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Hacia la madurez

Clase 7: ¿Por qué y cómo debo perdonar?

El perdón es de las cosas más complicadas que haremos como seguidores de Cristo.

En nuestra búsqueda por la unidad y en nuestro caminar cristiano nos vamos a encontrar
con situaciones difíciles, tanto dentro como fuera de la Iglesia. En algún momento habrá
desacuerdos y problemas entre hermanos; lo importante es cómo lidiaremos con eso.

Mi nivel de perdón es un reflejo claro de mi madurez y relación con Dios.

Para que haya un verdadero perdón debe de haber un verdadero amor; a partir del amor
surge la sanidad de ambos corazones a través del poder que porta el amor de Dios.

El perdón se hace difícil expresarlo porque no es un sentimiento sino una decisión; es


algo que está conectado con la voluntad de Dios

¿Por qué es tan difícil perdonar en ocasiones?

- No estamos dispuestos a abandonar nuestro egoísmo.

- Lo vemos como una muestra de debilidad.

- Nos encanta victimizarnos.

Algunas características del perdón

1.- Nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos a perdonar

Para entender el perdón, primero debemos entender la gracia de Dios:

La gracia es simplemente un favor inmerecido. Dios nos da cosas buenas que no


merecemos y que nunca podríamos ganar.

El perdón y la salvación son parte de esa gracia de Dios.

"Porque por Gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es
don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).

El perdón de Dios es un regalo, no tiene nada que ver con lo que nosotros podamos
hacer.
2.- Perdonar es una decisión obligada para el cristiano maduro

Debemos entender que va a haber pecado e imperfecciones. Todos somos deudores que
no pueden pagar sus deudas a Dios.

A pesar de todo, Dios ha sido lo bastante misericordioso como para concedernos el


perdón en Jesucristo. No es de sorprender que, en el Padre Nuestro, Jesús instruye a sus
discípulos para que digan: «Perdónanos nuestras deudas así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores».

El perdón es una decisión personal. Dios manda que nosotros perdonemos, así como Él
nos perdonó a nosotros.

Existe un paralelo, un movimiento conjunto de compasión recibido en primer lugar por


Dios y que nosotros a nuestra vez llevamos a cabo la misma compasión con los demás.
Dios deja claro que si carecemos de esa compasión y abrigamos venganza en nuestro
corazón, en lugar de estar dispuestos a perdonar una y otra vez, perdemos el derecho a
cualquier perdón que nos haya sido concedido.

Mateo 18:21-35 (NVI)

21 Pedro se acercó a Jesús y le preguntó:

—Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta
siete veces?

22 —No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —le contestó
Jesús—.

23 »Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus
siervos. 24 Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de
monedas de oro. 25 Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a
él, a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. 26 El siervo se
postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo —le rogó—, y se lo pagaré todo.” 27 El
señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad.

28 »Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien
monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me
debes!”, le exigió. 29 Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le
rogó—, y te lo pagaré.” 30 Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta
que pagara la deuda. 31 Cuando los demás siervos vieron lo ocurrido, se entristecieron
mucho y fueron a contarle a su señor todo lo que había sucedido. 32 Entonces el señor
mandó llamar al siervo. “¡Siervo malvado! —le increpó—. Te perdoné toda aquella deuda
porque me lo suplicaste.33 ¿No debías tú también haberte compadecido de tu
compañero, así como yo me compadecí de ti?” 34 Y enojado, su señor lo entregó a los
carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía.

35 »Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone
de corazón a su hermano.

Lucas 6:36-39

37 »No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se


les perdonará. 38 Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena,
apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les
medirá a ustedes.»


Mateo 6:14-15

14 »Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre
celestial. 15 Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a
ustedes las suyas.

Efesios 4:32

dice; “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

Colosenses 3:13

declara, “…soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere


queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”

El fundamento del perdón es la experiencia de la gracia de Dios. Por gracia somos salvos.
Por gracia vivimos, Por gracia hemos sido perdonados. Por tanto, el por qué del perdón
es manifestar nuestra propia gratitud por la gracia que hemos recibido.

De nuevo, la parábola de Jesús señala a alguien que dio por sentada la gracia que recibió
y se negó a actuar de un modo que reflejara la bondad de Dios. ¿Por qué deberíamos
perdonar? Sencillamente, porque Dios nos perdona.

3.- El perdón trae bendición a mi vida

Puedo adorar a Dios


Mateo 5:23-24

23 »Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu


hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y
reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.

Hay restauración

16 Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que

sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.

Mi testimonio refleja a Cristo

El no perdonar también afecta el testimonio que debe tener el creyente en Cristo.


¿Cómo puede uno hablar del amor de Dios y su perdón si en la práctica no sabe
hacerlo?

Hay libertad; no hay temor, sino amor

1 de juan 4:17

7 Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio

comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como

vivió Jesús. En el amor no hay temor, 18 sino que el amor perfecto echa fuera el

temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.

Algunas dudas con respecto al perdón… 👀

¿Hay, en verdad, ocasiones en las que está mal el perdonar? ¿Qué ocurre con la
justicia si perdonamos todo?

El perdón es algo que está en el corazón de la fe cristiana. Pero también lo está la justicia.
Nunca ha de usarse el perdón como un escape en una situación conflictiva. Tenemos la
obligación de ser valerosos en la preservación de la justicia en el mundo.

¿Son removidas las consecuencias de mi pecado cuando recibo el perdón?

Cuando recibes el perdón de Dios para salvación, pasas de muerte a vida (Jn 5:24),
anulando de una vez el juicio y la consecuencia final de tu pecado (Rom 6:23). En tu vida
cotidiana como hijo de Dios, no necesitas ser juzgado por el Señor (y consecuentemente
disciplinado) si te examinas correctamente y tratas con el pecado inmediatamente (1 Cor
11:31-32).

Sin embargo, recibir el perdón de Dios no garantiza que todas las consecuencias de tu
maldad serán eliminadas (Col 3:25).

Por ejemplo:
1. Aun cuando el Señor perdonó a David por su adulterio con Betsabé (2 Sam 12:13), el
niño que nació de esta relación adultera, murió (2 Sam 12:14-23).

2. El ladrón que se arrepintió en la cruz respondió con fe al Señor Jesucristo, pero aun así
murió por los crímenes que había cometido (Lc 23:39-43).

Puedes recibir perdón por los pecados cometidos en contra de otro (1 Jn 1:9), pero aún
eres responsable de reconciliarte con la persona en contra de la cual has pecado (Mt
5:23-24).

¿Te pide Dios que "perdones y olvides”?


La Escritura dice que el perdón de Dios implica no recordar más los pecados en tu contra
(Is 43:25; Jer 31:34; Heb 10:17). Esto quiere decir que Él no tendrá en tu contra tus
pecados, ya que has sido limpiado con la sangre preciosa de Jesucristo (Rom 3:2325; Ef
1:7; Heb 10:19-22; 1Jn 1:7).

Aunque Dios perdona, Él no puede olvidar (borrar Su memoria literalmente), ya que Él es


el Dios todo poderoso y el Juez supremo que traer todo acto y palabra ociosa a juicio, sea
buena o sea mala (Ec 12:14; Mt 12:36-37; 2Cor 5:10; 1 Pedro 1:17).
Por lo tanto, tu responsabilidad es la de perdonar a los demás como Dios te ha perdonado
a ti (Ef 4:32), lo que implica no guardar rencor en contra de otro ("no recordar"). Luego,
debes encomendar la falta y la persona al Señor, ya que Él es el Juez supremo y justo (Mt
16:27; 2Ti 4:8; Stg 5:9).

Las Escrituras usan el término "no recordar" con el significado de "no traer a la memoria"
o "no llevar registro." Por ejemplo, David le pidió al Señor que "no se acordara" los
pecados previos de su juventud (Sal 25:7).

Las Escrituras usan la palabra "olvidar" en el sentido de "pasar por alto." Por ejemplo el
Apóstol Pablo pudo recordar (traer a la memoria) sus pecados anteriores (1Ti 1:12-15); sin
embargo, manifestó confiadamente haber "olvidado" ("no tomar en cuenta") aquellas
cosas que quedan atrás, para extenderse a lo que esta delante y proseguir a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Fil 3:13-14).

En ninguna parte de la Escritura se te exige que no tengas memoria de tus propios
pecados o de los pecados cometidos en tu contra. De hecho, el recordar ciertos pecados
(aunque éstos hayan sido perdonados por Dios) es importante para tu entrenamiento en
la justicia, para ayudarte a no repetirlos. El único requisito es que perdones a los demás
como Dios en Cristo te ha perdonado (Ef 4:32).


Perdonar no es olvidar, sino recordar sin dolor

Recordamos la transgresión, pero vivimos como si esto no había ocurrido. Efesios 4:32
nos dice: “sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así
como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”.

La Biblia dice: “No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos
de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor” –
Romanos 12:19.

¿Será posible o necesario que te perdones a ti mismo?


La sabiduría del hombre a menudo enseña que el "perdonarse a sí mismo" es un


prerrequisito para experimentar la paz y el gozo.

El perdonar el “yo” generalmente se escucha en expresiones tales como, "Simplemente,


no me puedo perdonar por lo que he hecho," o "Debes aprender a perdonarte a ti mismo
para liberarte de tu culpa." Aun hasta el creyente equivocadamente podra decir: "Ahora
que Dios me ha perdonado, necesito perdonarme a mi mismo.”
Primeramente, el "perdonarse a sí mismo" no tiene base Bíblica.

La Escritura solamente tiene dos aspectos del perdón:
1. Puedes y necesitas ser perdonado por Dios (Col 1:13-14; 1 Jn 1:9)
2. Debes perdonar de todo corazón a los demás, siguiendo el ejemplo del perdón de Dios
hacia ti (Mt 18:32-33; Ef 4:32; Col 3:13).

Cualquier enseñanza que enfatice la necesidad de "perdonarte a ti mismo" esta confiando


y exaltando el "yo," en vez de depender únicamente de las promesas y la provisión de
Dios para el perdón absoluto. Si crees que es necesario "perdonarte a ti mismo," además
de recibir el perdón de Dios para tus pecados, indicas con esto que no es adecuado el
plan divino del perdón para la salvación, ni Su plan para tu limpieza continua.

Recibir el perdón de Dios no es cuestión de "sentirse perdonado;" mas bien es un asunto
de confiar en Dios (Heb 11:6) y en sus promesas (Rom 5:1-2; Col 1:21-23; 1 Jn 1:9).

Ya que Dios afirma categóricamente que no hay condenación (no hay culpa, pero si hay
perdón completo) para ti en Cristo Jesus, entonces es verdad, no obstante tus
sentimientos (Rom 8:1)

Cuando Dios dice que te perdona y te limpia de toda maldad (1 Jn 1:9), absolutamente no
hay nada que puedas hacer o necesites hacer para perfeccionar Su obra.

La "necesidad" de "perdonarte a ti mismo" presupone que tienes un sentido de culpa


tocante a pecados pretéritos. Ya que la culpa es el resultado del pecado, debes
arrepentirte y confesar tus pecados al Señor (1 Jn 1:9).

Los pasos subsiguientes de arrepentimiento deben incluir la cooperación con Dios en la


renovación de tu mente.

En vez de pensar que necesitas "perdonarte a ti mismo," ademas de recibir el perdón de


Dios, debes olvidar lo que queda atrás, extenderte a lo que esta delante, y proseguir a la
meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesus (Filipenses 3:13-14).

“Olvidar” en este caso no implica que haya una restauración de la noche a la mañana,
sino continuar más allá de la culpa y seguir a un proceso de restauración.

¿Y que hay cuando no sientes el deseo de perdonar a otro, o sientes que no has
sido perdonado?
Aunque no "tengas ganas de" perdonar a otro, puedes y tienes que obedecer la Escritura
y perdonar a los demás como Dios te ha perdonado a ti (Ef 4:32; Col 3:13). El perdón
Bíblico es costoso y a menudo difícil, pero es posible (2Cor 3:5-6; Fil 2:12-13). No es
necesario que pienses que tu perdón hacía otro es "justo" o equitativo. El perdonar a los
demás no debe estar fundamentado en tus "sentimientos" o tu concepto de equidad, sino
que esta basado en el perdón misericordioso de Dios por ti (Rom 5:8).

Como hijo de Dios, si no te "sientes perdonado" después de confesar sinceramente tus


pecados, la Palabra de Dios promete que estás completamente perdonado y limpiado por
Dios, quien es absolutamente fiel y justo (1Jn 1:9). La promesa del perdón de Dios sella el
hecho de tu perdón.

¿Perdonar implica seguir confiando en quien me ofendió?


Perdonar a las personas implica no guardar amargura ni deseo de venganza, sin embargo
no implica que la confianza se restablezca de “la noche a la mañana”.

David nunca confió en la invitación de Saúl para regresar a Jerusalén, ni siquiera después
que Saúl aparentemente se arrepintió (1 Samuel 26:21-27:1).

¡También podemos suponer que Pablo perdonó a Alejandro el herrero, quien le hizo
mucho daño, pero aún así advirtió a Timoteo contra este mismo hombre. (2 Timoteo
4:14,15)! Al parecer, Pablo no pensaba que Alejandro fuera a cambiar.

Este último punto es importante; no significa que no debemos confiar en otra persona
luego de que ésta nos haya ofendido, sino que hay que ser cautelosos sobre en quién
depositamos nuestra confianza.

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