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RESUMEN
ABSTRACT
1
Mail de Brenner cuando envió este texto: En un trabajo, no sé si se los envié, intento mostrar la
importancia de la cohesión social (con las herramientas de Durkheim, sin ser yo durkeimiano) en función
de las solidaridades sociales. De ahí la importancia que Durkheim le otorga a la religión, el tótem, que es
sagrado porque en ese objeto se proyecta la comunidad. En última instancia, es la comunidad lo sagrado.
Con el tiempo, en occidente, la religión fue reemplazada por el Estado, con todas sus falencias, y en su
punto cúlmine con el llamado Estado de Bienestar (aún con todas sus limitaciones dentro del marco del
capitalismo explotador). Las políticas neoliberales destruyeron ese Estado de Bienestar, destruyeron su
presencia en la educación, en la salud, en la vivienda, en la seguridad, etc., etc., etc. , destruyeron su
presencia en el imaginario social (digo imaginario social, aún con todas las limitaciones de este término),
con lo que debilitaron fuertemente la cohesión, las solidaridades (hoy se dice “los lazos sociales”, término
que me repugna, bueno, pero se usa). Ahora, solamente hay quienes claman por seguridad, pero es
simplemente una seguridad “individual”, de los individuos que son vecinos o “gente bien”. Los mayores
niveles de inseguridad “individual” se dan en los barrios más humildes, pero eso (salvo excepciones) no
aparece en las pantallas, y entonces no existiría. La fuerte presencia y única del Estado en materia de
seguridad individual es internalizar al Leviatán al que refería Hobbes, al Estado Absoluto, es, dicho de
otra manera, la Doctrina de la Seguridad Individual. Y mientras tanto, las pantallas con su obsceno
amarillismo insensibilizan los corazones. Podemos estar almorzando una rica comida y viendo “en vivo y
en directo” masacres humanas; es inhumano. Esta insensibilización es a modo de “mecanismo de
defensa”. Pero, luego, por ejemplo, un canal televisivo de noticias critica a alumnos de una escuela
privada que pasan al lado de un camión que atropelló y mató, chicos que se llevan algunos suvenires del
accidente fatal y se matan de la risa. Hipocresía.
Por eso, mientras más mercantilicen a la educación, mayor inseguridad individual habrá; bueno, esto
último daría para mucho más.
2
The neoliberal policies of this capitalism set the conditions of possibility of the
so called phenomenon of insecurity. The destruction of family ties and social
fragmentation build a certain type of childhood, who is perceived from the lack
and not from the right, despite the universal declarations. Those fragmented
instituted policies that deny a hopeful glances critical thinking.
2
Dewey, J., (1961). El hombre y sus problemas, Buenos Aires: Paidós. En Geneyro, J.C.,
(1991). La democracia inquieta. México: Paidós, p. 130.
3
preocupados, poniéndose en el lugar de los despojados de sus pertenencias y
aún en el de los familiares de asesinados, quienes con angustia se lamentan,
lloran. Todo es conmovedor. Acontece una cantidad de minutos de la
programación con imágenes del drama que excede ampliamente la simple
información. Personajes reconocidos del mundo público solicitan con premura
baja de la inimputabilidad de los menores, más presencia policial, una justicia
inflexible para quienes roban y matan, hasta hay quienes reclaman pena de
muerte. La preocupación de los periodistas se torna en sonrisas cuando de
repente la triste noticia se cambia por alguna frivolidad del llamado mundo del
espectáculo, más algunas expresiones graciosas que realizan como para
distender la situación. Al día siguiente son otros los personajes, pero el mismo
drama, y así sucesivamente. Es el problema de la inseguridad que nos acosa.
En general éste acontecería en los segmentos más urbanizados de la ciudad,
ocultando que dicho fenómeno es más acuciante en los más pobres. “Robó y
huyó a la villa”, se escucha, pero no una expresión similar a “estafó a sus
empleados, al país, evadió divisas y huyó al country”. En múltiples
oportunidades, durante las campañas políticas, se promete “más seguridad”,
pero no mejores condiciones de vida reales, efectivas, para nuestro pueblo.
3
Durkheim, E., (2008). Las formas elementales de la vida religiosa. Madrid: Alianza editorial.
4
Nota del autor: Aludiendo a la escuela, en la perspectiva de Michel Foucault, es como
institución un dispositivo del poder, apunta al disciplinamiento. Vale también comprender al
ejército como dispositivo del poder.
4
tiene, pues, presencia en el imaginario colectivo 5, y actúa como factor de
control social.
Tras la crisis económica de los años 1929/1930 hay dos posicionamientos para
resolver la misma: la neoliberal y la keynesiana 6. Se impone en aquel entonces
esta última, amén de las llamadas políticas de bienestar social que pretenden
contrarrestar en occidente la influencia de la Unión Soviética en el período pos
Segunda Guerra Mundial. El Estado Nacional adquiere, con mayor razón,
fuerte presencia en el imaginario colectivo, con su correlativa función de control
social.
5
Nota del autor: Deseo aclarar que, desde la filosofía de la praxis en sentido gramsciano, es
muy criticable tanto la posición de Durkheim en cuanto a la noción representación social, como
la de Cornelius Castoriadis en cuanto a la de imaginario social, que aquí no explicito porque
excede a nuestro trabajo, reconociendo, sin embargo, que dichas significaciones son muy
utilizadas en el ámbito académico, aunque generalmente sin señalamiento crítico alguno.
6
Nota del autor: El término neoliberal es establecido por opositores a dicha corriente cuando su
ideario se pone en práctica en las últimas décadas del siglo XX. El término keynesianismo
proviene de su autor, John Maynard Keynes.
7
Nota del autor: No pretendo aquí idealizar la figura del Estado, solamente manifiesto el
desplace del Estado por el Mercado. A su vez, señalo que el término “ausencia del Estado”
resulta engañoso, pues dicha ausencia refiere a su borradura del espacio público, aunque es
muy presente en materia de alianza con los intereses del capitalismo financiero.
8
Nota del autor: Se inventa engañosamente un término, cuya sola pronunciación es seductora,
elegante, convincente: “desarrollo sustentable”. Es que el afán de lucro, y la consecuente
explotación de la naturaleza, hace que sea difícil establecer cuál es el límite entre el equilibro
y el desequilibrio; traspasado dicho límite, se torna complicado el retorno en las condiciones
actuales.
5
clientes, así el Banco del Chaco, por ejemplo, otorgaba hasta un 120% anual.
También hay que recordar que a los grupos de poder económico les convenía
hacer trabajar el dinero en la “timba” financiera y no invertir en la producción y
el trabajo. Este modelo, pergeñado en la dictadura genocida, se perfecciona
hasta sus últimas consecuencias en la década del noventa del siglo veinte, en
plena democracia, donde el dinero que produce más dinero (especulación
financiera) genera mayor acumulación de ganancias que la mismísima
acumulación de tasas de plusvalía 9. Como consecuencia, disminuyen las
fuentes de empleo, hay precarización laboral (trabajo en negro, contratos
“basura” o tercerización), aparece la exclusión social, donde se instituye los
“fuera-de” quienes ni pueden ser sujetos directos de explotación mediante la
compra de su fuerza de trabajo, estableciendo así un nuevo genocidio social.
En los sectores humildes, con fuerte predominio del hombre sobre la mujer, en
lenguaje cotidiano “machismo”, que el varón quede sin trabajo o sea éste
precarizado incide en el debilitamiento de los vínculos familiares, su
desorganización y aún su disolución, donde tanto niños como adolescentes son
dramáticamente afectados. Tienden a debilitarse lazos afectivos a partir de la
pérdida de autoestima del padre. El hogar 10 ya no es hogar, no hay calor,
ninguna lumbre se enciende, la autoestima de los críos tampoco puede
pergeñarse en ese ámbito con lo que se dificulta la construcción de la identidad
personal, se generan condiciones para que la carne humana, tierna y joven,
busque afecto en otros lugares, donde también hay carencias, pues la vida
familiar es incierta en tanto se diluye. Bajo el régimen capitalista, el trabajo se
torna eje indispensable para la configuración de la identidad familiar. La pérdida
de la valía del padre incide en una mujer desguasada en su propia imagen y en
la falta de contención material y afectiva de los hijos, que buscan fuera del
entorno familiar algún grupo donde sientan la posibilidad de “pertenecer”,
aunque sean del mismo palo por la destrucción de la familia, de los vínculos
básicos de la vida humana, por la pobreza o indigencia en las condiciones de
existencia.
11
Nota del autor. Obviamente, aunque aquí Marx no lo señale explícitamente, el hallarse
lanzado fuera de la propia órbita acostumbrada de vida, incide también en el debilitamiento o
disolución de los tradicionales vínculos familiares y/o comunitarios.
12
Nota del autor: En Inglaterra se legisla durante el siglo XVI flagelación y encarcelamiento
para los vagabundos vigorosos. Se los debe atar a la parte trasera de un carro y azotar hasta
que la sangre mane del cuerpo; luego han de prestar juramento de regresar a su lugar de
nacimiento o al sitio donde hayan residido durante los tres últimos años y ponerse a trabajar.
En caso de un segundo arresto por vagancia, ha de repetirse la flagelación y cortarse media
oreja al infractor, y si se produce una tercera detención, se debe ejecutar al reo como criminal
inveterado y enemigo del bien común en Marx, K., (2000). El Capital. Tomo I, capítulo XXIV,
parágrafo 3, pp. 625-631.
13
Ibídem, pp. 624-625.
7
mundo financiero sobre el mundo productivo, pareciera no haber otra
posibilidad que un capitalismo globalizado de base financiero/especulativa,
neoliberal, colonizador y depredador14, donde el dinero no es consecuencia de
la producción, sino del dinero que produce más dinero.
18
Nota del autor: Nos referimos a los medios masivos de información, en particular a la
televisión.
19
Nota del autor: En tal sentido, y ya no tan atinente a los sectores sociales más excluidos, a
partir de la década del noventa los días feriados son tiempo de compras o shopping, mientras
que los empleados no comparten los domingos la vida familiar, pues son obligados a trabajar y
así continuar incrementando las ganancias de propietarios de call centers, grandes
hipermercados, etc. La intención desmedida de lucro de las grandes empresas niegan todo tipo
de contención, niegan al mismo núcleo familiar.
20
[on line] www.perfil.com/contenidos/.../noticia_0032.html del 27 de febrero de 2006 (consulta
30 abril de 2007).
9
trabajo, sin salario, a los padres de esos niños y adolescentes?, ¿que mientras
algunos disfrutan en aquellos tiempos del “deme dos” en el exterior, otros, los
indeseables, viven con angustia sin el afecto familiar, resultado todo ello de un
dólar barato (1 peso = 1 dólar) pues conviene a la especulación financiera?
25
Badinter, E., (1981). ¿Existe el amor maternal? Historia del amor maternal. Siglos XVII al XX.
Barcelona: Paidós/Pomaire, p. 110.
26
Ibíd., pp. 125-126. Nota del autor: Badinter formula el interrogante acerca del cuidado del
niño como invención histórica. Son muy interesantes sus análisis, aunque pueden ser
discutibles sus conclusiones.
11
neoliberalismo que busca así, políticamente, sus logros 27 mediante la
destrucción de los sujetos comunitarios. Hay períodos históricos con mucha
inseguridad, sin existencia de una televisión “amarillista”, donde predominan
otros valores. Nos dice el francés Jean Delumeau que el miedo estuvo ausente
de la historia, aún a pesar de las inseguridades en las relaciones humanas
existentes, en la medida en que la historia de Occidente, emparentada con la
épica sólo quería héroes, y es por ello que relacionaba ese sentimiento a la
cobardía. Así, en las letras, nombres Juan sin Miedo, Carlos el Temerario o
bien Don Quijote que reprende el miedo de Sancho y Don Juan el de su
sirviente sevillano.28
Pensemos, además, lo siguiente: tampoco los medios difunden que las tasas
de homicidio doloso en América Latina y el Caribe, por cada 100.000
habitantes, tienen en Uruguay, Argentina, Perú y Chile a sus menores
exponentes (5,8 - 5,2 - 3,2 - 1,6 respectivamente), mientras que dentro de sus
mayores exponentes se encuentran Honduras (60,9), Guatemala (47),
Colombia (38,8), Brasil (22), México (11,6) 29. Ciertamente, si a mí,
personalmente, escritor del presente texto, me matan algún familiar, por el
extremo dolor sufrido, las estadísticas pierden sentido, ni quiero escuchar
acerca de aquéllas y, por cierto, la cara visible de quien delinque me provoca
fastidio. Por ello, no vale ufanarse el mostrar un posicionamiento bajo dentro
del rating, pues cada vida humana tiene valor infinito, es única e irremplazable.
Lo que sí, habría que cuestionarse, en principio, cuáles son las variables más
fuertes que los poderes hegemónicos en el campo de la economía política
establecen a fin de instituir condiciones de vida insegura. Nuestro lenguaje
hace carne las mismas. Cuando nos despedimos de alguien a quien
apreciamos, espontáneamente le decimos “cuidate” 30, y ni nos apercibimos que
lo abandonamos a su propia suerte, pues es él, el individuo, quien debe
27
Nota del autor: Las políticas neoliberales son independientes del régimen político vigente,
pues solamente importa el establecimiento de condiciones requeridas para multiplicar al infinito
sus tasas de ganancias. Veamos, a título de ejemplo, la empresa Ford, que instituye al inicio de
la dictadura cívico/militar, en su sede de General Pacheco, un campo de detención, tortura y
desaparición de obreros, y a su vez ya en democracia, la Fundación Ford, durante la primer
época del Equipo de Antropología Forense, en pos del logro de la identificación de restos
humanos, ofrece a dicho equipo apoyo financiero. [on line] www.rebelion.org/noticia.php?
id=27461 del 26 de febrero de 2006 (consulta 30 abril de 2007). También ver:
Ageitos, S. M. (2011). La historia de la impunidad.[on line]
http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/investig/ageito13.htm (consulta 17 de julio de
2011).
28
Delumeau, J., (2002). El miedo en occidente (entre los siglos XIV y XVIII). Madrid: Taurus.
29
Fuente: Latinobarómetro. Publicado en la edición impresa del Diario La Nación, 6 de
noviembre de 2010.
12
cuidarse a sí mismo, cuando, en realidad, debiéramos ser nosotros quien lo
cuidemos.
Bibliografía
Delumeau, J., (2002). El miedo en occidente (entre los siglos XIV y XVIII).
Madrid: Taurus.
30
Nota del autor: Dicha forma de saludo surge en el contexto de las políticas neoliberales de las
últimas décadas.
31
Sartre, J.P. (1965), Prefacio. En Fanon, F., (1965). Los condenados de la tierra. México: FCE,
p. 17.
13
Marx, K., (2000). El Capital. México: FCE.
Romano, A., (2007). El estar mal como una patética consumición del deseo.
Ponencia presentada en el “Congreso Internacional de Filosofía”. San Juan,
Julio de 2007.