida declaró por ratificado y aceptado dicho poder» (Casación
Nro. 1164-95 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
09-02-1997, pág. 2829).

12.5.2.4 Sustitución y delegación del poder

El apoderado judicial puede sustituir su poder de representación o


facultades, las mismas que recaerán en el apoderado sustituto, lo que traerá
como consecuencia el cese de la representación ejercida por el primero de los
nombrados sin que pueda reasumirla (art. 77 -primer y segundo párrafos- del
C.P.C.). La sustitución de facultades será viable siempre y cuando el apoderado
judicial cuente con autorización expresa de la persona a quien representa
(poderdante). Es de destacar que, según el último párrafo del artículo 77 del
Código Procesal Civil, para la sustitución de facultades del apoderado judicial
deberá observarse igual formalidad a la utilizada cuando se otorgó el poder.
Sobre esto último pensamos que la intención del legislador fue la de establecer
que la sustitución en referencia debe hacerse adoptando alguna de las
formalidades previstas en el artículo 72 del Código Procesal Civil (escritura
pública o acta otorgada ante el Juez del proceso) o en otras leyes para el
otorgamiento del poder de representación procesal. Por otro lado, es de resaltar
también que, una vez acontecida la sustitución de facultades, los actos que
lleve a cabo el apoderado sustituto obligan a la parte representada, siempre
que guarden correspondencia con las facultades otorgadas por esta última,
pues si exceden el marco fijado en el respectivo poder, entonces, tales actos no
obligarán a la parte que confirió la representación (conforme se colige del
penúltimo párrafo del art. 77 del C.P.C.).
El apoderado judicial también puede optar por delegar en otra persona
sus facultades de representación, lo cual no obsta que pueda revocar en el
futuro la delegación efectuada y asumir nuevamente la representación (art. 77
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 409

-primer y segundo párrafos- del C.P.C.). La delegación de facultades procederá


únicamente si el apoderado judicial se encuentra expresamente autorizado por
la parte procesal a quien representa (poderdante). Como se señalara en el
párrafo anterior, somos de la opinión que para la delegación de facultades de
representación (al igual que con la sustitución de tales facultades) puede
adoptarse alguna de las formalidades contempladas en el artículo 72 del Código
Procesal Civil (escritura pública o acta otorgada ante el Juez del proceso) o en
otras leyes para el otorgamiento del poder de representación procesal y no
necesariamente la misma formalidad empleada para el otorgamiento de dicho
poder. Finalmente, cabe indicar que, producida la delegación de facultades,
los actos procesales que efectúe el apoderado delegado y que se ajusten al
marco de las facultades conferidas obligan a la parte representada, no ocurriendo
lo propio con los actos para los cuales no hubo autorización expresa por parte
del poderdante (conforme se desprende del penúltimo párrafo del art. 77 del
C.P.C.).

12.5.3 Pluralidad de apoderados

Según Moruroy Cabra, «... se puede constituir un apoderado principal y


uno o varios sustitutos para la falta o ausencia del principal. No pueden actuar
dos apoderados simultáneamente. El sustituto actúa cuando falta o le es
revocado el poder al principal dejando subsistente el del sustituto, o si está
ausente el principal» (MONROY CABRA, 1979: 246).
El mencionado jurista cita la siguiente jurisprudencia colombiana referida
a la actuación del apoderado sustituto: «... Cuando hay un apoderado principal
y un sustituto, es necesario acreditar la voluntad del primero de no actuar para
que sea admitida la gestión del segundo. La intervención de este último debe
tener lugar solamente cuando falta la del principal. Por eso se llama sustituto.
Y quien debe informar de aquella falta es quien la ocasiona y produce. Como
él tiene la personería principal puede ejercerla en cualquier momento, por lo
cual el juez no ha de darle entrada al sustituto mientras el principal no manifieste
su voluntad de no intervenir...» (MONROY CABRA, 1979: 246).
En lo que atañe a la pluralidad de apoderados judiciales, el Código
Procesal Civil, en el primer párrafo de su artículo 68, autoriza la designación
de uno o más apoderados, precisando que si son varios, lo serán indistintamente
y cada uno de ellos asume la responsabilidad por los actos procesales que
realice. El indicado precepto legal señala en su último párrafo que no es válida
la designación o actuación de apoderados conjuntos, salvo para los actos de
allanamiento, transacción o desistimiento.
Sobre el particular, la Corte Suprema de Justicia de la República ha
establecido lo siguiente: «... El segundo párrafo del precitado dispositivo [art.
68 del C.P.C.] establece que: 'No es válida la designación o actuación de
apoderados conjuntos, salvo para los actos de allanamiento, transacción o
desistimiento'; disposición que, en armonía con lo establecido por el mismo
410 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

artículo scscntiocho, primer párrafo, de que: 'Quien tiene capacidad para


comparecer por sí al proceso y disponer de los derechos que en él se discuten,
puede nombrar uno o más apoderados'; nos lleva a interpretar que la prohibición
de designación de apoderados conjuntos es aplicable cuando existiendo más
de un demandante o demando [sic -léase demandado-], se nombran distintos
apoderados por cada uno o grupo de demandantes o demandados que se
formen, pese a constituir, no obstante la pluralidad [,] una misma parte, ya sea
activa o pasiva; entendiéndose que lo que busca la norma es mantener un orden
para la correcta sustanciación del proceso...» (Casación Nro. 3350-2006 /
Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs. 21354­
21355).

12.5.4 Facultades generales de representación

Antes que nada conviene tener en cuenta que las facultades de


representación se clasifican en facultades generales u ordinarias y facultades
especiales u extraordinarias. Acerca de la referida clasificación, Casarino
Viterbo anota lo siguiente:
«... Estas facultades (del mandatario judicial) son de dos clases: ordinarias
y extraordinarias.
F a cu lta d es ord in a ria s son aquellas que se entienden comprendidas en el
mandato judicial sin necesidad de mención expresa (ejemplos: oponer
excepciones dilatorias, contestar la demanda, deducir recursos, etc.).
F a cu lta d es ex tra o rd in a ria s, en cambio, son aquellas que no se entienden
comprendidas en el mandato judicial, a menos que se las haya mencionado
expresamente como conferidas (ejemplos: aceptar la demanda contraria,
renunciar a los recursos, comprometer, etc.).
A estas últimas se las conoce también con la denominación de facultades
especiales del mandato judicial.
Podríamos agregar que las facultades ordinarias constituyen la reg la
g en era l, y las extraordinarias, la ex cep c ió n ; de suerte que, en presencia de
una determinada facultad del mandato judicial, para saber si es ordinaria
o extraordinaria, bastará con examinarla al tenor de la enumeración que
hace la ley de estas últimas y ver si está o no comprendida en ella. En
caso negativo, será ordinaria; en caso positivo, será extraordinaria o
especial» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 85).
Casarino Viterbo explica las facultades ordinarias (o generales) del
apoderado judicial señalando que:
«... Son aquellas que se entienden conferidas en el mandato judicial sin
necesidad de mención expresa, y que constituyen la regla general.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 411

En consecuencia, el mandatario actúa en el juicio como si en realidad


fuera el propio mandante; y lo hace durante todo el juicio, esto es, desde
su iniciación hasta su terminación, cualesquiera que sean las instancias
por las que aquél atraviese. Actúa en forma idéntica en todos los trámites,
porque el conjunto de ellos constituye el juicio mismo; en todos los
incidentes, o sea, en las cuestiones accesorias que se susciten en el curso
del pleito y que requieren especial pronunciamiento del tribunal, porque
quien puede lo más puede lo menos; y en todas las cuestiones que por
vía de reconvención se promuevan, por la estrecha relación que ella tiene
con la demanda principal. Las facultades ordinarias del mandatario
incluso comprenden las de intervenir en el cumplimiento mismo de la
sentencia definitiva...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 86).
Según se infiere del artículo 74 del Código Procesal Civil, las facultades
generales de representación tienen las siguientes notas distintivas:
- Le otorgan al apoderado las atribuciones y potestades generales
con que cuenta el representado (salvo aquellas que por ley requieran
de facultades expresas).
- Se entienden otorgadas las referidas atribuciones y potestades
generales mientras dure el proceso (lo que incluye la ejecución de
sentencia y el cobro de costas y costos procesales).
- Legitima al representante o apoderado para su intervención en el
juicio y realización de todos los actos procesales, a excepción de
aquellos en que sea necesaria la participación personal y directa
del representado (como la declaración de parte, por ejemplo).
Para determinar qué actos procesales puede realizar el apoderado judicial
que cuenta con facultades generales de representación simplemente habrá que
hacer exclusión de aquellos actos previstos en el artículo 75 del Código Procesal
Civil, numeral referido a las facultades especiales de representación, es decir,
quien cuente con facultades generales tiene la potestad de realizar todos
aquellos actos que no estén comprendidos en dicho numeral (salvo que en el
correspondiente poder el representado establezca limitaciones mayores a las
facultades generales de representación).

12.5.5 Facultades especiales de representación

Casarino Viterbo, en lo que se refiere a las facultades extraordinarias (o


especiales) de representación con que cuenta el apoderado judicial, expone lo
siguiente:
«... Son aquellas que necesitan de mención expresa para que se entiendan
comprendidas en el mandato judicial, y que también se las conoce con
la denominación de facultades especiales (...).
412 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

¿Cuáles son éstas?


a) D es istir en p rim era in sta n cia d e la a cció n d ed u cid a . Se trata de una
facultad importantísima, pues su ejercicio implica la renuncia de
la acción y, en el fondo, el rechazo de la misma. Se necesita de
mención expresa para que pueda ser usada válidamente por el
mandatario, porque va en contra del espíritu del mandante, al conferir
poder para ser representado en juicio, puesto que es de suponer
que desea que éste llegue a su término en forma normal (...).
( ...)

b) A c e p ta r la d em a n d a con traria. También es otro acto que requiere de


facultad especial por la trascendencia que tiene dentro del pleito,
pues implica nada menos que reconocer en todas sus partes las
pretensiones del demandante.
c) A b s o lv e r p o sicio n es. Esta facultad es sinónima de prestar confesión
en juicio como medio probatorio. Nótese que la facultad expresa
se necesita para prestar confesión, mas no para exigir confesión de
la parte contraria. Tampoco hay que olvidar que puede exigirse
confesión al procurador de la parte sobre hechos personales de él
mismo en el juicio, aun cuando no tenga poder para absolver
posiciones (...). Si se trata de otra clase de hechos -como los
personales del mandante, por ejemplo-, el mandatario no puede
absolver posiciones, a menos que posea facultad expresa para
hacerlo. En todo caso, a pesar de que el mandatario tenga facultad
expresa para absolver posiciones, la contraparte podrá exigir
que preste confesión el propio mandante, pues éste es un acto
personalísimo (...).
d) R e n u n c ia r los recu rso s o los térm in os leg ales. Se trata de la renuncia,
ya de los recursos, ya de los términos legales. Ejemplo de los
primeros es la renuncia del recurso de apelación; ejemplo de los
segundos, la renuncia del término probatorio (...).
(...) Es necesario advertir que la renuncia de un recurso puede
operar en forma expresa o tácita. Expresa, cuando concretamente
nos comprometemos a no interponer el recurso; y tácita, en cambio,
cuando dejamos transcurrir el término legal sin interponerlo. La
verdad es que sólo la renuncia expresa del recurso requiere facultad
especial de parte del mandatario, pues la tácita equivale al no
ejercicio de un derecho dentro del pleito, y para eso bastan las
facultades ordinarias del mandato judicial.
e) T ra n sig ir. Esta facultad especial significa celebrar el contrato de
transacción, en virtud del cual las partes terminan extrajudicialmente
un litigio pendiente, o precaven un litigio eventual (...).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 413

f) C o m p ro m eter. Esta nueva facultad especial implica celebrar el


contrato de compromiso, esto es, la designación de un juez árbitro
para la decisión de un asunto litigioso. El mandatario judicial con
facultades ordinarias no podrá, pues, nombrar juez árbitro para la
decisión del litigio en que se le ha conferido tal poder. Necesita
facultad especial si desea que ese juicio escape a la competencia de
un tribunal ordinario o especial y quede radicado ante uno arbitral.
g) O to rg a r a los á rb itro s fa c u lta d e s d e arbitra d ores (...).

h) A p r o b a r con v en ios. (...) Son verdaderas convenciones celebradas


entre el deudor y sus acreedores en cuanto a sus créditos; las cuales,
en relación con la oportunidad en que pueden celebrarse, se
clasifican en convenios extrajudiciales, convenios judiciales
preventivos y convenios judiciales propiamente dichos. Cualquiera
sea la clase del convenio, también requiere de facultad especial el
mandatario para celebrarlo válidamente.
i) P ercibir. Se trata de la facultad de recibir el pago de obligaciones cuyo
objeto sea dinero...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 89-92).
Las facultades especiales de representación, que se rigen por el principio
de literalidad (art. 75 -in fine- del C.P.C.), que condiciona la existencia de
facultades a la indicación expresa en el poder del acto de que se trate, conceden
al apoderado las atribuciones y potestades siguientes (conforme al art. 75
-primer párrafo- del C.P.C.):
- Realizar, en general, actos de disposición de derechos sustantivos
(cuyo titular sea el representado).
- Demandar.
- Reconvenir.
- Contestar demandas.
- Contestar reconvenciones.
- Desistirse del proceso.
- Desistirse de la pretensión.
- Allanarse a la pretensión.
- Conciliar.
- Transigir.
- Someter a arbitraje las pretensiones materia de controversia.
- Sustituir la representación procesal.
- Delegar la representación procesal.
- Realizar los demás actos que exprese la ley (y que haya autorizado
el representado en el poder correspondiente).
414 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Puntualizamos que el otorgamiento de facultades especiales que se haga


con remisión al artículo 75 del Código Procesal Civil («conferimos poder a ...
para la realización de todos los actos contemplados en el artículo 75 del Código
Procesal Civil...») resulta suficiente para que el apoderado judicial realice todos
los actos previstos en dicho numeral. Traemos a colación esto porque existen
órganos jurisdiccionales que, evidenciando desconocimiento del tema y una
pobre capacidad de interpretación, exigen la reproducción en el poder del texto
del artículo 75 del Código Procesal Civil, aun cuando se haya hecho expresa e
íntegra remisión a este precepto legal.
Por otro lado, no será necesario el otorgamiento de poder en los casos
señalados en las Leyes Nros. 26539 (referida a las sociedades comerciales y
civiles contempladas en la Ley General de Sociedades) y 26789 (referida a las
personas jurídicas reguladas en la Sección Segunda del Libro I del Código Civil:
asociaciones, fundaciones y comités). En consecuencia, bastará el solo
nombramiento del gerente, administrador, representante legal o presidente
del consejo directivo, según corresponda, para gozar de facultades generales
y especiales de representación. La excepción a esta regla la constituye la
disposición en diferente sentido que conste en los estatutos o se acuerde por
Junta General.

12.5.5.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con las facultades especiales


de representación

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las facultades


especiales de representación, ha establecido lo siguiente:
- «... La trascendencia de dicho acto [demanda] ha conducido a
nuestro legislador para estatuir tal rigurosidad, para exigir que el
apoderado que proponga una demanda esté premunido de un
poder especial que confiera esas facultades [especiales]...» (Casación
Nro. 1183-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-10-2007, pág. 20509).
- «... El error in procedendo que denuncia el recurrente se sustenta
en que don [...] carece de representación suficiente para demandar
en nombre de la empresa [...], puesto que en el poder que se le
confiere no aparece que expresamente se le haya otorgado la
facultad especial para demandar; [...] al respecto, en el testimonio
de poder [...] aparece que en la reunión de directorio de la empresa
[...] los asistentes acordaron otorgar poder a don [...], concediéndole
las facultades generales del mandato y las facultades especiales
contenidas en los artículos setenticuatro y setenticinco del Código
Procesal Civil; [...] en ese sentido, si bien las facultades especiales
de representación se rigen por el principio de literalidad, en la citada
acta de directorio aparece que al representante de la demandante
se le otorgó las facultades especiales de representación contenidas
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 415

en el artículo setenticinco del Código Procesal Civil, lo cual incluye


también la facultad especial para demandar...» (Casación Nro. 3034-00 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, págs.
7345-7346).
«... La regulación establecida en el artículo 75 del Código Procesal
Civil, busca proteger tanto a los terceros que pueden ser demandados
por representantes desprovistos de facultades y al representado
que ignora que su representante esté accionando sin facultades
expresas para ello, por lo que el incumplimiento de dicha norma
legal acarreara [sic -léase acarreará-] un vicio que de no ser
adecuadamente subsanado genera el rechazo de la acción...»
(Casación Nro. 4995-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-06-2008, págs. 22439-22440).
«...Si bien es cierto que el Artículo setenticinco del Código Procesal
Civil establece que el otorgamiento de facultades especiales se rige
por el principio de literalidad y que no se presume la existencia de
facultades no conferidas explícitamente, esto no implica que se debe
otorgar un poder específico para que el apoderado conteste
determinada demanda judicial, siendo suficiente para ello que se
le hubiera conferido expresamente la facultad genérica de contestar
demandas que se presentan contra su representado...» (Casación
Nro. 175-95 / Pucallpa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 21-12-1996, pág. 2595).
«... El apoderado cuenta con facultades para interponer demandas
y contestarlas, siendo que, esto no implica, de ninguna manera, que
puedan ser emplazados con una demanda dirigida al poderdante...»
(Casación Nro. 2828-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-07-2006, págs. 16452-16453).
«... De acuerdo a la literalidad de las facultades especiales no es
posible suponer una determinada facultad, más aún si se trata del
emplazamiento de un acto que debe ser notificado de forma
personalísima...» (Casación Nro. 2828-2004 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2006, págs. 16452-16453).
«... El hecho que el apoderado, en su escrito de apersonamiento,
haya defendido los intereses de sus representados, alegando que
no tiene relación directa obligacional con el actor, no se puede tomar
como una convalidación de la notificación de la demanda, porque
ésta únicamente procede en cuanto al propio obligado o si es que
el apoderado hubiera tenido la facultad expresa para poder ser
emplazado con una demanda en nombre de su poderdante...»
(Casación Nro. 2828-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-07-2006, págs. 16452-16453).
416 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- «... El endosatario en procuración goza de las facultades procesales


especiales, dentro de las cuales se encuentra delegar la representación
procesal...» (Casación Nro. 1438-02 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, pág. 9269).

12.5.6 Nombramiento de apoderado común o unificación de la personería

12.5.6.1 Configuración

En cuanto al nombramiento de apoderado común (o nombramiento de


procurador común o unificación de personería o representación unitaria),
Alessandri apunta que «... cuando existen varios demandantes o varios demandados,
y se deducen las mismas acciones o las mismas defensas, los varios demandados
o demandantes deben obrar conjuntamente en el juicio y constituir un procurador
común. (...) Pero hay que observar que no basta la existencia de varios
demandantes o demandados, para que ellos estén obligados a obrar por medio
de procurador común; es necesario, además, que se deduzcan las mismas
acciones o las mismas defensas. Nombrado el procurador común, todas las
actuaciones del juicio deben entenderse con él, y a él deben notificarse todas
las resoluciones» (ALESSANDRI, 1940:19).
Véscovi indica sobre el particular que:
«El procurador común es el que deben constituir las partes plurales si, en
caso de no hacerlo, se entorpece el trámite judicial.
( ...)

Se trata de que cuando varias personas actúan, ya sea como demandantes


o demandadas y (...) sean unas mismas (o, podríamos decir, similares o
conexas) las acciones (pretensiones) o excepciones que oponen, deben
hacerlo en el proceso como una sola parte procesal, por medio de un
procurador común. Esto es, de un solo apoderado, el cual puede ser
nombrado de común acuerdo, respetando primero la voluntad de las
partes; pero si no se avinieren a hacerlo, lo designará el tribunal»
(VESCOVI, 1999:199).
Pallares dice acerca de la representación unitaria (entiéndase nombramiento
de apoderado común) lo siguiente:
«... La representación unitaria es obligatoria cuando dos o más personas
ejercitan la misma acción u oponen la misma excepción (...).
La representación unitaria consiste en que las partes estén representadas
procesalmente por una sola persona, infiriéndose de ello que a cada una
ya no le es lícito obrar por separado, lo que produciría promociones
diversas, aun contrarias, y confusión en el procedimiento. También se
funda en el principio de economía procesal» (PALLARES, 1979:143).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 417

Aldo Bacre, en lo que atañe a la unificación de personería (entiéndase


nombramiento de apoderado común), expresa lo siguiente:
«Cuando actuaren en el proceso diversos litigantes y los litisconsortes
no se han presentado bajo una única representación, el juez, de oficio o
a petición de parte y después de contestada la demanda, les intimará a
que unifiquen la personería, si tienen un interés común.
Presupuesto indispensable de tal resolución es la compatibilidad de
intereses entre ellos, es decir, similar objeto y causa de la pretensión o de
las defensas. Supone, por lo tanto, un estado litisconsorcial activo o
pasivo, la actuación independiente de cada uno de ellos, y una comunidad
de intereses que lo identifica. Por lo tanto, no hay razón para que litiguen
por separado. En tales casos, procede la unificación de la personería, a
fin de (que) los que se encuentren en esa situación actúen mediante un
representante común» (BACRE, 1996, Tomo II: 103).
Al respecto, Lino Palacio refiere lo siguiente:
«La unificación de la personería es el acto mediante el cual, en los supuestos
de intervenir con carácter autónomo varios actores o demandados
vinculados, sin embargo, por un interés común, se designa a un apoderado
único para que asuma la representación procesal de todos ellos. Supone,
por lo tanto, un estado litisconsorcial activo o pasivo, la actuación
independiente de cada uno de los litisconsortes, y una comunidad de
intereses entre éstos.
(...)

(...) No es suficiente, para que proceda la unificación, la mera circunstancia


de existir pluralidad de partes actoras o demandadas; es indispensable,
además, que los litisconsortes se hallen vinculados por un interés común
o compatible. Por lo tanto, la unificación no sería admisible si no existiese
compatibilidad entre la causa y el objeto de las pretensiones interpuestas
por los litisconsortes, o uno o algunos de éstos hubiere invocado defensas
opuestas a las de los restantes. Pero cuando media un interés común
-extremo que en cada caso queda reservado a la apreciación del juez-, no
es óbice a la unificación el hecho de que los litisconsortes demandados,
por ejemplo, no han contestado la demanda en forma absolutamente
coincidente, pues no es menester atenerse a la total identidad entre el
contenido de las pretensiones o de las oposiciones, sino a su compatibilidad»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 98-101).
Casarino Viterbo sostiene que la designación de mandatario judicial o
procurador común tendrá lugar:
«a) Si son dos o más los demandantes y deducen las mismas acciones
o son dos o más los demandados y oponen idénticas excepciones
o defensas (...); y
418 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

b) Si son dos o más los demandantes o dos o más los demandados y


no deducen las mismas acciones o no oponen idénticas excepciones
o defensas, respectivamente.
En el primer caso, estamos en presencia de la designación de mandatario
judicial o procurador común con carácter obligatorio para las partes (...);
en el segundo, la designación de procurador común es enteramente
facultativa para las partes y se regirá por las reglas generales del mandato
judicial» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 96).
Alsina, en lo que toca a la unificación de personería, enseña lo siguiente:
«... Del principio de que en el estado de litisconsorcio cada sujeto conserva
su calidad de parte, no ha de seguirse que necesariamente actúen en
forma independiente; por el contrario, hay casos en que deben hacerlo
bajo una representación común, constituyendo entonces una sola enüdad.
Al iniciarse la demanda puede ya advertirse si en ella se aducen por los
actores fundamentos distintos, o si por el contrario la causa petendi es la
misma; por la contestación se verá si los demandados oponen iguales
defensas o si su diversidad supone diferencia entre ellos. Se explica que
en el segundo supuesto cada sujeto conserve su libertad de acción; pero
en el primero, cuando tanto los actores como los demandados defienden
un interés común, no hay razón para que litiguen por separado. En
tales casos procede la unificación de la personería, a fin de que los
que se encuentren en esa situación actúen mediante un representante
común.
(...) La conveniencia de este principio es evidente desde el punto de vista
de la economía procesal. No solamente contribuye al mantenimiento del
orden en el proceso, porque facilita el planteamiento de la litis y el examen
de las defensas, sino que es un medio de acelerar el trámite, por cuanto
se reduce el número de traslados, se evitan notificaciones, se simplifica
la prueba y se limitan los recursos.
(...) No debe confundirse la unificación de la personería con la unificación
de la representación, porque son dos cosas distintas. Aquélla supone la
existencia de varios sujetos en estado de litisconsorcio, que actúan
personalmente o por medio de apoderado; ésta se refiere al caso de que
una parte hubiese constituido al mismo tiempo varios mandatarios...»
(ALSINA, 1956, Tomo I: 571-572).
El Código Procesal Civil, en su artículo 76, regula el nombramiento de
apoderado común en estos términos:
«Cuando diversas personas constituyan una sola parte, actuarán
conjuntamente. Si no lo hicieran, el Juez les exigirá la actuación común
o el nombramiento de apoderado común en el plazo de diez días, bajo
apercibimiento de designarlo por ellos.
Capitulo III: Las partes y su representación en el proceso 419

La resolución que contiene el nombramiento es título que acredita la


personería del apoderado común, el que necesariamente será uno de los
Abogados.
La negativa de una persona a la designación de apoderado común o a
continuar siendo representada por él, es mérito suficiente para que litigue
por separado.
La revocación del poder o renuncia del apoderado común, no surte efecto
mientras no se designe uno nuevo y éste se apersone al proceso».

12.5.6.2 Fundamento

Lino Palacio, respecto al fundamento de la unificación de personería


(entiéndase nombramiento de apoderado común), afirma que «... el fundamento
de la institución reside en la necesidad de evitar la profusión de trámites y el
consiguiente desorden procesal que es susceptible de traer aparejada la
actuación independiente de cada uno de los litisconsortes (multiplicidad de
traslados, notificaciones, etc.)» (PALACIO, 1983, Tomo III: 100).
Aldo Bacre asevera que «el fundamento de este instituto radica en la
economía procesal. No solamente contribuye al mantenimiento del orden en
el proceso, porque facilita el planteamiento de la litis y el examen de las defensas,
sino que es un medio de acelerar el trámite, por cuanto se reduce el número
de traslados, se evitan notificaciones, se simplifica la prueba y se limitan los
recursos» (BACRE, 1996, Tomo II: 103).

12.5.6.3 Designación del apoderado común

En relación a la designación del procurador común (entiéndase apoderado


común), Casarino Viterbo refiere que:
«... El procurador común será nombrado por acuerdo de las partes a quienes
haya de representar y dentro del término razonable que les señale el
tribunal (...).
Si por omisión de todas las partes o por falta de avenimiento entre ellas
no se hace el nombramiento dentro del término indicado, lo hará el
tribunal que conozca de la causa (...).
Si la omisión es de alguna o algunas de las partes, el nombramiento hecho
por la otra u otras valdrá respecto de todas (...).
Es comprensible que la iniciativa en la designación del procurador común
nazca de la contraparte, quien solicitará al tribunal la fijación de un plazo
para que se efectúe esta designación, pues ella será la directamente beneficiada
con la concentración de la representación contraria» (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 96-97).
420 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto flinostroza Minguez

Conforme a nuestro ordenamiento jurídico (art. 76 -primer y segundo


párrafos- del C.P.C.), cuando varias personas constituyan una sola parte
(cónyuges, copropietarios, etc.), vale decir, cuando se trate de litisconsortes,
tendrán que actuar conjuntamente. Si no lo hicieran, el Juez les exigirá o bien
su actuación conjunta o sino que designen apoderado común antes de los diez
días. Transcurrido el plazo sin que se haya hecho efectiva ninguna de las dos
opciones planteadas por el magistrado, éste procederá al nombramiento de
apoderado judicial común que recaerá necesariamente en uno de los abogados
de quienes constituyen una sola parte en el proceso. La resolución que contiene
el nombramiento es título que acredita la personería del apoderado común.

12.5.6.4 Facultades del apoderado común y de la parte procesal respectiva

Lino Palacio, en lo relativo a las facultades del representante único


(entiéndase apoderado común), sostiene que:
«... Una vez producida la unificación el representante designado tiene,
respecto de sus mandantes, todas las facultades inherentes al mandato.
Ello significa que queda habilitado para realizar todos los actos procesales
que no requieran facultades especiales, salvo que éstas le hayan sido
conferidas por los litisconsortes y consten en la resolución que les
discierne la representación (...). Pueden aquéllos, asimismo, limitar
expresamente las facultades del representante común.
Obviamente, éste asume también los deberes y responsabilidades que
las leyes imponen a los mandatarios...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 107).
Alessandri, acerca de las facultades de las partes que obran mediante
procurador (apoderado) común para hacer alegaciones personales, expresa lo
siguiente:
«... La designación de procurador común no priva a las partes por él
representadas del derecho de hacer alegaciones personalmente (...).
( ...)

De acuerdo con esto, cualquiera de las partes representadas por el


procurador común puede hacer alegaciones, rendir pruebas, entablar
recursos, etc., cuando no se conforme con los procedimientos del
procurador común. En tales casos, (...) las alegaciones y los recursos
presentados separadamente por la parte, sólo la aprovechan o perjudican
a ella, y no a los demás colitigantes. Este derecho que tienen las partes
representadas por el procurador común, tiene una sola limitación: no
deben entorpecer la marcha regular del juicio y deben usar de los mismos
plazos concedidos al procurador común» (ALESSANDRI, 1940: 20).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 421

12.5.6.5 Cese de la representación por apoderado común

Lino Palacio señala sobre la revocación de la representación común


(representación por apoderado común) que:
«... Una vez efectuado el nombramiento común, éste puede revocarse de
dos maneras: por acuerdo unánime de los litisconsortes representados,
o por decisión del juez dictada a petición de uno de ellos, 'siempre que
en este último caso hubiere motivo que lo justifique' (...).
En el primer supuesto, la revocación no requiere fundamento alguno:
basta la manifestación de voluntad unánime de los litisconsortes (...).
En el segundo caso es necesaria la invocación de alguna causa que justifique
la separación del representante...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 108).
Alessandri indica al respecto que «... aunque se deduzcan las mismas
acciones o defensas y deba litigarse por procurador común, puede concederse
la facultad de gestionar por separado, desde el momento en que aparezca haber
incompatibilidad de intereses entre las partes que litigan conjuntamente»
(ALESSANDRI, 1940: 20-21).
Con arreglo a lo previsto en el Código Procesal Civil:
- La negativa de una persona a la designación de apoderado común
o a continuar siendo representada por él, es mérito suficiente para
que litigue por separado (art. 76 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).
- La revocación del poder o renuncia del apoderado común, no surte
efecto mientras no se designe uno nuevo y éste se apersone al proceso
(art. 76 -último párrafo- del C.P.C.).

12.5.7 Terminación del mandato judicial

En opinión de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «el mandato judicial


termina por el agotamiento de la gestión para la cual se confirió. Termina, así
mismo por revocación: el mandato es esencialmente revocable (...). La revocación
puede ser expresa o tácita: es expresa cuando el poderdante manifiesta al
funcionario ante quien se actúa su voluntad de revocarlo; es tácita cuando la
manifestación consiste en conferir poder a otro abogado y termina justamente
cuando se le reconoce personería al otro. Puede terminar el mandato, por
renuncia, como acto emanado del apoderado, consistente en el acto de expresar
su propósito de no continuar en el ejercicio del poder: tiene eficacia cuando se
acepte la renuncia y se haga saber al poderdante. También termina por la muerte
del apoderado, ya que el mandato es un contrato intuitu personae; si, en cambio,
es el poderdante quien fallece, el mandato no termina a menos que los herederos
lo revoquen de consuno. Tampoco termina el poder por el hecho de que quien
lo otorga pierda su calidad de representante de una persona colectiva o de una
natural» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 30-31).
422 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

A criterio de Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, el mandato judicial termina:


«a) POR REVOCACION. Debe ser expresa y extingue el mandato luego
de que sea admitida judicialmente. La sola intervención del
mandante en el juicio no importa revocación, sino en el caso que
asuma la tramitación del juicio, pidiendo que se entiendan con él
las ulterioridades de éste. En caso de revocación hecha por el
poderdante, deberá nombrar otro apoderado o comparecer por sí
mismo sin necesidad de nueva citación; no haciéndolo así, la parte
contraria podrá pedir que el juicio continúe en rebeldía.
b) POR RENUNCIA DEL MANDATARIO. En caso de renuncia del
apoderado deberá continuar sus gestiones hasta que haya vencido
el término señalado a su poderdante para reemplazarlo, bajo pena
de daños y perjuicios. Si al vencimiento del término señalado no
compareciere el poderdante, por sí o por medio de otro apoderado
el juicio continuará en rebeldía en la forma del caso anterior (...).
c) POR HABER CESADO LA PERSONALIDAD CON QUE LITIGABA
EL PODERDANTE. Por ejemplo, el caso del insano que ha recuperado
la razón.
d) POR HABER CONCLUIDO LA CAUSA PARA LA QUE SE LE
OTORGO EL PODER. Tratándose de un poder especial en el que
se determina su objeto, pierde vigencia una vez cumplidas las
diligencias que en él se indican.
e) POR MUERTE O INCAPACIDAD DEL MANDANTE. En tales
casos, el apoderado continuará ejerciendo su personería hasta que
los herederos o representante legal tomen la intervención que Ies
corresponda en el proceso, o venza el plazo fijado. Mientras tanto,
comprobado el deceso o la incapacidad, el juez señalará un plazo
para que los interesados concurran a estar a derecho citándolos
directamente si se conocieran sus domicilios o por edictos (...), si
no fuesen conocidos, bajo apercibimiento de continuar el juicio en
rebeldía en el primer caso y de nombrarles defensor en el segundo.
(...)

f) POR MUERTE O INHABILIDAD DEL APODERADO. Producido


el caso se suspenderá la tramitación del juicio y el juez fijará al
mandante un plazo para que comparezca por sí o por nuevo
apoderado, citándolo en la forma dispuesta en el apartado anterior.
Vencido el plazo fijado sin que el mandante satisfaga el
requerimiento, se continuará el juicio en rebeldía» (ALVAREZ
JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990:100-101).
Lino Palacio nos informa que cesa la representación de los apoderados
por las causales que a continuación describe:
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 423

« Io) Por revocación expresa del mandato en el expediente. En este caso, el


poderdante debe comparecer por sí o constituir nuevo apoderado
sin necesidad de emplazamiento o citación, so pena de continuarse
el juicio en rebeldía. La sola presentación del mandante no revoca
el poder.
(...)

2o) Por renuncia, en cuyo caso el apoderado debe, bajo pena de daños
y perjuicios, continuar las gestiones hasta que haya vencido el plazo
que el juez fije al poderdante para reemplazarlo o comparecer por
sí (...).
3o) Por haber cesado la personalidad con que litigaba el poderdante. (...) (Se)
contempla la hipótesis de que el mandante haya conferido el poder
en su calidad de representante necesario de otra persona, y de que
haya cesado el motivo de esa representación (...).
(...) Acreditada aquella circunstancia, debe citarse al ex-representado
para que comparezca al proceso personalmente o por medio de
mandatario, bajo apercibimiento de declararlo en rebeldía.
4o) Por haber concluido la causa para la cual se le otorgó el poder. (...) se
refiere, como es obvio, al mandato conferido para actuar en un
determinado proceso.
5o) Por muerte o incapacidad del poderdante. En tales casos el apoderado
debe continuar ejerciendo su personería hasta que los herederos o
representante legal tomen la intervención que les corresponde en
el proceso. Mientras tanto, comprobado el deceso o la incapacidad,
el juez debe señalar un plazo para que los interesados concurran a
estar a derecho, citándolos directamente si se conocieren sus domicilios,
o por edictos (...), si no fueren conocidos, bajo apercibimiento de
continuar el juicio en rebeldía en el primer caso y de nombrarles
defensor en el segundo (...).
( ...)

6o) Por muerte o inhabilidad del apoderado. Producido el caso, se suspende


la tramitación del juicio y el juez debe fijar al mandante un plazo para
que comparezca por sí o por nuevo apoderado, citándolo en la
forma dispuesta en el caso de muerte o incapacidad del poderdante,
es decir por cédula o por edictos. Vencido el plazo fijado sin que el
mandante satisfaga el requerimiento, corresponde que el juicio
continúe en rebeldía» (PALACIO, 1983, Tomo III: 89-94).
Véscovi, acerca de las causales de extinción del poder, apunta que:
«... Las comunes causales que extinguen el poder, conforme al derecho
sustantivo son, naturalmente, de aplicación al mandato procesal: la
424 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

revocación (acto voluntario del poderdante), la muerte, la incapacidad,


el término fijado (ya sea en período de tiempo, bien para la realización de
una función determinada o la comparecencia en un cierto procedimiento).
Sin embargo, el proceso tiene sus reglas propias que, en general, podríamos
decir que se derivan del hecho de que dichas causales sólo tienen efecto cuando
se hacen patentes en el procedimiento, dentro del juicio» (VESCOVI, 1999:197).
El mencionado jurista, respecto de la revocación como causal de extinción
del poder, afirma que «... ella no causa efecto mientras no se presente en el
juicio, el cual ya ha sido iniciado con el poder que se revoca y éste se ha
presentado en autos (en general, si ya se ha comparecido por el actor en la
demanda, o por el demandado en la contestación). Por otro lado, (...) la simple
comparecencia del poderdante en el mencionado juicio, con expresa
manifestación de que revoca el poder, es suficiente (...) para que produzca
efectos, quedando el apoderado separado del cargo» (VESCOVI, 1999:197).
Véscovi, refiriéndose esta vez a la muerte o incapacidad del poderdante
como causal de extinción del poder, sostiene que «... constituyen causales de
extinción del mandato, (que) permiten, sin embargo, la subsistencia del
apoderamiento procesal si ya el mismo se ha presentado en juicio (...). Se
produce así, a los efectos del procedimiento (el determinado, en el cual se está
actuando ya), una especie de continuación del apoderamiento, pese a la
producción de la causal de extinción. Dicho de otro modo: no se produce la
extinción (al menos a los efectos procesales concretos), sino hasta que se origina
un acto que revela (oficialmente) en el referido procedimiento, que se ha
producido la causal. Para lo que se exige la comparecencia de quienes sustituyen
la personalidad del poderdante, ya sean sus herederos, en caso sucesorio, o su
curador, en caso de incapacidad...» (VESCOVI, 1999:197).
Véscovi, al examinar la muerte o incapacidad del mandatario o apoderado
como causal de extinción del poder, enseña que:
«... Aquí se produce (...) la terminación del apoderamiento (...).
En este caso no hay otro remedio que el de suspender el proceso, y es
necesario emplazar a los poderdantes para que comparezcan por sí o
nombren otro apoderado (...).
Sin embargo, los códigos comparados de Latinoamérica registran dos
casos de excepción a esta suspensión del proceso. Uno de ellos es muy
común: se trata de la circunstancia de que exista un sustituto previsto en
el propio poder (...). La otra causal que admiten algunos códigos (...) es
la de que en el juicio ya hayan sido citadas las partes para sentencia y
hasta después de dictada ésta (que no podrá ser notificada sino a los
nuevos emplazados). Es decir, cuando ya las partes no deben realizar
actividad alguna y si sólo el tribunal debe hacerlo. Por supuesto, si éste
reabriera de algún modo el debate o la simple actividad de control de las
partes, el proceso quedaría detenido...» (VESCOVI, 1999:198).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 425

En lo concerniente a la renuncia del apoderado como causal de extinción


del poder, Véscovi predica que «... en este caso (...) habrá que emplazar a la
parte. Y recién en este caso, si se la ha notificado debidamente la renuncia por
medio del tribunal, dentro del procedimiento, o si comparece el poderdante,
será posible que cese la actividad del apoderado. Pues mientras tanto es su
responsabilidad continuar gestionando y actuando en defensa de los intereses
que se le han confiado. Se entiende que al aceptar la representación el mandatario
ha asumido obligaciones y responsabilidades que no terminan abruptamente
y en perjuicio del mandante» (VESCOVI, 1999:198).
Véscovi, en lo que atañe a la sustitución del mandatario (apoderado) como
causal de extinción del poder, opina lo siguiente:
«... Esta es, también, una forma de remoción del mandatario; siempre
que en el poder se confiera la facultad de sustituir, pues se considera que
este acto no puede cumplirse sin que el poderdante lo haya autorizado.
La sustitución, asimismo, puede importar la revocación del mandatario,
si es simple, ya que entonces entra a estar investido del poder otro nuevo
titular, quedando el primitivo despojado de aquél. Pero, por excepción,
podría darse el caso de que la sustitución fuera para algún acto concreto
(...) o con la reserva de la facultad para continuar actuando, lo cual, si se
dice expresamente, es aceptado...» (VESCOVI, 1999:198-199).
De conformidad con nuestro ordenamiento jurídico procesal (art. 78 -parte
inicial- del C.P.C.), el cese de la representación judicial se produce por las
mismas causas que dan lugar al término de la representación o del mandato
(revocación del poder; renuncia, fallecimiento, incapacidad posterior del
apoderado; vencimiento del plazo del mandato; cumplimiento de éste; etc.).
Es de destacar que, a menos que haya una declaración explícita, la
ejecución de un acto procesal por parte del representado no implica la revocación
del poder (art. 78 -in fine- del C.P.C.). Esto significa que la intervención del
apoderado no excluye la participación de la persona a quien se representa. Es
de anotar que el ordenamiento sustantivo, a diferencia del procesal, prevé la
revocación tácita del poder con la ejecución del acto por el representado (art.
151 del Código Civil). Ello no implica conflicto de leyes alguno porque la
representación procesal se rige, como es obvio, por la legislación de la materia,
siendo la normatividad del Código Civil sobre representación y mandato
aplicable únicamente en forma supletoria (art. 62 del C.P.C.).
Acerca de los efectos del cese de la representación judicial decidido por
el representado capaz de actuar por sí mismo, hay que señalar que, según se
desprende del artículo 79 -primer párrafo- del Código Procesal Civil, sólo tendrá
eficacia a partir del momento en que se apersona al proceso la parte que confirió
el poder, ya sea por sí mismo o mediante nuevo apoderado judicial, no
importando la fecha o forma de la comunicación del cese de la representación
al anterior apoderado ni tampoco la causal.
426 Derecho Procesal Civil í: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

En cuanto a los efectos del cese de la representación decidido por el


apoderado, es bueno indicar que, según se infiere del artículo 79 -segundo
párrafo- del Código adjetivo, surtirá efecto luego del quinto día de notificado
el representado u otro de sus apoderados. De no apersonarse aquél al proceso
por sí mismo o si no se designara nuevo apoderado continuará el proceso en
su rebeldía.
Finalmente, y conforme lo ordena el último párrafo del artículo 79 del
Código Procesal Civil, en tanto no se designe nuevo representante o curador
procesal, el proceso se suspenderá (por un plazo que no excederá los 30 días)
en los siguientes casos:
- Muerte del representante legal de un incapaz.
- Declaración de ausencia del representante legal de un incapaz.
- Incapacidad sobrevenida del representante o del apoderado.
- Remoción o cese de nombramiento del representante legal de un
incapaz.
- Circuns tancias análogas (accidentes graves que impidan el ejercicio
de la representación, condena penal del representante, etc.).

12.6 Representación judicial por abogado

12.6.1 Noción de abogado

Según De Pina, «el abogado es (...) la persona que en posesión de título


de Licenciado en Derecho y cumplidos los requisitos legales correspondientes,
presta sus servicios técnicos, en los órdenes judicial y extrajudicial, con carácter
profesional...» (DE PINA, 1940:141).
Para Rosenberg, el abogado «... es una persona experta en derecho,
autorizada por el Estado para servir a las partes, en razón de su profesión,
como asesor (patrocinante) y representante (mandatario procesal) (...); en estas
tareas es independiente y sólo está sometido a las leyes. Como representante
actúa en lugar de la parte (ausente); como patrocinante, junto a la parte (presente),
a la que asiste con su consejo y alegato...» (ROSENBERG, 1955, Tomo 1:146).
En palabras de Glück, los abogados «... son los auxiliares de la justicia
encargados de esclarecerla por las consultas y por la defensa, o los que por
profesión asisten a las partes en sus emergencias jurídicas, los que les dan sus
consejos legales y los que defienden sus derechos...» (GLÜCK; citado por
GALLINAL, s/a , Tomo I: 242-243).
Gallinal refiere que el término abogado, «... en el uso corriente de nuestro
idioma, significa protector, defensor, el que intercede, media y ruega en favor
de otro; y el abogado en la acepción jurídica, protege y defiende en sus derechos,
al que necesita el amparo de la justicia e intercede, por él, ante los tribunales,
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 427

para que le favorezcan, haciendo cumplir las leyes. La acepción usual de la


palabra corresponde a su acepción jurídica. Por eso, los que desempeñan esta
profesión, fueron designados por los romanos con los nombres de patroni
(protectores) y advoctis, en cuanto eran llamados por los que solicitaban su
intercesión y auxilio (...). Lo que le caracteriza como tal, es resolver consultas,
0 mostrarse en los tribunales defendiendo de palabra y por escrito los derechos
de sus clientes, invocando la ley y exigiendo el exacto cumplimiento de la
justicia» (GALLINAL, s/a , Tomo I: 243-244).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín apuntan que son notas
características del concepto de abogado las que enuncian seguidamente:
«* Ejercicio de una profesión libre.
* Se trata de una profesión intelectual, ya que exige la aplicación de
la ciencia y técnica jurídica.
* Independencia en cuanto que, en la misión de defensa se atendrá
el Abogado a las exigencias técnicas, deontológicas y morales
adecuadas a la tutela jurídica de cada asunto» (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 208).
Casarino Viterbo dice de los abogados lo siguiente:
«... Son personas revestidas por la autoridad competente de la facultad
de defender ante los tribunales de justicia los derechos de las partes
litigantes (...).
No se piense, sin embargo, que ésta sea la función exclusiva de los
abogados. En efecto, ellos actúan ante los tribunales tanto en la defensa
de los derechos de los litigantes como en la dirección de los negocios no
contenciosos; y también actúan fuera de los tribunales informando a las
personas que requieran sus servicios profesionales acerca de cualquier
punto legal y que sea de interés para la conclusión de sus negocios
jurídicos. El abogado no es un funcionario auxiliar de la administración
de justicia, (...) pero sí que es, en cambio, un poderoso colaborador suyo.
En síntesis, los abogados son profesionales liberales poseedores de la
ciencia del Derecho, y, por consiguiente, son técnicos o especialistas en
materias legales» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo II: 245).
La Ley Orgánica del Poder Judicial regula lo concerniente a los abogados
patrocinantes en el Capítulo Unico («De los abogados patrocinantes») del Título
1 de la Sección Sétima («De la defensa ante el Poder Judicial»), en los arts. 284
al 294. Precisamente, el artículo 284 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
prescribe al respecto que:
«La abogacía es una función social al servicio de la Justicia y el Derecho.
Toda persona tiene derecho a ser patrocinada por el Abogado de su libre
elección».
428 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

12.6.2 Requisitos para el patrocinio del abogado

De acuerdo a lo normado en el artículo 285 de la Ley Orgánica del Poder


Judicial, para patrocinar se requiere:
1. Tener título de abogado.
2. Hallarse en ejercicio de sus derechos civiles.
3. Tener inscrito el Título Profesional en la Corte Superior de Justicia
correspondiente, y si no lo hubiere, en la Corte Superior de Justicia
más cercana.
4. Estar inscrito en el Colegio de Abogados del Distrito Judicial
correspondiente, y si no lo hubiere, en el Distrito Judicial más
cercano.

12.6.3 Impedimentos del abogado para patrocinar

El artículo 286 de la Ley Orgánica del Poder Judicial trata sobre los
impedimentos del abogado para patrocinar. Así, según dicho numeral, no
puede patrocinar el abogado que:
1. Ha sido suspendido en el ejercicio de la abogacía por resolución
judicial firme.
2. Ha sido suspendido en el ejercicio por medida disciplinaria del
Colegio de Abogados en donde se encuentra inscrito, o no se halle
hábil conforme al estatuto del respectivo colegio.
3. Ha sido inhabilitado para ejercer la abogacía por sentencia judicial
firme.
4. Ha sufrido destitución de cargo judicial o público, en los cinco años
siguientes a la aplicación de la sanción.
5. Se encuentre sufriendo pena privativa de la libertad impuesta por
sentencia judicial condenatoria firme.

12.6.4 Incompatibilidades para patrocinar por razones de función

Con arreglo a lo previsto en el artículo 287 de la Ley Orgánica del Poder


Judicial, existe incompatibilidad por razones de función para patrocinar, por
parte de:
1. Los Magistrados, Fiscales y Procuradores Públicos.
2. El Presidente de la República y los Vicepresidentes, los Ministros
de Estado, los representantes al Congreso, los representantes a las
Asambleas Regionales, los integrantes del Jurado Nacional de
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 429

Elecciones, el Contralor y el Subcontralor de la Contraloría General


de la República, los Directores del Banco Central de Reserva, el
Superintendente de Banca y Seguros, el Presidente del Instituto
Peruano de Seguridad Social (hoy día Seguro Social de Salud), los
miembros de los Tribunales Administrativos y los Alcaldes.
3. Los Prefectos y Subprefectos.
4. Los Viceministros y Directores Generales de la Administración
Pública Central, Regional y Municipal.
5. Los Notarios Públicos.
6. Los Registradores Públicos.
7. Los Auxiliares de Justicia y los funcionarios y empleados del Poder
Judicial y del Ministerio Público.
8. Los Ex Magistrados en los procesos en que han conocido.

12.6.5 Derechos del abogado

Tal como lo señala el artículo 289 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
son derechos del abogado patrocinante:
1. Defender con independencia a quienes se lo soliciten en cualquier
etapa del proceso.
2. Concertar libremente sus honorarios profesionales. (Al respecto, el
art. 294 de la L.O.P.J. preceptúa que el pago de honorarios de los
abogados cualquiera que fuese su monto, se sustancia como
incidente, ante el Juez del proceso).
3. Renunciar o negarse a prestar defensa por criterio de conciencia.
4. Exigir el cumplimiento de la defensa cautiva.
5. Informar verbalmente o por escrito en todo proceso judicial, antes
que se ponga fin a la instancia.
6. Exigir el cumplimiento del horario del Despacho Judicial y de las
diligencias o actos procesales.
7. Ser atendido personalmente por los Magistrados, cuando así lo
requiera el ejercicio de su patrocinio.
8. Recibir de toda autoridad el trato que corresponde a su función.
No podemos dejar de mencionar que, en aplicación del artículo 293 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial, el abogado tiene derecho a defender o prestar
asesoramiento a sus patrocinados ante las autoridades judiciales, parlamentarias,
políticas, administrativas, policiales y militares y ante las entidades y corporaciones
430 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de derecho privado y ninguna autoridad puede impedir este ejercicio, bajo


responsabilidad.

12.6.6 Deberes del abogado

Lino Palacio, acerca de los deberes del abogado, apunta lo siguiente:


«... El abogado es sujeto de deberes hacia su cliente, el órgano judicial y
la parte frente a la cual ejerce su patrocinio.
Con relación a su cliente, está obligado a orientarlo y a asistirlo de acuerdo
con la técnica que aconseje la naturaleza del asunto de que se trate. Ello
implica, por un lado, que el abogado debe ante todo abstenerse de ejercer
su patrocinio en la interposición de una pretensión o el planteamiento
de una oposición fundadas en hechos cuya falsedad le conste de modo
indubitable, y, por otro lado, que una vez asumido el patrocinio, está
obligado a empeñar toda su diligencia profesional en la defensa de los
intereses que le han sido confiados.
Con respecto al órgano judicial, el abogado está obligado a observar una
conducta compatible con el buen orden del proceso y con la autoridad,
dignidad y decoro del juez o jueces que integran a aquél, absteniéndose
por lo tanto de obstruir la adecuada ejecución de los actos procesales y
de utilizar expresiones indecorosas u ofensivas (...).
Finalmente, con relación a la parte contraria a aquélla que patrocina, debe
el abogado comportarse con lealtad, probidad y buena fe...» (PALACIO,
1983, Tomo III: 155-156).
La Ley Orgánica del Poder Judicial, en su artículo 288, establece que son
deberes del abogado patrocinante:
1. Actuar como servidor de la Justicia y como colaborador de los
Magistrados.
2. Patrocinar con sujeción a los principios de lealtad, probidad,
veracidad, honradez y buena fe.
3. Defender con sujeción a las leyes, la verdad de los hechos y las
normas del Código de Etica Profesional.
4. Guardar el secreto profesional.
5. Actuar con moderación y guardar el debido respeto en sus
intervenciones y en los escritos que autorice.
6. Desempeñar diligentemente el cargo de defensor de oficio, herencia
y ausentes, para el que se le ha designado.
7. Instruir y exhortar a sus clientes para que acaten las indicaciones
de los Magistrados y guarden el debido respeto a los mismos y a
todas las personas que intervengan en el proceso.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 431

8. Cumplir fielmente las obligaciones asumidas con su cliente.


9. Abstenerse de promover la difusión pública de aspectos reservados
del proceso aún no resuelto, en que intervenga.
10. Consignar en todos los escritos que presenten en un proceso su
nombre en caracteres legibles y el número de su registro en el Colegio
de Abogados, y su firma en los originales, sin cuyos requisitos no
se acepta el escrito.
11. Denunciar a las personas que incurran en el ejercicio ilegal de la
abogacía.
12. Ejercer obligatoriamente, cuando menos una defensa gratuita al
año, según el reporte que realice el respectivo Colegio de Abogados.
A tenor del artículo 109 del Código Procesal Civil, son deberes de los
abogados (así como de las partes y apoderados) los siguientes:
1. Proceder con veracidad, probidad, lealtad y buena fe en todos sus
actos e intervenciones en el proceso
2. No actuar temerariamente en el ejercicio de sus derechos procesales.
3. Abstenerse de usar expresiones descomedidas o agraviantes en sus
intervenciones.
4. Guardar el debido respeto al Juez, a las partes y a los auxiliares de
justicia.
5. Concurrir ante el Juez cuando éste los cite y acatar sus órdenes en
las actuaciones judiciales.
6. Prestar al Juez su diligente colaboración para las actuaciones
procesales, bajo apercibimiento de ser sancionados por inconducta
con una multa no menor de tres ni mayor de cinco Unidades de
Referencia Procesal.

12.6.7 Responsabilidad del abogado

Gallinal, en lo que concierne a la responsabilidad de los abogados, expone


lo siguiente:
«En el cumplimiento de su misión, pueden incurrir en responsabilidad,
que se puede clasificar de tres clases distintas: disciplinaria, que pueden
imponerla los jueces y tribunales, civil, por los perjuicios que irroguen a
sus clientes, y criminal, cuando el acto sea considerado como delito por
el Código Penal.
Los abogados pueden ser corregidos disciplinariamente, cuando en el
ejercicio de su profesión, faltaren de palabra, por escrito o de obra al
respeto debido a los magistrados (...). De palabra, cuando informando in
432 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

voce, por ejemplo, se expresasen en términos hirientes y desdorosos para


el juez; por escrito, cuando en los alegatos o demás escritos, se use de tales
frases, y de obra, cuando se ejecute una acción que muestre a las claras
que se hace con intención de ofender.
También pueden ser corregidos disciplinariamente, cuando insultaren o
ultrajaren a sus colegas o a los litigantes contrarios sin que la necesidad
de la defensa lo requiera (...).
(...)

La responsabilidad civil de los abogados, es con respecto a los daños y


perjuicios que le sean legalmente imputables y de los cuales deben resarcir
a sus clientes (...).
(...)

En cuanto a la responsabilidad criminal, tiene lugar, cuando el hecho que


se realiza por el abogado es considerado delictuoso por el Código Penal...»
(GALLINAL, s/a, Tomo I: 266-268).
Por su parte, Casarino Viterbo, en lo que se refiere a la responsabilidad
del abogado, manifiesta lo siguiente:
«... La responsabilidad del abogado puede ser de tres clases: civil, penal
y profesional o disciplinaria. Cada una de ellas tiene diferente fuente u
origen, se hace efectiva ante diversos organismos y también distintas
serán las sanciones que pueden recaer.
(...)

(...) Responsabilidad civil. Desde el momento en que entre el cliente y el


abogado media un contrato de mandato, lógico es que el abogado, como
cualquier otro mandatario, pueda incurrir en responsabilidad civil.
Será ésta una responsabilidad contractual, y nacerá cuando el abogado
no cumpla con las obligaciones que el contrato de mandato profesional
le impone. Esta responsabilidad civil, como se comprende, se hace efectiva
ante los tribunales ordinarios de justicia (...), y se traducirá en el pago de
la correspondiente indemnización por los perjuicios ocasionados.
Esta responsabilidad se sujetará, por consiguiente, a las reglas del mandato
civil y, en último término, a las de la teoría general de las obligaciones.
(...) Responsabilidad penal. Es aquella en que pueden incurrir los abogados
con motivo de la comisión de delitos relacionados con el ejercicio de su
profesión (...).
(...) Responsabilidad profesional. Toda persona que fuere afectada por un
acto desdoroso, abusivo o contrario a la ética, cometido por un profesional
en el ejercicio de su profesión, podrá recurrir a los tribunales de justicia
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 433

en demanda de la aplicación de las sanciones que actualmente contemplen


para estos actos la Ley Orgánica del Colegio respectivo o las normas de
ética vigentes» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo II: 265-266).
La Ley Orgánica del Poder Judicial, en lo que atañe a la responsabilidad
disciplinaria de los abogados, prescribe en sus artículos 292 y 304 lo siguiente:
«A rtículo 292°.- Los Magistrados sancionan a los abogados que formulen pedidos
maliciosos o manifiestamente ilegales, falseen a sabiendas la verdad de los hechos,
o no cumplan los deberes indicados en los incisos 1), 2), 3), 5), 7), 9), 11) y 12) del
artículo 288° [de la L.O.P.J. Tales incisos señalan, respectivamente, que son deberes
del abogado patrocinante: A. actuar como servidor de la Justicia y como colaborador
de los Magistrados (inciso 1); B. patrocinar con sujeción a los principios de lealtad,
probidad, veracidad, honradez y buena fe (inciso 2); C. defender con sujeción a las
leyes, la verdad de los hechos y las normas del Código de Etica Profesional (inciso
3); D. actuar con moderación y guardar el debido respeto en sus intervenciones y en
los escritos que autorice (inciso 5); E. instruir y exhortara sus clientes para que acaten
las indicaciones de los Magistrados y guarden el debido respeto a los mismos y a
todas las personas que intervengan en el proceso (inciso 7); F. abstenerse de promover
la difusión pública de aspectos reservados del proceso aún no resuelto, en que
intervenga (inciso 9); G. denunciar a las personas que incurran en el ejercicio ilegal
de la abogacía (inciso 11); y H. ejercer obligatoriamente, cuando menos una defensa
gratuita al año, según el reporte que realíce el respectivo Colegio oe Abogados (inciso
12)]. Las sanciones pueden ser de amonestación y multa no menor de una (01) ni
mayor de veinte (20) Unidades de Referencia Procesal, así como suspensión en el
ejercicio de la profesión hasta por seis meses.
Las resoluciones que impongan sanción de multa superior a dos (02) Unidades de
Referencia Procesal o de suspensión, son apelables en efecto suspensivo, formándose
el cuaderno respectivo. Las demás sanciones son apelables sin efecto suspensivo.
Las sanciones son comunicadas a la Presidencia de la Corte Superior y al Colegio
de Abogados del Distrito Judicial respectivo».

«Artículo 304°.- En caso que los Defensores Gratuitos no cumplan con sus
obligaciones, por negligencia o ignorancia inexcusables, los Magistrados comunican
el hecho a los respectivos Colegios de Abogados, para la aplicación de las sanciones
disciplinarias a que hubiere lugar».

El Código Procesal Civil, en su artículo 111, norma lo relativo a la


responsabilidad en general de los abogados, estableciendo que:
«Además de lo dispuesto en el Artículo 110, cuando el Juez considere
que el Abogado actúa o ha actuado con temeridad o mala fe, remitirá
copia de las actuaciones respectivas a la Presidencia de la Corte Superior,
al Ministerio Público y al Colegio de Abogados correspondiente, para
las sanciones a que pudiera haber lugar».
El artículo 110 del Código Procesal Civil, a que se alude en el artículo 111
del mencionado cuerpo de leyes (citado precedentemente), versa sobre la
responsabilidad patrimonial de las partes, sus abogados, sus apoderados y los
terceros legitimados, y dispone: A. que las partes, sus abogados, sus apoderados
y los terceros legitimados responden por los perjuicios que causen con sus
434 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

actuaciones procesales temerarias o de mala fe; B. que cuando en el proceso


aparezca la prueba de tal conducta, el Juez, independientemente de las costas
que correspondan, impondrá una multa no menor de cinco ni mayor de veinte
Unidades de Referencia Procesal; y C. que cuando no se pueda identificar al
causante de los perjuicios, la responsabilidad será solidaria.
En cuanto a la responsabilidad penal en que puede incurrir el abogado,
cabe indicar, a manera de ejemplo, que dicha responsabilidad puede derivar
de la comisión por parte de aquél de los siguientes ilícitos penales:
- Violación del secreto profesional. Al respecto, el artículo 165 del Código
Penal preceptúa que el que, teniendo información por razón de su
estado, oficio, empleo, profesión o ministerio, de secretos cuya
publicación pueda causar daño, los revela sin consentimiento del
interesado, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor
de dos años y con sesenta a ciento veinte días-multa.
- Patrocinio infiel. Al respecto, el artículo 421 del Código Penal señala
que el abogado o mandatario judicial que, después de haber
patrocinado o representado a una parte en un proceso judicial o
administrativo, asume la defensa o representación de la parte
contraria en el mismo proceso, será reprimido con pena privativa
de libertad no mayor de dos años.

12.6.8 Representación procesal a cargo del abogado


Antes de la entrada en vigencia del Código Procesal Civil en julio de
1993, ya el Texto Unico Ordenado de Ley Orgánica del Poder Judicial (D.S.
Nro. 017-93-JUS) se ocupaba de la representación judicial por abogado. Así es,
el artículo 290 de dicha Ley Orgánica establece en su primer párrafo que en los
procesos, sin necesidad de la intervención de su cliente, el abogado puede
presentar, suscribir y ofrecer todo tipo de escritos, con excepción de aquellos
para los que se requiere poder especial con arreglo a ley. Dicha norma constituye
un acierto y es de mucha utilidad porque en virtud de ella el letrado patrocinante
está facultado para presentar los escritos necesarios a fin de proseguir con el
desarrollo del proceso y evitar que el propio cliente se perjudique en caso de
producirse algún evento que imposibilite al último la suscripción de un escrito,
hecho que hubiese motivado su no presentación de faltar el artículo 290 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial (y el art. 80 del C.P.C.). Es sabido que en el
ejercicio de la profesión muchas veces se dificulta el contacto entre abogado y
patrocinado e, inclusive, éste puede optar por dejar en manos de aquél el
conocimiento del juicio y la realización de los actos procesales; pero, con la
representación judicial otorgada legalmente al abogado se evita la paralización
involuntaria del proceso y, es más, se agiliza éste.
Pese a estar ya contemplada en la Ley Orgánica del Poder Judicial, el
legislador ha creído conveniente incorporar al Código Procesal Civil la
representación judicial por abogado y lo hace dándole un contenido mucho
Capítulo I I I : Las partes y su representación en el proceso 435

más técnico y completo. De esta manera el artículo 80 del citado Código adjetivo
prescribe que el interesado o su representante pueden otorgar o delegar al
abogado patrocinante las facultades generales de representación (a que se
contrae el artículo 74 del Código Procesal Civil). Si bien se indica que el
otorgamiento o delegación de tales facultades se puede hacer en el primer
escrito, ello no impide que se haga en momento posterior (pues no es difícil de
imaginar que en el curso del proceso puede darse el cambio de abogado
patrocinante y con ello la necesidad de conferir facultades generales de
representación al nuevo letrado).
Puntualizamos que no es necesario que el poder general conferido al
abogado patrocinante adopte las formalidades previstas en el artículo 72 del
Código Procesal Civil, vale decir, que conste en escritura pública o se otorgue
por acta ante el Juez. Bastará que el escrito en que se autoricen facultades
generales al abogado se encuentre firmado por el interesado o su representante.
(No está demás decir que en no pocas ocasiones el abogado prepara el escrito
en el cual se otorgan facultades generales de representación y lo firma él mismo,
sin participación de su cliente o del representante de éste, resultando a todas
luces ineficaz dicho proceder). Además, será exigible que se consigne la
dirección domiciliaria (domicilio personal) del representado y su declaración
de estar instruido de la representación o delegación que otorga y de sus alcances
o consecuencias (art. 80 -parte final- del C.P.C.). Estos dos últimos requisitos
no se contemplaron en el artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
En varios casos los medios impugnatorios que interponían los abogados
para lograr que se declarase la ineficacia de una resolución judicial eran
rechazados por los magistrados quienes consideraban que las facultades
generales de representación no se hacían extensivas a la potestad del letrado
para impugnar una resolución, exigiendo erróneamente la firma del representado
(o de su representante que cuente con facultades especiales). Aquello acontecía
inclusive estando ya vigente el Código Procesal Civil. Al respecto, señalamos
que los actos que requieren de facultades generales se determinan haciendo
exclusión de los contenidos en el artículo 75 del mencionado Código, referido
a las facultades especiales; en consecuencia, al no prescribir el ordenamiento
procesal u otra ley que la interposición de medios impugnatorios constituye
un acto para el cual se exige contar con facultades especiales, el letrado
patrocinante podrá interponerlos con su sola firma haciendo uso de las
facultades generales concedidas. Pese a lo expresado, resulta saludable lo
dispuesto por la Ley Nro. 26624 (del 19-06-1996) que agrega un nuevo párrafo
al artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, el cual precisa que el
abogado no requiere poder especial para interponer medios impugnatorios en
representación de su cliente.
Finalmente, en relación al tema tratado en este punto, debe tenerse
presente lo dispuesto en el artículo 291 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
conforme al cual:
436 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«Los abogados que integran estudios colectivos pueden sustituirse


indistintamente en el patrocinio de los asuntos a su cargo y se representan,
unos a otros, para fines profesionales, ante las Salas y Juzgados correspondientes.
La conformación de un estudio colectivo es puesta en conocimiento de
las Cortes y del Colegio de Abogados del Distrito Judicial correspondiente.
Dicha nómina no afecta las obligaciones y derechos que corresponden a
cada uno de sus miembros, siendo la responsabilidad individual».

12.6.8.1 El abogado apoderado en caso de auxilio judicial

En principio, cabe señalar que el auxilio judicial (beneficio por el cual se


exonera de los gastos del proceso al auxiliado mas no del pago de las costas y
costos procesales: arts. 182 -primer párrafo- y 413 -segundo párrafo- del C.P.C.)
se concede únicamente a personas naturales (y no a personas jurídicas, siendo
irrelevante si éstas se encuentran en situación de iliquidez o insolvencia). No
necesariamente se concede dicho beneficio a todas las personas de escasos
recursos, sino, estrictamente, a quienes tengan que intervenir en un proceso
(como demandante o demandado) cuyos gastos por todos conocidos no pueden
ser cubiertos o garantizados sin poner en peligro la propia subsistencia del
sujeto procesal o la de las personas que dependan de este último (integrantes
del círculo familiar). Ello se colige del artículo 179 del Código Procesal Civil.
Ahora bien, conforme a nuestro ordenamiento jurídico procesal:
- Habiendo tomado conocimiento de la aprobación del auxilio judicial,
el Juez mediante resolución, podrá acceder a la solicitud del interesado
designando al abogado que actuará como su apoderado; caso
contrario el Juez nombrará apoderado eligiéndolo de la lista que el
Colegio de Abogados de la sede de la Corte enviará a la Presidencia
de la misma (art. 183 -primer y segundo párrafos- del C.P.C.).
- Ningún abogado está obligado a patrocinar más de tres procesos
con Auxilio Judicial al año (art. 183 -parte final del segundo párrafo-
del C.P.C.).
- Los honorarios del (abogado) apoderado son fijados por el Juez.
Son cubiertos íntegramente por el perdedor, si no fuera (el) auxiliado.
Si éste fuera el perdedor, los paga el Colegio (de Abogados)
respectivo (art. 183 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).
- Si el (abogado) apoderado no reside donde va a continuar el proceso,
sea segunda instancia o casación, el órgano jurisdiccional encargado
le nombrará un sustituto. Lo mismo ocurrirá si el apoderado cambia
de lugar de residencia (art. 183 -último párrafo- del C.P.C.).
- El (abogado) apoderado debe abstenerse si se encuentra incurso
en alguna de las causales de impedimento o recusación aplicables
al Juez (previstas en los arts. 305 y 307 del C.P.C., respectivamente).
i
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 437

El impedimento o recusación del apoderado se manifestará dentro


de tres días de notificado el nombramiento, acompañando los
medios probatorios. El Juez resolverá de plano, siendo su decisión
inimpugnable (art. 184 del C.P.C.).
- El (abogado) apoderado tiene las facultades del curador procesal
y las que le conceda el auxiliado. Sin perjuicio de ello, el apoderado
podrá delegar la representación en otro Abogado, bajo su responsabilidad
(art. 185 del C.P.C.).
- El dolo o negligencia en el ejercicio de su función, constituyen falta
grave del (abogado) apoderado contra la ética profesional. Si ocurre
tal hecho, el Juez lo pondrá en conocimiento del Colegio de
Abogados, sin perjuicio de sancionarlo con una multa no menor
de cinco ni mayor de veinte Unidades de Referencia Procesal, que
serán compartidas por igual entre el auxiliado y el Poder Judicial
(art. 186 del C.P.C.).

12.6.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con la actuación del abogado

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la actuación


del abogado, ha establecido lo siguiente:
- «... Según lo establecido en el artículo 284 y siguientes del Texto
Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...], la
defensa por ante el Poder Judicial es cautiva, en este mismo sentido
el artículo 132 del Código Procesal Civil define que los escritos que
las partes presenten al proceso necesariamente deberán estar
autorizados por un abogado colegiado, con indicación de su nombre
y número de registro. De lo contrario no se le concederá trámite;
por tanto, queda claro que para ejercer la defensa por ante el
Poder Judicial es preciso entre otros: poseer el título de abogado,
estar inscrito en el Colegio de Abogados del Distrito Judicial
correspondiente y estar habilitado para el ejercicio de la defensa...»
(Casación Nro. 262-2003 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-05-2005, págs. 14086-14087).
- «... Si bien toda persona tiene derecho a ser patrocinada por el
abogado de su elección en el proceso en el que interviene, resulta
que dicho letrado debe cumplir con requisitos básicos para que el
patrocinio sea idóneo con respecto a su patrocinado, entre los cuales
se requiere (...) que se encuentre habilitado para el patrocinio
judicial conforme al Estatuto de su respectivo Colegio profesional»
(Casación Nro. 1363-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 23-12-1999, págs. 4403-4404).
- «... En cuanto a la situación de hábil o inhábil del abogado patrocinante
de la parte demandada tenemos que las deficiencias u omisiones
438 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

en que incurren los abogados patrocinantes, no pueden ser atribuidos


a las partes...» (Casación Nro. 398-2004 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2005, págs. 15088-15089).
«... El hecho que un letrado no se encuentra al día en sus cuotas
gremiales no puede perjudicar a su patrocinado, debiendo, en todo
caso, sancionarse por tal hecho en la vía respectiva, a tal letrado...»
(Casación Nro. 3780-2006 / Junín, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2008, págs. 23322-23323).
«... El mencionado letrado ha venido ejerciendo la defensa con pleno
conocimiento de la causal de inhabilitación en que había incurrido
(por incumplimiento del pago de sus cuotas gremiales), lo cual riñe
con el deber de probidad al que está obligado a observar en virtud
del Artículo ciento nueve del Código Procesal Civil, así como los
deberes de honradez y buena fe (...), cuya infracción debe de
sancionarse...» (Casación Nro. 1363-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 23-12-1999, págs. 4403-4404).
«... En cuanto al extremo denunciado referido a que se ha
contravenido el artículo ciento treintidós del Código Procesal Civil
ya que la demanda ha sido autorizada por abogado inhábil, debe
señalarse que [...] la habilitación ante el Colegio de Abogados es
un acto administrativo susceptible de subsanación, toda vez que
dicho pago puede efectuarse en cualquier momento, lo cual no
perjudica la tutela jurisdiccional de la parte demandante...»
(Casación Nro. 3456-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2008, págs. 23185-23186).
«... La resolución de vista confirmó la apelada, que declaró nulo lo
actuado y dio por concluido el proceso, pues la parte actora no
cumplió con aclarar el petitorio de su demanda, no siendo válida
la aclaración hecha por el abogado sin tener facultad para ello,
siendo facultad del juzgador de mérito prevista en el artículo 465
del Código Procesal Civil, declarar la nulidad en vía de saneamiento
[procesal]...» (Casación Nro. 2661-2008 / Puno, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23456).
«... El artículo doscientos noventa de la Ley Orgánica del Poder
Judicial autoriza a los abogados, sin necesidad de la intervención
de su cliente a presentar, suscribir y ofrecer todo tipo de escritos,
con excepción de aquellos para los que se requiere poder especial
con arreglo a ley[,] y absolver el traslado de la contradicción [en el
proceso de ejecución de garantías] no requiere poder especial...»
(Casación Nro. 3056-2001 / Cusco, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-02-2002, pág. 8327).
«... Los abogados defensores según el artículo doscientos noventa
de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...], expresan que pueden
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 439

interponer los recursos respectivos a favor de sus patrocinados; en


efecto, en tanto se oriente a viabilizar el derecho de defensa es
suficiente que el escrito haya sido signado por el abogado que haya
suscrito anteriores escritos con sus patrocinados...» (Casación Nro.
693-99 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-01-2003, pág. 9891).
«... El letrado [...] ha intervenido como abogado [...], lo cual lo faculta
para interponer recursos en nombre de su patrocinado, sin que sea
necesario que exhiba poder especial...» (Casación Nro. 3780-2006 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23322-23323).
«... El artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, dispone
que en los procesos en general el abogado, sin necesidad de la
intervención de su cliente puede presentar, suscribir y ofrecer todo
tipo de escritos, con excepción de aquellos para los que se requiere
poder especial con arreglo a ley, precisando que no se requiere de
poder especial para interponer medios impugnatorios, en representación
de su cliente. [...] Que leída así la norma debe comprenderse que,
para que el abogado pueda interponer apelación por su cliente debe
contar con las facultades generales de representación del artículo
74 del Código Procesal Civil que pueden ser otorgadas extrajudicial
o judicialmente conforme a los artículos 72 y 80 del mismo cuerpo
legal, pues sólo así se encontrarán comprendidas dentro de sus
facultades la de impugnación conforme al artículo 290 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial. [...] Que contra tal razonamiento no
incide el artículo 364 del Código Procesal Civil, que regula el objeto
de la apelación señalando que tal medio [impugnatorio] puede ser
interpuesto a solicitud de parte o tercero legitimado, pues [...] el
artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial tan sólo precisa
que la facultad de apelar por el abogado se comprende dentro de
las generales de representación que se otorguen conforme al artículo
74 del Código Procesal Civil. [...] Que en el caso sub-examine no se
advierte delegación de facultades al abogado conferidas conforme
al artículo 80 del Código Procesal Civil, ni se aprecia que
extrajudicialmente se hayan otorgado dichas facultades, de modo
que el letrado que suscribe la apelación no se encontraba facultado
para ello...» (Casación Nro. 3811-2002 / San Martín, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004, pág. 12682).
«... Del artículo 364 del Código Formal [C.P.C.] no se desprende
que el acto de apelación sea uno de disposición de derechos
sustantivos y de acuerdo con el artículo 290 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, el abogado no requiere poder especial para impugnar
por su cliente...» (Casación Nro. 2683-2003 / Sullana, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2005, págs. 13694-13695).
440 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Por resolución expedida por la Sala Civil [...] se declaró nulo el
concesorio de apelación [...] e inadmisible el recurso de su propósito
[...] por considerar que el abogado [...] no se encontraba facultado
para impugnar la sentencia expedida en primera instancia por no
contar con poder especial para interponer el respectivo recurso de
apelación; [...] el artículo setenticinco del Código Procesal Civil no
dispone que para la interposición de medios impugnatorios se
requiera del otorgamiento de facultades especiales; [...] la Sala al
haber declarado Nulo el concesorio de apelación e inadmisible el
recurso de su propósito vulneró el derecho de defensa del recurrente
al imposibilitarlo de acceder a la instancia superior...» (Casación
Nro. 2674-2000 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-04-2001, pág. 7208).
«... Si el Abogado que autorizó el recurso de apelación no estuvo
habilitado para el patrocinio judicial por falta de pago de cuotas
gremiales, ello no es razón suficiente para anular el acto procesal
y los efectos que de él hayan derivado aún cuando el vicio resulta
manifiestamente reprochable por la conducta del letrado, resulta
de mayor interés considerar que la parte procesal o patrocinado
(sea actor o demandado) no se vea perjudicada en su derecho a la
doble instancia por la irregularidad administrativa anotada, pues,
el objeto o fin del medio impugnatorio referido es que el juez
(Colegiado) superior revise el fallo apelado, pues pese a que el
recurso es defectuoso al estar autorizado por el letrado inhabilitado,
ha cumplido con satisfacer la vigencia o tutela del derecho a
impugnar las resoluciones judiciales consagrado en la Constitución
Política del Estado como principio del debido proceso...» (Casación
Nro. 1332-2003 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-03-2004, págs. 11751-11752).
«... El supuesto fallecimiento del abogado de una de las partes no
interrumpe el término del abandono y el tercer acápite del artículo
setentinueve del Código Procesal Civil [...] no es aplicable al
presente caso, porque la representación conferida al referido letrado
fue con arreglo a los artículos setenticuatro y ochenta del Código
acotado, que se refieren a las facultades generales del poder y a la
representación judicial del abogado...» (Casación Nro. 1238-2003 /
Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2003,
pág. 11170).
«... La revocatoria de poder (del abogado) (...) no implica en forma
expresa la subrogación del abogado de la demandada...» (Casación
Nro. 3301-99 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 11-04-2000, pág. 5076).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 441

12.7 Supletoriedad de la representación civil

De acuerdo a lo normado en el artículo 62 del Código Procesal Civil, la


representación civil es supletoria, debiéndose aplicar con tal carácter, en todo
lo no previsto en el Título II («Comparecencia al proceso») de la Sección
Segunda («Sujetos del proceso») del Código Procesal Civil, las normas del
Código Civil sobre representación y mandato, vale decir, los artículos 145 al
167 del Código Civil, que integran el Título III («Representación») del Libro II
(«Acto jurídico») del citado Código sustantivo, y los artículos 1790 al 1813 del
Código Civil, que conforman el Capítulo Cuarto («Mandato») del Título IX
(«Prestación de servicios») de la Sección Segunda («Contratos nominados»)
del Libro VII («Fuentes de las obligaciones») del referido cuerpo de leyes.
A manera de ilustración, procederemos a citar seguidamente los artículos
145 al 167 del Código Civil que regulan lo concerniente a la representación:
- Art. 145 del C.C. (facultad y origen de la representación):
«El acto jurídico puede ser realizado mediante representante, salvo
disposición contraria de la ley.
La facultad de representación la otorga el internado o la confiere
la ley».
- Art. 146 del C.C. (representación entre cónyuges):
«Se permite la representación entre cónyuges».
- Art. 147 del C.C. (actuación en caso de pluralidad de representantes):
«Cuando son varios los representantes se presume que lo son
indistintamente, salvo que expresamente se establezca que actuarán
conjunta o sucesivamente o que estén específicamente designados
para practicar actos diferentes».
- Art. 148 del C.C. (responsabilidad solidaria de los representantes):
«Si son dos o más los representantes, éstos quedan obligados
solidariamente frente al representado, siempre que el poder se
haya otorgado por acto único y para un objeto de interés común».
- Art. 149 del C.C. (revocación del poder):
«El poder puede ser revocado en cualquier momento».
- Art. 150del C.C. (revocación del poder en caso de pluralidad de representados):
«La revocación del poder otorgado por varios representados para
un objeto de interés común, produce efecto sólo si es realizada por
todos».
- Art. 151 del C.C. (revocación tácita del poder):
«La designación de nuevo representante para el mismo acto o la
ejecución de éste por parte del representado, importa la revocación
442 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

del poder anterior. Esta produce efecto desde que se le comunica


al primer representante».
Art. 152 del C.C. (comunicación de la revocación):
«La revocación debe comunicarse también a cuantos intervengan
o sean interesados en el acto jurídico.
La revocación comunicada sólo al representante no puede ser
opuesta a terceros que han contratado ignorando esa revocación,
a menos que ésta haya sido inscrita.
Quedan a salvo los derechos del representado contra el representante».
Art. 153 del C.C. (poder irrevocable):
«El poder es irrevocable siempre que se estipule para un acto
especial o por tiempo limitado o cuando es otorgado en interés
común del representado y del representante o de un tercero.
El plazo del poder irrevocable no puede ser mayor de un año».
Art. 154 del C.C. (renuncia a la representación):
«El representante puede renunciar a la representación comunicándolo
al representado. El representante está obligado a continuar con la
representación hasta su reemplazo, salvo impedimento grave o
justa causa.
El representante puede apartarse de la representación si notificado
el representado de su renuncia, transcurre el plazo de treinta días
más el término de la distancia, sin haber sido reemplazado».
Art. 155 del C.C. (poder general y poder especial):
«El poder general sólo comprende los actos de administración.
El poder especial comprende los actos para los cuales ha sido
conferido».
Art. 156 del C.C. (formalidades del poder para actos de disposición):
«Para disponer de la propiedad del representado o gravar sus
bienes, se requiere que el encargo conste en forma indubitable y
por escritura pública, bajo sanción de nulidad».
Art: 157 del C.C. (actuación personal del representante y sustitución de
la representación):
«El representante debe desempeñar personalmente el encargo, a
no ser que se le haya facultado expresamente la sustitución».
Art. 158 del C.C. (responsabilidaden la sustitución de la representación):
«El representante queda exento de toda responsabilidad cuando
hace la sustitución en la persona que se le designó. Si no se señaló
en el acto la persona del sustituto, pero se concedió al representante
la facultad de nombrarlo, éste es responsable cuando incurre en
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 443

culpa inexcusable en la elección. El representante responde de las


instrucciones que imparte al sustituto.
El representado puede accionar directamente contra el sustituto».
Arf. 159 del C.C. (revocación de la sustitución de la representación):
«La sustitución puede ser revocada por el representante, reasumiendo
el poder, salvo pacto distinto».
Art. 160 del C.C. (representación directa):
«El acto jurídico celebrado por el representante, dentro de los
límites de las facultades que se le haya conferido, produce efecto
directamente respecto del representado».
Art. 161 del C.C. (representación directa sin poder):
«El acto jurídico celebrado por el representante excediendo los
límites de las facultades que se le hubiere conferido, o violándolas
es ineficaz con relación al representado, sin perjuicio de las
responsabilidades que resulten frente a éste y a terceros.
También es ineficaz ante el supuesto representado el acto jurídico
celebrado por persona que no tiene la representación que se
atribuye».
Arf. 162 del C.C. (ratificación del acto jurídico celebrado sin poder):
«En los casos previstos por el artículo 161 [del C.C.], el acto jurídico
puede ser ratificado por el representado observando la forma
prescrita para su celebración.
La ratificación tiene efecto retroactivo, pero queda a salvo el
derecho de tercero.
El tercero y el que hubiese celebrado el acto jurídico como representante
podrán resolver el acto jurídico antes de la ratificación, sin perjuicio
de la indemnización que corresponda.
La facultad de indemnizar se trasmite a los herederos».
Art. 163 del C.C. (vicios de la voluntad en la representación):
«El acto jurídico es anulable si la voluntad del representante
hubiere sido viciada. Pero cuando el contenido del acto jurídico
fuese total o parcialmente determinado, de modo previo, por el
representado, el acto es anulable solamente si la voluntad de éste
fuere viciada respecto de dicho contenido».
Art. 164 del C.C. (manifestación y acreditación de la condición de
representante):
«El representante está obligado a expresar en todos los actos que
celebre que procede a nombre de su representado y, si fuere
requerido, a acreditar sus facultades».
444 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Art. 165 del C.C. (presunción del poder de representación del dependiente):
«Se presume que el dependiente que actúa en establecimientos
abiertos al público tiene poder de representación de su principal
para los actos que ordinariamente se realizan en ellos».
- Art. 166 del C.C. (acto jurídico consigo mismo del representante):
«Es anulable el acto jurídico que el representante concluya consigo
mismo, en nombre propio o como representante de otro, a menos
que la ley lo permita, que el representado lo hubiese autorizado
específicamente, o que el contenido del acto jurídico hubiera sido
determinado de modo que excluya la posibilidad de un conflicto
de intereses.
El ejercicio de la acción le corresponde al representado».
- Art. 167 del C.C. (actos para los que los representantes legales requieren
de autorización):
«Los representantes legales requieren autorización expresa para
realizar los siguientes actos sobre los bienes del representado:
1. - Disponer de ellos o gravarlos.
2. - Celebrar transacciones.
3. - Celebrar compromiso arbitral.
4. - Celebrar los demás actos para los que la ley o el acto jurídico
exigen autorización especial».
También citaremos a continuación los artículos 1790 al 1813 del Código
Civil que norman lo relativo al mandato (y que, como se indicara anteriormente,
resultan de aplicación supletoria en todo lo no previsto en el Título II
-«Comparecencia al proceso»- de la Sección Segunda -«Sujetos del proceso»- del
C.P.C.):
- Art. 1790 del C.C. (noción de mandato):
«Por el mandato el mandatario se obliga a realizar uno o más actos
jurídicos, por cuenta y en interés del mandante».
- Art. 1791 del C.C. (presunción de onerosidad del mandato):
«El mandato se presume oneroso.
Si el monto de la retribución no ha sido pactado, se fija sobre la base
de las tarifas del oficio o profesión del mandatario; a falta de éstas,
por los usos; y, a falta de unas y otros, por el juez».
- Art. 1792 del C.C. (extensión del mandato):
«El mandato comprende no sólo los actos para los cuales ha
sido conferido, sino también aquellos que son necesarios para su
cumplimiento.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 445

El mandato general no comprende los actos que excedan de la


administración ordinaria, si no están indicados expresamente».
Art. 1793 del C.C. (obligaciones del mandatario):
«El mandatario está obligado:
1 A practicar personalmente, salvo disposición distinta, los actos
comprendidos en el mandato y sujetarse a las instrucciones
del mandante.
2.- A comunicar sin retardo al mandante la ejecución del mandato.
3.- A rendir cuentas de su actuación en la oportunidad fijada o
cuando lo exija el mandante».
Art. 1794 del C.C. (responsabilidad del mandatario):
«Si el mandatario utiliza en su beneficio o destina a otro fin el dinero
o los bienes que ha de emplear para el cumplimiento del mandato
o que deba entregar al mandante, está obligado a su restitución y
al pago de la indemnización de daños y perjuicios».
Art. 1795 del C.C. (responsabilidad solidaria en el mandato conjunto):
«Si son varios los mandatarios y están obligados a actuar conjuntamente,
su responsabilidad es solidaria».
Art. 1796 del C.C. (obligaciones del mandante):
«El mandante está obligado frente al mandatario:
1.- A facilitarle los medios necesarios para la ejecución del
mandato y para el cumplimiento de las obligaciones que a
tal fin haya contraído, salvo pacto distinto.
2.- A pagarle la retribución que le corresponda y a hacerle
provisión de ella según los usos.
3.- A reembolsarle los gastos efectuados para el desempeño del
mandato, con los intereses legales desde el día en que fueron
efectuados.
4.- A indemnizarle los daños y perjuicios sufridos como consecuencia
del mandato».
Art. 1797 del C.C. (mora del mandante):
«El mandatario puede abstenerse de ejecutar el mandato en tanto
el mandante estuviera en mora frente a él en el cumplimiento de
sus obligaciones».
Art. 1798 del C.C. (derecho preferente del mandatario para satisfacer sus
créditos):
«El mandatario tiene derecho a satisfacer los créditos que le
corresponden según el artículo 1796 [del C.C.] con los bienes que
han sido materia de los negocios que ha concluido, con preferencia
sobre su mandante y sobre los acreedores de éste».
446 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Art. 1799 del C.C. (derecho de retención del mandatario):


«También puede el mandatario retener los bienes que obtenga para
el mandante en cumplimiento del mandato, mientras no cumpla
aquél las obligaciones que le corresponden según los incisos 3 y 4
del artículo 1796 [del C.C.]».
Art. 1800 del C.C. (responsabilidad solidaria en caso de pluralidad de
mandantes):
«Si son varios los mandantes, sus obligaciones frente al mandatario
común son solidarias».
Art. 1801 del C.C. (causales de extinción del mandato):
«El mandato se extingue por:
1.- Ejecución total del mandato.
2.- Vencimiento del plazo del contrato.
3.- Muerte, interdicción o inhabilitación del mandante o del
mandatario».
Art. 1802 del C.C. (validez de actos posteriores a extinción del mandato):
«Son válidos los actos que el mandatario realiza antes de conocer
la extinción del mandato».
Art. 1803 del C.C. (subsistencia del mandato en interés del mandatario o
de tercero):
«La muerte, interdicción o inhabilitación del mandante no extingue
el mandato cuando éste ha sido celebrado también en interés del
mandatario o de un tercero».
Art. 1804 del C.C. (adopción de providencias por muerte, interdicción o
inhabilitación del mandatario):
«Cuando el mandato se extingue por muerte, interdicción o
inhabilitación del mandatario, sus herederos o quien lo represente
o asista, deben informar de inmediato al mandante y tomar
entretanto las providencias exigidas por las circunstancias».
Art. 1805 del C.C. (extinción del mandato conjunto):
«Cuando hubiera varios mandatarios con la obligación de actuar
conjuntamente, el mandato se extingue para todos aun cuando la
causa de extinción concierna a uno solo de los mandatarios, salvo
pacto en contrario».
Art. 1806 del C.C. (normatividad aplicable al mandato con representación):
«Si el mandatario fuere representante por haber recibido poder
para actuar en nombre del mandante, son también aplicables al
mandato las normas del título III del Libro II. [En este párrafo se hace
referencia al Título III («Representación») del Libro II («Acto jurídico»)
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 447

del Código Civil, Título integrado -por los arts. 145 al 167 del citado cuerpo
de leyes].
En este caso, el mandatario debe actuar en nombre del mandante».
Art. 1807 del C.C. (presunción del mandato con representación):
«Se presume que el mandato es con representación».
Art. 1808 del C.C. (revocación y renuncia del poder en el mandato con
representación):
«En el mandato con representación, la revocación y la renuncia del
poder implican la extinción del mandato».
Art. 1809 del C.C. (configuración del mandato sin representación):
«El mandatario que actúa en nombre propio adquiere los derechos
y asume las obligaciones derivados de los actos que celebra en
interés y por cuenta del mandante, aun cuando los terceros hayan
tenido conocimiento del mandato».
Art. 1810 del C.C. (obligación del mandatario sin representación de transferir
bienes adquiridos):
«El mandatario queda automáticamente obligado en virtud del
mandato a transferir al mandante los bienes adquiridos en ejecución
del contrato, quedando a salvo los derechos adquiridos por los
terceros de buena fe».
Art. 1811 del C.C. (asunción de obligaciones del mandatario en el mandato
sin representación):
«El mandante está obligado a asumir las obligaciones contraídas
por el mandatario en ejecución del mandato».
Art. 1812 del C.C. (responsabilidad del mandatario en el mandato sin
representación):
«El mandatario no es responsable frente al mandante por la falta
de cumplimiento de las obligaciones asumidas por las personas
con quienes haya contratado, a no ser que al momento de la
celebración del contrato conociese o debiese serle conocida su
insolvencia, salvo pacto distinto».
Art. 1813 del C.C. (inafectación de bienes adquiridos en virtud del mandato
sin representación):
«Los acreedores del mandatario no pueden hacer valer sus derechos
sobre los bienes que éste hubiese adquirido en ejecución del
mandato, siempre que conste de documento de fecha cierta anterior
al requerimiento que efectúen los acreedores a fin de afectar dichos
bienes con embargo u otras medidas».
448 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

13. PROCURACION OFICIOSA

Devis Echandía, acerca de la procuración o agencia o gestión oficiosa,


anota que «también en materias judiciales tiene aplicación la agencia oficiosa.
En efecto, cualquier persona, sin necesidad de poder puede promover demanda
a nombre de otra que esté ausente o impedida para hacerlo, con el fin de evitar
que pueda sufrir algún perjuicio; para ello debe dar garantía a satisfacción del
juez, de que el interesado por quien obra le dará su aprobación...» (DEVIS
ECHANDIA, 1985, Tomo II: 436).
Véscovi señala al respecto lo siguiente:
«... La procuración oficiosa, (es un) instituto de naturaleza procesal -pero
similar a la gestión de negocios del derecho sustantivo- por el que se
permite actuar sin poder. Se trata de casos especiales y para la defensa en
juicio de derechos de quienes corren peligro de perderlos por no poder
apersonarse en el juicio por múltiples razones.
( ...)

(...) Es corriente que los códigos permitan la actuación -previa prestación


de garantía o fianza- de terceras personas en nombre de los interesados,
ya sea -lo que es más común- para defender (contestar, oponer excepciones,
etc.) a quien no está en condiciones de hacerlo por sí, por motivos de
urgencia, o bien para demandar (en caso de vencimiento de algún plazo,
si no se inicia dicha demanda). La garantía, en general, queda a criterio
del tribunal y tiene por objeto responder por la afirmación del
compareciente de que aquel por quien actúa aprobará su gestión.
Generalmente, esta actividad queda limitada a los actos conservativos e
indispensables» (VESCOVI, 1999:199).
Sobre el particular, Casarino Viterbo apunta lo siguiente:
«... La ley procesal (...) ha contemplado la situación de una persona que
comparezca en juicio en beneficio de otra sin tener poder. Esta falta de
mandato podrá producirse porque en realidad tal poder no se ha otorgado
o porque, si bien se otorgó, no lo ha sido con las solemnidades que la
misma ley establece.
Y el legislador procesal ha contemplado y aceptado la situación antes
descrita, en atención (...) que hay situaciones de hecho que autorizan esta
forma de intervención enjuicio, que, de no reconocerla, significaría dejar
al litigante en la más completa indefensión (ejemplos: enfermedad,
ausencia imprevista, privación de medios de comunicación, etc.).
Pero, junto con aceptar el legislador esta forma anormal de comparecencia
ante los tribunales, la ha rodeado de ciertas restricciones, con el objeto de
que no sirva de fuente de abusos para la contraparte. En efecto, el que
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 449

comparece enjuicio en beneficio de otro sin poder, ofrecerá garantía de


que éste aprobará lo que se haya obrado en su nombre; y sobre el tribunal,
a su vez, pesa tres obligaciones: a) calificará las circunstancias del caso;
b) calificará la garantía ofrecida, y c) fijará un plazo para la ratificación
del interesado...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 94).
Lino Palacio, en relación al tema, sostiene lo siguiente:
«... Desde el punto de vista procesal, denomínase gestor a quien,
limitándose a invocar la representación de un tercero, o careciendo de
poder suficiente, comparece en nombre de aquél para realizar uno o más
actos procesales que no admiten demora, aunque con la condición de
acreditar personería o de obtener la ratificación de su actuación dentro
de un plazo determinado.
( ...)

(...) La gestión procesal (...) sólo puede ser admitida en los casos urgentes.
(...) la 'urgencia' debe revestir carácter objetivo, debiendo por lo tanto
surgir de la petición misma o de la índole del acto de que se trata...»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 71-73).
Pallares pone de relieve que:
«La institución del gestor judicial se funda en dos principios o razones:
es la primera la presunción de que el dueño del negocio, o sea el
representado por el gestor, ratificará lo hecho por éste en defensa de sus
intereses, de tal manera que la falta de autorización expresa está suplida
por la presunta en que se funda el legislador.
La segunda razón que apoya la conveniencia y utilidad del gestor judicial,
consiste en que es conforme al derecho natural facilitar la defensa de las
partes, y cuando ellas no pueden hacerlo personalmente ni tienen quién
lo haga en su nombre, hay que abrir las puertas al gestor para que supla
esta deficiencia» (PALLARES, 1979: 160).
Mediante la procuración oficiosa, pues, una persona comparece en un
proceso en nombre de otra sin tener representación judicial alguna respecto
de la última y sin que le sea exigible invocar interés y legitimidad para obrar
(art. IV -primer párrafo- del T.P. del C.P.C. y art. 81 -primer párrafo- del C.P.C.).
Naturalmente, la intervención procesal de un sujeto que no es representante
del titular del derecho discutido judicialmente no puede darse en la generalidad
de casos. El artículo 81 del Código Procesal Civil exige una serie de requisitos,
a saber:
1. Que la persona por quien comparece el procurador oficioso se
encuentre impedida de hacerlo por sí misma, estuviera ausente del
país, tenga razones de fundado temor o amenaza, se trate de una
situación de emergencia o de inminente peligro o cualquier otra
450 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

causa análoga y desconociera la existencia de representante con


poder suficiente. (No basta que quien sea parte material en el
proceso se encuentre impedida de comparecer, sino que, además,
no debe tener representante -legal o voluntario- que lo pueda suplir;
de tenerlo, éste deberá comparecer en nombre de su representado
siendo improcedente la procuración oficiosa en dicho supuesto).
2. Que cuando la parte contraria lo pida, el procurador oficioso preste
garantía suficiente a criterio del Juez de que su gestión será ratificada
por el procurado, dentro de los dos meses siguientes de comparecer
éste. (La procuración oficiosa es temporal como se puede advertir.
Por eso, de no haber ratificación concluirá el proceso, siendo
responsable el procurador oficioso de los daños y perjuicios causados
a la otra parte o al mismo procurado y deudor también de las costas
y costos habidos, siempre y cuando su intervención haya sido
manifiestamente injustificada o temeraria: art. 81 -penúltimo
párrafo- del C.P.C. La necesidad de ratificación inmediata por parte
del procurado adquiere justificación porque sólo así habrá seguridad
del normal desarrollo del proceso y de la legitimidad de su
tramitación; lo contrario significaría la posibilidad de que, luego
de culminado un juicio -que generalmente dura demasiado tiempo-
y antes de su ejecución efectiva, se apersone al proceso el titular
del derecho discutido o inicie otro para anularlo argumentando
que no pudo hacer uso de su derecho de defensa y de su derecho
a un debido proceso, y desconociendo o cuestionando la intervención
del procurador oficioso. No habría, pues, seguridad jurídica para
el procurado ni para la otra parte).
El último párrafo del artículo 81 del Código Procesal Civil establece
una presunción jure et de jure, es decir, que no admite prueba en contrario
por ser de carácter absoluto. Efectivamente, cuando el interesado comparece
en nombre propio o debidamente representado y no objeta expresamente la
participación del procurador, se presumirá la ratificación de la procuración
oficiosa.
La ratificación de la gestión del procurador oficioso, dicho sea de paso,
tiene efecto retroactivo (art. 81 -in fine- del C.P.C.). Así, tendrán eficacia procesal
todos aquellos actos realizados a partir de la comparecencia del procurador
que hayan sido ratificados, sin perjuicio del derecho de terceros.
Advertimos que la ratificación de la gestión del procurador oficioso tiene
que ser pura o simple: deben aceptarse en su integridad los actos procesales
desarrollados por el procurador. No será válida la ratificación parcial como
tampoco lo será la que esté sujeta a condición (art. 81 -último párrafo- del
C.P.C.).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 451

14. PATROCINIO DE INTERESES DIFUSOS

14.1 Configuración de los intereses difusos

En opinión de Gelsi Bidart:


«... Un interés difuso significa un interés muy extendido o 'dilatado', vale
decir extenso (en el espacio o en el tiempo) o numeroso (...).
La extensión puede referirse a la sucesiva manifestación del mismo
(a través del tiempo) o su recurrencia simultánea en el espacio.
El número habrá de aludir, más que al mismo interés que, en sí, no se
multiplica, a los sujetos del mismo, a los que tienen 'ese' interés que, por
así decirlo, se reiteraría o repetiría» (GELSI BIDART, 1985: 539).
Según Barbosa Moreira, el «... 'derecho difuso o fragmentario' se refiere
a un bien indivisible en cuotas que puedan ser atribuidas a cada afectado. Estos
últimos se hallan en unión tal que la satisfacción de uno solo, implica, en
principio, la del grupo; así como la afectación a uno solo, lo es también a la
clase» (BARBOSA MOREIRA; citado por GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen
1: 401-402).
A decir de Lozano-Higuero Pinto, se definen los intereses difusos como
«... aquellos intereses -situaciones de ventaja jurídicamente relevante- de un
sujeto jurídico en cuanto compartidos, expandidos, o compartibles, expansibles,
por una universalidad, grupo, categoría, clase o género de los mismos; cuyo
disfrute, ostentación y ejercicio son esencialmente homogéneos y fungibles, y
que adolecen de falta de estabilidad y coherencia en su vinculación subjetiva,
así como de concreción e intensidad normativa orgánica en sus tutelas material
y procesal» (LOZANO-HIGUERO PINTO; citado por LORCA NAVARRETE,
2000:131).
Véscovi, en cuanto a la protección de intereses difusos o superindividuales,
refiere lo siguiente:
«... El problema de amplia repercusión social y, por consiguiente, en el
derecho, es el de la protección de diversos intereses colectivos, no los
públicos del Estado o la sociedad como tal, que aquel (y sus diversos
organismos) representa, sino el de una serie de intereses fragmentarios,
de grupos intermedios, que no tienen el carácter de personas jurídicas y
que, sin embargo, aparecen comprometidos en la dinámica de nuestra
moderna sociedad (sociedad de masas, economía de consumo, agresiones
al medio ambiente, etc.).
Surgen así intereses que no responden a una categoría precisa, justamente
porque son, como se ha dicho, 'fragmentarios', también superindividuales
y, por otro lado, difusos, desde que no encuentran tras sí un grupo
colectivo individualizable y, menos, jurídicamente compacto, como puede
452 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

ser la persona jurídica o colectiva. Entre esos intereses se mencionan los


del 'consumidor', ese personaje tan importante en nuestra época pero, a
la vez, muy indefinido como para poder brindarle la protección de los
institutos jurídicos tradicionales. Pensamos, simplemente, que este
'consumidor' frente a nuestra ciencia procesal, encarado como una 'parte'
de un litigio, por más que se admita la parte compleja, no entra en nuestras
instituciones naturales (o tradicionales). Lo mismo debemos decir de los
intereses espirituales (artísticos, históricos, culturales) de la sociedad o
la defensa del propio medio ambiente (...), tan a menudo agredidos por
el desarrollo de nuestra sociedad...» (VESCOVI, 1999: 282).
Gelsi Bidart, al examinar los procesos concernientes a intereses difusos,
enseña lo siguiente:
«... En términos generales, la mayoría de problemas relativos a intereses
difusos (...) se plantearán en forma contenciosa, para obtener su consagración,
frente al que lesiona el interés pertinente.
Cabe señalar la importancia que en la materia puede tener el proceso
cautelar en sentido estricto (v.gr. tomar medidas para que no se destruya
un monumento histórico, en tanto se dilucida si realmente ha de
considerarse tal) o en sentido lato, es decir en el plano sustantivo (imponer
la conservación o recuperación del suelo de un predio, etc.).
(...) Pero también pueden dar lugar a proceso voluntario (en especial
informatio ad 'perpetuara) para dejar establecido que en tal lugar o en tal
predio existe algo que puede comprometer un interés difuso (éste es
monumento histórico; éste es un bien cultural o artístico; este pantano
puede no contaminar el ambiente; éste porque se encuentra en precarias
condiciones). Todo lo cual puede ser llamado de atención para las
autoridades u otros sujetos interesados» (GELSI BIDART, 1985: 548).
Gozaíni, en lo que atañe a la defensa judicial de los intereses difusos,
manifiesta lo siguiente:
«Tradicionalmente, la puesta en marcha del mecanismo jurisdiccional se
potencia en la acción; elemento por el que se supone el poder de reclamar
la tutela del Estado. Su base normativa se funda en los aforismos 'nemo
iudex sine actore' y 'ne procedat iure ex officio'.
De modo que si la acción no es sino el derecho a perseguir en juicio lo
que se nos debe; sólo quien tiene derecho tiene acción.
En cambio, para la defensa de un interés difuso debe, inicialmente,
encontrarse el sustento que prima la acción; no tanto el derecho (subjetivo)
o la tutela normativa (...), sino la finalidad; la trascendencia que la
sentencia judicial puede encontrar para el contexto social.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 453

El rol a cumplir por la jurisdicción debe ser esencialmente valorativo.


Partir de la base de presuponer un valor social definible, que ante su
violación, abra paso a las condiciones de exigir la tutela» (GOZAINI,
1992, Tomo I, Volumen 1: 402-403).
El Código Procesal Civil, en su artículo 82, regula lo relacionado al
patrocinio de intereses difusos de esta manera:
«Interés difuso es aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto
indeterminado de personas, respecto de bienes de inestimable valor
patrimonial, tales como el medio ambiente o el patrimonio cultural o
histórico o del consumidor.
Pueden promover o intervenir en este proceso, el Ministerio Público, los
Gobiernos Regionales, los Gobiernos Locales, las Comunidades Campesinas
y /o las Comunidades Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño
ambiental o al patrimonio cultural y las asociaciones o instituciones sin
fines de lucro que según la Ley y criterio del Juez, este último por
resolución debidamente motivada, estén legitimadas para ello.
Las Rondas Campesinas que acrediten personería jurídica, tienen el
mismo derecho que las Comunidades Campesinas o las Comunidades
Nativas en los lugares donde éstas no existan o no se hayan apersonado
a juicio.
Si se promueven procesos relacionados con la defensa del medio ambiente
o de bienes o valores culturales, sin la intervención de los Gobiernos
Locales indicados en el párrafo anterior, el Juez deberá incorporarlos en
calidad de litisconsortes necesarios, aplicándose lo dispuesto en los
Artículos 93° a 95°. [Al respecto, cabe señalar que el art. 93 del C.P.C. preceptúa
que cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de manera uniforme a todos
los litisconsortes, sólo será expedida válidamente si todos comparecen o son
emplazados. Por su parte, el art. 94 del C.P.C. establece: A. que los litisconsortes
facultativos serán considerados como litigantes independientes; y B. que los actos
de cada uno de ellos no favorecen ni perjudican a los demás, sin que por ello se
afecte la unidad del proceso. Por último, el art. 95 del C.P.C. prescribe: A. que
en caso de litisconsorcio necesario, el fuez puede integrar la relación procesal
emplazando a una persona, sí de la demanda o de la contestación aparece evidente
que la decisión a recaer en el proceso le va a afectar; B. que si carece (el ]uez) de
la información necesaria, devolverá la demanda y requerirá al demandante los
datos para el emplazamiento al litisconsorte; y C. que sí el defecto se denuncia o
el Juez lo advierte después de notificada la demanda, suspenderá la tramitación
del proceso hasta que se establezca correctamente la relación procesal].
En estos casos, una síntesis de la demanda será publicada en el Diario
Oficial El Peruano o en otro que publique los avisos judiciales del
correspondiente distrito judicial. Son aplicables a los procesos sobre
intereses difusos, las normas sobre acumulación subjetiva de pretensiones
454 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

[principalmente las contenidas en los arts. 83, 86 y 89 del C.P.C., numerales


que serán vistos en el punto 4.2 -y subpuntos que lo integran- del Capítulo IV
de la obra, referido justamente a la acumulación subjetiva] en lo que sea
pertinente.
En caso que la sentencia no ampare la demanda, será elevada en consulta
a la Corte Superior. La sentencia definitiva que declare fundada la
demanda, será obligatoria además para quienes no hayan participado
del proceso.
La indemnización que se establezca en la sentencia, deberá ser entregada
a las Municipalidades Distrital o Provincial que hubieran intervenido en
el proceso, a fin de que la emplee en la reparación del daño ocasionado
o la conservación del medio ambiente de su circunscripción».

14.1.1 Distinción entre interés colectivo e interés difuso

Anna de Vita, en lo que atañe a la distinción entre interés colectivo e interés


difuso, afirma que «... el aspecto distintivo radicará en que en las hipótesis de
'intereses difusos' no existiría una comunidad de personas genéricamente
organizada e identificable, sino más bien una situación más fluida de una
realidad plurisubjetiva» (DE VITA; citada por LANDONI SOSA, 1998: 448).
Barrios de Angelis, respecto de la distinción entre interés colectivo e
interés difuso, asevera que:
«... Es la dimensión del grupo subjetivo lo que hace colectivo a un interés,
pero es la indeterminación, la falta de límites precisos en cuanto a la
identificación de las personas que lo componen lo que convierte a ese
interés en difuso.
Por lo tanto, el interés difuso se caracteriza por corresponder a los sujetos
de un grupo indeterminado» (BARRIOS DE ANGELIS; citado por
LANDONI SOSA, 1998: 448).
Ada Pellegrini Grinover, en relación a la distinción entre interés colectivo
e interés difuso, apunta lo siguiente:
«... No obstante considerar a ambos meta-individuales, no referidos a
determinado titular, la doctrina designa como 'colectivos' a aquellos
intereses comunes a una colectividad de personas y a ellas solamente,
cuando exista un vínculo jurídico entre los componentes del grupo: la
sociedad mercantil, el condominio, la familia, los entes profesionales o
el propio sindicato dan margen al surgimiento de intereses comunes,
nacidos en función de una relación-base que une a los miembros de las
respectivas comunidades y que no confundiéndose con los intereses
estrictamente individuales de cada sujeto, permite su identificación. Por
intereses propiamente difusos se entienden aquellos que, no fundándose
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 455

en un vínculo jurídico se basan sobre datos de hechos genéricos y


contingentes, accidentales y mutables: como habitar en una misma región,
consumir iguales productos, vivir en determinadas circunstancias socio­
económicas, someterse a particulares emprendimientos» (PELLEGRINI
GRINOVER; citada por LANDONI SOSA, 1998: 448-449).

14.2 Características de los intereses difusos

Lozano-Higuero Pinto nos informa que:


«Frente a diversos criterios que, para su caracterización, se han venido
utilizando en el derecho y doctrinas comparados: indeterminación,
indivisibilidad, ausencia de organización, carencia de vínculo jurídico
previo, carácter corporativo de los intereses, etc.; los condensamos en las
siguientes notas: 1) fungibilidad (subjetiva y objetiva); 2) hipojusticiabilidad
(deficiente tutela procesal); 3) labilidad o inestabilidad organizativa e
indeterminación subjetiva (numéricamente); 4) hiporregulabilidad (insuficiente
o deficiente regulación o cobertura normativa); 5) laxitud y flexibilidad del
interés material sustentador o legitimante de la pretensión, en este caso
no ya el interés legítimo (...), ni el derecho subjetivo perfecto, ni cualquier
otra categoría de índole administrativa, ej., el interés directo, sino el
interés reflejo, basta incluso, a veces, la situación afectada, o hipotéticamente
afectable, por un efecto jurídico reflejo para poder solicitar la tutela de
dicho interés, obviamente difuso...» (LOZANO-HIGUERO PINTO;
citado por LORCA NAVARRETE, 2000:131).
Landoni Sosa, en cuanto a la supraindividualidad e indeterminación del
titular como rasgo característico de los intereses difusos desde el punto de vista
de los sujetos, apunta lo siguiente:
«... El fenómeno hace referencia a intereses cuya titularidad corresponde
a una titularidad de personas que es indeterminada, o que, por lo menos,
no es determinable desde un punto de vista práctico.
Esa comunidad de personas pueden: o bien no tener un vínculo jurídico
que las aglutine, o éste, puede ser extremadamente genérico, como la
circunstancia de pertenecer a una misma comunidad política, o vincularse
a circunstancias de hecho muchas veces accidentales o mudables, como
ocurre, por ejemplo, respecto de los habitantes de una región perjudicados
tanto por la polución emanada de un establecimiento industrial o por los
ruidos molestos emergentes de una discoteca de la zona, o los
consumidores de cierto producto engañados respecto a las bondades
publicitadas del mismos» (LANDONI SOSA, 1998: 449).
Sobre el particular, Gelsi Bidart anota lo siguiente:
«... En el caso de los intereses difusos, se dan estas circunstancias peculiares
de su relación con los sujetos:
456 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

a) Generalización del interés (...).


b) Pluralidad de sujetos que pueden invocar su titularidad.
c) Tales sujetos por calidad numerosa, no son fácilmente determinables.
O, mejor, difícilmente pueden delimitarse: prácticamente entran en una
cierta indefinición (al menos, la excluyente de otros titulares), característica
habitual de lo generalizado. Tal indefinición (...) lleva prácticamente a
atribuir a todos ese interés, como existente en el plano sustantivo, sin
perjuicio de que pueda y deba, precisarse, cuando de cada proceso
concreto se trate.
Dicho de otro modo: el hecho de que exista en el plano sustantivo con la
referida generalidad; no ha de tener como consecuencia necesaria, su
efectiva inclusión general en cada proceso» (GELSIBIDART, 1985: 540-541).
En lo que se refiere a la indivisibilidad del objeto como característica de
los intereses difusos desde el punto de vista del objeto, Barbosa Moreira sostiene
que «... la indivisibilidad del objeto es, precisamente, una de las características
esenciales de la estructura de los intereses difusos, cuyos titulares se hayan en
una especie de comunión tipificada por el hecho de que la satisfacción de uno
sólo implica necesariamente la satisfacción de todos, así como la lesión de uno
sólo constituye, ipso fa d o , la lesión de la entera colectividad» (BARBOSA
MOREIRA; citado por LANDONI SOSA, 1998: 450). Al respecto, Lino Palacio
sostiene que, «... objetivamente, los intereses de que se trata se refieren a un
bien indivisible, en el sentido de que es insusceptible de división en fracciones
adjudicables a cada uno de los interesados...» (PALACIO; citado por LANDONI
SOSA, 1998: 450). En sentido similar se pronuncia Luis Viera, pues asegura que
«... los intereses difusos se caracterizan desde el punto de vista material por
ser su objetivo indivisible, inescindible, no fraccionable» (VIERA; citado por
LANDONI SOSA, 1998: 450). Una posición discrepante es la que adopta Ada
PeUegrini Grinover al señalar lo siguiente:
«... Debe ser revisada la afirmación que los considera en cualquier caso
como un bien de naturaleza indivisible, por lo que la satisfacción de un
sujeto implicaría necesariamente la de todo el grupo, al mismo tiempo
que la lesión de uno de los componentes de la colectividad implicaría
ofensa a todos sus miembros. Eso puede ser verdadero y lo es, en cuanto
al bien colectivamente considerado (...). Mas cuando se piensa en el
perjuicio causado al bien colectivo, resulta claramente que la lesión a ese
bien puede significar simultáneamente, una ofensa al bien colectivamente
considerado (derecho al ambiente, a la salud colectiva, a la información
correcta) y lesión a los diversos bienes de que son personalmente titulares
los componentes del grupo» (PELLEGRINI GRINOVER; citada por
LANDONI SOSA, 1998: 450).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 457

14.3 Clases de intereses difusos

Sobre el particular, Gozaíni señala las siguientes clases de intereses


difusos:
«a) Intereses relacionados con la defensa de la ecología o el medio
ambiente: pretendiendo preservar el equilibrio de la naturaleza, a
través de sus diversas expresiones: tutela del paisaje; protección a
la flora y a la fauna, combatir la polución, el desarrollo urbano
desmedido o sin planificación; la utilización racional de las riquezas,
etc.
b) Intereses ligados a la protección del consumidor, propaganda
comercial; lealtad en el mantenimiento de la oferta; resguardo y
seguridad en los alimentos y medicaciones; adopción de medidas
de seguridad para los productos peligrosos; regularidad y eficiencia
en la prestación de los servicios públicos y los sistemas que
conciernan a la efectividad de las indemnizaciones de los perjuicios
causados en el caso de violación por parte de los expendedores y
proveedores, etc.
c) Intereses vinculados a valores culturales y espirituales, como la
seguridad en el acceso a las fuentes de información; la difusión sin
censuras de conocimientos técnicos o científicos; la creación y el
mantenimiento de condiciones favorables a la investigación filosófica
y al libre ejercicio de los cultos religiosos, la protección de los
monumentos históricos y artísticos, etc.» (GOZAINI, 1992, Tomo
I, Volumen 1: 402).
Según se infiere del artículo 82 del Código Procesal Civil, los intereses
difusos son aquellos relacionados con bienes de inestimable valor patrimonial,
tales como:
- El medio ambiente.
- El patrimonio cultural.
- El patrimonio histórico.
- Los derechos del consumidor.

14.4 Legitimación en caso de intereses difusos

Véscovi, acerca de la legitimación en caso de intereses difusos, nos


informa que «... se dispone que dicha representación (de intereses difusos,
superindividuales, colectivos, entre los que se citan los del consumidor, medio
ambiente, etc.), (...) la ejerza el ministerio público, el ombudsman o 'defensor del
pueblo' (...) o (...) las asociaciones de interés general o (...) cualquier interesado
que, a juicio del juez, pueda invocar dicha legitimación...» (VESCOVI, 1999:
282).
458 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Gelsi Bidart, en lo relativo a la legitimación en los procesos sobre intereses


difusos, indica lo siguiente:
«... Habrá que distinguir los casos especiales previstos con relación a
órganos públicos o sujetos privados, de los que no tienen reglamentación
especial.
En cuanto a estos últimos el o los sujetos particulares involucrados
pueden actuar por sí, aunque limitadamente en cuanto a su interés propio.
En principio, siempre el Ministerio público puede actuar en cuanto al
interés difuso es un interés social o público, correspondiéndole al mismo
lograr su garantía.
En cuanto a las asociaciones de interés social o general (v.gr. asociaciones
patrióticas; asociaciones para la preservación de los valores artísticos o
culturales o arquitectónicos, etc.) en la medida en que su objeto tenga esa
delimitación podrán actuar, incluso judicialmente, en su defensa» (GELSI
BIDART, 1985: 548-549).
Sobre el tema que nos ocupa en este punto, el mencionado jurista señala
también lo siguiente:
«... El titular de dicho interés no es determinado expresamente, ni en lo
sustantivo ni, en consecuencia en lo procesal (...).
Desde el punto de vista positivo, dicho interés es compartible (en su
contenido) por una pluralidad, más o menos indefinida de sujetos.
Con lo cual cabe que tales intereses den lugar sea a un proceso en que el
actor aduzca su propio interés al respecto, sea a un proceso en que se
pretenda actuar por el interés de todos y de cada uno de los involucrados
en el problema.
¿No se estaría autorizado en consecuencia, a calificar al interés difuso,
como un interés social, vale decir, que interesa a toda la sociedad, o a todo
el público, o a toda persona ('cualquiera')?
Vale decir que a la pregunta -¿quién es el titular de dicho interés?- habría
que contestar, tal vez: la sociedad entera, por medio de los órganos
procesales adecuados o cualquiera de los involucrados (...).
(...)

Si no hay disposición expresa al respecto, en el primer caso se actuará


como en todos los similares (el M. Público, v.gr., por la Sociedad) y será
el segundo el que planteará mayores problemas para su adecuada
solución.
Cada uno de los involucrados, sea particular o persona jurídica, podrá
actuar y la decisión tendrá eficacia 'Ínter partes'.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 459

Pero ¿quién podrá arrogarse la representatividad de tales intereses, si es


un sujeto particular (persona humana o asociación civil) y no hay norma
especial que se la atribuya?
En consecuencia, si no la hay, a quién o a quiénes debe otorgarse la
legitimación sustantiva y procesal pertinente.
(...) En suma, no creemos que los problemas sustantivos y procesales
planteados sean diferentes de los habituales.
Si se trata -como creemos- de un interés social comprometido (de toda la
sociedad o de un sector de la misma), serán los sujetos titulares del interés,
quienes podrán actuar.
El problema, por ende, no es tanto el de cómo actuar y por quién, sino: si
debe ampliarse la legitimación para actuar y las consecuencias de su ejercicio.
Entiendo que no puede decirse que no hay o no está determinado el sujeto
de tales intereses, sino si podría convenir ampliar la responsabilidad de
quien actúe por su propio interés (incluido en tal calificación de difuso):
o la indicación de algún órgano determinado (v.gr., el 'Ombudsman'); o
la remisión a los ya existentes (v.gr., el Ministerio Público); o la posibilidad
de que también actúen las asociaciones de interés general ('class actions');
etc.» (GELSI BIDART, 1985: 541-542).
Como no puede participar «un conjunto indeterminado de personas» a
efecto de promover o intervenir en un proceso en el cual se defienden intereses
difusos, el artículo 82 del Código Procesal Civil faculta para ello:
- Al Ministerio Público.
- A los Gobiernos Regionales en cuya jurisdicción se produjo el daño
ambiental o al patrimonio cultural.
- A los Gobiernos Locales en cuya jurisdicción se produjo el daño
ambiental o al patrimonio cultural. Al respecto, el cuarto párrafo
del artículo 82 del Código Procesal Civil dispone que si se
promueven procesos relacionados con la defensa del medio
ambiente o de bienes o valores culturales, sin la intervención de los
Gobiernos Locales, el Juez deberá incorporarlos en calidad de
litisconsortes necesarios, aplicándose lo dispuesto en los artículos
93 a 95 del indicado cuerpo de leyes. (El art. 93 del C.P.C. prescribe
que cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de manera
uniforme a todos los litisconsortes, sólo será expedida válidamente
si todos comparecen o son emplazados. Por su parte, el art. 94 del
C.P.C. señala: A. que los litisconsortes facultativos serán
considerados como litigantes independientes; y B. que los actos de
cada uno de ellos no favorecen ni perjudican a los demás, sin que
por ello se afecte la unidad del proceso. Finalmente, el art. 95 del
460 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

C.P.C. establece: A. que en caso de litisconsorcio necesario, el Juez


puede integrar la relación procesal emplazando a una persona, si
de la demanda o de la contestación aparece evidente que la decisión
a recaer en el proceso le va a afectar; B. que si carece -el Juez- de la
información necesaria, devolverá la demanda y requerirá al
demandante los datos para el emplazamiento al litisconsorte; y C.
que si el defecto se denuncia o el Juez lo advierte después de
notificada la demanda, suspenderá la tramitación del proceso hasta
que se establezca correctamente la relación procesal).
- A las Comunidades Campesinas en cuya jurisdicción se produjo el
daño ambiental o al patrimonio cultural.
- A las Comunidades Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño
ambiental o al patrimonio cultural.
- A las asociaciones o instituciones sin fines de lucro que según la
Ley o criterio del Juez, este último por resolución debidamente
motivada, estén legitimadas para promover o intervenir en el
proceso sobre intereses difusos.
- A las Rondas Campesinas que acrediten personería jurídica, las
cuales tienen el mismo derecho que las Comunidades Campesinas
o las Comunidades Nativas en los lugares donde éstas no existan
o no se hayan apersonado a juicio.
Puntualizamos que, entre otros (Ministerio Público y procurador oficioso),
quien defiende intereses difusos no requiere invocar interés y legitimidad para
obrar cuando promueva el respectivo proceso (art. IV -primer párrafo- del T.P.
del C.P.C.), lo que sí resulta exigible a los demás.
En relación a la legitimación en caso de intereses difusos, es de destacar
también que, conforme lo señala el quinto párrafo del artículo 82 del Código
Procesal Civil, son aplicables a los procesos sobre intereses difusos las normas
sobre acumulación subjetiva de pretensiones (que es aquella que se presenta
cuando en un proceso hay más de dos personas: art. 83 -primer párrafo- del
C.P.C.), en lo que sea pertinente. Debe, entonces, tenerse en cuenta,
principalmente, los artículos 83, 86 y 89 del Código Procesal Civil, que tratan
sobre dicha clase de acumulación y que citamos a continuación:
«A rtículo 83°.- Pluralidad de pretensiones y personas.- En un proceso pueden
haber más de una pretensión, o más de dos personas. La primera es una acumulación
objetiva y la segunda una acumulación subjetiva.
La acumulación objetiva y la subjetiva pueden ser originarias o sucesivas, según se
propongan en la demanda o después de iniciado el proceso, respectivamente».

«A rtículo 86°.- Requisitos de la acum ulación subjetiva de pretensiones.- Esta


acumulación es procedente siempre que las pretensiones provengan de un mismo
título, se refieran a un mismo objeto o exista conexidad entre ellas; además, se deben
cumplir con los requisitos del artículo 85, en cuanto sean aplicables. [Según el art.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 461

85 del C.P.C., que versa sobre los requisitos de la acumulación objetiva, se pueden
acumular pretensiones en un proceso siempre que éstas: 1. sean de competencia
del mismo Juez; 2. no sean contrarias entre sí, salvo que sean propuestas en forma
subordinada o alternativa; 3. sean tramitables en una misma vía procedimental. El
art. 85 -parte pertinente- del C.P.C. precisa que se exceptúan de estos requisitos los
casos expresamente establecidos en este Código y leyes especiales. El art. 85 -parte
pertinente- del C.P.C. señala, además, que también son supuestos de acumulación
los siguientes: a. cuando las pretensiones sean tramitadas en distinta vía procedimental,
en cuyo caso, las pretensiones acumuladas se tramitan en la vía procedimental más
larga prevista para alguna de las pretensiones acumuladas; y b. cuando las
pretensiones sean de competencia de Jueces distintos, en cuyo caso la competencia
para conocerlas pretensiones acumuladas corresponderá al órgano jurisdiccional de
mayor grado].
Se presenta cuando en un proceso se acumulan varias pretensiones de varios
demandantes o contra varios demandados».

«Artículo 89°.-A cum ulación subjetiva de pretensiones originaria y sucesiva.- La


acumulación subjetiva de pretensiones originaria se presenta cuando la demanda es
interpuesta por varias personas o es dirigida contra varias personas.
La acumulación subjetiva de pretensiones sucesiva se presenta en los siguientes
casos:
1. Cuando un tercero legitimado incorpora al proceso otra u otras pretensiones; o
2. Cuando dos o más pretensiones intentadas en dos o más procesos autónomos,
se reúnen en un proceso único.
En este último caso, atendiendo a la conexidad y a la eventual diferencia de trámite
de los procesos acumulados, el Juez puede disponer su desacumulación en el trámite,
reservándose el derecho de expedir una sola sentencia».

14.5 La sentencia y cosa juzgada en el proceso sobre intereses difusos

Véscovi, en lo que concierne a la sentencia y alcances de la cosa juzgada


en el proceso sobre intereses difusos, apunta lo siguiente:
«... La cuestión más difícil (...) es la de la cosa juzgada. Es decir, el valor
para quienes no están en el proceso (o aparecen 'representados', pero sin
su voluntad), de la sentencia dictada y que ella tenga efecto sobre quienes
no actuaron en el proceso.
En principio se pensó en extender la decisión dictada, a otros casos
similares, por virtud del store decisis, en cuanto se considera especialmente
en los países del Common Law, a la jurisprudencia como fuente del derecho,
para aplicar idénticas soluciones a los casos futuros. O simplemente la
idea del test case, en el sentido de que el tribunal puede aplicar su decisión
anterior a los nuevos demandados en casos similares.
Por último, y modificando la regla del proceso tradicional, se admite que
la sentencia dictada alcance a personas que no han litigado y que se
encuentran en la misma situación» (VESCOVI, 1999: 285).
462 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

En relación con la sentencia y cosa juzgada en el proceso sobre intereses


difusos, se desprende de nuestro ordenamiento jurídico procesal lo siguiente:
- En caso de no apelarse la sentencia y desestimar ésta la demanda,
se elevará en consulta a la Sala Civil correspondiente de la Corte
Superior (parte inicial del penúltimo párrafo del art. 82 del C.P.C.).
- Si la sentencia definitiva ampara la demanda, será de cumplimiento
obligatorio no sólo para aquellos que hayan participado en el
proceso sino también para los que no lo hayan hecho (parte final
del penúltimo párrafo del art. 82 del C.P.C.).
- Si la sentencia definitiva amparase la demanda y fijase una
indemnización, ésta deberá ser entregada a los gobiernos locales
(municipalidad distrital o provincial) que hubiesen intervenido en
el proceso, no pudiendo ser utilizada de manera discrecional sino
que estará destinada exclusivamente a reparar el daño ocasionado
al bien de inestimable valor patrimonial de que se trate o a conservar
el medio ambiente de su circunscripción (art. 82 -in fine- del C.P.C.).

14.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con el patrocinio de intereses


difusos

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al patrocinio


de intereses difusos, ha establecido lo siguiente:
- «... El artículo ochentidós del Código Procesal Civil [...] regula el
patrocinio de intereses difusos [...]. Para la defensa de estos intereses
que son de naturaleza colectiva -pues pertenecen en abstracto a
una pluralidad de sujetos indeterminados o indiferenciados- el
legislador ha optado por establecer quienes [sic] son los llamados
a ejercer y representar su tutela, estableciendo en la norma procesal
en comento que pueden promover o intervenir en este proceso, el
Ministerio Público, los Gobiernos Regionales, los Gobiernos Locales,
las Comunidades Campesinas y /o las Comunidades Nativas en
cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental o al patrimonio
cultural y las asociaciones o instituciones sin fines de lucro
que según la Ley y criterio del Juez, este último por resolución
debidamente motivada, estén legitimadas para ello; [...] como puede
advertirse, cuando la norma en comento alude a las instituciones
públicas y privadas antes referidas, lo hace para efectos de establecer
que sólo a aquéllas les asiste legitimidad para obrar en esta clase
de procesos. Por tanto, cuando las instancias de mérito amparan la
excepción de falta de legitimidad para obrar de las demandantes
respecto de la pretensión de indemnización por el daño ambiental,
sustentada en que sólo corresponde promover tal acción a las
acotadas instituciones públicas y privadas, expide una decisión que
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 463

se ajusta a los alcances del artículo ochentidós del Código Procesal


Civil...» (Casación Nro. 2932-2006 / Cajamarca, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22063-22065).
- «... En cuanto a la indemnización por daño ambiental, debe señalarse
que la norma del artículo 82 del Código Procesal Civil es clara y
señala quiénes pueden promover acción para el patrocinio de
intereses difusos, y su titularidad corresponde precisamente a dicho
grupo no determinado o al Ministerio Público u ONG's [Organizaciones
No Gubernamentales] debidamente autorizadas...» (Casación Nro.
2927-2006 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 05-01-2007, pág. 18374).
- «... La legitimación para obrar activa, en defensa de los intereses
difusos, únicamente puede ser ejercida por las entidades señaladas
expresamente en el artículo 82° del Código Procesal Civil [sobre
patrocinio de intereses difusos]...» N ota: Lo señalado en el presente
extracto ha sido establecido como doctrina jurisprudencial vinculante
(entiéndase, en la actualidad, precedente judicial vinculante) por el primer
pleno casatorio civil realizado por la Sala Plena de la Corte Suprema de
Justicia de la República, correspondiente a la Casación Nro. 1465-2007/
Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano (en separata especial)
el 21-04-2008, págs. 21982-22036, encontrándose dicho extracto exactamente
en la pág. 22009.

15. ACTOS PROCESALES DE LAS PARTES

Couture, al examinar los actos procesales de las partes, predica lo


siguiente:
«Los actos de las partes tienen por fin la satisfacción de las pretensiones
de éstas.
( ...)

Corresponde distinguir entre actos de obtención y actos dispositivos.


Los primeros tienden a lograr del tribunal la satisfacción de la pretensión
hecha valer en el proceso; los segundos, tienen por objeto crear, modificar
o extinguir situaciones procesales.
( ...)

Entre los actos de obtención cabe distinguir:


a) Actos de petición; o sea aquellos que tienen por objeto determinar el
contenido de una pretensión; ésta puede referirse a lo principal del
asunto (pretensión de la demanda; pretensión de la defensa) o a un
detalle del procedimiento (admisión de un escrito, rechazo de una
prueba).
464 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

b) Actos de afirmación-, se trata de aquellas proposiciones formuladas


a lo largo del proceso, dirigidas a deparar al tribunal el conocimiento
requerido por el petitorio; estas afirmaciones se refieren tanto a los
hechos como al derecho; también se acostumbra clasificar estas
proposiciones en participaciones de conocimiento (saber jurídico)
o participaciones de voluntad (querer jurídico).
c) Actos de prueba; se trata de la incorporación al proceso de objetos
(documentos) o relatos (declaraciones reconstruidas en el proceso
escrito mediante actas) idóneos para crear en el tribunal la
persuasión de la exactitud de las afirmaciones.
Los actos dispositivos se refieren al derecho material cuestionado en el
proceso o a los derechos procesales particulares.
Disposición del derecho existe mediante:
a) Allanamiento (...).
b) Desistimiento (...).
c) Transacción...» (COUTURE, 1985: 206-207).
El Código Procesal Civil regula lo concerniente a los actos procesales de
las partes en el Capítulo II («Actos procesales de las partes») del Título I («Forma
de los actos procesales») de la Sección Tercera («Actividad procesal»), en los
arts. 129 al 135, numerales éstos que citamos a continuación:
«A rtículo 129°.- C onsecuencias.- Los actos procesales de las partes tienen por
objeto la constitución, modificación o extinción de derechos y cargas procesales».

«A rtículo 130°.- Forma del escrito.- El escrito que se presente al proceso se sujeta
a las siguientes regulaciones:
1. Es escrito en máquina de escribir u otro medio técnico;
2. Se mantiene en blanco un espacio de no menos de tres centímetros en el
margen izquierdo y dos en el derecho;
3. Es redactado por un sólo lado y a doble espacio;
4. Cada interesado numerará correlativamente sus escritos;
5. Se sumillará el pedido en la parte superior derecha;
6. Si el escrito tiene anexos, estos serán identificados con el número del escrito
seguido de una letra;
7. Se usa el idioma castellano, salvo que la ley o el Juez, a pedido de las partes,
autoricen el uso del quechua o del aymara;
8. La redacción será clara, breve, precisa y dirigida al Juez del proceso y, de ser
el caso, se hará referencia al número de la resolución, escrito o anexo que se
cite; y,
9. Si el escrito contiene otrosíes o fórmulas similares, éstos deben contener
pedidos independientes del principal».

«A rtículo 131°.- Firma.- Los escritos serán firmados, debajo de la fecha, por la parte,
tercero legitimado o Abogado que lo presenta. Si la parte o tercero legitimado no sabe
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 465

firmar, pondrá su huella digital, la que será certificada por el Auxiliar jurisdiccional
respectivo».

«A rtículo 132°.- Defensa cautiva.- El escrito debe estar autorizado por Abogado
colegiado con indicación clara de su nombre y número de registro. De lo contrario no
se le concederá trámite».

«A rtículo 133°.- Copia de escrito y anexo.- Tratándose de escritos y anexos sobre


los que deba recaer alguna de las resoluciones citadas en el Artículo 157°, quien los
presente debe acompañar tantas copias simples de ambos como interesados deba
notificarse. [Según el art. 157 del C.P.C., la notificación de las resoluciones judiciales,
en todas las instancias, se realiza por vía electrónica a través de casillas electrónicas
implementadas, de conformidad con lo establecido en la L.O.P.J., con las excepciones
allí establecidas. Al respecto, el art. 155-E de la L.O.P.J. señala que, sin peijuicio de
la notificación electrónica, las siguientes resoluciones judiciales deben ser notificadas
solo mediante cédula: 1. la que contenga el emplazamiento de la demanda, la
declaración de rebeldía y la medida cautelar; y 2. la sentencia o auto que pone fin al
proceso en cualquier instancia].
El Auxiliar jurisdiccional correspondiente verificará la conformidad y legibilidad de las
copias. Si no las encuentra conformes, ordenará su sustitución dentro de veinticuatro
horas, bajo apercibimiento de tenerse por no presentado el escrito.
Todo reclamo sobre la idoneidad de las copias será resuelto por el Juez en el día,
por resolución inimpugnable».

«Artículo 134°.- Entrega de copias.- En el acto de notificarse la resolución respectiva,


se hará entrega a la parte contraria de las copias a que se refiere la primera parte
del Artículo 133° [del C.P.C.]».

«Artículo 135°.- Constancia de recepción.- La parte o tercero legitimado puede


exigir que el auxiliar de justicia le devuelva una copia sellada del escrito y sus anexos,
con indicación del día y la hora de su presentación».

16. FACULTADES Y DERECHOS DE LAS PARTES

Lino Palacio, acerca de las facultades y derechos de las partes en el


proceso, enseña lo siguiente:
«... En sentido amplio, constituyen facultades de las partes todas las
posibilidades lícitas que, a través de actos u omisiones, aquéllas pueden
asumir autónomamente durante el curso del proceso, y frente a las cuales
existe un correlativo deber impuesto al órgano judicial o a la parte contraria.

(...) Consideramos que la ejecución de todo acto procesal de parte implica


el ejercicio de una facultad jurídica que puede a su vez configurar, o no,
el ejercicio de un derecho subjetivo, y que éste, por lo tanto, constituye
una especie dentro de aquélla.
De acuerdo con esa idea general, existirá derecho subjetivo procesal,
siempre que cualquiera de las partes tenga la potestad de hacer efectivo
el cumplimiento de un determinado deber y, por consiguiente, la de
466 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

actualizar la sanción normativamente imputable al incumplimiento de


ese deber. Existe, por ejemplo, el derecho subjetivo procesal de reclamar
al adversario el pago de las costas a que fue condenado, o el de exigir
que el órgano judicial se pronuncie acerca de cualquier petición formulada
en el proceso, pues en ambos casos median deberes específicos cuya
transgresión justifica la aplicación de determinadas sanciones. Se
configura, en cambio, una simple facultad, cuando a la ejecución de un
acto procesal sólo es correlativo el deber genérico de no impedirlo, o, en
otras palabras, cuando la conducta exigible a la otra parte o al órgano
judicial sólo consiste en respetar la libertad de obrar, siempre que ésta,
desde luego, se exteriorice dentro de un marco de licitud. Constituyen
simples facultades procesales, por ejemplo, la de alegar o argumentar en
un determinado sentido, la de controlar la prueba producida por el
adversario, etc.» (PALACIO, 1983, Tomo III: 42-44).

17. DEBERES DE LAS PARTES, DE SUS ABOGADOS Y DE SUS


APODERADOS EN EL PROCESO

Enrique Falcón sostiene que existen por lo menos tres tipos de deberes
para las partes, a saber:
«a) El respeto al tribunal, el que tiene facultades disciplinarias, pudiendo
aplicar sanciones, tanto a las partes como a los demás intervinientes
procesales (...).
b) El de prevenir toda violación al deber de lealtad, probidad y buena
fe. Esta prevención puede funcionar en forma inmediata ante
la realización de un acto manifiesta y evidentemente dilatorio o
perjudicial para la contraria, sin razón jurídica valedera; pero también
la prevención puede estar establecida expresamente en la ley (...).
(...)

c) Responder por las costas procesales (...), salvo el caso en que se


tiene el beneficio de litigar sin gastos...» (FALCON, 1978: 77-78).
Se colige del artículo 109 del Código Procesal Civil que son deberes de
las partes (incluyendo a los terceros legitimados), abogados y apoderados los
siguientes:
1, Proceder con veracidad, probidad (honradez, rectitud, integridad),
lealtad (fidelidad) y buena fe (rectitud, honradez, buen proceder)
en todos sus actos e intervenciones en el proceso. Al respecto, cabe
señalar que según el principio de conducta procesal (contemplado
en el segundo párrafo del art. IV del T.P. del C.P.C.), las partes, sus
representantes, sus abogados y, en general, todos los partícipes
adecúan su conducta a los deberes de veracidad, probidad, lealtad
y buena fe.
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 467

2. No actuar temerariamente en el ejercicio de sus derechos procesales.


3. Abstenerse de usar expresiones descomedidas o agraviantes en sus
intervenciones. Al respecto, el inciso 1) del artículo 52 del Código
Procesal Civil prevé como facultad disciplinaria del Juez el ordenar
que se suprima la frase o palabra expresada o redactada en términos
ofensivos o vejatorios.
4. Guardar el debido respeto al Juez, a las partes y a los auxiliares de
justicia. Este deber procesal guarda relación con el anterior,
constituyendo así el género, en tanto que el deber indicado en el
punto 3 representa la especie, aplicándose a ambos las facultades
disciplinarias del Juez previstas en el artículo 52 del Código Procesal
Civil.
5. Concurrir ante el Juez cuando éste los cite y acatar sus órdenes en
las actuaciones judiciales. Todos los intervinientes en el proceso
están obligados a cumplir los mandatos del Juez (director del
proceso); de lo contrario, se harán merecedores de las sanciones
que aquél imponga en uso de sus facultades coercitivas, a saber: 1.
multa compulsiva y progresiva destinada a q u e la parte o quien
corresponda, cumpla sus mandatos con arreglo al contenido de su
decisión; y 2. detención hasta por veinticuatro horas de quien resiste
su mandato sin justificación, produciendo agravio a la parte o a la
majestad del servicio de justicia (art. 53 del C.P.C.).
6. Prestar al Juez su diligente colaboración para las actuaciones
procesales (es claro que sin ella estas últimas difícilmente podrían
desarrollarse con normalidad, lo que generaría demora en el
proceso), bajo apercibimiento de ser sancionados por inconducta
con una multa (de 3 a 5 U.R.P.). Tal disposición guarda
correspondencia con la establecida en el último párrafo del artículo
IV del Título Preliminar del Código Procesal Civil, conforme a la
cual el Juez tiene el deber de impedir y sancionar cualquier conducta
ilícita o dilatoria. También resulta concordante con lo dispuesto en
el artículo 53 del Código Procesal Civil, numeral referido a las
facultades coercitivas del Juez (de imponer multa compulsiva y
progresiva y de disponer la detención hasta por veinticuatro horas
del infractor).

18. RESPONSABILIDADES DE LAS PARTES, DE SUS ABOGADOS Y


DE SUS APODERADOS EN EL PROCESO

Tanto el demandante como el demandado y los terceros legitimados, así


como sus abogados y apoderados, incurren en responsabilidad patrimonial
cuando causen perjuicios con sus actuaciones procesales temerarias o de mala
fe (art. 110 -parte inicial del primer párrafo- del C.P.C.).
468 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Una vez comprobado que alguno de los sujetos procesales o su abogado


o apoderado actuó con temeridad o mala fe, el órgano jurisdiccional le impondrá
al responsable la multa respectiva (de 5 a 20 U.R.P.). La referida sanción, dicho
sea de paso, no obsta que al vencido se le condene al pago de las correspondientes
costas y costos procesales. Así lo determina la parte final del primer párrafo
del artículo 110 del Código Procesal Civil.
El último párrafo del artículo 110 del Código Procesal Civil establece una
responsabilidad solidaria (entre el sujeto procesal de que se trate -parte o tercero
legitimado- y su abogado patrocinante y apoderado, si lo hubiere), en caso de
que no pueda determinarse con precisión al autor de la conducta procesal
temeraria o de mala fe de la que derivaron los correspondientes perjuicios.
Por otro lado, y según se infiere del artículo 111 del Código Procesal Civil,
cuando el Juez considere que el abogado actúa o ha actuado con temeridad o
mala fe, dispondrá la remisión de las copias certificadas de las actuaciones
respectivas (en las que consta la actuación procesal temeraria o de mala fe
imputada al letrado) a la Presidencia de la Corte Superior, al Ministerio Público
y al Colegio de Abogados correspondiente, para las sanciones (disciplinarias
y penales) a que pudiera hacerse merecedor el letrado que infringió sus deberes
de conducta procesal. (Acerca de la responsabilidad del abogado nos remitimos
a lo señalado en el punto 12.6.7 del presente Capítulo III de la obra).
En relación al tema examinado en este apartado, la Corte Suprema de
Justicia ha establecido lo siguiente:
- «... Este Supremo tribunal considera que el recurrente y su abogado,
están transgrediendo las reglas previstas en el artículo ocho de la
Ley Orgánica del Poder Judicial [sobre los deberes de las partes y
quienes intervienen en el proceso de comportarse con lealtad,
probidad, veracidad y buena fe], siendo susceptible [sic] de ser
sancionados, puesto que no pueden basar sus argumentos de defensa,
pretendiendo desmerecer, como ser humano, a la otra parte; las
calificaciones personales son absolutamente ajenas a cualquier
proceso judicial...» (Casación Nro. 1330-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22123-22124).
- «... Conforme el artículo [sic -léase Conforme al artículo-] ocho de
la Ley Orgánica del Poder Judicial todas las partes del proceso
deben actuar con lealtad, probidad y buena fe, siendo que si la Sala
Revisora ha considerado que las partes o sus representantes legales
han contravenido esta disposición tiene el deber de sancionarla;
[...] por otro lado, la no emisión de la sanción, es un elemento
discrecional de los magistrados, quienes primero pueden advertir
a los litigantes sobre su mal proceder, ante [sic -léase antes-] de
imponerle unasanción...»(CasaciónNro. 4776-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23341-23342).
Capítulo III: Las partes y su representación en el proceso 469

18.1 La temeridad y la mala fe como presupuestos de la responsabilidad


de las partes, de sus abogados y de sus apoderados en el proceso
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, y según se ha podido apreciar
en los artículos 110 y 111 del Código Procesal Civil (numerales citados en el
punto 18 del presente Capítulo III de la obra), la temeridad y la mala fe
constituyen presupuestos de la responsabilidad de las partes, de sus abogados
y de sus apoderados.
Al respecto, Alvarez Juliá, Neuss y Wagner opinan que «... existirá temeridad,
cuando la demanda o su contestación carezcan de todo tipo de sustento fáctico
o jurídico y, además, sean arbitrarias por estar fundadas en construcciones
jurídicas absurdas o en hechos inventados» (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y
WAGNER, 1990: 96).
Oscar Alfredo Ver gara señala sobre el particular que «... temerario es lo
mismo que imprudente; que piensa, dice o hace sin fundamento. Tomado del
latín 'temerarius', irreflexivo, que se hace a la ligera, deriva de temere, o sea
al azar, a la ventura, irreflexivamente, a la ligera» (VERGARA, 1968: 14).
Por su parte, Devis Echandía afirma que «el abuso del derecho de litigar
o la temeridad (que se identifican) no existe siempre que se pierda el pleito,
porque puede haber causa seria para incoarlo. Se requiere el uso anormal, mal
intencionado, imprudente, inconducente o excesivo en relación con la finalidad
que legítimamente ofrecen las leyes rituales para el reconocimiento y la
efectividad o la defensa de los derechos. Es una calificación que en cada caso
debe ser examinada por el juzgador...» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 444).
En lo concerniente a la malicia o mala fe, Alvarez Juliá, Neuss y Wagner
sostienen que «... existirá malicia cuando se utilicen en forma arbitraria los
actos procesales en su conjunto o aisladamente, a través del empleo de las
facultades que la ley le confiere a las partes, en contraposición con los fines del
proceso, obstruyéndolo, violando los deberes a que hemos hecho referencia
(buena fe, probidad y lealtad procesales), y con la clara finalidad de dilatar
indebidamente el cumplimiento de las obligaciones o deberes reconocidos en
la sentencia» (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 97).
Oscar Alfredo Ver gara refiere que la «malicia es 1) maldad (calidad de
malo); 2) inclinación a lo malo (malo es lo que carece de la bondad que debiera
tener por naturaleza); 3) perversidad, malignidad; 4) calidad que hace una cosa
perjudicial y maligna (maligno es lo propenso a pensar u obrar mal, de índole
perniciosa); 5) solapa y bellaquería con que se procede, ocultando la intención;
6) interpretación siniestra y maliciosa; 7) penetración, sagacidad. Es sinónimo
de mala fe. Deriva del latín 'malitia', lo malo, y es un cultismo...» (VERGARA,
1968:13).
Lino Palacio diferencia los conceptos de temeridad y malicia anotando
lo siguiente: «... La primera denota la conducta de quien deduce pretensiones
o defensas cuya falta de fundamento no puede ignorar de acuerdo con las
470 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

pautas mínimas de razonabilidad. Es temeraria, por lo tanto, la actuación


procesal cumplida con la conciencia de la propia sinrazón (...). Por malicia, en
cambio, debe entenderse la utilización de las facultades procesales con el
deliberado propósito de obstruir el desenvolvimiento del proceso o de retardar
su decisión...» (PALACIO, 1979, Tomo II: 251-252).
Aldo Bacre, en lo que atañe a la temeridad y mala fe o malicia en el
proceso, anota lo siguiente:
«La 'temeridad' es la conducta de quien sabe que carece de razón para
litigar y no obstante ello, lo hace, abusando de la jurisdicción o resistiendo
la pretensión del contrario. Es el conocimiento cabal de su sinrazón para
litigar.
(...)

(...) La conducta 'temeraria' o 'maliciosa' (...) son dos figuras autónomas y


distintas, aunque pueden entrelazarse cuando la obstrucción sistemática
del proceso tiene a retardar el dictado de la sentencia porque sus
pretensiones carecen de fundamento.
La temeridad se integra con dos presupuestos: uno objetivo, que se presenta
con el rechazo de la demanda o de la contestación, por carecerse de razón
para litigar; y otro, subjetivo, referido al conocimiento del justiciable de
lo infundado de su posición procesal.
(...)

Es temerario, no sólo quien sabe que su pretensión carece de sustento


fáctico o jurídico, sino también quien falsea la exposición de los hechos
al juez, v.gr.: quien afirma ocupar la vivienda y no vive en ella; o alega
ser locatario del inmueble y es un mero tenedor; la invocación de defensa
sin sustento; si mantiene una negativa carente de toda razonabilidad y
defensa no justificada (...); etc.
En conclusión, la temeridad no se configura con el error ni con la ausencia
o pobreza de fundamentación en las pretensiones o defensas esgrimidas;
ni en la negligencia. Se trata de una cuestión de hecho sobre la cual es
muy difícil dar fórmulas precisas; la conducta temeraria se revela al juez,
a través de toda la actuación en el proceso, por lo absurdo, caprichoso,
etc. de las pretensiones o defensas.
La conducta maliciosa consiste en la utilización del proceso como
instrumento para causar un perjuicio a un tercero. Configura una conducta
mañosa, tendiente a dilatar u obstruir el curso de la justicia. La
jurisprudencia ha dicho que, si bien los litigantes suelen aprovechar los
errores u omisiones del adversario para obtener ventajas procesales, ello
no es en sí mismo censurable, sí lo es y no debe convalidarse cuando
tiende a obstaculizar la marcha del juicio o malograr sus fines.
Capítulo l il : Las partes y su representación en el proceso 471

Es maliciosa la conducta que obstaculiza el curso del proceso con


incidentes o improcedentes apelaciones; la de quien busca a través del
proceso un bien que legalmente no podría obtener. Incurre en conducta
maliciosa, independientemente de que produzca o no demora en los
trámites, el que abusare del derecho (...); o se complotare con otro
(connivencia fraudulenta) para perjudicar a un tercero (...) o formulare
imputaciones maliciosas (...), o diere informaciones falsas (...) o que
indujeren a error (...).
En conclusión: la temeridad atiende al deber de probidad, la malicia en
cambio, a la buena fe» (BAGRE, 1986, Tomo I: 564-566).
Existe temeridad o mala fe, según el caso, en las hipótesis contempladas
en el artículo 112 del Código Procesal Civil (de una manera ejemplificativa y
no rígida), a saber:
A) Cuando sea manifiesta (evidente o incuestionable) la carencia de
fundamento jurídico de la demanda, contestación o medio
impugnatorio (ya sea que se trate de un recurso o un remedio -tacha,
oposición o nulidad-). Tal es el caso, por ejemplo, de que la pretensión
de que se trate sea ajena por completo al marco expreso y claro de
una determinada norma legal, o esté prohibida expresamente por
esta última, o constituya un imposible jurídico.
B) Cuando a sabiendas se aleguen hechos contrarios a la realidad.
Aquí se está ante una voluntad dirigida a falsear los hechos que se
invocan, por lo que está excluido el supuesto de error inconsciente
o involuntario de quien afirma un determinado hecho que resulta
ser contrario a la realidad.
C) Cuando se sustrae el expediente (lo que da lugar a su recomposición:
art. 140 del C.P.C.).
D) Cuando se mutile o inutilice alguna parte del expediente. El primer
caso implica la separación de ciertos folios que conforman el
expediente a fin de desaparecerlos; el segundo caso, supone la
acción de romper o manchar u otra material destinada a impedir
la lectura del folio o folios o documentos sobre los que recaen tales
acciones.
E) Cuando se utilice el proceso o acto procesal para fines claramente
ilegales o con propósitos dolosos o fraudulentos. Es el caso, por
ejemplo, del ejercicio abusivo de un derecho; del proceso incoado
mediando fraude unilateral o colusión entre las partes, en perjuicio
de la contraparte o de terceros, respectivamente; etc.
F) Cuando se obstruya la actuación de medios probatorios. Por
ejemplo, cuando la parte que debe prestar su declaración no lo hace
de manera injustificada; cuando la parte se niega sin justificación
472 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

alguna a reconocer un documento; cuando sin ningún fundamento


se planteen tachas contra testigos y documentos u oposiciones a la
actuación de una declaración de parte, a una exhibición, a una
pericia o a una inspección judicial; etc.
G) Cuando por cualquier medio se entorpezca reiteradamente el
desarrollo normal del proceso. Por ejemplo, cuando el infractor no
acata los requerimientos judiciales, o presenta en forma sistemática
escritos dilatorios, o formula pedidos reiterativos (que reproducen
otros planteados anteriormente), etc.
H) Cuando por razones injustificadas las partes no asisten a las
audiencias generando dilación. No habrá mala fe si la ausencia de
las partes a una audiencia obedece a causas de fuerza mayor
(enfermedad, accidente, etc.).
GAllTütOW

1. CONCEPTO DE ACUMULACION

Según Gallinal, «... la voz acumulación significa: la unión o ejercicio de


varias acciones en una demanda o en una reconvención, para ventilarlas a la
vez en un solo juicio (...); o la reunión o agregación de dos o más procesos o
expedientes, a fin de que, viniendo a formar uno solo, sean terminados por una
sola sentencia (...): de modo que la acumulación puede ser de acciones y de autos»
(GALLINAL, s /a , Tomo II: 136-137).
Para Máximo Castro, «... por acumulación se entiende (...) la reunión o
agregación de dos o más procesos, a fin de que viniendo a formar un solo juicio,
se continúen y decidan por un solo fallo, o el ejercicio de varias acciones en
una misma demanda para que se ventilen a la vez en un solo juicio, siendo al
final resueltas en una misma sentencia» (CASTRO, 1926, Tomo Primero: 122).
De la Plaza refiere que «... tiende la acumulación (...) a reunir en un solo
proceso dos o más pretensiones, con el propósito de que se examinen en un
solo proceso dos o más pretensiones y se decidan por una sola sentencia...»
(DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 345).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto aseguran que «el proceso es acumulativo,
no simple, cuando sirve para la composición de dos o más pretensiones, cada
una de las cuales podría ser ventilada en proceso diverso» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 48).
A criterio de Feo, la acumulación de acciones (pretensiones) consiste en
«...el derecho de ejercer al mismo tiempo las diferentes acciones que se tengan
para obtener el cumplimiento de una o más obligaciones y que pudieran también
ejercerse sucesivamente, como pedir al arrendatario el pago de pensiones que
adeuda, pedir la ejecución de ciertas obras a que se comprometió en el contrato;
474 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

pedir a un deudor el saldo de una cuenta corriente, y exigirle el valor de un


pagaré distinto de aquélla, vencido ya, o la devolución de una cantidad prestada
por otro convenio, etc.» (FEO; citado por LORETO, 1979:158).
Gozaíni sostiene que «acumular pretensiones significa introducir
simultáneamente en una sola demanda varias peticiones (objetos o finalidades)
contra uno o varios demandados» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 511).
Sobre el particular, Alsina refiere que «... la acumulación de acciones
(objetiva y subjetiva) consiste en la unión de dos o más acciones en un solo
proceso, para que sean resueltas en una misma sentencia. La acumulación de
autos es la reunión de varios procesos en los que se hayan ejercitado acciones
conexas para que se tramiten ante el mismo juez y se resuelvan en una sola
sentencia o de acuerdo con un solo criterio. La primera tiene como fundamento
la economía procesal, permitiendo resolver en un solo proceso diversas
cuestiones; la segunda tiene por objeto impedir que una misma cuestión sea
resuelta de distinta manera en los diversos procesos. Aquélla es facultativa
para el actor y obligatoria para el demandado; ésta es facultativa para el
demandado y obligatoria para el actor» (ALSINA, 1956, Tomo I: 538).
Prieto-Castro y Ferrándiz entiende por acumulación de acciones (pretensiones)
«... el ejercicio simultáneo por un demandante contra un demandado, en una
misma demanda, de dos o más acciones o fundamentos (títulos) de ellas,
correspondientes a otras tantas o diversas pretensiones materiales (derechos
subjetivos o intereses jurídicamente protegidos), a fin de que todas se sustancien
en el mismo procedimiento y se resuelvan en la misma sentencia» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1956: 12-13). El mencionado jurista español señala,
además, que:
«... La acumulación de acciones supone la unidad de demanda (...) y produce
la unidad también del procedimiento (...), en el mismo sentido de que los
diversos actos procesales de que el mismo se compone son realizados
por una sola vez en las fases y períodos, plazos y términos únicos de que
conste y para obtener una resolución también única (...).
(...) Pero internamente hay diversidad de procesos (o, si se quiere de
relaciones jurídicas procesales), la misma diversidad que corresponde a
los varios títulos y objetos de que se componga, insolidarios, en cuanto al
valor, a la eficacia y a los efectos de cada uno de los actos procesales (de
alegación, defensa y objeciones, pruebas, etc.) para la sentencia, también
única como acto resolutorio, pero múltiple como decisión sobre varios
títulos o pedimentos)» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1956:15).
Redenti anota sobre el tema lo siguiente:
«... La ley admite la posibilidad de que un mismo proceso-relación jurídico
procesal pueda servir para el conocimiento y la decisión de varias causas,
cual si dentro de un único recipiente o vaso procesal se introdujeran
varios objetos sustancialmente distintos, entre los que se determinarán
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 475

muy a menudo después reacciones internas, pero sin que se fundan ni


confundan entre sí. Este es el fenómeno que se suele indicar más
generalmente con la expresión de reunión de varias causas en un único
proceso (cualquiera que sea luego el modo como ocurra la reunión) (...).
Las causas susceptibles de reunión pueden provenir de varias acciones
recíprocas o de la combinación de una acción con excepciones
reconvencionales (que representan la conversión de acciones propuestas
por el mismo actor contra el mismo demandado), o de varias acciones
entre las mismas partes, o también de varias acciones con distintos sujetos.
Procesalmente, la reunión puede ocurrir por proposición simultánea o
sucesiva entre las mismas partes dentro de un proceso originariamente
único, o por reunión sucesiva de varias causas originariamente propuestas
por separado en procesos distintos que después se funden en uno solo,
o por intervención o llamamiento a intervenir de otras partes en un
proceso pendiente...» (REDENTI, 1957, Tomo I: 305-306).
El Código Procesal Civil regula lo concerniente a la acumulación en el
Capítulo V («Acumulación») del Título II («Comparecencia al proceso») de la
Sección Segunda («Sujetos del proceso»), en los arts. 83 al 91.

2. FUNDAMENTO DE LA ACUMULACION
A decir de Máximo Castro, «... tanto la acumulación de acciones como la
de autos se funda en la conveniencia de evitar a los litigantes la pérdida de
tiempo y los gastos que se causarían si se siguieran diversos juicios sobre
derechos y acciones que pueden determinarse en uno mismo; en la necesidad
de evitar que se pronuncien fallos contradictorios e incompatibles sobre la
mismas cuestiones, lo que redundaría en perjuicio de la magistratura y también
en perjuicio del respeto que debe rodear a la cosa juzgada. Fúndase asimismo
en la conveniencia social de disminuir el número de los litigios» (CASTRO,
1926, Tomo Primero: 122).
Para Gimeno Sendra, «el fundamento de dicha acumulación (de acciones
o pretensiones) hay que encontrarlo en razones de economía procesal y, en
último término, en el derecho a la tutela judicial efectiva (...), pues, sería
antieconómico que un demandante que desea plantear varias pretensiones
contra un mismo demandado, hubiera de deducir tantas demandas y suscitar
tantos procedimientos, cuantas pretensiones quiera interponer, lo que provocaría
un incremento notable de los gastos procesales y del tiempo invertido en los
distintos procedimientos» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 226).
Gallinal, en lo que toca al fundamento de la acumulación, señala lo
siguiente:
«... Debe evitarse la multiplicidad de los litigios: l.°, porque todo juicio
por la controversia y oposición de intereses que supone, lleva consigo
enemistades y discordias, las cuales en último término, han de traducirse
476 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

en más o menos perturbaciones del orden, de la paz y buena inteligencia


que deben existir entre los hombres en sus relaciones particulares; 2.°,
porque todo juicio supone gastos y dispendios para los litigantes, los
cuales deben tratar de economizarse; 3.°, porque es absurdo, conforme
a las leyes generales del trabajo humano, tramitar y resolver en diferentes
actos, lo que puede hacerse en uno solo; y 4.°, porque no se debe dividir
la continencia de la causa, pues de seguirse separadamente los juicios
que según la ley pueden acumularse, podrían resultar fallos contradictorios
sobre una misma cosa, o sobre cuestiones idénticas, y esto produciría, a
la par que una grandísima confusión, porque no se sabría qué sentencia
ejecutar, un descrédito para la Administración de Justicia.
He ahí el por qué de las acumulaciones de acciones y de autos» (GALLINAL,
s/a , Tomo II: 137).
Hernando Morales, en lo que atañe al fundamento de la acumulación de
acciones (pretensiones) y de autos (procesos), apunta lo siguiente:
«El fundamento de ambas acumulaciones descansa en el interés de los
litigantes y en el interés público. Aquéllos lo tienen en que no se formen
diferentes procesos, ni se ventilen en dos Juzgados simultáneamente
cuestiones que están ligadas entre sí; en que se aminoren sus molestias
y se reduzcan sus gastos, para no tener necesidad de reproducir unas
mismas pruebas, ni unas mismas objeciones en cada juicio separadamente;
en consagrar en uno solo toda su atención con más ventajas a la defensa
de sus respectivos derechos. A los ciudadanos y al orden público interesa
que los pleitos sean breves, que éstos no se multipliquen sin necesidad
y que no se formen dos o más disputas sobre derechos y acciones que
puedan y deban ventilarse en una. La sociedad tiene interés, sin duda,
de que no se desprestigie la autoridad judicial por la diversidad de fallos
a que daría lugar la duplicidad de los mismos juicios, en que, por tanto,
se conserve el respeto que se debe a la cosa juzgada y en que no se
consuma la fortuna de los particulares en la multiplicidad de litigios...»
(MORALES; citado por RIVAS SACCONI, 1954: 274).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto opinan por su lado que:
«La acumulación de pretensiones en cualquiera de sus especies se justifica
apenas por razones de conveniencia y oportunidad que derivan de la
más o menos intensa conexión de las pretensiones formuladas. La
conveniencia se estima atendiendo al principio de la economía en cuanto
a que el costo de formación de varios procesos para decidir cada una de
las pretensiones sea muy superior al de su deducción en el mismo proceso.
Se advierte, además, esa conveniencia desde el punto de vista del
rendimiento. Lo mismo ocurre con relación a las ideas de justicia y de
certeza como más factibles en un conocimiento conjunto.
Para que la conveniencia justifique el proceso acumulativo es necesario
que exista una relación entre las pretensiones, una conexión que alcance
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 477

cierto grado de intimidad o estrechez y es en proporción a esa proximidad


como se precisan las ventajas de la acumulación...» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 49).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández señalan al respecto lo
siguiente:
«Proceso con pluralidad de objetos equivale a proceso con acciones
acumuladas (...). En muchos de los casos en que resulta un proceso con
pluralidad de objetos, se aduce la 'economía procesal' como única
justificación (en los otros casos, el motivo atañe a la inefable 'continencia
de la causa'). La economía procesal es una finalidad muy loable, y su
consecución debe ser objetivo de toda regulación positiva que afecte a
esta rama del Derecho; pero por sí sola, no es suficiente para justificar la
existencia de una institución (...). Allí donde la acumulación no tenga
como fundamento una conexión entre diversos objetos procesales, la
ventaja que la economía procesal podría aportar no son superiores a los
inconvenientes que acarrea la complejidad y el retraso en la sustanciación»
(DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 89-90).

3. CONEXIDAD QUE JUSTIFICA LA ACUMULACION

Según Palomino Marín, la conexión «... es aquella relación entre dos o


más acciones que consiste en la identidad de alguno de sus elementos»
(PALOMINO MARIN, 1966: 75). Dicho autor precisa que «la conexión puede
ser subjetiva y objetiva; y esta segunda, propia e impropia; en la conexión
objetiva propia se da identidad de cosas y causas; en la impropia, identidad
de cuestiones jurídicas...» (PALOMINO MARIN, 1966: 75).
Enrique Falcón dice de la conexidad lo siguiente:
«... La conexidad o enlace, se establece cuando dos o más pretensiones
tienen elementos comunes o interdependientes. La conexidad puede
presentarse por coordinación (en el caso de que ambas pretensiones sean
principales y una sea antecedente necesario de la otra, como es el caso
del divorcio y separación de bienes), por subordinación (cuando un proceso
0 procedimiento es dependiente o accesorio de otro, como es el caso de
los procedimientos de las obligaciones de garantía en la evicción), por
1A c r t f/ r r ' - h r x a r l n 7n - m o m / a i i c j t 7 c1 a l o r n n f n n m o r lip f'S r C 'A A d a 1 lf\ o
lU o o j o L L U o w c- í l l ¡ J i c. t c - F í o í c / í t ( c . u a l ic t o c t a v i iL iu t i LLxU I t i i . o t LLL L ct

pretensión pudiera hacer cosa juzgada respecto de la otra. Tal es el caso


de la demanda de filiación y la sucesión; en el caso de la rescisión y
cumplimiento de contrato), por similitud o identidad de objeto de las
pretensiones (demanda por escrituración por varios adquirentes de un
inmueble en propiedad horizontal; demanda de desalojo contra varios
inquilinos o contra inquilinos y ocupantes, etc.), por identidad de causa (es
el caso por ejemplo de la demanda por indemnización de daños contra
el causante del siniestro, los responsables, aseguradores, guardianes,
etc.)» (FALCON, 1978: 82).
478 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Beatriz Quintero y Eugenio Prieto enseñan sobre el tema lo siguiente:


«Implica el proceso acumulativo que las pretensiones que van a ser
compuestas sean conexas. Piénsese en el término conexión con el
significado de relación, nexo o enlace entre dos o más elementos de las
pretensiones (...). Cuando dos o más pretensiones tengan en común uno
o más de estos elementos, es decir, cuando alguno o algunos de estos
elementos sirvan a la composición estructural de dos o más pretensiones,
existe conexión entre ellas y puede producirse el fenómeno de la
acumulación o pluralidad de pretensiones en un proceso.
La conexidad reclama en las diversas pretensiones la identidad de por
lo menos uno de los sujetos, pues la mera razón lógica impone que no
hay litigios conexos entre partes totalmente diversas.
Tradicionalmente se habla de identidad de partes, de causa y de objeto
y de la conexión de tales elementos en diferentes litigios o pretensiones.
Esta es la conexidad clásica o conexidad material...» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 49-50).
Liebman, acerca de la conexidad de acciones (pretensiones), manifiesta
lo siguiente:
«Dos acciones son conexas si, aun siendo diversas, tienen común algunos
de los elementos de identificación. Se podrá por eso distinguir la conexión
subjetiva, dada la identidad de los sujetos, de la conexión objetiva, que se
tiene cuando es idéntico uno de los elementos objetivos (causa, objeto).
Esta relación entre acciones diversas es relevante, porque hace posible,
y a veces oportuna, su proposición conjunta en un único proceso
(acumulación de demanda), con notable economía de actividad y de
gastos, particularmente cuando su decisión presupone el examen de una
o varias cuestiones comunes a las varias acciones, con la ulterior ventaja
de evitar en este caso decisiones contradictorias.
Los casos considerados por la ley son los siguientes:
a) Conexión subjetiva: dos acciones, objetivamente diversas, son conexas
por el solo hecho de que corren entre las mismas personas. La ley
consiente su acumulación en un solo proceso (...); pero en este caso
el juez puede disponer su separación si hay instancia de todas las
partes, o bien cuando la continuación de su reunión retardaría o
haría más gravoso el proceso (...);
b) conexión objetiva: dos acciones son conexas cuando tienen en común
uno o ambos de los elementos objetivos (causa y título). En tal caso,
pueden proponerse conjuntamente en un solo proceso aun cuando
los sujetos sean diversos (...), o, si habiendo sido propuestas
separadamente, pueden ser reunidas (...), y -como en el caso
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 479

anterior- pueden ser separadas, cuando esto resulte oportuno (...);


además hay casos especiales de conexión, y precisamente:
c) accesoñedad se tiene cuando una acción (accesoria) es dependiente
por el título de otra (principal), de tal manera que la decisión sobre
la primera dependa de la decisión sobre la segunda (...);
d) garantía: en los casos en los que una parte, si llega a ser vencida en
una causa, tiene derecho al resarcimiento del daño por un tercero
(garante) las dos acciones son conexas y pueden ser propuestas en
el mismo proceso para ser decididas simultáneamente (...);
e) prejudicialidad: es la relación que tiene lugar entre la acción principal
y la acción de declaración incidental de certeza que una de las partes
puede proponer (...) para la decisión de una cuestión prejudicial
sobre la cual ha surgido controversia en el curso de la causa
principal (...);
f) reconvención: es la acción que el demandado en juicio puede
proponer contra el actor, a fin de que sea conocida y decidida
simultáneamente con la acción principal: surge así una acumulación
de acciones contrapuestas, admisible solamente cuando la acción
reconvencional tenga un particular vínculo de conexión con la
principal (...); además de la identidad de las personas (en posición
invertida, porque el demandado en vía principal es el actor en vía
reconvencional, y viceversa), es necesaria una parcial identidad de
título, porque la demanda reconvencional es admisible como tal,
esto es, en el mismo proceso, solamente si está fundada sobre la
relación jurídica que es deducida en juicio por el actor o sobre la
que el mismo demandado hace valer como medio de excepción (...).
Debe mencionarse por último la denominada conexión impropia, que se
tiene cuando aun siendo dos acciones totalmente diversas, la decisión
depende sin embargo, total o parcialmente de la resolución de idénticas
cuestiones. Las dos acciones pueden en tal caso proponerse en el mismo
proceso, ya sea cuando los actores o los demandados son varios (...), ya
sea -y con mayor razón- cuando las partes son las mismas» (LIEBMAN,
1980:144-147).
Rocco, en cuanto a la materia estudiada en este punto, hace estas precisiones:
«... Hay (...) una relación de conexión cuando una acción tiene ciertos
elementos comunes con otra acción.
Desde este punto de vista, la conexión puede distinguirse en conexión
subjetiva y conexión objetiva. La conexión objetiva, a su vez, se distingue
en conexión objetiva propia y conexión objetiva impropia.
La conexión subjetiva (...) se da cuando varia causas presentan solamente
los sujetos comunes.
480 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

La conexión meramente subjetiva atañe al caso en que dos acciones no


tienen otro elemento común que el de los sujetos.
La conexión objetiva, verdadera y propia, se verifica cuando dos causas
o acciones, además de los elementos subjetivos, tienen comunes la causa
petendi o el petitum.
( ...)

Esta figura general, de conexión objetiva propia, da lugar a casos


especiales de conexión objetiva, y particularmente:
a) Accesoriedad (...), la cual se verifica cuando una causa aparece
subordinada a otra por razón de importancia. La accesoriedad no
es un título de conexión autónomo y existente por sí toda vez que
presupone siempre una conexión por razón del título y del objeto.
(...)

b) Garantía (...), en la cual la demanda de garantía se hace valer estando


pendiente la demanda originaria, y se encuentra unida con ella por
un vínculo de subordinación, de modo que la decisión sobre ella
depende de la decisión de la causa originaria.
c) Prejudicialidad (...).
En general, se puede decir que hay una relación de prejudicialidad
cuando la cuestión que se considera prejudicial, constituye un
presupuesto lógico o jurídico de la demanda principal.
d) Compensación (...), en la cual, si el crédito opuesto en compensación
es impugnado por la otra parte, a la causa principal se agrega una
segunda causa de declaración incidental de certeza del crédito
opuesto. Dicha causa se une a la primera por un vínculo de conexión
por accesoriedad, como conexa que es a la causa principal.
e) Reconvención (...), caso en el cual el demandado puede defenderse
provocando excepciones que extiendan el tema de debate. En tal
caso el demandado que acciona en reconvención, asume a su vez
el carácter de actor, o sea, no limitándose a una pura defensa, sino
atacando a su vez al actor. Sin embargo, la reconvención no es
posible más que dentro de ciertos límites, que (...) tienen que
depender del título deducido en juicio por el actor o del que ya
pertenece a la causa como medio de excepción, pero siempre dentro
de los límites de la competencia por razón de la materia o por razón
del valor del juez al que se ha acudido (...).
(...) Además de la conexión objetiva propia existe una conexión objetiva
impropia (...). Dicha conexión se da cuando la decisión de varias causas
depende de la resolución de idénticas cuestiones de derecho (...). Cuando
falte la comunidad de los elementos objetivos entre varias demandas, no
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 481

hay ya conexión objetiva propia, sino que se tiene simplemente un vínculo


o relación de mera afinidad» (ROCCO, 1976, Volumen I: 377-379).
En lo que concierne a la conexidad que justifica la acumulación, el Código
Procesal Civil, en su artículo 84, prescribe que hay conexidad cuando se
presentan elementos comunes entre distintas pretensiones o, por lo menos,
elementos afines en ellas.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la conexidad
que justifica la acumulación, ha establecido lo siguiente:
- «... El artículo 84 del Código Adjetivo [C.P.C.] establece que existe
conexidad entre pretensiones cuando éstas presentan elementos
comunes o por lo menos elementos afines, con lo cual el código
acotado adopta tanto el concepto de conexidad propia como el de
impropia, exigiendo el primero, la identidad de elementos de las
pretensiones relacionadas, y el segundo, la afinidad de ellas...»
(Casación Nro. 163-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-06-2008, págs. 22352-22353).
- «... Además del vínculo de conexidad entre las pretensiones que
exige la ley, la proveniencia del mismo título es elemento concurrente
para una debida acumulación [subjetiva] de pretensiones, entendido
tal concepto como el derecho de donde emana la facultad de
accionar jurisdiccionalmente...» (Casación Nro. 1546-2005 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-04-2007, pág. 19123).
- «... Conforme a esta regla [art. 86 del C.P.C.], procede la acumulación
subjetiva de pretensiones, cuando estas provengan de un mismo
título, se refieran a un mismo objeto, o exista conexidad entre ellas,
[...] la conexidad [...] se da cuando se presentan elementos comunes
entre distintas pretensiones o, por lo menos, elementos afines en
ellas y debe entenderse, en ese sentido, que la norma procesal no
exige, de manera estricta, que el título del que derivan las pretensiones
sea idéntico para afirmar que exista conexidad, sino de que existan
suficientes elementos comunes [...] que hagan concluir que existe
vinculación entre las pretensiones...» (Casación Nro. 237-2005 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2006, págs.
16830-16831).

4. CLASES DE ACUMULACION
De la lectura de los artículos 83, 86, 88 y 89 del Código Procesal Civil
podemos inferir las siguientes clases de acumulación:
A) Acumulación objetiva: Se presenta cuando en un proceso hay dos o
más pretensiones.
A .l) Acumulación objetiva originaria: Se presenta cuando en la
demanda se proponen dos o más pretensiones.
482 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

A. 2) Acumulación objetiva sucesiva: Se presenta cuando las pretensiones


a acumular son propuestas luego del inicio del proceso (ya
sea cuando el demandante amplía su demanda agregando
una o más pretensiones; o cuando el demandado reconviene;
o cuando se reúnen dos o más procesos en uno, a fin de que
una sola sentencia evite pronunciamientos jurisdiccionales
opuestos; o cuando el demandado formula el aseguramiento
de la pretensión futura, figura jurídica prevista en el art. 104
del C.P.C.).
B) Acumulación subjetiva: Se presenta cuando en un proceso hay más
de dos personas (ya sea que actúen como partes o como terceros
legitimados), vale decir, cuando en un proceso se acumulan varias
pretensiones de varios demandantes contra varios demandados.
B. l) Acumulación subjetiva originaria: Se presenta al tiempo de la
interposición de la demanda (cuando ésta es planteada por
varias personas o contra varias personas).
B.2) Acumulación subjetiva sucesiva: Se presenta después del inicio
del proceso (cuando un tercero legitimado se apersona al
proceso invocando alguna pretensión o cuando se acumulan
dos o más procesos en un proceso único).
Para De la Plaza,«... la acumulación puede producirse, o por la concurrencia
de varios sujetos en un proceso (acumulación subjetiva propiamente dicha), o
por la coexistencia de varias pretensiones que convenga decidir conjuntamente
(acumulación objetiva)...» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 345).
En opinión de Véscovi, «este proceso acumulativo puede serlo en razón de
las personas (acumulación subjetiva) o en razón del litigio que se compone o la
pretensión que se quiere satisfacer, esto es, por virtud del objeto del proceso
(acumulación objetiva)...» (VESCOVI, 1999:170).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández anotan que «... suele
hablarse de acumulación de acciones 'objetiva', cuando las acciones se acumulan
frente a un único demandado (y no se produce, por tanto, litisconsorcio); y de
acumulación de acciones 'subjetiva', cuando, por dirigirse las acciones acumuladas
frente a varios demandados o ser propuestas por varios demandantes, se
origina, además de la acumulación, un litisconsorcio» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 90).
Aldo Bacre, en relación a las clases de acumulación de pretensiones,
refiere lo siguiente:
«El fenómeno de la acumulación de pretensiones dentro de un mismo
proceso se presenta, básicamente, bajo dos modalidades:
- la originaria, y
- la sucesiva.
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 483

Las mismas tienen lugar según que, respectivamente, las pretensiones se


planteen conjuntamente desde el comienzo del proceso (fundamentalmente
en la demanda), o, durante la sustanciación de éste se agreguen a la
pretensión originaria otra u otras.
A su vez, dentro de la acumulación sucesiva corresponde distinguir:
- la acumulación por inserción, de
- la acumulación por reunión.
La primera de dichas modalidades se opera cuando una nueva pretensión
se incorpora, ex novo, dentro de un proceso ya pendiente para la
satisfacción de otra. La inserción puede provenir del actor, y en este caso,
tenemos la figura de la ampliación de la demanda; como también puede
producirse por la actividad del demandado a través de la reconvención
y la contrademanda.
La acumulación por reunión tiene lugar cuando, existiendo diversas
pretensiones que se han hecho valer en otros tantos procesos, éstos se
funden en uno solo...» (BAGRE, 1986, Tomo I: 484).
Por su parte, Devis Echandía describe las siguientes clases de acumulación
de pretensiones:
« Ia) Acumulación meramente subjetiva, cuando varias personas son
titulares o pretenden serlo, de un mismo derecho o situación jurídica,
y utilizan la misma demanda para formular su pretensión (...); o
cuando un solo demandante demanda a varias personas respecto
a la misma pretensión, o varios demandantes a varios demandados.
2a) Acumulación objetiva de pretensiones, que ocurre cuando un
demandante o varios demandantes, en la misma demanda ejercitan
diferentes pretensiones (...).
Esta acumulación objetiva se subdivide así:
a) Pretensiones principales y subsidiarias, cuando las segundas
se formulan para que el juez resuelva sobre ellas únicamente
en caso de negar aquéllas; pudiendo existir todo un grupo de
subsidiarias para el caso de negarse todas las principales, o
subsidiarias de alguna o de varias de las principales (...).
b) Pretensiones subsidiarias de otras subsidiarias y entonces éstas
se conocen como de primer grado y aquéllas como de segundo
grado, y así sucesivamente (...).
c) Dentro de cada grupo de principales o de subsidiarias, es
muy frecuente que unas (que deben presentarse como
primeras), sean causa necesaria de otras, que deben formularse
484 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

a continuación, de tal manera que de no prosperar las


primeras, tampoco pueden lograrlo las otras (...). Puede
hablarse, por tanto, de pretensiones principales inicíales y
consecuenciales; también de pretensiones subsidiarias iniciales
y consecuenciales.
d) Pretensiones sucesivas para que todas se satisfagan y
pretensiones alternativas, para que bien sea el demandante o
el demandado, según fuere el caso, escoja exigir (el primero)
o satisfacer (el segundo) (...). Estas pretensiones alternativas
pueden formar parte del grupo de principales o de cualquiera
de las subsidiarias» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II:
473-474).
Palomino Marín distingue tres clases de acumulación de acciones en
razón de su sustancia o contenido:
«l.° La acumulación voluntaria: que sólo se produce si todas las partes
están conformes (no exige requisito objetivo alguno fuera de los
comunes a toda acumulación: compatibilidad de acciones y procesos).
2° La acumulación obligada: que se produce sólo a instancia de parte,
pero que no puede ser rechazada por la contraria (la de acciones
no relacionadas entre sí, que ejercita un solo demandante frente a
un solo demandado).
3. ° La acumulación necesaria: en que las acciones se hallan relacionadas
por una razón de continencia o conexión. O (considerando
funcionalmente la continencia como una especie de la conexión)
sólo de conexión en sentido amplio. Esta especie exige la integración
del contradictorio, incluso de oficio.
Proyectando la distinción a los sujetos, la primera y la tercera dan lugar,
respectivamente, a un litis-consorcio voluntario o necesario» (PALOMINO
MARIN, 1966: 77).
Finalmente, Prieto-Castro y Ferrándiz, al examinar las modalidades de
la acumulación de acciones, predica lo siguiente:
«... Indispensable (...) para que exista acumulación es que haya pluralidad
de acciones, y ésta sólo puede darse cuando media diversidad en los
elementos componentes. Ahora bien, puesto que el elemento subjetivo
tiene que ser idéntico (uno y el mismo actor contra uno y el mismo
demandado) la variedad estará dada por los elementos objetivos.
a) El primer caso se produce cuando los títulos, o causa petendi, y el
objeto, o petitum, son distintos, esto es, que se esgrime diversidad
de títulos para alcanzar diferentes objetos (v.gr., a base de una
relación jurídica de arrendamiento otra de seguro, se pide las rentas
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 485

vencidas y las primas del seguro). A esta acumulación podemos


llamarla de causas y de objetos.
b) El segundo caso ocurre cuando sólo los títulos son distintos y es
único el objeto, o sea, que variedad de títulos se hace valer para
alcanzar solamente un objeto (por ej., en reclamación de la suma
debida se aduce la relación causal y la cambiarla, el contrato de
préstamo y la hipoteca). Este tipo debo denominarlo de simple
acumulación de títulos, y constituye el supuesto de acumulación de
pretensiones materiales para un mismo objeto de la demanda (o
procesal).
En este tipo de acumulación, los dos elementos del título (el de
hecho y el jurídico) son diversos, y de aquí la licitud de considerar
existentes acciones distintas. En cambio, cuando sólo el componente
jurídico de la causa es diferente (...), pero el de hecho es uno y el
mismo (...), si el actor invoca los dos títulos o fundamentos jurídicos
no realiza una acumulación de acciones, sino que únicamente
presenta al Juez el mismo tema desde dos puntos de vista jurídicos
distintos para un solo petitum: la condena a indemnizar. Se trata
del concurso de normas.
c) Y, por último, hay acumulación cuando, esgrimiéndose un mismo
título o causa, se pretende diversidad de objetos (por ejemplo, a base
de la posesión, pide el actor la restitución de la cosa, daños,
perjuicios y frutos...)» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1956:
13-14).

4.1 Acumulación objetiva

4.1.1 Noción

En palabras de Hernando Morales, la acumulación objetiva de acciones


se presenta «... cuando una persona propone contra otra varias demandas, cada
una de las cuales puede imaginarse como objeto separado de una relación
procesal...» (MORALES; citado por RIVAS SACCONI, 1954: 274).
Luis Loreto afirma que «... en la acumulación objetiva de acciones un
sujeto se presenta como titular de varias acciones, cada una de las cuales tiene
objeto y finalidad jurídica diferente, y van dirigidas contra una persona que se
presenta como el solo obligado...» (LORETO, 1979:157).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en cuanto a la acumulación
objetiva de acciones (pretensiones), expresan lo siguiente:
«... Se produce una acumulación objetiva (de acciones) si el actor ejercita,
en una misma demanda, varias acciones (incluso todas), que le competen
frente a un mismo demandado. Porque se origina en la demanda, que es
486 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el acto que incoa el proceso, se habla de acumulación inicial (o simultánea)


de acciones (...).
(...)

(...) La acumulación objetiva de acciones es una facultad del actor. No


existe, al menos en principio, una acumulación objetiva de carácter
necesario (como existe una necesaria acumulación subjetiva de acciones
en los casos de litisconsorcio de este carácter)» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 91-92).
Según Gimeno Sendra, «la acumulación objetiva de pretensiones consiste
en reunir dentro de una misma demanda y contra el mismo demandado una
pluralidad de pretensiones, que han de tramitarse en un único procedimiento (...).
A través de dicha acumulación se produce, pues, una unidad de demanda y
de procedimiento, pero una diversidad de objetos procesales que se tramitan
dentro de unos mismos autos y que dan lugar a una única Sentencia, si bien,
en virtud del principio de congruencia (...), con tantos pronunciamientos en
el fallo, como pretensiones se hayan deducido y acumulado en el procedimiento»
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 226). Gimeno Sendra resalta que «a los
efectos de determinar cuándo existe o no una acumulación de pretensiones lo
decisivo será examinar el 'suplico' de la demanda y comprobar si en él se
contienen o no una pluralidad de peticiones de cognición, siendo indiferente,
a los estrictos efectos de la acumulación, que dicha pluralidad de peticiones se
fundamenten en una diversidad de hechos o que una misma fundamentación
fáctica sea susceptible de sustanciar distintas pretensiones, siempre y cuando
el 'petitum' de la demanda contenga dos o más peticiones, declarativas,
constitutivas o de condena. Distinto es el caso del o de los distintos fundamentos
jurídicos invocables sobre unos mismos hechos, el cual no entraña fenómeno
alguno de acumulación de pretensiones» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:226).
A criterio de Kisch, «... existe acumulación objetiva (...) o, simplemente,
acumulación de acciones (...) cuando el actor ejercita en una misma demanda
varias acciones al mismo tiempo contra el mismo demandado, ora acumulativamente
(p.e., para pedir la devolución de dos préstamos distintos), ora alternativamente
(p.e., se pide que el demandado sea condenado a reparar el daño causado,
reponiendo la cosa a su estado primitivo, o, a su elección, a pagar una suma
de dinero), ora ejercitando una acción principal y otra subsidiariamente
(eventualmente), o sea sólo para el caso de que fracase la primera (se pide la
condena del demandado, en primer lugar, a la entrega de la cosa vendida, y
para el caso de invalidez del contrato de compraventa, a la devolución del
precio recibido)...» (KISCH, 1940: 313).
En opinión de Schonke:
«... Existe acumulación objetiva de acciones si son agrupadas varias
acciones en una demanda. Debe tratarse de acciones de un demandante
contra el mismo demandado. Para todas las acciones debe ser competente
el Tribunal y ser admisible la misma clase de proceso (...).
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 487

(...)

(...) Sólo existe una pluralidad de acciones cuando se solicita un fallo


sobre diversas afirmaciones jurídicas (consecuencias jurídicas), y sólo
entonces se trata de acumulación objetiva de acciones. Las diferentes
consecuencias jurídicas pueden derivarse de los mismos hechos. Existe
así por ello acumulación objetiva de acciones, si el demandante pide la
entrega de la cosa ilícitamente substraída y a la vez, y derivada de la
substracción, pide una determinada suma como indemnización de daños
y perjuicios. Pero también, las consecuencias jurídicas pueden derivarse
de distintos hechos, pues es posible, por ejemplo, agrupar la acción para
pago de alquiler con la acción del heredero abintestato para entrega de la
herencia por nulidad del testamento.
(...) No existe acumulación de acciones, si se pide un fallo acerca de la
misma consecuencia jurídica, por los mismos hechos, pero desde diferente
punto de vista. Se trata, por tanto, solamente de una demanda (...).
(...) No existe acumulación de acciones cuando se deduce la misma
consecuencia jurídica de diferentes hechos. Así, pues, se trata de la misma
acción procesal si el propietario pide la entrega por razón de propiedad
o por razón de contrato de arrendamiento, o si se pide el pago de una
cantidad por razón de fianza y acto ilícito (...). Realmente hay entonces
varias acciones en el sentido del Derecho material, pero sólo una desde
el punto de vista procesal, porque sólo se solicita un pronunciamiento
sobre la misma consecuencia jurídica» (SCHÓNKE, 1950:175-176).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en lo relativo a la acumulación bilateral
u objetiva, sostienen lo siguiente:
«Esta especie de acumulación necesita la coincidencia total del elemento
subjetivo en referencia con todas y cada una de las pretensiones que se
acumulen (...).
Se observa a veces en el proceso que surge o se continúa como acumulativo,
que la concurrencia de pretensiones obedece a la descomposición de una
relación jurídica sustancial que afecta dos o más aspectos del mismo
derecho u ofrece dos posibles tutelas así las vincule como consecuenciales
o alternativas o hasta principales, de tal manera que el mismo hecho haga
posible diferentes pretensiones. Otras veces las relaciones jurídicas
sustanciales conflictivas son totalmente autónomas entre sí y se permite,
sin embargo la acumulación en razón de la sola conexidad subjetiva total.
Ya por razones diferentes, para la permisión del proceso acumulativo,
se suelen exigir otros requisitos adicionales como los que pudieran
referirse a la competencia y al trámite o procedimiento, pero ello
corresponde a consideraciones de otra naturaleza, que más atisban a la
unidad formal del proceso porque éste como continente debe servir
técnicamente a todas las pretensiones a la manera de un único arquetipo...»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 58).
488 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Según se desprende del artículo 83 del Código Procesal Civil, la


acumulación objetiva es aquella que tiene lugar cuando en un proceso hay más
de una pretensión. Tal acumulación puede ser originaria, si en la demanda se
propone más de una pretensión. La acumulación objetiva será en cambio
sucesiva, si las pretensiones a acumular son propuestas luego del inicio del
proceso (ya sea, conforme al art. 88 del C.P.C., cuando el demandante amplía
su demanda agregando una o más pretensiones; o cuando el demandado
reconviene; o cuando se reúnen dos o más procesos en uno, a ñn de que una
sola sentencia evite pronunciamientos jurisdiccionales opuestos; o cuando el
demandado formula el aseguramiento de la pretensión futura, figura jurídica
prevista en el art. 104 del C.P.C.).
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la República ha establecido
lo siguiente: «... Por la acumulación objetiva pueden demandar dentro de un
proceso más de una pretensión, acumulación que puede ser originaria o
sucesiva según se proponga en la demanda o después de iniciado el proceso...»
(Casación Nro. 1125-2000 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, págs. 6689-6690).

4.1.2 Fundamento

«Los fundamentos que legitiman esta acumulación objetiva consiste en


garantizar la vigencia del principio de economía procesal, posibilitando que
se resuelvan en un solo proceso diversas cuestiones, permitiendo la concentración
para una más eficaz prestación de la función jurisdiccional» (GOZAINI, 1992,
Tomo I, Volumen 1: 511).

4.1.3 Acumulación objetiva originaria

Como bien lo hace notar Aldo Bacre, la acumulación objetiva originaria


propiamente dicha «... es la concentración, en una misma demanda, de las
distintas pretensiones que el actor tenga contra el demandado, realizada con
el objeto de que se las sustancie y decida en un proceso único» (BACRE, 1986,
Tomo I: 486). «Su fundamento radica en razones de economía procesal, que
significa el tratamiento conjunto de diversas pretensiones que reconocen como
sujeto activo al mismo actor y como sujeto pasivo al mismo demandado»
(BACRE, 1986, Tomo I: 486).
Redenti, en lo que concierne a la reunión de causas originaria (entiéndase
acumulación objetiva originaria), afirma lo siguiente:
«... Será originaria cuando un mismo actor, con el mismo acto introductivo
del proceso (citación), proponga varias demandas contra un mismo
demandado o contra varios demandados, o cuando varios actores
conjuntamente convengan en proponer sus demandas, con un único
(común) acto introductivo, contra uno o varios demandados.
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 489

El fenómeno se presenta entonces (metafóricamente) como la creación ab


initio de un único recipiente procesal en el que se vierten desde aquel
momento varias acciones. Originaria (aunque en un sentido un tanto
diferente) se puede decir la reunión también cuando, instituido el proceso
para una demanda, la inclusión de la nueva materia controvertida
dependa de deducciones ulteriores de las mismas partes (demandas de
declaración incidental de certeza, excepciones reconvencionales,
demandas reconvencionales). Aquí, a decir verdad, la reunión se realiza
en un segundo tiempo, y el fenómeno se presenta (en metáfora) como a
manera de introducción, dentro del mismo recipiente procesal originario,
de una nueva materia controvertida. Pero la reunión aparece originaria
en este otro sentido: que la proposición de esa nueva materia no tiene
lugar en proceso separado, sino que, desde el momento en que se presenta,
se la introduce en un proceso que sigue siendo único entre las mismas
partes» (REDENTI, 1957, Tomo I: 316-317).
Conforme se desprende del artículo 83 del Código Procesal Civil, y como
se indicara anteriormente, la acumulación objetiva originaria se configura
cuando en la demanda se propone más de una pretensión.
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la República ha establecido
lo siguiente: «... Un proceso puede contener varias pretensiones, instituto que
recibe el nombre de acumulación objetiva; y si tales son interpuestas conjuntamente
al momento de platearse [sic -léase plantearse-] la demanda, se conocerá como
acumulación objetiva originaria; en tal sentido, en estricto, no estamos ante
una única demanda, sino antes varias pretensiones planteadas en un mismo
escrito, lo que significa también que cada una de ellas tiene existencia y
naturaleza propias, contando con los fundamentos de hecho y de derecho que
las justifiquen...» (Casación Nro. 2393-2003 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-05-2005, págs. 14036-14037).

4.1.4 Formas o modalidades de acumulación de pretensiones

Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández señalan al respecto que:


«... La acumulación de acciones puede ser simple o eventual. Las dos dan
origen a un proceso con pluralidad de objetos, pero son sustancialmente
distintas. La acumulación es simple si el ador ejercita en la misma
demanda varias acciones que: a) o son completamente diversas entre sí;
o b) se encuentran jurídicamente interrelacionadas de suerte que la
estimación de la primera es presupuesto de la estimación de las demás.
( ...)

La acumulación es eventual, cuando el actor ejercita en una misma


demanda, dos o más acciones que son incompatibles entre sí, para que
el Juez entre a decidir sobre la segunda sólo en el caso de que desestime
la primera (v.g.: el actor pide que se declare la nulidad del contrato de
490 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

compraventa, y sólo para el caso de que el Juez estime que es válido, que
el comprador pague el precio; ejercitada una acción reivindicatoría, se
acumula eventualmente una acción declarativa de dominio para el caso
de que el Juez estime que no ha habido desposesión). (...) Si el actor
acumula acciones 'eventualmente', debe determinar con toda precisión
qué acción ejercita como principal y cuál como subsidiaria» (DE LA
OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 92-93).
Aldo Bacre, en relación al tema, apunta que:
«... Las pretensiones no pueden ser excluyentes (...). Ello no obsta a una
posible acumulación condicional o eventual, modalidad que tiene lugar
cuando se pide una pretensión como principal y otra a título subsidiario,
a fin de que el juez conozca de esta última si desestima la -primera (...).
Junto a la mencionada modalidad de la acumulación objetiva, la
jurisprudencia ha admitido otras, como la 'alternativa'. En ésta, las
pretensiones se acumulan alternativamente. A diferencia de la eventual,
no es el juez sino el demandado el que queda en libertad de elección, toda vez
que el actor propone disyuntivamente dos pretensiones, admitiendo el
cumplimiento por el demandado de cualquiera de ellas (...).
También puede darse la 'acumulación sucesiva'. En este tipo de acumulación
objetiva se supone la concurrencia de varias pretensiones, de tal suerte
que la segunda depende del acogimiento de la primera. A diferencia de la
eventual o subsidiaria, en que la segunda pretensión es receptada si se
rechaza la primera...» (BACRE, 1986, Tomo I: 486-487).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, acerca de las formas de acumular
pretensiones, exponen lo siguiente:
«a) Acumulación principal (...).
También se le llama simple, o autónoma o concurrente. Se presenta
principalmente en la acumulación por identidad de sujetos sobre
varios objetos todos independientes entre sí: un ejemplo sería la
acumulación de una pretensión indemnizatoria por responsabilidad
contractual, y otra de reivindicación. En esta clase de acumulación
todas las pretensiones propuestas deben ser resueltas en la sentencia:
se deducen en la demanda varias pretensiones para que sean
solucionadas todas, en el mismo fallo. Otro ejemplo: ejecución por
tres deudas dinerarias autónomas.
(...)

b) Acumidación subsidiaria o condicional. Esta forma de acumulación es


conocida también con la denominación de condicional y como
género que es presenta tres modalidades. La subsidiariedad
genérica consiste en proponer una segunda o sucesiva pretensión
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 491

cuya eficacia depende de la procedencia o improcedencia de otra


pretensión diferente y que se esgrime como principal, la cual debe
estudiarse por el fallador antes que aquélla, dentro de una rigurosa
técnica de elaboración de la sentencia (...).
Las modalidades de subsidiariedad son:
1. Acumulación subsidiaria o condicional, sucesiva o consecuencial.
Esta modalidad de acumulación implica que se deduzca una
pretensión, para que sea estimada, bajo la condición de que
otra sea acogida previamente en la sentencia, porque
precisamente toma vida, se actualiza, apenas con ese proveído
estimatorio de la pretensión principal (...).
Algún sector doctrinario denomina también este tipo de
acumulación que se viene a describir como el de prestaciones
escalonadas, donde el acogimiento de la primera es presupuesto
de la segunda, y el de ésta, de las ulteriores.
Otra especie de acumulación objetiva es la que se conoce en
doctrina como de consecuencias legales, las cuales forman
materia de decisión aun ante el silencio de las partes, son pues
extremo litigioso obligado; por ejemplo, la decisión de las
prestaciones mutuas que debe seguir al fallo estimatorio de
una pretensión de reivindicación. O las restituciones mutuas
que subsiguen a uno que acoja la pretensión de nulidad.
En los eventos anteriores, se trata en realidad de una sola
pretensión que la ley vuelve compleja y de mayor comprensión
si bien con accesorios que en veces se demostrarán y otras
no, pero que la ley liga de manera necesaria como petición
tácita que subsiga inexorablemente a la principal, como
petitorios y pronunciamientos accesorios al único litigio, que
implícitamente forman parte del objeto deprecado. Otras
veces se trata de dos litigios, dos verdaderas pretensiones
que la ley vincula de esta manera en su pronunciamiento (...).
2. Acumulación subsidiaria o condicional, subordinada o eventual.
En esta modalidad de acumulación el actor presenta dos o
más pretensiones a fin de que sea estimada una de ellas, en
el evento de que no sea acogida una u otras. Se propone una
pretensión para el caso de que otra sea desestimada. No es
necesario que entre las pretensiones deducidas exista una
misma causa, pero sí cierta relación o un hecho en común (...).
(...)

3. Acumulación subsidiaria o condicional o alternativa. Esta forma


de acumulación presupone dos petitorios diferentes, quedando
492 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el demandado en libertad de elección. A veces es al juez a


quien corresponde decidir cuál pretensión debe estudiarse,
en qué orden, y en otras, tal determinación incumbe al
demandado (...).
El actor propone en forma disyuntiva dos peticiones. Esta
forma de acumulación ocurre poco en la práctica porque
generalmente el actor elige la pretensión que más le interesa
y en caso de acumularlas lo hace de manera eventual. Para
que ella pueda darse es preciso que la ley sustantiva reconozca
la existencia de derechos alternativos, de tal modo que las
distintas pretensiones apunten a prestaciones distintas, aunque
equivalentes, motivo por el cual solamente una de ellas pueda
cumplirse. Son las prestaciones con fundamentos idénticos,
o los varios fundamentos de una misma consecuencia jurídica»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 59-62).
En cuanto a las formas o modalidades de acumulación de pretensiones,
cabe señalar que, conforme al texto del artículo 87 del Código Procesal Civil:
A. La acumulación objetiva originaria (aquella que se presenta cuando
en la demanda se proponen dos o más pretensiones) puede adoptar
las siguientes formas: a) subordinada; b) alternativa; y c) accesoria.
B. La acumulación objetiva originaria subordinada se presenta
cuando una o más pretensiones (subordinadas) son sometidas a la
eventualidad de que la pretensión propuesta como principal no sea
acogida, por lo que, ante este último supuesto, la pretensión o
pretensiones subordinadas bien pueden ser amparadas por el
juzgador.
C. La acumulación objetiva originaria alternativa se presenta cuando,
planteadas dos pretensiones alternativas por el actor, el demandado
puede escoger cuál de ellas va a cumplir, pudiendo recaer la elección
en el demandante siempre y cuando la contraparte no procediera
a la referida elección.
D. La acumulación objetiva originaria accesoria se presenta cuando
se plantea una pretensión principal y otra u otras accesorias,
vale decir, que guardan dependencia respecto de la primera. Por
consiguiente, si se ampara la pretensión principal, ocurre lo propio
en cuanto a las accesorias; o, en sentido contrario, si se desestima
la pretensión señalada como principal, también serán rechazadas
la pretensión o pretensiones determinadas como accesorias por el
actor.
E. Puede darse el caso de una acumulación objetiva sucesiva (aquella
que se presenta cuando las pretensiones se acumulan luego de
iniciado el proceso) y además accesoria, si las pretensiones accesorias
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 493

no son acumuladas por el actor en la demanda sino después de


interpuesta ésta, siendo el plazo máximo para que tal acumulación
opere hasta antes del saneamiento procesal.
F. La acumulación objetiva originaria accesoria bien puede presentarse
aun en el caso de que el accionante no proponga en la demanda
pretensiones accesorias, siempre y cuando éstas se encuentren
contempladas en la ley de modo expreso, en cuyo caso se consideran
tácitamente integradas a la demanda. Tal es el caso, por ejemplo,
del proceso de separación de cuerpos o divorcio por causal, en el
que se consideran como pretensiones accesorias, a ser acumuladas
a la principal (separación de cuerpos o divorcio por causal) por
disposición legal, las de alimentos, tenencia y cuidado de los hijos,
suspensión o privación de la patria potestad, separación de bienes
gananciales y las demás relativas a derechos u obligaciones de los
cónyuges o de éstos con sus hijos o de la sociedad conyugal, que
directamente deban resultar afectadas como consecuencia de la
pretensión principal (art. 483 del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las formas o
modalidades de acumulación de pretensiones, ha establecido lo siguiente:
- «... Un proceso puede contener varias pretensiones, instituto que
recibe el nombre de acumulación objetiva; y si tales son interpuestas
conjuntamente al momento de plantearse la demanda se conocerá
como acumulación objetiva originaria; en tal sentido, en estricto,
no estamos ante una única demanda, sino ante varias demandas
planteadas en un mismo escrito, lo que significa también que cada
una de ellas tiene existencia y naturaleza propias, contando con los
fundamentos de hecho y de derecho que las justifiquen; luego, si
bien dado el tipo de acumulación objetiva originaria que se tenga
unas pueden estar subordinadas o dependientes accesoriamente
del principal y otras tener la misma categoría (alternativa), todas
respecto a los medios de defensa, como son las excepciones,
deben tomarse en forma independiente...» (Casación Nro. 59-96 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-1997,
págs. 150-151).
- «... El artículo ochentisiete del Código adjetivo [C.P.C.] establece
que la acumulación objetiva originaria, la que se presenta cuando
en el acto postulatorio el accionante exige a otra persona el
cumplimiento de más de una pretensión, puede ser subordinada,
alternativa o accesoria, siendo subordinada cuando se propone mas
[sic -léase más-] de dos pretensiones, una de las cuales se la califica
de principal, debiendo el Juez pronunciarse respecto a las otras
pretensiones en la eventualidad de que la principal sea desestimada;
será alternativa, cuando no existe subordinación entre las pretensiones,
494 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

y será el demandado quien, en el caso de que ambas sean amparadas,


escogerá cual [sic -léase cuál-] de ellas va a cumplir; y será accesoria
cuando existan varias pretensiones, una de las cuales tiene la
calidad de principal y en cuanto ésta sea amparada o no, las demás
pretensiones correrán igual suerte...» (Casación Nro. 244-2001 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, págs.
8216-8217).

4.1.4.1 Acumulación simple

Hernando Morales asevera que la acumulación simple se configura


«... cuando el actor pide pura y simplemente la estimación de todas las acciones
acumuladas..» (MORALES; citado por RIVAS SACCONI, 1954: 275).

A decir de Gimeno Sendra:


«La acumulación simple o unión 'acumulativa' sucede cuando en un
mismo 'petitum', se deducen diversas peticiones yuxtapuestas (vgr. el
arrendador exige el desahucio el pago de las rentas no abonadas y una
indemnización por los desperfectos ocasionados en la vivienda).
La acumulación simple es la de mayor uso en la práctica forense y puede
ocurrir, tanto cuando la relación jurídico material sea susceptible de
producir una pluralidad de efectos jurídicos (...), como cuando las peticiones
se sustancien en una pluralidad de relaciones jurídicas que no resulten
incompatibles entre sí...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo L 230).

Según Prieto-Castro y Ferrándiz:


«... Es simple (o cumulativa) la acumulación cuando el titular de las
acciones las ejercita todas a la vez, poniendo en litispendencia el conjunto
de los objetos que los mismos comprenden, con petitum acerca de esa
totalidad (...) y para que el Juez se pronuncie sobre todas ellas (...).
Este tipo de acumulación es el más frecuente en la práctica; se ofrece
como necesario no sólo cuando entre las partes existe una pluralidad de
relaciones jurídicas o una relación jurídica compleja que interesa hacer
valer (por ej., servicios realizados, obra ejecutada, gestiones de un
mandato y adquisición de materiales), sino también en el caso de que
una sola relación jurídica produzca diversas consecuencias que pretende
el sujeto, por ser todas exigibles a la vez (por ej., en una sucesión
hereditaria, rescisión de la partición, nulidad de compraventa de un bien
ganancial perteneciente a la masa, frutos, daños y perjuicios)» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1956:18).
Luis Loreto dice de la acumulación simple que «... es ésta la modalidad
generalmente empleada en la práctica, y es de ejercicio facultativo por el actor.
Ella se da cuando se hace valer simultáneamente y de manera pura y simple
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 495

varias acciones (...) que puedan tener diversidad de causa petendi y petitum, cada
una de las cuales podía ser propuesta separadamente en procesos distintos. El
juicio contiene una pluralidad de pretensiones (objetos) con pedimentos
diferentes, a fin de que sean tramitados en un mismo procedimiento y decididos
en una sola sentencia, que puede acogerlas o rechazarlas en todo o en parte, o
solamente algunas de ellas. Tal es el caso del ejercicio de varias acciones civiles
originadas de diferentes títulos intentadas contra un mismo obligado, o el de
varias acciones cambiarías que tienen su causa en distintas letras que se hacen
valer contra un mismo aceptante. No se requiere que las acciones sean afines
entre sí ni conexas» (LORETO, 1979:164).

4.1.4.2 Acumulación subsidiaria o condicional

Acerca de la acumulación condicional (o subsidiaria), Luis Loreto sostiene


que «... existe esta modalidad cuando el actor no pide, pura y simplemente,
que se acojan todas las acciones acumuladas, sino una sola, condicionada al
éxito de otra que la precede. En esta modalidad genérica el análisis permite
aislar tres casos específicos, a saber: a) el sucesivo; b) eventual o subordinado; y c)
el alternativo» (LORETO, 1979:164).
Rivas Sacconi, sobre la acumulación subsidiaria (o condicional), expresa
lo siguiente:
«... En el caso de acciones que se ejercen en una misma demanda, pero
una de las cuales se propone como principal y la otra u otras como
subsidiarias de aquélla o de la subsidiaria de la principal, no se está frente
a un caso de verdadera acumulación. Sí, en efecto, todas las acciones,
principal y subsidiaria, se ejercen en cierto modo a un tiempo, no existe
sin embargo contemporaneidad verdadera en el dicho ejercicio, porque
si la acción principal prospera, se considera como jurídicamente
inexistente o no ejercida la subsidiaria, toda vez que en la sentencia nada
se decide sobre ella; o dicho de otro modo, la existencia de esta última,
está condicionada al fracaso de la acción que se ha propuesto como
principal y que en último término es la que verdaderamente se ejerció
desde un principio en el juicio, mientras que la otra sólo en ese momento
en que en virtud de la sentencia no prospera la acción principal, surge,
por decirlo así, a la vida jurídica» (RIVAS SACCONI, 1954: 268).
La acumulación condicional, en opinión de Monroy Cabra, es de tres
clases:
«a) Sucesiva o consecuencia!.- Existe cuando se presenta una pretensión
bajo la condición de que antes sea acogida otra de la cual dependerá.
Por ejemplo, la petición de herencia como consecuencia de la
declaración de filiación natural.
b) Acumulación eventual o subsidiaria.- Existe cuando una pretensión
se propone para el caso de que otra sea desestimada. Desde luego,
496 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el juez no puede acoger la pretensión subsidiaria sino una vez


rechazada la principal. Por ejemplo, se pide la resolución de un
contrato de compraventa de inmueble y subsidiariamente la
rescisión por lesión enorme.
c) Acumulación alternativa - Existe cuando varias pretensiones son
propuestas para que una de ellas sea estimada, por lo cual cada
una está condicionada a la otra, pues debe proveerse sobre ella en
caso de que no prospere la restante. Y por tanto, estimada por el
juez una de ellas, no podrá proveer acerca de la otra» (MONROY
CABRA, 1979: 276-277).

A) Acumulación subsidiaria o condicional sucesiva


En lo que respecta a esta forma o modalidad de acumulación, Luis Loreto
enseña lo siguiente:
«... Existe esta acumulación objetiva cuando la proposición de una acción
depende de que otra que la antecede sea declarada con lugar.
Hay entre ambas acciones una relación de orden lógico sucesivo, de
antecedente a consecuente, de forma que la acción propuesta en segundo
lugar está condicionada al éxito de la primera que le es condicionante.
El éxito de esta singular figura permite advertir que la acción propuesta
en segundo lugar no existe para el momento de proponerse, por lo que,
en rigor de principios, debería promoverse después que la condicionante
sea acogida y la sentencia que así lo declare haya pasado en autoridad
de cosa juzgada. Sin embargo, tanto la doctrina como la jurisprudencia,
admiten pacíficamente, por economía procesal y consideraciones de
utilidad práctica, la proposición anticipada de la segunda acción. Así, la
acción de restitución de un inmueble vendido (acción condicionada), con
la acción de simulación absoluta (acción condicionante); la petitio hereditatis
ab intestato acumulada con la de nulidad de testamento; la del pago del
saldo del administrador o mandatario, unida subordinadamente a la
acción de rendición de cuentas, etc. En todos estos y semejantes casos es
admisible la acumulación sucesiva; mas, dada la relación de dependencia
condicionada en que se halla la segunda acción respecto de la primera o
condicionante, si ésta es declarada sin lugar, el Juez no entra a examinar
ni a conocer de la segunda; pero si la acoge en todo o en parte, debe
proceder a examinarla y a verificar si está o no fundada. Sólo en este
último momento, la segunda acción adquiere individualidad propia y
autónoma» (LORETO, 1979:164-165).

B) Acumulación subsidiaria o condicional subordinada


A decir de Hernando Morales, la acumulación eventual o subordinada
«... tiene lugar cuando una acción se ha propuesto para el caso de que la otra
sea desestimada...» (MORALES; citado por RIVAS SACCONI, 1954: 275).
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 497

Luis Loreto afirma por su parte que:


«... Existe esta modalidad cuando una acción se propone para el evento
de que otra que la precede sea rechazada. Las acciones acumuladas
pueden tener el mismo fundamento, o fundamentos diversos pero
compatibles entre sí, o fundamentos incompatibles. A veces el demandante
presenta como acciones subordinadas peticiones que no son tales, como
cuando pide en vía principal el pago total de una obligación y
subordinadamente el pago parcial de la misma obligación, no existiendo
en realidad diversidad de acciones.
La relación de acción principal a acción subordinada responde a una
gradación de intereses en el actor...» (LORETO, 1979:165-166).
Sobre el particular, Prieto-Castro y Ferrándiz manifiesta lo siguiente:
«... El tercer tipo de acumulación (los dos anteriores fueron la acumulación
simple y la alternativa) es la eventual, en sentido propio, caracterizada
porque de un solo fundamento (causa petendi) se hace derivar una pluralidad
de pedimentos (objetos), o con una diversidad de fundamentos se formula un
único pedimento, o a base de una pluralidad de fundamentos se consigna una
pluralidad de pedimentos, de tal suerte enlazados que el segundo o posterior
fundamento sólo se entiende empleado subsidiariamente, esto es, para
el caso (eventualidad) de que el primero o anteriores no sean considerados
aptos a fundar el pedimento de que se trata, o bien el segundo o posterior
pedimento únicamente se repute como formulado en igual supuesto, es
decir, para el de que el primero o anteriores pedimentos no sean estimados.
( ...)

(...) Cuando de manera expresa o por virtud de una interpretación de la


súplica de la demanda aparezca que existe la voluntad de someter al
conocimiento judicial el cúmulo de fundamentos (títulos) o de objetos
(pedimentos) con la gradación que es propia de la eventualidad, las
acumulaciones de esta clase han de ser admitidas. (...) la práctica usa
diariamente de la eventualidad en el empleo de fundamentos jurídicos
o en la petición de objetos (pedimentos), como en otros casos (defensas,
objeciones, excepciones, motivos de casación, etc.), por una doble razón,
de cautela y de economía procesal, pues ni la prosperidad de la demanda
debe frustrarse por reducir el número de fundamentos y medios
actualmente poseídos a uno solo, cuando se ofrezca la duda sobre su
aptitud, para lograr el resultado pretendido, ni la consecución de un
objeto que, en lugar de otro, satisfaga el interés del actor, existiendo la
misma duda, aconseja que la súplica de la demanda sea unívoca en cuanto
a pedimentos, a menos de tener que acudir posteriormente a un nuevo
pleito (...).
(...) No en todos los casos la acumulación eventual se emplea para hacer
valer fundamentos y pedimentos incompatibles (...), sino también para
498 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el logro de un objeto o finalidad perseguidos en primer lugar, porque


también así queda satisfecho el interés del actor» (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1956: 21-23). -
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 87 -primer párrafo- del
Código Procesal Civil, la acumulación objetiva originaria puede ser subordinada
cuando la pretensión queda sujeta a la eventualidad de que la propuesta como
principal sea desestimada. La referida acumulación objetiva originaria
subordinada se configura, pues, cuando una o más pretensiones (subordinadas)
son sometidas a la eventualidad de que la pretensión propuesta como principal
no sea acogida, por lo que, ante este último supuesto, la pretensión o pretensiones
subordinadas bien pueden ser amparadas por el Juez.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
objetiva originaria subordinada, ha establecido lo siguiente:
- «... Tal como se puede apreciar del escrito de demanda, los
fundamentos de hecho en los que se sustenta la pretensión principal
son totalmente distintos a los fundamentos de hecho en los que se
basa la pretensión subordinada, al punto de que los mismos han
sido expuestos de manera independiente, por lo que se puede
apreciar que no se da el presupuesto básico para que pueda darse
una acumulación objetiva originaria subordinada...» (Casación Nro.
73-99 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-10­
1999, pág. 3814).
- «... El pronunciamiento de la pretensión subordinada está supeditada
a que la pretensión principal fuese desestimada...» (Casación Nro.
1935-2006 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-09-2007, pág. 20434).
- «... El Artículo ochentisiete del Código Adjetivo dispone que en la
acumulación objetiva originaria, la pretensión subordinada queda
sujeta a la eventualidad de que la propuesta como principal sea
desestimada, es decir, que en ese caso tiene que haber pronunciamiento
sobre las pretensiones subordinadas» (Casación Nro. 272-98 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-1998, pág. 1703).
- «... La sentencia de primera instancia [...] declaró improcedente la
pretensión principal, sin hacer pronunciamiento de fondo, y
pronunciándose sobre la pretensión subordinada, la declara
fundada; la que apelada, si variar [sic -léase sin variar-] lo antedicho,
fue conformada por la de vista por sus propios fundamentos
agregando los propios, actuación procesal que se aparta del marco
del [...] artículo 87 del Código Procesal Civil, pues [...] para conocer
de la pretensión subordinada en los casos de acumulación objetiva
originaria de esta modalidad era menester que la pretensión
propuesta como principal sea desestimada en pronunciamiento de
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 499

fondo y no deliberadamente inhibitorio, como ha sucedido en el


caso sub exámine, en que al tratarse de una acumulación como la
anotada, las instancias de mérito no pueden examinar y pronunciarse
primeramente sobre la pretensión subordinada, y luego señalar
que la pretensión principal resulta improcedente de lo que resulta
que se ha incurrido en causal de nulidad que hace aplicable el
artículo 171 del Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 1775-2003 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2005, págs.
14135-14136).

«... En el caso de autos, la demanda fue planteada bajo la acumulación


objetiva originaria, estableciendo una pretensión principal de
nulidad del acto jurídico y una pretensión subordinada de
anulabilidad del acto jurídico, de tal manera, que correspondía que
el Juez estudie, en un primer momento, la pretensión principal y
sólo cuando esta no fuera acogida, se examine la pretensión
subordinada a fin de determinar si corresponde ampararse, es decir,
no podía estimarse la pretensión subsidiaria o subordinada sin
haberse rechazado la pretensión principal...» (Casación Nro. 517­
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007,
pág. 20026).
«... La parte inicial del primer párrafo del artículo 87 del Código
Procesal Civil prescribe que la acumulación objetiva originaria
puede ser subordinada, alternativa o accesoria; siendo subordinada
cuando la pretensión queda sujeta a la eventualidad de que la
propuesta [como] principal sea desestimada, es decir en el caso
de que la propuesta [como] principal no sea acogida existe la
posibilidad de que la pretensión subordinada pueda ser amparada
por el juzgador, teniendo como elementos de configuración básica
la posibilidad de que sean pretensiones contrarias pero que exista
conexión estrecha entre sus fundamentos de hecho...» (Casación
Nro. 519-2008 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-09-2008, pág. 22838).
«... El artículo ochenta y siete del Código Procesal Civil dispone
que la acumulación objetiva es subordinada cuando la pretensión
queda sujeta a la eventualidad de que la propuesta como principal
sea desestimada; es decir, sólo si el Juez considera que la pretensión
principal no merece amparo alguno, procederá a pronunciarse
sobre la pretensión subordinada; [...] no obstante, de la revisión de
la sentencia de primera instancia, este Supremo Tribunal advierte
que el A quo, pese a emitir su fallo amparando la pretensión
principal, a continuación se pronuncia desestimando la pretensión
subordinada, lo cual no correspondía, pues sólo cabía pronunciarse
sobre esta última en caso de ser desestimada la primera de las
nombradas. Tal proceder contraviene lo dispuesto en la parte
500 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

pertinente del artículo ochenta y siete del citado Código Procesal


y, además, causa indefensión al demandante, toda vez que la Sala
Superior tampoco podría emitir una sentencia válida respecto a la
pretensión subordinada, que al haber sido declarada infundada
por el A quo, el Colegiado [Superior] podría considerar consentido
al no haber sido recurrido. En ese sentido, este Colegiado Supremo
estima que la nulidad no sólo alcanza a la sentencia de vista sino
que igualmente se extiende a la apelada, por lo que el Juez de la
causa deberá expedir nueva resolución conforme a derecho,
disgregando debidamente las pretensiones y resolviéndolas
atendiendo a los alcances del artículo ochenta y siete del Código
Procesal Civil...» (Casación Nro. 2646-04 / lea, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-07-2006, págs. 16445-16446).
«...El artículo ochentisiete del Código Procesal Civil señala que la
pretensión subordinada es aquella en la que la pretensión queda
sujeta a la eventualidad de que la propuesta como principal sea
desestimada; en tal sentido, si la pretensión principal es declarada
infundada o improcedente, ello no obsta que la pretensión subordinada
pueda ser amparada...» (Casación Nro. 742-2004 / San Román,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2005, pág. 15031).
«... La sentencia apelada se pronuncia sobre la pretensión
subordinada y su accesoria, argumentando que al haberse amparado
la pretensión principal carecería de objeto el pronunciamiento de
las otras pretensiones; sin embargo la Sala de Mérito al haber
revocado la apelada y desamparar la pretensión principal tenía que
pronunciarse sobre la subordinada y su accesoria, precisamente en
aplicación de lo dispuesto en el artículo 87 del acotado Código
Procesal [C.P.C.]...» (CasaciónNro. 99-2005 / Moquegua, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007, págs. 18886-18888).
«... De lo establecido por el inciso segundo del artículo ochenticinco
del Código Procesal Civil se infiere que la acumulación subordinada
o la alternativa proceden cuando se tratan [sic -léase trata-]
de pretensiones contrarias entre sí...» (Casación Nro. 244-2001 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, págs.
8216-8217).
«... El Artículo mil cuatrocientos veintiocho del Código Civil faculta
demandar acumulativamente la resolución del contrato y los daños
y perjuicios ocasionados como consecuencia del incumplimiento
de obligaciones por una de las partes, por lo que su planteamiento
con el carácter de pretensión subordinada no constituye una
acumulación indebida...» (Casación Nro. 616-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-1999, págs. 3410-3411).
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 501

C) Acumulación subsidiaria o condicional alternativa

Hernando Morales afirma que la acumulación alternativa «... se presenta


cuando varias acciones son propuestas para que launa o la otra sean estimadas...»
(MORALES; citado por RIVAS SACCONI, 1954: 275).
A criterio de Luis Loreto:
«... Existe esta modalidad cuando varias acciones se proponen para que
una u otra sea acogida. En este caso todas las acciones están propuestas
condicionalmente. Acogida una de ellas, es prohibido al juez entrar al
examen de las otras. Plures res sunt in obligatione, una autem in solutione.
La acumulación alternativa presupone la coexistencia de obligaciones o
pretensiones alternativas, que son aquellas en que dos o más cosas
separadamente comprendidas en la obligación son debidas disyuntivamente,
de forma que el deudor se libera con la entrega de una sola de ellas (...).
La determinación concreta de cuál de las cosas debe entregarse, se efectúa
por la elección que pertenece al deudor si no se ha decidido que pertenece
al acreedor (...). Este hace uso de su derecho de elección al demandar
judicialmente la condena del deudor a la entrega de una de las cosas
deducidas en la obligación. Su derecho de opción quedó así realizado.
Pero el acreedor no está obligado a hacer uso de su derecho de
elección, cuyo ejercicio le es facultativo, y puede proceder a demandar
acumulativamente la entrega de una de las cosas debidas alternativamente,
en cuya hipótesis el Juez debe sustanciar el juicio, tramitarlo y decidirlo.
Siendo ello procedente, condenará alternativamente al demandado a
cumplir una de las prestaciones, y en ejercicio del fallo procederá la
elección de una de las cosas comprendidas en la condena» (LORETO,
1979:166-167).
Gimeno Sendra refiere que:
«La acumulación alternativa de pretensiones tan sólo es procedente
cuando se trate de exigir el cumplimiento de las obligaciones del mismo
nombre, esto es, de las obligaciones alternativas (...).
Fuera de tales casos, la demanda ha de reputarse inadmisible por falta
de concreción en e l 'petitum' (...), ya que, al no extenderse la petición al
conjunto de los objetos, sino al de uno u otro, y poder existir dos
fundamentaciones alternativas, que pueden resultar incompatibles (...),
el demandado no puede saber a ciencia cierta cuál de las dos pretensiones
ha de ser objeto de su contestación (con lo que se le puede generar
indefensión...), ni el juez puede individualizarlas al efecto de cumplir
con su obligación de congruencia...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo
I: 230-231).
Prieto-Castro y Ferrándiz opina de la acumulación alternativa o electiva
lo siguiente:
502 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Mediante ella, la parte ejercita, desde luego, las dos o más acciones
de que se trate y acerca de todas se constituye litispendencia; pero esto
ocurre con las particularidades de que elpetitum o se extiende al conjunto
de los objetos (sino sólo a uno u otro), y de que el Juez sólo ha de
pronunciarse acerca también de uno de los mismos.
Este mecanismo es contrario al requisito de la concreción del objeto de
la demanda (...), en cuanto indispensable para que el demandado conozca
cuál deba ser la materia de su defensa (...), y para que el Juez observe la
congruencia exigida a su sentencia (...); de suerte que, en principio, la
acumulación alternativa es inadmisible tanto si las varias acciones
proceden de una misma relación jurídica (por ej., que se revoque o que
se reduzca la donación) como si las relaciones jurídicas son diferentes
(por ej., entrega de una suma por concepto de préstamo o de herencia).
De aquí que la acumulación alternativa sólo sea procedente cuando se
trate de reclamar por causa de una obligación de esa clase, y ello en virtud
(...) de que la obligación es única, con un solo objeto, que queda
individualizado (concentrado) al elegir el deudor demandado, como
sucede según el principio general de dichas obligaciones alternativas (...),
que tiene diversas manifestaciones en el derecho positivo, o el acreedor,
si a él correspondiese el derecho de elección, y que en ambos casos ha de
quedar reservado en la sentencia» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1956: 20-21).
De acuerdo a lo normado en el artículo 87 -primer y segundo párrafos-
del Código Procesal Civil, la acumulación objetiva originaria puede ser
alternativa cuando el demandado elige cuál de las pretensiones va a cumplir,
correspondiéndole la elección de la pretensión alternativa a ejecutarse al
demandante si el demandado no hace tal elección.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
objetiva originaria alternativa, ha establecido lo siguiente:
- «... Conforme al Código Procesal Civil, tratándose de la acumulación
objetiva originaria de pretensiones procesales, concretamente el
artículo 87 de dicho ordenamiento señala cómo deben proponerse
las pretensiones en forma subordinada, alternativa y accesoria. Si
se proponen pretensiones procesales en forma alternativa [...] su
planteamiento supone que el demandante plantea por lo menos
dos pretensiones, de modo que de prosperar éstas el demandado
tiene la potestad de elegir cuál de las pretensiones procesales va a
cumplir en ejecución de sentencia...» (Casación Nro. 1693-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2004, págs.
12120- 12121).
- «... Tratándose de la acumulación de pretensiones procesales, el
justiciable debe observar rigurosamente las reglas contenidas en
Capitulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 503

los artículos 86 y 87 del Código Procesal Civil, de modo tal que si


se plantea una acumulación alternativa debe precisarse la
fundamentación de cada [una] de las pretensiones, reservándose
el proponente su elección, la que debe cumplir en el supuesto de
que ambas fuesen amparadas en la sentencia...» (Casación Nro.
299-2004 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
04-01-2006, pág. 15209).
- «... El Artículo ochentisiete del Código Procesal Civil prescribe que
cuando se trata de la acumulación alternativa de pretensiones, es
el demandado quien debe elegir cuál de las pretensiones va a
cumplir y sólo en el caso que el demandado no elija, lo hará el
demandante, esto como es obvio obliga al juzgador a resolver,
amparando, en su caso, las dos pretensiones alternativas» (Casación
Nro. 220-2000 / La Merced, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-08-2000, págs. 6142-6143).
- «... Es preciso concordar la disposición del Artículo ochentisiete del
Código Procesal (sobre acumulación objetiva originaria) con lo
dispuesto en el Título Cuarto de las 'Obligaciones Alternativas y
Facultativas' del Libro de las Obligaciones del Código Civil (Título
IV de la Sección Primera del Libro VI del C.C.), cuyas normas
establecen que el obligado alternativamente a diversas prestaciones
sólo debe cumplir por completo una de ellas; que la elección
corresponde al deudor, salvo pacto en contrario; que la elección se
realiza por la ejecución de alguna de las prestaciones, con la
declaración de elección o por el Juez; y establece reglas precisas
para el caso de elección por el deudor y en su caso, por el acreedor...»
(Casación Nro. 2378-98 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 18-08-1999, pág. 3224).
- «... Sólo se establecerá la existencia de un acreedor y de un deudor
en la hipótesis de que la sentencia declare fundada la demanda, y
ya en ejecución de sentencia se intime al deudor su cumplimiento,
en cuyo momento serán de aplicación las reglas sobre la elección
de la obligación (alternativa) a ejecutar...» (Casación Nro. 2378-98 /
__ Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-08-1999, pág.
' ~ ==^ 3 2 2 4 ). ‘‘

4.1.4.3 Acumulación de pretensiones accesorias

Con arreglo a lo previsto en el artículo 87 -primer párrafo- del Código


Procesal Civil, la acumulación objetiva originaria puede ser accesoria cuando
habiendo varias pretensiones, al declararse fundada la principal, se amparan
también las demás. Como se aprecia, la acumulación objetiva originaria
accesoria acontece si se formula una pretensión principal y otra u otras
accesorias, vale decir, que guardan dependencia respecto de la primera. Por lo
504 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

tanto, si se hace lugar a la pretensión principal, ocurrirá lo mismo con las


accesorias; o, en sentido contrario, si se rechaza la pretensión señalada como
principal, sufrirá la misma suerte la pretensión o pretensiones calificadas como
accesorias por el demandante.
Es de destacar que puede darse el caso de una acumulación objetiva
sucesiva (la cual acontece cuando las pretensiones se acumulan después del
inicio del proceso) y además accesoria, si las pretensiones accesorias no fuesen
acumuladas por el actor en la demanda sino luego de su presentación, siendo
el plazo máximo para que dicha acumulación se produzca hasta antes del
saneamiento procesal (art. 87 -último párrafo- del C.P.C.).
Por otro lado, la acumulación objetiva originaria accesoria bien puede
presentarse incluso en el supuesto de que no se formulen en la demanda
pretensiones accesorias, siempre y cuando éstas se encuentren expresamente
previstas por la ley, en cuyo caso se consideran tácitamente integradas a la
demanda (art. 87 -último párrafo- del C.P.C.). Tal es el caso, por ejemplo, del
proceso de separación de cuerpos o divorcio por causal, en el que se consideran
como pretensiones accesorias, a ser acumuladas a la principal (separación de
cuerpos o divorcio por causal) por disposición legal (art. 483 del C.P.C.), las de
alimentos, tenencia y cuidado de los hijos, suspensión o privación de la patria
potestad, separación de bienes gananciales y las demás relativas a derechos u
obligaciones de los cónyuges o de éstos con sus hijos o de la sociedad conyugal,
que directamente deban resultar afectadas como consecuencia de la pretensión
principal.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
de pretensiones accesorias, ha establecido lo siguiente:
- «... Se entiende por accesorio a lo que depende de algo que es
principal, y en el ámbito procesal, un pedido accesorio es el que se
encuentran [sic -léase es el que se encuentra-] estrechamente ligado
a un pedido principal, sin el cual no puede subsistir, de allí que el
artículo 87 del Código adjetivo glosado [C.P.C.] hace referencia a
que, si la accesoriedad está expresamente prevista por la ley, se
considera tácitamente integrada a la demanda...» (Casación Nro.
5059-2007 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-06-2008, pág. 22452).
- «... El accionante ha interpuesto en forma acumulativa objetiva
originaria demanda de otorgamiento de escritura pública y
reivindicación, y de maneta accesoria la indemnización por daños
y perjuicios, [...] por lo que sé adviérté que sé tratan de diferentes
preteñsioñes pero sustentadas en fundamentos que guardan
conexión entre sí y si bien no se tramitan en la misma vía, nada
impide la acumulación objetiva a uña dé conocimiento en donde
se da la plenitud de la deíensá...» (Casación Nró. 519-2008 / lea,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22838).
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 505

«... La acción accesoria depende de lo que se resuelva en lo principal


y es una consecuencia de ella...» (Casación Nro. 1332-2001 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002,
págs. 8224-8225).
«... La acumulación objetiva originaria accesoria sólo se ampara
cuando se declara fundada la [pretensión] principal...» (Casación
Nro. 1332-2001 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2002, págs. 8224-8225).
«... En el caso de una acumulación objetiva originaria de carácter
accesoria, [...] el artículo 87 del [...] Cuerpo Adjetivo [C.P.C.] ha
previsto que ésta es ampaxable cuando habiendo varias pretensiones,
al declararse fundada la principal, se amparan también las demás,
en virtud del aforismo jurídico de que 'lo accesorio sigue la suerte
del principal'...» (Casación Nro. 2509-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21665-21666).
«... Habiéndose desestimado por infundada la pretensión principal
carece de objeto examinar las demás pretensiones que fueron
acumuladas accesoriamente a la pretensión principal...» (Casación
Nro. 4879-2007 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-09-2008, págs. 22839-22840).
«... El juez no se encuentra en la obligación de amparar otras
pretensiones acumuladas sólo por el hecho de tener carácter accesorio;
sino por el contrario, está facultado a desestimarlas si advierte que
las mismas resultan inviables o no pueden prosperar...» (Casación
Nro. 1608-2007 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-12-2008, págs. 23666-23668).
«... Atendiendo a que la pretensión de [...] ha sido propuesta en
forma accesoria, al haber sido declarada infundada la pretensión
principal, la accesoria sigue la suerte del principal...» (Casación
Nro. 1125-2000 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, págs. 6689-6690).
«... Es principio de derecho que lo accesorio sigue la suerte de lo
principal; en tal sentido, habiéndose determinado en la demanda,
que la acumulación de pretensiones es de tipo objetivo originario
accesorio, al haberse desistido de la pretensión autónoma, comprende
también a las pretensiones accesorias...» (Casación Nro. 3774-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs.
7784-7785).
«... El pago de intereses legales ha sido propuesto como pretensión
accesoria y por tanto sigue la suerte de la pretensión principal [sobre
restitución de dinero], cuyo amparo ha sido debidamente motivado...»
(Casación Nro. 3849-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-07-2001, pág. 7584).
506 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«...Si bien el Colegiado, en la parte considerativa de su resolución


no ha hecho mención expresa a las pretensiones sobre desalojo e
indemnización, sin embargo estas pretensiones al tener la calidad
de accesorias, han corrido la suerte de la principal, esto es de la
pretensión sobre resolución del contrato, sobre la cual la Sala de
revisión si [sic -léase sí-] se ha pronunciado expresamente, es decir
que de existir la irregularidad anotada, su subsanación en modo
alguno va a modificar el sentido de la resolución...» (Casación Nro.
1126-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11­
2001, págs. 7854-7855).
«... Pese a la accesoriedad de la acumulación de pretensiones éstas
requieren ser sustentadas en los respectivos fundamentos de hecho
y de derecho [de la resolución], aspectos que la Sala de revisión ha
descuidado no obstante ser principios elementales a los que
está obligado a observar todo Juez...» (Casación Nro. 743-2000 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs.
6705-6706).
«... Con arreglo a lo previsto en el segundo párrafo del Artículo
ochentisiete del citado Código Procesal (Civil), al declararse fundada
la pretensión principal, se amparan también las accesorias, según
sea el caso y obviamente al desestimarse la primera, corresponde
igualmente desestimar las accesorias, sin que sea necesario explicar
por qué motivo se declaran infundadas las pretensiones accesorias
que fundamentalmente tienen como conclusión amparar la principal»
(Casación Nro. 1360-98 / Cono Norte, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 25-11-1998, pág. 2099).
«... No existiendo un debido pronunciamiento respecto de la
pretensión principal y conllevando ello a que se sancione la nulidad
de la impugnada, carece de objeto pronunciarse sobre el extremo
referido a la falta de motivación de la recurrida con relación a la
pretensión accesoria de indemnización de daños y perjuicios...»
(Casación Nro. 2352-2000 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7018).
«...La denuncia de pronunciamiento 'extra petita' (al ordenarse la
cancelación del asiento registral del bien materia de prescripción
adquisitiva de dominio) carece de base real pues el Artículo
ochentisiete 'in fine' del Código Procesal Civil dispone que la
pretensión accesoria queda integrada cuando la ley la prevé, como
es el caso del Artículo novecientos cincuentidós del Código
Sustantivo...» (Casación Nro. 172-2000 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 11-04-2000, págs. 5062-5063).
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 507

4.1.5 Requisitos de la acumulación objetiva

Prieto-Castro y Ferrándiz, en cuanto a los requisitos de la acumulación


de acciones (pretensiones), expone lo siguiente:
«A) La acumulación de acciones sólo puede ser propuesta por el
actor (...), careciendo el Juez de facultades para decretarla.
B) Es necesaria la unidad de sujetos (varias acciones de un actor contra
un demandado...), pues si también existiese pluralidad de ellos se
daría un caso de acumulación mixta u objetiva en acumulación
subjetiva (...); aunque cabría, en tal caso, la acumulación de una
acción por solo uno o contra uno solo de los litisconsortes.
C) En orden a las exigencias del proceso, (...) (se) señala diversos requisitos
a la acumulación de acciones (...).
a) Es preciso que el Juez tenga competencia objetiva cuantitativa
para conocer del valor que importa la suma de los objetos
acumulados (...), según las reglas existentes.
La suma del valor de los distintos pedimentos acumulados
puede determinar el paso de la competencia a otro órgano
jurisdiccional o la necesidad de seguir un tipo de juicio
distinto del que correspondería a las acciones ejercitadas con
separación (...).
Sin embargo, cuando la acumulación no ejerza influencia
económica sobre el interés del actor, debe excluirse la suma
de los valores (...).
b) Igualmente es necesario que el Juez posea competencia objetiva
cualitativa (...), o sea, que pueda conocer de la materia sobre
que versen todas las acciones acumuladas, de suerte que si
alguna de ellas correspondiese a órganos no jurisdiccionales,
a otro órgano jurisdiccional o a Tribunales especiales, la
acumulación no sería admisible (...).
c) La competencia territorial puede ser afectada cuando para el
conocimiento de las diversas acciones acumuladas existiesen
fueros distintos. (...) la competencia para conocer de todas las
acciones acumuladas corresponde al Juez que la tenga para
decidir sobre la de mayor importancia cualitativa (por ser
base o razón de las demás) o cuantitativa (esto es, de cuantía
superior a las otras), y, en su defecto, al Juez que le esté
atribuida para resolver sobre el mayor número de las acciones
ejercitadas. Pero, si para alguna de las acciones acumuladas
existiese prorrogación de la competencia, queda excluida la
acumulación.
508 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

d) El procedimiento a seguir para el conocimiento de las acciones


acumuladas debe ser del mismo tipo u homogéneo...» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1956:15-17).
Según Monroy Cabra, son requisitos de la acumulación de pretensiones
los que a continuación describe:
«a) Que el juez sea competente para conocer de todas; sin embargo,
podrán acumularse pretensiones de menor cuantía a otras de mayor
cuantía. Este principio es consecuencia del debido proceso que
implica el juzgamiento ante juez competente (...) y con las formalidades
propias de cada juicio. La excepción (...) se justifica por el factor de
conexión.
b) Que las pretensiones no se excluyan entre sí, salvo que se propongan
como principales y subsidiarias. (...) La acumulación de pretensiones
excluyentes sólo es posible en forma subsidiaria y no en forma
principal. Esto, por cuanto para entrar a analizar la subsidiaria debe
estar no probada la principal, en cuyo caso no hay dificultad lógica.
Además, si la súplica principal prospera, no hay que tener en cuenta
la subsidiaria.
c) Que todas puedan tramitarse por el mismo procedimiento. Esto,
porque cuanto si es un solo proceso, debe existir igual trámite»
(MONROY CABRA, 1979: 275).
Máximo Castro sostiene que para que la acumulación de demandas
(pretensiones) tenga lugar es menester que las acciones llenen estos requisitos:
« Io Que no sean contrarias entre sí, de modo que por la elección de una
quede excluida la otra.
Esta oposición puede derivar ya sea de la propia naturaleza de las
dos acciones o de una disposición de la ley que prohíba su ejercicio
simultáneo (...).
2° Que correspondan a la jurisdicción del mismo juez.
Es necesario respetar las bases jurisdiccionales que atañen al orden
público y que no pueden, por consiguiente, ser modificadas por la
sola acción de los litigantes.
( ...)

3o Que puedan sustanciarse por los mismos trámites:


Las leyes de procedimiento son la garantía de los derechos civiles
y no es permitido a los litigantes modificarlas ni dar a los juicios
sustanciación distinta de la establecida por la ley, como vendría a
suceder si se permitiera la acumulación de acciones que deben
ventilarse en juicios de distinta naturaleza, dada la imposibilidad
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 509

de sustanciar a la vez en los mismos autos dos juicios con tramitación


diferente, como por ejemplo el ordinario y el ejecutivo» (CASTRO,
1926, Tomo Primero: 123-124).
Luis Loreto señala al respecto lo siguiente:
«... Se ha establecido (...) que para que la acumulación objetiva pueda
realizarse, es menester que concurran ciertos requisitos o condiciones (...).
La no concurrencia de uno cualquiera de ellos, conduce a una acumulación
prohibida dando origen a una inepta acumulación. Esos requisitos o
condiciones son los siguientes: I oque las acciones no se excluyan mutuamente
o no sean contrarias entre sí; 2° que por razón de la materia, correspondan
al conocimiento del mismo Tribunal que deba conocer de la acción
principal; y 3° que sus procedimientos legales sean compatibles.
Sub 1. Los términos 'excluyente' y 'contrario' que se emplean para calificar
las acciones acumuladas expresan ideas distintas. Una acción es excluyente
de otra, cuando la descarta rechaza o niega en todas sus posibilidades
de existencia y validez jurídica; una acción es contraria a otra cuando,
sin excluirla, se halla en oposición con sus efectos. Así, como ejemplo del
primer caso, la acción de nulidad radical de un negocio jurídico y la
declaratoria de su vigencia y validez; ejemplo de acciones contrarias, la
petitoria de propiedad de un inmueble y la confesoria de servidumbre
de paso sobre el mismo. Tales acciones no pueden acumularse en un
mismo libelo de demanda para que sean sustanciadas y decididas
simultáneamente, principaliter, pues el procedimiento que recaiga sobre
ellas sería de una decisión contradictoria y evidentemente inejecutable.
Sub 2. El conocimiento de las acciones acumuladas debe corresponder
por la materia a la competencia del mismo Tribunal (...).
Aun cuando en relación con este requisito se hace sólo mención de la
competencia en razón de la materia, se ha cuestionado (...) si la competencia
por razón del valor de las acciones debe igualmente tomarse en
consideración para permitir o prohibir la acumulación. (...) Para resolver
la duda hay que atenerse a la estimación que a las respectivas acciones
haya dado el demandante, pues cada una conserva su autonomía dentro
de la relación procesal. Si para el conocimiento de cada una de ellas es
competente por el valor, el Tribunal ante el cual se haya presentado el
libelo, la acumulación está permitida. No deberá, por tanto, sumarse el
valor de todas las acciones para determinar el valor del Tribunal
competente, pues no se trata de puntos de una misma demanda (...), sino
de acciones diferentes acumuladas.
(...)

Sub 3. El tercer requisito positivo de la acumulación objetiva es el de que


los procedimientos a que estén sometidas sean compatibles. Son compatibles
cuando la tramitación legal a que están sujetas es la misma para cada una
510 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de ellas. Su incompatibilidad es excluyente de la acumulación lícita o


permitida. La unidad de la relación procesal y el simultaneus processus
que debe seguirse, imponen la uniformidad del procedimiento. De ahí
que no pueden acumularse válidamente acciones que deben sustanciarse
por los trámites del juicio ordinario con otras que tienen un procedimiento
especial...» (I.ORETO, 1979:161-163).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández afirman por su lado que
la acumulación de acciones (pretensiones) está sometida a la concurrencia de
estos requisitos:
«a) Que el mismo actor ejercite las diversas accionesfrente al mismo demandado (...).
No sólo debe ser la misma persona (física o jurídica), también debe
ser la misma la calidad (o el 'carácter', si se quiere), con que se
demanda o se es demandado. Así, el actor no puede deducir una
acción que a él personalmente compete frente al demandado
acumulada a la que ejercita en nombre de su representado. Sí puede,
en cambio, acumular las acciones que ejercite con legitimación propia,
a aquéllas que le competen como consecuencia de un desplazamiento
de la legitimación. Si las acciones la ejercitan diversos actores o se
dirigen frente a varios demandados, la acumulación es, entonces,
subjetiva (sin dejar de ser objetiva), y sólo es posible si, además de
los requisitos exigidos para la acumulación objetiva, las acciones
ejercitadas se fundan en un mismo título o en una misma causa de
pedir (...).
b) Que el juez ante quien se ejercitan las acciones acumuladas sea competente
para conocer de cada una de ellas (...).
( .. .)

c) Que las acciones que se acumulan deban sustanciarse en un proceso de la


misma naturaleza (...).
La acumulación en una misma demanda, que va a originar un solo
proceso, sólo es posible si el conocimiento de cada acción acumulada
debe sustanciarse por el mismo cauce procesal (...).
(...) A los anteriores requisitos suele añadirse un cuarto: que las acciones
no sean incompatibles entre sí (...).
(...)

(...) La 'compatibilidad' entre las acciones no es un requisito de la


'acumulación'; es sólo un requisito de la acumulación simple. La
acumulación eventual (que es acumulación y que es simultánea), presupone
la incompatibilidad de las acciones que se acumulan» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 94-96).
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 511

El Código Procesal Civil, en su artículo 85, regula los requisitos de la


acumulación objetiva en estos términos:
«Se pueden acumular pretensiones en un proceso siempre que estas:
1. Sean de competencia del mismo Juez;
2. No sean contrarias entre sí, salvo que sean propuestas en forma
subordinada o alternativa;
3. Sean tramitables en una misma vía procedimental.
Se exceptúan de estos requisitos los casos expresamente establecidos en
este Código y leyes especiales.
También son supuestos de acumulación los siguientes:
a. Cuando las pretensiones sean tramitadas en distinta vía procedimental,
en cuyo caso, las pretensiones acumuladas se tramitan en la vía
procedimental más larga prevista para alguna de las pretensiones
acumuladas.
b. Cuando las pretensiones sean de competencia de Jueces distintos,
en cuyo caso la competencia para conocer las pretensiones acumuladas
corresponderá al órgano jurisdiccional de mayor grado».

4.1.5.1 Unidad de competencia


Como se indicara anteriormente, uno de los requisitos de la acumulación
objetiva (requisito que puede ser inexigible en caso de norma legal expresa en
ese sentido) consiste en que las pretensiones a acumular deben ser de
competencia del mismo Juez (art. 85 -inc. 1)- del C.P.C.), lo que se conoce como
unidad de competencia. Según se desprende del artículo 85 -parte pertinente-
del Código Procesal Civil, si es viable legal y expresamente la acumulación
objetiva pese a no haber unidad de competencia, las pretensiones acumuladas
serán conocidas por el órgano jurisdiccional de mayor grado.
Sobre el particular, Gozaíni anota que «... la compatibilidad procesal exige
la unidad en la competencia, es decir, que el Juez interviniente pueda conocer en
todas y cada una de las pretensiones acumuladas...» (GOZAINI, 1992, Tomo
I, Volumen 1: 512).
Alsina, en relación al requisito de la unidad de competencia, anota que:
«... Ha de entenderse que este requisito se refiere a cada acción tomada
aisladamente y no en conjunto, para lo cual habrán de tenerse en cuenta
las disposiciones legales que reglamentan la competencia (...).
(...) No procede la acumulación si consideradas aisladamente las acciones
corresponden por su valor a distintos jueces; si una de ellas compete al
fuero comercial y la otra al fuero civil; si las acciones son susceptibles de
ventilarse separadamente y corresponden a distinto fuero» (ALSINA,
1956, Tomo I: 542-543).
512 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Por su parte, Palomino Marín, acerca del requisito de la unidad de


competencia, opina lo siguiente:
«... En orden a la competencia, vemos oportuno el criterio clásico de su
determinación en la acumulación inicial por la primacía de la acción
principal sobre la accesoria, la de mayor valor sobre la de menos valor,
y ante la imposibilidad de aplicar los anteriores criterios, la determinación
a elección del demandante. Para la acumulación sucesiva el forum
preventionis. Fuera de estos criterios quedarían los juicios universales,
regidos por sus propias normas.
En cuanto a los límites de este efecto modificativo, está claro que la
acumulación no puede modificar la jurisdicción ni extender la competencia
objetiva por razón de la materia (en tal caso la acumulación no debe producirse)
o de la cuantía cuando excediese del límite máximo correspondiente a un
Juzgado o Tribunal (en cuyo caso lo procedente sería el conocimiento por el
competente para la cuantía resultante)» (PALOMINO MARIN, 1966: 83).

4.1.5.2 No contrariedad entre las pretensiones

De acuerdo a lo normado en el inciso 2) del artículo 85 del Código Procesal


Civil, es requisito de la acumulación objetiva (requisito que puede ser inexigible
en caso de norma legal expresa en ese sentido) que las pretensiones a acumular
no sean contrarias entre sí, salvo que sean propuestas en forma subordinada
o alternativa.
Según Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «se entiende que las pretensiones
son contradictorias o excluyentes entre sí, cuando el empleo de una, hace
ineficaz la otra, pues se trata de una dualidad de relaciones jurídicas sustanciales
que no pueden coexistir porque la elección de una impide el ejercicio de la otra.
Se trata de dos resultados, de los cuales el uno resulta imposible frente al otro;
es el caso de dos reclamos, por ejemplo, en los cuales uno se contrae a que se
restituya la posesión y otro, la tenencia... o para que se declare la nulidad y el
cumplimiento del contrato; los efectos jurídicos de las pretensiones contradictorias
no pueden coexistir por ser antagónicos...» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo
II: 58-59).
Al respecto, Palomino Marín apunta lo siguiente:
«... Como límites o requisitos comunes a toda acumulación está ante todo
el de que las acciones no sean incompatibles en su ejercicio conjunto,
incompatibilidad que se daría:
a) En la acumulación hecha en forma pura y simple, cuando los efectos
jurídicos o económicos que puedan producir las acciones se opongan
entre sí.
b) En la acumulación hecha en cualquiera dé sus formas (pura y
simple, alternativa o subsidiaria), cuando falte la competencia del
Capítulo I V : Acumulación de p re te n sio n e s y de p ro ce so s 513

ju z g a d o o T r ib u n a l o c u a n d o n o f u e s e n c o m p a tib le s o a c u m u la d le s
lo s p r o c e s o s a q u e la s a c c io n e s c o r r e s p o n d e n e n su e je r c ic io
s e p a r a d o . T a l c o m p a t ib ilid a d se d a , n a tu r a lm e n te , e n lo s p r o c e s o s
o r d in a r io s e n t r e s í, y t a m b ié n e n tr e s í e n lo s p r o c e s o s e s p e c ia le s d e
la m is m a c la s e ...» (P A L O M I N O M A R IN , 1 9 6 6 : 8 3 ).

Prieto-Castro y F e rrá n d iz , e n lo q u e a tañ e al re q u isito de la n o in co m p atib ilid ad


de acciones (p r e t e n s io n e s ) o d e la n o a c u m u la c ió n d e a c c io n e s (p r e te n s io n e s )
contrarias entre sí, e n s e ñ a que:
«... Dos a c c io n e s se excluyen m u tu a m e n t e c u a n d o la e le c c ió n d e u n a impide
el ejercicio d e la o t r a , c a s o q u e s e d a r ía s i s e tr a t a s e d e lo g r a r c o n e lla s
dos resultados, d e lo s c u a le s s ó lo u n o e s p o s ib le (p o r ej., e je r c it a d a la
acción de n u li d a d d e l c o n t r a t o , n o p u e d e e je r c it a r s e s im u lt á n e a m e n t e la
acción para e l cumplimiento del mismo...).
(...) Dos acciones s o n contrarias e n tr e s í c u a n d o e l e m p le o d e u n a h a c e
ineficaz el u s o de la o tra, s itu a c ió n q u e se p ro d u c iría si las a c c io n e s a rg u y e s e n
una dualidad d e relaciones jurídicas q u e n o p u e d e n c o e x is tir (...).
De otro m o d o , lo q u e la le y h a c e e s e s t a b le c e r , m á s q u e d o s p r in c ip io s
jurídicos puros, dos d ire c tric e s d e ló g ic a ju ríd ic a , co n su sta n cia l al m e c a n ism o
del Derecho, que no permite, en definitiva, una resolución simultánea
decisoria d e t a l e s a c c io n e s . T a n s ó lo d e m a n e r a s u c e s iv a s e r ía p o s ib le el
ejercicio de acciones q u e s e h a lle n e n lo s c a s o s e x p u e s t o s , e s d e c ir , p o r
acumulación eventual..» (P R I E T O - C A S T R O Y F E R R A N D I Z , 1956:19).
Sobre el particular, Gimeno Sendra f o r m u la e s t a s o b s e r v a c io n e s :

«Como regla general, debe admitirse (...) la acumulación c u a n d o e x is ta


conexión entre l a s c a u s a s d e p e d ir ( ...) .
( . .. )

( . . .) En modo a lg u n o e s p r o c e d e n te la a c u m u la c ió n c u a n d o la s p re te n s io n e s
sean 'incompatibles entre sí' ( ...) .
( . . .) Dos pretensiones se excluyen m u t u a m e n t e , c u a n d o la s peticiones o
su fundamentado!! l á c t ic a r e s u lta n in c o n c ilia b le s (a sí, si s e p id e la n u lid a d
radical de u n contrato, no se p u e d e s o lic it a r a l p r o p io t ie m p o el
cumplimiento d e las o b lig a c io n e s q u e d e é l d im a n a n ) ( .. . ) .
(...) Dos 'acciones' son contrarias, cuando legalmente el ejercicio de una
hace ineficaz el ejercicio de la otra (por ej., no se pueden ejercitar
simultáneamente el interdicto de 'retener' y el de 'recobrar' la posesión).
Pero, si bien el e je r c ic io d e p r e te n s io n e s incompatibles n o p u e d e p la n te a r s e
de forma a lt e r n a t iv a , s í c a b e la p o s ib ilid a d d e q u e , e n u n e s c r ito d e
demanda, se formalicen de m a n e r a eventual, de tal modo que, desestimada
por el juez la p r im e r a , pueda e n tra r a c o n o c e r d e la s e g u n d a ( ...) . A s im is m o ,
514 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

(...) (se) permite el planteamiento de peticiones subsidiarias, las cuales


se harán constar por su orden y separadamente» (GIMENO SENDRA,
2007, Tomo I: 229-230).
Alsina, al examinar el requisito de la no contradicción de las acciones
(pretensiones) a ser acumuladas, refiere lo siguiente:
«... La oposición puede derivar, en primer término, de la naturaleza de
las acciones deducidas, como ocurriría si el dueño de una cosa vendida
sin su consentimiento reclamase a la vez la cosa y el precio; si se intentase
juntamente las acciones pauliana y de simulación, porque ésta supone
la inexistencia del acto, en tanto que en aquélla el acto se considera
existente, aunque se le estime viciado (...); o se pidiese conjuntamente el
cumplimiento y la rescisión de un contrato (...). La imposibilidad puede
también derivar de un texto expreso de la ley (...).
(...) Sin embargo, lo que (...) (se) prohíbe en realidad es que estas acciones
sean acumuladas en carácter de principales, es decir, para que el juez se
pronuncie sobre ellas al mismo tiempo, pero nada impide que sean
deducidas en forma condicionada. La doctrina distingue a este respecto
tres modos de acumulación: I o) sucesiva, cuando una de las acciones es
propuesta con la condición de que antes sea acogida la otra de la cual
tomará vida, de tal manera que, desestimada aquélla, ésta queda de hecho
excluida, pero que no debe confundirse con la accesoria, porque ésta
existe al mismo tiempo que la principal; 2o) eventual, es decir, que sólo
será considerada por el juez cuando la otra fuera desestimada; 3o)
alternativa, cuando varias acciones son propuestas para que una u otra
sean estimadas (...).
(...) Cuando las acciones se excluyen, aunque no sean contrarias, la
acumulación es imposible, como acontece a veces en la concurrencia de
acciones...» (ALSINA, 1956, Tomo I: 539-541).
Finalmente, cabe señalar que la Corte Suprema de Justicia, en lo relativo
al requisito de la acumulación objetiva estudiado en este punto, ha establecido
lo siguiente: «... Tratándose de una acumulación objetiva, el requisito a que se
refiere el inciso segundo del Artículo ochenticinco del Código Procesal acotado
(que las pretensiones no sean contrarias entre sí, salvo que sean propuestas en
forma subordinada o alternativa) se encuentra relacionado al elemento que se
ha denominado 'el objeto' (lo que se persigue con la pretensión), estableciéndose
que la pretensión subordinada pueda ser contraria a la principal. No obstante
lo anterior, debe tenerse presente que el segundo elemento mencionado (la
razón) (en relación a los fundamentos de hecho) debe ser necesariamente el
mismo para la pretensión principal como para la pretensión acumulada, no
importando si se trata de una pretensión subordinada, accesoria o alternativa»
(Casación Nro. 73-99 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
26-10-1999, pág. 3814).
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 515

4.1.5.3 Unidad de trámite


Con arreglo a lo previsto en el inciso 3) del artículo 85 del Código Procesal
Civil, es requisito de la acumulación objetiva (requisito que puede ser inexigible
en caso de norma legal expresa en ese sentido) que las pretensiones a acumular
sean tramitables en una misma vía procedimental (proceso de conocimiento,
abreviado, sumarísimo, etc.), lo que se conoce como unidad de trámite o
procedimiento. Según se infiere del artículo 85 -parte pertinente- del Código
Procesal Civil, si es viable legal y expresamente la acumulación objetiva pese
a no haber unidad de trámite, las pretensiones acumuladas se tramitarán en la
vía procedimental más larga prevista para alguna de las pretensiones objeto
de acumulación.
Al respecto, Gozaíni señala que «el trámite procedimental que corresponde
asignar a cada pretensión debe ser el mismo porque de lo contrario no existe
la posibilidad del proceso único y simultáneo» (GOZAINI, 1992, Tomo I,
Volumen 1: 512).
Sobre el tema, Alsina anota que «... es necesario que las acciones puedan
substanciarse por los mismos trámites, exigencia que se explica sin dificultad,
porque, de lo contrario, se alteraría el orden del procedimiento» (ALSINA,
1956, Tomo I: 543).

4.1.6 Acumulación objetiva sucesiva

4.1.6.1 Concepto
Según se infiere del artículo 83 del Código Procesal Civil, la acumulación
objetiva sucesiva (llamada también acumulación por inserción de pretensiones
o acumulación sobrevenida) se presenta cuando las pretensiones a acumular
son propuestas luego de iniciado el proceso.
En opinión de Aldo Bacre:
«Este tipo de acumulación tiene lugar cuando una pretensión nueva se
incorpora dentro de un proceso ya pendiente, para la satisfacción de otra.
La introducción de la nueva pretensión puede provenir del primitivo actor,
del primitivo demandado o de un tercero» (BACRE, 1986, Tomo I: 495).
A decir de Armenta Deu, «en este tipo de acumulación (sucesiva) existe
un proceso iniciado al que se une una o varias acciones que hubieran podido
tramitarse en diferentes procedimientos. La acumulación puede efectuarse por
el actor (ampliación de la demanda) o por el demandado (reconvención)»
(ARMENTA DEU, 2004:126).
Para Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, la «acumulación
sobrevenida es aquella que se origina después de presentada la demanda y
hasta la contestación del demandado; ya sea: a) porque el actor amplía la
demanda; b) porque el demandado reconviene» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Volumen II: 90).
516 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

4.1.6.2 Casos en que se presenta la acumulación objetiva sucesiva

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 88 del Código Procesal


Civil, la acumulación objetiva sucesiva (que, reiteramos, se configura cuando
las pretensiones a acumularse son propuestas luego del inicio del proceso) se
presenta en los siguientes casos:
1) Cuando el demandante amplía (modifica) su demanda agregando una o
más pretensiones.
«Este supuesto se produce cuando el actor, en lugar de acumular
todas las pretensiones que tenga contra el demandado en la demanda
inicial, lo efectúa en un estadio procesal posterior» (BAGRE, 1986,
Tomo I: 495).
Gozaíni señala al respecto lo siguiente:
«La transformación de la demanda por ampliación puede darse
en los siguientes casos:
a) Con la acumulación inicial de pretensiones (...).
b) Ampliando la cuantía o reduciendo el monto pedido inicialmente
(transformación cuantitativa) sin que ello signifique ir contra
el principio de preclusión y consumación de los actos procesales,
dado que no influye en el derecho de fondo que cada litigante
sustenta en su posición jurídica.
c) Cuando con posterioridad a la contestación de la demanda
o reconvención ocurriese o llegare a conocimiento de las
partes algún hecho que tenga relación con la cuestión que
ventila el proceso en trámite, pueden alegarlo (...).
Alegar un hecho nuevo significa incorporar al proceso nuevos
datos fácticos que, sin alterar ninguno de los elementos
constitutivos de la pretensión, tiende a confirmar, complementar
o desvirtuar su causa...» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen
1: 510).
La modificación de la demanda, dicho sea de paso, puede acontecer
hasta antes de producirse la notificación de la demanda (art. 428
-primer párrafo- del C.P.C.), luego de lo cual será inviable tal
modificación y, por ende, la acumulación objetiva sucesiva.
2) Cuando el demandado reconviene.
Armenta Deu dice de la reconvención como hipótesis de acumulación
sucesiva que «esta (...) modalidad de acumulación de acciones
supone la introducción por el demandado de nuevas acciones para
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 517

que se sustancien conjuntamente con la ejercitada por el actor en


la demanda y se resuelvan en una única sentencia» (ARMENTA
DEU, 2004:127).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en lo que atañe a
la reconvención, apuntan lo siguiente:
«... Reconvención es una acción nueva -no necesariamente
contraria-, que el demandado ejercita frente al actor, para que
se sustancie en el mismo proceso y se decida en la misma
sentencia. Por obra de la reconvención, el demandado se
convierte en actor, sin dejar de ser demandado. Sus posiciones
procesales se entrecruzan: el actor sigue siéndolo en cuanto a
la demanda que dio origen al pleito, pero es demandado
respecto a la reconvención; el demandado sigue manteniendo
este carácter respecto de la acción principal, pero es actor en
cuanto a la demanda reconvencional.
(...) La reconvención sólo tiene un claro sentido cuando el
demandado la utiliza para su defensa (aunque ella misma no
es un medio de defensa, sino de ataque), es decir, cuando
guarda una estrecha relación con lo que el actor pide en su
demanda, bien sea porque el demandado puede sacar
provecho de una situación perdida (v.g. el actor pide en su
demanda el pago del precio de una máquina vendida y el
demandado reconviene exigiendo los daños producidos por
el retraso de la entrega de la máquina), o bien porque la mejor
forma de defenderse del ataque del actor sea destruir el título
en que se funda (v.g. el actor pide la entrega de la cosa vendida
y el demandado reconviene alegando la nulidad de la venta
y pidiendo que así se declare), o bien sea porque el actor que
reclama es, a su vez, deudor del demandado» (DE LA OLIVA;
y FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 97-98).
A criterio de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «... la reconvención
es una pretensión contrapuesta por el demandado a la pretensión
del actor y concierne a una pretensión relativa a un litigio diverso
del que el demandante original deduce en el proceso. De esta
manera se acumulan en el mismo proceso dos pretensiones: la
propuesta por el actor y la del demandado...» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 63). Los mencionados juristas precisan que
«es necesario que entre las pretensiones de la reconvención y las
de la demanda exista alguna conexión o afinidad. Basta que las
pretensiones del demandado se relacionen con los hechos de la
pretensión deducida en la demanda. Es admisible, con mayor razón,
cuando las pretensiones, tanto del actor como del reconventor,
518 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

provienen de un mismo título. También cuando la conexión se


pregona entre las pretensiones de la reconvención y alguna de las
excepciones del demandado original...» (QUINTERO; y PRIETO,
1995, Tomo II: 64).
El artículo 445 del Código Procesal Civil norma lo relativo a la
reconvención señalando: A. que la reconvención se propone en el
mismo escrito en que se contesta la demanda, en la forma y con
los requisitos previstos para ésta, en lo que corresponda; B. que la
reconvención es admisible si no afecta la competencia ni la vía
procedimental originales; C. que la reconvención es procedente si
la pretensión contenida en ella fuese conexa con la relación jurídica
invocada en la demanda, por lo que será declarada improcedente
en caso contrario; D. que el traslado de la reconvención se confiere
por el plazo y en la forma establecidos para la demanda, debiendo
ambas tramitarse conjuntamente y resolverse en la sentencia; y E.
que en caso que la pretensión reconvenida sea materia conciliable,
el Juez para admitirla deberá verificar la asistencia del demandado
a la Audiencia de Conciliación y que conste la descripción de la o
las controversias planteadas por éste en el Acta de Conciliación
Extrajudicial presentada anexa a la demanda.
3) Cuando se reúnen dos o más procesos en uno, a fin de que una sola sentencia
evite pronunciamientos jurisdiccionales opuestos.
La acumulación objetiva sucesiva en este caso procederá de oficio
o a instancia de parte interesada y siempre que exista conexidad
entre las pretensiones ventiladas en los procesos acumulados. (En
lo que concierne a la acumulación de procesos o de autos, cabe
señalar que ello será visto en el punto 4.3 -y subpuntos que lo
conforman- del presente Capítulo IV de la obra).
4) Cuando el demandado formula el aseguramiento de la pretensión futura.
Al respecto, el artículo 104 del Código Procesal Civil, que regula
dicho instituto jurídico, prescribe: A. que la parte que considere
tener derecho para exigir de un tercero una indemnización por el
daño o perjuicio que pudiera causarle el resultado de un proceso,
o derecho a repetir contra dicho tercero lo que debiera pagar en
ejecución de sentencia, puede solicitar el emplazamiento del tercero
con el objeto de que en el mismo proceso se resuelva además la
pretensión que tuviera contra él; y B. que el llamamiento queda
sujeto al trámite y efectos previstos en el artículo 103 del Código
Procesal Civil (numeral referido al trámite y efectos de la denuncia
civil). Lo relativo al aseguramiento de la pretensión futura será
visto con detalle en el punto 9.2.3.2 del Capítulo VI de esta obra.
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 519

4.2 Acumulación subjetiva

4.2.1 Definición

Se desprende de los artículos 83 -primer párrafo- y 86 -in fine- del Código


Procesal Civil que la acumulación subjetiva es aquella que se configura cuando
en un proceso hay más de dos personas (ya sea que actúen como partes o como
terceros legitimados), presentándose, pues, cuando en un proceso se acumulan
varias pretensiones de varios demandantes o contra varios demandados.
A decir de Alsina, «llámase acumulación subjetiva de acciones esta figura
del proceso en que la relación procesal se desenvuelve con la presencia de
varios sujetos, la que puede asumir tres formas distintas: acumulación activa
(pluralidad de actores), acumulación pasiva (pluralidad de demandados),
acumulación mixta (pluralidad de actores y demandados)» (ALSINA, 1956,
Tomo I: 544).
Rivas Sacconi asevera que la acumulación subjetiva de acciones «... tiene
lugar cuando una demanda es ejercida por varias personas, las que todas
reunidas, por sostener idénticos intereses, forman una sola parte, o también
cuando la demanda es dirigida por unas varias personas contra otras varias,
las que, también todas reunidas, forman una sola parte...» (RIVAS SACCONI,
1954: 274).
Raymundo Fernández anota que la acumulación subjetiva de acciones
«... puede ser de tres clases: pluralidad de actores (acumul. activa), pluralidad
de demandados (acumul. pasiva), pluralidad de actores y demandados (acumul.
mixta). La acumulación subjetiva determina lo que en la ciencia procesal
moderna se denomina litisconsorcio, que puede ser también activo, pasivo y mixto;
si bien debe tenerse en cuenta que puede haber litisconsorcio sin acumulación
de acciones» (FERNANDEZ, 1942:1060).

4.2.2 Fundamento

«... El fundamento de la acumulación subjetiva es doble: I o) Responde a


un principio de economía procesal en cuanto varias demandas unidas en un
solo procedimiento exigen una actividad mucho menor que si fueran examinadas
y decididas en juicios separados. 2°) Tiende a evitar el escándalo jurídico que
resultaría de sentencias contradictorias, substituyendo las decisiones separadas
de jueces diferentes, por una sola decisión de un juez único...» (ALSINA, 1956,
Tomo I: 546).

4.2.3 Clases

Raymundo Fernández sostiene que la acumulación subjetiva se divide en:


«a) Propia o simple; cuando hay una sola relación jurídica substancial
con elementos comunes a varios sujetos, es decir media conexión
520 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

jurídica entre las diferentes acciones (copropiedad, coposesión,


comunidad, coacreedores, codeudores); no siempre existe comunidad
de intereses entre los litis consortes; puede ser impuesta por los
actores o exigida por ios demandados, según el caso; procede aun
cuando alguna de las acciones no sea de la competencia el juzgado;
las decisiones pueden ser varias, conformes o contradictorias.
b) Impropia; cuando las relaciones jurídicas substanciales son varias
pero afines, o sea, que tienen de común un punto de hecho o de
derecho a decidir (...); es facultativa del actor, o lo que es igual, no
puede ser exigida por el demandado» (FERNANDEZ, 1942:1060).
Alsina, por su parte, en lo relativo a las clases de acumulación subjetiva,
enseña lo siguiente:
«... La doctrina distingue tres clases de acumulación subjetiva: propia,
impropia y necesaria. Cada una de ellas tiene requisitos específicos y
responde a un principio diferente (...)
(...) Ordinariamente, lo que permite a varias personas unir sus demandas
como actoras o promoverlas conjuntamente contra varias personas es la
existencia de una relación jurídica substancial con pluralidad de sujetos.
Así, en las obligaciones divisibles, el actor o los actores pueden unir sus
demandas contra los distintos deudores, porque ellas no son sino partes
integrantes de un solo derecho; en las obligaciones solidarias el acreedor
puede dirigir su acción contra todos o contra cada uno de los obligados y
en la misma forma puede proceder cuando la obligación sea indivisible (...).
Esto constituye la acumulación subjetiva propia (activa, pasiva o mixta),
llamada también simple, la cual constituye una facultad del actor, de tal
manera que si las demandas se promoviesen por separado no podría el
demandado exigir su acumulación, pues cada acreedor tiene derecho a
exigir de cada deudor su parte en el crédito. Por eso la acumulación no
significa que, en este caso, la decisión deba ser necesariamente la misma
para todos, ya que por cuestiones de hecho una demanda puede ser
admitida y otra rechazada. Más aún, como la acumulación es facultativa,
podría incluso darse casos de sentencias contradictorias si las acciones
fuesen promovidas separadamente, es decir que el único fundamento de
la acumulación subjetiva propia es la economía procesal (...). Pero téngase
presente que la acumulación subjetiva propia no procede cuando importa
una violación de las reglas de competencia (...).
(...) La acumulación impropia supone, en cambio, la existencia de varias
relaciones jurídicas substanciales con elementos comunes a los distintos
sujetos, de donde deriva una conexidad jurídica entre las diversas
demandas. La comunidad puede referirse a la causa de la pretensión (que
comprende el hecho que la origina o el título que la constata) o bien al
objeto de la misma (una prestación o sólo una cuestión de derecho). En
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 521

estos casos, como en la acumulación propia, la relación procesal es una


sola, no obstante haber pluralidad de relaciones substanciales, y la razón
por la cual se admite la acumulación es el peligro de sentencias
contradictorias si las acciones se tramitaran separadamente, de tal manera
que constituye una facultad del actor, aunque también el demandado
puede pedir la acumulación si se dedujeran en distintos procesos. Para
determinar su procedencia es necesario entonces tener en cuenta que
pueden presentarse cuatro casos, de acuerdo con los principios expuestos:
I o) Acumulación activa por comunidad de causa (...).
2°) Acumulación pasiva por comunidad do causa (...).
3o) Acumulación activa por comunidad de objeto (...).
4 o) Acumulación pasiva por comunidad de objeto (...).
(...) Por último, la acumulación puede ser impuesta por la ley, y entonces
se dice que ella es necesaria. Ello ocurre cuando no es posible un
pronunciamiento sin la existencia de todos los sujetos de la relación
substancial. Así hay demandas que sólo pueden proponerse por varios
o contra varios (...). A diferencia de los casos anteriores, en éste no puede
haber sino una sola sentencia respecto de todas las acciones acumuladas»
(ALSINA, 1956, Tomo I: 546-551).
Conforme se desprende del artículo 83 -segundo párrafo- del Código
Procesal Civil, la acumulación subjetiva puede ser originaria o sucesiva, según
se proponga en la demanda o después de iniciado el proceso, respectivamente.
La acumulación subjetiva originaria de pretensiones se presenta (según
el art. 89 -primer párrafo- del C.P.C.):
A) Cuando la demanda es interpuesta por varias personas.
B) Cuando la demanda es dirigida contra varias personas.
La acumulación subjetiva sucesiva de pretensiones se configura después
de iniciado un proceso en los siguientes casos:
A) Cuando un tercero legitimado incorpora al proceso otra u otras
pretensiones (art. 89 -numeral 1)- del C.P.C.)
B) Cuando dos o más pretensiones intentadas en dos o más procesos
autónomos, se reúnen en un proceso único (art. 89 -numeral 2)- del
C.P.C.). Puntualizamos que en este caso, y en aplicación del último
párrafo del artículo 89 del Código Procesal Civil, el Juez se encuentra
autorizado para ordenar su desacumulación en lo que respecta al
trámite, vale decir, las pretensiones ventiladas en los procesos
autónomos reunidos en uno solo se tramitan dentro de este mismo
proceso, pero en forma separada. El magistrado al disponer la
referida desacumulación debe, además, dejar constancia en la
resolución correspondiente que se reserva el derecho de emitir una
522 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

sola sentencia que resuelva todas las pretensiones acumuladas.


Debe tenerse presente que el mandato judicial de desacumulación
en cuanto al trámite deberá fundarse en la conexidad de los procesos
acumulados y en la eventual diferencia de trámite de éstos. No
podemos dejar de mencionar que, según el artículo 91 del Código
Procesal Civil (que versa sobre la desacumulación de procesos),
cuando el Juez considere que la acumulación afecte el principio
de economía procesal, por razón de tiempo, gasto o esfuerzo
humano, puede separar los procesos, los que deberán seguirse
independientemente, ante sus Jueces originales.

4.2.4 Requisitos

En opinión de Goldschmidt, la acumulación subjetiva de acciones (pretensiones)


requiere:
«a) O comunidad jurídica por el objeto (...), por ej.: copropiedad,
mancomunidad, acreedores pro indiviso, masa de acreedores o de
deudores).
b) O igualdad de la causa de hecho y jurídica del derecho o de la
obligación (...); en esta situación están, por ej., los acreedores
parciales por contrato, los coherederos del acreedor después de la
división, los legatarios y la pluralidad de accionistas impugnadores
de un acuerdo de la junta general o de oposicionistas en el concurso
(quiebra).
c) (...) (O) que los derechos o las obligaciones sean de la misma especie
por su contenido y por su fundamento de hecho y jurídico (...). De
esta clase es la acumulación de acciones, por ej., de varios sujetos
perjudicados por el mismo acto ilícito, la de acciones de una persona
jurídica contra sus miembros, y al contrario; la de las derivadas de
la letra de cambio contra los diferentes sujetos obligados por ella...»
(GOLDSCHMIDT, 1936: 438).
De acuerdo a lo normado en el artículo 86 -primer párrafo- del Código
Procesal Civil, que contempla los requisitos de la acumulación subjetiva de
pretensiones, esta acumulación es procedente siempre que las pretensiones
provengan de un mismo título, se refieran a un mismo objeto o exista conexidad
entre ellas; además, se deben cumplir con los requisitos del artículo 85 del
citado cuerpo de leyes, en cuanto sean aplicables. El artículo 85 del Código
Procesal Civil señala al respecto: A. que se pueden acumular pretensiones en
un proceso siempre que éstas sean de competencia del mismo Juez, no sean
contrarias entre sí (salvo que sean propuestas en forma subordinada o
alternativa) y sean tramitables en una misma vía procedimental (proceso de
conocimiento, abreviado, sumarísimo, etc.), exceptuándose de estos requisitos
los casos expresamente establecidos en el Código Procesal Civil y leyes
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 523

especiales; y B. que también son supuestos de acumulación los siguientes: a.


cuando las pretensiones sean tramitadas en distinta vía procedimental, en cuyo
caso, las pretensiones acumuladas se tramitan en la vía procedimental más
larga prevista para alguna de las pretensiones acumuladas; y b. cuando las
pretensiones sean de competencia de Jueces distintos, en cuyo caso la
competencia para conocer las pretensiones acumuladas corresponderá al
órgano jurisdiccional de mayor grado.

4.2.5 Efectos

Alsina, en cuanto a los efectos de la acumulación subjetiva de acciones


(pretensiones), expresa lo siguiente:
«a) En todos los casos de acumulación subjetiva nos encontramos en
presencia de un litisconsorcio (...) con una sola relación procesal,
aunque los litigantes actúan como partes distintas.
b) Una de las consecuencias de esta situación es que si fallece una de
las partes, procede la citación de sus herederos, que están obligados
a tomar intervención en el juicio, en el estado en que se encuentre
y sin que les sea permitido, por tanto, discutir la procedencia de la
__ acumulación.
c) Otra consecuencia es la nulidad de la sentencia, que, después de
estar consentida la acumulación, sólo resuelve la situación de
alguno de los actores, omitiéndose la de otros.
d) La acumulación subjetiva constituye en ciertos casos una excepción
a las reglas de competencia...» (ALSINA, 1956, Tomo I: 551).
Según Fenochietto, en caso de pretensiones derivadas de una misma
relación sustancial o de diversas relaciones sustanciales, la acumulación subjetiva
produce estos efectos:
«a) Diversidad de suerte entre los sujetos porque, aun en el primer
supuesto, alguno de ellos puede haber opuesto defensas personales
que se admitieron o adoptar una posición procesal que lo beneficie
o perjudique en forma exclusiva.
b) Permite la escisión total o parcial del litisconsorcio por desistimiento,
transacción, respecto de alguno de los demandados.
c) La sentencia puede pronunciarse eficazmente en relación a uno o alguno
de los sujetos» (FENOCHIETTO; citado por BAGRE, 1986, Tomo I:
492).

4.2.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con la acumulación subjetiva


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
subjetiva, ha establecido lo siguiente:
524 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- «... Hay acumulación subjetiva originaria cuando una demanda es


interpuesta por varias personas o es dirigida contra varios demandados,
lo que debe relacionarse necesariamente con la institución procesal
del litis consorcio, en sus distintas situaciones» (Casación Nro. 2150­
99 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
08-01-2000, pág. 4520).
- «... El fundamento de la acumulación subjetiva es doble toda vez
que responde a un principio de economía procesal y a la finalidad
de evitar la expedición de sentencias contradictorias, sustituyendo
las decisiones separadas por una sola decisión de un Juez único, y
siendo la conexidad uno de los requisitos indispensables en la
acumulación de pretensiones ésta se da cuando se presentan
elementos comunes entre las diversas pretensiones o por lo menos
elementos afines a ellas...» (Casación Nro. 2673-02 / Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2005, págs. 14330-14331).
- «... Siendo el fundamento principal de la acumulación subjetiva
evitar la expedición de pronunciamientos contradictorios no resulta
factible limitar la facultad de peticionar dicha acumulación sólo a
la parte demandada, debiendo reconocerse también dicha facultad
ala parte demandante...» (Casación Nro. 2673-02 / Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2005, págs. 14330-14331).
- «... La figura de la acumulación subjetiva impropia, reconoce la
existencia de un vínculo de mera afinidad entre las diversas
pretensiones demandadas, es decir, supone la existencia de varias
relaciones jurídicas sustanciales con elementos comunes a distintos
sujetos pudiendo referirse éstos tanto a la causa o al objeto de la
pretensión configurándose con ello una conexidad jurídica entre
las diversas pretensiones...» (Casación Nro. 2673-02 / Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2005, págs. 14330-14331).
- «... El ejercicio del derecho a la acumulación subjetiva por el que se
dirigen simultáneamente pretensiones contra varios demandados
en un mismo proceso, no modifica la situación de cada deudor
solidario frente al ejercicio de la acción contra él incoada» (Casación
Nro. 1451-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
04-05-1998, págs. 873-874).

4.3 Acumulación de procesos o de autos

4.3.1 Significado
«... Si las acciones conexas fueron propuestas separadamente, dando vida
a procesos distintos, la ley establece que, para hacer posible su sustanciación
y decisión simultánea, los procesos sean reunidos si es posible en un proceso
único acumulativo» (LIEBMAN, 1980: 383).
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 525

Escobar Fornos dice de la acumulación de procesos (denominada también


acumulación de autos o acumulación de expedientes o acumulación por reunión
o reunión de procesos) que «... por medio de esta acumulación se unen varios
procesos vinculados entre sí para que sean tramitados en uno solo y resueltos
por una misma sentencia» (ESCOBAR FORNOS, 1990:114).
Sobre el particular, Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández refieren
que «... dos procesos -o más- ya pendientes, pueden reunirse para ser conjuntamente
sustanciados y, en consecuencia, decididos en una única sentencia. A esta
reunión de diversos procesos llama la (ley) (...) acumulación de autos, pues utiliza
(...) el término 'autos' como sinónimo de proceso (o procesos)» (DE LA OLIVA;
y FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 102).
Gimeno Sendra entiende por acumulación de autos «... la acumulación
sobrevenida o reunión de pretensiones, deducidas en distintos procedimientos
declarativos, en un solo procedimiento» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 233).
Para Véscovi, «... la acumulación de autos (de procesos, de expedientes),
(...) consiste en reunir en uno solo distintos expedientes en los que se han deducido
pretensiones diferentes con relaciones de conexidad...» (VESCOVI, 1999: 73).
A juicio de Gozaíni, «... la acumulación por reunión sostiene la presencia
de varios procesos que tramitando separadamente se vinculan para posibilitar
el dictado de una sola y única sentencia...» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen
1: 512).
Máximo Castro denomina acumulación de autos (procesos) a «.. la reunión
en un solo cuerpo de distintas acciones ya iniciadas en forma para que se
continúen en un solo expediente y se decidan en un solo fallo» (CASTRO, 1926,
Tomo Primero: 124). Dicho autor destaca que «... la acumulación de autos puede
tener una doble finalidad: I o que los diferentes juicios se reúnan en uno solo y
se terminen por una misma sentencia, tal como si dos personas que están
discutiendo una cosa en un juzgado y otra en otro, solicitan de común acuerdo
la acumulación de los autos; 2° que un juez conozca en dos o más causas que
vienen a ser de su competencia por ejercer lo que se llama fuero de atracción.
Esto ocurre en el concurso civil de acreedores, en la sucesión y en la quiebra»
(CASTRO, 1926, Tomo Primero: 125).
En opinión de Alessandri, «la acumulación de autos tiene por objeto hacer
que se tramiten y fallen conjuntamente dos o más juicios que se están tramitando
separadamente, pero que están íntimamente ligados entre sí...» (ALESSANDRI,
1940: 184). El mencionado jurista agrega que «... en la acumulación de autos
(...) se reúnen todos los expedientes en uno solo y se continúan tramitando en
un solo pleito» (ALESSANDRI, 1940:185).
Enrique Falcón señala al respecto que «... dos procesos o más deben
tramitar en forma conjunta es decir, deben acumularse, en general, cuando la
sentencia que pueda dictarse en uno de ellos haga cosa juzgada en el otro,
526 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

creando la posibilidad de un escándalo jurídico, ya que, si ambos procesos


tramitaran en forma independiente podría suceder que la misma situación (o
una situación que tenga como base la misma causa jurídica o esté interrelacionada
inmediatamente con ella) tuviese soluciones diversas...» (FALCON, 1978: 26).
A criterio de Casarino Viterbo:
«... La acumulación de autos es la reunión de dos o más procesos que se
tramitan separadamente, con el objeto de que constituyan un solo juicio
y terminen por una sola sentencia, para mantener la continencia, o unidad
de la causa (...).
(...) Supone la existencia de varios procesos originados en momentos
distintos, que se tramitan independientemente, pero que, por razón de
su vinculación jurídica, se reúnen para que sean decididos por un solo
juez y con un mismo criterio» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III:
279).
Raymundo Fernández, acerca de la acumulación de procesos, apunta
que:
«... No debe confundirse la acumulación de acciones con la acumulación
de autos (o con más propiedad, de procesos); esta última se produce cuando
se unen dos expedientes, que continúan sustanciándose por los mismos
trámites y que el juez resuelve en una sola sentencia (...).
(...) Procede cuando la sentencia que haya de dictarse en un proceso
produzca en otro la excepción de cosa juzgada, por existir identidad de
partes, causa y objeto, y cuando en virtud de idéntica causa jurídica una
misma persona sea demandada separadamente por varios o demande a
varios, es decir, que falte la identidad de personas pero se afecte la
continencia de la causa...» (FERNANDEZ, 1942:1061-1062)
Adolfo Rivas, en lo que atañe a la acumulación de procesos, pone de
relieve lo siguiente:
«A partir del momento en que ella se produzca, sea que los juicios tengan
tramitación conjunta, sea por cursos separados, se advertirá la coincidencia
o comunidad de postulaciones entre los sujetos que hasta entonces
operaban, en sus propios litigios, dentro de un esquema de simplicidad
procesal.
El litisconsorcio que resulte, no será la consecuencia de la voluntad de
los sujetos, desde que la acumulación puede ser decretada de oficio, y si
lo fue a pedido de parte, bien pudo darse la oposición de la contraria.
Resultará una formación compleja en la que los sujetos que queden
colocados en un mismo campo, conservarán la independencia y autonomía
característica de los litisconsorcios sin que, como ocurre con los necesarios,
o por exclusión, o por liberación y preferencia, el dictado de una sentencia
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 527

única tenga que significar una solución uniforme para las distintas
relaciones procesales que se dieron cita mediante la acumulación»
(RIVAS, 1997:127).
Por su parte, Alsina distingue entre acumulación de autos (procesos) y
acumulación subjetiva de acciones (pretensiones) de este modo:
«... Mientras la acumulación subjetiva tiene lugar en un solo proceso en
el que las diferentes acciones se substancian por los mismos trámites y
se resuelven en una única sentencia, la acumulación de autos supone la
existencia de varios procesos originados en procesos distintos, que se
tramitan independientemente, pero que, por razón de su vinculación
jurídica, se reúnen para que sean decididos por un solo juez, con un
mismo criterio. En la acumulación subjetiva los sujetos se hallan
vinculados por una misma relación procesal y la sentencia puede en
algunos casos decidir de manera distinta las diversas pretensiones; en la
acumulación de autos hay tantas relaciones procesales como procesos,
que pueden comprender a los mismos u otros sujetos y cada una de las
cuales es materia de un pronunciamiento final, pero todas fundadas en
un mismo principio. La razón por la cual se admite la acumulación de
autos es la necesidad de evitar resoluciones contradictorias respecto de
un mismo hecho o de una misma cuestión de derecho. No responde
entonces a un principio de economía procesal sino de conexidad jurídica»
(ALSINA, 1956, Tomo I: 551-552).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, la acumulación de procesos
se presenta:
- Como un caso de acumulación objetiva sucesiva, cuando, de oficio
o a petición de parte, se reúnen dos o más procesos en uno, a fin
de que una sola sentencia evite pronunciamientos jurisdiccionales
opuestos (art. 88 -inc. 3)- del C.P.C.).
- Como un caso de acumulación subjetiva sucesiva, cuando dos o
más pretensiones intentadas en dos o más procesos autónomos, se
reúnen en un proceso único (art. 89 -numeral 2)- del C.P.C.).

4.3.2 Fundamento

Para Escobar Fornos, «el principio de economía procesal y el interés


del Estado de que no se dicten sentencias contradictorias, constituyen los
fundamentos de la acumulación de autos o procesos» (ESCOBAR FORNOS,
1990:114).
Casarino Viterbo afirma que el fundamento de la acumulación de autos
(procesos) «... consiste en evitar la repetición o aumento de los procesos, el
recargo inútil en la labor de los jueces y, principalmente, las decisiones
contradictorias que pueden recaer en esos diversos procesos, que versan sobre
528 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

materias tan íntimamente ligadas entre sí. La acumulación de autos, como


institución jurídica procesal, se justifica, pues, por razones de economía y de
orden público» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 279).
Reimundín, acerca del fundamento de la acumulación de procesos, nos
informa que:
«La doctrina ha señalado como fundamento de la institución, la necesidad
de evitar decisiones contradictorias, como asimismo la economía procesal,
siendo indudable que ambas razones no pueden quedar libradas al interés
privado de los litigantes, ya que ambas afectan el interés público.
La simplificación y la terminación a un mismo tiempo de todos los litigios
-por una sola y única sentencia-, para evitar el escándalo jurídico de dos
o más sentencias distintas y contradictorias, constituye la finalidad
esencial de la acumulación.
Esta necesidad de mantener un exacto equilibrio en la justicia, justifica
que el juez pueda decretarla de oficio» (REIMUNDIN, 1956, Tomo I: 393).
Gimeno Sendra estima que «el fundamento de la acumulación de
autos es doble: de un lado, razones de economía procesal aconsejan que las
pretensiones conexas sean enjuiciadas en un solo procedimiento a fin de evitar
inútiles reiteraciones de actuaciones procesales; de otro, un elemental principio
de seguridad jurídica también abona porque las tales pretensiones conexas no
se traten en distintos procedimientos, ya que, en tal supuesto, podrían
producirse sentencias contradictorias con grave quebranto de la santidad de
la cosa juzgada» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 233).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández señalan sobre el tema lo
siguiente:
«... Como fundamento de la acumulación de autos suele alegarse, aparte
de la economía procesal (...), la imperiosa necesidad de impedir que 'se
divida la continencia de la causa'.
Continentia causae dividí non debet, se viene diciendo desde Justiniano sin
que, quien así advierte, sepa muy bien qué peligros amenazan. Parece
ser que se divide la 'continencia de la causa', cuando se trata y decide
por separado lo que procesalmente debe -o puede- decidirse de modo
conjunto. El problema reside en determinar qué es lo que debe decidirse
conjuntamente y qué lo que puede tratarse por separado. A mi entender,
la razón que justifica la acumulación de autos no debe ser otra que la
conexión entre los objetos de dos procesos ya pendientes. Tratar en un
mismo proceso dos objetos conectados puede ser más económico, pero,
sobre todo, preserva la univocidad del pronunciamiento judicial» (DE
LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 103).
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 529

4.3.3 Clases
A criterio de Hernando Morales, «... las distintas clases de acumulación
de procesos son las siguientes: a) procesos conexos por la causa o por el objeto;
b) procesos que guardan entre sí relación de dependencia; c) procesos que
deben servirse de las mismas pruebas por parte del demandante; d) procesos
inconexos por causa u objeto y que tampoco tengan dependencia ni comunidad
de pruebas, sino únicamente unidad de partes; e) procesos en que el demandado
sea el mismo y las excepciones propuestas, que no sean previas, se fundamenten
en los mismos hechos...» (MORALES; citado por MONROY CABRA, 1979:277).
Casarino Viterbo, en relación a las clases de acumulación de autos (procesos),
anota lo siguiente:
«... En cuanto a su iniciativa, la acumulación de autos puede clasificarse
en: de oficio y a petición de parte.
La acumulación de autos de oficio tiene lugar cuando los procesos se
encuentran en un mismo tribunal (...). Es facultativo para el tribunal
ordenar esta clase de acumulación (...).
En todos los demás casos, la acumulación de autos se decretará a petición
departe...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 284).

4.3.4 Legitimación para solicitar la acumulación de procesos


Para Alessandri, «... la acumulación se decreta a petición de parte y se
considera persona autorizada para solicitarla cualquiera que haya sido admitido
como litigante en cualquiera de los juicios cuya acumulación se pretende»
(ALESSANDRI, 1940:188).
Casarino Viterbo apunta al respecto que «... la circunstancia de ser parte
litigante en alguno de los juicios cuya acumulación se pretende, legitima cualquiera
petición de acumulación de autos. (...) no basta ser parte litigante en potencia
en alguno o algunos de esos juicios, sino que es preciso investir realmente la
calidad de parte en ellos» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 284).
Como se ha podido apreciar, resulta claro que todo aquel que revista la
condición de parte en cualquiera de los procesos a acumular se encuentra
legitimado para solicitar la acumulación de procesos. Es más, dicha acumulación
puede ser decretada de oficio, siempre y cuando los procesos a ser acumulados
se tramiten ante un mismo Juzgado (art. 90 -in fine- del C.P.C.).

4.3.5 Organo jurisdiccional competente para conocer de los procesos


acumulados
Según Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, «... la acumulación
de autos debe solicitarse al Juez ante quien pende el pleito más antiguo, que
es quien será competente para conocer de los procesos acumulados...» (DE LA
OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 107).
530 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Para Monxoy Cabra, «el incidente de acumulación debe promoverse ante


el juez que tramita el proceso más antiguo, entendiéndose por tal el en que se
hizo primero la notificación del auto admisorio de la demanda, o el en que
primero se practicó el embargo de bienes, según el caso...» (MONROY CABRA,
1979: 278).
Casarino Viterbo, en cuanto a lo examinado en este punto, sostiene lo
siguiente:
«... Para saber ante qué tribunal debe pedirse la acumulación de autos,
es previo determinar si los procesos están sometidos a tribunales de igual
jerarquía o de jerarquía diversa. Si los tribunales son de igual jerarquía,
entra en juego otra circunstancia, la antigüedad de los procesos; esto es,
debe pedirse la acumulación al juez que está conociendo del proceso más
antiguo. En caso que los tribunales sean de distinta jerarquía, la
acumulación de autos debe pedirse al tribunal de jerarquía más alta de
aquellos que conocen los procesos de cuya acumulación se trata»
(CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 285).
Según se infiere del artículo 90 del Código Procesal Civil:
- La solicitud de acumulación de procesos conexos puede ser presentada
ante cualquiera de los Jueces que conocen de los procesos materia
de acumulación (art. 90 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- Si el Juez que conoce del pedido de acumulación de procesos
conexos lo declara fundado, entonces, los procesos se acumularán
en un proceso único, del cual conocerá el magistrado ante el que
se realizó el primer emplazamiento a la parte demandada (art. 90
-segundo párrafo- del C.P.C.).
- Si los procesos a ser acumulados se tramitan ante un mismo Juzgado
y es decretada la acumulación de los mismos (ya sea a instancia de
parte o de oficio: art. 90 -in fine- del C.P.C.), conocerá del proceso
único, como es obvio, el magistrado de dicho Juzgado.

4.3.6 Requisitos de la acumulación de procesos

Raymundo Fernández asegura que para que proceda la acumulación de


autos (procesos) es necesario: «... I o, que el juez a quien corresponda entender
en los procesos acumulados, sea competente por razón de la materia (...),
pues la competencia ratione personae y la por valor ceden ante las necesidades
de orden superior que imponen la acumulación y las ventajas que la misma
comporta (...), correspondiendo conocer en el último supuesto al juez de
competencia mayor (...); 2o, que puedan sustanciarse por los mismos trámites...»
(FERNANDEZ, 1942:1062).
En opinión de Casarino Viterbo, «... para que proceda la acumulación de
autos se requiere la concurrencia copulativa de los siguientes requisitos: a) que
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 531

exista una causal legal; b) que los juicios se encuentren sometidos a una misma
clase de procedimientos; y c) que la sustanciación de todos los juicios se
encuentre en instancias análogas» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 280).
Alessandri, en lo que se refiere a los requisitos de la acumulación de autos
(procesos), apunta lo siguiente:
«Si se tramitan separadamente dos pleitos que están tan íntimamente
ligados que la sentencia de uno ha de producir cosa juzgada en el otro,
es evidente la conveniencia en autorizar la acumulación de autos y hacer
que ambos pleitos se tramiten y fallen conjuntamente.
Para bien entender las reglas referentes a los casos en que procede la
acumulación de autos, es preciso recordar que en todo pleito existen dos
o más partes, y una acción que está formada por dos elementos: causa de
pedir y objeto. Habrá lugar a la acumulación de autos, siempre que los
juicios por acumularse tengan por lo menos dos de estos elementos
comunes. Así, habrá lugar a la acumulación de autos cuando dos pleitos
tengan el mismo objeto y las mismas partes, aunque la causa de pedir
sea distinta (...).
( ...)

Hay lugar también a la acumulación de autos cuando en los pleitos


figuran las mismas partes y ambos tienen la misma causa de pedir,
aunque el objeto del pleito sea distinto (...).
También puede haber acumulación de autos, cuando en dos juicios el
objeto y la causa de pedir sean unos mismos aunque las partes sean
distintas (...).
Entonces, tenemos que hay lugar a la acumulación de autos, cuando
diversos juicios tienen de común por lo menos dos de estos tres elementos:
1) las partes; 2) la causa de pedir de la acción; y 3) el objeto de la acción
y también cuando las acciones entabladas emanen directa e inmediatamente
de unos mismos hechos...» (ALESSANDRI, 1940:185-186).
Gimeno Sendra sostiene que «para que proceda la acumulación (de autos)
es necesario, en primer lugar, que las pretensiones estén conexas, subjetiva y
objetivamente (...) para lo cual tiene que existir, entre ellas, un nexo en el objeto
o bien litigioso y en el título o causa de pedir, entendiendo por tal no la identidad
jurídica, sino la fáctica, es decir, que se substancien sobre los mismos hechos (...);
y, en segundo lugar, que tales pretensiones, de tramitarse por separado, pudieran
dar lugar a sentencias con pronunciamientos o fundamentos contradictorios,
incompatibles o mutuamente excluyentes...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo
I: 233-234). Dicho autor añade que «para que sea procedente la acumulación
hay que cumplir además con una serie de requisitos negativos (...): a) en primer
lugar, ha de tratarse de una auténtica acumulación de dos o más pretensiones
y no del planteamiento de una misma pretensión ante dos órganos jurisdiccionales,
532 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

en cuyo caso, no hay auténtica acumulación, sino la carga de alegar la excepción


de litispendencia (...); b) en segundo (lugar), también es necesario que el primer
órgano judicial no ostente competencia objetiva (...) y que el segundo órgano
judicial no ostente competencia territorial imperativa, es decir, que haya sido
establecida por alguna norma inderogable o de 'ius cogens' (...); y c) finalmente,
no debe obtenerse idéntico resultado a la acumulación de procesos, si se pudo
efectuar la acumulación de acciones, la ampliación de la demanda o la
reconvención, ya que en tal caso, (...) (se) grava al demandante con la carga de
efectuar aquella ampliación del objeto procesal sin que, por razones de economía,
permita la norma que pueda acudir a suscitar distintos procedimientos...»
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 235).
Según Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, se permite la
acumulación de autos siempre que concurran estos requisitos:
«a) Que lo solicite alguna de las personas que han sido admitidas como parte,
en cualquiera de los procesos cuya acumulación se pretende (...).
(...)

b) Los procesos que se pretende acumular deben ser de la misma clase (...).
(...) 'De la misma clase' son sólo los procesos para los que la (ley)
(...) prevé una misma tramitación (...).
c) Los procesos que se pretende acumular deben estar en la misma instancia (...).
( ...)

d) La acumulación debe pedirse en momento procesal oportuno.


Dos procesos pueden acumularse mientras estén pendientes, y lo
están desde el momento en que en ambos se ha presentado la
demanda. La facultad de acumular precluye cuando cualquiera de
los dos procesos esté concluso para sentencia» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen II: 104-105).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en cuanto al nexo jurídico
entre los procesos a acumularse como requisito de la acumulación de autos
(procesos), explican lo siguiente:
«... Es preciso que entre los procesos que van a reunirse exista un nexo
jurídico que justifique la acumulación (...). La acumulación de autos puede
producirse: a) como consecuencia de la vis atractiva de los juicios
universales; b) porque entre los procesos existe identidad de objeto-, y c)
porque los procesos tienen un objeto conexo (...).
a) Atracción a un juicio universal.
(...) 'Universales' son aquellos procesos en los que se pretende
distribuir el patrimonio entero de una persona, bien entre quienes
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 533

son sus acreedores (concurso y quiebra), bien entre sus herederos


(testamentaría y ab intestato).
En realidad, aunque la vis atractiva de los juicios universales funde
una acumulación de pleitos ante un mismo Juez, no se trata
propiamente de una 'acumulación de autos'. Más que reunir dos
procesos iguales, se pretende aquí, acumular procesos singulares
(...) a un proceso más amplio y complejo, como única forma de que
ésta cumpla la función que se le encomienda: repartir todo el
patrimonio de una persona (...).
(...)

b) Identidad entre los objetos de los procesos que se acumulan.


(...) Que la identidad de los procesos pendientes no debería ser
causa de acumulación de procesos, sino exclusión pura y simple
del segundo que se incoe, se dijo ya al hablar de la excepción de
litispendencia. Sin embargo, de lege lata resulta indiscutible que la
identidad entre procesos funda la acumulación de autos.
Resulta así, que la identidad entre dos procesos pendientes tiene
un doble tratamiento -en ciertos momentos, incluso alternativo-: a)
el demandado en el segundo proceso puede -si quiere y está aún a
tiempo- paralizarlo proponiendo la excepción de litispendencia
como dilatoria; b) en cualquier momento -hábil-, cualquiera de las
personas que han sido admitidas como parte en cualquiera de los
procesos, puede pedir la acumulación de autos.
(...) Hay identidad de objetos: a) tanto si la sentencia que vaya a
dictarse en un pleito puede producir excepción de cosa juzgada en
el otro (...); b) como si en un juzgado hay pleito pendiente sobre lo
mismo que sea objeto de otro (...); c) o si entre los dos pleitos hay
identidad de personas, cosas y acción (...).

c) Conexión entre los objetos de los diversos procesos.


La conexión jurídica entre dos o más procesos es la causa típica de
acumulación de autos y, también, la única razonable. Existe
conexión cuando los elementos que identifican los objetos de los
stintos procesos son parcialmente ^ n w l - n r (xr rr c n r x ■»
^v .g . o u i i
+1 /i/xc

el petitum y la causa de pedir; o sólo la causa de pedir), pero no


idénticos (v.g. los sujetos son distintos, o es distinto el petitum). Con
todo, en nuestro Derecho (español) no cualquier conexión funda la
acumulación de autos. La acumulación sólo es posible: a) si la causa
de pedir es la misma; b) cuando, simultáneamente, los sujetos y el
petitum son los mismos. En cambio, la identidad de sujetos, por sí
sola, o la identidad de petitum también por sí sola, no fundan la
acumulación de autos...» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990,
Volumen II: 105-107).
534 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Rivas Sacconi, respecto del vínculo o nexo entre los procesos como
requisito para su acumulación, enseña que:
«... Al igual que en el caso de la acumulación de acciones, no es posible
acumular cualquier clase de autos o juicios, sino que para que ello sea
procedente, se necesita que exista entre ellos un vínculo o nexo.
Este vínculo es la causa del juicio, concepto éste que, por tanto, tiene una
extraordinaria importancia y que, en último término, puede decirse que
se confunde con el hecho que da origen al juicio. De este modo, en una
acción reivindicatoría, la causa será la pérdida de la posesión respecto
de determinada cosa; en la acción de indemnización de perjuicios, lo será
el hecho que ha generado el perjuicio y del cual ha nacido, como
consecuencia, el derecho a la indemnización; en una de nulidad, lo será
el hecho que generó la nulidad, etc.» (RIVAS SACCONI, 1954: 275-276).
Se colige del artículo 90 -primer y segundo párrafos- del Código Procesal
Civil que el pedido de acumulación de procesos debe reunir los siguientes
requisitos:
- Debe presentarse la solicitud de acumulación de procesos antes
que uno de ellos sea sentenciado (enprimera instancia, se entiende).
- A la solicitud de acumulación de procesos conexos debe anexarse
obligatoriamente la copia certificada de la demanda y también de
su contestación, en caso de haberla. Se entiende que tales piezas
procesales deben corresponder a cada uno de los procesos materia
de acumulación, pues con ellas se demostrará la existencia de los
procesos en cuestión y la conexidad respectiva, exigible para que
opere la acumulación.

4.3.7 Trámite de la acumulación de procesos


El trámite de la acumulación de procesos (así como los requisitos de la
solicitud respectiva) se encuentra regulado en el artículo 90 del Código Procesal
Civil en estos términos:
«La acumulación sucesiva de procesos debe pedirse antes que uno de
ellos sea sentenciado. El pedido impide la expedición de sentencia hasta
que se resuelva en definitiva la acumulación.
La acumulación sucesiva de procesos se solicita ante cualquiera de los
Jueces, anexándose copia certificada de la demanda y de su contestación,
si la hubiera. Si el pedido es fundado, se acumularán ante el que realizó
el primer emplazamiento.
De la solicitud de acumulación se confiere traslado por tres días. Con la
contestación o sin ella, el Juez resolverá atendiendo al mérito de los
medios probatorios acompañados al pedido. La decisión es apelable sin
efecto suspensivo.
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 535

Esta acumulación será declarada de oficio cuando los procesos se tramitan


ante un mismo Juzgado».

4.3.8 Efectos de la acumulación de procesos


Raymundo Fernández, en lo relativo a los efectos de la acumulación de
procesos, señala que «admitiéndose la acumulación, el curso del proceso más
adelantado en su trámite se suspenderá, hasta que todos los demás lleguen a
ponerse en el mismo estado; únicamente en esa forma es posible que el juez
considere para todos la misma prueba y dicte una sola sentencia...» (FERNANDEZ,
1942:1062).
Sobre el particular, Monroy Cabra refiere que:
«El proceso en que se pida la acumulación se suspenderá desde cuando
se promueva el incidente, hasta que éste se decida. Los otros procesos se
suspenderán desde cuando se dicte el auto que ordena remitirlos y hasta
la decisión (...).
Si se decreta la acumulación, los procesos continuarán tramitándose
conjuntamente y se decidirán en la misma sentencia, con suspensión del
más adelantado, hasta que el otro se encuentre en el mismo estado»
(MONROY CABRA, 1979: 278).
Según Gallinal, «... como el objeto de la acumulación de autos es mantener
la unidad de la causa y evitar sentencias discrepantes sobre una misma cuestión,
la primera consecuencia de ella consiste en que, los autos acumulados sigan
en un solo juicio, observándose en ellos un mismo procedimiento, como si en
vez de tratarse de procesos autónomos, éstos no fueran sino puntos diversos
de una misma demanda. Pero como rara vez ocurrirá que los diversos procesos
se encuentren en un mismo estado, para el momento en que se les reúna (...),
la segunda consecuencia de la acumulación es, hacer necesaria la paralización
del juicio más adelantado, mientras el otro se sigue sustanciando hasta que se
hallen en el mismo estado. Cesará entonces la paralización, y el curso de los
procesos, continuará siendo uno solo, para que lleguen juntos a sentencia»
(GALLINAL, s/a , Tomo II: 150-151).
Al respecto, De la Plaza anota lo siguiente:
«... Es mayor la complejidad que en relación comparativa con la de
acciones tiene la acumulación de autos que determina una modificación
de los efectos actuales del proceso, en orden a la competencia, a los
presupuestos y aun al régimen del proceso mismo, que ha de ser uno
solo y común para los acumulados (...).
Pero evidencia la crisis procesal y la mutación que es su inmediata
consecuencia, el hecho de que, por virtud de la acumulación se produce
un cambio en la competencia que salvo casos excepcionales se refiere al
Juez o Tribunal que conozca del pleito más antiguo (...); se determina una
536 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

suspensión del procedimiento (...) y se producen alteraciones en la marcha


normal del procedimiento con el fin de lograr que los que, en definitiva,
han de acumularse, sigan un mismo ritmo...» (DE LA PLAZA, 1951,
Volumen I: 401-402).
Aldo Bacre, en lo concerniente al tema examinado en este punto, apunta
lo siguiente:
«... (Se) prevé como efecto fundamental de la acumulación, la unidad de
pronunciamiento, el cual debe versar sobre todas las cuestiones planteadas
(principales y accesorias) en los procesos cuya acumulación se ordenó.
La ley autoriza que los procesos se sustancien por separado, conservando
cada uno su propio trámite, sin perjuicio de que los litigios se resuelvan
en una sola sentencia.
Si los procesos (se) tramitaron por separado, se debe dictar sentencia
única en uno de ellos y agregar copia certificada del fallo en el otro»
(BACRE, 1986, Tomo I: 513).
Casarino Viterbo, en lo que atañe a los efectos de la acumulación de autos
(procesos), enseña lo siguiente:
«... Una vez ejecutoriada la resolución que accede a la acumulación de
autos o que ella cause ejecutoria, se producen importantes efectos en los
diversos procesos de cuya acumulación se trata. Estos efectos dicen
relación ya con el tribunal, ya con el procedimiento.
Respecto del tribunal, si los procesos se tramitaban ante él mismo, nada
anormal habrá acontecido, pues el tribunal que era competente para
conocer de los procesos separados, con mayor razón lo será para conocer
de ellos una vez acumulados. Pero si los procesos se hallaban entregados
al conocimiento de diversos tribunales, su acumulación tiene la virtud
de hacer radicar la competencia de los tribunales acumulados en uno
solo; o sea, en aquel en que por expresa disposición de la ley debe operarse
la acumulación, dejando de ser competentes, los demás jueces que
conocían de los procesos separados.
( ...)

En cuanto al procedimiento, una vez producida la acumulación de autos,


el curso de los juicios que estén más avanzados se suspenderá hasta que
todos lleguen a un mismo estado (...).
Teóricamente, las soluciones posibles son tres, aunque dos de ellas tengan
muy dudosa justificación (...): suprimir en el proceso que esté más
atrasado los trámites que falten hasta llegar al más adelantado; seguir la
tramitación del más atrasado en común con el más adelantado, o sea,
repitiendo los actos en lo que respecta a éste; o seguir dicha tramitación,
pero sin que sea común al pleito más adelantado, para lo cual se suspende
Capítulo IV : Acumulación de pretensiones y de procesos 537

el procedimiento con respecto a éste hasta que el otro o los otros lleguen
a la misma etapa. (...) esta última solución es la aceptada...» (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 287-288).
En relación a los efectos de la acumulación de procesos, y conforme se
desprende de nuestro ordenamiento jurídico, cabe señalar:
- Que la presentación de la solicitud de acumulación de procesos
conexos trae como consecuencia la suspensión de la expedición de
sentencia en cualquiera de los procesos materia de acumulación,
hasta tanto no se resuelva en definitiva la referida acumulación
(art. 90 -primer párrafo- del C.P.C.).
- Que si se declara fundado el pedido de acumulación de procesos
conexos, éstos se acumularán en un proceso único, cuyo conocimiento
corresponderá al Juez ante el que se realizó el primer emplazamiento
a la parte demandada (art. 90 -segundo párrafo- del C.P.C.).

4.3.9 Desacumulación de procesos

Producida la acumulación de procesos conexos en ur. proceso único, si


el Juez que dirige este último llega a la conclusión que tal acumulación hace
más dificultosa o compleja la labor jurisdiccional y que, en vez de favorecer,
afecta el principio de economía procesal, por razón de tiempo (mayor dilación
en los trámites), gasto (mayor onerosidad para los justiciables y para la
administración de justicia) o esfuerzo humano, se encuentra autorizado para
ordenar la correspondiente desacumulación (separación de procesos), debiendo
en este caso tramitarse en forma independiente los procesos ante los magistrados
que conocieron en un principio de ellos (esto es, antes de efectuarse la
acumulación de los procesos conexos). Ello se colige del artículo 91 del Código
Procesal Civil.
Al respecto, Liebman señala lo siguiente:
«Fenómeno inverso al de la reunión de procesos diversos es el de la
separación del proceso relativo a acciones acumuladas; la escisión da
lugar a la formación de procesos diversos, en el lugar del proceso
acumulativo anteriormente pendiente.
El juez instructor o el colegio pueden disponer, en efecto, en el curso de
la instrucción o en la decisión, la separación de las acciones acumuladas
en el mismo proceso, si tiene lugar instancia de todas las partes o si la
continuación de su reunión retardaría o haría más gravoso el proceso (...).
Como consecuencia de la separación, los procesos que de ella derivan siguen
sus respectivas suertes de manera autónoma...» (LIEBMAN, 1980:384-385).
Finalmente, Palomino Marín, en cuanto a lo estudiado en este punto,
precisa que «... la desacumulación sólo es posible en las acumulaciones no
necesarias. Parece procedente la desacumulación, por supuesto, cuando todas
538 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

las partes la pidan, pero también en el supuesto de que lo pida una sola, o
incluso de oficio, cuando la continuación de la acumulación retarda o hace más
gravoso el proceso, remitiéndose a los órganos competentes los asuntos que
les corresponden, con emplazamiento ante ellos de las partes» (PALOMINO
MARIN, 1966: 84).

4.3.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con la acumulación de


procesos o de autos

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación


de procesos o de autos, ha establecido lo siguiente:
- «... La acumulación de procesos es una institución creada en
beneficio del justiciable, evitándole seguir varios juicios con la
consiguiente economía, también a favor de la administración de
justicia, para impedir la posibilidad que se expidan resoluciones
contradictorias o implicantes así como para favorecer el trabajo
procesal y jurisdiccional...» (Casación Nro. 163-2006 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22352-22353).
- «... Según lo dispone en forma textual la última parte del primer
párrafo del artículo noventa del Código Procesal Civil, bajo análisis,
'El pedido (de acumulación de procesos) impide la expedición de
sentencia hasta que se resuelva en definitiva la acumulación'. [...]
dicha norma cita la palabra 'sentencia' en forma singular, por lo
que debe interpretarse que el sentido de esta norma es que se
encuentra referido a la sentencia que en el futuro pueda emitirse
dentro del mismo proceso donde fue presentada la solicitud de
acumulación, estableciéndose una correcta relación de causalidad
entre ambos...» (Casación Nro. 0421-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2001, pág. 7312).
- «... Nada impediría que las instancias de mérito hayan emitido
pronunciamiento de fondo dentro del presente proceso, puesto que
la solicitud de acumulación [sucesiva] de procesos debió ser resuelta
en el mismo donde fue planteada...» (Casación Nro. 0421-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2001, pág. 7312).

5. INDEBIDA ACUMULACION DE PRETENSIONES


La indebida acumulación de pretensiones trae como consecuencia la
declaración de inadmisibilidad de la demanda que la contenga. Ello se desprende
del artículo 426 -inciso 4) del Código Procesal Civil, numeral que, en su último
párrafo, precisa que en este caso el Juez ordenará al demandante que subsane
la omisión o defecto en un plazo no mayor de diez días, y que si el demandante
no cumpliera con lo ordenado a criterio del Juez, éste rechazará la demanda y
ordenará el archivo del expediente.
Capítulo IV: Acumulación de pretensiones y de procesos 539

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la indebida


acumulación de pretensiones, ha establecido lo siguiente:
- «... Respecto al cargo referido a la indebida acumulación de
pretensiones, éste debió hacerse valer contra el auto admisorio de
la demanda, con el que se dio trámite a la acumulación de pretensiones
mencionadas, interponiendo la articulación correspondiente...»
(Casación Nro. 2800-00 / Santa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-04-2001, pág. 7217).
- «... Los negocios jurídicos materia de la demanda son independientes
entre sí, e incluso las pretensiones acumuladas son también
distintas, existiendo acumulación indebida al no cumplirse con el
requisito de que las pretensiones provengan de un mismo título
como lo exige el artículo ochentiséis del Código Procesal acotado
[C.P.C.]...» (Casación Nro. 1674-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7944-7945).
CAPITULO V

1. CONCEPTO DE LITISCONSORCIO

«... Etimológicamente de litis (litigio, conflicto), con (junto) y sors (suerte),


el litisconsorcio es la situación jurídica en que se hallan diversas personas
que actúan enjuicio conjuntamente, como actores o demandados» (VESCOVI,
1999:171).
Micheli estima que el litisconsorcio es «... la pluralidad de partes en el
proceso...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 222).
En palabras de Rocco, hay litisconsorcio «... cuando en una relación
procesal se dan varias partes, es decir, un actor y varios demandados; o bien,
varios actores y un demandado; o también, varios actores y varios demandados...»
(ROCCO, 1976, Volumen II: 117). "
A decir de Kisch, «... litisconsorcio (...) o acumulación subjetiva (...)
existe siempre que varias personas ocupen la misma posición como partes: un
actor contra varios demandados, o varios actores contra un demandado, o
varios actores contra varios demandados...» (KISCH, 1940: 316).
Para Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, «... existe litisconsorcio
cuando en las posiciones fundamentales de actor y /o demandado aparecen
una pluralidad de personas (físicas o jurídicas)...» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Volumen I: 451-452).
Aldo Bacre concibe al litisconsorcio como «... la relación jurídica procesal
única, donde una pluralidad de sujetos que actúan como actores o demandados se
encuentran relacionados por una o varias pretensiones conexas entre sí» (BACRE,
1996, Tomo II: 153).
542 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Máximo Castro señala al respecto que «... si varias personas litigan en


común por una comunidad de derecho respecto al objeto del proceso o por
obligaciones que reposen en hecho y en derecho sobre el mismo fundamento,
se dice que existe litis consorcio...» (CASTRO, 1926, Tomo Primero: 176).
A criterio de Monroy Cabra,«... el litisconsorcio se refiere a una pluralidad
de partes que se origina no solamente cuando los litigantes se encuentran en
un mismo plano, sino también unidos en una misma relación jurídico-procesal.
En esa relación procesal se dan varias partes, es decir, un actor y varios
demandados; o bien, varios actores y un demandado; o también varios actores
y varios demandados...» (MONROY CABRA, 1979: 222-223).
Lino Palacio afirma que «... existe litisconsorcio cuando, por mediar
cotitularidad activa o pasiva con respecto a una pretensión única, o un vínculo
de conexión entre distintas pretensiones, el proceso se desarrolla con la
participación (efectiva o posible) de más de una persona en la misma posición
de parte» (PALACIO, 1983, Tomo III: 202-203).
Sobre el particular, Enrique Falcón anota lo siguiente:
«El litis consorcio es la actuación en un proceso de más de una parte como
actor (activo), más de una parte como demandado (pasivo), o más de una
parte como actor y como demandado (mixto).
La pretensión de cada litisconsorte puede ser común o individual, según
sea la misma para todos, o cada uno tenga una pretensión distinta. En
este último caso, las pretensiones de varios litisconsortes deben tener
algún elemento común para poder tramitar en el mismo proceso»
(FALCON, 1978: 80).
Dávila Millán asevera que «... el litisconsorcio denota la presencia de
varias personas como partes, que por obligaciones, derechos o intereses comunes,
están unidas en una determinada posición y piden al órgano jurisdiccional el
pronunciamiento de una decisión lógica y jurídicamente única» (DAVILA
MILLAN; citada por ESCOBAR FORNOS, 1990:137).
A decir de Prieto-Castro y Ferrándiz, «... se llama litisconsorcio a la
presencia de varias personas en un proceso, bien sea en la postura de actores
o demandantes (contra un solo demandado), caso éste al que se denomina
litisconsorcio activo; ora sea en la de demandados (por un solo actor), supuesto
que recibe el nombre de litisconsorcio pasivo; o en la de actores y de demandados,
calificado entonces de litisconsorcio mixto» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1980, Volumen 1: 71-72).
Según Gimeno Sendra, «se denomina litisconsorcio a la existencia en el
proceso de varias personas, que, debido a la circunstancia de tener un derecho
o interés común o conexo en el proceso y tener, por tanto, una misma comunidad
de suerte (...), han de asumir una misma posición, demandante o demandada,
Capítulo V: Litisconsorcio 543

en el proceso, por lo que (...) puede clasificarse en 'activo' (en la posición de


parte demandante), 'pasivo' (en la demandada) o 'mixto' (en ambas)» (GIMENO
SEÑORA, 2007, Tomo 1 :156).
Reimundín, acerca del litisconsorcio, refiere que:
«... El fenómeno procesal que se conoce con el nombre de litisconsorcio,
es una consecuencia de la acumulación subjetiva de acciones (acumulación
de pretensiones, en sentido sustancial), por litigar una persona contra o
frente (a) varias (litisconsorcio pasivo) y viceversa, varios demandantes
frente o contra una persona (litisconsorcio activo), como asimismo varios
demandantes contra varios demandados (litisconsorcio mixto).
Es por ello que el litisconsorcio tenga normalmente como fundamento
una comunidad de intereses (comunidad jurídica por el objeto del litigio
o relación sustancial en litis) (REIMUNDIN, 1956, Tomo I: 202).
Alsina, por su parte, apunta que «... en el caso de que varias personas
actúen en la posición de actores o que el actor litigue frente a varios demandados,
los que ocupan una misma posición en el proceso se encuentran en estado de
litisconsorcio, del cual derivan diversas situaciones procesales que varían según
las circunstancias. Puede haber así varios actores frente a un demandado
(litisconsorcio activo) o un actor frente a varios demandados (litisconsorcio
pasivo) o varios actores frente a varios demandados (litisconsorcio mixto)»
(ALSINA, 1956, Tomo I: 563). El mencionado tratadista señala, además, que
«... por lo general el litisconsorcio se forma al comienzo del pleito mediante la
acumulación subjetiva de acciones y es por eso que comúnmente tanto la
doctrina como la legislación identifican ambas instituciones. Así, (...) hablan
de acumulación subjetiva o litisconsorcio como si fueran la misma cosa. Sin
embargo, (...) reconocen que el litisconsorcio puede surgir durante el desarrollo
del proceso, sea por fallecimiento de una de las partes cuando deja varios
herederos, sea por la intervención de un tercero en la relación procesal, sea
como consecuencia de la acumulación de autos. El litisconsorcio es un estado
entre varias personas que ocupan una misma posición en el proceso, cuyas
relaciones recíprocas regula, en tanto que la acumulación subjetiva se refiere
a la unión de varias acciones y establece los requisitos para que esa unión sea
posible (...). Cuando esto se produce, nace el estado de litisconsorcio entre sus
titulares» (ALSINA, 1956, Tomo I: 564).
De la Plaza, en lo que atañe al litisconsorcio, expresa lo siguiente:
«... La pluralidad de partes en el proceso, origen de los problemas
denominados litis consorciales, puede provenir, o de que varios demandantes
litiguen con un solo demandado (litis consorcio activo) o de que un solo
demandante dirija su acción contra varios demandados (litisconsorcio
pasivo), o que sean más de una las personas que, en una misma litis, sean
demandantes y demandadas (litis consorcio mixto).
544 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Por otra parte, la relación litisconsorcial, o puede ser obra de una


determinación de voluntad, guiada exclusivamente por razones de
economía procesal (litisconsorcio voluntario), o venir impuesta por la índole
de la relación jurídico-material que en el proceso se actúa, y por la
necesidad de que la resolución que se dicte afecte a todos los interesados
en la cuestión (litis consorcio necesario)» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen
I: 293).
Vallejo, en lo que concierne al litisconsorcio, enseña que:
«Elementalmente, el litisconsorcio supone pluralidad de partes en el
proceso (...).
En general importa la substanciación en un mismo proceso de pretensiones
conexas, o de una sola pretensión con dos o más actores, o dos o más
demandados. Puede presentarse originariamente o con posterioridad a
la iniciación de la demanda; ésta puede ampliarse, incluyendo otros
sujetos o insertando nuevas pretensiones. El demandado puede, a
su turno, pedir que se 'llame a causa' a terceros, o puede reconvenir
deduciendo a su vez pretensiones que pueden guardar conexidad con la
ejercitada por el actor (...).
(...) El litisconsorcio entraña pluralidad de partes (propias e impropias)
que se reúnen por conexidad de pretensiones o por la necesidad de una
sentencia única que no podrá dictarse útilmente sin la presencia de todas
las partes que indica la ley o que resulten de la naturaleza de la relación
jurídica material...» (VALLEJO, 1970: 45).
En relación al litisconsorcio, Calamandrei señala que «... cuando las partes
son más de dos, se da el fenómeno del proceso con pluralidad de partes, o
litisconsorcio: proceso con pluralidad departes, o litisconsorcio, significa, por tanto,
proceso con más de dos partes (...). La posición de los litisconsortes entre sí no
puede prescindir (...) de la reciprocidad del concepto de parte. (...) este carácter
de reciprocidad de las partes no desaparece (...) en el caso del litisconsorcio:
aunque, en tal caso, los sujetos del proceso sean más de dos, cada uno de ellos
habrá de figurar en él como actor o como demandado frente a algún otro, en
forma que sea posible distinguir, entre los litisconsortes, otras tantas parejas
de contradictores que sean recíprocamente partes cada uno en relación al otro...»
(CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 307-308).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, respecto del litisconsorcio, manifiestan
lo siguiente:
«... En el caso de que varias personas actúen en la posición de actores
o que el actor litigue frente a varios demandados los que ocupan una
misma posición en el proceso se encuentran en estado de litisconsorcio,
del cual derivan diversas situaciones procesales que varían según las
circunstancias.
Capítulo V: Litisconsorcio 545

Puede haber así, varios actores frente a un demandado (litisconsorcio


activo) o un actor frente a varios demandados (litisconsorcio pasivo) o
varios actores frente a varios demandados (litisconsorcio mixto).
Por lo general, el litisconsorcio se forma al comienzo del juicio mediante
la acumulación subjetiva de acciones (...).
El litisconsorcio puede surgir durante el desarrollo del proceso, sea por
fallecimiento de una de las partes, cuando deja varios herederos; sea por
intervención de un tercero en la relación procesal; sea como consecuencia
de la acumulación de autos.
El litisconsorcio es un estado entre varias personas que ocupan una misma
posición en el proceso, cuyas relaciones recíprocas regula, en tanto que
la acumulación subjetiva se refiere a la unión de varias acciones y establece
los requisitos para que esa unión sea posible. Cuando esto se produce
nace el estado de litisconsorcio entre sus titulares» (ALVAREZ JULIA;
NEUSS; y WAGNER, 1990:108).
Según Barrios de Angelis, «tanto la parte compuesta como la compleja
se denominan litisconsorcio; la primera es el litisconsorcio voluntario; la
segunda, el necesario. Parte plural, pues, equivale a litisconsorcio» (BARRIOS
DE ANGELIS, 1979: 134). El indicado autor precisa que «parte compuesta es
aquella que se integra con dos o más sujetos que pueden proponer el objeto
independientemente uno de otro, con idénticas posibilidades a las que surgen
de su integración en el proceso; compleja, cuando sólo en la presentación
conjunta o vinculada de uno con otro u otros es admisible la intervención de
uno o de todos los comparecientes...» (BARRIOS DE ANGELIS, 1979: 134).
Barrios de Angelis concluye diciendo que «... el litisconsorcio (...) no es una
'situación jurídica' como se suele definir, es un hecho facultativo o debido,
según la variedad que examinemos por el hecho de integrar un conjunto
subjetivo, que permite a los distintos integrantes el ejercicio de la acción o de
la excepción, en forma simultánea y unitaria, o en forma plural (en caso de que
los litisconsortes voluntarios no actúen por procurador común, o por una sola
cuerda)» (BARRIOS DE ANGELIS, 1979:134-135).
Adolfo Rivas, en cuanto al litisconsorcio, nos informa lo siguiente:
«Varias son las definiciones que pueden verse en la doctrina con respecto
a la figura del litisconsorcio; ellas responden o se encuadran en diversas
teorías acerca de la naturaleza de dicha figura. Así la de la simple
pluralidad, distingue la existencia litisconsorcial cuando se da una
multiplicidad de sujetos en posición actora, demandada o en ambas;
luego encontramos la de la vinculación por coincidencia de intereses,
íntimamente correlacionada con la de la conexidad de las pretensiones;
a ellas agregamos la de la situación procesal y, la de la actuación procesal.
La teoría de la coincidencia de intereses, se asienta en un concepto huidizo
como lo es el interés (...). La existencia de pretensiones conexas es un
546 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

factor de suma importancia pero que no parece suficiente para definir la


naturaleza de la figura que estamos tratando; en efecto, las pretensiones
pueden ser conexas o correlacionadas y responder a vínculos sustanciales
que tengan esa particularidad, o a una misma relación sustancial; sin
embargo, de ello no puede deducirse la existencia inexorable de la
coincidencia de suertes que impone una 'sociedad' procesal. La teoría de
la situación procesal, que identifica como litisconsortes a quienes son
partícipes de la misma, y operan coincidentemente en función de asumir
las mismas cargas, tampoco nos satisface, pues puede ocurrir que durante
el curso del juicio los sujetos aparezcan obrando coincidentemente ante
ciertas cargas y sin ningún tipo de relación litisconsorcial frente a otras
a cumplir al mismo tiempo.
Nos queda por fin, la postura que define el litisconsorcio en base a la
coincidencia de actuación procesal, prescindiendo de la posición que
asuman frente a la relación sustancial. Nosotros partimos de ese punto,
afirmando que habrá litisconsorcio cuando se dé entre los litigantes,
unidad o coincidencia de postulación...» (RIVAS, 1997:119).
Adolfo Rivas termina calificando al litisconsorcio como «... la relación
jurídica procesal tendida entre varios sujetos que ostentan calidad de parte, en
tanto se manifiesten o permanezcan en comunidad de postulación, es decir
cuando coincidan básicamente en propiciar el triunfo o el rechazo de la
pretensión (principal o incidental) o el de la petición correspondiente a un acto
procesal, sin resultar de ello posiciones encontradas, antagónicas, o incompatibles
con dicha comunidad» (RIVAS, 1997:119).
El Código Procesal Civil regula lo relativo al litisconsorcio en el Capítulo
VI («Litisconsorcio») del Título II («Comparecencia al proceso») de la Sección
Segunda («Sujetos del proceso»), en los arts. 92 al 96. Precisamente, el artículo
92 del Código Procesal Civil define a la institución jurídica examinada en este
punto, estableciendo que hay litisconsorcio cuando dos o más personas litigan
en forma conjunta como demandantes o demandados, porque tienen una misma
pretensión, sus pretensiones son conexas o porque la sentencia a expedirse
respecto de una pudiera afectar a la otra.

1.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio en general

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al litisconsorcio


en general, ha establecido lo siguiente:
- «... El litisconsorcio es un instituto procesal que permite una
acumulación subjetiva; es decir, la presencia en el proceso de dos
o más personas. Al respecto, el artículo noventidós del Código
Procesal Civil señala que: 'Hay litisconsorcio cuando dos o más
personas litigan en forma conjunta como demandantes o demandados,
porque tiene una misma pretensión, sus pretensiones son conexas
Capítulo V: Litisconsorcio 547

o porque la sentencia a expedirse respecto de una pudiera afectar


a la otra'. Permite, entonces, la presencia de varias personas como
partes que, por obligaciones directas o intereses comunes, están
unidas en una determinada posición y piden al órgano jurisdiccional
el pronunciamiento de una decisión lógica y jurídicamente unitaria.
Este conjunto de personas integradas en una misma posición
constituye una parte procesal única, aunque compleja. [...] Por ello,
[...] [se] considera que dicha figura se presenta cuando en una
relación procesal, ya sea en la parte demandante o en la parte
demandada, o en ambas, aparecen varios sujetos que, independientes
jurídicamente unos de otros, son unificados procesalmente por
tener un interés común. En un proceso litisconsorcial aparecen
tantas pretensiones u oposiciones como sujetos litisconsortes existan
enfrentados...» (Casación Nro. 2906-2006 / Arequipa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20814-20815).
«... La intervención litisconsorcial no supone la exclusión ni el
reemplazo del titular de la relación jurídica contra el cual se ha
incoado la demanda, sino la inclusión del litisconsorte como un
sujeto procesal más, que pasa a integrar una de las partes; razón
por la cual, el órgano jurisdiccional se encuentra en la obligación
de pronunciarse respecto de todos y cada uno de los intervinientes
en el proceso, declarando cuales son los derechos o las obligaciones
que les asiste...» (Casación Nro. 1336-02 / Cajamarca, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003, págs. 9995-9996).
«... La intervención litisconsorcial, en forma y modo alguno, implica
la ampliación de la demanda, siendo ella una modificación en
cuanto a los sujetos procesales...» (Casación Nro. 4290-2001 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2002, págs.
9224-9225).
«... Los litisconsortes son partes, en sentido estricto, de la relación
jurídica procesal, a diferencia del tercero...» (Casación Nro. 2906­
2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02­
10-2007, págs. 20814-20815).
«... De acuerdo con [la] posición de las partes, el litisconsorcio se
clasifica en activo -cuando existen varios demandantes-, pasivo
-cuando existen varios demandados-, y mixto -cuando existen
varios demandantes y demandados-, Al momento de su formación
se clasifica en originario, cuando existe pluralidad de sujetos
desde el inicio del proceso, y sucesivo, cuando se produce durante
el desenvolvimiento del proceso -sucesión procesal, integración de
la litis[,] acumulación de procesos e intervención adhesiva
litisconsorcial-. Por último, el litisconsorcio, atendiendo a su fuente
de origen, es facultativo cuando la pluralidad de sujetos obedece
548 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

a criterios de ocasionalidad o economía; y, por ende, surge por


voluntad de las partes, y en modo alguno por una exigencia legal;
y será necesario cuando la presencia de una pluralidad de partes
en el proceso se imponga por la naturaleza de la propia pretensión
discutida o por las implicancias de la resolución judicial que ha de
recaer en el proceso...» (Casación Nro. 2906-2006 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs.
20814-20815).
«... El pedido de intervención litisconsorcial no obtuvo respuesta
alguna -ya sea positiva o negativa- pese a que el artículo 98 del
Código Procesal Civil dispone que dicho tipo de intervención puede
ocurrir, incluso, durante el trámite en segunda instancia. Este
proceder, como es evidente, colisiona con el derecho al debido
proceso reconocido en el inciso 3o del artículo 139 de la Constitución
Política del Estado...» (Casación Nro. 3191-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21281-21282).
«... De acuerdo con el artículo noventiocho del Código Procesal
Civil, el litisconsorte de una parte goza de las mismas facultades
de esta, lo que implica que puede interponer medio impugnatorio...»
(Casación Nro. 3774-2002 / Cusco, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-10-2003, págs. 11007-11008).
«... No es viable fundar la defensa en actos procesales efectuados
o dejados de realizar por el litis consorte [sic], su codemandado,
los que no generan perjuicio ala recurrente...» (CasaciónNro. 1799­
2008 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008,
págs. 22981-22982).
«... Resulta impropio y contrario al principio de la unidad procesal
y de preclusión que se anule lo actuado sólo con respecto a uno de
los demandados, pues ello, llevará a que éste pueda plantear su propia
contradicción que tendría que ser resuelta independientemente,
resultando así una duplicidad de etapas dentro de un mismo
proceso, lo que atenta contra los principios de economía y celeridad
procesal previstos en el artículo V del Título Preliminar del Código
acotado [C.P.C.]...» (CasaciónNro. 1326-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21640-21641).
«... Según este principio procesal [principio de unicidad del proceso]
el proceso es único y por ende, se desarrolla mediante un conjunto
de actos procesales orientados a la solución de un determinado
conflicto de intereses o la eliminación de una incertidumbre, ambas
de connotación jurídica. Siendo ello así, resulta antiprocesal que en
un sólo procesó [sic -léase que en un solo proceso-] existan dos
pronunciamientos dictados por cada instancia, pues aún cuando
la parte emplazada sea un litisconsorcio pasivo, ésta circunstancia
Capítulo Y: Litisconsorcio 549

fáctica [sic -léase esta circunstancia táctica-] no obsta para que se


emita una sola decisión que resuelva en definitiva la controversia
surgida en autos que comprenda a todos los demandados
unitariamente...» (Casación Nro. 2766-2005 / Cusco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs. 18075-18076).

2. CASOS EN QUE SE CONFIGURA EL LITISCONSORCIO

Según Pallares, el litisconsorcio existe en estos casos:


«a).- Cuando una persona demanda a dos o más personas, figura procesal
que se llama litisconsorcio pasivo simple;
b) .- Cuando varias personas conjuntamente demandan a una sola
persona; litisconsorcio activo simple.
c) .- Cuando varias personas demandan conjuntamente a dos o más
personas; litisconsorcio mixto» (PALLARES, 1979:152).
Monroy Cabra asegura que «el litisconsorcio existe en tres casos: a) cuando
en un proceso hay varias personas como demandantes o demandadas; b)
cuando concurren al proceso terceros que reúnen los requisitos indicados; y c)
cuando hay acumulación de procesos con partes distintas y exista comunidad
de pretensiones entre algunas de ellas» (MONROY CABRA, 1979: 223).
En opinión de Kisch, «el litisconsorcio se admite en tres casos: Primeramente
cuando los varios actores o los varios demandados 'están en un estado de
comunidad jurídica por el objeto del litigio' (...). En segundo lugar, cuando una
comunidad de individuos tienen la misma calidad de acreedores o de deudores
por la misma causa de hecho y jurídica (...). Y, por último, cuando los derechos
u obligaciones que constituyen el objeto del litigio descansan sobre un mismo
fundamento real y jurídico, o muy semejante...» (KISCH, 1940: 316).
Rodríguez Garcés, en lo que toca a los casos en que se produce el
litisconsorcio, anota que «... por excepción suele suceder que en un juicio
puedan intervenir varias personas en calidad de demandantes o de demandados.
Ello sucede (...) cuando se proceda por varias personas conjuntamente en los
casos autorizados por la ley, cuando deduzcan una misma acción o acciones
que emanen directa e inmediatamente de un mismo hecho. Lo propio sucede
respecto de los demandados, quienes podrán actuar conjuntamente en los
casos que autoriza la ley, o varios independientemente cuando se deduzca en
contra de ellos la misma acción o acciones que emanen de un mismo hecho»
(RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 37).
Schónke, acerca del nacimiento o configuración del litisconsorcio, afirma
que:
«1. Por regla general el litisconsorcio es consecuencia de una demanda
común; por actuar varios actores contra un demandado, o un actor
550 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

contra varios demandados o varios actores contra varios demandados.


La presentación de una demanda común depende de la voluntad
del actor.
(...)

2. El litisconsorcio puede nacer también durante el proceso por


ordenar el Tribunal la acumulación (...).
3. Puede también surgir el litisconsorcio durante el proceso por
comparecer en éste en lugar de una parte varios sucesores (...).
Finalmente puede nacer por la presentación de reconvención por
o contra todos o alguno de los litisconsortes» (SCHONKE, 1950:95).
El mencionado jurista señala, además, que es admisible el litisconsorcio:
«1. En caso de comunidad jurídica entre varias personas con relación
al objeto litigioso (...). Son de citar, por ejemplo, la copropiedad, la
solidaridad de acreedores o deudores, y también deudor principal
y fiador.
2. En caso de estar facultados u obligados por el mismo motivo
jurídico y de hecho (...). Se da este caso cuando varias personas por
razón del mismo hecho, por ejemplo, el contrato celebrado en
común, o del acto ilícito perpetrado conjuntamente, y por razón
del mismo grupo de normas jurídicas, tengan reconocido su derecho
o estén obligadas.
(...)

3. En el caso de igualdad de las acciones y de las que se basan en un


fundamento esencialmente igual de hecho y jurídicamente (...). Es
de estimar (que) existe igualdad, si las distintas acciones están
relacionadas entre sí de tal suerte que la decisión depende de la
apreciación de las circunstancias de hecho iguales o semejantes»
(SCHONKE, 1950: 95).

3. REQUISITOS DEL LITISCONSORCIO

Prieto-Castro y Ferrándiz, acerca de los requisitos del litisconsorcio,


sostiene que «... como exigencias fundamentales se imponen las siguientes: Que
el órgano jurisdiccional posea la competencia objetiva y la funcional, y que sea
también idóneo el tipo de procedimiento elegido» (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 73).
Véscovi, en lo que se refiere a la conexión entre los litisconsortes como
requisito del litisconsorcio, apunta que «se requiere (...) que exista una cierta
comunidad (conexión) entre los integrantes del grupo que actúa conjuntamente,
la que debe provenir de su propia legitimación, del hecho de que la situación
jurídica que se debate (objeto de la pretensión) sea común» (VESCOVI, 1999:171).
Capítulo V: Litisconsorcio 551

Podetti indica sobre el particular que «... para que haya litisconsorcio no
basta que aparezcan como actores o como demandados dos o más personas,
es INDISPENSABLE que puedan sufrir una suerte común, sea porque defienden
un interés único o intereses que por su origen o naturaleza son paralelos. No
habrá, pues, litisconsorcio, cuando cada sujeto procesal defiende un interés
antagónico o simplemente diverso, aunque aparezcan en la posición común
de actores o de demandados. Tales los supuestos de tercería de dominio o mejor
derecho (...) y las demás posiciones de terceros en defensa de intereses
substanciales excluyentes que no pueden dar lugar a litisconsorcio...» (PODETTI,
1949: 300).
Alsina, al estudiar los requisitos procesales del litisconsorcio, enseña lo
siguiente:
«a) En el litisconsorcio nos encontramos en presencia de una
relación procesal única, con pluralidad de sujetos que actúan como
actores o demandados, pero en forma autónoma, es decir,
independientemente los unos de los otros. Estos son los dos
caracteres fundamentales del litisconsorcio: unidad de relación
jurídica y autonomía de los sujetos procesales, de tal manera que
los actos de unos ni aprovechan ni perjudican a los otros, salvo
cuando por las disposiciones que regula la relación jurídica
substantiva el efecto está previsto expresamente, como ocurre en
las obligaciones solidarias, pero entonces ya no deriva de su calidad
de litisconsorte sino de la de sujeto activo o pasivo de la obligación.
b) Como consecuencia de esa autonomía, cada parte debe tener
capacidad procesal para actuar en juicio, lo cual significa que el
adversario puede oponerle una excepción de falta de personería,
prescindiendo de la capacidad de los demás litisconsortes (...).
c) Por su parte el juez debe ser competente para entender en las
acciones que correspondan a cada litisconsorte, cuya competencia
puede ser originaria o adquirida, como ocurre, en este segundo
caso, en la acumulación subjetiva propia, en que (...) se autoriza
una derogación a las reglas de la competencia territorial...» (ALSINA,
1956, Tomo I: 566).

4. ACTUACION DEL LITISCONSORTE

Goldschmidt refiere que «... cada litisconsorte está frente al adversario


como un litigante independiente, de suerte que los actos de cada uno de ellos
no aprovechan ni perjudican a los demás (...). Así, un litisconsorte puede admitir
un hecho, y los demás discutirlo. El allanamiento, la renuncia y el desistimiento
no producen efecto más que frente al litisconsorte que ha realizado estos actos
creadores de situaciones jurídicas. La confesión conjuramento, la contumacia,
el comienzo y la observancia del plazo para los recursos y la interrupción y
552 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

suspensión del procedimiento producen efectos en favor y contra el litisconsorte


con respecto al cual han tenido lugar estos hechos procesales...»(GOLDSCHMIDT,
1936: 439).
Reimundín anota sobre el tema lo siguiente:
«... El litisconsorcio supone la acumulación subjetiva de acciones
(acumulación de pretensiones) o acumulación de procesos (acumulación
de autos), o bien la concurrencia de litis que sean conexas y, de esa
manera, el litisconsorte es siempre parte principal en el proceso y muchas
veces titular de la relación sustancial o material. Esa es la razón de que
cada litisconsorte actúe en forma autónoma, pues cada uno dispone
jurídicamente de su propio litigio.
Es decir, que cada litisconsorte puede disponer con entera independencia
del objeto litigioso, pudiendo allanarse o renunciar si así conviniere a su
interés jurídico» (REIMUNDIN, 1956, Tomo 1:192).
Al respecto, debe tenerse presente lo dispuesto en el artículo 98 -primer
párrafo- del Código Procesal Civil, conforme al cual, quien se considere titular
de una relación jurídica sustancial a la que presumiblemente deban extenderse
los efectos de una sentencia, y que por tal razón estuviera legitimado para
demandar o haber sido demandado en el proceso, puede intervenir como
litisconsorte de una parte, con las mismas facultades de ésta.

5. EFECTOS DEL LITISCONSORCIO

A criterio de Prieto-Castro y Ferrándiz, son efectos comunes del litisconsorcio


«... el logro de la economía procesal consistente en obtener la discusión del
negocio en un único procedimiento y la emanación de una sola sentencia.
Además, si todos los actores y el conjunto de los demandados formulan las
mismas peticiones y excepciones u objeciones (respectivamente), han de litigar
unidos y bajo una misma dirección, lográndose así mayor economía y claridad»
(PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 73).
Schonke, acerca de los efectos del litisconsorcio en general, asevera que:
«1. El litisconsorcio produce como consecuencia el que los diferentes
procesos quedan reunidos para su común tramitación y asunción
de prueba (...).
(...)

2. El litisconsorcio no tiene la eficacia de crear un solo proceso; antes


bien existen tantos procesos como acciones son ejercitadas. Los
litisconsortes están frente al adversario como si fueran uno solo,
de tal manera que los actos de uno de ellos redundan en provecho
o perjuicio de los demás» (SCHONKE, 1950: 95-96).
Capítulo V: Litisconsorcio 553

Pallares considera como principales efectos del litisconsorcio los siguientes:


«I.- En la instrucción procesal cada litisconsorte actúa independientemente
de los demás, excepto en el caso de que deban nombrar un
procurador común (...)
II.- Los actos procesales de los litisconsortes perjudicarán o favorecerán
únicamente a quienes los lleven a cabo o a las partes contra las
cuales se realicen, principio éste que no es sino una consecuencia
del anterior.
III. - La sentencia ha de ser única respecto de todos los litisconsortes...»
(PALLARES, 1979:155).
Alsina, respecto de los efectos del litisconsorcio en general, expresa lo
siguiente:
«a) (...) En el desarrollo de la relación procesal se pone de manifiesto
esta autonomía (de la actuación de las partes) por los distintos
efectos que produce entre las partes.
b) Las excepciones y defensas deben ser consideradas individualmente,
pues ellas ni mejoran ni empeoran la situación de los litisconsortes.
(...)

c) El impulso procesal corresponde a cada uno de los litisconsortes,


principio que tiene diversas aplicaciones. I o) En materia de prueba
es necesario distinguir según se trate de acumulación subjetiva
propia, impropia o necesaria. En los dos primeros casos, por
lo mismo que son posibles sentencias contradictorias (...), cada
diligencia debe ser considerada aisladamente, no sólo desde el
punto de vista de su producción, sino también de su apreciación,
a menos que se trate de un hecho común que deba ser examinado
respecto de todos los litisconsortes, porque no es posible que se
convenza de la verdad de un hecho respecto de uno y no respecto
del otro. 2o) En la acumulación necesaria, por el contrario, no
solamente los hechos sino también las defensas de las partes deben
ser considerados uniformemente respecto de todos los litisconsortes,
porque no cabe sino una sola decisión para todos ellos. 3o) la
suspensión de la relación procesal produce efecto respecto de todos
los litisconsortes, aun tratándose de la acumulación subjetiva,
porque siendo una sola no puede suspenderse en cuanto a una
parte y continuar con la otra. 4o) Pero la rebeldía de uno de los
litisconsortes no perjudica a los otros, y, en tal caso, el rebelde estará
representado en juicio por el defensor de ausentes. 5o) Cuando
varias personas intervienen como partes, cada una de ellas puede
ser llamada por su adversario para absolver posiciones (...) 6o) En
cuanto al modo de extinción, el estado de litisconsorcio termina
554 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

con el proceso (sentencia, transacción, perención, desistimiento),


pero es evidente que no puede terminar por perención respecto de
una de las partes exclusivamente, porque siendo una sola la relación
procesal, un acto interruptivo de cualquiera de ellas produce efecto
respecto de las demás. También la cosa juzgada puede verificarse
de distinta manera respecto de los litisconsortes, según que éstos
consientan o recurran de la sentencia.
d) Pero estos principios sufren dos excepciones: la primera cuando la
acumulación es necesaria y la segunda cuando los litisconsortes
actúan bajo una sola representación (...). En estos casos las partes
no son autónomas, sino que los actos de una benefician o perjudican
a las otras según las disposiciones de las leyes substantivas. Esto
se explica porque no puede haber más de una sentencia para todos
los litisconsortes...» (ALSINA, 1956, Tomo 1:567-571).

6. CLASES DE LITISCONSORCIO

Según Monroy Cabra, «... el litisconsorcio es activo cuando la pluralidad


(de partes) se refiere a la parte demandante, pasivo cuando es a la demandada
y mixto cuando la pluralidad comprende tanto a la parte actora como a la
demandada» (MONROY CABRA, 1979: 223). Dicho autor añade que «el
litisconsorcio puede ser originario o sucesivo, según se forme al iniciarse el
litigio o más adelante durante el curso de éste...» (MONROY CABRA, 1979:223).
Para Liebman, «... el litisconsorcio pude ser originario (o inicial) si el
proceso es instaurado desde su inicio con pluralidad de partes; y puede ser
sucesivo, si a las dos partes originarias se agregan otras en la pendencia de la
litis, por intervención o por unión de dos o más causas...» (LIEBMAN, 1980: 77).
Calamandrei afirma que «... sobre la posición que cada parte asume frente
a las distintas demandas reunidas en un solo proceso, se funda la distinción
(...) entre litisconsorcio activo, pasivo y mixto: sólo distinguiendo a los litisconsortes,
según dicha posición, en actores y demandados, se puede calificar el
litisconsorcio de activo, si figuran en él varios actores contra un solo demandado,
de pasivo, si figuran en él varios demandados contra un solo actor, o de mixto,
si frente a una pluralidad de actores se encuentra una pluralidad de
demandados...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 308). El mencionado
tratadista italiano agrega que:
«... La pluralidad de partes puede existir desde el comienzo del proceso,
o producirse en el curso de él (litisconsorcio originario o inicial, y
litisconsorcio subsiguiente o sobrevenido). Mientras en el primer caso el
proceso se instituye desde su origen con pluralidad de partes por iniciativa
del actor (...), en el segundo caso se instituye inicialmente el proceso con
sólo dos partes, a las cuales vienen luego, voluntaria o coactivamente, a
agregarse otras en el curso de él.
Capítulo V: Litisconsorcio 555

Este acrecentamiento del número de las partes durante el proceso puede


ocurrir, o por reunión de procesos ya iniciados separadamente entre partes
distintas (...), o por intervención de terceros extraños en el único proceso
en curso...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 313).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, acerca de las clases de
litisconsorcio, apuntan lo siguiente:
«... Si varios actores litigan frente a un solo demandado se habla de
litisconsorcio activo; cuando un solo actor se dirige frente a varios
demandados, se habla de litisconsorcio pasivo; y de litisconsorcio mixto, si
varios actores litigan frente a varios demandados.
(...) Es preciso distinguir inmediatamente entre el litisconsorcio voluntario
(o facultativo), y el litisconsorcio necesario. Es voluntario el litisconsorcio
cuando el actor, que podría optar por interponer frente a distintas
personas demandas separadas, decide acumularlas en una sola; es
necesario, cuando la Ley exige al actor que demande conjuntamente a
varias personas en una misma demanda» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Volumen I: 452).
Sobre el particular, Lino Palacio predica lo siguiente:
«... Según que la pluralidad de sujetos consista en la actuación de varios
actores frente a un demandado, de un actor frente a varios demandados,
o de varios actores frente a varios demandados, el litisconsorcio se
denomina, respectivamente, activo, pasivo y mixto.
(...)

(...) El litisconsorcio es facultativo cuando su constitución obedece a la


libre y espontánea voluntad de las partes y es necesario cuando la
pluralidad de sujetos se halla impuesta por la ley o por la naturaleza de
la relación o situación jurídica que constituye la causa de la pretensión
procesal (...).
(...) Por último, el litisconsorcio puede ser originario o sucesivo según que,
respectivamente, la pluralidad de sujetos actores o demandados aparezca
desde la iniciación del proceso (acumulación subjetiva de pretensiones...)
o se verifique durante su posterior desenvolvimiento (sucesión procesal,
integración de la litis, acumulación de procesos e intervención adhesiva
litisconsorcial)» (PALACIO, 1983, Tomo III: 203-204).
Enrique Falcón señala al respecto que:
«El litis consorcio se clasifica por su naturaleza, por su formación, por su
carácter y por su contenido.
a) Por su naturaleza puede ser voluntario (facultativo), necesario o
especial.
556 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

b) Por su formación puede ser originario (cuando aparece desde el


comienzo de la relación procesal) o sucesivo (es el caso por ejemplo
de integración adhesiva o integración de litis).
c) Por su carácter puede ser principal (cuando todas las pretensiones
de los sujetos tienen el mismo rango), o accesorio (cuando una de
las pretensiones realizada por uno está subordinada a otra de la
cual depende).
d) Por su constitución puede ser ordinario (que son los casos anteriores)
o derivado (que es el que proviene de la acumulación de procesos)»
(FALCON, 1978: 80).

A decir de Podetti:
«El litisconsorcio puede ser activo, pasivo, o mixto, según que la
comunidad de intereses una a dos o más sujetos como actores, como
demandados o como actores y demandados.
Puede ser propio, impropio y necesario.
Es PROPIO o simple el que dimana de una relación substancial con
pluralidad de sujetos y puede ser activo, pasivo y mixto.
Es IMPROPIO cuando surge de la existencia de varias relaciones
substanciales con elementos COMUNES a diversos sujetos. Esta situación
puede derivar de una causa común (hecho o título) o de un objeto común
(prestación). Puede ser también activo, pasivo y mixto.
Es NECESARIO, cuando aparece impuesto por la ley.
Puede ser INICIAL u originario, cuando el litisconsorcio aparece formado
al demandarse o al responderse y puede surgir POSTERIORMENTE, sea
por la necesidad de integrar la litis para obtener una resolución válida,
de extender los efectos de la cosa juzgada, o para la defensa del interés
de algunos de los sujetos originarios» (PODETTI, 1949: 300-301).

Aldo Bacre clasifica al litisconsorcio de esta manera:


«a) Atendiendo a la posición de las partes, el litisconsorcio puede ser:
- activo;
- pasivo; y
- mixto.
En el primer caso, cuando la pluralidad de sujetos asume el rol de
parte actora; en el segundo, cuando corresponde a la parte
demandada; y el tercer supuesto, la pluralidad se da en ambas
posiciones (actora y demandada).
Capítulo V: Litisconsorcio 557

b) Atendiendo al momento de su formación, el litisconsorcio puede ser:


- originario, o
- sucesivo.
El primero se forma con la pluralidad de sujetos desde la iniciación
del proceso; el segundo, se produce durante el desenvolvimiento
del mismo (sucesión procesal, integración de la litis, acumulación
de procesos e intervención adhesiva litisconsorcial).
c) Atendiendo a su fuente u origen, el litisconsorcio puede ser:
- facultativo, o
- necesario.
El litisconsorcio puede ser facultativo o necesario, atendiendo a la
fuente de donde proviene; si proviene de la libre y espontánea
voluntad de quienes lo integran, tiene lugar el litisconsorcio
voluntario o facultativo; si lo que existe es una carga para que se
integre, nacida ésta, o de la relación material por no ser posible
dividirla en cuanto a su resolución por el número de personas que
la integran, o de la ley, existe entonces el litisconsorcio necesario»
(BAGRE, 1996, Tomo II: 154).
Rocco, en lo concerniente a las clases de litisconsorcio, expone lo siguiente:
«a) Ante todo, hay que tener presente el momento en que viene a
formarse el litisconsorcio, esto es, el momento en que se verifica el
fenómeno de la existencia de una pluralidad de sujetos de la relación
procesal.
Desde este punto de vista la acumulación subjetiva puede ser
originaria o sucesiva. La originaria o inicial se da cuando varias partes
instauran a un mismo tiempo el proceso, o bien cuando contra
varias partes se instaura el proceso, es decir, en el momento mismo
en que se constituye la relación procesal, mediante la notificación
de la demanda judicial. Se llama, en cambio, litisconsorcio sucesivo
el que se forma con posterioridad a la instauración del proceso y a
la notificación de la demanda judicial, es decir, en el caso de que
en el curso del proceso, a las partes originariamente en juicio se
agreguen otras. Esta agregación puede ocurrir o mediante la unión
de varias causas que tengan elementos comunes, o a través del
instituto de la intervención (...).
( ...)

b) Según otro criterio, el litisconsorcio se puede distinguir teniendo


en cuenta la posición que asumen los sujetos en la relación jurídica
procesal, y concretamente por el hecho de que puede haber en ella
558 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

varios actores y un demandado; un actor y varios demandados; o


también varios actores y varios demandados. Desde este punto de
vista el litisconsorcio se distingue: en litisconsorcio activo, cuando
hay varios actores y un solo demandado; litisconsorcio pasivo, cuando
hay un solo actor y varios demandados; y, por último, litisconsorcio
mixto o recíproco, cuando hay varios actores y varios demandados.
(...)

c) En relación con la distinción (...) entre conexión propia y conexión


impropia), el litisconsorcio se suele distinguir en litisconsorcio
propio y litisconsorcio impropio. En el primero se tiene un litisconsorcio
determinado por una relación de verdadera conexión; en el segundo,
un litisconsorcio determinado por un vínculo de conexión impropia
o de mera afinidad (identidad, incluso parcial, de cuestiones
prejudiciales).
d) Con respecto al modo como se verifica el litisconsorcio, se podrá
decir que puede surgir de la voluntad de las partes, o de una razón
de necesidad imprescindible, determinada por la esencia y la
naturaleza de la relación que se discute.
Desde este punto de vista, el litisconsorcio se distingue en facultativo
y necesario u obligatorio» (ROCCO, 1976, Volumen II: 118-119).
En cuanto a las clases de litisconsorcio, Adolfo Rivas enseña lo siguiente:
«Es (...) universal, la clasificación de los litisconsorcios en activos, pasivos
y mixtos, según donde se encuentre ubicada la pluralidad de sujetos (...).
Otra división, ya clásica en la doctrina, los divide en originarios y
sucesivos. Nosotros tomamos esas categorías y le damos el nombre de
originarios y sobrevinientes. En los primeros, la pluralidad se produce
en la etapa constitutiva con la demanda o con la contestación (...). En los
segundos, la pluralidad se produce al allegarse al juicio ya iniciado,
diversos sujetos, mediante el fenómeno de la intervención de terceros en
sus distintas modalidades (...).
Según nuestra concepción (...), el litisconsorcio puede ser de extensión
absoluta o de extensión parcial, según la comunidad de postulación alcance
a todos los aspectos del litigio, o a alguna de sus facetas respectivamente.
A su vez, el litisconsorcio de extensión parcial puede ser con comunidad
relativa o con contradicción; en el primer caso la extensión parcial se
encontrará liberada de toda relación de confrontación (...). Cambia la
cuestión si un litisconsorte muestra con el otro coincidencias y a la vez
contradicciones en otros aspectos (...).
Encontramos también que el litisconsorcio puede ser con comunidad
sustancial o sin comunidad sustancial. El primero se encuentra cuando
Capítulo V : Litisconsorcio 559

la postulación común se da con relación a la misma o a conexas relaciones


jurídicas, de modo que haya coincidencias de postulaciones tanto con
respecto al derecho de fondo, como en el juicio; el segundo no puede
hallarse sino en este último campo (...). Se configura en ese caso, un
litisconsorcio meramente procesal.
Otra clasificación posible es la que tiene en cuenta el origen o la generación
de la asociación litigiosa, según la actitud asumida por los litigantes;
encontramos así un litisconsorcio por presencia y otro por silencio. En
el primero hay una concurrencia efectiva en que el litisconsorte muestra
cual es su postulación; en el segundo, en tanto la legislación disponga
que el citado adecuadamente queda sujeto a las resultas del proceso, aún
cuando no se presente, se habrá de presumir que asume una determinada
postura (...). También los litisconsorcios pueden ser permanentes y
transitorios; los primeros son los que perduran desde su conformación
(inicial, sobreviniente) hasta la terminación del juicio; los segundos son
los que muestran una presencia circunstancial; y se agotan al cumplir su
objetivo (...). Entre nosotros, alcanza general aceptación dividir a los
litisconsorcios en facultativos y necesarios; junto a estos últimos aparecen
las categorías de necesarios impropios y cuasinecesarios (...).
Por nuestro lado, (...) distinguimos tres clases básicas de litisconsorcios:
a) voluntarios(;) b) coactivos(;) c) por acumulación de procesos.
Los voluntarios (...) son los que se constituyen, originaria o
sobrevinientemente, merced a la libre decisión de los sujetos; se subdividen
en facultativos y por coadyuvación (...).
Los litisconsorcios coactivos responden en su formación a distintos
factores (naturaleza de la relación jurídica debatida, alcance subjetivo de
la demanda, citación); obedecen a un denominador común, como lo es
el de no depender, como los voluntarios, exclusivamente de la libre
decisión de los sujetos (...). Podemos distinguirlos en necesarios, forzosos
por exclusión, obligados y por la liberación y preferencia.
En cuanto a los que resultan de la acumulación de procesos, habrá que
estar a la utilización de dicho instituto según las previsiones de la ley»
(RIVAS, 1997:120-122).

6.1 Litisconsorcio necesario u obligatorio

6.1.1 Noción
«Hay relaciones jurídicas sustanciales sobre las cuales no es posible
pronunciarse por partes, fraccionándolas o calificándolas sólo respecto de
algunos de sus sujetos, porque indispensablemente la decisión comprende y
obliga a todos. En esos casos la presencia en el proceso de todos los sujetos
vinculados a esa relación se hace indispensable a fin de que la relación jurídica
560 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

procesal quede completa y sea posible decidir en la sentencia sobre el fondo


de ella; si los sujetos son más de dos, en sentido jurídico y no físico (...), estaremos
en presencia de un litisconsorcio necesario» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo
II: 375).
En opinión de Pallares, el litisconsorcio es necesario «... cuando la ley lo
impone como obligatorio, en el sentido de que, de no hacerse, la relación
procesal no es válida ni eficaz» (PALLARES, 1979:152).
Para Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, «... el litisconsorcio
es necesario cuando el Derecho exige al actor que dirija la demanda simultáneamente
frente a dos o más personas...» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen
I: 456-457).
Celseria considera el litisconsorcio necesario «... se trata de una acumulación
subjetiva de acciones impuesta por la ley...» (CELSERIA; citado por VALLEJO,
1970: 48).
En palabras de Lino Palacio, «... existe litisconsorcio necesario cuando la
eficacia de la sentencia se halla subordinada a la circunstancia de que la
pretensión procesal sea propuesta por varias personas, o frente a varias
personas, o, simultáneamente, por o frente a varias personas...» (PALACIO,
1983, Tomo III: 207).
Fairén Guillén asevera que «el litisconsorcio necesario, esto es, el que
exige intervención en el proceso, desde su iniciación, de todos los litisconsortes,
se produce en los casos en que la demanda solamente pueda proponerse
válidamente por o contra varias (o por y contra) varias personas» (FAIREN
GUILLEN, 1954, «Sobre el litisconsorcio en el proceso civil»: 865).
Véscovi estima que el litisconsorcio necesario «... se da no cuando las
partes pueden (o no) comparecer conjuntamente, sino cuando deben hacerlo.
Porque la relación jurídica debatida (relación sustancial, pretensión deducida)
es de tal naturaleza, que no puede decidirse válidamente si no están presentes
todos los litisconsortes» (VESCOVI, 1999:171).
Gimeno Sendra entiende por litisconsorcio necesario «... la exigencia legal
o convencional que tiene el actor de demandar en el proceso a todos los
partícipes de una relación jurídico material inescindible, de tal suerte que, si
no lo hiciera, a todos ellos les podrían afectar, por igual, los efectos materiales
de la sentencia...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:158).
Adolfo Rivas afirma que el litisconsorcio necesario «... es el que resulta
de la integración de la litis impuesta por el orden y el interés público con el
objeto de dar solución plena y eficaz al conflicto cuando la relación jurídica, en
torno de la que gira, muestra pluralidad de sujetos que, de acuérdo a las
características de la misma, no pueden quedar excluidos del juicio sin dar
lugar a un fallo sin valor jurídico para alcanzar tal solución...» (RIVAS, 1997:
123).
Capítulo V: Litisconsorcio 561

A decir de Monroy Cabra, «... el litisconsorcio necesario se refiere a ciertas


relaciones materiales o sustanciales en que no es posible decidir en la sentencia
respecto de uno o varios sujetos, sino que necesariamente el proveimiento debe
comprender a todos los que concurrieron al acto jurídico correspondiente. Así,
por ejemplo, la nulidad de un contrato se debe dirigir contra todas las partes
contratantes...» (MONROY CABRA, 1979: 224).
Micheli señala sobre el tema que «se determina la necesidad de que el
proceso sea promovido por una pluralidad de sujetos o contra una pluralidad
de ellos, cuando la decisión no pueda ser pronunciada más que respecto de
varias partes (...); se tiene entonces el litisconsorcio necesario, en el cual la
legitimación activa o pasiva respecto de una determinada controversia
corresponde a una pluralidad de actores o de demandados, o de actores y de
demandados. Pero esto depende del objeto de la demanda, y por consiguiente,
de la relación o del estado deducido en juicio y (...) del tipo de tutela jurídica
exigida...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 223).
Podetti sostiene que «habrá litisconsorcio necesario, activo, pasivo o
mixto; propio o anómalo, cuando por estar los sujetos, activos, o pasivos,
legitimados substancialmente en forma inescindible, la sentencia debe ser
pronunciada necesariamente frente a todos los legitimados. nsta necesidad, es
solamente substancial, en cuanto nada impide que el progreso (sic -léase
proceso-) se sustancie y falle, con prescindencia de alguno de los legitimados.
Pero la sentencia así pronunciada, será inútil ('inutiliter datur'), por cuanto no
podría cumplirse, ya que sus efectos, que indispensablemente deberán llegar
a todos los legitimados, no podrían alcanzar a quienes no fueron sujetos del
proceso...» (PODETTI, 1949: 324).
Escobar Fornos dice del litisconsorcio necesario que:
«El litisconsorcio es necesario u obligatorio cuando la ley o la naturaleza
de la relación jurídica imponen la necesidad de que la demanda deba ser
presentada por todas o contra todos los litisconsortes (...).
El litisconsorcio necesario tiene su origen en la relación material. Ella
exige que todas las partes implicadas estén presentes en el juicio. De otro modo,
la sentencia que se dicte será ineficaz» (ESCOBAR FORNOS, 1990:139).
Según Enrique Falcón:
«El litisconsorcio necesario se produce cuando la sentencia no pudiere
pronunciarse útilmente más que con relación a varias partes, en cuyo caso
éstas habrán de demandar o ser demandadas en un mismo proceso (...).
En el litisconsorcio necesario, la relación es única y vincula a todos los
intervinientes en forma indivisible (son los casos clásicos de simulación,
de división de condominio, y, en general, los de las obligaciones indivisibles).
La legitimación de todos los intervinientes, aparece por los efectos
inevitables de la sentencia sobre todos ellos y por la necesaria participación
de los mismos en el proceso» (FALCON, 1978: 82-83).
562 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

De la Plaza refiere que «... se produce el litis consorcio necesario siempre


que, por la naturaleza de la relación jurídico-material que en el proceso se actúa,
los litigantes están unidos de tal modo, que a todos afecta la resolución que en
él puede dictarse» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 294). Dicho tratadista
español destaca que «... el concepto de litis consorcio necesario, más que a una
situación exclusivamente procesal, va ligado a la naturaleza de la relación
jurídico-material controvertida, es decir, a una cuestión de derecho sustancial.
Y por eso precisamente, los Códigos procesales, aunque se hacen cargo de él,
no formulan a priori cuáles son los casos en que el litis consorcio necesario se
produce...» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 295).

Sobre el particular, Prieto-Castro y Ferrándiz expresa lo siguiente:

«... Si (...) no sólo se ha de producir una sentencia uniforme sino que


además es indispensable que el conjunto de sujetos activos o pasivos
demanden o sean demandados (respectivamente), para que la resolución
tenga eficacia, nos encontramos ante el caso de litisconsorcio necesario en
sentido estricto.

Como ejemplos se pueden aducir el de las obligaciones indivisibles


con pluralidad de acreedores o de deudores, o de ambos, o el de las
pretensiones de nulidad de un negocio jurídico donde haya pluralidad
de contratantes o interesados» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980,
Volumen 1: 73).

Eduardo Vallejo, acerca del litisconsorcio necesario, opina que:

«... El litisconsorcio necesario presupone pluralidad de partes en torno a


una sola pretensión de naturaleza tal, que todas deben estar presentes
en un solo proceso que se resuelve en sentencia única. Surge el
litisconsorcio necesario de la ley y de la naturaleza de la relación jurídica
material.

El litisconsorcio necesario, evita la instrucción de un proceso carente de


utilidad práctica (...). El litisconsorcio necesario existe en razón de una
sola pretensión, que es indivisible, lo que importa que los litisconsortes
no tengan autonomía e independencia (...). Hay indivisibilidad de objeto
y los actos de la partes no perjudican a las otras pero sí las benefician...»
(VALLEJO, 1970: 47).

Liebman, en lo que atañe al litisconsorcio necesario, apunta lo siguiente:

«En los casos en que la demanda, tal como fue configurada por el actor
no puede constituir objeto de juicio sino frente a varias partes, el
litisconsorcio es necesario (y es indiferente si las partes participan en él
como actores o demandados) (...).
Capítulo V : Litisconsorcio 563

Pero ¿cuándo es necesario el litisconsorcio? Hay, ante todo, algunos


casos en los que la ley dispone expresamente en tal sentido (...). (...)
cuando la ley no resuelve la cuestión, el litisconsorcio deberá considerarse
necesario cuando la providencia que se pide sea de tal naturaleza que
pueda ser pronunciada solamente si será eficaz simultáneamente frente
a varios sujetos, y esto acaece cuando la demanda está dirigida al
pronunciamiento de una sentencia constitutiva, la cual opere un cambio
en una relación o estado jurídico que sea único para varias personas, ya
que no podría cambiarse o extinguirse sino para todos sus participantes.
En todos los otros casos, el litisconsorcio no es necesario, porque una
sentencia de declaración de certeza o de condena pronunciada respecto
de alguno solamente de los titulares de la relación jurídica tendría,
sin embargo, siempre alguna utilidad y, en ausencia de un vínculo de
ley no se puede limitar la libertad de obrar del actor» (LIEBMAN, 1980:
78-79).
Calamandrei sostiene que «en el litisconsorcio necesario a la pluralidad
de partes no corresponde una pluralidad de causas: la relación sustancial
controvertida es sólo una, y una sola la acción; pero, como la relación sustancial
es única para varios sujetos, en forma que las modificaciones de ella, para ser
eficaces, tienen que operar conjuntamente en relación a todos ellos, la ley exige
que al proceso en que hay que decidir de esa única relación, sean llamados
necesariamente todos los sujetos de ella, a fin de que la decisión forme estado
en orden a todos ellos (...). En todos estos casos, en que la legitimación compete
conjuntamente y no separadamente a varias personas, el litisconsorcio de ellas es
necesario...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 310-311).
En relación al litisconsorcio necesario, Redenti señala lo siguiente:
«... Hay casos en que la providencia jurisdiccional a que tiende la acción
(quid petitionis), por su misma naturaleza o por expresa disposición de
ley, no puede ser pronunciada sino con efectos directos e inmediatos para
más de dos sujetos. Entonces, también el esquema de la acción debe
designar como legitimados a todos ellos. Venimos así a tener esquemas
de acciones con pluralidad de partes (contraponiendo aquí la pluralidad a
la dualidad), y a su vez la correspondiente acción-pretensión tampoco
se la puede concebir sino como pretensión concerniente a más de dos
partes (...). En todos estos casos el juez no puede proveer sobre la demanda
(acción-pretensión) sino en cuanto todos los sujetos activos y pasivos de
la acción-pretensión participen en el proceso o hayan sido llamados a
participar en él. Es ésta una consecuencia lógica, natural, necesaria y de
toda evidencia, del principio del contradictorio. En conclusión: cuando
las partes de la acción-pretensión, según el esquema legal en que se
informa, sean dos, (...) ambas partes deben participar en el proceso; si
son más de dos, por idéntica razón, deben también participar en él todas
las que lo sean» (REDENTI, 1957, Tomo I: 234-235).
564 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en lo que concierne al litisconsorcio


necesario, manifiestan lo siguiente:
«El litisconsorcio necesario (...) corresponde a una hipótesis especial de
legitimación. La denominación sugiere la necesidad funcional, de integrar
el contradictorio en proceso, de manera subjetiva plural, cuando se da
en el campo del derecho sustancial debatido esa relación única con sujetos
plurales, que por su misma naturaleza, reclama en la pretensión o en la
resistencia, o en la conjugación de ambas posiciones, la presencia de todos
los sujetos plurales, referenciados en la estructura de la relación sustancial,
como nexo que vincule a la totalidad de sujetos. Esa manera de ser del
derecho sustancial a debatirse que muestra una estructura plurisubjetiva
esencial, de complejidad subjetiva, reclama por lo mismo en la titularidad
de la pretensión procesal igual totalidad o complejidad subjetiva, y el
pronunciamiento de mérito que todo proceso persigue, se torna imposible
frente a una pretensión, que como reclamo concreto reproduce esa tal
relación sustancial en sus hechos y en su petitum, sin que paralelamente
vincule como demandantes o como demandados a la totalidad o complejidad
de los sujetos, porque la eficacia de la sentencia, de la decisión, conviene
solamente a todos y no a uno ni a varios. La sentencia proferida sólo
frente a unos, será (...) inutiliter data.
Se precisa en la pretensión o en la resistencia, o entrambas posiciones,
un litisconsorcio necesario, cuando la cuestión litigiosa haya de resolverse
de manera uniforme para todos los titulares del derecho sustancial...»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 95-96).
El Código Procesal Civil regula al litisconsorcio necesario en su artículo
93, conforme al cual, cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de manera
uniforme a todos los litisconsortes, sólo será expedida válidamente si todos
comparecen o son emplazados, según se trate de litisconsorcio activo o pasivo,
respectivamente, salvo disposición legal en contrario.

6.1.2 Casos en que se configura el litisconsorcio necesario


Calamandrei refiere que «... la necesidad del litisconsorcio está expresamente
establecida por la ley; pero puede haber casos de litisconsorcio necesario, aun
en defecto de disposición explícita de ley, siempre que la acción (constitutiva)
tienda a la mutación de un estado o relación jurídica destinada a operar frente
a varios sujetos, todos los cuales, a fin de que la mutación pueda producirse
válidamente, deben ser llamados en causa, sin que pueda dicha relación o
estado, que es único para todos, ser modificado solamente en relación a algunos
de ellos y permanecer inmutado en relación a los demás» (CALAMANDREI,
1962, Volumen II: 311).
Al respecto, Lino Palacio enseña que:
«... A veces es la ley la que prevé expresamente la constitución de un
litisconsorcio necesario (...).
Capítulo V: Litisconsorcio 565

Otras veces, la necesidad del litisconsorcio se halla determinada por la


misma naturaleza de la relación o situación jurídica controvertidas. Como
principio de carácter general, sin embargo, puede decirse que el
litisconsorcio necesario procede siempre que, por hallarse en tela de juicio
una relación o estado jurídico que es común e indivisible con respecto a
una pluralidad de sujetos, su modificación, constitución o extinción no
tolera un tratamiento procesal por separado y sólo puede lograrse a través
de un pronunciamiento judicial único para todos los litisconsortes. A lo
que cabe añadir que resulta indiferente, para el caso, el tipo de decisión
que se persiga (objeto mediato de la pretensión)» (PALACIO, 1983, Tomo
III: 207-208).
Según Fairén Guillén, el litisconsorcio necesario se presenta en los
siguientes casos:
«l.° En los casos de pretensiones constitutivas de tal esencia, que
solamente se puede proponer la demanda mediante la cual se da
ámbito judicial al derecho de constitución, por o contra varias
personas (...).
2.° En procesos referentes a un patrimonio llevado de modo
mancomunado (...).
3.° En los casos en que las regulaciones materiales imponen que las
prestaciones solamente puedan exigirse por varios o contra varios
en común. Este grupo de casos recoge muchos supuestos que pasan
casi a fundirse con los anteriores» (FAIREN GUILLEN, 1954, «Sobre
el litisconsorcio en el proceso civil»: 865).
Para Schónke, existe litisconsorcio necesario en dos grupos de casos:
«a) Cuando sobre la relación jurídica controvertida tenga que recaer
una resolución uniforme para todos los litisconsortes (...). Se da
este caso:
(...) Cuando la cosa juzgada se extienda a todos los litisconsortes
aun cuando uno solo demande o haya sido demandado.
(...)

(...) En caso de identidad absoluta del objeto litigioso (...).


( ...)

b) Cuando la demanda solamente pudiera ser presentada por o contra


varios conjuntamente. (...) Esto afecta a tres grupos de casos (...):
(...) En procesos que versen sobre un patrimonio llevado
solidariamente y se trate de proceso activo para los comuneros.
566 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

(...) En los casos de demandas constitutivas si el derecho constitutivo


debe ser ejercitado por demanda y pertenezca a varios o asista
contra varios.
( ...)

(...) Además, cuando de acuerdo con el Derecho material varios


estén facultados u obligados de tal suerte que el cumplimiento
solamente puede ser pedido por varios o contra varios en
común» (SCHONKE, 1950: 96-98).

6.1.3 Fundamento del litisconsorcio necesario

Kenny afirma que el fundamento del litisconsorcio necesario «... estriba


en que la sentencia, para que sea eficaz, debe estar dependiendo de la
circunstancia de que la pretensión procesal sea formulada por varias personas,
o frente a varias personas, o simultáneamente por o contra varias personas»
(KENNY, 1983: 6).
Ajuicio de Gimeno Sendra,«... el litisconsorcio necesario se fundamenta
(...) en una legitimación pasiva originaria, la cual viene determinada por la
existencia previa de una relación jurídica plurisubjetiva e inescindible, en la
que, debido a que a todos los futuros demandados les asisten los mismos o
similares derechos subjetivos y obligaciones, se encuentran todos ellos en una
misma comunidad de suerte, produciéndose una correlación entre su situación
jurídica material y procesal...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:158).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, acerca
del fundamento del litisconsorcio necesario, opinan de este modo:
«La existencia de este litisconsorcio (necesario) responde a dos supuestos
muy claramente diferenciados. El más sencillo de ellos, pero el menos
común, es aquél en el que la propia ley lo impone expresamente.
(...)

El supuesto normal de litisconsorcio no precisa de norma expresa, porque


su necesidad viene impuesta por la naturaleza de la relación jurídico
material respecto de la que se hacen las afirmaciones legitimadoras. Es
esa relación la que impone que, en ocasiones, la afirmación de titularidad
de una persona sola o la imputación de la obligación a una única persona,
no sea suficiente para que el juez pueda entrar a decidir sobre el fondo
del asunto. Por eso (...) cuando por razón del objeto del proceso la tutela
jurisdiccional sólo pueda hacerse efectiva frente a varios sujetos
conjuntamente considerados, todos ellos habrán de ser demandados como
litisconsortes.
Capítulo V: Litisconsorcio 567

(...) El fundamento de litisconsorcio necesario (...) no lo hallaremos (...)


ni en la supuesta extensión de la cosa juzgada a quien no fue parte, ni en
el principio de contradicción, ni en el evitar sentencias contradictorias,
ni en la imposibilidad de ejecución de la sentencia y ni siquiera en la más
antigua teoría de la sentencia inutiliter data.
El fundamento hay que buscarlo en la inescindibilidad de ciertas
relaciones jurídico materiales respecto de las cuales, independientemente
de cuál haya de ser el contenido de la sentencia estimando o desestimando
la pretensión, aparece de modo previo la exigencia de que las afirmaciones
en que se resuelve la legitimación han de hacerla varias personas o han
de hacerse frente a varias personas.
Esa inescindibilidad es la que lleva a que los casos de litisconsorcio activo
sean excepcionales en la práctica, en la que lo común es que sean pasivos...»
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y
BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 84-86).
En relación al tema, Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández
expresan lo siguiente:
«Normalmente, el litisconsorcio necesario tiene su origen en razones que
atañen al Derecho material; bien sea por la peculiar naturaleza o
circunstancias de ciertos derechos deducidos enjuicio (v.g. obligaciones
de carácter solidario, prestaciones indivisibles, etc.), o bien porque la
declaración que el actor solicita del Juez es de carácter inescindible (v.g.
nulidad de un acto o contrato en el que han intervenido una pluralidad
de personas), y, por tanto, única para todos. En estos y parecidos casos,
se pretende evitar que, cualquiera que sea la causa, aquellas personas que
no han litigado queden alcanzadas por los efectos que puedan derivarse
de la sentencia dictada en un pleito en que no han sido parte. De aquí que
el fundamento último que impone el litisconsorcio necesario sea la
necesidad de preservar el principio de audiencia (o, si se prefiere, evitar
la indefensión), cuidando de que no queden alcanzadas por los efectos
de la sentencia aquellas personas que, por no haber sido demandadas, no
han tenido ocasión de comparecer en el proceso y alegar lo que convenga
a su derecho. O de modo más sencillo: puesto que en ciertos casos es
inevitable que de la actividad procesal de las partes se deriven efectos
perjudiciales para otros, la única forma de evitar que estas personas
queden en indefensión es obligar al actor a dirigir la demanda frente a
todo aquel que tenga un interés en el resultado del proceso. Que, habiendo
sido emplazados, comparezcan efectivamente, depende de su espontánea
decisión...» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 457).
Los indicados juristas señalan, además, lo siguiente:
«Naturalmente, la exigencia efectiva del litisconsorcio comporta otras
ventajas. Impide, por ejemplo, que puedan dictarse sentencias contradictorias
568 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

si se demandara ante juzgados distintos a cada uno de los litisconsortes


necesarios; también impide que se extienda, indebidamente, el efecto
preelusivo o perjudicial de la cosa juzgada a otras personas, pero todos
estos efectos son corolario de la fundamental necesidad de preservar
rigurosamente el principio de audiencia» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Volumen I: 457).
Lorca Navarrete apunta sobre la materia lo siguiente:
«... La ratio del instituto (litisconsorcio necesario) se justifica en el ámbito
del Derecho sustantivo a veces con la expresa tipificación legal, a veces
no, por lo que resulta evidente que al final subsiste siempre un cierto
margen de discrecionalidad para valorar la intensidad entre la conexión
subjetiva y la indivisibilidad de la situación de derecho sustantivo.
Esa intensidad, sin duda, objeto de valoración, pone de relieve que la
necesidad del litisconsorcio no surge del hecho de que la instancia procesal
plantee problemas de cotitularidad -es la 'apariencia litisconsorcial'- sino
que deriva de un contexto sustantivo que, tras tipificar una situación única
o unitaria, exige, inevitablemente, que los sujetos 'sustantivos' de la misma
accedan a la instancia procesal, también como sujetos parciales. La nota
común, por tanto, se sitúa en la necesidad de que la instancia procesal respete
fielmente la situación adjetivo sustantiva deducida en ella.
En definitiva, la razón técnica del litisconsorcio necesario es preciso
hallarla (...) en la concurrencia de legitimación que permita que quienes
actúan litisconsorcialmente lo hagan preceptiva y necesariamente
'frente a los sujetos a quienes haya de afectar la decisión (...) pretendida' (...)
originándose, de ese modo, una integración e implementación [o puesta
en funcionamiento] preceptiva y necesaria a nivel de sujetos parciales
del objeto del proceso.
En esas hipótesis la demanda de tutela judicial efectiva no podría ser
decidida [la decisión sería inutiliter data] si todos los que afirman ser parte
legítima no participan en el proceso» (LORCA NAVARRETE, 2000:144).
Adolfo Rivas, en cuanto al fundamento del litisconsorcio necesario, hace
estas anotaciones:
«Para justificar la existencia y juego de la figura tratada (litisconsorcio
necesario), la doctrina ha dado diversas explicaciones: así, se ha invocado
el criterio de utilidad de la sentencia, el derecho de defensa de los sujetos
vinculados a la cuestión, la naturaleza de la relación jurídica sustancial,
la divisibilidad o no del objeto de la pretensión, el alcance de la legitimación
reconocida por la ley, la sola voluntad de la ley, el criterio práctico de la
imposición judicial, o todos esos factores utilizados combinadamente.
Nosotros pensamos que el derecho de defensa es una pauta inocua, desde
que el fallo no alcanzará a quienes no fueron llamados al juicio; la
Capítulo V: Litisconsorcio 569

naturaleza de la relación sustancial en juego da un índice equívoco: en


efecto, un mismo vínculo material puede o no generar litisconsorcio
necesario según sea la pretensión de que se trate (...). La divisibilidad del
objeto tampoco es una guía segura (...); la función de los jueces es (...)
integrar el proceso llamando al sujeto faltante, pero no crear a su criterio
un litisconsorcio de las características del tratado cuando jurídicamente
no corresponde, y algo similar ocurre con la ley, pues en definitiva estaría
generando una figura artificial. Por otro lado, la ley procesal no puede
crear legitimaciones por sí, sino que tendrá que reconocer exclusivamente
las que resultan de la relación sustancial.
Pensamos que el fundamento del litisconsorcio necesario está en el interés
público que impone una actividad jurisdiccional ordenada y eficaz y
presume el interés privado en obtener una solución jurisdiccional dotada
de similares objetivos» (RIVAS, 1997:123).

6.1.4 Características del litisconsorcio necesario

Aldo Bacre estima que son características del litisconsorcio necesario las
que indica a continuación:
«a) Debe ser deducido por todos los sujetos legitimados: activos y pasivos. La
peculiaridad de esta figura procesal consiste en que la acción
pertenece a todos los interesados y contra todos los interesados
considerados como un solo sujeto. Si la litis no ha quedado integrada
con todos los partícipes obligados la sentencia que en definitiva se
pronuncie sería inutiliter datur, por cuanto no podría cumplirse, ya
que sus efectos, que indispensablemente deben llegar a todos los
legitimados, no podrían alcanzar a quienes no fueron objeto del
proceso, siendo susceptible de nulidad declarada oficiosamente.
(...)

b) La relación jurídica planteada es única.


A diferencia del litisconsorcio facultativo, en el necesario, a la
pluralidad de partes no corresponde una pluralidad de relaciones
jurídicas en el proceso deducido» (BACRE, 1996, Tomo II: 165-166).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martin consideran como
características fundamentales del litisconsorcio necesario las siguientes:
«a) Discusión del asunto en un solo procedimiento y resolución en una
misma sentencia.
b) Cada litisconsorte tiene la posibilidad de realizar actuaciones
independientes y cada uno puede interponer recursos por su
cuenta, si bien interpuesto por uno de ellos aprovecha en sus efectos
a los demás.
570 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

c) En actos dispositivos, como puede ser el allanamiento o desistimiento,


para tener plenos efectos se exige la conformidad de todos los
litisconsortes, y el realizado unilateralmente no perjudica a los
demás, y lo mismo sucede con la confesión.
d) La sentencia que estima la excepción de litisconsorcio necesario no
es obstáculo al nuevo planteamiento del proceso contra todos los
litisconsortes» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ
MARTIN, 2000, Tomo I: 302).

6.1.5 Integración de oficio del contradictorio

«... Si el proceso es promovido por algunas o contra algunas solamente


de las partes, el juez ordena la integración del contradictorio en un término
perentorio establecido por él (...) dentro del cual el proceso debe ser integrado (...).
(...) (Se) reconoce la posibilidad de que, al inicio, estén en el proceso sólo algunos
de los sujetos activos y pasivos, a los que corresponde con otros la co-titularidad
de la legitimación activa o pasiva, mientras que el juez puede, en todo momento,
ordenar la integración y, por consiguiente, subordinar la continuación del
proceso a la evocación enjuicio también de los otros sujetos» (MICHELI, 1970,
Volumen I: 223).
Según Lorca Navarrete:
«... Si el proceso se tramita sin la presencia de todos los litisconsortes, el
órgano jurisdiccional debería ordenar la integración el contradictorio.
Esa integración es el origen hacia el punto de destino de la sentencia para
que la misma no produzca indefensión a quien debiendo actuar como
litisconsorte no actuó de ese modo» (LORCA NAVARRETE, 2000:145).
Liebman, en cuanto a la integración del contradictorio en caso de litisconsorcio
necesario, anota lo siguiente:
«El litisconsorcio necesario se resuelve, desde el punto de vista teórico,
en una legitimación para accionar necesariamente conjuntiva respecto
de los titulares de la relación jurídica que el actor quiere deducir enjuicio:
la acción, única, corresponde sólo conjuntamente contra los varios
legitimados pasivos necesarios, y esto quiere decir que no corresponde
contra uno solo o algunos de ellos; propuesta frente a algunos, la demanda
podrá ser juzgada en el fondo y deberá, aun de oficio, ser declarada
inadmisible. Sin embargo la ley ha querido templar el rigor de esta
consecuencia, permitiendo que el contradictorio pueda ser integrado
también posteriormente, y ha establecido por eso que, si el proceso es
promovido por algunas o contra algunas solamente de las partes que
deben accionar o ser demandadas en el mismo proceso, el juez ordene la
integración del contradictorio en un término perentorio establecido por
él (...); si a tal carga no se le da cumplimiento en el término, el proceso se
Capítulo V: Litisconsorcio 571

extingue (...) La orden del juez (...) de integrar el contradictorio (...) significa
la orden de extender la acción a aquellos, entre los contradictores necesarios,
que no habían sido demandados enjuicio...» (LIEBMAN, 1980: 79).
Al respecto, Rocco apunta que:
«Puede ocurrir (...) que la relación jurídica se presente con un carácter tal
de unidad, que no pueda existir frente a uno de los distintos sujetos sin
tener que existir necesariamente también frente a los otros, porque por su
misma estructura se presenta como única e indivisible.
En tal caso es evidente que no puede pedirse una providencia jurisdiccional
con respecto a dicha relación, si no se presentan en juicio todos los sujetos
de tal relación, puesto que la sentencia, cuando haya sido emitida sólo
teniendo en cuenta algunos de los sujetos, sería (...) inutiliter data.
( ...)

De ahí la obligación del juez, si el proceso ha sido promovido por alguna


o contra alguna de las partes, de ordenar la integración del contradictorio
en un plazo perentorio establecido por él...» (ROCCO, 1976, Volumen II:
120- 121).
Lino Palacio, acerca de la integración de la litis (integración del contradictorio)
en caso de litisconsorcio necesario, refiere lo siguiente:
«... El litisconsorcio necesario implica la existencia de una pretensión
única, cuya característica esencial reside en la circunstancia de que sólo
puede ser interpuesta por o frente a varios legitimados, y no por o
frente a algunos de ellos solamente, por cuanto la legitimación, activa o
pasiva, corresponde en forma conjunta a un grupo de personas, y no
independientemente a cada una de ellas.
(...) De la consideración precedentemente expuesta se infiere la necesidad
de que, en los casos en que el proceso no se encuentre debidamente
integrado mediante la participación o citación de todas las personas
legitimadas, y para evitar la sustanciación de un proceso que ha de carecer
de utilidad práctica, la ley prevea la forma de materializar esa integración»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 210-211).
El mencionado tratadista argentino señala, además, que:
«... La falta de integración de la litis, cuando ella ha sido procedente, no
faculta al juez, desde luego, para abstenerse de decidir, sino para omitir
un pronunciamiento de mérito en virtud de carecer la pretensión de un
requisito intrínseco de admisibilidad, como es la legitimación (...).
En el supuesto de que, por error o inadvertencia, se dicte una sentencia
de mérito, ésta será imponible con relación a los legitimados a quienes no
se acordó la oportunidad de intervenir en el proceso» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 214).
572 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Sobre el particular, Beatriz Quintero y Eugenio Prieto manifiestan lo


siguiente:

«El principio de la dispositividad o de la libertad de las partes para


demandar viene enunciado (...) en términos similares a los siguientes:
cada cual es libre para obrar dentro del ámbito de la ley; y en el proceso
nadie puede ser constreñido a proponer una demanda que no quiere o
a proponerla contra quien no quiere. De manera contraria, el principio
de la legitimación establece que sólo puede presentarse pretensión o
resistirse a ella por quien ostente la titularidad de la pretensión procesal
de acuerdo con normas y principios preestablecidos que atienden a la
manera más conveniente de conducir un proceso, según sea la índole del
derecho sustancial que en él deba debatirse, no sólo como tal derecho
sino aun circunstancialmente en atención a concomitancias de toda índole
que puedan incidir en la relación sustancial subyacente (...).

La compaginación de los dos principios enunciados, arroja el siguiente


resultado: en las relaciones sustantivas, jurídicamente una con sujeto
múltiple, cuando la ley no dispone otra cosa, es siempre lícito obrar por
sí solo, sea para demandar o para resistir a la pretensión, y solamente en
el caso de que el proceso tenga por fin, la sentencia constitutiva o modificativa
o extintiva y tal vez hasta la merodeclarativa siendo entonces un proceso
definitorio, el principio de la legitimación, como exigencia de conformidad
de la pretensión procesal con la manera de ser plural-única o compleja única,
predomina sobre el de la libertad y tiene que conformarse la pretensión
o la resistencia con la integración de la parte mancomunada: la presencia
de todos los varios uno, simultáneamente: la comunidad, la sociedad, el
matrimonio, la filiación, la deliberación, la propiedad, son relaciones que
no pueden cesar o modificarse, sino con respecto a todos sus titulares»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 97-98).

De conformidad con nuestro ordenamiento jurídico procesal, en caso de


litisconsorcio necesario, el Juez se encuentra facultado para integrar (completar)
la relación procesal emplazando a una persona, si de la demanda o de la
contestación aparece evidente que la decisión a recaer en el proceso le va afectar
(art. 95 -primer párrafo- del C.P.C.).

Si el Juez advierte que está ante un caso de litisconsorcio necesario y


carece de la información necesaria para proceder al emplazamiento del
respectivo litisconsorte (información que deberá estar referida a la identificación
precisa del litisconsorte y al domicilio de éste), entonces, dispondrá la devolución
de la demanda y ordenará al actor que complete esta última, en el sentido de
indicar con exactitud el nombre y /o dirección domiciliaria del litisconsorte
necesario a efecto de que sea debidamente emplazado. Ello se colige del
penúltimo párrafo del artículo 95 del Código Procesal Civil.
Capítulo V: Litisconsorcio 573

Si el defecto en la relación procesal (consistente en la omisión del


litisconsorte necesario) es advertido por el Juez (de modo propio o como
consecuencia de una denuncia de parte) después de efectuada la notificación
de la demanda, aquél ordenará la suspensión del proceso hasta tanto el
accionante no cumpla con establecer correctamente la relación jurídica procesal
(art. 95 -in fine- del C.P.C.), aunque es de destacar que, como el proceso no
puede estar suspendido indefinidamente, en la práctica el órgano jurisdiccional
concede un plazo prudencial y perentorio para que el actor cumpla con señalar
los datos indispensables para el emplazamiento del litisconsorte necesario.
No podemos dejar de mencionar que si el litisconsorte necesario integrado
a la relación jurídica procesal se apersonara al proceso después de la culminación
de la audiencia de pruebas y hubiere ofrecido medios probatorios, éstos no
dejarán de ser actuados, pues, en dicho caso el Juez tiene la obligación de
convocar a una audiencia complementaria de pruebas, a efecto, precisamente,
de actuar los medios probatorios aportados por el litisconsorte necesario,
audiencia que, puntualizamos, debe realizarse dentro de un plazo que no debe
exceder de los veinte días desde su fijación (art. 96 del C.P.C.).

6.1.6 Actuación del litisconsorte necesario

Según Adolfo Rivas, «en esta figura compleja (litisconsorcio necesario),


los litisconsortes tienen entre sí autonomía e independencia plena; es decir,
que en cuanto hace a sus respectivas conductas pueden moverse con absoluta
libertad; así, podrán transar, allanarse, desistir individualmente; ocurre sin
embargo que tales actos no tienen incidencia general ni obligan por tanto al
resto de los litisconsortes; de tal modo el pleito seguirá hasta obtenerse una
decisión de efectos comunes incluso para quienes hubieran formulado tales
actos de disposición. Igualmente, las pruebas reunidas tendrán eficacia común;
por ello la doctrina ha dicho que tienen autonomía restringida criterio que no
compartimos pues pensamos que ella no se ve afectada ya que nada limita el
obrar del litisconsorte, sin perjuicio de las consecuencias de los actos procesales
que produzcan» (RIVAS, 1997:124).
A decir de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «... para los litisconsortes
necesarios se reclama una unidad, o comunidad, o integración, de tal manera
que cualquier gestión de uno aprovecha a todos: recursos, actuaciones, etc., al
paso que por pasiva se exige la expresión unánime de las voluntades para los
actos que impliquen disposición del derecho en litigio, los cuales sólo alcanzan
eficacia mediante esa unanimidad» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II:
96).
Sobre el particular, Gimeno Sendra opina de este modo:
«Los litisconsortes tienen todo el estatus de parte principal. (...) Pueden,
pues, litigar unidos o por separado, en cuyo caso todos ellos conformarán,
mediante sus escritos de contestación a la demanda, el objeto procesal.
574 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Rige, en el litisconsorcio pasivo necesario, la regla de que 'los lítisconsortes


activos o diligentes en el proceso benefician a los inactivos', lo que significa
que los actos de un litisconsorte producen efectos frente a los demás en
la medida en que les benefician (así la estimación de un recurso,
interpuesto por uno de ellos, beneficia a los demás), pero nunca en cuanto
les perjudican.
Debido a la circunstancia de que, aun cuando el litisconsorcio necesario
constituya un fenómeno de pluralidad de partes, en realidad tan sólo
existe una posición de parte demanda (sic -léase parte demandada-) unida
por una misma comunidad de suerte, los actos de disposición directa
(v.gr.: el allanamiento, el desistimiento o la transacción) e indirecta (la
admisión de hechos) del proceso, para que sean válidos, requieren del
concurso de voluntades de todos los litisconsortes...» (GIMENO
SENDRA, 2007, Tomo 1:161).

6.1.7 Efectos del litisconsorcio necesario

En relación a los efectos procesales del litisconsorcio necesario, Véscovi


opina lo siguiente:
«... Cuando se trata de un litisconsorcio necesario, la dependencia es total,
puesto que estamos ante el caso de una legitimación (causal) compleja o
común en virtud de que la relación jurídica sustancial (referente a la
pretensión deducida) es común.
Las excepciones, se entiende, deben ser únicas; las sentencias afectan por
igual a ambos litisconsortes; los recursos los colocan a todos en situación
de igualdad. Entonces habrá que optar, o por que el recurso no vale, si
no lo interponen todos, o, lo que es más aceptado, por que basta recurrencia
de uno para que el recurso extienda su efecto a los demás. Con mayor
razón, los actos de impulso procesal. Y, por supuesto, los actos de
disposición (desistimiento, transacción, etc.) requerirán la voluntad de
todos los litisconsortes necesarios» (VESCOVI, 1999:172).
Enrique Falcón, en lo que concierne a los efectos del litisconsorcio necesario,
sostiene lo siguiente:
«... A diferencia del litisconsorcio facultativo, el litisconsorcio necesario
está ligado no sólo por la unidad de pretensión, sino por la unidad
de proceso. La actuación individual en un litisconsorcio necesario,
mencionando un derecho, o no cumpliendo una carga, si bien en principio
produce un efecto particular, influencia inevitablemente sobre el trámite,
que es común a todos los intervinientes. Aun así los actos realizados por
el litisconsorte no necesariamente lo perjudican, si bien los actos que lo
benefician se extienden a todos los litisconsortes actuantes. Incluso la
necesidad de sentencia única, resolviendo la totalidad de la cuestión,
impone que el recurso concedido a uno de los litisconsortes, beneficie a
Capítulo V: Litisconsorcio 575

los demás, y la sentencia de segunda instancia, o la resolución que se


dicte (en el caso del recurso contra una Ínterlocutoria), modifica el criterio
de primera instancia, no sólo para el apelante, sino para todos. Además
el litisconsorcio necesario crea, a diferencia del facultativo una prórroga
y una derogación de las reglas de la competencia» (FALCON, 1978: 86).
Prieto-Castro y Ferrándiz, sobre el tema examinado en este punto, refiere
lo siguiente:
«... En lo respectivo al litisconsorcio necesario, (...) el procedimiento sigue
su curso y no se produce la caducidad ni la preclusión si cualquiera de
los litisconsortes está presente y actúa, aunque los demás permanezcan
ausentes. La caducidad del plazo para interponer recursos en cuanto a
uno o varios sólo significa la pérdida de la oportunidad de interponerlo
con independencia, pues el interpuesto por el compañero o compañeros
diligentes aprovecha en sus efectos a los demás.
Acerca de los actos que se refieren al fondo o al derecho que se pretende,
se estima que en el litisconsorcio necesario no cabe un allanamiento, un
desistimiento, o acto dispositivo semejante, separado; es decir, el acto de
esta clase realizado por uno no perjudica a los demás, y lo mismo sucede
con la confesión, si en todos estos casos los restantes litisconsortes
continúan discutiendo las afirmaciones de la parte contraria» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 74).
A criterio de Lino Palacio, son efectos del litisconsorcio necesario los que
describe a continuación:
«1°) Los actos de disposición del objeto procesal realizados por uno o
algunos de los litisconsortes (allanamiento, desistimiento, transacción,
conciliación) sólo producen sus efectos normales en la medida en
que los restantes litisconsortes adopten la misma actitud. Por lo
tanto, y en razón de la indivisibilidad que caracteriza a dicho objeto,
aquellos actos sólo pueden traer aparejada la consecuencia de
liberar a su autor o a sus autores de las cargas inherentes al ulterior
desarrollo del proceso, y de eximirlos de la responsabilidad por
el pago de las costas relativas a los trámites realizados sin su
intervención, pero no los excluyen de los efectos de la sentencia, cuyo
contenido no puede diferir con relación a los distinto litisconsortes.
2o) Las defensas opuestas por uno o algunos de los litisconsortes, sea
que se funden en hechos comunes o individuales, favorecen a los
demás (...).
3o) Las alegaciones y las pruebas aportadas por los litisconsortes deben
ser valoradas en su conjunto, aun cuando resulten contradictorias.
Corresponde tener en cuenta, sin embargo, que la confesión o la
admisión de hechos formulada por uno o por alguno de los
litisconsortes no pueden ser invocadas contra los restantes, en tanto
576 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el hecho que ha sido objeto de tales actos no se encuentre probado


con relación a estos últimos. No obstante, la admisión o la confesión
pueden eventualmente valer como prueba indiciarla.
4°) Los recursos interpuestos por cualquiera de los litisconsortes
favorecen eventualmente a los demás...» (PALACIO, 1983, Tomo
III: 215-216).
Schónke, en lo relativo a los efectos del litisconsorcio necesario, hace estas
precisiones:
«a) Si alguno de los litisconsortes deja de comparecer en un término,
se considera que el incomparecido está representado por los que
intervienen (...). Si comparece un litisconsorte dentro de un término
no se puede dictar sentencia en rebeldía contra los no comparecidos,
tramitándose el asunto entre el compareciente y la parte contraria,
y si a consecuencia de esta tramitación se dicta sentencia, no es de
estimar contumacial para los litisconsortes que no han comparecido (...).
Pero la representación entre los litisconsortes no se extiende a los
actos de disposición sobre el objeto litigioso, y entre ellos a la
renuncia, la transacción y el allanamiento (...). Tampoco la confesión
del litisconsorte comparecido puede apreciarse como confesión de
los que no lo han hecho (...).
b) Si alguno de los litisconsortes deja pasar un plazo, son de estimar
representados los contumaces por los que no lo han sido (...). En
el caso de ser realizado a tiempo un trámite procesal sujeto a plazo,
por uno de los litisconsortes, se entiende como ejecutado por todos
aquellos para los que corriera el plazo.
c) En lo demás puede también en estos casos cada litisconsorte impulsar
el procedimiento separadamente, por ejemplo, citar al contrario,
pero entonces debe citar también a los restantes litisconsortes (...).
Las notificaciones deben hacerse a cada uno de los litisconsortes
en particular.
d) El plazo para recurrir corre para cada litisconsorte en particular,
dependiendo de cuándo le haya sido a él notificada la sentencia
o haya él impulsado la notificación. Pero si sólo uno de los
litisconsortes interpone el recurso dentro de plazo, los demás que
hayan dejado correr el plazo están representados por él. Los
litisconsortes que han dejado pasar el plazo para recurrir, solamente
han perdido el derecho a interponer el recurso por sí mismos; pero
no obstante, a consecuencia de la interposición eficaz del recurso
por otro litisconsorte, vienen a ser partícipes (...), en el procedimiento
del recurso, pudiendo actuar en él. Una resolución diferente a
consecuencia del recurso interpuesto por un litisconsorte, surte en
todo caso efectos favorables o adversos para los otros litisconsortes (...).
Capítulo V: Litisconsorcio 577

Una sentencia en caso de litisconsorcio necesario sólo es por tanto


firme cuando ningún litisconsorte puede ya interponer recurso
contra ella...» (SCHÓNKE, 1950: 98).
Finalmente, Aldo Bacre, en lo que atañe a los efectos del litisconsorcio
necesario sobre las sentencias definitivas, apunta lo siguiente:
«a) De condena
La eficacia ejecutiva de la sentencia de condena solamente relaciona
a las partes del pleito y no es oponible a terceros, ya que no es
imprescindible, salvo mandato legal, la presencia de todos los
legitimados.
b) Constitutivas
Son aquellas sentencias que establecen un nuevo estado jurídico
entre las personas, v.gr. filiación, divorcio, etcétera. En éstas la
eficacia tiene efectos erga omnes. Esto es así por la naturaleza
especialísima de las cuestiones de estado, por lo que se requiere la
presencia de todos los sujetos en el proceso.
c) Declarativas
Estas se agotan en el acertamiento; consecuentemente su propia
declaratividad tiene valor únicamente para los que intervinieron
en el juicio» (BACRE, 1996, Tomo II: 166).

6.1.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio necesario


u obligatorio

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al litisconsorcio


necesario u obligatorio, ha establecido lo siguiente:
- «... El origen del litisconsorcio (necesario) se encuentra en una
relación jurídica sustancial 'concreta', que es materia u objeto del
proceso, que pertenece de modo indivisible a más de un titular, por
lo que, no es jurídicamente posible decidirla sino de un modo
uniforme respecto de cada uno de esos titulares y con la presencia
o, al menos, la posibilidad de que estén presentes en el proceso
(para que los alcance la cosa juzgada) todos esos titulares» (Casación
Nro. 179-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
29-08-1999, págs. 3370-3371).
- «... El proceso actual permite la intervención de terceros, no
incluidos en la demanda, debiendo el Juez identificar la presencia
actual o eventual, de todos aquellos sujetos imprescindibles para
el logro de una sentencia válida (litis consorcio necesario) en cuyo
caso el Juez integra la relación procesal, sea a petición de parte o
de oficio» (Casación Nro. 983-98 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 18-11-1998, págs. 2056-2057).
578 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... El litis consorcio [sic] necesario permite la integración de varias


personas en la posición de una sola parte, requiriéndose que todos
los sujetos de la relación jurídico material subyacente al proceso
estén presentes en el proceso, bajo pena de que no pueda proferirse
una sentencia de fondo realmente útil. Su participación implica
que los sujetos integren una sola parte, que actúen unidos, por lo
que las peticiones procesales que realice un litisconsorte con
independencia de los otros, incluyendo los recursos interpuestos,
favorecerá a toda la parte y no de forma exclusiva a la persona que
realice la actuación correspondiente...» (Casación Nro. 719-2006 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs.
20103-20104).
«...La existencia del litisconsorcio necesario [se da] cuando existe
conexión de manera directa e indisoluble de aquellas partes
procesales con el derecho material, de ahí la necesidad de que todas
las partes interesadas a raíz del litisconsorcio necesario intervengan
en el proceso asegurando la eficacia de la sentencia que declare la
existencia o no del derecho material...» (Casación Nro. 2690-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2008, pág.
21938).
«... Pueden distinguirse dos tipos de litisconsorcios necesarios, el
procesalmente y el jurídico-materialmente necesario, cuya presencia
es posible advertir tanto en procedimientos declarativos como en
los ejecutivos. El primero de ellos se da en virtud de una norma
procesal expresa; el segundo hace referencia a los casos en que
deben involucrarse en el proceso a todos los sujetos participantes
en un determinado acto o hecho jurídico y que dada la naturaleza
de la relación material han de participar en el proceso bajo una
conducción común (activa o pasiva), como ocurre en el caso de las
pretensiones de resolución, de nulidad, de rescisión de un contrato,
entre otras...» (Casación Nro. 130-2004 / Tumbes, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005, pág. 14411).
«... Se trata [el litisconsorcio necesario] del [...] litis consorcio [sic]
por antonomasia, ya que la idea es, no de una posible reunión de
sujetos, sino de la exigencia de convocar a todos los interesados en
el mismo fallo, por la eficacia que para ellos tiene lo resuelto en un
solo proceso. La ausencia de un litisconsorte necesario origina la
invalidez de la relación procesal...» (Casación Nro. 719-2006 / Puno,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs. 20103­
20104).
«... El origen del litisconsorcio necesario se encuentra en una relación
jurídica sustancial concreta que es materia u objeto del proceso,
que pertenece de modo indivisible a más de un titular, por lo que
Capítulo V: Litisconsorcio 579

no es jurídicamente posible decidirla sino de un modo uniforme


respecto de cada uno de estos titulares y con la presencia o al menos
la posibilidad de que estén presentes en el proceso para que los
alcances de la cosa juzgada recaiga en la totalidad de éstos, pues
lo contrario significaría crear una incertidumbre jurídica al expedirse
de alguna manera un juzgamiento anticipado que incluso podría
resultar contradictorio respecto a un proceso que persigue una
finalidad común...» (Casación Nro. 1096-02 / San Martín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-03-2005, págs. 13781-13782).
«... El litisconsorcio necesario permite la integración de varias
personas en la posición de una sola parte, requiriéndose que todos
los sujetos de la relación jurídico material subyacente al proceso
estén presentes en el proceso, bajo pena de que no pueda proferirse
una sentencia de fondo realmente útil...» (Casación Nro. 130-2004 /
Tumbes, publicada en el Diario Oñcial El Peruano el 01-08-2005,
pág. 14411).
«... El artículo noventitrés del Código acotado [C.P.C.], establece
que la decisión a recaer en el proceso, sólo será expedida válidamente
sí todos [sic -léase si todos-] los litisconsortes activos o pasivos
comparecen o son emplazados; [...] el artículo noventicinco del
mencionado Código, faculta al Juez a integrar la relación procesal
emplazando a una persona, sí de la demanda [sic -léase si de la
demanda-] o de la contestación aparece evidente que la decisión a
recaer en el proceso le va a afectar; [...] al no haberse integrado al
Estado [litisconsorte necesario], en la relación procesal, se ha
infringido lo dispuesto en los artículos noventidós, noventitrés y
noventicinco del Código Adjetivo [C.P.C.] y se ha incurrido en la
causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del
mismo Código...» (Casación Nro. 1958-2001 / lea, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs. 8295-8296).
«... El artículo 93 del Código Procesal Civil, referido al litisconsorcio
necesario, señala que cuando la decisión a recaer en el proceso
afecta de manera uniforme a todos los litisconsortes, sólo será
expedida válidamente si todos comparecen o son emplazados,
figura que supone la existencia de una relación jurídica sustancial
concreta, que es materia u objeto del proceso, y que pertenece de
modo indivisible a más de un titular, por lo que no es jurídicamente
posible decidirla de un modo uniforme respecto de cada uno de
esos titulares y con la presencia o, al menos [,] la posibilidad de que
estén presentes en el proceso. [...] Consecuentemente, al no haberse
cumplido con integrar a doña [...], en la condición de Litisconsorte
necesario a efecto de que ejerza su derecho a la defensa, es evidente
que lo actuado en el presente proceso resulta ser nulo, en atención
580 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

a la inobservancia que las instancias de mérito han mostrado


respecto al artículo 93 del Código Procesal Civil, cuya imperatividad
se sustenta, no sólo en el artículo IX del Título Preliminar de este
mismo cuerpo de leyes, sino también en la garantía del debido
proceso...» (Casación Nro. 1026-2005 / Huánuco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-10-2006, pág. 17212).
«... El artículo 95 del Código Procesal Civil [...] establece como
facultad del Juez respecto del litisconsorcio necesario, el poder
'integrar la relación procesal emplazando a una persona, si de la
demanda o contestación aparece evidente que la decisión a recaer
en el proceso le va a afectar'; además de establecer que 'si el defecto
se denuncia o el Juez lo advierte después de notificada la demanda,
suspenderá la tramitación del proceso hasta que se establezca
correctamente la relación procesal'. [...] La norma citada establece
una potestad del Juez, no pudiéndose pretender que su no aplicación
conlleve a una contravención del debido proceso, toda vez que no
se trata de una norma imperativa sino de índole facultativa, respecto
de la cual el Juez está en condición de aplicarla o no conforme a su
recto criterio...» (Casación Nro. 677-2002 / Huánuco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2003, pág. 10797).
«... Atendiendo [a] la trascendencia de la naturaleza de quien tiene
la calidad de litisconsorte necesario, el Juez esta [sic -léase está-] en
la posibilidad de integrarlo al proceso emplazando a la persona si
de la demanda o de la contestación de la demanda aparece que la
decisión a recaer en el proceso le va a afectar, pudiendo [...] requerir
de ser el caso los datos para el emplazamiento del litisconsorte e
incluso si el Juez advirtiera tal omisión de incorporación o si se
denunciara después de notificada la demanda, corresponde que
suspenda el proceso hasta que se establezca correctamente la
relación procesal a tenor de lo dispuesto en el artículo 95 del Código
Procesal Civil; lo cual se advierte constituye la tutela del derecho
de defensa de quien encontrándose legitimado necesariamente debe
de intervenir en el proceso con la posibilidad de ejercer plenamente
su derecho a la prueba así como impugnar las resoluciones que le
causen agravio...» (Casación Nro. 176-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23122-23124).
«... Fuera del supuesto de la integración [del litisconsorte al proceso],
el acceso [como litisconsorte] a un proceso iniciado debe atender a
finalidades razonables y estar íntimamente vinculado al derecho
de la tutela jurisdiccional efectiva; por ello, cuando el juez niega
ese acceso, necesariamente debe hacerlo fundado en una causa legal
aplicada razonablemente, de tal forma que no lesione ese derecho
fundamental...» (Casación Nro. 5599-2007 / Cajamarca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22911-22913).
Capítulo V: Litisconsorcio 581

«... La resolución impugnada es violatoria del debido proceso, en


atención a que, efectivamente, las instancias de mérito han
desconocido en el presente juicio la calidad de litisconsorte activo
de la empresa [...], pues pese a que la misma ostenta tal calidad no
se le admitió su apersonamiento al proceso, ni tampoco se le dio
trámite a los medios probatorios aportados a los autos...» (Casación
Nro. 30-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-09-2007, págs. 20269-20272).
«... No se ha cumplido con el trámite procesal que correspondía,
en cuanto a la incorporación de un litisconsorte necesario pues resultaba
pertinente que fuera emplazado con la demanda, correspondiendo
de ser el caso suspenderse el proceso u ordenarse la audiencia
complementaria a fin de que sus medios probatorios sean calificados
y de considerarlo pertinente permitiéndosele el pleno ejercicio de
su derecho a producir prueba, sin embargo no se ha cumplido [...]
con la observancia de lo expresamente establecido en los artículos
93, 95 y 96 del Código Procesal Civil, [...] razones por las cuales
corresponde amparar el recurso de casación [...] y declarar la
nulidad de la sentencia de vista por adolecer de nulidad insubsanable
a tenor de la parte in fine [del] artículo 176 del Código Procesal
Civil, correspondiendo ordenar el reenvió [sic -léase reenvío-] del
proceso...» (Casación Nro. 176-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23122-23124).
«... La Municipalidad (...) tiene la condición de litis consorcio
necesario, razón por la que, a falta de denuncia, el Juez debió
integrar la relación procesal con su emplazamiento para obtener
un acto procesal válido, haciendo uso de la facultad que le confiere
el Artículo noventicinco del Código Procesal Civil de modo que
por no haber procedido en la forma indicada se ha incurrido en
nulidad insubsanable, que es necesario corregir de acuerdo con lo
dispuesto en la última parte del Artículo ciento setentiséis del
acotado» (Casación Nro. 2718-98 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 22-07-1999, págs. 3098-3099).
«... Debe tenerse en cuenta lo dispuesto en el Artículo noventicinco
de la Ley procesal, cuando señala que en caso de litisconsorcio
necesario, el Juez puede integrar la relación procesal emplazando
a una persona, si de la demanda o de la contestación aparece
evidente que la decisión a recaer en el proceso le va a afectar; si carece
de la información necesaria, devolverá la demanda y requerirá al
demandante los datos para el emplazamiento al litisconsorte; si el
defecto se denuncia o el Juez lo advierte después de notificada la
demanda, suspenderá la tramitación del proceso hasta que se
establezca correctamente la relación procesal. (...) Que, entonces,
(...) el Juez debió integrar la relación procesal comprendiendo a la
582 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

sucesión del esposo de la demandada (en proceso de nulidad de


acto jurídico en que interviniera tanto la demandada como su
esposo), (...); al no disponerlo de ese modo, se ha contravenido una
disposición de orden público e insubsanable de acuerdo a lo
previsto en los Artículos sesenticinco y noventitrés del acotado
(C.P.C.)» (Casación Nro. 891-99 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 22-11-1999, pág. 4097).
«... Tratándose de un litisconsorcio necesario la exigencia que se
efectúe el emplazamiento a todos los litisconsortes, resulta también
extensiva a la notificación de los demás actos procesales señalados
por ley puesto que solamente de esta manera se emitirá una decisión
válida que resulte oponible a dichos litisconsortes...» (Casación Nro.
753-01 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2003,
págs. 11238-11239).
«... Conforme lo ordena el artículo noventitrés del mismo Código
[C.P.C.] tratándose de litis consorcio pasivo necesario debe
emplazarse con la demanda a los que lo conforman, tanto más si
[...] conforman una sociedad conyugal, a fin de obtener una decisión
legal válida [...]; [...] al no haberse entendido la demanda con el
cónyuge de la demandada [...] se ha atentado contra los derechos
de aquel a la tutela jurisdiccional efectiva y a la defensa, principios
de la administración de justicia consagrados constitucionalmente
que no se pueden desconocer; [...] dicha conducta procesal se
encuentra incursa en el supuesto del último párrafo del artículo
ciento setentiséis del Código Procesal [Civil] por tratarse de nulidad
insubsanable...» (Casación Nro. 1060-01 / Huaura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8280).
«... La impugnante no señala en forma expresa qué normas
procesales han sido afectadas, limitándose a indicar que se afecta
el debido proceso por no haberse emplazado a su cónyuge, sin
advertir [...] que el perjudicado con una resolución es el único que
puede denunciar el supuesto agravio, pretendiendo en el fondo
cuestionar una resolución adversa a sus intereses; [...] no obstante
lo anterior, ya la propia Sala ha determinado analizando la prueba
actuada en el proceso, que no se requiere dicho emplazamiento por
tratarse el inmueble materia del otorgamiento de escritura pública
[...] de un bien propio adquirido por herencia, por lo que [...] la
demandada puede disponer del mismo, razonamientos por los
cuales se advierte que no existe afectación alguna del debido
proceso...» (Casación Nro. 1424-2001 / Juran, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7926).
«... Siendo que de autos aparece que existe discrepancia entre los
condominos respecto de la acción incoada [desalojo], se ha debido
emplazar a todos los condominos cómo [sic -léase como-] litisconsortes
Capítulo Y : Litisconsorcio 583

necesarios conforme al artículo noventitrés del Código Procesal


Civil...» (Casación Nro. 919-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6709-6710).
- «... La resolución [que declara fundada la nulidad de la resolución
que dispone la intervención de litisconsortes necesarios en el
proceso] [...] afecta a la compañía y personas que el Juzgado consideró
que debían ser litisconsorte necesario [sic -léase litisconsortes
necesarios-], para que ejercitaran su derecho de defensa si lo
consideraban necesario; [...] a pesar de ello dicha resolución no ha
sido notificada a dichas personas, por lo que se ha incurrido en la
causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del
Código Procesal Civil, ya que se trata de una nulidad insubsanable...»
(Casación Nro. 2990-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-07-2001, pág. 7343).
- «... La disposición del Derecho no es posible si no proviene de todos
los litisconsortes necesarios, por ejemplo el allanamiento, renuncia,
transacciónf,] etc. ...» (Casación Nro. 719-2006 / Puno, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs. 20103-20104).
- «... En cuanto al argumento que una de las codemandadas no ha
deducido excepción, razón por la cual el proceso debería continuar
para ella, se observa que ello no es cierto. En efecto, al existir
litisconsorcio necesario, los medios de defensa deducidos por uno
de ellos benefician a los demás...» (Casación Nro. 4187-2001 / Junín,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, pág. 10416).
- «... La figura del litisconsorte necesario [...] está prevista para
cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de manera uniforme
a todos los que conllevan tal calidad, ya sea como demandados o
como demandantes, siendo que si uno de los demandados interpone
un medio impugnatorio respecto de un pronunciamiento que
considera le desfavorece, ello va a surtir efecto sobre cualquiera de
los litisconsorciados...» (Casación Nro. 616-2004 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2005, págs. 14780-14781).
- «... Habiendo quedado firme la sentencia de primera instancia, no
cabe conceder el recurso de apelación al litis consorte [sic] necesario
que es incorporado con posterioridad a la resolución que declara
consentida la sentencia, la misma que sigue causando efectos al no
haber sido anulada...» (Casación Nro. 2981-2006 / lea, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2006, pág. 17813).

6.2 Litisconsorcio cuasi-necesario o especial


Lino Palacio, acerca del litisconsorcio cuasi-necesario, denominado también
litisconsorcio especial o impropio (que no prevé nuestra legislación procesal),
afirma que:
584 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Entre el litisconsorcio necesario (...) y el litisconsorcio facultativo (...)


la doctrina suele admitir la existencia de un tipo intermedio, no del todo
nítido en cuanto a su configuración jurídica, y al cual se ha dado en llamar
litisconsorcio necesario impropio o cuasi-necesario.
Este tipo de litisconsorcio (...) se verificaría cuando, existiendo varias
personas eventualmente legitimadas para interponer una determinada
pretensión, o para oponerse a ella, la sentencia es susceptible de afectarlas
a todas por igual, aun en el supuesto de que no hayan participado o no
hayan sido citadas al correspondiente proceso. No se exige, por lo tanto,
como ocurre en el supuesto de litisconsorcio necesario, que todas esas
personas demanden o sean demandadas en forma conjunta» (PALACIO,
1983, Tomo III: 217-218).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín apuntan que «... se dice
que el litisconsorcio es cuasinecesario cuando estando varias personas legitimadas,
activa o pasivamente, no se exige su actuación conjunta, pero en el supuesto
de que demanden o sean demandadas, lo harán conjuntamente a través de un
solo procedimiento que terminará con una sola sentencia» (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 302-303).
Gimeno Sendra refiere que, «... como una especie híbrida entre el
litisconsorcio necesario y el voluntario se encuentra el cuasinecesario, eventual
o impropio en el que su constitución depende de la voluntad de las partes,
pero, si deciden constituirlo, habrán de hacerlo conjuntamente, extendiéndose
por igual los efectos de la sentencia a todos los litisconsortes, es decir, se regirá
su actuación procesal por las mismas normas que regulan el litisconsorcio
necesario...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:157).
Montero Aroca y Flors Matíes dicen del litisconsorcio cuasi-necesario lo
siguiente:
«La pluralidad de partes es eventual y originaria en el caso del denominado
litisconsorcio cuasi-necesario, es decir, cuando la legitimación pasiva
corresponde a varias personas, pero no de manera necesariamente
conjunta; en estos casos se permite la existencia del proceso entre dos
únicas personas, limitándose a exigir la norma que, en el supuesto de
que más de una persona sean demandadas han de serlo conjuntamente,
tratándose de una única pretensión y de un único proceso que finalizará
también con un único pronunciamiento. La existencia del litisconsorcio
queda a la voluntad del o de los demandantes.
El caso que la doctrina suele destacar es el de las obligaciones solidarias.
Entre él y el del litisconsorcio necesario hay similitudes y diferencias:
1) Similitudes: Siempre se ejercitará una única pretensión, también
cuando se demanda a varios deudores solidarios, originadora de
un único proceso, dictándose un único procedimiento, pues la
obligación existe o no frente a todos los deudores.
Capítulo V: Litisconsorcio 585

2) Diferencias: En este litisconsorcio cuasi-necesario la existencia de


la pluralidad de partes no viene impuesta por la naturaleza de la
relación jurídico material, siendo posible que se demande a un
único deudor solidario; la ley impone sólo que si se quiere demandar
a varios deudores simultáneamente ha de hacerse en un único
proceso» (MONTERO AROCA; y FLORS MATIES, 2004: 351-352).
Fairén Guillén, en lo que concierne al litisconsorcio cuasi-necesario, hace
estas acotaciones:
«Entre las figuras del litisconsorcio necesario del voluntario se emplaza
otra, a veces un tanto oscura y dependiente en puridad, más de los
tratamientos normativos que de la propia naturaleza de las relaciones
jurídicas materiales: es el litisconsorcio cuasi necesario.
La doctrina reconoce su aparición cuando varias personas se hallan ante
un determinado evento jurídico, en situación de igualdad de calidad, de
tal modo que, teniendo legitimación con referencia al asunto cada una
de ellas en particular, sin embargo la resolución que los Tribunales
pueden adoptar les afectará a todas, por ser única la relación que existe
entre ellas y el evento, y modificado éste se modifica esta relación unitaria
derivada de la citada identidad de calidad.
No se trata de un litisconsorcio necesario, porque las leyes no imponen
que todas aquellas personas que se hallen en situación de igualdad de
calidad hayan de demandar o ser demandadas; pero la resolución que
cualquiera de ellas pida afectará a todas, por lo cual deben poder ser
admitidas en las posiciones de parte que les corresponda, tal como los
litisconsortes necesarios.
Las pretensiones de que se trata pueden ser constitutivas -en cuyo caso
su propia naturaleza favorece esta posición, ya que sus efectos constitutivos
con referencia al mismo evento se producirán erga omnes- o declarativas
simplemente, siempre que exista la identidad de calidad legitimante»
(FAIREN GUILLEN, 1954, «Sobre el litisconsorcio en el proceso civil»: 868).
Prieto-Castro y Ferrándiz señala al respecto que:
«... La naturaleza de la relación jurídica en la que se hallan interesados
varios sujetos, puede hacer indispensable que la resolución a dictar en el
proceso tenga que ser igual para todos ellos. Pero la resolución idéntica recae
a causa de que todos los sujetos han querido estar en el proceso como
actores, o de que han sido demandados en él, y no porque la naturaleza
de la relación jurídica obligue a figurar en el proceso al conjunto de los
sujetos activos o pasivos interesados en ella. Entonces nos hallamos ante
un litisconsorcio eventualmente necesario, cuasi-necesario o especial.
Un ejemplo de este caso podría ser el de las obligaciones solidarias, pues
no es menester que todos los acreedores demanden ni que sean demandados
todos los deudores» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1:73).
586 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Adolfo Rivas, en cuanto al litisconsorcio impropio o cuasi-necesario, anota


lo siguiente:
«Con respecto al denominado litisconsorcio impropio o cuasi necesario,
sería aquél en el cual, si bien no lo impone la norma procesal, resultaría
ser una exigencia de la ley sustancial. La doctrina pone como ejemplos
clásicos el caso de la nulidad de una asamblea societaria que declarada
a pedido de un socio, proyecta sus efectos sobre todos; también el de los
habilitados para requerir la nulidad de un matrimonio frente a la acción
encarada por uno de ellos; nosotros negamos la existencia de esa categoría
no solamente por una razón de lógica, pues lo que no es no puede serlo
al mismo tiempo, sino porque (...) ocurre simplemente que se trata de
efectos de la cosa juzgada en su alcance subjetivo» (RIVAS, 1997:124).

6.3 Litisconsorcio facultativo o voluntario

6.3.1 Definición

Según Pallares, el litisconsorcio es facultativo (o voluntario o simple)


«... si por permitirlo la ley, se lleva a cabo por voluntad libre del actor o de los
actores...» (PALLARES, 1979:152).
En palabras de Dávila M illán,«... el litisconsorcio facultativo o voluntario,
puede configurarse como un derecho de varios sujetos para demandar o para
llamar a varios demandados a un mismo proceso; tal litisconsorcio no viene
impuesto por la ley, sino que, al contrario, lo permite siempre que las acciones
nazcan de un mismo título o se funden en una misma causa de pedir» (DAVILA
MILLAN; citada por ESCOBAR FORNOS, 1990:138).
Arazi asevera que el litisconsorcio voluntario «se produce cuando varias
personas actúan en conjunto en un proceso ya sea porque así lo decidieron,
asumiendo el carácter de actores, o porque fueron demandados en conjunto.
Pero esa pluralidad de partes se forma sin perjuicio de que el proceso podría
haberse desarrollado con absoluta normalidad con un solo actor o contra un
solo demandado...» (ARAZI, 1998: 322-323). Dicho autor precisa que «en el
litisconsorcio voluntario la sentencia contendrá tantos pronunciamientos como
partes integrantes del litisconsorcio; en consecuencia no hay comunidad de
suertes entre las partes, y, por ello, puede hacerse lugar a la demanda de un
coactor y rechazarse la de otro u otros...» (ARAZI, 1998: 323).
Para Devis Echandía, «el litisconsorcio es facultativo o voluntario cuando
depende de la voluntad de las partes iniciar por separado, como demandantes,
varios procesos para sus respectivas pretensiones o contra cada uno de los
demandados, o cuando depende de la voluntad de los terceros intervenir o no
en el proceso iniciado por otros sujetos, sin que la unidad de la cosa juzgada ni la
ley exijan lo uno o lo otro, de manera que si no concurren todos los litisconsortes
la sentencia podrá ser de mérito respecto de quienes sí lo hicieron, e igualmente
la ejecución de las respectivas sentencias -en el supuesto de optarse por procesos
Capítulo V: Litisconsorcio 587

distintos- podrá lograrse con la independencia de otras. Pero siempre es


indispensable que el litisconsorte someta a la decisión del juez, en ese proceso,
un litigio propio sobre algún derecho o una relación jurídica sustancial de que
sea titular» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 378).
A juicio de Aldo Bacre, el litisconsorcio facultativo se da «... cuando en el
mismo proceso existen diversos sujetos en una misma posición de parte (actores,
demandados, o ambos) ejerciendo múltiples pretensiones conexas entre sí, sin que
la ley o la naturaleza de la relación material los obligue a pleitear conjuntamente
(BACRE, 1996, Tomo II: 156). El referido jurista explica que «es facultativo para
las partes, porque podrían instaurar tantos juicios por separado y obtener otras
tantas sentencias separadas por cada uno de ellos, pero, al existir conexidad
en el título o en el objeto, se considera oportuno unir en un juicio único todas
las demandas para que el juez emita una providencia única para todos. Es decir,
cada sujeto puede invocar una legitimación procesal autónoma, por lo que, a
diferencia de lo que acontece con el litisconsorcio necesario, tanto el resultado
del proceso cuanto el contenido de la sentencia definitiva pueden ser diferentes
con respecto a cada uno de ellos, aunque ésta sea única como acto procesal del
juez» (BACRE, 1996, Tomo II: 156-157).
Podetti dice del litisconsorcio voluntario lo siguiente:
«El litisconsorcio voluntario se produce por la facultad, concedida a los
litigantes, de acumular acciones (...), en ciertos supuestos que la ley fija.
Cuando de acuerdo a esa facultad que responde al principio de economía
procesal, se acumulan las acciones de varios contra uno, de uno contra
varios o de varios contra varios, se produce la llamada acumulación
subjetiva y la figura procesal del litisconsorcio.
Siendo la acción una garantía de los derechos subjetivos, que forman
parte del patrimonio de las personas, es claro que la libertad, el arbitrio
o voluntad de éstas, es la que determina el ejercicio de la facultad de pedir
protección jurídica, acto inicial de la acción que da andamiento al proceso.
Por eso, salvo situaciones específicas en las cuales no habría pronunciamiento
válido, sin ser oídas y puestas en situación de defenderse todas las personas
vinculadas al acto discutido, el litisconsorcio es siempre voluntario»
(PODETTI, 1949: 301-302).
Al respecto, Prieto-Castro y Ferrándiz sostiene que «... el litisconsorcio
facultativo se caracteriza por el hecho de que las diversas personas que se hallan
en condiciones de producir el litisconsorcio activo lo crean libremente o a voluntad,
mediante la presentación de una demanda por todas ellas conjuntamente; y
porque la persona o personas que están en situación de crear el litisconsorcio pasivo
demandan, también a voluntad, a una multiplicidad de sujetos conjuntamente»
(PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 72).
Fairén Guillén, acerca del litisconsorcio simple o voluntario, asegura que:
«... Es una figura procesal técnica mediante la cual se pretende obtener
economía procesal y evitación de sentencias contradictorias en casos que
588 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

tengan ciertos elementos comunes (conexión propia) o simplemente


homogéneos (impropia) (...).
(...) El litisconsorcio voluntario da lugar a un proceso complejo, en el que
se integra una pluralidad de litigios por razón de estas conexiones»
(FAIREN GUILLEN, 1954, «Sobre el litisconsorcio en el proceso civil»: 859).
En relación al tema, Adolfo Rivas pone de manifiesto que «solamente
podrán conformar un litisconsorcio facultativo, quienes estuviesen legitimados
para discutir por sí e independientemente de los otros litisconsortes, la relación
jurídica sustancial que hiciera al litigio. Tal independencia se manifiesta en el
comportamiento procesal y en la posibilidad de disponer, por propia decisión,
del objeto procesal (desistir, allanarse, transar, etc.)...» (RIVAS, 1997:122).
En opinión de Calamandrei, «en el litisconsorcio facultativo (...), a la
pluralidad de las partes corresponde una pluralidad de relaciones sustanciales
controvertidas y una pluralidad de acciones acumuladas en el mismo proceso.
La acumulación no está aquí impuesta por la unicidad de la relación
controvertida ni por la naturaleza inescindible de la legitimación, sino que está
aconsejada por razones de oportunidad inferida de la conexión que vincula
entre sí las distintas causas acumuladas (...). Aquí el proceso aparece único a
pesar de que sean varias las causas contenidas en él; pero en ese proceso se
pueden distinguir tantas relaciones procesales cuantas sean las causas: las partes
mantienen entre sí la misma posición de reciprocidad necesaria que tendrían
si la causas se decidiesen por separado; entonces es posible que en cierto
momento las causas reunidas se separen (...), y cada una vuelva a ser objeto de
un proceso separado (...); y aunque el proceso continúa siendo único hasta el
fin, las decisiones de las distintas causas podrán ser distintas y correspondientes
al distinto comportamiento observado en el proceso por las partes de cada una
de las causas» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 312-313).
Rocco estima que «es facultativo el litisconsorcio que depende de la
voluntad de las partes, las cuales podrían instaurar tantos juicios separados
(...) y obtener, por tanto, otras tantas providencias jurisdiccionales separadas,
pero cada una de ellas, a causa de un vínculo existente entre la propia demanda
y las demandas de las otras partes, considera oportuno unir en un juicio único
la demanda propia con las demandas ajenas, de modo que el juez se forme una
convicción única y emita una providencia única para todas las partes» (ROCCO,
1976, Volumen II: 119). El citado tratadista italiano señala, además, lo siguiente:
«... A veces la relación jurídica, aun presentando pluralidad de sujetos
activos o pasivos, es tal, que no representa un vínculo unitario, sino que
se subdivide en tantas relaciones singulares cuantos son los sujetos activos
y pasivos de la relación jurídica de que se trata. En tal caso, tendremos
una pluralidad de sujetos, y, por consiguiente, podremos tener también
un litisconsorcio, pero será estrictamente facultativo, ya que pudiéndose
la relación jurídica escindir en otras tantas relaciones jurídicas cuantas
son las parejas de los sujetos activos y pasivos de la relación, podrá haber,
Capítulo V: Litisconsorcio 589

en vez de un juicio único, tantos juicios separados cuantas sean las


relaciones que constituyen el contenido de la relación unitaria considerada
en conjunto.
Así, por ejemplo, podrá ocurrir que haya relaciones de crédito en las
cuales se tengan varios acreedores y un deudor, o bien varios deudores
y un acreedor, o también varios acreedores y varios deudores, pero en
todo caso la relación obligatoria podrá escindirse en otras tantas relaciones
separadas de crédito» (ROCCO, 1976, Volumen II: 120).
Según Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «aludir (...) a litisconsorcio
voluntario o facultativo es aludir a un proceso acumulativo caracterizado por
una conexidad subjetiva parcial. El proceso con litisconsorcio voluntario es
pues un proceso que sirve a la composición de dos o más pretensiones entre
las cuales hay una conexidad subjetiva parcial que, por lo tanto, acumula partes,
y una conexidad propia o impropia. Acumulación entonces de partes y de
pretensiones» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 57). Los indicados autores
anotan, además, sobre el litisconsorcio voluntario o facultativo lo siguiente:
«... Refiere a una reunión de sujetos, a una multiplicación de las partes
en cada posición del proceso, demandantes o demandadas, evidenciándose
un proceso con pluralidad de pretensiones, pero además con pluralidad
de partes, es decir, con más de dos partes.
Los litisconsortes facultativos en el proceso litisconsorcial, sean propios
o impropios gozan de total autonomía, unos con respecto a los otros,
como que son litigantes separados unidos apenas en la unidad formal
del proceso, pero con total independencia de las paralelas relaciones
subyacentes.
Los actos de cada litisconsorte facultativo no redundan en provecho ni
en perjuicio de los demás y cada pretensión es decidida autónomamente
en la sentencia única, inclusive con decisiones diversas con respecto a
cada pretensión, sin otra unidad (...) distinta de la unidad formal, esto es
decir, con el único vínculo de que sea una la sentencia que contiene todas
y cada una de las autónomas decisiones» (QUINTERO; y PRIETO, 1995,
Tomo II: 95).
Lino Palacio, en lo que toca al litisconsorcio facultativo, señala que
«... esta clase de litisconsorcio se caracteriza por el hecho de responder a la libre
y espontánea voluntad de las partes que intervienen en el proceso. Por lo tanto,
no viene impuesto por la ley o por la naturaleza de la situación jurídica
controvertida, sino que se haya autorizado por razones de economía procesal
y de certeza en la aplicación del derecho, es decir, respectivamente, sea para
evitar la dispersión de la actividad procesal o el pronunciamiento de sentencias
contradictorias» (PALACIO, 1983, Tomo III: 219-220). El citado jurista argentino
pone de relieve que la constitución en este tipo de litisconsorcio puede derivar
de alguna de las siguientes circunstancias:
590 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

« Io) La existencia de un vínculo de conexión entre distintas pretensiones


(litisconsorcio facultativo inicial).
2°) La adhesión formulada por un tercero respecto de una pretensión
ya interpuesta, o de la oposición deducida contra ésta, en el supuesto
de que, de acuerdo con las normas del derecho substancial, aquél
hubiese estado legitimado para demandar o ser demandado en el
juicio en el cual la pretensión se hizo valer (litisconsorcio facultativo
sucesivo)» (PALACIO, 1983, Tomo III: 220).
A criterio de Atilio González, el litisconsorcio voluntario sólo es susceptible
de configurarse por los conductos siguientes:
«a. Inicial (litisconsorcio facultativo ordinario), cuando existe un
vínculo de conexidad o afinidad, entre varias pretensiones acumuladas
(acumulación objetivo-subjetiva de pretensiones), y
b. Sucesiva (litisconsorcio facultativo sucesivo), que opera por
conducto de la 'intervención adhesiva litisconsorcial» (GONZALEZ,
1998: 398).
Eduardo Vallejo, por su parte, dice del litisconsorcio facultativo que:
«Se presenta en los casos siguientes: I o) de pretensiones conexas por el
título o por el objeto, o por ambos elementos a la vez (...); 2°) cuando un
tercero legitimado para demandar o ser demandado enjuicio, interviene
voluntaria u obligadamente (...); 3o) en el supuesto de la acumulación de
autos.
Por oposición al litisconsorcio necesario que presupone pluralidad de
partes en torno a una pretensión, en el litisconsorcio facultativo, la
pretensión puede ser una o múltiple, que se resuelve en una sola sentencia.
Incluimos dentro de los supuestos del litisconsorcio facultativo, la
acumulación de autos; ello será así cuando la substanciación sea posible
en un solo proceso. No existe litisconsorcio cuando las pretensiones se
encasillan en procesos separados, no obstante haberse resuelto la
acumulación...» (VALLEJO, 1970: 46).
Por último, a juicio de Andrés De la Oliva y Miguel Angel Fernández, el
litisconsorcio voluntario encuentra su razón de ser y justifica su utilidad:
«a) En aquellos casos en que existe una comunidad jurídica entre varias
personas (v.g. copropietarios, coherederos, etc.).
b) Si varias personas están facultadas u obligadas en virtud de unos
mismos hechos.
(...)

c) Cuando una misma persona tiene frente a varios, derechos nacidos


de un mismo título.
Capítulo V: Litisconsorcio 591

(V.g. el acreedor tiene varios deudores mancomunados frente a


los que podría reclamar por separado, pero prefiere demandar
conjuntamente; el propietario que ha sido desposeído por varias
personas, puede acumular frente a todos las distintas acciones
reivindicatorias que frente a cada uno le competen, etc.» (DE LA
OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 453).

6.3.2 Distinción entre litisconsorcio facultativo y litisconsorcio necesario

Eduardo Vallejo distingue entre litisconsorcio facultativo y litisconsorcio


necesario de este modo:
«El litisconsorcio es facultativo, en razón de que puede existir. La posibilidad
de que no se opere existe; no debe existir necesariamente. En el litisconsorcio
necesario, la presencia de varios sujetos se torna imprescindible para el
dictado de una sentencia útil» (VALLEJO, 1970: 47).
Sobre el particular, Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández sostienen
lo siguiente:
«Litisconsorcio voluntario y litisconsorcio necesario distan entre sí mucho
más de lo que distarían dos especies de un mismo género. El litisconsorcio
voluntario es un simple expediente procesal de utilización discrecional
para el actor (o actores), y cuyo único fundamento es la economía
procesal (...). El litisconsorcio necesario, cuando realmente lo es, atiende
a consideraciones de mayor importancia, y se configura como un
presupuesto (un óbice, si se prefiere) de la sentencia de fondo: si el actor
no dirige la demanda frente a todos los litisconsortes necesarios, el Juez
debe dictar una sentencia absolutoria de la instancia» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 452).
Al respecto, Adolfo Rivas advierte que:
«... El litisconsorcio necesario puede ser configurado espontáneamente
si los sujetos pasan a formarlo, sea inicialmente, sea de manera sobreviniente,
sin necesidad de requerimiento judicial destinado a integrarlo; esta
espontaneidad no lo convierte en voluntario ya que en estos casos, los
sujetos no hacen sino cumplir con una imposición legal que exige su
presencia enjuicio, cosa que no ocurre en los voluntarios (...).
En rigor de verdad, el litisconsorcio, si obedece a una disposición judicial (...),
se conformará cuando el citado defina su posición en el conflicto, adhiriendo
a una u otra de las posturas enfrentadas» (RIVAS, 1997:124).

6.3.3 Características del litisconsorcio facultativo


Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, son características
del litisconsorcio facultativo las que indican a continuación:
592 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

« Io. Supone una acumulación subjetiva de acciones, que puede afectar


a la competencia y que (...) se resuelve a favor del tribunal del lugar
correspondiente a la acción que sea fundamento de las demás, y
en su defecto, aquel que deba conocer del mayor número de
acciones acumuladas, y en último término, al del lugar que
corresponda a la acción más importante cuantitativamente.
2o. Cada litisconsorte puede actuar independientemente con su
representación y defensa, no perjudicándole la actividad de los
demás, aunque en ocasiones puede favorecerle, como en el caso
del recurso interpuesto solamente por uno de ellos y que resulta
estimado. No obstante, las posibles incidencias de orden procesal
planteadas por uno de ellos afectan a todos.
3o. Hay un enjuiciamiento único» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ;
y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 300).
Aldo Bacre considera que el litisconsorcio facultativo se caracteriza por
lo siguiente:
«a) Presupone la existencia de una pluralidad de sujetos en una misma
posición de parte (...).
b) Presupone una pluralidad de pretensiones que eventualmente hubieren
podido ser ejercidas individualmente por los sujetos titulares de
las mismas e integrantes del litisconsorcio facultativo.
En esto se diferencia del litisconsorcio necesario, donde la característica
es la unicidad de la pretensión planteada.
c) Presupone conexidad en las pretensiones deducidas, ya sea por el
título o por el objeto o por ambas a la vez. No es necesaria la
identidad del objeto y de la causa. Basta con que haya conexidad
en alguno de esos elementos.
(...)

d) Depende de la voluntad de las partes.


(...) El litisconsorcio facultativo depende exclusivamente de la
voluntad de las partes, pero, básicamente, de la voluntad de la parte
adora. La voluntad del demandado sólo será trascendente para la
escisión del mismo. Es decir, el actor goza de plena libertad para
elegir las personas a las que ha de demandar.
e) Los litisconsortes tienen entre sí autonomía e independencia.
En el litisconsorcio facultativo la posición de los sujetos se traduce
en notas de independencia y autonomía, por lo que son litigantes
distintos en sus relaciones con la contraparte, y los actos de uno,
entonces, no aprovechan ni perjudican a los demás. Así, si bien el
Capítulo V: Litisconsorcio 593

litisconsorcio constituye una relación procesal única con pluralidad


de sujetos, cada uno de éstos actúa en forma autónoma, de modo
que existen tantas litis como pretensiones se deducen, y tantos
procesos como litis se propongan» (BAGRE, 1996, Tomo II: 157-159).

6.3.4 Clases de litisconsorcio facultativo

El litisconsorcio facultativo es clasificado por la doctrina, principalmente,


en propio e impropio (o anómalo). «... El primero se da cuando la pluralidad
deriva de la existencia de una relación sustancial a su vez integrada por varios
sujetos (...); el segundo, cuando las relaciones sustanciales son conexas y la
comunidad de postulación se produce entre sujetos que pertenecen a una y a
otra...» (RIVAS, 1997:122).
Podetti señala sobre las clases de litisconsorcio facultativo lo siguiente:
«En el litisconsorcio voluntario debemos distinguir dos formas: el propio
y el impropio o anómalo. En el primer caso, la existencia de una relación
substancial común determina el litisconsorcio; en el segundo, el litisconsorcio
puede surgir de una relación substancial con elementos comunes o
simplemente afines.
Tendremos litisconsorcio voluntario propio, por ejemplo, en el caso de
las obligaciones divisibles (...), de las obligaciones indivisibles (...), de las
obligaciones solidarias (...), del condominio (...), de la reivindicación (...), etc.
Tendremos litisconsorcio voluntario impropio o anómalo por existencia
de hecho de elementos comunes en la relación substancial, en el caso
de varios damnificados o de varios responsables por una accidente de
tránsito o cualquier cuasi-delito; de varios inquilinos que piden la
rescisión del contrato contra el propietario del edificio por falta de
calefacción o cualquier otro hecho violatorio del contrato que les afecta
a todos (...); etc.» (PODETTI, 1949: 302-303).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto opinan por su lado lo siguiente:
«El litisconsorcio voluntario será propio si a la conexidad subjetiva parcial
que se presente entre las pretensiones, se agrega una conexidad por objeto
o causa entre las mismas. Y será impropio, si a la conexidad subjetiva
parcial se agrega apenas una identidad de razones jurídicas que determine
una comunidad de prueba, o la dependencia entre las pretensiones, o si se
trata de proceso ejecutivo, ambas pretensiones persigan los mismos bienes.
Tanto el litisconsorte voluntario propio como el impropio actúan en el
proceso con perfecta autonomía e independencia apenas vinculados por
el concepto de la unidad formal del proceso. La actuación del uno no
favorece ni perjudica al otro, y en la sentencia, formalmente única, se
deciden todas las pretensiones de manera independiente. Es que en eso
consiste la unidad formal del proceso y tan solo en eso: en que cada acto
594 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

del proceso sirve formalmente a todas las pretensiones pero todas las
contenidas en el acto respectivo no guardan dependencia la una de la
otra. Puede entonces resolverse a favor de una y en contra de otra y ello
no rompe la unidad formal» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 57).
Según Devis Echandía, «... este litisconsorcio facultativo puede ser inicial,
cuando es en la demanda o en su corrección, o sucesivo, cuando ocurre con
posterioridad. El inicial puede distinguirse en propio o impropio-, el primero exige
un elemento de conexión jurídica; en el segundo basta la simple afinidad u
homogeneidad entre las pretensiones de cada demandante; ambos desde luego,
exigen la identidad parcial subjetiva o de partes, es decir, que una de las partes
sea la misma (demandante o demandada), sea que se halle formada de uno o
de varios sujetos. En el sucesivo se exige siempre la conexión y, por lo tanto,
debe ser propio» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 379). Dicho jurista apunta,
además, que «el consorcio inicial (voluntario o necesario) puede presentarse
en la parte demandante o también en la demandada -varios contra uno o uno
contra varios-; pero puede ocurrir también en ambas partes -varios contra
varios-; el primero será activo, el segundo pasivo y el último mixto...» (DEVIS
ECHANDIA, 1985, Tomo II: 379-380). Devis Echandía termina diciendo que
«... el litisconsorcio voluntario puede ser simple o recíproco. El primero es el
frecuente y ocurre cuando existe litigio entre una o varias personas que forman
una parte y las demás que son la parte contraria, pero no litigio de aquéllas
entre sí (...). El segundo se presenta cuando existen tantos litigios como parejas
de partes, es decir, cuando todos los sujetos del proceso se encuentran en litigio
entre sí (...); en estos casos los intereses de todos los sujetos son distintos
y opuestos y por ende, existen litigios recíprocos entre ellos. Pero existe
litisconsorcio en esta parte plural frente a la contraria» (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 380).

6.3.5 Requisitos del litisconsorcio facultativo

Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en cuanto a los requisitos


del litisconsorcio facultativo o voluntario, refieren lo siguiente:
«... Que el litisconsorcio voluntario se produzca por voluntad del actor
no quiere decir que baste con su sola voluntad. Para que la acumulación
en que el litisconsorcio consiste sea posible, la Ley exige que las acciones
que se acumulan 'nazcan de un mismo título o se funden en una misma causa
de pedir' (...). Con esto viene a decirse que es precisa cierta conexión entre
las distintas acciones; si faltare toda conexión, el litisconsorcio contribuiría
sólo a complicar el proceso en que se acumulan las acciones ejercitadas»
(DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 453-454).
Al respecto, Satta enseña que:
«... La ley admite (...) que varias personas puedan accionar o ser
demandadas en el mismo proceso sólo a condición de que entre las causas
Capítulo V; Litisconsorcio 595

que se proponen exista conexión por el objeto o por el título del que
dependen, o bien cuando la decisión depende, total o parcialmente, de
la solución de idénticas cuestiones (...). La conexión por el objeto o por
el título está ya prevista, del lado pasivo (pluralidad de demandados)
(...) como hecho determinante del desplazamiento de competencia. La
identidad de cuestiones no implica en cambio una verdadera y propia
conexión (...) y se resuelve en una identidad de situaciones jurídicas, que
determina una convergencia de intereses en línea de mero hecho...»
(SATTA, 1971, Volumen 1:147-148).

Fairén Guillén, en lo concerniente a la conexidad de pretensiones como


requisito para la existencia del litisconsorcio voluntario, expresa lo siguiente:
«Para que pueda darse el litisconsorcio voluntario debe existir entre los
diversos litigios conexión por razón de:
A) Los sujetos -conexión subjetiva-, precisando que una de las partes
-sea simple o compleja- sea la misma, bien en situación de actora,
bien en la de demandada (litisconsorcio activo o pasivo).
B) Debe concurrir, además, una conexión obje+"/a instrumental,
determinada por la comunidad de causa petendi o bien del objeto
de las pretensiones o, en ciertos casos, por la de las peticiones. Es
este el elemento conexial que hace aparecer los litisconsorcios
activo, pasivo y mixto.
C) Además, se hace necesario examinar si sería conveniente introducir
(...) las posibilidades de litisconsorcio voluntario, a través de fenómenos
de conexión impropia, esto es, cuando fallan las identidades de los
elementos necesarios citados de las pretensiones, pero existe
semejanza -homogeneidad- entre éstas» (FAIREN GUILLEN, 1954,
«Sobre el litisconsorcio en el proceso civil»: 859).

Sobre el particular, Lorca Navarrete formula estas observaciones:


«Para que proceda este tipo de litisconsorcio (facultativo) ha de existir
conexión en el objeto o en función del título que se hace valer en la
instancia procesal o cuando la decisión depende de la resolución de
idénticas cuestiones.
Por ello, la razón que justifica el litisconsorcio facultativo se halla en la
sola identidad de cuestiones a resolver.
(...)

(...) La justificación técnica del litisconsorcio facultativo se halla en la


concurrencia facultativa de legitimación (...) que permite que quienes
actúen litisconsorcialmente lo hagan como titulares (...) de una misma
causa de pedir o de pretensiones que provienen de un mismo título.
596 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Es la unidad el dato a tener en cuenta. Es una unidad a la que puede


acceder se voluntariamente.
Esa unidad se sustenta en la identidad existente entre quienes acuden
acumulativamente al proceso y las pretensiones que ejercitan que permite
que, en el litisconsorcio voluntario, pueda confluir una actividad
acumulativa de sujetos y de pretensiones siempre que éstas últimas
provengan de una misma causa de pedir o de pretensiones que provengan
de un mismo título (...).
(...)

(...) El ejercicio acumulado y objetivo de pretensiones determinante del


litisconsorcio facultativo posee la virtualidad de plantear la exigencia
añadida a la identidad del título o causa de pedir, la existencia de un
nexo entre el objeto [petitum] y la causa de pedir [causa petendi], siempre
que el nexo o unión entre objeto y causa de pedir se justifique en los mismos
hechos.
( . .. )

(...) Para actuar en la condición de litisconsortes facultativos no solo es


preciso que exista entre ellos identidad de pretensiones que provengan
de un mismo título o causa de pedir, cuanto más bien que la identidad
de pretensiones refleje un nexo entre objeto de pedir y causa por la que
se pide y además que ese nexo s e j u s t i f i q u e e n u n o s m i s m o s h e c h o s »
(LORCA NAVARRETE, 2000:139-141).

6.3.6 Actuación del litisconsorte facultativo

Eduardo Vallejo afirma que «en el litisconsorcio facultativo, las partes


gozan de una legitimación procesal autónoma y los actos de cada una de ellas
aprovechan o perjudican a su autor. Lo dicho no tiene un valor absoluto, pues
la actuación independiente puede ser retaceada por la ley material o procesal...»
(VALLEJO, 1970: 47).
Por su parte, Adolfo Rivas sostiene que «... los litisconsortes son
independientes y ello se refleja en una operatoria procesal de total autonomía,
de modo que pueden formular alegaciones propias, aportar por su cuenta
hechos al proceso y producir las pruebas consiguientes; la confesión de unos
no puede obligar a los otros, y los recursos se computan individualmente no
siendo extensivos sus resultados a los no recurrentes, y, en general, los actos
procesales de unos no trascienden a los otros, salvo situaciones procesales
indivisibles...» (RIVAS, 1997:122).
Aldo Bacre, en lo que concierne a la actuación de los litisconsortes
facultativos, considera que «si bien, en principio, se puede hablar de autonomía
de los sujetos procesales que constituyen el litisconsorcio facultativo (los actos
de unos no aprovechan a los demás ni los perjudican), no ocurre así cuando
Capítulo V : Litisconsorcio 597

sean 'hechos comunes' que tengan que ser examinados respecto de todos;
porque no es posible que el juez se convenza de la verdad de un hecho en
relación a unos y no con referencia a los otros. Por ello, producida la prueba
por un litisconsorte en cuanto a un hecho común, bastará ella para tenerlo por
acreditado con relación a todos» (BAGRE, 1986, Tomo 1: 492).
Podetti dice de las facultades procesales de los litisconsortes voluntarios
que «... son personales a cada litisconsorte, pero no exclusivas o excluyentes,
en el sentido de que el ejercicio de ellas por uno y salvo casos excepcionales,
no impide a los otros ejercitarlas también y en forma diversa. Así si se trata de
litisconsorcio pasivo y uno pide el rechazo de la demanda, no impide que otro
se allane. El desistimiento, el reconocimiento o confesión de hechos formulado
por uno de los litisconsortes, no obliga a los demás. Pero con respecto al proceso
como instrumento de la acción, así como un acto del demandado puede hacer
inútil un acto análogo del otro sujeto; pedido de apertura a prueba, clausura
del período de prueba, etc., o bien puede impedir el fenómeno procesal de la
perención, así, también la actividad o el acto de un litisconsorte, puede hacer
innecesario o evitar las consecuencias de la inacción de los demás. La oposición
de uno a la demanda hace necesario substanciar el proceso, el planteamiento
de cuestiones de hecho por uno de los litisconsortes, impide que la cuestión se
resuelva como de puro derecho; la deducción por uno de un incidente
suspensivo del procedimiento en lo principal, impide la prosecución del proceso
con respecto a todos hasta la resolución del incidente; la incompetencia, el
defecto legal, la falta o defecto en la representación de la contraria, opuesta por
uno y acogido, produce efectos con respecto a todos, etc.» (PODETTI, 1949:304).
Según Fairén Guillén, «en cuanto al curso del proceso litisconsorcial
voluntario, ha de partirse de la base de la pluralidad de litigios que en él se
concentra a efectos de economía y de evitar que, en cuanto a sus puntos de
conexión, se produzcan resoluciones incongruentes por contradictoria, pero
que no hay nada más en común. Así, pues, la actuación de cada litisconsorte
le favorece o perjudica solamente a él, no apareciendo el fenómeno de la
representación de unos por otros que se da en el litisconsorcio necesario (...).
Solamente deben favorecer a todos los litisconsortes aquellas alegaciones que,
dirigiéndose a la parte contraria en su totalidad y de modo personal, esto es,
enfocando su personalidad en referencia con el proceso globalmente considerado
-por ejemplo, alegando su falta de capacidad procesal, su defecto de postulación-,
la pongan, también en general, fuera de combate o la fuercen a una rectificación
única de su posición, si es posible» (FAIREN GUILLEN, 1954, «Sobre el
litisconsorcio en el proceso civil»: 863). Fairén Guillén agrega que «la independencia
de cada litisconsorte en su posición sustancial con respecto a los demás se
manifiesta con respecto al problema de los recursos; los interpuestos
aprovecharán -o perjudicarán, salvo las prohibiciones generales de reformatio
in peius- solamente a quienes en ellos sean partes, esto es, a quienes lo son en
el litigio por razón del cual se recurrió. La sentencia recaída y no impugnada
por otros litisconsortes queda firme para ellos y surte sus efectos. Aquí es donde
mejor se puede ver como la sentencia común contiene en realidad varias
598 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

resoluciones sobre varios litigios conexos pero no idénticos» (FAIREN GUILLEN,


1954, «Sobre el litisconsorcio en el proceso civil»: 864).
De acuerdo a lo normado en nuestro ordenamiento jurídico:
- Los litisconsortes facultativos serán considerados como litigantes
independientes (art. 94 -primer párrafo- del C.P.C.).
- Los actos de cada uno de ellos (litisconsortes facultativos) no
favorecen ni perjudican a los demás, sin que por ello se afecte la
unidad del proceso (art. 94 -in fine- del C.P.C.).

6.3.7 Efectos del litisconsorcio facultativo

En opinión de Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández:


«... Consecuencia fundamental del litisconsorcio es que las acciones, que
podrían dar lugar a procesos separados, se sustancian conjuntamente -lo
que supone una sola fase de alegaciones, un solo período de prueba,
etc.-, y se deciden en una misma sentencia.
(...)

En el litisconsorcio voluntario, cada uno de los litisconsortes es parte


procesal en sentido propio, y de la actividad procesal de cada uno de
ellos sólo se derivan consecuencias favorables o perjudiciales para quien
la realizó» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 454-455).
Prieto-Castro y Ferrándiz, acerca de los efectos del litisconsorcio facultativo
o voluntario, sostiene lo siguiente:
«... En el caso particular del litisconsorcio que llamamos facultativo, la
sustanciación en un procedimiento único no significa el proceso también
único, sino que existen tantos procesos como litisconsortes, ya que entre
ellos no se puede decir que se dé un estado de comunidad procesal que
provenga de la relación material en que se hallan ni es de esencia que se
dicte una sentencia igual para todos. De aquí se deriva que los actos de
cada litisconsorte son independientes en sus efectos de los restantes,
salvo, por ejemplo, los de la excepción de falta de capacidad.
Pero, por necesidad, algunos efectos son comunes a todos; por ejemplo,
la alegación y la estimación de la excepción de falta de capacidad procesal
del actor formulada por uno de los demandados litisconsortes aprovecha
a los demás y otro tanto cabe decir del resultado favorable de las pruebas»
(PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 74).
Véscovi, en lo relativo a los efectos procesales del litisconsorcio voluntario,
enseña lo siguiente:
«... En virtud de que sus integrantes no están en una idéntica relación
jurídica sustancial (...), en principio cada litisconsorte goza de una
Capítulo V: Litisconsorcio 599

legitimación propia (dos víctimas de un accidente, dos coacreedores, etc.)


y son, en cierto modo, independientes.
Entonces la sentencia, aunque es una sola, puede afectar en forma distinta
a cada litisconsorte; uno puede apelar sin obligar al otro, cada uno puede
oponer diversas defensas o excepciones y el proceso puede terminar
anormalmente de manera independiente: uno puede desistir por sí solo, etc.
Unicamente los actos procesales, por ser el proceso uno solo, aparecen
ligados, de modo que el acto de impulso procesal de uno repercute sobre
la suerte de los demás (interrupción de la perención, rebeldía acusada a
la contraparte, etc.)» (VESCOVI, 1999:171-172).
Enrique Falcón, en lo que concierne al tema examinado en este punto,
refiere lo siguiente:
«... Siendo la actuación de los litisconsortes independiente, los efectos
generales del litisconsorcio voluntario, son, en principio, también
independientes, ya que la sentencia, si bien debe ser única respecto de las
pretensiones aducidas nada impide que cada uno de los intervinientes
realice actos que determinen la consecuencia de dicha sentencia.
Así el proceso puede concluir de un modo anormal respecto de uno de
los litisconsortes, sin que esto traiga efectos sobre la actuación de los
demás. Uno de los litisconsortes puede ser alcanzado por una excepción
que no tenga efecto respecto de los restantes, etc.
En la etapa probatoria, se va a dar la confluencia de hechos comunes y
hechos independientes. Los hechos comunes van a beneficiar o perjudicar
al litisconsorte interesado.
Los recursos, al igual que las actuaciones litisconsorciales, por ser
independientes, sólo producen efectos respecto de la parte que los interpone
y los funda, y la resolución de los mismos sólo puede afectar un interés
particular aducido.
La circunstancia de que el proceso sea único, aunque los intereses sean
diversos, ligados por ciertos elementos, hace que los actos de desarrollo
del proceso en general sean interdependientes e iguales para todos, de
modo que una suspensión del proceso se aplicará a todos los litisconsortes.
Sin embargo, los actos de interés jurídico sustanciad o procesal, respecto
de la obtención o no de las pretensiones, y la realización o no de actos
gravados con cargas procesales, producen efectos individuales» (FALCON,
1978: 85).
Lino Palacio señala que son efectos del litisconsorcio facultativo los que
se indican a continuación:
«1°) Los actos de disposición del objeto procesal realizados por uno o
algunos de los litisconsortes producen sus efectos normales cualquiera
sea la actitud asumida por los restantes litisconsortes.
600 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2 °) (...)

3o) Con relación a la prueba, corresponde formular un distingo según


que ella verse sobre hechos comunes o sobre hechos individuales
a uno o algunos de los litisconsortes. En el primer caso, el juez debe
valorar conjuntamente las diligencias probatorias producidas por
cada litisconsorte, pues no cabe concebir que el convencimiento
judicial acerca de la verdad de un hecho común se produzca sólo
con respecto a uno o a algunos de los litisconsortes. Por lo tanto, si
uno solo de los litisconsortes produce prueba acerca de un hecho
constitutivo, impeditivo o extintivo que reviste carácter común,
ella será suficiente para tenerlo acreditado con relación a los
restantes. Pero la confesión o la admisión de un hecho común,
formulado por uno de los litisconsortes, no perjudica a los otros.
Si se trata de hechos individuales, debe estarse la prueba producida
por el litisconsorte al cual tales hechos se refieren, sin peq'uicio de
que la prueba producida por los otros pueda computarse a título
indiciario.
4o) Los recursos interpuestos por uno de los litisconsortes no benefician
a los restantes.
5o) El litisconsorcio facultativo trae aparejado, en ciertos supuestos (...),
un desplazamiento de la competencia por razón del lugar, de la
materia y del valor» (PALACIO, 1983, Tomo III: 222-224).
Aldo Bacre, en cuanto a los efectos del litisconsorcio facultativo en relación
con la sentencia que se expida, anota que «en el litisconsorcio facultativo, la
característica es la unicidad formal de la sentencia (como pieza procesal única),
pero con eventual multiplicidad valorativa, es decir, el contenido de la
resolución puede tener distintas soluciones respecto de cada uno de los
litisconsortes, admitiendo o rechazando la demanda independientemente. El
fallo constituirá un solo documento, pero contendrá tantas sentencias cuantos
sean los litisconsortes» (BACRE, 1996, Tomo II: 162).
Conforme se desprende del artículo 94 del Código Procesal Civil, es efecto
del litisconsorcio facultativo la actuación independiente de los respectivos
litisconsortes, sin que los actos de cada uno de ellos favorezcan o perjudiquen
a los demás litisconsortes facultativos, lo cual, dicho sea de paso, no afectará
en nada la unidad del proceso.

6.3.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio facultativo


o voluntario

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al litisconsorcio


facultativo o voluntario, ha establecido lo siguiente:
- «... El litisconsorcio facultativo corresponde a una acumulación
subjetiva, mediante la cual voluntariamente una pluralidad de sujetos
Capítulo V: Litisconsorcio 601

actúa como parte demandante o demandada, siendo considerados


como litigantes independientes, conforme lo precisa el artículo
noventicuatro del Código Procesal Civil. [...] Que, en un litisconsorcio
facultativo los sujetos que la conforman tienen diversa legitimidad
e interés para obrar, motivo por el cual en esta acumulación subjetiva
cada litigante actúa independientemente...» (Casación Nro. 857­
2002 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-01-2005, págs. 13519-13520).
«... Conforme dispone el Artículo noventicuatro del Código Procesal
Civil el litis consorte facultativo debe ser considerado como un
litigante independiente, es decir, que adquiere la calidad de parte
en el proceso» (Casación Nro. 2340-97 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-10-1998, págs. 1723-1724).
«... El recurrente dejó consentir la resolución apelada; [...] quien
interpuso el recurso de apelación fue su codemandante, y no el
recurrente; [...] en el presente caso, la parte accionante formó un
litisconsorcio facultativo, razón por la cual los efectos de la apelación
sólo beneficia a quien lo interpuso...» (Casación Nro. 3321-2001 /
Madre de Dios, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-07­
2002, pág. 8996).
«... Se advierte que se trata de un típico caso en el cual habiendo
pluralidad de demandados, estos actúan en forma conjunta; por
tanto, estamos ante un supuesto de litisconsorcio facultativo, ello
quiere decir que las actuaciones individuales de cada litisconsorte
no favorecen ni perjudican a los demás. [...] en el presente caso, la
sentencia materia del recurso [de casación] evidentemente se ha
pronunciado de manera extra petita, sobre extremos que no han
sido objeto del recurso de apelación, y aún más sobre el derecho
de sujetos procesales que no han interpuesto el recurso de apelación
en contra de la sentencia [...], vulnerándose de este modo [...] lo
previsto en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Civil en cuanto a la prohibición de los Jueces de fundar sus
decisiones en hechos diversos de los que han sido alegados por las
partes y de ir más allá del petitorio; por lo que [...] el recurso
extraordinario [...] debe ser amparado por esta causal; toda vez que
se ha pronunciado en forma extrapetita otorgando el derecho a
quienes no han hecho uso del recurso de apelación...» (Casación
Nro. 2477-2003 / Chimbóte - Santa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-09-2005, págs. 14679-14680).
CAPITULO VI

1. NOCION DE TERCERO

Según Arazi, tercero «... es quien se introduce en el proceso una vez que
éste se ha iniciado...» (ARAZI, 1998: 321).
Para Casarino Viterbo, los terceros «... son aquellas personas que intervienen
en un juicio, diversas del demandante y del demandado, sosteniendo pretensiones
concordantes con las de éstos, o bien, independientes o contradictorias con las
de los mismos» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 46).
Veloso Muñoz afirma que son terceros «... todos los que teniendo interés en
el resultado del juicio, no han sido partes directas y principales en él...» (VELOSO
MUÑOZ; citado por RODRIGUEZ G ARCES, 1967, Tomo 1:40). Dicho autor agrega
que «... tercero es el litigante que interviene en un juicio ya iniciado por dos o más»
(VELOSO MUÑOZ, citado por RODRIGUEZ GARCE¿ 1967, Tomo I: 40).
En palabras de Carli, el tercero es «... aquella persona que sin ser actor o
demandado en un proceso determinado, tiene interés en hacer valer, frente al
actor o frente al demandado o frente a ambos, un derecho que le es propio y
que es a la vez incompatible con las pretensiones del actor o del demandado»
(CARLI; citado por STIGLITZ, 1970:137).
Atilio González sostiene que «... cronológicamente, el 'tercero' es tal mientras
permanece ajeno al proceso, pero, en el instante mismo que se incorpora a éste,
es 'parte'; operándose así una suerte de metamorfosis procesal sui generis»
(GONZALEZ, 1998: 392). El citado jurista señala, además, que:
«... La dogmática destaca (...) que, cuanto concierne al tercero, no se
corresponde con una noción autónoma, sino relativa, que supone la
existencia de un concepto positivo, que es el de 'parte'.
604 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Por natural 'implicancia', la noción del tercero procesal sólo se logra,


residualmente o por reducción, del concepto de 'parte': es 'tercero', quien
no reviste -por lo menos inicialmente-, la condición de 'parte» (GONZALEZ,
1998: 392).
En opinión de Stiglitz,«... la noción de tercero debe ser vinculada al interés
que lo decide a obrar en un proceso de otros, nota que debe hallarse directamente
conectada al objeto o al título que constituyan la materia controvertida en el
proceso pendiente» (STIGLITZ, 1970: 174). El mencionado autor puntualiza
que «... el tercero se transforma en parte procesal al momento de ser admitida
su intervención» (STIGLITZ, 1970:174).
A criterio de Monroy Cabra, el tercero, «... en sentido procesal, es aquel
que no ha intervenido en el juicio pendiente entre otros sujetos. En sentido
sustancial, tercero es aquel que no es sujeto de la relación sustancial...»
(MONROY CABRA, 1979: 217). Dicho autor precisa que el tercero «... es el
sujeto que no tiene la condición de parte principal, cualquiera que sea su
relación con las partes principales, pero sin que esta situación sea absoluta, ya
que quien inicialmente es tercero en virtud de una intervención voluntaria o
forzada, puede convertirse en parte principal o secundaria, litisconsorcial o
independiente» (MONROY CABRA, 1979: 218).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar
enseñan sobre el tercero procesal lo siguiente: «Tercero procesal es quien no
es parte. Si la noción de parte es positiva, el concepto de tercero sólo puede
enunciarse negativamente; lo es quien no es parte, quien no está en el proceso.
Entre parte y tercero no existen situaciones intermedias (cuasi parte o parte
accesoria), de modo que se es o no se es parte, y en el segundo caso se es tercero»
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA
VILAR, 2003, Tomo II: 55). Tales autores añaden que «cosa distinta es el que
el tercero pueda llegar o no a sufrir efectos del proceso. En el caso de que esos
efectos existan, los mismos no convierten al tercero en parte automáticamente,
aunque sí pueden legitimarlo para pedir que se le admita como parte...»
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA
VILAR, 2003, Tomo II: 55).
Rodríguez Garcés dice del tercero lo siguiente:
«En general se considera tercero a toda persona que no es parte en el pleito.
(...)

Los terceros en relación al juicio pueden tener interés en sus resultados


o bien no tener ninguno en la suerte que corran demandante y demandado.
Los terceros que no tienen interés alguno en los resultados del juicio se
denominan terceros absolutos. Los terceros que tienen interés en el pleito
se llaman simplemente terceros o partes indirectas, desde el momento
que concurren al proceso.
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 605

( ...)

La relación procesal, considerada en su forma más simple y originaria,


se compone de dos términos: demandante y demandado; con posterioridad
a la iniciación del juicio pueden intervenir en el pleito otras personas que
también formarán parte en la relación procesal y que se denominan
terceros.
Son terceros todos los que no actuando como parte directa del pleito
intervienen en él porque tienen interés en los resultados del juicio, en
virtud de tener comprometido un derecho.
Para determinar, en caso de duda, si la persona que adviene al juicio tiene
la calidad de parte o de tercero habría que atender a la identidad de causa
de pedir y a la diferencia de interés entre el derecho reclamado por ella
y el sostenido por las partes del juicio» (RODRIGUEZ GARCES, 1967,
Tomo I: 39-40).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, acerca del tercero, hacen
estas acotaciones:
«... La práctica generalidad de la doctrina procesal suele afirmar que
tercero es quien no es parte; mas (...) esta determinación puramente
negativa, nada explica y, además es inexacta. No explica nada porque se
limita a desplazar el problema hacia el concepto de parte (...); y no es
exacta porque, en algunas ocasiones, sujetos que no son parte tampoco
tienen la cualidad de terceros.
Cierto es que (...) la definición de tercero antes descrita aparece como
inatacable: el tercero, evidentemente, no debe ser parte. Pero, si bien se
observa, la inatacabilidad de esta definición estriba, precisamente, en lo
que la hace vacua: su falta de concreción. En ella cabe tanto el ciudadano
de cualquier país remoto completamente ajeno al litigio, como aquél que,
por estar unido por vínculos de solidaridad con el demandado, podría
verse alcanzado directamente por los efectos del litigio (...).
(...) Por estas y otras razones, parece aconsejable pasar de un concepto
metajurídico o vulgar de tercero -en el que cabría todo aquél que no fuera
parte en sentido estricto- a un concepto de tercero más restringido y de
carácter más técnico. Y, en este sentido técnico, tercero son aquellas
personas que, sin ser parte, se encuentran respecto del proceso o de los
derechos que en el proceso se ventilan en una determinada relación, y a
los que el Ordenamiento jurídico considera dignos de protección
precisamente porque no son ajenos. Lo que da contenido jurídico al
concepto de tercero es, precisamente, el interés que le une con la materia
objeto del proceso; interés que el Ordenamiento ha previsto en abstracto
y, con considerarlo legítimo, lo ha protegido. El tercero procesal es
siempre una persona a quien -sin ser parte- no es indiferente el resultado
del proceso» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen 1:472-473).
606 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Rocco, en lo que concierne a la noción de tercero, expone lo siguiente:


«Terceros, según una concepción estrictamente procesal, serían solamente
aquellos que en ninguna forma no han participado en el juicio pendiente
entre otros sujetos. A este concepto procesal corresponde, por otra parte,
un concepto sustancial de tercero, al tenerse como tal a aquel que no es
sujeto de la relación jurídica sustancial.
Tales concepciones (...) son igualmente inexactas.
No es exacta, ante todo, la concepción procesal de tercero, ya que muchas
veces sujetos que han estado alejados del juicio, experimentan, sin
embargo, los efectos del dicho juicio, y tanto es así, que la ley (...) les da
a ellos la posibilidad de eliminar los efectos de la sentencia que ha recaído
entre otros sujetos, y alejar los perjuicios que de dicha sentencia se siguen
para ellos, mediante un instituto particular (...) que se denomina oposición
de terceros.
Pero si examinamos a fondo y bien dicho instituto (...), esos supuestos
terceros no lo son en realidad, puesto que ellos experimentan los efectos
de la sentencia que ha recaído entre otros y entran en la categoría general
de los sujetos legitimados para accionar o para contradecir, que hubieran
podido o debido estar presentes enjuicio y que no han sido llamados por
las partes del proceso ya desarrollado, o por el juez, a participar en el
dicho juicio, mediante el instituto de la intervención voluntaria o de la
intervención coactiva.
Así, igualmente, no puede hablarse de un tercero en sentido sustancial,
es decir, de aquel que no siendo titular de la relación jurídica sustancial,
debería, en rigor, ser indiferente al desarrollo del proceso, ya que muchas
veces sujetos que no son titulares de la relación jurídica sustancial, están
autorizados exclusivamente por la ley para ejercer la acción, razón por
la cual, cuando no estén presentes en juicio, no se ejerce legítimamente
la acción.
De manera que, según este punto de vista, en realidad no se podrá hablar
en rigor de terceros respecto a los cuales puedan verificarse los efectos
jurídicos del proceso instaurado entre otros sujetos, sino que aquellos a
quienes se califica de terceros, lo son, en sustancia, materialmente, pero
no desde un punto de vista jurídico, puesto que las normas acerca de la
legitimación para accionar les confieren la posibilidad de participar en
el juicio en el momento en que éste se desarrolla, o la posibilidad de
eliminar mediante una acción autónoma los efectos jurídicos de una
sentencia que ha sido pronunciada en un proceso en que hubieran debido
participar, pero en el cual no participaron» (ROCCO, 1976, Volumen II:
116-117).
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 607

En relación a los terceros, Zinny anota lo siguiente:


«En cuanto a los terceros que tienen un interés legítimo en las resultas
del pleito, que sean abarcados o no por el concepto, es decir, que puedan
o no ser considerados partes, depende de la forma en que ellos ingresan
al proceso. En efecto, si ingresan defendiendo un interés propio distinto
y opuesto al sostenido por el actor y por el demandado, caen dentro del
concepto propuesto, puesto que en tal caso ocupan la posición de actor,
frente a las partes originarias que ocupan la posición de demandado (...).
Pero, si en lugar de invocar el tercero un interés distinto y opuesto al
invocado por cada una de las partes, aparece interviniendo en defensa o
en ayuda de una de las partes, no es abarcado por el concepto de parte,
pues su actividad no se opone a la del actor y a la del demandado, sino
solamente a la de uno de ellos, participando al lado de uno u otro (...).
Aparece defendiendo el derecho de la parte, en función de un interés
propio» (ZINNY, 1966: 61).
López del Carril tiene una posición muy particular respecto de los terceros
cuya existencia desde el punto de vista procesal niega, posición que reproducimos
a continuación:
«... Los terceros no existen como tales desde el punto de vista procesal y
los que la doctrina y la legislación denominan terceros no son más que
sucesores, litisconsortes, etc.
(...) Son un fenómeno de aparición y de justificación anormal en el proceso,
pues históricamente no se les encuentra explicación a la aparición del
tercero y a la ruptura del proceso romano bilateral. De cierto momento
en más, los autores se encuentran con esta figura y pasan sobre ella con
ligereza o justificándola con toda desaprensión y con argumentos
endebles. Sobre todo, no encontramos ninguna razón de orden lógico
jurídico para su creación, presencia y justificación.
(...) Los actualmente llamados terceros o son tales, ya que, dada la absoluta
bilateralidad del proceso, no se concibe dogmáticamente que en él
intervengan más de dos sujetos, aunque aritméticamente sean más.
(...) No vemos la razón que justifique el llamado y la presencia de los
terceros en los procesos con el nombre y el carácter de tales, aunque no
negamos que puedan ser llamados a tomar intervención en el proceso
otras personas; pero lo que hallamos inexplicable es que esas personas
sean 'nuevas partes' o 'terceros', cuando procesalmente tienen otros
nombres y responden a otras conceptuaciones completamente distintas,
y donde es necesario retornar a buscar justificativos sin caer en el lugar
común de los terceros, que (...) lleva a la confusión con el tercerista, con
el interviniente y de éstos con aquellos, hasta convertir todo en una selva
de conceptos contradictorios que nos envuelve y que es preciso desbrozar»
(LOPEZ DE CARRIL, 1962: 253).
608 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Casarino Viterbo, en lo que atañe a las clases de terceros, afirma que:


«... Los terceros pueden intervenir en las siguientes calidades: como
coadyuvantes, como excluyentes y como independientes.
Terceros coadyuvantes son aquellos que hacen valer derechos armónicos
con los ejercidos por alguna de las partes directas, esto es, demandante
o demandado (...). Terceros excluyentes son aquellos que hacen valer
derechos incompatibles con los de las partes directas (...). Terceros
independientes son aquellos que, como el nombre lo indica, hacen valer
un interés independiente del que corresponde en el juicio a las dos partes
directas...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 48).
Monroy Cabra, por su parte, clasifica a los terceros de este modo:
«Los terceros se dividen en principales y secundarios o accesorios. Los
primeros son aquellos que tienen una situación autónoma e independiente,
y los segundos tienen una situación de subordinación o se limitan a
adherir a las pretensiones de una de las partes. Según algunos autores (...),
los terceros principales se dividen en terceristas, para referirse a la
intervención excluyente, y litisconsortes, que son los que ejercen un
derecho propio pero en conexión con el que alega la parte principal. A
los terceristas se los ha dividido en dos clases: a) simples, cuando aducen
un derecho propio e independiente del que pretenden las partes; y b)
excluyentes, cuando intervienen con pretensiones incompatibles con el
demandante y con el demandado. La doctrina habla también de
litisconsortes sucesivos, que son igualmente principales, porque pretenden
un derecho propio vinculado al proceso y para que sobre él se produzca
una decisión en la sentencia, pero vinculado al reclamado por una de las
partes frente a la otra» (MONROY CABRA, 1979: 218).

2. TUTELA DE TERCEROS EN EL PROCESO CIVIL

Como bien lo hacen notar Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández:


«... La tutela de los terceros en el proceso civil se realiza, fundamentalmente,
con el auxilio de dos expedientes técnicos; uno de naturaleza estática y
otro de carácter dinámico:
a) (...) El Derecho protege el interés de los terceros no litigantes
limitando férreamente los efectos de la actividad procesal (cosa
juzgada y ejecutoriedad) a las personas que han sido partes litigantes.
Todos los esfuerzos por fijar límites subjetivos estrictos a la cosa
juzgada son, al mismo tiempo, esfuerzos por proteger a los terceros.
b) Pero la protección que el principio res iudicata Ínter partes ofrece no
es siempre suficiente. Con independencia de los casos en que los
efectos de la cosa juzgada se extienden ex lege a terceros que no han
litigado (...), la existencia misma de una sentencia con un determinado
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 609

contenido es siempre un nuevo hecho jurídico producido, que


puede tener consecuencias en la esfera patrimonial de personas
que no han litigado. El instituto de la intervención sirve, con carácter
general, para que esos terceros tengan la oportunidad de comparecer
en el proceso pendiente, y alegar lo que convenga a su derecho en
orden a evitar que se produzcan consecuencias desfavorables para
ellos» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 473).

3. CONCEPTO DE INTERVENCION DE TERCEROS

A juicio de Eduardo Vallejo, «la intervención de terceros tiene lugar


cuando se incorporan al proceso personas distintas de los litigantes originarios»
(VALLEJO, 1970: 44).
Lorca Navarrete considera que la intervención de terceros «... tiene lugar
cuando a las partes originarias se unen otras hallándose en trámite la instancia
procesal» (LORCA NAVARRETE, 2000:150).
Serra Domínguez entiende por intervención procesal «... la introducción
en un proceso pendiente entre dos o más partes de una tercera persona que
formula frente o junto a las partes originarias una determinada pretensión,
encaminada bien a la defensa de un propio derecho, bien a la defensa del derecho
de cualquiera de las partes personadas» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 207).
Rodríguez Garcés opina que:
«Tercería o intervención de terceros en juicios es la reclamación o intervención
de una o más personas en un juicio que se sigue entre otras, que son las
directamente interesadas, que tienen interés en los resultados de ese juicio
por tener un derecho comprometido en él.
Cualquiera cuestión que formule un tercero, en defensa de un derecho
que dice pertenecer le, en un juicio pendiente que siguen otros dos se
denomina tercería.
Se da el nombre de tercería a la intervención misma del tercero en el juicio
y a la acción que éste ejercita» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1:43).
Escriche califica ala tercería (intervención de terceros) como «... la oposición
hecha por un tercero que se presenta en un juicio entablado por dos o más
litigantes, ya sea coadyuvando al derecho de alguno de ellos, ya sea deduciendo
el suyo propio con exclusión de los otros» (ESCRICHE; citado por RODRIGUEZ
GARCES, 1967, Tomo I: 44).
Para Podetti, hay tercería (intervención de terceros) «... cuando posteriormente
a la demanda o sea al ejercicio por el actor de la facultad de pedir protección
jurídica, interviene otro u otros sujetos (fuera del demandado o demandados
contra quienes se dirigió la demanda), substituyendo o coadyuvando o no, a/o
con los sujetos principales...» (PODETTI, 1949: 33).
610 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Lino Palacio asevera que «... la intervención de terceros tiene lugar


cuando, durante el desarrollo del proceso, y sea en forma espontánea o
provocada, se incorporan a él personas distintas a las partes originarias con el
objeto de hacer valer derechos o intereses propios, aunque vinculados a la
causa o al objeto de la pretensión» (PALACIO, 1983, Tomo III: 225-226).
Aldo Bacre denomina intervención de terceros a «la incorporación de un
tercero en un proceso pendiente, en forma voluntaria o provocada, con el fin de hacer
valer sus derechos, aunque vinculados a la causa o al objeto de la pretensión, o a ambos
elementos a la vez» (BACRE, 1996, Tomo II: 176).
A decir de Liebman, la intervención «... es el ingreso de un tercero en un
proceso pendiente. Puede ser la consecuencia de un acto del tercero, que de su
espontánea voluntad interviene en el proceso pendiente entre otros (intervención
voluntaria), o bien puede ser provocada por la llamada del tercero al proceso
por obra de una de las partes, la cual provea a ello ya sea porque considere
tener un interés en tal sentido, ya sea para cumplir una orden del juez
(intervención coactiva)» (LIEBMAN, 1980: 80-81).
Calamandrei, en cuanto a la intervención en causa (intervención de
terceros), refiere lo siguiente:
«Puede ocurrir que a las partes entre las cuales se constituye inicialmente
el proceso, vengan a agregarse otras mientras está él en curso: la palabra
'intervención', con que se indica este fenómeno, expresa etimológicamente
(ínter = durante) la sobreveniencia de otras partes durante un proceso ya
iniciado sin ellas. (...) el interviniente en causa, que hasta ese momento
era, en relación al proceso pendiente entre las partes, un extraño, asume
también él, de entonces en adelante, la calidad de parte, con las facultades
y las cargas (diversamente limitadas según los casos) a ella inherentes...»
(CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 313-314).

Rocco, en lo relativo a la intervención de terceros, enseña lo siguiente:


«... Por medio del (instituto de la intervención) (...), en distintas formas,
en tomo a los actores y los demandados que inicialmente participaron
en el desarrollo de un proceso, vienen a tomar posición otros sujetos que
están jurídicamente autorizados por la ley procesal o jurídicamente
obligados por ella a tomar parte en el mismo proceso.
De manera que además de los sujetos que están jurídicamente autorizados
para accionar o para contradecir en sentido estricto, es decir, para iniciar
el juicio, dándole existencia a la demanda judicial, hay otra categoría de
sujetos que también están autorizados jurídicamente por la ley procesal
para tomar parte en un juicio pendiente entre otros sujetos, y, por lo tanto,
pueden, a voluntad, o por requerimiento de los sujetos inicialmente en
litis, unirse al proceso pendiente. Hay también otros sujetos que están
jurídicamente obligados a participar en el desenvolvimiento de un determinado
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 611

proceso, y que, por consiguiente, pueden intervenir voluntariamente en


la litis, o, en su defecto, deben ser llamados a que comparezcan en el
litigio pendiente, por obra de las partes en causa, o por obra de los órganos
jurisdiccionales.
Así, en torno a los sujetos que por medio de la demanda judicial se han
venido determinando e individualizando originariamente, se agrupa una
multitud de otros sujetos que vienen sucesivamente a determinarse, sea
a consecuencia de un acto debido a su misma iniciativa, sea por voluntad
de los sujetos originariamente en litis, o también por voluntad de los
órganos jurisdiccionales» (ROCCO, 1976, Volumen II: 124-125).
El Código Procesal Civil regula la intervención de terceros en el Capítulo
VII («Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal») del Título II
(«Comparecencia al proceso») de la Sección Segunda («Sujetos del proceso»).

3.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la intervención de terceros


en general

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la intervención


de terceros en general, ha establecido lo siguiente:
- «... En materia de intervención la doctrina se viene refiriendo a
intervención principal (interés propio y autónomo del tercero
contrapuesto al de las demás partes), intervención litisconsorcial
(interés directo compartido con alguna de las partes) e intervención
adhesiva simple (interés indirecto para evitar los efectos reflejos de
la sentencia)...» (Casación Nro. 130-2004 / Tumbes, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005, pág. 14411).
- «... Es facultad discrecional del Juez determinar la integración de
terceros al proceso...» (Casación Nro. 2687-2008 / lea, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23458).
- «... La resolución que incorpora a un tercero en la relación procesal
no es impugnable, salvo que se deniegue su apersonamiento según
lo dispone el artículo ciento uno segundo párrafo [del] Código
Procesal Civil...» (Casación Nro. 2488-03 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2004, págs. 11863-11864).
- «... La presentación de un escrito expresando la devolución de
cédulas de notificación no puede constituir un apersonamiento de
tercero al proceso, toda vez que para ello [...] se requiere acreditar
no sólo interés y legitimidad para participar en el [sic -léase en él-],
sino que además deberá de ser admitido como tercero legitimado
mediante el auto correspondiente...» (Casación Nro. 2071-2001 /
Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2003,
págs. 11255-11256).
612 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- «... Todo lo actuado con intervención de una persona jurídica ajena


al proceso, como lo es el Banco [...], se encuentra viciado de nulidad;
en consecuencia, resultan insubsistentes los actos procesales
desarrollados en tales condiciones, pues no cumplen con la finalidad
para el cual estaban destinados, estando al principio de finalidad
incumplida previsto en la segunda parte del primer párrafo del
artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil; [...] la infracción
procesal se verifica en esta causa cuando el A quo autoriza la
intervención de un tercero ajeno al proceso, a quien no le asiste el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, por no haber intervenido
en la relación jurídica sustantiva ni haber sido incorporado
debidamente en autos, por lo que carecen de eficacia y validez los
actos procesales que otorgan inmotivadamente legitimidad activa
al Banco...» (Casación Nro. 2096-03 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12725-12726).
- «... Al haberse incorporado al proceso a persona ajena a la relación
jurídico-material, se ha incurrido en contravención de normas que
garantizan el derecho al debido proceso...» (Casación Nro. 1959­
2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2005,
pág. 13578).
- «... Conforme se ha establecido en autos la demandada figura como
soltera en la ficha registral [...], no resultando válida la incorporación
al proceso del conviviente de la impugnante, por cuanto [...] no ha
intervenido en la relación sustantiva...» (Casación Nro. 3773-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2005, pág.
13599).
- «... Tanto la sentencia impugnada como la apelada se pronuncian
otorgando derechos a personas que no han sido parte ni terceros
legitimados en el proceso, razón por la cual aquellas se encuentran
afectadas de nulidad, al haber infringido las formas esenciales para
la validez de los actos procesales; [...] por tanto, la infracción
procesal se verifica en esta causa cuando el A quo declara fundada
la demanda a favor de terceros ajenos al proceso, a quienes no les
asiste el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, por no haber
intervenido en la relación jurídica sustantiva ni haber sido incorporados
al proceso...» (Casación Nro. 2322-03 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12744-12745).

4. FUNDAMENTO DE LA INTERVENCION DE TERCEROS

Según Lino Palacio, el fundamento de la intervención de terceros «... reside


en la conveniencia de extender los efectos de la cosa juzgada a todos los
interesados en una determinada relación o estado jurídico, sea por razones de
economía procesal o para evitar incluso el pronunciamiento de una sentencia
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 613

inútil cuando se configura el (...) litisconsorcio necesario...» (PALACIO, 1983,


Tomo III: 227).
Alessandri, en relación al fundamento de la intervención de terceros,
apunta que «... el interés general está en que los resultados de los fallos judiciales
se extiendan al mayor número posible de personas, porque de esta manera se
evitan los litigios, y se procura que varios posibles juicios se resuelvan en uno
solo. Por esta razón, (...) (se) ha permitido la intervención de terceros en los
pleitos...» (ALESSANDRI, 1940: 22).
Para Casarino Viterbo, el fundamento de la intervención de terceros es
«... el deseo del legislador de que los fallos judiciales se extiendan al mayor
número posible de personas, siempre que ellas estén directamente interesadas
en sus resultados, con el objeto de evitar así sucesivos juicios sobre una misma
materia, recargando inútilmente la labor de los tribunales, y colocándolos
todavía en la posibilidad de pronunciar fallos contradictorios» (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 47).
Kenny considera que «el fundamento de la intervención de terceros, es
el de evitar la actividad jurisdiccional múltiple, obviando de ese modo la
promoción de procesos que en definitiva pasarán a ser resueltos en una sentencia
única, y además produce los efectos de la cosa juzgada con relación a todos los
interesados» (KENNY, 1983: 8).
En opinión de Raymundo Fernández:
«... Hay razones que justifican la presencia de terceros en los procesos,
ya que 'si bien el proceso no puede perjudicar a los terceros, hay
conveniencia general e individual en evitar nuevos procesos, con la
posible contradicción de las sentencias, y, por otra parte, la intervención
del tercero asegura una más amplia tutela de su interés'. De ahí surge
que, en realidad, la institución del tercero sólo puede existir como
razón de economía procesal, o sea, como sujeto independiente en la
relación procesal» (FERNANDEZ; citado por LOPEZ DE CARRIL, 1962:
248-249).
Micheli señala sobre el particular lo siguiente:
«... El proceso produce normalmente los propios efectos solamente entre
aquellos que han sido parte en el proceso, de suerte que si este último no
ha sido instaurado también por parte y frente a un determinado sujeto,
no hay necesidad jurídica de que el proceso mismo se amplíe también
respecto de él. Pero la conexión entre relaciones y situaciones jurídicas
de un lado y razones de economía procesal, de otro, han aconsejado al
legislador a admitir la posibilidad de que el tercero pueda entrar en el
proceso si quiere, o bien que una de las partes ponga en práctica el
llamamiento en causa, en el curso del juicio, o todavía que el mismo juez
provoque el llamamiento...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 226).
614 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Finalmente, Liebman, en cuanto a lo que es objeto de estudio en este


punto, predica lo siguiente:
«La razón práctica del instituto está dada por la interdependencia de las
posiciones jurídicas y de las relaciones jurídicas; si bien los terceros no
pueden ser perjudicados por la sentencia pronunciada entre otros (res Ínter
olios indicata tertio ñeque nocet ñeque prodest), su posición jurídica, o las
relaciones jurídicas de las que son titulares, pueden de modo diverso
sufrir consecuencias indirectas de la sentencia ajena lo que determina la
posibilidad de un interés suyo en la existencia de un proceso en el cual
no son partes, o en el resultado del mismo. La ley reconoce esta situación
y consiente, en ciertos casos, que el tercero intervenga o sea llamado,
cuando existan determinados requisitos, que varían de una figura a otra.
Sobre la existencia de estos requisitos en el caso concreto puede surgir
contienda entre las partes o con el tercero y sobre ella deberá pronunciarse
el juez» (LIEBMAN, 1980: 81).

5. REQUISITOS DE LA INTERVENCION DE TERCEROS

Según Calamandrei, «... presupuestos indefectibles de toda forma de


intervención en causa son (...) estos dos: que el proceso en que la intervención
tiene lugar, esté pendiente ya entre dos o más partes; y que el interviniente sea
un tercero, es decir, que no sea ya parte en el proceso en el cual interviene...»
(CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 314).
En sentido similar se pronuncia Lino Palacio cuando afirma que «... la
admisibilidad de la intervención de terceros, en términos generales, se halla
supeditada a la concurrencia de dos requisitos básicos que son: I o) La existencia
de un proceso pendiente entre dos o más sujetos; 2o) La circunstancia de que el
tercero sea una persona distinta a dichos sujetos, o, en otras palabras, que no
haya asumido aún la condición de parte en el proceso...» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 228).
En la misma línea se encuentra Kenny al señalar que «son requisitos
indispensables, en todo tipo de intervención, que el proceso esté pendiente
entre las partes y que el interviniente sea un tercero, esto es, alguien que no
sea ya parte en el proceso. No debe asimilarse ni confundirse con el concepto
de intervención de terceros la comparecencia tardía del rebelde, por cuanto,
aunque no hubiese comparecido, era parte desde el comienzo de la litis (...).
Tampoco, por igual razón, la presentación del representado durante el proceso
iniciado por su representante (voluntario o necesario)» (KENNY, 1983: 7-8).
Gimeno Sendra expresa sobre el tema lo siguiente:
«Son (...) presupuestos de la intervención procesal: a) de un lado, la
existencia de un proceso pendiente, en virtud de la interposición de una
demanda, que, al haber sido admitida, haya generado los efectos propios
de la litispendencia (...), y b) la intervención de un tercero en dicho
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 615

proceso, entendiendo por tal concepto no quien, como es el caso del


testigo, nada tiene que ver con el objeto litigioso, sino una parte material
no formal, esto es, distinta al demandante y demandado, ya personados
en el proceso, que ostente la titularidad de un derecho subjetivo o un
interés 'directo y legítimo' o, lo que es lo mismo, que goce de legitimación,
ordinaria o extraordinaria.
(...)

Pero el tercero (...) ha de gozar de (...) interés jurídico. No ostenta, por


tanto, dicho interés quien nada tiene que ver con la relación jurídica
material debatida.
(...)

El tercero ha de ostentar, pues, una legitimación ordinaria o extraordinaria,


que (...) (se) la concreta en el 'interés directo y legítimo en el resultado del
pleito'. Dicha legitimación puede, por consiguiente, consistir en la
titularidad del derecho subjetivo que se discute en el proceso o en la
existencia de un interés directo en el proceso, surgido en la circunstancia
de poder experimentar, como consecuencia de los futuros efectos directos
o reflejos de la sentencia, un perjuicio o beneficio patrimonial o moral»
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:165-166).
Muñoz Rojas, en cuanto a la legitimación del tercero como condición de
su intervención en el proceso, sostiene que:
«... La legitimación para intervenir es una condición necesaria para que
un tercero pueda tomar parte en un proceso pendiente. El interés del
tercero para intervenir nace, precisamente, del hecho de que exista un
proceso pendiente sobre un objeto con el que tiene una relación común
conexa o subordinada.
(...) El tercero no sólo interviene por existir un proceso pendiente, esto
no relevaría más que su interés; fundamentalmente, participa en el
proceso en virtud del vínculo jurídico que con el objeto de aquél le liga.
El interés, por sí solo, no sería elemento suficiente si faltase dicha relación,
directa o indirecta, con la pretensión deducida» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 72).
Véscovi, en lo que toca a los presupuestos de la intervención de terceros,
afirma lo siguiente:
«El primer presupuesto es la conexidad, esencia de todo proceso acumulativo.
Es decir, que la pretensión del tercero tiene que ser conexa con el objeto
del proceso para permitir (o determinar) que se trate y resuelva juntamente
con éste.
En principio no puede admitirse que el tercero deduzca una nueva
pretensión, sino que debe ser conexa con la que las partes controvierten
en el proceso en curso, sea coincidente o excluyente (en contraste), pero
siempre relacionada con aquélla.
616 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

En segundo término, debe alegar un interés propio y actual en el proceso.


Esto resulta de la necesaria conexión ya analizada.
(...) En primer lugar, que se requiera un interés propio y cierto para evitar
la intervención de un tercero que alegue un derecho ajeno al que se debate
en el proceso (thema decidendum); luego, que sea actual, lo que no implica
que no pueda ser eventual, pero sujeto a una eventualidad cierta, esto
es, que se trate de algo que acaecerá, no una simple probabilidad (...).
( ...)

En último término, se requiere que haya un proceso pendiente. La tercería


carece de sentido si no está iniciado o se ha terminado» (VESCOVI, 1999:175).
Al respecto, Rodríguez Garcés expresa lo siguiente:
«Para poder admitir la intervención de un tercero en un juicio cualquiera
es indispensable que se cumplan los siguientes requisitos:
I o) Que el demandante sea un tercero;
2o) Que el juicio se encuentre en tramitación; y,
3°) Que aquél tenga interés actual en sus resultados.
Se requiere que el reclamante sea un tercero, en atención a la naturaleza
jurídica misma de su intervención. Es indispensable que el tercerista no
haya figurado en el juicio como demandante o demandado. No debe ser
parte en la relación procesal originaria.
(...)

Se exige que la intervención del tercero incida en un juicio en actual


tramitación. La intervención de estos terceros es de carácter accesorio;
por consiguiente, debe seguir la suerte del juicio a que accede. Terminado
el juicio no será procedente aceptar la intervención de terceros.
Para actuar enjuicio como parte (...) es necesario tener interés en él. Este
requisito se ha hecho extensivo a los terceros.
Para poder interponer tercería enjuicio es indispensable tener interés en
los resultados de él.
El interés que mueve al tercero a actuar debe ser un interés propio o
personal. El tercero, además, debe tener interés actual.
El interés jurídico del tercero para intervenir en juicio puede ser moral o
material.
Hay interés toda vez que hay comprometido un derecho (...); este interés
debe ser actual, es decir, no sujeto a condición.
Se entenderá que hay un interés actual siempre que exista comprometido
un derecho y no una mera expectativa, salvo que la ley autorice
especialmente la intervención fuera de estos casos.
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 617

(...)

Finalmente, algunos estiman que debe exigirse otro requisito: que el juez
sea competente para conocer de la reclamación del tercero.
(...)

En suma, se exige que la reclamación sea interpuesta por una persona


que no sea parte en el juicio; que el litigio se encuentre pendiente; que el
tercero tenga interés actual, jurídico y personal en sus resultados; y que
el juez sea competente para conocer de la reclamación» (RODRIGUEZ
GARCES, 1967, Tomo I: 65-67).
El artículo 101 del Código Procesal Civil, en su primer párrafo, hace referencia
a los requisitos exigidos para las intervenciones (coadyuvante, litisconsorcial
y excluyente o principal) de los terceros en el proceso, desprendiéndose de
dicho precepto legal lo siguiente:
A) Los terceros para intervenir en el proceso deben contar con interés para
obrar.
El interés para obrar, denominado por Devis Echandía interés en
la pretensión u oposición para la sentencia de fondo o de mérito,
es «... el interés jurídico sustancial particular o concreto que induce,
al demandante, a reclamar la intervención del órgano jurisdiccional
del Estado, a fin de que mediante sentencia resuelva sobre las
pretensiones invocadas en la demanda, y al demandado, a contradecir
esas pretensiones, si no se halla conforme con ellas; y a los terceros
que intervengan luego en el proceso, a coadyuvar las pretensiones
del primero o la defensa del segundo, o a hacer valer una intervención
propia» (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 274). Al respecto, el
artículo VI del Título Preliminar del Código Civil preceptúa que
para ejercitar o contestar una acción es necesario tener legítimo
interés económico o moral y que el interés moral autoriza la acción
sólo cuando se refiere directamente al agente o a su familia, salvo
disposición expresa de la ley. El interés para obrar supone, pues,
la alegación de la existencia de interés económico o moral en el
sujeto procesal. El interés económico, dicho sea de paso, es el que
se relaciona con el aumento o disminución del patrimonio de un
sujeto; el interés moral es uno de naturaleza extrapatrimonial,
ligado más bien a los valores subjetivos de la persona.
B) La solicitud de intervención en el proceso planteada por el tercero debe
reunir, en lo que resulte pertinente, los requisitos y anexos contemplados
para la demanda en los artículos 424 y 425 del Código Procesal Civil.
Se deberá acompañar u ofrecer en la solicitud, sobre todo, los
medios de prueba que acrediten el interés del tercero para intervenir
en la litis y el derecho que esgrime para hacerlo.
618 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Los referidos artículos 424 y 425 del Código Procesal Civil señalan
textualmente lo siguiente:
«A rtículo 424°.- Requisitos de la demanda.- La demanda se presenta por escrito
y contendrá:
1. La designación del Juez ante quien se interpone.
2. El nombre, datos de identidad, dirección domiciliaria, domicilio procesal del
demandante y el domicilio procesal electrónico, constituido por la casilla
electrónica asignada por el Poder Judicial de acuerdo a la Ley 30229.
3. El nombre y dirección domiciliaria del representante o apoderado del demandante,
si no puede comparecer o no comparece por sí mismo.
4. El nombre y dirección domiciliaria del demandado. Si se ignora esta última, se
expresará esta circunstancia bajo juramento que se entenderá prestado con
la presentación de la demanda.
5. El petitorio, que comprende la determinación clara y concreta de lo que se pide.
6. Los hechos en que se funde el petitorio, expuestos enumeradamente en forma
precisa, con orden y claridad.
7. La fundamentación jurídica del petitorio.
8. El monto del petitorio, salvo que no pudiera establecerse.
9. El ofrecimiento de todos los medios probatorios.
10. La firma del demandante o de su representante o de su apoderado y la del
abogado, la cual no será exigible en los procesos de alimentos. El secretario
respectivo certificará la huella digital del demandante analfabeto».

«A rtículo 425°.- Anexos de la demanda.- A la demanda debe acompañarse:


1. Copia legible del documento de identidad del demandante y, en su caso, del
representante.
2. El documento que contiene el poder de iniciar el proceso, cuando se actúe por
apoderado.
3. Los medios probatorios que acrediten la representación legal del demandante,
si se trata de personas jurídicas o naturales que no pueden comparecer por
sí mismas.
4. Los medios probatorios de la calidad de heredero, cónyuge, curador de bienes,
administrador de bienes comunes, albacea o del título con que actúe el
demandante, salvo que tal calidad sea materia de un conflicto de interés y en
el caso del procurador oficioso.
5. Los documentos probatorios. Si el demandante no dispusiera de algún medio
probatorio, describe su contenido, indicando con precisión el lugar donde se
encuentran y solicitando las medidas pertinentes para su incorporación al proceso.
6. Copia certificada del acta de conciliación extrajudicial, en los procesos judiciales
cuya materia se encuentre sujeta a dicho procedimiento previo».

6. TRAMITE COMUN DE LAS INTERVENCIONES DE TERCEROS

El artículo 101 del Código Procesal Civil, en su último párrafo, norma lo


relativo al trámite que siguen las intervenciones (coadyuvante, litisconsorcial
y excluyente o principal) de los terceros en el proceso, infiriéndose del citado
numeral lo siguiente:
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 619

- Si el órgano jurisdiccional aprueba la solicitud de intervención del


tercero en el proceso, éste se incorporará al proceso en el estado en
que se encuentre al tiempo de su intervención, lo cual significa que
a causa de la aludida intervención no se retrotrae ninguna etapa
procesal o, en otras palabras, no cabe la repetición de los actos
procesales ya desarrollados.
- El órgano jurisdiccional se encuentra autorizado para denegar de
plano (esto es, sin mayor trámite) la solicitud de intervención del
tercero en el proceso, pudiendo ser impugnada la resolución judicial
que resuelva en ese sentido (no ocurriendo lo propio tratándose de
la resolución que admite el pedido de intervención del tercero, la
misma que es irrecurrible).

7. INTERVENCION DE TERCEROS: CLASIFICACION

Micheli refiere que «... suelen (...) distinguirse las intervenciones en dos
grandes categorías: a) las intervenciones voluntarias, cuando la iniciativa de la
participación en el proceso se deja al propio Ínter viniente; b) las intervenciones
coactivas, cuando, por el contrario, la iniciativa corresponde a una de las partes
o al juez...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 226).
Lino Palacio anota que «... según que la intervención responda a la libre
y espontánea determinación del tercero, o a una citación judicial dispuesta de
oficio o a petición de alguna de las partes originarias, se la denomina, respectivamente,
voluntaria o coactiva...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 228).
Raymundo Fernández clasifica a la intervención de terceros de este modo:
«... Intervención voluntaria, que puede ser adhesiva, en caso de que el tercero
proceda adhiriéndose a las gestiones de las partes, o principal, cuando el tercero
pone enjuego un derecho propio incompatible con el de las partes; intervención
forzada, que tiene lugar cuando cualquiera de las partes en un proceso llama
al mismo a un tercero con el cual considera común la controversia»
(FERNANDEZ; citado por LOPEZ DE CARRIL, 1962: 247-248).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández indican sobre el particular
que «... suele distinguirse entre intervención voluntaria e intervención provocada.
La intervención es voluntaria cuando el tercero solicita de modo espontáneo
que se le admita en el proceso pendiente; es provocada (mal llamada forzosa)
cuando la intervención del tercero se produce a instancia de alguna de las partes
litigantes. La intervención voluntaria suele dividirse, a su vez, en principal y
adhesiva; y la adhesiva en simple y litisconsorcial» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Volumen I: 474).
Rodríguez Garcés, en lo concerniente a las clases de tercerías (intervenciones
de terceros), apunta lo siguiente:
«... Los terceros pueden intervenir en el juicio voluntaria o forzadamente.
La concurrencia voluntaria de terceros al pleito puede hacerse como
coadyuvante, como excluyente o como independiente.
620 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

La doctrina distingue entre la intervención voluntaria y la intervención


forzada o llamamiento de terceros al pleito.
La intervención forzada es el llamamiento de terceros al pleito, en forma
obligada, a requisición del demandante o del demandado, cuando se
quiere extender a un tercero los efectos del juicio y de la cosa juzgada
que produzca la sentencia dictada en él.
Es condición indispensable que el tercero se encuentre en cierta relación
jurídica con el demandante o demandado y que su intervención tenga
alguna conexión con la cuestión que es materia del pleito. El llamamiento
del tercero al pleito implica obligar a intervenir en él a una persona que
pudo ser litisconsorte de alguna de las partes.
(...)

La intervención voluntaria es aquella que permite a un tercero concurrir


cuando lo estime conveniente a un pleito, iniciado por otras personas,
en el que tiene un derecho comprometido.
La doctrina distingue tres clases de intervención voluntaria de terceros:
a) la intervención adhesiva de terceros; b) la intervención principal; y c)
la oposición de tercero» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 58-60).
Calamandrei, acerca de las clases de intervenciones en causa (intervenciones
de terceros), enseña que:
«La distinción más simple es la que se funda en la persona que adopta
la iniciativa de la intervención: si la intervención tiene lugar por iniciativa
espontánea del mismo interviniente, a la intervención se la denomina
voluntaria (...); si la intervención tiene lugar por iniciativa de una de las
partes ya en causa o por iniciativa del juez la intervención se dice que es
coactiva (...). Menos nítidas y más complicadas son (...) las ulteriores
subdistinciones de estos dos tipos: la intervención voluntaria se
subdistingue, según la finalidad que se proponga el interviniente, en tres
tipos: principal (llamada por la doctrina del derecho común ad infringendum
o ad excludendum iura utriusque competitoris [para quebrar, o para excluir
los derechos de ambos contendientes]), adherente o accesoria, o también
adherente simple (llamada ad adiuvandum), litisconsorcial, o también adherente
autónoma (...).
La intervención coactiva se subdistingue (...), según que el llamamiento del
tercero se haga por iniciativa de una de las partes en causa o por iniciativa
del juez, en dos tipos: intervención a instancia de parte (...), e intervención
por orden del juez...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 314-315).
Aldo Bacre señala al respecto lo siguiente:
«De acuerdo (a) que la intervención responda a la libre y espontánea
determinación del tercero, o a una citación judicial dispuesta de oficio o
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 621

a petición de una de las partes originarias, se la denomina, respectivamente,


voluntaria u obligada. A su vez, la primera admite diversas modalidades:
- principal o excluyente;
- adhesiva simple o coadyuvante;
- adhesiva autónoma o litisconsorcial;
- sustituyente.
(...) En cuanto a la intervención coactiva u obligada subsume a las siguientes
hipótesis:
- la denuncia del litigio;
- la citación de evicción;
- la citación en garantía;
- el llamamiento a pleito del tercero pretendiente; y
- la indicación del poseedor mediato» (BACRE, 1996, Tomo II:
176-177).

8. INTERVENCION VOLUNTARIA DE TERCEROS

8.1 Definición

Para Stiglitz, la intervención de terceros «será voluntaria, cuando la


intervención responda a la libre y espontánea determinación del tercero»
(STIGLITZ, 1970:143).
Kenny sostiene que la intervención voluntaria de terceros «... es la que
se produce por iniciativa espontánea del tercero, quien comparece en el proceso
pendiente para hacer valer un derecho o interés jurídico propio, vinculado
al objeto o a la causa de la pretensión formulada por la actora» (KENNY,
1983: 8).
Feixó asegura que «en la intervención voluntaria, el tercero que no ha
sido llamado ni ha promovido, ni por tanto es parte en la litis, pretende entrar
en ella, porque la sentencia puede afectarle...» (FEIXO, 1955: 217).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto dicen de la intervención de terceros
voluntaria que «en este género de intervención queda a voluntad del tercero
intervenir o no y para hacerlo no tiene que esperar llamado alguno de parte o
del juez. El elemento específico que lo distingue no reposa en el deseo de
intervenir, con citación o sin ella, sino en el grado de afectación que el proceso
que discurre le depare en su esfera jurídica, bien porque ostente titularidad del
litigio que se debate en el proceso, excluyente o coincidente, total o parcial,
bien porque otra relación sustancial no debatida y de la cual es titular se vea
afectada jurídicamente con el resultado del proceso» (QUINTERO; y PRIETO,
1995, Tomo II: 116).
622 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Atilio González, en lo que atañe a la intervención voluntaria de terceros,


opina lo siguiente:
«... La 'intervención voluntaria de terceros' tiene su origen en la voluntad
de un tercer sujeto, inicialmente ajeno al proceso que, espontáneamente,
decide incorporarse a éste, constituido originariamente entre las partes
(activa y pasiva) de la pretensión.
Como resulta fácilmente advertible, (...) predomina el componente
psicológico de la voluntad del tercero, a quién, privativa y excluyentemente,
compete decidir su incorporación limitada a la litis en defensa de sus
pretendidos derechos, o abstenerse de hacerlo» (GONZALEZ, 1998:393).
Según Rocco, «... la intervención voluntaria, en líneas generales, se da
cuando el sujeto que se une a la litis pendiente entre otros sujetos, se presenta
voluntariamente en el juicio, es decir, sin ser llamado por alguna de las partes,
o por el juez, a intervenir en el juicio. Aquel que interviene voluntariamente,
realiza dicha intervención por espontánea voluntad, no bien haya tenido
conocimiento de la existencia de una litis pendiente entre otros sujetos. Aquí
todo se remite a la voluntad del sujeto interviniente, el cual, si no conociera la
existencia de la litis, no podría necesariamente unirse al proceso pendiente
entre otros sujetos, pero teniendo conocimiento de él, provee así a la tutela de
sus intereses, cuya suerte se discute en el proceso pendiente» (ROCCO, 1976,
Volumen II: 125).
Monroy Cabra anota que la intervención voluntaria de terceros «se
presenta cuando un tercero voluntariamente interviene en la litis que se encuentra
pendiente entre dos sujetos. Puede ser intervención adhesiva, accesoria o ad
adiuvandum; intervención principal o ad excludmdum, e intervención litisconsorcial»
(MONROY CABRA, 1979: 220).
Lorca Navarrete manifiesta sobre la intervención voluntaria de terceros que:
«... Tiene lugar a través de una decisión voluntaria del tercero de unirse
a la instancia procesal ya promovida y de la que, hasta ese momento, era
un tercero 'extraño'.
Con su 'entrada' en la instancia 'integra' voluntariamente con su aportación,
el contradictorio ya preexistente» (LORCA NAVARRETE, 2000:151).
Lorca Navarrete destaca que las características de la intervención
voluntaria son las que describe a continuación:
«a') El carácter voluntario de la intervención por unión.
(...) No se impone la intervención; se permite al tercero poder ser
admitido.
V) La unión del tercero al proceso que se esté tramitando.
La unión del tercero a la instancia que se esté tramitando se hace
depender de que 'se encuentre pendiente un proceso' y, a su vez, de
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 623

que se lleve a cabo 'como demandante y demandado'; lo que parece


excluir la unión del tercero a las instancias ad quem y la ubicación
del tercero por unión solo en la instancia a quo.
(...)

(...) La unión del tercero como demandante o demandado al proceso


que 'se encuentre pendiente' debe ser entendida no como un
supuesto de exclusión del tercero en instancias ad quem; cuanto
más bien el origen conceptual y funcional de la unión del tercero
al proceso que 'se encuentre pendiente' que luego podrá, en su
caso, devenir como recurrente y recurrido.
c) La justificación objetiva de la unión del tercero.
Consiste en la acreditación de un interés directo y legítimo en el
resultado del proceso...» (LORCA NAVARRETE, 2000:151-152).

8.2 Clases

«La intervención voluntaria puede ser de varias especies, y concretamente:


intervención principal o ad excludendum; e intervención adherente, o ad
adiuvandum, e intervención litisconsorcial» (ROCCO, 1976, Volumen II: 125-126).
Lino Palacio nos informa que «las leyes que reglamentan esta institución,
como así también la doctrina que la explica, distinguen entre dos tipos básicos
de intervención voluntaria: la principal, o excluyente, y la adhesiva. Esta última,
a su vez, suele subclasificarse en intervención adhesiva simple o dependiente e
intervención adhesiva litisconsorcial o autónoma» (PALACIO, 1983, Tomo III: 231).
Alsina, por su parte, enseña que «... la doctrina, apoyada en la jurisprudencia,
distingue dos clases de intervención voluntaria: I o) Intervención adhesiva
(conservatoria o coadyuvante), y que tiene por objeto ayudar a una de las partes
en el proceso, para lo cual basta justificar un interés legítimo (...); 2o) Intervención
excluyente (principal o agresiva), en la que el tercero pretende un derecho frente
a ambos litigantes...» (ALSINA, 1956, Tomo I: 591-592).
Gimeno Sendra refiere que «en la intervención voluntaria, (...) el tercero
decide voluntariamente intervenir en un proceso ya iniciado. Dicha intervención
(...) puede ser 'litisconsorcial', si el tercero es titular del derecho o interés que
en él se discute o 'adhesiva', cuando su derecho depende del bien o derecho
litigioso del que es titular la parte principal» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo
1 :166).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en cuanto a las clases de intervención
de terceros, expresan lo siguiente:
«La afectación del tercero puede ser indirecta cuando la solución de las
pretensiones de las partes puede producirle un grave hecho (...). O puede
624 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

también ser directa, si media una relación de conexidad entre la relación


sustancial cuya titularidad ostenta y la que se está debatiendo en el
proceso como litigio (...). Hay así mismo afectación directa por identidad
de la relación sustancial, bien sea de manera exclusiva o cuando varios
son titulares contemporáneos de una relación que no es para ellos
totalmente ajena ni totalmente propia y es la debatida en el proceso. La
exclusividad implicaría incompatibilidad entre las diversas relaciones
sustanciales.
Es entonces, atendiendo al grado de afectación, como la ciencia procesal
especifica la intervención voluntaria de terceros, como intervención
principal e intervención adhesiva y esta última, como adhesiva litisconsorcial
o cualificada e intervención adhesiva simple o mera coadyuvancia»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 117).

8.2.1 Intervención coadyuvante o adhesiva simple

8.2.1.1 Noción de tercero coadyuvante

Araujo Lopes define al tercero coadyuvante (o interviniente adhesivo


simple) como «... aquel que tiene un interés jurídico propio en un conflicto ajeno;
pero en condiciones tales que la defensa de un interés propio le conduce al litigio a
defender el interés ajeno» (ARAUJO LOPES; citado por COUTURE, 1950, Tomo
III: 220).
Veloso Muñoz califica a los terceros coadyuvantes como «... aquellas
personas que intervienen en un juicio con posterioridad a su iniciación a
sostener las mismas pretensiones o derechos armónicos al de alguna de las
partes» (VELOSO MUÑOZ; citado por RODRIGUEZ GAROES, 1967, Tomo I:
114).
Según Casarino Viterbo, «los terceros coadyuvantes (...) son aquellos que
sostienen un interés armónico con los de cualquiera de la partes directas del
juicio. Habrá, por consiguiente, tercero coadyuvante del demandante, como
también del demandado....» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 48).
A criterio de Devis Echandía, «los coadyuvantes son aquellos terceros que
no reclaman un derecho propio para que sobre él haya decisión en el proceso,
sino un interés personal en la suerte de la pretensión de una de las partes (...)
y por ello concurren exclusivamente para ayudarle o coadyuvarle en la lucha
procesal, razón por la cual son intervinientes secundarios o accesorios y tienen
una situación procesal dependiente de la parte coadyuvada...»(DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 398).
A decir de Goldschmidt, «... todo tercero que tenga un interés jurídico
(no sólo, pues, de hecho o económico) en que una de las partes de un proceso
pendiente venza, puede entrar en la causa con el fin de ayudarle, en calidad
de 'interviniente adhesivo'...» (GOLDSCHMIDT, 1936: 447).
Capítulo V I: Intervención de terceros, extroraisión y sucesión procesal 625

En opinión de Rodríguez Garcés:


«... Son terceros coadyuvantes las personas que, sin ser partes directas
en el juicio, intervienen en él, por tener interés actual en sus resultados,
para defensa del cual sostienen pretensiones armónicas y concordantes
con las de una de las partes directas.
Se colocan en la misma posición que una de las partes.
Intervienen en el juicio en apoyo del demandante o del demandado a
quien lo ligue un interés común» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo
1:114).
En relación al tercero coadyuvante, Adolfo Rivas hace estas precisiones:
«Coadyuvante es quien es admitido a un pleito, pese a no tener legitimación
para debatir la pretensión considerada, en virtud de las consecuencias
que el resultado de la litis puede tener para su derecho; éste ha de ser
conexo con el que se está discutiendo. En estas condiciones, puede actuar
para colaborar o ayudar a que su litisconsorte triunfe en el juicio,
favoreciéndose de ese modo el derecho del coadyuvante (...).
(...) Nada impide (...) que el coadyuvante, si es que apoya al demandante,
se presente junto con el escrito inicial, sin perjuicio, claro está, de que
pueda hacerlo a posteriori, por vía de intervención de terceros. En ambas
situaciones, la operatoria del coadyuvante estará sujeta a las mismas
reglas.
(...) No solamente asignamos al coadyuvante (...) carácter de parte, sino
que también entendemos que entre coadyuvado y coadyuvante se
conforma un litisconsorcio, ya que habrá comunidad de postulaciones y
una suerte común resultante de la sentencia que al afectar o consolidar,
según el caso, el derecho del primero, incidirá en el del segundo. Claro
está que se trata de una formación litisconsorcial suí generis ya que la
actividad del coadyuvante, lo coloca en un papel de subordinación con
respecto al coadyuvado; en tal sentido (...) no puede alegar ni probar
aquello que no puede alegar y probar el ayudado; tampoco puede
disponer del objeto litigioso, aún cuando mantiene su independencia en
cuanto a poder desistir del proceso y llevar adelante o no, la actividad
por la que actúa...» (RIVAS, 1997:122-123).
Serra Domínguez, en lo que respecta al interviniente adhesivo simple (o
coadyuvante), puntualiza que «... el interviniente es parte, pues de otra forma
no se comprendería su intervención en el proceso. Si parte es la persona que
pide y frente a la que se pide una determinada actuación judicial, el interviniente
es parte en cuanto efectúa diversas peticiones en el curso del proceso. Problema
distinto es si es parte en sentido sustancial. Precisamente las características del
interviniente adhesivo derivan de su desvinculación respecto del objeto del
proceso que no le interesa particularmente. Pero que no sea ni pretenda ser
626 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

parte en el sentido sustancial no impide que lo sea en el sentido procesal único


que interesa a los efectos de nuestra disciplina...» (SERRA DOMINGUEZ, 1969:
249).
Liebman anota sobre el particular que «... el tercero, para intervenir ad
adiuvandum debe poseer una particular legitimación, la cual, aun no
permitiéndole accionar en modo autónomo sobre la relación deducida enjuicio
por el actor, es suficiente sin embargo para justificar su intervención y su
demanda, una vez que dicha relación haya sido deducida en juicio por los
legitimados en vía principal. Se trata de una legitimación secundaria o
dependiente, o accesoria, y el tercero, interviniente en el proceso adquiere la
posición de parte en algún modo subordinada, con la facultad de ejercitar
solamente los mismos poderes que corresponden a la parte a la que se ha
adherido, sin poder proponer demandas propias y quedando naturalmente
sujeto a los efectos de la sentencia» (LIEBMAN, 1980: 84).

8.2.1.2 Configuración de la intervención coadyuvante o adhesiva


simple

Según Rosenberg, la intervención por adhesión (llamada también


intervención coadyuvante o intervención adhesiva simple o intervención adhesiva
dependiente o intervención accesoria o subordinada) «... es la participación de
un tercero en la gestión de una controversia ajena en propio interés y para apoyo a una
de las partes, llamada parte principal...» (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 264).
Rosas Lichtschein concibe a la intervención adherente simple (coadyuvante)
como «... la coadyuvancia que se presta a una de las partes cuando el tercero
tiene un interés jurídico en que se venza...» (ROSAS LICHTSCHEIN; citado
por STIGLITZ, 1970:155).
Para Feixó, la intervención adhesiva (coadyuvante) «... se produce (...)
cuando un tercero interviene en un pleito pendiente entre otros, no alegando
un derecho independiente frente a las partes primitivas, sino con el fin de
coadyuvar en el proceso a la victoria de una de ellas, por tener un interés
jurídico en que tal resultado se produzca...» (FEIXO, 1955: 217-218).
En palabras de Kertny, la intervención adhesiva simple o coadyuvante
«... queda tipificada cuando el tercero, por tener un interés jurídico que coincide
con el derecho alegado por cualquiera de los litigantes principales, toma
participación en el proceso, a fin de coadyuvar al éxito de la pretensión o de la
oposición...» (KENNY, 1983:10).
Lino Palacio asevera que la intervención adhesiva simple o coadyuvante
«... se verifica cuando un tercero, en razón de tener un interés jurídico coincidente
con el derecho alegado por cualquiera de las partes originarias, participa en el
proceso con el objeto de coadyuvar al éxito de la pretensión o de la oposición»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 237).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 627

En opinión de Reimundín, la intervención adhesiva dependiente o simple


(coadyuvante) «... tiene lugar cuando el coadyuvante se encuentra con respecto
al coadyuvado y no con el adversario en una relación tal que la pérdida del pleito,
aun no teniendo el efecto de cosa juzgada en cuanto a él, haría después más difícil
si no interviniese, la defensa de sus derechos...» (REIMUNDIN, 1956, Tomo 1:192).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín predican que en la
intervención adhesiva simple (o coadyuvante) «... el tercero entra en el proceso
pendiente coadyuvando con alguna de las partes principales, por el interés que
tiene en su pretensión, que es indirecto...» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ;
y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 305).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández anotan que «... se habla
de intervención adhesiva cuando un tercero, hasta entonces ajeno al litigio,
solicita y obtiene del Juez la entrada en un proceso pendiente entre otras
personas. La intervención adhesiva supone, por definición, que el tercero
interviniente apoya la posición jurídica de una de las partes (sea del actor o la
del demandado)» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 478).
Armenia Deu considera que en virtud de la intervención adhesiva simple
(o coadyuvante) «se introduce en el proceso un sujeto que no podría haber sido
demandante o demandado inicialmente, al no ostentar la titularidad de la
relación jurídica objeto del juicio o de otra que pudiese constituir un objeto
procesal acumulable al primero. Ejemplo típico es el del subarrendatario ante
la demanda de desahucio del arrendador frente al arrendatario» (ARMENTA
DEU, 2004: 105-106). Dicha autora advierte que «... el interviniente adhesivo
simple persigue evitar los perjuicios que le puedan irrogar los efectos reflejos
de la cosa juzgada, la derrota de una de las partes, en definitiva» (ARMENTA
DEU, 2004:106).
Eduardo Vallejo afirma que en la intervención voluntaria accesoria y
subordinada (intervención coadyuvante) «... el tercero coadyuva en interés
propio, pero defendiendo un derecho ajeno de una parte que no representa. El
tercero sostiene las razones de un derecho ajeno y su posición en el proceso es
accesoria y subordinada a la de la parte a quien apoyare, no pudiendo alegar
ni probar lo que estuviere prohibido a ésta...» (VALLEJO, 1979: 50).
Pallares apunta que la intervención adhesiva (coadyuvante) existe «... cuando
el tercero se adhiere a las pretensiones de alguno de los litigantes o coadyuva
con alguno de ellos para el logro de sus pretensiones, porque tiene interés en
la litis en la que interviene, o lo que es igual, porque la sentencia que en ella se
pronuncie afecta sus derechos o sus intereses. Lo característico de esta figura,
es que el tercero no ejercita una nueva acción, sino que ayuda en el ejercicio de
alguna de las ya ejercitadas...» (PALLARES, 1979:158).
A criterio de Schónke:
«... Intervención adhesiva es la participación de un tercero en un litigio
pendiente entre otras personas, en apoyo de una de ellas, en cuyo éxito
628 Derecho Procesal Civil I : Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

tiene un interés jurídico (...). Un ejemplo ofrece el caso de que el comprador


de una cosa sea demandado por un tercero, supuesto propietario de la
cosa para entrega de ésta; el vendedor tiene entonces un interés jurídico
en que venza el comprador en el litigio entre éste y el tercero, por razón
de la acción que le amenaza en otro caso.
El interviniente adhesivo es un coadyuvante de una parte, pero no se
convierte en parte en la causa...» (SCHÓNKE, 1950: 99).
Gimeno Sendra destaca que «en la intervención adhesiva (o coadyuvante)
no existe (...) cotitularidad, sino una relación jurídica subordinada a la relación
jurídico material debatida en el proceso y de la que es titular el tercero,
quien está interesado en al (sic -léase en la-) defensa de aquélla, pues de su
reconocimiento depende su relación subordinada. Los efectos de la sentencia
no se extenderán, pues, directamente sobre el tercero, sino de forma refleja...»
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:168).
Prieto-Castro y Ferrándiz, acerca de la intervención adhesiva (coadyuvante),
expresa lo siguiente:
«... Cuando un tercero interviene en el proceso pendiente entre otros no
alegando un derecho independiente frente a las partes primitivas, sino
la intención de coadyuvar (en primera instancia o en un recurso) a la
victoria de una de ellas, por tener un interés jurídico en que tal resultado
se logre, la intervención dícese adhesiva, y el tercero que se incorpora es
llamado interviniente adhesivo o coadyuvante.
Existe tal interés cuando la cosa juzgada que se hubiera de producir en
el proceso pendiente pudiese redundar en beneficio o en perjuicio del
interviniente. Por ejemplo, el legatario tiene interés en coadyuvar a la
defensa del que sostiene la validez de la institución de heredero» (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 75).
De la Plaza asegura que la intervención adhesiva (coadyuvante) «... es
otro supuesto de la intervención voluntaria y se da siempre que el tercero
coadyuva con una de las partes para el logro de los fines de éstas, o se adhiere a
sus pretensiones, -porque tiene un interés en la litis, que queda amparado por esa
intervención. De ahí el calificativo de adhesiva, que perfila los contornos de esta
situación procesal, y el de coadyuvante, que se da al tercer interviniente...» (DE
LA PLAZA, 1951, Volumen I: 299-300). Dicho jurista español agrega que «la
intervención adhesiva del coadyuvante en lo civil, queda perfectamente
definida con estas notas esenciales: No le asiste la facultad de promover el
juicio; ha de aceptar el resultado del proceso hasta el momento de su
intervención, con efectos preelusivos para él; puede ayudar la gestión del
litigante a quien se adhiera contribuyendo al éxito de sus propios medios de
defensa, o utilizando, en provecho común, aquellos de que esté especialmente
asistido. Y por obra de su intervención, queda vinculado a la resolución del
proceso, no sólo con la parte a cuyos fines coadyuvó, sino también en relación
con la contraria» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 301).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 629

A decir de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona


Vitar:
«La pluralidad de partes eventual puede producirse (...) con base en una
legitimación que no consiste en afirmar la cotitularidad de la relación
jurídico material deducida en el proceso por las partes iniciales, sino en
afirmar la titularidad de otra relación jurídica que es dependiente de la
primera, de modo que la decisión que en el proceso se adopte será hecho
constitutivo, modificativo o extintivo de la relación segunda. Es el
supuesto de la intervención adhesiva simple (o coadyuvante) que
presupone la llamada eficacia refleja de la cosa juzgada.
La eficacia refleja de la cosa juzgada se basa en las interferencias entre la
relación jurídico material deducida en el proceso por las partes iniciales
y la relación jurídica de la que afirma ser titular el tercero con una de las
partes. Esas interferencias consisten en un vínculo de dependencia que
se resuelve en la prejudicialidad, de modo que la sentencia que se dicte
en el proceso determinará el nacimiento, modificación o extinción de la
relación jurídica del tercero con una de las partes.
Por intervención adhesiva simple (o coadyuvante) hay que entender,
pues, la injerencia de un tercero en un proceso pendiente entre otras
personas, con el fin de evitar el perjuicio jurídico que pueda ocasionarle,
como consecuencia de los efectos reflejos de la cosa juzgada, la derrota
procesal de una de las partes» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 88-89).
Sobre el particular, Liebman hace estas aseveraciones:
«... Intervención por adhesión es aquella de quien interviene 'para sostener
las razones de algunas de las partes, cuando tiene un interés propio' (...).
(...) El interviniente por adhesión no hace valer un propio derecho (...), y
se limita a apoyar la demanda de una parte en razón del interés que tiene
a la victoria de ésta. Pero el apoyo se concreta ante todo proponiendo
una demanda, en el sentido precisamente de que sean acogidas las
conclusiones de la parte a la que se adhieren. El interviniente ad adiuvandmn
debe ser titular de una relación jurídica conexa con la deducida enjuicio,
o dependiente de ella, de modo que la sentencia que se pronunciará podrá
reflejar un efecto favorable o desfavorable sobre su posición jurídica; de
éste deriva su interés en el contenido de la futura sentencia, y por eso la
ley lo admite a intervenir para proteger este interés suyo mediante el
apoyo que él da a una de las partes, al objeto de evitar que se pronuncie
la sentencia que pueda influir desfavorablemente sobre su propia
posición. Su intervención no es siempre altruística, no está dirigida a
favorecer a la parte a la cual se adhiere, e incluso la preocupación del
interviniente es la de vigilar el comportamiento de la parte misma en el
proceso, para evitar que una defensa suya defectuosa repercuta de modo
630 Derecho Procesal Civil 1: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

dañoso sobre la propia situación. Se comprende que el tercero podría,


no interviniendo, hacer valer después sus razones contra la repercusión
de la sentencia en daño suyo, pero su defensa será mucho más fácil si
interviene en el proceso para tratar de impedir el pronunciamiento de
una sentencia desfavorable...» (LIEBMAN, 1980: 83).
Redenti señala al respecto que:
«... Las providencias finales en que puede culminar el ejercicio de la
acción, pueden tener consecuencias indirectas o reflejas y secundarias
para otros sujetos. De aquí que la ley les otorgue a éstos ('terceros') una
cierta protección. Esta se manifiesta, sobre todo, en la posibilidad de
intervenir en el correspondiente proceso para sostener los derechos de
la una o de la otra de las partes principales (es decir, del uno o del otro
de los contradictores legítimos o necesarios), en cuyo caso se habla de
intervención accesoria (ad adiuvandum).
(...) En esta hipótesis vendrá a haber en el proceso una pluralidad de partes,
(...) aquí la pluralidad será sólo eventual y no necesaria, y se tratará, además
de partes puestas, por así decirlo, en un plano distinto respecto de la acción
y de las eventuales excepciones que son objeto principal del juicio. Y se
comprende que ello determine sensibles diferencias (fenómenos de
limitación y de subordinación) también en las funciones procesales...»
(REDENTI, 1957, Tomo I: 240-241).
En relación al tema, Calamandrei sostiene que «... característica
fundamental de esta intervención ad adiuvandum es que con ella el interviniente
no propone una nueva demanda que amplíe la materia contenciosa, sino que
se limita a mediar en la causa pendiente entre las partes principales, que es la
que queda aun después de la intervención, como única causa del proceso, así
sea con el agregado de un nuevo contradictor. El tercero no interviene para
hacer valer un derecho suyo en posición autónoma, sino simplemente 'para
sostener las razones de alguna de las partes' contra la otra, es decir, para ayudar
a una de las partes principales a hacer valer su derecho frente a la otra (o para
hacer que se rechace la pretensión de la otra): el interviniente, pues, combate
por el derecho ajeno, para hacer que triunfen las razones de la parte a la cual
se adhiere, contra el adversario de ella, en quien sólo por eso ve el interviniente
a su propio adversario. El interviniente por adhesión debe tomar necesariamente
partido, es decir, debe declararse a favor de una de las partes en contra de la
otra: de ese modo entra él en el proceso al lado de la parte ayudada, en calidad
de litisconsorte auxiliar que la contraparte debe aceptar como contradictor
agregado...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 320-321).
Micheli, en cuanto a la intervención por adhesión simple (coadyuvante),
enseña lo siguiente:
«... Cada uno puede intervenir en un proceso entre otras personas 'para
sostener los derechos de algunas de las partes, cuando hay un interés
propio'. Está prevista aquí una intervención ad adiuvandum (llamada
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 631

también en la práctica y en la doctrina adhesión simple), cuyo objeto es,


como indica su nombre, el de ayudar a una de las partes en causa contra
la otra, no ya por un impulso de altruismo o de generosidad por parte
del interviniente, sino en cuanto este último tiene interés en que la
controversia entre las partes originarias, se decida de un modo más bien
que de otro. El interviniente no se presenta en el proceso como titular del
estado o de la relación jurídica controvertida (o co-titular de ella), sino
como portador de un interés jurídico legítimo que la ley considera
relevante, reconociendo a un sujeto, diverso del titular de la relación
controvertida, la legitimación para intervenir en un proceso entre otros
sujetos, en cuanto la decisión que pueda emitirse entre ellos pueda
producir efectos respecto del sujeto que interviene. No es ya que este
último, si no interviene, deba sufrir sin más las consecuencias del
pronunciamiento ínter alios, puesto que la ley le prepara un remedio, la
oposición de tercero (...) para hacer valer los propios derechos contra la
sentencia que haya sido pronunciada entre las partes; sino que el propio
ordenamiento procesal puede favorecer la accesión al proceso en curso
entre las partes originarias, de un sujeto el cual podría el día de mañana
dolerse de la sentencia pronunciada entre dichas partes y valerse de
aquella impugnación» (MICHELI, 1970, Volumen I: 227).
Atilio González considera que «la intervención adhesiva simple -dependiente
o coadyuvante-, es la injerencia de un tercero, en cualquier etapa o instancia
de un proceso pendiente entre otras personas, con la finalidad de evitar el
perjuicio jurídico que podría originarle, por consecuencia de los 'efectos reflejos'
de la cosa juzgada, la derrota procesal de la parte a quien adhiere» (GONZALEZ,
1998: 395). El mencionado autor añade lo siguiente:
«... La intervención adhesiva simple se manifiesta, dentro del marco de
la acumulación, como una hipótesis de 'pluralidad de partes y pretensión
única'; contexto en el que, a su vez, resulta triplemente inestable:
• Temporalmente, es 'sobreviniente' a la incoación del proceso, y no
inicial.
• Desde el ángulo de la entidad de la gestión procesal cumplible,
conforma un supuesto de 'pluralidad de partes por subordinación',
en la que aquellas aparecen en un plano de recíproca desigualdad (...).
• De acuerdo con la regulación de la legitimación, ésta es 'extraordinaria',
en razón de que el 'tercero adhesivo simple' no se encuentra activa,
ni pasivamente legitimado para demandar o ser demandado, por
no ser titular de la misma relación jurídico material invocada en el
proceso por las partes originarias, pero sí de otra que, a su vez,
técnicamente depende de aquélla.
De ahí que, por natural implicancia, la sentencia definitiva dictada en el
proceso, adquiere la condición de 'hecho constitutivo, modificativo o
extintivo' de la relación sustancial alegada por el tercero; aunque
632 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

computable en otro proceso autónomo de conocimiento, en el que el


interviniente adhesivo simple sea 'parte' en sentido pleno» (GONZALEZ,
1998: 395).
Serra Domínguez, en lo que concierne a la intervención adhesiva simple
(coadyuvante), manifiesta lo siguiente:
«... La intervención adhesiva strictu sensu se produce en aquellos casos
en que la intervención del tercero tiene por exclusivo objeto la defensa
procesal de una de las partes, aun sin ostentar derecho alguno autónomo
de acción ni resultar directamente perjudicado por la sentencia, fundada
exclusivamente en una relación jurídica entre la parte ayudada y el
tercero, que puede resultar afectado en forma refleja por los efectos de
la sentencia.
( ...)

La intervención adhesiva del tercero es el único remedio para impedir la


producción de efectos perjudiciales. Mientras en las restantes intervenciones,
el tercero era poseedor de una acción autónoma que podía discutir en
otro proceso, pidiendo acto seguido la acumulación o amparándose en
la sentencia dictada en el segundo proceso, con lo que los fines de la
intervención era principalmente los de economía procesal (intervención
litisconsorcial) o evitar sentencias contradictorias (intervención principal),
el interviniente adhesivo carece de otro remedio que no sea su actuación
en el curso del proceso para contribuir a la formación de una sentencia
que puede constituir un presupuesto privilegiado del nacimiento o la
extinción de un deber o de un derecho hacia la parte vencida, o puede
convertir en ineficaz el derecho poseído respecto de la parte vencida. De
ahí el interés en contribuir a la defensa de dicha parte para evitar que se
forme en el proceso una sentencia que por su apariencia externé y por
su carácter coactivo es susceptible de perjudicarle» (SERRA DOMINGUEZ,
1969:243-245). ' "'
El indicado jurista español, refiriéndose esta vez a los casos de intervención
adhesiva simple (coadyuvante), expresa lo siguiente:
«... Resulta muy difícil señalar los supuestos concretos de intervención
adhesiva. Cualquier persona que tenga un interés propio en la victoria
de una parte para evitar el perjuicio que derivaría de una sentencia
contraria, podrá en principio intervenir en el proceso a los únicos fines
de coadyuvar a la defensa de dicha parte. Ello no obstante, y sin carácter
limitativo, podemos señalar algunos de los casos en que se acostumbra
admitir la intervención adhesiva:
a) En primer lugar, cuando el derecho discutido en el proceso sea el
presupuesto esencial para la subsistencia de determinada relación
jurídica entre el tercero y cualquiera de las partes (...).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 633

(...)

b) Intervención de personas interesadas en que no disminuya el


patrimonio de uno de los litigantes o en que aumente dicho
patrimonio (...).
(...)

c) La intervención de aquellas personas que deberán indemnizar los


perjuicios derivados de la sentencia en virtud de una relación
contractual (...).
(...)

d) Intervención de personas que pueden ser demandadas en un


proceso ulterior para indemnizar al vencido los perjuicios derivados
del vencimiento, que les son imputables...» (SERRA DOMINGUEZ,
1969: 246-248).
Por su parte, Viera Ruiz señala los siguientes casos de intervención
coadyuvante:
« Io El acreedor hipotecario en el proceso reivindicatorío en que una de
las partes es la que constituyó la hipoteca.
2° El legatario en el proceso sobre nulidad del testamento seguido
contra los herederos del testador.
3o El fiador simple en el proceso por el cobro de la suma afianzada
seguido contra el deudor principal.
4o El escribano en el proceso por nulidad de la escritura que autorizó.
5o El tercero que debe responder como responsable del hecho ilícito
por el que se demanda a otro» (VIERA RUIZ, 1995: 8-9).
El Código Procesal Civil, en su artículo 97, regula lo relativo a la intervención
coadyuvante en estos términos:
«Quien tenga con una de las partes una relación jurídica sustancial, a la
que no deban extenderse los efectos de la sentencia que resuelva las
pretensiones controvertidas en el proceso, pero que pueda ser afectada
desfavorablemente si dicha parte es vencida, puede intervenir en el
proceso como coadyuvante de ella.
Esta intervención puede admitirse incluso durante el trámite en segunda
instancia.
El coadyuvante puede realizar los actos procesales que no estén en
oposición a la parte que ayuda y no impliquen disposición del derecho
discutido».
634 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

8.2.1.3 Fundamento de la intervención coadyuvante o adhesiva simple

Viera Ruiz, acerca de la razón de ser de la intervención del coadyuvante


en el proceso, dice que «... lo hace no sólo contra el adversario de su coadyuvado
sino en prevención de lo que haga el coadyuvado en su perjuicio. Interviene no sólo
contra la parte contraria al adherido sino para vigilar lo que éste haga en su
perjuicio en colusión con el hasta ese momento adversario» (VIERA RUIZ,
1995:10).
Lino Palacio sostiene que el fundamento de la intervención adhesiva
simple (coadyuvante) «... reside simplemente en la conveniencia de brindar al
tercero la posibilidad de colaborar en la gestión procesal de alguna de las partes
originarias, y en la medida en que, dada la coincidencia antes señalada (entre
el interés jurídico del tercero y el derecho alegado por cualquier de las partes
originarias), la sentencia sea susceptible de repercutir dañosamente en su
situación jurídica» (PALACIO, 1983, Tomo III: 237-238).
Sobre el particular, Serra Domínguez apunta lo siguiente:
«... Prestamos especial atención a la naturaleza imparcial del órgano
jurisdiccional como principal fundamento de la intervención adhesiva.
En efecto, la producción de efectos reflejos de la sentencia no bastaría por
sí misma para justificar semejante intervención. Las partes litigantes
pueden también, extrajudicialmente, ocasionar la mutación que incide
en la relación jurídica del tercero. Pero éste podrá desconocer dicha
mutación cuando haya sido producida en fraude de sus derechos; y en
todo caso, al ser producida por la voluntad de quien con él contrató,
podrá reclamarle la correspondiente responsabilidad. En cambio, cuando
idéntica mutación es producida mediante una sentencia, ésta se presenta
como imparcial y opuesta a la voluntad de la parte vencida, por lo que
le resultará más difícil al tercero ignorar y combatir la existencia y realidad
de dicha sentencia» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 245).
Al respecto, Rodríguez Garcés hace estas precisiones:
«... El fundamento de la intervención de terceros coadyuvantes enjuicio,
se encuentra en los principios generales de Derecho sustantivo, en los
seguidos por el legislador al reglamentar diversos derechos y su forma
de hacerlos valer en juicio.
El legislador ha aceptado la intervención de terceros enjuicio, extendiendo
los efectos de las resoluciones judiciales al mayor número de personas,
con el fin de evitar la multiplicidad de pleitos.
(...)

El legislador al aceptar la intervención de tercero tuvo en vista un triple


objetivo: a) evitar los perjuicios de hecho que podría acarrear la sentencia
a personas extrañas al juicio; b) evitar la multiplicidad de juicios; y c)
evitar se dicten sentencias contradictorias.
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 635

Para cumplir esta triple finalidad y resguardar suficientemente la integridad


y celeridad del procedimiento, sólo admitió la intervención de terceros
cuando éstos tengan interés actual en el pleito, esto es, siempre que tengan
comprometido un derecho y no una mera expectativa, salvo que la ley
los autorice para intervenir fuera de estos casos» (RODRIGUEZ GARCES,
1967, Tomo 1:115-116).

8.2.1.4 Requisitos de la intervención coadyuvante o adhesiva simple


Casarino Viterbo, en cuanto a los requisitos de la intervención coadyuvante,
afirma que:
«... Para que proceda esta tercería será indispensable la existencia de un
juicio ya iniciado y que el tercero tenga interés actual en sus resultados.
(...) Se entenderá que hay interés actual siempre que exista comprometido
un derecho y no una mera expectativa, salvo que la ley autorice especialmente
la intervención fuera de estos casos...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo
III: 48).
Para Monroy Cabra, son requisitos de la intervención adhesiva (coadyuvante)
los siguientes: «... a) que el proceso esté pendiente; b) que el interviniente tenga
un interés jurídico en el éxito de la pretensión de la parte principal a la cual va
a ayudar; c) que el proceso no haya sido decidido mediante la sentencia; d)
aunque el coadyuvante es parte secundaria, sin embargo (...) no debe disponer
del derecho en litigio ni ejecutar actos que estén en desacuerdo con los del
coadyuvado; e) el coadyuvante toma el proceso en la situación en que se encuentre;
f) el tercero interviniente debe pedir al juez que admita su intervención en un
escrito en que exprese los hechos, la causa y los fundamentos de derecho; g)
no podrá enmendar ni corregir la demanda ni el objeto del juicio» (MONROY
CABRA, 1979: 221).
Rocco, en lo relativo a los presupuestos o condiciones de la intervención
por adhesión (coadyuvante), asevera que:
«1°) Es necesario, ante todo, que el sujeto no esté presente en el juicio
que pende entre otros sujetos.
2o) Es necesario que el proceso esté pendiente (...).
3o) Es necesario que el que interviene tenga, por lo menos, una
legitimación para accionar, aunque no sea más que en la forma de
la legitimación para intervenir. Dicha legitimación, para accionar
o para intervenir, debe serle reconocida por las normas procesales»
(ROCCO, 1976, Volumen II: 129).
Rodríguez Garcés, en lo que atañe a los requisitos para poder intervenir
como coadyuvante, manifiesta lo siguiente:
«... Par a que una persona pueda intervenir en un juicio en actual tramitación,
como tercerista, es necesario: I o Que sea una persona extraña al juicio,
636 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

esto es, que no sea parte en la relación procesal a que dio origen el pleito;
2° Que tenga interés actual en los resultados del juicio; y 3o Que la ley no
haya prohibido expresamente su intervención.
Hay casos en que la ley ha hecho aplicación expresa de la regla general,
estableciendo que tal o cual persona puede intervenir en tal o cual juicio
como coadyuvante (...).
Ello no quiere decir, como pudiera creerse, que se requiera de una
disposición legal para aceptar la intervención de estos terceros (...).
(...)

Hay interés actual en los resultados del pleito, cuando se tiene comprometido
un derecho en él, y no una mera expectativa. En consecuencia, se exige
que el tercero tenga comprometido un derecho en el pleito.
Sea que el tercero actúe como coadyuvante del demandante o del
demandado, es necesario que tenga 'interés en el pleito'. En tales casos
actúa y se coloca en la misma situación jurídico-procesal en que se
encuentran las partes del juicio; por consiguiente, se requiere que, al igual
que éstas, tenga interés en la acción deducida, o en las excepciones que
se opongan a ella...» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1 :117-118).
Rosenberg señala que son presupuestos de la procedencia de la
intervención por adhesión (coadyuvante) los que describe a continuación:
«1. Debe existir y estar todavía pendiente una controversia el llamado
proceso principal, entre otras personas (...); pues procede la intervención
en cualquier situación del proceso principal, y también junto con
la interposición de la oposición o de un recurso (...).
(...)

(...) El proceso principal debe estar todavía pendiente. No hay


intervención por adhesión después de la resolución de la
controversia con autoridad de cosa juzgada; pero sí cabe todavía
en la instancia de apelación o de revisión, en tanto el recurso es en
sí admisible (...).
(...)

(...) El proceso principal debe estar pendiente entre otras personas.


No es posible adherirse como interviniente adherente a sí mismo
o a la parte legalmente representada por uno mismo (...) o a su
adversario o al de la parte representada (...). Si el interviniente
adherente llegase a ser parte posteriormente, por ej., a causa de
herencia o traspaso del proceso a él (...), entonces cesa la procedencia
de la intervención por adhesión.
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 637

2. El interviniente adherente debe tener de acuerdo con las afirmaciones


de parte, presentadas en el proceso principal, un interés jurídico en
la victoria de la parte principal (llamado causa de la intervención).
Un interés de esta clase se da siempre cuando el interviniente
adherente está en tal relación jurídica con las partes o el objeto del
proceso principal, que una sentencia desfavorable para la parte
principal influiría, de algún modo, jurídicamente y para su
detrimento, en su situación jurídica, de derecho privado o público...»
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 265-267).
Schonke, en lo que toca a los requisitos para la admisión de la intervención
adhesiva (coadyuvante), enseña lo siguiente:
«1. Debe haber un litigio pendiente, lo cual significa la existencia de
litispendencia (...). Pendiente el procedimiento, es admisible la
intervención en cualquier período de aquél, incluso después de
haberse dictado sentencia, en tanto no sea firme.
( ...)

2. El litigio debe estar pendiente entre otras partes (...). Una intervención
adhesiva del representado en el proceso promovido por su
representante legal o apoderado, es inadmisible (..).
(...)

3. El interviniente adhesivo debe tener un interés jurídico en que


venza en el proceso la parte a la que coadyuva (...). Existe este
interés cuando la decisión haya de influir jurídicamente en favor
o en contra mediata o inmediatamente sobre sus relaciones de
Derecho privado o públicas (...).
Merecen especial atención los siguientes casos:
a) Cuando la sentencia tuviera inmediatamente fuerza de cosa
juzgada para el tercero, en su favor o en su contra (...).
b) Cuando la sentencia fuera ejecutable contra el tercero (...).
c) Cuando la sentencia, aun no produciendo el efecto de cosa
juzgada contra el tercero, hubiera de desplegar respecto de
él algún efecto en cuanto a la declaración de hechos o la
apreciación de prueba. Pues también la declaración judicial
sobre la relación jurídica que influye en la posición jurídica
del tercero, aun carente de fuerza de cosa juzgada, servirá
por regla general de fundamento en un procedimiento
posterior. En evitación de este efecto (llamado a veces efecto
reflejo), se admite también la intervención adhesiva.
638 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

4. No existen presupuestos procesales especiales para la intervención


adhesiva. Pero el interviniente adhesivo debe poseer en su persona
todas las cualidades requeridas para participar en el proceso; por
tanto, en particular, la capacidad para ser parte y la capacidad
procesal» (SCHÓNKE, 1950: 99-100).
Devis Echandía opina que son requisitos de la intervención por coadyuvancia
los que indica seguidamente:
« Io) Que el proceso esté pendiente, lo que significa que la demanda
debe haberse notificado a los demandados (...).
2o) Que la sentencia no haya sido dictada si no tiene recursos, o no
haya quedado ejecutoriada si los tiene (...).
3o) Que el interviniente no esté actuando ya en el proceso como parte
o interviniente en otra calidad.
4o) Que el interviniente tenga un interés personal en el éxito de la
pretensión o la defensa de una de las partes principales, y por lo
tanto en el negocio (...).
El coadyuvante puede ser, por consiguiente, ajeno a la relación
sustancial debatida en el proceso por su coadyuvado (...), pero existirá
otra relación sustancial entre ellos, que puede resultar afectada
con la decisión que sobre la primera se adopte en el proceso (...).
(...)

(...) El interés (...) puede ser simplemente económico o moral o


familiar, siempre que esté jurídicamente tutelado en virtud de una
relación jurídica existente entre el interviniente y una de las partes,
que no es objeto del proceso, cuando se trate de coadyuvancia o
intervención accesoria o secundaria.
5o) Por último, el coadyuvante debe ser capaz y obrar debidamente
representado, condiciones éstas que rigen para toda clase de
intervinientes» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 402-404).

8.2.1.5 Interés jurídico del tercero coadyuvante para intervenir en el


proceso

Según Afilio González:


«... Constituye presupuesto inexcusable de admisibilidad de la
'intervención adhesiva simple' que el tercero posea un concreto interés
jurídico en el triunfo de la parte a quien ayuda.
De ahí que (...) el 'interviniente por adhesión' tiene la 'carga' de declararse
en favor de una de las partes y en contra de la otra; e ingresa al proceso
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 639

al lado de la parte ayudada en calidad de litisconsorte auxiliar de éste, a


quien la contraparte debe, inexorablemente, aceptar como 'contradictor
agregado» (GONZALEZ, 1998: 395).
En cuanto al interés jurídico del tercero coadyuvante para intervenir en
el proceso, Monroy Cabra expresa lo siguiente:
«... El coadyuvante apoya únicamente el derecho de una parte principal,
pero sin pedir que le sea reconocido uno personal, como sería el caso del
acreedor que concurre a coadyuvar a causa de su deudor, pero sin solicitar
que allí mismo se le satisfaga la deuda. La sentencia que se dicte en este
proceso no lo va a cobijar; pero, sin duda alguna, si el deudor pierde, se
va seguramente a ver perjudicado en el cobro posterior de su acreencia.
El interés del coadyuvado es un interés jurídico tutelado por la ley, cuya
satisfacción no depende del resultado del proceso. El interviniente deberá
afirmar esta circunstancia y acompañar las pruebas que demuestren el
hecho del cual deduce tal interés...» (MONROY CABRA, 1979: 221-222).
Muñoz Rojas señala al respecto que:
«El interviniente adhesivo o coadyuvante, participa en el proceso
apoyando la postura de una de las partes en causa y, por tanto, su posición
en el proceso es accesoria o subordinada.
El coadyuvante tiene interés en que venza la parte ayudada, ya que de
lo contrario le puede provenir un perjuicio o gravamen, por hallarse
ligado a dicha parte con un determinado vínculo o relación jurídica. El
interés para intervenir en este caso está justificado en virtud del perjuicio
que le puede irrogar una resolución desestimatoria dictada contra la parte
a la cual ayuda.
Tanto la legitimación como el interés para intervenir adhesivamente,
tienen carácter secundario y subordinado, con relación al de la parte
principal...» (MUÑOZ ROJAS, 1960: 73).
A juicio de Micheli, «el interés en la intervención por adhesión simple
deriva (...) de la conexión y de la relación de subordinación que existe entre
varias relaciones jurídicas, de suerte que el titular de la relación dependiente
experimenta las consecuencias del resultado de la causa sobre la relación
conexa...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 227-228). El citado tratadista italiano
añade que «en cuanto al interés que legitima al tercero a tomar parte en un
proceso instaurado entre otros sujetos, es necesario (...) precisar que el mismo
surge y está tutelado (...) en cuanto sea jurídicamente relevante, esto es, en
cuanto derive de la exigencia de evitar un perjuicio jurídico a la situación de
la cual el interviniente es titular, situación (...) conexa (con) o dependiente de
aquella que es deducida en juicio entre las partes principales...» (MICHELI,
1970, Volumen I: 229).
640 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Calamandrei, en lo que concierne al interés del interviniente adhesivo


(coadyuvante) para participar en el proceso, enseña que:
«... En general, se puede decir que el interés del interviniente debe
fundarse en esto: que aunque en el proceso en que interviene el tercero
se discuta, no de un derecho suyo, sino solamente del derecho de la parte
ayudada, al cual el tercero es extraño, sin embargo, sabe el tercero que,
si en ese proceso sale vencida la parte ayudada, su derrota vendría a
repercutir indirectamente sobre dicho tercero, quitándole para el futuro
la posibilidad de ejercer un derecho suyo en las mismas condiciones
favorables en que hubiera podido ejercerlo de haber salido victoriosa la
parte por él ayudada. El interés que legitima al interviniente a comparecer
enjuicio para hacer valer el derecho de la parte ayudada, no es, pues, un
interés altruista (...), sino que es un interés egoísta, que tiene su base en
la propia ventaja que el interviniente espera de la victoria de la parte
ayudada, o en la desventaja que teme de su derrota: ventaja y desventaja
que no deben ser meramente morales o sentimentales (...); sino que deben
tener un sustrato jurídico, en el sentido de que las consecuencias ventajosas
o desventajosas que el interviniente espera o teme para sí, deben ser tales,
que repercutan, en sentido favorable o desfavorable para él en una
relación jurídica de la cual sea él sujeto» (CALAMANDREI, 1962,
Volumen II: 322-323).
Serra Domínguez anota sobre el tema lo siguiente:
«El fundamento que legitima la intervención es únicamente el interés en
evitar los efectos reflejos de la sentencia en cuanto pueden derivar en un
perjuicio jurídico (...).
(...)

El problema estriba en determinar teórica y prácticamente cuándo existe


interés que legitime la intervención. Así como en la intervención principal
y en la litisconsorcial la parte se hallaba en posesión de un derecho conexo
o semejante al discutido en el proceso, con lo que el problema de la
legitimación se resumía a la comparación de ambos derechos: el deducido
en el proceso y el pretendido hacer valer por el interviniente, en la
intervención adhesiva el interés se funda precisamente en la desconexión
entre la relación jurídica deducida en el proceso y aquella por la que se
interesa el interviniente. De ahí que sea preciso el examen caso por caso
del interés para determinar cuándo otorgará una legitimación extraordinaria
para intervenir en el proceso como coadyuvante.
Con carácter general pueden deducirse los supuestos de interés
simplemente moral. El interés del interviniente debe derivarse de un
perjuicio material económico, que resultará del vencimiento del ayudado;
sin que un simple interés moral (p.ej., la amistad, el parentesco) sirva
para legitimar la intervención en cuanto no tenga un contenido material,
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 641

en cuanto no afecte a una relación jurídica propia del interviniente. El


interés debe ser al propio tiempo actual, no futuro. No cabe la intervención
por parte de la persona que desea adquirir el derecho debatido, en cuanto
la sentencia no producirá a su respecto perjuicio alguno jurídico, no
alterando ninguna relación jurídica en la que participe. Por último,
tampoco puede considerarse suficiente para la intervención el interés en
obtener una sentencia justa o en crear un precedente jurisprudencial...»
(SERRA DOMINGUEZ, 1969: 245-246).
Finalmente, Goldschmidt predica que existe el interés jurídico que crea
el derecho a la intervención adhesiva (coadyuvante):
«(...) Cuando la fuerza de cosa juzgada de la sentencia haya de extender
sus efectos en pro o en contra del tercero.
(...) Si la sentencia que recaiga tiene que ejecutarse contra el tercero (...).
(...) Si la sentencia ha de producir efectos accesorios frente al tercero.
(...) Si la sentencia que se dicte ha de producir efectos probatorios en
la relación entre el tercero y el adversario de la parte a quien
ayuda...» (GOLDSCHMIDT, 1936: 447).

8.2.1.6 Oportunidad de la intervención coadyuvante o adhesiva


simple

En lo relativo a la oportunidad de la intervención coadyuvante o adhesiva,


Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández precisan que «... la intervención
adhesiva sólo es admisible desde que existe un proceso pendiente (en concreto,
desde que el actor presenta la demanda); y parece abonado pensar que es
admisible hasta que el pleito haya terminado por sentencia firme. También es
posible que el tercero comparezca después de dictada sentencia definitiva (pero
aún no firme), precisamente para interponer un recurso (en especial los de
carácter devolutivo). En todo caso, el interviniente debe aceptar el pleito en el
momento procesal en que se encuentre, sin que sea posible retrotraer las
actuaciones ya realizadas...» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen
I: 479-480).
Por su parte, Rodríguez Garcés, acerca del momento en que puede
intervenir el tercero coadyuvante, refiere lo siguiente:
«Podrá intervenir mientras haya juicio, en primera o en segunda instancia.
Podrá interponer recursos en contra de la sentencia siempre que ellos
fueren procedentes y lo haga dentro del plazo que corresponda a la parte
que coadyuva.
El juicio subsiste mientras no esté ejecutoriada la sentencia definitiva
dictada en él. El tercero, que no ha intervenido en primera instancia,
puede apelar del fallo dictado en él.
642 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Unos estiman que ello no es posible porque no sería parte agraviada.


Otros creen que por el solo hecho de hacerse parte para apelar la sentencia
les afecta y les causa agravio.
Los tribunales han reconocido derecho al tercero coadyuvante para
hacerse parte en segunda instancia» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo
1: 121- 122 ).
Conforme se desprende del artículo 97 -penúltimo párrafo- del Código
Procesal Civil, la intervención coadyuvante puede admitirse tanto en primera
como en segunda instancia (se entiende hasta antes que se expida la sentencia
definitiva).
La Corte Suprema de Justicia ha establecido al respecto que «... la
incorporación del citado tercero (coadyuvante de una de las partes principales)
puede producirse en cualquier momento, sujetándose al estado en que se
encuentre el proceso; (...) en consecuencia, el emplazamiento inicial con la
demanda se realiza a las partes, no al tercero interviniente en calidad de
coadyuvante...» (Casación Nro. 3137-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 22-02-2000, pág. 4680).

8.2.1.7 Facultades o actuación del tercero coadyuvante

Para Casarino Viterbo,«... el tercero coadyuvante podrá hacer, separadamente


de la parte a quien ayuda, las alegaciones y rendir la pruebas que estime
conducentes, pero sin entorpecer la marcha regular del juicio y usando de los
mismos plazos concedidos a la parte principal o directa. Podrá, asimismo,
solicitar dichos plazos o su ampliación, o interponer los recursos a que haya
lugar, tanto sobre las resoluciones que recaigan en estas solicitudes, como sobre
cualquiera sentencia interlocutoria o definitiva...» (CASARINO VITERBO, 1983,
Tomo III: 49).
Según Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, «... se considera que el
coadyuvante es una sola parte con la que adyuva (...). El coadyuvante (...) tiene
las mismas facultades del coadyuvado, cuando la pasividad de éste las tolere,
pero se le negará toda posibilidad, aun procesal, que se oponga a la voluntad
expresa del coadyuvado y cualquiera que implique disposición del objeto
litigioso» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 129).
En palabras de Prieto-Castro y Ferrándiz:
«... El interviniente adhesivo no es parte en sentido propio, sino un mero
coadyuvante de la parte a la que se adhiere, y ello determina una limitación
importante de posibles facultades y de las oportunidades de realizar actos
procesales.
Por estas razones, el coadyuvante no puede realizar actos dispositivos
sobre el objeto litigioso y en cuanto a los otros actos procesales únicamente
podrá emplear los medios de ataque y de defensa que favorezcan a la
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 643

parte coadyuvada y permita el estado del procedimiento sin posibilidad


de 'restitutio in integrum'» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980,
Volumen 1: 76).
Girneno Sendra refiere que:
«El interviniente adhesivo (o coadyuvante) (...) no es una verdadera parte
principal, sino subordinada, pues tan sólo mantiene un interés en el éxito
de la pretensión de la parte a la que coadyuva. Por lo tanto, ni delimita
el objeto del proceso, ni el ámbito cognoscitivo de la obligación de
congruencia que ha de circunscribirse a la pretensión y defensa efectuadas
por las partes principales. (...) Tampoco puede ocasionar la crisis del
proceso mediante un acto de disposición de la pretensión, ni recurrir las
resoluciones judiciales en contra de la voluntad de la parte coadyuvada.
Su capacidad de postulación es, pues, la de un colaborador de la parte
principal (...) y se circunscribe a la utilización de todos los actos de
alegación, prueba y dependiente impugnación que coadyuven al éxito
de la pretensión o defensa de la parte principal.
Pero, (...) puede ser acreedor o deudor de una condena en costas derivada
de su intervención (...), ya que al tercero se le ha de tener por parte a
todos los efectos...» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1 :169-170).
A criterio de Devis Echandía:
«El coadyuvante es siempre una parte accesoria o secundaria porque
actúa 'para sostener las razones de un derecho ajeno', y en un plano
distinto del de la parte principal, de subordinación a ésta, ligado
secundariamente a la posición de su coadyuvado.
Esa actuación del coadyuvante puede limitarse a una colaboración con
la parte coadyuvada que también actúa en el proceso, pero puede llegar
a suplir la actividad de ésta (...), cuando por desinterés u otra causa
abandona total o parcialmente su defensa. Sin embargo, el coadyuvante
no actúa en nombre de la parte coadyuvada sino en su propio nombre,
a pesar de hacerlo en defensa de la causa de aquélla, y por lo tanto, no
se trata de una especie de representación» (DEVIS ECHANDIA, 1985,
Tomo II: 401-402).
Aldo Bacre asegura que:
«La actuación del tercero será accesoria y subordinada a la parte a quien
apoye. Es sujeto del proceso, pero no de la pretensión deducida en él, ya
que la única legitimada será la parte a la que adhiere, quien podrá hacer
valer su derecho.
( ...)

El tercero, legitimado secundario, carece de facultades para obrar en


contraposición a la parte originaria, pero puede desplegar toda la
644 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hínostroza Mínguez

actividad que sea coherente con la actitud de ella y la que importe suplir
las omisiones en que incurra la coadyuvada, siempre que no haya vencido
el plazo para la producción del acto respectivo...» (BACRE, 1996, Tomo
II: 179-180).
Lino Palacio señala al respecto que:
«... El interviniente adhesivo simple no asume el carácter de una parte
autónoma, por cuanto su posición dentro del proceso es subordinada o
dependiente respecto de la que corresponde a la parte con la cual coadyuva
(...).
De allí que la actuación procesal del tercero coadyuvante se encuentre
limitada por la conducta asumida por la parte principal, pues si bien se
halla autorizado para realizar toda clase de actos procesales, éstos sólo
son eficaces en la medida en que no sean incompatibles o perjudiquen el
interés de aquélla.
(...)

En consecuencia, le está vedado realizar cualquier acto que implique una


disposición del objeto procesal (allanamiento, desistimiento, transacción
o conciliación); utilizar una defensa o una prueba respecto de las cuales
la parte coadyuvada hubiere renunciado o hubiese sido declarada
negligente; contraponer sus pretensiones a las de dicha parte; etcétera.
Pero está habilitado, en cambio, para subrogarse procesalmente a la parte
principal en el caso de que ésta obrare negligente, ineficaz o dolosamente
en su perjuicio» (PALACIO, 1983, Tomo III: 239-240).
En relación al tema, Viera Ruiz apunta lo siguiente:
«... El adherente interviene en un proceso ajeno en defensa de un interés
propio: el mismo se manifiesta en ayudar a evitar las consecuencias
negativas sobre su interés de la cosa juzgada de la sentencia a dictarse en
el proceso a que accede. Se trata de un efecto reflejo (...). Por eso interviene
en ayuda de aquella de las partes cuyo interés coincide con el suyo (...).
Pero como no está legitimado para actuar como parte principal en el
proceso, sólo puede hacerlo como sujeto accesorio al de la parte cuyo
interés coincide con el suyo. (...) el tercero interviniente adhesivo no provoca
un cambio en el objeto del proceso en que interviene. Este sigue siendo
el mismo. Sólo hay un cambio en el aspecto subjetivo puesto que una de
las partes ya no está integrada por un solo sujeto sino por dos, aunque
uno de ellos, el adherente, en situación de subordinación al adherido.
Esta situación de subordinación del adherente al adherido se traduce en
el hecho de que el adherente no puede realizar prueba contraria al
adherido ni recurrir si no lo ha hecho éste. Tampoco puede por sí solo
disponer del objeto litigioso del proceso como allanarse, desistir, transar
o conciliar» (VIERA RUIZ, 1995: 9).
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 645

Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vitar opinan


sobre lo estudiado en este apartado lo siguiente:
«El tercero al intervenir persigue (...) evitar unos perjuicios. En algunos
casos su actuación puede limitarse a coadyuvar a la victoria de una de
las partes, apoyándola con alegaciones y medios de prueba, pero en otros
tendrá que suplir la inactividad de la parte originaria e incluso es posible
que tenga que enfrentarse a ella cuando se trate de un proceso fraudulento
o simulado. Al intervenir el tercero lo hace para defenderse a sí mismo.
Si la finalidad de la intervención se redujera (...) (a) apoyar, colaborar,
coadyuvar a la victoria de una de las partes originarias, en buena parte
de los casos la intervención no sería útil ni económica. De ahí que la única
solución práctica consista en reconocer al interviniente la condición de
parte.
(...) Si al interviniente no se le concede la cualidad de parte, con todos
los poderes procesales inherentes a tal condición (salvo los de disposición),
estaremos ante una institución inútil. Además de que en el proceso se es
o no se es parte, no pudiendo darse situaciones intermedias.
En todo caso esta intervención tampoco supone el ejercicio de una nueva
pretensión. Si el interviniente se coloca en la situación de actor, mantendrá
la misma pretensión que ya interpuso el originario demandante. Si se
coloca en la situación de demandado podrá formular resistencia. La
intervención no supone acumulación sino proceso único con pluralidad de
partes» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 89).
A decir de Goldschmidt, «... el interviniente adhesivo no se hace parte.
No puede, por lo tanto, pedir nada para sí, ni se puede pedir nada de él, a
excepción de lo que atañe a las costas por su intervención (...). Tampoco puede
(...) modificar su demanda o desistir de ella, renunciar a la pretensión de la
misma, allanarse o transigir, renunciar al recurso o desistir del mismo, ni
renunciar al derecho de excepcionar faltas (...). Por lo demás, puede ejecutar
todos los actos procesales, que la parte a quien ayuda hubiera podido realizar,
si la misma no se opone (...). Está facultado, por lo tanto, particularmente para
hacer valer medios de ataque y de defensa, proponer pruebas, interponer
recursos (...) e impulsar la notificación de las sentencias favorables para su
parte. La admisión de hechos y el juramento que haga el interviniente obliga
a aquélla -en el caso de que esté presente- si no se opone en el acto (...). En casos
de ausencia, el interviniente adhesivo representa a su parte (...). Pero no se le
puede deferir ni referir el juramento (...), por cuya razón puede ser testigo. Se
le ha de tener siempre al corriente para que pueda actuar en la causa (citaciones,
notificaciones, etc.), pero la sentencia no necesita ser notificada más que a la
parte, y el plazo para la interposición de recursos empieza a correr desde el
momento de la notificación a ella, con efecto también para el interviniente
adhesivo» (GOLDSCHMIDT, 1936: 448-449).
646 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Rosenberg, acerca de la actuación del interviniente adherente (coadyuvante)


en el proceso, expresa que «el interviniente adherente actúa junto a la parte
principal o, si ésta permanece inactiva, en su lugar pero siempre en nombre
propio, por lo cual no es su representante (...). No pretende tutela jurídica para
sí, sino que ayuda a la parte principal para el logro de su fin de tutela jurídica,
y gestiona su proceso; por eso se le denomina coadyuvante del litigio (procesal)
o auxiliar en el litigio. (..) Esto, y cierta independencia del interviniente adherente
en la gestión del proceso (...), justifican su designación como parte adherente; ya
que debe tener también las capacidades de parte...» (ROSENBERG, 1955, Tomo
I: 264). El mencionado tratadista agrega sobre la actuación o potestades del
interviniente adhesivo (coadyuvante) que:
«a) Gestiona un proceso ajeno, en el que sigue siendo parte principal
aquel a quien apoya, aun cuando le ceda toda la gestión procesal (...);
es solamente su coadyuvante en el litigio, no su litisconsorte y no
llega a ser parte (...).
b) Pero puede ejecutar en general para la parte principal, en propio nombre,
todos los actos procesales y recibirlos (...), como podía o debía hacerlo
aquélla, y ciertamente con los mismos efectos que si hubiese actuado
la parte principal misma (...).
(...)

c) Sin embargo, está sujeto a las siguientes limitaciones:


(...) Está sometido al estado del proceso principal en el momento de
su intervención (...), como puede ser producido por confesión,
renuncia, consentimiento, rebeldía, etc., de la parte principal,
por la conclusión del debate sobre los hechos, el comienzo
del plazo para recurrir y otras causas más. Por eso no puede
modificar el objeto del litigio o el procedimiento, ni realizar
una modificación de la demanda, ni admitirla, ni renunciar
a las objeciones procesales (...), ni desistir de la demanda, ni
entablar demanda de declaración incidental, ni reconvención,
etc.
(...) Sus declaraciones y actos no pueden estar en contradicción con los
de la parte principal (...), si esta última actúa. La contradicción
con la parte principal debe establecerse en forma positiva;
puede resultar de una declaración expresa de ella o de su
conducta total en el proceso (...).
(...)

(...) Además de esto, como el interviniente adherente no puede


actuar sino para ayudar a la parte principal (..), le están
prohibidas aquellas actuaciones que, in abstracto, se oponen
al interés de la parte principal; así, por ej., no puede allanarse
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 647

a la acción ni renunciar a ella (pero sí reconocer hechos),


renunciar el recurso contra la resolución desfavorable para
la parte principal (...); pues determinaría con esto su autoridad
de cosa juzgada y ejecutabilidad con efecto contra ella...»
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 270-273).
Rocco, en cuanto a lo que es materia de estudio en este punto, refiere lo
siguiente:
«... El que interviene ad adiuvandum es titular, o mejor, cotitular de la
acción propuesta por el ayudado, ya que está legitimado para accionar
en orden a la realización de un interés del ayudado. Salvo que mientras
el ayudado está legitimado con base en el criterio de la titularidad de la
relación jurídica sustancial, el ayudante está legitimado con base en el
criterio en virtud del cual, dada una particular situación del derecho
sustancial, de hecho o jurídica, las normas procesales confieren a dicho
sujeto una forma de legitimación.
Coadyuvante y coadyuvado son cotitulares de una misma y única acción,
ya que están ambos, aunque por criterios distintos, legitimados por la
ley procesal para el ejercicio de aquella determinada acción, y por
consiguiente, ambos son partes en el proceso en el cual se halla ya el
ayudado.
(...)

Unica particularidad de estos casos es que a veces al sujeto de la relación


jurídica sustancial que asume la figura del coadyuvante se le reconoce
sólo una legitimación menos plena, que se despliega precisamente en la
forma de la intervención por adhesión, mientras que otras veces solamente
al no titular de la relación jurídica sustancial se le reconoce plena
legitimación en la forma de legitimación para accionar, esto es, para
ejercer, él solo y en nombre propio, las acciones correspondientes a cierta
y determinada relación de la cual no es titular...» (ROCCO, 1976, Volumen
II: 128-129).
Micheli, en lo que atañe a los poderes o facultades procesales del tercero
en la intervención por adhesión simple (coadyuvante), manifiesta lo siguiente:
«... La no titularidad de la situación jurídica deducida en juicio impide
que el tercero interviniente sea puesto en el mismo plano de las partes
originarias, en cuanto a él le puede ser reconocida una legitimación menor,
respecto de aquella que corresponde a las partes principales, de manera
que también los poderes procesales deberán ser correspondientemente
reducidos respecto de los poderes reconocidos por la ley a las partes
mismas. La ley, verdaderamente, nada dice al respecto, de manera que
las incertidumbres sobre el ámbito de los poderes del interviniente por
adhesión simple son numerosas, puesto que si la finalidad de la intervención
('para sostener los derechos de alguna de las partes') y el interés que se
648 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

encuentra en la base de ella inducen a subordinar la posición del


interviniente mismo a la de la parte a la cual coadyuva, la circunstancia
de que el tercero, una vez que ha intervenido, se convierte en parte y está
sujeto a la cosa juzgada, llevan a reconocer al interviniente no sólo la
cualidad de parte sino también esa cualidad en el mismo plano de las
partes originarias; de ahí la tendencia a ampliar los poderes y la iniciativa
del interviniente, poderes e iniciativa que, sin embargo, (...) encuentran
un límite en la posición subordinada que el interviniente tiene respecto
de la parte coadyuvada, frente a la cual están destinados a desenvolverse
los efectos (favorables o desfavorables) de la sentencia (...), en cuanto las
partes y no el interviniente son titulares de la posición jurídica objeto de
la controversia. El interviniente no puede, por consiguiente, disponer del
proceso -y, a través de él, de la relación sustancial hecha valer en juicio-
y así él no puede renunciar a los actos del juicio o aceptar la renuncia
contraria (...), ni pedir la decisión de la causa según equidad (...) o conciliar
y transigir las controversias y tampoco adoptar conclusiones contrarias
a las asumidas por la parte coadyuvada; así también, al entrar él en el
proceso durante el curso de éste, debe respetar las eventuales preclusiones
o decadencias que se hubieran verificado (...); el intervinientes puede,
dentro de los límites antedichos, desarrollar cualquiera otra actividad
procesal y por eso pedir la admisión de medios de prueba, formular
excepciones, aún diversas de aquellas ya planteadas por la parte
coadyuvada. Muy controvertida es también la posibilidad de que el
interviniente pueda proponer impugnación, también cuando la parte
coadyuvada no quiere proponerla; el carácter subsidiario de la posición
del interviniente por adhesión excluye, a mi entender la posibilidad de
una impugnación autónoma, a menos que él tenga también un mero
interés procesal en la impugnación misma (...), o bien en las hipótesis (...)
en las cuales el interviniente está excepcionalmente sujeto a la cosa
juzgada» (MICHELI, 1970, Volumen I: 228-229).
Al respecto, Calamandrei opina lo siguiente:
«La intervención ad adiuvandum presupone (...) una relación de derecho
sustancial entre el tercero ayudador y la parte ayudada, distinta de la relación
controvertida entre las partes principales y no deducida en el proceso
instruido entre ellas: es el interés que nace de las ulteriores posibles
incidencias de esa relación no deducida en el proceso, lo que legitima al
tercero a entrar en el proceso entre las partes principales, y a ponerse en
contradictorio procesal con el adversario de la parte ayudada, aun no
encontrándose con él en relación de derecho sustancial.
Por lo dicho se comprende que el interviniente por adhesión, aun viniendo
a ser por efecto de su intervención parte en el proceso junto a la parte
ayudada, con todas las cargas y facultades inherentes a dicha cualidad,
tiene, sin embargo, una posición accesoria y en cierto sentido subordinada
frente a la parte ayudada, que continúa, sin embargo, siempre como
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 649

legitimada principal para hacer valer autónomamente su derecho. El


interviniente, legitimado secundario agregado para ayudarle y no para
oponerse a ella, podrá suplir el defecto de su defensa, pero no realizar
actos que sean incompatibles con el poder dispositivo de la misma.
Posición de parte plenamente autónoma (similar a la de un interviniente
principal) asume, sin embargo, cuando interviene para tutelarse contra
el dolo de la parte ayudada en su daño, o contra la colusión de ella con
la parte adversaria...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 325-326).
Kisch, en lo que toca a las facultades del interviniente adhesivo (coadyuvante),
enseña lo siguiente:
«... Una vez admitido el tercero, puede válidamente realizar actos
procesales y ejercitar toda clase de medios de ataque y defensa; puede
alegar hechos, aportar pruebas, proponer excepciones, discutir las
afirmaciones de la parte adversaria y deferir un juramento, si bien la
delación del mismo a él es imposible. Puede impulsar las notificaciones
y citaciones, presentar recursos y oponerse a los que interponga la otra
parte, etc. Para todos estos actos el interviniente está capacitado no sólo
en el caso de que la parte coadyuvada esté presente o consienta tácitamente,
sino también en el de ausencia puede actuar válidamente en lugar de
ella. Obra, pues, el tercero, no a la manera de la simple asistencia, sino
con los mismos efectos jurídicos que un representante (...).
(...)

Pero la libertad de movimientos del interviniente adhesivo en lo que


atañe a la gestión del proceso está limitada en tres aspectos. En primer
lugar, y puesto que no actúa en un pleito propio, no puede disponer de
la demanda ni de su objeto: el desistimiento, la mutación de la demanda,
la renuncia de la acción, el reconocimiento de la misma, la transacción y
la renuncia a los recursos, son actos procesales que le están vedados. Esto
es la consecuencia inmediata de que no puede actuar más que para
ayudar, no para perjudicar a la parte principal.
En segundo lugar, tiene que aceptar el pleito en el estado en que se halle
en el momento de su intervención. No puede emplear ningún medio de
ataque o de defensa al que ya no pueda recurrir la parte coadyuvada por
haber renunciado, por haber permanecido inactiva o porque no cabe por
la evolución natural del pleito.
Y por último, del hecho de que no es sino un tercero que obra en un
proceso ajeno, el legislador ha sacado la consecuencia de que sus actos
y declaraciones han de tenerse por inválidos en tanto en cuanto estén en
contradicción con los de la parte principal. (...) Es decir que el tercero
interviniente está en una estrecha relación de dependencia con la parte
principal coadyuvada. Y siempre que tal dependencia existe, la intervención
es una intervención adhesiva simple...» (KISCH, 1940: 322-324).
650 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Según Serra Domínguez:


«... La actividad del interviniente adhesivo es una actividad procesal
pura, en cuanto se desarrolla y se agota en el proceso, sin que le
correspondan otros poderes que los estrictamente procesales, estándole
prohibida toda disposición sobre el objeto del proceso y hallándose
subordinada su posición a la de la parte principal.
Sin embargo, el interviniente ve limitada su actuación a los poderes
meramente procesales. Puede efectuar toda clase de alegaciones, oponer
excepciones, desistir, solicitar toda clase de pruebas, incluso la de
confesión, excepto deferir la confesión. En cambio, no puede ser objeto
de prueba de confesión enjuicio, aunque sí de prueba testifical (...).
(...) Mientras no conste el interés en contra de la parte principal, puede
el interviniente adhesivo sostener la apelación. (...) no encontramos
obstáculos para que intervenga el tercero incluso en el supuesto de
rebeldía del demandado, en cuyo caso le pertenecerán, mientras subsista
la situación de rebeldía, todos los poderes procesales. Máxime cuando
es posible la intervención del tercero antes de la comparecencia de la
parte ayudada.
Por último, en lo relativo a las costas, dado el papel secundario del
interviniente adhesivo, debe satisfacer únicamente las que se hayan
causado a su instancia, pero nunca las generales del proceso, en cuanto
no puede apreciarse ni temeridad en su intervención ni mucho menos
ser vencido en un proceso que no le afecta. Ahora bien, en aquellos casos
en que las actuaciones se hayan desarrollado con su única intervención
y sin la presencia de la parte ayudada (...), podrá en su caso ser condenado
al pago de las costas procesales» (SERRA DOMINGUEZ, 1969:249-250).
En lo concerniente a las facultades del adherente simple o tercero coadyuvante,
Arazi predica lo siguiente:
«En rigor debe permitirse al tercero realizar todos los actos que podía
efectuar la parte a quien apoya, incluso apelar la sentencia si ésta no lo
hace; no puede disponer del proceso pero sí oponerse a los actos de
disposición que haga esa parte (allanamiento, desistimiento, transacción,
etc.) si esos actos lo afectan.
(...)

Es útil determinar la naturaleza jurídica de la intervención adherente; si


es una suerte de representación de la parte a la que adhiere, es evidente
que el representante no puede actuar en contra de la voluntad del
representado; pero si es una especie de asistencia a éste, entonces las
facultades de aquél se amplían.
(...) Si el tercero lo hace (interviene) para prevenir una acción regresiva
o de contribución del perdedor, podrá tolerarse una intervención más
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 651

restrictiva siempre que cuando se ejercite dicha acción, el accionado


pueda oponer la excepción de mala defensa, a pesar de su intervención,
cuando fue impedido de hacer valer sus derechos de ataque y defensa
a causa de su intervención tardía o por habérselo impedido el
comportamiento de la parte principal o bien por no haber aprovechado
ésta, dolosamente o por culpa grave, medios de ataque y de defensa que
el interviniente no conocía.
En los demás supuestos de intervención adhesiva simple (efectos en la
relación sustancial de la que es titular el tercero o interés de mero hecho)
(...) estimamos que las facultades del adherente deben ser amplias, formándose
un litisconsorcio especial con la parte a la que adhiere, que participa de
los caracteres del necesario en cuanto a que todo pronunciamiento dictado
a pedido del adherente beneficia a aquella, en la medida del interés de
éste. De lo contrario la institución será completamente inútil, dado que
el tercero quedaría a merced de la parte principal.
De igual forma, los actos del principal que perjudiquen al adherente, no
le son oponibles y el juicio debe continuar hasta la sentencia definitiva...»
(ARAZI, 1998: 327-328).
Afilio González, en relación al tema, considera lo siguiente:
«...El 'tercero adhesivo simple' no tiene, por principio, la investidura de
'parte', ni carga procesal de impulso del trámite de la causa, mientras la
'parte principal' insiste el procedimiento.
De ahí que carezca de legitimación en causa activa propia para diligenciar,
entre otros, los actos procesales siguientes:
• Actos de disposición del objeto procesal (pretensión): allanamiento,
desistimiento, etc.; aunque puede oponerse a las articulaciones de
la parte ayudada.
• Contraponer pretensiones propias (reconvenir o contrademandar).
• Articular excepciones.
• Apelar de la sentencia definitiva, si es que la parte ayudada la
consintió expresamente; salvo en lo relativo a la denegatoria del
carácter que invocó y a la imposición de costas.
Por el contrario, el tercero adhesivo simple exhibe legitimación residual,
en ciertos supuestos, en lo referente a:
a) Subrogarse a la parte ayudada, si ésta obró con culpa, dolo o ineficacia.
b) Apelar de la sentencia definitiva en las hipótesis siguientes:
• Si la parte ayudada dejó ineficazmente.
• Si la parte ayudada consintió tácitamente la sentencia definitiva»
(GONZALEZ, 1998: 396).
652 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Rodríguez Garcés, en lo que se refiere a la actuación o facultades del


tercero coadyuvante en el juicio, hace estas precisiones:
«... El tercero coadyuvante se equipara a la parte a quien coadyuva y, en
consecuencia, tiene los mismos derechos que él. Podrá hacer uso de estos
derechos, respetando lo obrado con anterioridad.
El legislador lo autoriza para intervenir 'continuando el juicio en el estado
en que se encuentre'.
La otra limitación que tiene el coadyuvante mira a la forma de actuar;
debe actuar representado por un procurador común, y sólo por excepción
podrá hacerlo separadamente.
( ...)

La ley no precisa con claridad los derechos que el tercero coadyuvante


puede hacer valer en el juicio; la jurisprudencia, llenando este vacío
de la ley, ha estimado: que el tercero coadyuvante al respecto debe
equipararse a la parte principal, puede actuar en el juicio en los mismos
términos que ella. Debe notificársele todas las resoluciones que se dicten
con posterioridad a su intervención, puede hacer alegaciones y sostener
la oposición aun en rebeldía del demandado, puede reconvenir, tiene
derecho a rendir prueba y, en general, deben seguirse con él todos los
trámites esenciales del juicio en la misma forma que con la parte principal.
Respecto de él no puede omitirse ningún trámite esencial so pena de
casación.
Puede entablar los recursos legales, en contra de cualquier resolución
dictada en el juicio, dentro del término y en la forma que podría hacerlo
la parte a quien coadyuva. Puede oponerse al desistimiento de los recursos
interpuestos por éste y a seguir los deducidos por la parte principal.
El tercero coadyuvante tiene derecho a hacerse parte en segunda instancia,
a interponer recursos de apelación y de casación, dentro del mismo plazo
que la parte principal, y puede solicitar alegato en la vista de los
respectivos recursos (...).
Como conclusión final resulta que el coadyuvante tiene los mismos
derechos que la parte a quien coadyuva; pero con una limitación: debe
aceptar lo obrado con anterioridad» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo
1:123-127).
El indicado autor termina señalando lo siguiente:
«... La intervención del tercero coadyuvante es accesoria del juicio y, en
consecuencia, sigue la suerte de la parte a quien se adhiere. Su intervención
está subordinada a la circunstancia de que las partes principales sigan el
juicio.
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 653

(...) La intervención de terceros no reviste el carácter de una cuestión


principal del pleito ni constituye un caso en que haya pluralidad de
demandantes o demandados producida con posterioridad a la iniciación
del juicio; el hecho de que el coadyuvante tenga los mismos derechos
que la parte que coadyuva, pueda sostener por sí solo la defensa del
pleito, se identifique con una de las partes y los resultados les sean
comunes, no es suficiente para sostener tal interpretación: I o) lo que puede
hacer es sostener sólo la defensa del pleito, pero no continuar éste cuando
demandante o demandado quieran desistirse de él o ponerle término en
cualquiera otra forma; 2o) no es efectivo que el tercero entre a ocupar el
lugar de una de las partes, tiene sus mismos derechos puede actuar
procesalmente en la misma forma que aquélla, pero no la entra a reemplazar,
no ocupa el lugar de ésta desplazándola del juicio. El demandante o
demandado siguen siendo partes del pleito, participen activamente o no
en su substanciación; y 3 o) a lo que hay que atender, efectivamente, para
determinar si un litigante es parte o tercero, es al interés y a la causa de
pedir alegados por ellos. En efecto, la identidad de causa de pedir
determina, generalmente, la pluralidad de partes, cuando son dos o más
los que intervienen en una misma acción; la diferencia de interés
determina, en cambio, el carácter de su intervención: si como partes o
terceros» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1:128-129).
Por último, cabe indicar que, de acuerdo a lo normado en el artículo 97
-último párrafo- del Código Procesal Civil, el coadyuvante puede realizar los
actos procesales que no estén en oposición a la parte que ayuda y no impliquen
disposición del derecho discutido.

8.2.1.8 Efectos de la intervención coadyuvante o adhesiva simple

Según Rocco, «... en cuanto a la intervención por adhesión se producen


determinados efectos, que se derivan especialmente de la calidad de parte que
asume el interviniente por adhesión, y precisamente con la intervención hace
surgir la obligación, en el órgano jurisdiccional, de pronunciarse también respecto
de él, mientras que a él le está reservada la facultad de desplegar todas las
actividades que sirven para ayudar y reforzar la acción promovida por la otra
parte que estaba ya enjuicio» (ROCCO, 1976, Volumen II: 129).
Stiglitz estima como efectos procesales de
(coadyuvante) los que se indican a continuación:
«a) El interviniente adhesivo es parte en sentido procesal; su actividad
se desarrolla y agota en el proceso, aunque para adquirir aquella
calidad es menester que judicialmente su ingreso sea aceptado.
b) Su condición es accesoria, secundaria o coadyuvante, pues si bien
es cierto que su intervención finaliza con el debate, ella, en su
ejercicio procesal, posee limitaciones.
654 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

c) No puede actuar en el proceso en forma incompatible o perjudicial


al interés del principal que apoya.
d) Toma el proceso en la situación en que se encuentre en el momento
de su intervención.
e) No puede modificar ni ampliar la litis contestatio o el objeto del
litigio.
f) La sentencia vincula al interviniente adhesivo, en el sentido de que
no puede discutir en un nuevo juicio sus conclusiones, aunque la
cosa juzgada no le obligue directamente ni le imponga prestación
alguna.
g) No pudiendo ser vencido en un proceso que no le afecta no puede
ser cargado con las costas generales del proceso, sino únicamente
con las que se haya causado a su instancia» (STIGLITZ, 1970:157).
Devis Echandía sostiene que son efectos procesales de la intervención
coadyuvante los que se señalan seguidamente:
« Io) El interviniente ingresa al proceso una vez que su solicitud es
aceptada por el juez, y conserva esa calidad mientras no le sea
revocada en virtud del recurso (...).
2o) El coadyuvante es parte en el proceso, aunque de condición
secundaria o accesoria, ya que tiene el derecho a interponer recursos,
a pedir pruebas, a proponer nulidades y actúa hasta la terminación
del proceso (...).
3o) El coadyuvante toma el proceso en la situación en que se encuentre
en el momento de su intervención.
4o) No puede modificar ni ampliar la litis contestatio o el objeto del
litigio, ya que no introduce una pretensión propia para que sobre
ella exista una decisión.
5o) No puede actuar en el proceso en contradicción con la parte
coadyuvada, lo que es consecuencia de su condición de parte
accesoria o secundaria y de la circunstancia de no introducir una
litis propia en el proceso (...)
(...)

6o) No puede interponer recursos que el coadyuvado no desee o en


disconformidad con éste, porque entonces haya una actuación
procesal contraria a la de la parte principal.
(...)

7°) Puede ejecutar todos los actos procesales propios de las partes, con
las limitaciones señaladas en los dos puntos anteriores (...), siempre
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 655

que en esas actividades no incurra en contradicción con la actitud


asumida por la parte coadyuvada; pero puede suplir el silencio o
el abandono de ésta.
8o) Sus actos se estiman en favor de la parte coadyuvada, aun cuando
los ejecute en su propio nombre y sin tener el carácter de representante
de ésta (...).
9o) No puede ser testigo ni perito, como resultado de su condición de
parte accesoria.
10°) Puede desistir libremente de su intervención y debe ser condenado
en costas, si lo hace, ya que su participación en el proceso es
puramente voluntaria.
11°) La sentencia lo vincula, en el sentido de que no pueda discutir en
un nuevo proceso sus conclusiones, ni siquiera cuando con base en
ella la parte coadyuvada le instaura posteriormente un proceso.
12°) Goza de autonomía en cuanto a capacidad o representación, y debe
reunir los requisitos generales para que ambas aparezcan en debida
forma.
13°) Debe sufrir la condena en costas y soportar las expensas, cuando
haya recurrido o solicitado diligencias, copias, etc. En el caso de
que el recurso haya sido conjunto con el coadyuvado, deben
dividirse las costas por iguales partes...» (DEVIS ECHANDIA, 1985,
Tomo II: 405-408).
Para Schónke, son efectos de la intervención adhesiva (coadyuvante)
durante el procedimiento los siguientes:
«a) El interviniente adhesivo puede ejercitar todos los medios de
ataque y de defensa procesales y materiales que asistan a la parte
por él coadyuvada en cuanto ésta no se oponga (...).
(...)

b) La intervención adhesiva no produce, empero, el efecto de que


deban repetirse ante el interviniente las actuaciones que ya se hayan
practicado, pues éste ha de aceptar el litigio en la situación en que
se encuentre al tiempo de su entrada en la causa (...).
c) La intervención adhesiva no produce tampoco el efecto de que el
interviniente se convierta en parte ni en representante de la misma (...).
No es parte ni aun en el caso de que la coadyuvada le ceda la gestión
del proceso (...). El interviniente adhesivo, por tanto, no puede
modificar, limitar o ampliar la demanda; ni puede formular
reconvención ni demanda de declaración incidental. Tampoco está
facultado para disponer del objeto litigioso, no puede desistir, ni
allanarse, ni acordar transacción» (SCHÓNKE, 1950:101-102).
656 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

El referido jurista, en relación a los efectos de la intervención adhesiva


(coadyuvante) después de la conclusión del litigio, sostiene lo siguiente:
«... La intervención adhesiva surte además efectos después de la conclusión
del litigio en que se produce. En la contienda que pueda surgir entre el
interviniente y la parte coadyuvada no puede invocar aquél que el litigio
principal fue resuelto indebidamente (efecto de la intervención); y sólo
limitadamente podrá alegar la excepción de una tramitación defectuosa
del primer proceso (...). Los efectos de la intervención adhesiva no
coinciden con los de cosa juzgada; siendo con respecto a éste, en parte
más amplios y en parte más restringidos.
a) El juez del procedimiento seguido a consecuencia del primero entre
el interviniente adhesivo y la parte coadyuvada, no puede revisar
si la decisión del primer proceso fue justa (...). No cabe la revisión
no sólo del fallo, sino tampoco de los fundamentos de hecho y de
derecho indispensables, de los llamados elementos de la sentencia,
y en tal medida, los efectos de la intervención adhesiva superan a
los de cosa juzgada, y se producen en conjunto, de modo que la
parte no puede invocar solamente las declaraciones de hechos o
consecuencias jurídicas que le favorezcan.
Los efectos de la intervención adhesiva se producen entre el interviniente
y la parte coadyuvada, no entre aquél y la parte contraria (...); y
sólo en favor de la parte y no en favor del interviniente (...).
b) Las críticas del interviniente adhesivo sobre la gestión defectuosa
del primer proceso por la parte coadyuvada, sólo están admitidas
en el proceso posterior entre el interviniente y dicha parte, con
limitaciones. El interviniente sólo puede alegar que estuvo
impedido para ejercitar medios de ataque o de defensa por la
situación del litigio al entrar en él, o por las declaraciones o actos
de la parte principal, o qué medios de ataque o de defensa que eran
desconocidos para él no fueron ejercitados por la parte principal
mediando dolo o culpa grave (...). En tal medida, los efectos de la
intervención adhesiva son más reducidos que la fuerza de cosa
juzgada; frente a la firmeza de la sentencia, tales críticas son
inadmisibles» (SCHÓNKE, 1950:102).

8.2.1.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con la intervención


coadyuvante o adhesiva simple

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la intervención


coadyuvante o adhesiva simple, ha establecido lo siguiente:
- «... El artículo 97 del Código Procesal Civil regula [...] la intervención
coadyuvante que debe ser solicitada oportunamente por la persona
interesada, cuya actuación está limitada a la defensa de la parte
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 657

que coadyuva...» (Casación Nro. 943-2007 / La Libertad, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, págs. 19951-19952).
«... El recurrente fundamenta la [...] afectación al debido proceso
en el sentido que las instancias de mérito no han cumplido con
integrar al proceso [sobre ineficacia de acto jurídico de anticipo
de herencia respecto a un inmueble] al tercero, en este caso, su
hija [...], quien tenía capacidad procesal para haber sido válidamente
emplazada desde el admisorio de la demanda, pues a la fecha en
que se admite la presente acción su citada hija ya había cumplido
los dieciocho años de edad. [...] Que, el artículo noventisiete del
Código Procesal Civil regula la intervención coadyuvante estableciendo
que quien tenga con una de las partes una relación jurídica
sustancial, a la que no deban extenderse los efectos de la sentencia
que resuelva las pretensiones controvertidas en el proceso, pero
que pueda ser afectada desfavorablemente si dicha parte es vencida,
puede intervenir en el proceso como coadyuvante de ella; esta
intervención puede admitirse incluso durante el trámite en segunda
instancia. [...] Que, de las copias del testimonio de anticipo de
herencia [...], aparece inserta la partida de nacimiento de la hija de
los demandados, [...] a la fecha de expedición del auto admisorio
[...] ya contaba con la mayoría de edad, razón por la cual debió ser
emplazada con la demanda, ya sea a petición de parte o de oficio,
de conformidad con lo establecido en el precitado artículo
noventisiete del Código Adjetivo [C.P.C.]. [...] Que, al no haber
procedido así las instancias de mérito, se ha incurrido en causal de
nulidad que vicia el proceso, configurándose la [...] contravención
al debido proceso...» (Casación Nro. 853-2000 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6841).
«... En los casos en que intervenga un tercero al cual la sentencia
no va a afectar directamente, no pueda ser considerada [sic -léase
no puede ser considerado-] como denunciado civilmente sino que
la figura correcta es la intervención coadyuvante a que se refiere el
artículo noventisiete del Código Adjetivo [C.P.C.]...» (Casación Nro.
692-01 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,
págs. 7908-7909).
«... El segundo párrafo del artículo 11 del Texto Unico Ordenado
de la Ley Orgánica del Poder Judicial dispone que la interposición
de un medio de impugnación constituye un acto voluntario del
justiciable, de lo que se desprende que para que el tercero coadyuvante
pueda impugnar válidamente una resolución, que a su criterio le
causa agravio, ésta previamente debe ser recurrida por la parte a
quien coadyuva y, no habiéndose verificado dicha condición, la
recurrente no se encuentra legitimada para recurrir vía casación de
la sentencia de vista...» (Casación Nro. 1729-2003 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2004, pág. 12259).
658 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

8.2.2 Intervención litisconsorcial o adhesiva autónoma

8.2.2.1 Noción de tercero litisconsorcial

Según Eduardo Vallejo, el tercero litisconsorcial es «... aquel que según


las normas del derecho substancial, hubiere estado legitimado para demandar
o ser demandado enjuicio. Hace valer su derecho frente a una de las partes y
no frente a las dos. Coadyuva con una, frente o en contra de la otra, pero
ocupando una posición independiente, autónoma litisconsorcial, con las mismas
facultades de la parte principal» (VALLEJO, 1970: 50).
En opinión de Atilio González:
«... El interviniente litisconsorcial es un co-titular de la misma relación
sustancial invocada enjuicio por las partes originarias, que voluntariamente
decide ingresar a un proceso pendiente con la finalidad de hacer valer
un derecho propio frente a alguna de aquéllas, pudiendo adherir:
• tanto a la pretensión del actor o reconviniente.
• cuanto a la oposición del demandado o reconvenido.
No resulta necesario que el interés del interviniente coincida exactamente
con el de la parte principal, frente a quien puede, incluso, asumir una
postura diametralmente contrapuesta» (GONZALEZ, 1998: 397).
El mencionado jurista precisa que:
«El interviniente 'adhesivo litisconsorcial' -a diferencia del 'coadyuvante'-,
reviste la condición de una parte autónoma que goza de plena autonomía
de gestión procesal, pues puede actuar del mismo que se corresponde
con las partes originarias del proceso (ofrecer prueba, recurrir, etc.).
A diferencia del coadyuvante, no se encuentra subordinado a la parte a
la que adhiere, sino que es un genuino litisconsorte de ésta; con quien (...)
actúa por coordinación y unido en la gestión procesal» (GONZALEZ,
1998: 398).
Al respecto, Rocco asigna al interviniente litisconsorcial la calidad de
parte cuando afirma que «... la intervención, o la presencia en la litis iniciada
por uno o contra uno de los cotitulares de la relación jurídica, no muda la figura
de los sujetos que intervienen, los cuales, por lo tanto, siendo sujetos activa o
pasivamente, determinados, son también partes en el proceso en que intervienen»
(ROCCO, 1976, Volumen II: 131).
Sobre el particular, Serra Domínguez predica lo siguiente:
«A nuestro entender, (...) el interviniente litisconsorcial es parte en el
doble sentido material y procesal de la palabra, en cuanto es titular del
derecho o de un derecho que se discute en el proceso y en cuanto el
ordenamiento jurídico, al facultarle para intervenir, le concede los mismos
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 659

derechos que si de una parte originaria se tratara. El hecho de que en su


contra no se haya deducido originariamente demanda sólo puede obstar
a la facultad de su intervención en el proceso. Pero permitida su
intervención y comparecido en el proceso, la simple diferencia temporal
no puede en forma alguna desnaturalizar su concepto y tratamiento
jurídico (...).
Si (...) a nuestro entender el litisconsorte pasivo necesario, de intervenir
en el proceso, lo efectúa como interviniente litisconsorcial y en nuestro
derecho comúnmente se acepta que la intervención del litisconsorte
pasivo necesario sea en concepto de parte, habida cuenta que el tratamiento
de la intervención litisconsorcial es idéntica a la que se reserva al
litisconsorcio pasivo necesario (...), es indudable la cualidad de parte que
debe asignarse al interviniente litisconsorcial» (SERRA DOMINGUEZ,
1969: 224).

8.2.2.2 Configuración de la intervención litisconsorcial

«Existen terceros que pueden afirmar su cotitularidad de la relación


jurídico material deducida en el proceso por las partes iniciales. Cuando un
tercero hubiera podido figurar desde el comienzo en el proceso como parte, y
si no sucedió así fue porque su presencia no era imprescindible, estamos ante
la posición habilitante del tercero para intervenir litisconsorcialmente. Su
legitimación se basará en la afirmación de la coütularidad. El tercero al intervenir
tratará de defender derechos propios, no ajenos, pero no ejercitará una pretensión
distinta de la ya ejercitada por el demandante» (MONTERO AROCA; GOMEZ
COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 88).
Para Reimundín, la intervención litisconsorcial (llamada también intervención
adhesiva autónoma o cualificada) tiene lugar «... cuando el coadyuvante se
encuentra en una relación con el adversario (o según otros, también con el
coadyuvado), de tal naturaleza que la decisión del proceso tendría influencia
en su relación aún si no interviniese...» (REIMUNDIN, 1956, Tomo 1:191).
Kenny asevera que la intervención adhesiva autónoma o litisconsorcial
«... se configura en la situación en que el tercero interviene en el proceso
pendiente, para hacer valer un derecho propio frente a alguna de las partes
originarias, y se adhiere a la calidad de actora o demandada asumida por la
otra u otras. » (KENNY, 1983:11). ‘
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martin expresan que, tratándose
de la intervención adhesiva litisconsorcial, «... el tercero presenta no sólo un
interés directo, sino que puede hablarse también de casos de cotitularidad de
derechos con las partes iniciales, pero su presencia no era necesaria, y se
incorpora ulteriormente para mejor defensa de sus derechos, adquiriendo así
la condición de litisconsorte...» (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-
CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 305).
660 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Armenta Deu estima que «mediante la intervención litisconsorcial el


tercero se introduce en una relación procesal que él mismo podría haber
constituido inicialmente como litisconsorte, necesario o voluntario. Sería el
caso, por ejemplo, del acreedor solidario que no demandó y el deudor solidario
que no fue demandado» (ARMENTA DEU, 2004:106). Dicha autora precisa
que «el interviniente litisconsorcial trata de defender derechos propios, sin
ejercitar una pretensión diferente a la ya ejercitada por el demandante»
(ARMENTA DEU, 2004:106).
En palabras de Schónke, «... existe intervención adhesiva litisconsorcial
cuando la cosa juzgada de la resolución recaída en el proceso principal surte
efectos sobre la relación jurídica entre el interviniente adhesivo y la parte
contraria. Debe existir, por tanto, una relación jurídica entre el interviniente y
la parte contraria (no la parte coadyuvada por él), y por precepto especial
extenderse la fuerza de cosa juzgada a aquella relación...» (SCHÓNKE, 1950:102).
Rosenberg considera que «... hay intervención por adhesión de litisconsorcio,
cuando entre el interviniente adherente y la parte contraria (no la principal)
existe una relación jurídica para la cual produce efecto la resolución del proceso
principal (...); ya sea porque el interviniente adherente pertenece a las personas
para o contra las cuales surte efecto de cosa juzgada la sentencia (no sólo según
el derecho civil) más allá de las partes de la controversia (...); ya sea porque la
sentencia tiene efecto constitutivo para todos y contra todos» (ROSENBERG, 1955,
Tomo I: 277).
Liebman opina que la intervención litisconsorcial«... es la que se produce
en un proceso entre otras personas para hacer valer, respecto de algunas de
ellas, un derecho relativo al objeto o dependiente del título deducido en el
proceso mismo. Es, por eso, la intervención de quien habría podido accionar
en unión del actor contra el demandado o habría podido ser demandado por
el actor en el mismo proceso juntamente con el demandado; y el litisconsorcio
activo o pasivo adquiere existencia posteriormente, y precisamente a consecuencia
déla intervención. El interviniente propone una demanda que va a agregarse
a la de una de las partes contra la otra. En todos los casos en que hay varios
sujetos legitimados respecto de una determinada relación, si uno ha propuesto
la demanda, los otros pueden intervenir y proponer las respectivas demandas...»
(LIEBMAN, 1980: 82).
A criterio de Monroy Cabra, la intervención litisconsorcial «es un tipo
de intervención intermedia con características propias, pues se aproxima a la
principal en cuanto tiende a hacer valer un derecho del interviniente, pero
también se aproxima a la intervención por adhesión, ya que, como en ella, el
interviniente está en oposición con una de las partes y es aliado de la otra...»
(MONROY CABRA, 1979: 222).
Lino Palacio señala al respecto que:
«... En la llamada intervención adhesiva autónoma o litisconsorcial, el ingreso
del tercero en el proceso pendiente tiene por objeto hacer valer un derecho
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 661

propio frente a alguna de las partes originarias, adhiriendo a la calidad


(actora o demandada) asumida por la otra u otras.
(...)

(...) La característica esencial de este tipo de intervención (...), está dada


por la circunstancia de que el tercero habría gozado de legitimación
procesal propia para demandar o ser demandado originariamente en el
proceso al cual ingresa, sea a título individual o conjuntamente con la
parte a cuya posición adhiere...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 243).

Beatriz Quintero y Eugenio Prieto dicen de la clase de intervención de


terceros estudiada en este punto lo siguiente:
«... Se la conoce como adhesiva cualificada o litisconsorcial. El interviniente
litisconsorcial llega al proceso por causa de una relación sustancial
respecto de la cual no puede pregonarse que sea totalmente propia ni
totalmente ajena. Es una forma de participación en el proceso en apoyo
de la relación sustancial que una parte originaria ha hecho valer. De esta
manera, no hace valer una pretensión nueva ni exclusiva, como propia,
tampoco como cabalmente ajena, pero se vincula a ella, en razón de
determinada cualidad o cargo o circunstancia de publicidad procesal
que, en concordancia con el régimen correspondiente del país que legisla
sobre la cosa juzgada y los límites subjetivos de la misma, extendería al
tercero sus efectos directos o reflejos, cuando quiera que la relación
sustancial discutida se decidiera» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo
II: 122).
Arazi asegura que la intervención litisconsorcial «... se origina cuando
interviene un tercero que según las normas del derecho sustancial, hubiese
estado legitimado para demandar o ser demandado en un juicio. Su intervención
es para adherirse al colegitimado acti vo o pasivo que demandó o fue demandado;
tal el caso del coacreedor o del codeudor solidario en el juicio en el que son
parte otro acreedor u otro deudor, o en el supuesto de las obligaciones
indivisibles cuando no demandaron todos los acreedores o no se demandó a
todos los deudores» (ARAZI, 1998: 326). Arazi señala, además, que «en este
supuesto el cotitular de la misma acción que se ejercita en el proceso que no
demandó originariamente o que no fue demandado, se presenta y asume el rol
que podía haber tomado desde el inicio; se transforma así en parte, con las
mismas facultades procesales que las partes principales...» (ARAZI, 1998: 326).

Sobre el particular, Redenti enseña lo siguiente:


«Litisconsorcial se suele llamar la intervención cuando el 'tercero' (que al
intervenir deja de serlo) proponga una acción suya conexa con la de una
de las partes, paralela o confluente con ella. Por ejemplo: acciona en juicio
pro parte hereditaria uno de los coherederos de un (verdadero o pretendido)
acreedor contra el deudor; interviene otro coheredero para accionar a su
662 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

vez (paralelamente) por su cuota contra el mismo deudor. Otro ejemplo:


acciona un socio en desacuerdo para la anulación de una deliberación de
asamblea; interviene otro socio, también en desacuerdo, para pedir él a
su vez (en convergencia con el primero) aquella anulación. Si se admite
la intervención el proceso pendiente se ensancha para acoger también
aquella otra acción. El fenómeno procesal que de ello resulta, es el mismo
que hubiera podido verificarse si los dos actores hubiesen accionado
conjuntamente o si, habiéndolo hecho por separado, se hubiese unificado
el proceso mediante la reunión de las causas. En una palabra: tenemos
aquí un actor que parte con retraso, pero que alcanza al que lo ha precedido,
y se une a él mientras marcha el proceso ya iniciado» (REDENTI, 1957,
Tomo I: 320).
En relación al tema, Micheli anota que «... en el curso del proceso puede
intervenir cualquiera que pretenda hacer valer, frente a alguna de las partes
originarias, 'un derecho relativo al objeto o dependiente del título deducido
en el mismo proceso'. Con esta fórmula se describe aquel tipo de intervención
voluntaria que se suele distinguir como intervención por adhesión autónoma
o litisconsorcial...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 230). Dicho tratadista italiano
agrega que «... la intervención por adhesión autónoma es proponible solamente
por quien tenga una legitimación igual a la de una de las partes principales y,
por consiguiente, por quien habría tenido la posibilidad de iniciar el proceso,
pero no lo ha hecho. (...) esta intervención postula un fenómeno de conexión
de relaciones o de dependencia de situaciones jurídicas las cuales (...) están
más estrechamente vinculadas entre sí: se trata de casos en los que hay una
pluralidad de sujetos titulares de una situación jurídica relativa (co-obligados
o co-acreedores solidarios) o de carácter absoluto (socios de una sociedad o
condominos los cuales pueden intervenir en las controversias promovidas por
otro socio o por otro condomino...) respecto de los cuales la eventual cosa
juzgada entre las partes originarias, si estuvieran fuera del proceso, podría
determinar un perjuicio jurídico...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 230-231).
Serra Domínguez concibe a la intervención litisconsorcial como «... aquella
en la que un tercero interviene en un proceso para defender derechos propios que
se discuten en el proceso, y que son similares, en todo o en parte, a los afirmados
por una de las partes en litigio. Tiene por objeto evitar la extensión de los efectos
de la sentencia» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 213). El indicado autor español
añade que la intervención litisconsorcial es «... la introducción en un proceso
pendiente entre dos o más partes de un tercero que alega un derecho propio,
discutido en el proceso y defendido ya por alguna de las partes en litigio»
(SERRA DOMINGUEZ, 1969: 221). Dicho autor precisa, por último, que «el
interviniente hubiera podido ser parte, podría haber formulado demanda o
haber sido demandado por o contra alguna o algunas de las partes que figuran
en el proceso. Es más, en ciertos casos debía ser demandado forzosamente para
la correcta constitución de la relación procesal. Su distinción respecto de las
partes radica únicamente en el momento de su intervención: originaria en el
primer caso y sucesiva en la segunda» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 221).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 663

Gimeno Sendra refiere que «en la intervención litisconsorcial el tercero


es cotitular de la relación jurídico material debatida, por lo que se encuentra
en la misma comunidad de suerte que las demás partes a cuyo éxito o fracaso
de la pretensión coadyuva mediante su intervención. (...) El interviniente
litisconsorcial no está obligado a comparecer en el proceso, pero si decide
intervenir habrá de hacerlo en ese mismo proceso pendiente, no pudiendo
incoar otro proceso para deducir la misma pretensión y contra las mismas
partes, porque el inicial le habrá producido litispendencia» (GIMENO SENDRA,
2007, Tomo 1:167).

A decir de Lorca Navarrete:


«Implica (la intervención litisconsorcial) que cualquier tercero puede
intervenir en una instancia procesal para hacer valer, respecto de alguna
de las partes, un interés legítimo que afecta a su objeto o que deriva de
la instancia misma.
Es una intervención litisconsorcial en la medida en que el interviniente
no desea tanto actuar adhesivamente cuanto más bien conseguir una ventaja
propia y, por tanto, la satisfacción de un interés directo y legítimo en
el resultado del proceso.
Para ello no se sitúa dependiente, junto con la parte ya presente en la
instancia procesal en contra del adversario común.
La interviniente se tipifica 'como un amigo de viaje' litisconsorcial, pero
no dependiente, que reporta beneficios recíprocos. Si se observa bien, se
trata de un litisconsorcio voluntario sobrevenido» (LORCA NAVARRETE,
2000:161-162).

Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, acerca de la intervención


adhesiva litisconsorcial, manifiestan lo siguiente:
«... Es posible que se produzca la intervención procesal de una persona
inicialmente no demandada, cuando puedan alcanzarle los efectos
directos (cosa juzgada) de la sentencia que se dicte; se habla, entonces,
de intervención adhesiva litisconsorcial.
Esta figura (...) se produce, en general, cuando no ha sido demandado en
el proceso una persona que es litisconsorte necesario del demandado o
demandados. Como sabemos, cuando, por cualquier causa, no han sido
demandadas todas aquellas personas que pudieran verse afectadas
directamente por la sentencia que se dicte, el Juez debe abstenerse de
entrar en el fondo del asunto y dictar una sentencia absolutoria de la
instancia. Pero, si, pendiente el proceso, el litisconsorte preterido anuncia
su deseo de intervenir en el proceso, debe ser admitido como parte y en
igualdad de condiciones que los demás litigantes» (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 482).
664 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Al respecto, Atilio González sostiene que:


«... Desde la óptica de la acumulación, la 'intervención adhesiva
litisconsorcial' resulta instalable en el contexto de la 'pluralidad de partes'
y pretensión única, sucesiva a la incoación del proceso y legitimación
ordinaria.
Para ser más preciso: el interviniente adhesivo litisconsorcial se encuentra
en el mismo plano de igualdad de gestión procesal que la parte a la cual
adhiere como litisconsorte (pluralidad por coordinación), pero actúa
unido con éste» (GONZALEZ, 1998: 397-398).
Stiglitz señala por su parte que son características de la intervención
litisconsorcial las que describe a continuación:
«a) Tiene por objeto evitar la extensión de los efectos de la sentencia.
b) El interviniente hubiera podido ser parte, podría haber formulado
demanda o haber sido demandado por o contra alguna o algunas
de las partes que figuran en el proceso.
c) Su distinción respecto de las partes radica únicamente en el
momento de su intervención: originaria en el primer caso y sucesiva
en la segunda.
d) La sentencia que se dicte en el proceso provoca un perjuicio directo
e inmediato en el interviniente.
e) Es parte en el doble sentido material y procesal, en cuanto es titular
del derecho o de un derecho que se discute en el proceso, y en
cuanto el ordenamiento jurídico, al facultarle para intervenir, le
concede los mismos derechos que si de una parte originaria se
tratare. Permitida su intervención y comparecido en el proceso, la
simple diferencia temporal no puede en forma alguna desnaturalizar
su concepto y tratamiento jurídico» (STIGLITZ, 1970:149-150).
El Código Procesal Civil, en su artículo 98, regula lo concerniente a la
intervención litisconsorcial en estos términos:
«Quien se considere titular de una relación jurídica sustancial a la que
presumiblemente deban extenderse los efectos de una sentencia, y que
por tal razón estuviera legitimado para demandar o haber sido demandado
en el proceso, puede intervenir como litisconsorte de una parte, con las
mismas facultades de ésta.
Esta intervención puede ocurrir incluso durante el trámite en segunda
instancia».
No podemos dejar de mencionar que, en lo que se refiere a la intervención
litisconsorcial, debe tenerse presente, además, lo normado en el Capítulo VI
(«Litisconsorcio») del Título II («Comparecencia al proceso») de la Sección
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 665

Segunda («Sujetos del proceso») del Código Procesal Civil, en los arts. 92 al 96
(numerales éstos que fueron examinados en el Capítulo V de la obra, por lo
que nos remitimos a lo señalado en dicho Capítulo).

8.2.2.3 Distinción entre intervención litisconsorcial e intervención


coadyuvante

La intervención litisconsorcial y la adhesiva o coadyuvante «... tienen en


común que en ambos casos la razón que legitima la intervención del tercero es
la producción en su perjuicio de efectos de la sentencia recaída Ínter olios; que
en ambos casos la intervención, estructuralmente, consiste en la accesión a una
de las partes en litigio de nuevos sujetos...» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 214).
Sin embargo, como lo hace notar Serra Domínguez, «la intervención adhesiva
se diferencia de la anterior (intervención litisconsorcial) en que, si bien el
interviniente coadyuva con una sola de las partes en litigio, no lo hace defendiendo
un derecho propio discutido en el proceso, sino que su legitimación deriva del
interés que tiene en evitar los efectos reflejos o secundarios de la sentencia, que,
en cuanto hecho jurídico, puede indirectamente repercutir en su relación con
alguna de las partes» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 214). El mencionado jurista
español añade que «... las diferencias esenciales provienen de la posición en
que se encuentran las partes y de los efectos que la sentencia producirá en su
día. Por lo que respecta al primer punto, mientras los intervinientes litisconsortes
hubieran podido intervenir originariamente en el proceso, como demandantes
o demandados, el interviniente adhesivo únicamente puede intervenir cuando
existe un proceso pendiente entre otros. La intervención litisconsorcial se
produce per accidens, mientras la intervención adhesiva es, esencial y únicamente,
intervención. La segunda diferencia estriba en que mientras el interviniente
litisconsorte defiende derechos propios, el interviniente adhesivo coadyuva a
la defensa de derechos de otros. Ciertamente defiende estos derechos en su
propio interés, para defender su derecho que indirectamente se ve amenazado.
Pero su propio derecho queda en una posición secundaria, en un segundo
plano, mientras que el derecho del interviniente litisconsorcial es el mismo
discutido en el proceso. Por último, los efectos de la sentencia se producen en
forma distinta respecto de uno o de otros. Mientras la sentencia afecta
directamente al interviniente litisconsorcial, que se ve sujeto sin posibilidad
de ulterior trámite a la extensión de los efectos de cosa juzgada que ésta produce,
viniendo el litisconsorte en todo caso favorecido o perjudicado por la misma
sentencia, en la intervención adhesiva la sentencia no produce en sus efectos
obligatorios repercusión alguna respecto del interviniente, sólo abre la
posibilidad de que tales efectos se produzcan. Mientras en el primer caso la
sentencia puede perjudicar 'en acto', en el segundo caso sólo es susceptible de
ocasionar perjuicios 'en potencia', requiriendo siempre otro proceso en el que
la sentencia constituirá uno de los presupuestos de la consecuencia jurídica
que se pretenda aplicar en el curso del proceso» (SERRA DOMINGUEZ, 1969:
214-215).
666 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Viera Ruiz, distingue entre intervención coadyuvante e intervención


litisconsorcial, señalando lo siguiente:
«La diferencia entre una u otra clase se encuentra en la legitimación en
la causa. En la coadyuvante el interviniente no está legitimado para ser
parte en el proceso. Sí lo está en la litisconsorcial. De ahí emana la
diferencia en sus poderes procesales. En la intervención coadyuvante
como el interviniente no está legitimado para actuar como sujeto principal
sólo lo puede hacer en situación de subordinación al sujeto al que adhiere,
mientras que en la litisconsorcial el interviniente como está legitimado
para actuar lo hace en un pie de igualdad con respecto al sujeto original
al que accede con algunas limitaciones...» (VIERA RUIZ, 1995: 6-7).

8 .2 .2 A Requisitos de la intervención litisconsorcial

Rocco afirma que son requisitos o presupuestos de la intervención


litisconsorcial:
I o) que haya una relación jurídica sustancial con pluralidad de sujetos,
todos los cuales, naturalmente, estén legitimados para accionar o
para contradecir;
2o) que haya un proceso pendiente sólo entre algunos de los varios
sujetos de la relación jurídica sustancial» (ROCCO, 1976, Volumen
II: 131).
Afilio González apunta sobre el tema que «... el presupuesto de admisibilidad
de la 'intervención adhesiva litisconsorcial' reside en que éste, según las normas
del derecho sustancial, se encuentra investido de legitimatio ad causam (propia
y ordinaria) para demandar o ser demandado originariamente en el proceso
al cual accede, singular o pluralmente con la parte a cuya postura adhiere;
precisamente, en razón de ser co-titular de la misma 'relación sustancial' que
la invocada por los litigantes originarios» (GONZALEZ, 1998: 397).
Calamandrei, por su parte, puntualiza que «para que sea admisible esta
intervención litisconsorcial que lleva a la constitución de un litisconsorcio
facultativo subsiguiente, es necesario (...) que entre la causa originaria y la causa
introducida por el interviniente contra una de las partes principales, haya un
vínculo de conexión propia atinente al objeto o al título...» (CALAMANDREI,
1962, Volumen II: 328).

8.2.2.5 Oportunidad de la intervención litisconsorcial


Arazi, en lo que concierne a la oportunidad de la intervención litisconsorcial,
sostiene que «el tercero puede intervenir desde que ha sido admitida la demanda
principal -aún cuando ella no haya sido contestada- hasta la terminación del
proceso con el dictado de una sentencia firme. Cuando la sentencia ha pasado
en autoridad de cosa juzgada, la intervención del tercero en el procedimiento
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 667

es inadmisible, sin perjuicio de que éste pueda hacer valer sus derechos en la
forma que considere oportuna si dicha sentencia lo afecta» (ARAZI, 1998: 326).
Serra Domínguez, en lo relativo al momento de la intervención litisconsorcial,
opina lo siguiente:
«... A este respecto conviene distinguir la intervención voluntaria de la
intervención provocada. Mientras en el primer supuesto, extendiéndose
al tercero interviniente los efectos directos de la sentencia, puede intervenir
en cualquier momento procesal debiendo, empero, aceptar el proceso en
el estado en que se encuentre y ateniéndose a las consecuencias desfavorables
que puedan derivársele de las oportunidades procesales ya precluidas,
en el segundo supuesto sólo sufrirá perjuicio por su falta de comparecencia
cuando haya sido emplazado en momento procesal oportuno, es decir,
antes de la contestación a la demanda. La simple provocación sin
comparecencia del provocado sólo puede perjudicarle en cuanto haya
sido efectuada temporáneamente. Problema distinto es la eficacia de la
sentencia respecto del posible interviniente litisconsorcial provocado
extemporáneamente si no interviene en el proceso. Pero en este caso los
efectos perjudiciales no se derivan tanto de la provocación cuanto de la
relación sustancial controvertida, debiéndose estudiar en cada supuesto
si tales efectos se hubieran producido aun sin necesidad de la provocación.
De lo hasta aquí expuesto despréndese que no encontramos inconveniente
alguno en que el litisconsorte pueda intervenir incluso en segunda
instancia...» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 238-239).
Conforme se desprende del último párrafo del artículo 98 del Código
Procesal Civil, la intervención litisconsorcial puede ocurrir incluso durante el
trámite en segunda instancia (se entiende antes de que se expida la sentencia
definitiva).

8.2.2.6 Facultades o actuación del interviniente litisconsorcial

Para Micheli, «el interviniente por adhesión autónoma es parte y puede


realizar cualquier acto que corresponda a la parte, sin límite de clase alguna,
salvo el derivado del respeto a las decadencias o a las preclusiones ya verificadas.
Intervención en el proceso (que) agrega una parte que hace valer (...) contra
una de las partes originarias (y por consiguiente, esa intervención se coloca
como un tipo de intervención por adhesión) un derecho propio y no ya un
interés legítimo, derivado de una situación de conexión o de dependencia»
(MICHELI, 1970, Volumen I: 231).
En opinión de Lino Palacio:
«... El tercero adhesivo litisconsorcial reviste el carácter de una parte
autónoma que, como tal, puede actual al mismo nivel que el correspondiente
a las partes principales (...).
668 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

De ello se sigue que (...) el interviniente adhesivo litisconsorcial goza de


plena autonomía en cuanto a la gestión del proceso, pudiendo, por lo
tanto, asumir actitudes independientes e incluso contrapuestas a la de la
parte principal (vgr. oponer defensas personales, ofrecer y producir
pruebas distintas a las de dicha parte; etc.)...» (PALACIO, 1983, Tomo
III: 244-245).
Según Gimeno Sendra, «el interviniente litisconsorcial es un (sic -léase
es una-) auténtica parte principal y, por consiguiente, está legitimado para
conformar, junto con los demás litisconsortes, el objeto procesal. Los actos de
disposición de la pretensión exigen la concurrencia de la voluntad de todos
ellos, por lo que puede el interviniente oponerse a cualquiera de los tales actos
(desistimiento, allanamiento, etc.), puede suplir mediante sus actos procesales
los efectos de la rebeldía o de una conducta meramente pasiva de la parte
intervenida, a él se le deben notificar todas las resoluciones judiciales y, contra
ella (sic -léase contra ellas-), podrá ejercitar los medios de impugnación con
independencia (pues, al igual que el litisconsorcio necesario, rige el principio
de beneficio de los efectos procesales conseguidos por los litisconsortes activos
o diligentes con respecto a los inactivos, debiendo satisfacer las costas procesales
que su sola conducta origine dentro del proceso...» (GIMENO SENDRA, 2007,
Tomo 1:169).
A criterio de Schonke:
«... El interviniente adhesivo litisconsorcial tiene una posición jurídica
más independiente que la del interviniente adhesivo simple.
(...) El interviniente adhesivo litisconsorcial puede ejecutar actos
procesales incluso en oposición a la parte principal (...). Esto es aplicable
a los actos que la parte principal haya realizado al tiempo de entrada del
interviniente; el cual puede por ello, por ejemplo, oponerse a un
allanamiento por medio de apelación, lo que no será posible si ha quedado
superada la oportunidad por el estado del procedimiento.
(...) Mas el interviniente adhesivo litisconsorcial no se convierte en parte;
al igual que el interviniente adhesivo simple, solamente auxilia a la parte
y sólo puede ayudarle a que venza...» (SCHONKE, 1950:102-103).
Rosenberg, en relación a las potestades o actuación del interviniente
litisconsorcial en el proceso, enseña lo siguiente:
«... El interviniente litisconsorte tiene una posición doble: equivale a un
lítísconsorte de la parte principal (...), y ciertamente necesario (...); pero
no será litisconsorte real, es decir, parte principal, sino que es y se
mantiene coadyuvante del litigio de la parte a la que se adhiere.
(...) Como interviniente adherente gestiona una controversia ajena, por eso
no puede modificar la demanda, ni desistir de ella; tampoco alegar medios
de ataque o defensa por derecho propio (...), ni plantear demanda de
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 669

declaración incidental, ni reconvención; no puede reconocérsele ni


quitársele nada, pues la sentencia se dicta sólo para y contra las partes,
y sólo sobre su relación jurídica. Con la misma extensión y los mismos
efectos que un interviniente adherente común, puede ejecutar y recibir
todos los actos procesales, pero también solamente los que a éste
corresponden (...); y está sujeto como aquél a la situación de la controversia
en el momento de su intervención (...).
(...) Pero equivale, puesto que es afectado por la sentencia, al litisconsorte
(necesario) (...); es decir, sus actos surten el mismo efecto que los de las
partes, por ello también en contradicción con las actuaciones y
declaraciones de la parte principal (...); por eso, en caso de ausencia o
silencio de la parte principal puede reconocer la pretensión o renunciarla
y mediante su oposición restarles efecto al reconocimiento, renuncia o
confesión, etc., de la parte principal (...). Las resoluciones judiciales deben
serle notificadas; desde la notificación de la sentencia a él o por él corre
para él un plazo propio de oposición o recurso independiente del de la
parte principal (...); puede interponerlos, aun cuando la parte principal
no quiera y solicite desestimación; o no pueda hacerlo porque ha
renunciado a ellos o ha dejado transcurrir el plazo; y si su adversario
omite, frente a él, oposición o recurso, o los retira o renuncia a ellos, será
la sentencia del todo inimpugnable (...). Será oído como parte (...), no
como testigo. Las costas de la intervención adherente serán consideradas
como costas del proceso principal, y se impondrán como en el caso del
litisconsorcio...» (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 277-278).
Serra Domínguez, al estudiar la relación entre el interviniente y la parte
litisconsorcial, apunta lo siguiente:
«... A este respecto conviene partir de dos principios esenciales:
ambas partes tienen plena legitimación tanto sustancial como procesal,
legitimación que tiene carácter autónomo entre sí, sin que una de ellas
venga ligada por los actos de la anterior: igualdad de posición sustancial
y procesal, no dependencia; pero al propio tiempo se encuentran en una
misma situación frente a la sentencia que debe ser una y común respecto
de ambas, prescindiendo de ciertas excepciones personales de cada una
de ellas: el juez debe dictar una sentencia única que perjudicará por igual
a ambas partes.
Del primer principio se desprende la absoluta autonomía procesal entre
el interviniente y la parte litisconsorte; puede utilizar iguales excepciones
y proponer los mismos medios de prueba; pero nada obsta a que su
conducta procesal discurra por cauces diversos, e incluso opuestos, que
el de la otra parte; ello no obstante, el juzgador no puede resolver
considerando aisladamente la posición procesal de una sola parte, sino
que debe contemplar conjuntamente la de ambas partes. De ahí se derivan
diversas conclusiones prácticas en cuanto al tratamiento procesal de la
intervención litisconsorcial:
670 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

a) Los actos realizados con pleno éxito por una de las partes aprovechan
a la otra (...).
Ahora bien, como sea que todos los litisconsortes actúan por
principio una misma relación jurídica sustancial y la sentencia que
se dicte será común a todos ellos, los actos realizados por cualquiera
de las partes benefician a los demás no directamente (...), sino
indirectamente, en cuanto contribuyen a formar la convicción del
juzgador (alegaciones, excepciones, pruebas, etc.) o en cuanto
impiden el transcurso de un plazo de caducidad.
b) Corolario del principio anterior es que cualquier acto realizado por
uno de los litisconsortes dentro del plazo aprovecha a los que no
los han verificado, que pueden adherirse con posterioridad. Se produce
aquí una restitución de un plazo perdido para un litisconsorte
gracias a la actividad de otro litisconsorte (...).
(...)
c) Los actos realizados por cada uno de los litisconsortes no pueden
perjudicar a los restantes (...).
( ...)

d) La intervención litisconsorcial en principio se limita al mismo


derecho ya discutido en el proceso, pero no a las pretensiones
acumuladas respecto de las cuales carezca el interviniente de
legitimación propia. A la inversa no cabe admitir que el litisconsorte
acumule nuevas pretensiones frente a la otra parte, salvo el supuesto
de que el estado de los autos lo permita (...). Todo ello por aplicación
del principio de que el litisconsorte debe admitir el proceso in statu
et terminis. Consideramos contrario, empero, a la noción misma de
litisconsorcio que el interviniente, aun hallándose en plazo, formule
demanda contra la parte litisconsorcial» (SERRA DOMINGUEZ,
1969: 239-242).
De acuerdo a lo normado en artículo 98 -primer párrafo- del Código
Procesal Civil, quien se considere titular de una relación jurídica sustancial a
la que presumiblemente deban extenderse los efectos de una sentencia, y que
por tal razón estuviera legitimado para demandar o haber sido demandado en
el proceso, puede intervenir como litisconsorte de una parte, con las mismas
facultades de ésta.

82.2.7 Efectos de la intervención litisconsorcial

Rocco asevera que «el efecto de la intervención litisconsorcial consiste en


ampliar la relación procesal a otros sujetos, ya que el interviniente litisconsorcial
se presenta como portador de otra cuestión, relativa a él, frente a una de las
partes enjuicio» (ROCCO, 1976, Volumen II: 131).
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 671

Calamandrei, en lo que atañe a los efectos de la intervención litisconsorcial,


refiere lo siguiente:
«Al igual que la intervención principal, la litisconsorcial puede ampliar,
en el proceso en que tiene lugar, los límites objetivos de la materia del
litigio: ya que con ella propone el tercero en el proceso pendiente entre
las partes principales una nueva demanda, dirigida a hacer valer, contra
alguna de ellas, un derecho suyo 'relativo al objeto o dependiente del título
deducido en el mismo proceso'; se produce así, mediante esta intervención,
una reunión (subsiguiente o sobreañadida) de dos causas conexas por el
objeto o por el título: la originaria entre las partes principales y la
propuesta por el tercero contra una de ellas. Bajo este aspecto, pues, los
efectos de la intervención litisconsorcial son similares a los de la
intervención principal. Pero la diferencia es ésta: que, mientras con la
intervención principal el interviniente propone simultáneamente dos
demandas dirigidas cada una de ellas contra uno de los originarios
competidores (en forma que las causas reunidas vienen a ser tres), con la
intervención litisconsorcial el tercero propone una sola demanda, dirigida
contra uno de los contendientes, en forma que las causas reunidas en el
único proceso vienen a ser dos, la que pende entre las partes originarias
y la que pende entre el interviniente y una de ellas. De este modo, el
tercero interviniente, al entrar en el proceso entre las partes originarias
como contradictor de una sola de ellas, puede venir a encontrarse con la
otra en coincidencia de intereses contra el adversario común: posición
que recuerda la que en la intervención por adhesión (simple) se verifica
entre la parte ayudadora y la parte ayudada frente al adversario de ésta.
Pero en realidad la posición es muy distinta: al paso que el interviniente
por adhesión (simple), que entra en juicio para hacer valer un derecho
ajeno, no tiene legitimación autónoma y no podría hacerlo valer por sí
solo en un proceso separado en que no estuviese al lado del legitimado
principal, al interviniente litisconsorcial le pertenece la legitimación
principal sobre el propio derecho y, por consiguiente, su posición procesal
no es ni subordinada ni suplementaria, sino que tiene, aun frente a la
parte con la cual puede encontrarse en coincidencia de intereses, la plena
autonomía procesal de un litisconsorte (y de ahí sus denominaciones de
interviniente autónomo)» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 327-328).
Atilio González, acerca de los efectos de la sentencia definitiva con
relación al interviniente litisconsorcial, enseña lo siguiente:
«... El tercero litisconsorte se encuentra plenamente afectado por la
sentencia definitiva, de un modo directo (eficacia directa de la cosa juzgada).
De ahí que la decisión judicial respecto del derecho subjetivo de las partes
originarias es, simultáneamente, resolución atinente al 'derecho subjetivo'
del tercero litisconsorcial, pues éste es cotitular de la misma 'relación
sustancial' invocada por aquellas.
672 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Lo que discute la doctrina es lo concerniente a si la ejecutabilidad concreta


de la condena dictada contra el tercero opera en el mismo proceso en el
que aconteció su intervención, en otro autónomo de éste; en orden a
salvaguardar el 'principio de congruencia': En aquél el actor no pretendió
la condena contra el tercero y si el juez la dispone violaría el 'principio
de congruencia', bajo sanción de nulidad» (GONZALEZ, 1998: 398).
Al respecto, Serra Domínguez señala lo siguiente:
«... La sentencia producirá en principio, respecto de la parte interviniente,
los mismos efectos que si no hubiera intervenido en el proceso. No
debemos olvidar que la intervención litisconsorcial procede en aquellos
casos en que se produce la extensión de los efectos de la cosa juzgada y
que aun sin necesidad de intervención la sentencia sería eficaz y ejecutiva
frente al litisconsorte.
El único perjuicio que se derivará al interviniente litisconsorcial de su
intervención será no poder reclamar en su día indemnización de daños
y perjuicios a la parte originaria litisconsorte por su mala conducción del
proceso (exceptío malí processus), ni alegar dolo o fraude en la obtención
de la sentencia (p.ej., en las acciones subrogatorias o revocatorias). Todo
ello con la limitación del tiempo en que tuvo lugar la intervención,
pudiendo, sin embargo, oponer ambas excepciones por lo que respecta
a los momentos anteriores a la intervención, e incluso a los posteriores
si el litisconsorte ha actuado en manifiesta oposición...» (SERRA
DOMINGUEZ, 1969: 243).

8.2.3 Intervención excluyente o principal

8.2.3.1 Noción de tercero excluyente o principal

Casarino Viterbo califica a los terceros excluyentes (o principales) como


«... aquellos que hacen valer sobre la cosa litigada derechos incompatibles con
los de las partes directas...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 50).
Rodríguez Garcés indica sobre el particular que:
«... Cuando un tercero concurre a un juicio sosteniendo pretensiones
contrarias a las sustentadas por las partes, se le denomina tercero opositor
o excluyente.
En estos casos el tercero sostiene un derecho propio que no armoniza con
la situación jurídica sustentada por las partes principales del pleito...»
(RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1:138).
Según Fairén Guillén:
«... El interviniente principal es parte en sentido material siendo sujeto
de su litigio.
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 673

Y pasa a ser un demandante principal, independiente pudiendo, como


tal, llevar a cabo los actos conducentes a su victoria» (FAIREN GUILLEN,
1954, «Notas sobre la intervención principal en el proceso civil»: 195).
Rocco dice del interviniente principal (o excluyente) lo siguiente:
«Con la intervención del tercero en el proceso pendiente se ensancha un
tanto el tema de la controversia, ya que se presenta al juicio del juez el
problema consistente en saber cuál de los distintos sujetos en litis, cada
uno de los cuales afirma que es titular de un derecho, debe ser reconocido
por tal, con exclusión, por consiguiente, de los otros sujetos que alegan
la misma titularidad.
Desde este punto de vista, el interviniente principal, siendo titular del
derecho de acción y presentándose como titular de un derecho sustancial,
es parte enjuicio» (ROCCO, 1976, Volumen II: 127).
El mencionado jurista italiano añade que «... el que interviene en vía
principal asume la calidad de parte, con todos los poderes y las facultades a
ella inherentes» (ROCCO, 1976, Volumen II: 127-128).
López del Carril, acerca del interviniente principal (o excluyente), apunta
lo siguiente:
«En la intervención adhesiva, el tercero se adhiere a las gestiones de las
partes, y pregunto: ¿si se adhiere es parte? Contesto: Si hay adhesión es
porque se agrega, es decir, que será tercero aritméticamente porque habrá
más de dos, pero no será tercero en la relación jurídico-procesal, pues su
interés es matemáticamente el mismo de alguna de las partes, y los intereses
en juego (...) no pueden ser sino dos y sólo dos -ergo, no será tercero,
procesalmente hablando, y ¿qué será entonces?; será parte por adhesión»
(LOPEZ DE CARRIL, 1962: 248).
En opinión de Atilio González:
«... El tercero excluyente, desde el apersonamiento al proceso, adquiere
la calidad de una parte principal e independiente que, como tal, se halla
investida de legitimatio ad causam propia y ordinaria, en razón de ser
titular activo de una pretensión propia, total o parcialmente incompatible
-aunque conexa-, con la del primus petitor, pretensor originario.
A su vez, los 'demandados de intervención' (...) pasan a ser litisconsortes
pasivos frente al tercero excluyente y, según el caso, el 'litisconsorcio'
será voluntario o necesario» (GONZALEZ, 1998: 393-394).
Para Monroy Cabra, en la intervención principal o ad excludendum, los
terceristas pueden clasificarse de este modo: «... a) Simples, cuando invocan un
derecho propio e independiente del que pretenden las partes contra el
demandado y oponible al demandante, con distinta causa petendi y sin que
exista litisconsorcio con ellas. Así, por ejemplo, el acreedor que interviene en
674 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el proceso de quiebra para concurrir con el demandante en proporción al valor


de sus créditos; b) excluyentes, cuando intervienen con pretensiones incompatibles
con las del demandante y del demandado, pues persiguen excluirlos a ambos
del derecho pretendido, del cual se creen titulares únicos. Verbigracia, el
heredero de mejor derecho que concurre al proceso de petición de herencia
entre herederos putativos para reclamar la herencia para sí, en virtud de que
dice tener un mejor derecho» (MONROY CABRA, 1979: 226-227).

8.2.3.2 Configuración de la intervención excluyente o principal

Según Monroy Cabra, «en la intervención principal o ad excludendum, el


interviniente es titular de una acción que se ejerce en el proceso iniciado por
dos o más sujetos...» (MONROY CABRA, 1979: 225).
Kenny asegura que la intervención principal o excluyente «... se da en el
supuesto de que el tercero interponga, frente a las partes originarias, una pretensión
incompatible con la deducida por el sujeto activo...» (KENNY, 1983:10).
De la Plaza afirma que la intervención principal «... se refiere al evento
(...) de que un tercero sea titular en una relación, que, a pesar de ser incompatible
con la que se ventila, pueda ser afectado por la cosa juzgada; por ello, tiende
a evitar, generalmente con independencia de la cuestión que en ella ventilan
las partes, que respecto al derecho del que tiene la titularidad, pueda crearse
una situación que le infrinja un perjuicio» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen 1:298).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín consideran que la
intervención principal «... es la entrada de un tercero en un proceso pendiente
con una pretensión opuesta total o parcialmente a la que ya son objeto del
proceso, presentando una naturaleza peculiar próxima a la acumulación
sucesiva de acciones, porque el proceso resulta objetivamente modificado por
la nueva pretensión incompatible con las iniciales...» (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 304).
Lorca Navarrete pone de manifiesto que «a este tipo de intervención
(principal) le caracteriza la actuación principal del tercero en relación con todas
las partes ya preexistentes en la instancia procesal para hacer valer su interés
directo y legítimo en el resultado del proceso que surge como incompatible
con los ya deducidos en la instancia en un 'encuentro a tres'» (LORCA
NAVARRETE, 2000:161).
Prieto-Castro y Ferrándiz, acerca de la intervención principal (o excluyente),
sostiene que:
«... Es la entrada de un tercero en un proceso pendiente, alegando un
derecho sobre el objeto (cosa o crédito) acerca del cual se debate en el
mismo. Las partes entre las que se sigue el proceso primitivo se llaman
partes principales, y el que entra en él ejerciendo una pretensión contra
ambas recibe el nombre de interviniente principal.
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 675

(...) De esta manera surgen dos procesos junto con el antiguo, uno del
interviniente principal contra el demandante y otro contra el demandado
primitivos» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 75).

Al respecto, Rodríguez Garcés nos informa lo siguiente:


«... La intervención principal tiene por objeto reclamar frente a demandante
y demandado un derecho propio de tercerista incompatible con la
situación jurídica pretendida por las partes.
(...)

El objeto de las tercerías excluyentes es resguardar derechos de terceros


que pueden resultar perjudicados a consecuencia de un juicio del que no
han sido parte.
En doctrina el tercero excluyente podría interponer su reclamación en
dos formas: a) interviniendo incidentalmente en el mismo juicio seguido
entre demandante y demandado y, una vez admitida su intervención,
tomando parte en los actos de substanciación de él; y b) iniciando un
nuevo juicio en contra de las partes principales ante el mismo juez que
conoce del pleito» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 61-62).

Lino Palacio dice de la intervención principal o excluyente que:


«... Este tipo de intervención (ad infrigendum íura utriusque competitoris)
tiene lugar cuando un tercero se incorpora a un proceso pendiente a fin
de interponer, frente a las partes originarias, una pretensión incompatible
con la deducida por el sujeto activo.
( ...)

(...) El tipo de intervención analizado constituye un supuesto de


acumulación sucesiva por inserción de pretensiones (...). El tercero, en
efecto, interpone una pretensión frente a las partes originarias, quienes
vienen de tal manera a integrar un litisconsorcio pasivo. Dicha pretensión,
además, debe ser incompatible con la pretensión originaria en lo que atañe
al objeto, siendo indiferente la falta de identidad entre la causa de ambas
pretensiones...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 231-233).

En relación al tema, Atibo González refiere lo siguiente:


«... La 'intervención principal' denominada indistintamente 'agresiva',
'excluyente', ad excludendum, o 'tercería excluyente', es configurativa de
una especie de intervención voluntaria de terceros en cuya virtud un
sujeto inicialmente ajeno a la relación procesal, introduce (o inserta) en
el proceso, ad nutum, contra las partes originarias de éste, una pretensión
total o parcialmente incompatible, aunque conexa, con la que es objeto
de aquél.
676 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Encontramos tipificada esta modalidad de intervención cuando v.gr.: en


un proceso entablado entre A y B, en el que es debatida la propiedad de
una cosa, interviene C, pretendiendo ser propietario de ésta frente a A y
B» (GONZALEZ, 1998: 393).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández aseveran que, «... en
abstracto, se originaría una intervención principal si un tercero interpusiera
una demanda dirigida simultáneamente frente a quienes son parte en un
proceso que ya está sustanciándose, en la que solicita una tutela jurídica
incompatible con el interés de quiénes son actor y demandado en ese proceso.
Lo que caracteriza a la intervención principal es la afirmación del interviniente
de que le pertenece a él el derecho que es objeto del litigio entre otras dos
personas. Ejemplo sencillo: en el pleito que A (actor) exige de D (demandado)
la entrega de la finca F, comparece el interviniente I afirmando que la finca F
es de su propiedad y que, por consiguiente, no pertenece ni al actor ni al
demandado» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 475).
En palabras de Serra Domínguez, la intervención principal (o excluyente)
«... tiene lugar cuando el tercero interviene en el proceso proponiendo una
pretensión conexa con la controvertida entre las partes, pero incompatible con
ésta. La intervención tiene en este caso por fin lograr la economía procesal,
evitando sentencias contradictorias...» (SERRA DOMINGUEZ, 1969:213). Dicho
autor agrega que «... mediante la intervención principal no se modifican
únicamente los sujetos del proceso, sino también y muy principalmente el
propio objeto del mismo. A la primitiva pretensión deducida entre las partes
originarias se unen dos nuevas pretensiones, en las que actúan como parte
actora el interviniente y como demandados el primitivo demandante y el
primitivo demandado. Si se produce una modificación subjetiva es simplemente
por el hecho de la intervención, pero lo esencial de la institución (...) es el
planteamiento de nuevas controversias en un único proceso. Sólo así se pueden
explicar los dos fines de la institución: conseguir una economía procesal
tramitando en un solo proceso tres pretensiones distintas, y evitar las sentencias
contradictorias que en otro caso se producirían. De ahí que entre las dos
concepciones sobre la naturaleza jurídica de la institución (...): construir la
intervención principal como una simple ampliación del objeto del primer
proceso o construirla como una acumulación subjetiva de pretensiones, nos
inclinamos decididamente por la primera concepción única que logra explicar
satisfactoriamente todos los matices de la intervención principal» (SERRA
DOMINGUEZ, 1969: 215-216).
Schónke, en cuanto a la intervención principal (o excluyente), expresa lo
siguiente:
«... Quien pretende para sí en todo o en parte la cosa o derecho sobre los
que se sigue un litigio entre dos personas, puede ejercitar su acción por
medio de una demanda contra las dos partes del proceso pendiente. A
esto se llama intervención principal (...).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 677

La intervención principal no es -a diferencia de la adhesiva- participación


en un litigio ajeno, sino una demanda independiente contra ambas partes
del proceso ya en curso, del proceso primero o principal» (SCHÓNKE,
1950:103).
Al respecto, Goldschmidt señala lo siguiente:
«El que reclama para sí, totalmente o en parte, la cosa o el derecho sobre
que hay trabado un proceso, alegando para la cosa la pertenencia de un
derecho real incompatible con la pretensión del actor (...) o de un derecho
personal con efecto frente a las dos partes primitivas (...), y fundándose
para el derecho en una legitimación activa (derivada de la calidad de
cesionario, 'veras heres', etc.), puede hacer valer su pretensión en una
demanda dirigida a las dos partes -'intervención principal' (...)- (...).
(...)

La intervención principal es regularmente el ejercicio de una acción


declarativa contra el actor, y de una condena contra el demandado del
primer proceso...» (GOLDSCHMIDT, 1936: 445-446).
Según Liebman:
«... Intervención principal es la del que interviene 'en un proceso entre otras
personas para hacer valer, frente a todas las partes o a algunas de ellas
un derecho relativo al objeto o dependiente del título deducido en el
mismo proceso'. Con este medio el interviniente propone una demanda
suya en contraste con las de las partes que están ya en causa (...). Después
de la intervención, el proceso se hace trilateral y cada una de las tres
partes está en lucha con las otras dos.
La sentencia que podría ser pronunciada entre las dos partes originarias
no podría afectar el derecho del tercero, pero la ley le consiente hacerlo
valer inmediatamente en el mismo proceso, para impedir que entretanto
se le dé victoria a uno de los dos contendientes, con evidente ahorro de
actividades procesales y con la ventaja de evitar eventuales juicios
contradictorios. Es la figura tradicional de la intervención ad infringendum
iura utriusque litigatoris. Se comprende que esto no se lleva a cabo sin
riesgo, porque la sentencia que será pronunciada como consecuencia de
la intervención del tercero, será plenamente eficaz también frente al
tercero que ha intervenido en el proceso» (LIEBMAN, 1980: 81-82).
Sobre el particular, Kisch manifiesta lo siguiente:
«... Intervención principal (...) tenemos cuando las cosas se presentan
del modo siguiente: Dos personas siguen un proceso a propósito de un
objeto o un derecho, y un tercero aprovecha la ocasión de estarse
discutiendo sobre ello: Por ejemplo: durante el curso de un proceso entre
A y B, donde se ventila a quién de ellos pertenece una determinada cosa,
interviene E contra los dos alegando que el propietario es él; o X litiga
678 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

contra Y por un crédito, y Z se mezcla con la afirmación de que el crédito


sobre que se discute le ha sido transmitido a él antes, de suerte que el
verdadero acreedor es él. En un supuesto semejante, el tercero puede
hacer valer su derecho contra las otras partes, mientras el proceso iniciado
por las mismas esté pendiente, por medio de la presentación de una
demanda (...) al tribunal ante el que el proceso pende en primera instancia
y aunque no sea competente para decidir sobre la acción que ejercita. Las
partes que litigan desde el principio se llaman partes principales (actor
o demandado principal); su proceso, proceso primitivo o principal; el
tercero se llama interviniente principal, y su participación en el proceso
intervención principal.
(...) No se le puede concebir como participación del tercero en el proceso
de las partes principales, pues no persigue el ayudar a una de ellas para
que venza a la otra; más bien, lo que hace es ejercitar una acción
independiente contra ambas. Y puesto que la dirige al mismo tiempo
contra dos personas en común, surgen dos nuevos procesos (prescindiendo
del primitivo), uno del tercero con el actor principal y otro del mismo
con el demandado primitivo. Pero como estos procesos siguen su curso
acumulados, estamos ante un caso especial de litisconsorcio, en el cual
el tercero actúa como demandante y las dos partes primitivas como
litisconsortes demandados» (KISCH, 1940: 319-320).
Redenti, en lo que concierne a la clase de intervención examinada en este
punto, refiere lo siguiente:
«Principal se suele decir (...) a la intervención cuando el tercero que
interviene tenga una acción suya que hacer valer, conexa pero en contraste
con aquella por la que ha sido ya promovido el proceso. Por ejemplo, ha
accionado un (verdadero o pretendido) acreedor para obtener la condena
del deudor a una cierta y determinada prestación. Interviene un tercero
para sostener que aquella prestación es debida, pero no al primer actor
sino a él, al interviniente, y pide a su vez la condena del deudor, pero en
su propio favor. Otro ejemplo: acciona, supongamos, en reivindicación
un (verdadero o pretendido) propietario contra el poseedor de la cosa;
interviene un tercero para sostener que la cosa es suya y no del primer
actor y le pide la condena del poseedor a favor suyo. Nuestros antepasados
solían caracterizar estos casos diciendo que la intervención es ad excludendum
[para excluir] o ad infringenda iura utriusque competitoris [para quebrantar
los derechos de ambos competidores (con evidente alusión a los dos
contendientes originales del proceso)...» (REDENTI, 1957, Tomo I: 320).
Rocco, en lo relativo a la intervención principal (o excluyente), hace estas
precisiones
«... En la intervención principal el interviniente es titular de una acción
que se ejerce en el proceso iniciado por dos o más sujetos. Estaría
igualmente legitimado para iniciar individual y separadamente una
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 679

acción propia y autónoma contra el uno y contra el otro, o contra las dos
partes originariamente en litis, y desde este punto de vista aparece
legitimado para accionar respecto a la realización de la relación jurídica
controvertida entre los otros.
Puede ejercer, en cambio, su acción, de la que es titular, para la realización
de una relación jurídica sustancial de la cual afirma ser titular, colocándose
entre el actor y el demandado en el proceso anteriormente iniciado, y
sostener que es él el titular de aquella relación jurídica sustancial.
Aquí no se verifica el fenómeno de una acción con pluralidad de sujetos,
sino que más bien se trata del ejercicio de dos acciones que competen a
dos o más sujetos distintos que afirman, respectivamente, ser titulares
de una sola y única relación.
Y como, salvo el caso de la cotitularidad de un derecho único, el afirmar
que un sujeto es titular de un derecho excluye que el titular pueda ser
otro sujeto, la intervención principal asume siempre la forma de
intervención ad excludendum. Con esta frase se quiere decir que aquel que
era extraño a la litis y que ha intervenido, se sitúa entre el actor y el
demandado en el juicio pendiente, para sostener que es él el titular del
derecho que se discute, con exclusión de la titularidad por parte de los
otros dos sujetos en litis» (ROCCO, 1976, Volumen II: 126).
Micheli anota sobre la intervención principal (o excluyente) lo siguiente:
«La intervención de quien hace valer, en un proceso que se ha iniciado
entre las partes originarias, un derecho propio relativo al objeto o
dependiente del título deducido enjuicio; es la intervención denominada
principal y que introduce en el proceso una nueva controversia, en cuanto
aquel derecho es hecho valer frente a ambas partes (...); la misma (...) da
lugar a una ampliación de la materia sobre la que se contiende. El tercer
interviniente es parte sin más y con plenitud de poderes, lo mismo que
las partes originarias.
Como ejemplo de intervención principal, se puede recordar ante todo el
de aquel que hace valer un derecho incompatible con las pretensiones
de las partes originarias: si entre A y B se controvierte sobre la propiedad
del inmueble X, C -que a su vez alega un derecho real sobre X- deberá
respetar la sentencia que se pronuncia en el proceso entre A y B y que
determinará quién de los dos es propietario, pero podrá hacer valer su
pretensión en forma autónoma contra la sentencia misma, con la oposición
de tercero (...); C podrá, sin embargo, intervenir en el proceso haciendo
valer su pretensión tanto contra A como contra B. La intervención
principal se admite, sin embargo, cuando el interviniente haga valer un
derecho dependiente del título deducido en el proceso por la parte
principal: si, por ejemplo, se controvierte entre actor y demandado acerca
de la existencia de una determinada relación obligatoria respecto de la
680 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

cual el actor afirma ser acreedor del demandado, el tercero que interviene
puede afirmar, por el contrario, ser acreedor de él y que, por consiguiente,
la prestación a la que el demandado está obligado se le debe a él.
En estos casos la ley prevé la posibilidad (...) de que el obligado que se
declare pronto a cumplir 'a favor de quien tiene derecho a ello', sea
eliminado de la causa; el proceso viene entonces a cambiar el propio
objeto y prosigue, por consiguiente, entre la una parte originaria y el
tercero que ha intervenido principaliter» (MICHELI, 1970, Volumen 1:232).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, con relación a la intervención principal
(o excluyente), opinan de este modo:
«El interviniente principal hace actuar una razón propia o nueva, una
relación jurídica sustancial nueva conexa por objeto o petitum con la que
se discute en el proceso y de la cual es titular. Deduce una litis propia y
no disputada en el proceso. A esta intervención se le denomina igualmente
excluyente o ad excludendnm. Los intervinientes ad excludendnm tienen en
el proceso un interés que se opone a cada una de las partes iniciales; desde
cuando llegan al proceso se caracterizan como partes principales
sucesivas, con la totalidad de los poderes procesales y sustanciales,
atinentes a la propia relación sustancial que acumulan.
El tercero que interviene estructura su propia pretensión en la demanda
o escrito de intervención excluyente, y la dirige en contra de las partes
iniciales, actor y opositor, o demandante y demandado; de este modo las
partes iniciales asumen la condición de codemandados en correspondencia
con la relación sustancial que les incoa el interviniente ad excludendum.
Se produce así una acumulación de pretensiones plurilateral subjetiva,
conexa por identidad de objeto o petitum. Son pretensiones incompatibles
y lógicamente sólo una puede triunfar: la de la parte demandante inicial
o la del interviniente ad excludendum contra las partes originarias. El
interviniente de este linaje reclama total o parcialmente el objeto, la cosa,
el derecho litigioso, por considerar que es a él y no a otro a quien le
pertenece.
(...) Las partes iniciales frente a esta pretensión que se acumula, ocupan
la posición de demandados o resistentes y a ellas incumben, en lo que a
la relación sustancial nueva respecta, los poderes sustanciales y procesales
del demandado en el proceso, pero actúan con perfecta autonomía, como
lo hacen los litisconsortes voluntarios; y la actividad de una sola parte
no perjudica a la otra ni la beneficia, porque frente a cada una el
interviniente ad excludendum defiende una postura distinta: frente al
demandante debate el derecho sustancial reclamado por éste, y frente al
demandado controvierte cualquier excepción sustancial que éste hubiere
propuesto. El doble aspecto ha hecho expresar a algunos autores que son
tres las pretensiones que se acumulan cuando quiera que se presente una
intervención de este tipo: la inicial del demandante contra el demandado,
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 681

la pretensión del interviniente ad excludendum contra el demandante y la


pretensión del mismo interviniente contra el demandado inicial...»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II; 117-118).
El Código Procesal Civil, en su artículo 99, regula lo concerniente a la
intervención excluyente o principal de esta manera:
«Quien pretenda, en todo o en parte, ser declarado titular del derecho
discutido, puede intervenir formulando su exigencia contra demandante
y demandado.
Esta intervención sólo será admisible antes de la expedición de sentencia
en primera instancia.
El excluyente actuará como una parte más en el proceso. Si ofreciera
prueba, ésta se sujetará al trámite propio del proceso en que comparece,
otorgándose similares facultades probatorias a las partes.
La intervención del excluyente no suspende el proceso, pero sí la
expedición de la sentencia».
Del texto del artículo 99 del Código Procesal Civil merece destacarse lo
siguiente:
- A diferencia de la intervención coadyuvante y la litisconsorcial que
pueden ocurrir tanto en primera como en segunda instancia, la
intervención excluyente o principal sólo puede acontecer hasta
antes de la emisión de la sentencia de primera instancia; luego de
dicho momento procesal el excluyente deberá hacer valer su
derecho en otro proceso, debiéndose tener presente que no le son
extensibles a aquél los efectos de cosa juzgada que correspondan
a la decisión final expedida en el proceso en el que no intervino,
precisamente por no haber participado en él.
- Si la solicitud de intervención excluyente o principal es admitida
por el órgano jurisdiccional, el excluyente actuará en el proceso
como si fuera una parte más, correspondiéndole, por ende, las
facultades y deberes procesales inherentes a las partes.
- La prueba que aporte el excluyente al proceso estará sometida al
trámite de éste, teniendo las demás partes las mismas facultades
probatorias (dirigidas, qué duda cabe, a refutar las alegaciones y
cuestionar los medios de probanza del excluyente referidos a su
pretendida titularidad del derecho discutido judicialmente). A
diferencia del litisconsorcio necesario, en que es viable la convocatoria
a una audiencia complementaria de pruebas en caso de producirse
la intervención litisconsorcial después de desarrollada la audiencia
ordinaria de pruebas y haberse ofrecido medios probatorios (art.
96 del C.P.C.), el Código Procesal Civil no establece disposición
682 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

similar para el caso de la intervención excluyente o principal, por


lo que creemos que, habiendo el excluyente ofrecido medios
probatorios luego de la audiencia de pruebas, resulta inviable la
citación a una audiencia complementaria de pruebas para la
actuación de las ofrecidas por el excluyente, máxime si la parte final
del artículo 101 del Código Procesal Civil establece que los
intervinientes se incorporan al proceso en el estado en que éste se
halle al momento de su intervención.
- La presentación de la solicitud de intervención excluyente o
principal no trae como consecuencia la suspensión del proceso, el
mismo que sigue su curso, sin embargo, el órgano jurisdiccional
no podrá emitir sentencia alguna hasta tanto no resuelva lo relacionado
con la intervención excluyente o principal.

8.2.3.3 Naturaleza jurídica de la intervención excluyente o principal

A criterio de Atilio González:


«... La intervención excluyente conforma un supuesto de acumulación:
• objetivo-subjetiva de pretensiones.
• sucesiva, y
• voluntaria; pero no la incoación de un nuevo proceso, pues ambas
pretensiones son sustanciables en el marco de inserción del proceso
iniciado...» (GONZALEZ, 1998: 394).
Fairén Guillén, en cuanto a la naturaleza jurídica de la intervención
principal (o excluyente), enseña lo siguiente:
«La doctrina ha opuesto durante siglos dos concepciones de la intervención
principal (...).
Para la primera, la intervención principal es una simple ampliación del
primer proceso; el interviniente pasa a ser parte en él; la sentencia que
recae es única y sus efectos, naturalmente, recaen sobre las tres partes.
La segunda, construye la intervención principal como una acumulación
subjetiva de pretensiones dirigidas por el interviniente a cada una de las
partes del primer proceso, las cuales pasan así a estar en una relación de
litisconsorcio (...); estos dos procesos corren juntos o también separados
-produciendo la aparición del primero la paralización del segundo-; se
producen tres resoluciones independientes y no es necesario que sean
uniformes. Cada resolución afecta en cuanto a la cosa juzgada a las partes
del proceso en el cual recayó.
Esta última doctrina, seguida en la actualidad por la generalidad de la
doctrina germánica (...), matiza evidentemente más que la primera; pero
quizá por construida sobre un concepto de proceso, estrecho, y no
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 683

quedando clara la diferenciación entre el cauce único -proceso- y la


diversidad de contenidos -litigios conexos en él tratados-, llega a perder
de vista sobre preocupaciones graves, pero incidentales, uno de los
objetivos primigenios de la intervención principal, esto es, el de evitar
resoluciones contradictorias o dispares, y se limita a pretender mediante
el empleo de la figura, la finalidad de obtener economía procesal.
(...) La intervención principal produce el que tomen estado judicialmente
dos nuevos litigios (dos, pues parece lógico el dirigir el impulso de esos
choques a dos tenedores procesales, esto es, a cada una de las partes
primitivas), los cuales se insertan en el mismo proceso a través del cual
discurría el primero. Este proceso debe suministrar los medios técnicos
suficientes para que cada uno de estos litigios llegue a su solución;
teniendo en cuenta su conexión -que puede llegar a la prejudicialidad-,
puede prever una suspensión del curso de alguno de ellos hasta un cierto
punto del desarrollo de los demás; al final, cada resolución abarca el
ámbito de su litigio y de quienes en él fueron partes. Pero no se olvide
que la pretensión del interviniente tienen que ser incompatible con la del
primer petitor y con la resistencia -y aun con las posibles contrapretensiones-
del demandado primitivo; es decir, que estos litigios son conexos. Luego
la resolución de cada uno de ellos podrá tener influencia sobre quienes
fueron partes en los otros. De aquí que, aun no mostrando ver el panorama
claramente, no anduviera descaminada la doctrina germánica que
afirmaba que cada sentencia surtía sus efectos de cosa juzgada con
independencia de la otra, de tal modo que, a no concurrir una de las
causas generales y ordinarias por las cuales se produce una ampliación
en el marco de los efectos de dicha cosa juzgada, ni la recaída en el
'proceso' de intervención actuaba sobre el primitivo, ni recíprocamente.
La influencia de cada resolución sobre la otra (mejor dicho, de la resolución
recaída en cada litigio, sobre las de los demás) dependerá de la calidad
de la incompatibilidad básica, sobre la cual se ha de actuar.
Y, además, parece lógico que descendiendo de este plano al de la técnica
que el Derecho procedimental debe poner al servicio de tal fenómeno
estas resoluciones, dadas sus conexiones, se formulen de modo unido y
no separado...» (FAIREN GUILLEN, 1954, «Notas sobre la intervención
principal en el proceso civil»: 193-194).

8.2.3.4 Características de la intervención excluyente o principal

Para Calamandrei, «... la característica fundamental de esta intervención


ad excludendum, es que, con ella, el interviniente no se limita a mediar en la
causa que versa entre las partes originarias, sino que introduce en el proceso
una nueva demanda, dirigida contra las dos partes originarias, y conexa, por
identidad del petitum, con la primera...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II:
318).
684 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Según Stiglitz:
«... El instituto reviste los caracteres comunes a todos los tipos de
intervención: a) cualidad de tercero del interviniente; b) pendencia actual
de un proceso jurisdiccional entre otras personas en el que se insertará
la intervención.
Y además posee las siguientes notas específicas: a) ampliación de objeto
del primer proceso (...); b) obtener economía procesal, evitando sentencias
contradictorias; c) la pretensión deducida por el tercero debe ser conexa
(...); d) incompatibilidad entre la pretensión del tercero y la pretensión
deducida en el proceso; e) (...) se debe acreditar tal interés (excluyente
del de las partes) al momento de la intervención» (STIGLITZ, 1970:145-
146).
Rodríguez Garcés, al tratar lo relativo a las características de la intervención
del tercero excluyente (o principal), expresa lo siguiente:
«... Los derechos alegados por el tercero excluyente son independientes
de los de las partes principales del juicio. Su situación jurídica es diferente
y sus intereses contrarios a los de ambas partes. El concurre al juicio con
el objeto de reclamar un derecho propio contrapuesto al de las partes; el
tercero excluyente no se confunde con las otras dos partes del pleito; él
va a accionar en contra del demandante y demandado en la primitiva
relación procesal. Su intervención no es accesoria a la de ninguna de las
dos partes; su intervención es principal.
(...) Al excluyente se le admite siempre que reclame sobre la cosa litigiosa
derechos incompatibles con los de las partes principales.
Su intervención se admite con el fin de evitar dos juicios sucesivos. El
legislador quiere que se ventile en un solo procedimiento lo que de otra
manera debería ser materia de dos juicios diversos y de dos fallos, que
pudieran llegar a ser contradictorios.
(...)

En suma: la intervención del tercero excluyente se caracteriza porque


tiene el carácter de principal y porque se encuentran limitados los
derechos que pueden hacer valer en el pleito. Su intervención es principal
y limitada» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1:139-141).

8.2.3.5 Distinción entre intervención excluyente o principal y otras


clases de intervención de terceros

Serra Domínguez distingue entre intervención principal y las intervenciones


litisconsorcial y adhesiva (coadyuvante) de este modo:
«Estructuralmente, la diferencia entre la intervención principal y las
restantes clases de intervención es muy clara: la intervención principal
Capítulo VI: intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 685

modifica el proceso objetivamente; al objeto primitivamente discutido se


adiciona otro nuevo, dando origen a tres relaciones: la primitiva entre
las partes: la del interviniente y la parte demandante, y la del interviniente
y la parte demandada. En cambio, tanto en la intervención litisconsorcial
como en la intervención adhesiva no varía el objeto del proceso;
únicamente se modifican los sujetos procesales, en cuanto a una de las
partes se adhieren una o varias personas.
La función de ambas clases de intervención es asimismo diversa. El
interviniente principal hubiera podido plantear una demanda independiente.
Si le es permitida la intervención es únicamente por razones de economía
procesal y para evitar sentencias contradictorias. En cambio, (...) en la
intervención adhesiva simple no se produce economía procesal alguna,
en cuanto el tercero interviniente no podría interponer un proceso
independiente, debiendo acudir forzosamente al ya planteado entre las
partes. Tampoco pueden producirse sentencias contradictorias, pues la
sentencia del primer proceso o produce extensión de cosa juzgada
respecto de los intervinientes litisconsortes -que no pueden, por tanto,
discutirla-, o sus efectos se reflejan en la relación jurídica que une al
interviniente adhesivo con una cualquiera de las partes, originando la
aplicación de una norma jurídica perjudicial al interviniente, pero sin
que exista el más mínimo enlace entre el interviniente adhesivo simple
y la relación deducida en el proceso» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 214).
Casarino Viterbo distingue entre la intervención del tercero excluyente
y la del coadyuvante señalando lo siguiente:
«El tercero excluyente se diferencia fundamentalmente del coadyuvante
en que mientras este último es un verdadero accesorio de la parte
demandante o demandada con quien colabora en el juicio, el primero,
en cambio, en realidad acciona como verdadero demandante en contra
de demandante y demandado primitivos en su propio y personal interés.
Consecuencia de esta afirmación es que el tercero excluyente, desde el
momento en que se le reconoce como tal en el juicio, pasa a adquirir la
calidad de parte y, por consiguiente, tiene todos los derechos que la ley
otorga a los litigantes en juicio; por ejemplo, ser notificado de las
resoluciones, deducir recursos, rendir pruebas, formular alegaciones, etc.»
(CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 50).
Rodríguez Garcés, en cuanto a las diferencias entre el tercero coadyuvante
y el tercero excluyente, sostiene que son las que indica a continuación:
« Io) El tercero coadyuvante reclama un derecho armónico con el de una
de las partes; el derecho del tercero excluyente es incompatible con
el de los litigantes;
2o) El coadyuvante apoya la defensa de una de las partes; el excluyente,
no. Por el contrario, se opone a ellas;
686 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

3o) El tercero coadyuvante se identifica con la parte misma a quien


coadyuva; el tercero excluyente, en atención a la naturaleza
independiente y opuesta del derecho que reclama, no puede
equipararse con los litigantes;
4o) El coadyuvante sostiene el mismo derecho que una de las partes.
Coadyuva a la defensa de ella; el tercero excluyente sostiene un
derecho nuevo;
5o) El tercero coadyuvante puede hacer valer cualquier derecho que
corresponda a su calidad de parte del juicio; el excluyente tienen
sus derechos limitados;
6o) La intervención del coadyuvante tiene el carácter de accesoria; la
del excluyente es principal» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo
1 :142).

8.2.3.6 Requisitos de la intervención excluyente o principal

Atilio González, en lo que concierne a los requisitos de la intervención


excluyente o principal, asevera que «... el presupuesto sustancial de tal modalidad
de intervención reside en que el tercero excluyente es titular de una relación
sustancial propia, total o parcialmente incompatible, aunque conexa, con la
invocada por las partes originarias» (GONZALEZ, 1998: 393).
Casarino Viterbo sostiene al respecto que «para que tenga lugar la tercería
excluyente es necesario que exista un juicio pendiente (...) y que este tercero
invoque derechos incompatibles sobre la cosa litigada con los de las otras
partes...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 50).
Para Schónke, son requisitos para la admisibilidad de la intervención
principal (o excluyente) los que describe seguidamente:
«1. Debe existir otro proceso pendiente (...), incluso en una instancia
superior, con tal que no haya recaído sentencia definitiva.
2. El interviniente principal debe pretender para sí total o parcialmente
la cosa o derecho sobre que se discute en el proceso principal (...),
y su acción debe ser incompatible con la del demandante del
proceso principal (...).
Los derechos a la cosa o sobre la cosa reclamados en el proceso principal
y por el interviniente, pueden ser diferentes. Así por ejemplo, es admisible
una intervención principal cuando el interviniente reclame la entrega de
la cosa como propietario, mientras el demandante del proceso principal
funda su acción en el depósito...» (SCHONKE, 1950:103-104).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 687

Rocco afirma que son presupuestos o condiciones de la intervención


principal (o excluyente):
«1°) Que, ante todo, haya permanecido extraño al juicio iniciado entre
otras dos personas, por cuanto si hubiese estado ya en litis,
evidentemente, no podría tener cabida la intervención principal.
2°) Que esté pendiente un proceso entre otros dos sujetos, lo cual (...)
corresponde al momento de la notificación de la citación a la parte
demandada (...).
3°) Que en relación con el derecho que se discute y con la acción que
se ejerce esté legitimado para accionar, para lo cual (...) es suficiente
que afirme ser titular del derecho que se discute, con exclusión de
los demás sujetos en litis» (ROCCO, 1976, Volumen II: 127).
Rodríguez Garcés asegura que son requisitos de la tercería (intervención)
excluyente:
« Io) Que se trate de una persona diversa del demandante y del
demandado, esto es, que el reclamante sea tercero respecto del
pleito;
2o) Que tenga interés actual en los resultados de un juicio pendiente,
esto es, un derecho comprometido en él;
3o) Que el derecho que reclama sea incompatible e independiente del
de las partes principales; y
4o) Que el tribunal sea competente para conocer de la reclamación del
tercero» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1:142).
Serra Domínguez anota al respecto lo siguiente:
«Presupuestos de la intervención principal, además de los generales a
toda forma de intervención, es decir, cualidad de tercero del interviniente,
entendiendo por tercero una persona distinta de la partes y que no se
haya subrogado en la posición concreta de cualquiera de ellas, y pendencia
actual de un proceso jurisdiccional entre otras personas en el que se
insertará la intervención, son principalmente la conexión de pretensiones
y la incompatibilidad entre éstas.
La pretensión deducida por el tercero debe ser conexa, es decir, guardar
una íntima relación con la pretensión deducida por las partes, sin que
sea preciso que exista una total identidad entre ambas pretensiones. En
un proceso sobre la propiedad de la cosa entablado entre A y B puede
comparecer C alegando un derecho de usufructo sobre dicha cosa
derivado de la propiedad de D. No existe identidad, pero sí una inmediata
conexión.
688 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

La nota esencial de la intervención es la incompatibilidad entre la pretensión


del tercero y la pretensión deducida en el proceso. Incompatibilidad que
debe ser estudiada objetivamente con independencia de que subjetivamente
la intervención del tercero pueda provocar el allanamiento de una
-hipótesis de litigio entre pretendientes- o de las dos partes litigantes. En
todo caso, esencial para la existencia de la intervención principal es que
la pretensión debatida y la que se introduce sean incompatibles entre sí,
se excluyan mutuamente. De ahí que no podrá considerarse intervención
principal, en el supuesto antes examinado, la intervención del usufructuario
que alega un derecho sobre la cosa derivado de una relación con cualquiera
de las partes. La propiedad y el usufructo son normalmente compatibles,
por lo que la intervención del usufructuario podría constituir en su caso
una hipótesis de intervención litisconsorcial, pero nunca una intervención
principal» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 216).
Según Fairén Guillén, son presupuestos de la intervención principal los
que a continuación señala y explica:
«l.° Es preciso que la persona que quiere intervenir tenga la calidad
procesal de tercero con referencia al proceso que pende ya (...). Para
algunos autores, el interviniente principal (...) ha de pertenecer a
quienes quedando fuera del pleito pendiente de por sí, no caen bajo
los efectos de su sentencia.
2.° Precisa que quien quiere intervenir, pretenda total o parcialmente
la cosa o derecho que son objeto del litigio que en el proceso
principal se sostiene y desarrolla; es decir, que concurra la nota
tradicional de la 'incompatibilidad' de su pretensión con la del
primitivo actor -primus petitor- (...); se supone que la afirmación
jurídica del interviniente principal es tal, que a través de su
interposición judicial, entra en colisión con la del primitivo actor,
y por causa de él, igualmente contra el demandado del proceso
principal.
Es decir, para que pueda aparecer y darse la intervención principal,
es necesario que el interviniente pretenda un tal derecho, que, si
existe, excluya total o parcialmente al alegado por el primus petitor,
o bien, su practicabilidad, tal como lo ha dirigido contra el
demandado.

(•••)

3.° Precisa que la intervención pretenda formularse ante un Tribunal


estatal; hoy día no se puede pensar en la posibilidad de la misma
en un arbitraje pendiente, ya que éste, en realidad, se basa en un
negocio jurídico privado (...).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 689

4.° Para que la intervención principal sea posible, es necesario que


haya un proceso pendiente, en el cual se esté debatiendo sobre la
pretensión incompatible a que hemos hecho referencia.
Así, pues, es evidente que, en términos generales, la intervención
principal debe ser posible desde el momento en que se produzca
la litispendencia y hasta su final -con excepciones, si se elige un
sistema legal en el cual, por otras razones, se limite o impida la
intervención en los recursos-.
(...)

5.° (...) Si el tercero que pretende intervenir hubiera demandado por


separado, hubiera debido ir a hacerlo a los fueros generales o
especiales normales; pero actuando por medio de una intervención
principal, se evita esta diseminación (en la) competencia territorial,
puesto que debe hacerlo en el fuero ante el cual se está desarrollando
el primer proceso.
Por lo tanto, es presupuesto esencial del proceso de intervención
el de que se trate concentrándose sobre el fuere del que pende; ello
quiere decir que, de existir varios fueros posibles para éste, para el
principal o primitivo, es el primitivo actor quien elegiría, o bien,
en su caso, debería cumplir su acuerdo de prórroga con el demandado
-o bien puede éste someterse tácitamente-; lo cual arrastra
territorialmente a la intervención, y la vincula al fuero y Tribunal
ante el que aquel proceso pende.
(...)

6.° El tercero, al intervenir, y como presupuesto de admisibilidad de


su demanda, debe alegar la existencia de un interés jurídico
excluyente del de las primitivas partes...» (FAIREN GUILLEN, 1954,
«Notas sobre la intervención principal en el proceso civil»: 189-193).

8.2.3.7 Oportunidad de la intervención excluyente o principal

Según Rodríguez Garcés, el tercero excluyente «... puede intervenir en


cualquier estado del juicio, en primera o en segunda instancia, antes de ejecutoriada
la sentencia de término» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1 :143).
De conformidad con nuestro ordenamiento jurídico, a diferencia de la
intervención coadyuvante y la litisconsorcial que pueden tener lugar tanto en
primera como en segunda instancia, la intervención excluyente o principal sólo
será admisible hasta antes de la expedición de la sentencia de primera instancia
(art. 99 -segundo párrafo- del C.P.C.); luego de dicho momento procesal el
interviniente excluyente tendrá que hacer valer su derecho en otro proceso,
aunque puntualizamos que a aquél no le serán extensibles los efectos de cosa
690 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

juzgada derivados del fallo final emitido en el proceso en el que no intervino,


justamente por no haber participado en tal proceso.

8.2.3.8 Facultades o actuación del interviniente excluyente o principal

En opinión de Atibo González, «... el tercero excluyente dispone de


autonomía de gestión procesal plena, en el mismo nivel de igualdad que las
partes originarias (pluralidad por coordinación), aunque se encuentra enfrentado
a éstas» (GONZALEZ, 1998: 393).
Rodríguez Garcés, acerca de las facultades o actuación del interviniente
excluyente o principal, hace estas precisiones:
«... El tercero excluyente podrá comparecer al pleito en cualquier estado
del juicio. Puede intervenir en la misma forma que el coadyuvante.
(...)

El tercero tiene derecho a figurar como parte del juicio, tiene derecho a
continuar el procedimiento, acusando las rebeldías de rigor; puede obrar
separadamente, rendir prueba con las partes principales en apoyo de su
derecho, hacer alegaciones separadas, usar de los mismos plazos que las
partes, solicitar ampliación de esos plazos, interponer los recursos a que
haya lugar respecto de cualquier resolución dictada en el juicio. Todo
ello, sin entorpecer la marcha regular del juicio.
El tercero estará en la misma situación que las partes principales, deberá
aceptar todo lo obrado legítimamente antes de su presentación siempre
que esté ejecutoriado.
Por consiguiente, deberán seguirse con él todos los trámites del juicio, podrá
solicitar todas las diligencias necesarias para la correcta substanciación
del juicio y establecimiento de la verdad, e interponer todos los recursos
que fueren procedentes» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo 1:145-147).
De acuerdo a lo normado en la parte inicial del penúltimo párrafo del
artículo 99 del Código Procesal Civil, el interviniente excluyente actuará en el
proceso como si fuera una parte más; por lo tanto, le corresponderá a aquél las
facultades y deberes procesales asignados a las partes.
Si el interviniente excluyente ofreciera prueba, ésta se sujetará al trámite
propio del proceso en que comparece, otorgándose similares facultades
probatorias a las partes (art. 99 -parte final del penúltimo párrafo- del C.P.C.).
Es de destacar que, a diferencia del litisconsorcio necesario, en que puede
convocarse a una audiencia complementaria de pruebas en el supuesto de
acontecer la intervención litisconsorcial después de efectuada la audiencia
ordinaria de pruebas y haberse ofrecido medios probatorios (art. 96 del C.P.C.),
el Código adjetivo no prevé regla semejante para el caso de la intervención
excluyente o principal, por lo que consideramos que, habiendo el interviniente
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 691

excluyente ofrecido medios probatorios después de realizada la audiencia de


pruebas, resulta inviable la convocatoria a una audiencia complementaria de
pruebas para la actuación de las aportadas por el excluyente. Tal postura es
respaldada por la parte final del artículo 101 del Código Procesal Civil, en
donde se señala que los intervinientes se incorporan al proceso en el estado en
que éste se halle al momento de su intervención.

8.2.3.9 Efectos de la intervención excluyente o principal

Sobre el particular, Casarino Viterbo sostiene que «... si en un juicio se


presenta un tercero alegando derechos incompatibles sobre la cosa litigada con
respecto a los de las otras partes, tal pretensión debiera tramitarse entre el
tercero, en calidad de demandante, y el demandante y demandado primitivos,
en calidad de actuales demandados...» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo
III: 50).
Calamandrei señala sobre el tema que «... la intervención principal tiene
por efecto, en todo caso, reunir a la causa ya pendiente otras dos causas que el
tercero hubiese estado legitimado como actor para promover en proceso
separado contra las dos partes principales como demandadas; de manera que,
aun a través de la intervención, el tercero viene a asumir frente a las partes
principales, la posición de actor» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 320).
Para Schónke, son efectos de la intervención principal (o excluyente) los
que indica a continuación:
«1. Las partes del proceso principal pasan a ser litisconsortes (...).
(...)

2. Los dos procesos del interviniente principal contra el demandante


y contra el demandado del proceso principal son tramitados y
decididos en común.
( ...)

3. La tramitación del proceso principal puede, a instancia de parte


(...) o de oficio (...), ser suspendida hasta la decisión firme sobre la
intervención principal.
4. La intervención principal no lleva consigo una extensión de la cosa
juzgada. La sentencia del proceso motivado por la intervención
surte efectos solamente entre el interviniente principal y el
demandante y demandado del mismo, mas no entre estos dos
últimos» (SCHONKE, 1950:104).
Al respecto, Atilio González afirma que «... el tercero excluyente resulta
plenamente afectado, de un modo directo, por la cosa juzgada emergente de
la sentencia definitiva...» (GONZALEZ, 1998: 394). Dicho autor agrega que:
692 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La sentencia definitiva que se dicte será única y contendrá tres (3)
pronunciamientos:
• uno, entre el actor y el demandado originarios.
• otro, entre el actor inicial primus petitor y el tercero excluyente.
• por último, entre el tercero excluyente y el demandado primigenio»
(GONZALEZ, 1998: 394).
Fairén Guillén, al hacer referencia a la resolución final del proceso en que
se produjo una intervención excluyente, predicado siguiente:
«La resolución debe ser dictada de modo unitario, resolviendo en ella
sobre cada uno de los litigios planteados. Y debido a la necesaria conexión
entre los mismos, la eficacia de la cosa juzgada se extiende a cada uno de
los tres sujetos, del modo -directo o reflejo- que sea, según la calidad o
intensidad de dicha conexión (...). La posición de los tres sujetos después
del proceso es la misma con referencia a las declaraciones jurisdiccionales
que, versando sobre elementos conexos, les afectan a todos, aunque no
tiene que ser la misma en cuanto a los elementos no conexos de la
sentencia. Especialmente el interviniente ha agotado (salvo los recursos)
su pretensión procesal, quedándole solamente la citada posibilidad de
recurrir» (FAIREN GUILLEN, 1954, «Notas sobre la intervención principal
en el proceso»: 203-204).
En cuanto a los efectos de la intervención excluyente o principal, cabe
señalar que, conforme se desprende del artículo 99 -primer y último párrafos-
del Código Procesal Civil, la presentación de la solicitud de intervención
excluyente o principal no suspende el proceso, el cual sigue su curso, sin
embargo, el Juez no podrá expedir sentencia hasta tanto no resuelva lo
relacionado con la intervención excluyente o principal, debiéndose destacar
que, en caso de admitirse dicha clase de intervención, el órgano jurisdiccional,
al pronunciarse en la sentencia sobre la titularidad del derecho discutido, tendrá
que referirse necesariamente en dicha resolución a la titularidad, total o parcial,
o a la falta de ella, invocada por el interviniente excluyente y declarar tal
titularidad, en el supuesto de que exista.

8.2.4 Intervención excluyente de propiedad: El proceso abreviado de


tercería de propiedad
8.2.4.1 Configuración
La tercería de propiedad (o de dominio o excluyente de propiedad) es el
proceso dirigido a acreditar el dominio de un bien sobre el cual recae una
medida cautelar dictada en otro proceso, para así lograr su desafectación por
haber sido dicha medida indebidamente solicitada y decretada. La tercería de
propiedad también opera a efectos de lograr la desafectación de bienes sobre
los que pesa algún derecho real de garantía, siempre y cuando el derecho de
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 693

propiedad del tercerista se encuentre inscrito con anterioridad al citado derecho


real de garantía.
Para Enrique Falcón, la tercería de dominio es aquella «... en la que el
tercerista reclama la propiedad de la cosa embargada...» (FALCON, 1978: 86).
Máximo Castro enseña que:
«... En la tercería de dominio el opositor alega ser suyos los bienes en que
se hace la ejecución, para que se desembarguen y se le entreguen.
El tercerista puede cuestionar el dominio de la totalidad de la cosa, o el
de una parte de ella; o bien puede cuestionar la totalidad de los derechos
reales comprendidos o uno de los derechos de desmembración de que
puede ser susceptible el dominio pleno.
Esta tercería puede recaer sobre cosas muebles o inmuebles» (CASTRO,
1931, Tomo Tercero: 126).
En opinión de Alsina, «... teniendo por objeto la protección del dominio,
la tercería importa (...) el ejercicio de la acción reivindicatoría cuando en un
proceso se afectan los derechos del propietario...» (ALSINA, 1962, Tomo V: 551).
En sentido similar se pronuncia Podetti cuando afirma que «por regla
general, la tercería de dominio involucra el ejercicio de la acción reivindicatoría
en contra del ejecutado (como presunto titular del dominio discutido) y
en contra del ejecutante (a quien interesa se reconozca ese derecho en el
demandado)...» (PODETTI, 1949: 85).
Rodríguez Garcés asevera que la tercería de dominio «... es la reclamación
que hace un tercero en un juicio ejecutivo, alegando dominio sobre los bienes
embargados, para que se alce el embargo y se le reconozca su derecho»
(RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 261).
Prieto-Castro y Ferrándiz pone de relieve lo siguiente: «... Objeto procesal
de la demanda de tercería de dominio es una actío reivindicatoría ex inre dominii,
y objeto material es la exclusión del embargo de los bienes del actor, la declaración
de libertad de los mismos y su reintegración a él» (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 230).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, la tercería (en general) es un
asunto contencioso que se tramita en proceso abreviado (art. 486 -inc. 5)- del
C.P.C.) y que se encuentra regulado en el Sub-Capítulo 5o («Tercería») del
Capítulo II («Disposiciones especiales») del Título II («Proceso abreviado») de
la Sección Quinta («Procesos contenciosos») del Código Procesal Civil, en los
arts. 533 al 539.
El primer párrafo del artículo 100 del Código Procesal Civil establece que
puede intervenir en un proceso quien pretende se le reconozca su derecho en
oposición a los litigantes, como consecuencia de alguna medida cautelar
694 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

ejecutada sobre un bien de su propiedad o sobre el cual tuviera un mejor


derecho que el titular de la medida cautelar. Dicho numeral trata, pues, del
proceso de tercería de propiedad, según se deriva de su contenido y del trámite
en vía abreviada y como proceso de tercería que se le asigna en su último
párrafo.
Advertimos que para la procedencia de la tercería de propiedad el título
del demandante (tercerista) debe ser anterior a la fecha de la decisión cautelar
cuestionada, porque de ser posterior aquél asume la carga que implica la
medida preventiva (salvo que estuviese amparado por el principio de la buena
fe registral, de ser el caso).

8 .2 A .2 Fundamento

El fundamento de la tercería excluyente de dominio radica en la concepción


misma del derecho de propiedad: derecho real por el cual un bien se encuentra
sometido a la voluntad y acción de una persona en forma exclusiva, pudiendo
el dueño impedir a los demás su uso, goce o disposición. En consecuencia, el
proceso de tercería se basa en la protección del indicado derecho real,
significando el ejercicio de la acción reivindicatoría cuando en alguna litis se
afecten los derechos del titular. Es de resaltar que si el bien sobre el cual recae
la medida precautoria fuese sólo poseído por el sujeto procesal que la sufre en
forma inmediata, será el propietario quien podrá reivindicarlo haciendo uso
de la tercería de propiedad.
Posición semejante es la que adopta Podetti cuando asegura que el
fundamento de la tercería de propiedad «... surge de la garantía constitucional
de la propiedad (...) cuando en la ejecución seguida contra una persona, se
embarga un bien cuyo dominio pertenece o se atribuye a un tercero...» (PODETTI,
1949: 62).
El artículo 533 -primer párrafo- del Código Procesal Civil hace referencia
al fundamento de la tercería de propiedad estableciendo que la tercería se
entiende con el demandante y el demandado, y sólo puede fundarse en la
propiedad de los bienes afectados por medida cautelar o para la ejecución.
Conforme al último párrafo del indicado precepto legal, sin perjuicio de lo
señalado, la tercería que nos ocupa puede fundarse en la propiedad de bienes
afectados con garantías reales, cuando el derecho del tercerista se encuentra
inscrito con anterioridad a dicha afectación.

8.2.4.3 Finalidad
Según Pallares, la tercería excluyente de dominio tiene por objeto «... que
se declare que el tercer opositor es dueño del bien que está en litigio, en el juicio
principal, que se levante el embargo que ha recaído sobre él y se le devuelva
con todos sus frutos y accesorios, o bien que se declare que es el titular de la
acción ejercitada en dicho juicio...» (PALLARES, 1979: 595-596).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 695

Por su parte, Rodríguez Garcés asevera que «la tercería de dominio tiene
un triple objetivo: a) reconocer el derecho de dominio del tercerista sobre los
bienes embargados; b) se alce el embargo que lesiona el derecho de propiedad
de este tercero; y c) se le entreguen los bienes materia de la tercería cuando a
consecuencia del embargo ha sido privado de la tenencia, uso y goce de ellos»
(RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I; 263).

8.2.4.4 Requisitos
Rodríguez Garcés, acerca de los requisitos de la tercería de dominio,
manifiesta lo siguiente:
«... Para poder deducir tercería de dominio (...), es necesario que se haya
embargado bienes en poder del deudor y que no le pertenezcan o que
encontrándose en poder de un tercero éste haya reconocido tácitamente
como de propiedad del ejecutado las especies que se embarguen al
permitir la traba. Se exige también, aparte de los requisitos de forma, dos
requisitos de fondo: Ellos son: a) ser tercero; y b) tener dominio sobre los
bienes embargados.
a) .- Ser tercero. (...) esta persona ajena al juicio (...) se ve afectada por
el embargo decretado en él, sin que tenga la calidad de acreedor ni
deudor de la obligación cuyo cumplimiento se persigue forzadamente,
ni reviste tampoco el carácter de sujeto activo (...) ni de sujeto pasivo
(...) en el juicio en que se ha trabado el embargo.
b) .- Tener dominio sobre los bienes embargados. Para deducir tercería
de dominio es indispensable tener la propiedad de los bienes
embargados. Hay que hacer valer el derecho de dominio sobre ellos,
no basta un derecho personal. Así lo han declarado invariablemente
los tribunales al rechazar las tercerías que no cumplen este requisito.
El dominio que se reclama en la tercería puede recaer sobre bienes
muebles o inmuebles. La jurisprudencia ha aceptado la procedencia
de la tercería de dominio sobre especies muebles, animadas o
inanimadas, sobre bienes inmuebles por naturaleza, por adherencia
o por destinación, y en especial sobre la cosa legada, cualquiera
que sea su clasificación, sobre el usufructo del marido sobre los
bienes de la mujer, sobre créditos y sobre una suma de dinero.
En consecuencia, la jurisprudencia admite la tercería de dominio
tratándose de bienes corporales o incorporales. Dentro de la
primera de estas clasificaciones acepta su procedencia tanto sobre
bienes muebles o inmuebles; y respecto de la segunda la acepta
tratándose de un crédito.
Nos parece que procederá la tercería de dominio tratándose de
toda clase de bienes que puedan ser embargados y también respecto
de bienes futuros o de una suma de dinero...» (RODRIGUEZ
GARCES, 1967, Tomo I: 268-269).
696 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Se infiere de los artículos 533, 534 y 535 del Código Procesal Civil que
son requisitos de la demanda de tercería de propiedad los siguientes:
- La existencia de una medida cautelar o para la ejecución trabada
sobre bienes de propiedad de tercero, o la existencia de un derecho
real de garantía que afecte el bien de propiedad de tercero cuyo
derecho esté inscrito antes que la referida garantía real (art. 533 del
C.P.C.).
- La interposición de la demanda en la oportunidad prevista por la
ley (art. 534 del C.P.C.).
- Los requisitos generales contemplados en los artículos 424 y 425
del Código Procesal Civil (art. 535 del C.P.C.), numerales referidos,
respectivamente, a los requisitos y anexos de la demanda en general.
- La acreditación fehaciente del derecho en que se funda el tercerista
(esto es, de propiedad), ya sea con documento público o privado
de fecha cierta (art. 535 del C.P.C.).
- El ofrecimiento por parte del tercerista de garantía suficiente a
criterio del Juez para responder por los daños y perjuicios que la
tercería de dominio pudiera irrogar, en el caso que no se adjuntase
a la demanda documento público o privado de fecha cierta que
pruebe el derecho de propiedad invocado por el interesado (art.
535 del C.P.C.).

8.2.4.5 Oportunidad

Pallares afirma que «... las tercerías de dominio pueden oponerse en


cualquier estado del juicio, con tal de que no se haya dado posesión de los
bienes al rematarse o al actor, en su caso por vía de adjudicación» (PALLARES,
1979: 596).
Prieto-Castro y Ferrándiz considera que «... la demanda (de tercería de
dominio) se ha de presentar dentro del tiempo conveniente para que sea útil, esto
es, antes de que se haya otorgado la escritura en venta de los bienes embargados
o se haya consumado ésta a favor del rematante, o de que se hayan entregado
al acreedor en adjudicación para pago. Pasados estos momentos preelusivos,
el tercero sólo podrá hacer valer su derecho sobre los bienes mediante la
correspondiente persecución civil o penal...» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1983, Volumen 2: 232).
Rodríguez Garcés opina que «... sólo podrá deducirse esta clase de
tercerías (...) cuando se haya trabado embargo en la ejecución. El hecho
de haberse enajenado los bienes embargados, para lo que se requiere
tradición, pone fin a la posibilidad del tercero dueño de esos bienes de interponer
tercería de dominio. En tal caso, le quedarán a salvo, conforme a las normas
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 697

de Derecho sustantivo que reglan la venta de cosa ajena, las acciones ordinarias
correspondientes» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 277-278).
Rodríguez Garcés señala, además, que:
- La tercería de dominio debe interponerse «... desde el momento
en que se ha trabado el embargo porque sólo entonces ha sido
perjudicado el tercero y hay un hecho tangible que implica efectivamente
el desconocimiento de su derecho de dominio» (RODRIGUEZ
GARCES, 1967, Tomo I: 279).
- «... Como para deducir tercería de dominio es necesario tener el
dominio o propiedad de los bienes embargados, ésta sólo podrá
deducirse después de practicado el embargo (...), ya que sólo una
vez efectuada esta diligencia podrá determinarse si ha recaído sobre
bienes del deudor o de un tercero. Por otra parte, el embargo (...) de
los bienes pertenecientes a un tercero lesiona el derecho de propiedad
de éste. Antes no se justifica su intervención» (RODRIGUEZ GARCES,
1967, Tomo I: 280).
- «... La tercería de dominio puede interponerse en cualquier estado
del juicio (...), desde que se ha trabado el embargo hasta antes de
perfeccionarse la enajenación de la cosa embargada, o sea, la tercería
de dominio es procedente mientras la cosa embargada no haya sido
enajenada» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 287).
La oportunidad para promover el proceso de tercería de propiedad es
regulada en la primera parte del artículo 534 del Código Procesal Civil, el cual
dispone que la tercería de propiedad puede interponerse en cualquier momento
antes que se inicie el remate del bien. Es por ello que luego de dicho momento
procesal resulta improcedente la demanda de tercería, restándole al propietario
perjudicado, en salvaguarda de sus derechos, intentar la acción reivindicatoría
o la indemnizatoria.

8.2.4.6 Legitimación activa

«Por regla general, la legitimación activa individual coincide con la


titularidad del derecho substancial; no puede haber duda en tal supuesto, de
que el titular del dominio o del derecho real vulnerado o menoscabado, y que
no es el deudor del ejecutante, es el legitimado para obrar...» (PODETTI, 1949:131).
Lino Palacio subraya que «... la admisibilidad de la tercería de dominio
no se halla supeditada a la titularidad plena de ese derecho. En consecuencia,
la pretensión puede ser interpuesta por el condomino. No así, en cambio, por
el poseedor que no revistiere también la condición de propietario de la cosa
embargada, quien puede utilizar, en resguardo de sus derechos, otras vías
procesales como los interdictos o las pretensiones posesorias» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 298).
698 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Pallares estima que «... no puede interponer tercería de dominio la persona


'que consintió en la constitución del gravamen o del derecho real en garantía
de la obligación del demandado'. Se supone (...) que la garantía o el gravamen
real gravitan sobre el bien a que se refiere la tercería» (PALLARES, 1979: 596).
Prieto-Castro y Ferrándiz se refiere a la legitimidad activa en la tercería
de dominio en estos términos:
«... La legitimación del tercerista de dominio es un requisito de suma
importancia, puesto que él actúa interfiriéndose en el proceso de ejecución
para lograr la revocación de los actos procesales de embargo llevados a
cabo por el órgano jurisdiccional, y que, por tener tal carácter (...),
únicamente en casos excepcionales son revocables.
El tercerista de dominio ha de demostrar su legitimación mediante la
presentación de un título, que, prima facie y sin perjuicio de ulteriores
pruebas, acredite la propiedad que alega de los bienes, requisito que lleva
consigo la prueba de la identidad de los dichos bienes, esto es, que los
embargados son precisamente los que afirma ser de su propiedad, prueba
típica en todo el proceso reivindicatorío» (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 230-231).
Al fundarse la tercería que estudiamos en el derecho real de propiedad
que se tiene sobre un bien y que resulta menoscabado por una medida cautelar
o para la ejecución indebida o por un derecho real de garantía que afecta el
bien (pese a que el derecho de dominio del tercerista se encuentra inscrito con
anterioridad a la citada garantía real), y según se desprende de los artículos
100 -primer párrafo- y 533 del Código Procesal Civil, no cabe duda que
únicamente tendrá legitimidad activa el propietario e, inclusive, el copropietario,
de los bienes afectados.

8.2.4.7 Legitimación pasiva

Lino Palacio enseña que «... la pretensión de tercería debe interponerse


frente a las partes del proceso principal (...), quienes de tal manera vienen a
asumir, con respecto al tercerista, la posición de demandados» (PALACIO,
1983, Tomo III: 287). Dicho autor destaca que «el actor y el demandado en el
proceso principal integran, por lo tanto, en la tercería, un litisconsorcio pasivo,
que además reviste, en principio, carácter necesario, no sólo porque la ley exige
que la pretensión se interponga frente a ambos, sino también en virtud de la
situación jurídica inescindible en que se encuentran con relación a la cosa
embargada» (PALACIO, 1983, Tomo III: 287).
Prieto-Castro y Ferrándiz apunta que en el proceso de tercería de dominio
el acreedor ejecutante y el deudor de la ejecución «... están pasivamente
legitimados en concepto de litisconsortes frente al tercerista, ya que ambos
'deben estar' interesados en que los bienes embargados sirvan para hacer
efectivo el importe del crédito y para cancelar la deuda, y en que no prospere
la tercería» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 230).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 699

De los artículos 100 -primer párrafo- y 533 del Código Procesal Civil se
infiere que la legitimidad pasiva en el proceso de tercería de propiedad recae
en el demandante y demandado del proceso en que tuvo lugar la medida
cautelar o para la ejecución que afecta el bien o bienes del tercerista, así como
también recae, según el caso, en el demandante y demandado del proceso en
que se pretende ejecutar la garantía real que afecta el bien de propiedad del
tercerista cuyo derecho se encuentra inscrito con anterioridad al referido
gravamen.

8.2.4.8 Organo jurisdiccional competente

Resulta competente para conocer del proceso de tercería de propiedad


el Juez del proceso en el que se interviene (vale decir, el Juez del proceso en el
que se afectó un bien o bienes mediante medida cautelar o para la ejecución,
lo que funda el pedido de tercería). Así lo determina el artículo 534 -segundo
párrafo- del Código Procesal Civil.

8.2.4.9 Improcedencia de la reconvención

Por disposición del artículo 490 del Código Procesal Civil -que remite,
entre otros, al inciso 5) del art. 486 del C.P.C.-, es improcedente la reconvención
en el proceso abreviado de tercería (de propiedad o de derecho preferente).

8.2.4.10 Prueba

Según Rodríguez Garcés, «el tercerista debe probar de acuerdo con las
reglas generales su derecho de dominio sobre los bienes embargados. Debe
probar que la cosa embargada es la que reclama, y precisar la identidad de ella
en tal forma que lleve al convencimiento del juez que lo que se reclama y le
pertenece es precisamente el objeto embargado y no otro» (RODRIGUEZ
GARCES, 1967, Tomo I: 309).
Podetti, en cuanto a la prueba en la tercería de dominio, anota lo siguiente:
«... a) El actor-tercerista debe producir la prueba de los hechos constitutivos
del derecho que invoca, sino lo hace, los demandados que no los hayan
reconocido no tienen nada que probar; b) producida la prueba de los
hechos constitutivos, los demandados que se opongan a la demanda y
que no reconozcan la existencia de esos hechos, deben producir la prueba
de su inexistencia y c) si reconocen la existencia de los hechos constitutivos
y se oponen a la demanda, deben producir la prueba de los hechos
extintos o impeditivos; su aplicación particular, tiene caracteres
específicos, por el entrecruzamiento de intereses que la tercería presupone.
Así, no obstante la falta de prueba de los hechos constitutivos por parte
del actor-tercerista, el demandado ejecutante debe producir prueba de
la existencia de hechos constitutivos a favor del demandado-ejecutado,
700 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

pues éste puede estar de acuerdo con el actor y además, la circunstancia


de ser el ejecutante quien primero agredió (al trabar el embargo), le
impone cargas especiales si sostiene la procedencia de aquél.
La falta de prueba de la existencia de hechos constitutivos o de hechos
impeditivos o extintivos en contra del demandado ejecutado, puede ser
suplida por la prueba producida por el demandado-ejecutante, por
el papel que asume de coadyuvante o substituto de éste» (PODETTI,
1949: 99).
Lino Palacio, en lo que concierne a la prueba en la tercería de dominio,
expresa lo siguiente:
«... El tercerista debe acreditar, durante el período probatorio, la plenitud
del derecho invocado como fundamento de su pretensión. A tal efecto
es preciso formular distinciones sobre la base de la naturaleza de los
bienes embargados.
(...) Cuando se trata de bienes inmuebles, el tercerista debe acreditar su
derecho mediante la presentación de la pertinente escritura pública
traslativa del dominio, siempre que el instrumento se ajuste a las
formalidades legales y se encuentre inscripto en el registro inmobiliario
correspondiente (...).
( ...)

(...) Si se trata, en cambio, de bienes muebles, la carga de la prueba


depende de la circunstancia de que el tercerista se hubiere encontrado o
no, al trabarse el embargo, en posesión de aquéllos.
En el primer supuesto, y en tanto el poseedor cuenta a su favor con una
presunción de propiedad, al tercerista le basta acreditar el hecho de la
posesión, correspondiendo al embargante la carga de probar los hechos
tendientes a desvirtuar dicha presunción.
En el segundo supuesto, es decir, si en la oportunidad de trabarse el
embargo los bienes se hallaban en posesión del embargado, la carga de
la prueba se invierte con relación al caso anterior: mientras al embargante
le basta invocar la posesión de las cosas por parte del embargado, al
tercerista incumbe la demostración de su derecho de dominio, y por lo
tanto, la carga de desvirtuar aquella presunción contraria a su derecho»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 303-306).
Conforme se desprende del artículo 535 del Código Procesal Civil, a la
demanda de tercería deberá acompañarse documento público o privado de
fecha cierta que acredite el derecho (de propiedad) del tercerista, bajo sanción
de inadmisibilidad. En defecto de tales medios probatorios podrá ofrecerse
otros para demostrar la veracidad de los hechos alegados por el tercerista, pero
esto último estará condicionado a la prestación previa de garantía suficiente
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 701

que, a criterio del Juez, sirva para responder por los daños y perjuicios que la
tercería pudiera irrogar.

8.2.4.11 Sentencia

Pallares, en relación a la sentencia en el proceso de tercería excluyente


de dominio, sostiene que «... la sentencia que declare procedente la acción del
tercerista, deberá reintegrarlo en el goce de sus derechos de propiedad o en la
titularidad de la acción» (PALLARES, 1979: 596). Dicho jurista precisa que
«... la sentencia que declara procedente la tercería excluyente (...) tiene por
efecto nulificar la pronunciada en el juicio principal, pero sólo en la medida en
que ésta perjudique al tercero» (PALLARES, 1979: 598).
Podetti, en lo que atañe a la sentencia en el proceso de tercería de dominio,
explica lo siguiente:
«... En la tercería se deducen y substancian dos acciones, una del tercerista
en contra del ejecutante y otra del tercerista en contra del ejecutado y
que, aun cuando estos últimos aparezcan como litisconsortes, pues ambos
son demandados, no siempre tienen un mismo o semejante interés
substancial.
Sin llegar a los casos anómalos, de connivencia fraudulenta entre tercerista
y ejecutado, cuando este último se allana a la demanda reconociendo el
dominio pretendido por el tercerista y el ejecutante resiste la demanda,
es claro que sólo hay intereses antagónicos entre el tercerista y el
ejecutante, ya que la posición del ejecutado es de indiferencia frente a los
otros dos litigantes.
Así pues, aunque formal y substancialmente sólo puede hablarse de una
sentencia, ésta, cuando reconoce el derecho invocado por el tercerista, y
desconocido por ambos demandados, estima dos acciones: la encaminada
a obtener una declaración en frente del demandado-ejecutante y la
encaminada a obtener una condena en frente del demandado-ejecutado.
Respecto al primero el juez DECLARA que el bien embargado no
pertenece al deudor, sino al tercerista y respecto al segundo, le CONDENA
a entregar el bien al tercerista.
Naturalmente (...), en ambos casos habrá declaración y condena; en el
primero y aparte del pronunciamiento sobre las costas, habrá CONDENA
para el ejecutante, que debe levantar el embargo y en el segundo habrá
la DECLARACION de que el bien pertenece al tercerista. Se trataría (...)
de sentencia mixta. Pero, aparte de ello, toda sentencia tiene un aspecto
constitutivo, puesto que constituye una norma jurídica individualizada (...).
En toda sentencia, hay siempre, una DECLARACION del derecho (...), pero
hay también una porción de voluntad del juez como parte integrante del
orden jurídico, lo cual da a la norma jurídica individualizada, que es la
702 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

sentencia, esa naturaleza o aspecto constitutivo que le atribuyo. Luego


pues, la sentencia que estima las acciones deducidas por el tercerista en
contra de ambos demandados y a las cuales éstos se han opuesto, deberá
ser declarativa, constitutiva y de condena, en proporciones variables,
según la dosis que contenga de cada uno de los ingredientes enunciados:
DECLARACION del dominio discutido y del derecho aplicable y que
fue desconocido por los actos de los demandados; CONDENA a hacer o
a abstenerse para ambos demandados y CONSTITUCION de una norma
jurídica individualizada o particular para el caso planteado. Este último
elemento es el que da carácter de permanencia a la resolución judicial,
es decir, fuerza material de cosa juzgada (...).
Cuando la sentencia desestima las acciones deducidas por el tercerista,
prima el elemento declarativo, igualmente cuando el demandado-
ejecutado se allana reconociendo el derecho invocado por el tercerista.
Cuando el demandado ejecutante se allana, pero se traba la litis con el
demandado-ejecutado que desconoce el derecho invocado por el
tercerista, si la acción es propiamente la reivindicatoría por haber perdido
la posesión el demandado, habrá declaración sobre el dominio y condena
a entregarlo o respetarlo.
En cuanto al pronunciamiento accesorio sobre las costas, si ellas se
imponen a uno de los litigantes, será de condena.
(...) Consecuentemente, deberá estudiar el juez en la sentencia, si se ha
demostrado, con respecto a ambos demandados, la concurrencia de los
requisitos de la acción: relación entre los hechos aducidos y las normas
legales, legitimación (activa y pasiva) e interés procesal. Para lo primero,
el juez deberá confrontar los hechos probados o reconocidos, con las
normas aplicables, a fin de declarar, si existe, por ejemplo, el dominio
invocado por el tercerista. No lo habrá, si tratándose de inmuebles, no
hay título legal, de acuerdo a las leyes vigentes. Para lo segundo, deberá
verificar si el tercerista tiene cualidad para demandar (legitimación para
obrar) o no la tiene (...). Y verificar también, si los demandados tienen
cualidad para contradecir (legitimación pasiva) o no la tienen (en el
supuesto de oposición a la demanda). Para lo tercero, deberá verificar,
si la acción se justifica en el caso concreto, como medio idóneo para la
satisfacción del derecho reclamado. No se justifica, por ejemplo, si no
existe embargo, ni menoscabo alguno al derecho del tercerista...»
(PODETTI, 1949:125-128).
El mencionado tratadista argentino añade que «la sentencia dictada en
juicio de tercería de dominio produce cosa juzgada, para cualquier otro proceso
posterior, donde concurran los requisitos que la hacen viable y que se descubren
mediante el estudio de la identificación de las acciones o sea la identidad de
sus elementos...» (PODETTI, 1949:149).
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 703

Prieto-Castro y Ferrándiz apunta sobre el tema en examen que «... la


sentencia pronuncia con efectos de cosa juzgada general (no ya solamente
incidenter tantum) la libertad de los bienes o la afectación definitiva de los
mismos al proceso de ejecución...» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983,
Volumen 2: 233).

8.2.4.12 Efectos

En relación a los efectos de la tercería de dominio (o de propiedad),


Pallares asegura que «... la admisión de una tercería de dominio, no suspende
el curso del juicio principal, sino cuando éste llega a remate, porque entonces
deberá suspenderse hasta que se decida la tercería...» (PALLARES, 1979: 597).
En opinión de Prieto-Castro y Ferrándiz, «... la interposición de la demanda
de tercería no produce el efecto de suspender pura y simplemente el procedimiento,
sino que se sustancia en pieza separada, no produciéndose tal suspensión más
que a partir del momento en que se fuese a entrar en la realización de los bienes
que constituyen su objeto, y después del cual la tercería de dominio carece de
finalidad...» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 232).
Máximo Castro anota sobre el tema que «si se deduce una tercería de
dominio en que el tercerista reclama el derecho de propiedad de un bien
embargado, es indudable que el juicio principal o sea la ejecución, no podrá
llegar hasta la venta del bien. Dictada la sentencia de remate, se detendrá el
trámite del juicio principal a la espera de los resultados de la tercería (...), pues
si ésta prospera, el bien embargado no podrá venderse» (CASTRO, 1931, Tomo
Tercero: 128).
Sobre el particular, Lino Palacio refiere lo siguiente:
«La interposición de la tercería de dominio comporta, en principio, una
facultad del titular del dominio, quien, por una parte, puede limitarse a
requerir el levantamiento del embargo en el supuesto de encontrarse en
condiciones de acreditar en forma efectiva y fehaciente la existencia de
su derecho (...), y, por otra parte, no pierde la propiedad de un bien
inmueble aun en la hipótesis de que él se venda en el proceso principal,
ya que la circunstancia de no interponer la pretensión de tercería no obsta
a su derecho de reivindicarlo frente al tercer adquirente, en tanto no se
haya operado la prescripción. Si se trata, en cambio, de bienes muebles,
la interposición de la tercería de dominio resulta necesaria en la medida
en que la eventual pretensión reivindicatoria puede fracasar frente a un
adquirente de buena fe, salvo que aquéllos hayan sido robados o
perdidos...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 298).
El citado jurista argentino señala, además, lo siguiente:
«... La suspensión de los trámites del proceso principal reviste el carácter
de una medida cautelar, ya que si aquéllos continuaran una vez dispuesta
704 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

la venta de los bienes embargados, carecería de toda virtualidad la


sentencia que eventualmente reconociere el derecho del tercerista. Por
ello, asimismo, la suspensión debe considerarse limitada a la subasta de
los bienes que fueron objeto de la tercería, no extendiéndose a otros que
son ajenos a ésta.
(...)

(...) La suspensión comienza desde que resulta consentida o ejecutoriada


la orden de venta de los bienes (no pudiéndose hacer efectivas, por lo
tanto, las medidas dispuestas en la respectiva providencia: publicación
de edictos, valuación de los bienes, etc.), y concluye una vez que se
encuentra firme la sentencia dictada en la tercería. Asimismo, durante el
plazo de suspensión de los procedimientos el tercerista tiene derecho a
requerir el cumplimiento de medidas cautelares con relación al bien o
bienes embargados.
(...) Como se ha visto, la suspensión del procedimiento principal no
procede, y cabe, por lo tanto, hacer efectiva la orden de venta de los
bienes, en el supuesto de que éstos se hallen sujetos a desvalorización o
desaparición o irroguen excesivos gastos de conservación, quedando el
producto de la venta afectado a las resultas de la tercería...» (PALACIO,
1983, Tomo III: 300-301).
Podetti, acerca de los efectos de la tercería de dominio (o de propiedad),
expone lo siguiente:
«La suspensión de los procedimientos, que, con ciertos recaudos,
autorizan las leyes procesales (...), cuando se deduce una tercería de
dominio en juicio ejecutivo, no es total. En primer lugar, ella sólo puede
producirse llegado el juicio ejecutivo a cierta etapa en su sustanciación,
sentencia de remate ejecutoriada (...) y cesa en sus efectos si la tercería es
rechazada.
En segundo lugar, la suspensión sólo procede respecto a los bienes que
son motivo de la tercería, ya que la suspensión, como toda medida
precautoria, tiene por objeto evitar un daño o sea en este caso, la subasta
de bienes que pueden no pertenecer al deudor (...). La prosecución del
juicio ejecutivo en este supuesto, podría, a su vez influir sobre la tercería.
En efecto, si la venta de los bienes embargados, ajenos a la tercería, diese
un producido suficiente para cubrir el capital reclamado y las costas de
la ejecución, el embargo sobre los bienes que motivan la tercería no tendría
ya razón de ser y si el demandado-ejecutado se allanó a la tercería, el juez
sólo debería pronunciarse sobre dicho allanamiento y sobre las costas.
En tercer lugar 'la deducción de cualquier tercería será bastante fundamento
para que se amplíe y mejore el embargo, si el actor lo solicitare' (...).
En cuarto lugar, debe considerarse limitada la suspensión de los
procedimientos, en cuanto ella no impide que se tomen medidas
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 705

sobre la guarda, conservación o venta, en casos especiales, de los bienes


embargados y sobre regulación de honorarios de los profesionales»
(PODETTI, 1949:150-151).
Rodríguez Garcés pone de relieve que la sentencia que falla una tercería
de dominio produce, entre otros, los siguientes efectos:
«1° El desasimiento del tribunal;
2o Resuelve la cuestión debatida produciendo la acción y excepción
de cosa juzgada con el objeto de mantener y hacer respetar lo
resuelto en ella, una vez ejecutoriada;
3° Pone término al juicio de tercería;
4o Desaparece el derecho del tercerista para seguir interviniendo en
la ejecución;
5° Si es condenatoria, habilita al ejecutante para continuar la ejecución;
6° Si acoge la tercería habilita al tercerista para obtener la entrega o
restitución de las especies embargadas que fueron objeto de la
tercería de dominio;
7o Si acoge la tercería, faculta al tercerista para reclamar del ejecutante
o del ejecutado, en su caso, la indemnización de perjuicios que el
embargo le haya irrogado; y
8o Condenará en costas al ejecutante y al ejecutado o al tercerista,
según los resultados de la tercería» (RODRIGUEZ GARCES, 1967,
Tomo I: 387).
El artículo 536 del Código Procesal Civil regula lo concerniente a los
efectos de la tercería de propiedad de esta manera:
«Admitida la tercería de propiedad, se suspenderá el proceso si estuviera
en la etapa de ejecución, aunque esté consentida o ejecutoriada la
resolución que ordena la venta de los bienes, salvo que estén sujetos a
deterioro, corrupción o desaparición o que su conservación resulte
excesivamente onerosa. En estos casos, el producto de la venta queda
afectado al resultado d_e la tercería.
El tercerista puede obtener la suspensión de la medida cautelar o de la
ejecución del bien afectado, si la garantía otorgada es suficiente a criterio
del Juez, en caso no pruebe que los bienes son de su propiedad».
Al respecto, hay que hacer las siguientes precisiones:
- La admisión de la demanda de tercería de propiedad no suspende
la tramitación del cuaderno cautelar, sino el proceso principal,
siempre que éste se encuentre en la etapa de ejecución forzada y
706 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

no se haya dado inicio al remate. La suspensión opera entonces -en


forma automática- a partir del requerimiento que hace el Juzgado
al demandado para que cumpla lo ordenado en la sentencia fírme;
de ningún modo tiene lugar antes de dicho momento procesal. Esto
se explica porque la tercería de dominio tiene por finalidad evitar
la venta forzada de los bienes del tercerista y el alzamiento de la
medida cautelar o para la ejecución indebidamente trabada, lo que
no avala la dilación del proceso principal en relación al cual se
solicitó y dispuso una medida cautelar o para la ejecución.
- La suspensión de la medida cautelar o para la ejecución que puede
obtener el tercerista en caso que no acredite que los bienes son de
su propiedad obedece no tanto al objeto de la tercería, sino más
que todo a la garantía que presta con la finalidad de asegurar
el resarcimiento de los daños que puede causar tal suspensión. Es
en virtud de esta garantía que se suspende la medida preventiva
o para la ejecución, siempre que sea suficiente para cubrir la
obligación.
- De resultar fundada la demanda de tercería de propiedad, se
decreta el levantamiento de la medida cautelar o para la ejecución
irregularmente trabada, y cesa la suspensión del proceso principal,
debiendo afectarse otros bienes para seguir con la ejecución
forzada.
- Si fuese declarada infundada la demanda de tercería de propiedad,
cesará igualmente la suspensión del proceso principal, continuándose
con la ejecución forzada de los bienes que fueron objeto de tercería,
sin perjuicio de la eventual responsabilidad civil y /o penal en que
incurre el tercerista, y del pago de las costas y costos del proceso,
así como de la multa que pudiera imponérsele.

8.2.4.13 Connivencia y malicia en la tercería de propiedad

Enrique Falcón dice sobre la connivencia entre tercerista y embargado lo


siguiente:
«... Puede ser que la tercería se use como un medio de dilatar el proceso,
o de obtener ilegítimamente el bien por el tercerista, recuperándolo en
realidad para el ejecutado, frustrando las expectativas del ejecutante.
Cuando resultare probada la connivencia del tercerista con el embargado,
el juez ordenará sin más trámite la remisión de los antecedentes a la
justicia penal, e impondrá al tercerista, o a los profesionales que lo hayan
representado o patrocinado, o a ambos, las sanciones disciplinarias que
correspondan. Asimismo podrá disponer la detención del tercerista hasta
el momento en que comience a actuar el juez de instrucción» (FALCON,
1978: 88).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 707

Redenti, en lo que toca a la colusión del deudor o demandado con el


tercero, expresa lo siguiente:
«... Puede ocurrir en la práctica que el deudor ejecutado, o por deber de
lealtad o (más a menudo) por favorecer al tercero, o en colusión acaso
con él, adopte posición de fa d o en sentido contrario a los acreedores,
reconociendo, por ejemplo, fundado el derecho del tercero o confesando
la verdad de los hechos en que éste piensa fundar sus pretensiones. El
eventual conflicto que de ello surja, se lo debe resolver en este caso
teniendo presente que con el embargo ha perdido el deudor, como se
suele decir, el derecho a disponer de los bienes embargados (si son suyos
y en cuanto lo sean). Por ello su reconocimiento o su confesión no pueden
formar 'estado', ni 'plena prueba', contra los acreedores en perjuicio de
la ejecución en curso.
Así, podrá también ocurrir que el juez rechace la oposición declarando
que la ejecución ha sido promovida según derecho y que se la puede
proseguir no obstante el reconocimiento o la confesión del deudor
ejecutado a favor del tercero. Pero estos actos del deudor sólo son
ineficaces en lo que respecta a la ejecución en curso y a los intereses de
los acreedores que participen en ella (inoponibles a ellos, pero no
radicalmente nulos). En consecuencia, una vez quitados del medio todos
ellos, o en gracia y por efecto de la expropiación llevada hasta el fin (es
decir, hasta el reparto) o por otros accidentes (como, por ejemplo, la
extinción del proceso) o por otros medios (como, por ejemplo, con el pago
hecho con dinero de otra fuente), dichos actos desplegarán, en nuestra
opinión, todos los efectos de que son todavía capaces en las relaciones
directas entre el deudor ejecutado (o quondam 'ejecutado') y el tercero.
Supongamos, siempre en vía ejemplificativa, que el deudor ha reconocido,
en buena forma legal, que los bienes objeto de la oposición pertenecen
al tercero, pero que el juez ha considerado inoponible a los acreedores la
declaración del ejecutado; la expropiación procede, se llega al reparto,
en éste resulta que después de satisfechos todos los acreedores queda un
residuo. ¿A quién corresponderá ese residuo? En nuestra opinión, el
residuo puede ser reivindicado por el tercero para sí (también en sede
de reparto). O bien, supongamos que alguien (y hasta el tercero mismo)
pague por su cuenta a los acreedores y las costas. El proceso ejecutivo no
podrá ya ser proseguido, y caerá por desaparición de los derechos y de
las acciones a que estaba preordenado. El tercero podrá reivindicar para
sí los bienes contra el quondam 'ejecutado', invocando en su favor aquellas
declaraciones hechas por él, aunque fueran ineficaces e inoponibles
respecto de los ex acreedores interesados en la ejecución» (REDENTI,
1957, Tomo 11:509-510).
Por su parte, Podetti considera que «... el ejercicio de la acción de tercería,
si evidentemente carecía de derecho para deducirla, le hace responsable de los
daños y perjuicios que pueda haber ocasionado a los demandados, especialmente
708 Derecho Procesal Civil 1: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

al ejecutante o si deduciéndola con derecho, procedió con dolo o negligencia»


(PODETTI, 1949: 156). El mencionado jurista argentino agrega que «... el
tercerista responderá de los daños y perjuicios ocasionados al ejecutante, si
procedió manifiestamente con dolo, pues habrá tenido conciencia de que
ejercitaba una acción infundada, cometiendo un acto ilícito. También sería
responsable si la ignorancia de la inexistencia del derecho invocado, se debió
a su propia negligencia o si teniendo el derecho, lo ejercitó en forma abusiva,
con el propósito de dañar al ejecutante, al ejecutado o a ambos a la vez»
(PODETTI, 1949:159).
Con arreglo a lo previsto en el primer párrafo del artículo 538 del Código
Procesal Civil, si se demostrase la connivencia entre tercerista y demandado
(quien sufre la medida cautelar):
- Se impondrá a ambos y a sus abogados, solidariamente, una multa
no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades de Referencia
Procesal.
- Se dispondrá que tanto el tercerista como el demandado y sus abogados
indemnicen (solidariamente) los daños y perjuicios causados.
- Se les condenará a aquéllos al pago de las costas y costos.
- Se remitirá al Ministerio Público copia certificada de los actuados
pertinentes para el ejercicio de la acción penal correspondiente.
Debe tenerse presente que, de acuerdo a lo normado en el último párrafo
del artículo 538 del Código Procesal Civil, las mismas sanciones (aludidas en
los acápites precedentes) se le impondrá a quien haya solicitado y ejecutado
maliciosamente una medida cautelar.

8.2.4.14 Suspensión de medida cautelar sin tercería

«No siempre es necesaria la deducción de una tercería de dominio para


obtener el levantamiento de un embargo; pues, cuando la propiedad del inmueble
o la posesión de la cosa mueble puede justificarse en forma fehaciente, sin
necesidad de substanciación de prueba, el juez puede disponerlo de inmediato
aun contra la voluntad del embargante...» (ALSINA, 1962, Tomo V: 551).
Lino Palacio, en lo que se refiere al levantamiento de la medida cautelar
sin tercería, enseña lo siguiente:
«... Con anterioridad (...), la jurisprudencia se había hecho cargo de la
injusticia que representaba, para quien estuviese en condiciones de
acreditar fehacientemente su derecho de dominio sobre bienes embargados
como de pertenencia del presunto deudor, la necesidad de interponer
una pretensión de tercería y de proseguir la sustanciación de todo un
proceso. De allí que numerosos precedentes judiciales se pronunciaron
en el sentido de que, en tales circunstancias, resultaba admisible el pedido
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 709

de levantamiento del embargo sin promover tercería, el cual debía


resolverse previa audiencia del embargante.
(...)

(...) El procedimiento (de levantamiento del embargo sin tercería) (...)


reviste el carácter de un incidente abreviado, instituido con fundamento
en razones de celeridad y economía procesal, y, como es obvio, optativo
para el interesado, quien puede recurrir directamente a la tercería de
dominio.
La admisibilidad del pedido se halla supeditada a la circunstancia de que
se acredite, en forma efectiva y fehaciente, la propiedad o posesión de
los bienes embargados, debiendo la prueba surgir, inequívocamente, de
los elementos de juicio acompañados por el interesado en su primera
presentación. Se trata, por consiguiente, de una vía excepcional, a la que
sólo puede acudirse cuando el problema jurídico es de fácil solución y
puede por lo tanto resolverse con la prueba inicialmente aportada.
(...)

(...) El pedido de levantamiento de embargo sin tercería debe resolverse


previa audiencia del embargante, a quien corresponde conferirle traslado (...).
Aquél tiene la facultad de impugnar la documentación acompañada por
el interesado y de cuestionar la admisibilidad del trámite incidental, pero
no está habilitado para deducir pretensiones u oposiciones que sólo
podrían sustanciarse en una tercería o en un proceso independiente.
(...) Finalmente, la resolución que recaiga en el incidente sólo es apelable
en el caso de que disponga el levantamiento del embargo, de lo cual se
infiere que el recurso sólo puede ser eventualmente deducido por el
embargante.
En el caso de que el juez denegara el pedido, el interesado puede deducir
directamente la tercería de dominio...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 309-313).
El artículo 539 del Código Procesal Civil versa sobre la suspensión de la
medida cautelar sin plantear tercería, señalando que:
«El perjudicado por una medida cautelar dictada en proceso en que no
es parte, puede pedir su suspensión sin interponer tercería, anexando
título de propiedad registrado. Del pedido se corre traslado a las partes.
Si se suspende la medida, la resolución es irrecurrible. En caso contrario,
el interesado puede interponer tercería, de acuerdo al Artículo 533° [del
C.P.C.J».
De la lectura del citado precepto legal se puede apreciar lo siguiente:
- Sólo procede la suspensión de medida cautelar sin tercería tratándose
de la afectación de bienes registrados. (Aquellos bienes que no
tengan esta calidad serán objeto del proceso de tercería de propiedad).
710 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- La decisión del Juez suspendiendo la medida cautelar en atención


al título del perjudicado con ella no es materia de impugnación ni
por el demandante que la peticionó ni por el demandado.
- La resolución judicial que desestima el pedido de suspensión de la
medida cautelar sin tercería no es definitiva para los intereses del
perjudicado con ella, pues se le faculta a formular su pretensión en
vía de acción a través del proceso de tercería de propiedad.
Es importante tener en cuenta, además, lo señalado en el artículo 624 del
Código Procesal Civil, referido a la responsabilidad por afectación de bien de
tercero, conforme al cual:
«Cuando se acredite fehacientemente que el bien afectado con la medida
pertenece a persona distinta del demandado, el Juez ordenará su
desafectación inmediata, incluso si la medida no se hubiera formalizado.
El peticionante pagará las costas y costos del proceso cautelar y en atención
a las circunstancias perderá la contracautela en favor del propietario.
Si se acredita la mala fe del peticionante, se le impondrá una multa no
mayor de treinta Unidades de Referencia Procesal, oficiándose al
Ministerio Público para los efectos del proceso penal a que hubiere lugar».
Advertimos que, en lo que concierne a la pérdida de la contracautela por
la afectación indebida de bienes pertenecientes a terceros, ello está en función
de los daños y perjuicios efectivamente sufridos; por consiguiente, quien ofrece
la contracautela únicamente perderá en favor del propietario lo que resulte
suficiente para el pago de la indemnización a éste.

8.2.4.15 Jurisprudencia casatoria relacionada con la tercería de propiedad

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación con la tercería


de propiedad, ha establecido lo siguiente:
- «... La tercería de propiedad es aquella acción que puede interponer
una persona ajena a las partes que intervienen o figuran en un
determinado proceso, a fin que se disponga el levantamiento de un
embargo trabado sobre un bien de su propiedad...» (Casación Nro.
5294-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-12-2008, págs. 23542-23544).
- «... La tercería de propiedad es aquel derecho que deduce un tercero
entre dos o más litigantes, o por el suyo propio, o coadyuvando en
pro de alguno de ellos, teniendo por objeto el recuperar, por tercera
persona, los bienes embargados que al tiempo de ejecutarse la
medida eran de su propiedad...» (Casación Nro. 3409-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs. 21537­
21538).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 711

«... La acción de tercería [de propiedad] busca proteger la propiedad


del tercero cuyo bien se encuentra afectado por obligaciones
asumidas por un deudor no propietario, sin que le corresponda
o se encuentre obligado a ello...» (Casación Nro. 3436-2006 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01­
2008, págs. 21361-21362).
«... El artículo 533 del Código Procesal Civil señala que la Tercería
solo puede fundarse en la propiedad e los bienes [sic -léase de los
bienes-] afectados por medida cautelar o para la ejecución; esto es,
en el primer caso, cuando el Juzgador dicta una medida de tal
naturaleza con la finalidad de asegurar el cumplimiento de un fallo
a dictarse ulteriormente, tal y conforme lo precisa el artículo 608
del Código Procesal Civil; y en el segundo supuesto, cuando la
afectación del bien se inicia como consecuencia de la primera
medida, encontrándose propiamente el proceso ante el estadio de
ejecución judicial...» (Casación Nro. 1053-2005 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-04-2007, págs. 19090-19091).
«... La presente acción de Tercería [de propiedad], [...] conforme lo
dispone el artículo 533 del Código Procesal Civil, se funda únicamente
en la afectación de un bien de propiedad de tercero, mediante
medida cautelar o la inminente ejecución de éste, esto es, a vía
remate [sic -léase en vía de remate-] o adjudicación...» (Casación
Nro. 1605-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-07-2006, pág. 16569).
«... La tercería de propiedad tiene como sustento la propiedad de
bienes embargados o afectados para su ejecución, con la finalidad
que se saque el bien de la ejecución evitando su realización
forzosa mediante remate o adjudicación...» (Casación Nro. 776-01 /
Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001,
págs. 8118-8119).
«... La pretensión en una acción de tercería [de propiedad] es la de
excluir un bien afectado por una medida [cautelar o para la ejecución],
por ser el propietario [...] ajeno a la relación jurídica sustantiva que
la originó, y, por tanto, tampoco intervino en la relación jurídica
procesal instaurada...» (Casación Nro. 1252-01 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs. 8281-8282).
«...La tercería de propiedad tiene como objeto levantar el embargo
trabado...» (Casación Nro. 1882-97 / Cajamarca, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 08-07-1998, págs. 1415-1416).
«... La tercería de propiedad es la acción que corresponde al
propietario de un bien que resulta afectado por una medida cautelar
o de ejecución dictada para hacer efectiva una obligación ajena, y
712 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

tiene como finalidad la desafectación del bien...» (Casación Nro.


5425-2007 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12­
2008, págs. 23369-23370).
«... La tercería de propiedad es una forma de oposición de quién
[sic] reclama un derecho sustantivo a su favor, en donde alega ser
suyos los bienes que son afectados por una medida cautelar o bien
que son materia de ejecución para hacer efectiva una obligación
ajena, y, que tiene como finalidad la desafectación del bien, puesto
que, de declararse favorable la petición de tercería [de propiedad]
ello determinará la suspensión del proceso cuestionado con la
demanda de tercería [de propiedad]...» (Casación Nro. 687-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs.
21693-21694).
«... La Sala Superior ha resuelto revocar la sentencia apelada y
reformándola declaró fundada la demanda [de tercería de propiedad];
en consecuencia, dispuso la suspensión del remate del inmueble
sub litis; [...] en este contexto la suspensión del remate ordenada
en autos implica que éste quede sin efecto de modo definitivo, ya
que uno de los fundamentos de la acción de tercería es el derecho
de propiedad...» (Casación Nro. 384-2004 / Junín, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-12-2005, págs. 15107-15108).
«... La reivindicación importa que el titular recupere la posesión
del bien de su propiedad que ocupa y detenta una persona que no
posee sin título de propietario; figura que no es asimilable a la
tercería de propiedad, en la que el propietario solicita la desafectación
de los bienes de su propiedad afectados con medida cautelar o que
se encuentren en ejecución, y no la recuperación de la posesión de
los mismos...» (Casación Nro. 3786-06 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, pág. 19886).
«... De acuerdo al artículo quinientos treintitrés del Código Adjetivo
[C.P.C.] la tercería de propiedad puede fundarse en la propiedad
de los bienes afectados por medida cautelar o para la ejecución. Es
decir, la tercería de propiedad es un instrumento mediante el cual
se puede desafectar bienes gravados con medidas cautelares, pero
también con otro tipo de gravámenes, como en el caso de autos, en
que el bien inmueble está afectado con una hipoteca...» (Casación
Nro. 4762-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-09-2008, págs. 22667-22668).
«... Cuando el artículo 533 del Código Procesal Civil señala que 'la
tercería sólo puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados
por la medida cautelar o para la ejecución o en el derecho preferente
a ser pagado con el precio de tales bienes', debe entenderse que se
refiere a cualquier tipo de ejecución, dentro del cual se encuentra
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 713

la presente acción [de ejecución de garantías] contra la que se ha


interpuesto la tercería...» (Casación Nro. 687-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21693-21694).
«... El numeral 1097 del Código Civil [...] señala que 'por la hipoteca
se afecta un inmueble en garantía del cumplimiento de cualquier
obligación, propia o de un tercero'. Por lo que, tratándose de un
derecho real de garantía que afecta un bien inmueble, resulta viable
la demanda de tercería excluyente de propiedad, más aún si tal
como emerge de los presentes autos, el bien inmueble afectado se
encuentra pendiente de ser ejecutado...» (Casación Nro. 640-2004 /
lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-06-2006, págs.
16205-16206).
«... La sola interposición de una demanda de Tercería de Propiedad
contra un proceso de Ejecución de Garantía Hipotecaria no la
hace improcedente, puesto que de conformidad con el [...] artículo
quinientos treintitrés [del C.P.C.] la tercería de propiedad puede
fundarse en la propiedad de los bienes afectados por medida cautelar
o para la ejecución...» (Casación Nro. 4734-2006 / Cajamarca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, 22113-22114).
«... Conforme lo establece el artículo quinientos treintitrés del
Código Procesal citado, 'la tercería se entiende con el demandante
y el demandado, y sólo puede fundarse en la propiedad de los
bienes afectados por medida cautelar o para la ejecución, o en el
derecho preferente a ser pagado con el precio de tales bienes'.
Cuando nuestro ordenamiento procesal, en el artículo transcrito,
hace referencia a la 'ejecución', debe entenderse que se está
refiriendo a cualquier tipo de ejecución, dentro del cual se encuentra
el proceso de ejecución de garantías contra el que se ha promovido
la presente tercería [de propiedad], por lo que la demanda se
sitúa en el supuesto que prevé el dispositivo antes glosado, no
configurándose un petitorio jurídicamente imposible, como se
afirma en las sentencias de mérito. A ello abona lo regulado en el
artículo quinientos treintiséis del acotado cuerpo normativo cuando
en su segundo párrafo señala: 'el tercerista puede obtener la
suspensión de la medida cautelar o de la ejecución del bien
afectado...'; [...] en consecuencia, el argumento empleado por las
instancias de mérito para desestimar la pretensión incoada, no se
ajusta a lo actuado ni a derecho, niega la tutela jurisdiccional
efectiva y contraviene no sólo lo normado en los artículos quinientos
treintitrés y quinientos treintiséis del Código Procesal Civil, sino
además lo dispuesto en el inciso tercero del artículo ciento veintidós
del Código anotado, por lo que el auto superior se encuentra incurso
en nulidad insalvable...» (Casación Nro. 796-04 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2005, pág. 14793).
714 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... El levantamiento de la suspensión del proceso de ejecución de


garantías constituye una consecuencia lógica de la desestimación
de la demanda de tercería de propiedad, toda vez que la suspensión
decretada mediante auto admisorio es únicamente temporal, y
sujeta y condiciona [sic -léase condicionada-] necesariamente al
resultado del proceso...» (Casación Nro. 2846-07 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág. 22745).
«... Los antecedentes o hechos del proceso de ejecución de garantías,
seguido entre el banco y los codemandados, no pueden ser desvirtuados
en la presente tercería de propiedad...» (Casación Nro. 1242-01 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001,
pág. 7766).
«... El hecho de que si la recurrente [tercerista] debió ser emplazada
o no en el proceso de ejecución de garantías, no constituye punto
controvertido en este proceso sobre tercería de propiedad...»
(Casación Nro. 3088-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, págs. 7045-7046).
«... La recurrente desconoce plenamente la naturaleza jurídica de
su demanda de Tercería de Propiedad puesto que a través de ésta
no se entra a analizar la validez del proceso de Ejecución de Garantía
como pretende sino que ello corresponde a una demanda de Nulidad
de Cosa Juzgada Fraudulenta...» (Casación Nro. 4932-2007 / Ucayali,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23347­
23348).
«... A través de un proceso de Tercería [de propiedad], no se puede
pretender que se levante una hipoteca, por ser éste un derecho real
y consecuencia de un acto jurídico privado celebrado entre quienes
aparecen como propietarios en los Registros Públicos...» (Casación
Nro. 3345-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-04-2007, págs. 19053-19054).
«... El proceso de tercería [de propiedad] no es el adecuado para el
'reconocimiento' de un derecho de propiedad, toda vez que se trata
de un proceso que se 'funda' en la propiedad de los bienes afectados
por medida cautelar o para la ejecución...» (Casación Nro. 2445-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2008, págs.
21422-21423).
«... Mediante la tercería [de propiedad] promovida se pretende
levantar un embargo por quien acredita ser propietario mediante
documento de fecha cierta, sin entrar en el análisis de la validez o
eficacia del documento que sustenta ese derecho, ello sin perjuicio
de que el acreedor pueda ejercitar las acciones que estime
convenientes para obtener la ineficacia del citado título, acreditando
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 715

la existencia [...] de la mala fe de la compradora...» (Casación Nro.


790-05 / Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-08-2006, págs. 16922-16923).
«... Los argumentos que sustentan la causal [casatoria] denunciada
están dirigidos a cuestionar la validez del documento mediante el
cual el tercerista adquirió su derecho de propiedad, así como la
legitimidad de sus transferentes, aspecto que no puede ser analizado
en una demanda de tercería de propiedad...» (Casación Nro. 2918­
03 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05­
2005, págs. 14175-14176).
«... Dentro de un proceso de tercería que se sigue conforme al
procedimiento abreviado y en el que se ve la propiedad de los bienes
afectados, no se puede resolver la ineficacia de los actos jurídicos,
máxime que tiene procedimiento específico (proceso de conocimiento:
art. 200 del C.C.)...» (Casación Nro. 1308-97 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 10-03-2000, pág. 4725).
«... Conforme a la naturaleza de este proceso (tercería de propiedad)
no se cuestiona la validez o invalidez de las inscripciones regístrales
sino si el demandante puede acreditar ser propietario del bien...»
(Casación Nro. 3105-99 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 22-02-2000, pág. 4675).
«... Si bien es cierto que el título supletorio formado sobre el terreno
materia de litis es dudoso, por tratarse de terrenos eriazos y de
propiedad del Estado, (...) su autenticidad sería resuelta en el
proceso correspondiente, no siendo ésta (acción de tercería de
propiedad) la vía para determinarla, ya que el citado título
supletorio surte todos sus efectos legales mientras no se anule
judicialmente» (Casación Nro. 109-97 / lea, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 13-11-1999, pág. 3962).
«... La interposición de una tercería de propiedad requiere ser
sustentada con prueba documental fehaciente que acredite el
derecho del tercerista, conforme lo exige el Artículo quinientos
treinticinco del Código Procesal Civil, no constituyendo este
proceso idóneo (sic) para declarar en él la existencia de la unión de
hecho, lo cual debe ser previamente gestionado» (Casación Nro.
1824-96 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04­
08-1998, pág. 1510).
«... La Ley adjetiva [C.P.C.] ha establecido, en relación a los artículos
533, 534 y 535, cuáles son los requisitos específicos de este tipo de
demandas [sobre tercería de propiedad], precisándose de que
necesariamente deben concurrir los requisitos siguientes: a) La
existencia de una medida cautelar o para la ejecución sobre bienes
716 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de propiedad de un tercero; b) que la demanda se interponga antes


del remate del bien; c) La acreditación del derecho de propiedad
que invoca el tercerista; y d) El ofrecimiento de garantía suficiente
a criterio del Juez (para responder por los daños y perjuicios que
pueda irrogar) en caso que el demandante no pruebe su derecho
con documento público o de fecha cierta...» (Casación Nro. 182-2006 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007,
págs. 18759-18760).
«... Para interponer demanda de tercería de propiedad conforme
lo señala el artículo quinientos treintitrés del Código Procesal Civil
no es necesario que el derecho de propiedad se encuentre inscrito
en el registro respectivo [...], sin embargo en el caso de autos
las instancias de mérito declaran improcedente la demanda de
tercería de propiedad al verificar que el derecho de propiedad del
demandante no se encuentra inscrito, contraviniendo lo expuesto
anteriormente; en consecuencia las instancias de mérito vulneran
el derecho de defensa y tutela jurisdiccional [efectiva]...» (Casación
Nro. 3436-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-01-2008, págs. 21361-21362).
«... La materia de controversia incide en determinar si para que
proceda una demanda de tercería de propiedad basta con la
presentación o interposición de la misma o si es necesario que esta
sea admitida a trámite; [...] [el] artículo quinientos treinticuatro [del
C.P.C.] al regular la oportunidad de presentación de la demanda
dispone a la letra que: 'La tercería de propiedad puede interponerse
en cualquier momento antes que se inicie el remate del bien...'; de
lo que se desprende que [...] la norma bajo análisis únicamente hace
referencia a la interposición de la demanda antes que se inicie el
remate del bien, ello sin hacer ninguna mención a que sea necesario
que la demanda sea admitida a trámite por el Juzgador, antes que
se inicie el remate; [...] ello se ve corroborado cuando el artículo
quinientos treintiséis de Código Adjetivo [C.P.C.] establece que
admitida la tercería de propiedad, se suspenderá el proceso si
estuviera en la etapa de ejecución, aunque esté consentida o
ejecutoriada la resolución que ordena la venta de los bienes; es
decir, que el proceso se suspende aún cuando la resolución que
ordena el remate de los bienes haya quedado ejecutoriada; [...]
siendo esto así, bastaba que la demandante interponga su escrito
de tercería de propiedad antes que se produzca el inicio del remate,
sin importar si la demanda fue admitida antes o después de este...»
(Casación Nro. 4098-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2002, pág. 9216).
«... Cuando el Artículo quinientos treinticuatro del Código Procesal
Civil expresa que la tercería de propiedad puede interponerse en
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 717

cualquier momento antes que se inicie el remate del bien, se refiere


a la subasta del mismo y no a que se haya señalado fecha para el
remate...» (Casación Nro. 1030-98 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 16-04-1999, págs. 2902-2903).
«... De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 534 del Código Procesal
Civil, la demanda de tercería de propiedad puede interponerse en
cualquier momento antes que se inicie el remate del bien. [...]
Conforme lo han establecido múltiples ejecutorias, el precepto antes
mencionado está referido a la subasta misma del inmueble y no al
señalamiento de fecha para el remate del bien, toda vez que
mediante el primero se adjudica a quien haya efectuado la más alta
postura, mientras que a través del segundo se produce el llamamiento
previo a la verificación de la referida subasta...» (Casación Nro.
771-2001 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-12-2002, pág. 9597).
«... Nuestro ordenamiento procesal civil establece, de acuerdo al
artículo quinientos treinticuatro [del C.P.C.], la oportunidad que
tiene el actor para presentar la tercería [de propiedad], esto es,
puede interponerse en cualquier momento antes que se inicie el
remate del bien; agregándose a ello [...] que la oportunidad que
estipula el artículo quinientos treinticuatro del Código Procesal Civil
debe entenderse hasta antes que el inmueble fuese adjudicado...»
(Casación Nro. 1002-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2006, págs. 17444-17445).
«... En cuanto a la oportunidad para interponer la tercería de
propiedad, el artículo quinientos treinticuatro del Código Procesal
Civil establece que puede interponerse en cualquier momento antes
que se inicie el remate del bien; [...] si la tercería de dominio se
sustenta en la propiedad de los bienes embargados, con la finalidad
de evitar su ejecución mediante remate o adjudicación, lo lógico
resulta ser que la oportunidad para interponer la tercería es antes
que se realice la venta forzosa o la adjudicación en pago, pues luego
de este momento carece de sentido interponer la tercería al haber
sido transferida la propiedad del bien a favor de un tercero o del
ejecutante...» (Casación Nro. 776-01 / Apurímac, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs. 8118-8119).
«... Si la tercería de propiedad tiene como finalidad evitar la
ejecución de un bien, la oportunidad para interponerla es antes que
se efectúe la transmisión de la propiedad del bien, [...] mediante
remate o a través de la adjudicación en pago del bien al ejecutante...»
(Casación Nro. 776-01 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-11-2001, págs. 8118-8119).
718 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Conforme al artículo quinientos treinticuatro del Código


Adjetivo [C.P.C.] la demanda de tercería [de propiedad] deviene
en extemporánea al haber sido interpuesta con posterioridad al
acto de remate del bien...» (Casación Nro. 1980-01 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7881).
«... Dicha norma procesal [art. 536 del C.P.C.] establece que admitida
la demanda de tercería de propiedad se suspenderá el proceso si
estuviera en la etapa de ejecución aunque este [sic -léase esté-]
consentida o ejecutoriada la resolución que ordena la venta de
bienes, sin embargo, al haber sido admitida la demanda [...] el
bien materia de litis ya se encontraba adjudicado [...] por haberse
frustrado los remates, requiriéndose además la desocupación del
inmueble bajo apercibimiento de lanzamiento, por tanto los autos
ya no se encontraban en la etapa procesal que se señala en la norma
invocada, no siendo pertinente su aplicación al caso sub-materia...»
(Casación Nro. 3073-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, págs. 6994-6995).
«... La medida de embargo trabada en aquel proceso quedó sin
efecto por la adjudicación del bien embargado en subasta pública;
(...) el objeto de la tercería de propiedad es el de levantar la medida
precautoria, por lo que resulta improcedente si esta medida no
existe...» (Casación Nro. 2842-99 / Ucayali, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 25-08-2000, págs. 6090-6091).
«... Habiéndose efectuado el remate y adjudicado el bien carece de
sentido legal la admisión de la demanda [de tercería de propiedad],
y en todo caso lo que pretendería el recurrente es que se anule el
remate llevado a cabo en otro proceso, lo que no puede hacerse al
no ser propio del proceso de Tercería [de propiedad]...» (Casación
Nro. 2570-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-04-2001, pág. 7198).
«... En el presente caso, es un hecho establecido por las instancias
de mérito que cuando se interpuso la presente acción de tercería
[de propiedad] [...] existía una segunda convocatoria a remate del
inmueble materia de litis con petición de adjudicación en pago del
mismo. [...] En ese contexto, debe concluirse que la Sala [Superior]
[...] ha incurrido en error que afecta el debido proceso, al sostener
que la demanda de tercería [de propiedad] ha sido interpuesta en
forma extemporánea, al existir una segunda convocatoria para el
remate del bien...» (Casación Nro. 771-2001 / Apurímac, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2002, pág. 9597).
«... En el caso sub materia, si bien se ha realizado dos actos de
convocatoria a remate, éstos no han tenido éxito por falta de
postores, resultando por ello que todavía resulta oportuna la
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 719

interposición de la demanda de tercería de propiedad, tanto más


cuando se ha anulado judicialmente el acto de adjudicación en pago
del bien sil ejecutante...» (Casación Nro. 776-01 / Apurímac, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs. 8118-8119).
«... No debe confundirse el auto que ampara una medida de embargo
con el acto mismo de su ejecución, pues el primero solamente se
limita a estimar la procedencia de un pedido para cautelar el
cumplimiento de una decisión definitiva; en cambio, la ejecución
del mandato de embargo en forma de secuestro [sic], como el que
nos ocupa, implica la desposesión del bien a su propietario a fin de
procederse a su remate y adjudicación a terceros; [...] en consecuencia,
si bien en autos existe un mandato que ampara la medida cautelar
en forma de secuestro conservativo solicitado por la demandada [...],
se tiene que el mismo aún no ha sido ejecutado, resultando por ello
inoportuna la interposición de la presente demanda de tercería [de
propiedad]; y siendo así, no obstante que el demandante acredita
su derecho de propiedad, sin embargo, carece de legitimidad para
obrar, por lo que su demanda debió ser declarada improcedente y
no infundada, en aplicación de lo dispuesto en los artículos
cuatrocientos veintisiete inciso primero y quinientos treinticuatro
del Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 1670-02 / Ucayali,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2003, págs. 10140­
10141).
«... El auto que admite la [demanda de] tercería [de propiedad] es
apelable, como claramente establecen los artículos 365,366 y 372 del
Código Adjetivo [C.P.C.], tanto más si suspende el remate [...] de un
bien inmueble...» (Casación Nro. 2389-2003 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2005, págs. 14035-14036).
«... Conforme [lo] señala el artículo 100 del Código Procesal Civil
la demanda de tercería excluyente de propiedad [...] se hace valer
dentro de un proceso en trámite en los supuestos que dicho numeral
señala, dando lugar a que en el proceso intervengan tres partes,
con derecho opuestos...» (Casación Nro. 2335-2001 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8439).
«... La legitimidad activa [en el proceso de tercería de propiedad]
la tendrá el propietario y la legitimidad pasiva [en el proceso de
tercería de propiedad] recae en el demandante y demandado del
proceso en que tuvo lugar la medida cautelar que afecta el bien o
bienes del tercerista; consecuentemente, el recurrente [...] no puede
pretender que se estime un sustento de su derecho de tercerista en
una prueba documental donde aparece como propietaria una
tercera persona...» (Casación Nro. 1203-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, pág. 20009).
720 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... La legitimidad activa [en el proceso de tercería de propiedad]


sólo recae en el tercerista quien afirma que el bien afectado es de
su esfera patrimonial y no del deudor...» (Casación Nro. 1532-2005 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2006, págs.
17898-17899).
«... De acuerdo al texto legal y a la jurisprudencia el accionante de
una demanda de Tercería de Propiedad es aquel propietario de un
bien afectado por medida cautelar o en ejecución, que resulta siendo
ajeno al proceso en el que se ha dictado la medida...» (Casación
Nro. 2576-2002 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
28-02-2003, págs. 10167-10168).
«... Importa para los fines del proceso [de tercería de propiedad]
establecer el derecho preferente del tercerista respecto del bien
objeto del litigio; ello implica en primer orden, que éste sea ajeno
a la relación crediticia en virtud de la cual se afecta el bien sub litis,
ya que resultaría imposible [...] que quien solicita la desafectación
de un bien amparando su pretensión en la titularidad del derecho
de propiedad que ejerce sobre él, pueda a su vez tener la calidad de
tercerista, cuando el mismo, en virtud de dicha titularidad asumió
obligaciones cuyo incumplimiento podría afectar su patrimonio...»
(Casación Nro. 1057-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2004, págs. 11547-11548).
«... La actor a no puede oponer su derecho de propiedad (en proceso
de tercería de propiedad) al Banco co-demandado; el mismo que
es titular de una acreencia cuyo pago está a cargo también de la
demandante dada su condición de fiadora solidaria, tal como se ha
considerado correctamente en la sentencia de primera instancia»
(Casación Nro. 3166-99 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 25-08-2000, pág. 6093).
«... Habiéndose determinado en las sentencias de mérito que la
demandante adquirió los inmuebles de litis por sendos contratos
de compraventa, los mismos surten todos sus efectos mientras no
sea declarada judicialmente su nulidad. (...) Que en consecuencia,
la actora estaba plenamente facultada para interponer la tercería
de propiedad...» (Casación Nro. 763-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 16-11-1999, pág. 3990).
«... La demanda de tercería de propiedad debió declararse liminarmente
inadmisible por el Juez de Primera Instancia, debido a que el
tercerista ha adquirido el bien materia de remate con el gravamen
a favor del Banco [ejecutante] [...]. [...] Quien compra un bien
gravado no puede ser tercerista sin haber cancelado previamente
el gravamen que pesa sobre el bien que pretende excluir de la
ejecución forzada; pues de lo contrario, se estaría afectando los
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 721

derechos del legítimo acreedor. En el caso de autos, el tercerista


compró el bien gravado con la hipoteca otorgada por los anteriores
propietario [sic -léase propietarios-] a favor del Banco [ejecutante]
[...] carga que es rei persecutoria y tiene privilegio respecto al bien,
independientemente de quien en lo sucesivo sea el nuevo propietario;
[...] siendo así resulta inoficioso pretender que se declare la nulidad
de todo lo actuado y volver a calificar la demanda de una tercería
que es inviable, desde que el nuevo propietario ha asumido la
propiedad del bien con el gravamen y este no ha sido cancelado...»
(Casación Nro. 3627-2002 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12765-12766).
«... Si bien por regla general la propiedad de un predio comprende
el suelo, el sub suelo y el sobre suelo [...], presumiéndose que lo
que se encuentra en ellos pertenece al propietario del suelo[,] [...]
dicha regla se rompe con el derecho de superficie, en virtud de la
cual un tercero denominado superficiario, se encuentra facultado
a tener y mantener en propiedad una construcción edificada en
terreno de otro, por habérselo facultado así justamente el propietario
del mismo. [...] En tal sentido, encontrándose dichas construcciones
a punto de ser rematadas, el superficiario tiene derecho a reclamar
vía esta acción [de tercería de propiedad] se evite tal acto, pues
evidentemente ello le acarrearía un perjuicio económico; siendo
deber de los juzgadores resolver el conflicto de intereses conforme
los dispone [sic -léase lo dispone-] el artículo II del Título Preliminar
del Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 4297-2001 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2003, págs. 10678­
10679).
«... El actor no tiene la calidad de propietario respecto del inmueble
materia de la presente tercería de propiedad; por tanto, carece de
legitimidad para obrar en el presente proceso; siendo advertido
por las respectivas instancias, lo que no constituye una negación a
la tutela jurisdiccional efectiva, pues ésta se debe solicitar cumpliendo
los requisitos y presupuestos que establece la ley procesal para la
admisión de la demanda...» (Casación Nro. 2541-2007 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21667­
21668).
«... La tercería [de propiedad] se entiende por quienes tienen interés
en la relación sustancial y luego son parte del proceso en el cual el
acreedor busca la satisfacción de su crédito y busca ante la crisis
de incumplimiento asegurar el pago mediante una medida cautelar
o medida de ejecución; de tal escenario, deriva la legitimidad para
obrar pasiva del proceso de la tercería donde dos demandados
plenamente identificados: el acreedor que es emplazado y tiene la
condición de demandante en el proceso donde se afectó el bien que
722 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el tercerista reclama como suyo y, el deudor que tiene la condición


de demandado en dicho proceso donde se le imputa el incumplimiento
de la obligación...» (Casación Nro. 1532-2005 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2006, págs. 17898-17899).
«... Conforme lo dispone el artículo quinientos treinticinco del
Código Procesal Civil: La demanda de tercería [de propiedad] no
será admitida si no reúne los requisitos del artículo cuatrocientos
veinticuatro [del C.P.C.] y, además, si el demandante no prueba su
derecho con documento público o privado de fecha cierta; en su
defecto, si no da garantía suficiente a criterio del Juez para responder
por los daños y perjuicios que la tercería pudiera irrogar; [...] en
consecuencia, si la Sala Revisora consideraba que los documentos
aparejados a la demanda no acreditaban el derecho del demandante,
debió declarar inadmisible la demanda y conceder un plazo a efecto
de que el actor pudiera otorgar la garantía a que se refiere el artículo
quinientos treinticinco del Código Adjetivo [C.P.C.], de conformidad
con el inciso segundo del artículo cuatrocientos veintiséis del mismo
ordenamiento legal; por ende, al declarar liminarmente improcedente
la demanda interpuesta se ha lesionado el derecho de la tutela
jurisdiccional efectiva de la demandante...» (Casación Nro. 1794­
2006 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02­
07-2007, págs. 19822-19823).
«... La fecha cierta [de la adquisición] no sólo constituye un requisito
de admisibilidad sino que resulta indispensable para resolver la
Tercería [de propiedad], pues en esta se debe acreditar la adquisición
del tercerista con anterioridad al gravamen que pesa sobre el bien
que está siendo cuestionado...» (Casación Nro. 3908-2001 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002,
págs. 8604-8605).
«... En la fundamentación de la [casación] [...], [se] alude al
consensualismo del contrato de compraventa, el cual si bien no
requiere de formalidad alguna para su celebración, a tenor de lo
dispuesto en el artículo novecientos cuarentinueve del Código Civil,
resulta insuficiente para los procesos de tercería [de propiedad],
en donde se requiere [,] además, la certeza de la fecha de su
celebración...» (Casación Nro. 1932-99 / Jaén, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-05-2002, págs. 8675-8676).
«... En el caso específico de la tercería [de propiedad], es requisito
de admisibilidad [...] en casos como el presente en que el demandante
no prueba su derecho con documento público o privado de fecha
cierta, otorgar garantía que sea suficiente a criterio del Juez. [...] Que,
siendo a criterio del juzgador insuficiente la garantía personal
ofrecida, la demanda deviene en inadmisible y al no haber sido
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 723

subsanada la misma debe ser rechazada, por tanto no existe


contravención alguna al debido proceso...» (Casación Nro. 221-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, pág.
7726).
«... Si el Juez de la causa consideraba que los documentos aparejados
a la demanda (de tercería de propiedad) no acreditaban el derecho
de la demandante, debió declarar inadmisible la demanda y
conceder un plazo a efecto de que la demandante pudiera otorgar
la garantía a que se refiere el Artículo quinientos treinticinco del
Código Adjetivo, de conformidad con el inciso segundo del artículo
cuatrocientos veintiséis del mismo ordenamiento legal. (...) Que, al
declarar liminarmente improcedente la demanda interpuesta se
ha lesionado el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva de la
demandante» (Casación Nro. 3231-98 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 28-09-1999, pág. 3605).
«... El artículo 535 del Código Procesal Civil establece que 'La
demanda de tercería no será admitida si no reúne los requisitos del
artículo 424 y, además, si el demandante no prueba su derecho con
documento público o privado de fecha cierta; en ou defecto, si no
da garantía suficiente a criterio del Juez para responder por los
daños y perjuicios que la tercería pudiera irrogar'. [...] Conforme
se desprende del artículo 535 del [Código] acotado, en la demanda
de tercería (de propiedad o de derecho preferente) deberá
acompañarse documento público o privado de fecha cierta que
acredite el derecho (de dominio o preferencial) del tercerista, o, en
su caso, dar garantía suficiente, bajo sanción de no admitirse la
demanda; en tal sentido, se aprecia que el anotado numeral prevé
que ante la falta de probanza del derecho con documento público
o privado de fecha cierta, la decisión del Juez será declarar
improcedente la demanda y no simplemente inadmisible, puesto
que el fallo se apoya en la falta de pruebas que acredite el derecho
del actor...» (Casación Nro. 1603-2003 / San Román, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2005, pág. 14022).
«... Teniendo en cuenta los efectos que produce desestimar
liminarmente una demanda por no haber acreditado el demandante
su derecho con documento público o privado de fecha cierta, nos
conduce necesariamente a aceptar que el Artículo quinientos
treinticinco del Código Procesal Civil, aparte de ser una norma
específica para las demandas sobre tercería de propiedad, plantea
varias situaciones jurídicas y no todas ellas dan lugar a declarar
inadmisible la demanda, habida cuenta que para los casos de
inadmisibilidad la última parte del Artículo cuatrocientos veintiséis
(del C.P.C.), permite subsanar las omisiones en las que se habría
incurrido según el Artículo cuatrocientos veinticuatro (del C.P.C.);
en consecuencia, siguiendo la técnica jurídica procesal cabe interpretar
724 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

que para el segundo de los supuestos legales que prevé el Artículo


quinientos treinticinco (esto es, la no probanza del derecho con
documento público o privado de fecha cierta), la decisión será
declarar improcedente la demanda y no simplemente inadmisible,
puesto que el fallo se apoya en la falta de prueba que acredite el
derecho del actor» (Casación Nro. 3250-98 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 26-10-1999, págs. 3814-3815).
«... La no admisión de la pretensión [sobre tercería de propiedad]
por las instancias de mérito se debe a que no se cumplió con
acreditar la propiedad de los bienes en cuestión, siendo dicha
exigencia un requisito de procedibilidad para que la pretensión sea
calificada positivamente, más no importa [sic -léase mas no importa-]
un pronunciamiento sobre el fondo mismo de la controversia...»
(Casación Nro. 687-2001 / lea, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2001, pág. 8009).
«... Los cuestionamientos relativos a la insuficiencia de los títulos
que acreditan la propiedad de la actora [en el proceso de tercería
de propiedad], esto es, si resultan idóneos o no [...], constituyen
aspectos que no pueden ser materia de análisis al expedirse un auto
admisorio, pues es en el juicio de fundabilidad de la demanda en
el que se decide el conflicto de intereses a favor o en contra de la
demandante, sobre la base de la valoración conjunta de la prueba,
juicio que sólo corresponde expedirse al emitir la sentencia
respectiva, pero no al calificarla, pues el juicio de admisibilidad
únicamente se circunscribe a analizar si la demanda contiene o no
las [sic -léase los-] requisitos formales o extrínsecos que exige la ley
en cada caso concreto...» (Casación Nro. 3060-2006 / Piura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, pág. 20828).
«... Conforme aparece de la lectura de la demanda [sobre tercería
de propiedad] y de los anexos que la acompañan, la actora cumplió
con presentar el requisito especial que se exige en los procesos de
tercería, consistente en el documento privado que acredita la
propiedad sobre el bien cuya desafectación reclama, el que, según
afirma, es uno de fecha cierta, precisando sin embargo que la fecha
cierta de su documento privado debía evaluarse teniendo en cuenta
que el mismo fue presentado oportunamente ante funcionario
público competente [...] o, en su caso, teniendo en cuenta que la
fecha ha sido determinada por medios técnicos que evidencian
su expedición [...]; en consecuencia, se trata de aspectos que no
podían ser merituados en la calificación de la demanda, pues la
determinación de la fecha cierta en el documento privado que
acompañaba [...] la actora sólo podía realizarse, en el caso concreto,
a través de la valoración conjunta de las pruebas aportadas,
actividad que resultaba prematura dado el estado de postulación
Capítulo VI: Intervención de terceros, exíromisión y sucesión procesal 725

del proceso, por lo que este Supremo Tribunal considera acertada


la decisión del Juez de la causa de admitir a trámite la demanda,
pues resultaba inconsistente declarar su rechazo liminar...»
(Casación Nro. 1312-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-04-2007, págs. 19251-19252).
«... Mediante la tercería de dominio el tercerista alega ser dueño de
los bienes que son objeto del proceso en que ésta se presenta,
debiendo probar su derecho con documento público o privado de
fecha cierta [...], esto es, corresponderá al demandante probar su
derecho de propiedad que invoca respecto al bien afectado y la
fecha desde la cual la ostenta para lograr así oponerla, debiendo
por su parte el demandado favorecido con la medida cautelar o con
la garantía en ejecución, demostrar que entre el tercerista y el
demandado en el proceso originario existe connivencia o no existe
mayor relación jurídica...» (Casación Nro. 3466-2006 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22042-22044).
«... El proceso versa sobre tercería de propiedad, siendo por ello
necesario que el tercerista acredite su derecho de propiedad sobre
el bien afectado con una medida cautelar...» (Casación Nro. 1933­
2000 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01­
2001, pág. 6656).
«... De conformidad con los artículos 533 y 534 del Código Adjetivo
[C.P.C.], la tercería de propiedad sólo puede fundarse en la
propiedad de los bienes afectados por medida cautelar o para la
ejecución, debiendo el demandante acreditar su derecho con
documento público o privado de fecha cierta. [...] Que, siendo así
corresponderá al demandante probar su derecho de propiedad que
invoca respecto al bien afectado y la fecha desde la cual la ostenta
para así lograr oponerla...» (Casación Nro. 2795-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, pág. 8013).
«... De acuerdo al artículo ciento noventiséis del Código Adjetivo
[C.P.C.], la carga de la prueba, en el proceso de tercería [de propiedad],
recae en el demandante tercerista, quien deberá acreditar que es
propietario y que lo ha sido antes de dictarse la medida cautelar
que pesa sobre el inmueble...» (Casación Nro. 1252-01 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs.
8281-8282).
«... Versando la presente causa sobre tercería de propiedad, para
que ésta pueda ser amparada resulta imprescindible que el tercerista
acredite que la fecha de adquisición sea cierta y confiable y que[,]
además, precede en el tiempo a la de la medida cautelar...» (Casación
Nro. 2517-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-11-2001, pág. 8016).
726 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Cuando el artículo 535 de nuestro ordenamiento procesal


[C.P.C.] [...] señala que la demanda de tercería de propiedad no
será admitida si no reúne los requisitos del artículo 424 [del C.P.C.]
y además, si el demandante no prueba su derecho con documento
público de fecha cierta, en su defecto, si no da garantía suficiente
a criterio del Juez para responder por los daños y perjuicios que
pudiera irrogar; nos está indicando además que el tercerista debe
probar que el bien embargado es aquel que se reclama; por ende,
debe precisar la identidad del mismo; de tal forma que produzca
convencimiento en el Juez que lo que se reclama es precisamente
el bien embargado y no otro...» (Casación Nro. 1411-2005 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2006, pág. 16370).
«... Las sentencias de las instancias inferiores están de acuerdo en
que los terceristas adquirieron el inmueble materia de litis con
anterioridad a la medida cautelar de embargo [...]. [...] No obstante
ello, la Sala Civil Superior al revocar la [resolución] apelada ha
declarado improcedente la demanda [de tercería de propiedad]
bajo el fundamento de que el contrato de compraventa por si solo
[sic -léase por sí solo-] no acredita plenamente el derecho de propiedad
de los actores, ya que en dicho título no aparece específicamente el
título de los vendedores y /o transferentes. [...] Bajo dicho contexto
[...] ha incurrido [el Colegiado Superior] en error de aplicación del
artículo 533 del Código Procesal Civil, ya que dicha norma no exige
que el tercerista acredite el título de su transferente, sólo establece
que la tercería se entiende con el demandante y el demandado, y
sólo puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados por
medida cautelar o para la ejecución...» (Casación Nro. 4179-2001 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2003,
págs. 10681-10682).
«... Una de las características que tiene el derecho de propiedad es
su exclusividad; por ende, para que se ampare la tercería de dominio
es necesario acreditar la propiedad del bien objeto de litigio...»
(Casación Nro. 5425-2007 / lea, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2008, págs. 23369-23370).
«... El presupuesto para que proceda dicha acción [de tercería de
propiedad] es la existencia de un bien sujeto a medida cautelar
dentro de un proceso o de un bien pasible de ser materia de ejecución
judicial, sobre el cual el tercerista ostenta fehacientemente su derecho
de propiedad...» (Casación Nro. 5294-2006 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23542-23544).
«... Es objeto imprescindible de la tercería de propiedad [...] determinar
si a la fecha de adquisición del objeto de la tercería, el tercerista era
propietario con documento de fecha cierta y que preceda en el
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 727

tiempo a la de la medida cautelar, a favor del recurrente; para ello,


el actor [...] debe acreditar [...] su calidad de propietario del bien...»
(Casación Nro. 909-2008 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-12-2008, págs. 23310-23311).
«... Si bien el actor en todo proceso de tercería de propiedad [...]
alega la titularidad del bien afectado con medida cautelar, también
debe determinarse que su titularidad se sustente en documento
legítimo de fecha cierta, y de ser cuestionada la titularidad y la data
cierta de quien alega la propiedad, el juez tiene el deber de
pronunciarse sobre este aspecto, para cuyo efecto no solo debe
remitirse a los medios probatorios aportados al proceso, sino
también a los sucedáneos de los medios probatorios e inclusive de
ser necesario incorporar pruebas de oficio...» (Casación Nro. 1207­
2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008,
págs. 23474-23475).
«... Esta causa versa sobre Tercería de Propiedad, advirtiéndose por
este Supremo Colegiado que tanto en la sentencia de primera
instancia, como la de la Sala Civil, se ha resuelto sin tener a la vista
el expediente que motivara la presente tercería; y siendo necesario
su verificación para el esclarecimiento de la pretensión, debe
disponerse el reenvío de los actuados a fin de que analice lo
mencionado y emita nuevo pronunciamiento...» (Casación Nro.
2966-2003 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-05-2005, págs. 14177-14178).
«... En el caso en concreto, conforme han determinado las dos
instancias de mérito, existen en conflicto dos derechos reales sobre
el mismo bien litigioso, esto es, entre el demandante [...] y el co­
demandado [...]; por lo que [...] la dilucidación de quien [sic] tiene
mejor derecho de propiedad no puede ser materia de este proceso
[de tercería de propiedad] sino a través de otra acción, pues no
resulta atendible en este litigio verificar la validez o no de la
anotación preventiva a favor del tercerista...» (Casación Nro. 5294­
2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008,
págs. 23542-23544).
«... Una de las características de la propiedad es su exclusividad,
no siendo jurídicamente posible ventilarse, a través de este juicio
[sobre tercería de propiedad], quién tiene un mejor y preferente
dominio...» (Casación Nro. 1607-2002 / San Román - Juliaca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2003, pág. 9928).
«... Lo que en puridad están señalando las instancias es que el
recurrente [...] no puede hacer valer su derecho, en vía de proceso
de tercería [de propiedad] debido a que [...] el proceso de tercería
[de propiedad] se sustenta en la titularidad o propiedad del bien
728 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

[...] objeto de la tercería, el mismo que, si bien es cierto puede recaer


en el actor; también lo es que los demandados poseen título vigente,
anotado en los Registros Públicos; [...] siendo esto así, el actor debe
orientar su pretensión procesal a lo realmente importante en la
controversia, esto es, en la determinación exacta y cierta [...] de la
titularidad del bien [...] materia de litis, el mismo que deberá ser
ventilado a través de otro proceso...» (Casación Nro. 2750-2007 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008,
págs. 22743-22744).
«... En materia de tercería de propiedad sobre inmuebles inscritos
en el Registro de la Propiedad Inmueble, no es suficiente presentar
un documento público o privado de fecha cierta, sino que es
necesario que el derecho se haya inscrito con anterioridad al que
se quiere excluir u oponer, por estarse a lo dispuesto en el primer
párrafo del artículo dos mil veintidós del Código Civil; supuesto
que de no acreditarse ocasiona la improcedencia de la tercería por
tener la demanda un petitorio jurídicamente imposible...» (Casación
Nro. 3368-02 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-05-2003, págs. 10586-10587).
«... El primer párrafo del artículo dos mil veintidós citado [del C.C.],
refiere al supuesto en que se hallaran en pugna dos derechos reales,
es decir, dos derechos de igual naturaleza, respecto a un mismo
inmueble; conforme sucedió en autos pues el derecho real de
propiedad de la recurrente y tercerista se opuso al derecho real de
garantía que ostenta el acreedor hipotecario, y en tal sentido la
tercerista [...] debió acreditar que su derecho fue inscrito con
anterioridad al de su contraparte...» (Casación Nro. 2318-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs.
8159-8160).
«... El artículo 2022 del Código Civil señala que para oponer
derechos reales sobre inmuebles a quienes también tienen derechos
reales sobre los mismos, es preciso que el derecho que se opone
esté inscrito con anterioridad al de aquel a quien se opone y que
tratándose de derechos de distinta naturaleza se aplican las
disposiciones del derecho común para dilucidar la preferencia;
siendo que, en el presente caso nos encontramos ante derechos de
la misma naturaleza (derecho real de propiedad alegado por el
demandante y el derecho real de garantía ostentado por la entidad
co-demandada). Por lo que, al no aparecer inscrito el derecho de
propiedad del tercerista, éste no es oponible al derecho real de
garantía [inscrito en Registros Públicos] que ostenta la citada
entidad [demandada], [...] Que, asimismo, resulta de aplicación lo
previsto por el artículo 2016 del mismo Código sustantivo [C.C.],
el cual prevé que la prioridad en el tiempo de la inscripción
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 729

determina la preferencia de los derechos que otorga el registro. En


otros términos, el Registro presta su protección al primero que logra
su inscripción en el mismo...» (Casación Nro. 406-2008 / Huaura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, pág. 23083).
«... De acuerdo al artículo dos mil veintidós del Código Civil, para
oponer derechos reales sobre inmuebles a quienes también tienen
derechos reales sobre los mismos, es preciso que el derecho que se
opone esté inscrito con anterioridad al de aquél [sic] a quien se
opone, siendo entonces jurídicamente imposible que aquel que tiene
derechos reales no inscritos o inscritos con posterioridad al derecho
real de su demandado, pretenda que su derecho prevalezca sobre
el de su opositor; que es lo que ha sucedido en el presente caso,
toda vez que a la luz de los medios probatorios anexados a la
demanda fluye con total claridad que cuando la actora adquiere
por compraventa el inmueble sub-judice ya aparecía inscrito en los
Registros Públicos la hipoteca que pesaba sobre el mismo constituida
a favor de la entidad demandada; lo que significa que la demandante
adquirió el inmueble con la hipoteca, resultando entonces inaudito
que interponga demanda de Tercería de Propiedad por sentirse
agraviada por un gravamen que con pleno conocimiento ella
aceptó...» (Casación Nro. 4734-2006 / Cajamarca, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22113-22114).
«... La hipoteca como derecho real de garantía[,] una vez inscrita
en el Registro Público, es restrictiva de la propiedad frente a terceros,
en aplicación del artículo 926 del Código Civil; anteponiéndose al
derecho de propiedad invocado por la tercerista que no lo haya
inscrito o lo hubiera sido con posterioridad, aunque dicho acto fuera
de fecha anterior...» (Casación Nro. 1895-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20417-20418).
«... Si bien el contrato de compra - venta que otorgaran los referidos
vendedores, [...] a favor de la actora tercerista [...], lo fue mediante
documento privado de fecha cierta anterior, [...] este no fue elevado
a Escritura Pública ni inscrito en el Registro de la Propiedad
Inmueble; [...] de esto resulta que cuando la hipoteca se constituyó,
gravó el inmueble en el estado que aparecía en la partida registral,
por lo que son de aplicación los artículos dos mil catorce, dos mil
dieciséis y dos mil veintidós del Código Civil, ya que el Banco
adquirió bajo la fe del Registro, y tratándose de derechos reales
sobre inmuebles sólo es amparable la oposición de otros derechos
de la misma naturaleza inscritos con anterioridad; [...] en materia
de tercería de dominio sobre inmuebles inscritos en el Registro de
la Propiedad Inmueble, no es suficiente la existencia de un
documento privado de fecha cierta por la que [sic -léase por el que-]
se transfiere la propiedad, sino que es necesario que el derecho se
730 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

haya inscrito con anterioridad al que se quiere excluir o oponer [sic


-léase u oponer-], en el caso sub-judice a un contrato de mutuo con
garantía hipotecaria en Escritura Pública debidamente inscrito en
el Registro de la Propiedad Inmueble, por lo que éste tiene prioridad
sobre aquél, siendo en consecuencia, manifiestamente improcedente
la demanda de tercería [de propiedad] por ser el petitorio jurídicamente
imposible...» (Casación Nro. 310-01 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7845).
«... En materia de tercería de propiedad sobre inmuebles inscritos
en el Registro de Propiedad Inmueble, no es suficiente la existencia
de un documento privado de fecha cierta por la que [sic] se transfiere
la propiedad, sino que es necesario que el derecho se haya inscrito
con anterioridad al que se quiere excluir u oponer, pues conforme
al artículo 2022 del Código Civil para oponer derechos reales sobre
inmuebles a quienes también tienen derechos reales sobre los
mismos, es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con
anterioridad al de aquél [sic] a quien se opone; por tanto, es
jurídicamente imposible que aquel que tiene derechos reales no
inscritos o inscritos con posterioridad al derecho real de su
demandado, pretenda que su derecho prevalezca sobre el de su
opositor. [...] A mayor abundamiento, lo que la presente tercería
[de propiedad] pretende en tales casos no es probar la propiedad
sino el derecho de exclusión y de preferencia, lo que no es posible
sin el establecimiento (incluso de manera liminar, esto es al momento
de calificarse la demanda) de las condiciones de oponibilidad
previstas en el mencionado artículo 2022 del Código Civil, cuya
ausencia genera la presencia de la causal de improcedencia prevista
en el [...] artículo 427 del Código Procesal Civil [sobre la improcedencia
de la demanda cuando el petitorio fuese jurídica o físicamente
imposible]...» (Casación Nro. 2985-2007 / lea, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs. 21486-21487).
«... La demandante [...] no puede oponer su derecho de propiedad
[sustentado en una compraventa no inscrita en Registros Públicos]
aún [sic] cuando la fecha de adquisición de su dominio sea anterior
a la inscripción del derecho real de hipoteca que ostenta la
codemandada [...], en virtud del principio contenido en la norma
del artículo dos mil veintidós, primer párrafo, [del C.C.] [...]. De
ello se puede inferir que el petitorio contenido en la demanda [sobre
tercería de propiedad] en uno [sic -léase es uno-] de naturaleza
jurídicamente imposible, por lo que la demanda deviene improcedente,
conforme a la norma del artículo cuatrocientos veintisiete [...] del
Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 392-2007 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23549­
23550).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 731

«... La aplicación de la norma en mención [art. 2016 del C.C., sobre


el principio de prioridad registral], al momento de confrontar el
derecho de propiedad de los terceristas contra el embargo inscrito
a favor del Banco [...], resulta impertinente para motivar una supuesta
prevalencia de este último derecho para el caso específicamente
planteado, pues no existe posibilidad alguna de concurrencia de
tales derechos en el registro, por ser el primero de los nombrados
de naturaleza real [...] y el segundo de naturaleza personal o de
crédito [...]; [...] en el caso de autos estamos ante dos derechos sobre
los cuales no puede determinarse prioridad alguna, pues el Banco
[...] no tiene a su favor ningún derecho real inscrito con anterioridad
al derecho de propiedad de los demandantes, sino que se trata de
un derecho personal...» (Casación Nro. 3890-06 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23166-23167).
«...Se advierte que los derechos que se discuten son de diferentes
[sic -léase diferente-] naturaleza, el derecho real que reclama el
demandante y el personal que reclama la parte demandada, al
derivar de un crédito. [...] Es por ello, que el Colegiado [Superior]
ha resuelto la controversia aplicando las disposiciones del derecho
común tal como lo establece el segundo párrafo del artículo dos mil
veintidós del Código Civil; es decir, se ha determinado la preferencia
sólo por la certeza y la fecha en que se constituyeron los derechos
sin referencia a la fecha de la inscripción registral. [...] Esto en razón
a que el derecho de propiedad conforme a la ley y a la doctrina se
trasmite por el sólo [sic] consentimiento [...], resultando su inscripción
registral facultativa al adquirente. [...] Que en consecuencia, al
haberse determinado que el tercerista adquirió la propiedad del
bien con anterioridad a la medida cautelar e inicio del proceso
judicial, prevalece su derecho, no resultando pertinente la aplicación
del artículo dos mil dieciséis del Código sustantivo [C.C.] para la
solución del caso concreto...» (Casación Nro. 2061-2000 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7071).
«... En el presente caso se encuentra en disputa por un lado, el
derecho real de propiedad alegado por los terceristas y de otro lado,
el derecho personal que ostenta el codemandado [...], consistente
en la medida cautelar de embargo en forma de inscripción trabado
sobre el cincuenta por ciento de los derechos y acciones del bien
sub-litis. Para determinar cuál de los dos derechos tiene prevalencia
frente al otro, ineludiblemente debe de recurrirse a la regla contenida
en el segundo párrafo del artículo 2022 del Código Civil, según la
cual tratándose de derechos de distinta naturaleza deben aplicarse
las disposiciones del derecho común. [...] Consecuentemente,
habiendo optado las instancias de mérito por hacer prevalecer el
derecho real de propiedad de los accionantes frente al derecho
personal de crédito del codemandado [...], han procedido conforme
732 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

a lo normado en la acotada norma, pues una de las disposiciones


del derecho común se halla precisamente en lo regulado en el
artículo 949 del Código Civil, según el cual 'la sola obligación de
enajenar un inmueble determinado hace al acreedor propietario de
él...'. Siendo que ésta [sic] última norma no obliga a los contratantes
a registrar la transferencia de la propiedad, por lo que la alegación
del impugnante en cuanto a que el título de propiedad de los
accionantes no cuenta con la fe del registro, carece de base real y
de sustento jurídico que la ampare...» (Casación Nro. 5895-2007 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs.
22842-22843).
«... En el presente caso el tercerista opone su derecho de propiedad
proveniente de la escritura pública de Compra Venta [...] al derecho
de crédito del codemandado acreedor [...], cuyo cobro aseguró
mediante un embargo en forma de inscripción sobre los inmuebles
de propiedad de los terceristas, medida que fue registrada [...] con
posterioridad a la citada compra venta; en tal sentido, consistiendo
el derecho del referido codemandado en uno de carácter personal,
a diferencia [del] de la actora que es de naturaleza real, el derecho
registral desaparece para dejar paso a la aplicación del derecho
común, el que informa que los bienes que deben ser materia de
embargo son los de propiedad del deudor, y siendo el inmueble
sub júdice de propiedad de los terceristas, por adquisición producida
antes de verificarse el embargo, sobre tal no pueden pesar [sic -léase
no puede pesar-] dicha medida; razón por la cual [...] es [...] aplicable
el segundo párrafo del artículo dos mil veintidós del Código Civil...»
(Casación Nro. 3890-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2008, págs. 23166-23167).
«... Habiendo acreditado los demandantes [terceristas] con documento
de fecha cierta detentar la propiedad de los bienes inmuebles con
anterioridad a la fecha de inscripción de la medida cautelar de
embargo dictada a favor del Banco [...], siendo el derecho de propiedad
oponible erga omnes, éste prevalece sobre el derecho de crédito
que detenta el Banco [codemandado]...» (Casación Nro. 3890-06 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs.
23166-23167).
«... El derecho de propiedad de la tercerista resulta oponible frente
al derecho personal en la forma de embargo, tanto más cuando el
derecho real es anterior y además ha sido otorgado mediante
escritura pública de compraventa que mantiene su validez mientras
no sea anulada...» (Casación Nro. 490-01 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs. 7732-7733).
«... La escritura pública de compraventa [...] que sustenta la tercería
[de propiedad] no inscrita en los Registros Públicos por ser de fecha
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 733

posterior al de la inscripción no puede oponerse al embargante que


ha hecho registrar el embargo de la casa enajenada, desde que una
escritura de venta sirve para oponer como prueba de traslación de
dominio de la cosa vendida solamente al vendedor, pero no a terceras
personas, sino está [sic -léase si no está-] registrada oportunamente,
siendo así, la citada inscripción tiene preferencia...» (Casación Nro.
2575-2002 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09­
2004, pág. 12686).
«... Habiéndose acreditado el derecho de propiedad del Tercerista
con Documentos Públicos celebrados con anterioridad a la
inscripción de la medida cautelar de embargo dictada a favor de
la demandada, [...] la pretensión del actor debe ser amparada en
todos sus extremos máxime que los derechos que se discuten en
sede judicial [...] son de distinta naturaleza; de un lado, el derecho
de propiedad que reclama el tercerista tiene naturaleza real por
excelencia, en tanto que el derecho de la acreedora ejecutante
constituye un derecho eminentemente personal, por lo que [...]
resulta de aplicación la segunda parte del artículo 2022 del Código
Sustantivo [C.C.]. [...] Que, en suma, de acuerdo con lo previsto en
la última parte del artículo 2022 del Código Civil, para resolver la
presente causa [sobre tercería de propiedad] hay que recurrir a las
disposiciones del derecho común y en tal sentido, el predio
adquirido por el demandante con fecha anterior a la inscripción de
la medida cautelar no puede responder frente al gravamen anotado,
pues la distinta naturaleza de los derechos en conflicto, hace
impertinente la aplicación de la prioridad registral...» (Casación
Nro. 909-2008 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2008, págs. 23310-23311).
«... Consistiendo el derecho de los [...] codemandados en uno de
carácter personal, a diferencia del actor [tercerista] que es de
naturaleza real, el derecho registral cede para dejar paso a la
aplicación del derecho común, el que informa que los bienes que
deben ser materia de embargo son los de propiedad del deudor y
siendo que los bienes sub júdice son de propiedad del tercerista,
por adquisición producida antes de verificarse el embargo, sobre
tal no pueden pesar [sic -léase no puede pesar-] dicha medida
cautelar, por lo que procede ordenar su desafectación...» (Casación
Nro. 5312-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-05-2008, págs. 22167-22169).
«... La sentencia de vista considera como uno de los argumentos
para desestimar la demanda de tercería [de propiedad], que el
contrato de compra venta, [...] celebrado en favor de la tercerista
[...] respecto del vehículo materia del proceso es posterior al auto
que ordenó la medida cautelar, [...] sin embargo, la misma sentencia
734 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

señala que la ejecución de la medida cautelar se realizó [...] con


posterioridad a la compra celebrada por la tercerista del vehículo;
[...] el artículo seiscientos veintitrés del Código Procesal Civil en su
parte final dispone [...] que ejecutada la medida cautelar, el tercero
está legitimado para intervenir en el proceso principal y en el
cautelar, lo que determina que la adquisición del bien por el
tercerista [...] tiene que ser antes que se ejecute la medida cautelar,
pero puede ser con posterioridad al auto que la ordena, para que
pueda prosperar la demanda de tercería...» (Casación Nro. 1518­
2000 / Moyobamba, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-04-2001, págs. 7158-7159).
«... Compulsados el principio de rango (recogido por el citado
artículo 2022 del Código Civil) frente a los principios registrales de
buena fe y prioridad en el tiempo, se llega a la conclusión que, en
el presente caso, deben prevalecer éstos [sic] últimos, en atención
a que cuando se inscribió el embargo [...] no aparecía inscrito el
título de la tercerista, [...] por lo que la mencionada persona
mantiene su acreencia sobre el bien sub litis una vez inscrito su
derecho, pues, en materia registral, quien entra primero al registro
es primero en el derecho. Admitir lo contrario importaría destruir
el sistema registral que nos rige y haría ineficaces los siguientes
principios: a) El de legalidad, que preconiza que todo título que
pretenda su inscripción debe ser compatible con el derecho ya
inscrito [...]. b) El de impenetrabilidad que preconiza el de impedir
que se inscriban derechos que se opongan o resulten incompatibles
con otros, aunque aquéllos sean de fecha anterior. [...] c) El de
publicidad recogido por el artículo 2012 del Código Civil, que
preconiza la presunción absoluta, sin admitirse prueba en contrario,
de que toda persona tiene conocimiento del contenido de las
inscripciones...» (Casación Nro. 4325-2006 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21550-21552).
«... Atendiendo a los principios registrales de publicidad, legitimación,
buena fe registral y prioridad, que informa nuestro ordenamiento
jurídico, regulados por los artículos 2012, 2013, 2014 y 2016 de [sic
-léase del-] Código Civil; no se puede establecer que el derecho del
Banco acreedor, que surge de una medida cautelar sobre el inmueble
materia de litis [sobre tercería de propiedad], el mismo que se
encuentra inscrito en los Registros Públicos, no le será oponible al
derecho de los terceristas, que consta en una minuta de compra­
venta suscrita con anterioridad a la inscripción de la medida
cautelar aludida, pero no inscrita en los Registros Públicos; pues,
admitir una posición en contrario importaría: a) dejar de lado la
finalidad esencial que persiguen las medidas cautelares, cual es,
asegurar la eficacia de las decisiones judiciales; y b) destruir la fe
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 735

que confiere el contenido de los Registros Públicos sobre su


veracidad y certeza en el momento de la inscripción de algún
acto; consecuentemente, la minuta de compra-venta de la parte
demandante, al no contar con la fe del Registro, es oponible solo
entre las partes intervinientes en el acto jurídico que formaliza, más
no [sic -léase mas no-] de manera absoluta ante terceros, como sí
lo es el derecho del Banco acreedor que inscribió la medida cautelar
accediendo a la preferencia y oponibilidad erga omnes que otorga
el Registro; [...] al haberse decretado la medida cautelar del Banco
demandado y encontrarse ésta inscrita con anterioridad a la compra­
venta efectuada en favor de la parte demandante, no resulta
amparable la tercería [de propiedad], pues para oponer derechos
reales es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con
anterioridad al de aquél [sic] a quien se opone; más aún cuando
atendiendo al principio registral de buena fe consagrado en el
artículo 2014 del Código Civil, se debe tener en cuenta que cuando
se inscribió la citada medida cautelar no aparecía inscrito el título
de los terceristas; por lo que el Banco demandado mantiene su
preferencia una vez inscrito su derecho, pues en materia registral
quien entre primero en el registro es primero en el derecho [...], de
conformidad con el artículo 2016 del Código acotado [C.C.]...»
(Casación Nro. 2607-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-01-2007, págs. 18691-18692).
«... La tercerista pretende acreditar su derecho con una minuta (...),
la que no se encuentra legalizada o certificada notarialmente no
bastando la existencia de un sello de la Notaría, por lo que dicho
documento no puede ser oponible al derecho de terceros...» (Casación
Nro. 125-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-06-2000, pág. 5456).
«... Los terceristas adquirieron la propiedad del bien [...] cuando ya
se encontraba embargado, por lo que su derecho no es preferente
ni excluye el adquirido por el acreedor...» (Casación Nro. 1763-2006 /
Jaén, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs.
20434-20435).
«... No resulta procedente la tercería [de propiedad] debido a que
la adquisición del bien por el tercerista fue con posterioridad a la
fecha en que se trabó e inscribió el embargo...» (Casación Nro. 2134­
01 / San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30­
11-2001, pág. 8145).
«... Se tiene que si bien el artículo 2022 -in fine- del Código Sustantivo
[C.C.] prescribe que cuando colisionan derechos de diferente
naturaleza se aplican las disposiciones del derecho común, lo que
implicaría [...] su aplicación para el caso de autos, la preferencia
736 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

del derecho real de propiedad sobre el derecho personal de crédito,


por gozar el primero de la oponibilidad erga omnes, también lo es
que el tercerista [de propiedad] adquirió el inmueble materia de la
litis con posterioridad a la inscripción en el Registro de la Propiedad
Inmueble [...] de la medida cautelar trabada sobre el mismo, [...] en
consecuencia, siendo un hecho probado que cuando el tercerista
adquirió el inmueble sub materia, éste se encontraba afectado con
una medida cautelar, en aplicación de las disposiciones del derecho
común, se tiene que el artículo 656 del Código Adjetivo [C.P.C.]
dispone que el embargo en forma de inscripción no impide la
enajenación del bien, pero el sucesor asume la carga hasta por el
monto inscrito; consecuentemente, al haber resuelto los órganos
judiciales de instancia en la forma que regula la citada disposición
procesal, implícitamente han aplicado al caso de autos el segundo
párrafo del artículo 2022 del Código Civil...» (Casación Nro. 2517­
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001,
pág. 8016).
«... La tercerista [de propiedad] compró el inmueble cuando se
encontraba embargado, cuya medida cautelar se encontraba
debidamente inscrita, por lo que la tercerista asume dicha obligación
a tenor de lo dispuesto por el artículo seiscientos cincuentiséis del
Código Procesal Civil, por lo que no puede pretender se levante la
medida cautelar [...] sin pagar el monto del embargo...» (Casación
Nro. 64-2002 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-05-2002, pág. 8799).
«... Se desestima la demanda de tercería de propiedad, cuando el
embargo que afecta al inmueble materia de la tercería [...] se ha
inscrito con fecha anterior al contrato de compraventa en favor de
la empresa demandante [tercerista]; pues se considera que, admitir
una posición en contrario importaría: a) dejar de lado la finalidad
esencial que persiguen las medidas cautelares, cual es, asegurar la
eficacia de las decisiones judiciales; y, b) destruir la fe que confiere
el contenido de los Registros Públicos sobre su veracidad y certeza
en el momento de la inscripción de algún acto...» (Casación Nro.
1329-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03­
09-2008, págs. 22858-22859).
«... Esta Sala [Suprema] mantiene el criterio establecido en casos
similares [...] donde [...] se ha amparado la demanda de tercería [de
propiedad] interpuesta por haberse gravado un bien de la sociedad
conyugal sin la participación total de quienes la conforman...»
(Casación Nro. 1245-99 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-05-2002, pág. 8700).
«... No se puede amparar la demanda de tercería [de propiedad]
sosteniéndose que tratándose de un bien social no responde por
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 737

las deudas personales de los cónyuges, porque el demandante


consintió en que el inmueble siguiera figurando a nombre de su
esposa como única propietaria en la condición de soltera; [...] la
medida cautelar de embargo se ha trabado en virtud de la fe del
registro, que de acuerdo con la parte final del artículo dos mil
catorce del Código Civil la buena fe del tercero se presume mientras
no se pruebe que conocía la inexactitud del registro y en este caso
en que se ocultó la condición de casada de la deudora, no se puede
afectar la fe del registro al declarar fundada la demanda de tercería
[de propiedad]...» (Casación Nro. 3270-2001 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, págs. 8761-8762).
- «... Al haberse desestimado la pretensión principal de tercería de
propiedad, la pretensión accesoria de indemnización corre su
misma suerte...» (Casación Nro. 1928-06 / Ayacucho, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, págs. 19863-19866).
- «... [La connivencia] basta para rechazar la demanda de tercería
[excluyente de dominio o de propiedad] [...], la connivencia desvirtúa
la demanda...» (Casación Nro. 3560-2000 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7247-7248).
- «... Los jueces deben comunicar al Ministerio Público cuando
encuentran colusión entre el tercerista [de propiedad] y la parte
demandada y en todo caso cuando los vencidos en un procedo [sic
-léase proceso-] realizan actos de disposición a sabiendas que tienen
que honrar sus créditos por orden judicial...» (Casación Nro. 1553­
99 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002,
pág. 9093).
- «... El pedido de suspensión de la medida cautelar sin interponer
la tercería o sea la desafectación previa que autoriza el Artículo
quinientos treintinueve del Código Procesal Civil, es facultativa y
no obligatoria como requisito de procedibilidad para promover la
tercería de propiedad en vía de acción...» (Casación Nro. 2462-98 /
Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 15-08-1999,
págs. 3181-3182).

8.2.5 Intervención de derecho preferente: El proceso abreviado de


tercería de derecho preferente

8.2.5.1 Configuración

La tercería de derecho preferente (o de prelación o de pago o de mejor


derecho) es aquella que tiene por finalidad reclamar el pago preferencial de
una acreencia, una vez realizados los bienes que fueron objeto de medida
cautelar o para la ejecución. Este derecho de preferencia puede derivar de
alguna situación legal o judicial de carácter especial que determina un crédito
738 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

privilegiado en comparación a otro frente a ciertos bienes. Pueden reclamar


dicho pago preferencial, por ejemplo, el acreedor hipotecario, la persona en
cuyo favor se constituyó la garantía mobiliaria, el primer embargante, etc.
En opinión de Fenech, «... la tercería de mejor derecho es un medio
procesal de que se vale un tercero para pedir que la suma recaudada, ya proceda
de todos o parte de los bienes realizados, se le atribuya con preferencia al
ejecutante» (FENECH; citado por REYES MONTERREAL, 1961: 65).
En palabras de Enrique Falcón, la tercería de mejor derecho es aquella
«... en la que el tercerista pretende tener un crédito que debe ser pagado con
preferencia al del ejecutante, con el producido de la venta del bien embargado»
(FALCON, 1978: 86).
Máximo Castro asevera que «... en la tercería de mejor derecho el opositor
pretende que su crédito es preferente al del ejecutante, y en consecuencia pide
que se le pague antes que a éste» (CASTRO, 1931, Tomo Tercero: 126).
Prieto-Castro y Ferrándiz concibe a la tercería de mejor derecho como la
«... actuación en un proceso de ejecución de un tercero que alega su derecho a
ser reintegrado del crédito que ostente con preferencia al acreedor de la
ejecución y con cargo a los bienes realizados» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1983, Volumen 2: 233).
A decir de Reyes Monterreal, «la tercería de mejor derecho surgirá (...) cuando,
existiendo nuestra prevalente facultad, respecto de la de quien está tratando
de efectivizar un crédito propio prescindiendo del nuestro -en evitación, la
mayoría de las veces, de que, de dejar de hacerlo, puede ver insatisfecho su
derecho por reducción del patrimonio deudor-, la hacemos patente, en la forma
adecuada, a fin de que se paralice la anticipada ejecución ajena, en tanto nuestro
derecho, crédito o interés no haya sido efectivizado» (REYES MONTERREAL,
1961: 65).
Rodríguez Garcés sostiene que la tercería de prelación o de preferencia
«... es la que tiene lugar cuando adviene un tercero al juicio ejecutivo que,
invocando la calidad de acreedor del ejecutado, reclama mejor derecho para
pagarse con el producido de la subasta, y pide se le pague preferentemente
con el producto de la realización de los bienes embargados por el ejecutante»
(RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo II: 5). El indicado jurista precisa que «... el
procedimiento de las tercerías de prelación (...) se aplica no sólo al procedimiento
ejecutivo por obligación de dar una suma de dinero, sino en cualquier otro a
consecuencia del cual los derechos de un tercero, que tiene preferencia, puedan
resultar burlados en todo o en parte, y cualquiera que sea esta preferencia y la
ley que la establezca» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo II: 57).
Podetti afirma que la tercería de mejor derecho «se trata (...) de una tercería
en interés propio, originario, directo y excluyente...» (PODETTI, 1949: 203).
Dicho tratadista argentino añade que «la tercería de mejor derecho protege, en
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 739

primer lugar, el amplio sector de los privilegios, subsidiariamente y en casos


especiales, los derechos reales de garantía y a falta de unos y de otros, la
preferencia legal del embargo» (PODETTI, 1949: 205).
Según nuestro ordenamiento jurídico, la tercería (en general) es un asunto
contencioso que se tramita en proceso abreviado (art. 486 -inc. 5)- del C.P.C.)
y que se encuentra regulado en el Sub-Capítulo 5o («Tercería») del Capítulo II
(«Disposiciones especiales») del Título II («Proceso abreviado») de la Sección
Quinta («Procesos contenciosos») del Código Procesal Civil, en los arts. 533 al
539.
El segundo párrafo del artículo 100 del Código Procesal Civil trata lo
concerniente a la intervención en un proceso de quien pretende se le reconozca
derecho preferente respecto de lo obtenido en la ejecución forzada. Su texto se
refiere entonces al proceso de tercería de derecho preferente, disponiendo
precisamente dicho numeral en su último párrafo el trámite en vía abreviada
y como proceso de tercería para tal intervención. Como se aprecia, la pretensión
del tercerista preferente es autónoma en relación al proceso que la motiva, por
lo que no se ventila en trámite incidental sino en vía de acción.

8.2.5.2 Fundamento

El proceso de tercería de derecho preferente se basa en la protección de


los intereses legítimos de todo acreedor cuyo crédito resulta privilegiado en
relación al de otros, y en virtud del cual se le faculta a exigirlo en primer lugar.
El orden de prelación lo fija la ley (como es el caso de los derechos reales de
garantía, de las obligaciones alimenticias, tributarias, de aquellas correspondientes
al pago de remuneraciones o beneficios sociales, etc.) o lo establece el órgano
jurisdiccional (dependiendo de la fecha de ejecución de las medidas cautelares).
El artículo 533 -primer párrafo- del Código Procesal Civil hace referencia
al fundamento de la tercería de derecho preferente o de pago estableciendo
que la tercería se entiende con el demandante y el demandado, y sólo puede
fundarse en la propiedad de los bienes afectados por medida cautelar o para la
ejecución; o en el derecho preferente a ser pagado con el precio de tales bienes.

8.2.5.3 Finalidad

Según Rodríguez Garcés, «el objeto de esta tercería (de prelación) es que
se reconozca al tercero la calidad de acreedor privilegiado y hacer efectiva la
preferencia en el pago sobre los bienes embargados con antelación a otros
acreedores no privilegiados que concurren al pago» (RODRIGUEZ GARCES,
1967, Tomo II: 5).
A criterio de Alsina,«... la tercería de mejor derecho tiene por objeto reclamar
el pago de un crédito, con preferencia al del ejecutante, una vez realizados los
bienes embargados» (ALSINA, 1962, Tomo V: 566).
740 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Pallares estima que «las tercerías de preferencia tienen por objeto que se
declare que el tercerista tiene preferencia en el pago, con respecto al acreedor
embargante en el juicio principal» (PALLARES, 1979: 596).
Lino Palacio afirma que «... este tipo de tercería (de mejor derecho),
denominado también de preferencia, tiene por objeto obtener que, sobre el
producido de la venta de un bien embargado, se declare el derecho del tercerista
a ser pagado preferentemente con relación al embargante» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 313).

8.2.S.4 Requisitos

Prieto-Castro y Ferrándiz indica sobre el particular que «... requisito para


la prosperidad de la demanda de tercería de mejor derecho es que el acreedor
interviniente acredite la existencia de un crédito líquido, vencido, exigible y
de categoría preferente al que haya alegado el acreedor del proceso de ejecución»
(PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 234).
Reyes Monterreal, por su parte, apunta que son presupuestos de la tercería
de mejor derecho:
«a) La existencia de un deudor común, lo que da lugar a la concurrencia,
más o menos numerosa, de acreedores, a una especie de agresión
colectiva restringida.
b) La anticipación por un acreedor, a nosotros extraño, en la satisfacción,
por ejecución, de su crédito propio.
c) El mejor derecho, la preferencia o el privilegio de nuestro hasta
entonces descuidado crédito respecto del que se nos anticipó en la
pretensión de efectividad; y
d) Consiguientemente, la justificación, por medio de un título apto, de
la prevalencia que invocamos» (REYES MONTERREAL, 1961: 66).
Máximo Castro pone de manifiesto que «... para que tenga lugar respecto
del ejecutante el procedimiento que se sigue con motivo de la tercería de mejor
derecho, se hace necesario que el deudor no tenga bienes suficientes para cubrir
los créditos del ejecutante y del tercerista, pues teniéndolos cada uno cobrará
lo que le corresponda, sin necesidad de contender sobre la preferencia de sus
créditos» (CASTRO, 1931, Tomo Tercero: 128).
Se desprende de los artículos 533,534 y 535 del Código Procesal Civil que
son requisitos de la demanda de tercería de derecho preferente los siguientes:
- La existencia de una medida cautelar o para la ejecución que afecte
el derecho preferencial de tercero a ser pagado con el producto que
se obtenga de los bienes sobre los que recae aquélla (art. 533 del
C.P.C.).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 741

- La interposición de la demanda en la oportunidad prevista por la


ley (art. 534 del C.P.C.).
- Los requisitos generales contemplados en los artículos 424 y 425
del Código Procesal Civil (art. 535 del C.P.C.), numerales que tratan,
respectivamente, sobre los requisitos y anexos de la demanda en
general.
- La acreditación fehaciente del derecho (preferente) en que se funda
el tercerista, ya sea con documento público o privado de fecha cierta
(art. 535 del C.P.C.).
- El ofrecimiento por parte del tercerista de garantía suficiente a
criterio del Juez para responder por los daños y perjuicios que la
tercería pudiera irrogar, en el caso que no se adjuntase a la demanda
documento público o privado de fecha cierta que pruebe el derecho
invocado por el interesado (art. 535 del C.P.C.).

8.2.S.5 Oportunidad

Afectado el bien con alguna medida cautelar o para la ejecución, el


acreedor privilegiado puede interponer su demanda de tercería de derecho
preferente en cualquier momento hasta antes que se realice el pago al acreedor
(demandante en el proceso en que se traba la medida cautelar o para la ejecución
que da lugar a la tercería). En ese sentido se pronuncia la última parte del
primer párrafo del artículo 534 del Código Procesal Civil.
Según Lino Palacio, «... este tipo de tercería puede interponerse hasta
tanto el embargante no haya percibido el importe del crédito reclamado (...).
Pasada la oportunidad mencionada (...) el tercerista debe hacer valer sus
derechos en el proceso que corresponda...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 317).
Para Eduardo Pallares,«... las tercerías de preferencia pueden promoverse
mientras no se haya hecho el pago respectivo al demandante en el juicio
principal» (PALLARES, 1979: 596-597).
Prieto-Castro y Ferrándiz señala sobre el tema que «tiempo de la
presentación de la demanda de tercería de preferencia, para que tenga utilidad,
es todo el inmediatamente anterior al pago de la deuda al acreedor ejecutante,
pues si se presenta con posterioridad carecería de objeto» (PRIETO-CASTRO
Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 234).
Al respecto, Rodríguez Garcés sostiene que:
«... Una vez efectuado el pago no tiene cabida la tercería de prelación. La
tercería de prelación debe interponerse en cualquier estado del juicio
ejecutivo, pero antes de efectuarse el pago al acreedor ejecutante.
Efectuado el pago queda terminado el procedimiento de apremio, y junto
con él el juicio ejecutivo; el tercero opositor que tiene derecho a ser pagado
742 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

preferentemente sobre esos bienes embargados al deudor por el ejecutante,


si no entabla su acción en época oportuna, pierde su derecho preferente,
mas no su crédito» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo II: 20).

8.2.5.6 Legitimación activa y pasiva

En razón de fundarse esta clase de tercería en el derecho preferente a ser


pagado con la suma que se obtenga en el remate de bienes afectados por alguna
medida cautelar o para la ejecución, y según se desprende de los artículos 100
y 533 del Código Procesal Civil, resulta que sólo tendrá legitimidad activa el
titular del derecho preferencial.
Pallares puntualiza que no podrán interponer tercería de preferencia las
personas que se encuentren en alguna de las siguientes circunstancias:
«I. El acreedor que tenga hipoteca u otro derecho real accesorio en
finca distinta de la embargada (...).
II. El acreedor que sin tener derecho real no haya embargado el bien
sujeto de la ejecución (...).
III. El acreedor a quien el deudor señale bienes bastantes, a solventar
el crédito (...).
IV. El acreedor a quien la ley lo prohíba en otros casos...» (PALLARES,
1979: 596).
En lo que atañe a la legitimación pasiva, cabe señalar que de los artículos
100 y 533 del Código Procesal Civil se infiere que cuentan con legitimidad
pasiva en el proceso de tercería de derecho preferente tanto el demandante
como el demandado del proceso en que se dispuso y trabó la medida cautelar
o para la ejecución que pone en peligro el pago del derecho preferencial del
tercerista.

8.2.5.7 Organo jurisdiccional competente

Resulta competente para conocer del proceso de tercería de derecho


preferente el Juez del proceso en el que se interviene (vale decir, el Juez del
proceso en el que se afectó un bien o bienes mediante medida cautelar o para
la ejecución, lo que funda el pedido de tercería). Así lo establece el artículo 534
-segundo párrafo- del Código Procesal Civil.

8.2.5.8 Improcedencia de la reconvención

Tal como lo ordena el artículo 490 del Código Procesal Civil -que remite,
entre otros, al inciso 5) del art. 486 del C.P.C.-, es improcedente la reconvención
en el proceso abreviado de tercería (de propiedad o de derecho preferente).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 743

8.2.5.9 Prueba

Alsina, en relación a la prueba en el proceso de tercería de derecho


preferente, afirma que:
«... El tercerista debe justificar la existencia del crédito y del privilegio
que invoca (...).
(...) No es indispensable que el crédito esté reconocido, ni que sea líquido
y exigióle...» (ALSINA, 1962, Tomo V: 570-571).
En opinión de Reyes Monterreal, «... el título en que se apoye una tercería
de mejor derecho ha de ser inicialmente revelador de un preferente crédito;
basta la apariencia de privilegio, al interponer la demanda, sin que sea admisible
en Derecho exigir al actor la justificación, a través de aquél, de una prevalencia
ya declarada» (REYES MONTERREAL, 1961: 94).
Rodríguez Garcés, en lo que concierne a la prueba en la tercería de prelación
(tercería de derecho preferente), sostiene que:
«... Incumbe probar la existencia de las obligaciones o su extinción al que
alega ésta o aquéllas. Este principio es aplicable en la tercería de prelación,
respecto del tercerista y de los demandados.
El tercerista deberá probar la existencia del crédito en que funda su acción
y preferencia alegada al ejecutante.
Al ejecutante y al ejecutado les corresponde rendir las pruebas tendientes
a acreditar los hechos en que fundan las excepciones opuestas...»
(RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo II: 32).
Podetti, acerca de la prueba en la tercería de mejor derecho (tercería de
derecho preferente), refiere lo siguiente:
«Conviene advertir, sobre la carga o deber de probar, que, si bien el
tercerista debe probar su crédito y el privilegio que invoca, el ejecutante
o ejecutado que sostengan ser preferente el crédito del ejecutante, deben
probar este aserto.
(...)

(...) La prueba emanada del ejecutado, deudor común en este caso, carece
de eficacia en favor del tercerista. Por ello mismo y porque la preferencia
en el pago (privilegios, derechos reales de garantía), sólo puede
emanar de la ley, carece también de validez el reconocimiento de un
mejor derecho a favor del tercerista o del ejecutante, formulado por el
demandado.
Pero la confesión o reconocimiento del ejecutante, beneficia al tercerista»
(PODETTI, 1949: 214-215).
744 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Lino Palacio señala sobre el tema que «... tratándose de una tercería de
mejor derecho, el tercerista debe acreditar 'prima facie' la titularidad del crédito
que invoca, así como la existencia de un privilegio especial instituido a su favor
o de un embargo obtenido con anterioridad» (PALACIO, 1983, Tomo III: 281).
El mencionado tratadista argentino agrega lo siguiente:
«... Al tercerista incumbe la carga de probar tanto la existencia del crédito
cuanto el privilegio o la prioridad que invoca como fundamento de su
pretensión. En caso de colisión de privilegios, la misma carga pesa sobre
el embargante o el embargado en lo que concierne a la correspondiente
prelación.
(...) Cabe añadir que carece de relevancia el reconocimiento de un mejor
derecho formulado por el embargado, sea a favor del tercerista o del
embargante. No así el reconocimiento del embargante en favor del
tercerista, que puede eventualmente jugar como una presunción favorable
a éste» (PALACIO, 1983, Tomo III: 319-320).
Según se desprende del artículo 535 del Código Procesal Civil, a la
demanda de tercería deberá acompañarse documento público o privado de
fecha cierta que acredite el derecho del tercerista, de lo contrario, se declarará
la inadmisibilidad de aquélla. A falta de dicha prueba documental podrán
ofrecerse otros medios de prueba para demostrar la veracidad de los hechos
invocados por el tercerista, siempre y cuando se proceda a prestar garantía
suficiente que, a criterio del Juez, sirva para responder por los daños y perjuicios
que la tercería pudiera irrogar.

8.2.5.10 Sentencia

En la sentencia dictada en la tercería de prelación (o de derecho preferente)


«... deben resolverse cuestiones del más alto interés jurídico. En efecto, podrá
ser materia que tendrá que precisarse y resolverse en estas sentencias la
existencia del privilegio, la concurrencia de privilegios, la colisión de privilegios,
el alcance del privilegio y otras cuestiones análogas» (RODRIGUEZ GARCES,
1967, Tomo II: 49).
Prieto-Castro y Ferrándiz considera que «... la sentencia estimatoria habrá
de declarar que con el producto de la realización de los bienes se haga pago al
acreedor preferente, sin perjuicio de destinar el excedente al pago al acreedor
del proceso» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 234). El
citado jurista español añade que «... la sentencia determina el orden de preferencia
en que los dos acreedores concurrentes deben percibir el importe de sus
créditos» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 234).
Podetti, en cuanto a la sentencia en la tercería de mejor derecho (tercería
de derecho preferente), opina lo siguiente:
«Cuando no se han acumulado acciones, pidiéndose sólo el reconocimiento
de una preferencia en el pago, la sentencia aparece como de naturaleza
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 745

declarativa, contra ambos demandados. Es pues una sentencia simple,


con un pronunciamiento común frente al demandado-ejecutante y al
demandado ejecutado. Pero si se hubiesen acumulado las acciones por
cobro del crédito y reconocimiento de la preferencia en el pago, tendremos
una sentencia compleja. Respecto al demandado-ejecutante, ambos
pronunciamientos serán sólo declarativos (la del reconocimiento del
crédito contra el deudor común, como antecedente o presupuesto de la
preferencia) y respecto al demandado-ejecutado, la primera será de
condena y la segunda declarativa. Va de suyo, que en todos los supuestos,
la sentencia será también constitutiva, en el sentido de ser siempre una
norma jurídica individualizada y también cuando contenga condena en
costas» (PODETTI, 1949: 216).

8.2.5.11 Efectos

Según Pallares, «... las (tercerías) de preferencia producen el efecto de


suspender el pago de las cantidades obtenidas por el remate de los bienes o
por otro concepto, en el juicio principal, hasta que se decida la tercería.
Entretanto, dichas cantidades deberán depositarse a disposición del juez»
(PALLARES, 1979: 597).
A decir de Podetti:
- «El primer efecto que produce la deducción de una tercería de mejor
derecho 'prima facie' procedente, es la suspensión del pago en el
juicio principal» (PODETTI, 1949: 231).
- «Otro efecto que produce la deducción de una tercería de mejor
derecho, a la cual se le ha dado curso, es la posibilidad, para el
ejecutante, de pedir ampliación de embargo...» (PODETTI, 1949:235).
Máximo Castro, en lo relativo a los efectos de la tercería de mejor derecho
(tercería de derecho preferente), anota que «si (...) lo que se reclama es solamente
un derecho de preferencia en el pago, entonces podrá llegarse hasta la venta
de la cosa embargada, y lo único que se suspenderá hasta la terminación del
juicio de tercería es el pago, pues sólo entonces se sabrá quién tiene mejor
derecho...» (CASTRO, 1931, Tomo Tercero: 129). Máximo Castro pone de relieve
que «... si el precio obtenido en la venta permite pagar al tercerista y al ejecutante,
la tercería habrá dejado de tener su importancia; pero de cualquier modo debe
suspenderse el pago hasta que se resuelva la tercería» (CASTRO, 1931, Tomo
Tercero: 129).
Lino Palacio, al estudiar los efectos de la tercería de mejor derecho (tercería
de derecho preferente), enseña lo siguiente:
«... Esta clase de tercería no obsta a la realización de la subasta judicial
del bien embargado ni a la entrega de éste al acreedor, pues en ella no se
trata de obtener el levantamiento del embargo sino de decidir la preferencia
en el pago requerida por el tercerista (...).
746 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

(...) La suspensión se opera desde que el comprador ha depositado el


precio obtenido en la subasta del bien y termina cuando se encuentra
firme la sentencia dictada en la tercería. Pero la suspensión no se verifica,
y procede en consecuencia efectuar el pago al embargante, si éste otorga
la fianza (para responder a las resultas de la tercería)...» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 318).
Por su parte, Rodríguez Garcés apunta que:
«... No es exacto sostener que la tercería de prelación no suspende el
procedimiento de apremio. Claro que lo suspende: este procedimiento
termina con el pago al acreedor y la tercería suspende el pago mientras
no sea fallada por sentencia ejecutoriada. Lo que no suspende es el remate
de las especies embargadas.
Hasta el momento del remate la tercería de prelación no produce ningún
efecto en el cuaderno de apremio. Una vez realizados los bienes y
consignado el dinero obtenido a la orden del tribunal se suspende la
entrega al ejecutante del producto del remate hasta que recaiga sentencia
firme en la tercería; queda pendiente el pago de ambos créditos hasta
que se decida cuál es el que realmente tiene preferencia» (RODRIGUEZ
GARCES, 1967, Tomo II: 40).
Los efectos de la tercería de derecho preferente se encuentran regulados
en el artículo 537 del Código Procesal Civil, cuyo texto es como sigue:
«Admitida la tercería de derecho preferente, se suspende el pago al
acreedor hasta que se decida en definitiva sobre la preferencia, salvo que
el tercerista otorgue garantía suficiente a criterio del Juez para responder
por el capital, intereses, costas, costos y multas.
El tercerista puede intervenir en las actuaciones relacionadas con el
remate del bien».
Al respecto, debe precisarse lo siguiente:
- La admisión de la demanda de tercería de derecho preferente
suspende el proceso principal que motiva el inicio del proceso de
tercería sólo a partir del momento procesal inmediatamente anterior
al pago al acreedor del primer litigio. Es decir, no suspende el
remate (como sí sucede con la tercería de propiedad) sino el pago
al acreedor con el producto de éste, que quedará retenido.
- La salvedad establecida en el primer párrafo del artículo 537 del
Código Procesal Civil deja entrever un error del legislador, pues la
garantía orientada a la no suspensión del pago no puede constituirla
el tercerista porque éste no puede hacerse pago sino hasta que venza
al acreedor (lo que descarta que el ofrecimiento de garantía le
permita al tercerista obtener el producto del remate), y porque le
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 747

es indiferente al tercerista lograr que se pague al acreedor. Lo


correcto es consignar en dicha parte del precepto legal lo siguiente:
«... se suspende el pago al acreedor hasta que se decida sobre la
preferencia, salvo que el acreedor otorgue garantía...» Es a éste -y
no al tercerista- a quien le interesa que no se suspenda el pago, por
lo que con tal fin presta la garantía respectiva. Por consiguiente, urge
la correspondiente reforma legislativa que corrija tal equivocación.
- El tercerista se encuentra legitimado para intervenir en el proceso
que dio lugar al de tercería, en todo lo que concierna al remate del
bien.
- Declarada fundada la demanda de tercería de derecho preferente,
cesa la suspensión del pago al acreedor, el mismo que le será
entregado al tercerista en lo que resulte suficiente para la satisfacción
de su crédito. (El remanente será suministrado al primero de los
nombrados).
- Rechazada la demanda de tercería de pago, igualmente cesa la
suspensión del pago al acreedor, procediéndose a hacerlo efectivo.

8.2.5.12 Connivencia y malicia en la tercería de derecho preferente

De conformidad con lo dispuesto en el primer párrafo del artículo 538


del Código Procesal Civil, si se demostrase la connivencia entre tercerista y
demandado (quien sufre la medida cautelar):
- Se impondrá a ambos y a sus abogados, solidariamente, una multa
no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades de Referencia
Procesal.
- Se dispondrá que tanto el tercerista como el demandado y sus abogados
indemnicen (solidariamente) los daños y perjuicios causados.
- Se les condenará a aquéllos al pago de las costas y costos.
- Se remitirá al Ministerio Público copia certificada de los actuados
pertinentes para el ejercicio de la acción penal correspondiente.
No podemos dejar de mencionar que, con arreglo a lo previsto en el
último párrafo del artículo 538 del Código Procesal Civil, las mismas sanciones
(aludidas en los acápites precedentes) se le impondrá a quien haya solicitado
y ejecutado maliciosamente una medida cautelar.

8.2.5.13 Jurisprudencia casatoria relacionada con la tercería de derecho


preferente
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la tercería de
derecho preferente, ha establecido lo siguiente:
748 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... Los procesos de tercería de derecho preferente [...] son iniciados


por acreedores [...] que reclaman su derecho a ser pagados
preferentemente respecto de otros acreedores [...], quienes, por
determinadas circunstancias (tiempo o modo), sólo podrán recibir
su pago luego de que se haga efectiva la acreencia de quien reclama
ser titular de un crédito que debe ser atendido preferentemente...»
(Casación Nro. 727-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2006, págs. 17397-17398).
«... El fundamento de toda tercería de derecho preferente es precisamente
la preferencia en el pago con respecto a otros acreedores...» (Casación
Nro. 608-04 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-09-2005, págs. 14778-14779).
«... La tercería de mejor derecho o de derecho preferente de pago
[opera] a efectos de que se le pague [al tercerista] antes que al acreedor,
con el producto de la venta del bien sobre el que ha recaído la medida
cautelar...» (Casación Nro. 3409-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs. 21537-21538).
«...La tercería preferente de pago tiene como propósito suspender
el pago al acreedor hasta que se decida en definitiva sobre la preferencia
de los créditos contrapuestos...» (CasaciónNro. 949-2005 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007, págs. 20079­
20080).
«... Con la demanda de Tercería Preferente de Pago el tercerista
pretensiona se cancele en primer orden su crédito con el precio del
bien afecto con gravamen, por considerar tener prioridad frente a otro
acreedor que también quiere hacerse cobro con él y que efectivamente
lo venía intentando en un proceso judicial...» (Casación Nro. 876­
2001 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05­
11-2001, págs. 7851-7852).
«... La tercería preferente de pago suspende el pago al acreedor
hasta que se decida en definitiva sobre la preferencia de los créditos,
esto quiere decir que el juzgador debe analizar la naturaleza de los
créditos contrapuestos y determinar cuál de ellos tiene preferencia
de pago sobre el otro...» (CasaciónNro. 2806-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23141-23142).
«... El caso de autos trata de una tercería de derecho preferente de
pago, de manera que la oportunidad en que la demanda debe ser
interpuesta es hasta antes que se produzca el pago al acreedor, no
interesando si es que el bien inmueble se encuentra en estado de
remate o no, pues lo que se discute no es la propiedad del bien,
sino la preferencia en el pago. [...] El supuesto de acreditar que el
bien se encuentre en estado de remate resulta pertinente cuando
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 749

estamos ante una tercería de propiedad, mas no así en un supuesto


de tercería de derecho preferente de pago, por lo que la demanda
no resulta siendo prematura, por tanto no se encuentra incursa
en el supuesto de improcedencia que ha sido declarado por el
Colegiado [Superior], [...] Conforme a los argumentos expuestos,
se ha incurrido en infracción del artículo 534 del Código formal
[C.P.C.], habiéndose contravenido de esa manera el derecho a la
tutela jurisdiccional efectiva del que goza el recurrente, al haberse
declarado la improcedencia de su demanda, fundamentándose la
decisión en una aplicación contraria de la ley, por lo que la recurrida
se encuentra en el supuesto de nulidad previsto en el primer párrafo
del artículo 171 del Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 1511­
2001 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31­
10-2002, pág. 9460).
«... No puede considerarse equivocado el análisis de la admisión
de la demanda [sobre tercería preferente de pago] teniendo en
cuenta lo dispuesto en el artículo quinientos treinticuatro de la Ley
Procesal citada [C.P.C.], pues, si se admitiese una demanda de este
tipo sin verificar si el pago ya se realizó o no, ello ocasionaría una
incertidumbre respecto de la posibilidad de dar cumplimiento a lo
normado en el artículo quinientos treintisiete del referido cuerpo
legal. En efecto, si los jueces admitiesen demandas como la que es
materia de autos sin verificar si ya se realizó el pago a favor del
acreedor o no (al respecto, debemos precisar que la norma es clara
al establecer como punto determinante para la oportunidad de este
tipo de demandas el hecho del pago a favor del acreedor y no el
momento en que se cursan los partes para la inscripción de la
adjudicación, como sostienen los recurrentes), podría suceder, en
el caso que el pago ya se haya realizado, que el mandato contenido
en el artículo quinientos treintisiete del Texto Procesal [C.P.C.] devenga
en un imposible jurídico, lo que implicaría un desconocimiento de
lo normado en el artículo III del Título Preliminar del Código
Procesal Civil...» (Casación Nro. 672-06 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, pág. 20273).
«... La sentencia de vista determina la improcedencia de la demanda
[sobre tercería preferente de pago] por cuanto los accionantes no
han acreditado el estado de insolvencia del actor [sic -léase deudor-],
requisito para interponer la demanda...» (Casación Nro. 3614-2000 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04­
2001, pág. 7254).
«... Para que la Tercería de Preferencia de Pago se ampare, resulta
necesario que la suma adeudada sea determinada, como resulta de
la concordancia de los artículos quinientos treintitrés, quinientos
treintisiete, setecientos veintiséis y setecientos cuarentiocho del
750 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Código Adjetivo [C.P.C.]; esto es, se requiere que el crédito sea por
un monto cierto contenido en la demanda, pues de lo contrario no
podría efectivizarse el cobro con el producto de la venta judicial
del bien afectado...» (Casación Nro. 876-2001 / Ayacucho, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7851-7852).
«... El presente proceso [de tercería preferente de pago] es uno destinado
a determinar cuál de los acreedores tiene el derecho preferente a ser
pagado con el producto del remate de los bienes de los deudores
comunes, y no uno destinado a reconocer propiamente derechos
laborales...» (Casación Nro. 3434-2006 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21176-21177).
«... Como bien ha establecido el ad quem, la norma del artículo
veinticuatro de la Constitución Política del Estado importa la
existencia de dos o más créditos que se enfrentan respecto de un
mismo deudor, es decir, existiendo el crédito del trabajador
conjuntamente con otro u otros créditos, es el crédito del trabajador
(o ex-trabajador) el que tiene prioridad frente a los otros créditos...»
(Casación Nro. 824-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-12-2008, págs. 23566-23568).
«... [Según] el artículo veintiséis de la Constitución Política, [...] los
derechos laborales reconocidos por la Carta Magna y por las leyes
a los trabajadores son irrenunciables, siendo que los beneficios
sociales tienen prioridad sobre cualquier otra obligación del
empleador, lo cual está consagrado en el artículo veinticuatro de
la Carta Magna...» (Casación Nro. 3120-2006 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22070-22071).
«... El artículo 24 de la Constitución Política del Estado [...] constituye
un dispositivo de jerarquía superior a cualquier otra norma legal
vigente en nuestro país, pues un derecho de carácter laboral siempre
va a tener preeminencia frente a cualquier otra obligación del
empleador...» (Casación Nro. 4039-2007 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22200-22201).
«... Debido al carácter alimenticio de la remuneración propia del
Derecho Laboral, han sido establecidos mecanismos para asegurar
que el trabajador pueda percibir en forma efectiva su remuneración;
y una de estas formas de protección es el privilegio laboral, figura
mediante la cual el trabajador tiene derecho a cobrar su remuneración
antes que cualquier otra acreencia que tuviera su empleador...»
(Casación Nro. 5061-2007 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23357-23358).
«... Si bien se consideró en la sentencia recurrida [...] que el derecho
de la tercerista, para ser opuesto al derecho del Banco acreedor
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 751

hipotecario, debió ser inscrito con anterioridad, no es menos cierto


[...] que el carácter persecutorio de la hipoteca del Banco tiene una
limitación y ésta se encuentra dada en la garantía constitucional de
la preferencia de los créditos laborales, los cuales tienen prioridad
sobre cualquier otra obligación del empleador, esto es, que la
prelación o privilegio de los créditos laborales prevista en el
segundo párrafo del artículo 24 de nuestra Carta Magna, al no
limitar ni distinguir el tipo o naturaleza de la obligación constituida
por el empleador frente a terceros permite establecer que dicha
obligación puede ser de naturaleza personal o real (verbigracia:
embargo o hipoteca, respectivamente)...» (Casación Nro. 3409-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs.
21537-21538).
«... No hay otros derechos por sobre los de el trabajador, aunque
estén respaldados por derechos reales de garantía los créditos de
los otros acreedores...» (Casación Nro. 2698-01 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8582).
«... De conformidad con el segundo párrafo del artículo 24 de la
Constitución el pago de la remuneración y de los beneficios sociales
del trabajador tiene prioridad sobre cualquier otra obligación del
empleador, como sucede en el caso de autos con el crédito de los
terceristas [preferentes de pago] que proviene del incumplimiento
del pago de sus beneficios sociales teniendo prelación sobre la
garantía hipotecaria...» (Casación Nro. 1613-2002 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003, pág. 10081).
«... Aplicando el principio de prioridad en el pago consagrado
constitucionalmente, se aprecia que tal decisión constitucional
obedece a intereses de protección a los acreedores laborales frente
a los demás acreedores de distinto orden, dentro del marco de una
economía social de mercado. De manera que [...] dicho principio
constitucional debe aplicarse por encima de las preferencias de
derechos que se encuentran previstas en el Libro IX del Código
Civil, referida a los registros públicos...» (Casación Nro. 3235-2002 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09­
2004, págs. 12771-12772).
«... Siendo el artículo veinticuatro de la Constitución un dispositivo
de carácter constitucional y por ende de jerarquía superior a
cualquier otra norma legal vigente en nuestro país, resulta aplicable
al caso de autos, sin interesar si los derechos del [...] demandado
se encuentran registrados, pues un derecho de carácter laboral
siempre va a tener preeminencia frente a cualquier otro...» (Casación
Nro. 2698-01 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-04-2002, pág. 8582).
752 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... El artículo 24 de la Constitución Política establece, en su segundo


párrafo, que 'El pago de la remuneración y de los beneficios sociales
del trabajador tiene prioridad sobre cualquiera otra obligación del
empleador'. Es decir, que dicha norma constitucional no establece
ningún requisito o condición previa para que los trabajadores sean
pagados de manera preferente a otros acreedores...» (Casación Nro.
2335-2003 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-03-2005, pág. 13751).
«... Los créditos laborales tienen preferencia, porque así lo establece
la Constitución y la ley; pero esas preferencias se refieren a créditos
laborales ciertos, cuya existencia),] legitimidad y cuantía han sido
debidamente acreditados, lo que requiere que el juzgador compruebe
la existencia de todos los elementos que configuran la existencia de
una relación laboral previa: como son libros y registros de planillas
de remuneraciones, boletas de pago, pagos de aportaciones a la
seguridad social, y desde luego la existencia del centro laboral. De
otro modo se estaría creando la posibilidad de simulaciones de
créditos en fraude de derechos legítimamente constituidos. [...] En
consecuencia, para que la tercería de derecho preferente de pago
se ampare resulta necesario que la suma adeudada sea determinada,
esto es, que sea un monto cierto contenido en la demanda, por lo
que se requiere que la cantidad adeudada haya sido establecida en
un proceso judicial previo, no pudiendo discutirse el monto de la
deuda en un proceso como el presente [sobre tercería preferente
de pago]...» (Casación Nro. 2819-2005 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-10-2006, pág. 17191).
«... [No se establece] como exigencia que el trabajador con acreencias
laborales reconocidas por el órgano jurisdiccional respectivo [...]
deba acreditar su existencia nuevamente al formular la demanda
de tercería de derecho preferente de pago. El artículo quinientos
treinticinco del Código Procesal Civil únicamente dispone que el
demandante pruebe su derecho con documento público o con
documento privado de fecha cierta, y en el caso de autos el derecho
del actor se encuentra acreditado con documento público consistente
en la sentencia [...] dictada por el [...] Juzgado Laboral [...]; y si bien
es cierto que el Banco [...] no participó en el proceso de pago de
beneficios sociales, por no tener interés alguno en el mismo, ello
no quiere decir que los efectos vinculantes de la sentencia expedida
en dicho proceso no sean aplicables a los presentes actuados [sobre
tercería de derecho preferente de pago], en los que se pretende el
pago preferente de una acreencia laboral, sin que importe desconocer
el derecho real de garantía que detenta el banco sobre el bien
afectado...» (Casación Nro. 160-07 / Santa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22177-22178).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 753

«... El acuerdo conciliatorio [judicial], al igual que los efectos de


una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, solo alcanza a
las partes en el proceso, y a quienes de ellas deriven su derecho,
como establece el artículo 123 del Código Procesal Civil, pero en
este proceso [sobre tercería preferente de pago], en que se pretende
hacer valer sus efectos frente a un tercero, requiriendo preferencia
frente a un crédito hipotecario, constituye una prueba [...] destinada
a acreditar la existencia y legitimidad del crédito laboral, [...] por
lo que debe ser materia de evaluación por el juzgador, utilizando
su apreciación razonada conforme al artículo 197 del mismo cuerpo
legal, para determinar la legitimidad del crédito laboral...» (Casación
Nro. 1733-2005 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-08-2006, págs. 16837-16838).
«... Resulta incuestionable que el crédito laboral del tercerista [de
derecho preferente de pago] deriva de una conciliación aprobada
por el Juez laboral que tiene la calidad de cosa juzgada y en modo
alguno puede ser desconocida por el propio Organo Jurisdiccional,
no habiendo regulado la ley que en el proceso de Tercería de
Derecho Preferente de Pago [...] pueda ventilarse también la
constitucionalidad o legalidad, por presunta violación del derecho
al debido proceso, de una resolución que ha adquirido la calidad
de cosa juzgada; estando reservado [sic] dicha revisión para el
proceso de Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta contemplado en
el artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil...» (Casación
Nro. 1950-2005 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2006, págs. 17906-17908).
«... La validez de la hipoteca incide directamente en la cuestión
materia de litis [tercería preferente de pago], con la finalidad de
determinar la prelación de los créditos, por lo que el artículo 1099
del Código sustantivo [C.C., sobre requisitos de validez de la hipoteca]
resulta pertinente para la resolución de la controversia...» (Casación
Nro. 149-2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-12-2003, págs. 11196-11197).
«... La hipoteca en que se sustenta la demanda de tercería [preferente]
de pago [...] no puede surtir sus efectos respecto de terceros y por
tanto las normas cuya aplicación se reclaman que están referidas a
la hipoteca, formalidad y validez de la misma, así como a los
principios regístrales de publicidad, legitimación, buena fe pública
registral y prioridad de rango, no guardan nexo de causalidad con
los hechos establecidos en el presente proceso, ya que dicha hipoteca
no ha sido constituida en la forma prevista por la ley y no puede
dar origen [a] la preferencia de pago invocada [en el proceso de
tercería preferente de pago]...» (Casación Nro. 1892-2004 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006, pág. 16112).
754 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

«... En el caso, la hipoteca con la que recurre el demandante se


constituyó para garantizar obligaciones futuras, razón por la
que se requiere necesariamente que la cantidad adeudada haya
sido determinada en un proceso judicial previo, no bastando la
liquidación acompañada por la impugnante por no tratarse la
presente causa de un Proceso de Ejecución de Garantías y porque
lo contrario daría lugar a eventuales confabulaciones en perjuicio
de terceros; [...] el proceso en cuestión es uno de Preferencia de
Pago y es justamente ello lo que debe discutirse y no el monto de
la deuda, el que debe presentarse cierto a la interposición de la
demanda...» (Casación Nro. 876-2001 / Ayacucho, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7851-7852).
«... Habiéndose acreditado que el contrato de anticresis presentado
por los demandantes es de fecha anterior al del impugnante
[demandado], tienen preferencia en la acreencia del crédito...»
(Casación Nro. 2330-02 / San Román, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-12-2002, pág. 9652).
«... En el presente caso se ha dado una concurrencia de medidas
regístrales a nivel registral por lo que es preciso señalar que la
prioridad o preferencia a que se refiere el artículo dos mil dieciséis
del Código Civil, es un efecto derivado de la presentación en el
Registro de la Propiedad Inmueble de diversos títulos relativos a
un mismo inmueble; si bien [...] los derechos inscritos no se excluyen,
pero sí se jerarquizan en función a la antigüedad de la inscripción.
En virtud a ello y a lo señalado por el artículo dos mil dieciséis del
Código Civil, se tiene que la medida cautelar de embargo en forma
de inscripción del recurrente [...] tiene una prioridad de rango sobre
la medida cautelar inscrita por la demandante por la antigüedad
de su inscripción que es el significado de la prioridad en el tiempo
a que se refiere la norma sustantiva antes citada [...]; por lo que [...]
cuando se realice la ejecución forzada sobre el bien inmueble debe
de pagarse primero el crédito del recurrente y luego a los que le siguen
en inscripción...» (Casación Nro. 1090-03 / Huancayo, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-08-2004, págs. 12496-12497).
«... El recurso de casación se aparta del requisito de claridad por
cuanto ratifica la argumentación contenida en la demanda, según
la cual el derecho preferente de pago respecto del precio del
inmueble afectado judicialmente, se funda en la existencia de una
medida cautelar previa emitida a su favor, sin embargo las medidas
cautelares no generan derechos sustantivos, por lo que el sustento
es inconexo para invocar un derecho preferente de pago en los
términos del artículo quinientos treintitrés del Código Procesal
Civil; [...] el artículo seiscientos treintinueve del Código Procesal
Civil no genera derechos preferentes de orden material, sino que
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 755

se limita a señalar con claridad que cuando dos o más medidas


cautelares afectan un bien, estas aseguran la pretensión por la que
han sido concedidas, atendiendo a la prelación surgida en la fecha
de su ejecución...» (Casación Nro. 806-2003 / Chincha, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-11-2004, pág. 12897).
- «... Si bien es cierto que esta Corte tiene establecido que no cabe el
Recurso de Casación contra las resoluciones que expedidas en
revisión resuelven las solicitudes relativas a medidas cautelares, se
ha pronunciado por la procedencia del presente recurso en atención
a que la materia controvertida importa una pretensión de tercería
preferente de pago tramitada con infracción a las normas procesales...»
(Casación Nro. 1035-96 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 25-04-1998, págs. 764-765).

9. INTERVENCION PROVOCADA, COACTIVA U OBLIGADA DE


TERCEROS

9.1 Concepto

Rocco define a la intervención coactiva de terceros (llamada también


intervención provocada o forzada u obligada o necesaria) como «... aquella
intervención que se produce, no por espontánea voluntad del sujeto, sino
porque surge una situación en que la voluntad del sujeto se ve constreñida a
participar en el juicio pendiente» (ROCCO, 1976, Volumen II: 131-132).
Para Monroy Cabra, la intervención forzada de terceros «es la que se
presenta cuando el tercero debe comparecer al proceso por virtud de la ley o
por voluntad de la otra parte, so pena de quedar vinculado al proceso aun si
no comparece...» (MONROY CABRA, 1979: 227).
Stiglitz afirma que la intervención de terceros «será provocada, forzada
o coactiva cuando se halle motivada en una citación judicial dispuesta de oficio
o a petición de alguna de las partes originarias» (STIGLITZ, 1970:143-144).
Gimeno Sendra refiere que «en la intervención provocada, el tercero
interviene como consecuencia de una denuncia de la existencia del proceso
efectuada por alguna de las partes. Puede ser, pues, provocada a instancia del
demandante (...) o del demandado...» (GIMENOSENDRA, 2007, Tomo 1:166).
Eduardo Vallejo dice de la intervención de terceros obligada que «es lo
que la doctrina denomina 'llamada a causa'. Comprende aquellas hipótesis en
las cuales la parte vencida tiene una acción regresiva contra el tercero, o cuando
medie conexidad entre la relación controvertida en el proceso y otra existente
entre el tercero y alguna de las partes originarias» (VALLEJO, 1970: 50).
En palabras de Kenny, «la intervención obligada de terceros queda
configurada cuando a pedido de cualquiera de las partes originarias, el órgano
jurisdiccional dispone la citación de un tercero, respecto de quien se considera
756 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

que la controversia es común, a fin de que participe en el proceso pendiente y


que la sentencia que se llegue a dictar pueda serle eventualmente opuesta»
(KENNY, 1983:13).
Sobre el particular, Lino Palacio asevera que:
«... En términos generales, la intervención coactiva u obligada se verifica
cuando, sea a petición de cualquiera de las partes originarias, o de oficio,
se dispone la citación de un tercero para que participe en el proceso
pendiente y la sentencia a dictar en él pueda serle eventualmente opuesta.
( ...)

(...) Pese a la denominación acordada a este tipo de intervención, la


comparecencia del tercero no implica un deber sino una simple facultad
jurídica cuya falta de ejercicio, sin embargo, también lo expone al riesgo
de ser alcanzado por los efectos de la sentencia que se dicte en el proceso
al que fue citado» (PALACIO, 1983, Tomo III: 246-247).
Alsina asegura que la intervención obligada de terceros «tiene lugar
cuando el juez, a pedido de una de las partes o de oficio, ordena la citación de
un tercero, a fin de que la sentencia que vaya a dictarse produzca para él efecto
de cosa juzgada. En principio, procede en los casos en que está permitida la
acumulación impropia pasiva de acciones (...) como forma inicial del proceso.
(...) la doctrina y la jurisprudencia la han admitido, fundadas en el principio
de conexidad, que permite concentrar en un solo proceso las cuestiones que
afecten varias personas...» (ALSINA, 1956, Tomo I: 592).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, acerca de la intervención
provocada de terceros, apuntan que:
«... Se habla de intervención provocada cuando una persona, hasta
entonces ajena al litigio, entra a formar parte de él como consecuencia de
la 'llamada' que le dirige alguna de las partes procesales. La llamada al
tercero (que es, en definitiva, la simple comunicación de la existencia del
proceso) se denomina litis denuntiatio.
(...) La intervención provocada no es nunca una intervención 'forzosa'.
El 'provocado' no tiene la obligación o deber de comparecer, sino la carga
de hacerlo, en la medida en que de su incomparecencia podrían parársele
perjuicios. La llamada al tercero, que puede hacerla tanto el actor como
el demandado, suele realizarse bien para que el tercero auxilie a quien
es parte demandada, bien simplemente para crear el supuesto de hecho
del que dependen otros derechos (de garantía, saneamiento, etc.)» (DE
LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 482-483).
De la Plaza, en cuanto a la intervención coactiva de terceros, enseña lo
siguiente:
«... A diferencia de la intervención facultativa, la coactiva tiende a atraer
al tercero al pleito promovido. No es sólo el interés peculiar de la parte
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 757

el que preside esta forma de intervención; es, en cierto modo, un interés


público el que impone, por economía procesal, que de una vez, queden
zanjados entre las partes todos los problemas que derivan de una misma
relación.
Todas las formas en que cristaliza acusan estas notas características: sólo
la parte interesada en la concurrencia del tercero está facultada para
reclamar su intervención; el llamamiento se asemeja a la citación; el citado
en la litis es libre para adoptar la posición que crea conviene mejor a su
derecho, pero en razón a la índole de la relación jurídico-material que
determina el llamamiento, habrá de estar a sus consecuencias» (DE LA
PLAZA, 1951, Volumen I: 301-302).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto señalan al respecto lo siguiente:
«La intervención provocada o forzada es la situación jurídica procesal
que corresponde al tercero para intervenir en el proceso pendiente,
conectada esa posibilidad de intervención, al llamado que le formule una
de las partes o el juez.
El interviniente a instancia de parte es citado porque la parte o el juez
consideran que el debate de alguna manera le es común, que tiene un
título común en la causa, aun cuando esa comunidad se dé in eventum:
que eventualmente se le puedan oponer los efectos de la sentencia que
se profiera. Lo que justifica la citación no es el solo interés de quien llama
sino la comunidad de la relación sustancial que se extiende al tercero, la
cual puede ocurrir con referencia a la misma relación sustancial que se
viene controvirtiendo o con referencia a otra relación sustancial que tenga
conexidad propia o impropia con la debatida, bien porque se acumule
la otra relación conexa, o porque simplemente en razón de la conexidad
se autorice la intervención del tercero» (QUINTERO; y PRIETO, 1995,
Tomo II: 107).
Aldo Bacre anota sobre el tema que «el concepto de intervención obligada
de terceros es equívoco. En realidad, el tercero intervendrá en el proceso si lo
desea, y su falta de respuesta a la citación no permite declararlo rebelde, ya
que ella se efectúa al solo fin de anoticiarlo de la existencia del juicio, por los
efectos que pudiera tener la sentencia en un futuro proceso contra él. Se trata
más bien, de una carga procesal para el citante (alguna de las partes), toda vez
que considere que con alguna persona en principio ajena al pleito existe
comunidad de controversia. (...) no existe obligación de comparecer, por lo que
una más correcta expresión sería (...) intervención coactiva» (BACRE, 1996, Tomo
II: 184).
Arazi, por su lado, prefiere la denominación de intervención provocada a
la de intervención obligada «... ya que el tercero no tiene 'obligación' de intervenir
cuando es citado a pedido de parte o de oficio por el Juez; lo hará si quiere y
piensa que lo que se debate en el proceso puede afectarlo» (ARAZI, 1998: 328).
758 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

El indicado jurista precisa que «... en estos casos la incorporación a un proceso


pendiente no se hace espontáneamente sino respondiendo a una citación
judicial ordenada de oficio, en el caso del litisconsorcio necesario (...), o a pedido
de alguna de las partes» (ARAZI, 1998: 328).

9.2 Clases

Según Alsina, son casos (o clases) especiales de intervención obligada (o


provocada o coactiva): «... I o) la litis denuntiatio, cuando la parte, en caso de ser
vencida, podría tener una acción contra el tercero (como en la evicción...); 2o)
la laudatio o nominatio auctoris, cuando el poseedor demandado denuncia el
nombre de aquel por quien posee (...); 3o) el llamamiento del tercero pretendiente,
cuando el demandado por la entrega de una cosa o el pago de una deuda llama
al tercero que también pretende ser propietario o acreedor (...); 4o) la llamada
en garantía, cuando el llamante se encuentra en el pleito por una obligación del
llamado (como el fiador respecto del deudor)...» (ALSINA, 1956, Tomo 1:592-593).
En opinión de Lino Palacio:
«... Corresponde diferenciar tres tipos básicos de intervención coactiva,
todos los cuales son susceptibles de ser encuadrados (...) bajo la designación
genérica de 'denuncia de la litis' (lítisdenuntiatio).
Tales tipos son: I o) La citación del sujeto pasivo de una eventual pretensión
regresiva o del colegitimado. Dentro de la primera hipótesis cabe a su
vez distinguir los casos comunes de pretensiones regresivas, de la llamada
'citación de evicción o saneamiento' (...); 2o) La citación del legitimado
para intervenir (nominatio auctoris); 3o) La citación del tercero pretendiente»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 247-248).
A criterio de Rocco:
«La intervención coactiva puede ocurrir de dos modos, a saber: previa
instancia o requerimiento de una parte, dirigida al juez, con la cual llama
al proceso a un sujeto que ha permanecido extraño a la litis; o bien, por
espontánea iniciativa del juez, quien, reconociendo la causa común a otro
sujeto que no está originariamente en litis, ordena su comparecencia en
juicio.
La primera forma de intervención se denomina intervención coactiva a
instancia de parte, mientras que la segunda forma se llama intervención
coactiva iussu iudicis (integración del juez)» (ROCCO, 1976, Volumen II: 132).
El mencionado jurista italiano precisa que son casos de intervención
coactiva a instancia de parte:
«1°) la litis denuntiatio en materia de evicción;
2o) la nominatio auctoris (...);
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 759

3o) el llamamiento en causa del tercero pretendiente (...);


4°) el llamamiento en garantía...» (ROCCO, 1976, Volumen II: 132).
En cuanto al objeto de estudio en este punto, Devis Echandía nos informa
lo siguiente:
«Cuatro son las clases de intervención forzosa que la doctrina contempla:
I a) el llamamiento en garantía, en sentido general, que comprende las
obligaciones personales cuando la parte vencida tendría acción revérsica
contra el llamado; 2a) la denuncia del pleito, que se refiere especialmente
al saneamiento de derechos reales y que en el fondo es un llamamiento en
garantía, por lo cual en los códigos que no distinguen estos dos conceptos
(...) pueden refundirse las dos nociones (...); 3a) la laudatio o nominatio autoris,
cuando el tenedor demandado denuncia el nombre de la persona por quien
posee y que debe responder de la demanda; 4a) el llamamiento del tercero
pretendiente, que alega el verdadero titular del derecho discutido, con
exclusión de las dos partes...» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 410).

9.2.1 Intervención de terceros a instancia de parte

Rocco, en lo que atañe a la intervención de terceros a instancia de parte,


predica lo siguiente:
«... Condición de la intervención coactiva (a instancia de parte) es que la
causa sea común a aquel que llama en juicio y a aquel que es llamado a
juicio (...). Este requisito no consiste en un mero interés del que llama y
que es llamado, sino sobre todo en que la relación sustancial que se discute
entre actor y demandado sea común al tercero, o por lo menos, sea conexa
por identidad de título o de sujeto, o del uno y del otro, con otra relación
en que el sujeto extraño se encuentre con el actor o con el demandado.
En el primer caso, el que era extraño al juicio hubiera podido o debido
asumir la posición de un litisconsorte necesario (...); en el segundo caso,
el tercero extraño hubiera podido asumir la posición de litisconsorte
simple, ya que habría podido ser actor o demandado en un juicio
separado» (ROCCO, 1976, Volumen II: 132).
Micheli anota sobre el tema lo siguiente:
«... Para que la parte pueda llamar en causa a un tercero es necesario que
la misma considere común la causa y, por consiguiente, que aquel sujeto
que ha permanecido extraño al proceso, sea titular de una situación
jurídica conexa con aquella que es objeto del juicio, hasta el punto de
tener comunes con esta última el petitum y la causa petendi (...). Quedan,
por consiguiente, excluidos aquellos casos en los que el tercero estaría
legitimado para intervenir por adhesión y también aquellos (...) en los
que no hay identidad de los dos elementos objetivos a que se ha hecho
referencia (...).
760 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Mediante tal intervención, se pone en práctica una provocatio ad agendum


a través de la cual el tercero es traído al proceso (...) en el cual puede no
tener interés en participar. Pero con el llamamiento en causa, el interviniente
coaccionado se convierte en parte aun cuando contra él no se hayan
formulado demandas y él, a su vez, no formule demandas respecto de
las partes en causa; con la consecuencia de que él no puede ser oído como
testigo, mientras que le puede ser deferido el interrogatorio, como a las
partes originarias. Con el llamamiento en causa no se verifica, sin
embargo, un litisconsorcio necesario, aunque sea sucesivo, de manera
que si la llamada del tercero no es válida, el proceso puede igualmente
continuar entre las partes originarias, a diferencia de lo que ocurre en el
caso del litisconsorcio inicial necesario ope legis (...) y en el sucesivo, ope
judiéis...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 234-235).

9.2.2 Intervención de terceros por orden del Juez

Según Satta, «... la intervención ordenada por el juez no se dispone en


interés de la parte principal, sino del llamado. La orden del juez, en efecto, se
dirige a la parte y no al tercero, y su inobservancia determina la cancelación
de la causa del registro (...). Se sigue de ello que la intervención jussu judiéis corre,
a diferencia de la intervención coactiva, por el mismo plano de la intervención
adhesiva: y como ésta, postula que el tercero sería perjudicado por la sentencia
pronunciada entre las partes, si no interviniese. Es precisamente en relación a
esta consecuencia que se puede manifestar la oportunidad de la presencia en
causa del tercero (...). El tercero, naturalmente, tiene libertad de intervenir: si
interviene adquiere la calidad de parte...» (SATTA, 1971, Volumen 1:157).
Al respecto, Liebman anota lo siguiente:
«... La ley ha querido dar al juez el poder de solicitar la llamada en causa
del tercero en los mismos casos en que podía ser provocada por una de
las partes por su espontánea voluntad (...). La orden de intervención es,
por consiguiente, en sustancia una invitación a las partes a llamar al
tercero con la implícita advertencia de que el juez no está dispuesto a
decidir la causa mientras el tercero no haya sido llamado (...). Las razones
de oportunidad, que pueden inducir al juez a ordenar la intervención
son las acostumbradas: interés del tercero a tutelar sus razones,
indirectamente envueltas en el proceso, economía de los juicios, unidad
y uniformidad de decisiones sobre relaciones conexas. En virtud de la
orden de intervención el tercero se convierte en litisconsorte necesario.
(...) La llamada del tercero significa solamente extensión al tercero de la
eficacia de la sentencia que se pronuncie entre las partes originarias, a través
de una implícita demanda de declaración de certeza en relación a él de
los puntos perjudiciales eventualmente relevantes para su situación (...).
Se comprende que permanece abierta la posibilidad de ulteriores demandas
de las partes o del tercero» (LIEBMAN, 1980: 86-87).
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 761

Micheli, acerca de la intervención de terceros por orden del Juez, predica


lo siguiente:
«... 'El juez, cuando considere oportuno que el proceso se desarrolle frente
a un tercero al cual es común la causa, ordena su intervención'. Presupuesto
de tal intervención jussu judiéis es siempre la comunidad de causa,
entendida como identidad de elementos objetivos, individualizantes de
la acción (...), pero la misma no crea sin embargo en el juez el deber de
llamar en causa al tercero, sino el poder de hacerlo, si lo considera oportuno.
Ahora bien, aun cuando no sea fácil establecer en abstracto las hipótesis
en que tal oportunidad puede ser contemplada por el juez, es de observar
que mediante la intervención en examen, el juez crea un verdadero y
propio litisconsorcio necesario en hipótesis en las cuales el mismo no está
previsto por la ley; de ello se sigue que si ninguna de las partes provee
a llamar en causa al tercero, indicado por el juez, mediante citación, el
proceso no puede proseguir y la causa es cancelada del registro (...). Con
tal llamamiento en causa jussu judiéis que (...) no puede servir para una
finalidad meramente instructoria (ya que para tal finalidad es suficiente
llamar al tercero como testigo), el juez puede hacer necesaria la
participación en el proceso de sujetos que tienen una legitimación igual
a la de las partes originarias, respecto del objeto de la controversia y que
las partes mismas no han creído deber llamar en juicio; de este modo, el
juez tiende a evitar un conflicto práctico de fallos (...), ya que el tercero
podría ser parte en otro juicio con una de las partes en el proceso actual,
y obtener un pronunciamiento diverso respecto del alcanzado en este
último (...).
También el interviniente coaccionado jussu judiéis debe ser considerado
como parte en el proceso por efecto del solo llamamiento, aun cuando
después las partes originarias no formulen respecto de él ninguna
instancia, ya que su posición sustancial le hace que quede sujeto sin más
a la eficacia de la cosa juzgada de la sentencia que se emitirá en aquel
proceso. Es este, pues, un caso en que un sujeto queda envuelto (por decir
así) en un proceso civil, no obstante su voluntad en sentido contrario. Se
trata, por consiguiente, de hipótesis totalmente excepcionales respecto
de los principios generales (...); excepción me parece, sólo en parte
justificada por la exigencia de evitar conflictos prácticos entre fallos y en
la estrecha conexión entre el objeto de la controversia, llevada ante el
juez, y la posición jurídica del tercero llamado en causa por orden de
dicho juez» (MICHELI, 1970, Volumen I: 236-237).
Rocco opina sobre el tema que «... el juez, cuando conceptúa que el proceso
es común a un sujeto, que no está en litis, puede ordenar su comparecencia.
Algunas veces la comparecencia del sujeto que no está en litis es absolutamente
necesaria, pues (...), dada la naturaleza de la relación jurídica que se discute, el
juez no podría juzgar útilmente acerca de ella sin la presencia de todos los
sujetos de dicha relación. Otras veces, en cambio, no se trata de una absoluta
762 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

necesidad, sino de una oportunidad, que el juez aprecia según criterios


estrictamente discrecionales, cuando conceptúe convenientemente, para los
fines de la justicia, que se presente determinado sujeto» (ROCCO, 1976,
Volumen II: 133). El citado jurista italiano destaca que son presupuestos o
condiciones de la intervención coactiva de terceros por orden del Juez los que
indica a continuación:
« Io) La valoración, según criterios discrecionales, por parte del juez
acerca de la oportunidad de la intervención de un sujeto extraño a
la litis, o en los casos de litisconsorcio necesario, la necesidad de la
presencia del sujeto extraño, en el proceso.
2o) La comunidad de la controversia en relación con el tercero extraño,
que es aquella misma condición (...) que debe existir en la intervención
por instancia de parte» (ROCCO, 1976, Volumen II: 134).
Rocco concluye diciendo que «los efectos de la intervención por orden
del juez se verifican en cuanto el que es llamado a intervenir asume la calidad
de parte en el juicio, y por tanto puede desplegar todas las facultades y poderes
inherentes a la cualidad de parte» (ROCCO, 1976, Volumen II: 134).

9.2.3 Litisdenunciación

«... No siempre el llamamiento en causa (...) implica la proposición de


una demanda contra el tercero que dé lugar a la acumulación (subsiguiente)
de una nueva causa conexa con la originaria; a veces el llamamiento en causa
tiene solamente la finalidad de informar legalmente a un tercero de la pendencia
de una causa (denuncia de litis, litisdenuntiatio...), al doble objeto de ponerlo
en condiciones de participar en ella como litisconsorte juntamente (y no en
contraste) con el llamante, asumiendo frente al adversario la misma posición
(de actor o de demandado) que tenga el llamante; y de todos modos aunque
no participe en ella, de extender también a él la autoridad de la cosa juzgada
que se forme sobre los elementos comunes de la relación, de modo que no
pueda ya desconocer en el futuro los efectos de dicha declaración de certeza...»
(CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 343).
Para Goldschmidt,«... la litisdenunciación 'litis denuntiatio' es el aviso dado
por una parte a un tercero de la pendencia de un proceso, dejando al arbitrio
del mismo el acudir en auxilio del denunciante en calidad de interviniente
adhesivo (...), el entrar en la causa como interviniente principal (...), o el aceptar
el proceso en calidad de demandado...» (GOLDSCHMIDT, 1936: 450).
Según Schonke:
«... Litisdenunciación es la comunicación formal de la pendencia de una
causa dirigida por una de la partes de la misma a un tercero (...).
Su objeto es hacer posible al tercero su participación en el proceso. El
litisdenunciante puede tender por medio de la litisdenunciación a dar
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 763

ocasión al tercero (litisdenunciado) para una de estas tres cosas: hacerle


entrar como interviniente adhesivo, como interviniente principal, o
asumir la causa como demandado...» (SCHÓNKE, 1950:105).
En opinión de Liebman, «... la llamada en causa del tercero es (...) ante
todo un medio para llevar al conocimiento del tercero la existencia del proceso
(litisdenuntiatio) y permitirle intervenir, medio que en estos casos se hace posible
por la coincidencia del interés del tercero con el interés de la parte que lo llama.
Pero, naturalmente, nadie puede ser constreñido a proponer demandas contra
su voluntad. Por eso la llamada en causa, en sí y por sí, coloca al tercero en la
situación de asistir al proceso permaneciendo al margen del mismo; todo lo
que se puede admitir es que la llamada implique la proposición de una demanda
de declaración de certeza respecto del tercero, la cual extienda también a él los
efectos de la sentencia que haya de pronunciarse sobre la causa originaria entre
las partes principales, de modo que valga también para él la declaración de
certeza de los puntos de hecho y de derecho que son comunes también a su
relación o que constituye una prejudicial de éste. En tal modo, el tercero se
convierte, a estos efectos limitados, en parte. Lo que no excluye que una de las
partes (el que llama a su adversario) pueda proponer también otra demanda
contra el intervenido y que éste la pueda proponer contra una o ambas partes.
Por ejemplo, en el caso de la garantía, la parte, además de llamar en causa al
garante, puede proponer en el mismo proceso en vía eventual (esto es, para el
caso de resultar vencido en la demanda principal) la demanda de regreso contra
él (llamada en garantía)» (LIEBMAN, 1980: 85-86).

9.2.3.1 Denuncia civil o citación del colegitimado pasivo

En relación al tema, Rodríguez Garcés apunta que:


«... El demandado puede pedir la citación de otras personas en contra de
quienes procede también la acción ejercitada en contra de él.
Si se demanda a uno solo de los deudores de la obligación solidaria o de
obligación indivisible la acción entablada procede también en contra de
los demás deudores que no han sido demandados. En tales casos el
demandado puede solicitar, dentro del término de emplazamiento, que
se les cite al juicio.
El objeto de la citación es que afecten también a ellos los resultados de!
pleito.
Si la persona citada no comparece al juicio le afectan sus resultados tal
como si hubiere litigado en él. Se encuentra en la misma situación que el
demandado rebelde» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 69-70).
Al respecto, Aldo Bacre considera lo siguiente:
«En cuanto a la citación del colegitimado pasivo o codemandado, no es
procedente que la efectúe el actor, ya que estaríamos frente a un caso de
764 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

ampliación de demanda, con las limitaciones temporales que ella tiene (...),
siendo correcto que plantee su demanda desde el inicio de la acción contra
quienes corresponda.
Distinta es la situación del demandado quien tiene mayores posibilidades
para citar o denunciar la litis a otro posible codemandado, en tanto cuente
con la anuencia del actor, ya que debe respetarse la libertad de elección
de éste respecto de la persona que se demanda, salvo el supuesto de
litisconsorcio necesario. Si el actor se niega a la formación de un
litisconsorcio pasivo, triunfa el principio de libertad de demanda de éste
frente al ingreso irrestricto del colegitimado al proceso. Sólo podrá participar
en el carácter de adherente simple...» (BACRE, 1996, Tomo II: 199).
El Código Procesal Civil, en su artículo 102, regula lo concerniente a la
denuncia civil, estableciendo que el demandado que considere que otra persona,
además de él o en su lugar, tiene alguna obligación o responsabilidad en el
derecho discutido, debe denunciarlo indicando su nombre y domicilio, a fin
de que se le notifique del inicio del proceso.
Se puede apreciar que, conforme a nuestro ordenamiento jurídico
procesal, la denuncia civil se configura cuando la persona contra la cual es
dirigida la demanda hace notar al juzgador (generalmente en el escrito en que
formula excepciones o contesta la demanda) que carece de legitimidad para
obrar (vale decir, que no integra la relación jurídica material objeto de debate
judicial) y que es otra persona (respecto de la cual deberá señalar su nombre
y domicilio para que sea emplazada), en vez de ella, a quien debe atribuírsele
la condición de parte demandada. La referida institución jurídica también se
configura en el supuesto de existir otro colegitimado pasivo, en cuyo caso el
demandado se lo hace saber al magistrado (generalmente en el escrito de
contestación de demanda), identificando a aquél y señalando su dirección
domiciliaria a efecto de su debido emplazamiento.
El artículo 103 del Código Procesal Civil norma el trámite y efectos de la
denuncia civil, desprendiéndose de dicho precepto legal lo siguiente:
- Si el órgano jurisdiccional considera procedente la denuncia civil
formulada por la persona contra la cual se ha dirigido la demanda,
dispondrá el emplazamiento al sujeto denunciado (concediéndole
un plazo no mayor de diez días para que intervenga en el proceso),
el mismo que debe producirse con las mismas formalidades
previstas para la notificación de la demanda.
- La admisión de la denuncia civil formulada por la persona contra
la cual se ha dirigido la demanda trae como consecuencia la
suspensión del proceso hasta que se produzca el emplazamiento
al denunciado civil.
- El denunciado civil tendrá la calidad de litisconsorte del demandado
denunciante e iguales facultades procesales que este último.
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 765

- La sentencia que se expida en el proceso en que tuvo lugar la


denuncia civil, además de la cuestión litigiosa existente entre la
parte demandante y demandada, resolverá lo concerniente a la
relación sustancial que hubiere entre el demandado denunciante
y el denunciado civil.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la denuncia
civil o citación del colegitimado pasivo, ha establecido lo siguiente:
- «... La intervención del denunciado civil es un típico caso de
intervención obligada, dicha intervención es considerada como una
especie de llamamiento a terceros a pleito. Es el mecanismo procesal
mediante el cual una parte integra a un tercero al proceso, respecto
de quien tiene determinados intereses -presentes o futuros- respecto
de la misma relación sustantiva o de otra conectada jurídicamente
a esta última con la que se discute en el proceso...» (Casación Nro.
1932-2003 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-08-2004, pág. 12520).
- «... El numeral ciento dos del Código Procesal Civil [...] faculta al
demandado a denunciar en el proceso a la persona que además de
él o en su lugar, tiene alguna obligación o responsabilidad en el
derecho discutido, indicando su nombre y domicilio a fin que se le
notifique del inicio del proceso; [...] en tal virtud, a través de éste
pedido [sic -léase este pedido-] se permite incorporar al proceso a
un tercero que no habiendo sido demandado, asuma las obligaciones
o responsabilidades que surjan del derecho discutido, de tal manera
que sean emplazados con la demanda y entablen una relación
procesal con el demandante, no así con el denunciante que puede
conservar su condición de codemandado o ser excluido del
proceso...» (Casación Nro. 5254-2006 / Lima Norte, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág. 22686).
- «... La denuncia civil consagrada en el Artículo ciento dos del
Código Procesal Civil permite incorporar al proceso a un tercero
que no habiendo sido demandado expresamente, asuma las
obligaciones o responsabilidades que surjan del derecho discutido,
de tal manera que sean emplazados con la demanda y entablen
relación procesal con el demandante, no así con el denunciante que
puede conservar su condición de codemandado o ser excluido del
proceso» (Casación Nro. 678-96 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 21-04-1998, págs. 733-734).
- «... La denuncia civil está regulada en el artículo ciento dos del
Código Procesal Civil, el mismo que establece que solamente
procederá denunciar civilmente a otra persona si es que ésta,
además de él o en su lugar, tiene alguna obligación o responsabilidad
en el derecho discutido; es decir, la norma acotada exige que para
766 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

que una persona sea denunciada civilmente debe tener la calidad


de parte pasiva, resultando obligada a lo que se decida en la
sentencia, pues la denunciada civilmente es considerada como un
litisconsorte necesario dado que integra la parte pasiva de la
relación jurídico material...» (Casación Nro. 692-01 / lea, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7908-7909).
«... Las partes tienen facultad para formular denuncia civil cuando
corresponda, conforme al Artículo ciento dos del Código Procesal
Civil, por lo que su omisión no puede sustentar un pedido de
nulidad...» (Casación Nro. 100-2000 / Tacna, publicada el 09-04­
2000, pág. 5056).
«... No existiendo prohibición alguna de que la denuncia civil se
encuentre contenida en la contestación de demanda, ni mucho
menos mandato imperativo de que deba formularse en escrito
aparte, ésta debe entenderse como válidamente efectuada en la
forma realizada en autos [esto es, dentro de los fundamentos de
hecho del escrito de contestación de demanda], máxime si es
obligación de los Magistrados analizar, evaluar y merituar cada
uno de los fundamentos expuestos por las partes en litigio...»
(Casación Nro. 1805-00 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-07-2003, págs. 10753-10754).
«... Resultaba necesario, a efectos de establecer adecuadamente una
relación jurídica procesal válida y poder emitir un pronunciamiento
válido sobre el fondo de la controversia, resolver la denuncia civil
formulada, determinando si el [...] demandado tiene o no alguna
obligación o responsabilidad en el derecho discutido, o si la
mencionada obligación o responsabilidad debía ser compartida con
la [...] denunciada. [...] dicha omisión resulta una clara transgresión
al principio de la observación del debido proceso, [...] principio
cuyo estricto cumplimiento debe ser velado por esta Suprema Sala,
y que se materializa en el hecho de no haberse emitido pronunciamiento
respecto de un pedido expreso de una de las partes en conflicto...»
(Casación Nro. 1805-00 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-07-2003, págs. 10753-10754).
«... Al ser incorrecta la inclusión de [...] en calidad de denunciado
civilmente, tampoco resultaba factible emitir pronunciamiento
sobre la relación sustancial entre el denunciante y el denunciado
civilmente pues ello es exigióle en el caso que el denunciado
civilmente tenga realmente la calidad de parte pasiva en el proceso,
lo cual no ha sucedido en el presente caso; [...] no obstante ello, la
Sala de revisión si [sic -léase sí-] ha incurrido en causal de nulidad
al no haberse pronunciado en la sentencia de vista respecto a la
solicitud de extromisión planteada [...]; por consiguiente, se ha
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 767

infringido lo dispuesto en el artículo ciento veintidós inciso cuarto


del Código Procesal Civil, debiendo por ende declararse nula la
sentencia de vista, a fin de que la Sala de mérito se pronuncie sobre
el pedido de extromisión del proceso...» (Casación Nro. 692-01 /
lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs.
7908-7909).
- «... Conforme al Artículo ciento tres del Código Procesal Civil, es
efecto de la denuncia civil una vez admitida aquella (sic), la
suspensión del proceso. (...) Que, la suspensión a que alude la ley
busca la integración de la relación procesal con el denunciado civil,
por lo que hasta que no se integre dicho litis consorte, el proceso
se encuentra suspendido» (Casación Nro. 2805-99 / Callao,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-08-2000, pág. 6005).
- «... Con la denuncia civil se estaría desnaturalizando los fines de la
acción ejecutiva...» (Casación Nro. 2543-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 18-01-2000, pág. 4576).

9.2.3.2 Llamamiento en garantía o aseguramiento de pretensión futura

A) Configuración

El pedido de aseguramiento de pretensión futura que hace una de las partes


a efecto de que se emplace a un tercero para que en el mismo proceso el juzgador
se pronuncie además sobre la pretensión (indemnizatoria o de repetición de
lo que eventualmente se pague en ejecución de sentencia) que aquélla tuviera
contra dicho tercero, es un caso de intervención obligada o provocada de
terceros, conocido en la doctrina también como citación o llamamiento en garantía.
Monroy Cabra asevera que el llamamiento en garantía «... se refiere al
caso en que las partes pidan o soliciten la citación del tercero para exigirle la
indemnización o el reembolso total o parcial que ellos hubieron de hacer como
resultado de la sentencia» (MONROY CABRA, 1979: 229).
Según Parra Quijano, «... en la citación en garantía hay un llamado o
citación, pero eventualmente se plantea una pretensión por parte del citante
frente al citado, y en este caso se enriquece la relación jurídica procesal, pues
se incluye una nueva pretensión: la del citante para que, en caso de perder el
proceso, lo indemnice a quien ha traído al proceso...» (PARRA QUIJANO;
citado por BACRE, 1996, Tomo II: 193).
Viera Ruiz dice de la citación en garantía que «... esa modalidad se da en
todos los casos en que el derecho sustancial se estipula el reembolso por un
tercero de la suma de dinero abonada por un sujeto a otro. La citación en
garantía es el instrumento procesal para hacer efectivo ese reembolso en el mismo
proceso en que se hizo el pago» (VIERA RUIZ, 1995:13). El mencionado autor
precisa que «... la citación en garantía implica una demanda de citante contra
768 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

el citado. Produce en consecuencia una acumulación de pretensiones...» (VIERA


RUIZ, 1995:14).
Véscovi, en cuanto a la llamada o citación en garantía, enseña que:
«... Comprende la circunstancia en la cual una de las partes, normalmente
el reo, pide la citación (y emplazamiento) de un tercero para que concurra
a defenderlo y eventualmente sea condenado. Inclusive, muchas veces
ese tercero entra en el proceso y puede sustituir a la parte.
Este fenómeno es la consecuencia de que, en virtud de las normas de
derecho sustancial, el tercero (llamado) es el verdadero responsable (caso
de la citación de evicción), o la parte (demandada), en el caso de ser
condenada, tendría, a su vez, una acción (de regreso) contra ese tercero.
Como el caso del dueño del vehículo que llama al que lo conducía, por
ser el verdadero responsable del accidente (su empleado, aquel a quien
le prestó el vehículo, se lo robó, el asegurador, etc.)» (VESCOVI, 1999:177).
Arazi, en lo que atañe al llamado en garantía, refiere lo siguiente:
«... Aquí también es sólo el demandado quien puede requerirla, citando
a quien tiene la obligación de restituirle total o parcialmente lo que deba
entregar como consecuencia de la eventual condena que recaiga en el
proceso donde se hace la citación. (...) en el supuesto ahora analizado, el
demandado no se limita a denunciar que en el futuro hará valer una
pretensión contra el citado, sino que lisa y llanamente ejercita la acción
regresiva para que se resuelva en ese proceso. Si A demanda a B y éste
cita en garantía a C, en el juicio habrá que resolver dos litigios: el de A
contra B y el de B contra C; si se hace lugar a la demanda originaria y B
es condenado a pagarle a A, el Juez tendrá que resolver si también
corresponde condenar a C a que le retribuya a B lo que éste pagó: se
advierte entonces el carácter subsidiario del pronunciamiento en el litigio
entre B y C: sólo procede si el primero es vencido por A. En ambos litigios
intervienen B y C (el primero como demandado de A y actor de C, y el
segundo pudiendo ser adherente de B en la cuestión de A contra B, y
como demandado de este último, si pretende probar que no tiene
obligación de garantizar)» (ARAZI, 1998: 329-330).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar estiman
que mediante la llamada en garantía «una parte (normalmente el demandado)
provoca la intervención en el proceso de un hasta entonces tercero, que debe
garantizar al llamante de los resultados del mismo. La llamada puede ser formal
o simple» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 92). Tales autores añaden que:
«En la llamada formal el tercero está obligado a garantizar al llamante
en virtud de una transmisión onerosa de derechos efectuada con
anterioridad (...).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 769

En la llamada simple la obligación de garantizar procede de un vínculo


de coobligación que da lugar, entre los obligados, a pretensiones de
regreso total o parcial, después de satisfacer al acreedor común (...).
(...)

(...) La llamada es una simple denuncia del litigio por la que se invita al
tercero a intervenir, de modo que si no lo hace no podrá después alegar
que la sentencia es res ínter alios iudicata, y sin interviene hay que
considerarlo interviniente adhesivo...» (MONTERO AROCA; GOMEZ
COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II:
92).
Lino Palacio, al examinar lo relativo a la citación del sujeto pasivo de una
eventual pretensión regresiva, manifiesta lo siguiente:
«... Se verifica cuando la parte que requiere la citación se halla habilitada,
en la hipótesis de ser vencida en juicio, para interponer frente al citado
una pretensión regresiva, sea de indemnización o de garantía. Tales
serían, entre otras, las que pueden deducir el principal frente al
dependiente que causó un acto ilícito, por lo que hubiere pagado al
damnificado (...); el deudor que se obligó conjuntamente con otros, por
la cuota que correspondiese a éstos (...); el dueño del animal que ocasionó
el daño frente a quien excitó a aquél (...); el director de la obra frente al
proyectista en los supuestos de responsabilidad por los vicios;
constructivos (...); el fiador frente al deudor principal (...); el asegurado
o el damnificado frente al asegurador (...); etc.
En términos generales, el fundamento de la intervención coactiva en los
casos precedentemente mencionados radica en la conveniencia de evitar
que, en el proceso que tiene por objeto la pretensión regresiva, el
demandado pueda argüir la excepción de negligente defensa (exceptio
malí processus). De manera, pues, que salvo en los casos previstos en las
leyes materiales (...), la eventual sentencia condenatoria sólo constituye
un antecedente favorable a la fundabilidad de la pretensión de regreso
que se interponga frente al citado, pero no puede ejecutarse contra éste»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 248-249).
Para Micheli, «... con el llamamiento en garantía la parte propone, frente
al garante así llamado en causa, una demanda (anticipada y condicionada a
que sea acogida la pretensión de la una parte respecto de la otra, esto es, de la
garantizada), mediante la cual se hace valer una acción de repetición frente al
garante (...). El llamamiento en garantía debe, por consiguiente, contemplarse
como distinto de la simple denuncia de la litis, mediante la cual el garantizado
advierte al garante de la pendencia de la controversia, derivada de la pretensión
del tercero de tener derechos sobre la cosa vendida (...); sin embargo, si el
garante no interviene, la cosa juzgada formará estado también contra él, pero
el garantizado deberá promover una distinta acción de repetición en proceso
770 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

especial. Por el contrario, si el garantizado no provee tampoco a la litis denunciatio,


corre el peligro de perder la garantía» (MICHELI, 1970, Volumen I: 235).
Calamandrei, en lo que concierne al llamamiento en garantía, hace estas
precisiones:
«Cuando una persona se encuentra en causa por un objeto acerca del cual
un tercero está obligado, por derecho sustancial, a prestarle garantía,
puede comportarse, en relación a ese tercero garantizador, de dos maneras
diferentes: puede limitarse a llamarlo en causa (...), al solo objeto de
informarlo de la pendencia de la causa principal; o puede llamarlo en
garantía, proponiendo contra él, al mismo tiempo que lo llama a la causa
principal, la demanda de garantía, es decir, de regreso (...). Llamamiento
en causa del garantizador (...) quiere decir, pues, algo menos que el
llamamiento en garantía: el segundo, y no el primero, contiene en sí la
proposición de una nueva demanda del garantizado contra el garantizador
(causa de garantía).
Si el garantizado se limita a llamar en causa al garantizador (...), éste,
informado dé la existencia de la causa principal (cuyo resultado le interesa
también a él, pues si el garantizado la pierde, corresponderá al garantizador
indemnizarle de la derrota), puede intervenir en causa ad adiuvandnm al
garantizado contra su adversario; y hasta, si quiere, puede 'asumir la
causa en lugar del garantizado' (...), adquiriendo así (...) la posición de
su sustituido procesal; aquí, pues, el llamamiento en causa no sirve para
otra cosa que para poner al garantizador en condiciones de venir a ser
parte, si quiere, en la causa principal, asumiendo, junto al garantizado,
en sustitución de él, su misma posición. Si luego el garantizador, pese al
llamamiento en causa, no quiere intervenir en la causa pendiente entre
las partes originarias, ese llamamiento servirá, sin embargo, para extender
también a él los efectos del fallo que se forme en la causa principal, en el
sentido de que, cuando el garantizado vencido en la causa principal se
dirija contra él enjuicio separado para ser indemnizado de la derrota, el
garantizador no podrá ya someter de nuevo a discusión las razones en
virtud de las cuales el garantizado salió vencido: de lo contrario, en
defecto de ese llamamiento, el garantizador podría siempre considerar
aquel fallo como res ínter alios acta, y sustraerse a su obligación de garantía
demostrando 'que había razones suficientes para hacer que se rechazara
la demanda' (...).
En cambio, si el garantizado, en vez de limitarse a esa simple litisdenuntiatio,
propone contra el garantizador el verdadero y propio llamamiento en garantía,
éste tiene un doble efecto: por una parte, sirve para poner al garantizador
en condiciones de intervenir como parte en la causa principal (...); pero,
por otra, sirve también, aun cuando prefiera él permanecer inerte en la
causa principal, para proponer contra él una nueva demanda en forma
hipotética mediante la cual el garantizado, para la hipótesis de que en la
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 771

causa principal haya de salir vencido frente a su adversario, pide que el


garantizador sea condenado a indemnizarle de esa derrota. Así, en virtud
del llamamiento en garantía, se encuentran reunidas ante el mismo juez
(...) dos causas: la principal, entre las partes principales, en 1a. cual puede
ocurrir que también el llamado en garantía tome parte en la forma
antedicha; y la de garantía, entre el garantizado actor y el garantizador
demandado» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 345-347).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en lo que respecta al llamamiento en
garantía, opinan de este modo:
«... El llamamiento en garantía sucede porque la parte tiene la facultad
de llamar al proceso a un tercero por quien pretende estar garantizado.
(...) Al llamamiento lo caracteriza el supuesto de una relación de garantía
entre quien lo pretende y un tercero. Es por esto por lo que, si la relación
de garantía es pregonable para la parte demandante, puede ésta llamar
al proceso a su garante, siempre, in eventum.
En el llamamiento en garantía, se halla en el proceso como parte original,
el titular por activa o por pasiva de la relación sustancial debatida,
legitimado normalmente para pretender o resistir a la pretensión. Pero
al mismo tiempo, esa parte originaria se encuentra vinculada con un
tercero por causa de una relación sustancial de garantía, la cual recibe el
nombre de relación revérsica. De acuerdo con ella, si la parte original es
vencida en el proceso, el tercero debe indemnizarle: responder frente a
ella in eventum de condena, resarcirle en todo o en parte del monto de la
condena.
Así, el llamamiento en garantía desemboca ineludiblemente en un proceso
acumulativo, porque implica una especial reunión de relaciones
sustanciales a debatirse, en una acumulación de pretensiones. A la
relación sustancial principal que ab initio viene discutiéndose se acumula
la pretensión revérsica, la que identifica al derecho sustancial de garantía.
Por economía procesal se permite la acumulación de una pretensión
revérsica, que en sentido estricto carece de actualidad. Entre las dos
pretensiones, la principal u original y la revérsica, existe una conexidad
de naturaleza subjetiva parcial y otra, impropia, como relación de
dependencia entre ellas.
(...)

La parte original que llama en garantía incoa verdadera pretensión en


frente o contra el tercero, en relación con el vínculo sustancial de garantía
que pretende acumular. Formula una verdadera demanda de llamamiento
que contiene la pretensión revérsica diversificada en todos sus elementos:
subjetivo, objetivo, causal de hecho y de derecho» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 111-112).
772 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Devis Echandía anota que «se presenta el llamamiento en garantía en


sentido amplio, siempre que entre la parte citada y la principal que la hace citar
exista una relación de garantía (...). Esa garantía puede ser de dos clases:
garantía real, cuando consiste en responder por el goce y disfrute de un derecho
real que ha sido transferido por el garante al garantizado, y que, por lo tanto,
tiene siempre un origen contractual, como sucede en la evicción de que responde
el vendedor al comprador, que recibe la denominación de litis denuntiatio o
denuncia de pleito; o garantía personal, cuando se trata de responder por
obligaciones personales, como la de indemnizar perjuicios o restituir lo pagado,
y por tanto puede originarse directamente en la ley (...); o también puede
originarse en contrato...» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 411). Dicho autor
señala, además, que:
«La doctrina no limita la litis denuntiatio a los casos de garantía de derechos
reales, sino a los más generales en que exista la acción revérsica o de
regresión hacia el tercero a quien se denuncia el pleito, y así se comprende
la garantía personal, tan frecuente en el campo de las obligaciones por
solidaridad o fianza o responsabilidad común por hechos extracontractuales
culposos o dolosos.
De esta suerte, en el moderno derecho procesal la denuncia del pleito y
el llamamiento en garantía se consideran como una misma institución
procesal; para extenderla tanto a la garantía real como a la personal de
origen contractual o extracontractual» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo
II: 411-412).
El Código Procesal Civil, en su artículo 104, regula lo concerniente al
aseguramiento de pretensión futura (denominado también, como se indicara
anteriormente, citación o llamamiento en garantía) en estos términos:
«La parte que considere tener derecho para exigir de un tercero una
indemnización por el daño o perjuicio que pudiera causarle el resultado
de un proceso, o derecho a repetir contra dicho tercero lo que debiera
pagar en ejecución de sentencia, puede solicitar el emplazamiento del
tercero con el objeto de que en el mismo proceso se resuelva además la
pretensión que tuviera contra él.
El llamamiento queda sujeto al trámite y efectos previstos en el Artículo
103° [del C.P.C.J».
Se puede apreciar del último párrafo del artículo 104 del Código Procesal
Civil (citado precedentemente) que el emplazamiento del tercero que se hace
en un proceso con motivo del pedido de aseguramiento de pretensión futura
de una de las partes queda sometido al trámite y efectos previstos en el artículo
103 del Código Procesal Civil (que versa sobre el trámite y efectos de la denuncia
civil), infiriéndose así lo siguiente:
- Si el Juez considera procedente el pedido de aseguramiento de
pretensión futura, emplazará al tercero con las formalidades
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 773

establecidas para la notificación de la demanda, concediéndole a


éste un plazo no mayor de diez días para que intervenga en el
proceso.
- El proceso quedará suspendido desde que se admite el pedido de
aseguramiento de pretensión futura hasta el emplazamiento al
tercero.
- Producido el emplazamiento del tercero, éste será considerado
como litisconsorte de quien formuló el pedido de aseguramiento
de pretensión futura y tendrá las mismas facultades del último de
los nombrados.
- La sentencia que se expida en el proceso en que se solicitó y admitió
el aseguramiento de pretensión futura resolverá, además, sobre la
relación sustancial entre quien pidió el aseguramiento de pretensión
futura y el tercero emplazado por ello (o, en otras palabras, el
pronunciamiento judicial versará también sobre la pretensión
indemnizatoria o de repetición de lo pagado en ejecución de sentencia
que tuviera la parte solicitante respecto del tercero emplazado).

B) Persona que hace el llamado en garantía

En cuanto a la persona que hace el llamado en garantía (o que pide el


aseguramiento de pretensión futura), Véscovi predica lo siguiente:
«... La citación en garantía la puede hacer el demandado, no el actor que
al demandar puede hacerlo contra las partes que desee, por lo cual, luego,
le queda cerrada esta vía. Inclusive se admite que el demandado, al
reconvenir, traiga al pleito algún otro actor. Se discute si el juez puede
hacerlo; en la duda, nos inclinamos por la afirmativa, cuando es
imprescindible integrar el contradictorio (litisconsorcio necesario) o, al
menos, intimar al actor (o reconviniente) a que lo haga, bajo pena de
declarar improponible la demanda» (VESCOVI, 1999:178).
De acuerdo a lo normado en el primer párrafo del artículo 104 del Código
Procesal Civil, la parte que considere tener derecho para exigir de un tercero
una indemnización por el daño o perjuicio que pudiera causarle el resultado
de un proceso, o derecho a repetir contra dicho tercero lo que debiera pagar
en ejecución de sentencia, puede solicitar el emplazamiento del tercero (o, en
otras palabras, hacer el llamado en garantía) con el objeto de que en el mismo
proceso se resuelva además la pretensión que tuviera contra él.

C) Actuación del llamado en garantía

Beatriz Quintero y Eugenio Prieto señalan que,«... en cuanto a la pretensión


revérsica o de garantía, se considera (al llamado) como un litisconsorte
voluntario impropio. Y en relación con la principal, en cambio, es una mera
774 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

parte accesoria simple. El llamado tiene un interés propio en esa relación


sustancial ajena porque sabe que la derrota de la parte que adyuva, viene a
representarle indirectamente un perjuicio: el llamado, se subordina a quien le
llama, para cuanto se refiere a su posible actividad, en referencia con esa
relación principal: está habilitado para ejecutar todos los actos que tiendan a
una colaboración con la parte principal, excepto los que conduzcan a determinar
entre ellos posiciones contradictorias en la actividad procesal: puede suplir
actividad, no contradecirla; puede realizar todo acto procesal que, en abstracto,
no se oponga al interés del coadyuvado. No tiene facultad de actividad que
disponga del objeto litigioso referido a la relación principal» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 114).
En relación al tema, Stiglitz apunta que, una vez citado en garantía, el
asegurador puede actuar de distintas maneras, a saber:
«1) No comparecer al proceso y permanecer rebelde, lo que no lo libra
de los efectos normales de la cosa juzgada.
2) Comparecer al proceso sin oponer defensas nacidas con anterioridad
al siniestro transformándose en parte procesal principal y litisconsorte
sucesivo del asegurado con absoluta legitimación procesal.
3) Comparecer al proceso para oponer defensas nacidas con anterioridad
al siniestro, que deberán ser opuestas en la oportunidad y con los
efectos que corresponda a la excepción manifiesta de legitimación
para obrar, en cuyo caso accede al proceso como parte, con las
características propias o por lo menos próximas del interviniente
principal en cuanto amplía el objeto del primer proceso; da origen
a tres relaciones procesales y logra economía procesal al eliminar
la eventual pretensión de regreso del asegurado» (STIGLITZ, 1970:
173).
Teniendo en cuenta que, en aplicación del último párrafo del artículo 104
del Código Procesal Civil (que versa sobre el aseguramiento de pretensión
futura o llamamiento en garantía), el llamamiento del tercero que se hace en
un proceso con motivo del pedido de aseguramiento de pretensión futura de
una de las partes queda sujeto al trámite y efectos previstos en el artículo 103
del citado cuerpo de leyes (que trata sobre el trámite y efectos de la denuncia
civil), se colige que dicho tercero será considerado litisconsorte de la parte que
solicitó el aseguramiento de pretensión futura y tendrá las mismas facultades
que esta última.

D) Extromisión del garantizado en la intervención por garantía

Sobre el particular, Satta enseña lo siguiente:


«... La intervención por garantía puede tener una profunda influencia en
el ejercicio de la acción, en cuanto la defensa del garantizado puede ser
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 775

asumida por el garante con la consiguiente extromisión del garantizado


del juicio (...).
Se comprende así como, interviniendo coactiva o voluntariamente el
garante, el garantizado no tenga en general razón para estar en juicio, y
pueda aún pedir ser excluido de la causa. Es una facultad, naturalmente,
desde que puede preferir permanecer en causa, aunque más no sea para
controlar la defensa del garante; y de otra parte no es un derecho, porque
la contraparte puede tener interés en su presencia, y demostrándolo,
oponerse a su extromisión. Pero que permanezca en la causa o que sea
excluido, la sentencia pronunciada en relación al garante tiene pleno
efecto también en relación a él.
La hipótesis de la extromisión del garantizado ha dado lugar a dudas
elegantes sobre la figura procesal del garante. Se ha considerado con
frecuencia que sea un sustituto procesal del garantizado, pero es evidente
que, entendido el sustituto como quien está en juicio en nombre propio
por un derecho ajeno (...), el garante nada tiene que ver con el sustituto.
El garante está en juicio en nombre propio para atender a una obligación
propia. La circunstancia de que no sea titular del derecho que defiende
carece de relevancia, porque en realidad él afirma la titularidad de ese
derecho como presupuesto de la transmisión operada. A través de la
extromisión se determina, en sustancia, una prejudicialidad de la
declaración del derecho respecto a la tutela invocada por el garantizado.
La oponibilidad de la sentencia al excluido es la consecuencia lógica de
esta posición concordantemente asumida por el garante, según los
principios que regulan la cosa juzgada...» (SATTA, 1971, Volumen 1:157-159).
Cabe señalar que lo relativo a la extromisión, ya sea tratándose del
aseguramiento de pretensión futura o llamamiento en garantía o de cualquier
otro caso de intervención de terceros, será visto con detalle en el punto 10 del
presente Capítulo VI de la obra.

9 .2 .3 3 Llamamiento posesorio o «laudatio o nominatio auctoris»

A) Configuración

A decir de Arazi, el llamamiento posesorio (denominado también laudatio


o nominatio auctoris) «... se presenta cuando el poseedor o el tenedor de una
cosa, que es demandado por una acción real, denuncia el nombre del legitimado
pasivo para que el actor encauce bien su demanda» (ARAZI, 1998: 329).
Kenny expresa en relación a la nominatio auctoris que «... este tipo de
intervención obligada de terceros se da cuando formulada una pretensión real
contra quien tiene la posesión de una cosa ajena (caso del locatario, depositario,
prestatario, etc.), éste pone en conocimiento del poseedor mediato la existencia
del juicio, a fin de que asuma el rol de demandado y pueda aquél desvincularse
del proceso» (KENNY, 1983: 66-67).
776 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Al respecto, Micheli refiere lo siguiente:


«... Otra figura particular de intervención a instancia de parte nos la da
el instituto de la denominada nominatio auctoris (...), cuya disposición
parece haberse extendido a todos los casos en que el demandado que
niega la propia legitimación para contradecir indica al actor quién está
legitimado en su lugar. Así 'si los terceros que originan las molestias
pretenden tener derechos sobre la cosa arrendada, el arrendatario está
obligado a dar aviso inmediato al arrendador, bajo pena de resarcimiento
de los daños', y 'si los terceros accionan en vía judicial, el arrendador está
obligado a asumir la litis, cuando sea llamado en el proceso'. El
arrendatario debe ser, en cambio, sacado del proceso con la simple
indicación del arrendador, si no tiene interés en permanecer en él»
(MICHELI, 1970, Volumen I: 235-236).
Según Calamandrei:
«Bajo la figura del llamamiento en causa (...) se comprende también (...)
la llamada nominatio auctoris, que tiene lugar cuando el arrendatario se
encuentra molestado en vía judicial por terceros que pretenden tener
derechos sobre la cosa arrendada; en tal caso, el arrendatario puede llamar
en causa al arrendador (o también limitarse a indicar su nombre, nominatio
auctoris, a fin de que el actor lo llame en causa), y el arrendador, llamado
en causa, 'está obligado a asumir la litis', mientras que 'el arrendatario
debe ser puesto fuera de ella, con la simple indicación del arrendador, si
no tiene interés en permanecer' (...). Aquí el llamamiento en causa no
sirve para proponer una nueva demanda contra el arrendador, sino
solamente para provocar en la causa originaria una mutación de partes:
poner al arrendador, en el lugar del arrendatario, demandado originario
no legitimado.
(...) Puede ella (la figura de la nominatio auctoris) servir igualmente en
todos los casos en que el demandado no legitimado se dirige al verdadero
legitimado para que ocupe su puesto en la causa intentada contra él, o
poner a actor en condiciones de proseguir la causa, si quiere, contra el
verdadero legitimado» (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 347).
Monroy Cabra asevera que «la intervención por laudatio o nominatio
auctoris se presenta cuando el actor sufre error en cuanto a la persona que debe
citar como demandada para que restituya una cosa, y dirige su demanda contra
un tenedor que tiene el bien a nombre de un poseedor. El demandado por ese
error debe limitarse a indicar el nombre del verdadero poseedor, so pena de
sufrir las consecuencias (pago de perjuicios)...» (MONROY CABRA, 1979:230).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar dicen
de la nominatio auctoris lo siguiente: «Se trata aquí de que alguien que detenta
una cosa como poseedor inmediato, es demandado por el que afirma ser su
dueño, ejercitando una actio in rem o in rem scripta; el poseedor inmediato afirma
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 777

poseer en nombre de otro, que es el poseedor mediato. Lo aconsejable en esta


situación es que el demandado ponga en conocimiento del verdadero poseedor
la perturbación que sufre en la posesión, para que éste lo defienda y se defienda.
Esta llamada se conoce también en la doctrina como llamada al poseedor
mediato» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 92).
Prieto-Castro y Ferrándiz apunta sobre la laudatio auctoris lo siguiente:
«... Se da cuando una persona que posee una cosa ajena (esto es, en calidad
de poseedor inmediato), por virtud de una relación jurídica, como
depositario, arrendatario o figura análoga es demandado, como tal
poseedor, por otra persona que afirma tener un derecho sobre dicha cosa.
En este supuesto, lo procedente es que el poseedor inmediato demandado
ponga en conocimiento del poseedor mediato la incoación del proceso,
para que éste, a quien le interesa la defensa de la propiedad, lo asuma
como parte y el denunciante, sea liberado de la continuación de dicho
proceso (a lo que se llama extramissio)» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1980, Volumen 1: 77).
De la Plaza afirma que la laudatio nomini actoris «se refiere al supuesto de
que demandado un poseedor, mediante una acción de naturaleza real (la
reivindicatoría o la negatoria de servidumbre, por ejemplo) intente eludir las
consecuencias que para él podrían derivarse del proceso, si no lo hiciese; para
lo cual indica, designa, al poseedor mediato, en cuyo nombre realiza los actos
posesorios. En este caso el llamamiento del mismo y su intervención es el único
medio que el demandado tiene a su alcance para sustraerse a las consecuencias
del proceso» (DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 302-303).
Devis Echandía, acerca de la laudatio vel nominatio autoris, señala que «...
dicha intervención se presenta, en primer lugar, cuando el demandante se equivoca
respecto a la persona que debe citar como demandada para la restitución de
una cosa y dirige su demanda contra quien tiene en apariencia la posesión del
bien objeto de sus pretensiones, pero en realidad sólo es un simple tenedor que
detenta o disfruta ese bien a nombre del verdadero poseedor, que es quien ha
debido ser demandado; y, en segundo lugar, cuando se demanda a alguien
como tenedor de la cosa sin serlo. El demandado por ese error debe limitarse
a indicar el nombre del verdadero poseedor o tenedor y suministrar además
el dato del domicilio o residencia de éste y de la oficina o casa donde puede
ser hallado, si los conoce» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 417-418).
Sobre el particular, Podetti manifiesta lo siguiente:
«Con los nombres latinos de 'laudatio o nominatio auctoris' (...) se conoce
(...) una forma de intervención por denuncia de litis en un proceso ya
iniciado (...).
778 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

(...) (Se tiende) a permitir que el verdadero poseedor o propietario, pueda


intervenir en un proceso dirigido contra el locatario, usufructuario,
tenedor o poseedor a nombre ajeno, y que versa sobre el dominio, la
posesión, el uso o las servidumbres anexas a un inmueble. Subsidiariamente,
esa intervención defiende el derecho del locatario, del usufructuario,
tenedor o poseedor a nombre ajeno de la cosa y le libera de responsabilidad,
respecto a su principal, por las consecuencias del pleito. Pero,
fundamentalmente, defiende el interés substancial del tercero, al cual
debe denunciarse la litis» (PODETTI, 1949: 284-285).
La laudatio o nominatio auctoris se presenta, en opinión de Stiglitz, en dos
supuestos:
«1) Cuando el demandante se equivoca respecto a la persona que debe
citar como demandada para la restitución de una cosa y dirige su
demanda contra quien tiene en apariencia la posesión del bien
objeto de sus pretensiones, pero en realidad sólo es un simple
tenedor que detenta o disfruta ese bien a nombre del verdadero
poseedor, que es quien ha debido ser demandado.
2) Cuando se demanda a alguien como tenedor de la cosa sin serlo...»
(STIGLITZ, 1970:160).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en lo concerniente a la
llamada que el usufructuario o el arrendatario pueden realizar al propietario
de la cosa (laudatio o nominatio auctoris), dicen que «... en estos casos, se trata
en realidad de una obligación genérica del llamado poseedor inmediato
(arrendatario, usufructuario, etc.) de poner en conocimiento del propietario
cualquier acto de un tercero que sea capaz de lesionar el derecho de propiedad (...);
ya que, si no lo hiciese, será responsable de los daños y perjuicios que pudieran
producirse para el propietario...» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990,
Volumen I: 484).
Serra Domínguez califica a la laudatio o nominatio auctoris como «... la
citación que efectúa el demandado respecto de la propiedad o posesión de una
cosa sobre la que se disfrute determinados derechos -arrendamiento, usufructo
etc.- al propietario para que intervenga en el proceso a defender sus derechos»
(SERRA DOMINGUEZ, 1969: 234). En opinión del mencionado jurista español,
«... en este supuesto el demandado, que está sujeto a una relación jurídica con
el tercero, titular del derecho discutido, llama a éste para que intervenga en el
proceso para defenderlo. Caso típico es el del arrendatario demandado por un
tercero que solicita frente a él la declaración de propiedad de la cosa (...). Pero
en este caso no puede darse una verdadera intervención principal, en cuanto
el interviniente no modifica en absoluto el objeto del proceso, ni introduce
pretensión nueva alguna incompatible con lo anterior, sino que se limita a
asumir la posición del primitivo demandado o a colaborar con éste para la
desestimación de la demanda. En realidad nos encontramos ante un supuesto
de intervención litisconsorcial» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 217-218).
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 779

Goldschmidt, en lo que atañe a la nominatio o laudatio auctoris, predica lo


siguiente:
«Para que pueda tener lugar este caso es menester que alguien, en calidad
de poseedor de una cosa mueble o inmueble, sea demandado, bien con
una 'actio in rem' (...), bien con una 'actio in rem scripta' (...), y que alegue
que posee la cosa como poseedor inmediato (...). Un demandado de esta
suerte, que antes de entrarse en el fondo de la causa denuncia ésta al
poseedor mediato y pone en conocimiento del actor las gestiones hechas
para que este poseedor comparezca por sí, se le cite o nombre abogado
(...) con el fin de que se pronuncie en la causa, puede negarse a actuar
como parte mientras el llamado no comparezca o no haya transcurrido
el plazo especial que se concede para ello (...), con lo que se produce un
efecto que atribuye a la 'nominatio auctoris' la significación procesal que
hoy han perdido casi totalmente las excepciones dilatorias.
Si el llamado niega su calidad de poseedor mediato o no comparece, el
demandado puede atender a la petición del actor (...), sin tener que temer,
en caso de vencimiento, ninguna acción de regresión del llamado. Si el
demandado satisface la pretensión de la demanda, el asunto queda
terminado y sólo queda la resolución sobre las costas. En el caso de que,
por el contrario, el llamado reconozca que es poseedor mediato, puede,
con el consentimiento del demandado, continuar el proceso en su lugar (...).
El consentimiento del actor no lo necesita más que en el caso de que éste
haya ejercitado acciones contra el demandado que sean independientes
del hecho de poseer éste para el tercero (...), por ej., si reclama entrega de
frutos o indemnización de daños; si aquél consiente, el llamado puede
seguir la causa incluso para estos extremos en lugar del demandado
denunciante; en otro caso, éste continúa como parte para sólo estos puntos (...).
Si acepta (el llamado) el continuar la causa, el demandado -a petición
suya- se ve desligado de la causa por sentencia definitiva (...). El proceso
pasa al llamado -en calidad éste de demandado- en la situación en que
se encuentre. La sentencia es firme y ejecutable también contra el primer
demandado (...), y en ella se resuelve al mismo tiempo sobre las costas.
Si el demandante es vencido, tiene que pagar las costas de los demandados.
Si, en cambio, resulta vencido el llamado, las paga él al demandante; y
sobre las que el primer demandado haya podido causar, el demandante
tiene que dirigirse al llamado» (GOLDSCHMIDT, 1936: 452-453).
Torres Aguilar anota sobre el tema que:
«La ‘laudatio nominis actoris' puede originar también un cambio de partes
en sentido impropio por adición o aumento de las partes ya existentes.
(...) se presenta, como es sabido, cuando una persona, poseedor inmediato
(arrendatario), es demandada como tal poseedor por otro (tercero) que
alega la propiedad sobre la cosa o un derecho real sobre la misma.
780 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

En tal caso, el poseedor inmediato (arrendatario, usufructuario, etcétera)


participa la incoación del pleito al poseedor mediato (propietario), para
que éste, a quien interesa la defensa de la propiedad, asuma el proceso
como parte. Es el caso típico del ejercicio de una acción reivindicatoría,
por ejemplo, contra el arrendatario, y éste llama, indica o designa al
propietario arrendador para que defienda, si le interesa, su derecho
de propiedad. Lo mismo ocurre si se ejercita la acción negatoria de
servidumbre u otro derecho real.
(...)

Cuando el actor acepta dirigir también su demanda contra el propietario


o 'llamado', y éste acude (interviene) en el proceso, puede hablarse de
un cambio de partes por adición o aumento, ingreso de una nueva parte
en el proceso...» (TORRES AGUILAR, 1955: 663-664).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en lo que concierne a la laudatio o
nominatio auctoris, expresan lo siguiente:
«... El mero tenedor de la cosa que se reivindica es obligado a declarar el
nombre y residencia de la persona a cuyo nombre lo tiene. Como una
evolución adicional se integró ese llamado para los eventos en los cuales
alguien es demandado como tenedor sin serlo. Pero la identidad que le
corresponde y que (...) se le confiere (a la laudatio o nominatio auctoris),
dice relación a los supuestos en que se afirme de alguien una calidad
definitiva para deducir de ella la consecuencia impetrada en el proceso,
con la imposición paralela para él de señalar a la persona que en realidad
ostenta tal calidad si no es él mismo quien la inviste; como por ejemplo,
cuando alguien sea demandado como dueño, o cuando lo sea como
protagonista de una actividad peligrosa que perjudica.
En la hipótesis de la llamada del tercer poseedor o poseedor inmediato,
el llamamiento sólo puede hacerlo el demandado y más que como una
facultad, se regula como una carga con consecuencias para el supuesto
de incumplimiento. Quien teniendo una cosa a nombre de otro, es
demandado como poseedor de ella, debe expresar la verdad en la
contestación de la demanda, precisando la información necesaria para
que el auténtico poseedor pueda ser llamado; si se abstiene de nominar
a su causante o autor, si no denuncia al poseedor verdadero, se hace
responsable de los perjuicios que su silencio ocasione al demandante»
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 115-116).
El Código Procesal Civil, en su artículo 105, regula lo relativo al
llamamiento posesorio (o laudatio o nominatio auctoris) de esta manera:
«Quien teniendo un bien en nombre de otro, es demandado como poseedor
de él, debe expresarlo en la contestación a la demanda, precisando el
domicilio del poseedor, bajo apercibimiento de ser condenado en el
mismo proceso a pagar una indemnización por los daños y perjuicios
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 781

que su silencio cause al demandante, además de la multa prevista en el


Artículo 65° [del C.P.CJ. Para el emplazamiento al poseedor designado
se seguirá el trámite descrito en el Artículo 103° [del C.P.CJ.
Si el citado comparece y reconoce que es el poseedor, reemplazará al
demandado, quien quedará fuera del proceso. En este caso, el Juez
emplazará con la demanda al poseedor.
Si el citado no comparece, o haciéndolo niega su calidad de poseedor, el
proceso continuará con el demandado, pero la sentencia surtirá efecto
respecto de éste y del poseedor por él designado.
Lo normado en este Artículo es aplicable a quien fue demandado como
tenedor de un bien, cuando la tenencia radica en otra persona».
Se infiere del texto del numeral citado líneas arriba lo siguiente:
- Si fuese demandado como poseedor de un bien el tenedor del
mismo o servidor de la posesión (persona que se encuentra en
dependencia respecto a otra y que conserva la posesión en nombre
de ésta y en cumplimiento de órdenes e instrucciones suyas: art.
897 del C.C.), este último tiene la obligación de expresar tal
circunstancia en el escrito de contestación de demanda, precisando
el nombre y domicilio del verdadero poseedor.
- Si el tenedor del bien en nombre de otro que ha sido demandado
en calidad de poseedor no cumple con su obligación de señalar en
el escrito de contestación de demanda el nombre y domicilio del
verdadero poseedor, será condenado al pago de una indemnización
por los daños y perjuicios que su conducta omisiva cause al
accionante, condena que tendrá lugar dentro del mismo proceso
en que ha sido demandado y no en otro aparte. Adicionalmente,
el órgano jurisdiccional le impondrá una multa (no menor de 10 ni
mayor de 50 U.R.P.) al tenedor del bien irregularmente demandado
como poseedor del mismo.
- El emplazamiento al verdadero poseedor (señalado como tal por
el tenedor del bien) sigue el trámite previsto en el artículo 103 del
Código Procesal Civil (que versa sobre el trámite y efectos de la
denuncia civil), desprendiéndose de ello lo siguiente: A. si el Juez
considera procedente el llamamiento posesorio, emplazará al
verdadero poseedor con las formalidades establecidas para la
notificación de la demanda, concediéndole a éste un plazo no mayor
de diez días para que intervenga en el proceso; y B. el proceso
quedará suspendido desde que se admite el llamamiento posesorio
hasta el emplazamiento al verdadero poseedor.
- Si la persona señalada como poseedora del bien por el tenedor del
mismo se apersona al proceso y admite ejercer la posesión del
782 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

referido bien, ocupará la posición procesal de demandado de este


último, quien será así apartado de la relación jurídica procesal,
debiendo el órgano jurisdiccional disponer la notificación debida
de la demanda al poseedor, quien, reiteramos, asume la calidad de
demandado.
- Si la persona señalada como poseedora del bien por el tenedor del
mismo no comparece al proceso, éste seguirá su curso, teniendo
como demandado a la persona consignada como tal en la demanda,
y los efectos de la sentencia que se emita se harán extensivos a
ambos. Lo señalado también resulta de aplicación para el caso en
que comparece al proceso el sujeto señalado como poseedor del
bien por el tenedor y niega ostentar la condición de poseedor que
le atribuye este último.
- Lo expuesto en los acápites precedentes también resulta de
aplicación para el supuesto en que alguien haya sido demandado
indebidamente como tenedor de un bien por recaer la tenencia de
éste en persona distinta.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al llamamiento
posesorio, ha establecido lo siguiente:
- «... El segundo párrafo del artículo ciento cinco del Código Procesal
Civil [...] establece respecto del llamamiento posesorio que, si el
citado comparece y reconoce que es el poseedor, reemplazará al
demandado, quien quedará fuera del proceso, y en este caso, el
Juez emplazará con la demanda al poseedor; [...] no obstante lo
dispuesto expresamente por la norma legal, y pese a que el señor
[...] ha comparecido formalmente al proceso, el Juez de la causa ha
omitido expedir la resolución pertinente, decidiendo o no sobre su
incorporación al proceso en reemplazo de los codemandados, pese
a la trascendencia que este acto procesal reviste para efectos del
cumplimiento de la decisión final; situación que [...] ha originado
se expida sentencia [...] sin que [...] se haya establecido debidamente
la relación jurídica procesal, lo que afecta la validez de la sentencia
recurrida y vulnera el derecho del recurrente al debido proceso...»
(Casación Nro. 622-02 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2003, págs. 9763-9764).
- «... El llamamiento posesorio se supedita a la acreditación de la
calidad de cuidador o vigilante del inmueble por parte de quien lo
alega [...]; siendo así la falta de emplazamiento con el proceso a
los [...] presuntos poseedores del bien, no invalida la sentencia de
vista...» (Casación Nro. 18-2002 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-05-2002, págs. 8794-8795).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 783

B) Variantes posibles según la actitud del actor y del tercero llamado

Según Arazi:
«... Ante la manifestación del demandado, el actor puede: 1) enderezar
la demanda contra el tercero denunciado, desvinculando o no al
demandado originario (ampliación de la demanda o sustitución del sujeto
pasivo); 2) insistir en su postura, en cuyo caso el tercero puede intervenir
voluntariamente; si no lo hace la sentencia no puede afectarlo.
Por su lado el tercero puede: 1) no intervenir o haciéndolo negar su
calidad de poseedor: el proceso continuará con el demandado, pero la
sentencia surtirá afecto (sic -léase efecto-) respecto de éste y del poseedor
por el (sic) designado; a su vez el demandado que hizo la denuncia y
efectuó la citación no puede temer, en el caso de ser vencido, ninguna
acción por parte del citado (ni aún cuando se allane); 2) comparecer y
reconocer que es el poseedor; en tal caso reemplaza al demandado, quien
quedará fuera del proceso; siempre con la conformidad del actor»
(ARAZI, 1998: 329).
Devis Echandía, en cuanto a los efectos de la comparecencia e incomparecencia
del citado, señala lo siguiente:
«El juez ordena citar a ese tercero (...); si comparece y reconoce que es
poseedor o tenedor (según el caso), se le tiene como parte en lugar del
demandado y éste queda fuera del proceso; si no comparece, o si niega
su calidad de poseedor o tenedor, el proceso continúa con el demandado
pero la sentencia surte efectos respecto de ambos. Es decir, el citado queda
de todas maneras vinculado al proceso por el solo hecho de la citación»
(DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 418).
Podetti, acerca del rol del llamado o citado y del demandado originario
en caso de concurrencia al proceso del primero de los nombrados, apunta lo
siguiente:
«Concurriendo al proceso, asume el papel de sujeto procesal primario,
con legitimación 'ad causam' plenaria y facultades procesales excluyentes
y exclusivas, salvo, en cuanto a estas últimas, que continúe como sujeto
procesal el demandado-citante, que, como tercerista adhesivo, compartiría
algunas facultades procesales con el sujeto al cual adhiere.
En efecto, puede el actor exigir que continúe en la causa el demandado
originario, quien, en tal supuesto, pasaría a ser sujeto procesal secundario,
como coadyuvante del citado. Esta emergencia es posible especialmente,
cuando se tienen dudas sobre quién es el verdadero titular del dominio
o de la posesión. Permaneciendo como sujeto de la litis el demandado
originario, se obtiene que tenga fuerza de cosa juzgada en contra suya,
la sentencia que se dicte (...). Por otro lado, al ocupante del inmueble le
interesa el resultado del litigio, por los derechos que tenga sobre él, por
sus convenios con el propietario» (PODETTI, 1949: 285).
784 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Beatriz Quintero y Eugenio Prieto afirman en relación a lo tratado en este


punto que:
- «Si el citado comparece y reconoce su calidad de poseedor, pone
fuera del proceso al demandado inicial y el proceso comienza con
él como parte. En este caso no acumula pretensión sino que la
sustituye, porque la inicial desaparece del proceso...» (QUINTERO;
y PRIETO, 1995, Tomo II: 116).
- «... Si el laudado no comparece o no acepta ser el poseedor, el
proceso continúa su curso con el demandado originario pero la
sentencia surte efectos plenos también con respecto al nominado
como autor o poseedor. En este (...) supuesto se pergeña una
acumulación de pretensiones muy similar a la que muestra la
intervención ad excludendum, con la peculiaridad de que el laudado
que no acepta su condición de poseedor, o que no comparece, puede
tal vez acudir a otra especie de intervención para llegar al proceso
ejerciendo la actividad necesaria para su defensa» (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 116).
En lo que concierne a las variantes posibles en el llamamiento posesorio,
según la actitud que adopte el citado o llamado, nuestro ordenamiento jurídico
procesal dispone que:
- Si (habiendo sido emplazado) el citado comparece y reconoce que
es el poseedor (o el tenedor del bien, si a quien se ha querido
demandar es a éste: art. 105 -in fine- del C.P.C.), reemplazará al
demandado, quien quedará fuera del proceso. En este caso, el Juez
emplazará con la demanda al poseedor (o al tenedor del bien, si a
quien se ha querido demandar es a este último: art. 105 -in fine- del
C.P.C.). Así lo determina el segundo párrafo del artículo 105 del
Código Procesal Civil.
- Si (habiendo sido emplazado) el citado no comparece, o haciéndolo
niega su calidad de poseedor (o de tenedor del bien, si a quien se
ha querido demandar es a éste: art. 105 -in fine- del C.P.C.), el
proceso continuará con el demandado, pero la sentencia surtirá
efecto respecto de éste y del poseedor (o tenedor del bien, si a quien
se ha querido demandar es a este último: art. 105 -in fine- del C.P.C.)
por él designado. Así lo prescribe el tercer párrafo del artículo 105
del Código Procesal Civil.

9.2.3.4 Llamamiento ex officio en caso de fraude o colusión

Beatriz Quintero y Eugenio Prieto dicen del llamamiento ex officio (por


orden del Juez) en caso de fraude o colusión que:
«... En esta especie de intervención forzosa el llamamiento lo formula el
juez cuando advierte, de alguna manera, fraude o colusión que se
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 785

encamine a perjudicar a la persona a quien llama al proceso. El fraude


es culpa grave civil, con ánimo de perjudicar; la colusión es una
combinación, un acuerdo entre las partes de un proceso que casi siempre
resulta simulado y con el propósito de extender sus efectos reflejos a un
tercero.
(...)

El llamado ex officio que interviene en el proceso no introduce en él una


pretensión nueva que se sume o acumule a la que viene siendo objeto de
debate. Su interés descansa exclusivamente en que no se consume el
propósito fraudulento que le dañaría. Por lo general resistirá a la
pretensión, pero ello no es principio absoluto.
( .. .)

El citado no queda vinculado al proceso por el solo llamamiento.


Producida la citación, el tercero decide si interviene o no, y tan solo en
el último supuesto se producirá su vinculación» (QUINTERO; y PRIETO,
1995, Tomo II: 114-115).
Los mencionados autores señalan, además, que:
«Este instituto sui generis implica la permisión al tercero de toda la
actividad propia de una parte principal independiente, tal como si
interviniera ad excludendum, cual si acumulara pretensión. Goza de todos
los poderes y facultades procesales, pero carece de la facultad de disponer
del objeto litigioso» (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 115).
Devis Echandía, en lo que se refiere al llamamiento ex officio en caso de
fraude o colusión, anota que:
«Es importante autorizar al tercero para que, en cualquiera de las
instancias, siempre que advierta colusión o fraude en el proceso, ordene
oficiosamente la citación de las personas que puedan resultar perjudicadas,
para que hagan valer sus derechos (...).
(...) Ese tercero citado no queda vinculado al proceso por el solo hecho
de la citación, sino una vez que concurra; (...) la citación no tiene por fin
imponerle responsabilidad (...), sino por el contrario, darle oportunidad
procesal de defender sus intereses de la maniobra fraudulenta de las
partes» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 417).
El Código Procesal Civil regula el llamamiento ex officio en caso de fraude
o colusión en su artículo 106. Así tenemos que, en virtud del artículo 106 del
Código Procesal Civil, el Juez, siempre que exista la presunción de fraude o
colusión en el proceso, tiene la obligación de disponer, de oficio, la inmediata
citación de las personas que puedan resultar afectadas, con la finalidad de que
se apersonen al proceso en salvaguarda de sus derechos e intereses. A efecto
de la citación de las personas interesadas en caso de fraude o colusión, el Juez
786 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

tiene la potestad de ordenar la suspensión del proceso por un plazo que no


exceda los 30 días. Debe tenerse presente que el llamamiento en caso de fraude
o colusión procede en cualquier etapa del proceso.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al llamamiento
ex officio en caso de fraude o colusión, ha establecido lo siguiente: «... El
llamamiento en caso de fraude o colusión cuando el Juez presuma su existencia,
así como la consecuente suspensión del proceso, no constituye un imperativo
categórico pues es una facultad discrecional del Juzgador...» (Casación Nro.
2981-2006 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2006, pág.
17813).

9.2.3.5 Llamamiento en causa del tercero pretendiente

En relación al llamamiento en causa del tercero pretendiente (llamado


también denuncia de litigio pendiente o citación de demandantes), Prieto-
Castro y Ferrándiz nos informa lo siguiente:
«... La doctrina científica y ciertas legislaciones extranjeras se ocupan
de un nuevo caso de intervención de tercero por denuncia de litigio
pendiente (...). Es la hipótesis de que, estando pendiente un proceso acerca
de un crédito, haya un tercero que afirme ser él el acreedor. Entonces el
demandado denuncia la existencia del litigio al tercero para que intervenga
en la causa si le interesa, al tiempo que deposita el importe de la deuda
para que sea entregado al que venza. El proceso nuevo que de esta manera
se origina es llamado litigio entre pretendientes, cuyo efecto es desligar
al demandado de la causa (extramissio) para que ésta siga con esos dos
pretendientes» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1:
77-78).
Para Véscovi, el llamamiento al tercero pretendiente «... es la notificación
a quien se entiende se considera con derechos al bien objeto del proceso. Es
una especie de llamamiento al tercero excluyente. Es decir, que este tercero no
entra como demandado reforzando la posición del citante, sino como actor...»
(VESCOVI, 1999:179).
Calamandrei, en lo que atañe al llamamiento en causa del tercero
pretendiente, refiere que «... cuando se controvierte a cuál de los dos (o más)
pretendientes le corresponde el derecho a una prestación relativa a una suma
de dinero o a una cosa, el obligado, demandado en juicio por uno de dichos
pretendientes, tiene interés en hacer que se declare la certeza, antes de pagar,
de cuál sea, entre los distintos pretendientes, el que verdaderamente tiene
derecho a la prestación: y a este objeto puede llamar en causa al otro pretendiente,
a fin de que el juez decida la controversia entre ellos. Así se habrá declarado
judicialmente cierto a quién le corresponde poder exigir su prestación, sin el
temor de pagar a quienno tiene derecho...» (CALAMANDREI, 1962, Volumen
II: 348).
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 787

Rodríguez Garcés dice de la citación de demandantes que:


«... (Se) faculta al demandado para pedir que se ponga la demanda en
conocimiento de aquellas personas a quienes corresponde también la
acción ejercitada por el actor. Ej.: El deudor demandado por uno de los
coacreedores.
Si la demanda ha sido entablada por una sola persona y la acción ejercitada
en ella corresponde también a otras, el demandado puede pedir que se
ponga la demanda en conocimiento de ellas para que expresen si la hacen
suya o no» (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 73).
Sobre el particular, Stiglitz anota que:

«... El litigio entre pretendientes, se produce, cuando entablado un proceso


entre dos personas en reclamación de un derecho real o personal, el
demandado, afirmando que no le corresponde el derecho, lo atribuye a
una tercera persona, llamándola para que acuda al proceso en su propia
defensa y separándose del mismo, da origen a una intervención (...)
principal, en cuanto el llamado interviene en el proceso.
Al nuevo proceso que se origina se llama litigio entre pretendientes y
para que se produzca lo que la doctrina denomina extramissio o puesta
fuera del proceso del demandado, es preciso que éste deposite la cosa o
la suma debida» (STIGLITZ, 1970:160-161).
En lo concerniente al llamamiento del tercero pendiente, Arazi opina de
esta manera:
«Sucede cuando el demandado pide la citación de otra persona, distinta
del actor, que también pretende la misma cosa reclamada en la demanda.
La citación se hace a un tercero a quien se le atribuye una pretensión en
contra del actor y del demandado; respecto del primero porque quiere
para sí lo que éste reclama en el proceso, y del segundo porque es el sujeto
pasivo de la relación sustancial. La situación difiere de la intervención
excluyente porque en el caso, el demandado primitivo se desvincula de
la suerte del proceso dado que la doctrina exige, para que proceda esta
citación, que el citante se allane a la pretensión del demandante.
Podemos graficar la situación diciendo que si A demanda a B, éste puede
allanarse y citar a C; entonces la contienda se entabla entre A y C para
determinar quién es el titular del derecho reclamado en la demanda.
La no intervención del tercero citado le impide alegar que el demandado
pagó mal y pretender cobra (sic) nuevamente el crédito; pero no le prohíbe
ejercer su pretensión contra el actor que cobró en el juicio anterior»
(ARAZI, 1998: 329).
788 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Serra Domínguez apunta sobre el tema lo siguiente:


«... Hipótesis de intervención principal pueden darse (...) en el supuesto
(...) llamado 'litigio entre pretendientes', que la doctrina española considera
unánimemente como supuesto de intervención provocada.
A nuestro entender, el llamado litigio entre pretendientes que se produce
cuando entablado proceso entre dos personas en reclamación de un
derecho real o personal, el demandado, afirmando que no le corresponde
el derecho, o atribuye a una tercera persona, llamándola para que acuda
al proceso en su defensa y separándose de la dirección del proceso, da
origen a una intervención principal en cuanto el llamado interviene en
el proceso (...). Ciertamente la institución está pensada para aquellos
supuestos en los que el demandado reconozca como existente la
pretensión, pero niegue la condición del demandante, atribuyéndosela
a otra persona. Lógicamente, interviniendo ésta en el proceso, el primitivo
demandado se apartará del mismo, consignando en su caso la cantidad
adeudada (extramissio). Pero incluso en este caso estimamos que se
produce una intervención principal, en cuanto no existe únicamente un
cambio de partes, (...) sino además una mutación objetiva del objeto, que
de ser la exigencia de una deuda, por ejemplo pasa a ser la titularidad
sobre dicho crédito. El allanamiento de una de las partes -el primitivo
demandado- a la pretensión no impide que ésta sea incompatible con la
primeramente formulada. Existiendo una verdadera intervención de un
tercero en un proceso pendiente sin asumir la posición procesal de
cualquiera de las partes, forzosamente debe calificarse esta intervención
como principal» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 217).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, acerca
de la llamada al tercero pretendiente, formulan estas observaciones:
«Puede ocurrir que una persona reconozca su condición de obligado en
una relación jurídico material pero desconozca quién es el titular del
derecho subjetivo, y partiendo de esta situación pueden presentarse dos
situaciones procesales:
l.°) Que ese sujeto pasivo haya sido demandado ya en dos o más
procesos por otras tantas personas que afirman su titularidad del
derecho subjetivo; la solución aquí radica en que el demandado en
los varios procesos pida la acumulación de los mismos, y luego (...)
deposite en el juzgado el importe de la deuda, con lo que estaríamos
ante un litigio entre pretendientes.
2 °) Que ese sujeto pasivo haya sido demandado ya en un proceso
por uno solo de los pretendientes, y entonces puede llamar al
procedimiento a los otros pretendientes, los cuales si intervienen
darán lugar a una intervención principal, aunque cabe la extromisión
del demandado, el cual deberá depositar previamente lo reclamado»
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 93).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 789

Podetti sostiene respecto del llamado al tercero pretendiente que:


«Este caso de denuncia de litis (...) puede producirse cuando se demanda
por una obligación y el demandado tiene conocimiento de que un tercero
pretende el mismo derecho. Así, en el supuesto de un crédito que fue
cedido irregularmente y se discute, entre cedente y cesionario, la
propiedad del mismo, en el de una cosa depositada, discutiéndose quién
es el depositante (...).
Esta forma de tercería defiende, fundamentalmente, el derecho substancial
del pretendiente al crédito y de rebote, al demandado citante que podría
ser obligado a cumplir dos veces su obligación, sin perjuicio de su derecho
a repetir contra el actor. Se trata, pues, de una tercería en interés propio,
originario, directo y excluyente. Tiene caracteres de forzosa o coactiva,
pues si el llamado no comparece, no podría más tarde pretender el
derecho reclamado por el actor. Si comparece, su figura es la de sujeto
procesal primario, con legitimación 'ad causam' plenaria y facultades
excluyentes y exclusivas» (PODETTI, 1949: 291-292).
Kenny, en cuanto al llamado del tercero pretendiente, hace estas precisiones:
«Se da este tipo de citación en el proceso, en la hipótesis de que el actor
o el demandado denuncie en él la existencia de un tercero que pretenda
ser el titular o se le atribuya la titularidad del derecho sobre la cosa en
litigio. Su citación responde al efecto de que el tercero haga valer su
derecho y se esclarezca por la vía judicial la realidad de su pretensión.
(...) Tanto el actor que demandó el cobro de su crédito como el demandado
deudor, pueden tener interés en pedir la citación del tercero pretendiente,
para esclarecer la situación en forma definitiva, por la vía judicial.
En cualquiera de esos casos, el llamamiento del tercero importará, para
el citante, la formulación de una pretensión de mera declaración de
certeza del derecho y respecto del tercero citado. De ahí se sigue que la
sentencia resolverá sobre a quién incumbe exigir la prestación del
demandado. Por tanto, si el actor resultare el acreedor, se dictará sentencia
de condena contra el demandado obligado y se obtendrá una declaración
negando el derecho del tercero pretendiente sobre la cosa en litigio.
De no ser el actor el titular del crédito, o del derecho sobre la cosa litigiosa,
corresponderá el rechazo de la demanda, y en su caso, de ser pertinente,
el reconocimiento del derecho del tercero sobre el bien en litigio...»
(KENNY, 1983: 69).
Finalmente, Lino Palacio, en lo que atañe a la citación del tercero pretendiente,
reflexiona de este modo:
«Tiene lugar este tipo de intervención en el supuesto de que, denunciada
por cualquiera de las partes originarias la existencia de un tercero que
790 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

haya afirmado o a quien se atribuya la titularidad del derecho sobre la


cosa litigiosa, se dispone la citación de ese tercero al proceso pendiente
con el objeto de que haga valer su pretensión.
(...) En la generalidad de casos, será la parte demandada quien tenga
interés en requerir el llamamiento del tercero pretendiente. Por ello, la
hipótesis que tradicionalmente se pone como ejemplo es la de que,
interpuesta una pretensión tendiente al cobro de un crédito, y teniendo
el demandado noticia de que un tercero pretende para sí la titularidad
de dicho crédito (porque, vgr., se lo habría cedido el actor), aquél solicite
la citación de ese tercero a fin de que resulte esclarecida la situación
jurídica real mediante una declaración judicial que determine a quién
incumbe exigir la correspondiente prestación.
(...)

El demandado que requiere la citación del tercero puede, simultáneamente,


depositar el importe del crédito a fin de que, eventualmente, se entregue
a quien sea judicialmente declarado su verdadero titular. En tal caso
puede ser excluido del proceso, debiendo continuar éste entre el actor y
el tercero. Si el demandado, en cambio, opta por discutir el derecho del
actor y del interviniente, éste asume una posición substancialmente
análoga a la del interviniente principal (...), y el demandado debe
permanecer como parte en el proceso.
(...)

Asimismo, la citación debe limitarse a poner en conocimiento del tercero


el pedido de intervención formulado por las partes a fin de que, si así lo
desea, haga valer en el proceso los derechos que estime corresponderle.
Su incomparecencia no autoriza, desde luego, a declararlo en rebeldía,
aunque tal actitud no obsta a que la sentencia lo afecte como a las partes
principales (..'.).
(...) Como ocurre en todos los casos de intervención obligada, el tercero
pretendiente no puede ser obligado a aceptar el proceso in statu et terminis.
De allí que (...) el procedimiento deberá suspenderse hasta su
comparecencia o hasta el vencimiento del plazo que se le hubiese señalado
para comparecer» (PALACIO, 1983, Tomo III: 263-266).

10. EXTROMISION

Según Liebman, «la extromisión de una parte es el fenómeno inverso a


la intervención, es la salida de una parte del proceso. La misma se produce por
efecto de un pronunciamiento del juez, que libera o excluye a una parte de la
participación ulterior en el proceso, y puede referirse tanto a una parte originaria
cuanto a una parte que haya intervenido o haya sido llamada al proceso
pendiente. En general, la extromisión tiene lugar cuando el juez compruebe el
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 791

defecto de presupuestos particulares que condicionan la presencia de la parte


en el proceso, o cuando llegue a faltar la demanda propuesta en juicio por la
parte o contra ella (y el proceso deba, en cambio, continuar entre las otras
partes)» (LIEBMAN, 1980: 87-88).
Redenti, acerca de la exclusión (extromisión) de partes e intervinientes,
enseña lo siguiente:
«... Puede encontrar lugar, tanto respecto de quien fuera ya parte del
proceso desde el origen (actor o demandado juntamente con otros), como
respecto de otros sujetos que posteriormente hubieren intervenido o
hubiesen sido llamados en causa. No es el modo de ingreso lo que tiene
importancia para el modo de salir de allí, sino solamente la razón o el
fundamento del ingreso y de la eventual ulterior participación en la
relación procesal. Y desde este punto de vista, hay que recordar que la
exclusión puede tener significado y valor sumamente diversos según el
distinto significado y valor que pueda adoptar la participación en la
relación.
Podrá, así, ser excluido quien sólo tenía posición de parte secundaria y
quien estaba, por tanto, enjuicio sólo ad adiuvandum, si el juez considera
que no concurren los extremos para asumir y conservar esa posición.
Pero ello no modificará para nada los términos de la causa principal ni
los de la respectiva materia de la controversia, del cual quedará el juez
investido entre las partes (legítimos y necesarios contradictores) de ella.
Podrá ser excluido un pretendido o presunto litisconsorte necesario, si
el juez considera que no era tal, y proseguirá la causa, reducida ya a las
partes efectivamente legitimadas para ella. Podrá, finalmente, ser
excluido, alguien que fuera parte de una causa reunida, pero entonces la
exclusión adquiere un carácter completamente diferente. En este caso, el
fenómeno que en realidad se verifica es una separación de causas (...), y
la salida del proceso de una parte (o de varias pártes acaso) no es más
que una consecuencia subjetiva de la exclusión de su causa del proceso
(salvo venir a ser luego materia de un proceso separado)» (REDENTI,
1957, Tomo I: 455-456).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 107 del Código Procesal
Civil, en cualquier etapa del proceso, y de manera excepcional, puede el órgano
jurisdiccional disponer (en resolución debidamente motivada) la extromisión
de un tercero legitimado que esté interviniendo en el proceso, vale decir, su
apartamiento de la litis en los siguientes casos:
a) Cuando el órgano jurisdiccional estime que el derecho o interés
que legitimaba al tercero se ha extinguido.
b) Cuando el órgano jurisdiccional compruebe posteriormente la
inexistencia del derecho o interés que legitimaba al tercero (decimos
posteriormente porque el Juez admite la intervención del tercero
792 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

precisamente por demostrar éste su derecho o interés para intervenir


en el proceso, de lo que se colige que es en momento posterior al
indicado que el Juez se cerciora de que dicho derecho o interés no
existe y, en consecuencia, dispone la extromisión de aquél).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la extromisión,
ha establecido lo siguiente: «... El pedido de extromisión del proceso de un
tercero legitimado presupone que éste anteriormente haya sido incorporado
al mismo...» (Casación Nro. 02-05 / La Libertad C-47295, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-08-2005, pág. 14430).

11. SUCESION PROCESAL

11.1 Concepto

«Este fenómeno procesal, también conocido como 'cambio de partes',


consiste en el cambio, a lo largo del proceso, de alguno de los sujetos procesales
que iniciaron el pleito. (...) Se contemplan (...) los dos tipos de sucesión más
frecuentes: mortis causa (...) o por transmisión del objeto litigioso...» (ARMENTA
DEU, 2004: 96).
Para Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar,
«la sucesión procesal atiende al cambio en el proceso de una parte por otra, en
la misma posición procesal, por haberse convertido la segunda en titular de la
posición habilitante para formular la pretensión o para que frente a ella se
formule» (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 95).
Ramos Méndez cataloga a la sucesión procesal como «... la sustitución
en un proceso pendiente de una parte por otra que ocupa su posición procesal,
por haber devenido titular de los derechos sobre la cosa litigiosa» (RAMOS
MENDEZ; citado por VIERA RUIZ, 1995:17). Ramos Méndez precisa que «...
mediante el mecanismo de la sucesión procesal, la persona que ha devenido
titular de los derechos sobre la cosa litigiosa en el transcurso del proceso se
introduce en él, en lugar de su causante, esto es, lo sucede en el proceso. La
parte primitiva queda apartada del pleito, ocupando su posición procesal un
nuevo sujeto. No coexisten por tanto dos personas, como ocurre en la
representación y en la sustitución procesal, sino que una de ellas desaparece
por completo para dejar paso a otra. Cambia la parte, no su estructura ni su
representación. La posición procesal de dicha parte es ahora ocupada por el
sucesor, que, en definitiva, deviene parte» (RAMOS MENDEZ; citado por
VIERA RUIZ, 1995:17-18).
Gimeno Sendra entiende por sucesión procesal«... la sustitución, en un
proceso determinado, de unas partes formales por otras materiales, como
consecuencia de la transmisión 'Ínter vivos' o 'mortis causa' de la legitimación
de aquéllas a éstas» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:172). Dicho autor agrega
que «como consecuencia de la 'perpetuado jurisdictionis' que ocasiona la
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 793

litispendencia, tras la admisión de la demanda, no pueden existir cambios


sustanciales de las partes en el proceso (...), el cual habrá de transcurrir entre
el actor y del (sic -léase y el-) demandado. Mas, puede ocurrir que, fuera del
proceso se haya transmitido el derecho subjetivo o la titularidad del bien o
relación jurídica litigiosa, en cuyo caso el nuevo adquirente es quien ostenta
la legitimación, activa o pasiva (en el caso de transmisión de bienes litigiosos),
y quien se encuentra, por tanto, legitimado para suceder a la parte originaria
en el proceso» (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1:172).
Lino Palacio sostiene que:
«... En términos generales, cabe hablar de sucesión procesal siempre que,
a raíz de la extinción, pérdida de legitimación o modificación substancial
producida en la composición de una de las partes, ésta es reemplazada
en el proceso por una persona distinta.
Este tipo de sucesión implica un reflejo de la transmisión de derechos
substanciales, sea a título universal o singular (...). Pero como se trata de
derechos litigiosos, cuya efectividad se halla por lo tanto supeditada al
eventual reconocimiento que de ellos se haga en la sentencia definitiva,
la sucesión procesal se configura, en rigor, como una sucesión en la
posición jurídica procesal adoptada por el transmitente con relación al
correspondiente derecho» (PALACIO, 1983, Tomo III: 324-325).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández dicen de la sucesión
procesal lo siguiente:
«... En la generalidad de casos, el proceso acaba -y, en consecuencia, la
sentencia se dicta- respecto de las mismas personas entre quienes ha
comenzado. Pero puede suceder que, mientras dure el proceso, uno de
los sujetos procesales -ya sea el actor o el demandado- desaparezca, y
otra persona distinta pase a ocupar su lugar; no como litisconsorte o como
coadyuvante sino 'en vez de' la parte que desaparece.
Se origina, entonces, una sucesión procesal o 'cambio de partes'; uno de
los litigantes deja de serlo y otra persona 'física o jurídica' viene a ocupar
su lugar. Para que el cambio de partes pueda producirse, es necesario
que el proceso haya comenzado ya, y que aún no haya terminado por
sentencia firme.
O, lo que es lo mismo: es preciso que exista litispendencia. De ahí que el
cambio de partes sea una verdadera sucesión procesal (...) y, aunque el
fundamento sea común conviene distinguirla claramente de la sucesión
en la relación jurídica material. (...) la sucesión en la relación jurídica
material (...) se produce cuando, con anterioridad a la presentación de la
demanda, el derecho que originariamente pertenecía a una persona ha
sido transmitido a otra. Desde luego, la sucesión material tiene también
importantes repercusiones procesales (...), pero el proceso comienza ya
794 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

con la persona del sucesor, con lo que nada tiene que ver con el cambio
de partes: el causante no ha sido nunca parte en el proceso» (DE LA
OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 485).
Lorca Navarrete trata lo relativo a la sucesión procesal de la manera que
se reproduce a continuación:
«La sucesión procesal atiende a la regulación de todas las cuestiones
que afectan a los posibles cambios de sujetos en la titularidad de parte
legítima en el seno de la instancia procesal.
(...)

(...) La sucesión procesal incide más que, en la titularidad legítima de un


derecho, en una posición de parte dirigida a 'afirmar' la titularidad
legítima del derecho que podrá coincidir o no con la posición legítima
de la parte según como sea declarada jurisdiccionalmente.
(...)

En todo caso, se parte de la ratio según la cual la titularidad legítima del


derecho es en sí transmisible en un contexto que gráficamente podría
ser funerario, no sólo porque se justifique en la sucesión mortis causa,
cuanto más bien, porque 'intervivos' a través de la sucesión se produce
físicamente la muerte para la instancia procesal de quien la transmite.
Pero, al margen de iter deductivos funerarios, en todo caso la sucesión
implica un traspaso total de la titularidad legítima del derecho originándose,
una 'a modo' de escisión, entre la cualidad de parte procesal y la de
titular legítimo del derecho» (LORCA NAVARRETE, 2000:176-177).

Lorca Navarrete concluye diciendo lo siguiente:


«El proceso de la función jurisdiccional, precisamente por su dimensión
temporal, ofrece una perspectiva idónea para que ocurra un fenómeno
de sucesión.
La sucesión procesal, pues, se limita a la instancia procesal pendiente en
la cual tiene lugar y justificación.
En ese contexto, la sucesión en la instancia consiste en la sustitución de
una de las partes por otra que ocupa su posición procesal.
La causa que da origen a la sucesión se justifica en que una persona
deviene titular legítimo sobre la cosa litigiosa, lo cual puede ocurrir por
cualquiera de los modos de transmisión del derecho, tanto por un acto
entre vivos como por causa de muerte.
El origen de la sucesión habría que encontrarlo en la transmisión temporal
de la cosa litigiosa que implica un desplazamiento en la legitimación
que origina además importantes cuestiones de personación de la nueva
parte» (LORCA NAVARRETE, 2000:178).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 795

Sobre el particular, Liebman reflexiona de este modo:


«Se puede adquirir la cualidad de parte también por sucesión.
Se debe ante todo considerar el caso de la muerte de la parte o de que
ésta deje de serlo por otra causa que importe la sucesión universal de
otro sujeto en su posición jurídica: fusión de sociedades comerciales o de
entes públicos; extinción por ley de un ente público y su sustitución de
otro ente público; extinción de un ente público con creación de un ente
nuevo (...). En todos estos casos, teniéndose sucesión a título universal,
los sucesores se sustituyen a la parte en la relación procesal y, por
consiguiente, en la posición de parte, así como la sustituyen en todas sus
relaciones jurídicas: el proceso prosigue con el sucesor, que ocupa el
puesto de la parte difunta o, en otro caso desaparecida (...).
Si los sucesores son varios, ocuparán su puesto como litisconsortes.
(...)
(...) Si, mientras está pendiente el proceso, una de las partes transfiere 'el
derecho controvertido' (esto es sus pretensiones o razones relativas al
bien controvertido) por acto entre vivos a título particular, el proceso
prosigue entre las partes originarias. En cambio, si la transferencia a título
particular tiene lugar a causa de muerte (legado), el proceso es proseguido
por el sucesor universal o frente a él, puesto que es él quien se sustituye
en la posición jurídica del difunto, y por eso (...) también en su cualidad
de parte en el proceso pendiente.
En ambos casos la parte (esto es, el enajenante o el sucesor universal) no
es o no es ya titular del derecho o del pretendido derecho que él defiende
en el proceso. Es, por eso, un sustituto procesal del verdadero interesado,
con todas las consecuencias propias de este instituto: el sucesor a título
particular puede intervenir o ser llamado en el proceso y, si las partes
consienten en ello el sustituto procesal puede ser sacado de él; y, viceversa,
si es el sustituto procesal el que continúa el proceso, la sentencia que se
pronunciará respecto de él tendrá eficacia también frente al sustituido,
aunque haya estado ausente, esto es frente al sucesor a título particular,
el cual, precisamente por eso, podrá también impugnarla, aunque haya
permanecido ausente...» (LIEBMAN, 1980: 75-77).
Al respecto, Micheli hace estas precisiones:
«Un cambio de las partes puede ser provocado, en el curso del proceso,
por la sucesión a) a título universal, y por la b) sucesión a título particular
de las partes en causa.
a) (...) Cuando la parte desaparece por muerte o por otra causa, el
proceso se prosigue por el sucesor universal o frente a él. Parece,
por consiguiente, que la ley haya querido prever no sólo el fin, por
muerte, de la persona física, sino también la desaparición de la
796 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

persona jurídica, siempre que exista una sucesión in universum jus


(que se verifica en caso de fusión de sociedades pero no respecto
de otras causas de extinción de la sociedad) (...).
En algunos casos, la ley prevé la posibilidad de que un nuevo sujeto,
aun no siendo heredero o, aun siendo heredero, no sustituyéndose
en la situación jurídica respecto de la cual se controvierte, suceda
en el proceso: así, por ejemplo, la acción para impugnar el matrimonio
se trasmite a los herederos cuando el juicio está ya pendiente a la
muerte del actor, aun cuando el matrimonio haya desaparecido por
la muerte de un cónyuge (...); la acción de impugnación del
reconocimiento del hijo ilegítimo puede ser promovida por los
descendientes, por los ascendientes o por los herederos (...).
( ...)

b) (...)
El sucesor a título particular puede intervenir (...) o ser llamado (...)
y si las partes consienten en ello, el enajenante o el sucesor universal
pueden quedar fuera del proceso. Con el fenómeno de la sucesión
a título particular en el proceso se pueden verificar diversas
situaciones procesales (...) y precisamente junto al sustituto procesal
(enajenante, sucesor universal...) pueden acceder el adquirente o
el legatario y éstos pueden pedir y obtener quedar en el proceso
ellos solos, sin la presencia del sustituto. Por otra parte, si el proceso,
en cambio, continúa entre las partes originarias, la sentencia
despliega igualmente los propios efectos respecto también del
adquirente o del legatario, los cuales están legitimados expresamente
para la impugnación de dicha sentencia, aun cuando no hayan sido
parte en el proceso (...). Los sucesores a título particular pueden
obtener además la expedición en forma ejecutiva de la sentencia,
cuando ésta haya sido pronunciada a favor de su causante...»
(MICHELI, 1970, Volumen I: 237-240).
El Código Procesal Civil, en su artículo 108, regula lo concerniente a la
sucesión procesal, desprendiéndose del primer párrafo de dicho numeral que
aquélla se configura cuando, en el curso de un proceso, una persona reemplaza
a una de las partes, ocupando su posición procesal de demandante o demandado,
según sea el caso. El aludido reemplazo deriva de la circunstancia de haberse
producido cambios en la titularidad activa o pasiva del derecho que es materia
de debate judicial.

11.2 Calidad o posición del sucesor procesal


Como bien lo hace notar López del Carril, el sucesor procesal no es tercero
porque «... si se sucede, no se tercia, sino que se alcanza, se coloca en el lugar
y grado del causante, conservando su mismo interés» (LOPEZ DE CARRIL,
1962: 247).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 797

Posición semejante es la adoptada por Devis Echandía cuando afirma


que la sucesión de partes (sucesión procesal) «... se refiere a un cambio en los
sujetos de la relación jurídica procesal, con la transmisión de las facultades y
deberes procesales que conlleva esa posición...» (DEVIS ECHANDIA, 1985,
Tomo II: 418-419).

11.3 Distinción entre sucesión procesal y sustitución procesal

Escobar Fornos, acerca del tema que se examina en este punto, asevera
que «en la sucesión procesal existe un cambio de partes (del demandante, del
demandado o del tercero), saliendo las anteriores de la relación material y
procesal; en cambio, en la sustitución procesal el tercero ejerce en su interés y
nombre propio la acción (o derecho) que pertenece a otra persona. Las partes
no entran y salen del proceso» (ESCOBAR FORNOS, 1990:147).
Ramos Méndez distingue entre sucesión procesal y sustitución procesal
de este modo:
«... Mientras que el sustituto puede actuar los derechos del otro porque
la norma lo faculta para ello, el sucesor actúa derechos propios adquiridos
durante la pendencia del proceso. En la sustitución procesal no existe
ninguna modificación subjetiva que afecte a la posición de las partes,
iniciándose el proceso por el sustituto y continuando en tal calidad hasta
la terminación del mismo. En cambio en la sucesión procesal la parte que
había iniciado el proceso desaparece y deja su puesto a un nuevo titular
de los derechos sobre la cosa litigiosa» (RAMOS MENDEZ; citado por
VIERA RUIZ, 1995:18).
Podetti señala al respecto que:
«La sucesión procesal se origina por cambio de un sujeto. Por ello suele
confundírsela con la sustitución procesal (...). Existe, sin embargo, un
elemento diferencial bien nítido. En la sustitución juegan dos intereses,
uno subordinante y el otro subordinado; el primero el interés del
sustituido y el segundo el del sustituto. El segundo es presupuesto de la
sustitución y el primero lo es de la acción ejercitada, de tal manera que
el sustituto persigue en el proceso la satisfacción de un INTERES AJENO
como condición para satisfacer su propio interés (...). En la sucesión, no
existe más que un solo interés, que se TRANSMITE de un sujeto a otro,
por lo cual lo caracterizo como directo, pero no originario» (PODETTI,
1949: 442).
Por su parte, Lino Palacio dice de la sucesión procesal y la sustitución
procesal que «se trata (...) de situaciones claramente diferenciables, pues
mientras el sucesor procesal actúa, a raíz del acto de transmisión, como titular
directo de la relación jurídica substancial controvertida, el sustituto procesal
lo hace como titular de un derecho vinculado a una relación substancial ajena.
La diferencia se percibe aún con mayor relieve si se repara en la circunstancia
798 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de que el sucesor reviste, o puede revestir (...) una legitimación procesal


excluyente, en tanto que el sustituto la comparte siempre con el sustituido (...).
Asimismo, el sucesor se halla facultado para realizar actos procesales cuya
ejecución está vedada al sustituto, como son todos aquellos que importen una
disposición de los derechos materiales del sustituido» (PALACIO, 1983, Tomo
III: 342-343).

11.4 Efectos de la sucesión procesal

Torres Aguilar sostiene acertadamente que «el efecto fundamental de la


sucesión es que el adquirente o cesionario sucede al transmitente y asume (en
su provecho o perjuicio) la actividad procesal anterior. Pudiera decirse que el
asumente sucede no sólo en la órbita del derecho material, sino que recibe
además la titularidad procesal del enajenante o cedente...» (TORRES AGUILAR,
1955: 660-661).
En relación a los efectos de la sucesión procesal, Lino Palacio asegura
que «... cualquiera sea la clase de sucesión procesal de que se trate (universal
o singular), el sucesor debe incorporarse al proceso en el estado en que éste se
encontraba en el momento de su intervención, siendo por lo tanto eñcaces, a
su respecto, todos los actos procesales cumplidos hasta ese momento con la
participación del transmitente del derecho...» (PALACIO, 1983, Tomo III: 325).
Ramos Méndez pone de manifiesto que «... (se) produce alteraciones
solamente en la posición subjetiva de las partes, permaneciendo inalterado el
objeto del proceso. Los actos concluidos válidamente por el trasmitente de la
cosa litigiosa conservan sus efectos y su eficacia acumulada pasa al sucesor.
Este no inicia un nuevo proceso, sino que continúa el ya comenzado, pudiendo,
a partir de su intervención, aprovechar todas las oportunidades procesales no
transcurridas. También las cargas procesales recaen sobre el sucesor. En todo
caso, el proceso no retrocede en su curso, sino que lo continúa. La sucesión se
inserta en la dinámica procesal en el momento en que se produce el fenómeno
traslativo que da lugar al cambio de partes» (RAMOS MENDEZ; citado por
VIERA RUIZ, 1995:18).

11.5 Casos de sucesión procesal

A criterio de Monroy Cabra, «los principales casos de sucesión procesal


son los siguientes: a) sucesión de una parte por sus herederos, en caso de
muerte, o por el legatario del derecho litigioso; b) sucesión de una parte por el
cesionario, mediante acto entre vivos. Es necesario que el cesionario se haga
presente en el proceso. Si la parte contraria no acepta la sustitución, cedente y
cesionario continúan como litisconsortes; c) sucesión de una persona jurídica
extinguida por aquellos a quienes se les adjudiquen los derechos o bienes
materia del proceso; d) sucesión de una parte cuando sus derechos sustanciales
se extinguen. En este caso, las personas a quienes pase el derecho podrán
intervenir en el proceso» (MONROY CABRA, 1979: 216-217).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 799

Torres Aguilar, al estudiar lo relativo a las causas originarias de la sucesión


procesal, manifiesta lo siguiente:
«Las causas originarias pueden ser, bien una sucesión en el derecho
material controvertido en el proceso (cambio de carácter objetivo) por
enajenación o cesión del bien o derecho litigioso, verificada después de
iniciada la litis pendencia, o constituida la relación jurídico-procesal, o
si se quiere situación procesal, o bien ser debida a una causa de carácter
subjetivo, afectante al representante procesal o a los mismos litigantes.
Los cambios de partes en el orden subjetivo se originan, como es sabido:
a) Por fallecimiento de cualquiera de las partes. En este caso se provoca
una sucesión de derecho material, universal o particular, según las
normas del derecho sucesorio, b) Por la extinción de una persona jurídica
(civil o mercantil) válidamente constituida, por su disolución, concurso
o quiebra. La legitimación del sucesor en estos casos de la nueva parte,
viene acreditada por el documento justificativo de la defunción o disolución,
testamento, escritura de disolución de la sociedad, nombramiento de
síndicos, etc., etc. c) Por la transmisión a un tercero, extraño al proceso y
durante el mismo, del objeto litigioso (...), originándose con ello una
sucesión intervivos a título singular...» (TORRES AGUILAR, 1955: 660).
El Código Procesal Civil regula los casos de sucesión procesal en su
artículo 108, estableciendo que dicha institución jurídica se presenta cuando:
1. Fallecida una persona que sea parte en el proceso, es reemplazada
por su sucesor, salvo disposición legal en contrario.
2. Al extinguirse o fusionarse una persona jurídica, sus sucesores en
el derecho discutido comparecen y continúan el proceso.
3. El adquirente por acto entre vivos de un derecho discutido, sucede
en el proceso al enajenante. De haber oposición, el enajenante se
mantiene en el proceso como litisconsorte de su sucesor.
4. El plazo del derecho discutido vence durante el proceso y el sujeto
que adquiere o recupera el derecho, sucede en el proceso al que lo
perdió.

11.5.1 Sucesión procesal por fallecimiento de una de las partes

Según se desprende del inciso 1) del artículo 108 del Código Procesal
Civil, la sucesión procesal se presenta cuando fallece una de las partes en el
curso del proceso y es reemplazada por su sucesor (a no ser que la ley lo prohíba
expresamente, como cuando se trata de derechos personalísimos).
Lorca Navarrete dice acerca de la sucesión procesal por muerte que:
«Tiene lugar en los supuestos de desplazamiento de legitimación
justificada en una transmisión del objeto del proceso mortis causa.
800 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

(...) Como quiera que, quien actúe como titular del objeto litigioso
se halla legitimado (...), la transmisión 'mortis causa' implica un
desplazamiento de la legitimación.
Pero no basta solo con ese desplazamiento es preciso que la transmisión
'mortis causa' implique una nueva personación que suceda al causante.
A través de la nueva personación, el personado o sucesor podrá 'continuar
ocupando en el proceso la misma posición del causante, a todos los
efectos' (...).
Sin personación no es posible provocar el desplazamiento de la
legitimación 'mortis causa» (LORCA NAVARRETE, 2000:180).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández anotan sobre este caso de
sucesión procesal que «... producida la muerte, los herederos del causante (...)
se subrogan en todos los derechos y obligaciones, incluidos los de carácter
procesal (...), y resulta presumible que tendrán interés en continuar con el
proceso en la medida en que quedarán afectados por sus resultados. La muerte
es la causa más típica -y frecuente- de cambio de partes. Se produce éste como
consecuencia de un hecho que ocurre con independencia de la voluntad de los
litigantes, aunque la subrogación del sucesor en el lugar de la parte no opere
(...) de modo automático» (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I:
485-486).
Lino Palacio, en lo que atañe a la sucesión procesal por fallecimiento de
una de las partes, afirma que:
«... En el caso de las personas físicas, la sucesión universal se produce
con motivo de su fallecimiento (real o presunto), circunstancia que
engendra la transmisión de las relaciones jurídicas substanciales a favor
de las personas (herederos) a quienes, en virtud de la ley o del testamento,
corresponde el patrimonio de la persona fallecida (...).
(...) Cuando alguna o algunas de las relaciones jurídicas fuesen objeto
de controversia en un proceso, el acto de transmisión determina un
desplazamiento de la legitimación procesal del causante hacia los
herederos, a quienes corresponde citar a fin de que asuman la posición
de parte (activa o pasiva) que aquél asumía con anterioridad a su
fallecimiento» (PALACIO, 1983, Tomo III: 327).
Alsina, en cuanto al fallecimiento de una de las partes como hipótesis de
la sucesión procesal, expresa lo siguiente:
«... La muerte de una de las partes produce la suspensión de la relación
procesal (...), pero no su extinción, por cuanto el heredero no sólo sucede
en los bienes y deudas del causante, sino que continúa su persona (...), y
aun cuando hay un cambio físico, en realidad hay unidad jurídica,
de manera que no puede decirse que la relación procesal haya sido
Capítulo V I: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 801

alterada (...). La declaratoria de herederos (o la aprobación del testamento


en su caso) sólo individualiza a los sucesores, pero no les confiere una
distinta calidad. Reintegrada la relación procesal con la intervención de
los herederos, éstos ocupan la misma situación que tenía el causante, de
tal manera que los actos cumplidos quedan firmes y tendrán en adelante
las mismas facultades y deberes que a aquél correspondía.
(...) Mientras subsiste el estado de indivisión de la herencia, ésta constituye
una entidad jurídica de la que los herederos son solamente sus elementos,
y en ese caso ellos constituyen una sola parte. Producida la partición,
cada heredero puede asumir el carácter de parte distinta, pero en ese caso
se produce el estado de litis consorcial que autoriza la unificación de la
personería...» (ALSINA, 1956, Tomo I: 497-498).
Al respecto, Satta asevera que «cuando la parte desaparece (...) por muerte
u otra causa, el proceso se prosigue por el sucesor universal o en contra suya.
Esta es la llamada sucesión en el proceso, que no es sino un reflejo de la sucesión
en la posición jurídica del de cuius. Como se transmiten los derechos y las
aplicaciones, así se transmiten las pretensiones y las legitimaciones, sea en
sentido activo como en sentido pasivo, y por lo tanto el ejercicio mismo de la
acción, con las situaciones procesales ya producidas...» (SATTA, 1971, Volumen
I: 160-161).
Redenti, en lo que concierne al caso de sucesión procesal que nos ocupa
en este punto, manifiesta lo siguiente:
«En el curso del proceso, puede sobrevenir por lo pronto la muerte de
una parte en sentido sustancial, que sea ya al mismo tiempo parte de ese
mismo proceso. Y como la sucesión ocurre en la acción in statu terminis,
en este caso la sucesión in universum ius implica también la sucesión de
los herederos al difunto en la posición procesal de parte, tal como estaba en
aquel momento y cualquiera que fuese el objeto o la materia del litigio
(es decir, la res in iudicium deducta [cosa deducida en el juicio]). Incluso
puede haber sucesión aunque el proceso hubiese sido instituido perperam
[inútilmente], sin tener por objeto una pretensión cualquiera sobre la cual
pudiera dar el juez providencias de fondo. Partes del proceso vendrán a
ser, pues, de iure, los herederos, y podrán éstos por consiguiente
comparecer de hecho ellos mismos en juicio para proseguirlo (ergo
comparecer enjuicio) in locum defuncti [en lugar del difunto]. Si ellos no
creen deber hacerlo espontáneamente, el proceso se detiene por el
momento en su desarrollo, pero las otras partes podrán tomar la iniciativa
de llamarlo en juicio a fin de que éste prosiga, salvo siempre a ellos (los
herederos) el comparecer y estar en él efectivamente o quedar ausentes
y desconocedores de él y dejarlo que siga su curso. Tanto en un caso como
en el otro, sufrirán después todas las consecuencias, en cuanto al fondo
y en cuanto a los gastos, así como para todo otro efecto. Si nadie toma la
iniciativa de la prosecución post mortem, también el proceso se extinguirá
a su vez» (REDENTI, 1957, Tomo 1:172).
802 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

11.5.2 Sucesión procesal por extinción o fusión de persona jurídica


que intervino como parte procesal

Según se infiere del inciso 2) del artículo 108 del Código Procesal Civil,
la sucesión procesal se presenta cuando se produce la extinción o fusión de
una persona jurídica (llamada también persona ideal o moral o colectiva) que
es parte en un proceso y sus sucesores en el derecho discutido se apersonan al
proceso a efecto de intervenir en él en lugar de la persona jurídica extinguida
o fusionada.
A decir de Gimeno Sendra, «las personas jurídicas suceden por fenómenos
de fusión (...) o de absorción, pues la liquidación de la sociedad extingue su
personalidad (...) sin que exista una transmisión de derecho alguno. En tales
supuestos, la sucesora será la nueva sociedad fusionada o la absorbente»
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo 1 :173).
Lino Palacio, acerca de este caso de sucesión procesal, opina lo siguiente:
«... La extinción de una persona de existencia ideal que fuere parte en un
proceso pendiente no encuadra, como principio, en el esquema de la
sucesión procesal.
(...) La extinción o disolución del ente de existencia ideal no trae aparejada
la pérdida de su personalidad jurídica, la cual continúa subsistiendo
aunque al solo efecto de concluir las operaciones pendientes y de liquidar
el correspondiente patrimonio (...). De ello se sigue que las personas
jurídicas extinguidas continúan gozando de capacidad para ser partes
en los procesos que estuvieren sustanciándose a la fecha de su extinción,
ya que dichos procesos encuadran (...) dentro de los actos propios de la
etapa de liquidación.
(...) Un supuesto de sucesión procesal podría encontrarse, sin embargo,
en los casos de absorción o de fusión de sociedades, en los cuales se
verifica, respectivamente, la desaparición de la sociedad o sociedades
absorbidas o de todas las que se funden, y la creación de una sociedad
nueva. Si existen procesos pendientes en los cuales son parte la sociedad
o sociedades extinguidas, o la sociedad absorbente, dicha calidad debe
considerarse transferida al nuevo ente social, que podrá continuar
interviniendo a título de sucesor procesal. Esta situación, sin embargo,
no puede gravitar en desmedro de la otra parte, la cual estará
eventualmente facultada para hacer efectivos los resultados del proceso
sobre el capital de la sociedad frente a la cual litigaba, a cuyo efecto tendrá
preferencia con respecto a los acreedores de la otra u otras sociedades»
(PALACIO, 1983, Tomo III: 331-332).
Capítulo VI: intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 803

11.5.3 Sucesión procesal por transferencia del derecho discutido


mediante acto entre vivos

Se colige del inciso 3) del artículo 108 del Código Procesal Civil que la
sucesión procesal se presenta cuando en el curso de un proceso una de las
partes cede o transfiere (por acto entre vivos, se entiende) su derecho respecto
del cual existe controversia, ocupando el adquirente la posición procesal de
aquélla, en su reemplazo, a no ser que medie oposición de la contraparte (lo
cual no significa que su conformidad deba ser expresa, pudiendo operar
también en forma tácita, si no se opone o guarda silencio cuando tenga que
absolver el traslado respectivo de tal situación), en cuyo caso el enajenante o
transfiriente del derecho discutido se mantiene dentro de la relación jurídica
procesal como litisconsorte de su sucesor (adquirente).
Según Redenti, «... en este caso prosigue el proceso en relación a la parte
originaria, enajenante, pero con efectos para el adquirente (...). Hay, pues,
también una sustitución procesal, pero queda siempre a salvo la posibilidad
de que el adquirente intervenga o sea llamado a participar en el proceso, y
entonces el enajenante puede ser excluido y cesa la sustitución. Hay, en cambio,
una sucesión del adquirente al enajenante en la posición procesal de parte y
en el estar enjuicio» (REDENTI, 1957, Tomo 1:173).
Sobre el particular, Alsina considera que:
«... Tiene lugar la substitución a título singular cuando la cosa litigiosa
es enajenada a un tercero. La enajenación puede traducirse en un daño
para la parte contraria a la que la efectuó, y es necesario, en consecuencia,
garantizarla dentro del proceso (...). De dos maneras puede procurarse
esa garantía: o se prohíbe la enajenación de la cosa autorizando una
medida precautoria (embargo, inhibición, anotación de litis), o se permite
la enajenación, pero en forma que el proceso continúe entre las partes
originarias, con efecto también respecto del tercero a quien se hará
extensivo mediante el procedimiento de la intervención obligada.
(...) En este segundo caso, tenemos una substitución de parte, puesto que
la que enajenó la cosa litigiosa continúa actuando, pero en representación
de un interés ajeno, o sea del adquirente. Este no puede intervenir en el
proceso sino con el consentimiento de la parte actora, y en este supuesto,
a la substitución en la relación substancial, habrá que agregar la
substitución en la relación procesal. Esto se explica porque la sentencia
debe referirse al momento en que se trabó la relación procesal, y los
hechos posteriores no pueden alterarla sino cuando media conformidad
de los sujetos procesales» (ALSINA, 1956, Tomo I: 498-499).
Lorca Navarrete apunta sobre la materia lo siguiente:
«Tiene lugar (la sucesión procesal por transmisión del objeto litigioso)
en los supuestos de desplazamiento de legitimación justificada en una
transmisión del objeto del proceso 'ínter vivos'.
804 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

(...)

(...) Cuando se haya transmitido, pendiente un juicio, lo que sea objeto


del mismo, el adquirente podrá solicitar, que se le tenga como parte en
la posición que ocupaba el transmitente (...).
'Adquirente' y 'transmitente' constituyen una diada que caracterizan
una transmisión Ínter vivos 'pendiente un juicio'.
(...) En la sucesión procesal por transmisión del objeto litigioso, el
desplazamiento de la legitimación precisa de una nueva personación.
Es la del 'adquirente' por la del 'transmitente'.
A través de la nueva personación, el 'adquirente' o sucesor 'podrá solicitar (...)
que se le tenga como parte en la posición que ocupaba el transmitente' (...)

(...)

Sin personación no es posible provocar el desplazamiento de la


legitimación por transmisión del objeto litigioso.
( . .. )

(...) (Se) estructura la sucesión por transmisión del objeto litigioso como
un negocio jurídico de eficacia procesal por el que la declaración de
voluntad del transmitente de transmitir el objeto litigioso respecto del
que actúa como parte legítima y la declaración de voluntad del adquirente
de adquirir el objeto litigioso respecto del cual actuará como parte legítima,
produce el efecto jurídico de originar la eficacia del desplazamiento de la
legitimación mediante la personación del adquirente por el transmitente»
(LORCA NAVARRETE, 2000:185-186).
En relación al tema, Satta hace estas aseveraciones:
«El problema de la sucesión en el derecho controvertido, obviamente a
título particular, es un problema de interferencia entre el poder dispositivo
de las partes y la pendencia del proceso. Es en efecto obvio que la
transferencia altera uno de los términos fundamentales del proceso en
cuanto ha sido instituido entre las partes precisamente en relación a la
posición que ellas tienen frente a un bien. En rigor, toda transferencia
debería importar un cambio de las partes, lo que en terreno práctico es
inconcebible.
El problema ha existido siempre, y se lo ha resuelto a veces fuera del
proceso, estableciendo una indisponibilidad del bien por efecto de la
pendencia del proceso (o directamente una ilicitud de la transferencia,
con la nulidad consiguiente): cosa evidentemente excesiva. Otra solución
más atemperada ha sido la de mantener intacta la disponibilidad, pero
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 805

sancionando a la vez la extensión de la cosa juzgada al causahabiente.


(...) el proceso, en caso de transferencia Ínter vivos, continúa desenvolviéndose
entre las partes originales (...). Los causahabientes pueden intervenir y
ser llamados en causa: y en todo caso la sentencia causa estado con
relación a ellos, desde que no pueden considerarse terceros, a ningún
efecto (...).
Corolarios de esta disciplina son el efecto de la sentencia en relación a
los sucesores a título particular, aunque no hayan intervenido, y la
legitimación para impugnar la sentencia...» (SATTA, 1971, Volumen I:
161-162).
Calamandrei señala al respecto lo siguiente:
«Si en el curso del proceso se transfiere el derecho controvertido a título
particular o por acto entre vivos (por ejemplo, por venta de la cosa litigiosa
o por cesión del derecho controvertido hecha a un tercero adquirente,
extraño al proceso), o por causa de muerte (por ejemplo, si en el curso
de un proceso de reivindicación muere el demandado; y resulta en su
testamento que ha dispuesto él de la cosa reivindicada a favor de un
legatario), esa transferencia a título particular del derecho sustancial no
tiene efecto alguno sobre la relación procesal: la cual continúa 'entre las
partes originarias', es decir, si la enajenación ha ocurrido ínter vivos, frente
al enajenante (a pesar de que él, a consecuencia de la enajenación, no sea
ya titular del derecho sustancial controvertido); y si ha ocurrido causa
mortis, frente al sucesor universal de la parte difunta a pesar de que la
cosa controvertida no haya sido dejada a él, sino al legatario). De este
modo el enajenante que continúa siendo parte y estando legitimado en
un proceso en que se controvierte de un derecho no perteneciente ya a
él, asume en dicho proceso después de la enajenación, la función de
sustituto procesal del adquirente; y el sucesor universal asume en él la
misma posición en relación al legatario (...).
La finalidad de estas disposiciones es la de tutelar a la contraparte contra
el peligro de perder los frutos de la victoria, o en general, de ver agravada
o complicada su posición procesal a causa de la enajenación, ocurrida en
el curso del proceso, de la res litigiosa (...).
Pero (...), aun prosiguiendo el proceso frente al enajenante o al sucesor
universal, 'el sucesor a título particular (adquirente o legatario) puede
intervenir o ser llamado al proceso, y si las otras partes consienten en
ello, el enajenante o el sucesor universal puede ser objeto de extromisión'.
En tal caso, pues, puede verificarse, junto al sustituto procesal que está
en causa por un derecho ajeno, la intervención litisconsorcial del titular
de ese mismo derecho (adquirente o legatario); y puede verificarse
directamente una extromisión, es decir, una ulterior sucesión procesal
entre el sustituido procesal, que deja de ser parte en el proceso, y el titular
del derecho que ocupa su puesto.
806 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Cuando esta extromisión se produce, la posición de la relación procesal


vuelve a coincidir con la de la relación sustancial: el sucesor a título
particular sucede en el proceso al enajenante (o al sucesor universal) que
hasta entonces estaba en causa como sustituto suyo» (CALAMANDREI,
1962, Volumen II: 354-356).
Para Lino Palacio, «... la sucesión procesal a título particular se verifica
cuando, hallándose pendiente el proceso, cualquiera de las partes transmite a
un tercero, por cualquier título, sea mortis causa (por legado) o por acto entre
vivos, la cosa o el derecho litigioso» (PALACIO, 1983, Tomo III: 333). El
mencionado tratadista argentino precisa que:
«... El ingreso al proceso del sucesor, en calidad de parte principal, se
halla condicionado al requisito de que la otra parte lo consienta en forma
expresa (...).
(...)

En el supuesto de que la otra parte se oponga al ingreso del cesionario o


adquirente como parte principal, el proceso debe continuar con la
intervención del cedente o enajenante, quien asume entonces la calidad
de sustituto procesal, ya que a raíz del acto de transmisión del bien o del
derecho litigioso pierde su condición de titular de la relación jurídica
substancial y pasa a defender, en virtud del interés procesal derivado de
las obligaciones de garantía que la ley le impone (...), los derechos del
cesionario o adquirente. Como consecuencia de ello, carece de facultades
para realizar cualquier acto procesal que importe una disposición del
derecho del sustituto (...).
Pese a la negativa expresa de la otra parte, el sucesor singular puede
siempre ingresar al proceso a título de interviniente adhesivo simple o
coadyuvante, es decir, como parte accesoria (...).
Si la otra parte, en cambio, acepta la intervención del cesionario o adquirente
como parte principal, se opera la extromisión del proceso del transmitente
del derecho u objeto litigioso, sin perjuicio de que éste pueda ser llamado
a absolver posiciones o reconocer documentos vinculados con hechos
producidos con anterioridad al acto de transmisión» (PALACIO, 1983,
Tomo III: 333-335).
Lino Palacio termina advirtiendo que «... cualquiera que sea la forma en
que se haya producido la sucesión procesal a título singular, los efectos de la
sentencia alcanzan al transmitente del derecho y al sucesor. Cuando ese último
ha asumido la condición de parte principal, es asimismo responsable por el
pago de las costas devengadas con motivo de la anterior intervención del
sucedido» (PALACIO, 1983, Tomo III: 336).
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 807

11.5.4 Sucesión procesal por vencimiento del plazo del derecho discutido
que da lugar a su adquisición o recuperación por persona distinta
a la parte procesal

Se infiere del inciso 4) del artículo 108 del Código Procesal Civil que la
sucesión procesal se presenta cuando el derecho que es materia de debate
judicial está sometido a plazo, vencido el cual una persona adquiere el mismo
o lo recupera, convirtiéndose así en sucesor de quien perdió el referido derecho
debido al vencimiento del plazo.

11.6 Efectos de la falta de comparecencia de los sucesores procesales

Si durante el trámite de un litigio judicial acontece alguna de las hipótesis


de sucesión procesal previstas en el artículo 108 del Código Procesal Civil, se
suspenderá el proceso hasta que se produzca la comparecencia del respectivo
sucesor procesal, siendo nula toda actividad que se desarrolle sin que haya
comparecido este último, siempre y cuando el acto procesal de que se trate le
pueda haber generado indefensión a la parte que perdió la capacidad o
titularidad del derecho discutido. Como la suspensión del proceso no puede
ser indefinida, el artículo 108 del Código Procesal Civil prevé un plazo de 30
días para que comparezca el sucesor procesal, que se computará a partir del
evento configurante de la sucesión procesal, transcurrido el cual se deberá
designar (de oficio o a pedido de parte) al correspondiente curador procesal
que vele por los derechos e intereses del sucesor procesal, cuya función concluirá
una vez que se apersone al proceso el último de los nombrados. Todo ello se
desprende del penúltimo y último párrafos del artículo 108 del indicado cuerpo
de leyes.

11.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la sucesión procesal

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la sucesión


procesal, ha establecido lo siguiente:
- «... La Sucesión Procesal se da cuando un sujeto ocupa el lugar de
otro en un proceso, produciéndose un cambio en los sujetos de la
relación jurídica procesal, con la transmisión de facultades y deberes
procesales que conlleva esa posición, vale decir que [...] en la
sucesión procesal quién [sic -léase quien-] concurre al proceso ocupa
el lugar del demandante o del demandado y ocurre cuando se
produce el fallecimiento de una de las partes, en cuyo caso el
heredero sucede a la persona del causante adquiriendo la titularidad
del derecho objeto del litigio, o cuando una de las partes enajena
el derecho objeto del litigio, por esta razón, el proceso no se extingue
necesariamente por el fallecimiento del demandante, en cuyo lugar
se subrogan por vía de sucesión mortis causa sus herederos, siendo
que de acreditarse el fallecimiento de uno de los justiciables el
808 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

órgano jurisdiccional debe emplazar a los sucesores notificándoles


la existencia del juicio a efectos que se apersonen al proceso/
garantizando de esta manera el debido proceso consagrado en el
inciso tercero del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución
Política del Estado...» (Casación Nro. 1254-2007 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23614­
23615).
«... El artículo ciento ocho del Código Procesal Civil establece en
su inciso uno, que se presenta la sucesión procesal cuando fallecida
una persona que sea parte en el proceso, es reemplazada por su
sucesor, salvo disposición legal en contrario; para luego concluir
el referido artículo prescribiendo que será nula la actividad procesal
que se realice después que una de las partes perdió la titularidad
del derecho discutido, pero si transcurrido treinta días no comparece
el sucesor al proceso, éste proseguirá con un curador procesal,
nombrado [...]; [...] esta disposición obedece a que una persona que
ha perdido la titularidad del derecho en discusión no puede generar
actos válidos dentro del proceso, contemplando el nombramiento
de un curador procesal para la defensa de los derechos de los
sucesores o adquirientes del mencionado derecho...» (Casación Nro.
52-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09­
2008, págs. 22751-22752).
«... La sucesión procesal puede ser ínter vivos o mortis causa; la
primera acontecería cuando una vez iniciado el proceso se produce
un cambio en la titularidad de las partes debido a la transmisión
del objeto de la litis. La segunda supone la transmisión del objeto
del litigio por el fallecimiento de una de las partes...» (Casación
Nro. 1254-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-12-2008, págs. 23614-23615).
«... La sucesión procesal es una institución consagrada en el
artículo 108 del Código Procesal Civil, norma según la cual por la
sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso,
al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido,
siendo uno de los casos en los que ésta opera, cuando fallece quien
es parte en un proceso, además de los otros supuestos previstos en
la ley adjetiva. [...] Que, la sucesión procesal es la regla general en
el caso de muerte de una de las partes dentro de un proceso; ella
opera ipso jure, aunque el reconocimiento de los herederos en el
proceso depende de la prueba que éstos aporten [...]. [...] Que,
siendo esto así, la sucesión procesal permite la vinculación de
los herederos, como directos interesados en la protección de
la universalidad patrimonial de la cual forman parte, para que
intervengan en el proceso, con lo cual también se protegen
plenamente sus derechos constitucionales, en especial los derechos
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 809

a la propiedad, a la defensa y al debido proceso...» (Casación Nro.


3165-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02­
10-2006, págs. 17155-17156).
«... La sucesión procesal es una institución consagrada en el artículo
ciento ocho del Código Procesal Civil, norma según la cual por la
sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso,
al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido,
siendo uno de los casos en los que ésta opera, cuando fallece quien
es parte en un proceso, además de los otros supuestos previstos en
la ley adjetiva; [...] la sucesión procesal es la regla general en el caso
de la muerte de una de las partes dentro de un proceso, ella opera
ipso jure, aunque el reconocimiento de los herederos en el proceso
depende de la prueba que éstos aporten; sin embargo, existen
procesos civiles en los que están enjuego derechos personalísimos
y en los que a la muerte de una de las partes no puede operar la
sucesión procesal, como por ejemplo en los procesos de divorcio,
de separación de cuerpos o de nulidad de matrimonio, en los que
la muerte de una de las partes implica la culminación de su
actuación procesal. Ello no ocurre en procesos como el presente
[sobre ejecución de garantías], en el que la muerte de una de las
partes no impide la finalidad patrimonial que lo impulsa en tanto
lo que la acción persigue es el patrimonio de la persona y no a la
persona misma; [...] en tal sentido, la sucesión procesal permite la
vinculación de los herederos, como directos interesados en la
protección de la universalidad patrimonial de la cual tienen parte,
para que intervengan en el proceso, con lo cual también se protegen
plenamente sus derechos constitucionales, en especial los derechos
a la propiedad, a la defensa y al debido proceso...» (Casación Nro.
3142-2003 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-08-2005, pág. 14407).
«... El Artículo ciento ocho (del C.P.C.) (...) se refiere al caso de
sucesión procesal, en el cual una persona ingresa en sustitución de
otra a ocupar su posición en la relación procesal, y el caso de autos
es uno distinto, pues se ha demandado directamente a la sucesión
y ésta no ha ingresado después en el lugar del fallecido...» (Casación
Nro. 2844-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 07-07-2000, pág. 5566).
«... El artículo 108° del Código Procesal Civil señala que: 'Por la
sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso,
al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido';
y se presenta -según refiere su inciso 1- cuando: 'fallecida una
persona que sea parte en el proceso, es reemplazada por su sucesor,
salvo disposición legal en contrario'; de donde se advierte que el
acontecimiento en virtud del cual se configura la sucesión procesal
810 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

lo constituye el fallecimiento de la persona que es parte en el proceso


y no de la fecha en que se comunica tal situación...» (Casación Nro.
682-2005 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-01-2007, pág. 18657).
«... Se ha producido el fallecimiento de uno de los demandados [...],
lo cual conmina a recurrir a la figura jurídica de sucesión procesal,
contemplada en el artículo ciento ocho inciso primero del Código
Procesal Civil, [...] a efecto de que: a) los sucesores del fallecido se
apersone [sic -léase se apersonen-] al proceso y actúen en éste en
lugar de su causante; y b) en defecto de ello, esto es, en caso de
inconcurrencia de los sucesores, se proceda al nombramiento del
curador procesal, quien es un abogado nombrado por el Juez; [...]
el artículo sesentiuno del Código adjetivo [C.P.C.] [...] establece
que el nombramiento del curador procesal se produce a pedido
del interesado, pedido que, a fin de merecer un obligatorio
pronunciamiento, de acuerdo a una interpretación literal de la
norma debe formularse una vez transcurrido el plazo de treinta
días con que cuenta el sucesor para comparecer del proceso; tal
como lo prescribe el artículo ciento ocho del citado Código [C.P.C.];
toda vez que la curaduría procesal no se configura simplemente
con la muerte de una de las partes del proceso, sino cuando ninguno
de los sucesores del fallecido se apersona en su lugar durante el
citado plazo, en otras palabras, la sola lectura del citado artículo
sesentiuno [del C.P.C.] nos lleva a concluir que el interesado se
encuentra expedito para solicitar el referido nombramiento solo
cuando se ha producido la mencionada situación...» (Casación Nro.
2952-2001 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-07-2002, págs. 8937-8938).
«... Conforme establece el artículo 108 del Código Procesal Civil,
por la sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un
proceso, al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho
discutido, precisando que se presenta cuando: inciso 1): Fallecida
una persona que sea parte en el proceso, es reemplazada por su
sucesor, salvo disposición legal en contrario; de lo que se colige
que dicho reemplazo obedece a los cambios en la titularidad activa
o pasiva del derecho que es materia de debate judicial; [...] en tal
virtud, fallecida una de las partes de la relación procesal durante
el trámite del proceso, correspondía suspender su trámite para que
se produzca la sucesión procesal o se nombre curador procesal,
conforme a lo normado en el dispositivo antes descrito, lo que no
ha ocurrido, debiendo precisarse que el fallecimiento [...] se produjo
[...] con anterioridad incluso a la expedición de la sentencia de
primera instancia [...]; [...] en este orden de ideas, es evidente que
se ha infringido el debido proceso, [...] por haberse violentado el
Capítulo VI: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 811

derecho de defensa del demandado fallecido, [...] lo cual vicia de


nulidad la decisión recurrida y la expedida en primera instancia,
en atención a lo dispuesto en el numeral 171 del Código Procesal
Civil...» (Casación Nro. 2876-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21318-21319).
«... En el caso de autos, y como lo ha acreditado la recurrente, con
la partida de defunción de su cónyuge [...], éste ha fallecido [...] sin
que se haya llamado a comparecer a sus sucesores procesales
conforme lo señala el inciso primero del artículo ciento ocho del
Código Procesal Civil, acreditándose con ello la vulneración del
derecho de defensa que constituye un derecho fundamental de
naturaleza procesal que conforma, a su vez, el ámbito del debido
proceso, y sin el cual no podría reconocerse la garantía de este
último...» (Casación Nro. 1254-2007 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23614-23615).
«... El no emplazamiento a los sucesores procesales mortis causa
infringe el principio del debido proceso consagrado en el artículo
139 inciso 3o de la Constitución Política, concordante con el artículo
108 inciso I o del Código Procesal Civil. [...] Que, el artículo 108 in
fine del Código Procesal Civil prescribe que será nula la actividad
procesal que se realice después que una de las partes perdió la
titularidad del derecho discutido; y que si [...] transcurridos treinta
días no comparece el sucesor al proceso, éste proseguirá con un
curador procesal, nombrado...» (Casación Nro. 5715-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23371).
«... Conforme lo establece el artículo 108 del Código Procesal Civil,
por la sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un
proceso, al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho
discutido, señalando los casos en que ésta se presenta. Así su inciso
tercero expresa que se presenta tal situación cuando el adquiriente
por acto entre vivos de un derecho, sucede en el proceso al
enajenante; desprendiéndose de dicho numeral por extensión que
aquella se configura cuando, en el curso de un proceso [...] una
persona distinta reemplaza a una de las partes ocupando su posición
procesal de demandante o demandado, según sea el caso...»
(Casación Nro. 1288-2003 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2005, págs. 14747-14748).
«... Fluye que el Banco [...] ya no continúa en su condición de
acreedor, en tal virtud ha devenido carente de interés y legitimidad
para obrar, razón por la que [...] se debió resolver el pedido de
sucesión procesal, por haber operado un cambio en la titularidad
activa de la relación procesal, máxime si [...] el conocimiento de
dicho pedido [...] no ha sido absuelto por la entidad demandante
812 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

que ha dejado de tener la calidad de acreedora, por ende, sin


capacidad para continuar con el desarrollo del proceso. [...] Que,
en consecuencia, al no haberse procedido en la forma que establece
la ley procesal, se ha contravenido lo dispuesto en el artículo 108
del Código Procesal Civil, [...] correspondiendo por tanto declarar
la nulidad del fallo...» (Casación Nro. 1288-2003 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2005, págs. 14747­
14748).
«... El derecho a exigir determinada prestación significa que no
necesariamente debe referirse a créditos reconocidos o consagrados,
pues lo que se cede no es un crédito, sino el derecho a exigir, de tal
manera que también se pueden ceder derechos que sean materia
de controversia judicial, como establece el Artículo mil doscientos
ocho del acotado (C.C.)» (Casación Nro. 74-99 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-08-2000, págs. 6146-6147).
«... La cesión de derechos dentro de un proceso civil, se produce
por escrito presentado ante el Juez con firma legalizada...» (Casación
Nro. 1427-97 / Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 18-10-1998, pág. 1974).
V
COMPETENCIA (O INCOMPETENCIA) DEL JUEZ
- ................ J
1 MODELO DE DOCUMENTO QUE CONTIENE PRORROGA CONVENCIONAL DÉ LA
COMPETENCIA TERRITORIAL

Contrato d e ....... .....

Conste por el presente documento el contrato de .......... que celebran


de una parte el (la) Sr. (a )................. , identificado (a) con D.N.I. Nro................,
domiciliado (a) e n ................... , con R.U.C. Nro............. , a quien en adelante se
le llam ará...........; y de la otra parte, el (la) Sr. ( a ) ..................... , identificado (a)
con D.N.I. Nro..............., domiciliado (a) e n ................... , con R.U.C. Nro............. ,
a quien en adelante se le denom inará.............; en los términos y condiciones
siguientes:
P R IM E R O :.............................................................................................................
SEGUNDO: ...........................................................................................................
TERCERO: .... ................................................... ..................... ............. ............ .
CUARTO: ..............................................................................................................
QUINTO: ...............................................................................................................
S E X T O :....................................................................................................................
SETIM O : Ambas partes acuerdan que, en caso de surgir alguna
controversia respecto de la ejecución del presente contrato, se someten a la
competencia territorial de los órganos jurisdiccionales d e ............ , en aplicación
del artículo 25 del Código Procesal Civil.
En señal de conformidad, las partes contratantes firman el presente
documento a lo s ....... días del mes d e ........... del a ñ o ...........

F irm a d e la p a rte (1) F irm a d e la p a rte (2)


816 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2. MODELO DE ESCRITO PLANTEANDO EXCEPCION DE INCOMPETENCIA POR


RAZON DE LA MATERIA

Secretario : ................................
Expediente : ................................
Cuaderno : DE EXCEPCION.
Escrito : Nro. 01.
Plantea excepción de incompetencia
por razón de la materia

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrón ica..................... , en los
seguidos por .......................... sobre .................... -Cuaderno de excepción-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 35 y 446 -inciso 1)- del Código Procesal Civil, planteo excepción de
incompetencia, con el objeto de que se declare la nulidad de lo actuado y se
disponga la remisión de los actuados al órgano jurisdiccional correspondiente,
en mérito a las consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 35 del Código Procesal Civil,
la incompetencia por razón de la materia es susceptible de ser
invocada como excepción.
2.- Que, tal como lo preceptúa el artículo .... de (del).............(señalar el
Código o ley de que se trate), los procesos sobre................, como el de
autos, deben ser conocidos por los Juzgados de Familia (o Juzgados
Comerciales u otros órganos jurisdiccionales, según sea la materia de que
se trate).
3.- Que, por consiguiente, el Juzgado Civil de ....... carece de
competencia para conocer del presente proceso d e ...........
4.- Que, atendiendo a lo señalado en los puntos anteriores, se ha
planteado la presente excepción de incompetencia por razón de la
materia con la finalidad de que se declare la nulidad de lo actuado
y se disponga la remisión del expediente al órgano jurisdiccional
respectivo, cual es el siguiente:.........................; por así disponerlo
los artículos 36 y 451 -inciso 6)- del Código Procesal Civil.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente excepción
de incompetencia por razón de la materia y, en su oportunidad, declararla
fundada, conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
Práctica Forense: Competencia (o incompetencia) del Juez 817

PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio probatorio


porque la presente excepción de incompetencia por razón de la materia se basa
en el texto expreso de la ley (señalar, entre paréntesis, la norma legal de que se trate),
y, conforme se desprende del inciso 4) del artículo 190 del Código Procesal
Civil, no es objeto de prueba el derecho nacional.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, adjunto el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
Ciudad,.....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N ota: Debe tenerse presente que, en los procesos sum arísim os, y a tenor del artícu lo 552 del
Código Procesal C ivil, las excepciones se interponen al contestar la demanda, o sea, en
el m ism o escrito.

MODELO DE ESCRITO PLANTEANDO EXCEPCION DE INCOMPETENCIA POR


RAZON DE LA CUANTIA
Secretario : ................................
Expediente : ................................
Cuaderno : DE EXCEPCION.
Escrito : Nro. 01.
Plantea excepción de incompetencia
por razón de la cuantía

A L ....... JUZGADO DE PAZ LETRADO DE

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................. , con domicilio procesal e n ...................... . señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos por .......................... sobre .................... -Cuaderno de excepción-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 35 y 446 -inciso 1)- del Código Procesal Civil, planteo excepción de
incompetencia, con la finalidad de que se declare la nulidad de lo actuado y se
disponga la remisión de los actuados al órgano jurisdiccional correspondiente,
en mérito a las consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 35 del Código Procesal Civil, la
incompetencia por razón de la cuantía es susceptible de ser invocada
como excepción.
818 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.- Que, tal como lo dispone el artículo .... del Código Procesal Civil,
los procesos sobre................, como el de autos, seguidos en v ía ......
(señalar la vía procedimental de que se trate: de conocimiento, abreviada,
sumarísima o vía de proceso único de ejecución) deben ser conocidos
por los Jueces de Paz Letrados cuando la cuantía de la pretensión
no supera la s .... Unidades de Referencia Procesal, y por los Jueces
Civiles, si la referida cuantía excede dicho monto.
3.- Que, por consiguiente, al superar la cuantía de la pretensión reclamada
en este proceso las .... Unidades de Referencia Procesal, según se
colige del texto de la demanda interpuesta, e l .... Juzgado de Paz
Letrado d e ...... no resulta ser competente para conocer este proceso.
4.- Que, atendiendo a lo señalado en los puntos anteriores, se ha
planteado la presente excepción de incompetencia por razón de la
cuantía con la finalidad de que se declare la nulidad de lo actuado
y se disponga la remisión del expediente al órgano jurisdiccional
respectivo, por así disponerlo los artículos 36 y 451 -inciso 6)- del
Código Procesal Civil.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente excepción
de incompetencia por razón de la cuantía y, en su oportunidad, declararla
fundada, conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio probatorio
porque la presente excepción de incompetencia por razón de la cuantía se basa
en la propia demanda obrante en autos, en la que se aprecia la cuantía de la
pretensión del (de la) actor (a), así como en el texto expreso de la ley nacional
(señalar, entre paréntesis, el dispositivo legal de que se trate), no siendo dicha ley
objeto de prueba, conforme se desprende del inciso 4) del artículo 190 del
Código Procesal Civil.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : D ebe tenerse presente que, en los procesos sum arísim os, y conforme al artículo 552 del
Código Procesal Civil, las excepciones se interponen al contestar la demanda, o sea, en
el m ism o escrito.
Práctica Forense: Competencia (o incompetencia) del Juez 819

Q MODELO DE ESCRITO PLANTEANDO EXCEPCION DE INCOMPETENCIA POR


“ “ RAZON DE GRADO
Secretario : ...............................
Expediente : ...............................
Cuaderno : DE EXCEPCION.
Escrito : Nro. 01.
Plantea excepción de incompetencia
por razón de grado

AL ........ JUZGADO DE PAZ LETRADO DE .......... ......

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro.................. , con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ....................., en los
seguidos por .......................... sobre .................... -Cuaderno de excepción-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 35 y 446 -inciso 1)- del Código Procesal Civil, planteo excepción de
incompetencia, con la finalidad de que se declare la nulidad de lo actuado y se
disponga la remisión de los actuados al órgano jurisdiccional correspondiente,
en mérito a las consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 35 del Código Procesal Civil, la
incompetencia por razón de grado es susceptible de ser invocada
como excepción.
2.- Que, conforme lo dispone el artículo .... de (del) (señalar el
Código o ley de que se trate), los procesos so b re..............., como el
presente, deben ser conocidos por los Jueces Civiles (o por el órgano
jurisdiccional de que se trate, según sea el caso).
3.- Que, por consiguiente, e l Juzgado de Paz Letrado de no
tiene competencia para conocer del presente proceso d e ...........
4.- Que, atendiendo a lo señalado en los puntos anteriores, se ha
formulado la presente excepción de incompetencia por razón
de grado a efecto de que se declare la nulidad de lo actuado y
se disponga la remisión del expediente al órgano jurisdiccional
respectivo, por así disponerlo los artículos 36 y 451 -inciso 6)- del
Código Procesal Civil.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente excepción de
incompetencia por razón de grado y, en su oportunidad, declararla fundada,
conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
820 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio probatorio


porque la presente excepción de incompetencia por razón de grado se basa en
el texto expreso de la ley (señalar, entre paréntesis, la norma legal de que se trate),
y, conforme se desprende del inciso 4) del artículo 190 del Código Procesal
Civil, no es objeto de prueba el derecho nacional.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : Debe tenerse presente que, en los procesos sum arísim os, por disposición del artículo 552
del Código Procesal C ivil, las excepciones se interponen al contestar la demanda, o sea,
en el m ism o escrito.

5. MODELO DE ESCRITO PLANTEANDO EXCEPCION DE INCOMPETENCIA POR


RAZON DE TERRITORIO
Secretario : ................................
Expediente : ................................
Cuaderno : DE EXCEPCION.
Escrito : Nro. 01.
Plantea excepción de incompetencia
por razón de territorio

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... . identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n ................... con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos p o r.......................sobre petición de herencia -Cuaderno de excepción-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 35 y 446 -inciso 1)- del Código Procesal Civil, planteo excepción de
incompetencia, con la finalidad de que se declare la nulidad de lo actuado y se
disponga la remisión de los actuados al órgano jurisdiccional correspondiente,
en mérito a las consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 35 del Código Procesal Civil, la
incompetencia por razón del territorio es susceptible de ser invocada
por el demandado como excepción.
Práctica Forense: Competencia (o incompetencia) del Juez 821

2.- Que, a tenor del artículo 663 del Código Civil, corresponde al Juez del
lugar donde el causante tuvo su último domicilio en el país conocer
de los juicios relativos a la sucesión. El citado precepto legal guarda
concordancia con lo normado en el artículo 19 del Código Procesal
Civil, conforme al cual, en materia sucesoria, es competente el Juez
del lugar en donde el causante tuvo su último domicilio en el país,
siendo esta competencia territorial de carácter improrrogable.
3.- Que, el presente proceso es uno de naturaleza sucesoria (pues versa
sobre petición de herencia), por lo que es competente para conocerlo
el Juez del lugar en que tuvo su último domicilio el (la) causante,
Sr. (a) ............................., que no es el (la) magistrado (a) que está
conociendo de la causa, pues el último domicilio del (de la) causante
no estuvo ubicado e n .......................... como lo indicó el (la) actor (a) en
su demanda, sino e n .......................... . esto es, fuera de la competencia
territorial de este Juzgado, conforme lo demuestro con la copia del
D.N.I. del (de la) causante en el que se aprecia el domicilio de éste (a)
y que fuera expedido pocos días antes de su deceso.
4.- Que, por consiguiente, el Juzgado Civil de .......... no tiene
competencia para conocer del presente proceso, pues el órgano
jurisdiccional competente es el Juzgado Civil d e ...........
5.- Que, atendiendo a lo señalado en los puntos anteriores, se ha
formulado la presente excepción de incompetencia por razón de
territorio a efecto de que se declare la nulidad de lo actuado y
se disponga la remisión del expediente al órgano jurisdiccional
respectivo, por así disponerlo los artículos 36 y 451 -inciso 6)- del
Código Procesal Civil.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente excepción de
incompetencia por razón de territorio y, en su oportunidad, declararla fundada,
conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
O TRO SI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas en excepciones.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.C Fotocopia del D.N.I. del (de la) causante, Sr. (a ).................................
Ciudad,...................
Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : D ebe tenerse presente que:


A. En los procesos sum arísim os, por disposición del artículo 552 del Código Procesal
Civil, las excepciones se interponen al contestar la demanda, o sea, en el mismo escrito.
822 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

B. La incom petencia basada en irregularidades en la com petencia territorial relativa


(que no es sino aquella que la ley no declara im prorrogable) puede ser invocada,
excluyen tem en te, como excepción o como contienda de com petencia (art. 38
-prim er párrafo- del C.P.C.). La excepción de incompetencia territorial relativa, en
caso de ser declarada fundada, trae como consecuencia la rem isión de los actuados
(por el ]u ez que se declaró incompetente) al ]u ez competente que corresponda, qiden
deberá contin uar con el trám ite del proceso en el estado en que éste se encuentre,
pudiendo el ú ltim o de los nom brados (en caso de considerarlo pertin en te y aun
cuando la audiencia de pruebas ya se hubiera desarrollado -bajo la dirección del
Juez que se declaró incom petente, se entiende-) renovar la actuación de algún
m edio probatorio o de todos ellos (arts. 36 y 451 -inc. 6)- del C.P.C.).

R jfl MODELO DE ESCRITO PLANTEANDO EXCEPCION DE INCOMPETENCIA


TERRITORIAL RELATIVA

Secretario : ................................
Expediente : ................................
Cuaderno : DE EXCEPCION.
Escrito : Nro. 01.
Plantea excepción de incompetencia
territorial relativa

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................. , con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos por .......................... sobre .................... -Cuaderno de excepción-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
los artículos 38 -primer párrafo- y 446 -inciso 1)- del Código Procesal Civil,
planteo excepción de incompetencia territorial relativa, con la finalidad de
que se remitan los actuados al Juzgado competente correspondiente para que
conozca del presente proceso, en mérito a las consideraciones de hecho y de
derecho que paso a exponer:
1.- Que, según se colige del primer párrafo del artículo 38 del Código
Procesal Civil, la incompetencia territorial relativa es susceptible
de ser invocada como excepción.
2.- Que, con arreglo a lo previsto en el artículo 25 del Código Procesal
Civil, las partes acordaron por escrito el sometimiento a la competencia
territorial de un órgano judicial distinto al que está conociendo este
proceso, con el objeto de dar solución a los conflictos o reclamos que
pudieran presentarse con motivo del contrato d e ........ , de fecha..... ,
cuyo supuesto incumplimiento es el que sustenta la pretensión del (de
la) actor (a) formulada en su demanda. La mencionada cláusula de
Práctica Forense: Competencia (o incompetencia) del Juez 823

prórroga convencional de la competencia territorial se halla contenida


en el aludido contrato (cláusula Nro......... ) obrante en autos como
anexo....de la demanda.
3.- Que, por consiguiente, e l Juzgado Civil d e ........ no es competente
para conocer este proceso, recayendo la competencia en el Juzgado
Civil d e .......... , en aplicación de lo convenido de modo expreso por
las partes.
4.- Que, atendiendo a lo señalado en los puntos anteriores, se ha
formulado la presente excepción de incompetencia territorial relativa
a efecto de que se remitan los actuados al órgano jurisdiccional
competente que corresponda, esto es, al Juzgado Civil de ..... ....,
para que se avoque al conocimiento de este proceso. Ello por así
disponerlo los artículos 36 y 451 -inciso 6)- del Código Procesal Civil.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente excepción
de incompetencia territorial relativa y, en su oportunidad, declararla fundada,
conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio probatorio,
pues la presente excepción de incompetencia territorial relativa se basa en el
texto de una cláusula (Nro.............. ) contenida en un documento obrante en
autos, adjuntado como anexo.... de la demanda.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que:


A. En los procesos sum arísim os, por disposición del artículo 552 del Código Procesal
C ivil, las excepciones se interponen al contestar la demanda, o sea, en el m ism o
escrito.
B. La incompetencia basada en irregularidades en la com petencia territorial relativa
(que no es sino aquella que la ley no declara improrrogable) puede ser invocada,
excluyen tem en te, corno excepción o como contienda de com petencia (art. 38
-prim er párrafo- del C.P.C.). La excepción de incompetencia territorial relativa, en
caso de ser declarada fundada, trae como consecuencia la remisión de los actuados
(por el Juez que se declaró incompetente) al Juez competente que corresponda, quien
deberá continuar con el trám ite del proceso en el estado en que éste se encuentre,
pudiendo el últim o de los nom brados (en caso de considerarlo pertin en te y aun
cuando la audiencia de pruebas ya se hubiera desarrollado -bajo la dirección del
Juez que se declaró incom petente, se entiende-) renovar la actuación de algún
m edio probatorio o de todos ellos (arts. 36 y 451 -inc. 6)- del C.P.C.).
824 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Q MODELO DE ESCRITO PLANTEANDO EXCEPCION DE INCOMPETENCIA


RESPECTO DE JUEZ DE PAZ
Secretario : ................................
Expediente : ................................
Cuaderno : DE EXCEPCION.
Escrito : Nro. 01.
Plantea excepción de incompetencia

A L ........JUZGADO DE PAZ D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos por .......................... sobre .................... -Cuaderno de excepción-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 37 y 446 -inciso 1)- del Código Procesal Civil, planteo excepción de
incompetencia, con la finalidad de que se declare la nulidad de lo actuado y se
disponga la remisión de los actuados al órgano jurisdiccional correspondiente,
en mérito a las consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 35 del Código Procesal Civil, la
incompetencia por razón de la cuantía es susceptible de ser invocada
como excepción.
2.- Que, a tenor del artículo 37 del Código Procesal Civil, la competencia
de los Jueces de Paz sólo se cuestiona mediante excepción.
3.- Que, por disposición del artículo .... del Código Procesal Civil, los
procesos sobre ................, como el presente, seguidos en v í a ......
(señalar la vía procedimental de que se trate: de conocimiento, abreviada,
sumarísima o vía de proceso único de ejecución) deben ser conocidos
por los Jueces de Paz cuando la cuantía de la pretensión no supera
l a s .... Unidades de Referencia Procesal, y por los Jueces de Paz
Letrados, si la referida cuantía excede el monto indicado.
4.- Que, por consiguiente, al superar la cuantía de la pretensión materia
del presente proceso las .... Unidades de Referencia Procesal, según
se infiere del texto de la demanda interpuesta, e l.... Juzgado de Paz
d e ...... no resulta ser competente para conocer de este proceso.
5.- Que, atendiendo a lo señalado en los puntos anteriores, se ha
formulado la presente excepción de incompetencia por razón de
la cuantía a efecto de que se declare la nulidad de lo actuado y
se disponga la remisión del expediente al órgano jurisdiccional
respectivo, pues así lo determinan los artículos 36 y 451 -inciso
6)- del Código Procesal Civil.
Práctica Forense: Competencia (o incompetencia) del Juez 825

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente excepción
de incompetencia por razón de la cuantía y, en su oportunidad, declararla
fundada, conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio probatorio,
pues la presente excepción de incompetencia por razón de la cuantía se basa en la
propia demanda obrante en autos, en la que se aprecia la cuantía de la pretensión
del (de la) actor (a), así como en el texto expreso de la ley nacional (señalar, entre
paréntesis, la norma legal de que se trate), no siendo ésta objeto de prueba, conforme
se desprende del inciso 4) del artículo 190 del Código Procesal Civil.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : D ebe tenerse presente que, en los procesos sum arísim os, por disposición del artículo 552
del Código Procesal C ivil, las excepciones se interponen al contestar la demanda, o sea,
en el m ism o escrito.

8. MODELO DE ESCRITO PLANTEANDO EXCEPCION DE INCOMPETENCIA


RESPECTO DE JUEZ DE PAZ LETRADO
Secretario : ................................
Expediente : ................................
Cuaderno : DE EXCEPCION.
Escrito : Nro. 01.
Plantea excepción de incompetencia
por razón de la cuantía

A L ........JUZGADO DE PAZ LETRADO DE

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro................... , con dirección


domiciliaria e n ................. , con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica................... , en los seguidos
p o r.......................sobre...................-Cuaderno de excepción-; atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y con arreglo a lo previsto en los
artículos 37 y 446 -inciso 1)- del Código Procesal Civil, planteo excepción de
incompetencia a efecto de que se declare la nulidad de lo actuado y se disponga
la remisión de los actuados al órgano jurisdiccional correspondiente, en mérito
a las consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer:
826 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

1.- Que, según se colige del artículo 35 del Código Procesal Civil, la
incompetencia por razón de la cuantía es susceptible de ser invocada
como excepción.
2.- Que, a tenor del artículo 37 del Código Procesal Civil, la competencia
de los Jueces de Paz Letrados sólo se cuestiona mediante excepción.
3.- Que, en aplicación del artículo .... del Código Procesal Civil, los
procesos sobre ................, como el presente, seguidos en vía ......
(señalar la vía procedimental de que se trate: de conocimiento, abreviada,
sumarísima o vía de proceso único de ejecución) deben ser conocidos
por los Jueces de Paz Letrados cuando la cuantía de la pretensión
no supera la s .... Unidades de Referencia Procesal, y por los Jueces
Civiles, si la referida cuantía excede tal monto.
4.- Que, por ende, al superar la cuantía de la pretensión materia del
presente proceso la s .... Unidades de Referencia Procesal, conforme
se aprecia del texto de la demanda interpuesta, e l .... Juzgado de
Paz Letrado d e ...... no es competente para conocer de este proceso.
5.- Que, atendiendo a lo señalado en los puntos anteriores, se ha
formulado la presente excepción de incompetencia por razón de
la cuantía a efecto de que se declare la nulidad de lo actuado y
se disponga la remisión del expediente al órgano jurisdiccional
respectivo, por así disponerlo los artículos 36 y 451 -inciso 6)- del
Código Procesal Civil.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente excepción
de incompetencia por razón de la cuantía y, en su oportunidad, declararla
fundada, conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio probatorio,
pues la presente excepción de incompetencia por razón de la cuantía se basa en la
propia demanda obrante en autos, en la que se aprecia la cuantía de la pretensión
del (de la) actor (a), así como en el texto expreso de la ley nacional (señalar, entre
paréntesis, la norma legal de que se trate), no siendo ésta objeto de prueba, conforme
se desprende del inciso 4) del artículo 190 del Código Procesal Civil.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, adjunto el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
Ciudad,...................
Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse p resente que, en los procesos sum arísim os, por disposición del artículo 552
del Código Procesal Civil, las excepciones se interponen al contestar la dem anda, o sea,
en el m ism o escrito.
Práctica Forense: Competencia (o incompetencia) del Juez 827

m | MODELO DE ESCRITO PLANTEANDO CONTIENDA DE COMPETENCIA


Secretario : .......................................
Expediente : .......................................
Cuaderno : DE CONTIENDA DE
COMPETENCIA.
Escrito : Nro. 01.
P la n t e a c o n t ie n d a d e c o m p e t e n c ia .

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

........................, identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica....................; atentamente,
digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en el
primer párrafo del artículo 38 del Código Procesal Civil, planteo contienda de
competencia con la finalidad de que el presente Juzgado solicite al (a la) Juez
d e l ....... Ju z g a d o C iv il d e .......... q u e se in h ib a d e s e g u ir co n n n 'p n d o el p ro c e so
que sobre ............... ha iniciado en mi contra el (la) Sr. (a) ................... , ante
dicho Juzgado, expediente Nro.........., Secretario (a )............... ; en mérito a las
consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, según se colige del primer párrafo del artículo 38 del Código
Procesal Civil, la incompetencia territorial relativa es susceptible
de ser invocada como contienda de competencia.
2.- Que, con arreglo a lo previsto en el artículo 25 del Código Procesal
Civil, las partes acordaron por escrito el sometimiento a la
competencia territorial de este Juzgado, con el objeto de dar solución
a los conflictos o reclamos que pudieran presentarse con motivo del
contrato d e ........., de fech a......, cuyo supuesto incumplimiento es
el que sustenta la pretensión del (de la) actor (a) formulada en su
demanda interpuesta ante e l..... Juzgado Civil d e ......... , expediente
Nro..........., Secretario (a)................. La referida cláusula de prórroga
convencional de la competencia territorial se halla contenida en el
aludido contrato (cláusula Nro........ ), que obra en dicho expediente
como anexo.... de la demanda.
3.- Que, por consiguiente, e l Juzgado Civil d e ........ no es competente
para conocer de este proceso, recayendo la competencia en el
presente Juzgado Civil d e .........., conforme a lo convenido de modo
expreso por las partes.
4. - Que, atendiendo a lo señalado en los puntos anteriores, se ha planteado
esta contienda de competencia a efecto de que el presente Juzgado
Civil d e ........ (Juzgado competente) se sirva oficiar al (a la) Juez
828 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

(incompetente) d e l....... Juzgado Civil d e .........., para que se inhiba


de seguir conociendo del proceso a que se refiere el expediente
indicado precedentemente y proceda a remitir dicho expediente
al presente Juzgado Civil de .........., para que este último pueda
conocer del proceso en cuestión. Ello conforme a lo normado en el
tercer párrafo del artículo 38 del Código Procesal Civil.
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener por planteada esta contienda de
competencia y solicitar al (a la) Juez d el.... Juzgado Civil d e ........que se inhiba
de seguir conociendo el proceso mencionado en el principal y le remita el
correspondiente expediente para su conocimiento, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, esta contienda de competencia la planteo
dentro del plazo legal respectivo (o sea, dentro de los cinco días de emplazado:
art. 38 -primer párrafo- del C.P.C.), conforme se puede apreciar de la cédula de
notificación de la demanda d e .............., de fech a......... presentada en el proceso
conocido indebidamente por el (la) Juez d e l..... Juzgado Civil d e ..........
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
1 ,B Fotocopias de la demanda y sus anexos, de fecha , correspondiente
al proceso d e ..........., seguido ante el .... Juzgado Civil de
expediente Nro..........., Secretario (a ).............
l.C Auto admisorio de la demanda aludida en el punto anterior, de
fech a.......
1 .D Cédula de notificación de la demanda mencionada precedentemente,
así como de su auto admisorio.

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente


Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 829

IMPEDIMENTO Y RECUSACION DEL JUEZ

lü MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JU EZ POR HABER SIDO


PARTE EN EL PROCESO
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
F o r m u la r e c u s a c i ó n d e l J u e z

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ....................., en los
seguidos con (por) ....................... so b re ....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 312 y 305 -inciso 1)- del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 312 del Código Procesal Civil, el Juez
que no cumple con su deber de abstención por causal de impedimento,
puede ser recusado por cualquiera de las partes; por ende, aquél
es susceptible de ser recusado por las causales de impedimento
contempladas en el artículo 305 del Código Procesal Civil.
2.- Que, según se infiere del inciso 1) del artículo 305 del Código
Procesal Civil, el Juez se encuentra impedido de dirigir un proceso
cuando ha sido parte anteriormente en éste, pudiendo, pues, como
se señalara anteriormente, ser recusado por ello.
3.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ...................... , ha intervenido
en el presente proceso como parte, antes que el órgano judicial
jerárquicamente superior, en la resolución de vista de fech a....... ,
anulara todo lo actuado hasta fo jas..... ; conforme se aprecia en el
propio expediente.
4.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación contemplada en el inciso 1) del
artículo 305 del Código Procesal Civil (aplicable a la recusación
conforme a lo normado por el artículo 312 del citado cuerpo
de leyes), debe el (la) Juez del proceso apartarse de éste y ser
reemplazado (a) por otro magistrado.
830 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER O TRO SI DIGO: Que, no acompaño ningún medio probatorio,
pues los hechos en que se basa la recusación formulada por el (la) recurrente
(haber sido el Juez anteriormente parte en el proceso) se pueden apreciar en
el propio expediente del proceso.
SEGUNDO O TRO SI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad, ....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 315 del Código Procesal
C ivil: A . los auxiliares ju risdiccionales y los órganos de auxilio ju dicial pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artículos 305 y 3 0 7 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (numerales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del Juez): B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio judicial tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares ju risdiccionales y de
los órganos de auxilio ju dicial se form ulará ante el Juez o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conforme a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal C ivil (num eral
que trata acerca del trám ite de la recusación del Juez), en lo que fuera aplicable; y D.
sí se ampara la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reem plazado por el que sea
nom brado en la m ism a resolución, la que es inim pugnable.

11. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR RAZON DE


PARENTESCO
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
F o rm u la re c u sa c ió n d e l Ju e z

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... . identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................. , con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (por) ....................... so b re ....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 831

Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los


artículos 312 y 305 -inciso 2)- del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 312 del Código Procesal Civil, el
Juez que no cumple con su deber de abstención por causal de
impedimento, puede ser recusado por cualquiera de las partes; por
ende, aquél puede ser recusado por las causales de impedimento
contempladas en el artículo 305 del Código Procesal Civil.
2.- Que, según se infiere del inciso 2) del artículo 305 del Código Procesal
Civil, el Juez se encuentra impedido de dirigir un proceso cuando
él o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro del cuarto
grado de consanguinidad, segundo de afinidad o de adopción con
alguna de las partes o con su representante o apoderado o con un
Abogado que interviene en el proceso; en consecuencia, puede,
como se señalara anteriormente, ser recusado por ello.
3.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a)..................... , ha sido adoptado (a)
por el (la) apoderado (a) de la contraparte, lo que demuestro con
la correspondiente partida de nacimiento de aquél (aquélla), de
fech a....... , emitida p o r..............
4.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que configuran
la causal de recusación contemplada en el inciso 2) del artículo 305
del Código Procesal Civil (aplicable a la recusación por mandato del
artículo 312 del citado cuerpo de leyes), debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B Partida de nacimiento d e ....... (indicar el nombre del Juez recusado),
de fech a....... , emitida p o r ..............
Ciudad,....
Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 315 del Código Procesal
Civil: A . los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio judicial pueden ser
832 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

r e c u s a d o s p o r las ca u sa les c o n ten id a s e n los a r tíc u lo s 3 0 5 y 3 0 7 d el C ó d ig o P ro c esa l


C iv il q u e les s e a n a p lic a b les (n u m e ra le s re fe rid o s , r e s p e c tiv a m e n te , a la s c a u sa les d e
im p e d im e n to y r e c u s a c ió n d el Ju e z ); B. lo s a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s de
a u x ilio ju d ic ia l tien en e l d e b e r d e a b s te n e r s e si s e e n c u e n tr a n a fe c ta d o s p o r a lg u n a d e
las c a u sa les d e im p e d im e n to ; C. la r e c u s a c ió n d e los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y d e
los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l s e fo r m u la r á a n te el J u e z o la S a la re sp ec tiv a , d e b ie n d o
tr a m ita r s e c o n fo r m e a lo d isp u e sto en el a r tíc u lo 3 1 0 d e l C ó d ig o P r o c e s a l C iv il (n u m era l
q u e tra ta a c e r c a d el trá m ite d e la re c u s a c ió n d el Ju e z ), en lo q u e f u e r a a p lic a b le ; y D .
si s e a m p a r a la re cu s a ció n , el a u x ilia r d e ju s t ic ia d e b e s e r r e e m p la z a d o p o r el q u e se a
n o m b r a d o en la m is m a re so lu c ió n , la q u e es in im p u g n a b le.

12. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR SER


CONYUGE DEL TUTORDE LAPARTE CONTRARIA
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

........................, identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (por) ....................... so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 312 y 305 -inciso 3)- del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 312 del Código Procesal Civil, el
Juez que no cumple con su deber de abstención por causal de
impedimento, puede ser recusado por cualquiera de las partes; por
ende, aquél puede ser recusado por las causales de impedimento
contempladas en el artículo 305 del Código Procesal Civil.
2.- Que, según se colige del inciso 3) del artículo 305 del Código
Procesal Civil, el Juez se encuentra impedido de dirigir un proceso
cuando él o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor de
cualquiera de las partes; en consecuencia, puede, como se señalara
precedentemente, ser recusado por ello.
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 833

3.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ....................... , es cónyuge
del (de la) tutor (a) de la parte contraria, lo que demuestro con la
correspondiente partida de matrimonio de aquél (aquélla), de fecha
....... , emitida p o r..............
4.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 3) del
artículo 305 del Código Procesal Civil (aplicable a la recusación por
mandato del artículo 312 del citado cuerpo de leyes), debe el (la)
Juez del proceso apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro
magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
O TROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B Partida de matrimonio d e ....... ( i n d i c a r el n o m b re d el ]u ez recu sad o ),
de fech a....... , emitida p o r ..............

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : D eb e ten ers e p r e s e n te qu e, co n a rre g lo a lo p r e v is to en el a rtíc u lo 3 1 5 del C ó d ig o P ro cesa l


C iv il: A . los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l p u e d e n s e r
re c u s a d o s p o r las c a u sa les c o n te n id a s en los a rtíc u lo s 305 y 307 del C ó d ig o P ro cesa l
C iv il q u e les s e a n a p lic a b les (n u m e ra le s referid os, re sp ec tiv a m e n te , a las c a u sa les d e
im p e d im e n to y re c u s a c ió n d el Ju e z ); B. los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó rg a n o s d e
a u x ilio ju d ic ia l tien en el d e b e r d e a b s te n e r s e s i s e en cu e n tra n a fe c ta d o s p o r a lg u n a de
las c a u sa les d e im p e d im e n to ; C. la r e c u s a c ió n d e los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y de
los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l se f o r m u la r á a n te e l Ju e z o la S a la re sp ectiv a , d eb ie n d o
tra m ita rs e c o n fo r m e a lo d is p u e s to e n e l a r tíc u lo 310 del C ó d ig o P r o c e s a l C iv il (n u m era l
q u e tra ta a c e r c a d el trá m ite d e la r e c u s a c ió n d el Ju e z ), en lo q u e f u e r a a p lica b le; y D .
s i se a m p a r a la re cu s a ció n , el a u x ilia r d e ju s t ic ia d eb e s e r r e em p la z a d o p o r el q u e sea
n o m b r a d o en la m is m a r e so lu ció n , la q u e es in im p u g n a b le.
834 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

13. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR SER


CONYUGE DEL CURADORDE LAPARTE CONTRARIA
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez
A L ....... JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (p o r)....................... so b re ....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 312 y 305 -inciso 3)- del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 312 del Código Procesal Civil, el
Juez que no cumple con su deber de abstención por causal de
impedimento, puede ser recusado por cualquiera de las partes; por
ende, aquél puede ser recusado por las causales de impedimento
contempladas en el artículo 305 del Código Procesal Civil.
2.- Que, según se colige del inciso 3) del artículo 305 del Código
Procesal Civil, el Juez se encuentra impedido de dirigir un proceso
cuando él o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de curador de
cualquiera de las partes; en consecuencia, puede, como se señalara
precedentemente, ser recusado por ello.
3.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ...................... , es cónyuge del
(de la) curador (a) de la parte contraria, lo que demuestro con
la correspondiente partida de matrimonio de aquél (aquélla), de
fech a....... , emitida p o r..............
4.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que configuran
la causal de recusación regulada en el inciso 3) del artículo 305 del
Código Procesal Civil (aplicable a la recusación por mandato del
artículo 312 del citado cuerpo de leyes), debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 835

OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:


l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B Partida de matrimonio d e .......... (in d ic a r el n o m b re d el j u e z re c u sa d o ),
de fech a....... , emitida p o r ..............

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artícido 315 del Código Procesal
C ivil: A . los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio ju dicial pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artículos 305 y 3 0 7 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (numerales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del Juez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio ju d icia l tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
los órganos de auxilio ju dicial se form ulará ante el Juez o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conforme a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del Juez), en lo que fuera aplicable; y D.
si se am para la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reem plazado por el que sea
nom brado en la m ism a resolución, la que es inimpugnable.

MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR HABER


RECIBIDO BENEFICIOS 0 DADIVAS DE LA PARTE CONTRARIA
Secretario : .....................................
Expediente : .....................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (por) ....................... so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 312 y 305 -inciso 4)- del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
836 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

1.- Que, en aplicación del artículo 312 del Código Procesal Civil, el
Juez que no cumple con su deber de abstención por causal de
impedimento, puede ser recusado por cualquiera de las partes; por
ende, aquél puede ser recusado por las causales de impedimento
contempladas en el artículo 305 del Código Procesal Civil.
2.- Que, según se infiere del inciso 4) del artículo 305 del Código
Procesal Civil, el Juez se encuentra impedido de dirigir un proceso
cuando ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas
de alguna de las partes, antes o después de empezado el proceso,
aunque ellos sean de escaso valor; en consecuencia, puede, como
se señalara precedentemente, ser recusado por ello.
3.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a)..................... , ha recibido beneficios
o dádivas de la parte contraria, pues .... (señalar los hechos que
configuran la referida causal de recusación del Juez), lo que demuestro
con .... (señalar el medio de prueba que acredite los hechos invocados).
4.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriorm ente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 4) del
artículo 305 del Código Procesal Civil (aplicable a la recusación por
mandato del artículo 312 del citado cuerpo de leyes), debe el (la)
Juez del proceso apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro
magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
O TRO SI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B ..............(señalar el medio de prueba que acredite los hechos invocados
por quien formula la recusación del Juez).
Ciudad,...................
Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 3 15 del Código Procesal
C ivil: A . los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio ju dicial pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artículos 305 y 3 0 7 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (numerales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del Juez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio ju d icia l tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 837

los órganos de auxilio ju dicial se form ulará ante el ju e z o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conforme a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del ju ez), en lo que friera aplicable; y D.
sí se am para la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reemplazado por el que sea
nombrado en la m ism a resolución, la que es inim pugnable.

15. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DE VOCAL POR HABER


CONOCIDO EL PROCESO EN OTRA INSTANCIA
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación de Vocal

A LA SALA CIVIL DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA D E ....

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (por) ....................... so b re ....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en los
artículos 312 y 305 -inciso 5)- del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Vocal ....................... , integrante de la .... Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia d e ....... , con la finalidad de que se aparte de este proceso
y sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del artículo 312 del Código Procesal Civil, el
Juez que no cumple con su deber de abstención por causal de
impedimento, puede ser recusado por cualquiera de las partes; por
ende, aquél puede ser recusado por las causales de impedimento
contempladas en el artículo 305 del Código Procesal Civil.
2.- Que, según se colige del inciso 5) del artículo 305 del Código Procesal
Civil, el Juez se encuentra impedido de dirigir un proceso cuando
ha conocido del mismo en otra instancia (y no se hubiera limitado
su actuación a actos procesales de mero trámite); en consecuencia,
puede, como se señalara precedentemente, ser recusado por ello.
3.- Que, el (la) V o cal...................... , integrante de la .... Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia d e ....... , ha conocido del presente proceso
en primera instancia, como Juez director (a) del mismo, antes de
ser promovido (a) al cargo de Vocal de la referida Sala Civil, lo que
puede apreciarse en el expediente de este proceso (apreciándose,
838 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

además, en tal expediente que su actuación no se limitó a actos


procesales de mero trámite).
4.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriorm ente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 5) del
artículo 305 del Código Procesal Civil (aplicable a la recusación
por mandato del artículo 312 del citado cuerpo de leyes), debe
el (la) magistrado (a) recusado (a) apartarse de este proceso y ser
reemplazado (a) por otro (a).
PORTANTO:
A la Sala Civil, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio probatorio,
pues los hechos expuestos en el principal como causal de recusación (haber
el magistrado recusado conocido el proceso en otra instancia, sin que se haya
limitado su actuación a actos procesales de mero trámite) pueden ser apreciados
del propio expediente del presente proceso.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 315 del Código Procesal
Civil: A . los auxiliares ju risdiccionales y los órganos de auxilio ju dicial pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artículos 305 y 3 0 7 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (num erales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del juez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio ju d icia l tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
los órganos de auxilio ju d icia l se form u lará ante el ju e z o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conforme a lo dispuesto en el articulo 3 10 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del ju ez), en lo que fu era aplicable; y D.
si se am para la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reem plazado por el que sea
nom brado en la m ism a resolución, la que es inim pugnable.
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 839

16. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR TENER


AMISTAD INTIMA CON LA PARTE CONTRARIA
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ....... JUZGADO CIVIL D E ................ .

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................. , con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (por) ....................... so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 1) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 1) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando es amigo íntimo de cualquiera de las partes, demostrado
por hechos inequívocos.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ....................... , es amigo (a)
íntimo (a) de la parte contraria, Sr. (a).................... pu es...... (señalar
los hechos que sustentan la referida causal de recusación del Juez), lo que
demuestro c o n ...... (señalar el medio de prueba que acredite los hechos
invocados).
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 1) del
artículo 307 del Código Procesal Civil, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.

OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:


l.A F o to c o p ia d e l D .N .I. d el (d e la) re cu rre n te .
840 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

l.B ....................... (señalar el medio de prueba que demuestre los hechos


invocados por quien formula la recusación del fuez).

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 3 1 5 del C ódigo Procesal
C ivil: A . los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio ju d icia l pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artículos 305 y 3 0 7 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (num erales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del ju ez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio ju dicial tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados p o r alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
los órganos de auxilio judicial se form u lará ante el ju e z o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conforme a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del ju ez), en lo que fu era aplicable; y D.
si se am para la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reem plazado por el que sea
nom brado en la m ism a resolución, la que es inim pugnable.

17. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR CAUSAL DE


ENEMISTAD MANIFIESTA
Secretario : ..................................
Expediente : ..................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro................... , con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ....................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (p o r)....................... so b re ....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 1) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 1) del artículo 307 del Código
Procesal Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 841

proceso cuando es enemigo manifiesto de cualquiera de las partes,


demostrado por hechos inequívocos.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ...................... , es enemigo (a)
manifiesto (a) del (de la) recurrente, porque...... (señalar los hechos
que sustentan la referida causal de recusación del Juez), lo que demuestro
con .... (señalar el medio de prueba que acredite los hechos invocados).
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 1) del
artículo 307 del Código Procesal Civil, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
PO RTA N TO :
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
O TRO SI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B ....................... (señalar el medio de prueba que demuestre los hechos
expuestos por quien formula la recusación del Juez).

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 3 15 del Código Procesal
C ivil: A . los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio ju dicial pueden ser
recusados p o r las causales contenidas en los artículos 3 0 5 y 3 0 7 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (numerales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del Juez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio ju dicial tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
los órganos de auxilio judicial se form ulará ante el Juez o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conform e a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del Juez), en lo que fu era aplicable; y D .
si se am para la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reem plazado por el que sea
nom brado en la m ism a resolución, la que es inim pugnable.
842 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

IS. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR TENER


RELACION CREDITICIA CON LA PARTE CONTRARIA

Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n ................... con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (p o r)....................... so b re .................... -Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 2) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 2) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando él o su cónyuge o concubino o su pariente en la línea directa
o en la línea colateral hasta el segundo grado, primero de afinidad
o adoptado, tienen relaciones de crédito con alguna de las partes,
salvo que se trate de persona de derecho o de servicio público.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ..................... , tiene relaciones
crediticias con la parte contraria, porque...... (señalar los hechos que
sustentan la referida causal de recusación del Juez), lo que demuestro
c o n ...... (señalar el medio de prueba que acredite los hechos expuestos).
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 2) del
artículo 307 del Código Procesal Civil, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
O TROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A F o to c o p ia d el D .N .I. d el (d e la ) re c u rre n te .
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 843

l.B ....................... (señalar el medio de prueba que demuestre los hechos


expuestos por quien formula la recusación del Juez).

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 315 del Código Procesal
C ivil: A . los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio ju dicial pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artículos 305 y 307 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (numerales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del Juez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio ju d icia l tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
los órganos de auxilio judicial se form ulará ante el Juez o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conform e a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del Juez), en lo que fu era aplicable; y D.
si se ampara la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reem plazado por el que sea
nombrado en la m ism a resolución, la que es inimpugnable.

19. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR SER


DONATARIO DE LA PARTE CONTRARIA
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

AL ........ JUZGADO CIVIL D E ................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................. . con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ....................en los
seguidos con (por) .................. so b re.................. -Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 3) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 3) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
844 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

cuando él o su cónyuge o concubino, son donatarios de alguna de


las partes.
2.~ Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ...................... , es donatario (a)
de la parte contraria, p orqu e...... (señalar los hechos que sustentan
la referida causal de recusación del ]uez), lo que demuestro c o n ......
(señalar el medio de prueba que acredite los hechos expuestos por quien
plantea la recusación del Juez).
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriorm ente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 3) del
artículo 307 del Código Procesal Civil, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
O TROSI D IG O : Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B ....................... (señalar el medio de prueba que demuestre los hechos
expuestos por quien formula la recusación del Juez).

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artícido 315 del Código Procesal
C ivil: A . los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio ju dicial pueden ser
recusados p o r las causales contenidas en los artículos 305 y 3 0 7 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (numerales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del Juez); B. los auxiliares ju risdiccionales y los órganos de
auxilio ju dicial tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados p o r alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares ju risdiccionales y de
los órganos de auxilio judicial se form ulará ante el Juez o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conforme a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del Juez), en lo que fu era aplicable; y D.
si se am para la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reem plazado por el que sea
nom brado en la m ism a resolución, la que es inim pugnable.
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 845

20. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR SER


EMPLEADOR DE LA PARTE CONTRARIA

Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro.................... con dirección


domiciliaria e n .................. , con domicilio procesal e n ...................... . señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (p o r)....................... so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 3) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 3) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando él o su cónyuge o concubino, son empleadores de alguna
de las partes.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a )......................, es empleador (a)
de la parte contraria, p o rqu e...... (señalar los hechos que sustentan
la referida causal de recusación del Juez), lo que demuestro c o n ......
(señalar el medio de prueba que acredite los hechos expuestos por quien
plantea la recusación del Juez).
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 3) del
artículo 307 del Código Procesal Civil, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A F o to c o p ia d e l D .N .I. d e l (de la ) re cu rren te.
846 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

l.B ...................... (señalar el medio de prueba que demuestre los hechos


expuestos por quien formula la recusación del Juez).

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 315 dél Código Procesal
C ivil: A . los auxiliares ju risdiccionales y los órganos de auxilio ju dicial pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artículos 305 y 3 0 7 del Código Procesal
C ivil que les sean aplicables (num erales referidos, respectivam ente, a las causales de
im pedim ento y recusación del Juez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio ju dicial tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de im pedim ento; C. la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
los órganos de auxilio ju dicial se form u lará ante el Juez o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conforme a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del Juez), en lo que fuera aplicable; y D .
si se am para la recusación, el auxiliar de ju sticia debe ser reem plazado por el que sea
nom brado en la m ism a resolución, la que es inim pugnable.

MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JU EZ POR SER


PRESUNTO HEREDERO DE LA PARTE CONTRARIA

Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... . identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... . en los
seguidos con (p o r)....................... so b re ....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 3) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 847

1 Que, en aplicación del inciso 3) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando él o su cónyuge o concubino, son presuntos herederos de
alguna de las partes.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ......................, es presunto (a)
heredero (a) de la parte contraria, en su calidad d e ...................... ,
pues...... (señalar los hechos que sustentan la referida causal de recusación
del Juez), lo que demuestro con .... (señalar el medio de prueba que
acredite los hechos expuestos).
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 3) del
artículo 307 del Código Procesal Civil, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B ....................... (señalar el medio de prueba que demuestre los hechos
expuestos por quien formula la recusación del Juez).

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo p revisto en el artículo 3 1 5 del Código Procesal
C ivil: A . los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio judicial pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artículos 3 0 5 y 3 0 7 del Código Procesal
C w d que les sean aplicables (numerales referidos, respectivurnenle, a las causales de
im pedim ento y recusación del Juez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio judicial tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de im pedim ento; C, la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
los órganos de auxilio judicial se form ulará ante el Juez o la Sala respectiva, debiendo
tram itarse conforme a lo dispuesto en el artículo 3 1 0 del Código Procesal C ivil (numeral
que trata acerca del trám ite de la recusación del Juez), en lo que f ie r a aplicable; y D.
si se ampara la recusación, el auxiliar de ju stic ia debe ser reem plazado por el que sea
nom brado en la m ism a resolución, la que es inim pugnable.
848 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

22 . MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR HABER


INTERVENIDO EN EL PROCESO COMO APODERADO
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

........................, identificado (a) con D.N.I. Nro................... , con dirección


domiciliaria e n .................. , con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (p o r)........................so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando haya intervenido en éste como apoderado.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a )...................... , ha intervenido en
el mismo como apoderado (a) de la parte contraria, antes que el
órgano judicial jerárquicamente superior, en la resolución de vista
de fe c h a ....... , anulara todo lo actuado hasta fo ja s ......; conforme
se puede apreciar en el propio expediente.
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriorm ente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 4) del
artículo 307 del Código adjetivo, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIM ER O TRO SI DIGO: Que, no acompaño ningún medio de prueba,
pues los hechos que sustentan la recusación formulada por el (la) recurrente
(intervención del Juez en el proceso como apoderado de la parte contraria) se
pueden apreciar en el propio expediente del proceso.
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 849

SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:


l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : D eb e ten ers e p r e s e n te q u e, con a rre g lo a lo p r e v is to en el a rtíc u lo 315 d el C ó d ig o P ro c esa l


C iv il: A . los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó rg a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l p u e d e n ser
r e c u s a d o s p o r las c a u s a le s c o n ten id a s en los a rtíc u lo s 305 y 3 0 7 del C ó d ig o P ro c esa l
C iv il q u e les sean a p lic a b le s (n u m e ra le s referid os, re sp ec tiv a m e n te , a la s c a u s a le s de
im p e d im e n to y r e c u s a c ió n d el Ju e z ); B. los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y lo s ó r g a n o s de
a u x ilio ju d ic ia l tien e n e l d e b e r d e a b s te n e r s e si se en c u e n tra n a fe c ta d o s p o r a lg u n a de
las c a u s a le s de im p e d im e n to ; C . la r e c u s a c ió n d e los a u x ilia res ju r is d ic c io n a le s y de
los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l s e fo r m u la r á a n te el Ju e z o la S ala re sp ec tiv a , d e b ie n d o
tra m ita rs e c o n fo r m e a lo d isp u e sto en el a r tíc u lo 310 d el C ó d ig o P ro cesa l C iv il (n u m e ra l
q u e tra ta a cerca d el tr á m ite d e la re c u s a c ió n d el Ju e z ), en lo q u e fu era a p lic a b le ; y D.
si se a m p a r a la r e c u s a c ió n , el a u x ilia r d e ju s t ic ia d eb e s e r r e em p la z a d o p o r el q u e sea
n o m b r a d o en la m is m a r e so lu ció n , la q u e es in im p u g n a b le.

m MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR HABER


INTERVENIDOENEL PROCESOCOMOMIEMBRODEL MINISTERIO PUBLICO
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................. . con domicilio procesal e n ...................... . señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (p o r)...... .................so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
850 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

1 Que, en aplicación del inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando haya intervenido en éste como miembro del Ministerio
Público.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ...................... , ha intervenido
en el mismo como miembro del Ministerio Público, antes que el
órgano judicial jerárquicamente superior, en la resolución de vista
de fech a ....... , anulara todo lo actuado hasta fo ja s ......; conforme
se puede apreciar en el propio expediente.
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 4) del
artículo 307 del Código Procesal Civil, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio de prueba,
pues los hechos que sustentan la recusación formulada por el (la) recurrente
(intervención del Juez en el proceso como miembro del Ministerio Público) se
pueden apreciar en el propio expediente del proceso.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : D e b e ten erse p r e s e n te qu e, c o n a r r e g lo a lo p r e v is to en el a r tíc u lo 3 1 5 d el C ó d ig o P r o c e s a l


C iv il: A . los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l p u e d e n s e r
re c u s a d o s p o r las ca u sa les c o n te n id a s en los a r tíc u lo s 3 0 5 y 3 0 7 d el C ó d ig o P r o c e s a l
C iv il q u e les sean a p lic a b le s (n u m e ra le s referid os, re sp e c tiv a m e n te , a la s c a u s a le s de
im p e d im e n to y r e c u s a c ió n d e l ju e z ) ; B. los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s d e
a u x ilio ju d ic ia l tien en el d e b e r d e a b s te n e r s e si se e n c u e n tr a n a fe c ta d o s p o r a lg u n a de
la s c a u sa les d e im p e d im e n to ; C. la re cu s a ció n d e lo s a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y de
lo s ó rg a n o s d e a u x ilio j u d ic ia l s e fo r m u la r á a n te el ju e z o la S a la resp ec tiv a , d e b ie n d o
tr a m ita r s e c o n fo r m e a lo d is p u e s to e n el a r tíc u lo 3 1 0 d el C ó d ig o P r o c e s a l C iv il (n u m e ra l
q u e tra ta a c erc a d el trá m ite d e la re cu s a ció n d el ju e z ), en lo q u e f u e r a a p lic a b le ; y D .
s i s e a m p a ra la re cu s a ció n , el a u x ilia r d e ju s t ic ia d e b e s e r re e m p la z a d o p o r e l q u e sea
n o m b r a d o en la m is m a re s o lu c ió n , la q u e es in im p u g n a b le.
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 851

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m mINMOTERV
DELO DE ESCRITO FORMULANDO
ENIDOENEL PROCESOCOMOPERITO
RECUSACION DEL JUEZ POR HABER

Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

AL ........ JUZGADO CIVIL DE ................

....................... , identificado (a) con D.N.L Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................. , con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (por) ....................... so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando haya intervenido en éste como perito.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a )...................... , ha intervenido en
el mismo como perito, antes que el órgano judicial jerárquicamente
superior, en la resolución de vista de fech a ....... , anulara todo lo
actuado hasta fo ja s..... ; conforme se puede apreciar en el propio
expediente.
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 4) del
artículo 307 del Código adjetivo, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio de prueba,
pues los hechos que sustentan la recusación formulada por el (la) recurrente
(intervención del Juez en el proceso como perito) se pueden apreciar en el
propio expediente del proceso.
852 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

SEGUNDO O TROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:


l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : D e b e te n e r s e p r e s e n te q u e, co n a r r e g lo a lo p re v is to en e l a r tíc u lo 3 1 5 d el C ó d ig o P ro c esa l
C iv il: A . lo s a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y lo s ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l p u e d e n s e r
r e c u s a d o s p o r las c a u s a le s c o n te n id a s en los a r tíc u lo s 3 0 5 y 3 0 7 d el C ó d ig o P ro c esa l
C iv il q u e le s s e a n a p lic a b le s (n u m e ra le s referid os, re s p e c tiv a m e n te , a la s c a u sa les d e
im p e d im e n to y re c u s a c ió n d e l Ju e z ); B. los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó rg a n o s de
a u x ilio ju d ic ia l tien en el d e b e r d e a b s te n e r s e si se e n c u e n tr a n a fe c ta d o s p o r a lg u n a d e
las c a u s a le s d e im p e d im e n to ; C. la re c u s a c ió n d e los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y d e
los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l se fo r m u la r á a n te el J u e z o la S a la r e sp ec tiv a , d eb ie n d o
tr a m ita r s e c o n fo r m e a lo d is p u e s to en el a r tíc u lo 3 1 0 d el C ó d ig o P r o c e s a l C iv il (n u m era l
q u e tra ta a c e r c a d el tr á m ite d e la re c u s a c ió n d el Ju e z ), en lo q u e f u e r a a p lic a b le; y D .
si s e a m p a r a la re c u s a c ió n , e l a u x ilia r d e ju s t ic ia d e b e se r r e e m p la z a d o p o r el q u e sea
n o m b r a d o e n la m is m a r e s o lu c ió n , la q u e es in im p u g n a b le.

25. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR HABER


INTERVENIDOENEL PROCESOCOMOTESTIGO
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

......................... identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (por) ....................... so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 853

1.- Que, en aplicación del inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando haya intervenido en éste como testigo.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a )...................... , ha intervenido en
el mismo como testigo (ofrecido por la parte contraria), antes que el
órgano judicial jerárquicamente superior, en la resolución de vista
de fe c h a ....... , anulara todo lo actuado hasta fo ja s......; conforme
se puede apreciar en el propio expediente.
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 4) del
artículo 307 del Código adjetivo, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER O TRO SI DIGO: Que, no acompaño ningún medio de prueba,
pues los hechos que sustentan la recusación formulada por el (la) recurrente
(intervención del Juez en el proceso como testigo) se pueden apreciar en el
propio expediente del proceso.
SEGUNDO O TRO SI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : D e b e ten ers e p r e s e n t e q u e, con a rre g lo a lo p r e v is to en el a rtícu lo 3 1 5 d el C ó d ig o P r o c e s a l


C iv il: A . los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l p u e d e n s e r
r e c u s a d o s p o r las c a u s a le s c o n ten id a s e n los a r tíc u lo s 3 0 5 y 3 0 7 d el C ó d ig o P r o c e s a l
C iv il q u e les s e a n a p lic a b le s (n u m e ra le s re fe rid o s , re sp ec tiv a m e n te , a las c a u s a le s d e
im p e d im e n to y r e c u s a c ió n d el ju e z ); B. los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s d e
a u x ilio ju d ic ia l tien en el d e b e r de a b s te n e r s e si se en c u e n tra n a fe c ta d o s p o r a lg u n a d e
las ca u sa les d e im p e d im e n to ; C. la r e c u s a c ió n d e los a u x ilia res ju r is d ic c io n a le s y d e
los ó rg a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l se fo r m u la r á a n te el j u e z o la S ala re sp ectiv a , d e b ie n d o
tra m ita rs e c o n fo r m e a lo d isp u e sto en el a r tíc u lo 3 1 0 d e l C ód ig o P ro c esa l C iv il (n u m e ra l
q u e trata a c e r c a d el t r á m ite d e la re c u s a c ió n d el ju e z ), en lo q u e f u e r a a p lic a b le ; y D .
si se a m p a r a la re c u s a c ió n , el a u x ilia r d e ju s t ic ia d eb e se r re em p la z a d o p o r e l q u e se a
n o m b ra d o en la m is m a r e so lu ció n , la q u e es in im p u g n a b le.
854 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

26. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR HABER


INTERVENIDOENEL PROCESOCOMODEFENSOR
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrón ica..................... , en los
seguidos con (p o r)....................... so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 4) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando haya intervenido en éste como defensor.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a )...................... , ha intervenido en
el mismo como defensor de la parte contraria, antes que el órgano
judicial jerárquicamente superior, en la resolución de vista de
fe c h a ....... , anulara todo lo actuado hasta fojas ......; conforme se
puede apreciar en el propio expediente.
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 4) del
artículo 307 del Código adjetivo, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, no acompaño ningún medio de prueba,
pues los hechos que sustentan la recusación formulada por el (la) recurrente
(intervención del Juez en el proceso como defensor) se pueden apreciar en el
propio expediente del proceso.
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 855

SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:


l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : D eb e ten ers e p r e s e n te q u e, co n a rre g lo a lo p r e v is to e n el a rtíc u lo 3 1 5 d el C ód ig o P ro c esa l


C iv il: A . los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s de a u x ilio ju d ic ia l p u e d e n se r
r e c u s a d o s p o r las c a u s a le s c o n ten id a s en los a r tíc u lo s 3 0 5 y 3 0 7 d el C ó d ig o P ro c esa l
C iv il q u e les sean a p lic a b le s (n u m era les referid os, re sp ec tiv a m e n te , a las c a u s a le s de
im p e d im e n to y r e c u s a c ió n d el Ju ez); B. los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s de
a u x ilio ju d ic ia l tien en el d e b e r d e a b ste n e rse si se en c u e n tr a n a fe c ta d o s p o r a lg u n a de
las c a u sa les d e im p e d im e n to ; C. la re cu s a ció n d e los a u x ilia res ju r is d ic c io n a le s y de
los ó rg a n o s d e a u x ilio ju d i c ia l se fo r m u la r á a n te el Ju e z o la S a la re sp ectiv a , d e b ie n d o
tra m ita rs e c o n fo r m e a lo d is p u e s to en el a r tíc u lo 3 1 0 d el C ó d ig o P ro c esa l C iv il (n u m e ra l
q u e trata a c e r c a del trá m ite d e la re cu s a ció n d el Ju e z ), en lo q u e f u e r a a p lic a b le ; y D.
si se a m p a r a la r e cu s a ció n , el a u x ilia r d e ju s t ic ia d eb e s e r r e em p la z a d o p o r el q u e sea
n o m b ra d o en la m is m a r e so lu ció n , la q u e es in im p u g n a b le.

WM MODELO DE ESC RITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR TENER


INTERES ENEL RESULTADODEL PROCESO
Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ....... JUZGADO CIVIL DE ................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................. , con domicilio procesal e n ............. ........., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ....................., en los
seguidos con (por) ....................... so b re ....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 5) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se aparte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
856 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

1.- Que, en aplicación del inciso 5) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando tiene interés directo o indirecto en el resultado del proceso.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ....................... . tiene interés
manifiesto en el resultado del proceso, porque es acreedor (a)
hipotecario (a) de la parte contraria, lo que acredito con el
correspondiente certificado de gravamen, de fe c h a ....... , emitido
por la Oficina Registral d e .......
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 5) del
artículo 307 del Código Procesal Civil, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B Certificado de gravamen, de fecha ........, emitido por la Oficina
Registral d e ........

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : D eb e te n e r s e p r e s e n te q u e, co n a r r e g lo a lo p r e v is to e n e l a rtíc u lo 3 1 5 d el C ó d ig o P r o c e s a l
C iv il: A . lo s a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l p u e d e n s e r
r e c u s a d o s p o r las c a u s a le s c o n te n id a s e n lo s a r tíc u lo s 3 0 5 y 3 0 7 d e l C ó d ig o P r o c e s a l
C iv il q u e les sean a p lic a b le s (n u m e ra le s r e fe rid o s , re sp e c tiv a m e n te , a la s c a u s a le s de
im p e d im e n to y re c u s a c ió n d el Ju e z ); B . los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y los ó r g a n o s de
a u x ilio ju d ic ia l tien en e l d e b e r d e a b s te n e r s e si s e en c u e n tr a n a fe c ta d o s p o r a lg u n a de
las c a u s a le s d e im p e d im e n to ; C. la r e c u s a c ió n d e los a u x ilia r e s ju r is d ic c io n a le s y d e
los ó r g a n o s d e a u x ilio ju d ic ia l s e fo r m u la r á a n te el Ju e z o la S a la re sp ec tiv a , d e b ie n d o
tr a m ita r s e co n fo r m e a lo d is p u e s to en el a r tíc u lo 3 1 0 d el C ó d ig o P r o c e s a l C iv il (n u m e ra l
q u e tra ta a c e r c a d el tr á m ite d e la r e c u s a c ió n d el Ju e z ), en lo q u e f u e r a a p lic a b le ; y D.
s i s e a m p a r a la re cu s a ció n , e l a u x ilia r d e ju s t ic ia d e b e s e r r e e m p la z a d o p o r e l q u e sea
n o m b r a d o en la m is m a r e s o lu c ió n , la q u e es in im p u g n a b le.
Práctica Forense: Impedimento y recusación del Juez 857

28. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO RECUSACION DEL JUEZ POR TENER


PROCESO VIGENTE CON EL PETICIONANTE

Secretario : ...................................
Expediente : ...................................
Cuaderno : DE RECUSACION.
Escrito : Nro. 01.
Formula recusación del Juez

A L ....... JUZGADO CIVIL D E .................

....................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..................., con dirección


domiciliaria e n .................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ....................., en los
seguidos con (por) ....................... so b re....................-Cuaderno de recusación-;
atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, y de acuerdo a lo normado en
el inciso 6) del artículo 307 del Código Procesal Civil, formulo recusación
contra el (la) Juez del proceso, con la finalidad de que se am rte del mismo y
sea reemplazado (a) por otro magistrado, en mérito a las consideraciones de
hecho y de derecho que paso a exponer:
1.- Que, en aplicación del inciso 6) del artículo 307 del Código Procesal
Civil, las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando exista proceso vigente entre él o su cónyuge o concubino
con cualquiera de las partes, siempre que no sea promovido con
posterioridad al inicio del proceso.
2.- Que, el (la) Juez del proceso, Sr. (a) ...................... , ha iniciado un
proceso d e ................. contra el (la) peticionante, el mismo que se
encuentra todavía vigente, lo que acredito con la copia certificada
de la demanda de ............., de fecha ........, interpuesta por aquél
(aquélla) contra el (la) suscrito (a), por ante e l .... Juzgado Civil
d e...... , expediente Nro............. , Secretario (a).............. , así como con
la copia certificada del auto admisorio de tal demanda, resolución
de fech a......... Advertimos que el mencionado proceso no ha sido
promovido en fecha posterior a la del inicio del presente proceso.
3.- Que, atendiendo a los hechos señalados anteriormente, que
configuran la causal de recusación regulada en el inciso 6) del
artículo 307 del Código Procesal, debe el (la) Juez del proceso
apartarse de éste y ser reemplazado (a) por otro magistrado.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente recusación
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
858 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:


l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B Copia certificada de la demanda de .............. , de fecha .........,
interpuesta p o r ............(señalar los nombres y apellidos del Juez que
se recusa) contra el (la) recurrente, por ante el .... Juzgado Civil
d e ...... , expediente Nro.............. , Secretario (a )..............
l.C Copia certificada del auto admisorio de la demanda mencionada
en el punto anterior, de fech a........

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

Nota: Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el artículo 315 del Código Procesal
Civil: A. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio judicial pueden ser
recusados por las causales contenidas en los artícidos 305 y 307 del Código Procesal
Civil que les sean aplicables (numerales referidos, respectivamente, a las causales de
impedimento y recusación del Juez); B. los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de
auxilio judicial tienen el deber de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de
las causales de impedimento; C. la recusación de los auxiliares jurisdiccionales y de
los órganos de auxilio judicial se formulará ante el Juez o la Sala respectiva, debiendo
tramitarse conforme a lo dispuesto en el artículo 310 del Código Procesal Civil (numeral
que trata acerca del trámite de la recusación del Juez), en lo que fuera aplicable; y D.
si se ampara la recusación, el auxiliar de justicia debe ser reemplazado por el que sea
nombrado en la misma resolución, la que es inimpugnable.
Práctica Forense: Ministerio Público 859

M IN IST E R IO PUBLICO

29. MODELO DE SOLICITUD DE REQUERIMIENTO DE EMISION DE DICTAMEN


FISCAL
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro............
Solicita se requiera la emisión del
dictamen fiscal

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

..........................., en los seguidos con (por).........................sobre....................;


atentamente, digo:
Que, habiendo terminado la actuación de medios de prueba en la
audiencia respectiva que aconteció el d ía d e ......... d e ........ , y no habiéndose
expedido todavía sentencia, con arreglo a lo previsto en el artículo 116 del
Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se sirva requerir al representante
del Ministerio Público a fin de que cumpla con la emisión del dictamen fiscal
correspondiente.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente


860 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

30. MODELO DE DEMANDA DE RESPONSABILIDAD CIVIL DEL REPRESENTANTE DEL


MINISTERIO PUBLICO POR ACTUACION DOLOSA O FRAUDULENTA

Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Interpone demanda de indemnización
por responsabilidad civil de representante
del Ministerio Público

AL JUZGADO CIVIL D E ................

............................. , identificado (a) con D.N.I. Nro................... con dirección


domiciliaria en ............................. , con domicilio procesal en .........................,
señalando domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica.................... ;
atentamente, digo:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PROCESO ABREVIADO, interpongo demanda de
indemnización por responsabilidad civil contra el (la) Sr. (a ).......................
(señalar nombres y apellidos del representante del Ministerio Público que incurrió
en responsabilidad civil) y contra el Ministerio Público, que deberá ser
representado por el procurador de los asuntos judiciales de este último,
domiciliados ambos e n .........................., a fin de que cumplan con pagarme
en forma solidaria la suma d e ....................

II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil d e ....... tiene competencia para conocer del presente
proceso:
- Porque ello se colige del artículo 118 del Código Procesal Civil,
según el cual el proceso de responsabilidad civil del representante
del Ministerio Público que en ejercicio de sus funciones actúa
con dolo (fraude) se sujeta al trámite que corresponde al de
responsabilidad civil de los Jueces. En consecuencia, resulta de
aplicación el artículo 511 del mencionado Código adjetivo, que
prevé la competencia del Juez Especializado en lo Civil para dicha
clase de procesos.
- Porque ello se desprende del primer párrafo del artículo 27 del
Código Procesal Civil, conforme al cual es Juez competente el del
lugar donde tenga su sede la oficina o repartición del Gobierno
Central, Regional, Departamental, Local o ente de derecho público
que hubiera dado lugar al acto o hecho contra el que se reclama.
Práctica Forense: Ministerio Público 861

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.- Que, en el proceso so b re............. , seguido e n tre ...........................y
el (la) accionante, por ante e l....Juzgado Civil d e .......... , expediente
Nro..........., Secretario (a) .............. , actuó como representante del
Ministerio Público (en su calidad de fiscal provincial en lo civil),
el (la) codemandado (a), Sr. (a ).................
2.~ Que, el (la) mencionado (a) codemandado (a) actuó dolosamente
(fraudulentamente) en el proceso aludido en el punto anterior,
pues ........... (señalar la actividad procesal realizada u omitida por el
representante del Ministerio Público en virtud de la cual se obró con dolo
o fraude y/o señalar en qué consiste el dolo o fraude).
3.- Que, la conducta dolosa (fraudulenta) señalada precedentemente,
en que incurriera el (la) codemandado (a), Sr. (a) ........................ ,
en el ejercicio de sus funciones como representante del Ministerio
Público, me ha causado los siguientes daños y perjuicios:..............
4.- Que, los daños y perjuicios referidos en el punto precedente,
derivados de una conducta dolosa (fraudulenta) determinante
de responsabilidad civil, deben ser resarcidos mediante la
correspondiente indemnización, la cual estimo en la suma d e ...........
5.- Que, conforme se desprende del artículo 516 del Código Procesal
Civil, aplicable al caso por así disponerlo el artículo 118 del citado
Código adjetivo, la obligación de pago de los daños y perjuicios
es solidaria entre el Estado y el representante del Ministerio
Público involucrado. En razón de ello es que en la demanda se ha
comprendido como codemandados al (a la) Sr. (a) .......................
en su condición de representante del Ministerio Público que actuó
dolosamente (fraudulentamente), y, además, al propio Ministerio
Público.

IV. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi petitorio se fundamenta en lo dispuesto en las siguientes normas:
- Artículo 1969 del Código Civil, según el cual aquel que por dolo o
culpa causa un daño a otro está obligado a indemnizarlo.
- Artículo 118 del Código Procesal Civil, que establece que el
representante del Ministerio Público es responsable civilmente
cuando en el ejercicio de sus funciones actúa con negligencia, dolo
o fraude, y, también, que el proceso respectivo se sujeta al trámite
que corresponde al de responsabilidad civil de los Jueces, vale decir,
al trámite contemplado en los artículos 509 al 518 del citado cuerpo
de leyes.
862 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Artículo 516 del Código Procesal Civil, aplicable al presente proceso


por mandato del artículo 118 del referido Código, de los cuales se
desprende que la obligación de pago de los daños y perjuicios es
solidaria entre el Estado y el representante del Ministerio Público
que actuó con dolo o fraude.

V. M EDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los siguientes medios de prueba:
1 Expediente Nro.......... (o sus copias certificadas, si se trata de un expediente en
trámite), correspondiente al proceso fenecido que sobre...................
fue seguido entre el (la) Sr. ( a ) ...................... y el (la) demandante,
por ante e l ........ Juzgado Civil d e .......... , Secretario (a ).................. .
cuya existencia demuestro con la copia certificada (simple) de
la sentencia definitiva, de fecha ........... , recaída en el aludido
proceso; con tal expediente, sobre todo c o n ............ (señalar la/s
pieza/s procesal/es en la/s que conste la conducta dolosa o fraudulenta
desarrollada por el representante del Ministerio Público), pruebo que
el (la) codemandado (a) actuó con dolo (fraude) en el ejercicio de
sus funciones cuando........... (señalar en qué consiste el dolo o fraude
cometido por el representante del Ministerio Público).
2.- .................... (señalar el medio probatorio de que se trate); con el (la)
cual acredito los daños y perjuicios causados al (a la) recurrente
en razón de la conducta dolosa (fraudulenta) desarrollada por
el (la) codemandado (a), Sr. (a) .................., en su condición de
representante del Ministerio Público.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, con arreglo a lo normado en el artículo 513
del Código Procesal Civil, aplicable a este proceso por mandato del artículo 118 de
dicho Código, el (la) accionante ha cumplido con agotar los medios impugnatorios
previstos en la ley contra el acto doloso (fraudulento) del representante del
Ministerio Público que causa daño y que sustenta esta demanda, conforme se
puede apreciar del propio expediente Nro......... , correspondiente al proceso que
sobre......... ha sido seguido entre el (la) Sr. (a ).................y el (la) demandante,
por ante e l .... Juzgado Civil d e ....... , Secretario (a )............... Ello se demuestra,
especialmente, con la (s) siguiente (s) pieza (s) procesal (es):...............................
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, el (la) accionante ha cumplido con
interponer esta demanda dentro del plazo legal respectivo, vale decir, el
contemplado en el artículo 514 del Código Procesal Civil, numeral que resulta
de aplicación por mandato del artículo 118 del aludido cuerpo de leyes.
Práctica Forense: Ministerio Público 863

TERCER O TRO SI DIGO: Que, delego las facultades generales de


representación, a que se refiere el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... . con Reg................... , y declaro estar instruido (a) acerca de
sus alcances. En cuanto al domicilio del (de la) representado (a), requisito para
la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra indicado en la
parte introductoria de esta demanda.
CUARTO OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as).................... .
identificado (a) con D.N.I. Nro............ , y ...................., identificado (a) con D.N.I.
Nro............., para realizar los actos de procuraduría que sean pertinentes en
este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias, copias certificadas,
gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos, entre otros.
QUINTO OTROSI DIGO: Que, solicito se oficie (notifique electrónicamente)
a la respectiva dependencia judicial para que se sirva remitir el expediente
Nro........... . referido al proceso fenecido que sobre................fue seguido entre
el (la) Sr. (a) .................... y el (la) demandante, por ante e l ........Juzgado Civil
de ........ , Secretario (a) ............. (El presente otrosí será de aplicación siempre y
cuando el expediente que se ofrezca como prueba para demostrar el dolo o fraude del
representante del Ministerio Público se trate de un expediente fenecido, pues si el
expediente corresponde a un proceso en trámite, entonces, deberán acompañarse copias
certificadas del mismo, por así disponerlo el primer párrafo del art. 240 del C.P.C.).
SEXTO OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) accionante.
1 .C Copia certificada de la sentencia, de fecha..... , recaída en el proceso
fenecido que sobre....... , fue seguido entre el (la) Sr. (a)......................
y el (la) recurrente, por ante e l ....Juzgado Civil d e ........, expediente
Nro............, Secretario (a )............... (El presente anexo puede tratarse
de copias certificadas del expediente en cuestión si estuviera referido a un
proceso todavía en trámite).
l.D ................... (señalar el medio probatorio de que se trate).

Ciudad,........................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante

Nota: Debe tenerse presente que, a tenor del artículo 118 del Código Procesal Civil: A. el
representante del Ministerio Público es responsable civilmente cuando en el ejercicio de
sus funciones actúa con negligencia, dolo o fraude; y B. el proceso se sujeta al trámite
que corresponde al de responsabilidad civil de los Jueces.
864 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

COMPARECENCIA AL PROCESO

31. MODELO DE DEMANDA EN LA HIPOTESIS DE SUSTITUCION PROCESAL


Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Interpone demanda de pago de suma de
dinero en calidad de sustituto procesal

AL JUZGADO CIVIL D E .................

............................, identificado (a) con D.N.I. Nro............, con dirección


domiciliaria en ............................ , con domicilio procesal en ......................... ,
señalando domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica.................... ;
atentamente, digo:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PRO CESO ............, y en calidad de sustituto procesal,
interpongo demanda de pago de suma de dinero con tra....................... ,
con domicilio e n ..................... , a efecto de que cumpla con pagar al (a la)
Sr. (a) ....................... (señalar los nombres y apellidos de la persona en cuyo
beneficio se promueve el proceso), con domicilio e n ..................... ,1a cantidad
d e ................... Soles.

II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil d e .............es competente para conocer de este proceso:
- Porque la cuantía de la pretensión excede las .... Unidades de
Referencia Procesal, por lo que, conforme al artículo.... del Código
Procesal Civil, resulta ser competente el Juez Civil.
- Porque cuando se demanda a una persona natural, es competente el
Juez del lugar de su domicilio, según se infiere del primer párrafo
del artículo 14 del Código Procesal Civil.

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.- Que, el (la) accionante es acreedor (a) del (de la) Sr. (a) ..............
(señalar los nombres y apellidos de la persona en cuyo beneficio se promueve
el proceso), en virtud d e ...........(señalar el acto jurídico que da origen a
la acreencia).
2.- Que, el (la) Sr. (a) ................... (señalar los nombres y apellidos de la
persona en cuyo beneficio se promueve el proceso) es a su vez acreedor (a)
Práctica Forense: Comparecencia al proceso 865

del (de la) Sr. (a )................(señalar los nombres y apellidos de la parte


demandada), en virtud d e ...... (señalar el acto jurídico que da origen a
dicha acreencia).
3.- Que, no obstante lo señalado en el punto precedente, y pese a ser
exigible la respectiva obligación de dar suma de dinero, el (la)
Sr. (a )................(señalar los nombres y apellidos de la persona en cuyo
beneficio se promueve el proceso), hasta el día de hoy, no ha iniciado
acción legal alguna con la finalidad de que se produzca el pago
correspondiente.
4.- Que, por consiguiente, en mi condición de sustituto (a) procesal,
por ser acreedor (a) del (de la) Sr. (a )...............(señalar los nombres y
apellidos de la persona en cuyo beneficio se promueve el proceso), procedo
a ejercer en vía de acción los derechos que éste (a) tiene con relación
al (a la) Sr. (a) .............. (señalar los nombres y apellidos de la parte
demandada), esto es, procedo a incoar la presente demanda de pago
de suma de dinero con el objeto de que este (a) último (a) cumpla
con pagarle a aquél (aquélla) la cantidad d e ..................Soles, deuda
que emana, como se indicara, d e ..............(señalarel acto jurídico que
dio origen a la referida deuda).

IV. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi petitorio se fundamenta en los siguientes preceptos legales:
- Inciso 4) del artículo 1219 del Código Civil, del cual se desprende
que es efecto de las obligaciones autorizar al acreedor para ejercer
los derechos del deudor en vía de acción, sin necesidad de recabar
previamente autorización judicial.
- Artículo 60 del Código Procesal Civil, conforme al cual, en el caso
previsto en el inciso 4) del artículo 1219 del Código Civil (numeral
citado precedentemente) y en los demás que la ley permita, una
persona puede iniciar un proceso cuando tenga interés en su
resultado, sin necesidad de acreditar derecho propio o interés
directo en la materia discutida.

V. M EDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los siguientes medios de prueba:
1.- .................... (señalar el medio probatorio de que se trate)-, con el cual
demuestro q u e ...............(hacer mención al acto jurídico que dio origen
a la acreencia de la accionante respecto de la persona en cuyo beneficio se
promueve el proceso).
2- ............. (señalar el medio probatorio de que se trate); con el cual pruebo
q u e................ (hacer mención al acto jurídico que dio origen a la acreencia
que tiene la persona en cuyo beneficio es promovido el proceso respecto de
la parte demandada).
866 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... . con Reg............... y declaro estar instruido (a) acerca de sus
alcances. En lo que concierne al domicilio del (de la) representado (a), requisito
para la representación judicial por abogado, dejo constancia que se encuentra
señalado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as)................... ,
identificado (a) con D.N.I. Nro............, y ..................... . identificado (a) con D.N.I.
Nro............. . para realizar los actos de procuraduría que sean pertinentes en
este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias, copias certificadas,
gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos, entre otros.
TERCER OTROSI DIGO: Que, debido a que este proceso es promovido
por el (la) recurrente en su condición de sustituto (a) procesal d e ........................
(señalar los nombres y apellidos de la persona en cuyo beneficio es promovido el proceso),
y de conformidad con lo dispuesto en el inciso 4) del artículo 1219 del Código
Civil, cumplo con indicar que el domicilio de este (a) último (a) es el siguiente:
.............................; dirección a la que se le deberá hacer llegar a aquél (aquélla)
las notificaciones respectivas.
CUARTO OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
1 .A Copia certificada del acta, de fecha....... . expedida p or..... (indicar la
denominación del Centro de Conciliación de que se trate), en que consta
que el acuerdo conciliatorio extrajudicial no se ha producido.
l.B Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.C Fotocopia del D.N.I. del (de la) demandante.
l.D .................... (señalar el medio probatorio que demuestre el acto jurídico
que dio origen a la acreencia de la accionante respecto de la persona en
cuyo beneficio se promueve el proceso).
l.E .............(señalar el medio probatorio que acredite el acto jurídico que dio
origen a la acreencia que tiene la persona en cuyo beneficio es promovido
el proceso respecto de la parte demandada).

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante


Práctica Forense: Comparecencia al proceso 867

MODELODE SOLICITUDDE DESIGNACIONDE CURADORPROCESAL


Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro.................
Solicita se designe curador procesal

A L ........JUZGADO CIVIL DE

............................, en los seguidos con .......................... sobre ................... ;


atentamente, digo:
Que, habiendo sido notificado (a) por edictos el (la) demandado (a),
Sr. (a )..................... , respecto del (de la) cual se ignora su domicilio, sin que se
haya producido su comparecencia al proceso dentro del plazo legal respectivo,
y de acuerdo a lo normado en los artículos 61 -inciso 1)- y 435 -segundo párrafo-
del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se haga efectivo el apercibimiento
contenido en la notificación edictal en el sentido de nombrársele a dicha persona
el correspondiente curador procesal.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente lo siguiente:


A. Conforme al artículo 61 del Código Procesal Civil, el curador procesal es un
abogado nombrado por el Juez a pedido de interesado, que interviene en el proceso
en los siguientes casos:
1. C uando no sea posible em plazar v á lid a m en te al dem andado p o r ser
indeterm inado, incierto o con dom icilio o residencia ignorados, según
lo dispuesto por el artículo 435 del Código Procesal Civil. Este ú ltim o
dispositivo legal prescribe: a) que, cuando la demanda se dirige contra
personas indeterm inadas o inciertas, el em plazam iento deberá alcanzar a
todos los habilitados para contradecir y se hará m ediante edicto, conforme a
lo dispuesto en los artículos 1 6 5 ,1 6 6 ,1 6 7 y 168 del Código Procesal Civil,
bajo apercibim iento de nombrárseles curador procesal; b) que, cuando el
demandante ignore el domicilio del demandado, el emplazamiento también se
hará m ediante edicto, bajo apercibim iento de nombrársele curador procesal;
y c) que, el plazo del em plazam iento será fijado por cada procedimiento, pero
en ningún caso será m ayor de sesenta días si el demandado se halla en el país,
ni de noventa si estuviese f iera de él o se trata de persona indeterm inada
o incierta.
868 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2. Cuando no se pueda establecer o se su spenda la relación procesal por


incapacidad de la parte o de su representante legal.
3. C uan do ex ista fa lta , au sen cia o im p e d im e n to del re p re se n ta n te del
incapaz, según lo dispuesto por el artículo 66 del Código Procesal Civil.
E ste últim o num eral señala que, en caso de falta, ausencia o im pedim ento
del representante del incapaz, se aplican las siguientes reglas: 1. cuando
el incapaz relativo no tenga representante legal o éste estuviera ausente
y surja la necesidad de com parecer en un proceso, lo expondrá así al ju e z
para que le designe curador procesal o confirme al designado por él, si lo
considera idóneo; 2. cuando la demanda se dirija contra un incapaz que
carece de representante o éste se halle ausente, el ju e z le nom brará un
curador procesal o confirm ará el propu esto por el incapaz relativo, si lo
considera idóneo; 3. el ju e z nom brará curador procesal para el incapaz
que pretenda dem andar a su representante legal, o que sea demandado por
éste, o confirmará el propuesto por el relativam ente incapaz, si fuere idóneo;
4. también se procederá al nom bram iento de curador procesal cuando el
ju e z advierta la aparición de un conflicto de intereses entre el incapaz y su
representante legal, o confirm ará el propuesto por el incapaz relativo.
4. Cuando no comparece el sucesor procesal, en los casos que a sí corresponda,
según lo dispuesto por el A rtícu lo 108 del Código Procesal Civil. Este últim o
num eral establece que por la sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de
otro en un proceso, al reem plazarlo como titu la r activo o pasivo del derecho
discutido, presentándose la sucesión procesal: 1. cuando fallecida una
persona que sea p a rte en el proceso, es reem plazada por su sucesor, salvo
disposición legal en contrario (la fa lta de comparecencia de los sucesores,
determ ina que contin úe el proceso con un curador procesal); 2. cuando al
extinguirse o fu sion arse una persona ju rídica, sus sucesores en el derecho
discutido comparecen y continúan el proceso (la falta de comparecencia de
los sucesores, determ ina que continúe el proceso con un curador procesal);
3. cuando el adquirente por acto entre viv o s de un derecho discutido, sucede
en el proceso al enajenante (de haber oposición, el enajenante se m antiene en
el proceso como litisconsorte de su sucesor); o 4. cuando el plazo del derecho
discutido vence durante el proceso y el su jeto que adquiere o recupera el
derecho, sucede en el proceso al que lo perdió. El artículo 108 del Código
Procesal C ivil preceptúa en su parte final: a. que será nula la actividad
procesal que se realice después que una de las partes perdió la capacidad
o titularidad del derecho discutido, siem pre que dicho acto le pueda haber
generado indefensión; y b. que si transcurridos treinta días no comparece
el sucesor al proceso, el ju e z debe designar a un curador procesal, de oficio
o a pedido de parte.
B. El últim o párrafo del artículo 61 del Código Procesal C ivil precisa que concluye
la actuación del curador procesal si la p arte o su representante legal comparecen
al haber adquirido o recuperado su capacidad procesal.
Práctica Forense: Comparecencia al proceso 869

I|I MODELO DE SOLICITUD DE CONFIRMACION DE DESIGNACION DE CURADOR


mm PROCESAL PLANTEADA POR EL INCAPAZ RELATIVO EN CASO DE FALTA DE
REPRESENTANTE LEGAL

Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Solicita se designe curador (a) procesal
por falta de representante legal

AL ........ JUZGADO CIVIL D E ................

......................... (señalar nombres y apellidos del incapaz relativo), identificado (a)


con D.N.I. Nro..............., con dirección domiciliaria e n ................ , con domicilio
procesal e n ...................... , señalando domicilio procesal electrónico en la casilla
electrónica.................... , en los seguidos p o r .......................... so b re.....................;
atentamente, digo:
Que, en razón de que adolezco de incapacidad relativa porque.......(señalar
la causal de incapacidad relativa, que debe ser una de las previstas en el artículo 44 del
Código Civil), lo que demuestro co n ........ (señalar el medio probatorio que acredite
la incapacidad relativa del recurrente), y debido a que no tengo aún representante
legal alguno, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 61 -inciso 3)- y 66
-inciso 1)- del Código Procesal Civil, designo curador (a) procesal con el objeto
de que me represente en este proceso al (a la) Sr. (a)..................... , identificado (a)
con D.N.I. Nro..............., con domicilio e n ....................En consecuencia, solicito
al Juzgado se sirva confirmar la referida designación de curador (a) procesal.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B .........(señalar el medio probatorio que demuestre la incapacidad relativa
del recurrente).
l.C Fotocopia del D.N.I. de la persona propuesta como curador (a)
procesal del (de la) recurrente.
Ciudad,...................
Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, con arreglo a lo previsto en el inciso 3) del artículo 61 del
Código Procesal C ivil, el curador procesal es un abogado nom brado por el Juez a pedido
870 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

de interesado, que interviene en el proceso cuando exista falta, ausencia o im pedim ento
del representante del incapaz, según lo dispuesto p or el artículo 66 del citado cuerpo de
leyes, num eral este últim o que prescribe en su inciso 1) que, cuando el incapaz relativo
no tenga representante legal o éste estuviera ausente y surja la necesidad de comparecer
en un proceso, lo expondrá así al Juez para que le designe curador procesal o confirme
al designado p o r él, si lo considera idóneo.

34. MODELO DE DEMANDADE INCAPAZ RELATIVO CONTRA SU REPRESENTANTE


LEGAL QUE CONTIENE PEDIDODE DESIGNACIONDE CURADORPROCESAL
Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Interpone demanda d e .......

AL JUZGADO CIVIL D E .................

........................ (señalar nombres y apellidos del incapaz relativo), identificado (a)


con D.N.I. Nro................ , con dirección domiciliaria en ......................... , con
domicilio procesal en ......................., señalando domicilio procesal electrónico
en la casilla electrónica.................... ; atentamente, digo:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PROCESO............. interpongo demanda d e .....................
contra................... (señalar los nombres y apellidos del representante legal del
demandante que adolece de incapacidad relativa), con domicilio e n ................... ,
con la finalidad de q u e ..................... (señalar el petitorio).

II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil d e .............es competente, pues ello se colige del texto
del artículo .... del Código Procesal Civil, conforme al cu a l.......................

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1 .- .....................................................................................................................................................................................................................................

2 .- ............................................................................................................................................................................................................................

3.- ............................................................................ .............................................

IV. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi petitorio se fundamenta en lo normado en los siguientes preceptos
legales:
- Artículo .... d e l...................... , según el c u a l...........................................
- Artículo .... d e l...................... , que dispone q u e .....................................
- Artículo .... d e l....................., el cual establece q u e................................
Práctica Forense: Comparecencia al proceso 871

V. M EDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los siguientes medios de prueba:
1. - ............................................; con el (la) cual demuestro que
2.- .......................................... ; con el (la) cual se verifica que...
3.- ...........................................; con el (la) cual acredito que
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER O TRO SI DIGO: Q u e,........................................................................
SEGUNDO O TROSI DIGO: Q u e,...................................................................
TERCER O TR O SI DIGO: Que, adoleciendo el (la) demandante de
incapacidad relativa porque...... (señalar la causal de incapacidad relativa, que debe
ser una de las previstas en el artículo 44 del Código Civil), conforme lo demuestro
con ......... (señalar el medio probatorio que demuestre la incapacidad relativa del
recurrente), y estando dirigida la presente demanda contra mi representante
legal, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 61 -inciso 3)- y 66 -inciso
3)- del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se sirva designar curador
procesal para que me represente en este proceso.
CUARTO O TRO SI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) demandante.
l.C ..........................................................................................................................
l.D .........................................................................................................................
l.E ..........................................................................................................................
l.F .........(señalar el medio probatorio que demuestre la incapacidad relativa
del demandante).
Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante

N o t a : Debe tenerse presente que, conforme al inciso 3) del artículo 61 del Código Procesal
Civil, el curador procesal es un abogado nom brado por el Juez a pedido de interesado, que
intervien e en el proceso cuando exista falta, ausencia o im pedim ento del representante
del incapaz, según lo dispuesto p o r el artículo 66 del citado cuerpo de leyes, num eral
este ú ltim o que establece en su inciso 3 ) que el Juez nombrará curador procesal para el
incapaz que preten da dem andar a su representante legal, o que sea demandado por éste,
o confirm ará el propuesto por el relativam ente incapaz, si fu ere idóneo.
872 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

MODELO DE SOLICITUD DE DESIGNACIONDE CURADOR PROCESAL EN CASO


DE CONFLICTO DE INTERESES ENTRE EL INCAPAZ Y SU REPRESENTANTE
LEGAL
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Solicita se designe curador procesal
por surgir conflicto de intereses entre
incapaz y su representante legal

A L ....... JUZGADO CIVIL DE .................

............................ . en los seguidos con ......................... (señalar nombres y


apellidos del demandado que adolece de incapacidad relativa) sobre ....................;
atentamente, digo:
Que, en razón de que ha surgido un conflicto de intereses entre el (la)
demandado (a) que adolece de incapacidad relativa y la persona que lo
representa legalmente, porque ........... (señalar los hechos que dan lugar al
mencionado conflicto de intereses), conforme se puede apreciar de los actuados,
y con el objeto de prevenir futuras nulidades, en aplicación de los artículos 61
-inciso 3)- y 66 -inciso 4)- del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se sirva
designar curador procesal para que defienda los intereses de aquél (aquélla)
en este proceso.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : D ebe tenerse presente que, a tenor del inciso 3) del artículo 61 del Código Procesal C ivil,
el curador procesal es un abogado nom brado por el Juez a pedido de interesado, que
interviene en el proceso cuando no sea posible em plazar válidam ente al demandado por
ser indeterm inado, incierto o con dom icilio o residencia ignorados, según lo dispuesto
por el artículo 4 3 5 del citado Código adjetivo. P untu alizam os que, conforme al inciso
4) del artículo 66 del Código Procesal C ivil, se procederá al nom bram iento de curador
procesal cuando el Juez advierta la aparición de un conflicto de intereses entre el incapaz
y su representante legal, o confirmará el propu esto por el incapaz relativo.
Práctica Forense: Comparecencia al proceso 873

36. MODELO DE SOLICITUD DE DESIGNACION DE CURADOR PROCESAL EN CASO


DE NO COMPARECENCIA AL PROCESO DEL SUCESOR PROCESAL

Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro.................
Solicita se designe curador (a) procesal
por falta de comparecencia del sucesor
procesal de la parte contraria
A L ........JUZGADO CIVIL D E .............. .
........................... , en los seguidos con (por)........................ sobre....................;
atentamente, digo:
Que, habiendo acontecido el deceso de la parte contraria el día ....
d e ..... d e ....... , lo que demuestro con la partida de defunción, de fech a ........,
emitida p o r................ . sin que hasta la fecha (que debe ser más de treinta días de
acontecido tal hecho, según el último párrafo del art. 108 del C.P.C.) comparezca el
correspondiente sucesor procesal, y con arreglo a lo previsto en los artículos
61 -inciso 4)- y 108 -inciso 1)- del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se
sirva designar el respectivo curador procesal.
PORTANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
*.A Partida de defunción, de fech a....... , emitida p o r ..............................

Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : Debe tenerse presente que, conforme al inciso 4) del artículo 61 del Código Procesal Civil, el
curador procesal es un abogado nombrado por el Juez a pedido de interesado, que interviene
en el proceso cuando no comparece el sucesor procesal, en los casos que así corresponda,
según lo dispuesto por el artículo 108 del indicado cuerpo de leyes, el cual establece que
por la sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al reemplazarlo
como titu lar activo o pasivo del derecho discutido, presentándose la sucesión procesal: 1.
cuando fallecida una persona que sea parte en el proceso, es reemplazada por su sucesor,
salvo disposición legal en contrario (la falta de comparecencia de los sucesores, determina
que continúe el proceso con un curador procesal); 2. cuando al extinguirse o fusionarse
una persona jurídica, sus sucesores en el derecho discutido comparecen y continúan el
proceso (la fa lta de comparecencia de los sucesores, determina que continúe el proceso con
un curador procesal); 3. cuando el adquirente por acto entre vivos de un derecho discutido,
sucede en el proceso al enajenante (de haber oposición, el enajenante se mantiene en el
874 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

proceso como litísconsorte de su sucesor); o 4. cuando el plazo del derecho discutido vence
durante el proceso y el sujeto que adquiere o recupera el derecho, sucede en el proceso al
que lo perdió. El artículo 108 del Código Procesal C ivil preceptúa en su parte final: a.
que será nula la actividad procesal que se realice después que una de las partes perdió la
capacidad o titularidad del derecho discutido, siempre que dicho acto le pueda haber generado
indefensión; y b. que si transcurridos treinta días no comparece el sucesor al proceso, el
Juez debe designar a un curador procesal, de oficio o a pedido de parte.

¡¡¡¡i MODELO DE SOLICITUD DE CONCLUSION DE ACTUACION DE CURADOR


ailH PROCESAL EN CASO DE COMPARECENCIA DE PARTE QUE ADQUIRIO LA
CAPACIDADPROCESAL
Secretario : ........................
Expediente : ........................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Solicita conclusión de actuación del (de
la) curador (a) procesal por comparecencia
del (de la) recurrente
A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

............................, identificado (a) con D.N.I. Nro................ con dirección


domiciliaria e n .................... , con domicilio procesal e n ........................ señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos con (p o r)........................ sobre.....................; atentamente, digo:
Que, habiendo el (la) recurrente adquirido la capacidad procesal del caso,
lo que demuestro co n ...... (señalar el medio probatorio que acredite la adquisición de
la capacidad procesal), comparezco al presente proceso por medio de este escrito y,
con arreglo a lo previsto en el último párrafo del artículo 61 del Código Procesal
Civil, solicito al Juzgado se sirva declarar la conclusión de la actuación del (de
la) curador (a) procesal designado (a) para defender mis derechos e intereses.
PORTANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
*.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
*.B ...... (señalar el medio probatorio que acredite la adquisición de la capacidad
procesal).
Ciudad,...................
Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, de acuerdo a lo normado en el últim o párrafo del artículo 61
del Código Procesal C ivil, concluye la actuación del curador procesal si la parte o su
representante legal comparecen al haber adquirido o recuperado su capacidad procesal.
Práctica Forense: Apoderado judicial 875

( : : ~
APODERADO JUDICIAL
)

X. MODELODE ESCRITURA PUBLICADE OTORGAMIENTODE PODER ENEL QUE
SE CONCEDENFACULTADES ESPECIALES DE REPRESENTACION
NUMERO: FOJAS:.........
KA RD EX:. MINUTA:....

OTORGAMIENTO DE PODER

QUE OTORGA:

A FAVOR DE:

* * * * * * * x- a- sf* x- * sf* ***>{■a- * ***■* * * * * a- a- a- * * * a- * * * *■* * ** * x- %■

INTRODUCCION.- EN LA CIUDAD D E ..... , A L O S .......DIAS DEL


MES DE ..... DEL AÑO ................... , ANTE MI: ......................... , ABOGADO
- NOTARIO PUBLICO DE ESTA CIUDAD; CON REGISTRO UNICO DE
CONTRIBUYENTE NUMERO........... = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =

COMPARECE: ............................... (nombre del compareciente), QUIEN


MANIFIESTA SER DE NACIONALIDAD PERUANA, DE ESTADO CIVIL
.........., DE PROFESION U OCUPACION ......... , CON LIBRETA MILITAR
NUMERO ............... , CON DOCUMENTO NACIONAL DE IDENTIDAD
NUMERO ............, SUFRAGANTE, QUIEN PROCEDE POR SU PROPIO
D E R E C H O .=================================================

EL (LA) COMPARECIENTE, ES MAYOR DE EDAD Y VECINO (A) DE


ESTA CIUDAD, HABIL PARA CONTRATAR E INTELIGENTE EN EL IDIOMA
CASTELLANO, Y A QUIEN SE HA IDENTIFICADO, DE LO QUE DOY FE,
CON CAPACIDAD, LIBERTAD Y CONOCIMIENTO PARA OBLIGARSE, DE
LO QUE TAMBIEN DOY FE; Y ME ENTREGA UNA MINUTA, DEBIDAMENTE
FIRMADA Y AUTORIZADA, PARA QUE SU CONTENIDO SEA ELEVADO
A ESCRITURA PUBLICA, LA MISMA QUE QUEDA ARCHIVADA EN EL
LEGAJO MINUTARIO RESPECTIVO Y CON EL NUMERO DE ORDEN
CORRESPONDIENTE, DE LO QUE TAMBIEN DOY FE Y CUYO TENOR ES EL
S IG U IE N T E :================================================
876 Derecho Procesal Civil T: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

MINUTA: SEÑOR NOTARIO


SIRVASE EXTENDER EN SU REGISTRO DE ESCRITURAS PUBLICAS
UNA DE OTORGAMIENTO DE PODER QUE OTORGA DON (DOÑA)
.........................., PERUANO (A), IDENTIFICADO (A) CON DOCUMENTO
NACIONAL DE IDENTIDAD NUMERO ................. , CON DOM ICILIO
E N .............. , A FAVOR DEL (DE LA) SEÑOR (A )................., IDENTIFICADO (A)
CON DOCUMENTO NACIONAL DE IDENTIDAD NUMERO ................,
DOMICILIADO E N ......................... ; EN LOS TERMINOS Y CONDICIONES
S IG U IE N T E S :====== = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =
PRIMERO: OTORGO PODER ESPECIAL DE REPRESENTACION JUDICIAL
A FAVOR DEL (DE LA) SEÑOR (A) ................... , CON LAS GENERALES
DE LEY SEÑ A LA D A S EN LA IN TR O D U C C IO N D EL P R ESEN TE
DOCUMENTO = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =
SEGUNDO: LAS FACULTADES QUE CONFIERO AL (A LA) SEÑOR (A)
....................... SON LAS GENERALES Y ESPECIALES A QUE SE REFIEREN
LOS ARTICULOS SETENTICUATRO Y SETENTICINCO DEL CODIGO
P R O C E SA L C IV IL , SO BR E TO D O L A S QU E SE D E S C R IB E N A
CONTINUACION: REPRESENTAR Y EJERCER LOS DERECHOS DEL (DE
LA) OTORGANTE ANTE LAS AUTORIDADES JUDICIALES, CON LAS
FACULTADES GENERALES DEL MANDATO Y CON LAS ESPECIALES
DE DEMANDAR; AMPLIAR DEMANDAS; MODIFICAR DEMANDAS;
REC O N VEN IR; CON TESTAR DEM A N D AS Y REC O N VEN C IO N ES;
ALLANARSE A LA DEMANDA; RECONOCER LA DEMANDA; FORMULAR
Y CONTESTAR EXCEPCIONES Y DEFENSAS PREVIAS; DESISTIRSE DEL
PROCESO, DE LA PRETENSION Y DE CUALQUIER ACTO PROCESAL;
CONCILIAR; TRANSIGIR; SOMETER A ARBITRAJE LAS PRETENSIONES
CONTROVERTIDAS EN EL PROCESO; SUSTITUIR O DELEGAR LA
REPRESENTACION PROCESAL; PRESTAR DECLARACION DE PARTE;
OFRECER MEDIOS PROBATORIOS; ACTUAR E INTERVENIR EN LA
ACTUACION DE TODA CLASE DE MEDIOS PROBATORIOS, YA SEA EN
PRUEBA ANTICIPADA O EN LAS AUDIENCIAS DE PRUEBAS U OTRAS
AUDIENCIAS; EXHIBIR Y RECONOCER DOCUMENTOS; PLANTEAR
TODA CLASE DE MEDIOS IMPUGNATORIOS COMO LOS REMEDIOS
DE TACHA, OPOSICION Y NULIDAD DE ACTOS PROCESALES O DEL
PROCESO, Y LOS RECURSOS DE REPOSICION, APELACION, CASACION
Y QUEJA; SOLICITAR MEDIDAS CAUTELARES EN CUALQUIERA DE
LAS FORMAS PREVISTAS LEGALMENTE, ASI COMO AMPLIARLAS,
MODIFICARLAS Y SUSTITUIRLAS; OFRECER CONTRACAUTELA DE
NATURALEZA PERSONAL; SOLICITAR LA INTERRUPCION, SUSPENSION
Y CONCLUSION DEL PROCESO; SOLICITAR LA ACUMULACION Y LA
DESACUMULACION DE PROCESOS; SOLICITAR EL ABANDONO DEL
PROCESO; SOLICITAR LA ACLARACION, CORRECCION Y CONSULTA
DE RESOLUCIONES JUDICIALES; Y REALIZAR CONSIGNACIONES
JUDICIALES Y RETIRAR Y COBRAR LAS QUE SE EFECTUEN A NOMBRE
Práctica Forense: Apoderado judicial 877

DEL PODERDANTE. SE ENTIENDE QUE LAS FACULTADES DESCRITAS


PRECEDENTEMENTE SE OTORGAN PARA TODO EL TRAMITE DEL
PROCESO, INCLUSO PARA LA EJECUCION DE LA SENTENCIA Y EL
COBRO DE LAS COSTAS Y COSTOS PROCESALES = = = = = = = = = = = = = = = = =
SEÑOR NOTARIO, SIRVASE AGREGAR LAS DEMAS CLAUSULAS DE LEY,
CURSANDO LOS RESPECTIVOS PARTES A LOS REGISTROS PUBLICOS
D E ................= = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =

..... (ciudad),.... (día) D E .......(mes) D E ......(añ o )=========================


FIRMADO:........................... = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =

AUTORIZADA LA PRESENTE MINUTA POR EL (LA) DOCTOR (A )............... ,


ABOGADO CON REGISTRO DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE ..........
NUMERO........... = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =

INSERTO: ARTICULO SETENTA Y CUATRO DEL CODIGO PROCESAL


CIVIL= = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =
FACULTADES GENERALES.- LA REPRESENTACION JUDICIAL CONFIERE
AL REPRESENTANTE LAS ATRIBUCIONES Y POTESTADES GENERALES
QUE CORRESPONDEN AL REPRESENTADO, SALVO AQUELLAS PARA
LAS QUE LA LEY EXIGE FACULTADES EXPRESAS. LA REPRESENTACION
SE ENTIENDE OTORGADA PARA TODO EL PROCESO, INCLUSO PARA
LA EJECUCION DE LA SENTENCIA Y EL COBRO DE COSTAS Y COSTOS,
LEGITIMANDO AL REPRESENTANTE PARA SU INTERVENCION EN EL
PROCESO Y REALIZACION DE TODOS LOS ACTOS DEL MISMO, SALVO
AQUELLOS QUE REQUIERAN LA INTERVENCION PERSONAL Y DIRECTA
DEL REPRESENTADO.= = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =
INSERTO: ARTICULO SETENTA Y CINCO DEL CODIGO PROCESAL
CIVIL= = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =
FACULTADES ESPECIALES.- SE REQUIERE EL OTORGAMIENTO DE
FACULTADES ESPECIALES PARA REALIZAR TODOS LOS ACTOS DE
DISPOSICION DE DERECHOS SUSTANTIVOS Y PARA DEMANDAR,
REC O N VEN IR, CO N TESTA R DEM ANDAS Y RECO N VEN CIO N ES,
DESISTIRSE DEL PROCESO Y DE LA PRETENSION, ALLANARSE A LA
PRETENSION, CONCILIAR, TRANSIGIR, SOMETER A ARBITRAJE LAS
PRETENSIONES CONTROVERTIDAS EN EL PROCESO, SUSTITUIR O
DELEGAR LA REPRESENTACION PROCESAL Y PARA LOS DEMAS ACTOS
QUE EXPRESE LA L E Y .= = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =
EL OTORGAMIENTO DE FACULTADES ESPECIALES SE RIGE POR EL
PRINCIPIO DE LITERALIDAD. NO SE PRESUME LA EXISTENCIA DE
FACULTADES NO CONFERIDAS EXPLICITAMENTE. = = = = = = = = = = = = = = = = =
CONCLUSION.- FORMALIZADO EL PRESENTE INSTRUMENTO PUBLICO
INSTRUI AL OTORGANTE DE SU FORMA, CONTENIDO Y ALCANCES,
DESPUES SE LE DIO LECTURA POR EL COMPARECIENTE Y EL NOTARIO
878 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

EN TODOS SUS EXTREMOS, CONFORME A LEY, DE LO QUE DOY FE,


Y LUEGO DE LO CUAL SE AFIRMA Y RATIFICA EN SU CONTENIDO Y
PROCEDE A FIRMARLO ANTE MI, EL NOTARIO, DE LO QUE DOY FE,
DEJANDO CONSTANCIA QUE ESTA ESCRITURA SE INICIA EN LA FOJA
NUMERO DE S ER IE.......... Y CONCLUYE EN LA FOJA NUMERO DE SERIE
....... , DE LO QUE DOY FE = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =
CONCLUYE LA SUSCRIPCION DE ESTA ESCRITURA EL .... (día) D E ......
(mes) D E ..... (« 1 0 ,)= = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = =
FIRMADO:.....................(nombre del poderdan te)=======================
ANTE M I:..................... , ABOGADO - NOTARIO PUBLICO D E ...........= = = = =

CONCUERDA: EL PRESEN TE TESTIM O N IO CON LA ESCRITURA


ORIGINAL DE SU REFERENCIA CORRIENTE A FOJAS...., DE MI REGISTRO
DE ESCRITURAS PUBLICAS, CORRESPONDIENTE AL BIENIO EN CURSO
Y, A SOLICITUD DE PARTE INTERESADA, SE EXPIDE EL PRESENTE
TESTIMONIO EN .... FOJAS UTILES, LAS MISMAS QUE SIGNO, SELLO Y
FIRMO EN LA CIUDAD D E , A L O S DIAS DEL MES D E DE

Sello y firma del Notario

39- MODELO DE OTORGAMIENTO DE PODER POR ACTA

E n ......... , a lo s ....... días del mes d e ........d e ...................... , a la s .......de la


mañana (tarde) compareció al local d e l...... Juzgado Civil d e ......., que despacha
el (la) doctor (a) .......................... y el (la) Secretario (a) que autoriza, el (la)
señor (a )......................, d e .........años de edad, soltero/a (casado/a), natural de
............. , con domicilio real e n ........................... , identificado (a) con Documento
Nacional de Identidad número ............................ , y dijo: que, con arreglo a lo
previsto en el artículo setentidós del Código Procesal Civil, otorga poder por
acta en favor del (de la) doctor (a )....................... . identificado (a) con Documento
Nacional de Identidad número ..................... y con Registro número ......... del
Colegio de Abogados d e......., a efecto de que lo (a) represente como apoderado (a)
judicial en el proceso que sobre................ le sigue (le sigue a ) ........................... , y
con tal finalidad le confiere las facultades generales y especiales de representación
a que se contraen, respectivamente, los artículos setenticuatro y setenticinco del
Código Procesal Civil, sobre todo las d e .........................(señalar expresamente todos
los actos procesales para los que se concede el poder)} con lo que terminó la diligencia,
firmando el (la) señor (a) Juez y el (la) otorgante por ante mí, de lo que doy fe.-

M e d ia firm a d el (d e la) Ju e z F irm a d e l (de la) p o d e rd a n te

Firma del (de la) Secretario (a)


Práctica Forense: Apoderado judicial 879

HlO MODELO DE ACTA DE NOMBRAMIENTO DE APODERADO COMUN EN CASO DE


PLURALIDAD DE PERSONAS QUE CONSTITUYEN UNA SOLA PARTE

E n ....... , a lo s ..... días del mes d e ......d e ................... , a la s .... de la mañana


(tarde) comparecieron al local del ...... Juzgado Civil de ....... , que despacha
el (la) doctor (a )........................y el (la) Secretario (a) que autoriza, el (la) señor (a)
...................... , d e .........años de edad, soltero/ a (casado/a), natural d e ............... ,
con domicilio real e n ........................... , identificado (a) con Documento Nacional
de Identidad núm ero............................., y el (la) señor (a )......................., d e .........
años de edad, soltero/a (casado/ a), natural d e ............. , con domicilio real en
........................... , identificado (a) con Documento Nacional de Identidad número
............................, y dijeron: que, con arreglo a lo previsto en el primer párrafo del
artículo setentiséis del Código Procesal Civil, nombran apoderado (a) común
al (a la) doctor (a )........................ , identificado (a) con Documento Nacional de
Identidad número ..................... y con Registro número ........ del Colegio de
Abogados d e ....... , a efecto de que los (as) represente como apoderado (a) común
en el proceso que sobre.................les sigue (le siguen a ) ............................ , y con
tal finalidad le confieren las facultades generales y especiales de representación
a que se contraen, respectivamente, los artículos setenticuatro y setenticinco
del Código Procesal Civil, sobre todo las d e ......................... (señalar expresamente
los actos procesales para los que se autoriza al apoderado común); con lo que terminó
la diligencia, firmando el (la) señor (a) Juez y los (as) comparecientes por ante
mí, de lo que doy fe.-

Media firma del (de la) Juez Firma del (de la) compareciente (1)
Firma del (de la) Secretario (a) Firma del (de la) compareciente (2)

41. MODELO DE ACTA DE SUSTITUCION DEL PODER POR EL APODERADO

En ........, a los ...... días del mes de .... de ...................., a las ..... de la
mañana (tarde) compareció al local del ....... Juzgado Civil de ......, que
despacha el (la) doctor ( a ) ........................ y el (la) Secretario (a) que autoriza,
el (la) señor (a) ...................... , de ......... años de edad, soltero/a (casado/a),
natural d e .............. , con domicilio real e n ............................, identificado (a) con
Documento Nacional de Identidad núm ero............................., y dijo: que en su
calidad de apoderado (a) judicial del (de la) señor (a) ...................... , d e .........
años de edad, soltero/a (casado/a), natural de ............. , con domicilio real
e n ............................ , identificado (a) con Documento Nacional de Identidad
núm ero............................., quien actúa como parte demandante (demandada)
en el presente proceso de .............. , y estando facultado (a) para sustituir
la representación que ejerce, conforme se aprecia en el poder por acta de
fecha........... , obrante en autos, sustituye, de acuerdo a lo normado en el segundo
párrafo del artículo setentisiete del Código Procesal Civil, sus facultades de
880 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

representación, sin posibilidad de reasumirla, en favor del (de la) doctor (a)
........................., identificado (a) con Documento Nacional de Identidad número
..................... y con Registro n úm ero......... del Colegio de Abogados d e ......... ,
por consiguiente, este (a) último (a) tiene la facultad de representar al (a la)
señor (a )...................... en el presente proceso, y con tal finalidad se le otorgan
las facultades generales y especiales de representación a que se contraen,
respectivamente, los artículos setenticuatro y setenticinco del Código Procesal
Civil, sobre todo las d e ..........................(señalar expresamente los actos procesales
para los que se autoriza al nuevo representante)', con lo que terminó la diligencia,
firmando el (la) señor (a) Juez y el (la) otorgante por ante mí, de lo que doy fe.-

Media firma del (de la) Juez Firma del (de la) otorgante
Firma del (de la) Secretario (a)

MODELO DE ACTA DE DELEGACION DEL PODER POR EL APODERADO

E n ....... , a l o s ...... días del mes de ........ de .................. , a las ..... de la


mañana (tarde) compareció al local d e l...... Juzgado Civil d e ...... , que despacha
el (la) doctor (a )....................... y el (la) Secretario (a) que autoriza, el (la) señor (a)
...................... . d e ........ años de edad, soltero/a (casado/a), natural d e ............... ,
con domicilio real en ..............................., identificado (a) con Documento
Nacional de Identidad núm ero............................., y dijo: que en su condición de
apoderado (a) judicial del (de la) señor (a )......................., d e ......... años de edad,
soltero/a (casado/a), natural d e ............... con domicilio real e n ........................... ,
identificado (a) con Documento Nacional de Identidad número........................... ,
quien actúa como parte demandante (demandada) en el presente proceso
de .............., y teniendo facultad para delegar la representación que ejerce,
según se aprecia en el poder por acta de fecha............., obrante en autos, delega,
con arreglo a lo previsto en el segundo párrafo del artículo setentisiete del
Código Procesal Civil, sus facultades de representación, con posibilidad de
revocar dicho acto y reasumir la representación, en favor del (de la) doctor (a)
........................., identificado (a) con Documento Nacional de Identidad número
..................... y con Registro n úm ero......... del Colegio de Abogados de ....... ,
por consiguiente, este (a) último (a) se halla facultado (a) para representar
al (a la) señor (a)..................... en este proceso, y con dicha finalidad se le otorgan
las facultades generales y especiales de representación a que se contraen,
respectivamente, los artículos setenticuatro y setenticinco del Código Procesal
Civil, sobre todo las d e ..........................(señalar expresamente los actos procesales
para los cuales se autoriza al nuevo representante); con lo que terminó la diligencia,
firmando el (la) señor (a) Juez y el (la) otorgante por ante mí, de lo que doy fe.-

Media firma del (de la) Juez F irm a d e l (d e la) o to rg a n te


Firma del (de la) Secretario (a)
Práctica Forense: Apoderado judicial 881

MODELO DE SOLICITUD DE SUSPENSION DEL PROCESO POR CIRCUNSTANCIAS


RELATIVAS AL REPRESENTANTE O APODERADO

Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro.................
Solicita suspensión del proceso por
muerte de representante

A L ....... JUZGADO CIVIL D E .................

........................... , en los seguidos con (por)......................... sobre....................;


atentamente, digo:
Que, habiendo acontecido el deceso del (de la) representante del (de la)
recurrente, conforme se aprecia en la partida de defunción, de fech a............,
que se adjunta a este escrito, y de acuerdo a lo normado en el último párrafo
del artículo 79 del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se sirva disponer
la suspensión del proceso hasta que se designe a un nuevo (u) representante.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.

OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:


*. A Partida de defunción del (de la) representante del (de la) recurrente,
de fech a............

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : D e b e ten ers e p r e s e n t e qu e, en a p lic a c ió n d el ú ltim o p á r r a fo d el a r tíc u lo 79 d el C ó d ig o


P r o c e s a l C iv il, en ca so d e m u e r te o d e c la r a c ió n d e a u se n cia , in c a p a c id a d s o b r ev e n id a d el
r e p r e s e n ta n te o d el a p o d e ra d o , r e m o c ió n o c e s e d e n o m b r a m ie n to d el re p r e s e n ta n te leg a l
d e u n in c a p a z y c ir c u n s ta n c ia s a n á lo g a s , s e s u s p e n d e r á el p r o c e s o p o r u n p la z o m á x im o
d e tre in ta d ías, m ie n tra s se d es ig n a r e p r e s e n ta n te o c u r a d o r p ro c e s a l.
882 Derecho Procesal Civil 1: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

REPRESENTACION JUDICIAL POR ABOGADO, PROCURACION |


OFICIOSA Y REPRESENTACION DE LOS INTERESES DIFUSOS I

MODELO DE ESCRITO OTORGANDO FACULTADES GENERALES DE REPRESENTACION


AL ABOGADO PATROCINANTE
Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
O torg a fa cu lta d e s g e n e ra le s de
representación al (a la) abogado (a)
patrocinante

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

............................, identificado (a) con D.N.I. Nro.............. , con dirección


domiciliaria e n ..................... , con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica..................... , en los
seguidos p o r ......................... sobre.....................; atentamente, digo:
Que, con arreglo a lo previsto en el artículo 80 del Código Procesal
Civil, otorgo las facultades generales de representación, a que se contrae el
artículo 74 del Código Procesal Civil, a mi abogado (a) patrocinante, Dr. (a)
....................... , con Reg............ , y declaro estar instruido (a) sobre los alcances
de dicha representación.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere
de ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, respecto del domicilio del (de la)
representado (a), requisito exigible para la representación judicial por abogado,
señalo que se halla indicado en la parte introductoria de este escrito.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
Ciudad,...................
Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : L as f a c u lt a d e s g en er a les d e r e p res en ta ció n qu e se otorg a n al a b o g ad o p a tr o c in a n te tam bién


p u e d e n s e r c o n c ed id a s e n u n o tr o s í, en lo s es c r ito s d e d em a n d a y d e c o n te s ta c ió n de
d e m a n d a (q u e es lo a c o s tu m b ra d o ).
Práctica Forense: Representación judicial por abogado, procuración oficiosa... 883

4S. MODELO DE ESCRITO DE COMPARECENCIA DEL PROCURADOR OFICIOSO


Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Comparece oficiosamente en nombre
de quien no se tiene representación
judicial

AL ........ JUZGADO CIVIL D E ................

............................, identificado (a) con D.N.I. Nro............... , con dirección


domiciliaria e n .................... , con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... . en los
seguidos p o r..........................sobre.................... ; atentamente, digo:
Que, con arreglo a lo previsto en el inciso 1) del artículo 81 del Código
Procesal Civil, comparezco en el presente proceso como procurador (a)
oficioso (a) en nombre del (de la) demandado (a) ........................ , en mérito a
las consideraciones que paso a exponer:
1.- Que, la persona por quien comparezco, Sr. (a )....................... , tiene
su domicilio en el mismo inmueble en que vive el (la) recurrente,
razón por la cual he podido conocer del proceso promovido en
contra de aquél (aquélla), al haber sido dirigida la notificación de
la demanda al mencionado inmueble.
2.- Que, la persona por quien comparezco se halla fuera del país y,
pese a que su ausencia se prolongará por pocos días, ello hace que
no pueda ejercer debidamente su derecho de defensa.
3.- Que, debido a que desconozco la existencia de representante
con poder suficiente, y a efecto de evitarle a la persona por
quien comparezco los perjuicios que pueda acarrear su falta de
comparecencia y de defensa en juicio, es que intervengo en el
presente proceso en calidad de procurador (a) oficioso (a) de
aquélla, con la plena seguridad y confianza de que, una vez que
regrese al país, ratificará la actuación procesal del (de la) recurrente
desarrollada en su nombre.
4.- Que, por consiguiente, solicito al Juzgado se sirva autorizar la
intervención oficiosa del (de la) recurrente.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
884 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:


l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
Ciudad,....

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

46. MODELO DE ESCRITO DE APERSONAMIENTO DEL PROCURADO Y RATIFICACION


DE LA GESTION DEL PROCURADOR OFICIOSO
Secretario : ........................
Expediente : ........................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Se apersona al proceso y ratifica gestión
del (de la) procurador (a) oficioso (a)

A L ........JUZGADO CIVIL DE

............................, identificado (a) con D.N.I. Nro................., con dirección


domiciliaria e n ....................., con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... . en los
seguidos p o r ......................... sobre.....................; atentamente, digo:
Que, mediante este escrito, y con arreglo a lo previsto en el último párrafo
del artículo 81 del Código Procesal Civil, me apersono al proceso y ratifico la
actividad procesal que realizara en mi nombre el (la) procurador (a) oficioso (a),
Sr. (a ).........................

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere
de ley.

OTROSI DIGO: Que, adjunto el siguiente anexo:


l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.

Ciudad,

S e llo y firm a d el le tra d o F irm a d e l (d e la ) re c u rre n te


Práctica Forense: Representación judicial por abogado, procuración oficiosa... 885

1111 MODELO DE DEMANDA RELATIVA A INTERESES DIFUSOS

Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
I n te r p o n e d e m a n d a d e c la u s u r a d e
f á b r ic a q u e a fe c ta e l m e d io a m b ie n te

AL JUZGADO CIVIL D E .................

Asociación............... , con dirección domiciliaria e n ..........................., con


domicilio procesal e n ......................, señalando domicilio procesal electrónico en
la casilla electrónica................... , debidamente representada p o r.........................,
identificado (a) con D.N.I. Nro................, con dirección domiciliaria e n ............,
según poder otorgado por escritura pública, de fecha ....................., ante la
N otaría........ ; atentamente, decimos:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PROCESO DE CONOCIMIENTO, interponemos demanda
de clausura de fábrica contra la empresa ......................., domiciliada
e n ..................... . lugar donde tiene su sede principal, con la finalidad de
que la referida empresa clausure su fábrica ubicada e n .............................,
la misma que afecta gravemente el medio ambiente.

II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso:
- Porque, en aplicación del inciso 1) del artículo 475 del Código
Procesal Civil, se tramitan en proceso de conocimiento ante los
Juzgados Civiles los asuntos contenciosos que no tengan una
vía procedimental, no estén atribuidos por ley a otros órganos
jurisdiccionales y, además, cuando por su naturaleza o complejidad
de la pretensión, el Juez considere atendible su tramitación en dicha
vía de conocimiento.
- Porque cuando se demanda a una persona jurídica, es competente
el Juez del domicilio en donde tiene su sede principal, según se
colige del primer párrafo del artículo 17 del Código Procesal Civil.

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.- Que, la fábrica ubicada e n ..................., de la empresa................, cuya
actividad productiva es la d e ................... , contamina gravemente el
medio ambiente, porque en forma continua vierte residuos líquidos
886 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

y gaseosos que causan perjuicios y alteraciones en la flora y fauna


existente a su alrededor y que constituyen, lo que es peor, un serio
peligro para la salud de los pobladores de la zona.
2.- Que, la accionante, en su calidad de asociación destinada a proteger
el medio ambiente y los recursos naturales, según se puede apreciar
del artículo.... de su estatuto obrante en la correspondiente escritura
pública de constitución, de fe c h a ...... , otorgada ante la Notaría
..........e inscrita en la Ficha Nro............. del Registro de Personas
Jurídicas d e ...... , interpone la presente demanda con la finalidad
de preservar el medio ambiente y evitar que se siga contaminando
o dañando el mismo.
3.- Que, por con sigu ien te, en razón de los hechos señalados
anteriormente, debe acoger el Juzgado la presente demanda y
disponer la clausura de la fábrica ubicada en ....................... , de
propiedad de la empresa demandada.

IV. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Nuestro petitorio se fundamenta en lo normado en el artículo 82 del
Código Procesal Civil, numeral que versa sobre el patrocinio de intereses
difusos, y que dispone:
- Que interés difuso es aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto
indeterminado de personas, respecto de bienes de inestimable valor
patrimonial, tales como el medio ambiente, entre otros.
- Que pueden promover o intervenir en el proceso sobre intereses
difusos las asociaciones o instituciones sin fines de lucro que según
la ley y el criterio del Juez, este último por resolución debidamente
motivada, estén legitimadas para ello.

V. MEDIOS PROBATORIOS:
Ofrecemos el mérito de los siguientes medios de prueba:
1.- Escritura pública de constitución de la demandante, de fecha........,
otorgada ante la N otaría............e inscrita en la Ficha Nro.............
del Registro de Personas Jurídicas de .......; con la que pruebo
que la demandante es una persona jurídica sin fines de lucro,
concretamente una asociación, destinada a la protección del medio
ambiente y los recursos naturales, conforme se puede apreciar en
el artículo .... del estatuto contenido en el citado documento de
constitución, artículo en el que se menciona justamente los fines
de la asociación demandante.
2.- Copia legalizada notarialmente del acta de la asamblea general, de
fecha........., en la que consta el acuerdo adoptado por la mayoría de
Práctica Forense: Representación judicial por abogado, procuración oficiosa... 887

asociados en el sentido de plantear esta demanda de clausura de la


fábrica ubicada e n ............ , de propiedad de la empresa demandada,
debido a la contaminación del medio ambiente provocada por
aquélla.
3.- Pericia que deberán practicar los peritos en ecología que tenga a bien
designar el Juez del proceso, debiendo versar el correspondiente
dictamen sobre los puntos que se indica a continuación: a) examen
de las zonas aledañas a la fábrica ubicada e n ............., a efecto de
determinar la existencia y el grado de contaminación producido
con los residuos líquidos y gaseosos vertidos por dicha fábrica; b)
examen de la flora existente alrededor de la referida fábrica, a efecto
de determinar el daño producido a aquélla como consecuencia de la
indicada contaminación; c) examen de la fauna existente alrededor
de la fábrica en cuestión, a efecto de verificar el daño producido
a aquélla como consecuencia de la aludida contaminación. Con
el resultado de la pericia ofrecida como prueba pretendemos
esclarecer el siguiente hecho controvertido: la existencia de
contaminación del medio ambiente debido a los residuos líquidos
y gaseosos vertidos por la fábrica de propiedad de la demandada,
que afecta gravemente la fauna, flora y la salud de los pobladores
de las zonas aledañas a dicha fábrica.
4.- Inspección judicial que deberá efectuar el Juez del proceso sobre la
fábrica, de propiedad de la demandada, ubicada e n ......................... ,
así como sobre la zonas periféricas a dicha fábrica, para que
pueda apreciar personalmente que ésta vierte residuos líquidos
y gaseosos que contaminan el medio ambiente. Con el referido
medio probatorio dem ostrarem os la veracidad de nuestras
afirmaciones acerca de los residuos líquidos y gaseosos vertidos por
la cuestionada fábrica, los mismos que dañan el medio ambiente y
afectan gravemente la fauna, flora y la salud de las personas que
habitan las zonas cercanas a la referida fábrica.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicitamos se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a nuestro derecho
y de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DECIMOS: Que, delegamos las facultades generales
de representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil,
al (a la) Dr. (a )...................... , con Reg................... , y declaramos estar instruidos
sobre sus alcances. En lo que respecta al domicilio de la representada, requisito
exigible para la representación judicial por abogado, señalamos que se
encuentra consignado en la parte introductoria de esta demanda.
888 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

SEGUNDO OTROSI DECIMOS: Que, autorizamos a los (as) señores (as)


.................... . identificado (a) con D.N.I. Nro............ , y ................. , identificado (a)
con D.N.I. Nro.............., para efectuar los actos de procuraduría que sean
pertinentes en este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias,
copias certificadas, gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos,
entre otros.
TERCER O TRO SI DIGO: Que, acompañamos los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Tasa judicial por concepto de actuación a realizarse fuera del local
judicial.
l.C Fotocopia del D.N.I. del (de la) representante judicial de la
demandante.
l.D Escritura pública, de fech a...... , otorgada ante la N otaría.......... en
la que constan las facultades especiales del (de la) representante
judicial de la demandante.
l.E Escritura pública de constitución de la demandante, de fecha....... ,
otorgada ante la Notaría ............e inscrita en la Ficha Nro.............
del Registro de Personas Jurídicas d e ...... , ofrecida como medio
probatorio en el punto 1 del rubro V («Medios probatorios») de
esta demanda.
1 ,F Copia legalizada notarialmente del acta de la asamblea general, de
fecha.........., en la que se aprecia el acuerdo adoptado por la mayoría
de asociados en el sentido de interponer la presente demanda de
. clausura de fábrica que daña el medio ambiente, ofrecido como
medio probatorio en el punto 2 del rubro V («Medios probatorios»)
de esta demanda.

Ciudad,.........................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) representante judicial de
la demandante

Nota: Debe tenerse presente que, de acuerdo a lo normado en el primer párrafo del artículo 82
del Código Procesal Civil, el patrocinio de intereses difUsos puede ejercitarse tratándose de
bienes de inestimable valor patrimonial como el medio ambiente o el patrimonio cultural
o histórico o del consumidor.
Práctica Forense: Acumulación 889

A
ACUMULACION

48. MODELO DE DEMANDA QUE CONTIENE ACUMULACIÓN OBJETIVA ORIGINARIA


SUBORDINADA

Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Interpone demanda d e ..... .

AL JUZGADO CIVIL DE

............................. , identificado (a) con D.N.I. Nro.................., con dirección


domiciliaria en ............................., con domicilio procesal en .........................,
señalando domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica.................... ;
atentamente, digo:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PROCESO........... , interpongo demanda d e ........................
contra..........................., con domicilio e n ..................... , con la finalidad de
que:
- ................................. (señalar el petitorio o pretensión). Tal pretensión
debe entenderse como pretensión principal.
- ................................. (señalar el petitorio o pretensión). Esta pretensión
debe considerarse como pretensión subordinada respecto de la
pretensión principal, conforme lo autoriza el primer párrafo del
artículo 87 del Código Procesal Civil.
Puntualizamos que la acumulación objetiva originaria de pretensiones
reclamadas por el (la) accionante reúne los requisitos previstos en el
artículo 85 del Código Procesal Civil:
- Porque las pretensiones objeto de acumulación son de competencia
del mismo Juez, según se infiere del (de los) artículo (s) ....... del
Código Procesal Civil.
- Porque si bien son contrarias entre sí las pretensiones materia de
acumulación, una de ellas (la segunda) ha sido propuesta por el (la)
accionante en forma subordinada.
- Porque las pretensiones acumuladas objetiva y originariamente
se tramitan en una misma vía procedimental, esto es, a través del
proceso d e ..............., en aplicación del (de los) artículo ( s ) .......del
Código Procesal Civil.
890 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso, porque así lo determina (n) el (los) artículo (s )...... del Código
Procesal Civil, conforme al (a los) cual (es).....................................................

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.- .........................................................................................................................
2.- .........................................................................................................................
3.- ..........................................................................................................................

IV. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi petitorio se fundamenta en lo normado en los siguientes preceptos
legales:
- Artículo .... d e l...................... . que dispone q u e ...................................
- Artículo .... d el..................... , el cual prescribe q u e...............................
- Artículo .... d e l...................... . que establece q u e ..................................

V. MEDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los siguientes medios de prueba:
1.- ............................................; con el (la) cual pruebo que...
2.- ...........................................; con el (la) cual acredito que ...
3.- ...........................................; con el (la) cual se verifica que

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.

PRIM ER O TRO SI D IG O : Que, delego las facultades generales de


representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... , con Reg................... , y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que respecta al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigible para la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra
consignado en la parte introductoria de esta demanda.

SEGU N D O O T R O SI D IG O : Que, autorizo a los (as) señores (as)


..................... , identificado (a) con D.N.I. Nro........... , y ................... , identificado (a)
con D.N.I. Nro.............., para efectuar los actos de procuraduría que sean
pertinentes en este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias,
Práctica Forense: Acumulación 891

copias certificadas, gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos,


entre otros.
TERCER OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Copia certificada del acta, de fecha....... , emitida p o r......(señalar la
denominación del Centro de Conciliación de que se trate), en que consta
que el acuerdo conciliatorio extrajudicial no se ha producido (este
anexo se adjuntará sólo si se trata de procesos judiciales cuya materia se
encuentre sujeta al procedimiento previo de conciliación extrajudicial).
l.B Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.C Fotocopia del D.N.I. del (de la) demandante.
l.D .........................................................................................................................
l.E .........................................................................................................................
l.F .........................................................................................................................
Ciudad,............

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante

49- MODELO DE DEMANDA QUE CONTIENE ACUMULACION OBJETIVA ORIGINARIA


ALTERNATIVA
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Interpone demanda d e ......

AL JUZGADO CIVIL DE

............................. . identificado (a) con D.N.I. Nro................... con dirección


domiciliaria en ............................., con domicilio procesal en .........................,
señalando domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica.................... ;
atentamente, digo:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PROCESO.......... , interpongo demanda d e.........................
contra .........................., con domicilio en ...................... , a efecto de que
cumpla, a su elección o, en su defecto, a elección del (de la) demandante,
con alguna de estas pretensiones, las mismas que, se entiende, son
892 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

propuestas en forma alternativa, conforme lo autoriza el primer párrafo


del artículo 87 del Código Procesal Civil:
- ................................. (señalar el petitorio o pretensión)', o
- ................................. (señalar el petitorio o pretensión).
Puntualizamos que la acumulación objetiva originaria de pretensiones
reclamadas por el (la) demandante reúne los requisitos previstos en el
artículo 85 del Código Procesal Civil:
- Porque las pretensiones objeto de acumulación son de competencia
del mismo Juez, por así disponerlo el (los) artículo (s) ...... del
Código Procesal Civil.
- Porque, si bien son contrarias entre sí las pretensiones materia de
acumulación, éstas han sido propuestas por el (la) accionante en
forma alternativa.
- Porque las pretensiones acumuladas objetiva y originariamente
se tramitan en una misma vía procedimental, esto es, a través del
proceso d e ............... . en aplicación del (de los) artículo (s )...... del
Código Procesal Civil.

II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso, porque así lo determina (n) el (los) artículo ( s ) ...... del Código
Procesal Civil, conforme al (a los) cual (e s)....................................................

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.- ..........................................................................................................................
2.- ..........................................................................................................................
3.- ..... ....................................................................................................................

IV. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi petitorio se fundamenta en lo normado en los siguientes preceptos
legales:
- Artículo .... d e l....................., el cual establece q u e................................
- Artículo.... d el..................... , el cual prescribe q u e................................
- Artículo .... d e l...................... , que dispone q u e .....................................

V. M EDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los siguientes medios de prueba:
Práctica Forense: Acumulación 893

1- ............................................; con el (la) cual pruebo que ...


2.- ...........................................; con el (la) cual se verifica que
3.- ...........................................; con el (la) cual acredito que...

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... , con Reg................... , y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que respecta al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigióle para la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra
consignado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as)
..................... , identificado (a) conD.N.I. Nro............ , y ................... , identificado (a)
con D.N.I. Nro.............., para efectuar los actos de procuraduría que sean
pertinentes en este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias,
copias certificadas, gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos,
entre otros.
TERCER OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Copia certificada del acta, de fecha....... , emitida p o r......(señalar la
denominación del Centro de Conciliación de que se trate), en que consta
que el acuerdo conciliatorio extrajudicial no se ha producido (este
anexo se adjuntará sólo si se trata de procesos judiciales cuya materia se
encuentre sujeta al procedimiento previo de conciliación extrajudicial).
l.B Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.C Fotocopia del D.N.I. del (de la) demandante.
l.D .........................................................................................................................
l.E ............................................................... ..........................................................
l.F ..........................................................................................................................

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante


894 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

50. MODELO DE DEMANDA QUE CONTIENE ACUMULACION OBJETIVA ORIGINARIA


ACCESORIA
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Interpone demanda d e ......

AL JUZGADO CIVIL DE

............................. , identificado (a) con D.N.I. Nro.................., con dirección


domiciliaria en ............................., con domicilio procesal en ..........................
señalando domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica.................... ;
atentamente, digo:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PROCESO..........., interpongo demanda d e .........................
contra.......................... . con domicilio e n ..................... , con la finalidad de
que:
- .................................(señalar el petitorio o pretensión). Esta pretensión
debe entenderse como pretensión principal.
- .................................(señalar el petitorio o pretensión). Esta pretensión
debe considerarse como pretensión accesoria, conforme lo autoriza
el primer párrafo del artículo 87 del Código Procesal Civil.
Puntualizamos que la acumulación objetiva originaria de pretensiones
reclamadas por el (la) demandante reúne los requisitos previstos en el
artículo 85 del Código Procesal Civil:
- Porque las pretensiones objeto de acumulación son de competencia
del mismo Juez, por así disponerlo el (los) artículo (s) ....... del
Código Procesal Civil.
- Porque las pretensiones materia de acumulación no son contrarias
entre sí.
- Porque las pretensiones acumuladas objetiva y originariamente
se tramitan en una misma vía procedimental, esto es, a través del
proceso d e ..............., pues así lo determina (n) el (los) artículo (s)
...... del Código Procesal Civil.

II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso, por así disponerlo el (los) artículo (s )...... del Código Procesal
Civil, conforme al (a los) cual (es)......................................................................
Práctica Forense: Acumulación 895

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.- .........................................................................................................................
2.- .........................................................................................................................
3.- .........................................................................................................................

IV . FUNDAMENTACION JURIDICA:
Mi petitorio se fundamenta en lo normado en los siguientes preceptos
legales:
- Artículo .... d e l......................, el cual establece.....................................
- Artículo .... d el......................, el cual prescribe.....................................
- Artículo .... d e l......................, que dispone q u e ....................................

V. MEDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los siguientes medios de prueba:
1.- .......................................... ; con el (la) cual se verifica que
2.- ........................................... ; con el (la) cual pruebo que..
3.- .......................................... ; con el (la) cual acredito que ....

PORTA N TO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIM ER O TR O SI DIGO: Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... , con Reg................... , y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que respecta al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigible para la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra
consignado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGU N D O O T R O SI D IG O : Que, autorizo a los (as) señores (as)
..................... , identificado (a) conD.N.I. Nro............ . y ................... . identificado (a)
con D.N.I. Nro.............., para efectuar los actos de procuraduría que sean
pertinentes en este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias,
copias certificadas, gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos,
entre otros.
TERCER OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Copia certificada del acta, de fecha........, emitida p o r......(señalar la
denominación del Centro de Conciliación de que se trate), en que consta
896 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

que el acuerdo conciliatorio extrajudicial no se ha producido (este


anexo se adjuntará sólo si se trata de procesos judiciales cuya materia se
encuentre sujeta al procedimiento previo de conciliación extrajudicial).
l.B Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.C Fotocopia del D.N.I. del (de la) demandante.
l.D .........................................................................................................................
l.E ..........................................................................................................................
l.F ........................................................................ .................................................

Ciudad,............

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante

51. MODELO DE ESCRITO DE AMPLIACION DE DEMANDA QUE CONTIENE


ACUMULACION OBJETIVA SUCESIVA
Secretario : .......................
Expediente : ........................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Amplía demanda acumulando objetiva
y sucesivamente pretensiones

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

............................ , en los seguidos c o n .......................... sobre ....................;


atentamente, digo:
Que, no habiéndose notificado todavía al (a la) demandado (a) la demanda
interpuesta por el (la) recurrente, y con arreglo a lo previsto en el inciso 1) del
artículo 88 del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se tenga por ampliada
dicha demanda, incluyéndose como pretensiones adicionales contra el (la)
demandado (a) las que se indica a continuación:

La mencionada acumulación objetiva sucesiva de pretensiones reúne los


requisitos previstos en el artículo 85 del Código Procesal Civil:
- Porque las pretensiones objeto de acumulación son de competencia
del mismo Juez, por así disponerlo el (los) artículo (s) ...... del
Código Procesal Civil.
Práctica Forense: Acumulación 897

- Porque las pretensiones materia de acumulación no son contrarias


entre sí.
- Porque las pretensiones acumuladas se tramitan en una misma vía
procedimental, esto es, a través del proceso d e ..............., pues así
lo determina (n) el (los) artículo (s )...... del Código Procesal Civil.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante

||1 MODELO DE SOLICITUD DE ACUMULACION OBJETIVA SUCESIVA CUYA


FINALIDADES EVITAR PRONUNCIAMIENTOS JURISDICCIONALES OPUESTOS
Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro.................
Solicita acumulación objetiva sucesiva de
procesos para evitar pronunciamientos
jurisdiccionales opuestos

A L ....... JUZGADO CIVIL D E .................

........................... , en los seguidos con (por).........................sobre....................;


atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo (vale decir, antes que uno de los
procesos materia de acumulación sea sentenciado, según se colige del primer párrafo
del art. 90 del C.P.C.), y con arreglo a lo previsto en el inciso 3) del artículo 88
del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se sirva disponer la acumulación
objetiva sucesiva del presente proceso con el proceso que so b re......................
siguen las partes ante e l ...... Juzgado Civil d e .........., expediente Nro............... ,
Secretario (a )............; en tal sentido, ambos procesos deberán ser acumulados
ante el presente Juzgado por ser el que realizó el primer emplazamiento, lo que
se puede apreciar de las cédulas de notificación de las demandas interpuestas
en ambos procesos, que acompaño a este escrito.
El referido pedido de acumulación objetiva sucesiva de procesos obedece
a que:
- Existe conexidad entre las pretensiones materia de ambos procesos.
- Se quiere evitar pronunciamientos jurisdiccionales opuestos.
898 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

Se deja constancia que la mencionada acumulación objetiva sucesiva de


procesos que se peticiona reúne los requisitos previstos en el artículo 85 del
Código Procesal Civil, porque las pretensiones formuladas en tales procesos:
- Son de competencia del mismo Juez, pues así lo establece (n) el (los)
artículo (s )...... del Código Procesal Civil.
- No son contrarias entre sí.
- Se tramitan en una misma vía procedimental, esto es, a través del
proceso d e ............... , según se infiere del (de los) artículo ( s ) .......
del Código Procesal Civil.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
*.A Copias certificadas de la demanda y sus anexos, de fecha....... , que
se tramita en el proceso d e ........... seguido entre las partes ante e l
Juzgado Civil d e ........, expediente Nro.........., Secretario (a ).............
*.B Copia certificada del auto admisorio de la demanda indicada en el
punto precedente.
*.C Copia certificada de la cédula de notificación de la demanda, de
fe c h a ....... , que se tramita en el proceso d e ............seguido entre
las partes ante e l .... Juzgado Civil d e ........., expediente Nro.......... ,
Secretario (a )...............
*.D Copias certificadas del escrito de contestación de demanda y sus
anexos, de fecha ......... que se tramita en el proceso de ............
seguido entre las partes ante e l.... Juzgado Civil d e........, expediente
Nro.........., Secretario (a )...............
*.E Fotocopia de la cédula de notificación de la demanda que se tramita
en el presente proceso.

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente


Práctica Forense: Acumulación 899

5J. MODELO DE SOLICITUD DE ACUMULACION SUBJETIVA SUCESIVA DE


PRETENSIONES PLANTEADAS EN PROCESOS AUTONOMOS
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro.................
Solicita acumulación subjetiva sucesiva
de pretensiones
A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

..........................., en los seguidos con (por)..........................sobre................... ;


atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo (vale decir, antes que uno de los
procesos materia de acumulación sea sentenciado, según se colige del primer párrafo
del art. 90 del C.P.C.), y con arreglo a lo previsto en el inciso 2) del artículo 89
del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se sirva disponer la acumulación
subjetiva sucesiva del presente proceso con el proceso que so b re.................
sigue el (la) recurrente contra ......................... (señalar los nombres y apellidos
de la tercera persona y no de la contraparte que actúa en el proceso en que se pide la
acumulación subjetiva sucesiva de pretensiones) ante e l .... Juzgado Civil d e .........,
expediente Nro..........., Secretario (a )............ ; en tal sentido, ambos procesos
deberán ser acumulados ante el presente Juzgado por ser el que realizó el primer
emplazamiento, lo que se puede apreciar de las cédulas de notificación de las
demandas interpuestas en ambos procesos, que acompaño a este escrito.
El referido pedido de acumulación subjetiva sucesiva de pretensiones
planteadas en procesos autónomos obedece a que existe conexidad entre las
pretensiones materia de ambos procesos, pues, si bien las partes no son las
mismas, la materia litigiosa tiene un mismo origen, cual e s ........... (señalar el
acto jurídico de que se trate).
Puntualizamos que la aludida acumulación subjetiva sucesiva de
pretensiones planteadas en procesos autónomos que se peticiona reúne los
requisitos previstos en el artículo 86 del Código adjetivo:
- Porque las pretensiones provienen de un mismo título, cual e s .........
- Porque las pretensiones se refieren a un mismo objeto, esto es,..........
- Porque existe conexidad entre las pretensiones m ateria de
acumulación, pu es......................................................................................
- Porque se cumplen, además, los requisitos exigidos en el artículo
85 del Código Procesal Civil, o sea, la competencia es atribuible a
un mismo Juez (según el art..... del C.P.C.), las pretensiones no son
contrarias entre sí y se tramitan en una misma vía procedimental,
que es la utilizada en el presente caso (conforme lo determina el
art..... del C.P.C.).
900 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
*.A Copias certificadas de la demanda y sus anexos, de fe c h a ....... ,
que se tramita en el proceso que sobre............es seguido por el (la)
recurrente co n tra....................... ante e l ......Juzgado Civil d e .........,
expediente Nro........... Secretario (a )...............
*.B Copia certificada del auto admisorio de la demanda indicada en el
punto precedente.
*.C Copia certificada de la cédula de notificación de la demanda, de
fecha....... , que se tramita en el proceso que sobre............es seguido
por el (la) recurrente contra........................ ante e l ......Juzgado Civil
d e ....... , expediente Nro.........., Secretario (a )........................................
*D Copias certificadas del escrito de contestación de demanda y sus
anexos, de fecha......, que se tramita en el proceso que sobre................
es seguido por el (la) recurrente co n tra..........................ante e l ......
Juzgado Civil d e ....... , expediente Nro........ , Secretario (a )................
*.E Fotocopia de la cédula de notificación de la demanda que se tramita
en el presente proceso.

Ciudad,

S e llo y firm a d e l le tra d o F irm a d e l (d e la) re c u rre n te


Práctica Forense: Acumulación 901

54. MODELO DE SOLICITUD DE DESACUMULACION DE PROCESOS

Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Solicita desacumulación de procesos

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

........................... , en los seguidos con (por).........................sobre....................;


atentamente, digo:
Que, con arreglo a lo previsto en el artículo 91 del Código Procesal Civil,
solicito al Juzgado se sirva disponer la desacumulación de los procesos que
fueron acumulados por mandato judicial contenido en la resolución Nro......, de
fecha...... , debido a que la referida acumulación afecta el principio de economía
procesal por razón de tiempo, porque la tramitación de los diferentes actos
procesales se ha complicado en demasía, lo que provoca la correspondiente
demora en las actuaciones procesales y, por ende, en la solución del conflicto
de intereses.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : D ebe tenerse presente que, de acuerdo a lo norm ado en el artículo 91 del Código Procesal
C ivil, cuando el Juez considere que la acum ulación afecte el principio de economía
procesal, por razón de tiem po, gasto o esfuerzo humano, puede separar los procesos, los
que deberán seguirse independientem ente, ante sus Jueces originales.
902 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

LITISCONSORCIO
J
55. MODELO DE SOLICITUD DE INTEGRACION DE RELACION PROCESAL EN LA
HIPOTESIS DE LITISCONSORCIO NECESARIO
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Solicita integración de relación procesal
por existir litisconsorcio necesario

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

............................ . en los seguidos por .......................... sobre ....................;


atentamente, digo:
Que, con arreglo a lo previsto en el primer párrafo del artículo 95 del
Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se sirva integrar la relación procesal,
notificando para tal efecto, sobre el inicio del presente proceso, al (a la) Sr. (a)
.................... . con domicilio e n ............................, porque:
- La persona aludida tiene la condición de litisconsorte necesario
activo, según se puede apreciar de la demanda (o contestación
de demanda), pues .......... (sustentar por qué tiene la condición de
litisconsorte necesario activo la persona en mención).
- Resulta evidente, conforme se aprecia de la demanda (o contestación
de demanda), que la decisión a recaer en el presente proceso le va a
afectar a dicha persona, pu es...... (precisar por qué la decisión judicial
correspondiente va a afectar a la persona considerada como litisconsorte
necesario activo).
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente


Práctica Forense: Litisconsorcio 903

56. MODELO DE ESCRITO DEL ACCIONANTE EN EL QUE PROPORCIONA DATOS


REQUERIDOS PARA EMPLAZAR AL LITISCONSORTE NECESARIO
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Cumple requerimiento de datos para
emplazar al litisconsorte necesario

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

............................ , en los seguidos con .......................... sobre ................... ;


atentamente, digo:
Que, habiendo sido requerido el (la) recurrente, por resolución Nro....... ,
de fe c h a ....... , para proporcionar los datos correspondientes para así poder
emplazar al (a la) litisconsorte necesario, Sr. (S ra.)..................... , cumplo con
indicar q u e ..... (señalar los datos requeridos por el Juzgado, los cuales, casi siempre,
tienen que ver con el domicilio del litisconsorte necesario).

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere
de ley.

Ciudad,

S e llo y firm a d e l le tra d o F irm a d e l (d e la ) re c u rre n te


904 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y


SUCESION PROCESAL

5:
■ MODELO DE SOLICITUD DE INTERVENCION COADYUVANTE
Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Solicita se autorice la intervención del (de
la) recurrente com o tercero coadyuvante
del (de la) dem andado (a)

A L .......JUZGADO CIVIL DE ..................

.............................., identificado (a) con D.N.I. Nro.............. , con dirección


domiciliaria e n ......................., con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos p o r.......................co n ........................ sobre.................; atentamente, digo:
Que, de acuerdo a lo normado en los artículos 60 y 97 del Código Procesal
Civil, solicito al Juzgado se autorice la intervención del (de la) recurrente como
tercero coadyuvante del (de la) demandado (a).

I. FUNDAMENTOS DE HECHO:
1.- Que, el (la) Sr. (a )............... (señalar los nombres y apellidos de la parte
demandada) ha sido demandado (a) p o r................ (señalar los nombres
y apellidos de la parte demandante), a efecto de que aquél (aquélla)
cumpla co n ................ (señalar la pretensión del accionante), en mérito
a ........ (señalar el acto jurídico que da origen a la pretensión de la parte
demandante).
2.- Que, el (la) recurrente es acreedor (a) del (de la) demandado (a),
Sr. (a ).................. , en virtud d e ............ (señalar el acto jurídico del cual
emana la acreencia).
3.- Que, en defensa de mis derechos e intereses, y con el objeto de que
no se reduzca el patrimonio del (de la) demandado (a) debido al
presente proceso, lo que pondría en riesgo el pago de mi acreencia,
procedo a solicitar mi intervención en el mismo como tercero
coadyuvante del (de la) demandado (a) y, en tal calidad, señalo que
la obligación cuyo cumplimiento es reclamado por el (la) demandante
a este (a) último (a) resulta inexigible porqu e.................... (señalar
los hechos que harían inexigible dicha obligación).
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 905

4.- Que, en consecuencia, en mi condición de tercero coadyuvante


del (de la) demandado (a), que el Juzgado se servirá autorizar,
pido que se tenga presente lo expuesto sobre la inexigibilidad
de la obligación reclamada por el (la) accionante, a fin de que el
Juzgado, en su oportunidad, desestime la demanda interpuesta
en este proceso.

II. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi pedido de intervención coadyuvante del (de la) demandado (a) se
fundamenta en lo previsto en las siguientes normas:
- Inciso 4) del artículo 1219 del Código Civil, el cual prescribe que
es efecto de las obligaciones autorizar al acreedor para ejercer los
derechos del deudor para asumir su defensa, sin necesidad de
recabar previamente autorización judicial.
- Artículo 60 del Código Procesal Civil, conforme al cual, en el caso
previsto en el inciso 4) del artículo 1219 del Código Civil (numeral
citado precedentemente) y en los demás que la ley permita, una
persona puede coadyuvar la defensa del proceso ya iniciado cuando
tenga interés en su resultado, sin necesidad de acreditar derecho
propio o interés directo en la materia discutida.
- Artículo 97 del Código Procesal Civil, que dispone que, quien
tenga con una de las partes una relación jurídica sustancial, a la
que no deban extenderse los efectos de la sentencia que resuelva
las pretensiones controvertidas en el proceso, pero que pueda
ser afectada desfavorablemente si dicha parte es vencida, puede
intervenir en el proceso como coadyuvante de ella (primer párrafo
del art. 97 del C.P.C.). Debe tenerse en consideración lo normado
en el último párrafo del artículo 97 del Código adjetivo, del cual se
desprende que el coadyuvante puede realizar los actos procesales
que no estén en oposición a la parte que ayuda y no impliquen
disposición del derecho discutido.

III. MEDIOS PROBATORIOS:


Ofrezco el mérito de los siguientes medios probatorios:
1.- .................... (señalar el medio probatorio de que se trate); con el (la) cual
pruebo q u e ............... (hacer mención al acto jurídico que dio origen a
la acreencia que tiene el tercero coadyuvante del demandado respecto de
este último).
2.- ............. (señalar el medio probatorio de que se trate); con el (la) cual
se demuestra q u e ................. (hacer mención a los hechos que harían
inexigible la obligación reclamada por la accionante al demandado).
906 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva admitir el presente escrito y los medios de
prueba ofrecidos, autorizando mi intervención como tercero coadyuvante
del (de la) demandado (a) y teniendo presente lo señalado por el (la) recurrente
en defensa de este (a) último (a), conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
PRIM ER O T R O SI D IG O : Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... , con Reg................... . y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que respecta al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigible para la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra
consignado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGU N D O O T R O SI D IG O : Que, autorizo a los (as) señores (as)
..................... , identificado (a) con D.N.I. Nro............ , y ................... , identificado (a)
con D.N.I. Nro.............. , para efectuar los actos de procuraduría que sean
pertinentes en este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias,
copias certificadas, gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos,
entre otros.
TERCER O TRO SI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.C ................... (señalar el medio probatorio que demuestre el acto jurídico que
dio origen a la acreencia que tiene el tercero coadyuvante del demandado
respecto de este último).
l.D .............(señalar el medio probatorio que demuestre los hechos que harían
inexigible la obligación reclamada por la parte demandante al demandado).

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente


Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 907

58. MODELO DE ESCRITO DE INTERVENCION LITISCONSORCIAL


Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
S o lic ita se a u to r ic e la intervención
litisc o n so rc ia l d e l (de la) re c u rre n te

A L .......JUZGADO CIVIL D E ..................

.............................., identificado (a) con D.N.I. Nro............. , con dirección


domiciliaria e n ......................, con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos p o r.......................con ........................sobre.................; atentamente, digo:
Que, de acuerdo a lo normado en el artículo 98 del Código Procesal
Civil, solicito al Juzgado se autorice la intervención del (de la) recurrente como
litisconsorte del (de la) demandante; en atención a las consideraciones de hecho
y de derecho que paso a exponer:

I. FUNDAMENTOS DE HECHO:
1.- Que, el (la) Sr. (a) ................. (señalar los nombres y apellidos de la
parte demandada) ha sido demandado (a) p o r .................(señalar los
nombres y apellidos de la parte demandante), a efecto de que aquél
(aquélla) cumpla c o n ................ (señalar la pretensión del actor), en
mérito a ........ (señalar el acto jurídico que dio origen a la pretensión de
la parte demandante).
2.- Que, el (la) recurrente, al igual que el (la) demandante, es co­
acreedor (a) del (de la) demandado (a), Sr. (a )................... , en virtud
de ........... (señalar el acto jurídico que dio origen a la acreencia). Sin
embargo, no he sido citado (a) por el (la) demandante en mi calidad
de co-acreedor (a).
3.- Que, en defensa de mis derechos e intereses, solicito mi intervención
en este proceso como litisconsorte del (de la) accionante, a fin de
exigir que el (la) demandado (a) cumpla c o n ................ (señalar la
pretensión de que se trate).

II. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi pedido de intervención litisconsorcial activa se fundamenta en lo
dispuesto en las siguientes normas:
- Artículo 92 del Código Procesal Civil, el cual establece que hay
litisconsorcio cuando dos o más personas litigan en forma conjunta
como demandantes (como es el presente caso) o demandados
908 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

porque tienen una misma pretensión, sus pretensiones son conexas


o porque la sentencia a expedirse respecto de una pudiera afectar
a la otra.
- Artículo 98 del Código Procesal Civil, que trata acerca de la
intervención litisconsorcial y que dispone que, quien se considere
titular de una relación jurídica sustancial a la que presumiblemente
deban extenderse los efectos de una sentencia, y que por tal razón
estuviera legitimado para demandar o haber sido demandado en
el proceso, puede intervenir como litisconsorte de una parte, con
las mismas facultades que ésta.

III. M EDIOS PROBATORIOS:


Ofrezco el mérito del medio probatorio que se cita a continuación:
1.- .................... ( s e ñ a l a r e l m e d i o p r o b a t o r i o d e q u e s e trate)-, con el (la) cual
pruebo q u e ............... ( h a c e r m e n c i ó n a l a c t o j u r í d i c o q u e d i o o r i g e n a la
a c r e e n c i a q u e t i e n e e l l i t i s c o n s o r t e a c t i v o r e s p e c t o d e l d e m a n d a d o ).

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva admitir el presente escrito y el medio de
prueba ofrecido, autorizando mi intervención como litisconsorte del (de la)
demandante, conforme a mi derecho y de acuerdo a ley.
PRIM ER O T R O SI D IG O : Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... , con Reg................... , y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que respecta al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigible para la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra
consignado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as)...................,
identificado (a) con D.N.I. Nro............, y ...................... identificado (a) con D.N.I.
Nro............., para efectuar los actos de procuraduría que sean pertinentes en
este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias, copias certificadas,
gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos, entre otros.
TERCER O TRO SI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
1 .C .................. ( s e ñ a la r e l m e d i o p r o b a t o r i o q u e d e m u e s t r e e l a c t o j u r í d i c o q u e d io
o r i g e n a la a c r e e n c i a q u e t ie n e e l l it i s c o n s o r t e a c t iv o r e s p e c t o d e l d e m a n d a d o ) .

Ciudad,........................
S e llo y firm a d el le tra d o F irm a d el (d e la) re c u rre n te
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 909

m j MODELO DE ESCRITO DE INTERVENCION EXCLUYENTE PRINCIPAL


Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Solicita se autorice la intervención
excluyente principal del (de la) recurrente
A L ........JUZGADO CIVIL D E ..................
.............................., identificado (a) con D.N.I. Nro............. , con dirección
domiciliaria e n ...................... , con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos p o r.......................con ........................sobre.................; atentamente, digo:
Que, no habiéndose emitido todavía sentencia en primera instancia, y
con arreglo a lo previsto en el artículo 99 del Código Procesal Civil, solicito al
Juzgado se autorice la intervención excluyente principal del (de la) recurrente
en este proceso, a fin de que se me declare titular del derecho discutido en
el mismo, cual es ................... ( s e ñ a l a r e l d e r e c h o c o n t r o v e r t i d o r e s p e c t o d e l c u a l
s o l i c i t a e l i n t e r v i n i e n t e e x c l u y e n t e p r i n c i p a l q u e s e le d e c l a r e t i t u l a r ) . La referida
pretensión exigida por mi parte debe entenderse que está dirigida contra el (la)
demandante, Sr. (a )......................., y el (la) demandado (a), Sr. (a)..........................

I. FUNDAMENTOS DE HECHO:
1.- Que, tanto el (la) demandante como el (la) demandado (a) no son
titulares d e ...................... ( s e ñ a l a r e l d e r e c h o l i t i g i o s o d e q u e s e t r a t e ) .
2- Que, el (la) recurrente es el verdadero y único titular del mencionado
derecho discutido en el presente proceso, según se aprecia
del documento, de fecha ........., suscrito entre ............... y el (la)
recurrente, y referido a .........( s e ñ a l a r e l a c t o j u r í d i c o d e q u e s e t r a t e ) .
3. - Que, por consiguiente, en mi calidad de tercero excluyente principal,
que el Juzgado se servirá autorizar, solicito que se tenga presente lo
señalado sobre mi condición de único titular del derecho discutido
en este proceso, a fin de ser declarado judicialmente como tal,
debiéndose, por ende, desestimar las pretensiones formuladas por
el (la) accionante y el (la) demandado (a).

II. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi pedido de intervención excluyente principal se fundamenta en los
siguientes preceptos legales:
- A rtícu lo.... d e ................., el cual prescribe q u e ............. ( s e ñ a l a r la
n o r m a m a te r ia l q u e h a g a r e fe r e n c ia a l d e r e c h o q u e s e d is c u te ju d ic ia lm e n t e
- p r o p i e d a d , c o p r o p i e d a d , e t c - y q u e a p o y e la t e s is d e t i t u l a r i d a d d e l m i s m o
in v o c a d a p o r e l recu rren te).
910 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

- Artículo 99 del Código Procesal Civil, que trata acerca de la


intervención excluyente principal, y del cual se colige que, quien
pretenda, en todo o en parte, ser declarado titular del derecho
discutido, puede intervenir, antes de la expedición de la sentencia
en primera instancia, formulando su exigencia contra demandante
y demandado, en cuyo caso actuará como una parte más en el
proceso, pudiendo, incluso, ofrecer pruebas.

III. MEDIOS PROBATORIOS:


Ofrezco el mérito del medio de prueba que se cita a continuación:
1.- Documento, de fecha ........., suscrito entre .................. y el (la)
recurrente, y referido a ........ ( s e ñ a l a r é l a c t o j u r í d i c o d e q u e s e t r a t e ) ;
con el cual demuestro ser el verdadero y único titular del derecho
discutido en este proceso.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva admitir el presente escrito y el medio de
prueba ofrecido, autorizando mi intervención excluyente principal, a fin de
ser declarado titular del derecho discutido en el presente proceso, de acuerdo
a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... . con Reg................... . y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que respecta al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigible para la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra
consignado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as).................... .
identificado (a) con D.N.I. Nro............ , y .................... , identificado (a) con D.N.I.
Nro............. , para efectuar los actos de procuraduría que sean pertinentes en
este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias, copias certificadas,
gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos, entre otros.
TERCER OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.C Documento, de fecha ........., suscrito entre .................. y el (la)
recurrente, y referido a .........( s e ñ a l a r e l a c t o j u r í d i c o d e q u e s e t r a t e ) ,
ofrecido como medio de prueba en el punto 1 del rubro III («Medios
probatorios») del presente escrito.
Ciudad,........................
S e llo y fir m a d el le tra d o F irm a d el (d e la) re c u rre n te
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 911

60 . MODELO DE DEMANDA DE TERCERIA DE PROPIEDAD


Secretario : ......................
Expediente : ......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Interpone demanda de tercería de
propiedad

AL JUZGADO DE PAZ LETRADO DE

.............................., identificado (a) con D.N.I. Nro.................., con dirección


domiciliaria en ............................., con domicilio procesal en .........................,
señalando domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica....................;
atentamente, digo:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PROCESO ABREVIADO, interpongo demanda de tercería
de propiedad contra.............................., domiciliado (a) e n ..................... , y
contra............................., domiciliado (a) e n ............................ , a fin de que
se suspenda o deje sin efecto la medida cautelar en forma de secuestro
conservativo ordenada sobre un bien de mi propiedad, y también para
que paguen las costas y costos que se deriven del presente proceso.

II. COMPETENCIA:
Este Juzgado de Paz Letrado d e ..............tiene competencia para conocer
de la demanda de tercería de propiedad, porque fue el que ordenó la
medida cautelar sobre un bien de mi propiedad, y conforme se desprende
del segundo párrafo del artículo 534 del Código Procesal Civil, el Juez
competente es el Juez del proceso en el que se interviene.

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.- Que, conforme se puede apreciar del acta notarial de transferencia de
bien mueble registrable, de fecha..................., el (la) codemandado (a)
........................ , vendió al (a la) demandante el vehículo marca......... ,
modelo........, color........ , añ o...... , de placa de rodaje Nro...................
2.- Que, con posterioridad a la referida venta, el (la) codemandado (a), Sr. (a)
................, demandó en vía de proceso único de ejecución al (a la)
otro (a) codemandado (a), Sr. (a )............................., el cumplimiento
de una obligación de dar suma de dinero, afectándose el vehículo
de mi propiedad señalado en el punto anterior con la medida
de secuestro conservativo ordenada en el Cuaderno cautelar de
dicho proceso, seguido ante este Juzgado de Paz Letrado d e ....... ,
expediente........... Secretario (a )............
912 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

3.- Que, en consecuencia, se ha ordenado y ejecutado una medida cautelar


sobre un bien que no es de propiedad del (de la) codemandado (a)
........................ . sino del (de la) accionante, habiendo adquirido el
dominio, como se indicara, en fecha anterior a la decisión cautelar,
e, inclusive, al mandato ejecutivo del proceso aludido.
4.- Que, en atención a lo expuesto, es que interpongo la presente
demanda de tercería de propiedad, a fin de que se suspenda o deje
sin efecto la medida cautelar trabada sobre un bien que pertenece
al (a la) accionante, conforme consta en documento fehaciente: acta
notarial de transferencia de bien mueble registrable (el vehículo en
cuestión), de fech a...........

IV. FÜNDAMENTACION JURIDICA:


Mi petitorio se fundamenta en lo normado en los siguientes preceptos
legales:
- Artículo 923 del Código Civil, conforme al cual la propiedad es el
poder jurídico que permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar
un bien.
- Artículo 100 del Código Procesal Civil, numeral del cual se colige: A.
que puede intervenir en un proceso quien pretende se le reconozca
su derecho en oposición a los litigantes, como consecuencia de
alguna medida cautelar ejecutada sobre un bien de su propiedad; y
B. que la referida intervención se tramita de acuerdo a lo dispuesto
en el Subcapítulo 5 («Tercería») del Capítulo II («Disposiciones
especiales») del Título II («Proceso abreviado») de la Sección Quinta
(«Procesos contenciosos») del Código Procesal Civil.
- Artículo 486 del Código Procesal Civil, en cuyo inciso 5) se establece
que la tercería se tramita en proceso abreviado.
- Artículo 533 -primer párrafo- del Código Procesal Civil, que
establece que la tercería se entiende con el demandante y el
demandado, y que puede fundarse en la propiedad de los bienes
afectados por medida cautelar o para la ejecución.
- Artículo 536 -primer párrafo- del Código Procesal Civil, el cual
preceptúa que, admitida la tercería de propiedad, se suspenderá el
proceso si estuviera en la etapa de ejecución, aunque esté consentida
o ejecutoriada la resolución que ordena la venta de los bienes.
- Artículo 624 -primer párrafo- del Código Procesal Civil, conforme
al cual, cuando se acredite fehacientemente que el bien afectado con
la medida (cautelar) pertenece a persona distinta del demandado, el
Juez ordenará su desafectación inmediata, incluso si la medida no se
hubiera formalizado. Además, en la parte final del primer párrafo
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 913

del artículo 624 del Código adjetivo, se dispone que el peticionante


pagará las costas y costos del proceso cautelar y en atención a las
circunstancias perderá la contracautela en favor del propietario.

V. MEDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los medios de prueba que se cita a continuación:
1.- Acta notarial de transferencia de bien mueble registrable, de
fe c h a ......... ; documento con el que se acredita la transferencia de
propiedad del vehículo señalado en el punto 1 de los fundamentos
de hecho, a favor del (de la) accionante, el mismo que, al ser un
documento público, constituye prueba indubitable del dominio que
ejerzo sobre el mencionado bien y sustenta la presente acción de
tercería por ser anterior al momento en que se produjo la afectación
indebida del vehículo aludido.
2.- Copias certificadas de la solicitud de medida cautelar y sus anexos,
de fecha .........., planteada en el Cuaderno cautelar del proceso
que sobre obligación de dar suma de dinero es seguido ante este
Juzgado de Paz Letrado d e ....... . expediente.........., Secretario (a)
............; con las que se prueba que se ha solicitado una medida
precautoria en forma de secuestro conservativo sobre el vehículo
de mi propiedad señalado en el punto 1 de los fundamentos de
hecho de esta demanda.
3.- Copia certificada de la resolución, de fe c h a ........... que admite la
medida cautelar a que se hace mención en el punto precedente,
con la que se verifica justamente que este Juzgado de Paz Letrado
d e .........ha admitido dicha medida precautoria.
4.- Copia certificada del acta de ejecución de la medida de secuestro
conservativo mencionada precedentemente, de fech a......... ; con la
que se acredita que ha sido ejecutada tal medida contra el bien de
mi propiedad (vehículo de placa de rodaje Nro...........) que funda
la presente demanda de tercería.
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, de conformidad con lo establecido en el
primer párrafo del artículo 536 del Código Procesal Civil, solicito a este Juzgado
se sirva adoptar en el respectivo proceso las medidas tendientes a evitar la
disposición del vehículo afectado indebidamente con secuestro conservativo,
hasta que no se resuelva en forma definitiva el proceso de tercería de propiedad
iniciado.
914 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, delego las facultades generales de


representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... , con Reg................... , y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que respecta al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigible para la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra
consignado en la parte introductoria de esta demanda.
TERCER OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as).....................,
identificado (a) con D.N.I. Nro............ , y .................... , identificado (a) con D.N.I.
Nro............. , para efectuar los actos de procuraduría que sean pertinentes en
este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias, copias certificadas,
gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos, entre otros.
CUARTO OTROSI DIGO: Que, adjunto los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.C Acta notarial de transferencia de bien mueble registrable, de fecha
....... , referido al vehículo de placa de rodaje Nro............
l.D Copias certificadas de la solicitud de medida cautelar (secuestro
conservativo) y sus anexos, de fecha........ , planteada en el Cuaderno
cautelar del proceso que sobre obligación de dar suma de dinero
es seguido ante este Juzgado de Paz Letrado d e ....... , expediente
.........., Secretario (a )....................
l.E Copia certificada de la resolución, de fe c h a ........., que admite la
medida cautelar (secuestro conservativo) a que se hace alusión en
el punto precedente.
1 .F Copia certificada del acta de ejecución de la medida cautelar (secuestro
conservativo) mencionada anteriormente, de fech a ..............

Ciudad,........................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante

N o t a : D eb e ten ers e p r e s e n te qu e, c o n fo r m e lo d is p o n e el a r tíc u lo 5 3 3 d e l C ó d ig o P r o c e s a l C iv il:


A . la ter c ería s e e n tie n d e co n el d e m a n d a n te y el d em a n d a d o , y só lo p u e d e f u n d a r s e en la
p r o p ie d a d d e los b ie n e s a fe cta d o s ju d ic ia lm e n t e p o r m e d id a c a u t e la r o p a r a la e jecu ció n ; o
en él d e r e c h o p r e fe r e n te a s e r p a g a d o co n el p r e c io d e ta les b ien es ; y B. sin p e r ju ic io d e lo
se ñ a la d o , p u e d e f u n d a r s e (la tercería ) e n la p r o p ie d a d d e b ien es a fe c ta d o s co n g a ra n tía s
reales, cu a n d o el d e r e c h o d el ter c e r is ta s e e n c u e n tr a in s c r ito co n a n t e r io r id a d a d ich a
a fe cta ció n .
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 915

61 . MODELO DE DEMANDA DE TERCERIA DE DERECHO PREFERENTE

Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Interpone demanda de tercería de derecho
preferente

AL JUZGADO DE PAZ LETRADO DE

.............................., identificado (a) con D.N.I. Nro.................., con dirección


domiciliaria en ............................., con domicilio procesal en .........................,
señalando domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica.................... ;
atentamente, digo:

I. VIA PROCEDIMENTAL Y PETITORIO:


Que, en VIA DE PROCESO ABREVIADO, interpongo demanda de
tercería de derecho preferente co n tra............................. , domiciliado (a)
e n ...................... y contra............................, con domicilio e n ...........................,
a fin de que se reconozca mi derecho preferente a ser pagado con el precio
que se obtenga del vehículo m a rc a .........., modelo ......... , c o lo r......... ,
a ñ o ...... , de placa de rodaje Nro........... , bien afectado con medida para
futura ejecución forzada en el proceso que so b re................ es seguido
entre las personas indicadas líneas arriba por ante este Juzgado de Paz
Letrado d e ......... , expediente Nro................ , Secretario (a )................

II. COMPETENCIA:
Este Juzgado de Paz Letrado d e ...............tiene competencia para conocer
la demanda de tercería de derecho preferente, porque fue el que ordenó
la medida para futura ejecución forzada que afectó el bien descrito
anteriormente, y conforme se desprende del segundo párrafo del artículo
534 del Código Procesal Civil, el Juez competente es el Juez del proceso
en el que se interviene.

III. FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.- Que, el (la) codemandado (a), Sr. (a )..................., demandó en vía
de proceso único de ejecución al (a la) otro (a) codemandado (a),
Sr. (a)....................., el cumplimiento de una obligación de dar suma de
dinero, afectándose el vehículo de propiedad de este (a) último (a),
m arca......... , m odelo........., color.......... añ o ...... , de placa de rodaje
Nro..........., con la medida de secuestro conservativo dispuesta en
el Cuaderno cautelar de dicho proceso, seguido ante este Juzgado
de Paz Letrado d e ....... , expediente.........., Secretario (a ).................
916 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.- Que, el vehículo señalado precedentemente ha sido constituido


en garantía mobiliaria en favor del (de la) demandante, según
consta en el formulario de inscripción de garantía mobiliaria, de
fecha....... , emitido por el Registro Mobiliario de Contratos d e ........
Es de destacar que la aludida garantía mobiliaria fue otorgada e
inscrita con anterioridad a la solicitud cautelar mencionada en el
punto 1 de los fundamentos de hecho, y me confiere, en relación
al bien gravado, un derecho preferente al de los demás acreedores
del (de la) deudor (a).
3.- Que, en atención a lo expuesto es que interpongo la presente
demanda de tercería de derecho preferente, a fin de que se reconozca
mi derecho preferente a ser pagado con el precio que se obtenga del
remate del vehículo en mención, bien afectado con medida cautelar
en el proceso al que se hizo alusión en el punto 1 de los presentes
fundamentos de hecho.

IV. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi petitorio se fundamenta en lo normado en los siguientes preceptos
legales:
- Artículo 3 -parte inicial del inciso 3.1)- de la Ley de Garantía
Mobiliaria (Ley Nro. 28677), conforme al cual la garantía mobiliaria
es la afectación de un bien mueble mediante un acto jurídico,
destinada a asegurar el cumplimiento de una obligación.
- Artículo 25 -primer párrafo- de la Ley de Garantía Mobiliaria (Ley
Nro. 28677), según el cual la garantía mobiliaria regulada por esta
Ley confiere al acreedor preferencia sobre la base de la fecha de su
inscripción en el Registro correspondiente (Registro Mobiliario de
Contratos).
- Artículo 100 del Código Procesal Civil, numeral del que se colige: A.
que puede intervenir en un proceso quien pretenda se le reconozca
derecho preferente respecto de lo obtenido en la ejecución forzada; y
B. que la aludida intervención se tramita de acuerdo a lo dispuesto
en el Subcapítulo 5 («Tercería») del Capítulo II («Disposiciones
especiales») del Título II («Proceso abreviado») de la Sección Quinta
(«Procesos contenciosos») del Código Procesal Civil.
- Artículo 486 del Código Procesal Civil, que dispone en su inciso 5)
que la tercería se tramita en proceso abreviado.
- Artículo 533 -primer párrafo- del Código Procesal Civil, el cual
preceptúa que la tercería se entiende con el demandante y el
demandado, y que puede fundarse en el derecho preferente a ser
pagado con el precio de los bienes afectados por medida cautelar
o para la ejecución.
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 917

- Artículo 537 del Código Procesal Civil, el cual establece: A. que


admitida la tercería de derecho preferente, se suspende el pago
al acreedor hasta que se decida en definitiva sobre la preferencia,
salvo que el tercerista otorgue garantía suficiente a criterio del Juez
para responder por el capital, intereses, costas, costos y multas; y B.
que el tercerista puede intervenir en las actuaciones relacionadas
con el remate del bien.

V. M EDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los medios de prueba que se cita a continuación:
1 Formulario de inscripción de garantía mobiliaria constituida sobre el
vehículo m arca......... , m odelo........., color........., a ñ o ......., de placa
de rodaje Nro.......... , de fech a........., suscrito por el codemandado,
Sr. (a) ..................y el (la) demandante, expedido por el Registro
Mobiliario de Contratos d e...........; documento con el que se acredita
que se ha constituido e inscrito en Registros Públicos la mencionada
garantía mobiliaria sobre el indicado vehículo en favor del (de
la) demandante, el mismo que, al ser de fecha cierta, constituye
prueba indubitable de mi derecho preferente y sustenta la presente
demanda de tercería por ser anterior al momento en que se produjo
la afectación indebida del referido vehículo.
2.- Copias certificadas de la solicitud de medida cautelar y sus anexos,
de fecha..........., planteada en el Cuaderno cautelar del proceso que
sobre obligación de dar suma de dinero es seguido ante este Juzgado
de Paz Letrado de ....... , expediente.........., Secretario (a) ............;
con las que se demuestra que se ha solicitado una medida cautelar
en forma de secuestro conservativo sobre el vehículo señalado en
el punto 1 y respecto del cual se ha constituido garantía mobiliaria
en favor del (de la) accionante.
3.- Copia certificada de la resolución, de fe c h a .........., que admite la
medida cautelar a que se hace mención en el punto precedente;
con la que se prueba justamente que este Juzgado de Paz Letrado
d e .........ha admitido dicha medida cautelar sobre un bien gravado
con garantía mobiliaria en favor del (de la) accionante.
4.- Copia certificada del acta de ejecución de la medida de secuestro
conservativo a que se hiciera alusión anteriormente; con la que
se demuestra que ha sido ejecutada tal medida contra un bien
(vehículo de placa de rodaje Nro........... ) gravado con garantía
mobiliaria en favor del (de la) accionante.
PO RTA N TO :
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda
y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y
de acuerdo a ley.
918 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

PRIM ER O TROSI DIGO: Que, con arreglo a lo previsto en el primer


párrafo del artículo 537 del Código Procesal Civil, solicito al Juzgado se sirva
disponer, en el proceso respectivo, la suspensión del pago al acreedor hasta
que se decida en definitiva sobre la preferencia.
SEGUNDO O TROSI DIGO: Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... , con Reg................... , y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que respecta al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigible para la representación judicial por abogado, señalo que se encuentra
consignado en la parte introductoria de esta demanda.
TERCER OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as).....................,
identificado (a) con D.N.I. Nro............ . y .................... , identificado (a) con D.N.I.
Nro............. , para efectuar los actos de procuraduría que sean pertinentes en
este proceso como son el revisar el expediente, sacar copias, copias certificadas,
gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos, entre otros.
CUARTO O TRO SI DIGO: Que, adjunto los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.C Formulario de inscripción de garantía mobiliaria constituida sobre el
vehículo m arca......... , m odelo......... , color........., a ñ o ......., de placa
de rodaje Nro.......... , de fech a.......... suscrito por el codemandado,
Sr. (a) .................. y el (la) accionante, expedido por el Registro
Mobiliario de Contratos d e ............
l.D Copias certificadas de la solicitud de medida cautelar y sus anexos,
de fecha..........., planteada en el Cuaderno cautelar del proceso que
sobre obligación de dar suma de dinero es seguido ante este Juzgado
de Paz Letrado d e ....... , expediente.........., Secretario (a ).............
l.E Copia certificada de la resolución, de fe c h a ........., que admite la
medida cautelar a que se hace alusión en el punto precedente.
l.F Copia certificada del acta de ejecución de la medida de secuestro
conservativo mencionada anteriormente.

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) demandante


Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 919

62. MODELO DE ESCRITO FORMULANDO DENUNCIA CIVIL

Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Formula denuncia civil

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

........................... , identificado (a) con D.N.I. Nro............... , con dirección


domiciliaria e n ......................., con domicilio procesal e n ......................, señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos p o r ....................... sobre.....................; atentamente, digo:
Que, con arreglo a lo previsto en el artículo 102 del Código Procesal Civil,
formulo denuncia civil a fin de que se notifique del inicio del presente proceso
al (a la) Sr. (a )...................... , con domicilio e n ........................., por ser él (ella) y
no el (la) recurrente quien se encuentra obligado (a) a ..... (señalar la obligación
de que se trate cuyo cumplimiento ha sido reclamado por el demandante), porque.......
(señalar por qué el denunciado tendría, en form a excluyente, la calidad de obligado o
responsable respecto del derecho discutido).

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere
de ley.

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o t a : H a y q u e ten er en c o n s id e r a c ió n q u e, en a p lic a c ió n d el a r tíc u lo 102 d é l C ó d ig o P ro cesa l


C iv il, el d e m a n d a d o q u e c o n s id e r e q u e o tr a p er so n a , a d em á s d e él o en su lu g ar, tien e
a lg u n a o b lig a c ió n o r e s p o n s a b ilid a d en el d e r e c h o d iscu tid o , d eb e d en u n c ia r lo in d ica n d o
su n o m b re y d o m ic ilio , a f i n d e q u e se le n o tifiq u e d el in icio d el p ro ces o . P o r otro lad o,
es d e d e s ta c a r q u e ta m b ié n p u e d e f o r m u la r s e la d en u n c ia civ il en un o t r o s í d el es crito d e
c o n tes ta c ió n d e d em a n d a .
920 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

MODELO DE SOLICITUD DE ASEGURAMIENTO DE PRETENSION FUTURA


CONTRA TERCERO

Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Solicita aseguramiento de pretensión
futura contra tercero

A L ........JUZGADO CIVIL D E .................

........................... , identificado (a) con D.N.I. Nro..............., con dirección


domiciliaria e n ...................... , con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos p o r ....................... sobre.....................; atentamente, digo:

Que, con arreglo a lo previsto en el artículo 104 del Código Procesal Civil,
solicito al Juzgado el aseguramiento de pretensión futura contra..................... ,
con domicilio e n ....................... , porque el (la) recurrente tiene derecho para
exigir de tal persona una indemnización por los daños y perjuicios que pudiera
ocasionar el resultado del presente proceso, p u es..... ( s e ñ a l a r l o s h e c h o s e n q u e
s e s u s t e n t a l a m e n c i o n a d a p r e t e n s i ó n d e i n d e m n i z a c i ó n ); conforme lo demuestro
c o n ..... ( s e ñ a l a r e l m e d i o p r o b a t o r i o q u e a c r e d i t e l a v e r a c i d a d d e l o s h e c h o s e x p u e s t o s
e n r e l a c i ó n a la p r e t e n s i ó n d e i n d e m n i z a c i ó n ) .

En tal sentido, pido al Juzgado que se emplace a dicho tercero a fin de


que en el presente proceso se resuelva, además, la pretensión indemnizatoria
aludida precedentemente.

Esta solicitud, que configura una acumulación objetiva sucesiva de


pretensiones, al estar prevista expresamente en el inciso 4) del artículo 88 del
Código Procesal Civil, reúne, pues, los requisitos exigidos en el artículo 85 del
citado Código adjetivo para dicha clase de acumulación.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.

OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:


l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 921

l.C ........ (señalar el medio probatorio que acredite la veracidad de los hechos
expuestos en relación a la pretensión de indemnización).
Ciudad,...................
Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Debe tenerse presente que, en aplicación del primer párrafo del artículo 104 del Código
Procesal Civil, la parte que considere tener derecho para exigir de un tercero una
indemnización por el daño o perjuicio que pudiera causarle el resultado de un proceso, o
derecho a repetir contra dicho tercero lo que debiera pagar en ejecución de sentencia, puede
solicitar el emplazamiento del tercero con el objeto de que en el mismo proceso se resuelva
además la pretensión que tuviera contra él. Por otro lado, es de destacar que también
puede solicitarse el aseguramiento de pretensión futura en el escrito de contestación de
demanda.

MODELO DE CONTESTACION DE DEMANDA QUE CONTIENE LLAMAMIENTO


POSESORIO
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Contesta demanda
A L ...........JUZGADO CIVIL D E ....................

............................., identificado (a) con D.N.I. Nro.............., con dirección


domiciliaria e n ..................... , con domicilio procesal e n ......................., señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos p o r .............................., sobre................ ; atentamente, digo:
Que, dentro del plazo legal respectivo, formulo CONTESTACION DE
DEMANDA, en los siguientes términos:

I. FUNDAMENTOS DE HECHO:
1.- Que, no es cierto lo señalado por el (la) accionante en el (los) punto (s)
....de los fundamentos de hecho de su demanda, en el sentido que el (la)
recurrente es poseedor (a) del inmueble situado e n ...................... ,
siendo más bien un simple guardián del aludido inmueble.
2.- Que, quien ejerce la posesión del referido inmueble es el (la) Sr. (a)
................., con domicilio e n .......................
3.- Que, por consiguiente, no es el (la) recurrente sino el (la) último (a) de
los (as) nombrados (as) quien debe ser comprendido en el presente
proceso en calidad de demandado (a), por lo que debe procederse
al correspondiente llamamiento posesorio y a la exclusión del (de la)
recurrente como parte procesal.
922 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

II. FUNDAMENTACION JURIDICA:


Mi contestación de demanda se fundamenta en lo dispuesto en el artículo
105 del Código Procesal Civil, precepto legal éste que trata acerca del
llamamiento posesorio, y que dispone en su primer párrafo que, quien
teniendo un bien en nombre de otro, es demandado como poseedor de él,
debe expresarlo en la contestación de la demanda, precisando el domicilio
del poseedor, bajo apercibimiento de ser condenado en el mismo proceso
a pagar una indemnización por los daños y perjuicios que su silencio
cause al demandante, además de la multa prevista en el artículo 65 del
Código Procesal Civil.

III. M EDIOS PROBATORIOS:


Ofrezco el mérito de los medios probatorios que se cita a continuación:
1.- .................... (señalar el medio probatorio de que se trate)-, con el (la) cual
demuestro que soy guardián del inmueble situado e n ....................
2.- .................... (señalar el medio probatorio de que se trate); con el (la) cual
pruebo que el (la) Sr. (a )..................... es quien ejerce el derecho de
posesión respecto del inmueble en mención.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por formulada la presente contestación
de demanda y darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi
derecho y de acuerdo a ley.
PRIM ER O TROSI DIGO: Q u e,........................................................................
SEGUNDO O TROSI DIGO: Q u e,...................................................................
TERCER O TROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.C .............(señalar el medio probatorio que demuestre la calidad de guardián
del inmueble en cuestión que alega el recurrente).
1 .D ........... (señalar el medio probatorio que acredite la posesión que ejerce la persona
a ser comprendida como demandada en razón del llamamiento posesorio).
Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

N o ta : Puntualizamos que el artículo 1 0 5 del Código Procesal Civil versa sobre el llamamiento
posesorio y se aplica: 1. a quien teniendo un bien en nombre de otro, es demandado como
poseedor de él; y 2. a quien fue demandado como tenedor de un bien, cuando la tenencia
radica en otra persona.
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 923

65. MODELO DE SOLICITUD DE EXTROMISION DE TERCERO

Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Solicita extromisión de tercero

A L .... . JUZGADO CIVIL DE .............. .

..........................., en los seguidos con (por).........................sobre....................;


atentamente, digo:
Que, con arreglo a lo previsto en el artículo 107 del Código Procesal Civil,
solicito al Juzgado se sirva disponer la extromisión del presente proceso del
(de la) Sr. (a) ..................... (señalar los nombres y apellidos del tercero legitimado
en cuestión), porque su derecho (o interés) que lo legitimaba como tercero ha
desaparecido, pues ....... (señalar los hechos concernientes a la desaparición del
derecho o interés del tercero legitimado). Ello lo demuestro c o n ............(señalar el
medio probatorio que acredite la veracidad de los hechos expuestos por el recurrente).

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.

OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:


*.A ............ (señalar el medio probatorio que demuestre la desaparición del
derecho o interés del tercero legitimado cuya extromisión se solicita).

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

Nota: Debe tenerse presente que, en aplicación del artículo 107 del Código Procesal Civil,
excepcionalmente, en cualquier momento el ]uez por resolución debidamente motivada,
puede separar del proceso a un tercero legitimado, por considerar que el derecho o interés
que lo legitimaba ha desaparecido o haber comprobado su inexistencia.
924 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

66. MODELO DE ESCRITO DE COMPARECENCIA DE SUCESOR PROCESAL


Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro. 01.
Comparece al proceso en calidad de
sucesor (a) procesal de parte fallecida

A L ....... JUZGADO CIVIL D E .................

............................, identificado (a) con D.N.I. Nro................., con dirección


domiciliaria e n ....................... con domicilio procesal e n ...................... , señalando
domicilio procesal electrónico en la casilla electrónica ..................... , en los
seguidos p o r..................... co n .........................sobre................. ; atentamente, digo:
Que, con arreglo a lo previsto en el inciso 1) del artículo 108 del Código
Procesal Civil, comparezco en el presente proceso en calidad de sucesor (a)
procesal del (de la) demandante (demandado/a), quien falleció el día ....
d e ..... d e ........., calidad que demuestro co n ......(señalar el medio probatorio de que
se trate, que puede ser, por ejemplo, la copia certificada de la resolución declaratoria
de herederos o el testamento otorgado por escritura pública u otra clase de testamento
debidamente comprobado judicialmente).
En tal sentido, solicito al Juzgado se tenga al (a la) recurrente como titular
activo/a (pasivo/a) del derecho discutido en este proceso.

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere
de ley.
OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Fotocopia del D.N.I. del (de la) recurrente.
l.B ....... (señalar el medio probatorio que demuestre la condición de sucesor
procesal de la parte -demandante o demandada- de que se trate).

Ciudad,...................

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente

Nota: Sobre el particular, debe tenerse presente lo normado en el artículo 108 del Código
Procesal Civil, el cual prescribe que por la sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de
otro en un proceso, al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido,
presentándose la sucesión procesal: 1. cuando fallecida una persona que sea parte en
el proceso, es reemplazada por su sucesor, salvo disposición legal en contrario (la falta
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 925

de comparecencia de los sucesores, determina que continúe el proceso con un curador


procesal); 2. cuando al extinguirse o fusionarse una persona jurídica, sus sucesores en
el derecho discutido comparecen y continúan el proceso (la falta de comparecencia de
los sucesores, determina que contimíe el proceso con un curador procesal); 3. cuando el
adquirente por acto entre vivos de un derecho discutido, sucede en el proceso al enajenante
(de haber oposición, el enajenante se mantiene en el proceso como litisconsorte de su
sucesor); o 4. cuando el plazo del derecho discutido vence durante el proceso y el sujeto
que adquiere o recupera el derecho, sucede en el proceso al que lo perdió. El artículo
108 del Código Procesal Civil preceptúa en su parte final: a. que será nula la actividad
procesal que se realice después que una de las partes perdió la capacidad o titularidad del
derecho discutido, siempre que dicho acto le pueda haber generado indefensión; y b. que
si transcurridos treinta días no comparece el sucesor al proceso, el juez debe designar a
un curador procesal, de oficio o a pedido de parte.

67. MODELO DE SOLICITUD DE NULIDAD DE ACTOS PROCESALES REALIZADOS


DESPUES DEL EVENTO QUE ACARREO LA SUCESION PROCESAL Y ANTES DE LA
COMPARECENCIA DEL SUCESOR PROCESAL

Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Plantea nulidad de actos procesales
realizados después de pérdida de
titularidad del derecho discutido

AL ....... JUZGADO CIVIL DE

......................... , en los seguidos con (por)....................... sobre..................... ;


atentamente, digo:

Que, con arreglo a lo previsto en los artículos 108 -in fine- y 171 del Código
Procesal Civil, formulo nulidad a fin de que se invalide la actividad procesal
realizada después d e ...... (señalar el acto procesal de que se trate), en razón de las
consideraciones de hecho y de derecho que paso a exponer:

I. HECHOS QUE CONFIGURAN LA CAUSAL DE NULIDAD:


1.- Que, según puede apreciarse en autos, el d ía ..... d e ....... d e ........ ,
el (la) Sr. ( a ) ................, parte procesal demandante (demandada),
perdió la titularidad del derecho discutido, p u es...............(señalar
los hechos que provocaron la sucesión procesal).
2- Que, luego de la fecha aludida en el punto precedente, y antes de
producirse la comparecencia del (de la) respectivo (a) sucesor (a)
926 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

procesal a través de su escrito de fecha........................., el (la) Sr. (a)


................. (señalar los nombres y apellidos de la persona que perdió la
titularidad del derecho discutido en el proceso) ha realizado diversos
actos procesales, como son los siguientes:............................................
3.- Que, los referidos actos procesales adolecen de invalidez, porque,
en aplicación del último párrafo del artículo 108 del Código Procesal
Civil, es nula la actividad procesal realizada después que una de
las partes perdió la titularidad del derecho discutido, cuando tal
actividad acarrea indefensión. Cabe indicar que la referida actividad
procesal me generó indefensión porque...............................................

II. INTERES PARA PEDIR LA NULIDAD:


El (la) recurrente tiene interés para pedir la nulidad, porque la actividad
procesal desarrollada por el (la) Sr. (a )......................... (señalar los nombres
y apellidos de la persona que perdió la titularidad del derecho discutido en el
proceso), actividad realizada después de perder éste (a) la titularidad
del derecho discutido, contraviene el texto expreso de la ley y afecta mi
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y al debido proceso, en especial
si se tiene en cuenta que no se le puede asignar efectos jurídicos a actos
procesales provenientes de alguien que ha sido reemplazado como
parte procesal, los cuales, reiteramos, generaron indefensión en el (la)
peticionante.

III. SUSTENTO DEL PEDIDO DE NULIDAD:


El presente pedido de nulidad se sustenta, principalmente, en los
siguientes preceptos legales:
- Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, que
establece que toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con
sujeción a un debido proceso.
- Parte inicial del primer párrafo del artículo 171 del Código Procesal
Civil, el cual prescribe que la nulidad se sanciona sólo por causa
establecida en la ley.

- Ultimo párrafo del artículo 108 del Código Procesal Civil (numeral
que trata acerca de la sucesión procesal), del cual se desprende que
será nula la actividad procesal que se realice después que una de
las partes perdió la capacidad o titularidad del derecho discutido
(y, se entiende, antes de la comparecencia del respectivo sucesor
procesal), siempre que el acto o actos de que se traten puedan haber
generado indefensión.
Práctica Forense: Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal 927

POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener por planteada la presente nulidad
y, en su oportunidad, declararla fundada, invalidando la actividad procesal
cuestionada por el (la) recurrente.

OTROSI DIGO: Que, acompaño el siguiente anexo:


*.A Tasa judicial por concepto de solicitud de nulidad de actos procesales.

Ciudad,

Sello y firma del letrado Firma del (de la) recurrente


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INDICE GENERAL

Introducción.........................................................................................................9

[ DOCTRINA^

CAPITULO I
LOS ORGANOS JUDICIALES
Y SUS AUXILIARES
1. Jurisdicción....................................................................................................... 15
1.1 Significado................................................................................................15
1.2 Características ........................................................................................ 18
1.3 Poderes que emanan de la jurisdicción............................................. 19
1.4 La carrera judicial...................................................................................21
1.4.1 Generalidades.............................................................................21
1.4.2 Principios rectores de la carrera judicial.............................. 24
1.4.3 Terminación de la carrera judicial.........................................25
2. Organos judiciales............................................................................................ 26
2.1 Concepto de Juez u órgano judicial................................................... 26
2.2 Clases de órganos judiciales.................................................................28
2.2.1 Jueces de Paz (no letrados)..................................................... 31
2.2.2 Jueces de Paz Letrados.............................................................32
2.2.3 Jueces C iviles..............................................................................33
2.2.4 Jueces de Familia....................................................................... 34
2.2.5 Jueces Comerciales....................................................................36
2.2.6 Salas Civiles de las Cortes Superiores................................. 37
2.2.7 Salas de Familia......................................................................... 37
2.2.8 Salas Comerciales...................................................................... 38
2.2.9 Salas Civiles de la Corte Suprema de Justicia.....................38
2.2.10 Jueces titulares........................................................................... 39
2.2.11 Jueces provisionales..................................................................39
2.2.12 Jueces supernumerarios...........................................................39
2.2.13 Candidatos en reserva..............................................................39
940 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.3 Competencia de los órganos judiciales.............................................40


2.3.1 Noción de competencia............................................................ 40
2.3.2 Distinción entre jurisdicción y competencia.......................42
2.3.3 Caracteres de la competencia................................................. 44
2.3.4 Competencia civil...................................................................... 45
2.3.5 Principios de legalidad e irrenunciabilidad de la
competencia................................................................................ 45
2.3.6 Indelegabilidad de la competencia........................................46
2.3.7 Determinación de la competencia..........................................46
2.3.8 Competencia por razón de la m ateria................................. 46
2.3.9 Competencia por razón de la cuantía................................... 47
2.3.9.1 Configuración........................................................... 47
2.3.9.2 Cálculo de la cuantía.............................................. 47
2.3.9.3 Consecuencias de la alteración manifiesta
de la cuantía............................................................... 48
2.3.10 Competencia por razón del territorio................................... 48
2.3.10.1 Configuración............................................................48
2.3.10.2 Reglas generales.................... 49
2.3.10.3 Competencia en caso de acumulación
subjetiva..................................................................... 50
2.3.10.4 Competencia en caso de personas jurídicas.......50
2.3.10.5 Competencia en asuntos de derecho
sucesorio..................................................................... 51
2.3.10.6 Competencia en caso de expropiación............... 52
2.3.10.7 Competencia en caso de patria potestad,
tutela y cúratela........................................................52
2.3.10.8 Competencia en caso de procesos no
contenciosos............................................................... 54
2.3.10.9 Competencia facultativa ........................................55
2.3.10.10 Competencia en caso del Estado.......................... 58
2.3.10.11 Competencia territorial: Prórroga........................59
2.3.11 Competencia funcional............................................................. 60
2.3.12 Competencia por razón de conexión....................................61
2.3.12.1 Competencia en caso de pretensiones de
garantía, accesorias y complementarias............. 61
2.3.12.2 Competencia en caso de medidas cautelares ... 61
2.3.12.3 Competencia en caso de prueba anticipada ....62
2.3.13 Competencia y prevención................................................... 63
2.3.14 Competencia para conocer de los procesos de
conocimiento.............................................................................. 64
2.3.15 Competencia para conocer de los procesos abreviados ... 64
2.3.15.1 Competencia para conocer del proceso de
retracto ........................................................................ 64
Indice General 941

2.3.15.2 Competencia para conocer de los procesos


de título supletorio, prescripción adquisitiva
y rectificación o delimitación de áreas o
linderos.................................................................... 65
2.3.15.3 Competencia para conocer del proceso de
responsabilidad civil de los Ju eces..................... 67
2.3.15.4 Competencia para conocer del proceso de
expropiación.............................................................67
2.3.15.5 Competencia para conocer del proceso de
tercería....................................................................... 68
2.3.16 Competencia para conocer de los procesos sumarísimos.... 68
2.3.16.1 Competencia para conocer del proceso de
alimentos....................................................................70
2.3.16.2 Competencia para conocer de los procesos de
separación convencional y divorcio ulterior ......71
2.3.16.3 Competencia para conocer de los procesos de
interdictos .................................................................72
2.3.17 Competencia para conocer de los procesos únicos de
ejecución...................................................................................... 73
2.3.18 Com petencia para conocer de los procesos no
contenciosos ...............................................................................73
2.3.18.1 Competencia para conocer del proceso de
inventario ..................................................................74
2.3.18.2 Competencia para conocer del proceso de
administración judicial de b ien es........................75
2.3.18.3 Competencia para conocer del proceso de
adopción..................................................................... 75
2.3.18.4 Competencia para conocer del proceso de
autorización para disponer derechos de
incapaces ...................................................................76
2.3.18.5 Competencia para conocer del proceso de
declaración de desaparición................................. 76
2.3.18.6 Competencia para conocer del proceso de
declaración de ausencia .........................................76
2.3.18.7 Competencia para conocer del proceso de
declaración de muerte presunta ..........................77
2.3.18.8 Competencia para conocer del proceso de
patrimonio fam iliar................................................. 77
2.3.18.9 Competencia para conocer del proceso de
ofrecimiento de pago y consignación ................ 77
2.3.18.10 Competencia para conocer del proceso de
comprobación de testamento ............................... 78
2.3.18.11 Competencia para conocer de los procesos
de inscripción y rectificación de partida ...........78
942 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

2.3.18.12 Competencia para conocer del proceso de


sucesión intestada.................................................... 79
2.3.18.13 Competencia para conocer del proceso de
reconocimiento de resoluciones judiciales
y laudos expedidos en el extranjero....................79
2.3.19 Cuestionamiento de la competencia..................................... 79
2.3.20 Competencia internacional..................................................... 82
2.3.21 Jurisprudencia casatoria relacionada con la
competencia................................................................................ 83
2.4 Funciones del Juez.................................................................................. 90
2.5 Poderes del Juez...................................................................................... 92
2.6 Facultades del Juez................................................................................. 95
2.6.1 Facultades genéricas................................................................. 98
2.6.2 Facultades disciplinarias........................................................101
2.6.3 Facultades coercitivas.............................................................103
2.6.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con las facultades
del Ju e z ...................................................................................... 104
2.7 Derechos del Ju e z ................................................................................. 106
2.8 Deberes del Juez.................................................................................... 109
2.8.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con los deberes
del Juez ..................................................................................... 115
2.9 Prohibiciones impuestas a los Jueces............................................... 118
2.10 Responsabilidad del Ju e z ................................................................... 120
2.10.1 Generalidades...........................................................................120
2.10.2 La responsabilidad del Juez en la Ley Orgánica del
Poder Judicial y en la Ley de Justicia de Paz y su
Reglamento............................................................................... 120
2.10.3 La responsabilidad del Juez en la Ley de la Carrera
Judicial....................................................................................... 121
2.10.3.1 Faltas de los Ju eces................................................ 121
2.10.3.2 Sanciones por faltas de los Jueces.......................125
2.10.3.3 Procedimiento disciplinario................................ 127
2.10.4 Proceso abreviado de responsabilidad civil de los
Jueces...........................................................................................129
2.10.5 Responsabilidad penal del Ju ez...........................................131
2.11 Actos procesales del Juez.................................................................... 131
2.11.1 Forma de los actos procesalesdel Ju ez ............................... 133
2.11.2 Clases de resoluciones............................................................134
2.11.2.1 Decretos.................................................................... 134
2.11.2.2 Autos..........................................................................135
2.11.2.3 Sentencias................................................................. 136
A) Jurisprudencia casatoria relacionada con la
sentencia en general.............................................. 141
B) Jurisprudencia casatoria relacionada con la
sentencia de vista................................................... 145
Indice General 943

C)
Jurisprudencia casatoria relacionada con las
resoluciones inhibitorias...................................... 156
2.11.3 Contenido y suscripción de las resoluciones....................163
2.11.3.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el
contenido y suscripción de resoluciones.......... 168
2.11.4 Plazos máximos para expedir resoluciones.......................175
2.11.5 Resoluciones con autoridad de cosa juzgada....................177
2.11.5.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con las
resoluciones que tienen autoridad de cosa
juzgada..................................................................... 180
2.11.6 Atención personal del Despacho ju dicial..........................189
2.11.7 Dirección de las actuaciones procesales a cargo del
Juez............................................................................................. 189
2.11.8 Declaración judicial de inadmisibilidad o improcedencia
de actos procesales.................................................................. 190
2.12 Impedimento del Ju ez......................................................................... 192
2.12.1 Noción de impedimento....................................................... 192
2.12.2 Causales de impedimento..................................................... 193
2.12.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con el impedimento
del Ju ez...................................................................................... 195
2.13 Excusación del Ju ez..............................................................................198
2.14 Recusación del Ju ez..............................................................................199
2.14.1 Concepto de recusación..........................................................199
2.14.2 Fundamento de la recusación...............................................201
2.14.3 Distinción entre recusación y excepción de
incompetencia.......................................................................... 202
2.14.4 Recusación sin expresión de causa......................................202
2.14.5 Recusación motivada o con expresión de causa.............. 203
2.14.5.1 Causales de recusación.........................................204
2.14.5.2 Oportunidad de la recusación............................208
2.14.5.3 Procedencia e improcedencia de la recusación ...208
2.14.5.4 Formulación y trámite de la recusación........... 209
2.14.5.5 Rechazo liminar de la recusación.......................210
2.14.5.6 Sanciones en caso de desestimación de la
recusación................................................................211
2.14.5.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la
recusación del Ju ez................................................211
2.15 Abstención del Juez..............................................................................212
3. Auxiliares jurisdiccionales............................................................................. 215
3.1 Secretarios de Sala ...............................................................................216
3.2 Relatores..................................................................................................216
3.3 Secretarios de Juzgado........................................................................ 218
3.4 Oficiales auxiliares de justicia............................................................222
944 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

3.5 Organos de auxilio judicial................................................................223


3.5.1 Perito...........................................................................................223
3.5.1.1 Noción....................................................................... 223
3.5.1.2 Requisitos..................................................................224
3.5.1.3 Impedimentos......................................................... 226
3.5.1.4 Derechos....................................................................226
3.5.1.5 Obligaciones.............................................................227
3.5.1.6 Responsabilidades..................................................228
3.5.1.7 Número de peritos.................................................. 230
3.5.2 Depositario................................................................................ 230
3.5.2.1 Definición................................................................. 230
3.5.2.2 Derechos....................................................................231
3.5.2.3 Obligaciones.............................................................231
3.5.3 Custodio.................................................................................... 232
3.5.3.1 Concepto................................................................... 232
3.5.3.2 Obligaciones.............................................................233
3.5.3.3 Retribución................................................................ 234
3.5.4 Interventor................................................................................. 234
3.5.4.1 Interventor recaudador..........................................234
3.5.4.2 Interventor inform ador.........................................235
3.5.5 Martiliero público.................................................................... 236
3.5.5.1 N oción....................................................................... 236
3.5.5.2 Competencia territorial..........................................238
3.5.5.3 Requisitos.................................................................. 238
3.5.5.4 Impedimentos......................................................... 242
3.5.5.5 Incompatibilidades................................................. 243
3.5.5.6 Funciones.................................. 244
3.5.5.7 Derechos............................................... 244
3.5.5.8 Obligaciones.............................................................247
3.5.5.9 Prohibiciones............................................................250
3.5.5.10 Sanciones.................................................................. 250
3.5.6 Curador procesal..................................................................... 252
3.5.7 Policía judicial...........................................................................253
3.5.8 Traductor................................................................................... 254
3.5.9 Intérprete................................................................................... 262
3.6 Recusación y deber de abstención de los auxiliares
jurisdiccionales...................................................................................... 263

CAPITULO II
EL MINISTERIO PUBLICO

1. Concepto de Ministerio Público................................................................... 265


1.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el Ministerio Público
en general................................................................................................267
Indice General 945

2. Funciones del Ministerio Público ...............................................................268


3. Facultades y atribuciones del Ministerio Público en el proceso civil ....274
3.1 Participación del Ministerio Público como agente o parte ....... 276
3.2 Participación del Ministerio Público como tercero interviniente ...282
3.3 Participación del Ministerio Público como requirente o
dictaminador ........................................................................................285
3.3.1 El dictamen del Ministerio Público....................................288
3.3.1.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el
dictamen del Ministerio Público.........................288
4. Plazos para las actuaciones del Ministerio Público................................291
5. Responsabilidad del Ministerio Público................................................... 291
6. Excusación y abstención del Ministerio Público .................................... 293

CAPITULO III
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION
EN EL PROCESO

1. La relación jurídica procesal y personas que la integran...................... 295


2. Concepto de partes del proceso...................................................................297
3. Clases de partes procesales.......................................................................... 321
3.1 Parte demandante.................................................................................323
3.2 Parte demandada..................................................................................323
4. Posición jurídica de las partes del proceso................................................324
5. Comparecencia al proceso............................................................................ 328
6. Capacidad para ser parte del proceso........................................................ 330
6.1 Capacidad para ser parte de las personas naturales................... 334
7. Capacidad procesal o «legitimatio ad processum»................................. 336
8. La «legitimatio ad causam».......................................................................... 342
8.1 Definición................................................................................................342
8.2 Clases.......................................................................................................345
8.3 Distinción entre «legitimatio ad causam» y «legitimatio ad
processum»............................................................................................ 346
8.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con la legitimación para
obrar......................................................................................................... 348
9. El Estado como parte procesal..................................................................... 353
10. Sustitución procesal........................................................................................ 356
10.1 Significado............................................................................................. 356
10.2 Naturaleza jurídica...............................................................................364
10.3 Fundamento ......................................................................................... 366
10.4 Características.......................................................................................367
10.5 Clases.......................................................................................................369
10.6 Distinción entre sustitución procesal y representación.............. 369
10.7 Distinción entre sustitución procesal e intervención adhesiva
o coadyuvante....................................................................................... 372
10.8 Sustitución procesal y efectos de la sentencia............................... 372
946 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

11. Curadoría procesal..........................................................................................372


11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la curadoría procesal.... 375
12. Representación procesal............................................................................... 377
12.1 Configuración.........................................................................................377
12.2 Representación legal o necesaria en el proceso............................ 380
12.2.1 Reglas en caso de falta, ausencia o impedimento del
representante del incapaz..................................................... 382
12.3 Representación de personas jurídicas en el proceso.....................384
12.4 Representación procesal del patrimonio autónomo.....................392
12.4.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el patrimonio
autónomo.............. 397
12.5 Representación convencional o voluntaria en el proceso...........402
12.5.1 El mandato y el apoderado judicial.................................... 403
12.5.2 El poder...................................................................................... 406
12.5.2.1 Definición................................................................. 406
12.5.2.2 Clases.........................................................................406
12.5.2.3 Aceptación ..............................................................407
12.5.2.4 Sustitución y delegación del poder....................408
12.5.3 Pluralidad de apoderados.................................................... 409
12.5.4 Facultades generales de representación............................. 410
12.5.5 Facultades especiales de representación............................ 411
12.5.5.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con las
facultades especiales de representación...........414
12.5.6 Nombramiento de apoderado común o unificación
de la personería........................................................................416
12.5.6.1 Configuración..........................................................416
12.5.6.2 Fundamento.............................................................419
12.5.6.3 Designación del apoderado com ún.................. 419
12.5.6.4 Facultades del apoderado común y de la parte
procesal respectiva ........................... 420
12.5.6.5 Cese de la representación por apoderado
co m ú n .......................................................................421
12.5.7 Terminación del mandato judicial.......................................421
12.6 Representación judicial por abogado.............................................. 426
12.6.1 Noción de abogado................................................................. 426
12.6.2 Requisitos para el patrocinio del abogado........................428
12.6.3 Impedimentos del abogado para patrocinar.....................428
12.6.4 Incompatibilidades para patrocinar por razones de
función....................................................................................... 428
12.6.5 Derechos del abogado............................................................429
12.6.6 Deberes del abogado..............................................................430
12.6.7 Responsabilidad del abogado .............................................431
12.6.8 Representación procesal a cargo del abogado ................ 434
12.6.8.1 El abogado apoderado en caso de auxilio
judicial ......................................................................436
Indice General 947

12.6.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con la actuación


del abogado............................................................................. 437
12.7 Supletoriedad de la representación c iv il.......................................441
13. Procuración oficiosa........................................................................................ 448
14. Patrocinio de intereses difusos....................................................................451
14.1 Configuración de los intereses difusos............................................451
14.1.1 Distinción entre interés colectivo e interés difuso...........454
14.2 Características de los intereses difusos............................................455
14.3 Clases de intereses difusos ................................................................457
14.4 Legitimación en caso de intereses difusos .................................... 457
14.5 La sentencia y cosa juzgada en el proceso sobre intereses
difusos.................................................................................................... 461
14.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con el patrocinio de
intereses difusos....................................................................................462
15. Actos procesales de las partes...................................................................... 463
16. Facultades y derechos de las partes........................................................... 465
17. Deberes de las partes, de sus abogados y de sus apoderados en el
proceso............................................................................................................... 466
18. Responsabilidades de las partes, de sus abogados y de sus apoderados
en el proceso.....................................................................................................467
18.1 La temeridad y la mala fe como presupuestos de la responsabilidad
de las partes, de sus abogados y de sus apoderados en el
proceso................................................................................................... 469

CAPITULO IV
ACUMULACION DE PRETENSIONES
Y DE PROCESOS

1. Concepto de acumulación ........................................................................... 473


2. Fundamento de la acumulación..................................................................475
3. Conexidad que justifica la acumulación.................................................... 477
4. Clases de acumulación...................................................................................481
4.1 Acumulación objetiva......................................................................... 485
4.1.1 N oción....................................................................................... 485
4.1.2 Fundamento............................................................................. 488
4.1.3 Acumulación objetiva originaria ....................................... 488
4.1.4 Formas o modalidades de acumulación de pretensiones ...489
4.1.4.1 Acumulación sim ple.............................................494
4.1.4.2 Acumulación subsidiaria o condicional...........495
A) Acumulación subsidiaria o condicional
sucesiva.................................................................... 496
B) Acumulación subsidiaria o condicional
subordinada............................................................496
C) Acumulación subsidiaria o condicional
alternativa ...............................................................501
4.1.4.3 Acumulación de pretensiones accesorias........ 503
948 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

4.1.5
Requisitos de la acumulación objetiva............................... 507
4.1.5.1 Unidad de competencia.........................................511
4.1.5.2 No contrariedad entre las pretensiones............ 512
4.1.5.3 Unidad de trám ite.................................................. 515
4.1.6 Acumulación objetiva sucesiva............................................ 515
4.1.6.1 Concepto .................................................................. 515
4.1.6.2 Casos en que se presenta la acumulación
objetiva sucesiva.....................................................516
4.2 Acumulación subjetiva....................................................................... 519
4.2.1 Definición.................................................................................. 519
4.2.2 Fundam ento.............................................................................519
4.2.3 Clases..........................................................................................519
4.2.4 Requisitos ................................................................................. 522
4.2.5 Efectos........................................................................................ 523
4.2.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con la acumulación
subjetiva..................................................................................... 523
4.3 Acumulación de procesos o de autos.............................................. 524
4.3.1 Significado................................................................................. 524
4.3.2 Fundamento .............................................................................527
4.3.3 Clases..........................................................................................529
4.3.4 Legitimación para solicitar la acumulación de procesos.....529
4.3.5 Organo jurisdiccional competente para conocer de
los procesos acumulados........................................................529
4.3.6 Requisitos de la acumulación de procesos .......................530
4.3.7 Trámite de la acumulación de procesos............................ 534
4.3.8 Efectos de la acumulación de procesos ............................. 535
4.3.9 Desacumulación de procesos............................................... 537
4.3.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con la acumulación
de procesos o de autos............................................................538
5. Indebida acumulación de pretensiones...................................................... 538

CAPITULO V
LITISCONSORCIO

1. Concepto de litisconsorcio.............................................................................541
1.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio en
general..................................................................................................... 546
2. Casos en que se configura el litisconsorcio............................................... 549
3. Requisitos del litisconsorcio......................................................................... 550
4. Actuación del litisconsorte............................................................................551
5. Efectos del litisconsorcio................................................................................552
6. Clases de litisconsorcio.................................................................................. 554
6.1 Litisconsorcio necesario u obligatorio.............................................559
6.1.1 Noción........................................................................................ 559
6.1.2 Casos en que se configura el litisconsorcio necesario.....564
Indice General 949

6.1.3 Fundamento del litisconsorcio necesario...........................566


6.1.4 Características del litisconsorcio necesario.......................569
6.1.5 Integración de oficio del contradictorio.............................570
6.1.6 Actuación del litisconsorte necesario................................. 573
6.1.7 Efectos del litisconsorcio necesario..................................... 574
6.1.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio
necesario u obligatorio.......................................................... 577
6.2 Litisconsorcio cuasi-necesario o especial...................................... 583
6.3 Litisconsorcio facultativo o voluntario...........................................586
6.3.1 Definición..................................................................................586
6.3.2 Distinción entre litisconsorcio facultativo y litisconsorcio
necesario....................................................................................591
6.3.3 Características del litisconsorcio facultativo.................... 591
6.3.4 Clases de litisconsorcio facultativo..................................... 593
6.3.5 Requisitos del litisconsorcio facultativo............................594
6.3.6 Actuación del litisconsorte facultativo............................... 596
6.3.7 Efectos del litisconsorcio facultativo.................................. 598
6.3.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio
facultativo o voluntario......................................................... 600

CAPITULO VI
INTERVENCION DE TERCEROS,
EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

1. Noción de tercero............................................................................................ 603


2. Tutela de terceros en el proceso civil......................................................... 608
3. Concepto de intervención de terceros....................................................... 609
3.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la intervención de
terceros en general................................................................................611
4. Fundamento de la intervención de terceros..............................................612
5. Requisitos de la intervención de terceros.................................................. 614
6. Trámite común de las intervenciones de terceros................................... 618
7. Intervención de terceros: Clasificación...................................................... 619
8. Intervención voluntaria de terceros........................................................... 621
8.1 Definición................................................................................................621
8.2 Clases....................................................................................................... 623
8.2.1 Intervención coadyuvante o adhesiva simple..................624
8.2.1.1 Noción de tercero coadyuvante..........................624
8.2.1.2 Configuración de la intervención coadyuvante
o adhesiva sim ple.................................................. 626
8.2.1.3 Fundamento de la intervención coadyuvante
o adhesiva sim ple.................................................. 634
8.2.1.4 Requisitos de la intervención coadyuvante
o adhesiva sim ple.................................................. 635
8.2.1.5 Interés jurídico del tercero coadyuvante para
intervenir en el proceso.........................................638
950 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

8.2.1.6 Oportunidad déla intervención coadyuvante


o adhesiva sim ple.................................................. 641
8.2.1.7 Facultades o actuación del tercero coadyuvante ...642
8.2.1.8 Efectos de la intervención coadyuvante o
adhesiva simple.......................................................653
8.2.1.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con
la intervención coadyuvante o adhesiva
sim ple........................................................................656
8.2.2 Intervención litisconsorcial o adhesiva autónoma..........658
8.2.2.1 Noción de tercero litisconsorcial.........................658
8.2.2.2 Configuración de la intervención litiscon­
sorcial.........................................................................659
8.2.2.3 Distinción entre intervención litisconsorcial
e intervención coadyuvante................................ 665
8.2.2.4 Requisitos de la intervención litisconsorcial...... 666
8.2.2.5 Oportunidad de la intervención litisconsorcial..... 666
8.2.2.6 Facultades o actuación del interviniente
litisconsorcial...........................................................667
8.2.2.7 Efectos de la intervención litisconsorcial..........670
8.2.3 Intervención excluyente o principal................................... 672
8.2.3.1 Noción de tercero excluyente o principal ....... 672
8.2.3.2 Configuración de la intervención excluyente
o principal................................................................ 674
8.2.3.3 N aturaleza jurídica de la intervención
excluyente o principal............................................ 682
8.2.3.4 Características de la intervención excluyente
o principal................................................................ 683
8.2.3.5 Distinción entre intervención excluyente o
principal y otras clases de intervención de
terceros......................................................................684
8.2.3.6 Requisitos de la intervención excluyente o
principal....................................................................686
8.2.3.7 Oportunidad de la intervención excluyente
o principal................................................................ 689
8.2.3.8 Facultades o actuación del interviniente
excluyente o principal..........................................690
8.2.3.9 Efectos de la intervención excluyente o
principal....................................................................691
8.2.4 Intervención excluyente de propiedad: El proceso
abreviado de tercería de propiedad................................... 692
8.2.4.1 Configuración...........................................................692
8.2.4.2 Fundamento.............................................................694
8.2.4.3 Finalidad .................................................................. 694
8.2.4.4 Requisitos................................................................ 695
8.2.4.5 Oportunidad............................................................696
Indice General 951

8.2.4.6 Legitimación activa..............................................697


8.2.4.7 Legitimación pasiva ............................................698
8.2.4.8 Organo jurisdiccional competente................... 699
8.2.4.9 Improcedencia de la reconvención................... 699
8.2.4.10 Prueba....................................................................... 699
8.2.4.11 Sentencia.................................................................. 701
8.2.4.12 Efectos...................................................................... 703
8.2.4.13 Connivencia y malicia en la tercería de
propiedad................................................................. 706
8.2.4.14 Suspensión de medida cautelar sin tercería ....708
8.2.4.15 Jurisprudencia casatoria relacionada con la
tercería de propiedad ...........................................710
8.2.5 Intervención de derecho preferente: El proceso
abreviado de tercería de derecho preferente.................... 737
8.2.5.1 Configuración....................................................... 737
8.2.5.2 Fundamento...........................................................739
8.2.5.3 Finalidad ................................................................739
8.2.5.4 Requisitos...............................................................740
8.2.5.5 Oportunidad..........................................................741
8.2.5.6 Legitimación activa y pasiva.............................. 742
8.2.5.7 Organo jurisdiccional competente................... 742
8.2.5.8 Improcedencia de la reconvención.................. 742
8.2.5.9 Prueba...................................................................... 743
8.2.5.10 Sentencia.................................................................. 744
8.2.5.11 Efectos........................................................................745
8.2.5.12 Connivencia y malicia en la tercería de derecho
preferente ................................................................747
8.2.5.13 Jurisprudencia casatoria relacionada con la
tercería de derecho preferente............................ 747
9. Intervención provocada, coactiva u obligada de terceros..................... 755
9.1 Concepto ................................................................................................755
9.2 Clases....................................................................................................... 758
9.2.1 Intervención de terceros a instancia de parte.....................759
9.2.2 Intervención de terceros por orden del Ju ez ..................... 760
9.2.3 Litisdenunciación.................................................................... 762
9.2.3.1 Denuncia civil o citación del colegitimado
pasivo.........................................................................763
9.2.3.2 Llamamiento en garantía o aseguramiento
de pretensión futura.............................................. 767
A) Configuración.........................................................767
B) Persona que hace el llamado en garantía ........773
C) Actuación del llamado en garantía .................. 773
D) Extromisión del garantizado en la intervención
por garantía............................................................. 774
952 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

9.2.3.3 Llamamiento posesorio o «laudatio o nominado


auctoris»................................................................... 775
A) Configuración......................................................... 775
B) Variantes posibles según la actitud del actor
y del tercero llamado............................................. 783
9.2.3.4 Llamamiento ex officio en caso de fraude o
colusión.................................................................... 784
9.2.3.5 Llamamiento en causa del tercero pretendiente ...786
10. Extromisión....................................................................................................... 790
11. Sucesión procesal.............................................................................................792
11.1 Concepto................................................................................................. 792
11.2 Calidad o posición del sucesor procesal..........................................796
11.3 Distinción entre sucesión procesal y sustitución procesal.......... 797
11.4 Efectos de la sucesión procesal..........................................................798
11.5 Casos de sucesión procesal................................................................ 798
11.5.1 Sucesión procesal por fallecimiento de una de las
partes...........................................................................................799
11.5.2 Sucesión procesal por extinción o fusión de persona
jurídica que intervino como parte procesal.......................802
11.5.3 Sucesión procesal por transferencia del derecho
discutido mediante acto entre vivos................................... 803
11.5.4 Sucesión procesal por vencimiento del plazo del derecho
discutido que da lugar a su adquisición o recuperación
por persona distinta a la parte procesal............................. 807
11.6 Efectos de la falta de com parecencia de los sucesores
procesales................................................................................................807
11.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la sucesión procesal...... 807

[ PRACTICA FORENSE]

- COMPETENCIA (O INCOMPETENCIA) DEL JU EZ ........................ 815


1. Modelo de documento que contiene prórroga convencional
de la competencia territorial..............................................................815
2. Modelo de escrito planteando excepción de incompetencia
por razón de la materia.......................................................................816
3. Modelo de escrito planteando excepción de incompetencia
por razón de la cuantía........................................................................ 817
4. Modelo de escrito planteando excepción de incompetencia
por razón de grado...............................................................................819
5. Modelo de escrito planteando excepción de incompetencia
por razón de territorio..........................................................................820
Indice General 953

6. Modelo de escrito planteando excepción de incompetencia


territorial relativa..................................................................................822
7. Modelo de escrito planteando excepción de incompetencia
respecto de Juez de Paz.......................................................................824
8. Modelo de escrito planteando excepción de incompetencia
respecto de Juez de Paz Letrado.......................................................825
9. Modelo de escrito planteando contienda de competencia.........827

- IMPEDIMENTO Y RECUSACION DEL JUEZ..................................... 829


10. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por haber
sido parte en el proceso...................................................................... 829
11. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por razón
de parentesco......................................................................................... 830
12. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por ser
cónyuge del tutor de la parte contraria.......................................... 832
13. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por ser
cónyuge del curador de la parte contraria..................................... 834
14. Modelo de escrito formulando recusación del Tuez por haber
recibido beneficios o dádivas de la parte contraria..................... 835
15. Modelo de escrito formulando recusación de Vocal por haber
conocido el proceso en otra instancia.............................................. 837
16. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por tener
amistad íntima con la parte contraria..............................................839
17. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por causal
de enemistad manifiesta..................................................................... 840
18. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por tener
relación crediticia con la parte contraria........................................ 842
19. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por ser
donatario de la parte contraria......................................................... 843
20. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por ser
empleador de la parte contraria....................................................... 845
21. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por ser
presunto heredero de la parte contraria......................................... 846
22. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por haber
intervenido en el proceso como apoderado................................... 848
23. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por haber
intervenido en el proceso como miembro del Ministerio
Público.....................................................................................................849
24. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por haber
intervenido en el proceso como perito............................................851
25. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por haber
intervenido en el proceso como testigo...........................................852
954 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

26. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por haber


intervenido en el proceso como defensor.......................................854
27. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por tener
interés en el resultado del proceso....................................................855
28. Modelo de escrito formulando recusación del Juez por tener
proceso vigente con el peticionante................................................. 857

- MINISTERIO PUBLICO.............................................................................. 859


29. Modelo de solicitud de requerimiento de emisión de dictamen
fiscal......................................................................................................... 859
30. Modelo de demanda de responsabilidad civil del representante
del Ministerio Público por actuación dolosa o fraudulenta.......860

- COMPARECENCIA AL PROCESO..........................................................864
31. Modelo de demanda en la hipótesis de sustitución procesal 864
32. Modelo de solicitud de designación de curador procesal.........867
33. Modelo de solicitud de confirmación de designación de curador
procesal planteada por el incapaz relativo en caso de falta de
representante leg al..................................................................... 869
34. Modelo de demanda de incapaz relativo contra su representante
legal que contiene pedido de designación de curador procesal.... 870
35. Modelo de solicitud de designación de curador procesal en caso
de conflicto de intereses entre el incapaz y su representante
legal...........................................................................................................872
36. Modelo de solicitud de designación de curador procesal en
caso de no comparecencia al proceso del sucesor procesal........873
37. Modelo de solicitud de conclusión de actuación de curador
procesal en caso de comparecencia de parte que adquirió la
capacidad procesal............................................................................... 874

- APODERADO JUDICIAL...........................................................................875
38. Modelo de escritura pública de otorgamiento de poder en el
que se conceden facultades especiales de representación.......... 875
39. Modelo de otorgamiento de poder por acta...................................878
40. Modelo de acta de nombramiento de apoderado común en
caso de pluralidad de personas que constituyen una sola
parte......................................................................................................... 879
41. Modelo de acta de sustitución del poder por el apoderado.......879
42. Modelo de acta de delegación del poder por el apoderado.......880
43. Modelo de solicitud de suspensión del proceso por circunstancias
relativas al representante o apoderado...........................................881
Indice General 955

REPRESENTACION JUDICIAL POR ABOGADO, PROCURACION


OFICIOSA Y REPRESENTACION DE LOS INTERESES DIFUSOS.... 882
44. Modelo de escrito otorgando facultades generales de
representación al abogado patrocinante.........................................882
45. Modelo de escrito de comparecencia del procurador oficioso.... 883
46. Modelo de escrito de apersonamiento del procurado y
ratificación de la gestión del procurador oficioso.........................884
47. Modelo de demanda relativa a intereses difusos..........................885

ACUM ULACION.......................................................................................... 889


48. Modelo de demanda que contiene acumulación objetiva
originaria subordinada....................................................................... 889
49. Modelo de demanda que contiene acumulación objetiva
originaria alternativa........................................................................... 891
50. Modelo de demanda que contiene acumulación objetiva
originaria accesoria...............................................................................894
51. Modelo de escrito de ampliación de demanda q u e contiene
acumulación objetiva sucesiva..........................................................896
52. Modelo de solicitud de acumulación objetiva sucesiva
cuya finalidad es evitar pronunciamientos jurisdiccionales
opuestos..................................................................................................897
53. Modelo de solicitud de acumulación subjetiva sucesiva de
pretensiones planteadas en procesos autónomos.........................899
54. Modelo de solicitud de desacumulación de procesos................. 901

LITISCON SO RC IO ....................................................................................... 902


55. Modelo de solicitud de integración de relación procesal en
la hipótesis de litisconsorcio necesario............................................902
56. Modelo de escrito del accionante en el que proporciona datos
requeridos para emplazar al litisconsorte necesario................... 903

INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION


PRO C ESA L......................................................................................................904
57. Modelo de solicitud de intervención coadyuvante..................... 904
58. Modelo de escrito de intervención litisconsorcial.........................907
59. Modelo de escrito de intervención excluyente principal............909
60. Modelo de demanda de tercería de propiedad............................. 911
61. Modelo de demanda de tercería de derecho preferente.............915
62. Modelo de escrito formulando denuncia civ il.............................. 919
956 Derecho Procesal Civil I: Sujetos del Proceso / Alberto Hinostroza Minguez

63. Modelo de solicitud de aseguramiento de pretensión futura


contra tercero..........................................................................................920
64. Modelo de contestación de demanda que contiene llamamiento
posesorio................................................................................................. 921
65. Modelo de solicitud de extromisión de tercero............................. 923
66. Modelo de escrito de comparecencia de sucesor procesal.........924
67. Modelo de solicitud de nulidad de actos procesales realizados
después del evento que acarreó la sucesión procesal y antes
de la comparecencia del sucesor procesal.......................................925

- BIBLIOGRAFIA................................................................................................929

INDICE GENERAL .939


DERECHO PROCESAL CIVIL
Se terminó de imprimir en la ciudad de Lima,
en los Talleres Gráficos de JURISTA EDITORES EIRL,
Jr. Miguel Aljovín N° 201 - Lima - Perú
en el mes de julio de 2017
TOMO I

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