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Exploración geográfica

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Para otras acepciones, véanse Exploración (desambiguación) y Explorador (desambiguación).

Kazimierz Nowak en las montañas Rwenzori, ca. 1931-1936.

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La leyenda "Plus Ultra" ("más allá"), inscrita en las cartelas que rodean las columnas de Hércules, que se
incluye en el escudo de España, es una referencia explícita a la actividad exploradora como desafío de las
convenciones que pongan límites o "fines" al mundo conocido (finis terrae). También fue el nombre
del hidroavión que cruzó por primera vez el Atlántico(1926, un año antes que el Spirit of St. Louis).

Mapa de la expedición de Vitus Bering, ca. 1725-1730.


Mapa de la expedición en busca del Paso del Noroeste de John Franklin, 1843-1854.

Exploración geográfica es la actividad de viajar hacia nuevos territorios o espacios desconocidos,


con el propósito esencial de descubrir su configuración geográfica; aunque además del aumento del
conocimiento haya siempre haya algún interés en realizarla por distintos motivos, desde
los estratégicos y militares hasta los económicos (vías de comunicación, rutas de
comercio y mercados, recursos naturales -cazaderos, caladeros, tierras fértiles para
la agricultura, materias primas de todo tipo, como especias, minerales de uso energético, industrial
o suntuario-), ideológicos o religiosos (misioneros), incluyendo actividades de ocio en que la
exploración produce más bien un descubrimiento para el que la realiza, que puede no serlo en
realidad (la aventura, el deporte, el turismo).
Because it's there ("porque está ahí").
Respuesta de George Mallory cuando le preguntaron por qué intentaba escalar el Everest.1

Índice

 1Historia

 2Ficción

 3Véase también

 4Referencias

 5Notas

 6Enlaces externos

Historia[editar]
La exploración geográfica ha existido desde el origen de la humanidad (migraciones humanas
prehistóricas). Las primeras exploraciones humanas se dieron en la búsqueda de nuevos territorios
por distintas especies de homínidos que partieron de África y llegaron a todos los continentes
del Viejo Mundo. Únicamente la especie humana actual llegó a Australia, América y las islas
del Pacífico (tras una serie de migraciones marítimas que todavía son objeto de investigación
antropológica).
Las exploraciones geográficas históricas de las edades Antigua y Media estaban limitadas por
razones tecnológicas, socioeconómicas o incluso políticas e ideológicas; y en todo caso siempre
parten de un presupuesto: lo que es un "descubrimiento" para el "descubridor" (el explorador que
llega a un lugar desconocido para su civilización) no lo es para la comunidad humana "descubierta",
que presencia la llegada de un visitante de un lugar desconocido para ellos. Aunque en algunos
casos los intercambios pudieron ser equilibrados, el choque cultural suele ser destructivo para el
colectivo de menor desarrollo, y siempre "es el vencedor quien escribe la historia". Aunque de
algunas exploraciones quedaron testimonios más o menos mitificados (las epopeyas homéricas,
los periplos púnicos -Periplo de Hannón- y griegos -Periplo massaliota, Ora maritima-, las sagas que
testimoniaron la expansión vikinga por el Atlántico norte -Islandia, Groenlandia y probablemente
hasta "Vinland", ya en América-, el Viaje a Occidente que demuestra los contactos de monjes
budistas entre India y China, los relatos de múltiples procedencias que sustentan la leyenda árabe
de Simbad el marino, el Il Milione que relata los viajes del veneciano Marco Polo a Extremo Oriente
o los registros chinos de las expediciones de Zheng He por el Índico hasta la costa oriental de
África),Nota 1 la mayor parte quedaron como empresas secretas u olvidadas (la milenaria navegación
polinesia que pobló las islas del Pacífico hasta Nueva Zelanda, Hawái y Pascua, o la navegación
atlántica precolombina de los balleneros vascos -hasta Terranova-).
El punto culminante de la exploración geográfica se alcanzó en la Era de los
descubrimientos durante los siglos XV y XVI, cuando navegantes al servicio de Portugal y España
cruzaron por primera vez los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Esas epopeyas surgieron a partir
de las condiciones históricas que estimularon el deseo de descubrir nuevas rutas comerciales a
Asia en los dos reinos cristianos de la fachada atlántica de la península ibérica (Portugaly Castilla,
en trance de completar la Reconquista y constituidos en modernas monarquías autoritarias capaces
de mantener instituciones como la escuela de Sagres de Enrique el Navegante, 1443-1460, o
la Casa de Contratación de Sevilla, 1503), al tiempo que fueron posibilitadas por avances
tecnológicos del momento (como la brújula, los conocimientos derivados de la observación
astronómica, nuevos diseños navales que dieron lugar a la nao, la carabela, y el galeón, y las armas
de fuego).2 Se organizaron grandes viajes transoceánicos que resultaron en: el descubrimiento de
las Azores (1427-1452), el del archipiélago de Cabo Verde por Dinis Dias (1444), el del extremo
meridional de África por Bartolomé Díaz (1487) y la llegada a la India por Vasco de Gama (1498), la
búsqueda de una ruta occidental a la India por Cristóbal Colón que dio lugar al descubrimiento de
América (1492), la expedición de Pedro Álvares Cabral que, por un extraño desvío, dio lugar al
descubrimiento de Brasil (1500), el descubrimiento del extremo meridional de América y la primera
vuelta al mundo (comenzada por Fernando de Magallanes y completada por Juan Sebastián
Elcano, 1519-1522), así como las múltiples exploraciones del Pacífico por navegantes españoles
durante el siglo XVI (desde su descubrimiento por Núñez de Balboa en 1513). El conocimiento del
territorio se ampliaba lentamente mediante las exploraciones terrestres y fluviales por el interior del
continente americano (Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Francisco de Orellana, Pedro de Valdivia).
Todo ello dio lugar a los asentamientos coloniales españoles y portugueses en América,
los españoles y portuguesa en Asia, y la creación de rutas transoceánicas como la Flota de
Indias (española, por el Atlántico), la Carrera de la India (portuguesa, por el Índico) y el Galeón de
Manila (española, por el Pacífico).
Más tarde, la expansión europea continuó a través de otras potencias marítimas que organizaron
expediciones oceánicas (Giovanni Caboto, Jacques Cartier, Francis Drake) y fundaron compañías
comerciales y asentamientos coloniales holandeses, franceses e ingleses; mientras que los
rusos realizaban expediciones terrestres y fluviales por Siberia hasta descubrir el estrecho de
Bering (Vitus Bering, 1728, aunque probablemente fue ya cruzado en 1648 por Semión Dezhniov),
aunque el conocimiento de un territorio tan extenso continuó siendo precario hasta el siglo XX
(Vladímir Arséniev, Dersú Uzalá, 1902-1907). El holandés Abel Janszoon
Tasman descubrió Tasmania en 1642 así como Nueva Zelanda (aunque es posible que este
archipiélago fuera descubierto anteriormente por el marino español Juan Fernández en 1576). En el
siglo XVIII, el francés Louis Antoine de Bougainville exploró la Polinesia circunnavegando el mundo
(1766-1769), como también realizaron las expediciones británicas de James Cook, la francesa
de Jean-François de La Pérouse (1785-1788) y la española de Alejandro Malaspina (1789-
1794). Rusos y españoles compitieron por explorar y controlar la costa norteamericana del Pacífico
entre California y Alaska; mientras que los nacientes Estados Unidos exploraron el interior del
continente norteamericano (Alexander Mackenzie, 1793, Lewis y Clark, 1803-1806). Aun sin
descubrir estrictamente nuevos territorios, los viajes de Alexander Humboldt por América le hicieron
merecedor de ser llamado "el descubridor científico del Nuevo Mundo"; y no menor importancia tuvo
la segunda expedición del Beagle en la que estuvo Charles Darwin (1831-1836), las misiones
geodésicas de La Condamine, Maupertuis, Celsius, Jorge Juan y Antonio de Ulloa (1733-1744) o
la expedición de la vacuna (1803-1814).
Fue muy estrecha la relación de estos descubrimientos y exploraciones geográficas con los
movimientos culturales e intelectuales contemporáneos (Renacimiento, Humanismo, Revolución
científica, Ilustración),3 y con las transformaciones socioeconómicas que se estaban desarrollando
simultáneamente (transición del feudalismo al capitalismo).4 En la época del imperialismo (siglo
XIX), la formación de sociedades geográficas como apoyo intelectual de la tarea colonizadora fue
muy importante, especialmente para los casos británico, francés, belga o estadounidense; ya con
las nuevas condiciones socioeconómicas impuestas por la Revolución industrial (exploración del
interior de África -David Livingstone-).

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